Tratado Del Verdadero Origen de La Religión

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2,

TRATADO
del verdadero origen

DE

LA

RELIGION

y SUS PRINCIPALES POCAS,

LA OBRA

DE

DUPUIS

TITULADA:

PRECEDE UNA DISERTACION


SOBRE LA ANTIGEDAD DEL ZODACO.
POR EL

Agustiniano.
TOMO PRIMERO.

CON LICENCIA:
MADRID: IMPRENTA DE ESPINOSA.
* AO DE MDCCCXXVIII.
Se hallar en la librera ele Gila, calle de Carretas.

INTRODUCCION.

De cuantas religiones profesaron los hom


bres y profesan hoy , ninguna ha tenido me
nos recursos naturales para establecerse, ni
mas obsta'culos que vencer para propagarse,
ni enemigos mas poderosos con quienes pelear
para sostenerse y conservarse, que la de Nues
tro Redentor Jesucristo. Acab este Senor su
vida en un patbulo ignominioso en compana
de dos ladrones , llevando consigo al sepulcro
el odio y la execracion de los prncipes de su
pueblo, y dejando en absoluta dispersion aco
bardados once solos discpulos, rsticos pes
cadores, nicos con que podia contar para
llevar adelante su empresa. Esta era la mas
contraria que podia proyectarse las mas de
las

religiones que florecan entonces, las

(II)
costumbres de todas las naciones, al carcter
ilustracion de aquel siglo, muy distante de
recibir lecciones del pueblo de Israel, que se
miraba como el mas ignorante de la tierra, y
menos de unos judos oscuros sin poltica ni
otros conocimientos. Asi fue, que desde su
origen la Sinagoga y el imperio romano pu
sieron en accion cuantos recursos ha podido
inspirar la poltica para sufocar en su cuna
una Religion que miraban como falsa, absur
da, impa, inmoral y subversiva del estado y
de las religiones mas florecientes en todo el
mundo. Y como no bastasen tantos y tan san
grientos ataques sufridos por tres siglos para
aniquilarla, antes por el contrario creciese y
se fuese estendiendo hasta tal punto, que, co
mo decia Tertuliano, ocupaba ya la capital
del imperio, las provincias, los pueblos, las
aldeas, los campos y hasta el mismo palacio
de los emperadores (i); vinieron para refor
zar el escuadron de sus enemigos los filsofos,
y entre ellos uno ceidas las sienes con la
(i)

Ja Apologa.

( ni )
diadema del imperio, los cuales con sus es
critos, ya de veras valindose de cuantas su
tilezas y argumentos les suministraban las va
rias escuelas de aquella Era, y ya con burlas,
ironas, sarcsmos y desprecio insultante, in
tentaron esforzadamente desvanecer aquella
nueva supersticion, como la apellidaban. Pudo
esta no obstante sobrevivir tan empeados
combates, y viendo sentado en el trono de
los csares un prncipe cristiano, esperaba
dias serenos, tranquilos, frutos de sus victo
rias y triunfos : pero apenas iba gozar de
sus esperanzas, cuando se hall tristemente
despedazada por otra clase mas temible de
enemigos, cuales fueron sus hijos propios, y
envuelta en la guerra civil de las heregas,
que sucedindose unas otras, la combatie
ron con furor increble hasta fines del siglo
octavo. La historia nos ensea que descans
algun tanto en los siglos siguientes hasta el
decimoquinto: mas acostumbrada la fatiga
de las armas, no vemos que medrase cosa de
provecho en una paz tan larga ; antes se deja

( IV)
ver dbil y macilenta, tanto que apenas con
serv algun rastro de su juvenil robustez y
belleza. Como acaece al atleta vigoroso y menbrudo que se robustece y mejora en los tra
bajos y peligros de la campaa , y se enerva
y enflaquece en el ocio y regalo de la vida
tranquila de la corte; tal la par el ocio de
la paz y tan desmejorada estaba, que apenas la
conocieran sus propios hijos , y de ellos hubo
algunos mas atrevidos que osaron darle en
cara y zaherirla por los lunares y rugas que
la afeaban, llevando tanto su atrevimiento
que la desconocieron al fin; y faltndole la
obediencia que le deban , intentaron eman
ciparse. Nuevas guerras, campanas muy pe
ligrosas, que empezando en el siglo dcimo
quinto duraron todo

el

dcimosesto.

Para

sostenerse y acudir su defensa reanim su


antiguo vigor, y se dej ver triunfante otra
vez y victoriosa en Trento. Sus nuevos ene
migos no desistieron sin embargo de la em
presa, y forzados en sus mismos atrinchera
mientos, medida que iban quitndoseles de

(V)
las manos las armas de la Escritura Santa con
que peleaban al principio, emplearon las de
la razon , viniendo por ltimo sacudir el
yugo de la autoridad

absolutamente.

Esto

abri el campo los filsofos del siglo diez y


ocho para embestir con ella cara descubier
ta sin miramiento alguno, guiados solo por
su dbil razon y sus sentidos. Por todo el es
pacio de este siglo fueron innumerables los
escritores filsofos que la

impugnaron osa

damente , innumerables tambien los sabios


que descendieron la arena para defenderla.
Al fin consigui la audaz filosofa sentarse
otra vez sobre el trono, y cant su triunfo, y
despleg todas sus fuerzas y sus ardides para
destruir esta Religion hasta los cimientos: : : : :
Miserable hija de Babilonia ! Mientras gemia
la Religion cristiana en la amargura de su
dolor, cautiva su cabeza, dispersos sus minis
tros y perseguidos, arruinados sus templos, y
hecha objeto del ludibrio de sus enemigos
mas implacables, se libraban estos entre s
combates

encarnizados,

luchaban discordes

( vi)
unos con otros, se abandonaban toda clase
de escesos y desrdenes , y atropellando los
principios eternos de justicia, que son las bases
de toda sociedad bien constituida y los garan
tes de la seguridad delas naciones, concitaron
contra s el odio de ellas, y las obligaron de
fenderse reunidas, resultando de su defensa
la ruina del comun agresor. No fue en esta
ocasion la verdad la Religion quien pele
para conseguir el triunfo; pelearon por ella
sin advertirlo la poltica y el interes particu
lar de las naciones , y aun la misma filosofa
dividida entre s, como las estrellas del cielo
en su rden y marcha pelearon contra Sisara
en favor de Israel (i); resultando de tan aca
lorados choques y trastornos el convencimien
to de la insuficiencia de la razon para dirigir
al hombre ella sola y para conservar las
naciones dentro de la senda que puede con
ducirlas su felicidad : desengao costossimo
para el gnero humano, que vi manchado
con su sangre todo el suelo de Europa , y sa'. ( i ) Judie, c, 5., v. 10.

( VII )
orificados millones de hombres al furor de las
pasiones y la filantropa^ de los nuevos fil
sofos. Acaso se olvidar \ 6 dolor! este escar
miento, y se renovarn algun dia tan crueles
escenas para volver recordarlo, como suce
de al joven fogoso, que apenas sana de la en?fermedad que le produjo su desbocada lasci
via , cuando olvidado de sii desgracia repite
sus escesos para sufrir otros nuevos males.
Entre tanto la Religion de Jesucristo se
ve protegida por los prncipes y por los go
biernos ; mas no la algan tanto estas seales
de estimacion y aprecio con que se ve obse
quiada, que descanse tranquila sobre el apoyo
de favores humanos. El cimiento de su f y
de su confianza es solo su Divino autor Jesu
cristo. Fundada sobre esta piedra angular no
teme que el poder del infierno

prevalezca

hasta el punto de conseguir su total esterminio. Este poder insensato no cesa en sus ma
quinaciones, no descansa, no admite treguas:
la asalt en otros tiempos cual leon furioso,
y ahora se desliza cual serpiente engaosa con

( VIII )
astucia increble para sorprenderla; pero asi
como la paciencia de nuestros padres venci
las embestidas de aquel leon terrible, asi de
bemos nosotros armarnos de vigilancia, para
evitar la sorpresa de esta serpiente tortuosa.
Seguros debemos estar de que la Religion
nunca faltarn enemigos y persecuciones, ora
de leones, ora de serpientes; mas temibles
cuando pelean con dolo y disimulo, que cuan
do embisten con bravura y denuedo. Tiempos
hubo en que ese enemigo forzaba los cris
tianos negar Cristo : hoy ensea negarlo
los sucesores de la f de aquellos. Enton
ces forzaba, ahora ensea. Apareca enton
ces furibundo bramando, ahora apenas se per
cibe ,

segun que se escurre y se cuela por

cualquier entresijo, dando mil vueltas y re


vueltas para que no lo adviertan. Videbatur
tune fremens\ lubricus nunc et oberrans dificile videtur (i).
Pues entre la muchedumbre de formas de
que se revisti este enemigo para atacar la
(i)

D. Augustinus in Pt. 59.

( i* )
Religion en los das que obraba di con toda
libertad y cantaba anticipadamente el triun
fo, fue una que podemos llamar de aspid , con
que intent , valindose de la pluma del ciu
dadano Dupuis, persuadir al pueblo cristiano
que estaba enganado acerca del objeto de su
culto, y que este ni era ni podia ser otro, que
iese Sol material que nos alumbra y vivifica
que este habia sido el nico Dios de todas las
naciones, y en todas las edades bajo distintos
nombres, y que lo era tambien de los cristia
nos bajo el nombre de Jesucristo : nombre
que se habia querido en tiempo de ignoran
cia y de supersticion atribuir un personage
clebre; pero tan fabuloso y mentido como el
Hrcules, el Jpiter y el Adonis de los an
tiguos.
Para probar esto escribi una obra titu
lada: Origen de todos los Cultos, Religion
universal, impresa en Paris el ano tercero de
la que fue repblica, y despues imperio y
hoy reino de Francia, en tres tomos en folio,
con otro de mapas: obra, que atendido su ta

(X)
mao , es acaso la mas voluminosa que se ha
escrito por ningun filsofo contra la Religion
cristiana : obra original, en la que se le ataca
de un modo, con unas armas y bajo un as
pecto del todo nuevo y estrao: obra llena
de erudicion inmensa , trabajo de diez y seis
aos de infinita lectura: obra envuelta toda
en las oscuridades de la mas sublime astrono
ma, y en el laberinto de autores historias
antiguas, de escrituras simblicas, de fbulas,
de alegoras, y de las mitologas de todas las.
naciones idlatras.
Tan vasto edificio levantado por la incre
dulidad, ha asustado muchos y los ha inti
midado, creyendo obra casi superior las
fuerzas humanas su destruccion, y ha seducido
infinitos , de los cuales pocos se acercaron
beber el veneno en su origen , y solo se ato
sigaron en la lectura del compendio de dicha
obra trabajado por el mismo autor, en al
gunos otros

libritos en que por

el mismo

tiempo se ha propinado el mismo veneno. Si


la tal obra fuese tan slida como elevada y

(XI)
artificiosa, no hay duda que seria empresa
ardua y aun temeraria , atendida la debilidad
de mis fuerzas, su impugnacion ; pero me ha
parecido mi falta de cimientos, y la he lle
gado mirar (tal es mi atrevimiento) con
cierto desprecio , lejos de poder reducirme
cobrarle miedo, como se me ha querido inspi*
rar. La considero como un repertorio inmen
so de materiales de todas clases , sin la distri
bucion competente para formar un todo bien
dirigido y coordinado. He tocado en ella mu
cha falta de verdadera lgica, inexactitud en
sus raciocinios, equivocaciones afectadas, con
tradicciones y repeticiones sin cuento: mala
f en las citas, descaro imprudente, orgullo
insufrible, saa y furor contra la Religion
cristiana y sus ministros. Todo lo embrolla y
mete barato, como suele decirse, para alu
cinar mas fcilmente al lector incauto. Sobre
todo, es ridicula la vana confianza con que se
jacta de la victoria cada paso, antes de haher emprendido el ataque. Nada de esto es estrao. El mismo confiesa que nombrado jara

(XIIN)
la convencion nacional en el tiempo que iba
revisar su obra, no pudo hacerlo por no
privar la patria de una porcion considera
l)le de su tiempo. wDe lo que han debido re-<
sular, dice, algunas inexactitudes en ella(i)."
Esta aceleracion en publicar un trabajo he
cho en gran parte bajo el filo dla segur re
volucionaria , y con

el alma bramando de

odio contra los ministros de la Religion, no


eran circunstancias que favoreciesen la calma,
la imparcialidad y el pulso necesario para
madurar una produccion d esta naturaleza;
y he aqui una disculpa buena, si la pudiera
haber , de los graves defectos que mi juicio
hacen su obra poco slida y nada exacta.
Por fortuna, no es necesario para mi ina
tento entrar desenvolver ni refutar la parte
astronmica de esta obra, porque cuanto dice
sobre esta materia es ageno de mi instituto.
Sern ciertos y evidentes todos los fenmenos
celestes, todas las conjunciones, oposiciones,
ascensiones , orientes y ocasos csmicos , acr(i)

Tom. 3? p. 353, nota /', que es ta ltima.

( XIII )
hicos y heliacos, paranatelones, decanos y de
ms queDupuis espliea; pero, de estos fen
menos se seguir que la Religion mosaica y
la cristiana son dos sistemas mitolgico-as
tronmicos , en

los

cuales se pintan todos

aquellos movimientos de los astros y sus com


binaciones, bajo el velo de las alegoras? Esto
es lo que yo me propongo averiguar, dejando
los astros que corran y describan sus rbitas
en paz, juntos separados; porque esto es lo
que conduce para salvar la verdad de nues
tra Religion divina, y defenderla de los ata
ques del ciudadano Dupuis.

Pero antes de entrar en materia, me ser


preciso decir lo que se me alcance sobre el
origen del Zodaco y la antigedad de sus sig
nos, porque es punto harto interesante y trascedentat en

toda la obra y su refutacion.

Por lo dems nada me interesa poner en cla


ro, s las mitologas de las naciones idlatras
son no unos verdaderos sistemas de astrono
ma espresados en lenguage alegrico, y reves
tidos del adorno de la fbula. Qu le intere-

( XIV )
sa al cristiano que Hrcules, por ejemplo, sea
el Sol , y sus doce trabajos una esposicion ale
grica del trnsito de este astro por los doce
6gnos del Zodaco; que por el contrario,
Hrcules haya sido un hroe, cuyos doce tra
bajos sean doce hazaas las mas notables de
su vida , desfiguradas y abultadas en el curso
de la tradicion que las transmiti, y que des
pues de hecha la apoteosis del hroe, lo ha
yan trasladado al Sol y comparado la carrera
de su vida con la del astro ? Porque puede
haber

sido lo uno y lo otro. Actualmente

cuando la astronoma ha hecho tantos des


cubrimientos con los

nuevos

telescopios de

Herschell, vemos que los astrnomos descu


bridores de nuevos astros, les han dado nom
bres de prncipes y princesas de su tiempo y
pas. Luego otros astrnomos quisieron se lla
masen con el nombre de sus inventores ; y fi
nalmente, otros les llaman con el nombre de
Cres, Palas y Urano. Pues vamos ahora ha
cer una otra suposicion. Supongamos la
astronoma tan atrasada como lo estaba dos

'( XV)
mil aos ha, y supongamos que Napoleon
se le hubiese trasladado al cielo en su apotesis, colocndolo en la constelacion que se lla
ma Hrcules ingenculo ahinojado, y que
igualmente se hubiesen colocado los genera
les Welington, al emperador Alejandro, al
prusiano y al espaol en las constelaciones
que llamanos leon nemeo, el alacran can
cer , el pastor , y el dragon guarda de las
manzanas. Por qu no podia decirse que
Hrcules ahinojado , seguido de esas cuatro
constelaciones denotaban la derrota de Napo
leon causada por la Inglaterra, la Rusia, la
Prusia y la Espaa reunidas? Y oscurecin
dose estos sucesos en la noche de los siglos:
l no podra venir un Dupuis que se empease
en probarnos, que jamas

haban

sucedido;

que era una mera fbula bajo la que se que


ra dar entender la posicion de esas conste
laciones y la convinacion de sus movimientos?
Tenemos en el da una reina la que se est
juzgando en un parlamento acusada de adl
tera, y se le supone cmplice en su delito un

( XVI )
tal B... Supongamos que ambos acabasen tragimente en un patbulo, y que las opiniones de
los pueblos fuesen en el da tales que los indugesen creer que eran trasladados los as
tros estos dos personages , como se crea en
otro tiempo de los hroes. Pues he aqui que
al pueblo fantico, como lo puede estar fa
vor de su reina, se le pusiera en mientes que
habia sido trasladada uno de los planetas
constelaciones por entonces innominadas, y
su amante un satlite, una constelacion
inmediata la de la reina, llamndolas una
C... y otra B... ; y he aqui campo dilatado
de disputas para indagar al cabo de veinte si
glos, si las constelaciones que van inmediatas
en el cielo , haban dado lugar la fbula de
estos amores, d la historia de estos amores ha
bia dado origen los nombres de aquellos as
tros ; como se disputa en el dia si el suceso de
la cabellera de Berenice did motivo apelli
dar asi una constelacion, el nombre de esta
constelacion did margen lo que se cuenta
acerca de la cabellera de Berenice en la famo

( XVII )
sa elega de Calimaco, que tradujo Catulo*.
Cuanto disputa Dupuis sobre semejantes pun
tos no me interesa , y asi ne me detendre
impugnar la gran parte de su obra que em
plea en estas averiguaciones. Sean todos los
dioses de la gentilidad el dios Sol bajo dis
tintos nombres y emblemas, sea que esos
dioses hayan sido en realidad personages c
lebres por su poder y hazaas, disptenlo '
los que los adoraron los adoran , que mi
solo me basta probar que adoro, no al Sol,
sino su Hacedor Omnipotente y su hijo
consustancial Jesucristo, con el Espritu Santo
que ha hablado por sus profetas.
Intento, pues, probar en esta obrita , que
la Religion que el Seor ense Adan en el
Paraso , y que se conserv en su descendencia
hasta el tiempo de Moises, Religion promul
gada de nuevo en el Monte Sina, y final
mente anunciada los hombres por el Divino
Verbo Jesus, nuestro Maestro y nuestro Re
dentor, modificada en estas tres pocas conforme los planes de la eterna sabidura , y
c

( XVIII )
acomodada las circunstancias de los tiempos
y las nuevas exigencias del gnero humano:
que esta Religion es el origen verdadero de
todas las demas religiones y cultos antiguos,
en todos los cuales se descubren vestigios de
aquella muy claros, aunque por varias cau
sas que indicar , se hayan ido oscureciendo
los dogmas primitivos, y mezcldose con el
oro pursimo de aquella enseanza celestial,
la escoria inmundicias de las fbulas y ca
prichos estravagantes de los hombres. Por con
siguiente, har ver que esta Religion divina,
ni ha mendigado sus dogmas de los filsofos?
ni ha viciado sino perfecionado la moral de la,
razon , ni ha copiado su culto del que los id
latras tributaban sus dioses falsos, especial
mente al Sol. A solo Jesus el celestial y divi
no Maestro de nuestras almas, fue dado pre-sentar al

hombre

la Religion arquetipa y

verdaderamente universal, libre de todo error,


acomodada todas las condiciones, suficiente
para llenar los vacos que deja la razon en el
sistema de conocimientos de primera necesi-

(XIX)
dad, para saber dirigirse la felicidad verda
dera que es su tltimo fin.
Dudando yo sobre el tratamiento y moda
les que debia usar, hablando con el autor de
la obra que impugno, me encontr con la re
gla siguiente, que para nivelar el estilo en
casos semejantes , nos da el maestro de la ur
banidad , no menos que de la elocuencia ro
mana

Marco Tulio, el cual hablando pun

tualmente con los apologistas de su Religion,


dice asi : Qua quidem in causa et benevolos ohjurgatores placere , et invidos vituperatores
confutare possumus , ut alteros reprehendiste
paniteat , alteri didicisse se gaudeant. Nam
qui admonent amice, docendi sunt\ qui inimice
insectantur repellendi (i). De estos ltimos es
sin duda el ciudadano Dpuis , como apare
cer en el cuerpo de esta impugnacion ; y asi
. me he propuesto tratarlo con la moderacion
y decoro que

me

ensena Jesucristo en

su

, Evangelio, con l dignidad propia de la cau-

(i)

De nat. Deorum^tib. i?c. 3?


C 2

( XX)
sa que defiendo , y con la energa y firmeza
que se hace acreedor por su tono desen
vuelto imprudente. Penetrado como estoy
de la verdad y grandeza de mi santa Reli
gion , no me intimidan sus tremendas alhara
cas y cacareos con que intenta sorprender los
incautos y alucinar los ignorantes. S que
si en mi impugnacion hubiese algun flaco,
esto prueba mi debilidad , pero no enerva la
firme inalterable certeza de mi Religion
que defiendo. A la cual defensa no ser justo
echar mano sin manifestar aqui el convenci
miento de mi insuficiencia, y la necesidad
de los auxilios del cielo para desempearla
dignamente, y pedirlos con corazon llano y
sincero , como lo hacia mi buen hermano y
maestro Fr. Luis de Leon, al principio de su
inmortal obra de los Nombres de Cristo, con
las siguientes palabras que gustosa y dulce
mente repito:
crPor

lo cual desconfiando

'.

de nosotros

mismos, y confesando la insuficiencia de nues


tro saber , y como derrocando por el suelo

( xxr )
los corazones, supliqudmos con humildad
aquesta divina luz, que nos amanezca, quie
ro decir, que envie en mi alma los rayos de
su resplandor y la alumbre, para que en esto
que quiere decir de l, sienta lo que es digno
de l , y para que lo que en esta manera sin
tiere lo publique por la lengua en la forma
que debe. Porque, seor, sin t quin podr
hablar como es justo de t? quin no se
perder en el inmenso ocano de tus escelencias metido, si no le guias tu al puerto? Luce
pues, solo verdadero Sol, en mi alma, y
luce con tan grande abundancia de luz , que
con el rayo de ella juntamente y mi voluntad
encendida te ame, y mi entendimiento escla
recido te vea, y enriquecida mi boca te hable
y pregone, sino como eres del todo, al menos
como puedes de nosotros ser entendido, y
solo fin de que tu seas glorioso y exaltado
en todo tiempo y de todos. Amen (i)."

(i) Nomb, de Cristo, p. i3. Edicin de Falencia de i770,

NDICE
DE LOS CAPTULOS

mutil m cffa primera favtu

FOLIOS.
Disertacion preliminar sobre la antigedad
del Zodaco
t.
Captulo I. Que cosa es Dios segun Dupuis. i2i.
Cap. II. Cual sea la Religion universal del
Dupuis

i 34.

Cap. III.0 Del rntodo que debe seguirse para


investigar el origen de la Religion y de
los cultos

i6i.

Cap. IV.0 Ddgmas primitivos del gnero hu


mano

i7i,

Cap. V. Del culto primitivo del gnero hu


mano
Cap. VI.0 De la antigedad de los libros
simblicos citados

200.

Cap. VII.0 Se responde las objecciones de


los incrdulos, contra la autenticidad
del Pentatuco

222.

Cap. VIII.0 De donde tomaron los autores

de los libros simblicos, que hemos cita


do , los dogmas y ritos que hemos visto
en ellos
Cap. IX. La tradicion de los dogmas y cul

2 3 1.

to primitie os , que hemos encontrado con


signada en los libros simblicos citados,
es la mai antigua

2 5 8.

Cap. X. La tradicion de los dogmas y cul


to primitivos que hemos hallado en los
libros simblicos citados, era universal. . 269/
Cap. XI. La tradicion de los dogmas y cul
to primitivos, conservada en los libros
simblicos citados, es superior a los al
cances de la razon
280.
Cap. XII. Esta tradicion en ninguno de los
libros simblicos se ha conservado mejor
que en el Pentateuco

.-

2 9 3.

Cap. XIII. Demustrase la veracidad del


Pentateuco

3o6.

Sobre la antigedad del Zodaco y la de lo


signos con que se figuran sus doce conste^
iaciones y las demas del cielo.

$. 1?
Sistema de Dupuis y debilidad de las razones
en que lo funda.
Al fin de la obra que voy impugnar estampo
su autor una disertacion sobre el origen de las
constelaciones, en la cual trata principalmente de
las doce que se ven en el Zodaco, y acomodn
dome su mtodo, habra dejado para lo ltimo
el exmen de aquella disertacion , si no hubiese
credo mas conveniente hacerlo en este lugar por
el influjo que tienen las cuestiones que aqui han
de tratarse sobre los puntos principales de todo
el sistema de Dupuis. "Nosotros, dice el mismo
en el principio de su disertacion, no hubieramos
podido esplicar asi estas fbulas y monumentos
(habla de los sistemas religiosos y de los monu
mentos de los cultos) por las imgenes celestes
(esto es, por los smbolos de las constelaciones) si
Tomo L
;

(O
estas mismas imgenes no hubiesen sido el tipo
.y los elementos que se emplearon en su composi
cion. En una palabra , por medio de estas imge
nes se espcan con maravillosa armona los mo
numentos de la antigedad religiosa; luego estos
monumentos, estas fbulas se compusieron por el
modelo de aquellas imgenes preexistentes. Las
imgenes fueron el original, y los sistemas relt.
.giosos son copias suyas."
:
No puede darse raciocinio mas falso por mas
que deslumbre primera vista. Analicmoslo pa
ra conocer el sofisma. Tenemos en la antigedad
mitologas sistemas fabulosos de religion: tene
mos monumentos de varios cultos: tenemos asi
mismo en la antigedad ciertas imgenes geroglficas, que son los signos que representan las
constelaciones del cielo. Se advierten ciertas rela
ciones, cierta analoga entre aquellos sistemas y
estos smbolos. Pero esta analoga puede ser efecto
de una de dos cosas : de que los sistemas mito
lgicos se hayan Jbrjado por el tipo de aquellos
smbolos preexistentes, de que los smbolos se
hayan aplicado significar las constelaciones para
inmortalizar y divinizar , digmoslo asi , las fbu
las y los personages que en ellos obran. Pudo ha
ber un monarca en Egipto cuyas conquistas y ha
zanas se abultasen en la sucesion de los tiempos,
y se desfigurasen de diversas maneras por distin
tas naciones que se lo apropiaron cada una si
misma. Hecha despues la apoteosis de este hroe
lo trasladaron al cielo, y all pintaron las princi
pales hazaas de su vida en diferentes cuadras 9

(3)
smbolos que dieron nombre distintas constela
ciones. Pudo suceder por el contrario, que des
pues de pintadas por la imaginacion en el cielo
aquellas imgenes, se tuviesen por personages que
realmente habian existido, y con estos elementos
6e compusiesen las fbulas religiosas, y su me
moria y para darles culto se erigiesen los tem
plos y estatuas, que consagraron sus falsos dio
ses las naciones del mundo antiguo. De consi
guiente, el argumento puede reducirse estos dos
entimemas. Los smbolos de las constelaciones tie
nen cierta relacion y analoga con los sistemas re
ligiosos de la antigedad; luego aquellos smbo
los son el tipo el original de estos sistemas: y
tambien, los sistemas religiosos de la antigedad
tienen cierta analoga y conformidad con los sm
bolos de las constelaciones; luego aquellos siste
mas fueron el tipo modelo por el que se idea
ron estos smbolos. En dos palabras: si las fbu
las se esplican por las imgenes, tambien las im
genes se esplicarn por las fbulas, y por esta
razon tanto se infiere que los smbolos de las
constelaciones precedieron los sistemas religio
sos, como que los sistemas religiosos precedieron
los signos de las constelaciones; luego no se in
fiere ni lo uno ni lo otro; luego es necesario in
dagar por otros medios cul de estas dos cosas
precedi la otra.
Asi es, que desconfiando Dpuis de la fuerza
de su falaz raciocinio, quiere probar al fin de su'
obra lo que ha supuesto por cierto en toda ella:
fgue los smbolos de las constelaciones precedie*

( 4 )
ron los sistemas religiosos: y para no quedarse
corto los hace nada menos que unos doce mil
aos mas antiguos que los sistemas religiosos que
se tienen por primitivos. Porque dice que el Zo
daco tan cabal y completo como lo tenemos en el
dia con sus doce signos , cuales se pintaban pocos
aos ha al frente de los meses en nuestras al
manaques, fue invencion de los egipcios, hecha
cuando el Sol tocaba el equinocio de Primavera,
yendo en conjuncion con el signo de Libra, desde
cuya. poca hasta la de hallarse el Sol en conjun
cion con Aries, al tocar dicho punto debieron cor
rer doce mil novecientos sesenta aos poco mas
menos, y es la mitad del ao mgno de vein
te y cinco mil novecientos veinte aos comu
nes. Y siendo ya pasados mas de cuatro mil aos
desde que empez entrar el Sol en conjuncion
con Aries al principio de la Primavera, resulta
de antigedad al Zodaco, segun Dupuis, unos
diez y siete mil aos. Y en qu datos, en qu
testimonios funda un sistema tan monstruoso?
En que , segun el , no pudo el Zodaco , tal como
lo tenemos, ser invencion sino de los egipcios: y
en que los egipcios no pudieron idear los sm
bolos de sus constelaciones, tales como los vernos,
sino en la poca espresada, cuando el Sol estaba
en conjuncion con Libra en el equinocio de Pri
mavera.
Da por cierto Dupuis que los smbolos de que
vamos hablando se inventaron para denotar los
grandes fenmenos de la naturaleza en las cuatro
estaciones del ao, y las principales operaciones

( 5
peridicas de la agricultura. Bajo este supuestot
Libra se invent para significar la igualdad del
dia con la noche en el equinocio de Primave
ra. Escorpion para indicar las enfermedades que
ocurrian en el Egipto en, el mes de abril, ocasio
nadas por los vientos pestilenciales que soplaban
de la Etiopia. Siguese Sagitario, cuyo arco y fle
cha denotan la velocidad de los vientos etesios
que soplan por mayo en Egipto. Capricornio re
presenta al Sol saltando y trepando en el puesto
mas alto de su carrera en el solsticio de Verano.
Por entonces empiezan las inundaciones del Nilo
y continan casi hasta el equinocio de Otoo, y
por eso pusieron en julio y agosto Acuario y
Piscis, signos acutiles. En el equinocio de Otoo
colocaron Aries, porque en setiembre salian los
ganados pacer por el campo, medida que se
iban retirando las aguas del Nilo. Por octubre
^$us ltimos dias empezaban labrar la tierra con
el arado, y de ah el representar al Toro en el
signo de aquel mes. En el de noviembre apunta
ban nacer las mieses y nuevas plantas que se
habian sembrado, y esta fecundidad de la madre
tierra ia espresaron con el smbolo de los Geme
los. En diciembre , llegado que es el Sol lo mas
bajo de su carrera , retrocede hcia arriba volvien
do para atras como el cangrejo; animal por lo
tanto escogido para significar este fenmeno que
sucede en el solsticio de Invierno. La vegetacion
# en Egipto nunca est tan fuerte y pujante, ni
las demas producciones de la naturaleza apare
cen tan bellas y vigorosas como en el mes si

( 6 )
guiente 1 -de -aquel solsticio, y para denotar es-*
ta robustez se escogi al Leon. A esta lozana su
cede la madurez de las espigas y frutos que se
recogian por febrero hasta el equinocio de Pri
mavera, y ponian la Joven espigadera por sm
bolo de este ltimo mes. De esta esplicacion de
los signos colige Dupuis, que si solo en Egipto
guardan este orden los fenmenos de las estacio
nes, y las operaciones de la labor, y solo se en
cuentra este orden cuando ponemos al Sol en
conjuncion con Libra en el equinocio de Prima
vera, no pudo inventarse sino en Egipto, y en la
citada poca el Zodaco y sus signos.
Este argumento tambien aparece primera
vista una demostracion; pero bien examinado no
tiene fuerza alguna. Porque entra suponiendo que
los egipcios denotaron desde el principio las cons
telaciones del Zodaco que se hallaban en conjun
cion con el Sol, y asi pusieron al Sol en Libra
en el equinocio de Primavera: esto es, significa
ron que en aquel equinocio el Sol y la constela
cion de Libra nacian un mismo tiempo por el
Oriente , y se ponian juntos la tarde por el Oca
so. Pero como pudo suceder de otro modo, de
ah es que el mismo Dupuis da entender la
poca solidez de aquel raciocinio por estas palabras.
"La nica objeccion que aparece de alguna
importancia contra esta esplicacion los que su
ponen al mundo criado, es la mucha antigedad
que damos la invencion del Zodaco. Esta difi-*
cuitad se desvanecera dando por supuesta algu-i
na desigualdad en la precesion de los equinocio

"( 7 1
que yo no creo. Pero nosotros hemos sentado que
el signo que se represent con un geroglfico que
denotaba el estado del cielo de la tierra en ca
da mes, era el que estaba en conjuncion con el
Sol. Mas para allanar aquella dificultad, puede
decirse que los inventores del Zodaco colocaron
estos, smbolos, no en el lugar que ocupaba el
Sol, sino en la parte opuesta del cielo; de suerte,
que el Oriente vespertino de cada signo fue lo
que regl el calendaro, y espres la marcha de
las noches , como lo dicen Arato y Macrobio. Aun
en esta suposicion perteneceria la invencion del
Zodaco los egipcios incontestablemente; pero
no subira de la poca en que el Toro era signo
equinocial de la Primavera unos dos tres mil
aos antes de la Era vulgar. Asi en esta hiptesi
cuando el Sol en conjuncion con Toro llegaban
juntos al Ocaso, el primer signo que se descubra
por el Oriente encaramndose sobre el Orizonte
y acababa de nacer era Libra, y la ascension de
esta constelacion designara el equinocio de Pri
mavera. Del mismo modo la entrada del Sol en
Leon se sealara por el nacimiento acrnico y
total de Capricornio la tarde: la entrada en
Acuaro en solsticio de Invierno por la ascension
de Cncer: la entrada en el. Carnero que corres^
pondia al mes de la siega por la ascension de la
Virgen espigadera , y asi de las demas , y de es
ta suerte todos los emblemas tendran la misma
significacion que les hemos dado (i).
()

T. 3. pg. 340.

(8)
Sgnese de esta confesion de Dupuis, que na
da vale cuanto habia ya dicho para probar la
supuesta antigedad del Zodaco, puesto que, se
gun el mismo conoce , las esplicaciones que ha
dado tienen su aplicacion , bien sea suponiendo
al Sol en conjuncion con los signos ya dichos diez
y siete mil aos ha , bien suponindolo en opo
sicion con los mismos dos tres mil aos antes
de nuestra Era. Deberia haber probado que los
egipcios no usaron del segundo mtodo sino del
primero, para idear y colocar los signos de las
constelaciones zodiacales : esto es, que atendieron
las conjunciones del Sol con los signos, como
lo hacemos en el dia ; pero adelante veremos que
no podia probarlo. Entre tanto, es digno de no
tarse en este lugar, que los signos del Zodaco,
puestos segun el orden con que hoy los vemos,
se acomodan los fenmenos del cielo y las
operaciones de la agricultura , asi en Egipto como
en los demas pases de la zona templada boreal,
con la sola diferencia de que para acomodarlos al
Egipto, es necesario suponerlos en oposicion con
el Sol , y para adaptarlos otros pases deben su
ponerse en conjuncion con l, como se ve en l&
tabla siguiente formada segun los sistemas da
Piuche y de Dupuis.

( 9 )

LIBRA.
EN EL EGIPTO,

EN OTROS PAISES.

EN OPOSICION CON El SOL.

EN CONJUNCION CON EL SOL.

Marzo.
Dias y noches iguales.
Equinocio de Primavera.

Setiembre.
Das y noches iguales.
Equinocio de Oloiio.

ESCORPION.
Abril.
Octubre.
}
Tientos pestilenciales.
Enfermedades del Otoa
*
, ...
SAGITARIO.
Mayo.
Noviembre.
J
Tientos etesios.
Caceras.
. \ CAPRICORNIO.
Junio.
Diciembre.
Solstkio descendente y\
lSohdo asrPndente j
Pr.nc.pio de la mun-J
principio de lluvia,
dacion.
/
V
ACUARIO.
Julio.
Enero.
Inundacion del Nilo.
Lluvias.
Tomo L
a

( io )
PISCIS.
.
Agosto.
Febrero.
Concluye la inundacion.
Pesqueras.
*

ARIES.
Setiembre.

Marzo.
*
(Equinocio de Prima
vera y parto de- las
ovejas.
TAURO.

Octubre.
Labor de los arados.

Abril.
Parto de las bacas,

GMINIS.
Noviembre. Mayo.
Ganados por los campos. Parto de las cabras.
.
,
.....
CNCER.
Diciembre.
, '
Junio.
Solsticio ascendente.
Solsticio descendente.
LEO.
Enero.
Fuerza y color de la >
vegetacion.
J

Julio.

VIRGO.
Febrero.
Siegas.

Agosto.
Siegas y vendimias.

Resultando pues adaptados los smbolos en

( I )
trombos sistemas y climas diversos con sola la
diferencia dicha, nada ha adelantado hasta aqu
Dupuis. Restbale investigar si fueron los egipcios
los que entregaron otras naciones el Zodaco
cual le tenemos, si lo recibieron de otra nacion;
puesto que en uno otro caso solo tuvo el que
lo recibi el traba jo de cambiar el modo de con
siderar las constelaciones. Si otras naciones lo re
cibieron de los egipcios, significaron con aquellos
smbolos que tenemos las constelaciones que iban
en conjuncion con el Sol. Si los egipcios los re
cibieron asi de otras naciones, mudaron sola
mente este orden, colocando en sus almanaques
en cada mes el smbolo de la constelacion que
estaba en oposicion con el Sol.
*

$. II?
Investigacion del primitivo origen del Zodiaco.

Para averiguar cundo se invent el Zodaco y


sus signos , me ha parecido conveniente estudiar
el rumbo que^ sigui el espritu humano , para
adquirir los conocimientos astronmicos que de
bieron preceder aquella invencion, hasta llegar
la poca en que debi descubrirlo : confirmando
eon hechos, en cuanto me sea dable, mis conje
turas : hechos tomados de la escelente historia de
la astronoma del desgraciado Baill. Pues para
trazar la marcha que los hombres siguieron en
*
-y >

( iO
el estudio del celo y de los astros , y la progre
sion y pocas de sus descubrimientos astronmi
cos, debemos prescindir de cules fueron estos
antes del Diluvio, pues aunque los Patriarcas an
tediluvianos conocieron los astros, distinguieron
los errantes de los fijos, descubrieron sus movi
mientos , y en mi modo de pensar son los auto
res de los mtodos indianos, que con justa razon
celebra el Baill, para calcular los perodos de sus
revoluciones, los eclipses y otros fenmenos ce-'
lestes ; toda esta ciencia se perdi casi del todo en
el Diluvio, quedando apenas conservados por tra
dicion algunos ligeros vestigios de aquel estudio.
Contrayndonos pues los siglos posdiluvianos,
y suponiendo que en ellos volvieron los hombres
observar de nuevo los astros, vamos que mo-j
tivos pudieron escitarlos su observacion.
Es indudable que el hombre no se mueve
observar , sino estimulado por la necesidad por
la curiosidad, y primero por aquella que por esta;
pues que solamente es curioso despues de haber
satisfecho sus necesidades. Asi que, la necesidad
que lo escit la observacion de . los astros , no
fue otra que la de hallar en sus movimientos una
medida igual y constante del tiempo. Vean sucederse el da la noche , y en la Luna observaban
mutaciones muy frecuentes y harto sensibles , que
guardaban con la mayor exactitud cierto perodo.
Veanla desaparecer y volver aparecer de nue
vo , ir creciendo su luz cada dia hasta presen
tarse llena del todo, y luego por la inversa ir
disminuyndose la parte iluminada de su disco
v .
i
i

i'#
-

de da en da, hasta sumergirse al amanecer en


los resplandores del Sol. De aqu formaron los
primeros perodos de tiempo que fueron das, se
manas y meses, cada semana compuesta de siete
dias, que son la cuarta parte del tiempo que
gasta la Luna en su revolucion al rededor de la
tierra con corta diferencia. En la neomenia Lu
na nueva empezaba la primera semana del mes:
la segunda el dia que puestas del Sol apareca
la Luna en el meridiano, que llamamos cuartocreciente : la tercera el dia en que nacia la Luna
al mismo tiempo que se ocultaba el Sol , que es
la Luna llena ; y la cuarta finalmente el dia en que
vean nacer la Luna hcia la media noche, que
decimos cuarto menguante, y aun hubo gentes
que partieron el mes en dos mitades, la una corra
de la Luna nueva la llena , y la otra de esta
la nueva siguiente ; mientras que otros juntaron
en uno dos meses, haciendo aos de sesenta dias
de dos lunaciones.
yxt: Pero si la revolucion de la Luna y sus varios
aspectos les ofreci los hombres de aquellos si
glos medidas de estos perodos , observaban otros
al mismo tiempo en la tierra, cuya duracion y
su vuelta les era muy interesante determinar. Al
frio se sucedia el calor , las lluvias la sequedad,
y estos trnsitos no eran repentinos , sino que por
lo comun se hacan gradualmente. Ni tenan otro
medio para fijar la duracion de cada una de estas
variaciones y el tiempo de su vuelta , que aplicar ellas los perodos que ya habian observado en
Jas revoluciones lunares. Enseados por la espe-i

( <4 )
rienda conocieron que el tiempo del frio duraba
unas tres lunaciones : otras tantas el de rigoroso
calor, y que cada trnsito de calor frio y de frio
calor se podia valuar en otras tres. Entonces con
taron por un ao cada estacion : aunque naciones
hubo que distinguan solamente tres estaciones de
cuatro lunaciones cada una , como los egipcios
que las contaban por las mutaciones del Mo , el
cual crece por cuatro meses, mengua otros cua
tro y permanece estacionario otro tanto tiempo.
Finalmente , otro fenmeno muy sensible les
ofreci la medida de otro nuevo perodo mas lar
go. Con mucha facilidad echaron de ver que los
dias no eran iguales, sino que iban siendo mas
largos hasta cierto punto y luego iban acortn
dose , y que tanto tiempo pasaba del dia mas lar
go al mas corto, como desde este aquel; y con
esto contaron los dias que iban en aumento y de
ellos formaron un ano de seis meses lunacio
nes, y otro de otras tantas que abrazaba todo el
tiempo en que se iban achicando los dias.
Los egipcios tuvieron aos de uno , de dos,
de tres, de cuatro y de seis meses. Los aos de
un mes eran las revoluciones de la Luna : los de
dos meses eran el perodo de sesenta dias conoci
do en el Asia : los de tres meses las estaciones:
los de cuatro la duracion de la Primavera, Estio
Invierno, las nicas que distinguieron algunas
naciones. Los de seis meses el intervalo de un
solsticio, de un equinocio otro ao que se
encuentra entre los indios y trtaros. Los griegos
tuvieron aos de tres meses, como se refiere de

( 5 )
los pueblos de Arcadia , aunque Plutarco dice qu
los aos de las arcades eran de cuatro meses. Se
dice tambien que los arcanianos tenian aos de
seis meses de un equinocio otro , de suerte , que
los das crecan en un ao , y en el siguiente iban
acortndose (i).
Fcil fue ya los hombres llegados este
punto, advertir que el Sol asi como la Luna
guardaba un cierto perodo en su carrera , viendo
que pasados dos aos de seis meses de seis
lunaciones cada uno, se reproducan en los dos
aos siguientes con admirable igualdad y cons
tancia los mismos fenmenos de aumento y di
minucion de los dias. Entonces no tuvieron que
hacer sino juntar dos de aquellos aos y compo
ner uno de doce lunaciones, y esta fue la primi
tiva forma del ao solar que comenz usarse en
algunas naciones tres mil antes de J. C, y en
otras mas tarde segun el Baill. Ao que podemos
llamar luni-solar, en el que se contaba por lunas
el perodo de la carrera anual del Sol. A poco de
usar de este mtodo echaron de ver necesaria
mente , que las doce lunas no alcanzaban medir
la carrera de aquel astro del dia , pues de ao
en ao se adverta, que pasadas las doce lunacio
nes ni habian vuelto los dias al ser y estado en
que se hallaban en la primer neomenia del ao,
ni las estaciones iban acordes con los movimientos
de aquellos astros , y por decontado echaron ma
no del espediente mas sencillo , aunque no el me**' yVftti.
;
*
(i) Hlstor. de ta asiron. de Baill) T. i? p. i59 y 42o.

( i6 )
jor, qd fue aadir una lunacion m.ns, que po
demos llamar intercalar, pasados algunos aos.
Pero este mtodo de intercalar , aunque sen
cillo, no era proporcionado al fin con que iban
_ arreglando sus perodos , porque antes que llega
se el ao de la intercalacion ya se observaba un
trastorno demasiado sensible, asi en el curso de
las estaciones comparadas con los movimientos del
Sol y de la Luna, como en la conformidad del
movimiento del Sol comparado con las revolucio
nes lunares. Y tal vez desconfiando de que los
perodos de la revolucion de uno ni de otro astro,
les pudiesen servir para indicar de un modo cons
tante y uniforme el principio, la duracion y la
vuelta de cada una de las estaciones del ao, cosa
que cada dia les era mas interesante por los pro
gresos que iba haciendo la agricultura, apelaron
buscar en las estrellas una seal cierta de estos
perodos. Las Pleyadas en el Oriente , Sirio en
Egipto, y otros varios astros en la China y otros
pases se adoptaron para llenar este objeto. Porque
pusieron atencion en aquellas estrellas que nacian
delante del Sol, que se ponian la madrugada,
al comenzar las lluvias, el frio del invierno el
calor del estio ; y revolviendo los aos y hallndo
las siempre en el mismo aspecto en aquellos pe
rodos, las escogieron como seales ciertas de su
venida. Asi el Oriente heliaco de las Pleyadas (i)
(i) Cuando las Pleyadas Cabrillas nacen asoman por
el Oriente ta madrugada poco antes de nacer el Sol, V~a*
se Baill, T. j? pg, 47$.

X 7 )
atmnciaba la venida de la Primavera : el de Srio, del refulgente Sirio avisaba los egipcios
la prxima inundacion de su Nilo ; y los Chinos
fijaron el principio de las cuatro estaciones en
la cuadratura de cuatro astros muy visibles , mar
eados en tiempo del emperador ) ao, que dio
una ordenanza al efecto por los aos dos mil an
tes de nuestra Era. Esta ordenanza previene, que
el dia mas corto del ao y la constelacion el
astro Mao, que son las Pleyadas , sirven para co
nocer el sois! icio de Invierno: segundo, que la
constelacion Ho compuesta de cuatro estrellas
la que hoy llamamos Escorpion, seala con el dia
mas largo del ao el solsticio de Otoo : tercero,
que la igualdad de dia y noche con la constelacion
Niao, que es hoy el corazn de la Hidra, mues
tra el equinocio de Primavera; y en fin, que la
estrella Hiu, que es una de las de Acuario, da
conocer el equinocio de Otoo. La ordenanza de
Ya no espresa el lugar del cielo que debia ocu
par cada una de estas estrellas en los dias citados;
pero la tradicion y la prctica constante de los as
trnomos chinos nos ensean , que se arreglaban
por su trnsito por el meridiano las seis de la
tarde puestas del Sol, y su ocaso la media
noche (i). A semejanza de los chinos sealaran
tambien los persas los cuatro puntos sobredichos
con las estrellas que llamaban Taschter, Latevis,
.Venand y Hastorang.
Comparando entonces el perodo que llama(j) Freret. Mem. sobre ta Cronol. China, T. 29. p. 447.
Tomo 1
3

< )
ban ao con el tiempo que pasaba desde el orien
te heliaco de una estrella en este ao, digmoslo
asi, hasta volverla ver en el mismo aspecto al
siguiente , se convenceran de que esta ltima me
dida de aquel perodo era mas exacta que la pri
mera, que hasta alli habian usado, de doce lu
naciones, y fijaran la duracion del aSo sideral
por el tiempo que gastaba el Sol en alcanzar una
estrella , que como sabemos, es algo mas largo que
el ao trpico. Con esto y sin alterar el nmero
de las lunaciones de cada ao, dispondran tal
vez los meses de treinta dias y aun aadiran los
cinco dias epagomenos para completar el nme
ro de trescientos sesenta y cinco dias, que con
corta diferencia eran los que pasaban de un orien
te heliaco otro de una misma estrella. Por lo
menos es necesario convenir en que esta forma
de ano de doce meses de treinta dias , y de tres*
cientos sesenta y cinco dias con los cinco aadi-r
dos es antiqusima. Y de esta suerte evitaron los
graves inconvenientes de la intercalacion de una
Luna entera, como digmos.
Estos resultados dieron conocer los hom
bres las utilidades que se podan prometer de la
observacion de las estrellas fijas, y el inters unidq al embeleso de una noche serena, en que ma
tizan con hechicera gracia y belleza estremada la
bveda violada del cielo, los arrebat dulcemen
te su contemplacion. Mas para estudiarlas con
orden fue necesario distribuirlas, y ya ellas en su
mismo aparente desorden ofrecian indicios de cier
ta simetra , porque se notaban unas mas brillan

r 9 1
tes rodeadas de otras mas pequeitas la vista,
que iban acompaando la principal. Tenian ade
mas observado que la emperatriz de la noche
atrasndose en su marcha , traa , cada vez que
se presentaba luciendo, una nueva comitiva de
estrellas. Las que abrian la marcha esta noche ha
ciendo como de batidores, la siguiente noche
cedan otras su puesto , y asi en el perodo en
tero de una lunacion todas las estrellas del cielo
haban hecho su cortejo Diana, unas veces cer
rando su comitiva como retaguardia , otras ro
deando en torno la plateada rueda , y otras abrin
dole paso por los vastos espacios de la celestial
bveda. o hallaron por tanto medio mas segu
ro ni mas fcil de distribuir tan prodigiosa mu
chedumbre de estrellas para observarlas con algun
orden , que formar veinte y siete veinte y ocho
divisiones, cada una compuesta de aquellas estre
llas que rodeaban la Luna en cada noche de las
veinte y ocho de su carrera. Estas fueron las pri
meras constelaciones, cada una compuesta de ca
si todas las estrellas comprendidas entre dos me
ridianos distantes uno de otro trece grados poco
mas menos. Y se pueden aadir estas las cons
telaciones inmediatas al polo boreal, como son las
Osas y Arturo, y ademas Orion. Tal ha sido la
distribucion que se ha encontrado hecha de las es
trellas fijas en la astronoma de todos los pueblos
antiguos indios, persas, chinos y egipcios. Pues
cuando adelantando en su estudio quisieron copiar
en lminas de varias materias aquella misma fi
gura del cielo estrellado, y empezaron levan

(so )
tar planisferios celestes esferas, no hacan mas
que encerrar con lneas tiradas en todas proyeccio
nes cada uno de aquellos grupos que los griegos
llamaron despues constelaciones, y cruzando corlneas interiores, caria trapecio cuadro donde se
encerraba cada constelacion indicaban en los en
cuentros de estas lneas y en los ngulos que al
cruzarse formaban el lugar de cada una de las
estrellas mas visibles de que el grupo se componia. El Baill refirindose al testimonio de Gentil y
de otros viageros astrnomos, asegura que aun en
el dia es esta la distribucion que hacen de las fijas
los pueblos que ya hemos citado, . y este el modo
de figurar de determinar sus veinte y ocho cons
telaciones en los planisferios, y aade: "Debemos
tener por cierto que todos los pueblos que se
mejanza de los indios y cbinos dividieron el Zo
daco en veinte y siete veinte y ocho constela
ciones, no han debido conocer otras. Porque de
qu les habran servido stas dos sries de cons
telaciones distintas para dividir un mismo es-,
pacio? Esto habria sido una superfluidad y un
motivo de confusion. El objeto fue desde el prin
cipio establecer en el cielo puntos fijos para re
ferir ellos el curso de los astros. La primer
nomenclatura que se habia adoptado haca in
til la segunda. Esta observacion comprende
los chinos, los indios, los persas, los sia
meses , los rabes que todos dividieron el Zo
daco en veinte y siete veinte y ocho conste
laciones. Comprende tambien los egipcios que
debieron tener esta misma division , pues que

( 2i ))
los cophtos sus sucesores la han conservado (i)."
Hemos visto como el hombre que adelanta
en sus conocimientos medida que compara unos
objetos con otros, compar primero el movimien
to del Sol con el de la Luna: despues compar el
mismo movimiento del Sol con el de las estrellas
fijas : y ltimamente compar el de la Luna con
el de estas , sacando de estas comparaciones resul
tados que iban enriqueciendo la ciencia astron
mica. Y aunque no sea mi intento hacer la histo
ria de ella, todava antes de. pasar adelante, omi
tiendo otros muchsimos descubrimientos , ser
conveniente tocar alguna cosa acerca de los nom
bres que fueron imponiendo los hombres los
astros, al paso que los iban conociendo y distin
guiendo los unos de los otros. Acerca de ,1o cual
se observa, que han sido varios estos nombres
en diferentes pocas , como advierte el Baill. Al
principio les aplicaban nombres que espresaban
algunas de las cualidades que mas sobresalan
en cada uno de ellos, su color, tamao, sus apa
riencias y efectos. El Sol se llam & temes, esto
es, alli est el fuego, el calor, la luz: los persas
le decian Mi/ir , voz que significa en aquel idio
ma amor, bondad, misericordia, porque calienta
y recrea, y como que amorosamente abraza toda
la tierra. Los hebreos le llamaron Sficmesk; como
si dijramos, siervo oficioso del Altsimo en la ad
ministracion del universo. Los asrios llamaron al
Sol Adad, el solo, y asi lo llamaron los latinos
i (i)

Astron. ntoder. T. 3. pdg. 308. >

. .. .1 :

( 22 *
por la misma razon. Los fenicios le apellidaban
JBeel-samer , seor del cielo. Los griegos Helios
de la palabra fenicia lieloyo, que quiere decir alto.
Los salvages de la Amrica Oventekka Porta
da. Por semejante razon llamaron la Luna Ason~
tekka , Porta noche, y Venus Teow.ntenhaovitka, anunciadora del da. A la misma Luna lla
maban antiguamente Labanak,\& blanca: Astarte, reina de los ciclos, Selene, de una palabra feni
cia que significa pasar la noebe. Finalmente, los
egipcios llamaban Venus, la hermossima: Mar
te, el abrasado por su color rojo: Mercurio, el
centellante: Jpiter, el brillante: Saturno, el
que aparece, porque el Sol lo deja ver de nuevo
en pocos das, causa del movimiento pausado
de aquel planeta.
Lo mismo observamos en los nombres primi
tivos de las constelaciones que se conocieron pri
mero, de lo cual tenemos un ejemplo en la cons
telacion que llamamos Carro la Osa , la mas
notable entre las boreales. Oigamos lo que acerca
de ella nos dice Pluche. "Echaron de ver los an
tiguos navegantes que habia ciertas estrellas que
no se ocultaban, y que observndolas en las no
ches serenas se las vea hcia el lado al que ja
mas se ve el Sol, esto es, su izquierda, puesta
en el Oriente la vista. No tardaron mucho en ad
vertir el uso que podan hacer de estas estrellas,
que les mostraban siempre el mismo lado del
globo. Y asi cuando alguna tempestad viento
los apartaba de su rumbo, separando la -proa de
su nave hcia otra parte , volvan naturalmente

dirigir su derrota, de modo (pie mirasen en el


viage aquellas estrellas siempre constantes, del
mismo modo que las miraron en el principio de
su navegacion. De esta suerte vino servir la in
movilidad de esta parte del cielo, de regla segura
los navegantes. Luego que las descubran les
mostraban el camino de tal modo, que parecia
les estaban hablando. Entre todas las constelacio
nes que se descubran hcia aquella parte del cie
lo, la mas fcil de observar y bella era aquella
que entre otras muchas estrellas tiene siete muy
brillantes y ocupa un grande espacio. El pueblo
que vea esta constelacion, ya arriba, ya abajo, ya
de lado rodando, y que siempre volva empe
zar la misma vuelta , le di el nombre de Rue-'
da Carro, y asi los romanos que daban el nom
bre de Ta-io las carretas grandes que usaban en
las eras para trillar las parvas, dieron por este
motivo el nombre de Septem teriom Setentron,
las siete estrellas mas brillantes de esta conste
lacion. Pero los pilotos fenicios que incesantemen
te se volvan hacia ella para recibir sus instruc
ciones, la llamaron con mas razon, ya Parrassis,
la instruccion, la indicacion, la regla; ya Cah'tsa
Calisto, esto es, la.libartad, la salud de los ma
rineros; pero mas comunmente Dobeb Doab,
nombre que los astrnomos le dan an, y que
significa la constelacion habladora, la que da avi
sos. Pues esta ' palabra Doub significaba tambien
la Osa en lengua de los fenicios , los cuales no
la comunicaron los griegos, sino en el primer
sentido , y aunque es absolutamente estrao la

de hoy el nombre de Osa. De ella hacen una


doncella llamada Calisto, natural de Parrasa, ciu
dad de Arcadia. Cuentan su genealoga y aventu
ras. Jpiter mortificado de ver que los celos de
Juno hubiesen trasformado Calisto en Osa, qui
so tener lo menos la satisfaccion de colocarla en
el cielo. Ya que no pudo impedirlo la vengativa
Juno, la oblig estar en un parage del cielo de
donde jamas pudiese bajar con las otras estrellas
baarse en las aguas del Ocano, y en esta si
tuacion la oblig estar en un parage del ciela
siempre la vista , y que pudiese ser celada su
conducta y todos sus pasos (i)."
;
Ademas de esta constelacion, sabemos el ori
gen del nombre que dieron los egipcios la es
trella que llamamos hoy Sirio. Porque como avi
sase en su heliaco oriente la prxima inundacion
del Nilo; comparando este oficio con el rM perro
que avisa la venida del forastero, la apellidaron!
con la palabra, que alli significaba aquel animal,
de donde nos ha quedado llamarla la Cancula^
$

III.
- -

Volviendo ahora tomar el hilo del discur


so, vimos distribuido el camino de la Luna en
(i)

Espectculo de la Naturaleza, T. 8. p. 40.

( 25 )
veinte y ocho jornadas cada una marcarla con va
rias estrellas, figuradas solamente con lneas que
sealaban la ostension de cada jornada, y la co
locacion de las principales estrellas que la ocupa
ban. Estas jornadas se llamaron mansiones, po
sadas, casas, porque la Luna habitaba efectiva
mente un dia en cada una de estas divisiones, y
en el viage entero del Zodaco estas moradas eran
sus habitaciones sucesivas. Marcse cada una con
las estrellas mas brillantes que habia en ella, y
como no siempre son muy brillantes las que van
inmediatas la Luna, y ademas esta con su cla
ridad , en los dias que va llena, ofusca el resplan
dor de las mas pequeas, las buscaban an fue
ra del Zodaco, para indicar por ellas las mora
das ya dichas. A veces no se encontraban muy
cerca , y asi es , que la dcimasesta constelacion
de los indianos, que ellos llaman Vichaca, est
marcada por la que llamamos hoy corona boreal
que tiene mas de cuarenta grados de latitud.
Asi como la Lima daba su vuelta entera en
veinte y ocho dias poco mas, del mismo modo ha
ban ya observado que la daba el Sol en poco mas
de doce lunaciones, y por tanto los caldeos distri
buyeron la carrera de este astro en doce mansio
nes casas, de las cuales cada una corresponda
un mes, y era la duodcima parte del crculo
rbita por la que caminaba. Pero ni en estas ca
sas consideraban estrellas, ni tenian otro nombre
que el del mes que corresponda cada una: en
una palabra , esta distribucion del Zodaco del
ecuador celeste, porque an se confunda el uno
Tomo I.
4

( 26 )
con el otro , era una medida matemtica abs
tracta , que no estaba marcada con lmites sensi
bles en el cielo. "Las veinte y ocho constelacio
nes se componen de estrellas, dice Baill, y cuan
do los inlios los chinos quieren saber qu
parte del cielo corresponde un grado de los doce
signos moradas de Sol , se refieren para esto
las veinte y ocho constelaciones (i)."
Pero fijados una vez los perodos de tiempo,
arreglados por las apariencias y revoluciones de
los astros, especialmente del Sol y de la Luna,
dias, semanas, meses y aos, debieron desde lue
go aplicarse la distribucion de las ocupaciones
religiosas, civiles, agronmicas, industriales y de
comercio; la medicina y la higiene principal
mente, porque la salud y las enfermedades, aque
lla para conservarse , y para aplicar estas cier
tos medicamentos, y aun para precaverlas, exigen
el conocimiento de las variaciones de la atmsfera,
que dimanan principalmente de la variedad de
las estaciones. Constituidos los hombres en socie
dad y viviendo bajo un gobierno, tuvieron una
religion, un orden civil, y necesidades y recursos
para satisfacerlas. Toda religion ha tenido sus ac
tos pblicos, sus dias solemnes, sus sacrificios. Ha
habido tambien fiestas cvicas, juegos y reunio
nes en tales dias con varios objetos polticos. El
labrador tiene sealadas por el discurso del ao
cada una de sus principales labores con arreglo
la sazon y temperamento de la tierra y atmsfe(i)

Aatron. indiana, p. 224.

( 27 )
ra. Al menestral le conviene saber la estacion mas
proporcionada para hacese con las primeras ma
terias de su trabajo, y todos son interesados en
saber cules son los dias de feria de comercio,
en que reunidos pueden hacer sus cambios mas
fcilmente. Pues de nada hubiera servido el des
cubrimiento de aquellos perodos, si no se hu
bieran distribuido en todo el mbito del ao las
ya indicadas y otras muchas operaciones. Esta era
una instruccion precisa en la sociedad : instruccion
que debia comunicarse todos sus miembros, y
que debia por tanto proporcionarse al alcance
aun de los mas rudos. Y cmo hacer sto en si
glos de tanta ignorancia, en tiempos en que eran
tan reducidos y tan costosos los medios de comu
nicar y popularizar, digmoslo asi, las ideas mas
sencillas ? A mi ver no pudo hacerse esto de otro
modo que fijando carteles, en que por medio de
ciertos signos se anunciasen al pueblo los dias de
fiestas religiosas, de reuniones civiles, las pocas
de cada trabajo, las ferias y mercados, y las va
rias temperaturas que iba tener la atmosfera.
Estos signos serian primero la imgen de ciertos
objetos que tenian una relacion fcil de percibir
con lo que se intentaba anunciar al pblico , y no
hay duda que aun despues de usarse ya la escri
tura por caractres de institucion, se continuarian
pintando las mismas imgenes, las que se aa
dira alguna esplicacion por escrito, ya para dar
mas exactitud al anuncio, ya para que leyendo la
esplicacion los mas instruidas la comunicasen
los demas. No pudo ser uno este primer almana

( 28 )
que calendario para diferentes naciones. Cada
una fue formando el suyo por el ejemplo de sus
vecinas , acomodado sus necesidades y circuns
tancias ; y aun en una nacion misma debi haber
distintos almanaques. Los tendran sin duda reli
giosos, civiles, agronmicos, meteorolgicos, etc.
Pero no distrayndonos de los tiempos que lleva
mos la vista, no serian muchos ni complicados
los primitivos. Entre estos me parece ser uno y de
los mas antiguos el que constaba de doce figuras
de animales, saber : raton, toro, tigre, liebre,
dragon, serpiente, caballo, carnero, mono, ga
llo, perro y cerdo; el cual se atribuye los ja
poneses , y se dice haberlo tomado' de los chinos.
Este mismo es uno de los que se encuentran en
el planisferio que se hall en Roma y est graba
do en la obra de Dupuis y la de Baill (i);.pero
en este se ve un cangrejo , vicho que no se cuen
ta entre aquellos doce, prueba de haberlo ya va
riado algun tanto. Es curioso tambien el almana
que que copia el P. Montfaucon del monge egip
cio Cosme, que florecia en tiempo del emperador
Justiniano. Este calendario es puramente agron
mico , y asi como el anterior se compona de im
genes de animales, este es todo de figuras de
plantas, y en cada mes se indica la cosecha de ca
da uno el tiempo de cogerla, y es el siguiente:

(i)

Astron. antigua. T. i? al fin.

Vhannutf.. Abril

C 29 )
Aries
f'f. mes de) Se.C0Seit Ios
\ Primavera./ ajos.

Pachon

Tauro

Mayo

2?

id

{''j^JoT ^

CSe cogen las


Gminis.... 3? id....... i nueces ar>
l_ menias.
Epiphi-..- Julio
Cncer
i?de Esto.. (Se cogeeltri"
r r
(. goy moras.
Mesori...... Agosto.
Lea.
.. 2? id
/ , . c0Sen
0
t, lugos y uvas.
fSe cogen las
Tlioth
- Setiembre... Virgo -...3? id
..J olivasy prL sicos.
Phaophi. .. Octubre
Libra
i?deOtoo. ^^^?^n '3

Paini.^..... Junio....

Athir

Noviembre. Scorpion
2? id
i^iosesprrag.1
,
,
,
r
Choiac.... Diciembre.. Sagitario.... 3? id.
J^e coen 'as
b
0
^ malvas.
f i? deln-1 Se coge la aTybi
.... Enero
Capricornio i
i chicoria o
L vierno....j enriibias.
Mechir
Febrero
Acuario
a? id
fSe coge la a\ glacia.
Phamenoth. Marzo
Piscis
i? id
< . C08en c
--! i \ oras.
Si en este calendario se espresan los nombres
de los signos del Zodaco, esto fue aadidura que
en l se hizo despues de su descubrimiento, pues
io tiene duda que los astrnomos modernos fueron enriqueciendo estos calendarios con los nuetos conocimientos que se iban adquiriendo en la
ciencia astronmica. Es tambien de advertir que
entre los nombres griegos que da Cosme las
plantas y frutos,' hay algunos que el mismo P.
Montfaucon 6 no interpreta, lo- hace dudando

1 30 5
por no estar cierto de la especie de planta que
corresponden.
Entre los calendarios antiguos ninguno pare
ce serlo tanto como el que copi y esplic el mis
mo Montfaucon en el tomo segundo del suple
mento de su antigedad esplicada. El monumento
inscripcion de que vamos hablar se hall so
bre una momia egipcia, y las figuras y caracteres
son ciertamente egipcios. En l se ven reunidos
los dos gneros de caracteres de que usaban los
egipcios, segun nos refiere Herodoto, sagrados y
populares, semejanza de lo que veamos pocos
aos ha en nuestros almanaques, en los que en
doce columnas se colocaban los doce meses : sobre
cada una en su cabeza venia pintado el signo
con el geroglfico que lo representaba , y por bajo
en caracteres vulgares los dias del mes, lunacio
nes, fiestas, etc. El primer vocablo del primer ren
glon de cada columna est escrito con minio
tinta encamada , y el P. Montfaucon sospecha que
era el nombre del mes : lo demas est escrito con
tinta negra. A los dos lados del calendario hay dos
divisiones columnas ademas de las doce, como
tambien las tienen los nuestros. En la primera
antes de enero se ponen varias advertencias cro
nolgicas, los eclipses, las fiestas movibles, etc.; f
en la que sigue diciembre el juicio del ao. Pues
este modo en este calendario egipciaco en la co
lumna que precede las de los meses, se ve una
lista de letras de alto abajo encerradas entre dos
lneas del largo de la columna , y en esta se ven
pintadas dos figuras una sobre otra separadas

<30
por na linea. La de encima es de un hombre
con cabeza de un animal que no es fcil determi
nar ; tal vez representa Amibis : est ligado de
arriba abajo con unas fajas como otras figuras
egipcias ; tiene una cuerda en una mano asida por
medio, y sus dos puntas estan clavadas en la tier
ra formando asi un tringulo. Sobre su cabeza
hay unas letras que tal vez espresarn el nombre
de este Dios. Bajo esta imgen se ve otra seme
jante con la diferencia de que esta tiene cabeza de
ave, y tal vez ser Osiris con cabeza de gavilan,
lo que podra asegurarse si se entendieran las le
tras que semejanza del otro tiene sobre s. So
bre la columna de cada mes hay una figura. El
primer mes tiene un paralelgramo (ser un ra).
La figura del segundo mes es una muger de cuya
cabeza salen derechas cinco virgulitas, que acaso
denotarn una corona de rayos : con ambas ma
nos tiene asido un instrumento que no acierto
decir cual ser (podr ser una hoz). Encima del
tercer mes hay un animal monstruoso puesto
delante de otro paralelgramo. En el cuarto, est
un hombre con cabeza de perro de otro animal.
En el quinto , se ve un cerdo que lleva en su es
palda lo que no se sabe que es. En el sesto, se ve
una figura monstruosa , semejante otras egip
cias, puesta sobre un paralelgramo , y en la parte
opuesta tambien sobre el mismo una vara encorbada, cual se observa menudo en las manos de
los stiros bacantes. En el stimo, tres mugeres
con los brazos abiertos y levantados en alto , sos
tienen un instrumento sobre el cual se ve una

t 3* 5
serpiente dando vueltas y revueltas con su cuerpo.
En el octavo, un perro echado. En el noveno, una
figura de hombre con cabeza de animal que lleva
dos espadas una en cada mano ; el hombre apa
rece puesto bajo una escalera. En el dcimo , otro
hombre con cabeza de animal que lleva tambien
espada vara en la mano : ante l se ve una Lu
na creciente y un caracter egipcio que acaso indi
car una lunacion particular que caa en este mes.
En el undcimo, se ve otro monstruo con dos
varas espadas una en cada mano. En el duo
dcimo , otro monstruo con una espada en la ma
no. Al fin del calendario donde se pone en los
nuestros el juicio del ano, estan estampadas en
una columna ancha figuras que merecen particu
lar atencion. Aqui diviso alguna luz y voy decir
mi pensamiento, dejando ai lector erudito que
examine y d el valor que guste mis congeturas.
Vemos alli cuatro rdenes de figuras : sobre cada
una hay una inscripcion que no s leer ni comprehender, ni menos esplicar. En la primera srie
comenzando de derecha izquierda , se ve una fi-
gura cuadrada, sobre la cual hay dos serpientes
una sobre otra y ambas formando giros con sus
cuerpos. Me parece que esta primera figura signi
fica el ao. Otras tres figuras negras hay la iz
quierda modo de cartulas circulares , y con cue
llo hcia abajo cortado en lnea recta, que juzgo
son las tres estaciones del ao, puesto que en los
tiempos antiguos no se contaban mas en Egipto,
como ya digimos. Por bajo hay cuatro rdenes de
figuras,.tres bajo el signo del ao y otras tantas

na y
najo el rie cada estacion , de modo qtie son cilalro
en cada lnea y componen doce, que seran los
doce meses del ao divididos puestos como en
tres renglones : en cada uno los cuatro meses de
cada estacion , con lo que se confirma lo que an
tes dije del signo del ao y de las estaciones. Esto
me parece verosimil , mas no quiero se est mi
dicho , sino que espero el juicio de los eruditos.
Cun apreciable modestia en un hombre co
mo Montfaucon el mas versado que conoci su si
glo en antigedades! Y qu contraste no hace esta
modestia con el atrevimiento audacia filosfica
del seor Dupuis para descifrar monumentos an
tiguos! No me atrever abrir mi boca vista del
detenimiento con que habla aquel sabio: solo per
mtaseme aadir sus conjeturas una acerca de
las dos figuras puestas en la primera columna.
Ambas tienen aquella cuerda en la mano, que to
cando la tierra por las dos puntas forma un
tringulo isasceles: no podria ser que las dos pier
nas de aquel compas sealasen las del uno los
dos equinocios, y las del otro los dos solsticios?
Como quiera que sea , el monumento es anti
qusimo juicio del mismo P. Montfaucon , y asi
se echa de ver por lo tosco y sencillo del dibujo,
que puede mirarse como los primitivos ensayos
del arte. Qu contenga el calendario en las nueve
diez lneas que hay escritas en cada columna , no
se atreve decirlo el Montfaucon : yo sospecho que
sino es todo religioso, lo es en gran parte por la
semejanza que advierto entre algunas figuras, y
otras que son ciertamente de divinidades egipcias.
Tomo I.
5

cios, si damos una ojeada los griegos, observa


remos que estos distribuidos como los antiguos en
doce meses, toman las indicaciones meteorolgicas
de los orientes y ocasos de las estrellas fijas ; mas
no bace al intento hablar de estos almanaques
modernos : lo que hemos visto en los mas anti
guos que han podido observarse, nos conduce >
la tercera poca , en que indagaremos los ltimos
pasos que dieron los astrnomos antiguos hastadescubrir el Zodaco, sus constelaciones y los sig
nos que las representan.
. IV?

ocou.

Los descubrimientos que hasta aqui hemos


visto, hechos por los observadores del cielo en
aquellos tiempos antiguos , eran ya suficientes para
satisfacer las necesidades que los habian impelido
observar el movimiento y las revoluciones de
los astros principales. Porque habian fijado pero
dos casi inalterables de tiempo ; habian medido
con ellos las estaciones del ao, y habian distri
buido las fiestas religiosas y civiles y las ocupa
ciones del campo con arreglo aquellos perodos
en sus almanaques. Puede decirse, que lo que ade
lantaron despues de esto fue escitados mas por la
curiosidad que por necesidad alguna. Pero al es
pritu humano, en lo general perezoso y nada

( 35 )
aficionado al trabajo, luego que Ka adquirido los
conocimientos necesarios , se le pasan siglos y si
glos sin escitarse por curiosidad adquirir otros
nuevos. Todava es indispensable para que el hom
bre sea curioso y entre en deseos de adelantar en
cualquier materia, que viva cmodo, y le sobre
tiempo y tenga una completa seguridad de que
no han de faltarle medios de susistencia. Tales
hombres no pudo haber hasta que se formaron
los imperios y en ellos hubo diversas clases : en
tre ellas algunas destinadas al sacerdocio y al estu
dio, mantenidas por las demas. Entonces los hom
bres destinados al estudio, ora se llamasen ma
gos , ora bracmanes, tratarian , no todos sino algun
otro que tuviese genio y aficion especial, aprove
chndose de los medios que le ofreca su situacion,
de adelantar la ciencia repitiendo observaciones y
rectificando sus resultados; mas no por eso se al
terara tan fcilmente el orden y mtodo estable
cido en la distribucion del tiempo, ni se haiian
sensibles y pblicos tan pronto los nuevos progre
sos de la ciencia , porque habia que vencer la ru
tina; y de consiguiente, es indudable que la astro
nomia permaneci estacionaria por muchos siglos.
Ya vimos que habian fijado el ao de doce me
ses de treinte dias, aadindole cinco al fin, y
que esto lo habian hecho comparando el curso
del Sol con el de las estrellas fijas. Pues como en
Egipto era tan interesante observar todos los aos
el oriente heliaco de Sirio, muy pronto advirtie
ron que al cabo de cuatro aos se atrasaba este
un dia, por manera, que si en este ao nacia Si

(36)
rio bellacamente el treinta de junio, por ejemplo,
pasados cuatro aos no lo descubran hasta la ma
drugada del primero de julio ( i ). De aqu coli
gieron que ademas de los cinco dias epagomenos
que habian aadido al fin de cada ao, era nece
sario aadir uno mas cada cuatro aos, y desde en
tonces comenz entre ellos la distincion del ao
civil y ao religioso ; este continu siendo de tres
cientos sesenta y cinco dias sin otra intercalacion,
y el civil sufra ademas la de un dia de cuatro
en cuatro aos. Tal fue la fuerza de la costum
bre , que prefirieron mantener juntos los dos aos
religioso y civil , acomodar este las fiestas re
ligiosas reducindose contar uno solo
Hallbase, como decamos antes., dividida la re-*
dondez de los cielos en veinte y ocho partes que se
llamaban moradas de la Luna , porque en otros tan
tos dias daba este astro una vuelta al rededor de la
tierra : habiase observado que el Sol gastaba en dar
una vuelta lo que la Luna en doce , y de aqu
aplicando al Sol lo que habian dicho de la Luna,
vinieron sealarle aquel doce moradas man
siones, cada una de un mes. Consideraron que
estas doce mansiones formaban la vuelta entera
del Sol, y suponiendo esta vuelta crculo divi
dido en trescientas y sesenta partes, dieron trein
ta partes grados cada morada. Mas como el
(i) Entonces conocieron que el Sol gastaba en alcanzar
Sirio, despus de haberse separado de l , trescientos sesenta y cinco dias y seis horas poco mas menos. Baill a**
tron. cntig. T. i? p. 40i.

'( *7l
Sol oscureca con sus resplandores i tocias las es
trellas, no era posible observar las que lo acom
paaban en cada mansion, asi como habian ob-1
servado las que acompaaban la Luna. Sin em
bargo , acostumbrados observar los orientes heliacos de las estrellas, vean que estas se iban
progresivamente separando del Sol, de modo que
la estrella que naca hoy media hora antes del
Sol, maana naca algo antes, pasado maana
aun mas temprano, y al cabo de treinta dias ve
nia nacer mas de dos horas antes que aquel
astro. De lo que coligieron que sucedia al Sol lo
mismo que la Luna, aunque con la diferencia
de los perodos de tiempo que uno y otro gastahan en su carrera. A la Luna la dejaban atras ca
da da todas las estrellas que la acompaaron el
dia de antes. Al Sol lo dejaban atras cada mes
todas las que le acompaaron en el mes ante
rior. La Luna va quedndose atrasada, y como
deciamos, las batidoras de hoy ceden su oficio
las que vienen en pos de ellas el dia de maana.
Del mismo modo sucede al Sol aunque mas des
pacio; va echando delante cada da nuevas estre
llas, de modo que juntando las que lo adelantan
en el discurso de un mes, se sabe que son esas
mismas las que lo acompaaron el mes anterior;
y hablando prcticamente vemos en las madru
gadas, v. gr. de enero, salir la alborada de bati
doras del carro de Apolo las estrellas que en di
ciembre lo acompaaban sus dos lados, y he
aqui como pudieron distinguirse y formarse doce
constelaciones en el Zodaco.

< 38 )
. . Darlos observar para esto el oriente riel Sol
en torios los dias del ao, advirtieron, con mas
exactitud que hasta entonces, que cada dia nacia
por distintos puntos delOrizonte, y que ya subia
hacia el Polo, ya bajaba , y que tanto bajaba como
subia , y en tiempos casi iguales , y midiendo en
el meridiano los grados de ascension y descenso,
hallaron ser unos 47- 23'/, sobre el ecuador, y
otros tantos por bajo.de este crculo. Entre las
estrellas que lo precedian y acompaaban, vie
ron que unas estaban sobre el ecuador y oiras por
debajo : y de aqui fue el llamar las seis conste
laciones que se hallan sobre el ecuador boreales,
y australes meridionales las otras.
Asi vino marcarse el camino del Sol con
mas exactitud que hasta entonces: se observaron
Jas estrellas que lo acompaaban en los cuatro
puntos de los equinocios y de los solsticios, y las
que le asistan en las demas moradas; y se lleg
notar, que aunque muy lentamente, iba el Sol
anticipando su union con aquellas estrellas; por
manera , que si este ao atravesaba el ecuador en
el equinocio de Primavera unido a las estrellas
de la primera constelacion, al cabo de muchos
aos lo atravesaba unido la constelacion ante
rior : esto es , que no esperaba unirse con Aries,
por ejemplo, para pasar el ecuador en el equino
cio de Primavera, sino que lo pasaba unido con
las estrellas de la constelacion que llamamos
Piscis (i).
(i)

Esto es lo que se llama precesion de los equinocios.

'( 39 )
Al llegar este punto los hombres en el pro
greso de la ciencia astronmica, se hallaron ser
varios los rumbos que seguan en vista de los
ltimos resultados de sus observaciones. Unos,
consideraban las estrellas con respecto la Lu
na, otros comparndolas con el Sol. De aqui es,
que unas naciones contaban y continuaron con
tando veinte y ocho constelaciones, como lo hacen
hasta el dia de hoy, y otras distribuan estas en
doce zodiacales y otras cuantas boreales y meri
dionales. Las primeras naciones, aunque distri-.
huan la carrera anual del Sol en doce moradas
casas, no ponian en ellas constelaciones , porque
se atenan solo la primitiva distribucion de las
estrellas que habian hecho antes. Las segundas
sealaron cada casa del Sol su constelacion res
pectiva, de lo cual pudo resultar alguna confu
sion , porque unos contaban doce casas iguales en
el Zodaco, y otros doce constelaciones que ocu
paban con mas menos exactitud estas casas.
Habia constelacion como la de Gminis, que solo
llenaba el espacio de siete grados, y otra como
el Escorpion , que ocupaba en lo antiguo dos casas
del Sol. Ademas, como el Sol no estaba acorde
del todo con el movimiento aparente de estas
constelaciones, vino suceder, que no fue ya una
misma cosa la constelacion que la casa. Tvose
por primera mansion del Sol en la que entraba
en el equinocio de Primavera, y en esta se coloc
determin la constelacion Aries ; mas por efecto
de la anticipacion de los equinocios , ha llegado el
caso de que toca el Sol aquella casa , que no ha

< 4o )
dejado de considerarse como la primera ; cundo
la ocupa la constelacion que al formarse se con
sider ocupando la ltima, que es la constelacion
Piscis. Y esta es la distincion de los dos Zodacos,
que suponen los astrnomos en el cielo: uno fijo
compuesto de doce mansiones iguales, y otro mo
vible que lo forman las doce constelaciones yadichas.
Queda ahora que averiguar como se conduje
ron los hombres para nombrar estas doce cons
telaciones, como hoy se llaman, y esto es fcil de
averiguar si recordamos lo que acerca de los alma
naques digimos antes. All por conjeturas compro
badas despues con monumentos pblicos , eviden
ciamos que se significaba cada mes, cada man
sion del Sol, con un smbolo alusivo al objeto
principal que se quera denotar en aquel mes,
ora fuese religioso, ora agronmico, ora meteoro
lgico, ect. Estos smbolos, estas imgenes, eran ya
desde la antigedad mas remota signos de las
doce mansiones casas del Sol: asi, pues, cuando
se formaron las constelaciones correspondientes
estas casas, era lo mas obvio y sencillo, habin
dolas de representar con algun signo, elegir entre
aquellos, que por serlo ya en la inteligencia de
todo el mundo, eran mas conocidos, los mas
oportunos para significar las nuevas constelaciones.
Pero cundo se hizo esta ltima asignacion y
distribucion de constelaciones , y se fijaron los
smbolos con que se representan aun en el dia de
hoy? Esto no me parece que lleg ha hacerse sino
despues de muchas tentativas y en el discurso de

I 5
muchos siglos. uDe la vuelta entera de una es*
trella, dice el doctsimo P. Petavio, aprendieron
los antiguos medir toda la redondez de los cie
los, y esta la dividieron en doce partes iguales.
Por lo que al principio computaron la longitud
de las casas Dodecatemorias (asi llamaban los
griegos las doce partes de la equinocial , cada
una de treinta grados de longitud) atenindose
solo al nacimiento ascension de las estrellas y
al tiempo que gastaban hasta ocultarse, y esto no
observndolas en el crculo oblicuo llamado des
pues Zodaco, sino en la equinocial. Aun desde
entonces distinguan los lmites de estas casas con
ciertas estrellas situadas en ellos. Asi vino suce
der, que las dichas casas cortadas primero en la
equinocial, eran iguales en este crculo, y cuando
se quiso trasladarlas al Zodaco se hall que eran
desiguales en l : al contrario de lo que ahora su
cede, que cortadas las casas en el Zodaco con
igualdad, se hallan desiguales, si se quieren tras
ladar la equinocial:::: Confundase, pues, al
principio la equinocial con el Zodaco : mas desde
el tiempo de Hiparco comenz distinguirse y
Ptolomeo confirm esta distincion. Desde entonces
distinguieron los astrnomos dos zodacos, de los
cuales el uno solo estaba dotado de un movimien
to simple y uniforme, y en este no se consideran
constelaciones. Este corta siempre la equinocial
en unos mismos puntos sin alteracion la mas le
ve, y el otro Zodaco est sobre este all en el
cielo estrellado, cuyos puntos de interseccion con
la equinocial json hoy unos, y en adelante otros:
Tomo L
6

(
esto es, son diversas las constelaciones y estrellas
que los cortan , retirndose de las casas tocayas
de su mismo nombre, y anticipndose ellas para
atravesar dichos puntos. De aqui es , que muchas
de las constelaciones del Zodaco no se ajustan bien
con las casas. Cancer, por ejemplo, no llena la
suya : mas Leo se sale de ella algun tanto por
que no cabe entero" (i).
De esta doctrina del Petavio y de todo lo has
ta aqui dicho, colijo , que la invencion del Zoda
co y de sus signos, si bien pudo empezar por los
tiempos de Chiron y Eudoxo, no adquiri su to
tal perfeccion hasta el siglo sesto antes de J. C. en
que florecieron' Anaximandro Milesio y Cleostrato
.le Tenedos, quinientos cuarenta y cuatro anos an
tes de nuestra- Era-. El i testimonio de los ant iguos
.es uniforme acerca de este punto , y dndole la
proposicion la latitud' que acabamos de darle , se
iconcilian todas las antilogas que. primera vista
se advierten en sus dichos. AnatO emplea quince
versos en hablar de los que distribuyeron las es
trellas en diversas constelaciones, y supone que se
inventaron sucesivamente por diversos astrno
mos, entre los cuales, del mas antiguo no ha que
dado noticia. Chiron reuni los trabajos ;de sus
antecesores y present la Grecia el primer pla
nisferio celeste donde estaban marcadas esas cons
telaciones con figuras y smbolos, segun el testi
monio de un autor antiqusimo que ley y cita

(i)

Pet. de Doctrina. tempJ Disert. lib. 2? cap. s.

( 43 )
Clemente de Alejandra (i). Eudoxo, que nos dejo
noticia de aquella esfera , nos dice que en ella se
fijaban los puntos equinociales y solsticiales : en
medio de la constelacion de Cancer, el solsticio de
Verano: en medio de la de Capricornio, el de In
vierno , y los dos equinocios en medio de las de
Aries y las bocas del Escorpion. Neuton entiende
aqui el medio centro de las constelaciones: otros
astrnomos entienden el medio de las casas, y de
aqui resulta que Neuton fija la edad de Chiron
inventor de esta esfera en el ao novecientos
treinta y seis , y los otros en el mil trescientos cin
cuenta y tres antes de J. C. A mi no me toca to
mar partido en esta clebre controversia que tie
ne de una y otra parte fuertes antagonistas: por
que de ella se infiere que la mayor antigedad
que puede darse al Zodaco estrellado es de mil
trescientos aos antes de nuestra Era. Ningun as
trnomo, ninguna observacion se encuentra en
los tiempos anteriores que haga mencion ni se
refiera alguna de las actuales constelaciones del
Zodaco.
Plinio, diligentsimo investigador de la anti
gedad y de la naturaleza, que ley para la for
macion de su inmensa obra cuanto pudo haber
las manos de lo que se habia escrito hasta su
(i)

Ad iustum duxit mortalia, sacula , monstrans


lusjurandum , et sacra Deum , ccelique /guras.
Versos de la tiranomchia citados por Clem. Alex. I. i?
Strom. , que supone Chiron el Centauro preceptor de Aquiles.
9

( 44 )
tiempo, y lo ley con crtica, dice en el captu
lo 8. del libro 2 , hablando de los inventores
del Zodaco : ObUquitatem ejus intellexisse , hoc
est, rerum fores aperidsse Anaximandcr Milesius
traditur primus, olimpiade quirujuagesima octava.
Signa dtinde i.n eo Cleostratus et prima Arietis
ac Sagitarii. Esta autoridad es para mi de min
cho peso. Y la verdad, aunque en la astrono-,
ma antigua de los indios, de los chinos y otras
naciones, se adviertan vestigios de haber conocido
que el Sol sabia y bajaba del ecuador, y, aun se
observa que fijaron el ngulo que forma el ecua
dor con la eclptica de veinte y. cuatro grados
algo mas, una cosa es advertir esta declinacion,
y otra ir reconociendo paso paso la carrera del
Sol , y determinar, no solo los cuatro puntos cardinales de los solsticios y equinocios , sino todo el
giro de su marcha, que es lo que me parece dar
entender Plinio. Asi, quien ense los griegos
distinguir la longitud de la ascension recta de
las estrellas, esto es, su distancia del equinocio
de Primavera , que es por donde corta al ecuador
el coluro de los equinocios, al que se considera
como primer meridiano de la distancia de las
mismas al ecuador, que es lo que se llamaba de
clinacion (i), fue Anaximandro, y esto es lo que
segun Freret significa la frase de Plinio. Cleostrato floreci poco despues, casi al mismo tiempo
que Anaximandro, y ste fue quien, hallando ya
determinado el crculo que hoy llamamos Zoda(i)

Freret. Defense de la Cronol. p. 466.

( 45 )
co, su direccion, su latitud, etc.; arregl con to
da exactitud las estrellas que lo ocupaban, distri
buyendolas en once constelaciones, porque aun
no se coloc alli la de Libra , cuyo lugar ocupa
ban, como digimos, las bocas del Escorpion.
Ciertamente que es cosa muy distinta el in
ventar , del sacar de una invencion todas as ven
tajas que ofrece y llevarla su perfeccion. Asi es,
que pesar de haberse conocido muy de antema
no la declinacion del Sol , pasaron muchas siglos
hasta que se traz su camino, y se sealaron las
estrellas que lo ocupaban, y por eso dice el Petavio, que en el tiempo de Hiparco, el cual fue
cerca de cuatrocientos aos posterior Anaximandro, comenz distinguirse la eclptica de la equinocial. Pues ese modo no dudo yo que antes de
Cleostrato se habran asignado las constelaciones
que acompaaban al Sol en su carrera ; mas es
tas se componan de estrellas colocadas lo largo
del ecuador. Cleostrato, dandole la faja del cie
lo que llamaron eclptica , cierta anchura , encerr
en ella aquellas reformadas constelaciones; esto es,
aadiendoles de una parte las estrellas que les qui
taba de otra para que viniesen ajustadas aquel
camino en cuanto era posible. De lo que resulta
ron desiguales las once constelaciones siendo an
tes iguales las casas mansiones del Sol en la
equinocial, como observ el Petavia

( 46 )

Satis/cbese a las objeciones que pueden oponerse


lo que queda establecido.
Dupuis que tanto se burla por toda su obra de
la antigedad de nuestros libros Santos, se vale no
obstante, porque le acomoda, de la autoridad de
los mismos para probar la remota antigedad del
Zodaco y sus signos; y para esto cita el libro de
Job (i) en el que se lee la palabra Mazwotk en
plural, hablando de las estrellas que algunos han
entendido ser los doce signos del Zodaco. Es ver
dad que esta palabra hebrea se encuentra en el
libro cuarto de los Reyes (2), y la vemos traduci
da en la Vulgata por los doce signos. Eran, pues,
conocidos estos en la edad de Job, que se supone
contemporneo acaso mas antiguo que Moises.
Pero si vemos lo que sobre el verdadero signi-.
ficado de la voz Mazurotk dice el eruditsimo Mathe (3), hallamos desvanecida la dificultad. "Solo
en dos lugares de la Escritura, dice, se encuen
tra la voz Mazurotk: en el verso 32 del captu
lo 38 de Job, y en el verso 5 del captulo 23 del
libro 4 de los Reyes. San Gernimo lo tradujo
en Job , Luciferum , y en el lugar citado del li(i) Job. c. 38. v. 32.
(2) Reg. 4. c. 23. v. 5.
A
(3) Psalmos traducidos, tom. i? Dtssert. prelim. c. 8.
pg. 200.

'( 47 )
bro de los Reyes: Duodecim signa, y esto mis
ino indica que el Santo no estaba seguro oel ver
dadero significado de aquella palabra. Los setenta
intrpretes mas ingenuos, no sabiendo su verda
dero significado, lo dejaron sin traducir. Prue
ba luego el Mathe con la solidez que acostum
bra, que ni en la poca en que se escribi el li
bro de Job , que se atribuye Moises , ni aun en
la de Josas tenian noticia los hebreos de los sig
nos del Zodaco , y colige que no quisieron espre
sar los autores sagrados por el plural Mazurotk
otra cosa que los planetas conocidos y aun ado
rados por muchos pueblos desde la antigedad
mas remota , siendo el sentido del testo de Job:
Numquid producis Mazurotk in tempore suo, et
Aisch quiescere facies? vvPor ventura eres t,
Job, quien hace marchar cada planeta por
su camino y en su determinado tiempo, y tienes
asidas al Polo las Osas con las demas estrellas
que lo acompaan?" Y en el libro de los Reyes
se habla de los que quemaban inciensos al Sol y
la Luna, los planetas y toda la milicia del
cielo. Qid adoleban ncensum JBaal , et Sol , et
.jAince, et Mazurotk, et omnl miltice caell." El
curioso podr ver con gusto en el lugar citado la
amena y oportuna erudicion con que demuestra
Mathe ser esta la verdadera significacion de la
voz Mazurotk.
Y si en las sagradas letras no se encuentran
noticias de los signos del Zodaco, se hallarn por
ventura en los escritores profanos mas antiguos?
En Homero y Hesiodo que florecieron de nove

( 48 5
cientos mil aos antes de J. C , ambos astrno
mos , pues que Hesiodo en las Obras y Das tanto
habla de los astros ; y Homero en sentir de Crates,
citado por Tacio, habia estudiado esta ciencia en
Egipto , donde peregrin , segun la tradicion de
aquel pais que oy Diodoro Sculo? (i). Pues ni
Homero ni Hesiodo hacen mencion en sus poemas
de ^os signos del Zodaco : argumento, aunque
negativo, de mucha fuerza para probar que en
aquel tiempo aun no se habian establecido esas
constelaciones , ni se habian por consiguiente sig
nificado con smbolos. "No se conocan no se
distinguan con nombres propios, dice Mathe, en
los tiempos de Job, ni aun en el de Josas otras
constelaciones que la Osa, Bootes, Orion, las Pleyadas y las Hiades , que hoy hacen parte de la
constelacion de Tauro, como se prueba con la au
toridad de Homero, que no hace mencion de nin
guna otra en todos sus libros. Y describiendo en
el escudo de Aquiles el globo celeste grabado por
Vulcano , no habla sino de aquellas (2)". Dupuis
confiesa que Hesiodo no hace mencion sino de las
Pleyadas, Orion, Arturo y Sirio (3). Es visto, pues,
que no podemos rastrear la antigedad de- los
signos del Zodaco por el testimonio de los his
toriadores ni poetas mas antiguos.
Cuando Dupuis escribia su obra no habia lle
gado Francia la noticia del descubrimiento de
(i) Rerum antiq. I. 1? c. 2.
(2) Mathe loe. cit.
(3) Tom. 3? p. 350. nota a.

"49 )
los zodacos egipcios , especialmente e de Denderah ; mas apnas se tuvo idea de l, cuando mu
chos secuaces de aquel ciudadano alucinados, cre
yeron ver en el monumento de Denderah la con
firmacion de todas las ideas del Dupuis. El gene
ral Menou se jactaba de que aquel Zodaco des
trua todas las antiguas cronologas. Otros le die
ron cuatro mil ochocientos aos de antigedad.
Pero el mismo Dupuis, segun dice S. Martin, so
lo se atrevi darle unos tres mil aos. Al cabo,
el ao mil ochocientos veinte se trajo el planis
ferio de Denderah Francia , y su vista se de
dicaron varios miembros de la Academia de ins
cripciones examinarlo y esplicarlo. Mr. de S.
Martin ley aquel cuerpo en ocho de febrero
de mil ochocientos veinte y dos una memoria,
en la que prueba , que el tal monumento ni pue
de tener mas de dos mil y setecientos aos, ni
menos de dos mil cuatrocientos de antigedad.
Pero quien mejor refut la pretendida anti
gedad de este planisferio, fue Anquetil du Perron. Considera este sabio versadsimo en la lite
ratura oriental el planisferio de Denderah , como
un simple tema astrolgico , para cuya inteli
gencia da por cierto, y lo es en realidad, que,
^cuando se trataba de levantar en Egipto un edi
ficio clebre, de plantar un jardin, de construir
una torre, de emprender un viage, de otro nego
cio de consideracion ; como guerra , paz , contra
tos, nacimientos, etc., persuadidos del influjo que
te'nian los astros segun sus distintos aspectos en el
buen resultado de aquellas empresas, buscaban
Tomo I.
7

I 5o 5
para toelo esto una hora feliz los antiguos artrlogos egipcios. Averiguaban, en qu tiempo se
realizaba el aspecto que crean mas ventajoso de
las estrellas, en qu ao, en qu dia, en qu ho
ra, en qu minuto, y esto para pronosticar el fe
liz desgraciado xito de un nio que nace, de
un reino , etc. A este fin figuraban un Zodaco
una figura cuadrada, y observando el cielo iban
uniendo cada signo uno de los planetas , el Sol,
la Luna, Saturno y los demas. A las veces se es
culpa esta figura del cielo se pintaba, otras se
grababa en mrmol negro, colocndolo en los ci
mientos del edificio, se pona la orilla de los
rios , y en estos casos miraban esta figura ta
lisman alli fijo, como un seguro garante de la es
tabilidad del edificio , y como un genio tutelar que
lo conservaba. Pues cuando se ven semejantes fi
guras en las paredes otra parte de un edificio , no
ha de creerse, que, cuando se construa aquel mo
numento se verificaba el equinocio solsticio,
estando el Sol en conjuncion con este otro signo
al que aparece unido, sino que al empezarse, al
poner mano la construccion de aquel templo,
estaba el Sol en conjuncion con aquellos signos,
y con los planetas planeta que se pone alli jun
to. En una palabra , tales figuras lo que espresan
es el aspecto del cielo al principiar la obra.
Ni es de maravillar, continua Anquetil, que
los nuevos viageros franceses , ignorando esta cos
tumbre de los orientales, hayan ignorado por con
siguiente el uso que se haca en aquellas nacio
nes de semejantes figuras, y hayan credo ver equi

t 5i 5
nocios y solsticios en donde no los hay, ni lo
vieron los astrnomos alejandrinos de la escuela
de Ptolomeo, que mirando estos planisferios co
mo menores talismanes, nada infirieron de ellos
para la astronoma. Hoy dia vienen la Europa
unas piedras cuadradas, otras redondas y de to
das figuras, tradas del Oriente y especialmente
de la Prsia, buscando aqui su interpetacion , y
ninguno de los muchos autores que han tratado
de ellas, ha imaginado que por figurarse en las
tales piedras el Sol, en conjuncion con un signo,
haya de entenderse que era equinocio solsticio
hallndose el Sol en conjuncion con l, sino que
aquella piedra se grab hallndose el Sol en con
juncion con tal signo (i).
Ademas del Zodaco de Denderah hay otros
(que se suponen antiqusimos , y que irmos exa
minando uno uno. Sea el primero el planisferio
Egipcio que copia Dupuis del OEdipo egipciaco del
P. Kilker. El mismo Dupuis, no confiando mucho
del valor de este monumento, lo recomienda pa
ra que pase por autntico. Dice que fue enviado
al P. Kilker por un Cophto que habia conocido
en Roma , el cual lo estrajo del monasterio de
S. Mercurio. Pero , como observa el Gouget , ha
ce mucho tiempo que se ha conocido que debe
desconfiarse de los monumentos publicados por
el P. Kilker. El planisferio de que se trata es
muy sospechoso por su origen , y nunca puede
considerrsele como autntico. En l vemos sm(i)

Theolog. Ind. seu Oupnek. hal. Tom. 2? p. 813.

I 5* )
bolos que lio usaron los egipcios , hasta que los
recibieron de los griegos : tal es el de Gminis en
el que ponian los egipcios dos cabritos, y aqui se
representa con dos jvenes sostituidos aquellos
animales en la Grecia. En este planisferio se hace
al Can Sirio paranatelon de Capricornio, y esto
alucin Dupuis por el pronto, de modo que
el mismo confiesa que crey ver alli demostrado
todo su sistema , porque supuso que aquel monu
mento se referia una poca en la cual el Sol
estaba en conjuncion con Capricornio, y con el
Can en el solsticio de Esto. "Pero un exmen mas
detenido me hizo, dice, reducir esta prueba su
justo valor. Este planisferio representa el estado
del cielo en las ltimas edades en tiempo que Ca-.
pricornio ocupaba el solsticio de Invierno, y cuan-i
do el oriente acrnico de Sirio indicaba el paso
del Sol por este signo (i)."Asi, aunque se conce
diese la autenticidad del planisferio Kilkeriano,
quedara que averiguar cul era su antigedad;
porque es cierto que desde el reinado de Alejan
dro y principalmente de sus sucesores los ptolomeos , participaba la astronoma egipcia de espre
siones y figuras de la astronoma griega (2).
Sea el tercer Zodaco que examinemos aquel
indiano descubierto en la Pagoda de Verdapetha
en el cabo de Comorin en la provincia de Maaurah, por Jon Cali, que lo copi y se halla estam
pado en el Baill. Acerca de este monumento sp
dividieron desde luego los sbios. Cali, como era
(i)

Tom. 3? pdg. 350.

(t)

Gouget^T. 2? p. 356.

I 53 )
de presumir, quiso probar con l que los grie
gos y aun los mismos egipcios habian recibido de
los indios los signos actuales del Zodaco. Empe
ro el erudito Bayer defendi que era un Zodaco
griego admitido por los indios de aquel pais; y
para adherirse al sentir de Bayer, me parece que
basta dar una ojeada ai tal Zodaco, porque la
exactitud y aun gracia del dibujo estan diciendo
que no es obra de indios sino de griegos. Dupais,
quien nada se le queda por saber, dice que
el tal Zodaco se hizo cuando el Sol entraba en
Primavera en conjucion con Gminis , es decir,
mas de seis mil anos ha. Y por qu? Porque
siendo cuadrado este Zodaco pone en los cuatro
ngulos Geminis, Virgo, Sagitario y Pis
cis. Con igual fundamento se prueba que se pu
do hacer cuando entraba el Sol en la Primavera
unido Piscis, como ha sucedido hasta poco ha;
porque Piscis est en un ngulo, y los citados sig
nos que han correspondido en la citada poca
los demas puntos cardinales, en los otros ngu
los. Mas no nos dicen si el Zodaco est esculpido
en el pavimento en las paredes de la Pagoda,
si se puede suponer sinchrono la Pagoda,
hecho cuando esta se hizo: y en este caso, qu
antigedad puede drsele aquel edificio, para co
legir de esta la de aquel monumento? Y al Baill,
que tambien da por supuesto ser este Zodaco de
origen indiano, podemos reconvenirlo con la ab
soluta y total diferencia que hay entre este y el
Zodaco indiano de Scaligerof de que hablaremos
despues. Dice el Baill que este ltimo es el leg

< 54 )
timo y antiqusimo Zodaco de los indios. Luego
aquel es moderno y no indio, porque los indiosj
como el mismo Baill confiesa , no varan jamas
en semejantes puntos. Convengamos de. una vez
con el Gouget, v*que los planisferios antiguos no
son monumentos suficientes para descubrir por
ellos la antigedad de los smbolos de las cons
telaciones, sino se demuestra ademas que aque
llos planisferios no se copiaron de otros. Porque
es cierto que hoy da los rabes, los mogoles, los
trtaros y casi todos los pueblos del Oriente, es
presan los signos del Zodaco por los mismos
nombres que nosotros ; pero sabemos que todas
estas naciones, excepcion de los chinos, adop
taron la astronoma de los griegos, los cuales la
llevaron la Arabia y la Prsia, de donde pa
s al Mogol y la Tartaria. No es, pues, de estraar que se hallen en dichos pueblos los aste
rismos de la Grecia, cuya conformidad de ningun
modo prueba la antigedad de estos nombres. Asi
lo dice Weidler en su historia de la astronoma,
y Mr. Hide lo asegura positivamente de los sig
nos del Zodaco en su conmentario las tablas de
Mugh-Piegk, pg. 4."
Ademas de los tres monumentos que acaba
mos de examinar se apoyan los autores , que su
ponen antiqusimo el Zodaco y sus signos, en las
esferas que con nombre de ndica , prsica y bar
brica describi Scaligero en sus notas al poeta
Manilio. El Baill cree que de las tres esferas so
bredichas, la indiana sea la primitiva : que la pr
sica se arregl adopt por los persas tres mil

{ 55 5
doscientos aos antes de J. C, y que la barbrica
es la de los astrnomos de Alejandra; esto es, de
Hiparco y Ptolemeo (i). Pero la sana crtica exige
que indagemos, lo primero el origen de estas es
feras, el conducto por el que hemos tenido no
ticia de ellas. Por decontado en ninguno de los
libros antiguos, ni de persas, ni indios se halla el
mas leve indicio de las tales esferas. Tampoco se
encuentra en las relaciones y noticias que nos han
comunicado los viageros modernos , acerca de los
conocimientos astronmicos de aquellas naciones.
El Baill, tan interesado en acreditar la autentici
dad de estas esferas, no cita otro garante que al
Escaligero , y aun confiesa que las noticias de los
sbios que han examinado el estado de la astro
noma en aquellos paises, no convienen con las
tales esferas. El P. Souciet dice que ha visto en
tre los smbolos de las constelaciones que usan los
indios, la cabeza de un elefante, su trompa, un
harpon,un parasol, una palma silvestre, un cua
dro de cama, una trompeta, rubies, etc.; eri una
palabra, produciones invenciones propias de
aquel pais, figuras sencillas y desnudas de toda
ficcin. Pero nada de esto se ve en Ja esfera ndica
de Escaligero.
De dnde pues sac Escaligero tan estraa
noticia ? El mismo nos dice , que la copi de un
manuscrito del judio Aben-Ezra , que nadie ha
visto, puesto que no ha quedado obra ninguna
astronmica de este rabino, segun confiesa Bai(0

T.?pdg.489.

( 56 )
1K (i). Abe-Ezra floreci mediados del siglo
doce de nuestra Era , y tuvo la vista los escritos
de Arsanchel , rabe que viva el ao de mil se
tenta y seis de la misma, y de este pudo copiar
de otro rabe la descripcion de las tres esferas,
porque en realidad l no dice de donde la tom.
Y s esta noticia que merezca todo el crdito
que ha querido drsele? Monumento publicado por
la primera vez mas de cuatro mil aos despues de
la poca en que se le supone forjado : monumen
to presentado por un solo testigo, que nada nos
dice de su origen y medios por donde ha llegado
sus manos: monumento desmentido por autores
fidedignos , que han bebido con gran sabidura el
agua en su origen, como hemos visto y veremos
aun: es por ventura admisible por una crtica jui
ciosa ? Pero el Baill, amartelado por sus orientales,
cierra los ojos estos argumentos y lo abraza sin
aquel discernimiento , que tanto honor le hace
euando trata otros puntos. Acerqumonos, pues,
examinarlo y" analizndolo con imparcialidad, tal
vez podremos descubrir su origen verdadero.
La esfera que EsealgerO llama indiana con
tiene unas cincuenta constelaciones, figuras sm
bolos repartidos en los doce signos actuales del
Zodaco, empezando por Aries, cada uno com
puesto de tres Decanos, en todo treinta y seis. La
prsica abraza unos cien smbolos pocos mas
menos, distribuidos del mismo modo. Entre los
smbolos de la esfera indiana , se cuentan veinte j
(i)

T. ? pg. 600,

.:f' :

. ;

/('5i )
tres hombres innominados y trece mugeres. En la
prsica nueve mugeres y veinte y dos hombres.
Para dar alguna idea (le lo que es sta que yo lla
mo linterna mgico-astrolgica, donde se repre
senta el mximum que puede llegar la estravagancia de una imaginacion descompuesta , habr
de copiar aqui con las propias palabras de Escaligero las descripciones de estas figuras humanas
de una y otra esfera.
Esfera ndica : i . Cande Philosophus indorum
dicit ascender cetiopem oculis nigris , superciliis
extensis. Est autem de gigantibus , jactabundus,
obvolutus pallio albo magno, fue prcecinctus,
iracundus , stans in pedes sitos. 1 Homo Jlavus,
capillitio rufo, iracundus, cornponens sese ad
statum pugnce: in cujus manibus sunt inaures
ligneai et tirga, vestes vero ejus sunt rubrce. Est
autem ipse faber ferrarius, (fui cum paratus sit
benefacere , non possit tamen. 3. Homo vultu et
corpore similis arieti , digitis instar ungularurn
caprinarum , cujus uxor similis tauro , caliidus,
vehemens numquam sibi requiem dans, cultor arborum , educens boves ad arandum et serendum.
4 Homo albis pedibus et dentibus adeoque Iongis, ut extent extra labra, colore oculorum et capillorum rubro , corpore elephanti simili et leoni:
irnpos rnentis , animo ad malifaciendum destinato , sedens in accubitali. 5 Etiops vinctus caput
plumbo, rnanii scuturn tenens, in capite galearn
ferream gestans, super qua est corona serica, in
manus habens arcum et sagittas, amans rissum
et joca , dcambulans in borlo floribus et arboribus.
Tomo 1
8

( 58 )
consito, tenens pondera staterce , quce manbus :
inter se percutit , nter modulandum flores horti
carpens. (Valgate Dios por manos; manos para
tener arco y saetas, manos para tocar los platillos,
de un peso como los platilleros de las msicas
marciales, manos para ir cogiendo al mismo tiem
po flores del huerto. Gran jugador de manos sal
dr el que nazca bajo el influjo de este negrazo).
6. Homo qucerens scutum et tamen habens scutum et pharetram, manu gestans sagittam, et
vestes et monile gemmeum, cui cordi est modula
ra, ridere , jocari omni genere jocorum. j^Juvenis pulchra specie ndutus vestibus , cum monili,
in cujus pultu et digitis est qucedam dstorto,
corpore simili equino , et elephantino , pcdibus al"
bis, delicatis fructibus corpore ejus pendentibus,
instar arborum , habitans in viridario casiam
aromaticam producente. 8. Homo pede simili
pedi bestin, in corpore habens bestiam, cogitans
navem inscendcre navigandi causa (pues para
qu se embarcan los hombres?) ad importandum
aurum et argentum annulis uxorum ejus fabricandis. 9.0 Homo ndutus vestimentis delicatis,
inquinatis tamen , habens in animo patrem suum
verberare. (En qu se le conocer esta figura la
mala intencion que lleva?). i0. Homo naribus tenuissirnis in capite instar coronce habens de mirto
alba, in manu autem arcus, iracundus furore
leonino, opertus pallio colors leonini. i i . .Etiops
iiufitinatus , faligatus , qui tamen ipse est commodus, et delitice in ore ejus: et caro in rnanu ejus.
*2.dEthiops totus pilis obsitus, cui tres vestes su-*

t s9 9
perfecta! suni , prima scoiiea , secunda serica,
tercia cst pallium rubrum, in manu tenens atramentarium ad rationem putandam ( curiosa cosa
es el tintero de este hombre, que nos dar ide
de la forma de tinteros que se usaban cinco mil
aos ha). i3. Homo in taberna institoria in foro
manu tenens stateram ad emendum et vendendum.
i 4- Homo figura aquilce, nudus , sitibundus , co+
gitans in aerem avolare. i5. Homo vultu instar
equini manu tenens arcus et sagittas. i6. Nudus
capite ad umbilicum instar hominis: ab umbiculo deorsum instar equi, in manu gestans arcurh
et sagittas, et oociferans. i7. Homo esplendore
vultus instar auri, in manu habens instar circuli
lignei , tectus ostio fabricato de cortice lignorum.
i 8. yJZthiops iracundus corpore instar corporis
porci obessi , hirsutus multo pilo, dentilms acutis et
longis longitudine trabali , habens stimulum bom
piscabundus pisces (buen instrumento para pes
car es la ahijadera). i9. Ethiops faber cerarius.
^20. Homo aetiops niger longa barba, manu arcum gestans et sagittas, et sacculos in quibus sunt
lapides pretiosi aut aurum. 2i. Homo iracundus
fraudulentos , pilosis auribus , cui imposit cst
cbrona de circulis ligneis seu de foliis arbori.i.
'22. Homo indutus ccstibus pretiosis , in manu ha
bens cas ferreum, pergens domum suam. 2 3. //o*
mo nudus, cujus pes est in centre ejus, in manu
habens lanceam, oociferans et terrena latrones vel
timare latronum. Estos son los figurones machos,
las hembras son las siguientes:
I.* Figura rnulieris vestimentis obvolutce t

i 6o J
palito , unpede figura equina. 2.a Mutier capfflata
quce filium habet induta vestimentis semiustulatis.
3.a Mulier famosa in aere stans perita suendi
Csarcinatrix). 4 a Puella pulchro eloquio , in capite habens coronam murteam, in manu tirgam
ligneam , libenter afectans vinum et musicam.
,5.a Virgo involuta pallio , vestimentis obsoletis in-duta , manu vectem tenens, stans in medio sanguinis habens in animo ir in domum patris.
S.1 Mulier candida jactabunda, induta palla
fineta , manibus leprosis Deum implorans supplex.
-7.a Figura mulieris speciosoe, corpore rufo, co-medens. $.a Mulier egressa cedibus suis , nuda,
niliil prorsus habens , recipiens se in mare. 9.a Fi
gura mulieris formosoe, capillatce, indutce vestibus
et funiculis, cum circulis in articulis ejus. i0. Mu
lier nigra cooperta pallio , equitans. i i . Mulier
nigra, cujus manus idonece ad omne opus fa^iendum et opificium sericum. i 2. Mulier formosa
alba sedens in navi in mari, et cupiens exire in
siecum : y la i 3 , es la muger del hombre 3. de
la que se dice: cujus uxor similis tauro (por
qu al toro y no la vaca?).
Los hombres de la esfera prsica se figuran
el modo siguiente:

i. Jiwenis in solio sedens cooperto , in cujus


manu sunt idola. 1 Homo demisso deorsum capite pociferans ad Deum. 3. Strenuus manu sinistra ensem gestans, manu dextra virgam. Super
ejus humeros sunt duce lucernce. 4- JYavis magna,
supra eam leo, cid insidet homo nudus. 5. Figura
homims. 6 Navis in qua est homo injiciens ma

i 6, 5
m/rn //i clvem. 7.0 Homo stans, in manu tenens
bestiam, habens do plaustro, , quibus singiis iusidet juras agiium tenens binis equis plaustro,
trahentibus. 8. Homo manu tenens virgam. A
partibus austrinis do plaustro binis equis tra
hentibus. Singuli nomines plaustrorum rectores.
9.0 Horno tenens instrumentum musirurn aureum
quo canit. 1 o. Figura hominis trepidabundi manu
instrumentara musicum gestaritis curn rierais aureis. ii. Idolum manus sursum elcvans, magna
voce rociferans, modulabundus, saltans. (Que idoJos sern gestos usados en la Prsia en tiempos de
Diemschid donde nunca los hubo?). i2. Figura
juvenis , cujus magisterium est bestias ducere,
gestantis manu jlagrum plaustrurn tralwntis r in
cujus medio sedet homo et puer parvus una cum
eo manu sinistra vestem tenentis. i 3. Homo in
siquastro eodem ( simal cum virgine) seden.
1 4- Homo dimidiata: figurce capite instar taurini
in manu sua habens dimidiurn viri nudi. i 5. Dimidium hominis pastoris. i6. Figura hominis
iracumdi, manu sinistra libram tenentis, dextra
- libros scriptos. i 7 . Pone eum sequitur homo equo
vehens et psallens. i8. Homo ducens plaustrurn in
cujus medio homo gestans manu Jlagrum et cum
eo homo indutus vestirnentis seriis ; ipse vero sedet
super lecto: juvenis parvus. i9. Vertex hominis
nudi manum suam capiti imponentis. Corona su
per capitibus duorum virorurn binis cornibus pra>
ditorum. 20. Niger manu tenens virgam. 2i. Ho
mo nudus. 11. Figura hominis nudi, est auten%
inversus et super capite ejus corvus.

( 62 )
Las nueve mugeres de la esfera prsica se r&
presentan de este modo: ia Ascendit figura mu
lieris (cuyo nombre queda en hebreo). 2.a Mulicr
in cujus capite est pecten. 3.a Cadaver mulieris
mortuce. 4-a Puella qucedam virgo. 5.a Adolescentula virgo similis nuhi, 6.a Adolescentula virgo
incidens nunc orientan, nunc occidentem versus.
(Esto es , que se va y se viene ; Y cmo se espresaria este movimiento oscilatorio en las esferas?).
7.a Virgo pulchra , capillitio prolijo, duas spicas
manu gestans, sedens in siliquastro , educans puerulum, lactans et cibans eum. 8.a Figura mulieris
modulantis, 9a Mulier super lecto sedens, cum qua
est vitis. Tales son todas las figuras humanas con
tenidas en las dos esferas,
Y quin no ve en ellas los delirios de una
astrologa caduca y decrpita tal como vino ha ha
llarse entre los rabes y judos que la cultivaron
desde el siglo nueve hasta el doce? No podemos
negar que los caldeos empezaron ya cultivar,
las supercheras de la divinacion astrolgica ; por
que dice Diodoro Sculo, que por la observacion
de los astros pronosticaban los hombres la ma-.
yor parte de las cosas que debian sucederles (i).
Sin embargo, este arte se fundaba por entonces
en principios sencillos. Parece, segun el testimo
nio de Diodoro y de Plutarco, que limitaban el
poder de influir en los sucesos sublunares, los
planetas, doce dioses superiores, de los cuales
cada uno presidia un mes, y treinta estrellas
(i)

Lib. 2? Antiq.

~i

? 63 )
subalternas , que llamaban dioses consejeros. De
los planetas, unos suponian ser benficos para los
hombres y otros malficos. Los egipcios suponian
ya ademas t reinta y seis Decanos , tres para cada
casa del Sol, de los cuales cada uno presidia
una de las tres decadas de su mes. Los griegos
y especialmente los astrnomos de la escuela de
Alejandra despreciaron todo gnero de divinacion
astrolgica, como se puede ver en Marco Tulio (i).
Pero los rabes ignorantes al principio , ciegos de
fensores del Hado, de una imaginacion desar
reglada y fanticos, no se aplicaron, dice Baill,
al estudio de los astros , sino para adelantar en
la falsa ciencia de la astrologa judiciaria. Recogie
ron lo que les fue posible y hallaron la mano,
de los principios de aquel arte entre los anti
guos: aadieron de suyo mil patraas, y lo mas.
particular es, que para acreditarlas las vendian
por doctrinas antiguas de los indios, de los per
sas y egipcios; y de ellos las copiaron los judos
y otros aficionados saber lo futuro haciendo de
ellas un gran misterio. A medida que se multi
plicaban los figurones en cada signo, y variaban
sus atributos, sus actitudes y demas circunstan
cias , se hacia mas fcil formar distintos horsco
pos para las nacidos en cada mes, en cada dia y
aun en cada hora, y de aqu es, que no conten
tos con los astros influentes de los caldeos, con
los Decanos de los egipcios, aadieron los que
hemos visto en las dos esferas de Aben-Ezra, y
(i)

De Divinat. Ub. 2? c. 42.

( G4 )
aun despues se cstendieron hasta trescientos se
senta figurones que el mismo Escaligero tuvo Ia
paciencia de copiar, queriendo que la tengamos
por esfera egipcia (i). Crcdat judeus apella. Pues
quin podr persuadirse que todos sfos ma
marrachos eran signos, smbolos geroglfioy de
otras tantas constelaciones? Y no asi como quiera,
sino signos inventados cinco mil aos ha. No es
taban por cierto en aquella poca las fantasas
humanas impregnadas de tantos monstruos, ni
el espritu humano ha comenzado discurrir ni
saber en ninguna materia delirando de esta
manera : los delirios , las sutilezas y embrollos se
mejantes, son productos de la corrupcion del sa
ber; cuando no contentos los hombres con lo
verdadero y sencillo, corren estraviados en pos
de capriebos y novedades hijas de sus cerebros
dbiles, que se resienten del estado de caduquez
y decrepitud de la ciencia.
Pero no es menos de estraar en autores que
se precian de crticos, la seguridad tan decidida
con que dan por cierto que los doce signos del
Zodaco, tales como hoy los tenemos, fueron co
nocidos de los persas desde la antigedad mas re
mota , sin otro fundamento que la ai .oridad del
Boun-dehesk en el que se dice: ^Que las estrellas
fijas se repartieron en doce madres constelacio
nes cuyos nombres son el cordero, el toro, los ge
melos, el cangrejo, el leon, la espiga, la balanza,
(i) Vanse estas esferas que copia el Dupuis al fin de
su lomo 3?

