Tesis de Geografia
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TRANSFORMACIONES TERRITORIALES Y
ANLISIS GEOGRFICO EN MBITOS
PATAGNICOS DE MONTAA.
La Comarca Andina del Paralelo 42.
Autor: Lic. y Prof. Conrado Santiago Bondel
Direccin: Dra. Nidia Tadeo
Tesis C. S. Bondel
2008
INTRODUCCIN
PRIMERA PARTE.
I. TEORA Y METODOLOGA.
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I.2. Metodologa.
I.2.1. Antecedentes y contexto problemtico.
I.2.2. Objetivos e hiptesis.
I.2.3. Mtodo.
Mtodo y estrategia metodolgica.
II.2. La Comarca Andina del Paralelo 42. El rea de estudio como entidad territorial.
II.2.1. Presentacin y funcionalidad bsica.
II.2.2. Aspectos bio-fsicos relevantes de la geografa zonal.
La Comarca y su fisiografa.
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TERCERA PARTE.
III. EL ENFOQUE GEO-CULTURAL. HACIA INSTANCIAS PROSPECTIVAS.
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Tipos sociales.
El poblador rural y sus comportamientos; tipologas.
III.3. Valoracin de los impactos territoriales crticos por tipo de poblador, una matriz
tentativa con proyeccin planificadora.
III.4. Referencias bibliogrficas.
CUARTA PARTE.
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Para no generar falsas expectativas y por la propia y lgica imprecisin de los trminos geolgicos-geomorfolgicos
de escalas paisajsticamente significativas, se seala que el espacio de estudio general corresponde a la Patagonia
Andina Central y Norte, en sus sectores argentinos, excluyendo otros mbitos montanos de la regin. La Comarca
Andina del Paralelo 42 es tomada como estudio de caso.
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territorios
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PRLOGO
Esta tesis tiene varios antecedentes, pero merece destacarse que comenz a gestarse con dos
proyectos de investigacin llevados adelante desde el Departamento de Geografa de la
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la ciudad de Comodoro Rivadavia entre los
aos 1999 y 2006. Podra decirse que, a pesar de las grandes distancias patagnicas, el
espritu regional que le es propio a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco,
contribuy a enfrentarse con un espacio andino de particular proyeccin socio territorial.
Ms atrs en el tiempo con Abelardo de Almeida y entre 1994 y 1996, ya habamos
incursionado en una descripcin sistemtica comarcal con resultados que, se dira, mostraron
una realidad compleja y muchas veces conflictiva. Pero fue a partir de consensuar con Nidia
Tadeo en el Departamento de Geografa de la Universidad Nacional de La Plata, en que era
oportuno trabajar sobre la Comarca en un contexto terico riguroso y desde la identificacin de
sus problemticas, cuando las transformaciones territoriales actuaron de Norte para ocuparnos
del anlisis geogrfico en su doble faz, terica y aplicada.
As, entonces, las hiptesis planteadas lo fueron desde la visin integral de un espacio
condicionado y sujeto a una resuelta evolucin socio-territorial, donde lo cultural se muestra
decisivo a la hora de pretender alcanzar explicaciones y en el que, entendemos, la experiencia
personal de compartir 25 aos de vida profesional como gegrafo, sum un ingrediente activo
y comprometido con la tarea.
Vale agregar la motivacin generada a partir de la singularidad destacada que le cabe a la
Comarca para con la geografa de las regiones argentinas. Son territorios de colonizacin
moderna, poco consolidada, en la montaa boscosa templada-fra, de paisajes extraos a las
tradicionales modalidades argentinas y que hace ya unos cuarenta aos se manifiestan como
destino deseado (del imaginario argentino) y buscado por miles de personas. Se trata de
territorios en plena gestacin identitaria, donde es habitual lo dubitativo y confuso, an desde
perspectivas histricas y literarias, que son en las que normalmente se asientan las races
regionales.
Simplemente apuntamos a contribuir con una profunda lectura de este medio, a sabiendas que
de ser as, la instalacin humana regional, incluso en otras comarcas andino patagnicas,
tendr mayores posibilidades de acrecentar el espectro de discusin cientfica a favor de
alcanzar un desarrollo territorial progresivamente armonioso.
El Hoyo, Chubut. 5 de noviembre de 2008
AGRADECIMIENTOS.
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Como es normal que suceda muchas veces, se deja para el final del trabajo este tem
tan importante, es decir cuando tal vez los recuerdos ms lejanos estn algo
borroneados, en especial cuando, como en este caso, la tesis llev varios aos de
elaboracin, entremezclndose con un buen nmero de actividades acadmicas de
variado tipo. Como se entender adems, el haber trabajado sobre una comunidad, la
de la Comarca Andina del Paralelo 42, en toda su complejidad territorial, incluy
consultas y dilogos con un nmero muy grande de personas, fuera en la formalidad
acadmica y cientfica tanto como en la informalidad del trato corriente. A todos ellos,
familiares, amistades, vecinos y profesionales (algunos de otras zonas argentinas) mi
agradecimiento sincero. Sin su aporte, esta geografa no hubiera sido posible.
De todos modos destaco mi mximo reconocimiento a la Doctora Nidia Tadeo, quien
adems de reunir la suficiente paciencia, se interes y respald, profunda y
metdicamente, la evolucin de la tesis desde su planteo inicial arrancando el ao
2004. Tambin la mayor gratitud para mi compaera Catalina Lew, con quien
compartimos observaciones a lo largo y ancho de la Comarca adems de ricos
debates cuyos alcances han resultado poco menos que estructurales en esta tesis.
Un agradecimiento especial a los colegas de la U.A.T.A., Esquel: Mara Marta Novella,
Gabriela Demarchi, Oscar Alfredo Martnez, Carlos Baroli, Francisco Caravelli,
Gabriela Arrieta, Christine Danklmaier y Adriana Kutschker, con quienes hemos
trabajado entorno a varias de estas temticas, no slo en lo terico sino tambin en la
prctica territorial concreta. Al amigo y colega Mauro Novara, en particular por su
aporte cartogrfico; a los colegas y amigos Zuly Lires y Carlos Rojo, por su apoyo
manifiesto para sostener la iniciativa; a Fernando Ottone, que permitiera el uso de sus
magnficas fotografas; a Hernn Mattioli quien mejor varias figuras; a Guillermo
Scartascini y Mariana Pelissari, con quienes conllevamos mltiples y sumamente
ilustrativas instancias de su experiencia productiva rural, y a mi hermana Mnica,
quin 'le pas el rastrillo' al borrador final.
En lo institucional le debo a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco,
y en particular a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, su respaldo pleno
con la iniciativa; a la Universidad Nacional de La Plata en su Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educacin, que me ha permitido ser su doctorando y
desarrollar mi tarea en clima de excelencia acadmica; a la Asociacin Gremial
Docente de la UNPSJB, por sus aportes econmicos en materia de viajes y
capacitacin, y a la Fundacin Cooperar de El Bolsn que, presidida hasta hace unos
meses por Chapi D'Alotto, permiti el fortalecimiento del lazo entre las investigaciones
llevadas adelante y la comunidad comarcal.
INTRODUCCION
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Lejos de ser una eleccin casual, el estudio de las transformaciones territoriales para
con esta parte del pas obedece en especial a dos circunstancias, que aunque sin
duda emparentadas, son de distinta ndole. La primera se vincula con la investigacin
geogrfica y lo que entendemos como su potencial trascendencia terica y prctica en
contextos acadmicos y profesionales interesados por los mbitos montaosos y las
singularidades en la instalacin humana. Es el inters por acompaar intelectualmente
a los procesos transformadores de una realidad compleja y atrayente y, que por
momentos no da respiro a la observacin sistemtica y planteos cientficos. La
segunda est ligada a la simple inquietud profesional y, si se quiere, comprometida
curiosidad por el devenir del Sur argentino. Inquietud que se corresponde con el
desenvolvimiento incierto de las comarcas andino patagnicas frente a incesantes
hechos, propuestas y proyectos referentes a aspectos de decisiva impronta regional.
Situaciones novedosas involucradas con los usos del territorio, insinuadas desde la
dcada de los aos 19602 y fuertemente potenciados desde mediados de los 903.
Estamos ante territorios en plena gestacin identitaria, donde lo dubitativo y confuso
del desenvolvimiento se presenta a la orden del da, an desde perspectivas histricas
y literarias que son en las que normalmente se asientan las races regionales. Un
espacio cordillerano estrecho y extenso con casi dos mil kilmetros en sentido
meridiano, su vertiente oriental mayormente argentina y la occidental, chilena 4.Tierras
de semblante dicotmico, por un lado misteriosas e inconexas y por el otro con la
concreta imagen como reborde montaoso de la lejana y excntrica Patagonia.
Resulta ilustrativo el comentario de Livon Grosman cuando escribe, La Patagonia,
cualesquiera sean sus lmites (...), ha sido desde su primera inscripcin en las
narrativas de viaje una zona maleable para el imaginario europeo primero y el criollo
despus (2003: 9). Andermann (2005) lleva el tema hacia lo poltico cuando en una
entrevista afirma, ... Hay una construccin hacia atrs y hacia adelante, porque la
Patagonia siempre se construye como un espacio potencial. (...). ...la Patagonia es
una fuente simblica del poder estatal y de la reproduccin y renovacin de ese
poder (El subrayado es propio). Y finalmente, hasta la condicin montaosa del
paisaje, afn en su esencia a cierta visin romntica, aquella de lo sublime, del paisaje
2
Analizados minuciosamente por Wolfgang Eriksen, gegrafo de la Universidad de Bonn, quien orient su tesis
doctoral desde la perspectiva de la kulturgeographishe. Lamentablemente esta tesis y varios artculos importantes
permanecen slo en idioma alemn y con ello bastante alejada de la discusin cientfica regional (cf.: Eriksen, 1970 y
1979).
3
Cf. entre otros Bondel y de Almeida, 1996; Abalern, 1995 y 2006, Esquel-Seas, 2001, Zingoni, et ali, 2006.
4
Incluso los enfoques histricos y geogrficos tradicionales, sostenidos en una visin centrpeta de unificacin nacional
argentina frente al desprendimiento fronterizo (Daus, 1978: 28-41), se ven hoy cuestionados por otros que destacan la
necesidad de rescatar la unidad territorial andinopatagnica (Bandieri (b), 2005), que, por otra parte, tambin es
materia de discusin en materia etnogrfica. Ver a modo de ejemplo; Casamiquela, duro con los mapuches que lo
"escrachan"; (2005) o en Ricardo Nardi, sobre la funcionalidad cordillerana (1990: 243-273).
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vertical con el que no se concilia Ortega y Gassett (1970:172) y que Thomas Mann
lleva a lo mgico, promueve una trama analtica contradictoria.
As, con contados antecedentes que traten en cierto detalle aspectos relacionados con
la configuracin geogrfica prevalente, es decir con la intrincada y dinmica gama de
situaciones territoriales vinculadas con la instalacin humana, puede afirmarse que los
Andes Patagnicos todava hoy se identifican bsicamente por sus rasgos naturales y
su condicin fronteriza en los confines australes sudamericanos. Incluso, como se ver
en la Segunda Parte de esta tesis, la localizacin y delimitacin precisa de esta rea
singular, no resulta una tarea sencilla. En definitiva, esa figura tenue, de escaso detalle
y promotora de malentendidos geogrficos, continua siendo destinataria de estrategias
especficas de gestin territorial y con ello, cabe preguntarse por sus resultados.
Como recin se afirm, en los recientes aos 90 y en concordancia con los ajustes
propios del nuevo orden mundial sostenido en una estructura econmica y poltica de
tipo neoliberal y sus convenientes especializaciones o acomodamientos territoriales a
escala global5, se observan, de modo anlogo con otros sectores del pas, reacomodamientos locales inscriptos en modalidades que obligan a la revisin
profunda6. Modalidades post modernas, conformes para nuestro caso con lo que
puede identificarse en trminos econmicos como espacios de consumo y en
coincidencia, claro est, con situaciones concurrentes al llamado proceso de
globalizacin y, diramos, su derrame cultural, econmico y geopoltico7.
Es justamente la condicin cultural la que imprime nuevas valoraciones espaciales.
Valoraciones con fuertes proyecciones anmicas enraizadas en lo simblico y lo
esttico. De hecho la Patagonia fue un objeto de culto, un smbolo, en los discursos
polticos y manifestaciones populares de raz argentina durante casi todo el Siglo XX.
Hoy, sin embargo, la cuestin nacional juega un rol secundario frente a un
desenvolvimiento ajustado a circuitos culturales diversos y donde las transformaciones
se suceden a partir de una resignificacin simblica de la naturaleza. Reza un logo
presentando a El Bolsn: donde lo natural se vuelve mgico. A esto suma lo esttico y
para valorar su influencia de cambio, nos viene la afirmacin de Claval, ... A partir del
momento en que el paisaje se convierte en un objeto de contemplacin y en que es
valorado por motivos estticos, las relaciones de los grupos con el espacio cambian
de naturaleza. (1999:268). Tambin Guibert destaca el contraste con la visin
exclusivamente productiva de un espacio agropecuario, afirmando en una entrevista
5
Con rasgos singulares, pero en la generalidad de los procesos, se ver ms adelante el significativo desenclave
regional andino patagnico (ver la concepcin terica de Desenclave en Labasse, donde afirma: Se agrupan bajo el
ttulo de desenclave los intentos coherentes emprendidos por los poderes pblicos para romper el aislamiento material
y moral de zonas que quedaran en manos del estacionamiento econmico o de la secesin poltica.(1973: 143).
6
Sobre el tema en la Argentina se puede ver por ejemplo: en el Litoral a Tadeo et al (2006: 5-9y 199). En el Nororeste,
Garca Lende et a l 2006:87:90).
7
Ver en Gabriel Bautista que desarrolla el sentido general de los actuales procesos de frontera (2004).
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Csar Dachary, A. y S. Arnaiz Burne ofrecen un interesante y oportuno tratamiento para esta temtica (2002).
Tambin resulta esclarecedor la proyeccin de la actividad turstica en la Argentina que desarrolla Bertoncello (2002).
9
Rovira (2004) toma caso trasandino de Puerto Montt, basado en una discusin terica interesante respecto de una
nueva ruralidad y nueva urbanidad y en la que se desarrollan ideas base en la materia de autores como Borja y Castell,
1997; Aguilar 2002; Moncls, 1996; Dematteis, 1996, Ferrs, 2000 y Janoshka, 2002. Tadeo se introduce en el tema
percibido en la Argentina como una forma alternativa para mejorar la calidad de vida (contacto con la naturaleza, mayor
tranquilidad), sea de manera permanente (residencia rural) o transitoria (turismo rural)... (2002: 33 y 39 ). Ver tambin
los casos de despoblamiento y repoblamiento rural en Mikkelsen, quien tomo como caso de anlisis al Partido de
General Pueyrredn.
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La afirmacin no es caprichosa. Si bien hoy ha perdido su carcter original y la realidad cotidiana ha desdibujado
varias cuestiones, temas como la condicin hippie, el municipio no nuclear, la feria regional de artesanos, la produccin
frutihortcola orgnica, la oposicin sistemtica a mega emprendimientos y tanto ms, estuvieron instalados en la
comarca desde hace ya ms de 30 aos.
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Valga a modo de simple cotejo y con el absoluto cuidado de destacar el contexto geogrfico e histrico
incomparable, considerar que es sta una superficie algo superior a los 41.200 km2 de la Confederacin Suiza;
donde residen unas 7.500.000 de personas.
12
Ntese que la Comarca en la actualidad, con matices que se desarrollan en el texto (Segunda Parte), involucra un
pequeo sector en la Repblica de Chile y una franja fuera de la 'Patagonia Andina de los lagos'.
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Mapa 1: La Comarca en la Patagonia Andina. Obsrvese que la superficie se extiende hacia el Este en la
Patagonia esteparia, as como presenta un pequeo apndice en territorio chileno. Debe valorarse la
movilidad de esta delimitacin comarcal basada en aspectos geo-funcionales (ver en II.2.1.).
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del
medio
natural,
evolucin
geohistrica
funcionalidad
geoeconmica.
Convendr aclarar que, si bien se presenta una importante informacin de base, tanto
bio-fsica como socioeconmica y cultural, no ser ste un desarrollo que cubra el tipo
de expectativas que pudiera suponer una monografa geogrfica descriptiva a la
usanza tradicional, si bien posiblemente la tesis pueda servir de referente inicial ante la
bsqueda de condiciones de detalle de los parajes, con sus pueblos, ros, montaas,
recursos y tanto ms. Nuestras inquietudes tericas, metodolgicas y regionales,
adems de estar orientadas en una demanda social visible y recurrente, hicieron foco
primordialmente en las transformaciones territoriales13.
En la Tercera Parte privan dos instancias centrales para la tesis, por un lado la
aplicacin de un enfoque geo-cultural concentrado en las percepciones y
comportamientos y por el otro, la proyeccin metodolgica para el trabajo analtico de
sesgo prospectivo. Con el paisaje como figura analtica principal, las percepciones y
comportamientos trascendentes en el espacio sern las principales cuestiones
atendidas, arribando a propuestas de tipo tipolgico y matricial con avances en la
comprensin de los dinmicos y muchas veces conflictivos usos del suelo.
Previo a las Conclusiones, la Cuarta Parte se introduce en el cruce de capacidades y
expectativas, dos cualidades territoriales decisivas a la hora de tratar las situaciones
andino patagnicas ms crticas y enlazadas con las hiptesis iniciales. Se tratan
temas complejos y se los enfrenta a partir del anlisis sostenido en conceptos que
dimos a llamar competencia territorial y territorios complementarios. En base a ellos,
finalmente, se presentan propuestas metodolgicas de corte regional como camino de
interpretacin de la organizacin espacial en la regin y/o mbitos anlogos.
13
Cabe indicar que an cuando en la regin escasean aquellas monografas descriptivas-explicativas que cubren
buena parte de nuestro pas y que, dicho sea de paso, en mbitos acadmicos priva cierto reparo generalizado hacia
ellas, seguramente seran de concreta utilidad a la hora de enfrentarse con situaciones en escalas conformes.
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PRIMERA PARTE
I. TEORA Y METODOLOGA
I.1 Marco Terico.
Tipo de investigacin
Esta tesis es producto de un prolongado proceso de investigacin y, como tal, la
determinacin de su carcter bsica o aplicada, permite alguna discusin.
Espontneamente podra asimilarse a los estudios aplicados dado que al referirse a un
espacio definido14, surge la eventual aplicabilidad de los conocimientos producidos.
Pero el proyecto tambin supone su bsqueda simplemente para resolver, como dira
Samaja, enigmas que se le plantean a nuestra conciencia (2004:23) y con ello
estaremos originando conocimientos por s mismos, es decir relacionados con la
investigacin de tipo bsica. Presentado el dilema, nos auxilian Molina de Buono y
Furlani de Civit con sus reflexiones metodolgicas de sesgo territorial cuando sealan,
... En sntesis, las diferencias entre la investigacin bsica y la aplicada son mayores
en el punto de partida y en el de llegada que en el mtodo.... En el mismo captulo se
esquematiza la distincin entre la investigacin bsica pura y la bsica orientada, y
que permite ubicar a nuestro trabajo en el segundo tipo. Podra afirmarse que, el
contar con esa caracterstica de acomodarse a fines vinculados con la prctica la
engloba en las investigaciones aplicadas (fig. 1). La orientacin, entonces estar
ligada a las comprobaciones de las hiptesis, hacia el destino preeminente que, en
nuestro caso y en un todo, contribuyen a la generacin diagnstica, es decir hacia el
caso singular (2005: 51-55).
Es con este soporte y evadiendo poner lo bsico y aplicado a modo de contracara, que
ubicamos esta tesis en el marco de las investigaciones bsicas orientadas, puesto que
as como emerge (punto inicial) desde una demanda social contundente y que de
nuestros avances se obtendrn diagnsticos territoriales, se aspira tambin a que
stos tengan diversos tipos de utilizaciones tcnicas o prcticas (uno de los principales
puntos de llegada).
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No nos referimos a la discusin sobre el uso especfico del trmino regin y su adecuada aplicacin en el anlisis
geogrfico sino, en especial a las posibilidades que tienen las estructuras espaciales de sostenerse diferencialmente
en el tiempo (Santos, 1996:45-48; Albet, 2001).
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en
de relacin
geografa regional puede plantearse desde otra perspectiva, con el Tiempo como
partcipe fundamental y con las reas locales (micro-entidades) como punto de partida
en
la
bsqueda
de
analogas
diferenciaciones16-17.
Sus
dioramas
con
Resultan ilustrativas las consideraciones que Hartshorne rescata de Platt ante la discusin sobre la validez de los
estudios micro-geogrficos. La geografa microscpica (...) se desarroll como actitud racional y oportuna contra las
limitaciones de la compilacin de silln de informacin promiscua (...). Para lograr estos propsitos los gegrafos
fueron al terreno y en el terreno todos los gegrafos son microscpicos. Concluyendo "...generalizaciones precisas
para regiones mayores requieren de un examen del complejo total fundamental de rasgos interrelacionados que puede
ser examinado en detalle slo en reas pequeas". (1984: 212-213). En nuestro medio Anala Conte (1981), retoma
con una estancia bonaerense y desde la geografa histrica, una de las unidades de anlisis originales de Platt.
17
David Robinson desde su especialidad en geografa histrica latinoamericana, plantea dudas sobre las bondades de
la especializacin profesional en lo micro. (Ver en Revista Meridiano, 1996)
18
Al respecto ver el ilustrativo y consistente artculo que desarrolla Daz Muoz (1992: 15-44).
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15
Sin avanzar en un debate sobre la condicin de universales y necesarios que Kant le asignaba al tiempo y el espacio
como posibilitadores de la percepcin, creemos que resulta muy convincente su interdependencia en materia
geogrfica (al respecto, ver la interesante discusin en Lecturas de Kant en Freud y Bretano. Acerca del tiempo y el
espacio (Acua, C.: 2005: 159-167). Ver tambin en Pickenhayn (1994: 24)
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pasado en base a las necesidades del presente y descubrir tendencia (2002: 195).
Tambin en ese sentido resume Randle, ... En rigor no se trata de la abstraccin
tiempo, sino ms bien de la forma que ste tiene de encarnarse en la realidad
espacial, como movimiento, o bajo la forma del cambio, que con sus fases sucesivas
teje una suerte de historia (1978: 77). Es el soporte geo-temporal que, a modo de riel
gua, acompaa el anlisis, llevndonos muchas veces y en funcin del presente a la
proyeccin, hacia la prospectiva. Vale la advertencia de Gaignard, ...podemos
asegurar que todo hecho geogrfico est cargado de pasado, pero mucho ms de
porvenir. (1968: 215).
Territorio, paisaje y Geografa cultural
Nos dice Sassone, luego de puntualizar referencias de Claval sobre contrastes
culturales en el espacio geogrfico, "...En la medida en que el recuerdo de las
acciones colectivas se enlaza con los caprichos de la topografa, con las arquitecturas,
o con los monumentos creados para sostener la memoria de todos, el espacio se
convierte en territorio y entonces el espacio es vida" (2001). Con ese sentido general y
en la complejidad de sus transformaciones, es que hemos tomamos al territorio en
cuestin, la Patagonia Andina, como el objeto de anlisis.
Atendiendo como estructurales a los conceptos de territorio y paisaje en nuestra
explicacin, cabr acordar algunos significados conceptuales y habituales que
confluyen en el espacio geogrfico. Se seala que a partir de la revisin de una
extensa produccin cientfica que debate el peso conceptual de lo territorial y el
paisaje en geografa20, evitando una discusin que nos desviara de nuestros
propsitos analticos, en esta tesis se han adoptado los significados que se muestran
en el recuadro que sigue.
Valgan algunos ttulos que pueden orientar frente a una larga lista de trabajos en que estos conceptos son tratados
en particular:
Bozzano (2004), que desarrolla con detalle la discusin conceptual y epistemolgica centralizado en especial en la
proyeccin espacio y territorio (captulos 1, 2 y 3). En Chiozza y Carballo (2006), puede seguirse una sntesis sobre las
concepciones relacionados con el espacio geogrfico, donde se recatan en especial conceptos de Dolfus, Harvey y
Santos (1996: 45-54). Claval (1999) dedica un especial tem al tema lecturas de los paisajes (266-270). Santos (1996)
dedica particular atencin a la dupla paisaje y espacio (cap. 5). Haggett (1988) en su Sntesis, trata al paisaje desde el
anlisis de las regiones culturales (272-277); dedica varios tems al concepto de territorio, bsicamente desde una
visin conflictiva asociado a temticas de soberana y fronteras. (477-497) y tambin aporta precisiones sobre la trada
espacio-localizacin-lugar (4-7). Tadeo et al (2006), proponen su enfoque desde la interrelacin territorio, lugar y
cultura (cap.1). Sassone (2001) acude al enfoque terico-metodolgico cultural en relacin a las migraciones.
Roccatagliata (1982) sistematiza conceptos espaciales desde la ptica del ordenamiento territorial. Pickenhayn (1994),
contrasta planteos tericos espaciales bsicos (24-27).
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Espacio (a secas): anlogo a rea, con un rol de sustrato para con el desenvolvimiento
humano.
Sitio: menor espacio homogneo en una configuracin espacial compleja; de carcter neutro.
Lugar: anlogo a sitio, pero sujeto a instancias de pertenencia y accin21.
Territorio: Espacio social diferenciado22 que requiere de estas cualidades genricas:
Pertenencia comunitaria
Ocupacin (actividad)
Trascendencia generacional
El territorio involucra al lugar (el continente) en el tiempo (lo vivencial).
Albet sintetiza con rigor la temtica y sus implicancias idiomticas como parte de su profunda reconsideracin de lo
regional para la Geografa Postmoderna (2001).
22
23
En su Diccionario de Geografa, Pierre George toma al paisaje como sinnimo de entorno, en el proceso de
percepcin de paisaje y advierte, "...Se confunde entonces con 'espacio habitado' (2004: 438).
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Paisaje y estructura
Pues bien, con la valoracin que se le da a la transversalidad del tiempo en la
explicacin de las problemticas, se buscaron las estructuras en el paisaje, lo
sustancial de los elementos y procesos del territorio. Aquello que nos permite sostener
con argumentos consistentes unidades y divisiones, analogas y diferencias. Como ya
se dijo, lo que no se explica ni como sumatoria del todo, ni como una desagregacin
caprichosa. Sin caer en un estructuralismo rgido e impenetrable, le asignamos a esta
condicin estructural, superadora de cuestiones meramente distributivas, la vala de
permitirnos ver desde lo territorial la complejidad de innumerables formas y relaciones
atendiendo solamente a aquello que no puede dejar de estar; lo necesario para que la
entidad analizada sea lo que es.
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20
Por supuesto que no se trata de una desvalorizacin de las clsicas diferenciaciones tipolgicas; por el contrario,
stas son en extremo sugerentes. Trabajos magistrales como la Geographie Humaine de Brunhes (1947), resultan
categricos al poner nfasis en la fisonoma de la instalacin humana y los tipos geogrficos para el anlisis geogrfico
de todo el planeta; o tambin de Stamp, quien gener un marco referencial para el planeamiento territorial britnico de
posguerra que an hoy no tiene desperdicio (1981, 4ta. edicin; 1960 edicin original).
25
En su artculo sobre La Geografa Activa, desarrollado en La Geografa en la Repblica Argentina, Romain Gagnaird
destaca la contingencia de ciertas leyes explicativas fundadas en tipologias comparativas, generadas, ya por entonces,
en un mundo de cambios acelerados. (1968: 214-216).
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coyuntura
estructura
modalidades
Martnez, et al. Estudio sobre: Directrices para el desarrollo territorial y zonificacin bsica de Lago Puelo.
Convenio municipalidad de Lago Puelo Unidad de asistencia en temas ambientales (U.A.T.A.), sede Esquel de la
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Esquel, 2007.
27
Resulta muy ilustrativo y til a la hora de ver los enfoques iniciales en estas temticas, el captulo Percepcin y
descripcin con artculos de J. Wright, D. Lowenthal y C. Darby en la Segunda Parte de Teora de la Geografa
(Randle, P. (ed.), 1984: 165-251)
28
En nuestro medio, siguiendo lo que Downs llam la revolucin del comportamiento (behavioural revolution) de los
aos 60, sealaba Daus, El anterior esquema simplista de explicacin de las diferencias regionales de la realidad
terrestre: tierra-hombre, se enriquece en esta otra frmula: medio natural hombre - percepcin del medio decisin comportamiento espacial. Si bien cabra ver si se trata de una secuencia como la as presentada, cabe destacar el
peso que cuatro dcadas atrs ya adquira el rol de lo anmico como elemento significativo, si no crucial en geografa
(Daus, 1976: 7-11).
