11 Luque Alvares, J.R. - Paráfrasis de Kempis

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Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Parfrasis del Kempis


(Imitacin de Cristo)

(Hilarin de Monte Nebo)


JOSEFA ROSALA LUQUE ALVAREZ

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

BIOGRAFA
La autora, Doa Josefa Rosala Luque lvarez, naci en Villa del Rosario, Provincia de Crdoba,
Repblica Argentina, el 18 de marzo de 1893. Sus padres, Don Rafael Eugenio Luque y Doa
Dorotea lvarez.
Educada en el colegio de las Carmelitas Descalzas, en la ciudad de Crdoba.
En el ao 1910, obtiene el Primer Premio y Diploma por su trabajo "Lauros y Palmas", en el
certamen que, en conmemoracin del Centenario de la Revolucin, organiza la Sociedad Damas de
la Providencia y patrocinado por la Universidad Nacional de San Carlos, el Gobierno de la Provincia y
Municipalidad de la Capital en Crdoba.
Circunstancias de la vida la llevaron a vivir en la ciudad de Buenos Aires, donde colabor con su
prosa y poesa en revistas espiritualistas cristianas.
En el ao 1932 aproximadamente se radic en el Delta bonaerense.
All comenz a escribir lo que luego conformara una hermosa tetraloga: "Orgenes de la
Civilizacin Admica" "Arpas Eternas" - "Cumbres y Llanuras" y "Moiss", que fue el ltimo
terminado da antes de su desencarnacin.
Todo libro o escrito est dirigido a lectores ya determinados. En su caso a los buscadores
sinceros de la Verdad, la Justicia y el Amor.
Cul fue la voluntad determinante: el dar a conocer enseanzas y vidas Mesinicas del Gua e
Instructor de esta Tierra, y que fueron un calco perfecto de la Idea de Dios.
Extrado de lo que est grabado en forma indeleble en el Archivo de la Luz Eterna.
Como todo aquel que con esfuerzo y sacrificio desentraa de amontonamiento de piedras y
malezas la riqueza de la tierra; as la autora tuvo que desarrollar su Obra entre la inconsciencia de
seres que con distinto miraje se acercaron a ella, no comprendiendo la magnitud de la misma.
La lectura de su libro "El Huerto Escondido", evita el entrar en detalles; en su dilogo con el Cristo
desahoga su alma y trasunta el dolor causado por la incomprensin de las criaturas humanas.
No ha de ser el discpulo mejor tratado que su Maestro.
Conocedores de la Obra de Santa Teresa de Jess establecen un paralelo entre las mismas.
Al ver su Obra, hay que admirar la voluntad frrea para llegar a concretarla, y poder dar vida
nuevamente al Cristo, entre nosotros, reflejada en un libro.
Y con la finalidad de hacer resurgir de lo profundo de nuestra alma el Ideal inculcado por nuestro
Divino Maestro: la Paternidad de Dios y la Hermandad Universal; y que en su postrera vida de Jess
de Nazareth trat de grabar a fuego en nuestros corazones.
La Ley Divina dio los recursos necesarios a nuestro espritu para despertar la conciencia de que
integramos una alianza milenaria y el deber que nos corresponde en este final de ciclo, y en esta hora
decisiva de nuestra evolucin.
La personalidad de la autora se diluye ante la magnitud de la Obra, y se agranda por haberle
dado vida.
Su espritu es esencia en Dios.
Nuestra alma aspire a lo mismo.
Paz, esperanza y amor sobre todos los seres.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

A KEMPIS
Sicut nubes, quasi naves,
velut umbra.
Ha muchos aos que busco el yermo,
Ha muchos aos que vivo triste,
Ha muchos aos que estoy enfermo
Y es por el libro que t escribiste!
Oh Kempis! antes de leerte amaba La luz,
las vegas, el mar Ocano;
Mas t dijiste que todo acaba,
Que todo muere, que todo es vano!...
Y como afirman doctores graves
Que t, maestro, citas y nombras,
Que el hombre pasa como las naves,
Como las nubes, como la sombra,
Huyo de todo terreno lazo,
Ningn cario mi mente alegra
Y con tu libro debajo el brazo
Voy recorriendo la noche negra!...
Oh Kempis, Kempis!... asceta yermo,
Plido asceta qu mal me hiciste!...
Ha muchos aos que estoy enfermo
Y es por el libro que t escribiste!
Amado Nervo
IN MEMORIAM...
Madre que viste en tu lecho
Surgir del alma este canto
Y hoy le ves desde tu cielo
Brotar regado con llanto!...
A quin sera ofrendado
Sino a tu amada memoria?...
Libro espejo de tu vida
En l buscaste tu gloria!
Madre dulce, madre buena
La de los tiernos amores!...
Para ti el sacro poema
Sea corona de flores!...
3

La autora

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Portal Primero
La Vida Espiritual

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO I
De la imitacin de Cristo
y desprecio de toda vanidad.

Slo eso es realidad.


Paciencia suma es Dios porque es Eterno
Porque toda grandeza se halla en El...
Ave de paso, sin mirar al mundo,
Los reinos celestiales buscar.
Vanidad es buscar a las riquezas
Y en ellas esperar,
Si son perecederas y se esfuman
Qu cosa duradera me darn?
Vanidad son las honras que se buscan
Con anhelo febril
Y ensalzarse con ellas vanamente
Es delirio infantil.
Vanidad es buscar en los placeres
Suavidades de miel
Si fugaces y efmeros se pasan
Y tan slo el dolor queda despus.
Vanidad es desear la larga vida
Sin cuidar que ella sea de virtud
Una siembra piadosa entre los hombres
Y un reguero de luz.
Vanidad es pensar tan solamente
En la vida fugaz
Y olvidar que la vida venidera
Es larga eternidad.
Vanidad es amar lo que se pasa
Como una fatua luz
Y no buscar el gozo perdurable
Que dura tanto como el cielo azul.
Acurdate que dice la Escritura:
"No se hartan tus ojos de mirar
Ni de or tus odos" lo superfluo
Alma! djalo atrs.
De todo lo que pasa como sombra
Desviar cuanto pueda el corazn
Y he de llevarlo a lo invisible... eterno
Eterno como Dios!

Cristo:
No andas en sombras si mis pasos sigues
Y las tinieblas huirn de ti,
Y mi lumbre de vida en tu camino
Te seguir hasta el fin...
El Alma:
Seor!... son estas las palabras tuyas
con las cuales me invitas a seguir
El estrecho sendero de tu vida Si quiero ser
[feliz.
Si quiero libertarme de cegueras
Que obscurecen la senda al corazn
Slo tu luz me alumbrar en la noche
De esta vida que es sombras y dolor!
Sea pues el estudio de mi vida
La vida tuya, mi Divino Amor
Que en ella encontrar man escondido
Paz y dicha mi pobre corazn,
Que bebiendo en tu fuente, en tu Evangelio
Te encuentre en l, cmo eres, mi Seor
Y que tu excelso espritu de Cristo
Se haga carne en mi dbil corazn.
Y quisiera entender cumplidamente
Tus palabras, Seor, que son la luz,
Mas esto no ser si no me abrazo
Con el smbolo santo de tu Cruz.
Es muy cierto que frases elevadas
No hacen puro ni santo al corazn
Es la vida virtuosa que hace al hombre
Amable ante su Dios.
Poca cosa es la letra de los libros
Aunque todos estn dentro de m,
Que todo ese saber no llena el alma
Si no llega hasta Ti.
Vanidad de vanidades es la vida
Que lejos de Ti est...
Slo amarte mi Dios es verdadero...

DIALOGO II
Cmo debe el hombre sentir
Humildemente de s mismo.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Cristo:
El hombre siempre hacia el saber se inclina
[Mas,
Qu es la ciencia sin Divino Amor?...
Y qu aprovecha al corazn del hombre
Una ciencia sin Dios?
Estepa helada que los vientos surcan
Y el relmpago alumbra con su luz
Y que slo descubre fuerzas ciegas
En la amplitud serena del azul.
Es por cierto mejor rstico humilde
Que en todo encuentra la bondad de Dios
Y le sirve en sus obras y en su vida
Con tierna devocin.
No es mejor que el filsofo soberbio
Que no busca a s mismo conocer
Y pretende saber de las estrellas
Las rutas de su ley?
El que bien a s mismo se conoce
Se sabe lleno de miserias mil
Y no busca jams que sus hermanos
Se le rindan a toque de clarn.
El que bien se conoce, no disputa
Ni contiende, ni juzga... no, jams!
Antes piensa que todo es demasiado
Aquello que le dan.
Y sabe que por mucho que conozca
De cuanto hay en el mundo y ms all
Es nada comparado a lo que oculta
La inmensa Eternidad.
Qu tendra el que todo lo supiese
Y no supiese la verdad de Dios,
Ni en su alma el Amor resplandeciera
Como un divino sol?
Si no tuviese caridad fraterna,
Que hace amable la vida en el dolor,
Poco vale la ciencia si nos deja
Vaco el corazn.
El deseo excesivo de la ciencia
Causa estorbo al reinado de la paz,
Que quien mucho desea, quiere siempre
Que le rindan honores los dems.
Y se irrita y padece si le niegan

Parfrasis del Kempis

Lo que juzga su ciencia merecer


El sabio verdadero es el que dice:
"Cuan poco es lo que s!".
Muchas cosas existen que saberlas
Ni una gota de dicha al alma dan;
Y es ignorante el que de todo entiende
Y no entiende el secreto de la paz.
Que las bellas palabras no rebasan
De nuestra alma la eterna inmensidad;
Slo encuentra descanso y refrigerio
En la pura conciencia y la verdad.
Cuanto ms y mejor has entendido
De cuanto hay bajo la luz del Sol
Con ms severidad sers juzgado
Ante la eterna majestad de Dios.
No te ensalces jams por tu alta ciencia
Antes teme del giro que le das,
Y piensa siempre que aunque mucho sabes
Lo que ignoras acaso, es mucho ms;
Y cuida que tu ciencia no te lleve
A creerte de todos superior,
Que acaso entre la turba que desprecias
Haya quien pueda darte una leccin;
Es hermosa la ciencia si con ella
Acertamos nuestra alma a conocer,
Y calcamos en ella da a da
Y a fuego vivo la Divina Ley,
Que es gran Sabidura conocerse;
Y es grande perfeccin el encontrar
Las altas cualidades en los otros
Sin que ostenten ninguna vanidad.
Y si vieres en otros el delito
Y una carga de infamia sobre s,
Piensa slo que ignoras cunto tiempo
En la senda del bien podrs seguir.
Y qu flacos y mseros los hombres
No hay ninguno perfecto bajo el Sol;
Quin puede asegurarte que no eres
Entre ellos el peor?...

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO III
De la doctrina de la verdad.
Cristo:
Feliz de ti si la Verdad te ensea
Y por s misma con interna voz,
Sin figuras y voces que se pasan
Sino aqulla que mueve el corazn.
La propia estimacin y aun el sentido
A menudo te pueden engaar
Mas la voz interior que habla sin ruido
En el fondo del alma, es la Verdad!
Qu aprovecha saber cosas obscuras?
Que por ellas ms bueno no sers,
Ni en el gran da del eterno juicio
Nadie por ellas te reprender.
Gran ignorancia si por ellas dejas
Lo que te es necesario comprender!
Y buscando las cosas que te daan
No lo aciertas a ver!
Las efmeras plticas se pasan
Sin dejarte ninguna claridad
Mas aqul a quien habla el Verbo Eterno
Lleno est de Verdad.
Del Verbo Eterno las verdades surgen
Cual de un inagotable manantial
Que el principio y el fin, lo alto y lo bajo
En El encontrars.
Es el principio que nos habla al alma,
Ninguno entiende si no est con El;
A quien El da su claridad divina
Lo ms oscuro puede comprender.
Y firme como roca en las borrascas
Ser su corazn
Y pacfico y quieto mar en calma
Permanecer en Dios.
El Alma:
Dios Infinito!... Claridad Eterna,
Sumergido en tu Esencia quiero ser
Y estar contigo en caridad perpetua!...
Slo en Ti lo que busco encontrar!
Pena me causan las mundanas cosas
Y todo cuanto quiero en Ti est!...

Callen todos los sabios...las criaturas...


Yo tan slo tu voz quiero escuchar!
Cuanto ms estrechado est contigo,
Ms sencillo ser mi corazn,
Ms viva luz me llegar de arriba...
Que T sers mi lumbre y mi calor!
Si el espritu es puro y es sencillo,
No distrae ni pierde su atencin,
Aunque deberes mltiples le cerquen
Porque todo ello lo refiere a Dios.
Cristo:
Quien ms te impide y de M te aparta
Es la propia afeccin del corazn,
Cuando libre le dejas a sus gustos
Volar inquieto como un picaflor.
El hombre espiritual primero ordena
Sus obras en lo hondo de su Yo,
Y tranquilo despus, las hace fuera
Sin ninguna viciosa inclinacin.
Que todo ajusta con el don divino
De su libre albedro y su razn;
As obran las almas que me buscan
Y estn atentas si las hablo Yo.
El Alma:
Qu combate mayor que el que yo tengo
Para a m mismo conseguir vencer?
Y sta ser la lucha permanente
Que por toda mi vida sostendr.
Vencerse uno a s mismo! y cada da
Adquirir fortaleza en la virtud,
Que en toda perfeccin, en esta vida,
Se entremezclan las sombras a la luz.

Cristo:
Conocerte a t mismo es la senda
Que en ms certeza te conduce a Dios,
Mucho ms que la ciencia ms profunda
Que puedas estudiar. Lo digo Yo!
No es culpar a la ciencia ni al estudio
De uno u otro aspecto del saber
Que en s considerada toda ciencia

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Ordenada de Dios es.


Mas antes que la ciencia, el hombre debe
La tranquila conciencia anteponer
Y una vida virtuosa por encima
Del humano saber.
Muchos estudian con afn inquieto
y nunca piensan en el bien vivir
Y equivocan por eso su camino
Y se apartan de M.
Oh! si pusieran tanta diligencia
En cortar vicios y sembrar virtud,
No habra tantos males en el mundo
Ni tanta alma sin luz!
Ciertamente que en el Juicio Eterno
A ninguno el Seor preguntar
Si estudi grandes ciencias:
De seguro Pedir cuentas de su caridad.
Ciertamente que en el Juicio Eterno
Slo tus obras te podrn valer,
Ni discursos, ni ciencias ni cuestiones
Sino obras de amor, que esa es la Ley.
Dime, do estn los que maestros fueron
Y el mundo les rindi su admiracin?
Si ensearon Verdad, la Verdad vive
Mas su memoria pronto se olvid.
Porque otros poseyeron sus prebendas
Felices de ocupar aquel lugar,
Y de aqullos que grandes parecan
No se recuerda ms!
Oh, cuan presto la gloria de este mundo
Se evapora cual cfiro fugaz!
Slo la ciencia que hace al hombre bueno
Le hace hermosa y feliz su eternidad!
Cuntos perecen por su vana ciencia!
Por ella olvidan el obrar el bien!
El camino de Dios es del humilde
Y los sabios no gustan ir por l.
Gustan ms de ser grandes que pequeos
Y son sus pensamientos vanidad
Sin mirar que es ms grande el que posee
De Dios vivo la eterna claridad.
El Alma:

De verdad es ms sabio el que valora


En lo justo la honra temporal.
Y busca ansioso conquistarte, Oh Cristo
En estrecha y dulcsima amistad!
De verdad es ms sabio el que abandona
Su propia voluntad por la de Dios,
Que marcada su Ley llevamos todos
En el fondo de nuestro corazn!

DIALOGO IV
De la prudencia en las cosas
que se han de hacer.

Cristo:
Nunca debes dar crdito a ligeras
A palabras que fcil es decir,
Sino antes con calma y con sosiego
Sus alcances y fondo has de medir.
Ni espritu cualquiera es un reflejo
De la verdad que debes encontrar,
Y es dolor no creer el bien en otros
Y aceptar que te digan siempre mal.
Y por ello, el que busca ser perfecto
A los decires nunca da valor,
Porque piensa en la flaqueza humana
Siempre dispuesta a la murmuracin.
Es gran sabidura en toda hora
Ser muy considerado en el decir;
Deleznables palabras de tu boca
Jams han de salir!
Ni tampoco insistir porfiadamente
En que triunfe tu propio parecer,
La verdad no se cambia ni se muda
Y siempre permanece tal cual es.
Es sabio el hombre que a cualquier palabra
No le presta atencin.
Triste cosa es llenar el pensamiento
Con hirientes palabras sin valor!
Condicin miserable la del hombre
Dispuesto siempre a escuchar el mal
Que dicen de los otros y que pasa
Como ola de un negro lodazal!

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Toma consejo con los hombres sabios


Que encendieron mi luz en su interior
Y que llevan tan pura la conciencia
Como un reflejo del Eterno Amor.
La vida pura torna sabio al hombre
Conforme al pensamiento del Creador.
Y est experimentado en muchas cosas
Que puedes aprender como leccin.
Cuanto fueres ms dcil y sencillo
Ms unido con Dios te encontrars,
Tendrs conocimiento; lumbre viva!
Y el sosiego divino de la paz!

Mi afn curioso me entorpece a veces


Su sentido divino interpretar.
Porque escudrio lo que llanamente
Est escrito de fcil entender
Y antes busco adquirir sabidura
Que dedicarme a practicar la Ley.

DIALOGO VI
De los deseos desordenados.

DIALOGO V
De la leccin de las
Santas Escrituras.
Cristo:
En la Santa Escritura, no elocuencia
Sino augusta Verdad has de buscar
Hasta hallar el espritu que en ella
Derram la Divina Claridad.
De buen grado en los libros ms sencillos
Igual que en los profundos has de ver
Un resplandor de la sutil esencia
Del Divino Saber.
Nunca te cuides de si aquel que escribe
Est orlado de fama en el decir,
Ni si es grande o pequeo en la ciencia
Que en frgil nfora te ofrece a ti.
Slo el amor a la Verdad te mueva
Las pginas del libro a recorrer.
No cuides mayormente quin lo ha escrito.
Sino lo que est escrito has de saber
Los hombres pasan como sombras vanas
Y slo permanece de verdad
La Verdad del Seor que no se muda
Porque es la Eternidad.
El Alma:
De diversas maneras Dios nos habla
Y es su voz, como El, impersonal

Cristo:
Cuando el hombre desea con desorden
El sosiego y la calma perder;
El soberbio, el avaro no descansan,
El espritu humilde vive en paz.
El que nunca refrena los sentidos
Y que no est mortificado en s,
Fcilmente tentado y aun vencido
Presto ser por sentimiento vil.
El que flaco de espritu, inclinado
A lo sensible est,
Con gran dificultad podr abstenerse
De terrenos deseos, en verdad.
Y acaso sentir que la tristeza
Le estruja el corazn
Si alguno contradice aquel deseo
Y encuentra oposicin.
Y si llega a alcanzar lo que deseaba
Le viene descontento y desazn;
Y es remordimiento de conciencia
Porque al ruin sentimiento se entreg.
Y no encontr la dicha que buscaba
Ni alcanz la dulzura de la paz
Que en resistir a las pasiones viles
Se encuentra de verdad:
Es cierto que la paz huye del hombre
Que vive derramado en lo exterior
Y que busca en los goces materiales
Hallar consolacin.
El alma que me busca en el silencio
Y acalla en lo interior la tempestad,
Siente luego en s mismo mi presencia

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Que le inunda de amor espiritual.

Por una enfermedad.


Ni tengas vanidad por tus ingenios,
O gran habilidad,
Es Dios que da lo que de bueno tienes,
Y es tuyo slo el mal!
No te estimes mejor que tus hermanos
Porque es Dios el que sabe lo que hay
En las almas que viven y que piensan
Que vienen y que van.
Y no tengas soberbia de tus obras
Porque de otra manera las ve Dios;
Lo que agrada a los hombres no es seguro
Que sea lo mejor.
Sucede a veces que la obra es buena
Mas no lo es la intencin
Y Dios sondea los profundos pliegues
De todo corazn.
Si conoces que tienes algo bueno
Piensa que otros, mejores son que t,
Y as conservas la humildad que alumbra
Tus ntimos secretos con su luz.
No te daa si a todos te sojuzgas,
Porque ests, en verdad, en tu lugar,
Es peligroso si tan slo a uno
Te antepones faltando a la humildad.
Paz suavsima gozan los humildes
Que conocen su poco merecer,
Mas siempre inquieto el corazn soberbio
Est lleno de saa y de desdn.

DIALOGO VII
Cmo se debe huir la
vana esperanza y la soberbia.
Cristo:
Vano es el que pone su esperanza
En las criaturas que mudables son
Y que hoy olvidan lo que ayer quisieron
Pues que son sus promesas ilusin.
No te avergences de servir a todos,
Que Yo al oprobio me abrac por ti,
Y no es mucho humillarte en este mundo
Por parecerte a M.
Ni en ti mismo confes demasiado
Sino ms bien en el favor de Dios,
Que no hay ciencia ni astucia que te salve
Si no te salvo Yo.
Es la fuerza divina que levanta
Al humilde que vive en el fervor,
Y humilla al presuntuoso que se juzga
A todos superior.
No te glores en riquezas vanas
Que vienen como van,
Sino tan slo en Dios, tesoro eterno
Que todo te lo da.
Ni esperes en amigos poderosos
Que en copa de oro brindan a beber
Que hoy son y maana desaparecen
Para nunca volver!...
Descansa para siempre y sobre todo
En quien se ofrenda con amor a ti Que
Yo mismo me doy a todas horas
Con slo que te llegues hasta M!
Y sabe que mi Amor se da completo,
Yo mismo soy tu don,
Cuando quieres abrirme bien abierta
La oculta puerta de tu corazn!
No te ensalces de hermosura vana
Que ostentes en tu cuerpo de mortal
Que en un da la puedes ver destruida

DIALOGO VIII
Cmo se ha de evitar
la mucha familiaridad.

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Cristo:
Cuidado, no descubras a cualquiera
El ntimo sentir del corazn,
Comunica tus cosas con el sabio,
Que antes que todo, se gobierna en Dios.
Con jvenes extraos, habla poco
Porque poco te pueden ensear;
Con los ricos no seas lisonjero

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Ni con los grandes busques de tratar.


Acompate s con los humildes
Que no esconden engao ni doblez,
Busca aqullos que son espirituales
Que es con ellos que puedes aprender..
Es peligroso el demasiado trato
Con almas de grosera condicin,
Busca hablar con los justos, que a su lado
Creers hallarte sumergido en Dios.
Desea slo el familiar abrazo
Con tu Dios y sus ngeles no ms,
Y huye el ser conocido de los hombres
Que slo turbacin te pueden dar.
Muy justo es que para todos tengas
Una tierna y piadosa caridad
Mas no a todos familiar confianza
Les debes otorgar.
A persona que no te es conocida,
Con prudente cautela debes ir,
Que aunque ella sea de brillante fama
Distinto sea al tuyo su sentir.
Piensas a veces agradar a otros
Con tu amena y sutil conversacin
Y quiz desagradas porque falta
Entre todos la justa comprensin.

Mas es comn huir de la obediencia


Porque a veces es duro obedecer.
Nunca tendrn la libertad del alma
Los que nunca se quieren sujetar
A la suave cadena que les ata
A otra voluntad.
El alma que de grado se ha rendido
A la voz del que manda sobre l,
Halla un huerto de paz y de sosiego
Como envuelto en un dulce amanecer.
El Alma:
Es muy cierto que somos inclinados
A regirnos por nuestra voluntad
Y sentimos placer si otros concuerdan
A nuestra afinidad.
Mas si Dios est en medio de nosotros
Pronto se ve resplandecer la paz
Que su amor nos inclina a renunciarnos
Con alegra que no tiene igual.
Cristo:
Quin es tan sabio que lo sepa todo
Cumplidamente y a la perfeccin?...
Pues no quieras confiarte demasiado,
Hijo mo, en tu simple inclinacin.
Oye con gusto el parecer de otros
Que si bueno es el tuyo, Dios lo ve,
Y mucho ganas renunciando al tuyo
Por amor de El.
Es ms seguro el escuchar consejos
Que el ofrecerlos t,
Es ms grande el que sabe renunciarse
Que el que pretende derramar la luz.
No querer aceptar los pareceres
De los otros si tienen la razn,
Seal es de soberbia y pertinacia
Que debes apartar del corazn.

El Alma:
Ardua tarea la de hallar amigos
Que comprendan y sientan como yo!
Es por eso Seor que al lado tuyo
Estoy cierto de hallar consolacin.

DIALOGO IX
De la obediencia y sujecin.
Cristo:
Es gran cosa vivir en obediencia
Y doblegada estar la voluntad
A otras voluntades con las cuales
Te debes conformar.
Es ms seguro sujecin que mando
Pues que de nadie debes responder

11

DIALOGO X
Cmo se debe evitar la
demasa de palabras.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Cristo:
Mucho sirve a las almas religiosas
La sublime expansin espiritual,
Si en corazn y espritu enlazados
De Dios platican y con El estn!

Cristo:
Excusa cuanto puedas el tumulto
De los hombres que bullen junto a ti;
Mucho estorban las cosas exteriores
A quien me busca a M.
Que aunque fueren palabras repetidas
Sin maligna intencin,
Pronto enturbian el agua de la fuente
Difana y clara que te brindo Yo.
Y cautivo te ves y perturbado por necia
[vanidad;
Dime, hijo, si cuanto voy diciendo
No es la realidad!

DIALOGO XI
Cmo se debe adquirir la paz
y deseo de aprovechar.
Cristo:
Oh bienaventurados los sencillos
Que mucha paz tendrn,
Porque en hechos y dichos que no ataen
No se mezclan jams!
Cmo puedes tener por mucho tiempo
El sosiego y la paz en tu interior,
Si a cuidados ajenos te consagras
Y tan poco te das a la oracin?
Cul fue la causa porque muchos santos
A la cumbre llegaron del Amor
Que perfectos les hizo contemplando
Las grandezas de Dios?...
Porque estudiaron el frenar del todo
Cualquier deseo deleznable y ruin,
Para unirse con Dios y libremente
Ocuparse de s.

El Alma:
Oh, Seor!
Cuntas veces yo quisiera
Haber callado y no permanecer
Entre los hombres que platican mucho
Y meditan muy poco en el deber!
Cul es la causa que de gana hablamos
Unos con otros con tan recio afn
Sabiendo que volvemos al silencio
Con dao en la conciencia de verdad?
Es que buscamos al hablar, consuelo
Y aliviar de fatiga al corazn;
Y sentimos placer en expandirnos
De lo que amamos o nos da dolor.
Mas... oh pesar! que en vano y sin provecho
Es aquella exterior consolacin,
Que es en gran detrimento de la interna
Y divina que T me das Seor!
Bueno es que velemos y que oremos
Y el tiempo no se vaya sin rendir
Las flores y los frutos que algn da
Nos habrs de pedir.
Y que si hemos de hablar, sea algo bello
Que estimule las almas hacia el bien,
Y que sea la guarda a nuestra lengua
Perseverante y fiel.
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El Alma:
A la verdad, nos ocupamos mucho
De vanos gustos sin ningn valor
Y ponemos cuidado en lo que pasa
Y no en purificar el corazn.
Pocas veces vencemos nuestros vicios
Ni cuidamos tampoco adelantar
Un da ms que el otro y nos quedarnos
Tibios y fros en igual lugar.
Que si fusemos muertos para todo
Lo que existe en nosotros de ruindad,
Vaco el interior de cosas vanas,
Las divinas podramos gustar,
Entonces viviramos de cierto

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Vida divina sumergida en Dios,


Y nada estorbara la dulzura
De nuestra celestial contemplacin.
Nos impiden la entrada en el camino
Perfecto de tus santos, oh Seor!. . .
Una cadena de deseos vanos
Y una nunca vencida inclinacin.
Y cuando alguna adversidad nos brinda
Sus agudas espinas mil a mil,
Nos volvemos muy pronto a las criaturas
Mendigando un consuelo balad.
Si en la ruda batalla de esta vida
Con esfuerzos llegamos a vencer,
Tus consuelos, Seor, sobre nosotros
Podramos tener.
Porque est tu bondad siempre dispuesta
A inundar a las almas con tu luz
Que quin ms nos procura la victoria
Oh Seor. . . eres T!
Si tan slo a la fuerza caminamos
Por el sendero de tu Santa Ley,
De nuestra devocin se acaba pronto
La dulzura que es miel.
Libertemos el alma de pasiones
Poniendo la segur a la raz
Que extirpados uno a uno nuestros vicios
El camino es muy fcil de seguir!
Que es muy triste despus de muchos aos
Tan faltos encontrarnos de fervor,
Mucho ms que al comienzo cuando apenas
Entendamos algo de oracin.
Nuestro amor debera darnos alas
Y un da y otro remontarnos ms
A la cumbre, Seor, donde T dices
Que debemos llegar.
Nos es duro dejar una costumbre
Y vencer nuestra propia voluntad
Ms si en cosas pequeas no vencemos
En las graves y duras, qu ser?
Cristo:
Es mejor resistir en los principios
A toda perniciosa inclinacin,

Porque no te conduzca poco a poco


A un combate mayor.
Oh! si supieras cunta paz tendras
Y cunta plenitud dentro de ti,
Si bien siguieras esta oculta senda
Que te conduce a M!
Ms solcito y firme t seras
En buscar tu adelanto espiritual,
Grande gozo daras a quien te ama
Y tendras ventura sin igual.

DIALOGO XII
De la utilidad de las
adversidades.

13

El Alma:
Bueno es que nos vengan cosas duras
Que nos hacen doler el corazn
Porque as nos sabemos desterrados
En un mundo cargado de dolor.
Bueno es padecer contradicciones
Y que otros piensen de nosotros mal,
Aunque nuestra intencin sea muy buena
Y las obras lo sean de verdad.
Que esto nos guarda de la vanagloria
Que puede fcilmente destrozar
Nuestro huerto interior en que ha sembrado
Sus divinas violetas la humildad.
Y es entonces que a Ti, Seor, buscamos
De nuestros actos por testigo fiel
Cuando somos de fuera despreciados
Y no hay ninguno que nos quiera creer.
Y entonces el alma al encontrarse sola
Comprende que no tiene ms que a Dios,
En El se afirma, se refugia y busca
El nico consuelo a su dolor.
Cuando el alma virtuosa est afligida,
Y siente en s rugir la tempestad
De negras tentaciones, pensamientos
Que le atormentan con creciente afn;
En Dios busca segura fortaleza
Y en El encuentra su guardin ms fiel,

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Reconoce que en s nada posee,


Y que debe esperar todo de El.
Es entonces que el alma gime y ora
Cargada de tristeza y ansiedad
Por las grandes miserias que padece
Sin poder apartar.
Le enoja entonces esta larga vida
Y desea la muerte como un bien
Para estar desatado de cadenas
Y contigo, Seor, poderse ver.
Y entonces reconoce claramente
Que este mundo no da seguridad
Y solo en Ti encontrar por siempre
La ms cumplida paz.

Supieron con paciencia soportar.


Y aqullos que a sufrir se resistieron
Huyendo al padecer
Fueron rodeados de tropiezos duros
Que no fueron capaces de vencer.
Que no hay orden tan santa y bien guardada
Ni lugar tan secreto donde el mal
No pueda introducir sus tentaciones
Y sembrar adversidad.
En tanto que se vive en esta Tierra
No hay un hombre seguro de no ser Inducido
hacia el mal aunque no quiera
Llegarlo a cometer.
El Alma:
Est en nosotros la funesta causa
Que nos impele en fuerte inclinacin,
Y a una angustia le sucede otra
Y a una pena terrible, otra mayor.

DIALOGO XIII
Cmo se han de resistir
las tentaciones
El Alma:
Si en el mundo vivimos, no podemos
Libres estar de gran tribulacin,
Tentaciones, miseria, enfermedades
Segn ya lo escribiera el santo Job.(I)

Cristo:
Muchos quieren huir las tentaciones
Y ms gravemente en ellas caern,
Que no slo se vencen con la huida
Sino con la paciencia y la humildad.
Quin tan slo desva lo de fuera
Y no arranca por dentro la raz,
De poco le valdr, que an ms fuerte
La tentacin le volver a venir.

(I) Job. Cap. 7

Cristo:
Tentacin es la vida de los hombres
Y tristezas y angustia y ansiedad,
Por eso cada cual estar alerta
Y en oracin velar.
Velar en oracin pidiendo fuerzas
Para vencer al mal,
Que no duerme, buscando por rodeos
A quienes devorar.
No hay ninguno tan santo y tan perfecto
Que no sea humillado en tentacin
Y es muchas veces provechosa al alma
Esta dura leccin.
Los santos de otras pocas pasaron
Por duras tentaciones en verdad,
Tribulaciones de diversa especie

Poco a poco y con largas esperanzas


Te vers liberado y triunfador
Mucho ms que por tus propias fuerzas
Por Divino Favor.
Toma consejo si te ves tentado
Y cuando otros lo sean como t,
Seas piadoso en consolarles luego
Que Yo tambin les brindar mi luz.

