Poesía de Frontera
Poesía de Frontera
Poesía de Frontera
Cuntos rboles habrn talado para que yo tenga todo esto?Qu selvas enormes
se han abatido para amueblar todas las casas del mundo? Me lleno de tristeza
pensando en el duelo del roco, de los pjaros y del viento. Y me lleno de angustia
imaginando el dolor de los gajos heridos, de los troncos mutilados, de todas las
selvas de la tierra cadas bajo las hachas brillantes de los leadores. Esta madera
ahora inmvil y muda, cmo habr susurrado y florecido en un tiempo! ("Los
rboles". Obras completas, 432).
Como una extensin de este llanto de madera, la poesa que nos ofrecen Ricardo
Reyes Ramrez y Mara Fernanda Espinosa insiste de una manera innovadora en ese
difcil maridaje entre materia y conciencia, entre cultura y naturaleza. Del poeta
peruano apenas s que su pequea coleccin de poemas gan la tercera Bienal de
Poesa Premio COP 1986. Las referencias histricas y culturales que abundan en
los ttulos y los poemas de Mirada del bho (1987) no ahogan una voz ancestral
que atraviesa al yo potico. Las metamorfosis del sujeto histrico van de la mano
con la alianza antigua entre "hombre, planta y piedra" (33). Los nombres selvticos
apenas invocan la misma continuidad frente a la ruina causada por el progreso
occidental, pero no reclaman una solidaridad propia de ciudadanos maduros. Esa
solidaridad estara del lado del paternalismo entre seres superiores (nosotros, los
humanos) e inferiores (las bestias, lo salvaje, etc); y lo que leo en los poemas de
Reyes Ramrez es ms bien una esforzada pertenencia al mundo vegetal, mineral y
animal. Esta perspectiva integradora est contaminada de historia y niega con
sutileza la concepcin de la palabra como manifestacin de una esencia o un mito.
La afirmacin de vida es frgil y tenue, aunque siempre ofrece a la vista los signos
de la memoria colectiva, sedienta de justicia y aturdida por las desgracias
apocalpticas del siglo XX. Por ejemplo, en el poema "Yarapa", una "Gran comarca
de lavanderas que atrapan peces en las bandejas", la voz potica parece expandirse
en el paisaje:
Desde Moyobamba trepado a una frgil cuerda
desdibuj tu imagen, Yarapa, agua dulce entre las aguas,
canto que fue quebrada, canto que fue quebrado,
tela teida por luminosas manos capanahuas.
La luna est quieta y me llamas.
No slo he visto esto,
sino tu nombre enfrascado en arcilla roja,
desde entonces en mis labios el rencor tom aliento
y te odi y te am
como a un animal cubierto de espinas cerosas. (37)
El fragmento apenas puede dar una idea de lo que la lectura atenta del conjunto
ofrece. Sin embargo, el tono insistente de revelar algo que la memoria ha olvidado
puede rastrearse fcilmente. Los ros enmudecen, pero se escucha "la cancin que
resopla un informe brutal" (42). Siempre hay algo que nos recuerda batallas
perdidas, una vaga conciencia de nacin, la lucha del yo potico no como emblema
de la empresa individualista sino como producto de una historia natural y llena de
desmembraciones y olvidos. Aunque el ao sea 1983 la referencia ms importante
del poema est en los sueos: "un imprevisible ascenso de cuerpo malherido/ y
nuestra piedra imposible una lluvia que rompa/ los cristales de la memoria que se
aventura" ("1983 / Los aos", 20). Se invoca en los poemas de la segunda seccin
que da ttulo a la coleccin entera a seres alegricos enraizados en su naturaleza
vegetal, animal y mineral como en los poemas "Alabanza a Sinacay" (33-35),
"Yarapa" (36-38), "Donde se habla de una expedicin al Yaquerana, el asedio y
otras andanzas" (39-42) y "De un traje yagua exhibido" (45). Por ejemplo, en este
ltimo poema el traje en cuestin se resiste a ser un objeto de la "inmemorial
Arqueologa" para ser simplemente "Tela empapada de humores que la tierra/
reconoce" (45). La cosa deja de ser mirada como objeto que se ha hablado y
palabreado para ser "Intrpido hilo", "un pedazo de encanto" que lamentablemente
se quema como una hoja seca. Gran acierto que pasa desapercibido es presentar la
realidad selvtica no como un posible smbolo de otredad o de lo que sea fcilmente
asimilable a la cultura urbana, sino como una visin reveladora de la condicin
temporal y material en el contexto histrico del saqueo y destruccin de la
naturaleza en nombre del progreso. La tercera seccin del libro, "Eclipse del amor",
refuerza esa perspectiva integradora de la que hablaba al principio, como en el
poema "Territorios para Megwal" (51-55), donde una incierta "cuasi autora de un
indito libro/ de poemas" teje el cambio de siglo desde una tradicin asfixiada por
Occidente y el yo potico intenta retener ms all de una posible lectura histrica
(la violencia estructural que aplasta a los desposedos) el sentido de una comunidad
biodiversa que el poema cifra:
Hablo para que las aves regresen
en un verso que llegar como en un barco,
y as mi nombre ser posible en 30,
en 40 pginas de un furtivo diario. ("V", 55)
Es curioso, pero con el librito de la poeta ecuatoriana, Tatuaje de selva (1992),
tuve una experiencia intensa mucho ms compleja que con el primer libro
comentado. Le los poemas en forma de rbol y me qued tan fascinado que
proced sin mucho escrpulo a copiar poema por poema en un hermoso cuaderno.
