Sorrentino, Fernando - Siete Conversaciones Con Borges
Sorrentino, Fernando - Siete Conversaciones Con Borges
Sorrentino, Fernando - Siete Conversaciones Con Borges
PRLOGO
Paradjicamente, los dilogos de un escritor y de un periodista se
parecen menos a un interrogatorio que a una especie de introspeccin.
Para quien interroga, puede ser una tarea no exenta de fatiga y de
tedio; para el interrogado, son como una aventura en que acechan lo
secreto y lo imprevisible. Fernando Sorrentino conoce mi obra
llammosla as mucho mejor que yo; ello se debe al hecho evidente
de que yo la he escrito una sola vez y l la ha ledo muchas, lo cual la
hace menos ma que suya. Al dictar estas lneas, no quiero desestimar
su bondadosa perspicacia; cuntas tardes, hablando mano a mano, me
ha conducido, como quien no quiere la cosa, a las contestaciones
necesarias que luego me asombraban y que l, sin duda, haba
preparado.
Fernando Sorrentino es, en suma, uno de mis inventores ms
generosos. Quiero aprovechar esta pgina para decirle mi gratitud y la
certidumbre de una amistad que los aos no borrarn.
JORGE LUIS BORGES
Buenos Aires, 13 de julio de 1972.
ESTE LIBRO
Con Jorge Luis Borges convers por primera vez cuid de anotar la
fecha el fervoroso medioda del 2 de diciembre de 1968. Yo, con la
tristeza reglamentaria, me diriga a mi empleo de entonces; la suerte quiso
que Borges emergiera de la estacin Moreno a la plazoleta que divide la
avenida Nueve de Julio. Lo salud con emocin, con torpeza; farfull mi
ignoto apellido; le dije que viva en Palermo. Esto le agrad y, un instante
despus, hablbamos del arroyo Maldonado, arroyo que para mis ojos
nunca fue otra cosa que un largo asfalto gris flanqueado por un terrapln
y muchas bodegas. Recuerdo que le recit las primeras estrofas de su
poema El tango, y que Borges me reproch: "Qu ganas de perder el
tiempo leyendo esas cosas!"
Muchos meses despus tuve la oportunidad de conversar largamente
con Borges. Durante siete tardes, el hacedor de ficciones me precedi,
abriendo altas puertas que descubran insospechadas escaleras de
caracol, por los gratos pasillos labernticos de la Biblioteca Nacional, en
busca de una remota salita donde no nos interrumpa el telfono.
Estas Siete conversaciones han sido grabadas y luego vertidas al papel.
El Borges que habla en este volumen es un seor corts y distrado, que
no verifica citas, que no vuelve atrs para corregirse, que finge tener mala
memoria: no el terso Jorge Luis Borges de la letra impresa, aquel que
calcula y mide cada coma y cada parntesis. La heterogeneidad y el
desorden que aquejan a las preguntas intentan que este libro no sea un
ensayo orgnico sino exactamente lo que declara su ttulo: siete
tranquilas y casuales charlas libres de toda molesta sujecin a un plan.
Resultados de esta agradable inconsciencia son alguna que otra
repeticin, ciertas ambigedades y unas pocas frases que adolecen de lo
que la retrica denomina anacoluto. Inevitablemente, alguien deplorar la
falta de preguntas sobre Gracin; otro habr acudido al libro con el
excluyente propsito de informarse acerca de Molire; un tercero se
sentir indignado al advertir que no se menciona a Hermann Hesse.
En las notas he tratado de ser lo menos fastidioso posible. Slo se
proponen relacionar a Jorge Luis Borges con su contexto literario y
poltico. Es verdad que el lector puede, sin grave prdida, privarse de
ellas.
FERNANDO SORRENTINO
Buenos Aires, julio de 1972.
PRIMERA CONVERSACIN
La tortuga en el aljibe - Asesinato de Ricardo Lpez Jordn - Lmites de
Buenos Aires - La abuela inglesa - Poemas a la Revolucin Rusa -La
broma de Florida y Boedo - Orgenes del tango - Lugones y los errores
del ultrasmo - La intemporalidad de Banchs - Macedonio Fernndez y
Xul Solar - Leopoldo Marechal - Giraldes, Amorim y los gauchos Sutileza de Roberto Arlt - La profesa de Amrico Castro - Francisco de
Quevedo, peronista - Amabilidades de Paul Groussac
FERNANDO SORRENTINO. Cundo y dnde naci Jorge Luis Borges?
JORGE LUIS BORGES. Nac el da 24 de agosto del ao 1899.1 Esto me
agrada porque me gusta mucho el siglo XIX; aunque podramos usar como
argumento en contra del siglo XIX el hecho de haber producido el siglo
XX, que me parece algo menos admirable. Nac en la calle Tucumn,
entre Esmeralda y Suipacha, y s que todas las casas de la cuadra eran
bajas, menos el almacn, que era una casa de altos, y todas las casas
estaban construidas de un modo correspondiente a la Sociedad
Argentina de Escritores, salvo que la casa en que yo nac era mucho
ms modesta. Es decir, haba dos ventanas de fierro, una puerta de
calle con un llamador con un anillo, luego el zagun, despus la puerta
cancel, luego las habitaciones, el patio lateral y el aljibe. Y en el fondo del
aljibe esto lo supe mucho despus haba una tortuga para purificar
el agua. De modo que mis abuelos, mis padres y yo hemos bebido agua
de tortuga durante aos y no nos ha hecho ningn mal: actualmente nos
dara asco pensar que bebemos agua de tortuga. Mi madre recuerda
haber odo, siendo chica fuera de los balazos de la Revolucin del
90, un balazo excepcional: mi abuelo sali y dijo que acababan de
asesinar, a la vuelta de casa, al general Ricardo Lpez Jordn. Algunos
dicen que el asesino lo provoc y lo mat, pagado por la familia de
Urquiza. Creo que esto es falso. Realmente, Lpez Jordn haba hecho
matar al padre de este hombre, de modo que ste busc una altercado
con Lpez Jordn, lo mat de un balazo, huy por la calle Tucumn y lo
apresaron cuando ya estaba en la calle Florida.
F.S. En esa poca, la edificacin de la ciudad, dnde terminaba?
F.S. Marechal dijo que esos dos grupos eran ms vitales que literarios,
porque, segn l, era ms importante que Oliverio Girondo dirigiera el
trnsito en Callao y Corrientes que lo que escriba.
J.L.B. Es que Oliverio Girondo, como escritor, nunca cont mucho.
Oliverio Girondo financi la revista Martn Fierro, pero la obra personal
de l... Yo no creo que l le haya dado ninguna importancia tampoco.
Creo que a l le interesaba ms la tipografa, la imprenta. Lo que l
escriba, qu era? Ms o menos gregueras, en fin... No s: no era un
poeta importante como Horacio Rega Molina, digamos, o como Norah
Lange. Norah Lange tiene un libro, Cuadernos de infancia, que es un
libro pero lindsimo realmente!, recuerdos de Mendoza. Oliverio tambin
tom eso como una especie de broma. Oliverio haba vivido mucho en
Pars. Creo que, como Giraldes, fue de los nios-bien que llevaron el
tango a Pars y que consiguieron que el pueblo de Buenos Aires lo
aceptara. Porque el pueblo de Buenos Aires no quera aceptar el tango.
Yo, de chico me he criado en un barrio pobre, en Palermo, el barrio
de Carriego, he visto bailar con corte a los hombres en las esquinas.
Porque ninguna mujer iba a bailar eso, porque saban que era un baile
infame: lo que Lugones llam "reptil de lupanar". Cuando supieron que
eso lo bailaba la gente-bien, entonces la gente se resign y lo bail,
pero fue muy resistido por el pueblo el tango, porque lo vean como un
baile de gente de mala vida. Pero era muy distinto, porque era un baile
muy alegre, muy movido, con figuras... obscenas, francamente, no?
En Pars lo adecentaron mucho, lo entristecieron y despus vinieron
personas que se encargaron ya de cambiarlo. Por ejemplo, La
cumparsita ya corresponde a ese cambio. Tambin Gardel, que no tiene
nada que ver con la manera vieja de cantar el tango. En cuanto a los
orgenes del tango, me han interesado. Yo he conversado con Saborido,
autor de La morocha y de Felicia; he conversado con Ernesto Ponzio,
autor de El entrerriano y creo que de Don Juan;8 he conversado con don
Nicols Paredes, que fue caudillo en Palermo; he conversado con un
to mo que era nio-bien calavera; he conversado con gente de
Montevideo, de Rosario. Y con Marcelo del Mazo convers tambin. Y
todos me han dado el mismo origen. La topografa vara porque,
naturalmente, en Rosario se prefiere suponer que es rosarino; en
Montevideo, que es montevideano; en Buenos Aires, que es porteo. Pero
en todo caso, el origen es el mismo. Son las casas de mala vida. Es
decir, que no surge del pueblo tampoco. Surge de ese ambiente mixto
12
SEGUNDA CONVERSACIN
El paraso de Borges - Johannes Brahms ayuda al doctor H. Bustos
Domecq - Deportes estpidos - Pginas en borrador - El intraducible
Shakespeare - Chismes de Jos Mrmol - Importancia de Ea de Queiroz Enrique Banchs, exterminador de hormigas - Los epitafios martinfierristas Una feliz errata de Andrs Selpa - La fantasa de Fernando Quiones
F.S. Si usted tuviera que definir qu fue la literatura en su vida, qu
dira?
J.L.B. Antes de haber escrito una lnea, yo saba, de un modo
misterioso y, por eso mismo, indudable, que mi destino era literario. Lo
que yo no supe al principio es que, adems del destino de lector que
no me parece menos importante que el otro tendra tambin el destino
de escritor. Y recuerdo un poema mo, el Poema de los dones, poema
que escrib cuando me nombraron director de la Biblioteca Nacional, el
ao de la Revolucin Libertadora. Comprob que me rodeaban
setecientos mil libros y que ya no poda leerlos. En ese poema,
comparo mi destino con el de Groussac, y digo:
Yo, que me figuraba el Paraso
bajo la especie de una biblioteca.
As como otros han imaginado el Paraso como un jardn, por ejemplo.
Para m, la idea de estar rodeado de libros ha sido siempre una idea
preciosa. Y aun ahora, que no puedo leer los libros, la mera cercana de
ellos me produce una suerte de felicidad: a veces, una felicidad un poco
nostlgica, pero felicidad al fin.
F.S. Cuando usted empez a perder la vista, qu encontr en la
msica?
J.L.B. Soy muy ignorante musicalmente. Si usted me habla de msica,
yo tiendo a pensar en los blues, en los spirituals, en las milongas, en los
tangos anteriores a . . . Cmo se llama ese famoso cantante?