( 65 )
el alacran, el arco, el cabron, el cntaro y los peces.
Estas estuvieron divididas en su origen en veinte
y ocho Kordehs machos constelaciones , que
son las que conocieron antiguamente todas las
naciones del Oriente," como con la autoridad de
Baill y de otros, dejamos dicho, y que despues
estas veinte y ocho se redugeron aquellas doce,
Mas cuando pudo hacerse esta reduccion, no se in
fiere del testo del Boun-dehesk , ni el que all se
refiera nos obliga creer que se hizo en tiempos
muy remotas , puesto que el tal libro es obra del
siglo stimo de la Era cristiana , tiempo en que ya
habia penetrado en la Prsia la astronoma grie
ga : y aun son mas modernos los otros libros pr
sicos en los que se citan los signos actuales del Zo
diaco, saber: el Eulma Eslan tambien del siglo
stimo , y el* Modjmel el Taraxikk del siglo doce.
Es ademas constante por confesion de Anquetil,
traductor de estos libros, y del Oupneh-hat, que
no se ha encontrado el testo original de estas
obras, y solo se han hallado traducciones hechas
en prsa moderno, algunas por rabes, que se
han tomado la libertad de interpolar nombres y
cosas que les han parecido convenieptes(i). Asi es,
que en el mismo Boun-dehesk se fijan los pun
tos de los equinocios y solsticios en los signos de
Aries, Cncer, Libra y Capricornio, como en el
dia. Finalmente , la tal obra alcanza hasta despues
de la entrada de los rabes en la Prsia , porque
:
;
(i) Vase el Zendavesta tom. 8? p. 349, y el prlogo ai
Boun-dehesk.
Tomo L
3

I 66 5
concluye asi : "la suma de la dinasta de los sasanidas es de cuatrocientos sesenta aos : despues ha
entrado el reino de los rabes." Qu podr cole
gir, pues, cualquiera crtico del testimonio de una
obra tan moderna , traducida interpolada en
favor de la supuesta antigedad de los signos zo
diacales entre los persas?
La nica nacion entre los orientales en la que
no se descubren vestigios del Zodaco , compuesto
de las veinte y siete veinte y ocho constelaciones,
es la Caldea. Sabemos que los caldeos se aplicaron
desde muy antiguo al estudio de la astronoma,
y cuentan que la entrada de Alejandro en aquel
pas, un filsofo llamado Calistenes que le seguia,
recogi y remiti Aristteles, por orden de aquel,
las observaciones que encontr hechas en el tem
plo de Belo en Babilonia, las cuales, se dice, que
ascendan unos mil novecientos aos de anti
gedad. Pero lo que hace nuestro intento es el
testimonio de Diodoro Sculo, que hablando de
los caldeos, dice, que contaban doce dioses supe
riores, que presidian cada uno un mes y un
signo del Zodaco. Para graduar el valor de este
testimonio y el sentido en que debe entenderse,
es de advertir que Diodoro Sculo floreci por los
aos de Augusto Csar : que fue algo crdulo, y
asi recogi sin la mayor crtica cuanto oy ley
acerca de los antiguos. Mas suponiendo que no se
engaase en lo que refiere de los caldeos, como
no senala la poca en que estos llegaron ad
quirir todos los conocimientos astronmicos que
les atribuye, y que por otra parte es indudable

( 67 )
que no los pudieron adquirir todos un mismo
tiempo, nada hay que nos prohiba suponer, que
esta nacion convino con las demas, que dejamos
citadas, en dividir al principio el Zodaco en las
veinte y ocho constelaciones ; y cuando mas el di
cho de este autor solo podr persuadirnos que
los caldeos fueron los primeros, que por el m
todo que antes indicamos, sustituyeron la division
distribucion de las estrellas que ocupan el Zo
daco en doce constelaciones, la antigua distri
bucion en veinte y ocho. De esta suposicion no se
sigue empero, que fuesen ellos los que simboli
zaron esas doce constelaciones con los smbolos
figuras que actualmente los representan, porque
nada de eso da entender Diodoro, antes por el
contrario nos dice que cada una de las doce casas
era presidida por un dios al que se dedicaba
aquel mes, y cuya imgen, colocada acaso en sus
eligiosos, sei-ia el smbolo de la casa.
hjjY la verdad, esta palabra signo del Zodiaxo , se dan en el dia hasta tres significados : en
tindese por signos del Zodaco; lo primero, las
casas porciones de aquel crculo de las que cor
re el Sol una en cada mes : se entiende en se
gundo lugar , las constelaciones que ocupan aque
llas porciones ; y en tercer lugar , los smbolos
gerogIicos con que se significan dichas constela
ciones? Aries, Tauro , etc. Diodoro dice, que cada
juno de los doce dioses presidia un mes y un
.signo del Zodaco: esto es, una de las doce casas
porciones Dodecatemorias, como ellos las lla
maban, de aquel crculo: que resida en ella, y

I U )
que pasando por alli el Sol combinaba sus in
flujos con los del dios de aquella casa. El mismo
fiaill conviene en que la division, de que habla
aqui Diodoro, hecha por los caldeos de la eclp
tica en doce partes, era matemtica y abstracta
como en los demas pueblos del Asia(i). Pues las
constelaciones que se formaron en aquel crculo,
no fueron en mucho tiempo doce sino once , como
refiere Arato, porque el Escorpion ocupaba con
sus bocas y garras el espacio que llena hoy la
Balanza en el Zodaco. De todo lo que venimos
concluir que la autoridad de Diodoro , en nada
favorece la mayor antigedad que se quiere dar
los smbolos actuales de las constelaciones del
Zodaco.
Dedic Baill el libro nueve de las ilustracio
nes la historia de la astronoma antigua, in
vestigar la poca del descubrimiento del Zodaco,
de sus constelaciones, y smbolos que las repre
sentan; y conviene en que el actual Zodaco, sus
constelaciones y smbolos, se arreglaron y dispu
sieron tal como hoy los vemos, por los aos mil
trescientos cincuenta y tres antes de J. C. , confor
me al testimonio de Sneca que decia : Nondum
sunt anni, mille quingenti , ex fuo Grecia stellis
maneros et nomina fecit (2). Emplea ademas el
mismo historiador el discurso 5 del tomo 3. de
la historia de la astronoma moderna en 'refutar
el sistema de Dupuis; pero aqui, encaprichado
(i)" Hist. de ta astron. mod. T. 3? pg. 3ii.
(s) Quest. Nat. lib. 7? cap. 25.

t 9 5
por la antigedad remotsima de las esferas in
diana y persiana de Escaligero , de que hemos ha
blado, supone cierta genealoga de ideas segun la
cual la esfera de la India es la primera : de esta se
form la de Prsia , y de esta trazaron los griegos
la suya, sin advertir que el mismo sienta por
principio, y loes en realidad: que la esfera mas
sencilla es la mas antigua, la original , las otras
son copias de esta las que se han agregado
nuevos adornos (<). Pues basta poner los ojos en
las tres esferas de que se habla, para conocer que
la griega es la mas sencilla y de consiguiente la
primitiva, it*'*
Sienta Baill en este mismo discurso .otro que
para l es principio inconcuso ; pero no veo que
ueba serlo ni lo es para otros, y es, que al for
mar las doce constelaciones zodiacales, los equinocios y los solsticios, debieron fijarse en los princi
pios no en el centro de la constelacion en que su
cedan. De donde colige , que correspondiendo en
la esfera griega de Eudoxo dichos puntos cardi
nales al grado quince centro de las constelacio
nes de Aries, Cncer, Libra y Capricornio, debi
inventarse aquella esfera dos mil quinientos aos
antes de nuestra Era ; cuando los puntos citados
se encontraban en el ltimo grado de aquellas
constelaciones , y lo prueba con un verso de Vir
gilio, en el que entiende que se conserva la an
tigua tradicion de cuando el Sol , tocando aun en
Tauro, abria el ao por la Primavera; pero Vir
it) Hist. de ta astron. mod. T. 3? pg. 277.

I 70 )
gilo dice cosa* muy diferente , como se ve en el
verso :
Candidus aurats aperit cum cornibus annum
Taurus , et adverso cedens Canis occidit as-t
tro (i).
El principio de Baill lo veo refutado por Mr.
de S. Martin en la noticia que dio la academia
de inscripciones del Zodaco de Denderah. "E1 em
pleo, dice, de la balanza en el Zodaco, como sm
bolo equinocial, conviene tanto d Otoo como
la Primavera : bajo esta suposicion no es de pre
sumir que se adoptase el uso de este signo cuan
do el equinocio de Otoo se realizaba hallndo
se el Sol en conjuncion con el ltimo grado de
este signo, esto es, con el grado treinta en el ao
dos mil doscientos einquenta y dos antes de nues
tra Era , porque entonces iba acabar el motivo
que se tenia para darle ese nombre aquella
constelacion. Tampoco era conveniente nombrar
la asi cuando el Sol entraba en el primer grado
de este signo en el dia preciso del equinocio en
el ao ciento sesenta y cuatro antes de nues
tra Era ; porque entonces, cuando el Sol hubiese
llegado al grado treinta del mismo signo , seria
,ya muy considerable la diferencia del dia la no
che, y de consiguiente impropio el uso del signo
,

(i) Aperit etc. ideo ait guia 22 aprilis mense Sol inTau~
ro est , quo cuneta aperiuntur.Et adverso : tegendum est
averso. De occasu Canis toquitur Poeta qui fit ante ditm J.""
Calendas Majas Sole decimam partem Tauri obtinente. Schrc
velius ja hunc tocum Georg. i . p. suce editionis 79.

( 7i )
y nombre de la Balanza. Es, pues, mas verosimil
suponer que comenz usarse del signo de Li
bra por el tiempo en que el punto equinocial
correspondia al grado quince de esta constelacion:
puesto que entonces la desigualdad de las noches
y los das antes y despues era poco sensible pa
ra tenerse en consideracion. Y est visto que lo
mismo puede decirse de las otras constelaciones
que corresponden aquellos puntos."
AI testimonio de S. Martin, quiero anadir el
de Mr. de la Nauce, que hablando de la materia
que vamos tratando, dice: "Se deja entender que
los inventores del Zodaco griego procuraron (jesde el principio establecer la mayor conformidad
posible entre las constelaciones y las Dodecaternorias. Cada una de las doce Bodecatemorias se es
tiende por un espacio igual de treinta grados jus
tos; al paso que las doce constelaciones ocupan es
pacios desiguales, unas mas y otras menos de trein
ta grados. Estableciendo el Zodadfc estrellado no
se podia evitar del todo esta irregularidad ; mas
por la misma naturaleza de la invencion se pro
cur que la constelacion mas pequena ocupase
el centro de su Dodecatemoria , y que la mayor
se entrase lo menos posible en las dos Dodecate
morias inmediatas. "Debise hacer tambien otra
observacion al inventar el Zodaco y fue, que los
cuatro puntos de los equinocios y solsticios ocu
pasen entonces el medio de sus constelaciones. La
prueba del concurso de este medio centro de
las constelaciones con dichos puntos al tiempo de
formar el Zodaco, se colige de varios testimo

nios de la antigedad, que nos dicen que se han


hallado de siglo en siglo los cuatro puntos con
currentes ya con el principio de las constelaciones,
mas antiguamente con el cuarto grado, antes con
el octavo , con el doce y finalmente con el quince
centro de la constelacion. Y de aqui para arriba
no se halla observacion alguna que los suponga
concurrir mas all de ese grado : prueba harto
convincente de que antes de esc tiempo, aun no
estaban determinadas las actuales constelaciones
del Zodaco, y entonces se determinaron (i)."
Quirese suponer por Baill y Dupuis, que
cuando el Sol entraba unido con Tauro en el
equinocio vernal, habia ya constelacion formada
de Tauro, compuesta de las mismas estrellas que
en el dia se le han reunido en las atlas : llamada
ya Tauro, y simbolizada por un toro. Quiero ahora
suponer que asi fuese , pero han de responderme
una dificultad que de ah resulta, Cmo es qu
luego que por afecto de la precesion de los equinocios entr el Sol unido en el de Primavera con
Aries, se dijo por los astrnomos que la Prima
vera entraba cuando el Sol venia en conjuncion
con Aries y no con Tauro? Dirseme quiz, que
por ser asi en realidad. Y pregunt de nuevo:
Por qu cuando el Sol se dej atras Aries y
vino acompaado de Piscis en ese equinocio, ha
blndose ya con mas exactitud en astronoma , que

(i)

Memorias de ta Academia de las inscripciones. T, 2 i .

pg. 638.

t?3)
en tiempos antiguos, no se dijo, como debi de
cirse, que el equinocio de Primavera se realizaba
yendo el Sol en conjuncion con Piscis? A esto se
me dir que. los nombres de las constelaciones
han pasado significar las Dodecatemorias, y que
siendo estas inmobles, se suponen las mismas en
aquellos puntos, y se conserva la primera el
nombre que tuvo cuando el Sol pasaba por ella,
acompanado de las estrellas que componen la
constelacion de Aries. Pues bien, y por qu no se
le qued la Dodecatemoria equinocial, de que
hablamos, el nombre de Tauro el de Gminis,
por haber pasado por ella el Sol unido estas
dos constelaciones en tiempos antiguos? por qu
ninguno de stos, y s el de Aries? To temie
ron innovar entonces cuando no se hablaba con
la exactitud que en l dia, y los conocimientos
eran ttfn escasos : y desde el ao trescientos seten
ta y seis antes de J. C. en que comenz el Sol
unirse en dicho equinocio con Piscis, no ha ha
bido un astrnomo que haya intentado siquiera
alterar el comun modo de espresarse acerca de
este punto, y se sigue diciendo Sol en Arres A la
de la Primavera ? Esta diferencia no pueotra causa que lade haberse formado la
>n Aries primeramente en la Dodecate
moria equinocial , y haberse despues confundido
bajo un mismo nombre aquella y esta , puesto que
pasaron mil aos en que fueron todava juntas, por
cuyo respecto la Dodecatemoria rob al fin el nom
bre al signo, y los astrnomos autorizaron este robo
en obsequio de la mas fcil inteligencia del vulgo.
Tomo I.
o

(74)
Parceme que queda suficientemente proba
do, en cuanto lo permite un asunto tan oscuro,
que la invencion del Zodaco, tal como le tene
mos, no sube mucho del siglo dcimo antes de
J. C. Ahora hablaremos en particular de cada uno
de sus doce signos, y de las causas porque se
usaron.
S- VI?
De cada uno de los smbolos con que se signifi
can las doce constelaciones del Zodaco, y det
motivo de su eleccion para significarlas.
Opina Dupuis consiguiente su sistema , que
las varias divinidades de los pueblos antiguos no
"fueron otra cosa que los smbolos que habian de
antemano escogido los primeros astrnorrbs para
significar las constelaciones del cielo y especial
mente las del Zodaco : los cuales smbolos con el
transcurso del tiempo se convirtieron en otros tan
tos personages fabulosos, quienes se atribuye
ron hazaas heroicas, y luego fueron reverencia
dos como dioses bajo de aquellas mismas figuras
que se habian estamptido en las esferas planis
ferios celestes mas antiguos. Y por cuanto su
ver es el toro el principal de estos personages,
hablaremos primero de l.
Tres naciones diversas supone Dupuis que
tributaron culto religioso al toro por verlo figu
rado en el Zodaco. Pero de esas tres naciones taurcolas que son, los indios, los prsas y los egip

( 7* )
cios, es evidente, como vamos verlo, que las
dos primeras jamas adoraron al toro , y que si lo
atlor Egipto, no fue como smbolo de la conste
lacion que llamamos Tauro, sino como imagen
de Osiris : ora fuese Osiris el Sol, ora sea algun
monarca antiqusimo del Egipto, ora el espritu
alma del mundo.
'
El respeto y veneracion, no culto religioso,
que se tributa la vaca en la india , dice Coulo
de Barros, nace de la opinion, que es general en
aquel pais de la Metempsicosis. "As almas, estas
son sus palabras, tem que saom inmortaes, mas
que se tem pecados como un morre, sua alma
se pasa corpo de cualquier alimaa : onde
os anda purgando , te que mereca sobir
ceo , de todas , as " que se metem nas vacas,
tem por mais ditosas, por isso saon veneradas
de todos os gentios como cousa sagrada (i)."
Ni se crea, dice el abate IWignot (2), que el
respeto y veneracion que tienen los indios la
vaca lo* hayan copiado de los egipcios , porque
ninguno de los autores antiguos que ban habla
do de los indios nos dicen que estos pueblos tri
butasen caito alguno este animal, semejante al
que al toro se tributaba en Egipto. Si esta vene
racin la vaca, tan clebre boy en la India, tra
jese su origen del Egipto, s debera encontrar en
aquel pais el culto de los demas animales adora
dos comunmente en Egipto como los cameros,
(1) Decada 5? de Asia, lib. 6, cap. 3? ft. i25.
(*) Mernoires, T. 56.

( 76 )
los perros, los gatos, el ibis, el guila , el cabron, etc.
Entre tantos animales , los que tributaban en
Egipto un culto particular, por qu los indios,
si hubiesen recibido su religion de Egipto, se ha
bran reducido no tributar homenages religio
sos sino la vaca , y no alguno de los demas
animales, que sus pretendidos maestros habian
divinizado? Bien se que puede responderse esto,
que todos los egipcios no adoraban los mismos
dioses ; y que solo en el culto de Osiris Lsis
convenia toda la nacion , y que por tanto pudo
suceder que los que de Egipto pasasen la India
no llevasen sino estas dos divinidades, de las cua
les una se representaba por el toro y la otra por
-la vaca; pero siempre queda en pie la dificultad.
Por qu, siendo en Egipto sagrado ef toro y la
vaca, abandonaron los indios, no admitieron el
culto de aquel, y solo tributan honores y respe
to las vacas? Nada, pues, se halla en este res
peto y veneracion, que nos induzca sospechar
siquiera relacion ni la mas 'emota entr las va
cas de la India y el signo de Tauro.
Pero ni los persas dieron culto al toro. Por
que ninguno de los antiguos que hablaron de la
religion de los persas dan el menor indicio de
que aquella nacion aflorase al toro, como probar
mas estensamente en otro lugar. Por ahora baste
saber que Hostans y los libros de Zoroastro que
cita Eusebio, hablan dignamente del Ser Supre
mo. Herodoto y Genofonte afirman que los per
sas adoraban al cielo. Plutarco refiere que crean
ser dos los principios, uno bueno y otro malo. En

los primcios siglos de la Era cristiana, bajo la di


nasta de los sasanidas, sabemos que el Sol era
el objeto nico del culto de los persas , y el fue
go como un smbolo emanacion de aquel.
Tun distantes estaban los persas de tributar
homenages religiosos al toro, que habiendo entra
do Ocho monarca de la Prsia en Egipto, como
refiere Plutarco (i), mat al toro Apis, burln
dose asi de la supersticion de los egipcios , los cua
les por odio le llamaron Espada : y aun mucho
tiempo antes Cambises, volviendo por Memphis,
hizo le presentaran los sacerdotes egipcios al Apis,
y sacando su espada, l mismo lo atraves con
ella, y burlndose, djoles:"Oh cabezas malvadas!
Con qu hay dioses de carne y sangre , y que se
matan de una estocada? " Habran hecho esto los
>dos monarcas, si en su pas acostumbrasen ado
rar al toro? Pues de dnde ha nacido esa fama
del toro Mithriaco? De los monumentos y bajos
relieves en que se figura, y de algunas espresio
nes equvocas del Boun-dehesk. Mas en primer
higar, debemos suponer con el P. Montfaucon que
no se halla relieve alguno de esta clase .anterior
al tiempo de Trajano. Ni en la Prsia se ha en
contrado original de donde hayan podido copiar
se los hallados en Italia: y ya nos dice el mis
mo Freret : "Que las naciones situadas al occiden
te de la Prsia, acostumbradas un culto, cuyos
objetos eran groseros y sensibles:, habian hecho
un dolo que representaba al Mithra de los pr(i)

De Iside , et Osiride.

< 7 )
sas, y aun los mas espirituales lo confundan con
el* fuego y el Sol. De estas regiones, donde.se
habia viciado ya tanto la religion de los magos,
la recibieron los romanos en tiempo de Pompeyo, como refiere Plutarco en su vida, y no es
estrao que estos la desfigurasen aun mas (i)."
Acerqu monos no obstante por un momento
examinar el bajo relieve de que se trata, que
puede verse variado de mil maneras en el tomo
primero de la antigedad esplicada del P. Montfaucon. En todos se ve el Sol en lo alto repre
sentado de diversos modos y la Luna ; pero el
primer trmino es un toro echado en tierra mon
tado por un joven, que lo ha rendido y lo mata
de una estocada. Un perro lame la sangre de la
herida, y un alacran, una culebra otro bicho
le roe los testculos. Acompaan al cuadro varios,
astros smbolos de algunas constelaciones celes
tes. Infinitas son las interpretaciones que se han
dado este monumento. Algunos quieren que sea
una representacion de la fecundidad de la natu
raleza , que llega su colmo en la Primavera en
trando el Sol en el signo de Tauro por abril , y
en apoyo de esta opinion se traen unas palabras
disparatadas de la cosmogona prsica que dicen:
"Muerto el primer toro , de su cola salieron cin
cuenta y cinco rboles con semillas, y otros doce
tiles "para la salud; " y mas adelante aade : que,
"luego que fue muerto el toro , los Izeds confia
ron al cielo de la Luna la semilla fuerte y vigp(i)

Memoir. T. 55.

( 79 )
rosa del toro, y que purificada esta por la luz de
la Luna , Ormuds form de ella un cuerpo orde
nado , di vida este cuerpo , y form dos toros
uno macho y otro hembra." No creo que el mis
mo Edipo alcanzase descifrar estos dislates, ni
menos que encontrase en ellos vestigios de culto
religioso dado al toro , ni alusion al signo de Tau
ro, ni nada de lo que se figura Dupuis. Me pare
ce que esos relieves son copias , alteradas por el
curso del tiempo y de las supersticiones, de algun
monumento prsico que representaba el triunfo
de la religion de Zoroastro sobre la zoolatra de
los egipcios ; triunfo que alcanz aquella cuando
Ocho Cambises trucidaron con su misma espada
al toro Apis. Uno de estos monarcas es e.l que
aparece sentado sobre el toro y clavndole el pti-
nal por la espaldilla \ y como los egipcios adoraban
al Sol en el toro, para desvanecer este error, apa
rece en el relieve el Sol en su carro conducido
por caballos y precedido de jvenes cocheros, al
cual le hacen corte los demas astros, y entre ellos
algunos smbolos de constelaciones conspiran la
muerte y vencimiento del toro, como la culebra,
el alacran y el perro. Este da mucho valor mi
congetura, porque en el perro que embiste al
toro degollado se alude lo que cuenta Plutar
co (i), que espuesto el cadaver de Apis, muerto
por Cambises, merced de las fieras, solo se ceb
en sus carnes el perro ; por lo cual fue aborrecido
como animal sacrilego desde entonces en el Egip(i)

De Iside et Osiride.

( 8o )
to. Ni soy yo el primero que ha dado ufi signifi
cado histrico estos relieves, puesto que el sabio
J. L. Mosheim en sus notas al sistema intelectual
de Cudvvort, opina, que en ese monumento se
representa un monarca de Prsia llamado Mithra, gran cazador que limpi su pais de bestia
feroces, cuya alma pusieron en el Sol sus vasa
llos agradecidos este beneficio.
No se puede negar, vista de lo que dice
Plutarco y otros autores, que el toro estaba de- .
dicado por los egipcios al Sol, y que le tributaban
cultos religiosos bajo este respecto. Convncese esto
tambien, de que, reverenciando los egipcios, se
gun Diodoro Srulo afirma, al Sol en la persona
smbolo de Osiris , y la Luna bajo el nombre
de Isis, respetaban al toro como imagen viva
del alma de los dos; pero de aqui no se infiere
que tomase su origen el culto de este animal, de
haberlo antes escogido para representar la cons
telacion Tauro ; porque entonces habran venera
do en el toro, no al Sol, sino las estrellas de di
cha constelacion.
Y no se diga, como quiere Dupuis, que el
toro Apis representaba la conjuncion del Sol y la
Luna en la neomenia de la Primavera, cuando
ambos astros estaban tambien en conjuncion con
Tauro -. porque si -asi fuese , en esa sola estacion y
en ese dia solo, habran los egipcios tributado sus
cultos y celebrado la solemnidad de ese smbolo.
Mas vemos en Plutarco que el culto del toro era
de todo el ano en Egipto, y que tenia sus parti
culares festejos en cada estacion ; prueba evidente

I 8.-5
de que aquel smbolo animado ninguna relacion
tenia con el signo de Tauro, sino que represen
taba al Sol en toda su carrera, sin contraccion
signo alguno del Zodaco. "En el mes de Athir,
dice Plutarco, que es el que corre el Sol en con
juncion con el Alacran Escorpion , cuentan que
muri Osiris cuando cesando los vientos etesios,
el Nilo mengua , y se enjuga la tierra. Entonces
que las noches van siendo mas largas y va debi
litndose la fuerza de la luz, los sacerdotes eje
cutan ciertos ritos ttricos y entre ellos presentan
un toro dorado cubierto de un pao negro figu
rando asi el duelo de la diosa (porque tienen al
toro por imagen de Osiris), y esto dura por cua
tro dias desde el diez y siete de dicho mes. Ade
lante refiere que en el novilunio neomenia del
mes Phamenotk , cuando es el equinocio de Pri
mavera, celebran Osiris, y por consiguiente al
Apis su imagen, y hacen otra fiesta la que lla
man la entrada de Osiris en la Luna. Hacia el
solsticio de Invierno, esto es, por diciembre, to
man una vaca y la hacen dar siete vueltas al re
dedor del templo, y dicen que con eso se signi
fica como la diosa Isis busca su esposo Osiris
al Sol que voltea entonces por el hemisferio aus
tral." De donde se colige, que Osiris, Apis el
toro, era celebrado en Egipto en Otoo, en Pri
mavera y en Invierno; luego no representaba
precisamente al Sol en conjuncion con Tauro,
sino al astro del dia en todos los puntos de su car
rera , y unido succesivamente todas las estrellas
del Zodaco.
... ..;:
Tomo I
11

( 82 )
Me parece que cualquiera que pese con im
parcialidad las razones hasta aqu espuestas, que
dar convencido de que, ni la vaca de la India, ni
el toro Mithriaco , ni el Apis de Egipto, eran sm
bolos de la constelacion de Tauro. Los indianos
respetaron la vaca por creerla morada de las al
mas privilegiadas. Los persas esculpieron el triun
fo de su religion sobre la de Egipto en aquel mo
numento (i), y si en los relieves hallados en Italia
se alude algunos fenmenos naturales, estas fue
ron anadiduras hechas en pocas mas modernas.
Los egipcios adoraron al toro Apis y la vaca co
mo smbolos imgenes del Sol y la Luna. Mas
por qu escogieron stos animales, y por qu
les tributaron cultos religiosos como otros mu
chos? Esto es lo que vamos averiguar, porque
conduce al intento que nos hemos propuesto.
. VII?
De las causas de la Zoolatra egipcia.
Si hubisemos de dar crdito al dicho del au
tor del dilogo de la astrologa, que se halla
entre los de Luciano, fcilmente estaba disuelta
la cuestion presente. Dice aquel, "que los egipcios
adoran al toro celeste en su Apis de carne, como
en el mismo Egipto reverencian al carnero los
que miran Aries, y no comen peces los que
significan la constelacion Piscis con el smbolo de
(i)

Vase ta pg. 79.

( 83 )
los peces." Mas por ventura , no estaban esas
constelaciones la vista de todo el Egipto? Cmo
pues, unos miraban Tauro y otros Aries? Ade
mas, el culto de Apis era general en todo el Egip
to; no asi el del carnero, propio de los tbanos;
ni el de los peces, propio de los de la ciudad de
Oxirinco. Ni es de creer que estos ltimos solos
tuviesen por smbolo de Piscis los dos peces, y
que no fuese conocido este smbolo en lo demas
de aquel pais , si se us desde entonces. No es de
estraar esta ligereza en un autor tan moderno,
de cuyos asertos en materia de erudicion astron
mica no se debe hacer particular aprecio, como
asegura La Lande (i).
Oigamos mas bien aquel diligentsimo in
vestigador de la antigedad , Plutarco , que tra-tando este punto se esplica asi : "Muchos entre
los egipcios adorando los animales, y tratndo
los como dioses esponen toda la religion la bur
la y escarnio, y tambien se induce con esto los
ignorantes y rudos la supersticion, y los atre
vidos y temerarios se les tienta y espone que
niegen los dioses y se vuelvan incrdulos." Y di
cho esto se aplica en seguida con su acostumbra
da sagacidad y tino investigar la causa y origen
de este culto de los animales en el Egipto, y sin :
hacer mencion de la semejanza que algunos pu
dieran tener con los smbolos de las const elacio
nes, refiere: "que algunos atribuian el origen de
este culto que cuando Tiphon hizo la guerra
(i) Astron. T. i? p. 78. nota b.

( H )
los dioses , estos amedrentados se trasformaron en
animales, unos en gabilan, otro en ibis, otro en
perro para ocultarse y evadir asi su ruina." Pero
esto, aade Plutarco, es la mas disparatada pa
traa, la fbula mas ridicula que podra fingirse.
Otros, continua, sealan este culto causas pol
ticas ; como que Osiris distribuy su numeroso
ejrcito en varas divisiones, y cada una entreg
una bandera en que iba pintada la imagen de un
animal , al que desde entonces miraron como sa
grado los de su division, y empezaron darle
culto. Otros opinan que este culto naci de la cos
tumbre que tuvieron algunos monarcas de Egip
to, de presentarse en los combates enmascarados
con la figura de algun animal para sorprender y
amedrentar los enemigos. Otros cuentan que
cierto rey de Egipto conociendo el carcter indcil
y novelero de aquella nacion, pens en dividirla
entre s, para poderla tener sujeta mas fcilmen
te. A este fin, prescribi las diversas provincias
cultos de animales distintos, enemigos unos de
otros, para que asi, queriendo vengar los egipcios
los ultages recprocos que se hacan sus dioses,
chocasen unas con otras las provincias de aquel
imperio. De aqui es, que en Egipto solo los lycopolistas, que adoran al lobo, comen carne de ove
ja: y como en nuestra edad comiesen todava los
cinopolistas el pez Oxirinco, los oxirinchitas se
dieron comer carne de perro, de lo que resul
t una guerra civil entre unos y otros, que solo
pudieron acabar los romanos acabando con ellos."
Allega estas Plutarco, otra curiosa esplicacion, y

I 85 )
dice : "que segun muchos, el alma de Tiphon reside
en estos animales que adoran, menos en el toro
que ese es de Osiris. En cuya esplicacion quiere
darse entender que todo espritu, alma
principio de vida brutal y de fieras y alimaas,
es hechura imagen de Tiphon, esto es, del prin
cipio malo; y que si adoran estos animales es
por aplacar y contentar al maligno. De aqui s,
que si sobreviene en Egipto alguna calamidad
pblica de peste , esterilidad otra , los sacerdotes
encierran de estos mismos animales que adoran;
y primero los amenazan, y si dura la calamidad
los matan , como si con esto se vengasen del prin
cipio malo, dndole que sentir, quiz como la
espiacion mas meritoria que pueden hacer para
evitar aquel mal. Y lleg tanto esta supersti
cion, que en la ciudad de Idithia quemaron vivos
algunos hombres, y esparcieron despues sus ce
nizas al viento para aplacar y desenojar la di
vinidad. Resta por ltimo (asi concluye) que de
mos las razones nuestro parecer mas probables
de la causa que pudo serlo de esta religion de los
animales, y estas son dos; saber, por la uti
lidad que prestan al hombre , por lo que indi
can ellos significan. De las cuales causas, en unos
animales concurren ambas, en otros una otra.
Asi es cierto, que se ador al buey, la oveja y
al ichneumon , por su utilidad ; y los de Lemos
la galerita cohujada porque busca y se come
los huevecjllos del pulgon; y los teslios la ci
gena .porque apuraron estas las serpientes que
los incomodaban ; y los egipcios reverencian al

( 86 )
spid, al gato y al escarabajo, como imgenes
oscuras de la divinidad , cuales refleja el Sol en
las cristalinas gotcas del roco. Y aun al cocodri
lo lo reverencian, porque careciendo de lengua
es imagen de Dios que no habla , y por otras ra
zones semejantes. Al Ibis, porque ense el uso
de la jeringa y porque se come las bestias pon
zoosas. Y nadie estrae que los egipcios se alu
cinen con tan remotas semejanzas y tan estravagantes , porque ni los griegos fueron mas cuerdos
en esa parte ,' como se echa de ver por los atri
butos con que pintan sus dioses (i)." Marav
llame que ponindose este filsofo, el mas eru
dito de la antigedad, referir por menor las
diferentes causas que pudieron tener los egipcios
para tributar culto los animales vivos, al toro
en Memphis y en Helipolis , al carnero y al gui
la en Tebas, al leon en Leontpolis, al lobo en
Licpolis , al perro en Cinpolis y en Hermpolis,
no cite entre ellas la conformidad de algunos de
estos animales con los smbolos de las constela
ciones del Zodaco , y que despreciando como f
tiles las demas causas que cita al principio, in
sista solamente en las dos ltimas que son las que
aprueba , saber : la Utilidad de algunos anima
les, y la semejanza de ciertas propiedades de
otros con las que suponan en la divinidad.
Que la utilidad de algunos animales les haya
merecido cierta estimacion, y aun veneracion y
culto en algunas naciones, es cosa que da por
(i)

De Iside et Osiride. p. 378.

( 7 )
supuesta M. Tulio, y que se comprueba con mu
chos testimonios de los antiguos (i). Preguntados
los mismos egipcios sobre el culto que daban
Ja vaca, respondieron Diodoro Sculo, que la
adoraban por razon de sus muchas utilidades.
"La vaca, decan, produce al buey que labra la
tierra y la hace con esto frtil y facilita su cul
tivo (2)." Los fenicios por la misma razon mira
ban la vaca como sagrada , y se abstenan de
comer de su carne. "Un fenicio, dice Porfirio,
mas bien se saciara de carne humana, que gustar
una hebra de la de vaca, y no por otra razon
que por no hacer rara su- especie , lo que suce
dera si las matase para comer." Esa misma causa
haca los tbanos mirar con gran veneracion
la oveja , por las muchas utilidades que presta al
hombre en su leche, en su vellon y en sus cor
derinos. Herodoto cuenta , que el ganado cabro
se tenia en grande estima en Meuds de Egip
to; y aun respetan, ariade, con singular honor
los cabreros, entre los cuales el principal es muy
llorado en toda la provincia cuando muere (3).
Este mismo autor seala otra causa de la ve
neracion que se le tenia en Egipto estos tres
animales , al toro , al carnero y la cabra. "Guar
dan , dice , esta ley los egipcios en orden los sa
crificios y vctimas : que se abstienen en general
(i)
(s)
de la
{3)

De Nat. deorum. Lib. i? c. 36.


Vase la 2? memoria de Mignot sobre los filsofos
India , en las de la Acad. de inscrip. T. 55. p. 258.
' L. 2? pdg. 2s.
.

( 88 j
de comer carne de vaca, porque la contemplan
consagrada Isis; mas los tbanos se abstienen
igualmente de la carne de carnero, porque lo re
putan consagrado su dios Amon , al cual le sa
crifican cabras; por el contrario los de Meuds
que adoran al dios Pan, el cual se representa con
cabeza y zancas de cabron , se abstienen de la car
ne de cabra , por no matar un animal que res
petan como consagrado su dios , y en su lugar
le sacrifican ovejas
Ello es innegable que desde los primeros
tiempos del gnero humano vemos por una tra
dicion comun y no interrumpida , que los hom
bres reconocidos la Divinidad le tributaron cul
tos y homenages pblicos , entre los cuales los
mas antiguos de que se tiene noticia fueron los
sacrificios que ofrecian Dios, en los que le con
sagraban aquellas cosas mas apreciables para ellos,
considerndolas como los beneficios y dones mas
sealados que habian recibido de su mano, y por
consiguiente como las vctimas mas gratas al Se
or, y mas propias para grangearse su benevo
lencia. Asi vemos, que al entrar No en el Arca,
ya habia distincion de animales mundos lim
pios , y animales inmundos : los primeros eran
vctimas usadas en los sacrificios ; la sangre de los
otros jamas contaminaba las aras. Desde enton
ces se consideraban como vctimas las mas ordnarias, el carnero, el toro y el macho de cabro,
los corderitos, los chivos y los vecerros. Estos
(i)

Ibidem;

r 89 t
mismos riomemges y vctimas, que se tribute ron
primero al verdadero Dios, continuaron tribua ndose al cielo, al Sol y los astros, cuando los
hombres pasaron del culto del Criador al de las
criaturas, y se tuvieron por animales consagrados
al Sol los que se le ofrecian sobre los altares. Sabi
da cosa es cuanto se haca con estas vctimas: co
mo se escogian en los rebanos : como se conserva
ban en un lugar determinado, y se mantenian y
cuidaban con el mayor esmero, se coronaban de
flores, se adornaban y marcaban con smbolos, de
la Divinidad , como es de ver en lo que nos cuen
tan los antiguos, hablando especialmente de Apis
y Mnevis. Y aun es muy verosmil que crecien
do el respeto y veneracion estas vctimas, y con
curriendo tambien otras causas puramente polti
cas, cual pudo ser fomentar el aumento de los
rebanos, asi las vacadas como los hatos de gana
do lanar y de cabro: y enfrenarla ferocidad na
tural al hombre, que no contento con aquello que
necesita suele cebarse en mortandad y sangre,
destruyendo lo mismo que algun dia echar de
menos; por estas y otras razones se abstuviesen
tic sacrificarlos como hacan antes, y de comer
sus carnes , sino que redugesen su consagracion
especial al culto religioso , conservar algun in
dividuo de esas especies en lugar sagrado, en
el templo, y lo mantuviesen con la mayor deli
cadeza, hiciesen con l todas las estravagancias
que refiere Plutarco hacan los egipcios con el to*
ro Apis, y los de tbas con los carneros, y los
mendesios con las cabras y machos , en vez de deI.
i2

'< 90 )
gollarlos sobre las ras. Con esto cuidaban de la
.conservacion y aumento de estas especies tan
apreciables, lo que contribua el respeto reli
gioso con que se les miraba, persuadiendose que
ni aun el mismo Dios quien se ofrecian gusta
ba ver manchados sus altares con la sangre de
tan preciosas vctimas. Ni es de cstraiar que apa
reciesen aquellos dolos Pan y Amon adornados
con los trofeos y despojos de los animales que
se les consagraban, para denotar alguna cuali
dad del dios representada en el animal , como la
fecundidad de la naturaleza representada en los
cabrones ; para indicar la relacion que habia
entre el dios y la vctima especialmente consa
grada l, como entre el carnero y Jpiter
Amon.
.

5. VIII?

Del origen de los tres smbolos que significan las


tres primeras constelaciones del Zodiaco.
Un camero es el smbolo de la primera cons
telacion del Zodaco. Un toro el de la segunda,
y en cuanto la tercera el significarla con dos
nios jvenes gemelos, es cosa de los griegos,
puesto que antiguamente se pintaban en vez de
dos ninos, dos cabras cabritos en este signo,
segun dice Herodoto, y el mismo Dupuis confie
sa que esta fue la costumbre de los orientales (i).
(i)

Astron. de la Lande, T. i? p. i93, ni/n. 564.

( 9 )
A los cabritos sustituyeron los griegos los geme
los Castor y Polux, segun entienden muchos, y
en algunos Zodacos se ven dos personages, uno
varon con una clava maza, y otra hembra con
una ctara instrumento msico. Prescindiendo
ahora de la poca en que se hizo esta mudanza, y
de las razones que para hacerla hubo, es innega
ble, que el carnero , el toro y la cabra fueron los
tres animales escogidos en tiempos antiguos para
significar las tres constelaciones primeras que se
cuentan en el Zodaco. Mas por qu se valieron
de estos tres signos los mismos que simbolizaban
las tres divinidades de Egipto principales Jupi
ter Amon, Osiris y Pan, y que estaban especial
mente consagrados su culto i" Si el uno de es
tos significados se deriv del otro, cul fu en
tre los dos primero ? , Se us por ventura del car
nero, del toro y de los cabritos para significar
aquellos tres dioses, porque significaban antes las
tres constelaciones ya dichas , se aplicaron sig
nificar estas, porque de antemano se habian es
cogido para smbolos de aquellas divinidades? DupuLs opina que fue lo primero, que aquellas cons
telaciones se significaron con los tres animales di
chos, y que adorndolas los hombres las hicieron
domsticas, digmoslo asi , colocando en los tem
plos donde les rendan cultos esos mismos smbo
los vivos en estatua, que representaban el ori
ginal que residia en el Zodaco. Smit opina por
el contrario, que los egipcios trasladaron de sus
templos al cielo las imgenes geroglficos- de
sus dioses. Hemos visto que las relaciones que
*

( 9*>
se advierten entre Jpiter Amon y el carncroi
Osiris y el toro, Pan y el macho de cabro, son
nicamente las que hay entre las vctimas y las
deidades que -se sacrifican, y nada tienen que
ver con los signos celestes, que son sin duda de
invencion mas moderna. Tampoco es admisible
el sistema de Smit , porque aun cuando en el
Zodaco hay smbolos que lo son de dioses egip
cios, ni se hallan en el muchos de los principa
les, ni lo son todos doce. No se ve alli lobo, ni
Ibis , ni algun otro de los animales adorados en
Egipto, fuera de los tres de que vamos hablan
do, ni el alacran, ni l cangrejo eran smbolos
de ninguna divinidad egipcia.
Este es mi ver uno de los casos en que
es fcil alucinarse, si vista de las primeras re
laciones que se descubren entre los tres prime
ros smbolos , y las tres principales divinidades*
nos precipitamos inferir enlaces y relacione*
nuevas entre unos y otros. Discurriendo sencilla
y naturalmente apoyados en la autoridad de Plu
tarco y otros antiguos , hemos tocado este pun
to y visto el origen de las relaciones, que se ad
vierten entre aquellos dioses y smbolos, y por
qu grados se fueron aumentando , con lo cual
se desvanece el sistema de Dupuis. Ahora nos res
ta indagar cul pudo ser la causa de elegir dichos
animales para simbolizar estas constelaciones, y
a fin de poner al lector en el caso de poder juz
gar por s mismo, apuntaremos las opiniones mas
clebres que hay sobre la materia y despues le
ofreceremos la nuestra;

1 93 )
Macrobio fue el primero que quiso reducir
al Sol todas las principales divinidades del genti
lismo, y aun los signos todos del Zodaco, los cua
les se escogieron, dice, en atencion ciertas cua
lidades que tienen pareenlas al Sol. Aries y el car
nero se echa en los seis meses de Otoio Invier
no sobre el lado izquierdo, y sobre el derecho
los otros seis de Primavera y Verano : como el
Sol que en estos corre por el hemisferio de la de
recha boreal T y en los seis primeros por el iz
quierdo austral, y toda la pujanza la tiene en .
los cuernos como el Sol en los rayos. El toro mu
da de color de hora en hora , y le nace el pelo
las cerdas al revs que los demas animales (i%
imagen por tanto del Sol que va siempre hcia
la parte opuesta del mundo. Los gemelos que vi
ven y mueren y vuelven la vida , remedan al
Sol que sube y baja de un hemisferio otro (2).
Razones y semejanzas fingidas y tan ftiles que
aun Jos que admiten muchas de las esplicaciones
de Macrobio, desechan estas como despreciables
del todo.
El afiate Pluche quiere probar que la eleccion
de los tres signos, carnero, toro y cabritos cor
respondientes los meses de marzo, abril y mayo,
provino de ser esta la poca del parto de estas
(i)

O porque pace andando haca airas cerno dice Pli

nto, J. 8. c. 45.
(2) Saturnal, l. i? c. 2i. all dice det toro : per singulas
horas mutare colores affirmatur tt, hirsutus setis dicitur in
adversum nascenlibus, etc.
,

( 94 )
tres castas de anmales, de ovejas en marzo, de
las vacas en abril, y en mayo de las cabras. No
me separara yo de la opinion de este sabio,
que para mi es de mucho mrito, si correspon
diese la realidad de los hechos que supone al cur
so de la-naturaleza en aquellos fenmenos ; pero
la autoridad y la esperiencia estan en contraro.
"Plinio asegura que el morueco cubre la oveja
por el tiempo del ocaso de Arturo, esto es, desde
el dia. tercero de los Idus.de mayo hasta el ocaso
del Aqula que es diez de las calendas de agos
to , y que van prenadas ciento cincuenta dias,de
modo que vienen parir desde octubre hasta ene
ro, y que solo este animal le es til nacer en el
rigor del frio , pues que salen mas robustos los
corderos de enero que los tardos (i). De las ca
bras, dice el mismo Plinio , que conciben en el
mes de noviembre y paren en el de marzo turgescentibus virgultis : cuando empiezan hinchar
se las yemas de los arbustos , preparando asi la
naturaleza provida, tierno pasto las madres y
los cabritillos (2). Las vacas se cubren por espacio
de treinta das, hasta el cuatro de enero, porque
sino queda llena, los veinte dias se deja cubrir
segunda vez: su preado dura diez meses; por el
de, octubre es su parto (3)." Estas son las pocas
naturales del parto de la oveja , vaca y cabra , y
si bien la necesidad y la industria , la varedad
de los climas ha podido alterarlas, no de estas es(i)
(2)

JfiU. lib. 8 c. 47.


Ib/d. c. 50.

(3)

Ibid. c. 45.

(9$)
cepcones , sino de la regla general , debi tomar
se la indicacion para escoger aquellos smbolos,
y siendo asi no cuadran , como vemos , con las
pocas que les asigna Pluche.
Dupuis en su disertacion sobre las constela
ciones, atribuye la eleccion del carnero para sm
bolo de la constelacion que se bailaba en conjun
cion con el Sol por el mes de octubre, all en la
poca remotsima , en que coloca el origen del
Zodaco, que en ese mes y por el equinocio de
Otoo, habiendo entrado el iNilo en su madre,
salian los rebaos apacentarse en sus riberas.
Asi acomoda Dupuis las estaciones y los fenme
nos rurales del Egipto su disparatado sistema;
pero Herodoto y Plinio dicen otra cosa. El prime
ro dice, que el Nilo empieza crecer cerca del
solsticio de Verano hcia fines de junio , y desde
entonces hasta volver entrar en su madre pasan
cien dias : asi que, la creciente acaba principios
de octubre. Luego que queda descubierta la tier
ra, cada uno esparce la semilla en su campo sin
labor preventiva , y en pos de ella suelta los cer
dos, los cuales la entierran con los pies y luego
nace, y sin otro trabajo recogen sus granos (i).
Plinio confirma esto mismo en aquellas,ypTlabras:
V'jigo credebatur ab arnnis decessu screre solitos;
mox sues impeliere cestigiis semina deprimentes in
madido solo. Et credo antiquitiiS factiiatum (2).
Diodoro Sculo conviene con Herodoto en la poca
y duracion de la inundacion del Nilo, y aade:
(i) Lib. 2? pg. i9 y 20.

(2)

Htst. lib. i8. c. i8.

( 96 )
"Retiradas las aguas esparcen las semillas y echan
las ovejas detras , dan la tierra una ligera la
bor de arado con lo que entierran las granos (i)."
Pero el testimonio de Herodoto mucho mas anti
guo que Diodoro, y que ademas viaj detenida
mente por el Egipto, es para mi de mas peso que
el de este ltimo. Y ademas, el cerdo es animal
propio para la operacion de sepultar la semilla:
los pies del cerdo por su configuracion y el mis
mo animal por su mayor peso, hunde la semilla
en la tierra blanda , como lo hace entre nosotros
en las dehesas sembradas de antemano, donde
entra engordar con el fruto de la encina. El
cerdo encuentra el alimento mas sabroso su
paladar en la multitud de gusanos insectos que,
como asegura el mismo Diodoro, bullan en el
legano blando de las riberas del Nilo, y en el
mucho pescado podrido que dejaban las aguas.
La oveja por el contraro , ni puede htindir la si
miente con su pezua, aunque dividida, por su
poco peso ; y es sin duda que perecera en aque
llos pantanos, pues sabemos con qu facilidad le
salen peanas , si pastan y se detienen en tierras
terrenos muy hmedos, y que ademas no encon
traban Ifn yerba que pacer. Por lo que me per
suado que hay alguna errata en el testo citado
de Diodoro y que debe leerse rit en lugar de
Hit , sus en vez -de otx's , pues como se ve , fue
muy fcil la equivocacion en las copias.
No nos detengamos mas en refutar las otras
(i)

Rcriun nttq. I. )? e. 3.

: )

( 97 )
razones de conveniencia que busca Dupuis entre
los dos smbolos siguientes y las operaciones agro
nmicas de los meses de noviembre y diciembre
en Egipto , que refuta el Baill , supuesto que
queda de antemano refutado todo su sistema; y
vamos ya indicar la congetura que nos parece
mas verosmil sobre el origen de estos tres sm
bolos.

En la eleccion de los nueve restantes se ad


mira una distribucion tan simtrica, que no po
dra hoy hacerse con mas perfeccion , pesar de
los grandes adelantamientos que ha tenido la as
tronoma. Solo este primer temario es el que
desdice de los demas, como al fin veremos. Esta
diferencia ha debido nacer de algun obstculo
que hall el inventor del actual Zodaco, para no
seguir en este ternario el orden que, guard en
los siguientes. Cada uno de estos abrasa tres sm
bolos, de los cuales es el primero astronmico,
el segundo meteorolgico y el tercero civil. El pri
mero ' indica la situacion del Sol , el segundo el
fenmeno dominante de la estacion, y el tercero
la ocupacion mas propia de la misma estacion.
Pero nada de esto veo yo ni he podido descubrir
en Aries, Tauro y Gminis: y por qu?
Encuentranse al principio del Zodaco, dice
Baill , el carnero , el toro y los cabritos , que son
las tres especies de animales de que form el
hombre sus primeros rebaos. Vemos en estos
tres smbolos vestigios de la vida patriarcal in
dicios de los pueblos pastores. Estos, errantes por
los desiertos, obligados trasladarse de uno
Jomo I.
i3

( 98 )
otro parage, y velar las noches enteras en la
defensa y custodia de sus ganados, fueron sin du
da los primeros observadores de los astros : los
que observaron las primeras estrellas, que pu
sieron nombre, para aprender de sus movimien
tos distinguir las vigilias nocturnas , y los fen
menos y vuelta de las estaciones, todo lo cual les
era interesante. Y por qu no apellidaran con
el nombre de su ganado esas mismas estrellas
que los guiaban veces en su conduccion, en sus
jornadas trashumantes, en su solicitud pastoril?
En las dos hermosas estrellas principales de Gminis vea el cabrero los dos chotillos mas gra
ciosos de la cabra mas fecunda de su rebano. Por
otras semejanzas de. esta clase, soadas for
jadas por la imaginacion de aquellos mayorales,
llamaron ojo del toro la hermosa estrella que
hoy designamos con el nombre arbigo Aldebaran, y cuernos del carnero las dos mas visibles
de esta constelacion que llaman los rabes AlSheratein. Y aun las Pleyadas, no se llamron
desde entonces la clueca y sus pollitos, nombre
que conservan en todas las lenguas antiguas?
Al tiempo de formar las doce constelaciones,
compuestas de las estrellas que ocupaban cada
una de las doce porciones de la carrera del Sol,
se hallaron los astrnomos astrnomo que hizo
esta nueva distribucion con esas estrellas , las mas
brillantes de las tres primeras Dodecatemorias del
Zodaco, marcadas con sus propios nombres, y
asi por respeto la antigedad de estas" deno
minaciones, como para no introducir confusion

( 99 )
con la alteracion de nombres nuevos, quisieron
mas bien apellidar la constelacion entera con la
voz que hasta entonces habia significado su estre
lla estrellas principales, y simbolizarla de con
siguiente con el animal que en su primitiva acep
cion significaba, que alterar sus antiguos nom
bres. Aun en los modos de espresarse y en los
eptetos dados esas constelaciones al principio,
se advierten vestigios del origen que tuvieron sus
smbolos : asi es que la de Aries le decian Dux
gregis , y la de Tauro Princeps armcnti , con
templando aquellas estrellas como tutelares de
sus rebaos.

Del origen de los smbolos que significan las nue


ve restantes constelaciones del Zodiaco.
La analoga y la autoridad nos conducen
suponer como cosa cierta, que los smbolos Libra,
Cancer y Capricornio se idearon con un mismo
fin, saber ; para denotar con la Balanza la igual
dad del da con la noche en el equinocio, y con
Cancer y Capricornio el principio de los movi
mientos descendente y ascendente del Sol en los
dos solsticios de Verano Invierno. En esto estan
contestes todos los autores que han seguido Ma
crobio en esta esplicacion. Dupuis solo intenta
cambiar los frenos, suponiendo que Libra simbo
liz primero el equinocio de Primavera, Cancer
el solsticio de Invierno, y Capricornio el de Vera*

( *oo )
no. Para comprobar lo primero nada alega que
no quede desecho , y en cuanto los solsticios
todo consiste en el modo de concebir la marcha
del Sol. El dice que retrograda cuando en di
ciembre ceja de abajo arriba y comienza subir
y por eso dice que el solsticio de Invierno est
mas propiamente significado por el cangrejo que
marcha hcia atras ; pero la verdad es que el Sol
igualmente retrograda , vuelve hcia atras en
ambos trpicos, y asi ambos puede aplicarse el
smbolo del cangrejo con igual propiedad. Y lo
mismo sucede al de Capricornio, puesto que s es
propio de las cabras encaramarse por los riscos,
saltando como hace el Sol cuando viene del Aus
tro al Boreas ; tambien es cierto que gustan de pas
tar en lo mas alto de los montes y laderas , como
aparece el Sol encumbrado en el trpico de nues
tro hemisferio. Sino es que los que vivimos so
bre el ecuador .hcia el Norte nos parece mas
bien que retrocede el Sol , cuando se vuelve de
nuestro hemisferio al meridional , que cuando su
be de este para aquel. Pero siempre me admira
la sabidura con que se escogieron estos tres sm
bolos, de suerte que pueden usarse en ambos
hemisferios, y en las dos hiptesis de ir en con
juncion en oposicion el Sol con las constelacio
nes que significan, en los equinocios y en los sois-;
ticios, en ambos casos con igual propiedad.
Viene punto advertir en este lugar que to
do el empeo que hace Dupuis en probar que el
Capricornio del Zodaco fue al principio un signo
anfibio, arnbiguum sidus tetrcetfue marisque, k>

( o. )
atribuye haberse primero significado con el
el principio de la inundacion del Nilo, cuando es
te signo iba en conjuncion con el Sol en el solsti
cio de Verano ; nada en realidad prueba favor
de su sistema ; puesto que, ya se tome para sig
nificar el solsticio de Verano en Egipto, el de
Invierno en otros paises, debi ser anfibio en am
bas casos. En el primero, para denotar el princi
pio de la inundacion del ISilo, que empezaba por
el mes de julio: en el segundo, para indicar las
lluvias y primeras crecientes de arroyos y rios
fines de diciembre y principios de enero. Seme
jantes argumentos, que parecen Dupuis inven
cibles y demostrativos, nada prueban su favor;
porque prueban con igual fuerza el sistema con
trario. El Capricornio anfibio pudo ser en Egipto
signo solsticial del Aerano yendo en oposicion con
el sol, porque all lo usaban para significar el
principio de la inundacion de las aguas del Nilo.
El Capricornio anfibio es en los demas paises sig
no solsticial del Invierno yendo en conjuncion con
el Sol , porque significa las aguas , las lluvias y
crecientes del mes de diciembre. Este mismo sig
no por estas razones se figuraba en algunos al
manaques antiguos , cuando aun no se habian
formado las constelaciones del Zodaco, en unos
con un pez para indicar el principio de las inun
daciones : en otros con un cabron para represen
tar el rumbo de la marcha del Sol ; y de aqui es,
que en los zodacos simblicos se ve en unos un
macho de cabro una. cabra y un pez, y luego
medio cabron y medio pez, y lti

( i02 )
mamente un cabron solamente , cuando con exac
titud se fijaron los demas smbolos, entrando el
de Acuario significar el fenmeno de las llu
vias de Invierno.
Semejante suerte corri el smbolo de la Ba
lanza: pintse primero en los almanaques astro
nmicos al principio de setiembre para significar
el equinocio de Otoo. Entretanto, se formaban
las constelaciones solares del Zodaco, que como
vimos, fueron once solamente los principios,
ocupando el Alacran Escorpion dos Dodecatemorias enteras. Zodiacus, dice Marciano Capella,
qui quidem aiqules duodecim signorum integrat
portiones. Sed undecim habct signa Scorpius enim
tam suum spatium occupat corpore, quam Chclis
occupat Libros (i). Es constante, dice la Lande,
que el sesto signo constelacion se llamaba las
bocas garras del Alacran chelee scorpionis. El Es
corpion ocupaba dos casas, una con sus bocas
tenazas y la otra con su cola (2). Eratstenes, ha
blando de la equinocial, dice: Equinotiatis ideo
vocatur , quia Sol in ipso facit cequinotia duo: cernum circa Arietis initium; autumnale circa chcelarum initium (3). Servio, sobre aquel verso de
.Virgilio ,
Qua locus Erigenem inter Chclasque sequentes afirma que los caldos no conocieron el sig
no de Libra, y que fue invencion de los egip(i)
(2)
(3;

Lib. 8? c. de fixis signis.


T. i? p. i94, nm. 564.
Pe. urano. p. i46.

< ro3 )
cios;xy aun Higinio, todava mas moderno, ase
gura que no eran doce sino once los signos: Ideoquod Scorpius magnitudine sui corporis duorum
locum occupat signorum , qubus prior pars, cheIce, reliqua autem scorpio vocatur (i). De todo lo
cual, se infiere, que el smbolo de la Balanza, pri
mero pintado en los almanaques en el mes de
setiembre, significaba que en aquel mes suceda
el equinocio de Otoo, pero no constelacion nin
guna del cielo, basta que despuevS, desmembran
do de las estrellas del Escorpion las que antes
formaban sus bocas , se las consider como for
mando constelacion parte, y entonces se le apli
co el nombre y smbolo de la Balanza que hasta
all no habia significado mas que la casa. Ni en
cuentro que pueda darse otra esplicacion para
avenir las contradicciones aparentes que sobre este
punto se encuentran en los astrnomos antiguos,
que unas veces llaman j'ugum , otras dielce este
smbolo. Asi como los tres signos, de que acabamos
de hablar, tienen una relacion clara y manifiesta
con la situacion 'del Sol en el equinocio y solsticios;
asi tambien los signos Leon , Escorpion y Acuario,
estan demostrando los diversos efectos del Sol en
las cosas sublunares en las tres estaciones del ao
Verano, Otoo Invierno. Porque el ardor del
Sol en Verano est significado en el Leon, ani
mal pujante y fogoso sobre todos los animales:
las enfermedades del Otoo en la picadura del
Alacran Escorpion, y las lluvias del Invierno
(i)

Myth. antiq. p. 478 et 55i.

( io4 )
en aquel hombre que derram un cntaro 6 una
nfora , una vasija semejante. La situacion que
tienen estos tres signos en el Zodaco y el orden
con que estan colocados contribuye dar mas va
lor esta congetura. El signo de Leon que sigue
al solsticio de Verano en Cncer , el de Escor
pion que sigue al equinocio de Otono en Libra,
y el de Acuario que sigue al solsticio de Invier
no en Capricornio, estan colocados en las tres
estaciones y iguales distancias para significar
los tres fenmenos mas sensibles, los principales
y caractersticos de cada estacion : el calor del Ve
rano, las enfermedades del Otoo y las lluvias
de Invierno.
El buscar el alimento es la principal ocupa
cion del hombre , aquejado por la hambre que lo
impele procurar su conservacion, y halla su
sustento , en los frutos de la tierra , en los
animales asi cuadrpedos como voltiles , final
mente en los peces del mar. ^Por eso desde el
principio de la propagacion del gnero humano,
y proporcion que se fue estendindo por la su
perficie del globo, unos pueblos se dedicaron
la agricultura, otros la vida pastoril la caza;
y los litorales insulares se ocupaban, en la pes
ca , de la que sacaban su sustento con mas faci
lidad. Y aun pueblos muy numerosos tribus de
muchas familias, se vean en el caso de usar de
estos recursos en las estaciones del ao oportunas
para cada ejercicio, segun que la naturaleza les
ofreca con mas abundancia cada uno de aquellos
artculos de subsistencia. Porque hcia el fin del

( io5 )
Verano y principios de Otoo, maduras las mieses y sazonados los frutos convidaban al hombre
que cuidase de su recoleccion , y luego fines
de Otoo y entrada de Invierno , ridos los cam
pos, se vea obligado tomar la saeta y el arco
para proporcionarse el recurso de la caza , con la
que auxiliaba el producto de sus cosechas, disfru
tando asi de alimentos animales y vegetales, y
empleando utilmente el tiempo que le quedaba
ocioso por Ja cesacion de otras labores : finalmen
te, hcia el fin del Invierno y principio de Pri
mavera , aprovechaba la ocasion tendiendo sus
redes y echando la mar y los rios sus anzuelos
para surtirse de pescados en aquella estacion. T
vose por tanto cuidado de indicar al pueblo las
pocas oportunas de estos tres ejercicios de siega,
caza y pesca, pintando en los almanaques en
aquellos tres meses, tres smbolos alusivos cada
uno de ellos : un manojo de espigas en agosto,
un arco y saeta en noviembre, y dos peces pren
didos de anzuelo en el mes de febrero.
Mucho se empea Dupuis en probar que sig
nificando la gavilla de espigas, que despues se
convirti en la espigadera Virgo, la estacion de
la siega , no pudo colocarse en agosto porque en
este mes est concluida la siega en los paises tem
plados. Pero no es esto tan comun, porque si
bien hay paises en que se comienza segar mas
temprano, en todos se considera al agosto como
el mes principal de la siega, y aun entre nosotros
se dice que los labradores estan sacando sus agos
tos, cuando estan segando. Y qu, podra apliTomoL
i4

( io6 )
carse con mas propiedad este signo al mes de fe
brero en Egipto , como quiere Dupuis , suponien
do ser este el mes de la siega en aquel pais? Mas
en Egipto, segun el testimonio de Diodoro Sculo,
no empezaba la siega hasta el mes de abril. Dice
este autor, que alli acabada la siembra que se
haca en noviembre, ya no se daba otra labor al
campo hasta pasados cuatro cinco meses cuando
se segaba. Segun esto, la siega en Egipto no era
antes de abril y aun entrado mayo,jio por fe
brero como da por cierto Dupuis (i). Conviene
pues este signo mas bien al mes de agosto ; mes
en qua los habitantes de las zonas templadas re
cogen los frutos de la tierra , asi las espigas de las
cereales como los racimos de las vides, y que eso
hayan querido significar los inventores de este
signo, se colige, de que las primeras estrellas
de esta constelacion las llamaron espigas , y una
de las ltimas vendimiador. Stella sphndida, quas
in simstra manu Virginis ponitur spica vocatur;
at ea stellula quce apud dextram Virginis alarn
ponitur oindemiator apellatur, dice Gemini (2).
^o encuentro inverosmil que los primiti
vos smbolos de estos meses , que como queda di
cho, eran mas sencillos en los almanaques anti
guos, les aadiesen los griegos, al formar su Zo
daco, los personages que vemos en Virgo y Sagi
tario representando en ellos Cres Isis, y
(i) Peragitur autem messis Majo, dice Plinto, hablando
de Egipto, tib. i8. c. i8.
(2; Petav. Uranologia, p. ie,edic. Paris, i630.

(i07)
Hrcules algun otro cazador de fama. La
Grecia grab en todas sus producciones el sello
de su genio inventor y pintoresco, y sobre todo,
inmortaliz su mitologa escribindola toda en la
redondez de los cielos. Ojal se hubiesen conten
tado con la sencillez de los chinos y otras nacio
nes de Oriente, que como dijimos antes, unan los
grupos de estrellas con lneas sin sobreponerles
otras figuras que hacen en el dia muy "oscuro y
diicil el discernimiento- de las constelaciones, asi
en los planisferios, como en el firmamento. Los
astrnomos modernos han conocido este inconve
niente , pero no se han atrevido remediarlo
hallando sancionado aquel uso y aquel lenguage
con la autoridad de tres mil aos.
He dicho lo que me parece mas probable
acerca del origen de los doce smbolos adoptados
para significar las constelaciones del Zodaco. Pri
mero se estamparon en los almanaques antiguos
todos la mayor parte de ellos al frente de los
meses del ao para advertir al pueblo rudo ig
norante el principio de las estaciones Verano, Oto
o Invierno : el estado de la atmsfera ardien
te, lluviosa, mal-sana: las pocas en que debian
dedicarse ciertas labores y ejercicios como la sie
ga , la caza y la pesca ; que son los mismos obje
tos que comprendan hasta poco ha nuestros ca
lendarios, porque en ellos veamos fijados y pin
tados los movimientos y phases de los astros, es
pecialmente del Sol y de la Luna : anunciados los
fenmenos principales de la atmsfera , y adver
tidos los tiempos oportunos para cada trabajo,

1 i08 )
lo que se aada la determinacion de los dias en
que se celebraban los misterios de nuestra sagra
da religion, y se hacan mercados ferias pbli
cas, se tenan otros actos civiles. Este ltimo
objeto, que podemos llamar religioso y poltico,
y que ocupa ya todo el calendario su principal
parte , no entr en la composicion del Zodaco ce
leste ; y cuando buscaban los smbolos mas pro
pios para significar las constelaciones que habian
formado , considerando repartidas en once y des
pues en doce grupos, todas las estrellas que ocu
pan la carrera del Sol, entresacaron de los alma
naques , los smbolos astronmicos, meteorolgicos
y civiles mas generales , los mas comunes y co
nocidos, de los que uno solo podia abrazar, y
comprenda en efecto el significado.de otros mu
chos que denotaban objetos mas particulares, por
que su corto nmero lo exigia asi. Pero hallando
ya nombradas y reconocidas generalmente por los
nombres de carnero, toro y cabritos, las estrellas
principales de las tres primeras constelaciones, le
couservaron la constelacion entera el nombre,
y la significaron con el smbolo que hasta enton
ces habia denotado su estrella principal. Con los
tres signos Libra, Cancer y Capricornio, que po
demos llamar astronmicos, denotaron los solsti
cios y el equinocio, esto es, el principio de las
tres estaciones Verano, Otoo Invierno. Con
otros tres Leo, Escorpion y Acuario, que llamo
meteorolgicos, pronunciaron al pueblo la dispo
sicion y fenmenos de la atmsfera en las mis
mas tres estaciones. Y con los tres ltimos que

( i09 )
pueden decirse civiles Virgo , Sagitario y Piscis,
ensenaron al hombre los trabajos que debia
aplicarse con preferencia para proporcionarse en
cada una de ellas sus alimentos.
$. X?
Del origen y significado de algunas otras
constelaciones.
Hasta aqui solo he hablado de las constela
ciones del Zodaco. Es fuera de mi intento esten
der mis investigaciones las demas constelacio
nes de ambos hemisferios. Mas para hacer ver
que la cosmogona del Gnesis no ha sido fingi
da por los smbolos, que se inventaron para sig
nificar aquellas constelaciones, bastar decir al
guna cosa sobre la constelacion fe la serpiente.
Cuatro serpientes dice la Lande que se hallan
entre las constelaciones : la hidra que est bajo
Cancer y Leo : la hidra macho junto al plo an
tartico : el dragon del rtico , y la serpiente que
tiene asida el serpentario, y forma la constelacion
que cae bajo Libra y Escorpion. Como el hidra
macho es constelacion nuevamente forjada y nom
brada, puede asegurarse de ella, como de otras
muchas del hemisferio austral , que su smbolo
fue tomado de los del hemisferio boreal, y es co
pia del dragon del polo rtico. Cuando se descu
brieron las estrellas inmediatas al Sur, y reunidas
en constelaciones se simbolizaron en los planisfe
rios de la serpiente del rtico se copi el hidrus

( no )
del antartico ; asi como vemos en ambos hemisfe
rios peces, leones, coronas, toros, aves, tringu
los, etc. Por desgracia, el hidrus del Sur es de nue
va invencion, pues la Lande dice, que solo cuenta
doscientos aos. Si hubiera sido mas antiguo en
el cielo le venia de perlas al Dupuis, para decir
que de l habia tomado su origen la que llama
fbula de la entrada del mal en el mundo por
la serpiente, pues al menos sta se halla colocada
en lo mas profundo del hemisferio que l llama
tenebroso. Y qu le podr hacer su intento la
hidra, dragon serpiente del polo rtico? Por
ninguna manera : porque hallndose esta conste
lacion perpetuamente fija en lo alto del polo r
tico, esto es, en l cumbre del hemisferio de la
luz y del bien, qu relacion puede tener con la
entrada de los males fsicos, del frio y de las ti
nieblas en, nuestros climas? Asi es, que poco sa
tisfecho de esa aplicacion, recurre Dupuis la
serpiente del serpentario para derivar de ella' la
narracion del Gnesis.
Pero con no menor inverosimilitud , porque
parndose cualquiera reflexionar vista de un
atlas celeste y cotejando las fbulas antiguas , por
las que se esplca el origen del smbolo serpenta
rio, con su figura y aptitud, conocer claramente
que se dibuj en aquella constelacion para in
mortalizar el valor de algun hroe, que limpio
algun pais" de bestias feroces y de reptiles vene
nosos. Las fbulas dicen , que Serpentario Ophinco, es Hrcules triunfante de la serpiente Lidia.
Otros cuentan que es Phorbas, aquel que destru

( III )
y y estermin las serpientes y monstruos que
infestaban la isla Ophiusa. Y en el atlas celeste
de Tlamsteed, publicado por la Lande , y tam
bien en la coleccion de los mitografos antiguos,
publicada por Staveren , se pinta Ophinco un
hombre que sienta sus pies sobre el Escorpion, y
tiene presa y sujeta con sus dos manos una enor
me serpiente. Y qu tiene esto que ver con la
introduccion del mal en el mundo por la serpien
te.^ Tiene que ver, dice Dupuis, porque cabal
mente esa serpiente est puesta en el cielo sobre
el signo de Libra y el de Escorpion, indica que
el mal, esto es, el frio y las tinieblas empezaban
en el mundo cuando el Sol tocando en el signo
de Libra entraba en Otono. Pero, en qu que
damos,, seor ciudadano? Si segun vuestro sistema
el signo de Libra se puso para significar, no el
equinocio de Otoo sino el de Primavera , cmo
nos decis ahora que la entrada del Sol en Libra
por la serpiente significa la entrada de los males
fsicos de Otoo en el mundo? Si este nuevo sm
bolo de serpentario se invent cuando lleg Libra
ser signo del equinocio de "Otoo , ya entonces
se habia escrito el Gnesis , y por consiguiente no
pudo Moises copiar su novela, como la llamais,
de la disposicion de aquel smbolo. Ademas, la
serpiente de Ophinco es un segundo trmino de
aquel signo. El primero es el personage Ophinco
que la tiene asida en sus manos, y asi cualquiera
significacion que se le d la serpiente debe re
ferirse Ophinco, y Ophinco que la sujeta y
destroza. Lejos, pues, de representar aqui el triun

( "2 )
fo de la serpiente, representa mas bien la ser
piente vencida , y si lo primero denotara el triun
fo del principio de las tinieblas sobre el de la luz;
esto segundo, que es lo que alli se pinta, signi
ficar el triunfo del principio de la luz del Sol
sobre el de las tinieblas, que es lo contrario de
lo que se quiere hacer que signifique. .
Finalmente , si est destinada significar ma
les la serpiente en el cielo, qu males podra sig
nificar la hidra que cae bajo Leo y Virgo? En es
tos dos meses de julio y agosto es cuando el Sol
derrama sobre la tierra sus mas benficos y vi
gorosos influjos, ya comunicando la vegetacion
el mas fuerte impulso, ya sazonando las doradas
mieses y los opimos frutos. Pues he ah la hidra
que es otra serpiente exacto paranatelon de Leo
y de Virgo , como lo es el serpentario de Libra y
Escorpion ; luego ambas serpientes significan
males, bienes ambas, ni lo uno ni lo otro nin
guna de las dos. Y si otra cosa es , selenos Duj)uis porque la serpiente estrujada en las manos
de Ophinco ha de significar males , y la hidra ser
piente , lozana y suelta, nos ha de traer los bienes
mas opimos de la madre natura.
Ello es que la serpiente mas bien fue smbolo
de bienes y de cualidades preciosas en la escritura
simblica, que no de males ni de propiedades
nocivas. En Tbas eran muy respetadas, y Eusebio cita varios autores antiqusimos, dando razon
de los motivos que hicieron respetables y dignas
de veneracion las serpientes entre los egipcios
y los fenicios, que dicen: que el principio gneo

( iiZ )
y espirituoso de que abundan, fue una de las ra
zones que tuvieron para simbolizar con este reptil
la Divinidad. Observaron que se mova por s
misma sin pies ni manos , sin ninguno de los r
ganos que tienen los otros animales para mover
se. Presenta con el juego de sus anillos muchas
formas distintas, y en su marcha tortuosa sabe
avanzar con toda la fuerza y rapidez que quiere.
Vive ademas mucho, no solo porque se despoja
de la piel vieja , sino tambien porque adquiere
con el tiempo nuevo vigor, y al fin se resuelve
en s misma como lo asegura Thaut en sus sagra
dos escritos. Por estas razones se emplea ordina
riamente este animal como smbolo religioso en
4os sacrificios y en los misterios (i). Y siendo esta
ia opinion ventajosa en que se tenia la serpien
te en Egipto, de dnde pudo tomar Moises en
la doctrina de aquel pais motivo para atribuir en
su narracion el origen de nuestros males la ser
piente? La serpiente era tenida ademas en Egipto
.por smbolo de la sabidura , y en especial de las
ciencias tiles hijas del genio ; por eso adornaban
-el bculo de Esculapio con ellas y tambien el ca
duceo de Mercurio , dios de la elocuencia y nun
cio de la paz. Asimismo por las tortuosidades y
giros que toman las serpientes en sus marchas,
significaban los giros y revueltas de los cuerpos
-celestes, y por eso pintaban Serapis con una
serpiente enroscada su cuerpo, y en ella se
vean dos signos celestes superiores Leon y Toro,
(i) Preparat. Evang. I. j? c, 7.
Tomo L
i5

("4)
y dos inferiores Escorpion y Acuario, prueba de
que aquella serpiente representaba todo el cami
no del Sol por arabos hemisferios, como se de
duce de los mismos testimonios que acumula Dupuis. sobre la significacion , figura y culto de Se
ra pis. El respeto y veneracion en que tienen los
negros las serpientes , que conservan como talis
manes vivos y animados , prueba que en el Africa
tampoco se las considera malficas. Los fenicios
llamaban las serpientes espritu demonio fe
liz y bienaventurado Agatko-demon, y los egipcios
las llamaban Knephy trasladando el nombre de
su dios Kneph significar la serpiente , como no
sotros solemos llamar al signo con el nombre de
la cosa significada. En ninguna de estas tradicio
nes ni errores se encuentra semejanza con el pa
pel que hace la serpiente en el Gnesis, antes
una oposicion manifiesta ; luego Moises no tom
su narracion de las fbulas y patraas de aquellos
pueblos.
Respecto las demas constelaciones y sus sm
bolos,, convengo desde luego en que muchos de
ellos han dado origen algunas de las fbulas in
ventadas: en la Grecia ; pero tambien es cierto que
hay historia y personages antiqusimos que fue
ron el tipo el asunto, que quiso representarse
en algunos de aquellos smbolos de las constela
ciones para inmortalizar sus nombres y perpetuar
su memoria. Ya deca que ha sucedido esto res
pecto ios primeros observadores de los astros,
que se hicieron clebres por sus descubrimientos;
y eso mismo, aado, se hizo por gratitud y re

l "5 )
conocimiento a* los hombres estraordnarios que
capitaneando otros, -por s mismos, destruye
ron las alimaas y -vichos nocivos que infestaban
un pais: los que ensenaron en alguna nueva
colonia el cultivo de los campos algun arte til;
los que defendieron los suyos de las invasiones
de los enemigos y quedaron triunfantes en el
campo de batalla. La fama y nombradia de todos
estos hroes , no solo se perpetu en aquellas na
ciones, sino que realzado el mrito de sus haza
as con los coloridos que sabe darles la imagina
cion exaltada, y abultadas, como suele suceder
por la misma distancia de los tiempos, dieron
materia las novelas que hallamos puestas al
frente de las historias verdaderas de todas las na
ciones. Y he aqui tal vez el origen de las fbulas
de Osiris Isis, de Baco y de Hrcules, de Cres
y de Ophinco. T"o qued asi el cuento , sino que,
como dice Plutarco en su aureo tratado de Iside
et Osiride, suponiendo que las almas de estos h
roes habian subido al cielo, se figuraron, que
se habian convertido en astros , que residian en
ellos. Eorurn autem animas in ccelo fulgen., et
esse steas. Nam Isdis vocari Grecis canem,
ab Egiptiis Sotfum, Oxionem esse Hori , Typhonis ursam. Rastros muy manifiestos nos ofrecen de
la verdad de estas conjeturas muchas constelacio
nes cuyos smbolos estan tomados de aquellas an
tiguas proezas y beneficios. Tales son Bootes
Icaro, Arthophilax y Virgo que ensearon los
primeros el cultivo de la vid en la Atica. "En
cuanto Perseo , Cepheo , Cassiopeya y Androme

I "6 5
da, dice la Lande, que muchos sabios opinan son
nombres de varios personages ilustres que quiso
inmortalizar Chiron el Centauro, quien se atri
buye la distribucion primera de las estrellas en
constelaciones, y la primitiva atribucion de sm
bolos imgenes que las representasen, segun
que lo refiere el autor de la Titanomaehia citado
por Clemente Alejandrino en el. libro i. de sus
Stromas. El cual autor , sin duda antiqusimo,
dice ejue Chiron descubri x/*t* ohCh-to las figu
ras del cielo (i).'*
Si Dupuis no hubiera aspirado generalizar
tanto subsistema, no tiene duda que admite mu
chas aplicaciones. "La principal de las ideas de
Dupuis, dice Mr. de Saint Martin, epae es la base
de su obra entera ( saber, que todas las fbu
las mitolgicas se han trazada y compuesto tor
mando por tipo modelo los astros y sus sm
bolos) puede sin duda esplkar de un modo inge
nioso y satisfactorio algunas de las muchas tra
diciones teolgicas y mitolgicas de la antigiiedad ; mas debi aquella i(lea reducirse su justo
valor ciindola los lmites racionales, epie una
sana crtica le hubiera sealado con facilidad. Em
pero Dupuis, no tuvo esta sabia reserva , quiso
aplicar todo su mtodo de esplicacion astron
mica y astrolgica , y su obra tan indigesta en su
concepcion, y en su parto es un vasto repertorio
de ideas al aire, inverosmiles y falsas : alli se ven
(i) Astronoma- 1. r? en el tratado que trat al principio
sobre tos signos de las constetaciones*
j

( "7 )
continuamente confundidos y embrollados pocas,
lugares , sectas , religiones , tradiciones evidente
mente distintas en su naturaleza y en su origen.
La aplicacion que hizo Dupuis de algunas de sus
ideas para ridiculizar la Religion cristiana, fue
la causa de que estuviese en voga una obra tan
indigesta y . tan fastidiosa aunque superior los
ensayos informes de sus discpulos. Mas ahora
creo que ya (en mil ochocientos veinte y dos) se
hallan las opiniones de Dupuis reducidas su
justo valor , y aun las personas quienes pudie
ron seducir por un momento, han renunciado
desengaadas de un sistema que es evidentemen
te imposible conciliar con los hecjhos , y que no
puede sostenerse sino sobre hiptesis , unas mas
inverosmiles que otras, y todas absurdas (i)."

(i) Noticie sur te Zodiaque de Denderah por Mr. J.


. Saint Martin, impresa en Paris en i822. t

PARTE

PRIMERA.

VERDADERO

ORIGEN

DE LA RELIGION.

'( *M ))

'
r

- :' .' . . : i . i . 1
i.! ' I .

f.
i . ,!

cosa es Dios segn Dupuis.

Antes de entrar en materia es conveniente exa


minar qu entiende Dupuis por las palabras Dios
y Religion , y qu significado les atribuye ; porque
estas dos son las ideas principales sobre que se
versa todo nuestro trabajo. Ya conoci l la ne
cesidad de fijar estas ideas desde el principio por
medio de definiciones exactas , y aun por eso de
dica el primer captulo de su obra darnos una
idea de Dios por su definicion. El ttulo del cap
tulo es este: Del universo Dios, y para precaver
al lector del juicio temerario que podra formar
creyendo que l admita algun Dios , previene en
la nota que, "habla en este captulo como histo
riador de las opiniones de los antiguos." Por ma
nera, que debemos sentar desde luego, que el
ciudadano Dupuis es un ateista , que no conoce
otro Ser existente que el mundo visible, y que
jamas le ha pasado por las mientes la tontera,
como dice en el prefacio, de establecer una reli
gion, ni reconocerla. Mas para el intento que se
propona en su obra, le era forzoso buscar un*.

. idea de Dios, que fuese, si cabe decirse asi, pira


midal; es decir, que por su cspide punta no
conviniese sino al universo, y que luego fuera en
sanchndose para acomodarla las varias divini
dades visibles, invisibles , inteligentes , brutas do
bles sencillas que han adorado las naciones.
Puesto en este caso, para salir del apuro nos
ofrece varias definiciones de Dios. UE1 nombre
Dios t dice, es una palabra vaca de sentido, sino
designa la causa universal y el poder activo que
organiza todos los seres que tienen un principio
y un fin." Esta es la primera definicion, y aade
otra como para esplicar la primera. WE1 Ser prin
cipio de todo y que no tiene principio sino s
mismo." No parece qued satisfecho con estas de
finiciones, y asi es que en el compendio Ies sus
tituy otra que es la siguiente: 'sLa palabra Diosy
parece destinada significar la idea de la fuerza
universal, y eternamente activa, que imprime el
movimiento todo en la naturaleza, segun las
leyes de una armona constante y admirable : que
se desenvuelve en las distintas formas que toma la
materia organizada; que se mezcla en todo, lo ani
ma todo , y que parece ser una en sus modificacio
nes infinitamente variadas , y no pertenecer sino
s misma." En fin, despues de haber dado estas
tres definiciones, no contento con ellas, todava
concluye el primer captulo de compendio ase
gurando que, "la religion universal ha tenido por
objeto la naturaleza visible, y la fuerza activa
inteligente que parece derramada por todas sus
partes/';

( 23 )
ukvfo es por cierto buena senal este cmulo d
definiciones , las ltimas mas oscuras que las pri
meras. Si ellas fuesen exactas, como nos ofreca,
una sola bastaba, y no sindolo, nada se adelanta
con definir. Vemos no obstante si lo son, y de
jando parte la primera y segunda que convienen
(bien entendidas) al verdadero Dios, vengamos
la tercera con que ha querido rectificar las otras,
, mas bien acomodar su definicion la opinion
que l tiene de la naturaleza del definido. Analizmosla y vemos lo que resulta. Dios, dice, es
la fuerza. Y bien, qu es fuerza? es sustancia
propiedad de la sustancia? Si sustancia, es simple
compuesta? espritu materia? Si es propiedad
de la sustancia , ya no puede ser Dios , pues nin
guno, por necio que sea, dir que las propieda
des de la sustancia son causa de esa sustancia de
que son propiedades, ni la sustancia pende de
ningun modo desus propiedades, sino al contra
rio, las propiedades dependen de la sustancia. Para
concebir la fuerza como una sustancia me es ne
cesario buscar prestado otro entendimiento , por
que con el que tengo me es imposible , y creo que
todo racional suceder lo mismo,
i vf* Anade, que Dios es la fuerza universal: y
qa es esa fuerza universal? existe por ventura?
tiene existencia propia? Tan imposible es que
haya una fuerza universal, como que haya un
movimiento universal. Existen tales y tales movi
mientos efectos de tales determinadas fuerzas;
luego solamente existen fuerzas particulares. Poglr haber y hay movimientos comunes muchos

1 i24 )
cuerpos, conio lo es el movimiento de rotacion de
la tierra al rededor de su eje , el cual es comun
.todos los cuerpos de que consta el globo terraqueo;
pero este movimiento no debe llamarse universal,
si hemos de hablar con exactitud. Segun esta,
solo es universal el movimiento en abstracto,
la idea abstracta del movimiento , y lo mismo
debe decirse de la fuerza. Fuerza universal es Ja
fuerza en abstracto , la idea abstracta de fuerza,
de modo, que cuando se dice que Dios es la fuer
za universal, se quiere dar entender que Dios
es una fuerza comun y uniforme propia de todas
las partes del universo, y entonces la idea de Dios
es una idea abstracta , pues no se concibe por s
sola, sino abstrayndota y separndola de la ma
teria en que existe ; quiere significarse que Dios
es la fuerza en comun , no sta ni la otra fuerza;
y en este caso la idea de Dios es una abstraccion
de abstraccion, porque primero es necesario se
parar mentalmente del universo las fuerzas que
obran en l , y despues debemos separar de estas
'fuerzas particulares sus direcciones, sus velocida
des y demas circunstancias que las determinan
ser esta fuerza y no otra, para poder concebir la
idea de la fuerza en comun, y esta es la fuerza
universal el dios del Dupuis.
. /
Detengmonos algun tanto mas sobre este
punto y para ello examinemos este Dios-fuerza
de Dupuis, ver si lo podemos hallar. Esta fuer
za que l llama universal , podr ser una mis
ma en todas las partes de la materia, fuerzas
distintas en las distintas partes .; en este ltiroQ

caso ya no seria fuerza universal, sino fuerzas par


ticulares, ni seria un solo Dios, sino tantos dioses
distintos como distintas fuerzas. Supongamos em
pero que sea una sola , y una misma esa fuerzaDios. Ser tal vez la fuerza de atraccion que es
la mas comun en la naturaleza? Tendremos, pues,
por Dios la fuerza de atraccion. Mas este buen
Dios, cmo es qu imprime l solo el movimien
to todo en la naturaleza ? Si asi fuese, tendran
lugar en ella los fenmenos que observamos?
Cul sera el movimiento de los astros, si fue
ra efecto de la atraccion solamente? Sera este
Dios-fuerza la fuerza de impulsion? pero sta
sola hara correr los astros por sus rbitas? Si
lo fuese y estuviesen dotadas de ella todas las
partes de la materia, dnde ira parar cada
una ? Admitamos siquiera dos Fuerzas-Dioses , y
sean la de atraccion centrpeta, y la centrifuga,
que son las que hacen al parecer mas papel en
el mundo , para ver si con ellas se adelanta algu
na cosa. En dnde est la fuerza centrpeta de
nuestro sistema planetario ? En el Sol para atrae
los planetas, en los planetas para ser atrados
por el Sol , en unos y en otro ? Pues siendo esto
ltimo, no est en el Sol el esceso de fuerza cen
trpeta con que lleva todos los planetas en tor
no de s? y quin lleva esa fuerza desde el Sol
Saturno para que all obre, como yo obro so
bre esta pluma al formar estas letras?. Qu fuer
za es esta que obra millones de leguas del
agente que la posee, sin que de l pase cqsa
alguna al sugeto en quien se emplea ? Por otra

( i26 )
parte esa fuerza centrifuga es una fuerza de im
pulsion, porque es efecto del impulso primero
que recibi el astro para moverse en lnea recta,
y que contina obrando sobre l. Pues la tal im
pulsion, quin se la dio al astro? Quin lo im
pele en el da? La fuerza de impulsion que re
cibe y conserva un cuerpo supone causa fsica
agente preexistente. La materia el cuerpo do
tado de esta fuerza es una causa media entre el
movimiento que ella produce y la accion que. la
produjo: respecto de esta es efecto, no causa.
Mas quiero suponer que este Dios-fuerza sea
una fuerza esencial la materia como debe ser
lo , para que no tengamos un Dios que sea mero
accidente, alguna de las cualidades ocultas de
los peripatticos. Ya sabemos', s sabemos algo,
que lo que es esencial una cosa , le conviene
siempre de un mismo modo, es decir, contrayndonos nuestro caso , que s la fuerza de atrac
cion, es esencial la materia, cada una de sus
partculas estar dotada de la misma cantidad
de fuerza de atraccion ; por consiguiente , ningu
na de las partculas tendra mas razon para atraer
otra que para ser atrada de ella. Dnde, pues,
fijaramos el centro de esta atraccion? En todos
los puntos del espacio , y en ninguno de ellos ; en
todos, suponiendo en todos partculas con fuerzas
iguales para atraer otras : en ninguno , porque
en ninguno habra una partcula con fuerza pre
ponderante las otras. Pero supongamos que hu
biese un centro muchos centros de atraccion.
Las partculas que no lo fuesen, atradas hcia

i 7 5
las que lo fuesen, reposaran sobre ellas en des
canso eterno , pues ya no habia otra fuerza que
las hiciese moverse en distinto sentido, y asi lejos
de ser esta fuerza eternamente activa, no impri
mira el movimiento todo en la naturaleza, sino
que vendra producir una quietud universal.
Contina su clebre definicion de Dios , di
ciendo: "que esta fuerza universal imprime el
movimiento todo en la naturaleza, segun las
leyes de una armona constante y admirable."
Es posible que haya filosofo en el siglo diez y
ocho que suponga una fuerza capaz de obrar por
s sola, la cual sea al mismo tiempo legisladora y
ejecutora de esas mismas leyes que se ha dictado
s misma? Leyes, cuya reunion forma la armo
na constante y admirable que se observa en el
universo. Ya censuraba Plutarco (i) los dos fi
lsofos de la secta Jnica , Anaximandro y Anaximenes, que no establecan por causa de las cosas
sino la materia." "'Yerra, dice hablando del
primero, poniendo la materia por principio, y
quitando el agente. Porque el infinito de Anaxi
mandro no es mas que la materia , la cual no
puede, sin que haya cansa eficiente, producir por
s sola cosa alguna." Y hablando de Anaximenes
dice : "Yerra este tambien queriendo que los am
amales consten de aire solo y simple , porque es
imposible que la materia sea el nico principio
de las cosas ; mas es necesario suponer una causa
eficiente, asi como para formar un vaso no basta
(1)

De Placitis Phitosoph, t. i? c.3?

i i28 )
la plata , sino que se necesita tambien artfice , y lo
mismo que digo del metal se entiende del leo
y de cualquiera otra materia." Esto censuraba
Plutarco en aquellos filsofos , y esto mismo cen*
surar el mas rudo en Dupuis. Sea una sola , sean
muchas las fuerzas esenciales de la materia, ne
cesitan estas , para obrar de modo que resulten
los fenmenos que vemos , que la mismas part
culas dotadas de esa fuerza fuerzas existan en
cierto orden , guardando entre s tales determina
das relaciones de distancia y otras. Ahora bien,
pregunto, cul ha sido la causa que ha colocado
esas partculas de tal modo , que obrando cada
una segun sus fuerzas, haya resultado el efecto?
Ha sido por ventura alguna'de esas fuerzas? Mas
estas no producen aquel orden de coexistencia,
sino que lo suponen ya existente para obrar de
aquel modo. Habr sido otra fuerza distinta? Pero
acerca de esta preguntar lo mismo, y, se me
ha de admitir una serie infinita de fuerzas, ven
dremos dar en una primitiva. Lo primero, con
fiesa Dupuis que es un absurdo (i). Lo segundo,
supone la materia no indiferente al movimiento
y la quietud, sino determinada en virtud de
esta fuerza primitiva cierto movimiento, loque
es un absurdo no menor que el primero. Acia-*rar este discurso con un ejemplo. El movimiento
de los astros en sus rbitas resulta de la combi
nacion, de dos fuerzas, como todos sabemos, de
la centrpeta de atraccion, y de la centrifuga
(i)

L. i? c. i?

( I29 )
tangencial , que formando un ngulo en el punto
de su contacto, obligan -al planeta seguir una
direccion media que es la diagonal del cuadro
que se forma con las lneas que espresan aquellas
dos fuerzas. Pues ahora dgaseme , quin puso al
Sol en donde se est, y quin trajo la primera
vez la tierra al ngulo de coincidencia de las
dos fuerzas que suponemos como causas de su
actual movimiento? No la fuerza de impulsion,
porque esta solo habra hecho marchar en lnea
recta ambos cuerpos por toda la eternidad. No
la de atraccion, porque esta hubiera tirado del
cuerpo menor hasta ponerlo sobre la superficie del
mayor. No una fuerza distinta de estas dos , por
que al descomponer el movimiento del astro, se
habia de descubrir el efecto de esta tercera fuerKa que se supone combinada con las otras dos, lo
que todava no ha descubierto ningun filsofo,
ni lo descubrir. Lo que s demuestra la analisis
de todo movimiento, es la indiferencia primitiva
de la materia para la quietud y para el movi
miento.
Basta ya de analisis de lo que Dupuis nos da
como definicion de Dios, irmos glosando los
ltimos perodos del primer captulo de su com
pendio, que merecen ciertamente glosarse.
Bien s , dice , que el espritu humano , al que
nada contiene en sus estravios.=,slo es verdad,
y no necesita mas prueba , ni se hallar otra mas
asombrosa , que la que ofrece Dupuis en su obra.=
Se arroj mas all de lo que ven los oj'os.= Po
bre espritu humano sino tuviese semejantes arTomo I.
17

( 3o)
rojos! Quedara el hombre reducido la clase de
los animales mas estpidos y de instinto mas li
mitado , que nada alcanzan mas all de su vista
corporal.=JT traspas ta barrera sagrada que la
naturaleza haba puesto ante su santuario. = Ira
de Dios, qu palabras tan retumbantes! Barrera
sagrada! Santuario de la naturaleza! Pero
qu significan? Querr acaso decir que nuestra
alma debe reducirse no conocer mas que lo que
siente por los cinco sentidos? No podr de la exis
tencia de los objetos que ve y siente, inferir la
existencia de otros que no siente , cuando la exis
tencia de aquellos supone la existencia de stos,
como el sonido del instrumento que se oye , su
pone la existencia del msico que lo \ioc&?==Sustituy la causa que rea obrar una causa que no
vea , esterior la naturaleza misma y superior
eIla.=Ve\ra. Dupuis, no fue asi. Vio el hombre
efectos : vio sus causas inmediatas ; advirti que
estas causas eran efectos su vez, los cuales su
ponan causas que no vea. Esto no es sustituir
una causa por otra , sino ir buscando la primera
causa. Oigmos Sexto Emprico esplicar como
esto pudo ser. "Los primeros hombres que entre
vieron ese concierto admirable de movimientos
armoniosos ; que contemplaron al Sol como cum
ple su magestuosa carrera, cual el atleta en el
estadio, de Oriente Occidente, y los escuadro
nes bien ordenados de estrellas en su comitiva,
de la misma manera pasaron investigar de aqu
cual habra sido el artfice de esta ordenanza por
estremo maravillosa , puesto que nunca pudo ve-.

( 3i )
nirles las mientes , que todo esto fuese efecto de
la mera casualidad ; sino tuvieron por cierto que
procedia todo de una naturaleza , un Ser omni
potente inmortal al que llamaron Dios. A la
manera que, si subido en la cumbre del monte
Ida, vieses atravesar por las llanuras inmediatas
un ejrcito de griegos marchando con orden her
moso, primero la caballera con los carros y la
infantera despues; al momento daras por su
puesto que iba aquel ejrcito gobernado por al
gun general esperto que lo mandaba en gefe y
era obedecido de sus soldados, cual Nestor otro
de los hroes guerreros. O bien como el piloto
diestro y esperimentado , si descubre un navio
que marcha con fijo y constante rumbo en medio
de los mares, pesar de ser agitado por con
trarios vientos, al punto colige que es tambien
prctico y acertado el piloto que lo conduce al
puerto (i)."
Contina Duptiis : El hombre quiso que el
mundo fuese un efecto , porque l lo era , y en el
delirio de su metafisica imagin un ente abstrac
to , llamado Dios, separado del mundo, colocado
sobre la esfera inmensa que encierra al sistema
del universo, y l solo es et garante que podemos
hallar de la existencia de, esta nueva causa.=EA
mundo entero y cada una de sus partes, aun las
mas pequeas : el insecto al parecer mas vil , no
menos que la brillante Sirio, todos y cada uno
de los fenmenos de la naturaleza , son otros tan(i)

Adven. Math. I. 8?

i3a )

tos garantes fie la existencia de una primera cau


sa no miera , sino eterna , infinitamente poderosa
y s ibia. Y quin es el que en el delirio de su
metafsica imagin un ente abstracto llamado
Dios? Es Dupuis , somos nosotros? Para saberlo
presentemos las definiciones de Dios que da l , y
la nuestra que lo es del Condillac. Este define
Dios : "La causa primera , un Ser infinitamente
sabio, omnipotente, independiente, libre, inmu
table, eterno, inmenso, justo, bueno, misericor
dioso, cuya providencia lo abraza todo (i)-" Este
ser un ente invisible , no imposible , incompren
sible , pero no abstracto : porque ni hay contra
diccion alguna en sus atributos, ni repugnancia
en su existencia. Existe en s mismo, por s mis
mo: es superior al mundo, porque es su artfice;
mas no est separado de l , antes bien tan unido
al mundo , que confesamos de Dios lo que los fi
lsofos decan del alma del universo y cantaba
Virgilio (2):
Deum nam/juc ire per omneis
Terrasque, tractusque maris , coelumque profundum.
Y con mas gala y hermosura David : Si ascen
dero in radium, tu illic es; sit descendero in infernum, ades : si sumpsero pennas meas dilucido, et
hahitavero in extrmis maris ; etenirn illue manus
tua deducet me, et tenebit me dextera tua (3).
(i)
(s)
(3)

Cours. d1 Etudes. T. i p. 65.


Georgic. ib. 4?
Psalm. i38. v. 8, 9 y 10.

( ,33 )
Dupuis define Dios: La fuerza universal
fjue imprime el movimiento a todo en la natura
leza
Cul de e'stos dioses es un ente abs
tracto? Se pregunta , cul es la causa eficiente de
los movimientos de un relox? Uno dice : Cabriel
Achard : otro afirma que es la elasticidad del
muelle. Cul de los dos seala una causa abs
tracta? Pues ese es nuestro caso.

Concluye Dupuis su primer captulo afirman


do, que la religion universal ha tenido por objeto
la naturaleza visible y la fuerza activa
inteligente , que aparece estendida por todas sus
partes. Aqui vemos que une la fuerza que obra
en la materia sustancias visibles esta misma
sustancia y naturaleza visible , y vemos tambien
que atribuye inteligencia aquella fuerza , de cu
ya propiedad no habia hablado basta ahora. Y
esto para qu? Para acomodar su idea de Dios
los dioses de todas las naciones, como advert al
principio. Si las naciones adoraban alguna cosa
visible, este es el dios de Dupuis : si adoi-aban in
teligencias invisibles, esas eran sus fuerzas activas
inteligentes,, y de ese modo, quieran no quie
ran confesarlo, las obligar convenir en un mis
mo culto , en una religion misma , aunque polymorpha de muchas formas en lo esterior. Vemos ahora cual es esa religion universal , que Du
puis supone ser la primitiva.
;

Cual sea la Religion universal bel Dupuis.

A medida que vayamos siguiendo con atencion


los pasos nuestro ciudadano y la marcha de su
discurso, le veremos mas semejante a la serpien
te venenosa, que imita en su tctica y modo de
pelear contra nuestra Religion Sacrosanta.. "Ya se
enrosca , ya se desliza , y entra y sale con tanta
sutileza , que es dificil asirla sin que se escurra de
entre las manos; y cuando menos se apercibe el
que la busca para matarla , embiste atrevida y
muerde y se encoge de nuevo , y discurre sin ce-<
sar tortuosa con mil giros y vueltas. Vise esto en
las varias definiciones que nos dio de la Divinidad,
y se confirma en el inmenso frrago de noticias
que aglomera en trescientas pginas para probar
que la religion primitiva y universal del gnero
humano ha sido el culto del Sol , de los astros, y
de las partes mas visibles del Universo-Dios. To
do su empeo en hablar tanto y tan confuso es
disponer su argumento y presentarlo de tal ma
nera , que si se le reconviene con que es impo
sible que el hombre haya colocado la Divinidad

( i35 5
en objetos materiales y brutos, halle salida di
ciendo, que l supone esta mquina y sus
partes animadas inteligentes; mas si por el con
trario se le arguye que el culto se diriga al al
ma y la inteligencia Suprema, no lo mate
rial y visible del mundo , pueda contestar que
aquella alma inteligencia es un ente de ra
zon , fruto de una metafsica errnea y visiona
ria , concebido por el hombre en el delirio de su
razon.
Quien tuviere paciencia para leer cuanto Dupuis escribe en las trescientas pginas, unas ve
ces se inclinar creer que establece una sola
religion universal , nica que han profesado los
hombres de todas las naciones y edades : otras
veces parece que indica haber sido hasta cuatro:
el culto del Sol , de los astros y de las principa
les partes del mundo material y visible : el culto
de los dos principios: el del alma del universo, y
el de las inteligencias espirituales invisibles. Al
guna vez aparenta refundir en una sola religion
todas esas cuatro: finalmente dice, que han podido
estar separadas , pero que se han sucedido las unas
otras, por el orden con que se han espresado.
En toda esta parte de la obra, como en las
demas, son infinitas las autoridades que trunca
Dupuis que cita de mala f, para fascinar
los lectores. A Orgenes atribuye lo que Orgenes
dice ser doctrina de los hereges ophitas respecto
los nombres , figuras y atributos de los siete
ngeles espritus, que segun estos hereges acom
panaban las almas al salir de los cuerpos. Cel

( i36 )
so se burlaba de los cristianos, suponiendo ser
aquellas fbula parte de su doctrina. Orgenes lo
refuta probndole que son delirios de los ophitas
que abominan los catlicos, y para poner mas
la vista la vanidad de tales locuras, las refiere
y concluye : Libuit nobis diligenter exponere ta
lla, ne eidcamur ignorare quai Celsus se scire
prufitctur ; sed ostendamus hcec melius cogruta
nobis Christiams , non ut Christianam doctrinam,
sed ut hominum salute alienorum ; nec untjitam
Jesum dignantium titulo Servatoris , aut Dei, aut
Magistri , aut Dei Filii (i).
Aun es mayor el descaro con que calumnia
San Agustin. "No debemos , dice , olvidar que
torios los dioses y todos los genios particulares,
son desmembraciones destellos de la sustancia
universal inteligente. La carta Miximo de M.idaura San Agustin y la respuesta de este ohis*
po , confirman nuestra asercion (2)." Esto es de
cir, que San Agustin respondiendo Mximo con
viene en su error; pero he aqu lo que dice el
Santo : Sed illud plane f/uod tales Deos, qucedam
Dei unuis magni membra esse dixisti , admoneo
guia dignaris , ut ab hujusmodi sacrilegis fa-*
cetiis te magnopere abstineas (3). Qu ridicu
la superchera es esta y otras tales de que usa
Dupuis!
Mas -para refutar con algun mtodo esta par(i)
(8)
(3)

Contra-Cetsum, l. 6. p. 496.
T. i? p. 285.
Epist. i7, ad Maxim. . t.

( 37 )
te de su obra , indicar en prrafos distintos las
contradicciones y errores que envuelve.

$.

I?

Religion de los astros y de la naturaleza.


Es muy notable una contradiccion manifiesta
de Dupuis en orden a la Religion de los astros y
de la naturaleza visible , que se toca en esta prijnera parte de su obra y que influye en la 'doc
trina de toda ella. De una parte afirma que la Re
ligion universal ha sido el culto de la naturaleza
.visible y material , y de sus principales partes,
como el cielo, los astros y los elementos: de otra
da por cierto que no puede haber Religion ni
culto, sin admitir inteligencia y libertad en los
objetos que se dirige. Para tocar esta contradic
cion confrontemos los testos del Dupuis.
"Era forzoso, dice, ascender al rbol para bus
car la causa del fruto* y descender hasta la tierra
para hallar la del rbol : aquel y este naciendo y
pereciendo, demostraban que eran efectos ; pero
viniendo acabarse esta serie de producciones y
reproducciones en la tierra, que no ofrece carcter
alguno de los que distinguen los seres, que son
producidos y que perecen , termin en ella la in
vestigacion del hombre sobre la progresion de las
causas: all se clav el primer eslabon de las ca
denas de las generaciones del reino vegetal , mi
neral y aun del reino animal. Porque al cabot/en
Tomo 1
i8

i i38r
alguna parte se habia de parar, y la naturaleza
parece que habia fijado este punto dentro de s
misma:::: Fue, pues, la naturaleza y debi ser el tr
mino de las investigaciones de los primeros hom
bres sobre la Divinidad , sobre la causa primera
universal ,. hasta que se cre por los metafsicos el
mundo de los espritus y de las inteligencias co
locado fuera de los lmites de la naturaleza. Estas
sutilezas de algunos solo fueron una ligera excep
cion de la opinion general sobre la naturaleza, que
qued siempre en posesion de su Divinidad , y tu
vo casi todos los mortales sometidos su culto,
como los tenia encadenados con sus leyes (i)."
Oigmoslo despues : "No tuvo razon ni funda
mento alguno Cheremon para decir que los egip
cios antiguos, que forjaron los fbulas sagradas, y
que adoraban al Sol y los otros astros, no habian
observado en el universo sino una mquina sin
vida y sin inteligencia , sea en su totalidad y tam
bien en sus partes, y que su cosmogona se redugese al puro epicureismo, que no necesita sino
movimiento y materia parg organizar su mundo
y gobernarlo. Semejante opinion filosfica escluye
necesariamente todo culto religioso , porque no se
dirigen ofrendas ni splicas seres sordas y mu
dos , ni cuerpos brillantes , pero que se reputan
ser un pedazo de materia sin vida, cuya accion
necesaria no puede ser modificada , ni cambiada;
los que por tanto se invocaran intilmente. Don
de quiera que se halle establecido un culto , es
(*) Tomo i? p. 2.

( i39 )
necesario suponer dioses inteligentes que lo reci
ban y que sean sensibles los homenages de sus
adoradores ( i ).'T
Saquemos abora las consecuencias que nece
sariamente se deducen de estos principios que nos
ofrece Dupuis. i.a La opinion filosofica que no ad~
mite sino movimiento y materia para organizar
el mundo y gobernarlo , escluye todo culto reli
gioso. Luego todo culto religioso supone algo mas
que seres materiales dotados de una fuerza me-<
canica para moverse. 2.a No se dirigen splica
ni ofrendas seres sordos ni mudos ; luego no se
dirigen splicas ni ofrendas los astros , que ni
ven ni oyen lo que les decimos. 3.a Tampoco se
dirigen cuerpos que aun/pie brillantes , se consi
deran ser una materia sin vida ; luego tio se diri
gen al Sol material que nos alumbra. 4-a No se
tributan cultos seres , cuya accion necesaria no
puede ser modificada ni cambiada , porque se les
invocara intilmente ; luego no se tributan al
Universo-Dios de Espinosa y Dupuis, que obra
necesariamente segun ellos ; sino al Ser los
seres, cuya accion pueden ellos libremente modi
ficar cambiar movidos de nuestros ruegos ; pues
asi y no de otro modo nos podrn ser tiles.
Siguiendo el .hilo del discurso venimos sa
car por consecuencia , que Dios el objeto que el
hombre se propone en sus cultos religiosos , lo
concibe forzosamente como un ente dotado de in
teligencia y de razon , dotado de libertad y de bon- (i) Tomo i? pg. 242.

( i"4o )
dad , capaz de inclinarse favorecernos , conce
dindonos lo que le pedimos ; y asi do (jurera , y
desde que se halle establecido un culto, es nece
sario suponer dioses inteligentes que lo reciban,
y que sean sensibles los homenajes de sus ado
radores. Si, pues, ha habido naciones que han tri
butado cultos religiosos al Sol y los astros, como
las ha habido en efecto , debemos entender que
aquellas gentes reconocieron desde luego anima
dos aquellos cuerpos , y que dirigan sus spli
cas, no la sustancia material sorda y muda,
aunque resplandeciente, sino al espritu que en
ellos crean residir inteligente, libre, capaz de
modificar y cambiar sus acciones su albedro.
En esto conviene el mismo Dupuis cuando
cita Plutarco. "Plutarco, dice, en uno de ss
dilogos, pone en boca de un interlocutor estas
palabras : Piensas t que Apolo se distingue del
Sol? Infinitamente , responde otro. Pero el Sol nos
ha hecho olvidar Apolo : el cuerpo visible del
astro , que tan vivamente hiere nuestros sentidos,
ha divertido nuestra atencion del objeto prima
rio, convirtindola toda al aparente. Resulta de
esta opinion, que el Sol no es mas que el cuer
po sensible, cuya inteligencia es Apolo. Asi es
que Homero crea , que el Sol .era inteligente y
capaz de escuchar las oraciones, que le dirigan
sus adoradores , cuando puso en boca de Agame
non en el caso de tomarlo por testigo de un tra
tado: Oh Sol , que todo lo ves y que todo lo oyes!
Este apostrofe supone indudablemente que Ho
mero crea que el Sol estaba animado y dotado

( i4< )
de inteligencia; y aun digo, contina Dupuis, la
existencia del culto de los astros supone esta creen
cia ; porque como lo hemos observado antes de aho
ra, sin esta persuasion no puede haber culto::::: El
sabeismo jams escluy de los astros las inteli
gencias, ni dirigi cultos seres puramente ma
teriales , incapaces de oir y de prestarse las s
plicas de los hombres: : : : : Los egipcios daban
los astros, segun el rabino Moor-Isaac , no solo
vida inteligencia, mas tambien voluntad libre
en sus movimientos , y en el ejercicio de su po
der, cual conviene a los dioses (i)."
De estas doctrinas y autoridades citadas, ad
mitidas y glosadas por Dupuis, se colige todo lo
contrario de lo que habia dicho. Se colige, que
cuando se adoro la naturaleza visible y mate
rial , se la crey animada y dotada de inteligencia
y de libertad. Se colige , que la religion culto de
la inteligencia inteligencias, unidas las partes
principales del universo, como al Sol y los as
tros , es tan antigua como la de la naturaleza vi
sible. Se colige, que esta religion no pudo existir
sin aquella. Se, colige finalmente, que no son de
lirios modernos de una metafsica visionaria, co
mo Dupuis los llama , esas inteligencias que se
suponen residir en el cielo, en los astros, en la
naturaleza ; asi como no es delirio moderno de la
metafsica el principio inteligente y libre, que
sentimos residir en nosotros mismos.

(i)

Tomo i? p. 267.

( i4* >
$. II?
Del culto de los dos principios.
Entra Dupuis hablar de los dualistas de
la religion de los dos principios, y para acomo
darla su sistema da por supuesto , que el prin
cipio bueno en la creencia de aquellos, es la luz
material y no mas , y el principio malo no mas
que las tinieblas, y que de consiguiente el culto
de los dos principios , no ha sido mas que la re
ligion del Sol considerado en los dos hemisferios.
Va recorriendo nuestro hombre y haciendo
una resea de todos los pueblos donde han ha
llado los viageros nociones mas menos confusas
de estos dos principios : los peguanos, los habi
tantes de las islas de Java , de las Molucas , de las
Filipinas, de Madagascar, los negros de la costa
del Oro, los hotenttes, los antiguos canarios, los
tapuyos en la Amrica meridional , los del Brasil,
de la Costa-firme , los caribes , los indios de la
Luisiana y de las Floridas, los peruvianos, los de
la Virginia , del Canad , de la baha de Hudson
y los esquimales. Pero por desgracia en ninguna
de estas naciones se hallan indicios de que hayan
confundido su Dios bueno con la luz,. ni su
dios malo con las tinieblas. Los peguanos adoran
un espritu maligno (i). Los habitantes de la isla
de Java , reconocen un gefe supremo del universo;
(i)

Tomo i? c. 5?

1 i43 5
pero dirigen sus preces y ofrendas un espritu
maligno. Los malayos de las Molucas , conjuran
por medio de sus hechizeros al espritu maligno.
Los salvages filipinos, ademas del primer dios
que llaman Maglante-, tributan cultos al espritu
maligno. Los negros de la costa del Oro, admiten
dos dioses, uno blanco y otro negro. -Los madegasos llaman al dios bueno Jadhar, el gran
dios omnipotente , al que no representan bajo
formas sensibles; al malo llaman Angat. Los hoenttes tienen tambien su principio dios malo,
al que representan chiquillo, jorobado, cerdoso,
iracundo, diforme, con pes de caballo. Los cana
rios- reconocan un dios supremo, al que llama
ban Achguaya-Xerax , que significa el mayor, el
mas sublime , el conservador de todas las cosas;
y un mal genio que apellidaban Guayota. En la
Amrica los caribes admiten dos clases de esp
ritus, los unos benficos y los otros malficos. Los
de la Luisiana adoran dos dioses : uno varon,
principio del bien, y otro hembra, principio del
mal. Los peruanos adoraban Pachacamac , dios
invisible, inmaterial, autor del bien; y le oponan
Cupa autor del mal. Los virginianos, reconocen
un dios supremo y bueno que habita en el cielo,
y otro maligno , que intenta turbar la armona
del mundo. Los esquimales reconocen un dios de
una bondad infinita que llaman Vkconma, pa
labra que en su idioma significa gefe supremo,
y otro llamado Oukka , autor de todos los males.
En algunos otros pueblos de la Amrica, donde
dice que se han encontrado seales del culto de

I t 'U )
los astros, reverencian tambien, segun aade, es
pritus malignos (i).
Mas como en ninguno de estos pueblos ha
hallado Dupuis vestigios de su sistema, entra
hablar de los persas , en cuya cosmogona espera
encontrarlo formado y completo. De dos fuentes
podemos tomar idea de aquella cosmogona , de
Plutarco y de los libros Zends ; pero ni en aquel
ni en estos, hay cosa que pueda serle Dupuis
de provecho en apoyo de su sistema ; al cual pro
cura no obstante acomodar aquella cosmogona,
citando testos truncados , mal traducidos , y en
maraando aquel bodrio de especies disparatadas,
que sobre la formacion de las cosas se leen en el
Boun-dehesk, bodrio confussimo del que pueden
hacerse mil esplicaciones, sin que haya una de
la que resulte un sistema bien combinado; que
por eso decia el A. Batteux , lvque debia. ser muy
intrpido quien se atreviese forjar de las ideas
estravagantes de Zoroastro un sistema en orden;
pero si lo lograse , esto mismo seria una prueba
de que el tal sistema no convenia con aquellas
ideas, ni se ajustaba ellas, porque confundien
do lo que se nos refiere de aquel Mago, y de su
doctrina, las causas con los efectos, los tiempos,
los lugares, lo posible con lo imposible, solo pre
senta el cuadro de Horacio (2)."
Sin embargo, Dupuis acomete esta empresa,
(i) Todo esto es un estrado del cap. 5? citado.
(2) Memoria de ta Academia de inscripciones. Tomo 46.
pg. 295.

( ,45 )
y asi sale. ella. Dice qu, "Zoroastro, segun Plu
tarco, haca Oromaces principio bueno de la
misma naturaleza de la lua, y Ahriman, princi
pio malo de la naturaleza de las tinieblas." Mas
habia de decir Plutarco este disparate ? Ignoraba
por ventura qu, si bien puede decirse natura-'
leza de la luz, es un absurdo dar las tinieblas,
que no son sino privacion de la luz, una natura
leza? Lo que dice Plutarco es, que hacan Oromaces semejante la luz, y segun Pitgoras este
Ormusd Oromaces era parecido en el cuerpo
la luz, y en el alma la verdad. Asi como
Ahriman, segun el testo del mismo Plutarco, se
consideraba por los magos semejante las tinie
blas y la ignorancia (i). Prueba evidente de que
las palabras luz y tinieblas se toman por aque
llos autores en sentido metafrico : asi como las
usamos los cristianos y las us Cristo Seor nues
tro , -cuando dijo de s mismo : Yo soy luz del
inundo (2), y llamamos Satans prncipe de
las tinieblas : obligndonos al uso de estas met
foras la escasez y pobreza de los idiomas, que no
ofrecen sino voces, que en su natural sentido sig
nifican objetos materiales, como se ve en la pa
labra Espritu, cuyo natural significado es el ai
re , y de ella nos valemos para significar el alma.
Esto mismo se ve esplicado en el testo del
Boun-dehesk. Dcese all : El Zend nos ensea ,
que al principio se dio el Ser , fueron criados
Ormusd y Peetiare Aliriman , y si queremos sa-

(i) De Iside, et Osiride.


Tomo L
,

(2) Joan c. 8. v. is.


i9

ber quien los cri , dice la ley re Zoroastro, que


el tiempo : y si se pregunta quin es ese tiempo
criador, responden que Zorovan (espresion que
significa equivale aquel antiguo de dias , nom
bre con que vemos apellidado Dios en Daniel).
Aade el testo : que Ormusd elevado sobre todas
las cosas posea la ciencia mas sublime, la pu
reza, y habitaba en la luz del mundo. Este tro
no de luz, este lugar habitado por Ormusd es lo
que se llama la luz primitiva (i). Puede estar
mas claro que Ormusd en la cosmogona prsica
no es la luz, sino que habita en ella, est ro
deado de ella , segun en grandioso estilo dice Da
vid del Seuor: Amictus lamine sicut vestinten
to (2)?
Los magos , dice Plutarco , cuentan mil fbu
las de estos dos principios. Dicen que Oromaces
produjo seis dioses, que son, la beneficencia, la
verdad, el orden, ta sabidura, las riquezas y la
alegra honesta ; y que Ab riman produjo otros
seis genios opuestos aquellos. Esto dice Plutar
co (3). Dupuis convierte, porque le acomoda, es
tos doce dioses genios en las doce casas del Zo
daco. Segun el testo de Boun-dehesk, "Ormusd
form la luz entre el cielo y la tierra, hizo las
estrellas que se ven siempre , las fijas , y las
que no siempre se ven , los planetas ; luego la
Luna T despues el Sol, en una palabra, cre tq(1) Zendavesta, T. 2?, p. 343.
(2) Psalm. i03 , v. 2.
(j) De Iside et Qsiride.

do el cielo (i). Sin embargo, Dupus defiende


que Ormusd es el Sol mismo, la misma luz,
sin fundamento alguno su favor.
Finalmente, Plutarco asegura que los magos
daban de duracion al mundo doce mil aos, los
-cuales, segun Theopompo, distribuan asi : tres
mil durara el triunfo de cada uno, y otros tres
mil la lucha de los dos: vicibus ter nlle anno*rum altcrum Deorum superare, alterum succumbere ; et per alia tria annorum rnillia bellum n
ter eos se gerere, pugnare, et alterum alterius
opera demolirl : tamdem Pfutoncm deficere (2).
Esto mismo dice el Boun-dehesk en sustancia.
Dupuis destroza esta tramoya: hace un mes de
cada mil aos: junta seguidos seis meses para Or
musd y supone ser los de Primavera y Verano,
y los otros seis de Otoo Invierno se los aplica
Ahriman. Puede darse embrollo semejante? Y
todo para salirse con la suya ; pero en vano , por
que cuanto hemos alegado de citas y testimonios,
la 'mayor parte tomados de l, comprueban que
si bien ha sido general la creencia de los dos
principios, aunque bajo distintos aspectos , ningun
pueblo los ha confundido, ni pudo confundirlos
con la luz material , ni con las tinieblas ; ni cre-yeron que su influjo se cenia producir los efec
tos que vemos produce en su anual carrera el
astro del dia.

(i)
(2)

Zendavesta, T. 2?, p. 348.


De Iside et Osiride.

$. ni?
Del culto del alma universal.
Este nunca ha sido una religion, y s sola
mente un sistema filosfico, cuyos principios se
hallan en lo que dejaron escrito de la doctrina de
Pitgoras sus discpulos, y despues se encuentra
mas desenvuelto en el Timeo de Platon , y en los
filsofos que llamamos platnicos modernos, entre
los cuales se distinguen Jamblico, Plotino y otros.
Antes de Pitgoras se encuentran ya en casi todas
las religiones, en sus doctrinas, conservadas por la
tradicion y grabadas en los libros simblicos, es
presiones que parecen atribuir al objeto principal
de sus cultos, el ministerio de alma del mundo;
pero las mas son espresiones figuradas, bien
denotan que Dios ejerce con respecto al mundo,
algunas funciones semejantes las que ejerce el
alma racional respecto de nuestro cuerpo, aun
que de muy diferente manera. En ese sentido
deca Orgenes : "Del mismo modo que nuestro
cuerpo se compone de muchos miembros coloca
dos con orden, y vive por un alma que lo anima:
asi opino yo que debemos considerar al mundo
entero como aun animal inmenso, animado por
el poder y la sabidura de Dios como por una al
ma : quod quasi ab una anima virtute Dei ac ra
cione teneatur (i)/*
(i)

Periarch. I. s? c. i?

I i49 5
El doctsimo Gerdil en su introduccion al es
tudio de la Religion , esplica con mucha claridad
este antiguo sistema. "Hemos visto , dice , que los
antiguos filsofos, ademas del alma por la que
vive el hombre , admitan en l un principio in
teligente , al que atribuan el principado y gobier
no de todas las partes que componen la mquina
del cuerpo humano, y opinaban que este princi
pio , aunque distinto del alma , le estaba ntima
mente unido , y que esta difundindose por todo
el cuerpo, era el vehculo instrumento vital de
las operaciones de la mente. Pues sentada esta
doctrina respecto del hombre, pasaban discurrir
asi por analoga de Dios respecto al universo. Pa
recales observar en la maravillosa conesion con
que estan ligadas todas las partes del mundo , no
solo un simple orden de situacion colocacion, por
decirlo asi, cual se observa entre los cuadros de
una galera ; sino ademas cierto consentimiento n
timo, cual conviene auna naturaleza animada. E
inferan este consentimiento, segun dice Sesto Em
prico , al ver que padeciendo una parte del mun
do se resentan las demas : como cuando padece
un astro deliquio eclipse se ve, segun ellos juz
gaban, que resultan turbaciones y trastornos en
las naturalezas inferiores. De aqui argumentaban,
que el mundo estaba animado, y por eso intro
dujeron el espritu etreo fuego del mundo,
como alma suya universal difundida por todo l,
y esta ligaron con nudo mas estrecho la men
te Divina que preside al todo, y quisieron que
aquel fuego fuese el vehculo instrumento de

( .5o )
las operaciones con que gobierna al universo (i)."
El alma del mundo, por consiguiente , es una
opinion filosfica, que no se opone al conocimien
to de la Divinidad ; antes supone un Ser Supremo
quien debe su existencia , y no es mas que un
agente intermedio entre el artfice y su obra , en
tre Dios y la naturaleza. A este agente ninguna
nacion ha tributado culto : no vemos un ra , un
templo, un sacrificio destinado en el universo
esta supuesta divinidad de Dupuis , ni entre las
naciones antiguas, ni tampoco entre las modernas.
Pasemos examinar lo que nos dice sobre la re
ligion de las inteligencias.

S> iv?

'

T>e la religion de las inteligencias.

.>
.1
Aqui es donde Dupuis se apura para evadirse
de las contradicciones en que forzosamente viene
caer, queriendo acomodar su pantesmo ma
terial , lo que dice acerca de la religion de las in
teligencias. ,fPor tres grados , dice , ha pasado el
espritu humano en sus especulaciones sobre el
universo: mundo visible, mundo de las inteligen
cias, mundo intelectual, que es el prototipo de
los otros dos" Cien veces repite que el hombre
no debi admitir primitivamente otra primera
causa que la que vea obrar : esto es , el universo
(i)

Tomo i? pg. 282.