14

La mala tentacin tiene el principio


En que descuidas de confiar en Dios,
E inconstante en el bien que has comenzado

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Vas perdiendo el fervor.


Como a la nave que perdi el gobierno
La sacuden las ondas de la mar,
As el hombre que deja el senderillo
Por muchas tentaciones pasar.
Es as como el fuego prueba al hierro
Y a los justos la dura tentacin;
Que no saben a veces lo que pueden,
Y ella les descubre lo que son.

Y busca para todos lo mejor.


El Alma:
Y por eso, si tentados somos
No debemos jams desesperar,
Antes rogar con humildad confiada
Que nos libre el Seor de todo mal.
El cual segn el dicho de San Pablo (I)
Har que lo podamos bien sufrir;
Tal remedio pondr en nuestro camino
Que podamos el yugo sacudir.

El Alma:
Y debemos velar principalmente
Cuando asoma en el alma el mal pensar
Que es ms fcil vencer al enemigo
Si de la puerta no lleg a pasar.

(I)Corintios. 10

Humillemos confiados nuestras almas


Debajo de tus manos, oh Seor!
Que a los humildes T les favoreces
Cuando llega hasta ellos el turbin.
Al humilde de espritu le salvas
Y le iluminas con interna luz
Y que vea cul es el adelanto
Que ha hecho en la virtud.
Que no es mucho sentirse fervoroso
Cuando no est la pesadumbre en m,
Es la lucha que prueba la paciencia
Que tengo en el sufrir.

Cristo:
Resiste a los principios, porque tarde
La eficaz curacin te llegar
Si dejas que la llaga sea vieja
Y no cuidas de ella al empezar.
Lo primero que al alma se presenta
Como un fantasma, el pensamiento vil
Que importunas imgenes le crea
Con vrtigo febril.
El deleite engaoso se aproxima,
Y el fiero impulso a cometer el mal
Y as el consentimiento presto llega
Si no supo al comienzo rechazar.
Cuanto ms perezosa el alma fuera
En resistir la tentacin audaz,
Ms endeble se torna cada da,
Y fuerte el enemigo mucho ms.

Almas hay que se sienten resguardadas


De grande tentacin,
Y son vencidas por las muy pequeas
En primera ocasin.
Esto es aviso de que ms se humillen
Y no confen demasiado en s,
Cuando aparezcan las borrascas grandes
Si a las chicas no saben resistir.

Algunos sufren tentaciones graves


A los comienzos de su conversin,
Otros al fin, y aun existen otros
En que toda su vida es tentacin.

DIALOGO XIV
Cmo se debe evitar
el juicio temerario

Algunos son tentados blandamente


Segn sea divina ordenacin,
Que mide y pesa el mrito de todos

Cristo:
En ti mismo pon siempre tu mirada
Y gurdate, hijo mo, de juzgar

15

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Las obras de los otros por las cuales


Ninguna carga debas soportar.

Te llegar mi Luz.
El Alma:
Es que quieres, Seor, que sujetemos
A Ti perfectamente el corazn,
E inflamados de amor que trascendamos
Tambin nuestra razn.

Juzgar a otros es trabajo en vano


Que lleva al hombre a cometer error
Pues que el fondo secreto de las almas
Lo ve tan slo Dios.
Si a ti mismo te juzgas y examinas
Mucho ms fruto de verdad tendrs,
Ms sucede que en esto te perturba
El amor propio que te induce mal.

DIALOGO XV
De las obras que proceden
de la caridad

El Alma:
Si siempre fuese Dios nicamente
El principio y el fin de mi desear
No tan presto sera perturbado
Por mi propia ruindad.
Y sucede que a veces escondida
Llevamos muy adentro una aficin
Que nos arrastra como a la hoja seca
La lleva el aquiln.

Cristo:
Oye, hijo; por nada de este mundo
Te es permitido realizar un mal,
Pero puedes dejar la buena obra
Por otra de mayor utilidad.
Una obra exterior muy poco vale
Si no fue inspirada por la caridad,
Que con ella, aun lo ms pequeo
Es grande de verdad.
Porque yo miro con mayor agrado
Al alma que a su don;
Hace ms quien ms ama, ya lo he dicho
En ms de una ocasin.
Hace mucho el que hace bien las cosas
Y bien hace el que sirve por amor,
Aunque a veces, caridad parece
Lo que es inclinacin.
Porque a menudo la aficin te impulsa
Y te lleva la propia voluntad;
Del galardn la efmera esperanza,
Y parece que fuera caridad.

Cristo:
Muchos buscan y muy secretamente
A su propio inters en el obrar,
no lo entienden porque en vano piensan
Que va en ello Divina Voluntad.
Y parceles obrar con gran acierto
Mientras todo se hace a su querer,
Mas si de otra manera se procede
Presto en disgusto se les ve caer.
Por la gran variedad de pareceres
Grandes discordias llegan a surgir
Entre amigos, devotos, religiosos
Que en conjunto caminan hacia M.
Las costumbres antiguas no se dejan
Sino a costa de gran dificultad;
Nadie de grado su opinin censura
Sino la de los otros, en verdad.
Si en tu razn e industria te afianzares
Mucho ms que en los actos de virtud,
Muy tarde y pocas veces

Aquel que tiene caridad perfecta


En cosa alguna no se busca a s,
Mas en todo est el ansia de su alma
Dirigida hacia M.
No alimenta la envidia hacia ninguno
Porque en nada ha buscado el propio bien

16

Ni quiere gozo alguno que no sea

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

El Eterno Querer.
A nadie le atribuye bien alguno
Porque sabe que todo lo da Dios,
Eterna fuente de que mana vida
Eterna fuente de Divino Amor.
En El descansa con perfecto gozo
El que tiene perfecta caridad;
Oh, si de ella tuvieses un reflejo,
En todo encontraras vanidad!

Les corrijan con gran severidad


Y que seamos nosotros corregidos
No queremos jams.
Nos disgusta que a otros les concedan
Lo que fue su querer;
Y queremos que nada se nos niegue
Porque todo creemos merecer.
Queremos que otros sean apremiados
Con observancias y constitucin
Y en ninguna manera soportamos
Llamarnos la atencin.
Que muy poco a los prjimos amamos
En esto bien se ve
Pues buscamos nosotros la blandura
Y para otros queremos la estrechez.
Y si acaso perfectos fuesen todos
Qu cosa sufriramos por Dios?
Oh! sera la vida un paraso
Y un cntico de amor!
Mas as lo ha ordenado sabiamente
La Eterna Voluntad,
Para que unos y otros aprendamos
Nuestras cargas pesadas a llevar.
Que no hay ninguno sin defecto y falta
Y que en todo se baste para s;
Es muy justo ayudarnos mutuamente
Para unidos, Seor, llegar a Ti.
La virtud que cada cual posee
Se muestra en ocasin de adversidad;
Las ocasiones no hacen flaco al hombre
Pero descubren de lo que es capaz.

DIALOGO XVI
Cmo se han de sufrir
los defectos ajenos
Cristo:
Lo que no puede el hombre ni en s mismo
Ni en otro remediar,
Lo debe soportar con gran paciencia
Mientras sea Divina Voluntad.
Y pensar que con ello las virtudes
Se prueban al crisol
Y conoces los mritos que tienes
Si de verdad lo son.
Y rogar por aquel impedimento
Que a veces puede perturbar la paz;
Tan slo Dios, en aflicciones graves,
Te puede consolar.
Si alguno amonestado varias veces
Por sus defectos no los quiere ver
No contiendas con l, en Dios espera
Que de todos los males saca el bien.
Estudia de sufrir con gran paciencia
Las flaquezas ajenas. Piensa t
En lo que otros sufrirn acaso
Por tu poca virtud.
Si no puedes hacerte cual deseas
Cmo quieres al otro a tu sabor?
Si quieres a los otros muy perfectos
Adquiere antes tu propia perfeccin.
El Alma:
Es, Seor, que buscamos que a los otros

DIALOGO XVII
De la vida religiosa
Cristo:
Aprende a quebrantarte en tus deseos
Si mi paz sobre ti quieres tener
Como suave dulzura en tu camino
Como una estrella del amanecer.

17

No es poca cosa el vivir sin quejas

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y congregados en comn morar;


Y feliz el que puede hasta la muerte
All perseverar.
Es bienaventurado el que all vive
Y santamente persevera en bien,
Estimndose cual un desterrado
Que a su patria celeste ha de volver.
Conviene a veces que parezcas loco
A los que no saben del Divino Amor
Que la vida perfecta es gran locura
Para quienes estn lejos de Dios.
No es el hbito el que hace a los virtuosos
Sino la entera mortificacin
De las bajas pasiones y los gustos
De una alma de oracin.
El que busca encontrar satisfacciones
Fuera de aqullas que le ofrezco Yo,
No hallar sino hasto y pesadumbre
Cansancios y dolor.
No estars en quietud por mucho tiempo
Si entre todos no quieres ser menor
Olvidando que a servir viniste
No a regir desde un sitio superior.
Abrazaste la vida religiosa
Para ms trabajar y padecer;
En holganzas y charlas vive el mundo
Mas t no eres del mundo, bien lo ves.
Es as que se prueban los virtuosos
Como oro en el crisol.
Tan slo tendr paz el que se humilla
De corazn por Dios.

Y me siguieron hasta en hambre y sed,


En el fro, en oprobios y fatigas
Y hasta por M sufrieron desnudez.
En santos pensamientos y en vigilia,
En continuo trabajo y oracin
Hicieron de sus vidas un poema
De virtudes heroicas y de amor.
Oh! qu penas profundas padecieron
Aquellos que me amaron ms que a s,
Los mrtires, apstoles y vrgenes
Que quisieron venir en pos de M!
Sacrificar hasta la vida misma
Por un Supremo Ideal
De redencin humana, es lo ms grande
Que puede el alma humana realizar!
Oh! cuan estrecha y apartada vida
En el yermo vivieron de verdad,
Aquellos santos que dejaron todo
Para darse a una vida celestial!
Qu largas tentaciones padecieron
Y qu lucha tenaz por darse a M
En sublime holocausto de sus vidas
Sin reservarse nada para s!
En el da el trabajo de sus manos
Y la noche ocupada en la oracin,
Ni un instante de holgura ni descanso.
Todo era poco para darlo a Dios!

DIALOGO XVIII
De los ejemplos
de los Santos
Cristo:
Oh! que vivos ejemplos te dejaron
De la vida interior
Los Santos Padres en que resplandece
Como un cielo de luz, la perfeccin.
Los amigos de Cristo se llamaron

18

El Alma:
Ay de m! . . . Qu es mi vida comparada
Con la vida de tus Santos, oh Seor!,
Si en aras de su fe todo dejaron
En heroica y perfecta inmolacin?
Despojados de todo lo que gusta
Aqu en lo temporal,
Eran ricos en gracias y virtudes,
Eran dueos de eterna claridad!
Faltos de todos los terrenos bienes
Pero inundados de consolacin,
Del todo ajenos al mundano goce
Pero llenos de Dios!
Despreciados del mundo y sus amigos,
Tenanse por nada cuanto a s;

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Mas todo un cielo de virtudes eran


Y hermosos para Ti.
Mas nos deben mover tales ejemplos
Que los tibios que forman multitud,
Nos arrastran efmeros placeres
Y acaso nos espanta la virtud;
Quin me diera el fervor de aquellos justos
Que hollaban el placer
Para slo buscar de noche y da
Las huellas demarcadas por tu Ley!
Cunta pureza floreca en ellos
Y cunta abnegacin!
Por completo olvidados de s mismos
Slo vivieron para Ti, Seor!
Rastros dejaron de su andar constante
Por los senderos de la caridad,
El bien se derramaba de sus manos
Cual de un nfora llena de piedad.
Triste tibieza y negligencia ma,
Presto declina del primer fervor,
Y me fatigo de la estrecha vida
Que conviene a los siervos del Seor

El Alma:
Y debemos andar en su presencia
Como ngeles de paz y caridad
Renovando a menudo los propsitos
Que tuvimos un da, al comenzar.
Aydame, Seor, que en tu servicio
Corra yo siempre con creciente afn!. . .
Que aunque todo me falte en esta vida,
No me falte tu ayuda. . . no, jams!
Cristo:
Si quieres bien aprovechar tu tiempo
Que seas diligente ha menester;
Si el que propone con firmeza, falta
El que nunca propone, qu ha de ser?
Si un da y otro por descuido empiezas
Tus buenos ejercicios a dejar,
Poco a poco apagndose tu lmpara,
Al fin se extinguir.
Los propsitos buenos de los justos
Ms se originan del Eterno Amor
Que del propio saber de cada uno
Aunque sea de mucha discrecin.

Cristo:
Pluguiese a Dios, Sabidura Eterna,
Que el deseo del bien no duerma en ti
Y que tanto ejemplo de virtud que has visto
Te ayude tu tibieza a sacudir!

Porque el hombre propone y Dios dispone,


Y no en mano del hombre siempre est
El camino ignorado que recorre
Y que va a la eternidad.

DIALOGO XIX
La vida del buen
religioso
Cristo:
En la vida del alma religiosa
Brillar debe en radiante plenitud,
Como un iris de vividos fulgores
En un cielo sereno, la virtud.
Y que cual aparece por de fuera
As sea tambin el interior,
Que aun ms y mejor debe ser dentro
Que es morada de Dios.

Si alguna vez tus ejercicios dejas


Por el bien de tu prjimo, en verdad
Fcilmente cobrars el precio
De aquello que perdiste por piedad.
Si por disgusto o negligencia fuera
Muy culpable y hastiado te has de ver,
Que la falta del bien que abandonaste
Sobre ti mismo caer despus.

19

Examina tus cosas interiores


Y ordnalas tambin con lo exterior,

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

De forma que no seas perturbado


Cuando tienes que darte a lo interior.

Seor!... comprendo que estudiar debemos


La austera ciencia de saber morir:
Es trmino de un viaje muy penoso
Que acaso lo hice mal, pobre de m!

No es que debas estar continuamente


Recogido en lecturas y oracin,
Pero s es conveniente cada da
Consagrar a tu espritu atencin.

T dijiste que es bienaventurado


El que vela esperndote, Seor:
Pues ser levantado a las alturas
De tu Reino de Amor.(I)

Disate un programa a la maana


Y a la noche examina tu labor
Y mira si en palabra o pensamiento
Has faltado a tu prjimo y a Dios.

(1) Lucas. Cap. XII.

DIALOGO XX
Del amor a la soledad
y al silencio.

Proponte ser ms bueno cada da


Mas sufrido y paciente que el de ayer
Y maana an ms basta que llegues
Una corona de virtudes ser.
Refrnate en los bajos apetitos,
Del todo ocioso no estars jams
Que en trabajo, lecturas, pensamientos
Un tesoro de paz puedes hallar.

Cristo:
El tiempo has de buscar de estar contigo
En soledad con Dios.
Y pensar a menudo en los favores
Que recibiste de su Eterno Amor.

Trabajo material debes hacerlo


Con tino y discrecin
Como convenga para bien de todos
Sin menoscabo de tu devocin

Deja las cosas vanas y curiosas


Y busca aqullas que te ayuden ms
A la mstica uncin, que slo en ellas
Mis palabras de amor te llegarn.

Ni todos los trabajos se acomodan


Para todos los tiempos y lugar
Los hay propios a das de sosiego
Y otros cuando el alma triste est.

Si te apartas de plticas superfluas


De or noticias murmuracin,
Tiempo tendrs para estudiar a fondo
La ciencia de las almas y de Dios.

El Alma:
Seor! comprendo que con gran cuidado
En el buen tiempo debo preparar
Las cosas de mi alma cual si fuera
Este msero mundo abandonar.

La mayor parte de mis santos fueron


Grandes amigos de la soledad,
Que slo abandonaban si deban
Sus servicios al prjimo prestar.

Y guardar la observancia estrechamente


Pensando que muy pronto he de partir
Con el nico tesoro de las obras
Que son dignas de Ti.

Evitaban el trato con los hombres


De frvolas costumbres y decir
Y elegan retiro silencioso
Para encontrarme a M.
20

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

"Cuantas veces estuve entre los hombres


Menos hombre volv".
Djome un da con fatiga y duelo
Un grande amigo que senta as.

Que en verdad, es engao y sugestin.


Nunca te tengas por seguro y firme
En esta vida triste y tan falaz
Aunque seas un hombre religioso
O un austero ermitao en soledad.
Sucede a veces que el que fue estimado
Por muy buen cumplidor de su deber,
En muy graves peligros se ha encontrado
Por confiar demasiado en su saber.

Y todos sienten este gran hasto


Cuando mucho han hablado sin control;
Ms seguro es callar discretamente
Que el hablar mucho sin ningn valor.
Ms fcil guardars en tu morada
La paz del corazn,
Que entre seres que tienen en muy poco
La eterna salvacin.

Es por eso que a muchos les conviene


Sufrir de tanto en tanto tentacin,
Porque no les domine la soberbia
Ni se den demasiado a lo exterior.

El que quiere llegar a lo divino


Mediante el adelanto espiritual
Convinele apartarse de tumultos
Y buscar junto a M la soledad.

El Alma:
Oh! si nunca alegra transitoria
Viniera a perturbar mi corazn!
Oh! si nunca los goces de este mundo
Llamasen mi atencin!

No se encuentra ante el pblico, seguro


Sino tan slo aqul
Que de grado en soledad se aparta
A meditar en la Divina Ley.

Alza tus ojos a lo excelso y puro


Deja lo vano a los que vanos son;
Cierra tu puerta sobre ti y llama
A Aqul que te ama con Eterno Amor!

No hay ninguno que mande sabiamente.


Sino aqul que ha aprendido a obedecer;
Ningn gozo es seguro como l gozo
Del que sabe cumplir con su deber.

Piensa siempre curar tus negligencias,


Retirado en tu cmara interior.
Que all te ensear secretamente
Como es el cielo de mi Corazn!

Son sabias las palabras del que calla


Hasta de ellas tener seguridad,
Que la firmeza de los justos siempre
Fue su amor invencible a la Verdad.

Que all se encuentra lo que en vano buscas


En saber novedades sin valor;
Y si en ellas te gozas, cmo quieres
Vivir sin turbacin?

Y fueron tan solcitos y humildes


Y crean tan poca cosa ser,
Aunque grandes virtudes posean
Sin echarlo de ver.
La seguridad del imperfecto suele
Nacer de presuncin
De creerse dotado de alta ciencia

DIALOGO XXI
Del remordimiento
de la conciencia

21

Cristo:

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Si buscas avanzar en mis caminos


No quieras demasiada libertad
Ni te entregues a vanas alegras
Que fugaces cual sombras pasarn.

No por ello te llenes de dolor;


Slo una cosa debe serte grave
Y es no contar con el favor de Dios.
Cuan lmpida conciencia guardara
Si cortase con toda vanidad;
Y absorta en divinas esperanzas
Buscara slo en Ti mi eterna paz.

Si en cambio buscas contricin perfecta


Que mueve el corazn,
Sentirs mi presencia y mi ternura,
Todo un cielo hallars en la oracin!

Mas no soy digna de beber las aguas


Del consuelo divino y celestial
Si con gran diligencia no me entrego
A las cosas eternas de verdad.

Maravilla es que el hombre en esta vida


La perfecta alegra pueda hallar,
Considerando su destierro amargo
Y los grandes tropiezos a pasar.

Cristo
Si quieres que haya compuncin en tu alma
Del bullicio apartado, ven a M,
Y encerrado en tu cmara en silencio
Mi voz escuchars dentro de ti.

El Alma:
Tengo en mucho descuido mis defectos
Por mi gran liviandad de corazn,
Y no siento la angustia de mi alma
Que gime en lo interior.

"Reprndete en tu cmara" est escrito (I)


Que en gran recogimiento encontrars
Lo que pierdes a veces por de fuera
Derramado en efmera amistad.

Y muchas veces me solazo y ro


Cuando tengo motivos de llorar,
Qu alegra si el alma est cautiva
Y no goza de santa libertad?

En silencio y sosiego llega el alma


Hasta el secreto que guardado est
En la Santa Escritura, que no todos
Pudieron encontrar.

Vana alegra y libertad aqullas


Que estn lejos de Dios!...
Es bienaventurado el que se acoge
A tu divina inspiracin, Seor!

En silencio y sosiego halla el alma


Lgrimas puras de devota uncin,
En que lava y purifica todas
Las manchas que dej la imperfeccin.

Cristo:
Si sabes alejarte de los hombres
Ellos tambin se alejarn de ti
Y as tendrs la libertad que anhelas.
Para entregarte a M.

Ms familiar al Hacedor Supremo


En soledad sers;
Cuanto ms te desves del tumulto
Ms cerca de M ests.

En las cosas ajenas no te mezcles


Cuando no te lo impone tu deber
Reprndete a ti mismo antes que a otros
Que acaso en ello llevars ms bien.
Si te niegan los hombres sus favores

22

Es mejor que amistades engaosas


La amistad con los ngeles de Dios.
Cuidarte de ti mismo y tus deberes

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Mas que hicieras milagros, es mejor.


Ms loable es al alma religiosa
Pocas veces mostrarse al exterior
Qu ha de ver en el mundo que no sea
Engao y turbacin?

Cristo:
Si el alma tiene contricin perfecta
Todo en el mundo amargo le ser;
Que no es digno del Amor Divino
Bien reconocer.

El mundo pasa! los deseos vanos


Tan slo pasatiempos te darn,
Y despus desconsuelo y pesadumbre
Cual si hubiera pasado un vendaval.

El hombre espiritual encuentra siempre


Motivo de dolerse y de llorar
Ya se mire a s mismo o a los otros
Slo triste miseria encontrar

Que una alegre salida, muchas veces


Causa un triste volver,
Y el alegre paseo de la tarde
Es insomnio o cansado amanecer.

Y cuanto ms se mira, ms percibe


Su torpe condicin;
Grave angustia le causan los defectos
Que tuvo ayer y que los tiene hoy.

Todo gozo carnal de por s trae


Amarga decepcin,
Blando y suave al principio, muerde y mata
Alevoso y traidor.

Si a menudo pensases que la muerte


Quiz antes que la esperas llegar
Con creciente fervor te entregaras
Tu vida a mejorar.

Qu puedes ver en un lugar cualquiera


Que no veas aqu?
Ves el cielo, la tierra, luz y agua,
Todo un conjunto de bellezas mil.

Si a menudo pensaras en las penas


Que padece en el mundo espiritual
El que no anduvo por la va recta
De la santidad

Qu puedes ver que largo tiempo dure?


Tus anhelos acaso has de colmar?...
Y aun cuando vieras todo cuanto existe
Qu te dara ms que vanidad?

De buena gana sufriras todo,


Asperezas, trabajo, humillacin;
Mas tales pensamientos si los tienes
No van al corazn!

Es til para el alma religiosa


No gozar de consuelo material
Que ms se ata a las cosas de la Tierra
Y le impiden el gozo espiritual.

Y sigues procurndote blanduras


Y sigues perezoso cual te ves
Excusndote en todo lo que pesa
Y buscando tu gusto y tu querer.

(l) P salmo IV.

El Alma:
Si busco ansioso los consuelos vanos
Cmo los tuyos sentir, Seor?
Ma es la culpa si no busco nunca
La honda contricin del corazn.

Ruega al Seor con humildad profunda


Que te de contricin de corazn,
Y di con el Profeta "Dame hartura
De lgrimas, Seor!"
23

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO XXII
Consideracin de la
miseria humana.

De esta vida ser.


Porque ms y mejor comprende claro
La humana corrupcin,
Y que todo es ruindades y vilezas
Y que todo es grandsima afliccin.

Cristo:
Miseria eres por doquier que vayas
Si no vives con Dios;
Por qu te turbas si no sale todo
Tal como sueas en tu corazn?

Aquel que su miseria desconoce


Es muy digno de lastima y piedad,
Y ms an si complacido en ella
No vuelve su mirada al ms all!

Quin es, di, el que consigue todo


Siempre a su gusto y a su voluntad?
Que por grande que sea, ningn hombre
Lo tiene de verdad.

Hombres necios que vais por esta Tierra


Cual si fuera una eterna posesin
Tan atados a ella en vuestra carne
Y helado y descredo el corazn!

Piensa que aquel que resignado sufre


Las miserias que no puede evitar,
Es el que pasa ms tranquilamente
Aun por medio de la tempestad.

Slo pensis en los carnales goces


Y olvidis que en los cielos est Dios...
Y as lamentaris un da el tiempo
Que en efmeros goces se perdi.

En la vida dichosa de los otros


Con amargura fijas tu atencin,
Y dices, cuan feliz es ese hombre
Rodeado de riquezas y esplendor!

Al revs de mis santos escogidos


Que despreciaron el placer fugaz;
Todo cuanto en la vida floreca
No era nada a sus ansias de verdad.

Mas si miras los bienes celestiales


Y les comparas con lo terrenal,
Que todo esto se evapora y pasa
Bien lo comprenders.

Suspiraba su afn y su esperanza


Por los bienes que nunca han de acabar
Mientras todo lo vil y pasajero
Miraban con frialdad.

Qu inciertos y efmeros los goces


De la materia son
Y que no puedes retenerlos nunca
Sin cuidado y temor.

Hijo!... no pierdas el precioso tiempo


Que Dios te ha dado para ser feliz,
Con eterna ventura que ninguno
Podr apartar de ti.

Que la dicha del hombre no consiste


En la abundancia de lo temporal;
Que en la penosa condicin terrena
Una vida mediana bastar.
Cuanto el hombre mayores ansias tiene
De vida espiritual
Ms penosa y amarga la miseria

Levntate al momento y la tarea


De tu enmienda no quieras dilatar
Que ahora es tiempo de sembrar virtudes
Cual maana ser de cosechar.

24

Piensa si tienes amarguras tantas

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Que es la buena ocasin de merecer


Y pasar por el fuego y por el agua
Hasta por fin vencer.

DIALOGO XXIII
Del pensamiento
de la muerte.

El Alma:
En tanto que traemos este cuerpo
No podemos estar
Sin angustias, miserias y pecados
Sin lucha y ansiedad.

Cristo:
Es conveniente que recuerdes siempre
Que la muerte muy pronto llegar;
Y que el hombre que hoy es, no lo es
[maana!...
Ojos que no ven, recuerdo que se va...

Nos conviene tener larga paciencia


Y en tu gran misericordia esperar
Mientras triunfa la Vida de la Muerte
Y se acaba por fin toda maldad.

Dura torpeza la del hombre incauto


Que vive sin cuidado al porvenir!
Consagrado tan slo a lo presente
Cual si nunca tuviera que morir!

Que es grande y mucha la flaqueza humana


Que siempre al vicio inclinada est,
Hoy deploremos nuestros extravos
Y volvemos maana a retornar.

Si nadie de la muerte est exceptuado,


Es de los sabios esperarla bien
Que llevando tranquila la conciencia
Qu se puede temer?

Es que tan flacos y mudables somos


Que jams deberamos sentir
Nada grande ni bueno de nosotros
Que siempre vamos a lo bajo y vil.

Y si acaso no ests hoy preparado


Maana lo estars?...
Qu incierto es el da de maana
Y no puedes saber si le vers!...

Y perdemos por un leve descuido


Aquello mismo que cost adquirir
Si tan tibios estamos al comienzo
Qu seremos al fin?

De qu te servir una larga vida


Si no reparas lo que ya pas;
Si acaso aadirs ms desaciertos
Que te sern causa de mayor dolor?

Ay de nosotros que queremos siempre


Tranquilos reposar
Como si ya tuvisemos ganada
La perdurable paz!

Muchos cuentan los aos que han pasado


En vida religiosa y devocin
Y no piensan que acaso un solo da
No lo vivieron sin imperfeccin.

Y siendo as que ni seal parece


De austera santidad
Qu esperanza tenemos de la enmienda
Ni de avance en la va espiritual?

Y as grandes temores y ansiedades


Te produce la idea de morir,
Ms peligroso puede serte acaso
Prolongado vivir.

25

Bienaventurados los que siempre tienen


La hora de su muerte fija en s

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Porque todo lo ordenan; de sorpresa


No les toma su fin.

Es el tiempo tesoro muy precioso


Vanamente lo pierdes sin pensar
Que l puede darte lo que ms anhelas
Y fue tu sueo... la felicidad!

Has visto alguna vez cmo la muerte


Troncha de pronto una existencia en flor?
Y, que el mismo camino ser el tuyo
No se mueve a reflexin tu corazn?

Te puede suceder que un da quieras


Los asuntos de tu alma disponer
Mas si lo has dilatado injustamente
Sabes si ese da lo podrs tener?

Cuando vivo te ves en la maana


Medita si a la noche llegars;
Luego piensa a la luz de las estrellas,
Si podrs a la aurora contemplar.

De cunta angustia te veras libre


Si pensaras que tienes que morir!
Esta es la hora de ordenarlo todo
Si quieres que tranquilo sea el fin.

Es por eso que siempre aparejado


Y con gran vigilancia has de vivir,
Que "nadie sabe el da ni la hora
En que el Hijo del Hombre ha de venir".

Aprende hoy a morir para este mundo


Y comienza a vivir muy junto a M
Aprende a despreciar todo lo vano...
Y hacia el Reino de Dios podrs subir.

Y comienza a vivir como quisieras


Encontrarte al final.
Qu feliz y tranquilo el que as piensa
En su hora postrera se hallar!

Necio eres si piensas vivir mucho


Y es de cierto que no puedes contar
Ni con un da solo ms de vida
Que d seguridad.

Entonces desears haber vivido


Muy consagrado a practicar el bien,
En la austera renuncia de ti mismo
Y renuncia absoluta del placer.

Cuntas veces oste referencias...


Que uno a filo de espada feneci,
Otro ahogado; o a manos de ladrones
A hierro o a fuego, su final lleg!

Entonces desearas haber tenido


Gran paciencia con toda adversidad,
Y sentirte inundado de confianza
Que ana pura conciencia te dar.

Que es la muerte el trmino de todos


Y la vida del hombre es tan fugaz
Como una sombra que en la tierra pasa
Para no volver ms.

Nunca confes la salud de tu alma


Al amigo, al pariente... no jams!
El porvenir eterno que te espera
Son tus obras que deben preparar.

Y despus de la muerte, dime, cuntos


Se acordarn de ti?
Haz hoy lo que pudieres, que no sabes
Cundo ser tu fin.

Es mejor si con tiempo vas labrando


Lo que t anhelas encontrar despus
Si t no eres solcito contigo
Han de serlo los otros por tu bien?
26

Hoy es el tiempo de allegar riquezas


Y un tesoro inmortal;
Que tu Dios y tu alma viven siempre

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Porque llevan en s la Eternidad.

Ahora tu trabajo es meritorio


Y tus gemidos hallarn perdn,
Mas en la hora del Eterno Juicio
Nada vale, ni el llanto, ni el dolor.

Con los santos y justos busca alianza


Imitando sus obras de virtud,
Y que al salir de la terrena vida
Te abran ellos el Reino de la Luz.

Aqu tiene toda alma que es paciente


Un ancho campo para la expiacin
Que en injurias, ofensas y desprecios
Tiene un gran purgatorio redentor.

Imagnate que eres peregrino,


Husped viajero al que nada va
De las cosas efmeras del mundo
Donde vive y que pronto dejar.

Ruega a Dios por aquellos enemigos


Y perdona con noble corazn
Y aun devuelve con bien el mal sufrido,
Y es holocausto que recibe Dios.

Si aqu no tienes tu ciudad durable


Guarda libre y en alto el corazn
Bien desligado de terrenos lazos
Y levantado a Dios.

Es mejor la expiacin en esta vida


Porque es mrito al alma de verdad,
Que sufrir en las otras duras penas
Que no sabes por cunto durarn.

Endereza hasta all tus oraciones,


Tus suspiros anhelos y tu afn;
Y que pueda tu espritu en la muerte
A mis brazos volar.

El Alma:
Cierto obramos nosotros engaados
Por amor a la carne nada ms!...
Que a m mismo me perdono todo
Y a los otros no quiero perdonar!

DIALOGO XXIV
Del juicio y penas
de la otra vida.

Cristo:
En aquello que el hombre ha delinquido
Con mayor gravedad,
Con iguales dolores que ha causado
Castigado ser.

Cristo:
Mira el fin en las obras que realizas
Y piensa cmo le responders
A aquel Juez, riguroso, Sabio, Eterno
Que ha visto el bueno como el mal obrar.

All los holgazanes, perezosos


Se vern apremiados a correr
Por una oculta fuerza misteriosa
Sin comprender ni cmo ni por qu.

Ante El no qued cosa encubierta


Ni los dones le mueven a piedad;
Ninguna excusa basta.... lo vio todo!...
Es hora de justicia... Pas la de implorar!...

Los golosos que slo se ocuparon


De escogidos manjares saborear,
Sin jams acordarse del mendigo
Que carece de todo... hasta del pan;

T que te afectas por un rostro airado


Qu no ser El, inexorable Juez?
No es mejor que proveas por ti mismo
Su piedad infinita a merecer?
27

Se vern angustiados duramente

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Por el hambre y la sed. Oh!


