Husserl Edmund - Experiencia Y Juicio
Husserl Edmund - Experiencia Y Juicio
Husserl Edmund - Experiencia Y Juicio
y LIMITES DE LA INVESTIGACION
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INTRODUCCIN
en general" y de sus formas de modificacin, es decir, de conceptos tales como objeto, cualidad, relacin, pluralidad y
semejantes; y que en la problemtica lgica tradicional desde
siempre se han tratado cuestiones de ambos campos; aqu no
podemos tratar nuevamente los difciles problemas que se
refieren a la relacin entre la apofntica formal y la ontologa
formal, a su homogeneidad correlativa, incluso a su unidad
interna, en vista de la cual su separacin demuestra ser meramente provisional y depender no tanto de diferencias de los
campos de estudio como de los enfoques. 1 Baste con decir que
todas
formas categoriales que componen el tema de la
ontologa formal se dirigen a los objetos del juicio; ya el co'ncepto vaco de "algo en general", en el que siempre se piensan los objetos lgicamente, no se presenta en ninguna otra
parte fUlera d-el juicio, 2 y lo mismo ocurre con sus formas de
modificacin: "As como la cualidad designa una forma que
en un comienzo aparece sin autonoma en el juicio y que 'nominalizada' 'produce la forma de sustrato cualidad, as en
el juzgar plural aparece el plural que, 'nominalizado', o sea,
trahsformndose en objeto en el sentido sealado -el del sustrato, del
produce el conjunto." 3
Lo mismo podra mostrarse respecto de todos los dems conceptos que aparecen en la ontologa formal. Teniendo esto en
consideracin podemos decir que a la doctrina del juicio le
corresponde un lugar central en la problemtica lgico-formal
en su totalidad, no slo por razones histricas, sino tambin
por razones objetivas.
Con 'esta obseryacin no pretendemos adelantar una determinacin de la esencia de lo que ha de entenderse en el sentido
ms amplio y comprensivo por "lgica" y "lgico". Este co,ucepto comprensivo de la esencia ms bien puede ser el resultado final
esclarecimiento fenomenolgico y de la investigacin sobre el origen de lo lgico, tal como se inici en la
1
ef. E. Husserl (citada infra como Logik), Seccin I, caps. 4 y -5. [Ed. en
espaol: Lgica formal y trascendental, tr. Luis Villoro. Col. Filosofa Contempornea, UNAM, Mxico, 1962.] Formale und tra1)szendentale Logik,
Halle, 1929.
20p. cit., p. 98.
30p. cit., p. 95.
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ef.
Aristteles, De
16a 19 y 17a 9.
PROPSITO Y
LiMITES
DE LA INVESTIGACIN
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Cf. De
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que plantear
en vista del hecho de que en l aparece
con toda naturalidad el sujeto en la forma de la tercera persona. Ello implica el supuesto de qlle la primera y segunda
perso,nas, el juicio en la forma de "yo soy ... ", "t eres ... ",
no expresa ninguna aportacin lgic,a de sentido, que se desviara de la que se expresa en el es-quema bsico preferido "ello
es ... "; tambin esta suposicin requerira un examen y mostrara bajo una nueva luz la pregunta por la originariedad del
esquema -bsico tradicional as es pn.
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,.
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de simples juicios. Tambin en los primeros comienzos mticos del conocimiento, el juzgar ms diverso, realizado por
ttadicin en cualquiera de sus formas, va de la mano con el
juzgar realmente conocitivo, aunque en volumen aqul predomina ampliamente sobre ste. Pero en cuanto estudiamos
este mltiple juzgar previamente dado en sus formas ms
diversas para buscar la distincin entre la evidencia -verdadero conocimiento- y la no evidencia -conocimiento slo
pretendido, mero juicio-, resulta que ya no basta' examinar
slo la forma de los juicios previamente dados, comprendindolos despus slo al leerlos, digamos, volviendo a juzgarlos
con nuestro jui'cio; ms bien.debemos formularlos nuevamente en cuanto a los actos conocitivos, a travs de los cuales devinieron resultados conocitivos originarios y a travs de los
cuales pueden llegar a ser nuevos en todo momento con la
repeticin, siendo idnticos a los que ya devinieron y que,
sin embargo, se hacen originarios gracias a esa repeticin.
