11 Luque Alvares, J.R. - Paráfrasis de Kempis
11 Luque Alvares, J.R. - Paráfrasis de Kempis
11 Luque Alvares, J.R. - Paráfrasis de Kempis
BIOGRAFA
La autora, Doa Josefa Rosala Luque lvarez, naci en Villa del Rosario, Provincia de Crdoba,
Repblica Argentina, el 18 de marzo de 1893. Sus padres, Don Rafael Eugenio Luque y Doa
Dorotea lvarez.
Educada en el colegio de las Carmelitas Descalzas, en la ciudad de Crdoba.
En el ao 1910, obtiene el Primer Premio y Diploma por su trabajo "Lauros y Palmas", en el
certamen que, en conmemoracin del Centenario de la Revolucin, organiza la Sociedad Damas de
la Providencia y patrocinado por la Universidad Nacional de San Carlos, el Gobierno de la Provincia y
Municipalidad de la Capital en Crdoba.
Circunstancias de la vida la llevaron a vivir en la ciudad de Buenos Aires, donde colabor con su
prosa y poesa en revistas espiritualistas cristianas.
En el ao 1932 aproximadamente se radic en el Delta bonaerense.
All comenz a escribir lo que luego conformara una hermosa tetraloga: "Orgenes de la
Civilizacin Admica" "Arpas Eternas" - "Cumbres y Llanuras" y "Moiss", que fue el ltimo
terminado da antes de su desencarnacin.
Todo libro o escrito est dirigido a lectores ya determinados. En su caso a los buscadores
sinceros de la Verdad, la Justicia y el Amor.
Cul fue la voluntad determinante: el dar a conocer enseanzas y vidas Mesinicas del Gua e
Instructor de esta Tierra, y que fueron un calco perfecto de la Idea de Dios.
Extrado de lo que est grabado en forma indeleble en el Archivo de la Luz Eterna.
Como todo aquel que con esfuerzo y sacrificio desentraa de amontonamiento de piedras y
malezas la riqueza de la tierra; as la autora tuvo que desarrollar su Obra entre la inconsciencia de
seres que con distinto miraje se acercaron a ella, no comprendiendo la magnitud de la misma.
La lectura de su libro "El Huerto Escondido", evita el entrar en detalles; en su dilogo con el Cristo
desahoga su alma y trasunta el dolor causado por la incomprensin de las criaturas humanas.
No ha de ser el discpulo mejor tratado que su Maestro.
Conocedores de la Obra de Santa Teresa de Jess establecen un paralelo entre las mismas.
Al ver su Obra, hay que admirar la voluntad frrea para llegar a concretarla, y poder dar vida
nuevamente al Cristo, entre nosotros, reflejada en un libro.
Y con la finalidad de hacer resurgir de lo profundo de nuestra alma el Ideal inculcado por nuestro
Divino Maestro: la Paternidad de Dios y la Hermandad Universal; y que en su postrera vida de Jess
de Nazareth trat de grabar a fuego en nuestros corazones.
La Ley Divina dio los recursos necesarios a nuestro espritu para despertar la conciencia de que
integramos una alianza milenaria y el deber que nos corresponde en este final de ciclo, y en esta hora
decisiva de nuestra evolucin.
La personalidad de la autora se diluye ante la magnitud de la Obra, y se agranda por haberle
dado vida.
Su espritu es esencia en Dios.
Nuestra alma aspire a lo mismo.
Paz, esperanza y amor sobre todos los seres.
A KEMPIS
Sicut nubes, quasi naves,
velut umbra.
Ha muchos aos que busco el yermo,
Ha muchos aos que vivo triste,
Ha muchos aos que estoy enfermo
Y es por el libro que t escribiste!
Oh Kempis! antes de leerte amaba La luz,
las vegas, el mar Ocano;
Mas t dijiste que todo acaba,
Que todo muere, que todo es vano!...
Y como afirman doctores graves
Que t, maestro, citas y nombras,
Que el hombre pasa como las naves,
Como las nubes, como la sombra,
Huyo de todo terreno lazo,
Ningn cario mi mente alegra
Y con tu libro debajo el brazo
Voy recorriendo la noche negra!...
Oh Kempis, Kempis!... asceta yermo,
Plido asceta qu mal me hiciste!...
Ha muchos aos que estoy enfermo
Y es por el libro que t escribiste!
Amado Nervo
IN MEMORIAM...
Madre que viste en tu lecho
Surgir del alma este canto
Y hoy le ves desde tu cielo
Brotar regado con llanto!...
A quin sera ofrendado
Sino a tu amada memoria?...
Libro espejo de tu vida
En l buscaste tu gloria!
Madre dulce, madre buena
La de los tiernos amores!...
Para ti el sacro poema
Sea corona de flores!...
3
La autora
Portal Primero
La Vida Espiritual
DIALOGO I
De la imitacin de Cristo
y desprecio de toda vanidad.
Cristo:
No andas en sombras si mis pasos sigues
Y las tinieblas huirn de ti,
Y mi lumbre de vida en tu camino
Te seguir hasta el fin...
El Alma:
Seor!... son estas las palabras tuyas
con las cuales me invitas a seguir
El estrecho sendero de tu vida Si quiero ser
[feliz.
Si quiero libertarme de cegueras
Que obscurecen la senda al corazn
Slo tu luz me alumbrar en la noche
De esta vida que es sombras y dolor!
Sea pues el estudio de mi vida
La vida tuya, mi Divino Amor
Que en ella encontrar man escondido
Paz y dicha mi pobre corazn,
Que bebiendo en tu fuente, en tu Evangelio
Te encuentre en l, cmo eres, mi Seor
Y que tu excelso espritu de Cristo
Se haga carne en mi dbil corazn.
Y quisiera entender cumplidamente
Tus palabras, Seor, que son la luz,
Mas esto no ser si no me abrazo
Con el smbolo santo de tu Cruz.
Es muy cierto que frases elevadas
No hacen puro ni santo al corazn
Es la vida virtuosa que hace al hombre
Amable ante su Dios.
Poca cosa es la letra de los libros
Aunque todos estn dentro de m,
Que todo ese saber no llena el alma
Si no llega hasta Ti.
Vanidad de vanidades es la vida
Que lejos de Ti est...
Slo amarte mi Dios es verdadero...
DIALOGO II
Cmo debe el hombre sentir
Humildemente de s mismo.
Cristo:
El hombre siempre hacia el saber se inclina
[Mas,
Qu es la ciencia sin Divino Amor?...
Y qu aprovecha al corazn del hombre
Una ciencia sin Dios?
Estepa helada que los vientos surcan
Y el relmpago alumbra con su luz
Y que slo descubre fuerzas ciegas
En la amplitud serena del azul.
Es por cierto mejor rstico humilde
Que en todo encuentra la bondad de Dios
Y le sirve en sus obras y en su vida
Con tierna devocin.
No es mejor que el filsofo soberbio
Que no busca a s mismo conocer
Y pretende saber de las estrellas
Las rutas de su ley?
El que bien a s mismo se conoce
Se sabe lleno de miserias mil
Y no busca jams que sus hermanos
Se le rindan a toque de clarn.
El que bien se conoce, no disputa
Ni contiende, ni juzga... no, jams!
Antes piensa que todo es demasiado
Aquello que le dan.
Y sabe que por mucho que conozca
De cuanto hay en el mundo y ms all
Es nada comparado a lo que oculta
La inmensa Eternidad.
Qu tendra el que todo lo supiese
Y no supiese la verdad de Dios,
Ni en su alma el Amor resplandeciera
Como un divino sol?
Si no tuviese caridad fraterna,
Que hace amable la vida en el dolor,
Poco vale la ciencia si nos deja
Vaco el corazn.
El deseo excesivo de la ciencia
Causa estorbo al reinado de la paz,
Que quien mucho desea, quiere siempre
Que le rindan honores los dems.
Y se irrita y padece si le niegan
DIALOGO III
De la doctrina de la verdad.
Cristo:
Feliz de ti si la Verdad te ensea
Y por s misma con interna voz,
Sin figuras y voces que se pasan
Sino aqulla que mueve el corazn.