( 5i )
visible. Aade cen veces, que el mundo de las
inteligencias y todo lo que es espiritual invisi
ble, fue invencion posterior de metafsicos, y fan
tasmas que se form el hombre en el delirio y
estravio de su razon. Finalmente concluye, que
ese mundo intelectual y arquetipo , es un sueno,
una quimera, de la que se burla.
Pero esos que l llama tres mundos, son un
mundo no mas: asi como el relox, el artfice y la
idea que este forma del relox antes de fabricarlo,
no son tres reloxes, sino uno solo. Y al hombre le
iie tan natural y tan obvio el inferir de la con
templacion del mundo visible la existencia de su
artfice, de su avitor inteligente, y de esta supo
ner la idea que este Supremo artfice turo del
mismo mundo en su entendimiento antes de for
marlo ; como nos es nosotros de la contempla
cion de una cualquiera mquina , inferir la exis
tencia de su artfice , y de la de este la existencia
de la idea que en su entendimiento debi preexistir su trabajo. Sin artfice no puede haber m
quina, y el artfice no podr construirla sin saber
antes lo que va hacer, ni puede saberlo, sino
habiendo formado idea de ella. Estas evidentsimas
verdades, vemoslas ahora confesadas por el mis
mo Dupuis.
"Los pueblos mas salvages (en los que no su
pondr Dupuis nada de metafsica) admitieron
en todas partes inteligencias, porque discurrieron
siempre acerca de la existencia de los seres que
los rodeaban, como discurran sobre s mismos:
y es asi, que el hombre siempre se inclina apro

( i5a )
ximar el modo de existir de los demas entes al
suyo propio. Por consecuencia de este espritu de
comparacion , ha supuesto que el mundo ha te
nido un principio , asi como l lo ha tenido: : : : :
Y mientras mas ignoran los hombres el mecanis
mo de la naturaleza, mas propensos han sido
esplicarlo todo por medio de una inteligencia ,
por un genio inteligente. Antes de atribuir al ge
nio esta funcion, debieron concebirlo existente.
La suposicion de este genio es efecto de la ten
dencia natural que tiene el hombre colocar la
vida donde ve movimiento, y suponer inteli
gencia donde observa movimientos bien ordena
dos, como los ve en el cielo."
Asi confiesa el mismo, que pensaron los chi
nos, los griegos y romanos, los egipcios y los caldos. uLos celtas, dice Peloutier, tenan genea
logas muy dilatadas de sus dioses, las que se
componian de las inteligencias que el Ser prime
ro habia distribuido por todas las partes de la
materia , para animarla y conducirla. Los galos
antiguos franceses daban culto al fuego y
los elementos, y reverenciaban la Divinidad, y
la crean ver en todas partes y en todas las ope
raciones de la naturaleza. Nada habia de contra
dictorio en el culto que daban estas naciones
un tiempo mismo la sustancia visible y la in
teligencia invisible , porque suponan cada parte
del mundo visible unida una inteligencia invi
sible, que era su alma. Los pueblos mas distan
tes de nuestros climas , las naciones mas brba
ras , donde quiera que hay alguna sombra de

( >S3 )
culto y algunas nociones de gerarqua, han aso
ciado al gran Ser ministros subalternos. Los ha
bitantes de la isla de Cedan reconocian un Dios
supremo, que llaman Ossa Polla Maups , en
su lengua , lo que significa criador del cielo y de
la tierra: adoran tambien las almas de los hom
bres virtuosos , que han ascendido la clase de
dioses, y finalmente al Sol, la Jama y los
planetas. Los molucos reverencian inteligencias
genios que llaman Nitos y los creen subordinados
un Ser superior que llamaban Laiithila, el cual
es lugar-teniente de un genio mas sublime que
llaman Taulay. Los filipinos ademas de un pri
mer dios que llaman Mugantc , y otro llamado
Bata, que es el tiempo, reconocen otras mu
chas divinidades de uno y otro sexo. Unen este
el culto del Sol, de la Luna y estrellas. Los ha
bitantes de la isla de Santo Domingo reconocan
un Dios soberano, nico, infinito, omnipotente,
que preside otras divinidades subalternas. Los
mejicanos admitan una Divinidad superior, que
abandonaba el gobierno del universo sus subal
ternos. Los virginianos confiesan un Dios supre
mo que ha criado otros dioses y reverencian tam
bien al Sol , la Luna y estrellas (i)."
Reuniendo estos testimonios los que copia
mos tambien de Dupuis , hablando de la religion
de los dos principios , podr formarse una in
duccion mas convincente para demostrar, que no
(i) Tom. i? c. 7. Vase todo et captulo del que son te
das las palabras de Dupuis que se citan en este prrafo.
Tomo L
20

( 54 )
ha sido moderno refinamiento de metafsicos, ni
delirios estravagantes de visionarios , simo senci
llo y natural modo de discurrir, el que debi
c inducir las naciones aun mas salvages al co
nocimiento de una inteligencia Suprema , causa
primera del universo? Y qu esta idea no es re
ciente en la historia de los conocimientos huma
nos, ni posterior al culto de la naturaleza visi
ble ;* ni es una porcion de hijos desnaturalizados,
sino la masa entera del gnero humano, la que,
prescindiendo de lo visible, ha tributado sus
cultos la inteligencia Suprema subordinados
los que tributaban esta, las han tributado al
mismo tiempo al Sol, los astros y otras par
tes visibles del universa, suponindolas animadas,
en este caso capaces de favorecerlos, de castigar
los, , libres y benficas para condolerse de sus
males y acceder sus splicas? Pues advirtase,
que todos esos testimonios los bacina Dupuis pa
ra probar todo lo contrario. Estrao modo de
probar l
Digamos ahora de ese mundo arquetipo que
Dupuis desprecia como una fantasmagora. "De
bi, dice el mismo, concebir el 'hombre al uni
verso, como un Ser inmenso, siempre vivo, siem
pre movido y siempre motor movente , en una
actividad eterna que tenia de s mismo ; y que
no pareciendo subordinado ninguna causa estrangera, se comunicaba todas sus partes, las
enlazaba unas con otras , y haca del mundo un
todo nico y perfecto. El orden y la armona que
reinaban en l parecian pcrtenecerle , y el dise

( i55 )
to de los diferentes planes de construccion de los
seres organizados pareca estar grabado en su
inteligencia Suprema , origen de todas las demas
inteligencias, que l comunica al hombre con la
vida. No existiendo nada Fuera de l , debi ser
considerado como principio y trmino de todas
las cosas. Tales son las consecuencias que debi
sacar el hombre que supo ordenar sus ideas y
desenvolver sus reflexiones sobre el orden' del
mundo al contemplar el espectculo . del univer
so, de sus partes, de sus movimientos J y" de los
efectos que resultan del juego de sus varios^ re
sortes (i)."
Mostruoso inconcebible modo de "concebir
al mundo. El universo hace del mundo un todo
nico y perfecto. ,;Qu Edipo podr descifrar este
enigma? Sin embargo, confiesa despues, que el
diseo de los diferentes planes de. construccion de
los seres organizados estaba grabado en su inte
ligencia Suprema. El mundo arquetipo no es mas
que ese diseo, la reunion de esos diseos; lue
go el hombre que supo coordinar sus ideas de
bi inferir de la contemplacion del mundo visi
ble la preexistencia de su ejemplar arquetipo,
grabado en la inteligencia Suprema.
Despues de este sencillo convencimiento que se
le hace Dupuis cou sus mismas palabras, cmo
es qu tiene valor este mismo hombre para ase
gurar que el mundo arquetipo intelectual se es
trajo por los metafsicos fuerza de abstracciones
(i)

Tomo i? p.

( i56 )
de este mundo visible? "El error de estos metafisicos visionarios fue el mismo, que el de un
hombre que al mirar un retrato muy bien pin
tado por un hbil artista , concluyera que el ori
ginal de aquel retrato era hija de una madre , cuya
imaginacion habia sido herida vivsi mamente , y
ocupada de la belleza de aquel retrato al tiempo
de engendrarla." Este despropsito tendra lugar
en quien pensase, si es posible pensarlo, que el
mundo arquetipo, modelo del visible, ocupaba el
entendimiento la imaginacion del filsofo, que
es parte de este mundo visible ; no en quien usan
do de su razon con tino y ordenando con acierto
sus ides, esto es, discurriendo con juicio, infi
ri de la contemplacion del espectculo del uni
verso, que el diseo de los diferentes planes de
construccion de los seres organizados, esto es, la
idea del universo el mundo arquetipo estaba de
antemano grabado en la inteligencia Suprema an
tes de su creacion.
Mas para acabar de poner en claro las ideas y
doctrinas que confunde Dupuis, es necesario des
vanecer dos falsas suposiciones que hace sin pro
barlas , cosa que acostumbra muy menudo. " Si
el mundo arquetipo, dice, era el cuadro ideal
de los cuerpos celestes y de todas las partes del
mundo visible , asi como de sus inteligencias , era
porque la imaginacion habia mucho tiempo an
tes creado inteligencias que residan en las dife
rentes partes de la naturaleza , y. que la metafsi
ca la ignorancia las habia separado."
La imaginacion no crea cosas que existen an

( i57 )
tes de pintarse en ella: el alma s, concib con
separacion cosas que aunque distintas estn uni
das. Asi no crea la imaginacion los dos gases hi
drgeno y oxgeno de que se compone el agua;
pero s podemos concebirlos con separacion , por
que son distintos uno de otro , aunque esten com
binados ntimamente. Del mismo modo, no es la
imaginacion la que crea el alma el principio de
inteligencia que hay en el hombre ; sino que lo
concibe aisladamente sin el cuerpo , aunque *en
realidad est unido con l.
Ahora bien, el mismo Dupuis conviene en
que , todo fiornbre (fue discurra bien , debe reco
nocer en el universo una inteligencia Suprema , ori
gen de las demas inteligencias , en las que estn
grabados los dlsehos de los diferentes planes de
construccion de los seres organizados. Cmo,
pues, se atreve suponer que la imaginacion habia creado esas inteligencias? Podremos decir que
crea la imaginacion el cido carbnico que existe
en el mosto, y se desprende de l en la fermen
tacion? Podremos decir que la imaginacion, que
es una de las facultades de la humana inteligen
cia, crea esa misma inteligencia en el hombre?
Podr decirse que crea las demas inteligencias
almas, sustancias inteligentes que supone por
analoga que existen en los demas hombres? Po
dr decirse que crea inteligencias la imaginacion,
donde toca efectos que no pueden proceder sino
de una causa inteligente como en el universo? La
existencia de la inteligencia Suprema , asi como la
de las inteligencias humanas, es una consecuen

( i58 )
ca que necesariamente se infiere de la existencia
de los efectos, que no pueden provenir sino de
una causa inteligente ; y el hombre que discurre
halla en s mismo una tendencia natural, y por
tanto irresistible , suponer vida donde ve movi
miento ; y suponer inteligencia , donde ve movi
mientos reglados y bien ordenados , como los ve
en el mundo.
Ni la metafsica ni la ignorancia separ estas
indigencias del mundo visible, asi como no se
para el alma del cuerpo, por concebir cada una
de estas cosas de por s ; antes bien las confiesa
ntimamente unidas. Del mismo modo , cuando
los que Dupuis llama espiritualistas, considera
mos al Criador separadamente sin atender sus
obras, no lo separamos de ellas, ni lo suponemos
habitando espacios imaginarios distantes largo tre
cho del universo. Tan lejos de eso los cristianos
confesamos Dios inmenso , ntimamente unido
sus obras, conservndolas, esto es, obrando siem
pre en ellas en el sentido que dice San Pablo ; que
en l vivirnos, nos movemos y somos.
Despues de haber empleado Dupuis el traba
jo de diez y seis aos en hacinar en tres toma
los en folio inmensa indigesta erudicion , para
probar que la religion universal no ha sido otra
que el culto de la naturaleza visible, del uni
verso , especialmente del Sol : quin lo creyera!
forzado sin duda por el convencimiento irresisti
ble de la verdad, destruye en la conclusion de su
obra cuanto nos habia dicho en ella, asegurando:
ltQue la religion universal, y por consiguiente

( i% )
el cristianismo, considerada como una rama de
ella, se reduce en ltimo analisis en vista de las
esplicaciones , mas bien de la demostracion que
acabamos de hacer, al culto del Ser invisible, que
comprende en s todas las cosas , principio de la
vida , c inteligencia de todos los Seres : que ha co
locado el trono de su gloria visible y de su ener
ga sobre la tierra en el Sol , imagen de su her
mosura y de su poder su produccion primera, al
que est confiado el cuidado de hacer la felicidad
del hombre , y de reparar todos los aos los ma
les que resultan de su ausencia, vertiendo sobre
la materia terrestre el bien de que ella carece , y
que solo puede recibir de l (i).'*
Esta conclusion tiene dos partes: una es la
proposicion principal y esta es filosfica y exacta;
otra es la proposicion incidente, (pie ha colocado
el trono, etc., y esta es la pintoresca y de mero
adorno-, digmoslo asi. Confiesa Dupuis en la pri
mera , que la religion universal y el cristianismo,
como rama suya , ha sido el culto del Ser invisibte,
que comprende en s todas las cosas, principio de.
la vida inteligencia de todos los seres. Y la
verdad , que ninguno de los mrtires de nuestra
Religion en los primeros siglos se habra negado
suscribir esta profesion de f acerca de la Di
vinidad ; profesion que aunque incompleta , no
puede decirse que es errnea. Ni tampoco los mr
tires de la Prsia en tiempo de Sapor y de los
demas monarcas adoradores del Sol , se hubieran
(i)

Tomo 3? p. i53-

( i6o )^
negado confesar que el Seor ha colocado el
trono de su gloria visible y de su energa sobre la
tierra en el Sol, imagen de su hermosura y de su
poder, su produccion primera- principal entre
las celestes , al que est confiado el cuidado de
hacer la felicidad del hombre : esto es, que con su
luz y calor contribuye mas que ningun otro agen
te material, al bien-estar, la vida, la salud y
al alimento del hombre, y que l es el que repara
en el hemisferio boreal todos los aos por la Pri
mavera y Verano los males que resultan de su
ausencia en el Invierno y Otoo , cuando est ha
ciendo en el austral los mismos beneficios que en
el nuestro hizo en aquellas dos primeras estacio
nes : vertiendo sobre la materia terrestre el calor
y la luz, y con esto la fecundidad que de s no
tiene, y que -solo recibe de l.
Nada de esto escandaliza ningun cristiano
que ha leido el elogio del Sol , que hace el Ecle
sistico en el captulo cuarenta y tres, donde lo
llama la obra de Dios por escelencia, digno de
toda admiracion , y espejo imagen la mas her
niosa de la Omnipotencia de su Criador ; y lo
que tambien se dice de l en el Slmo diez y ocho,
donde se le llama al Sol rey del cielo, colocado
por Dios entre los astros que le sirven de cortejo
y brillante acompaamiento , como al esposo los
mancebos que le asistan en los dias de sus des
posorios. Sol posuit tabernaculum in ipsis : que es
lo que dice el testo hebreo (i), aunque en la Vul(i)

Vase al Mathei sobre este lugar.

1 *\5
gata se lee : m Sole posw't tabernaciilum suurm
que es como lo ley Dupuis , y de donde copi la
espresion, "que el Ser invisible ha colocado el tro
no de su gloria visible en el Sol." Pero nosotros
no adoramos , ni es razon adorar el trono ; rendi
mos solamente nuestros cultos sedenti super thronum et Agno. Al que est sentado en el trono y
al Cordero (i).

Del mtodo que debe seguirse para iwrES~


TGAR EL PRIMER ORIGEN DE LA RELIGION,
DE LOS CULTOS.
lia investigacion del origen de los cultos , es
muy semejante la que han hecho varios filso
fos , para descubrir el origen del lenguage de los
sonidos articulados. Asi ste como la Religion se
han hallado donde quiera que se han encontrado
hombres , aunque con mas menos imperfeccion,
segun el grado de su civilizacion. Pues para ave
riguar con certeza si el lenguage de las sonidos
articulados, ha podido ser obra de los hombres,
seria oportuno reunir en una isla desierta un n>
(i) Apoca!, cap. 5? v. rj.
Tomo JL

sr

hubieran odo hablar, y dejndolos solos, visitar


los pasados muchos aos para ver si habian de
satado sus lenguas, inventado y promincado pa
labras con que manifestarse recprocamente sus
ideas y sus sentimientos. Es indudable que aun
cuando esto fuera posible, es decir, que aun cuan
do esta sociedad de hombres mudos fuesen capaces
de inventar un lenguage, tardaran aun despues
de invent ado muchos siglos en inventar un culto
una Religion. Pero supuesto que este es un medi
moralmente imposible de practicar, para el descu
brimiento del origen que buscamos , habremos de
apelar otros que esten nuestros alcances.
La Religion asi como el lenguage , ha sido
invencion de los hombres , estos han recibido
del Autor de la naturaleza los primeros y mas
precisos elementos asi de aquella como de este.
En el primer caso, la marcha natural y constante
del espritu humano, es proceder de lo fcil lo
dificil, de lo sencillo lo compuesto, de lo sensi
ble lo insensible, de los particulares al univer
sal, de lo concreto lo abstracto. Mas cuando su
ponemos al gnero humano instruido por una
axitoridad superior , asi como esta no "le ha sido
necesario guardar ese orden para adquirir las ideas
que comunica los hombres , tampoco es preciso
'que lo haya observado al comunicrselas.
Y estos dos captulos se reducen todas las
opiniones que puede haber acerca del origen de
los cultos ; porque unos juzgaron que esta institu
cion era obra de los hombres invencion de ellos;

pero los tilas la atribuyen al mismo XtOr de la


naturaleza, que desde el principio ense al hom
bre las principales relaciones que lo unan l,
Jas obligaciones que le imponan aquellas relacio
nes , y el modo con que queria que las desempe
nase. Convendr examinar primero aquella opi
nion y analizarla, para conocer su valor, y des-,
pues pasaremos la segunda.
Sabidos son los versos de Petronio:
Primus in orbe Deos fecit timor ,
Ardua ccelo fulmina cum caderent.
Pensamiento que desenvuelven asi algunos de
los incrdulos de nuestros dias : "Los hombres,
dicen , esparcidos sobre la haz de la tierra , no re
conocen otro movil mas imperioso para obrar que
la necesidad : esta ha sido el resorte que impelin
dolos al trabajo les ha hecho proporcionarse los
objetos que satisfacan sus deseos : esta los ha es
timulado para adquirir sus primeros conocimien
tos. Pasaron muchos tiempos antes de sentir el
hombre otras necesidades que las fsicas , y entre
tanto el gnero humano repartido en familias a
en tribus , no cuidaba sino de satisfacerlas ', bus
cando con su trabajo el alimento y la defensa de
la intemperie , de las estaciones y de sus enemi
gos asi .de los hombres como de las fieras. Muy
pronto debieron conocer, que si bien su trabajo
es proporcionaba .el sustento, penda el buen xi
to de sus afanes de algunas causas superiores
sus fuerzas y alcanzes , que veces conspiraban,

1 64 5
con su industria para hacerles mas fcil y segura
la adquisicion de los objetos que buscaban ; mas
otras veces contrariaban sus conatos, arruinaban
sus empresas, destruan sus planes y aun amena
zaban su existencia. Las tormentas, el trueno
horrsono y los' rayos, los terremotos, los uracaes, 1.a sequedad, toda intemperie y malignidad
de la atmsfera, las enfermedades que de aqu
procedan, y otros mil males irresistibles las lle
naran de pavor y de miedo , y los reduciran al
abatimiento y desesperacion ; cuando por el con
trario, la blanda lluvia y los vientos puros y apa
cibles, y la bella Primavera, hacan reverdecer las
ridas campias y madurar los frutos de la tierra.
Pero ellos no hicieron aho en estos fenmenos fa
vorables, ni los creyeron ser beneficios de causa
superior mientras contaron con ellos como segu
ros. Cuando por algun adverso accidente llegaron
faltarles , entonces fue el temor el primer m
vil de su abatido corazon, y no encontrando en s
facultades para vencer aquella adversidad, la su
pusieron dirigida por alguna mano oculta , empe
ada en su dao, y quisieron aplacar su enojo
con ruegos, con splicas, con ofrendas. Ah se ve
todava el dios trueno y el terremoto entre algu
nos salvages. De aqui quedaba poco que discurrir
para sospechar , que como habia seres ocultos
conjurados contra ellos , de quienes provenan;
sus desgracias y males temporales , los habia
tambien benficos, que les dispensaban buena sa
zon en las estaciones, salubridad en la atmsfera,
de que les proveniun colmadas cosechas y ro~

( '65 J
fausta salud. Entonces se dieron a* invocar estos
seres benficos, como lo habian hecho aquellos,
movidos ahora de la esperanza de obtener de ellos'
auxilio y proteccion en sus empresas. A medida
que estas tribus se iban civilizando y ponindose
en ellas una forma de gobierno algo estable , fue
ron tomando cierto aire de regulardad aque
llos primeros embriones de culto. Y acaso en esta
poca en que empezaron advertir el influjo del
rielo y de los astros sobre las cosas sublunares,
fue cuando principiaron tributar homenages de
culto al cielo, al Sol y a los astros. Corrieron
empero muchas generaciones sin adelantar sus
ideas religiosas, hasta que se llegaron estable
cer imperios dilatados y vastas monarquas , y
bien consolidada la autoridad de aquellos gefes;
empezaron observar estos Jas ventajas que po
dran resultarles para la estabilidad de sus tronos
de la aplicacion de la Religion k poltica. En
tonces entraron los legisladores combinar estos
dos resortes, aprovechndose de las ideas religio
sas para dar una sancion mas respetable sus
cdigos , y garantizando la estabilidad de los cul
tos con todos lbs auxilios que poda prestarles lafuerza pblica y el poder Soberano; Y aun algu
nos quieren que estos hayan sido los inventores
de las primeras religiones ideadas con el fin in
dicado : lo menos es muy probable que en es
ta poca empezaron fraguarse las mitologas y
demas fbulas religiosas; y asi cada nacion, cada
legislador tuvo sus dioses y su diverso culto , el1
cual aunque tomado quiz en su origen, de otros:

pueblos, se nacionalizaba, digmoslo as, para que


haciendo un cuerpo de doctrina con la constitu
cion poltica de cada estado, influyese mas eficaz
mente en el fomento de las virtudes civiles, y es
pecialmente en el amor a la patria. Si por casua
lidad en algun pais se dieron cultivar, ademas
de- las artes y ciencias tiles,- las de. mero lujo y
curiosidad , como lo es la filosofa especulativa,
tomaron sus- filsofos la Religion por materia,
de sus investigaciones, la examinaron, la anali
zaron , descubrieron sus absurdos , los aumen
taron como otros quieren, y procuraron formar
de la Religion un sistema regular, Yerosim.il y
mas prximo la verdad."
Tai es la marcha que sigui el espritu hu
mano en el asunto de la Religion, segun estos
seores. Los que son de opinion contraria con
vienen con ellos en los principios ; pero discurren
de distinta manera y sacan de sus discursos .con
secuencias contrarias. Convienen en que el hom
bre en todos aquellos conocimientos , que son pu
ramente invenciones suyas, procede siempre de
lo fcil lo dificil , de lo sencillo lo compues
to, de lo sensible , lo insensible, de los particu-*
lares al universal, de lo concreto lo abstracto.
En esto convienen unos y otros. En el negocio de
la Religion ha seguido el hombre esta marcha;
luego la Religion es invencion humana. Esto di
ce Dupuis: los otros por el contrario. En el ne
gocio de la Religion ha seguido el hombre una
marcha opuesta ; luego la Religion no es inven
cion humana. Apela Dupuis los hechos que le

( *? )
ofrece la historia para probar que el hombre en
el negocio de la Religion ha caminado de lo sen-"
sible lo insensible, de lo concreto lo abstrae-to. Apelan los otros igualmente la historia pa
ra demostrar lo contrario con hechos. El juez im
parcial debe cotejar unos hechos con otros y dar
mas fe los que lo merezcan , y colegir de aqui
cual de las dos opiniones es verdadera.
Siguiendo este mtodo llegan los. defensores
del origen divino de la Religion tocar el prin
cipio del genero humano, y dicen que el Cria-*
dor ense al hombre los primeros elementos de
Religion, sus principales dogmas y lo esencial
del culto:, sencillo todo, pero sublime y superior
todo cuanto ha podido la razon del hombre
descubrir acerca de aquellos objetos no solo en
aquella poca , sino aun en la de su mayor ilusv
tracion. Que el hombre conserv esta doctrina pu
ra y sin mezcla de errores por espacio de mu
chos siglos; pero ai cabo corrompidas hasta el esp
trento las costumbres del gnero humano , viciardo hasta lo sumo el corazon' del hombre, lleg
perder de vista aquellas verdades : alterados aque
llos dogmas y mezclados con varios errores, y
desfigurada la magestad del culto, fue poco poco
substituyndose la obra de los hombres la obra
de Dios : fue descendiendo el hombre por grado*
de lo espiritual lo corpreo, de lo invisible
lo visible, de la doctrina sublime que le haba en
senado su Criador las impresiones que reeibia
de los objetos materiales por sus sentidos. Y si
bien pudieron conservarse salvas del naufragio

I r68 )
general algunas reliquias de la tradicion primi
tiva en aquellas naciones que se constituyeron pri
mero en estados monarquas; porque all la
poltica contribuy sostener la uniformidad del
culto pblico que era el smbolo de la creencia
del pueblo, y estaba ntimamente enlazado con
ella ; mas en aquellas colonias que por una dila
tada emigracion, por la escasez de subsistencias,
por falta de gobierno vivieron errantes por mu
chos siglos, sin domicilio fijo, ni centro poltico
de autoridad y union, se llegaron oscurecer
todas aquellas verdades que formaban el sistema
religioso comunicado por Dios al hombre , y si
qued algun rastro del primitivo es tan desfigu
rado que apenas puede venirse en conocimiento
de lo que fue en su origen. A este punto han lle
gado las hordas de salvages, de que nos hablan
los historiadores antiguos y viageros modernos,
en quienes solo el terror es capaz de despertar las
ideas religiosas de causas superiores y de culto.
Por manera, que lo que aquellos seores llaman
origen de la Religion, nosotros lo miramos como
el ltimo grado de corrupcion que pudo llegar
la Religion primitiva.
Para demostrar que es divino el origen de
la Religion, no es mi nimo apelar la autora
dad de Dios , aunque ella sola es suficiente para
desvanecer nuestras dudas acerca de este punto,
sealndonos como nos seala con certeza infa
lible el verdadero origen de nuestro culto, por
que la recusaran los incrdulos con quienes ha
blo, alegando que traa para prueba de los aser

( 69")
tos una autoridad que deriva de ellos toda su
fuerza , y que venia ser un crculo vicioso todo
mi discurso. Presentar testimonios irrecusables
para todo hombre imparcial y sensato , tan acree
dores que se les preste una f humana, como los
que demuestran cualquiera otra verdad histrica,
cualquier otro hecho que creemos como moralmente cierto. Estos testimonios deben buscarse en
las naciones mas antiguas del globo, y en los tiem
pos mas remotos que podamos subir, guiados
por las tradiciones religiosas , por los libros simbo
licos de aquellas naciones y por los monumentos
pblicos de sus cultos. Si entre ellas hallamos cier
ta conformidad en los dogmas fundamentales de
sus religiones; si vemos que sus tradiciones acer
ca de estos dogmas se van asemejando mas unas
otras, medida que nos vamos acercando mas
su origen hasta confundirse todas en una tra
dicion comun ; si observamos en sus cultos y en
. todo el esterior de sus religiones la misma seme
janza , y que proporcion que se van descu
briendo mas sencillos estos cultos mientras son
mas antiguos, se van asemejando mas los unos
los otros hasta parecer uno solo , si estos dogmas
y cultos son de aquellos que no puede alcanzar
la razon humana en su infancia, ni aun en su
edad viril j habremos de confesar que son doctri
nas, y que es la Religion que recibi en su ori
gen el hombre de un maestro superior l ,
del mismo Dios. Que si ademas encontramos en
tre aquellas naciones antiguas una en cu^os li
bros simblicos adornados de todos los caracteres
Tomo I.
22

I 170 5
que puede exigir el mas severo crtico para te*
nerlos por autnticos y verdicos, hallamos refe
rido el origen de esta Religion primitiva de la
que se derivan todas las otras en sus dogmas y '
cultos, qu hombre de buen sentido podr con
razon negarse prestar el asenso que exige de
justicia un cmulo semejante de testimonios, que
medida que van aproximndose mas su ori
gen, van adquiriendo mayor probabilidad, y con
la narracion indicada llegan producir una mo
ral certeza ? Pues tal es el mtodo que me pro-:
.pongo seguir en esta indagacion.

< *7 5

Dogmas primitivos del gnero .huma m<

S la Religion fuese invencion de los hombres


es menester convenir con Dupuis, segun ya he
confesado, en que estos habrian dirigido prime
ro sus cultos objetos sensibles , especialmente al
Sol y los astros considerndolos como principa
les agentes de los grandes fenmenos que obser
vaban en el universo; y solo despues de muchas
reflexiones y fuerza de discurso se habrian estraviado, como l dice, para buscar' y suponer
causas espirituales invisibles , distintas de estas
visibles y materiales que tocamos con los senti
dos. Pero la historia del gnero humano nos ha
ce ver todo lo contrario. En ella vemos que las
religiones y cultos mas antiguos de que se tiene
noticia, se dirigieron primeramente al Ser invisi
ble que reconocan como autor del universo, y
despues otras inteligencias subalternas , encar
gadas por aquel del gobierno de la naturaleza.
En ella vernos que en otra poca aun posterior,
propensos los hombres como lo somos sensibi

( 72 )
iizar nuestro culto, y por consiguiente los objetos
que se dirige, empezaron tributarlos obje
tos materiales , primero los astros y despues
los. gerogicos y estatuas que los representaban,
y finalmente los hombres que se habian distin
guido por sus conocimientos, por sus hazaas y
por sus beneficios (i).
Tres son las religiones mas antiguas que has
ta ahora se han descubierto en el mundo : la de
la India, la -de los persas y la judica. Pues aqtellas tres religiones tuvieron en su origen unos
mismos dogmas fundamentales. Asi llamo al dog
ma de la unidad y espiritualidad de Dios, la
existencia de los ngeles t su distincion de bue
nos y malos , la espiritualidad inmortalidad
del alma, la corrupcion de nuestra naturaleza,
la necesidad de superiores auxilios para obrar
el bien, y de la oracion para conseguirlos, los
premios y penas destinados los buenos y malos
despues de esta vida. Asi lo testifican los libros
simblicos de todas tres religiones. Estos son los
Yedes, Beid Vedam de los indios, el Zendavesta de Zbroastro, y el Pentateuco de Moises. En
estas tres fuentes vamos buscar los testos que
comprueban lo dichoEn los Beids , que bajo el ttulo de teologa y
filosofa ndica de Oupnek-hat public medio
traducir el anciano Indicopleusta Anquetil Duperron, se establece la unidad de Dios en varios lu
gares r he aqui en qu trminos : "Primeramente
(i)

Vase el Condillac. Cours dr Eludes, T? 4? p. 38.

( 73 )
nada existia. E* '-ta solo el Ente existente. Quiso
este que se manifestase el mundo (aschkara) y se
present se hizo un huevo visible (i)." Y en
otro lugar: "Lo que es aquel Ente (hasti) lo esplican los Doctos diciendo, que ni es grande, ni
chico, ni largo, ni ancho, ni tiene color, ni tama
o , ni sombra , ni oscuridad , ni es viento, ni es
t unido otro, ni nada l : no es olor, no gus
to ; ni tiene ojos , ni oidos , ni lengua , ni cora
zon, hi luz, que sea semejante luz del Sol, ni
la de la Luna'; no aspira ni respira, no tiene
boca , ni nombre , ni hijos , ni hay en l senec
tud;, ni muere, ni teme, ni acaba r ni engendra,
ni tiene voz ; no se contrae ni se dilata , no se
esconde ; no tiene principio ni fin ; en l no hay
dentro ni fuera , esto es , esterior ni interior;
ni come, ni es comida. Por el mandato de este
Ente el cielo y la tierra estan cada uno en su
lugar , y por su mandato el Sol y la Luna cor
ren por sus rbitas los dias y las noches , y por
su orden marcan esos astros y los demas los
tiempos: el dia y la noche, las crecientes y men
guantes de la Luna : los meses y estaciones del
ao con sus giros y vueltas: su vo& se preci
pitan las aguas en gruesos torrentes desde la cum
bre de las montaas cubiertas de nieve, de la que
6e forman r medida que se va derritiendo , los
rios y se encaminan los unos al Oriente , otros
al Occidente y hcia todas las plagas de la. tierra.
El inspira incita al hombre la prctica de la
(i)

Oupnek hat. T. i? pg. 27.

( 74 )
tirtud y de las obras de misericordia. El manda
los ngeles (Malaek) y estos cantan sus alaban
zas. Por celebran las almas de los padres
los que se ejercitan en socorrer y hacer bien
sus semejantes (i)."
Aqui vemos que habla ya de los ngeles, y
en otras partes los llama Tereschtehha , y distin
gue los espritus buenos de los malos: estos lla
ma Schiatin y Asar (2). De aquellos dice : que
conociendo al Ser supremo se ocupan en cantar
incensantemente sus loores y su gloria (3). De es
tos afirma que hacen mal los hombres y se
oponen todo lo bueno (4). De los buenos afir
ma que no conocen vejez y que son inmortales
y grandes (5).
En cuanto la espiritualidad inmortalidad
del alma, que alli se llama Atma, dice: "El que
eree que puede ser acabado destruido del todo
por un agente esterno, que de suyo es corrupti
ble y mortal su alma , estos que as piensan inad
vertidamente se engaan. Nadie puede matar al
alma , ni el alma puede morir. Morir y corrom
perse es propio del cuerpo; pero no del alma
que es Atma (6)."
Este espritu, esta alma que preside en el
hombre sus acciones, reconoce el autor de es
tos libros que ha sufrido mengua , y que ha de
cado de su pureza primitiva , lo cual atribuye,
(i) Tomo. i? p. 203.
(a) Ibid.p. i6.
(3) Ibid. s? p. 9.

(4) Ibid. i9 p. i7.


(5) Ibid. 2 pg. 306,
(6) Ibid. p. 3i1.

( i7M
Unas veces la Soberbia con que luego desd e!
principio se persuadi que ella por s mism
era autora de sus buenas obras sin dependencia del
Ser supremo, y que por consiguiente era acree
dora un premio de justicia , y otras la impa
ciencia en que cae al salir del tero materno afli
gida y fatigada por el dolor vivsimo que* padece
en aquella ocasion. En cuanto lo primero, su
pone el autor , que estando los ngeles para dar
la batalla los demonios; aquellos se encomen
daron los hombres para que les ayudasen con
sus oraciones ; mas estos tuvieron la avilantez de
creer que si los ngeles salan victoriosos por sus
splicas de ellos , para s seria todo el mrito del
triunfo ; y por el mero hecho de habrselo con
sentido asi los espritus malignos (Asarha) , ad
quirieron tal influjo sobre los hombres que vi
cindoles sus sentidos y corrompindoles el cora
zon, los dejaron espuestos obrar el mal (i)." En
otro lugar dice: "que al salir el hombre por la
puerta det vientre de su madre por la estrechez
del conducto es muy molestado y padece tal do*lor que le hace llorar, y olvida todo cuanto sa
bia , y nace ignorante y dispuesto lo malo (2)."'
De esta corrupcion original resulta principal
mente la necesidad de los auxilios sobrenatura
les y la obligacion de pedirlos en la oracion al
Ser supremo. Los Bcids contienen varias frmulas
y preces que puede ver aHi el curioso. All se con
fiesa que el Ente supremo da la gracia para hacer
(i)

Tomo i. p. i7.

(2)

Ibid. s. p. 236,

obfas meritorias , sin violentar la voluntad ( i}.


Vengamos ya ver que se nos dice acerca del
dogma de los premios y penas de la vida futura
en aquellos libros. Dos cosas , ensean , que hay
en el mundo : una los bienes de este mundo ma
terial, y otra los bienes del otro mundo invisible.
Uno y* otro atraen la voluntad del hombre. El
que se decide por los bienes invisibles del mundo
venidero, ese ama la virtud y la sigue. El que
ama los bienes visibles de la tierra , se priva para
siempre de los primeros (2). Hablase alli del es
tado futuro de las almas que mueren con defec
tos leves , como si dijramos pecados veniales , las
cuales pasan al mundo de la Luna, donde estn
cierto tiempo: despues vuelven al mundo, y pa
san por los cuerpos y formas de gusano, mari
posa de otros animales, como de leon, de pez
y de perro, sujetndose sus propiedades in
clinaciones hasta satisfacer aquellos defectos. Hblase del estado futuro de las -almas puras del to
do, las cuales, despues de haber pasado por el
fuego , el aire , por el agua y por otras regiones,
entran finalmente en el paraiso que llaman Behescht, del que hacen una pintura magnfica (3).
Hblase por ltimo del hipcrita Saniasi anaco
reta que vestido de tal va tunando mendigo para
llenar el vientre con las limosnas que recoge, y
de este se dice que bajar al infierno, y al infier' no de los infiernos , el peor y mas oscuro lu(i)
(2)

Tomo 2? p. i23.
Ibid. p. 307.

(3)

Ihid. p. 69.

( 77 )
gar y habitacion de los demonios (i). En la muer
te del padre se encarga al primognito , entre otras
cosas, que poniendo sobre l sus manos, in
clinando la cabeza, diga : tu suerte sea en el mun
do grande en Behesclit en el paraso (2).
Estos mismos dogmas fundamentales que he
mos hallado en los libros simblicos de la India,
se encuentran en el Zend-avesta de los persas,
publicado tambien por Anquetil. De esta obra estractar los testimonios mas decisivos para de
mostrarlo.
Comunmente se cree que la religion de los
persas reconoca dos principios, Ormusd princi
pio bueno y Ahriman principio malo, y que es
tos eran ambos independientes y primeros cada
uno en su lnea, lo cual, si fuese cierto, proba
ria que no conocieron la unidad de Dios. Pero
esto no es asi. Los persas anteriores a Zoroastro y
este mismo legislador convienen en que aquellos
dos principios son criaturas y producciones del
tiempo sin lmites , y por este no entienden la eter
nidad en abstracto, sino un Ser eterno primer prin
cipio de todo lo criado, y aun de Ormusd y de
Ahriman. "E1 Zend nos ensea, asi comienza el
Boun-dehesk, que se di el ser primeramente a
Ormusd y Peetiar Ahriman:::: uno y otro en
el curso de su existencia son un pueblo solo del
tiempo sin lmites (3)." Y el mismo Zoroastro
(i) Tomo 2? p. 282. . ' :
(2) Jbid. p. 83.
(3) Zend-avesta, T. ?, p. 343. .
Tomo I.
23

(i78)
el autor del Vendidad-sad confiesa , hablando
con Ahriman, y le dice: "El Ser absorto en la
escelencia de su naturaleza , te nos ha dado : el
eterno, el tiempo sin lmites, te nos ha dado: l
nos ha dado con grandeza los Amschaspands,
que son producciones puras y reyes santos." Y
es de advertir que los persas creen que Ormusd
es el primero de aquellos Amschaspands: por
consiguiente aqu confiesa el autor de este libro,
que el Eterno produjo Ormusd y Ahriman ( i ).
Estos lugares del Zend-avesta se ilustran con la
doctrina de otra obra persa titulada Eulma-Eslam
que es tan antigua segun Anquetil (2), como el
Boun-dehesck. En ella leemos, que es cosa abier
tamente declarada en la ley de Zoroastro, que
Ormusd fue criado por el tiempo con todos los
demas seres : que el verdadero criador es el tiem
po : el tiempo que no tiene lmites, sobre el que
nada hay que le sea superior , que no tiene prin
cipio, que ni empez ni acabar jams. Y en otro
lugar dice, que cuanto ha hecho Ormusd, lo ha
hecho con el auxilio del tiempo : que cuanto Or
musd tiene de puro le ha sido dado, y que el tiem
po estableci Ormusd en el trono de su impe
rio por el tiempo limitado de doce mil aos (3).
A estos testimonios aadir solamente , entre otros
muchos que podra citar, el de Eusebio, que en
el libro i . , captulo i0, de la Preparacion Evan(i)
(2)
(3)

Ibid. T. i? p. 2?, p. 4i4.


Ibid. T. 2 p. 339.
Zend-avesta, T. 2, p. 344 y 345.

( T79 )
glica copia, como l dice, palabra por palabra
las de Zoroastro, tomadas de la coleccion sagra
da de los usos religiosos de los persas. "Dios es
el primero de todos los seres, incorruptible, eter
no , sin principio, indivisible, sin modelo sin
ejemplar. Soberano moderador de todo orden y
de toda hermosura: no puede corromprsele con
presentes dones : es mejor que todos los bue
nos: mas prudente que todos los prudentes: pa
dre de la justicia y de la equidad: todo lo sabe
en s mismo: sabio, perfecto autor de la natura
leza , inventor nico de la fsica sagrada." No
me detendr ahora en probar la autenticidad de
la cita de Eusebio, contentndome con remitir
al curioso las memorias del Foucher sobre la
religion de los persas, en las que puede verse
aclarado este punto; puesto que lo que llevo di
cho basta para indicar las claras qu idea te
nan de la Divinidad las antiguos prsas.
Ni tiene razon el citado Foucher para afir
mar, que Zoroastro fue el primero que inspir
sus paisanos esta idea sublime de Dios. Ciro ju
raba por el dios patrio y por el Sol : Ztv T*rpZt k<u
H"m (i). A este dios se apellidaba el dios grande
por escelencia : /xyumx 6tf (2) en la Prsia, y esto
en tiempo en que este dogma, si hubiese sido in
vencion de ZoroastrO, no podia haberse adquiri
do semejante grado de celebridad y firmeza que
la diese al juramento de los monarcas. Ademas
(r)
(i)

Xenph. De instit. Ciri-, lib. 8? it acn. p.


It. De expedit. Ciri, tib. 1? .

( i8o )
que Theodoro Mopsueteno , mas bien impuesto
que el Foucher en el sistema inventado esplicado por Zoroastro, dice que este haca nacer de
Zarovam Ffazarovam (que los autores orienta
les dicen haber sido la antigua divinidad de los
persas, y que en el sentir del mismo Foucher
equivale al Eterno) Dormidas y Satans ; esto
es, Ormusd y Ahriman : en donde se echa
de ver que el error nuevo de Zoroastro, consis
ta en la generacion de aquellos dos principios,
que hacan nacer del Eterno de Zarovam ado
rado antes de l en la Persia ( i ). Y si no se hace
mas frecuentemente mencion de esta divinidad
suprema en los libros Zends, es por las razones
que apunta Anquetil (2), y por otras que vere
mos en adelante. Pasemos ya hablar de los demas dogmas de la religion de los antiguos persas.
Es casi continua la mencion que se hace, en
los Zinds de los ngeles, asi de los buenos, co
mo de los malos. Parece que se contemplan aque
llos divididos en . tres gerarquas. La primera se
compone de siete espritus, los mas sublimes,
de los cuales es Ormusd el primero, y estos
llaman Amscha.spands : la segunda es de Izedes,
espritus subordinados los primeros : entre estos
es Mt'trha el principal; y la tercera es de Terovers, espritus femeninos, y el nmero de los que
componen estas dos ltimas gerarquas no se se
ala , aunque se da entender que son muy nu(i)
(2)

Phot. Myriobibton, c. 8i.


Zends, tom. 1? p. 2? p. 4i4.

( 8, )
merosas. LTaman tambien Dews los espritus
malignos, cuyo supremo gefe es Ahriman y su
nmero es grandsimo, y su ocupacion y destino
hacer todo el mal que pueden en el mundo.
Llmase pura inmortal el alma del hom
bre ( i ). "Luego que el cuerpo est formado en el
vientre de la madre, el alma (que viene del cie
lo) se establece en l. Mientras que vive el cuer
po lo guia y conduce. Cuando muere el hombre,
el cuerpo se mezcla con la tierra y el alma vuel
ve al cielo (2)." Asi se esplica el Boun-dehesk.
En cuanto la corrupcion de la naturaleza
humana, he aqui su doctrina : "Ormusd habla de
Meschia y de Meschian. El hombre existi. El
padre del mundo existi. Estbale destinado el
cielo con la condicion de que fuese humilde de
corazon; que practicase con humildad las obras
de la ley : que fuese puro en sus pensamientos,
puro en sus palabras, puro en sus obras, y que
no invocase los Dews. Perseverando en estas
disposiciones el hombre y la muger, debian ha
cer recprocamente la felicidad uno de otro. Y en
efecto asi pensaron al principio , tales fueron al
principio sus acciones. Acercronse el uno al otro
y tuvieron comercio entre s. Dijeron y confesaron
primero, que Ormusd era el autor del agua, de la
tierra, de los rboles, de los animales, de losas*
tros, de la Luna y del Sol, y de todos los bienes
que tienen un origen puro, y puro fruto. Despues
_ (i)
(9)

Zend-avesta. Tom. 2? p. i89.


JBuun-dehesk en el mismo tomo, p. 384.

( t*a )
Peetiar se introdujo en sus pensamientos, tras
torn sus disposiciones y les dijo: Ahriman es el
que os ha dado el agua, la tierna, los rboles, los
animales y cuanto antes queda dicho. Asi fue co
mo al principio los enga Ahriman, por lo que
hace los Dews, y jamas se cansa de engaarlos,
ni trabaja en otra cosa. Asintiendo ellos esta
mentira , ambos quedaron viciados y sus almas
condenadas al infierno hasta la renovacion de los
cuerpos. Comieron treinta dias y se cubrieron de
hbitos negros. Pasado este tiempo salieron ca
zar : presntaseles una cabra blanca, dironse
mamarle las ubres, y la leche les agrad sobre
manera. "Nada, he comido tan gustoso como esta
leche, dijo Meschia; y Meschian dijo : la leche que
acabamos de beber nas ha producido el mayor
placer. t Pero hzole dao sus cuerpos. El Dews
que no dice verdad, animado con este triunfo se
les -present segunda vez, y les llev unas frutas
para que las comiesen, las comieron, y de resul
tas, de cien ventajas que disfrutaban solo les que
d una (i)."
Es bien clara la semejanza de esta relacion
con la del Gnesis, y que en ella se' trata de la
corrupcion moral de nuestros primeros padres por
su primer pecado. Pasemos, pues, hablar de los
demas dogmas.
Es evidente que nadie pide sino lo que no tie
ne , ni lo pide sino quien sabe que se lo puede
dar. Por tanto orando los persas Ormusd y pi(i)

Boun-dehesk, p. 277 yi79'ix'

'

' 'J

( ,83 )
dindole toda clase de bienes , y que los preserve
de los males de que se ven amenazados por la
envidia y las malas artes de Ahriman, como se
echa de ver en todos sus formularios para orar ,
en su liturgia, que tradujo Anquetil, se infiere
que confiesan la necesidad de los auxilios de Ormusd , y la obligacion de pedrselos para conse
guirlos. Esto es tan claro, que no merece nos de
tengamos en discursos ni citas.
No lo es menos , que reconocen el dogma de
los premios y penas destinados despues de esta
vida, asi para los buenos como para los malos.
He aqui como el mismo Ormusd lo esplica Zoroastro. "Kaiomorts resucitar el primero, despues
Meschia y Meschian y en seguida los demas hom
bres. En cincuenta y siete aos resucitarn todos
los muertos. Volver aparecer el hombre sobre
la tierra. Puros impuros todos resucitarn de
este modo. Primero se presentarn sus almas : des
pues sus cuerpos esparcidos por el mundo entero
que existe , volvern ser lo mismo que fueron,
cuando se formaron en su principio. Una parte
de la luz que est con el Sol iluminar Kaiomorts , y la otra iluminar al resto de los hom
bres. Cada alma reconocer los cuerpos y dir;
aquel es mi padre, aquella es mi madre, aquel
mi hermano, aquella mi muger, en fin aquellos
son mis parientes. Despues aparecer sobre la tier
ra la reunion de todos los seres del mundo con el
hombre. En esta asamblea cada uno ver el bien
y el mal que haya hecho. En esta asamblea apa
recer el Darvand ( el impuro) como un animal

I i84 )
blanco en un rebao negro. En esta asamblea el
justo que en su vida fue amigo del Darvand ,
este lo tomar el Darvand aparte, y le dir: Por
qu cuando vivamos en el mundo no me ense
aste obrar con pureza? Porque t, puro, no
me instruiste , me veo escluido de esta asamblea
de bienaventurados.
En seguida los justos sern separados de los
Darvandes. Los justos iran al Gorotman (al cielo),
y los Darvandes sern de nuevo precipitados en
el Douzakk (en el infierno). Por tres dias y tres
noches sern castigados en cuerpo y en alma, y
en estos mismos tres dias los justos en el Gorot
man gustarn en cuerpo y en alma de los place
res de los bienaventurados, como est dicho, que
el dia en que los puros sean separados de los
Darvandes, todo el que se encuentre manchado
ir abajo.
Luego el padre ser separado de su mitad
( de su esposa) , la hermana del hermano , el
amigo del amigo , pasando cada uno donde por
sus obras ha merecido. Los puros llorarn por la
suerte de los Darvandes, y estos llorarn por s
mismos. Porque padre habr que tenga un hijo
Darvand. De dos hermanas una ser pura y otra
Darvanda : cada uno recibir segun sus obras.
Cuando Gourzscher (cometa) desde el cielo,
que est bajo la Luna , caiga sobre la tierra , se
pondr la tierra como enferma , semejante la
oveja que cae asombrada vista del lobo. Enton
ces el calor del fuego har correr derretidas las
montaas grandes y pequeas , en las que estan

(i85)
encerrados los metales. Estos corrern por la tierracomo un rio. Entonces todos los hombres pasarn
por estos metales derretidos y sern purificados.
Los puros se acercarn este ro , y lo pasarn
como si fuese de leche tibia. Los Darvandes se ve
rn tambien obligados pasarlo : de esta suerte
en el mundo todo pasar por los metales derreti
dos, y por este medio torio hombre llegar ser
puro, escelente y feliz. El padre, el hijo, la her
mana, el amigo, todos unos con otros harn obras
meritorias.
Luego Sosiosch por orden del justo juez Or- <
musd , colocado sobre un lugar alto, dar todos
los hombres una recompensa proporcionada sus
acciones. Los puros se dice que irn al escelente
Gorotman. El mismo Ormusd elevar sus cuer
pos, y todos marcharn bajo su proteccion mien
tras existan los seres (i)."
Hemos visto espresos en los libros simblicos
de la India y de la Prsia , los dogmas de la uni
dad de Dios , de la existencia y distincion de los
ngeles en buenos y malos, de la espiritualidad
inmortalidad del alma , de la corrupcion de nues
tra naturaleza, de la necesidad de los auxilios di vinos y de la oracin para alcanzarlos, y final
mente de los premios y penas de la vida futura.
Veamos ahora estos mismos dogmas anunciados,
aunque de muy distinto modo, por el legislador
de los hebreos.
Propios y estraos, amigos y enemigos con() Boun-dehesk. p. 4i2 y siguientes.
atoo 1.
24

86 )
vienen en <pi los hebreos adoraban un solo
Dios, que crean espiritual , y que por tanto no se
lo representaban bajo ninguna forma corprea.
Cuan<lo el Seor habl Moises desde la Zarza, no
permiti se acercase ella , ni que levantase sus
ojos mirarle , y preguntndole el profeta al Se
or, cual era el nombre con que quera ser anun
ciado los hijos de Israel, le contest su Magestad : Yo soy el que soy. Asi dirs los hijos de
Israel. El que s, me envia vosotros (i). Pues
cuando el mismo Moises pedia al Seor que le
manifestase su gloria , Dios le respondi : "Yo te
manifestar todo bien, pero -por ahora no podrs
ver mi rostro, porque esto no es dado ninguno
que vive en esa carne mortal (2)." Consiguiente
esto Moises y los preceptos que el Seor le in
timaba, deca su pueblo : "Oye Israel : Dios nues
tro Seor es uno : amars tu Dios y Seor de
todo tu corazon, con toda tu alma y con todas tus
. . fuerzas (3)." Y en otro lugar les aada : "Estad
alerta sobre vosotros mismos. Nada visteis pareci
do cosa alguna de las que se ven con los ojos
del cuerpo, en el da que os habl el Seor en el
monte Horeb de enmedio del fuego : para que no
os alucinaseis , y alucinados formaseis en escultura
alguna imagen semejanza de hembra de varon,
de algun cuadrpedo, ave, reptil, pez;
no fuese que levantando al cielo vuestros ojos, y
contemplando ese Sol y esa Luna y los astros, en(i)
(2)

Exodo, c. 3? v. i4.
(3)
Ibid. c. 33. v. i8 et 20.

Deut. c. 6? v. 4 et 5.

0*7*
ganados Os dejaseis llevar del error grosero, y. ado
raseis esas mismas hechuras de la mano omnipo
tente de vuestro Seor Dios, que las hizo para mi
nisterio y servicio de todas las naciones que habi
tan debajo del cielo
Hcese mencion de los ngeles en varios higa-res del Pentateuco : del Cherubin colocado de cen
tinela en el Paraso (2). Del ngel que habl cofa.
Agar y la consol en el desierto (3). De los nge
les que se aparecieron AbrSham en figura de
gallardos jvenes y fueron hospedados por l (4).
De los que buscaron Lot y lo preservaron dl
incendio de la Pentpolis (5): y Abraham le dice
su mayordomo, al despacharlo para que le bus
que esposa su hijo Isaac : "el Seor enviar con
tigo su ngel (6)." Jacob vi en aquel sueo la
escala por la que subian y bajaban los ngeles (7).
Angeles de Dios le salieron al encuentro cuando
volva la tierra de Canaam y dijo : "estos reales,
reales son de Dios (8)." Estos eran ngeles buenos,
como lo era malo el que sedujo Eva bajo la
apariencia de serpiente, valindose de los rga
nos de aquel animal.
Al referir Moises la creacion del hombre dice,
que sopl el Criador sobre la cara de Adan , que
hnbia sido formado de barro tierra , soplo es
pritu de vida, y con l recibi el hombre primero
(i)
(2)
.(3)
(4/

(5)
(6)
(7)
(8)

Deut. c. 4? v. i5.
Gnesis c. 3? v. 24.
Ibid. c. ib. v. 7..
Ibid. e. i8. V. 1?

Ibid. e.
Ibid. c.
Ibid. c.
. Ibid. c.

*.

'

tg. v. if
24. v. 7?
28. v. is.
32.1. i? i

( iU j
alma, viviente (i). Habase propuesto el Seor ha
cerlo su imagen y semejanza ; y no hallndose
imagen ni semejanza de Dios en ninguna cosa ri
sible , consiste esta en lo que tiene el hombre de
invisible y espiritual , que es el alma , por la que
es semejante Dios.
Con mucha frecuencia se inculca en la ley de
Moises la necesidad de los sacrificios , con los que
habian de satisfacer Dios por sus culpas , y le
hahian de dar gracias por los beneficios que reci
ban de su mano, y l mismo Moises ora al Seor,
pidindole levante el azote de su justicia, y que
trate con misericordia su pueblo : en todo lo cual
se confiesa la dependencia en que se consideraban
vivir del Seor, la necesidad que tenian de sus
auxilios, y la obligacion de recurrir l por me
dio de la oracion para conseguirlos.
En cuanto al origen y causa de ta corrupcion de
nuestra naturaleza , sabemos como la refiere Moi
ses. Impone Dios nuestros primeros padres el
precepto de no comer de la fruta, de un rbol : el
ngel malo, el demonio, desesperado y envidioso
del hombre, proyecta persuadirlo que quebrai*te aquel precepto para que se haga reo, incurra
en las penas y en la miseria con que el Seor lo
habia amenazado si la comia r se transforma se
reviste de la figura de una serpiente, bien fuese
que se vali de una .serpiente verdadera para ha
blar con Eva, la habla, la adula, la incita, le
ofrece ventajas si prueba la fruta: Eva la escucha
(i)

Gnesis c. 2C} v. 7?

I 89 )
curiosa , Ta cree , aspira mayor grandeza que en
la que habia sido criada , y orgullosa come la fru
ta , y la hace comer su esposo , y ambos se ven
al momento infelices y desgraciados con toda su
descendencia. Porque la pena con que los habia
amenazado el Criador era tal, que incurriendo en
ella, todos sus descendientes participaban tambien
de su culpa , y siendo partcipes en la culpa , que
daban sugetos la misma pena.
M .- Algunos han querido decir que Moises nada
habl de la inmortalidad del alma , ni de premios
y penas de la vida futura. A la verdad lo que ve
mos inculcado con mas frecuencia y claridad en
el Pentateuco, son premios y penas temporales^
cosa muy conforme la sabidura de Dios, que
acomodndose la rusticidad y dureza de corazon,
del pueblo hebreo , lo apartaba de sus viciosas in
clinaciones y lo estimulaba la observancia de la
ley con castigos inmediatos y visibles, y con re
compensas materiales acomodadas sus presentesdeseos, segun que lo observan con San Agustn
otros Padres ; mas para los judos espirituales y
aun para el mismo pueblo rudo, hay en aquellas
. letras testimonios bien espresos de aquellos dog
mas. A Abrahan le promete el Seor que l mis
mo ser su premio y recompensa grande sobre
manera (i). Y cierto vemos que esto no tuvo cum
plimiento en esta vida mortal. De ella fue trasla
dado Henoc donde no sabemos; sin pasar por el
trnsito de a muerte (2). De los patriarcas y justos
.

*
(1) Gnesis- c. i5. v. i?
(2;) Ibid. c. 5? v. 24.

( i'9<> )
de acuellas edades se dice all , que despues de stt
muerte se reunieron sus padres y antepasados,
y esto no solo de los que fueron enterrados en
los sepulcros de sus ascendientes, sino de otros
cuyos cadveres no se unieron los de sus mayo
res : frase que da bien entender la existencia de
otra vida y de otra patria, en la que se reuniran
despues de salir de este mundo. Datan y Abiron
cayeron presencia de todo el pueblo vivos al in
fierno, cubiertos de humo, y desaparecieron de
entre la multitud (i). Pues cuando Moises inter
cedi con el Seor, para que no esterminase al
pueblo que habia adorado el becerro en las faldas
del Sina, "Ve, le dice Dios, y guia ese pueblo
donde te he indicado. Mi ngel te preceder. Pe
ro en el dia.de las venganzas, yo castigar este pe
cado de ellos." En lo cual alude otro castigo que
sufriran aquellos idlatras, distinto del terrible
que sufri entonces una gran parte de ellos (2).
Esta misma creencia era la de Job y la de
sus amigos, gente vecina los israelitas, cuya
historia forma parte de los libros simblicos ca
nnicos suyos; historia ocurrida muy probable
mente antes de Moises, y escrita por l mis
mo, por otro historiador y poeta de aquellos
tiempos. "Quisiera yo , dice Job, que mis pala
bras, estas que voy anunciaros, se gravasen con
duro y firme buril cincel de acero en planchas
de plomo, y se escribiesen en mrmoles eter
nos. S y estoy seguro de que mi Dios y mi Re(i)

Num. c. i6. v. 33.

(2)

Exodo c. 32. t>. 34.

( igO
dentor vive, y que en el ltimo da he de resu
citar, y cubierto otra vez de esta piel en este mis
mo cuerpo he de ver mi Dios: yo mismo he
de verlo, le mirarn mis ojos. Esta esperanza es
t depositada en mi seno (i)." Y la verdad que
toda la vida y sucesos de Job, y todas las plti
cas que all se refieren suyas , todo se dirige
comprobar con hechos y razones, que siendo el
justo aflijido, perseguido y oprimido en esta vi
da ; y pasndola por el contrario alegre, y colma
da de bienes y en grande auge y estimacion los
malos; este mismo trastorno demuestra la exis
tencia de una vida futura , en la que el malo re
cibir el castigo y el bueno la recompensa que
aqui en esta vida no recibieron.
Tal puede llamarse la profesion de fe de las
naciones mas antiguas en sus primeros tiempos.
Tales son los artculos de su creencia estendidos
desde el Mediterrneo hasta el Japon, y desde el
estrecho de Malaca hasta la Tartaria setentronal,
en tres mil leguas de Occidente Oriente, y mil
cuatrocientas de Medioda Norte (2): artculos
consignados la posteridad en sus libros simb
licos, como he demostrado. Y aunque es cierto
que en las naciones, que habitaban toda aquella
vastsima estension de terreno , y que pueden con
siderarse y fueron en efecto como la matriz de
las demas naciones que pueblan ahora el resto
del globo, se encuentran variedades en sus mi(i) Job. c. i9. v. 23. et seg.
() Oupnek-Rat^ T. 2? p. 86i.

tologias y en sus cultos ; mas segun el consenti


miento de los varones sabios, que con el debido
conocimiento de las lenguas orientales han exa
minado aquellas varias religiones , todas ellas se
reducen alguna de las tres que hemos anali
zado, saber: la indiana, la persa, la judica.
Despues de las investigaciones de estos hombres
grandes seria intil y fastidioso que me tomase
ahora el trabajo de ir formando la genealoga de
cada una de ellas, hasta tocar en el tronco co
mun. El curioso puede consultarlos mientras con
cluyo este captulo con estas palabras de Anquel. "Todo el que lea con imparcialidad los libros
sagrados de los judos, los Kims de los chinos,
los Beids de los indios y el Zend-avesta de los
persas, hallar en todos estos libros un mismo
dogma : un solo Padre y Autor de todas las ce
sas: un solo principio espiritual clara y distinta
mente enseado en los primeros, confundido con
los delirios de la razon humana en los otros." En
aquellos como en puro manantial de verdad; en
estos como en arroyuelos, que aunque derivados
de aquel llevan ya sus aguas turbias y cenagosas
por el barro que han arrancado en su curso (i).

(i)

Oupnek-hat, Tr i? p. 8,

( 93 )

Del culto primitifo del gnero iiujxano.

O es cierto y averiguado que las naciones mas


antiguas, de que nos ha conservado noticia la
historia , profesaron una religion , cuyos dogmas
fundamentales acabamos de ver; no lo es menos
que sensibilizaron sus sentimientos de veneracion
y respeto al Dios que adoraban con actos esteriores, en los cuales consiste lo que llamamos culto
esterno. Demustrase esto solo con leer los libros
simblicos que hemos citado y los rituales de
aquellas religiones, el Pentateuco, el Zend-avesta
y los Veids el Oupnek-hat. No es mi intento
referir por menor los diversos rituales de esta
naciones. Es suficiente probar que todas ellas tu
vieron un culto semejante en lo sustancial. Para
esto fijmonos desde luego en la accion principal
del culto que es el sacrificio.
En todas aquellas naciones se us del sacri
ficio. Los tenian los indios en sus liturgias , ma
tutinos, meridianos y vespertinos. En los de la
maana sacrificaban animales; en el meridiano
Tomo I.

( 94 )
(derramaban una poca de agua , que es lo que se
llam despues libacion, y la tarde se ofrecian
espigas y frutos de la tierra , segun se colige de
sus libros simblicos. En cierta lucha que anti
guamente en los primeros tiempos tuvieron los
espritus buenos los ngeles (Fereschtehha) con
los malos demonios (Djeniam), se presentaron
aquellos segun se cuenta en el Oupnek-hat ,
una reunion de penitentes, varones dedicados
al culto de Dios (rek'heschiran) al tiempo del
Korban sacrificio matutino : presentronse igual
mente los contrarios (Djenian) y ofrecieron inmolar
juntos vctimas, hacer el Korban con los sacrificadores, si obtenian la victoria de los espritus
buenos. Entonces atemorizados los ministros del
culto dieron los Djenianes tantas gotas de en
jundia manteca dla vctima, cuantas acostum
braban echar en el fuego, asegurndoles de la
victoria por la eficaz virtud de aquellas gotas de
manteca que llevaban consigo. Y en otros ata
ques que se dieron aquellos espritus unos
otros, hubo semejantes resultados por ir unos
otros prevenidos con alguna porcion del agua
de la libacion meridiana , de los frutos espi
gas del sacrificio oblacion vespertina (i). Con
frmase esta noticia , en cuanto los sacrificios de
que en ella se habla, con lo que dicen Diodoro
Sculo y Strabon tomndolo de aquel , acerca de
los indios. Aseguran uno y otro que aquella na
cion est distribuida en siete tribus clases. La
' (i)

Oupnek-hat, T. 2? pg. 403 y 405.

( 95 )
primera es la He los filsofos que son pocos, pero
la mas noble de todas : estos acuden los demas
para que les ofrezcan sus sacrificios , y ellos son
los que matan inmolan las vctimas; pero no
usan de coronas estos ministros en las funciones
del culto, ni degellan las vctimas, como se ha
ce en otras naciones, sino las sufocan por no ofre
cer Dios hostias imperfectas, sino enteras (i).
En los libros simblicos de los persas, que son
litrgicos casi todos, es verdad que no se habla
de sacrificios de vctimas; pero que estos se usa
sen en aquella nacion, aun antes de escribirse
aquellos libros , se colige evidentemente de lo que
refieren Herodoto y Xenofonte hablando de los
persas ; porque el primero dice , **que los persas
no creen lcito erigir estatuas, ni edificar templos,
ni altares aras , y miran todo eso como una
locura. Y esto es porque no creen como los grie
gos que los dioses hayan nacido de los hombres.
Su costumbre es sacrificar Jpiter en la cima
de las montaas, llamando Jpiter esta vasta
redondez de los cielos que nos cubre por todas
partes : ofrecen tambien vctimas al Sol , la Lu
na^ la tierra, al fuego, al agua y los vien
tos y antiguamente no reconocan otras divinidad
des (2)." Y es de advertir que llamando Herodoto Jpiter la divinidad suprema de los persas,
no toma la voz Jpiter en sentido griego ; esto
(i) Diodor. Sic. Rerum antiq. I. 3. c. io. = Strab. Di
situ orbis, lib. i5.
(t) Herodot. lib. 1. c. 25. . .

i96 )

es , no quiere decir que adorasen los persas al J


piter griego, sino espresa con esa voz la suprema
divinidad , el Ser supremo reconocido y adora
do por los persas , como ya vimos, y no tenien
do otra voz para espresarlo, que la de Jpiter,
usa de ella porque asi se llamaba el primero de
los dioses,, el padre de todos los demas en la
Grecia. Estrabon se esplica casi de la misma ma
nera. "Los persas, dice, no erigen estatuas ni ras:
sacrifican en lugares escelsos, creyendo que J
piter no es otra cosa que el cielo: adoran tam
bien al Sol que llaman Mithra : las ras estn pu
ras y acompaan con clamores el sacrificio, y van
l las vctimas coronadas. Los magos destinados
este ministerio hacen trozos y reparten la vc
tima , sin separar ninguna para los dioses , por
que dicen que estos se contentan con el alma de
los animales que se les ofrecen. Sin embargo, al
gunos se dice que echan en el fuego parte de
las entraas. Sus sacrificios mas solemnes son em
pero consagrados al fuego y al agua : al fuego sa
crifican colocando sobre l leos descortezados y
sobre ellos sebo : luego derraman un poco de
aceite sobre todo, y lo encienden no soplando con
la boca , sino con soplador. Al agua sacrifican de
esta suerte : vienen al lago , la fuente al rio,
y forman una zanja : alli degellan la vctima,
cuidando escrupulosamente de que no caiga una
gota de sangre en el agua inmediata: luego po
nen las carnes sobre haces de finas varas de arra
yan y laurel , y pronunciando ciertas preces los
magos rocan con aceite y con miel mezcla

( 97 )
dos (i) la tierra en rededor del ara, no el fuego
ni el agua." Y asi contina describiendo otras
cuantas ceremonias con que acompaaban sus sa
crificios en todo conformes con las que se man
dan en el Zend-avesta. Finalmente Xenofonte,
hablando de los sacrificios que se acostumbra
ban ofrecer en la prsia en tiempo de Ciro (2),
asegura, "que este joven monarca reunido sus
compaeros capitanes con quienes vivia, luego
que llegaron al lugar en que se acostumbraban
ofrecer los sacrificios, sacrificaron Jpiter Opti
mo Mximo ofrecindole toros en holocausto: luer
go sacrificaron al Sol inmolndole caballos del
mismo modo, y luego la tierra como decan
los magos , y finalmente los hroes que habi
taban la Siria. Y poco antes de su muerte , mo
vido de un sueo que tuvo, prepar las hostias
por la maana y sacrific Jove Patrio, al Sol
y otros- dioses en las cumbres lugares escelsos (3)." Este Jpiter Patrio es el mismo que vi
mos citado por Herodoto y Estrabon que ellos
confunden con el cielo y llaman todos Jpiter,
porque no tenan otro nombre mas adecuado
para espresar la primera, la suprema divinidad
de los persas , que ya vimos por el testimonio de
sus libros simblicos era el Kterno.
Visto, pues, que asi el indio como el persa
sacrificaban quemando toros y otros animales en
(i) Strab. de Situ orbis lib. i5.
(2) 540 520 aos antes de J. C.
.' (3) Xenoph. De Pcedia Gfr, tib. 8

( i98 >
obsequio del Ser supremo, no ser necesario que
nos detengamos en probar que la Religion de
Moises, usaba tambien de sacrificios semejantes en
el ejercicio de su culto ; puesto que tan detallada
mente los vemos prescritos en sus rituales, espe
cialmente en el Levtico. AUi se manda ofrecer
sacrificio matutino y vespertino : inmolar holocaus
tos, cuando la vctima toda entera se consumia
por el fuego , y hostias pacficas , en las que solo
se arrojaba al fuego la enjundia redao de la
vctima, y por ltimo se mandan ofrecer oblacio
nes de las espigas y frutos de la tierra.
En el culto de stas tres religiones de que va
mos hablando, se notan otras muchas semejanzas
que solo insinuar ligeramente por demasiado sa
bidas. En todas tres habia personas especialmente
designadas para desempear las funciones del cul
to pblico, y aun ciertas familias y tribus. Diodoro
y Estrabon dicen, *Vjue la primera y principal tri
bu de los indios era la sacerdotal, compuesta de
filsofos, como ellos llaman, que serian los Bracmanes." Los persas tenian sus magos; y la tribu de
Lev estaba especialmente destinada al ministerio
del altar entre los judos. Todas estas naciones con
venian desde la mas remota antigedad en tener
lugares y tiempos determinados, para reunirse
tributar cultos solemnes la divinidad ; y en cuan
to lugares, antes de fabricar templos, solian subir
para hacer sus sacrificios la cumbre de los mon
tes; y los tiempos de las principales solemnidades
solian ser las pocas de entrada de ao y fin del
mismo , y las de las principales operaciones de la

agricultura, el aniversario de los grandes suce


sos de la nacion.

Dos elementos, el fuego y el agua, hacan gran


papel en los cultos de estas .tres naciones. Todas
ellas conservaban un fuego sagrado para usar de
l en las funciones del culto, y todas usaban del
agua para labarse y purificarse antes de practicar
las. Ni viene al caso indicar ahora cules fueron
las razones en que se fundaban estas costumbres,
ni me detendr en averiguar , si tales razones es
taban al alcance de -la mente humana , cual se ha
llaba en aquella poca tan remota. Pero s es lugar
de indagar la antigedad de esos libros simblicos
de los que hemos sacado estas noticias , y su auten
ticidad, para juzgar del valor que tienen sus tes*timonios, y primero de los Veids Vedam y del
Zend-avesta.

( 200 )

De la antigedad de los libros simblicos


CITADOS.

De la del Vedam 6 Oupnek-hat.


Muy moderna es en la 'Europa la noticia de los
libros simblicos de los indios, pero el inters que
se tomaron los misioneros, los viageros y sobre
todos la compaa inglesa por descubrirlos y dar
los conocer, ha hecho que los tengamos en gran
parte traducidos en varias lenguas europeas. Se
han indagado hasta el fastidio sus tradiciones, se
han descrito sus ritos y su culto, y se han exa
minado sus clculos astronmicos para averiguar
su exactitud y su antigedad , sucediendo frecuen
temente que se contradicen unas relaciones con
otras, porque no todos han penetrado tanto en
el estudio de aquellos idiomas, porque se han
fiado de informes no seguros , por las diversas
prevenciones con que han viajado y escrito.
Los libros simblicos de la India son de va
rias clases: al frente de ellos est el que llaman

'( 20i )
Vedam : hay cuatro "V edes es que el Vedam cons
ta de cuatro partes, cada una tiene su suplemen
to, y tambien tienen varios compendios, estractos
y comentarios, entrelos cuales parece ser uno de
los mas antiguos el Oupnek-hat que tradujo Anquetil. Estos Vedes Beids se tienen por los libros
primitivos de los indios, los cuales dicen que fue
ron comunicados por Dios Bracma Budda.
En seguida de estos vienen los Pouranames que
son diez y ocho. Luego el Bagavadam que es segun
ellos la sustancia del Vedam , y de los diez y ocho
Pouranames. Tambien hay los Shasteres que son
igualmente comentarios del Vedam. Finalmente,
el Ezour-Vedam , en que se refutan las fabulas
de los Pouranames ; este se tradujo al francs por
.Mr. Sainte-Croix.
En cuanto la antigedad de estos libros son
admirables las estravagancias que se han escrito.
Halhed traductor de la legislacion de los Bracmas
cita ciertas fechas que encontr en los Shasteres,
de las cuales deduce, que estos libros se escribieron
unos siete millones y medio de aos ha, y otros
mas modernos, que no tienen mas que cuatro mi
llones de aos de antigedad. Alejandro Dow, tam
bien ingls , asegura que los libroj que l ley y
tradujo en gran parte, contaban de antigedad
unos cuatro mil aos. Volnei dice de unos, que
se escribieron dos mil quinientos aos antes da
J. G. Anquetil en el prefacio de la traduccion del
Oupnek-hat, afirma que esta obra se compuso
hace mucho mas de dos mil aos. Los Bracmas
mas celosos del honor de su Vedam, lo suponen esTomo L

.26

( 202 )
crito cuatro mil ochocientos sesenta y seis aos ha,
que es la edad del mundo segun ellos, puesto que
creen que el Vedam fue entregado por Dios al pri
mor hombre (i). Pero aun suponiendo con los
Bracmas , quienes consult Holwel , prosigue el
baron de Sainte-Croix, un intervalo de mil qui"
nicntos aos entre la publicacion del Vedam y la
de los diez y ocho Pournamanes , el primero ser
anterior la Era vulgar. Mas si como es mas ve
rosmil la e'poca de la primera edicion del Adorbo,
cuarta parte del Vedam (que se public todo un
mismo tiempo con corta diferencia, segun decian
los Bracmas Dow) es la misma que la del Ve
dam ; este libro no se habr publicado hasta el si
glo dcimo de la Era cristiana. Nuestro clculo se
funda en la opinion de otros Bracmas, que ase
guran que el Adorbo precedi solo quinientos aos
los Pournamanes (2.)"
Qu pocas tan disparatadas! Los unos suben
la antigedad del Vedam mas de siete millones
de aos : otros la hacen descender hasta el ao de
mil de J. C. Aquellos dan por evidentes los cm
putos cronolgicos de los indios, sus cuatro edades
Djogs. Hablando de esta estravagancia de Halhed
el seor Anquetil , dice : Solus ergo Halhed a generati in duabus oris et Hengala, toto Indoustano
acepta , quatuor Djog supputandi ratorie ((pa
auctoritate?) differre : quatuor Indorum Djog

(i)

Diccin, de la filosof. ant. y mod. en francs p. 802.

(2)

Ibid. pg. 806.

( 203 )
septem milliones et sexcenlos mllc annos comprehendere ; id est, fcre duplo rnagis qwxm fcrt
opinio communis , asserendo imenitur (i). Mas se
gun asegura el mismo Anquetil, refrescado Halhed de su primer fuego, y mirada la cosa en calma,
retract su opinion , segun el testimonio de Mau
ricio en sn historia del Indostan (2). Con lo que
estamos fuera de aquella disparatadsima anti
gedad.
No lo es sino muy poco menos la que se quie
re suponer, aun reduciendo los cuatro Djog cua
tro millones y trescientos mil aos, que era la
antigedad que daban al mundo tambien los cal
deos: pues ya ningun crtico de sano juicio duda
que esos pretendidos periodos, son cmputos
puramente astronmicos, se componen de arios
de menor duracion que los nuestros : anos de un
dia, de un mes, de dos de tres; sobre lo cual
puede verse al mismo Anquetil y al Baill en su
historia de la astronoma. Las tales edades Djog
se tienen aun entre los indios sabios Pandets por
cuentos de viejas , y el autor mismo del EzourVedam se burla de ellas (3). Ni en el siglo noveno
dice Anquetil, se tenia noticia de las tales edades
en la India ; puesto que Abulmasar , que floreci
entonces, y habla de la duracion que daban los
indios al mundo, no toca de ellas ni una palabra. *
Y cqmo tocarlas si las tales edades son cuento for (i)

Oupnek-hat. T. 2? p. 757.

(2) Ibid. p. 754.


(3) Ezour-Fedam , l. 9? c. 4?

( 204 )
jado por los rabes y persas modernos, que las in
trodujeron en la India, segun lo demuestra el sa
bio Tiefferthaler publicado por Bernoulli (i)? Concluymos esta controversia ridicula con el voto del
freret, el primer cronlogo del siglo pasado, al
que deberan deferir los incrdulos que tan dis
tantes estan de igualarle. "Dedicado lustrar y
discutir la cronologa antigua de las naciones pro
fanas, dice este sabio, he venido convencerme
por este estudio, de que separando las tradiciones
verdaderamente histricas, antiguas, seguidas y
enlazadas, atestiguadas y fundadas en monumen
tos reconocidos por autnticos : separndolas, digo,
de todas aquellas que son manifiestamente falsas,
fabulosas y de nueva invencion; el origen de todas
las naciones , aun de aquellas cuyo principio se
quiera suponer mas remoto , se hallar que coin
cide con una poca en la que la cronologa de la
escritura, muestra que estaba poblada la tierra
algunos siglos antes (2)."
Descendiendo ahora de lo inverosmil lo ve
rosmil podremos descubrir, cuando no la poca
precisa en que se escribi el Vedam, al menos de
qu tiempo ac ha podido escribirse, si examina
mos su doctrina y los hechos histricos y astron
micos que en l se citan. La doctrina que se con(i) Ezour- Vedam, p. 758.
#
(2) Vanse sus memorias sobre la cronologa china^
tom. 29 y otros siguientes : en tas de la Academia de Ins
cripciones , y lo que dice el Gerdil en su Saggio de Jnstruc*
Theolog. T. 2? p. 430 y siguientes.

'( 205 )
tiene en el Vedam y en los estractos de este libro,,
que se titula Oupnek-hat, es sin duda alguna
doctrina de aquel Butta Budda, antiguo legisla
dor de la India, que unos confunden* con Bracma
y otros hacen coetneos los dos. "Los bracmanes
que St rabon y Porfirio ponen por la primera clase
de filsofos indios, y que San Clemente Alejan
drino coloca en la segunda , tomaron este nombre
de un antiguo rey de la India llamado Bracma,
dice el abate Mignot (i), quien respetaban como
su gefe , el cual babia civilizado los habitantes
del pas, y les habia dado leyes. Este es aquel
hombre quien los indios, siguiendo la costum
bre de otros pueblos con respecto los hombres
estraordinarios , divinizaron bajo el nombre de
Bracma. Masoudi , historiador rabe, dice, que
este Bracma rein trescientos aos, que dej el
trono Bahboudh su hijo, que le ocup cien aos.
Bahboudh tuvo por sucesores Zaman que rein
ciento y cincuenta aos, y que este sigui Phor,
que es el Porus de los griegos, el cual rein cien
to y cuarenta aos. Estos reinados que deben en
tenderse dinastas, que se sucedieron unas otras,
componen seiscientos noventa aos, los que aa
didos trescientos veinte y siete que corrieron des
de la victoria de Alejandro sobre Poro hasta el
principio de nuestra Era, resultan mil diez y siete
aos antes de J. C." Por otra parte aquel Budda
Butta de la India , que es el T de los chinos y
el Xaca Xechia del Thibet, naci hcia los aos
(l)

Mem. T. 55. p. i76.

( 206 )
de mil veinte y siete mil treinta y uno antes de
la Era cristiana, segun prueba el sefior de Gui
nes (i), y aun el P. Couplet asigna su naci
miento el ao de novecientos noventa y cinco an
tes de J. C. (2). De donde evidentemente se coli
ge que ni el Vedam ni sus estractos pueden ser
anteriores esta poca.
Pero lo que demuestra mi ver claramente
que los libros de que vamos hablando no pueden
ser de la antigedad que se les supone, es el si
guiente pasage. Dcese alli que todos los que mue
ren en los seis meses en que pasa el Sol desde
el trpico de Capricornio hasta el de Cncer , ca
minando del Medioda al Setentrion , esto es, des
de diciembre hasta junio , lo pasan mejor en el
otro mundo, que los que fallecen desde junio
hasta diciembre cuando el Sol va bajando hcia el
Medioda. No nos detengamos en la sustancia de
esta doctrina peregrina; veamos las voces, para
lo cual me veo obligado incomodar mis lec
tores por lo penoso de su contesto. Es asi : Sen
mensiurn, quod in illis Sol propensionem cum latere Cad latus) Scptentrioms facit (cxhibet)
quod a principio Capri est usque ad fmem Geminorum -facit pervertire. Y luego: Se.v mensium quibus Sol cum latere (ad latus) meridiei
propensionem facit (tendit) quod illud prin
cipio Cancri est usque ad finem Arcus (Sagitarii) facit pervertire. Presintiendo Anquetil el ar
gumento que de estas palabras se deduce para
(i)

Mem. T. 45. p. 54i.

(8)

j,u T. 54, p. i43.

( 207 )
rebajar muy considerablemente la antigedad que
ha supuesto su favorito Oupnek-hat dice, que
de este pasage podra colegirse la poca en que
se escribi; si ya no es, aade, que, hay algun
error en los nombres que les sustituy el intr
prete persa, no esten determinados los dos pun
tos de los solsticios con arreglo al tiempo en que
se escribia , sino la poca d su traduccion. El
intrprete persa en otros lugares se toma la li
bertad, no de sustituir, sino de aadir por via de
esplicacion algunas voces, que supone equivalen
tes las del testo que va traduciendo como la
voz Man , aade , qui Adam primas et Pater
humanitatis fuit: Man et Satroupa, id est, Adam
et Eva. Pero nunca callando las voces originales;
luego en los lugares indicados, no habra calla
do las voces del original , no habra aadido de
suyo lo que aquel no espresaba. Y si son del
original los nombres de Cncer, Capricornio, Gminis y Arco Sagitario, es consiguiente que el
tal original es de aquellos tiempos en que habia
penetrado hasta la India el conocimiento del Zo
diaco griego y los nombres que estos dieron sus
doce signos (i).
De lo dicho se colige, que aun dando los
amantes de la literatura indiana cuanto ellos pue
den apetecer, los libros simblicos de aquella na
cion escedern muy poco en antigedad al siglo
dcimo anterior al nacimiento de J. C. , sin que
en lo que he visto haya encontrado un dato ni
(i)

Oupnek-hat. T. i? pg. 29i, 293 y 553.

( 208 )
aun medianamente probable que pueda servir de
apoyo la antigedad que se les supone.

5- ii?

Si estuviramos ciertos de que estos libros


eran obra de Zoroastro, y supisemos quin era
este Zoroastro y cundo floreci , tenamos la cues
tion satisfecha ; pero son tantas y tan diversas las
opiniones sobre estos tres puntos, que es muy di
ficil atinar con lo cierto.
Aristteles y Ilermipo , citados por Plinio en
el captulo i . del libro 3o de la Historia, dan por
supuesto haber sido Zoroastro autor de la Magia,
y dicen que floreci cinco seis mil aos antes
de la guerra de Troya. Plinio mismo se burla mo
destamente de esta antigedad fabulosa. Mirum
hoc in prirnis, dice, durasse memoriam artemfiie tan longo cevo, commentariis non intercidentibus; proeterea nec claris, nec continuis successionibiis custoditam. Desechada esta opinion por
Plino como inverosmil , se sigue la de Xantho,
que , segun Digenes Laercio en el proemio de su
obra, coloca Zoroastro seiscientos aos antes de
la espedicion de Gerges la Grecia, esto es, unos
mil aos antes J. C. algo mas , que es la mis
ma poca en que colocan los indios la aparicion
de su dios Wischnou bajo el nombre de BrajCi

( 209 )
ma , Buita , Budda, Xaca T. De donde infieren
algunos eruditos que este Zoroastro es uno mis
mo con aquel otro legislador indio Polinomo.
Mas verosmil aparece la opinion de los que
afirman haber existido Zoroastro unos setecientos
aos antes de la Era vulgar en tiempo de Cyaxares I. rey de los medos. Fndanla los abates Mignot y Foucher en la conveniencia de las tradicio
nes orales y de las historias persas y rabes res
pecto la vida de Zoroastro con los sucesos de
aquella poca. Porque cuentan que Zoroastro flo
reci en los dias de Gusthasp en la capital de la
Bactriana , que era Balch ; que all present
aquel monarca su Zend-avesta, y que el rey in
crdulo al principio, pero convertido despues, y
al fin celoso defensor y propagador de aquella
doctrina, escribi Argiasp rey de Touram , in
vitndole que renunciase el culto de los dolos
y abrazase la religion de Zoroastro. Irritado Ar
giasp con este mensage, que mir como un in
sulto, entr con numeroso ejrcito por la Bac
triana llevndolo todo sangre y fuego, derrot
los ejrcitos de Gushtasp, saque Balch, destru
y el magnfico Pireo templo dedicado al fue
go, en que Zoroastro haca su residencia, y pas
cuchillo al mismo patriarca Zoroastro con ochenta
magos, con cuya sangre apag el fuego que ellos
habian conservado con el mayor esmero. Esta espedicion de los brbaros escitas orientales , en la
que invadieron el reino de los medos y lo ocuparon
por algunos aos, sucedi reinando en la Media
Cyaxares I., seiscientos treinta aos antes de J. C,
.Tomo I.
a7

( 2T0 )
en que pudo cumplir Zoroastro el setenta de su
edad. El seor Anquetil refiere con estension to
dos estos sucesos en la vida de Zoroastro que va
antes del Zend-avesta, y opina que naci el ao
quinientos ochenta y nueve antes de J. C. , y que
vivi setenta y siete aos, y por consiguiente mu
ri quinientos doce antes de J. C. (i).
Finalmente Hyde, Prideaux y otros varios au
tores fundados en poderosas razones y argumen
tos, y en un dicho dePlinio, ponen Zoroastro
en el reinado de Dario hijo de Distaspes. Confir
man esta opinion los autores orientales citados
por el Foucher, que hacen Zoroastro contempo
rneo de Cmbises y del mago Smerdis, antece
sores inmediatos de Dario que reinaron muy po
co tiempo. Con'rmanla los autores rabes y per
sas, que hacen Zoroastro discpulo de Ezequiel,
de Daniel de Esdras, y lo tienen por un judo
apstata. Confrmanla los testimonios de Apuleyo, Jamblico, Porphirio, Digenes Laercio y Cle
mente Alejandrino, que hacen Pitgoras disc
pulo de Zoroastro, puesto que el viage de aquel
filsofo Babilonia, no pudo ser sino por los
tiempos de Cmbises, cuyo ejercito su vuelta
del Egipto llev consigo Pitgoras, . en cali
dad de prisionero como quieren unos , como
voluntario para instruirse en la filosofa de los
magos, como dicen otros (2). Confrmanla Euse(i) Vase la vida de Zoroastro por Anquetil; Zendavesta, T. i?, 2? parte, p. 6i.
(2) Este viage de Pitgoras y su enseanza en ta es-

( 2ii )
bio Cesariense, Suidas y Plinio, que afirman ha
ber vivido Zaroastro poco antes de Hostaneo (}ue
fue el Archimago que Gerges sucesor de Dario
trajo consigo la Grecia.
Para conciliar del modo posible opiniones tan
divergentes sobre la poca de Zoroastro apela el
abate Foucher al recurso de admitir dos zoroastros. Uno el primitivo y mas antiguo, que pudo
. vivir seiscientos treinta aos antes de J. C. , el
cual existia en tiempo de la irrupcion de los es
citas por la Bactriana ; y el moderno en tiempo
de Dario Histaspes, que es el segundo Zoroastro
unos quinientos aos antes de J. C. Para com
probar Foucher la existencia de los dos zo roastros trae el testo de Plinio ; que, hablando de IIostaes Arquimago de Gerges, de quien aprendie
ron los griegos la ciencia de los magos persas,
aade : Ditigentiores ante hunc ponunt Zoroastrem aliurn Vroconeskim , al cual deben atribuir
se los libros que Hostaes enseaba los griegos,
y que es el autor del Zend-avesta , segun opina
el Foucher ya citado, de quien es toda esta doc
trina (i).
Me es indiferente cualquiera de las opiniones
citadas que quiera adoctar el lector juicioso : solo
debo aadir que el primer Zoroastro . segun la
opinion mas fundada vivi hcia los aos seis
cientos treinta y cuatro antes de nuestra Era,
cuela de Zoroastro es fabuloso , como puede verse en la his
toria de las ciencias en la Grecia por Meiners, T. 2.
(i) Memoria de la Academia de inscripciones, T. 46.

( 2i2 )
ochenta aos despues de la dispersion de las diez
tribus por el Oriente: y que el segundo Zoroastro, si fueron dos, floreci por los tiempos de
Cm bises, que rein siete aos y cinco meses,
de Smerdis que rein siete meses, y de Dario
hijo de Histaspes que rein treinta y seis aos y
fue padre de Gerges, y que por consiguiente es
te Zoroastro pudo muy bien conversar con los
judos de la cautividad en Babilonia, y aun so-:
breviYi su regreso Jerusalen.

$ III?

De la antigedad del Pentateuco.

Es admirable la confianza con que afirma Dapuis, que el Pentateuco no es en la mayor parte
otra cosa que una coleccion de cuentos al gusto
rabe, y se burla de su antigedad con la frase:
dontonvante /' antiquit, como si dijramos, cu
ya antigedad tanto se cacarea. Estas dos lneas,
sin apoyarse en razon alguna, hacen creer los
ignorantes incautos, que la posesion en que ha
estado Moises y sus escritos de su antigedad y
autenticidad , no es sino una preocupacion rancia
sin otro fundamento, que la estlida credutidad
de naciones brbaras, que se dejaron engaar por
algun charlatan y trasmitieron sus remotos nietos
estos escritos, con la sancion que les habia dado
su dcil ignorancia. Para desvanecer este alucina

I 2i3 )
miento se hace forzoso reunir aqu, aunque bre
vemente, los testimonios en que se funda la ver
dad de la existencia de Moises, la poca en que
vivi, que fue autor de los cinco libros del Pantatuco, y que estos permanecen ntegros incor
ruptos hasta nuestros dias, cuales l los dict.
No es mi nimo probar ahora , que Moises es au
tor inspirado, ni que sean ciertas cuantas, cosas
contienen aquellos libros ; me basta solo demos
trar que aquel historiador merece al menas po
nerse al lado de Herodoto , de Diodoro Sculo y
de esos historiadores griegos y romanos, cuyas
obras reconocemos por autnticas , y en las que
distinguimos verdades y fbulas, tradiciones y he
chos de que ellos mismos fueron testigos oculares.
Cuando toda la antigedad est conteste en
confesar la existencia de un personage, sin que
por espacio de mas de tres mil aos la haya con
tradicho negado escritor alguno, es obligacion
del que ahora la niega presentarme los funda
mentos de esta novedad , y fundamentos y razo
nes tan convincentes, que sean capaces de arrui
nar el unnime consentimiento de treinta siglos:
consentimiento, no de los escritores de una nacion
sola, sino de varias y distintas naciones, opuestas
en opiniones y cultos ; y la creencia de un cuerpo
de nacion, que inalterablemente se funda toda
en el testimonio y autoridad de aquel personage,
y conserva sus libros como un depsito el mas sa
grado. Cules serian las pruebas que exigiramos
de un escritor que hoy saliese negando la exis
tencia de Confucio, apoyada en el unnime con

T4') .
sentimiento de la nacion china, aun cuando no
se ha tenido noticia de este personage en Europa,
sino hace pocos siglos? Cules pruebas pediramos
para persuadirnos creer que no existi Mahoma
en la Arabia, y que no es suyo ese Alcoran, de
psito de la religion de los musulmanes? Pues
iguales pruebas debe darnos Dupuis para que de
jemos, de creer la existencia de Moises, su anti
gedad y la autenticidad de los libros del Penta
teuco. Porque la verdad, estas tres cosas se hallan
unnimemente comprobadas por todos los his
toriadores antiguos que debieron tocarlas ; no solo
por aquellos cuyas obras existen, mas tambien
por otros muchos cuyas obras han perecido, pero
cuyos testimonios se citaron por Eusebio y Josefo
en tiempo que aun existian sus obras, las cuales
podan ser consultadas por los enemigos de la re
ligion judica y de la cristiana; y aquellos apolo
gistas de estas habrian sido convencidos de cual
quier fraude que hubiesen cometido en las citas.
Eusebio dedica el captulo 3. del libro i0 de su
preparacion evanglica demostrar con toda cla
se de pruebas histricas la antigedad de Moises,
y despues de haber citado Porfirio enemigo de
los judos , no menos que de los cristianos , trae
autoridades de muchos historiadores griegos, cal
deos, egipcios, fenicios y hebreos, que todos con
vienen en la grande antigedad de aquel legisla
dor. Africano hace Moises contemporneo de
Ogiges , en cuyo tiempo sucedi aquel diluvio
tan nombrado en la Grecia. Polemon dice, que
por los tiempos de Apis hijo de Phoroneo, una

( ai5 )
gran parte del ejercito egipcio arrojados de Egip
to, vinieron establecerse en la Palestina. Apion
Gramtico conviene en que reinando Inacho en
los argivos, y Amasis en Egipto, salieron de alli
los hebreos capitaneados por Moises, y lo mismo
dice Herodoto. Ptolomeo Meuds, que escribi la
historia de Egipto , conviene con los dichos ; de
modo que es muy corta la diferencia de aos en
que discrepan los unos de los otros. Taciano re
produce el testimonio de estos mismos autores ci
tados por Africano, y aade el tle Beroso Babilo
nio, que afirma haber sido Moises mucho antes
de la guerra de Troya. En seguida cita Eusebio
Clemente Alejandrino ; que , fundado en los mis
mos testimonios de historiadores estraos que los
antecedentes, afirma que Moises existi cuatro
cientos arios antes de la guerra troyana. Finalmen
te, pone Eusbio las palabras de Manethon citado
por Josefo, que refiere la salida de los hebreos de
Egipto, sucedida muchos siglos antes de la ruina
de Troya.
Josefo como sabemos, confut al Gramtico
Apion, y concluye su libro diciendo: "Desde lue
go afirmo, que nuestro legislador antecede en an
tigedad y vence todos los demas legisladores
de que se tiene noticia , porque comparados con l
Licurgo y los solones , y Zalenco el de los locrenses, y todos los demas quienes veneran los grie
gos, son sin duda alguna mucho mas modernos;
pues que all por el tiempo de Moises, ni aun el
nombre de ley se habia oido en Grecia , como se
echa de ver en que nunca lo usa el poeta Home

( 6 )
ro ; porque los griegos entonces se conducian y
gobernaban por costumbres no escritas, y las mu
daban como lo exigian las circunstancias de los
tiempos. Pero aquel legislador antiqusimo (pues
que lo sea lo confiesan aun aquellos quienes na
da se les queda por decir contra nosotros). Se
port como ptimo consejero y conductor de su
nacion ; y abrazando en su cdigo todo el sistema
de una legislacion perfecta, supo persuadir al pue
blo con su elocuencia que la aceptase , y se la
hizo guardar constantsimamente." Hasta aqui
Joscfb(i).
Concluir las pruebas de la existencia y anti
gedad de Moises con el testimonio de Diodoro
Sculo que nos conserv Phocio. "Como quiera
que habitasen en el Egipto, dice Diodoro, muchos
peregrinos de varias razas, que usaban de ritos
diferentes en sus sacrificios, iba menos por esta
diversidad de cultos el que era propio de los
egipcios, lo cual movi estos espulsar sus
huspedes, que desterrados de alli emigraron y
formaron varias colonias. Cadmo y Danao en la
Grecia, y los demas entraron poblar la Juda.
Esta colonia la form y condujo Moises, que aven
tajaba todos en prudencia y valor: : : : prescribi
les religion y culto, enseles sacrificios, y diles
tambien leyes civiles para la administracion del
estado. No les permiti imagen alguna de su Dios,
porque crea que su Dios no constaba de forma
humana, sino que abrazando con su inmensidad
(i) Joteph. contra Appion in fine.

( 27 )
el cielo y la tierra lo gobernaba todo con su po
der." Sigue Diodoro refiriendo otras leyes del Pen
tateuco , y acaba citando como autor de estas no
ticias Hecateo Milesio (i).
Si son tales y tan convincentes las pruebas
que nos ofrece el comun consentimiento de to
dos los escritores antiguos sobre la existencia de
Moises y la poca en que floreci ; no lo son me
nos las que hay de la autenticidad de sus obras,
esto es , del Pentateuco. Leyeron estos libros tu
vieron noticia de ellos varios filsofos de la Gre
cia. "El pitagrico Numenio, varon doctsimo, co
mo -se echa de ver por sus escritos, estudi con
la mayor prolijidad los dogmas de varias sectas,
y de entre ellas escogi lo que le pareci ver
dadero. Este en el libro i .
r ky*& en el que
cuenta las naciones que tienen Dios por incor
preo , cita como una de ellas la judica , ni
tuvo menos insertar en sus obras varios orcu
los de los profetas, interpretar sus palabras y
figuras. Dcese tambien que Hermippo en su pri
mer libro de los legisladores, contaba que Pitgoras habia conducido la Grecia la filosofa de
los judos. Aun existe el libro de los judos del
histrico Hecateo, en el cual celebra tanto la sa
bidura de aquella nacion, que Herennio Philon
en sus comentarios sobre los judos, al principio
duda si aquella obra es de Hecateo, si es, rece
la que fue seducido por las persuasiones de aque
lla gente, y lleg aprobar sus opiniones." Esto
(i) Diod. lib. 40. apud Phoium c. 244.
Tomo L
28

(2i8)
dice Orgenes (i). Todo lo cual indica (pie aque
llos filsofos bebieron las noticias de la religion
judica de los libros simblicos de aquella nacion,
y los tuvieron por obras de su legislador Moises,
Sabido es ademas el dicho de Longino. "El legis
lador de los judos, que no era .ningun hombre
ordinario, habiendo concebido una justa idea de
la grandeza y omnipotencia de Dios, la espres
con toda su dignidad en el principio de sus leyes
por estas palabras: dijo Dios, hgase la luz, y fue
la luz. becha (2)."
Pero lo que prueba evidentemente la auten
ticidad del Pentateuco, es la constante tradicion
de los judos que atribuyen aquel libro Moises.
Siempre miraron los judos el Pentateuco con
respeto increible, como que hallaban en l su re
ligion, su moral , sus leyes y todo cuanto les con
venia saber : lo miraron como inspirado por Dios
Moises: lo conservaban en el templo bajo la cus
todia de los sacerdotes, que fueron los magistra
dos supremos de aquel pueljjo y los intrpretes
de los libros sagrados. Y aun cuando entre el
pueblo mismo hubo sus divisiones y cismas reli
giosos , desmembrndose unas tribus de otras y
levantando altar separado; unos y otros, judos y
samaritanos, convinieron siempre en el respeto y
veneracion al Pentateuco, en creerlo obra de Moi
ses mas bien palabra de Dios, inspirada y dic
iada Moises. Usaron, es verdad, de distinto tes- (i)
(2)

Orig. contra Cetsum, lib. i? n? i5., ed/c. Pars. i733.


Long. de Sublim. c. 7?

( 2I9 )
t, porque los dialectos y aun caracteres llegaron
ser distintos, despues de la vuelta de Babilonia;
pero se conservaron las mismas palabras sin di
ferencia sustancial, sirviendo unas tribus como de
fiscales las otras, para reclamar cualquiera cor
rupcion que se hubiera querido introducir en los
libros sagrados por alguna de ellas.
Tal vez alegar Dupuis algun otro incrdu
lo, que con igual veneracion han respetado otras
naciones sus libros simblicos, atribuyendoles ori
gen divino, sin que por eso dejen de ser obras
de los gefes restauradores de aquellas religio
nes, de algun clebre literato de entre sus sa
cerdotes. Los indios creen que el dios Bracm
Bracma , revel sus sacerdotes , Budda ,
T, su Vedaro.,Los persas que Ormusd entreg
Zoroastro el Zend-avesta, y lo uno y lo otro es
pura patraa inventada para captar la credulidad
de los pueblos: por qu no lo ha de ser igual
mente el origen divino que los judos atribuyen
al Pentatuco? Pero ahora no trato de demostrar
el origen divino del Pentatuco, sino su autentici
dad solamente, esto es, que es obra de Moises, y
que se conserva cual l la escribi en lo sustan
cial, y esto lo he demostrado por el consentimien
to unnime de una nacion entera , no contestado
ni contradicho por ningun autor estrao; antes
apoyado por ellos y conservado en las diversas
sectas de esa nacion, aunque discordes en varios
puntos de su creencia, y enemigas irreconciliables
las unas de las otras: prueba, que hizo al fin tan
ta fuerza al mismo Dupuis, que vino confesar

{ 220 5
que los libros de Moises tienen toda la autentici
dad que puede exigirse de los monumentos de la
fe humana ( i ).
Dgaseme si no, por que se cree ser de Vir
gilio la Eneida, de Homero la Iliada, de Hora
cio las Odas que llevan su nombre , de- Confucio
los tratados que conservan con tanto respecto los
chinos, y de Mahoma ese Alcoran igualmente res
petado en la. Pcrsia y en la Turqua? Sin duda
son los ojos de todo hombre imparcial mas sli
das las pruebas histricas de la autenticidad del
Pentateuco, que las que tienen su favor esas otras
obras, puesto que aun tenemos la vista una
nacion errante y dispersa por los cuatro ngulos
de la tierra , pero tan tenaz y constante en afirmar
que es de Moises el Pentatuco, cual no se ha vis
to ninguna otra secta jamas, y asi tengo por ma
yor necedad queTer hoy negar la autenticidad del
Pentatuco^ que la del P. Harduino en atribuir
los monges del siglo sesto las obras clsicas de la
edad de Augusto.
De buena gana preguntara yo con Orgenes
al seor Dupuis, y los demas que no quieren
creer la autenticidad del Pentateuco, y menos la
veracidad de su autor Moises, "cmo es que se
muestran tan fciles para creer puiio cerrado la
antigedad de los historiadores brbaros y griegos
que citan, y por otra parte tanto se obstinan en
despreciar como fabulosas las.historias escritas por
el legislador de los judos? Por qu dan por sen
it)

Tomo 3? p. 6.

( 22i )
lado que caria uno de aquellos historiadores con
t con suma fidelidad los hechos que refiere, y
solo han de ser mentirosos los profetas de los ju
dos? O si se pretende que Moises y los profetas
adularon su nacion, mas de lo que Jes permita
la verdad en sus narraciones, por qu habremos
de creer esentos de igual debilidad los historia
dores de otras naciones? Por qu creer los egip
cios, cuando en sus historias insultan los judos,
y no se ha de creer estos, cuando refieren los
malos tratamientos que sufrieron de aquellos,
que por su inhumanidad recibieron el castigo de
Dios (i)" Nosotros por ahora nos contentamos
con que discurriendo im parcial mente , se nos ad
mita el Pentateuco como obra de Moises, escrita
unos mil quinientos aios antes de nuestra Era,
en virtud de las pruebas que dejamos espuestas.
Pero se hace forzoso para mayor firmeza de esta
verdad, oir las objeciones con que los incrdulos
intentan oscurecerla, y darles oportunas y convin
centes respuestas.

(i)

Contra Celsum, l. i? n? i4,

( 222 )

Se responde A las objeciones de zo? tncrDULOS CONTRA LA AUTENTICIDAD DEL PEN


TATEUCO.

Cuando se niega que haya sido Moises autor del


Pentateuco, debe sealarse el origen de estos li
bros, y cual otro baya sido su autor. El del dic
cionario filosfico trae tres opiniones acerca de esto
y adopta la tercera. "Segun unos, dice, el Penta
teuco se escribi por el pontfice Helcias en tiempo
del rey Josas. Segun otros treinta y seis aos des
pues en la cautividad de Babilonia, la vuelta
de ella por Esdras," pero l opina que fue escrito
por Samuel en tiempo de David de Sau.1 : opi
niones que se destruyen unas otpas : porque si
esta ltima es verdadera, luego existia el Penta
teuco antes de Josas, y si existi en el reinado
de Josas, luego se escribi antes de la cautividad
de Babilonia. Veamos los miserables argumentos
en que se fundan todas tres.
El asegurar que se compuso en tiempo de Jo
sas, se funda en lo que se refiere en el captulo 22

( 223 )
del libro 4 de los Reyes ; que el pontfice Helias hall en el templo el volumen de la Ley de
Moises, y que lo remiti al, rey por mano del es
criba Sapham; que lo ley el rey hizo que se
leyese al puehlo, y que afligidos al ver la inob
servancia en que se vivia de lo mandado por el
Seor, y el descuido y olvido con que se habia
mirado su santa Ley, renovaron el pacto y la obli
gacion que habian hecho sus antiguos padres , de
observarla y seguir en todo la voz de Dios.
Mas esto, como vemos, solo prueba que aquel
libro se habia oscurecido: se habian perdido los
demas ejemplares, si los habia, y se habia borra
do de la memoria del pueblo el pormenor de su
contenido : aun se ignoraba donde existiese aquel
autgrafo , hasta que lo descubri el sumo Pont
fice. Pero qu estraio es que un pueblo, que en
el espacio de ochocientos aos desde Moises hasta
Josas, habia sufrido tantas" y tan dilatadas cauti
vidades bajo el imperio de naciones idlatras : un
pueblo que fue gobernado por reyes impos de su
misma nacion, los cuales hicieron un empeo for
mal en que se borrase de la memoria de sus va
sallos la ley de sus padres ; que estrao es, que de
unos libros de que siempre debi haber pocos
ejemplares, asi por la dificultad de sacar las co
pias, como por lo rudo y grosero de aquel pue-.
blo : que estrao es , que solo se conservase en el
reinado de aquel santo monarca una tradicion
oscura de su existencia? Los sumos sacerdotes, que
florecieron en los aos anteriores, intimidados por
las amenazas del impo Manases y de su hijo Am

( "4 >
mon , no solo no se atrevan hablar de la Ley^
sino que recelosos de que llegase la maldad del.
monarca apstata hasta el punto de hacer que
pereciese el volumen sagrado, que de orden del
Seor se guardaba en el templo, lo ocultaran sin
revelar nadie el secreto, hasta que lo present
al rey el pontfice Helcias.
Sin embargo, conservada en el pueblo la tra
dicion de aquellos libros y la de los puntos ca
pitales de la doctrina que se enseaba en ellos,
al punto que Sapham recibi del Pontfice el li
bro de la Ley, y lo present Josas y ste lo
oy leer, rasg sus vestiduras en seal de dolor;
y reconociendo en aquellos volmenes la Religion
de su pueblo y de sus mayores , y respetando sus
orculos como genuinos y verdaderos, se lamen
taba de que sus padres no hubiesen dado oidos
la palabra de Dios contenida en ellos, ni hu
biesen seguido sus preceptos. Hcelos leer en alta
voz ante todo lo principal del pueblo, y todos re
conocen en ellos la voz de su Dios , y hacen nue
vas promesas de cumplir su voluntad , y de gua**dar los pactos que con el Seor habian hecho
sus padres: Y cmo habra habido tanta docili
dad de parte del rey y del pueblo al oir los li-r
bros de Moises para creer y obedecer lo que les
.enseaba y mandaba en ellos, si los tales libros
hubiesen sido forjados en el momento por el
pontfice Helcias para intimidar Israel? Se en
gaa de este modo a una nacion corrompida pa
ra apartarla de sus estravios , fingindoles una
doctrina opuesta su actual conducta y aterran

( 225 )
dola con fingidas amenazas con* que los conmi
naba el Seor por sus delitos? Como habian mar
tirizado otros profetas que les anunciaron la
.ira de su Dios qe iba descargar sobre ellos,
no se habrian revuelto contra Helcias si hubie
ran sospechado siquiera que aquel hallazgo era
una impostura ?
i
Y no es menor dislate el de los incrdulos
que atribuyen Esdras el Pentateuco. Esdras no
hubiera sido respetado, ni aquellos libros hubie
ran sido recibidos con la veneracion con que los
admitieron los judos vueltos de Babilonia, si hu
biesen descubierto que eran fabricados de nuevo
por aquel escritor. "Presntanos y leenos, le dice
el pueblo, el libro de la Ley de Moises, Ley que
el Seor mand guardar nuestros padres (i)."
Y la oyen de boca de Esdras y se afligen como
Josas, considerndose transgresores y delincuen
tes , y reconocen en ella la misma Ley , y los su
cesos mismos que por tradicion se conservaban
en la memoria de todo el pueblo. Lo que s es
verosmil es, que habindose escrito el Pentateu
co por Moises en hebreo puro y primitivo, y en
caractres antiguos, que tal vez se llamaron des
pues saraaritanos ; perdida casi del todo la lengua
primitiva del pueblo de Israel y confundida y vi
ciada con la caldica durante los setenta aas de
la cautividad de Babilonia , fue conveniente para
facilitar al pueblo la inteligencia de aquellos li
bros, ponerlos en el dialecto usual y mudar ter(i)

Exdra i? c. 8? v. i?
*9

( 226 )
minaciones , y acToptar idiotismos propios del idio
ma siro-caldeo. Asi juzgo se hara por Esdras,
pero con la mayor escrupulosidad cuidando de
no variar en nada lo sustancial del testo , asi por
el respeto con que se miraba, como tambien por
que conservando los samaritanos. el Pentateuco
antiguo , y siendo las reliquias de ellos, que ha
bitaban la Samaria , enemigos declarados de la
tribu de Jud , les habran dado en cara con la
menor suplantacion que hubiesen advertido en
los cinco volmenes.- Y de aqui proviene, y no de
otra cosa, el aire y giro que se nota hoy en el
testo de los libros santos conforme la ndole de
la lengua caldea siro-caldea que puede mirar
se como un dialecto del hebreoQueda que refutar la tercera opinion que su
pone escrito el Pentateuco en los dias de Saul.
Voltaire conviene en la seccion tercera del artcu
lo Moises, que es muy verosimil y aun muy pro
bable que una colonia rabe establecida en Egip
to emigr de aquel pais bajo la conducta de Moi
ses. Tanto mas que en Egipto se conservaba una
tradicion antiqusima que cita Plutarco, segun la
cual , Typhon padre de Jerusalen y de Judea , se
habia huido de Egipto en un asno. Ntese de pa
so que en esta tradicion se confunda Moises
con Typhon, lo que prueba que los egipcios no
debieron quedar muy gastosos con la salida de
Moises y del pueblo israeltico. Ahora veamos
todo el fundamento que alega Voltaire para per
suadir su opinion. Probablemente, dice, fue en los
principios de la monarqua hebrea cuando los ju-

( 227 )
dios, que se sintieron con talento para ello, pu
sieron por escrito el Pentateuco. Porque, cmo
es posible que Moises en sus dias mandase los
reyes que leyesen y escribiesen su Ley, cuando
no habia reyes en Israel? No es probable que el
captulo- J7 del Deuteronomio se compuso para
reprimir el poder del rey, y que se escribi por
los sacerdotes en tiempo de Saul, que es decir,
al mismo tiempo de la guerra de Troya? Qu l
gica tan estupenda! No le faltaba Voltaire, pero
la disimula para seducir con sofismas.
Oigmos lo que dice Moises al pueblo en el
lugar citado. tvCuando bubires entrado en la tier
ra que tu Seor Dios te ha de dar, y estuvieres
en posesion de ella habitndola, y dijeres = me
constituir bajo el imperio y gobierno de un Rey,
como lo tienen todas las naciones en rededor =
tomars aquel que el Seor eligiere de entre tus
hermanos." Y sigue indicando las condiciones que
ha de tener el rey, y sus principales obligacio
nes. Ahora bien, procedamos lgicamente para
acabar presto. Moises habla de los reyes que po
dr haber en el pueblo de Israel, como vemos;
luego ya los habia cuando escribi esto. Es con
secuencia? Moises previene las condiciones que
han de tener los reyes de Israel, si llega ha
berlos, y sus obligaciones; luego ya Israel era go bernado por reyes. Es consecuencia? Demos mas
Voltaire. Los sacerdotes , como l dice , escribie
ron el captulo i7 del Deuteronomio para mo
derar el poder de los reyes ; luego los sacerdotes
forjaron todo el Pentateuco en tiempo de Saul.

I 228 5
Es consecuencia? Cuando Samuel reconviene al
pueblo que le pedia rey, no le cita las obliga
ciones que alli se le imponen, sino las violentas
usurpaciones que ha de hacer. Cuando unge
Saul, tampoco le cita una palabra del captulo 17
de que tratamos. De dnde, pues, colige Voltaire, que se escribi para reprimir el poder del
monarca , despues de haberlos en Israel ?
Puede aun mas y aun mas se atreve el im
pudente autor del Diccionario. Afirma que no se
hace mencion de los libros de Moises en ningu
no de los demas cannicos del testamento an
tiguo. Abusara ciertamente de la paciencia de
quien me lee , si para refutar este embuste tan
claro aglomerara aqui todas las citas que lo des' mienten , casi tantas como pginas contienen aque-.
los libros santos,
Y con cunta altaneria presenta el dicciona
rista la objecion que l dice ser de Bolimbroke
tomada de las cuarenta y ocho ciudades levticas
de que habla Moises en el captulo 35 de los N
meros! "Lo que le parece, dice, Bolimbroke
sobre todo la contradiccion mas palpable , es el
don de las cuarenta y ocho ciudades con sus ar
rabales hecho los levitas en un pas donde no
habia ni una sola aldea. Sobre estas cuarenta
y ocho ciudades principalmente bate Abada , y
aun tiene la dureza de tratarlo con el desprecio
que lo hara un mtlord de la cmara alta y un
ministro de estado, respecto de un cleriguete tu
nante que la echase de razonador.'*
Chocarrero! Cul afecta compadecerse con

( 229 )
la mas insultante irona ! Oigmos Moises: "Man
da los hijos de Israel, le dice el Seor, que de
sus posesiones den los levitas ciudades para que
habiten
de las cuales separareis seis que se
rn ciudades de refugio y ademas otras cuarenta
y dos, en todo cuarenta y ocho, con sus ruedos
y arrabales (i)." En estas palabras claro est que
Moises no habla de ciudades existentes en el de
sierto por donde caminaban , sino en la Palestina
tierra de promision, habitada por varias razas
de cananos y otras naciones gobernadas por trein
ta y un reyes que sucesivamente fueron vencidos
por Moises y Josu , segun se numeran en el ca
ptulo i2 del libro de Josu, cuyos reinos y ciu
dades ocuparon casi todas los israelitas. De estas
mandaba Dios que se separesen cuarenta y ocho
para la tribu de Lev, y asi se hizo efectivamen
te , luego que tom el pueblo hebreo posesion
de la tierra prometida , segun se refiere en el
captulo 2i del mismo libro, donde se sealan
cada una de por s en su lugar y con su nom
bre; y aun se ven citadas en los mapas de la
Tierra Santa formados sobre el pais mismo en
que las vieron sus ruinas los mismos gegra
fos que nos trazaron aquellas cartas. Segun esto
la evidencia moral est favor de Abada, y
es el Lord quien delira, cuando asegura que
en la tierra de Canaam de que habla Moises r
y avait pas un seul llage , insulta de esa ma
nera al apologista , porque no tiene razones con
(i)

Numer. e. 35. v. 2?

( a3o )
que refutarlo. Miserable indecente recurso!
"Y cmo habra citado Moises el libro de las
guerras del Seor, habiendo sido estas guerras
posteriores su tiempo , y por consiguiente el li
bro perdido en qe se referan?"
En el captulo 1 i de los Nmeros se hace men
cion de este libro. Va Moises refiriendo los sucesos
ocurridos en la peregrinacion de Israel, y al des
cribir la mansion que hicieron en las sierras de
Arnon, que dividan el pas de Moab del de los
amoreos, dice lo que all sucedi , con las pala
bras que se contaba en el libro de las guerras del
Seor, libro cntico , porque la palabra hebrea
Sopher , que la Vulgata traduce aqui libro, signi
fica narracion en verso en prosa, que pudo com
ponerse por el mismo Moises (el primer poeta y
el mejor poeta del mundo, como lo acreditan sus
cnticos), por alguno otro del pueblo, al tiem
po mismo de ocurrir los sucesos que en l se ce
lebraban, como sucedi en el trnsito del mar
Rojo con el cantcmus Domino, y que se conser
vara en la memoria del pueblo, y se cantaria co
mo himno nacional en la posteridad para celebrar
aquellos prodigios; que por eso pudo citarlo Moi
ses con las palabras como , por lo cual se dice o
se dir , segun parece est en el hebreo : se dice,
porque ya se cantaba ; se dir por que se canta
ra en adelante.
Las demas objeciones de Voltaire son tan de
poco peso, que mas bien merecen desprecio que
respuesta. Acerca de ellas y de las espresiones que
cita del Pentateuco , las cuales indican haber sido

( *3i )
escrito en tiempos posteriores , puede verse al P.
Stilingo en el tomo 2 de las actas de los Santos
de setiembre, prrafo 55 de la vida de Moises,
donde con la mas fina y slida crtica euplica ca
da una de ellas , y demuestra que son espresiones
propias del mismo Moises , no interpoladas en
tiempos posteriores, como dicen otros espositores
catlicos.

De donde tomaron los autores de los libros


simbolicos, que hemos citado, los dogmas y
ritos que hemos fisto en ellos.