Tesis C. S. Bondel
2008
22
En la Sntesis de Peter Haggett, puede verse un importante seguimiento temtico con un sentido geogrfico unitario
(1988: 145-251).
30
A respecto, ver ejemplos relacionados con el turismo y la sustentabilidad en Csar Dachary, A. y Arnaiz Burne, 2002:
Cap. V y VI; o en casos ms acotados, cercanos y entre muchos a: Alvarado y Palma, 1999: CONAF 2000; Rush 2002.
31
Esta temtica en s requerira un desarrollo tal que desborda las posibilidades de este trabajo. Las escalas pueden
ser tan abarcativas que permiten pasar desde planteos Maltushianos o los de Shumacher y su 'small y beautiful', hasta
figuras como el Modelo Mundial Latinoamericano de la Fundacin Bariloche (Herrera et al, 1977) o limitarse a planes
de manejo sectoriales acotados a tal parque, reserva y dems. Ver indicadores en este sentido y en relacin al turismo
en Ivars Baidal, J. et al (2001: 27-31).
Tesis C. S. Bondel
2008
23
En la Cuarta Parte de la tesis se describe el concepto capacidad territorial aplicado por el equipo de la U.A.T.A. de la
Sede Esquel (UNPSJB), donde tambin se lo relaciona respecto de las tecnologas de produccin, consumo y
conservacin, considerando adems las expectativas que de ellas se plantean. (cf: informe Martnez, et al (UATA),
2007). Bozzano, por otra parte, introduce la competitividad territorial, como una cualidad analtica que consideramos
fcilmente incorporable al rol de competencia que le puede caber a un determinado lugar (2004:77).
33
Ver el cercano caso neuquino en Bendini et al; en particular el tem Los trashumantes, el trabajo y la naturaleza
(1994: 17-27).
34
Ver en Mountain Geography: a review, el desarrollo del tem Human Geography en Funnell y Price; 2003: 183-90
Tesis C. S. Bondel
2008
24
alternativa territorial; con ello, las expectativas sociales, se potencian como un tema a
indagar.
Finalmente, cabe agregar que as como este marco terico responde a una visn
regional totalizadora, con el paisaje como vehculo para ello y desde una perspectiva
de investigacin bsica orientada, sern las posibles proyecciones en trabajos
geogrficos ms acotados a los problemas territoriales en s, hacia donde y en
definitiva, va dirigida esta tesis.
I.2. Metodologa.
I.2.1. Antecedentes y contexto problemtico.
Como referencia ms directa, esta tesis cuenta con los alcances logrados con los
proyectos Uso humano del territorio y aspectos ambientales crticos en Patagonia
Andina y Uso del espacio y transformaciones territoriales en la Patagonia Andina de
Chubut y Ro Negro. Ejecucin: 2002-200535, donde se avanz sustancialmente en la
generacin de informacin de base y de planteos problemticos, en particular en
materia fsico ambiental, histrica, catastral, socio-territorial y geoeconmica. Tambin
ha sido a partir de los mismos y de las instancias de coordinacin con la Dra. Nidia
Tadeo en su rol de directora de tesis, que se sustanci la propuesta de trabajo.
Aunque tal vez podra soslayarse y como lo hemos anticipado en el Prlogo
Introduccin, valoramos como significativa la experiencia personal. Entendimos que,
an cuando no es necesariamente una garanta, el contar con 25 aos de residencia y
trabajo profesional en el mbito de la montaa patagnica, nos permite presuponer
una condicin de baqua importante a la hora de la valorizacin de antecedentes.
Vendra al caso el comentario de Hgerstrand que, consultado sobre las races
respecto de sus lneas de investigacin, seala ...la manera de empezar es con los
estudios locales en el rea de residencia del investigador... (Daz Muoz, 1994: 9).
El punteo que sigue resume la situacin diagnstica y cada enunciado responde a
modo de indicador de base para el abordaje problemtico, si bien, como se ver a lo
largo de esta obra, el tratamiento ha sido diferente segn fuera su influencia en
relacin con los objetivos e hiptesis planteadas.
Principales situaciones conflictivas de carcter geogrfico detectadas en la
Comarca Andina del Paralelo 4236:
1.- Excentricidad geogrfica.
35
PI 279/98, 1999-2001 y PI 429/01, 2002-2005 de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Informes
Finales 2002 y 2006 respectivamente.
36
Ver avances al respecto en Bondel, Novara y Carabelli, 2006.
Tesis C. S. Bondel
2008
25
Es ilustrativa la generacin de un Consejo para el desarrollo de la Comarca Andina del Paralelo 42 -CODECAP,
sostenido en la integracin de las comunidades involucradas de ambas provincias. El tema se explica en la Segunda
Parte. Ver tambin en Madariaga (2007).
38
Este tema ha tenido una re-significacin social y se demuestra en una profusa serie de intervenciones que la justicia
viene sobrellevando en los ltimos aos. Son recurrentes en los medios regionales y locales, en especial en problemas
relacionados con los cursos de agua y lagos. Ver por ejemplo y sin entrar a considerar las mltiples instancias andino
patagnicas en general, los casos en la Comarca ro Azul, ro Epuyn, Arroyo Golondrinas, La Catarata, Lago Espejo
o Lago Escondido. Cf: en los buscadores de diarios: www.rionegro.com.ar ; www.elcordillerano.com.ar
www.elchubut.com.ar
www.eloeste.com.ar
www.elciudadanobche.com.ar
www.noticiasdelbolson.com.ar y
www.adnrionegro.com.ar .
39
El carcter de antisocial puede desprenderse de la creciente prdida de tierras de buena potencialidad agroecolgica y escnica (turstica) y el sostenimiento de servicios pblicos para pobladores dispersos no incorporados a
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26
Sobre-parcelamiento
rural-boscoso
situaciones
forzosas
de
stress
ambiental
Un reciente artculo demuestra plausiblemente el rol de impulsores del crecimiento poblacional y econmico en
sectores cercanos y/o vinculados a las reas protegidas, en particular en mbitos latinoamericanos y africanos. De
hecho, el planteo surge a partir de la contradiccin que supone promover inversiones en favor de la conservacin de la
naturaleza en reas protegidas, si estas inversiones motorizan la presin geo-demogfica sobre las mismas. (George
Wittemeyer et al, 2008).
Tesis C. S. Bondel
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27
Como se entender, este fraccionamiento temtico surge tan slo como un recurso
metodolgico en favor de la profundizacin del anlisis. Pero, como es lgico que
ocurra, hay temas que se adosan naturalmente y podran reunirse en diversas
situaciones conflictivas. As, la excentricidad geogrfica se relaciona fcilmente con la
superposicin en materia y jurisdiccional o la incertidumbre en los comportamientos
con el perfil cultural-socioeconmico y la expansin urbana con los parcelamientos, el
crecimiento geo-demogrfico y el confinamiento fsico.
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28
3
Foto 1, 2 y 3: Sectores conflictivos y de escasa claridad en materia de gestin territorial:
1. Altos del Turbio: cabeceras de cuencas, de difcil gestin por accesibilidad restringida, tanto por
razones naturales como por cerramientos de los ganaderos. Foto: F. Ottone, 2004.
2. Pampas de Malln Ahogado y Cerro Perito Moreno: ocupaciones ganaderas tradicionales (pastajes)
y concesiones fiscales para deportes invernales y refugio de montaa. Ambos usos de gestin provincial,
sometidos a nuevas perspectivas inmobiliarias y en conflicto con intereses locales. Foto del autor, 1999.
3. Lago Epuyn: de uso intenso estival por turismo local y externo. Caso prototpico de incertidumbre en
materia de acceso al lago, uso de playas, tenencia de la tierra, manejo de escorrenta, bosque fiscal, etc..
Foto: F. Ottone, 2004.
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29
Fotos: 4 y 5.
4: Casco urbano central de Lago Puelo: las bajas densidades son una constante del paisaje urbano
comarcal. Foto: F. Ottone, 2004.
5: Barrio Alto (S. C. de Bariloche): sub-urbanizacin marginal en sectores ambientalmente agresivos.
Foto del autor, 2006.
8
Fotos: 6, 7 y 8.
6: Laguna Alerce (sobre umbral Lagos Epuyn y Puelo): sitio valorado por los paisanos jvenes
como de recreacin espontnea, de difcil acceso y sin controles, y como recurso turstico y de
conservacin para la gestin territorial ordinaria. Foto: F. Ottone, 2004.
7 y 8: Escenario panormico vs. espacio vivido. Se trata de compatibilidades complejas (mirador en
Lago Traful, y vivienda de tipo 'espontnea' en barrio popular en El Bolsn. Fotos del autor, 2005.
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10
11
Fotos: 9, 10 y 11. Fondo de valle del Ro Epuyn.
Curso inferior 9 y medio 10 y 11: plano, con inundaciones y anegamientos sectoriales. Edficamente
heterogneos y faldeos abruptos con usos forestales-ganaderos rudimentarios y extensivos. Existe una
valoracin creciente de aspectos escnicos. Fotos: 9: F. Ottone, 2004; 10: del autor, 2005 y 11: Direccin
Provincial de Bosques, Chubut CFI, 1999.
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Objetivo general:
Desarrollar un anlisis geogrfico de la Comarca de El Bolsn que permita una
interpretacin profunda de la actual organizacin territorial en el contexto de la
montaa patagnica.
Esta ha sido la meta fundamental para acompaar desde la geografa a las profundas
transformaciones territoriales contemporneas ocurrentes. Creemos que los alcances
de la tesis estn en consonancia con ella. Cabe la salvedad de haber reemplazado el
nombre de la Comarca de El Bolsn, inicialmente vista desde una perspectiva histrica
y geo-funcional, por el de Comarca Andina del Paralelo 42, hoy en da casi una marca
registrada impuesta por la necesidad de contar con un nombre aglutinante41.
Objetivos especficos:
1. Establecer las tipologas de uso del territorio rural y rururbano sostenidas en su
configuracin econmica y cultural a fin de alcanzar una visin sinttica y
sistemtica del conjunto territorial.
Hemos desarrollado ms arriba, el por qu de la adaptacin de este objetivo a una
visin ms ajustada con una realidad tan verstil, donde los tipos de usos estn fuera
del alcance sectorial de alguna disciplina y necesitaran de un tratamiento
multidisciplinario. Fue entonces un objetivo, determinar los tipo de pobladores en
relacin con el territorio y trabajar sobre ello. En este sentido y por cuestiones de
magnitud y complejidad, se excluy el anlisis intra-urbano, dado que son justamente
los espacios extra-urbanos los ms involucrados en la temtica central de la tesis.
4. Consolidar
enfoques
integrales
(bsicamente
ambiental,
geohistrico
41
Resulta curioso que aparentemente es una denominacin poco menos que defenestrada por la visin del marketing
turstico; vase CFI - Grupo Estratgico de Negocios A. Wilensky en materia turstica (2001).
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aquellos
sectores,
grupos
simplemente
actores
sociales
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33
Indicadores:
- discursos inmobiliarios, periodsticos y polticos, lectura ambiental, cambios en los usos del suelo,
patrones culturales (herencia, costumbres de uso), actividades y lugar de residencia.
- productividad, empleo, estacionalidad comercial y productiva, valor monetario de la tierra y
sustentabilidad econmica, valor de la tierra y especulacin inmobiliaria, divisiones y dimensiones de los
campos, tenencia de la tierra43.
- dinmica demogrfica, estructura de la administracin territorial, tradiciones de uso del territorio,
discurso inmobiliario y periodstico, cambios en los usos histricos del suelo.
42
Es por ello que temas de profunda significacin socioeconmica con sus visibles inequidades y desequilibrios, slo
son tomadas contextualmente. A sabiendas, adems, que existen investigadores y equipos ocupados en ello. Vase a
modo de ejemplo en un Informe del Ministerio de Trabajo de la Nacin sobre el empleo en San Carlos de Bariloche
(2006), una importante lista de grupos de investigacin e investigadores ocupados en materia socio-econmica
regional. Otro tanto y con una gran diversidad temtica, se puede encontrar en diversas fuentes cientficas y de
gestin poltica, nacionales y provinciales (UNPSJB; UNC; UNPA; INTA, Patagonia; CENPAT-CONICET; CADICCONICET; Secretaras y Direcciones provinciales, etc.).
43
Un indicador inicialmente buscado y desechado por no tener acceso a la informacin fue el macro-movimiento
bancario; se trata de un registro de segura utilidad para futuras investigaciones.
Tesis C. S. Bondel
2008
34
Hiptesis derivadas:
Indicadores:
- nomadismo de los pueblos originarios.
- ocupacin pre-colonizadora de carcter violento.
- aislamiento geogrfico y excentricidad econmica nacional e internacional.
- frontera internacional de potencialidad conflictiva.
- capacidad productiva con excedentes agropecuarios y forestales de escala zonal.
- mosaico migratorio.
Respecto de los usos del territorio, la regin ofrece condiciones naturales que son
consideradas contradictorias y muchas veces competitivas unas con otras (entre
la sobrevaloracin y la infravaloracin).
Indicadores:
- condicionamiento geomorfolgico (valles, faldeos, cumbres, etc.)
- condiciones climticas (temperatura, viento, precipitaciones, sequas, nubosidad etc.)
- condicionamiento hdrico (escorrentas, lagos, glaciares, etc.).
- condicionamiento biogeogrfico (flora y fauna)
Tesis C. S. Bondel
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35
Indicadores:
infraestructura energtica.
I.2.3. Mtodo
Presentaremos aqu los procedimientos y tcnicas para el conjunto de la investigacin.
Debe tenerse en cuenta que muchas veces fue necesario alternar en materia de
escalas incluso, y como suele suceder en el anlisis geogrfico regional, ir desde lo
macro a lo micro, incluyendo, adems, perspectivas que contemplen la opinin de
muchos actores involucrados.
Como pudo verse en el marco terico, el planteo de los estudios regionales est
condicionado por un amplio espectro de visiones posibles, incluso, a veces con aristas
difciles de sortear44. Resulta interesante notar, sin embargo, que una vez orientada
una investigacin, con singularidades mayormente ligadas al territorio y su complejidad
intrnseca, y las generalidades provenientes de las temticas involucradas, el mtodo
cientfico se instala de forma relativamente espontnea. Son oportunas las palabras de
Pech y Regnauld que ceidamente nos sealan un camino, ... Para prever debemos
recolectar la informacin (tarea de inventario y de campo), jerarquizar los factores
(tarea de clasificacin) y proponer una alternativa a la sociedad. Es ella quien
44
Aunque no ser un tema de anlisis en este trabajo de tesis, entendemos importante dejar mencin sobre la fractura
que existe en nuestro pas en materia de estudios geogrficos regionales; enfoques y mtodos parecen ir por carriles
sin contacto. Se trata de una fractura no slo actual sino visiblemente arrastrada desde las sucesivas crisis
institucionales desde 1966 a esta parte, y su consecuente ruptura poltico-ideolgica entre posturas conservadoras de
distinto tenor y progresistas tambin diversas. Es de destacar que en los mbitos acadmicos se viene trabajando en la
materia por dcadas y, aunque las diferencias subsisten, habra que evaluar si hoy en da la brecha es tan profunda o,
en realidad existen solapamientos tericos y metodolgicos con dejos viciosos.
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36
Una discucin interesante en este sentido gira entre quienes se orientan por la necesidad de conducirse hacia una
teora de los territorios (ver en Bozzano 2004: 13) y aquellos que no esquivan el llevar al rol del gegrafo directamente
al mbito de la comprobacin emprica y espacialmente concreta (Pech y Regnauld, 1997: 15-19).
46
An as resulta vlida la observacin de Hollman, que recalca la necesidad de no abusar de las metforas en su
anlisis sobre el concepto de frontera y como parte de la ausencia de conceptos satisfactorios para aprehender la
realidad contempornea (2003).
Tesis C. S. Bondel
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37
primera edicin de The Nature of Geography (1939), parece haber hallado una senda
activa importante. Por ejemplo y slo retomando la cuestin del tiempo en este
contexto de mtodos tradicionales, los cortes temporales (a modo de instantnea) y la
visin evolutiva (proceso geohistrico) son actualmente referentes obligados. Carl
Sauer escribe el siguiente prrafo en 1925 y que adems de completar el enfoque de
lo temporal, mantiene su vigencia ... Los objetos que existen juntos en el paisaje,
existen en interrelacin. Estamos seguros de que ellos constituyen una realidad, como
un total que no se expresa en la consideracin de las partes constitutivas
separadamente; que el rea tiene forma, estructura y funcin y, que por lo tanto,
posicin en un sistema que est sujeto a desarrollo, cambio y completamiento. Sin
esta visin de la realidad y de la relacin areal, existen slo disciplinas especiales, no
geografa como generalmente se entiende. La situacin es anloga con la historia, que
puede ser dividida entre la economa, el gobierno, la sociologa, etc.; pero cuando esto
se hace el resultado ya no es historia (En Randle, 1978:93-94)47.
Hay que aadir que este redescubrir va de la mano de los recursos tecnolgicos de
ltima generacin. Claro est que ser bueno evitar los riesgos de 'avalancha' en la
materia y que con la evolucin de tcnicas, las alternativas deben tener su tiempo de
'digestin'. Pero es innegable el potencial que encierran ciertos recursos; tanto es as
que la simple digitalizacin de fotografas sugiere ya un recurso clave y manipulable a
la hora de las continuas sntesis con las que se trabaja el territorio48. Qu decir
entonces del uso de imgenes satelitales, Sistemas de Informacin Territorial y
docenas de programas (soft) de enorme potencia, (cf:, Hgerstrand, entrevistado por
Daz Muoz, 1994:11; Buzai, 1999 y 2000). Pasar del espacio real a un modelo digital,
significa llevar elementos y relaciones concretas a una composicin donde los
elementos y relaciones signifiquen una representacin; o mejor, de un modelo
conceptual de la realidad a otro digital, comprensible para el ordenador y con ello con
capacidad de generar un 'universo' de posibilidades para el ejercicio geogrfico, antes
limitado tanto por simples razones operativas, como por no tener la monumental
'oferta' de visiones espaciales (Durn y Buzai, 1996: 84-85; Buzai, 2000).
Al respecto, adems, creemos que ser saludable mantener una direccin disciplinar
que propenda hacia instancias metodolgicas transdisciplinares (ver en Bozzano,
2004: 17-18)49, a sabiendas, claro, que no podran sostenerse sin, en nuestro caso,
una geografa fortalecida y bien posicionada como potencial multiplicador.
47
Ver tambin en Randle, Las etapas del mtodo cientfico y la Geografa (1978: cuadro anexo)
Jean Brunhes demostraba hace ms de medio siglo las posibilidades fantsticas de las fotografas en las sntesis
geogrficas. Su agudeza, difcil de superar, la muestra en la Table des photographies hors-texte de su Gographie
Humaine con 117 fotografas (1947) ,
49
No viene al caso entrar en vericuetos semnticos respecto de las interacciones cientficas; de hecho, entendemos
que sern los propios problemas que lleven a lo inter, multi y/o transdisciplinario.
48
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38
Fig.: 2. Esquema complementario para arribar al marco problemtico; es desde all que parte Bozzano
para posicionarnos terica y metodolgicamente (2004: 62-63). Ver adems el esquema desarrollado en
IV.1., (Fig. 19) donde se avanza sobre la competencia territorial de los territorios. Fuente: elaboracin
propia.
MARCO TERICO:
GENRICO,
Fig.: 3.
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39
Es de hacer notar que ya desde esta Primera Parte se acude a figuras, fotografas
y esquemas, convencidos tanto sobre el potencial de su despliegue bsicamente
integrador como de su significacin muchas veces tridimensional con posibilidades
concretas de proyeccin en el espacio.
Como puede rescatarse de la bibliografa, fuentes y apndices, han sido mltiples las instancias de participacin en
materia cientfica, tcnica y de gestin territorial (talleres, seminarios, reuniones sectoriales, congresos, etc.), que, an
con un muy diferente grado de rigor y contexto, permitieron consolidar, rectificar y proyectar con ms certeza las ideas
centrales.
51
En especial producto de la participacin en el Proyecto de Investigacin (Bondel et al 2002) y en la Unidad de
Asistencia en Temticas Ambientales (U.A.T.A.) de la U.N.P.S.J.B. desde 1999.
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40
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41
52
Enfoques fenomenolgicos (Garca Ballesteros, A. et al, 1992; Garca Ballesteros, A. (Coord.), 1998) y geohistricos
tradicionales.
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42
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43
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Abalern, Carlos A.. Los efectos de la cada del Plan de Convertibilidad sobre el
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Acua, Cynthia. Lecturas de Kant en Freud y Bretano. Acerca del tiempo y el espacio.
En Cosentino, Juan Carlos y otros. El problema econmico. Yo ello - sper yo
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Mtodos y tcnicas cualitativas en Geografa Social. Barcelona, Oikos-tau. 1998. (pp.
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Tesis C. S. Bondel
2008
44
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Sede Comodoro Rivadavia, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
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Bondel,
C.
Santiago;
Mauro
Novara
Francisco
Carabelli.
Problemticas
territoriales
comprometidas.
La
Patagonia
Andina
como
caso
Bozzano, Horacio. Territorios reales, pensados y posibles. Aportes para una Teora
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Panamericano de Geografa e Historia.
Tesis C. S. Bondel
2008
50
SEGUNDA PARTE
II. rea de estudio. La Comarca Andina del Paralelo 42 en la Patagonia
Andina de los lagos (Argentina).
II.1. El contexto formal y funcional andino patagnico.
En la Introduccin se destac un apartado sobre un tema bastante ms complejo de lo
que habitualmente se estima: la delimitacin del territorio considerado en la
investigacin. Para nuestro caso son dos las escalas a considerar. Desde una
perspectiva amplia trataremos aquella que involucra a la Patagonia Andina 'de los
lagos', en su sector argentino y, ya como rea de estudio especfica, a la Comarca.
Lo formal
Frente a este planteo y en toda su extensin, la Patagonia Andina, desde su extremo
Norte en el Centro Oeste de Neuqun hasta el Centro Oeste de Chubut, se presenta
como espacio tpicamente formal, esto es, donde hay coincidencia, o mejor,
correspondencia en las formas; conformidad en su configuracin geogrfica. Aqu las
diversas morfologas, tanto bio-fsicas como socio-culturales se manifiestan con un
cierto orden espacial unificado53.
53
Como comentario adicional y descriptivo para nuestros fines, merece destacarse cierto reconocimiento generalizado
como lugar 'fabuloso y perdido' y que, an sin precisin espacial ni centros de gestin de jerarqua suficiente (Bariloche
Tesis C. S. Bondel
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51
Ciendo una visin de conjunto, vemos que se trata de una conformidad propia de
mbitos coincidentes en las ofertas y demandas naturales as como en las
expectativas territoriales de sus pobladores, que, con cierto orgullo, se presentan
como cordilleranos. De un modo u otro, los Andes y sus estribaciones le dan
conformidad al espacio, esto an en amplios sectores orientales menos 'andinos' y
casi sin bosques, pero en los que se han desarrollado modalidades distintivas del resto
de la Patagonia extra-andina; es decir respecto de aquella de la aridez y los horizontes
escalonados. De cualquier modo, a fuer de ser realistas, y ms an donde los
ingredientes histricos en el paisaje son relativamente recientes, la realidad no es tan
sencilla y hacia el Este se presentan componentes socio-culturales y econmicos
indefinidos.
Como antdoto ante las dudas, valdr el hecho que, como se desprende de cualquier
conversacin, as como de los discursos polticos y mediticos, en particular para
chubutenses o rionegrinos, a los pueblos y parajes esteparios que habitualmente se
vinculan con Esquel, El Bolsn, Bariloche o la frontera internacional, se les llama
cordilleranos. De hecho, en cada provincia, los respectivos sistemas educativos, de
salud y seguridad, responden orgnicamente y segn el caso, a la figura de zona
cordillerana o andina.
Lo funcional
Es de hacer notar que, en trminos funcionales, an para la Patagonia toda y tal como
sucede en varias zonas de la periferia argentina, la estructura funcional no es
coincidente con esa conformidad a la que hacamos mencin. Aqu, deficiencias en
materia de autonoma de gestin econmica (muchas de ellas lgicas en trminos
mercantiles) e importantes restricciones naturales, le hacen el juego a una debilidad
caracterstica. A la concentracin econmica y poltica en Buenos Aires y que es
propia del pas, se le suma una tutora que, hasta hoy, invalida cualquier proyeccin
funcional unificada de la Patagonia. Hecho, este ltimo, potenciado por el alto grado
de fragmentacin regional interna, donde, el Alto Valle del ro Negro, con NeuqunCipoletti-General Roca como centro, el conjunto Trelew-Rawson-Puerto Madryn y
Comodoro Rivadavia con su entorno, se presentan como organizadores secundarios
de la totalidad patagnica54.
parece desentendida), la Patagonia Andina aparece mencionada, sin ms, en cuestiones resonantes. Ya con hechos
concretos como el proyecto atmico de Huemul o ser refugio de jerarcas nazis o ser, tambin, la meca hippie
argentina, y, en supuestos, como aquello de la Andinia Argentina junto con otras especulaciones que pueden
remontarse al Siglo XVII cuando Mascardi buscaba la Ciudad de los Csares (Furlong 1995: 29-40).
54
En realidad la fragmentacin es tal, que en muchos aspectos, Ro Gallegos, Ushuaia, Viedma y San Carlos de
Bariloche, tambin juegan ese rol secundario y espacialmente importante. Son vlidas las consideraciones de
Roccatagliata y Capitanelli, quienes para el conjunto regional destacaban la existencia de focos pioneros de ocupacin.
(1988:434 y 687 respectivamente)
Tesis C. S. Bondel
2008
52
II.2. La Comarca Andina del Paralelo 42. El rea de estudio como entidad
territorial.
55
Resultarn entendibles las consecuencias de una conformacin territorial de estas provincias patagnicas en sentido
transversal a la cordillera, que mucho han ayudado para que prevalezca la lgica y a veces 'saludable', prioridad de
coherencia interna de cada una de ellas, por sobre las demandas sectoriales interprovinciales. Con todo, temas clave,
como el manejo de agua, los sistemas educativos, de salud y hasta de transporte, por mencionar algunos, permanecen
en compartimientos estancos unos de otros.
56
Temas tradicionalmente 'quisquillosos' como el funcionamiento de las aduanas, las normativas de reas zonas de
frontera, aeropuertos, hotelera y tenencia de la tierra y dems, son tratados hoy en da desde una posicin
'aperturista'.
57
Por el hecho de corresponder este lmite en Ro Negro y Chubut con la traza de la Ruta Nacional 40 (al ao 1994) y
de que en algunos parajes y pueblos el camino atraviesa literalmente tramas pobladas, hemos desplazado ligeramente
la delimitacin hasta donde, por conocimiento propio de los sitios, resultara razonable. Se busc evitar un efecto de
'corte' espacial, donde justamente, el camino es factor de enlace. Por otra parte, en trminos de superficies
involucradas y dadas las dimensiones generales, estas pequeas modificaciones son casi insignificantes. Los lugares
ms significativos son, de Norte a Sur, Pilcaniyeu, Las Bayas, orquinco, Leleque, Nahuel Pan y Tecka.
Tesis C. S. Bondel
2008
53
Aunque es lgica una aceptacin conceptual respecto que el rea de influencia implica una gravitacin con doble
sentido, entendemos que la relativizacin progresiva de la centralidad y sus roles territoriales jerrquicos, nos habilita a
rescatar el 'binomio' influencia-afluencia, en el sentido de destacar una mirada ms amplia de las relaciones centroperiferia, al menos en escalas locales y sistemas urbanos apenas incipientes.
59
Se trata de estimaciones generales que deben profundizarse en caso de requerir precisiones; se obtiene a partir de
valores censales 2001 y un ajuste tentativo con la confrontacin de los padrones censales y la evolucin de las
conexiones elctricas domiciliaras (EDERSA, 2007).