La propia estimacin y aun el sentido
A menudo te pueden engaar
Mas la voz interior que habla sin ruido
En el fondo del alma, es la Verdad!
Qu aprovecha saber cosas obscuras?
Que por ellas ms bueno no sers,
Ni en el gran da del eterno juicio
Nadie por ellas te reprender.
Gran ignorancia si por ellas dejas
Lo que te es necesario comprender!
Y buscando las cosas que te daan
No lo aciertas a ver!
Las efmeras plticas se pasan
Sin dejarte ninguna claridad
Mas aqul a quien habla el Verbo Eterno
Lleno est de Verdad.
Del Verbo Eterno las verdades surgen
Cual de un inagotable manantial
Que el principio y el fin, lo alto y lo bajo
En El encontrars.
Es el principio que nos habla al alma,
Ninguno entiende si no est con El;
A quien El da su claridad divina
Lo ms oscuro puede comprender.
Y firme como roca en las borrascas
Ser su corazn
Y pacfico y quieto mar en calma
Permanecer en Dios.
El Alma:
Dios Infinito!... Claridad Eterna,
Sumergido en tu Esencia quiero ser
Y estar contigo en caridad perpetua!...
Slo en Ti lo que busco encontrar!
Pena me causan las mundanas cosas
Y todo cuanto quiero en Ti est!...
Cristo:
Conocerte a t mismo es la senda
Que en ms certeza te conduce a Dios,
Mucho ms que la ciencia ms profunda
Que puedas estudiar. Lo digo Yo!
No es culpar a la ciencia ni al estudio
De uno u otro aspecto del saber
Que en s considerada toda ciencia
DIALOGO IV
De la prudencia en las cosas
que se han de hacer.
Cristo:
Nunca debes dar crdito a ligeras
A palabras que fcil es decir,
Sino antes con calma y con sosiego
Sus alcances y fondo has de medir.
Ni espritu cualquiera es un reflejo
De la verdad que debes encontrar,
Y es dolor no creer el bien en otros
Y aceptar que te digan siempre mal.
Y por ello, el que busca ser perfecto
A los decires nunca da valor,
Porque piensa en la flaqueza humana
Siempre dispuesta a la murmuracin.
Es gran sabidura en toda hora
Ser muy considerado en el decir;
Deleznables palabras de tu boca
Jams han de salir!
Ni tampoco insistir porfiadamente
En que triunfe tu propio parecer,
La verdad no se cambia ni se muda
Y siempre permanece tal cual es.
Es sabio el hombre que a cualquier palabra
No le presta atencin.
Triste cosa es llenar el pensamiento
Con hirientes palabras sin valor!
Condicin miserable la del hombre
Dispuesto siempre a escuchar el mal
Que dicen de los otros y que pasa
Como ola de un negro lodazal!
DIALOGO VI
De los deseos desordenados.
DIALOGO V
De la leccin de las
Santas Escrituras.
Cristo:
En la Santa Escritura, no elocuencia
Sino augusta Verdad has de buscar
Hasta hallar el espritu que en ella
Derram la Divina Claridad.
De buen grado en los libros ms sencillos
Igual que en los profundos has de ver
Un resplandor de la sutil esencia
Del Divino Saber.
Nunca te cuides de si aquel que escribe
Est orlado de fama en el decir,
Ni si es grande o pequeo en la ciencia
Que en frgil nfora te ofrece a ti.
Slo el amor a la Verdad te mueva
Las pginas del libro a recorrer.
No cuides mayormente quin lo ha escrito.
Sino lo que est escrito has de saber
Los hombres pasan como sombras vanas
Y slo permanece de verdad
La Verdad del Seor que no se muda
Porque es la Eternidad.
El Alma:
De diversas maneras Dios nos habla
Y es su voz, como El, impersonal
Cristo:
Cuando el hombre desea con desorden
El sosiego y la calma perder;
El soberbio, el avaro no descansan,
El espritu humilde vive en paz.
El que nunca refrena los sentidos
Y que no est mortificado en s,
Fcilmente tentado y aun vencido
Presto ser por sentimiento vil.
El que flaco de espritu, inclinado
A lo sensible est,
Con gran dificultad podr abstenerse
De terrenos deseos, en verdad.
Y acaso sentir que la tristeza
Le estruja el corazn
Si alguno contradice aquel deseo
Y encuentra oposicin.
Y si llega a alcanzar lo que deseaba
Le viene descontento y desazn;
Y es remordimiento de conciencia
Porque al ruin sentimiento se entreg.
Y no encontr la dicha que buscaba
Ni alcanz la dulzura de la paz
Que en resistir a las pasiones viles
Se encuentra de verdad:
Es cierto que la paz huye del hombre
Que vive derramado en lo exterior
Y que busca en los goces materiales
Hallar consolacin.
El alma que me busca en el silencio
Y acalla en lo interior la tempestad,
Siente luego en s mismo mi presencia
DIALOGO VII
Cmo se debe huir la
vana esperanza y la soberbia.
Cristo:
Vano es el que pone su esperanza
En las criaturas que mudables son
Y que hoy olvidan lo que ayer quisieron
Pues que son sus promesas ilusin.
No te avergences de servir a todos,
Que Yo al oprobio me abrac por ti,
Y no es mucho humillarte en este mundo
Por parecerte a M.
Ni en ti mismo confes demasiado
Sino ms bien en el favor de Dios,
Que no hay ciencia ni astucia que te salve
Si no te salvo Yo.
Es la fuerza divina que levanta
Al humilde que vive en el fervor,
Y humilla al presuntuoso que se juzga
A todos superior.
No te glores en riquezas vanas
Que vienen como van,
Sino tan slo en Dios, tesoro eterno
Que todo te lo da.
Ni esperes en amigos poderosos
Que en copa de oro brindan a beber
Que hoy son y maana desaparecen
Para nunca volver!...
Descansa para siempre y sobre todo
En quien se ofrenda con amor a ti Que
Yo mismo me doy a todas horas
Con slo que te llegues hasta M!
Y sabe que mi Amor se da completo,
Yo mismo soy tu don,
Cuando quieres abrirme bien abierta
La oculta puerta de tu corazn!
No te ensalces de hermosura vana
Que ostentes en tu cuerpo de mortal
Que en un da la puedes ver destruida
DIALOGO VIII
Cmo se ha de evitar
la mucha familiaridad.
10
Cristo:
Cuidado, no descubras a cualquiera
El ntimo sentir del corazn,
Comunica tus cosas con el sabio,
Que antes que todo, se gobierna en Dios.
Con jvenes extraos, habla poco
Porque poco te pueden ensear;
Con los ricos no seas lisonjero
El Alma:
Ardua tarea la de hallar amigos
Que comprendan y sientan como yo!
Es por eso Seor que al lado tuyo
Estoy cierto de hallar consolacin.
DIALOGO IX
De la obediencia y sujecin.
Cristo:
Es gran cosa vivir en obediencia
Y doblegada estar la voluntad
A otras voluntades con las cuales
Te debes conformar.
Es ms seguro sujecin que mando
Pues que de nadie debes responder
11
DIALOGO X
Cmo se debe evitar la
demasa de palabras.
Cristo:
Mucho sirve a las almas religiosas
La sublime expansin espiritual,
Si en corazn y espritu enlazados
De Dios platican y con El estn!
Cristo:
Excusa cuanto puedas el tumulto
De los hombres que bullen junto a ti;
Mucho estorban las cosas exteriores
A quien me busca a M.
Que aunque fueren palabras repetidas
Sin maligna intencin,
Pronto enturbian el agua de la fuente
Difana y clara que te brindo Yo.
Y cautivo te ves y perturbado por necia
[vanidad;
Dime, hijo, si cuanto voy diciendo
No es la realidad!
DIALOGO XI
Cmo se debe adquirir la paz
y deseo de aprovechar.
Cristo:
Oh bienaventurados los sencillos
Que mucha paz tendrn,
Porque en hechos y dichos que no ataen
No se mezclan jams!