F.S. Gardel.
rivalidad entre los barrios: actualmente, creo que no, porque los jugadores
ni siquiera pertenecen a los barrios de cada cuadro, sino que los venden
o los compran. Es del todo casual. No creo que todos los jugadores de
Chacarita Juniors, por ejemplo, hayan nacido en la Chacarita.
F.S. Con la agravante de que el club Chacarita se mud ntegro a San
Martn.
J.L.B. Ve? Y eso supongo que ser aplicable a cualquier otro
cuadro.
F.S. Le gustaban esas pelculas cmicas de Chaplin o de Laurel y
Hardy?
J.L.B. Las de Laurel y Hardy vinieron mucho despus. Entre las de
Chaplin, siguen gustndome ms las primeras que las ms ambiciosas
que l hizo despus. Por ejemplo, Un rey en Nueva York me parece
bastante mala: la pelcula que l hizo contra Hitler 17 me parece mala
tambin.
F.S. Hace unos das he estado conversando con Ral Gonzlez Tun,
quien, conservando una profunda admiracin hacia sus tres primeros
libros de poemas, deplora, sin embargo, que usted haya abandonado los
temas y el estilo de esas poesas. Suponiendo que Ral fuera su fiscal y
usted debiera justificarse, qu le contestara?
J.L.B. Creo que la acusacin es falsa. En cuanto al estilo, lo he
modificado purificndolo para hacerlo ms directo y ms sencillo. En aquel
tiempo yo todava crea un poco en el ultrasmo, en la idea de Lugones de
que haba que inventar metforas nuevas. En cambio, ahora trato de
escribir de un modo llano. Y, en cuanto a los temas, creo no haber
cambiado. En todo caso, releyendo mis primeros libros de versos, veo
que hay muchos poemas que deben de ser borradores de los que he
hecho despus. Por ejemplo, los diversos poemas que yo he dedicado a
mi bisabuelo el coronel Surez. En el primer libro hay, sobre este tema,
ocho o nueve lneas.18 Luego, en un libro posterior, encontramos Pgina
para recordar al coronel Surez, vencedor en Junn,19 con el que creo
haber agotado el tema. Tengo tambin un poema a mi abuelo Borges
est en mi primer libro y est muy mal hecho;20 luego lo hice algo
mejor21 y ahora voy a hacerlo en prosa y creo que lo har mejor. Los
Ella ley el libro y le dijo a mi padre: "Es una de las mejores novelas que
yo he ledo en mi vida". Y yo despus he ledo sus novelas en portugus y
llegu a esa misma conclusin. Y creo que no es necesario compararlo
con otros escritores de la pennsula ibrica, porque as le damos una
victoria demasiado fcil a Ea de Queiroz, si decimos que es mejor que
Galds, o que Pereda, o que Valera. No: es un gran escritor. En el siglo
XIX, novelistas iguales a l habr, pero superiores no.
F.S. Y si lo comparsemos, aunque son entre s muy diferentes, con
Dickens y con Flaubert?
J.L.B. Dickens se ha creado una especie de mundo, y eso no lo hizo
Ea de Queiroz. Un mundo fantstico digamos o, ms bien, un mundo
grotesco. En el caso de Flaubert, es evidente su influencia sobre Ea de
Queiroz. Y yo creo que El primo Basilio es muy superior a Madame
Bovary, aunque, evidentemente, procede de Madame Bovary.
F.S. Posiblemente, perjudic su fama el hecho de haber nacido en
Portugal.
J.L.B. S, claro, es muy posible que lo haya perjudicado el hecho de
ser portugus.
F.S. Y s, porque si hubiera sido francs o ingls sera famossimo.
J.L.B. Con que hubiera sido espaol sera mucho ms conocido.
Adems, usted ve que tiene obras muy dispares. Por ejemplo, El
mandarn es un esplndido cuento fantstico, y, al mismo tiempo,
humorstico. Y este cuento tiene poco que ver con La ciudad y las sierras,
con El primo Basilio, con Los Maias, con El crimen del padre Amaro... Y
en La ilustre casa de Ramires hay un gran personaje, un poco ridculo,
pero muy querible, un hombre simptico. Pero ahora parece que se
tiende a rehabilitarlo, porque en un suplemento literario del Times se
habla de Ea de Queiroz como uno de los ms grandes novelistas del
siglo XIX.
F.S. Creo yo que, en todo caso, no han descubierto nada nuevo.
J.L.B. Es cierto, pero, como suele decirse, ms vale tarde que nunca.
Es mejor que lleguen ahora a esa conclusin y no que no hayan llegado
rimas no es infinito, las rimas que pueden usarse sin incongruencia son
pocas... Es decir, cuando yo tengo que fabricar algo, fabrico un soneto,
pero no podra fabricar un poema en verso libre.
F.S. Qu le parece el hecho de que todos lo reconozcan por la calle?
J.L.B. Bueno, yo no dira todos, pero me es grato saludarme con
desconocidos. Siento amistad por ellos y siento gratitud... Una vez me
encontr con un boxeador, creo que se llamaba Selpa. Yo estaba con
Emma Risso Platero, salamos de un restaurante de la calle Esmeralda,
y Selpa me revel su existencia y me abraz. Yo me senta ligeramente
incmodo, pero, al mismo tiempo, agradecido, no? Selpa, en vez de
llamarme Jorge Luis Borges, me llam Jos Luis Borges, y yo me di
cuenta de que eso no era una equivocacin, sino una correccin. Porque
Jorge Luis Borges es muy duro; en cambio, Jos Luis Borges suena
mucho ms atenuado. Por qu repetir un sonido tan feo como orge?
Creo que no urge repetir el orge, no? Creo que, a la larga, yo voy a
figurar en la historia de la literatura como Jos Luis Borges.
F.S. Bueno, justamente, en el diccionario Larousse29 figura como Jos
Luis, sin duda por errata.
J.L.B. Est bien: las erratas suelen decir la verdad. A m me gustara
ahora firmar Luis Borges. Pero todo el mundo me dice que eso se va a
notar como una excentricidad; que, aunque Jorge Luis Borges es feo, la
gente ya se ha habituado a esa fealdad. En todo caso, sera mejor
buscarme un seudnimo total, porque Luis Borges se aleja de Jorge Luis
Borges, pero no lo bastante como para que no se note el parentesco.
F.S. En el libro Historias de la Argentina, de Fernando Quiones, hay
unas pginas30 dedicadas a relatar cmo la conversacin de Borges fue
tan fascinante para Quiones, que ste perdi el avin en el que iba a
regresar a Espaa. Usted recuerda esa conversacin?
J.L.B. No. No existi esa conversacin ni Quiones perdi ningn avin
tampoco. Es una generosa invencin de Quiones.
F.S. Pero las pginas las conoce?
J.L.B. No, no las conozco, pero s que el episodio no ocurri. Ser una
andaluzada de Quiones.
F.S. Entre otras cosas, l dice que usted le dijo que el estilo de Dios se
parece al estilo de Vctor Hugo...
J.L.B. Bueno, a lo mejor he dicho eso. Quiz lo dije, no recuerdo...
F.S. Y le dijo tambin que, a veces, para escribir una buena obra no
bastaba un mal ttulo.
J.L.B. Bueno, ojal hubiera dicho eso. Lo ms que yo puedo haber
dicho es que las obras ms famosas no tienen, en general, buenos
ttulos. Aunque algunas s los tienen. Posiblemente lo haya dicho o a lo
mejor no. Pero, eso de que Quiones haya perdido el avin, ser una
invencin de l.
F.S. Esas pginas se desarrollan, creo, en el pasillo de su
departamento de la calle Maip, junto al ascensor. Quiones dice que l
estaba por abrir la puerta del ascensor y entonces usted deca algo. Y
l, por escucharlo, perda tiempo, hasta que, finalmente, perdi el avin.
J.L.B. Bueno, todo eso debo agradecrselo a la imaginacin de
Quiones. En todo caso, esas pginas pertenecen a la literatura
fantstica.
TERCERA CONVERSACIN
Comedia musical gauchesca - Los films de Borges - La reaccin de las
muchedumbres - El sueo de los hroes - El primer cuento de Cortzar Carlos Mastronardi - La suspicacia de Martnez Estrada - La muerte en la
saeta - Farsa del 17 de octubre - El detective infiel - La revolucin del 55 Un argumento en contra de la democracia - El revisionismo histrico Schopenhauer y Hitler.
F.S. Vio la versin flmica del Martn Fierro? 31
J.L.B. Ms exacto sera decir que la o, porque, en cuanto a ver, se
trata de un hiprbole o de una metfora, en mi caso: yo veo muy
poco...
F.S. Y dentro de lo que vio u oy, qu nos puede decir?
J.L.B. La verdad es que la pelcula no me interes, y tengo la
impresin de que tampoco le interesaba al director. Tanto es as, que
yo me pregunt por qu haba elegido l un tema que, evidentemente,
lo dejaba del todo fro. Desde luego, yo encuentro diversos errores en
la pelcula. Ante todo, la veo concebida como una suerte de comedia
musical. Uno est oyendo continuamente ese tipo de msica que ahora se
llama folklrica, y cualquier persona que haya vivido en el campo sabe
que pueden pasar meses enteros sin que se oiga una sola guitarra. En
cambio, aqu uno tiene una impresin casi continua de fiesta folklrica.
Adems, creo que el propsito de Hernndez, al escribir el poema, era
mostrar cmo el Ministerio de la Guerra, mediante la leva, mediante el
servicio obligatorio en la frontera, iba maleando a los hombres; es decir,
demostrar cmo Martn Fierro empieza siendo un buen hombre, un
paisano respetado, y luego cmo el servicio en el ejrcito lo convierte
en un desertor, en un asesino, en un borracho, en un prfugo, y cmo
finalmente, con toda inocencia, se pasa al lado de los indios. Es decir, l
toma parte en la conquista del desierto sin comprenderla. Me parece
que esto puede ser bastante verosmil; me parece que, sin duda, los
soldados entendan muy poco de esas cosas: eran gauchos que no
podan tener el concepto de patria, y menos an podan pensar que
ellos representaban la causa de la civilizacin contra la causa de la
barbarie. Todo eso pudo ser aprovechado en el film, y, en cambio, al
final de la pelcula, uno no sabe si se debe considerar a Martn Fierro
como a un pobre hombre que ha sido obligado por las circunstancias a ser
un asesino y un desertor, o si debe considerarlo un personaje
admirable, y admirado por quienes han hecho el film. Adems, creo
que si hay algo que se nota leyendo el Martn Fierro (y conste que yo s
muchas pginas de memoria y que he preparado con Adolfo Bioy
Casares un libro 32 en que est reunida toda la poesa gauchesca
desde Bartolom Hidalgo hasta Hernndez, y en el que hay obras,
naturalmente, de Ascasubi, de Estanislao del Campo, de Lussich y de
otros, adems de todo el Martn Fierro anotado, es que este ltimo
libro, a diferencia de otras piezas del mismo gnero, es un libro
deliberadamente gris. Por ejemplo, el Fausto de Estanislao del Campo
ha sido escrito en colores:
En un overo rosao,
flete nuevo y parejito...
