Introducción A La Historia

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INTRODUCCIN A LA HISTORIA

Primer eje: Qu es la historia? Los temas son: Identificar


corrientes historiogrficas, acontecimiento y hecho histrico,
usos del pasado y de la historia a travs del tiempo y su
inclusin entre las ciencias sociales
Qu es la Historia?, E. Carr
I El historiador y los hechos

La respuesta refleja nuestra posicin en el tiempo. Que idea tenemos de


la sociedad en que vivimos.
Hechos? Contra empirismo positivista. El Historiador decide cuales son
hechos. Creencia en una espina dorsal de hechos objetivos, falsa.
Elemento interpretativo en los hechos histricos.
Ejemplo de Grecia: Solo tenemos la visin del ciudadano.
La historia no es fctica, sino una serie de juicios admitidos.
Contemporaneaidad: Necesidad de elegir hechos histricos. Sino
enciclopedismo. No historia positivista. Fetichismo decimonnico de los
hechos y de los documentos.
Si los documentos lo dicen, ser verdad. Stressman (relaciones
exteriores, rep de Weimar), Bernhard, Sutton. No brindan por si solos la
respuesta a que es la historia, ya que son selecciones de sujetos.
Por qu los historiadores del xix se desatendan de la historia? Laissez
faire, armona universal, la mano invisible dara sentido a esta
espectuacular coleccin de datos.
Dos ltimos decenios del xix, los alemanes. Croce (italiano) Toda historia
es historia contempornea. Ver el pasado por los ojos del presente y a la
luz de los problemas de ahora. Los hechos existen cuando uno los crea.
DEspues de la primera guerra mundial.
Visin de Collingwood. Cmo se hace un hecho histrico? Siempre hay
una refraccin al pasar por la mente de quien los recoge. No hay hechos
histricos puros.
Hay que conocer al historiador, para entender la significancia de lo que
escribe. Historiar significa interpretar.
El historiador debe empatizar con la mente sobre la quien escribe.
El uso del lenguaje veda la neutralidad del historiador. Esta vinculado a
su poca. El pasado no debe ser amado, sino dominado y comprendido,
como clave para la comprensin del presente.
Peligros: No hay historia verdadera, todos son validos. Adecuar la
historia a nuestros fines practicos.
Entonces: La tarea del historiador es no dar primacia ni a los hechos ni a
las interpretaciones. Reciprocidad pasado presente.

Qu es la historia para Carr? Un proceso continuo de interaccion entre


el historiador y sus hechos, un dialogo sin fin entre el presente y el
pasado.

II La sociedad y el individuo

Cada ser humano nace en el seno de una sociedad que lo moldea


El hombre es moldeado por su sociedad (entre mas avanzada y
compleja, mas avanzada y compleja la interdependencia) y viceversa.
Culto al individualismo, entre los mas difundidos en el xix. Revolucion
francesa, derechos del individuo. Fue un proceso social. Grupos sociales
dentro de la sociedad luchando con otros, por sus intereses. No se llega
a ningn lado en historia tratando con individuos al margen de la
sociedad
La historia es escrita por individuos sobre individuos. Mentira. EL
historiador escribe sobre lo que escribio otro y los individuos
respondieron a una sociedad pretrita.
Desfile, el curso histrico. El historiador puede moverse.
Qu tanto es el historiador un individuo y un producto social?
Momsen, historia de roma. Liberales horrorizados con el 1849 aleman.
Entender a obra en su contexto. La gran historia no nace de
compilaciones sino de mirar el pasado con los problemas del presente.
No se puede captar la obra de un historiador sin saber desde que
posicin habla, esta posicin tiene races en una base social e histrica a
la que responde.
Es importante, adems de saber quien escribe, en que ao, porque al
responder al contexto histrico, es posible que la posicin de un
historiador vaya cambiando.
No hay indicador ms importante del carcter de una sociedad que el
tipo de historia que escribe o deja de escribir
Antes de estudiar al historiador, estdiese su ambiente histrico y social.
Entre mas conciente de su situacin de dependencia, mas fcil podr
apartarse e intentar otros puntos de vista.
Y los hechos en tanto individuales o sociales? Se estudia el
comportamiento de los individuos o la accin de las fuerzas sociales?
Atribuir la fuerza creadora de la historia a individuos es de las fases
primitivas de la historia.
Se pueden escribir biografas, historias individuales, novelas histricas.
Pero tenemos derecho a reservar la palabra historia para designar el
proceso de la investigacin en el pasado del hombre en sociedad.
En historia, el numero cuenta. Las fuerzas sociales actan muchas veces
a menudo de acciones individuales.
Los individuos que parecen importantes, lo son por la masa de sus
seguidores, y son significativos como fenmenos sociales.
La intencin que quiere demoler es la que coloca a los grandes hombres
al margen de la historia que se imponen a ella en base a su grandeza. Es
producto y agente creador del proceso histrico, respresentante tanto
como creador de fuerzas sociales que cambian la faz de la tierra y el
pensamiento de los hombres.

Tanto la investigacin del historiador como los hechos del pasado que
estudia es un proceso social donde los individuos aparecen en calidad de
seres sociales.

La muerte del pasado. I La sancin del pasado J. H. Plumb

El pasado, til para fines sociales tan diversos como necesarios, con
migajas de acontecimientos reales. La historia como la conocemos
nosotros es algo nuevo. Antes no se lo analizaba crticamente.
La critica histrica es tratar de comprender el pasado como un tiempo
distinto al presente.
El pasado en la antigedad era adoctrinador de la moral. Ej. Sumachien
y el mandato celeste.
Interes por lo pretrito: el significado del Tiempo en relacin con ellos
mismos, su nacimiento, maduracin y muerte.
Los monarcas deban poner al pasado a su servicio si esperaban ser
obedecidos. Genealogias. Todos los gobernantes necesitaban una
interpretacin del pasado en que asentar su legitimidad de gobierno y
las diferencias sociales.
El pasado oficial es propiedad exclusiva del estado.
Las aristocracias han usado las genealogas para justificar sus
situaciones privilegiadas. Heraldica. Comprar antepasados. Quienes
posean estas familias tenan su autoridad santificada por el tiempo
mismo.
Decadencia del pasado, disipacin de eficacia personal y social de
fuerzas antiguas.
Anales. Registro de las actividades de los reyes. Por ejemplo, con los
reyes mesopotmicos. Explicar el pasado para reforzar y servir la
autoridad de los potentados del dia. Los desastres, los reveses y las
rebeliones tienen cabida en esas versiones del pasado con tal que el
bien termine por triunfar.
La historia funciona como justificacin de la autoridad del estado. La
critica a sus formas de poder es sumamente reciente. Guerras entre
poderes acarrean guerras entre visiones del pasado. Hay que aduearse
de pasado y del presente.
Estas tendencias sin embargo, agonizan. No es muy fuerte ya, en ningn
pas occidental, el convencimiento de que el pasado imponga a la nacin
un rumbo determinado en su marcha hacia el porvenir. Hoy en dia,
parece que es el presente y el porvenir lo que determina los actos de
gobierno. La sancin del pasado va perdiendo fuerza
El pasado tambin ha servido como un cosuelo frente a la perdida de
poder, caracteriztiva de hombres sensibles de una clase dominante en
decadencia. LA parte activa siempre uso al pasado para inculcar a las
masas sentimientos virtuosos.
Hombres ejemplares. Los buenos o malos. Los cambios en el seno de las
clases dominantes sacaban y ponan del panten. Los desposedos, a
medida que adquiran conciencia de clase, crearon su propio panten.
Hoy en dia al hroe esta en desuso. Se atienen mas a las condiciones
sociales o colectivos.

El pasado ha tenido una fuerte influencia en la educacin. Mas alla de las


aperturas del renacimiento y la industralizacion, siempre importante en
la educacin poltica. Se conocan a los autores clsicos aquellos
militares y sacerdotes que viajaban rumbo a la India.
La llegada de las matemticas a las escuelas le pone fin a la tirana del
pasado. La rapidez de los cambios tecnolgicos hace que la vida sea
mudanza e incertidumbre, solo el presente tiene validez y no por mucho
tiempo. Se rompen los vnculos que ataban al hombre con el pasado.

De la memoria del poder a la historia como explicacin. Enrique


Florescano.

Historia para sancionar el presente: el pasado vivo y actuante.


Los intereses de los hombres que gobiernan el presente interviene en la
recuperacin del pasado. Seleccin intencionada adecuada a los inters
del presente y obrar sobre su porvenir.
Presencia del pasado en las contiendas del momento actual. Para los
poderosos, instrumento de dominacin indispensable. Para los
oprimidos, fuerza emotiva que mantiene viva las aspiraciones de
independencia y liberacin.
La lucha por el pasado y el presente da lugar a la critica histrica,
revisin de los testimonios que fundamentan las diferentes versiones de
la historia.
A partir de la ilustracin la pregunta es el porque. Gibbon. La
interpretacin del pasado no ser mas una y exclusiva, sino plural y
contradictoria. Lo que se mantendr como constante ser el peso y la
importancia del pasado en la legitimacin del poder.
Conciencia del cambio histrico: ilustran en forma inigualable los
diversos estadios que recorre la conciencia colectiva e individual en la
asunsion de su pasado y permite conocer los mecanismos por los cuales
los hombres transforman el pasado en fuerza actuante del presente.
Como sus autores desearon que se percibiese su termporalidad, la
relacin y la causalidad de los acontecimientos.
Historia para comprender el pasado y dominar el presente
La historial real modela el presente desde atrs, con toda la fuerza
multiforme y prodigiosa de la totalidad de lo histrico. A Partir del XIX
existe una reflexin cientfica acerca del porque de los hechos histricos,
apoyada en tcnicas y procedimientos creados y dirigidos a responder a
esa pregunta. Porque los hombres entran en relacin entre si, la
naturaleza, etc, se dio la conformacin del mtodo.
Despojado de elementos supraterrenales, el acontecer humano se volvi
legible y real, el tempo un producto de la hstoria con un devenir
suceptible de ser conocido.
Positivismo: Ranke. Se pens que un riguroso tratamiento de las fuentes
se iba a entender la historia. SE termino en una acumulacin tremenda
de datos.
Marx es el primero en conseguir un mtodo global econmico social
para, a partir de el, aprehender la realidad histrica. Diferencia con
econmicas (solo mtodo para problemas concretos) e historiadores
(solo acumulaban datos).
Luego de Marx, la totaliadad de la realidad social se fragmento en partes
y Territorios cuyas fronteras cada especialidad guardo con celo de
propietario.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, se volvi medianamente la historia


social. Pero por la guerra fra el intelectual se vio limitado a usar o la
ideologa burguesa o la marxista.
La escuela francesa es la que va a pelear nuevamente por la
interdisciplinaridad de la historial. Aquella con hiptesis y problemas,
contra aquella fascinada por la riqueza del archivo.
Se abrieron nuevas ramas de investigacin: mentalidades, sexualidad,
etc. Se miraba a la historia a la luz de los problemas actuales.
Pero luego, la historiografa se alejo de esa onda positiva y empez a
cuestionarse sus resultados y fundamentos cientficos
La crtica epistemolgica.
La historia no tenia un objeto de estudio claro. Podria tomar cualquier
cosa, estudiar las herramientas de las ciencias sociales y analizarlo.
Necesidad de construir un campo de estudio fundamentado.
Cuatro ramas de investigacin que postulan para ques y por ques de la
historia.
Positivismo, que sigue agregando datos sin poder explicar sus relaciones
o sentido. Aquella dirigida por la curiosidad, intentando revivir
emotivamente y de forma literaria el pasado, ya que no se puede
conseguir una explicacin cientfica de este. La prolongacin de la
Escuela de los Annales, la de la tesis, donde no se busca generar una
explicacin general de los cambios sociales sino una circunsctipcion a un
tema: como funcionan las mentalidades, los sistemas econmicos, etc.
Por ultimo, la marxista, que tiene como tema fundamental la explicacin
histrica del porque cambian y se transforman las sociedades, y cuales
son los motivos.
El historiador y la produccin.
Hasta que punto la obra de un historiador habla de las condiciones en
las que se escribio que el proceso real del desarrollo histrico?
La historiografa suele analizar la obra de forma autnoma, su
contexto, pero desarraiga al autor como trabajador intelectual. La obra
aparece como no como un producto social sino individual.
Todos los requisitos que permiten lla practica de la investigacin remiten
a condiciones sociales que con anterioridad a la iniciativa del historiador
determinan los temas a estudiar, mtodo, etc, que puede disponer para
realizar su obra personal. Estos contextos son las universidades,
academias o institutos.
Dependiendo de la fuerza del estado, es quien va a manejar la direccin
de la investifacion histrica. Estas tensiones condicionan la base
material de la investigacin. De estas cosas no se habla en las
corrientes de investigacin, polticas de investigacin, escuelas
histricas
Separacion entre sistema productivo y las obras. Organizar
cientficamente el trabajo del historiador quiere decir dominar el sistema
productivo que lo hace posible.

De la mltiple utilizacin de la historia Luis Gonzales.