Cmo puedes tener por mucho tiempo
El sosiego y la paz en tu interior,
Si a cuidados ajenos te consagras
Y tan poco te das a la oracin?
Cul fue la causa porque muchos santos
A la cumbre llegaron del Amor
Que perfectos les hizo contemplando
Las grandezas de Dios?...
Porque estudiaron el frenar del todo
Cualquier deseo deleznable y ruin,
Para unirse con Dios y libremente
Ocuparse de s.
El Alma:
Oh, Seor!
Cuntas veces yo quisiera
Haber callado y no permanecer
Entre los hombres que platican mucho
Y meditan muy poco en el deber!
Cul es la causa que de gana hablamos
Unos con otros con tan recio afn
Sabiendo que volvemos al silencio
Con dao en la conciencia de verdad?
Es que buscamos al hablar, consuelo
Y aliviar de fatiga al corazn;
Y sentimos placer en expandirnos
De lo que amamos o nos da dolor.
Mas... oh pesar! que en vano y sin provecho
Es aquella exterior consolacin,
Que es en gran detrimento de la interna
Y divina que T me das Seor!
Bueno es que velemos y que oremos
Y el tiempo no se vaya sin rendir
Las flores y los frutos que algn da
Nos habrs de pedir.
Y que si hemos de hablar, sea algo bello
Que estimule las almas hacia el bien,
Y que sea la guarda a nuestra lengua
Perseverante y fiel.
12
El Alma:
A la verdad, nos ocupamos mucho
De vanos gustos sin ningn valor
Y ponemos cuidado en lo que pasa
Y no en purificar el corazn.
Pocas veces vencemos nuestros vicios
Ni cuidamos tampoco adelantar
Un da ms que el otro y nos quedarnos
Tibios y fros en igual lugar.
Que si fusemos muertos para todo
Lo que existe en nosotros de ruindad,
Vaco el interior de cosas vanas,
Las divinas podramos gustar,
Entonces viviramos de cierto
DIALOGO XII
De la utilidad de las
adversidades.
13
El Alma:
Bueno es que nos vengan cosas duras
Que nos hacen doler el corazn
Porque as nos sabemos desterrados
En un mundo cargado de dolor.
Bueno es padecer contradicciones
Y que otros piensen de nosotros mal,
Aunque nuestra intencin sea muy buena
Y las obras lo sean de verdad.
Que esto nos guarda de la vanagloria
Que puede fcilmente destrozar
Nuestro huerto interior en que ha sembrado
Sus divinas violetas la humildad.
Y es entonces que a Ti, Seor, buscamos
De nuestros actos por testigo fiel
Cuando somos de fuera despreciados
Y no hay ninguno que nos quiera creer.
Y entonces el alma al encontrarse sola
Comprende que no tiene ms que a Dios,
En El se afirma, se refugia y busca
El nico consuelo a su dolor.
Cuando el alma virtuosa est afligida,
Y siente en s rugir la tempestad
De negras tentaciones, pensamientos
Que le atormentan con creciente afn;
En Dios busca segura fortaleza
Y en El encuentra su guardin ms fiel,
DIALOGO XIII
Cmo se han de resistir
las tentaciones
El Alma:
Si en el mundo vivimos, no podemos
Libres estar de gran tribulacin,
Tentaciones, miseria, enfermedades
Segn ya lo escribiera el santo Job.(I)
Cristo:
Muchos quieren huir las tentaciones
Y ms gravemente en ellas caern,
Que no slo se vencen con la huida
Sino con la paciencia y la humildad.
Quin tan slo desva lo de fuera
Y no arranca por dentro la raz,
De poco le valdr, que an ms fuerte
La tentacin le volver a venir.
Cristo:
Tentacin es la vida de los hombres
Y tristezas y angustia y ansiedad,
Por eso cada cual estar alerta
Y en oracin velar.
Velar en oracin pidiendo fuerzas
Para vencer al mal,
Que no duerme, buscando por rodeos
A quienes devorar.
No hay ninguno tan santo y tan perfecto
Que no sea humillado en tentacin
Y es muchas veces provechosa al alma
Esta dura leccin.
Los santos de otras pocas pasaron
Por duras tentaciones en verdad,
Tribulaciones de diversa especie
14
El Alma:
Y debemos velar principalmente
Cuando asoma en el alma el mal pensar
Que es ms fcil vencer al enemigo
Si de la puerta no lleg a pasar.
(I)Corintios. 10
Cristo:
Resiste a los principios, porque tarde
La eficaz curacin te llegar
Si dejas que la llaga sea vieja
Y no cuidas de ella al empezar.
Lo primero que al alma se presenta
Como un fantasma, el pensamiento vil
Que importunas imgenes le crea
Con vrtigo febril.
El deleite engaoso se aproxima,
Y el fiero impulso a cometer el mal
Y as el consentimiento presto llega
Si no supo al comienzo rechazar.
Cuanto ms perezosa el alma fuera
En resistir la tentacin audaz,
Ms endeble se torna cada da,
Y fuerte el enemigo mucho ms.
DIALOGO XIV
Cmo se debe evitar
el juicio temerario
Cristo:
En ti mismo pon siempre tu mirada
Y gurdate, hijo mo, de juzgar
15
Te llegar mi Luz.
El Alma:
Es que quieres, Seor, que sujetemos
A Ti perfectamente el corazn,
E inflamados de amor que trascendamos
Tambin nuestra razn.
DIALOGO XV
De las obras que proceden
de la caridad
El Alma:
Si siempre fuese Dios nicamente
El principio y el fin de mi desear
No tan presto sera perturbado
Por mi propia ruindad.
Y sucede que a veces escondida
Llevamos muy adentro una aficin
Que nos arrastra como a la hoja seca
La lleva el aquiln.
Cristo:
Oye, hijo; por nada de este mundo
Te es permitido realizar un mal,
Pero puedes dejar la buena obra
Por otra de mayor utilidad.
Una obra exterior muy poco vale
Si no fue inspirada por la caridad,
Que con ella, aun lo ms pequeo
Es grande de verdad.
Porque yo miro con mayor agrado
Al alma que a su don;
Hace ms quien ms ama, ya lo he dicho
En ms de una ocasin.
Hace mucho el que hace bien las cosas
Y bien hace el que sirve por amor,
Aunque a veces, caridad parece
Lo que es inclinacin.
Porque a menudo la aficin te impulsa
Y te lleva la propia voluntad;
Del galardn la efmera esperanza,
Y parece que fuera caridad.
Cristo:
Muchos buscan y muy secretamente
A su propio inters en el obrar,
no lo entienden porque en vano piensan
Que va en ello Divina Voluntad.
Y parceles obrar con gran acierto
Mientras todo se hace a su querer,
Mas si de otra manera se procede
Presto en disgusto se les ve caer.
Por la gran variedad de pareceres
Grandes discordias llegan a surgir
Entre amigos, devotos, religiosos
Que en conjunto caminan hacia M.
Las costumbres antiguas no se dejan
Sino a costa de gran dificultad;
Nadie de grado su opinin censura
Sino la de los otros, en verdad.
Si en tu razn e industria te afianzares
Mucho ms que en los actos de virtud,
Muy tarde y pocas veces
16
El Eterno Querer.
A nadie le atribuye bien alguno
Porque sabe que todo lo da Dios,
Eterna fuente de que mana vida
Eterna fuente de Divino Amor.
En El descansa con perfecto gozo
El que tiene perfecta caridad;
Oh, si de ella tuvieses un reflejo,
En todo encontraras vanidad!
DIALOGO XVI
Cmo se han de sufrir
los defectos ajenos
Cristo:
Lo que no puede el hombre ni en s mismo
Ni en otro remediar,
Lo debe soportar con gran paciencia
Mientras sea Divina Voluntad.
Y pensar que con ello las virtudes
Se prueban al crisol
Y conoces los mritos que tienes
Si de verdad lo son.
Y rogar por aquel impedimento
Que a veces puede perturbar la paz;
Tan slo Dios, en aflicciones graves,
Te puede consolar.
Si alguno amonestado varias veces
Por sus defectos no los quiere ver
No contiendas con l, en Dios espera
Que de todos los males saca el bien.
