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concurrir su nombre con su homnima Eulalia de Mrida, martirizada tambin en la misma persecucin de Diocleciano y cantada por Prudencio en sus Himnos2. Hoy la existencia y martirio de
Eulalia de Barcelona est fuera de duda; sus restos descansaban
en el solar en donde en el siglo XIV se construy el gtico templo
de Santa Mara del Mar, inaugurado en 1328, reinando en la
Corona de Aragn Alfonso IV el Benigno; es Santa Mara del Mar
el ms bello y suntuoso monumento de la Barcelona medieval,
fiel exponente de los recientes xitos catalanes en el Mediterrneo
culminando con la brillante expedicin de los almogvares.
El Museo de arte de Catalua alberga hoy un hermoso retablo
gtico de Santa Eulalia, pintado por Bernat Martorell en el siglo
XV. Eulalia es copatrona de la ciudad de Barcelona junto con la
Virgen de la Merced. Eulalia recibi culto desde poco despus de
su muerte; en el siglo VII tal culto se revitaliz, coincidiendo con el
esplendor visigodo; de este momento es el himno que ahora nos
ocupa. Por cierto en el siglo VII la ciudad Condal ya no se llamaba
Barcino, sino Barchinona, como consta en el himno de Qurico,
etapa intermedia en la evolucin lingstica del topnimo.
RENALLO, gramtico del siglo XII muerto en 1145, incluye
en su Martirial la Passio St. Eulaliae Barcinonensis, fechada hacia
el ao 11083. DIAZ Y DIAZ alude al poema de Qurico en honor
(2) BAYO, M.J., Prudencio. Himnos a los mrtires, CSIC, Madrid, 1946, pp. 73-84.
El poema III del Peristephanon de Prudencio es el himno a Eulalia de Mrida. Para edicin completa de las obras de Prudencio puede acudirse a ORTEGA, A.-RODRIGUEZ,
I., Obras completas de Aurelio Prudencio, bilinge, BAC, Madrid, 1981, con notable introduccin donde se plantean problemas de fuentes y originalidad. Tambin realizada en
Espaa puede verse la edicin de DOL,. et alii, Prudentius. Llibre de les Corones.
Peristephanon libri, Barcelona, Bernat Metge, 1984 .Ms reciente es la edicin de PALMER, A.M., Prudentius on the martyrs, Oxford, 1989. Sobre la relacin entre las Actas de
los mrtires, el gnero de las Passiones y los primeros himnos a los mrtires pueden
verse amplios materiales en BASTIAENSEN, A. A. R. et alii, Att e Passioni dei martiri:
Prudentius Peristephanon, Miln, Mondadori, 1987. .
(3) BAOS, F., La hagiografa como gnero literario en la Edad Media, Oviedo, 1989,
pg. 229. El interesante Apndice de esta obra ofrece un recorrido por el gnero
hagiogrfico medieval en la pennsula Ibrica en sus diversas lenguas.
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(4) DIAZ Y DIAZ, M.C., De Isidoro al siglo XI, Barcelona, 1976, pg. 49. La cita es
muy breve, pero elogiosa hacia el poema de Qurico a Eulalia.
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(5) Es sta una de las primeras loas conocidas a la ciudad de Barcelona, que
entronca con la clebre laus Hispaniae escrita por Isidoro tambin en el siglo VII;
MENNDEZ PIDAL, R., Los Godos y la epopeya espaola, Madrid, 1969, donde escribe en
pg. 33: S. Isidoro en su laude de Espaa, ensalza la florentsima estirpe de los godos
como feliz magnificadora de la Hispania romana. Isidoro incluye la laus Hispaniae al
inicio de su principal obra histrica, (vase, edic. de RODRIGUEZ ALONSO, C., Las
historias de los godos, vndalos y suevos de Isidoro de Sevilla, Len, 1975). Como no poda
ser menos tambin Prudencio compone la loa a Mrida en su himno a Eulalia emeritense.
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Caeditur, exungulatur
Atque flammis uritur,
Terminum habere laudis
Inter ista nesciens.