Cuan caritativos se tornarn
Si pudieran de nuevo aqu volver!

Lleno de fe y de confianza el pobre


Que despojado, a nadie despoj,
Esperar que Dios le galardone
Con todo el bien que por su amor perdi.

Los lujuriosos, buitres insaciables,


Que perdieron su tiempo en el placer,
Que destrozaron, honras, vidas, almas,
Qu espantoso tormento han de tener!...

Toda angustia sufrida con paciencia


Oh! cuan plcida y dulce le ser!
Ser delicia lo que fue amargura
Luz de sol lo que fue oscuridad

Los envidiosos que obstaculizaron


La dicha de otros con ardiente afn,
Atormentados de tristeza amarga,
Sin amor ni esperanza se vern.

En el gran da de la Luz Eterna


Lo que aqu es despreciado brillar
Y el valor de las obras buenas, santas,
Con justicia infinita se ver.

El soberbio que siempre se juzgaba


Por su mrito a todos superior,
Se ver tal cual es en su miseria
Cubierto de vergenza y confusin.

Feliz te sentirs de haber morado


En una choza miserable y ruin
Resignado y paciente en la pobreza
Mas que en palacios de oro y de marfil.

Los avaros, desnudos y harapientos


Rodas las entraas de ansiedad,
"Dnde estn mis riquezas, mis tesoros?'
Con ayes lastimeros gemirn.

Vers el fruto de tu gran paciencia


En un mundo de dicha y de esplendor
Ante el cual los poderes de este mundo
Son humo de ilusin.

Mas grave ser all slo una hora


De acerba pena y hondo padecer
Que cien aos de dura penitencia
En oprobio, desprecios y desdn.

Y vers lo que vale la obediencia


Y la renuncia de tu voluntad
Y el despojo de todas las riquezas,
Y el sufrido silencio y la humildad.

Es aqu donde debes saldar cuentas


Y lavar con el bien tu imperfeccin,
Porque el da del juicio ests seguro
De tu entrada a los Reinos del Amor.

Entonces gozars de haber orado


Mientras otros buscaban el placer;
Cunto vale la vida estrecha y pura
Tan slo entonces lo echars de ver!

Ser el da del triunfo y de la gloria


Para el virtuoso que en dolor pas
Toda una vida de paciente lucha
De heroica inmolacin.
All se ver grande el ms pequeo
El que un grano de arena fuera aqu,
El que dobl al juicio de los hombres
Su propio juicio por amor a M.

Y hars comparacin de tu alegra


Con las angustias del que mal obr
Para l un abismo de desdichas
Para ti, cantos del Divino Amor.

28

Slo all se conoce lo que vale


Un resignado padecer aqu,

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y se valora el mrito que tiene


Perdonar y sufrir.

Siempre debes tener buena esperanza


De victoria final
Mas no aflojes en la lucha ni por eso
Te creas superior a los dems.

No se puede tener dos parasos


Deleites en la tierra y gozo all,
Que el Reinado de Cristo se conquista
En heroicas batallas, de verdad.

Un hombre estaba acongojado y triste


Entre dulce esperanza y gran temor;
Ante el altar de un templo solitario
Llorando se arroj.

Mira siempre que todo en este mundo


No es ms que vanidad
Y que slo guardar la Ley Divina
Te dar una feliz eternidad.

"Si supiera que en el buen camino


He de perseverar!..."
Exclamaba entre llantos y congojas
Sin poderse aquietar.

Cuan seguros estn de ser dichosos


Los que buscan a Dios de corazn,
Ni la muerte, ni el juicio, ni el infierno
Les producen el ms leve temor!

La divina respuesta vino pronto,


La oy dentro de s:
"Cmo haras si aquello lo supieras?...
Desde ahora comienza a hacerlo as!'

Estn seguros en su amor perfecto


Que a Dios les llevar,
Como llevan las brisas de la tarde
Las rosas deshojadas de un rosal.

Y consolado en sus dolientes ansias


Se ofreci a la Divina Voluntad,
Turbacin y congojas terminaron
Y retom la paz.

DIALOGO XXV
Del mejoramiento
de nuestra vida

No volvi a escudriar curiosamente


Buscando de saber su porvenir,
Sino que averigu qu cosa fuera
Ms buena y justa y agradable a M.

Cristo:
Vela, hijo, con grande diligencia
En lo que has prometido a tu Seor
Y piensa de continuo a qu viniste
Y si al mundo dejaste, fue por Dios.

Y comenz a perfeccionar sus obras


Las frases del Profeta repiti:
"En la Tierra sers apacentado
Haz el bien esperando en el Seor" (I)
(I) Psalmo 36

Corre pues con fervor por el camino


Que debe conducirte a perfeccin
En la cual, por los esfuerzos tuyos
Tendrs el galardn.
Gran descanso y aun grande alegra
Te inundar si permaneces fiel
En servir al Seor que has elegido
Y que jams defraudar tu fe.

Un tropiezo detiene en el camino


A las almas que buscan perfeccin;
El espanto a la lucha, a la batalla
En ciertas cosas que contrarias son.

29

Es all donde el alma se modela


Y donde alcanza claridad mayor

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Porque salta el espritu las vallas


En heroica y total renunciacin.

Ha muchos aos en que vas andando


Por los caminos de la Religin...
Cmo se explica que tan lejos te halles
De toda perfeccin?

Ms fcil es el triunfo al decidido


Aun cuando lleno de pasin est,
Que al de buen natural, si poco aliento
Pone en la lucha por obrar el bien.

El alma que medita asiduamente


En lo que mi vida de la tierra fue,
En mi heroico holocausto y en mi muerte
Le sobra ejemplo para obrar el bien.

Hay dos maneras de ayudarte mucho


A mejorar tu condicin actual;
Es la una desviarte con esfuerzo
De toda inclinacin que lleva al mal.

El Alma:
Oh, mi amado Seor Crucificado!...
Si t entraras en ste corazn
Me parece que presto yo sera
A correr por la senda de tu amor.

Es la otra, luchar fervientemente


Por la virtud de que careces ms;
Y aquello que en los otros te disgusta
Cuidarte de evitar.

Y sera solcito a seguirte


En perfecta obediencia y sumisin
Convencido que slo entre tus brazos
Tendr consolacin

Y piensa siempre que de igual manera


Que t a los otros sus defectos ves,
Ellos te miran, descubriendo acaso
o que t no acertaste a conocer.

Cristo:
El cristiano que vive descuidado
Gravemente est cerca de caer;
Y quien busca vivir en ms anchura
Profundo descontento ha de tener.

Oh! Cuan dulce es mirar a los cristianos


Con entusiasmo practicar el bien!
Y cuan triste saberles apartados
Del austero camino de la Ley!

Y se asombra de tantos religiosos


Que viven en estrecha austeridad,
Sin poner atencin en lo terreno
Sino en lo espiritual.

Cunto dao recibe el negligente


Que al llamado divino le es infiel
Para ocuparse en lo que no le atae
Con la vana ilusin de que obra bien!

Esa vida apartada y solitaria


De gran silencio y de continuo orar,
Negndose hasta el sueo y el descanso
Para ms trabajar.

Acurdate del fin que te has propuesto


Mira bien mi holocausto de la Cruz
Y compara lo que haces por tu alma
Con cuanto padec por tu salud.

La Cartuja, el Carmelo, los del Cister


Y tantos otros ms,
Viven vidas anglicas, no humanas
La vida de la eterna realidad.

Mucha causa tendrs de avergonzarte


Si meditas lo que hice Yo por ti;
Y tu descuido en conformar tu vida
Con los grandes ejemplos que te di.
30

Cosa noble sera que empezases

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

La Santa obra de tu perfeccin,


Como esa multitud de religiosos
Que tienen fija su mirada en Dios.
El Alma:
Oh! si siempre pudiramos la vida
Vivirla consagrados al Ideal... Ideal
Supremo de Inmortal Belleza Ideal
Divino de profunda Paz!...
Pluguiese a Dios que dejsemos de lado
La dura servidumbre material,
Que por ella muy tarde es que buscamos
Oh Seor, tu consuelo espiritual!
Cristo:
Cuando el hombre no busca su consuelo
En criaturas o cosas sin valor
Es entonces que encuentra la dulzura
Y la divina suavidad de Dios.
Entonces, ni se alegra en la abundancia
Ni le turba y contrista la escasez
Por completo entregado a lo Divino
Todo tiene teniendo a Dios con l.
Que slo El no perece ni se muda
Es principio de todo y es el fin;
Acurdate de esto, y de que el tiempo
Ya perdido, jams volver a ti.
Nunca alcanzars virtud alguna
Sin gran esfuerzo y sin renunciacin
Y luego dulce hallars todo trabajo
E inundado de paz tu corazn.
Tanto ms adelanto ser el tuyo
Cuanto ms fuerza te haces hacia el bien,
Sobre ti vela siempre muy despierto
Si quieres serme fiel

31

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Portal Segundo
El Consuelo Interior

32

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO I
De la conversacin
interior

Que slo turbacin te pueden dar.


Que Yo soy el que siempre permanece
Como un faro alumbrndote hasta el fin...
Dame entrada, hijo mo, en tu morada,
Que cargado de dones vengo a Ti!

Cristo:
Dije un da que "dentro de vosotros
Est el Reino de Dios"
Y que tu alma encontrar reposo
Si te tornas a Dios de corazn.

Nunca debes poner mucha confianza


En el hombre mortal
Quebradizo como una rama seca
Aunque l mismo te jure su lealtad.

Despegado de cosas exteriores


Y entrado a lo interior, vers lucir
La claridad del Reino de los cielos
Que est dentro de ti.

Ni tampoco te apenes demasiado


Si un ser que mucho amas, te es infiel
Que los que hoy son contigo, ya maana
Son vueltos al revs.

Es el reino de la paz y del sosiego


Que slo el que me sigue gozar,
Si dispones en ti bella morada
Toda mi gloria hacia ti vendr.

Las criaturas se mudan, como el viento


Que de un punto a otro se le ve cambiar
Pon en M tu esperanza y tus anhelos
Que soy inconmovible en la Verdad.

Es al hombre interior a quien visito


Y dulcemente le hablo al corazn
En confidencia familiar y tierna
Mi amor vive en su amor!

Deja en M tus afanes y temores


Que Yo muy bien responder por Ti
Si abandonado a mi querer tan solo
Caminas junto a M.

Es, pues alma fiel!... Abre tu puerta


A este esposo que se llega a ti,
Para morar contigo en dulce alianza
Que no conoce fin.

No es la Tierra ciudad de tu morada


Donde extrao viajero te vers;
Si no te unes conmigo estrechamente
Tan slo desengao encontrars.

Y ya lo dije: "aqullos que me aman


Mi palabra fielmente guardarn
Y Yo vendr para morar en ellos
Y no apartarme ms".

Di, qu miras aqu, si no es la Tierra


Lugar de tu reposo y de tu paz?
Si eres ave de paso en esta vida
Como de paso todo has de mirar.

Dame entrada, hijo mo, en tu morada


Y clausura tu puerta a lo dems
Que si a M me tuvieras, ya te basta,
Que Yo soy para Ti la saciedad!
Y Yo ser tu proveedor en todo
Para que nada tengas que esperar
De los hombres mudables y ligeros

Piensa siempre que tienes tu morada


En mi Reino divino y celestial;
Las cosas de la tierra pasan pronto
Y t tambin como ellas, pasars.
33

Gurdate de afianzarte en lo mudable

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Porque puedes caer,


Tu confianza, tu apoyo y tu firmeza
Bscalas siempre en el Eterno Bien.

Si a mi amor encendido y sobrehumano


Lo llegas a entender
Poco o nada te harn los abandonos
Ni el agravio, la injuria y el desdn.

Si no sabes pensar cosas profundas


Del Reino Celestial,
Descansa en los pasajes de mi vida
Y en mi muerte que tanto te dirn.

Es sabio de verdad el que a las cosas


Las ve y entiende tales como son
Pues que ms que enseado de los hombres
Su Maestro fui Yo.

Si piensas los oprobios y desprecios


Que como Hombre en la tierra padec,
Los dolores, angustias y martirios
Que tuve que sufrir;

Y si estimas en poco lo de fuera


Y buscas el vivir dentro de t
Prontamente escuchars mis voces
Que te dicen bajito: Ven a Mi!

Muy poca cosa te sern tus penas


Y fcil te ser de soportar
Los vituperios de los maldicientes
Los ms duros agravios que te harn.

Para el hombre interior es cosa fcil


Sus faltas corregir
Porque huye el exterior tumulto
Y gusta de vivir dentro de s.

Si en el mundo Yo fui tan despreciado


Tan cargado de injurias y dolor,
Soportando abandono y desamparo
Aun de aqullos que acerc el amor.

Se conforma con cuanto le sucede


No le estorba el trabajo material,
Porque ordenada su morada interna
Lo de fuera le es fcil ordenar.

Osas quejarte pretendiendo acaso


Que todos, tus amigos han de ser?
Tuve Yo tan tenaces adversarios
Y pas por la tierra haciendo el bien!

Se turba el alma cuando muchas cosas


Le absorben por completo la atencin;
Que todo te vendra cual conviene
Si bueno y limpio est tu corazn.

Si nada quieres padecer conmigo,


Cmo, di, tu paciencia has de probar?
Si no quieres sufrir como he sufrido
Cmo mi amigo te podr llamar?

Si las cosas externas te conturban


Y causan amargura y ansiedad,
Es seal de que ests atado a ellas
Y que muerto para ellas an no ests.

Si Conmigo padeces por mi causa


As mismo Conmigo reinars,
Y en los secretos de mi amor divino
Por siempre vivirs.
Qu podran hacerte los desprecios
Si te ha inundado mi consolacin?
Qu te har el desamparo, el abandono
Si Yo desbordo sobre ti mi amor?

Que es la cosa que ms estorbo causa


A la vida interior,
El amor desbordado a las criaturas
Que obscurece y estruja el corazn.

34

Si desprecias consuelos exteriores


Te hartars de dulzura celestial
Y apartado en tu ntima morada

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Te inundar mi paz.

DIALOGO

Al que no tuvo pretensin alguna


De parecer mejor que los dems
No le afecta gran cosa que le tengan
Por lo que l mismo piensa ser verdad

II
Paciencia y humildad.

Piensa el humilde ser tan poca cosa


Que juzga a todos superiores a l;
Al que as se coloca sobre el llano
Nada le puede el vendaval hacer.

Cristo:
Hijo, no te preocupes demasiado
De quin est contigo o contra t,
Cuida en cambio que en todo lo que haces
Me conformes a M.

DIALOGO III
Del hombre bueno
y pacfico.

Si cuidas de tener limpia conciencia


Dios te defender.
Si Dios ayuda, la malicia humana
Jams puede daar.

Cristo:
Si quieres dar la paz a tus hermanos
Busca primero de tener t paz
Que si ests turbulento, apasionado
Aun hasta el bien convertirs en mal.

Los favores de Dios vers contigo


Si aciertas a callarte y a sufrir;
A M me pertenece el ayudarte
Si resignado te ofreciste a M.

Si eres hombre pacfico y tranquilo


En toda cosa encontrars la paz,
Porque siempre lo bueno y no lo malo
En todo pensars.

El Alma:
Yo comprendo que a veces me conviene
Por mis faltas, estar en confusin,
Me humillar por todos mis defectos
Y se he pecado pedir perdn.

El hombre descontento y alterado


De toda cosa se sospecha el mal;
Siempre turbado no descansa nunca
Ni a los otros les deja descansar.

Y mi humildad aplacar a los otros


Que airados se pusieron contra m;
T defiendes, Seor, al que es humilde
Y a l Te inclinas por llevarle a Ti!

Y dice siempre lo que no debiera


Y no hace nunca lo que debe hacer,
Gusta pensar en los deberes de otros
Pero nunca medita en su deber.

Al humilde descubres tus secretos


Y al humilde le das consolacin;
Dulcemente le atraes a tu lado...
Y le invitas a tu cmara de amor.
Cristo:
El que es humilde, aunque reciba injuria
Y grande afrenta, se mantiene en paz,
Pues no le importa lo que diga el mundo
Sabiendo que su Dios con l est.

Hijo, que sea tu primer cuidado


Tener limpio y tranquilo tu interior
Que es cosa necesaria a los que quieren
Guiar a otros a la perfeccin

35

T sabes excusar muy bien tus faltas


Y prohbes que otros sus disculpas den,

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Mas justo es que te acuses a ti mismo


Y excuses a tu prjimo despus.

Cristo:
Son dos las alas con que el hombre asciende
De este msero valle terrenal
La pureza de todos sus afectos
Y en toda su intencin, simplicidad.

Sufre si quieres que te sufran otros


Y piensa siempre qu distante ests
De la humildad que no desdea a nadie
Y que slo contra s se puede airar.

Fcilmente hacia M suben los ojos


Si es sencillo y es puro el corazn,
Que se funde en amor dentro del mo
Hasta ser uno solo por la unin.

No es gran mrito estar con los virtuosos


Porque nos place su dulzura y paz;
Todos amamos a quien bien nos ama
Y concuerda con nuestro razonar.

Ninguna obra te ser impedida,


Si est tu corazn en libertad
De deseos que son desordenados
Y te estorban de hacer mi voluntad.

Vivir en armona con los tercos


Perversos y de dura condicin
Eso es virtud y abnegacin muy grande
Eso es la perfeccin!

Toda criatura te sera espejo


De vida, de belleza y de saber
Si fuese el corazn nfora llena
De pureza y de santa sencillez.

Hay algunos que tienen paz consigo


Y con otros tambin,
Y los hay que sin paz en ellos mismos
A nadie le permiten de tener.

No hay criatura tan baja y tan pequea


Que no refleje la Bondad de Dios
Y as lo sentiras en ti mismo
Si tuvieras a Dios en tu interior.

Molestos y enojosos para otros


Lo son ms todava para s;
Gran prueba de virtud es soportarlos
Y con ellos vivir.

Que no hay impedimento que le estorbe


Al que tiene muy puro el corazn
Porque l penetra el cielo y el infierno
Y su juicio es conforme a su interior.

El Alma:
Veo, Seor que el sufrimiento humilde
Es lo que puede procurarnos paz
En este valle miserable y triste
Donde nos sobra la contrariedad.

Si es posible algn gozo en esta tierra


El puro corazn lo poseer,
Y si existen angustias en el mundo
El de mala conciencia, tiene ms.

Mayor paz y consuelo experimenta


El que sabe tranquilo padecer;
Vencedor de s mismo ha conquistado Seor,
tu herencia... el Supremo Bien!

DIALOGO IV
Pureza de afectos y
sencilla intencin.

El hierro pierde el xido en el fuego


Y se hace reluciente a su calor
As el hombre es librado de torpezas
Si enteramente se convierte a Dios.

36

Y es mudado como en hombre nuevo,


Siente fuerzas en s para vencer

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Lo que antes su tibieza lo tena


Por muy grave de hacer.

Poco tiene de otros que decir.


Nunca tendrs espiritual sosiego
Si mucho miras al ajeno obrar;
Es a ti mismo que mirar te debes
Antes que a los dems.

Que cuando el hombre ha comenzado a


[enfriarse
Un pequeo trabajo le es dolor,
Y entonces busca con afn y gana
El consuelo exterior.

Si tan slo te ocupas de agradarme


Y de poner en orden todo en ti,
Poco importar, lo que de fuera
Llegases a sentir.

Hijo, empieza a vencer valientemente


Cuanto te estorba en tu carrera a Dios,
Todo en El te ser suave y ligero
Pues que le tienes en tu corazn.

Adonde ests cuando no ests conmigo?


Adonde vas corriendo aqu y all?
Qu has ganado ocupndote de todo
Y no de lo que importa de verdad?

DIALOGO V
De la propia consideracin

Si quieres tener paz y unin conmigo,


No debes derramarte al exterior
Te conviene dejar lo que no atae
A los deberes de tu obligacin.

El Alma:
Pienso, Seor, que en los asuntos graves
Nunca en nosotros nos debemos fiar,
Que es tan poca la lumbre que tenemos
Si no viene, Seor, tu claridad!

Si libre ests de temporal cuidado,


A muchos con tu luz alumbrars,
Que si en mucho estimares lo de fuera
Muy falto te vers.

Y la perdemos por la negligencia


Y ciegos nos quedamos sin tu luz;
Mal obramos y peor nos excusamos
Nos mueve la pasin, no la virtud.

Nada te plazca como grande y bello


Si agradable no fuera a tu Seor;
Lo que no sea Voluntad Divina
Para ti no tendr ningn valor.

En otros reprendemos lo pequeo


Y lo nuestro sabemos bien callar;
En silencio ocultamos faltas graves
Que en los otros buscamos divulgar.

Estima como efmera y muy vana


Cualquier consolacin
Que viniera hasta ti de las criaturas
Si no es para acercarte ms a Dios.

Oh! qu presto sentimos y agravamos


Lo que de otros tenemos que sufrir
Y no vemos cuan duro es lo que a otros
Les damos que sentir!
Cristo:
Las almas recogidas anteponen
A cuidados ajenos el de s,
Y el que est preocupado con lo suyo

El alma que ama a Dios desprecia todo


Y nada quiere donde no est El,
Halla en El su quietud y su alegra
Halla en El su ms ntimo placer.

37

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO VI
De la alegra de la
buena conciencia

Con mezcla de tristeza siempre va;


La alegra del justo de Dios viene
Por El y para El y es de verdad

Cristo:
La alegra tranquila de los justos
Es testimonio de la interna paz;
Si pura y limpia tienes la conciencia
De una dulce alegra gozars.

El que se afana por la eterna dicha


Muy poco cuida de la temporal;
Quien tiene el corazn preso en la tierra
Poco se afana por lo celestial.
Gran reposo tendrs si no te cuidas
De alabanzas que son humo y vapor,
Ni te afligen tampoco los desprecios
Si de nada te acusa el corazn.

Una buena conciencia, muchas cosas


Con gran serenidad puede sufrir;
Y aun alegre en las adversidades
Es capaz de vivir.

Fcilmente se aquieta la conciencia


Que sabe lo que es dentro de s;
La alabanza no te hace ms perfecto
Como el desprecio no te har mas vil.

En cambio la conciencia perturbada


Siempre agitada de inquietud est;
Si el corazn de nada te reprende,
Qu suave descansar!

Lo que seas ante Dios, es lo que eres,


Las alabanzas no te harn mayor;
Los hombres slo miran lo de fuera,
Slo a Dios se descubre el corazn.

No te alegres sino cuando de cierto


Hubieses hecho el bien;
Slo existe alegra verdadera
En el fiel cumplimiento del deber.

Mira el hombre las obras exteriores,


Dios mide con justicia la intencin
Haz el bien sin pensar en lo que vean
Que all est la humildad de corazn.

El Alma:
"No hay paz para el malva, nos ha dicho
Por boca de Isaas el Seor
Mas los malos en medio de placeres
Dicen que llenos de ventura son.

El hombre que no espera de los hombres


Aplausos por sus prcticas de bien
Claro muestra que slo le complace
El agrado de Dios que todo ve.

Cristo:
No los creas!... No saben lo que dicen,
Porque sbitamente llegar
La Justicia Divina que a la nada
Sus obras y su gloria tornar.

No es mayor el que est ms alabado


Ni es menor el que sufre humillacin;
Es ms grande el que tiene a Dios consigo
Y en El slo ha ocupado su atencin.

No es gran dificultad para el que ama,


Con amor recibir tribulacin
Como Yo con la Cruz de mis dolores
Me abraza con amor.
Breve es la gloria que te dan los hombres

38

DIALOGO VII
Del amor a Cristo
sobre todas las cosas.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y si miras tan solo a la apariencia


Que por defuera en las criaturas ves,
Engaado sers a cada paso:
Que hay en ellas secretos y doblez.

Cristo:
Alma bienaventurada que conoces
Qu es amarme y recibir mi amor,
Y por m despreciarte hasta ti misma
Y conmigo llenar tu corazn!...

Y si buscas descanso en las criaturas


A veces mucho dao sentirs;
Slo en M que te busco y que te llamo
Descanso verdadero gozars.

Alma bienaventurada si comprendes


Que amado sobre todo quiero ser;
Engaoso y mudable en las criaturas,
Slo Yo, en el amor, te ser fiel!

Si a ti mismo te buscas sobre todo


Es bien seguro que te encontrars;
Mas aquel que a s mismo slo quiere
En fra soledad se quedar.

Quien se afianza en las dbiles criaturas


Como ellas caen, caer tambin;
El que se une conmigo, en M se afirma
Y baluarte de amparo le ser.

Mayor dao te haces a ti mismo


Que el ms vil enemigo puede hacer,
Si no buscas en M tu fortaleza
Ni aun de ti te podras defender.

De los hombres sers desamparado


Que lo quieras o no, alguna vez!...
Fuertemente abrzate conmigo
Que si todos te faltan, Yo estar.

DIALOGO VIII
De la familiar
amistad de Jess.

Soy tu Amado y quiero estarme solo


En el nidillo de tu corazn...
Como rey asentado en propio asiento
Tal es mi condicin.

El Alma:
Cuanto T ests presente, todo es bueno
Y no hay nada difcil, oh Jess!...
Y si ausente T ests, todo me es duro
Y hasta encuentro tinieblas en la luz.

Oh! si acertases a vaciar tu nido


De todo afecto efmero y fugaz,
De buen grado contigo morara
Para siempre, jams.

Cuando T no me hablas aqu dentro


Todo consuelo me parece vil,
Mas me lleno de gozo y de ventura
Si tu dulce palabra llega a m.

Cuanto amor y confianza t pusieras


En criaturas mudables, y no en M,
Tanto ms perders de mis ternuras
Tanto ms lejos me vers de ti.

No corri presurosa Magdalena


De aquel lugar en que a llorar se dio,
Cuando Martha le dijo: "El Maestro
Est aqu y te llam?"

No estribes sobre caa que es vaca


Que toda carne es heno que caer,
"Toda su gloria como flor del campo
El viento de la noche llevar"(')
(') Isaas 40.
39

Es bienaventurada y santa hora,


Aquella en que me llamas, oh Seor!

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

De las lgrimas al gozo de tus hijos


De la angustia a la gloria de tu Amor!

Por sobre tus amigos, soy tu amigo


Ama a todos los hombres en mi amor,
No codicies afecto de criatura
Ni busques ocupar su corazn.

Cuan seco y duro sin tu amor me siento!


Cuan necio y vano sin tu amor estoy!
Mayor desgracia que perder a todos
Es para m tu ausencia, mi Seor!

En ti estar como en mi casa propia


Si libre y puro en tu interior ests...
En el alma rendida a mis ternuras
Qu dulce es reposar!

Que el vivir sin tu Amor es un infierno


Y dulce paraso el verte a Ti...
Cuando ests a mi lado no hay temores
Que ningn enemigo llegue a m.

Te conviene tener siempre desnudo


De terrena aficin tu corazn,
Si te quieres saciar de santo gozo
Y sentir cmo suave es tu Seor!

El que te halla, Seor, halla un tesoro


De verdad bueno sobre todo bien,
Y el que llega a perderte, ha perdido
Todo cuanto en el mundo hay que perder.

Es cierto que si llega a tu morada


Graciosa y dulce mi visitacin,
Te sientes poderoso para todo,
Te sientes fuerte porque en ti "Yo estoy"

Pobre y msero estoy sin tu presencia


Feliz y rico si tu Amor me das!...
Quiero el arte divino de atraerte...
Quiero la ciencia de saberte hablar!

Y si ves que me alejo, pobre enfermo


Y con la carga de tu soledad,
Te sientes como un msero mendigo
Arrojado al arroyo sin piedad.

Cristo:
Si pacfico eres y humilde
Contigo Yo estar;
Si amigo de silencio y de sosiego
Siempre a tu lado permanecer.

Nunca debes perder tus esperanzas


Y dispuesto estars a mi querer;
Que al invierno le sigue primavera
y a la noche la luz de amanecer.

Si te entregas a cosas exteriores


Poco tiempo a tu lado me tendrs,
Y si as de tu casa me destierras
A dnde t irs?

DIALOGO IX
Conviene carecer a veces
de consolacin humana

Dime, dnde buscars amigos


Si tu amigo no fuera siempre Yo?..
Sin amigos no puedes vivir mucho,
Que tu pan y tu vida es el amor.
Menos mal es tener como contrario
A todo el mundo que perderme a M...
Que el mundo pasa... los amigos mueren,
Slo Yo soy eterno para ti.

Cristo:
No es mucho despreciar consuelo humano
Cuando en ti sientes el Divino Amor,
Mas el verte privado de uno y otro
Es indicio de un fuerte corazn.

40

Qu maravilla si devoto, alegre

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Te sientes lleno de mi Amor en ti?


Esa dulce hora la desean todos
Qu suave es el andar cerca de M.

Si se arroja por tales complacencias


Seal que no me busca de verdad.
Y si Yo te visito con mis dones
Y te inundo de gozo espiritual;
No pienses que es merecimiento tuyo
Sino tierna expresin de mi bondad.

Qu maravilla que no sientas carga


si te lleva mi omnmodo poder?
Y te guo por plcidos senderos
Donde no sufrirs hambre ni sed?

Ni te ensalces ni alegres demasiado


Por la prueba de amor que se te dio
Porque puede pasarse aquella hora
Y tornar la tentacin.

El Alma:
Muy de gana tomamos pasatiempos;
Con gran dificultad
El hombre se desnuda de s mismo
Con gran esfuerzo y denodado afn.

Y si fuera apagada en tu camino


Esa luz de radiante amanecer,
No te abatas en lbrega tristeza
Porque de nuevo la podr encender.

O decir que el mrtir San Laurencio


Al mundo y a s mismo domin.
Con la muerte de Sixto, su maestro
Sacerdote de Cristo, que l am.

No es cosa nueva para quien conoce


Los caminos de Dios,
Que mis Profetas y mis grandes Santos
Fueron privados de consolacin.

Y sufri por tu amor con gran paciencia


La triste soledad,
En que su alma qued sin aquel gua
Que le abra la senda espiritual.

Y uno de ellos deca en la abundancia


De gracia, de consuelo y devocin:
"No ser yo movido para siempre" (I)
Mas l tambin prob la turbacin.

Y as venci con el Amor Divino


Aquel humano amor,
Y la noble afeccin de aquel amigo
En slo tu amistad la refundi.

(I)

Imtale en el llanto y en el gozo


Y di tambin con l:
"Llamar a mi Seor con ruego intenso
A mi Dios llamar,

Cristo:
Aprende t a dejar pariente o amigo
Cuando ello sea voluntad de Dios,
Y no es bien que te abata la tristeza
Si la muerte de ti les separ.

Y El ha odo mi clamor profundo


Y envi misericordia sobre M"
En gozo se torn todo mi llanto. . .
Me inund la alegra de vivir. . .

Conviene que en la lucha con ti mismo


Aprendas a vencer,
Y todos tus deseos se conformen
Al divino querer.
Cuando el alma no est sobre s misma
A afecciones humanas pronto va. . .

P salmo 29

41

El Alma:
Si as fue hecho con los grandes Santos
No debemos jams desesperar,
Cuando sentimos que nuestra alma helada

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

No acierta ni tu Nombre a pronunciar.

Que a los probados con angustias graves


Es prometida la consolacin;
Tal dice la Escritura:
"Al que venciere Dar el rbol de la vida y del
[amor".

Que por eso lo dijo aquel paciente


Y bienaventurado Job (I)
"Me diste tu visita en la maana. . .
Y de pronto me pruebas en dolor"

Y el divino consuelo te har fuerte


Para sufrir adversidades mil;
Que la carne no es muerta y la batalla
Te seguir hasta el fin.

(I) Job 7

Puedo esperar que diferente sea


Para mi alma el sendero espiritual?
Tu infinita Piedad ser mi fuerza
Si me dejas, Seor, en soledad!

DIALOGO X
Del agradecimiento
por los dones de Dios.

Tengo observado que aunque en torno mo


Haya almas buenas y de gran fervor;
Y a mano tenga los sagrados libros
Y suenen himnos de una suave uncin,

Cristo:
Por qu siempre buscando vas descanso
Pues que naciste para trabajar?
Preprate a paciencia ms que a dicha
Y a cargar con mi Cruz, ms que a gozar.

Nada me vale ni dulzura encuentro


Si de m te apartaste, mi Seor!. . .
Que es tanta mi miseria y mi pobreza
Que no acierto a vivir sin tu calor!

Y no hay alma en el mundo que no tome


De buena gana la consolacin,
Que excede en mucho a todos los placeres
Que tan torpes y vanos siempre son.

Bien comprendo que no hay mejor remedio


Que la paciencia y la resignacin;
A todo gusto y entregarme siempre
A tu Divina Voluntad, Seor!

Es la alegra espiritual el fruto


De la virtud y del Amor de Dios
Que desborda en corazones limpios
Como un torrente en la pradera en flor.