60
Sin entrar en un debate jerrquico en materia urbana, parece aceptable que regionalmente un centro de tercer rango
acta tan slo como un distribuidor econmico comarcal pero carente de autonoma funcional (escasas delegaciones
administrativas de dependencia directa con la cabecera provincial, complejidad hospitalaria intermedia-baja (sin terapia
intensiva), carencia de: aeropuerto, sede universitaria, bancos netamente privados, shoppings, etc.). A ttulo
comparativo, un segundo rango, que es hacia donde todo indicara que se dirige El Bolsn, implica la presencia de
instituciones o entidades, en especial de servicios, que renan cierta autonoma operativa por diversidad y complejidad
(salud, comercio y finanzas, educacin, comunicaciones, seguridad, etc.), pero que de todos modos se hallan
articulados desde un centro regional de mayor jerarqua (San Carlos de Bariloche, Viedma, Trelew-Rawson y
Neuqun).
Tesis C. S. Bondel
2008
12
54
13
14
15
Fotos: 14 y 15: Ciudad y pueblos en la organizacin espacial de los valles. 14.: rea central de El Bolsn.
15: localidad de Lago Puelo y al centro y fondo, el lago en el Parque Nacional homnimo. Fotos: F.
Ottone, 2004.
61
Aunque haya sido en el entorno de las bromas, resulta de alguna significacin aquella ancdota de 1912 sobre la
creacin de la Repblica de El Bolsn, seguramente inspirada en el aislamiento de estos valles y su desconexin con
el resto del pas (Roselli, 2000).
Tesis C. S. Bondel
2008
55
62
Resultar ilustrativa la trascendencia de este tipo de divisin administrativa. Por ejemplo, el Paralelo 42 adquiri
cierta fama en tiempos de Frondizi (1957-63); fue entonces que entre varios productos, los vehculos que se
compraban al Sur de su misma lnea, gozaban de amplias exenciones impositivas. Temtica que, por cierto no afect
al sector andino, carente por entonces de condiciones de mercado y caminos como para hacer valer la ventaja.
63
Vase una interesante crtica a esas instancias del Planeamiento territorial en Daus (1976: 169-175).
Tesis C. S. Bondel
2008
56
alejado64 y compite con aquel menos significativo en la zona que articula Buenos
Aires-Baha Blanca-Trelew-Esquel.
La funcionalidad interna, obedece bsicamente al rea de influencia de El Bolsn, con
salvedades propias de una Comarca bi-provincial, donde Lago Puelo, El Hoyo y
Epuyn concentran sus propios servicios institucionales y algunos comerciales65.
64
Tesis C. S. Bondel
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57
Mapa: 2: reas de influencia comarcal. Debe valorarse la relacin directa entre una topografa
montaosa, el recorrido de la ruta pavimentada que la atraviesa de Norte a Sur y la forma 'caprichosa' de
rea de influencia cotidiana. Con cambios reiterados por el diferente paso relativo del poder de atraccin,
el rea de influencia ocasional se comparte con S. C. de Bariloche y Esquel. El caso de Segundo Corral
en Chile es apenas circunstancia; da a da se estrecha el vnculo con su centro regional en Puerto Montt.
Desarrollado a partir de: ejidos municipales, destino de los mensajes sociales de las radios locales,
informantes clave respecto de: domicilios de feriantes, reparto de materiales de construccin y transporte
automotor; tambin, por cierto, de la experiencia a campo.
Tesis C. S. Bondel
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Tesis C. S. Bondel
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59
1991
2001
El Bolsn urbanos
El Bolsn rural
1999
s/d
s/d
2696
1977
541
1960
2463
4046
707
1083
1599
2162
s/d
s/d
795
1196
1498
202
7
278
0
285
2
3085
3782
s/d
822
133
9
1557
1981
orquinco (agrupada)
602
s/d
s/d
509
444
230
13.560
Tabla 1. Poblacin; en 'negrita' las localidades del rea de influencia cotidiana del El Bolsn-Lago Puelo.
En cursiva las localidades en el rea de influencia comarcal ocasional o alternante compartida con S. C.
de Bariloche (orquinco), Esquel (El Maitn y Cholila) y Puelo-Puerto Montt (Segundo Corral).
Fuentes: elaboracin propia en base a datos de los Censos Nacionales INDEC) de 1960, 1970, 1980,
1991 y 2001 e informacin turstica complementaria (Chile). Ver consideraciones generales en pg. 53.
66
Del anlisis demogrfico de Miatello (1970: 184), se deprende que en 1960 la poblacin rural representaba para el
entorno rionegrino de El Bolsn el 43% del total y con ello se obtena una densidad rural patagnica relativamente
significativa de 1,1 h/km2 esto, claro est, si se aprecia la cifra en un contexto del paisaje sumamente quebrado y
boscoso (1795 km2 departamentales al Sur del P.N. Nahuel Huap).
Tesis C. S. Bondel
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60
16
17
Fotos: 16 y 17. Una constante en el paisaje es la diversidad de usos. Fotos: F. Ottone, 2004.
67
Como ser tratado ms adelante, los casos provinciales y municipales revelan una gran heterogeneidad en sus
verdaderos alcances, siendo los casos de la reserva Ro Azul- Lago Escondido (ANPRALE) y Cerro Pirque-Lago
Epuyn, casos paradigmticos en cuanto a reunin de conflictos prototpicos (usos, tenencia de la tierra, actividades,
deslindes, incumbencias).
Tesis C. S. Bondel
2008
61
16: Sector: Confluencia del los ros Quemquemtreu y Azul (Entre Ros). Notese la importante cantidad de
edificaciones donde hasta no mucho ms all de 15 aos solamente reuna unas cuantas chacras
dispersas.
17: Sector Cerro Radal con la Ruta Nacional 40 en el ngulo izquierdo-abajo. Mayormente se observan
plantaciones de pinos sometidos a un plan de manejo que, dado los portes convenientes, implica una
saca importante y con ello una constante modificacin de los espacios cubiertos.
Para completar un contexto impreciso, la gestin poltica del Chubut instala en estos
aos la figura de Comarca de los Andes, en atencin a las iniciativas, en particular, de
su Ministerio de la Produccin, involucrando en ella, tanto a la llamada Comarca de los
Tesis C. S. Bondel
2008
62
A pesar de esta situacin, de un informe de sesgo multidisciplinario, se pueden rescatar distintas visiones
significativas relacionadas con las instancias de gestin para el desarrollo y la concertacin pblica-privada en la
Comarca. (CODECAP, diciembre, 1999)
69
Labasse conceptualiza al desenclave y su trascendencia geogrfica progresiva promediando la segunda mitad del
Siglo XX (143-47); resulta evidente que hoy habr que adaptarse a nuevas y vertiginosas 'conexiones', an as, cabe
destacar su validez conceptual.
70
Es destacable el grado de sensibilidad social que existe en estas temticas. Ejemplos que estn en 'el tapete' y que
significaran importantes reacomodamientos espaciales: apertura para automotores de los pasos a Chile en El Manso y
el Paso Puelo, construccin de un aeropuerto en El Maitn o La Burrada, ampliacin de la capacidad energtica,
endicamiento del ro Puelo en Chile, pavimentacin de la ex ruta 40 entre Pilcaniyeu y El Maitn, consolidacin de los
Centros de esqu en Malln Ahogado y/o en El Maitn, desafectacin del aerdromo de El Bolsn y su re-significacin
urbana.
71
Es necesario en relativizar las condiciones del medio fsico y dejamos abierta la eventual ponderacin de otros
factores incentivantes para la instalacin humana. De hecho, es reconocida la zona como no contaminada, de gran
belleza escnica y con baja presin demogrfica, Aspectos nada despreciables en nuestros das!.
Tesis C. S. Bondel
2008
63
72
Salvo el caso del ro Chubut, el resto drena hacia el Ocano Pacfico; valrese entonces su cercana relativa y con
ello lo activa y poderosa de su torrencialidad potencial. Las pendientes de ladera, del orden del 24%-25, explican la
consideracin de muy alta (MA) a la erosin hdrica potencial de los ros Puelo y Futaleuf (ver Carabelli et al, 2000:
11-12).
Tesis C. S. Bondel
2008
64
No ser ste el espacio para tratar aspectos excepcionales, pero como nos advierte la
reciente erupcin del volcn Chaitn (mayo de 2008), debe valorarse en particular la
situacin cordillerana de la Comarca y con ello, tanto la cada-depsito de cenizas
volcnicas, con una recurrencia relativamente importante y como la sismicidad,
aunque de relativo bajo riesgo en esta parte de la Cordillera de los Andes, estarn
entre los 'eventuales' de gran impacto potencial. El gran terremoto que afect
especialmente al sur chileno en 1960, o los signos activos de los varios volcanes
relativamente cercanos hacia el Oeste, son una advertencia innegable (Volcanes
Osorno, Hornopirn, Calbuco, Michamahuida, Chaitn, etc.).
Entonces en lo general, sin duda, la diferencia sustancial respecto del conjunto andino
patagnico est en la baja altura relativa de los valles ms poblados y su consecuente
mitigacin de las bajas temperaturas regionales; suma a ello el hecho de tener
importantes sectores 'protegidos' respecto de los intensos vientos caractersticos en
estas latitudes. Con ello, podra decirse que resulta una combinacin ecolgica ms
ajustada al poblamiento, ya que rene las condiciones templadas de los bajos valles
del Sur chileno, con aquellas considerablemente ms benvolas en materia de
precipitaciones, humedad y nubosidad, propias del sotavento cordillerano73.
18
Fotos: 18 y 19. Fotos del autor.
19
18: Toma en altura del mbito cordillerano a la latitud del Monte Tronador (volcn de 3460m);
corresponde al comienzo del otoo y ntese que en la altura predominante (entre 1900 y 2100
msnm), apenas se insinan nieves permanentes. Al fondo el volcn Osorno en Chile. Foto
tomada de ESE-NNW.
19: Posicin geogrfica, altitud y formas del modelado que concluyen en un mosaico florstico
con intervencin humana 'dbil'. Cordn Serrucho Norte.
73
Condiciones que, en trminos de humedad atmosfrica, rpidamente se tornan semiridas a propsito del efecto tipo
foehn (zonda) y con ello la intensificacin del ritmo de evapotranspiracin. De todas formas, cabe observar que este
efecto, si bien es decisivo por su resultado ecolgico, alcanza los valores extremos comparativamente mitigados, dada
la relativa baja altura de esta seccin de los Andes, su importante fracturacin transversal y las alturas considerables
de las mesetas y serranas orientales, (ver Eriksen, 1975 y Bran et al, 1998).
Tesis C. S. Bondel
2008
65
Mapa 4: Contexto topogrfico. Si bien a la escala de impresin resulta algo impreciso, puede rescatarse
lo quebrado del relieve, donde para el caso, las nieves cubren a partir de los 1600 msnm con mximas
alturas en los 2400 msnm y el lago Puelo a solo 200 msnm. El verde representa sectores boscosos y las
tonalidades rojizas a la estepa arbustiva y de pastizales, afloramientos rocosos y pedreros.
Como dato ilustrativo, para el caso de toda la cuenca del ro Puelo (Arg.-Chile), se establecen los rangos de
restriccin para el uso forestal en funcin de las pendientes, quedando apenas un 15% del territorio con restricciones
Tesis C. S. Bondel
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66
Lmite Internacional
2000
Metros s.n.m.
Timberline
1500
A.
La Catarata
1000
500
Ro Motoco
El
Bolsn
0
0
10
15
20
25
30
35
40
Kilmetros
2000
Metros snm
1500
Loma Atravesada
1000
Co.Currumahuida
Malln Ahogado
El Bolsn
500
Lago Puelo
Paralelo 42
0
0
10
15
20
25
30
35
40
Kilmetros
Fig. 4. Perfiles: transversal W-E y longitudinal N-S. Ntese la igualdad de escalas. Fuente:
Bondel, C. S. y A. de Almeida (1996).
en
auge,
circos
glaciares
(incluso
con
remanentes
englazados
de
moderadas o sin restricciones' (Urza V.,J., 1992:45-46). Con las alturas mencionadas y respecto de los valles
principales, los niveles de base locales son: lago Puelo, 200 metros sobre el nivel del mar; ro Manso (lmite
internacional): 400 msnm; lago Rivadavia, 500 msnm; ro Chubut (Vuelta del ro), 650 msnm.
Tesis C. S. Bondel
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67
Fig.5: La condicin ecotonal, ilustrada por Lanciotti y Cremona (1999) con la transecta W-E
transversal a la Comarca.
Tesis C. S. Bondel
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68
Tal vez y aunque en un contexto de discusin diferente, la afirmacin que sigue ms abajo, podra explicar una
percepcin que luego se verific en los hechos. Deca Daus en 1970, "... Como espacio de asentamiento el Valle
Longitudinal tiene tambin un valor especial, pues algunos de sus ensanchamientos forman pampas muy apropiadas
para la ganadera y para el aprovechamiento forestal" (45).
Tesis C. S. Bondel
2008
69
terraza alta a formas alargadas contra la terraza baja (albardones). Siguiendo hacia el norte,
nos encontramos con que el ro dobla hacia el oeste dejando hacia el norte un malln extenso
(Pastos Comunes) y hacia el sur un corto valle que se va cerrando. En el sector norte, el arroyo
Cataratas produjo un abanico amplio que llega hasta la zona de los mallines, y que tiene una
presencia de rodados importante.
rea Las Golondrinas: ocupa un pequeo valle dentro de la falda del cordn oriental del
Piltriquitrn. Se caracteriza por presentar un caadn central con cauce excavado,
extendindose a ambos lados planicies con suelos de buena calidad, que al ir alejndose van
subiendo y acentuando su pendiente hasta llegar al lmite de la zona con rasgos serranos
(presencia de grandes rocas).
80
Entre un gran nmero de trabajos regionales, es decir sin contar la notable lista de 'sectoriales', cabe destacar los
'bsicos' de Dimitri (1972 y 1974); Boelcke-Burgos-Roig (1984); Correa, M. N. (1964-1984); Donoso Z., (1994(a) y
1994 (b)).
81
Sin embargo, se reconoce al entorno inmediato del lago Puelo y buena parte de la cuenca del ro Turbio, como zona
de ingresin desde Chile del bosque (`selva') Valdiviano.
Tesis C. S. Bondel
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70
Tesis C. S. Bondel
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71
Foto 20: Cipresal en terraza de la margen derecha del ro Quemquemtreu. Foto del autor, 1997.
Lejos de caer en un determinismo 'estrecho', los esfuerzos por sistematizar las relaciones entre aspectos del medio
natural y el devenir del desarrollo histrico de los pueblos, seguramente constituyan una base preventiva y proyectiva
de gran valor. Sobre nuestra regin ver interesantes enfoques en Veblen y Lorenz (1988), de Lasa (1998), Rey
Balmaceda (1985) y Martinic B (1985). Como se ver luego, la Comarca en general se condice con esa caracterstica
y, desde los impresionantes incendios que acompaaron a la colonizacin (principalmente 1890-1940), o la instalacin
de aserraderos, pueblos o ciudades, hasta la convivencia, an hoy, con una ganadera extensiva peculiar, han dado
una interesante gama de situaciones.
Tesis C. S. Bondel
2008
72
83
Al respecto ver entrevista a Eduardo Rappoport (Revista Ciencia Hoy, 1990). Tambin resulta orientador las
consideraciones sobre la modificacin del paisaje patagnico de Rey Balmaceda (en 1976: 241-46 y 1984: 98-99)
84
Afirmamos con de Almeida, Aqu madura el cereal y prospera el lpulo (...); el verano es suficientemente templado,
an con la frescura de sus noches, por otra parte saludables para el desarrollo de plantas frutales crifilas (1996: 50).
85
Es interesante ver que, en trminos generales, el verano argentino no se condice con los valores potenciales por
latitud (Cf.: De Fina y Ravello: 295).
Tesis C. S. Bondel
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73
Series
Ta.
Ta.
Julio
Ta. mn.
1958-94
media
media
media
media
absoluta
media
absoluta86
El Bolsn
9.8
16.6
1
2.9
15.5
35.2
3.9
-10.5
Bariloche
8.1
4.1
2.1
14.0
33.7
2.4
-15.0
Tabla 2. Temperaturas.
En el invierno del 2007 en ambas localidades se habra superado la mnima absoluta, con -12|C en El Bolsn y
-16C en San Carlos de Bariloche
87
Mountain Bioclimatology denomina Roger Barry a un importante captulo, donde profundiza sobre el particular en
forma genrica. (1992: 344-57).
Tesis C. S. Bondel
2008
74
Es destacable que en la Comarca y en alturas del orden de los 200-500 msnm las
temperaturas medias son decididamente ms altas que en el resto de la regin. Bailey
Willis ya adverta en la segunda dcada del Siglo XX, "...Las tierras labrantas de este
distrito pueden dividirse, segn la altitud y la exposicin, en las que son adecuadas
para el cultivo de legumbres y frutas, y las que pueden dar avena o yerba. Las
primeras estn libres de heladas en el verano, pero no as las ltimas. En general,
aquellas estn situadas a menos de 500 metros sobre el nivel del mar ..." (1988: 253).
Debe destacarse, sin embargo, que las heladas estivales son 'esperables' en toda la
regin, an en los valles ms bajos, si bien all su recurrencia es de baja
probabilidad88.
Con el fin de relativizar y con ello avanzar comparativamente, se muestran una serie
de figuras que entendemos, son explicativas a nuestros fines de contexto.
El Bolsn - Lat.41 58' S. Long 71 37' W de G Elevacin 310 msm
40
35
MAX. ABSOLUTA
30
25
MAX.MEDIA
(AO 16 7 C)
20
15
10
MIN.MEDIA
(AO 3 3 C)
MIN.ABSOLUTA
-5
-10
1
10
11
12
Fig. 6. Temperaturas, valores extremos medios y absolutos. Fuente: Dimitri, M. (1982); serie:
1961-70
88
Cabe destacar que B. Willys, observador prodigioso, desarrolla sus impecables informes en 1914, con lo cual las
series de datos meteorolgicos apenas reuna unos lustros. En El Bolsn (1952-60), por ejemplo, tendremos Nov. 2,
Dic. 0.9, Ene. 0.1, Feb. 0.8 y Mar. 2.
Tesis C. S. Bondel
2008
75
Temperaturas Medias
Bs.As.-C.Rivadavia-EL BOLSON-Bariloche
25
20
20
15
15
10
10
T C
25
0
e
a
Buenos Aires
j
Comodoro Rivadavia
a
EL BOLSON
Bariloche
Ver consideraciones sobre eventos anuales o multianuales con anomalas climticas, en particular para la regin
Patagnica en Villalba (2003), Veblen y Lorenz (1988) y Donoso, (1994) (a).
Tesis C. S. Bondel
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76
90
Aunque con un desarrollo concentrado en latitudes ms altas (51S), es interesante ver la temtica en Burgos en
relacin al 'peso' regional de la Antrtida (1984:14).
91
Son varios los sitios y parajes de la Comarca donde se advierte el menor 'peso especfico' del viento (El Bolsn
urbano, Las Golondrinas y Cerro Radal, El Hoyo Norte, etc.); se puede corroborar con El Bolsn (aero) con calmas de
un orden de 620 / 1000 y una velocidad media anual que flucta entre 7 y 12 km/h segn las series. Est visto tambin,
que en sitios favorables a la condicin de venturi, los valores pueden llegar a los 15 a 20km/h en las medias mensuales
y con rachas mximas relativamente altas (entre 40 y 90 km/h); registros propios, estacin Barlovento 1997-2003 (El
Hoyo).
Tesis C. S. Bondel
2008
77
21
22
Fotos: 21 y 22. Las inversiones trmicas, situaciones recurrentes. Fotos del autor.
21: Ejemplo de retencin, lo visible es humo. Tambin son situaciones recurrentes en atardeceres
apacibles de verano, donde el material en suspensin es el polvo levantado por los automotores.
Amanecer invernal en Rincn de Lobos.
22: Nubes bajas ancladas por inversin trmica en los valles de El Bolsn, Epuyn, Puelo y Turbio. A
modo de isla el cerro Pirque (1890 m.). Toma de otoo.
Bolsones de fro o lagos de fro. Sobre procesos de inversin trmica asociados con la regin ver en Dentoni y
Cerne(1999:59-63) y Donoso Z. 1994 (a) (73-76).
93
Es una cualidad propia del rgimen de precipitaciones regional; por ejemplo San Martn de los Andes recibe en
verano entre 100 y 200 mm., mientras que en invierno caen de 700 a 900 mm.. Para mayores detalles ver: Cordon, V.;
Forquera, J. y Gastiazoro, J., 1993.
94
En otro aspecto, tambin debe destacarse que esta distribucin es inversa a los requerimientos de cultivos y
pasturas, por lo que el riego se convierte en una necesidad indiscutible.
95
Mientras en Bariloche (800 msnm) son esperables unas 30 nevadas anuales (Conti) y con la salvedad del importante
gradiente descendente Oeste-Este, en las partes bajas de la Comarca apenas si llegan a 5 por trmino medio.
96
Para completar el cuadro en mbitos poblados, repetimos de R. Barry "..es irnico que comienzos de este Siglo
(XX) los sanatorios estuvieran localizados en zonas alpinas por la pureza del aire de montaa" (357, traduccin propia);
la irona va de la mano con el hecho que el conjunto de las emisiones se concentran en los fondos durante las
inversiones de valle nocturnas, muy persistentes en invierno.
Tesis C. S. Bondel
2008
78
inclusive, puede esperarse una media entre 70 y 80 das con precipitaciones y slo
entre 25 y 30 das con cielo claro97.
Cabe consignar que, fundamentalmente, aunque no con exclusividad, en invierno son
esperables secuencias diarias de precipitacin de varias semanas98.
PRECIPITACIONES; Series 1958-94. Conti -INTA
E
27.7
22.6
El Bolsn
Bariloche
F
28.9
21.4
M
26.9
29.0
A
60.1
54.4
M
161.8
131.1
J
157.1
141.8
J
129.9
129.7
A
68.6
113.6
S
41.6
57.9
O
43.8
39.9
N
31.3
24.5
D
46.6
30.7
A
824.399
796.6
nov
dic
Tabla 3. Precipitaciones.
El Bolsn - Lat 4158' S. Long.7137' W.deG. Elevacin 310 m.
200
mm
150
100
50
0
ene
feb
mar
abr
may
jun
jul
ago
sep
oct
97
98
99
Tesis C. S. Bondel
2008
79
200,0
150,0
100,0
50,0
0,0
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
2001
Dic
Ene
Feb
Mar
Abr
May
1998
Fig. 10: Irregularidad en los totales pluviomtricos. Con cierta frecuencia ocurren anomalas;
vanse los valores alejados de las medias mensuales en ambas series (datos propios).
160
140
140
120
120
Evapotranspiracin
100
exceso
80
80
60
Dficit
60
Dficit
40
20
(mm)
(mm)
100
40
20
Precipitacin
0
Ene
0
Feb
Mar
Abr
May
Evapotranspiracin
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
Precipitacin
Fig. 11: Balance hdrico. Si bien faltan sealar el corrimiento por los perodos de recuperacin
(marzo-abril) y retardo (setiembre-octubre); las variables muestran el marcado peso
estacional. Elaboracin propia. Fuente: S.M.N..
Duracin de las heladas, intensidad de las precipitaciones, balance hdrico, direccin de los vientos superficiales,
asoleamiento sectorial y as, segn la problemtica a tratar
Tesis C. S. Bondel
2008
80
acuerdo con las condiciones regionales, tres tipos de situaciones sern decisivas:
cimas, faldeos y fondos de valle; asociados adems con consideraciones sobre:
pendientes, orientaciones, particularidades topogrficas y micro-relieves101.
101
Respecto del clima montas en general y su tratamiento profundo, se puede consultar Barry; por ejemplo ver, en
especial, la sntesis que desarrolla en el tem The study of mountain weather and climate (Cap. 1: 9-13), el Cap. 2 y el
tem Mountain and valley winds (Cap. 3: 167-182). Por otra parte, en esta obra se puede comprobar que nuestro
mbito recibe proporcionalmente escasa atencin cientfica (1992).
102
Tomamos de un informe especializado. Se utiliza el agua para riego en muy pequea escala, pero el uso turstico y
recreativo de los lagos es importante. El rgimen de los cursos es torrencial y debido a la ausencia de normas que
regulen la ocupacin territorial y el uso de la tierra, se generan daos por inundacin en diversos asentamientos
urbanos y rurales (Chubut, PROSAP, 2001).
Tesis C. S. Bondel
2008
81
riego y consumo. Claro que estos, por ahora, apenas superan lo artesanal y slo
involucran a varias decenas de chacras en produccin... (1996: 56).
Hoy el panorama es ms complejo, al crecimiento demogrfico y la expansin fsica de
la ocupacin espacial, se sumaron a efectos devastadores de las inundaciones de
1997, 2002 y 2004, para que las intervenciones ribereas en las cuencas AzulQuemquemtreu
(todava
en
obra)
Epuyn,
fueran
radicales,
generando
Metodologa controvertida por su condicin unitaria respecto de las inundaciones. Por una parte, los cambios en los
niveles de base con la profundizacin de los cauces supondra una dinmica de desecamiento potencial de varios
sectores; hecho por cierto buscado por algunos pero de trascendencia micro ecolgica, al menos, debatible. Por otra,
la intervencin por la urgencia gener modificaciones bsicamente inconsultas sobre el uso de los ros en materia de
recreacin y contemplacin, y por ahora se dira que han perdido potencialidad al respecto.
Tesis C. S. Bondel
2008
82
Profundidad
mxima (m)
la
rea
de
cuenca
(km2)
Puelo
199
45
180
111,4
57
3.040
Epuyn
300
17,5
148
92,4
33
506
Cholila
560
17,5
108
48,5
31
109
Escondido
750
9,8
s/d
s/d
s/d
s/d
Fuentes: www.hidricosargentina.gov.ar/75 ; www.mineria.gov.ar/ambiente/estudios/irn/chubut/ y Urza
Vergara, J. (1992: 77-91).
Lago
Cota
m.s.n.m.
con
mnimo medio
mensual
8 (mar)
12 (mar.)
6 (mar.)
Profundidad
media (m)
Longitud de
la costa (Km)
23
Foto 23: Desembocadura del ro Turbio en el lago Puelo, Parque Nacional Lago Puelo. Ntese la amplitud
relativa de lecho de inundacin peridica ocupado por material de arrastre (Foto de F. Ottone, 2004).
Por otra parte, aunque con una tendencia ascendente en materia de usos y
complejidad en materia de riego104, entendemos que mantiene validez aquello que
expresamos en su oportunidad, Pero, an as, acequias, pequeas piletas y esclusas,
conforman una parte inseparable de la infraestructura bsica para la produccin
agropecuaria. Sin ella, sus posibilidades son mnimas y, a decir verdad y en lo
104
Algunos datos dispersos: superficie empadronada en El Bolsn-Malln Ahogado es de 1.072 ha con 402 regantes
(2006). Fuente: www.hidricosargentina.gov.ar/75
En El Hoyo hay un potencial para riego de 1.050 ha, mientras que Las Golondrinas 311 ha. Fuente: Ongaro 1999.
Tesis C. S. Bondel
2008
83
105
Ver por lo indicativo, el artculo de Wittemeyer et al, donde enumera atractores relacionados con la cercana a las
reas naturales protegidas en general. (2008).
Tesis C. S. Bondel
2008
84
La perspectiva geohistrica
106
Respecto de la Patagonia en general y la Patagonia Andina en particular, es una constante que surjan y resurjan
consideraciones histricas en la raz territorial problemtica; para su verificacin, por ejemplo, basta consultar las
temticas de los mltiples Congresos, Seminarios, Jornadas y Simposios regionales realizados tanto en nuestro pas
como en el extranjero.
107
Vale advertir que el otro tiempo, el de la contemporaneidad, de lo cotidiano, como los modelizados por Hgerstrand
con dioramas, ser significativo en los dos ltimos captulos
Tesis C. S. Bondel
2008
85
La postura revisionista (neo-revisionista?) destaca con firmeza el uso peyorativo del trmino desierto como
sinnimo de vacio como estrategia de expansin territorial en la Patagonia. (ver por ejemplo en Bandieri (a),
2005:13-16 o en Novella, 2006) Sin dejar de coincidir en la esencia de la crtica; cabe considerar que tambin el
trmino lleva, y suponemos, ha llevado, una connotacin natural asociado, adems de con la bajsima densidad
demogrfica de los mbitos esteparios (a excepcin de Tierra del Fuego), la aridez generalizada, la falta de agua,
aspecto recurrente en cuanta fuente documental se consulte. (cf por ejemplo en Denis, 1987:178). En realidad, puede
afirmarse que la sentencia de Alberdi, "nuestro peor enemigo es el desierto", fue tan paradigmtica como de fcil reinterpretacin, segn el contexto de las diferentes circunstancias (ver por ejemplo en la obra de Sarobe donde se
retoma constantemente el mandato 'civilizatorio' (1943).