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(8) Tal ascensin al cielo Prudencio la recoge en el verso 163 con estas palabras: uisa relinquere et astra sequi, para aadir en el verso siguiente que era el espritu de Eulalia, el que segua hacia los astros. El recurso al trmino astra resulta ms clsico y pagano que las moradas celestes del himno de Qurico. Los
hroes y semidioses paganos tambin huan hacia los astros e incluso, a veces, se
metamorfoseaban en astros, cual aconteci a los Discuros, Cstor y Plux, por
enumerar un solo ejemplo. Al respecto puede verse la obra de PALLA, R.,
Prudenzio. Hamartigenia, Pisa, 1981, en cuya introduccin (pp. 11-34), y comentarios (pp. 113-331) se alude, entre otros temas, a la influencia de mitos paganos y
sus simbologas en la obra de Prudencio. Sobre la militia Christi y el triunfo de los
mrtires puede verse el artculo de BUCHHEIT, V., Militia Christi und Triumph
des Mrtyrers, Festschr. F. Munari, Hildesheim, 1986, pp. 273-289. Sobre la nocin
de cielo vase el trabajo de SCHROEDER, A. J., Del Elseo de Virgilio al
Paraso de Prudencio, VII Simposio Nacional de Estudios Clsicos, Buenos Aires,
1986, pp. 401-416. .
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Y as recuperada su sonrisa
los nimos calma de los llorosos9.
A ciudadanos socorre, protege
tambin la salvacin del ciudadano.
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(10) El himno se torna plegaria tambin en Prudencio, cuyo verso 214 alude a que
Eulalia protege a sus pueblos: prospicit haec populosque suos. El carcter de oracin del
final de ambos himnos hace pensar en su postrer finalidad litrgica. Por otra parte la
plegaria, colectiva o individual, parece una constante del final de los himnos. La tradicin litrgica e himnolgica de los primeros siglos de cristianismo es bien estudiada en
varios captulos de la obra de EVENEPOEL, W., Zakelijke en literarire on der zoekingen
betreffende het Liber Cathemerinon van Aurelius Prudentius Clemens, Bruselas, 1979.
(11) La inclusin del poeta en el contenido del poema es otra circunstancia comn
de los dos himnos, el de Qurico y el de Prudencio. En el primer caso citando el mismo
nombre de Qurico; en el caso de Prudencio aludiendo a un ego en el verso 208: yo
portar en medio del coro guirnaldas tejidas con pie dactlico. Y as nos indica
Prudencio que est escribiendo su himno en dctilos: sucesin de tres dcticos ms una
slaba final anceps en cada verso. Para un estudio mtrico de Prudencio hay que acudir
a LUQUE MORENO, La versificacin de Prudencio, Granada, 1978. Luque Moreno insiste
en presentar a Prudencio como un versificador culto, enraizado profundamente en
influencias horacianas y virgilianas y para ello no duda en recurrir a estadsticas y porcentajes.
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Ad honorem consecrauit,
Sempiterni numinis:
Et mei post claustra carnis
Sis memor in aethere.
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(12) En el ltimo verso de ambos poemas se alude al himno que se acaba de componer: uel carmina consecrans, dice Qurico; carmine propitiata fouet, escribe Prudencio.
Una vez ms, se sigue el mismo esquema estructural. Sobre la transformacin de la
concepcin potica puede verse LUDWIG, W., Die christliche Dichtung des
Prudentius und die Transformation der klassischen Gattungen, en Christianisme et formes littraires de lAntiquit tardive en Occident, Ginebra, 1977, 303-364.
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CODOER, C. et alii, Salamanca, 1988, pp. 205-210. Los aspectos del clasicismo en
Prudencio son estudiados con detalle en la primera parte de la obra de SALVATORE,
A., Studi Prudenziani, Npoles, 1958. Una visin sinttica del arte de Prudencio puede
verse en el artculo de PARATORE, E., La poetica di Prudenzio, en Atti del convegno
de Catania,27-IX 2-X, 1982, Roma, 1985, I, pp. 333-345. Lo ms representativo de la produccin literaria de Prudencio en el campo poltico es su Contra Symmachum, como
puede verse en el trabajo de BALDRINI, A., Il Contra Symmachum di Prudenzio e la
conversione del Senato, RSA, XVII-XVIII, l987-88, pp. 115-157; sostiene el autor que
este poema parece una interpretacin potica de una pieza oratoria.