Cristo:
Todas las almas que seguir quisieron
Por el camino que les trae a M
Conocieron la aridez y las tinieblas
De este duro sufrir.

Mas no es a voluntad de quien lo siente


El gozar de continuo tanto bien;
Si as fuera, en la Tierra ya estara
El celestial edn.

Ninguno de mis Santos


se vio exento de la gran soledad espiritual,
Que es la prueba de fuego por que pasan
Todos aquellos que me buscan ms.
Y de cierto te digo que la angustia
De no sentirme suele ser seal
De que pronto vers en tu horizonte
El iris de la paz.

Hijo: la falsa libertad del alma


Mucho estorba al consuelo espiritual
La excesiva confianza en ti mismo
Lo estorba mucho ms.

42

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Yo te doy el consuelo y es don mo


Y as debieras recibirlo t,
Pensando que a mi gloria te he llevado
Desde los brazos de tu dura cruz.

Y atribuyes a Dios lo que es de Dios


Para El sea la gloria y la alabanza
Y a ti las culpas y la humillacin.
Ponte siempre en lo humilde, en lo pequeo
Y entonces, lo ms alto te darn,
Que no est lo ms alto sin lo hondo
Y es mejor que te suban que bajar.

Mas ocurre que el hombre se atribuye


A s mismo lo que Dios le da
Y olvida en la/embriaguez de su alegra
Cul ha sido la fuente original.

Pequeos eran ante s los Santos


Que a grande altura levant mi Amor;
Cuanto ms encumbrados ms humildes
Que as los quiero Yo.

Y por esto no abunda el don divino


Entre las almas de contemplacin;
Ingrato el hombre a su Amador Supremo
Olvida el darle gracias por su don.

Llenas sus almas de la Luz Divina


De Verdad y de gloria celestial,
No codiciaron glorias pasajeras,
Polvo y ceniza... todo vanidad!

Y es por eso que aquel que no es humilde


Por ms tiempo padece soledad,
Que a m me atrae el que pequeo se hace
Y me rechaza el que se agranda ms.

En ninguna manera son soberbios


Aquellos que afirmados son de Dios
Y que a El atribuyen cuanto tienen
De ciencia y de virtud en su interior.

El Alma:
Oh mi Amado Seor!... Yo no te pido
Ni consuelos ni luz en mi oracin;
Quiero s conocerme y conocerte
Llenando de Verdad mi corazn.

Y no buscan jams el ser loados


Que slo buscan agradarme a M,
Sobre todas las cosas de la Tierra
Tienen a Dios como Supremo Fin.

Que no es perfecto lo que est muy alto


Ni cuanto amamos agradable a Ti.
No todos mis anhelos son plausibles
Ni lo dulce es muy bueno para m.

Sabe hijo mo agradecer lo poco


Y te hars merecedor de mucho ms;
Ten en mucho lo poco y despreciado,
Ten en cuenta que todo se te da.

De muy buen grado aceptar la gracia


De conocer mi nada mucho ms;
Y que me ayude a renunciarme en todo
Para as dar entrada a la Verdad.

Ningn regalo te ser pequeo


Si meditas de dnde viene el don;
Puedes acaso ser msero y mezquino
Lo que te viene del Supremo Amor?

Cristo:
El que fue enseado por la luz divina
Y avisado con sabia correccin,
No osar el atribuirse bien alguno
Y har de su pobreza confesin
Sers justo si tomas lo que es tuyo

43

Y aunque penas y angustias Yo te mande


Igual lo debes t de agradecer
Que es necesario a la salud de tu alma
A veces padecer.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y no por recibir consolacin,


De igual manera te bendiga el alma
Aun cargada de angustia y de dolor.

Y si quieres guardar bien el tesoro


Del consuelo de Dios venido a ti;
Prudente, humilde, en oracin continua
Me buscars a M.

El amor hacia Ti si es verdadero


No admite mezcla con el inters
Son mercenarios los que siempre buscan
En las cosas divinas su placer.

DIALOGO XI
Pocos aman
la cruz de Cristo.

Dnde est uno que te siga amante


Lo mismo hacia la dicha que a la cruz?
Tan desnudo ha de estar de toda cosa
Como estuviste en el Calvario T!

El Alma:
Veo, Seor, que hay muchos amadores
Para tu Reino de esplendor y luz,
Mas hay muy pocos que de buena gana
Quieran llevar tu cruz.

Los pobres verdaderos del espritu


Dnde estn escondidos, mi Seor?
Despojados de amor de las criaturas
Qu grande es su valor!

Encuentras compaeros a la mesa


Del radiante festn espiritual
Y muy pocos a la hora de abstinencia
En que ni una migaja encontrarn.

Nada es repartir la hacienda toda,


Y el hacer penitencia poco es,
Y aunque tenga en s mismo toda ciencia
Muchas cosas an ha menester.

Todos, quieren, Seor, gozar contigo


Y pocos quieren padecer por Ti.
Muy pocos gustan de beber tu cliz
Pero s cuando el pan vas a partir.

Que despus de atesorado todo


Cuanto cabe en el alma de virtud
Se abandone a s mismo entre tus brazos
Extendidos en lo alto de la Cruz.

Muchos honran tu vida y tus milagros


Y engrandecen tu gloria en el Tabor,
Mas son pocos que aceptan la amargura
De todos tus dolores, mi Seor!

Y aun entonces como "siervo intil"


Podrase tener
Cual dijo tu palabra soberana
Que es para el alma ineludible ley. (I)

Dulce cosa es amarte cuando brilla


Como un amanecer tu claridad
Y en nuestro horizonte muy sereno,
No cruzan sombras de la adversidad.

Cristo:
No hay ninguno ms rico y poderoso
Y que tenga tan amplia libertad
Como aquel que se deja a s mismo
Y se entrega a la Eterna Voluntad.

Fcil es alabarte y bendecirte


Cuando nos brindas tu Divino Amor,
Mas si te ocultas a la vista, luego
Se llena el alma de desolacin.
Oh Seor! Si te amamos por Ti mismo

(I) Lucas 17.

44

DIALOGO XIl

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Del camino real


de la Santa Cruz

Que en esta vida formarn tu Cruz.


Y aunque corras de un lado para otro
En todas partes hallars dolor...
Martirios en el cuerpo o en el alma...
Hoy y maana la desolacin.

El Alma:
Me has dicho que me niegue a m mismo
En tu Santo Evangelio que es la luz;
Que te siga sereno y animoso
Cargado con mi cruz.

Y peor suceder que hasta ti mismo


Descontento y dolor te causars
Y no hallars consuelo y refrigerio
Pues que ser tan ntimo tu mal.

Y tal palabra nos parece dura


Penosa de cumplir,
Mucho ms duro nos ser que digas:
"Apartaos de M".

Padecers hasta que Dios lo quiera


Y a veces sin alivio has de sufrir
Que as tu corazn comprendera
Todo el dolor que padec por ti.

Es mejor escuchar de buena gana


Tu palabra brindndonos la Cruz
Que or que nos apartas de tu lado
En la hora postrera, mi Jess!

El sufrir es la herencia de esta vida


Y en todas partes hallars dolor;
Que aunque huyas, te llevas a ti mismo
Como una carga para tu expiacin.

La seal de la Cruz brillar en alto


Cuando a juzgarnos, Seor, T llegars,
Y los amigos de tu Cruz bendita
De gozo y alegra cantarn.

Si te vuelves de arriba para abajo


De dentro afuera y de aqu hacia all
Todo es angustia, desazn y lucha
Todo es contrariedad.

Cristo:
Si as es, por qu temes el llevarla
Sobre tus hombros y en tu corazn
Si sabes que ella te abrir las puertas
Del Reino de mi Amor?

Te es pues necesaria la paciencia


Si quieres conservar paz interior,
El que quiere corona ha de ganarla
Vencindose a s mismo con valor.

En la Cruz de mi muerte est tu vida


La confusin del que te quiere mal.
Est tu fortaleza, est tu triunfo
Y la corona de la santidad.

Es pesada la Cruz! Mas si la llevas


Con buena voluntad,
Suavemente y acaso sin sentirlo
Ella a tu cielo te conducir.

Toma mi cruz sin esquivez ni miedo


Si al Reino del Amor quieren llegar
Que si mueres sobre ella y a mi lado
A mi lado, por ella, reinars.
Que no hay otro camino ms seguro
Y que lleve ms pronto hacia la Luz
Que abrazarte con todos los dolores

Es pesada la Cruz! Si la llevas


Con mala voluntad
Se te har doblemente ms pesada
Y as mismo la habrs de soportar.

45

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Si arrojas una cruz por muy pesada


Ten por seguro que otra encontrars
Y puede ser que ms pesada y dura
La que tengas que llevar.

Que le atraen divina plenitud.


Y ms serena cuanto ms sufrida
Y ms y ms se estrecha junto a M...
Oh milagro de amor, rosas de sangre!
Slo al pie de la cruz pueden vivir!

No hay hombre alguno que escapar pudiera


A la inmutable ley
Y pensabas de ser t exceptuado
Cuando ninguno de los justos fue?

Que all se quema la flaqueza humana


Como escoria en un fuego abrasador;
Que es all donde todos mis amados
Encontraron la gloria del Amor!

Da por da que pase en la Tierra


No estuve una hora sin sufrir dolor,
Para que sepas que la gloria eterna
Se conquista con grande abnegacin.

Es cierto que por ti no puedes nada


Y que es muy grande tu fragilidad
Mas si al pie de la Cruz vas a buscarme
All mismo tu fuerza encontrars.

Cmo quieres andar otro camino


Que no sea el camino de la cruz?
Si mi vida fue cruz y fue martirio
Queras para ti rosas y luz?

Aparjate pues como fiel siervo


A cargar con la Cruz de tu Seor;
Que si El muri crucificado en ella
Fue slo por tu amor.

Andas errado si otra cosa buscas


Que no sea el sufrir tribulacin;
Que el camino de la vida est sembrado
Con cruces de dolor.

Preprate a sufrir muchos dolores


En la vida que es prueba y expiacin;
Y con la cruz a donde quiera fueres
Sabr encontrarte Yo.

Y cuanto ms te aproximes a la cumbre


Ms cruces en tu senda encontrars;
Que cuanto ms adelantada tu alma
Ms el triste destierro sentir.

El sufrimiento con amor es santo


Y en l se purifica el corazn
Bebe pues de este cliz que ha bebido
El mismo Hijo de Dios!

Y aunque afligido de diversos modos


No estars sin consuelo y sin mi luz;
Frutos y flores brotarn lozanos
A medida que avances con tu cruz.

No me dices que quieres ser mi amigo


Vivir mi vida y compartir mi paz?
Paciencia, abnegacin, renunciamiento
Es el camino donde me hallars.

Cuanto ms a la cruz ests atado


Tanto ms suave se te har el dolor;
Llena tu alma de fe y de confianza
Mi paz desbordar de tu interior.
Y sucede que tanto es confortada
El alma enamorada de la cruz,
Que llega hasta desear sufrir dolores

Y aunque fueses por ngeles llevado


Al tercer cielo como Pablo fue,
No estars ni por eso dispensado
De hallar el padecer.

46

Que igual que a l te mostrar las cosas

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Que en mi nombre tendrs que soportar;


El padecer es el glorioso signo
Que marca a aquellos que me amaron ms.

Hasta llegar al fin.


Y as ledo y estudiado todo
Lo que en ciencia del alma hay que saber
Descubro, Seor, que todo estriba
En saber renunciarme y padecer.

Ojal fueses digno de abrazarte


Con mi Cruz que es mi smbolo de amor!...
En ella est la gloria de los justos
En ella est la bendicin de Dios!.,.
Sabes hijo lo que es morir viviendo
Y que ms vives cuanto mueres ms?
Esto es vivir en M!... Cosas divinas
Que slo sabe el que conmigo est!
Los divinos misterios no comprende
Sino aqul que ha subido hasta mi Cruz;
Junto a ella se esfuman las tinieblas
Slo con ella te vendr la luz.
Y no hay cosa ms grande y ms excelsa
Que padecer con buena voluntad
Que all est tu salud, tu paz, tu vida,
Que all est tu adelanto espiritual.
No est el mrito en largas oraciones,
Ni en consuelos est la perfeccin;
El amor y paciencia con que sufres,
Fue siempre de mis santos el crisol.
El Alma:
Si en el camino espiritual hubiera
Algo ms til para la salud
De las almas que te van siguiendo
A la conquista de la Eterna Luz,
Ya lo hubiera enseado tu palabra
Y tus ejemplos todava ms...
Es uno solo, el senderillo que abres
Seor, hacia la Eterna Claridad:
"Que nos neguemos a nosotros mismos
Si queremos seguir en pos de Ti,
Cargados con la cruz de los dolores

47

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Portal Tercero
La Vida Interior

48

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO I
Habla el interior de Cristo
al alma fiel.

Si te abandona tu Amador Supremo


Que es quien todo lo da?...
Y dejadas por fin todas las cosas
Que hacen ms lento tu camino a
El Entrgate confiado y por completo,
Que es el nico amor que ser fiel.

El Alma:
Escuchar las palabras de tu boca...
Oir lo que hablas, oh Seor en m,
Palabras de verdad y de dulzura
Son las que pueden descender de Ti.

DIALOGO II
La Verdad habla al alma
sin ruido de palabras.

Y bienaventurados los odos


Que no escuchan la voz del exterior
Sino tan slo la Verdad Eterna
Que T me hablas en mi corazn!

El Alma:
Hblame, Oh Seor! que ya te escucho
Y te pido tu luz para entender
La divina enseanza de tu boca
Ms sublime que todo otro saber.

Y bienaventurados son los ojos


Que cerrados estn al oropel
De este mundo que es todo vanidades
Y efmero placer!

Como suave frescura del roco


Sobre el cliz abierto de una flor,
Sea as tu palabra soberana
En mi pobre y sediento corazn.

Bienaventurados los que siempre atentos


Estn a lo interior
Y estudian con afn da por da
Los divinos secretos del Seor!

Decan caminando en el desierto


Al gran Moiss los hijos de Israel:
"No nos hable el Seor que moriremos;
Que por medio de Ti nos d su Ley".

Y es bienaventurado aquel que vive


Tan solamente consagrado a Ti,
Y sacude cualquier impedimento
Conque el mundo le quiera seducir!

Yo Seor no te ruego de este modo,


Sino como Samuel:
Que te deca con su voz de nio:
"Habla Seor que yo te escuchar!"

Alma ma!... en soledad medita


Con tu puerta cerrada a la ruindad,
A los vanos tumultos que te impiden
Recibir la palabra de Verdad.

Que no me hablen tus Santos, los Profetas,


Seor, que me hables T!...
No eres la luz que a ellos les alumbra
Y en los cielos la excelsa plenitud?

Como al Salmista te dir tu Amado


"Yo soy tu vida, tu salud, tu paz". (1)
Deja las cosas transitorias, vanas
Busca aquellas que nunca han de pasar.
(1) Salmo 34.

Qu es lo temporal sino engaoso?


Y las criaturas, que te ayudarn

49

T sin ellos podras ensearme


Pero no ellos sin Ti,
Que pueden pronunciar bellas palabras
Y no hacerse comprender de m.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Si T callas, Seor, ellos no encienden


Este duro y helado corazn;
Que la letra parece sin sentido
Cuando T no me das la comprensin.

Los divinos secretos de tu Ley.


Porque les guardas en los das malos.
Y a tus fuentes les llevas a beber!

Que ellos dicen en smbolos, misterios


Y T enciendes divina claridad;
Ellos pronuncian sabios mandamientos,
T ayudas a cumplirlos, en verdad.

Cristo:
Yo ense a los Profetas del pasado
Y hablo siempre a los hombres hasta hoy
Mas muchos oyen con amor al mundo
Y sordos permanecen a mi voz.

Ellos me muestran el sendero recto,


Y T das fuerzas de poderlo andar;
Riegan el campo de los corazones
Y T, Seor, les das fertilidad.

Promete el mundo cosas pasajeras


Y le sirven los hombres con afn;
Yo les prometo la ventura eterna
Y ya ves, no me quieren escuchar.

Ellos me llaman con palabras sabias


Y el claro entendimiento me das T!
Hblame, mi Seor, yo te lo ruego
Que slo tus palabras me dan luz!

Cuntos me sirven con igual cuidado


Con que sirven al mundo, que es banal?
Por un mundano beneficio corren...
"Ten vergenza Sidn!" dice la mar.

Y hagas T que la palabra oda


No sea causa de condenacin
Por haberla escuchado y no cumplido
Por la dureza de mi corazn.

Por un pequeo beneficio el hombre


Hace un largo camino de verdad.
Por la vida sin fin, no ms levanta
Un pie del suelo con dificultad.

Hblame pues, Seor, tu siervo oye:


Tus palabras son paz, vida y salud;
Que la voz tuya sanar mi alma,
Ser hombre nuevo cuando me hables T.

Buscan los hombres las ganancias viles


Y pleitean por un maraved...
Ms, ay dolor! no quieren fatigarse
Por una dicha que no tiene fin.

DIALOGO III
Las palabras de Dios
se deben or con humildad.

Deberan tener grande vergenza


De esta inslita y torpe condicin
De ser ineptos para el bien del alma
Y muy activos en la perdicin.

Cristo:
Oye, hijo, suavsimas palabras
Que son gotas de miel al corazn
Y que exceden la ciencia de los sabios,
Y paz y vida son.
El Alma:
Feliz aquel a quien, T enseares

Mucho ms les alegran cosas vanas


Que la Eterna Verdad;
Y aunque a veces les miente su esperanza
Detrs de ella se van.

50

Y dejan de lado mi promesa augusta


Que a ninguno enga,
Ni dej vaco corazn ferviente

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Que en mi amor hasta el fin persever.

No me vuelvas el rostro! No dilates


La hora de tu gracia y de tu Amor!
Cmo puedo sufrir tanta miseria
Si T me niegas tu consolacin?

Hijo, escribe en ti mismo mis palabras


Para estudiarlas con mayor afn,
Que estudias el girar de las estrellas
La flor del campo y el vaivn del mar.

Como tierra sin agua estar mi alma


Si es que T no la riegas, oh Seor!...
Yo quiero tu querer si T me enseas
A abrirte en confidencia el corazn!

Que da llegar que necesites


Para la herida de tu corazn,
Las divinas lecciones del Maestro
Que sern suavidad en tu dolor.

Ensame, Seor, a hablar contigo


Y a comprender cul es tu voluntad;
Que T eres para m, Sabidura,
Paz, dulzura y eterna claridad!

De dos maneras a mis escogidos


Les suelo visitar
La una reprendiendo sus defectos
Y la otra impulsndoles a andar...

Que en verdad me conoces mucho antes


Que el mundo fuera y que naciera yo...
Una burbuja en el espacio, el mundo!.
Y yo un grano de arena, oh, Seor!

A andar por los senderos luminosos


Donde crecen virtudes cien a cien,
Donde brillan eternos arreboles
De Esperanza y de Fe.

No me vuelvas el rostro, no dilates


Enviarme un rayo de divina Luz!...
Soy un msero enfermo!... estoy a obscuras
Ven a darme la paz y la salud!

DIALOGO IV
Pide el alma la gracia
de la devocin.

Quisiera conversar siempre contigo


Y humildemente cual un siervo fiel...
Yo quisiera decirte a todas horas
Oh Seor! que yo quiero tu querer!

El Alma:
Mi Dios y mi Creador!... Mi Bien Supremo!...
Quin soy, Seor, para quererte hablar?
Menos que un gusanillo despreciable...
Que soy msero siervo desleal!...

DIALOGO V
La verdad y humildad
nos hacen agradables a Dios.

Acurdate, Seor, que no soy nada


Que nada tengo de valor en m
Pero T que eres grande, dulce y bueno
Perdonars a tu criatura vil!

Cristo:
Hijo mo, anda siempre en mi presencia
Con humilde y sencillo corazn.
Al que ante M con la verdad camina
Por M mismo ser su defensor.

Seor!... Recuerda tus misericordias


Y llena con tu luz mi corazn;
T no quieres que yo quede vaco
Cual nfora sin agua, rbol sin flor.
51

Y mi Verdad te librar de engaos

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y de ruindades y murmuracin;
Que las vanas palabras de los hombres
Nada podrn si te resguardo Yo.

Otros me nombran con fervientes labios.


Otros me llevan en su corazn.
Otros se alumbran en su entendimiento
Y depuran en s toda afeccin;
Slo gustan de hablar cosas divinas
Y escuchan las terrenas con dolor.

El Alma:
Oh Seor!... En tu Verdad Suprema
Descansa el corazn Haz conmigo,
Seor, tal como dices
Que yo espero de Ti mi salvacin!

Estos son los que sienten en s mismos


Lo que en ellos les habla mi Verdad,
Que les ensea a despreciar lo vano
Y amar lo celestial.

Cristo:
Yo te dir lo que de ti deseo
Y es que pienses que eres pecador
Y lo que estimas como buenas obras
Quizs son hijas de tu propio amor.

Que les ensea a despreciar el mundo


En lo que tiene de engaoso y vil
Y desear las moradas celestiales
Que son tu ltimo fin.

De ti mismo caminas a la nada,


Pronto caes en grande turbacin,
Nada hay de que puedas alabarte
Y s mucho de qu pedir perdn.

DIALOGO VI
De los maravillosos efectos
del Divino Amor.

Fcilmente tropiezas y te caes


Y tu flaqueza bien la sabes t;
Si vas con mi Verdad sers humilde
Que slo as recibirs mi luz.

El Alma:
Oh Padre Celestial!... Te has acordado
De este msero siervo sin fervor,
De este sediento corderillo ciego
Que va detrs de Ti pidiendo amor!...

Nada te turbe ni te espante nada


Sino el ser arrastrada por el mal.
Slo debes buscar lo que es eterno
Slo debes amar lo que es verdad.

Yo te bendigo en tu misericordia
Y en tu dulce suavsima piedad.
Indigno de consuelo, me consuelas...
Indigno de tu amor, me amas ms!

Slo debes temer el juicio mo


Y andar delante M con sencillez;
Deja atrs la curiosa vanagloria
Que secretos divinos quiere ver.

Desde el fondo de mi alma, glorifico


Tu Grandeza, tu Eterna Majestad...
Oh Seor!... aunque en el polvo me hunda
Entre el polvo tu Amor me encontrar!

Los arcanos eternos, grandes cosas


Ocultan del Omnmodo Poder;
Mas a ti se te pide solamente
Que sigas el sendero de mi Ley.
Unos hallan consuelo entre sus libros
O una imagen los mueve a devocin,

52

Oh excelso Amador de tu criatura,


Con qu anhelo te busca el corazn!...
Eterna fuente de mis alegras,
Eterna fuente de consolacin!

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y hasta en los cielos de la eterna dicha


La vida es vida del amor en Dios!

Fortaleza y refugio del que gime


En la dura terrena esclavitud,
Tu eres mi gloria, mi esperanza eterna
Divino manantial de mi salud!

Cristo:
Naci el amor, de Dios, y no descansa
Sino por siempre en ese mismo Dios,
Y nada satisface a los que aman
Sino su posesin.

Cuando T me visitas con tu gloria


Se estremece de amor mi corazn!...
No quiero ms ternezas que las tuyas
Mi Divino Amador!...

Es el amor ms fuerte que la muerte


Y hondo ms que el mar!...
No se queja el amor ni se fatiga
Ni busca descansar.

Mas, soy flaco, Seor, soy imperfecto


Soy escaso y mezquino en la virtud,
Necesito de ser fortalecido
En tu grande y serena plenitud.

Vela siempre el Amor!... No duerme nunca


Ni tampoco le rinde el padecer,
Ningn dolor le desespera y turba
Y no hay fuerza que iguale su poder!

Vistame, Seor, continuamente,


Seas T mi Maestro, mi Instructor,
libre me ver de mis pasiones
Y curado mi enfermo corazn.

Es un fuerte clamor en mis odos


La voz del alma que me da su amor
Y que se entrega a su Amador Supremo
Como en una total renunciacin.

Y slo entonces ser fiel a amarte


Constante y firme en el perseverar
Que tu Amor aligera todo peso
Toda carga se torna suavidad.

El Alma:
Cun suave es el amarte a Ti que sabes
Los divinos secretos del Amor!...
De ese Amor Tuyo que levanta el alma
Como en una suprema aspiracin!

Nobilsimo Amor, puro y excelso


Es el tuyo amantsimo Jess!...
Que nos impulsa a realizar tus obras,
E imitar tus ejemplos de virtud.

Sea yo preso de tu Amor Sublime,


Sea cautivo de tu Amor a m!...
Y te siga por siempre, Amado mo,
Sin poder apartarme ya de Ti!

Tu Amor busca vivir en las alturas


Donde brilla la Eterna Perfeccin,
Como la nieve de las altas cumbres
En que refleja su fulgor el Sol.

Vuele a lo alto en seguimiento tuyo,


Baje al abismo si es tu voluntad,
Sgate yo como una chispa errante
A fundirme en tu eterna claridad!

Tu Amor quiere ser libre! No detienen


Las cosas de este mundo su ascensin,
Ni podran los vientos de esta vida
Apagar el fanal que El encendi!
Que no hay nada ms grande en esta tierra
Ni ms dulce ni fuerte que tu Amor!

53

Y descanse mi amor en la esperanza


De amarte hasta morir!...
Y en gloria o en dolor despus de muerto,

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Amndote por siempre he de vivir!

Ms fuerte que el dolor y que la muerte


Nadie consigue que d un paso atrs.

Cristo:
Si as quieres amar, piensa, hijo mo,
Que a veces el amar es padecer,
Y que no es digno de llamarse Amado
Quien se deja vencer.

El constante amador cruza sereno


La selva obscura de la adversidad,
El desierto sin agua del olvido
De cuantos l amaba de verdad.

Si as quieres amar, sabe hijo mo


Que el amor es perfecta inmolacin,
Al querer del Amado sobrehumano,
Que es heroico el Amor que quiero Yo!...

El discreto amador no considera


Mas al don que al Amante que lo da;
Y no aprecia la ddiva en s misma
Sino la voluntad.

DIALOGO VII
Cmo se prueba el
verdadero amador

Porque el noble amador no considera


Ni el ancho ni la hondura de aquel don..
Mira slo la mano que lo ofrece...
Mira slo el amor del corazn.

Cristo:
Hijo: quisieras caminar a prisa
Por los senderos del Divino Amor,
Mas observo que no eres an fuerte
Ni prudente amador.

El dulce afecto que en el alma sientes


Como suave caricia maternal,
Es como un sorbo del licor divino
Que se bebe en la Patria Celestial.
Mas t no debes estribar en ello,
Porque es rayo de luz que viene y va;
En vencer a las duras tentaciones
Estar tu mayor seguridad.

El Alma:
Por qu Seor?... Si T lo sabes todo
Ensame la ciencia del querer,
Que enseada por Ti,
me ser dulce Y fcil de aprender.

Engaosos afanes tiene el alma


En su porfa por hallar la luz;
Desecharlos es gran merecimiento
Y una cierta seal es de virtud.

Cristo:
Hijo, observa que an pequeas cosas
Te causan una gran contradiccin,
Y faltas enseguida a lo empezado
Con grande anhelo y dulce devocin.

No te turben los vanos pensamientos


Ni lo que forja la imaginacin,
Que aunque lleguen como olas turbulentas
Se estrellarn en tu firmeza en Dios.

Y buscas de inmediato desahogarte


Pidiendo fuera alivio a tu pesar;
Dolorido, abandonas tu retiro
y con ansia te vas!... A dnde vas?
El constante amador es invencible
Como la roca que contiene al mar;

54

Si arrebatado a veces a lo alto


En intensa adoracin t ves,
No pienses que es engao porque luego
Atiendas lo terreno por deber.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y aunque apenas pasado un alto vuelo


Se retorne a lo vano el corazn,
No por eso imagines ilusorios
Los xtasis de amor que Yo te doy.

No desesperes, que a tu lado estoy.


Mas guarda tu alma del contento vano
Que suele la soberbia producir.
Y en la cual caen muchos engaados
Y no aciertan su engao a descubrir.

Que aunque amante amador, no ests exento


De ciertas faltas contra voluntad,
Si lo conoces y por ello gimes,
Se acrecienta tu mrito en verdad.

Que sea para ti prudente aviso


Capaz de mantenerte en humildad
Los tropiezos que ves en los soberbios
Que tan hondo cayeron en el mal.

Sabe hijo, que el mal se esfuerza siempre


Por muchos modos a impedir tu bien,
Y as busca vaciarte de esperanzas
Que pudieran en tu alma florecer.

DIALOGO VIII
El don divino debe encubrirse
bajo la humildad.

Y te pone malignos pensamientos


Cuando est entregado a la oracin,
Para espantarte del sereno huerto
Donde escuchas mi cntico de amor.

Cristo:
Es conveniente de ocultar los dones
Con que alumbro tus horas de oracin
Y que nunca te ensalces de tenerlos
Sino reconocer que son de Dios.

Y utiliza caminos muy diversos


Para desviarte del camino real,
A veces espantosos pensamientos
O bellezas que sueas realidad.

Y piensa cuando ests en ese estado


De intensa adoracin y amor a M,
Cuan pobrecillo y en tinieblas quedas
Cuando no est mi claridad en ti!

Cuando comprendas que tal lucha existe


Persistente y tenaz dentro de ti,
Di le al mal como Yo le dije un da:
"Aprtate de m"...

No est la perfeccin ni el adelanto


En tener gracia de consolacin;
Est en ser muy paciente y resignado
Cuando de ti me voy.

"Mi Jess del Amor, est conmigo.


"Mi Jess del Amor, es mi poder...
"Con el quiero sufrir todas las penas
"Que en la vida yo deba padecer".

En angustia o fervor, constante siempre


La oracin y el estudio atenders.
La pereza no es flor que puede abrirse
En el huerto del que ama de verdad.

"Espritu del mal, calla, enmudece,


"Que el Seor es mi luz y mi salud (I)
"A quin he de temer si El es mi vida?
"Dnde habr oscuridad si El es mi luz?"
Y lucha cual valiente caballero
Por el bien, por el triunfo de mi Amor,
Y si caes a veces por flaqueza,

Es del buen amador acudir siempre


All donde el Amado esperar,
Aunque sepa que espinas y no rosas
De cierto ha de encontrar.
55

(I) P salmo 26

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

En la mano del hombre no est siempre


El camino que ha de recorrer
Dios te da consuelo cuando quiere
Lo mismo que te manda padecer.

Olvidando cuan poca es tu virtud.


El hombre espiritual no desespera
Aunque grande sea su tribulacin
Porque sabe que en las duras pruebas
Muy cerca de l estoy.

Algunos indiscretos fracasaron


En su afn de sentir grande fervor,
Presumiendo de hacer ms que podan
Sin atender a juicio ni a razn.

Ni muy medroso en tiempo de combate


Ni muy confiado en la radiante paz,
Humilde y pequeo ante tus ojos
Es la norma que debes observar.

Se aventuraron a mayores obras


Que las pequeas que mi Amor pidi.
Al cerro fueron a colgar su nido
Cuando en el valle les buscaba Yo.

Tu mrito no est en tener visiones


Ni en un desbordamiento de fervor,
Ni en el dominio de las Escrituras
Ni en ser subido a dignidad y honor.

Y perdieron su brjula y su gua


Y su estrella polar se obscureci;
No busques remontarte por ti mismo
Que debajo mis alas vas mejor!

La grandeza del alma est fundada


En la noble y ardiente caridad,
En la humildad que te hace conocerte
Digno siempre del ltimo lugar.

Los ms nuevos y escasos de experiencia


En el arduo sendero espiritual,
Deben ser recogidos y obedientes
A los maestros que les quieren guiar.

DIALOGO IX
Nada es el hombre
ante Dios.

Fcilmente engaados y destruidos


Los que buscan seguir su parecer,
Les ser peligrosa la salida
Y envueltos en tinieblas se han de ver.

El Alma:
Te hablar, mi Seor, aunque conozco
Que soy polvo y ceniza y nada ms;
Si no lo conociera, testimonio
T daras, Seor, de la verdad.

Los que sabios se juzgan, de ordinario


Tardan mucho en sufrir con humildad
El verse corregidos y guiados
De otra forma que a su voluntad.

Que el alma que conoce su miseria


Y se aleja de toda presuncin,
Atrae un rayo de tu luz divina
Y eso solo le inunda de fervor.

Es mejor saber poco y ser humilde


Que la ciencia con gran celebridad;
Ms resguardadas de las tempestades
Estn las margaritas que el rosal.
No te des en exceso a la alegra
Cuando envuelto te ves entre mi luz
Olvidando las sombras que pasaron

Y a tu luz soberana he de verme


Tal como soy y como un da fui
Un granillo de arena, un musgo seco
Y olvidado de todos... no de Ti!
56

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Maravilla estupenda es que me mires


Y que me lleves con benignidad
Al alczar divino de tus gozos
Donde bien s que no merezco entrar.

Si deseas ser bienaventurado


No tardes pues en acercarte a M.
Muchas veces te lleva tu deseo
A las criaturas que mudables son
te buscas a ti mismo y desfalleces
Olvidando que todo lo soy Yo.