109
Tesis C. S. Bondel
2008
86
Por un lado, y an con el rigor de las lluvias y el fro del Oeste, estuvo el mar como
proveedor de alimentos 'seguros', entre fiordos profundos, abrigados y boscosos. Por
el otro, hacia el Este, la estepa patagnica, rica en recurso de caza y donde, en
especial con la incorporacin del caballo, temas crticos para los grupos nmades,
como la escasez de agua, el abrigo y traslado de petates, se simplificaron
notablemente. Se dira que el bosque fue para ellos, lugar de excursin o tal vez de
eventual intercambio (Musters, Cap. IV).
En todo caso y para nuestros requerimientos al respecto, resulta ilustrativo y
demostrativo de ser sta una temtica que slo puede extrapolarse a los espacios de
hoy de un modo apenas tentativo. Navarro Floria y Nacach, confirmaran esta
insinuacin cuando afirman en su introduccin al libro del viajero Guillermo Cox,
"...Otro misionero, el franciscano Francisco Menndez, pas varias veces en los
ltimos aos del siglo XVIII, reconociendo los alrededores del Nahuel Huapi y
describiendo un panorama humano de una impactante diversidad y movilidad. (...); ....
los nicos dueos de los pasos eran los pehuenches y los huilliches cordilleranos,
intermediarios y participantes en el circuito ganadero que una las estancias del campo
bonaerense con los mercados del sur chileno a lo largo de los grandes ros del norte
de la Patagonia y a travs del Neuqun, en una compleja red de relaciones nunca bien
conocida ni controlada por los centros de poder coloniales (2006:VIII); el subrayado es
propio. Valga nuevamente la consideracin, que todo indicara que la Comarca que
nos ocupa estuvo fuera de esos circuitos, en su periferia aislada. Seran, stas, tierras
de los Poya (grupo Tehuelche septentrional) (cf.: Casamiquela, 2006: 22) sometidas a
diferentes pulsos de contactos culturales (evangelizadores) y guerreros (esclavistas)
durante algo ms de dos siglos (1660-1880) desde la Chilo espaola112 y tambin,
ms tardamente, Mapuche. A la vez, tambin es vlido considerar a estos valles como
de circunstancial caza bagualera de otros grupos Tehuelche (Meridionales).
Se presentan, entonces, las bases del poblamiento regional moderno, aquel que
responde al devenir histrico del sur argentino, con un espacio estructurado a partir de
la conquista territorial y el establecimiento de una colonizacin acorde a los principios
y objetivos de la llamada Generacin del 80 113.
Los asentamientos se rigieron segn la oferta de recursos naturales, limitada por la
accesibilidad y las posibilidades de realizar intercambios de bienes econmicos desde
112
113
Adems de la Ley de colonizacin o ley Avellaneda (817 de 1876), las dos normas de aplicacin ms importantes
para la zona fueron en materia espacial, la Ley 1501 de 1884 o "Ley del Hogar" por las que se entregaban hasta 625
ha. para explotacin agropastoril (ej: Cushamen) y la Ley 4167 de 1903 o "nueva ley de tierras" que prevea la venta de
superficies de hasta 2500 ha. para pastoreo y 100 para agricultura y el arrendamiento de hasta 20000 ha. con opcin a
compra de la mitad de la superficie al finalizar el contrato. Se aplic con los ocupantes que se instalaban y solicitaban
el arrendamiento. Implicaba pagar pastaje y otras obligaciones. Adems hubo 51 leyes especiales y 7 decretos. Dentro
de estas leyes especiales entrara por ej. la Colonia 16 de octubre (Novella, comunicacin personal).
Tesis C. S. Bondel
2008
87
y hacia los diferentes mercados (Carabelli et al, 2000). As, entre 1885 y 1915-20, con
un retroceso del bosque en casi un 50 % durante las primeras dcadas del proceso en
la regin nordpatagnica cordillerana argentino-chilena114 y con el establecimiento de
pueblos, chacras, estancias y caminos, se consolidaron los ncleos de poblacin
definitiva.
Un nuevo paisaje se instal y la estructura agro-silvo-pastoril fue su rasgo
socioeconmico caracterstico inicial, aunque slo perdurable en los valles bajos de El
Bolsn y adyacencias y en la Colonia Valle 16 de Octubre y no as en valles y parajes
ms altos como los de San Carlos de Bariloche o la Vega Maip (San Martn de los
Andes), donde al condicionamiento fsico que impusieron las heladas tardas y
tempranas, el viento y la sequedad del verano, se le sum el agotamiento temprano de
los suelos y la pequeez del mercado; opciones que orientaron hacia el predominio de
la produccin primaria ganadera y forestal115. Eriksen aade a esta sumatoria el
desnimo ante intentos frustrados o situaciones productivas y comerciales vacilantes,
aspecto que, diramos, se traslada con el tiempo y que se retomar en los ltimos
captulos de esta tesis (1979).
Nos seala Abalern refirindose a las iniciales formas de ocupacin del mbito
cordillerano cisandino hacia finales del Siglo XIX, "... Crnicas de la poca hablan que
al norte del lago Nahuel Huap, las tierras de las Pampas Occidentales y de las
estribaciones orientales de los Andes hasta la desembocadura de los Lagos, fueron
ocupadas por ganaderos argentinos. En cambio, al sur (...) la colonizacin ha venido
principalmente de Chile, ..." y contina tomado como referencia las actividades
comerciales de un activo colono de origen alemn, "...Antes de fin de siglo las
actividades de Don Carlos Wiederhold, principalmente, haban permitido despachar
hacia Chile 300.000 kgrs. de lana, e ingresar 93.000 kgr. de carga general, ..." ( 1992:
2 y 4).
Convendr insistir con el aislamiento fsico comarcal, esta suerte de encierro que pudo
igualmente sostener a las pequeas comunidades ya instaladas. Los comentarios que
siguen corresponden a la dcada de los aos 1950, pero sirva de ilustracin sobre los
temas de espacio-tiempo y accesibilidad, de los cuales se podra abundar (el dato de
poca que tomamos de la zona de Carrenleuf):
"...El rendimiento de marcha en el camino Corcovado - Puente Carrenleuf (25km), es
el siguiente:
114
De sumo inters es la consulta de Veblen y Lorenz (1988), as como los mapas topogrficos levantados a principios
del S. XX por Bailley Willis y su equipo, donde se identifican las enormes superficies con quemazones de los bosques
(1988).
115
En este sentido resultan de sumo inters las detalladas observaciones que hace Wolfgang Eriksen respecto del uso
agrcola y que dan por tierra con la imagen agrcola exitosa andino patagnica (1970:58-62; traduccin indita de
Muriel Sauzet; gentileza de Susana Lara)
Tesis C. S. Bondel
2008
88
- Catango, 48 horas.
- Jinetes, 3 horas.
- A pie, 1 jornada.
- Automvil, 40 minutos.
Si bien se trata de un paraje extra-comarca, sus condiciones fsicas y culturales
pueden considerarse anlogas (Clifton Goldney, 1964:26-7):
Otro ejemplo revelador es el que rescata Flix Vidoz, cuando relata que en los aos
'40, el primero de los guardaparques de lo que se llam Anexo Puelo del Parque
Nacional Los Alerces, iba a cobrar sus sueldos desde Lago Puelo a Villa Futalaufquen
a caballo, tardando tres das en ir y volver, recorriendo unos 140 km desde Lago
Puelo(1998).
Fue con la demorada llegada del ferrocarril a San Carlos de Bariloche (1934) 116, que,
podra decirse, la administracin poltica del pas encontr una nueva forma de
participar del desarrollo del Oeste patagnico. La fundamental reduccin de la
distancia-tiempo no slo signific la readecuacin de la economa domstica, sino que
tambin motoriz mltiples instancias decisivas apoyadas en la condicin paisajsticasimblica (la Suiza argentina) y fronteriza, en trminos de potencial disputa.
Gran parte de la clase dirigente 'visible' con sus vnculos terratenientes y proclive a la
visin europeizante del destino nacional, tuvieron en estas montaas patagnicas su
propio lugar de encanto, de excelencia. La conservacin tuvo el guio poltico
aristocrtico y los Parques Nacionales fueron una va interesante en trminos
territoriales. El turismo, inicialmente, segua esquemas europeos y la infraestructura
acompa esta tendencia bsicamente clasista. Los grandes hoteles, financiados por
el Estado, embarcaciones, puentes y caminos, abrieron paisajes majestuosos e
imprimieron una nueva organizacin regional del espacio.
A todo esto la Comarca, con su aislamiento e impronta de sustentabilidad bsica,
apenas pudo participar muy tangencialmente en empresas de magnitud, en todo caso,
s se pudo apreciar un re-direccionamiento econmico que progresivamente nutri los
flujos hacia y desde Bariloche. Se necesitaran dcadas para consolidar la tendencia,
pero cabra arriesgar que ese autismo territorial caracterstico tampoco habr sido un
gran generador de necesidades. Debe contemplarse, para el caso, que los valles
chilenos linderos, permanecieron por dcadas en estado de mayor aislamiento an, de
116
Resulta sumamente indicativa la lectura de Pierre Denis (1920) y su obra sobre la Argentina en la segunda dcada
del S XX. Por entonces, con la seguridad de la rpida llegada de las obras ferroviarias a todo los valles andinos y las
posibilidades de contar con energa hidroelctrica, la figura del poblamiento y la colonizacin se mantena como
indiscutible. Cita Denis a B. Willis "... La hulla blanca har (...) una gran regin industrial e implantar la vida urbana...".
Siendo que B. Willis proyect con detalles una ciudad industrial de 40.000 habitantes en el extremo oriental del lago
Nahuel Huap (1987:183-186).
Tesis C. S. Bondel
2008
89
modo que su mnimo peso geopoltico seguramente habr incidido para sostener este
cuadro de situacin117.
El esquema que sigue en seguida (fig. 13.), reproduce una sntesis evolutiva que trata
de reflejar la secuenciacin del orden territorial a travs de los aos, poniendo nfasis
en los cruces temporo-espaciales ms trascendentes y que en general continan
reflejndose en las actuales modalidades de la instalacin humana comarcal.
Con estos antecedentes a la actualidad, fueron cuatro los cortes temporales que, en
materia de usos, se tomaron como relevantes de los aspectos esenciales que hicieron
y hacen a la organizacin espacial comarcal. Estos son: 1895-1905, 1930-40, 1960-70
y 1985-95. Se trata de dcadas que podran denominarse culminantes y a la vez
'bisagras', de tendencias de ocupacin y explotacin de los asentamientos, y, con ello,
indicadores estructurales del territorio118.
LA COMARCA EN EL ESPACIO-TIEMPO
117
Distinto fue en otros mbitos limtrofes ms favorables para la colonizacin agro-ganadera; por ejemplo, en los aos
'40-'50, el caso de litigio "Palena - ro Encuentro", 300km ms al Sur de la Comarca, evidenciaba la mejor condicin de
enclave militar de Esquel.
118
Los diez aos de rango significan tan slo un lapso prudencial para que esta condicin de culminacin y
readecuacin de modalidades pudieran concretarse y no una demanda metodolgica.
Tesis C. S. Bondel
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90
SECUENCIACIN ESTRUCTURAL
Las lgicas territoriales (en base a Claval 1999: 244-51)
- Pre 1884: territorios indgenas, espacios de lgicas de produccin primaria perifrica; caza, recoleccin y
trnsito-intercambio hacia el barlovento andino inicialmente Poya (cf.: Casamiquela, 2006: 22). Pulsos diferentes
durante algo ms de dos siglos (1660-1880) en funcin de la expansin espaola (Chilo) y Mapuche.
- ~ 1885-6: comienza el 1 arribo (espontneo); de lgica pionera, del derrame posterior a la conquista militar de la
regin. Tiempos de la 'frontera libre' (cf.: Bandieri (b), 2005: 8-9)119. De las exploraciones, demarcaciones y
ocupaciones de sitios; de la marginacin socio-territorial de los indgenas y de las bases de proyectos colonizadores.
119
A comienzos del S XX, desde San Carlos de Bariloche lleg a existir, con una frecuencia semanal, un servicio
regular de transporte a Chile por el Paso Prez Rosales (Lara, 1970: 95)
120
Ver interesantes aportes al respecto y su diagrama ilustrativo en Mendes y Blanco (2004: 6-9)
121
En este sentido ya resultaban categricos los ndices negativos (expulsores) de los Departamentos Pilcaniyeu
(-21.7) y orquinco (-22.5), 1947-60; ver en Miatello, 1970:148-50, donde, adems hace un nutrido anlisis de
variables demogrficas a nivel departamental de Bariloche (Ro Negro) y Los Lagos (Neuqun), adems de
provinciales patagnicos.
122
Nos sentimos tentados de adoptar los criterios de Ojeda Rivera en su visin crtica del desarrollo de las reas de
montaa (2004:273-75. El autor enfatiza el paso del modelo colonial de explotacin de recursos al modelo colonial de
poblamiento, pero preferimos evadir la analoga, en vista de las diferencias importantes en materia de la geohistrica
del poblamiento de las montaas patagnicas con otros mbitos mundiales con races mucho ms profundas en el
tiempo. Es, claro est, sin dejar de valorar las numerosas coincidencias en materia del proceso contemporneo.
123
Como titulan Lopez Trigal y Guichard una seccin de su libro para el caso de la frontera luso-hispana " La frontera,
espacio repulsivo y nuevo espacio de atraccin..." (2000).
Tesis C. S. Bondel
2008
91
124
Nos referimos al contexto fronterizo con el sentido que desarrollan Prescott 1978: 31 y 32 y en Haggett, 1988:488).
Personajes fundamentales a la hora de sostener la vida aislada, sin intercambios regulares posibles, de cuanto
poblador dedicara sus esfuerzos a buscar su sustento en estas 'nuevas' tierras.
125
Tesis C. S. Bondel
2008
92
Tal vez, y respecto exclusivamente al rea que nos ocupa, esta convivencia explique
en algo los magros resultados iniciales de la colonizacin, para los valles que ya se
identificaban como de los mejores, sino los mejores de la Patagonia Andina, en sus
condiciones agro-ecolgicas. Habr que esperar varias dcadas del Siglo XX para que
la cuenca del Puelo, con El Bolsn como referente zonal, tuviera una conexin
rutinaria con su entorno argentino. La endeble conexin de las tierras intermontanas al
sur del Nahuel Huap, tuvieron en montaas, ros, mallines-pantanos y bosques,
escollos slo salvables con importantes obras de ingeniera.
Fueron las localidades de la 'antesala' andina (orquinc, El Maitn y Epuyn) los
pequeos y vitales enclaves que actuaron de nexo necesario. Un inspector de
Escuelas, como el mejor explorador, describa a partir de su raid las vas de acceso a
El Bolsn en 1911, "...y slo puede penetrarse por dos estrechas entradas: por el
boquete del Maitn, al noroeste, entre las cadenas Piltriquitrn y del Serrucho y por el
boquete del Pirque. Los pobladores llaman a la primera, "Puerta del Cielo" y
la
segunda "Puerta del Infierno"..." (Martnez, 1913). Cabe decir que la segunda entrada
impona al menos ocho cruces (vadeos) al ro Epuyn.
Tesis C. S. Bondel
2008
93
Con este cuadro y ante las nuevas instancias territoriales de una ganadera que
penetraba en cuanta tierra ofreciera posibilidades, con el acompaamiento de una
cultura de raz europea y criolla-mapuche de tradicin agrcola, y con ello sedentarios,
los valles se abrieron a formas de ocupacin inicialmente espontnea. Formas de
ocupacin que, en cierto modo, y tal como anticipamos al tratar las condiciones agroecolgicas distintivas de la Comarca, devinieron casi en autnomas, al generar una
economa domstica de autoconsumo con instancias espordicas de intercambio en
materia agro-ganadera-silvcola y alguna actividad artesanal vinculada con la madera
(ver en Bondel-de Almeida 1996:58-60).
Estructura espacial 1895 - 1905
126
Enorme impacto por incendios sobre la masa forestal asociado a titnicos esfuerzos en la
culturizacin del paisaje natural en funcin del arraigo (incendios de campo, desmontes,
destoconamientos para el laboreo primario)127.
Economa de base familiar de autoconsumo y cierta sustentabilidad bsica, con orientacin
hacia la incorporacin tecnolgica para la produccin a escalas artesanales de
intercambios.
Visible y vital presencia del comercio informal. Gradual cada del comercio mercachifle con
Chile y progresivo reemplazo hacia el Atlntico y Neuqun (europeos y sirio-libaneses).
Las autoras, as como demuestran la actitud gubernamental y de sus 'acompaantes' particulares, hondamente
celosa hacia los chilenos, plantean tambin otra alternativa seguida por los migrantes trasandinos en la Argentina, en
funcin de lo inaccesible de los valles del Sur chileno desde su propio territorio , "... una vez ingresados (...) a
Neuqun, donde la presencia estatal argentina, si bien dbil, era al menos evidente (...); la decisin de moverse hacia
el sur haya estado guiada, por la intencin de ubicarse nuevamente en espacio chileno pero con mayores posibilidades
de acceso a la propiedad de la tierra que en sus lugares de origen". (2005:40). Al respecto, ver tambin los breves
pero, como lo es toda su obra, rigurosos comentarios de Pierre Denis (1987:176-178)
127
Cultus, del latn, cultivo hacer fundamental del hombre que garantiza la subsistencia y la continuidad, con todo lo
que para ello hace falta (Garreta y Bellelli, 1999, en Novella, Informe indito 2006.
Tesis C. S. Bondel
2008
94
128
129
En especial por el otorgamiento, apresurado e incongruente con los propsitos de la colonizacin, de extensiones
de hasta 20.000 ha. en terrenos subandinos. Estas grandes extensiones, como la de la Compaa de Tierras, se
entregaron por la ley de colonizacin o ley Avellaneda (817 de 1876) con el propsito de colonizar, cosa que nunca se
cumpli y cuyas obligaciones se anularon con la Ley de "Liquidacin" de 1891 (Com. personal M.M. Novella; tambin
ver en Dumrauf, Cap. 16, y de Lasa, L., 670-1
Tesis C. S. Bondel
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95
Mapa 5:. Estructura bsica de las tenencias colonias, grandes estancias, tierras fiscales y Parques
Nacionales. Zoom al mapa general del NW chubutense y extremo SW rionegrino de W. Eriksen (1970:
78). Ref.: Col.: colonias; F: tierras fiscales; CTS: Compaa de Tierras de Sur (estancias con 20.000 ha.
de extensin).
Tesis C. S. Bondel
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96
tomada.
Esto no obst para que el tema limtrofe y sus vaivenes polticos estuvieran presentes,
tanto en los medios de prensa como en alguna bibliografa ocupada del tema130. Fuera
la integracin y potenciales estrategias de intercambio y planteos comerciales biocenicos131, as como tambin de disputas y planteamientos de conflicto. De
cualquier forma, los casos ms dramticos como los del ro Encuentro132, los de las
islas Sudorientales del archipilago fueguino o de Laguna del Desierto y los Hielos
Continentales, ocurren tardamente y como resultados de imprecisiones espaciales
especficas, no ya como instancias de poblamiento general.
La dcada de 1930-40 muestra, entonces, un espacio con usos agro-ganaderos y
silvcola extractivo ya definidos; las innovaciones vendrn de la mano del Estado,
donde las reservas para usos pblicos comienzan a materializarse, as como se
establecen el definitivo espacio para el Parque Nacional Lago Puelo (1937)133.
Estructura espacial 1930 1940.
Desvinculacin fsica prcticamente total con Chile (Novella y Finkesltein, 2005:42), si bien
la poblacin chilena y argentinos hijos de chilenos son mayora absoluta (ver Vapnarsky
1982:117-9) 135.
Regularizacin inicial de las tenencias a colonos nacionales o extranjeros 'no-limtrofes',
acordes a los planteos de base chacarera (produccin primaria familiar).
Ocupacin plena de los fondos de valle y terrazas intermontanas de mejor aptitud agroecolgica.
Agricultura cerealera comercial de pequea escala y horticultura domstica en fondos de
valle y algunas terrazas de buena aptitud.
130
Hennessy en su sinttico y gil anlisis histrico de la frontera en Amrica Latina, destaca la hipersensibilidad
fronteriza chilena-argentina, como un feroz imperativo territorial (1978:108).
131
Ver una sntesis orientadora en Bandieri (b) (2005)
132
Lo sucedido respecto de la llamada cuestin del Ro Encuentro (1955-66), a unos 300 km al Sur de la Comarca, y la
recurrencia al arbitraje britnico, resulta ilustrativo de situaciones puntuales propias para una cordillera boscosa y
escasamente habitada. Ver interesantes datos y antecedentes, incluso en materia de poblamiento, en Clifton Goldney
(1964).
133
Es un buen ejemplo de lo afirmado con anterioridad respecto del decisivo peso de la administracin nacional. Este
Parque, como los otros, se establecen por sobre explotaciones agropecuarias y madereras asentados con anterioridad,
en algunos casos de hasta 50 aos y que dar pi a situaciones irritantes que todava hoy estn en discusin. Ver
ejemplos especficos en Vidoz, (1998)
134
En una primera instancia el vnculo caminero con San Carlos de Bariloche fue a travs de un rodeo fuera de la
cordillera por orquinco-Las Bayas-Nirihuau (en Daus 1970: 49);
135
Ver casos demostrativos de la exclusin de chilenos reinsertados a su pas, en Blanco et al (1999).
Tesis C. S. Bondel
2008
97
Consolidacin del equipamiento bsico en los parajes escuelas, polica, hospital y correo.
136
Es posible especular que El Bolsn y zona de influencia, y a pesar de la definitiva prevalencia de habitantes de
raigambre chilena, no fue un bastin prioritario visto desde la estrategia militar en los Andes Patagnicos. San Martn
de los Andes-Junn de los Andes y San Carlos de Bariloche, as como Las Lajas y Chos Malal ms al Norte, en cambio,
habrn tenido en el peso demogrfico-econmico trasandino un condicionante primario.
Tesis C. S. Bondel
2008
98
Foto 24: Chacra andina tradicional ya consolidada. Al fondo, faldeo Noroeste del cerro Piltriquitrn. Foto
del autor, 1989.
Esta afirmacin, que comprobable simplemente por cuestiones de vecindad y vnculos personales, merecera
profundizarse en planteos hipotticos, que verifiquen el grado de trascendencia local que reviste la presencia de
pobladores de la costa, especialmente chubutense, con una progresiva gama de intereses econmicos y familiares.
Tesis C. S. Bondel
2008
99
paradigmas
culturales,
que
entre
otras
motivaciones
sustanciales,
138
Ver la importante sntesis que desarrolla Bandieri (a) respecto de muchas de las circunstancias territoriales
asociadas a la secuencia Frondizi - Ilia - Ongana (a 2005: 351-55)
139
En orden a tener referentes cuantitativos de poca, se puede ver en Miatello consideraciones especiales para con el
Paso Prez Rosales (220-1).
140
Debe atenderse tambin que, como todos o casi todos los pueblos 'chicos' El Bolsn y la zona, tambin ofrecan un
panorama propio de los movimientos contemporneos campo- ciudad y tanto Buenos Aires, como Comodoro Rivadavia
y seguramente el Alto Valle y San Carlos de Bariloche fueron receptores de migrantes comarcales, especialmente
laborales y estudiantiles (cf.: Daus, 1970: 52).
Tesis C. S. Bondel
2008
100
Mapa 6: Extracto de mapa del Automvil Club Argentino editado en 1967. Ntese que las dos nicas
localidades que constan como tales son las de El Maitn (la de mayor jerarqua entonces) y la de El
Bolsn, mientras que los actuales pueblos son slo parajes. Tambin se destaca la inexistencia de
caminos pavimentados.
141
Tal vez, dadas sus frecuencias y capacidad portante, la lnea Buenos Aires - Neuqun - Zapala haya sido una
excepcin.
142
Localmente, resulta de sumo inters contrastar la cartografa de B. Willis, con las cartas actuales (de excelente
factura son las del Automvil Club Argentino). Se puede profundizar sobre el tema y para todo el mbito nacional en
Roccatagliata (1988). Tambin en Randle (1981), puede visualizarse fcilmente la evolucin temporal del mbito
nacional en materia de infraestructura.
Tesis C. S. Bondel
2008
101
143
Hubo importantes intentos en sentido contrario, en particular merced de la poltica de Unin Econmica entre Chile y
Argentina segundo gobierno peronista. Ver en Bandieri (a), 2005: 350). Pero no ser hasta la dcada de los aos '90
en que realmente se concretaran acciones en sentido inverso. De hecho, las localidades trasandinas de Segundo
Corral y Llanada Grande, pobladas por chilenos pero desde la Argentina y con vnculos familiares en la Comarca,
vivieron largas dcadas de total aislamiento dadas las restricciones que impuso (y an impone) naturalmente el medio
fsico para vincularse con el resto de Chile y la mutua poltica de 'cerrojo' fronterizo.
144
Ver la reproduccin detallada de los fraccionamientos de S. C. de Bariloche y su contexto urbanstico en Abalern
1992. Tambin se trata el tema en Kaufmann, 1970: 111 y 120.
Tesis C. S. Bondel
2008
102
145
Con de Almeida (1996: 64) sealbamos para El Bolsn, "Un continuo cambio y 'recambio' de rubros es observable
casi a simple vista; como reflejo de esta situacin los pedidos de altas y bajas en habilitaciones comerciales pueden
ser ilustrativas:
1990 1991 1992 1993 1994 (enero-mayo)
ALTAS
130 137 228 210 144
BAJAS
50
75
30
50 93
146
Fenmeno por cierto que no nos es exclusivo. Sirva de ejemplo como en su tesina en turismo, sobre Migrantes de
amenidad, Mariela Marchissio cita, entre varios, ttulos como estos: Sustainable Mountain Communities y Global
Phenomenon and Strategic Paradigm For Sustaining Mountain (2007).
Tesis C. S. Bondel
2008
103
Localidades andino-patagnicas
Fig. 13. Esquema de los flujos poblacionales dominantes. Patagonia Andina (1985 y
contina).
Fuente: elaboracin propia de base esencialmente emprica y como corolario de las conclusiones de
entrevistas agentes inmobiliarios y otros informantes clave (PI Bondel et al 2002 en especial entrevistas
de Ana Raimondo, M. Gonzlez, Guillermo Scartascini y Carla Augustaci, as como de la participacin
varios encuentros y talleres relacionados con temticas territoriales, en especial el Plan Estratgico de
Treveln, UATA y Municipalidad de Treveln (2006) y de la participacin en el Esquel, SEAS (2001).
Con todo, el aislamiento vial (ruta/s afaltadas) con el resto de la regin no ofreca
mayores variantes respecto del corte anterior, aunque sin duda debe valorarse
especialmente el cambio estructural que signific la pavimentacin intra-comarca
(1980-85) de la Ruta Nacional 258 (actual R. N. 40), resultado de las polticas
camineras nacionales de decidido sesgo geopoltico y que represent la consolidacin
de un eje troncal alrededor del cual el espacio sent sus bases actuales.
Con unos 50 km lineales asfaltados entre Epuyn y la periferia Norte de El Bolsn, la
dinmica interna fue acomodndose a nuevas pautas de accesibilidad, an cuando
todava se necesitaban 4 a 5 horas para hacer el tramo de 130 km a San Carlos de
Bariloche y otro tanto a Esquel (180km).
Es en estos aos cuando la Feria Regional se establece con regularidad semanal para
ir constituyndose en uno de los mbitos ms dinmicos y econmicamente
significativos de la Comarca. Cabe entonces atribuirle su origen y desarrollo inicial, no
slo al nuevo perfil demogrfico-cultural propio de la inmigracin creciente, sino
tambin a las nuevas condiciones de movilidad interna.
Tesis C. S. Bondel
2008
104
Precisamente es sobre el final del corte cuando se concreta el asfalto de los tortuosos
75km. restantes hacia el Norte, vinculndose as la Comarca con la red caminera
nacional pavimentada y con ello hacia 1995-6 puede hablarse, sin margen de dudas y,
como se ver en el captulo siguiente, que se concreta el desenclave zonal.
25
26
Fotos 25 y 26. Resultado espacial de 25 aos de transformaciones en El Hoyo, 25: 1979 y 26: 2005.
Ntese que son coincidentes la figura a modo de Y sobre el centro en la foto 25, con la misma figura
ubicada hacia el ngulo inferior izquierdo de la 26. (Fotos: 25, Tato lvarez y 26, F. Ottone).