As .pues, si buscamos la gnesis fenomenolgica de los juicios
en la originariedad de su generacin, veremos que el mero
juzgar constituye una modificacin intencional del juzgar
conocitivo. Un juicio producido originariamente con evidencia, un conocimiento que fue adquirido alguna vez originaria.mente en forma intelectiva [in Einsichtigkeit], puede ser
reprodu.cido en cualquier momento sin que medie
inteleccin, aunque el juicio s se presente con claridad. 8 Pensemos,
por ejemplo, en la primera vez en que volvemos a formular,
comprendindolo, un teorema mat;eintico'y en: las repro'ducciones "mecnicas" posteriores. De este
. es vlido en
general que, vin,dolo en s, en todo yo consciente deben haber
precedido ciertos conocimientos, primero en un nivel muy
bajo y despus en niveles cada vez ms altos, para que en su
sucesin se hagan posibles los juicios simples. Esto no significa
'que los juicios simples son en todos los casos sedimentos de
recuerdos de los mismos juicios en cuanto juicios conocitivos; tambin las ocurrencias contradictorias que, credas en
cierto momento:, se presentan como juicios, son transforma;.
8
pp. 49 ss.
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conocimiento inmediato. Son realmente actuales como conoslo cuando todo el contexto de la fundamentacin
constituye una unidad sintticamente unitaria de un conocimiento actual. Slo en sta surge para lo mediatamente fundamentado mismo el carcter de un conocimiento que le
corresponde como
aunque slo en fo'rma mediata, de
modo que los conocimientos mediatos no son generables por
s con su carcter conocitivo. Una conclusin slo puede llevarse a la evidencia (y esto significa aqu: a la evidencia de
la verdad, no a la mera evidencia de la claridad), si tambin
las premisas se pueden llevar y se llevan a la evidencia. No
es,' pues, arbitrario el carcter de los juicios evidentes que
debemos utilizar, si queremos analizar la fundamentacin de
la evidencia del juicio en la evidencia objetiva. De las evidencias mediatas del juicio, de los conocimientos mediatos no conduce ningn camino directo a las evidencias objetivas que
fun,damentan a aqullos, ya que a su vez se fundan en otros
conocimientos, q1;le son inmediatos. Antes de poder estudiar
las formas de los conocimientos mediatos y de las fundamentaciones conocitivas, tendremos que examinar primero, por
consiguiente, las de los inmediatos, es decir, las de los conocimientos o actividades conocitivas ms simples. En la gnesis
del conocimiento, en la estructura formal de la generacin del
conocimiento, son ellas las ms originarias. Es
hay
operaciones que ya deben haber sido realizadas para que las
mediatas se hagan posibles. Y obviamente habr que buscarlas
en los juicios sencillos por su forma, o sea, en aquellos que ya
por su forma -digamos la forma del silogismo- no se manifiestan co'mo dependientes de otros juicios en lo que respecta
a su posible fundamentacin y evidenciacin.