En l tenemos descripciones de la pampa, del paisaje. Y, en cambio, el
film Martn Fierro est lleno de colores, a diferencia del libro, que es ms
bien un libro gris y un libro triste, y en el cual nunca hay descripciones
de la llanura, lo cual est bien porque un gaucho no hubiera visto
pictricamente esas cosas. A m me pareci, en fin, un film que no me
atrevo a calificar de bueno, y creo que el director ha de estar
plenamente de acuerdo conmigo. Creo que posiblemente ha sido hecho
como una empresa comercial, sin mayor entusiasmo por el texto.
F.S. Tengo entendido que Torre Nilsson haba filmado antes su cuento
Emma Zunz.33
J.L.B. S, lo film, y realmente no creo que lo hiciera bien. Agreg una
historia sentimental que no tena por qu figurar, y lo llen de toda suerte
de detalles sentimentales que parecen contradecir la historia, que es una
historia dura. Yo le aconsej a l que no poda hacerse un film con Emma
Zunz. El argumento era demasiado breve yo lo haba escrito de un modo
apretado, y hubiera sido mucho mejor hacer tres pequeos films. Uno,
digamos con un cuento de Mujica Linez; otro, digamos con un cuento
de Silvina Ocampo o de Adolfo Bioy Casares; y luego un cuento mo, que
podra haber contado sin intercalar esos episodios del todo ajenos. Pero l
me dijo que no, que l crea que poda hacerse un film con esa historia
tan breve y lo hizo, pero llenndolo de episodios sentimentales que
debilitan el film.
familia, y esta gente est a la altura de esa misin que han elegido. Y
creo que, adems de lo raro de esta fbula, hemos resuelto bien el
gran problema tcnico que tenamos (que supongo que es el problema
que enfrentan quienes dirigen westerns): el hecho de que tiene que haber
muchas muertes violentas (esto ocurra antes con los films de
gangsters, que no s si se hacen todava: creo que no), el hecho de
que tiene que haber muchas muertes violentas, y que esas muertes
violentas tienen, sin embargo, que ser distintas: no pueden ser repetidas
y montonas. De modo que lo repito hemos intentado (no s con qu
fortuna) un tipo nuevo de film fantstico: un film basado en una situacin
que no se da en la realidad, y que debe, sin embargo, ser aceptada por la
imaginacin del espectador. Creo que en algn libro de Coleridge se habla
de ese tema, el tema de lo que cree el espectador en el teatro o de lo
que cree el lector de un libro. El espectador no ignora que est en un
teatro, el lector sabe que est leyendo una ficcin; y sin embargo, debe
creer de algn modo en lo que lee. Coleridge encontr una frase feliz.
Habl de a willing suspension of disbelief: una suspensin voluntaria de
la incredulidad. Y, espero que hayamos logrado eso durante las dos
horas de Invasin. Quiero recordar adems que Troilo ha compuesto,
para una milonga cuya letra es meramente ma, una msica admirable.
Creo, adems que el cinematgrafo, como otros gneros (el teatro, la
conferencia) es siempre una obra de colaboracin. Es decir, creo que el
xito de un film, de una conferencia, de una pieza de teatro, depende
tambin del pblico. Y sent curiosidad por saber cmo recibira Buenos
Aires ese film, que no se parece a ningn otro, y que no quiere parecerse
a ningn otro. En todo caso, hemos inaugurado un gnero nuevo me
parece dentro de la historia del cinematgrafo.
F.S. A usted le interesa la opinin de lectores o espectadores?
J.L.B. El caso no es exactamente igual. Un libro puede no llamar la
atencin cuando se publica: puede ser descubierto despus. En cambio,
en el caso de un film (y esto hace que todo sea ms dramtico; lo
mismo ocurre, digamos, con el arte del bailarn o del ejecutante), el
fracaso o el xito tienen que ser inmediatos. De modo que yo sent una
gran emocin la noche del estreno: una emocin, desde luego, que no
tiene nada que ver con el hecho de haber visto ya el film entre cuatro o
cinco personas. Creo que el hecho de una sala colmada de personas ya
crea un ambiente especial. Usted lo habr notado (yo lo he notado
muchas veces)... Hay un libro sobre La psychologie des foules creo
F.S. Bioy Casares es unos quince aos menor que usted: supongo que
l habr aprendido muchas cosas de usted...
J.L.B. Y yo de l!
FS. Eso le quera preguntar.
J.L.B. Es recproco. Creo que esa idea de que el maestro es siempre el
que lleva ms aos, es una idea totalmente falsa. No quiero decir que
siempre ocurra lo contrario. Pero yo s (y tengo muchos aos de
ctedra universitaria, de ctedra en la Asociacin Argentina de Cultura
Inglesa y en el Colegio Libre de Estudios Superiores), yo s que yo he
aprendido mucho de quienes aprendan de m: es decir, hay un trabajo
de colaboracin.
F.S. Tengo entendido que usted considera a Bioy Casares uno de los
ms importantes escritores del siglo xx.
J.L.B. As es. Yo creo que una novela como El sueo de los hroes
es una novela que debiera ser traducida a muchos idiomas. Es una
novela realmente extraordinaria. Al principio, parece una novela de
costumbres. Se habla de un grupo de compadritos del barrio de
Saavedra. Hay un personaje que es una suerte de maestro de ellos, una
especie de caudillo o, acaso, de viejo asesino, o de todas esas cosas a
la vez. Los personajes hablan cometiendo errores que pueden ser, que
suelen ser, que son risueos. Todo ello parece escrito en un plano de
crnica realista y satrica. Pero, luego, a medida que la novela avanza, el
lector siente que est ocurriendo algo ms. Y ya, en los ltimos captulos,
la novela se ha exaltado digmoslo as a pesadilla y tiene un final
trgico. Todo esto ha sido graduado: no se puede decir el momento en
el cual ocurre ese cambio. Al contrario, muy cerca del final trgico hay
un episodio de ndole casi cmica. Todo esto est hecho de un modo
muy sabio. Hay una lentitud que ha sido determinada por el autor. Creo
que es uno de los grandes libros de Bioy, y me parece ms complejo
que La invencin de Morel, que tuve el honor de prologar cuando se
public.
F.S. Aparte de Bioy Casares, qu
contemporneo le parece importante?
otro
escritor
argentino
CUARTA CONVERSACIN
Dostoievski y Chesterton - Censuras a Caldern - La imagen de Poe Destino sudamericano - La traduccin de Kafka - El pueblo espaol Los idiomas de Borges - Dante Alighieri - Ventajas de la mala memoria John Kennedy - Verne, Wells y los astronautas - Los demritos de
Horacio Quiroga - El humorismo escrito, H. Bustos Domecq y Carlos
Argentino Daneri - El diccionario de Carlos de la Pa.
F.S. En sus ensayos es fcil hallar juicios sobre muchos escritores
ingleses, alemanes, franceses o espaoles; en cambio, es muy raro
encontrar alguna opinin sobre Dostoievski o Tolstoi. Por eso me
gustara que explicara para nuestro libro cmo ve a esos dos escritores.
J.L.B. Cuando yo tena diecinueve aos, crea que Dostoievski era
quiz el primer novelista del mundo, y me molestaba cuando se hablaba
de otros escritores y se los consideraba a su talla. Y luego, lo mismo me
ocurrira con el Tolstoi de La guerra y la paz. Pero, no tard en
comprobar que esa admiracin ma no comportaba el deseo de leer
otras obras que las que ya haba ledo. Por ejemplo, yo he ledo y reledo
Crimen y castigo y Los posedos. Luego fui derrotado por Los
hermanos Karamzov, familia que nunca logr interesarme, y
comprob finalmente que no tena ganas de leer otros libros de
Dostoievski. Y, en cambio, vi que tena ganas de leer autores que yo
juzgaba entonces inferiores. Por ejemplo, yo trataba de leer cada lnea
escrita por Chesterton y, sin embargo, me hubiera indignado en
aquella poca el hecho de equiparar a Chesterton con Dostoievski.
Quiz lo que me ocurri con Dostoievski es que lentamente fui dndome
cuenta de que sus personajes no diferan mucho unos de otros, y haba
algo desagradable en esa idea continua de culpa, y que yo no
encontraba en l lo que realmente me gusta ms en la literatura, que
es la pica.
F.S. Usted, una vez, en una conversacin informal, me dio una opinin
sobre Caldern de la Barca que no coincide con la que habitualmente
sustentan las historias de la literatura. Le rogara que la repitiese.
J.L.B. Creo que dije que Caldern de la Barca era una invencin de los
alemanes; creo que dije que el ttulo de la obra La vida es sueo hizo
tmida que la de Wells. Usted recordar que, en los dos volmenes47 del
viaje a la luna de Verne, ste se opone o no quiere que sus
exploradores lleguen a la luna. El proyectil que habitan cae al ocano
Pacfico, a diferencia de la esfera de Wells, que llega a la luna. Creo
que en el tercer captulo de Los primeros hombres en la luna, de Wells,
que corresponde a 1901, ya los dos amigos uno de los cuales resulta
ser un traidor pisan la luna. En cambio, Verne no quiso ir tan lejos.
Y recuerdo haber ledo un ancdota no s si es cierta segn la cual
a Jules Verne lo escandalizaron las invenciones de Wells. Y dijo: II
ment! ("est mintiendo", dijo, con buen sentido francs). Y recuerdo
tambin que Wells se jactaba de que todo lo imaginado por Verne sera
realizado o poda realizarse. Y que, en cambio, lo que l haba
imaginado no se realizara nunca. Sin embargo, estoy seguro de que a
Wells le hubiera alegrado ser desmentido y que se hubiera sentido tan
emocionado como nosotros al ver que efectivamente haba first men in
the moon.
F.S. Cul es el valor que les atribuye a los cuentos de Horacio Quiroga?
J.L.B. No s si usted sabe que yo soy de familia oriental. Mi abuelo
Borges naci en Montevideo, antes de la Guerra Grande. Y estoy
vinculado con familias como la de Haedo, la de Melin Lafinur y otras.