Ya haba ledo con agrado la gran diversidad de formas de autoafirmacin femenina
en poemas cuya calidad e intensidad emotiva (1) haban empleado una estrategia
de desintegracin del sujeto dominado, aqu me refiero a las diversas esclavitudes
de la mujer latinoamericana de clase media, en un nuevo lenguaje de identidad, y
debo confesar que lo que ms me interes leer fueron las estrategias para asumir
una situacin de solidaridad para con las mujeres desvalidas y explotadas de
distintas culturas o clases sociales; para algunas poetas esto signific hallar su
eficacia expresiva a travs de las fuerzas y formas de la naturaleza. Y Tatuaje de
selva es un hermoso hallazgo, todava sin canonizar, pero que ilustra bastante bien
cmo la practica literaria resuelve mejor que el discurso terico ecofeminista el
desafo de estar constantemente atenta a las relaciones entre los seres humanos,
entre humanos y no humanos, y de estar con el odo atento a los patrones de
dominacin que en cada circunstancia pueden estar en juego. Por eso hay que
perderle miedo a las palabras, o mejor, saber qu hay detrs de ellas y transformar
lo que est ah productivamente. Para la academia norteamericana el ecofeminismo
es la interseccin de dos perspectivas crticas, la ecologa y el feminismo, que
generan un mecanismo liberador a nivel social y poltico para quienes deploran la
denigracin de la naturaleza y de las mujeres (McAndrew, 367). Diferente es el
caso de la multifactica labor de Mara Fernanda Espinosa (Ecuador, 1964), para
quien el ecofeminismo es un punto til de referencia para su quehacer ecolgico,
pero que difcilmente podra autoproclamarse como ecofeminista.(2)
Hablando de las mujeres indgenas de la regin amaznica, Espinosa considera que
las organizaciones feministas occidentales y el discurso acadmico tienen poco que
ver con las voces de las mujeres indgenas, primero por haberse involucrado en las
luchas tnicas de las organizaciones indgenas conducidas por hombres; y segundo,
por no haberse considerado los aspectos tnicos de sus reclamos polticos en las
dormirn en dormidera
sobre algodn de ceibo
y volvern a ser orugas
herederos de imgenes y constelaciones
inventoras de colores con ojos de lince
cunto polen derramado
cunto aleteo intil (99).