En vista de los fundamentos que dejamos espues


tos, debe lijarse la poca del Pentateuco mil y
quinientos aos antes de nuestra Era: da de los
Vedam quinientos anos despues, unos mil antes
de J. C. ; y la del Zend-avesta .cuatrocientos aos
aun mas moderna. Por consiguiente Moises es el
mas antiguo de los tres, este sigue Bourkla
Bracma , cualquiera que sea el autor de los Vedam, y Zoroastro es el mas moderno. Se pregun

( 232 )
ta ahora, stos tres personages inventaron cada
uno de por s la doctrina que leemos en sus li
bros? la aprendieron y copiaron unos de otros?
no hitieron sino poner por escrito los dogmas
y culto que se crean y practicaban en su pais , y
que se habian trasmitido de padres hijos por
una serie indefinida de generaciones en su nacion?
Examinemos una una estas tres cuestiones.
"Los que opinan, que fueron los primeros
legisladores y los sabios mas antiguos, quienes en
searon los pueblos primitivos el conocimiento
y culto de la Divinidad , no resuelven la cuestion,
sino que la alargan , dice Sesto Emprico. Se pre
gunta, quin fu el primero que ense los
hombres que habia Dios, de dnde le vino al
hombre el conocimiento de Dios ? Si se responde
que de los primeros legisladores, es necesario pre
guntar de nuevo , y sos legisladores de dnde
adquirieron la idea de Dios? Se dir acaso que la
fingieron ellos, y por eso no es una misma la idea
que tienen de Dios las distintas naciones , porque
los prsas, por ejemplo, ponen por Dios al fuego,
los egipcios al agua, y otras naciones tienen otros
dioses. Por tanto, parece mas fundado que cada
legislador se figur sus dioses. Mas aun esto es ab
surdo ; porque antes de atribuir la divinidad al
fuego, al agua cualquiera otra cosa, todos los
hombres tienen una nocion de Dios, que les es
comun, segnn la que se lo figuran un espritu
bienaventurado, inmortal y perfectamente feliz,
en el que nada malo puede hallarse; y es contra
toda razon que sea casual este consentimiento

( 233 )
unnime que hay en todos los hombres , antes de
aplicar este otro objeto estas cualidades escelentsimas. Luego ellos no recibieron el conoci
miento de Dios de ninguna ley, ni de la ensenan
za particular de algun legislador - sabio (i)."
Y la verdad, si cada uno de los tres legisla
dores autores de los tres sistemas religiosos de
que hemos hablado, pudo alterar en parte los
dogmas primitivos y los ritos en que todos tres
estan acordes: si han podido esplicarlos su mo
do cada cual , vestirlos de tales tales accesorias,
darles este colorido el otro : si los ritos comu
nes, primitivos, sencillos, como el sacrificio y las.
purificaciones, aadieron otros anlogos , determi
naron los dias y ocasiones en que debian hacerse
y multiplicaron las ceremonias, y embellecieron
con pompa y lujo todo el aparato del culto esterno ; todo esto pudieron hacerlo contando con cier
to fondo de ideas, con ciertos artculos fundamen-.
tales de creencia , con ciertas prcticas de culto
que se encontraron en los pueblos quienes pre
dicaban su nueva doctrina. Esto se echa de ver asi
por la identidad de aquellos principios, como por
la imposibilidad de sancionar sus sistemas sin
ellos, y por la esperiencia de lo que han hecho
otros mas modernos legisladores.
Es indudable la incomunicacion absoluta en
que se hallaban las naciones de que vamos ha
blando, en la poca en que se supone haber exis-;
tido sus legisladores, y aun muchos siglos des.{t) Adversus mathem. tib. i8. c.
Tomo L

3o

( 234 )
pues. El primero de los griegos que penetr en la
India fue Alejandro. Los persas no se dieron co
nocer otras naciones hasta los reinados de Arbaces y Dejoces, y los judos fueron un pueblo
errante hasta su vuelta de Egipto y estableci
miento en la Palestina. Hasta estas pocas las di
chas naciones ningun comercio habian tenido las
unas con las otras. El comercio supone necesida
des facticias, facilidad de comunicaciones, y en
una palabra , objetos de utilidad recproca que lle
ven los hombres de un pais otro : supone cier
to derecho de gentes que garantice sus empresas,
y si por falta de estas circunstancias hemos visto
permanecer absolutamente desconocidos al resto
del mundo hasta estos ltimos siglos, los dos
imperios del Japon y la China, y aun las Amricas y nuevo continente , cmo por qu nos he
mos de persuadir que la India comunic con la
Prsia, y la India y la Prsia con los hebreos,
antes de la poca de Moises y de la de Budda'y
Zoroastro? Y que no asi como quiera comunic,
si no qu propagaron unas en tras sus sistemas
religiosos? Sin embargo, se echa de ver que los
libros simblicos de aquellos legisladores, estriban
sobre unos mismos dogmas fundamentales. Po
nindose los tres inventarlos, cmo pudieron es
tar tan uniformes? Doy de barato que hubiesen
inventado algunos principios de creencia , que
puede alcanzar la razon humana, algunas cere
monias y ritos, que tienen cierto fundamento en
la naturaleza de las cosas ; pero cmo descubrie
ron otms y convinieron todos en hechos y prc-

( 235 )
ticas, que la razon sola no alcanzarla amas, co
mo son la guerra de los ngeles buenos y malos,
y los sacrificios de tales y tales animales?
No , no fueron por cierto los legisladores quie
nes inventaron la Religion para engaar los
pueblos. Los pueblos no se habran dejado enga
ar por la Religion, si no la hubiesen tenido antes:
si al menos no hubiesen credo de antemano cier
tos artculos fundamentales sobre los que edifica
ban los nuevos apstoles y los legisladores sus
sistemas religiosos. Asi vemos que todos los libros
simblicos hacen hablar aquella divinidad ado
rada ya en el pais, para darle un valor divino
sus palabras y la sancion religiosa sus leyes. En
los Veids , habla Bracma : Ormuds en el Zendavesta: el Dios de Abrahan en el Pentateuco. Ni
Moises hubiera sido escuchado con respeto por los
judos , si no les hubiese hablado en el nombre
del Dios de sus padres , de Abrahan , de Isaac j
de Jacob , al que ya veneraban. Menes no habria
sancionado sus dogmas y leyes , dndolas los
egipcios como recibidas del dios Mercurio, si los
egipcios antes de eso no hubiesen dado culto
aquel dios. Minos y Licurgo, decian los cretenses
y espartanos , que habian recibido sus cdigos de
Jpiter y Apolo, reverenciados ya mucho antes
en Creta y en Delphos. Numa no habria intentado
persuadir los romanos , que sus leyes civiles y
religiosas las habia recibido de la diosa Egeria,
si los romanos .no reverenciasen antes aquella
deidad.
- ' - Por cierto que no es necesario mas que echar

'( 236 )
una ojeada, por la historia del establecimiento de
cuantos religiosos cultos tenemos noticia, para con
vencernos de que ninguno de ellos ha sido ver
dadera invencion de los legisladores , sino que to
dos estos procuraron amalgamar, digmoslo asi,
sus descubrimientos con las ideas religiosas que
encontraron admitidas en su nacion. El mismo
fcfoises establece la ley escrita y toda la religion
judica en las tradiciones antiguas, y en los dog
mas revelados los patriarcas del pueblo hebreo;
y si este se resuelve salir de Egipto, sin temer
las fuerzas y venganza de Faraon ; si camina por
el desierto errante por tantos aos, es porque Moi
ses le recuerda las promesas hechas su padre
Abrahan; con ellas vence sus temores, disipa sus
desconfianzas y renima su fe. Cristo nuestro Re
dentor, si predica el Evangelio Israel, toma por
bases de su doctrina las que lo eran de la de Moi
ses: le asegura su pueblo que no viene des
truir la Ley, sino darla la perfeccion que . le fal
taba, y en efecto la cumple en su persona con la
mas exacta escrupulosidad. Y si pasamos de la
verdad al error, veremos , y mas adelante se esplicar con mas estension, que los gnosticos no
hicieron mas que mezclar groseramente las doc
trinas orientales con las del judaismo y cristianis
mo i asi como Mahoma combin malamente estas
dos, acomodndose unos y otros las creencias
corrientes en los pueblos que se proponian em
baucar.
m Examinemos ahora la segunda suposicion. Se
copiaron unos otros? Y primero pongamds en

( 237 )

claro la cuestin: si Moises copi Zoroastro, 6


por el contrario Zoroastro Moises : si el Penta
teuco es copia del Zsnd-avesta, si el Zend-avesta del Pentateuco. "En la Prsia, dice Dupuis, y
en los libros de Zoroastro hallaremos la clave de
las alegoras sagradas de los hebreos. El legisla
dor de los persas, como el de los judos, colo
ca al hombre en un jardn de delicias, y hace in
troducir all el mal por una serpiente; de suerte
que estas dps cosmogonas excepcion de los tr
minos son una misma ; pero la de los persas , co
mo es la original, es mas clara y nos da la so
lucion del enigma que se nos oculta en la se^
gunda.(i)." Al oir un fallo tan terminante el in-#
cauto se persuade que deja ya demostrada Du
puis la anterioridad del legislador prsa al de los
judos; pero nada menos; asi lo supone, mas sin
probarlo. Puede darse mayor audacia? Nosotros
s, hemos hecho ver lo contrario, y mas inge
nuo Volnei conviene en que Moises fue anterior
Zoroastro dos siglos. "Tal fue , dice , Zoroastro que
dos siglos despues de Moises rejuveneci y mora
liz entre los medos y bactrianos todo el sistema
egipcio de Osiris y de Typhon bajo los nombres de
Ormuds y Ahrimanes (2)." Y Volnei no pone mas
que dos siglos de distancia entre los dos legislado
res, porque supone escrito el Pentateuco en tiempo de los reyes de Jud , cuya opinion queda ya re
futada. Mas aun suponiendo que Moises el au(i) Tomo 3? p. |2
(2) Ruinas p. 243 de la edicin de Paris en i82i!!!

( 238 )
tor del Pentateuco haya existido solo doscientos
aos antes de Zoroastro, si se encuentran en los
libros Zends cosas parecidas las que se refieren
en el Pentateuco: quin diremos que las tom
del otro? A cul llamaremos original? Cul de
los dos deber ser la copia? Seria muy fcil de
mostrar que Zoroastro tom de los judos, cauti
vos en Babilonia , hechos y doctrinas que insert
en sus libros acomodndolos la religion domi
nante de la Prsia ; pero esta investigacion no in
teresa mi intento ; me es bastante haber conven
cido de embustero Dupuis por boca de Volnei,
cuando supone ser el Zend-avesta original de
nuestro Pentateuco.
Sin embargo, Volnei diputado de los esta
dos generales en i789, despues de la asamblea
constituyente , y zcloso republicano en ella : sena
dor de los que sancionaron el imperio de Napo
leon Bonaparte, y finalmente Par de Francia
creado tal por Tjus XVIII, y miembro de la
Cmara de los Pares (i): Volnei, que tan ad
mirables y opuestos papeles ha representado en
el treatro del mundo y en su patria : este Seor,
cuyas opiones literarias habrn quiz sufrido tan
tas alteraciones como las polticas, dice, que Moi
ses sino copi su doctrina de Zoroastro, la tom
de la mitologa egipciaca. Y la verdad que esto
(i) Vase la noticia sobre Mr. el conde Volnei leida en
la Cmara de los Pares, sesin de i4 de junio de i820,
por Mr. el conde Dar al frente de la edicin de las Rui
nas hecha en Paris en casa de Bossange ao de i82i. -

I a39 5
bien pudo ser, porque Moises no solo se cri en
Egipto en el palacio del rey sino que se instruy
en toda la ciencia de los egipcios. Pero, en dnde
se halla ni el mas leve punto de contacto, ni la
semejanza mas ligera entre las fbulas sagradas de
Menfis y los dogmas y leyes del Pentateuco? Por
el contrario en cada pgina casi de este volumen
vemos espresiones que demuestran el empeno
del santo Profeta para apartar su pueblo del
culto idoltrico del Egipto. "Mas sin embargo, el
Dios de Moises es un dios Egipcio, dice Volnei,
inventado por aquellos sacerdotes de quienes l
habia sido discpulo." Y qu dios es ese tipo
del Dios de Moises? El dios Kneph que adoraban
los de Tbas. Y por qu ? Porque el dios Kneph
como el de Moises era inmortal y eterno, no te
nia principio ni fin, como decia Plutarco (i). Em
pero esos mismos tbanos adoraban su dios
Kneph en un simulacro. Oigamos Eusebio (2):
"Los egipcios llaman Kneph al Criador cuya ima
gen la forman en figura de hombre, qe tiene
un crculo zona de color azul celeste y un cetro
en las manos , y con pluma un la en su cabeza,
denotando con esto cun dificil es de conocer, cun
superior nuestra capacidad, y oculto nuestros
sentidos: rey vivificador y que se mueve con su
inteligencia. Este dios produce un huevo de su
boca, del cual huevo sale otro dios al que llaman
los egipcios Phtha, y los griegos Vicano. En este
(i) De Iside et Osiride.
(2) Prepar Evang. lib. 3? c. 3?

(24o)
huevo est significado el mundo." Este era el dios
Kneph : si los tbanos lo crean criador .del unVerso, ese es el Dios de Moises, no tomado de
Egipto, sino adorado por su pueblo antes de ha
ber entrado sus ascendientes en aquella region. Si
es dios que puede adorarse representndoselo bajo
la forma humana, ese no es el Dios de Moises,
que prohibe su pueblo toda representacion
imagen de s mismo, ni de cosa alguna para que
sirva de objeto al culto, ni absoluto, como llaman,
ni relativo. Si el Dios de Moises es el que s, y
este mismo valor tiene la palabra Jpiter la pa
labra Ei: podr haber tomado Moises su Dios
de los griegos , porque estos muchos siglos des
pues atribuyeron aquel nombre, la primera y
principal de sus divinidades? Y qu tiene de pa
recido la Isis tapada , llmese Minerva de Sais,
al Seor Dios Criador del mundo y regulador de
la naturaleza , la que aquella diosa representa
ba? Dnde encuentra Volnei en todos los geroglficos egipcios , que una zarza ardiendo sea sm
bolo de la divinidad entre aquellas gentes? Ver
daderamente estas son necedades tan necias que
no tienen por donde asirse. Concluyelas en una
nota asi : "En fin , he aqui un pasage del gegra
fo Estrabon, que quita toda duda sobre la iden
tidad de las ideas de Moises y las de los telogos
paganos." Y cul es este pasage? Helo aqui : "Moi
ses , uno de los sacerdotes egipcios , teniendo de
por sf cierta porcion de tierra en aquel pais , y no
pudiendo avenirse con da doctrina instituto de
los demas, emigr de all ; al cual acompaaron

i 24i )
muchos dedicados al culto divino." Hasta aqu so
bre el motivo de la salida de Moises de Egipto,
acerca de la cual cada escritor profano dic una
cosa. Veamos ya lo que anade Estrabon sobre su
doctrina acerca de la divinidad. "Ensenaba Moises
. cun mal opinaban los egipcios, atribuyendo
Dios imgenes de fieras y de otros animales, ni
menos desbarraban en su sentir los de la Libia "
y Grecia , que representaban Dios en figura de
hombre. Y decia que Dios solamente es en ver
dad aquel Ser que abraza y contiene en s
todos los hombres, la tierra , el mar, el cielo > el
mundo y toda la- naturaleza , como la llama
mos ; cuya imagen nmgun mortal que tenga juicio
la pintar semejante la nuestra, y por lo tanto
dando de mano toda imagen , todo simulacro,
fabricando solo un templo y un altar digno de l,
debia adorarse sin dolo ni representacion algu
na (i)." Y es ste el pasage que quita toda duda,
sobre la identidad de las ideas de Moises con las
de los telogos paganos? Quita toda duda, como
vemos, pero es acerca de la diversidad de las
ideas de unos y otros. Demuestra que las ideas
de Moises acerca de la divinidad, fueron opuestas
las que se habian formado los egipcios y demas
idlatras. Puede llegar, mas el alucinamiento,
que traer en prueba de un aserto tesis, una
autoridad que demuestra claramente la antitesis
aserto contrario? Pues esto hace el Seor Par
de Francia.
. (i)

Lib. 6.

Tomo I.

"
3i

( 242 )
Hace mas para demostrar la identidad de la
Religion de Moises con la supersticion egipciaca.
"Moises, dice, en vano quiso borrar de su Reli
gion todo lo que recordaba el culto de los astros:
en ella quedaron, pesar suyo, muchos rasgos que
la indicaban: los siete mecheros del gran cande-
lero los siete planetas : las doce piedras signos
"del Urim del gran sacerdote : la fiesta de los dos
equinOcios, aperturas y puertas de los dos hemis
ferios : la ceremonia del cordero carnero celeste:
el nombre de Osiris que conserv en su cntico y
clarea cofre, imitacion del sepulcro en que fue
aquel dios encerrado ; todo esto qued en la reli
gion judica , para testimonio de la filiacion de
sus ideas y de su procedencia de un origen co
mun." Examinemos cada una de estas semejanzas,
que cita igualmente Dupuis. '
A cada paso encontramos en nuestros filsofbs
incrdulos nuevas inconsecuencias. Cunto se les
ofrecera que decir si encontrasen en un San Gre
gorio la interpretacion que da Volnei los siete
mecheros del candelero , las doce piedras del ra
cional , y las fiestas de los dos equinocios! Eran
doce las piedras preciosas engastadas en el racional
del sumo Pontfice ; luego significaban los doce sig
nos del Zodaco: estaban colocadas de tres en tres,
y cada fila correspondia y representaba una esta
cion. Pues ese modo , soemos si hemos de des
barrar, y digamos: son doce los signos y doce los
panes de proposicion; luego estos representan
aquellos : los panes se colocaban en dos filas cami
nos cada uno de seis ; luego cada uno de los dos

'( ^43 )
representaba seis signos, el uno los seis ascenden
tes, y los otros seis, los seis descendentes.
Pero el senor Dupuis da esto otra salida mas
graciosa. "Tal vez, dice, significaban las doce pie
dras las doce tribus de Israel , como quieren
muchos espositores ; mas esas doce tribus no eran
sino los doce signos del Zodaco." Este es otro de
lirio. Los hijos de Jacob , patriarcas de las tribus,
no fueron doce sino trece, y es lstima que Du
puis no coloque Dina all en Virgo, en otra
de las constelaciones femeninas del ciclo, aunque
hubiese dejado los varones en el Zodaco. Para
poner Dina en Virgo, era forzoso sacar un hijo
de Jacob. Y cul le habia de tocar? Parecile
mejor callar Dina y que solo figurasen los doce.
Pues si vamos las tribus, tampoco son doce sino
trece. cQu se hace con 4o que sobra:' El P. Villalpando, tan alegrico tan visionario como Philon,
Dupuis y el annimo que cita Gebelin, hace de
esta tribu que es la de Lev, los cuatro elementos,
porque se acuartelaba los cuatro ngulos del
Tabernculo. Con esto sale de la dificultad y que
dan las doce cabales. Mas en qu funda Dupuis
la apropiacion de cada tribu cada uno de los
signos del Zodaco? En las palabras con que ben
dijo Jacob cada uno de sus hijos. Aqui es el dis
paratar de nuestro erudito. En primer lugar , Aser
se le pasa por alto, ciertamente porque no hall
por donde asirlo. Simeon y Lev son el signo de
Piscis. Por qu? Helo aqui. A Simeon y Lev los
une Jacob en sus bendiciones : en el signo de Pis
cis hay dos poces juntos ; luego Simeon y Lev no

( 244 )
son mas que el signo de Piscis. El signo de "Virgo
estaba pintado en las .banderas de la tribu de
Nephtali .segun Dupuis: este signo es el domicilio
de Mercurio; de aqui discurre de este modo: Ja
cob llama Nephtali ciervo veloz de bellas y gra
ciosas palabras > Mercurio como mensagero es ve
loz, y como secretario de los dioses elocuente ; lue
go Nepbtali es Mercurio. Y qu despues de tan
tas contorsiones Nephtali no es uno de los signos
sino un planeta? Dos constelaciones , una zodiacal
.que es Sagitario, y otra estrazodiacal que es el
lobo , me las junta Dupuis y las pega para repre
sentar con ellas Benjamn: : : : basta. A qu mas
despropsitos?
A mi se me figura el Dupuis un titiritero de
estos que traen su totili-mundi con cierto nmero
de figurillas, qe combina -de distintos modos para
hacer con ellas varias representaciones, que em
baucan los tontos y les saca el dinero. Tiene l
sus siete planetas, sus once cielos, sus doce sig
nos , sus veinte y cuatro horas , sus cuatro esta
ciones, sus trescientos sesenta dias. rotundos, sus
dos hemisferios, sus cuarenta y ocho constelacio
nes , sus treinta y seis Decanos , tres en cada sig
no del Zodiaco, y sobre todos sus admirables parana telones y sus orientes y ocasos heliacos, acrnicos y csmicos. Con estos tteres hace todos sus
juegos: tal es su ligereza de manos.
Mucho se detiene y luce su habilidad, en aco
modar la traza del templa de Salomon la f
brica del universo, para inferir de aqui que en
aquel suntuossimo edificio se adoraba al Univer

( 4 )
so-Dios. Pero* puede darse trabajo mas intil ni
nas mal dado? Philon es el primero que usando
de la alegora fue buscando en el templo y ert
cada una de sus partes semejanzas con el univer
so y sus partes. Josefo babla de esto tambien, y
acaso lo tom de uno y otro Clemente. Alejandri
no. Estos autores creyeron ver en el Taberncu
lo, y mucho mas en el templo edificado por Sa
lomon , y en las vestiduras del gran sacerdote, co
mo una representacion abreviada del mundo en
tero. Pero de estas alegoras puede decirse lo que
de otras muchas que algunos padres de la Igle
sia , contemporizando con las ideas filosficas de
su tiempo , encontraban en las Santas Escrituras.
Es cierto que en Alejandra habia escuelas filos
ficas en los primeros siglos de la Era cristiana, en
las que se enseaba el platonismo que se llam
moderno , la nueva academia llamada tambien
Secta eclctica. En esas escuelas educado Philon
y despues Clemente Alejandrino , que no fue obis
po, como Dupuis lo hace, bebieron ese gusto
las alegoras numricas, y de ah buscaban en las
partes del templo, atendiendo solamente su n
mero, alusiones que " ninguno se le habian ve
nido las mientes hasta entonces. Y para que se
vea el ningun valor de tales aplicaciones, pondr
una otra de las que seala Clemente Alejan
drino. "Aquellas imgenes de oro cada una con
seis las; dice hablando de los querubines que
estaban sobre el Arca , significan, las dos Osas,
como quieren algunos , los dos hemisferios: : : :
pero entre los dos tienen doce las, y por razon"

. (' *46 >


riel crculo del Zodaco y el tiempo que gasta el
Sol en correrlo, me parece significan el mundo
sensible." Y vuelve lo de las Osas , y dice : que
asi como estas, segun una tragedia, defienden, con
sus alas el polo Artico, y en l -Atlas; asi los
querubines defendan con sus alas el Arca, que
puede figurar la eternidad, como Atlas significaba
la inmovilidad. Y mas abajo, separndose ya de
tan absurdas alegoras , indica una esplicacion la
mas sencilla y verosimil de aquellas imgenes
que- constaban, segun se dice, de semblantes hu
manos, y de las no mas, para significar las men
tes pursimas*, cuyos conocimientos y operaciones
son sublimes y elevadas, y asisten al trono del
. Altsimo.
Pero ni Moises ni Salomon se propusieron
semejantes caprichos en la fbrica del Taberncu
lo ni del templp ; ni aunque hubiese sido la idea
de uno y otro copiar al mundo en aquel edifi
cio, probaria esto nada contra la espiritualidad
de su Religion. El mismo Dupuis cita las rigoro-:
sas prohibiciones que de parte de' Dios hizo Moi
ses los israelitas , para que en el templo no pu
siesen imgenes, ni smbolos, ni representacion
alguna que pudiera llevarlos al culto de los as
tros. Estas son las palabras: "No visteis semejan
za imagen ninguna en -Horeb el dia que os ha
bl el Seor de en medio de fuego, no fuese que
engaados con eso, hicieseis para vosotros ima
gen copia tallada de la que hubieseis visto,
de varon de hembra , ni de jumento cuadr
pedo, ni de pjaro que vuela por el aire', ni de

I 2 47 )
sabandija rastrera, ni de pez que surca los ma
res ; que levantando los ojos al cielo , y vien
do ese Sol y esa Luna y los demas astros, sedu
cido los adorases y tributases tus cultos esos
cuerpos que ha criado Lu Dios, para que sirvan
cuantas naciones habitan debajo de ellos (i)."Ahora hien : si tanto esmero tuvo Moises en separar
jg la vista del pueblo cuanto pudiese aun remo
tamente inducirlo la idolatra al sabeismo:
cmo ha de creerse que le fuera retratando el
celo, la tierra y los astros en el candelera de las
siete luces , en los doce panes , en las doce pie
dras y en otros utensilios del templo y santuario?
Tan distante estuvo Moises- de ese designio, como
Jo estuvo el mismo pueblo hebreo de acordarse
siquiera del Sol , ni de los astros en los sacrifi
cios y cultos que ofrecia en el templo. Y asi
siempre que apostataron del culto y religion de
sus mayores, para adorar . dioses agenos; les
erigieron templos estos y simulacros particula
res, profanaron con sus imgenes el templo del
Seor.
Mas dejnos que Moises , que el mismo Dios,
que le manifest el ejemplar del Tabernculo
en el monte, hubiese querido hacer en l un
mundo abrevido un copia del mundo. Seguirase de aqui por ventura que se adoraba al
mundo en el templo , porque el templo se paAcia
al rnundo? La gruta de Mithra era una copia,
una Tepresentacioh , un eplogo del mundo , un
(i)

Deut c. 4. v. i5. y 29.

mundo
mundo
filsofo
M Quiso

(2/f8)
pequeo , y por eso se adoraba all al
? He aqui lo que dice Porfirio citando al
Eubulo, cuyas palabras pone Volnei (i).
Zoroastro consagrar en las montaas in

mediatas la Prsia una grufa Mithra Criador,


y Padre de todo lo que existe. El objeto de Zoroastro era que esta caverna representase en lo
posible la figura del universo criado por Mithra,
y que las cosas colocadas alli ciertas distancias
unas de otras fuesen smbolos representaciones
de los- elementos y Je los climas," Pues si la gru
ta de Mithra, copia del universo, estaba destina
da para adorar en ella , no al universo ; sino
su Criador, por qu no tendra el mismo desti
no el templo de Jeruslen, aunque lo suponga
mos un mundo abreviado?
Otra semejanza halla Volnei entre el culto'
egipciaco y el mosico-; y es el arca de Osiris y:
el arca del Testamento.; pero este es un delirio
mas estravagante que los anteriores. Del arca de
Osiris, refiere. Plutarco, que estaba trazada en fi
gura de mdia ltma ; la del testamento .era un
cajoncit cuadrangular. El arca de Osiris no se
guardaba como objeto de culto en los templos de
los egipcios, porque ellos adoraban Apis el
toro que suponian imagen animada de Osiris; el
arca del Testamento era el Tabernculo Pro
piciatorio, desde el cual se haca sensible la pre
sencia del Seor en medio de su pueblo. "El dia
diez y nueve de Athir, que corresponde nues(i)

Ruinas p. 390.

( 249 )
tro octubre, y parte de noviembre", dice Plutar
co , que bajaban revestidos de estolas los sacerdo- '
tes de noche al mar , y .sacaban del agua una ces
ta sagrada, dentro de la cual hay una arquita de
oro, en la que echan una poca de agua potable,
y con esto levantan el grito diciendo: que ha
aparecido Osiris; despues echan sobre el agua
una poca de tierra frtil , y ciertos aromas y sahu
merios , y con todo hacen una masilla lodo del
que forman la figura de la Luna , la adornan y
le cuelgan mil diges. Esto era al parecer de unos,
recuerdos de la urna sepulcral en que encerrado
Osiris fue arrojado al mar por Typhon y despues
hallado por Isis ; y segun otros , emblemas bajo
los cuales se ocultaban los fenmenos naturales
de las menguantes y crecientes del Nilo , y el in
flujo de estas y de los astros, especialmente de la
Luna en la vegetacion (i)." Y qu tiene que ver
nada de esto con el Arca del testamento manda-;
da hacer por Dios para encerrar en ella las ta
blas de la Ley , el vaso del Man y vara de Moin
ses, que no era mas que una caja preciosa don
de se custodiaban los principales documentos en
que se fundaba el pacto del Seor con su pue
blo, para que no lo olvidase jams, ni los bene
ficios que habia recibido en el desierto, ni los
prodigios que habian presenciado sus padres? Pa
ra hacer mas respetable aquel monumento se
dignaba el Seor hablar y hacer ostentacion de
su gloria desde el Propiciatorio de sobre el Ar(i) De Iside et Osiride.
Tomo I.

3a

( 25o )
ea: la cual, sin embargo del respeto con que se
la miraba , jams se le prest culto alguno , y
encerrada ahora en un sitio desconocido, se des
cubrir algun dia, cuando no haya peligro de
que sea profanada , ni de que se le tributen cul
tos supersticiosos.
Vengamos ahora tratar de la Pascua del
Cordero. Con tres razones intenta demostrar Dupuis que esta solemnidad fue tomada por Moises
de los* egipcios , y que se celebraba en ella el pa
so del Sol por el signo de Aries en la entrada de
la Primavera : primera, por el signo : segunda, por
el tiempo: tercera, por el nombre de la festivi
dad. Carnero en el cielo y carnero en la mesa : el
Sol entrando en Aries , y los judos celebrando la
Pascua: Phasc , id est , transitus Domini , esto es,
interpreta Dupuis, paso del Seor Sol del hemis
ferio austral al boreal. He aqui lo que se re
ducen sus argumentos.
Ya hablamos bastante en otro lugar sobre si
en tiempo de Moises servia el carnero para signi
ficar la constelacion que hoy llamamos Aries :
hicimos ver que es muy probable , que aun no se
habia usado entonces de tal signo ; mas dado y
no concedido que ya se usase, advierto en primer
lugar que no se oblig los israelitas que se
valiesen de un cordero para celebrar su festividad,
sino que se les dej su arbitrio, que preparasen
para celebrarla , ora fuese un cordero, ora un ca
brito : juxta quem ritum tolletis et hcedum ( i ). Y
(i)

Exodi i2, 5.

( 25! )
solamente con esta reflexion cae por tierra todo
ese argumento tan fuerte de Dupuis. Pero aun
hay mas. Qu habian de hacer los israelitas con
el cordero con el cabrito? Les manda el Seor
que lo maten , que tomen de su sangre y tian
con ella los postes y dinteles de las puertas de
sus casas, que lo asen y se lo coman todo, que
mando los desperdicios. Y sera asi como obse
quiaran al cordero al carnero del Zodaco, de
vorando su imagen viva sobre sus mesas? Era tan
contrario este modo de festejar los animales,
objetos de culto religioso, al modo con que los
adoraban y festejaban los egipcios, cuanto dista
el dia de la noche , la luz de las tinieblas. Los
egipcios se abstenan religiosamente de comer de
la carne de los animales que adoraban. Conser
vaban en los templos uno de estos escogido de
entre ellos, al que mantenian con el mayor esme
ro, y lo sacaban adornado de guirnaldas de flores
en procesion y en triunfo en ciertos dias, y aun
para darle mas estimacion en el pueblo se lo ha
can creer inmortal , ocultando con el mayor es
mero su muerte, y sustituyndole otro que en
todo le remedase, fin de disimular mejor el
fraude, como refieren Herodoto y Plutarco.. En
qu se parece, pues, este culto lo que hacan
los hebreos con el cabrito y cordero , y cmo pu
dieron estos aprenderlo de aquellos? Tan distan
tes estaban de eso que puede decirse seguramen
te, que una de las razones que tuvo el Seor
para mandar los israelitas , que sacrificasen asi
los cabritos , los corderos y los becerros fue para

( 202 )
desvanecer del todo en su pueblo las ideas de
veneracion y de culto que habian visto tributar
aquellos animales en Egipto. Conforme esto
es, que cuanto atemorizado Faraon con las pri
meras plagas , condescendi ya en que sacrifica
sen los israelitas dentro de Egipto, Ite et sacriji^
cate Deo cestro in terra hac ; le contest Moi
ses : "no podemos hacer eso porque nosotros he
mos de sacrificar al Seor nuestro Dios animales,
cuya muerte seria los ojos de los egipcios una
abominacion, un delito: si nos ven sacrificar ltt
que ellos adoran, nos apedrearn ( i )."
. i
Razones son estas convincentes para todo hom
bre imparcial de que el sacrificio del cordero
cabrito, mandado por el Seor los hebreos, na
da tenia de comun, ni en cosa alguna se pareca
al culto -religioso que los animales se daba en
Egipto. Asi como tampoco tenia semejanza con lo
que refiere Luciano, hablando del culto indecen
tsimo que se tributaba la diosa Siria en el tem
plo de Helipoljs. Alli coman oveja los convidados y se tendian sobre ella aplicando pies con
pies y cabeza con cabeza, y se servan del pelle
jo del animal de su zalea por almohada , so
bre la que hacan sus genuflexiones. Se baaban
despues en agua fra , bebian y dormian sobre el
suelo con otras estravagancias que pueden verse
en su dilogo de Dea Siria, y que en nada se
. parecen la Pascua de los hebreos , mucho mas

(i)

Exod. c. 8?, v. 36.

". ,

'Jii

I ^53 )
anticua que estas ceremonias de los gallos sa
cerdotes castrados de la diosa Siria.
Es verdad que los egipcios celebraban cierta
festividad en el equinocio de Primavera , la que
-llamaban la entrada de Osiris en la Luna en
Isis; pero en ella no dice Plutarco que matasen
borregos ni que practicasen ceremonia alguna pa
recida la de la Pascua de los hebreos. Ademas,
que la festividad egipcia era quince dias antes de
la Pascua hebrea , puesto que aquella se celebra
ba el mismo dia de la Luna nueva y del mes
Phamenot ; y sta en el plenilunio del mes Nisan, al que aquel corresponde: y en esto mismo
se ve que la Pascua del Cordero ninguna relacion
tenia con la entrada del Sol en Aries, pues se*
celebraba muchos dias antes despues de ella,
segun se anticipaban posponan las lunaciones.
Si hubiese tenido por objeto celebrar la llegada
del Sol aquel punto, que siempre es fijo en el
equinocio, en este dia se habra fijado la celebra
cion de la Pascua ; mas para celebrarla no se les
manda los hebreos que observen la entrada del
Sol en Aries, sino la Luna llena del mes Nisan.
Quarta decima die ad vesperam. Este dia de ale
gra y jbilo para los hebreos , era dia de luto y
tristeza para los egipcios, porque en l lloraban
la cada de Osiris en el arca en la ratonera, lo
que significaba, dice Plutarco (i), haber llegado el
punto del plenilunio, porque entonces comienza
desmayar la Luna , atravesndose la tierra en-

(i)

De Iside et Osiride^ pg. 368. ..

( 254 )
tre el Sol y ella, con lo cual comienza verse
privada de luz: In plenilunio deficit Luna, Sole
ipsi ex adverso stante in terree umbram incidens:
sicut in arcam fertur incidisse Osiris.
Mas al fin Dupuis encuentra en Egipto Pas
cua del Cordero, establecida alli desde la mas re
mota antigedad, que se celebraba el dia del
equinocio de la Primavera, y quien lo dice es
nada menos que San Epifnio ; luego de esta
Pascua se copi la de los israelitas. Oigamos
San Epifnio. Va hablando el Santo de los hereges llamados nazarenos, y refiere que no sacrifi
caban vctimas porque tenian por falso cuanto
decan los libros de Moises acerca de tales sacri
ficios. Para refutarlos apela el Santo, no la au
toridad de las escrituras, que no admitian ellos
en esta parte , sino los monumentos que aun
existen de los lugares y tiempos en que se cele
braron aquellos primeros sacrificios. "Todava ve
mos , dice (i), el monte Sion, que aun se llama
asi hoy dia, en el que Abrahan inmol un carnero
al Seor. Todava existe la encina de Mambre,
bajo de la cual di de comer l mismo los n
geles, cuando los hosped, y sacrific un becerro
en memoria de aquel suceso. Todava se conser
va en Egipto la tradicion de los corderitos mata
dos para celebrar la Pascua aun entre los idla
tras , pues por aquel tiempo, cuando se celebraba
la Pascua principios de Primavera , toman los
egipcios tinta colorada, y sin saber lo que se ha(i)

Advers. hereses , lib. i? c. i8.

I 255 )
cen, tien con ella los rebaos y los rboles, hi
gueras y demas, recordando que en tal dia fue
el mundo abrasado en un universal incendio, di
cen ellos, y que el color de sangre es el mejor
preservativo de tamaa catstrofe y plaga."
Dupuis echando por medio, como acostum
bra, sent que San Epifnio hablaba de la fies
ta del cordero establecida desde la mas remota
antigedad en Egipto. Pero vemos en las pala
bras de aquel Santo, que nada dice de fiesta de
cordero en Egipto , ni mucho menos de la remo
ta antigedad de esta fiesta. Tampoco se habla
cosa alguna de carnero en las palabras de Por
firio que cita Volnei sobre el mismo asunto (i).
Lo que vemos en el testo de San Epifnio es, que
all trata de demostrar la verdad de los sacrifi
cios antiguos por las tradiciones que aun se con
servaban de ellos, y entre otras cita la qu2 se
conservaba en Egipto del Cordero Pascual: don
de aun quedaban rastros de la tradicion de las
plagas que sufrieron sus antepasados, especial
mente del modo con que se salvaron de la muer
te los primognitos de los hebreos, tiendo sus
puertas con sangre del cordero. Por lo que ellos
crean con ignorancia precaverse de semejantes
estragos tiendo de rojo sus rebaos y sus ar
boledas. Por manera, que no fue esta supersticio
sa prctica, segun San Epifnio, tipo' de la Pas
cua de Israel, sino que al contrario esta Pascua
fue origen de la tintura roja, de la rbrica de
(i)

Ruinas y notas p. 392.

( 236 )
que los egipcios hacan el uso que refieren S. Epifanio y Porfirio.
No es de estraar se conservase en Egipto es
ta tradicion, puesto que no es esa sola la que se
encuentra en la mltologia egipciaca. Pues si se
observan algunos otros sucesos y nombres que
juegan en sus fbulas, se echa de ver claramente,
como confiesa el mismo Plutarco (i), que hay
mezclados en ellas algunos pasages de la vida de
Moises y de la historia del pueblo hebreo. Porque
se hace mencion de un hijo de Osiris habido de
Nephtis, y de un cesto ocultado entre un brezo
la orilla del mar, en el que se coloc al infante.
Junto al cesto encontr la reina Astarta Isis llo
rosa y afligida, la que entreg el infante para
que lo criase. Y tambien aade Plutarco, que al
nio llamaron Palestino. Otros decan , que Typhon derrotado habia huido siete das seguidos
en un asno, y ya fuera de Egipto habia tenido
dos hijos Hierosolimo y Judo, aludiendo en es
to la salida del pueblo de Israel de Egipto.
Finalmente, lo del nombre de Pascua trn
sito es cosa despreciable ; mas para que se vea que
ni aun en eso lleva razon Dupuis, debe saber,
que Pascua en hebreo no significa simplemente
paso trnsito, sino pasar saltando, porque el
ngel del Seor pasaba por el Egipto dejando en
claro las casas de los israelitas , y matando los
primognitos de los egipcios, lo que nada tiene
que ver con el transUus Domini solis. Por eso
(i)

De Iside et Osiride*

( 257 )
cuid Moises no solo He llamar Pascua aquella
solemnidad , sino de espresar la razon porque asi
se llamaba. Et transibo per terrarn Egipti noetc
illa:::: et videbo sanguriern et pertransibo vos (i).
Ni Boudda Bracma, quien sea el autor de los
Vedas, ni Zoroastro autor de los Zends, ni Moises
autor del Pentateuco, han sido plagiarios. Pudo
Zoroastro serlo de Moises, pero Moises no lo fue
de ninguno de ellos, ni de los egipcios. Todos tres
sentaron sus sistemas de Religion y culto sobre
aquellos dogmas, sobre aquellos utos que hallaron
admitidos en su pais ; y siendo unos mismos estos
dogmas y estos ritos en todos tres sistemas, es for
zoso venir parar en una tradicion tan antigua
que se pierde en la nube del tiempo, tan univer
sal que se estiende todas las naciones antiguas,
tan sublime y tan elevada que ni se toca con los
sentidos, ni puede alcanzarse por los discursos de
la razon. Examinemos uno uno los tres carac
teres espresadps de esta tradicion primitiva.

(i)

Exodio.

^ Tomo L

33

iS8 )

LA TRADICION DE LOS DOGMAS Y CULTO PRIMU


TIFOS, QUE HEMOS ENCONTRADO CONSIGNADA EN
LOS LIBROS SIMBLICOS YA CITADOS, ES LA
MAS ANTIGUA.

"Guandb subimos indagar el origen de las


ideas religiosas, hallamos que este se pierde en la
noche de los tiempos, dice Volnei, en la infancia
de los pueblos, y se confunde con el origen del
mundo mismo al que estan enlazadas (i)." Esta
verdad se toca en los dogmas y culto que hemos
visto ser comunes los indios, persas y judos.
En los libros simblicos de estas tres naciones he
mos visto enunciadas aquellas verdades, y esta
blecido aquel culto sencillo, que creyeron y ob
servaron desde la antigedad mas remota. Y si
aun se conservasen los cuarenta y dos volmenes
egipcios de que habla Clemente Alejandrino en el
sesto de sus Stromas , me persuado que hallara
mos en ellos nuevos testimonios, con que se com
probase mas y mas, la antigedad de esta doctri(i)

Ruinas p. i88.

( 2*9 )
na y culto. Pero he hecho ya ver que los libros
simblicos que he citado son los mas antiguos
depsitos que se conservan de la religion de los
pueblos primitivos ; y aun cuando se quiera supo
ner que los indios, los persas los judos reci
bieron su religion de otras gentes , como por ejem
plo, de los caldeos; siempre resulta que los dog
mas y culto espuestos han sido no solo de aque
llas tres naciones , sino aun de las que fuesen sus
maestras en este punto. De modo, que la suposi
cion que atribuye los egipcios - los caldeos la
civilizacion instruccion de estotras naciones del
Oriente, lejos de desvanecer oponerse la an
tigedad de la doctrina espuesta en los citados li
bros, la apoya mas y mas, y la hace subir pocas
aun mas remotas.
Para desvanecer Volnei la fuerza de este ar
gumento, trata de eludirlo con el siguiente racio
cinio. "De que el hombre no adquiere ni recibe
ideas sino por medio de sus sentidos, se sigue con
evidencia, que toda nocion que se atribuye otro
origen que el de la esperiencia y las sensaciones,
es suposicion errnea de un raciocinio formado en
tiempo posterior. Es asi , que basta dar una ojeada
reflexiva sobre los sistemas sagrados del origen del
mundo, de la accion de los dioses, para descubrir
en cada idea , en cada palabra , la anticipacion de
un orden de cosas que naci mucho tiempo des
pues." Claridad admirable en el discurrir!
Hasta este punto se ciegan los hombres cuan
do se empean en sostener un error. Convenimos
con Volnei en que el hombre no adquiere ni re

( 260 )
cibe ideas de las cosas esteriores y materiales, sino
por medio de sensaciones ; pero l mismo abstra
yendo, componiendo, comparando, reflexionando,
se forma nociones, y ademas la autoridad de otros
le suministra ideas , que no ban entrado por sus
sentidos. Estas son verdades tan obvias y tan in
concusas, que no puede negarlas el mas bruto ma
terialista. Si yo afirmase, pues, que un pueblo ru
do ignorante, groseramente apegado sus sen
tidos como lo estan las hordas de salvages que en
contr Cook en la Nueva-Holanda en la NuevaCaledonia , sin haber hecho casi uso alguno de su
razon : si de estos dijese , que habian descubierto
por s solos , no ya las verdades que son superio
res ella , pero aun las naturales para cuyo des
cubrimiento es necesaria mucha reflexion y mu
cho genio, esta seria una suposicion errnea de
unos raciocinios de que no eran capaces aquellas
gentes. No obstante , si navegando yo con un hotaitino otro isleo del mar del Sur, de los que
entendiesen el idioma de los caledonios, arribaba
la Nueva-Caledonia , y entre los naturales uno
de mejor disposicion que los otros trataba con mi
intrprete , y este me aseguraba , que aquel salvage tenia ideas de la redondez de la tierra, de los
varios fenmenos que se observan en climas
opuestos al suyo, no lo atribuira yo por cierto
milagro t ni podra sospechar que era una supo
sicion errnea lo que estaba tocando ; sino natu
ralmente colegira , que aquel salvage babia reci
bido aquellas ideas y noticias de algun navegante,
que habra arribado aquel parage antes de mi

i 26i 5
llegada. Y si un hombre es capaz de ensenar i
otro hombre verdades y hechos que l no ha
visto, ni podido descubrir por su solo discurso,
dgame, el seor Conde, por qu no podr ense
rselas el autor de su ser por medio de la reve
lacion? Esto seria improbable, porque Dios no
pudiese comunicarse al hombre por ningun me
dio, porque las cosas que se dice haberle co
municado por medio de la revelacion, fuesen ab
surdas y contrarias lo que su razon le demues
tra. Ningun incrdulo ha probado lo uno ni lo
otro , ni lo podr probar jams. Luego nuestra su
posicion de que el hombre recibi de Dios por
medio de la revelacion, que Dios le ense al
hombre como quiera que fuese , unas verdades y
hechos, que l jams hubiera podido descubrir,
nada tiene que ver con el confuso raciocinio del
conde Volnei.
Este seor camarista dando sin embargo por
supuesto que todos los sistemas religiosos son obra
del entendimiento humano , se mete averiguar,
como pudo el hombre por el solo uso de su razon
llegar inventarlos. Para esto finge un encadena
miento de ideas, por las cuales ha debido, segun
l dice, pasar el espritu humano desde las mas
groseras hasta las que forman los sistemas reli
giosos que siguen hoy dia las naciones ; infiere
que solamente por este orden ha podido llegar
el hombre formarse las ideas de Dios , de Re
ligion y de culto que tiene en el dia. Pero es
to puede respondrsele de dos modos. Si aquellas
primeras ideas religiosas estuvieron fundadas en

( 262 )
la naturaleza, si de ellas siguiendo el hilo del
discurso ha llegado el hombre al descubrimiento
de estas ltimas , no pierden stas nada de su va
lor por no haber sido las primitivas. Asi como de
que de las primeras observaciones de los astros
todava mal hechas, y de los primeros clculos
todava imperfectos, rectificando aquellas y estos,
se hayan ido desvaneciendo errores, descubrien
do nuevas verdades; y finalmente, se haya demos
trado el sistema verdadero del mundo; no se si
gue que este sistema sea falso porque es el lti
mo esfuerzo de la mnte humana. Por semejante
manera de que los primeros ensayos que hizo el
hombre , caso que la Religion fuera descubrimien
to suyo, sean y deban mirarse hoy como absur
dos, no se infiere que los ltimos resultados
que ha llegado en esta materia, rectificando sus
primeros errores, no sean ciertos y verdaderos. Y
en lo dicho antes de ahora se encuentra la segun
da respuesta que ya se ha dado esta dificultad
capital, que forma, digmoslo asi, la base del sis
tema de Dupuis y Volnei, y la tal repuesta con
siste en una distincion muy sencilla dada en esti
lo escolstico de este modo. Solo por el orden
que seala Volnei pudo el hombre llegar ad
quirir las ideas religiosas que tiene; si las ad
quiri por s solo, pase: solo por el orden que
seala Volnei pudo el hombre adquirir las ideas
religiosas que hoy tiene; si las adquiri por me
dio de la autoridad , por la revelacion , si las ha
recibido del mismo Dios, niego. Se ve en el ejem
plo del salvage que dejamos espuesto.

( 263 )
Pero demos una ojeada la marcha que su
pone Volnei que ha seguido el espritu huma
no para llegar adquirir los conocimientos que
tiene en el dia en cuanto Religion. Seala has
ta ocho sistemas religiosos , que segun l di->
ce, han sido otros, tantos escalones grados por
los que ha debido pasar el hombre para llegar
al sistema religioso mas moderno, y su pare
cer el mas absurdo. Ador, dice, primero * los
agentes visibles de los grandes fenmenos de la
naturaleza: segundo, los astros: tercero, sus
smbolos : cuarto , los dos principios : quinto,
fingi otro mundo al que estendi sus temores,
sus esperanzas y por consiguiente su culto : sesto,
ador al universo: sptimo, al alma del mundo;
y octavo, al Artfice del mundo. Es tanto lo que
embrolla y confunde para fabricar estos ocho sis
temas, y hacerlos nacer los unos de los otros en
el orden referido, que seria un trabajo fastidio
so importuno deshacer uno uno todos sus
errores. Bastar hacer en general algunas obser
vaciones.
Para llegar la mente humana descubrir por
s sola la idea del Demiourgos, del Artfice del
mundo sin otro auxilio que el de la reflexion,
no necesitaba de tantos rodeos como le supone
Volnei. Locke y Condillac examinaron cul debi
ser la marcha del entendimiento para llegar
formarse esta idea , y no sealan otra que la mis
ma que indican las Santas Escrituras. Del conoci
miento de las cosas visibles, pudo muy bien as
cender al conocimiento del Criador ; primero ad

( 264 )
virtiendo la dependencia que tienen unas de otras
ac en la tierra , se le escit la idea de causa y
la de efecto. Observ el encadenamiento que hay
entre aquellas y estos , y como una causa es efecto
de otra, y el efecto llega ser causa de otros
efectos. Despues ech de ver que las causas mas
generales, y que podia llamar primeras entre las
de aqui bajo, guardaban cierta armona con los
varios movimientos de los astros, y que estos
ejercian cierto poder, tenian cierto influjo so
bre las cosas sublunares,)' con esto 'estendi mas
la cadena de causas y efectos que habia observa
do sobre la tierra. Finalmente, descubri que aque
llos movimientos de los astros guardaban un or
den invariable y estaban sujetos ciertas leyes;
de lo cual coligieron por un raciocinio sencillo y
slido, que el cielo formaba un todo con la tierra,
y que el universo entero era una mquina su
mamente prodigiosa y admirable, que suponia y
debia tener un. artfice de naturaleza incompren
sible , de infinito poder y sabidura. Y no fue este
un sofisma disparatado y estravagante como Volnei lo llama , es una demostracion que hicieron
los hombres mas sabios de la antigedad: una de
mostracion que ha ido adquiriendo mayor firmeza
proporcion que se ha ido aumentando con los
descubrimientos modernos el conocimiento mas
exacto y profundo del mecanismo de la natura
leza: una verdad que cada dia se tocar mas cla
ra y mas slida sin que la puedan debilitar en
lo mas mnimo las alharacas y chacota indecente
con que intenta desacreditarla el camarista francs.

( 265 y
Si el negocio de la Religion hubiera sido obra
del hombre, este habra errado algun tiempo bus
cando su Dios entre las criaturas que lo rodea
ban y luego habra levantado su vista para ha
llarlo en el cielo, hasta llegar al conocimiento
de una primera causa: habra distinguido causas
benficas y otras nocivas, de donde habra pasa
do establecer mas adelante los dos principios,
hasta que reconociendo una causa primera bue
na y benfica , hubiera subordinado esta el prin
cipio del mal. Este mismo curso de reflexiones
le hubiera conducido sospechar otra vida, otro
estado de cosas distinto del presente. Pero en esta
progresion de ideas que se le supone , nunca pudo
pensar en reconocer por Dios al universo mis
mo , ni al principio etreo que llamaron algunos
filsofos alma del mundo.
. .
Estas fueron cavilaciones metafsicas de los fi
lsofos, asi como la idolatra verdadera culto de
los smbolos y estatuas, fue un refinamiento del
error, inventado para embobar al pueblo, un
efecto de la grosera barbarie que llegaron algu
nas naciones separadas del origen comun.
Hay otra reflexion que hacerle Volnei. Dice
que el culto mstico el sistema de otro mundo,
naci de la noticia de los descubrimientos que
hicieron los navegantes fenicios de la tjerra de
Thule , de las islas afortunadas y de las regiones
hyperbreas , y que de estos pases formaron las
naciones sus campos Elseos y su Trtaro : que asi-,
mismo los astrlogos, senalando los astros por
donde descendan los influjos buenos y malos soTomo L
34

'( 266 )
bre la tierra, y las constelaciones inmediatas di
chos astros, revistieron de mil accesorias la fbula
del viage de las almas, at otro mundo; Finalmente,
el ceremonial de los funerales en el Egipto acab'
de poblar de entes imaginarios aquel pais , obra
solamente de la fantasa. Pero, cmo habran de
fingirse los hombres esos campos Elseos, Trtaro,
puertas, subidas, barcos, perros, lagunas, rios,
barquero y jueces, si de antemano no hubiesen
estado persuadidos de la inmortalidad del alma,
de los dos destinos donde iran parar , segun
el mrito demrito contraido en esta vida , de
un juez que habia de calificar el de cada una, y
la habia de destinar sin recurso ni apelacion
uno de los dos, al Trtaro los Elseos? Todas
aquellas fbulas suponen indudablemente estas
opiniones,: esta creencia arraigada en el nimo de
aquellas naciones ; y tan distantes habran estado
los hombres de revestir con tan fabulosas acceso
rias su viage al otro mundo, su juicio, su infier
no y su gloria, como lo estamos nosotros de ador
nar con otras, semejantes la traslacion, que no
creemos , de los que habitamos el continente an
tiguo al nuevo despues de la muerte..
Asi es como siempre se observa que toda f
bula tiene algun fundamento en la realidad de
las cosas, , del cual han tomado los hombres oca
sion y motivo para fraguar sobre l sus ficciones,
revistiendo con ellas un fondo verdadero.. De la
creencia de la otra vida, del paraiso infierno, to
maron motivo para adornarlos de cuantas acceso
rias halageas desagradables se ofrecan sus

( 267 )
sentidos en este mundo, de cuantos placeres
tormentos y dolores apetecian temian sobre la
tierra.
Al fin confiesa Yolnei , que todo el encadena
miento de ideas que compone los ocho sistemas
religiosos que ha desenvuelto , lo habia ya recor
rido el espritu humano en una poca anterior
todos los monumentos histricos ; luego solo por
meras conjeturas puede colegirse, que estos sis
temas hayan guardado el orden de antigedad
que el les seala , y no hay para ello otra conje
tura , sino el rumbo que vemos sigue el hombre
en sus conocimientos , partiendo de lo material y
sensible lo espiritual y abstracto ; conjetura que
solo tuviera fuerza, si en el descubrimiento de la
Divinidad y de su culto hubiese marchado el
hombre sin otro auxilio que el. de sus sentidos y
de su reflexion ; mas ninguna fuerza puede tener,
cuando suponemos que ha sido ensenado acerca
de aquellos objetos por una autoridad superior ,
por l mismo Dios. Hasta aqui tanto fundamento
tiene Volnei para suponer lo primero, como nos
otros para adoptar la segunda suposicion. Mas
adelante probaremos ser esta suposicion la cierta;
hasta aqui vemos que nada ha adelantado el Con
de favor de su sistema.
El que el pone en octavo lugar, esto es, la
Religion culto del Artfice del mundo del
Criador , quien adoramos nosotros , asi como
pudo ser la ltima Religin que lleg descubrir
la razon humana ; asi tambien pudo ser la pri
mera que recibiese ; porque al modo que en otras

( 2G8 )
materias, asi en esta pudo el hombre errando de
6istema en sistema llegar al descubrimiento de l
verdad; y puede suceder tambien por la inversa,
que separndose de la verdad se precipite de error
en error, de lo cual nos ofrece la historia del es
pritu humano mas ejemplares que de lo prime
ro. - En el caso presente si se le manisfest por
su autor al hombre er el principio el sistema
verdadero de Religion , pudo l en el trascurso
de los siglos ir perdiendo de vista aquella doctri
na primitiva, irla viciando; mezclando lo ver
dadero lo falso , hasta separarse de aquellos prin
cipios casi del todo, y esto es puntualmente lo
que ha sucedido. Wo hay monumentos histricos,
segun lo confiesa l mismo Volnei , que nos de
muestren esa supuesta progresion de ideas en ma
teria de Religion , por la cual debi pasar segun
l mismo el espritu humano, hasta llegar al co
nocimiento del Artfice del mundo:' no hay vesti
gio alguno de las pocas en que debieron domi
nar en las naciones los siete sistemas anteriores
que l supone debieron preceder este ltimo:
no hay indicios de esa marcha por la que debi
pasar el espritu humano tropezando de error en
error hasta descubrir la verdad. Al frente de la
historia de los mas antiguos pueblos, en sus mo
numentos, en sus libros simblicos, en las esca
sas noticias que los historiadores nos han conser
vado de sus primitivos cultos hallamos el cono
cimiento y el culto del Artfice del mundo, de
la causa primera, del Criador y principio de to
das las cosas, y luego vamos descubriendo los es4

* 269 }
travios del espritu humano. Siguiendo paso
paso al hombre en el discurso de los siglos, le
.vemos precipitarse, de absurdo en absurdo , hasta
tocar en el sistema primero de .Volnei, cual se
halla en las hordas de los salvages, que adoran lo
que temen, ltimo grado de ignorancia y embru
tecimiento que puede llegar el hombre aislado
y abandonado s mismo, lo cual ir demostran
do en lo sucesivo.

8 8

LA TRADICION DE LOS DOGMAS Y CULTOS PRI


MITIVOS QUE HEMOS HALLADO EN LOS LIBROS
SIMBLICOS YA CITADOS ERA UNIVERSAL.
i
Queda sentado que la tradicion, de la que re
cibieron sus principales dogmas y ritos los auto
res del Pentateuco, de los Vedes y de los libros
Zends, era en su origen uniforme en la India,
en la Prsia y en todo el Oriente ; mas como ade

( 270 )
mas de aquellas naciones hubo otras igualmente
antiguas en aquella region , que han conservado
hasta nuestros dias opinion de sabias ; conviene
demostrar, en cuanto lo permiten las noticias que
han llegado nosotros de su culto y religion pri
mitiva ; que est conforme con los dogmas y culto
ensenado por los citados autores de los libros sim
blicos mas antiguos. Por falta de ellos, ignoramos
el sistema religioso de los primeros caldeos, de los
egipcios y de los chinos: pero en lo que se en
cuentra acerca de estos puntos en los historiado
res Herodoto , Diodoro Sculo , Plutarco , y en lo
que los modernos investigadores tle la literatura
china nos dicen de la religion primitiva de aquel
imperio, se advierte la enunciada conformidad.
. wUn Dios, dice Batteux,. criador, ordenador,
motor y conservador : espritus buenos criados
por aquel, de los cuales algunos llegaron por el
abuso que hicieron de su libertad , ser espritus
de tinieblas, enemigos de Dios, seductores y opre
sores del hombre : el hombre dbil y reducido
la esclavitud por su delito , esperando de Dios su
redencion y su restablecimiento; he aqui los pun
tos capitales de donde parten todos los sistemas
religiosos de los antiguos. Aunque vemos que se
estraviaron en sus sistemas particulares, aun en
sus mismos estravios se encuentran vestigios de
aquella doctrina primitiva, que mas menos des
figurada en todos ellos , lo est siempre propor
cion de la distancia de tiempos y lugares de don
de tuvo su origen. La verdad est en el mismo
manantial , y el error ya creciendo medida que

( 27 )
el hombre vano quiso allegar ella sus pobres
ideas (i)."
Asi vemos que los caldeos , que en sentir de
Diodoro Sculo y de Ciceron , son los filsofos mas
antiguos de que se conserva memoria , crean se
gun el primero de estos autores (2), que el orden
y belleza de este mundo era obra de la divina
providencia r y que toda la hermosura y admira
ble concierto de los cielos, era efecto, no de la ca
sualidad , sino de la voluntad libre y constante de
los dioses: esto es, del supremo Artfice y de los
espritus subalternos, quienes llamaban dioses
tambien. "Convienen unnimemente los antiguos,
contina Batteux, en que reconocan los caldeos
un Ser supremo, padre y seor de todas las cosas.
San Justino, Eusebio y Porfirio, citan un orculo
de los griegos, en el que los caldeos se ponen
la par de los hebreos , en cuanto la santidad del
culto que tributaban al Ser supremo. Solo los cal
deos, dice eL orculo, con los hebreos, han con
servado la sabidura en herencia , tributando un
culto puro Dios que es el Rey eterno (3)
"Profundizando en el estudio de las religiones
antiguas , dice el acadmico la Barre en sus me
morias sobre la religion de la Grecia, se descu
bre que los diversos pueblos comprendidos bajo
el nombre de fenicios , sirios y rabes en sus tiem
pos primitivos no tuvieron,, hablando, propiamen(i)
(2)
(3)

Memoria de la Abad, de inserip.T. 46. p. 275..


Rerum antiq. I. 3?
Memoria de la Acad. de inscrip. T. 46.

( 272 )
ft, sino una Divinidad que era el cielo, mas
bien el seor del cielo, cuyos ministros supusie
ron ser los planetas y astros. Asi Moloch era el
nico dios de los ammonitas : Chamos de los moabitas, que se llamaba tambien Beelphegor, por
que su ra principal estaba colocada en la cum
bre del monte Phegor. Por eso esta voz Bel, que
en lengua Sira, quiere decir Seor, se aplicaba
como apelativo las divinidades de varios pue
blos." JJelus dice Seldeno (i) primo summum rerum gubernatorem Deurn optimurn maximum denotabat ; grassante vero homiraim errore ad idola transferebatur. "Los cananeos adoraban igual
mente al Seor del cielo , esto es , al verdadero
Dios en tiempo de Abrahan llamndole el Altsi
mo que ha hecho el cielo y la tierra. El centro de
su clto estaba en la ciudad de Salem , donde el
sacerdocio estaba unido la suprema autoridad
civil, y entonces ejerca uno y otra Melchisedec::::
Los carios, los lydios y los de la Misia, no reco
nocan sino un solo Dios, a quien Herodoto lla
ma Jpiter, porque no sabe su nombre, y los grie
gos llamaban Jpiter al Dios supremo. Este dios
era semejante al Bel de los babilonios, y las me
dallas lo representan como aquel : un venera
ble anciano cubierto con un ropage talar con una
bacha al hombro, insignia de su soberana (i)."
14E1 principal objeto del culto primitivo de los
(i) Seld. de Diis Siris. Sintag. 2? c. i?
(2) Memoria de la Acad. de inscrip. T. 24 p. 456 y '
guente.

I 273 )
chinos,. diceft los autores de la historia universal,
era el Ser supremo, principio soberano de todas
las cosas, quien adoraban, bajo el nombre
de Shangti, que quiere decir Emperador supre
mo , de Tyen por el cual los chinos queran
dar entender lo mismo. Tyen, dicen los intr
pretes de los cinco volmenes , es el espritu que
preside en los cielos, causa de que los ciclos,
son la obra mas escelente que ha producido la
causa primera. Esta palabra, aaden, se toma tam
bien algunas veces por los cielos materiales, de-;
hiendo determinarse su sentido por el sugeto
quien se aplica. El padre de familia es llamado
el Tyen de la casa por los chinos. Del mismo mo
do en su estilo el virey es el Tyen de su pro
vincia , y el emperador el Tyen del imperio ( i )."
Ese mismo Egipto, cuna primera de la idola
tra , conserv en medio de sus estra vagantes dei
dades vestigios muy claros del culto primitivo de
un solo Dios. Estos vestigios subsistan en tiempo
de Estrabon en la ciudad de Syene en lo interior
de la Thebayda. "Adorse, dice este autor, al dios'
Kneph al principio en toda la Thebaida esclusi- ,
vamente; mas habiendo introducido las nuevasf .
colonias, que despues se fueron estableciendo en
aquella provincia , el culto de sus dioses , y ha
biendo edificado en la capital, que era aquella
famosa Tbas, la de las cien puertas, un templo
clebre Jpiter Amon y otros varios, que segun
el testimonio del mismo Estrabon mutil Cm(i) Hist. univ. trad. al frgncs , t. i3 , p. 91.
Tomo 1
35

( s74 *
bises, qued reducido el culto esclusivo del dios
Kneph la ciudad de Siene, puesta all en los
confines del Egipto y de la Etiopia (i)."
"Asi es cosa ciertsima , dice el eruditsimo
P. Georgi, que los egipcios desde los primeros
tiempos en que se establecieron en el pais tuvie
ron conocimiento, y lo conservaron perpetuamen
te , de una causa principal , espiritual infinita
mente inteligente, distinta de toda la naturaleza;
lo cual se comprueba , no solo con el testimonio
de nuestros autores, sino que asi lo refieren y
publican los tnicos mismos. Y se cree que los
egipcios representaban esta primera causa Ar
tfice del mundo, en aquel simulacro geroglfico,
que lanzaba un huevo de su boca (2)." En efecto,
Plutarco asegura , "que contribuyendo todos los
demas egipcios al mantenimiento de los animales,
que se veneran en el pais , con la cantidad que
se les seala , solo los tbanos se eceptiian de este
tributo, porque estos no creen ni reverencian
ningun dios mortal, sino solo al dios que ellos
llaman Kneph , que no ha tenido principio y es
inmortal (3)." El obispo Eusebio nos ha consert nado una noticia exacta del simulacro de esta di
vinidad la mas antigua del Egipto, y de lo que
significaba , y ya copiamos sus palabras en el cap
tulo octavo donde puede volver verlas el lector.
No puede Dupuis menos de confesar que en
(i) De situ orhis lib. i7, p. 774.
(2) Alphrib. Thbet. p. 67.
(3) Le Iside et Osiride, p. 359.

( 75 )
este emblema geroglfico de los tbnnos encuen
tra l mismo trazas 6 sealas del esptritualismo;
mas para salir adelante con su capricho quiere
que esta divinidad sea una de las mas modernas
del Egipto, da por sentado, porque se le antoja,
que el dios Kneph era smbolo del Sol , y que lo
representaba unido al signo de Aries , de donde
infiere que esta figura era posterior los otros
smbolos de aquel astro que lo representaban en
conjuncion con Tauro. Todas estas son suposicio
nes falsas que no prueba , y que se destruyen con
los testimonios de los antiguos. De la antigedad
del culto de Kneph entre los tbanos, baste aa
dir lo que antes se ha dicho, que todos los es
critores antiguos convienen en que no se les co
noci otro dios mas antiguo como vimos en Estrabon ; y Eusebio en su cronicon apoyado en los
historiadores mas antiguos, afirma que los tba
nos empezaron dominar todo el Egipto por
el tiempo en que naci Abrahan unos dos mil
. aos antes de J. C. , y que el imperio de los t
banos dur ciento noventa aos. Si reflexionamos
sobre estas palabras , inferiremos que Tbas y la
raza que la poblaba , debi existir mucho an
tes de estar en disposicion de sojuzgar todo el
Egipto, y que un culto que tan arraigado per
maneci en aquella provincia debia hallarse con
solidado por una antigedad que se perda en la
noche de los tiempos. Doscientos aos antes del
nacimiento de aquel Patriarca se verific la dis. porsion de los descendientes de No , cuando con
fundidas las lenguas se dirigieron poblar diver

sas regiones de la tierra , llevando frescos en su


memoria las restos de la tradicion primitiva ; y
asi como se dirigieron los unos hcia la Prsia
.el Norte , otros se encaminaron al Egipto, cuya
ciudad mas antigua debi ser Tbas , lo menos
; entre aquellas de que se conserva noticia. La se
gunda suposicion falsa del Dupuis es que el si
mulacro de Kneph haya sido smbolo del Sol,
en lo cual se contradice s mismo , porque en
otros lugares afirma que aquella figura que salia del huevo, que Kneph tenia en la boca, la
que llamaban Phtha los egipcios, y los griegos
Vulcano, era el smbolo del Sol, en lo que con viene Volnei. "Los egipcios , dice este en la no
ta la pgina i75 citando Porfirio, llaman
Kneph la inteligencia causa eficiente del uni
verso : refieren que este dios lanza un huevo por
la boca , del cual es producido otro dios llama
do Phtha Vulcano; el fuego principio, el Sol,
y aaden que este huevo es el mundo (i)." Ter
cera suposicion falsa de Dupuis, que Kneph re
presentaba al Sol en conjuncion con Arres. Quiere
probarla con el testimonio de Luciano, que ya
se toc en otro lugar, en que dice que el car
nero consagrado en los templos de Amon y prin
cipalmente en el de Tbas representaba al signo
Aries del Zodaco. Mas .que, no hemos visto que
el templo tbano de Jpiter Amon , como los demas que hubo en aquella antiqusima capital del
Egipto, se edificaron en tiempos posteriores al
(i)

Ruinas p. 374.

( 277 )
primitivo en que se adoraba al dios Kneph? No
hemos visto que si este se le consagraba, no el
- carnero , sino la oveja , no era en representacion
-de ningun signo del Zodaco, sino en seal de
gratitud la divinidad? Habia, pues, varios tem
plos en la Tebaida : uno de los mas famosos es
taba consagrado Jpiter Amon, que con su
gran testa de carnero podia representar al Sol en
Aries, y de eso habla Luciano; pero las ovejitas
se consagraban Kneph , porque los antiguos se
mantenian con leche, y en agradecimiento este
don precioso dedicaban su dios el animal del
que lo recibian.
Pero aun hay otra cosa graciosa en el Dupuis,
sobre esto mismo. Hemos visto que en este lugar
quiere confundir al simulacro tbano, con los demas smbolos que usaron otras naciones, para
representar al Sol en el signo de Aries, y no se
acuerda este desmemoriado escritor de cuanto es
cribi en la primera parte de ese mismo tomo se
gundo , para probar que el Kneph t'bano repre
sentaba al Sol unido la constelacion del Serpen
tario , al Sol de Otoo Invierno como Serapis
y Esculapio. Mas qu relacion puede hallarse en
tre el dios Kneph y el culto de las serpientes, ni la
constelacion del Serpentario? Por fortuna no vemos
en el simulacro de Kneph , tal como nos lo pinta
Eusebio, rastro alguno de culebra serpiente; solo
nos dice en otro lugar (i), citando Philon de Bi- .
blos, y este Sanchionaton , "que aquel Th'auth
(i)

Euseh. Preparat. Evang. 1. i? c. i0.

* 278 5
.tuvo por divina la naturaleza de las serpientes y
despues de l los fenicios y egipcios ; porque es un
animal el mas espiritual gneo de todos, pues
que por s solo marcha sin auxilio de pies ni ma
nos, ni de otro rgano esterior, como hacen los
demas animales, y marcha con grandsima celeri
dad, haciendo mil tornos y revueltas en su carre
ra , es ademas de muy larga vida , se rejuvenece
mudando la piel y vuelve crecer, y cumplido el
trmino de su vida se renueva otra vez , aunque
algo menos , de suerte que sino lo matan , casi
puede decirse que no acaba jams por muerte
natural. Los fenicios le llaman por eso espritu
demonio feliz , Agatho-demon , y los egipcios
Kneph, al que le ajustan una cabeza de buitre
por la maravillosa velocidad de esta ave." Con el
testimonio de Eusebio conviene el de Herodoto,
que cuenta , que se mantenan en Tbas ciertas
culebras mansas que no hacan dao, las que
trataban con cierto respeto y veneracion y las en
terraban en el templo. De estos testimonios se co
lige solamente que los tbanos, asi como consa
graban la oveja su dios Koeph por gratitud al
alimento quede ella recibian, asi veneraban esas
culebrillas y sus imgenes , como ciertos talis
manes amuleles, por los atributas de la divini
dad que se figuraban rsidia en aquellos reptiles;
pero ni esto tiene nida que ver con el culto de
Kneph, ni menos coa el de la constelacion celeste,
ni mucho menos con el culto del Sol. No es estrao que diesen al animal le aplicasen el mismo
nombre que daban su dips, pues que conside

raban las serpientes como smbolos suyos, en


que se manifestaban atributos parecidos los di
vinos, y asi llamaban Knepb su dios y Kneph
las culebras, de lo que tenemos semejantes apli
caciones en todos los idiomas.
El mismo Dupuis aglomera su modo auto
ridades y testimonios de los antiguos, para probar
que el dogma de un Dios solo , autor y principio
de todas las cosas, asi como el mas antiguo, es
tambien y ha sido el mas universal en el mun
do (i)r Los cristianos convenimos en eso, y no
tratamos de defender que sea un dogma peculiar
de nuestra Religion, que no se halle en otra nin
guna. Convenimos tambien en que puede descu
brirse por la razon , cuando los hombres ban per
feccionado su modo* de discurrir ; pero afirmamos
al mismo tiempo que en la infancia del espritu
humano, e aquella poca en que se halla este
dogma admitido ya en las naciones, no pudo ser
descubrimiento suyo sino enseanza que recibi
de su mismo autor.

(i)

Tomo 3? p. 92.

( 2&0 )

iice.

LA TRADICION DE LOS DOGMAS Y CULTO PRIMI


TIVO, CONTIENE IDEAS TAN SUBLIMES Y ELEVA
DAS QUE NI SE TOCAN CON LOS SENTIDOS, NI
PUEDEN ALCANZARSE POR LOS DISCURSOS
DE LA RAZON.

vailando entramos averiguar#si la razon huma


na por s sola , pudo elevarse los conocimientos
que suponen los libros simblicos , que hemos
examinado hasta aqui en la poca en que se su
ponen escritos , no debe considerarse al hombre,
tal como est en el dia , civilizado y enriquecido
su entendimiento con el caudal vastsimo de he
chos que ha podido observar en el trascurso de
tantos siglos , y de reflexiones que han dado lu
gar estos hechos , de las cuales ha formado varios
sistemas de doctrina que son las ciencias. Debe
mos examinar la razon tal como la suponen en
los tiempos remotos de que hablamos, sin carac
teres alfabticos , sin cuerpo alguno de doctrina,
sin sociedad verdadera. Difciles aun y laboriosos
los medios de satisfacer sus necesidades, espuestos
menudo al hambre y la desnudez , agitados

< *8i )
con continuas guerras y rencillas, porque aun no
se habian reconocido los principios mas sencillos
del derecho de gentes, ni hahia otro que el que
se ha llamado despues dereclio de fuerza, qu
curiosidad podia tener el hombre, qu disposicio
nes para dedicarse estudios abstractos en tales
circunstancias : el hombre que vivia en climas c
lidos como la India, tan propenso la indolencia
y la pereza : el hombre que vivia bajo un go
bierno desptico sm garantas que , asegurando su
persona y bienes , le permitiese vivir en tranqui
lidad : el hombre reducido por toda instruccion
la que recibia de sus padres , saber imitar sus
trabajos y conservar en la memoria algunos
hechos, que en ciertas familias se conservaban
por tradicion, nico canal por donde se trasmi
tan los escassimos conocimientos de su pais de
una generacion otra? Si queremos buscar un
termmetro exacto para medir los grados de ins
truccion de aquellos pueblos primitivos, quienes
suponen los incrdulos que voy refutando, sin
otro magisterio ni ensenanza que la de sus facul
tades intelectuales, volvamos los ojos esas hordas
de salvages que descubri Cook en las islas del
mar del Sur: examinemos otros los progresos
que habian hecho las naciones mas antiguas en
las artes tiles, que debieron adelantar con pre
ferencia al estudio de la Religion. Estos son dos
termmetros ciertos: uno y otro nos demuestran
que los hombres constituidos en la situacion, que
suponemos aquellas naciones, no han pasado de
las ideas sensibles, que han sido muy pocas sus
Tomo I
36

)
(
abstracciones, y que no han generalizado sus idea?
ino muy lentamente. A veces un paso muy corto
que les quedaba que dar para simplificar y faci
litar una operacion mecnica, los detuvo por mu
chos siglos en el embarazo de un procedimiento
largo, penoso y muy imperfecto. Cuntos siglos
pasaron, por ejemplo, antes de empezar doblar
de un lado y de otro los dientes de la sierra, para
facilitar la division de los maderos que se aplica
ban los usos mecnicos! Es verdad que cierta
combinacion de circunstancias, que no podemos
reunir nuestro arbitrio , han puesto algunas
naciones en tan ventajosa situacion para hacer
progresos rpidos y brillantes , que aun en el dia
admiramos sus adelantamientos asombrosos. Mas
tambien es sin duda , que otras circunstancias
igualmente inevitables han suspendido la marcha
de la razon , y aun otras la han hecho retrogra
dar, oscurecindose y aun perdindose por pere
za las ideas y los conocimientos , que en otras
afortunadas pocas se habian adquirido.
Quin creera que los indios, depositarios de
clculos astronmicos tan exactos, que su nuevo
descubrimiento hace honor un la Grange y
la Place , estan persuadidos de que la tierra es
llana , y que el Sol , la Luna y las estrellas , no
hacen mas que dar diariamente la vuelta al re
dedor de una gran montaa , que est en medio
de ella , dejando sepultados en las tinieblas de la
noche los pases puestos al otro lado! Al conside
rar Baill esta contradicion en la India ; de una
parte clculos que suponen , una astronoma tan

( 283 )
adelantada como lo est hoy entre nosotros , y de
otra ideas tan disparatadas acerca del sistema del
mundo , de la colocacion y movimientos de los
cuerpos celestes, es de parecer, y mi juicio muy
fundado, de que en aquel pais se conservaron al
gunos vestigios de la astronoma antediluviana , y
que aquellos clculos son como reliquias de ella:
la cual en lo demas se oscureci hasta borrarse
enteramente de la memoria de los hombres. Es
tos entonces se echaron delirar, y forjaron aque
llos disparates para esplicar lo que no entendan,
5 amalgamando aquellos clculos con estos deli
rios, vinieron componer una astronoma mons
truosa, que consta de partes disparatadas, de res
tos preciosos de antigua sabidura, y de ideas mo
dernas hijas de una imaginacion loca y desatina
da. Esto mismo puede decirse de la religion de la
India , de la Prsia y de otras naciones antiqusi
mas. Se ven en ellas restos preciosos de la tradi
cion primitiva , ideas sublimes superiores la ra
zon , mezcladas con estravagancias que llenan de
oprobio esa misma razon humana. Observe
mos esto en los dogmas fundamentales de estas
religiones; en la produccion del universo, en la
lucha de los ngeles buenos con los malos , en la
corrupcion de la naturaleza del hombre , en la
inmortalidad y destino del alma despues de es
ta vida.
Los libros simblicos de los indios suponen,
como vimos, un primer Ser anterior al mundo
que lo form en el momento que fue su volun
tad. Este es un dogma fundamental de su teolo

C *W )
ga. Los persas dan por supuesto que el tiempo
sin lmites el Eterno , cri Oromaces y Ahriman , y estos criaron el cielo y la tierra. Puede
la verdad alcanzar la razon humana en fuerza del
discurso, que el universo es obra de un Ser inte
ligente ; mas para llegar ello es forzoso antes
haber estudiado bien el enlace de todas las parles
del universo , la dependencia que tienen- unas de
otras , hasta venir en conocimiento de que unidas
como lo estan , forman un todo que necesaria
mente ha sido obra de una sola mano. Y por cier
to que la razon humana en aquellos tiempos
podia alcanzar tanto ; porque esta ilacion supone
conocimientos fsicos y astronmicos de que en
tonces se carecia. La razon tampoco alcanza por
s sola formarse una idea de la creacion ; conci
be s, que puede hacerse una obra por artfice
que tenga mano materia proporcionada en que
emplear su habilidad ; pero no penetra como pue
da el artfice obrar, debiendo principiar sacando
de la nada la materia de que ha de hacer su obra^
ni aun sospecha que esto' sea. posible. Sin embar
go, ninguno de los libros simblicos que hemos
examinado, asignan materia preexistente la f
brica del universo ; solo confiesan preexistente al
artfice. "Primeramente nada exista. Exista solo
el Ente existente. .Quiso ste que fuese el mundo
y el mundo apareci en forma de huevo." El Zcnd
nos ensea , '*que se di el ser primeramente
Ormusd y Petiare Ahriman , que son criaturas
del Ser absorto en la escelencia de su naturaleza."
uEn el principio cri Dios el cielo, y la tierra.'?

( 285 )
Esta es la doctrina de los tres legisladores Trias
antiguos : todos tres convienen en reconocer un
primer artfice, que sin materia preexistente, pro
duce al universo lo cria, sea en forma de un
huevo, criando primero dos seres subalternos
l, que han de criar todas las cosas visibles, sa
cando de la nada el cielo y la tierra, principio
material de todas las cosas que existen en el muni
do. Muchos siglos despues no alcanz tanto la
sabidura de un Platon, y sin embargo desde su
origen lo creyeron asi aquellas naciones ; luego no
fiie la delicadeza de sus discursos, sino la ense
anza de un Ser sapientsimo, quien les comuni
c este sublime conocimiento.
- : Del mismo modo todas las naciones antiguas
convienen, segun vimos en sus libros simblicos,
en suponer un orden de seres superiores al hom
bre, de una naturaleza mas elevada y sublime, de
un poder mas estenso. Los indios les llaman Tereschtehha y Sciatin. Los persas Amschaspands,
Izedes y Dews. Los egipcios genios semidiosesj
y estas naciones los pueblos del Norte , y los
griegos suponen que lucharon unos con otros.
Esta lucha y el motivo que la caus, que fue el
orgullo y soberbia de los espritus malignos, como
se refiere en el Oupnek-hat y en el Boun-dehesk,.
no son ideas hijas de la razon : su identidad en el
mismo origen de las naciones de que vamos ha
blando ,. prueba tambien un origen comun , que
no puede ser otro que la revelacion. Para con
vencernos mas de esta verdad^ oigamos como re
fieren esta lucha los Vedes

( a86 )
"Conoci , dicen , el Criador , que los ngeles
habian dado entrada en su corazon la soberbia,
y que por esta razon habia entre ellos disputas y
altercaciones, atribuyndose cada uno la victoria
s mismo. Entonces el Criador para humillarlos
y pacificarlos, se les present en forma magestuosa de hombre , y los espritus no lo conocieron.
Para conocerlo se valieron del fuego, que acepta
da la comision de averiguar quien era aquel per
sonage , se acerc l , y el Criador le pregunta!
quin eres? Yo soy el fuego que ilumina, le res
ponde ; y bien repone el Criador: cul es tu fuerKa y tu poder? La de abrasarlo todo , responde el
fuego. Entonces el Criador le puso delante un
puado de paja y le dice : qumala ; el fuego apli
ca toda su actividad para abrasarla, mas no pudo
encender ni una sola paja. Avergonzado de esto,
le confiesa los ngeles que no ha podido descu
brir quien sea aquel personage. Los ngeles acu
dieron al viento , como lo habian hecho al fuego;
pero esta diligencia tuvo igual resultado. Final
mente , se valen los ngeles de su principal gefe
y su rey, para que les descubra quien es aquel
hombre. Andr (asi se llama este gefe) lo busca ; el
personage se le oculta , y en su lugar se le pre
senta una hembra hermossima , la que le pre
gunta , quin es aquel hombre que se ba escon
dido. La hembra le declara que es el Criador, y
que la victoria que ellos han conseguido de los
espritus malignos es debida l. Con esto supo el
prncipe de los ngeles buenos que aquel perso
nage era el Criador , y humillado con el fuego f

( a87 )
el viento reconocieron su poder, y el primero
aquel prncipe (i)."
Si separamos de esta narracion las metforas
y dems figuras propias del estilo oriental, prin
cipalmente en aquellos tiempos primitivos, ha
llamos en ella conservada la tradicion de la Igle
sia catlica acerca de la lucha de los ngeles bue
nos con los malos y de su causa. Porque segun
opina con graves fundamentos el P. Suarez (2),
la causa de la cania de los ngeles malos fue,
que habindoseles revelado el misterio de la En
carnacion del Verbo, por su union nuestra na
turaleza no lo quisieron reconocer ni adorar, embidiosos de la nobleza que se elevaba el hom
bre por aquella union , y se negaron reconocer
lo como superior ellos; en lo cual estuvieron
discordes entre s, porque los unos dciles y hu
mildes instruidos por la divina sabidura , que es
aquella muger hermosa , lo adoraron como su
Seor y Criador, y otros rebeldes y pertinaces
en su orgullo y soberbia fueron precipitados al
abismo. No quiero dar entender con esto , que
la tradicion de la iglesia sobre este punto se haya
tomado de este pasage del Oupnek-hat , ni es po
sible que asi haya sido ; sino que una y otra,
la tradicion y la narracion dimanan de una tra
dicion antiqusima, tan antigua como el mismo
mundo , conservada en aquellas naciones primi(i) Oupnek-hat. T. 2? p. 294. lanse las notas de An~
ftetil sobre este lugar.
(2) -De Angetis, lib. 6? c. 13.
"

( 2&S )
tivas del globo. Dganme ahora los mas profun
dos filsofos, como por donde pudo la razon
humana abandonada s misma, llegar adqui
rir estas ideas que Dupuis ha llamado delirios de
una imaginacion desarreglada : delirios; pero de
lirios que suponen un estado de cosas y unos
progresos en los conocimientos , que no pueden
suponerse en los hombres de aquellos tiempos,
sino se les hubieran enseado. "Nosotros soamos,
el loco delira ; pero ni los sueos del que duer
me , ni los delirios del loco se versan jams , ni
pueden versarse sino acerca de ideas y de ob
jetos que antes han entrado por los sentidos.
Es cierto que por la sola razon se alcanza , que
el hombre no se halla en el estado en que debia
estar: la desproporcion que se encuentra entre
sus necesidades y sus facultades, la lucha entre
su razon y sus pasiones, la confusion de su inte
res verdadero con el aparente, demuestra que el
hombre no ha sido tratado por la naturaleza, se
gun decia un filsofo , como por madre tierna
y amorosa , sino como por una madrastra descui
dada y cruel. Mas con todo ninguno de ellos ati
n descubrir la causa de este trastorno , que suponian ser no un vicio , sino condicion miserable
nuestra esta en que nos hallamos. Mas en aque
llos monumentos antiguos, en el Gnesis, en los
Vedes y Zends se descubre cierta relacion y en
lace entre la caida del hombre y la de los nge
les malos, y se atribuye la de uno y otros so
berbia y orgullo, y de ella se dice que dimana
la inclinacion lo malo que domina en nuestra

I '^9 5
voluntad. Cosas son estas que no alcanzaron los
mas sabios filsofos de la Grecia , y que solo pu
dieron saber aquellos antiguos por una tradicion
dimanada de los mismos testigos oculares del he
cho, de los mismos en quienes sucedi, quiero
decir, de nuestros primeros Padres, y comunica
da de generacion en generacion. Esa Grecia que
en los siglos de la filosofa hizo tantos esfuerzos
para descubrir y esplica r la naturaleza de la pri
mera causa, el origen del mundo y los misterios
que en s encierra el hombre, jams lleg des
cifrarlos con la verdad y la sencillez que los ve
mos descifrados en los antiguos depositarios de
la tradicion primitiva. Porque es necesario conve
nir con el Olivet en que ninguno de los filsofos
de la Grecia tuvo una idea verdadera y exacta de
la Divinidad, y que solo un Moises nos di mas
luz que todos ellos juntos, tanto para vivir bien
como para saber rectamente. Plus Mosem unum
ffttam Grecos omnes pe opis ad bene vivendum ; vcl
etiam ad recte iriteligendum luminis attulisse (i).
Hice ver antes que todas las naciones principar
les antiguas indios, persas, egipcios y judos, ofre
cieron sacrificios la Divinidad, y 6us vctimas
eran ciertos animales que mataban y se quemaban
pblicamente. Ofrecer Dios parte de los dones
que se reciben de l en seal de gratitud, es cosa
tan sencilla y puesta en razon , que el hombre f
cilmente pudo conocer la justicia de tales ofrendas;
(i) Theologia Grecanina ad calcem. T. 3? operum Ciceronis, p. 664.
Tomo L
37

( 290 )
pero ofrecerle ciertos animales y no otros, matar
los y quemarlos, creyendo hacer en esto una accion
grata la Divinidad , eso es lo que no veo por
donde pudo venir las mientes los mortales.
Menos dificil de concebir es, aunque sin duda br
bara, la costumbre que hemos oido hubo en al
gunos paises, de inmolar sus dioses algunos y
aun los principales prisioneros de guerra ; porque
considerndolos aquellas gentes como despojos
militares, y la parte mas preciosa del botin que
hicieran del enemigo, el cual botin habia de re
partirse entre los vencedores, pudieron estimar
debido de justicia lo mejor del botin la Divinidad,
que los habia auxiliado en los combates y los ha
bia conducido la victoria : y del mismo modo que
cada uno de ellos habia empleado su sana y furor
en los prisioneros que en suerte le cupieron; asi
pensaron que sus dioses saudos como ellos, se
recreaban y complacan en la desapiadada cruel
dad con que le sacrificaban aquellas vctimas des
graciadas. Creanlos enemigos de Dios porque lo
eran de ellos. Este es el hombre de todos los tiem
pos : mas propenso imaginarse un Dios parecido
l, que cuidar de hacerse l semejante Dios.
Identificando sus intereses y confundindolos con
los intereses de Dios, trata sus enemigos como
enemigos de la Divinidad , y sus ojos justifica
sus brbaras venganzas, autorizndolas sacrilega
mente como justas y necesarias, para desagraviar
al Ser mismo que adora sin conocerlo. Tal pudo
ser el origen de los sacrificios humanos. Mas, qu
razon de justicia, de utilidad y de conveniencia

( 29 )
pudo encontrar el hombre en la accion de sacri
ficar al Ser supremo los animales mas tiles? Tan
distante estuvo la razon humana de considerar
esta accion como meritoria y propia de un cuito
racional , que cuando ella quiso reformar el culto
antiguo, aboli los sacrificios de aquellas vctimas,
al menos hizo lo posible por abolirlos, aunque
prevaleciese la costumbre primera.
En prueba de lo cual, pondremos aqui lo que
acerca de esto dice el A. Mignot. "Los legisladores
antiguos habian prohibido matar ninguno de los
animales que servan para la labor por razon de
su utilidad, y aun prohibieron que se ofreciesen
en sacrificio. Esta fue una de las leyes publicadas
en Atenas por Triptolemo, renovada por Dracon,
y estaba en vigor no solo en la Atica, sino en todo
el Peloponeso segun el testimonio de Varron ; y
aun estaba decretada pena de muerte contra los
que la quebrantasen, ley que se observaba con
todo rigor. Por manera que habiendo un estrangero, llamado Diotimo Sopatros establecido en
Atica, matado un buey que se habia comido unas
tortas con que habia cubierto un altar, se vio
.obligado abandonar el pais para evitar la pe
na impuesta por aquella ley. Aun despues de
haberse introducido en Atenas el uso de comer
carne de vaca, se conserv en una prctica singu
lar la memoria de aquella ley antigua ; porque en
la fiesta llamada Dpolia de Jpiter, protector
de la ciudad , se escogan jovencitas que traan
agua y la daban los nombres, los cuales usaban
de ella para afilar las hachas y cuchillos que scr*

)
(
vian en los sacrificios. Otras personas estaban des
tinadas para inmolar la vctima : luego se ponan
sobre el ra sobre una mesa de bronce tortas
hechas con harina, aceite y miel. Despues daban
vueltas en torno del altar toros bueyes trados
al efecto de la dehesa, y el que tocaba las tortas
era al punto herido de un flechazo , y sacrificado
en seguida por los encargados de esta funcion:
otros desollaban al animal y todos coman de su
carne. Su piel se cosa y henchia de heno, y como
si aun estuviese el buey vivo, se le unca al ara
do como para llevarlo arar. Todos los que ha
bian tenido parte en el sacrificio, eran citados y
comparecan ante el juez. Las doncellitas achaca
ban la culpa los amoladores : estos se disculpaban
con los que les habian dado aquellos instrumen
tos : estos acusaban los sacrificadores ; estos los
cuchillos y hachas , que no siendo capaces de de
fenderse eran condenados por el juez ser arro
jados al mar, lo cual se ejecutaba sin replica (i).1'

(i)

Memorias de la Acad. de las inscrip. T. 55. p. 26c.

I 293 5

ZiA TRADICION ANTIGUA ACERCA DEL ORIGEN


DEL MUNDO Y JDE LA RELIGION PRIMITIVA,
CONSIGNADA EN LOS LIBROS SIMBLICOS CITA
DOS Y EN OTROS MONUMENTOS ANTIGUOS, EN
NINGUNO DE ELLOS SE HALL MEJOR CONSER
VADA QUE EN EL PENTATUCO.

Tenemos hasta aqu demostrado que existi una


tradicion antiqusima , en la que se conservaron
los dogmas fundamentales, y las principales ce
remonias del culto de los primeros hombres; que
esta tradicion , que hasta entonces habia sido oral
puramente, se consign en los libros simblicos
que conocemos y tenemos por mas antiguos, ta
les como el Pentateuco, los Vedes y los Zends: y
finalmente, que asi por estos monumentos don
de la hallamos depositada, como por otros de los
escritores de la mas remota antigedad, se con
vence que fue aquella tradicion la mas antigua,
la mas universal que se encuentra en la historia
del gnero humano , y tradicion que abraza dog
mas , hechos y ritos que no pudo el hombre des
cubrir por s mismo en la infancia de las socier

( *94 )
dades , y en los primeros pasos que daba para su
ilustracion ; de los cuales por consiguiente no pu
do tener idea sino enseado por un ente supe
rior l en conocimientos, esto es, por su Cria
dor que quiso comunicrselos al tiempo de criarlo.
Ahora se sigue, que comparando entre s
aquellos tres depsitos mas antiguos de esta tra
dicion , examinemos en cul de ellos se ha con
servado mas pura, lo que se echar de ver cote
jndolos entre s, y con el orden natural de las
cosas y de nuestras ideas.- esto es, con la razon
y la espcriencia , inferiremos justamente que
aquel legislador de los tres que nos ensea dog
mas mas verosimiles , esto es, mas anlogos las
verdades que alcanzamos por el discurso n aquel
mismo orden : que nos refiere hechos mas pare
cidos la marcha que vemos sigue hoy la natu
raleza; y que prescribe un culto mas conforme
las relaciones que deben existir entre su objeto y
los que lo tributamos : ese escritor ser el que
haya conservado en sus libros y en la religion
que ha enseado mas puros y sinceros los vesti
gios de la religion y culto primitivo.
No es necesario mas que echar una ojeada
sobre el Oupnek-hat, el Zend-avesta y el Penta
teuco, para dar este ltimo la preferencia, y
conocer que la doctrina de ste en cuanto los
dogmas, la historia y al culto, es la mas sen
cilla y conforme lo que nos dicta la razon y la
esperiencia misma. Pero como no todos tienen
la mano aquellas obras, y por otra parte su lec
tura es tan fastidiosa, no ser fuera de prop

I 295 5
sito presentar aqui algunos pantos de compara
cion, que pongan al menos instruido en disposi
cion de juzgar por s mismo ; y sea uno el mo
do con que se refiere el origen del mundo en
aquellos libros.
Prirnum quidquam non erat. Ipsum hoc Ens
bsolutum erat ( i ). Voluit quod manifestum Jiat.
Ab eo opum aparens fuit. Illud ovum uno anno
sic mansit. Postea illud oturn fissum fuit: dimi
dium petlis illius aururn fuit, et dimidium alterum
argentum. Illud dimidium quod argentum erat,
terra est ; et illud dimidium quod aurum erat,
coslurn fuit. Et pullurn continente montes fuerunt , et pellis admodum tenuis quce in continente
pullum (hoc est in ovo) est, et pullus in ea sit et
humiditatem habet, nubes et fulgur fuit ; et ve-%
nis maria fuerunt , et ex aqua quce in continente
pullum est, mare circumplectens fuit: et pullus in
illa qui productus fuit , Sol est : et extu aparentem fieri illum sofem furnus ingens caloris in orbem mundi cecidit : et collectce res existentes ex
aridis , et germinibus et animalibus cum omnibus
volitionbus, et desideriis, et intentionibus existen
tes et presentes facta: sunt. Y para mayor claridad
se esplica esta formacion de las cosas mas adelan
te asi : Hce omnes figura: diversas qua apparent,
prius ab apparentia multitudinis cum in Haranguerbehah , quod collectio elementorum non compositorurn est , contenta: essent , cum figura ipsius
illius Haranguerbeliah fuerunt. Ule Haranguer(i)

Oupnek-hat, T. i p. 27.

( 29G )
behah quando qucksitionem fecit , pra-ter a se ipso
aliad non vidit, cum certitudine sckit, qiiod ipsum
hoc ego swru Tum aham dixit quod traslatio
illius in arabico ana, et in persico mansit : cum
hac causa nomen primum cjus , aham factum.
Cum quceque una ex existentiis apparentibus mundi pars ex particulis illius Haranguerbehah sit,
et in tempore T* petcre quolibet quod petant,
nunc etiam supcr sant jtrimum principium cum
voce man ut fecit , postea statum suurn pictum
facit. Ut hic Haranguerbehah collectione eorum
qui volentes esse Haranguerbehah erant, unus qui
prius ab omnibus , postquam desiderium fecit
maschghoul factus fuerat (hoc est, de hol meditatus fuerat) illa ipsa persona Haranguerbehah
'fit, et ex ipso hoc respectu illam personara porsch
dicunt ; id est aliquis , qui omni loco plenus est
(sive omnia irnplet ) et Ule qui propensioneoi ad
t Haranguerbehah fieri, habet, oportet, quod in
hujusmodi masgchouli perseterantiam ostendat,
quod has omnes crcaturce in totum ego sum, et
prceter a rne aliud non est, et onmia ego creata
feci : tum is etiam, posta ta deserere corpus Ha
ranguerbehah efficitur: : : : : Porro Ule Haranguer~
behah solas erat. Super hoc strato et arncenus
status ipsius potens non redditus est. Nunc etiam
qukumque solus sit , contentus statu suo non effi
citur. Illo tempore mulicris , quce causa lceti status
est, volitionem fecit ; cun ipsa hac volitione seipsum cum mu/iere uno loco irwenit. Ut tempore volitionis mulicris corpus suam Ule porsch duas me
didates cum effecisset peder corpus fecerat: no

( 297 )
mcm t porsch Pat, et nomem mulieris Pani fuit.
Et firmans hanc Uterarn est , quod filius schksoulak in tempore monstrationis ainoris, cum uxore sua dixit : quod corpas hominis et mutieris in
colore duaruin cunaturarum unius pisi. creaturn
redditum est: quoad homo solus est, medietas pisi
est : quocumque tempore cum muliere uno loco sit
pisum iritegrurn fit.
Illo tempore nomcn t porsch Man : et nomen
femince Satroupa fuit : id est, Adani et Eva (i).
Deinde Man cum propensione integra cum Satrou
pa uno loco fuit, ex illa copulatione species liominis creata reddita est. Ah his quce contigcrunt
Satroupa cum scipsa recogitavit , quod hic Man,
cum illo quod corpore suo me prodwtam fecit,
cum me uno loco fit. In hac cogitatione , post
quod afflirta fuit , cum seipsa dixit : prius est
quod ab hoc porsch abscondita sim. Cum hac in~
tentione cum figura matris bovis fuit. Man in
amore ejus cum figura bovis maris assimilatus
factus , cum ea copulatus redditus est : ex illa co
pulatione species bourn produca fuit. liursus Sa
troupa cum intencione t- absconditarn fieri , cum
figura equce reddita est. Man in amore ejus , cum
figura equi maris assimilatus fu tus cum ea co
pulatus redditus est : ex hac copulatione species
equi ad existentiam venit. Mulier denuo cum intentione t absconditarn fieri cum figura feminas
asini fugit. Maritus in amore ejus cum figura
(i) Estas palabras son aadidas por et intrprete mu
sulmn en sentir de Anquetil.
Tomo l
38

( *98 )
asini maris asimilatus facius cum ea copulatus
redditus est : ex hac copulatione species asini, et
species quce ungulam habent. productos fuerunt.
Deinde mulier cum figura hirci feminoe abscondita reddita cst. Maritus etiam hircus mas factus
cum ea copulatus fuit r ab hac copulatione species
hirci sirnul provenit. Tum mulier cum figura pe
caris ficerm'nce abscondita reddita est. Maritus pecus mas factus, cum ea copulatus redditus est : ab
hac copulatione species pecoris et species ungula
fissa productoe sunt. Proinde Satroupa in figura
qua abscondita erat, Man cum figura maris ejus
assimilatus factus, cum ea copulatus redditus. est:
et illa species cum existentia venit : ipso hoc modo
ambo e figura cum figura transtionem fecerunt;
quoad figuras omnium specicrum percurrissent.
Et in fine hac catena cum specie formicce terminata reddita est : et ab homine ad formicam omne
ad existentiam venit. Porro Ule Haranguerbehah
ijui qualitatem t? Pradjapat simul provenire facit , id est , qualitatem productionis ; cum certitudine sciebat , quod ego forma hujus creationis
surn, et ficec omnia ego produca feci cum hoc
respectu. Serest nomen ejus fuit , id est , producto:::::: illo tempore Pradjapat ambas manus
suas simul junxit, et in os cum projecisset motum
dedit , ab hoc opere ignis qui Bracman moketha
est ad existentiam venit: : : : : Deinde in tribus mun
is, aliquid, quod humiditas cum eo est, semine
Pradjapat productum rcdditum , quod illud kia
soum est , id est, aqua vitce.
Aun en otros lugares del Oupnek-hat se ha-

( 299 )
bla de la creacion, formacion emanacion del
mundo, con mas oscuridad si cabe que en los ci
tados. El empeo de Anquetil en conservar en su
traduccion la sintaxis prsica y las voces Samscretanas, hace el testo intrincado y el lenguage os
cursimo, y la tal cual sustancia que se saca de
esta relacion es tan disparatada y confusa, que el
mismo Anquetil en las notas la mira como inesplicable, por mas empeo que pone en dilucidarla.
Pasemos del Oupnek-hat al Boun-dehesk de
los persas, que puede llamarse el Gnesis de aqueHa nacion, el cual aunque produccion muy mo
derna con respecto los demas libros simblicos
de Zoroastro, es un estracto de algunas obras per
didas ya de aquel legislador segun la opinion de
Anquetil. Mas como para presentar en el testo la
cosmogona prsica, era forzoso copiar aqui ente
ro casi todo el Boun-dehesk , resumir de l lo
mas principal , enlazando el sistema casi siempre
con palabras del mismo testo.
Despues de suponer, como vimos, Ormusd,
y Ahriman criados por el Eterno tiempo sin
lmites, se presentan estos dos campeones: Or
musd desde la luz inaccesible en que habita, des
cubre Ahriman sumido en lo profundo de las
tinieblas; penetra sus perversas intenciones, y se
propone formar con su poder el cielo y su pueblo,
esto es , los Amschaspands y los Izeds espritus
puros que nosotros llamaramos ngeles de dos
distintas gerarquas. Ahriman de su parte desde
el oscuro fango en que estaba sumido, alza los
ojos para ver Ormusd, y deslumhrado con la
*

( 3oo )
pureza de sus resplandores, se zabulle de nuevo
en el hondo abismo de sus tinieblas, y cria mul
titud de Dews y de Darondjs. Los dos gefes pasan
revista sus tropas y hacen un reconocimiento
sobre el ejrcito enemigo. Ormusd antes de rom
per la batalla, hace propuestas de paz Ahriman;
este no las admite , lo insulta. En estos preparati
vos eran pasados tres mil aos. Ormusd sabia que
en los nueve mil restantes, los primeros tres mil
reinara l solo en el mundo sin mezcla de mal:
los tres mil siguientes ira mezclado el bien con
el mal , luchando Ormusd con Ahriman : los tres
mil ltimos reinara Ahriman esclusivamente , y
no habra sino mal en el mundo. Mas al cabo de
los doce mil aos, Ahriman sera derrotado y ven
cido, y desaparecera para siempre jams. Ahri
man sabe el xito fatal que han de tener sus em
presas : este conocimiento lo aflige. Ormusd pro
nuncia una vez unas preces dirigidas s mismo
y con ellas aterra su contraro: las pronuncia
dos veces y le hace arrodillarse : las pronuncia
veinte y una veces, y Ahriman queda desflocado
pop espacio del segundo ternario, de los tres mil
aos del segundo ternario. Entre tanto, se dice
que produce Ormusd y Ahriman los seis princi
pales espritus, aquel los seis buenos y este los
seis malos.
Pues los seis mil aos de su existencia hace
Ormusd el cielo visible y el agua , la tierra, los
rboles, los animales y el hombre, todo por el
orden siguiente. En cuarenta y cinco dias yo Or
musd con los Ainschaspands obrando con grande

I 3oi )
za , di el cielo y en seguida celebr la fiesta det
Gahambar primero. En el mes segundo desde el
da once al quince apareci el cielo. En sesenta
das yo Ormunsd con los Amschaspands obrando
con grandeza di el agua, y en seguida celebre la
fiesta del Gahambar segundo. En el mes cuarto
del once al quince de dicho mes apareci ei agua.
En setenta y cinco dias di la tierra. En el mes
sesto del veinte y seis al treinta apareci la tierra
sobre el agua. En treinta dias di los rboles. En
el mes sptimo del veinte y seis al treinta hizo
Ormusd aparecer todos los vegetales. En ochenta
dias di los animales. En el mes dcimo del diea
y seis al veinte fue el tiempo en que Ormusd hi^
zo aparecer las cinco especies de animales. En se
tenta y cinco dias di al hombre. En el mes do
zavo en el Gah Gahes (que son los cinco dias
epagmenos de los prsas) apareci el hombre (i).
En seguida entra esplkar como hizo Ormusd
cada una de estas cosas ; y hablando de la forma
cion del hombre , dice : que luego que Ahriman
mat al toro sali del pie delantero brazo de
recho del toro difunto el primer hombre llama
do Kaiomors : este rein treinta aos , pasados
los cuales muri, dejando al morir cantidad de
semilla que fue purificada por la luz del Sol.
Dos partes de esta semilla se custodiaron por el
Yzed del fuego Neriosenglh, y Sapandomad cus(i) Et arregto del ao prsico se atribuye al emperador
Djemschid , que reinaba 1 700 aos antes de J. C. El aa
comenzaba en et equinocio de Primavera.

( 302 )
todi la otra tercera parte. Al cabo de cuarenta
aos brot de la tierra el bstago de un Reivas
que formaba una columna un rbol de quin
ce anos con quince hojas el dia Mithra del mes
Mithra. Este rbol representaba dos cuerpos hu
manos en el acto de la cpula para la genera
cion. Guando fue convirtindose asi el rbol en
hombre , creci mas el rbol y llev por fru
to diez especies diferentes de hombres (i).
Moises cuenta asi el principio del mundo.
*lEn el principio cri Dios el cielo y la tierra. La
tierra era una masa informe y bruta, toda rodea
da de aguas: las tinieblas cubran la faz de este
abismo, y el espritu de Dios el aire se meca
estaba sobre las aguas. Dios dijo: hgase la luz,
y la luz fue hecha. Vio Dios que la luz era bue
na y separ la luz de las tinieblas, y dio la luz
el nombre de dia y las tinieblas el de noche, y
de la tarde y mafana se hizo el dia primero. Di
jo Dios luego : hgase un firmamento entre las
aguas que separe las unas de las otras; hizo
Dios el firmamento y separ las aguas que esta
ban bajo el firmamento, de las que quedaron so
bre l. Y se hizo asi, y Dios dio al firmamento
el nombre de cielo, y este fue el dia segundo.
Dios dijo : renanse las aguas que estan bajo del
cielo en un mismo lugar, y descbrase el ele
mento seco ; h izose asi , y Dios di al elemento
seco el nombre de tierra , y la reunion de las
(i) Fiase el Boun-dehesk y el Afrin de Guhamhar. Ti
mo 3? p. 82.

( 3o3 )
aguas el de mares. Y vio Dios que esto era bue
no. Y entonces dijo: produzca la tierra yerba ver
de que lleve semilla y rboles frutales que den
frutos , cada uno el suyo segun su especie, y que
contengan en s mismos semilla para reproducir
se sobre la tierra ; hzosi as : y vi Dios que
esto era bueno : esto fue el tercer dia. Y dijo Dios:
hganse en el cielo cuerpos luminosos que alum
bren la tierra , y separen el dia de la noche y
sirvan para sealar la distincion de los tiempos
y de las estaciones, de los dias, meses y aos;
hzose as, Dios hizo dos grandes luminares que
coloc en el cielo : uno mayor para que presi
diese al dia y y otro menor para presidir la no
che : hizo las estrellas y las coloc en el cielo
para que alumbrasen la tierra. Dios vi que es
to era hueno, y este fue el cuarto dia. Despuesdijo Dios : produzcan las aguas animales vivien
tes que naden en el agua , y pjaros que vuelen
sobre la tierra en la region del aire en el fir
mamento del cielo. Cri, pues, Dios grandes pe
ces y todos los demas animales que viven y se
mueven en las aguas, que haban producido las
aguas , cada uno segun su especie , y cri tam
bien todos los pjaros y aves segun sus especies
diferentes, y vi Dios que esto era bueno, y los
bendijo , diciendo : creced y multiplicaos y llenad
las aguas de la mar, y que las aves se multipli
quen sobre la tierra. Y esto fue el quinto dia. Y
dijo Dios aun : produzca la tierra animales vivos
de toda especie : domsticos , fieras y reptiles ;
hzose as: hizo Dios las fieras, los animales do-

( 3o4 )
msticos y todos los reptiles que arrastran por la
tierra, segun sus especies diferentes, y vi Dios
que esto era bueno. Finalmente , dijo : hagmos
al hombre nuestra imagen semejanza y do
mine los peces del mar, y las aves del aire,
las bestias, los reptiles y toda la tierra.
Pues form Dios al hombre del polvo de la tier
ra, y puso en su semblante un soplo de vida, y
el hombre vino ser vivo y animado. Asi es co
mo Dios cri al hombre su imagen, crilo
la imagen de Dios y despues de haberlo forma
do lo coloc en el paraiso terrenal. Era este un
jardn delicioso en el que Dios habia hecho pro
ducir la tierra toda suerte de rboles hermo
sos la vista, y de ricos y regalados frutos. El
rbol de la vida estaba en medio, y el rbol de
la ciencia del bien y del mal. Dios puso al hom
bre en este jardin para que lo cultivase y guar
dase y le di esta orden. Come en buen hora del
fruto de todos los rboles de este paraiso, pero
no comeras del fruto del rbol de la ciencia del
bien y del mal, porque el dia que lo comieres
moriras ciertamente. Despues hizo Dios que se
presentasen delante de Adan todos los animales
de la tierra que habia criado , y todas las aves
del cielo fin de que les diese cada uno su
nombre propio. Empero entre todas estas criatu
ras no hallaba Adan una que le fuese semejan
te. Y dijo Dios: no es bueno que el hombre est
solo; hagmosle un compaero semejante l.
Puso Dios en el hombre un profundo sueo y
en tanto que dorma sacle una costilla de la que

( 3o5 )
formo la muger y la present Adan, y Adan
vindola dijo: esta si que es hueso de mis huesos
y carne de mi carne ; por ella abandonar el hom+
bre su padre y su madre, se separar de
ellos, y se unir, para unirse su esposa, y los
dos sern una misma carne. Entonces bendijo Dios
al hombre y la muger, y les dijo : creced y mu'
tiplicaos : poblad la tierra y dominadla, y ense
noreaos de los peces del mar, de las aves del
cielo y de todas las bestias que caminan sobre la
tierra, y aadi: os doy todas las yerbas de la
tierra y los rboles frutales para que os sirvan
de alimento, y al mismo fin se los doy todos
los animales de la tierra y las aves del cielo.
Esto fue lo que hizo Dios el dia sesto. Vi todas
las cosas que habia criado y las hall muy bue
nas, y descans ces de criar el dia sptimo,
y bendijo este dia y lo santific, porque en
l habia completado la grande obra suya de la
creacion."
Ofendera el buen juicio del que esto lea, si
me detuviese reflexionar sobre cual de las tres
narraciones es mas verosmil , mas anloga la
razon y la esperiencia, y por consiguiente mas
digna de crdito, por haber conservado mas pu
ra y libre de errores y de fbulas la tradicion prijmitiva sobre el primer origen de todas las cosas;
asi como fatigara demasiado al lector y apura
ra su paciencia, bastante ejercitada ya, si este
ejemplo fuese aadiendo otros para probar en los
demas puntos de aquella tradicion , ya sea con res-,
pecto dogmas , hechos y culto lo que acaTomo L
39

t 3o6 )
ha de verse eri el ejemplar citado de la creacion
del mundo. Tiempo es ya de hacer ver que Moi
ses no solo habla con mas verosimilitud que otro
alguno, sino que sus libros merecen justamente
toilo nuestro asenso como que son verdaderos en
todas sus partes; y que en ellos por tanto es don
de hallamos el verdadero origen de la Religion
verdadera y del culto que merece el aprecio de
la Divinidad.

88,,S8,888888888

Demustrase la veracidad< del Pentateuco.

Prob en el captulo VI la autenticidad del Pen


tateuco; ahora voy demostrar su veracidad,
lo que es lo mismo., que lo que en l nos refie
re Moises es cierto: que merece nuestro asenso:
que debemos creerlo, separarnos del modo con
que en general se conducen los hombres en se
mejantes casos. No entra en mi plan descender
en particular examinar en cada uno de los he-

r 3o7 >
chos que en aquellos libros refiere Moises los ca
racteres de verdad y los motivos de credibilidad
que los acompaan ; ni menos refutar una una
todas las objeciones que se han hecho contra ellos.
Este trabajo lo han dado hombres muy sabios
cuyos escritos me remito (i). Solo debo probar
aqu que Moises, autor del Pentateuco, es digno
de fe, y que por consiguiente debemos prestar
nuestro asenso su dicho: para lo cual es for
zoso sentar antes algunos principios.
f. Nosotros damos nuestro asenso verda
des de diferentes gneros y por diferentes moti
vos. Asentimos la verdad de una proposicion
que vernos se halla contenida en premisas ver
daderas, de las que la hemos deducido, y esto es
lo que se llama evidencia de razon y certeza me
tafsica. Dos y cuatro son iguales seis : tres y
tres son iguales seis ; luego dos y cuatro son
iguales tres y tres: 02 + 4=6:: 3+ 3=6 -2+4
=3+3. En segundo lugar asentimos verdades
sensibles, cuando abriendo los ojos sanos vemos
la luz, un hombre, una planta, porque estamos
seguros de que la sensacion idea que perci
bimos en nuestra alma corresponde una causa
esterior que la escita; y que entre esta cansa y
mi sensacion idea hay una proporcion, una
conformidad , una cierta armona , puesto que asi
. ( i) Vase la escelente obra de M. I Atbe Du-Clot La
Sairtte Bible venge des ataques de V incredutit etc. 18i6,
en seis tomos , traducidos al castellano por et sabio y vir
tuoso presbtero don Gregorio Gisbert.

( 3o8 )
en m mismo como en los dems hombres ad
vierto y me aseguro de que repitindose la mis
ma accion de aquella causa sobre los rganos, se
repite reproduce la misma idea o sensacion, y
afirmamos entonces con toda seguridad : veo un
hombre: esta es la evidencia de los sentidos y
certeza fsica. Finalmente, asentimos al testimo
nio de otro hombre que nos habla , cuando sabe
mos que su dicho est conforme con el hecho
que nos refiere, que el hecho sucedi como l
nos lo cuenta. Deducimos esta conformidad de la
capacidad integridad de aquel hombre. Su ca
pacidad nos asegura de que l ha podido obser
var el hecho como nosotras mismos: su integri
dad nos persuade que nos lo cuenta tat como lo
observ. Su capacidad nos hace creer, que no se
ha engaado: su integridad nos hace creer , que
no nos engaa , y esto llamamos certeza moral.
2.0 El hombre obra siempre con una razon
suficiente, una causa, un motivo, y este es siem
pre su propio interes : ora sea real y verdadero;
ora sea falso y solo aparente. Aquel se llama un
fin honesto ; ste un fin til agradable no mas.
Para engaar mintiendo no puede proponerse
un fin honesto en verdad ; pero s un fin til
agradable. Pues bajo estos principios seguros es
cierto que si de lo que refiere, no solo no le re
sulta utilidad ni placer , sino por el contraro per
juicio y dolor ; asi lo refiere solo porque es ver
dad , proponindose el fin racional y virtuoso de
decir la verdad aun 'contra s mismo, por el in
teres verdadero de no obrar contra su concien

( 3o9 )
cia, ni quedar spuesto los remordimientos con
que se veria envilecido sus propios ojos como
un embustero. Cuando hay oposicion de intere
ses , que el interes verdadero exige que diga la
verdad, y el falso interes lo induce mentir;
en este caso, si le vemos referir lo que perjudi
ca su falso interes, inferimos justamente que
se ha propuesto por fin su interes verdadero; y
de aqui colegimos que dice la verdad.
3.a Deben tenerse tambien presentes las cir
cunstancias en que refieren los hechos, porque si
se publican la faz de un pueblo que los ha
visto: si son hechos que ofenden el amor propio
de este mismo pueblo: si no obstante los oye,
y no los contradice , permite se escriban y con
serva este escrito con el mayor respeto y venera
cion sin contradecirlo ni alterarlo pudiendo ha
berlo hecho; todo esto comprueba la veracidad
del historiador; porque aqui hay tambien oposi
cion de intereses de parte del pueblo. Su vani
dad , su honor nacional , se ve ajado por la re
lacion de aquel hecho : es interes suyo el desmen
tirlo para vindicarse ; y asi cuando pudiendo ha
cerlo, lo deja correr y el mismo pueblo es ef de
positario mas fiel de la historia que lo deni
gra lo humilla : esto no puede ser sino por la
verdad de los hechos r que han sido tan pblicos,
tan palpables, tan manifiestos, que no ha podi
do oscurecerlos de modo alguno.
4- Otra circunstancia es el estilo con que se
refieren los hechos. Pues asi como por el estilo
y tono con que nos habla una persona nos ineli

( 3io )
Ramos -creer que dice verdad trata de enga
sarnos, eso mismo nos sucede naturalmente con
los historiadores. El candor con que refieren en
un mismo tono lo que les favorece y lo que les
perjudica : su ingenuidad , su modestia , cierto
olvido, natural no fingido, de s mismos, que
apenas les hace aparecer en la escena sino por
necesidad : contar los hechos sin aadir reflexio
nes crticas, ni elogios: la sencillez con que refieren
las cosas mas grandes, y espresan los mas subli
mes afectos con las palabras y frases mas natu
rales y obvias, sin esforzarse en buscar pomposos
trminos y periodos armoniosos y retumbantes
para imponer y arrastrar los espritus ligeros y
dbiles: todas estas calidades reunidas en el his
toriador nos llevan creerlo irresistiblemente.
5. El que nos refiere los hechos, los pre
senci los oy otros que los presenciaron. Si
los presenci , su dicho es de mas valor en igual
dad de circunstancias, que si los oy solamente
quienes se hallaron presentes los mismos he
chos. Pero en este segundo caso si aquellos de
quienes recibi la noticia estn adornados de la ca
pacidad integridad suficientes para exigir nues
tro asenso, y l tambien pose estas cualidades,
entonces debemos estar seguros de que ni aque
llos que lo vieron, ni ste que nos refiere el di
cho de aquellos, se han engaado ni han queri
do engaarnos.
6. Cuando se nos trasmite la noticia de un
hecho , por la deposicion de muchos testigos que
convienen en lo sustancial del hecho, adquiere

i 3n )
mas fuerza el testimonio histrico , que si solo
dos lo trasmite un historiador. Esta regla no obs
tante debe aplicarse en aquellos casos, en que
lenemos muchos conductos por donde ha podido
y debido llegar nosotros la noticia de un hecho;
pero de ningun modo invalida la autoridad del
dicho de uno solo, cuando no ha podido haber
otro que nos haya conservado la noticia , si. este
reune las cualidades indicadas para hacerse digr
no de fe.
7.0 Finalmente, los hechos histricos se nos
hacen mas crebles, medida que son mas an
logos los que observamos nosotros mismos. Pero
si son hechos estraordinarios , no por eso son he
chos increbles. En este caso debemos examinar
si son probables, si estan en armonia con los me
dios y el fin que se les asignan , con los motivos
y causas que los han producido, con las circuns
tancias que los han acompaado : esto es , si la
proporcion que se advierte entre todas estas cosas
es tal, que obliga la razon prestarles asenso;
. en cuyo caso no podemos negrselo , solo porque
sean ellos estraordinarios.
Apliquemos ya estos principios Moises y &
su Pentatuco , para reconocer el grado de veracU
dad que tiene , y si merece no que demos fe
su dicho, aun prescindiendo de la autoridad in
falible que respetamos los cristianos en aquel li
bro. Es de advertir ante todas cosas, que entre
los hechos que en l se nos refieren , hay unos
que ningun hombre pudo presenciarlos : otros que
Moises pudo recoger de la tradicioa constante de

( 3i2 )
su pueblo que los habia conservado, y otros fi
nalmente que el mismo historiador presenci. A
la primera clase, pertenece la historia de la crea
cion del mundo que se refiere en los primeros
captulos del Gnesis : la segunda, todo lo demas
que contiene aquel libro ; y la tercera, casi todo
lo que se encierra en los cuatro siguientes. Res
pecto los primeros, es claro que solo pudo sa
berlos el hombre por habrselos manifestado el
mismo que los hizo i pero en vez de entretener
yo al lector , probando que el Criador pudo ma
nifestarlos al hombre , y que fue conveniente se
los manifestase, como lo han hecho hombres muy
sabios, y entre ellos el ginebrino Carlos Bonet (i),
convido al incrdulo mas intrpido y lo desafio
que me demuestre lo contrario, seguro de que
no puede hacerlo. En cuanto los hechos de la
segunda clase , es constante que Moises pudo sa
berlos por la constante tradicion del pueblo he
breo, en el que se conservaba su noticia. En cuan
to los de la tercera clase, fue el mismo Moises
testigo presencial de casi todos, y el principal y
mas impuesto en todos ellos. Vemos, pues, lo
primero si Moises tuvo la capacidad integridad
suficientes , para conciliar el asenso de la posteri
dad su historia.
En lo perteneciente su capacidad, los hechos
que refiere son tan palpables, tan pblicos, tan
grandes, que basta suponer en aquel historiador
las mismas facultades fsicas que nosotros tene(r)

Paling. fitosfica parte i7.