c) Los
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7. El mundo como terreno universal de la creencia predada para toda experiencia de objetos individuales
Para responder a todas estas preguntas se requiere una visin
ms profunda an de la' naturaleza y estructura de la experiencia pre-predicativa. Para ello hagamos enlace con lo ya
dicho. El co'ncepto de la experiencia como el darse por s
mismo de los objetos individuales se tom con una amplitud
tal que no slo abarca el estar dado por s mismo de los objetos
individuales en el modo de la simple certeza, sino tambin
las modificaciones de esta certeza e incluso las modificacionescomo-si de la experiencia real. Si todo esto se halla incluido
en el concepto de la experiencia, le corresponde sin duda a
sta una especial distincin en la certeza entitativa. No es slo
'que toda vivencia de la fantasa y toda modificacin-corno-si
de la experiencia se ofrezcan precisamente como modificacin,
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como
y transformacin de experiencias anteriores y
se remitan genticamente a ellas, sino que tambin las modalizaciones de la simple certeza de creencia en conjetura, en
probabilidad, etctera, son modificaciones de una simple conciencia de creencia o-riginaria, en que por lo pronto todo ser
de la experiencia est sencillamente pre-dado para nosotros
-mientras el curso ulterior de la experiencia no d precisamente algn motivo para la duda o para la modalizacin de
de cualquier ndole. Antes de iniciarse cualquier actividad
conocitiva ya existen siempre para nosotros algunos objetos
. pre-dados en certeza simple. Todo comienzo de la actividad
conocente los presupone ya. Estn ah para nosotros en certeza
simple, es decir, como supuestamente existentes y siendo en
tal forma, como si fueran vlidos para nosotros aun antes del
conocimiento y esto de diversa manera. Como algo simple y
pre-dado constituyen as el punto de partida y el estmulo para
la actividad coIocitiva en que obtienen su forma y su carcter
de
y se convierten en el ncleo
de
funcio-nes conocitivas, cuya meta reza
"el objeto que verdaderamente es", el objeto como es en verdad. Antes de iniciarse el movimiento conocitivo tenemos "objetos supuestos",
supuestos simplemente en una certeza de creencia, hasta que
el curso ulterior de la experiencia o .la actividad crtica del
conocer conmueva esta certeza de creencia y la modifique en
"no as, sino de otro modo", en "probablemente as", etctera,
o confirme tambin el objeto supuesto en su certeza como
"siendo as en realidad" o "siendo verdaderamente" Tambin
podemos decir: previo a toda mocin conocitiva se encuentra
ya el objeto del conocimiento como dynamis que habr de
convertirse en entelequia. Esta precedencia significa que el
objeto afecta como algo que aparece en el fondo de nuestro
campo consciente, o tambin, que se encuentra ya en primer
plano, que incluso ya ha si.do captado, pero que despierta
apenas ento-nces el "inters conocitivo" frente a todos los dems
intereses de la vida prctica. Mas a la aprehensin le precede
siempre la afeccin, que no es un afectar de un objeto aislado
e individual. Afectar significa destacarse del contorno que
siempre coexiste all, y atraer sobre s el inters, eventual-
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mismo modo como todo este cuarto de estudio, que est ahora
en el campo visual, exista ya para m con todos
los objetos destacados
la percepcin, juntamente co-n
el lado no visto del cuarto y sus cosas familiares con el sen tido
de "cuarto de mi casa" en la calle
calle en el lugar _
donde vivo, etctera. Todo ente que nos afecta, nos afecta
as en el terreno del mundo, se nos da como algo que supuestamente es y la actividad
la actividad judicativa, se
propone comprobar si tal como se da y como de antemano
se supone que es, verdaderamente es y verdaderamente es algo
que es as y as. El mundo" como mundo que es., constituye lo
previamente dado., pasivo y universal., de toda activilf,ad judicativa, de todo inters terico que se establezca. Y aunque la
peculiaridad del inters terico, que opera consecuentemente,
es que se dirija en ltimo trmino al conocimiento de la totalidad del ser, o sea aqu del mundo, ello es, sin embargo, algo
posterior. El mundo como totalidad est ya siempre pre-dado
pasivamente en la certeza, y genticamente ms originaria que
la orientacin a su conocimiento como totalidad es la que se
dirige al ente particular, para conocerlo- sea que se haya hecho
dudoso en su ser o en su ser as y requiera un examen-crtico
mediante la actividad conocente, sea que, aunque no dudoso
en su ser, exija una observacin minuciosa para los fines de
una praXIS.
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la cual decide ,apenas en la experiencia real cul ser la posibilidad determinada, al realizarla frente a otras posibilidades.
De este' modo, cada experiencia de una cosa particular
tiene su horizonte interno; y "horizonte" significa aqu la
induccin que pertenece' esencialmente a toda experiencia
y
inseparable de ella en toda experiencia misma. El trmino es til porque sugiere (al ser l mismo una "induccin")
la induccin en el sentido ordinario de un modo de razonar
y porque indica que en su esclarecimiento realmente comprensivo a fin de cuentas se reduce a la anticipacin original
y
A partir de sta habr que construir una verdadera "teora de la induccin" (en la que se han gastado tantos
esfuerzos y tan
Pero esto no es aqu ms que
un comentario marginal, pues lo que nos interesa ahora e&
la estructura de horizonte de la experiencia.