(16) GAGLIARDI, D., Linee di sviluppo della poesia tardoantica, en La poesia
tardoantica: tra retorica, teologia e politica, Atti del V Corso della scuola superiore di
Archeologia e Civilt Medioevali, Mesina, 1985, pp. 59-73. Se perfila muy bien el ambiente
de la potica en esta poca, as como tambin en el mismo volumen el artculo de
GARZYA, A., Retorica e realt nella poesia tardoantica, ibidem, pp. 11-49. Aunque
limitndose al Contra Symmachum, ha insistido en la influencia virgiliana en Prudencio
DOEPP, S., Vergilische Elemente in Prudentius Contra Symmachum, Hermes, CXVI,
1988, 337-342. Interesante es tambin el artculo de BLANCO, V., Esttica y estilo de
Prudencio, Humanidades, 2, 1950, 182-191 .
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(17) El nmero doce era sagrado; doce eran los meses del ao; doce los discpulos
de Cristo; doce los libros de la Eneida. Tal nmero, de amplias resonancias pitagricas,
propicia un cierto halo a la ambientacin mistrica del himno. Puede verse al respecto
el libro de LANZA, D., Il meraviglioso e il verosimile tra Antichit e Medioevo, Florencia,
1989. Inicia esta estrofa el retrato de Eulalia, que se prolonga durante varias estrofas;
sobre el particular puede verse el artculo de PROTOMARTIR, S., El poema de Eulalia
de Mrida, Revista de Estudios Extremeos, LX, 1984, 371-386. Especialmente importante, para el estudio de este retrato, es el trabajo de PETRUCIONE, J.F., The portrait of
St. Eulalia of Mrida in Prudentius Peristephanon 3, Analecta Bollandiana, 108, 1990,
81-104.
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(18) El futuro gnero literario del desprecio del mundo debe mucho a ciertos pasajes de los himnos a los mrtires como ste. En ellos bebi el De comptemptu mundi de
Inocencio III, en su intento de fomentar el amor al espritu de pobreza, frente al lujo desbordado de ciertas rdenes religiosas y muchos clrigos. Y como derivacin de lo anterior el
tema impregna ciertas obras de las nacientes lenguas romances, como el Libro de la miseria
del Omne, que agria las tintas con sabor ttrico y amargo dentro de un tono satrico y moral.
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(19) Los ecos virgilianos son mltiples; he aqu uno ms: cari cura parentis en
Virgilio, Aen. I, 464 y Aen. III, 341. Y en el verso anterior de este himno de Prudencio
aparece la expresin arma uirum, con el arcasmo uirum por uirorum, que evoca el primer verso de la Eneida: arma uirumque cano Troiae qui primus ab oris. Nadie busc con
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tanto afn y entusiasmo una sntesis potica cristiano-pagana como Prudencio; y en tal
labor todos los poetas clsicos le sirvieron de modelo, pero de modo especial Ovidio,
Horacio, Propercio y Lucano, pero sobre todo Virgilio. Vanse al respecto los ya citados artculos de DOEPP, S. y de SCHROEDER, A. J., as como el libro de RODRIGUEZ
HERRERA, I., Poeta Christianus. Esencia y misin del poeta cristiano en la obra de
Prudencio, Salamanca, 1981. Es tambin interesante sobre ciertos aspectos de Prudencio
el artculo de OROZ, J., El gran poeta de la latinidad cristiana, Helmantica, XXXV,
1984, 83-112.
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(20) Como en este verso tambin dice Virgilio, Aen. VI, 462: per loca senta situ. Y el
nox sileat de dos versos despus en el himno de Prudencio recuerda el virgiliano per
amica silentia noctis del libro segundo de la Eneida. Se cruzan aqu adems influencias
bblicas con el eco del sendero de abrojos y espinas. Es decir, para pasar de Prometeo
a Cristo no se duda en acudir a las ms brillantes expresiones de la poesa pagana,
como sugiere al respecto el libro de ALAIN, M., In Hymnis et canticis. Culture dans
lhymnique chrtienne latine, Pars, 1976. Por lo dems, el pasaje los espinos y zarzales
parece un topos literario muy propio de la literatura hmnica martirolgica, como
sugiere el libro de PETRUCIONE, J.F., Prudentius use of martyrological topoi in
Peristephanon, Tesis en microfilm, Univ. of Michigan Ann Arbor, 1985. .