( 33 )
trios, o')b3, oidos, tacto, memoria, sehtido comun,
para convenir en que pudo observarlos como nos
otros los habramos observado, si hubisemos exis
tido en aquella poca. Fue ademas Moises un personage instruido, no solo en las tradiciones de su
pueblo, sino tambien en todas las ciencias que se
cultivaban en el Egipto , nacion y pais en el que
por entonces se habia adelantado mas en ellas,
que en otro ninguno del mundo de que se tie
ne noticia, lo cual se colige de lo que el mismo
Moises cuenta de s, que se cri en el palacio de
Faraon, habindolo adoptado por hijo suyo una
hija del mismo rey ; y Diodoro , Estrabon y Longino , lo celebran como un hombre estraordinario, segun vimos en otro lugar. Finalmente, no
fue Moises un hebreo de la plebe que poda equi
vocarse no estar bien impuesto en lo que suce
da : fue el comisionado por Dios para hablar con
el monarca egipcio, el que tuvo con l sus sesio
nes, el que constern al Egipto con sus prodigios,
el que acaudillo al pueblo "hebreo su salida, el
que le comunic las rdenes del Seor, el que lo
condujo por el desierto cuarenta aos, y por con
siguiente el que mas bien que otro alguno pre
senci los hechos de que habla , y estaba mas im
puesto en las tradiciones antiguas de su nacion.
Si examinamos el caracter moral de Moises
hallarmos en l una probidad , una integridad
heroica y toda prueba. La adopcion de la prin
cesa del Egipto lo habia separado de su pueblo
y en vez del envilecimiento que este se vea reducido y la opresion tirnica que sufra , Moises
Tomo I.
4o

(3i4)
gozaba del favor de la corte , viva opulento y
adulado la sombra del trono. Pero el amor pa
tritico de su nacion, no le permite mirar con
indiferencia la suerte lastimosa de sus hermanos,
y arrebatado de un mpetu de celo , toma por su
mano venganza de un agravio particular que su
fre su vista un hebreo : sin detenerse por las
consecuencias que habia de traer su arrojo, quita
la vida al egipcio agresor, y cuando se ve luego
reconvenido por esta accion y amenazado por otro
mal hebreo, receloso de unos y de otros, de los
egipcios y los suyos, de los egipcios quienes
empezaban dar que temer sus estraordinarias
disposiciones y el afecto su nacion , de los suyos,
que asi se resistan sus consejos y direccion , y
fastidiado y afligido de la idolatra y corrupcion
de aquellos, no menos que de la esclavitud y ba
jos - pensamientos de estos; huye del palacio: huye
del Egipto: emigra para esconderse en las sole
dades de Madian , donde su generosidad le pro
porciona un asilo en las tiendas de Raquel Jethro, sacerdote y cabaero de aquel pais. All en
aquellos desiertos fija su morada: toma por espo
sa una hija de su bienhechor, y se dedica la
til inocente ocupacion de pastorear los rebaos
del suegro , en cuyo ejercicio pasa cuarenta aos
contento , sin pensar en variar de vida ni de for
tuna. Al cabo lo llama el Seor de un modo mi
lagroso y le manda que vuelva Egipto , porque
quiere por medio de l libertar su pueblo: pero
Moises se escusa una y muchas veces, desconfa
del xito de la empresa, alega su incapacidad pa-

( 3,5 )
ra dirigirla , y su desconfianza y tenaz resistencia
provoca el enojo del Senor, y divide la comision
que le daba , entre l y su hermano Aaron. Se
presenta al rey, intrpido; le pide la libertad de
su pueblo, lo amenaza, llena de consternacion y
de espanto al Egipto con las plagas : obliga Fa
raon ltimamente que deje salir los hebreos,
los conduce hasta la falda del Sina y alli les co
munica las rdenes de su Dios, que ha recibido
en la cumbre de aquel monte en medio de true
nos y de rayos. Por ltimo, superior los peli
gros, las sediciones, los contratiempos, vence
toda clase de obstculos; alimenta con un roco
milagroso, templa la sed de su pueblo, haciendo
brotar aguas abundantes de una piedra dursima;
reprime los sediciosos con castigos del cielo; ar-:
rolla las naciones que le disputaban el paso , y
al fin , pone Israel en los confines de la tierra
que se habia prometido Abrahan, Isaac y Jacob,
y todos sus descendientes.
Todo esto, se medir, lo cuenta Moises de s
misino, y por lo tanto no tiene su dicho apoyo
ninguno qi* sea digno de fe. Acaso si esos mis
mos sucesos se hubieran trasmitido nosotros
por historiadores imparciales, los sabriamos de
muy distinto modo, y no daran margen para que
formsemos de Moises un concepto tan ventajoso.
Mas puesto que no existen otros testigos, veamos
si el mismo Moises nos ofrece datos mas convin
centes de su veracidad. El hombre que no falta
la verdad aun contra s mismo, no hay duda que
merece ser creido cuando refiere otras cosas que

( 3r6 )
le favorecen. Este es un principio de crtica tan
obvio la razon, que sirve de regla aun los
mas sencillos para asentir disentir al dicho de
otro en los casos en que es el nico que puede
testificar un hecho. Apliquemos Moises esta re
gla y veremos, que no oculta, que no disculpa,
que no desfigura ninguno de sus defectos, antes
los refiere con el mismo candor y sencillez que
lo hubiera hecho el historiador mas imparcial de
su vida. Por l sabemos su terquedad en resis
tirse al mandato del Seor, que le ordenaba en
cargarse de la libertad de su pueblo. Por l sa
bemos su negligencia y descuido en circuncidar
su hijo, que lo puso pique de perecer habiendo
el Seor querido quitarle la vida en castigo de
aquella culpa: Por l sabemos las murmuraciones
todas del pueblo contra l, ya dentro del Egipto,
ya en el desierto. Mara y Aaron sus hermanos,
de resultas de, una contienda que tuvieron con
Sephora su cuada, esposa de Moises, alzan la
voz contra su mismo hermano , tratndolo de am
bicioso y desptico, porque se queria arrogar
s solo la autoridad que tenan igtlal derecho
los tres. Num per solum Moisem lorufus est Domitms? JVonne ct nobis sinvliter est locutus? Core,
Bathan y Abiron, con otros doscientos y cincuen
ta de los principales del pueblo quieren reducir
el gobierno una pura aristocracia, y para esto
tratan de deshacerse de Moises, y le dicen: "Te
parece que es poco lo que nos has hecho sufrir,
arrancndonos de aquel pais dichoso que manaba
leche y miel, para que perezcamos en el desierto

(3i7)
como va sucediendo, y ademas nos quieres do
minar como esclavos;' Por cierto que has cum
plido lo que nos ofreciste. No es asi: que nos
vemos rodeados de arroyos de miel y de leche,
como decas, y nos has repartido muy buenas po
sesiones y vias? por cierto no falta mas sino que
nos saques los ojos." An et oculos nostros vis
eruerc? Finalmente, l mismo hace pblico el pe
cado oculto que cometi en las aguas que se lla
maron de contradiccion , titubeando en la fe de la
promesa que el Seor le habia hecho, de que so
lo con mandar la roca que brotase aguas , cor
reran raudales copiosos , bastantes saciar al
pueblo sediento : y nos declara el castigo de Dios
por aquella falta , que fue el mas sensible que
podia darle , privndolo de la satisfaccion de ver
su nacion poseyendo pacficamente la tierra
prometida. El mismo nos cuenta sus apuros y la
desconfianza que de continuo hacia de s mismo,
y lo vemos tan distante de ambicionar el mando,
que se presta con la mayor docilidad al consejo
de su suegro, erigiendo jueces y gefes subalter
nos con los cuales divide su autoridad. El mismo
nos dice que pedia Dios que encargase otros
el gobierno de un pueblo tan ignorante y rebel
de ,. y que lo sacase l de este mundo : Non
possum solus sustincre ornncm hunc populwn ama
gravis est mihi. Sin aliter tibi videtur , obsecro ut
interficias me, et irweniam gratiam in oculis tuis,
ne tantisafficiar malis. Movido de estas splicas,
el Seor reparte entre setenta de los principales
el gobierno del pueblo, para descargar de l

C 3iS >
Moises. En lo cual nos da pruebas irrefragables
de su humildad y ninguna ambicion.
Pero aun hay otro medio de examinar la ve
racidad de este hombre estraordinario. Moises es
cribi sus libros y los public cuando iban suce
diendo los hechos que en ellos se nos cuentan ,
la manera que Csar escribia sus comentarios. Su
pueblo, y aun muchos de los testigos oculares de
aquellos hechos, leyeron sin duda los libras det
Pentateuco, y en ellos la noticia de muchos suce
sos que hacen muy poco honor su nacion : su
ignorancia , su rebelda , su idolatra y culto del
becerro, la dureza de su caracter: las graves repreensiones que les hizo el Senor por l>oca de Moi
ses, los terribles castigos que sufrieron por sus de
litos, y que el Seor solo por tener, digmoslo asi
empeada su palabra , y por el solo honor de su
nombre, los introdujo en la tierra que les habia
prometido, y de la que se hacan ellos indignos
cada paso. Pues todo esto lo refiere Moises en
aquellos libros, y lo refiere y se lo echa en cara
todo el pueblo con las espresiones -mas fuertes,
especialmente en el ltimo admirable cntico que
compuso estando ya prximo morir. Este pueblo
oye todo esto y calla , y lo aprueba como verda
dero con su silencio , y pesar de tanto imprope
rio, y de que lleva en aquellos libros los ttulos
mas vergonzosos de su mala conducta, de su in
gratitud y de todos los horrorosos crmenes de
sus progenitores, los conserva como sagrados, los
venera como divinos, confiesa por ciertos todos
los cargos que. de ellos resultan , y todava no ha

( 3i9 )
habido un judo que intente -siquiera ha^er la
apologa de su pueblo, desmintiendo Moises.
Pues quin le ha dado al testo de aquella histo
ria una fuerza tan irresistible en todas las edadessino la verdad?
Finalmente, el estilo en que estan escritos
aquellos libros es otra prueba de su veracidad.
No quiero yo ponderar aqui los prendas del es
tilo del Pentateuco tan inimitable como supe
rior cuanto podra decirse de el : solo pido que
se compare iel estilo de Moises con el de Herodoto, de Tucidides de Csar, especialmente
con el de estos dos ltimos, que escribieron his
torias de sucesos que presenciaron ellos mismos-,
y en que tuvieron la parte principal, y que juz
gando con imparcialidad se le de la preferencia
al que lo merezca, no por lo material y mec
nico, digmoslo asi, del lenguage , sino por el
candor, la sencillez, la modestia del escritor, por
la nobleza y la magestad de la narracion , y por
lo sublime de aquel orden en que lo celebr ya
Dionisio Longino, que escribi de propsito un
tratado sobre esta cualidad del estilo. Digo mas:
comprense los caractres , las costumbres de los
hroes del Pentatuco , con los de la Iliada y de
la Odisea , y se advertir entre unos y otros cierta
conformidad, en cuanto respiran cierto aire de
naturalidad graciosa, descuidada, pero noble, pu
ra y fresca como la rosa que se abre en la auro
ra del dia salpicada con las gotas del roco que
no han derretido aun los ardores del Sol. Y es
toy seguro que ninguno de los que lean Csar

( 3ao )
y Moises se sentir mas movido creer al pri
mero que al segundo de estos dos historiadores,
si atiende al estilo candoroso y franco de entram
bos dos.
Es verdad que la mayor parte de las prue
bas que hemos dado hasta aqui de la veracidad
de Moises la demuestran solamente con respecto
aquellos hechos de que l fue testigo ocular;
mas en cuanto la historia del Gnesis, esta so
lo pudo saberla , nos dicen , por medio de la tra
dicion de su pueblo, y siendo asi, qu importa
que fuese Moises veraz en contar los hechos que
vi, si por otra parte adopt tradiciones falsas,
por falta de crtica, por no chocar con las
preocupaciones de su nacion? Es necesario, para
demostrar la verdad de aquellas tradiciones, que
indaguemos si los depositarios de ellas, que se
supone las trasmitieron de generacion en gene
racion , estaban dotados de la integridad y capa
cidad suficientes para persuadirnos de que ni se
enganaron ni forjaron patraas con que entrete
ner sus hijos.
Los cinco captulos primeros del Gnesis no
contienen otra cosa que la historia de la creacion
en los trminos que queda citada en el captulo
anterior: la de la cada de nuestros primeros pa
dres y la serie de sus descendientes hasta No.
En los tres siguientes se refiere el Diluvio y la
salvacion de No y sus hijos. Y estos ocho cap
tulos abrazan un periodo de dos mil doscientos
cuarenta y tres aos. La tradicion de los suce
sos que en ellos se refieren comprende diez ge

i 3a i )
nernciones. Adan que vivi novecientos y trein
ta anos contaba sus hijos y descendientes lo que
le habia revelado el Seor y lo que l habia
visto en todo <d discurso de su larga vida. A los
/hijos de Adan oira referir estos mismos sucesos
muchas veces Mathusalen ; y Mathusalem y los
de su tiempo instruyeron en aquellas tradiciones
No que vivi con ellos quinientos aos. Los
captulos 9, i0 y ii, abrazan una poca de cerca,
de mil aos desde el Diluvia hasta la vocacion
de Abrahan, y en ellos solo se hace mencion de
la embriaguez de No , de la conducta de sus hijos en este caso , y de sus resultas : del proyecto
de la torre de Babel, confusion de las lenguas y
dispersion de las familias para poblar la tierra, y
la genealoga de los Patriarcas desde No hasta
Abrahan. Finalmente, en el resto del libro se
contiene con mas estension la historia de la vida
de los tres Patriarcas Abrahan , Isaac y Jacob, la.
de los hijos de este y en particular de Jos hast
ia su muerte , con los sucesos de su familia , y
las causas que los condugeron Egipto, y abra
za un periodo de poco mas de cuatrocientos aos,
acabando setenta y cuatro aos antes del naci
miento de Moises.
i
En esta tradicion observo tres cosas que to
das conspiran persuadirnos de su certeza. La
primera es la importancia de los hechos que en
ella se nos han conservado: hechos interesantes
todo el gnero humano : la creacion del mun
do, la caida de nuestros primeros padres, el di
luvio universal, la confusion de. las lenguas -y
Tomo L
4i

( 322 )
dispersion de los hombres: hechos interesantes
la nacion que los ha conservado: la vocacion de
Abrahan , las promesas hechas l , Issac y
Jacob: la vida de Jos, su ida Egipto y la
trasmigracion de su familia aquel pais desde el
de Canam. Nada se mezcla de impertinente en
la serie de esta historia;: solo se refieren cosas tan
pblicas, tan encadenadas unas con otras , tan
grandes y tan admirables, que sin estudio alguno
debieron pasar de generacion en generacion. Es lo
segundo* que debe observarse la sencillez de esta
tradicion: ella no contiene como, hemos visto, sino
aquellos hechos precisos para seguir el hilo de la
historia; ni es posible referirlos en menos palabras,
ni mas sencillas ; en lo cual se echa de ver que
no trataba el historiador de satisfacer la curiosi
dad de sus lectores fraguando cuentos y novelas,
como, han hecho, los mas de los que han escrito
de los primeros tiempos de otras naciones, sino
solo de consignar al frente de su obra las nicas,
noticias que se conservaban en su pueblode po
cas tan remotas. Finalmente', es de notar la facili
dad con que pudo conservarse esta tradicion pues
to que los sucesos ocurridos en los dos. mil cien
to noventa y nueve aos antes del Diluvio , pu
dieron trasmitirse desde Adan hasta. No solo por
la narracion por el conducto de Adan sus
hijos y de estos No. Del mismo modo aun des
pues del Diluvio Abrahan oira contar los hijos
nietos de Noi la historia del Diluvio, y demas
sucesos ocurridos en la segunda edad del mun
do. Y el mismo Moises recibi de los nietos de

( 323 )
los Patriarcas de las tribus la historia de sus
abuelos , y de los tres progenitores de su nacion
Abrahan, Isaac y Jacob. Diez generaciones se al
canzan trasmitir toda esta tradicion hasta Moi
ses: cada una de ellas de larga duracion y todas
emanadas de un tronco comun, y las ltimas se
paradas de los demas pueblos de la tierra, todo
lo cual contribua darle mas firmeza y mas
unidad , digmoslo asi, la tradicion.
Pero sobre todo, lo que mi juicio demues
tra mas las claras la veracidad del libro del
Gnesis es el candor de su narracion : veces se
echa de ver mas cuidado en referir los crmenes
y aun los defectos de los personages de que se
habla , que sus virtudes y acciones heroicas. Cun
tase la dureza de Abrahan en creer las prome
sas de la fecundidad de Sara: su doblez, astucia
engano al entrar en Egipto: la artera de Ja
cob para suplantar Esau: el incesto de Judas
con Thamar: la cruel venganza que tomaron los
hijos de Jacob de los Sichimitas por el estrupo
cometido con su hermana Dina , y sobre todo
aquel crimen horrendo de que Jos dio parte
su Padre, y la envidia que por eso concibieron
sus hermanos contra l hasta venderlo los Is
maelitas, llenando de amargo dolor al padre an
ciano al presentarle la tnica del hijo ensangren
tada , hijo el mas amado de sus entraas. Resulta de todo esto que los testigos oculares de los
sucesos que se contienen en el libro del Gnesis,
de los que los recibi por tradicion el mismo
Moises, no son menos veraces que l: que tu

( 324 )
veroii toda la capacidad necesaria para observar
aquellos hechos y toda la integridad suficiente
para trasmitirlos tales como los observaron: en
una palabra, que ni se engaaron, ni quisieron
engaar y que por consiguiente son dignos de
crdito en lo que nos han conservado de sus
tiempos.
Todas estas pruebas me convecerian de fa ve
racidad del Pentateuco, dir algun incrdulo, si
mi razon no se resistiese creer hechos tan cho
cantes , como los que se nos refieren en aquellos
libros : casi todo su contesto es un tegido de por
tentos milagros tan contrarios al orden actual
de la naturaleza, y algunos de ellos tan opues
tos las sanas ideas que debemos formarnos de
la Divinidad , de la justicia injusticia de las
acciones morales del hombre, que es menester
renunciar lo que nos dicta nuestra razon paracreerlos, es forzoso negarlos para no contrade
cir nuestro juicio y aun nuestros mismos sen
tidos. Y aun cundo supongamos, aade el Votnei, que todos esos prodigios han existido real
mente, esas apariciones y conversaciones de Dios
con los hombres : la vida largusima de estos, un
Diluvio y un Arca para salvarse de l : trastorna
do el lenguage y formados en un momento' to-'
dos los di versos idiomas del inundo, y otros por-'
ientos de este jaez ; es fuerza convenir en que la<
naturaleza de entonces es absolutamente distintade la de hoy : que los hombres de ahora nada
tienen de comun con los de aquellos siglos, y que
por consiguiente no debemos- ocuparnos de tales

( 325 )
cosas que no. nos tocan ni ataen de modo al
guno.
Dije ya antes , y repito ahora r que no es mi
objeto vindicar al sagrado testo de cada una de
las imputaciones de esta clase que le hacen los
incrdulos. En general dir solamente, que los
hechos todos que lemos en el Pentatuco son
posibles, probables, y guardan tal armona con
los medios y el fin- con que se ejecutaron ; con
los motivos y causas que los produgeron ; con las
circunstancias que los acompaaron-, que consi
derndolos en el total sistema que forman, todos
son verosmiles , todos convenientes, todos cre
bles y muy conformes la razon. Debiendo ha
cerse mencion del primer origen de todas las co
sas t dgaseme si puede esplicarse de un modo
mas adecuado nuestra razon que corno lo cuen
ta Moises? Un artfice de infinito poder y sabi
dura cria primero la materia de que ha de for
mar al universo: la distribuye en los cuatro ele
mentos, tierra, agua, aire, fuego luz: los co
loca caria uno en el lugar que deben ocupar:
estiende los cielos y en ellos arroja los astros, co
municndoles el movimiento que siguen desde
entonces sin ra menor alteracion ; y finalmente,
produce las plantas, los animales y al hombre,
dotndolo de vida su imagen y semejanza. Le
impone un precepto especial para probar su obe
diencia y sumision , cuyo quebrantamiento casti
ga, no solo en la persona del delincuente , sino
en su naturaleza , por lo cual se estiende la pe
na todos sus descendientes. Rebeldes no ostaa

( 326 )
te estos las leyes de su Autor , se separan to
dos de las sendas de la justicia y del orden, y
manchan la tierra con crmenes horrendos ; y
puestas las cosas en tal estremo se repite el cas
tigo, pero un castigo que si bien fue tan uni
versal como el delito, no fue ya trascendental por
lo mismo , puesto que acab de una vez con to
dos los -culpados, esterminndolos sin quedar se
milla de ellos sobre la tierra. La memoria de
estas catstrofes reprime por algun tiempo el
desorden, pero poco se propaga de nuevo, y
gana todos los descendientes de No. Entonces
1 Seor varia el plan de su justicia: confunde
el lenguage , y los obliga asi separarse en tri
bus y familias distintas, por si no hallndose to
das igualmente corrompidas, podia alguna me
nos abandonada , separndose de las otras, repa
rar sus desrdenes. Tampoco basta este tercer
castigo : hasta los padres de Abrahan y toda la
descendencia del justo Sen se abandona la ido
latra ; por lo cual se ve obligado el Seor ais
lar este hombre solo con su esposa, y sacndo
lo de su casa y de su pais trasladarlo una tier
ra desconocida , hacerse cargo , como decimos,
de l, dirigindolo como de la mano, hacindole
promesas magnficas, probando y sosteniendo su
f con repetidos milagros y portentos, y consti
tuyndolo padre y gefe de una familia, que de
biendo vivir enteramente separada del resto de
los hombres , conservase el depsito de las ver
dades y promesas que se les habian revelado y
hecho , estimulados ello asi por nuevos mila

( 327 )
gros, como por su total desprendimiento de la
tierra en que nada posean estable y duradero.
Asi habindose negado tantas veces el gnero hu
mano obedecer las. leyes impuestas por el Cria
dor para la conservacion del orden en el mundo,
renunci, el Criador al remedio de tamao mal
en su totalidad, y dejando los demas pueblos
seguir desgraciadamente los derroteros de sus pa
siones se- reserv Abrahan, y su semilla
descendencia para mantener en una nacion sola
las verdaderas nociones de Religion, de culto, de
moral', que no' quisieron conservar las demas.
Tal fue la economa de la Providencia en aque
llas, edades : economa justa , sabia , llena de bon
dad T cuyo fondo, a cuyos principios nosotros es
tamos muy ljos de penetrar todava ; pero que
sin embargo basta para concebir como muy ra
cionales y muy legtimos todos los medios de que
se vali el Seor para aquellos fines, segun que
se nos refiere en, los libros Santos;
En ellos se cuentan milagros que los incr
dulos dicen ser imposibles , mas no lo prueban.
Esta es su costumbre.. Nosotros nos remitimos en
esta parte los sabios Houttevillc, Campbell y Bonet (r), que han demostrado la posibilidad de los
milagros y la credibilidad de aquellos, que asi
por las prendas de los testigos que deponen de
su existencia, como por el fin. con que han sido
obrados ,. merecen que: los tengamos por ciertos.
(i) Vase sobre todo el tomo i6 de las obras de Bonet en lo que trata de los milagros.

( 3*8 )
El milagro no es una violacion de 4as leyes de la
naturaleza: es una escepcion, una dispensa que
entra en el sistema general de estas mismas ler
yes, y se encadena con ellas perfectamente. Mez
quinos de nosotros queremos medir las fuerzas
de la naturaleza, y lo que es mas las de su Au
tor por las nuestras : queremos sugetar el gran
sistema del universo que abraza el orden fsico,
el moral, el poltico, el sobrenatural los rui
nes sistemas de que es capaz nuestro limitad/simo
entendimiento, y semejantes al nino que, sin tener
otra idea del globo que la que le da la geogra
fa en los mapas, se pusiera hablar de los dis
tintos paises de la tierra : al Zelands hotentote que negra la posibilidad de los fenmenos
que nos ofrece la mquina elctrica, y otros que
l no ha visto: decimos con gran satisfaccion y
nfasis cuando nuestra ignorancia no alcanza
descubrir la causa de un efecto, cuando se nos
figura alguna contradiccion entre lo poqusimo
que sabemos , y lo que se nos dice : eso no puede
ser. Pedantismo acreedor ciertamente la burla
de los seres superiores nosotros , como lo es
para nosotros mismos el de aquellos nios , el
de los salva gcs que decamos. Con cunta cordu
ra decia Plinio: mihi intuenti Natura rerum se
pe persuasit nil incredibile existimare de ea! Y
si nada debe hacrsenos increble atendidas las
fuerzas ordinarias de la naturaleza, ;qu nos de
be parecer imposible atendido el poder infinito
de su Autor? Atendmos al fin moral del mila
gro, y si es digno de la sabura de Dios, por qu

hemos de negar que lo hizo, si pudo y debi ha


cerlo en tales circunstancias? Quiso autorizar
Moises acreditando con hechos milagrosos pre
sencia de Faraon y de todo Egipto, que habia
depositado en l parte de su poder, fin de que"
atemorizados con aquellos castigos dejasen ir li
bre su pueblo la tierra de promision. Qua
diferencia tan grande entre los milagros de Moi
ses y los de Zoroastro ! Qu cosa mas ridicula
que aquella curacion del caballo deGustarp, al
que se le habian entrado dentro del cuerpo sus
cuatro pies, y el modo con que Zoroastro se los
fue sacando uno uno?
Empero muchos de los hechos mas estraordinarios que nos cuenta Moises se acreditan ade
mas de su dicho por otros testimonios y razones
que los comprueban : tales son el Diluvio , la
confusion de las lenguas , varios pasages de la
vida de Abrahan , y de los demcs Patriarcas
hasta el mismo Moises.
He aqui como conservaban los hierapolitanos
en un templo dedicado Deucalion la memoria
de aquel gran suceso, del Diluvio, digo, univer
sal, segun nos lo cuenta Luciano en su dilogo
de la diosa Siria. "Muchos opinan que Deucalion
mismo fund este templo: Deucalion aquel en
cuyo tiempo sucedi una gran lluvia. De ste o
referir en Grecia lo que cuentan los griegos, y
es lo siguiente: este linage de hombres que hay
hoy no es el mismo que hubo al principio, y
pereci del todo, salvo aquel Deucalion, de quien
descendemos los actuales. De los hombres primiTomo I.
42

I 336 )
iivos se cuenta que eran contumeliosos, y ejecu
taban crmenes horrendos, ni guardaban fideli
dad en los contratos y juramentos , ni hospe
daban al peregrino, ni se apiadaban de los po
bres, por cuyos delitos les vino aquella calami
dad. Y fue que la tierra lanzando agua de sus
entraas, y el cielo derramndola de las nubes
ealieron primero los rios de madre, y ltima
mente vino el mar cubrir toda la superficie
de la tierra , quedando todo anegado , y sumer
gido todo el gnero humano. Solo fue reservado
por su prudencia y piedad Deucalion, reservado
de esta manera. En ua grande Arca que tenia
hizo entrar sus hijos y las mugeres de su
casa, y l tambien entr en ella, y en esto acu
dieron las fieras, leones, caballos, serpientes y
demas animales que apastan en la tierra , un par
.de cada especie , y l los introdujo en el Arca, y
lli no le hacan dao; antes guardaron con 1
una maravillosa amistad y juntos navegaron to
dos en tanto que las aguas cubran la tierra. Es
to es lo que refieren los griegos de Deucalion."
Hasta aqui Luciano, y Josefo en el libro i. de
las antigedades judicas cita Nicolas Damasceno, que en el libro treinta y seis de su historia
universal, hablando del Diluvio, dice: "Hay so
bre la region miniada un gran monte en la Arrmenia que llaman Baris, en el que hay tradi
cion haberse preservado muchos del Diluvio, y
"que uno lleg alli metido en un Arca, que bar
en la cima del monte , adonde se conservaron
-j>or largo tiempo tablas y astillas de aquella Ai
.3 cj.^.''

(33Y>
ea. Creo fue este el Diluvio, aquel' de que' habla?
Moises, el que dio leyes los judos." Y con e\
testimonio de este cita tambien Josefo el de Ger^'
nimo Egipcio, de Muaseas y de Beroso, que ase-
gura, que por muchos tiempos acudan las gentes
aquel monte recoger pedacitos del bet un del
Arca y los conservaban como reliquias. Y de esto
mismo modo hablan del Diluvio todos los histo
riadores antiguos, dice finalmente Josefo. Abideno Asirio, citado por Eusebio, hace tambien men
cion del Diluvio y de las aves que Sisithro (nonn
bre con que significaban No en algunas na
ciones) solt del Arca para averiguar el estado
de la tierra pasada la grande inundacion. Actamas de estos pueden verse otros muchos testigos
de esta tradicion en los autores citados.
Dupuis no obstante , no se detiene en asegu
rar, que toda esta tradicion del Diluvio es una
fbula , cuyo origen y fundamento ee la opinion
de los astrlogos caldeos indianos sobre los ca^taclismos, apocatastases trastornos que ha sufri
do y ha de sufrir la' tierra en fuerza de los varios
influjos de los astros, conforme sus diferentes
aspectos , y al aspecto en particular que ofrece la
esfera celeste en la poca anual de la inundacion
del Nilo en Egipto, pues que en dicha poca se
ven aparecer en el cielo de noche aquellas cons
telaciones, cuyos smbolos indican la inundacion,
y el Sol en union con el signo de Leon va aque-^
Hos tres meses como embarcado en el navio ce*
leste. Pero nada de esto conviene con el Diluvio
de No, porque este sucedi en una poca que no
*

'( 33a )
coincide con ninguna de las que los caldeos in
dios sealaban para semejantes catstrofes. El mis
mo Dupuis se ocupa en acomodar les pocas caldicas periodos de los caldeos con los de los in
dios, que todos, como l dice, eran ficticios, fruto
de la imaginacion de los astrlogos, que crearon
estos periodos que abrazaban cierto nmero de
revoluciones celestes, en el que al cabo volvian
las fijas un punto determinado del cielo, v. gr.
al signo de Aries, lo que efectivamente espresa
ban los periodos caldco indiano, de los cuales
aquel contenia doce y este ciento veinte de estas
revoluciones y restituciones de las fijas. Aquel era
en todo de cuatrocientos treinta y dos mil aos,
y este de cuatro millones trescientos veinte mil.
Mas nada de esto viene nuestro asunto, ni tam
poco lo de las constelaciones del cielo en los das
de la inundacion. El Diluvio dur un ao entero:
cuarenta dias estuvo lloviendo, y lo restante del
ao pas en enjugarse la tierra y evaporarse las
aguas , volverse sus antiguos asientos y luga
res. Comenz el dia diez y siete del segundo mes
que viene ser el ocho de noviembre , suponien
do que empezaba entonces el ao desde el equinocio de Otoo el viente y uno de setiembre : en
cuyo tiempo present el cielo todos los aspectos
que ofrece en el discurso del ao ; y las constela
ciones todas, asi las que se referan la inunda
cion, como las que denotaban los demas fenme
nos de las estaciones, se presentaron sobre el ho-,
rizon te de dia y de noche.
Otro hecho de los mas memorables que en-s

( 333 )
cierra el Genesis, es el de la confusion de las len
guas, el cual mi ver es mas dificil de esplicar
naturalmente que la invencion de un primer
idioma. Porque dado que este fuese invento del
hombre, acosado de la necesidad en que se vea
cada momento de comunicar sus pensamientos
sus semejantes, cmo pudo suceder despues,
que variasen estos signos hasta el punto de no
entenderse los unos los otros? Sabemos que las
lenguas tienen sus pocas: que empiezan for
marse por grados , que se pulen , se perfeccionan
y se enriquecen mas menos: sabemos que se
alteran y confunden con el comercio y trato de
unas naciones con otras de distinto idioma , de
donde resultan dialectos mistos : sabemos que el
clima y temperatura de los paises, con otras va
rias causas fsicas y morales, contribuyen variar
el acento 6 mas bien la prosodia de los pueblos.
Pero como el hombre hablando al principio un
solo idioma , haya intentado y haya inventado
efectivamente el idioma indiano, el prsa, el chi
no, el latino, el griego, este es un fenmeno que
yo ofrezco los gramticos filsofos, para que
tengan la bondad de esplicrmelo , permitindo
me entre tanto que lo tenga por obra de Dios,
segun que la refiere Moises.
En cuanto Abrahan, es este un personage
tan clebre en todo el Oriente desde la antige
dad mas remota, y son tantos los testimonios que
se citan acordes sobre los principales sucesos de
eu vida referidos en el Gnesis , que ni permiten
dudar de su existencia, y convencen ademas la

( 334 r
veracidad de la historia mosica. Oigmos Eus-
bio, que citando Josefo dice asi : '^Convienen con
Moises en lo que este escribe de Abrahan , pa
triarca del pueblo hebreo , los historiadores profonos, segun Josefo. Beroso aunque no espresa el
nombre habla de Abrahan de este modo: casi en
la dcima generacion despues del Diluvio, vivi
entre los caldeos un varon singular, de grande
integridad de costumbres : de carcter noble y
elevado, sabio en la ciencia de los astros. Y lle
ca theo no de paso, sino expresamente , escribi
un libro de la vida de Abrahan. Nicolas Damasceno, en el libro 4 de sus historias, habla asi:
Abrahan rein en Damasco habiendo venido alli
con sus gentes desde la region de los caldeos/
puesta mas all de Babilonia , y poco pas la
tierra de Canam que llamamos ahora Juda, en
donde permanecieron sus descendientes , de los
que hablar despacio en otro lugar. Y aun hoy
dia se conservan en toda la region de Damasco,
ilustres memorias del grande Abrahan , y llaman
cierto pueblo aldea Casa de Abralian, Mas
estrechando despues la hambre en la region ca^
nanea , y noticioso de que en el Egipto habia
abundancia, viaj all asi para remediarse, como
para conferenciar con los sacerdotes de aquel pai*
sobre la naturaleza de Dios, sobre las opiniones
que tenian acerca de los dioses, para abrazar tet
de ellos si la hallaba mas verosmil, atraerlos
la suya siendo mas verdadera, etc. (i)."

;j
- -. (i) Prep. evag. Ub. 9,^c. i6.
- - '

I 335 )
Acerca del mismo Moises, son muchos los tes
timonios de autores estraios que cita Josefo, y
,de Josefo Eusebio en el libro 9 de su Preparacion
.Evanglica ; los cuales todos reconocieron como
^verdadera su existencia , y por obra suya el Pen
tateuco, y como cierta la historia y sucesos que
-Comprenden aquellos libros. Y aunque algunos
de ellos varian acerca de algunas circunstancias,
es, dice Josefo porque no posean el idioma
nuestro, ni tenan toda la instruccion necesaria
en nuestra literatura. Eupolemo, citado por Polistor, dice, que Moises fue un varon sapientsi
mo, que ense el primero las letras los judos,
de los que las recibieron los fenicios, y de estos
los griegos, y que Moises fue tambion el primer
legislador del pueblo hebreo. Sigue Eusebio ale
gando con Josefo, la autoridad de innumerables
historiadores griegos, que trataron de las cosas
judicas, como Hecateo que escribi una historia
de los judos megasthenes. Numenio pitagrico
hablando de Moises refiere que Jannes y Yambres fueron unos egipcios tan hbiles en la magia
cuanto que por eso los eligieron y echaron ma
no de ellos los egipcios, como los nicos capaces
de resistir Museo (Moises) capitan de los judos,
varon muy amigo de Dios : los cuales remediaron
muchas de las calamidades que Moises atrajo so
bre el Egipto. Este Numenio, es aquel de quien
dice Orgenes (i), que insert en sus comentarios
muchas cosas tomadas de los libros de Moises y
(i)

Contra Cehum^ l. 3? p. 469.

( 336 5
de los profetas. Con qu frente, pues, se atreven
estos modernsimos incrdulos negar la existenra de un Moises, la autenticidad de sus obras,
su veracidad en lo que nos dej escrito, despues
de estar conteste toda la antigedad en prestarle
el respeto, la veneracion que se merece tan estraordinario personage , y el asenso que de con
siguiente son acreedores sus libros?

FIN DEL TOMO PRIMERO.

R ATADO
del verdadero origen

DE

LA

RELIGION

Y SUS PRINCIPALES POCAS,

LA OBRA DE

DUPUIS

titulada:

POR. EL

Agustniano,

TOMO SEGUNDO.

COiV LICENCIA:
MADRID: imprenta de ESPINOSA.
AO DE MDCCCXXVIII.

PARTE

POCAS

SEGUNDA.

PRINCIPALES

DE LA RELIGION.

INDICE
DE LOS CAPTULOS

PGINAS.
Capitulo I. Idea de la Religion primitiva.

i.

Cap. II. Origen de las falsas religiones. ...

i2.

Cap. III. Segunda poca de la Religion. ...

4o.

Cap. IV. Progresos de los errores religiosos.

5 5.

Cap. V. Conatos de la razon humana para


reparar los estrados religiosos, y resul- tados de estos conatos

78.

Cap. VI. Oportunidad de la promulgacion


de la Religion de Jesucristo
i42.
Cap. VIIo Caracter de la Religion cristiana. i61.
Cap. VIII.0 Los hechos que son el funda
mento de la Religion cristiana , no se
han tomado de las fbulas mitologa
de los idlatras

i87.

Cap. IX. La Religion cristiana no ha reci


bido sus dogmas de los sistemas de los
filsofos

3ogu

Cap. X. El culto cristiano no se deriva del


mithriaco ni de algun otro usado entre
los idlatras

362.

Cap. XI. Verdadero origen de las principa


les ceremonias del culto cristiano

4^3.

Cap. XII. Satisfcese algunas objeciones


sueltas del Dupuis, y conclusion de esta
obra

46 Sh

,f i

. r.

*. \i .

'. i

. . , .|

Idea de la Religion pRimiTirA.

Despues He haber descubierto el verdadero ori


gen de la Religion, vamos examinar sus prin
cipales pocas, saber: la primera, que se estiende desde Adan Moises; la segunda, desde Moi
ses Jesucristo ; y la tercera, desde Jesucristo has
ta hoy, y hablemos primero de la primitiva. Y
puesto que solamente en el Gnesis podemos ba
ilar noticias fidedignas , como hemos demostrado,
acerca de lo que fue la Religion en aquella poca,
tomaremos de este original los rasgos que se con
servan en l para nuestra instruccion. Desde lue
go se ve resplandecer all una sencillez, una ver
dad, una belleza, una sabidura, que nos descubre
la magestad de su divino Autor. Adan pecador
pierde una gran parte de la ciencia ilustracion
en que fue criado ; pero conserva nociones sufi
cientes para mantener en su familia , y trasmitir
sus descendientes las principales verdades in
dispensables para hacer su felicidad en este mun
do y en el otro. Conserva la idea sublime del
Tomo II.
i

Criador , la historia de la creacion todava recient , sabe los derechos que sobre l y sobre el g
nero humano tiene su Autor , y las obligaciones
que le imponen aquellos derechos. Distingue la
virtud del vicio, porque permanecen gravadas en
su alma las leyes eternas que el Seor le impri
mi al criarlo.
Su caida le hizo conocer por esperiencia pro
pia cuanta debilidad y flaqueza habia contraido,
y los castigos que se habia hecho acreedor por
su desobediencia. Desde entonces se le indic para
su consuelo el grande remedio que se preparaba
su desgracia , y los medios de espiar sus delitos
entretanto que llegaba el tiempo de la reparacion
del gnero humano. Estos fueron los dogmas fun
damentales de aquella Religion primitiva, y las
largas conversaciones que con sus hijos tendria el
primer hombre, y la grande autoridad que da
ban sus palabras , su sabidura , su prudencia,
su edad , su virtud , su noble dignidad , y la magestad que conservaba , aun despues de caido , en
su persona y en sus discursos , todo contribua
fijar profundamente en su descendencia aquellas
preciosas verdades. Su larga vida le proporciono
permanecer siendo por mas de nueve siglos, de
positario fidelsimo de aquellas doctrinas, sin per
mitir en ellas la alteracion mas leve, al menos
en aquellos descendientes suyos que fueron d
ciles su voz y sumisos su enseanza.
Era la Religion de aquellos patriarcas suma-'
mente sencilla, y consista casi toda en el culto
interior que tributaban su Dios por la fe, la

esperanza y la caridad : creyendo sus palabrs comunicadas por el conducto de su padre comun,
comprobadas por los vestigios que tocaban aun
de los grandes sucesos que este les referia , y por
las manifestaciones que ellos mismos se digna
ba hacer el Seor en los casos necesarios como
Abel y Cain : esperando el cumplimiento de las
promesas que se le habian hecho Adan y Eva>
y amndole de todo su corazon. Anadian esto
sacrificios de vctimas y frutos de. la tierra , segun
la ordenacion del Seor, en los cuales reconocan
su supremo dominio sobre todas las cosas : le
tributaban gracias por los beneficios que de l
recibian, imploraban el perdon de sus culpas y
el logro de los bienes de que habian menester. Y
aunque no se habia establecido entonces orden
ministerio sacerdotal, distinto de los cargos do
msticos, ni el Seor habia sealado lugares en
que debiesen esclusivamente celebrarse los sacri
ficios, no puede dudarse que Adan habia recibido
instrucciones terminantes sobre el modo y forma
en que se debian ofrecer, cules habian de ser
las vctimas, sobre las ceremonias con que se ha
bian de celebrar y en qu tiempos, y sobre todo
acerca del espritu con que debian ir animados
los que sacrificaban.
Sabian muy bien Adan y sus descendientes
que nada tenian en s mismos que ofrecer Dios
que fuese digno de su Magestad, porque no es
digno de Dios sino lo que es puro, y en el hom
bre pecador todo estaba impuro y manchado. Por
otra parte, se habia hecho incapaz de ofrecerse

m
sf mismo 2 su Criador, porque su alma, enfer
ma y propensa al amor injusto de s mismo y de
las criaturas, no tenia fuerza para elevarse por
s sola con sus deseos hcia el que debia ser su
fin. Mas pesar de esto , el Seor no habia per-i
dido por el pecado del primer hombre los dere
chos que tenia sobre l y sobre su descendencia.
El hombre por ser indigno de ofrecerse Dios,
no est libre ni esento de hacerle el sacrificio de
s mismo, porque siendo criatura suya y criatura
inteligente, era para l de una obligacion indis
pensable vivir para Dios, consagrndole todos los
pensamientos de su entendimiento, todos los afec
tos de su voluntad. Era una vctima impura por
causa de su pecado, pero siempre era vctima en
el fondo de su ser , que debia consagrar al que
se lo dio. Asi es, que faltando esta obligacion,
se haca vctima de la divina justicia y merecia
ser destruido inmolado su venganza ; por eso
se pronunci contra l la sentencia de muerte
despues de su pecado, y se ejecuta sobre sus des
cendientes pecadores como l. .
Pero este sacrificio involuntario y forzado de
parte del hombre , no lo restitua al orden. Era
suplicio del reo: pero no homenage libre de la
criatura su Criador. Por tanto resolvi Dios dar
al hombre en la persona de su Hijo Unico, una
vctima pura y sin mancha que se ofreciese en
su lugar, con la que purificado de la inmundi
cia de la culpa, pudiese ofrecerse s mismo por
la union que tendra con aquella vctima inma
culada. No perdon , dice San Pablo , su propio

I 5 5
Hijo , sino que lo entreg por todos nosotros ; el
cual se hizo s mismo -vctima del pecado por
nosotros, pesar de que no conoca el pecado,
fin de que llegsemos ser justos con la justicia
de Dios. Entre tanto que apareca esta vctima en
el mundo, para hacer Dios que se acordase el
hombre de lo que debia su Magestad soberana,
y de lo que mereca por su pecado, quiso que
desde el principio del mundo se le ofreciesen sa
crificios ; y sustituyendo la vida de los animales
y de las aves la del hombre que tenia derecho
de exigir, quiso que la sangre de estas criaturas
inocentes ocupase el lugar de la del culpable, y
que la ofrenda y la destruccion de aquellas cosas
asi animadas como inanimadas , que haca el
hombre en honor suyo, fuesen una confesion
protestacion pblica de su dependencia y servi
dumbre. Pero todos estos sacrificios ofrecidos
Dios desde el principio del mundo no le eran
agradables, sino en cuanto eran figuras del sacri
ficio, de su Hijo, y los que los ofrecian no podan
serle agradables , ni obtener gracia . alguna en el
orden de su salvacion , sino se unan por la fe
aquel sacrificio santo, y fundaban toda su con
fianza en el mrito infinito de la vctima que de
bia ser sacrificada sobre la cruz , por la salud del
gnero humano (i).
Este es el origen de los sacrificios y la verda
dera causa de su institucion. Los hemos visto
practicados por las naciones mas antiguas del
(r)

ExpUcat. de l anden Tesium. T. i? p. Si.

(6)
mundo , sin hallar en la razon humana , qu mo
tivos pudo tener el hombre para adoptar seme
jante culta, especialmente en aquellas primeras
edades del gnero humano, como decamos antes,
lo cual indica ser una prctica ordenada por el
mismo Dios.
Parceme mi que en todo el tiempo que
corri desde la creacion del mundo hasta el Di
luvio , no hubo otra Religion en la tierra que la
nica verdadera, y me inducen varias razones
pensarlo asi. No sabemos que en aquella poca
hubiese otro conducto para comunicarse los co
nocimientos de una generacion otra , que la
tradicion oral trasmitida de padres hijos. Esta
tradicion fue en aquella poca tanto mas constan
te inalterable, cuanto que los testigos por su
longevidad podian impedir fcilmente toda inno
vacion, y sostener por mas largo tiempo el de
psito de las verdades que habian recibido sin
mudanza ni alteracion alguna. Adn vivi nove
cientos treinta aos, y No cumpli seiscientos
antes de entrar en el Arca, que suman mil qui
nientos treinta aos. Admitido el cmputo del
testo hebreo, que sigui la Vulgata, pudieron
muy bien los hijos de Adan instruir No en las
doctrinas religiosas, cuando mas lo hicieron los
nietos del primer padre , y no era fcil que Adan
ni sus buenos hijos, herederos de su espritu co
mo Seth , olvidasen ni corrompiesen una doctrina
que miraban con el mas profundo respeto.
Muveme ademas pensar asi , que habln
dose en el Gnesis de las dos razas de hombres

m
Buenos tinos y malos otros , los nos descene] ien^
tes de tain y los otros de Seth , y de la general
depravacion del gnero humano en la edad de
No por la mezcla de estas dos razas, no se les
imputa cosa de idolatra en el testo sagrado, s
de orgullo y soberbia, y de intemperancia desen
frenada. Mas aun cuando se hubiese desfigurado
y corrompido la verdadera Religion antes del
Diluvio, nada nos hace al caso saberlo, puesto
que aquel castigo consumi todos los prevari
cadores, y no qued otra familia sobre la tierra
que la de No, en la que se conservaba el ver
dadero culto y la Religion primitiva.
Observemos aqui la conducta de Dios para
con el hombre en aquella primera edad : conduc
ta propia de su sabidura infinita. Cri al hombre
libre y adornado de tales cualidades y prendas,
que l por s y sin otro auxilio que el de la gra
cia de su Criador, que no habia de faltarle, podia vivir feliz y prolongar su felicidad por el
tiempo sin fin. Grav en su alma las leyes inmu
tables, cuya observancia habia de conducirlo
su felicidad ; por manera , que para ser feliz , l
podia y sabia lo que debia hacer; mas como to
das aquellas leyes se encaminaban su propio
interes ; como todas eran consecuencias de sus re
laciones con su Autor, consigo mismo, con sus
semejantes , con los demas seres del universo;
ninguna le mostraba las claras la dependencia
absoluta en que debia vivir de su Hacedor, por
que podia concebir que este por una necesidad
hipottica lo habia sujetado aquellas leyes eter

as , que se derivaban re los atribuios de Dios y


las exiga la naturaleza del hombre. Para*hacerle
conocer que la dependencia que tenia de su Au
tor, no era como la que tiene el cuerpo atraido
del atraente, el instrumento del que lo manejaj
las partes de una mquina del resorte primero
del que recibe el impulso para moverse : para
que conociese que el Autor de su ser era libre , y
tenia derecho para mandarle lo que quisiese,
aunque no tuviera su obediencia el estmulo de
su interes inmediato y sensible para prestarse
ella, ni el precepto se fundase las clarasen los
mismos atributos de Dios, en su verdad que es el
fundamento de la fe, en su fidelidad que es el
cimiento de la esperanza, en su bondad infinita
que es la razon que nos mueve amarlo, era ne
cesario sensibilizar su supremo dominio, impo
nindole al hombre algun precepto que no tuvie
ra otro fundamento, otro motivo, que su volun
tad misma, y que debiese cumplir el hombre solo
por ser mandato de su Dios, porque era criatura
suya , por pura obediencia y no mas. Reflexione
mos sobre este discurso, comparemos la situacion
en que se vea el Criador con la del primer hom
bre considerados recprocamente, con respecto
del uno al otro: y mientras mas profundizemos
sobre ella , mas nos convenceremos de la justicia
y de la necesidad de aquel precepto positivo. Mu
chos y muy difciles de cumplir pudo Dios impo
ner al hombre; mas uno solo y sumamente fcil
fue el que le impuso. Entre tantos y tan delicados
manjares como le present en aquel jardn de de-

9
Vicias, le ved crner de uno solo, no el mas a pertit oso y para l muy nocivo, que fue tratarlo con
la mas fina delicadeza y mas escrupuloso mira
miento. Aunque un padre de familias nada man
de sus hijos, no por eso dejan estos de estar
obligados respetarlo y honrarlo en todo; mas
entonces reconocen el dominio que tiene sobre
ellos, cuando los intima algun precepto que
deben obedecer : entonces es cuando ejerce libre
mente la autoridad de padre ; cuando la da
reconocer sus hijos , cuando se sensibiliza' el
dominio que tiene sobre ellos, y este es el caso
de nuestros primeros padres.
He aqui toda la Religion del primer hom
bre. Aquel supremo y sapientsimo legislador, no
le dio otras leyes que las que son consecuencias
<le las relaciones que en este orden de cosas
tiene el hombre con su Hacedor, con sus sermejantes y consigo mismo, ni le prescribi otro
culto esterno que- el sacrificio como seal de su
dependencia y para los fines que hemos espcado,
el cual podemos decir que se sustituy al precep
to de no gustar la fruta prohibida. Con esta mis
ma sencillez de obligaciones habra vivido el
hombre siempre , si siempre las hubiera cumpli
do, porque el Autor de su ser, que lo cri libre,
economizaba infinitamente las leyes y las obli
gaciones para conservarle toda la estension posi
ble, aquel don precioso, el mejor de cuantos le
habia dado, y por el que se semejaba mas su
Hacedor , puesto que cada ley es una escepciou
<jue se. pone lfi libertad de obrar no, de hacer
Tomo IL
a

I i0 1
esto lo otro, a la libertad no fsica, sino moral
del hombre.
Mas como las pocas de Dios distan tanto de
las pocas del hombre, y sus planes de los planes
humanos , nada casi alter en su primer plan ,
pesar de la depravacion de la especie humana y
del abuso horroroso que hizo de su libertad, en
tantos siglos como pasaron desde Adan hasta
Abrahan , padre de los creyentes. Es verdad que
castig los hombres sumergindolos en las aguas
del Diluvio, pero al salir No del Arca con sus
hijos , solo vemos que le intima de viva voz , di
gmoslo asi , el precepto que ya tenia de no ma
tar, amenazando con pena igual al que lo que
brantase: y si prohibe el comer de la sangre de
los animales , no sabemos si esta fue escepcion de
unas facultades que les concedi entonces, y que
no habian tenido antes del Diluvio, saber, las
de mantenerse de carnes , freno con que quiso
apartarlos de la fiereza de su condicion deprava
da. Solo cuando se vi obligado, si puede decirse,
separar Abrahan de su pais y de su familia,
para que en l y en sus descendientes se conser
vase pura la tradicion primitiva , tuvo bien ce
lebrar con l un pacto formal , y sellar este pacto
con una marca visible que sirviese como de sello
y rbrica firma con la que atestiguasen los
que entraban en l su consentimiento y obliga
cion de cumplirlo de su parte en lo que les to
caba. Esta seal fue la circuncision, unica obli
gacion nueva que imponia en adelante los hom
bres que se habian de consagrar su culto. Se

a\ admirable por todos respetos ; porque con


ella se debilitaban los estmulos de la concupis
cencia, de aquel fomes maligno, principal acaso
y mas poderosa causa de su separacion del Se
or: con ella se simbolizaba bien las -claras la
obligacion interna de circuncidar el corazon , esto
es, de resistir y sufocar todo el desorden de sus
apetitos: con ella iban por donde quiera descu
biertos, y eran reconocidos por hijos del comun
padre de su fe y de la nuestra; y obligados
conservar en su alma la misma creencia y el mis
mo culto del patriarca, cuyo sello llevaban en
su cuerpo. Podian la verdad ser apstatas de
aquella Religion, y muchos lo fueron en adelante;
pero su carne circuncidada era un testigo siem
pre vivo y constante de su apstasa. Vemos
ahora como y cuando se apartaron los hombre
de aquella primitiva creencia.
v, ;
.rA<

Origen de las falsas Religiones.

Asi como la unidad de idioma que hubo en el


mundo antes del Diluvio, y la tradicion constante
de la verdadera Religion trasmitida por testigos,
cuya vida alcanzaba casi mil aos de duracion,
y la dependencia en que vivieron por nueve siglos
los descendientes de Adan, quien respetaban
como padre comun, de todos , hizo que se con
servase pura la Religion primitiva, que aquel ha
bia recibido del mismo Dios ; asi por el contrario
la confusion de las lenguas, la variedad de idio
mas, la separacion de las familias para formar
naciones distintas, la corta vida de los hombres
y su independencia los unos de los otros, que ha
cia inconstante y fcil de oscurecerse la tradicion,
fueron las causas de las primeras alteraciones
que sufri la Religion en los siglos posteriores al
Diluvio, y estas alteraciones se estendieron sus
dogmas y su culto : aquellos se viciaron por la
ignorancia curiosidad que quiso esplicarlos : este
por la supersticion, hija del miedo que quiso sen
sibilizar los objetos de sus adoraciones y respetos,

( 3 )
Y por lo que hace los dogmas no tiene
duda, que alejados los primeros pobladores del
centro comun, donde se conservaba la tradicion
primitiva en la familia de No, y habiendo cam
biado de idioma, sin conservar rastro del origi
nal, no pudo menos de oscurecerse la verdad,*
resultando de aqui una ignorancia, mas menos
profunda de los antiguos hechos y doctrinas. Y
estimulado por otra parte el hombre de la cu-i
riosidad en asunto que tanto le interesaba , que
riendo saber lo que habia perdido, y esplicar lo
que no entendia , di suelta su imaginacion pa
ra llenar aquel vaco con sus propios delirios.
Pero conoce muy poco al hombre quien se
persuade que una nacion cambia repentinamente
de Religion. La esperiencia no menos que la i-^
losofa del corazon humano nos ensenan, que
ningunas ideas se graban mas firmemente en su
alma que las ideas religiosas , y que ' es suma
mente dificil destruir y desvanecer las doctrinas
y prcticas que forman el sistema religioso en
^ue se ha educado, y que ha visto creer y prac
ticar sus padres. Como tiene por reveladas aque
llas doctrinas y prcticas, las mira como emana
das de la misma Divinidad, y la fuerza que dari las palabras y enseanza de los padres, de los*
ancianos y de las personas constituidas en digni
dad, su autoridad, sus canas, y la superioridad y
dominio que ejercen sobre el pueblo, hace que
asientan ellas con tal veneracion y respeto, que
nada es capaz de debilitar. Si la historia nos ofre
ce algunos cambios de Religin en algunas na

( i4 )
clones, momentneos al parecer, no aparecen ta
les, cuando se observa con mas cuidado la suce^
son de ideas , que ha tenido lugar en aquel pue-,
blo. Y se echa de ver que , las ideas religiosas
que antes tenia, habian llegado perder en sus
cabezas de tal suerte el prestigio, que cualquiera
novedad introducida por un hbil dogmatizador
poda ya acabarlas de desacreditar en el concep
to de aquellas gentes : bien que las ideas nue
vas que han abrazado en materia de Religion,
no se han sustituido de un golpe las antiguas,
sino que insensiblemente y por grados, se han
ido amalgamando con aquellas y las han ido des
figurando poco poco, hasta que fuerza de
tiempo apareci del todo mudada la faz de la
Religion primitiva: que es cosa semejante lo
que sucede en la naturaleza con la luz y con las
tinieblas, con el dia y la noche: porque acer
cndose el Sol al ocaso , como sus rayos son mas
dbiles y mas raros, se va aminorando la. energa
de la luz en el orizonte poco poco , por todo el
tiempo que dura el crepsculo vespertino; y
ese mismo paso van las tinieblas ganando todo
el terreno que pierde el resplandor del dia. Mas
por el contrario , la madrugada empieza el Sol
apuntar sus rayos que, tendidos por la atms
fera y refractados en ella, van mezclndose con
el aire y dndole la claridad de la aurora, y
proporcion van disipndose las tinieblas hasta que
asomando el astro refulgente, las precipita al
opuesto orizonte. Cosa muy parecida esto suce
di al gnero humano en materia de Religion.

Porque , como decamos , la variedad de nuevos


idiomas, la separacion de las familias, la corta
vida de los hombres , hizo que se fuera perdien
do de la memoria en el trascurso de las nuevas
generaciones el depsito de la doctrina primi
tiva. Sabian por ella los hombres la existencia
de. la primera causa, reconocian un artfice del
universo , mas habindose olvidado., confundida
la noticia del modo con que lo construy , no al
canzando con la razon cmo pudo criarlo de la
nada , apelaron para esplicar este dogma lo que
sus sentidos les enseaban en casos semejantes,
sin detenerse calcular por entonces los absur
dos y contradicciones que resultaban de eso , por
que no alcanzaban preveerlos. Toda produccion
natural se hace por una emanacion mas me
nos perfecta, y de aqui infirieron que la pro
duccion del mundo habia sido tambien una ema
nacion, y que el universo habia sido hecho por
su Autor la manera que el pollo es producido
por la gallina, de la que sale el huevo que lo
contiene. Pero si en esta parte alteraron el dogma
primitivo, se conserv no obstante en la memo
ria el nmero de periodos, en que Dios cri las
cosas, conforme lo refiere Moises. Este dice, qu
se cri en seis dias : los persas en seis ghaambars:
los etruscos en seis millares. En estas y en otras
circunstancias se encuentran conformes todas las
antiguas cosmogonas.
"Hombres de saber y de vastsima erudicion,
dice el cardenal Gerdil, han indagado con sumo
estudi las circunstancias con que se refiere la

( i6 )
formacion del mundo en las cosmogonas de los
, pueblos antiguos, tales como las de los caldeos,
egipcios, magos, rabes, etruscos y fenicios, y ha
bindolas cotejado diligentemente con la narrar
. cion del sagrado texto, descubrieron tantos y tan
espresos vestigios de conformidad entre aquellas
y esta, que se inclinaron creer, y aun tuvie
ron por cierto indudable, que de la historia de
Moises debieron ciertamente aquellas gentes de
rivar los principios de su teologa, la cual, aun-que adulterada por el trascurso de los tiempos
con fbulas monstruosas en estraa manera , re
tiene no obstante ciertos lineamentos, y algun co
lorido de su original. Ello es cierto que esta mis
ma opinion ha sido fuertemente impugnada por
muchos crticos igualmente eruditos y perspica
ces, quienes ha parecido mucho mas antigua
que Moises la teologa fabulosa de los pueblos
citados, y lo fundan en muchas y probables ra
bones. Por lo tanto creyeron debia buscrsele
,sta otro origen distinto enteramente de la his
toria sagrada. Empero cuando han trabajado en
buscar este origen no han conseguido hasta aho
ra hallar otra cosa que congeturas especulacio
nes no mas fundadas ni mas probables que aque
llas en que fundan los otros la aplicacion de la
historia sagrada las fbulas de los gentiles, de
las que sin embargo se burlan los que sostienen
esta opinion segunda. Si fuera dado mi pequer
ez esponer con el debido respeto tan grandes
hombres mi. modo de pensar acerca da esta dis
puta, agitada de una y otra parte entre varones

r f7 J
cloctisimoS, 'dira que los primeros de un princi
pio firme y seguro deducen una consecuencia no
necesaria del todo , que no se infiere rigorosa
mente de aquel principio; y que los otros de la
falsedad de esta consecuencia deducen sin razon
la falsedad del principio. El principio es este: que:
rindose contado el hecho de la creacion en la
teologa de muchos pueblos con varias circuns
tancias uniformes entre s, y semejantes las que
Se refieren en el Gnesis, esta conspiracion con
cordia, que es imposible esplicar de otro modo,demuestra claramente que Moises y aquellas otras
pueblos bebieron de una fuente misma la noticia
de aquel clebre hecho. Este principio est apoya
do sin duda, y fundado en las reglas ms comu
nes, mas aplaudidas y mas sanas de la critica acer-'
a del modo de determinar cul sea el origen d
una tradicion que se encuentra en tiempos mo
dernos esparcida y dilatada por muchos y distin
tos pases. Pero que de Moises como de primitiva
fuente y autor, haya penetrado la memoria de la
creacion del mundo al Egipto ,' la Caldea , la
India, etc.; esta es una consecuencia no enlazada
rigorosamente con aquel principio de que se de
dujo quiz sin la debida detencion. Concdase en
horabuena que el conocimiento de la creacion
del mundo, del Diluvio y de los hechos que pre
cedieron y se siguieron l no haya pasado de
Moises las otras naciones. Concdase enhora
buena que en esas naciones los sacerdotes los
padres de familias principalmente conservaron la
memoria de aquellos hechos sobre los que estaTomo IL
3

, 1 r? \
Mecieron su teologa. Concdase que por la ido
latra , que despues se introdujo , se corrompi
aquella con el discurso del tiempo , y se amanci
ll feamente, y de este modo se desvanecer to
da aquella oposicion entre los crticos, y se conciliar con maravillosa facilidad toda esta desave
nencia. La teologa de los gentiles, bajo cuyo nom
bre se comprenden todas las antiguas "cosmogo
nas y teogonias , se hallarn conformes en ciertos
puntos en todos los pueblos , y en otros puntos se
encontrarn discordes y opuestas. Estan confor
mes en aquellas circunstancias en que convienen
con la narracion de Moises, porque stas hacen
el fondo que es comun todas. Sern discordes
las tradiciones gentlicas entre s en aquellos pun
tos en que se separn de Moises, porque estos se
fueron introduciendo poco poco, al paso que se
introduca el culto idoltrico ; y como son partos
de la fantasa, hijos del error, debian ser dis
tintos en los diversos pueblos. Pues de que los
egipcios, los caldeos, los fenicios otros, no ha
yan tomado de Moises los fundamentos de su
teologa, no se sigue que sus tradiciones no ha
yan tenido en tiempos muy anteriores Moises
un origen comun ; con esta gran diferencia , que
en los libros de Moises se conserv pura y sincera
la narracion de aquellos hechos, la cual se cor
rompi en la teologa de los gentiles por la de-?
pravacion de sus opiniones."
Esta opinion del sabio Gerdil, que es la que
he procurad desenvolver y demostrar en la pri
mera parte de esta obra, y con la que se satis-;
.1i' . v . .

* i9 \ .

face los sofismas del Dupuis, la confirma aquel


cardenal con el ejemplo de la doctrina de la ema
nacion de que ibamos hablando. "Fue, dice, el
-sistema de la emanacion comun los egipcios,
los magos que lo recibieron de Zoroastro, los
gimnosophistas de la India, y los rabes. Pas
despues la teologa popular y fabulosa de los
griegos. Se le halla en los monumentos mas an
tiguos de la filosofa de la China y del Japon , y
lo que es mas admirable, aun en las naciones
.mas salvages de la Amrica se descubren rastros
de este sistema. Y puesto que no se funda efe
ninguna idea inmediata de sensacion , ni dir na
die que sea efecto de ideas innatas, es preciso bus
car por otra parte la razon suficiente de la uni
versalidad tan completa de este sistema, razote
por la que se esplique y entienda cmo haya
podido difundirse por tantos pueblos de genios
y costumbres tan diferentes. Para hallar esta ratzon, basta reflexionar, que el fundamento de es
te sistema es un hecho, esto es, la creacion del
mundo: hecho el mas grande, el mas admirable,
capaz de causar por s solo impresiones las mas
profundas y duraderas en el nimo de los hom
bres, y de propagarse de padres hijos hasta la
mas remota posteridad. Pue* este hecho se en
cuentra envuelto en el sistema de la emanacion,
porque se funda en l, y lo supone entre todos
aquellos pueblos tan diferentes y tan separados
unos de otros, y se conserva, no solo en lo sus
tancial, mas tambien en cuanto ciertas particula
ridades y circunstancias, como hemos dicho, que

fetiponen , o mas bien dan evidentemente enter


der, que aquel sistema no fue fruto puramente
de una especulacion filosfica, sino que se fun
daba, al menos en parte, en alguna narracion an
tiqusima del acontecimiento, que forma su base
principal. Y la verdad, que la concordia que se
observa en los pormenores del sistema, no pue
de dimanar sino de una historia tradicion que
de un origen comun haya trasmitdose todas
las partes del mundo , adonde la creencia del hecho se encuentra unida la conformidad de cirtcunstancias semejantes. De aqui es, que la poca
antiqusima del origen de esta tradicion tan uni
versal debi preceder al tiempo en que los hom
bres, desmembrndose de una misma familia, y
partiendo de una morada comun, se dividieron;
y aumentndose ocuparon toda la tierra conoci
da, y asimismo por consecuencia no pudo distar
mucho la poca de esta tradicion comun del
tiempo en que podia estar todava reciente y xvva la noticia del hecho, y en que el gnero hu
mano en su infancia, reducido pocos indivi
duos, aun se maravillaba de su propia existen
cia. Esta es pues la razon suficiente, y no hay
otra, de encontrarse el sistema de la emanacion
cundido entre los caldeos y magos , los egipcios,
los rabes , los etruscos y los fenicios , y revesti
do de circunstancias muy semejantes las que
refiere el mismo Moises. .
; .
;
"De todo lo dicho , infiere el Gerdil , que el
sistema de la emanacion en su origen no fue otra
cosa , que la creencia de la creacion de la nada

( 2i )
obrada por la virtud de Dios , que de su esencia
sin diminucion ni comunicacion de su propia sus
tancia, estrajo el mundo y le di el ser. Y en ver
dad que no podia la idea de la emanacion entrar
por otro medio en la cabeza de tantos hombres.
Los filsofos que mediiaron mas sobre el origen
del mundo, nunca fueron conducidos por sus
meditaciones tal idea. Todos supusieron una
materia preexistente : unos la dieron virtud de
moverse, de donde por la variedad de movimien
tos vino hallarse en el orden que la vemos en
este mundo: otros, conociendo el absurdo que
envuelve atribuir la materia semejante virtud,
y suponer que de encuentros casuales desordena
dos de partes confusas,' pueda haber resultado el
orden bellsimo que se admira en el mundo,
pensaron que el movimiento y su orden era efec
to de una mente sabia que lo imprimi en la
materia, y creyeron que el mundo habia sido fa
bricado por Dios, 1a manera que vemos fabri
carse por los hombres los palacios y las ciudades.
Pero jams pudieron los sentidos ni la reflexion
darles idea de esta emanacion, por la que Dios
de su misma sustancia sac el mundo y le di la
existencia. Lo que demuestra , que esta idea no
pudo haberse sino por el conducto de una rela
cion muy autorizada, por revelacion (i)."
Para acabar de poner en claro este punto , es
necesario entender, por qu dije antes que los pri
meros corruptores del dogma de la creacion ape(i)

Obras de Gerdil. T. i? p. 31i 73i2.

Jaron , para esplicarlo, lo que sus sentidos Ies


enseaban en casos semejantes , esto es, al sistema
de la emanacion ; cuando por otra parte da por
cierto el Gerdil , que este sistema no se funda en
ninguna idea inmediata de sensacion. Distinga
mos para entenderlo el hecho que sirve de fun
damento al sistema del sistema mismo. Si los
hombres hubieran Carecido de la noticia de aquel
hecho , nunca hubieran forjado aquel sistema pai
ra esplicarlo. Cuando pues dice el Gerdil, que
el sistema de la emanacion no se funda en nin
guna idea inmediata de sensacion , es cqmo si
dijera que se funda en un hecho que no pudo el
hombre saberlo por los ojos ni por otro sentido,
que oyndolo contar al primer hombre, quien
, se lo revel el Criador. Cuando dije que apelaron
los hombres lo que sus sentidos les ensenaban,
para esplicar la creacion del mundo, los supona
instruidos por la tradicion en el hecho , y solo
para esplicar el modo connucidos por analoga
de lo que sus sensaciones les enseaban en casos
semejantes. Ni es probable que jams hubieran
imaginado, que el mundo habia comenzado
existir, sino lo hubieran aprendido de quien le
dio el ser : puesto que aunaos filsofos mas agu
dos de la Grecia y de Roma, negaron absolu
tamente que el mundo hubiese comenzado jams,
lo menos dudaron de ello.
Volviendo, pues, ahora tomar el hilo del
discurso, la misma tradicion primitiva enseaba,
xpxe desde el principio del mundo habia existido
un ser enemigo de Dios, superior al hombre,

( *3 )
que llevado de la soberbia que entumeca su es
pritu, deseoso de vengarse de su Autor, por el
que se vea humillado y castigado por su orgullo,
y envidioso del hombre, criatura la mas perfecta
entre las visibles t intent en su desesperacion
borrar en l la imagen que de s mismo habia
puesto el Criador en su alma, y seducirlo atra
yndolo que le tributase homenages. La senci
lla creencia de los primeros pueblos sobre este
punto, est bien esplicada al estilo oriental en el
principio del libro de Job. Alli se nos dice, que
como un cierto dia hubiesen llegado los hijos de
Dios los ngeles hacer corte y asistir ante
Dios, se present entre ellos tambien Satans,
quien pregunt el Seor : de dnde vienes? Y l
respondi. He dado una vuelta la tierra y la he
registrado de un cabo otro. Y el Seor le dijo:
Por ventura has parado tu atencion en mi sier
vo Job , que no tiene semejante en la tierra , varon sencillo, recto y temeroso de Dios? A que
respondi Satans. Y qu, Job teme Dios de
valde? T, Seor, lo proteges l y su casa,
familia y hacienda , defendindolo de todos sus
enemigos, y echando tu bendicion su labranza
y crianza que ha pujado asi infinito.; pero fe
mia que si cesas de protegerlo, y perece su ha
cienda , l te maldecir. Ea pues, ve, le dice Dios,
y consume todos sus bienes, tienes mi licencia
para hacerlo asi , pero guardate de tocarle en el
pelo de su vestido. Con esto Satans empez
perseguir Job hasta empobrecerlo, hzolo hur
fano de sus hijos, que todos murieron muertes

I *4 5
muy trgicas, y por ltimo reducido soledad y
miseria , lo plag de pies cabeza con una llaga
pestilente y hedionda. En esta historia asi referi
da, est esplicada con cierto candor de imgenes y
figuras de estilo la creencia primitiva de los hom
bres antediluvianos , conservada aun despues del
Diluvio tal como se hallaba en la Idumea unos
dos mil aios antes de Jesucristo. Y ya se echa de
ver cun poco hay que perder para pasar de aqui
suponer que eran dos agentes superiores los que
gobernaban el mundo, de Tos cuales uno tenia por
oficio, como dice Plutarco, hacer el bien, y otro
causar el mal. De aqui cuando los hombres - se
vean oprimidos de males, y clamaban para li
bertarse de ellos al principio del bien, y no lo
conseguan, empezaron recelar que el princi
pio malo tenia igual poder, y veces superior
al bueno. Bien que en toda la antigua teologa
de los dos principios, aunque se supone lucha y
empeados combates entre los dos, siempre se
atribuye la victoria completa y el triunfo decisi
vo y final para siempre al principio bueno. Y que
ambos principios dimanasen y fuesen criaturas
del Dios supremo lo vemos confesado en los li
bros simblicos de los indios y persas, antes ci
tados.
Por una espiriencia dolorosa y continua sien
te el hombre dentro de s mismo cierta discor
dia y desavenencia entre su razon y los deseos
de su voluntad, pues de continuo se ve arrastra
do por stos ejecutar acciones que desaprueba
s razon, ya porque conoce . que soft contrarias

C*5)
al orden que conserva y mantiene la sociedad; yar
por estar convencido por la esperiencia de que.
le son daosas. Y no es esta sola contienda la'
que le demuestra la corrupcion de su naturaleza,
sino que los males fsicos que la afligen son tan
tos y tan pesados , que bien se echa de ver , que
su estado no es feliz como podia ser ; es s un
estado de miseria y castigo; que por eso deca
un antiguo, que el hombre no habia sido trata
do por la naturaleza como por una madre cari-:
osa, sino como por una cruel madrastra. Entre
los dogmas fundamentales de la Religion primi-*
Uva, y los hechos cuya memoria se conservaba
en la tradicion antigua, estaba descifrado este
misterio, porque se conservaba en ella la noticia
de la culpa de Adan, y de la6 penas que que
d sujeto por ella todo su linage. En aquel de
psito de pura doctrina se enseaba que nuestra
alma era un soplo de vida, una sustancia sim-^
pie, un espritu puro semejante al Criador mis
mo, y distinta del cuerpo, que separada de l
por la muerte habia de sobrevivir , y que en
aquel estado futuro recibira recompensas y pre
mios, penas y castigos, segun que fuese acree
dor el hombre aquellas estas por las bue
nas malas acciones que hubiese hecho duranteesta vida. Todo esto sabian los antediluvianos por
la enseanza de nuestros primeros padres ; pero
oscurecidos estos dogmas despues del Diluvio por
la dispersion de las familias, y la diversidad de
los idiomas , queriendo la curiosidad suplir lo
que la ignorancia habia hecho perder por el oU
Tomo II.
4

( 26 )
vido, se aprovech de los restos de aquella tra
dicion primitiva, del vicio de nuestra naturaleza,
efecto de un crimen, de la espiritualidad in
mortalidad de nuestros nimos, y de la existen
cia de una vida futura; y aadi ellos sus in
venciones propias , para esplicar lo que esperimentaba sin entenderlo. Supuso las almas de
los hombres en un estado anterior al presente en
el cual habian contrado por culpas personales el
reato que les haca acreedores los males y des
dichas que padecan en el presente estado, por
que no alcanzaba concebir que estas fuesen rea
to de culpa original: y que si en esta vida se pu
rificaban con buenas obras de los vicios y malas
inclinaciones que aqui trajeron, ascenderan sepa
radas del cuerpo otro estado mejor y feliz. Mas
si por el contrario, viviendo en este cuerpo daban
rienda sus pasiones desordenadas, y volvan
reincidir en las culpas y crmenes antes cometi
dos, haciendose asi mas viciosas impuras, pasa
ban otro estado aun mas desgraciado que el
presente, unindose cuerpos de animales mas
menos estpidos, segun su mayor menor de
mrito en esta vida.
Pues esta doctrina de la Metensicosis supone
sin duda la creencia de aquellos dogmas primi
tivos, de que hablbamos antes, los comprende
todos, y no es mas que esos mismos dogmas des
figurados y esplicados de un modo, que pri
mera vista aparece menos disonante la razon,
aunque bien examinado es totalmente absurdo.
Los dogmas de la inmortalidad del alma, de su

I *7 >
distincion del cuerpo, de la corrupcion de nues
tra naturaleza, de una vida futura feliz para los
buenos, infeliz para los malos, se comprenden
' todos en el dogma de la Metensicosis, como lo
esplica muy bien el mismo Dupuis (i). Y la
verdad, si nuestra alma pasa animar otros cuer
pos ; luego es distinta de ellos : si estas trasmigra
ciones no tienen un trmino sino para entrar en
el centro de un reposo eterno y bienaventuran
za sin fin ; luego es inmortal : s el hallarse uni
da este cuerpo es para espiar crmenes come
tidos en otro; luego el estado de esta vida es una
degradacion para nuestra alma : si esta union es
una pena un premio segun el cuerpo que ocu
p anteriormente , y al fin ha de parar en un es
tado inalterable de gozo de pesar eterno confor
me sus mritos demritos ; luego existe un
estado futuro en el que se recompensa la virtud
y tienen condigno castigo los delitos humanos.
Estos dos sistemas, el de los dos principios y el
de la Metensicosis, que son como el primer gra
do de depravacion que sufrieron los dogmas fun
damentales de la Religion primitiva, se idearon
sin duda en el periodo de tiempo que tenemos
la vista. Del primero dice Plutarco , que es
opinion antiqusima derivada de una tradicion
la que no se le halla principio, conservada por
los sacerdotes y legisladores de todos los pueblos,
aunque se ignora cul sea su autor ; pero cre
da siempre con asenso firme indeleble, y con(i)

Sece. i! de la tercera parte del T. s? pg. i75.

I a* 5
sagrada, no solo por el comun sentir de las h-=
ciones todas, sino tambien por los misterios y
sacrificios, no solo de la Grecia sino de todo e
mundo (i). La Metensicosis, dice Dupuis, haca
parte de los dogmas teolgicos de los persas
indios, como observa Porfirio. Ni hubo jams
doctrina mas universal mente estendida que esta;
ni que tuviese origen mas antiguo. Ella rein en
el Oriente y en el Occidente , en las naciones cultas y entre las brbaras, y sube una antige
dad tan remota, que Burnet dice ingeniosamen
te, que se creeria descendida del cielo, pues nd
se le encuentra padre, ni madre, ni genealoga.
Herodoto la hall establecida entre los egipcios
de quienes recibieron los griegos sus ideas reli
giosas. Manes la encontr en todas las naciones
del Oriente > en todos los pueblos que los griegos
llamaban brbaros. Los curdos , dice Hide , los
indios, los chinos, envan las almas los cuer
pos de las bestias, creyendo que sufren diversos
grados de penas ordenadas para su purificacion,
y al fin entran en el ciclo. No examinaremos mas
la larga, concluye, esta doctrina que puede mi
rarse como una de las mas antiguas, y de las mas
estendidas entre cuantas se han enseado los
hombres (2). Y he aqui como los tres dogmas
religiosos mas antiguos que nos ofrece la erudi
cion profana, el de los dos principios y el de la
Metpnsicosis , son la misma Religion primitiva
(i)
(?)

De Iside et Osiride.
Tomo 2?, pg. i83.

1
l *9 1
alterada y desfigurada en sus dogmas por la g--*
norancia, y por una impotente curiosidad, y lo
mismo debe decirse del dogma de la emanaclon.
Asi tambien la supersticion, hija dela misma
ignorancia y del miedo , desfigur el culto senci
llo y magestuoso do las primeras edades del iiiurj
do. Naturalmente guiados los hombres por cierto
instinto, levantan sus ojos y sus manos al cielo
para invocar la Divinidad : instinto que no pudo
borrar la ceguedad de la idolatra ; pues , como
decia Tertuliano, cuando se ven agitadas Ias gen
tes de grandes afectos de gozo, de temor, de es
peranza, todos esclaman: Dios nos lo ha dado:
Dios lo ve: Dios lo encomiendo: Dios me lo
premiar , y vuelven los ojos al prorumpir en
estas naturales esclamaciones al cielo y no al ca
pitlio. Pronuncians heve non cid eapitolium, sed
.ad ccelum respicit (i). Obedeciendo este ins
tinto establecan sus ras, inmolaban sus vcti
mas en las cumbres de los montes escelsos, en
donde se crean mas inmediatos la habitacion
del Altsimo , y desde donde descubran mejor to
da la redondez de los cielos que sabia sobre el
orizonte. Sus ideas y sus pensamientos grandes
y nobles como la naturaleza , los llevaban con
siderar los montes y colinas como otros tantos al
tares, levantados por la misma naturaleza para
tributar desde alli los homenages debidos al Au
tor de todas las cosas. Miraban al cielo como un
J (i)

In Apologetico.

(3o)
palacio magnificentsimo donde resida el Ser su
premo, y por entonces no tuvieron aquellos hom
bres, aun los mas religiosos, otros templos en
que ejercer las funciones del culto que al uni
verso, otros altares que las verdes colinas, ni otras
ras que piedras brutas. Iban tan conformes en
esto la antigedad sagrada con la profana, que
cuando leemos lo que dicen Herodoto, Estrabon,
Genofonte, del culto pblico primitivo de los per
sas indios , nos parecen' describen el de los pa
triarcas de la ley natural. Y cierto, que si estos
autores otros antiguos hubiesen presenciado
tenido noticia de los sacrificios de Abel, de Melchisedek, de Abrahan y de Job, asi nos lo ha
bran pintado, como nos refieren los de aquellas
naciones. Mas como quiera que los griegos diri
gan ya sus cultos seres visibles cuando escri
ban aquello, por eso viendo aquellos pueblos
dirigir hcia el cielo sus manos en los sacrificios,
inferan que adoraban, como dice Herodoto, la
vasta redondez del empreo.
Sin embargo , ni los mas antiguos persas , ni
tampoco los patriarcas contemplaban el cielo sino
como habitacion de la Divinidad ; mas esta ha
bitacion pareci con el tiempo al hombre mez
quino y sensual demasiado vasta indetermina
da ; y aunque suponian Dios inmenso y sin l
mites, creyeron que debia residir de un modo
especial en lugar sitio mas determinado y sen
sible, que escediese lo demas en magestad y
grandeza. Este lugar es lo que llamaron los orien
tales Shekinah, es decir, smbolo de la presencia

( 3i )
Divina , y los persas lo llamaban el Hba. De
aqui buscaron en los cielos mismos, puntos
objetos fijos en que poner el Hebla Shekinah
de Dios : y cul otro pudieron en este caso dar
la preferencia que al Sol? No es la carroza mas
magestuosa que pudo escoger para s el Autor de
todo lo criado? En ella rozagante y hermoso co
mo el esposo en el tlamo de sus amores, recorre
con velocidad inconcebible toda su inmensa obra,
inspirando calor vivificante toda la naturaleza,
y refulgente triunfa con sus brillantes rayos de
las densas tinieblas que huyen su vista despa
voridas. Esa es, dijeron, la morada especial de la
Divinidad, y asi como los cielos son el pavimento
del palacio estrellado en que habita , asi el Sol es
su principal tabernculo.
Pero ademas de la ignorancia y de la supers
ticion hubo otra causa, que con aquellas contri
buy en gran manera que se viciase la Religion
primitiva. Porque convienen los filsofos, que han
examinado el lenguage de los sonidos articulados,
y ademas lo acredita la esperiencia, que para de
notar objetos invisibles y abstractos se han valido
siempre los hombres de voces destinadas prime
ro significar objetos sensibles, entre cuyas cua
lidades y las del objeto invisible que se aplica
ron despues, advirtieron cierta analoga. Asi se
llam espritu, primero el aire, y despues se apli
c esta voz para significar el alma. Y en el idio
ma latino sp'irtus en sentido propio significa el
aire : en sentido metafrico el alma y todo ser
invisible que no consta de partes , porque al aire

( 32 )
y al alma los tenemos por invisibles y parecidb
en sutileza y agilidad.
;
A ese modo vean aquellos hombres, que el
fuego material era al parecer el que por su ener
ga y actividad daba y conservaba la vida todos
los seres : el que mantiene en la atmsfera el ca
lor tan necesario para las grandes operaciones
que continuamente se hacen en el globo terres
tre, componindose unas sustancias y descompo
nindose otras : el que fomenta los vegetales : el
que anima y fecunda los animales, se mueve
por s mismo con velocidad asombrosa, y da mo
vimiento todo en la naturaleza. Cualidades se
mejantes estas concebian en el Ser supremo, en
cuanto l es principio invisible y activo de la or
ganizacion y la vida de todos los seres, primer
movil y motor en el universo, y de aqui se cre
yeron autorizados para aplicar Dios metafrica
mente el nombre de fuego. Dios es fuego, se diria
al principio para denotar que posea cualidades
anlogas las del fuego material , y mirarian
este como una imagen de Dios visible, que ejercia materialmente las operaciones y produca los
efectos que procedan de aquel primero y prin
cipal agente : y asi vino la palabra fuego pasar
del sentido propio al metafrico, significando al
fuego material en el sentido propio y Dios en
el metafrico. Por esta razon los caldeos, de quie
nes aprendieron quiz los persas, llamaban Dios
Or Our, esto es, fuego, y para distinguirlo del
fuego material anadian que Dio6 era el fuego
principio, fungo inteligente , luz increada, es-

I 33 )
plendor eterno (i). De esta suerte y por la mis
ma causa, admitiendo como admitan dos prin
cipios el uno bueno y el otro malo, si llamaron
fuego y luz al principio del bien, apellidaron
su contrario tinieblas y oscuridad. Era Dios lla
mado fuego, era llamado luz, se comparaba y
aun comparamos nosotros, fundados en la auto
ridad de las escrituras, Dios con el fuego y cow
la luz, y aun l mismo se llam luz del mun
do y fuego abrasador, y como tal se miraba
la Divinidad como fuente de luz que alumbra
nuestros entendimientos para conocer la verdad,
como la luz material alumbra nuestros ojos para
conocer y discernir los objetos corpreos , y como
fuente de vida y de movimiento que anima y
produce y dirige todos los movimientos del uni
verso. Opuestos eran la luz y al fuego, el frio
y las tinieblas , y de la oposicion fsica que se to
ca entre el frio y el calor, entre la luz y las tinie
blas y la que hay entre el bien y el mal , resulto
que , como refiere Plutarco , decian los antiguos
para esplicar metafricamente la naturaleza de
los dos principios, y se dice en el Boun-dehesh
que Oromaces, principio del bien, aunque su
balterno , era una emanacion de la luz pursima
de Dios mismo, y l era luz y habitaba en la:
luz; y al contrario su enemigo Ahriman, prin
cipio del mal , era oscuro y semejante las ti
nieblas. Asi los caldeos llaman luz y tinieblas
(i) Batt. Memoria primera sobre el principio activodel universo.
-*
Tomo IL
5

I 34 5
estos dos principios, segun refiere el Batteux en
el lugar citado.
Acostumbrados asi los hombres significar
con un mismo signo dos objetos tan diferentes
como el elemento del fuego y la Divinidad, pa*
saron fcilmente creer por la analoga que su
ponan entre ciertas cualidades del uno y otro,
que asi como esta voz fuego era signo arbitrario
de ambos, asi el fuego material podia y debia te
nerse por signo natural smbolo de la Divini
dad, y este fue otro paso que se dio por la sen
da del error. Tvose al fuego que alumbraba con
su luz y vivificaba con su calor por un smbolo,
una imagen viva y visible de la Divinidad en
cuanto con su movimiento, su calor, su resplan
dor, su energa representaba al principio eterno
* invisible de todo movimiento , de la vida , de
la luz y de toda la belleza del universo.
Veanse varios fuegos en el mundo, varias
porciones de este elemento, ya sostenidas constan
temente por la naturaleza , ya escitadas y conser
vadas por el hombre. Mas entre todas nadie pu
do titubear un momento en darle la preferencia
al Sol, ese padre y origen del calor y de la
luz, de la vida y de la hermosura que alumbra,
anima y fomenta la tierra , las plantas, los
animales. De aqui se coligi fcilmente que el
Sol era entre todos los fuegos la mas bella , la
mas noble representacion, la imagen natural, di
gmoslo asi, de la Divinidad, y como su vicege
rente visible en el universo : y he aqui los
hombres en el borde del precipicio.
,

( 35 )
i ' tenemos ya por ambas razones considerado
al fuego y especialmente al Sol como Hebla sa
grado, Shekinah religioso. El abuso de la me
tfora necesaria en todo idioma, y la propension
natural del hombre , limitado por sus sentidos,
circunscribir la Divinidad un lugar determi
nado, un objeto fijo, lo condujo, como he
mos visto, reconocer y adorar al Ser supre
mo en el Sol y en el fuego que son las dos for
mas mas antiguas de la supersticion de los Bracmanes de la India , de los magos de la Persia y
aun de sus antecesores los caldeos y asirios. En
tre estas naciones, y al principio los magos, sa
cerdotes sabios, que conservaban ideas de la
Divinidad mas puras, miraban al cielo y aun al
mismo Sol como habitacion especial del Dios in
visible; pero el vulgo grosero muy pronto em
pez confundir el morador del Olimpo con el
Olimpo mismo, Dios con el cielo y con el mis
mo Sol. Pudo ser que por muchos tiempos el
culto que se tributaba al rey de los astros, al
monarca del firmamento, fuese relativo aun en
el mismo pueblo, mas poco poco fue hacin
dose absoluto, y asi vinieron parar las nacio
nes en el sabeismo.
Porque ya vimos que era otro de los puntos
consignados en la tradicion primitiva la existen
cia de los ngeles, espritus puros, ministros en
cargados de hacer la voluntad, y cumplir las
rdenes y mandatos del Ser supremo. Y asi co
mo en aquellos primeros reinos imperios el gefe principal, rey emperador se vala de varios

(36 5
subalternos que como ministros suyos , y bajo
sus rdenes administraban los diversos ramos del
gobierno ; ese modo se figuraban que Dios se
vala de sus ngeles para la direccion y gobierno
del universo, y que de stos unos presidian al
movimiento de los astros , de donde colegian que
residan en ellos, y otros desempeaban distintos
ministerios. Esta era la, teora fundamental de la
religion que se llam Sabeismo culto de los
astros: culto tambien antiqusimo y muy esten
dido por varias naciones y provincias. MLos sa
beos, dice Dupuis, que reconocian un gran Dios
supremo y nico quien llamaban Seor de los
seores, le subordinaban ngeles quienes lla
maban medianeros (i)." Estos seres, de cuya exis
tencia estaban ciertos por la tradiccion primitiva;
vinieron por consiguiente ser con el Sol obje
tos del culto, y suponindolos residir en la Lu
na, en los planetas y en las constelaciones cono
cidas; primero, adoraron la Luna, los plane
tas y toda la milicia del cielo, segun la espresion de la Santa Escritura, confundiendo la mo
rada visible con el que la ocupa y es invisible,
y al principio con culto relativo adorando al mo
rador en su morada, y despues absoluto, como
decamos, adorando la morada olvidados del
morador , siempre con un cuko que podemos"
llamar de Dulia comparado con el del Sol que
era de Latvia:.
Ya entonces mas estpido el hombre , mien-:
Lib. I?, p. 232.

( 37 )
tras mas separado de la verdad, no se contento
con tener dioses visibles puestos all en el cielo:
quiso acercarlos mas s mismo. Podia disponer
del fuego su arbitrio, y encendi fuegos ac en
la tierra para venerar en ellos los luminares del
firmamento. Acaso por estos -tiempos hubo ya
algo de preos de templos, y empez el charla
tanismo de ciertos hombres encargarse del cul
to y vivir de la crdula ignorancia del vulgo.
Finalmente, ansiosa la supersticion tmida de ob
tener de la Divinidad garantias mas inmediatas
y mas visibles de su proteccion y tutela, con las
que pudiesen vivir seguros de todo mal que les
amenazase ; exigi de los embaucadores que les
diesen amuletos, medallas talismanes que con
ducir consigo, para que no apartndolos de su
lado los preservasen de cualquier contratiempo,
como cuelgan las madres entre nosotros manecitas de tejon, y astas de venado engarzadas en
plata sus ninos de la fajas, para preservarlos
del mal de ojo. Tan antigua es la supersticion,
y tan dificil de desarraigar de la tmida y necia
imaginacion del hombre ignorante! Ya en tiempo
de Raquel y Jacob hay noticia de que se usaban
esos idolillos talismanes, que aquel patriarca
enterr bajo el terebinto inmediato Sichem. Y
en el espacio de tres mil quinientos aos, ni la
religion judica ni la cristiana , tan opuestas
semejantes supercheras, han podido desterrarlas
del mundo, acabando con ellas como era de es
perar, si el hombre fuera tan dcil para abjurar
el error, como lo es para dejarse engaar de em

< 38
busteros y mentecatos que abusan de su miedo y
debilidad.
Pero no se crea que por adorar los hombres
al Sol y los astros, ni aun practicando las su
persticiones del sabeismo, abandonasen del todo
la antigua creencia de sus mayores. Pues asi co
mo vemos que los habitantes de Samara que se
quedaron en aquel pais, que vinieron po
blarlo de orden de Salmanasar, despues que este
se llev en cautiverio la Asiria las diez tribus,
mezclaban el culto del verdadero Dios de sus pa
dres con el de los dolos adorados en sus pases,
segun se dice en el libro de los Reyes (i): del
mismo modo en Ur de los caldeos se conservaba
muchos siglos antes la noticia del verdadero Dios,
y quiz su culto, al menos en la familia de Abrahan, y al mismo tiempo se adoraban el Sol, el
fuego y los astros, y habia idolillos, fetiches
talismanes idoltricos. Porque Laban y su padre
Batuel, apenas oyeron al mayordomo de Abrahan
referir, que venia enviado por su amo buscar
esposa para su hijo, y las diligencias que habia
practicado para encontrarla, y como el Seor ha
bia guiado sus pasos y le habia dado conocer
su voluntad, proporcionndole en el encuentro,
al parecer casual, con Rebeca lo que venia bus
cando , le responden : A Domino egressus est serwo , non possumus extra plar.itum c/'us quidipiam
aliud loijui. tecurn (2). "Es claro ser esa la volun (i)
(2)

Reg. 4? c. i7. v. 4i.


Gnesis 24. o. 50.

( 39 )
tad de Dios la que no podemos contradecir."
Y despues cuando el mismo Laban sali en pos
de Jacob y lo alcanz en el camino, despues de
desvanecidos los motivos de queja que tenia con
tra su yerno , al celebrar las paces , levantan un
monumento para eterna memoria de aquel tra
tado , y dice Laban : "Este tmulo ser perpetuo
testigo de los dos, y Dios lo ser de nuestros pro
cederes , y nos juzgar y castigar si somos infie
les lo que nos prometemos aqui recprocamente
en su presencia." Intueatur et judicct Dominus
nter nos ( i ). Pues este mismo Laban tenia en su
casa y repartia su familia de aquellos amuletos
idolills de que hablamos, que llevaba Raquel
y sus criados consigo en el mismo viage ; pero
Jacob luego que lo supo les mand que se los
entregasen y se purificasen y mudasen de vesti
dos, para inspirarles horror aquellas figurillas
que sepult bajo del Terebinto.

(i)

Genesis 3i. v. 49.

( 4o )

Segunda poca de la Religion.

Pero estas reliquias de la Religion eran ya muy


pocas y muy pocos los que las conservaban; y
como se hallaban mezcladas con supersticiones y
falsas creencias, puede decirse que se habia estinguido casi del todo la Pieligion verdadera y el
culto puro ; el solo que podia ser agradable
Dios, y amenazaba borrarse del todo sobre la
tierra. Para precaver su total esterminio arranca
el Seor Abrahan, en quien se conservaba toda
va sin mezcla de errores , de su pais ya viciado y
de la* casa de su padre Nacor y de su familia, en
la que se habia introducido la corrupcion ; y para
que no se contaminase l ni su descendencia con
las supersticiones patrias y domsticas, le manda
emigrar un pais distante , de gentes desconoci
das , y vivir en l errante sin bogar fijo estilo
y usanza de pastores, albergados en tiendas de
campaa que las llevaban trasladndolas de un
punto otro muy menudo, segun lo exiga la
comodidad de pastos para el ganado. Por este

( 4 )
niedio pudo conservarse pura la Religion en Abra*
han y su familia , en sus hijos y nietos. Para ha
cerle el Seor llevadero aquel gnero de vida sin
propiedades, sin domicilio, sin descanso ni abri
go, le promete larga y numerosa sucesion y la
propiedad de aquel pais fertilsimo para sus des
cendientes, y celebra con l el pacto de que ha
blamos antes, sellado con el sello de la circunci
sion. Prohbele -empero que enlace los herede
ros de la promesa con mugeres de aquel pas,
para conservarlos siempre aislados y separanos
de todo trato ntimo y familiar con los idlatras;
y cuando multiplicndose su descendencia era
casi imposible continuar viviendo en aquel pais
sin mezclarse con ellos, dispone que tina hambre
estraordinaria los obligue salir de la tierra de
Canaam y los conduce Egipto, donde de an
temano les habia preparado favorable acogida per
medio del joven Jos, que con su sabidura y
prudencia se habia hecho lugar en el palacio de
Faraon, y habia llegado ser su primer minis
tro. Pero no siendo compatible su gnero de vida
pastoril con las costumbres y opiniones de los
egipcios , que tenian por infame el ejercicio de los
pastores, los confina Jos por orden de Faraon
las dehesas y pastos de Gesen , donde habitaron
poco mas de doscientos aos, sin mezclarse en na
da con los egipcios.
En este tiempo se aument la descendencia
de Abrahan estraordinariamentc hasta tal punto,
que por su nmero y la abundancia de sus reba
tios comenz aquella colonia dar cuidado los
Tomo U
6

( 40
mismos egipcios. Para precaver estos que inten
tasen aquellos colonos alguna empresa contra los
naturales del pais, trataron los monarcas de Egip
to de aminorarlos, empobrecerlos y oprimirlos
con trabajos superiores sus fuerzas.. En este es
tado de cosas , reducidos los hebreos la escla
vitud y punto de verse obligados profesar la
religion de sus seores, y de ser seducidos por
ellos al efecto, era forzoso sacar esta nacion de
Egipto (como Abrahan de Ur), si habia de con
servar pura la Religion de sus mayores , y si ha
bia de mantenerse' aislada sin confundirse con los
egipcios. Mas ya no era una familia sol'a la que
debia emigrar ,, como, lo era cuandoi entr en
Egipto.:, era un pueblo, una nacion numerossima,
y esto hacia que fuese mas inminente el peligro
de que se alterase el depsito, de la tradicion , que
hasta entonces habian conservado puro ; porque
entre tantas familias no, era fcil que todas tuvie
sen un mismo esmero en retener la tradicion,
cual la habian recibido, de sus mayores, y el mis
mo cuidado en apartar de ella todo lo que pu
diera amancillarla, fbulas, errores, supersticio
nes : tanto mas cuanto que el ejemplo de la de
pravacion era general, y el hombre, como hemos
dicho, propendia desgraciadamente la idolatra.
-Y aun cuando tuviese aquel cuidado alguna otra
familia, siendo todas iguales y no guardando en
tre s subordinacion, nada podia el buen ejemplo
de una de pocas para contener el torrente de
la corrupcion, y aun llegara el caso y no muy
tarde, de que este mismo torrente arrastrase

( 43 )
tocios sin escepcion alguna, y borrase en torios
los hombres las ideas de la doctrina religiosa y
culto primitivo.
Por estas razones era ya necesario hacer po
pular la Religion que hasta entonces habia sido
familiar solamente. Era necesario organizar un
pueblo, una sociedad poltica: establecer en ella
una forma de gobierno: dictar leyes: escoger mi
nistros encargados especialmente de conservar in
tacto el depsito de las tradiciones religiosas tal
como lo habian recibido ; y que formasen un tri
bunal irrecusable que ensease y desatase las
dudas que se podian ofrecer en materia de Reli
gion : que tuviesen su cargo las funciones del
culto. Era necesario determinar cules debian ser
estas, los ritos y ceremonias que debian practicar
todos los israelitas. De esta suerte la Religion,
que hasta alli habia sido negocio domstico , y
que corra cargo de los padres de Familia sola
mente, debia llegar ser negocio pblico y Re
ligion nacional , con lo que se consulta su con
servacion y permanencia.
Y para conocer mas fondo la conveniencia
de esta medida demos una ojeada la situacion
y carcter de los hebreos en aquella poca. Era
el pueblo de Israel al tiempo de. su salida de
Egipto un conjunto coleccion de familias que
no tenan entre s mas enlaces que los de paren
tesco, y los que resultaban de vivir todas juntas
en un mismo .gnero de vida : todos pastores y
todos colonos, tributarios mas bien esclavos de
los egipcios, pero sin haber entre ellos ningun

t 44 )
r.len civil que estableciese la subordinacion, sin
autoridades ni magistrados de su nacion quie
nes debiesen obedecer los demas : y asi todo he
breo estaba en el caso de poder decir otro he
breo que se tomase la mano para juzgarle, lo
que uno.de ellos di-jo Moises: Quis te constituit principan et judicem super nos (i)P Eran te
naces, en conservar las. tradiciones relativas lo
esclarecido de su origen : "orgullosos con la espe
ranza del cumplimiento, de las promesas que se
habian hecho sus padres; pero envilecidos conlos tratamientos inhumanos, y por el abatimiento
y miseria que los habian reducido los egipcios,
se habia formado en ellos un corazon duro , ha
ban- llegado una ignorancia crasa, costumbrescorrompidas, modales groseros : habianse hechoestpidos y viles: incapaces de cultura, de ele
vacion de nimo, de generosidad, de ningun sen
timiento noble. Solo el terror poda reprimirlos:
solo con castigos atroces y horrorosos escarmien
tos se les podia separa* de sus malos hbitos. Ni"
aquellas almas podan estimularse la virtud*
sino ofrecindoles premios y reeom pesas, que to
casen, digmoslo, asi, con la mano, visibles, in
mediatas ; ni se les podia separar de sus vicios
amenazndolos con castigos distantes invisibles*
Finalmente , como tan materiales y tan ignoran
tes, sumidos en los pensamientos y afectos terre
nos y carnales , propendan sobremanera la ido
latra, y ciertamente todos la habran seguido, si
m

(i)

Exodi e. 2? v. i4.

...

( 45 )
no l-i segua como me presumo la mayor par
te de ellos en los ltimos aos de su detencion
en Egipto, s su trato hubiera sido mas frecuen
te con lo6 egipcios, si stos los hubiesen admi
tido desde el principio sus templos las so*
kmnidades pblicas de su culto. Tal era el ca
rcter de los israelita y tal su situacion en aque
lla poca.
Aun mas desesperada y lastimosa era la de
las naciones que poblaban el pais, donde iban establecerse los israelitas, Habanse borrado hasta
tal punto en ellas las nociones aun mas sencillas
de la virtud y del vicio, que solo les servan sus
pasiones y apetitos desordenados de regla de vi
vir en lugar de conciencia. Eran estados pequeSos en donde no se conoca otro derecho natural
ni de gentes que los caprichos brbaros de un
hombre feroz , que se haba erigido en dspota
cruel de cada uno de ellos, marchando por la
senda de los crmenes mas atroces empapada en
sangre de infelices vctimas, y que solo trataba
de conservar- y estender su poder oprimiendomas y mas los propios, y usurpando y robanr
do los comarcanos. "Vivian asi en un estado de
continua guerra en la que se devoraban unos
otros sin ninguna consideracion, en la que se lle
vaba la venganza al ltimo estremo, clavando
sus armas en el corazon del infante tierno pen
diente del pecho de su madre con la misma sa
a que atravesaban al enemigo- en el campo de
batalla : los rebaos , los muebles , los edificios,
las ciudades enteras, cuando no eran pbulo de

( 4-6 )
su crueldad de su codicia, lo eran' de las lla
mas devoradoras. Ningun derecho sino la fuerza,
ninguna obligacion sino la debilidad. Su religion
y culto habia- llegado igualmente al ltimo gra
do imaginable de corrupcion. Probablemente no
estendian su culto sino al Sol y los astros, pe
ro reverenciaban ya estos representados en fi
guras imgenes horrorosas, Moloc, Melchorn,
etc.; y su principal culto consista en ofrecerles
en holocausto vctimas humanas, y aun sus hijos
los mas amados , sofocando con horribles alaridos
los gritos de las vctimas inocentes, para que no
se enterneciese al oirlos el nimo de sus padres.
Y tal religion y tal culto corresponda en todo
su moral. La lascivia haba llegado tal punto,
que los hombres abusaban torpemente y en pu
blico los unos de los otros, despreciando aquellos
placeres que lleva al hombre no corrompido la
propension de la naturaleza, como se vio en la
Pentpolis y en el caso del Levita de Efraim. Es
te era el hombre de aquellos tiempos, y peor
donde era mas rico, mas fuerte, mas poderoso,
por habitar en pases mas amenos y frtiles.
Ciertamente, fue lstima que no hubieran
aparecido en el mundo en aquella poca un Dupuis otro de estos hombres grandes, regene
radores de la especie humana , que todo se lo
hallan hecho en dos rasgos de pluma cuatro
palabrotas, y que sin otros recursos que su filo
sofa y sus grandes luces se prometen enmendar
todos los vicios, reformar todos los abusos, re
mediar todos los males y hacer felices todos los

(47)
hombres. Hubiranles sin duda anunciado sus
dogmas polticos libertad, igualdad, independen
cia: huberanles predicado odio la tirana, odio los sacerdotes, odio los reyes i les hubieran
enseado su cdigo de la naturaleza, y ctate ah
todo el mundo puesto en razon. Pero, qu mi
serables son los proyectos humanos, y que in
subsistentes sus providencias! l criador del hom
bre, el autor de su ser obr por planes muy di
ferentes^ pero planes los mas justos y los mas
eficaces. Acab con las naciones que habitaban la
tierra de Canaam quienes por varios medios ya
de dulzura, y ya de rigor habia procurado se
parar de sus. crmenes (i)T y que, hacindose ca
da da peores, habian acreditado que eran incor
regibles ; asi como en toda sociedad bien organi
zada , despues- de haber empleada en valde todos
los medios de correccion para lograr la enmien
da de los malos r se les. lanza de la sociedad,
se les castiga con. el ltimo suplicio. No- era
propio de su sabidura alterar la naturaleza del
hombre : dejndolo' cual era ,. convenia reformar
lo. Abandon los que se manifestaban incapa
ces, de enmienda ; y en cuanto su pueblo, esco
gido, al que; quera conservar como nico depo-?
sitara de su palabra y del culto que le era agra
dable, lo constituy hizo nacion especial suya,
dndole una Religion, un gobiernos unas leyes,
que servan para acostumbrarlos la obediencia,
apartarlos de la supersticion , arreglar sus costum(i)

Sapientia cap. i2.

( 48 )
bres y conservar -su salud. Una Religion , un go
bierno , unas leyes, que si bien miradas en s
mismas, en abstracto, no eran las mas perfec
tas, lo eran no obstante para aquella nacion con
siderada en la situacion y circunstancias en que
se bailaba, atendido su carcter, sus bbitos, su
ignorancia, sus vicios, sus toscas ideas y sus mo
dales rsticos. Una Religion , un gobierno , unas
leyes que describian su libertad una rbita
la verdad mas estrecha que la que habia el mis
mo Seor sealado al hombre al principio; pero
al mismo tiempo mas estendida y mas anchuro
sa que cuantas han descrito los legisladores filo
sofos sus subditos en todas las edades, porque
jams hubo en el mundo un pueblo , una na
cion mas libre que la nacion hebrea , ninguna
mas independiente, ninguna mas igual civilmen
te ; y si con el tiempo lleg perder esas ven
tajas inapreciables, ella misma fue la que se pu
so sobre sus cabezas el yugo con que quiso ser
oprimida. Diles una Religion finalmente, un go
bierno, unas leyes tan identificado todo entre s,
que su Religion era su gobierno y sus leyes , y
estas y aquel eran su Religion. Gobierno teocr
tico, Religion nacional, todos los cdigos dictados
por el mismo Dios y escritos por Moises, forma
ban su teologa, su poltica y el sistema entero
de su legislacion. Aquel Seor, que solo sabe y puede aplicar
al gnero humano las medicinas oportunas y
apropiadas los distintos tiempos y convenientes
para las diversas necesidades y dolencias que ha

I 49 )
padecido en varias pocas, que en la que llama
mos de la ley natural , esto es , desde Adan hasia Moises, habia reducido la Religion tan po
cos, dogmas y preceptos , prcticas de un culto
sencillo y fcil; se vi comprometido y obligado,
si puede decirse , por la dureza y rebelda , por
la corrupcion de los hombres imponerles un
yugo mas pesado , una Religion y especialmente
un culto mas complicado, roas trabajoso de prac
ticar; no una Religion nueva, porque la verda
dera Religion ha sido siempre una misma desde
el principio del mundo, y no puede variar ja
ms; sino aquella misma Religion que guard
Adan , que practic Abrahan y sus descendientes;
pero con un aparato de leyes, con un gobierno,
un culto mas complicado, que el que habian te
nido hasta all los herederos de la fe y de la Re-

vas obligaciones ; leyes fundamentales que for


man la estructura, la organizacion de su gobier
no ; leyes religiosas que prescriben todo lo con
cerniente al culto ; leyes civiles ; leyes criminales;
leyes que los dirigen y ordenan como han de eje
cutar aun las acciones mas comunes de la vida,
la comida, el aseo y limpieza, el vestido, ect. An
tes no habian reconocido entre s otro gobierno
que el paternal domstico. En cada familia el
padre era el soberano que, uniendo al amor que
inspiraba la naturaleza sus subditos, la au-.
7

(5b 1
toridad qtie le daba su edad, su esperiehcia , y
su puesto , conduca sus hijos y siervos con dul
zura y con eficacia. Mas ahora se ponen toda
aquellas familias bajo el imperio y direccion de
un solo hombre, de Moises que al principio so*
lo, y despues asociado con otros ancianos reunin
todos los poderes que deben residir en un go
bierno en los magistrados. Antes el culto era
tan sencillo, que escepcion del sacrificio esta
blecido, como dejamos dicho, por el mismo Dios,
en todo lo demas penda de la voluntad de los
padres de familia que eran aun mismo tiempo
reyes y sacerdotes, y como tales elegan las vctitnas, fijaban los das, tomaban los lugares y si
tios para los sacrificios , y los ofrecan por sus
mismas manos. Ahora se les seala lugar deter
minado, dias y horas fijas, vctimas que han de
sacrificarse : se eligen ministros especiales para
ejercer esclusivamente las funciones pblicas del
culto, separando del altar todos los demas; y
se reviste todo el culto de un aparato magestuoso imponente, y de infinitas ceremonias que lo
hacen mas augusto y solemne.
Pero consideremos esta Religion, este nuevo
pacto celebrado por el ministerio de Moises con
los israelitas en las faldas del Sina , comparn
dolo con el carcter y circunstancias de aquel
pueblo, y con el estado del gnero humano en
aquella poca. Era un pueblo ignorante y estu
pido, y lo ensea el Seor de un modo propor
cionado su corta capacidad. Apenas aparece e
cuanto Moiss nos dej escrito otro dogma que
V
.11
" . j.

I 5i )
el de la unidad y espiritualidad de Dios, y de su
dominio y providencia sobre su pueblo. Lo que
al fin les indica, Moises acerca del gran Profeta,
que suscitar el Seor en la edad venidera , que
ha de obrar la gran reparacion del gnero hu
mano , es oscuro , y como si dijramos , no lo ma
nifiesta las claras, solo lo bosqueja con una pin
celada cuanto es necesario para que lo esperen,
lo deseen y pongan en l toda su confianza. Lea
hace entreveer en sus espresiones la vida futura
y las recompensas y penas reservadas los bue
nos y malos, despues de la muerte ;j)ero insiste
con mas frecuencia y mas claridad sobre los pre
mios y castigos inmediatos, sensibles y materia
les de la virtud y del vicio, porque la esperanza
y el temor de estos mas bien que de aquello
eran resortes mas eficaces para atraer al bien y
separar del mal un pueblo tan grosero y car
nal. En nada pone tanto empeo como en sepa
rarlos de la idolatra, y aunque condescendiendo
con sus ideas toscas y materiales les seala un
Hebal, un Shekinah, un sitio especial al que de
ben dirigirse en su culto, considerndolo como
residencia propia de la Divinidad , remueve y
aparta de l toda figura , todo objeto que pue
dan dirigirse sus adoraciones, para que supiesen
<[ue adoraban al invisible, y manda colocar alli
en una arca preciosa los documentos fehacientes
del pacto que habia celebrado con ellos: las tablas
de la Ley , la vara de Moises y el Man , como
monumentos eternos de los prodigios y maravi
llas con que los habia sacado de la esclavitud del

n>5
Egipto, y los habia conducido y mantenido ca*
renta aos por el desierto , y la escritura origina
de donde constaban los derechos, del Seor sobre
su pueblo, y las obligaciones del pueblo para con
su Dios. Multiplic los sacrificios , escogi las vc
timas que habian de ofrecrsele , los dias y tiem
pos en que habian de sacrificarse , los ritos y ce^remonias de los sacrificios tantos y tan varios que
los ocupasen en torno del templo, y los pies del
altar para divertirlos de la idolatra. Prohbeles
que ellos por s mismos sacrifiquen indistintamen
te. Nombra Aaron y sus hijos para este mi
nisterio, y consagra l toda la tribu de Lev
fin de que no sean rbitfos para alterar en lo mas
mnimo, ni la accion del sacrificio, ni sus circuns
tancias, ni el objeto de sus cultos y ceremonias.
No quiero decir con esto que toda la doctri
na religiosa que comunic Dios su pueblo por
el ministerio de Moises, est contenida en el Pen
tateuco; antes me persuado que ademas de lo
que all lemos, recibi de Dios aquel legislador
y comunic los mas instruidos del pueblo, es
pecialmente su hermano Aaron, muchas otras
verdades y le hizo otras prevenciones que se con
servaron en los descendientes de aquel sumo sa
cerdote por tradicion ; y que esta doctrina r no
secreta sino mas sublime, aunque se insina en
los libros sagrados con alguna oscuridad , era cla
ra y manifiesta los que estaban encargados en
conservarla , y las personas de mejor corazon
que penetraban el verdadero sentido que se en
cubra muchas veces en la letra de aquellos li-j

( 53 )
ros. As, cuando el Seor promete brahan
que le dar la tierra de Canaam, omnem terrarn
quam conspicis tibi dabo (i): cuando le predice
'que iria despues de su muerte reunirse sus
padres en paz , tu autem ibis ad patres tuos in
pace (2): entendan que la tierra que habitaban
era figura de la verdadera tierra de promision ,
de la bienaventuranza, donde vivian los santos
patriarcas ascendientes de Abrahan , con quienes
le ofrece el Seor que la poseer en paz para
siempre. Y aun es de creer que para estos israe
litas espirituales escribi Moises el libro el poe
ma de Job, en el que vierte con toda claridad
aquellas verdades que solo habia anunciado os
curamente al vulgo de los israelitas. Porque alli
se habla del Salvador del mundo, de la resurrec
cion de la carne, y de la vida eterna para los
buenos y eterna perdicion para los malos, y toda
la historia de aquel hroe es una demostracion
de que la virtud no siempre recibe premio en
esta vida , y de que el vicio no siempre recibe la
pena que merece en este mundo : que ni nos de
be escandalizar la prosperidad . del impo , ni la
calamidad del virtuoso ; antes colegir de una y
otra la existencia de otra vida y de otro estado
de cosas, en que ser indudablemente premiada
la virtud y castigado el vicio , por una providen
cia tan justa en su conducta como infalible en sus
promesas. Verdad la mas interesante para forta
lecer la fe de los buenos israelitas, que veces
(1)

Gnesis c. i3 u. i5.

(2)

lbid. c. i5- 15-

(54)
eran envueltos en las calamidades pblicas con
que afliga el Seor aquel pueblo prevaricador,
y que tenian la vista la bienandanza de mu
chos perversos que disfrutaban alegres el frutt
de sus rapias iniquidades : interesante tambien
para avisar estos cuan en breve se cambiaran
las cosas y recibiran buenos y malos su merecido.
Tan admirable, tan bien ordenada, tan en
lazada en todas sus partes , tan robusta y tan fir
me se deja ver la obra de Dios en esta poca de
la Religion. Ella se grav en la nacion hebrea de
tal manera, que en el espacio de tres mil tres
cientos aos, ni las frecuentes y casi totales pre
varicaciones de Israel , ni sus emigraciones en
cuerpo de nacion pases remotos para servir
prncipes estraos, ni la dominacion de idlatras
que la sojuzgaron y la hicieron esclava tribu
taria de ellos, ni el ejemplo general tanto mas
eficaz cuanto eran ellos mismos mas propensos
la idolatra , ni las nuevas luces de la tercera po
ca de la Religion del Evangelio, ni el esterminio total y absoluto del cuerpo poltico de nacion
que ha sufrido Israel, ni su dispersion entre tor
das las naciones del universo, por donde vaga
errante hace ya diez y ocho siglos : nada ha sido
capaz no digo de acabar con aquella Religion,
pero ni aun de confundirla con otras , ni de ad- *
mitir de otras la mas leve seal, ni de alterarla
en cosa alguna ; y aun se puede decir que se con
serva hoy mas pura que en algunas de las pasa
das pocas , y viven los hebreos mas adheridos
ella que lo estuvieron jams.
.

i 55

Progresos de los errores religiosos.


~

De lo espuesto en el captulo segundo se sigue,


que el orden por el que debieron ir corrompin
dose las ideas primitivas de la verdadera Religiqn,
fue pasar el hombre de la adoracion del verdar-dero Dios, que le tributaba donde quiera por
que lo supona presente en todas partes , ado
rarlo especialmente en el Sol , dirigirse espe
cialmente al Sol para adorarlo, suponiendo que
residia de un modo particular en aquel astro,
como en trono el mas hermoso de su gloria
tabernculo el mas propio para ostentar desde l
su magestad, su poder, su beneficencia. Sensibi
lizado ya asi el trono de la Divinidad , era con
siguiente al hombre material que solo percibe
cuerpos por sus sentidos, concebir como sensible
la Divinidad misma, y esto lo hizo confundin
dola con su trono, como imagen la mas adecuada
de sus atributos. De aqui result el culto del Sol,
y poco despues el de los astros principales, la Lur

I 56 5
na , los planetas , en los que daban por supuesto
que residan seres inyisibles subalternos del Ser
supremo que ahora llamamos ngeles, y esta
religion del Sol y de los astros se ha llamado,
despues Sabeismo. ...
Si toda la erudicion que acumula el Dupuis,
se ciera demostrar que esta fue la primera y
la mas antigua de todas las falsas religiones : qu
fue una religion universal seguida por todas las
naciones, sin mas escepcion que la de muy pocas
familias un pequeo pueblo escondido por de
cirlo asi, en un ngulo de la tierra: si solo in
tentase probar que en todas las falsas religiones
que vinieron despues del sabeismo , se encuen
tran vestigios de aquel error primero, fecundo
origen de todos los demas, estara perfectamente
de acuerdo con todos los sabios que han tratado
de esta materia. Su necedad consiste en querer
nos persuadir que por haber sido el sabeismo
la primera entre las religiones falsas, baya de ser
la primitiva y original del gnero humano; por
haber sido universal en todas las naciones, haya
de haber sido esclusiva y nica de modo que no
haya habido otra en el mundo, y esto por mu*chos siglos; y finalmente, que por hallarse en
todas las religiones falsas vestigios del sabeismo,
pruebas de su filiacion de aquel culto, la religion
judaica y la cristiana han de proceder de l como
las demas. Esto se llama generalizar demasiado
y estender un sistema esplicaciones que l no
abraza, ni puede admitirse por ningun hombre
cuerdo. Pero volvamos nuestro asunto. .

( 57 )
. ""Si se crey que el Sol era imagen- de- Dios,
con facilidad se pas asegurar que el fuego era
imagen del Sol, y habiendo tributado culto la
imagen que se crea mas inmediata y mas pro
pia de la Divinidad, tambien debi tributrsele
la copia retrato de aquella imagen cual es el
fuego. Bien asi como nosotros tributamos cultos
las imgenes de talla las estatuas de la vir
gen Mara y de los santos , y tambien las es
tampas que corren con el ttulo de verdaderos
retratos de aquellas imgenes. Por eso la religion
del fuego fue la segunda poca del error la hi
ja primognita del sabeismo. Estas dos religiones,
no se si por razon de su antigedad por haber,
echado races en los dos imperios mas antiguos
del mundo, se han conservado puras hasta nues
tros dias en la India y la Persia, al menos en
aquellas provincias y pueblos que apnas han, te
nido trato ni roce alguno con gentes de otros
paises y de religiones distintas.
. ,
c
La idolatra culto de imgenes fue sin du
da el tercer paso que di el hombre en la car
rera de sus errores religiosos; aunque no es f
cil esplicar en un asunto tan antiguo y oscuro,
.porque ideas intermedias pas el hombre del cul
to de aquellos smbolos, que en cierto sentido
podemos llamar animados , siquiera por el aire
de vida que aparentan con su movimiento espon
tneo cual sucede al Sol y al fuego ; la adora
cion de imgenes mudas inanimadas cuales
eran los dolos. Entre estos los primeros ,mas
antiguos de que se conservan noticias ciertas, son
Tomo IL
8

i 58 )
aquellos talismanes amuletos que sacaron Ra
quel y la familia de Jacob de casa de Laban, los
cuales debieron ser pequeuelos y como ciertos
dijes medallas que por consentimiento arbitra
rio de los hombres eran smbolos de los astros,
verdadero objeto del culto Sabeo. Parece que en
este punto est acorde la erudicion profana con
la sagrada , puesto que aquel Jpiter Amon Syrio, se representaba en talismanes que llevaban
una figura circular como un ombligo , una
imagen redonda como una esfera : Unele dice el
Kilker, hablando del culto antiguo de los egip
cios Jpiter Amon , urtde et prlmi &giptii
eum per Jguram aliquam incognitam , umbilicum, aut nescio quid circulare , aut sphericum
affectantem re/erebant (i). Y aquel Dios Heliogabalo, Agalibalo, Agool-Baal, que como ve
mos es el dios Sol, le llamaban los asiticos Epi~
cldldlos, esto es, circular volteador segun Seldeno, y lo veneraban en unas piedras grandsi
mas circulares en su base, y que iban angostando
manera de cono. Cujumodi erant, continua Seldeno, effigles Apolllnis , Aumeos et Paphioe Ve
rteris , y aquellas piedras sagradas que llamaban
los fenicios, betylos betilias y midtos los grie^gos (2). De una y otra costumbre, esto es, de
los amuletos y de los peascos sagrados, se con
servan aun rastros en aquellas naciones que no
han llegado adquirir conocimientos de escultu(i)
(2)

Oedip. Sgip. T. i? p. 2 o.
Georg. Atph. thib. p. 1i y.

i 59 )
ra , no los tlenen sino muy imperfectos. El
africano atezado conserva sus fetiches, y algu
nos isleos del mar de Sur sus grandes losas
circulares como smbolos imgenes de la Di
vinidad.
Y en cuanto lo primero, esto es, los amu
letos porttiles, no pudo tener esa supersticin
otro origen que el que ya insinuamos, el deseo
de tener cerca de s, y de llevar donde quiera al
guna imagen smbolo de la Divinidad quiea
acudir en sus necesidades y apuros. Y qu estraio es que asi lo quisieran, cuando aun noso
tros que creemos Dios inmenso, que nos oye
-donde quiera que nos hallemos, pronto socor
rernos cuando le invocamos de veras, que tiene
puestos susoidos, como dice David, en los labios
del pobre para escuchar sus clamores aun antes
que le salgan de la boca: prccparationcm coris
eorum audivit aurs tua , nosotros no estamos
contentos con eso, sino traemos al cuello el ro
sario, el escapulario, la medalla, la estampa del
Santo de nuestra devocion? En lo cual no es mi
nimo censurar esta piadosa costumbre de los
cristianos de ahora, sino inferir de ella lo que
naturalmente debi dar origen semejante uso
4esde los primitivos tiempos.
Ni dejarian de suponer aquellos sabeos ado
radores de los astros, como suponen muchos ru
dos entre nosotros, que residia cierta virtud es
pecial en sus amuletos, para librar los que los
llevaban consigo de rayos y otras calamidades y
desgracias en fuerza de relaciones ocultas y secre

reo 5
tas que suponan existir entre los astros que adora
ban y los amuletos en que se simbolizaban aque
llos astros. Para formar y estrechar estas relucio^
nes cuidaban de fabricar aquellos amuletos bajo
el influjo de este otro astro, de varios un
tiempo en la forma en que se presentaban com
binados en el cielo en tal dia y tal hora. Tales
parecen ser sas pedrezuelas que traen los viageros de Persia, en las que estan grabadas derlas
figuras caracteres, cuya esplicacion ha hecho
sdar muchos sabios del siglo pasado. Los cua
les grabados vienen macizos cubiertos con unas
"cuitas clavos de la misma figura de los carac
teres que los tapan ajustndose cada Uno en el
hueco del que le corresponde (i). Y por seme
jante manera reparta Basilides y sus discpulos
ias abrajas medallas los que se dejaban em
baucar de sus embustes, creyndose defendidos
"icon ellas de todo peligro y adversidad.
Pues en cuanto las piedras Bethilias no puede ocultarse aun al menos atento, que se les vino
! venerar como cosa sagrada, y de ah drseles
'cierta especie de culto, de haber sido las ras so
bre 'las cuales habian acostumbrado inmolar
'us vctimas. Y que habindolas destinado este
uso las veneraban , tributando ante ellas sus ado
raciones los astros, aun fuera del tiempo de
los sacrificios, y suponiendo presentes en cierto
(i) De cuneatis inscription. Persepolitanis de Tichsen,
impresa en Bostok 1798, y otra de Federico Munter en
Copenhague en i802.
.. -'

( 6. )
modo en aquel lugar las divinidades <jue eran el
principal objeto de su culto. De esta consagracion
de las ras piedras sobre las que se ofrecan
los sacrificios, tenemos un ejemplo en lo que hizo
Jacob cuando peregrinaba la Mesopotamia. En
el captulo 28 del Gnesis se cuenta que habiendo
dormino una noche sobre una piedra que le sirvi
de cabecera , tuvo en sueos la vision misteriosa
de la escala , en memoria de la cual consagr
aquella piedra derramando un poco de aceite so
bre ella , y dedicndola que fuese monumento
eterno que conservra siempre la noticia de aquel
suceso , y que sirviese de altar y ra para ofrecer
sacrificios y libaciones : llam la ciudad inme
diata Bethel , como fuese asi que antes era lla
mada Luza , y dijo : "Esta piedra que he consa
grado, para que en adelante sirva de ttulo al
tar, se llamar Casa de Dios Beth-el, que to
do es una misma cosa." Y advirtase de paso la
semejanza de la palabra Bethel con el nombre
de Betilos Bethilias que daban los fenicios
semejantes piedras. De esta misma clase parece
que son las que se han encontrado en medio de
los imarais morais de algunas naciones salvages, los cuales son unas plazuelas redondas cua
dradas , semejantes nuestras eras puestas en
medio de los campos, donde se reunen aque
llas gentes al raso para hacer -sus sacrificios y
demas funciones del culto. En el alczar de Se
villa se conservaba por los aos de mil setecien
tos noventa, en que yo lo vi muchas veces, un
.peasco de estos casi redondo, pero sin pulimen

( 62 )
to alguno, y en su tosco y desigual contorno
grabada una inscripcion en caracteres desconoci
dos, que pudo ser una Betilia.
Hasta aqui hemos podido rastrear alguna co
sa acerca del origen de la idolatra, que supo
nemos ensayada, digmoslo asi, en los talismanes
amuletos porttiles que todava no eran objeto
de culto pblico, y en la veneracion que se te
nia , tanto a los lugares en que se reunan para
tributar los astros sus cultos, como las pie
dras que servan de ras para sacrificar las vcti
mas. Acercndonos ahora averiguar el origen
de los dolos, esto es, de las estatuas imgenes
que representaban las divinidades y se coloca
ban en los templos, y al lt se adoraban por los
pueblos, no hallo otro mas verosmil, aun segun
el humano discurso, que el que le seala el au
tor del libro de la sabidura. Cierto padre, dice,
penetrado del dolor mas agudo por la prdida de
un hijo el mas amado de su corazon, muerto en
la flor de su juventud , se quiso hacer un retrato,
una imagen del tierno obj2to de su carino, y em
pez adorar como un Dios al que habia visto
morir como los demas hombres , y le arregl un
culto especial que habian de tributarle sus siervos.
Y cuando con el discurso del tiempo fue estendindose y prevaleciendo esta mala costumbre,
e pas hacerse de ella una ley autorizada por
el despotismo de los tiranos. Se hicieron estos co
piar en bronce y en mrmol , y llevadas estas
imgenes suyas los pueblos lejanos, exigieron
de estos que las tributasen los mismos honores y

{ 63 )
Teneraciori que tributaban sus personas cuando
estaban presentes (i).
Vemos en esto varios grados por los que co
menz y fue propagndose el culto de los dolos:
fue primero privado y despues pblico: primero
civil y luego religioso. Era cosa muy natural que
el padre , la esposa el hijo doloridos colocasen
en el lugar mas preeminente de su casa al dolo
de su amor y de su dolor, que lo visitase alli
con frecuencia , lo besase hiciese mil caricias , y
exigiese de sus domsticos las mismas seales de
aprecio y de carino, y qu escesos no llega rian
estas demostraciones en un padre tierno , en una
esposa enamorada , en un hijo amante de sus pa
dres difuntos? Era ciertamente muy fcil el tran
sito de este culto que solo era de afecto, un
culto propiamente religioso, y en la prctica se
iria haciendo por grados casi imperceptibles ; por
que lo primero unas mismas espresiones, unas
acciones mismas, se usan aun entre nosotros en
el culto de puro afecto y el religioso. Cuntas
caricias, cuntos requiebros se oyen unas veces
aplicados al objeto sensible de una pasion vehe
mente , y otras Dios nuestro Seor y sus san
tos? los cuales tienen en aquel caso un sentido
muy distinto que en el segundo, "Dueo mio,
vida mia, padre de mi alma," y otras semejantes,
y en cuanto las acciones solamente el sacrificio
es la que parece ser precisamente propia del cul
to religioso; porque las libaciones y ofrendas, las
(i)

Sapient. c. i4.