Merece un comentario aparte el tema fronterizo. Resulta singular que la Comarca, con
ms de 100 km. compartidos con Chile, prcticamente no tuviera ms que una
dinmica de intercambio apenas micro-domstica. La falta de poblaciones trasandinas
cercanas y lo quebrado del relieve, seguramente explican mucho de esta condicin,
pero, como se ha visto, en nuestro pas hubo intencionalidad poltica en operar a favor
de las fuerzas centrpetas en la periferia nacional. Es en los '80 y asociados tambin al
surgimiento de los planteos dominantes neo-globalizadores, cuando se hizo manifiesto
un cambio bsico en el planteo fronterizo internacional. Con ello el reemplazo
conceptual de la frontera-muro por la frontera de integracin y cooperacin, comenz a
estar presente en el discurso, claro que con resabios celosos a ambos lados. De
cualquier modo, todo indica que es una direccin a mantenerse y con ello la Comarca
deber enfrentarse a una nueva posibilidad de cambios territoriales trascendentes.
Estructura espacial 1985 1995.
Tesis C. S. Bondel
2008
105
II.2.4.
Perspectiva
geoeconmica.
Actividades
algunas
cifras
orientadoras.
Presentada la funcionalidad territorial bsica y las caractersticas sustanciales del
medio natural y geohistrico, recurrimos nuevamente al planteo problematizador
anunciado en el marco terico y con el que es abordada la realidad local a modo de
espacio abierto, en sintona con el enfoque ya mencionado de Labasse.
Cabe recordar aqu que, atentos al planteo de una de las hiptesis cruciales de esta
tesis, los asuntos econmicos ms atendidos sern aquellos con un sustancial
contenido anmico-afectivo. Ejemplificando la orientacin del anlisis en este captulo
especfico, puede valorarse el ejemplo que da la Feria Regional El Bolsn, fuerte cono
de actividad comarcal, donde segn datos fidedignos, slo un 14% de los feriantes
tuvieron como motivacin de la eleccin de autoempleo a la rentabilidad, mientras que
la vocacin y las circunstancias, agrupan un 70% de voluntades (Marchissio, Guido.
2007:45)147.
Tambin es importante recordar que el tratamiento analtico se ocurre frente a
transformaciones continuas, en mbitos de cierta similitud con las modalidades
pioneras tradicionales, pero donde, en principio, aquellas entidades socio-culturales de
fuerte raigambre histrica en el pas como familia (en su sentido amplio), iglesia,
nacionalidad, corporacin, etc., aparecen desdibujadas o, tal vez re-dibujadas, en un
147
La Feria Regional El Bolsn es un seguro referente; ver sus caractersticas estructurales en materia de empleo y
dinmica, consultar el importante e interesante anlisis de base realizado por G. Marchissio (2007). De menor
profundidad pero con resultados anlogos, alcanzaron alumnos en trabajos prcticos del Seminario Geografa de la
Patagonia, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, UNPSJB. Octubre, 2006.
Tesis C. S. Bondel
2008
106
como
modalidad
de
poblamiento
pretendida;
dispersin
asociada
Salvando la complejidad propia de las regiones, hay similitudes ciertas con el paradigma que Ojeda Rivera
denomina cloroflico cuando se refiere a la montaa europea, en particular ibrica (2004); sirva de ejemplo que entre
los aspectos positivos que le significa a los feriantes trabajar en la Feria Regional, la autonoma es decididamente la
cualidad ms nombrada Marchissio, G. (50)
149
Facultad de Agronoma, Universidad de Buenos Aires y Fundacin Cooperar, El Bolsn, 2001-2005.
150
Con todo, apenas algo ms del 10% de los productores podra enmarcarse con un perfil de autoconsumo, mientras
que la generalidad se sostendra en funcin de ingresos complementarios extra prediales (ver Chubut, PROSAP, 2001:
Conclusiones).
151
Ver tambin en Marchissio, Mariela. (2007)
152
Si bien se entra en un plano de discusin que nos aleja de nuestras temticas centrales, todo indica que esta figura
simplemente excluye de su estructura a los sectores de niveles socio-econmicos menos favorecidos, dejndolos en el
simple planteo de lo que se da por llamar efecto derrame y sus aciagos resultados. Las condiciones de pobreza y
marginalidad, de un peso sustantivo en trminos demogrficos, no slo no son novedosas en los centros tursticos
andino-patagnicos, sino que se muestran crecientes, an en instancias de bonanza turstica. Carlos A. Abalern
avanza decididamente sobre el tema e incorpora importantes trabajos sectoriales sobre la temtica (1995 y 2006).
Tesis C. S. Bondel
2008
107
154
La resistencia hacia actividades o modalidades que sugieren un impacto importante sobre el medio natural es,
desde hace ya varios lustros, unas de las caractersticas ms reconocidas externamente sobre la Comarca (municipio
no nuclear, no a las represas, no a la minera, a ciertas obras de infraestructura, y muchos etcteras). Con ello, las
explicaciones de los resultados econmicos del devenir territorial, se alejan decididamente de la ortodoxia y su
explicacin sera ms propensa a sostenerse en patrones culturales.
155
Debe recordarse que espacios de consumo han existido largamente en la historia y las culturas; lugares recreativos,
villas veraniegas, balnearios y dems, no son un producto post-moderno. Pero se dira que s es primario en nuestros
tiempos, de la mano de una realidad geopoltica homogeneizante, de las posibilidades tecnolgicas y del rumbo de los
gustos. Estos espacios ocupan un lugar central, desplazando a posiciones secundarias a la tradicional realidad
econmica moderna, basada en la produccin industrial y agropecuaria y a las polticas territoriales sostenidas en
cuestiones como la seguridad nacional en un marco de rivalidad hemisfrica-ideolgica. Dimitriu desarrolla el tema con
nfasis en la Patagonia; su anlisis arranca desde la grilla de prcticas espaciales de Harvey (2001).
Tesis C. S. Bondel
2008
108
156
Aunque desarrollado en el devenir de una importante crisis, ver de M. Muscillo, artculo sobre la construccin, su
importancia regional y comportamiento fluctuante. Suplemento Patagonia Economa, diario Piltriquitrn, El Bolsn. Nov.
1999.
Tesis C. S. Bondel
2008
109
El sector inmobiliario sobresale como un 'captador' importante de inversores extrazonales y extra-regionales presentndose as como un disparador de negocios locales,
tanto en materia constructiva como de ahorro. Esta condicin, por otra parte y como ya
se planteara en el contexto problemtico en la Primera Parte, provoca un alza en los
precios relativos que prcticamente excluye del acceso a la tierra a los sectores
locales menos acomodados y medios.
Por otra parte el sector productivo primario involucra a algo ms de 300 explotaciones
agropecuarias-silvcolas que son las que estructuran mayormente el espacio
productivo comarcal158, toda vez que el bosque natural sin explotar, el desierto andino
de alta montaa y los mbitos urbanos, suburbanos y asentamientos poblacionales
dispersos completan un mosaico propio de una Comarca de montaa con fuertes
limitaciones naturales.
Respecto de las extensiones se afirmaba con cierto optimismo en un informe
especfico en materia de cultivos,.... "no es posible estimar con precisin la expansin
de las superficies que se destinarn a los diferentes cultivos". Tentativamente se
estim una progresin para el lapso 1999-2005: un piso de 1200 has. para las frutas
finas, otras 1200ha. en horticultura y unas 600ha. para otras alternativas intensivas
(aromticas e industriales) (Fiorentino et al,1998).
157
La temporada alta, en sentido estricto, ocupa slo unos 45 das. (Fiorentino et al, 36).
Las cifras difieren, pero segn se puede constatar de diversas fuentes, podra afirmarse que en el sector rionegrino
existen algo ms de 150 explotaciones, mientras que en el chubutense rondaran las 170. Censo Nacional
Agropecuario. Direccin General de Estadstica y Censos de Ro Negro (2002). Chubut, PROSAP, 2001: 11
158
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110
Sobre conectividad.
Con la conectividad se recurre a una de las figuras geogrficas explicativas clave a la
hora de buscar instancias de sntesis en cuestiones del espacio. Esto cobra mayor
valor si, atendiendo la condicin comarcal de haber tenido en su posicin geogrfica
uno de las principales, sino la principal, cualidades decisorias de su acaecer territorial.
Cabe considerar que nos referiremos a la conectividad fsica. Si bien son evidentes
mltiples efectos generados desde las nuevas conectividades virtuales, en especial a
partir de la llegada de la fibra ptica y el uso de otras tecnologas de punta, tambin
cabe entender que todava son incipientes y requeriran de un planteo analtico que
nos excede.
La Comarca en el pas y el mundo.
Como se indicara al presentar a la Comarca en su funcionalidad territorial bsica, el
estar enclavada en los profundos y 'receptivos' valles cordilleranos, en la periferia de
una estructura territorial nacional y en circunstancias histricas propias de no tener
otra alternativa gravitatoria que aquella vinculada a la regin pampeana con
centralidad en Buenos Aires, marcaron (y an mantienen un decisivo peso relativo)
una configuracin geogrfica singular.
El aislamiento fsico, en especial en materia de conectividad comercial, ha generado
ciertas condiciones de sustentabilidad primaria, a modo de suplemento de los
relativamente importantes recursos provenientes del aparato administrativo y poltico
mantenido, tanto desde las respectivas capitales provinciales (Territoriales hasta
1955-56) como desde la gobierno nacional. Se ha visto en las estructuras espaciales
de los cortes temporales, cmo a travs del tiempo, el aislamiento relativo y sus
consecuencias favorables y contrarias han sido una constante.
Pero, como se destac en el captulo anterior, en la actualidad persiste lo que dimos
en denominar el 3er arribo (hacia el desenclave). Situacin que, desde la
pavimentacin del tramo restante de la Ruta Nacional 40 para unir la Comarca con
San Carlos de Bariloche, concluye con su desenclave fsico e integracin a los
sistemas de corredores tursticos, hecho potenciado con la culminacin, tambin en la
segunda mitad de los '90, del tramo El Bolsn-Esquel, con lo cual la Comarca se
enlaza con la red caminera pavimentada nacional, tanto desde el Sur como desde el
Norte, incluyendo adems su vinculacin internacional con la red vial troncal chilena.
Sirvan de muestra los datos que siguen y que por su posicin de registro resultan
Tesis C. S. Bondel
2008
111
Totales:
Ao
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
TMDA
639
613
550
506
690
901
1048
1227
Tipos de vehculos:
Ao
Autos y Camionetas.
Bus
S/Acoplado
C/A
Semi
2007
79,6
3,7
9,2
1,3
6,2
Debe tenerse presente que la denominacin 'corredores tursticos', no es tan slo una
figura descriptiva, estamos ante sistemas de vinculacin que lejos de concluir en los
espacios regionales, se proyectan internacionalmente, provocando adems de nuevas
dinmicas fronterizas, un reacomodamiento en las redes de transporte terrestre y
areo.
Foto 27: La Ruta Nacional 40 (ex 258); el completamiento del pavimento hasta Bariloche y Esquel implic
una instancia decisiva en materia de 'desenclave' y ordenamiento espacial. Tramo al Norte de El Bolsn.
Foto del autor (2006).
Valrese que para el 2007 en el tramo intermedio El Bolsn-San Carlos de Bariloche, es decir alejado de la
influencia del trnsito local de cada localidad, el valor total de transporte automotor medio diario ha sido de 1400
unidades. Fuente: Vialidad Nacional, 2008.
Tesis C. S. Bondel
2008
112
'globalizados' y las prioridades en materia de vnculos areos deben verse, casi con
exclusividad, sujetos a la dinmica del turismo internacional en sus vnculos con
Europa y Estados Unidos160.
En materia de lneas de transporte terrestre, el antes y el despus, es manifiesto.
Baste considerar que de contar con no ms de 5 frecuencias diarias entre El Bolsn y
Bariloche a comienzos de los '90 y una duracin media de 4 hs. de viaje, se ha pasado
a 15-20 trayectos regulares en al actualidad que no superan las 2hs. de duracin. Otro
tanto ocurre con Esquel, cuando de slo dos frecuencias diarias regulares y, al menos,
5 hs. de duracin, se ha pasado a 7-9 con 2hs. 30m. por trayecto promedio. Todo esto,
adems, con un cambio cualitativo importante y sin considerar las decenas de
transporte de pasajeros de tipo chrter y 'especiales' que llegan y/o atraviesan la
Comarca diariamente, en particular en alta temporada.
Pero, insistimos, en trminos de conectividad es menester ponderar la condicin de
San Carlos de Bariloche como centro gravitatorio fundamental en la regin; se dira
que casi no hay ciudad de mediana jerarqua en adelante que no pueda vincularse con
eficiencia importante por medio del transporte colectivo de pasajeros; incluso Ushuaia,
San Salvador de Jujuy o Posadas, encuentran alternativas diarias en su terminal de
mnibus. Es cierto, tambin que las distancias imponen mayores costos, aunque debe
destacarse que la relacin costo-distancia, en muchos casos, suele ser relativamente
'inversa' cuando las frecuencias y el grado de competencia son altos; caso que, al
menos en estos ltimos dos lustros, es reconocida.
En definitiva, el estar netamente incluido en al rea de influencia de San Carlos de
Bariloche, ha puesto a la posicin geogrfica de la Comarca en una situacin de
privilegio, quitndole por un lado la condicin de excentricidad que le diera una
identidad reconocida y, por otra parte, potenciando el rol de 'corredor' que propone una
multiplicidad de visiones que quedarn abiertos para el anlisis. En trminos tursticos
el 'estar de paso' es advertida como una debilidad, y, en los hechos, el tema transporte
pblico zonal y regional es ajeno a gestiones de orden comarcal; apenas si cada
municipio puede tener alguna mnima influencia de gestin. Como recaudo y
atendiendo las diferencias, se puede tomar la advertencia de Labasse, cuando
observa que ...la aceleracin (de los medios de transporte) tiende a espaciar los
lugares de parada... (171); complejo destino para varios puntos intermedios
regionales.
La conectividad comarcal interna
160
Tanto las tarifas diferenciadas como las condiciones de vinculacin (desvinculacin?) con destinos nacionales,
demuestran a simple vista una sujecin casi extrema al condicionamiento externo en materia de trfico areo
argentino. La desproporcin de vuelos entre Buenos Aires y Bariloche o El Calafate, respecto de otras plazas
nacionales de 'lleno' asegurado (Comodoro Rivadavia, Crdoba, Tucumn, etc.), proyectan un panorama en que las
rutas demandadas internacionalmente por el turismo son prioritarias.
Tesis C. S. Bondel
2008
113
Ver en el Apndice 7, 'Difcil de responder', un anticipo de varios aos que llevaba esa direccin.
Tesis C. S. Bondel
2008
114
Esquema tentativo:
"Inputs-outputs"; principales componentes urbanos de los recorridos
econmicos.
Elaboracin propia en base flujos reconocibles y bsicamente compartidos con informantes relevantes 2005-08.
Otros
Chile
Comahue-Mendoza y
Crdoba
Gran Buenos
Aires y Regin
Pampeana
Bariloche
Viedma
COMARCA
Rawson-Trelew
Esquel
Comodoro Rivadavia y
zona de influencia
Como dato indicativo, cabe destacar que El Bolsn rene 900 actividades inscriptas
impositivamente, es decir un 18% de las ms de 4800 de total del Departamento
Tesis C. S. Bondel
2008
Bariloche162.
Proporcin
equilibrada
en
relacin
115
a los
163
totales
poblacionales
y unos 125.000 en S. C.
164
de Bariloche ).
Valindose de informacin comparativamente cercana (INDEC, 2001) y agrupados por
Marchissio, G. (2007), se tomaron algunas cifras reveladoras de la escala comarcal 165,
para no perder de vista el orden de las magnitudes que pueden servir como
contextualizadoras para el lector.
Tabla: 6. Empleo en la Comarca.
Datos generales del empleo comarcal (2001)
Poblacin:
En cuanto al empleo pblico, a ttulo comparativo y pasados casi 15 aos, resultan indicativos los
siguientes valores en trminos de ingresos (porcentuales en 1994; IIED-Amrica Latina, 1994:32) 167:
162
Cabe agregar la singularidad en la Comarca de la existencia de la Feria Regional El Bolsn, que, vindola como
organizacin unitaria, adems de agrupar a casi 400 unidades de trabajo y algo ms de 800 empleos directos y con
ello reunir a la mayor cantidad de empleos. Sin embargo de sus componentes el 64% carece de cobertura social, lo
que significa la no inscripcin como actividad econmica (Marchissio, 32 y 48)
163
Estimacin propia en base a los medidores domiciliarios de electricidad 2007. Fuente: EDERSA, 2007.
164
Total ajustado censo del 2001: 101.248; total calculado 31/12/2005 124.703 personas. Fuente: Monasterio, 2006.
165
La condicin de relatividad respecto de lo cercano de la fecha va asociado tanto a la gran crisis social, econmica y
poltica del pas, con su situacin explosiva de diciembre del 2001 y tambin a las circunstancias de la dinmica
regional propia.
166
A ttulo tan slo informativo, segn los datos de las respectivas pginas web de las estadsticas provinciales
(2007-2008), llevan el total de empleados pblicos provinciales a 3532 agentes; 2251 en la parte chubutense y 1281
en la rionegrina. Curiosamente se trata de valores inversamente proporcionales al peso demogrfico de cada sector,
por lo que, prima facie, tomamos los datos con cautela, pues no tenemos forma de verificar la real situacin
dependiente para cada caso. De todas formas una desagregacin interesante surge de los 1281 agentes rionegrinos
ocupados en 16 organismos y municipios al ao 2005 en El Bolsn; de ellos casi un 70% corresponden al Consejo
Provincial de Educacin, lo que le otorga un peso significativo a este sector pblico. Ver en
http://www.spi.rionegro.gov.ar/ y http://www.estadistica.chubut.gov.ar/comarcas.html
167
Resulta significativo la comparacin que puede hacerse entre el porcentaje de empleados pblicos que hubiera
alcanzado slo el 33% (2001) con la estimacin del peso de un 48% que le cabe a los sueldos pblicos que para 1999
a (Diarios Piltriquitrn y Diario El Cordillerano, Suplemento Patagonia Economa. Nov. 1999).
Tesis C. S. Bondel
2008
116
950
6
6
13
2
9
58
Ministerio de Produccin
87
2
5
10
2
130
76
2
3
65
1426
Cabe destacar que estos datos se los trae bsicamente a ttulo descriptivo ya que para
arribar a conclusiones firmes, se debera seguir un anlisis microeconmico ms
complejo. Valga por caso de esa necesidad, que los porcentuales, a la hora de
precisiones, pueden variar enormemente por instancias polticas difciles de rastrear. A
ttulo de ejemplo, hay experiencias notables en cuanto a desbalances econmicos a
uno y otro lado del lmite provincial en materia presupuestaria, incluso con
circunstancias en que las administraciones provinciales dejaron de pagar las
correspondientes mensualidades en ms de una oportunidad o en alguna otra, los
sueldos alcanzaban a doblar su valor comparativo.
En la actualidad y en base a la informacin disponible, El Bolsn, agrupando un tercio
de la poblacin comarcal, apenas rene un presupuesto similar al de los ms
pequeos municipios vecinos de Lago Puelo y El Hoyo (del orden de los $15.000.000)
y hasta resulta sensiblemente inferior al de El Maitn.
------------------------------------------------------
Tesis C. S. Bondel
2008
117
168
169
170
Barra (2000); Martnez y Mario (2006); Cobelo y Echage (2007); Melzner (2003);
Ver tambin informacin detallada en Fiorentino (1998); especficamente en pginas 10, 13 y 20.
Ver en Barra (2000) las instancias potenciales en relacin a la produccin-mercado frutcola (frutas finas) como
oferente contra-estacin en los mercados del Hemisferio Norte.
171
Datos de Melzner (2003). En Fiorentino et al se da cuenta que en 1992 se contaba con 122 productores con 184
ha. total; 112 de frambuesa, 59 de cereza y guinda, 13 de frutillas. Informe Fiorentino 1998).
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172
Un buen marco explicativo puede partir Cobelo y Echage cuando describen (2007): La produccin de berries se
distribuye en numerosos establecimientos con superficies reducidas (promedio de 0,5 ha), conducidas por productores
que en muchos casos tienen una dedicacin parcial (...).Aunque no se disponga de una cuantificacin precisa de las
oscilaciones en las superficies en produccin de berries durante la dcada del 90, la informacin local de que se
dispone (observaciones por parte de referentes tcnicos, trayectoria de grupos de Cambio Rural) permite suponer que
hubo una disminucin de las mismas. Desde 2002 a la fecha esta tendencia se ha ido revirtiendo, aunque restringida
por la estructura de tenencia de la tierra y los valores de la misma. El incremento de la produccin de berries en la
zona, asociado al mayor desarrollo turstico, viene acompaado por importantes modificaciones en el tipo de agentes
productivos agrarios un reemplazo de pobladores tradicionales, minifundistas, por pobladores de origen urbano, con
niveles ms elevados de instruccin e ingresos.
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generacin del recurso, sino tambin una transformacin en la fisonoma de los parajes con el
literal reemplazo de la vegetacin esteparia.
Para ponderar en escala alguna de las condiciones trascendentes de la actividad, nos valemos
de un punteo provisto por la Delegacin Forestal Lago Puelo (07/2007):
la recaudacin bruta que gener el procesamiento de los rollizos en las industrias madereras de
la regin, el ao pasado (2006) super los 4 millones de pesos.
En definitiva en la Comarca operan unos 40 aserraderos, de los cuales la cuarta parte son
mviles, pudiendo, incluso ocuparse en oportunidades fuera de la Comarca. Un dato
significativo que surge de las consultas sectoriales, es el hecho de que adems de ser una
actividad de fuerte ritmo a lo largo del ao corrido, genera empleo continuo a unas 500
personas173.
Cabe por fin destacar que la actividad maderera en s, se concentra en la elaboracin primaria
de machimbres y tableros, tirantera, vigas, estructuras para techos, portones y algunos
muebles; se le agregan (slo en madera nativa) la confeccin, tranqueras, varillas y
revestimientos rsticos. El nmero de establecimientos madereros en la comarca oscila entre
20 y 30 aproximadamente.
Ganadera
Puede considerarse a la Ganadera como la actividad ms tradicional de la Comarca, incluso,
se puede afirmar que lo es de la Patagonia Andina en su conjunto. Tal vez, por ser el nuestro
un pas ganadero por excelencia, el carcter perifrico, cuando no marginal que le cabe a la
produccin ganadera zonal respecto del conjunto nacional, llevan a un primer plano a otras
actividades ms singulares como la del turismo o las actividades maderera-forestal, lupulera o
de las futas finas.
Como se ha visto, fue principalmente a travs del ganado que se penetr en los bosques y se
prepararon los valles para su ocupacin moderna. Su valoracin cultural, as como su
efectividad o buen desempeo financiero a la hora de necesitar de recursos y alimentos, siguen
colocando a la ganadera, especialmente bovina, en una posicin trascendente en la economa
domstica.
Bovinos, ovinos, equinos y porcinos integran bsicamente el espectro ganadero comarcal,
aunque las diferencias en materia de escalas de produccin y comercializacin a la vez, son
abismales en cuanto al carcter complementario o exclusivo de la actividad.
173
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De gran valor analgico puede resultar la caracterizacin tipolgica que hacen Menda y Caputo (1992) para el
Centro y Suroeste Oeste Neuquino; si bien las singularidades geoeconmicas y culturales propias del medio neuquino
presentan diferencias importantes con la Comarca, en particular por la presencia decisiva de 'crianceros' en aquel
medio, se valora su diferenciacin de usos de fuerte sesgo ganadero.
175
Para el caso andino patagnico, parece razonable asimilar ambas figuras (granja-chacra) en su condicin
tradicional, si bien el concepto de chacra supone mayor tamao y complejidad.
176
En el censo agropecuario de 1988 se relevaron 26070 bovinos en 833 establecimientos de la Comarca.
177
Entendindose que no hubo mayores cambios en las tendencias al respecto, considrese que hacia finales de la
dcada de los aos '80, de 1020 ha. destinadas a la agricultura, casi la mitad estaba dirigida a cultivos forrajeros
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Fiesta Nacional del Lpulo. Es cierto que estas fiestas, en general, han sufrido una suerte de mutacin turstica,
adecundose en los ltimos lustros ms a esa actividad que a la convocante; por ejemplo, esta celebracin se realiza
antes y no a posteriori de la cosecha.
179
Tambin deben valorarse situaciones inversas. Tomamos afirmaciones del mismo informante, "Los escasos
productores (comarcales)- nueve entre Chubut y Ro Negro segn datos del INTA- han visto saltar el valor de u$s 4,50
a u$s 9 por kilo de flor (en bruto) y hatsa u$s 10 en pellets". (Leibretcht, A., entrevista en el diario Rio Negro.
28-01-2008, Suplemento Aniversario El Bolsn).
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adosados
(circuitos,
escenarios
especiales,
equipamientos
servicios,
180
Segn los datos generales, los destinos de la produccin son variados: ...el 65% de la produccin de frutas finas
se destina a confituras y conservas, el 17% a la venta de productos frescos y refrigerados, el 14% a la produccin de
congelados y el 4% a la produccin de pulpa de fruta.... (Ro Negro CFI : 297).
181
Ver una interesante desagregacin en Marchissio donde adems se analiza el origen geogrfico y la composicin
etaria de los visitantes. (2007:25 y 26),
182
Interesante ver la informacin desarrollada Zea (2007). Tambin el informe muestra el estado de discusin, bastante
agresivo y muchas veces falto de rigor, con el que se analizan cuestiones territoriales trascendentes del turismo en
general y de la alta montaa en particular. Respecto del ltimo tema, puede verse que desde la tenencia de la tierra
hasta la identificacin de geoformas clave (por ej.: circos glaciarios, crestas, o escorrentas), parecieran entrar slo en
un plano voluntarista y acotados en exclusividad a circunstancias de mercado.
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En cuanto al perfil socio-econmico de los turistas, se dira que es el propio de clase media,
con aporte relativamente fugaz de segmentos ms acomodados183
Tabla 8. Turismo, valores significativos.
COMARCA
1994: unidades de alojamiento: 57; plazas 2316 (IIED-Amrica Latina, 1994:43)
El Bolsn:
1990: unidades de alojamiento: 32; plazas 1728 (IIED-Amrica Latina, 1994:43)
2002: unidades de alojamiento 75; plazas 3462
2007: unidades de alojamiento 109; plazas 4345 y 17 campings con capacidad para 2.227 usuarios
Total turistas:
2006: 125.800 (150.000, segn estimaciones de Marchissio, G.)
2007: 142.900
Al respecto resulta muy interesante y sumamente ilustrativo un estudio de Marketing realizado por el denominado
Grupo Estratgico de Negocios Alberto Wilensky (CFI, 2001), donde se trabaja a la Comarca desde una visin de
mercado y desnuda su falta de acomodamiento para atender a los segmentos acomodados de la demanda turstica
(ABC1) y despliega una serie de estrategias ms que elocuentes para subordinar la evolucin territorial a sus
necesidades.
184
Convenio Municipalidad de Lago Puelo-UNPSJB, UATA, Esquel, 2006-7.
185
Salvando las escalas de tiempo y espacio, resulta ilustrativo del anlisis de Nogu i Font en referencia a la comarca
catalana de La Garrotxa (op. cit.).
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125
En sntesis puede ser una estructura productiva de base complementaria la que ofrece
la Comarca en conjunto, donde, siguiendo la tradicional clasificacin de las
actividades, se destacan:
Primarias:
de sesgo agrcola: fruticultura, lpulo, horticultura, floricultura, agricultura forrajera y
apicultura.
de sesgo ganadero: mixto bovino-ovino y acuicultura,
de sesgo maderero: de forestaciones y nativas,
de sesgo minero: extraccin de turba y ridos y
de recoleccin artesanal: hongos, rosa mosqueta, nueces, hipericum y helechos.
Secundarias:
dulcera, apcola,
madereras,
elaboracin de inoculantes,
industrializacin artesanal de algunos productos alimenticios (queso, leche, helados,
chocolates, yogurt, cerveza, ahumados, textiles), alfarera, carpintera, herrera y otros,
construccin (viviendas en especial)
Terciarias:
servicios pblicos,
comercio,
turismo,
otros servicios privados (tradicionales)
servicios privados alternativos (salud, recreacin, etc.) y
conservacin de la Naturaleza.