Estudia de sufrir con gran paciencia
Las flaquezas ajenas. Piensa t
En lo que otros sufrirn acaso
Por tu poca virtud.
Si no puedes hacerte cual deseas
Cmo quieres al otro a tu sabor?
Si quieres a los otros muy perfectos
Adquiere antes tu propia perfeccin.
El Alma:
Es, Seor, que buscamos que a los otros
DIALOGO XVII
De la vida religiosa
Cristo:
Aprende a quebrantarte en tus deseos
Si mi paz sobre ti quieres tener
Como suave dulzura en tu camino
Como una estrella del amanecer.
17
DIALOGO XVIII
De los ejemplos
de los Santos
Cristo:
Oh! que vivos ejemplos te dejaron
De la vida interior
Los Santos Padres en que resplandece
Como un cielo de luz, la perfeccin.
Los amigos de Cristo se llamaron
18
El Alma:
Ay de m! . . . Qu es mi vida comparada
Con la vida de tus Santos, oh Seor!,
Si en aras de su fe todo dejaron
En heroica y perfecta inmolacin?
Despojados de todo lo que gusta
Aqu en lo temporal,
Eran ricos en gracias y virtudes,
Eran dueos de eterna claridad!
Faltos de todos los terrenos bienes
Pero inundados de consolacin,
Del todo ajenos al mundano goce
Pero llenos de Dios!
Despreciados del mundo y sus amigos,
Tenanse por nada cuanto a s;
El Alma:
Y debemos andar en su presencia
Como ngeles de paz y caridad
Renovando a menudo los propsitos
Que tuvimos un da, al comenzar.
Aydame, Seor, que en tu servicio
Corra yo siempre con creciente afn!. . .
Que aunque todo me falte en esta vida,
No me falte tu ayuda. . . no, jams!
Cristo:
Si quieres bien aprovechar tu tiempo
Que seas diligente ha menester;
Si el que propone con firmeza, falta
El que nunca propone, qu ha de ser?
Si un da y otro por descuido empiezas
Tus buenos ejercicios a dejar,
Poco a poco apagndose tu lmpara,
Al fin se extinguir.
Los propsitos buenos de los justos
Ms se originan del Eterno Amor
Que del propio saber de cada uno
Aunque sea de mucha discrecin.
Cristo:
Pluguiese a Dios, Sabidura Eterna,
Que el deseo del bien no duerma en ti
Y que tanto ejemplo de virtud que has visto
Te ayude tu tibieza a sacudir!
DIALOGO XIX
La vida del buen
religioso
Cristo:
En la vida del alma religiosa
Brillar debe en radiante plenitud,
Como un iris de vividos fulgores
En un cielo sereno, la virtud.
Y que cual aparece por de fuera
As sea tambin el interior,
Que aun ms y mejor debe ser dentro
Que es morada de Dios.
19
DIALOGO XX
Del amor a la soledad
y al silencio.
Cristo:
El tiempo has de buscar de estar contigo
En soledad con Dios.
Y pensar a menudo en los favores
Que recibiste de su Eterno Amor.
El Alma:
Seor! comprendo que con gran cuidado
En el buen tiempo debo preparar
Las cosas de mi alma cual si fuera
Este msero mundo abandonar.
El Alma:
Oh! si nunca alegra transitoria
Viniera a perturbar mi corazn!
Oh! si nunca los goces de este mundo
Llamasen mi atencin!
DIALOGO XXI
Del remordimiento
de la conciencia
21
Cristo:
Cristo
Si quieres que haya compuncin en tu alma
Del bullicio apartado, ven a M,
Y encerrado en tu cmara en silencio
Mi voz escuchars dentro de ti.
El Alma:
Tengo en mucho descuido mis defectos
Por mi gran liviandad de corazn,
Y no siento la angustia de mi alma
Que gime en lo interior.
Cristo:
Si sabes alejarte de los hombres
Ellos tambin se alejarn de ti
Y as tendrs la libertad que anhelas.
Para entregarte a M.
22
Cristo:
Si el alma tiene contricin perfecta
Todo en el mundo amargo le ser;
Que no es digno del Amor Divino
Bien reconocer.
El Alma:
Si busco ansioso los consuelos vanos
Cmo los tuyos sentir, Seor?
Ma es la culpa si no busco nunca
La honda contricin del corazn.
DIALOGO XXII
Consideracin de la
miseria humana.
Cristo:
Miseria eres por doquier que vayas
Si no vives con Dios;
Por qu te turbas si no sale todo
Tal como sueas en tu corazn?
24
DIALOGO XXIII
Del pensamiento
de la muerte.
El Alma:
En tanto que traemos este cuerpo
No podemos estar
Sin angustias, miserias y pecados
Sin lucha y ansiedad.
Cristo:
Es conveniente que recuerdes siempre
Que la muerte muy pronto llegar;
Y que el hombre que hoy es, no lo es
[maana!...
Ojos que no ven, recuerdo que se va...
25
El Alma:
Cierto obramos nosotros engaados
Por amor a la carne nada ms!...
Que a m mismo me perdono todo
Y a los otros no quiero perdonar!
DIALOGO XXIV
Del juicio y penas
de la otra vida.
Cristo:
En aquello que el hombre ha delinquido
Con mayor gravedad,
Con iguales dolores que ha causado
Castigado ser.
Cristo:
Mira el fin en las obras que realizas
Y piensa cmo le responders
A aquel Juez, riguroso, Sabio, Eterno
Que ha visto el bueno como el mal obrar.
28
DIALOGO XXV
Del mejoramiento
de nuestra vida
Cristo:
Vela, hijo, con grande diligencia
En lo que has prometido a tu Seor
Y piensa de continuo a qu viniste
Y si al mundo dejaste, fue por Dios.
29
El Alma:
Oh, mi amado Seor Crucificado!...
Si t entraras en ste corazn
Me parece que presto yo sera
A correr por la senda de tu amor.
Cristo:
El cristiano que vive descuidado
Gravemente est cerca de caer;
Y quien busca vivir en ms anchura
Profundo descontento ha de tener.
31
Portal Segundo
El Consuelo Interior
32
DIALOGO I
De la conversacin
interior
Cristo:
Dije un da que "dentro de vosotros
Est el Reino de Dios"
Y que tu alma encontrar reposo
Si te tornas a Dios de corazn.
34
Te inundar mi paz.
DIALOGO
II
Paciencia y humildad.
Cristo:
Hijo, no te preocupes demasiado
De quin est contigo o contra t,
Cuida en cambio que en todo lo que haces
Me conformes a M.
DIALOGO III
Del hombre bueno
y pacfico.
Cristo:
Si quieres dar la paz a tus hermanos
Busca primero de tener t paz
Que si ests turbulento, apasionado
Aun hasta el bien convertirs en mal.
El Alma:
Yo comprendo que a veces me conviene
Por mis faltas, estar en confusin,
Me humillar por todos mis defectos
Y se he pecado pedir perdn.
35
Cristo:
Son dos las alas con que el hombre asciende
De este msero valle terrenal
La pureza de todos sus afectos
Y en toda su intencin, simplicidad.
El Alma:
Veo, Seor que el sufrimiento humilde
Es lo que puede procurarnos paz
En este valle miserable y triste
Donde nos sobra la contrariedad.
DIALOGO IV
Pureza de afectos y
sencilla intencin.
36
DIALOGO V
De la propia consideracin
El Alma:
Pienso, Seor, que en los asuntos graves
Nunca en nosotros nos debemos fiar,
Que es tan poca la lumbre que tenemos
Si no viene, Seor, tu claridad!
37
DIALOGO VI
De la alegra de la
buena conciencia
Cristo:
La alegra tranquila de los justos
Es testimonio de la interna paz;
Si pura y limpia tienes la conciencia
De una dulce alegra gozars.
El Alma:
"No hay paz para el malva, nos ha dicho
Por boca de Isaas el Seor
Mas los malos en medio de placeres
Dicen que llenos de ventura son.