Esto lo hace tu Amor que se desborda


Como un incontenible manantial
Y su dulce corriente me conduce
Libre de engaos y de todo mal.

Considera las cosas de tu vida


Como surgiendo del Eterno Bien,
Y todas ellas debieras dirigirlas
Constantemente a El.

Amndome a m mismo me he perdido


Y amndote, Seor, yo me encontr
Y al hallarte y hallarme he conocido
Lo que fui, lo que soy... lo que ser!

De M, saca agua cual de fuente viva


El pobre, el rico, el mendigo, el rey,
Bebe ms el pequeo y el humilde
Bebe ms, el que ms quiere beber.

Oh mi dulce Jess piadoso y bueno!


Qu ms conmigo T podrs hacer?
Y a todo lo que has hecho he respondido
Cual hijo ingrato, olvidadizo, infiel!

Y los que quieren deleitarse en algo


Que est fuera de M,
Luego hallarn su corazn vaco
Y como lleno de ansiedad febril.

Convirteme, Seor! La flor silvestre


En las praderas su perfume da,
El arbusto su nido a los insectos
Y el musguillo su fresca suavidad!...

No te apropies de cosa alguna tuya


Ni atribuyas a nadie su virtud,
Yo soy para las almas el gran
Todo Que desborda en amor su plenitud.

Slo yo no devuelvo tus favores


Y soy tan torpe con mi ingratitud,
Que hasta llego a creerme que soy algo
Cuando me alumbra tu inefable luz!

Sin Mino tiene el hombre cosa alguna


Es pues justicia devolverme a M,
Lo que Yo he dado con largueza a todos
Procurando a las almas redimir...

Convirteme, Seor, en gota de agua


Que sin saberlo calmar la sed!...
Convirteme en musguillo de los campos
Que es blando y suave para nuestros pies!

La vanagloria quedar destruid


Con esa gran verdad,
No habr envidia, quebranto ni amor propio
Que todo llenar la caridad.

DIALOGO X
Dios es nuestro ltimo fin.

Cristo:
Hijo mo, Yo soy tu fin supremo
Yo soy tu ltimo fin!...

Y la divina caridad triunfante


Entrar cual torrente celestial
Y ensanchando las fuerzas en el alma
Como un lad comenzar a vibrar!...
57

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y si aciertas a ver con buen sentido


Comprenders que tu esperanza en M
Es lo nico firme y verdadero
Que ningn vendaval te puede hundir.

Tornndome de nuevo a tu amistad.


Que no a todos invitas a servirte
Tan de cerca cual lo hiciste a m,
Qu maravilla es que yo te sirva
A quien toda criatura ha de servir?

Y que todo tu gozo est conmigo


Tu esperanza y tu fe, firmes sern
Apoyadas en Dios!...El slo es bueno
Y es lo nico digno de alabar!

Lo que es ms de verdad maravilloso


Es que T me has querido recibir
Como amigo a otro amigo en su morada.
Para con l su dicha compartir

DIALOGO XI
Cuan dulce es
servir a Dios!

Todo es tuyo, Seor, cuanto yo tengo


Que digno sea de ofrecerte a Ti
En mi huerto interior rido y seco
Hasta el momento que llegaste a M!

El Alma:
Hablo otra vez, Seor, en tus odos
Mi dulce Amor, mi soberano Rey!
A los cielos eternos de tu gloria
Llegar el canto de mi pequeez?

Todo cuanto en los cielos y en la Tierra


Pregona Tu Sublime Majestad,
Es concierto admirable de armona
Que vibra a tono con Tu Voluntad!

Oh mi amado Seor!.. Los que te amamos


No podemos contar la multitud
De los dones dulcsimos que guardas
De tus cielos en la amplia magnitud!

Oh si todos los da de mi vida


Pudiese amarte cual mereces T!...
Es verdad, Oh Seor! que soy tan pobre
Que soy tinieblas y que T eres Luz!

Qu no ser a los que mejor te sirven?...


Qu ser al que te da su corazn,
En la perfecta y generosa ofrenda
Que es como una amorosa inmolacin?

Oh qu gloria ms grande la de amarte


Qu mas dulce cadena que tu Amor
Que hace al hombre seor de cuanto existe
Pues le da libertad al corazn!

Yo no exista ni como una sombra


Y de una chispa de tu Eterna Luz
Me hiciste destinado a ser eterno...
Yo un gusano! y eterno como T!..
Ingrato y errabundo, enloquecido
Cunto tiempo pas lejos de Ti!...
Me tornaste de nuevo a tu regazo!...
Por qu has hecho, Seor, tanto por M?
Despus que me perd en la selva obscura
Donde reina sin lmites el mal
Derramaste piedad sobre tu siervo

Qu agradable y divina servidumbre


Es la del alma que se entrega a Ti
Semejante a los ngeles del cielo
Cuya vida de amor no tiene fin!

58

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO XII
Los deseos del corazn se
deben examinar y moderar.

Conviene usar de freno en los deseos


Que te llevan a ejercicios de fervor
Que si son por dems exagerados
Puede en otros causar mala impresin.

Cristo:
En el camino en que me vas siguiendo
Cuntas cosas te faltan de aprender!...

La virtud verdadera es muy discreta


Y el Amor Verdadero, mucho ms.
Una alma de oracin conoce presto
Cuando es mi voz la que sinti vibrar.

El Alma:
Ensame, Seor, qu cosas sean
Las que este siervo tuyo debe hacer.

Conviene a veces mantenerse fuerte,


Para acallar la sensibilidad,
Y que est la materia muy sujeta
Al alma que la debe sojuzgar.

Cristo:
Que te ames mucho menos a ti mismo
Y consultes mejor mi Voluntad.
Tus deseos te impulsan muchas veces
Y t piensas que es mi caridad.

Y tanto deber ser enfrenada


Que dcil sea a la voz de tu deber,
Y aprenda a contentarse con lo justo
Y amar la sencillez.

Si Soy la causa que te mueve en todo


Sosegado y tranquilo quedars,
Aunque Yo ordene de distinto modo
De cmo t pensabas ordenar.

DIALOGO XIII
De la paciencia
y mortificacin

Mas si pierdes la calma y el sosiego


Y el enfado te llega a dominar,
Seal es de que haba algo escondido
De amor propio en tu obra a realizar.

El Alma:
Oh mi Amado Maestro!... Segn oigo
En esta vida de la adversidad
Necesito paciencia y ms paciencia
Si quiero junto a Ti, vivir en paz.

Nunca confes en aquel deseo


Que persistente se adue de t
Parecindote ser obra muy buena
Y agradable a M.

En cualquier forma que mi vida ordene


No puedo estar sin lucha y sin dolor.

Primero debes consultar conmigo


Que amoroso te escucho en la oracin,
Y all sabrs si tu deseo es tuyo
O Yo lo despert en tu corazn.

Cristo:
As es, hijo, y no quiero Yo que busques
Una paz que carezca de afliccin.

Ni conviene seguir cualquier deseo


Por bueno que te pueda parecer,
Ni huir de golpe de afeccin ninguna
Sin antes consultar con mi querer.

Cuando fueres probado reciamente


En toda suerte de tribulacin,
Piensa entonces que hallaste el camino
Que te lleva a la paz del corazn.
59

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Es de prudentes, entre dos trabajos


Escoger el menor.
Si no quieres sufrir en la otra vida
Padece en sta con resignacin.

De mi ntima amistad.
A veces duro te ser el vencerte
La carne misma te murmurar;
La costumbre te har contradicciones
Mas tu apoyado en Mi la vencers.

Piensas t que no sufren los mundanos


Que en pos de sus deleites siempre van?
Aun concediendo mucho en excepciones
Esto no puede suceder jams.

En la oracin encontrars la fuerza,


Y en el trabajo sana distraccin, Hijo mo!..
Conmigo todo es fcil
Y sin M, para ti, todo es dolor!

Podrs pensar que su fastuosa vida


Es un jardn en flor
Donde todos son goces y deleites
Y que olvidan con ello su dolor.

DIALOGO XIV
Cristo es ejemplo de
obediencia y humildad.

Y aunque posean cuanto imaginasen


Sabes acaso cunto durar?
Si recuerdas la historia del pasado
Todo esto lo sabrs.

Cristo:
Quien procura quitarse a la obediencia
Se priva de la ayuda espiritual,
Y el que quiere guiarse por s mismo
La senda puede errar.

Como es el humo que se lleva el viento


As pasa la gloria terrenal.
Que slo queda del placer vivido
Una msera loza sepulcral.

El que no quiere sujetarse a mando


De buena voluntad,
Comprueba que rebelde su materia
An para si mismo lo ser.

Oh Que falsos los goces de este mundo


Y que fugaces son....
Y embriagados los hombres con sus mieles
Envenenan su propio corazn!

Es virtud sujetarse a la obediencia


Si quieres tener paz en tu interior,
Gran sosiego es la vida de las almas
Que se sujetan a seguir mi voz.

Si quieres de verdad gustar placeres


Por los que nunca debers llorar,
Delitate en las cosas celestiales
Que nunca acabarn.

Que ningn enemigo es ms pesado


Hijo mo, que t,
Si tu yo inferior no est de acuerdo
Con lo que sabes por Divina Luz.

Son los goces supremos de las almas


Que dejaron el mundo del placer
Y tendieron su vuelo hacia lo alto
Buscando claridad de amanecer.
Tu suerte y bendicin ser el olvido
Del efmero goce terrenal;
Si quieres penetrar al paraso

Es seal de un amor desordenado


El negarte a doblar tu voluntad
Que aunque juzgues mejor tus opiniones
Ms perfecto es a ellas renunciar.
60

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

No es gran cosa que t, polvo y ceniza


Te sujetes al hombre por mi amor,
Cuando Yo, omnipotente y soberano,
Me inclin a toda suerte de baldn.

Cayeron a lo bajo y se extraviaron


Por los caminos de la oscuridad.
Oh, Seor!... Que si apartas tu mirada
Un instante no ms
La ms firme virtud es sacudida
Y se estremece hasta la santidad.

Baj hasta el fondo del dolor humano


Ms abajo de todos descend,
Porque vencieses tu soberbia loca
Mirando los oprobios que sufr.

No basta la prudencia, si has dejado


De tu mano el timn,
De la dbil barquilla de las vidas
Que van buscando purificacin

T debieras decir contigo mismo:


"Polvo y lodo aprende a obedecer
Y hasta humillarte a los pies de todos
Y a quebrar para siempre tu querer".

No hay fortaleza que resguarde y salve,


Si T dejas de ser nuestro guardin;
Sin Ti no hay virtud que est segura,
Que T solo eres fuerte de verdad.

Y encendido y airado con ti mismo


No sufras que el orgullo viva en ti,
Tan humilde y pequeo has de [ponerte
Cual musgo que se huella en un jardn.

Perecemos hundidos en el fango


Si en nosotros no velas T, Seor,
Somos dbiles, flacos y mudables
En nuestro corazn.

Hombre flaco y vaco que te quejas!


Podras con razn contradecir
A quien te manda lo que no es tu gusto
Si Yo que soy tu Dios, obedec?

Cuan profundos, Seor, los juicios tuyos


Y ante tus juicios qu pequeo soy!
Me veo como un tomo de polvo
Ante el reflejo del Divino Sol.

Mas que otros pudieran humillarte


Fue lo que Yo te perdon en mi amor
Qu mucho es que soportes con paciencia
Ser humillado con la sujecin?

Absorbida qued la vanagloria


En tus juicios de vasta inmensidad;
Qu es el hombre, Seor, en tu presencia?
Un grumillo de barro y nada ms!...

DIALOGO XV
Consideracin de los
secretos juicios de Dios.

Cmo puede engrerse con loores


Aquel que te conoce, oh Seor?
Ni cabe aceptar las alabanzas
En el que ve la majestad de Dios.

El Alma:
Oh, Seor! que tus juicios sobre todos
A mi alma la llenan de pavor;
Ni aun los cielos me parecen puros
Si los comparo con tu resplandor!
Aquellos cuyas obras parecan
Un reflejo de amor y de bondad

Los aplausos humanos nada pueden,


En el alma que en Ti se confundi;
Los que hablan, pasarn con sus palabras,
Tu verdad sola quedar, Seor!...
61

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO XVI
Todo deseo ha de conformarse
a los de Dios.

de la Voluntad de Dios.
El Alma:
Otrgame Jess tu luz divina
Que acompae mis pasos hasta el fin
Y que me haga querer lo que T quieres
Y siempre caminar en pos de Ti!...

Cristo:
Hijo, debes conformarte a mis deseos
Si en verdad sientes que soy Yo tu Seor,
Y repetirme en todos los instantes
Que no quieres ms que lo que quiero Yo.

Otrgame Jess que siempre sea


Como una aspiracin de tu querer
O un rayito de luz de tus pupilas
Que vea todo como T lo ves.

Yo penetro los hondos pensamientos


Y s lo que conviene a tu salud,
Y te doy lo que tu alma necesita
Y aparto lo que es dao a tu virtud.

Dame el olvido de mis gustos vanos...


Seor, hazme morir,
A todo lo que es en este mundo
Contrario a tu sentir!

No siempre es el Espritu Divino


De tus deseos el inspirador,
Aunque a ti te parezcan puros, nobles
Y muevan hondamente el corazn.

Y que ame por Ti ser despreciado


Y olvidado de todos, oh Jess!
Y que slo tu amor quede en mi vida
Como un reguero de tu Eterna Luz.

Es difcil juzgar si te ha inspirado


Un ngel o tu propia voluntad,
Y es Por eso prudente y ms seguro,
Pedir en la oracin Mi Claridad.

Dame Seor, que toda mi alegra


Est fundada solamente en Ti,
Que tu paz resplandezca en mi camino
Hasta mi ltimo fin!

Y en renuncia completa de tus gustos


Someterlos a M,
Repitiendo en el fondo de tu alma
Este humilde decir;

T eres la luz del alma que te busca


En Ti se encierra su felicidad
Y sin Ti todo es duro y sin sosiego...
Tan slo en Ti conseguir mi paz!

Oh, mi Amado Seor! T sabes todo


Cuanto palpita aqu en mi corazn
Haz conmigo conforme te agradare
Que en tus manos estoy!

DIALOGO XVIII
En slo Dios se debe buscar
el verdadero consuelo.

Ves aqu a este hijo aparejado


Para cumplir tu excelsa Voluntad;
No deseo, Seor, vivir mi vida
Sino amparado por tu Majestad!

DIALOGO XVII
Se pide el cumplimiento

62

El Alma:
No espero aqu sino en la otra vida
Todo cuanto desea el corazn
Que aunque tuviese aqu muchos deleites
Cuan escasa ser su duracin!

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Toda la dicha que mi Amor le da,


Y si tiene a Jess consuelo suyo,
A Jess lleva por doquier que va.

Convncete alma ma que no puedes


Ser consolada sino slo en Dios;
Que El recibe a los pobres y pequeos
Y es El tan slo su consolador.

El Alma:
Aydame Seor en todo tiempo
Para que huya la dicha terrenal...
Que slo busque los consuelos tuyos
Y la gloria de hacer Tu Voluntad.

La promesa divina, oh alma ma!


Espera un poco ms,
Y una eterna abundancia de dulzura
En el seno de Dios encontrars.
Cristo:
Si en exceso codicias lo presente
Te expones a perder
Las eternas delicias que en mi Reino
He preparado para el hijo fiel.

DIALOGO XIX
Todo nuestro afn
sea puesto en Dios
Cristo:
Djame hacer contigo lo que quiero
Que nadie como Yo conocer
Lo que conviene a la salud de tu alma
Que Yo amo de verdad.

Las cosas temporales son para uso


Y las eternas son para desear
Con ardientes anhelos de obtenerlas
En la hora final.

T piensas como hombre y slo sientes


Cual humano afecto te ense a sentir

Aunque todos los bienes fueran tuyos


No por eso seras ms feliz...
Tu bienaventuranza est en mi seno,
Toda tu dicha la hallars en M!

El Alma:
Oh, Seor!... es verdad que tu cuidado
Es mayor que el que yo tengo de m.

No te hablo de la dicha cual la buscan


Los madores del deleite vil,
Sino como la esperan mis amados
Los que sienten igual que mi sentir.

Comprendo los peligros del que vive


Descuidado de hacer Tu Voluntad
Oh Seor! que la ma est muy firme
En hacer lo que T quieras mandar.

Cual la buscan los ntimos de Cristo


Los que llevan tan puro el corazn,
Cual vaso de cristal que transparenta
La luz radiante del Divino Sol.

Eres la Eterna Luz que todo alumbra


La inefable Bondad,
Cuanto hay de bello, de sublime y bueno
De Ti, Seor, vendr.

Vano y fugaz es el placer humano,


Slo es durable el gozo celestial
Que perciben las almas que caminan
En pos de mi Verdad.
El hombre espiritual lleva consigo

Si T quieres que est entre las tinieblas


Bendito seas T!...
Y bendito tambin seas por siempre
Si T me inundas con radiante Luz.
63

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Bendito seas mi Seor!... bendito


Si desbordas en m tu caridad...
Y bendito tambin si
T me dejas En triste soledad!

De mi caridad.
Slo me trajo el divino impulso
De amar al hombre y de subirlo a M;
Y marcarle las normas de la vida
Que deba vivir.

Cristo:
As debes pensar, si es que conmigo
Unido quieres ser
En alianza de amor que nunca acaba
En abrazo que nunca he de romper!

Desde la hora en que nac a la vida


Hasta mi muerte en Cruz,
Ni un momento faltaron los dolores
Que tuve que sufrir por tu salud.

Tan pronto debes ser a las angustias


Que a la dulce alegra del amor;
Igual aceptars ser un mendigo
Que un magnate del oro y del honor.

Carec de las cosas temporales,


Acerbas quejas escuch de M;
Desprecios y afrentas y oprobios
Mansamente sufr.

El Alma:
Oh mi amado Seor!...
De buena gana Padecer por Ti
Todo cuanto quisieres que en mi vida
Descarguen sobre m.

Fui para todos bendicin divina,


Por la Tierra cruc sembrando el bien
Y fue la ingratitud cual las espinas
Que luego se clavaron en mi sien.

De tus manos lo bueno y aun lo malo


Lo dulce o amargo quiero recibir
Lo alegre o triste en una sola ofrenda
Hasta Ti he de subir.

El Alma:
Oh, Seor!... Si T fuiste tan paciente
En tu vida de heroico Redentor,
Qu mucho que yo sufra y que padezca
Si soy un pecador?

Conque nunca me apartes de tu lado


Feliz ser de padecer por Ti,
No me borres del libro de la Vida
Y no importa lo que haya de sufrir!

Es justo que soporte yo la carga


Que mi propia miseria pone en m
Y que ya que mis mritos son nulos
Siquiera sepa con amor sufrir.

DIALOGO XX
Debemos sufrir con serenidad
Las miserias temporales
a ejemplo de Cristo.

Si esta vida presente es muy pesada


De gran merecimiento puede ser,
Por tu gracia y ejemplo de tus santos,
Y cual ellos vencer.

Cristo:

Oh Seor! Cuntas gracias no debemos


A tu excelsa y sagrada Majestad,
Que tuviste por bien darnos camino
Para tu Reino de felicidad.

De mi Reino baj hasta las tristezas


De esta msera vida terrenal
Slo impulsado por la eterna fuerza

64

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Es tu vida, Jess piadoso y bueno,


El camino que tengo que seguir,
Y eres T la corona que yo anhelo
Despus de mi paciencia en el sufrir.

Que el alma predispuesta al sufrimiento


Aun en el dolor halla quietud.
No fijes la atencin en quien te daa,
Si es un igual o superior a ti;
Piensa s en tener mucha paciencia
Y en sufrir todo por amor a M.

Si no fueras delante predicando


En cada paso tu gran Ley de Amor,
Quin pensar en seguirte, Amado mo,
Por esa senda de renunciacin?

El paciente perfecto no pretende


Elegir el dolor que ha de sufrir.
No averigua la causa de la injuria
Ni el porqu se le quiere perseguir.

Y si dndonos tantas maravillas


En doctrina y prodigios, oh Jess!
An estamos tan tibios y atrasados,
Qu hubiera sido sin tu excelsa luz?...

Con muy igual serenidad de alma


Recibe cualquier mal,
Ya le venga de amigos o enemigos
Slo piensa en saberlo soportar.

DIALOGO XXI
Cmo se prueba
el verdadero paciente.

Piensa en Dios que permite dicha prueba


Y que aceptada con amor por El,
Ser como un avance en la subida
Hacia el Eterno Bien.

Cristo:
Hijo, qu dices que te quejas siempre?...
Considera lo que he sufrido Yo
Y mis santos, y mrtires que dieron
Su sangre y vida por la salvacin.

Aparjate pues a la batalla


Si quieres la victoria conseguir,
Sin dolor ni corona de paciencia
No la podrs ceir.

No has resistido hasta verter tu sangre


Ni has sufrido tan cruel tribulacin,
Ni te has visto en las duras situaciones
En que ellos probaron su valor.

El Alma:
Oh Jess! Slo T puedes hacerme
Posible y fcil, el ms cruel sufrir,
T conoces mi poca resistencia
Que nada hara abandonado a m.

Te conviene traer a la memoria


Lo que otros supieron soportar,
Y as sufras sin quejas ni lamentos
Tu ligero penar.

Same suave por tu Nombre Santo


Cualquier tribulacin,
Y dulce y deleitable toda prueba
A que T me sometas, oh, Seor!

Y si tus males te parecen grandes


Tu impaciencia mayores los har;
Y grandes o pequeos, busca el modo
De soportarlos con serenidad.
Cuanto ms a padecer te aprestas
Con ms dulzura llevars la cruz;

65

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO XXII
Confesin de nuestra
flaqueza.

Que forjan lazos para el corazn!


Apenas se ha esfumado la negrura
De una fiera tormenta, hay otra ms,
Y aun antes de pasada la fatiga
Nuevas borrascas aparecen ya.

El Alma:
Confieso yo, Seor, mi gran flaqueza,
Que una cosa pequea y sin valor
Me sacude causndome tristeza,
Cansancio y turbacin.

Cmo puede la vida ser amada


Si es como un hosco y turbulento mar,
Nidal de monstruos que amenazan siempre
Nuestro huerto de paz despedazar?

Me propongo luchar varonilmente


Contra toda borrasca y tempestad,
Y un dbil vientecillo me derriba
Como rbol seco que se ve arrastrar.

Cmo puede, Seor, llamarse vida


La que engendra la muerte y el dolor!...
Con todo esto la vemos y la amamos
Aunque nos traiga la desolacin.

Mira pues mi bajeza manifiesta


Y ten piedad de m!...
Lbrame Amor de la corriente turbia
Que todo se lo arrastra en pos de s.

Muchas veces el mundo nos hasta


Por lo vano y engaoso que es
Pero no lo dejamos fcilmente
Sino a fuerza de hacernos padecer.

Es todo esto, Seor, que me acobarda


Llenndome de grande confusin,
El verme tan liviano y deleznable
En la porfa con la tentacin.

Sus seducciones nos atraen a amarlo


Si estn a tono con la inclinacin
Con el bajo deseo de las cosas
Que concuerdan con el yo inferior.

Cuanta es mi flaqueza y mi miseria!


Lo dice claro la imaginacin,
Forjndome espantosos pensamientos
Que llenan mi alma de perturbacin!

Las miserias y penas que se siguen


De los deleites que este mundo da
Nos hacen despreciarle y alejarnos
Comprobada la triste realidad.

Ya es la hora, Seor, de que te apiades


De este siervo que quiere serte fiel,
Confrteme, Seor, tu fortaleza
Y ningn huracn me ha de vencer.

Mas, ay! que el alma se ver vencida


Si entregada est al mundo con afn;
Son muchos los deleites que le brinda
Y aunque envuelta en espinas, all va.

Ni el hombre viejo, ni la ruin materia


A mi espritu pueden seorear,
Si ests conmigo por doquier que vaya
Sin dejarme jams.
Ay que dura y penosa es esta vida
Donde abundan miserias y dolor
Donde todo est lleno de enemigos

Tal pasa al alma cuando no ha gustado


Tu dulce suavidad, oh buen Jess!...
Ni la paz interior que T derramas
Sobre el alma abrazada a la virtud.

66

Quien al mundo desprecia en sus engaos

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y estudia el modo de llegarse a Dios


Sabe bien que le est ya prometido
Un mundo de consuelo en su interior.

Ni en la inmensa y magnfica amplitud.


Oh esposo amantsimo y sereno,
Pursimo Amador,
Quin me diera dos alas poderosas
Para volar a Vos!...

DIALOGO XXIII
Descansemos en Dios
sobre todas las cosas.

Cundo ser que me disuelva todo


Como una chispa en tu Divina Luz,
Y que ya no me sienta ni a m mismo
Sumergidos en tu Eterna Plenitud?

El Alma:
Algrate, alma ma, sobre todo
Cuanto a ti te pudiera deleitar
En tu Dios, alegra de los justos
En tu Dios que es Amor y Eternidad.

Muchas veces exhalo hondos gemidos


Y sufro mi miseria con dolor
Grandes males azotan esta Tierra,
Gran tristeza conturba el corazn.

Otrgame, Jess piadoso y bueno


Que toda gloria la descubra en Ti;
Sobre toda alegra y todo gozo.
Es tenerte, Seor, cerca de m.

Conmuvate, Seor, ms que mi llanto


La inmensa destruccin
Que hay en la Tierra, heredad que es tuya
Pues que fuiste su augusto Salvador.

Sobre toda salud, toda hermosura


Sobre toda potencia y dignidad
Sobre toda promesa y esperanza
Yo prefiero tu dulce suavidad.

Oh mi amado Jess! Resplandor vivo


De la Increada y Eterna Claridad
Eres consuelo y norte para el alma
Que peregrinando va!

Sobre todas las cosas de la Tierra


Y lo que hay en tu Reino Celestial,
Es en Ti, mi Seor, que yo descanso
Para siempre jams!...

Mi silencio te habla a todas horas


Mis labios ante Ti quedan sin voz .
Hasta cundo retardas,
Amor Mo, venir a consolar mi corazn?

Slo T eres bueno sobre todo,


Nada puede igualarse a tu bondad,
Slo T das al alma la alegra
Que nadie puede dar.

Ven a este tu siervo pobrecillo


Y hazme alegre, Seor, con tu venir,
Que tu mano desate mis cadenas
Y que libre por fin me vea en Ti!

Tu belleza, Seor, excede a todo


Cuanto de bello puedo concebir;
Tu amorosa ternura es la que puede
Calmar por siempre mi ansiedad febril.
Poco es para el alma que te ha visto
En su huerto interior, pleno de luz
Todo cuanto sonre en este mundo

Ven, Seor, que no tengo da ni hora


De descanso si ests lejos de m!...
Vaca est mi mesa si no vienes,
Si estoy contigo, es celestial festn!...

67

Soy miserable, encarcelado y preso

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Hasta que T me des la libertad


Y me muestres tu Divino Rostro
Irradiando ternura y suavidad.

Y que ajuste mi vida a tu querer!


Que con gran reverencia considere
Que me colmaste de favores mil,
Que en una eternidad que yo viviera
No pagara lo que hiciste en m.

Busquen otros doquiera su alegra


Que a m nada me agrada sino
T Porque T eres mi Rey, mi Dios, mi Todo
Mi ms dulce esperanza y mi salud.

Confieso que me encuentro ms pequeo


Que el ms pequeo bien
De cuantos T me has hecho, Seor mo,
Sin que yo lo supiera comprender.

Y hasta que sienta tu amorosa endecha


Seor, no callar,
Y Cual la Esposa del Cantar, llorando
He de clamarte, oh mi Amado, ven!

Cuanto tengo en el alma y en el cuerpo


Como don material o espiritual
Tuyos son Bienhechor piadoso y bueno
Que no cesas de dar.

Y clamar hasta escuchar que digas:


"Me llamaste, mi amada, Yo aqu estoy
Tu humildad y las lgrimas de tu alma
Me han inclinado hasta tu corazn".

A algunos pesa recibir de menos


Que aquello que otro recibi de Ti,
Todo es tuyo, Seor, eres el Padre
Que sabe sus tesoros distribuir.

Y entonces te dir: "Yo te he llamado


Porque quiero dejar todo por Ti;
Los manzanos en flor, los ruiseores
Y el rosal que perfuma mi jardn.

El que ms recibiera de tu mano


Ms obligado est a la gratitud
Y mayores esfuerzos a de hacerse
Para ser un ejemplo de virtud.

"La fuente en que se miran las estrellas,


Las maanas teidas de arrebol,
Los ocasos de prpura y topacio
Con que a la tarde se engalana el Sol.

No es mayor el que ms ha recibido


Sino el que menos se atribuyen a s
Y humilde agradecido con lo poco
Mayores dones ha de recibir.

"Que ni en los aires ni en la tierra existe


Nada que pueda compararse a Ti;
Qu mejor cosa puede hacer tu siervo
Que seguirte hasta el ltimo confn?"...

Slo T sabes lo que a cada una


De tus criaturas se les puede dar,
Y el porqu de que una tenga menos
Y otra mucho ms.

DIALOGO XXIV
Debemos hacer memoria
de los beneficios de Dios.
El Alma:
Abre, Seor, mi corazn endeble
A la grandeza de tu augusta Ley,
Y que camine por tus Mandamientos

No conviene a nosotros discernirlo


Sino a Ti que eres justo de verdad;
Y que conoces los merecimientos
Que tiene cada cual.

68

Si meditamos en la gran miseria

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

De nuestra pobre personalidad,


No ser agravio ni tristeza alguna
Ver a otros en alta dignidad.
T, Seor, tan excelso y luminoso
Como un reflejo del Eterno Sol,
Escogiste por ntimos amigos
A quienes para el mundo nada son.

Ni msica igualable con tu voz.

All estn tus Apstoles amados


Que manifiestan tu predileccin
Por las almas humildes y sencillas
De limpio corazn.

Busca siempre los sitios ms modestos


Y no el primer lugar,
Desea de continuo que se cumpla
En ti mi voluntad.

Sin malicia ni engao se gozaban


En sufrir las injurias por tu amor
Y se abrazaban con delirio santo
A todo cuanto su Seor sufri.

Tal es el caminito que conduce


Al huerto de mi paz,
Donde hay fuentes serenas de reposo
En que puedas tu sed refrigerar.

Noble cosa es amar tus beneficios


Y gozarse en tu Santa Voluntad,
Ya sea que me suba a lo ms alto
O me deje en el ltimo lugar.

El Alma:
Oh, qu dulce tu pltica y qu breve
Maestro, tu sermn!
Mas comprendo que en l est escondido
El gran tratado de la perfeccin.

Cristo:
Busca de hacer la voluntad de otro
Primero que tu propia voluntad.
Escoge siempre poseer lo menos
Y nunca lo que ms.

El que te ama, Seor, no mira al mundo


Ni quiere nada de l,
Slo busca el amor de sus amores
Que all encuentra su gozo y su placer.

De pocas frases y abundante fruto,


Y si fielmente le guardase en m
Ninguna turbacin me agitara
Y podra sentirme muy feliz.

DIALOGO XXV
Cuatro cosas que causan
grande paz.

Ya que T, mi Seor, lo puedes todo


Y slo quieres mi mayor quietud,
Graba en mi mente tus palabras todas
Con los vividos rayos de tu luz.

Cristo:
Hijo, quiero que aprendas el camino
Sembrado con las flores de mi paz
Donde soplan las brisas perfumadas
De santa y verdadera libertad.
El Alma:
Haz, Seor, lo que dices, que yo te oigo!
Tu palabra es un cntico de amor
No hay deleite ms suave que el orte

Y las calque en mi vida y en mis obras


En cuantos pasos por la Tierra d;
Y en mi vida, en mis pasos, en mis obras
Quede all tu palabra que escuch.

69

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO XXVI
Plegaria para apartar
los malos pensamientos.

Almbrame, Seor, en la borrasca


Que levanta el deseo halagador
Cual un monstruo voraz que hundir quisiera
La dbil barca de mi corazn!

El Alma:
No te alejes de m, Maestro mo...
No te alejes de m!
Se han levantado contra m huracanes.:.
Fuertemente me siento sacudir!

Manda al viento, Seor, que se sosiegue


El viento loco de la vanidad,
Y al mar de mis pasiones que se calme
Y al cierzo helado que no sople ms!

No te vayas de m, mi Bien amado,


Dejndome en zozobra y en temor,
Son tenaces los malos pensamientos
Que me persiguen y me dan pavor.

Envame tu luz sobre mis sombras


Porque soy tierra vana y sin calor,
Vaca mi alma hasta que T me alumbres
Y seco el corazn!...

Cmo, dime, pasar entre ellos


Sin que el alma reciba una lesin?
Cmo, Seor, los borrar del plano
De mi mente agitada en turbacin?

Cargada llevo el alma con el peso


De las tinieblas de mi mal pensar;
Levntame, Seor, y que mi anhelo
Lleno est de tu gloria celestial!.