Para que sirve? Hay tantos modos de historia como requerimientos de
la vida practica. Segn como seleccionemos los hechos que utilidades
conseguimos.
Acaso es inservible la historia anticuaria?
Afecta a los hechos que conciernen a las emociones. Es la historia
narrativa, la que cuenta un cuento de forma literaria, en un lugar y
tiempo determinado. No tiene profundidad de anlisis, no busca
relaciones entre los hechos, etc. Es la mas aceptada socialmente:
aparece en las libreras, televisin, cine, etc. Tanto izquierdas como
derechas ven a esta historia como un opio, un adormecedor. El positivo
es que distraen de la angustia presente, hay que darle lugar al placer. La
preferida en momentos pos revolucionarios
Es liberadora la historia critica?
Se dirige al corazn para inyectarle rencor o ponerlo en ascuas. Trata de
darse cuenta de cuan injusta es la existencia de una cosa, y entonces la
pone bajo un angulo critico. No es una historia donde hay tipos malos,
sino que descubre el origen humano de instituciones y creencias que
conviene proscribir pero que se oponen al destierro por creerseles de
origen divino o ley natural. Florece en etapas pre revolucionarias. Esta
historia nos desata del pasado. Es un saber hishistricosruptivo,
revolucionario, liberador, rencoroso. Es una historia de liberacin. En vez
de legitimar la autoridad, la socava.
La historia de bronce.
Es la historia pragmtica por excelencia. Sus caractersticas son bien
conocidas: recoge los acontecimientos que suelen celebrarse en fiestas
patrias, en el culto religioso, y en el seno de instituciones, se ocupa de
hombres de estatura extraordinaria (gobernantes, sabios, etc), presenta
los hechos desligados de causas, como simples monumentos dignos de
imitacin. Esta hecha para aleccionar al hombre. Su prestigio fortalece la
moral, y es el faro del buen gobierno. Es su historia preferida.
La utilidad de la historia cientfica
Busca parecerse a las ciencias sistemticas del hombre. Se la llama
historia cuantitativa. Junta muchos datos econmicos y luego da sus
interpretaciones tomando esos datos como fuentes. Sirve para ser
tenida por investigacin bsica de las ciencias y tcnicas sociales.
Lo servicial de las historias esta fuera de duda.

Combates por la historia, Lucian Febvre


De 1892 a 1933: Examen de conciencia de una historia y un
historiador

1892: la historia gano lugar en el College y en todas las universidades e


institutos.

I - La historia se hace con textos. Formula celebre. Ligazon de la


escritura con la historia. Se desvinculaba de su entorno.
Trabajo sedentario, oficinesco y de papeleo; trabajo a realizar con las
ventanas cerradas y las cortinas echadas. A los historiadores ni siquiera
se les pide una explicacin critica de un texto: la historia se hace casi
exclusivamente con palabras, fechas, nombres de lugares y de hombres.
La historia era establecer los hechos y luego operar a travs de
ellos. Se buscan textos que narren un hecho, se eligen los mas creibles
y se hace un relato exacto del mismo. Pero, Es un hecho histrico el
asesinato de un rey? Es mas importante conocer como influyo la
depreciacin de una moneda en la vida de las personas.
El historiador no debera elegir los hechos. en nombre de que
principios elegirlos? Sn embargo, toda historia es eleccin. Por el azar,
por quien documenta, etc. EL historiador tiene una hiptesis y busca los
hechos, no es como un barrendero en busca de despojos.
Atraccion por el orden cronolgico. Se llega de la Galia a Francia sin
problemas. No se admite la subjetividad del historiador.
La indefinicin del objeto de estudio. Se tenia a la historia como un
mtodo.
II Llego la crisis, dudas hijas de la guerra. El fracaso de la historia.
Se denuncia su inutilidad, sus falsas leyes, que no predijeron las
desgracias. Aparecen grietas por todas partes, Cmo no reconstruir
nuestra ciencia, cuando el positivismo se vino abajo?
Hay que reconstruir sobre la humanidad. Usar todos los textos, no
solo los del archivo: entender a los hombres que los escribieron y captar
su humanidad. Y mas, expandirse a otras disciplinas. Proponer nuevas
alianzas es lo mas importante para un historiador renovador.
Una ciencia con leyes? Acaso. El pasado no obliga. El hombre no se
acuerda del pasado: siempre lo reconstruye. Arranca del presente y a
travs de el, siempre, conoce e interpreta el pasado. Toca solo algunos
hechos que en un momento concreto sirven al historiador.

Vivir la historia: Palabras de iniciacin.

Va a hablar de la historia que le gusta, y que quiere hacer progresar


I -Historia sin mas?
Lo social permite un sentido de libre critica e iniciativa en todos los
sentidos. No hay historia econmica y social. Hay historia sin mas, en su
unidad.
La historia es el estudio cientficamente elaborado de diversas
actividades y las diversas creaciones de los hombres en otros tiempos,
captadas en su fecha, en un contexto de sociedades extremadamente
variadas y sin embargo, comparables una con la otra. Estudio
cientifiamente elaborado ciencia.
Los hombres son el objeto nico de la historia. Hombres en el marco de
las sociedades en que son miembros. Se puede estudiar un brazo, una

pierna, pero siempre recordando que estamos hablando de un hombre


entero. A eso se refiere lo social.
Cientificamente elaborado: plantear problemas y formular hiptesis. El
historiador solo opera cuando se ha planteado estos pasos.
La historia de hechos, cientfica, esta retrasada, es aburrida, no tiene
pasin. Por eso se critica, por eso pierde popularidad. Las criticas
reflejan un desencanto, una desilusin total el sentimiento amargo de
que hacer historia, leer historia, es, en adelante, perder el tiempo.
II Hay que poner remedio, pero Cmo?
La crisis de la historia no la ataco exclusivamente a ella. La teora de la
relatividad vino a sacudir a todas las ciencias. Aparicion de la
microbiologa, que a todo eso que pareca compacto presentaba micro
organismos que no se regian por las leyes tradicionales de la fsica. La
teora de los quanta. Se hacia necesario revisar todas las nosciones
cientficas con las que se haba vivido hasta entonces.
En 1860 con la aparicin de la Quimica, Bertholdt proclamaba haber
creado su objeto de estudio. Los sabios definan a la ciencia como una
creacin, nos la representaban construyendo su objeto y advierten en
ella, en todo momento, la intervencin del cientfico, de su voluntad y de
su actividad. Los historiadores somos los nicos que seguimos
atrasados.
La historia e sla ciencia del hombre, del perpetuo cambio de las
sociedades humanas, de su perpetuo y necesario reajuste a nuevas
condiciones morales, religionesas, econmicas, intelectuales.
Los historiadores, antes de preocuparse por el pasado, vivid el presente.
Sed gegrafos, psiclogos, socilogos. A los historiadores les falta VIVIR.
La accin no va separada del pensamiento.

Segundo Eje: Patrimonios documentales y los documentos.


La critica a la autenticidad de los documentos y sus aportes a
la disciplina histrica.
Introduccion a la Historia, Marc Bloch
La observacin histrica
I - Caractersticas generales de la observacin histrica
En una palabra, en contraste con el conocimiento del presente, el
conocimiento del pasado ser necesariamente "indirecto".
Adems, el individuo no posee jams la conciencia inmediata de nada
que no sean sus propios estados mentales: todo conocimiento de la
humanidad, sea de la naturaleza que fuere, y apliqese al tiempo que se
aplicare, extraer siempre de los testimonios de otro una gran parte de
tu sustancia. El investigador del presente no goza en esta cuestin de
mayores privilegios que el historiador del pasado.
Un historiador que toma las vasijas de nios muertos en los muros de
ciudadelas sirias, y sin otro documento asume la religiosidad, es
conocimiento indirecto? Hay cuestiones que pueden ser captadas de
primera mano: collares en tumbas de Ur, Caldea, con amazonita, tpico
de la India. Podemos asumir que desde el 3er milenio se mantenan
relaciones comerciales.
Caracterizticas del conocimiento del pasado: un. conocimiento por
huellas, para usar la feliz expresin de Francpis Simiand. Trtese de los
huesos enmurallados de Siria, de una palabra cuya forma o empleo
revela una costumbre, de un relato escrito por el testigo de una escena
antigua o reciente, qu entendemos por documentos sino una "huella",
es decir, la marca que ha dejado un fenmeno, y que nuestros sentidos
pueden percibir?
El pasado es, por definicin, un dato que ya nada habr de modificar.
Pero el conocimiento del pasado es algo que est en constante progreso,
que se transforma y se perfecciona sin cesar
Los exploradores del pasado no son hombres totalmente libres. El
pasado es su tirano, y les prohibe que sepan de l lo que l mismo no les
entrega, cientficamente o no. Nunca podremos establecer una
estadstica de los precios en la poca merovingia, porque ningn
documento registr esos precios suficientemente
II Los testimonios
Cuando leemos, para informarnos, a Herodoto [] qu hacemos sino
conformarnos exactamente a lo que los autores de esos escritos
esperaban de nosotros? Al contrario, las frmulas de los papiros de los
muertos slo estaban destinadas a ser recitadas por el alma en peligro y
odas slo por los dioses [] Nada de ello tena que ver con la
preocupacin de instruir a la opinin, ya fuera la de sus contemporneos
o la de futuros historiadores.

Dos tipos de testimonios, como vemos. Los historiadores han preferido a


los del tipo de Herodoto porque precisamente son claros
cronolgicamente. Pero se han hecho reconstrucciones con otros. No hay
que dejarse llevar solo por lo escrito, ya que puede tener errores. En
una palabra, veramos a la historia, para usar una anttesis cara a
Michelet, dejar de ser la exploradora cada vez ms arrojada de las
edades pasadas para venir a ser la eterna e inmvil alumna de sus
"crnicas".
Los historiadores suelen mirar mas al sub texto que al texto, ya que
muchas veces dice mas. Los testimonios hablan cuando el historiador los
interroga, y tiene que saber interrogarlos (Bloch puede leer un cartulario
pero no una compilacin de inscripciones romanas). En otros trminos,
toda investigacin histrica presupone, desde sus primeros pasos, que la
encuesta tenga ya una direccin. No nos engaemos. Sin duda, sucede a
veces que el cuestionario es puramente instintivo, peto existe. Sin que el
trabajador tenga conciencia de ello, los artculos del mismo le son
dictados por las afirmaciones o las dudas que sus experiencias
anteriores han inscrito oscuramente en su cerebro, por la tradicin, por
el sentido comn, es decir, demasiado a menudo, por los prejuicios
comunes.
De ese carcter maravillosamente dispar de nuestros materiales nace,
sin embargo, una dificultad []Qu historiador de las religiones se
contentara con la compulsa de tratados de teologa o colecciones de
himnos? l lo sabe: acerca de las creencias y las sensibilidades muertas,
las imgenes pintadas o esculpidas en las paredes de los santuarios, la
disposicin o el mobiliario de las tumbas le dicen, por lo menos, tanto
como muchos escritos.
Y si casi todo problema humano importante necesita el manejo de
testimonios de tipos opuestos, es, al contrario, de toda necesidad, que
las tcnicas eruditas se distingan :gn los tipos de testimonio. El
aprendizaje de cada una de ellas es largo, su posesin plena necesita
una prctica ms larga todava y, por decirlo as, constante. Creo que
podas ciencias estn obligadas a usar simultneamente tantas
herramientas dispares
Es til, a mi ver, es indispensable que el historiador posea, al menos,
una nocin de las principales tcnicas de IU oficio. Aunque slo sea para
saber medir por adelantado la fuerza de la herramienta y las dificultades
de u manejo. La lista de las "disciplinas auxiliares" que proponemos a
nuestros principiantes es demasiado reducida. A hombres que en la
mitad de su tiempo no podrn alcanzar el objeto de sus estudios sino a
travs de las palabras, por qu absurdo paralogismo se les permite,
entre otras lagunas, ignorar las adquisiciones fundamentales de la
lingstica? Aun as, y suponiendo una gran variedad de conocimientos
en los investigadores mejor provistos, stos hallarn siempre, y
normalmente muy de prisa, sus lmites. Entonces no queda otro remedio
que sustituir la multiplicidad de aptitudes en un mismo hombre por una

alianza de tcnicas practicadas por diferentes eruditos, pero dirigidas


todas ellas a la elucidacin de un tema nico. Este mtodo supone la
aceptacin del trabajo por equipos. Al mismo tiempo exige la definicin
previa, de comn acuerdo, de algunos grandes problemas dominantes.
Se trata de logros de los que todava estamos muy lejos. Pero ellos
influirn, sin duda alguna, en el porvenir de nuestra ciencia.
III La transmisin de los testimonios
Una de las tareas ms difciles con las que se enfrenta el historiador es
la de reunir los documentos que cree necesitar. Esto porque muchas
veces lo que necesita es inaccesible por las llamadas catstrofes
As seguir ocurriendo mientras las sociedades no organicen
racionalmente, con su memoria, su conocimiento propio, renunciando a
dejar este cuidado a sus propias tragedias. No lo lograrn sino luchando
cuerpo-a cuerpo con los dos principales responsables del olvido y la
ignorancia: la negligencia, que extrava los documentos, y, ms
peligrosa todava, la pasin del secreto secreto diplomtico, secreto de
los negocios, secretos de las familias, que los esconde o destruye.
Nos preguntbamos antes si existe una oposicin de tcnicas entre el
conocimiento de! pasado humano y el del presente. Acabamos de dar la
contestacin. Evidentemente, el explorador de lo actual y el de pocas
lejanas manejan, cada uno a su manera, las herramientas de que
disponen; segn los casos, uno u otro tiene ventajas: el primero toca la
vida de una manera inmediata, ms sensible; el segundo, en sus
indagaciones, dispone de medios que, muchas veces, le son negados a
aqul. As, la diseccin de un cadver, que descubre al bilogo muchos
secretos que el estudio de un ser vivo le hubiese ocultado, calla acerca
de muchos otros, de los que slo el cuerpo vivo tiene la revelacin. Pero
cualquiera que sea la edad de la humanidad que el investigador estudie,
los mtodos de observacin se hacen, casi con uniformidad, sobre
rastros y son fundamentalmente los mismos. Iguales son, como vamos a
ver, las reglas crticas a las que ha de obedecer la observacin para ser
fecunda.
La critica, LA DONACIN DE CONSTANTIO

I Bosquejo de una historia del mtodo crtico


De la misma manera, hace mucho que se est de acuerdo en no aceptar
ciegamente todos los testimonios histricos. Nos lo ha enseado una
experiencia casi tan vieja como la humanidad: ms de un texto se da
como perteneciente a una poca y a un lugar distintos de los que
realmente les corresponden; no todas las narraciones son verdicas y, a
su vez, las huellas materiales pueden ser falsificadas.
La crtica basada en el sentido comn no puede llevarnos lejos. Nada
ms que un compuesto de postulados no razonados y de experiencias
apresuradamente generalizadas. El sentido comn nos ata al ahora, no a
otras mentalidades.