Lo que se destaca en este tipo de poemas es la diversidad de seres cuya vida es
interdependiente y en su interdependencia, una diversidad frgil y efmera. La
palabra es tierna para nombrar a esos seres y no slo reproduce una tristeza
enorme por la prdida del equilibrio, sino adems marca el cambio del ritmo. El
verso ms breve del poema es una palabra negativa, "salobre", en contraste con las
palabras avivadas de los seres condenados a su desamparo por la ausencia de los
rboles cortados. Otro rasgo interesante de esta visin de la naturaleza es el
insistente tratamiento de lo natural como un t amado al que no se le define segn
un patrn de gnero sexual, lo que evita reproducir la dinmica de dominacin en el
seno del tejido familiar. El sentido de familia es ms amplio y no se establece desde
un punto de vista fijo. De all que sea importante observar las transformaciones que
el yo potico muestra a lo largo del poemario. Un gran nmero de poemas exhiben
una conciencia juguetona respecto a sus preferencias emocionales con una gran
pasin por compenetrarse con la Naturaleza. Es un vaivn de sentimientos de
ternura por la unin feliz y de sentimientos de separacin. Los adioses abarcan una
gama muy grande de sufrimientos justamente por tratarse de un ser plural al que
se le amputa su parte ms vital, sus races, sus rboles. La conciencia de estos
conflictos aparece desde el comienzo del libro. El poema VIII plantea el problema
de la dificultad de llevar a cabo una relacin exitosa con esa Naturaleza diversa e
infinita:
El espacio escondido en tus costillas
es eco y silencio
en un pedazo de tu espiga
tu magia
la magia inesperada
de la planta que nace en otra
junto a tus ojos
trompos de luz
o cortezas fras como piel de serpiente
toda la noche cabe en tus costillas flacas
mariposas laterales y transparentes
cmo abrazarte?
invisible
caballo de mar (25).
El mecanismo de esta palabra potica es propio del amor loco por el otro
-encarnado en la figura del abrazo- que termina siendo uno mismo desde una
conciencia expandida, al menos como deca, volcada hacia una Naturaleza que no
se ve como un objeto a ser explotado. Hay ms bien la admiracin casi religiosa
que nos remite a una estructura de mitos y creencias que rebasan los lmites
estrechos de la existencia individual y aislada. Esa insistencia en una herencia sabia
en lo que respecta a la armona con la Naturaleza se explicita en pocos poemas,
como cuando se mencionan a los hombres Xing (poema LXI, 111) o al hombre
Yanomami (LIII, 115). El logro expresivo de Espinosa hay que apreciarlo
NOTAS
(1) Menciono las ms importantes: Dolores Castro, Dulce Mara Loynaz, Claribel
Alegra, Gioconda Belli, Luz Lescure, Vernica Volkow y Lilianet Bintrup.
OBRAS CITADAS
Cruz Vlez, Danilo. "La ciudad frente al campo". Ciencia poltica. Revista trimestral
para Amrica Latina y Espaa [Bogot] 23 (1991): 101-109.
Espinosa, Mara Fernanda. "The First Summit of Children and Youth of the
Ecuadorian Amazon". Children`s Environments 11 (1994): 212-20.
-. "Indigenous Women on Stage: Retracing the Beijing Conference from
Below". Frontiers. A journal of Women Studies 18 (1997): 237-55.
-. Tatuaje de selva. Quito: Abrapalabra editores, 1992.
-. "Working Children in Ecuador. Mobilize for Change". Talks to Michael
Schwab. Social justice 24.3 (1997): 64-70.
Gaard, Greta. "Ecofeminism and Wilderness". Environmental Ethics 19 (1997): 524.
Ibarbourou, Juana de. Obras completas. 2a. edicin Madrid: Aguilar, 1960.
Lenk, Sonia. "La irreverencia post-modernista de la poesa de Mara Fernanda
Espinosa". Manuscrito, (s/n).
McAndrew, Donald A. "Ecofeminism and the Teaching of Literacy". CCC [College
Composition and Communication] 47.3 (1996): 367-82.
Ostria Gonzlez, Mauricio. "Toms Harris y Juan Pablo Riveros: conjuros y
revelaciones". Atenea 476 (1997): 109-17.
Paz, Octavio. La otra voz. Poesa y fin de siglo. Mxico: Seix Barral/ Editorial
Planeta Mexicana, 1990.
Reyes Ramrez, Carlos. Mirada del bbo. Lima: Ediciones COP, 1987.
Riveros, Juan Pablo. De la tierra sin fuegos. Concepcin: Libros del Maitn, 1986.
Rojas, Gonzalo. "Recado del errante". Obra selecta. Marcelo Coddou, editor.
Caracas-Santiago: Biblioteca Ayacucho/ Fondo de Cultura Econmica Chile, 1997:
272-77.
Ruecker, William. "Literature and Ecology. An Experiment in Ecocriticism". The
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Centro de Publicaciones/ Universidad Nacional del Litoral, 1996: 11-14.
Udall, Steward L. "Introduction". Listen to the Trees. Fotos de John Sexton. Boston,
New York, Toronto, London: A. Bulfinch Press Book; Little, Brown and Co., 1994.