Cristo:
No los creas!... No saben lo que dicen,
Porque sbitamente llegar
La Justicia Divina que a la nada
Sus obras y su gloria tornar.
38
DIALOGO VII
Del amor a Cristo
sobre todas las cosas.
Cristo:
Alma bienaventurada que conoces
Qu es amarme y recibir mi amor,
Y por m despreciarte hasta ti misma
Y conmigo llenar tu corazn!...
DIALOGO VIII
De la familiar
amistad de Jess.
El Alma:
Cuanto T ests presente, todo es bueno
Y no hay nada difcil, oh Jess!...
Y si ausente T ests, todo me es duro
Y hasta encuentro tinieblas en la luz.
Cristo:
Si pacfico eres y humilde
Contigo Yo estar;
Si amigo de silencio y de sosiego
Siempre a tu lado permanecer.
DIALOGO IX
Conviene carecer a veces
de consolacin humana
Cristo:
No es mucho despreciar consuelo humano
Cuando en ti sientes el Divino Amor,
Mas el verte privado de uno y otro
Es indicio de un fuerte corazn.
40
El Alma:
Muy de gana tomamos pasatiempos;
Con gran dificultad
El hombre se desnuda de s mismo
Con gran esfuerzo y denodado afn.
(I)
Cristo:
Aprende t a dejar pariente o amigo
Cuando ello sea voluntad de Dios,
Y no es bien que te abata la tristeza
Si la muerte de ti les separ.
P salmo 29
41
El Alma:
Si as fue hecho con los grandes Santos
No debemos jams desesperar,
Cuando sentimos que nuestra alma helada
(I) Job 7
DIALOGO X
Del agradecimiento
por los dones de Dios.
Cristo:
Por qu siempre buscando vas descanso
Pues que naciste para trabajar?
Preprate a paciencia ms que a dicha
Y a cargar con mi Cruz, ms que a gozar.
Cristo:
Todas las almas que seguir quisieron
Por el camino que les trae a M
Conocieron la aridez y las tinieblas
De este duro sufrir.
42
El Alma:
Oh mi Amado Seor!... Yo no te pido
Ni consuelos ni luz en mi oracin;
Quiero s conocerme y conocerte
Llenando de Verdad mi corazn.
Cristo:
El que fue enseado por la luz divina
Y avisado con sabia correccin,
No osar el atribuirse bien alguno
Y har de su pobreza confesin
Sers justo si tomas lo que es tuyo
43
DIALOGO XI
Pocos aman
la cruz de Cristo.
El Alma:
Veo, Seor, que hay muchos amadores
Para tu Reino de esplendor y luz,
Mas hay muy pocos que de buena gana
Quieran llevar tu cruz.
Cristo:
No hay ninguno ms rico y poderoso
Y que tenga tan amplia libertad
Como aquel que se deja a s mismo
Y se entrega a la Eterna Voluntad.
44
DIALOGO XIl
El Alma:
Me has dicho que me niegue a m mismo
En tu Santo Evangelio que es la luz;
Que te siga sereno y animoso
Cargado con mi cruz.
Cristo:
Si as es, por qu temes el llevarla
Sobre tus hombros y en tu corazn
Si sabes que ella te abrir las puertas
Del Reino de mi Amor?
45
46
47
Portal Tercero
La Vida Interior
48
DIALOGO I
Habla el interior de Cristo
al alma fiel.
El Alma:
Escuchar las palabras de tu boca...
Oir lo que hablas, oh Seor en m,
Palabras de verdad y de dulzura
Son las que pueden descender de Ti.
DIALOGO II
La Verdad habla al alma
sin ruido de palabras.
El Alma:
Hblame, Oh Seor! que ya te escucho
Y te pido tu luz para entender
La divina enseanza de tu boca
Ms sublime que todo otro saber.
49
Cristo:
Yo ense a los Profetas del pasado
Y hablo siempre a los hombres hasta hoy
Mas muchos oyen con amor al mundo
Y sordos permanecen a mi voz.
DIALOGO III
Las palabras de Dios
se deben or con humildad.
Cristo:
Oye, hijo, suavsimas palabras
Que son gotas de miel al corazn
Y que exceden la ciencia de los sabios,
Y paz y vida son.
El Alma:
Feliz aquel a quien, T enseares
50
DIALOGO IV
Pide el alma la gracia
de la devocin.
El Alma:
Mi Dios y mi Creador!... Mi Bien Supremo!...
Quin soy, Seor, para quererte hablar?
Menos que un gusanillo despreciable...
Que soy msero siervo desleal!...
DIALOGO V
La verdad y humildad
nos hacen agradables a Dios.
Cristo:
Hijo mo, anda siempre en mi presencia
Con humilde y sencillo corazn.
Al que ante M con la verdad camina
Por M mismo ser su defensor.
Y de ruindades y murmuracin;
Que las vanas palabras de los hombres
Nada podrn si te resguardo Yo.
El Alma:
Oh Seor!... En tu Verdad Suprema
Descansa el corazn Haz conmigo,
Seor, tal como dices
Que yo espero de Ti mi salvacin!
Cristo:
Yo te dir lo que de ti deseo
Y es que pienses que eres pecador
Y lo que estimas como buenas obras
Quizs son hijas de tu propio amor.
DIALOGO VI
De los maravillosos efectos
del Divino Amor.
El Alma:
Oh Padre Celestial!... Te has acordado
De este msero siervo sin fervor,
De este sediento corderillo ciego
Que va detrs de Ti pidiendo amor!...
Yo te bendigo en tu misericordia
Y en tu dulce suavsima piedad.
Indigno de consuelo, me consuelas...
Indigno de tu amor, me amas ms!
52
Cristo:
Naci el amor, de Dios, y no descansa
Sino por siempre en ese mismo Dios,
Y nada satisface a los que aman
Sino su posesin.
El Alma:
Cun suave es el amarte a Ti que sabes
Los divinos secretos del Amor!...
De ese Amor Tuyo que levanta el alma
Como en una suprema aspiracin!
53
Cristo:
Si as quieres amar, piensa, hijo mo,
Que a veces el amar es padecer,
Y que no es digno de llamarse Amado
Quien se deja vencer.
DIALOGO VII
Cmo se prueba el
verdadero amador
Cristo:
Hijo: quisieras caminar a prisa
Por los senderos del Divino Amor,
Mas observo que no eres an fuerte
Ni prudente amador.
El Alma:
Por qu Seor?... Si T lo sabes todo
Ensame la ciencia del querer,
Que enseada por Ti,
me ser dulce Y fcil de aprender.
Cristo:
Hijo, observa que an pequeas cosas
Te causan una gran contradiccin,
Y faltas enseguida a lo empezado
Con grande anhelo y dulce devocin.
54
DIALOGO VIII
El don divino debe encubrirse
bajo la humildad.
Cristo:
Es conveniente de ocultar los dones
Con que alumbro tus horas de oracin
Y que nunca te ensalces de tenerlos
Sino reconocer que son de Dios.
(I) P salmo 26
DIALOGO IX
Nada es el hombre
ante Dios.
El Alma:
Te hablar, mi Seor, aunque conozco
Que soy polvo y ceniza y nada ms;
Si no lo conociera, testimonio
T daras, Seor, de la verdad.
DIALOGO X
Dios es nuestro ltimo fin.
Cristo:
Hijo mo, Yo soy tu fin supremo
Yo soy tu ltimo fin!...
DIALOGO XI
Cuan dulce es
servir a Dios!
El Alma:
Hablo otra vez, Seor, en tus odos
Mi dulce Amor, mi soberano Rey!
A los cielos eternos de tu gloria
Llegar el canto de mi pequeez?
58
DIALOGO XII
Los deseos del corazn se
deben examinar y moderar.
Cristo:
En el camino en que me vas siguiendo
Cuntas cosas te faltan de aprender!...
El Alma:
Ensame, Seor, qu cosas sean
Las que este siervo tuyo debe hacer.
Cristo:
Que te ames mucho menos a ti mismo
Y consultes mejor mi Voluntad.
Tus deseos te impulsan muchas veces
Y t piensas que es mi caridad.