Pues bien, despus de haber declarado esto, me atrevo a declarar que
el valor de los cuentos de Horacio Quiroga me parece no dir
absolutamente, porque no debe emplearse ese adverbio, pero me
parece casi nulo. Creo que Horacio Quiroga es una suerte de
supersticin oriental, o, mejor dicho, uruguaya, ya que corresponde a lo
que el pas es actualmente. El estilo de Quiroga me parece deplorable,
su imaginacin me parece pobre y, adems, me sucede con los
cuentos de Quiroga el hecho de que, al leerlos, nunca puedo creer en
ellos, y creo que esto es muy grave; creo que mientras leemos un cuento,
debemos creer en l. Y, adems, aqu debo recordar una observacin de
Novalis. Dice Novalis que hay muchos pasajes en los libros que
corresponden al lector y no al autor. En cambio, Horacio Quiroga
parece no haber sentido esa diferencia. Horacio Quiroga se maravilla
de lo que est contando. Horacio Quiroga usa palabras como atroz,
terrible, estupendo quiz, que corresponden al lector, no al autor. Es
decir, Horacio Quiroga es un lector demasiado admirativo de su propia
obra.
F.S. Sin embargo, usted me dijo una vez que le parecan buenos los
cuentos fantsticos de Lugones en Las fuerzas extraas, cuentos en los
que tambin es difcil creer.
J.L.B. S... pero cmo vamos a comparar un escritor con otro? Lugones
si aceptamos su estilo barroco era un gran escritor. Quiroga, un
escritor muy mediocre y un escritor capaz de increbles torpezas. Por
ejemplo, le, har unos cuatro aos, un cuento de Quiroga, A la deriva,
en que se habla de un hombre que creo que remonta un ro y que es
mordido por una serpiente. Pues bien, en ese cuento no se sabe qu es
lo que se refiere a la historia precisa y qu es lo que se refiere a lo que
el hombre habitualmente haca. Es decir, ese relato est lleno de
ambigedades innecesarias que corresponden a la torpeza literaria del
autor. En cuanto a la poesa de Quiroga, parece una suerte de parodia
de parodia involuntaria d la poesa de Herrera y Reissig, que tambin
parece una parodia.48 Por ejemplo, usted me pregunt hace un rato si yo
recordaba versos. Pues bien, recuerdo versos de Horacio Quiroga.
Recuerdo estos versos:
... de los verdes jarrones japonistas...
Esto no lo he inventado yo. Y luego un poema sobre un Combate
naval, en que se habla de
la vanguardia marina de los cadetes.49
Eso l lo public en Los arrecifes de coral, y permiti que fuera
reeditado despus. Posiblemente yo he escrito versos no menos
ridculos, pero tambin he sabido avergonzarme de ellos y borrarlos. Y,
ya que nombr a Herrera y Reissig, no s qu mala suerte lo
persegua, porque bastaba que l nombrara un rub para que el lector
enseguida pensase en un pedazo de vidrio; o que nombrara el oro para
que uno pensara en un metal cualquiera. Sin embargo, creo que haba
cierta pasin en l, que Herrera y Reissig era una persona apasionada,
aunque sea con la pasin de la locura literaria, no?
F.S. A ese estilo un tanto descuidado de Quiroga correspondera quiz
el estilo de Roberto Arlt?
J.L.B. S, salvo que, detrs del descuido de Roberto Arlt, yo siento una
especie de fuerza. De fuerza desagradable, desde luego, pero de
fuerza. Yo creo que El juguete rabioso de Roberto Arlt es superior no
slo a todo lo dems que escribi Arlt, sino a todo lo que escribi
Quiroga.
F.S. De igual modo, supongo que lo fatigaran las novelas de Manuel
Glvez.
J.L.B. S, pero era una distinta clase de fatiga. Ms bien la fatiga de lo
gris, de lo mediocre, una fatiga ms tranquila y, por ende, ms llevadera.
Tambin es cierto que nunca adelant mucho en su lectura.
F.S. Me gustara ahora que me dijera qu opina sobre los cuentos;
humorsticos de Arturo Cancela.
J.L.B. Hay un cuento de Arturo Cancela que me gusta mucho: se
titula EL destino es chambn. Pero, en general, yo creo que el
humorismo escrito es un error. Desde luego, esto significa negar buena
parte de la obra de Mark Twain. Yo creo que el humorismo es algo que
surge del dilogo y que es perdonable y aun agradable en el dilogo. Y
aqu recuerdo a Macedonio Fernndez. Las bromas de Macedonio
Fernndez fueron admirables en el momento en que se dijeron, porque
surgan de la conversacin. Pero luego l cometi el error de
escribirlas, de entretejerlas y lleg a una suerte de barroquismo casi
ilegible.50 Creo que, con el tiempo, desaparecer el humorismo escrito, y
el humorismo slo quedar como una suerte de flor de la conversacin.
Pero todo esto, sin duda, es heterodoxo... A m del humorismo lo que
ms me agrada es el disparate, sobre todo el disparate lgico. Por
ejemplo, hay una broma no s si la hemos recordado ya que es
obra de un primo mo, Guillermo Juan Borges: "Haba tan poca gente en
el concierto, que, si falta uno ms, ya no cabe". Pero l la hizo porque
estaba en el ambiente de Macedonio. Porque Macedonio era un
hombre tan inteligente, que obligaba a todos sus interlocutores a ser
inteligentes. Nadie poda ser tonto hablando con Macedonio
Fernndez... Esto, desde luego, corresponde a la idea de la
transmisin del pensamiento. Yo creo que la transmisin del pensamiento
no es un fenmeno inusual, sino algo que ocurre continuamente. En qu
se basan, por ejemplo, el amor y la amistad? No se basan en lo que la
gente dice, porque ms o menos todos decimos lo mismo. Se basan en
el hecho de que sentimos una afinidad detrs de las palabras dichas por
el otro. Me ha ocurrido muchas veces en la vida el asistir a una reunin y
conocer en esa reunin digamos a dos personas. Una de ellas ha
dicho cosas inteligentes y agudas. La otra se ha limitado a sonrer y a
callar, o simplemente a callar. Y, sin embargo, al salir de la casa, yo he
pensado: "'A' es un imbcil, 'B' es un hombre inteligente". 'A' haba
dicho cosas inteligentes, 'B' no haba dicho nada. Y luego he comprobado
que no me haba equivocado, que hay una comunicacin que va ms
all de las palabras. Y esto ocurre, sin duda, con la obra escrita
tambin. Hay autores que, lnea por lnea, pgina por pgina, y, acaso,
libro por libro, no son especialmente admirables. Sin embargo, uno
acaba por admirarlos, porque todo eso nos deja una imagen de
conjunto que es grata para nosotros.
F.S. Sin embargo, pese a que usted acaba de negar el valor del
humorismo escrito, usted incurri en esa culpa en Carlos Argentino Daneri
y en Bustos Domecq.
J.L.B. S, pero el hecho de que yo haya cometido algo no significa que
no sea una culpa.
F.S. Pero, entonces, por qu, pese a que usted tena conciencia de
que era una culpa, incurri en ella?
J.L.B. Yo creo que siempre que uno obra mal, sabe que est obrando
mal. Y, sin embargo, lo hace. Yo creo que nadie cree que su propia
conducta sea ejemplar. Y eso se refiere tambin a lo literario. En el
caso de Bustos Domecq, Bioy Casares y yo sentimos que no debemos
dejarnos arrastrar por l. Y sin embargo, nos dejamos arrastrar por l.
En el caso de Carlos Argentino Daneri ah soy yo el que debo
defenderme, creo que la broma es perdonable porque est incluida
en un contexto51 quiz trgico y sin duda fantstico. Es decir, Carlos
Argentino Daneri es un personaje cmico, pero, al fin de todo, es parte de
un texto que no es cmico, o, en todo caso, que no aspira a ser cmico,
sino a ser fantstico. Y es muy posible que sea mi nica agresin
humorstica, de modo que no siento demasiados remordimientos por
ella.
F.S. Carlos Argentino Daneri sera, tal vez, el arquetipo del escritor
argentino mediocre?
QUINTA CONVERSACIN
El tango valeroso y el tango sentimental - El truco - Los prostbulos del
arroyo Maldonado - Un poema gauchesco de Arturo Jauretche - Radicales
y conservadores - Hiplito Yrigoyen - La despedida de Francisco Lpez
Merino - Vicente Fidel Lpez y Bartolom Mitre - Director de la Biblioteca
Nacional - Los druidas y los drusos - Eduardo Mallea - Ediciones del
"Martn Fierro".
F.S. Sabemos que usted prefiere que el tango carezca de letra...
J.L.B. A m no me gusta el tango-cancin. Es verdad que los primeros
tangos tenan letra, pero, en general, era una letra obscena, una letra
que se haca simplemente con fines mnemnicos para recordar la
msica. Adems, el hecho de que el tango tenga letra lo ha llevado a
una dramatizacin, que es precisamente lo que me desagrada a m.
Porque yo prefiero, digamos, la tradicin de los payadores, es decir, la de
cantar con cierta indolencia, con cierta indiferencia, la de contar a veces
historias sanguinarias con inocencia, como si no se dieran cuenta de lo
que estn contando, y creo que eso les da, adems, una mayor
eficacia. En cambio, sobre todo con Gardel y despus de Gardel, se
tiende a que cada tango sea un pequeo episodio dramtico y
sentimental, que suele concluir con un sollozo... Y a m personalmente
eso me desagrada: posiblemente se trate de un prejuicio de viejo
argentino, nada ms.
F.S. Y en el caso particular de Homero Manzi, le gustan sus
tangos? El tango Sur por ejemplo?
J.L.B. El tango Sur, s. Tiene un primer verso lindo: Sur, callejn y
despus... Al mismo tiempo, hay en Manzi frases evidentemente falsas,
que demuestran, no dir al literato, pero s al mal literato. Por ejemplo,
en un tango que creo que es de l, se habla de el viento del arrabal.
sta es una frase que ningn compadre hubiera usado. Primero, porque
la idea del viento del arrabal es una idea falsa, y, en segundo trmino,
porque el orillero no se jacta de vivir en un arrabal; dice "soy del barrio
del Retiro" o "soy del barrio de Montserrat", o de donde fuera. Pero la
palabra arrabal es una palabra del todo culta, que no hubiera utilizado
nunca un compadre. Me la nombran las estrellas y el viento del arrabal:
eso ya se ve que est hecho por una persona del centro que tiene una
idea sentimental de los compadres y es del todo ajeno a las coplas
populares, que jams hubieran dicho eso. Ahora, posiblemente, Homero
Manzi (yo lo conoc: se llamaba Manzione) ignorara del todo ese
ambiente, o, lo que es probable, no le importara la verosimilitud.