Esta "induccin" o anticipacin originaria se revela como
. un modo de variacin de actividades que originariamente
instituyen conocimiento, de una actividad e intencin originaria, o sea, un modo de la "intencionalidad"', precisamente
de la que piensa ms all del ncleo de lo dado y anticipa;
este 'pensar ms all no se refiere slo a la manera de anticipar determinaciones, que se espera aparezcan ahora en el
objeto experimentado, sino tambin, por otra parte, va ms
, all de esa misma cosa con todas sus posibilidades anticipadas de una futura determinacin progresiva, pensando ms
all hacia otros objetos con l a.
vez, aun cuando por lo
pronto sean conscientes slo en el trasfondo. Esto significa
que toda cosa experimentada tiene no slo un horizonte
interno, si:Qo tambin un horizonte
abiertamente
de objetos que se dan junto con l (o sea un horizonte de segundo grado,
al horizonte de primer
grado, implicndolo); hacia esos objetos no me estoy dirigiendo en este instante, pero en .todo tiempo puedo hacerlo,
en cuanto objetos diversos del actualmente experimentado o
iguales a l en algn rasgo tpico. Mas a pesar de toda la
diversidad posible, de antemano consciente, de los otros objetqs, tienen todos ellos algo en comn: todas las cosas reales,
anticipadas en cada caso a la vez o slo conscientes en el
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:0,
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9. El mundo como horizonte de todos los sustratos de juicio posibles. El carcter as condicionado de la lgica
tradicional como lgica del mundo
As pues, por ms que en la lgica formal l<?s "trminos"
se conciban formalizados en los juicios -los "S" y los "p"-,
sin duda, tiene su lmite la permutabilidad del algo' que
se puede insertar en esos lugares vacos y que, si los juicios se
estudian puramente respecto a su forma, puede ser concebido al arbitrio de cada quien en cuanto a su contenido.
Despus de todo, no es tan libremente arbitrario lo que se
puede insertar aqu, sino que se presupone, aunque nunca
de manera explcita, que este algo insertado es precisamente
algo-que-es, que se integra en la unidad de la experiencia o,
correlativamente, en la unidad del mundo en cuanto totalidad de lo experimentable en general, o sea, no slo en la
unidad de la experiencia fctica, sino
de toda ex periencia imaginaria posible: es algo-que-es, si no del mundo
real, s de un mundo posible. Por consiguiente, todo aquello que por libre arbitrio puede convertirse en sustrato',
objeto de operacin judicativa, pTesenta, sin embargo,
una homogeneidad [Zusammengehorigkeit], una estructura
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10. El retroceso a la evidencia de la experiencia como retroceso al mundo vital [Lebenswelt]. Destruccin de las
idealizaciones que cubren el mundo- vital
En ltima instancia, todas las evidencias predicativas se
han de fundar en las evidencias de la experiencia. La tarea
del esclarecimiento del origen del juicio predicativo, que
consiste en cOlXlprobar esta relacin fundamentadora y en
seguir la gnesis de las evidencias
a .partir
de las de la experiencia, resulta ser -una vez aclarada la
naturaleza de la experiencia- una tarea de retroceso hacia
el mundo, tal como est pre-da,do como terreno universal
de todas las experiencias individuales, es decir, como mundo
de la experiencia, en forma inmediata y previa a todos los
esfuerzos lgicos. El retroceso al mundo de la experiencia
es un retrocesO' al umundo vitaZ o sea, al mundo en que
siempre hemos vivido y que ofrece el terreno para toda funcin conocitiva y para toda determinacin cientfica. Nuestra recin adquirida visin de la naturaleza de la experiencia
como experiencia ,del mundo nos permitir responder a
las preguntas que se referan al sentido de este retroceso, a las
objeciones que se pueden formular en contra y a' los caracteres metdicos de este planteamiento gentico como planteamiento no psicolgico.