28
29
Foto 28: Frambuesales y otras plantaciones a la vera del ro Quemquemtreu. Foto F. Ottone, 2004. Foto
29: Faena maderera, una cancha. Foto del autor.
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30
31
Fotos 30: Vacunos en mbito netamente ecotonal bosque-estepa; cercanas de Cholila. Foto del autor.
Foto 31: Hortalizas, un rubro activo con altibajos histricos. Foto del autor (Camino de los Nogales, 2005).
32
33
Foto 32: Lupular en Lago Puelo a mediados de febrero. Foto del autor. Foto 33: Turismo cabaero, de
importante desarrollo y asociado con nuevas distribuciones espaciales en el medio rural. Villa Turismo.
Foto del autor, 2005.
Valor que surge de la observacin de tendencias en los ltimos 15 aos (datos propios)
Criterio de unidad mnima de explotacin agropecuaria (EAP) del Censo Nacional Agropecuario. Direccin General
de Estadstica y Censos de Ro Negro (2002: 3)
187
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3.
4.
5.
188
Destquese el fin agropecuario de la fuente de los datos. Otra sera la valoracin en trminos de la lgica
contemplativa del espacio.
189
Entendemos que su identificacin cartogrfica sera de una gran ayuda a la gestin territorial, para ello, y mientras
persistan las condiciones dinmicas actuales, es menester contar con la voluntad institucional de sostener un
relevamiento y monitoreo continuo de base SIG. El slo relevamiento, como es nuestro caso de Lago Puelo, tan slo
responde a instancias coyunturales.
190
Por ejemplo, en El Bolsn, an en los barrios de viviendas planificadas ms populosos, los valores no llegan en
ningn caso a los 100 h/ha. y el barrio Centro con 1570 habitantes slo alcanza los 15 h/ha. (2001, Direccin G.de
Estadstica y Censos, Ro Negro). Ver tiles analogas respecto del control de densidades en Randle (1985: 201-3).
191
Como sealamos en el tem Ganadera, en el caso andino patagnico es viable asimilar ambas figuras (granjachacra) en su condicin tradicional.
192
Los modelos paradigmticos del agricultor autosuficiente o figuras idealizadas similares, an cuando sean
superados por la realidad sociocultural concreta, llevan consigo instancias de vanguardia nada despreciables. La
propia existencia de una Feria Artesanal que con ms de 300 puestos de venta, figura entre las ms importantes del
pas, as como poseer viveros forestales de neta orientacin hacia las especies autctonas o haber sido sede de una
tecnicatura universitaria (la primer en el pas) en agricultura orgnica intensiva (Facultad de Agronoma, UBA y
Fundacin Cooperar, El Bolsn, 2001-2005), pueden servir de muestra de una direccin reconocida. Con todo, apenas
algo ms del 10% de los productores podra enmarcarse con un perfil de autoconsumo, mientras que la generalidad se
sostendra en funcin de ingresos complementarios extra prediales (ver Chubut, PROSAP, 2001: Conclusiones).
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6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
128
Mapa 9. Usos del suelo, transecta transversal en 'zona rural' de Lago Puelo. Heterogeneidad y
sectorizaciones progresivas.
Fuente: elaboracin propia en base a Mapa 7 (Martnez, O. et al. UATA, 2007).
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TERCERA PARTE
III. EL ENFOQUE GEO-CULTURAL. HACIA INSTANCIAS PROSPECTIVAS.
Los captulos de la Segunda Parte estuvieron dedicados a la presentacin de la
Comarca como rea de estudio desde pticas propias del anlisis geogrfico, dirase
disciplinares, donde adems de cierta informacin de base, se busc rescatar el peso
dado a lo condicionante en la instalacin y organizacin territorial. Condicionante visto
desde el amplio espectro proyectado en el territorio y que, como vimos y segn los
casos se acercan, ya sea a los estmulos, a la induccin o, por el contrario, a
condiciones restrictivas para una u otra cuestin (ver cuadro 1 y apndice 8). Cabe
tambin recordar que se trata de un rea comprendida en un conjunto regional
aglutinante, el patagnico y, a la vez, formando parte de otro genrico, el andino
patagnico193. Entendemos que en lo que se refiere a morfologa y funcionalidad y
visto desde su devenir temporal, la Comarca est presentada como un espacio social
de condicin unitaria y con complejidad territorial adecuada o suficiente. El hecho que
una hipottica sumatoria: espacio + pertenencia comunitaria + ocupacin (actividad) +
trascendencia generacional, se desenvuelven con una razonable identidad, ratificara
la condicin de unicidad territorial.
Ser esta Tercera Parte, focalizada hacia lo prospectivo, donde se retorna a los
planteos hipotticos iniciales, atendiendo en especial a los aspectos considerados ms
crticos. Es aqu donde creemos que se sostiene una caracterizacin territorial indita
y que a la vez esperamos sirva de proyeccin para a la vez proyectarse
transversalmente en los estudios locales.
Pues bien, para mantener el rumbo analtico de las transformaciones territoriales
dentro de carriles bsicamente geo-culturales, se reiteran sintticamente y como
orientadoras, las principales situaciones conflictivas de carcter geogrfico detectadas
y planteadas sobre el final del cuerpo metodolgico:
1.- Excentricidad geogrfica.
2.- Superposicin funcional y jurisdiccional.
3.- Incumplimiento y/o incertidumbre en los comportamientos polticos, sociales y econmicos
hacia amplios sectores de trascendencia territorial.
4.- Expansin urbana espontnea, de muy baja densidad, confusa y muchas veces antisocial.
5.- Parcelamiento y tenencias de la tierra condicionadas por procesos de inversin y
especulacin inmobiliaria (orgnica y voluntaria)
6.- Perfil cultural-socioeconmico heterogneo de proyeccin territorial conflictiva.
7.- Crecimiento geo-demogrfico y confinamiento fsico.
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La sensacin claustrofbica argentina y la urgencia por salir, a menudo busca su solucin en el Sur. Irse al Sur
equivale a estar en otra parte, en otro pas. El Sur alienta todava los sueos de arraigo, la esperanza de encontrar el
lugar. (Scheines, 1993, en Durn (1996:19).
La cita que toma Durn contiene aditamentos oportunos a la hora de enfrentarnos con
una realidad en anlisis, cargada de connotaciones anmico-afectivas (sensacin,
sueos, esperanzas) y vinculados a cabales entidades geogrficas (irse al Sur, pas,
arraigo, lugar). Surgen de inmediato analogas para enfrentarse analticamente ante la
realidad contempornea comarcal afirmados en la geografa cultural como camino
interpretativo. Se presenta as, un recorrido aconsejable a la hora de resolver las
tradicionales dificultades de acotar, de 'acordonarse' temticamente en nuestro campo
cientfico; es decir a esa caracterstica tan propia del anlisis geogrfico, donde el
inters crece proporcionalmente a la progresiva posibilidad de ver a sus objetos como
unidades complejas cargadas de trascendencia en su unidad y no en su
fragmentacin.
Cuadros, punteos, fotografas, y una presentacin visin matricial del conjunto, se
suman entonces para generar con ello y a partir de los paisajes devenidos del medio
bio-fsico, del devenir histrico y de la expresin espacial de las actividades, un marco
explicativo de las condiciones de transformacin territorial194.
De acuerdo con el planteo terico original, se trabaj sobre tres conceptos que aqu
interactan en una suerte de continuas idas y vueltas: paisaje-percepcionescomportamientos; entrelazados en cualquier sentido, con los comportamientos
concluyendo en un 'resultado' paisaje, las percepciones implicando comportamientos,
los paisajes sosteniendo comportamientos y as puede continuarse. De modo que el
orden adecuado a la seguidilla estar en los mviles, en las motivaciones. Para el
caso que nos ocupa, el de una comarca montana, el paisaje (sus paisajes!), se
muestra como el
'atractor',
como el primer
consiguientes
Cabra la similitud que indica Bailly cuando plantea el accionar del gegrafo sobre cuatro grandes preguntas: la
naturaleza de nuestro sistema fsico-socio-econmico; su coherencia espacial (parcial y total); su insercin en el tiempo
y el sentido de las prcticas y vivencias de los hombres. (1998:27)
195
Valdra este orden, paisaje-percepciones-comportamientos-paisajes, basndose en especial en la juventud de los
procesos histricos transformadores del espacio.
196
Involucrados problemticamente, incluso identificando a aquellos que no sientan el compromiso pero la naturaleza
de los problemas los abarca; es decir, ms all de los que resultan vitales para intervenir en las instancias
participativas de desarrollo local. Tema ilustrado con precisin por Roberto Domeq en la Conferencia. Economa,
sociedad y medio ambiente. Fundacin Cooperar, El Bolsn, 2006.
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Percepcin
Paisaje
Comportamientos
Fig. 16. Triloga: Percepcin-Paisaje-Comportamientos. En el esquema las relaciones
interdependientes tripartitas sobresalen por su magnitud, si bien deben ponderarse aquellas
bipartitas.
197
Impactos ms acuciantes en trminos de gestin, como puede constarse en innumerables artculos periodsticos y
anlisis regionales.
Tesis C. S. Bondel
2008
139
agresin.
Exploracin, descubrimiento y
colonizacin.
trascendencia an incierta200.
- ejecucin de iniciativas sostenidas en el desconocimiento
aislamiento social203.
- de importante trascendencia por abandono de iniciativas o
Eriksen, 1979).
198
Baste ver que en los peridicos de mayor tirada de la regin, las temticas relacionadas con las condiciones crticas
al respecto (migracin expulsiva, sobrepastoreo minifundiario, sobreventa de derechos de ocupacin, etc.), tienen una
regularidad diaria (archivo personal de informacin regional contempornea). Una seal novedosa se observa en
algunos grupos andinos de raigambre mapuche afincados en la periferia de la ciudad de Neuqun y que estaran
retornando a sus pagos rurales (Alumin-Moquehue) desalentados con el contexto urbano y promoviendo un
aggiornamiento tecnolgico-cultural de resultados alentadores (Comunicacin personal de Nicols De Agostini y
Christine Danklmaier, ambos profesionales de amplia participacin en el medio neuquino).
199
Anuncios polticos, consignas ciudadanas y hasta nombres de emprendimientos, entre muchas demostraciones,
revelan esta tendencia de comportamiento; zona "no nuclear"; valles vrgenes e impolutos, travesas nicas, etc., son
anuncios que, por ejemplo, sobresalen en las pginas web de la Comarca, en particular en las del rubro inmobiliario
que justamente buscan captar esos sentires (entrevista agente inmobiliario local; 2004).
200
Grupos ms o menos organizados de pobladores (jurdicamente orgnicos y ocupantes de hecho), grandes
compradores, y hasta refugieros de alta montaa, ofrecen vectores expansivos de la ms diversa ndole, aunque
difciles de registrar a la hora de precisiones. Resulta sugerente el informe de Cobelo (2008) sobre el perfil de
encuestados en el rea Protegida Ro Azul-Lago Escondido (ANPRALE).
201
las analogas directas con mbitos naturales del Hemisferio Norte y su adecuacin necesaria a las tipologas
Tesis C. S. Bondel
2008
140
34
35
Fotos 34 y 35.
34: Reivindicaciones de los pobladores de origen mapuche. Campo ocupado y reclamado a la
corporacin Benetton sobre el cordn Leleque. 35: Reutilizacin espacial. Chacras tradicionales
devenidas en mbitos neorrurales. Valle del ro Epuyn adyacente a la localidad de El Hoyo. Fotos del
autor, 2007.
Con este background, los actuales tiempos posicionan a la Comarca entre los lugares
altamente valorados; ya fuese para visitarlo o como destino de vida; son paisajes
anhelados, codiciados, hacia donde se canalizan intenciones de
trascendencia
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36
38
37
39
Fotos 36, 37, 38 y 39:. Las cuatro imgenes ofrecen una variedad importante de connotaciones ms o
menos inmediatas y de las que difcilmente se pueda evitar una percepcin valorativa. Puede afirmarse
que la lectura del paisaje andino patagnico impulsa una valorizacin con abundantes representaciones
y subjetividades provenientes del imaginario colectivo (la vida simple, natural y apacible en el bosque)205.
36: Zona Norte de El Bolsn y el Co. Piltriquitrn. Se observa el acceso Sur de Malln Ahogado. Foto, F.
Ottone, 2004.
37: Nevazn de invierno en la comarca. Foto del autor, 2003.
38: Sector del lago Puelo donde desemboca el ro Epuyn, toma estival. Foto del autor, 1999.
39: Parte central de chacra tradicional, con indicios de prdida de su capacidad econmica-social. Las
continuas subdivisiones (para el caso, por razones de sucesiones familiares), se alimentan tanto desde el
re-planteo paradigmtico de los descendientes de chacareros, como desde la visin enaltecida, por
demandantes de propiedades desde los centros urbanos. Foto del autor, 1998.
204
En Comarca abundan los ejemplos; se pueden ver desde las categricas 'visiones' en un relativo reciente Estudio
sobre el marketing (CFI-Grupo Wilensky, 2001.) hasta innumerables artculos periodsticos ms o menos rigurosos.
205
Ver por ejemplo en informe Martnez et al, UATA (2007); Interesantes resultados pueden obtenerse en Marchissio,
M. E. (2007)
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206
Se ha tomado en especial el sustento conceptual en Garca Ballesteros, A.;1992 y 1998; A Nogu i Font , 1992 por
lo analgico con nuestra rea de estudio.
207
Ver artculo sumamente ilustrativo sobre el Humanismo y la geografa. Buttimer, Anne en Ballesteros, Aurora (ed.)
1992: 19-52).
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143
Fotos 40 y 41: Diferentes visiones. Para unos recursos, para otros obstculos. Fotos del autor.
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144
Proyecto
(individual, en asociacin familiar,...)
Residencia
(prstamo, alquiler, compra, construccin,
ocupacin ...)
Crculo social
Trabajo y /o renta
(estable, inestable,
suficiente, insuficiente,...)
xito econmico
Fracaso econmico
(renta suficiente,
potencialidades de
desarrollo, etc, ...)
(renta insuficiente,
gastos mayores por falta
de arraigo-viajes, etc...)
Arraigo o apego
Fracaso afectivo
(desarrollo familiar,
expectativas
individuales, ...)
(social, individual,
familiar, laboral,
ambiental, etc, ...)
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146
Mapa 10. Localizacin de los principales conflictos territoriales asociados con la expansin urbana reas,
puntos y franjas sobre una imagen, permiten apreciar esquemticamente las distribucin conflictiva;
ocupacin de riberas y bosques, adems de los accesos y usos en mbitos de de alta montaa.
Elaborado por Bondel-Novara (2007) con cartografa SIG de M. Novara.
Tesis C. S. Bondel
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147
Cuadro 3. Bases tipolgica segn formas. Elaboracin propia en base a Bondel et al. 2002 y 2006 .
Tipos resultantes
SOBRE
LAS
FORMAS
Formas
de lgica de la produccin
primaria agropecuaria en funcin
del tamao (diversidad de recursos
bsicos, agua, lea, suelos y
pasturas naturales).
de lgica neorrural, de la
'mixtura' escnica-residencialproductiva; esencialmente anmica
(del gusto).
Cuadro 4: Bases tipolgica segn gnesis. Elaboracin propia en base a Bondel et al. 2002 y 2006.
Tipos resultantes
colonizacin tradicional (colonia mixta agrcola-ganadera); sobre-impuesta a una
ocupacin inicial espontnea de origen chileno y que acompaa hasta nuestros das ya
con modalidades 'criollas' en formas complementarias en amplios sectores fiscales.
SOBRE LA
GNESIS
212
En su planteo, los autores incluyen adems los aspectos prospectivos, hecho que tambin tomamos en la ltima
Parte del trabajo
213
Si bien los usos urbanos nos desbordaran por su magnitud y diversidad, es interesante rescatar que, dado lo
relativamente reducido del universo comarcal, en muchos casos lo rural se despliega intra-urbanamente (aserraderos
con su 'cancha', parcelas frutihortcolas en medio de barrios, lugar de pastaje de hacienda familiar, lonjas y/o
montecitos frutales, etc.).
Tesis C. S. Bondel
2008
148
Cuadro 5. Bases tipolgica segn funcionalidad. Elaboracin propia en base a Bondel et al. 2002 y
2006.
Tipos resultantes
silvcola-ganadera
frutihortcola
SOBRE LA FUNCIONALIDAD (competitiva
ganadera
- complementaria); es prevalente la mltiple
agrcola214
diversidad productiva, tanto en escalas
silvcola
como en el tipo y formas de explotacin.
turstica y neorrural
residencial rururbana
institucional 'rural'
urbana
Tipos sociales.
Es evidente que para poder adentrarse en materia de comportamientos de raz
espacial habr que conocer las caractersticas de quienes ocupan y se ocupan en
estas tierras, es decir sobre sus habitantes. Tema por dems ingente y, si se quiere,
tan complejo como en realidad lo sera cada uno de ellos si lo individual fuera una
consigna a resolver. Las tipologas, entonces, se presentan como auxilio.
Como rescata Andrade, "...las tipologas (...) estn orientadas por un fin, cuyo criterio
fundamental es poner de relieve las anomalas de distribucin de una poblacin en
relacin con diversas variables consideradas simultneamente y sobre un plano de
igualdad" (de Hughes, Griffon y Bouveyron; 40).
En general, los valles cordilleranos patagnicos muestran patrones tipolgicos
tradicionales para los usos del territorio en reas perifricas argentinas, con la
ganadera extensiva como actividad econmica dominante y la estancia como
estructura formal y funcional caracterstica. Pero es justamente en la Comarca, donde
esta condicin 'estanciera', de grandes extensiones se verifica mayormente en su
periferia. De hecho, lo accidentado y variable del paisaje, lo singular de sus
condiciones agroecolgicas, as como los usos con destino de Parque Nacional,
reflejan una significativa heterogeneidad en tamaos y formas que la posicionan
excepcionalmente. De cualquier forma debe destacarse que en su esencia, es
evidente una notable expansin de los 'tipos' comarcales frente a un retroceso de
aquellos tradicionales. Si bien las estancias siguen existiendo, sus roles territoriales se
entremezclan con pautas neorrurales que se suman a las demandas del turismo y
hasta las surgidas de pobladores identificados como de los pueblos originarios.
A ttulo de evitar el detalle extremo, se presentan identificaciones tipolgicas de la
relacin dinmica, poblacin-territorio, respaldadas en avances anteriores ya citados
(Bondel, 2000 y 2006) Bondel, Novara y Carabelli (2006) y tambin en Danklmaier,
214
De todas maneras, la diversidad contrasta con el predominio neto en superficie del uso ganadero-silvcola. Si
tomamos por caso el sector chubutense de la Comarca de El Bolsn, sobre 3163 hectreas en produccin, apenas un
10% se ocupa para frutas, hortalizas, cereales, flores, aromticas y lpulo (ver Daz, Arnoldo, 2001).
Tesis C. S. Bondel
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149
POBLACIN
NATIVA (con 4 o
ms generaciones
en la regin);
MIGRANTES
ARGETINOS
INTERNOS
(poblacin nativa);
MIGRANTES
INTERNACIONALES
(poblacin de
extranjeros);
AUSENTISTAS Y
TEMPORARIOS
Afirmar un ms o menos tiene un significado cierto, dado que todo indica que los solapamientos, las mezclas, los
intercambios predominan frente a tendencias grupalmente centrpetas tambin existentes. Lugares como la escuela
pblica, la feria regional, las riberas en verano y los senderos de montaa, por ejemplo, parecieran demostrar esa
tendencia
216
Cuando nos referimos a apenas insinuaciones, es porque una mirada rigurosa de una complejidad temtica nos
supera en la oportunidad; gnero, grupos etarios, condicin social, momento histrico y hasta horarios, son condiciones
ineludibles a la hora de un anlisis profundo.
Tesis C. S. Bondel
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150
El uso espacial, la reciprocidad estrecha con lo territorial, ser el fin hacia donde se
orienta esta esquematizacin de parte de la realidad, a sabiendas, claro est, que
factores dinmicos de cambio pueden aparecer en cualquier momento. Sirva de
ejemplo la posibilidad de acceso a la televisin satelital o el telfono celular, que en
menos de una dcada se instala y supera a la mayor parte de los obstculos
topogrficos, implantndose resueltamente en 'las distancias'. Pocas dudas cabrn,
entonces, para que los comportamientos sean otros y su resultado espacial deba
resolverse de modos impensados unos aos atrs. Por supuesto que hay muchas
otras circunstancias menos identificables y ms aciagas asociadas con la 'juventud'
territorial de la Comarca. La actitud casi pasiva, se dira de resignacin, respecto de
las posibilidades de acceso a la tierra del poblador 'medio' local217, por ejemplo, es una
cualidad socialmente instalada y que hoy, muestra un perfil opuesto a la euforia
territorial ya mencionada. Por ello y evitando caer en un punteo interminable de
circunstancias, se avanza en perspectivas de conjunto como para individualizar las
situaciones territoriales ms significativas a atender.
217
Como en otras zonas del pas, tambin ocurren situaciones de ocupaciones de tierras fiscales y privadas sin
consenso jurdico; sostenidas en reivindicaciones sectoriales (en especial vinculado a la poblacin de raigambre
mapuche) y en situaciones de marginalidad ms ostensibles.
Tesis C. S. Bondel
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151
Foto 42: Tradicionales, neorrurales y ocupantes. Sector de Malln Ahogado atravesado por el ro Azul. En
la margen izquierda se observa un mbito intervenido a la usanza tradicional ganadera-silvcola, donde
chacras, sembrados, electrificacin, caminos, servicios y dems, confluyen iniciativas a modo del colono
tradicional y del neorrural.; en la margen derecha del ro se emplaza el rea Natural Protegida Ro AzulLago Escondido que con unas 80.000 has se extiende hasta el lmite internacional donde, con escasos
habitantes permanentes se convive (y compite) con intervenciones apenas puntuales (sendas, refugios,
corrales y cancheo silvcola); aqu ganaderos y prestadores tursticos con modalidades del ocupante,
muestran matices a la accin paralela de la gestin territorial pblica. Foto: F. Ottone 2004.
Foto 43: Reconversin chacra-barrio, una tendencia decidida. Barrio Arrayanes, por ahora no coalescente
con la mancha urbana de El Bolsn distante 2 km.. Foto: F. Ottone, 2005
Tesis C. S. Bondel
2008
152
A.
como COLONO
TRADICIONAL:
- de origen orgnicamente
reconocible; dependiente
de la produccin.
Tamao
Localizacin
C.
Forma
- irregular, en virtud de la
presencia de pastos, agua y
bosque; predominan los
sitios de difcil accesibilidad.
Uso
- mixto agro-ganadero y
frutcola; participacin
complementaria de ndole
silvcola; seales
favorables de agroturismo.
- productiva tradicional con
participacin compartida
de actividades urbanas a
escala familiar (proyeccin
familiar histrica en
localidades comarcales y
regionales).
- ganadero, extraccin
maderera y lea;
especulacin por demanda
de sitios perifricos de valor
escnico.
- pastoril estacional
(veranadas-invernadas),
extraccin maderera anual;
en continua transaccin e
intercambio.
Caracterizacin
social
- productores
agropecuarios
tradicionales (chacareros),
clase media rural;
conductas previsibles;
proclives, con reservas, a
la innovacin; participacin
poltica a escala local.
Tendencias
espaciales
- sobreparcelamiento.
- de perfil socio-cultural
heterogneo: paisanos,
migrantes urbanos y hasta
muchos colonos
tradicionales son
ocupantes; no obedecen a
un perfil econmico
determinado, sino ms bien
una actitud agresiva
respecto de la apropiacin
de tierras; conductas poco
previsibles en materia
productiva y social.
- divisin anrquica de las
tierras y promueve el
acaparamiento dominial.
Funcionalidad
econmica
218
- variable en
correspondencia al sitio y
a favor de cierta
heterogeneidad medio
ambiental (entre 20 y 50
ha.).
- fondo de valles y
terrazas.
como OCUPANTE'
(ocupacin
espontnea, de hecho):
- obedece a transacciones
problemticas en materia
legal; dependencia
complementaria en materia
de produccin; especulacin
inmobiliaria inorgnica
- irregular, desborde
espacial de la colonizacin;
en progresin, de apenas
unas hectreas en parajes
cercanos hasta de 200 ha. y
ms en los parajes alejados
- sobre faldeos y valles
perifricos.
B.
- en dependencia de rentabilidad
externa; predominan artesanos,
empleados administrativos y
educadores.
Se entiende como urbana exclusiva a aquella que no guarda relacin directa con el medio rural.
Tesis C. S. Bondel
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153
219
Aunque sin seguir sus fases, la tcnica fue tomada como referente. Como se indic en el cuerpo metodolgico, han
sido numerosas las entrevistas, muchas de ellas en profundidad, as como la participacin activa en grupos de
estudios y en temticas locales y regionales. Ver en Garca Ballesteros, A. (1998: 110-126).
220
Se prefiri esta denominacin a la de negativos, por dejar abiertas las posibilidades a circunstancias an no
comprendidas y/o aceptadas social y culturalmente..
Tesis C. S. Bondel
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154
Matriz sntesis de la relacin poblador-impacto territorial en la Comarca Andina del Paralelo 42. Cabe
destacar que la valoracin de la sntesis proviene del anlisis sectorial de cada factor, contando adems
con la constatacin de informantes clave.
TENDENCIA DE IMPACTOS TERRITORIALES POR TIPO DE POBLADOR (MBITOS EXTRAURBANOS)
factores
POR
MODALIDAD
DE USO
Presin
sobre
sectores
naturales
crticos
(Snc)
Presin
parcelaria
rural (Ppr)
Presin
inmobiliaria
(Pi)
Expansin
urbana
fsica (Euf)
SNTESIS
DE
IMPACTO
Mxb
Mx
Mxb
Mxb
Mxb
Mxa
marginal nyc-vyq
Mxb
invasivo-explorador
vyf
subtipos
urbano nyc-vyq
POBLADOR
TRADICIONAL
POBLADOR
NEORRURAL
POBLADOR
OCUPANTE
rural
residente
nyc-vyq
ausentista
actividad
primaria
actividad
terciaria
invasivo-explorador
(ausentista)
tradicional nyc
residente
vyq
REFERENCIAS: nyc, nacido y criado; vyq, venido y quedado; vyf, venido y fluctuante.
IMPACTO, generadores de condiciones de alteracin a las condiciones:
en Snc: ecosistemas territoriales
en Ppr: sobre-parcelamiento territorial
en Pi: sobre-costos inmobiliarios
en Euf: en reas rural, boscosa y/o ribereas
Impacto, A: alto ; B: bajo impacto ; M: mediano
SNTESIS: A: Alto; Mx: Mixto; Mxa: Mixto alto; Mxb: Mixto bajo; B: Bajo
o
o
o
o
o
o
o
o
o
o
221
Las dos primeras denominaciones (nyc y v yyq) son de uso popular en la Comarca y en la Patagonia en general;
Ciccolella, por ejemplo, lo destaca al asignarle un significativo rol en su anlisis sobre las transformaciones
territoriales en Tierra del Fuego. (1994:146-150) Estas 'categoras' ciudadanas, muchas veces anteceden, a modo de
seoro, las presentaciones personales. Con ello, ser fcil ver lo socialmente trascendente que pueden resultar. Ver
comentarios al respecto en el apndice 9.
Tesis C. S. Bondel
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155
Si bien los factores generadores de impacto ya han sido vistos a lo largo del trabajo,
tal vez convenga recordar que los mismos obedecen a circunstancias de gran
complejidad analtica. Por dar un caso ilustrativo de las problemticas comarcales,
rescatamos en Labasse un prrafo respecto de las pautas que condicionan el
establecimiento del tamao mnimo de las explotaciones agrcolas, cuando dice ...
Son precisos una colonizacin homognea y un espacio recprocamente homogneos
y nuevos, una asistencia tcnica, coherente y resuelta, que ponga a la par la
orientacin de los cultivos y su comercializacin, para que la fijacin de una dimensin
standard de las explotaciones tenga posibilidad de ser eficaz, ....(1973: 124)
La figura propone entonces a las instancias planificadoras posibilidades de contar con
un antecedente para comprender, en la heterogeneidad dominante, e intervenir, en
especial en instancias anteriores a aquellas zonificaciones determinantes de
estructuras espaciales de mediano y largo plazo, como son en nuestro medio los
Cdigos de Planeamiento.
De las siete principales situaciones conflictivas contextuales de carcter geogrfico
enunciadas al comienzo de esta Tercera Parte, se han tomado aquellas tres que se
vinculan fuertemente con el poblador y su desenvolvimiento al respecto:
1.- Identificacin y delimitacin incierta de amplios sectores de trascendencia territorial.