F.S. Usted conoci a Juan Muraa, a quien nombra en ms de un
poema? 55
J.L.B. No, yo no lo conoc. Yo conoc a gente que lo haba conocido. Por
ejemplo, a Marcelo del Mazo, a don Nicols Paredes. En Palermo era
una persona conocida; creo que fue guardaespaldas de Paredes. Era
carrero y, segn he odo, al final se dio a la bebida y una noche cay
del pescante del carro y se rompi el crneo contra las piedras de la
calle Las Heras. Y fue el cuchillero de ms fama. l, y Surez el
Chileno. Tanto es as, que casi todas las ancdotas de guapos que se
cuentan o mejor dicho que se contaban por aquel barrio, se las
atribuan a l. Pero debemos recordar la frase francesa on ne prte
qu'aux riches: slo a los ricos se les presta. De modo que cualquier acto
de valenta se senta que le quedaba bien a Muraa, que era famoso
por su valor y por su destreza en el manejo del cuchillo. La nica
destreza que tena, porque no creo que fuera un hombre inteligente:
desde luego, no existe ninguna razn para que lo fuera.
F.S. En una oportunidad anterior, usted habl con nostalgia del caf
La Paloma, donde se jugaba al truco. Adems, tiene un poema
dedicado al truco.56 Quiere decir entonces que ese juego ha
representado algo muy grato en su vida.
J.L.B. S. Ha representado horas muy gratas. Sobre todo porque creo
que el truco tiene una superioridad sobre otros juegos. Desde luego, no
sobre el ajedrez ni sobre el bridge, pero s sobre el poker. Y es el
hecho de que, aunque se juegue por dinero (lo cual es bastante
frecuente), el dinero que se gana no es importante Y una prueba de ello
est en el hecho de que nadie dice "yo gan tantos pesos al truco" sino
"yo le gan a Fulano". Es decir, hay una rivalidad desinteresada en el
truco. Adems, el truco parece que est hecho sobre todo para pasar
el tiempo; por eso es un juego muy lento, a diferencia del poker. Y eso
es natural, porque el poker creo fue inventado por aventureros, en
el oeste americano, gente que buscaba oro y que quera rpidamente
creo que hay una edicin del Martn Fierro que tiene notas que son
realmente valiosas, y que no es ciertamente la de Tiscornia (ya que
Tiscornia se limit a una serie de paralelos imaginarios entre la novela
picaresca espaola y la poesa gauchesca), sino la edicin de Santiago
Lugones primo, creo, de Leopoldo Lugones, un hombre que
conoca realmente el campo y que sita al Martn Fierro en el ambiente
del Martn Fierro y no en el ambiente de lo que pudo haber sido la
Espaa picaresca del siglo XVII, que no tiene absolutamente nada que
ver con la vida en la provincia de Buenos Aires en mil ochocientos
setenta y tantos, en la poca de los malones y de los fortines.
F.S. Hace unos das habamos hablado de la pelcula Martn Fierro.
Despus se estren la versin flmica de Don Segundo Sombra...63
J.L.B. Yo no la he visto. Ahora, todas las referencias que tengo son
excelentes, y, al mismo tiempo, me parece muy difcil hacer un film sobre
un libro que es casi una serie de cuadros de costumbres. Porque, fuera
de la creciente amistad entre el tropero viejo y el chico, yo no s qu
accin novelesca tiene.
SEXTA CONVERSACIN
El diccionario de argentinismos - El primer libro - Evaristo Carriego Escritores espaoles del siglo XX - Alfonso Reyes - La biblioteca y las
aves de corral - Beneficios del peronismo - La fama de Discpolo Conan Doyle, los gatitos y los panes - El overo rosao - Facundo vs Martn
Fierro - El gato de Cheshire - Kafka y Henry James - El cuento y la
novela
F.S. Por qu le desagradan poemas tales como El general Quiroga va
en coche al muere?
J.L.B. El poema llammoslo as El general Quiroga va en coche al
muere me parece ahora una especie de calcomana. Adems, no s
cmo me atrev a escribir un poema sobre un tema que ya haba sido
tratado definitivamente por Sarmiento, que invent ms o menos a
Facundo Quiroga. Lo hice exagerando el tono criollo, y eso tuve que
modificarlo en ediciones ulteriores.64 Por ejemplo, yo haba puesto
las nimas en pena de fletes y cristianos.
Luego, releyndolo, pens que eso de fletes y cristianos corresponda a
un hombre de letras que quiere ser criollo y entonces puse de
hombres y de caballos, lo cual me pareci mucho ms natural. Por otra
parte, creo que ese poema tiene un defecto esencial: est escrito para
que sea pintoresco, es decir, est escrito desde afuera. En cambio,
creo que hay otro poema mo, de tema anlogo, un poema sobre la
muerte de Francisco Narciso de Laprida, titulado Poema conjetural, en
el cual tenemos un tema histrico y sin exceso de ponchos, de pingos y
de todos los dems recursos del escritor porteo cuando quiere ser
gaucho, y que est escrito al revs: es decir, yo trato de sentir lo que el
hombre sinti, pudo haber sentido o debi haber sentido. Aquel poema,
como otro que creo que es peor todava, si es que es dable suponer
algo peor, La fundacin mtica de Buenos Aires, son ejercicios
pintorescos de un principiante, y siempre me ha parecido raro que
alguien los tomara demasiado en serio, salvo como meras diversiones.
F.S. Entonces quiere decir que a usted le habr costado mucho llegar
a sus actuales convicciones lingsticas.
F.S. Y ese tal padre Gallegani, que se nombra por ah,68 es el padre
Castellani?
J.L.B. No lo recuerdo bien. Posiblemente lo hayamos saludado de ese
modo.
F.S. En 1938 usted ingres en aquella biblioteca de Almagro Sur.
Antes de esa fecha nunca haba trabajado?
J.L.B. S, haba trabajado en diversas tareas, pero no como
bibliotecario. Yo tengo una deuda de gratitud con esa biblioteca, porque
como sucede en casi todas las reparticiones pblicas haba muchos
empleados y muy poco trabajo. El verdadero trabajo era el de estar
seis horas en el mismo lugar. Pero yo descubr sucesivamente el
stano, la azotea, algn desvn un poco perdido..., y ah me fue dado
leer entera la Historia de la decadencia y cada del Imperio Romano, de
Gibbon; las obras de Lon Bloy; las obras de Paul Claudel stos son
los escritores que yo recuerdo, que estaban representadas
ntegramente en esa curiosa biblioteca de barrio. Supongo que yo habr
sido el nico a quien se le ocurri leer esos autores. Y ah habr
estado, en conjunto, unos nueve aos, y llegu a ganar un sueldo de
240 pesos mensuales.
F.S. Era un buen sueldo en esa poca?
J.L.B. No, pero como yo tena adems dos pginas en El Hogar y me
pagaban 75 pesos por pgina, eso ya representaba no dir un sueldo
lujoso un sueldo suficiente.
F.S. No s si me equivoco, pero me da la impresin de que, de todos
modos, usted no es una persona a la que le interese vivir lujosamente.
J.L.S. Yo detesto el lujo! Pero, por supuesto, creo que las ventajas de
la miseria y de la indigencia han sido exageradas y las de la mendicidad
tambin... Realmente, yo he hecho trabajos raros. Por ejemplo, yo
dirig una revista de una empresa de subterrneos, y ah yo escrib, bajo
diversos seudnimos, artculos sobre la cuarta dimensin, sobre las
posibilidades de llegar a la luna, sobre la transmisin del pensamiento,
71
J.L.B. La verdad es que, actualmente, leo muy poco, porque tengo que
escribir algo, y luego el tiempo libre que tengo lo dedico digamos que
como aficionado a la germanstica, lo dedico al anglosajn o al
escandinavo. Y, a veces, de noche, me leen sta es una forma de
compartido descanso novelas policiales o, mejor, cuentos policiales,
que me gustan ms que siguen interesndome, sobre todo, cuando
no son demasiado policiales, es decir, cuando los personajes priman
sobre la trama, que siempre es un poco mecnica. Pero, la verdad es
que no he seguido la literatura ltima y que no he ledo ninguna
novela de Sbato.
F.S. Le gustaron las novelas policiales de Conan Doyle?
J.L.B. La verdad es que me han gustado mucho, y creo que siguen
gustndome. Y creo que podra decirse de las novelas de Conan Doyle
lo que podra decirse del Fausto de Estanislao del Campo: que ms
importante que la trama digamos, en el ltimo caso, la parodia de la
tragedia del doctor Fausto o de la pera inspirada en la obra de
Goethe es la amistad de los dos personajes. Y en el caso de La
seal de los cuatro, de Un estudio en escarlata, de El sabueso de los
Baskerville, de las Memorias de Sherlock Holmes, de las Aventuras de
Sherlock Holmes, creo que ms importante que las tramas que
suelen ser pobres, fuera de la del Club de los Cabezas Rojas74 es
la amistad que hay entre Sherlock Holmes y Watson: el hecho de que
sea posible una amistad entre un hombre muy inteligente y un hombre
ms bien tonto; el hecho de que, sin embargo, son amigos y se
aprecian y se comprenden. Creo que el ambiente en las novelas de
Conan Doyle (esa casa en Baker Street, esos dos seores solteros que
viven solos, la llegada de alguien con la noticia de un crimen, todo
eso) es ms importante que la trama policial. Porque, desde luego,
hay autores infinitamente inferiores a Conan Doyle Van Dine, por
ejemplo que han inventado tramas mucho ms ingeniosas, y sin
embargo siguen siendo mediocres. Conan Doyle quiz comprendi
que a sus lectores les bastaba con la amistad de Watson y Sherlock
Holmes.
F.S. Y yo, modestamente, agregara otra virtud de Conan Doyle: su
sentido del humor.
J.L.B. Claro: yo creo que ese criterio corresponde a pases en los que
hay poco inmigracin. Aqu estamos obligados a un criterio distinto, y
creo que este criterio nos conviene. Porque, al fin de todo, qu es ser
argentino? Es, ante todo, un acto de fe. Nuestra historia no es muy
antigua, tnicamente no podemos definirnos, ya que cada uno de
nosotros puede tener linajes muy distintos... De modo que creo que, en
pases de inmigracin como la Repblica Argentina, la Repblica
Oriental, los Estados Unidos conviene el criterio del ius soli; en cambio,
en pases estables y ya antiguos corresponde el ius sanguinis, el hecho
de que un hombre pertenece a su estirpe y no al lugar en que naci. Es
decir, creo que ambos criterios estn justificados. Y aqu debemos insistir
en que lo importante es que un hombre se sienta argentino, y no
indagar cul es su origen, porque en este caso resultara que no hay
argentinos. Porque posiblemente muchos de los indios vendran de Chile.
Adems, muchos de nosotros correramos el albur de recaer en
espaoles, lo cual significara una manera de desmentir toda la historia
argentina, que consiste precisamente en querer dejar de ser espaoles.