(21) Traduzco el patrum por Israel por necesidades mtricas; pero evidentemente se est aludiendo a los antepasados bblicos. Al tratar sobre lo que llama el estallido
de la poesa martirolgica del siglo IV, insisti en los resabios bblicos en el himno
cristiano primitivo BRIOSO, M., Aspectos y problemas del himno cristiano primitivo,
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Salamanca, 1972, pg. 37. Abunda tambin en la misma idea el libro de HENKE, R.,
Studien zum Romanushymnus des Prudentius, Berna, 1983. Ms sugestivo sobre el tema
bblico en Prudencio resulta el largo artculo de CHARLET, J.L., Prudence et la Bible,
RecAug, XVIII, 1983, 3-149, que es una sntesis de su tesis que versa precisamente sobre
el ttulo Prudencio poeta bblico. Sobre el particular vase adems CASSIO, A.C.CERRI (eds.), Linno tra rituale e letteratura nel mondo antico. Atti di un colloquio, Napoli 2124 ottobre 1991, Roma, 1991, as como DIEZ ESCANCIANO, A., Himnodia litrgica.
Los himnos latinos en la liturgia de las horas, Perficit, seg. ser. 17, 1987-1993, 29-63.
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Oh tropa desdichada!
Buscais gente cristiana? Hostil yo soy
a damones sagrados,
dolos bajo mis pies pisoteo,
confieso a Dios de corazn y boca.
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(22) Sobre la figura del prncipe en la poesa cristiana de la poca puede verse
el artculo de FONTAINE, J., La figure du prince dans la posie latine chrtienne de
Lactance Prudence, en La poesia tardoantica: tra retorica, teologia e politica. Atti del V
Corso della scuola superiore di Arch. e Civilt Medioevale, Mesina, 1985, pp. 103-132. Sobre
la cuestin concreta de la relacin entre el emperador Teodosio y Prudencio hay que
ver el trabajo de HARRIES, J., Prudentius and Theodosius, Latomus, XLIII, 1984, 6984; en este trabajo el autor sita en el fin del reinado de Teodosio el Contra Smmaco y
gran parte del Peristephanon, tras analizar las relaciones entre el emperador de Cauca y
el exfuncionario imperial convertido en poeta cristiano.
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(24) Los primeros himnos cristianos estaban dedicados a Cristo hasta aproximadamente mediados del II. Plinio el Joven, (Epist. X, 96) por el ao 113 dice que los cristianos se reunan antes de la aurora para cantar un himno a Cristo:...ante lucem conuenire
carmenque Christo quasi deo dicere secum inuicem. A mediados del siglo II, gnsticos,
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maniqueos y otros herticos componan himnos a sus jefes vivos, en son propagandstico. El cristianismo oficial respondi con himnos a los mrtires, pero an en stos con
frecuentes alusiones cristolgicas, como en el verso que nos ocupa. Abundan los trabajos sobre la figura de Cristo en Prudencio en los ltimos tiempos; veamos algunos: el
libro de PADOLESE, L., La cristologia di Aurelio Prudenzio, Roma, 1980. FONTANIER,
J.M., Christus imago Dei. Art et Christologie dans loeuvre de Prudence, RecAug,
XXI, 1986, 117-137. FONTANIER, J.M., La cration et le Christ crateur dans loeuvre
de Prudence, RecAug, XXII, 1987, 109-128. BUCHHEIT, V., Prudentius ber Christus
als duplex genus und conditor, WS, CI, 1988, 297-312.