Cristo:
"Yo ir dice Dios por el salmista
Ir delante de ti,
Humillar los soberbios de la Tierra
Te dar los secretos que escond". (I)

Arrncame de en medio a las criaturas


Y libre de fugaz consolacin,
Desprecie la luz fatua de este mundo
Por la tuya, Seor!

(I) Psalmo 70.

neme a Ti con el estrecho nudo!


Del puro amor que nunca morir!
Slo T bastas a alumbrar el alma,
Sin Ti la tierra es toda oscuridad!...

El Alma:
Hazlo, amado Seor, como lo dices
Y huir de tu presencia la maldad;
Brille en mi cielo la esperanza santa
Y encindame en amor tu caridad!

DIALOGO XXVIII
Debe evitarse el deseo
de saber vidas ajenas.

DIALOGO XXVII
Oracin para alumbrar
el entendimiento.
El Alma:
Almbrame, Jess, en mis tinieblas
Con tu eterna y divina claridad!...
Aprtame indecisas vaguedades
Y que sea yo firme en tu Verdad!

Cristo:
Hijo, no quieras los cuidados vanos
Que no te van a ti;
Poco interesa cmo viven otros
Mucho ms cmo t debes vivir.

70

No ests llamado a responder por otros,

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Por ti slo tendrs que dar razn;


Si as lo consideras, pronto acaba
Todo motivo de murmuracin.

Cristo:
Hijo mo; Yo dije en cierto da (I)
"Lo paz os dejo y mi paz os doy,
Mas, no la doy como la da el mundo
Sino que es en verdad".

Yo bien veo el ms hondo pensamiento


Y ante M la conciencia es un cristal;
Lo que piensa y quiere cada uno
Lo descubro con toda claridad.

(I) Juan 14-

Esta paz todo el mundo la desea


Mas son pocos que cuidan de cerrar
La puertecilla del jardn interno
Que abierto queda a todo vendaval.

Encomindame a M todas las cosas


Que te causen angustias o dolor,
Y consrvate en paz y en armona
Seguro que tu afn lo aquieto Yo.

Hijo, est con los humildes la paz ma


Con los de limpio y manso corazn.
Tu paz estar pues en tu paciencia,
Y en escuchar mi voz.

Y deja al turbulento que se agite


Cuanto quiera, que es l quien perder
La interior alegra que Yo dejo
A los que buscan mantenerse en paz.

Ten cautela en todo cuanto dices,


Y encauza tu intencin,
A agradarme a M slo sin codicia
De cosa alguna que no sea Yo.

Hijo, no cuides de adquirir gran nombre


Ni de investir ninguna autoridad
Ni de ser conocido de las gentes
Ni tener un amor particular.

De los hechos o dichos de los otros


No quieras t ser juez,
Ni entremezclarte en lo que no te atae
Ni en las cuentas que no te pedir.

Que todo esto produce las tinieblas


En que a veces est tu corazn,
Alterado con muchas distracciones,
Y grande turbacin.

Slo de esta manera hars posible


El reino de mi paz en tu interior,
Y que sufras menores inquietudes
Y menos turbacin.

Muy de grado hablara mi palabra


Revelando secretos de mi Amor,
Si esperases atento mi venida
Y t me abrieses cuando llamo Yo.

Que el no sentir perturbacin alguna


Ni fatiga del cuerpo ni ansiedad,
Hijo, no es de esta tierra de tristeza
Sino que es de tu patria celestial.

Cuidars de estar siempre sobre aviso


Velando en oracin,
Recogido en el fondo de ti mismo
Que desde all te llamar mi voz.

DIALOGO XXIX
En qu consiste
la paz del corazn.

Si no sintieres pesadumbre alguna


Y todo te sucede a tu querer,
Y ningn adversario te molesta
Y todo corre como sobre un riel.

71

No por eso te creas muy seguro

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

De haber hallado verdadera paz;


Ni que llegaste a perfeccin muy alta
Ni te estimes por alma singular.

Pasar con excelente voluntad.


No a manera de torpe y bullicioso
Sino con muy tranquila libertad,
Sin llegarnos tampoco a las criaturas
Con ninguna afeccin particular.

Que no est all la perfeccin del hombre


Ni en esto se conoce a mi amador...
El Alma:
Pues, en qu est, Seor?...
Dmelo pronto!...

Oh piadoso Dios mo! yo te ruego


Que me resguardes del penoso afn
Por los muchos cuidados de la vida
Que pudieran mi alma quebrantar!

Cristo:
En darte a M de todo corazn!

Quiero ser superior a las miserias


Que pesan sobre el msero mortal
Y que entorpecen el feliz camino
De tu santa y divina libertad.

No buscar en lo poco ni en lo mucho


Tu inters personal;
Ni en los dones eternos y divinos
Ni tampoco en el orden temporal.

Oh dulzura inefable del Dios mo


Trname amarga la consolacin
Que me venga del mundo y sus placeres
Apartando de Ti mi corazn!

De tal manera que en cualquiera cosa


Con rostro siempre igual,
Lo midas todo con el justo peso
Y des gracias a Dios por su Bondad.

Que la carne y la sangre no me venzan


En esta lucha por subir a Ti,
Que el mundo no me engae con su gloria
Ni la maldad con su egosmo vil.

Si tan fuerte y sufrido en la esperanza


Aun quitada mi consolacin,
No tuvieras ninguna rebelda
En lo profundo de tu corazn.

Otrgame, Seor, tu fortaleza


Y tu paciencia para soportar
Los duros lazos que tendi la vida
Dificultando mi perseverar!

Entonces s que entraste en el camino


Que conduce al santuario de mi paz,
Donde Yo te mostrar mi rostro
E inundado sers de claridad!

Dame a cambio de todos los consuelos


Que en el mundo pudiera recoger
La suavsima uncin de tu ternura
Ms dulce para mi alma que la miel!

DIALOGO XXX
De la excelencia
del alma libre
El Alma:
Seor, es obra de varn perfecto
No entibiar el anhelo espiritual
Y entre muchos cuidados de importancia

Cuan grave y pesado es al espritu


Que vive el sueo del sublime Ideal
Atender a las duras exigencias
Del cuerpo material!

72

Otrgame, Jess, usar de todo

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Templadamente cual lo hiciste T,


Por sustentar tu cuerpo que era carne
Sin perjuicio de tu Alma que era Luz!

Ni esa paz te ser muy duradera


Si falta la humildad al corazn.
Si no ests en mi amor bien cimentado
Muchas veces te vers cambiar,
Porque llegada la ocasin propicia
Lo que firme creas, caer.

DIALOGO XXXI
El amor propio nos estorba
el Bien Eterno.

DIALOGO XXXII
Oracin para pedir
la sabidura celestial.

Cristo:
Darlo todo por todo es la consigna
De los que quieren entregarse a M
Y que nada te quede como tuyo
Desde el principio al fin.

El Alma:
Confrmame, Seor, en mis anhelos
De estar fortalecido en mi interior
Y vaco de intiles afanes
Este pobre y mudable corazn!

Esto quiere decir que el amor propio


Da mas dao a tu vida espiritual
Que el mundo con sus fciles promesas
Y con el humo de su vanidad.

Que no sea llevado en devaneos


Por luces fatuas que se apagarn
Al primer vientecillo que les sople
Como una ala fugaz!

Si tu amor fuera puro y ordenado


Gozars de completa libertad,
Sin codicia de nada que no debas
En las cosas del mundo desear.

No hay nada permanente en esta vida


No hay nada duradero bajo el Sol!...
Qu todo es vanidad y pesadumbre
Slo T permaneces, oh Seor!

Y te consumes con tristeza vana


Y te fatigas con cuidados mil,
Porque dejas vagar a tu apetito
Sobre las flores como el colibr.

Otrgame que aprenda yo a buscarte


Y en todo lo que existe hallarte a Ti!
Celestial Sabidura! Quin pudiera
Comprenderte en tu esplendor sin fin!

Que no siempre las cosas alcanzadas


En el mundo exterior
Son convenientes a tu fuero interno
Aunque a ti te parezca lo mejor.

Dame, Seor, esa prudencia sabia


Que me haga huir de la lisonja audaz
Que el viento de palabras no me arrastre
Como hoja seca que rodando va!

No entiendas esto solo de las rentas


O riquezas que Dios te permiti
Si tambin del afn por los honores
Y la vanagloria todava peor.
Todo esto pasa como pasa el mundo
Si te falta el espritu interior

73

Que no escuche mi odo a la sirena


Que halagando seduce al corazn;
Que no escuche otra voz que la Voz Tuya

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Mi Divino Amador!

DIALOGO XXXIV
Plegaria para el tiempo
de la tribulacin.

DIALOGO XXXIII
Contra las lenguas
maldicientes.

El Alma:
Bendito sea tu sagrado Nombre,
Bendito, mi Seor!...
Que has dejado caer sobre mi alma
Como lluvia de escarcha este dolor!

Cristo:
No te apenes ni enfades si supieres
Que se tiene de ti mala opinin
Y a t mismo llegarn a decirte
Lo que otros hablan en murmuracin!

Y si no puedo huirla, necesito


Cual ave herida refugiarme en Ti.
Amprame, Seor, que estoy muy triste
Acrcate hacia m!

Si conoces a fondo tus defectos


Nadie sabe mejor lo que eres t
Que t mismo si bien te has estudiado
Comprobando cuan poca es tu virtud:

Preso me veo de terrible angustia


Nadie puede salvarme sino T,
Mi alma gime rodeada de tinieblas
Seor, dame tu Luz!

Si andas dentro de ti en recogimiento


Muy poco pesars
Las palabras que vuelan como pajas
Que lleva el vendaval.

Si T no me socorres, Jess bueno,


Qu puedo yo hacer?
Si todo me es adverso, todo en contra
Seor, adonde ir?

Es muy gran discrecin en ese tiempo


Hijo mo, el callar;
Volver a M tu corazn herido
Y no turbarte por el mal pensar.

Slo T puedes darme la paciencia


Con que debo vencer la adversidad;
Slo digo entre tantas amarguras
Sea hecha tu santa Voluntad!

En boca de los hombres maldicientes


No debe nunca descansar tu paz;
Pues no sers distinto del que eres
Porque ellos digan mal.

Yo s que he merecido estas angustias


Y que debo sufrirlas sin gemir,
Hasta que pase la tormenta y vuelva
El iris de Tu Paz a relucir.

Dnde est tu verdadera gloria?


Dnde est tu verdadera paz?
En M slo por cierto! Y si me tienes
Qu ms te faltar?
Quien no busca agradar a las criaturas
Ni teme su disgusto y desamor
Gozar de gran paz y de sosiego
Sin que nada le cause turbacin.

Poderosa es tu mano sacrosanta


Para aliviarme de este cruel dolor.
Oh, Jess, misericordia ma
De Ti slo vendr mi salvacin!

74

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO XXXV
Cmo hemos de obtener
el favor divino.
Cristo:
Hijo; Yo soy el que concede fuerza
Cuando extiende sus nieblas el dolor.
Vente a M cuando te halles agitado
Por toda suerte de tribulacin.

Por lo que no sabes si suceder.


(I) Mateo 6

Espera en la misericordia ma
No se turbe jams tu corazn,
Que cuando piensas que Yo estoy ms lejos
Es quiz cuando a tu lado estoy.
Ni te creas que todo est perdido
Porque un viento contrario te azot
Ni juzgues cmo sientes al presente
Bajo el influjo de la turbacin.

Lo que a veces impide mi consuelo


Es que tarde te das a la oracin,
Y antes procuras otras recreaciones
En ambiente exterior.

Nunca pienses estar desamparado


Aunque sientas rugir la tempestad;
Que el Reino de los Cielos se conquista
En grandes luchas con la adversidad.

De aqu resulta que te sientes tibio


Y embargado de triste soledad,
Porque aprendas que soy el que consuela
Como nadie te puede consolar.

Los ms ocultos pensamientos veo


Y a todos les conviene padecer
Contradicciones de diversas formas
Mas que si todo les viniera bien.

Mas cobrado el aliento y el sosiego


Cuando la fiera tempestad pas,
A la luz de las misericordias mas
Vers qu cerca estoy!

No te acobarden las angustias hondas


Que a veces helarn tu corazn,
Que Yo puedo mudar tu angustia en gozo
Y tu pobreza en singular favor.

Y pronto a reparar cuanto has perdido


Y acaso mucho ms,
Que Yo no soy como el que dice y no hace
Ni existe para M dificultad.

Nunca debieras abatirte tanto


Por la rudeza de la adversidad
Que es el crisol en que se prueba el alma
Que yo vengo a buscar.

Si desesperas en la obscura noche


Dnde est tu fe?
Si firme perseveras esperando
Yo vendr, hijo, y te consolar.

"Como el padre me am es que Yo os amo"


Me oyeron mis discpulos decir (I)
Y en verdad que no a gozos temporales
Sino en dolores les mand vivir.

Te atormentan malignas tentaciones


Que te llenan de espanto y de temor,
Por qu tanta inquietud si an no sabes
Si eso que temes llegar o no?

No a honores sino a grandes desprecios


A dura lucha y recio trabajar
Acurdate, hijo mo, de estas cosas
Y como ellos tendrs perfecta paz.

Por qu tener tristeza y ms tristeza?


Le basta al da con su propio afn (I)
Vano es alegrarse o entristecerse

(l)Juan 15
75

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO XXXVI
Despegados de las criaturas
hallaremos al Creador.

Y no siente en lo hondo de s mismo


Que slo Dios es grande de verdad.
Una profunda diferencia existe
De la ciencia del hombre espiritual
A la que tiene el estudioso y docto
En orden puramente material.

El Alma:
Oh mi amado Seor! cuan lejos ando
Si tengo todava que llegar
A que alguna criatura no me impida
A tus brazos volar.

Ms pura y noble es la excelsa ciencia


Que baj del Divino Manantial
Que la que alcanza el ingenio humano
Aunque sea de mucha utilidad.

"Quin me diera las alas de paloma!...


Para volar a descansar en Ti!..." (I)
Te clamo con el arpa del salmista
Porque a tono con l lo siento en m.

Muchas almas se encuentran que desean


La suavidad de la contemplacin
Mas, poco cuidan de poner los medios
Que ella exige a los hombres de oracin.

(I) Psalmo 54.

Qu cosa puede haber ms sosegada


Que el mirar simple de la sencillez?
Y quin es el ms libre en este mundo
Sino el que est contento de lo que es?

Hay tambin otro gran impedimento


Y es poner demasiado la atencin
En rituales externos y sensibles
Y nada en lo que atae al corazn.

Conviene trascender todo lo criado


Y olvidarme a m mismo ms y ms,
es lo ms alto del entendimiento
Encontrarte, oh sublime Majestad!

No comprendo qu espritu nos lleva


Ni qu hacemos los hombres de oracin
Que cuidamos las cosas transitorias
Y casi abandonamos lo interior.

Que el que no se vaca de lo criado


Y queda como un vaso de cristal,
Vaciado y limpio de su contenido
Esperando le vuelvan a llenar;

Oh dolor! De un momento recogidos


Hacia fuera volvemos a salir
Descuidando de hacer profundo examen
Del obrar, del pensar y del sentir.

No podr libremente en lo divino


Llegar a comprender
Y as son pocos los contemplativos
Que ansiosos buscan la Divina Ley.

No miramos adonde se han hundido


Los afectos de nuestro corazn
Ni lloramos los bajos sentimientos
Que agostarn nuestro jardn en flor.

Para llegar a tan sublime estado


Es preciso una fuerza singular
Que suba al alma en gigantesco vuelo
A la Eterna Bondad!
Mucho tiempo ser el hombre pequeo
Si se goza en lo efmero y fugaz,

El dulce fruto de la buena vida


Viene del alma que en pureza est;
Mas miramos lo que hace cada uno
Y no pensamos en por qu lo har.
76

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Se averigua con grande diligencia


Lo que al hombre le da brillo exterior,
Mas poco se platica si es virtuoso
Recogido y constante en la oracin.

Cristo:
No te acobardes del camino largo
Ni suees, hijo, con volver atrs;
Si no puedes llegar a lo perfecto
Que a lo menos lo busques con afn.

Nuestro yo inferior mira las cosas


Que a los sentidos les halaga ms;
Nuestro yo superior busca lo interno
Que siempre existir.

Oh si hubieses llegado a tanta altura


De vivir entregado slo a Mi!...
Y olvidado de todo y de ti mismo
Eso es el cielo!... el Amor sin fin!

Nuestro yo inferior se engaa a veces


Dejndose llevar de la ilusin;
Nuestro yo superior est seguro
Porque ha fijado su esperanza en Dios!

An tienes cosillas all adentro


Hijo mo, que debes ya dejar
Y si no las renuncias por completo
Lo que pides no puedes alcanzar.

DIALOGO XXXVII
El hombre espiritual
debe negarse a s mismo.

"Compra mi oro acendrado y sers rico" (I)


Que esto es sabidura celestial.
La cual huella lo bajo y pasajero
Y la efmera dicha terrenal.

Cristo:
Sin negarte a ti mismo por completo
No tendrs la perfecta libertad;
Los que son amadores de s mismos
En prisiones estn.

Conviene que compares,


Yo te dije Las cosas elevadas con lo vil,
Y que te apartes del sentir humano
Que busca de ordinario lo ms ruin.

Son codiciosos y hasta vagabundos


Buscan siempre lo que ha de perecer
Que todo es humo lo que no procede
Ni puede conducir al Sumo Bien.

Fcil cosa es al hombre el olvidarse


De la ciencia del alma y la Verdad
Que no quiere grandezas en la Tierra
Porque todo no es ms que vanidad.

Graba en ti mi palabra de este da;


Djalo todo, y todo lo hallars.
Deja toda codicia y devaneos
Y el reposo completo encontrars.

Oh Eterna Verdad que ests en boca


De los que andan por va espiritual,
Pero en su ntimo yo estn muy lejos
De esa perla escondida ms all (l)
(I) Apoc, 3

El Alma:
Oh Seor!... No es trabajo para un da
Ni es un juego de nios tu leccin,
Porque en ella parceme se encierra
La ms amplia y cristiana perfeccin.

DIALOGO XXXVIII
De la mudanza del corazn.

77

Cristo:
No des mucho valor a tu deseo

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Que hoy te agita y maana mudar.


Que en tanto vivas y aunque no lo quieras
Sujeto a la mudanza siempre ests.

Podra pretender?
Oh divina palabra para el que ama
Tan slo a Ti, Seor,
No al mundo y sus goces deleznables
Que me dejan vaco el corazn!

Tan pronto ests alegre como triste


Ya tranquilo o con grande turbacin;
Ya pesado o ligero, ya devoto
O escaso en tu fervor y devocin.

Cuando ests en mi alma todo es claro


Como luz deliciosa de arrebol,
Y si ausente, las sombras se apoderan
Y las escarchas de mi huerto en flor!

Mas, sobre estas mudanzas anda el sabio


Que enseado en la vida espiritual,
Ni mira lo que siente ni de dnde
La mudanza del viento soplar.

Ningn gozo me alegra mucho tiempo


Si no viene de Ti
Todo es canto de gloria y de alegra
Si me dejas entrar a tu festn!

Con su recta intencin en lo ms alto


Camina siempre a conseguir el fin
Sin cuidar de los vientos del deseo
Sino tan slo de encontrarme a M.

Ay dolor!... que los sabios de este mundo


No perciben tu gozo celestial,
Y menos los carnales que en los unos
Hay la muerte y en otros vanidad.

Mas sucede que a veces se obscurece


La interna claridad con la ilusin
De lo ms deleitable que se ofrece
Pareciendo que en todo busca a Dios.

Los que te siguen despreciando al mundo


Son sabios de verdad,
De la carne al espritu han pasado
Y del gozo terrestre al celestial.

As fueron las gentes a Bethania


No a buscar la palabra de Jess,
sino al gozo de Marta y de Mara
Y a la vuelta de Lzaro a salud.

Cuan diferente es la alegra


Tuya Que es miel de eternidad,
A la del tiempo que tan pronto pasa
Como un meteoro por la inmensidad!

No es tan fcil limpiar perfectamente


El agudo mirar de la intencin
Y que recto y sencillo por completo
Sea por todo dirigido a Dios.

Cuan diferentes resplandores vierte


La Luz Increada a la terrestre luz!
Oh, Luz perpetua que trasciendes todo
Con tu excelsa y divina plenitud!

DIALOGO XXXIX
Cuan dulce es Dios
a quien le ama!
El Alma:
Oh mi Dios y mi todo, y sobre todo!...
Qu cosa ms podra yo querer,
Ni qu bienaventuranza ms excelsa

Clarifica mi espritu sombro


Y en amor arrebtalo hasta Ti!...
Cundo, Seor, me llegar aquel da
Que no sea ms yo, sino T en m?

78

Mas, oh dolor! que aun el hombre viejo

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

No crucificado por completo fue,


Y no est muerto y me promueve guerras
Muy internas que me hacen padecer!

Sino en M que te la puedo dar.


Y por mi amor aceptars de grado
Cuanto adverso te puede acontecer
Vejaciones, dolores y pobreza,
Injurias y congojas... ms tal vez

Mas T Seor que calmas cuando quieres


Hasta la horrenda tempestad del mar
Extiende sobre m la fuerza tuya
Y enseguida tendr serenidad!

Son rosales que esplenden en belleza


Bien que llenos de espinas en verdad.
Caballero de Cristo has de probarte
No en dulzuras sino en la adversidad!

Oh, mi amado Jess!... Yo te suplico


Que no olvides a tu hijo pequen
Que no tiene refugio ni esperanza
Sino tan slo en Ti!

A un breve trabajo bien sufrido


Le responde mi eterno galardn,
Y a una confusin que presto pasa
La infinita dulzura de mi amor.

DIALOGO XL
En esta vida no nos veremos
Libres de tentaciones.

Piensas siempre tener consolaciones


Y alegra a sabor del paladar?
Ni mis grandes amigos las tuvieron
Sino mezcladas de contrariedad.

Cristo:
Hijo mo, en la vida tan grosera
De este mundo, nunca hay seguridad
Y en tanto que esta vida ests viviendo
Escudo de paciencia llevars.

Mas, sufrindolo todo con paciencia


Y descansaron mucho ms en Mi;
No equivalen las penas de esta vida
Con la gloria y la luz que ha de venir.

Por todas partes en combates andas


Y sin herida no es fcil de salir
Por eso te conviene con firmeza
Fijo tener tu corazn en M.

Quieres t recoger a la ligera


Flores y frutos que sembraste ayer?
Con trabajos y lgrimas llegaron
Unos antes que t y otros despus!

Conviene pues romper varonilmente


Los tropiezos que llegues a encontrar
Que al perezoso se le da miseria
Y al vencedor se le dar el man.

Esfurzate y no huyas en la lucha


Espera en tu Seor,
Pon tu cuerpo y tu alma a su servicio
Que El es tu salvacin.

Y si buscas holganza en esta vida


Cmo hallars la dicha celestial?
No te ilusiones con tener descanso
Sino mucha paciencia de verdad.
Y no en los hombres ni en criatura alguna
Debes buscar tu verdadera paz,
Sino en M que la llevo con mi esencia

DIALOGO XLI
Los vanos juicios
de los hombres.

79

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Cristo:
Nunca temas el juicio de los hombres
Cuando nada te acuse en tu interior
Tu conciencia te dice lo que eres
Y lo sabe tambin Dios.

A quienes me cargaron con oprobios


Y a quienes respond con el perdn.

DIALOGO XLII
La renunciacin de s mismo
nos da la libertad d corazn.

Es bueno padecer de tal manera


Y no es grave al humilde corazn
Que ms confa en M que no en s mismo
Su justificacin.

Cristo:
No quieras apegarte a cosa alguna
Djate a ti y me hallars a M
Si nada de lo tuyo hay en tu huerto
Entonces Yo descender hasta ti.

Y no es posible contentar a todos


Los que hablan siempre sin saber por qu;
Ni aun Yo mismo que me di completo
Pude acaso a los hombres complacer?

El Alma:
En qu cosas habr yo de negarme?
Cuntas veces, Seor, me negar?

Por mucho que hagas no podrs librarte


De que el mundo te juzgue a su sabor
T haz como mis santos y en silencio
Y paciencia encomindalo a Dios.

Cristo:
Siempre! En todo! ninguna cosa excluyo;
Desnudo en tu interior te quiero ver.

La humildad defendi siempre a los justos


De los que hablan mentiras y maldad;
Mas, a veces conviene que respondas
Cuando puede venir mal de tu callar.

Mi unin contigo no ha de realizarse


Si no renuncias a tu voluntad,
Y cuanto ms generosa tu renuncia
Mucho ms hacia ti me atraers.

Quin eres t para temer al hombre


Que hoy existe y maana ya no es ms?
Teme a Dios que es Seor de cuanto existe
Y que es el dueo de la Eternidad.

Algunos se renuncian no del todo


Pues que ponen alguna condicin
Otros ofrecen al principio mucho
Mas se dejan vencer por la ocasin.

Qu puede hacerte el hombre con injurias


Si su dao le vuelve contra s?
Tenme a M ante tus ojos; no contiendas
Que Yo a su tiempo volver por ti.

Mi trato familiar, ntimo y suave


Que es un reflejo del Eterno Amor
Slo puede gozarlo el que ha dejado
Por completo vaco el corazn.

Si sabes que es injusta la vergenza


Que te hacen padecer
No te enfades y pierdas la corona
Que tu paciencia te ha de merecer.
Mrate en M que en lo alto de los cielos
Pienso siempre en tenerles compasin,

Muchas veces te dije y hoy de nuevo


Lo vuelvo a repetir;
Si te renuncias por completo un da
Tambin completo me tendrs a M.

80

No te afanes en bsquedas ansiosas

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Descansa en mis promesas y en mi Amor;


Toda tiniebla en mi presencia huye
Y libre quedar tu corazn.

Y a lo eterno apreciar en su valor.


En cualquier circunstancia de la vida
No juzgues su apariencia al exterior
Ni con vista sensual has de mirarlo
Sin antes penetrar en su interior.
Tal entraba Moiss al Tabernculo
A pedir el consejo del Seor;
La divina respuesta ha de venirte
En el hondo secreto de tu Yo.

Djate a ti ya que dejaste todo,


Y desnudo de amor propio ven a M;
Al desnudo Jess muerto en cadalso
Slo muerto a ti mismo has de seguir.
Oh!... morir para ti igual que muere
Una flor arrancada de un jardn,
Y que dispuesta sobre el ara santa
Su perfume derrama hasta morir.

Siempre tuvo Moiss grandes recursos


En el santo recinto del altar
Y tom la oracin como un remedio
Por curar a los hombres su maldad.

Y morir como muere el gusanillo


Que teji su capullo y se escondi
Para luego salir trasfigurado
Y abrir sus alas a la luz del Sol.

Tal debes huir t para esconderte


En el secreto de tu corazn,
Esperando con fe y gran confianza
El blsamo divino de mi Amor.

Que as mueren mis santos mientras viven


A manos llenas derramando el bien,
Cual si fueran un vaso de agua clara
Del que todos se acercan a beber.

Dicen por eso los Sagrados Libros


Que engaado se vio un da Josu (I)
Por aquellos audaces Gabaonitas
Enemigos del pueblo de Israel.

DIALOGO XLIII
Lo exterior no debe
absorbernos completamente.

No meditaron en su fuero interno


Ni esperaron mandato del Seor
Y creyeron de pronto a las palabras
Cayendo luego en doloroso error.

Cristo:
Hijo: debes mirar con diligencia
Que en toda material ocupacin
Ests siempre muy dentro de ti mismo
Y nunca derramado a lo exterior.

(I)

DIALOGO XLIV
No sea el hombre importuno
en los negocios.

Que no seas sujeto a cosa alguna


Sino las cosas sujetarse a ti
Porque seas seor de tu trabajo
Y no para el trabajo muy servil.
Eres hijo no siervo ni comprado
Y esa gran libertad de hijo de Dios
Debe hacerte pisar lo transitorio

Josu 9.

Cristo:
Encomindame siempre tus negocios
Y yo lo dispondr todo muy bien
Espera lo que Yo tenga ordenado
Que a su tiempo en tu ayuda acudir.
81

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

El Alma:
Oh Seor! muy de grado yo te ofrezco
Todas las cosas que en mi mano estn
Pues comprendo que todos mis cuidados
Sin tu ayuda de nada servirn.

Una cosa, Seor, puedo decirte;


Nada tengo que valga, nada soy.
Parceme que en todo estoy vaco
Y que nada con nada siempre soy.
Y si T no me vales y me ayudas
Si no ests, oh Seor, dentro de m,
En todo me hago torpe y disoluto
Todo es error cuanto no estoy en Ti.

Bien quisiera no ocuparme tanto


De sucesos que pudenme venir
Sino que me ofreciese sin tardanza
A lo que hayas dispuesto sobre m.

Slo T permaneces para siempre


Slo T lo haces todo justo y bien!
Pero yo soy mudable en siete tiempos
Y poco permanezco en un querer.

Cristo:
Hijo mo, el hombre trata a veces
Las cosas que desea con afn;
Y sucede que apenas lo ha alcanzado
Se muda su querer y su pensar.

Extindeme tu mano auxiliadora


Que T solo me puedes ayudar
Y que estable y constante en toda cosa
No mude a cada instante mi pensar.

Un mismo pensamiento no perdura


Largo tiempo por un mismo querer
Y es aun en las cosas ms pequeas
Que suele acontecer.

Muchas gracias, Seor!... Todo procede


De Ti como de eterno manantial,
Mientras yo tan mudable y vacilante
Nada tengo sino mi vanidad.

Es por eso de grande conveniencia


Negarse a s mismo siempre ms,
Y entonces tranquilo abandonarse
A aquello que deba Yo ordenar.

Y, de donde podra yo gloriarme


Si nada existe de durable en m?
Si en m todo es mudable cual la ola
Que apenas es nacida ha de morir?

Porque aun los negocios materiales


Te pueden traer lucha y turbacin,
Por eso he dicho que "velis orando
Que as no caeris en tentacin". (I)

Mi gloria verdadera est en tu Nombre


Mi ms pura alegra est en tu Amor,
Mi esperanza, mi luz, mi fortaleza
En Ti los hallar mi corazn.

(I) Mateo 26

DIALOGO XLV
Nada tiene el hombre
de qu alabarse.
El Alma:
Qu es el hombre, Seor, a quien visitas?
Por qu te acuerdas de l?
Acaso ha merecido que le dieses
Ni una chispa de luz de tu saber?

Busquen los hombres las humanas honras


Mi alma slo tu gloria buscar,
La gloria temporal es aire y humo
Inquieta ola que se viene y va.

82

Oh, Eterna Verdad, Grandeza Eterna


Clara fuente de Amor y de Piedad,
A Ti sea la gloria y la alabanza

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Para siempre jams!

DIALOGO XLVII
No debe nuestra paz
depender de los hombres.

DIALOGO XLVI
Del desprecio de toda
honra temporal.

Cristo:
Si depende tu paz de algn amigo
Por igualdades con tu parecer,
Movible estars siempre y sin sosiego
Pues buscars de conformarte a l.

Cristo:
Hijo mo, no sufras si a los otros
Les ves mucha honra levantar
Y t ser despreciado y abatido
A grande indignidad.

Si en pos de la Verdad que no se muda


Buscas siempre de andar
Que el amigo se fuere o se muriese
Tendrs siempre inalterable paz.

Levanta a M tu corazn doliente


Mrate en M que lo sufr tambin
Y ninguna amargura ha de causarte
El menosprecio que los hombres den.

En M estar el afecto del amigo


Y le amars por M,
Que en mi Amor caben todos los amores
Y an no llega al fin.

El Alma:
Oh Seor mo!... En ceguedad estamos
Y muy presto nos entra vanidad,
Pareciendo que todo se nos debe
Y en realidad no merecemos ms.

Nada vale sin M, ni es duradera


Aunque fuerte parezca la amistad.
Ni es durable el amor que yo no uno...
Porque slo Yo soy eternidad!

Si bien miro en mis das ya pasados


Criatura alguna me injuri jams,
Ni tendra en justicia que quejarme
Si alguno lo hubiese hecho de verdad.

Tan muerto debes ser a los afectos


Que si de ellos te llegan a privar
No sientas conmociones tan profundas
Que afecten el santuario de tu paz.

Porque yo muchas veces gravemente


He traspasado tu sagrada Ley,
Y es razn de que todas las criaturas
Me arrojen a la frente su desdn.

Si ms te alejas del placer humano


Tanto ms cerca te pondrs de M;
Tanto ms subes a lo puro y bello
Cuando ms te separas de lo vil.

Puedo quejarme con justicia entonces


De los desprecios y la confusin?...
A Ti slo la gloria y la alabanza
Que T slo mereces, oh Seor!

Si supieses de todo amor criado


Por completo vaciar tu corazn,
Sobre ti manara de mis fuentes
Eterno Surtidor.