El verdadero progreso surgi el da en que la duda se hizo


"examinadora".
No le contest en sustanci- Mabillon, existen, incontestablemente,
diplomas fabricados de h primera a la ltima letra, otros rehechos o
interpolados, pero tambin los hay autnticos, y he aqu cmo es posible
distinguir unes de otros. Aquel ao 1681, el ao de la publicacin de
De Re Diplomatica, en verdad gran fecha en la historia del espritu
humano, fue definitivamente fundada la crtica de los documentos de
archivo.
Lo que ese nombre anuncia es el descubrimiento de un mtodo de
aplicacin casi universal. La crtica, esa "especie de antorcha que nos
ilumina y nos conduce por las rutas oscuras de la Antigedad,
hacindonos distinguir lo verdadero de lo falso", tal como escribe Ellies
du Pin
Confrontemos algunas fechas de nacimiento: Papebroeck, 1628;
Mabillon, 1632; Richard Simn, cuyos trabajos dominan los principios de
la exgesis bblica, 1638. Adase, fuera de la cohorte de los eruditos
propiamente dichos, a Spinoza el Spinoza del Tratado teolgico-foltico,
autntica obra maestra de crtica filolgica e histrica: una vez ms,
1632. En el sentido ms estricto: es una generacin, cuyos contornos se
dibujan, con sorprendente claridad, ante nuestros ojos. Pero precisemos
ms: es exactamente la generacin que ve la luz en el momento en que
aparece el Discurso del Mtodo.
Pero pan que una filosofa impregne toda una poca no es necesario que
obre exactamente segn su letra, ni que la mayora de los espritus
sufran sus efectos ms 'que por una especie de osmosis, muchas veces
semiconsciente. En otros trminos: la idea que la inspira supone una
vuelta casi total de los antiguos conceptos de la duda.
Historiadores no le prestaban atencin. Problemas: no veracidad de sus
datos, y las herramientas se convertan en un fin en si mismas.
El concienzudo esfuerzo del siglo xix luch valientemente contra estos
peligros. La escuela alemana, Renn, Fustel de Couianges, devolvieron a
la erudicin su rango intelectual. Ante todo, la necesidad crtica no ha
conseguido todava conquistar plenamente la opinin de las "gentes
honradas"
Y un historiador, si emplea un documento, debe indicar, lo mis
brevemente posible, su procedencia, es decir, el medio de dar con l, lo
que equivale a someterse a una regla universal de probidad.
la historia ha sido llevada a hacer un empleo cada vez ms frecuente de
los testimonios involuntarios, dej de poder limitarse a calibrar las
afirmaciones explcitas de los documentos. Fue necesario tambin
sonsacarles los informes que al parecer no podan suministrar. Sabe que
sus testigos pueden equivocarse y mentir, l'ero ante todo se esfuerza
por hacerles hablar, por comprenderlos.
II La persecucin de la mentira y el error

De todos los venenos capaces de viciar un testimonio, la impostura es el


ms violento. sta, a su vez, puede tomar dos formas. Primero es el
enga acerca del autor y de la fecha: la falsedad, en el se'ntido jurdico
de la palabra. La otra, es la omisin, lo que no cuentan o tergiversan.
No hay duda de que la mayora de los escritos dados bajo un nombre
supuesto mienten tambin por su contenido. Sin embargo, esto no
puede admitirse de antemano, porque ciertas actas fueron rehechas con
el solo fin de repetir disposiciones de otras absolutamente autnticas
que se haban perdido. Excepcionalmente, un documento falso puede
decir verdad.
Si el documento es oficial, se cree. Pero no, un documento re un rey
puede decir que esta en un lugar y en realidad ni asomarse. Pero no
basta darse cuenta del engao, hay que descubrir sus motivos, aunque
slo fuera, ante todo, para mejor dar con l; mientras subsista la menor
duda acerca de sus orgenes sigue habiendo en l algo rebelde al
anlisis, y, por ende, algo slo probado a medias. Ante todo, tengamos
en cuenta que una mentira, como tal, es a su manera un testimonio. He
aqu a la crtica llevada a buscar, detrs dela impostura, al impostor; es
decir, conforme con la divisa misma de la historia, al hombre.
Hubo pocas mitmanas. Xviii y xix, pre romnticos y romnticos.
Las mentiras muchas veces involucran muchas mas mentiras y fraudes.
Ver el caso Pascal Galileo Newton
Existe una forma ms insidiosa del enga; en vez de la mentira brutal,
completa y, si puede decirse, franca, el solapado retoque:
interpolaciones en cartas autnticas, o el bordado en las narraciones,
sobre un fondo aproximadamente verdico, de detalles inventados
De todos los tipos de mentira, el que se crea a s mismo no es de los
menos frecuentes, y la palabra "sinceridad" recubre un concepto poco
claro que no debe manejarse sin considerar muchos matices.
Se cuelga hablando de los testigos, si pueden decir la verdad o no, si se
equivocan de buena fe o no, de la psicologa de los testimonios, etc.
Sin embargo, para que el error de un testigo venga a ser el de muchos
hombres, para que una observacin equivocada se metamorfosee en
falso rumor, es necesario que el estado de la sociedad favorezca esa
difusin. Todos los tiempos sociales no le son, ni mucho menos,
igualmente propicios. Acerca de ello los extraordinarios avatares de la
vida colectiva que nuestras generaciones han conocido constituyen otras
tantas admirables experiencias. Las del momento actual, a decir verdad,
son demasiado cercanas para permitir todava un anlisis exacto. Pero la
guerra de 1914 a 1918 permite otra perspectiva.
III Ensayo de una lgica del mundo crtico
Mabillon fund la diplomtica comparando los diplomas merovingios,
unas veces entre s, otras con otros textos distintos por la poca o la
naturaleza. En la base de casi toda crtica se inscribe un trabajo de
comparacin. Necesitamos insertar los objetos en cronologas.

Comparamos con otros documentos para saber si es mentira. Soldado


Marbot.
Carta del siglo xii escrita en papel. La idea que ahora gua la
argumentacin es que en la misma generacin de una misma sociedad
reina una similitud de costumbres y de tcnicas demasiado fuerte para
permitir que ningn individuo se aparte sensiblemente de la prctica
comn
En otros trminos, estimamos que existe en el universo y en la sociedad
una suficiente uniformidad para excluir la eventualidad de divergencias
extremas. Pero esta uniformidad, tal como nos la representamos,
obedece a caracteres muy generales.
Desenmascarar una imitacin no es sino reducir a uno solo lo que
primero creamos dos o varios testimonios.
Para que un testimonio sea reconocido como autntico hemos visto que
el mtodo exige que presente una cierta similitud con los testimonios
vecinos. Sin embargo, si se aplicara este precepto al pie de la letra, qu
sera de los descubrimientos? Quien dice descubrimiento, dice sorpresa,
dice semejanza. La prctica de una,ciencia que se limitara a comprobar
que todo sucede siempre tal como se es-: peraba no servira para gran
cosa ni sera divertida
Toda originalidad individual tiene sus lmites. El estilo de Pascal es
nicamente suyo; pero su gramtica y su vocabulario son de su tiempo.
Aunque emplease una lengua inusitada, nuestra supuesta carta de
donacin de 1180 por mucho que difiera de otras de esa fecha, hasta
hoy conocidas-^, para ser juzgada autntica necesitara que su
francs se conformara, en lneas generales, al estado del lenguaje fijado
en esa poca en los textos literarios, y que las instituciones
mencionadas correspondiesen a las de la poca. El problema de que
Pascal hiciera la teora de la relatividad es que, tendra que haber hecho
todo el desarrollo matemtico el solo.
El mtodo critico tiene que ver con la probabilidad. El pasado en teora
no debera entrar en ese juego. Pero los testimonios si. La incertidumbre
est entonces en nosotros, en nuestra memoria, o en la de nuestros
testigos; no en las cosas
As, pues, tal como lo haba ya visto, con Volney, la filosofa del siglo
xvm, la mayora de los problemas de crtica histrica son, ante todo,
problemas de probabilidad, pero de tal magnitud que el ms sutil de los
clculos debe confesarse incapaz de resolverlos.
No se trata solamente de la extraordinaria complejidad de los datos, sino
de que, adems, casi siempre son rebeldes a toda traduccin
matemtica [] nos contentaremos, pues, cuando algo se coloque en el
lmite inaccesible de nuestra lgica.
Si nuestra imagen del universo ha podido ser hoy purificada de tantos
prodigios ficticios que haban sido confirmados, al parecer, por el
consenso de generaciones enteras, se lo debemos, con seguridad y ante
todo, a la nocin de un orden natural que obedece a leyes inmutables.

Hemos adquirido el derecho de no creerlo siempre, porque sabemos,


mejor que en el pasado, tundo y por qu no debe ser credo. Es as
como las ciencias han conseguido librarse del lastre de muchos falsos
problemas.
Sin embargo, ve abrirse ante l, de aqu en adelante, horizontes mucho
ms vastos y la historia tiene el derecho de contar entre sus glorias ms
seguras el haber abierto as a los hombres, gracias a la elaboracin de la
tcnica de la crtica del testimonio, una nueva ruta hacia la verdad y, por
ende, hacia la justicia.

La atraccin del archivo, Arlette Farge.


Los gestos de la recoleccin
Se elige un tema, se seleccionan documentos y de ellos se extrae la
informacin sobre el tema particular que queremos tratar.
Se puede tomar un tema para hablar de una cosa completamente
diferente. Por ejemplo, investigar sobre la violencia en las tabernas para
intentar explicar la violencia social.
Al investigar el archivo, podemos encontrarnos con perlitas que pueden
cambiar radicalmente el curso de nuestra investigacin. Son aquellas
cartas o documentos perdidos qe resultan sumamente interesantes.
El archivo es sumamente interesante. La trampa del archivo se limita
solamente a esto: ser absorbido por el archivo hasta el punto de no
saber ya como interrogarlo.
El trabajo de archivo implica una seleccin, separacin de documentos.
El historiador va con una hiptesis. Normalmente, esto le hace ya saber
que tipo de documentos buscar en el archivo. EL problema es la
simbiosis cegadora con esa hiptesis para probarla, y que nos hace
desechar todod aquello que la complica o parece superfluo.
Identificarse significa anestesiar el documento y la comprensin que de
el podamos tener
Hay que tener una relacin de adversario con el archivo. Si es de fcil
interpretacin, mas empeo hay que poner, hay que desprenderlo y no
creer reconocerlo desde la primera lectura.
LA evidencia del enunciado tiene que ser siempre interrogada
La cita puede servir como una sorpresa, la cita ruptura. Concede un
descanso a la tensin del texto. Aquel que siente la atraccin del archivo
necesita esos gestos alternados de exclusin y de reintegracion de los
documentos en los cuales la escritura, con su estilo, se une a la
emergencia del pensamiento.
La vida de los hombres olvidados en el archivo debe ser contada a
travs de la historia, no de la novela histrica. Restituir al personaje no
como novelesco, sino como sujeto de la historia.
Palabras captadas

Acontecimiento histrico: No necesariamente tiene que ser algo super


trascendental, sino que pueden ser esas mini situaciones, de respuestas
banales, que estn cargadas con un contexto fuerte y representativo. El
buhonero acusado de robo, que dice que llego hace tres aos a Paris en
busca de una mejor vida, pero tras una accidente no pudo conseguir
trabajo, muestra esa visin de Paris como ciudad de oportunidades para
muchos transformada en la ciudad fracaso.
En lo futil como lo escencial, las respuestas dan mucho mas que ellas
mismas: permiten entrever los entramados sociales y formas especificas
de vivir en medio de los dems.
Un acontecimiento, el de la gorda que cuenta, muestra formas de
comunicacin usuales en las que el lenguaje tambin se corresponde
con culturas y saberes completamente particulares y personales. No hay
que desdear los pequeos esbozos de cultura que podemos sacar de
las conversaciones mas banales.