Y otra gente pertenecera a distintas regiones de Europa o del Asia. Y
sin embargo, creo que somos argentinos, creo que ser argentino
significa algo aunque algo muy difcil de definir y creo adems que
todo esto se ha de hacer ms intenso con el tiempo. Salvo que los
pases resuelvan renunciar a sus diferencias y formar como quera
Tennyson un estado universal. Pero, por el momento, me parece que
esa posibilidad nos queda un poco lejos.
F.S. En esa lucha en que usted y Elias Carpena se baten en favor del
overo rosao de Estanislao del Campo contra tantos otros que lo
atacan, cules son sus armas?
J.L.B. Las armas de Carpena75 han de ser ms eficaces que las mas,
porque l conoce ms el tema. Por lo pronto, hay algo sospechoso. Y es
que la primera persona que se indign contra el overo rosao fue Rafael
Hernndez, 76 que era hermano de Jos Hernndez y que no quera
que hubiera otros poetas gauchescos. Luego, eso lo retom, casi con
las mismas palabras, Lugones en El payador. Yo he hablado con
estancieros de la provincia de Buenos Aires, de Entre Ros y de la
Repblica Oriental; habr conversado con una docena de estancieros.
Una buena mitad me ha dicho que el overo rosao no puede ser un buen
caballo; la otra mitad me ha dicho que puede ser un caballo excelente.
Por lo cual sospecho que no hay una jurisdiccin muy estricta sobre eso.
Adems, creo que hay una razn literaria: Estanislao del Campo est
justificado. Creo que el verso
En un overo rosao
ya obliga a la voz a una entonacin criolla, y eso es lo que l se
propona. Creo que, si hubiera puesto otro pelo, quin sabe si lo
hubiera logrado. En cuanto al otro argumento que se ha empleado
contra Estanislao del Campo, diciendo que l no conoca los gauchos,
me parece del todo inverosmil. El Fausto fue escrito hacia mil
ochocientos sesenta y tantos. En aquel momento, lo difcil, en este
pas o en la Repblica Oriental, lo difcil no era conocer gauchos sino
conocer personas que no fueran gauchos. Porque el pas, fuera de
algunas ciudades, era un pas hecho de gauchos. Mi madre, que ha
cumplido noventa y cinco aos, recuerda las carretas de bueyes en la
plaza del Once, por ejemplo; y recuerda que la ciudad de Buenos
Aires conclua en la calle Centro Amrica, que hoy es Pueyrredn.
Ms all haba arrabales, descampados, malevaje y despus campo.
Yo recuerdo haber visto una estancia en Saavedra, dentro de la ciudad.
Adems, Estanislao del Campo fue oficial de caballera y la caballera
estaba hecha de gauchos. Era imposible no conocer al gaucho
entonces: si casi no haba otra cosa en el pas. En cuanto a los
pequeos errores que se han encontrado en el Fausto de Estanislao
del Campo o en el Martn Fierro, creo que no tienen mayor
importancia. Se refieren precisamente al hecho de que alguien que
conoce muy bien un tema no se documenta y puede cometer
pequeos errores. Por ejemplo, yo me creo un buen porteo y no me
asombrara nada que en algn cuento mo aparecieran dos calles
paralelas que en la realidad se cruzan., Pero yo cometera ese error
precisamente porque me siento tan cmodo en el tema, que no estoy
verificando cada referencia y puedo equivocarme.
F.S. Cuando usted tena buena vista, no se sinti atrado por las
artes plsticas?
J.L.B. Hay pintores que yo he admirado mucho: por ejemplo, Tiziano,
Rembrandt, Turner y algunos pintores expresionistas alemanes. Pero la
verdad es que nunca me he sentido muy atrado por las artes plsticas.
boxeadores. Y creo que, cuando se suicid, eso fue como una suerte
de juicio que l ejerci sobre su obra. Pero, me dice mi amigo
Norman Thomas di Giovanni que yo no he ledo los buenos cuentos
de Hemingway y que entre ellos hay algunos que hubieran podido ser
aprobados por Kipling. Ojal tenga razn.
F.S. No ley El viejo y el mar?
J.L.B. No, pero tengo la idea de que es un libro excelente, por lo que
me han contado de l, que es un libro muy lindo, un libro as de coraje
solitario.
F.S. Cmo explicara usted el difcil universo de Kafka?
J.L.B. Yo creo que Kafka, como Henry James, sinti ante todo la
perplejidad, sinti que vivamos en un mundo inexplicable. Tambin creo
que Kafka se cans de lo que hay de mecnico en sus novelas. Es
decir, del hecho de que desde el principio sabemos que el agrimensor no
entrar nunca en el castillo, que el hombre ser condenado por esos
jueces inexplicables. Y una prueba de ello es que l no quiso publicar
esos libros. Adems, Kafka le dijo a Max Brod que l esperaba escribir
libros ms felices, que a l personalmente no le gustaba lo que haba
hecho. Yo encuentro una similitud que no s si ha sido sealada
entre el mundo de Henry James y el mundo de Kafka. Los dos tenan la
conviccin de vivir en un mundo insensato. Desde luego, Henry James
me parece como escritor muy superior a Kafka, porque los libros de l
no estn escritos mecnicamente como los de Kafka. Es decir, no hay
un argumento que se desarrolla segn un sistema que el lector adivina,
sino que l ha intentado que sus personajes sean reales, aunque no
siempre lo ha conseguido. Y yo prefiero los cuentos de Henry James
a las novelas de Henry James.
F.S. Hace un ratito usted me dijo que la novela era un gnero que
terminara por desaparecer. Hace mucho que tiene esta idea o en su
juventud pens alguna vez en escribir una novela?
J.L.B. No, nunca pens en escribir novelas. Yo creo que si yo
empezara a escribir una novela, yo me dara cuenta de que se trata de
una tontera y que no la llevara hasta el fin. Posiblemente esto sea
una invencin de mi haraganera. Pero creo que Conrad y Kipling han
SPTIMA CONVERSACIN
En la isla desierta, con Bertrand Russell - El premio Jerusaln -Dos
libros infantiles - Almafuerte - Goethe - Walt Whitman, Len Felipe y
Jorge Luis Borges - El poeta de Buenos Aires - Hacia la gran literatura
argentina - Los consejos de Borges - El azar de la conversacin.
F.S. Desde un punto de vista estrictamente literario, qu opinin le
merece la Biblia?
J.L.B. Muchas y diversas opiniones, ya que se trata como lo indica
el nombre en plural de muchos y diversos libros. De todos ellos, los
que ms me han impresionado son el Libro de Job, el Eclesiasts y,
evidentemente, los Evangelios. La idea singularsima de dar un carcter
sagrado a los mejores libros de una literatura no ha sido creo
estudiada con toda la atencin que merece. No s de ningn otro
pueblo que haya hecho lo mismo. El resultado es una de las obras ms
ricas que los hombres poseen.
F.S. Hay una pregunta un poco tonta que suele hacerse a los
escritores. Se dice que a Chesterton se le pregunt qu libro hubiera
elegido en caso de ser desterrado a una isla desierta, y l contest:
El arte de construir botes. Evitando la broma, qu hubiera respondido
usted?
J.L.B. En primer trmino tratara de hacer trampa, y optara por la
Encyclopaedia Britannica. En segundo trmino, ya que el interrogador me
obligara a reducirme a un solo volumen, elegira la Historia de la filosofa
occidental, de Bertrand Russell.
F.S. A su juicio, qu es lo que est en juego en la guerra de
Vietnam?
J.L.B. No puedo contestar con ninguna autoridad. Si se trata de un
episodio de la guerra entre la cultura occidental y el imperialismo
sovitico, juzgo que no debe ser condenada. Pero, sin duda, el tema es
ms complejo.
F.S. Y en la actual guerra entre rabes y judos?
J.L.B. Creo que se trata de otro episodio de esa guerra entre lo que
convenimos en llamar la democracia y lo que convenimos en llamar el
comunismo. Y no s cul ser el resultado final. En Israel me han dicho
que, si a los jordanos y a los egipcios no los azuzaran las Repblicas
Soviticas, no existira ningn problema para entenderse.
F.S. Qu recuerdos guarda del viaje a Israel y de la recepcin del
premio Jerusaln?
J.L.B. Me ocurri lo que me haba ocurrido en la Universidad de
Columbia y en la Universidad de Oxford. Yo me conozco tan poco, que
vea aquello como algo muy ftil. Pensaba: "Qu es esto de que me
hagan doctor, que me den un birrete, una toga, que una universidad de
Israel me d un premio? Todo esto es bastante absurdo, bastante raro.
No tiene mayor sentido que me ocurran estas cosas: no se parecen a
m". Sin embargo, cuando llegaron esos tres momentos, yo estaba
conmovido hasta las lgrimas. Yo estaba impresionado y no haba
previsto esa reaccin ma, a pesar de que me haba ocurrido lo mismo en
las dos ocasiones anteriores. Pero las tres veces mi propia emocin me
tom de sorpresa, lo cual demuestra que yo no me conozco bien o que
no me he analizado lo suficiente. Y adems, durante el acto, yo pensaba:
"Qu raro que haya tanta gente equivocada". Y, al mismo tiempo, senta
gratitud y afecto por ellos, porque era evidente la buena voluntad. De
modo que era una sensacin rara: por un lado, de emocin y de
gratitud; y por el otro, de perplejidad y azoramiento por el hecho de
que me ocurrieran cosas as.
F.S. Cul supone usted que ha de ser la situacin de los escritores
en la Unin Sovitica?
J.L.B. Por la escasa informacin que he alcanzado, creo que es una
situacin muy triste. Si no me engao, no slo les indican los temas,
sino tambin el modo en que deben ser tratados. Me hablaron ayer de
un hombre de letras ruso ruso no judo que haba incluido en el
manuscrito de un libro suyo que deba someter previamente a las
autoridades la frase el gran pueblo judo. Le dijeron que esa frase
quedaba prohibida, pero que le permitan, omitindola, publicar el
libro. Y l dijo que prefera no publicar el libro a omitir esa frase.
F.S. Existen dos libros cuyos autores los escribieron pensando en los
nios, pero que han tenido acaso ms aceptacin entre la gente adulta
que entre los chicos: Alice in Wonderland, de Lewis Carroll, y Le petit
prince, de Antoine de Saint-Exupry. Qu representaron para usted
uno y otro?
J.L.B. Posiblemente, yo he llegado demasiado tarde para que me
gustara Le petit prince. Lo le cuando se public y no me pareci merecer
la atencin que haba logrado. En cuanto a Alice in Wonderland, me
parece un libro admirable y, lo que es ms importante, querible. Ahora,
no s hasta dnde el autor se dio cuenta del carcter de pesadilla que
tiene el libro, aunque parece imposible que no lo haya notado. Quiz
ese carcter de pesadilla sea ms intenso por la circunstancia de que el
autor no se propuso escribir una pesadilla; creo que se propuso escribir
una fbula para nios y que algo profundo, algo que iba ms all de sus
intenciones conscientes, lo llev no a la pesadilla, pero s a esa cercana
o inminencia de pesadilla, que me parece tpica de ese libro y del otro
libro, Through the Looking-Glass.