( 64 )
posturas del cuerpo, los gestos del semblante casi
todos son aun entre nosotros comunes ambos
cultos, en tanto grado que sin embargo de ser
tan distinto de toda idolatra el culto que tribu
tamos los santos y sus imgenes, todava no
ha decidido la iglesia si es puramente civil de
honor, si es religioso.
Contribuy en gran manera tambien grangear los difuntos esta especie de culto de parta
de sus mas inmediatos parientes, amigos y do-,
msticos, la creencia de la inmortalidad del alma>
de la vida futura, de las penas y premios que
en ella se reservan para los hombres, la cual
creencia , como digimos antes , es tan antigua co
mo el mismo mundo. De aqui el esmero en los
sepulcros, la costumbre de conducir consigo las
cenizas y huesos de sus antepasados en los viages
y emigraciones de un pais otro, como vemos
en Abrahan, Jacob y Jos, y como todava lo
acostumbran hacer muchas naciones que llama
mos salvages. Sabemos que con los difuntos se
hacan ciertas cosas que nosotros llamaramos su
fragios. Tal era la moneda que se enterraba con
el cadver, para que con ella pagase el finado su
flete al barquero Aqueronte. Tales eran las ofren
das de varios comestibles que se ponian sobre los
atahudes en torno de ellos, lo que se repeta
en ciertos tiempos colocndolos sobre los tmulos
sepulturas. Tales eran los convites lgubres y
las msicas y danzas que se celebraban en torno
de los sepulcros, prcticas que duraron hasta des
pues del establecimiento de la. iglesia, .y cuya es-

( 65 )
tincion cosi mucho trabajo al celo de eminentes
prelados como San Agustn, y prcticas que estan todava en uso entre varios isleos del mar
del Sur, como afirma Cook y sus compaeros que
las presenciaron en diversas islas, sin acertar
distinguir si eran cultos civiles de puro afecto,
si eran religiosos. Finalmente, lo que acab de
atraerles las imgenes de los difuntos cultos re
ligiosos del todo, fueron las opiniones que tenan
los antiguos acerca de su destino y ocupacion en
la otra vida. "Crean , dice M. Simon que las al
mas de sus antepasados que habian vivido bien,
que habian sido virtuosos, honrados, amantes de
su familia , aplicados gobernarla con prudencia,
no habian perdido por su muerte la ternura y
carino con que la amaron durante su vida , lo
que les obligaba permanecer en sus casas, don
de continuaban cuidando de sus descendientes,
entre quienes procuraban conservar la paz y hon
radez , y les proporcionaban todos los bienes y
ventajas que les era posible, y los preservaban
de los males de que los vean amenazados: se
mejantes, como dice Plutarco, aquellos atletas
que habiendo obtenido su retiro causa de su
edad avanzada , no perdan por eso la pasion que
habian tenido su ejercicio antiguo y se compla
can en ver sus discpulos jvenes ejercitarse
en la misma carrera , y en sostenerlos y auxiliar
los con sus consejos y discursos, como hallasen de
su parte buena voluntad y agradecimiento (t)."
(i) Memoria de la Acad. de inscrip. T. i?j>. 33.
Tomo II.
9

I
( 66 5
Dgaseme ahora , si propensos como estaban los
hombres la idolatra , sin freno alguno que los
reprimiese los eseesos de su pasion amorosa hcia los suyos, y penetrados de estas opiniones
que hasta cierto punto conservamos nosotros, no
fue fcil ya que declinase y viniese ser religio
so el culto de amor y de cario que habian tri
butado sus dolos , las imgenes de sus
amados padres, hijos esposos, que conserva
ban dentro de sus casas. Quiz seria de esta cla
se de dolos el que ocultaba en su casa aquel
Michas y se llevaron robado los soldados de la
tribu de Dan (i) y tales eran sin duda los que
se llamaron despues Lares , Penates y dioses
Manes.

Estos desahogos del" amor paternal, bien


fuese del conyugal filial , eran privados y se cir
cunscribian dentro de las paredes de una casa, y
los individuos y dependientes de una sola fa
milia, porque esta no tena autoridad ni poder
papa propagar el culto de los suyos.;r empero
cuando tomaron este empeo los caciques gefes de una tribu, reyes de un pueblo, enton
ces ya pudo hacerse general en una nacion el
culto de un rey de una reina de un prncipe,
fomentado por e sueesor en el trono, -- por el
monarca viudo, por el rey afligido en la pr
dida de su primognito. Hicieron sacar bustos
imgenes suyas y de los difuntos de su cario, y
mandaron que se les tributasen por todos sus vai.
.

'
(i) Judie, e. i8.

I 67 i)
salios los mismos honores que sus personas,
Mas entre estos nuevos objetos del pblico culr
to, debi haber una gran diferencia, puesto que
aquellos personages que no tuvieron otra reco
mendacion para ser respetados, sino la dignidad
del trono que ocupaban , estos solamente se les
tributaran cultos forzados y efmeros, que pasa
ran en breve reemplazndolos el culto de sus
sucesores ; cultos civiles solamente reducidos
prestar la imagen del monarca difunto au
sente los homenages que en el pais se acostum
braban tributar los soberanos. Mas cuando su
cedi por fortuna de una nacion el ser goberna
da por un soberano de un mrito estraordinario
ora fuese en las armas, ora en el saber y amor
sus pueblos ; que estendi los lmites de su im
perio por medio de conquistas y espediciones mi
litares bien combinadas y llevadas al cabo con
xito ventajoso : que promovi en su nacion la
aplicacion las artes tiles, y que, semejante
un Pedro el Grande de nuestros tiempos, trajo
de otra parte su pais, invent algun instru
mento para facilitar la labor; que introdujo el
cultivo de algunas plantas interesanles para el
sustento y regalo del hombre: que abri las puer
tas del comercio y entabl relaciones mercantiles
con los paises circunvecinos, y finalmente, y lo
que es mas que todo, que fue padre benfico y
juez ntegro y justo de sus vasallos ; la memoria
de un hroe de esta clase no pudo borrarse de
su pueblo , se radic su culto pasa mo de una ge
neracion otra , porque de unas en otras se tras*

t 68 )
mtian las virtudes del hroe por una constante
tradicion comunicada los hijos por sus padres,
que les sealaban con el detlo los monumentos
indelebles, de su beneficencia, el arado,, las vides,
los rebaos y otras mil ventajas que gozaban,
efectos de las sabias leyes que habia dictado , s
lidos trofeos de su gloria , esentos de toda polilla
de adulacion, nicos que pudieron hacer inmor
tal su memoria por todos los siglos venideros.
Y como las almas de los buenos, segun la
opinion recibida desde los tiempos primitivos,
eran trasladadas, al cielo, all suponan que mo
raban las de estos hroes , y que; la manera que
las almas de los padres amantes, de los suyos cui
daban del bien de sus familias, que habian for
mado en la tierra: ese modo las de los sobera
nos benemritos de sus vasallos protegan toda
va desde el Empreo sus amados pueblos y les
alcanzaban de los dioses superiores la abundan
cia , la prosperidad y la victoria sobre sus enemi
gos. Y si la piedad filial, si el amor conyugal se
consolaba en la muerte de un padre, de una es
posa considerndolos trasladados al cielo :: con
cunta mas razon el entusiasmo, de un pueblo,
de una nacion entera elevaria los astros las al
mas de sus monarcas, y de un monarca que ha
bia sido aun durante su vida idolatrado de todos
sus vasallos por su valor, por su justicia, por sus
beneficio? Y no asi. como quiera los astros, si
no los mas refulgentes y principales del firma
mento, al Sol, la Luna, los planetas, y las
estrellas de primera magnitud, que eran ya co

( 69 )
nocidas, guiados para pensarlo asi por una muy
sencilla analoga que les indicaba, que asi como
en la tierra haban acupado un lugar distinguido
y preeminente en su pais desde el cual habian
gobernado toda su nacion, y aun habian lleva
do algunos sus conquistas hasta muy distantes
pases: por semejante manera en el cielo se ha
bian colocado en aquellos astros que son como
}os directores y prncipes en la region celeste. Es
tas ideas fueron el origen de las apoteosis de
la colocacion de los heroes en el nmero de los
dioses celestiales , quienes se les senalaba el as
tro de su residencia , y se les levantaban altares
y templos r se les ofrecian vctimas y se les in
vocaba y procuraban hacrseles propicios tribu
tndoles un culto verdaderamente religioso..
Sis bonus, oh!' felixque tuis^en quatuor aras,,
Ecce duas tibiDaphni\ clueque altara Vhcbo.
Y mas. adelante sigue Virgilio* hablando con
desar::
XJt Baccko , Cererique tibi sic vota quotanm's
Agricolas facicnt::::: (i)Y aun. antes de morir su sobrino Augusto ya
le buscaba, el mismo: poeta el lugar que habla de
ocupar en el cielo y sealaba el astro de su resi
dencia cuando dice :.
Qua locus Erigonem chelasque sequenteis
(i)

J5g/og. 5?

( 70 )
Pandltur: ipse tibi jam bracha contrakit ardens
Scorpius, et cceli justa plus parte relintfuit (i).
Siguiendo en todo esto las opiniones antiqu
simas de los pueblos. Pues en aquellos tiempos
en que la ignorancia era tanta y tan escasos los
medios de conservar la verdad de los hechos en
monumentos fijos inalterables , debi suceder
que las hazaas de estos heroes, especialmente las
blicas, y las aventuras amorosas y trgicas, se re
firiesen con exageracion y con el colorido que da
sus cuentos tina imaginacion exaltada por las
pasiones. El miedo abulta el valor del hroe en
la imaginacion del vencido, y la vanidad lo abul
ta tambien en la de los que han triunfado bajo
sus rdenes. Estas exageraciones fueron crecien
do monstruosamente medida que el cuento iba
separndose de su origen, y que oscurecindose
con el tiempo las tradiciones orales, nicos con
ductos por donde se podia trasmitir de una ge
neracion otra la verdad sencilla de los hechos,
hallaban las fbulas menos oposicion para grangearse crdito en el espritu de los pueblos. Y
hallndose prevenidos estos disparatados materia
les, los griegos fraguaron con ellos sus teogonias
y sus epopeyas, como las de Hesiodo y Nono, y
trazaron sus planisferios celestes, colocando all
Hrcules, persos, cephos, el navio Argos, Icaro
que aprendi de Baco el cultivo de las vides y lo
introdujo en la Atica, y otros hroes de esta clase;
(i)

Ceorg. I. i?

(7*>
Llegada este punto la idolatra debi suce
der lo primero , qiie celebraron naciones diver
sas hroes distintos que se hicieron acreedores
la apoteosis por acciones muy semejantes, como
por ejemplo, por haber libertado de eras los
paises , que poco poblados rodeados de gran
des desiertos estaban espuestos la invasion de
tales alimaas. Y juzgando despues nosotros de
la identidad diversidad de aquellos personages
decidimos que son uno solo con nombres distin
tos, atendiendo la semejanza que se advierte
en la 'vida y proezas de todos ellos, como efecti
vamente podr ser cierto con respecto algunos
de aquellos hroes semifabulosos, tales como Hr
cules, Baco, Cres Isisv
Los griegos, al adoptar muchas de las dei
dades asi egipcias como de otras naciones mas
antiguas que ellos, las hicieron tan suyas, que,
desconociendo el origen que les daban en su pais
primitivo , las suponan nacidas en Grecia, y em
bellecan su historia con la mezcla mas absurda
de hazaas ejecutadas por aquellos hroes dentro
j fuera de la Atica, como sucedi Hrcules.
Sucedi lo segundo, que habiendo las nacio
nes colocado sus hroes en los astros, varios pue
blos colocaron el suyo en uno mismo , y aun
cuanto tuvieron despues noticia de estar aquel
astro ocupado ya por el alma de otro hroe dis
tinto, cada nocion sigui adorando su patron
en un mismo astro, lo cual sucedi principal
mente con respecto al Sol , la Luna y aun la
estrella de la maana , al planeta Venus , que

( 72 y
fueron los tabernculos mas codiciados de todas
las naciones, para colocar en ellos sus hroes,
por ser las mas brillantes lumbreras del cielo. De
aqui es que los asirios adoraban en el Sol su
Belo, los fenicios Adonis, los filisteos su Baal,
otras naciones Baco y los egipcios Osiris. En
la Luna unos Juno , otros Diana , otros Isis.
Moverales tambien sin duda colocar de esta
suerte sus hroes el respecto religioso y culto
que de antemano tributaban ya aquellos astros;
porque poniendo , por ejemplo Baco , en el Sol,
no parecan al principio variar de culto , sola
mente hacan mas sensible su objeto, y como que
lo acercaban mas s mismos, porque si hasta
alli lo habian adorado inmediatamente sin inter
medio de smbolo ni imagen alguna , ya desde
entonces puesta en los templos en otros lugares
pblicos, destinados al culto la imagen de Baco
de Osiris, cuya alma suponan residir en el Sol,
fcilmente se persuadia al pueblo que la adorase
puesto que no se separaba por eso del culto del
astro. Y he aqui como pudo irse acomodando el
sabeismo antiguo con la idolatra. Al principio se
adoraba Dios y los espritus subalternos que
residan en los astros, y para tributarles aque
llos los cultos religiosos, se dirigian los sabeos
estos. El pueblo material y grosero , viendo que
el Sol y la Luna eran los objetos inmediatos del
culto, no pasaron de ah y adoraron los mismos
astros sin elevarse otra consideracion, y con el
tiempo todo fue pueblo. Empezronse despues
formar estatuas, diseles primero el culto civil de

que hablbamos: supsose despues los espri


tus almas trasladadas los mismos astros que
se adoraban , y creyse lcito no solo adorar el
cuerpo del astro sino tambien la imagen del h
roe , cuya alma vivia ya y animaba al astro. Fi
nalmente , como estas imgenes las tenan en sus
templos mas inmediatas y visibles todas horas,
se avinieron que fuesen en los templos el obje
to inmediato de sus cultos , pensando con tanta
grosera, que en. muchos siglos ni aun siquiera
sospechaban las naciones, que hubiese otra cosa
que adorar sino dolos.
<
Pero cosa admirable! el hombre orgulloso de
suyo hasta lo infinito, puesto que su orgullo no
conoce otro freno que el de su limitacion im
becilidad, es al mismo tiempo tan bajo, que una
vez desconocido el nico ser ante quien debe do
blar su rodilla, se abandona adorar aun los
seres mas impotentes, arrastrado por sus pasio
nes y por su ignorancia : el miedo le lleva ado
rar hasta los espectros que le figura su dbil fan
tasa : el amor mas bien la lascivia, lo -prosti
tuye hasta el estremo de dar culto aquellos
miembros que el pudor no permite que se descu
bran. La calentura, la horfandad, la desgracia, el
mismo miedo y pavor, la tempestad, tenan sus
templos y en ellos sus ras en las que les sacrifica
los romanos. Los atenienses erigieron altares
lesverguenza y la calumnia, la envidia
pereza, la *violenGia y la necesidad ( i ),

( 74 5
sin hablar ahora de las estravagancias del culto
egipcio que hemos tocado tantas veces.
Concluyamos ya con dos palabras acerca de
los dolos. Estos eran imgenes de hombres de
mugeres, porque en ellas se habia querido retra
tar personas humanas, como hemos visto. Ador
naban estas imgenes ciertos signos que indi
caban sus trofeos en unas, como en la de Hrcu
les la maza y la piel del leon emeo: en otras
los bienes que habian proporcionado al pais, co
mo Baco coronado de pmpanos y Cres de espi
gas, y finalmente otras iban acompaadas de sm
bolos de las virtudes y prendas que habian hecho
al hroe mas recomendable como Apolo la lira.
Hubo tambien en tiempos antiguos estatuas
dolos cubiertos con pieles de varios animales, y
aun de ah vinieron forjarse dolos con cuernos
y con pies de animales, con cabeza de animal
solamente : asi representaban Osiris con cabeza
de buitre de milano, porque estas aves, como
dice Plutarco, levantan muy sensible su vuelo y
es muy rpido y su vista muy perspicaz, y por
eso los egipcios las tenian por smbolos del Sol al
que adoraban en aquel dolo (i). Vnse bacos cu-,
biertos con piel de cabra y junos del mismo mo-i
do en la antigedad esplicada del P. Montfucon,
lo cual proviene de una de dos causas, bien sea

()

De Iside et Oiride.

(75-)

los carneros fueron los primeros vestidos del


hombre, antes que hubiesen inventado el arte de
beneficiar la lana y de curtir y adobar las pieles,
de que al principio de la idolatra se usase
adornar los dolos con las pieles de las vctimas
que se les ofrecan en sacrificio , lo que tal vez
aludirla la costumbre que refiere Luciano se usa
ba en el templo de Helipolis , donde para hacer
el sacrificio de una oveja carnero, se traza, dice,
primero en pedazos, y se la comen escepcioa
de los pies y la cabeza. Estas partes se reservan,
y el sacrificante se las pone sobre su cabeza y ar
rodillado sobre la zalea de la vctima, ruega la
divinidad la acepte propicia , prometiendo ofre
cerle otras mayores (i). Acaso antes se us colocar
la cabeza de la vctima sobre la del dolo , como
aqui se ponia sobre la del sacrificante , y de ah
la estatua de Mendes del dios Pan con la ca
beza de cabron, la de Jpiter Amon con cuernos
de carnero, y la de Baco con astas de toro , aun*que en estas tres ltimas se trasluce del testmo^
nio de los antiguos que fue otra la razon de esa*
monstruosidades; porque hablando de Baco,dic
Plutarco en las cuestiones griegas (2)', que la
hembras Eleas lo invocaban rogndole que baja
se su templo Pede bubalo con pie de buey, j
le llamaban Digne taure, y aade que esto era
porque muehos hacen este dios inventor del
arado y simienza. Es pues muy verosmil , que
(i)
(2)

De Dea Siria.
Tomo 2? de sus obras

299.

as como coronaron de pmpanos a Baco aquellos


pueblos en donde introdujo el cultivo de la vid,
y ense sacar vino de sus racimos : ese modo
designasen su reconocimiento al que les ense
uncir los bueyes y el uso del arado, los pue
blos que adornaron su cabeza con astas de toro,
los figuraron con pezuas de buey; y que sea
el mismo el origen de los cuernos y pies de ca
bron de la estatua de Mendes, se colige de una
costumbre que refiere Herodoto se practicaba en
tre los mendcios. "Hay entre los cabreros de
toda la prefectura en la que se adora aquel
dios , uno principal quien respetan sobre ma
nera, y en su muerte lleva luto y lo llora toda
la provincia (i)." Todo lo cual pudo provenir del
aprecio y veneracion que se mereci entre aque
llas gentes, el primer pastor que llev aquel
pais rebaos de cabras, y les ense aprove
charse de la leche , y hacer los quesos , y sacar
las demas utilidades que presta aquel ganado. En
cuanto al dolo de Amon con cuernos de carne
ro, el mismo Herodoto refiere, "que queriendo
Hrcules ver Jpiter, este dios se neg cum
plir su deseo: insta Hrcules y el dios le da el
arbitrio , de que muerto un carnero le corte la
cabeza y lo desuelle y le mande la piel y cabeza,
con los cuales adornos revestido Jpiter se deja
ver asi enmascarado del hroe: en memoria de
lo cual el dia festivo del Jpiter Amon, los tebanos matan un carnero y adornan y revisten con
(i)

Lib. 2? Iitstor*

(77>
su cabeza y piel la estatua de Jpiter, y lo sacan
en procesion y sale por otra parte la estatua de.
Hrcules y se hacen encontradizos (i)."
En esta narracion hay una fbula y un he-!
cho : mas no fue la fbula el origen de aquel he
cho de aquella costumbre; sino por el contra-rio del hecho que se acostumbraba practicar
todos los aos en aquella procesion, se tom pie
para forjar la fbula. Y esa costumbre proven
dra, como dejamos insinuado, de que en el
dolo de Amon se represent al principio el pas
tor primero, el prncipe que introdujo los pri
meros rebaos en la Libia y Egipto,' y les ensen
beneficiar la lana y aprovecharse de los demas
productos de las ovejas: bien del deseo de ob
sequiar, digmoslo asi, la Divinidad coronando
y vistiendo su imagen con las insignias y piel de
la vctima que le sacrificaban.
Hasta aqui hemos seguido al espritu huma
no en la carrera de sus desvarios. Ahora vamos
ver los esfuerzos que hizo para apartarse del
error cuando se avergonz de hallarse envuelto
en tan groseras estravgancias , y cules fueron
los frutos de sus conatos por hallar la verdad en
materia de Religion.

(i)

Lib. 2? Hisor.

( 7 )

Conatos de la razon humana para reparar


los estravios religiosos, y resoltados de
estos conatos.

V>on verdad decan los peripatticos que era p


sima la corrupcion de lo ptimo. Lo cual se echa
de ver en el negocio de la Religion, que habien
do degenerado de su primitiva verdad y belleza,
fue precipitndose de error en error por el or
den que hemos visto , hasta venir parar en el
sistema mas monstruoso que caber pudo en el
entendimiento humano. Reducase en un princi
pio pocos, verdaderos y slidos dogmas de pu
ra creencia , de los que se derivaban los precep
tos mas sanos de la moral propia de la natura
leza del hombre , y un culto sencillo y magestuoso tal como corresponda la grandeza y de
coro del objeto, quien se tributaba que era el
Ser supremo : y era asi el recurso del hombre
imbcil y miserable , el freno mas poderoso de

( 79 5
, el garante mas eficaz de las buenas
costumbres y el cimiento mas slido del orden
pblico. Pero afeada despues por la supersticion
y la ignorancia perdi toda su belleza y energa:
se acab el influjo benfico que hasta all habia
tenido para mejorar la suerte de los que eran d
ciles su voz, y lo que es peor, cambiaron en
teramente sus resultados. Porque en el entendi
miento vino ser fuente inagotable de groseros
errores: ella desterr todas las virtudes, legitim
los vicios mas torpes y horrorosos yendo delante
de las pasiones para aprobar y aun mandar mas
de lo que pedan en su mayor desenfreno; esta
bleci y sancion cultos abominables, vctimas bumanas, castracion en los galos sacerdotes de Ci
beles , furores bachicos , cohabitacion pblica de
las matronas con animales, violacion de las don
cellas que se haca por los dolos, y otras mil in
mundicias que indica el apstol en su carta los
romanos. Y con esto relajadas hasta el estremo
las costumbres pblicas, nada hubo estable en la
sociedad, nada justo, nada fijo en el derecho p
blico de las naciones ni de los pueblos.
Tamaos males no pudieron menos de lla
mar la atencion de algunos hombres, que dota
dos de mejor juicio y puestos en circunstancias
favorables al intento, trataron de remediarlos, re
formando el sistema religioso de su patria en
cuanto se lo permitieron los obstculos insupe
rables que les oponia un pueblo ignorante su
persticioso y fantico. Empresa la mas rdua que
y tan peligrosa que

( 8o )
ha costado la vida casi todos los que se han
atrevido ejecutarla. No es de mi intento hacer
aqui una historia prolija de estas tentativas : ias
reducir ciertas clases que pertenecen cuan
tas se hicieron hasta la venida de Jesucristo. Pri
mero tratar de las que se hicieron en la India,
la Persia, el Egipto y la Grecia, y despues ha
blar alguna cosa acerca de sus resultados.

Reforma de la Religion en la India.


Un clima ardiente como lo es el de la ma
yor y mejor parte de la India debe producir
hombres de una imaginacion fogosa y exaltada.
Los que entre estos estan dotados de singular in
genio y talentos estraordinarios soltando las rien
das su imaginacion han de llevar precisamente
sus delirios hasta un punto que nosotros apenas
podemos concebir como posible. Colocados estos
hombres bajo un gobierno brbaro y desptico,
han de abusar de la necia credulidad del prn
cipe, y lo han de hacer instrumento ciego desus
proyectos ; han de ser vctima del fanastismo
religioso del 'soberano y del pueblo, si quieren
introducir novedades en materia de Religion. Pre
sentse uno de estos en la India unos mil aos
antes de la venida de Jesucristo, al que como
dijimos en otro lugar, dan varios nombres en
los diversos estados de aquella tan estensa region;

( 8i )
pues en unas partes le llaman Bracma, en otras
Boudda, en el Tibet Jaca, en el IMogol Lahma, en
la China T Totto. Sean como indica el Mignot (i) distintos personages Bracma y Boudda;
aquel rey de la India , y este solo reformador de
la religion del pas: sean uno y otro nombres
distintos de un solo personage, como le parece
al Guines; ambos, si Fueron dos, florecieron en
una misma poca, segun Mignot; el rey por los
anos de mil diez y siete, y el reformador hacia
el ao de mil treinta y uno antes de nuestra
Era (2). Guines deriva de este Boudda todas las
sectas de los filsofos indianos. Fundado en el tes
timonio de varios autores griegos y rabes dice,
que el tal Boudda enseaba una doctrina en p
blico , y otra solos sus discpulos mas escogidos
en secreto. Los que siguieron su doctrina pbli
ca popular son los que conocemos con los nom
bres de bracmas, bracmines, bonzos, lamas, etc.
Los sectarios de su doctrina interior son los samaneos y tedas las sectas -en que estos se han
-gubdividido despues. Por el contrario, los que ha
cen de Bracma y Boudda dos personages distin
tos, atribuyen al primero la civilizacion del pais,
el estudio de los primeros elementos de las cien
cias, la introduccion de las artos y la reforma de
la religion, cual se observa hoy en la India en(1) Mentor, sobre los filsofos de la India, T. 55 y 56,
entre las de la Acad. de Jascrip. edicin en 8? que es ta
que siempre se cita.
(2) Mem. sobre los filos, samaneos.
Tomo IL
i i

( 82 )
tre los bracmas y bracrnines: y Boudda solo le
dejan la gloria del establecimiento del instituto
de los gymnosopistas y samaneos. Como quiera
que sea, ello es cierto que los reformadores de
.la religion en la India, sean muchos uno, pro
fesaban un genero de vida parecida la anaco
rtica , porque vivan en desiertos separados del
,trato humano de la sociedad como nuestros ana
coretas, reunidos en comunidades como los ce
nobitas. Asi lo estan aun los bonzos en la China,
y los talapines en Siam. Profesan una vida cli,be y sumamente austera , y se dedican esclusivamente la contemplacion. Yo encuentro mucha
semejanza entre los bonzos y los esenos , entre
Jos samaneos y los terapeutas. Estos usaban poco
del culto esterno y abandonando al pueblo rudo
c ignorante lo literal de la religion, se ocupaban
en buscar sentidos ocultos y msticos en los li
bros sagrados , como tal vez veremos en adelante.
Parece verosmil que la religion habia des
cendido en la India por los tiempos en que flo
reci Boudda desde el sabeismo hasta la mas
grosera idolatra : la ignorancia y la supersticion
del pueblo habian llegado lo ltimo- de la de
pravacion , en que se halla todava. Cuentan sus
dioses por millones. Se los representan bajo las
formas mas estraas, mas indecentes y aun re
pugnantes , y su culto es el mas estravagante y
grosero. Tales absurdos hicieron dar Boudda en
el estremo opuesto; y meditando sobre los dog
mas fundamentales de aquella religion por de
purarlos de los disparates con que los habia afea

(63)
do el pueblo, y los ministros del culto aun mas,
los desfigur su antojo con interpretaciones no
menos absurdas. Supone Boudda el reforma
dor que fue de aquella religion, un Ser supre
mo , autor de todas las cosas : supone inteligen
cias espritus de dos clases, buenos y malos,
subordinados aquel; supone al alma viciada y
presa en el cuerpo; pero espiritual, inmortal y
por tanto sujeta penas, acreedora premios
en otra vida futura, como ya vimos. Pero deri
va al mundo de su autor por emanacion sustan
cial: admite en Dios tres principales operaciones,
producir, conservar y destruir: personifica estas
tres operaciones las convierte en tres personas,
las que dan el nombre de Bracma , Vistnou y
Eswara , segun otros dialctos Bracma, Ixora
y Wichnu : Bracma , Viscnou Isuren, Chib
Routren. Dice que el alma del hombre Atma
es la misma sustancia de Dios el alma univer
sal , la que mientras est presa en el cuerpo
llaman Djiw-atma y considerada en Dios Pramatma ; y anade que esta alma , separada de la
sustancia divina , entra animar el cuerpo y
mientras permanece unida l, est sugeta mil
errores y vicios, pero que al separarse del cuer-*
po pasa animar otros cuerpos si ha sucumbido
las malas y perversas sugestiones de la matefia, hasta que purificada de ellas vuelve re
fundirse en la sustancia divina. De estos principios
nacen los dos sistemas conocidos hoy en la India
bajo los nombres de Dovitam y Adovitam en los
que estan divididos los indios. El primero reco

( 84 )
noce dos sustancias seres distintos, Dios y el
mundo. El segundo no reconoce sino un Ser,
una sustancia espiritual, y reputa como una me
ra ilusion todo lo que nos representan los sen
tidos, de donde infieren que no hay en verdad,
virtud ni vicio, con todas las desastrosas conse
cuencias que de aqui se deducen. En este pan
tesmo espiritual vino dar aquel visionario in
diano, algo parecido al sistema filosfico que en
nuestros dias ha querido introducir el aleman
Kant (i).
Cuentan los indios, que estando prximo
la muerte Boudda , reuni sus discpulos mas
queridos y les declar que en los cuarenta aos
de su predicacion no habia manifestado sus ver
daderos sentimientos , que solo habia esplicado el
sentido alegrico de su doctrina, que la habia
anunciado envuelta y disfrazada en smbolos y
figuras : que cuanto habia dicho hasta all lo debian tener por falso ; que el verdadero sentido de
su doctrina era que el primer principio y ltimofin de todas las cosas era la nada el vaci : que
todo habia dimanado de all- y todo debia volver
la nada, y que nada habia que buscar ni que
desear fiiera de esta nada Araco. Este nada,
continua el Mignot, no es un nada absoluto, por
que las cualidades que Boudda le atribua no
pueden convenir sino al Ser supremo que en
nada se parece nada tiene de comun con los
objetos sensibles. Asi el sentido natural de aque(i)

Vase el Oupnek-hat y especialmente , T. i?

( 85 )
lia proposicion es que tocio emana y ha emanado
de Dios , y que todo se refunde at fin en la sostancia divina. Esta ltima declaracion de Boudda,
bien sea su doctrina doble , pblica y secreta,
como quiere Guines, dio origen dos sectas: unaT
de los que, siguiendo lo que su maestro habia
enseado pblicamente , todava conservan esta
doctrina popular y esterior en la que se ensea
la metempsicosis y se prescribe el culto de los
dolos. Estos son los bracmines. La segunda, de los
que atenindose su doctrina secreta y su de
claracion ltima , repudiaron aquella doctrina es
terna , y por tanto no se creen obligados pos
trarse en los templos, ni dirigir oraciones los*
dioses que el pueblo adora , y esperan reunirse
la divinidad al punto que mueren. Estos son los
samaneos saniasis modernos (i).

Reforma de la religion en Persa.


i. Pasados eran unos quinientos y cincuenta)
aos de la reforma que hizo Boudda en la reli
gion en la India , cuando aparece en la Persia?
tro genio estraordinario que se propone y lleva cabo la reforma de la religion en su pais. En l
no se conoca otro culto que el de los astros. La?
religion de los persas al tiempo de Zoroastro era
(i)

Memorias* T. 56. pg. i34.

(86)
eVsabeismo mas menos grosero, como lo deja
mos ya demostrado con los testimonios de Herodoto, Xenofonte y aun Estrabon. Las circunstancias
de la poca en que floreci Zoroastro fueron las
mas favorables para auxiliar su proyecto. La reli
gion antigua de los persas habia cado en el mayor
descrdito por la impostura del archimago Smerdis, que se habia hecho reconocer por monarca
de la Persia , dndose por el verdadero Smerdis,
hermano de Cmbises, impostura que descubier
ta por aquellos siete caballeros persas , coloc
Daro, uno de ellos, en el trono, cost la vida al
impostor y atrajo una persecucion sangrienta so
bre toda la clase de los magos. De otra parte las
conquistas de Ciro y de Daro habian elevado 4a
monarqua de los persas al mas alto punto de
grandeza y gloria que jams alcanz otro impe
rio alguno. De aquellos dos monarcas el primero
habia subyugado todas las provincias del Asia
menor, la Siria, la Arabia, y destruida Nnive
entr luego triunfante en Babilonia, fij en ella
su corte y el eentro de su imperio sobre las rui
nas de los caldeos y asrios. Daro , hijo de Histaspe , entra ocupar el trono de Ciro l ao de
quinientos veinte y uno antes de Jesucristo , ypersever en l hasta el de cuatrocientos ochenta
y cinco, por espacio de treinta y seis aos. De
estas conquistas debi resultar la mezcla de la
nacion conquistadora con las conquistadas, y si
estas recibieron de aquella el imperio y las leyes,
su vez recibi esta de aquellas letras, costum
bres , religion y lenguage , como vemos que suce

( 87 )
dio despues con Roma y con Grecia. Orgulloso
el conquistador con los triunfos de sus armas
quiso tambien conquistar las opiniones de sus
nuevos vasallos, especialmente las religiosas, no
la fuerza ni con violencia , sino acomodando
unos con otros los varios artculos de creencia de
sus pueblos, combinndolos en lo posible y for
mando una religion nueva que participase de to
das, y la que fcilmente se reuniesen con los
conquistadores los conquistados en un solo culto.
Sino fue este pensamiento de Dario , esta fue la
obra de Zoroastro.
Era la gran Babilonia el punto de reunion
principal de los magos caldeos, cuando entr Ciro
triunfante en ella ; all tenan su observatorio as
tronmico : alli sus estudios de astrologa judiciari y el centro de sus tradiciones religiosas, de
psito sagrado que se conservaba con el mayor
esmero por aquella corporacion sacerdotal clase
principal de la nacion , como nos lo refiere Diodoro de Sicilia. Hallbanse tambien en Babilonia
los judos que habia llevado cautivos Nabucodonosor, desde el ao de seiscientos y seis antes de
Jesucristo ,. y entre ellos hombres muy instruidos
en la religion de sus mayores : muy versados en
la lectura de los libros santos , y en las doctrinas
que se conservaban por tradicion entre los sacer
dotes y escribas de su pueblo. Finalmente, desde
el ano de setecientos , es decir casi un siglo antes
desde el reinado de Salmanasar, se hallaban I03
judos de las diez tribus dispersos por las provin
cias de la Media,, adonde los condujo cautivos

( 88 )
aquel monarca. Estos y los judos de Babilonia
conservaban hasta cierto pimto libre el ejercicio
de su religion : de una religion , que aunque lo
era de un pueblo entonces esclavo, se haca acree
dora lo menos por su singularidad ser obser
vada de cerca y estudiada con detencion. Zoroastro que aspiraba instruirse en todo lo pertene
ciente las religiones de estos dos pueblos caldeo
y judaco, hizo sin duda de una y otra un estu
dio particular. Adopt mucho de mbas ingiri
en la tal cual creencia que tenan los persas dog
mas de las dos , y form un cuerpo de doctrina
un sistema religioso cuya creencia y prctica
se prestaban todos tanto mas fcilmente , cuanto
que encontraban en l una gran parte de la re
ligion y culto de su nacion.
Conserv el dogma de la unidad de Dios , de
un primer Ser, origen y principio de todas las
cosas : de aquel Dios patrio , de aquel Dios grande
que invocaba Ciro antes que al Sol y los demas
astros , de aquel Dios' que segun el testimonio de
Teodoro Mopsuesteno (i) adoraban los persas an
tes de Zoroastro , llamndolo Zarovan el Eterno,
y l lo llama en sus libros que se .conservan , el
tiempo sin lmites. Dice ademas, que las primeras
criaturas producciones de este primer principio
son dos Ormusd y Ahriman, que son aquellos dos
principios que los caldeos reconocan bajo los
nombres metafricos de luz y tinieblas. Ormusd
principio del bien y Ahriman principio del mal,
(i)

Apud. Photium.p. i99. Cdice 81.

I 9 5
pero obrando uno y otro con cierta subordinacion la voluntad de Zorovan la providencia del
Ser supremo que Teodoro la llama Fortuna, por
que esta voz era sinnima de providencia entre
los antiguos, como prueba el Mignot (1). Estos
dos agentes obrando en sentido contrario produgeron aquellos seis espritus genios que dice
Plutarco (2) , y valindose de ellos como de obre
ros, Ormusd cri todos los seres del universo por
el orden y en el tiempo que referimos (3), y
Ahriman produjo igualmente con los suyos otra
multitud de criaturas perversas que nacen de la
corrupcion y la causan : que hacen el mal y el
pecado, inducen los hombres cometerlo.
Estos espritus buenos y malos divididos en va-,
rias gerarquas , y los primeros combates que en
tre s tuvieron , eran tradiciones que acerca de
estas cosas se conservaban en el pueblo de Israel
de ngeles buenos y malos, de la caida de es-*
tos, de sus luchas con los buenos espritus. Por
que aun se trasluce esta tradicion en los libros
santos, y asi leemos en el libro de Tobias que San
Rafael le dijo que l era uno de los siete nge
les superiores que asistian incesantemente ante el
trono de Dios (4), de los que form Zoroastro
sus siete Amschaspands. En Daniel y antes en el
libro de Job se indican los combates y oposicion
de los ngeles buenos con los malos, y en otros
varios lugares de aquellos libros. De ellos tom
- (i) Memorias, T. 56. p. 5.
(2) De Iside et Osiridt.
Tomo II.

(3) Tom. i? p. i47(4) T>- i4t fi- v,


n

( 90 \
tambien Zoroastro la creacion del primer hom
bre , la idea del estado de la inocencia , la cada
de este y el estado miserable que quedamos
reducidos por aquella primera culpa: la muerte
de Abel, el Diluvio, la combustion final del uni
verso, la resurreccion universal, el juicio ltimo,
la felicidad de los buenos en el Gorotman, y la
condenacion de los malos al Dokah al infierno.
Estos sucesos todos estan repartidos por Zo
roastro en doce mil aos: los tres mil primeros
se emplearon en la creacion de los espritus ce
lestiales. En ellos cri el Eterno Ormusd y Ahriman, y aquel produjo los seis Amschaspands que
con l componen los siete espritus buenos prin
cipales, los innumerables yzedes y los ferovereS
que parece son las almas de los hombres .sus
custodios ; y Ahriman produjo igualmente otros
seis compaeros suyos, y la multitud inmensa
de dews diablos, los daroudis, los kbarfesters.
En estos tres mil aos al fin de ellos tuvieron
sus disputas Ormusd y Ahriman , pero no vinie
ron las manos. Al cabo de los tres mil aos
Ormusd cri Kaiomors que fue el primer hom
bre y al toro que trabaja al compaero de sus
trabajos. Y Ahriman, el mismo Ahriman que es
taba sin fuerzas y todos los dews vieron al hom
bre puro y se abatieron. Ahriman debia estar aun
ligado otros tres mil aos. Mientras estaba aun
asi ligado, esto es, en el espacio de la segunda
edad, de los tres mil aos segundos lo. estimu
laron incitaron los dews batirse con Ormusd
y sus ngeles; pero l no se. atreva, medir sus

'( di )
fuerzas con ellos. Al fin de esta segunda edad el
Darvand Dje vino el y le dice. Levntate con
migo y demos la seal de combate. Cuntos ma
les voy derramar sobre el hombre puro y sobre
el buey que trabaja! No sobrevivirn mis golpes.
Entonces Ahriman sale al campo de batalla y con
los suyos trastorna los cielos, introduce el mal
en la tierra: bajo la forma de un culebron hor
rible sube y baja del cielo, penetra por lo inte
rior del globo, cambia la carrera de los astros,
mata al buey intenta hacer lo mismo con Kaiomors ; pero este sobrevive al buey y no perece
hasta treinta aos despues. De la semilla del buey
toro salen varias plantas, rboles y animales,
y de la de Kaiomors brota la planta Reivas y
del tallo de esta Meschia y Meschiane, que son
copias de Adan y Eva y sus descendientes. Tres
mil aos durar su descendencia , y en este tiem
po se hallarn mezclados en este mundo el bien
con el mal ; las obras de Ormusd con las de Ahri
man. Pero los tres mil aos ltimos sern los
mas fatales porque durante ellos Ahriman queda
r solo en el mundo, cundiendo la malicia del
hombre y los crmenes de las naciones hasta lo
sumo. Al cabo, concluido este ltimo periodo con
el que se completan los doce mil aos, Gourzscher , que es un cometa , pasando por bajo de la
Luna caer sobre la tierra : la tierra debilitada se
ver semejante la oveja que cae desmayada de
espanto vista del lobo. En seguida un fuego
abrasador derretir las mas altas montaas don
de estan encerrados los metales y estos corrern

unidos como ros caudalosos por toda la tierra".


Todos los hombres que habrn ya resuscitado y
habrn sido juzgados sern arrebatados por estos
torrentes inflamados de metal ardiendo y se pu
rificarn en ellos. Los puros irn por ellos como
si fueran nadando por un rio de leche templada.
Los darvanes malos sern tambien arrebatados
por la corriente de aquellos rios caudalosos de
fuego, y al fin se da entender que todos sejn purificados, que las penas de los darvanes
tendrn un trmino y se reunirn purificados ya
al pueblo de Ormusd. Este reasumir su imperio
.para no volverlo perder jamas. A esto se re
duce toda la narracion del Boun-dehesk. Aunque
Plutarco dice que estos periodos y alternativas
han de repetirse en el mismo orden indefinida
mente, segun la doctrina de los magos.
Estos cuatro periodos zorostricos me recuer
dan los cuatro Djak Djod de los indios que Anquetil con otros sabios opinan que corresponden
- las cuatro edades del mundo celebradas en to
das las naciones antiguas. Edad de oro, edad de
plata, de bronce y de plomo. El ndico-pleusta
Anquetil dice, que la de oro corresponde al. es
tado de la inocencia: la de plata al periodo que
corri desde la caida del hombre hasta el Diluvio:
la tercera es la edad de bronce desde el Diluvi
Ptasta el principio de la primer monarqua his
trica , digmoslo asi , de cada nacion ; y la cuar
ta desde esta hasta el fin del mundo. Pero la dis
tribucion de Zoroastro me parece mas natural
que la de los indios. Segun ella, llamaremos ai

< 95 y
primer ternario edad anglica: al segundo edad
de la inocencia : al tercero edad humana ; y al
cuarto edad diablica ; porque en el primero
existieron solamente espritus : en el segundo , no
tuvo lugar la culpa: en el tercero hay mistura
de bueno y malo, hay virtudes y vicios; y en el
cuarto domina Ahriman esclusivamente con toda
la caterva de Dews.
Sin detenerme referir mas por menor el sis
tema teolgico de Zoroastro , observar con Pastoret que aquel legislador copi aun mas la le
tra la doctrina del Pentatuco en lo perteneciente
las leyes ceremoniales. El sacerdocio circunscri
to en una sola familia : la contribucion de las d
cimas consignada los ministros del altar : la dis
tincion de animales puros impuros, las frecuen
tes abluciones : los preservativos de toda suerte
de inmundicias: los casos en que estas se contraan
y otras mil conformidades palpables, que de los
libros hebreos se ven copiadas en los de Zoroas
tro y en los de sus discpulos, prueban sino ya
lo que refiere Hyde , saber : que Zoroastro per
fectamente instruido en aquellas escrituras, don
de se promete Moises que el Seor suscitara
en tiempos posteriores lejanos un profeta de su
mismo pueblo, al que deberan creer como l
mismo y obedecer sus preceptos ; se anunci su
nacion y las estraas como ese proferta prome
tido antes y enviado entonces del cielo para bien
de los hombres ; lo menos, que Zoroastro vivi
algunos aos con los profetas del Seor que flo
recieron en Babilonia, con Ezequiel , Daniel con

<: 94 5
Edras, como aseguran unnimemente todos los
historiadores asi persas como rabes, que escrir
Lieron su vida hablan de l , como puede verse
en Pokok y en Herbelot citados por Toucher y
por Pastoret (i). Tal es el sistema religioso de
Zoroastro inventado para rectificar el culto de los
persas , acomodndolo al de las naciones con que
se mezclaron desde los principios de su monar
qua, especialmente al de los caldeos y judos.

De los misterios egipcios.


Vimos ya como pas el hombre del sabeismo
la idolatra : es decir , del culto de los astros al
de las imgenes dolos que representaban, ya
los mismos astros, ya los genios hroes cu
yas almas suponian haber pasado residir en
ellos. Este trnsito no se hizo quiz en nacion al
guna antes que en el Egipto, y esto por la ra
.zon que voy indicar. Fueron los egipcios entre
todas las naciones la primera de la que sepamos
que us de geroglicos para espresar la vista
los objetos insensibles abstractos, y tomaron es
tos signos, escogiendo para significar cada objeto
insensible, uno sensible que por alguna cualidad
(i) En sus memorias sobre ta religin de los persas , y
en la obra de este sobre tos tres tegisladores Zoroastro , Coafueio y Mahoma.

1 955
conocida de todos, tuviese alguna semejanza
analoga con el significado. Queriendo por ejem
plo significar el mundo, pintaban un crculo de
color de fuego y dentro de l una serpiente en
roscada con las y cabeza de gavilan , de tal for
ma, que remedaba el Theta de los griegos ; y con
el crculo significaban el mundo , y con la ser
piente que est dentro del crculo al espritu bue
no, conservador de todas las cosas, por cuya
virtud viven y se mantienen (i). Daban esta
serpiente las y pico de gavilan , porque esta ave
era entre ellos smbolo de la Divinidad , causa
de la perspicacia de su vista y de la elevacion y
rapidez de su vuelo (2).
De aqui provino que muy desde luego em
pezaron simbolizar los objetos invisibles del
culto religioso, y aun los visibles, pero remotos
ausentes de su vista. Por eso desde aquella po
ca remotsima , en que principiaron adorar
los astros , sin abandonar todava del todo el cul
to de la primera causa ; cuando considerando al
mundo y en el mundo al Sol como la obra maes
tra de su poder y de su sabidura, y como el
trono imperial de su gloria y de su magestad,
unian los homenages que tributaban la cratu
ra con los que eran debidos solo al Ser supre
mo, se descubren en el Egipto claras seales y
monumentos de idolatra. Una de ellas es aquella
estatua del dios Knepk , que representaban en fi(i)
(2)

Euseb. Prep. Evang. lib. i? c. 7?


De Iside.
-i.

gura humana , llevando un crculo celeste en la


una mano y un cetro en la otra, y su cabeza co
ronada de un bello plumage, con lo que queran
dar entender la naturaleza incomprensible
invisible del criador y vivificador, rey, causa y
origen de todo movimiento. Esta imagen de Dios
produca lanzaba , como ya dijimos en otro lu
gar, un huevo de su boca, del que salia una fi
gurilla la que llamaban los egipcios Phta, y es
el Vulcano de los griegos, el dios del fuego el
Sol. Este Knepk , segun la creencia de los tebanos, era inmortal, eterno, sin principio ni fin,
sin padre ni madre , ni genealoga ni semejante.
Ello es que del Osiris de los egipcios se dice que.
hicieron los griegos su Baco, de Isis su Cres
su Cibeles , de Amun Amon su Jpiter ; pero
del dios. Knepk no se copi divinidad alguna por
ninguna nacion. Ninguna fbula se lee que nos
refiera su nacimiento ni sus hazaas ; y su cuit
se oscureci aun en la misma Tbas, en la famo
sa Tbas,la de las cien puertas, sustituyndose
l el de Jpiter Amon que se hizo el mas clebre
de aquella capital antiqusima del Egipto.
Despues del dolo Knepk el mas antiguo del
Egipto fue el de Osiris , que segun nos dice Plu
tarco, se representaba bien con el smbolo de
un cetro y un ojo encima, denotando con el ojo
la providencia y en el cetro la omnipotencia de
Dios. Otras veces era el gavilan geroglfico de
Osiris, por las propiedades que dijimos tiene esa
ave parecidas lps atributos divinos. Finalmente,
la imagen propia de Osiris era de humana figu

('97 r
rtf, "denotando en la disposicion que manifestaban i
sus rganos de generacion su poderosa virtud de
producir todas las cosas, cubierto con un ropage
azul bordado de llamas que significa el Sol. Quod
corpus , aade Plutarco , benefica prceditum fa
cultate vissu percipitur , et exemplum est sola
mente cernendas substantice ( i ). De lo que se co
lige que en este simulacro se representaba tam
bien al Supremo hacedor , y en prueba de ello,
concluye el mismo, en los sagrados cantares que
dirigan Osiris, invocaban al que iba reclinado
y encubierto en los brazos del Sol. In sacris de
Ossiride canticis invocant eum qui in Solis occuW
tatur ulnis (2). Por lo que se echa de ver que
asi como los smbolos del ojo y cetro y el del
gavilan denotaban al Ser supremo, asi tambien el .
simulacro de Osiris era imagen de la Divinidad
que solo se percibe con el entendimiento , y que
habita encubierta en el astro del dia animando
desde alli toda la naturaleza.
;
Este culto del Sol se solemnizaba en el Egip
to en varias pocas del ao, especialmente en la
entrada de la Primavera , en la del Otoo , al
principio del Invierno y en el Verano, es decir,
en las cuatro estaciones , con la diferencia de que
las fiestas de Primavera y Verano eran fiestas de
jbilo y alegra, y las de Otoo Invierno de
tristeza y de luto. Mas como todas estas fiestas
eran agronmicas rurales que se celebraban en
los campos junto los barbechos y sembrados , y <
(i) Be Iside. p. 372.
Tomo II

(1)

Ibid.
i3

( 98 )
en las eras y lagares de las vendimias , de ah es
que en las mas de ellas haca el buey un papel
muy principal como instrumento animado del
hombre mas bien su compaero y auxiliador,
para el cultivo de sus campos en los trabajos de
la agricultura. Presentbase este engalanado en
las fiestas de Primavera , recibiendo una con el
Sol y los astros . los aplausos y obsequios de la
solemnidad por haber cooperado con sus tareas,
como aquellos con sus influjos benficos, la fe
cundidad que desplegaba la tierra en aquella es
tacion ; y por el contrario llevaban al buey enla
tado y cubierto de un negro manto en el Otoo,
por haber de comenzar de nuevo los trabajos co
munes con el hombre de la simienza , para que
se renovasen en el siguiente ao las cosechas. Y
cbmo los principales cultos de estas solemnida
des, que en la poca del sabeismo eran astron
micas al mismo tiempo que rurales, se dirigan
al Sol y los astros , este enlace hizo concebir
los egipcios que existian ciertas relaciones entre
eT Sol y la Luna principalmente y el buey, con
siderndolo este como cooperador con aquellos
para proporcionar la fecundidad la tierra. Por
eso confundiendo con el tiempo unas cosas con
otras, como poco ha omos decir Plutarco, vi
nieron decir que el toro era una imagen viva
del alma de Osiris ; que residia Osiris en l , y
llegaron tributarle el mismo culto que aque-.
lia divinidad, y aun unan en l los smbolos de
lauLuna con los del Sol, y adoraban ambos,
astros en l bajo los nombres de Osiris y de Isis.

Asi por este orden y por causas que hemos


indicado en otros lugares, se fueEon recibiendo
en varias provincias y en distintas pocas, como
objetos de culto, los geroglieos de las divinida
des que adoraban los egipcios: y como habiah
adoptado varias especies de animales para repre
sentar significar sus divinidades; empezaron
adorar estos animales, al menos respetar
los como cosas sagradas unos al perro, otros al
lobo, otros al oxirinco , etc. Admitidas despues
las apoteosis traslaciones de los hroes los as
tros, se es pusieron sus imgenes en los templos
acompanadas de varios animales, adornadas con
atributos de elfos como con astas de toro, con
zancas de cabron, con pico de gavilan, con ca
beza de perro, con cuernos de morrueco, y aun
dirigieron sus cultos aquellos animales, que hfcbian escogido por smbolos signos de sus divi
nidades.
-i'?.'UL
Estas imgenes monstruosas presentadas al
pueblo rudo ignorante, que nunca supo que
pronto olvid su verdadero significado, dieron
motivo las fbulas groseras de que se compona,
la mitologa vulgar del Egipto, pero los sacer
dotes, que era una clase muy privilegiada en
aquel pais, conservaron por largo tiempo, bien
por tradicion, bien en ciertos cdices de que ha
bla Clemente Alejandrino, bien en tablas como
la Isiaca bajo el misterio de una escritura geroglica no inteligible al resto de la nacion, la ver
dadera y .genuna esplicacion de un culto al pa- recer tan extravagante. Pero sea porque .no se
*

t ioo 5
iatreviesen desengaar al pueblo en materias
tan delicadas, cosa peligrossima, porque en oca
siones no merece el pueblo ser desengaado , y
las veces acaba con el que le ofrece la verdad y
lo quiere sacar del error , especialmente si el er
ror es supersticioso; fuese porque interesaba
los sacerdotes mantenerlo en aquella ignorancia
para tenerlo dependiente y sumiso en todo su
voz, que oan como si fuese de la Divinidad: ello
es que desde aqui comenz distinguirse la reli
gion popular de la sacerdotal, que conservaban los
sacerdotes en la oscuridad de los santuarios oculta
con el sello del mas profundo silencio , y por tan
to se llamaron arcanos misterios los conocimien
tos religiosos que se guardaban de esta manera.
Plutarco en su. tratado de Isis y Osiris, des
pues de referir por estenso todas las fbulas que
acerca de estos personages deidades se contaban
en el Egipto, asi entre el pueblo como entre los
sacerdotes, refuta las unas, en otras dice que hay
algo de verdad y lo demas es falso, y pone al
fin la verdadera esplicacion que daban los sacer
dotes mejor instruidos los adeptos iniciados
en las doctrinas secretas del santuario. La cual
contenia que Osiris y Isis no eran ni el Sol , ni
el agua, ni la tierra, ni el cielo : ni Typhon como
decan vulgarmente era el fuego, ni la sequedad,
ni el mar como decian otros : sino que cuanto
habia en el mundo de desorden y de malo eso
es propio de Typhon. Y por el contrario todo lo
ordenado, lo bueno, lo til, es obra de Isis, sin
que .por eso debamos, dice, dejar de venerar la

I O
imagen y semejanza de Osiris. De modo, esplira
l, que Osiris es el Dios supremo que obrando en
la materia que es Isis , produce al mundo que es
lloro ; y Typhon es el enemigo del bien , el prin
cipio malo que est siempre en lucha perpetua
oponindose todo lo bueno. Esto dice Plutar
co (i). Porfirio, que en mi sentir no merece tan
to crdito, en su carta Anebon refirindose
un tal Cheremon, sacerdote egipcio , asegura que
en el Egipto no se adoraba bajo aquellos smbo
los, ya fuesen simulacros ya animales, mas que al
Sol, la Luna y los astros asi fijos como errantes,
y que sus fbulas no significaban otra cosa que
los efectos de aquellos cuerpos celestes en estos
sublunares, y sus varios y concertados movimien
tos. Una y otra esplicacion tiene lugar ora se die
sen en distintos templos, en diferentes pocas,
como diversos sentidos de unas mismas f
bulas (2).
Como quiera este fue el origen de los cle
bres misterios de la gentilidad. Apuleyo nos ha
conservado en el libro once de su asno de oro
una descripcion muy graciosa de la magnfica
procesion Isiaca, que l asisti antes de iniciar
se, la cual se haca en honor de la diosa Isis, y
preceda los misterios; pero llegando tratar de
-estos no se atreve hablar claro y solo se esplica
de esta manera. Oye y cree lo que es verdad : to
qu aquella noche los umbrales de la muerte , y
(i)
(2)

De Iside.
Euteb. Preparat. Evang. 1. 3? e. 2?

( toa >
entrando por las puertas de Proserpna atravese
de ida y vuelta todos los elementos. Vi en la te
nebrosa oscuridad de la noche al Sol brillante
con un candor muy albo: vi los. dioses celestes:
vi los infernales: me present ellos y los ado
r muy de cerca. Accessi corara, et adoran de
prximo. Ecce tibi retuli , (juce quamvis audita,
ignores tamen necesse est Los ministros de que
aqui habla Apuleyo, aunque egipcios, son muy
modernos, y ya aparece el culto que nos pinta
demasiado cargado de accesorias que fueron agre
gndosele con el tiempo, accesorias tomadas de
los misterios y cultos de otras naciones. '
Entre todas ninguna di esta institucion re
ligiosa el caracter sublime que ella se mereca
sirio la Grecia. Sea Orpheo, sea Eumolpo, sea
Erectonio cuarto rey de Atenas, quien de Egip-to la trajo y la estableci el primero en el cle
bre templo de Eleusis , donde se conserv inalte- rabie casi diez y ocho siglos desde el ao mil cua
trocientos y ocho antes de Jesucristo, hasta 1
'imperio del gran Teodosio, en cuya edad por su
orden fue demolido. La iniciacion Eleusina , al
principio peculiar a los habitantes de la Atica, se
hizo despues comun toda la Grecia , al fin vi
no ser la mayor y mas augusta solemnidad de
todo el paganismo. Aunque en otros pases ha
ba tambien misterios , los eleusinos se llamaban
misterios por escelencia. El templo era el mas ri-co de la Grecia. De todas partes corrian. -ini
ciarse en aquel santuario, que respetaron Jerxes, Philipo, Alejandro, Lacedemonia, Tbas,, to

dos los enemigos de Atenas en medio de los mas


encarnizados combates , y aun el mismo Neron
pesar de no haberle permitido que se iniciase,
como lo pretendi. Los griegos, dice Pausanias,
miraron desde la mas remota antigedad los mis-
terios de Eleusis como la institucion mas propia
para conducir los hombres la virtud. Ellos eran,
segun dice Aristteles , la mas preciosa de todas
las instituciones religiosas, y el templo de Eleu
sis se miraba como santuario comun de toda la
tierra. Ciceron, que habia sido iniciado en l , de
ca : nam mi/ii cum multa eximia divinaque videntar Athence tuce peperisse , atque in vita liominum attulisse , turn nihil melius illis rnisteriis^
quibus ex agresti immaniijtie rita exculti ad humanitatem et mitigad Surtis, Jnitiaque ut appellantur, ita revera principia vitce cognovimus, ne*
que solum cum latitia vivcndi rationem acccpimus, sed etiam cum spe meiiore moriendi ( t ). En
donde indica las claras el juicioso Tulio, que
nada tenia de fantico , los varios objetos que
se dirigan los misterios y las principales doctri
nas que se ensenaban en la iniciacion.
- Lo mas admirable de esta institucion religiosa
mis ojos es el silencio impenetrable que la cu
bra. Es sin duda cosa asombrosa y que no tie
ne ejemplo, que de una escuela pblica romo
era la Eleusina ,, la que se admitian iniciandos
de toda la Grecia , y despues de todas las nacio
nes : que estuvo abierta para el mundo entero
(.i)

Tom. 2? de legibus^ c. i4, p. 208,

cerca de mil ochocientos aos , no haya salido


un solo iniciado, un Teleta, como ellos decan,
digamos un Barruel que haya revelado lo que
all vi, lo que oy en aquel santuario. De suer
te, que despues de tantas investigaciones como
han hecho tantos eruditos para descubrir en cuan
to hemos conservado de aquellos tiempos siquie
ra algun vestigio de lo que pasaba entre el Hierophanta y los ministros de una parte y los ini
ciados de otra , esta es la hora en que nada , na
da ha podido traslucirse de aquellos arcanos, co
mo confiesa el mismo Barthelemi (i).
Sin embargo, puede asegurarse como indu
dable, que toda la pompa de aquella solemnidad
que duraba nueve dias, y todos los ritos, cere
monias y sacrificios que se celebraban en el tem
plo ante todo el pueblo, y las representaciones
y escenas ocultas que tenan lugar en las noches
de la iniciacion encerraban todas varios sentidos.
Pues, como decia Plutarco, hablando de los mis
terios de Isis, que fueron el tipo de los eleusinos : in sacrijiciis nihil est insertum ratione ca
reas, aut fabulosurn, aut h superstitione profectum, ut nonnulli censerd ; sed alia morales habent uiilesque causas , alia historica! aut e natura
rerum repetitce elegantioR non sunt inatuia (2).
Aqu estan bien indicados los tres sentidos que
encerraban los misterios, sentido histrico fa
buloso, sentido fsico natural y sentido mstico
(1)
(2)

En el viage de Anadiarsis.
De Iside.

( io5 5
moral. El primero era el sentido en que en
tenda el pueblo rudo aquellas tiestas : el segun
do el que ponan de bulto por medio de imge
nes y smbolos los sacerdotes la clase ilustrada
en las mismas ceremonias y circunstancias de la
solemnidad; y el. tercero el que Solo se revelaba
los iniciados en el secreto del templo y en la
oscuridad de la noche.
El pueblo crea que habia habido una reina
muger insigne llamada Cres, la cual tuvo una
hija nombrada Proserpina, que desgraciadamente
le habia robado el dios de las tinieblas Pluton, y
se la habia llevado consigo y la habia detenido
debajo de la tierra seis meses, al cabo de los cua
les volvia hallarla su madre y vivia con ella
otros seis meses, y que en celebridad de haberla
recobrado se tenian aquellas fiestas de alegra y
de regocijo. Esta era la fbula griega copiada de
la egipcia , segun la cual Isis perda Osiris su
hermano y esposo juntamente , al cual con dolo
y astucia perversa encerrado en un arca lo arro
jaba al mar el maldito Typhon. A esto se seguan
os lamentos de Isis y sus espediciones y aventu
ras hasta hallar, no ya Osiris vivo, sino su ca
daver encerrado en el arca, que dividido en ca
torce trozos lo reparta por el Egipto para es
tender su culto todas las provincias.
Al pueblo se le entretena con estas simple
zas y necedades, mas para las gentes sensatas
ilustradas, tenian estas fiestas otra significacion
que podemos llamar fsica. En este sentido el ob
jeto quien se dirigan era el Ser supremo, y
Tomo II.

14

(io6)
tambien al Sol y los astros y eran propiamen
te astronmicas y agronmicas un tiempo. As
tronmicas porque considerando aquellos hom
bres los astros y al Sol principalmente y la
Luna, como agentes subalternos del Ser supremo,
cuyos influjos se debia inmediatamente la bue
na temperatura de las estaciones y la fecundidad
de la tierra , las cosechas colmadas y la madurez
y sazon de los frutos , les tributaban aquellos cul
tos, ya pidindoles se las concediesen para el ano
siguiente, ya despues dndoles gracias por ha
brselas concedido. Eran por tanto tambien agro
nmicas por el fin con que las celebraban, por
los parajes y tiempos en que se celebraron pri
mero, y por varios ritos que se conservaban en
ellas que indicaban, como vimos ya antes, el ori
gen y causa primitiva de su institucion. Este
mismo sentido se esplicaba pblicamente en Cre
ta en las tales solemnidades (i), y se descubra
los ojos del observador atento en las procesiones
pblicas que se hacan entonces; porque las pre
sidia el Hierophanta que representaba al Ser su
premo al Demiourgos, el cual deba ser un
personage bien formado, de semblante bello y
magestuoso, de voz clara, dulce, sonora, grave*
penetrante; puro, sin mancilla, obligado vivir
casto y clibe hasta la muerte. A este se segua el
Dadouco que era smbolo del Sol, lo iba re
presentando con una brillante antorcha en la ma
no. En pos de este iba el Epibomo representante

j
(i) Dupuit. T. 2?p. 2? pg. 38.

( io7 )
de la Luna, y on cuarto lugar el Hierocerix que
. representaba Mercurio, Si con el discurso de los
siglos se oscureci hizo mas dificil de alcanzar
este sentido fsico, despues cuando los filsofos
los cristianos se empezaron mofar He las fbu
las mitolgicas que ereia el pueblo y les dejaban
creer los sacerdotes, se defendian estos apelando
al sentido fsico como mas racional, y el verdade
ro segun decia Tertuliano y San Agustn en el
libro stimo de la fciudad de Dtos (i).
En la iniciacion misma, que como hemos di
cho se haca de noche y en el secreto del templo,
y para la que se preparaba los iniciados con
ciertos ejercicios y pruebas, all era donde el 11 ie
rophanta les esplicaba el sentido mstico de aque
llos cultos. Pero aqu debe distinguirse la doctri
na que se enseriaba del modo de ensearla. Este
era parecido la aventura del clavileo que tan
saladamente invent y refiere Cervantes, y este
estrepitoso y sorprendedor modo de ensear era
sobre todo lo que ninguno le era lcito pu
blicar, acaso porque no perdiese la doctrina que
alli recibian el prestigio que le daba el modo de
ensearla. Ello parece que se trataba de hablar
los sentidos y la imaginacion, al mismo tiempo
que el Hierophanta con melodiosa voz les esplicaba las verdades representadas en las varias es
cenas que componian aquel dracma sagrado. El
mismo Dupuis conviene en que si en algun es
crito de los antiguos se halla un remedo que se
(i)

Adv, Marcionem. I. i? c. i3.


*

( io8 )
parezca en algo aquella representacion mstica,
es en la bajada de Eneas al infierno, que tan elo
cuentemente refiere Virgilio en el sesto de la
Eneida; y en el sueo de Scipion, trozo sublime
con que acababa Tulk) sus libros de repblica.
De uno y otro colige Dupuis que en la iniciacion
se enseaba la existencia de un Ser supremo, au
tor de todas las cosas, cuya providencia las go
bernaba: la de los genios espritus subalternos
de cuyo ministerio se servia Dios en la goberna
cion del universo : el origen divino de las almas
humanas^ su corrupcion unidas la materia, los
medios de purificarse para volver al cielo, y so
bre todo, los premios y penas reservados en la
vida futura para recompensar las obras virtuosas
de los buenos, y purgar castigar los crmenes
de los malos ; purgar los que eran susceptibles
de espiacion y castigar los que eran irremisibles
de todo punto. Este era el sentido mstico en el
etial , si bien mezclaban los antiguos muchas
accesorias fabulosas, hay sin embargo un fondo
de verdad que el mismo Dupuis no puede des
truir (r).
. " .

(i) Vase la 2? parte de su torno 2? en ta que trata de


los misterios.
?w

< ><>9 )

jDe los filosofos que se esforzaron en combatir


to'

, ,

los errores religiosos.

f. Boudda, Zoroastro y los sacerdotes egipcios,


autores de los misterios,, conservaron como hemos
visto reliquias preciosas de las tradiciones anti
guas. Mas cuando empezaron florecer los fil
sofos en la Grecia, no hallaron en su patria reste
ninguno de aquella tradicion. No tenan la vista
otros monumentos que los poemas de Homero y
de Hesiodo, y las tradiciones fabulosas del culto
popular. Si alguno de ellos habia sido iniciado
desatendi la autoridad de los Hierophantas para
dedicarse solo los sistemas que su razon forjaba.
Asi es que los prncipes de la escuela de Jonia
que ernpea florecer en la olimpiada cuarenta
r.y nueve, quinientos ochenta aos antes de Jesu
cristo, nada dijeron de provecho acerca de la Rej^ligion, ni es fcil de discernir que mente era la
*. que decia Tales, el primer filsofo de aquella seeiila, que haba formado del agua todas las cosas,
4,-y lo mismo puede decirse de Anaximandro y
\ Anaximenes sus sucesores. Pero cuando observafs mos cuan unnimemente sealan todos los anti
guos, Aristteles', Ciceron y Plutarco Anaxagoras
^corno el que- se atrevi- defender antes que otro
* alguno la existencia de un Ser supremo , inteli
gente, autor y ordenador del universo , es preciso

(no)
inferir que la mente de Tales el dios de los fi
lsofos de la secta jnica , no era mas que un
principio de vida y de movimiento propio de la
materia que obraba en ella necesaria mente , como
obra en la mquina su primer resorte.
Xenofanes , fundador de la secta Eletica , fue
el primero cjue sepamos comenz desacreditar
la religion de su pais, reputndola absurda in
digna de los dioses y de los hombres. Es cosa
admirable no menos la tolerancia de los griegos
que el atrevimiento de este filsofo, que censu
raba pblicamente la creencia general del pueblo
como un conjunto de errores blasfemos, y acusa
ba los poetas y los ministros de la religion
de ser calumniadores de la Divinidad. Repren
da Homero, Hesiodo y a Epimenides, por
haber pintado los dioses adulteros, bribones y
seductores, y haberles supuesto vicios y crmenes,
por los que las leyes castigan los hombres con
la*s penas mas rigurosas. No contento con esto
combata todas las estravagancias religiosas de los
griegos. Trataba de impos a los que crean que
los dioses habian nacido y podan morir, y se
burlaba de los egipcios porque lloraban la muer
te de sus dioses, adorando como dioses los
que merecian su llanto. Estos sentimientos le hi
cieron responder francamente los eleos que le
consultaban, si debian adorar Leucothoea con
luto y con lgrimas: "si teneis por diosa Leu
cothoea no la lloreis; y si quereis llorarla no la
tengais por diosa.'' Las formas en que los griegos *
representaban sus dioses , eran segun l inven-

( "T )
dones humanas. En fin, l fue el nico filsofo
griego que despreci toda especie de divinacion,
considerndola como una impostura y super
chera (i).
Pero como es mas fcil destruir que edificar
en todas materias, de ah es que pesar de ha
ber ridiculizado Xenofanes la idolatra griega, na
da dijo l ni sus sucesores Parmenides, Leucipo,
Herclito, Demcrito ni Empedocles de provecho
acerca de la Divinidad , ni trataron de sustituir
otra religion la ahsurda que seguia el puehlo.
Anaxagoras el primero que ense la manera
que se haca en aquel tiempo la filosofa en Ate
nas : Anaxagoras , el amigo de Pericles , fue el
primer filsofo que pens y habl con tino acer
ca de la Divinidad. Anaxagoras, dice Tulio en.
boca de Veleyo , primus omnum rerurri descriptionern et modurn ments injinitce vi ac ratione
dcssgnari ct coirfic roluit (2). Y Aristteles ha
blando de Anaxagoras : "luego, dice , que pareci
en Atenas un hombre que anunci que en la
naturaleza como en los animales habia una in
teligencia, causa y principio del mundo y del or
den que reina en l , se le consider como el
nico que habia hablado con seso, y se tuvo ,
los demas como si nada hubiesen dicho; pues
todos saben que Anaxagoras fue ese hombre ; aun
que hay quien diga que Hermotimo su paisano
(i) Meiners. Hist* de las ciencias: en ta Grecia. T. 3?
Pg- '3(2) De nat. Deorum. lib. i?c. ii.

("O
de Clazomena habia dicho antes lo mismo." Sa-,
betuos tambien por Plutarco que Anaxagoras en
seaba la espiritualidad inmortalidad del alma;
aunque esta doctrina era mas antigua que Ana-,
xagoras en la misma Grecia
Estos pasos dados para hallar la verdad eran
suficientes para causar la ruina del paganismo;
pero ni los griegos lo abandonaron por eso, aun
que los entendimientos mas despejados y las gen
tes mas cultas adoptaron, los dogmas de Anaxa
goras, hicieron de ellos el aprecio que se de
bia. El no obstante fue incomodado por sus con
ciudadanos, por haber deducido de ellos una con
secuencia que se estaba viniendo los ojos , sa
ber: que los cuerpos celestes no eran dioses, j
que en vez de ser ellos los que gobernaban el
mundo, eran gobernados y dirigidos por la Suma
inteligencia que los habia formado : que en par
ticular el Sol era un globo de fuego no mas:
que las estrellas eran piedras encendidas : que la
Luna no era una diosa , sino una tierra semejan
te la nuestra , que recibia su luz del Sol. Estas
opiniones le atrageron la crtica de algunos y el
odio de la mayor parte del populacho supersti
cioso, hasta tal punto que aun en tiempo de
Platon esta parte de la filosofa de Anaxagoras se
enseaba secreta y misteriosamente. Tal es el
poder de la supersticion sobre los tmidos mor
tales aun despues de conocer la verdad!
Asi es que los cincuenta aos de haber
hablado de esta suerte Anaxagoras, hall Scra
tes Atenas tan supersticiosa" como aquel la en

( ' 'V3 )\
cfttr. En este hombre vemos los ltimos1 es-*fuerzos que parece podia hacer la razon para
descubrir la verdad en las materias religiosas. El
ihedit y discurri sobre los principios fundamen
tales de la Religion con mas acierto que ningun,
otro filsofo de los que hubo antes y despues. Ycuando reflexionamos, dice Meiners, sobne cuantohabia degenerado la filosofa cuando Scrates des- ,
cubri la verdad, y cuan corrompido estaba el-,
pueblo en medio del cual la enseaba , no solo ,
sin recompensa , sino siendo por ello perseguido
y viviendo por ello en un continuo peligro de
perder la vida ; apenas puedo contenerme para ,
no creer que este filsofo fue ilustrado y forma
do por el mismo Dios , al menos que fue en-.
viado aquel pueblo por la Providencia precisa
mente en el tiempo en que este auxilio le era.
mas necesario (i).
Es verdad que antes de Scrates habia reco
nocido Anaxagoras y enseado, que un Ser supe
rior todos los pensamientos , sabio y poderoso,
habia criado el universo y lo gobernaba conti-.
nuamente. Pero rara vez hizo mencion de este.
Ser inteligente , ordenador y conservador del
mundo; mas por el contrario hablaba mucho de
ciertas fuerzas indestructibles de elementos eter
nos que parecen puras ficciones ; rara quiz
ninguna vez habia reconocido ni sealado en la
naturaleza muestras de la Divinidad, ni habia ha
blado con detencion de la sabia ordenacion y ar.m'iHHiU
Ejjj ;
1
,
.,
* <t) Meiners ibid. p. i *6.
>
Tomo IL
i5

r4?
mona de Tos entes , y sobre todo se haba hecho
muy odioso y muy sospechoso por haber negado
la divinidad de los astros ; por cuya razon su
doctrina sobre la Divinidad no pudo generalizarse
ni producir efectos ventajosos. Asi que esta doc
trina como casi todos sus demas descubrimientos,
eran del* nmero de aquellas verdades que se
conservaban y se confiaban bajo sigilo, como se
cretos que no se debian revelar. Scrates fue
qfuien la ense pblicamente hizo que fructi
ficase en el corazon de los hombres. El fue el
primero que busc la Divinidad en s mismo y
en todas las partes de la naturaleza que le rodea
ban, y que ense buscarla sus discpulos del
- mismo modo ; l fue , pues , quien puso sus
amigos en la senda mas fcil y mas segura para
llegar aquel descubrimiento.
Sin inquietarse por averiguar si el mundo
habia' sido formado de una materia sola y homo
gnea ni cual era esta , si bien habia sido pror
ducido de materiales diversos, de una multitud
infinita de tomos eternos, preguntaba los que
dudaban de la existencia de la naturaleza divina
^ la negaban, si les parecian mas dignos de ad
miracion los escultores que formaban imgenes
sin alma ni movimiento, que los que formaban
seres activos inteligentes. Preguntbales si po
dan mirar como efectos de la casualidad y no de
causas sabias, inteligentes, unas obras en las
que se descubran rasgos incontestables de desig
nios y destinos tiles. "Y quien puede dudac,
continuaba , que el que ha criado los hombres

am les 'haya dado todos los rganos de sus 9entir


dos para que les sean tiles, los ojos para ver,,
los oidos para or , las narices para oler y asi de
Jos demas. Quin no ve en todas estas cosas un?
sabidura divina superior nuestra inteligencia?
Los ojos estan cubiertos y defendidos por los prr
pados que pueden abrirse cuando queremos y
cerrarlos para dormir , fin de preservar estos
rganos tan preciosos y delicados de todos Iqs
accidentes funestos que les pueden venir de fue
ra. Los prpados estan guarnecidos de pestaas f
sobre estas estan las cejas ; aquellas destinadas
quebrar la violencia del aire , y estas para dete
ner manera de guarda-polvo el sudor de ,la
frente que sin ellas se entraria por los ojos, ll
oido recibe todos los sonidos sin llenarse jams
ni embarazarse unos con otros : todos los anima
les tienen dientes y colmillos para cortar los ali
mentos y muelas para mascarlos y triturarlos: la
boca recibe todo lo que el animal apetece y est
colocada junto los ojos y la nariz quienes
toca examinar lo que le conviene recibir: al paso
que los rganos destinados espeler lo superfluo
repugnante del alimento y bebida , estan lo mas
distantes que es posible- de aquellos dos sentidos
observadores. Todas estas cosas , decia Scrates,
estan dispuestas y ordenadas con tanta sabidura
que no puede dudarse si son efectos del acaso , t
son obra de una naturaleza inteligente que Irabija con un designio cierto , y para un fin deter
minado y fijo. Ademas , cuando se observa la in-

sibles la propagacion de su especie : la ternura


tan viva y tan natural de los hombres y de los
animales para con sus hijos y sus crias, y el amor
de la vida de estos , nos vemos como forzados
confesar que hay un autor sabio y bueno de toda
la naturaleza animal. 7
Y Tu mismo sientes, decia tambien Scrates
al incrdulo Aristodemo, que habita en t una
naturaleza que piensa; y podrs dudar que exis
ta fuera de t y sobre t un Ser racional , al paso
'que estas convencido de que las partculas de
tierra y de agua, de que se compone tu cuerpo,
no son mas que una porcion infinitamente pe
quea de la materia inmensa de que se han estraido? Te parece probable ni aun verosmil
que esta facultad pensadora que existe en t no
te haya venido de parte alguna, que no proceda
de ninguna otra sustancia? Qu ningun otro Ser
-'te la haya dado, y que esa muchedumbre infinita
de grandes cuerpos de que se compone el uni
verso, hayan sido ordenados y reunidos con tan
to arte por naturalezas privadas de razon?"
i
Cuando alguno decia Scrates que dudaba
de la existencia del Ser, autor y conservador de
todas las cosas , porque no lo vea como se ven
- los autores de las cosas humanas, respondia. "No
es necesario para estar ciertos de la existencia de
la Divinidad , verla aparecer ella misma tener
su figura delante de los ojos : bastante y sobrado
se da conocer en sus obras. La insensibilidad de
una cosa no es prueba de que no exista. Porque
en la misma naturaleza que conocemos nosotros

?"7 1
xsten muchos objetos y muchas facultades cuya;
existencia debera negarse, si se hubiera de negar
la de todo lo que no se ve con los ojos del cuer
po. rQu mortal osa levantar su vista al Sol de
medio dia y contemplarlo de hito en hito en su
mayor brillo? Qu hombre se puede jactar de
haber contemplado y observado el rayo en su ve
loz carrera, cuando hiere y destroza todo lo que
encuentra? Quin es el que ha intentado siquie
ra conocer con sus sentidos al alma que gobierna
su cuerpo? Ahora bien ; si todos estos objetos se
escapan la debilidad de los sentidos del hom
bre, sin que por eso niege ninguno su existencia;
cmo porqu ha de negarse la de aquel , que,
aunque invisible, obra en todos los momentos los
actos mas sublimes, de aquel que conserva al
mundo entero en su pureza y primitiva hermo
sura, de aquel que dirige sin el menor error
cuerpos inmensos y los mueve con una rapidez
que no puede seguir nuestro entendimiento?
Con no menos claridad y sensibilidad espo nia este gran filsofo las pruebas de la Providen. cia divina , y particularmente la tierna solicitud
de la Divinidad hcia el gnero humano. "so es
creible, decia este gran observador, que la Divi
nidad abandone enteramente al hombre sobre la
tierra : al hombre que es su criatura favorita , al
i que ha dispensado los mas preciosos dones so
bre las demas criaturas de la tierra. Solamente
al hombre ha concedido la Divinidad ademas de

t 6 f
vida, la prerrogativa de marchar con su ireirte al
tada y su semblante mirando al cielo : <cl solo
ha dado manos con las que ejercita todas las
artes y oficios: l solo ha dado un lenguage
articulado para espresar sus pensamientos y for
mar sociedades duraderas: l solo en .fin ha
permitido gozar en todas las estaciones del ao
de los placeres del amor, que en los demas ani
males estn ceidos una estancion sola. La di
vina bondad ha estendido sus cuidados , no solo
al cuerpo del hombre, mas tambien su alma
-mucho mas preciosa que el cuerpo. Porque cul
es el alma de ningun otro animal que reconozca
la Divinidad que ha producido y ordenado todo
lo bueno, todo lo bello i* Qu animal distingue
el bien moral de lo mala, lo til y lo daoso?
Qu animal puede como el hombre preservarse
y prevenirse de la hambre, de la sed, del calor,
-del frio, de las enfermedades y de otros males?
Qu animal puede prevenir todos los males ,7
procurarse toda suerte de bienes del modo que el
hombre? Tienen' por ventura los demas animai les la facultad de adquirir una multitud infinita
de conocimientos y de conservarlos? Puede for
mar como el hombre la feliz union de lo pasado
con lo venidero , descubrir las causas de lo pre
sente y penetrar tan adelante en el porvenir?
Pueden en fin proporcionar su cuerpo tanta
fuerza , 'tanta belleza , sus almas tantas virtu
des? Ciertamente solo el hombre vive como un
dios en la tierra y aventaja las demas criatu
ras por las, cualidades de su alma y cuerpo.

1 1i9 1
Merece tambien reflexionarse que la Divini
dad le ha dado el dia para el trabajo y la noche
para el descanso : para l y por l alumbra aquel
con los resplandores del Sol, ilumina esta con
la luz de la Luna: el Sol en su camino va acer-
c-ndose sucesivamente todos los pueblos en
ciertas pocas, y se aleja de ellos en atras, fin,
de que ningun pais se hiele del todo con nieves,
siempre duras, ni se reseque del todo con calores,
continuos. Para l y por l principalmente ha con
cedido la Divinidad la tierra la fertilidad de
que goza; ha poblado el aire, los rios y los ma-t
res: ha preparado cuanto es necesario no solo pa
ra su alimento sino aun para sus placeres, para su
regalo. Debe tambien reflexionarse que todos los
demas animales estan destinados su conser-r
vacion su ayuda en las labores y trabajos, o
para contribuir su defensa. A vista de todo es-i
to, sino carecemos enteramente de juicio, de ra
zon, de sentido comun, podremos dudar un ins
tante de que un Ser sabio y benfico ha criado
al hombre y ha provedo todas sus necesidades?
Mas ni tampoco puede racionalmente creerse, que
este Ser sabio y benfico despues de haber ensal-i
zado tanto al hombre sobre todos los animales,
lo haya abandonado s mismo y haya apartado
sus ojos de l ; eso seria querer sostener que to
dos los cuerpos luminosos fijos en el cielo, que
apenas puede abrazar nuestro entendimiento, y
que ruedan sobre nuestras cabezas distancias
inmensas , se han mantenido y se mantienen des
pues de tantos millares de anos en ese orden

( iVd f
constante inmutable sin un director motor
poderoso inteligente que presida tan vasta ar-"
monia y concierto tan admirable de movimientos.'
Seguramente, contina Scrates hablando
Aristodemo, parece dificil al espritu limitado del hombre comprender que un Ente solo pueda ver
y entender simultneamente todo cuanto sucede
en la inmensidad del universo, que pueda estar
presente en todas partes y cuidar de todo. Pero'
si consideras que tu alma gobierna todo tu cuer
po sin trabajo, no estraaras que aquel que lo
ha producido todo pueda sin trabajo dirigir si
obra entera su gusto ; y si pones atencion que
tus dbiles ojos alcanzan muchas leguas, y que
tu alma puede representarse un mismo tiem
po, en muy pocos momentos lo que sucede en
parages los mas distantes de la tierra , no te pa
recer imposible que el ojo de la Divinidad pe
netre todos los seres , ni que el espritu divino
abraze todo el universo.
Con estas consideraciones y otras semejantes,
contina Xenofonte, procuraba Scrates, no solo
rectificar las opiniones de los que lo frecuenta
ban , mas tambien corregirlos y hacerlos mejores.
Porque la idea de que la Divinidad est presente
en todas partes, y que por consiguiente nada se
le oculta , ni aun nuestros mas recnditos pensa
mientos, nos aparta de toda accion criminal aun
cuando espersemos sustraernos la justicia de
los hombres.
En orden al culto con que debemos honrar
& la Divinidad no eran menos juiciosas las refle

xiones que hacia Scrates sus discpulos. Puede


asegurarse y sostenerse como indudable y cierto
que una vida pura, inocente y til, es el culto mas
santo que podemos tributar la Divinidad; y que
la fidelidad y aplicacion al trabajo para desem
penar bien y- puntualmente el empleo profe
sion en que nos ha cplocado, son el cntico mas
sublime con que le podemos celebrar , y que una
ofrenda sencilla presentada por manos puras y
con voluntad sincera inocente es el sacrificio
mas agradable la Divinidad. Y en cuanto la
oracion decia, que la conducta mas segura que
podemos tener y mas conforme nuestra flaque
ra , es abandonarnos enteramente la Divinidad
jen las preces que le dirigimos; es decir, con un
poeta antiguo. "O Jpiter, danos todos los bienes
.que te pedimos y los que no te sabemos pedir,
y aparta de nosotros todo mal aun cuando no te
io pidamos."
Scrates enseaba que el alma tenia un ori
gen divino, y que era esencialmente distinta de
todas las otras facultades y naturalezas dotadas
de movimiento y sensibilidad que hay sobre la
tierra. Si existe una cosa que participe de la Di
vinidad que sea de una naturaleza semejante
ella es el alma humana ; esta alma que se dis
tingue de todos los demas cuerpos animados por
una memoria inmensa; por una razon capan de
-escudriar las cusas y los efectos, y las relacio
nes de todas las cosas; por su imperio sobre to
da la tierra , y sobre todas las criaturas que ha
bitan en ella ; por la facultad de conocer la DTomo IL
16

)
(
vinidad y adorrla ; en fin , por el don de sentir
y de discernir lo bello de lo feo, lo bueno de lo
malo; facultad de la que resultan y nacen una
dilatada serie de virtudes sublimes que elevan el
alma del hombre sobre la de los animales cuanto les aventaja en su cuerpo derecho, en el me
canismo de sus manos y en. los rganos del lenguage.
Scrates tenia como cosa cierta que el alma
humana subsiste despues de la muerte, al me^
nos le pareca mas verosmil esta opinion que la
que la hace morir y disiparse una con el cuer
po, la que la hace volver entrar en el seno
de la Divinidad, de donde habia salido, perdien
do la conciencia de su personalidad y todo re
cuerdo de lo pasado. Sino estuviera convencido,
como lo estoy, deca l Simmias y Cebes, de
que despues de nii muerte me he de haltar en
sociedad con los dioses sabios y buenos, y- con
hombres mejores que los que viven sobre esta
tierra, haria mal en no temer la muerte al
menos no asustarme al verla inmediata. Empe-.
ro, sabed que me ver reunido con hombres sa
bios,, al menos, si esto no es absolutamente
cierto, me encontrar entre los dioses, duenos y
seores llenos de bondad. Estoy tan firmemente
convencido, de esto como de lo que mas, y ved
aqu porque lejos de afligirme la suerte que me
espera,, viva con la esperanza de que los muer
tos no. cesan de existir del todo, y de que los
buenos se hallarn en un estado mas feliz que
los malos.

( t*3 >
Solo un hombre dbil irracional , decia S
crates Callicles, puede temer la muerte: solo
debemos temer morir en mal estado : porque no
hay desgracia mayor que descender las mora
das subterrneas con un alma cargada de delitos.
Si te precias de oirme voy referirte un cuento
muy interesante que tal vez te parecer fbula,
pero mi me parece verdad. Dcenos Homero,
que Jpiter, Neptuno y Pluton repartieron entre
s el imperio que htfbian recibido de su padre.
Pues era asi que en el reinado de Saturno habia
una ley, que aun dura y durar eternamente, la
cual prescribe que los hombres que han vivido,
en la virtud y en la piedad, sean trasladados
las islas de los bienaventurados para pasar all,
una vida esenta de cuidados y dolores ; y que los
malos y los impos sern precipitados una re
gion de penas y suplicios que se llama Trtaro::::::
He aqui Callicles lo que he odo decir y lo tengo
por cierto; de lo cual mi ver pueden sacarse
estas consecuencias. La muerte no es mas que la
separacion de dos naturalezas, saber; del alma
y- del cuerpo : luego que se separan cada una con
serva su forma y sus cualidades como las tenian
cuando estaban reunidas. Por consiguiente, si uno
cuando vivia tenia un cuerpo grueso, fuerte, su
cadaver parece tal, si otro tenia hermosa cabelle
ra algunas cicatrices, heridas llagas, miem
bros contusos retorcidos, todo esto se queda
como estaba en el cuerpo, al menos por algun
tiempo. Pues ese modo sucede en el alma cuan
do se separa .del cuerpo. Todo en ella se descubre
*

I i*4 )
entonces: su naturaleza primitiva y toas las cor
recciones 6 corrupciones obradas en ellas con sus
palabras y con sus obras. Pues cuando las almas
del Asia se presentan Radarnanto, las examina
una tras otra sin conocer quien pertenecen. Y
asi encuentra veces el alma de un gran rey de
Persia , las de otros reyes strapas , enferma,
corcobada por la intemperancia, la molicie y por
otros vicios, cubierta de accesos y de heridas cau
sadas por perjuicios y otras*injustkias. A estas al
mas feas y contrahechas las envia al momento
cubiertas de infamia al lagar donde deben sufrir
las penas que les estan preparadas. Porque toda
alma que es castigada, se corrige, sirve deejemplo las que son testigos de su castigo, y
asi escarmentadas se enmiendan. Las almas des
tinadas de esta suerte para servir de ejemplo
las que llegan all de nuevo, pueblan en gran
nmero las moradas subterrneas. Del mismo
modo que Radarnanto despues de haber distin
guido entre las almas malas las que pueden cor
regirse y las que son incorregibles, las envia todas al Trtaro : asi tambien envia las almas justas
y buenas los campos Elseos bienaventurados.
Gomo quiera que yo estoy bien convencido , mi
amado Callicles, de la verdad de lo que acabo de
contarte , me esferzo por conservar mi alma lo
mas sana que me es posible , fin- cte' poderla
presentar mis jueces tan pura como sea posible.
Sin agitarme ni desasosegarme por adquirir fa
ma , honores ni riquezas , tras lo que corren los
hombres, me ocupo en la investigacion de la- ver

( "5 )
dad : procuro llevar una vida tan perfecta como
me permiten mis facultades y acabarla en este
estado. Exhorto y escito los demas, y t mis
mo, amado Callicles, que trabajes con todas tus
fuerzas para guardar una conducta semejante.
Porque cuando llegue el dia en que has de serjuzgado y te veas, en presencia del hijo de Egina,
ya no te hallars en estado de valerte t mismo
y se apoderar de tu alma un tan violento ver
tigo, como el que dices que yo padeceria si de
improviso me viese arrastrado ante un tribunal
por. un orador poderoso.
-n
Esta relacion discurso de Scrates es miparecer , dice Meiners, la ficcion mas bella y mas
conforme la razon que esta ha discurrido jams
acerca de la suerte del hombre despues de su
muerte. Porque, puede la razon abandonada
s misma imaginar un sistema mas digno de la
Divinidad, mas propio para incitar la virtud:
mas consolador para el hombre virtuoso : mas
terrible para el vicioso, que este en que las al
mas puras que mientras vivieron unidas al cuerpo,
procuraron con todas sus fuerzas seguir la verdad
y practicar la virtud , se encuentran despues de"
su muerte unidas en sociedad otras naturalezas
superiores, mas nobles, y hombres mas perfec
tos, crecen siempre en su compaa en sabidura
y en virtudes y a'umentan asi incesantemente su
felicidad? Un sistema segun el cual las almas
impuras son enviadas un lugar de tormentos,
purificadas y corregidas con penas correspondien
tes su! corrupcion y sus crmenes, forzadas

1 i26 )
i servir de ejemplo continuo las otras cuando
son del todo incorregibles?
Tal vez pensar alguno que Scrates no habla-,
ba de veras, cuando fundaba sobre estas ficciones
fbulas su creencia de la inmortalidad de las
almas , y citarn al intento aquellas palabras con
que acaba de hablar de esta materia en el Phedon: "No convendra un hombre de juicio ase
gurar en tono decisivo que todo ha de suceder
exactamente como te lo he contado." Pero si se
guimos leyendo vemos que aade: "pero que
nuestras almas que debemos creer inmortales.esperimenten estas cosas otras semejantes, esto es
lo que tengo yo por cosa innegable." Por donde
se conoce que Scrates, aunque no creyese lo que
referia Homero acerca del juicio que habian de
sufrir las almas , y los premios y castigos que les.
esperaban despues de su separacion de los cuer
pos , tenia por cierto que eran inmortales : que
habian de ser juzgadas y premiadas castigadas
segun sus obras.
No he podido la verdad resistirme al placer
que esperi mento copiando estos trozos del estracto de la doctrina de Scrates, que encontr tan
bien hecho por el Meiners. Ademas de ser esta
doctrina, como decia, el ltimo, el mayor es-,
fuerzo que ha hecho la razon para disipar los te
nebrosos errores en que la habia sumido el culto,
sacrilego y estpido de los dolos, consuela al
hombre sensible y le suaviza en parte la pena
que le causan los delirios de un Dupuis y de
Otros desenfrenados incrdulos , con los que infa

( 7 )
man y deshonran esta misma razn que tan lim
pia , tan pura , tan respetable y en cierto sentido
tan divina hemos admirado en Scrates. Los dis
cpulos de este hombre singular nada aadieron
que haga mi intento acerca de estos puntos;
porque repitieron lo que habia dicho su maes
tro ,* aadieron de suyo alguna otra cosa con la
que mas bien oscurecieron afearon su doctrina,
que adelantaron en el camino de -la verdad en
que aquel los puso.

Resultados de todos estes conatos para reformar


la Religion,
El dogma de la emanacion tan antiguo en la
India, y que como observamos con el Gerdil, no
es mas que el verdadero dogma de la creacion
de todas las cosas-de la nada de s mismas por el
poder y la voluntad de Dios-, desfigurado por la
razon humana ; es el ma fecundo en consecuen
cias las mas absurdas y perjudiciales. Por eso
adoptado este dogma en el sentido mas riguroso
por el famoso Boudda, no es estrao que de l
derivasen los Bracmas, sectarios de su doctrina
pblica , el sistema del Pantesmo material y los
gymnosophistas samaneos, herederos de su doc
trina secreta, el del Pantesmo espiritual cual
mas absurdo y mas estravagante. Ni debemos

I i28 )
maravillarnos de tales estravios, cuando vemos
que han dado en ellos por querer apurar deT
masiado con las solas luces de la razon cosas quq
no estan, ciertamente su 'alcance, muchos gra^
des filsofos en siglos mas ilustrados, y lo que
es mas muchos telogos heterodoxos y pseudomsticos, i
'.''.'i ti: - i! 'i; i*.-, /
Cuando se parte del principio de que odas
las cosas han. salido de Dios por emanacin sus-r
tancial, como sale del cuerpo.de la araa la tela
que teje junto su nido , de la gallina el hue
vo que contiene el embrion del pollo, que son
las comparaciones de qe';usan' los doctores in
dios, es consiguiente concebir todas las cosas co
mo partes de la Divinidad, y tanto mas princi
pales cuanto mas bellas* mas perfectas y que
ocupan mas alto y distinguido rango en este gran
todo del universo : es consiguiente considerarlas
dignas de cultos y homenages sealados; y de
aqui result en la India un nmero indecible de
dioses y de dolos variados de mil maneras, que
se han hallado y se encuentran en sus pagodas,
tan horribles y fieros los unos , tan indecentes y
lascivos los otros, y tan raros todos, que parece
imposible , no digo que haya el hombre doblado
su rodilla para adorarlos, pero que hayan cabi
do en imaginacion humana modelos de tanta feal
dad , de tanta estravagancia. Los hay de muchas
cabezas," de muchsimos brazos, y el Guines, fun
dado en el testimonio de viageros fidedignos que
se refieren al dicho de los bracmines, dicen que
computan unos trescientos treinta millones de

l 29 5
dioses subalternos. Y no solo esto, sino que per
sonificando los atributos y operaciones de la Di
vinidad , les dan cuerpo y figura en sus pagodas,
adorndolos como otros tantos dioses : asi para
significar la inmensa fecundidad del Ser divino
figuraban un dolo tremendo, cuyo lado derecho
.de pies cabeza era de varon y el izquierdo de
hembra, y despues simplificaban esta represen
tacion reducindola un smbolo, que es las par
tes de la generacion de uno y otro sexo unidas:
este es el Liugam de la India , modelo del Phallus del Egipto, como este del Priapo Griego,
usado tambien entre los latinos.
Otro origen fecundsimo de fbulas y de es^
travagancias fue la opinion de la Metem psicosis,
muy antigua tambien en el pueblo indiano. De
ella se colige que una misma alma puede apa
recer en el mundo bajo distintas formas , unida
diversos cuerpos de hombres animales. De
aqui el ridculo respeto que se tiene en la India
aun los insectos mas incmodos para el hom
bre, que consideran animados tal vez por las al
mas de sus antepasados. De aqui las apariciones
encarnaciones, como chistosa malignamente
llaman algunos, del dios Witchnou que se lean
en sus Pouranamanes , y especialmente en el s
timo que se titula Bagavadam , las cuales hasta
entonces subian veinte ; entre ellas las habia en
eerdo, en pez, en dama, en gigante, en enano,
sin las que le quedan que pasar todava.
Ni fueron menos fatales los resultados de es
te sistema religioso en los samaneos, gymnosoTomo II.
17

phistas bracmanes antiguos, que separados en-:


termente del trato humano 4 sin otra cubierta
que un rbol , sin otro vestido que un taparabo,
un baston de palma y una calabaza para beber
y comer en ella, iban vagando de pueblo en pue
blo y de caserio en casero, se presentaban las
gentes y sin pedirles recibian lo que les daban
retirndose sin hablar palabra ; y aun algunos se
descubran del todo y enmudecian. Ocupbanse
estos, que despues se llamaron Saniasis, en una
continua contemplacion, en la que habia sus gra
dos hasta llegar al aniquilamiento de s mismos,
muy parecido al de los quietistas modernos : me
ditaban en distintas posturas: la mas comun era
sentados con las piernas cruzadas, puestas las
manos en las megillas, apoyando los codos sobre
las rodillas y mirando sin pestaear de hito en
hito su ombligo.
Pero sin detenernos examinar los resultados
53e esta religion tan absurda en la moral pbli
ca y en el gobierno poltico de aquellas naciones,
por no ofender el pudor y delicadeza de mis lec
tores; vemos ya si fueron mas felices los que
tuvo la reforma de Zoroastro , mas bien su sis
tema religioso. Decamos, y se confirma con la
autoridad de los escritores antiguos, que aquel
legislador se propuso combinar con los antiguos
dogmas y cultos sencillos de los persas, las dos
religiones caldica y judica florecientes en los
nuevos dominios de aquel imperio ; de lo que re
sulto una religion que envolva varias contradic
ciones, y sumamente sobrecargada en su culto de

i *3i )
mil observaciones ridiculas y minuciosas. El in
trodujo entre los persas los templos pireos, en
los que se tributaba culto al fuego , como antes
de l los usaban en la Caldea. El predic el dog
ma del Dualismo, que era tambien propio de los
magos caldeos, y lo ense en tal sentido, que
puede llamarse y ha sido llamado con razon el
-precursor de Manes y del Maniqueismo. Y final
mente, para dar una idea del ceremonial ridcu
lo de Zoroastro, permtaseme que copie aqui lo
que en l se previene sobre la operacion de cor
tarse las uas.
Pregunta. Cundo se cortan las uas, donde
deben ponerse las cortaduras? Respuesta. Para
cortarse las uas se empieza por la del dedo anu
lar: en seguida se corta raspa con un cuchillo
destinado este solo uso la ua del dedo index:
luego la del meique: despues la del dedo gor
do, y finalmente la del dedo de enmedio. Des
pues se corta por medio cada pedacito de corta
dura de ua con el mismo cuchillo, diciendo en
cada vez : Este es el deseo de Ormusd : que cb gefe de la ley haga obras buenas, puras y santas.
Batiman da la abundancia al que obra santa
mente en el mundo. Vos haceis rey, Ormusd,
al que consuela y da de comer al pobre. Luego
se ponen las cortaduras asi partidas sobre una
tierra inculta y muy seca, sobre una piedra,
todas liaditas en un papel, se meten en un
agugero con la precaucion de que queden mi
rando al Norte las puntas de las cortaduras , el
estremo de ellas opuesto aquel por el que se

(,32)
separaron efe su mitad, y se dice : Que mi oracion
sea agradable Ormusd: que destroze Alvriman, y que estos mis votos que publico se cumplan.=La abundancia y el Behescht (el paraso)
son para el justo que es puro. Aquel es puro que
es santo , que hace obras celestiales y puras. Esto
se repetir tres veces , y despues yo practico la
escelente ley de Zoroastro , la ley dada de Or
musd de quien es enemigo el Decv. Este Vendidad dado a Zoroastro , puro , santo y grande:
yo le hago Izeschn y Neaescli. Yo quiero agra
darle , yo le dirijo mis votos. Hago Izeschn al
tiempo que son los dias los gahs (y aqui se nom
bra el dia en que esto se hace) los meses los gahambares , los aos les hago neaesch y quiero
agradarles : les dirijo mis votos. Que Serosch pu
ro, fuerte, cuerpo obediente, brillante por la glo
ria de Ormusd me sea favorable. Hgale Izes
chn y Neaesch, quiero agradarle y le dirijo mis
z>otos. Dinie Djouti (este es el Preste , Moved
sacerdote) este es el deseo de Ormusd, que el gefe
haga acciones puras. Dile al gefe (al sumo sa
cerdote) que haga obras santas y tiles: adver
tidle esto. Despues con un cuchillo todo de metal
se trazan al rededor de la piedra agugero don
de se han puesto las cortaduras tres Keischs (tres
rayas circulares concentricas, que disten un dedo
una de otra) diciendo al formar cada una : Este
es el deseo de Ormusd etc.; y despues.- Ave Aschozescht (que busca el bien) yo os dirijo mi ora
cion, os invoco, os llamo y os hago Izesclm. Los
que se dirijan al Ave Aschozescht los socorrer

contra los JDews del Mazendran con la lama , el


pual, el arco y la flecha , con la pica que sirve
de cerca , y con la honda para las piedras.O
santo Bracman, yo os invoco con pureza. Este
es el deseo de Orrnusd etc. Por dos veces.=Hago
Izeschn y Neaesch Serosch, lo ensalzo, lo ben
digo con fuerza al que es puro , fuerte , cuerpo
obediente, brillante con la gloria de Orrnusd. Luego
se cubren con tierra las cortaduras por tres veces,
tomando cada vez la tierra uno de los tres Keitschs, comenzando por el mas escntrico, la segun
da del inmediato y la tercera del mas pequeo
interior, y se dice: que Serosch puro y fuerte etc.
La abundancia y el JBerescht etc. y otras preces
que omito , porque con lo dicho supongo ya fas
tidiado al lector. Para cortarse los cabellos hay
tambien su ceremonial , y quien omite el uno
el otro hace descender sobre s los Dews; por
estos dos crmenes hace descender los Kharfesters, que los hombres llaman piojos y que infes
tan las semillas y los vestidos (i). Por eso los
parsis hoy dia, dice Anquetil, que lian en un pa
pel las cortaduras de las unas y los cabellos que
se arrancan peinndose , y al fin del ano el ISesasalar gefe de los enterradores va recogindolas
por las casas, las saca al campo y las entierra.
A semejanza de estas preces y ceremonias, es
tableci otras Zoroastro que habian de rezarse y
practicarse antes y despues de comer, al evacuar
. (i) Iescths Sades. T. 2? p. wj.Vendidad Sade Fargad ij.T. i? de la 2? parte de Zendavesta p* 40i.

las naturales necesidades, al labarse las manos, al


despulgarse y matar los insectos Kharfesters,
cuando estornudaban, convulsion que suponan
ser el triunfo del fuego interior de nuestros cuer
pos sobre los Dews. Gracias Dios, debian decir,
porque me ha hecho estornudar por un efecto de
su literalidad y de su justicia. Sean destruidos,
heridos en todo tiempo los Dews que estn en mi
cuerpo, gran Ormusd, que hieres con fuerza al
Deco enemigo de tu santa ley.
Si comparamos el culto establecido por Zoroastro entre los persas, y el sistema de religion
contenido en los libros Zends, publicados por Anquetl, con las noticias que nos dan Herodoto y
Xenofonte de la religion de aquellos antes de es
te legislador, se infiere que lejos de mejorarla,
la afe con mil fbulas, con una estra vagante
cosmogona , con las horrendas luchas y combates
descomunales entre los ejrcitos de Ormusd y Ahriman, con una infinidad de leyes positivas aun
mucho mas gravosas que las judicas, y con un
culto impertinente y ridculo, en el que todo se
adora , elementos , astros , espritus subalternos,
todo menos el Ser supremo. Mas sencillo, mas
magestuoso aparece el culto de los persas, cuando
al entrar Ciro triunfante en Babilonia salia del
palacio con vctimas y carrozas destinadas para
sacrificar al Ser supremo y al Sol (i).
En cuanto los misterios antiguos no puede
negarse que ellos tuvieron un buen resultado,
(i)

Xenph. Cirop. lib. 8?

e 135 y
cual fue conservar la tradicion primitiva de los
dogmas fundamentales de la Religion verdadera,
sino del todo pura y conforme la verdad, al
menos libre de la corrupcion espantosa en que
vino parar aquella tradicion por la grosera ido
latra de los pueblos. Pero esta institucion como
que era secreta , lejos de sacar al pueblo de sus
errores lo confirmaba en ellos; porque el vulgo,
al que no se le daba conocimiento de la doctrina
de los misterios, crea autorizado todo el culto
pblico por lo que enseaban los sacerdotes los
iniciados en el secreto del santuario; y ayudba
les asegurarse en esta opinion el ver que aque-
los mismos sacerdotes que la enseaban y los teletas que la aprendan, concurran antes y des
pues de la iniciacion con toda la plebe en los.
templos, y tributaban los dioses los mismos homenages que los demas.
Este hecho indudable me hace creer que los
misterios no se inventaron por los reyes los le
gisladores para dar con la doctrina que en ellos
se enseaba acerca de los premios y penas de la
vida futura una sancion mas firme las leyes, y
una garanta mas slida que la misma fuerza al
poder soberano. Porque si ese hubiera sido el
objeto de esta institucion y los reyes sus autores,
"ninguna clase del estado le habran inculcado
mas aquella doctrina que la plebe ignorante,
como que es la mas necesitada de freno que re
prima la vehemencia de sus pasiones desenfrena
das. Esa ha sido la tctica de los monarcas que
han querido contener sus pueblos en la esfera

( 36 f
de sus obligaciones, valindose para ello <lel re
sorte de la Religion. Pero inspirar respeto las
leyes los que por sus destinos, por sus ideas
por sus intereses estan mas comprometidos res
petarlas y obedecerlas para hallar en su obser
vancia la seguridad de sus propiedades, de sus
fortunas y privilegios ntimamente enlazados con
el gobierno, y dejar sin este freno al pueblo fe
roz, que propenso la novedad, en laque siem
pre se lisongea mejorar de suerte, tasca sin ce
sar y muerde el bocado que le lleva sugeto al
orden; eso hubiera sido efecto precisamente de
tener trastocadas las ideas mas obvias de la po
ltica, y guardar una conducta intil y aun per
judicial, por cuanto la clase ilustrada habra co
nocido muy fcilmente la aagaza con que se le
entretena y se intentaba tener sujeta , y una
con el pueblo habran conspirado despreciar y
desobedecer las leyes cuyo cumplimiento se in
tentaba compelerles con tales engaos. Es por
consiguiente infundada aquella suposicion de
Dupuis.
Resta pues, que los sacerdotes hayan sido los
autores de estos misterios; pero los establecie
ron por malicia, por miedo por necesidad? Es
to es lo que no me atrever decidir: si los mis
terios se establecieron para conservar en las cla
ses ilustradas de la nacion la enseanza de aque
llos dogmas, no queriendo que el pueblo lo su
piese ni descubrirse, sino que permaneciese em
bobado con un culto esterior y pblico, tan ab
surdo como l era : si se redujeron al secreto

( *7 5
de los templos porque ya imbuido el pueblo en
aquellos sentidos groseros y fabulosos en que en
tendan su religion, no se atrevieron desenga
arlos todos, y s solo los que eran capaces'
de dejarse desengaar, abandonando los demas
en su error como incorregibles: o finalmente, si
por haber llegado el pueblo tal grado de igno
rancia, que no era capaz de ilustracion', no se
crey posible elevar conocimientos mas altos al
mas tan carnales y tan estpidas, y fue forzoso
reservar aquella doctrina para entendimientos fa
miliarizados con mas nobles ideas y pensamien
tos mas espirituales. Acaso habria de todo se
rian distintas las causas en diversos tiempos y
naciones. En unas se habrn establecido por ne
cesidad, en otras por miedo y en otras por ma
licia. Quiza en un mismo templo se introduciran
al principio por necesidad cuando los pueblos ha
bian llegado una ignorancia la mas profunda:
se continuaran por miedo, y aunque se opinase
que el pueblo podia ya recibir aquellas ideas, se
temeria que se resistiese admitirlas por el h
bito y adhesion sus fbulas; y al cabo se re
tendran con tenacidad por malicia cuando no se
atrevian descorrer el velo que les ocultaba i
verdad los pueblos en la oscuridad de ios san
tuarios, por no perder para con ellos el ascen
diente que hasta entonces les habia dado aquella
institucion.
La verdad es que el secreto de los misterios
tuvo dos resultados funestos: el uno negar los
pueblos el conocimiento de la verdad , y confirTomo IL
18

I 38 )
marlos en el error como decamos antes ; y eT
otro abrir el camino para que una institucion,
que en su principio pudo ser buena , llegase
convertirse en nocturnos abominables convent
culos , en los que se perpetraron los mas horro
rosos escesos. En una palabra , los misterios en
nada mejoraron la religion pblica de las nacio
nes, idlatras : los misterios abrieron la puerta
las. mas sacrilegas profanaciones de los templos.
Por tales desrdenes reconven ia fuerte irresisti
blemente los sacerdotes idlatras San Agustn,
testigo ocular que en su juventud habla asistido
ellos. "En el culto pblico, les deca, resuena con
clebre algazara la impiedad impura, y all den
tro del santuario se exhorta hipocritamente
muy pocos la castidad. En los atrios y . plazas
representaciones inmundas: en lo oculto del tem
plo escenas honestas; encbrese el decoro, y se
ostenta la indecencia. Lo malo que en pblico se
hace atrae inmensos concursos: lo bueno que se
dice en secreto apenas encuentra muy pocos oyen
tes, como si se avergonzasen de lo honesto y se
jactasen de lo torpe y lascivo.
.
Yo no se dndo ni cundo los iniciados en
los misterios de la diosa madre Cibeles oan los.
preceptos de castidad ; lo que veamos en el ves
tbulo de su templo era la muchedumbre de pue
blo que se agolpaba para divertirse , mirando con
la mayor ansia los juegos que se celebraban, lle
vando la vista de este al otro lado, descubramos
hacia esta parte la turba engalanada de las ra
meras, y enfrente la diosa que celebraban Vr.11 t i i '

( rfg )
gen, tributndole un culto lascivo en torpes di
versiones: nada vimos all de pudor ni en lo
actores ni en las escenas : todo lo que se haca
respiraba oscenidad impureza. Sabiase lo que
agradaba al numen virginal, pero se enseaban
cosas que no sabian las castas mt ronas al salir
de sus casas para celebrar la diosa. Algunas
mas vergonzosas apartaban la vista de los mo
vimientos lascivos de los actores, y aprendan asi
las artes del vicio hurtadillas. Se abochornaban
de los hombres no atrevindose mirar ros
tro firme sus gestos indecentes; pero no se atre
van condenar, como les dictaba su corazon cas
to, los cultos de la diosa quien adoraban. En
sebanse publicamente delante de los templos
cosas que para ejecutarlas busca cada uno el se
creto de su misma casa ; maravillndose el pu
dor natural de los hombres, si aun conservaban
alguno, de no atreverse cometer en pblico
con desembarazo crmenes y vicios tan feos co
mo los que se practicaban en la escuela de sus
dioses que se enojaban sino acudan all para
aprenderlos. Qu otro espritu agitando los
hombres con un secreto instinto podria impeler
los cometer adulterios y vanagloriarse de los
cometidos, sino el que se complace en que se
celebren en obsequio suyo semejantes solemnida
des, colocando en los templos simulacros de los
demonios ; en los juegos simulacros de vicios: su
surrando en secreto palabras de virtud para en
gaar muy pocos buenos y frecuentando, en
lo pblico las invitaciones la maldad para po*

X *>$
seer por medio de ellas la innumerable multi
tud de los malos (i)?"
De los resultados que tuvieron las investiga
ciones filosficas acerca de la Religion poco na
da hay que decir, porque aquellas no produje
ron otro efecto que el de ir desacreditando poco
poco el culto pblico, hasta envilecerlo del to
do, sin cuidarse de sustituirle otro racional que
fuese digno del hombre y de la Divinidad quien
se ofrecia. Casi todos los filsofos de la Grecia
fueron ateistas en el sentido en que lo demues
tra el Glivet en su teologa grecnica que va al
fin del tomo 3. de su edicion de Marco Tulio;
y los que no lo fueron, fueron indiferentistas,
prescindieron enteramente del asunto de Re
ligion , tolerando buenamente en cada uno la su
ya, y acomodndose ellos la de su pais. Pitgoras, asi como Scrates y Conmcio tenian de
la Divinidad ideas muy diferentes que el popula
cho ; pero fuese miedo convencimiento de que
cada particular debe honrar los dioses segun
el modo y 'principio con que los honraron sus pa
dres (2), todos tres ofrecian sus sacrificios los
dioses patrios r asi en sus casas como- en los tem
plos sobre las ras pblicas, del mismo modo
que sus paisanos. '^Scrates era, dice el- Meiners,
.un griego piadoso, adherido la religin de su
pais, que llevaba siempre en la boca, segun di
ce de l Xenofonte, el orculo de Apolo Deifico
1 (i)
' (2)

De Chitte Bei Ubi 2?, oap. 26, pg. 56.


Qrcuh de Delphw,
, >"

que acabo de citar." Mas como sus escuelas eran


pblicas y en ellas enseaban doctrinas poco con
formes con la religion popular, esto los llegaba
i hacer sospechosos de ateismo entre las gentes
por mas que se esmeraban en aparecer devotos
y aun hipocritamente supersticiosos en pblico.
Y esta sospecha les atrajo persecuciones como se
cuenta de Anaxagoras. Uno de los crmenes prin
cipales que imputaron Scrates sus acusadores
fue , que intentaba introducir en Atenas nuevas
divinidades. Aristteles huy de Atenas receloso
de que los atenienses cometiesen con l un se
gundo delito contra la filosofa , contando por pri
mero el suplicio de Scrates. Epicuro tenia mu
cho cuidado en no faltar ninguna de las so
lemnidades religiosas, y se presentaba tan devo
to y tan recogido en los templos, que hizo esclamar Diocles: admirable espectculo! Nada me
ha dado una idea mas sublime de Jpiter que
el ver todo un Epicuro postrado asi delante de
sus ras. Qu resultados pues , habia de tener
esta conducta en favor de la religion ?