Tercer eje: La memoria. El desarrollo de la memoria: de la


oralidad a la escritura. La memoria como fuente de la historia.
Memoria como identidad. Memoria tnica. Usos y abusos de la
memoria. El valor de la memoria.
La voz del pasado, Paul Thompson
Historia y comunidad.

Toda historia depende en ultima instancia de su propsito social que se


le de. De eso depende la implicancia que uno le de a su investigacin
histrica.
A travs de la historia social y poltica que se ensea en las escuelas, a
los nios se les ayuda a comprender, y aceptar, como sobrevino el
sistema social y poltico bajo el que viven y como las fuerzas y conflictos
intervinieron, y siguen interviniendo, en esa solucin.
El propsito de la historia oral esta relacionado fuertemente con el
propsito social de la historia.
Hasta el pasado siglo, la historia era bsicamente acontecimientos
polticos obtenidos de algn documento. No daban lugar a otros que no
fueran gente con poder. Los mismos historiadores se prestaban a esto ya
que ellos tambin eran poderosos.
Aun cuando se haya ampliado, el enfoque poltico administrativo original
ha permanecido. Donde se hable de gente corriente, normalmente son
estadsticas. La historia del trabajo se ha constituido como entre un
sindicato fuerte y el estado, pero no incluye a los miles de trabajadores
no organizados.
Desde luego hay excepciones, y si no se impulsaron mas, es porque los
mismos historiadores eran o de la misma clase dirigente burcratas,
estadistas, etc.
Los historiadores orales pueden en cambio elegir a quien entrevistar y
acerca de que. La entrevista tambin puede ocasionar el descubrimiento
de documentos escritos y fotografas que de otro modo no habran sido
localizadas. Como vemos, nuevas fuente se le presentan al historiador.
Se abren nuevas perspectivas. El historiador puede yuxtaponer a las
declaraciones de un gobierno las opiniones directas de los trabajadores..
La historia es compleja y multiforme: y es merito primordial de la historia
oral el permitir la recreacin de la multiplicidad de puntos de vista en
mayor medida que la mayora de las fuentes. En esto radica las
implicaciones radicales que tiene para el mensaje social de la Historia en
su conjunto: ya no se cuenta solo la frase del lder poltico, sino que
aparecen aquellos grupos normalmente sin voz.
La historia oral implica un tipo de enfoque mas abierto en todos los tipos
de historia.
Lo mas notables es el impacto de la historia oral en la historia familiar,
es la nica manera de reconstruirla. Las reas que implica analizar

(relaciones entre conyuges, educacin de los nios, etc) eran de hecho


secretas. Los escasos indicios se extraan de las estadsticas y de unos
escasos observadores. Ahora, con la entrevista, se pueden establecer
diferentes modelos de familia, por ejemplo.
Una ves que el historiador se ha puesto a entrevistar, se encuentra
minimamente trabajando con otro: sus informantes. De modo que los
historiadores que hacen trabajo de campo, al tiempo que mantienen las
ventajas de los conocimientos profesionales sobre aspectos importantes,
se encuentran participando de unas experiencias a nivel humano a las
que no tendran acceso desde su mesa de trabajo.
Es super interesante practicarlo en las escuelas como actividad. Rompe
la barrera del profesor/alumno, le hace apreciar a este ultimo mejor el
mundo que lo rodea.
Salvaguarda recuerdos de nuestros ancianos, les da amistades nuevas,
etc.
El historiador oral rompe otra barrera. Va a aprender del otro, que por
ser diferente, le permite hacerlo.
Esto afecta tambin a los museos, por ejemplo, al abrir nuevas maneras
de estructurarlos. Permite un feedback directo con los visitantes, quienes
pueden hacer recomendaciones sobre como se arman las muestras
A travs de la historia oral se puede y se debe dar a la comunidad la
confianza de escribir su propia historia.
Revaloriza a los grupos marginados, por ejemplo, por su habla.
No conviene, en los grupos, pre seleccionar, sino fomentar que vengan
desde todos lados para que la historia oral sea mas autentica. El mito de
la comunidad esta bien, pero la historia debe no limitarse solo a
confrontar: ha de ofrecer cuestionamiento y una comprensin que
colabore al cambio. Para ello es necesario que el mito se vuelva
dinamico. Ha de abarcar el conflicto en toda su complejidad.
Las relaciones entre la historia y la comunidad no han de ser unilaterales
en una ni en otra direccin, sino mas bien una serie de intercambios, una
dialctica, entre la informacin y la interpretacin, entre los educadores
y su localidad, entre las clases y las generaciones.
La historia oral es una historia construida en torno a la gente.

Los historiadores y la historia oral.

La historia oral es tan antigua como la historia misma. Fue el primer tipo
de historia.
Jules michelet, al escribir su historia de la revolucion francesa, busco
cotejar los datos de los documentos oficiales con aquellos relatos orales
que le transmitan las personas.
En que momento el historiador dejo de valorar la historia oral?
Hoy, la historia poltica, de las genealogas, de las naciones, no se
transmite mas de forma oral. Sin embargo, la historia familiar, pocas
veces queda asentada, y se maneja de esta manera. Es precisamente
entre los grupos sociales mas desprestigiados, como los nios o los

pobres de las ciudades, donde se recogen ahora las tradiciones orales


como juegos, canciones, baladas y narraciones histricas.
El cambio en la funcin social y el status de los depositarios de las
tradiciones orales esta, pues, en intima relacin con el largo declive del
prestigio de estas y, a la inversa, con su eventual radicalidad.
Hace tres milenios que en Europa se escribe la historia. Herodoto
entrevistaba.
Las criticas nacen en el siglo XVIII. Voltaire era bastante cinico respecto a
los absurdos mitos de la tradicin oral del pasado remoto, recitados de
generacin en generacin, que haba sido originales fundamentos para
la historia; cuanto mas remoto sea su origen, menos valor tienen, pues
pierden un grado de probabilidad en cada transmisin sucesiva. Era
medio hipcrita, porque no era tan riguroso en sus obras, rara ves
citando fuentes y aludiendo a testigos de su mas alta confianza.
Con la aparicin de la imprenta, las entrevistas orales, puestas por
escrito, se sumaba a todo un conjunto de bibliografa que se iba
almacenando en los archivos, resultando ser eso el caldo de cultivo del
historiador de gabinete, que no hace su propio trabajo de campo.
Este impulso del siglo xviii dio un positivo enriquecimiento a la
historiografa.
Analisis de la obra de Macaulay.
Siglo xviii: El segundo tipo de trabajo histrico que se extendi con
rapidez fue la novela histrica.
Tercero, la memoria biogrfica, donde la evidencia oral estaba asumida
como mtodo. La autobiografa que se animaban a tomar las clases
bajas. Las primeras manifestaciones de autobiografas polticas de
obreros en Gran Bretaa pueden, pues, ligarse estrechamente a la
actividad de la clase obrera, primero en la religin y despus en la
poltica.
Cuarto, la aparicin de una historia social independiente.
El siglo XIX iba a conocer un proceso de rpido desarrollo del mtodo del
trabajo de campo,, del anlisis histrico y de la teora social, pero en un
contexto de separacin especializacin creciente. Esto quiere decir, que
el viaje a una sociedad quedaba relegado para el antroplogo colonial; el
sondeo, para el socilogo, etc.

El orden de la memoria, Le Goff. Capitulo I: Memoria

El concepto de memoria es un concepto crucial. Si bien este artculo est


dedicado exclusivamente a la memoria como partcipe de las ciencias
humanas tomando por eso en consideracin sobre todo la memoria
colectiva ms que la individual tiene en cuenta describir
sumariamente la nebulosa memoria dentro de la esfera cientfica en su
conjunto.
La memoria, como capacidad de conservar determinadas informaciones,
remite ante todo a un complejo de funciones psquicas, con el auxilio de

las cuales el hombre est en condiciones de actualizar impresiones o


informaciones pasadas, que l se imagina como pasadas.
La memoria existe solo en tanto y en cuanto nuestros sistemas
psicolgicos y biolgicos la reconstituyen. Por eso entra en el terreno de
las ciencias humanas y sociales.
Por otra parte, a nivel metafrico pero significativo, la amnesia no es
slo una perturbacin en el individuo, sino que determina perturbaciones
ms o menos graves de la personalidad y, del mismo modo, la ausencia
o la prdida, voluntaria o involuntaria de memoria colectiva en los
pueblos y en las naciones, puede determinar perturbaciones graves de
la identidad colectiva.
Podemos a este respecto hablar de una "memoria especfica" para
definir la fijacin de los comportamientos de las especies animales, de
una memoria "tnica", que asegura la reproduccin de las
comportamientos en las sociedades humanas, y, del mismo modo, de
una memoria "artificial", electrnica, en su forma ms reciente, que
procura, sin deber recurrir al instinto o a la reflexin, la reproduccin de
actos mecnicos concatenados
Anlogamente, la memoria colectiva ha constituido un hito importante
en la lucha por el poder conducida por las fuerzas sociales. Apoderarse
de la memoria y del olvido es una de las mximas preocupaciones de las
clases, de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las
sociedades histricas. Los olvidos, los silencios de la historia son
reveladores de estos mecanismos de manipulacin de la memoria
colectiva.
El estudio de la memoria social es uno de los modos fundamentales para
afrontar los problemas del tiempo y de la historia, en relacin con lo cual
la memoria se encuentra ya hacia atrs y ya ms adelante.

1. La memoria tnica

Se prefiere aqu restringir el uso de sta para designar la memoria


colectiva entre los pueblos sin escritura.
La esfera principal en la que se cristializa la memoria colectiva de los
pueblos sin escritura es la que da un fundamento aparentemente
histrico a la existencia de etnias o de familias, es decir, los mitos de
origen. Nadel distingue, a propsito de los nupes de Nigeria, dos tipos de
historia: por un lado la historia que l llama objetiva, y que es la serie
de hechos que buscamos, describimos y establecemos sobre la base de
ciertos criterios "objetivos" universales que observan sus vnculos y su
sucesin [1942, ed. 1969, pg. 72], y por el otro, la historia que l
denomina ideolgica y que describe y ordena tales hechos sobre la
base de ciertas tradiciones consolidadas [ibid.]. Esta segunda historia
es la memoria colectiva, que tiende a confundir la historia con el mito.En
estas sociedades sin escritura existen especialistas de la memoria, los
hombres-memoria: genealogistas, [] de quienes Balandier [1974,
pg. 207] dice que son la memoria de la sociedad y que son al mismo

tiempo los depositarios de la historia objetiva y de la historia


ideolgica, para retomar el vocabulario de Nadel. [] Leroi-Gourhan,
quien reconoce a estos personajes, en la humanidad tradicional, la
tarea fundamental de mantener la cohesin del grupo [1964-1965]. la
memoria transmitida por aprendizaje en las sociedades sin escritura no
es una memoria palabra por palabra. No les interesa crear las reglas
memotecnicas para la exactitud. Pareciera que la utilidad viene de otro
lado.
Transmisiones de conocimientos consideradas como secretos, voluntad
de conservar en buen estado una memoria ms creadora que repetitiva;
no son stas dos de las principales razones de la vitalidad de la
memoria colectiva en las sociedades sin escritura?