2.- Parcelamiento y tenencias de la tierra condicionadas por procesos de inversin y
especulacin inmobiliaria.
3.- Expansin urbana espontnea, confusa y muchas veces antisocial.
Es decir, aquellas donde los comportamientos no pueden evadirse en materia de
resultados en el espacio; donde el hecho de identificarse con modalidades de uso
distintivas hace vital su visin sistemtica a la hora de la explicacin.
Aqu, entonces, se cruzan modalidades con problemticas y el comportamiento
espacial de la poblacin en correspondencia con su involucramiento con el espacio
extra-urbano222.
Sern situaciones con visiones parciales y/o conjuntas las que podrn atenderse
desde esta matriz de impactos por modalidad de uso y se concibe que pueda
contribuir tanto para comprender determinadas situaciones socio-territoriales, como
para llevar adelante iniciativas que involucren a espacio y sus actores. Su carcter
cualitativo impone una lectura contextual, siendo sus valoraciones un teln de fondo
del desenvolvimiento territorial. As, por ejemplo, prestar especial atencin a la
222
El espacio urbano propiamente dicho, su interior, no forma parte del anlisis dada la escala espacial del trabajo. No
obstante son s considerados aquellos habitantes urbanos ocupados en cuestiones extra-urbanas.
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44
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47
49
46
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158
Blanco, D., J. Mndes y G. Snchez Reiche. Historia de una poblacin de frontera entre
Chile y Argentina: Segundo Corral 1930-1990. Informe indito. El Bolsn, 1999
Bondel,
C.
Santiago,
Francisco
Carabelli
Mauro
Novara.
Problemticas
Daz, Arnoldo. Encuestas en Valles de riego de la Comarca Andina: Lago Puelo- El HoyoEpuyn. EPDA- PROSAP. Informe Final, Esquel, Chubut. 2001.
Tesis C. S. Bondel
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159
Gonzlez, Myriam Susana. Una aproximacin al paisaje vivencial de los habitantes de una
comarca cordillerana. El caso de El Bolsn en la Patagonia Andina. Revista Geogrfica.
Instituto Panamericano de Geografa e Historia, N 133. Mxico. 2004.
Labasse, Jean. La organizacin del espacio. Ed. Ariel, Barcelona, 1973. (739p.).
Giessen, 1982.
Ortega y Gassett. El espectador. Textos escogidos. Ed. Salvat. Buenos Aires 1970.
Pozzo B., Mario. Ciudad Patagnica: clima y vida cotidiana. Revista Pueblos y Fronteras
de la Patagonia Andina. Revista de Ciencias Sociales. Ao 5, N 5. Comarca Andina del
Paralelo 42. Octubre, 2004.
Tesis C. S. Bondel
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160
CUARTA PARTE
IV. APORTES AL
CONCLUSIONES.
PLANEAMIENTO
TERRITORIAL,
HACIA
LAS
En esta ltima Parte se atienden los planteos originados en las hiptesis iniciales y las
comprobaciones alcanzadas a lo largo del trabajo. Para ello y dada la intencin inicial
de contribuir en instancias del Planeamiento territorial, se presentarn como marco de
las conclusiones dos situaciones contextuales que entendemos como de las ms
trascendentes, la competencia territorial y alternativas para replanteos en el espacio
comarcal, en particular respecto de los patrones de ocupacin del espacio. Su
tratamiento propone, adems, alcances de ndole metodolgico para el primer caso y
de ndole operativa en el otro.
de
51
52
53
Lo espontneo y sus efectos territoriales vacilantes; Foto 51: Como en todas las localidades, expansin
residencial sobre tierras de buena aptitud agrcola (El Hoyo); foto del autor. 52 y 53: Feria Regional, un
recorrido inicialmente espontneo en demanda de coherencia de usos (fotos: G. Marchissio).
Tesis C. S. Bondel
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161
responsabilidades
jurisdiccionales
(nacionales,
provinciales,
municipales)223.
Tambin merece subrayarse el trmino desenvolvimiento que as como no significa
crecimiento, tampoco excluye esa posibilidad. De hecho, el crecimiento en sentido
demogrfico, econmico y espacial, con algn altibajo, se presenta como destacado a
la hora de los anlisis y comentarios (y temores por 'falta' de espacio) relacionados
con la realidad de la zona.
En el marco terico224, se llam la atencin sobre la necesidad de abordar los
conceptos de aptitudes, expectativas, capacidades, umbrales, lmites, tolerancia,
sustentabilidad y otros. La demanda social en tal sentido es, tal vez, la ms destacada
y, si se quiere, polmica y contradictoria225.
Es en ese contexto, donde queda de manifiesto con toda intensidad lo alejado del
paisaje de ser un componente neutral en la sociedad226, es que tomamos al concepto
de competencia como gua orientadora hacia un devenir territorial adecuado.
Competencia, nos repetimos, en su sentido de competente, de ser capaz, de estar
preparado para desenvolverse en determinada direccin de desarrollo.
Ante el planteo, la reunin de expectativas y capacidades se mostraron como vas de
observacin oportunas en favor de alcanzar una visin integral de un lugar en una
circunstancia histrica particular y proclive a transformarse. Con ello y desde el
223
Uno de los tantos ejemplos ocurre con las situaciones que se reiteran en aspectos relacionados con el turismo, en
especial el de alta montaa, donde las gestiones de refugios, seguridad, pasarelas, sendas, impactos y dems, carece
de responsables especficos. Sus resultados, en definitiva, responden a cuestiones netamente voluntaristas de las
entidades que en ms o en menos responden al perfil de gestin necesitada. Ver tambin en Madariaga (2007: 12).
224
Ver tem: Competencia territorial y territorios complementarios.
225
Los vaivenes o prdida de vigencia de Cdigos de Planeamiento (El Hoyo, Lago Puelo), Planes Estratgicos (El
Bolsn) y similares (CODECAP), as como las dificultades para alcanzar resultados socialmente aceptados y
geogrficamente estructurados, muestran un escenario an vago a la hora de reflejar una cultura de convivencia con el
medio natural. Consta, tambin, que casi no hay artculo periodstico o episodio de participacin social referido al
desarrollo regional, donde el tema no sea recurrente. Incluso, en el 'apuro', llega a reducirse a un rgido determinismo
sostenido en la figura de capacidad de carga.
226
En realidad y aunque no hayamos podido dedicarnos en particular, creemos que sera oportuno avanzar en la
verificacin de ciertos cabos perdidos del determinismo geogrfico ratzeliano, excluidos tempranamente por sus
factores ideolgicos generalizadores sin una vlida o, al menos, profunda discusin cientfica (cf: Silverol, Aline, 2000 y
ver tambin en Capel 1981: 284-85).
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162
Foto 54: Fotografa del la villa de Val en Suiza, extractada de la Geographie Humaine de Jean Brunhes
(1943). Valrese que tanto la localidad como las parcelas de cultivo se sitan en pendientes desconocidas
para nuestro medio.
227
Como se afirma en Martnez et al (UATA) 2007 (Lago Puelo), 'La mayor capacidad territorial se dar all donde el
impacto sea el menor y la aptitud la mayor'.
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163
Foto 55: En nuestro medio, las pendientes excesivas son eludidas toda vez que sea posible. Lo habitual
es, al menos asentarse al pi de los faldeos. Vivienda campesina tradicional, El Hoyo. Foto del autor.
RESPUESTA SOCIAL
Diagnstico operativo (compatibilidades)
COMPETENCIA TERRITORIAL
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Territorio a considerar
Presentacin territorial problemtica
Fig. 19. La competencia territorial, esquema metodolgico para su valoracin.
Respuesta Social
Diagnstico operativo (compatibilidades)
COMPETENCIA TERRIOTORIAL
Desde lo perceptivo-comportamental
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165
Esta necesidad de una accionar multidisciplinar surge casi como una respuesta profesional espontnea en ciertos
mbitos regionales; surge aquello de, como rescata Bozzano de Santos y Souza, tal vez el espacio sea, ...el ms
interdisciplinar de los objetos concretos... (2004: 24).
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166
229
Merece valorarse el sesgo multidisciplinario del ejercicio ya que los resultados se obtuvieron cruzando
ponderaciones de un gelogo, un gegrafo, una antroploga y una filsofa especializada en desarrollo local, con
participacin ms especfica adems, de un economista, una historiadora y un ingeniero forestal, todos con
importantes antecedentes en actividades acadmicas y/ profesionales en la regin .
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perceptiva-
230
Las encuestas (316) fueron posteriores a talleres y reuniones conducentes. Incluye preguntas y repuestas
ilustrativas de fuerte connotacin para con los comportamientos, como: qu actividades quieren los residentes de Villa
del lago que se desarrollen en el Paraje Entre Ros? y Por qu elige como primera y segunda actividad las
siguientes?.
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Fig.: 22. Valoracin de los pobladores. Resultados en el Paraje Cerro Radal (2007). Los 5 primeros
factores socio-territoriales valorados en las expectativas a conservar y/o desarrollar. Al referirse a toda la
poblacin es referido a aquellos habitantes de ejido Lago Puelo.
Fig.: 23. Expectativas de los pobladores. Paraje Las Golondrinas (2007); expectativas sobre las
actividades deseables para el paraje; en base a consultas sociales y vistas con relacin a valoraciones
territoriales.
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zonificacin propuesta (mapa 7), ambos instrumentos polticos clave a la hora del
Planeamiento.
Propuesta de directriz de ordenacin general para Lago Puelo (Martnez, O. et al
UATA, 2007):
Lago Puelo se entiende como una unidad de territorio que pretende proyectarse en
el marco de la conservacin de la Naturaleza y un estilo de vida aldeano231
adaptado a altos patrones de calidad de vida232, con el turismo y la actividad frutihortcola como lneas principales de desarrollo estratgico.
Mapa 11: Zonificacin para las directrices del ordenamiento territorial; ejido de Lago Puelo. El mapa tan
slo se inserta para ejemplificar, de un modo apenas visual, con uno de los resultados ms trascendentes
a la hora del Planeamiento producto de una tarea multidisciplinaria y socialmente participativa. (Martnez
et al. UATA, 2007).
Finalmente, cabe agregar que ser recin cuando se atiendan instancias precisas, es
decir acomodada a alguna problemtica especfica, que se podr recurrir a aquella
231
Estilo de vida aldeano: implica un ritmo diario distendido y seguro, con predominio de las relaciones personalizadas,
en espacios abiertos, con una vida comunitaria activa.
232
Altos patrones de calidad de vida: implica la satisfaccin de las necesidades bsicas (vivienda, capacidad de
subsistencia, condiciones sanitarias, educacin) y culturales, de seguridad, de la calidad medioambiental, de
tranquilidad, con accesibilidad a la informacin, manteniendo el contacto directo e inmediato con la naturaleza.
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analticas
potencialmente
paliativas
de desarmonas
territoriales
No es que se excluyan las otras problemticas, pero la eleccin de estas dos va de la mano con el consenso
poltico-meditico que existe en cuanto a la 'falta de lugar' y a los lmites fsicos que se imponen al crecimiento
demogrfico y econmico.
234
Entendemos que ya se han mostrado bastantes ejemplos que ratifican estos conceptos (Hernndez y Mochkofsky,
1974), pero, en todo caso sirvan estas apreciaciones de neto corte mercantilista vigentes en discursos polticos
regionales: "pero si se crece en orden, cuando se alcancen los lmites del crecimiento sustentable, el mercado a travs
del precio de la tierra puede ser un factor que regule el asentamiento de la poblacin. Esto quiere decir, que
naturalmente, si existe menos tierra o espacio disponible, tender a aumentar el valor inmobiliario, (...) como un
mecanismo de regulacin que tiende a mantener la poblacin estable, o sea que cada habitante que vende sale del
sistema, u ocupa otro nicho, para que haya lugar para el nuevo habitante que entra, y se mantenga en su punto
ptimo, una poblacin estable en equilibrio con el ambiente (cf.: Refundacin de El Bolsn. Merino. Mimeo, 2005).
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235
Cabe destacar que en el rea bajo estudio, especialmente entre los migrantes modernos, prevalece el rechazo a la
figura de ciudad, lo cual refuerza la tendencia a la dispersin asociada con las motivaciones neorrurales. Se ratifica
este comentario anti-urbano, por ejemplo en los antecedentes de Martnez et al, UATA, 2007; en Marchissio, M. 2007:
32-34), en Las Bases para el Plan Estratgico de El Bolsn, 1998).
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56
57
Fotos: Densidades urbanas en pueblos y ciudades de montaa. Dos realidades contrastantes (foto. 56:
ncleo central de Arco en el Trentino italiano (vase la cercana de las plantaciones). Foto de poster
turstico s/d; 57: parte del casco central de El Bolsn. Foto del autor.
son territorios en estado embrionario, donde prevalece la fragmentacin espacialjurdica de tipo antecedente y sobrepuesta a condiciones ecolgicas heterogneas;
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En la historia se encuentran las causas bsicas que explican los conflictos entre la
capacidad territorial deseada y la configuracin de los ejidos legales; sostenemos aqu,
que desde una lectura contempornea y bsicamente geogrfica, podrn alimentarse
nuevos direccionamientos en la organizacin de los espacios.
El caso sugiere inicialmente la valoracin de una complementariedad 'natural' que
puede observarse respecto de los mbitos bio-fsicos y sociales. Nuevos espacios
proclives de satisfacer una demanda diversificada por el uso del territorio y la
tecnologa disponible. Es fundamental, de todas formas, comprender que la reflexin
tendr validez en tanto y en cuanto sea sta una direccin a tomar, es decir exista
voluntad social de direccionarse hacia la complementariedad territorial.
Los ejemplos ms evidentes, aunque no los nicos en este sentido, los tendremos con
las grandes terrazas pedemontanas que forman el oriente comarcal. Superficies
extensas de la estepa-arbustiva inmediatamente adyacente a los bosques de
nothofagus y austrocedrus. Se trata de las extensas terrazas fluvioglaciarias que
conforman los entornos de El Maitn, Epuyn y Cholila y en un marco condicionante
ecotonal, valoramos algunos aspectos interesantes que, profundizados en su anlisis
podrn ser indicadores sugerentes en un terreno exploratorio.
Condicionantes complementarias favorables de estos mbitos:
topografa de relativo bajo condicionamiento (vase mapa 12);
disponibilidad razonable de agua por captacin de cursos;
condiciones de heliofana ms favorables que los valles centrales;
relativa escasa complejidad jurdica por predominio de grandes estancias238, y
relativa buena conectividad
Entre las limitantes:
temperaturas relativamente bajas con veranos frescos e inviernos rigurosos (en funcin
de la altura - del orden de los 600-800 m.s.n.m.)
posibilidades ciertas de heladas tardas y tempranas;
semiaridez generalizada e importante frecuencia e intensidad de los vientos del Oeste.
falta y/o prdida de tradicin campesina como para promover actividades rurales.
estructura jurdica antecedente
falta de proyectos jurisdiccionales conjuntos que promuevan la expansin hacia el Este.
236
Presentamos a la Patagonia Andina como territorios adolescentes y con ello cierta connotacin soadora, irritable,
bajonera, desafiante y encaradora (Bondel en Concepto Forestal, 2006).
237
Como ya se anticip, en trminos comarcales y con un enfoque fenomenolgico, Nogu i Font presenta el caso
montas de La Garrotxa, donde prima la diversidad en el paisaje (1992: 89)
238
Sera una ingenuidad confundir complejidad jurdica con capacidad jurdica; en todo caso la revisin del origen
poblador de las colonias agro-pastoriles de fines del Siglo XIX y comienzos del S XX, seguramente propongan lneas
de adecuacin a los tiempos que corren.
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El Este de la Comarca, posibilidades de expansin y sustentabilidad ante el crecimiento demogrfico y
econmico zonal. Foto del autor, 2006. Foto 58: Campos de reconocida aptitud ganadera en el entorno de
Cholila. Foto 59: El Maitn, confinada entre grandes estancias; un destino que no parece posible de
sostener. Foto del autor, 1999.
A todo esto, puede observarse que en pequea escala es una tendencia posible, como
lo demuestran instancias de gestin en este sentido con resultados auspiciosos en El
Maitn y otros ms conflictivos pero que indican una direccin interesante (Ocupacin
Santa Rosa en Leleque; foto: 36). En todo caso y an cuando por su distinta y menor
complejidad no sean directamente comparables, resultan sugestivos los diagnsticos y
experiencias favorables en materia de plantaciones de conferas, donde varias de las
limitantes se ven mitigadas por estrategias relativamente sencillas.
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Mapa 12 Pendientes y asentamientos. En rojo las superficies con pendientes reconocibles entre las
tipologas contemporneas en la Comarca. Mapa en proceso de verificacin y 'filtrado' de informacin,
en particular por asimilacin de superficies lacustres a las pendientes consideradas.
El mapa muestra diferentes pisos altitudinales; se destacan las pendientes entre los 0 y 8 en rojo,
consideradas potencialmente habitables segn un primer muestreo239. Ntese el desarrollo de las
mismas en el Este y Sur-Sureste comarcal.
El rango se ha tomado a partir de los asentamientos actuales, es decir segn el inters y su respuesta
tecnolgica, toda vez que da a da se observan adaptaciones que podran elevarlo y habilitar
pendientes mayores240. Cabe rescatar, de todos modos y especialmente para reiterar la condicin
dinmica de los procesos territoriales, que las montaas ofrecen posibilidades interesantes por su
simple esencia de topografa quebrada (veranadas-invernadas, panoramas, recreacin, deportes,
energa, escurrimiento, etc.), pero en general para los usos tradicionales del espacio, los faldeos
sugieren ms un obstculo, un desafo, que una invitacin cmoda y competitiva.
Resultar claro que las instancias de expansin fsica no se agotan en estas terrazas y
valles, la ocupacin de valles ms profundos alejados de los pueblos, as como la
incorporacin de la alta montaa a nuevas instancias de uso, muestran rumbos
importantes y, en general, de gran conflictividad.
239
Valga la aclaracin que las pendientes fueron valoradas en escalas aproximadas a la hectrea, de modo que en
menores superficies se podran encontrar adaptaciones a mayores pendientes. Avances inditos en Bondel, S. y M.
Novara. Nuevas modalidades territoriales en la 'alta montaa' de la Patagonia Andina. Proyecto de investigacin (PI
021/08 FHCS-UNPSJB).
240
Ver en Miorrelli et al (2004), el caso de las adaptaciones progresivas en el caso de los Alpes italianos.
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Ser entonces un alcance que atiende a dos vertientes de accin, la operacional (el
anlisis de esencia geogrfica) y la instancia regional (el 'contenido').
De proyeccin ms acotada, pero tambin trascendentes fueron los alcances
orientados a satisfacer los objetivos ms especficos:
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Fortalecimiento
de
enfoques
integrales
(bsicamente
fisiogeogrfico,
bsicamente
problemticas a tratar .
orientado
por
el
carcter
propio
de
las
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Bozzano, Horacio. Territorios reales, pensados y posibles. Aportes para una Teora
Territorial del Ambiente. Editorial Espacio, 1 reimpresin; Buenos Aires, 2004. (263)
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Crdoba. Crdoba. 1998. (57p.).
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Bariloche. San Carlos de Bariloche. 1974. (123 p).
Labasse, Jean. La organizacin del espacio. Ed. Ariel, Barcelona, 1973. (739p.)
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Pozzo B., Mario. Ciudad Patagnica: clima y vida cotidiana. Revista Pueblos y Fronteras
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Paralelo 42. Octubre, 2004.
Randle, Patricio. El Pensamiento urbanstico en los Siglos XIX y XX. OIKOS, Buenos Aires.
1985.
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V.2. Figuras.
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V.3. Tablas.
1. Poblacin
2. Temperaturas.
3. Precipitaciones.
4. Hidrografa, Algunos datos ilustrativos.
5. Trnsito medio diario de automotores (2000-2007).
6. Empleo en la Comarca.
7. Empleados provinciales de El Bolsn (05/2007).
8. Turismo, valores significativos.
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V.4. Cuadros.
1. El medio natural en su rol de condicionante, aproximaciones.
2. Antecedentes perceptivos y trascendencia bsica territorial.
3. Bases tipolgica segn formas
4. Bases tipolgica segn gnesis.
5. Bases tipolgica segn funcionalidad.
6. Tipo sociales
7. Aproximacin a los comportamientos territoriales.
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V.5. Fotografas.
1. Altos del Turbio.
2. Pampas de Malln Ahogado y Cerro Perito Moreno.
3. Lago Epuyn
4. Casco urbano central de Lago Puelo.
5: Barrio Alto (S. C. de Bariloche).
6. Laguna Alerce (sobre umbral Lagos Epuyn y Puelo).
7 y 8. Escenario panormico vs. espacio vivido
9, 10 y 11. Fondo de valle del Ro Epuyn.
12. Fronteras jvenes; hito fronterizo.
13. Aeropuerto de Esquel.
14 y 15. Ciudad y pueblos en la organizacin espacial. El Bolsn-Lago Puelo.
16 y 17.La diversidad de usos (Parajes Cerro Radal y Entre Ros).
18. Toma en altura del mbito cordillerano a la latitud del Monte Tronador.
19. Cordn Serrucho Norte.
20. Cipresal en terraza de la margen derecha del ro Quemquemtreu.
21 y 22. Las inversiones trmicas, situaciones recurrentes.
23. Desembocadura del ro Turbio en el lago Puelo.
24. Chacra andina tradicional.
25 y 26. 25 aos de transformaciones en El Hoyo.
27. Ruta Nacional 40 (ex 258). Tramo Norte en El Bolsn.
28. Frambuesales y otras plantaciones a la vera del ro Quemquemtreu.
29. Faena maderera, una cancha.
30. Vacunos en mbito ecotonal bosque-estepa; cercanas de Cholila.
31. Hortalizas, un rubro activo con altibajos histricos. Camino de los Nogales.
32. Lupular en Lago Puelo.
33 Turismo cabaero. Villa Turismo.
34. Reivindicaciones de los pobladores de origen mapuche.
35. Reutilizacin espacial. Chacras tradicionales devenidas en mbitos neorrurales.
36. Zona Norte de El Bolsn y el Co. Piltriquitrn.
37. Nevazn de invierno en la comarca.
38. Sector del lago Puelo donde desemboca el ro Epuyn.
39. Chacra tradicional, con prdida de su capacidad econmica-social.
40 y 41: Diferentes visiones. Para unos recursos, para otros obstculos.
42. Sector de Malln Ahogado atravesado por el ro Azul.
43. Reconversin chacra-barrio, una tendencia decidida. Barrio Arrayanes.
44 a 50. Algunos de los impactos territoriales ms destacados.
51. Expansin residencial sobre tierras de buena aptitud agrcola (El Hoyo).
52 y 53. La Feria Regional.
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VI. APNDICES.
1: Vrtigo territorial?
2: Reflexiones complementarias sobre la Patagonia Andina y sus lmites.
3: Patagonia Andina de los lagos.
4: La franja andina, entre lo general y lo singular.
5: Inundaciones.
6: Datos hidrogrficos sugerentes.
7: Difcil de responder.
8: Condicionamientos histricos y econmicos.
9: Nacidos y criados.
----------------------------------------------------------
Apndice 1:
Vrtigo territorial?
La investigacin regional condicionada.
Un componente aditivo a este trabajo y que cremos conveniente advertir es que, como sucede
en buena parte del mundo y seguramente alentado por una creciente e invasiva influencia
meditica, la regin toda, y en particular la franja andino patagnica, se contextualiza poltica y
socialmente en situaciones consideradas geogrficamente apremiantes. Una urgencia
generadora de condicionamientos adicionales y de peso para con el anlisis, al punto que
podramos referirnos a la generacin de cierto vrtigo territorial. La seguidilla de cambios o sus
proclamas y el fuerte requerimiento de atencin hacia los mismos (obras o su falta,
emprendimientos, concesiones y/o usurpaciones prediales, accesos o inhibiciones, cdigos y
excepciones, etc.), han generado un contrapunto poltico-acadmico casi incompatible en
trminos temporales, siendo una constante en el anlisis enfrentarse con argumentos sobreinformados de difcil discernimiento.
Albet (2001), nos orienta un tanto cuando puntualiza que la crtica epistemolgica postmoderna
cuestiona a las tradicionales relaciones entre poder y saber demandados desde la visin
hegemnica del mundo occidental. Y as como la crtica postmoderna se encarga de poner en
cuestin esta supuesta universalidad (la del discurso occidental), tambin impulsa la
introduccin del discurso del 'otro'243. Con ello se explicara la complejidad creciente de un
nuevo universo de anlisis por ahora incipiente. Cabe, sin embargo, valorar la potencial y
creemos frecuente inexistencia de 'compatibilidad conceptual' para un buen nmero de
casos244. Y, si bien no hemos an podido profundizar sobre el tema, al menos dejamos
planteado una recurrente devaluacin del alcance conceptual de aquello 'cientficamente
comprobado', y esto, al menos en trminos regionales (de los lugares), pareciera estar
aportando ms confusin que claridad. Por cierto, estas afirmaciones no evaden la carga
histrica negativa que le cupo a la modernidad en la sobrevaloracin de la perspectiva
cientfica. Adherimos con aquella afirmacin de Octavio Paz en su Posdata, ...la ciencia no
tiene por objeto juzgar sino comprender... (1970:128).
Podemos concluir al respecto y tratando de no alejarnos de lo netamente geogrfico, que nos
ha tocado dedicarnos y preocuparnos en tiempos embebidos en circunstancias de urgencia
territorial y con ello correr el riesgo de que esta superposicin cientfica-poltica en lugar de
confrontar en el campo de las decisiones, han consensuado en fundirse y actuar en
243
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conformidad. Se suma a esto algn reconocimiento social para con esta actitud, lo que coloca a
quienes no acuerdan en su urgencia en un plano de casi hereja intelectual.
Debe tomarse al prrafo anterior en su sentido cabal, puesto que esta tesis ha buscado estar
ligada al desenvolvimiento regional contribuyendo a la superacin de situaciones geogrficas
crticas de fuerte y negativo impacto social que, curiosamente y con las diferencias obvias, son
visibles en la generalidad del cuerpo social y no tan slo en los sectores ms desposedos. Es
ms, se puede intuir que ante una revalorizacin racional y genuina del contexto regional, se
potenciar ms positiva y armoniosamente la notable sucesin de iniciativas de todo tipo que
confluyen en territorios de vanguardia como el andino patagnico.
Recogemos el encabezamiento con el que presentamos el proyecto de tesis y que fue
sugerente a modo de contexto motivador, Tenemos la oportunidad de organizarnos en nuestro
espacio montas; la historia ensea que la ocupacin positiva del territorio implica superar
instancias de mero asentamiento; ocupar supone el estar y el quehacer y, en verdad, su
enunciado se condice con la direccin a la que se orienta este trabajo en conjunto. Actitud,
accin y lugar, forman una triloga estructural que acompaa, casi a modo de escolta, el
desarrollo del anlisis. Anlisis que bsicamente ha buscado fortalecerse en el cuerpo terico
de la geografa, en particular de la geografa regional, pero que tambin aspira a proyectarse
como potencial insumo en intervenciones de orden territorial245.
Referencias bibliogrficas
---------------------------------------------------------------
Apndice 2:
Reflexiones complementarias sobre la Patagonia Andina y sus lmites
En verdad, nos asisten dudas, dado que la Patagonia misma, a pesar de ser un referente
regional consolidado246, todava ofrece resistencias a la hora de ser exigente en materia de
definiciones limtrofes, especialmente en su sector Norte.
Cabe destacar que nos preocupamos por el lmite geogrfico en su complejidad, no en aquellos
sectoriales que obedecen a tal o cual caracterstica, mayormente bio-fsica. No obsta que
recurriremos a isoyetas, geoformas, biomas o subtipos, etc., es decir, a concluyentes y menos
'espinosos' demarcadores de situaciones espacialmente definitorias (hmedo-semirido,
bosque-estepa, andino-subandino, etc.)247.
245
Seguramente ha sido Jean Labasse (1973) quien con su Organizacin del Espacio, pudo encontrar caminos de
enlace slidos para aquella triloga y su discurso se vuelca sucesivamente hacia el terreno de la toma de decisiones.
As, con la dominante hidrulica, por ejemplo, se anticipaba en varias dcadas a la visin estructurada en
problemticas territoriales polticamente descollantes.
246
Hasta existe un Parlamento Patagnico como entidad poltica con representantes de las legislaturas respectivas y
del Congreso de la Nacin..