Y si no alcanzo a recibir de grado


La injuria, el desamparo y el desdn,
No merezco, Seor, tus alegras
Ni ser considerado un hijo fiel.
83

Ama a toda criatura de la Tierra


Sin apartar tu mirada del Criador,
Slo as se inundar tu alma

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Del gran Conocimiento Superior.

Y mi Luz pasar por las conciencias


Como candelas en Jerusaln (I)
A escudriar los ntimos rincones
Donde todo lleg menos mi Ley!

Cualquier cosa aunque pequea sea


En que buscases de afianzar tu paz,
Te impedira mi supremo gozo
Poniendo en ella demasiado afn.

(I) Soph. I

Y sern descubiertos los secretos


Que dejan las tinieblas al pasar
Desflorando los huertos interiores
Como un negro huracn.

DIALOGO XLVIII
Contra la ciencia
vana del mundo.

Yo soy el que levanto en un momento


Al humilde que busca en M la luz;
Yo le enseo sin ruido de palabras
Que la ciencia primera es la virtud.

Cristo:
No te entusiasmen los sutiles dichos
De los hombres; no est el Reino de Dios,
En palabras hermosas sino en hechos
Que estn conformes a mi Ley de Amor (I)

Y le enseo a encontrar en el presente


El medio de buscar lo porvenir;
Huir honras, riquezas y codicias
Poniendo toda la esperanza en M.

(I) Corintios 4.

Mis palabras encienden corazones


Y vierten en las almas claridad
Movindolas a contricin perfecta,
Llenndolas de paz.

Aprende el que me ama tanta ciencia


En el secreto de mi Corazn,
Que encuentra luego despreciable todo
Lo que no es el saber que le di Yo.

Nunca busques de mostrarte sabio,


Pero estudia la forma de vencer,
Las viciosas costumbres que te quedan
Como resabios de lejano ayer.

A unos hablo de cosas ms comunes


A otros de una altura singular
Les revelo misterios de honda lumbre
Que luego les enseo a interpretar.

Yo soy el que ense al hombre la ciencia


Y a los humildes, claridad les doy,
Ningn sabio podr ensearte tanto
Como sabio es aquel que enseo Yo.

Yo soy Doctor de la Verdad Oculta,


Muy a fondo escudrio el corazn,
Desfilan ante M los pensamientos
Y a cada cual en su medida doy.

Ay de aqullos que buscan insaciables


Curiosidades vanas aprender
Y descuidan la ciencia de las ciencias
Del servicio de Dios y de su Ley!
Tiempo vendr que llegar hasta ellos
Maestro de maestros a pedir
Las lecciones que todos aprendieron
Quiz muy lejos de pensar en M.

DIALOGO XLIX
No debemos buscar con demasiado
afn las cosas exteriores.

84

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Cristo:
Hijo mo, conviene que t ignores
Todo aquello que nada va en saber,
Que te estimes un muerto para todo
Lo que es ajeno a la Divina Ley.

Cuntas veces hall puros afectos


Donde menos pens!
Cuan vana es la esperanza en las criaturas
Que tan mudables son en su querer!
Seas bendito, mi Seor, por siempre
Que en Ti est toda paz, toda salud!
Y aunque engaados y mudables somos,
Amigo fidelsimo eres T!

Te conviene ser sordo a muchas cosas


Y slo or lo que te infunde paz
Ni fijarte en aquello que te agrada
Y a cada cual su parecer dejar.

Qu hombre hay que se guarde tan seguro


Que enredado no sea en falsedad?
Mas aqul que en tu poder confa
Aunque fuera enlazado no caer.

Tiempo perdido el que en porfas gastas


Te basta y sobra mi conformidad;
Si de acuerdo Conmigo est tu juicio
Di, quin te vencer?

T consuelas y libras al que espera


Seor, tan slo en Ti!
T slo me eres fiel en toda prueba
T slo perseveras junto a M!

El Alma:
Oh, Seor!... aqu somos hoy vencidos
Que lloramos el dao temporal
Por ftiles ganancias trabajamos
Y olvidamos el dao espiritual.

Oh, cuan bien supo el alma que deca:


"Fundada en Cristo mi esperanza est";
Y si as mantuviese yo la ma
Ningn temor me hara zozobrar!

Miramos mucho lo que poco vale


Y lo que es necesario se olvid
Como una cosa que no tiene importancia..
Y en ello est tu Voluntad, Seor!

Quin basta a resguardarse de los males


Que le pueden venir?
Y si lastima lo que est previsto
Lo que no, qu ser, pobre de m?

Casi todos los hombres nos lanzamos


A lo exterior con indecible afn,
Y si no viene la reaccin muy pronto
El vrtigo exterior nos vencer.

Hombres somos, mudables, quebradizos


Aunque ngeles a veces nos dirn,
Y son nuestras palabras como el viento
Que hoy se siente y maana pasar.

DIALOGO L
No debemos creer a todos
y cuan fcil es resbalar en palabras.

Cunta fue tu prudencia al avisarnos


Que en guardarnos pongamos nuestro afn,
"Que enemigos estn dentro de casa"
Y que es de humanos la infidelidad!

El Alma:
Aydame, Seor, en toda angustia
Porque errados mis juicios siempre van!
Cuntas veces no hall amistad sincera
Donde pens encontrar sinceridad!
85

Defindeme, Seor, de estas ficciones


Y de aqullos que hablan mucho mal
Pon en mi boca las palabras firmes

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

En que siempre se encuentre la verdad.

Ese espanto de ser avergonzado


Por tus defectos o incorrecto obrar
Muestra claro que no eres muy humilde
Ni muerto al mundo por completo ests.

Oh, qu bueno es callar lo que otros hablan


Y en secreto guardar
Lo que no debe descubrirse a muchos
Que de seguida lo divulgarn!

Oye las palabras que


Yo te hablo Y as no cuidars
De todas las que digan las criaturas
Que poco o nada te podrn daar.

Slo en Ti dejar mis confidencias


Y los secretos de mi corazn.
Y no me agitar por las palabras
Que como un viento pasajero son.

Si cuanto hay de maligno se pudiese


Decir contra de Ti,
Si no lo vieses ni como una paja,
Ni un cabello te puede suprimir.

Cun seguro es huir las apariencias


Que son a veces pura falsedad!
Como todas las cosas que de fuera
Solemos admirar!

Quin a M no me tiene ante sus ojos


Y no ando dentro de su corazn,
Una spera palabra le sacude
En su ntimo yo.

Los tesoros se guardan mucho tiempo


En gran seguridad
Si en esta vida quebradiza y falsa
Tuviramos cautela en el hablar.

Yo conozco el secreto de las almas


Y conozco tambin
Al que hace la injuria, al que la sufre
Y de todas las cosas s el porqu.

DIALOGO LI
De la confianza en Dios
cuando nos injurian.

Yo soy el juez que juzgar al culpable


Y al inocente si en verdad lo es
Mi consuelo tendr junto a la prueba
Y el mrito despus.

Cristo:
Hijo; palabras por el aire vuelan
Y ellas no hieren al que firme est;
Si eres culpado enmindate de grado
Y si no con paciencia sufrirs.

El testimonio de los hombres falla


Mas en mi juicio la verdad est
Y aunque oculto y quiz desconocido
Nunca yerra ya tiempo se ver.

Por qu ser que tan pequeas cosas


Te penetran tan hondo al corazn;
Sino porque muy vivo el amor propio
Te sacude con honda vibracin?

A Dios has de acudir en todo juicio


Que los hombres levanten contra ti;
Quin podr conturbarte, hijo mo,
Si te apoyas en M?

Mira, hijo, hasta el fondo de t alma


Y all conocers que vive en ti
El afn de agradar a las criaturas
Mucho ms que de agradarme a M.
86

Y piensa que mis juicios son profundos


No formados de humano parecer
Y que es delito a veces a mis ojos

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Lo que a los hombres les parece bien.

Y entonces no dirs que se te libre


De ese cuerpo mortal
Ni que se ha dilatado tu destierro
Entre las sombras y la oscuridad.

El Alma:
Mi Seor y mi Dios, mi juez paciente,
Que conoces del hombre la maldad
S T mi fortaleza y mi defensa
Ya que sabes tambin mi nulidad.

Oh, si vieses el gozo perdurable


De mis Santos en la Eterna Luz
Los que fueron del mundo despreciados
Indignos de vivir junto a mi Cruz!...

Concdeme llevar con mansedumbre


Lo que T sabes y que yo no s;
Y que baje hasta el fondo de mi nada
Si me dicen injurias otra vez.

No codiciaras los alegres das


De este triste y efmero vivir;
Te holgaras de ser tenido en nada
Y de sufrir por M

Perdname, Seor, piadoso y bueno


Todas las veces que no lo hice as!
Dame la fuerza de escuchar sereno
Todo cuanto de m quieran decir!

Si vislumbrases la Belleza Increada


Por un resquicio de la eternidad,
Jams te quejaras de la angustia
Que te ofrece la vida terrenal.

DIALOGO LII
Grandes cosas debemos
padecer por la vida eterna.

No te parece que tus penas todas


Son como nada si a medirlas vas
Con la gloria divina que en mi Reino
Por siempre poseers?

Cristo:
No te quebranten los trabajos duros
Que has tomado por M,
Ni te abatan del todo los dolores
Que por mi causa te podrn venir.

Levanta pues tu corazn al cielo


Y mira que te miro desde all
Entre la augusta corte de mis santos
Que padecieron por seguirme a M.

Mi promesa te esfuerce y te consuele


Yo solo basto para el galardn;
Ni ser mucho tiempo el que trabajes
Ni por siempre tendrs tribulacin.

Felices en el Reino de mi Padre


Seguros en inmensa eternidad
Vieron trocarse las angustias hondas
En Amor inmortal!

Esfurzate en cumplir lo prometido


Y en mi via trabaja con ardor;
Ora, sufre, calla, canta, que ya viene
El da del Seor.

DIALOGO LIII
Del da de la Eternidad y de las
angustias de esta vida.

No da o noche cual los de este tiempo


Sino eterna y divina claridad
Una holganza serena y duradera
Y una perpetua paz.

Alma:
Oh, Morada feliz y soberana!...
Oh, da claro de la eternidad!...
Cundo ser que tu arrebol se extienda

87

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Sobre la oscura playa terrenal?

Brille en mi cielo el iris de tu paz


Que se esfumen los torpes pensamientos
En la presencia de tu santidad.

Los moradores de los cielos saben


Cun hermosa es la patria celestial;
Y nosotros andando en el destierro
Slo sabemos el dolor de ac.

Perdname, Seor, mi gran flaqueza


Que estando en el recinto de oracin
Me voy a donde va mi pensamiento
Como llevado de alucinacin.

Das malos y pocos vive el hombre


Cargado de ansiedad y dolor
Quebrantado con mltiples trabajos
Y hasta humillado por la tentacin!

Por eso T dijiste: "Donde tienes


Tu tesoro all est tu corazn" (I)
Y esa oculta atraccin a lo terreno
Me sirve de tormento en la oracin.

Oh, cundo acabarn estos dolores


Y libre me ver de esclavitud!
Cundo Seor, se alegrar mi alma
Sumergida en tu eterna plenitud?

Si amo el cielo en los cielos me deleito


Si amo el mundo, belleza encuentro en l,
Si amo la carne, sus ruindades todas
Me acosan en tropel!

Cundo sentir por dentro y por fuera


Esa serena inconmovible paz
Seguro de que no ser turbada
Que es tu Amor, Oh Jess, quien me la da!

Feliz aqul que por tu amor aquieta


Todo ruido en su huerto espiritual,
Y te ofrece oracin frvida y pura
Como Angel de tu Corte Celestial!

Me has dejado muy pobre y desterrado


En tierra de enemigos, oh Seor!
Y con ansias suspira mi deseo
Clamndote consuelo en mi dolor!

(I) Lucas 21.

DIALOGO LIV
Del deseo de la vida eterna.

Los placeres del mundo son mi carga


Me entorpecen los vuelos hacia Ti,
Quisiera comprenderte y me obscurecen
Quisiera remontarme y quedo aqu!

Cristo:
Hijo, si tienes un deseo vivo
De la eterna y celeste beatitud,
De salir de la crcel de tu cuerpo
Y vivir en mi excelsa plenitud.

Buscando paz a la oracin acudo


Me doy luego a pensar lo celestial
Y un tropel de bajezas materiales
Se me viene como una tempestad.

Da lugar a ese noble sentimiento


Y con l ensanchars tu corazn,
Pensando que est cerca mi clemencia
Que soy Yo quien te da esa inspiracin.

Seor, tan grande es la miseria ma


Que me veo en el lodo hundido as!
Por piedad no te alejes de tu siervo,
Y apidate de m!
Resplandezca tu luz en mi horizonte

88

No la recibes por tu solo esfuerzo


Sino por mi solcito querer,
Para alentarte en los combates rudos

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Que pronto has de tener.

Es probado el fiel siervo del Seor;


Que eso es negarte y quebrantarte en todo
Y es abrazarte con la abnegacin.

Mi hijo: muchas veces arde el fuego


Mas no sube la llama sin humear;
Tal arden los deseos celestiales
Pero envueltos en humo terrenal.

Si buscas de morir para ti mismo


Como medio de hallar tu perfeccin
El verte contrariado en cuanto quieres
Es camino ms rpido y mejor.

Tal me llegan a veces tus deseos


Manifestados con tenaz afn,
Y te digo: no es puro ni perfecto
Lo que envuelve inters muy personal.

Piensa, hijo en el fruto que recoges


Como piensa en su campo el labrador
Que no mira fatiga ni intemperie
Ni helada, escarcha, ni el ardor del Sol.

No pidas lo que te es muy deleitable


Y conveniente segn tu parecer
Sino lo que es conforme y ajustado
A mi sabio querer.

Por eso tu querer que sacrificas


Tu paciencia tendr consolacin;
Ganars en despego de lo criado
Y ms te abrazars con tu Seor.

Hijo mo, conozco tu deseo


Y odo hasta el cansancio tu gemir
Y querras ya estar entre los hijos
Que llegaron al Padre junto a M.

Porque en perpetua negacin se llega


Al Reino de la Luz,
Donde hallars lo que por M dejaste
Y rosas sin espinas en mi Cruz.

An es tiempo de lucha y de trabajo


No es llegada esa hora para ti;
Esprame Yo soy el que a su hora
Por ti ha de venir.

All ser una misma con la ma


Hijo, tu voluntad
Nadie osar contradecirte en nada
Que es Patria del Amor y de la Paz.

Muchas veces hars lo que no quieres


Y lo que quieres no podrs hacer
Lo que dicen los otros ser odo
Y lo dicho por ti nadie lo oir.

All te dar Yo perpetua gloria


Por las injurias que te vi sufrir
El fruto te dar de tu obediencia
Y de tu humilde sumisin a M.

Cuanto pidan los otros ser dado


Y a ti nada que pidas te darn,
Poca cosa en los otros ser grande
Y tus grandes esfuerzos no valdrn.

All todo tendrs junto conmigo


Por tus angustias mi divino Amor,
Y palio de loor por tu tristeza
Y mi aureola por tu humillacin.

A otros se darn honrosos puestos


Por intil sers tenido t...
Si todo esto sufrieres en silencio
Es un gran adelanto en la virtud.
De tal manera y otras semejantes

89

Busque cada uno lo que bien quisiere


Y alzado sea hasta el almo azul;
Gzate t con la esperanza firme
De la gloria y amor de tu Jess!

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO LV
Debe ofrecerse a Dios
el alma desconsolada.

En los cielos serenos de tu paz!


Como helada llovizna han descendido
Los ms rudos dolores sobre m;
Oh, Seor!... En la Tierra y en los cielos
Todo lo ordenas para un justo fin.

Cristo:
Seor, Dios mo!... Te bendigo siempre
Que tal como T quieres sucedi;
Y todo cuanto haces es perfecto
Porque todo lo sabes, oh Seor!

Te agradezco que me hayas abatido


Porque aprenda tu rgida leccin
Y destierre de mi alma la soberbia
Y aprenda la humildad de corazn.

Algrese tu siervo en tus mandatos,


Regocjese en Ti!
Tuyo es mi gozo, mi esperanza toda
y tuyo es todo lo que hay en m!

Nadie puede aliviarme en mi amargura


Dios mo, sino T!...
Oh Mdico divino de las almas
Que hieres y devuelves la salud!

Pobre soy y muy lleno de trabajo


Desde aquella primera juventud;
Y hasta el llanto se conturba mi alma
Cuando escondes el rayo de tu Luz.

Oh, mi amado Seor!... Soy en tus manos,


Recibo con amor tu correccin,
Que ella enderece mi torcida senda
En todo aquello que tu Ley mand.

Dame, Seor, tu paz y tu dulzura


La paz de tus praderas siempre en flor
Donde apacentas a los hijos tuyos
Junto a la lumbre de tu santo Amor!

Un humilde discpulo piadoso


Seor yo quiero ser!...
Y que me rijas y reprendas siempre
Hasta que ande conforme a tu querer!

Y gurdame debajo de tus alas


Defendido de toda tentacin,
Que me vuelvan los das ya pasados
En que alumbraba mi jardn el Sol.

Haz conmigo conforme a tus deseos


No me apartes por ser un pecador
T conoces mi vida y mis flaquezas
Mucho mejor que las conozco yo.

Padre justo! comprendo que es llegada


La hora en que probado debo ser;
Esta hora marcada en mi camino
Por tu eterno y santsimo querer!

Muchas veces se engaan los sentidos


Al pretender juzgar;
Nadie es mejor por la alabanza de otros
Ni nadie es peor porque le quieran mal.

No me conturba este dolor profundo


Ni el sentirme abatido en lo exterior
Si me dejas vivir interiormente
Sintiendo la dulzura de tu Voz.
Si has querido que sea quebrantado
Con vejaciones y hasta enfermedad
Concdeme que vea el alba nueva

Que cada uno de nosotros somos


Oh, Seor! lo que somos ante Ti,
Como lo dijo tu dilecto siervo
San Francisco de Ass!

90

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

DIALOGO LVI
De los trabajos
humildes

Como un incontenible manantial.


Porque ensanchado el corazn recorras
En carrera el mandato del Seor
Y luego digas con mi Apstol Pablo:
"Con tus glorias no hay comparacin".

Cristo:
Hijo mo, no puedes de continuo
Pensar en las virtudes con fervor
Ni tampoco vivir por largo tiempo
En alto grado de contemplacin.

DIALOGO LVII
No somos dignos de consuelos
sino de tormentos.

La pesada materia que revistes


Ya te har muchas veces descender
Para llevar la carga de esta vida
En las cosas que son de tu deber.

El Alma:
Oh, piadoso Seor! Yo no soy digno
De tu dulce consuelo espiritual,
Y es justicia que haces si me dejas
En triste soledad!

Mientras vives, mi hijo revestido


De un cuerpo material,
Tu corazn en grande pesadumbre
De continuo estar.

Que aunque contrito el corazn, llorase


Tantas lgrimas cual aguas lleva el mar,
No sera an digno que vinieses
Con tu amor mis heridas a curar.

Porque estando en la carne, el peso de ella


Te obligar a gemir
Estorbndote estudios superiores
Y hasta el buscarme en la oracin a M.

No soy digno sino de ser tratado


Como hijo ingrato, como siervo infiel
Que muchas veces y en diversos modos
Contra tu augusta Ley me rebel.

Cuando as te encontrases fatigado


Te conviene hacer obra exterior
Y que te alegres con hermosos actos
Hasta que vuelva mi consolacin.

Mas T, piadoso, desbordando siempre


Misericordioso Amor,
Sin mirar merecimiento mo
Me brindas tus consuelos, oh Seor!

Y sufre con paciencia este destierro


Y en tu espritu la honda sequedad
Hasta que Yo te venga nuevamente
Con la suave dulzura de mi Paz.

Y tu Luz no es la luz que hay en la Tierra


Ni tus delicias las humanas son,
Que son ms que esplendores de la aurora
Bellos y suaves ms que el arrebol.

Te har olvidar de tus amargos das


Y tendrs gran reposo en tu interior;
Y a la luz infinita de mi gloria
De nuevo inundar tu corazn.
Extender a tu vista las floridas
Praderas de mi Ciencia Espiritual
Que en la Santa Escritura desbordara

Oh, Maestro Jess!... Qu hizo este hijo


Que mereciera tu consolacin?...
Pocas fueron mis obras y aun ellas
Ensombrecidas por la imperfeccin.
91

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Qu hice yo para que hagas T memoria


Del indigno discpulo que fui?
Que aunque yo no quisiera confesarlo
Mi conciencia estar contra m.

Mezclada de energa y decisin,


Que te lleve a buscar mi acercamiento
Y te da compuncin de corazn.
Busca un sitio tranquilo de reposo
Donde apartado en tu interior jardn,
Estimes como nada todo el mundo
Y confiado te acerques hasta M.

Yo conozco en verdad que soy muy digno


De todo agravio que me quieran dar,
Porque yo he traspasado tu Ley Santa
Por muchas veces con mi mal obrar.

En las fiestas y alegres vacaciones


A todas cosas antepn a Dios;
No podrs deleitarte en goces vanos
Y a la vez en mis clices de amor.

Slo tengo palabras en mi boca


Para decir como tu santo Job:
"Antes de entrar a oscuridad de muerte
Permteme que llore en mi dolor". (I)

Mi Apstol Pedro te lo dice claro:


"Que te abstengas cual cristiano fiel
De los goces groseros de este mundo
Puesto que eres peregrino en l."

Qu es lo que pides al que ha delinquido


Contra el mandato de la augusta Ley?
Que humilde reconozca su miseria
Y repare su mal haciendo el bien.

Con qu confianza llegar a la muerte


El que nada le ata a lo carnal,
No el alma perturbada que no sabe
Qu cosa sea el gozo espiritual.

Para Ti es holocausto suave y dulce


El alma conmovida en contricin;
Es la esencia de nardos que te agrada
Que se vierta a tus plantas, oh Seor!

Si quieres de verdad entrar conmigo


A mi huerto secreto del Amor
Renuncia los deleites transitorios
Y estdiate a ti mismo en lo interior.

All est el lugar de mi refugio


Cuando a todos, mi rostro he de ocultar...
Slo T no rechazas al que llega
A tus pies sus delitos a llorar!...
(I)

Rennciate a ti mismo y si te vences


Todo estorbo vencido quedar,
La perfecta victoria es de ti mismo
Que t la alcanzars.

Job. 10

DIALOGO LVIII
La Luz Divina no se mezcla
en los placeres humanos.

El que hizo obedientes sus sentidos


A la sana razn,
Y la razn a M en todas las cosas,
Es heroico y glorioso vencedor.

Cristo:
Hijo mo, mi gracia es muy preciosa
Y no sufre mezcla con lo terrenal;
Y todo cuanto te sea impedimento
Para con ella lo debes apartar.
Es mi gracia esa suave fortaleza

92

Si deseas subir a tales cumbres


Empieza con esfuerzo varonil
En tu huerto a cortar la planta estril
Poniendo la segur a la raz.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Del amor excesivo que se tiene


Todo hombre a s mismo viene el mal
Aun en los asuntos materiales,
Cunto ms en la vida espiritual!

Tiene siempre a la vista la ganancia


Y el dejar satisfecho su querer.
La parte superior del alma humana
Chispa divina de la Increada Luz,
Busca siempre subir hasta su origen
A fundirse en su eterna plenitud.

Porque pocos trabajan con ahnco


Para morir perfectamente en s,
No acaban de salir del amor propio
Ni pueden levantar vuelo hacia M.

La inferior naturaleza humana


Ama el ocio y la holganza corporal,
Se goza en las grandezas terrenales
Y est llena de pompa y vanidad.

El que quiere andar libre y a mi lado


Sus jardines de afectos podar,
Pues todo amor desordenado es lastre
Que estorba al espritu volar.

La parte ms sutil del alma humana


Slo se goza y se complace en Dios
Porque puso en el cielo su tesoro
Y hacia el cielo se va su corazn.

DIALOGO LIX
De los movimientos superiores e
inferiores en el alma humana.

No busca deleitarse en lo visible


Huye el mundo y su necia vanidad
Slo busca lo que ha de conducirle
A obtener su dichosa eternidad.

Cristo:
Hijo mo, con grande vigilancia
Observa da a da tu interior,
Donde se mueven de sutil manera
Dos corrientes en tu propio yo.

Excelso don que el justo ha merecido


Es esta fortaleza espiritual
Gracia divina de los que se esfuerzan
En ruda lucha por la santidad.

Todos desean en palabras y hechos


Ir buscando y encontrando el bien
Y esto mismo les engaa a muchos
Como el espejismo que el viajero ve.

Es la propia seal de los que suben


El monte santo de la perfeccin,
Que en los cielos pusieron su tesoro
Y a los cielos se va su corazn!

Es la parte inferior de grande astucia,


Y a s misma se pone como fin;
La parte superior no busca engaos
En todo busca de agradarme a M.

DIALOGO LX
Corrupcin de la naturaleza humana
y eficacia de la gracia divina.

El yo inferior no quiere ser vencido


Ni sojuzgado a otra voluntad.
La parte superior gusta humillarse
Y se inclina a servir y a trabajar.
En la inferior naturaleza humana
Trabaja de continuo el inters,

93

El Alma:
Oh, Seor y Dios mo que me hiciste
Como una chispa de tu propia Luz,
Imagen tuya, semejanza tuya
Destinado a una eterna plenitud.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Yo siento en mi materia una fuerza


Que contradice tu Divina Ley,
Y me lleva cautivo y miserable
Hasta ser lo que yo no quiero ser!

A la fuerza divina que T das.


Oh, Divina y pursima Energa
Fuerza que emanas del Supremo Bien!
Ven, desciende hasta m, que no desmaye
En el sendero de la Santa Ley!

No puedo resistir a las pasiones


Si tu auxilio no viene en mi favor;
Mi viciado natural me inclina
A los pecados y a la perdicin.

Oh, mi amado Seor!... Yo te suplico


Que halle gracia a tus ojos en verdad
Que aunque todo me falte en esta vida
Todo me sobra si conmigo ests!

De tu Luz eman como una chispa


Que a tu Luz algn da he de volver...
Dame Seor tu claridad divina
Y contigo en mi da yo ser!

DIALOGO LXI
Debemos negarnos a nosotros
mismos y seguir a Cristo por la Cruz.

En esta crcel material hundido


Cercado de profunda oscuridad,
Soy chispita de luz en la ceniza
Que apenas si distingo el bien del mal.

Cristo:
Hijo mo, yo quiero que t aprendas
La ms perfecta negacin de ti,
Y que sin quejas ni contradicciones
Salgas de ti para venirte a M.

Y aunque conozco dnde est lo bueno


Y lo malo lo sepa distinguir...
Oh Seor!... que me voy por el camino
Donde mieles y flores percib!...

Yo soy camino y verdad y vida; (I)


sin un camino no hay por dnde andar,
Sin verdad no hay acierto, y sin la vida
Eres muerto que anda y nada ms!

De aqu viene, Seor, la grande lucha


Entre el hombre interior que ama tu Ley
Con el hombre carnal que va al pecado
Queriendo o sin querer.

(I)

De aqu viene tambin, que conociendo


La senda recta de la perfeccin
Me voy por la torcida y escabrosa
Llevado por mi propia corrupcin.

Si t quieres encontrar la vida


Guardars los mandatos de la Ley
Si quieres la Verdad Yo te la enseo,
Llevndote a mis fuentes a beber.

Oh, mi amado Seor, Luz infinita


Sin Ti no puedo practicar el bien,
Ni siquiera desearlo sino acudes
A ser mi fortaleza y mi sostn!
Mas en Ti, mi Seor, todo lo puedo
Oh, grande fortaleza celestial!
Nada hay en las criaturas que se iguale

Juan 6

Si quieres ser perfecto, deja todo


No tan slo en la vida material,
Si en la interna negndote a ti mismo
Entregado a mi eterna Voluntad.
Y si quieres reinar junto conmigo,
94

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Conmigo has de llevar tambin la Cruz;


Que en cruz vivieron mis amigos todos
Para entrar en los Reinos de la Luz.
El Alma:
Seor mo, tu camino, estrecho
Y despreciado por el mundo es;
Hazme parte, Seor, de tus desprecios
Que bien tratado yo no puedo ser.

DIALOGO LXII
No debe acobardarnos
nuestra flaqueza.
Cristo:
Grandes son la humildad y la paciencia
Cuando te azota la contrariedad,
Ms valen que fervientes devociones
En buenos tiempos de prosperidad.

No ser tu discpulo tratado


De mejor modo que el Maestro fue
Ni el siervo que el Seor, T lo dijiste
Y tal cual lo dijiste, as es!

Por qu te tornas apesadumbrado


Por pequeeces hechas contra ti?
Djalo pasar, que esto no es nuevo
Y mucho de esto debers sufrir.

Cristo:
Hijo, si esto sabes, y leste tanto,
Ponlo por obra, que feliz sers,
Que cumplida la Ley y bien guardada
Ella sola te basta y nada ms.

Esforzado te muestras cuando nadie


Tu paz viene a turbar,
Y consuelas y esfuerzas a los otros
Y consejos prudentes sueles dar.
Cuando llega a tu puerta la tristeza
Luego pierdes de sbito el valor,
Y te ves derribado por el suelo
Y hasta sientes desesperacin.

El que bien guarda los mandatos mos,


Es quien me ama como Yo le am,
Y conmigo en el Reino de mi Padre
Por siempre le tendr.

Tu flaqueza la ves por experiencia


En cuanto viene la tribulacin;
Es gran cosa si sufres con paciencia
Si no puedes alegre y con amor.

El Alma:
Aydame, Seor, que as suceda,
Si de tu mano recib la cruz,
Hasta la muerte la tendr conmigo,
Tal cual me la pusiste T!

El silencio prudente es grande medio


Para calmar la interna tempestad
Que las criaturas inconscientes causan
Y que a veces no puedes evitar.

Una cruz es la vida del cristiano


Si quiere ser lo que su nombre es;
Ea hermanos vayamos todos juntos
Llevando nuestra cruz hasta vencer!

Pondrs en M tu corazn cansado


Cuando sientas bullir la indignacin;
Preparado, hijo mo, a socorrerte
Bien sabes que Yo estoy.

Por Jess la tomamos, la llevamos


Por El sobre ella habremos de morir;
Mirad que nuestro Rey marcha adelante
Porque es de nuestra causa el adalid.

95

Sosiega tu alma y a mayores trances


Te debes preparar
Y no pienses que est todo perdido
Si tan pronto no puedes levantar.

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Ms alto est que tu capacidad,


Cuando Yo quiero descubrirme a un alma
Las ridas disputas son de ms.
Quin puede penetrar los altos juicios
Que en el Divino Pensamiento estn?
Quin puede comprender la Eterna Idea
Que marca leyes en la inmensidad?

Eres hombre y no Dios, carne y no ngel,


Y no debes pensar que tu virtud
No sufra las mudanzas de la Tierra,
Cual si vivieras en el ancho azul.
Yo soy el que consuela a los que lloran
Y el que conforta al que cado est,
Doy aliento al que siente su flaqueza
Y remedio al que ve su enfermedad.

El Alma:
"Justo eres Seor, justo tu juicio, (I)
Justificado y verdadero en si
Temido debe ser no escudriado
Por mente humana limitada y vil.

El Alma:
Oh, piadoso Seor, Bendita sea
Tu palabra de tierna suavidad!..
Como esencia de nardos en mis llagas
Como miel de dulcsimo panal.

() Psalmo 118

Da y hora vendrn en tus arcanos


Tan profundos como es la Eternidad,
Que corridos los velos del Enigma
Podamos comprender tu Majestad.

Qu hara yo en todas mis angustias


Si no vinieses en mi ayuda T?
Dbil y enfermo, adonde acudira
En busca de salud?

Cristo:
Hay otro escollo a la paz de tu alma
Y es la estril y vana discusin
Sobre cual de los Santos de mi Reino
Es mayor o menor.

Aydame a llegar hasta ese puerto


Que es vida y salvacin,
Qu me importan las penas de este viaje
Si al final te encontrar, Seor?

Controversias son stas que no llevan


Sino a la disensin;
A fermentar soberbia y vanagloria
En los de dbil e incauto corazn.

Dame, Seor, paciencia y fortaleza


En todo cuanto tenga que sufrir;
Dame dulce partida de este mundo,
Que contigo me es suave hasta morir.

Engendra las envidias, las discordias


En tanto que unos quieren preferir
A un santo sobre otro, cual si fuera
La virtud lienzo que se va a medir.

DIALOGO LXIII
Los juicios ocultos de Dios.

Ninguna flor espiritual recoges


De ese indiscreto y vano disputar,
Y disgusta a mis Santos que me cantan:
"No eres Dios de discordia y s de paz".

Cristo:
Hijo mo, si evitas discusiones
Sobre cosas que no puedes saber,
Ganars en tu paz y en tu sosiego
Y ser por tu bien.
La infinita Grandeza, el Poder Sumo

96

Yo soy el que llam a todos mis siervos


Por los senderos de la Redencin,

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Les di mi fortaleza y mis piedades


La suavidad de mi consolacin.