2. El desarrollo de la memoria: de la oralidad a la escritura, de la


prehistoria a la antigedad

En las sociedades grafas la memoria colectiva parece organizarse en


torno a tres grandes polos de inters: la identidad colectiva del grupo,
que se funda sobre ciertos mitos y, ms precisamente, sobre ciertos
mitos de origen; el prestigio de la familia dominante, que se expresa en
las genealogas; y el saber tcnico, que se transmite a travs de
frmulas prcticas fuertemente impregnadas de magia religiosa.
La escritura permite a la memoria colectiva un doble progreso, []La
primera es la conmemoracin, la celebracin de un evento memorable
por obra de un monumento celebratorio. La memoria asume entonces la
forma de la inscripcin, y ha llevado, en poca moderna, al nacimiento
de una ciencia auxiliar de la historia, la epigrafa.
La otra forma de memoria ligada a la escritura es el documento escrito
sobre un soporte especficamente destinado a la escritura. En este tipo
de documento la escritura tiene dos funciones principales: Una es el
golpe imprevisto de la informacin, que consiste en comunicar a travs
del tiempo y del espacio, y que procura al hombre un sistema de
marcacin, de memorizacin y de registro, mientras la otra,
asegurando el pasaje de la esfera auditiva a la visual, consiste en
permitir reexaminar, disponer de otro modo, rectificar las frases incluso
hasta las palabras aisladas [Goody, 1977b, pg. 78].
La memoria nacida de la escritura es diferente a la oral. No se cambia.
Leroi-Gourhan. La relacin memoria escritura esta relacionada a la
evolucin social y al desarrollo urbano.
Las grandes civilizaciones, en Mesopotamia, Egipto, China o en la
Amrica precolombina, civilizaron en primer lugar la memoria escrita
para el calendario y las distancias. El conjunto de los hechos destinados
a sobrepasar las generaciones siguientes [ibid.], se reduce a la religin,
a la historia y a la geografa. El triple problema del tiempo, del espacio
y del hombre constituye la materia de la memorizacin [ibid.].
Memoria urbana. Memoria real. Los reyes crean para s institucionesmemoria: archivos, bibliotecas, museos. Memoria real, puesto que los

reyes hacen componer y a veces inscribir en la piedra de los anales (o al


menos fragmentos de stos) donde estn narradas especialmente sus
gestas y que conducen a la frontera donde la memoria se hace historia.
Memoria funeraria, finalmente, como nos dan testimonio, entre otras, las
estelas griegas y los sarcfagos romanos: memoria que ha tenido un rol
capital en la evolucin del retrato.
Con el pasaje de lo oral a lo escrito, []Goody estima que la aparicin de
procedimientos mnemotcnicos, que permiten la memorizacin palabra
por palabra est ligado a la escritura. Pero no debe remontarse solo a
una nueva forma de memorizacin. Las listas. La memorizacin por
medio del inventario, la lista jerarquizada no es slo una actividad
dirigida a una nueva organizacin del saber, sino un aspecto de la
organizacin de un poder nuevo.
El pasaje de la memoria oral a la memoria escrita es, por cierto, difcil de
asir. Pero una institucin y un texto pueden quizs ayudarnos a
reconstruir cuanto debe de haber sucedido en la Grecia arcaica.
Memonetas, jurisprudencia. Con el desarrollo de la escritura, estas
memorias vivientes se transformaron en archivistas.
La cosa ms notable es, indudablemente, la divinizacin de la memoria
y la elaboracin de una amplia mitologa del recuerdo en la Grecia
arcaica, []Los griegos de la edad arcaica hicieron de la memoria una
diosa, Mnemosine. Es la madre de las nueve musas, por ella generadas
en nueve noches transcurridas en compaa de Zeus. Ella reclama a la
mente de los hombres el recuerdo de los hroes y de sus grandes gestas
y preside la poesa lrica. El poeta es, por lo tanto, un hombre posedo
por la memoria, el aedo es un adivino del pasado, as como el adivino lo
es del futuro. El es el testimonio inspirado de los tiempos antiguos, de
la edad heroica y, an ms, de la edad de los orgenes.
Esta exclusin de la memoria del tiempo separa radicalmente la
memoria de la historia. El esfuerzo de rememoracin predicado y
exaltado en el mito no manifiesta el renacimiento de un inters por el
pasado, ni un intento de exploracin del tiempo humano [ibid.]. As,
siguiendo su orientacin, la memoria puede conducir a la historia, o bien
alejar de ella. Cuando se pone al servicio de la escatologa, tambin ella
se nutre de un odio verdadero y propio en la confrontacin con la historia
De este modo Simnides (padre de la mnemotcnica) fijaba dos
principios de la memoria artificial segn los antiguos: el recuerdo de las
imgenes, necesario para la memoria; el apoyo sobre una organizacin,
un orden, esencial para una buena memoria
Memoria por las cosas y memoria por palabra.

3. La memoria medieval en Occidente

La memoria colectiva formada por los estratos dirigentes de la sociedad


experimenta, en el curso del medievo, profundas transformaciones.
La esencial proviene de la difusin del cristianismo como religin y como
ideologa dominante, y el cuasi monopolio conquistado por la Iglesia en
el campo intelectual.
Algunos han podido definir el judaismo y el cristianismo, religiones
ancladas ambas histrica y teolgicamente en la historia, como
religiones del recuerdo. En el Antiguo Testamento es sobre todo el
Deuteronomio el que reclama el deber del recuerdo y de la memoria
onstituyente. Memoria que es, en primer lugar, reconocimiento hacia
Yahv, memoria fundadora de la identidad hebraica: Gurdate de no
olvidar al Seor, tu Dios, ya sea dejando de observar sus mandamientos,
sus leyes y sus estatutos, que hoy yo te doy. Memoria de la clera de
Yahv: Recuerda, no olvidar, cunto has irritado al Seor, tu Dios, en el
desierto El pueblo hebreo es el pueblo de la memoria por excelencia.
Pero ms corrientemente el cristiano est llamado a vivir en la memoria
de Jess: Es preciso ayudar a los dbiles y acordarse de las palabras del
Seor Jess. Ms histricamente, la enseanza cristiana se presenta
como la memoria de Jess transmitida por medio de los apstoles y de
sus sucesores. La enseanza cristiana es memoria, el culto cristiano es
conmemoracin [vase Dahl, 1948].
Si la memoria cristiana se manifiesta esencialmente en la
conmemoracin de Jess, en la liturgia anual que lo conmemora en el
Adviento de Pentecosts, a travs de los momentos esenciales del
Nacimiento, de la Cuaresma, de la Pascua y de la Ascensin,
cotidianamente en la celebracin eucarstica, sobre un plano ms
popular, en cambio, se cristaliz principalmente sobre los santos y
sobre los muertos. Los mrtires eran los testigos. Despus de su muerte,
cristalizaron en torno a sus recuerdos la memoria de los cristianos
Sus tumbas constituyeron el centro de iglesias, y el lugar donde eran
ubicadas tuvo, adems de los nombres de confessio o de martyrium,
aquel significativo de memoria [vase Leclercq, 1933; Ward-Perkins,
1965].
La conmemoracin de los santos en general tena lugar en el da
conocido o presunto de su martirio o de su muerte. La asociacin de la
muerte con la memoria asume en efecto rpidamente una extensin
enorme en el cristianismo, que la extrajo del culto pagano de los
antepasados y de los muertos, y la desarroll.
Adems del olvido, para los indignos all estaba a veces la irradiacin de
los libri memoriales. En particular, la excomunin comportaba esta
damnatio memoriae cristiana. El snodo de Reisbach, en el 798, dispone
para un excomulgado que despus de su muerte nada se escriba a su
memoria; y el vigsimo primer snodo de Elne, en el 1027, decreta a

propsito de otros condenados que sus nombres no sean ledos sobre el


altar sagrado junto al de los fieles muertos.
El nacimiento, hacia fines del siglo XII, de un tercer lugar del ms all,
adems del infierno y del paraso, el purgatorio, del cual era posible,
gracias a misas, plegarias, limosnas, hacer salir en un tiempo ms o
menos breve a los muertos que cada uno tena en su corazn, volvi
ms intensa la accin de los vivos en favor de la memoria de los
muertos.
El medioevo veneraba a los ancianos sobre todo porque vea en ellos a
los hombres-memoria, prestigiosos y tiles.
No obstante, en estos tiempos en los que lo escrito se est desarrollando
al lado de lo oral, y en los que, al menos entre el grupo de los litterati,
existe equilibrio entre memoria oral y memoria escrita, se intensifica el
recurso a lo escrito como soporte de la memoria. Los seores recogen en
los cartulari documentos que reflejan sus derechos, y que constituyen la
memoria feudal, cuya otra mitad esta constituida por las genealogas.
En el campo literario la oralidad se mantiene muy prxima a la escritura,
y la memoria es uno de los elementos constitutivos de la literatura
medieval. Esto es cierto especialmente para los siglos XI-XII y para la
Chanson de geste, que no recurre slo a procedimientos de
memorizacin por parte del trovador (troubadour) y del juglar como
tambin por parte de los oyentes, sino que se integra en la memoria
colectiva
Una funcin semejante tiene la memoria en la escuela. [] Como el
joven musulmn y el joven hebreo, el escolar cristiano debe saber de
memoria los textos sagrados. En primer lugar el salterio, que aprende
ms o menos rpidamente (a algunos les lleva muchos aos); despus,
si es monje, la regla benedictina [Coutumes de Murbach, III, 80]. En esta
poca, aprender de memoria es saber.

4. Los progresos de la memoria escrita y representada del


Renacimiento a nuestros das

De modo diverso sucedi en Occidente. Leroi-Gourhan ha caracterizado


bien esta revolucin de la memoria por obra de la imprenta: Hasta la
aparicin de la imprenta... es difcil distinguir entre transmisin oral y
transmisin escrita. El grueso de los conocimientos est sepultado en las
prcticas orales y en las tcnicas; el punto ms alto de los
conocimientos, invariablemente encuadrado desde la antigedad, est
fijado en el manuscrito para ser aprendido de memoria... Diferente es el
caso de lo impreso... El lector no slo se encuentra frente a una memoria
colectiva enorme de la que no tiene ms la posibilidad de fijar
integralmente la materia, sino que muchas veces se encuentra en
condiciones de utilizar escritos nuevos. Se asiste entonces a la siempre
mayor exteriorizacin de la memoria individual; el trabajo de orientacin
en lo que est escrito se hace desde el exterior [1964-1965].

Pero los efectos de la imprenta no se harn sentir plenamente sino en el


siglo XVIII, cuando el progreso de la ciencia y de la filosofa haya
transformado el contenido y los mecanismos de la memoria colectiva.
El siglo XVIII marca en Europa el fin del mundo antiguo sea tanto en la
imprenta cuando en las tcnicas... En el giro de algn decenio la
memoria social engulle en los libros toda la antigedad, la historia de los
grandes pueblos, la geografa y la etnografa de un mundo convertido
definitivamente en esfrico, la filosofa, el derecho, las ciencias, las
artes, las tcnicas y una literatura traducida de veinte lenguas diversas.
El flujo se va agrandando hasta nosotros, hechas las debidas
proporciones, ningn momento de la historia humana ha asistido a una
tan rpida dilatacin de la memoria colectiva. En el Settecento
encontramos ya por lo tanto todas las frmulas utilizables para dar al
lector una memoria preconstituida [ibid.].
Mucha persecucin a las tcnicas mnemotcnicas.
Todava el siglo XVIII, como ha hecho observar Leroi-Gourhan, tiene una
funcin decisiva en esta ampliacin de la memoria colectiva: Los
diccionarios alcanzan sus lmites en las enciclopedias de todo tipo
publicadas tanto para uso de las fbricas y de los artesanos, como de los
eruditos puros. El primer empuje verdadero de la literatura tcnica se
coloca en la segunda mitad del siglo XVIII... El diccionario representa una
forma muy evolucionada de memoria externa en el que, sin embargo, el
pensamiento se encuentra despedazado al infinito; la Grande
Encyclopdie de 1751 es una serie de pequeos manuales englobados
en un diccionario... La enciclopedia es una memoria alfabtica parcelaria
en la que cada engranaje aislado contiene una parte animada de la
memoria total. Entre el autmata de Vaucanson y la Encyclopdie, su
contempornea, se da el mismo vnculo que existe entre la mquina
electrnica y el integrador dotado de memoria de hoy [1964-1965].
Mientras los vivos pueden disponer de una memoria tcnica, cientfica,
intelectual siempre rica, la memoria parece alejarse de los muertos. De
fines del Seicento a fines del Settecento, y de cualquier modo que sea
en la Francia de Philippe Aries y de Michel Vovelle, la conmemoracin de
los muertos va declinando. Las tumbas, incluidas las de los reyes, se
hacen muy simples. Las sepulturas son abandonadas a la naturaleza y
los cementerios, desiertos y mal cuidados. [] Michel Vovelle [1974]
cree descubrir que en la edad de las luces se quiere eliminar la
muerte. Al otro da de la revolucin francesa tiene lugar un retorno a la
memoria de los muertos, ya en Francia, ya en otros pases europeos. Se
abre la gran poca de los cementerios, con nuevos tipos de monumentos
y de inscripciones funerarias, con el rito de la visita al cementerio. La
tumba separada de la iglesia ha pasado a ser centro de recuerdo. El
romanticismo acenta la atraccin del cementerio ligado a la memoria.
Fue la revolucin francesa quien dio el ejemplo? Mona Ozouf ha
caracterizado bien esta utilizacin de la fiesta revolucionaria al servicio
de la memoria. Conmemorar forma parte del programa revolucionario

[]en su ttulo I, la Constitucin de 1791 declara: Sern instituidas


fiestas nacionales para conservar el recuerdo de la Revolucin
Francesa.
Pero bien pronto se abre paso la manipulacin de la memoria. Despus
del 9 Termidor, se est sensible a las masacres y a las ejecuciones del
Terror, de manera que se decide privar a la memoria colectiva de la
multiplicidad de vctimas y en las fiestas conmemorativas, la censura
las contendr por consiguiente en la memoria [ibid., pg. 202]. Por lo
dems, es preciso escoger. Slo tres jornadas revolucionarias parecen a
los termidorianos dignas de ser conmemoradas: el 14 de Julio, el 1B
Vendimiano, []. En compensacin, la conmemoracin del 21 de Enero,
da de la ejecucin de Luis XVI, no triunfar: es la conmemoracin
imposible.
Si las revoluciones quieren fiestas que conmemoren la revolucin, la
mana de la conmemoracin es sobre todo de los conservadores y, an
ms, de los nacionalistas, para quienes la memoria es un fin y un
instrumento de gobierno. Al 14 de Julio revolucionario la Francia catlica
y nacionalista agrega la celebracin de Juana de Arco. La
conmemoracin del pasado asume su culminacin en la Alemania nazi y
en la Italia fascista. La conmemoracin se apropia de nuevos
instrumentos de sostn: monedas, medallas y estampillas se multiplican.
A partir de la mitad del Ottocento aproximadamente, una nueva oleada
de estatuaria, una nueva civilizacin de las inscripciones (monumentos,
letreros en las calles, lpidas conmemorativas colocadas sobre las casas
de muertos ilustres) inunda las naciones europeas
Se crean los archivos nacionales y se abren los museos para todos. En la
misma lnea que lo anterior.
Entre las manifestaciones importantes o significativas de la memoria
colectiva se pueden citar la aparicin, en el siglo XIX y al inicio del XX,
de dos fenmenos. El primero es la ereccin de monumentos a los
cados, al otro da de la primera guerra mundial. La conmemoracin
funeraria conoce all un nuevo impulso. En muchos pases se eleva un
monumento al Soldado Desconocido con el propsito de encerrar los
lmites de la memoria asociada en el anonimato, proclamando sobre el
cadver sin nombre la cohesin de la nacin en la memoria comn. El
segundo es la fotografa, que revuelve la memoria multiplicndola y
democratizndola, dndole una precisin y una verdad visual jams
alcanzada con antelacin, permitiendo de ese modo conservar la
memoria del tiempo y la evolucin cronolgica.