( i 4a )

Oportunidad de la promulgacion de la
Religion de Jesucristo.

iodo es armonioso en las obras de Dios, por


que todas sus obras son perfectas y la perfeccion
consiste en la armona de las partes de cada obra
suya entre s y con el todo que constituyen, y en
la armonia de todas sus obras unas con otras y
con el universo. Esta es la armonia universal de
la que el hombre es el mas bello ejemplo, que
por eso le llamaban los griegos mundo pequeno
abreviado. Tiene l sus edades y entre ellas la
primera es la infancia, edad de sencillez: la se
gunda la adolescencia , edad de las pasiones : la
tercera es la edad viril, poca del juicio y de la
razon , y la cuarta la vejez , que es la edad de la
madura esperiencia y de los tardos desengaos.
Para gobernar armoniosamente los hombres,
es necesario hacerse cargo de esta diferencia de
edades porque cada una debe dirigirse de distin
ta manera. De un modo deben educarse los nios,
de otro los jvenes , y asi de los varones y ancia
nos. A la sencillez y docilidad de la infancia cor

responde una educacion sencilla, franca, dulce y


suave. Las fogosas pasiones del joven exigen un
gobierno firme y enrgico. Los varones ya hechos
quieren ser conducidos mas por convencimiento
que no por fuerza. Y las respetables canas de la
ancianidad merecen cierto respeto y ciertos mi
ramientos aun de parte de sus superiores. No hay
duda que si fuese dable un gobierno en el cual
semejanza de la repblica de Platon , se regu
lasen las leyes y las operaciones de los magistra
dos, con respecto estas distintas exigencias del
hombre en sus varias edades, seria el mas per
fecto gobierno, porque en l estaria la legislacion
en armonia con todos y con cada uno de los
miembros del estado : seria el tal gobierno un sis
tema armnico de educacion pblica , y tal es el
plan que se propuso y que ha ejecutado la Divi
na sabidura en el gobierno del gnero humano,,
en aquella parte en que lo ha dirigido por s
misma , que ha sido y es el negocio de la Reli
gion. Como la razon que le di al principio que
d oscurecida por la caida de Adan , necesitaba
el hombre nueva luz para dirigirse su Autor
y alcanzar su felicidad. Esta nueva luz fue la re
velacion y se le revel la religion necesaria para
conseguir aquel fin ; pero no se le di de una
vez toda la luz que debia recibir: disele por
grados con proporcion la capacidad en que se
hallaba de recibirla el gnero humano. Este ha
tenido al modo que cada hombre sus edades.
Principi infante r ha sido joven: lleg ser adul
to en su edad viril. Al gnero humano en su in-

( t" ))
faiicia se le dio la Religion natural : en sil ado-"
lescencia la ley escrita, y en su edad viril la Re
ligion cristiana. Sencilla y suave la primera , cuat
convenia la pimera edad de los hombres. Dura
inflexible la segunda, como de necesidad debia
serlo para reprimir la fogosidad de su adolescen
cia. Sublime y bella la tercera, propia de varones
perfectos en su edad viril. Y he aqui la armona
de las edades de la Religion, que es una sola
con las edades del gnero humano, en la que
consiste la oportunidad de su promulgacion.
Toc con su acostumbrada delicadeza S. Agu stin esta graduacion, con que la Divina sabidura
fue descubrindose al hombre en las pocas ya
citadas, cuando hablando de las dos leyes escrita
y evanglica dice , que Jesucristo subi al monte
para anunciar desde l la ley evanglica, dando
entender con esto, que iba promulgar pre
ceptos mayores de justicia , una ley mas perfecta
que la judica, una Religion mas sublime que la
de Moises. Y es asi, contina, que un mismo
Dios y Seor es quien por medio de sus santos
profetas, atemperndose la distribucion sapientsimamente ordenada por l de los tiempos, dio
preceptos menores al pueblo que todava era for
zoso llevar por temor y sujetarlo por miedo , y
despues por su mismo hijo anunci los grandes
preceptos ese mismo pueblo, que ya estaba en
disposicion de que se le concediese la libertad que
inspira el amor. Pues dando preceptos menores
los menores, mayores los mayores, rigurosos y
duros los jvenes: amorosos y sublimes los

(45)
adultos, nos da conocer que el os el mdico
soberano que solo conoce la medicina que le con
viene al hombre en sus distintas edades, y sabe
aplicrsela con admirable oportunidad.
Asi vimos en la Religion natural una senci
llez admirable , pocos dogmas , que al paso que
eran objeto de la Fe, casi se tocaban por los sen
tidos, por la inmediacion en que se hallaba el
hombre su origen, y por la grande autoridad
de los que se los anunciaban y los habian tocado
ellos mismos, los habian recibido inmediata
mente del mismo Dios. La creacion del universo:
la naturaleza del alma : la caida de Adan y sus
consecuencias : la promesa del Redentor y el des
tino del hombre en la vida Futura : una ley re
ducida las mas precisas obligaciones anexas
las relaciones necesarias del hombre con su autor
y con sus semejantes : un culto domstico y fami
liar cifrado en el sacrificio de vctimas, que se
ofrecan sobre las aras, y en los magestuosos cuan
to sencillos santuarios de la naturaleza::- he aqui
lo que enseaba. Vimos esta misma Religion da
da despues Israel bajo distinta forma. No se au
mentan los dogmas , porque el gnero humano
pasando de su infancia su adolescencia, no esta
ba por eso mejor dispuesto para alcanzar miste
rios mas sublimes ; pero se le sujeta una ley su
mamente prolija que le marca una obligacion en
cada una de sus operaciones, acompaada de pro
mesas, de premios sensibles para los que la cum
pliesen , y de amenazas, de castigos visibles para
los infractores : y se les prescribe un culto minuTomo II.
19

(.46)
cioso, material, que habia de tributarse por toda
la nacion en un solo lugar y por el ministerio de
una sola familia. Finalmente , en la Religion cris
tiana venios ya desenvueltos aquellos dogmas has
ta cierto punto: una ley mas sublime, que no
contenta con arreglar lo esterior del hombre, pe
netra hasta su corazon y all le ensena la senda
de la vida : un culto sino tan sencillo como el na^
tural que tributaron los primeros patriarcas, no
tan complicado como el levtico, no tan material
aunque sensible, nada de sacrificios cruentos, una
sola vctima espiritual, inmaculada, divina.
Oportunamente se promulg la Religion cris
tiana al gnero humano, porque se le anunci
cuando ya habia adquirido la razon humana el
grado de madurz necesario para conocer su va
lor, apreciar su doctrina, obedecer sus preceptos
y practicar su culto. Puede decirse, refirindonos
aquella parbola del Evangelio, que primero se
di al hombre un talento: despues dos al pueblo
israelita y ltimamente cinco al pueblo cristiano,
compuesto de todas las naciones del universo.
Unicuifue secundum propriam virutemy con ar
reglo y en armona con las disposiciones en que
se hallaba el gnero humano en aquellas edades.
Pero aun se observa otra maravillosa armo
na entre la Religion que se promulgaba al g
nero humano y la situacion de este en aquellas
pocas. Desde Adan hasta Abrahan puede decirse
que apnas se conocan otros gobiernos que los
domsticos. 1 padre de familia mas antiguo, mas
poderoso y que por su autoridad y poder se ha

( '47 )
ba hecho mas respetable en cada comarca , ese
era el gefe de cada tribu y la gobernaba por los
mismos principios que diriga sus hijos , sus
siervos, su familia. Ni se conocia otro derecho
pblico ni de gentes, que el que habia adoptado
cada Patriarca en el rgimen de su casa y hacien
da, como vemos en Abrahan. Desde la edad de
este Patriarca hasta Moises fue la poca en que
aumentadas considerablemente las tribus, llega
ron formarse pueblos y naciones compuestas de
multitud de familias, entre las cuales por su mis
ma numerosidad, ninguna tenia sobre las otras
una superioridad bien sensible para dominarlas
y gobernarlas solo por el imperio de la costum
bre. Asi que , fue forzoso que cada pueblo , cada
nacion se nombrase un gefe ; bien que alguno
mas diestro, mas fuerte, mas intrpido, se apo
derase de las riendas del estado, y de un modo
de otro se establecieron , bien pactos con
tratos sociales con ciertas condiciones, ora im
puestas los subditos y sealadas solo por el mo
narca , ora estipuladas entre este y aquellos; y
esto dio margen la formacion de gobiernos po
lticos que reunan al gnero humano en diver
sos grupos que se llamaron imperios, reinos, re
pblicas, confederaciones. Sin embargo estos gru
pos vivian casi aislados y sus comunicaciones eran
efmeras y muy raras. Varios monarcas mas po
derosos que sus vecinos, habian intentado reunir
muchos de estos grupos bajo un mismo gobierno,
y aun hacer de todo el gnero humano un solo
pueblo , una nacion sola ; pero sus tentativas

( ,48 )
habian sido intiles de poco fruto y corta du~
racion. Alejandro que fue quien mas adelant la
empresa solo pudo conquistar parte del Oriente,
y los doce aos por muerte suya volvieron
repartirse entre varios soberanos los pueblos que
apenas habia acabado de subyugar su imperio.
Mas afortunado fUe el pueblo romano en la mis^
ma empresa para la eual le favoreca su forma
de gobierno, que siendo republicano, conservaba
de una generacion otra y de uno en otro siglo
un mismo espritu, una misma tendencia, unos
mismos principios y por su misma organizacion
gozaba de una especie de inmortalidad poltica,
ni conoca otros elementos de destruccion que los
que ella misma abrigaba en su seno, como suced*
las corporaciones monsticas. Por tanto, pudo
Roma en. el dilatado curso de siete siglos ir de&plegando sus fuerzas, y veces con poltica, y
veces con ejrcitos, ir subyugando provincias y
naciones basta dominar todo el orbe entonces co
nocido. Esta dominacion universal uniform en
gran parte la Religion, estendi el lenguage
idioma del Lacio, generaliz sus usos y costum
bres, sujet unas mismas leyes todos los pue
blos que por entonces babian adquirido algun
grado de civilizacion : abri fciles y frecuentes
comunicaciones entre el Oriente y el Occidente,
los continentes y las islas; facilit de esta suerte
el trato y comercio de unas naciones con otras
que, aunque conservaban ciertas distinciones, se
consideraban todas como hermanas bijas de la
metrpoli universal

\ *4o )
En esta poca, puntualmente en los das e
que Augusto habia mandado se hiciese un censo
de poblacion de todo su imperio, que era hacer
lo de todas las naciones civilizadas, nace el Autor
de la Religion cristiana , y he aqui otra armona
admirable entre las pocas de la Religion y las
pocas del gnero humano. Porque como vimos
en la primera poca del gnero humano, se ha
llaba distribuido en familias y no conocan los
hombres otros vnculos casi que los de la sangre,,
ni otro gobierno que el domstico y familiar. Fa
miliar fue por tanto la Religion que dio Dios al
hombre en aquella poca. En la cual Religion,
unidos en una sola persona la autoridad civil y
la religiosa , el padre de familia era el sacerdot.e
nato de toda su casa y ejerca las funciones p
blicas le culto en campo raso, ofreca los sacri
ficios y era el intrprete de la Divinidad para con
todos sus domsticos. Separados despues los hom
bres en diferentes pueblos aislados, escogi el
Seor para s uno solo al que di por medio de
Moises una Religion popular , identificada con su
gobierno civil , identificada con sus intereses po
lticos, obligndolos que no pudiesen ser reli
giosos sin ser israelitas r ni buenos israelitas sino
eran religiosos; porque las obligaciones que les
prescribia la patria , esas mismas les knponia la
Religion, y solamente observando las leyes reli
giosas desempeaban los deberes de ciudadanos.
Jerusalen., el templo, el tabernculo, era para
toda la nacion el centro de su Religion y de^ su
patria: y. el amor de la patria, pasion, la mas

C So )
violenta del corazon humano, arda en el de todo
israelita , inflamado y acrecentado con el amor
su religion hasta conducirlo los estremos que
all se vieron, y que ni antes ni despues se han
visto en ningun otro pueblo del universo. Al fin
vino, como decamos, el gnero humano for
mar una gran nacion dominada por un solo go
bierno, por un solo hombre, por Augusto, y ya
entonces debia ser la Religion catlica , y lo fue
en efecto, estoes, universal, practicable en todo
el universo, adaptable todos los climas, compa
tible con todos los gobiernos, y tal es la Religion
Cristiana como veremos en adelante. Por manera
que la Religion nica verdadera manifiesta tam
bien su divino origen, por la armona que se
observa entre sus diferentes estados y los en que
se ha visto el gnero humano. Fue la religion
natural una religion acomodada al gobierno fa
miliar, cuando el gnero humano estaba repar
tido en familias. Fue popular cuando ya se for
maron pueblos y naciones aisladas. Fue universal
cuando el gnero humano vino formar una
sola nacion.
Restame aun otra observacion que hacer en
tre muchas que omito, en prueba de la oportu
nidad con que se promulg la Religion cristiana.
Anuncibase todo el universo; y cuando decia
que el gnero humano estaba entonces ya en su
edad viril , quise dar entender que estaba dis
puesto para recibirla. Porque en cuanto la re
ligion todas las naciones del universo se reducan
entonces dos clases, eran todas idlatras mas

( t5i )
menos escepcion solanente de la judaica. El
pueblo de Israel estabi dispuesto para recibir
Jesucristo por las profecas que lo habian anun
ciado , y se conservaban en los libros sagrados*
que respetaban ellos como palabra del misino
Dios; y el pueblo gentil estaba preparado por la
filosofa que habia puesto en claro la vanidad del
culto de los dolos. Hablemos primero de las pro
fecas.
No es mi nimo hacer aqui una resea de
todas las que se contienen en los libros simbli
cos de los judos relativas la venida de un Me
sas enviado, prometido por Dios Adan en
el Paraso, como enemigo de la serpiente, que
habia de triunfar de ella quebrantndole la ca
beza : anunciado por Moises al pueblo hebreo co
mo su reparador, al que debian or como al mis
mo Dios : adorado en espritu por Jacob en el
lecho de su muerte, y marcada la poca de su
venida para cuando faltase del todo el cetro y
el poder autoridad pblica de la tribu de Jud y pasase ser gobernada su numerossima
descendencia por un prncipe estrangero. Da
niel habia computado los aos que tardaria su
venida y habia sealado en el que habia de mo
rir. Estaba indicado en los demas profetas el lu
gar de su nacimiento y las mas menudas circuns
tancias de su vida y muerte. Aun prescindiendo
de la autenticidad de estas profecas y de su divi
nidad, mas clara y evidente que cualquiera otra
verdad histrica, prescindiendo de los varios sen
tidos que han querido drseles despues, ello es

( i*2 )
injuriable que el pueblo <le Israel y aun otros
muchos esperaban , confiados en aquellas promc-*
sas, un enviado estraordinario del cielo cuando
apareci Jesucristo sobre la tierra.
Y he dicho que lo esperaban otros muchos
pueblos ademas del hebreo, porque si bien l
solo se le habian hecho con mas claridad las pro
mesas, sin embargo como esta promesa era tanantigua como el mundo , casi la habian recibido
en el primer periodo los patriarcas, se habia
trasfundido aunque confusamente y se habia con
servado algun rastro de ella en las demas nacio
nes del Oriente, de lo que entre otros son bue
nos testigos Tcito y Suetonio. El primero nos
dice en el libro ltimo de su historia. "Estaban
muchos persuadidos de que en las letras anti
guas de los sacerdotes se contenia, que en aque
lla poca (habla de la de Tito y Vespasiano) ha
bia de prevalecer el Oriente, y que* procederian
de la Juda los que habian de apoderarse del im
perio del mundo." Y Suetonio: "Divulgbase por
el Oriente todo la opinion antigua y constante de
que estaba dispuesto por el Hado que en aquel
tiempo los judos se apoderasen del imperio universal de la tierra." Y he aqui una de las dispo
siciones que el Seor habia preparado para hacer
sensible la promulgacion de la Religion cristiana
y llamar hcia ella la atencion de los hombres.
Pero las naciones idlatras ademas de este
presentimiento que tenan algunas, estaban tam
bien dispuestas por el convencimiento que las
babia conducido la filosofa de la falsedad de la

C 53 >
religion idoltrica que profesaban. E populacho
estpido que obra sin el mas leve tomo de re
flexion y solo por hbito, sin saber las mas re
ces lo que hace ni porque lo hace , conservaba,
es verdad, un respeto esterior y maquinal los
dolos, y se persuada de las fbulas absurdas
que le contaban sus sacerdotes, y tributaba
sus dioses un culto de pura ceremonia insigni
ficante, sostenido por el inters de los prncipes,
por el fanatismo de los ministros y por la su
persticion de los pueblos. Pero al mismo tiempo
que acudian todos los templos ofrecer vcti
mas y quemar inciensos Jpiter y Pluton,
corran los teatros burlarse de estas mismas
divinidades , viendo all representados al vivo los
incestos y adulterios del uno y los crmenes y el
rapto de Proserpina del segundo: aprendan
despreciar en la escena los que les haca vene
rar en los' santuarios : luchaban como deca San
Agustin, las semillas de la honestidad y de la
justicia que aun abrigaban muchos en su pecho
con las preocupaciones religiosas radicadas en sus
almas desde su niez, y Jpodia mas veces la
naturaleza que reclamaba sus derechos, que la
supersticion que exiga homenages y cultos. Esta
contradiccion de ideas y de afectos se fortaleca!
mas en las escuelas, porque en ellas los filso
fos, principalmente en la poca de que vamos
hablando, todos una, la Academia, el Prtico/
el Liceo y los Jardines, demostraban las claras1
la- falsedad de las mitologas fabulas que com
ponan el sistema religioso de los pueblos. .'-)
Tomo IL
,
20

i i*4 5
Esta confusion, estas contradiciones tan pal
pables habian ya desacreditado hasta lo sumo la
vana idolatra, y aun los prncipes y los magis
trados, los sacerdotes mas doctos ingenuos-, los
sabios mas juiciosos y despreocupados convenan
en que toda aquella religion era solo un fantas
ma con el que convenia tener engaados los puer
blos, para contenerlos en sus deberes. Tres son,
decia Scevola , Pontfice de la Roma , gentil , el
hombre mas sabio y mas elocuente de su tiempo
juicio de M. Tulio , tres son las clases de dioses
que se nos dice haber: la primera, dioses de los
poetas: la segunda , dioses de los filsofos : la ter
cera de los prncipes de los pueblos. Los de la.
primera clase son dioses burlescos, porque de ellos
se cuentan crmenes atroces y hechos ridculos.
Los de la segunda clase no convienen la socie-*
dad , porque los filsofos ensean cosas superfluas
en orden los dioses y doctrinas que no debe el
pueblo saber. De lo que concluye que conviene
engaar al pueblo en materia de religion (i). Enj
lo mismo conviene aquel otro varon doctsimo y,
de gran juicio en sentir de San Agustn, M. Var-,
ron. Este distingua semejanza de Scevola tres
teologas, fabulosa, natural y civil. Reprueba la
primera por referirse en ella cosas indignas de.
los dioses. De la teologa natural dice, que en
sea muchas cosas que son mas para oidas den
tro de las escuelas que para anunciadas , al p
blico en las plazas y templos. La civil es la reli(i)

De Civ. Dei lib. 4. c. 27.

( 55^>
-gion y el culto que se profesa en las sociedades
con autoridad pblica. La primera teologa de es
tas, aade, es propia del teatro, la segunda del
mundo, la tercera de las sociedades polticas (i).
Pero San Agustn le demuestra que esa religion
que llama l civil no se distingua de la fabulo
sa: que las mismas doctrinas se enseaban en
los templos por los sacerdotes, que se cantaban
por los poetas en los teatros acerca de los dioses
y de sus trapisondas tan ridiculas, tan indecen
tes all como aqui, y aqu y alli desacreditadas
en el espritu de los pueblos que las conservaban
no obstante para su diversion en los teatros, pa
ra su corrupcion en los juegos pblicos, y para
iu medrosa y necia supersticion en los templos.
Pues tal era la disposicion de los nimos
la venida de Jesucristo y por tanto era de espe
rar, que estando pidiendo voces los judos un
Mesas y los gentiles una Religion, apenas se pre
sentase ese Mesas y anunciase una religion ra
cional, fese recibido con los brazos abiertos por
todas las naciones. Mas hay que advertir que es
tas disposiciones en que se hallaban los dos pue
blos judico y gentil , si bien eran suficientes pa
ra justificar la conducta de Dios con el gnero
humano en la dispensacion de la doctrina reve
lada, no lo fueron para que la oyesen y siguie
sen uno y otro pueblo por la depravacion de su
voluntad. Porque Israel, si esperaba Un Mesas, se
habia figurado que iba venir en aquella po i

:.<r;
:- '
- < {i} - Le Co. Dti tib. o 5? tt 7?

50
ca, para sacarlo de la esclavitud temporal qu
se vea reducido, para lisongear sus pasiones,
para libertarlo de todos los males corporales y
traerle todos los bienes sensibles que apeteca su
corazon carnal y terreno. Se prometa un Mesas,
Rey conquistador, que cual otro Alejandro ro
deado de sus griegos, acompaado este de un
ejrcito de israelitas saliendo de la Juda triun
fase del imperio romano que habia hecho pro
vincia suya la Palestina T y se enseorease de to
do el universo, sustituyendo su imperio al de los
cesares, y colocando su nacion la primera en
tre todas las de la tierra. Los gentiles, los filsofos, al paso que se habian desengaado de la
falsedad de su culto, buscaban otro que fuese el
verdadero y querian hallarlo por las luces de su
razon, no recibirlo de autoridad agena : trataban
de simplificar el culto, de reducirlo principios
menos absurdos : iban conociendo mejor que has
ta entonces la naturaleza del hombre, y elevn
dolo hcia su verdadero destino ; pero todo esto
y lo que les quedaba que hacer, querian que
fuese el resultado de sus raciocinios, sin que la
esperiencia de tantos siglos hubiese bastado
desengaarles de que no era la razon humana
por s sola capaz de alcanzar lo que se buscaba.
De aqu es, que en la predicacion del Evan
gelio no hallaron los judos lo que esperaban, ni
los gentiles lo que su razon les indicaba que ha
bian de menester. Y asi lejos de abrazar la Re
ligion cristiana dieron en perseguirla desapiada
damente desde su origen. Para el pueblo judico

I **7 )
fue un escndalo, para el gentlico una necedad:
aquellos lejos de ver en Jesucristo un persona ge
capaz de ennoblecer y de engrandecer su nacion,
no vieron mas que un hombre vulgar, fantico,
que sin ofrecerles ventajas algunas temporales
en su predicacion y doctrina , los comprometa
con el Csar y no trataba menos que de. trastor
nar su religion en cuyas ruinas iban quedar
sepultados su templo, sus sacrificios, su culto, y
lo que les era aun mas sensible, la dignidad de
su sacerdocio, y con ella el ascendiente que por
l tenian sobre el pueblo los pontfices y minis
tros. Los del pueblo gentil, apnas empez dw
fundirse aquella doctrina, vieron tanto mas cier
ta y segura la ruina de sus dioses, de sus tem
plos, de su culto, cuanto se hallaba mas vacilan
te y el enemigo que lo atacaba era mas pode
roso por la pureza de la doctrina que anuncia
ba , por la irreprensibilidad de su conducta , y
por la multitud de milagros con que la compro
baban los apstoles y primeros predicadores del
cristianismo. El orgullo desdeoso de los filso
fos despreci la humilde sencillez de la fe. La
depravacion de costumbres autorizada por su re
ligion hizo al pueblo aborrecer la severa moral
del Evangelio.
Que no vengan ahora decirnos los seores
incrdulos, que habiendo apurado todos los sofis
mas imaginables contra la Religion, acuden al
fin con la especie de que la propagacion del
Evangelio fue un efecto natural, que nada tuvo
de estraordinario , de sobrenatural , de milagrosa

( 58 $
Posible era que sin milagros visibles se bubiese
propagado la Religion cristiana, que no dejara
por eso de ser divina, y asi habra sucedido, si
tal y tan estremada no hubiese sido la deprava
cion de la humana naturaleza. Nosotros hemos
convenido en que para los verdaderos israelitas
fue muy ventajosa disposicion la profeca que su
pieron entender en su verdadero sentido : asi su
cedi al anciano Simeon, Ana la buena viuda
del templo y otros : para los filsofos y para loe
gentiles lo fue tambien el convencimiento en que
^e hallaban de la vanidad de sus dolos, como vemos en el Centurion , en el proconsul Sergio
Paulo, en Dionisio el Ateniense y despues en
-Athengoras , San Justino y otros innumerables.
-Confesamos tambien que hubo muchos asi en el
pueblo judaico como en el gentlico, que abraza
ron la Religion cristiana por motivos humanos;
de los cuales decia San Juan, que aunque apare
cieron agregados la Iglesia , eran cristianos solo
en el esterior , pero nunca lo fueron de corazon
ni sinceramente, como un Simon Mago y otros
que apostataron despues del cristianismo. Es real
mente una ceguedad muy necia la de negarse
jereer las persecuciones que sufri la Religion en
los tres primeros siglos : es aun mas necia la pre
tension de que las super por poltica y por fa
natismo solamente. Cuando vean los prncipes
que se derrocaban los dioses tutelares de sus im
perios, y se desmoronaba la religion que mira
ban como el apoyo mas firme de sus tronos:
cuando teman los sacerdotes perder su digni

dad, su crdito, sus riquezas: cuando los pueblos


oan anunciar por Dios y por el nico objeto de
su culto y de sus esperanzas, un hombre que
habia muerto en un patbulo, y que el premio
que podian esperar de su docilidad en abrazari
su doctrina y declararse discpulos suyos, era su
frir su misma suerte y acabar como l acab en
medio de tormentos, cubiertos de ignominia, se
dice que fue cosa sencilla y muy natural que se
hiciese cristiana la mayor parte del mundo civi
lizado en poco mas de doscientos aos. Estos se
ores que tanto ponderan el fanatismo religioso,
la intolerancia de los ministros de la Religion, la
atroz y espantosa supersticion de los pueblos,
hablando de estos tiempos presentes, olvidan el
poder de estos tres enemigos juntos peleando
contra la Religion cristiana en su cuna. (Ahora
venia bien lo de Hrcules, pero esos son golpes
de erudicion la Dupuis). Dicen los incrdulos
que el fanatismo ambicioso, la codicia soez, la
intolerancia sanguinaria, efecto de aquellas causas
en el clero, y la ignorancia y supersticion *de los
pueblos son los enemigos que tienen entorpecida,
la propagacion del Evangelio de la razon. Pues
ese Evangelio de la razon y la Religion del uni
verso casi entero, tenia su favor al principiarse
anunciar el Evangelio de Jesucristo, un fana
tismo mas ostinado y furioso, una ignorancia
mas crasa, un interes mas vivo, una oposicion
mas dura y formidable, mas dificil de vencer en
tre la moral nueva y la moral antigua , entre la
austeridad de las mximas evanglicas y el des

{ i6o )
enfrenado libertinage que autorizaba la idolatra;
y pesar de esta desigual fuerza vemos los pro
gresos asombrosos que habia hecho esta Religion
al parecer pobre, dbil y desarmada en tiempo
de Plinio el joven , en el precioso documento de
su carta Trajano sobre este asunto. Lo admira
ble, lo estraordinario , lo sobrenatural, lo mila
groso es ver , como se vean , centenares y milla
res de hombres y mugeres hoy idlatras y maa
na cristianos : hoy ladrones y maana repartiendo
sus bienes entre los pobres : hoy opulentos , ma
ana pobres confiscados sus caudales y haciendas:
hoy respetados por sus dignidades y empleos,
maana perseguidos , arrastrados los tribunales
y condenados como malhechores : hoy lascivos,
amancebados, adlteros, moles, incestuosos; ma
ana castos, puros, penitentes, poseidos de afec
tos celestiales y divinos: hoy regalones, sumer
gidos en los placeres de la gula y de la embria
guez, y al otro dia sujetos rigurosos ayunos y
perpetua abstinencia, de modo que ya era refran
entre los gentiles. Quce mulier! quam lasciva!
quam festiva! qui juvenis! quam lascivus! quam
amasius! qu lstima! facti sunt christiar (i).
Una de dos, decia San Agustn, en estas cosas
hubo milagro no lo hubo: si lo hubo, el Evan
gelio iba sostenido por una fuerza sobrenatural;
y sino lo hubo, mayor milagro es haberse pro
pagado asi el Evangelio sin milagro, que cuantos
milagros pudieron hacerse para propagarlo.
(i)

Tertuliano en la Apologa, cap. 3?

Carcter be la Religion cristiana.

Como esta Religion sea el punto cntrico en el


que se reunen todas las lneas re mi trabajo, y
contra el que se disparan todas las saetas de Dupuis, es conveniente presentarla aqu bajo su ver
dadero punto de vista, fijar su verdadero caracter:
en una palabra, ofrecerla ial corno ella es simple
mente , para que se sepa que es lo que yo de
fiendo y que es lo que Dupuis impugna; no sea
que en el progreso de la disputa l yo no
estraviemos, tomando por Religion cristiana lo
que no lo es, confundiendo y mezclando la sus
tancia , la esencia , el alma de la Religion con lo
agregados que se le han ido allegando en el dis
curso de los tiempos, sin los cuales subsisti y
puede subsistir, y principalmente, no sea que se
intente confundir con las corruptelas y abusos
con que la han afeado los malos cristianos, ha
cindola servir de instrumento para satisfacer sus
pasiones.
No mendigar aqui el sufragio de los incrTomo II.
21

dulos , presentndoles la Religion cristiana bajo


su aspecto filosfico. Se que muchos de ellos la
han celebrado, le han dispensado sublimes elo
gios. Mil gracias por sus favores. No los necesito.
No intento degradarla para obtenerlos. La Reli
gion cristiana es una Religion celestial, que tiene
en el cielo su origen, su morada, su esperanza,
su gracia , su dignidad. Genus, sedem, spem, gratiam , dignitatem in calis ( i ) , y todo lo que sea
quererla hacer bajar del cielo la tierra, es de
gradar su nobleza y mancillar su hermosura. El
hombre terreno no puede conocerla, no puede
sentirla , no puede admirarla ; el hombre terreno,
quiero decir , el que se animaliza s mismo , se
materializa , se acomoda no ser mas que bestia.
El hombre orgulloso que preciado de sus talen
tos no quiere creer sino lo que entiende con su
razon , los hechos , los fenmenos que su razon
alcanza, que referidos por otros, si no los ha
tocado con sus sentidos, son conformes y no su
periores los que l ve y toca; este tampoco es
capaz de apreciar el valor de una Religion que
exige para ser entendida entrar estudiarla creyndola , como decia San Agustn : noli intelligere
ut credas, sed crede ut intelligas : no creyendo en
testimonios falibles, en testigos sospechosos sino
en la palabra de Dios y en la autoridad de la
Iglesia : de Dios que no puede engaarse : de la
Iglesia que no puede engaarnos. Solamente los
prvulos son capaces de conocerla, de apreciarla,
(i)

Tertulian, in Apologa.

( iG3 )
de respetarla y amarla como ella se merece. Pr
vulos, no en la edad, sino en el candor y la sen
cillez : no candor de bobos ni sencillez de necios;
sino en el candor y sencillez de los parvulitos
que creen con toda sinceridad las palabras de su
padre y de su madre, sin detenerse pedirles la
razon de sus dichos, ni el por qu de los precep
tos que les imponen. Asi comenzamos vivir en
el toundo: asi debemos comenzar vivir para el
cielo. La fe en los padres de nuestra carne es la
nica guia que dirige con seguridad las primeras
operaciones de nuestra vida mortal. La fe en los
padres de nuestro espritu en Cristo y en su es
posa la Iglesia , es la nica guia necesaria y se
gura que debe dirigir nuestras operaciones so
brenaturales. Tan impotentes estamos para con
ducirnos nuestro ltimo fin, para conseguir
nuestra verdadera felicidad por nosotros mismos
sin auxilio superior ; como para proveer nues
tra subsistencia y desarrollar con acierto los pri
meros impulsos de nuestras facultades fsicas , es
timuladas por las primeras necesidades de la na
turaleza. Tan necio es el que para asentir lo
que le ensea la Iglesia pide la razon y pregun
ta , por qu ? y quiere penetrar los misterios y
entenderlos para creerlos ; como lo seria el nio
que cada insinuacion de sus padres exigiese de
ellos el motivo y la causa , y las miras que se
proponian para conducirlo de aquella suerte. Sa
be que lo aman y descansa confiado en la segu
ridad que le inspira el amor paternal. Sabe el
cristiano que lo ama su Dios y que la Iglesia lo

educa con ternura de madre, y en esta confianza


se presta gustoso y dcil para creer lo que le
ensea y practicar lo que se le manda. El nio
es dcil para oir la voz de sus padres, creerlos y
obedecerles ; pero cuando le habla un estrano
desaparece aquella docilidad, y se le ve esquivo
y desconfiado, hasta que sus padres lo tranqui
lizan apoyndoles desmintindoles el dicho ageno. Esta es la prudencia de los prvulos , la que
quiere Jesucristo que combinemos con su candor
y su sencillez. Todo nuestro cuidado, todo nues
tro estudio debe llegar hasta asegurarnos de que
es Dios quien nos habla por boca de la Iglesia;
ninguno otro tiene derecho que lo creamos so
bre su palabra (i). Pero ya seguros de oir la voz
de nuestros padres , de Dios por boca de la Igle
sia , no debemos vacilar un momento. Es padre
que no puede engaarse porque todo lo sabe. Es
.madre que no puede engaarnos, porque ense
nada por su esposo nos ama como hijos solcita
solamente de nuestro bien.
Hablando, pues, con personas asi dispuestas
.para su satisfaccion y aun con los mismos incr
dulos, por si leyendo estas cosas derrama el Se
or en sus corazones la uncion de su espritu
que los haga dciles su voz: examinemos esta
Religion que profesamos que no rehuye un exa(i) Duo debent coniunctim adesse, quo doctrina aliqua
sit fidei cathoticce. Alterum, ut sit reveata Deo per prop hetas i aposttos, seu auctores cannicos: Alterum ut si
proposita ab Ecclesia. Vern. De reguta Fidei . 2?

{ .65 )
xnen racional y justo: examinemos sus dogmas
su moral y su culto. Yo veo que sus dogmas son
nicamente los necesarios, y que todos estan fun
dados en la razon aunque superiores ella. Me
esplicar. Si Dios hubiera querido hacer ostenta
cion de su sabidura infinita, cuntos y cuan pro
fundos misterios nos podria haber revelado sin
que por eso dejasen de ser misterios para noso
tros tan superiores nuestra razon como los que
creemos! Pero se echa de ver la divinidad de
estos en ser los necesarios no mas para nuestro
gobierno. El saber nuestro origen, lo que somos
y cual es nuestro fin : esto es todo lo que necesi
tbamos saber y lo que no alcanza descubrir
nos nuestra razon ; pues esto es solamente lo que
Dios nos ha revelado con la mayor concision , pa
ra suplir los conocimientos que nos faltaban, no
para saciar nuestra curiosidad. Un Dios, uno en
esencia y trino en personas : Padre , Hijo y Esp
ritu Santo, es el Autor, el Criador de todas las
cosas y de cada uno de nosotros. Ese es nuestro
origen. Un alma distinta del cuerpo, espiritual,
inmortal , unida un cuerpo corruptible , que la
arrastra lo malo por la concupiscencia que es
cita en ella, pena de la primera culpa de los pri
meros padres del gnero humano : esto somos
nosotros. Somos un ser viciado, corrompido, de
gradado. Pero este vicio que en mi advierto, no
tiene remedio? Esta corrupcion, no tiene medi
cina? Esta degradacion, es irreparable? Me inte
resa saber donde est este remedio si le hay,
donde est esta medicina y cual es mi reparador.

( 66 )
Este es Jesucristo Dios y hombre en dos natura
lezas distintas y una sola persona : su sangre es
mi remedio, su gracia es mi medicina. Colocado
en el mundo, cul es mi destino? Acabo total
mente en la muerte, sobrevive ella parte de
mi mismo, parte que conserve conciencia de su
existencia, y cuya personalidad abraze y una el
estado presente con aquel venidero? Asi sucede:
mi alma sobrevive mi cuerpo, y un dia reu
nida l de nuevo, recibir todo el hombre y
todos los hombres el premio eterno de sus buenas
obras, el eterno castigo de las malas. Estos son
los artculos de nuestra creencia , los dogmas fun- .
damentales de nuestra Religion. No se pide sino
la fe de estos artculos para salvarse, la fe esplcita de ellos implcita de sus consecuencias pro
puestas por la Iglesia los fieles para creerlas,
por estar contenidas espresamente en los libros
revelados por Dios.
Ahora bien : pues estos dogmas fundamentales
estriban todos en hechos que estamos tocando y
que para todo hombre de seso son evidentes. La
existencia de un Dios autor del universo y de mi
ser se funda en l existencia del universo mis
mo: la existencia del efecto prueba la existencia
de la causa. La corrupcion de nuestra naturaleza:
esta lucha interior que siente el incrdulo, que
le obliga discurrir, paralogizar, acumular so
fismas sofismas fin de tranquilizarse y sufocar
los remordimientos de su conciencia , para dar
libre y desembarazado curso sus pasiones : esta
lucha que -siente el hombre justo dentro de s

(te7)
mismo, entre los mpetus de su concupiscencia
y los dictmenes de su razon : cuando esta lo in
tenta retener en la senda de la ley, y la concu
piscencia lo impele seguir el impulso de sus
apetitos desordenados:
Video meliora, proboque ;
Deteriora sequor:
hasta que auxiliado de fuerzas superiores consi
gue debilitarla aunque no sufocarla del todo. Y
tantas y tan apuradas calamidades como le afligen
de la cuna al sepulcro: infante, absolutamente
imbcil mas que ninguno otro de los animales, y
de infancia mas prolongada que la de ellos: joven,
aturdido y atolondrado con la embriaguez de fu
riosas pasiones mas bravas que las de los otros
vivientes : varon, acosado de mil fatigas y cuidados,
delicado mas que otro alguno para el alimento y
con menos disposiciones para proporcionrselo:
enemigo de los hombres y perseguido de ellos,
fenmeno nico en todas las especies de animales
al menos en el grado y con las circunstancias que
vemos en el hombre : combatido de innumera
bles enfermedades propias esclusivamente de su
especie: anciano, trmulo, apurado de fuerzas,
apagado de vida , obligado arrastrar los tristes
restos de su existencia, parsito en la sociedad.
Tan horroroso cmulo de males y de miserias
asi interiores como esteriores que hicieron dudar
Plinio: Utrurn natura parens melior hominis, an
tristior noverca fuerit: y repetir Ciceron el di
cho de los antiguos : non ut rnatre sed ut a

I 68- )
occrca Ttutura in lucem nos editos esse. Pues ta
les desdichas entre las cuales se divisan vestigios
de otro mejor estado, facultades y propensiones
que apenas .pueden desarrollarse en este ; son el
fundamento del dogma de nuestra corrupcion
nacida del primer pecado del hombre, porque
todas las mas son penas y la pena supone cul
pa supuesta la justicia de Dios. Siendo el hombre
infeliz porque es criminal debe satisfacer la jus
ticia divina para reparar sus miserias, y no pue
de ni sabe como acertar hacerlo. A esta igno
rancia , esta impotencia socorre el dogma de la
reparacion del linage humano, hecha por el mis
mo Dios que le habia dado el ser. La Iglesia ca
tlica es el garante del dogma de nuestra repa
racion. Esta congregacion de fieles que vemos
existir diseminada cerca de dos mil aos ha por
toda la redondez de la tierra , es la depositara
de los ttulos autnticos de nuestra libertad : la
que conserva el precio infinito de nuestra reden
cion : la que nos lo aplica en los Sacramentos,
senales sensibles de la reparacion de nuestras
desgracias y de nuestra reconciliacion con un
Dios agraviado, quien no hubiramos podido
desenojar.
Finalmente, esa vida futura que tanto abor
recen los que en ella no esperan pasarlo bien,
est fundada sobre el dogma de la Providencia,
que como el de la existencia de Dios se toca en
el orden y armona constante de las partes prin
cipales del universo; y en los desrdenes que
tambien tocamos introducidos en l por el hom

i <69 5
bre, y no reparados en la tierra mientras vivi
mos. Los cuales si no hay otra vida en la que se
reparen haran fea y abominable la obra del Se
or. Es lo mas frecuente en el mundo ver la
virtud perseguida y aplaudido el vicio : despre
ciado el inocente como un imbcil , y honrado
el pecador como un hombre de ingenio y <le es
plendor: rico y poderoso al avaro que engruesa
su capital con usuras iniquidades ; y pobre y
apurado de bienes de fortuna al sencillo y honra
do artesano que ignora las arteras de la codicia:
y pasar asi la vida y llegar la muerte unos y
otros, sin haber cogido aqui estos otro fruto de
sus virtudes que lgrimas, ni aquellos recibido
otro castigo de sus delitos que placeres, satisfac
ciones y aplausos. Con estos desrdenes tan fre
cuentes no se aviene de ninguna manera una
Providencia > sabia y buena tan bien demostrada
por otros ttulos, sino admitimos una vida futura
en la que se reparen todos estos entuertos. flor
si non sit , neque Deum esse : aut si sit , nihil ilU
curce esse res humanas: dique nec virtutem esse
nec v/'ti'um, decia San Justino (i); que en sustan
cia viene decir. Hay Dios, hay Providencia, hay
virtud y vicio ; luego hay una vida futura en la
que se premie aquella y se castigue este , lo que
las mas veces no se hace en el mundo.
De lo dicho se infiere que todos los dogmas
fundamentales de la Religion cristiana estriban
en hechos que se alcanzan por la razon, de los
(i) En su Apologa.
Tomo H.

( 70 )
que se derivan necesara mente. De la existencia
del mundo la existencia y providencia de Dios:
de las contradicciones que tocamos dentro de nos
otros mismos la corrupcion de nucstra natura
leza : del testimonio de la Iglesia la obra de nues
tra reparacion: de los desrdenes que observa
mos en este mundo la existencia de una vida fu
tura en la que han de repararse por la Provi
dencia, que aqui los permiti por sus altos de
signios. La existencia del mundo nos es evidente
con evidencia fsica de los sentidos : la corrup
cion de nuestFa naturaleza nos es evidente con
evidencia del sentido ntimo: la obra de nuestra
reparacion nos es evidente con evidencia moral
histrica ; esto es por el testimonio de la Igle*sia que goza de todos los caracteres que se piden
para constituir certeza moral , y la vida futura la
deducimos por evidentes raciocinios y asi es evi
dente con evidencia de razon. Los hechos son
positivos, innegables : sin los dogmas no pueden
esplicarse ; pero estos son superiores nuestra ra
zon: con ellos y en ellos encuentra nuestra ra
zon la razon suficiente de aquellos hechos, aun
que no pueda comprender los dogmas que le
sirven para esplicarlos: para esto se nos han re
velado: esto es lo que habamos menester. Neuton ofrece la atraccion como causa de los movi
mientos celestes: la atraccion esplica estos movi
mientos, que es lo que buscbamos; pero qu
es la atraccion? Neuton dice que no lo sabe; no
obstante, l estendi la esfera de nuestros conoci
mientos maravillosamente, encadenndolos una

( tyi )
causa de la que vemos que se derivan, cuando
antes no sabiamos qu atribuirlos ; pero esa
causa es el trmino de nuestra inteligencia. Es la
clave que nos descubre cosas que ignorbamos
hasta haberla empuado, pero no alcanzamos
comprender lo que ella es en s. Pues lo mismo
sucede con nuestros dogmas ; los hechos que an
tes no se esplicaban, por ellos se nos hacen f
ciles de entender. Cunto deliraron los filsofos,
cunto deliran los incrdulos cuando quieren esplicar negar aquellos hechos! cunto atormen
tan la razon del infeliz que quiere entenderlos
y esplicarlos por s solo sin plegar su razon al
yugo de la fe! Mas apnas cree, cuando ya se
desvanecen sus mayores dificultades. Esos dog
mas que antes le parecan absurdos y contradic
torios, ya los ve conformes y armnicos con su
razon ; antes imaginaba que eran imposibles, aho
ra no encuentra cosa mas conveniente. Consul
tando su razon todo era locura : la fe se los
demuestra ordenados con infinita sabidura. Eri
una palabra, ellos dan bastante luz para el que
quiere ver ; pero no iluminan al que cierra los
ojos por orgullo y obstinacion ; y asi est dispues
to con infinita sabidura, para que la fe sea un
don , un mrito : es un don de Dios para que no
se envanezca el hombre : es un mrito y el prin
cipio de todo mrito, y no se merece sino en lo
voluntario, ni es voluntario el asenso que se
presta lo que no se puede negar.
**3 Pasemos ya de los dogmas la moral. Tam
bien la han celebrado mucho los incrdulos; mas

( 7* >
para que no nos fiemos de sus elogios , ha teni
do bien el senor Dupuis pintarla como la mas
execrable, la mas propia para viciar al hombre,
estravindole de la senda segura que le seala la
naturaleza para ser feliz, y finalmente la mas
opuesta la prosperidad de las sociedades. Mas la
moral cristiana es superior todos los elogios y
todas las crticas y sarcasmos que vomite contra
ella el infierno por bocas impuras y sacrilegas:
ni necesita de aquellos para realzar su mrito,
ni las bufonadas de estos empaan su augusta
belleza y santidad. Decia de toda la Religion de
Jesucristo, y repito de su moral, que es toda ce
lestial y divina. Las demas religiones y aun la
judica ofrece por premio de la virtud bienes
terrenos, caducos y perecederos. La Religion cris
tiana convida con el cielo: nada ofrece en la tier
ra. El mismo Dios que dio Israel preceptos
vinculando su observancia la pacfica posesion
de la tierra de Canaam , nos ha dado los cris
tiano la ley evanglica, y solo promete los que
la observen la posesion del reino de los celos, y
no mas. Y qu mas? Ese fue el exordio de su
predicacion , porque anunciando una ley nueva,
nueva por su mayor perfeccion, aunque en sus
tancia la misma que la antigua, debia desde et
principio declarar el premio que debian esperar
los que la observasen, para atraerlos su obser
vancia con la esperanza de la recompensa , y asi
les dice : bienaventurados los pobres de espritu
porque de ellos es el reino de los cielos , y to
do cuanto contina ofreciendo los que la sigan

<
)
no son mas que bienes que han de gozar en
aquel reino bienaventurado, en aquella verdade
ra tierra de promision, heredad de los hombres
de mansedumbre, adonde enjugarn para siem
pre sus lgrimas los afligidos en este mundo: adonde poseern sin contradiccion ni temor de
perderla jamas la santidad y justicia porque aqu
han suspirado: adonde recibirn los misericordio
sos el premio de sus limosnas y misericordias:
adonde veran Dios los que han conservado pu
ro su corazon : adonde entrarn poseer los pa
cficos la herencia propia de los hijos de Dios:
adonde se les har justicia todos los injusta
mente agraviados y perseguidos en esta vida.
Con esto arranc Jesucristo al hombre de la
tierra, fijando sus deseos y sus esperanzas solo en
el cielo. Empresa ardua y difcil sobre cuantas
pueden proponerse los hombres : para cuyo logro,
si alguno se la hubiese propuesto, se habra va
lido de los medios mas estraordinarios y violen
tos ; pero Jesucristo solamente usa de un suave y
maravilloso artificio. Tomando nuestra naturaleza
y hacindose hombre semejante nosotros, se
nos entra por los sentidos, que nos tenan embo
bados en la contemplacion de las cosas visibles,
cuyo amor nos traa perdidos sin querer entrar
dentro de nosotros mismos: nos encant y sor
prendi con su conducta y con sus milagros: nos
acarici con sus beneficios, y despues de habr
senos hecho amable, se aparta de nuestra vista,
se introduce ac dentro de nuestras almas, y asi
se lo atrae al hombre dentro de s mismo de

i 74 )
donde se hallaba estraviado y errante, segun ob
serva delgadamente San Angustin (i). "Asi es co
mo , continuando el Duguet el pensamiento de
San Agustn ; asi es como tomando Dios un cuer
po hizo al hombre espiritual ; hablando sus
sentidos cur la sordera de su alma: hacindose
hombre lo libert de su amor propio: acomo
dndose la propension que tenia no adorar
sino lo visible le hizo adorar lo que no se ve:
cubriendo su divinidad con el velo de la carne
mortal disip su ceguedad: hacindose su her
mano se hizo reconocer por su Dios, y tomando
en s sus debilidades vino ser su libertador.
-Nada hizo por la fuerza : todo lo alcanz con
la persuasion y con suaves amonestaciones : con
sus milagros se di conocer como Dios, con su
pasion y muerte hizo ver que era hombre. Ama
ban desordenadamente los hombres las rique
zas, precio de los placeres; y l quiso ser pobre:
se desvivan por los honores y por el mando, y
l rehus ser rey. Tenan dicha ser padres de
numerosa prole , y l despreci esa dicha. Eranles
insufribles la contumelias , y l sufri todo gne
ro de denuestos insultos : no podan tolerar en
paciencia la injuria mas ligera:::: pues qu ma
yor injuria que ser condenado siendo inocente y
justo como l lo fue ? Abominaban los dolores del
cuerpo , l fue azotado y atormentado. Temian la
muerte sobremanera , muerte quiso ser conde
nado. Entre todos los suplicios era el de cruz el
(i)

Lib. 4? c. 11 de sus confesiones.

( *75 )
mas afrentoso , fue crucificado. Privndose de to
dos los bienes, cuyo desordenado apetito nos se
paraba de la virtud y nos haca crfrni*ales, los.
envileci. Sufriendo todos los males que aborre*eiamos y temamos hasta separarnos del camino
de la verdad por evitarlos , nos hizo superiores
ellos y nos ense sufrirlos. En una palabra
deshonr y degrad los bienes aparentes con svt
desprecio : honr los males aparentes sufrindolos
l primero. Y por medio tan sencillo y suave des
truy todos los vicios hizo practicables todas las.
virtudes, porque no se comete pecado alguno si
no apeteciendo o que menospreci, huyendo
de lo#que l padeci y sufri por nosotros (i)."
De esta suerte prepar Jesucristo los hom
bres para recibir su moral y para practicarla.
Pero , cul es el caracter de esta moral , la nota
caracterstica , ta tesera , el criterio por el que se
distingue de la moral de los filsofos, de la de
tos demas legisladores, de todas las enseanzas
humanas? El mismo Jesucristo lo seala. "En
esto, dice sus discpulos al despedirse de ellos,
en esto conocer el mundo que sois mis discpu
los , en que os amais unos otros con tan buen
corazon como yo os he amado y os amo, pues
que voy dar mi vida por vosotros. Este es el
precepto nuevo que ha de distinguir mi moral
de todas, este es el mandato que por escelencia
llamo yo mio. Todos los demas preceptos de mi
moral deben subordinarse , deben ordenarse , de(i)

2). Aug. De vera relgione. c. i. p. 757.

I i76 5
ben dirigirse este como al principal.*'' Asi lo
cntendian, asi lo practicaban aquellos primeros
discpulos de Jesucristo y sus sucesores, que vi
viendo reunidos en pequeas sociedades procura
ban acomodar su conducta al espritu del Evan
gelio. "Lo principal que en ellos se observa , dice
San Agustin, testigo ocular, es la caridad: esta
se refiere y se sujeta todo lo demas : por caridad
unos comen carnes y beben vino: por caridad
otros se abstienen de ello: el orden de su vida,
todas sus palabras, su trage, su semblante y mo
dales todo se acomoda la caridad ; el quebran
tarla, el faltar ella se mira como un atentado
contra el mismo Dios: el que la quebranta se
resiste ella, se ve reprobado de todos y lanzado
de su compaa : si ' la ofende en algo no se le
permite permanecer obstinado con ellos ni un
solo dia. Saben muy bien que este es el precepto
recomendado por Jesucristo y por sus apstoles,
' de tal suerte, que si este falta, lo demas es vano;
si se observa est todo lleno. Ut si hcec una desit,
inania ; si hcec adsit , plena sint omnia ( i )/'
Si despues de haber fijado el verdadero ca
racter de la moral cristiana , quisiese ofrecer aqui
en compendio todo el sistema de su doctrina , lo
hallara elegante y slidamente delineado en
aquella hermosa apostrofe de San Agustin la
Iglesia catlica. "Esta es , dice el Santo , la forma
de vivir que se nos ha dado todos los cristia
nos, que amemos Dios nuestro Seor de todo
(i)

Aug. de moribus Ecc. cathol. c. 33.

( 77 )
nuestro corazon , con toda nuestra alma , y des
pues nuestros prjimos como nosotros mismos;
porque estos dos preceptos se reduce la ley en
tera y todos los profetas. Justamente, pues,
Iglesia catlica , madre muy en verdad de los
cristianos, nos mandas que amemos Dios en
cuya posesion consiste nuestra vida bienaventu
rada, y lo adoremos pura y castamente , y esto
aades el amor y la caridad del prjimo, abra
zando en esta doble caridad de Dios y del prji
mo con incomparable escelencia toda la medici
na que han menester nuestras almas, para pre
caverse y curar de las varias enfermedades de
que adolecen por sus pecados. Tu adiestras y en
seas con sencillez y ternura los nios, con va
lenta y fortaleza los jvenes, con suavidad y
sosiego los ancianos, conforme lo que convie
ne cada edad al alma y al cuerpo. Tu subor
dinas las esposas sus esposos con casia y fiel
obediencia, no con el fin de saciar su lascivia , si
no con el de propagar la especie y para la ar
moniosa sociedad del sus casas. Tu prepones los
maridos sus mugeres enlazndolos con las dul
ces leyes de un amor sincero, ni permitindoles
que las opriman abusando de la debilidad de su
sexo. Tu sujetas los hijos los padres con libre
servidumbre, y elevas los padres sobre sus hi
jos con un dominio y autoridad piadosa. Tu unes
los hermanos entre s con los vnculos de la
caridad y de la Religion, mas firmes y apretados
que los de la sangre. Tu estrechas todas las re
laciones de parentesco asi entre consanguneos
Tomo II
23

I i78 5
como entre afines, con el suave lazo del amor,
guardando el orden y grados que indican la na
turaleza y la voluntad. Tu ensenas los siervos
que vivan en buena y cordial union con sus
amos, no por necesidad de su condicion sino
cumpliendo en esto gustosamente para con ellos
los oficios que estan obligados. Tu haces los
amos apacihles y propensos mas aconsejar que
no castigar, ponindoles la vista su Dios
que es Seor de ellos y de sus siervos. Tu enla
zas unos ciudadanos otros, unas otras nacio
nes, todos los hombres entre s no solo con los
vnculos de la sociedad sino de cierta hermandad,
recordndoles que son todos hijos de nuestros
primeros padres. Enseas los reyes que miren
por los pueblos : amonestas los pueblos que se
sujeten los reyes. Inculcas incesantemente
quines debe darse honor , quines afecto ,
quines reverencia , quines temor , quines
consolacion , quines amonestaciones , quines
exhortaciones, quines castigo, quines repren
sion, quines suplicios: definiendo y aclarando
como no todo se debe todos; mas todos, se de
be la caridad , ninguno injuria."
El culto cristiano ofrece tambien la vista
del que lo examina de cerca seales bien claras
de su origen divino. A los cristianos se nos reco
mienda de tal manera, con tanta frecuencia y
tan eficaces palabras y sentencias el culto inte
rior que debemos tributar Dios en nuestras al
mas, que parece que en l solamente se hace
consistir nuestra Religion. Este culto se reduce

( '79 )
la creencia de los dogmas y la observancia de
la moral. A Dios como sumamente verz debe
mos creerlo: como sumamente fiel debemos con
fiar en sus promesas : como sumamente bueno
le debemos todo el amor de nuestro corazon. Ado
ramos Dios principalmente con la fe, la espe
ranza y la caridad, en la que como he hecho ver
est comprendida toda la moral del Evangelio.
La Religion cristiana pura y sin mancha, el cul
to principal con que acatamos y damos honor y
gloria nuestro padre Dios, consiste en visitar y
socorrer los hurfanos y viudas en su adicion,
y en conservarnos puros y libres de la corrup
cion del presente siglo (t). Mas como debemos
tributarle honor y reverencia no solo dentro de
nuestra alma , sino esteriormente con acciones
corporales, asi porque le es debido el homenage
de todo el hombre, como tambin para hacer
pblica y manifiesta nuestra dependencia del Ser
supremo, y finalmente, para que estas mismas
acciones de culto nos sirviesen de vnculos sa
grados con los que apareciesen unidos todos los
hombres que profesan esta Religion misma; por
esos y otros fines todava mas elevados estableci
Jesucristo antes de separarse de los suyos, sacra
mentos muy pocos en nmero , muy fciles en
su observancia, muy escelentes en su significa
cion, con los cuales lig la sociedad de su nuevo
pueblo ; reducidos al Bautismo consagrado con la
invocacion de la Trinidad y la Comunion de su

(i) Jacob, c. i? v. 27.

( *8o )
cuerpo y sangre, y algunas otras ceremonias tam
bien muy sencillas, recomendadas en las escritu
ras cannicas que contienen la doctrina y ense
anza de aquel Senor ; y si esto agregamos lo
que dejaron dispuesto los apstoles , y lo que ha
ordenado la Iglesia en los concilios generales y
se practica en todo el orbe cristiano constante y
uniformemente ; en esto se comprende todo nues
tro culto (i).
Pero en rigor esto se reduce ar sacrificio de
nuestros altares, ea el cual Jesucristo es la vc
tima que ofrecemos nuestro padre Dios ; vcti
ma que se nos regala por el mismo Dios quien
la ofrecemos ; vctima siempre subsistente y siem
pre de infinito * valor , que no se menoscaba ni
sufre alteracion ninguna despues de haberse in
molado en la cruz. Con este sacrificio llenamos
cumplidamente- todos los oficios que debemos
Dios: con l le tributamos el mas alto honor qua
es posible , el nico correspondiente su infinita
magestad y grandeza : con l le damos gracias
por todos los beneficios que recibimos de su lirberalsima mano : por l le pedimos y alcanza
mos cuantos bienes y gracias hemos menester pa
ra nosotros, pora la Iglesia y aun para las almas
que estan destinadas en el lugar de espiado:
con l satisfacemos Dios todas nuestras deudas
y espiamos todos nuestros pecados. Es un sacrifi^
cio que se ofrece bajo los smbolos mas propios
que podin elegirse al intento ; porque son los
(i)

S. Agus. Epist. i? ad Jamtarium c. i? p. r24-

( 8i )
mas preciosos, los mas espresivos, los mas sen
cillos, los mas catlicos, los mas aptos para reu
nir en amor y en caridad todos los cristianos.
Los mas preciosos, los mas preciables, porque
qu cosa hay demas estimacion, de mayor uti
lidad , mas necesaria al hombre que el vino y el
pan? No son estas entre los dones con que nos
ha favorecido el Seior los de mas valor y de
mayor provecho ? Los mas espresivos ; porque
qu otros espresaran con mas propiedad los
efectos sobrenaturales que causa en el alma aquel
sacrificio ? Alimentarla : alegrarla con jbilo ce
lestial y slido gozo : reparar las prdidas con que
se menoscaba en el trato del mundo, y aliviar
las penas y fatigas que sufre en este miserable
destierro. Los mas sencillos ; porque habiendo de
participar de este sacrificio toda clase de hombres,
qu manjares pudieron buscarse mas anlogos
su naturaleza , mas agradables su paladar, de
un uso mas comun que el vino y el' pan? Los
mas catlicos universales ; porque donde quiera
se hallan , ni hay pais en toda la redondez de la
tierra donde no se encuentren bien cultivados
en el propio suelo, conducidos de otros inme
diatos. Los mas aptos para simbolizar la ntima
unjon que. hay entre la cabeza y el cuerpo ms
tico de la Iglesia, y entre sus miembros unos con
otros ; porque recibiendo estos smbolos se nutren
nuestras almas, convirtindose trasmutndose
por la mas exacta conformidad y semejanza en
aquel alimento espiritual : la manera que el
corporal se convierte en la propia sustancia de

( i8a )
nuestro cuerpo, y tambien porque el pan se com
pone de muchos granos de trigo molidos y mez
clados en una masa, y el vino de muchos granos
de uva esprimidos de que resulta un solo licor.
Mas como la congregacion de los fieles la
Iglesia, aunque no sea un reino terreno, un es
tado temporal, es una sociedad verdadera, cuyos
miembros estan reunidos con vnculos mas es
trechos que los que unen una patria comun
todos los ciudadanos, debia tener en su Orden
cuantos recursos ha menester para conservase.
A este fin instituy su Divino autor ciertos sm
bolos sensibles, porque se establecan para hom
bres que en esta vida perciben por medio de los
sentidos, los cuales significan la gracia que se
confiere en ellos al hombre, y producen en l,
supuesta su buena disposicion, en virtud del pac
to promesa que nos dej el mismo Jesucristo
de conferir los auxilios que necesitamos, siempre
que con viva fe, con firme esperanza y con sin
cera caridad hagamos uso de aquellos smbolos
sacrosantos. De estos el Bautismo regenera al
hombre una nueva vida y le imprime el ca
racter de cristiano. La Confirmacion lo conforta
y fortalece. La Penitencia los enfermos por el
pecado los sana reconcilindolos con su Dios. . La
Estrema-uncion repara sus fuerzas debilitadas por
la culpa. La Eucarista lo alimenta. El Matrimo
nio consagra la union conyugal de la que resul
tan frutos de bendicion en los hijos, en quienes
va perpetundose esta sociedad; y el Orden au
toriza los miembros suyos que se destinan para

( i3 )
las funciones propias del enlto. Nace el hombre
para la Iglesia, y por el Bautismo se hace cris
tiano, prvulo todava en cierto sentido: adquie
re robustez varonil por la Confirmacion: se nu
tre y alimenta con el Pan celestial. Encuentra me
dicamentos de salud para sus dolencias y apuros
en la Penitencia y ta Estrema-uncion. Se repone
la Iglesia de sus prdidas con nuevos hijos pro
cedentes de esposos benditos y santificados en el
matrimonio; y conserva la gerarqua de sus mi
nistros, consagrando por el Orden nuevos suce
sores de sus padres antiguos. Los smbolos son
sensibles, insensibles sus efectos. Los elementos,
las acciones r las palabras, son corporales: la gra
cia que se nos concede al recibirlos es espiritual,
porque toda la economa y gobierno de esta so
ciedad santa es sobrenatural y oculta.
Su liturgia , sus solemnidades son tan bellas,
tan admirables como su sacrificio y sus smbolos.
Oigamos la relacion que hace de ella los em
peradores romanos el glorioso mrtir San Justi
no mediados del segundo siglo de la Iglesia. "A
los que persuadidos de la verdad de la doctrina
que Ies anunciamos se resuelven creerla y abra
zarla, les prevenimos que ayunen y pidan Dios
el perdon de las culpas que han cometido en su
vida anterior, acompandolos nosotros en sus
ayunos y oraciones para el mismo intento. Des
pues los conducimos adonde est el agua, y alli
son regenerados del mismo modo que lo fuimos
nosotros, invocando el nombre del Padre de to
das las cosas Dios y Seor nuestro ,. y de nuestra

Salvador Jesucristo y del Espirita Santo al sacar


los del agua. Llamamos iluminacion este bao,
porque se iluminan en l las almas de los que
aprenden estas cosas. Reunido nosotros el nue
vo cristiano lo conducimos la Iglesia la
congregacion de los demas hermanos para que
asista las preces comunes en las cuales se pide
Dios por el nuevo iluminado, por todos noso
tros y por todos los hombres, para que despues
de habernos concedido el conocimiento de la ver
dad nos haga dignos y aptos para cumplir los
mandamientos que se nos han dado y conseguir
la vida eterna. Concluidas estas preces nos salu
damos mutuamente con el osculo de paz y cari
dad. El dia del Sol todos los cristianos de cada
comarca , asi los que viven dentro del pueblo, co
mo los que moran en las alqueras de su termino
se reunen en un lugar: asi se lee un trozo de
las santas escrituras segun lo pide y permite el
tiempo : y callando el lector habla el que presi
de la junta todo el concurso esplicndoles lo
que se ha leido y exhortndolos la observancia
de tan saludable doctrina. En seguida nos levan
tamos y oramos en comun : ofrecen los cristianos
el vino y el pan presentndolo los ministros,
y recibindolo estos lo bendicen y consagran dan
do gracias y alabanza Dios por habernos con
cedido aquellos dones y todo el pueblo respon
de : Amen. Entonces se reparte aquel pan y vi
no consagrados todos los presentes y se envia
los ausentes por medio de los diconos. Noso
tros no comemos este pan ni bebemos este vino

corno el pan y el vino comun, sino que creemosque nsi como el Verbo eterno de Dios, hacindo
se hombre, recibi carne y sangre por causa de
nuestra salud; del mismo modo aquel alimento
sobre el cual se han dado gracias y se han pro
nunciado las palabras del mismo Verbo, viene
ser y se convierte en carne y sangre de Jesucristo
con la que espiritualmente nos alimentamos y
mantenemos. Al fin los mas ricos y todo el que
puede y quiere contribuye con lo que es su vo
luntad , y todo cuanto asi se recoge se deposita
en el presidente y de este depsito socorre l
los hurfanos, las viudas, los enfermos, los
presos, los peregrinos, y en una palabra es el
tutor y curador de todos los pobres." A esto sexeducia la liturgia en tiempo de San Justino , y
esto sustancialmente se reduce toda en el
<lia (i).
He aqui todo el culto de los cristianos: todo
est reducido un sacrificio puro y sublime, 4
Tinos smbolos sencillos y eficaces, una liturgia
magestuosa y amable : todo respira amor y ca
ridad. Estas son aquellas cenas llamadas agapes,
convites de amor ; porque el amor reunia en
ellas los convidados : en ellas se fomentaba el
amor, y de ellas salian encendidos en amor su
Dios y todos sus hermanos.
Esta es la religion que profeso, la que amo
y venero, y esta es la que defiendo: este es el
earacter de sus dogmas , de su moral , de su cul(i) San Justin. Apotog. 2!
Tomo II.

24

C T86 )
lo. Si alguno intenta afear el bosquejo que lie
trazado de esta religion celestial, atribuyndole
opiniones, preceptos, doctrinas prcticas, cere
monias abusos que no le pertenecen le dar
por toda respuesta la siguiente doctrina de San
Agustn , que ensea discernir la obra de Dios
de la de los hombres. "Todas aquellas cosas que
no se contienen en las sagradas letras, dice el
Santo, ni se hallan mandadas en ningun Conci
lio de obispos, ni sancionadas por la costumbre
universal en toda la Iglesia catlica , sino .que
varian de infinitos modos proporcion de la va
riedad de costumbres en distintos lugares , de
suerte que apenas puede sealarse qu razon hubo para establecerlas, mas bien no tuvieron
ninguna : tales cosas, digo sin linage de duda,
todas deben suprimirse cuando se presente opor
tunidad para ello. Pues aunque no pueda deter
minarse de qu modo se opongan la fe, em
pero ellas sobrecargan y oprimen con observan
cias serviles la Religion de Cristo, que Dios por
su misericordia quiso estuviese libre y desemba
razada reducindola solo la celebracion de muy
pocos y muy manifiestos Sacramentos. De modo,
que con estas invenciones humanas ha venido
ser mas tolerable y llevadera la condicion de los
judos , los cuales aunque no conocieron el tiem
po de la libertad, solo estan sujetos cargas le
gales , pero no caprichos humanos. Pero la
Iglesia de Dios envuelta entre mucha paja y
mucha zizaa tolera muchas de estas cosas : mas
sin embargo, las que se oponen claramente la

I *7 ))
fe las buenas costumbres, ni las aprueba, ni
las disimula, ni menos las hace (i)."

aplalo

0elax>o.

los hechos, que son el fundamento de la


Religion cristiana, no se han tomado de
las fabulas o mitologa de los idolatras.

Todo lo dicho hasta aqui acerca del origen y


principales epocas de la Religion verdadera ha
sido conducente para refutar las imposturas de
Dupuis, las cuales, supuestas las verdades que
dejamos probadas , son fciles de rebatir con mas
solidez y brevedad. Hasta ahora puede decirse
que no nos hemos batido frente frente con
(r) Epistol. 2. ad Januar. c. n, inter Maurin 55.
pg. i42.

1 i88 f
nuestro adversario. Todo nuestro trabajo se ha
.dirigido preparar el campo de batalla con obras
abanzadas de fortificacion, ocupar de antema
no las posiciones mas ventajosas, cortar todas
las salidas por las que pudiera escaprsenos,
parapetarnos en todas direcciones, para evitar que
nos flanquease y para poderlo rechazar con fir
meza y denuedo hasta conseguir su total esterminio.
Dirgense los ataques de Dupuis calum
niarnos los cristianos tratndonos de imposto
res y de plagiarios, y asegurando que la Religion
cristiana es un sistema religioso copiado de las
fbulas mitolgicas de la antigedad pagana, de
las opiniones de los filsofos y del culto gentli
co. Los hechos que son las bases de nuestra Re
ligion, dice l, que son meras alegoras inventa
da* por el gusto y semejanza de las demas que
hacen el cimiento de la mitologa pagana. Los
principales dogmas de nuestra creencia no son,
segun l, otra cosa que las rancias opiniones de
los filsofos griegos, y nuestras ceremonias y nues^
tro culto todo una copia inspida de los miste
rios y solemnidades idoltricas. En una palabra:
el inventor de la Religion cristiana tom para
componer su sistema religioso lo que le pareci
mas oportuno de cada una de aquellas tres teo
logas fabulosa, filosfica y civil, de que habla-;
ban los romanos Scevola y Varron.
Y en cuanto lo primero, dos, dice Dupuis,
son los hechos principales en que se funda nues
tra Religion, saber: la caida del primer hom

i 89 ?
bre y la reparacion del linage humano, y ambos
son meras alegoras copiadas miserablemente de
la cosmogona de los persas, que reducidas su
verdadero valor y natural sentido no nos quieren
dar entender otra cosa , que los males que re
sultan la tierra y al hombre por el decenso del
Sol al hemisferio austral durante el Otoiio In
vierno, y la reparacion de aquellos males y la
abundancia de bienes que vuelve derramar so
bre la tierra , y de consiguiente sobre el hombre
cuando sube aquel astro benfico al hemisferio
boreal y permanece en l Primavera y Verano.
Examinmos, pues, la caida del hombre que es,
el primer hecho.

El estracto que hace Dupuis de esta tragedia


segun la refiere Moises, est formado con tal ma
lignidad y tan negros colores, es tan deforme y
monstruoso que le obliga esclamar : "Si entre
nuestros lectores hay alguno tan crdulo que pue
da tragarse y digerir semejantes absurdos, detn
gase aqui y no siga leyendo mi obra." Y qu
absurdos son estos? Primero. La idea de un Dios,
es decir , de un Ser por su naturaleza invisible
los ojos incomprensible al espritu, que se pa
sea en un jardin y que impone preceptos al hom
bre. Pero es absurdo que este Dios se comuni
que al hombre de alguna manera? Cmo prueba
Dupuis que sea Dios de tal modo incomunicable

'

I 190 1
que no tenga en su poder medio alguno para
tratar al hombre? El que form los ojos no ve
r? No oir el que construy losoidos? No po
dr, usando de estos mismos cuerpos que son he
chura suya, hacerse entender de los hombres? Y
por otra parte cuando se habla de Dios un
pueblo rudo ignorante, pueden drsele en
tender cosas tan sublimes sin usar de metforas
en las cuales se ven pintadas las cosas inefables
con colores sensibles? Pues si Dupuis es tan gro
sero que se persuade que debe entenderse el pa
seo postmeridiano del Seor en el Paraiso, como
el que solemos dar nosotros despues de comer,
esa es culpa suya, no del escritor sagrado que se
esplic como debia para que lo entendisemos
como debe entenderse. El segundo absurdo que
Dupuis no puede pasar, es la conversacion de
Eva con la serpiente. Mas no vemos que hay
una mquina material cual es nuestro cuerpo,
dotada de ciertos rganos corporales por los que
espresa sus conceptos el ser inteligente que la
anima? Pues qu contradicion hay en que un
Ser inteligente mueva ciertos rganos de un ani
mal y le haga proferir palabras y discursos? Por
ventura ser- que la lengua y demas rganos de
la voz en la serpiente son incapaces de producir
las modulaciones de que se forman los sonidos
articulados? Y quin, antes de haber odo hablar
los loros y otras aves , hubiera sospechado
que los rganos de su voz eran susceptibles de
proferir palabras con tanta propiedad , que enga
an muchas "veces, tenindolas por voces huma-

as? Y acaso sabemos de cierto qu especie de


animal fue aquel que trab conversacion con
Eva? Y aun cuando fuese alguno del gnero
familia de las culebras que conocemos, qu con-.
tradicion hay en que Satans se valiese de ella
para hablar con Eva? Si nuestra alma est dota
da de la facultad de mover los rganos del cuer
po que est unida y no mas, es por eso impo
sible que haya otros seres inteligentes otros
espritus con facultad de mover rganos de cuer
pos , que no estan unidos con union tan ntima
como la que tiene nuestra alma con nuestro cuer
po? Tercero absurdo. Un hombre y una muger
cuya organizacion est dispuesta para reproducir
se, destinados al mismo tiempo engendrar y
ser inmortales , y producir indefinidamente
otros seres inmortales como ellos lo eran , que
tambien han de procrear y alimentarse todos de
las frutas del jardin que han de habitar con toda
su descendencia infinita por una eternidad.=Una
cosa es ser inmortal y otra es permanecer siem
pre en un mismo estado. Nuestros primeros pa
dres eran antes de pecar inmortales ; esto es , sus
almas no se hubieran separado de sus cuerpos
sino hubiesen pecado; pero de aqui no.se sigue
que hubiesen de haber permanecido siempre co
miendo y bebiendo en el Paraiso ni ellos ni tam
poco sus descendientes. Crece el gusano de seda
y su tiempo se encierra en el capullo que l
mismo ha labrado, y alli pasa al estado de larva
de ninfa, y al fin se desenvuelve y convertido
eo palomita rompe la prision , vuela y se acopla.

I 92 5
y habiendo dejado sucesion muere. No son muer
tes las primeras, son metamorfosis que en algun
modo nos dan entender lo que hubiera sucedi
do al hombre inocente. Del Paraiso que lo habria
sido todo el globo terraqueo, habria pasado por
eleccion de su voluntad un estado mas perfecto
y mas feliz morada en cuerpo y alma, para
alabar su Dios vindole y gozndole por una
eternidad sin temor de perderle jams. Cuarto
absurdo segun Dupuis. Una manzana comida que
va ser el crimen de tantos millones de hom
bres que ninguna parte han tenido en aquel delito.=No es delito ni lo fue coger la manzana : no
lo fue el comerla : lo fue el desobedecer al Seor
que les habia mandado no llegasen ella : y
quin puede disputarle al Criador el dominio so
bre sus criaturas? ni qu derecho tiene el hom
bre para exigir de su Autor que le conceda el
uso de todas ellas sin escepcion alguna? Ni es
ageno de razon que se le prohibiese aquella fru
ta para sensibilizar, como dijimos, el supremo
dominio de Dios, la dependencia del hombre, y
para ejercitarlo en la sumision con que debia re
cibir y guardar sus preceptos. Quebrantado este
por nuestros -primeros padres, incurrieron en las
penas con qe el Seor los habia conminado y
entre ellas fue una sin duda un trastorno en las
leyes qu? regian en Adan inocente, relativas al
comercio entre su alma y su cuerpo : trastorno
que heredamos todos sus descendientes, como en
sea la esperiencia que se heredan otras enfer
medades , comunicndose de padres hijos por

t-*93 )
medio de la generacion: jrastorno en fuerza del
cual las sensaciones, las pasiones y demas altera
ciones que proceden del cuerpo, obran en el al
ma con tal viveza, que arrebatando hcia s fuer
temente la atencion *del espritu $ y empapando
en pozooso placer la voluntad , ni le dejan
fuerzas para elevarse otros conocimientos , ni
para rehuir del alago irresistible con que la in
clinan seguir el deleite carnaL Y qu derechos
tienen los hijos de un padre rebelde para recla
mar los privilegios y la grandeza, y los bienes de
que priv aquel el monarca en castigo de su
delito ? Nacern pobres y miserables y se lamen
tarn del crimen de su padre, por el que se ven
privados de la bienandanza. y prosperidad en que
aquel vivia y que disfrut por la generosidad del
prncipe; asi como fue despojado de ella por un
efecto dela justicia del mismo, contra la cual
nada pueden alegar con fundamento slido , y
mucho menos si han sido cmplices en algun
modo del delito paterno. Quinto absurdo. Aquel
crimen primero, contina Dupuis, no se perdo
nar hasta que los hombres se hayan hecho cul
pables del mayor de todos los delitos, cual es el
Deicidio , crimen absolutamente imposible. =E1
criminal se hace acreedor la pena que ha me
recido por su delito, y la justicia exige la apli
cacion de esta pena : medicinal para el que la su
fre : preventiva preservativa de nuevos delitos
en los que la presencian , y satisfactoria con res
pecto la parte ofendida. Puede por generosidad
sustituirse en ella el inocente por el culpado,
Tomo II.
25

Ofrecindose aquel sufrir el castigo que este


mereca, y el prncipe sin faltar la justicia, pue
de admitir esta sustitucion , siempre que con ella
resulten satisfechos todos los fines que se propo
ne la justicia vindicativa c#n ventajas de la re
pblica. Si esta pena no se aplicase sino come
tiendo un delito el ejecutor verdugo , el primer
delincuente quedaba salvo, habiendo satisfecho
por el el inocente que le sustituy, sin que por
eso dejase de ser delincuente el ejecutor de la
pena y acreedor por lo tanto otra diferente. TSi
era el delito del verdugo lo que el prncipe re
cibia como satisfaccion de la justicia vulnerada,
sino la pena que se habia sujetado y que habia
sufrido el inocente por el criminal. Es verdad
que el primer delito no se perdonara hasta ha
berse cometido este segundo en las suposiciones
que dejamos hechas; pero el segundo We ningun
modo es causa del perdon del primero, y solo
podr haber sido ocasion para que se haya per
donado. Y es imposible el Deicidio? Si lo es, si
se entiende por el que el hombre haya muerto
su Dios, porque este no solamente es inmortal
sino impasible ; pero es posible y fue efectivo quilando la vida al hombre Dios, esto es, Jesucris
to en quien unidas las dos naturalezas una sola
era la persona divina : asi como se hara reo de
regicidio quien quitase la vida al hombre en
quien residiese la primera autoridad de la mo
narqua .=Sesto absurdo, de la narracion del G
nesis. = Otra pena de aquel pecado son los dolo
res que sufre la muger en el parto, como si es

( i95 )
ios no fueran, dice Dupuis, resultado forzoso de
su organizacion, y no fuesen comunes las hem
bras de los demas animales. Tan poco se le al
canza este hombre de anatoma ? Pues qu, no
pudo la organizacion de Eva nocente constar de
resortes tan fciles de jugar al gusto de su alvedrio sin dolor, como en el dia tenemos los que
sirven para abrir y cerrar los ojos, los labios y
la mano ? Pero es tal el desbarato de los incr
dulos, que asi como Dupuis niega ser los dolores
del parto efecto del primer pecado , pena de l
impuesta por Dios, porque los reputa efectos ne
cesarios de la organizacion de la hembra ; asi por *
el contrario se burlan otros de aquella maldicion
del Seor, porque dicen que esos dolores son
efecto de los vicios adquiridos en la sociedad y
que la muger naturalmente pare sin dolor como
sucede las salvages. La verdad es que el parto
es doloroso por los dolores que lo acompaan,
por los trabajos de la preez y por las fatigas de
la lactancia , y que todas estas penalidades son
penas de la primera culpa que se gradan en
Jas sociedades con los vicios de la molicie y otros.
Hecho este prembulo, pasa Dupuis probar
que la historia de la caida del hombre que refie
re Moises, es una copia de la cosmogona persi
ca conservada en el Zend-avesta y en el Boundehesk : es asi que la tal cosmogona alegrica
no significa en el triunfo de Ahriman sobre Ormusd, sino la caida del Sol al hemisferio austral
en el equinoccio de Otoo ; luego eso mismo sig
nifica la historia alegrfca que se refiere en los
*

( i96 5
primeros captulos del Gnesis. Este es en suma
todo sii argumento. No me maravilla que Dupuis
insista tanto en el y que lo reproduzca mil veces
por todo el discurso de su obra ; lo que me abo
lla el juicio , como suele decirse , es cmo este
hombre sin alegar siquiera una razon buena ni
mala, de siempre por supuesta la anterioridad
del Zend-avesta respecto del Pentateuco. He de
mostrado en el captulo 6. de la primera parte,
que el Zend-avesta , aun cuando sea' obra de Zoroastro es posterior al Pentateuco nada menos de
novecientos aos : hemos visto que el Boundehesk , de donde toma principalmente Dupuis
sus citas, s una estravagante cosmogona- fra
guada (hacindole mucho favor) por un persa
visionario ignorante muchos siglos despues, y
esto est tajo, probado, que no puede citar Dupuis
(yo le desafio que lo haga) un autor persa,
griego, rabe, ni latino antiguo ni moderno en
favor de la antigedad que l supone los es
critos que se llaman de Zoroastro.
Aparece aqui tan de bulto la mala fe im
pudencia de Dupuis que no puedo dejar- de lla
mar la atencion de mis lectores para que conmi
go se convenzan de los escesos que es capaz de
conducir el fanatismo de la incredulidad. Oscure
ce la razon y trastorna el juicio de los que se de
jan poseer de l hasta tal punto, que desconocen
desprecian los principios y reglas mas slidas y
mas obvias de la lgica y de la crtica, y ma
nera de embaucadores, embusteros y trapalones,
sin repaso alguno, todo*lo meten barato, todo

I 97 ^
lo embrollan y con tono decisivo y altanero mienten atolondrando al infeliz incauto que hacen asi
vctima de su astucia y malignidad; lo aturden,
se apoderan por sorpresa de su imaginacion y sin
permitirle volver sobre s , redoblan descargas de
palabrotas enfticas insignificantes , basta arras
trarlo no al convencimiento, sino una ciega y
desacordada deferencia sus disparatadas opinio
nes infundados errores. De estos hombres se
encuentran en las grandes sociedades donde se ve
llevado al ltimo punto de perfeccion el arte de
engaarse unos otros , y este arte da de comer
muchos astutos charlatanes costa de la sen
cillez inesperiencia de los barbilampios.
El mismo Dupuis hablando del Gnesis con
fiesa , "que los libros en que estan contenidas es
tas historias (habla de la creacion del mundo y
caida de Adan) forman la base del cdigo reli
gioso de muchas naciones y tienen toda la auten
ticidad que puede exigirse en los monumentos
de la humana creencia (i) " Nosotros hicimos ver
esto mismo con testimonios de propios y de es-*
traos, de amigos y enemigos, y con razones de
mostrativas en- su lnea, que no dejan duda fun
dada y racional. Vimos que aquellos libros son
obra de Moises, y que Moises exist mil qui-.
nientos aos antes de Jesucristo.
En orden Zoroastro,. el que se tiene por
autor del Zend-avesta, vimos en el mismo ca
ptulo cuntas y cun divergentes son las opi(1.)

Tom. 3? pdg. 6. colum. 2?

( i98 )
niones que hay acerca de la poca en que exis-!
ti ; pero que ninguna hace subir mas de se
tecientos aos antes de nuestra Era su nacimien
to r y su muerte la fijan seiscientos y treinta aos
antes de la venida de nuestro Redentor. En cuan
to sus obrs, lo que tenemos en el dia es lo
que tradujo Anquetil du Perron, como no se
conserven en la Persia algunas otras. En ellas
vemos cada paso vestigios bien claros de la
doctrina hebrea , tan manifiestos que los advier
te el menos perspicaz. Para esplicar por dnde
han venido all mezclarse con las estravagancias que contienen aquellos' libros, todos convie
nen en que su autor Zerdust Zoroastro los to
m de la doctrina de los judos y de sus libros
que pudo leer muy bien , ora en Babilonia , ora
en la misma Media, donde confin las diez
tribus el Rey Salmanasar, y aun le sealan por
maestro unos Daniel, otros Ezequiel, otros
suponen que fue siervo de Esdras (i). Cmo,
pues, se atreve el Dupuis dar por supuesto
que Zoroastro existi antes que Moises; que el
Zend-avesta y el Boun-dehesk, son anteriores al
Pentatuco, y que este es en gran parte una co
pia de aquellos ? Cmo hemos de arguirle un
hombre que no da otra prueba de su opinion
que su dicho? Cmo convencerlo? Contra prin
cipia negantes, decan los escolsticos, fustibus
est arguendum: y en verdad que no encuentro
(i) Foucher memorias sobre la religin de tos persas,
tom. 46. pg. 446 y siguientes.

( 99 )
otro recurso que este para hacer entrar por. ve
reda Dapuis, abandonarlo su ostinacion
en el error.
Mis para que sopamos que Dupuis es uft
hombre no menos versado en la lectura de los
' Padres, que en la de los autores profanos, inten
ta persuadirnos, con la autoridad de los mismos
Padres, que todo lo que se contiene "en los pri
meros captulos del Gnesis es una alegora; y de
jando ahora parte Maimonides, Philon ,
los esenos y therapeutas, que ciertamente no lo
son, oigamos lo que dice de S. Agustn. "Agustn
refiere que muchos tenion la aventura de Eva y
la Serpiente asi como el Paraso terrestre por una
ficcion y una alegora , y despues de haber refe
rido varias esplicaciones morales que se daban
de aquellas alegoras, aade, que aun se podran
encontrar mejores , las que "no " se opone con
tal que siempre se vea alli una historia real y
verdadera. Yo no se, aade Dupuis (Hablando
con llaneza) como Agustn pueda conciliar una
alegora con una historia real : : : : mas por otra
parte la inverosimilitud de esta historia le hace
convenir en la necesidad de recurrir la alego
ra para hallar en ella un sentido racional y al
gun rastro de sabidura. Puede decirse con Beausobre que Agustin abandona en cierto modo
Moises y al viejo testamento merced de los maniqueos que no admitan por autnticos los tres
primeros captulos del Gnesis, y confiesa que
no hay medio de conservar el sentido literal de
dichos tres captulos sin herir la piedad y. sin

( 200 )
atribuirte a Dios cosas indignas de el ; y final
mente , que para poner en salvo Moises de es
tas imputaciones es fuerza no ver en su narraclon sino una alegora (i)." Esto dice Dupuis.
Vemos lo que dice S. Agustn en el mismo lu
gar en que l lo cita. "Por tanto alguno* entien- '
den en sentido espiritual todo el Paraso en que
los primeros Padres del gnero humano se refie
re que vivieron segun la verdad de las santas
escrituras : y convierten en virtudes de la vida y
costumbres, acomodndolo estas, aquellos r
boles y leos fructferos, persuadindose que
no fueron visibles y corporales, sino que se re
fiere asi para dar entender cosas espirituales.
Como si no pudiese haber sido corporal el Pa
raso, porque pueda entenderse tambien espiritualmente! Como si no hubiesen existido dos mu
gares llamadas' Agar y Sara , y de ellas no hu
biese tenido Abrahan dos hijos, uno de la escla
va y otro* de la esposa libre, porque diga el Aps
tol que en ellos se figuraron los dos testamentos!
O como si no hubiese habido piedra de la que
herida por Moises hubiese brotado agua, porque
en ella puede entenderse en sentido figurado
Jesucristo diciendo el mismo Apstol.: la piedra
era Cristo1." Y habiendo insinuado algunos de los
sentidos espirituales que puede encerrar la nar
racion del Paraiso y sus partes, concluye. "Estas
y otras interpretaciones espirituales, acaso mas
acomodadas, pueden darse con tal que se crea la
(i)

Tomo 3? pg. i0 y n.

I 2br )
verdad de aquella historia recomendable por la
fidelsima narracion de las cosas que alli sucedie
ron. Dum tamen et illius historice veritas, fidelissima rerum gestarum narratione conrnendata
credatur (i). A estas palabras de San Agustin es
conveniente aadir lo que dice l mismo en otro
lugar, para que se vea hasta dnde llega la ma
la fe de Dupuis y del Beausobre. "Yo tambien,
dice el Santo , poco de haberme convertido es
cribi dos libros contra los maniqueos que yerran
no recibiendo estas letras del antiguo testamento
con el respeto y veneracion que se merecen , si
no que blasfemando de ellas las desprecian y de
testan : deseando, al punto que me convert, ha
cer con aquel trabajo mio que sus delirios que
dasen refutados y despertar su mente que bus
casen en esas mismas letras que detestan, la fe
de Cristo y la verdad anunciada del Evangelio.
Y por cuanto, no me ocurria por entonces c
mo pudiesen entenderse en sentido propio y li
teral todas aquellas cosas , y aun me pareca que
no podan entenderse asi, que apenas podran
entenderse sin gravsima dificultad ; esplique, por
no detenerme, con la brevedad y claridad que
pude, lo que significaban figuradamente, cuandq
no hallaba lo que queran decir la letra ; no
fuese que fastidiados ellos de lo prolijo del
tratado , de la oscuridad de la disputa, no qui
siesen leerlo, teniendo la vista lo que enton
ces intentaba aunque no lo pude ejecutar del
(i) De Civit. Dei lib. i3. c. si.
Tomo 1L
26

{ 202 )
tocio: a saber, que en primer lugar todas aque
llas cosas se entendiesen en sentido propio y li
teral, y no desconfiando de que asi podria ha
cerse , dije en la primera parte del libro segundo
asi: en verdad, y por cierto aquel que quiera
tomar literalmente todas las cosas que aqui (en
el Gnesis) se refieren, esto es, no entenderlas
de otro modo que como suenan la letra, pue
de con esto evitar las blasfemias y esplicarlas de
un modo congruente la fe catlica. Al que obre
de este modo no solo no se ha de censurar , si
no que se ha de tener por el mejor intrprete
y mas digno de loa. Que si no se halla salida al
guna para entender las cosas escritas all piado
samente y de un modo digno de Dios, las de
bemos entender figuradamente y propuestas
manera de enigmas, conducindonos asi por la
autoridad apostlica, por la que vemos disuel
tos otros muchos enigmas de los libros del viejo
testamento, guardando empero la moderacion
que nos hemos propuesto , ayudndonos aquel
que nos exhorta que pidamos, busquemos y
llamemos. Por manera, que espliquemos todas
estas figuras de las cosas segun y conforme la
fe catlica , ora sean las que pertenecen la his
toria , ora las que la profeca , sin que por eso
perjudiquemos otros mejores y mas diligentes
tratados sobre la materia , trabajados por otros,
por nosotros mismos quienes el Seor quie
ra revelrselo. Esto dije entonces. Ahora, pues,
que Dios ha querido que registrando y conside
rando con mas diligencia todas estas cosas , no

( ao3 )
en valde A mi parecer, haya llegado juzgar que
podia aun por m mismo demostrar que estas
cosas se escribieron en sentido literal no alegri
co, como ya lo hemos hecho ver en lo esplicado
hasta aqui ; lo seguiremos probando en lo tocan
te al Paraso que es lo que sigue (i)."
De este pasage del Santo doctor se colige,
.que en la primera obra que escribi contra los
maniqueos en defensa de Moises y del antiguo
testamento, ljos de abandonar estos libros san
tos al desprecio con que los trataban aquellos
hereges, como calumniosamente le imputa el
Beausobre, esplic los primeros captulos del G
nesis en sentido figurado, no por negar que fuese
verdadero el literal y propio, sino por hacer mas
suave su trabajo, por atraer mejor su lectura,
por facilitar el desengao de los estraviados y
por no tener aun toda la inteligencia de las sa
gradas letras que adquiri despues costa de
profundas meditaciones y oracion fervorosa. Mas
ni entonces y despues mucho menos , neg la
verdad de la historia contenida en aquellos tres
primeros captulos, antes alababa siempre el ta
lento de los que no se separaban del sentido li
teral en su esplicacion, y el mismo Santo consi
gui hacerlo asi.
No por eso podemos negar que en los pri
meros captulos del Gnesis, asi como en otros
(i) De Genesi ad literam lib. 8? c. a? Esta es otra
obra que contiene i 2 libros, escrita por el Santo contra lo
maniqueos en defensa del Gnesis.

( 304 )
muchos lugares de la santa Escritura, se encuen
tran infinitas voces y frases que son verdaderas
metforas, y no admiten sentido propio literal:
como lo son todas aquellas en que se atribuye
Dios un cuerpo , miembros , acciones y pasiones
humanas : hay otras voces acerca de cuyo senti
do varan las opiniones de los catlicos, como su
cede la palabra da, maana y tarde usados
por Moises en la historia de la creacion. Tampo
co est definido por la Iglesia qu serpiente fue
en la que el demonio habl Eva, si fue real
y verdadera, si solo un espectro llamado me
tafricamente serpiente (i); pero en cuanto lo
demas que alli se refiere es constante, unnime
y universal la tradicion de la Iglesia, que siempre
crey ser narracion de unos hechos reales y ver
daderos; y si Orgenes, Cayetano algun otro
doctor se ha separado aun en parte de esta firme
creencia, su opinion se ha mirado como un error
y ha sido reprobada. Es necesario, pues, que bus
que Dupuis otras armas, porque estas se han
convertido en su dao.
Y no es cosa chistosa que despues de esto
se empee en hacernos dualistas y maniqueos
los cristianos, con el fin de sacarnos por hijos le
gtimos de Zoroastro y sectarios de su doctrina?
Empeo ridculo y que no merece refutacion, por
mas que lo funde en un testo apcrifo de Lactancio que ya se separ del cuerpo de la obra en
(i) Vase at P. Suarez De opere sex dierum. lib. 4?
cap. 1 ? nm. 1 2 y siguientes.

( 203 )
su ltima edicion (i); y en la circunstancia de
referir San Lucas haber sido crucificados con Je
sucristo dos ladrones, uno la diestra y otro
la- siniestra : uno bueno y otro malo: uno que se
salv y otro que se conden, que segun l son
smbolos de los dos principios, porque los pita
gricos significaban estos con los nombres de dies
tra y de siniestra. Estas si que son pruebas de
mostrativas del maniqueismo de los cristianos.
UA lo menos, dice Dupuis, estos dos sistemas el
de Jesucristo y el de Zoroastro y Manes es uno
solo, sin mas diferencia que une nuance (2) de me
tafsica que no merece atencion alguna." El cris
tiano cree en un solo Dios principio de todas las
cosas, Criador de los ngeles, entre los cuales al
gunos abusando de su libre alvedrio se hicieron
enemigos de su Criador y de sus obras, cuyo
principe es el demonio. Manes, no Zoroastro, es
tablece dos principios independientes uno de otro,
coeternos iguales, uno esencialmente bueno,
otro esencialmente malo. He aqui los dos siste
mas, y se dir que del uno al otro solo hay
una ligersima variacion metafsica?
Entremos ya examinar si la narracion de
Moises de la creacion del mundo y caida de nues
tros primeros padres, pueda ser una alegora
bajo la cual haya querido significarse la bajada
del Sol, con todos los efectos que de ah resul(i) Hecha en i748.
(s) Esta palabra francesa equivale la de matiz 6
graduacion casi imperceptible de colores en castellano.

( 206 )
tan : observemos para esto las e'pocas en que se
supone haber sucedido aquellos grandes aconte
cimientos, para ver si convienen con las de los
dichos fenmenos. Desde luego fijemos la poca
en que se cri el mundo. Dupuis conviene en
que segun las antiguas cosmogonas sucedi la
creacion en el equinoccio de Primavera. "Es bue
no , dice ( i ) , observar aqui , que todas las tradi
ciones cosmognicas fijan en el equinoccio de Pri
mavera la creacion y la regeneracion de la natu
raleza. La razon es visible , porque en todas estas
ficciones solo se trata de fijar la poca del ao
en que el Sol ejerce su energa fecunda sobre
nuestro hemisferio. La cosmogona de los persas
la hace comenzar en el mes Tavardin, en el
equinoccio cuando se celebraba el Neurrouz la
nueva revolucion. Virgilio la fija en esa misma
poca." Ahora bien, habiendo Dios comenzado
criar el mundo en el equinoccio de Primavera,
cunto tiempo gast en criarlo? Segun Moises
seis dias compuestos de maana y tarde. Y cun
do sucedi la caida del hombre? Estando al di
cho de Dupuis, fue al otro dia de haber sido
criado. "En el dia stimo, dice el Gnesis, cay
el hombre de su felicidad (2)." Se engaa Du
puis en esto, pero aprovechmonos de su engao
fraguado para ajustar la caida al nmero siete.
Dice Moises que el hombre fue criado los seis
dias del equinoccio de Primavera, como si dijra(i)
(2)

Tomo 3 p. 25.
Ibid. p. i39. colum. 2?

1 207 )
mos el treinta de marzo : dice Dupis que su ca
da fue al dia siguiente: luego fue el treinta y
uno ltimo del mismo mes. Pues con esto solo
dimos fin y cabo la coincidencia que este seor
supone de la caida del hombre con el equinoc
cio de Otoo, y las alusiones la serpiente del
Serpentario, puesto que en el principio de la Pri
mavera ni asomaba la Balanza enredada con el Sol
por el Oriente, ni el Serpentario se asomaba
aquel punto sino al anochecer poco despues.
Aqui apela Dupuis la cosmogona de Zoroastro : supone que segun ella los tiempos
periodos de la creacion fueron seis , cada uno de
un mes : supone que los seis dias de Moises son
otros seis meses , y contando marzo por el pri
mero el sesto es agosto , y en el stimo setiem
bre sucedi la caida del hombre al entrar el Sol
en el signo de la Balanza. Para desvanecer esta
sarta de embustes en que funda Dupuis sus cm
putos areos y su nueva inteligencia de los dias
de la creacion , considerndolos de un mes cada
uno , basta solo recordar la anterioridad del Pen
tateuco respecto al Zend-avesta ; mas para que no
le quede el efugio de decir que el Gnesis debe
esplicarse por el Zend-avesta, y que equivalien
do en este los seis periodos de la creacion seis
meses, deben igualmente entenderse seis meses
en los que Moises llama seis dias ; demos de nue
vo una ojeada la doctrina de los libros persas
sobre este punto. En los libros Zends que son los
que se tienen por obras de Zoroastro , vimos que
describiendo la obra de la creacion se dice haber

1 208 )
se hecho en seis gahambares , y para que no fue
se arbitraria la inteligencia de la duracion de
cada uno se fija y se mide por dias de esta suerte:
En el primer Gahambar cri Ormusd
con sus Amschaspands el cielo y los
astros: este Gahambar empez en
el equinoccio de Primavera y dur
dias
En el 2.0 di el agua y dur dias. . .
En el 3. di la tierra y en esto tra
baj dias
En el 4- di los rboles y trabaj en
su produccion dias
En el 5. di los animales en lo que
ocup dias
En el 6. produjo al hombre y gast
en formarlo das

45.
60.
75.
3o.
80.
7 5.

Componen los seis gahambares-i


365 dias
el ao antiguo que constaba de. . .J
Y hallndose tan exactamente marcada la dura
cion de cada uno por el mismo Zoroastro, no ha
lugar la arbitraria interpretacion del Dupuis que
quiere reducirlos seis meses cabales.
Sin embargo, aun tiene que reponer Dupuis
y es el testo del Boun-dehesk en el que se dice:
"que la duracion del mundo ha de ser de doce
mil aos: que en los tres mil primeros existi el
pueblo celestial , y en estos tres mil aos el pue
blo del enemigo no tuvo entrada en el mundo.
En los tres mil aos siguientes aparecieron en el
mundo Kajomorts y el toro , y esto compone loa.

( 2og )
seis mil. aos primeros que se llaman los miles
de Dios: ellos aparecieron en Aries , Tauro , Gminis, Cancer, Leon y la Espiga. Despues de los
miles de Dios vino la Balanza. Petiareh corri al
mundo. Kaiomorts vivi treinta anos con el ene
migo de la naturaleza. Pasados estos , Meschia y
Meschiane crecieron sobre la tierra. Cincuenta
aos transcurrieron despues sin querer engen
drar. Vivieron noventa y tres aos (i)."
Pues estos doce mil aos tampoco son mas
que, doce meses segun Dupuis , sin mas funda*
mento que aquello de que los miles de Dios apa
recieron en Aries, Tauro, etc., hasta la Espiga, lo
cual significa segun l , que en estos seis periodos
primeros de mil aos cada uno, estaba el Sol
en conjuncion con aquellos seis signos. El Sol es
t en conjuncion con cada uno de estos un mes,
luego cada uno de aquellos periodos es de un
mes solamente.
Pero, quin no ve lo absurdo y arbitrario
de esta suposicion? Ella es enteramente contraria
al testo del Boun-dehesk. En seguida de las pa
labras que acabamos de copiar de aquel libro,
sigue hablando de los seis mil aos ltimos del
mundo, llammosles miles del diablo, porque
en ellos predomina Ahriman: y forma el cm
puto de ellos empezando desde la creacion del
primer hombre Kaiomorts hasta la dominacion
de los rabes en la Persia ; y resulta haber tras
currido hasta esta poca cuatro mil cuarenta y
(i) Zend-avesta, T. 2? p. 420.
Tomo II.
27

( 2i0 )
nueve aos, dos meses y veinte y siete dias (i).
Vea, pues, ahora Dupuis tan hbil en acomodar
quadrata rotundis, como se ha de haber para re
ducir poco menos de seis meses toda esta serie
de aos que alli se distribuyen en las varias di
nastas que durante aquel tiempo ocuparon el
trono de la Persia.
Est bien , sean seis mil aos efectivos los de
Ahriman, pero los de Ormusd han de ser seis
meses: nos podr replicar aun Dupuis porque
en aquellos seis mil primeros corra el Sol seis
signos y esto lo hace en seis meses. Qu alucinamiento! No ve Dupuis que el autor del Boundehesk y los de las otras obras citadas por Anquetil no dicen, ni quieren dar entender como
l supone , que el Sol est en conjuncion con los
seis signos ascendentes mas bien boreales en los
seis mil aos de Dios, sino que aquellos aos
aparecieron en Aries, Tauro, etc.? Pues para que
se desengae y entienda el sentido verdadero de
esta espresion , lea lo que dice el Modjel-elTavarkk : "segun un libro escrito en una lengua
estranjera, el Dios supremo cri primero al hom
bre y al toro en un lugar elevado, y alli estu
vieron tres mil aos sin mal, y estos tres mil
aos comprenden el Aries, el Toro y Gminis.
Despues bajaron la tierra y vivieron en ella
otros tres mil aos sin esperi mentar pena ni con
tradiccion, y estos millares corresponden Can-,
cer, Leo y la Espiga. Despues de esto en el sti(i)

Zend-avesta^ T. 2?, pdg. 422.

( 2" )
mo millar que corresponde la Balanza pareci
el mal. Este hombre se llamaba Kajomorts. Cul
tiv la tierra treinta aos, las plantas y la yerba,
y cuando aparecieron los mil de Cancer , J
piter estaba en el signo de Cancer, esto es, en
conjuncion con el mismo signo, el Sol en el del
cordero Aries, etc." Luego en los mil de Can
cer , esto es, al principio de ellos , el Sol estaba en
conjuncion con Aries. Luego cada mil no es el
tiempo de una conjuncion, puesto que en los mil
primeros estuvo el Sol en Aries segun Dupuis, y
en los mil de Cancer vuelve estar en conjuncion
con l, segun se esplican los mismos autores per
sas (i). Pues cul ser el verdadero sentido de
esta distribucion de signos repartidos en el ao
magno de doce mil aos comunes? No est muy
dificil de entender, si humos de toda preocupa
cion. Los persas tenian alguna idea aunque con
fusa del morimiento de las estrellas fijas , que
suponan ser de tres grados en cada siglo , de
treinta grados en cada mil aos ; por consiguien
te el periodo de los doce mil aos era el de una
revolucion entera de las fijas. Asi esplica el Baill
el pasage citado del Modjel-el-Tavarikk (2).
Resulta de todo lo dicho, que los doce mil
aos del periodo persico es la duracion de su
ao magno, tiempo que segun ellos, gastaban
las estrellas fijas en su revolucion entera : que
los seis gahambares de la creacion son otros tan(i)
(2)

Zend-avesta. T. 2? pg. 353.


ffist. de la Ast ron. antig. T. i? pg. 393.

( 2i2 )
ios perodos, desiguales entre s, compuestos de
mas menos das, que todos componen un auo
de trescientos sesenta y cinco das cabales: que
ni aquellos millares ni estos gabambares tienen
que ver con los seis das del Gnesis, y finalmen
te que Dupuis se ba quebrado neciamente la ca
beza en querer identificar estos tres periodos, re
ducindolos torios seis meses que no son la me
dida de ninguno de ellos ( i
De las pocas de la creacion pasemos exa
minar el influjo que le suponen las cosmogonas
antiguas la serpiente en la cada del hombre
y en las desventuras de la naturaleza : y puesto
que Dupuis se ha empenado en que la cosmogona
de ZoroaMro, ha de ser la clave que nos sirva
para penetrar el sentido verdadero de la de Moi
ses, veamos que dice aquella acerca de esta gran
catstrofe , y si la serpiente figura en aquellas
desgracias.
Aquella cosmogona supone como ya dijimos
cuatro edades , de las cuales la primera es la ange
lical. "Entonces (son palabras del Boun-dehesk (2)
dijo Ormusd : es necesario formar por mi poder
el pueblo celestial , y gast tres mil aos en for
mar el cielo y su poblacion." La segunda fue la.
edad de la inocencia. En ella fue criado el pri
mer hombre inocente y feliz llamado Kaiomorts,
(i) Omitimos hablar de la supuesta cosmogona etru$~
ca, porque es copia de ta prsica segun et mismo Dupuis,
pg. 27.
(2) Vase et Boun-dehesk, p. 345. y 376.

y con l el toro que trabaja: esto es, el compa


ero auxilio del hombre para las labores, no la
constelacion de Tauro como interpreta Dupuis. Al
principio de la tercera edad, que es la presente y
llamamos humana, porque durante ella luchan
Ormusd y Ahriman en el mundo, vino Ahriman
la tierra. Vivia entonces Kaiomorts y despues
de esta venida aun vivi treinta aos. Muere al
fin Kaiomorts y los cuarenta aos de su muerte
brota de su semilla una planta llamada Reivas:
esta planta gasta en arrojar su tallo hasta florecer
quince aos: de esta flor nacieron un tiempo
Meschia y Meschiane primeros padres del gnero
humano, los cuales seducidos por Ahriman fue
ron ingratos Ormusd, pecaron y atrajeron sobre
s y sobre su descendencia las miserias que esperimentamos. Tenemos, pues, que aun suponiendo
la caida de Meschia y Meschiane muy inmediata
su produccion, desde la entrada de Ahriman en
el mundo, que Dupuis quiere que signifique la
entrada del Otoo, hasta aquel suceso el mas fa
tal para el hombre, pasaron treinta aos que aun
vivi Kaiomorts, cuarenta que estuvo su semilla
bajo de la tierra : quince que tard en brotar el
Reivas aquel par humano: en todo ochenta y
cinco aos. Pues Dupuis no hace caso de ellos ni
en su opinion valen un dia entero, puesto que
supone que entrar Ahriman en el mundo, en
trar el Otoo y caer el hombre en desgracia fue
todo un mismo tiempo y significa una mis
ma cosa.
En efecto, "Ahriman, segun Dupuis, no es

( 2i4)
otra cosa que la serpiente que viene asida las
manos del Serpentario. Esta constelacion est de
bajo de la de Libra: la entrada del Otoo vie
ne el Sol en conjuncion con Libra, y con l aso
ma el Serpentario y su serpiente, y todos juntos
nacen un tiempo. Desde este dia que es el equi
noccio de Otoo empiezan ser los dias mas cor
tos que las noches, la tierra se enfria en nues
tro hemisferio, porque ya se halla el Sol en el
austral, desfallece la vegetacion y parece que la
naturaleza desmaya, en lo que consiste lo que
las antiguas cosmogonas llamaron alegricamen
te caida del hombre imperio de las tinieblas.
La cosmogona persica como la de Moises , que
es su copia , no es mas que una alegora bajo la
cual se figura este fenmeno anual que entriste
ce y marchita todos los vivientes que habitan
desde el ecuador hasta el polo rtico." Prueba Dupuis esta interpretacion de la fbul* zorostrica,
con los siguientes pasages. "Ahriman solo , se di
ce en aquellos libros, penetra hasta el cielo. Bajo
la forma de una culebra salta del cielo sobre la
tierra. En el mes Tavardin el dia Ormusd corre
hcia la parte del Medioda: : : : Bajo la forma de
una mosca corre por todo el espacio que le habia
sido dado. Destroza el mundo hcia el Medioda,
todo qued negro como la noche : introdujo en
la tierra los kharfesters que despedazan y son ve
nenosos, como la culebra, el escorpion y el sapo:
todo lo quem hasta las raices: derram agua
hirviendo sobre los rboles, hizo que se seca
ran al momento: : : : Kaiomorts vio al mundo te

i
)
nebroso como la noche, y la tierra abrasada por
los kharfesters (i)." Con refinada malicia suprime
Dupuis, citando este pasage, las palabras que fijan
el tiempo y -los efectos de esta perniciosa entrada
de Ahriman en ta tierra, porque aquel y estos
destruyen del todo su interpretacion. El quiere
que la desolacion causada por Ahriman sea la
entrada del Otoo ; pero el Boun-dehesk dice que
sucedi el dia Ormusd del mes Tavardin , que
como nos dijo antes el mismo Dupuis (2), es el
principio de la Primavera: quiere que el mal in
troducido por Ahriman sea el frio del Invierno
y la diminucion de los dias. Pero el testo dice
que Ahriman despojado ya de la forma de cule
bra y transformado en mosca todo lo abrasa y lo
destruye con fuego y agua hirviendo, y todo lo
deja envuelto en espesas y continuas tinieblas.
Finalmente, Kaiomorts presencia impvido esta
catstrofe y sobrevive treinta aos reinando en
el mundo; por donde se echa de ver, que aque
lla travesura de Ahriman no caus la caida del
hombre , ni tiene nada que ver con ella. Es visto,
pues, que ni el tiempo ni los efectos de aquel
fabuloso convienen con la interpretacion
viva fuerza quiere darle Dupuis.
El segundo lugar que cita en apoyo de su
capricho es tomado del Vendidad-sade , de que
hablamos en otro lugar, en el que se dice, que
Ormusd form diez y seis regiones ciudades
(i)
(2)

Zends, T. 2? pg. 35i.


Jbid. T. 3? pg. i5.

I 2!6 )
admirables por su clima y escelentes produccio
nes. "La primera ciudad region semejante al
Behescht, que yo produje al principio, yo que
soy Ormusd , fue Eriene Vedjoo dado puro. Des
pues este petiare Ahrirnan lleno de muerte hizo
en el rio la gran culebra , madre del Invierno
dado por el Dew y hubo diez meses de Invier
no y dos de calor: en otros lugares el calor du
ra siete meses y el Invierno cinco (i)." Mas en
este lugar no se dice que Ahriman tomase figura
de culebra , sino que form una culebra , no en
el cielo sino en el rio del Irn : llamala madre del
Invierno , no porque lo produzca, sino porque lo
anuncia, puesto que aun aqui en nuestros paises, cuando aparecen ciertos reptiles saliendo de
sus madrigueras donde han estado ocultos en el
Verano , es principios del Otoo anunciando las
primeras aguas. En las sierras de Segura , adver
tido por los naturales, he conocido yo con anti
cipacion que venian ya las aguas del Otoo al
ver salir por los manantiales una especie de salamadras que llaman alli Tiros. Finalmente, no
se dice que Ahriman produjese el Invierno, sino
que hizo fuese mas largo que lo era antes; y en
prueba de esto dice Anquetil, que aquellas pa
labras deben traducirse asi : antes del trastorno
causado por Ahriman habia siete meses de calor
y cinco de frio: despues hubo diez meses de frio
y dos de calor. Pues en este segundo lugar se
habla de otro trastorno causado por Ahriman
( i)

Vendidad-sade Targard. i?, T. i ?, parte 2?, p. i 64.

I 2i7 1
distinto de aquel primero que acabamos de exa
minar : aquel fue en toda la mquina del mun
do: este es un determinado lugar, solamente en
una provincia de la Persia llamada Irn Arn.
Alli todo lo quemaba , aqui todo lo enfria : all
solo se encuentra con Kaiomorts inocente ; aqui
supone pobladas provincias y ciudades cuyos ha
bitantes sufren por el influjo malfico de Ahriman diversas calamidades asi fsicas como mora
les : en unas son moscas que acaban con los re
baos : en. otras desenfreno en la lengua en otras
hormigones que todo lo roen : en otras ateismo:
en otras frio : en otras pobreza etc. Y qu tiene
que ver todo esto con el Serpentario y con el In
vierno? Dupuis lo sabr.
En las notas de Anquetil al Targard i. y
puede leer el curioso la esplicacion de aquellas
paises y provincias que se citan en el testo: all
les va buscando sus equivalentes en tiempos mo
dernos, y los puntos y parages que corresponde
cada uno de ellos. El Eriene Vedjo corresponde
al Irn Arn , que es parte de la Armenia si
tuada entre los cuarenta y cuarenta y tres grados
de latitud setentrional. De alli sali el monarca
Djemschid para poblar el pais de Vardjemguerd
caminando siempre hcia el Medioda. Las mon
taas que se hallan en la frontera del Norte de
la Media , estan cubiertas de nieve nueve meses
del ao : en diez meses no hay pesca en los lagos
de aquel pais. Y no dificulto yo que en el tras
torno que indica aqui Zoroastro, causado en aque

( ai 8' )
sion a lo que se lee en el Targard siguiente , i
saber : "Con los Izeds del cielo que me acompa
aron mi que soy el justo juez Ormusd , esta
blec pobl de seres vivientes el clebre Irandedj dado puro, y con el socorro de estos hom
bres celestes del Irand-ved j el rey Djemschid gefe
de pueblos y rebaos, pobl de seres vivientes
los paises de su nuevo imperio: : : : sobrevino el
Invierno destructor y las nieves copiosas cubran
las montaas mas elevadas; mas luego que se
derritieron por los calores brot por todas partes
la yerba con mas fuerza y vigor. Esto sucedi en
el mundo en tiempo de Djemschid (i)." Pero
nada tienen que ver estos fenmenos con la ser
piente ni el Otoo de Dupuis como est mani
fiesto.
Mas al fin Zoroastro llama Ahriman el as
tro serpiente , dice Dupuis ; luego es preciso en
tender por Ahriman una constelacion, y esta
constelacion est colocada en el cielo junto la
Balanza y sube con ella (2). Zoroastro en el lugar
<jue cita Dupuis, lo que dicees, que cuando los
jte'ris desolaban el mundo: cuando corran por
todas partes : cuando el astro serpiente se haca
un camino entre la tierra y el cielo; Tascher,
otro astro que en sentir de Anquetl- es la estre
lla Sirio el Can, hizo manar un lago un mar
que se llama all Voorokesche. Si este lugar os
cursimo se ha de esplicar por lo que se dice en
(*)
()

Vendidad-sade Targard. 2?,.T. i? par, s p. 274.


Tomo 3? />. 8 8.
" V
. -'

( 9 )
el principio del Boun-dehesk como quiere Anquetil , solo puede significar que en aquel primer
trastorno universal de que antes hablbamos,
mientras la "estrella serpiente se abra un camino
entre la tierra y el cielo : en el mes Tavardin
equinoccio de la Primavera, cuando nace la ser
piente en oposicion con el Sol al bajar este su
ocaso: el astro Tascher fecundaba la tierra pro
duciendo aguas que refrigerasen los incendios y
abrasamientos causados por Ahriman. Empero ni
est claro que por el astro serpiente se denote
aqui Ahriman, ni menos que sea la serpiente
del Serpentario, ni tampoco que se indique aqui
la poca de su conjuncion con el Sol en el equi
noccio de Otoo ; y todas tres cosas debian espre
sarse significarse, siquiera para cumplir Dupuis lo que l deseaba. Si por titularse aqui un
Ahriman astro serpiente, se debiera entender
que era una estrella una constelacion , cuando
se llama lobo se dice que toma la forma de
lobo, cuando se dice que tom la figura de mos
ca, de animal de dos pes etc., deberian irse
buscar en el planisferio celeste las formas de es
tos bichos, para encontrar Ahriman en sus dis
tintas metamorfosis , y unas formas y unas cons
telaciones destruiran el sentido que otras se
las quisiera dar. Ademas, sea astro serpiente, pero
cul de ellas? porque hay hasta cuatro en el cie
lo astronmico. Ser el dragon de las Hesperides,
la serpiente del Serpentario, la hidra que
est cerca de este. Dupuis vacilante, como mal
bailarn de maroma, todo se inclina, en nada.,

{ 220 5
se fija y con lo que dice una vez destruye de
bilita lo que ha establecido por otra parte. Por
ltimo es necesario volver repetir , que el mes
Tavardin es el primero del ao empezando por
la Primavera : que en esa estacion fue cuando
hizo Ahriman de las suyas, segun espresamente
lo dice el Boun-dehesk ; y que por consiguiente
el abrirse un camino por entre la tierra y el cie
lo, solamente puede indicar que asoma por el
Oriente cuando el Sol traspone por el ocaso, que
es el punto opuesto al que debia tener segun la
interpretacion de Dupuis.
He aqui de pronto se separa Dupuis de sus
sabias investigaciones sobre Ahriman y la ser
piente , por atender una tradicion rabinica. Se
gun sta el diablo se apareci Eva, montado
en un camello en la constelacion donde pinta
mos nosotros Hrcules ingenculo que est al
lado de la serpiente ; luego Hrcules ingenculo
es el mismo diablo que pegado la serpiente
compone un monstruo serpenti-camelo-mrfico,
cual puede caber en cabezas rabnicas en la de
Dupuis que no les va en zaga. Mas por si en
este bodrio se atasca la delicadeza de algun lec
tor, ya acude nuestro titiritero desvanecer su
embarazo. "Si quieres, le dice, entender por la
serpiente seductora al dragon de las Hesperides,
tambien por ni l andan camellos, pues que los
rabes llaman las estrellas de la cabeza de
aquel dragon los cinco dromedarios camellos/'
He ah camellos de sobra, por si no basta uno.
Risurn tematis?