Como una mar infinita de aguas claras


Donde se bebe hasta la saciedad,
De donde manan todas las corrientes
Que hacia todas las almas llegarn.

Entre martirios y espantosas luchas


Entre hondas tristezas y penar
Les ayud a subir hasta las cumbres
Del Amor Inmortal.

Es ola formidable de Energa,


De omnmodo Poder,
Que da vida y calor a cuanto existe
Y fue slo creacin de su querer.

Y con poner en menoscabo a unos


De seguro no se honra al que es mayor
Que todos ellos son un solo arpegio
En el canto infinito de Mi Amor.

Es cual irresistible marejada


De una Luz sin principio y sin final
Y las almas son chispas desprendidas
De esa eterna explosin de claridad.

Rosas rojas y blancas que he cuidado


En los viveros de la santidad
Son guirnaldas de amor y de pureza
Que unen los lazos de mi caridad.

Y en medio a esa grandeza sin medida


Pretende la criatura racional
Definir cul es grande o ms pequeo
Quin ms arriba o ms abajo est?

Callen pues los espritus mezquinos


Que en todo buscan su satisfaccin;
Y pretenden medir con su ignorancia
La inescrutable Majestad de Dios.

Las risueas praderas galileas


Escucharon un da este decir:
"No entraris en el Reino de los Cielos
Si no os tornis como este pequen".

Gurdate, hijo, de discursos vanos


Sobre cosas que no puedes saber;
Busca s en los ejemplos de mis santos
Las lecciones que debes aprender.

Y era un nio que apenas si poda


Con pasos vacilantes caminar,
Que sent con amor en mi regazo
Y lo di como ejemplo de humildad.

Mas me agrada que pienses en la forma


De cortar vicios y adquirir virtud
Tal cual lo hicieron mis amados hijos
Hasta entrar en el Reino de la Luz.

Gozad, humildes, y alegraos pobres,


Que en la Tierra gems y sollozis;
Los que nios se vuelven por mi Nombre
Son los dueos del Reino Celestial.

Es el camino de la gran sapiencia


Ya que quisieras conocer a Dios,
A El le encuentran los que bien le aman
Con un limpio y humilde corazn!

DIALOGO LXIV
Toda esperanza debe
ponerse slo en Dios.

Imagnate a Dios como una esencia


Que no deja una fibra sin tocar;
O como una suavsima armona
Que a toda inteligencia hace vibrar.
97

El Alma:
Qu confianza yo tengo en esta vida
Y cul es mi alegra sino T?
Oh, Seor mo, que piadoso y bueno

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Todo lo ordenas para mi salud!


Cuando T ests ausente, todo sombras
Se extienden ante m como la mar,
No hay amigos, ni hermanos ni letrados
Que puedan mis tinieblas alumbrar.

A dnde fui feliz sino a tu lado


Dnde encontr mi corazn la paz?
Donde T ests, Seor, est mi cielo
Y es el infierno donde T no ests!

Slo T eres la paz y la bonanza


Cielo estrellado de mi largo andar
nica fuente de las aguas dulces
Que mi fiebre de amor apagar.

Imposible confiar en ser alguno


Que mitigue mis penas y ansiedad
En Ti solo, Seor, he descansado
Que T slo me puedes consolar!

A Ti, Seor, mis ojos se levantan


En busca de un sereno amanecer,
Encindeme la luz de tus auroras
Y no pierda el camino de tu Ley!

Eres T la dulcsima esperanza


Que siembra flores en mi triste andar
Y la estrella polar que marca rutas
Al viajero anhelante de llegar!

Bendceme, Seor, y santifica


Mi espritu con santa bendicin,
Y que sea morada digna tuya
Templo sagrado de tu eterno amor!

En Ti descansan mis fatigas hondas


Cuando todo se hundi bajo mis pies
Que T solo, Seor, eres amigo
Los dems slo buscan inters!

Dame, Seor, que tu piedad divina


Torne en gozo mi frvida' ansiedad
Y escucha la oracin que en el destierro
Elevo hasta tu Excelsa Majestad!

Cuanto veo en rededor, vano y mudable


Encuentro todo lo que no eres T.
Como viento que pasa y que no vuelve
Es as todo bajo el cielo azul.

98

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

En El santuario
Del Amor Divino

99

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Hora de Tinieblas
CANTO I
Se queja el alma de la oscuridad
en que la ha dejado el Divino Amor.

Sin paz y sin calma!...


Oh, que viento de muerte ha pasado
Destruyendo mi plcido huerto!
Todo se ha secado
Todo est desierto!

Hora de tinieblas
Pavorosa y fra...
Hora de ansiedades
Hora de agona!...

Hora de tinieblas
Pavorosa y fra...
Cuan densas tus nieblas
Hora de agona!

Tiniebla muda, pavorosa y fra


Que amenaza secar mi huerto en flor
Y acallar la dulcsima armona
Que ensaya el alma cuando siente a Dios.

Ms que yo te sinti el Nazareno,


El Dios-Peregrino,
El Hombre ms bueno
El Cristo Divino!
Hora desolada
Hora de amargura,
Cuando el alma se ve abandonada
Entre el laberinto
De la selva obscura!...

Tiniebla helada de fantasmas mudos


Que todo lo destruyen sin piedad...
Decidme, quin os pudo
De tan lbrego aspecto rodear?...
Toda envuelta en zozobra y espanto
Toda envuelta en sudario de escarchas
Alma ma sumida en quebranto
Hacia dnde marchas?
Las tinieblas todo lo invadieron!...
En mi huerto la luz apagada,

Ms que yo te sinti el Nazareno


En la intensa tristeza del Huerto,
Bajo aquellos olivos serenos
Que le vieron entre vivo y muerto!.

Las nforas secas


Las flores murieron
Y en los pebeteros
Cenizas heladas!...

Muerto de la angustia
De verse en la angustia olvidado
Como lirio que dobla ya mustia
La corola que nadie ha regado!...

Recio viento de muerte ha pasado


Destruyendo los msticos huertos
Su arpegio han callado
Mis pjaros muertos!...
Sin luz en la mente
Sin fuego en el alma
Sin agua en mi fuente

Como un cliz te vio en la negrura


De la noche helada,
Y de un sorbo bebi tu amargura
Tiniebla pesada!...
Por qu llegas al alma que vuela
En busca de auroras rosadas
100

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Y apagas su cirio que vela


Con tus blancas cenizas heladas?

Cristo Luz, tu palabra divina


La veo yo escrita
Con estrellas de luz opalina
Con cendales de luz infinita!

Por qu rompes las cuerdas sonoras


De la lira ma?....
Por qu dime, tiniebla, tus horas
Son como agona?

Tu silencio me corta la vida,


Oh, Seor, cuando mi alma te evoca,
Y entre angustias de muerte sumida
Soy como una lucirnaga loca!...

De qu son las angustias que viertes


Sobre el alma sumida en quebranto?
Si eres vida, me traes la muerte!...
Si eres muerte, me traes espanto!

Visin que persigo


En los sueos mos;
Que buscando de unirme contigo
Me aventuro en desiertos vacos!...

A tu paso el Amor se ha escondido


Y apag la esperanza sus cirios,
Y la Paz recogi sus floridos
Y msticos lirios!...

No me escuchas que ansiosa te llamo?


No me ves que llorando te espero?
No me sientes que enferma te clamo
Por piedad que de angustia me muero?

Hora de tinieblas
Hora de agona!...
Como roca me pesan tus nieblas
Y tu escarcha fra!

Dios Amor que te vas y me dejas


Sola en este mundo!...
No te llegan mis ansias, mi queja,
Mi dolor profundo?...

No te quiero... lo s; no te quiero
Porque apagas la luz y la vida,
Y la hermosa Visin que yo espero
Se queda dormida!

No me ves en la obscura hondonada


Como una ave herida,
Que ha sido olvidada
Que est dolorida?...

La Visin del Amor se ha dormido


Muy lejos... muy lejos!...
No le llega mi triste gemido,
Ni percibe si ro o me quejo!...

Ven conmigo piadoso y amante


Ven conmigo Visin de mis horas
De gloriosas uniones radiantes
Cual rosadas y eternas auroras!

Visin adorada
De los sueos mos,
Que esperndote estoy afiebrada,
En cruel desvaro!...

Yo no puedo vivir sin sentirte


Como un astro de amor a mi lado;
Yo no puedo vivir sin orte
Que me dices: "No te he olvidado".

Dios Amor, de mis grandes anhelos,


Dios Piedad, de mis sueos dorados,
Bellos como cielos
De miradas de soles poblados!...
101

Dios Amor!... Dulcedumbre divina


De mis ansias de todas edades,
Resplandor que grab en mi retina

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

La visin de tus hondas piedades!...

Dios Amor de mis sueos eternos


Yo no puedo vivir sin tu aliento;
Sin la luz de tus ojos tan tiernos.
Es tiniebla mi vida al momento!

Yo no puedo vivir sin tu aliento


De amor sobrehumano,
Y mi andar se detiene al momento
Que no me abre sendero tu mano!

No me dejes sin luz en la mente,


Sin fuego en el alma,
Sin agua en la fuente,
Sin paz y sin calma!...

No me dejes tan triste, tan sola


Que es angustia penosa el no verte;
Es sentirme aplastada por olas
De tristeza que causan la muerte!

Dios Poder!... Te obedece hasta el viento,


Y los cielos se cubren de estrellas
Si Tu Pensamiento
Se refleja en ellas!...

Luz de Dios!... no me dejes a obscuras


En la senda que me has elegido!...
Soy feliz si me das tus ternuras,
Soy feliz cuando te he presentido!...

Manda a las tinieblas


Que huyan de mi lado,
Y tu aliento disperse nieblas
Como polvo helado!

CANTO II
Clarea en el alma la esperanza de
recobrar al Divino Amor que
se haba ocultado.

Que no venga la duda a robarme


Esa paz que beb de tu boca,
Ni la furia del mal a arrastrarme
Como a una lucirnaga loca!...

Como un sol te vislumbro en mi cielo


Como fresco raudal en mi fuente
Como el ampo de nieve de un velo
Que cubre mi frente!

Que los hielos no sequen las flores


De luz que me has dado!... Dios
Piedad, de mis grandes amores Dios
Amor de mi sueo dorado!

Como eterno arrebol que se asoma


En lo alto de agreste colina
Como arrullo de blanca paloma
Que me canta las glorias divinas!...

Almas compaeras
Que en la misma senda
Venimos siguiendo
Los puros ideales,
Y vamos tejiendo
Los mismo cendales...
Y andamos buscando
La Causa Primera!...

Eres T el ruiseor que ha cantado


El Eterno Poema en mi puerta;
Y con flores de luz has sembrado
Mi senda desierta!...
Por Ti s los secretos profundos
De los cielos poblados de vida;
Te he seguido a travs de los mundos
Mi visin querida!...
102

Y vamos llorando
Tristezas iguales...
Sembrando... sembrando
Los ptalos secos

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

De nuestros rosales
Que se van secando!....

Y arrobado y exttico adorar!...


Adorar la humildad de aquella cuna
Donde el Sol del Amor vela su Luz;
Y adorar el Calvario que encadena
Las almas a la Cruz!...

El Amor otra vez se ha encendido


Y encendi la Esperanza sus cirios,
Y la Paz derram sus floridos
Y msticos lirios!...

Adorar lo inmortal que nuca acaba


Lo que llena de vida al corazn!
Adorar y adorar la imagen pura
Que para el alma simboliza amor;
Aquella imagen que se alz riente
De la niez en el primer albor;
La que form crepsculos azules
De interna claridad
Para infundir el alma la pureza
De un sueo celestial!
La visin luminosa que en secreto
Le dice al corazn:
"El Ideal del Amor est muy alto
Ms alto que el dolor;

Y enlazados en frvido abrazo


Al Justo, al Bueno
Al Dios Hombre, piedad de piedades
Al Divino Rab Nazareno,
Le contemos nuestras ansiedades
Como nios cargados de espanto
Como exhaustos viajeros cansados;
"No podemos vivir sin sentirte
Como un astro de amores al lado!
No podemos vivir sin orte
Que nos dices: "No os he olvidado!"

Ms alto que las negras tempestades


Donde se siente el huracn bramar
Donde la duda al corazn ahoga...
Ms alto... mucho ms!...
Ms all de los vuelos de la mente
Donde no se oye al corazn latir,
Porque el recuerdo que estremece al alma

La Hora de la Esperanza
CANTO I
Elevacin del alma
al Supremo Amor.
Oh, Seor!... De los mundos surgieron
De tu potente y formidable Fiat!
De aquellos mundos que la mente humana
No alcanza a vislumbrar...
De todas las bellezas
Que llenan tu Creacin,
Es Jess Salvador lo que ms habla
De amor al corazn!...

Lo lleva hasta morir...


Ms all de las sombras sin orillas
Donde no puede el corazn creer
Y de nieve y escarcha las pupilas
Mirando van sin ver...
Ms all de ese vrtigo sin nombre
Donde no puede el corazn amar
Ms alto que todo eso
Mas alto est tu Ideal!".

Grandeza eterna que la mente en vano


Quisiera descifrar;
No puede el corazn ms que sentirla

Seor!... Te siente el pensamiento mo


Siempre en sus horas de nostalgia azul,
Como la estrella que predice el da

103

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Con su blanca luz!

Desbordante de amor y de ternura!

En la oracin que se alza en mis auroras


Te siento cual la flor
Que entre las grietas del sepulcro escucha
La historia de un dolor!...

Todo me habla de Ti!... Te nombra el viento


Cuando cruza rozando mis cabellos
Tu Nombre escriben en el ancho espacio
De los astros los vividos destellos!

Como una hebra de luz que desde el cielo


Se tendiera hasta el lodo terrenal,
Como signo glorioso de Esperanza
De Jbilo y de Paz!...

Las hojas que del rbol se desprenden


Y amarillentas ruedan por el suelo
Tu Nombre escriben y lo escribe el ave
Con raudos giros y atrevido vuelo!

Oh Seor!... De los mundos que surgieron


De tu potente y formidable Fiat
De aquellos mundos que la mente humana
No alcanza a vislumbrar,
De todas las bellezas
Que llenan tu Creacin;
Es Jess Salvador lo que ms habla
De amor al corazn!...

Esos lirios tan blancos y tan puros


Que entrelazan sus ptalos de nieve
Con los jacintos de aromoso cliz,
Con la azucena de ropaje leve;
Esas grandes estrellas luminosas
Flotantes reverberos del espacio,
Relatan la leyenda misteriosa
Del Infinito en que se abisma el alma
Cuando llega la noche con su manto
De sombras y de calma!

CANTO II
Encuentra el alma al Supremo
Amor en todo cuanto existe.

Es el Amor Divino que gorjea


Dentro del alma como oculta lira!...
Es el que rima estrofas celestiales
Y el que canta poemas y delira!...

Todo me habla de Ti cuando me interno


Bajo las selvas al morir el da,
Y escucho los murmullos de las brisas
Y siento de los cielos la armona!

Es que el Amor cual lmpara encendida


Por la belleza del Ideal Divino,
Esparce llamaradas que son ansias
Y estrellas que son versos cristalinos!

Todo me habla de Ti!... Todo me canta


Una trova inmortal, arrobadora,
El viento que se agita entre las flores,
Y el beso del ocaso que las dora!...

Es que el Amor con majestad sublime


Manda al mundo callar sus tempestades
Y absorta el alma en el silencio augusto
De dulces soledades
Slo siente el vivir de sus anhelos
Y el cantar de sus ansias infinitas!
Slo siente el concierto de los cielos
Eterna vibracin que all palpita!

Canta el ave sus rtmicas canciones


El aura cruza inquieta,
Susurran las pintadas mariposas
En bcaros de rosas y violetas;
Y la inmensa y eterna sinfona
Que exhala de su seno la Natura
Se transforme en un cntico divino

104

Es que el Amor con majestad suprema,

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Porque Dios es Amor manda hasta el viento


De la miseria humana
Enmudecer su despreciable acento
Que perdindose va como los ecos
De evaporada tempestad lejana;
Y calla ante el Amor! y todo calla
Para el alma que vive suspendida
Bajo las alas del Ideal Divino...
El espritu atado a la materia
Es un triste y errante peregrino
Que muere si no muere!...

Y en las ansias supremas que la muerte


Nos ofrece en su copa cineral!
Ven Seor!... no te tardes, no demores
Porque el alma abrasada est de sed,
Va cruzando el desierto solitario
Y a los pies de tu Cruz quiere beber!
Ven Seor, que conoces como nadie
La historia del humano padecer
Y sabes de abandono y de torturas
Que tienen la amargura de la hiel!

Slo siente el latir de sus anhelos


Y el palpitar de sus febriles ansias,
Slo saciarse de Infinito quiere
All en la azul inmensidad del cielo!.

Ven Seor en las horas de alegra


Que coloran de rosa nuestro hogar
Y en la suave ternura que hoy espera
La dulzura inefable de tu paz!...

Ideal divino que los cielos cantan!


Ideal divino que la tierra ignora!...
Porque es tierra hacia Ti no se levanta,
Y a la tierra adora!...
Todo me habla de Ti cuando descienden
Quedo las sombras al morir el da,
Y callan los rumores de la tierra
Y vibra de los cielos la armona!

Ven Seor!... Yo te pido por las almas


Que enceguecidas al abismo van!
Acrcate, Seor, y en su camino
Deja un destello de tu claridad!

La Hora de Confidencias
CANTO III
El alma prosternada ante la Divinidad
llama al Amado con dulce voz.

CANTO I
Sintese el alma sola ante lo
Infinito que ve acercarse y se
abre como una flor al roco de
los cielos...

Ven Seor con tu infinita calma


Que es un mar de celeste claridad
A endulzar el oscuro sacrificio
De tantas almas que llorando van!

Pon tu mano aqu en la herida


Que la vida
Me dej...
Y en mis horas de amargura
La dulzura
De tu Amor!

Ven Seor!... Los afectos de la tierra


Me dejaron vaco el corazn!
Su ternura es tan honda... es infinita
Que solamente llenar tu Amor!
Ven Seor!... En el quebranto amargo
Que la vida nos brinda sin cesar

Pon tus ojos en los mos


105

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Que estn fros


Y sin luz,
Si no ren, si no lloran
A la sombra
De tu Cruz!

Cual prenda que me das;


Como signo glorioso de esperanza
De jbilo y de paz.
Esos ojos divinos han llorado
All en Gethseman;
Tus lgrimas de sangre resbalaron
De tu Faz hasta m!

A tu sangre, Jess Mrtir


Recogerla
Quiero yo!
En el cliz de esta herida
Que la vida
Me dej!

En la interna agona que sufriere


Tu amante Corazn
Ests viendo, Seor, a los que pasan
Sin escuchar tu voz!

Pon tu mano aqu en la herida


Que la vida
Me dej,
Y mis penas sern rosas
Muy hermosas
De tu Cruz que es redencin.

Ests viendo las sombras de la muerte


Del que llora sin fe...
Pon tu mano, Seor, en esa frente
Y la fe volver a resplandecer!
Por tu llanto, por tu pena
Oh Seor, yo quiero ver
Que se postran a tus plantas
Tantas almas que hay sin fe!

CANTO II
Vibra el alma con ms
intensidad al recuerdo del
Divino Martirio que siente
en s misma.

Por tu llanto, por tu pena


Que yo vea, oh Seor!
Que te buscan y te imploran
Que te piden tu perdn!

Yo quisiera contarte mi tormento...


Tan hondo es como el mar...
Escchame, Seor, slo un momento
Sin Ti no puedo estar!...

CANTO III
Desprendida el alma del amor de
las criaturas oye la voz del Divino
Amador y se vaca toda en El.

Este llanto que nubla mi pupila


T lo sabes, Seor!...
Lo desata esa pena que lastima
Mi herido corazn.

Cristo:
"Venid conmigo los que estis cargados
De ms angustias que podis llevar; (I)
Sois vosotros los bienaventurados
Porque lloris!... Yo os puedo consolar!".

No podra vivir si no sintiera


Tu Amor dentro de m,
Ni podra buscarte si no fuera
Que me llamaste a Ti!...
Y me diste tu Cruz!... La llevo en mi alma;

(I) Matheo II

106

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

El Alma:
Slo T sabes de mis hondas penas,
Slo T sabes de mi soledad!...
Es porque sientes en tu Alma buena.
Todas mis tristezas, toda mi ansiedad?

Sobre el ara callada de martirios


Que no comprende nadie, slo T!
Cristo:
Venid conmigo los que andis doblados
Bajo un peso que no podis llevar!
Ya os dije: Sois bienaventurados
Vuestro llanto Yo slo he de secar!

Mi llanto amargo que se lleva el viento


Va caer a tus plantas, oh, Jess!...
Y yo s que recoges mi lamento
Y que ests a mi lado... Slo T!

El Alma:
Es tu voz el cantar de la esperanza
Agua en que apago mi infinita sed,
Visin azul de eterna bienandanza,
Y una estrella polar para mi fe!

Yo s que alumbras mi espinosa senda


Con la luz de tu lmpido mirar,
Y cuando espero que tu mano tiendas
Ya me ests ayudando a levantar.

T slo sabes del amor profundo


Que llena con amor su soledad,
Porque anduviste solo por el mundo
Brindndole tu amor y tu piedad.

Cuando doblo mi frente fatigada


De trepar la montaa con mi cruz
Yo s que hablas a mi alma desolada
Para darle esperanza... Slo T!

Eres el Cristo y el Divino Ungido


De todos los dolores, Oh, Seor!...
T sabes como duelen los olvidos
La helada indiferencia... Slo T!

T sabes la borrasca con que lucho


Sobre las olas de un bravo mar
Y s que me oyes cuando digo: mucho!...
Mucho padezco porque quiero amar!

Quin sino T comprender de amores


Poema vivo del Eterno Amor?
Cristo Ungido de todos los dolores
Quin sino T comprender el dolor?

Oh, Divino Amador de los que aman


Astro sereno del que busca luz,
Voz de Dios que responde al que te llama
T slo sabes consolar, Seor!

Oh, Divino Amador de los que aman


Astro sereno del que busca luz
Voz de Dios que responde al que te llama
De amores grandes sabes, slo T!

En Ti vibra, Seor, la triste queja


Que arranca el desengao al corazn,
T slo sabes la ansiedad que deja
En el fondo del alma el desamor!
Slo T sabes el secreto mo...
Ese amor de rosal junto a una cruz
Donde caen las rosas al vaco
Y el viento las dispersa... Slo T!

CANTO IV
El alma escucha absorta como
una msica lejana la Voz Divina
que la invita y llama.

Ese poema de los blancos lirios


Deshojando sus ptalos de luz,

Cristo:
Las orillas del lago Tiberades

107

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Me escucharon decir:
"Venid a M los que tenis tristezas
Los que solos lloris, venid a M".

Es posible que no hayis comprendido


Que si a los muertos les mand vivir,
Tengo el mismo poder para deciros
Levntate del mal y ven a M?...

Venid todos en compacto enjambre


Tengo llenas mis nforas de miel;
Pecadores y justos, venid todos
De mis nforas llenas a beber!

Misioneros, ascetas, sabios, nios,


Madres, vrgenes, jvenes, venid!...
Soy el dulce pastor que va llamando
Sus tiernos corderillos al redil!

Almas tristes que vais por los caminos


De la vida cansadas de gemir,
Sin un faro que alumbre vuestros pasos
Venid todas a M!

Si al correr de la vida habis cado


En hondos precipicios de dolor,
Tengo Yo una piscina milagrosa
Escondida en mi amante Corazn.

Pobres almas heridas por el odio


Que vagis por senderos de dolor,
Con mis brazos abiertos os espero
Y con mi cliz que reboza amor.

Estis tristes?... Yo tengo la alegra


Y en mis huertos de amor hay un festn
Donde todos encuentran lo que anhelan
Venid todos a M!

Ven Mara de Mgdalo a mis plantas


Con tu esencia de nardos para M,
Con tu llanto de amor que te redime
Y arrastra multitudes tras de ti!...

Vestid todos las tnicas de fiesta


De blanco lino y oro del Ofir,
Que mi Alczar nupcial est sembrado
De azahares y jazmn.

Ven Zaqueo, que miras desde lejos


Al Cristo del milagro y del amor!...
Soy el que curo las heridas hondas
Que la vida te abri en el corazn!

Soy el Prncipe Azul de la leyenda


Que os llama ardiente a la gloriosa lid;
La cruzada de amor que os hace a todos
Una alma sola que se une a M.

Venid los que llevis negro sepulcro


De desengaos y de angustias mil;
Soy amigo que no abandono nunca..
Venid todos a M!

Alma conjunta de la humana estirpe


En cuya ara mi vida Yo ofrec!...
Has olvidado que no hay otro amante
Que por siglos te diga "Ven a M?...

Venid hurfanos, pobres y mendigos


Que en mi Alczar de amor hay un festn...
El festn del consuelo y la esperanza
Para todo el que sufre y viene a M!
Veinte siglos pasaron de aquel da
En que sobre esta Tierra Yo viv...
Es posible que no hayis conocido
Que vuestra paz la encontraris en M?

Alma conjunta de la humana estirpe


Sonando est en los cielos el clarn
Que os anuncia llegada ya la hora
En que el odio feroz debe morir!

108

Veinte siglos pasaron desde el da


En que el pan con vosotros compart,
Y de mi cliz rebozando amores

Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

Os di a beber el jugo de la vid.


Y vibrando sollozos en mi pecho
Que se rompa en el supremo adis,
As dije: "Haced esto a mi memoria
Tal como lo hago, en seal de amor".
Tenis hambre de ver a la Justicia
Medir todos con rgida igualdad
Anhelis el Amor sobre la Tierra
Tenis sed insaciable de Verdad.
Toda esa hermosa triloga eterna
Que es Justicia y es Verdad y Amor,
Vive en mi augusto Alczar soberano
Y la llave de entrar la guardo Yo!...
Tengo lirios de Paz en mis jardines
Y rosas rojas de Divino Amor...
Y el sagrado licor de la Esperanza
Que brota de mi propio corazn!
Almas todas heridas por el odio
Que vagis por senderos de dolor,
Con mis brazos abiertos os espero
Y con mi cliz que reboza amor!
El Alma:
Cristo Amor!... Tu palabra me arrebata
En un delirio de ansiedad febril... Seor!...
Un da nada ms espera
Que ya la humanidad volar a Ti!...

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Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

NDICE
PARFRASIS DEL KEMPIS (Imitacin de Cristo)
BIOGRAFA
A Kempis
In Memorian

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PORTAL PRIMERO: La Vida Espiritual


DILOGOS:
I: De la imitacin de Cristo y desprecio de toda humanidad
II: Cmo debe el hombre sentir humildemente de s mismo
III: De la doctrina de la verdad
IV: De la prudencia en las cosas que se han de hacer
V: De la leccin de las santas escrituras
VI: De los deseos desordenados
VII: Cmo se debe huir la vana esperanza y la soberbia
VIII: Cmo se ha de evitar la mucha familiaridad
IX: De la obediencia y la sujecin
X: Cmo se debe evitar la demasa de palabras
XI: Cmo se debe adquirir la paz y deseo de aprovechar
XII: De la utilidad de las adversidades
XIII: Cmo se han de resistir las tentaciones
XIV: Cmo se debe evitar el juicio temerario
XV: De las obras que proceden de la caridad
XVI: Cmo se han de sufrir los defectos ajenos
XVII: De la vid a religiosa
XVIII: De los ejemplos de los santos
XIX: La vida del buen religioso
XX: Del amor a la soledad y al silencio
XXI: Del remordimiento de la conciencia
XXII: Consideracin de la miseria humana
XXIII: Del pensamiento de la muerte
XXIV: Del juicio y penas de la otra vida
XXV: Del mejoramiento de nuestra vida

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Parfrasis del Kempis

PORTAL SEGUNDO: De la Conversacin Interior


DILOGOS:
I: De la conversacin interior
II: Paciencia y humildad
III: Del hombre bueno y pacfico
IV: Pureza de afectos y sencilla intencin
V: De la propia consideracin
VI: De la alegra de la buena conciencia
VII: Del amor a Cristo sobre todas las cosas
VIII: De la familiar amistad de Jess
IX: Conviene carecer a veces de consolacin humana
X: Del agradecimiento por los dones de Dios
XI: Pocos aman la luz de Cristo
XII: Del camino real de la Santa Cruz

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PORTAL TERCERO: El Consuelo Interior


DILOGOS:
I: Habla el interior de Cristo al alma fiel
II: La Verdad habla al alma sin ruido de palabras
III: Las palabras de Dios se deben or con humildad
IV: Pide el alma la gracia de la elevacin
V: La verdad y humildad nos hacen desagradables a Dios
VI: De los maravillosos efectos del Divino Amor
VII: Cmo se prueba el verdadero amador
VIII: El don divino debe encubrirse bajo la humildad
IX: Nada es el hombre ante Dios
X: Dios es nuestro ltimo fin
XI: Cuan dulce es servir a Dios!
XII: Los deseos del corazn se deben examinar y moderar
XIII: De la paciencia y mortificacin
XIV: Cristo es ejemplo de obediencia y humildad
XV: Consideracin de los secretos juicios de Dios
XVI: Todo deseo ha de conformarse a los de Dios
XVII: Se pide el cumplimiento de la Voluntad de Dios
XVIII: En slo Dios se debe buscar el verdadero consuelo
XIX: Todo nuestro afn sea puesto en Dios
XX: Debemos sufrir con serenidad las miserias temporales
a ejemplo de Cristo
XXI: Cmo se prueba el verdadero paciente
XXII: Confesin de nuestra flaqueza
XXIII: Descansemos en Dios sobre todas las cosas
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Parfrasis del Kempis

DILOGOS:
XXIV: Debemos hacer memoria de los beneficios de Dios
XXV: Cuatro cosas que causan grande paz
XXVI: Plegaria para apartar los malos pensamientos
XXVII: Oracin para alumbrar el entendimiento
XXVIII: Debe evitarse el deseo de saber vidas ajenas
XXIX: En qu consiste la paz del corazn
XXX: De la excelencia del alma libre
XXXI: El amor propio nos estorba el Bien Eterno
XXXII: Oracin para pedir la sabidura celestial
XXXIII: Contra las lenguas maldicientes
XXXIV: Plegaria para el tiempo de la tribulacin
XXXV: Cmo hemos de obtener el favor divino
XXXVI: Despegados de las criaturas hallaremos al Creador
XXXVII: El hombre espiritual debe negarse a s mismo
XXXVIII: De la mudanza del corazn
XXXIX: Cuan dulce es Dios a quien le ama!
XL: En esta vida no nos veremos libres de tentaciones
XLI: Los vanos juicios de los hombres
XLII: La renunciacin de s mismo nos da la libertad de corazn
XLIII: Lo exterior no debe absorbernos completamente
XLIV: No sea el hombre importuno en los negocios
XLV: Nada tiene el hombre de que alabarse
XLVI: Del desprecio de toda honra temporal
XLVII: No debe nuestra paz depender de los hombres
XLVIII: Contra la ciencia vana del mundo
XLIX: No debemos buscar con demasiado afn las cosas
exteriores
L: No debemos creer a todos y cuan fcil es resbalar en palabras
LI: De la confianza en Dios cuando nos injurian
LII: Grandes cosas debemos padecer por la vida eterna
LIII: Del da de la Eternidad y de las angustias de esta vida
LIV: Del deseo de la vida eterna
LV: Debe ofrecerse a Dios el alma desconsolada
LVI: De los trabajos humildes
LVII: No somos dignos de consuelos sino de tormentos
LVIII: La Luz Divina no se mezcla en los placeres humanos
LIX: De los movimientos superiores e inferiores en el alma
humana
LX: Corrupcin de la naturaleza humana y eficacia de la
gracia divina
LXI: Debemos negarnos a nosotros mismos y seguir a
Cristo por la Cruz
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Josefa Rosala Luque lvarez _

Parfrasis del Kempis

LXII: No debe acobardarnos nuestra flaqueza


LXIII: Los juicios ocultos de Dios
LXIV: Toda esperanza debe ponerse slo en Dios

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EN EL SANTUARIO DEL AMOR


Hora de Tinieblas
Cantos:
I: Se queja el alma de la oscuridad en que la ha dejado el Divino Amor
II: Clarea en el alma la esperanza de recobrar al Divino Amor que se haba ocultado

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La Hora de la Esperanza
Cantos:
I: Elevacin del alma al Supremo Amor
II: Encuentra el alma al Supremo Amor en todo cuanto existe
III: El alma prosternada ante la Divinidad llama al Amado con dulce voz

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La Hora de Confidencias
Cantos:
I: Sintese el alma sola ante lo Infinito que ve acercarse y se abre como una
flor al roco de los cielos..
II: Vibra el alma con ms intensidad al recuerdo del Divino Martirio que siente en s misma
III: Desprendida el alma del amor de las criaturas oye la voz del Divino Amador
y se vaca toda en El
IV: El alma escucha absorta como una msica lejana la Voz Divina que la invita y llama

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