5. Las mutaciones actuales de la memoria

Est claro que la fabricacin de los cerebros artificiales, que est slo en
los inicios, conduce a la existencia de mquinas superiores al cerebro
humano en las operaciones confiadas a la memoria y al juicio racional y
a la constatacin de que la corteza cerebral, por ms extraordinaria, es
insuficiente, exactamente como la mano o el ojo [Leroi-Gourhan, 1964-

1965]. Al trmino (provisional) de un largo proceso, del que se ha


buscado aqu bosquejar la historia, se constata que el hombre est
llevado poco a poco a exteriorizar facultades siempre ms elevadas [/
H/.].\Pero es preciso constatar que la memoria electrnica no acta
sino por orden del hombre y segn el programa por l requerido; que la
memoria humana mantiene un amplio sector no informatizable, y que,
como todas las otras formas de memoria automtica aparecidas en el
curso de la historia, la memoria electrnica no es ms que una simple
ayuda, una servidora de la memoria y del espritu humano.
Dos importantes consecuencias de la aparicin de la memoria
electrnica. La primera es el empleo de calculadoras en el mbito de las
ciencias sociales y, en particular, en aquella en la que la memoria
constituye al mismo tiempo el material y el objeto: la historia. La historia
ha vivido una autntica revolucin documental y, adems, tambin aqu
el ordenador no es ms que un elemento; y la memoria archivstica ha
sido trastornada por la aparicin de un nuevo tipo de memoria: el
banco de datos [vase ms adelante el captulo III). La segunda, la
consecuencia del efecto metaforico de la extensin del concepto de
memoria y de la importancia de la memoria electrnica sobre otros tipos
de memoria. La herencia biolgica
Investigacin, salvamento, exaltacin de la memoria colectiva, no ms
en los acontecimientos sino a largo plazo; investigacin de esta
memoria, no tanto en los textos, sino ms bien en las palabras, en las
imgenes, en los gestos, en los rituales, y en la fiesta: es un convergir de
la atencin histrica. Una conversin compartida por el gran pblico,
obsesionado por el temor de una prdida de memoria, de una amnesia
colectiva, que encuentran una grosera expresin en la llamada mode
retro, o moda del pasado, explotada descaradamente por los mercaderes
de memoria a partir del momento en que la memoria se ha convertido
en uno de los objetos de la sociedad de consumo que se vende bien
Pierre Nora observa que la memoria colectiva entendida como lo que
queda del pasado en lo vivido por los grupos, o bien lo que estos grupos
hacen del pasado puede, a primera vista, oponerse casi palabra por
palabra a la memoria histrica, as como una vez se oponan memoria
afectiva y memoria intelectual. Hasta nuestros das, historia y
memoria haban estado sustancialmente confundidas, y la historia
parece haberse desarrollado sobre el modelo de la recordacin, de la
anamnesis y de la memorizacin. []Pero no deberan olvidarse los
verdaderos lugares de la historia, aquellos en donde buscar no la
elaboracin, la produccin, sino a los creadores y a los dominadores de
la memoria colectiva: Estados, ambientes sociales y polticos,
comunidades de experiencia histrica o de generaciones lanzadas a
construir sus archivos en funcin de los diversos usos que ellas hacen de
la memoria [1978].
En el mbito de la historia se desarrolla, bajo la influencia de las nuevas
concepciones del tiempo histrico, una nueva forma de historiografa, la
historia de la historia, que es, en realidad, las ms de las veces, el

estudio de la manipulacin de un fenmeno histrico por obra de la


memoria colectiva, que hasta ahora slo la historia tradicional haba
estudiado.
6. Conclusin: el valor de la memoria

la memoria colectiva es uno de los elementos ms importantes de las


sociedades desarrolladas y de las sociedades en vas de desarrollo, de
las clases dominantes y de las clases dominadas, todas en lucha por el
poder o por la vida, por sobrevivir y por avanzar.
La memoria colectiva, sin embargo, no es slo una conquista: es un
instrumento y una mira de poder. Las sociedades en las cuales la
memoria social es principalmente oral o las que estn constituyndose
una memoria colectiva escrita permiten entender mejor esta lucha por el
dominio del recuerdo y de la tradicin, esta manipulacin de la memoria.
En las sociedades desarrolladas, los nuevos archivos (archivos orales,
archivos audiovisuales) no se han substrado a la vigilancia de los
gobernantes, aun cuando stos no son capaces de controlar esta
memoria tan estrechamente, como en cambio logran hacerlo con nuevos
instrumentos de produccin de tal memoria, tal como la radio y la
televisin.
La memoria, a la que atae la historia, que a su vez la alimenta, apunta
a salvar el pasado slo para servir al presente y al futuro. Se debe actuar
de modo que la memoria colectiva sirva a la liberacin, y no a la
servidumbre de los hombres.

La memoria amenazada, Tzvetan Todorov

Los regmenes totalitarios del siglo XX han revelado la existencia de un


peligro antes insospechado: la supresin de la memoria. Y no es que la
ignorancia no pertenezca a cualquier tiempo, al igual que la destruccin
sistemtica de documentos y monumentos []Tras comprender que la
conquista de las tierras y de los hombres pasaba por la conquista de la
informacin y la comunicacin, las tiranas del siglo XX han
sistematizado su apropiacin de la memoria y han aspirado a controlarla
hasta en sus rincones ms recnditos.
Las huellas de lo que ha existido son o bien suprimidas, o bien
maquilladas y transformadas; las mentiras y las invenciones ocupan el
lugar de la realidad; se prohbe la bsqueda y difusin de la verdad;
cualquier medio es bueno para lograr este objetivo
El conocimiento, la comprensin del rgimen totalitario, y ms
concretamente de su institucin ms radical, los campos, es en primer
lugar un modo de supervivencia para los prisioneros. Pero hay ms:
informar al mundo sobre los campos es la mejor manera de combatirlos;
lograr ese objetivo no tiene precio.
Por esto el aprecio por la memoria. Pero se ha extendido mas alla de sus
limites. Muchas criticas a las democracias liberales europeas nacen de
que, en el frenes de consumo en el que estamos sumergidos, no

tenemos espacio para conocer las grandes obras del pasado y, en la


sobrecarga de informacin, nos vemos condenados a vivir en el reino del
olvido.
Morfologa.
la memoria, como tal, es forzosamente una seleccin: algunos rasgos del
suceso sern conservados, otros inmediata o progresivamente
marginados, y luego olvidados. Por ello resulta profundamente
desconcertante cuando se oye llamar memoria a la capacidad que
tienen los ordenadores para conservar la informacin: a esta ltima
operacin le falta un rasgo constitutivo de la memoria, esto es, la
seleccin.
No corresponde a la ley contar la Historia; le basta con castigar la
difamacin o la incitacin al odio racial.
A partir de lo dicho, se impone una primera distincin: la que hay entre
la recuperacin del pasado y su utilizacin subsiguiente. Como la
memoria es una seleccin, ha sido preciso escoger entre todas las
informaciones recibidas, en nombre de ciertos criterios; y esos criterios,
hayan sido o no conscientes, servirn tambin, con toda probabilidad,
para orientar la utilizacin que haremos del pasado
Entre tradicin y modernidad.
desde el siglo XVIII se ha creado en Europa un tipo de sociedad, del que
no exista ningn ejemplo anterior, que ha dejado de apreciar
incondicionalmente las tradiciones y el pasado, que ha arrancado la
edad de oro, como deca el utopista Saint-Simon, para ubicarla en el
porvenir, que ha hecho retroceder a la memoria en beneficio de otras
facultades. se trata de las nicas sociedades que no se sirven del pasado
como de un medio privilegiado de legitimacin, y no otorgan un lugar de
honor a la memoria.
Ese contrato, como se sabe, carece de toda realidad histrica o
antropolgica; pero nutre el modelo que regula nuestras instituciones. El
recurso a la memoria y al pasado es sustituido por el que se origina en el
consentimiento y en la eleccin de la mayora. Todas las huellas de
legitimacin mediante la tradicin no son eliminadas, nada ms lejos,
pero, y esto es esencial, es lcito oponerse a la tradicin en nombre de la
voluntad general o del bienestar comn
La ciencia es otra esfera donde la memoria ha perdido muchas de sus
prerrogativas La memoria es ahora rechazada en provecho de la
observacin y de la experiencia, de la inteligencia y de la razn.
El arte de vanguardia se articula en torno al futuro y no al pasado.
El conflicto nunca es entre memoria y olvido, sino entre memoria y otro
aspirante al lugar de honor.
Queda finalmente claro que, en las sociedades occidentales, la memoria
no ocupa, por regla general, una posicin dominante.
El buen uso.
La recuperacin del pasado es indispensable; lo cual no significa que el
pasado deba regir el presente, sino que, al contrario, ste har del

pasado el uso que prefiera. Sera de una ilimitada crueldad recordar


continuamente a alguien los sucesos ms dolorosos de su vida; tambin
existe el derecho al olvido
El pasado rige el presente? En el mundo moderno, el culto a la memoria
no siempre sirve para las buenas causas, algo que no tiene por qu ser
sorprendente. Como recuerda Jacques Le Goff, la conmemoracin del
pasado conoce un punto culminante en la Alemania nazi y la Italia
fascista, y se podra aadir a esta lista la Rusia estalinista: sin duda, un
pasado cuidadosamente seleccionado, pero un pasado pese a todo que
permite reforzar el orgullo nacional y suplir la fe ideolgica en declive
Memoria y justicia.
No todos los recuerdos del pasado son igualmente admirables;
cualquiera que alimente el espritu de venganza o de desquite suscita,
en todos los casos, ciertas reservas. existe un modo para distinguir de
antemano los buenos y los malos usos del pasado?
HIPOTESIS []y es la hiptesis que yo quisiera explorar ahora, fundar la
crtica de los usos de la memoria en una distincin entre diversas formas
de reminiscencia. El acontecimiento recuperado puede ser ledo de
manera literal o de manera ejemplar. Por un lado, ese suceso
-supongamos que un segmento doloroso de mi pasado o del grupo al
que pertenezco- es preservado en su literalidad (lo que no significa su
verdad), permaneciendo intransitivo y no conduciendo ms all de s
mismo. En tal caso, las asociaciones que se implantan sobre l se sitan
en directa contigidad: subrayo las causas y las consecuencias de ese
acto, descubro a todas las personas que puedan estar vinculadas al
autor inicial de mi sufrimiento y las acoso a su vez, estableciendo
adems una continuidad entre el ser que fui y el que soy ahora, o el
pasado y el presente de mi pueblo, y extiendo las consecuencias del
trauma inicial a todos los instantes de la existencia. O bien, sin negar la
propia singularidad del suceso, decido utilizarlo, una vez recuperado,
como una manifestacin entre otras de una categora ms general, y me
sirvo de l como de un modelo para comprender situaciones nuevas, con
agentes diferentes. La operacin es doble: por una parte, como en un
trabajo de psicoanlisis o un duelo, neutralizo el dolor causado por el
recuerdo, controlndolo y marginndolo; pero, por otra parte -y es
entonces cuando nuestra conducta deja de ser privada y entra en la
esfera pblica-, abro ese recuerdo a la analoga y a la generalizacin,
construyo un exemplum y extraigo una leccin.
Se podr decir entonces, en una primera aproximacin, que la memoria
literal, sobre todo si es llevada al extremo, es portadora de riesgos,
mientras que la memoria ejemplar es potencialmente liberadora. El uso
literal, que convierte en insuperable el viejo acontecimiento, desemboca
a fin de cuentas en el sometimiento del presente al pasado. El uso
ejemplar, por el contrario, permite utilizar el pasado con vistas al
presente, aprovechar las lecciones de las injusticias sufridas para luchar