247
Interesantes y tiles muestras de delimitaciones sectoriales en la Patagonia pueden verse en Ecologa Austral,
Ecosistemas Patagnicos (1998); en particular los trabajos sobre el clima regional de Paruelo, et al; sobre el sistema
regional en suelos de H. del Valle; tambin sobre biozonas de J. Paruelo, E. Jobbgy y O. Sala y sobre el ecotono
bosque-estepa en relacin a las plantaciones forestales de T. Schlichter y P. Laclau. Tambin ver importantes
desarrollos sectoriales y demarcaciones en Bercovich et al (1998:225-312). Propuestas ms integradoras y tambin de
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Pero nuestro caso, fundamentalmente por el peso relativo de sus componentes socio-culturales
y econmicos contemporneos, requiere de una ponderacin de multiplicidades espaciales
todava no desarrolladas para el Oeste patagnico. Incluso la importante revisin de la
evolucin histrica regional moderna en relacin con los pueblos Mapuches, la Araucana en
general y los resultados de las polticas nacionales, particularmente en materia territorial,
muestran todava un largo camino a recorrer248.
Por cierto que hay numerosos y destacados antecedentes respecto de planteos
'regionalizadores' de la Argentina y que muestran esfuerzos fundamentales en la 'lectura'
regional del pas249; de ellos partimos, y, desde ya, habr que incorporarles las condiciones
geogrficas 'pos-noventa', donde todava pareciera que las incertidumbres superan a las
certezas en la materia. Respecto de esta ltima consideracin en cuanto a lo incierto de las
representaciones territoriales, resulta oportuna la reflexin de Cccaro, "...La reconstruccin de
las sucesivas secuencias espacio-temporales es esencial para determinar el espesor del hoy
territorial y dilucidar 'el peso de las herencias' que presenta la configuracin actual. Desde esta
perspectiva se advierte la 'imprecisin' de los lmites del presente en el territorio, tanto hacia
adelante como hacia atrs, y supone una seleccin significativa de ciertas secuencias de su
historia abrevada en una construccin ideolgica, terica-conceptual y poltica" (2002: 194).
Pero no es intencin alejarnos de nuestro propio espacio de anlisis, el de la Patagonia Andina,
como parte, justamente, de la Patagonia.
En otras oportunidades hemos ahondado un tanto en cuestiones identificatorias de la
Patagonia y afirmamos ... Es cierto que la Patagonia, por su heterogeneidad paisajstica y
pobre cohesin socio-econmica, se nos presenta como un caso tpico en que el objeto
geogrfico de estudio necesitar definirse ms por su esencia territorial que por sus
contornos o lmites fsicos. Y entonces, la excentricidad de su localizacin, su carga histrica
(singular) y la originalidad del medio natural, sern determinantes en la definicin del espacio
regional. (Bondel 2000: 8-9).
Si a esta afirmacin, un tanto vacilante, y la anterior de Cccaro, le sumamos ciertas
condiciones de volatilidad o metamorfosis continua en el devenir del concepto regin que ya
destacamos en el Marco Terico, nos queda la sensacin que es ms conveniente poner el
nfasis sobre los problemas territoriales y llevar la cuestin de los lmites a una condicin ms
complementaria que esencial250. Incluso, para aadir indecisiones, resultar significativo que
mientras la Patagonia Andina sugiere una integracin progresiva con el resto de la regin y el
pas, actividades de punta, como el turismo y la conservacin de la Naturaleza, imponen desde
el paradigma ecolgico, una visin espacial cohesionada con figuras como El corredor de los
Lagos, la Reserva de la Bisfera o los Patrimonios de la Humanidad. Figuras que relativizan a
la frontera internacional y que, adems, se posicionan firmemente en el acaecer de la gestin
territorial y sobresalen en las agendas polticas, incluyendo las locales.
Hace apenas quince-veinte aos no titubebamos en valorar el hecho de estar tratando con
territorios en plena formacin, en analoga a los frentes pioneros, donde las fuerzas creativas y
los acomodamientos obedecen a factores dinmicos heterogneos, muchas veces cargados de
dramatismo, pero que en definitiva se asociaba a estereotipos previsibles respecto de las
estructuras espaciales (colonizacin) 251. Hubiramos apuntado a recuperar aquella idea de que
la existencia de una regin tiene como condicin primaria el estar descripta, pintada y cantada,
enfrentndonos as con un proceso an incompleto, pero de rumbo inequvoco para que el
anlisis geogrfico penetrara en ese molde.
Hoy, como sugiere con nfasis Albet, tanto lo tangible como lo virtual sugieren tantas dudas
como prudencia a la hora de asegurar identidades territoriales (2001). Apenas podemos
hacernos cargo de atender las que entendemos como las problemticas territoriales
sobresalientes en los Andes Patagnicos. Optamos por, permtaseme la analoga, no
utilidad cierta a la hora de presentar espacios definidos se encuentran en de Jong et al (1978) y en Capitanelli (1988:
687:734).
248
Ver, por ejemplo en, de Lasa (1998), Bandieri (a) (2005); Finkelstein y Novella (2005). O incluso fuentes primarias
como Cox (1863, red. en 1999); Willis (1914, red. 1988); Musters (1865 y red. siguientes)
249
Al respecto ver una instructiva sntesis en Roccatagliata (1988: 423-442). Tambin en Rey Balmaceda (1977:
85-118); adems un valioso aporte metodolgico aplicado a la Patagonia y ajustado a su tiempo e informacin
disponible, puede verse en Gurevitz y lvarez (1978).
250
Al respecto y sumado a otros puntos tratados, resulta revelador y 'actual' el artculo Problemas de la Geografa de
William Kirk (1963).
251
Decamos a comienzos de los aos '90, "Por ahora el territorio ofrece un panorama que no supera en mucho al de
una estructura desencajada que no puede disimular su tipologa colonial", Bondel (1994).
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188
anteponer el carro al caballo; aqu el caballo es sinnimo del anlisis de las problemticas
especficas y el carro la explicacin territorial o si se quiere, regional, que en una proporcin
acorde con los problemas, demandar criterios veraces a la hora de delimitar.
Entonces, antes de decidirnos por tal y cual lnea divisoria, se hacen necesarias algunas
aclaraciones descriptivas importantes y que se relacionan con la visin dual, formal y funcional
(no dicotmica) del anlisis regional, a la cual adherimos para un caso como el nuestro, donde
las circunstancias de cohesin interna y autonoma econmica son histricamente dbiles (cf.:
Daus 1982: 10-12).
Referencias bibliogrficas
252
La disposicin en sentido Noroeste-Sudeste de los Andes fueguinos y el ser un meridiano el demarcatorio del lmite
internacional con Chile, dejan al Departamento Ushuaia como excepcin de sotavento. Como se sabe, para los
argentinos, la capital fueguina es su nica ciudad trasandina.
Tesis C. S. Bondel
2008
189
Finkelstein, Dbora y Mara M. Novella. Poblamiento del Noroeste del Chubut. Aportes
para su historia. Fundacin Ameghino. Esquel, Chubut. 2005. (181 p.)
Gurevitz, Nlida y Hctor lvarez. Territorio patagnico: enfoque para una metodologa
regional. En Geografa del Chubut. Sociedad Argentina de Estudios Geogrficos. Serie
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Del Valle, Hctor. Patagonian Soils: a regional synthesis. En la Rev. de la Asociacin
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Geografa.. Oikos-GAEA. Buenos Aires. 1984. (pp.306-328).
Labasse, Jean. La organizacin del espacio. Ed. Ariel. Barcelona. 1973 (739 p.)
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Argentina. Geografa general y los marcos regionales. Ed. Planeta, Buenos Aires, 1988 y
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Willis, Bailley. El Norte de la Patagonia. Tomo I. Ministerio de Obras Pblicas (Arg.).
Bs.As., 1914. Reedicin EUDEBA, 1988.
--------------------------------------------------Apndice 3:
Patagonia Andina de los lagos.
Limites adoptados, algn detalle.
Hacia el Oeste, se presenta el nico lmite que no admite discusin para este planteo; es el
internacional con Chile, donde huelga reiterar sobre la existencia de aspectos unitarios a uno y
otro lado fronterizo, incluso con modalidades novedosas derivadas de un contexto de
distencin geopoltica latinoamericana.
Hacia el Norte, se reconoce como lmite a la cuenca del Alumin y su entorno. Es decir con el
mbito llamado de los Andes de Transicin. Del Moquehue hacia el Norte nos encontramos con
la Patagonia de la trashumancia, de los Andes ms elevados, semiridos, con una red
hidrogrfica ms 'austera' que hacia el Sur; con bosques de araucarias pero sin
encadenamientos lacustres. An as, el lmite no es por contraste y se dira que una amplia faja
del Norte departamental de Alumin forma parte de un lmite por transfiguracin.
Hacia el Sur, justamente se ha considerado al reborde Sur del Departamento Languineo en
Chubut. Coincide aqu que, en territorio argentino desde el lago Vintter hacia el Sur, tanto las
condiciones fisiogrficas como las modalidades de la instalacin humana cambian
sustancialmente. Ya sin el ciprs (Austrocedrus chilensis), especie emblemtica de la
colonizacin moderna, y entre la inmediatez Sur del Vintter (4330' S) hasta algo ms al Sur de
Los Antiguos (4630' S), con la excepcin de la cuenca Fontana-La Plata, la cordillera
propiamente dicha, se desarrolla casi con exclusividad en territorio chileno, predominando en
nuestro sector de altas pampas, pequeas localidades sumamente dispersas y apenas
articuladas con el resto de la regin patagnica.
Hacia el Este, adoptamos para la ocasin y a sabiendas de su temporalidad relativa: - en
Neuqun, los rebordes departamentales, donde la clsica fisonoma andina boscosa
desaparece, reemplazada por la estepa graminosa-arbustiva instalada en antiguos remanentes
montaosos y volcnicos. - en Ro Negro y Chubut, el lmite Este de la Zona de Frontera en Ro
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Negro (Decreto 887/94) entre Paso Flores sobre el ro Limay y la interseccin con el lmite del
Departamento Languineo; involucra a las pequeas localidades esteparias de Pilcaniyeu y
orquinco, en coincidencia con la ex Ruta Nacional 40 y es hasta donde se mantienen varias
modalidades andinas.
-----------------------------------------------------------------
Apndice 4:
La franja andina, entre lo general y lo singular.
Con extremos Sur y Norte en los lagos Vintter en Chubut y Alumin-Moquehue
respectivamente, y en un contexto ecumnico perifrico de escasa poblacin, la geografa
fsica zonal rescata condiciones naturales que han sido concluyentes en cuanto del verdadero
potencial respecto de las formas de ocupacin del espacio, al menos en trminos
socioeconmicos. Sucede que a pesar de cierta sobrevaloracin positiva generalizada para con
las condiciones geo-ambientales existentes desde el mismo arranque de la colonizacin
moderna, estas condiciones han sido menos 'amigables' que las sospechadas para las formas
de asentamiento establecidos. A un clima regional y un soporte geomorfolgico bastante
desfavorables a los modos tradicionales de colonizacin agro-pastoril y sus instancias
productivas, en particular en lo agrcola, se agreg, en el pas de pampas frtiles, una posicin
geogrfica excntrica con sus consecuentes resultados econmicos. Es fcil comprobar que ya
desde un principio, slo el turismo y alguna actividad excepcional tendieron a alterar esta
situacin (cf. Eriksen, W., 1979).
An as, Daus en su cruda, y en general resistida reflexin sobre el conjunto de la Patagonia
como regin atrasada253, jerarquiza a los valles andinos como excepciones (1976: 169-75);
pero a la vez remarca la condicin de tratarse de comarcas muy precisamente delimitadas.
Circunstancia clave para no caer a engao ya que, basta apartarse un poco de ciertos
parmetros naturales propicios, para encontrarnos con ambientes 'hostiles' al asentamiento
tradicional.
Pues bien, desde el inicio es fundamental valorar la posicin hemisfrica de la franja andino
patagnica en la que est inserta la Comarca. La misma, se extiende linealmente y en sentido
meridiano, por ms de 550 km (entre los 39 y 44 Sur). Por otra parte y si mantenemos la
unidad fisiogrfica por sobre la frontera internacional, el borde Occidental se corresponde con
el piedemonte cordillerano Oeste con lagos cerrados por colosales arcos mornicos en el Gran
Valle Central-Austral chileno y su continuidad hacia el Sur en el litoral martimo de los grandes
Golfos de Ancud y Corcovado; hacia el Este, en cambio, es en la transicin desde el ambiente
subandino donde se aprecia un borde, tambin contrastante, asociado con los sistemas
orientales ms ridos de los Andes254. Estos 'limites' revelan las condiciones propias de la
componente climtica de latitudes medias hemisfricas, donde a la circulacin de los Vientos
Permanentes del Oeste (Westerlies), se le aade el despliegue de la cordillera andina.
Cordillera de morfologa fuertemente quebrada (joven), con alturas regulares del orden de los
2000-2300 m.s.n.m.; cada tanto atravesada transversalmente por profundos valles, con un
sistema hdrico complejo de ros y lagos, con la presencia progresiva hacia el Sur de glaciares
de circo y remanentes y, adems, un importante nmero de volcanes con cimas entre los 2500
y 3500m.s.n.m.. Se trata de sistemas montaosos abruptos con un modelado glaciario
retrabajado por la actual red de avenamiento y donde, desde el punto de vista de la instalacin
humana se destacan las planicies glacifluviales, fluvioglaciarias y terrazas aluviales pedregosas
como sitios preferenciales. Tal es el caso de San Carlos de Bariloche, San Martn de los Andes,
Esquel o El Bolsn.
Circunscribindonos nuevamente al sector argentino, de Norte a Sur se manifiestan
progresivos cambios florsticos propios del efecto latitudinal, en especial la gradual disminucin
del treeline (de los 1800 msnm al Norte hasta aproximadamente los 1300 msnm en el entorno
del Vintter)255 y de la transicin hacia mbitos subhmedos hacia el Norte.
253
La condicin de atraso y postergacin patagnica, ha sido una temtica instalada en el debate territorial nacional a
lo largo de todo el siglo XX
254
Dada su coincidencia con las ltimas estribaciones cordilleranas, goza de aceptacin considerar a las isoyetas entre
400 y 500 mm como lmite oriental del mbito natural andino (Eriksen, 1975:130). An as, ya desde los 41 30' S.
cabe especular que resulta importante el incremento de la influencia martima producto de las profundas entradas de
las aguas pacficas al Este de la gran isla de Chilo y que se traducira, por un lado en el desarrollo pleno de la Selva
Valdiviana, a la vez que en un destacado incremento de superficies englazadas por encima de los 1700 msnm.
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De Oeste a Este, como ya se indic en varias oportunidades, se transita del mbito netamente
cordillerano, hper-hmedo y boscoso, hasta la estepa graminosa-arbustiva y arbustiva,
desarrollada sobre los Patagnides y las altas y ventosas planicies del Oeste Extra-andino.
Transicin anloga a la que Pisano llama degeneracin esteparia para los mbitos
magallnicos (1981: 166-67) y que confirma Villalba, "... Las precipitaciones disminuyen desde
los 4000 6000 en el sector occidental hasta menos de 200 mm, tan slo a 100 km al este de
la cima de los Andes" (2003)256. En definitiva, en apenas decenas de kilmetros, se pasa del
bosque a la estepa; del ambiente hmedo a la aridez y de los sistemas de lagos a unos pocos
ros alctonos y arroyos intermitentes257.
A todas estas 'coordenadas' iniciales, le cabe la consideracin geogrfica especial de constituir
un conjunto donde desde el punto de vista de la relacin hombre-naturaleza, lo riguroso,
desapacible o duro, como dira Capitanelli (1988: 687), se conjuga en un escenario de valorada
belleza. Se agrupan aqu, aquella fama de inhspita y hostil que cupo a la Patagonia desde su
inscripcin en la historia, con esta otra propia de lo majestuoso, bello, indmito y recndito,
resaltado ya desde las perspectivas romnticas decimonnicas para los paisajes montanos y
con recobrados bros post modernos, muy en especial, desde la consolidacin de los
paradigmas contemplativos de la actividad turstica, ...Look at the view!.
Referencias bibliogrficas:
255
Villalba (2003) nos aclara respecto de la lenga (Nothofagus pumulio) y la franja altitudinal que ocupa: "... es
bastante variable, dependiendo de la latitud considerada. Vara desde los 1000 a los 1700 m de altitud en la parte
norte de su distribucin, y desde el nivel del mar hasta los 700 - 800 m en su lmite austral. En este espacio el fenotipo
de la lenga es bastante variable, presentando caractersticas arbreas en las partes ms bajas, y disminuye
gradualmente su altura hasta llegar a individuos enanos o achaparrados en el timberline o treeline. ... ".
256
Ejemplos: con slo 11' de diferencia de longitud () entre S. C. de Bariloche (ciudad) y su aeropuerto, la diferencia
de la frecuencia media anual de heladas es de 81,5 a 103,1 respectivamente; en las precipitaciones de 1035mm. a
742mm. (Garca, 1970: 60). Al respecto y desde un abordaje ms amplio de variables, resulta ilustrativo el ndice de
continentalidad que desarrollan Menda e Irisarri para la faja andina nordpatagnica. Se aprecian, para el caso, valores
crecientes de continentalidad (bajos por cierto), entre Bariloche, El Bolsn y Esquel (1986).
257
Si bien se trata de mbitos contrastantes por la existencia o no de masa boscosa, el lmite bosque-estepa en s
mismo es temporalmente dinmico y plantea un inters cientfico singular. Bran et al sealan, "... Existen evidencias
que en diversos sectores ha habido un avance de la estepa sobre el bosque (Eriksen, 1975). Este fenmeno ha sido
interpretado por Kalela (en Veblen y Lorenz, 1988), como consecuencia de una aridizacin general debido a cambios
climticos. Otros autores, entre ellos Veblen y Lorenz (1988), encuentran la causa de este "retroceso" de los bosques,
en el accionar del hombre (principalmente incendios e introduccin de ganado domstico y fauna extica). (...). Se
resalta tambin la importancia de los ecotonos, considerados como las partes ms sensibles de las interacciones en el
paisaje debidas al accionar humano".
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Apndice 5:
Inundaciones
Diario La Nacin. 16/10/2002
Pcias. Ro Negro y Chubut
Al cierre de esta edicin, 2093 personas permanecan evacuadas en Ro Negro y Chubut. En la
rionegrina Bariloche haba 63 evacuados. A ellos se suman los 1880 que quedan fuera de su casa en
El Bolsn, donde muchos barrios permanecen con servicios interrumpidos (gas, agua, electricidad). En
Lago Puelo y El Hoyo, Chubut, donde los evacuados todava sumaban 150, evaluaban ayer los daos a
las producciones fruti-hortcolas, que se estiman cuantiosos. En las otras localidades ms afectadas
-Esquel, Trevelin y El Maitn- la situacin estaba controlada.
El Bolsn. Octubre 2002.
Si bien en un principio se restringi el acceso desde la ciudad de Bariloche por derrumbes, stos fueron
removidos y en menos de 48 horas se encontraban transitables.
Afectaciones
Conforme a los relevamientos efectuados provisoriamente, se estima que el nmero de evacuados en
el momento ms crtico super los 1.100 evacuados, ms una proyeccin de aproximadamente 400
personas auto evacuadas. Este nmero de redujo en forma gradual, con lo que se efectu la
reagrupacin estratgica de los evacuados a fin de optimizar la utilizacin de los recursos y facilitar su
atencin. En uno de los casos se efectu la reubicacin del centro de evacuados por advertirse
presencia de roedores (alto riesgo de patologas asociadas en funcin de la poca).
En el casco urbano se relev un total de 289 viviendas afectadas seriamente en su estructura y algunas
desaparecidas; no obstante se tiene conocimiento que la creciente aisl y lleg a un nmero de
viviendas ampliamente superior. Asimismo, el desborde de letrinas (abundantes en los sectores mas
afectados) y la rotura de desages cloacales, generaron un cuadro sanitario adverso y de alto riesgo en
extensos lugares de ambas riberas. Las autoridades sanitarias locales realizaron un a difusin
extensiva de recomendaciones de higiene y salubridad orientadas a la crisis presente dirigida a los
centros de evacuados y poblacin en general. No se registraron brotes masivos de patologas
asociadas a esta eventualidad.
Fuente:
http://aplicaciones.medioambiente.gov.ar/archivos/web/UCC/File/comunicaciones_nacionales/Vulnerabil
idad_Patagonia.pdf
-------------------------------------------------------
Apndice 6:
Datos hidrogrficos sugerentes.
Un aporte importante donde se profundiza en el anlisis de las cuencas hidrogrficas andinas de Chubut
cruzando aspectos naturales y sociales se puede encontrar en Carabelli et al (2000). A ttulo demostrativo
se sealan algunos valores trascendentes para el mbito ms representativo de la Comarca, esto es la
cuenca del ro Puelo.
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Parmetro
Valor
1. Superficie de la Cuenca en km2
3040
2. Coeficiente de compacidad
1,93
3. Densidad de drenaje km/km2
0,47
4. Flujo no encauzado km
0,24
5. Pendiente media de laderas (%)
24,2
6.
Erosin
hdrica
potencial
322
(t/ha/ao)
(MA)
7. Erosin hdrica actual (t/ha/ao)
42 (m)
m: moderada; MA: muy alta
Caracterizacin hdrica de la cuenca del ro Puelo.
Fuente: Carabelli, et al. (2000:11)
3.
DD=L/A; relacin entre la longitud total de los cauces y el rea de las cuencas. Valores por debajo de
5.
6.
7.
4.
Referencia bibliogrfica:
Apndice 7:
Difcil de responder
Artculo en el Diario Piltriquitrn.
Santiago Bondel, agosto del 2001
El modo de vida de estos valles es un interrogante habitual y muy difcil de contestar con claridad
sin que en la explicacin se pierdan cuestiones importantes.
Seguramente muchas veces los cordilleranos nos hemos visto en un aprieto ante las preguntas lisas y
llanas sobre de qu? y cmo se vive por aqu?. De hecho y tambin ms de una vez, la respuesta
habr empezado con comentarios sobre, ... el turismo familiar, cabaero, de la feria, la fruticultura, la
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madera, los artesanos, el comercio tradicional, el empleo pblico provincial, nacional o municipal, el
cctel agrcola-ganadero, la venta de tierras, los trashumantes laborales, etc., etc.. En verdad, si
queremos ser razonablemente precisos con el tema, no va a ser nada fcil.
Algunos indicadores pueden ser ilustrativos, por ejemplo ingresos directos por salarios desde los
diferentes mbitos externos (provincia y Nacin) o las transferencias bancarias en general, pero se sabe
tambin que hay en los modos de vida zonales una especie de underground informal, una ensalada de
vnculos y lazos, ricos en matices y de una trascendencia con aroma saludable.
Los lmites entre las actividades, es decir de lo especfico, sea por ejemplo del comerciante, docente,
agricultor o polica, tan claros en otras zonas del pas, aqu son difusas, hasta se dira que ms bien se
acoplan unas con otras y que, adems, no son fciles de cuantificar. En un hogar pueden tener chanchos
o abejas, con un miembro de la familia trabajando en un supermercado, otro docente y cada tanto el
conjunto recolecta hongos, tranza con madera, dulces o algn servicio de la ms diversa ndole. Un
urbano de El Bolsn, as como puede dedicarse al comercio o a las artesanas, es posible que maneje
una parcela para la saca de madera o viaje peridicamente a vender a otras ciudades de la regin o el
pas. Y as la pluralidad.
Pero como se suele decir, depende con la lupa con que se mire. As tenemos informes seriamente
confeccionados que llegan a ser poco menos que hostiles en sus diagnsticos, como el reciente sobre
turismo (VIP) encargado al CFI. Ante ello se nos ocurre que estos valles ofrecen ms que un maquillaje
como el que parecera que se recomendara para contentar la demanda. Es ms, que la comarca sea una
anomala a la imagen deseada del Sur, con sus lagos, bosques, montaas y gente como uno, tendr
seguramente impacto negativo en la renta sectorial ms o menos inmediata. Pero, como es tan visible en
los Altos de Bariloche, la falta de diversidad, la mono dependencia (casi minera) del turismo exclusivo y lo
cosmtico en materia productiva, pueden resultar insalubre, por no decir letal, para mbitos pequeos y
alejados. Despus de todo, con la crisis general de nuestra economa nacional, pareciera que con Villa La
Angostura y San Martn de los Andes alcanza y sobra si es cosa de contentar a los ms desahogados.
Habra mucha tela que cortar y estas no son ms que consideraciones incompletas, pero para no aburrir
al lector, le propongo que tome la revista Clic y sus clasificados, y ver que con unas pocas de sus 90
pginas van a encontrar argumentos atractivos ante aquellas preguntas iniciales, de qu? y cmo se
vive aqu?
Apartando muchos rubros y a modo de pequea muestra se tomaron los siguientes 20 avisos con sus
asuntos que, vale decir, suenan bien; por lo menos sugieren una comarca viva, problemtica, pero de
carne, hueso y sentires no le parece?
Apndice 8
Condicionamientos histricos y econmicos.
El cuadro que sigue rene de modo esquemtico los principales alcances de los desarrollos histricos y
econmicos de la Segunda Parte con la certeza de tener resuelto slo algunos componentes mientras
que otros todava necesitarn de su profundizacin.
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CONDICIONAMIENTO
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Ocupacin violenta
Aislamiento geogrfico
Rururbanizacin creciente
Especulacin inmobiliaria.
Excentricidad econmica
Apndice 9.
Nacidos y criados.
Nyc y Vyq.
El perfil social y cultural patagnico presenta una figura de relacin comunitaria propia de los
lugares con una dinmica demogrfica altamente activa y que se refiere a aquella que ocurre
entre los nacidos y criados (receptivos) con los venidos y quedados (arribados). Aqu
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interesan las modalidades propias del contacto, modos variados con distintos resultados,
dependiendo tanto del tipo de migrante (espontneo, transferido, momentneo, permanente,
etc.) como del tipo y magnitudes relativas a la poblacin receptiva.
La figura de pioneer patagnico y su legitimacin social frente a otras modalidades descalificadas sotto voce -, incluso anteriores o coetneas!, es un buen antecedente
relativamente moderno que ofrece distinciones inmediatas en los llamados frentes pioneros.
Hoy sin un actual 'prototipo' reconocido, las distinciones son ms ambiguas y con ello el
panorama menos claro para la reconstruccin sistemtica.
La condicin de nacidos y criados y venidos y quedados, sin alcanzar a manifestar tensiones
de alta conflictividad social, surgen a modo de complemento identitario y muchas veces es
valorizada en situaciones comunitarias puntuales. Se dira que estas cualidades, son
utilizadas como rasgo garante de mayor genuinidad.
Cabe agregar que en distintos sectores de la Patagonia Andina, la tirantez nyc-vyq se
verifica histricamente con los diferentes pulsos migratorios, pero circunscripta a
circunstancias localmente especiales. Se rescata del Plan de Desarrollo de Trevelin (2006),
La tensin nyc y vyq (...) a pesar de que se ha manifestado histricamente en diversos
espacios sociales de la localidad, tiende a diluirse y a equilibrarse en la representatividad de
nycs y vyqs en espacios pblicos, sociales, culturales, etc.. Sin embargo, en una
proyeccin al futuro, la tensin puede profundizarse ante el crecimiento no vegetativo de la
poblacin, sobre todo en el caso de explosiones demogrficas tales como las que se
verificaron en comunidades patagnicas eminentemente tursticas.
Se toma del mismo informe por su validez regional y con adaptaciones para cada comarca,
... ni el grupo nyc ni el grupo vyq son enteramente homogneos. Dentro del grupo vyq
existen personas que se radicaron en la localidad en distintas pocas, con las caractersticas
respectivas de cada migracin. A su vez la insercin de los vyqs en el tejido social (...)
depende de su integracin en ncleos laborales, su participacin en actividades culturales y
sociales, etc.".
Cabra agregar en estas diferenciaciones poblacionales y a los fines de hacer ms
abarcativas a las matrices (1 y 2) y tambin por su fuerte impacto territorial, ms que por su
nmero, a aquellos pobladores de carcter dirase, circunstancial y que actan mayormente
como exploradores, sin mayores expectativas iniciales de arraigo. Siguiendo las simbologa,
los llamamos venidos y fluctuantes, vyf y el rasgo distintivo unira la exploracin (de
espacios y de modos de vida) con una manifiesta inestabilidad operativa en materia jurdica y
econmica.