F.S. Hace unos das usted haba hablado largamente de un vasto
poeta latino, Dante Alighieri. Ahora le agradecera que me hablase de
ese vasto poeta germnico, Johann Wolfgang Goethe.
J.L.B. Creo que en el caso de Goethe, debemos distinguir su obra y la
imagen de esa obra. Creo que, desde luego, La divina comedia es
inconmensurablemente superior a cualquier obra de Goethe. Y conste
que he estado releyendo en estos das las Elegas romanas, que me
parecen las mejores poesas de Goethe, muy superiores al Fausto, en
cuya fbula nunca he podido interesarme. Pero hay, al mismo tiempo, el
tema de las dos imgenes. La imagen que deja Dante no es una imagen
querible: parece la imagen de un hombre dominado por las
circunstancias personales, por las pasiones personales y, a veces,
tambin por el odio. En cambio, la imagen que Goethe deja no en
cada una de sus obras, pero s en el conjunto o la memoria general de
sus obras es una imagen superior a la de Dante: la imagen de un
hombre ecunime, la de un hombre sin supersticiones patriticas o
raciales, la de un hombre interesado en el universo, en elementos muy
diversos del universo. Y en tal caso, si admitimos lo anterior, creo que el
culto d Goethe,es justificable, ya que Goethe nos invita a interesarnos
en casi todos los temas, en todas las naciones y en todas las pocas, sin
excluir el Oriente. Como poeta, creo que es por ejemplo muy inferior
a Heine, y esto se advierte si uno compara las baladas de Goethe por
ejemplo, aquella de El rey de Tula con cualquiera de las baladas de
Heine. A veces, he credo que Goethe es una supersticin alemana, y
he pensado tambin que las naciones eligen clsicos como una suerte de
contraveneno, como un modo de corregir sus defectos. Creo que
precisamente la indiferencia patritica de Goethe, el hecho de que l
fuera a saludar a Napolen, el hecho de que creyera muy
errneamente, a mi entender que la lengua alemana es el peor
material para la poesa: todo esto puede servir para contrarrestar
cierta propensin alemana a exaltarse.
F.S. Usted lleg a conocer personalmente a Almafuerte?
J.L.B. No. Pero la poesa de Almafuerte me ha impresionado mucho.
Creo que ha escrito acaso los mejores y los peores versos de la
lengua castellana. Y creo adems que en Almafuerte se da algo que es
muy raro aqu y quiz en todos los dems pases: la presencia de
un hombre singular. Es una lstima que las circunstancias de su vida no
le permitieran realizarse, como se dice ahora. Uno de los proyectos
literarios que me han acompaado siempre (y que, sin duda, no
ejecutar) es el de extraer una filosofa del confuso conjunto de las
obras de Almafuerte. Una filosofa y sobre todo una tica muy personales
podran extraerse de su obra. Desde luego, sera muy fcil encontrar
contradicciones en esa filosofa. El mismo Almafuerte ha escrito: Y,
como buen genial, contradictorio. Lo cual me recuerda aquello de
Whitman: Me contradigo. Muy bien: me contradigo. Contengo o incluyo
a muchedumbres.
F.S. Ya que usted hizo hace poco una nueva versin espaola de
Whitman..., le pareca que la antigua versin de Len Felipe era muy
defectuosa? 78
J.L.B. S, y sigue parecindome muy defectuosa. Creo que la
traduccin de Len Felipe adolece de un error esencial. Uno de los rasgos
ms evidentes de Whitman son esos largos versos a la manera de los
Psalmos. Y Len Felipe ha cortado todo eso; y l, como explicacin, dijo
que el verso corto era tpico de las coplas espaolas. Claro que habra
que demostrar que existe alguna relacin entre la poesa de Whitman y
las coplas espaolas, cosa que nadie ha imaginado nunca. Me parece
raro traducirlo segn ese criterio. Adems, que los versos de Len Felipe
tampoco son buenas coplas espaolas.
F.S. Hay algn autor que le interese en la generacin argentina del
80?
J.L.B. No. La verdad es que no hay absolutamente ninguno.
F.S. Eduardo Wilde tampoco?
J.L.B. S, l s. Yo prologu hace tiempo muy mal, por cierto el
libro Prometeo & Ca., de Wilde. Pero creo que lo que admiramos en
Wilde es el hecho de que no se pareciera a sus contemporneos. Creo
que lo admiramos por ser distinto un poco distinto, pero no por
virtudes propias muy valiosas.
F.S. Tengo entendido que usted considera a Baldomero Fernndez
Moreno como el poeta arquetpico de Buenos Aires...
J.L.B. S. se es mi parecer. Y la razin es obvia y sin duda ha sido
formulada muchas veces: es que hay una suerte de armona
preestablecida para recurrir a la frase de Leibniz entre la sencillez
de los versos de Fernndez Moreno y la sencillez de la ciudad de
Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires. Por ejemplo, cuando
Rafael Obligado y conste que no soy un enemigo de Obligado
escribe
Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
advertimos inmediatamente que hay una diferencia entre el estilo del
autor, entre esa metfora de la tarde como una mujer que se inclina y
solloza el verbo, sin duda, es excesivo y la llanura de Buenos Aires
que est describiendo. En cambio, cuando Fernndez Moreno escribe79
Ocre y abierto en huellas, el camino
separa oscuramente los sembrados.
Lejos, la margarita de un molino,
J.L.B. Creo que en mis ltimos libros hay cierta sencillez, cierta
deliberada pobreza de vocabulario o no lo digo para alabarme
cierta economa de vocabulario que pueden ser benficos. Creo
tambin haber contribuido al auge de la literatura fantstica en este
pas, literatura que otros cultivan ahora por cierto con mejor fortuna que
yo. Un libro como la Antologa de la literatura fantstica, que publicamos
Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares y yo, ha sido un libro que no
debera olvidarse en la historia de la literatura argentina.
F.S. Ley Cien aos de soledad, de Garca Mrquez?
J.L.B. No, no la le. Tratar de leerla. Lo que pasa es que, como
dependo de otros ojos, y tengo que preparar mis clases y tengo que
redactar mi obra llammosla as, me queda poco tiempo para leer.
F.S. Yo se lo preguntaba porque, como usted me dijo que, si su obra
tena algn mrito, era el de haber propulsado la literatura fantstica en
esta parte de Amrica, y esa obra de Garca Mrquez tiene bastantes
elementos fantsticos...
J.L.B. Ah, s? Bueno, yo realmente creo que esa Antologa de la
literatura fantstica que compil con Silvina Ocampo y Bioy Casares ha
hecho una obra benfica. Aunque ya mucho antes Lugones haba escrito
Las fuerzas extraas... Pero, claro, Lugones desisti en seguida de ese
propsito de literatura fantstica: sin duda hacia 1906 1907 no haba
un ambiente favorable en la Amrica latina para ese tipo de literatura.
La prosa que escribieron los modernistas era sobre todo una prosa
decorativa, una prosa llena de colores y de metales y de frases
melodiosas. Y cuando Lugones public un libro que ahora se llamara de
ficcin cientfica, desde luego no pudo gustar mucho en ese momento. Es
cierto que lean a Wells, pero no s si lo vean como importante, no s
si la lectura de Wells signific algo para ellos. Quiz la lectura de Poe
haya significado algo para ellos, pero no la lectura de los relatos,
donde hay cierta precisin y rigor, sino ms bien la vaguedad romntica
de los poemas de Poe: mujeres bellsimas, de pasado enigmtico, que
habitan en viejos castillos...
F.S. Usted conoce la obra de Marco Denevi?
APNDICE
BORGES EN INGLS
Si bien es cierto que antes de la fecha han aparecido en Gran Bretaa
y, sobre todo, en los Estados Unidos de Amrica, fragmentarias
traducciones de los libros de Borges principalmente en revistas y
antologas slo ahora nos hallamos ante un esfuerzo para traducir
orgnicamente su obra.
Norman Thomas di Giovanni nacido en 1933 en Newton
(Massachusetts) y autor, entre otros trabajos, de una seleccin y
versin inglesa de los poemas del Cntico de Jorge Guilln, publicada en
1965 en Boston y Londres se ha lanzado fervorosamente, a partir de
un subsidio inicial otorgado por la Ingram Merrill Foundation, a la tarea de
traducir al ingls las obras de Jorge Luis Borges. Dedicado por entero a
ella, reside actualmente en Buenos Aires, y, ya que lo tenemos tan a
mano, me ha parecido interesante preguntarle sobre algunos pormenores
de su labor.
F.S.
FERNANDO SORRENTINO. Cules son las obras de Borges que est
traduciendo al ingls, para qu editorial, cundo empez el trabajo y
cundo piensa terminarlo?
NORMAN THOMAS DI GIOVANNI. Hasta ahora, he trabajado en once
volmenes. Diez de ellos (El libro de los seres imaginarios, El informe de
Brodie, Historia universal de la infamia, Elogio de la sombra, Historia de
la eternidad, Discusin, Evaristo Carriego, Crnicas de Bustos Domecq,
Seis problemas para don Isidro Parodi estos dos ltimos, en
colaboracin con Bioy Casares y un libro de cuentos escogidos escritos
entre 1933 y 1969) estn apareciendo en New York, publicados por E. P.
Dutton. Otro editor neoyorquino Seymour Lawrence/Delacorte Press
publicar el undcimo libro, una seleccin de aproximadamente cien
poemas extrados de la Obra potica 1923-1967. El primero de estos
volmenes (The Book of Imaginary Beings) apareci en 1969; el
segundo (The Aleph and Other Stories 1933-1969), en 1970; el
Doctor Brodie's Report y el libro de poemas saldrn a principios de
1972. Los dems se van a publicar a un ritmo de uno o dos libros por
NOTAS
1
Jorge Borges
(1874-1938)
Leonor Acevedo Isidoro Acevedo Laprida
(1876)
(1828-1905)
Leonor Surez Haedo
(1837-1918)
Transcribo ntegramente las pginas 291-292 del libro Los cafs de Buenos
Aires, de Jorge Alberto Bossio (Buenos Aires, Editorial Schapire, 1968):
CAF LA PALOMA
Muchos de los poetas de Buenos Aires han registrado en sus versos al viejo
caf La Paloma, como Jos Portogalo (Letras para Juan Tango, pg. 32,
Ediciones La Esquina, Bs. As., 1958).
En La Paloma dije tus mejores versos
desde un palquito en alto que llegaba hasta el cielo.