De lo dicho se deduce que en la corriente de nuestra experiencia del mun,do, tal como s'e relaciona con el mundo que'
ya siempre est pre-dado, no nos 'ser tan fcil encontrar
aq,uellas evidencias ltimas y originarias de la experiencia
que buscamos, es decir, aquella verdadera fundacin originaria de la evidencia pre-predicativa, construida s.obre una
evidencia experiencial totalmente originaria y fundada como
algo originario. N o basta para ello remontarnos simplemente, a partir de algunos juicios particulares que podemos
tener a la vista como ejemplos, a la manera como se dan
previamente los objetos-sustratos, como si des.de cualqllier
juicio arbitrariamente elegido como ejemplo pudiera iniN
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Cf. al respecto, y para lo que sigue, Die Krisis ... , pp. 99 Y 124 ss.
[bid.
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olvida preguntar si ste es el sentido de la funcin conocitiva en general, si es la norma segn la cual Piuede medirse
toda actividad conocente y judicativa, y si no se debe medir
la funcin del conocimiento ms bien de acuerdo con el
propsito de la experiencia originaria, de acuerdo con los
objetivos que se desprenden de ella, entre los cuales el conocimiento exacto constituye slo uno de los posibles -precisamente porque ni siquiera puede formarse un concepto de
una experiencia originaria, debido a que lo dado
mente superpone con la idealizacin (que ya ni se entiende
por tal):* procedente de la ciencia exacta.
Si queremos, pues, retornar a una experiencia en el sentido ltimo y originario que buscamos, slo se podr tratar
de la experiencia originaria del
vital [Lebensweltl,
que todava no sabe nada de
idealizaciones, sino que
constituye su fundamento necesario. Y este retorno al mundo
vital originario no es un retorno que acepte simplemente al
mundo de nuestra experiencia tal como- nos es dado, sino
que persigue hasta su origen la historicidad que ya se halla
sedimentada en l -una historicidad en la que al mundo se
le ha desarrollado apenas el sentido de un mundo "en s"
de determinabilidad objetiva sobre la base de una intuicin
y experiencia originarias. En vista de que el
no recurre a la pregunta que va ms atrs de esta superposicin
del mundo de la experiencia originaria con idealizacio-nes,
sino que o-pina que la originariedad de la experiencia se
puede establecer sin ms en todo tiempo, mide tambin
el conocimiento de acuerdo con este ideal de exactitud, de
episteme como saber exacto y "objetivo". Frente a este saber,
el retorno a la experiencia pre-predicativa y a la visin de lo
que es el ms profundo y primigenio estrato de la experiencia pre-predicativa significa una justificacin de la doxa, que
.constituye el mbito de las evidencias ltimas y originarias,
an no exactas ni idealizadas fsico-matemticamente. Con
ello se comprueba tambin que este mbito de la doxa no
constituye un campo de evidencias de rango inferior al de la
episteme, al del conocer judicativo y sus sedimentaciones,
sino precisamente el mbito de la ltima originariedad, al
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Respecto al mtodo de 'este retroceso, cf. talubin op. cit., pp. 132 ss.
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Sobre este concepto de lo trascendental, cf. op. cit., pp. 172 ss.
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12. El punto de partida de los anlisis individuales. La distincin entre las ,experiencias simp'les y
y la
necesidad de retroceder a las experiencias ms simples
Estas indicaciones deben bastar para comprender el sentido
del retroceso desde la evidencia predicativa a la evidencia
pre-predicativa, que es un retroceso a la evidencia
de la experiencia mundano-vital. Ahora se trata de sacar de
estas perspectivas generales las consecuencias para la eleccin
correcta del punto de partida para los anlisis individuales
y de encontrar en el mbito total de la experiencia mundanovital aquellas evidencias pre-predicativas en que podamos
descubrir el origen del juicio predicativo. Aun'que nos hayamos hecho ya un concepto de la experiencia como evidencia
18 Acerca de la delimitacin de esta tarea frente a la sistemtica constitutiva comprensiva, cf. ms adelante tambin el 14.
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-f
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hacia su ser en el hacer-esto-y-aquello, dirigirse, estar ocupado, tener-mundo y de ah estar afectado por el mun,do,
etctera.- en la medida en que todo esto se
Y para
ello es necesario un elemento de referencia del yo a su cuerpo
fsico, que es precisamente el que est dado para m. Sin
embargo, este proceso normal del percibir a un ser humano
desde la percepcin sensible de su cuerpo y a
de la
expresin hacia el sujeto yo expresivo
permite tambin un cambio de enfoque: po,demos cuidar pllramente de' lo corpreo y ocuparnos de ello como de una
cosa simplemente corprea; la expresin todava es comprendida, pero la comprensin no funci.ona actualmente, el
sujeto yo .slo existe, por as decirlo, en el trasfondo,
mente ah, pero sin ser temtico.