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(25) La paloma era ms blanca que la nieve; es una alusin alegrica al alma
pura de Eulalia; por otra parte, la paloma blanca es tambin smbolo del Espritu Santo,
como en el paganismo era amoroso smbolo de la diosa Venus. Posteriormente, como
es sabido, la paloma pas a simbolizar la paz, en cuyo proceso intervinieron durante
siglos tanto las palomas mensajeras como ciertos poetas y pintores. Sobre la adaptacin
de mitos clsicos por Prudencio existe abundante bibliografa ltimamente; veamos
algunos ttulos: MALAMUD, M.A., Prudentius and Roman Mythology, Tesis en microfilm, Ithaca, Nueva York, 1985. NUGENT, S.G., Allegory and poetic. The structure and
imagery of Prudentius Psycomachia, Francfurt, 1985. MALAMUD, M.A., A poetic of transformation: Prudentius and classical mythology, Ithaca, Nueva York, 1989. ROBERTS, M.,
The use of mith in latin epithalamia, TAPhA, CXIX, 1989, 321-348, donde se ofrece un
recorrido por Estacio, Claudiano, Prudencio, Sidonio Apolinar, Ennodio y Venancio
Fortunato; el autor ve en lo mitolgico un ornato decorativo.
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(26) No es frecuente ver nevar en Mrida. Segn la tradicin, como indican las
festividades cristianas correspondientes, muri una Eulalia en diciembre y la otra al
febrero siguiente; en invierno tuvieron lugar ambos martirios. Pero tal vez hace diecisiete siglos nevase ms que ahora en la ciudad emeritense. En cualquier caso, parece un
topos literario para enaltecer ms la pureza de la joven con un manto nveo acompaando su viaje al empreo. Tambin esto acontece tras la muerte de Eulalia de
Barcelona. En la capacidad de creacin potica, alegrica y descriptiva de Prudencio
insisten los diversos editores; vanse las introducciones de las ediciones respectivas,
como la de: LAVARENNE, M., Prudence, vol. I-IV, Belles Lettres, Pars, 1955-1963. La
edicin de CUNNINGHAM, M.P., Aurelii Prudentii Clementis Carmina, Corpus
Christianorum, Turnholt, 1966. La edicin de THOMPSON, H.J., Prudentius with an
English translation, Cambridge, vol. I, 1969, vol. III, 1979. La edicin de ORTEGA, A.RODRIGUEZ, I., Obras completas de Aurelio Prudencio, BAC, Madrid, 1981.
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(27) Memorabilis amnis resulta arcaizante y muy potico, muy del gusto de las
escuelas retricas que florecen bajo la segunda sofstica. El entorno potico para ensalzar a Mrida, en una nueva laus est muy bien trenzado; all un ro legendario baa
raudo las hermosas murallas en torbellino verdeante. El juego retrico se ha puesto al
servicio de lo potico, como en los discursos epidcticos, como en la poesia nouella de los
poetae noui, o como en ciertos historiadores que buscan un especial relumbre potico;
una sola cita: Pyramus et Cydnus, incliti amnes, fluunt. Cydnus non spatio aquarum,
sed liquore memorabilis (Q. CURCIO, Hist. Alex., IV, 10, 29): VERGS, J., Q. Curcio Rufo.
Historia de Alejandro, Barcelona, 1951, pg. 73.
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(28) Ya observ BAYO, M. J., op. cit., pg. 84, que Prudencio es un maestro en
descripciones de efectos de luces en las iglesias. Mas aqu no slo se trata de juegos de
luces, sino de una refulgente cadena metafrica, donde prados de relucientes flores de
diversos colores parecen transplantados al suelo del templo; sin duda la rica tcnica
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Me place venerar as sus restos,
pues el altar est sobre sus huesos,
ella yace bajo los pies de Dios
y contempla y favorece a sus pueblos
complacida en mi canto.
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muerto el 336. Arrio posee un gran dominio de los metros clsicos y supo impregnar sus himnos de un cuo didctico, que le
permiti expandir con xito sus mensajes. Su obra Thala, en
estado fragmentario debido a la censura oficial, fue publicada
por BARDY32. Entre otros contestaron a Arrio, desde las posiciones oficialistas, Clemente de Alejandra y Metodio con su
Banquete, conocedores ambos de los encantos seductores de la
poesa pagana, que a su vez supieron inculcar con nuevo cuo
cristiano.