DIALOGO XIII
De la paciencia
y mortificacin
El Alma:
Oh mi Amado Maestro!... Segn oigo
En esta vida de la adversidad
Necesito paciencia y ms paciencia
Si quiero junto a Ti, vivir en paz.
Cristo:
As es, hijo, y no quiero Yo que busques
Una paz que carezca de afliccin.
De mi ntima amistad.
A veces duro te ser el vencerte
La carne misma te murmurar;
La costumbre te har contradicciones
Mas tu apoyado en Mi la vencers.
DIALOGO XIV
Cristo es ejemplo de
obediencia y humildad.
Cristo:
Quien procura quitarse a la obediencia
Se priva de la ayuda espiritual,
Y el que quiere guiarse por s mismo
La senda puede errar.
DIALOGO XV
Consideracin de los
secretos juicios de Dios.
El Alma:
Oh, Seor! que tus juicios sobre todos
A mi alma la llenan de pavor;
Ni aun los cielos me parecen puros
Si los comparo con tu resplandor!
Aquellos cuyas obras parecan
Un reflejo de amor y de bondad
DIALOGO XVI
Todo deseo ha de conformarse
a los de Dios.
de la Voluntad de Dios.
El Alma:
Otrgame Jess tu luz divina
Que acompae mis pasos hasta el fin
Y que me haga querer lo que T quieres
Y siempre caminar en pos de Ti!...
Cristo:
Hijo, debes conformarte a mis deseos
Si en verdad sientes que soy Yo tu Seor,
Y repetirme en todos los instantes
Que no quieres ms que lo que quiero Yo.
DIALOGO XVIII
En slo Dios se debe buscar
el verdadero consuelo.
DIALOGO XVII
Se pide el cumplimiento
62
El Alma:
No espero aqu sino en la otra vida
Todo cuanto desea el corazn
Que aunque tuviese aqu muchos deleites
Cuan escasa ser su duracin!
El Alma:
Aydame Seor en todo tiempo
Para que huya la dicha terrenal...
Que slo busque los consuelos tuyos
Y la gloria de hacer Tu Voluntad.
DIALOGO XIX
Todo nuestro afn
sea puesto en Dios
Cristo:
Djame hacer contigo lo que quiero
Que nadie como Yo conocer
Lo que conviene a la salud de tu alma
Que Yo amo de verdad.
El Alma:
Oh, Seor!... es verdad que tu cuidado
Es mayor que el que yo tengo de m.
De mi caridad.
Slo me trajo el divino impulso
De amar al hombre y de subirlo a M;
Y marcarle las normas de la vida
Que deba vivir.
Cristo:
As debes pensar, si es que conmigo
Unido quieres ser
En alianza de amor que nunca acaba
En abrazo que nunca he de romper!
El Alma:
Oh mi amado Seor!...
De buena gana Padecer por Ti
Todo cuanto quisieres que en mi vida
Descarguen sobre m.
El Alma:
Oh, Seor!... Si T fuiste tan paciente
En tu vida de heroico Redentor,
Qu mucho que yo sufra y que padezca
Si soy un pecador?
DIALOGO XX
Debemos sufrir con serenidad
Las miserias temporales
a ejemplo de Cristo.
Cristo:
64
DIALOGO XXI
Cmo se prueba
el verdadero paciente.
Cristo:
Hijo, qu dices que te quejas siempre?...
Considera lo que he sufrido Yo
Y mis santos, y mrtires que dieron
Su sangre y vida por la salvacin.
El Alma:
Oh Jess! Slo T puedes hacerme
Posible y fcil, el ms cruel sufrir,
T conoces mi poca resistencia
Que nada hara abandonado a m.
65
DIALOGO XXII
Confesin de nuestra
flaqueza.
El Alma:
Confieso yo, Seor, mi gran flaqueza,
Que una cosa pequea y sin valor
Me sacude causndome tristeza,
Cansancio y turbacin.
66
DIALOGO XXIII
Descansemos en Dios
sobre todas las cosas.
El Alma:
Algrate, alma ma, sobre todo
Cuanto a ti te pudiera deleitar
En tu Dios, alegra de los justos
En tu Dios que es Amor y Eternidad.
67
DIALOGO XXIV
Debemos hacer memoria
de los beneficios de Dios.
El Alma:
Abre, Seor, mi corazn endeble
A la grandeza de tu augusta Ley,
Y que camine por tus Mandamientos
68
El Alma:
Oh, qu dulce tu pltica y qu breve
Maestro, tu sermn!
Mas comprendo que en l est escondido
El gran tratado de la perfeccin.
Cristo:
Busca de hacer la voluntad de otro
Primero que tu propia voluntad.
Escoge siempre poseer lo menos
Y nunca lo que ms.
DIALOGO XXV
Cuatro cosas que causan
grande paz.
Cristo:
Hijo, quiero que aprendas el camino
Sembrado con las flores de mi paz
Donde soplan las brisas perfumadas
De santa y verdadera libertad.
El Alma:
Haz, Seor, lo que dices, que yo te oigo!
Tu palabra es un cntico de amor
No hay deleite ms suave que el orte
69
DIALOGO XXVI
Plegaria para apartar
los malos pensamientos.
El Alma:
No te alejes de m, Maestro mo...
No te alejes de m!
Se han levantado contra m huracanes.:.
Fuertemente me siento sacudir!
Cristo:
"Yo ir dice Dios por el salmista
Ir delante de ti,
Humillar los soberbios de la Tierra
Te dar los secretos que escond". (I)
El Alma:
Hazlo, amado Seor, como lo dices
Y huir de tu presencia la maldad;
Brille en mi cielo la esperanza santa
Y encindame en amor tu caridad!
DIALOGO XXVIII
Debe evitarse el deseo
de saber vidas ajenas.
DIALOGO XXVII
Oracin para alumbrar
el entendimiento.
El Alma:
Almbrame, Jess, en mis tinieblas
Con tu eterna y divina claridad!...
Aprtame indecisas vaguedades
Y que sea yo firme en tu Verdad!
Cristo:
Hijo, no quieras los cuidados vanos
Que no te van a ti;
Poco interesa cmo viven otros
Mucho ms cmo t debes vivir.
70
Cristo:
Hijo mo; Yo dije en cierto da (I)
"Lo paz os dejo y mi paz os doy,
Mas, no la doy como la da el mundo
Sino que es en verdad".
DIALOGO XXIX
En qu consiste
la paz del corazn.
71
Cristo:
En darte a M de todo corazn!
DIALOGO XXX
De la excelencia
del alma libre
El Alma:
Seor, es obra de varn perfecto
No entibiar el anhelo espiritual
Y entre muchos cuidados de importancia
72
DIALOGO XXXI
El amor propio nos estorba
el Bien Eterno.
DIALOGO XXXII
Oracin para pedir
la sabidura celestial.
Cristo:
Darlo todo por todo es la consigna
De los que quieren entregarse a M
Y que nada te quede como tuyo
Desde el principio al fin.
El Alma:
Confrmame, Seor, en mis anhelos
De estar fortalecido en mi interior
Y vaco de intiles afanes
Este pobre y mudable corazn!
73
Mi Divino Amador!
DIALOGO XXXIV
Plegaria para el tiempo
de la tribulacin.
DIALOGO XXXIII
Contra las lenguas
maldicientes.
El Alma:
Bendito sea tu sagrado Nombre,
Bendito, mi Seor!...
Que has dejado caer sobre mi alma
Como lluvia de escarcha este dolor!
Cristo:
No te apenes ni enfades si supieres
Que se tiene de ti mala opinin
Y a t mismo llegarn a decirte
Lo que otros hablan en murmuracin!
74
DIALOGO XXXV
Cmo hemos de obtener
el favor divino.
Cristo:
Hijo; Yo soy el que concede fuerza
Cuando extiende sus nieblas el dolor.
Vente a M cuando te halles agitado
Por toda suerte de tribulacin.
Espera en la misericordia ma
No se turbe jams tu corazn,
Que cuando piensas que Yo estoy ms lejos
Es quiz cuando a tu lado estoy.