contra las que se producen hoy da, y separarse del yo para ir hacia el
otro.
Memoria literal, memoria a secas. Memoria ejemplifica dora, justicia.
Una vez restablecido el pasado, la pregunta debe ser: para qu puede
servir, y con qu fin?
Singular, incomparable, superlativo.
Sin embargo, son muchos quienes rechazan la memoria ejemplar. Su
argumento habitual es como sigue: el suceso del que estamos hablando
es absolutamente singular, perfectamente nico, y si intentan
compararlo con otros, eso slo se puede explicar por su deseo de
profanarlo, o bien incluso de atenuar su gravedad.
A menos que, por otro lado, se entienda por comparacin identidad o
cuanto menos equivalencia, no se ve con claridad en nombre de qu
principio admitido en el debate pblico se podra rechazar cualquier
comparacin de un hecho con otro
A menos que, por otro lado, se entienda por comparacin identidad o
cuanto menos equivalencia, no se ve con claridad en nombre de qu
principio admitido en el debate pblico se podra rechazar cualquier
comparacin de un hecho con otro
Es imposible afirmar a la vez que el pasado ha de servirnos de leccin y
que es incomparable con el presente: aquello que es singular no nos
ensea nada para el porvenir
La ejemplaridad.
Sin embargo, hay un mrito indiscutible en dar el paso desde la propia
desdicha, o de la de quienes nos rodean, a la de los otros, sin reclamar
para uno el estatuto exclusivo de antigua vctima.
La memoria ejemplar generaliza, pero de manera limitada; no hace
desaparecer la identidad de los hechos, solamente los relaciona entre s,
estableciendo comparaciones que permiten destacar las semejanzas y
las diferencias. Y sin parangn no quiere decir sin relacin: lo
extremo cohabita en germen con lo cotidiano. Hay que saber distinguir,
no obstante, entre germen y fruto.
Sin embargo, no son coincidentes los objetivos a los que se intenta servir
con ayuda de la evocacin del pasado; nuestro juicio al respecto procede
de una seleccin de valores, en lugar de derivar de la investigacin de la
verdad; hay que aceptar la comparacin entre los beneficios pretendidos
a travs de cada utilizacin particular del pasado
El culto de la memoria.
En este fin de milenio, los europeos, y en particular los franceses, estn
obsesionados por un nuevo culto, a la memoria. Como si estuviesen
embargados por la nostalgia de un pasado que se aleja inevitablemente,
se entregan con fervor a ritos de conjuracin con la intencin de
conservarlo vivo
puesto que ahora sabemos que estos llamamientos a la memoria no
poseen en s mismos legitimidad alguna mientras no sea precisado con

qu fin se pretende utilizarlos, podemos tambin preguntarnos sobre las


motivaciones especficas de tales militantes
La combinacin de las dos condiciones -necesidad de una identidad
colectiva, destruccin de identidades tradicionales- es responsable, en
parte, del nuevo culto a la memoria: al constituir un pasado comn,
podemos beneficiarnos del reconocimiento debido al grupo. El recurso
del pasado es especialmente til cuando las pertenencias son
reivindicadas por primera vez: yo me declaro de la raza negra, del
gnero femenino, de la comunidad homosexual, siendo por tanto preciso
que yo sepa quines son. Las nuevas reivindicaciones sern tanto ms
vehementes cuanto ms se sienta que van a contracorriente
Otra razn para preocuparse por el pasado es que ello nos permite
desentendernos del presente, procurndonos adems los beneficios de
la buena conciencia. Recordar ahora con minuciosidad los sufrimientos
pasados, nos hace quiz vigilantes en relacin con Hitler o Petain, pero
adems nos permite ignorar las amenazas actuales -ya que stas no
cuentan con los mismos actores ni toman las mismas formas-.
Una ltima razn para el nuevo culto a la memoria sera que sus
practicantes se aseguran as algunos privilegios en el seno de la
sociedad. Como la sociedad reconoce que los grupos, y no slo los
individuos, poseen derechos, hay que sacar provecho; ahora bien,
cuanto mayor fuese el dao en el pasado, mayores sern los derechos
en el presente. En vez de tener que luchar para obtener un privilegio,
ste es recibido de oficio por la sola pertenencia al grupo antes
desfavorecido.
En la actualidad ya no hay redadas de judos ni campos de exterminio.
No obstante, tenemos que conservar viva la memoria del pasado: no
para pedir una reparacin por el dao sufrido sino para estar alerta
frente a situaciones nuevas y sin embargo anlogas. El racismo, la
xenofobia, la exclusin que sufren los otros hoy en da no son iguales
que hace cincuenta, cien o doscientos aos; precisamente, en nombre
de ese pasado no debemos actuar en menor medida sobre el presente.
Aquellos que, por una u otra razn, conocen el horror del pasado tienen
el deber de alzar su voz contra otro horror, muy presente, que se
desarrolla a unos cientos de kilmetros, incluso a unas pocas decenas de
metros de sus hogares. Lejos de seguir siendo prisioneros del pasado, lo
habremos puesto al servicio del presente, como la memoria -y el olvidose han de poner al servicio de la justicia.

Cuarto eje: El tiempo. Tiempo histrico, historicidad,


temporalidad. Presente, pasado y futuro. La construccin del
pasado. Periodizaciones. La comprensin del cambio: tiempo
vivido, tiempo de la historia. Los diferentes ritmos: los
despegues, los estancamientos y las permanencias. Tiempo
cclico, lineal y csmico. Tiempo vectorial. Tiempo axial. Larga,
media y corta duracin. El tiempo medido: La cronologa y el
tiempo vivido. El tiempo en la escuela.
La historia y las ciencias sociales. Fernand Braudel.
Antes de empezar: La larga duracin (del francs longue dure) es el trmino
con que se designa un nivel del tiempo histrico correspondiente a las
estructuras cuya estabilidad es muy grande en el tiempo (marcos geogrficos,
realidades biolgicas, lmites de productividad, incluso algunos fenmenos
ideolgicos), para diferenciarlo del nivel de tiempo de la coyuntura, en que el
cambio es perceptible (series econmicas, procesos de cambio, fenmenos de
transformacin profunda que han sido denominados historiogrficamente
revoluciones, como la Revolucin industrial o la Revolucin burguesa) y sobre
todo de la corta duracin o hechos de la historia evenemencial o de los
acontecimientos.
La larga duracin

Historia y duraciones.
El acontecimiento es algo efmero, que pasa en el momento. Le
criticaran que en realidad se pueden medir sus consecuencias.
El tiempo corto, a medida de los individuos, de la vida cotidiana, de
nuestras ilusiones, de nuestras rpidas tomas de conciencia; el tiempo
por excelencia del cronista, del periodista. Es, pues, evidente que existe
un tiempo corto de todas las formas de la vida: econmico, social,
literario, institucional, religioso e incluso geogrfico (un vendaval, una
tempestad) tanto como poltico. La ciencia social casi tiene horror del
acontecimiento. No sin razn: el tiempo corto es la ms caprichosa, la
ms engaosa de las duraciones.
La idea de la larga duracin en historia es reciente. La historia de los
acontecimientos, extraida de los documentos que se confirmaban
legitimos. Forma tradicional del siglo xix. Las historias de las religiones,
civlizaciones, la arqueologa, salvaron la larga duracin.
La historia poltica es bsicamente de tiempo corto, a diferencia de la
econmica, que requiere largas duraciones para medir, por ejemplo,
subas de salarios y bajas. Ciclico.
A pesar de esto, el historiador recurre al tiempo corto aun. Cmo evitar
estas tentaciones?
La segunda, mucho ms til, es la palabra estructura. Buena o mala, es
ella la que domina los, problemas de larga duracin. Los observadores

de lo social entienden por estructura una organizacin, una coherencia,


unas relaciones suficientemente fijas entre realidades y masas sociales.
Para nosotros, los historiadores, una estructura es indudablemente un
ensamblaje, una arquitectura; pero, ms an, una realidad que el tiempo
tarda enormemente en desgastar y en transportar. Ciertas estructuras
estn dotadas de tan larga vida que se convierten en elementos estables
de una infinidad de generaciones: obstruyen la historia, la entorpecen y,
por tanto, determinan su transcurrir. Otras, por el contrario, se
desintegran ms rpidamente. Pero todas ellas, constituyen, al mismo
tiempo, sostenes y obstculos.
La historia econmica, al hablar de ciclos, interciclos y demases, le
cuesta pensar en la larga duracin.
He definido as o mejor dicho he evocado a mi vez despus de algunos
otros los rasgos fundamentales, para Europa Occidental, del
capitalismo comercial, etapa de larga duracin. Estos cuatro o cinco
siglos de vida econmica, a pesar de todas las evidentes
transformaciones, poseyeron una cierta coherencia hasta la conmocin
del siglo xviii y la revolucin industrial de la que todava no hemos
salido. Estuvieron caracterizados por una serie de rasgos comunes que
permanecieron inmutables mientras que a su alrededor, entre otras
continuidades, miles de rupturas y de conmociones renovaban la faz del
mundo.
En cada momento de esta investigacin, es necesario distinguir entre
movimientos largos y empujes breves, considerados estos ltimos en sus
fuentes inmediatas y aquellos en su proyeccin de un tiempo lejano
La controversia del tiempo corto.
Los econmicas se concentran de 1945 en adelante. Los socilogos
dicen que pasando una hora en la Grecia Clsica van a aprender mas
que leyendo a Platon. Nadie le da a la historia el lugar que comprende.
Frente a lo actual, el pasado confiere, de la misma manera, perspectiva.
Me alegra ver representada en un mapa la distribucin de los domicilios
de los empleados de una gran empresa; pero si carezco de un mapa
anterior a esta distribucin, si la distancia cronolgica entre los puntos
sealados no basta para permitir inscribirlo todo en un verdadero
movimiento, no existir la problemtica a falta de la cual una encuesta
no es sino un esfuerzo intil. El inters de estas encuestas por la
encuesta estriba, todo lo ms, en acumular datos; teniendo en cuenta
que ni siquiera sern vlidos todos ellos ipso facto para trabajos futuros.
Desconfiemos, pues, del arte por el arte
4. Tiempo del historiador, tiempo del socilogo
Rechazar los acontecimientos y el tiempo de los acontecimientos
equivala a ponerse al margen, al amparo, para mirarlos con una cierta
perspectiva, para juzgarlos mejor y no creer demasiado en ellos. La
operacin consistente en pasar del tiempo corto al tiempo menos corto y
al tiempo muy largo (este ltimo, si existe, no puede ser ms que el
tiempo de los sabios) para despus, una vez alcanzado este punto,

detenerse, reconsiderar y reconstruir todo de nuevo, ver girar todo en


torno a uno, no puede dejar de resultar sumamente tentadora para un
historiador.
De la misma manera, a una crisis estructural social se le deben sealar
puntos de referencia en el tiempo, a travs del tiempo, y se la debe
localizar con exactitud en s misma y ms an con relacin a los
movimientos de las estructuras concomitantes. Lo que le interesa
apasionadamente a un historiador es la manera en que se entrecruzan
estos movimientos, su inlegracin y sus puntos de ruptura: cosas todas
ellas que slo se pueden registrar con relacin al tiempo uniforme de los
historiadores
Si la historia est abocada, por naturaleza, a prestar una atencin
privilegiada a la duracin, a todos los movimientos en los que sta
puede descomponerse, la larga duracin nos parece, en este abanico, la
lnea ms til para una observacin y una reflexin comunes a las
ciencias sociales.
se hace, que se han credo autorizados a hacer. El genio de Marx, el
secreto de su prolongado poder, proviene de que fue el primero en
fabricar verdaderos modelos sociales y a partir de la larga duracin
histrica. Pero estos modelos han sido inmovilizados en su sencillez,
concedindoseles un valor de ley, de explicacin previa, automtica,
aplicable a todos los lugares, a todas las sociedades; mientras que si
fueran devueltos a las aguas cambiantes del tiempo, su entramado se
pondra de manifiesto porque es slido y est bien tejido: reaparecera
constantemente, pero matizado, unas veces esfumado y otras vivificado
por la presencia de otras estructuras, susceptibles, ellas tambin, de ser
definidas por otras reglas y, por tanto, por otros modelos.

El historiador en un mundo presentista. Francois Hartog.