La propaganda de los himnos herticos motiv una dura
reaccin por parte de la Iglesia oficial desde el Concilio de
Laodicea en el ao 360. Tal reaccin explica, en cierta medida,
la hostilidad cristiana hacia la cultura pagana en medio de esa
pugna de angustia entre la tradicin del pasado y un nuevo
porvenir no del todo despejado. Recurdese la pugna entre
Smaco y San Ambrosio. En este frente de reaccin antipagana
y antihertica puede inscribirse el surgimiento de los himnos a
los mrtires en la pluma de Prudencio. Y si el naciente monacato se opona a los himnos dedicados a personas vivientes, ahora
aplaude los himnos que van surgiendo para evocar el sufrimiento de los mrtires. El siglo IV asiste a la proliferacin del
subgnero del himno martirolgico.
En el 393 el Concilio de Hipona infla las velas del culto a los
mrtires bajo el impulso de Agustn. Se aprueba la lectura de
las Passiones en la festividad y evocacin de la muerte de los
mrtires. Se dedice la lectura de las Actas de los Mrtires en sus
solemnidades festivas. Nuevos Himnos se componen, recogiendo leyendas populares, testimonios de Actas y Passiones. Los
vientos poticos insuflan no slo armona, sino tambin imaginacin a los eventos martirolgicos. Poesa, realidad, tradicin
(32) BARDY, G., La Thalia dArius, Revue de Philologie, I, 1927, pp. 211-233. Se
erige Arrio en ilustre heredero de la tradicin pretrita con ese ttulo alusivo a la Musa
de la comedia, representada por una bella mujer coronada de hiedra y con la mscara
en la mano.
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y fantasa se interfieren, difuminan y confunden. Se fija la liturgia oficial y algunos de estos y otros himnos se utilizan para los
ritos prefijados. Hay miedo a la posible resurreccin del paganismo y es preciso absorber de l ciertos resabios, no slo poticos, sino tambin mitolgicos; as ser posible acallar mejor al
pueblo, pues ya Pndaro haba dicho que sin mito no hay poesa. Haba temor tambin a la propaganda de los himnos herticos; pero al enemigo se le vence mejor con sus propias armas.
Era preciso impulsar los himnos. Se explica as el gran floreciento de los Himnos a los Mrtires, como se aprecia en el
Peristephanon de Prudencio.
El himno cristiano, en un principio dedicado slo para ser
cantado a Cristo33, ahora se escribe para el gape o para el trabajo, para la Virgen Mara o para el Espritu Santo, para la liturgia o para la doctrina, para loar las virtudes o la lucha del alma,
pero sobre todo para ensalzar con el viejo tono pico las gestas
ahora nuevas de los mrtires; haba que llegar al pueblo y por
ello los himnos a los mrtires eran composiciones poticas,
pero con msica, para ser cantados34. Con ello se pretende destronar las hazaas de Perseo, los trabajos de Hrcules, los viajes
de Jasn, los Aquiles y Odiseos, los Afranios y Petreyos, a
Lculos y a Catones, a Csar y a Pompeyo. No se sabe hasta
(33) SANDERS, J.T., The New Testament Christological Hymns. Their historical religious background, Cambridge, 1971. Ideas sobre los himnos cristolgicos cantados por
los primitivos cristianos pueden recogerse tambin en GAMBERINI, L., La parola e la
musica nellantichit, Florencia, 1972.
(34) Desde los tiempos ms antiguos medievales se recitaban himnos de
Prudencio, anotados con neumas, como el Da, puer, plectrum (CIX) de Zmaragdus, sostiene Isidoro Rodrguez en Aurelio Prudencio. Obras Completas, BAC, Madrid, 1981, pg.
63*. Interesa consultar tambin DELLA CORTE, A.-PANNAIN, G., Storia della musica,
Utet, vol. I, 1942. Y con ms detalle se trata la cuestin en SESINI, U., Poesia e musica
nella latinit cristiana del III al X sec., Turn, 1949. Para una breve sntesis de la cuestin
vase SOLLAZO, L., S. Ambrogio. Inni, Parma, 1964, donde entre otras cosas se dice:
dagli inizi i Cristiani avevano cantato inni durante le ceremonie. A principio...le parte
liriche della Sacra Scrittura, specie i Salmi..., la battaglia contro le eresie che rendevano
utile la diffusione, pi accesibile nel canto, degli argomenti polemici fusione...pg. 134.
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SERAFN BODELN
AO XLIV-XLV
SERAFN BODELN
Universidad de Oviedo