alcanzar verdaderamente las evidencias ltimas Y'
originarias de la experiencia pre-predicativa tendremos que'
regresar desde estas experiencias fundadas hasta las ms simples y adems dejar fuera de funcin toda expresin. P.uestoda experiencia que encuentra lo existente determinadode otro modo que por sus caractersticas naturales que lo,
establecen como instrumento o cualquier otra cosa, remite. a una
de la expresin. As, .aceptamos slo la'.
validez de la pura percepcin sensible y luego de la experienc,ia en general, contemplamos el mundo puram.ente como
mundo de la percepcin, Y abstraernos .de todo lo .que en
l son datos
Y determinaciones que no proceden
de la conducta puramente perceptiva, sino de nuestra cQn-
ducta valoradora Y de la de otros - es decir, todas
determinaciones que se le agregan a travs de la conducta
personal, sea propia o ajena. Con ella obten,emos la naturalezq, pura universal como terreno de experiencia pre-dado'!
en forma pasiva, que resulta en el proceso consecuente de
la percePcin sensible como un nexo cerrado, a saber, como la.
naturaleza pura percibida y perceptible por m. - pues en
mi actual mbito de experiencia no tengo otros, puesto que'
he .dejado fuera de funcin a la expresin. Para el mundol.
.que .es concretamente eso significa una abstraccin .- trmino-
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bien la aprehensin, por ejemplo, la contemplacin perceptiva del sustrato sensible pre-dado, es ya una actividad, una
operacin conocitiva en el nivel ms bajo. Lo mismo ocurre
con la mera 'percepcin, en 'que dejamos correr la mirada
de una parte a otra sobre el objeto pre-dado que nos
Se muestra entonces como "el mismo obJeto visto desd,ediversos lados" y en la reflexin la mirada se dirige hacia el
hecho de que aqul nos es dado en perspectivas, con lllatizaciones, a travs de las que se muestra ,como este uno y mismo,
al cual se dirige nuestra atencin. Con ello, aun la mera
contemplacin Berceptiva de un sustrato pre-dado se revela
ya 'como operacin nuestra, como un hacer y no como un
mero padecer impresiones.
La conciencia ingenua, que a travs ,de todas las perspectivas y matizaciones, etctera, con que aparece el objeto en
la percepcin, se dirige a ese objeto mismo en su ide,ntidad,
tiene siempre a
vista slo el resultadQ de ese ,hacer, esto
'es, el objeto que se explica as y as a travs de la percepcin. No se da cuenta siquiera de que este estar dado del
objeto, con estas caractersticas sensibles, constituye ya una
actividad, una operacin conocitiva en el nivel ms bajo.
As, esa conciencia tender a' considerar la percepcin, la
contemplacilJ., ,como un padecer, como una actitud pasiva,
y a esta pasividad de la aceptacin de los o,bjeJos
le opondr como aC,tividad slo la praxis en sentido ms,
estricto, es decir, la emprendedora [handanlegende] ,transJormacin de las cosas pre-dadas, as como la creacin de
predicativas que estarn entonces ah. como
'estructuras -y productos objetivos. En
la divisin entre conducta activa y aceptacin o padecer pasivos
se desarrolla para la conciencia
di-rigida directamente a los objetos
en un sitio diferente que para
la mirada de la reflexin, la cual encuentra -ya en aquella
aceptacin de lo pre-dado, en su aprehensin contemplativa,
un momento, de actividad ,Y tiene que hallar frente a l un
concepto ms radical de pasividad que el de la
ingenua. Este concepto es el de lo pre-dado pura1nente afectivo, de la creencia pasiva en 'el ser, en la ,quena hay toda-
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va ninguna
conocitiva: el mero "estmulo", que
parte de algo que est en el mun,do-en-torno, como por ejemplo, el ladrido de un perro, "que precisamente penetra en
nuestro odo", sin que todava le hayamos prestado atencin
ni nos hayamos dirigido a l como a un objeto temtico.