En la poca en que Pacho lleg una tarde al caf, el propietario era un seor
Domnguez; por entonces parece ser que las ratas circulaban con toda libertad por
el local, pasando por entre las piernas de los msicos. En reiteradas oportunidades
Pacho le reclam a Domnguez que las combatiera, para lograr la tranquilidad no
slo de los msicos sino tambin de los parroquianos.
Quien frecuent La Paloma, por ser amigo fiel de Pacho, fue el poeta Flix Lima.
Tampoco fue ajeno a las reuniones del caf palermitano, el payador Juan Agapito
Martnez conocido por Campoamores, cuya excelente voz acompa las
veladas nocturnas de principio de siglo.
Lo que resta del Caf La Paloma es tan slo el espritu de la barriada del puente
del ferrocarril Pacfico. El local ha sido remozado hasta convertirlo en una rutilante
pizzera, denominada Npoles. El cambio de denominacin ocasion a los actuales
propietarios ciertos inconvenientes con las gentes del barrio que se resistieron a
verlo transformado en una pizzera; pero el progreso tiene sus leyes y los nuevos
dueos hicieron caso omiso del requerimiento de los admiradores de La Paloma;
nos relataba uno de ellos que en la actualidad estn arrepentidos de tal cambio;
pero como reciprocidad mantienen inmarcesible la vieja placa del Caf La Paloma; y
las gentes del barrio, un poco tristes, se conformaron pero llegaron a llamar a la
moderna pizzera La Paloma Herida, por haber dejado de ser eT viejo caf."
A lo que dice Bossio debo hacer una mnima objecin. Vivo, desde que nac, en el
barrio del Pacfico, a pocas cuadras de la actual pizzera: jams he observado
sntoma alguno de que esa zona sea una "barriada aristocrtica".
3
11
"A usted, Borges, heresiarca del arrabal porteo, latinista del lunfardo, suma de
infinitos bibliotecarios hipostticos, mezcla rara de Asia Menor y Palermo, de
Chesterton y Carriego, de Kafka y Martn Fierro. A usted, Borges, ante todo, lo veo
como un Gran Poeta. Y luego: arbitrario, genial, tierno, relojero, dbil, grande,
triunfante, arriesgado, temeroso, fracasado, magnfico, infeliz, limitado, infantil,
inmortal". Ernesto Sbato, en Sur, n 94, julio de 1942.
12
Exactamente. Lo malo est en que don Luis ha querido llevar a la literatura sus
fervores misticosuburbanos, hasta el punto de inventar una falsa Mitologa en la
que los malevos porteos adquieren, no slo proporciones heroicas, sino hasta
vagos contornos metafsicos.
La mir duramente:
Slo por esa virtud le dije, mi benemrito camarada Luis Pereda merecera los
laureles de Apolo.
Sus razones, por favor? me reclam la Falsa Euterpe.
No s ha dicho que sobre nuestra literatura viene gravitando un oneroso
espritu de imitacin extranjera? Se ha dicho, no lo niegue! Y cuando un hombre
como Pereda sale a reivindicar el derecho que lo criollo tiene de ascender al plano
universal del arte, se lo ridiculiza y zahiere hasta el punto de hacerle sufrir las
incomodidades de un infierno. Pues bien, seora, yo me inclino ante nuestro
campen; y me descubrira reverentemente, si no hubiera perdido mi sombrero en
este condenado Helicoide.
Gracias, pueblo! me grit Pereda, visiblemente conmovido. Cuando salga de
aqu te pagar una ginebra en el almacn rosado de la esquina.
Pero la Falsa Euterpe insisti:
Admitamos dijo que nuestro paciente sea un innovador genial. Esa
circunstancia le da derecho a capar los vocablos de nuestro idioma y a escribir soled
y virt, o pesao y salao?
Una travesura idiomtica! repuse yo. Un caprichoso tijereteo de artista. Ese gusto
de capar le viene de sus antepasados ganaderos.
Bien admiti la falsa Musa. Pero le quedan los neologismos. Este seor ha tenido
la frescura de introducir en el idioma ciertas baldosedades, aljibistnos y
balaustradumbres que claman al cielo."
(Leopoldo Marechal: Adn Buenosayres, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1948.)
14
15
18
19
20
Vase la nota 4.
22
23
24
Ral
(1939).
Gonzlez
Tun:
La
rosa
blindada
(1936);
La
muerte
en
Madrid
25
27
El brulote como una de las bellas artes, artculo sin firma aparecido en
la revista Informacin literaria (Ao I, N 3, 1966), pginas 10-11, registra
como atribuidos a Conrado Nal Roxlo los dos siguientes:
Yace aqu Jorge Max Rohde.
Dejadlo dormir en pax,
que de este modo no xode Max.
Yace aqu Miguel Camino,
versificador culpable
a quien convirti el destino
en camino intransitable.
Y este otro epitafio, sin mencin de autor:
Aqu yace bien sepulto
Capdevila en este osario.
Fue nio, joven y adulto,
pero nunca necesario.
Sus restos deben quemarse
para evitar desaciertos.
Muri para presentarse
en un concurso de muertos.
28
29
Quiones:
Historias
de
31
Poesa gauchesca. Edicin, prlogo, notas y glosario de Jorge Luis Borges y Adolfo
Bioy Casares, dos tomos (Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1955).
33
38
Aurora Bernrdez.
39
41
42
43
Una superficial lectura de las dos primeras pginas del cuento revela
un lenguaje totalmente ajeno al de Borges. Obsrvense estos giros: "una
estampa ha poco recortada de una revista"; "algo de todo punto irrealizable";
"un da s y otro tambin de viaje". O el uso de pronombres enclticos:
"sentase repiquetear"; "infundile una gran melancola".
44
48
47
48
TODO
Todo es pstumo y abstracto
y se intiman de monlogos
los espritus idelogos
del Incognoscible Astracto.
Arde el bosque estupefacto
en un xtasis de luto
y se electriza el hirsuto
laberinto del proscenio
con el fsforo del genio
lbrego de lo Absoluto!
(Extrado de los Apuntes, anlisis y antologa de literatura hispanoamericana
preparados por el Instituto Cristo Redentor, Buenos Aires, Editorial Huemul, 1970).
49
En el cuento El leph.
52
Milonga de Albornoz, cantada por Enrique Dumas, forma parte del disco
Catorce con el tango. Direccin orquestal de Alberto Di Paulo. Producciones
Fermata.
54
ALUSIN
57
60
62
" . . . fue leda por un amigo suyo Manuel Rojas Silveyra en el Instituto
Popular de Conferencias de "La Prensa", en 1927; Borges pretext su mala
vista para no hacerlo personalmente y la escuch desde el pblico, a punto
de huir a cada momento, segn confes despus". Alicia Jurado: obra
citada, pgina 13.
63
Dirigida por Manuel Antn, con Adolfo Giraldes, Luis Medina Castro y
Soledad Silveyra.
64
Borges modific los siguientes versos de ese poema: El verso 10, que deca
Alicia Jurado (obra citada) da 1929 como fecha del 2o Premio Municipal de
Literatura (pgina 7). El jurado se expidi as: Prosa: 1er. premio, Roberto Gache;
2, Jorge Luis Borges; 3, Enrique Gonzlez Tun; Verso: 1er. premio, Rafael
Jijena Snchez; 2, Ral Gonzlez Tun; 3, Miguel Alfredo D'Ela.
66
El Borges de 1930 ensaya unas burlas sobre Rubn Daro. El de 1954 incluye, a
pie de pgina, este arrepentimiento:
"Conservo estas impertinencias para castigarme por haberlas escrito. En aquel
tiempo crea que los poemas de Lugones eran superiores a los de Daro. Es verdad
que tambin crea que los de Quevedo eran superiores a los de Gngora". Evaristo
Carriego (Buenos Aires, Emec Editores, 1967, pgina 55).
67
Dmaso Alonso parece haber probado de modo definitivo que "la separacin de la
vida literaria de Gngora en dos pocas, una toda naturalsimas claridades y otra
tremendo artificio y oscuridad, es totalmente falsa". Vase en Dmaso Alonso: Gngora
y el "Polifemo" (Madrid, Gredos, 4. edicin, 1961), el captulo V del "Estudio
preliminar", tomo I, pginas 84-101.
68
Un modelo para la muerte (Buenos Aires, Edicom, 1970, cap. IV, pgina 72).
69
"En 1942, Borges se present al Premio Nacional de Literatura con Ficciones. No fue
premiado; s lo fueron Eduardo Acevedo Daz y Csar Carrizo. Extraamente tambin
lo fue Pablo Rojas Paz. Borges obtuvo el voto del nico escritor del jurado: Eduardo
Mallea". Jos Luis Ros Patrn: Jorge Luis Borges (Buenos Aires, Editorial La
Mandragora, 1955, pgina 114).
Cabe sealar que Borges no present Ficciones sino El jardn de senderos que se
bifurcan, ya que Ficciones apareci en 1944 y es un volumen que contiene los relatos de
El jardn de senderos que se bifurcan ms un segundo libro titulado Artificios. Vase la
detallada bibliografa de Borges en Ana Mara Barrenechea: La expresin de la irrealidad
en la obra de Borges (Buenos Aires, Editorial Paids, 1967, pginas 247-256).
70
Es curioso, pero, de los siete escritores que record Borges, slo cuatro
de ellos colaboraron en el nmero 94 de la revista Sur. La lista completa
es la siguiente: Eduardo Mallea, Francisco Romero, Luis Emilio Soto, Patri
cio Canto, Pedro Henrquez Urea, Alfredo Gonzlez Garao, Amado Alonso, Eduardo
Gonzlez Lanuza, Anbal Snchez Reulet, Gloria Alcorta, Samuel Eichelbaum, Adolfo
Bioy Casares, ngel Rosenblat, Jos Bianco, Enrique Anderson Imbert, Adn C. Diehl,
Carlos
Mastronardi,
Enrique
Amorim,
Ernesto Sbato, Manuel Peyrou y Bernardo Canal Feijoo.
71
74
77
Es una de las ilustraciones rehechas por Dorothy Colles sobre las que,
para la primera edicin Alice's Adventures in Wonderland (1865) y Through
the Looking-Glass (1872), haba realizado John Tenniel. Se halla en la
pgina 94 de la edicin Collins (London and Glasgow) de 1964.
78
81
Discusin tiene el siguiente epgrafe: "Esto es lo malo de no hacer imprimir las obras:
que se va la vida en rehacerlas'. Alfonso Reyes, Cuestiones gongorinas, pgina 60".
82
Apareci en la New York Review of Books. Puede ampliarse sobre este cuento y su
traduccin en el ensayo de Norman Thomas di Giovanni, titulado At Work with Borges,
publicado en The Antioch Review (Yellow Springs, Ohio, Volumen XXX, nmeros 3-4,
Winter, 1970, pginas 294-297).