Ni te creas que todo est perdido
Porque un viento contrario te azot
Ni juzgues cmo sientes al presente
Bajo el influjo de la turbacin.
(l)Juan 15
75
DIALOGO XXXVI
Despegados de las criaturas
hallaremos al Creador.
El Alma:
Oh mi amado Seor! cuan lejos ando
Si tengo todava que llegar
A que alguna criatura no me impida
A tus brazos volar.
Cristo:
No te acobardes del camino largo
Ni suees, hijo, con volver atrs;
Si no puedes llegar a lo perfecto
Que a lo menos lo busques con afn.
DIALOGO XXXVII
El hombre espiritual
debe negarse a s mismo.
Cristo:
Sin negarte a ti mismo por completo
No tendrs la perfecta libertad;
Los que son amadores de s mismos
En prisiones estn.
El Alma:
Oh Seor!... No es trabajo para un da
Ni es un juego de nios tu leccin,
Porque en ella parceme se encierra
La ms amplia y cristiana perfeccin.
DIALOGO XXXVIII
De la mudanza del corazn.
77
Cristo:
No des mucho valor a tu deseo
Podra pretender?
Oh divina palabra para el que ama
Tan slo a Ti, Seor,
No al mundo y sus goces deleznables
Que me dejan vaco el corazn!
DIALOGO XXXIX
Cuan dulce es Dios
a quien le ama!
El Alma:
Oh mi Dios y mi todo, y sobre todo!...
Qu cosa ms podra yo querer,
Ni qu bienaventuranza ms excelsa
78
DIALOGO XL
En esta vida no nos veremos
Libres de tentaciones.
Cristo:
Hijo mo, en la vida tan grosera
De este mundo, nunca hay seguridad
Y en tanto que esta vida ests viviendo
Escudo de paciencia llevars.
DIALOGO XLI
Los vanos juicios
de los hombres.
79
Cristo:
Nunca temas el juicio de los hombres
Cuando nada te acuse en tu interior
Tu conciencia te dice lo que eres
Y lo sabe tambin Dios.
DIALOGO XLII
La renunciacin de s mismo
nos da la libertad d corazn.
Cristo:
No quieras apegarte a cosa alguna
Djate a ti y me hallars a M
Si nada de lo tuyo hay en tu huerto
Entonces Yo descender hasta ti.
El Alma:
En qu cosas habr yo de negarme?
Cuntas veces, Seor, me negar?
Cristo:
Siempre! En todo! ninguna cosa excluyo;
Desnudo en tu interior te quiero ver.
80
DIALOGO XLIII
Lo exterior no debe
absorbernos completamente.
Cristo:
Hijo: debes mirar con diligencia
Que en toda material ocupacin
Ests siempre muy dentro de ti mismo
Y nunca derramado a lo exterior.
(I)
DIALOGO XLIV
No sea el hombre importuno
en los negocios.
Josu 9.
Cristo:
Encomindame siempre tus negocios
Y yo lo dispondr todo muy bien
Espera lo que Yo tenga ordenado
Que a su tiempo en tu ayuda acudir.
81
El Alma:
Oh Seor! muy de grado yo te ofrezco
Todas las cosas que en mi mano estn
Pues comprendo que todos mis cuidados
Sin tu ayuda de nada servirn.
Cristo:
Hijo mo, el hombre trata a veces
Las cosas que desea con afn;
Y sucede que apenas lo ha alcanzado
Se muda su querer y su pensar.
(I) Mateo 26
DIALOGO XLV
Nada tiene el hombre
de qu alabarse.
El Alma:
Qu es el hombre, Seor, a quien visitas?
Por qu te acuerdas de l?
Acaso ha merecido que le dieses
Ni una chispa de luz de tu saber?
82
DIALOGO XLVII
No debe nuestra paz
depender de los hombres.
DIALOGO XLVI
Del desprecio de toda
honra temporal.
Cristo:
Si depende tu paz de algn amigo
Por igualdades con tu parecer,
Movible estars siempre y sin sosiego
Pues buscars de conformarte a l.
Cristo:
Hijo mo, no sufras si a los otros
Les ves mucha honra levantar
Y t ser despreciado y abatido
A grande indignidad.
El Alma:
Oh Seor mo!... En ceguedad estamos
Y muy presto nos entra vanidad,
Pareciendo que todo se nos debe
Y en realidad no merecemos ms.
(I) Soph. I
DIALOGO XLVIII
Contra la ciencia
vana del mundo.
Cristo:
No te entusiasmen los sutiles dichos
De los hombres; no est el Reino de Dios,
En palabras hermosas sino en hechos
Que estn conformes a mi Ley de Amor (I)
(I) Corintios 4.
DIALOGO XLIX
No debemos buscar con demasiado
afn las cosas exteriores.
84
Cristo:
Hijo mo, conviene que t ignores
Todo aquello que nada va en saber,
Que te estimes un muerto para todo
Lo que es ajeno a la Divina Ley.
El Alma:
Oh, Seor!... aqu somos hoy vencidos
Que lloramos el dao temporal
Por ftiles ganancias trabajamos
Y olvidamos el dao espiritual.
DIALOGO L
No debemos creer a todos
y cuan fcil es resbalar en palabras.
El Alma:
Aydame, Seor, en toda angustia
Porque errados mis juicios siempre van!
Cuntas veces no hall amistad sincera
Donde pens encontrar sinceridad!
85
DIALOGO LI
De la confianza en Dios
cuando nos injurian.
Cristo:
Hijo; palabras por el aire vuelan
Y ellas no hieren al que firme est;
Si eres culpado enmindate de grado
Y si no con paciencia sufrirs.
El Alma:
Mi Seor y mi Dios, mi juez paciente,
Que conoces del hombre la maldad
S T mi fortaleza y mi defensa
Ya que sabes tambin mi nulidad.
DIALOGO LII
Grandes cosas debemos
padecer por la vida eterna.
Cristo:
No te quebranten los trabajos duros
Que has tomado por M,
Ni te abatan del todo los dolores
Que por mi causa te podrn venir.
DIALOGO LIII
Del da de la Eternidad y de las
angustias de esta vida.
Alma:
Oh, Morada feliz y soberana!...
Oh, da claro de la eternidad!...
Cundo ser que tu arrebol se extienda
87
DIALOGO LIV
Del deseo de la vida eterna.
Cristo:
Hijo, si tienes un deseo vivo
De la eterna y celeste beatitud,
De salir de la crcel de tu cuerpo
Y vivir en mi excelsa plenitud.
88
89
DIALOGO LV
Debe ofrecerse a Dios
el alma desconsolada.
Cristo:
Seor, Dios mo!... Te bendigo siempre
Que tal como T quieres sucedi;
Y todo cuanto haces es perfecto
Porque todo lo sabes, oh Seor!
90
DIALOGO LVI
De los trabajos
humildes
Cristo:
Hijo mo, no puedes de continuo
Pensar en las virtudes con fervor
Ni tampoco vivir por largo tiempo
En alto grado de contemplacin.
DIALOGO LVII
No somos dignos de consuelos
sino de tormentos.
El Alma:
Oh, piadoso Seor! Yo no soy digno
De tu dulce consuelo espiritual,
Y es justicia que haces si me dejas
En triste soledad!
Job. 10
DIALOGO LVIII
La Luz Divina no se mezcla
en los placeres humanos.
Cristo:
Hijo mo, mi gracia es muy preciosa
Y no sufre mezcla con lo terrenal;
Y todo cuanto te sea impedimento
Para con ella lo debes apartar.
Es mi gracia esa suave fortaleza
92
DIALOGO LIX
De los movimientos superiores e
inferiores en el alma humana.
Cristo:
Hijo mo, con grande vigilancia
Observa da a da tu interior,
Donde se mueven de sutil manera
Dos corrientes en tu propio yo.
DIALOGO LX
Corrupcin de la naturaleza humana
y eficacia de la gracia divina.
93
El Alma:
Oh, Seor y Dios mo que me hiciste
Como una chispa de tu propia Luz,
Imagen tuya, semejanza tuya
Destinado a una eterna plenitud.