Siempre que se hable de atencin, ya estar presente ese tipo
de actividad en el nivel ms bajo. 20
Toda orientacin aprehensiva, que detiene lo dado en el
fluir de la experiencia sensible, que se vuelve a ello con
atencin, que penetra contemplativamente en sus propiedades, constituye ya una operacin, una actividad conocitiva
en el estrato nfimo, con respecto a la cual ya podemos hablar
tambin de un juzgar. Ciertam'ente ya est pre-dado pasivamente lo que. es como unidad de la identidad, ya est preconstituido, pero slo a travs de la aprehensin es fijado
como tal unidad idntica, lo cual todava no necesariamente
implica ya una actividad predicativa.
.
Al hablar de juicio en el sentido de la lgica tradicional
siempre se entiende, desde luego, el juicio que encuentra
sedimentacin lingstica en la apfansis, en la proposicin enunciativa. De hecho, siempre que se designa una cosa
con un nombre, aunque slo sea en el contexto de la vida
prctica, no slo est en juego una mera captacin pre-predicativa, sino tambin ya un juzgar predicativo, o sea, se
presupone ya como una operacin de sentido realizada.
Mas para delimitar un concepto de amplitud mxima del
juicio frente a este concepto el ms estrecho y propiamente
dicho, el del juicio predicativo, podemos desentendernos
por completo de esto y afirmar que' tambin debe hablarse
ya de
juzgar en un sentido ms,amplio en toda orientacin
pre-predicativa y objetivadora hacia algo que es. As, por
ejemplo, una conciencia perceptiva, en' la que un objeto se
halla frente a nosotros como existente y. es entendido por
nosotros como tal, constituye un juzgar en este sentido ms
amplio. Si, adems, consideramos que la conciencia prepre4 i cativa posee a su vez sus diferentes modos de claridad
y confusin, 'Y"que, por
ptro lado, tambin el juzgar pre20
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dicativo tiene sus propias diferencias de claridad y distincin, entonces el co'ncepto ms amplio de j'uicio abarca debajo
de s todos esos modos tanto predicativos como pre-predicativos. En este sentido, el juicio es entonces el ttlllo para
la totalidad de los actos objetivadores del yo en el lenguaje
de las Ideas, de los actos dxicos del yo. Pronto hablaremos
en detalle ,de cmo el juzgar pre-predicativo en cuanto estrato
inferior de la actividad del yo (en cuanto estrato de la
receptividad), de la co-ntemplacin perceptiva, de la explicacin, etctera, se distingue del estrato superior de la espontaneidad del juzgar predicativo.
El juzgar en este sentido-, el ms amplio, -de actividad del
yo en un estrato
o superior, no debe confundirse
con el belief pasivo que Hume y el positivismo que lo sigue
admiten como dato en la tabuZa de la conciencia. Aun el
concepto de juicio de Brentano_ se -refiere a un dato semejante o al menos, por lo que muestra su teora de la conciencia interna, no habla de una actividad que irradie desde
el polo del yo. Todo objeto pre-.dado, que afecta desde el
trasfondo pasivo, tiene su doxa
Es el modo como
est pre-,dado, siendo indiferente que a este pre-dato se dirija
una mirada de captacin perceptiva y objetivadora, o que se
convierta de inmediato en tema de un obrar prctico. Y ya
la constitucin pasiva de un dato que se destaca en' el trasfondo como una unidad en temporalidad inmanente tiene
una doxa pasiva. Esto no es otra cosa que la certeza dxica
que pertenece a la- co-ncordancia pasiva de las intencionalidades en orden a una unidad sinttica, certeza que, modificada, entra tambin en toda reproduccin, pero siempre
como certeza pasiva. To-do lo que se constituye como unidad
en una armona intencional tiene el "est correcto", la
certeza del ser. En este sentido tenemos ya algo que es o,
en trminos subjetivos, una creencia, y cuando la armona
se rompe, tenemos una disonancia o modalizacin de la
creencia. En este sentido toda conciencia pasiva "constituye
ya objetos" 0, para ser ms precisos, los pre-constituye. Pero
slo la actividad de la objetivacin, del conocimiento, la
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