En un mundo presentista, donde el presente se habra vuelto la


categora ms globalizante y ms explicativa, y en el que adems la
memoria se ha impuesto, desde hace una veintena de aos, como una
palabra de poca: que hace poca.
Porque el tiempo es, antes que nada, aqul en el cual vive y trabaja,
pero es tambin "su" perodo, el tiempo sobre el cual trabaja; el tiempo,
pues, "ese fugitivo" o, ms bien, los tiempos, las diferencias de los
tiempos, la distancia, pero tambin los diferentes modos de ser en el
tiempo que estn en el centro mismo de su trabajo si no constituyen,
incluso, su razn de ser.
este presente contemporneo difiere y, si lo hace, en qu, de otros
presentes del pasado?
El testigo. Lo contemporneo es un imperativo. Se ejerce una fuerte
presin para que las ciencias sociales se vuelquen ms hacia lo
contemporneo y respondan mejor y ms rpido a la "demanda social",
a la urgencia de las situaciones, de las emociones, de las desdichas, y
sepan ponerlas en cifras y en palabras. Para ocuparse de esa demanda

se recurre a los expertos: se solicita entonces la intervencin del


historiador sobre todo como un experto. Aquel que, en las comisiones ad
hoc, debera aportar los hechos e, incluso, nada ms que los hechos.
Esta progresin se acompaa de una intensificacin del uso pblico del
pasado. Claramente, los historiadores no son dueos ni del calendario ni
aun de las preguntas o de los trminos de los debates que suscitan estas
manifestaciones, pero ellas tienen, indudablemente, una incidencia en
las orientaciones de la investigacin y los programas de edicin, la
movilizacin meditica y por lo tanto la percepcin del historiador en el
espacio pblico
El legislador. Los ltimos aos han visto una intensificacin de la
intervencin del legislador en los mbitos de la memoria y de la historia.
Se va de lo particular a lo universal bajo el imperativo del deber de
memoria: de la memoria de los armenios a la memoria de la humanidad
por medio de la ley. En esa circunstancia, el legislador se vea menos
como historiador que como guardin y pedagogo de la memoria []En
efecto, estos textos tienen valor de sntoma: es la manera como el
legislador comprende, retoma y, por as decirlo, aplica en primer lugar a
s mismo (en un espritu de arrepentimiento laico) "el deber de la
memoria
El crimen contra la humanidad. Este deber de memoria vale, en
principio y ante todo, justamente, para el crimen contra la humanidad.
Imprescriptible quiere decir que el criminal permanece contemporneo
de su crimen hasta su muerte y que todos nosotros somos
contemporneos de los hechos juzgados como crmenes contra la
humanidad. El traspaso al espacio pblico del rgimen de temporalidad
de lo imprescriptible es probablemente, en efecto, uno de los signos de
la judicializacin de este espacio, que es otro rasgo de nuestra
contemporaneidad
El juez. En fin, varios procesos, justamente aquellos por crmenes
contra la humanidad, se concibieron como si debieran ser momentos de
memoria (las quejas de las vctimas deban poder ser dichas,
escuchadas, y recibir una forma de reparacin), pero deban tambin
operar y sobre todo permanecer como "instrumentos de historia" (de ah
la decisin de filmar los debates). Plantearon, adems, la cuestin
especfica -y que ha suscitado discusiones- de la presencia del
historiador como testigo, testigo a ttulo de su calidad de experto,
ciertamente, pero antes que nada "testigo" en el sentido del Cdigo
Penal.
Medios de comunicacin y emociones. No hay lugar para el
historiador. Nuestras experiencias cotidianas son hoy las de un mundo
que privilegia lo directo y lo interactivo, el tiempo real, Uve, y en lnea, lo
inmediato y no la toma de distancia (el humanitarismo compasivo de los
polticos y el remordimiento instantneo), que habla ms gustosamente
de "pasado" (categora vaga) que de historia, que presta mucha
atencin a la conmemoracin, a su puesta en escena y a todas las

tcnicas de presentificacin ms que de explicacin, que valoriza lo


afectivo y la compasin ms que el anlisis distanciado, que cita al
testigo, se nutre de memoria y visita los memoriales.
Posiciones del historiador. Actualmente, para ser admitido en el
espacio pblico, para ser reconocido en la sociedad civil, el historiador
debe "presentificarse", proponindose como experto y transmisor
[passeur] de presente: del presente al presente? Algunas expresiones
de ello son las frmulas como "el presente se ha vuelto la categora de
nuestra comprensin de nosotros mismos", segn las cuales
corresponde al historiador "explicar el presente al presente. La lgica de
Lieux de mmoire conduce a concebir al historiador mismo, en el
ejercicio de su oficio, como un lugar de memoria (de donde surge el
programa de una egohistoria propuesto en un momento por Nora),
mientras que el historiador moderno comenzaba por plantear la neta
separacin entre el pasado y el presente. En efecto, la historia no deba
ser sino la ciencia del pasado, ciencia pura, y, su servidor, simplemente
un ojo descifrando documentos en el silencio de los archivos.
Contingencias y crisis del futuro. es como que hemos renunciado:
plan, prospectiva, futurologa, han cado en el olvido. Estamos
completamente concentrados en la respuesta a lo inmediato: reaccionar
en tiempo real. O, an, el futuro es demasiado previsible, si no ya jugado
(la catstrofe est casi aqu), y esto se ha acompaado del rpido e
impresionante ascenso, en el espacio pblico, del principio de
precaucin.
Memoria y patrimonio. El Estado-nacin, se pens frecuentemente en
adelante, no est para imponer sus valores sino para salvaguardar
aquello que, en el momento presente, inmediatamente, aun ms, con
urgencia, es considerado "patrimonio" por los diferentes actores
sociales. El monumento histrico mismo viene a ser suplantado por el
memorial, menos monumento que lugar de memoria, donde se procura
dar vida o revivir una o varias diferentes memorias. En cuanto a la
historia, tiende a fundirse en el pasado, percibido como una "entidad
poco diferenciada, que se sita del lado de la sensacin ms que del
relato, suscitando ms la participacin emocional que la expectativa de
un anlisis". Se trata menos de la historia que de un "pasado sensible"
cuyo productor de historia local busca hacer experimentar la presencia,
con ayuda de todas las tcnicas de presentificacin. Uno se sita all en
pleno uso presentista del pasado. Luego de las catstrofes del siglo XX,
los numerosos desgarros, las fuertes aceleraciones tan perceptibles en la
experiencia del tiempo vivido, ni el surgimiento de la memoria ni el del
patrimonio hubieran debido o no deberan finalmente sorprendernos. Por
el contrario, lo que singulariza el empuje patrimonial contemporneo es
la rapidez de su extensin, la multiplicidad de sus manifestaciones y su
carcter fuertemente presentista en el momento mismo en que el
presente ha tomado un lugar y una extensin inditos (en adelante es
sexagenario!) He indicado algunos signos. El memorial, preferido al
monumento, o este ltimo que se transforma en memorial; el pasado,

que atrae ms que la historia: la presencia del pasado, la evocacin y la


emocin se imponen frente a la toma de distancia y la mediacin; la
valorizacin de lo local que va unida a la bsqueda de una "historia de s
mismo", y, por ltimo, el patrimonio, l mismo afectado por la
aceleracin: es necesario actuar rpido, antes de que sea demasiado
tarde, antes de que caiga la noche y el hoy haya desaparecido
completamente. El futuro ha dejado de ser un horizonte luminoso hacia
el cual dirigimos rdenes de marcha ms o menos vibrantes, para
volverse una lnea de sombra que hemos puesto en movimiento hacia
nosotros, en tanto que parecemos agitarnos intilmente en el presente y
rumiar un pasado que no termina de pasar
Perspectiva crtica. dir que entiendo por regmenes de historicidad
las diferentes maneras de articulacin de las categoras del pasado, del
presente y del futuro. Segn que el acento sea puesto sobre el pasado,
el futuro o el presente, el orden del tiempo no es el mismo. El rgimen
de historicidad no es una realidad ya hecha sino una herramienta. Hoy,
la categora preeminente es la del presente. Todo ocurre como si la
inteligibilidad procediera casi exclusivamente de l. Lo que aparece es
que este presente es la vez el tiempo de la memoria y de la deuda, de la
amnesia en lo cotidiano, de la incertidumbre, de los sondeos incesantes
y de las simulaciones ms y ms sofisticadas. Lo que aparece es que
este presente es la vez el tiempo de la memoria y de la deuda, de la
amnesia en lo cotidiano, de la incertidumbre, de los sondeos incesantes
y de las simulaciones ms y ms sofisticadas

Tiempo, historia y educacin. Viao Frago, A.

El tiempo como construccin social y relacin. El hombre puede


determinar el antes y el despus, que los sucesos no son simultaneos.
Espacio de experiencias y horizonte de expectativas. Ambos mbitos
unen espacio y tiempo. Son, a la vez, espacio y tiempo. Ambos, a su
modo, condicionan el presente inmediato y son, a su vez, condicin
suya. Por ello, esa experiencia temporal, el tiempo mismo, es un
elemento clave en la evolucin y formacin de la conciencia humana. En
definitiva, el ser humano no inventa por s mismo la nocin de tiempo,
sino que aprende, desde su infancia, tanto dicha nocin como la
construccin social que es el tiempo su estructura, peso, sentido,
efectos.., una construccin a la que est indisolublemente unida. En
definitiva, el ser humano no inventa por s mismo la nocin de tiempo,
sino que aprende, desde su infancia, tanto dicha nocin como la
construccin social que es el tiempo su estructura, peso, sentido,
efectos.., una construccin a la que est indisolublemente unida. La
diversidad lingstica da lugar a diferentes formas de conceptualizar el
tiempo. Pasado perfecto, he amado, un pasado reciente. Los otros dos,
pretrito e imperfecto, son mas pasados, mas remotos.
Medicin, control y percepcin del tiempo. Como ha expresado Le Goff
(1991: 185) en una sociedad la intervencin de los que detentan el

poder sobre la medicin del tiempo es un elemento esencicl desu


poder. De ah que el calendario, la distribucin y apropiacin del tiempo
como la del espacio haya sido siempre UHO de los instrumentos del
poder poltico. religioso o laico. La forma de medir el tiempo condiciona
la forma de captar el mismo. Depende de los medio tecnolgicos que
tenemos para dar presenci a algo que no esta presente. Fijate en el reloj
de arena. Da cuenta de lo que paso y lo que falta. Todo sigue con
presencia.
Modalidades y niveles del tiempo humano. Tiempo personal. Tiempo
grupal. Tiempo sociocultural, entrecruzado con el tiempo personal.
Memoria individual y memoria cultural. La memoria es selectiva. La
historia nace de los jirones de memoria. La memoria personal y la
colectiva. Esta ultima institucional. Archivos, bibliotecas, museos,
escuelas, formas estatales de memoria. Como son instituciones de la
memoria, estn siempre en conflicto, y pueden ser atacadas. La historia,
memoria y recuerdo, recreacin e interpretacin del pasado, ha vivido al
ritmo de las conmemoraciones y aniversarios. Los hechos
conmemorados siempre tienen que ver con la utilidad poltica que se les
pueda dar. Revindicar a Carlos III en 1930, impensable. En los 80 con el
reinado progrestista, copadsimo.
Tiempo e historia o los tiempos de la historia. La cronologa es un
primer atisbo de historicidad, al haber dado una nueva perspectiva de la
temporalidad. Las fechas no son simplemente fechas: estn cargadas
emocionalmente. La pluralidad del tiempo histrico no te permite hablar
en todos lados de Edad media (no hubo una bizantina, una china, etc).
Problematicas del historiador: contextualismo presentista o pasadista. La
cosa es que hay muchos tiempos de la historia: el acontecimiento, la
larga y media duracin, etc, que se van intrensicando en el historiador a
la hora de hacer su laburo
El tiempo escolar en su perspectiva histrica. El tiempo escolar da una
percepcin de progreso: avanzar y progresar certificados por los
exmenes. Es diverso, esta atravesado por el tiempo institucional
(calendario escolar), dictado por otros tipos de tiempo.
Esta conciencia omnipresente del tiempo, de un tiempo siempre
regulado y ocupado, es una de las caractersticas de la institucin
escolar. Y no una caracterstica auxiliar o advenediza, sino consustancial
a la misma. La escuela no es un lugar al cual uno pueda acudir cuando
desee realizar una actividad formativa determinada. Tiene establecidos
sus das y horas de apertura y distribuidas en un cuadro-horario
mensual, semanal y diario, para cada curso acadmico, las actividades y
tareas que en ella pueden Ilevarse a cabo. Esa es su caracterstica
temporal bsica. la precisin de los encuentros, la secuenciacin de
actividades, la previsin, el sentido del progreso y la idea del
tiempo como un valor en s mismo. Enseanzas de la escuela que son
similares a las del mundo fabril. Grosso trodo la liistori a del tiempo
escolar parece haber sido, en este sentido, un aspecto singular, con un

peso social y cultural cada vez ms relevante, del proceso general de


interiorzaemon y sujeemon al imperativo dcl tiempo. O, si se prefiere.
del proceso general de sistematizacin y uniformizacin, de
autodiseiplina y civilizacin propio de las sociedades diferenciadas y
complejas. Lo estricto del sistema se acrecent a medida que se
instauraba la fabrica. Educacion agraria diferente, mas laxa.
Deviene un tiempo social y culturalmente construido. No dado sino
construido por los mismos seres humanos que han olvidado, quizs. el
caracter histrico, y por tanto relativo, de esta construccin; una
construccin a la vez prescrita y vivida, impuesta y contestada, rgida y
adaptable, social e individual.

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