DIALOGO LXI
Debemos negarnos a nosotros
mismos y seguir a Cristo por la Cruz.
Cristo:
Hijo mo, yo quiero que t aprendas
La ms perfecta negacin de ti,
Y que sin quejas ni contradicciones
Salgas de ti para venirte a M.
(I)
Juan 6
DIALOGO LXII
No debe acobardarnos
nuestra flaqueza.
Cristo:
Grandes son la humildad y la paciencia
Cuando te azota la contrariedad,
Ms valen que fervientes devociones
En buenos tiempos de prosperidad.
Cristo:
Hijo, si esto sabes, y leste tanto,
Ponlo por obra, que feliz sers,
Que cumplida la Ley y bien guardada
Ella sola te basta y nada ms.
El Alma:
Aydame, Seor, que as suceda,
Si de tu mano recib la cruz,
Hasta la muerte la tendr conmigo,
Tal cual me la pusiste T!
95
El Alma:
"Justo eres Seor, justo tu juicio, (I)
Justificado y verdadero en si
Temido debe ser no escudriado
Por mente humana limitada y vil.
El Alma:
Oh, piadoso Seor, Bendita sea
Tu palabra de tierna suavidad!..
Como esencia de nardos en mis llagas
Como miel de dulcsimo panal.
() Psalmo 118
Cristo:
Hay otro escollo a la paz de tu alma
Y es la estril y vana discusin
Sobre cual de los Santos de mi Reino
Es mayor o menor.
DIALOGO LXIII
Los juicios ocultos de Dios.
Cristo:
Hijo mo, si evitas discusiones
Sobre cosas que no puedes saber,
Ganars en tu paz y en tu sosiego
Y ser por tu bien.
La infinita Grandeza, el Poder Sumo
96
DIALOGO LXIV
Toda esperanza debe
ponerse slo en Dios.
El Alma:
Qu confianza yo tengo en esta vida
Y cul es mi alegra sino T?
Oh, Seor mo, que piadoso y bueno
98
En El santuario
Del Amor Divino
99
Hora de Tinieblas
CANTO I
Se queja el alma de la oscuridad
en que la ha dejado el Divino Amor.
Hora de tinieblas
Pavorosa y fra...
Hora de ansiedades
Hora de agona!...
Hora de tinieblas
Pavorosa y fra...
Cuan densas tus nieblas
Hora de agona!
Muerto de la angustia
De verse en la angustia olvidado
Como lirio que dobla ya mustia
La corola que nadie ha regado!...
Hora de tinieblas
Hora de agona!...
Como roca me pesan tus nieblas
Y tu escarcha fra!
No te quiero... lo s; no te quiero
Porque apagas la luz y la vida,
Y la hermosa Visin que yo espero
Se queda dormida!
Visin adorada
De los sueos mos,
Que esperndote estoy afiebrada,
En cruel desvaro!...
CANTO II
Clarea en el alma la esperanza de
recobrar al Divino Amor que
se haba ocultado.
Almas compaeras
Que en la misma senda
Venimos siguiendo
Los puros ideales,
Y vamos tejiendo
Los mismo cendales...
Y andamos buscando
La Causa Primera!...
Y vamos llorando
Tristezas iguales...
Sembrando... sembrando
Los ptalos secos
De nuestros rosales
Que se van secando!....
La Hora de la Esperanza
CANTO I
Elevacin del alma
al Supremo Amor.
Oh, Seor!... De los mundos surgieron
De tu potente y formidable Fiat!
De aquellos mundos que la mente humana
No alcanza a vislumbrar...
De todas las bellezas
Que llenan tu Creacin,
Es Jess Salvador lo que ms habla
De amor al corazn!...
103
CANTO II
Encuentra el alma al Supremo
Amor en todo cuanto existe.
104
La Hora de Confidencias
CANTO III
El alma prosternada ante la Divinidad
llama al Amado con dulce voz.
CANTO I
Sintese el alma sola ante lo
Infinito que ve acercarse y se
abre como una flor al roco de
los cielos...
CANTO II
Vibra el alma con ms
intensidad al recuerdo del
Divino Martirio que siente
en s misma.
CANTO III
Desprendida el alma del amor de
las criaturas oye la voz del Divino
Amador y se vaca toda en El.
Cristo:
"Venid conmigo los que estis cargados
De ms angustias que podis llevar; (I)
Sois vosotros los bienaventurados
Porque lloris!... Yo os puedo consolar!".
(I) Matheo II
106
El Alma:
Slo T sabes de mis hondas penas,
Slo T sabes de mi soledad!...
Es porque sientes en tu Alma buena.
Todas mis tristezas, toda mi ansiedad?
El Alma:
Es tu voz el cantar de la esperanza
Agua en que apago mi infinita sed,
Visin azul de eterna bienandanza,
Y una estrella polar para mi fe!
CANTO IV
El alma escucha absorta como
una msica lejana la Voz Divina
que la invita y llama.
Cristo:
Las orillas del lago Tiberades
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Me escucharon decir:
"Venid a M los que tenis tristezas
Los que solos lloris, venid a M".
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NDICE
PARFRASIS DEL KEMPIS (Imitacin de Cristo)
BIOGRAFA
A Kempis
In Memorian
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DILOGOS:
XXIV: Debemos hacer memoria de los beneficios de Dios
XXV: Cuatro cosas que causan grande paz
XXVI: Plegaria para apartar los malos pensamientos
XXVII: Oracin para alumbrar el entendimiento
XXVIII: Debe evitarse el deseo de saber vidas ajenas
XXIX: En qu consiste la paz del corazn
XXX: De la excelencia del alma libre
XXXI: El amor propio nos estorba el Bien Eterno
XXXII: Oracin para pedir la sabidura celestial
XXXIII: Contra las lenguas maldicientes
XXXIV: Plegaria para el tiempo de la tribulacin
XXXV: Cmo hemos de obtener el favor divino
XXXVI: Despegados de las criaturas hallaremos al Creador
XXXVII: El hombre espiritual debe negarse a s mismo
XXXVIII: De la mudanza del corazn
XXXIX: Cuan dulce es Dios a quien le ama!
XL: En esta vida no nos veremos libres de tentaciones
XLI: Los vanos juicios de los hombres
XLII: La renunciacin de s mismo nos da la libertad de corazn
XLIII: Lo exterior no debe absorbernos completamente
XLIV: No sea el hombre importuno en los negocios
XLV: Nada tiene el hombre de que alabarse
XLVI: Del desprecio de toda honra temporal
XLVII: No debe nuestra paz depender de los hombres
XLVIII: Contra la ciencia vana del mundo
XLIX: No debemos buscar con demasiado afn las cosas
exteriores
L: No debemos creer a todos y cuan fcil es resbalar en palabras
LI: De la confianza en Dios cuando nos injurian
LII: Grandes cosas debemos padecer por la vida eterna
LIII: Del da de la Eternidad y de las angustias de esta vida
LIV: Del deseo de la vida eterna
LV: Debe ofrecerse a Dios el alma desconsolada
LVI: De los trabajos humildes
LVII: No somos dignos de consuelos sino de tormentos
LVIII: La Luz Divina no se mezcla en los placeres humanos
LIX: De los movimientos superiores e inferiores en el alma
humana
LX: Corrupcin de la naturaleza humana y eficacia de la
gracia divina
LXI: Debemos negarnos a nosotros mismos y seguir a
Cristo por la Cruz
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La Hora de la Esperanza
Cantos:
I: Elevacin del alma al Supremo Amor
II: Encuentra el alma al Supremo Amor en todo cuanto existe
III: El alma prosternada ante la Divinidad llama al Amado con dulce voz
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La Hora de Confidencias
Cantos:
I: Sintese el alma sola ante lo Infinito que ve acercarse y se abre como una
flor al roco de los cielos..
II: Vibra el alma con ms intensidad al recuerdo del Divino Martirio que siente en s misma
III: Desprendida el alma del amor de las criaturas oye la voz del Divino Amador
y se vaca toda en El
IV: El alma escucha absorta como una msica lejana la Voz Divina que la invita y llama
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