( 22i )
Pero lo gracioso es que la serpiente del Ser
pentario est cabalmente donde pone el Gnesis
la serpiente del Paraiso. . Alli se dice que sigue
Eva y amenaza morderle el talon de su pie.
La serpiente celeste nace con la estremidad del
signo de la Balanza. La Virgen est de pies so
bre la Balanza , luego la serpiente celeste ame
naza morder el talon de Eva. En qu quedamos,
Seor Dupuis? no nos ha dicho vd. que Eva es
la serpiente misma del Serpentario, citando pa
ra ello malamente al viagero Chardin? no nos
dir en adelante que Virgo representa la ma
dre de Cristo ? Pues cmo quiere ahora que re
presente Eva? Mas Dupuis sale todo f to
do le da salida. Esta muger porta-balanza, di
ce (i), podria tomarse por imgen de Eva,
menos que no se quiera estar al dicho de Char
din que coloca Eva en la constelacion boreal
del Serpentario. Pero si Virgo es Eva alli est el
ingenculo que mata la serpiente custodia de las
Hesperides y tenemos completo el juego de los
actores de la fbula sin necesidad del Serpenta
rio; mas entonces, cmo cuadra esto con el Oto
o y con todo lo que hasta aqui habeis dicho?
El caso es que si ponemos la vista en un pla
nisferio celeste, que no sea el de Dupuis, vere
mos que la cabeza de la serpiente del Serpenta
rio , como confiesa l mismo , casi toca la co
rona boreal en los treinta grados de latitud de
aquel hemisferio y en los doscientos treinta de
(i)

Tom. 3? en las notas ., pg. 3i5.

longitud : y los pes de la Virgen estan casi en


el ecuador y en los doscientos y quince grados
de longitud. A tanta distancia segura ra la Vir
gen de que la serpiente la alcance para morder
le. Al cabo l|g aqui la ltima trasformacion de
sus figurines: nada hay de lo dicho hasta ahora..
Hercules y el Serpentario son los mismsimos
Meschia y Meschiane del Boun-dehesk , de los
cuales cada uno tiene su gran serpiente. Vamos
despacio , Seor Dupuis ; Meschia y Meschiane
en aquella cosmogona son varon y hembra , Vir
et Virago como Adan y Eva, de los que son co
pias, y cualquiera que lea el testo del Boun-de
hesk bnocer que bajo la palabra serpiente, de
que usa Meschia quiere dar entender el rga
no viril de la generacion, y asi es, que de Mes
chiane no se dice que tuviera serpiente. Aunque
el testo de aquel libro es menos indecente que
el de Dupuis en algunos lugares de su obra, no
me es decoroso copiarlo aqui (i). De la bveda
celestial nos lleva ahora Dupuis los bosques
para buscar en ellos los dos rboles, el de la vida
y el de la ciencia del bien y del mal. Con este
motivo revuelve y trae cuento rboles antiguos
y modernos. El rbol bueno y el rbol malo del
Evangelio : el rbol de la vida del Apocalipsis:
los dos rboles que se ven en algunos monumen
tos de Mithra : otro rbol en pais de los gnosti
cos con sus doce frutos: los toneles de Jpiter
de que habla Homero porque al cabo las duelas
(i)

Boun-dehesk pg. 379.

serian madera de algun rbol. Quiere que aque


llos dos rboles sean uno solo puesto en el cielo
y que se llame rbol de la vida, cuando se con
sidera plantado junto al trono del Dios de la luz,
y rbol del mal cuando est plantado junto al
trono de Ahriman; que el rbol de la vida
sea el celeste, y el del bien y del mal sea terre
no est plantado ac en la tierra. Finalmente,
quiere que estos rboles sean alegricos y no naT
turales, que signifiquen el uno el frio del In
vierno, y el otro el templado calor y la fecun
didad de la Primavera. Mas si entre la alegora
y la realidad debe haber alguna semejanza para
que por ella pueda venirse en conocimiento de
lo que aquella indica , qu semejanza puede ha
llarse entre esos rboles y los que Moises refiere
que habia en el Paraiso? Estos eran dos de cua
lidades opuestas: el fruto del uno daba vida y
vigor al hombre; el del otro lo haca miserable
y mortal: ambos estaban plantados en el Parai
so, y ellos y todos los demas qtie poblaban aquel
pais delicioso producan frutos no precisamente
en el Otoo, sino en todas las estaciones del ao
para servir de. alimento los hombres. Prob
Adan el fruto vedado del uno, y los males que
en prueba de su desobediencia sufri y sufrimos
sus descendientes, no siguen la alternativa de las
estaciones sino que son perpetuos inalterables
durante esta vida mortal : del fruto del rfol de
la vida no gust entonces Adan porque no quiso,
y ya ni l ni alguno de sus descendientes gusta
r en la tierra. San Jun en el Apocalipsis para

I *4 \
damos alguna idea de la bienaventuranza se va
le de varias y lindas metforas, y aludiendo lo
que Moises dice del rbol de la vida , cuenta que
en medio de la plaza de aquella Ciudad Santa, y
las dos orillas del caudaloso y cristalino rio que
la alegra y recrea, se Vern espesas alamedas de
rboles de la vida que cargarn de frutos en to
dos los doce meses del ao, esto es, que siem
pre tendrn frutos maduros y sabrosos, y que
sus ojas servirn para la salud de las gentes; de
donde tomaron los gnosticos este rbol de que
hablan en la obra apcrifa que titulaban Evan
gelio de Eva, Los rboles del Paraiso son verda
deros rboles: el del Apocalipsis es metafrico;
porque el Paraiso era un pais situado en la tier
ra, ameno y delicioso, y asi no hay razon que
obligue trasportar el sentido de la palabra r
bol de su significacion natural un sentido me
tafrico ; pero en el cielo donde todo es espiri
tual y eterno no habr ni puede haber verdade
ros rboles semejantes los de la tierra. Las vir
tudes de los rboles del Paraiso podian ser na
turales, esto es, aquellos rboles podian tener
virtud en sus frutos , el uno para fortalecer la
mquina del cuerpo humano y reparar las pr
didas que debia sufrir en el continuo ejercicio
de sus funciones naturales, y el fruto del otro
' podia producir cierto trastorno en la organizacion
del hombre que alterase la armona con que
obraba el cuerpo en el alma de Adan. Pudo el
rbol de la vida ser un tnico, como llaman los
mdicos , un restaurant de las fuerzas vitales

( 225 )

mas enrgico que cuantos se conocen en el da;


pero de su misma clase. El. fruto del rbol de la
ciencia del bien y del mal pudo ser un aphrodisiaco que estimulando vivsimamerite el apetito
sensual , hasta entonces subordinado la razon,
produjese una especie de delirio extro libidino
so en el alma que impeliese vehementemente la
voluntad buscar los placeres venereos. _ Totlo
esto pudo ser, y tambien pudo ser que aquellos
frutos no fueran sino ocasiones no causas de los
efectos que el Autor de la naturaleza habia liga
do su uso sin que en ninguna de estas hip
tesis encuentre la razon cosa que le repugne ni
desdiga de la verdad de la historia mosica, an
tes bien cualquiera de ellas cuadra perfectamen
te con los antecedentes y consiguientes que al li
se refieren. Pero decir, como dice Dupuis, que el
mal cuya ciencia adquiri el hombre comiendo
de aquel fruto fue la esperiencia del frio y de la
aparente esterilidad del Invierno, y de la dimi
nucion de la luz en los dias cortos que median
desde el equinoccio de Otoo hasta el solsticio de
Invierno; y que el bien que aprendi fue la es
periencia de la fertilidad de la Primavera , del
calor del Verano, y del aumento de luz en los
dias largos de aquellas estaciones ," es fingir en
Aquella narracion una alegora, y darle un sen
tido que jamas podr componer ningun cerebro
que no est trastornado con lo que literalmente
suena. El intrprete no debe obligar al autor que
espohe que diga lo que l quiere, sino debe
trabajar para entender lo que el autor dice, y el
Tomo II.
29

.
( 226 )
sentirlo en que sus palabras se deben tomar: lo
demas no es interpretar sino forzar el testo, vio
lentarlo, delirar en una palabra, y estoes lo que
hace Dupuis. Mas la Iglesia no ba reprobado las
arias interpretaciones que los Padres y espositores catlicos han dado y darn de aquellos rbo
les, con tal r/ie se crea la verdad de acuella
historia recomendable por la fidetsima narraciortde los hechos que all sucedieron , como pre
viene San Agustin.
Pero como quien faltan razones en que
apoyar su dicho no desperdicia friolera alguna
que lo pueda hacer verosmil , repara Dupuis en
que nuestros primeros padres no advirtieron que
estaban desnudos hasta el punto en que proba
ron la fruta vedada, lo cual es decir segun l,
que entonces fue cuando empezaron" sentir el
frio, y esta frase indica que ese fue el mal que
les sobrevino. Mas en el dia andamos vestidos
por dos razones , por pudor y por conveniencia.
Adan antes de pecar no tenia en s de que aver
gonzarse, no le poda causar pudor el andar des
nudo: asi como no nos lo causa nosotros lle
var desnudas las manos y el semblante que sin
resistencia obedecen las insinuaciones de la vo
luntad ; porque en Adan inocente todas las par
tes de su cuerpo estaban sujetas su razon. Mas*
por el pecado se revel la carne contra el esp
ritu, y esta rebelion tan .degradante para l, se
hcia sensible en partes de su cuerpo que por
honor su persona le era forzoso ocultar, para
que su miseria no se hiciese mas pblica, y eso

( 2 2-7 )
fue de lo que trat por entonces, no de defen
derse de la intemperie de la estacion. Con unas
hojas de higuera se acomod un ceidor un
delantal corto como el que usan aunque no por
abrigo los habitantes salvages de la Zona-torrida.
Pues aburrido Dupuis por no haber hallado
en el cielo alguna constelacion vegetal que bau
tizada por el con el nombre de rbol de la vida
de la ciencia del bien y del mal , le pudiera
servir para continuar el tejido de su maraa, se
echa buscar por el cielo el querubin puesto de
centinela la puerta del Paraso , y he aqu que
tropieza con la constelacion Perso, la que se
gun l llaman Chelub los rabes, que en su idio
ma quiere decir guardian, y de esta constela
cion hace un querubn : le pega unas aletas en
ios zancajos como las llevaba Mercurio : le hace
empuar la espada como cuenta la fbula que
lo hizo Vulcano con Perso, hijo de Jpiter y de
Danae , y aquel lugar que ocupa en el cielo ha-ce ahora que sea la puerta del Paraiso : pero se
guarda muy bien de hablar de aquel la horroro
sa cabeza que lleva en la mano de una de las
miserables gorgonias , porque esa- circunstancia
habra hecho ver todos que el tal figuron nada
tiene que ver con el querubin del Paraiso. Este
guardaba el Paraiso terrenal, que segun Dupuis,
est en el Irn la Iberia. Perso all en el cielo.
La puerta del Paraiso celestial , segun repite mu
chas veces Dupuis , est en la constelacion de
Aries, en el punto por donde subiendo el Sol
entra en el hemisferio boreal. La constelacion de

Perso se ve los cuarenta grados de latitud bo


real, esto es, ochocientas leguas distante de Aries.
Esa palabra Chelub, quiere decir perro, como el
mismo Dupuis lo interpreta, y Cherub, quiere
decir maestro en hebreo: son, pues, hasta los
nombres distintsimos, y asi el smbolo de esa
constelacion de ningun modo pudo servir al au
tor del Gnesis para copiar de l el querubin de
su Paraso, aun cuando ese smbolo se usase ya
al escribirse el Gnesis; y mucho menos siendo
mas moderno, pues su origen es griego y muy
posterior Moises.
Con todo, Dupuis no habla tan al aire como
quiere dar entender, porque se apoya en un
monumento antiguo y fidedigno en el cual est
grabada la pretendida historia del Gnesis, tal
corno l nos la ha descifrado. Es una gata que
perteneci Luis XIV, en la que se ven los
tos lados de n rbol un hombre y una muger,
y en la leyenda que circula el borde de esta pie
dra se espresa que aquellos personages son Adan
y Eva ; y la serpiente que se ve los pies del
rbol, la cabra los pies de Adan, y los animales
que se descubren en el exergo, caballo, leon, toro
y otros, son todos smbolos astronmicos que en
tran en la composicion de esta alegora , la cual
lio se puede esplicar sin levantar los ojos al cielo,
adonde se halla la serpiente seductora el astro
serpiente que trae los inviernos. A los anticuarios
pertenece examinar la autenticidad de este mo
numento que se ajusta perfectamente con nues
tra teora, empero que no es sino una prueba

(
5
accesoria de ella. 'Asi concluye Dupuis. Qu can
dor, que modestia de hombre! esclamara quien
no lo conociese, mas nada hay de eso. Sin em
bargo si nos remite los anticuarios para apre
ciar el valor de este monumento, vemos lo que
dice acerca de l el P. Montfaucon de quien lo
copi callando maliciosamente, como acostumbra,
lo que no le tenia cuenta. "La imagen siguiente
que es la primera de la lmina veinte del primer
tomo del suplemento de la antigedad esplicada-,
la imagen siguiente, dice el P. Montfaucon, re
presenta en el mismo tamao de su original um
gata del rey, en la que se ven Jos dos lados
de un rbol "Jpiter y Minerva. Esta gata
fue regalada al rey difunto Luis XIV unos trein
ta y cinco aos ha. 1 labia estado muchos siglos
en una de las mas antiguas iglesias de Francia;
en donde se tenia por la imagen del Paraso ter
renal, en la que se figuraba el pecado de nuestros
primeros padres. El rbol de enmedio se crea
ser aquel del que cojieron el' fruto vedado. El
manto de Jpiter asido sus hombros, el rayo
en su mano, la coraza de Minerva y el ropage
. que la cubre toda , todo esto era mas que sufi
ciente para que los menos instruidos hubiesen
Tuelto de aquel error ; no digo los que tuviesen
alguna tintura de mitologa , sino aun los que
solo poseyesen las nociones mas superficiales de
la historia sagrada. Pero los hombres de aquella
edad cuando descubran un monumento de esta
naturaleza , adoptando lo que primero se les ve

( 23o )
despropsito que se les figuraba. Aquella gran
gata que se guarda en la santa capilla, que re
presenta la apoteosis de Augusto, se crey por
muchos siglos que figuraba la historia de Jos
hijo de Jacob. Una onice en que estan grabadas
las cabezas de Germnico y Agripina con mucho
primor, puesta en un anillo de oro, estuvo cerca
de seiscientos aios dndose besar los feles
piadosos en ciertos das del ao en otra cierta
i lesia , tenido por el anillo - arras que dio la
bienaventurada Virgen Mara su esposo San Jos,
hasta que unos veinte anos ha se descubri en l
cierta inscripcion griega en caracteres muy me
nudos, en la que se llamaba Germnico Alpbeo
y Agripina Arethusa. Esta piedra la conserva
mos hoy en este monasterio. Pues volviendo
Jove y Minerva ellos son los que se ven aun
lado y otro del rbol Jpiter, tiene el rayo con
el brazo estendido , y lleva un manto en sus orabros que solamente le cubre sus espaldas. Miner
va est pertrechada de morrion y de los ves
tidos con que acostumbra verse en otros monu
mentos. Aquella serpiente tortuosa que tiene
sus pies es smbolo de Minerva Polyada que se
adoraba en Atenas: : : : : el rbol y la vid enreda-,
da en l, la cabra que tiene Jpiter -sus pies,
y los demas animales que se ven en el exergo,
caballo, leon, buey y otros, parece que significan
la naturaleza, cuyo- padre era Jpiter. La ins
cripcion hebrea puesta en el borde de la piedra
parece ser de un tiempo muy posterior al resto
del grabado , y est escrita en caracteres rabnicos

tan toscos que apenas se pueden leer:v He aqui


en lo que ha venido parar el clebre monu
mento de Dupuis analizado por el P. Montfaucon.
Ya se conoca que Dupuis desconfiaba de l cuan
do, lo citaba solo como una prueba accesoria de su
teora ; mas como su principal empeo es aluci
nar y deslumhrar los incautos y los ignoran
tes, psolo confiado en que muchos lo recibiran
sin reflexion como un argumento demostrativo.
Recapitulemos todo lo dicho en este primer
prrafo uso de Dupuis. El libro del Gnesis
refiere en los tres primeros captulos la creacion
del mundo y la cada del hombre , no en estilo
figurado y alegrico, sino literal histricamen
te : asi lo entendi siempre la sinagoga-: asi lo ha
entendido la Iglesia. Si algun espositor antiguo
moderno ha interpretado alegricamente aque
lla historia algunas de sus circunstancias, esto
lo han hecho sin negar la realidad de esta, an
tes bien dndola por supuesta , como vimos que
lo hizo San Agustin, y si alguno se ha separado
del sentido literal , suponiendo que aquella nar
racion sus partes principales no admiten mas
sentido que el alegrico, la Iglesia ha reproba
do siempre esta inteligencia. La historia del G
nesis no est copiada de la cosmogona de los
persas , porque esta se invent muchos siglos
despues de haberse escrito aquella. Y aun cuan
do se .quieran suponer semejantes en algo que
Zoroastro tomase de los libros de Moises de
las tradiciones de los hebreos; la cosmogona per
sica nada dice de lo que Dupuis quiere hacerla

(
que diga. Segun ella la creacion se hizo en tres
cientos sesenta y cinco das y en seis periodos
no en seis meses. Segun ella la duracion del
mundo es de doce mil anos comunes de los que
van corriendo y vamos viviendo, y aun le que
dan .segun cmputos muchos que vivir este
mundo, no los seis meses que Dupuis los quie
re reducir.* De las catstrofes que se refieren en
los libros Zends, la una sucedi en el equinoc
cio de Primavera en el dia Orrausd del mes Tavardin, no en el de Olono como quiere Dupuis.
La otra fue aquel Invierno tan rigoroso que su
fri' Djemschid. Ni en la una ni en la otra cats
trofe se cita para nada la serpiente del Sorpantano. En la primera, solo se dice que Abriinan tom varias formas para hacer sus diablu
ras, de culebra, de lobo, de animal de dos pies,
de mosca, ete. En la segunda, solo se dice que
el anuncio del Invierno tan frio que amenazaba
fue la culebra que se dej ver en el rio de la
ciudad pais de Eriene-vedjoo , puesta alli y
producida por Ahriman, que con ella cri y pro
pag los demas reptiles nuncios asquerosos y da
ninos de la humedad y del fro como los sa
pos, etc. Ni entre las constelaciones del cielo hay
cosa que pueda haber servido de tipo ni los
rboles ni al querubin del Paraso terrenal ; nada
hay pues en la historia del Gnesis deducido
imitado de las fbulas mitolgicas ni de los sm
bolos de las constelaciones, ni es alegora de los
movimientos de los astros, ni de los fenmenos
que producen estos sobre la tierra.

I 233 5

* .

.
'De la reparacion.

Si la cada del hombre que se refiere en el


Gnesis es una alegora , lo es igualmente lo que
creemos los cristianos acerca de su reparacion.
Hemos probado contra Dupuis que lo que se re
fiere en el Gnesis acerca de la caida del. hom
bre es un hecho verdadero, porque no envuelve
contradiccion alguna , y porque lo han entendido
literalmente la sinagoga y la Iglesia intrpretes y
depositaras de aquel libro ; luego lo que creemos
los cristianos acerca de nuestra reparacion es
igualmente un hecho verdadero. En qu se fun
da Dupuis para negarlo ahora? En que^ Jesucris
to que se supone ser el reparador del linage hu
mano es un personage fabuloso, alegrico, bajo
cuyo nombre est significado el Sol, y no el Sol
en todos los puntos de su rbita, sino en el equi
noccio de Primavera , cuando por su ascenso al
hemisferio boreal fecunda la tierra con su calor
vivificante. Es necesario, pues, probarle Dupuis
para convencerlo, que Jesucristo fue un perso
nage real y verdadero, y que existi en la po
ca en que lo supone la historia de su vida escri
ta por los Evangelistas, testigos oculares y fide
dignos de cuanto- nos refieren de aquel personaTomo IL
3o

ge divino , que es el autor de nuestra Religion,


el objeto de nuestra fe, de nuestra esperanza, de
nuestra caridad , de todos nuestros cultos. Pero,
ah ! que esto lo sabe muy bien et Dupuis , y si
lo niega contra el testimonio de su conciencia,
es para alucinar los incautos que se dejan se
ducir por sus palabrotas y tono magistral y pe
dantesco. Quisiera l y sus discpulos que gasta
semos ahora el tiempo y nos tomasemos el tra
bajo de demostrarle la verdad de la existencia de
Jesucristo, cuando l no presenta una prueba si
quiera de lo contrario. Mas necio seria yo en de
tenerme probar aquella verdad , que Dupuis
ha sido en negarla sobre su dicho. Despues de
mil ochocientos aos en los que incesantemente
ha estado sufriendo la Religion cristiana toda
suerte de ataques de toda clase de enemigos, has
ta Dupuis ninguno se habia atrevido echar ma
no de este arma que sin. duda le hubiera sido
mas facil de manejar un Celso, un Porfirio,
un Hierocles , un Juliano , y la habran ma
nejado con tantas mayores ventajas cuanto mas
inmediatos se hallaban la j poca en que Du
puis supone haberse inventado aquella historia
fabulosa. Ninguno de los tiranos que procesaron
los discpulos de Jesucristo, aunque Ies daban
en cara con que adoraban un hombre oscuro,
humilde, que no pudo evitar el ltimo suplicio
en que acab crucificado por su mismo pueblo;
aunque atribuan magia y embaucamientos
sus milagros y su resurreccion, ninguno Ies dijo
que adoraban un Ser alegrico que jamas habia

( 235 y
existido en el mundo. Y ahora nos lo viene
decir Dupuis y quiere que lo orearnos y que nos
ocupemos en probarle la realidad de la existen
cia de Jesucristo. Se engaa mucho. Si los cris
tianos en sus principios hubiesen traslucido que
el objeto de sus cultos era el Sol material : que
ese era el cordero que habia venido quitar los
pecados del mundo; si hubiesen traslucido ese
secreto los enemigos de nuestra Religion, sin du
da alguna habran hecho las paces entre s sin
reparar en las formas esteriores del culto. Ha
bran tolerado las del culto cristiano aunque di
ferentes de las suyas , como toleraban las del Mitriaco tan semejantes en sentir de Dupuis las
de los cristianos ; pero perseguirlos unos y dejar
se matar los otros por una sola cuestion de nom
bre, eso no -es posible haya sucedido ni podemos
ceerlo nosotros.
Cosa es bien sabida que el jesuita Harduino,
hombre de un ingenio y de una erudicion sin
gular, se atrevi sostener principios del si
glo pasado en varias obras suyas que la Eneida
de Virgilio era obra de un monge benedictino
del siglo XIII, que describi en ella l viage de
San Pedro Roma, que en ella se pintaban los
los sucesos que habian consumado el triunfo de
la Religion cristiana sobre la sinagoga. Troya
abrasada era Jerusalen incendiada por Tito. Eneas
conduciendo sus dioses patrios la Italia era una
alegora del Evangelio anunciado los romanos.
Las odas de Horacio, segun l , eran obra del mis
mo benedictino , y la Lalage de este poeta no era

('236 )
Otra cosa que la Religion cristiana. Este mismo
hombre singular escribi una obra titulada Athei
detect, los Ateos descubiertos, en la que se ocu
pa en probar que lo fueron Jansenio, Thomasino, Malebranc, Arnaldo, Quesnel, Picole, Pascal.
Pero estas obras en que se hallan estampados ta
les delirios, no solo no hicieron impresion alguna
en el pblieo , sino que no hubo ni ha habido, ni
habr literato alguno tan poco apreciador de su
tiempo y de su trabajo, que lo haya querido em
plear en la refutacion de tales y tan absurdas pa
radojas , porque para hacerlo seria menester par
ticipar algun tanto* del estravagantsimo humor
del P. Harduino. Pero mi ver seria mayor la
necedad del que se ocupare en refutar el delirio
de Dupuis, mucho mas disparatado que todos los
sueos de aquel buen Jesuta. Asi que, me ocu
par solamente en impugnar los enormes disla
tes y patranas con que embrolla este captulo de
su obra.
Sienta desde luego, que asi como la historia
de la caida del hombre simboliza la caida del
Sol. al hemisferio austral en el equinoccio de Oto
o, y las tinieblas y el frio propio del Invierno;
asi Ia reparacion del linage humano por Jesu
cristo es una alegora de la restauracion de la na
turaleza , por la subida del Sol en el equinoccio
de Primavera nuestro hemisferio. Estas dos
pocas naturales distan una de otra seis meses,
y para acomodar ellas .las dos alegoras supues^
tas de la caida y reparacion del hombre, le vimos
fatigarse queriendo reducir seis meses los seis

t 237 1
das empleados en la creacion segun Moises, lo
trescientos sesenta y cinco dias, el ao de la
misma segun Zoroastro, y los doce mil aos del
Boun-dehesk , pero y cmo reducir ahora los
seis meses los cuatro mil aos que por lo menos
corrieron desde la caida de Adan hasta la veni
da de Jesucristo? Entre la corrupcion y degra
dacion del hombre por el pecado, y su repara
cion y renovacion por Jesucristo? Cmo se aven
dra para ajustar seis meses las cinco edades
anteriores su venida : la primera desde Adan
hasta el Diluvio: la segunda desde ste hasta
Abrahan : la tercera desde Abrahan hasta Moises:
la cuarta desde Moises hasta la construccion del
templo ; y la quinta desde la construccion del
templo hasta Jesucristo? Para esto era necesario
estar mas locos y saber mas que el P. Harduino,
y Dupuis es mas picaro y sabe menos, y por eso
calla, y si tanto trabaj en ajustar su gusto
aquellos periodos, aqui no se mete en esos cui
dados, dejando otros que los ajusten. Digmos,
pues : la reparacion de la naturaleza en el equi
noccio de Primavera dista de su aparente des
truccion en el equinoccio de Otoo seis meses
cabales : la reparacion del linage humano por la
venida de Jesucristo, dista cuatro mil aos de la
caida de Adan. Luego la caida de Adan y la re
paracion de Jesucristo no pueden ser alegoras de
la ruina y reparacion de la naturaleza por el des
censo y ascenso del Sol los dos hemisferios.
JE1 gran argumento de Dupuis para probar
que la historia de Cristo es una fbula alegri

I 238 J)
ta en la que se simboliza la marcha de Sol, con
siste en la conveniencia de las pocas de su na
cimiento y resurreccion con las de la subida del
Sol al hemisferio boreal que empieza en el sols
ticio de Invierno y la de su llegada al ecuador
para reparar la naturaleza que sucede en el equi
noccio de Primavera. "A mi buen parecer, dice
l, los autores del Evangelio no tuvieron otros
datos sino su fe en los dos misterios, saber, el
de la Encarnacion en el seno de una Virgen en
la noche de la Natividad , y en su triunfo por la
Pascua bajo el nombre y smbolo de cordero. So
bre este fondo muy sencillo pudieron bordar mil
diversas historias, y suponer mil modos de mo
rir diferentes, con tal que ellos se siguiese una
resurreccion. Por consiguiente , no seguiremos los
pormenores de la fbula de Cristo, solo nos fija
remos en los dos misterios en que se funda: 'en
la Encarnacion en el seno de una Virgen, y en
su resurreccion bajo la forma de cordero repa
rador (i)-" Desde luego vemos aqui confundi
dos maliciosamente por Dupuis la Encarnacion
de nuestro redentor Jesucristo, con su Natividad,
aunque aquella precedi nueve meses esta, por
que le hace al caso poner ambos misterios en el
dia del solsticio de Invierno, como vamos ver.
Examinemos, pues, cual es la razon de la
conveniencia de estas dos pocas, la del nacimien
to del Sol y la del nacimiento de Jesucristo. Si
los crisiianos celebramos el nacimiento de Jesu(i)

Tomo 3? pg. 54.

I ^9
cristo el veinte y cinco de diciembre , VIII Kalendas Januarii, en el dia en que celebraban los
antiguos la llegada del Sol al trpico de Capri*
cornio, porque nace el Sol ese dia, esto es, por
que retrocediendo de aquel punto empieza su>
bir hcia el Norte ; puede sospecharse que Je
sucristo quien adoramos es el Sol mismo bajo
la alegora de un hombre Dios; pero si la causa
es otra distinta no tiene que ver un nacimiento
con otro, aunque ambos se celebren en un dia
mismo.
Pues en realidad nada se sabe de cierto acer-r
ca del dia en que naci nuestro Redentor. Las
iglesias orientales en los primeros siglos donde
y cuando la tradicion de la poca de aquel su
ceso podia conservarse mejor por ser mas re
ciente y estar mas inmediatos al pas en que
ocurri, variaban en este punto. Miraron desde
entonces aquellas iglesias fundadas por los aps
toles mas bien como un objeto de curiosidad la
averiguacion del dia y hora en que naci Jesu
cristo, que como punto que interesase la fe ni
las buenas costumbres, y por eso no se detuvie
ron sealarlas como pudieron hacerlo al prin
cipio. Entr despues una piadosa curiosidad
apurarlo, segun dice Clemente Alejandrino. Sunt
autem qui curiosius natali Domini non solum
annum (i), sed etiam diem addunt. Pero estos
curiosos no estaban acordes entre s , porque
unos decian que habia nacido Jesucristo el dia
(i)

Strom. Ub. i?

veinte y cinco fiel mes Pachon , que es el veinte


de mayo: otros que el quince del mes Tybi
que es el diez de enero : otros que el once
del mismo el seis de enero: otros finalmente
aseguran que naci el veinte y cuatro veinte y
cinco del mes Pharmuti, diez y nueve veinte
de abril. Entre estas opiniones adopta San Epifanio la que afirmaba haber nacido Jesucristo el
dia ocho de los Idus de enero, que es eldia seis.
Revera nativitas Christi certa contigit undecima
die mensis Tybi (i)." Esta opinion prevaleci tan
to en el Egipto que, como refiere Casiano, era
costumbre en aquel pais, fundada en una tradi
cion muy antigua , que pasado el dia de Epifa
na y "concluida aquella solemnidad, en la cual
celebraban los sacerdotes de aquella provincia el
bautismo de nuestro Redentor y su natividad-en
carne mortal , creyendo haber sucedido ambos
misterios en aquel dia, que por eso reunen en
l ambas festividades ; no como en las provincias
occidentales donde se celebran en dias distintos,
pues pasada la Epifana se circulan por todas las
iglesias de Egipto las epstolas del pontfice ale
jandrino, en las que se anuncia el dia en que se
ha de celebrar la Pascua aquel ao (2)." Mas con "
el tiempo desatendidas algunas de aquellas opi
niones, de que hace mencion Clemente Alejan
drino, solo se conservaron dos que son las que
cita Gobario (3). "La madre de Dios , dice , reci{i) Adversut hereses 5i.
(2) Cassia Coll. i0 c. i?
(3) Apud Pliot. Myriobybton cod. 232.

U40
bi el anuncio de la concepcion del Seor en el
mes de los Novales , es decir en abril , al que los
hebreos llaman Nisan: y di luz nuestro Re
dentor Jesucristo pasados nueve meses cinco de
enero en punto de la media noche , que es el
octavo de los idus del mismo. Otra opinion hay
contraria esta, que defiende que la Anunciacion
no sucedi en el mes de abril sino veinte y cin
co de marzo, y que el Nacimiento fue no el cinco
de enero sino el dia octavo de sus calendas
veinte y cinco de diciembre." Esta ltima es la
opinion que han seguido constantemente las igle
sias occidentales, y se encuentra adoptada por el
autor de las constituciones apostlicas, y por un
nime consentimiento de los padres latinos ; la
cual aunque no se derive de una tradicion con
servada desde el tiempo mismo en que naci Je
sucristo , porque en ese caso seria universal en
todas las iglesias, pero se funda en un clculo
que la hace muy probable, y es el siguiente.
Cuenta San Lucas que Zacaras, padre del Bau*tista , vi al ngel Gabriel, que le anunci' la
concepcion de su hijo Juan en el templo , y aun
que no seala el mes ni el dia en que tuvo es
ta vision, de las circunstancias que alli se indi
can coligieron algunos padres antiguos, segun
es de creer, que sucedi en el mes Tisrri y hcia su principio, esto es, el veinte y cuatro de
setiembre : que habiendo salido Zacaras del tem
plo concibi Isabel. El dia veinte y cinco *de
marzo en que esta santa anciana entr en el mes
sesto de su preez, anunci el mismo arcangel
Tomo II.
3i

( *h )
la Virgen Mara la concepcion de nuestro Re
dentor , quien llev aquella Seora en su vien
tre nueve meses c;i bales, dndolo luz el vein
te y cinco de diciembre , asi como Isabel habia
dado luz al Bautista el veinte y cuatro de
junio: y aun por eso dice el Gobario ya citado,
que eran dos las opiniones que babia acerca del
nacimiento del Bautista , correspondientes las
dos relativas al de Jesucristo. Una la que acaba
mos de esponer y otra que los pospona doce
dias (t).
En medio de estas opiniones no consta cuan
do se comenz celebrar en la Iglesia la festi
vidad del Nacimiento de nuestro Redentor. Eft
el Oriente basta fines del siglo III principios
del IV, no se celebraba como bemos visto en
dia separado del de la Epifana. En el Occi
dente, aunque no se sepa de cierto el origen de
esta festividad > sabemos que se celebr desde su
establecimiento no en el dia del solsticio , esto
es , no el veinte y uno sino el veinte y cinco de
diciembre. Pero supongamos que aquellos padre*
y maestros de nuestra fe , estableciesen esta so
lemnidad en dicho dia porque en l se celebraba
por los gentiles en el Occidente el nacimiento del
Sol : acaso se inferir de aqui que asi lo dispu
sieron porque estuviesen persuadidos de que la

(i)

Et autor del Cronicn Atejandrino forma minucio

samente et ctculo que hemos extractado , sin indicar de


donde hubo los datos en que se funda.

( ^43 J
persona de Jesucristo era alegrica y que simbo-"
lizaba al Sol material.' Nada menos. En ese caso
la razon que tuvieron para ello fue muy distin
ta, pero muy sabia y muy prudente.
Era el objeto del culto cristiano absolutamen
te distinto de los objetos del culto gentlico, y asi
todo el empeo de los apstoles y de sus suce
sores era convertir los gentiles del culto de los
dolos al del Dios vivo y verdadero ; mas acerca
del modo y forma de tributar este culto us des
de el principio la Iglesia de la prudente econo
ma de permitir ciertas ritualidades que obser
vaban con sus dioses los gentiles, depurndolas
de cuanto pudiese mancillar la pureza de la fe
y de las costumbres, como har ver mas adelante.
Entre ellas acomodaron la celebracion de varias
festividades de nuestra sagrada Religion en los
mismos dias en que celebraban ellos antes las
solemnidades de sus falsos dioses, lo primero
para suavizarles la prctica de la nueva Religion
que abrazaban viendo que se conservaban en
ella los ihismos dias festivos de alegra y de j
bilo que estaban acostumbrados, pero variando
el objeto : lo segundo , porque siendo esos dias
de descanso entre los gentiles lo eran de mayores
profanaciones y escndalos pblicos: asique, de
dicndolas la conmemoracion y celebracion de
nuestros sacrosantos misterios, holgaban en ellos
los cristianos al par de los gentiles , por no exas
perarlos si los vean trabajar en aquellas solem-r
nidades , al mismo tiempo que la solemnidad
cristiana propia del dia , los separaba con mas

( 244 )
eficacia de los templos de los dolos, de las pro
cesiones, de los juegos profanos y de otras inde
centes locuras con que festejaban sus falsas dei
dades los idlatras, y los tenan mas recogidos y
mas aplicados la meditacion de las cosas santas.
El P. San Agustn trabaj mucho para santificar
asi las festividades gentlicas, haciendo que loa
nefitos nuevamente convertidos del gentilis
mo, si bien continuasen celebrando como festivos
aquellos mismos dias que antes acostumbraban
festejar; lo hiciesen proponindose otro objeto
distinto dl todo y consagrndose mas especial
mente las buenas obras y al culto de Dios, en
vez de abandonarse las comilonas y embria
gueces como antes solian. Puede verse acerca de
esto la carta veinte y nueve del Santo al obispo
San Alipio en la que le da cuenta de los medios
de que se habia valido , sugeridos por su caridad,
para apartar los fieles de Hipona de los escesos
de comida y bebida, y de las locuras con que es
taban acostumbrados profanar el dia de la con
memoracion de San Leoncio Martir, que parece
se celebraba en el que celebraban las fiestas que
llamaron Hilaria los latinos, y en Africa leticia.
All refiere que para satisfacer los mas tenaces
que se resistian dejar su costumbre, alegando
que hasta entonces se lo habian permitido , ni se
lo habian prohibido otros obispos tambien cris
tianos; les decia, que al principio fue indispen
sable y aquellos prelados se vieron en la nece
sidad de tolerar en la Iglesia aquellas cosas. Por
que apenas se habia salido de tantas y tan graves

( '45 )
persecuciones como acababa de sufrir la cristian
dad ; ya en tiempo de paz, para que las tropas
de gentiles que deseaban recibir el nombre cris
tiano, no se detuviesen por estar acostumbrados
celebrar los dias festivos de sus dolos con con
cites y borracheras , y se les hiciese cosa muy re
cia de sufrir la total abstinencia de aquellos per
niciossimos placeres, pareci conveniente a nues
tros mayores tolerar por algun tiempo esta de
bilidad , y establecer en los dias festivos que
abandonaban, otras festividades en honor de los
santos mrtires que se celebrasen sin sacrilegio,
aunque con semejante pompa y jbilo, en los
cuales dias se inculcasen preceptos saludables de
sobriedad los nefitos reunidos en el nombre
de Cristo y sometidos la autoridad de sus pas
tores, los que no se atrevan resistir por el
honor con que los respetaban y el temor reve
rencial que les tenian. - -.",
Los padres Maurinos observan sobre este lu
gar de San Agustn , que tal habia sido la con
ducta del Taumaturgo, de quien refiere el ISiseno en su vida, que advirtiendo que el vulgo sim
ple idiota permaneca en el error del culto ido
ltrico aficionado las delectaciones y placeres
corporales que en l hallaba , les permiti que
se regocijasen tambien en celebridad y memoria
de los mrtires, prometindose que algun da de
su buena gracia dejaran aquellos resabios abra
zando un tenor de vida mas honesto y exacto. Y
el gran Gregorio Romano Pontfice, le escribia
en este mismo sentido Meliton, que pasaba

( 246 5
la Inglaterra recienconvertida la fe, previnin
dole que: por cuanto acostumbran all matar
muchos bueyes en los sacrificios de sus dioses
mas bien demonios, debe cambirseles esta so
lemnidad , permitindoles que celebren en los
mismos dias la dedicacion natalicio de los san
tos mrtires con convites religiosos, fin de que
permitindoles algun regocijo esterior puedan
mas fcilmente ser atrados los gozos espiri
tuales.
Con lo dicho hasta aqui se hace ver Dupuis con la mayor claridad , que la coincidencia
de la fiesta romana en honor del Sol naciente
con la cristiana en honor del Nacimiento de Je
sucristo, no prueba que este Seor sea una per
sona alegrica que represente y signifique aquel,
sino que habindose sustituido al culto del Sol
materiaUel de Jesucristo luz verdadera, que ilu
mina, no los ojos, sino la mente de todo hom
bre que viene este mundo, se mand tal vez
celebrar su Nacimiento en el mismo dia que
aquel para destruir el culto idoltrico con el racioual y justo, debido solamente al verdadero
Dios y su hijo consustancial nuestro Redentor
Jesucristo.
La segunda prueba que ofrece Dupuis de su
soada alegora es, que al nacer Jesucristo en ese
dia , *Ydum medium silentium tencrent omnia et
nox in sito cursu medium iter perageret) nace
por el Oriente la constelacion que llamamos Vir
go, trayendo en sus brazos un infante cuyo nom
bre es Cristo Jesus. A esta virgen llamaban los

( ^47 5
egipcios Isis, madre del Sol, los griegos Ceres, y
nosotros la habremos de llamar Virgo Deipara:
lo menos asi la llam Ricciolo. De esta cons
telacion se toma el horscopo del Sol que va
nacer dentro de pocas horas, y por eso la fbu
la solar de Cristo ha fijado su nacimiento en el
dia y hora en que asomando Virgo por el Orien
te con el infante Jesus en sus barzos nos anun
cia el nacimiento del SoL"
Cuando leo estas cosas en el Dupuis se me
figura que estoy oyendo una vieja que para
entretener un chiquillo le coge una rosa de la
pasion y le va ensenando las diversas partes de
aquella flor, y esplicndoselaf como el P. Bernabe Covo lo hace en su historia del Per (i), y
le dice: "Mira, hijo, esta flor representa las in
signias de la pasion de nuestro Salvador, de es
ta manera , que estas hojitas bastaguitos asi
por la hechura que tienen como por su color se
les atribuye el ser smbolo de los azotes del Se
or : estas puntitas que estan la parte de aden
tro de los azotes , semejantes ellos , por tener
figura de corona % se les da el significar la coro
na de espinas : este pil arito blanco que est en
medio es figura de la columna : estas hojitas ver
des que nacen de su remate son cinco, y nos re
presentan las cinco llagas porque en su estremidad tienen asidas otras cinco hojitas cada una la
suya cubiertas de un polvito amarillo : y estos
tres clavitos blancos que alternan con ellas sig(i)

Anales de tas Ciencias naturales, n? 20, p. ig.

( ^48 )
niean los ti*es clavos con que fue enclavado el
Seor en la Cruz."
Pues ese modo nos presenta Dupuis su
Veduta estampada en su tomo cuarto, lm. i9,
y nos dice : "Aqui ver este distinguido concur
so una representacion celestial del nacimiento del
Dios Sol, quien adoran los cristianos bajo el
nombre de Jesucristo. El teatro es el cielo el he
misferio boreal que se ofrece al espectador la
media noche el veinte y cinco de diciembre. A
Oriente:: :: all asoma la Virgen Madre trayen
do en sus bazos al infante Jesus reciennacido:
esa es la Virgen Mara. Ese hombre que se ve
junto ella es Safi Pedro: veisle, lleva las lla
ves en la mano y junto l se descubre un na
vio que es su barca de pescador : mas arriba y
hcia el medio del cielo se observa un pesebre,
ese es adonde va reclinar la madre al infante
reciennacido : aqui bajo se descubre un asno, y
mas lejos un toro:::: all, all, que son la mula y el buey que asistieron al nacimiento: : : ah
por bajo del toro esas tres estrellas iguales son
los tres reyes que vienen adorar Jesus ; con
lo 'que teneis un Belen entero en ese cielo es
trellado sin que le falte cosa sino es San Jose';
mas en cambio de esta falta y como por adorno
levantad la vista hcia el Norte , mirad , ese es
el sepulcro de Lzaro y sus dos hermanas Mar
ta y Mara , representado todo en la Osa mayor:
aqui apuntan los rayos de una corona , ese es
San Esteban: poco tras ella vereis subir una
guila, que es San Juan Evangelista, y si algu-

I a'49 )
no echa menos los inocentes, hlos all en el sig
no de Gminis figurados en esos dos chiquillos,
y ya teneis con eso felices y cumplidas las pas
cuas. Pero advertid, seores, que todo esto es
tramoya , aade Dupuis , ponindose serio ; ni hu
bo jamas tal Cristo, ni naci de una Virgen, ni
tal San Pedro, ni alguna de esas faramallas con
que nos embaucan los sacerdotes. Todos los em
bustes que nos cuentan acerca de eso, es una ale
gora de lo que habeis visto en el cielo." Que es
como si dijsemos: mirad que no ha habido tal
pasion, tales azotes, ni tal corona, ni tal colum
na , ni llagas , ni clavos. Alguno de los primeros
que vieron esta flor se figur en las barbillas del
nectario azotes y corona : en el pistilo columna:
en los estambres y anteras unas llagas ; y final
mente en los tres estigmas tres clavos , y de aqu
urdi la fbula de un hombre que habia sido
azotado, coronado de espinas, atado una co
lumna, traspasado con tres clavos, y herido con
cinco llagas, y este hombre, le llam Jesus,
pero hombre fabuloso que jams existi. El caso
es idntico como vamos verlo.
Antes del descubrimiento del Nuevo-mundo,
no teniamos noticia de la pasionaria rosa de la
pasion, y ya haca mil quinientos aos que ha<. bia padecido Cristo Seor nuestro, se habia es
crito su pasion, se habia pintado y esculpido por
todo el mundo. Ahora bien : no tendramos por
real y verdaderamente loco al que nos hablase
de aquel modo querindonos probar que no fue
la pasion verdadera de Cristo la causa de aqucTomo II.
32

f 2 5o )
lia aplicacion las partes de la flor, sino que es
ta habia sido el origen de donde se deriv aque
lla bistoriai' Antes de haber inventado los astr
logos rabes sos themas celestes para deducir de
ellos sus vanos pronsticos, nadie habia pintado*
en el signo de Virgo una muger con un nio recicnnacido en sus brazos, sino unas espigas una
joven espigadera : ochocientos aos antes habia
existido la Virgen Mara madre de Dios, y el Na
cimiento de Jesucristo de una madre Virgen es
taba profetizado aun muchos siglos antes de su
ceder. A vista de esto , podr dejar de sacar la
consecuencia que en otro caso: luego Dupuis est
loco de remate, cuando nos dice que despues de
inventado aquel smbolo se habia fraguado la fa
bula del Nacimiento de Jesucristo, deducindola
de los atributos y circunstancias del mismo ?
Vamos la prueba. En los planisferios que
pinta Dupuis no se ve tal signo de Virgo expre
sado por una muger con nio. En el egipcio del
P. Kilker en el lugar de Virgo solo se ve una
gavilla manojo de espigas. En los libros Zends
solo se llama Espiga ese signo. En otros pla
nisferios se ve una joven sin otro atributo que
Unas espigas en la mano, pero nada de infante,
prueba de que ni en la Persia ni en el Egipto
simbolizaron esa constelacion por una joven con infante en sus brazos. "Higinio , Eratsthenes,
Arato, Theon , Germnico, Ovidio, Orfeo, dijeron
que esa joven representaba la justicia que en la
e lad de oro habia habitado en la tierra ; pero que
despues que se corrompieron los hombres j se

( a5i )
abandonaron toda suerte de crmenes los aban
don ella, y se subi al cielo (i).
Spicum {Ilustre tenens iplendenti corpore Virgo.
Y por eso la llamaron Themis y Astrea, co
locndole una balanza en su otra mano smbolo
de la justicia que alargndola y estendindola vi
no ser smbolo del siguiente signo. Otros la lla
man Erigone y la hacen hija de Icaro Bootes,
la cual muri doncella. Otros hija de Apolo y la
llaman Parthenos , porque muri joven y virgen,
y su padre la coloc en el cielo. Estas y otras
son las fbulas que se cuentan acerca del origen
de este smbolo. Nosotros siguiendo el sistema
que hemos adoptado en la disertacion prelimi
nar sobre el Zodaco, creemos que en los alma
naques antiguos rurales se pintaban unas espigas
en el mes de agosto setiembre, para denotar
ser aquella la estacion de la siega de las mieses.
Entre los griegos Chiron, despues algun otro
que para embellecer sus planisferios celestes los
adorn con figuras varias de personages y de ani
males , aadi aqui la imagen de una joven que
con el manojo de espigas en la mano represen
taba una Espigadera , nombre que conserva aun
esta constelacion ; y sus sucesores poetas y mit
logos ocupados en inventar las genealogas, y en
describir las aventuras de aquellos personages
fabulosos , los mas de ellos se entretuvieron en
forjar todas esas ficciones de que hemos habla(:)

Dup. T. 3? pg. 5 del Suplemento.


*

( a5a )
do. Pero tengase presente que todas la suponen
virgen ; ninguna madre.
Ser acaso Isis , mad/*e de Horo al que se la
ve dando el pecho en algunos monumentos an
tiguos que trae Montfaucon? Ser Ceres, madre
de Proserpina? Pero ninguna de las dos fue vir
gen. Isis hubo Horo de su hermano Osiris y
Ceres Proserpina de Jpiter. Ademas, ni una ni
otra fueron jams smbolos de la constelacion
Virgo. Isis segun unos era la materia en la que
obrando Osiris habia producido al mundo que
era Horo: segun otros la Luna en la que se re
cibia la semilla de Osiris que era el Sol , y refle
jada de all sobre la tierra la fecundaba con sus
preciosos efluvios. Ceres la diosa madre era se
gun los griegos esta misma tierra que fecundada
por el Sol produca Proserpina, en la que se
simbolizaban las semillas que estan seis meses
debajo de tierra, y en los otros seis nacan, cre
can y maduraban sus frutos. Plutarco dice , que
el alma, de Isis subi al cielo y que est coloca
da en la estrella Sirio Sothis. Dupuis sin em
bargo supone que Isis la hacan madre del Sol,
fundado en una inscripcion que Prodo dice ha
ber visto en el templo de Minerva en Sais , y de
aqui discurre : "la madre del Sol no puede ser
la Luna , pues ljos de comunicarle esta aquel
cosa alguna recibe de l toda su bella luz. Isis es
madre del Sol segun aquella inscripcion : luego
Isis no puede ser la Luna/' Luego cuanto Vd. ha
dicho, seor Dupuis, para demostrar con erudi
cion prolija y apelmazada , que Isis" es la nism

( 253 )
sima Luna viene tierra y es de ningun valor (i).
Eratsthenes, colige ltimamente Dupuis, dice
que Virgo es Isis ; luego ya tenemos en Virgo lo
que yo deseaba , madre infante , Isis y Horo.
Pero debe advertir Dupuis, que Eratsthenes no
dice que la muger que simboliza la constelacion
Virgo sea la virgen Isis , sino que esa muger
unos la llaman Isis y otros Ceres, que son cosas
muy distintas; porque esas denominaciones eran
arbitrarias y como si digramos dadas en sentido
mitolgico, pues que en el primitivo y natural
aquella joven solo significaba, como dejamos di
cho, una espigadera. Ademas, no dice que los que
la llamaban Isis Ceres la figurasen con ningun
infante macho ni hembra , ni con Horo ni con
Proserpina , como debia ser para el intento que
Dupuis se propone. Finalmente, dije y repito, que
ninguno de los testimonios citados por ese caba
llero prueba lo que l quiere , ninguno llama
virgen y madre la joven figurada en Virgo.
Los que la llaman virgen y la tienen por tal su
ponen ser Astrea , Tbemis Erigone todas tres
doncellas. Los que la llamaban Isis crean que
esta hallndose aun en el vientre de su madre
Pdiea, se habia enamorado de su hermano Osiris , y habia cohabitado con l , de cuya union
habia resultado Horo. Isidem et Ossiridem mutuo
impulsos arnore antequam ex alvo matris exirent
in tenebris corpora miscuisse, ac sunt (jui sic na(i) Tomo i? pgs. 8 , i74 , 367, 374 , 396 hatta 433
y en otros muchos lugares de su obra.
.

( *54 )
tum pittent Ariierim rt ab Egiptiis semorem Horum, a Greris Apolinem nuncupatum (i). Por lo
que hace Ceres, dice Hesiodo, qae se prest
las caricias que le baca Jasion en la isla de Cre
ta , sobre un campo labrado de tres rejas y que
de esta condescendencia hubo Piuto. Y Pausnias
cuenta , que Ceres tuvo de su hermano "Neptuno
una hija y un caballo, que por eso la llamaban
Hippolechen concubina de un caballo (2). Se
muy bien que los idlatras daban veces el nom
bre de virgen aquellas deidades suyas que fingian haber concebido parido de un modo pre
ternatural , aunque siempre por un efecto del
estro libidinoso impuro, porque cuando dicen
que Menalippe , Augea , Antiope y Danae, conci
bieron de Jpiter que las oprimi en figura de
cabron, de toro, de dragon, de cisne conver
tido en lluvia de oro, bajo el velo de estas me
tforas llmense metamorfosis,. daban enten
der los poetas y mitlogos, noque aquellas hem
bras hubiesen conservado su integridad virginal
en su concepcion y en sus partos, sino las varias
artes de que se habia valido el lascivo Jpiter
para violar su virginidad y gozar sus favores,
como con su acostumbrada gracia lo esplica Ho
racio hablando de la lluvia de oro:

(i)

Ptutarch. De Iside p. 356.

(t)

Vase al P. Montfaucon en su Antig. explic. n-

bre Ceret.

( a55 )
/ore enim tutum iter et patens
Converso in prcetium Deo.
Aurum per medium ire satelites
Et perrumpere amat saxa (i).
Dando entender que lo que hizo Jpiter fue
corromper con el oro, los guardas que Acrisio
habia puesto su hija Danae en la torre donde
la tenia encerrada. Y hablando de Europa dice:
Sic et Europce niveum doloso
Credidit tauro latus (2).
Por lo que no me parece necesario apelar como
lo hicieron algunos padres (3), la suposicion de
que el demonio sabedor de que Cristo habia de
nacer de una Virgen , sugiri los poetas y mi
tlogos gentiles esa idea , para que apropindo
sela ellos de antemano sus diosas, se debilitase
con estas fabulas la inestimable y singular prer
rogativa de Jesucristo y de su Santsima Madre,
de no haber concebido por obra de varon ; pues-:
to que esas fementidas vrgenes lo son mucho
menos que las honestas casadas , y asi nada tiene
que ver lo que dijeron de ellas con lo que Isaas
anunci de Cristo y de su madre (4).
Cundo, pues, se pint entre los smbolos
de las constelaciones una muger con un mucha
cho? Dupuis no puede alegar monumento mas
antiguo que un manuscrito rabe, que se con(i) Carm. 3? i6.
() Od. 27.

(3} Justin. Apol. 2?


(4) Jsai. c. 7? v. i4.

( a56 )
servaba en la biblioteca nacional , en el que es
taban dibujados iluminados los doce signos del
Zodaco con un comentario rabe que los esplicaba. All est representado el signo de Virgo por
una muger cuyo lado bay un joven infante,
casi en la misma disposicion que se pintan nues
tras vrgenes , y como lo estaba la diosa Isis egip
cia dando de mamar al dios Luz quien acaba
ba de parr. Reconoce empero Dupuis que esta
figura est tomada de la esfera prsica, en la
cual en el primer decano de Virgo se figura una
virgen bella, de hermosa y cumplida cabellera,
que lleva dos espigas en la mano, sentada en un
algarrobo siliscuastro, educando un chiquillo,
dndole de mamar y de comer, y all mismo un
hombre sentado junto ella.
Hicimos ver en la disertacion preliminar que
la esfera prsica, que describe Escaligero en sus
notas al poeta Manilio, tiene todos los caracteres
de una superchera inventada en tiempos muy
modernos, y que no puede ser anterior al si
glo IX de nuestra Era. Entonces comenzaron los
rabes cultivar la astronoma y de ellos la copi
Aben-Ezza el judo, de cuya obra que ya no
existe la tom Escaligero. Los rabes tradujeron
el almagesto de Ptolomeo , y no contentndose
con los conocimientos astronmicos que adquirie
ron en aquel libro , quisieron enlazar con ellos
sus delirios astrolgicos. Y como para anunciar
los sucesos que crean depender del influjo de los
astros, era necesario columbrar en ellos algunas
seales de las que pudiesen deducir sus pronos

( 2*7 )
ticos, to contentos con los smbolos que 1es ofr&cia la esfera Alejandrina en sus cuarenta y nueve
constelaciones, revistieron esos mismos smbolos
de nuevos atributos: les agregaron nuevas acce
sorias: multiplicaron mostruosa mente su nmero
sin detenerse indicar por menor las estrellas
que correspondan ; porque no los consideraban
ya como smbolos de las constelaciones, sino co
mo indicios de las propiedades que habian de
tener los que naciesen bajo el aspecto de cada
planeta y de cada signo, y como seales de los
acontecimientos que les habian de ocurrir en su
vida ; y asi sucederia que no contentos con sus
primeros ensayos en esta algarava astrolgica,
iran variando sus almanaques y formando este
astrlogo uno compuesto de tales y tales figuro
nes : otro hizo otro distinto con figuras diversas,
y acaso en cada una de las principales escuelas
en que se enseaba esta fabulosa cioncia habra
su distinto thema astrolgico, llamado impropia
mente Esfera. Los rabes astrlogos de la Pt-rsia
tino : los de la India otro ; y otro los del Egipto
que se sustituyeron la escuela de los ptolomeos
en Alejandra. Asi es, que en la tercera de estas
esferas que es la egipcia no se indican ya sola
mente estos smbolos, sino que la margen se les
da el valor verdadero de su significado : en Virgo
por ejemplo \ce = Mulier bate ornata spectans
spectaculum i'/'ri.=]Vascetur amator aut amatrlx.
Asi que, guiados por el principio slido y lumi
noso de Baill, saber: que la esfera mas senci
lla es la mas antigua , la original , y que las otras
Tomo II
33

( a58 )
son copias de esta , las cuales se les han ido
agregando nuevos adornos ; se echa de ver que
de las cuatro esferas que copia el Dupuis al fin
de su tercer tomo, la mas antigua es la barbri
ca que es la griega de Alejandra y de Eudoxo,
que consta de menos .smbolos y mas sencillos:
la segunda es la indiana que tiene unos cincuen
ta smbolos mas complicados : la tercera y mas
.moderna que aquellas dos es la prsica que
cuenta sobre cien signos, y la cuarta la egipcia
compuesta de trescientos sesenta.
Pero Dupuis insiste en la antigedad de
aquel smbolo , y trae al intento el testimonio de
Abul masar astrnomo rabe que floreci en. el
siglo IX de nuestra Era. "Dice este, que en
la esfera prsica se vea en el primer decano del
signo de Virgo segun los persas, caldeos y egip
cios, y segun lo ensean los dos Hermes Asclepius desde la mas remota antigedad , una
hembra cuyo nombre prsico es Seclenidos. de
Darzama, en rabe Adrenedefa : esto es, una jo
ven limpia , virgen , inmaculada , hermosa de
cuerpo , graciosa de semblante , modesta en su
trage , de larga cabellera , que lleva en su mano
dos espigas, sentada sobre un solio, nutriendo y
apacentando en un lugar, cuyo nombre es He
brea, un nio llamado por algunas naciones
Jesus con que quieren decir Eza , que nosotros
en griego llamamos Cristo (.i)."
Analcmos este pasage de Abulmasar para
(i)

Dup. Tom. 3? p. 3i8. nota (k).

)
<
darle el crdito que merezca. Dice que se vea la
figura de una joven en el primer decano del sig
no de Virgo, etc., entre los persas, caldeos y
egipcios, fundndose en la doctrina de Hermes
y de Asclepius Esculapio. Estos son los funda
mentos de su dicho, y estos fundamentos son fal
sos. Todos los eruditos saben que los tales Her
mes y Esculapio son dos personages fabulosos,
y que aun cuando se suponga haber existido y
haber enseado los pueblos, bien sea la astro
noma, bien la medicina, esto es, los primeros
elementos de estas facultades, sus obras no han
parecido jamas, caso que las escribiesen. Sabe
mos que en siglos muy posteriores los gnosti
cos segun Diderot (i), para autorizar sus extra
vagantes sistemas segun otros alguno de los Ua-
mados platnicos modernos compusieron y pu^
blicaron como obras de aquellos sabios varios es
critos, tales como el Pimander, el Asclepius y
otros, de que hablaremos con mas estension ade
lante. Sabemos en cuanto los persas , segun
atestigua el viagero Chardin citado por Dupuis,
que tienen casi las mismas constelaciones que
nosotros, escepcion de que las constelaciones
boreales Bootes y al Serpentario les llaman Ava
la grande y Ava la chica. Esto vio Chardin, y
esta esfera es sin duda la de Eudoxo, que como
dijimos en otro lugar citando al Gouget, se esten
di por todo el Oriente despues de las conquis(i) Dice. Enciclp. de la phitosofia ant. y mod. art.
Gnsticos.

i a6o }
tas de Alejandro. El autor del Boun-dehesl, co
mo ya vimos, solo dice que las estrellas que se
gun el mtodo mas antiguo estaban distribuidas
en veinte y siete constelaciones que nombra , se
redujeron despues doce cuando adoptaron la
esfera griega , y entre estas doce no aparece muger alguna , ni doncella , ni casada , ni viuda, por
que al signo de Virgo le llama espiga , siguien
do en esto los planiferios mas antiguos, en los
que se simbolizaba dicha constelacion con un ma
nojo de espigas. De la esfera de los caldeos na*
die pudo comunicarnos noticias mas exactas qu
los astrnomos de Alejandra , y estos como he*
jnos visto, no hicieron uso de los signos caldieos de las constelaciones, si es que usaron de
algunos los caldeos, no nos dejaron memoria
alguna de ellos en el caso que los hubiesen vis
to. Si hemos de estar al planisferio egipcio del
monasterio de San Mercurio, tampoco vemos alli
la virgen del Algarrobo acompaada de su
muchacho, ni se encuentra en los zodiacos de
Dendera ni de Esne. Dnde , pues , encontr
Abulmasar esa -virgen hebrea? Claro est , y l
mismo lo confiesa , que en los escritos apcrifos
de Hermes y Esculapio, partos monstruosos de
los antiguos gnosticos de los modernos plat
nicos, y en la esfera astrolgica llamada persica,
que es un zurcido compuesto de retazos de las
supersticiones astrolgicas , y de los errores de
los gnosticos y los cabalistas, los cuales plugapellidar varias constelaciones , con los nombres
de algunos personages que hacan papel, en sus

treencia* respectivas. Porque llamaban al Serpen


tario su serpiente Ava la chica, dijeron ser
Eva madre del gnero humano, segun Chardin
interpreta, no se si con fundamento sin l. En
las cinco estrellas de la Osa mayor que forman
el carro con su espaldar el sepulcro de Lzaro,
y en las dos restantes las dos hermanas suyas
Marta y Mara. Vieron igualmente en las tres es
trellas de la cintura de Orion los tres reyes ma
gos, y en el signo de Virgo vieron los persas
una joven llamada por ellos Seclenidos de Darzama, la misma quien los rabes llamaron
Adrenedefa : los cabalistas la miraron como paisana suya hebrea como ellos de origen ; la que
acomodaron su chicote bautizado con nombres
distintos con el de Eza, con el de Jesus, con el
de Cristo. A ese modo podria algun simple con
templativo con ribetes de visionario representar
se todos los misterios de la vida, pasion, muer
te, resurreccion y ascension los cielos de nues
tro Redentor en las estrellas, en las constelacio
nes, en sus varios aspectos y movimientos; y si
tenia algo de astrlogo, no se detendria en de
cir que esas mismas estrellas con sus smbolos y
sus fenmenos habian pronosticado y figuraban
aquellos misterios de nuestra sagrada Religion,
como parece que dijo Alberto Magno con mas
candor y piedad que crtica y discernimiento (i),
sin recelo de que habia de venir al mundo un
(i) De universitate citado por Dupuis, T. 3? pg. 3i8,
not. (n).

( 262 )
Dupuis qne citase su dicho injusta mente para
probar que no habia existido nuestro Redentor
Jesucristo ni su madre, y que estos nunca fueron
otra cosa que esos mismos smbolos de las cons
telaciones bautizados con esos nombres, y perso
nalizados en las fbulas cristianas. Por semejante
estilo otro dominicano apostata llamado Jordan
Bruno , nos vino diciendo en el siglo XVI en una
obra titulada Espacio de la Bestia triunfante,
que los smbolos de las constelaciones que hasta
all habian significado los dioses de la gentilidad,
en adelante debian significar las virtudes y los .
vicios. En aquella obra introduce Jpiter que
jndose amargamente de la decadencia del culto
idoltrico pesar de las sabias medidas que se
habian tomado para que fuese eterno con haber
dado los astros los nombres de las constelacio
nes, haciendo asi del cielo un libro que presen
taba la vista de continuo toda la teologa pa
gana. Momo se burla de Jpiter y le responde
satirizando la depravada conducta que hafoian te
nido aquellos dioses, la historia escandalosa de
sus amores infames que les habian hecho caer en
un descrdito universal. Se llama las constela
ciones : cada una se escusa su modo y concluye
la comedia escluyendo todas las religiones de los
tipos y smbolos celestiales, con que hasta all
habian ennoblecido sus dioses y sustituyendo
los nombres de estos que tenian las constelacio
nes nombres de virtudes morales. Y quin podr
privarnos los espaoles de que. tomenlos asi el
cielo por nuestra cuenta, y lo poblemos de los

varones que Honraron nuestro suelo con s va


lor, con su sabidura y sus virtudes? que llame
mos los doce signos los doce pares de Francia
.vencidos por nuestro Hrcules como aquellos lo
son por el Sol , con arreglo lo que lemos en
la escuela cuando pasamos el libro de Cario Mag
no? Los siete planetas sern los siete infantes de
Lara , cuya historia se ve tambien impresa hasta
en Crdoba en todos los baratillos. El signo de
Gminis son los amantes de Teruel que tienen
su romance, y asi llamaremos al navio Argos la
nao Victoria , primera que di vuelta al mundo
y Palinuero el piloto Sebastian el vizcano , etc.
A que bueno, seor Dupuis, ese tono que
Vd. toma de gallo ingles vencedor cuando aade:
"Se quera saber cmo se llamaba el nio? Ya
lo sabemos por sus dos nombres. Nos quedar
aun motivo de dudar? En verdad que no. Pero
no es esa la disputa, seor mio. Esa virgen con
el nio en los brazos se puso asi entre los signos
del Zodaco antes despues de la edad en que
decimos los cristianos que Mara Santsima di
luz nuestro Redentor Jesucristo? Esta es la
cuestion. Si se hallaba ya figurada en el cielo de
esa manera : si ya se la tenia por una virgen he
brea y madre al mismo tiempo : si al nio se le
llamaba Jesus Cristo antes del imperio de Au
gusto, seria posible que de ese signo hubisemos
tomado los cristianos ocasion para componer nues
tra historia del Nacimiento de nuestro Redentor.
Mas si no se encuentra tal virgen pintada con
nio en el lugar del cielo que corresponde Vir

go, ni leemos que nadie la haya llamado hebrea,


ni al nio Jesus ni Cristo hasta ochocientos aos
despues de aquella poca, como hemos demosrIrado ; ya no queda ni la mas leve duda de que
aquella -virgen madre verdadera, y aquel verda
dero y real personage hijo suyo, quien adora
mos bajo el nombre de Cristo de Jesus , dieron
margen los gnsticos, los cabalistas, los
sabeos, de los que hablaremos en adelante, para
llamar al smbolo de Virgo la joven Espiga
dera hebrea , para aadirle el nio y llamarle
Jesus : as como habian llamado antes esa mis
ma joven unos Astrea , otros Themis , otros Erigone, Isis, Ceres, ete.
Todo lo que aade en seguida Dnpuis, para
probar que los doce signos del Zodaco son los
doce apstoles de Jesucristo, es tan ridculo, como
lo seria cuanto alegase yo queriendo probar que
los doce pares de Francia nunca fueron mas que
los doce signos del Zodaco, que los siete sa
cramentos, los siete dones del Espritu Santo y
los siete vicios capitales no eran otra cosa que
los siete planetas : es tan despreciable como 6i
me empeara en negar la existencia de las siete
partidas del rey don Alonso , porque no hay mas
siete partidas que los siete planetas. Y bien , se
or Dupuis, si los doce signos son los doce aps
toles, y los doce apstoles son los doce signos,
San Pedro ser uno de ellos: ser el primero:
ser Aries, pero no ser Icaro, ni Bootes, ni Jano
como Vd. supone en varios lugares. Si es Jano,
dnde hay en San Pedro las cuatro al menos

f 65 ^
las dos caras Jo aquella falsa deidad? Pero tiene
llaves y barca; luego es San Pedro.' Verde y con
asa; luego alcarraza, decimos en Espaa ]ps que
asi discurren. Tiene llaves Jano, pero no las del
cielo, sino las de las puertas de Piorna segun Mcrobio, porque los romanos le veneraban como
genio tutelar. Tiene barca no porque fuese pes
cador, sino porque le suponan inventor de la
navegacion de los navios. Ademas, qu "tiene
que ver San Pedro con el Nacimiento de Jesu
cristo? Asisti por ventura el ? Asistieron los
doce apstoles? Jano nace antes del Sol el veinte
y cinco de diciembre y viene casi junto con l:
Jano tiene llaves y barca; luego Jano es San Pe
dro; luego Jano nace con Jesucristo. Estos son
los raciocinios de Dupuis. Es creble que asi dis
curra un hombre? A la verdad que parece im
posible si no lo tocsemos.
Triste cosa es babernos detenido tanto en
probar que la virgen celeste no fue el tipo de
que se copi nuestra Virgen Mara; y mas cuan
do despues de cuanto dicho Dupuis aquel in
tento , viene ahora desmentirlo afirmando con
el testimonio de Ovidio que la joven en cuestion
es Anna Perrenne. Ana digiste? Luego es Santa
Ana, infiere Dupuis, madre de la Virgen Mara;
No nos detengamos en apellido. Ma's en este caso
no ser nino aquel que lleva lactans et cihans
eurn, dndole de mamar y de comer un tiem
po, aunque como solemos decir, teta y sopa no
caben en la boca. Ser nifa y se llamar Mara
iumlnatrix. En este caso su Nacimiento no se
Tomo IL
34

( a66 5
deber celebrar el ocho de setiembre sino el
veinte y cinco de diciembre , puesto que este da
y en ^ mitad de su noche quien asoma por el
Oriente quien nace no es Jesus de Mara , sino
Mara de Ana. En qu quedamos?
Dicen de los tahures que llevan varias bara
jas al juego de tal suerte marcadas por ellos, que
conocen las cartas por el embs y con ellas hacen
sus fullerias. Mas cuando temen que los bobos
quienes van sacando el dinero adviertan el frau
de, cambian de baraja para asi deslumhrarlos y
que siga la trampa. Asi lo hace Dupuis. Cuando
ha dicho que el oriente de Virgo en punto de
la media noche del veinte y cinco de diciembre
es el horscopo del Nacimiento de Cristo, ha su
puesto aquel signo en cuadratura con el Sol.
Mas ahora para acomodar las pocas de la cele
bracion de los misterios de la vida de la Virgen
Mara, especialmente los de su Natividad y Asun
cion con los aspectos del cielo, en particular de
Virgo y del Sol, da por supuesto que Virgo en' tra en conjuncion con el Sol mediados de agos
to, y que se separa de l el ocho de setiembre,
de donde colige que en la solemnidad de la Asuncion de nuestra Seora , no celebramos los
cristianos sino la entrada de Virgo en el Sol , y
en su Natividad su salida de l. Esta ya es otra
baraja. Ya vimos que en el Zodaco hay que con
siderar dos cosas , las constelaciones y las casas
Dodecatemorias. Si atendemos las primeras, co
mo parece lo hace el Dupuis, no vienen bien sus
cuentas; porque en la poca del Nacimiento de

( 267 )
Cristo y de Mara, la constelacion Virgo ni esta-"
ba en cuadratura el veinte y cinco de diciembre,
ni en conjuncion con el Sol el .quince de agosto.
"Ya entonces el solsticio de Invierno suceda lle
gando el Sol al trpico unido la constelacion
del Sagitario. En agosto estaba por consiguiente
unido Leo y en diciembre en cuadratura con
esta misma constelacion. Si habla Dupuis de las
casas, en ese caso como en estas no hay altera
cion desde que se invent el Zodaco, es cierto
que vienen bien las cuadraturas y conjunciones
con los clculos de Dupuis ; pero aun no son
exactos porque cada uno de estos aspectos dura
un mes, y asi, se considera la conjuncion en su
principio, en medio en su fin. Mas l no
fija estos puntos y quiere que la Natividad de la.
Virgen se celebre ocho de setiembre y la Asun
cion quince de agosto , tomando para la pri^
mera el dia del oriente heliaco del centro de la
casa de Virgo , y para la segunda el dia en que
el Sol apenas empieza entrar mas bien no
ha entrado todava en la casa dicha. Si los cristia
nos celebrsemos en esas festividades la entrada
y la salida del Sol en aquella Dodecatemoria, las
habramos fijado un mes cabal de distancia una
de otra tomando para' las dos un punto nismo,
el de la entrada del Sol en la casa y el de su
salida, esto es, los dias en que comenzaba en
trar en ella al nacer y el que principiaba salir
de ella al ponerse : los dias en que estaba en
conjuncion con el centro de la casa, esto es, en
el grado quince de ella, y el que separado ya
*

{ 268 )
enteramente de ella se hallaba en conjuncion con
el centro de la siguiente casa.
Para la mas fcil inteligencia de la dicho de
be saberse que el Zodaco , como los demas crcu
los de la esfera celeste , se considera dividido en
trescientos sesenta grados. En el Zodaco se hallan
colocadas las doce constelaciones que llamamos
signos , de las cuales cada una ocupa treinta gra-1
dos espacios iguales, que juntos componen los
trescientos sesenta. El Sol en su movimiento dia
rio parece dar una vuelta entera al cielo acom
paado de los astros, marchando de Oriente
Poniente. Empero ademas de ese movimiento se
le supone otro nnuo de Occidente Oriente en
el que gasta algo mas de trescientos sesenta y
cinco dias. Este movimiento se conoce observan
do que cada da del ano nace unido distintas
estrellas, con este orden, que maana nace uni
do las que estan al Occidente respecto las que
hoy le han acompaado: y al ponerse maana
va unido con las ltimas estrellas que hoy vera
mos ir en pos de l al principiar el crepsculo
vespertino , en el momento que se hunde bajo la
lnea de nuestro horizonte. Por manera, que abanza cada dia poco menos de un grado de Occiden
te Oriente. De aqui resulta que en treinta dias
poco mas atraviesa cada uno de los signos; y asi
en diciembre por ejemplo est en conjuncion con
la casa de Capricornio, aunque no lo est con
esa constelacion , y al nacer la que le precede in
mediatamente la que nace antes de l , casi toda
ya envuelta en los albores del crepsculo matu

I 269 )
tino es la que est al Occidente de Capricornio,
esto es , la de Sagitario , y en ese mismo mes la
que aparece hcia el ocaso descansando en la
misma lnea del horizonte, cuando el Sol acaba
de pasarla es la que est al Oriente de Capricor
nio, saber, Acuario.
p Debe tambien tenerse presente que el Sol se
entra en cada casa por la parte estremo mas
occidental de ella , y est el primer dia en con
juncion exacta con el grado treinta de la casa,
y de la constelacion que la ocupa: el dia segun
do con el grado veinte y nueve de las mismas:
el tercero con el veinte y ocho, y asi los siguien
tes hasta el dia treinta que est en conjuncion
con el primer grado, porque estos grados se cuen
tan de Oriente Occidente , y el Sol como diji
mos, los atraviesa de Occidente Oriente. Cada
signo gasta dos horas en nacer todo entero,' por
que naciendo todos en las veinte y cuatro del dia
y siendo ellos doce, es claro que desde que apun
ta por el Oriente el estremo de un signo hasta
que se remonta sobre el horizonte el principio
del mismo deben pasar dos horas (i). Supuestas
estas verdades que vemos todos los dias en el
cielo estrellado, ya entenderemos como es que el
Sol est en conjuncion con un signo, y que no
obstante nazcan algunas estrellas que pertenecen
al mismo signo antes que el Sol, como pueda de(i) 2: 30:: 24: 360. Si cada estrella gasta dos horas
en andar treinta grados , andar en veinte y cuatro horas
tos 360 de su crculo. V

C 270 5
cirse con verdad que el Sol est en conjuncion
con Virgo, y que Virgo nace antes del Sol: que
el Sol absorve Virgo en sus rayos y que Vir
go sale nace del Sol. Cuando este se halla uni
do las primeras estrellas de Virgo, se dice
que est en conjuncion todava con Virgo, y en
ese mismo dia han nacido las ltimas estrellas,
esto es, las mas occidentales de Virgo dos horas
poco menos antes que el Sol, y han estado visi
bles en el Oriente bastante tiempo hasta que las
desvaneci la alborada embotando sus rayos con
su blanda luz. Por eso en el calendario de Columnela se dice que el dia veinte al veinte y
Uno de agosto Sol in virginem transitara- facit^
lo que se espresa en el de Ptolomeo asi : ese dia
Sol in tota virgine , que es decir , que ese dia
est el Sol en conjuncion con el centro de este
signo , y ya en el veinte y dos dice el de Ptolo
meo Virgo exoritur: el dia veinte y siete Vindemiator emergit , con lo que da entender que
el veinte y dos nace la mitad del signo antes que
el Sol, y que el veinte y siete la estrella vendi
miador que es la mas brillante de los ltimos
grados del signo nace bastante antes que el Sol,
de modo, que se hace visible poco antes de apun
tar el crepsculo. En el calendario de Columne
la se dice que la Virgen acaba de nacer el vein
te y ocho de setiembre y lo mismo en el de Pto
lomeo. Por lo cual , en este dia debiamos cele
brar su Nacimiento, si fuese ella el objeto de
nuestros cultos : asi corno su fittrada en el Sol
debera celebrarse el veinte y uno de agosto cuan-

( 27T )
do el Sol est n tota virgne, si ese fenmeno
fuera el que celebrsemos los cristianos el dia
de la Asumpcion de nuestra Seora la Virgen
Mara.
Mas sin embargo de todo lo dicho, no sera
acaso conveniente trasladar otros tiempos del
ao la celebracion de estas festividades, y aun
mejor que nuestros mayores no la hubiesen fija
do en los dias quince de agosto y ocho de setiem
bre, para haber precavido la siniestra interpre
tacion del Seor Dupuis, que vamos impugnan
do? Pero qu dias habramos de llevarlas?
Porque es fcil tropezar en otios inconvenientes.
La constelacion Virgo, como todas las dems del
Zodaco, tienen tres orientes y tres ocasos, cs
mico, acrnico y heliaco. Si nacen juntas con el
Sol ese es su oriente csmico : si poco antes quel, ese 'es su oriente heliaco, y si nacen por el
Oriente al ponerse el Sol por el ocaso poco
despues, ese es su oriente acrnico. Estos orien
tes suceden en Virgo el csmico fines de agos
to, el heliaco fines de setiembre, y el acrnico
fines de febrero ; y dndole estos orientes con
sus respectivos ocasos la latitud de cerca de un
mes que les da Dupuis, a pnas nos quedaba mes'
en el ao libre en que colocar estas festividades
sin tocar de un modo de otro en el inconve
niente de que le pareciesen Dupuis acomoda
das los orientes y ocasos del signo de Virgo.
Despreciemos, pues, como se merece el ridculo
argumento que quiere sacar Dupuis de la poca
de estas festividades para identificar la pursima

1 272 )
Virgen Mara con el smbolo de l constelacin
Virgo, queriendo que este haya sido el tipo que
di margen la historia , que l llama fabulosa,
de Mara Santsima y de su Hijo y nuestro Re
dentor Jesucristo.
A la verdad, las festividades de Mara San
tsima no se conocieron en los primeros siglos de
la Iglesia ; aunque desde su origen tuvieron los
fieles cristianos gran respeto y veneracion la
Madre del Salvador. Entre todas las festividades
que hoy se celebran de la Santsima Virgen, no
se conocen dos mas antiguas que las de su DorOlicion y su Natividad, las cuales por muy anti
guas que quieran suponerse son posteriores al
concilio de Epheso, celebrado el ao de cuatro
cientos treinta y uno (i). En este concilio fue con
denado el error de Nestorio que , distinguiendo
en Jesucristo dos personas, divina y humana,
dijo que la Virgen Mara era madre de Cristo
de Jesus ; pero que de ningun modo se debia
llamar ni habia sido madre de Dios. Sabida cosa
es cuanto escandaliz esta novedad al pueblo de
Constant inopia y aun todo el Oriente, y el ce
lo con que San Cirilo, patriarca de Alejandra,
tom su cargo la defensa de la Madre y del
Hijo, de Jesus y Mara ; con que prontitud se ce
lebr el concilio de Epheso y se declar Dcipara
la Virgen Mara. Con este motivo creci mu
cho la devocion esta Seora, y para fomentarla
(i) Vanse las notas del Barona al Martirologio en
estos dias.
,

(' 273 )
mas y mas en el pueblo cristiano, y que los ho
nores que se la hiciesen en la Iglesia, compen
sasen la mengua que habian querido poner los
nestorianos en su incomparable dignidad, se es
tablecieron estas solemnidades particulares, espe^
cialmente las de su Dormicion y su Nacimiento.
Los obispos catlicos que concurrieron en Epheso, de vuelta sus dicesis estableceran estas
festividades en sus iglesias, celebrando en ellas el
triunfo que habia conseguido la fe catlica, de
clarando Jesucristo Dios y Hombre verdadero,
en una persona divina y dos naturalezas divina y
humana , y Mara, Madre de Dios. En los menologios griegos vemos asi celebrados los dias
aniversarios de algunos de los concilios ecum
nicos que se tuvieron en el Oriente, y como el
de Epheso se concluy fines de julio de cuatro
cientos treinta y uno, de aqui es que estas fiestas
se establecieron en los meses de agosto y setiem
bre con variedad en los dias, segun el mas pron
to tardo regreso de los obispos, hasta que unos
doscientos aos despues del concilio fij el empe
rador Mauricio la solemnidad de la Dormicion
de la Virgen Mara en el quince de agosto, man
dando se celebrase ese dia en todo su imperio (i),
asi como el emperador Justiniano habia estableci
do se celebrase la fiesta que los griegos llamaron
Hypapantos , y nosotros escepcion presentacion
de Jesus en el templo, el dos de febrero poco des
pues de la celebracion del quinto snodo general.
.(i) Niceph. Catixto, hut. lib. i7. c. 28.
Tomo II.
35

( 274 )
Ahora bien : mas de doscientos obispos ctlicos reunidos en Epheso sin contar con Nestorio, con Juan de Antioquia y los de su faccion,
les podia Dupuis haber sosegado dicindoles : no
os apureis por marcar los ttulos y honores con
que ha de distinguirse esa Madre de Dios de
Cristo, porque no es mas que un Ente imagina
rio, cuyo tipo vislo ah en el cielo en ese signo
que llamais Virgo. Esa es la virgen que ado
ris vosotros, no otra. Cuan cara por cierto le
habra costado su demencia!

III?

Muerte y Resurreccion de Cristo.

Esta es la tercera Veduta que nos ofrece Du


puis, en la que se representa la pasion y muerte
y la resurreccion de nuestro Redentor Jesucristo,
convertida en la muerte y resurreccion de Baco,
de Osiris, de Adonis, de Atis, del Sol en una
palabra, cuya muerte es un descenso al hemisfe
rio austral , y su resurreccion su ascenso por la
Primavera calentar, alumbrar, fecundizar el
hemisferio boreal. Este es el tipo : esta es la rea
lidad y estos fenmenos son segun nuestro hom
bre los que se han revestido con fabulosos ador
nos , para entretener los pueblos con las histo
rias de Cibeles y de Atis, de Adonis y de Astarte,
de Ceres y de Proserpina , de Osiris y de Isis , y

finalmente de Cristo de Jesus. Este resucita el


mismo dia que el Sol : su resurreccion se celebra
por los cristianos en el mismo dia que celebra
ban los gentiles la de aquel astro. El smbolo
el trage de que se reviste para resucitar es el
mismo que adorna al Sol en su resurreccion.
Resucita ste unido Aries con cuyas insignias
lo adoraban los idlatras en aquel dia : resucita
Jesucristo cordero sin mancha , cordero de Dios,
que quita los pecados del mundo. Los festejos
que hacen los cristianos en su Pascua florida son
remedos de los que hacan los idlatras en su
pascua. Finalmente, las alegoras de que usan
cristianos idlatras en este asunto, son unas
mismas muy semejantes. Es, pues, Cristo el
Sol adorado por nosotros bajo este nombre, y
fuera del Sol no hay que buscar otro Cristo.
Bravo! seor Dupuis. Vamos examinando
por partes esta Veduta ; y en cuanto lo prime
ro : vlgate Dios por dia veinte y cinco de mar
zo por equinoccio de Primavera ! Pues no ha
bra sido mejor colocar la festividad de la Pascua
en otro mes cualquiera para evitar este compro
miso? Pero adonde la colocaramos? La pon
dremos en el equinoccio de Otoo en el punto
mas distante del de Primavera? Pero nada se
adelantaba, porque si entonces no resucita el Sol,
muere en aquel dia'; y nosotros llorando la muer
de Jesus en aquel equinoccio , no habramos he
cho en sentir de Dupuis otra cosa, que imitar las
lgubres ceremonias de los sacerdotes de Isis en
los mismos dias. La trasladaremos al solsticio de

i *7 )
Verano? Guai! que por entonces habia tambien
en Egipto su quisicosa y llevaban un borrico ata
do segun Plutarco, y en fin en cualquier dia del
ao que la fijemos no faltar algun astro que,
asomando por el Oriente en el crepsculo matu
tino vespertino, no resucite aquel dia y cata
ah Cristo.
Estas son burlas, pero burlas bien merecidas.
Hablemos ya de veras. Debemos suponer ante
todas cosas , que tan distante estuvo el Seor de
la naturaleza y -autor de la verdadera Religion
de separar las solemnidades, que mand celebrar
antes su pueblo de Israel y despues su Igle
sia, de los dias y tiempos en que las naciones
idlatras celebraban las de sus dioses, y la egip
cia en particular ; que por el contrario todas las
fij en las mismas pocas en que estas las cele
braban, y esto por dos razones propias ambas de
su admirable sabidura. La primera* es, que la
causa motivo de las principales festividades re
ligiosas , que celebr el gnero humano desde su
mismo origen, exiga que se celebrasen en cier
tas pocas dias del ao por el enlace natural
que habia entre la solemnidad y el tiempo de su
celebracion. Estas pocas se habian conservado
por tradicion en casi todas las naciones; aunque
habia variado el objeto quien se dirigan los
cultos que tributaban en aquellos dias. Removi
do, pues, el objeto indigno de aquellos cultos y
restituido el verdadero que es el que solo los
mereca, debi subsistir la poca de la solemni
dad que estaba naturalmente unida la solemni

i 277 )"
dad misma. Las pocas naturales de las primiti
vas solemnidades de los hombres fueron aquellas
en que, acabando estos de hacer sus cosechas,
tenindolas ya seguras, tanto la de las mieses
como la de los frutos de la tierra , se presenta
ban al Ser supremo para darle gracias por aque
llos bienes que les habia dado, le ofrecan las
primicias de ellos en reconocimiento de que los
recibian de su mano: se alegraban y regocijaban
vista de los frutos opimos de sus labores, mien
tras que la tierra y los ganados descansaban , es
tos principalmente, del trabajo que habian tenido
hasta el tiempo de la recoleccion. Fue poca na
tural de otra solemnidad cuando, habiendo ya
ocultado bajo la tierra labrada y preparada de
antemano las semillas, se dirigan Dios con ple
garias y rogativas lgubres, para suplicarle se
dignar bendecir su trabajo y serles propicio , en
vendoles buenos temporales que coadyuvasen
con su diligencia para que germinaran aquellas
semillas, para que creciesen lozanas y madurasen
sus frutos hasta la perfeccion. Ademas de estas
dos pocas principales , los primeros y los lti
mos dias del ao advertan al hombre los lti
mos de su fin , y los primeros le abran y ofre
can su existencia una nueva poca. Por eso se
destinaban la alegria y jbilo los primeros, y
los ltimos eran tristes y pesarosos. En los pri
meros daban gracias Dios porque les habia
conservado y hecho ver otro ao, y le pedian to
da prosperidad en l. En los ltimos recordaban
la muerte y. preparaban para ella sus nimos por

< *7* )
medio de purificaciones y espiaciones para entrar
renovados en el nuevo ao. Apenas hay una na
cion entre las antiguas en la que no se encuen
tren vestigios de estas solemnidades, aunque coin
cidiendo en algunas el principio el fin del ao
con alguna de las dos primeras solemnidades de
que hablamos primero, solian confundirse en
una sola. Basta leer el tratado de Isis y Osiris de
Plutarco, y los cuatro almanaques que trae Gebelin en el tomo 4 de su Mundo primitivo, con
las esplicaciones que da en el resto de aquella
obra para convencerse de esta verdad.
Demos ahora una ojeada las solemnidades
principales del pueblo hebreo para comprobar
que siendo el mismo Dios quien mand celebrar
las unas y las otras, aquellas nuestros padres
primeros y los patriarcas de la Ley natural,
estas Moises ^ y por medio de l al pueblo is
raeltico, y proponiendose un mismo objeto en
unas y en otras , las conserv en las mismas po
cas del ao que estaban naturalmente unidas.
No hay ahora necesidad de hacerle ver Dupuis
que la festividad del sbado mandada celebrar
desde el principio del mundo (i), se encuentra
establecida en la China desde el tiempo de los
reyes anteriores Yao, poco de la confusion
de las lenguas y de la dispersion de las gentes.
Ni que las neomenias es otra solemnidad men
sual tan antigua, tan umversalmente observada,
que no se alcanza descubrir su origen , y que
(i)

Gebelitt, Mundo primitivo. Tom. 4? p. 8r.

( 279 )
se ha hallado establecida en los pueblos y na
ciones del nuevo cont inente , como lo estaba en
tre los fenicios, los griegos y los romanos (i).
Contraigmonos solo las festividades principa
les de los hebreos, la Pascua del Cordero, la de
Pentecosts y la fiesta de los Tabernculos. La
primera se celebraba al principio de la Prima
vera cuando ya sazonadas las mises iba empe
zarse la recoleccion: en el ltimo de los siete
das de esta Pascua debia presentar cada israeli
ta los sacerdotes en Jerusalen un manojo de
espigas, primicias de su cosecha consagradas
Dios (2). La segunda se celebraba los cincuen
ta dias al acabar de recoger los granos y semi
llas, y en el stimo dia de esta solemnidad de
bia igualmente acudir todo israelita Jerusalen,
y ofrecer al Seor los primeros panes que se
amasasen del trigo de aquel ao (3). Finalmente,
reunida tambien toda la nacion en la capital,
concluidas las vendimias por el mes de setiem
bre , daban gracias Dios por el buen xito de
sus cosechas , y le ofrecian sacrificios establecidos
al intento (4). Pues como el objeto de estas tres
solemnidades era ofrecer Dios las primicias de
(i)
(2)

Gebelin, Mundo primitivo. Tom. 4? p. i82.


Leoit. c. 23. v. ti. cuni mesueritis segetem, feretis

manpulos spicarum etc.


(3) Offeretis sacrificium novum domino panes primitiarum duos ib. v. i7.
(4) Q tando coltegeris de rea et torculari /ruges tuas et
eputaberis iri festivitate tua. Denter. 16, v. IJ et 4.

( 28o >
los sembrados, los primeros panes del trigo me-,
vo y darle gracias por todos los frutos que les,
habia concedido en aquel ao ; de ab es, que no
podian celebrarse sino en las mismas pocas en*
que se habian celebrado basta entonces, y con^
tinuaron celebrndolas las demas naciones.
La segunda razon que descubrimos en la di
vina Sabidura para conservar en su pueblo las
solemnidades antiguas en las mismas pocas en
que las celebraban otras naciones, fue separar
por este medio los israelitas de los festejos profanos y cultos idol trieos y sacrilegos en que se
ocupaban en tales dias los gentiles; concedindo
les los suyos iguales- fiestas , descanso, regoci
jos, convites ; pero todo santo, puro, sencillo,
inocente y encaminado al nico objeto que en
justicia debia tener, que era el culto del verda
dero Dios. Y ademas de la dulzura y delicadeza
con que por este medio apartaba el Seor los
hebreos de las profanas y sacrilegas solemnida
des de las demas naciones, sin privarlos de la
alegra y jbilo slido y verdadero que hallaban .
en las suyas ; cuid de poner en estas seales
muy claras por las que supiese distinguirlas de
aquellas su amado Pueblo. Porque no solo eran
diversas del todo en la mayor parte las cere
monias con que se celebraban unas y otras, sino
que enlaz en las Pascuas del Cordero, y en la
de los Tabernculos, al objeto primero relativo
la agricultura , la memoria de los dos benefi
cios mas grandes que aquella nacion habia reci
bido de su mano, saber: la libertad de la ser-

I ai |
vidambre d Egipto y su proteccion en el deber
to introduccion en el pais de Canaarn. Por l
timo, llev, digmoslo asi, la sabidura de Dios
hasta tal; punto el cuidado en esta parte,' que
conservando como hemos visto estas solemnida
des en las mismas estaciones del ao en que las
celebraban los egipcios , entre los que vivan en
tonces los israelitas porque asi lo exigia el objeto
agronmico-religioso de ellas, las fij en dias
distintos para que se diferenciasen unas de otras
pueblo egipcio por el hebreo ; y esto con tal esme
ro, que en Egipto se celebraba la entrada de Osiris en la Luna el dia.de la luna nueva del mes
Phamenoth, porque como dice Plutarco (i), co
locado el Sol sobre la misma Luna , suponan
que entonces fecundada Isis por su hermano Osiris empezaba desde aquel dia diseminar por
los aires los grmenes de todas las nuevas pro
ducciones que babian de desarrollarse en la Pri
mavera; lo cual suceda en la conjuncion de los
dos planetas. Ma6 el Seor por el contrario man
d Moises que esperase para salir de Egipto
al dia quince de la Luna , la luna llena, cuan
do la Luna est en oposicion con el Sol, dia fu-'
nesto para el Egipto, porque en ese aspecto de
,
i
. (i)

Hoc pacto vim Osiridis in Luna coltocantes Isidem.

i uxorem ex qua prolem procreet ascribunt: :: qiod itripleta


et grvida faca a Sole, rursum a se in aerem emitat ao
disseminet genitabilia principia. De Iside.
Tomo 1L
36

,\

( 282 )
la Luna, esto es, hallndose la Lana opues
ta al Sol, cay Osiris en el lazo que Typhon le
habia preparado, como lo dice y esplca Plutar
co (i). He aqui con cuanta escrupulosidad esta
ba precavido de anteimano el error en que po-*
din haber caido los israelitas, sospechando que
su Pascua del Cordero era la misma festividad
egipcia que se celebraba en la entrada de la Pri
mavera con el nombre de Entrada de Osiris en
la Luna: y con la misma precaucion estaban co
locadas las solemnidades de Otoo, porque los
egipcios las celebraban en el mes de noviembre,
y los israelitas desde el primero hasta el veinte
y uno del mes Tisrri , primer mes de su ao ci
vil, saber: el dia primero la fiesta de las trom
petas : el diez el ayuno de espiacion, y luego la
solemnidad de los Tabernculos.
Pues si la Pascua de los cristianos en que ce
lebra la Iglesia la resurreccion de Cristo nuestro
Redentor , es semejante alguna de las solemni
dades antiguas, es sin duda la Pascua del Cor
dero que celebraban los hebreos. Los cristianos
al principio celebraban en muchas partes esta
Pascua en el dia mismo que los judos, y la
verdad la Pascua del Cordero era la figura, l
smbolo, la sombra de nuestra Pascua: sta la
verdad, la realidad, lo que aquella significaba.

(i)

Btenim in plenilunio deficit Luna, Sole ipsi ex ad

vers stante, ih terree umbram incidens, sicut in arcam


fertur incidisse Osirim.' Be Iside.

Atora bien , si la' de los hebreos nada tenia de


eomun con las fiestas de la resurreccion del Sol
de su subida al hemisferio boreal en el equi
noccio de Primavera, menos tendr que ver con
esta solemnidad gentlica la Pascua de la resur
reccion verdadera de nuestro "Salvador.
En efecto , la Pascua de la resurreccion det
Seor se separa aun mas que la de los judos del
equinoccio de Primavera: estos solose separaban
catorce dias dcl novilunio; los cristianos la cele
bramos, algunas veces los veinte dias de la Lu
na de marzo, y asi variamos de un ao para
otro celebrndola el veinte y dos de aquel mes
unos aos, y otros hasta el veinte y cinco de abril.
Porque desde el tiempo del concilio Niceno se
determin como punto de invariable y comun
observancia que se hubiese de celebrar en toda
la Iglesia el domingo siguiente la Luna catorce. Y en cuanto al dia preciso en que sucedi la
resurreccion de nuestro Piedentor, que Dupui
6upone haber sido el veinte y cinco de marzos
segun la creencia comun de la Iglesia, son tan
varias las opiniones de los doctores eclesisticos,
que el doctsimo Suarez, cuenta hasta doce opi
niones, porque unos dicen que muri el Seor
el veinte y seis de marzo, otios el treinta, otros
el siete, otros el diez y ocho, otros el veinte y
dos , otros el veinte y uno , otros el veinte y cua
tro, otros el veinte y tres del dicho mes; algu
nos opinan que espir en la Cruz el dia diez y
seis, otros el dos, otros el tres de abril: pero la
sentencia mas comun es que muri el veinte y

cinco de marzo, VIII Kalend. Aprilis. "No po^demos formar juicio seguro acerca del valor res
pectivo de estas opiniones, aade el P. Suarez,
porque este pende de la historia humana,
de las tablas astronmicas, y en. uno y en otro se
encuentra mucha variedad; por tanto, la cosa es
incierta y es lo mas acertado suspender el jui
cio preferir la ltima opinion que es la mas
comun y mejor recibida (i)." Podemos, pues,
preguntarle Dupuis en su mismo tono : } por
qu fatalidad singular y rara, senor mio, muere
Jesucristo segun la opinion mas comun en el mis
mo dia en que resucita el Sol en ese VIII Ka
lend. Aprilis , que Vd. tanto repite? por qu fa
talidad singular el pueblo de Israel celebra su
Pascua no en el novilunio del mes. Misan, como
lo hacan los egipcios en el de su mes Phamenoth, sino en el plenilunio del mismo? porqu
fatalidad singular celebramos los cristianos esa
misma Pascua nunca en el dia propio del equi^
noccio, sino en el domingo siguiente al plenilu
nio del mes de marzo?- :.-<..,
-i : i :
Se alucina intenta alucinar Dupuis, asi es
necesario concluir, cuando dice que la Pascua de
los cristianos est (ijada invariablemente en el
mismo dia del equinoccio de Primavera ; pues la
opinion mas comun es que Jesucristo muri en
ese dia VIII Kalend. Aprilis. Se engaa torpe
mente , cuando asegura que la razon que tuvi(i) Suarez in 3? t. 2?, cuest. 50, art. 6, Disput. 4o>
Seetio. 6, pg. 4i6.
' i.

( *85 )
mos los cristianos para fijarla en el equinoccio,
es ser nuestra Pascua la solemnidad del trnsito
del seor Sol las regiones boreales. Si este fue
ra el objeto de nuestra Pascua, qu tantas
disputas y quebraderos de cabeza sobre el dia de
su celebracion?
En cuanto la metfora de que usamos los
cristianos llamando cordero de Dios nuestro
Redentor Jesucristo, estamos convenidos con Dupuis en que desde el Bautista hasta hoy es lla
mado Jesucristo asi en la Iglesia. De aqui el sim*
bolizar este Seor bajo la forma de un cordero
con estas las otras accesorias , especialmente en
los primeros siglos de la Iglesia , cuando aun no
se habia hecho comun el uso de las santas im
genes. Mas por qu usamos de esta metfora?
Quiere Dupuis que sea porque el cordero es el
smbolo signo de la constelacion Aries, la que
iba unido el Sol en el equinoccio de Primavera,
en los dias en que celebramos nuestra Pascua de
Resurreccion. "El Sol, dice, resucita unido al
cordero : Jesucristo resucitado se llama cordero;
luego Jesucristo es el Sol. El Sol de marzo se
simbolizaba en los planisferios celestes con su
cordero : Jesucristo es simbolizado por un corde
ro ; luego Jesucristo es el Sol en Aries." En todo
esto hay mucho de arbitrario que no debemos
dejar pasar. El signo de Aries jams se simboliz
por un cordero sino por un carnero, y no asi
como quiera , sino por un morueco y con astas
bien retorcidas. Asi se ve en las figuras de Jpi
ter Amon , que segun Dupuis, era el mismsimo

( 86 )
Sol en Aries, y en todos los planisferios egipcios
y griegos esa es la figura que vemos en el signo
de Aries y no un cordero. Empero Dupuis ha
encontrado en su Boun-dehesk nombrado corde
ro ese signo y no carnero , y esto le basta para
inferir de ah que los cristianos hemos tomado
de los persas esa metfora para significar el Sol
de Primavera. Mas los persas, segun nos repite
incesantemente Dupuis, simbolizaban al Sol pri
mero de la Primavera con su toro Mithriaco;
luego si de los persas hubisemos imitado la me
tfora y el smbolo, habramos usado de la fi
gura de toro como ellos; no de la de cordero.
No sucedi asi, repone Dupuis, porque cuando se
copi de la religion de Zoroastro la de Cristo,
fue en poca moderna, cuando ya el Sol primero
de Primavera no venia unido al signo de Tauro,
sino al de Aries, y por eso los compositores de
las fbulas cristianas cambiaron. los smbolos usan
do del cordero en lugar del toro. Mas si la Fieligion cristiana es copia de la zorpstrica, cmo
se atrevieron los inventores de aquella hacer
esta innovacion, cuando en mas de dos mil aos
que habian pasado ya entrando el Sol en conjun
cion con Aries al tocar en el equinoccio de Pri
mavera , no se haban atrevido los magos ha
cerla? El Sol atravesaba el ecuador unido esta
constelacion de Aries por el mes de marzo, desde
el ao dos mil doscientos cincuenta y dos antes
de la Era cristiana, y en todo este tiempo y aun
-despues de establecida y propagada la Religion de
Jesucristo, hasta el siglo IV de nuestra Era, no

I 2*1 )
alteraron los magos su religion en ese punto se
gun Dupuis , y nosotros sus serviles discpulos,
como l nos llama, tuvimos ese atrevimiento des
de el principio? Hubiramoslo tenido enhorabue
na ; mas en ese caso siendo los inventores del
cristianismo tan escelentes astrnomos como Du
puis supone , habran hecho la cosa bien hecha y
con exactitud. Quiero decir : supuesto que su
mente era adorar al Sol en la forma del smbolo
que significaba la constelacion, que venia uni
do en el equinoccio de Primavera, habran adop
tado el smbolo de uno de dos peces, pues que
debian saber que habia ya mas de doscientos
anos que iba en conjuncion aquel da con el sig
no de Piscis. Qu razon pudieron tener, dejando
el toro de sus maestros por conformarse con el
estado del cielo, para sustituirle el cordero y no
el pez ?
Pero es posible que quepa en otra cabeza
que en la de Dupuis , ir buscar la Persia el
origen de esta metfora cristiana , estando este
tan claro sin salir de la Judea, cuna del cristia
nismo, en la misma Pascua del Cordero que se
celebraba en aquel pas? Aquel cordero era la
vctima que se inmolaba el dia primero de aque
lla Pascua. Era degollado y asado, pero ninguna
parte de l se ponia sobre el ra : se quemaban
los desperdicios y se coma todo lo demas: con
su sangre se tieron los umbrales de las puertas
de las casas de los judos en Egipto, y esta san
gre los preserv del esterminio de sus primog
nitos. Esta era una viva representacion , un sm

bolo el mas espresivo de la Tctma qw algun


da habia de ofrecerse al Eterno Padre por la sa
lud del gnero humano. Vctima que. se habia
de inmolar en el mismo dia primero de aquella
Pascua : Tctma que se habia de inmolar no en
el templo ni sobre el ara, sino en la Cruz: ve&
tima de la que haban de participar todos los
cristianos: vctima cuya sangre nos preserva de
la sentencia de eterna perdicion : combinacion ad
mirable de sucesos , posibles solo al que los haba
ordenado todos desde el principio. Pasan los is
raelitas Egipto : sufren all por mas de doscien
tos aos una dura cautividad : son libertados de
ella milagrosamente, y en el dia de su libertad
se les manda que celebren aquella Pascua con las
ceremonias ya dichas. Caminan cuarenta anos
por el desierto sin repetirla , y al entrar en la
tierra prometida la celebran segunda voz. Gime
el gnero humano desterrado del Paraso en tier
ra de abrojos cautivo del pecado y del demonio.
Viene Jesucristo libertarlo de esta esclavitud, y
.tomando su cargo la pena merecida por el de
lito de Adan, es hostia sin mancha, corderito sin
astas, vctima sacrosanta de valor infinito que se
ofrece su Padre en la Cruz, en el mismo da
que Israel inmolaba el cordero legal : y en vir
tud de la sangre de Jesucristo, no solo salimos de
la cautividad del pecado, sino que somos puestos
en posesion de la verdadera tierra prometida que
es el cielo. Todos participamos de esta vctima y
toda entera es para nosotros. Pues si aquel pue
blo llamaba al cordero que inmolaba eu aquel

I **9 }
dfo Pascua , 'aplicando asi la vctima el' hom
bre mismo de- la solemnidad, por qu no pon
dremos nosotros los cristianos Jesucristo vcti
ma verdadera , el mismo nombre de aquella que
lo habia figurado basta all , y Ib que se le sus-*
titua como desaparecen las sombras vista de
la luz? Acabemos de confundir Dupuis con la
doctrina de San Agustin que parece previ sus
delirios cuando dice: "Ni deben presumirse los
necios que no quieren enmendar- su vida , que
adoramos los cristianos aquellos luminares del
cielo el Sol, la Luna y las estrellas, porque de
ellas tomamos algunas semejanzas para figurar
los misterios divinos, como se toman de toda
clase de criaturas. Pues asi como no adoramos
ninguna especie de ganados porque nuestro Se
or Jesucristo se llama cordero y becerro, ni
fiera alguna porque fue llamado leon.de la tribu
de' Jud, ni piedra alguna porque se dijo: la pie
dra era Cristo: ni al monte Sion porque es figu
ra de la Iglesia: asi tampoco ni al Sol, ni la
Luna aunque de ellos tomemos figuras voces
eomo de muchas cosas terrestres, usemos de
esos nombres como metforas de algunos sacras
mentos dndoles un sentido espiritual."
1
\. qu viene, seor astrlogo Dupuis , de
qu sirve , pues , que nos deis en rostro con que
llamamos Jesucristo Sol de justicia, luz del
mundo, cordero de Dios , leon de Jud? No
podreis convencer por eso de que adoramos osta
Ifift material, el So1, los signos de Aries, de Leo,
Solo porque usamos de estas metforas hablando
Tomo II.
37

? *4 I
de Cristo? "Burlmonos de tan ridiculas reconTenciones, como nos aconseja San Agustn , detes
tando tales delirios de los astrlogos que viendo
como refutamos sus patranas y descubrimos los
embustes con qtfe seducen los incautos, piensan
incomodarnos dicindonos que nosotros tambien
celebramos la Pascua computando el tiempo en
que ha de celebrarse por los movimientos del Sol
y dela Luna. No, no observamos para celebrar
nuestra Pascua" el cielo guisa de astrlogos para
deducir de all pronsticos vanos, sino para a jus
tar ciertos dias aquella solemnidad segun lo
exigen los misterios que encierra, Y si usamos
de algunas metforas y alegoras tomadas del cie
lo, de las estrellas, y aun de las criaturas infe
riores en la d ispensacion de los sacramentos ; esta
es una elocuencia sagrada de nuestra saludable
doctrina proporcionada para escitar los afectos de
los oyentes, elevndolos por las cosas visibles
las invisibles , de las corporales las espirituales
y de las temporales las eterrias."
Y asi es,- que ningun cristiano repara si cuan
do celebramos la Pascua se halla el Sol en Aries,
como llaman los astrnomos cierto espacio del
cielo donde en verdad se halla el Sol en el mes
de* los Novales ; pero llamen como quieran ese
espacio del cielo, bien le digan Aries le den
otro nombre ; nosotros lo que hemos aprendido
en las Santas Escrituras es, que Dios cri todas
las cosas , todas las estrellas y las coloc en los si*tios que quiso, distribuyndolas por toda la re
dondez de los cielos. Dividan, pues, ellos todo ese

( *s O
espacio eri moradas distintas y tan bien aloma
das cada una con las estrellas que le correspon
den, en las partes que tengan bien, llmenlas
y distnganlas con las voces que gusten : do quie
ra que se halle el Sol en el mes de los Novales
all hallar nuestra solemnidad por el misterio
que encierra en s, pues que del mismo modo
que se renueva entonces la naturaleza ; asi desde
entonces empieza la renovacion de nuestra nueva
vida. Ni dejaramos de celebrarla entonces aun
que llamasen Aries esa parte del cielo , por la
conveniencia que tuviese con alguna figura geroglfkos : no por eso temeria la divina palabra
deducir de esa figura alguna semejanza de Sacramento, como lo hace con otras criaturas asi ce
lestes como sublunares, con Orion y las Pleyadas, con los montes Sina y Sion, con el Jordan
y otros ros (i).
Colige finalmente Dupuis la identidad de ob
jeto de las solemnidades paganas y cristianas, de
las circunstancias principales de unas y otras que
eran muy semejantes, porque en unas y otras
los primeros dias se consagraban al llanto y la
tristeza , y los ltimos la alegra y alborozo,
como sucede en nuestra Pascua la que precede
la semana Santa mayor ; en la cual se viste la
Iglesia de luto y en el dia de Pascua se adorna
con ropages blancos y entona el alleluya.
Para contestar fundamentalmente esta objeccion, es ijecesario que recordemos lo que se
(i)

Epist. adJanuar. 55. nter Mawinas,p. i 32 y i33.

( 292 5
dijo poco ha* acerca del origen primitivo ele la
principales y mas antiguas solemnidades que ce
lebraron los hombres. Decamos alli que mand
el Seor al hombre , obligado ya cultivar la;
tierra con el sudor de su frente para sacar de
ella su mantenimiento, que le ofreciese las pri
micias de sus cosechas de frutos y ganados. Asi
lo practicaron desde el principio Abel y Cain, y
asi continuara practicndolo toda la descendencia
de Adan ensenada por aquel primer Padre del
Hnage humano : asi lo .hizo No al salir del Arca:
asi Abrahan y los demas patriarcas. Finalmente,
constituida en nacion la descendencia de ste, se.
le manda como vimos, que celebre una fiesta en
la que debe ofrecer las. primicias de sus cosechas;
otra en la que debe ofrecer las primicias del pan
de que ha de alimentarse aquel ao : la primera
antes de- meter la hoz en las mieses : la segunda
despues de haber barrido las eras , y otra tercera
solemnidad* en el Otoo al concluir la vendimia.
Ademas de estas solemnidades de que se hallan
vestigios en casi todas las naciones antiguas, hay
otra que puede reputarse justamente por tan
universal y tan antigua como las primeras. La
cual se rdducia una especie de rogativa de
fiesta lgubre y de afliccion, que se practicaba
antes de echar mano labrar la tierra y sem
brar las semillas, despues de haberlas ocultado
dehajo do la tierra , cuyo objeto era pedirle Dios
que bendigese el trabajo industria, del hombre
acudiendo con buenos temporales los campos,
para *jue aquellos sembrados germinasen lozanos

y diesen abundantes cosechas. Tal vez seria est


uno de los objetos del dia solemne de ayuno
mandado los israelitas celebrar el decimo dia
de su mes Tizri , fines de nuestro setiembre
principios de octubre , en el cual ademas de es
piar' con sacrificios particulares y con a ilicion y
penitencia sus pecados los israelitas, limpios ya
legalmente pediran al Seor aquellos beneficios.
Hablando Plutarco de estas fiestas que se celebra
ban en el Egipto por el mes de noviembre, (Tice:
"que la sazon del ao en que estas se celebran
hace sospechar, que esas solemnidades tristes se
instituyeron con el motivo de ocultarse los frutos
que no tenian por dioses los antiguos, sino los
reciban como dones de Dios : dones escelentes y
necesaros para no venir parar en el genero de
- vida brutal de las fieras. Pues por eso al desa
parecer los frutos de los rboles y quedar des
nudos de sus hojas, iban enterrando de nuevo las
semillas y cubrindolas con la tierra inciertos del
xito de su trabajo, y por. eso daban muestras
en su semblante y gestos de tristeza y de llanto.
Pero en tiempos posteriores olvidados de aquella
primera causa de la institucion de estas fiestas,
los sucesores de aquellas generaciones antiguas
dieron en atribuir neciamente los dioses los na
cimientos y las muertes que sus antepasados referian, los frutos de la tierra que todos los aos
aparecen y desaparecen de nuevo, de cuyo error
dimanan las opiniones absurdos impas que se
han formado de los dioses. En verdad la cosa es
asi, que lloran en aquellos dias por causa de los

cion de estos frutos, y de cuyas manos los reci


bimos, que se dignen producir otros nuevos en
lugar de los que han perecido (i)."
Esta sencilla y juiciosa observacion de Plutar
co, nos habre camino para descubrir cual ha sido
la marcha del espritu humano en la celebrar ion
de la solemnidad de que vamos hablando. Est
en*primer lugar esplicado e objeto
que tuvo, que como decamos., fue pedir Dios
que bendijese los campos empreados ya con las
semillas de los granos necesarios para el susten
to del hombre. Mas como ste con el tiempo de
clinase , como queda esplicado, del culto del ver
dadero Dios invisible al de las criaturas visibles,
y primeramente al del Sol y de los astros, con
tinuaron esas mismas plegarias y llantos dirigi
dlos esas nuevas divinidades visibles para ro
garles que acudiesen con sus influjos benficos y
principalmente el Sol con su luz y calor para fe
cundar aquellos embriones que ocultaba la tier
ra , y llevarlos al estado de perfecta madurez y
abundancia. Y como la poca de esta festividad
es en el Otoo y al principio de Invierno, justa
mente cuando el Sol escasea mas su luz y calor
en nuestro hemisferio, asi como en la Primavera
y Verano, poca de las solemnidades alegres, der
rama con mas abundancia sus influjos sobre nos
otros; por eso en todas partes vemos se lloraba
(i)

De Itide et Osiride.

r 9* i
cuando el Sol se retira y se oculta en el hemis
ferio austral, y se celebra su llegada al boreal;
cuando renueva la naturaleza marchita por la
oscuridad y frios del Invierno. Se llora su reti
rada en el Otoo, y se celebra su regreso en la
Primavera. Se le ofrecen frutos en el Verano, co
mo dones que se han recibido por su mano d.
por un efecto de sus benficos influjos. Asi es,
que en esta, poca todava no se celebraban jun
tas estas dos solemnidades en una misma esta
cion del ao, sino las alegres en la Primavera y
las tristes en el Otoo Invierno : las alegres
como las que llama Plutarco Pamilias, en los
dias epagmenos, esto es, en- los cinco dias lti
mos del ao que entonces empezaba en el equi
noccio de marzo al puntar de la Primavera. En
tonces se celebraba la entrada de Osiris en la Lu
na cuando fecundando ambos astros reunidos en
conjuncion, el Sol con su luz y calor, y la Lu
na con su humedad la tierra , le comunicaban la
fecundidad que desabrochaba en la estacion de
las flores y de los frutos. Entonces se celebraba
el nacimiento de Horo hijo de Isis, que era la
naturaleza fecundada por Osiris principio activo
nvisible, solamente perceptible por la razon.
Y cuando en Egipto se comenz el ao por el
solsticio.de Verano al tiempo del orientfe heliaco
de Sirio, se trasladaron en parte estas fiestas los
meses de Payni y Epiphis que corresponden
nuestro junio y julio, se establecieron ademas
de aquellas otras dela misma idea, llamadas del
triunfo de Osiris sobre Typhon, ofrecindole

1 296 )
aqiiel panes 6 tortas selladas con la Tigrra de tnr
asno encadenado. Empero las fiestas lgubres em
pezaban por la de las maletas del Sol cuando en
el equinoccio de Otoo le suponan decrpito in
dinarse al hemisferio austral, y algunos dias des
pues se lloraba por cuatro dias consecutivos el
total descenso del mismo aquel hemisferio, la
diminucion de la luz en los dias mas cortos, la
desnudez de la tierra, la cesacion de los vientos
del Norte que eran vencidos por los del austro, y
la vuelta del Nilo ' su madre acabada la inun
dacion. Estas fiestas lgubres acababan el diez y
n'ieve de Athyr, mediados de noviembre. Por
estos mismos dias se celebraban , contina Plu
tarco, las Thesmophorias , fiestas de tristeza, ett
ls que ayunaban las mugeres postradas en tier
ra. Esto era en 'Atenas. En la Beocia tambien
habia sus llantos por estos dias para acompaa*
el sentimiento* de Geres por el rapto de su Pro^
serpina (i).
.
Mas cuando entr la fbula oscurecer aque
llos fenmenos se fingieron varias historias, que
no son mas que aquellos mismos fenmenos des^
figurados. La fbula de Osiris Isis, la de Ado-^
nis y Venus, la de Atis y Cibeles, la de Cores y
Proserpina , estan bordadas sobre un mismo fon
do que e% la carrera anual del Sol y" los .fenme
nos que durante el ao produce en la tierra se
gun sus diversos aspectos. Pero sea que en estas
fbulas no en todas se guardaron los periodos
(r)

2)e Iside, p. 366 y 378.

I 297 5
naturales de aquellos fenmenos por otras ra
zones polticas religiosas vinieron unirse en
una misma poca las fiestas lgubres con las ale
gres, sucediendo estas aquellas sin ningun in
tervalo. Los dias primeros se llamaban en unas
Anismos dias tristes , y los ltimos Euresis,
dias alegres por el hallazgo. En las fiestas de Ceres se llamaba el primer periodo Aphanis es
condimiento i ocultacion prdida: el segundo
Zetesis ; inquisicion ; y el tercero Euresis apa
ricion. "Todas estas fbulas, dice Dupuis, des
pues de haberlas referido estensamente, todas es
tas fbulas, sean las que se fuesen, acaban siem
pre en una castracion que era. el grande objeto
de las representaciones trgicas de la pasion de
Atis despojado de su virilidad, como Osiris, cu
yas partes sexuales fueron arrojadas al Kilo y de
voradas por los pescados, como Adonis herido
en sus ingles por un furioso jabal; en fin como
el Camilo de Samotracia , cuyas partes naturales
fueron colocadas en un cesto por sus hermanos.
Los sacerdotes de Cibeles representaban al natu
ral esta pasion de Atis hirindose y amputndo
se s mismos para hacerse semejantes su dios
y estar seguros de que le eran agradables imi
tndole. En el acceso de su entusiasmo mas bien
de su frenes religioso corran desatentados por
los bosques y montes consagrados Cibeles estos
infelices con un pual en la mano y una tea ar
diendo en la otra , sueltos y enmaraados los ca
bellos, ahullando y bramando borrosamente co
mo lo hacan los Bachantes, v llamando griTomo II.
3k

< 298 )
tos su Atis , rayo indecente infortunio lloraban
despues de haberlo copiado en s mismo. Se les
"vea abrirse los brazos cuchilladas, privarse de
' los caracteres de su sexo, y llevar como en triun
fo por las calles los despojos ensangrentados de
su virilidad. Por lo demas estos sacerdotes eran
los mas infames y mas despreciables de todos los
hombres : las horrendas farsas que creyeron pro
pias para desatinar los pueblos, los hicieron
abominables hasta lo sumo los ojos de ese mis
mo pueblo que no vi en ellos sino unos'entes
viles, afeminados, degradados de la humanidad
por sus mismas manos. Los Metagirtos que iban
tunando de pueblo en pueblo para vender al vul
go el favor de sus dioses, eran mndigbs viles
que solo entretenan en las ' plazas la hez de
los pueblos por muy cortos momentos (i)."
Y son estas solemnidades y otras todava mas
indecentes , de cuya relacion me abstengo por nO
incomodar mas los castos odos ; pero que pue
den verse descritas por Juvenal y por otros gen
tiles : son estas solemnidades tantas veces pros
criptas por el magistrado , aun entre los idla
tras, son estas las que el impo Dupuis supone
haber sido el tipo de donde copiaron los cristia
nos su semana Santa y su Pascua? Nosotros nos
preparamos para celebrar nuestra Pascua con cua
renta dias de ayuno en los cuales no suena en
la Iglesia la voz alleluya : sus preces y oraciones
respiran penitencia, sus ropages morados indi(i)

Tomo 2? pg. 88 , en ta segunda parte.

( 299 5
can su luto y su tristeza : en los ltimos das,
en la semana Santa recordamos la pasion de nues
tro Redentor Jesucristo y su muerte : muere no
castrado como Atis , ni herido del jabal como
Adonis, ni descuartizado como Osiris y Baco, si
no crucificado por todos los pecados de todos los
hombres, y las treinta y seis horas celebramos
su resurreccion, no su apoteosis ni su regreso de
un hemisferio otro, sino la reunion de su alma
su cuerpo, su salida del sepulcro; sus plticas
amorosas y tiernas con sus discpulos, quienes
permiti que palpasen y viesen sus llagas para
asegurarse mas y mas por el testimonio de sus
sentidos de la verdad de su resurreccion. Hechos
todos que sucedieron no en tiempos fabulosos
sino en tiempos histricos. Hechos que intentaron
no negar como falsos , sino oscurecerlos para que
quedasen sepultados en el olvido, los enemigos
poderosos de la Religion cristiana desde su misma
cuna, la sinagoga y el imperio romano. Hechos en
defensa de cuya verdad se dejaron matar los aps
toles, testigos oculares de ellos, infinitos mr
tires que prestaron asenso la predicacion de
aquellos testigos, comprobada con milagros innu
merables. Es , pues i evidente que la historia de
la vida , pasion , muerte y resurreccion de Jesu
cristo, no ha sido copiada delas fbulas mitol
gicas con que alegorizaron los antiguos el descen
so del Sol al hemisferio austral y su subida al
boreal : ni prestan fundamento este disparatado
modo de pensar, las pocas en que celebramos
los cristianos aquellos misterios de nuestra re

( 3oo )
dencion, ni las metforas de que usamos hablan
do fie nuestro divino Reparador, ni el modo y
orden que observamos en nuestras solemnidades.
Analizadas las tres grandes A'edutas de nues
tro insigne titiritero, y demostrada la falsedad y
ridiculez de las aplicaciones violentas que hace
de los astros y sus movimientos .los hechos fun
damentales de nuestra sagrada Religion ; seria es
te oportuno lugar para rebatir las demas objecio
nes da esta clase que nos hacen asi Dupuis como
otros incrdulos, sealando varios hechos de los
que se refieren asi en el antiguo como en el nue
vo testamento, los cuales tienen alguna semejan
za con ciertas fbulas paganas , de las que los to
maron segun ellos asi los judos como despues
nosotros. Seria prolijo impertinente este trabajo
y reduciendo los particulares hechos y fbulas
de que hablan ciertas clases, puede darse una
sola respuesta convincente que con facilidad po
dr aplicar el lector cada caso particular que se
le presente.
Distingo desde luego los hechos, que creemos
los cristianos y que se refieren en los libros que
veneramos como revelados por Dios, en tres cla
ses : hechos anteriores Moises : hechos ocurridos
desde Moises hasta Jesucristo , y hechos pertene
cientes la venida de este Seor, su Nacimiento,
vida , pasion , muerte , resurreccion y ascension
los cielos. No hay duda que se hallan en los
historiadores, en los poetas y mitlogos de la
antigedad, vestigios indicios de los hechos
principales ocurridos en aquella primera poca;

{ 3oi 5
hay alguna noticia de ellos en varios escritores
profanos aunque se encuentran desfigurados , y
esto prueba la verdad de dichos hechos conser
vados por una tradicion constante en la familia
de Adan hasta No , en la de No- hasta Abrahan
y en la de este patriarca hasta Moises. Tenemos
dice un telogo celebre que escribi un anlisis
de las apologas de San Justino, tenemos, dice,
citando Pascal, un centro compa al que van
reunirse todas las tradiciones comunicadas por el
primer hombre la sociedad , del cual pudieron
estas ^imanar y propagarse por todo el mundo.
Porque el longevo Matusalen vivi con Adn
doscientos cuarenta y cuatro aos y ciento con
los hijos de No, puesto que aquel muri en el
mismo ao del Diluvio cuando Sem cumplia los
ciento de su edad. Este sobrevivi al Diluvio y
de l, de sus labios recibi aquellas noticias Abrahan Isaac , al que alcanz y vivi hasta el ao
cincuenta de la vida de este ltimo patriarca. De
Isaac pasaron Jacob y los hijos de Jos que
bendijo su abuelo antes de morir, y de estos
Moises que pudo conocerlos y tratarlos algunos
aos. Del mismo modo de Chan^ftijo de No se
comunicarian Mezrain su hijo, del que tuvo
principio la monarqua egipcia, y de consiguien
te recibi aquella nacion en su origen las mismas
tradiciones de su primer fundador. Por semejan
te manera se irian propagando en todas las na
ciones que podemos llamar primitivas, las cuales
fueron colonias fundadas por la descendencia de
No y de" Abrahan , .como vemos en el captulo

( 3o* )
diez del Genesis. Instruidas todas estas sin dada
en las tradiciones de sus madores, las trasmitie
ron sus descend entes y de esta suerte se fue
ron estendiendo las demas naciones que pobla
ron el globo : bien es que como no se trat de
reuniras en un cuerpo, como lo hizo despus
Moises, apartndose de su origen estas noticias
fueron perdiendo de su verdad y pureza, por la
ignorancia y otaas causas que naturalmente influ
yeron en la comipcion de aquel precioso depsi
to de la primera y de la mas interesante historia:
esta sufri grandes alteraciones y se la mezcl
con los suenos y delirios de cabezas destornujadss
y sobrado calientes, que la revistieron de mil fa
bulas y patranas. De donde vino suceder que
no quedaron en aquellos pueblos sino algunas
semillas de la verdad, que todava se traslucen
al traves de las mismas fabulas, segun es que
debi suceder con arreglo al principio de Tertu
liano : veritas falsitatem precedat nectssc est.
A esta clase pertenecen varias circunstancias
de las que refiere Moises en la historia de la crea
cion: el caos la tierra vaca de formas: el amor
fecundando lfraguasel espritu del Seor que
iba sobre ellas: los seis dias de la creacion los
seis gahambares en que se hizo el mundo segun
Zoroastro : un hombre primero y una primera
muger, de los que tuvo origen el gnero huma
no : la solemnidad del dia stimo en el que el
Senor ces la obra de la creacion y la bendijo:
el Diluvio y salvacion de ISo : la edad de oro
primitiva felicidad del hombre y su ruina: los

( 3o3 )
hroes hombres de una naturaleza mas robus
ta y de mas larga vida que los presentes, cuales
fueron las generaciones antediluvianas : la guerra
de los titanes de los -gigantes contra los dioses,
la lucha de los ngeles buenos con Lucifer y
con sus secuaces, y oros muchos sucesos de esta
poca acerca de los cuales puede verse al Natal
Alejandro en su tomo i . de la historia del anti
guo testamento, donde reune cuanto Atengoras,
San Justino , Clemente de Alejandra , Eusebio,
Josefo y muchos modernos han dicho sobre el
particular. >
Respecto los hechos ocurridos en el pueblo
hebreo desde su salida de Egipto hasta la venida
de Jesucristo, es sin duda que muchos de ellos
pudieron llegar y llegaron noticia de otras na
ciones ; pues que ya vimos en Plutarco y en San
Epifanio , que se conservaban mezclados en las
fbulas egipcias los nombres de palestino y judeo,
y varias ocurrencias sucedidas en la salida del
pueblo israelita de su cautividad. De la infausta
muerte de la hija de Jepthe, de las hazaas del
valeroso Sanson , tal vez urdieron algunas fbulas
los primeros poetas. Los judos vivieron despues
setenta alos entre los caldeos y asirios en Babi
lonia : alli florecieron sus principales profetas. Je
remas se refugi Egipto y vivi alli muchos
anos. Jonas predic en Nnive. Las diez tribus
vivieron dispersas en muchas provincias del
Oriente desde la poca de Salmanasar, setecientos
arios antes de la venida de Jesucristo. Y final
mente , es muy probable que muchos anos antes

de la version de los setenta intrpretes, hecha de


orden de Ptolomeo Philadelpho, se habian tra
ducido ya al griego algunos trozos de los libros
sagrados de los judos ( i ). de los cuales sacaron
los idlatras algunas semblanzas de sus sacrilego^
simulacros (2), como dice el autor del libro 1*.
de los macabeos.
Mas por lo que respecta los hechos de
nuestro Redentor Jesucri;to, su concepcion, na
cimiento, vida, pasion, muerte, resurreccion y
ascension gloriosa los cielos, no me parece que
llegaron preveerlos antes que sucediesen nin
guno de los escritores profanos anteriores nues
tra Era, ni por las profecas en que estaban anun
ciados, ni por inspiracion del demonio, que son
opiniones que sostuvieron algunos padres de los
primeros siglos. Porque si bien demos los que
piensan del primer modo lo que ahora dbamos
por supuesto, esto es, que pudieron llegar no
ticia de aquellos escritores algunos le los hechos
mas ruidosos del pueblo hebreo, mas no las pro
fecas que no se habian traducido entonces ni
eran vulgares y comunes entre los hebreos mis
mos, sino muy raros los ejemplares de ellas y su
verdadera inteligencia estaba reservada muy
pocos ; mucho menos pudo revelrselas el demo
nio quien estuvo oculto el misterio de la re( 1) Vase la defensa de tos Padres por Balthus. Tom. 4?
pg. 6i4 y siguientes.
(2) Mach. i? c. 3? v. 48. Vase al P. Gaspar Snchez
sobre este lugar.

( 3o5 )
dencion en cuanto al tiempo preciso en qae se
haba de ejecutar, en cuanto al modo y otras
circunstancias, segun opinan acordemente los sa
grados intrpretes sobre aquellas palabras de San
Pablo. Misterii temporibus ceternis taciti: : : : : Misterium tjuod absconditam fuit a seculis et generationibus: : : : : Sacramcntum absconditum a secu
lis in Deo ut innotescat principatibus et potestatibus in cehstibus per Ecclesiam (i).
Poco importa que en las antiguas fbulas j
en las novelas mitolgicas de aquellos tiempos
se encuentre algun otro rasgo, alguna circuns
tancia que mirada de prisa , ofrezca primera
vista alguna semejanza remota con alguno de los
hechos de nuestro Redentor Jesucristo , semejan
za que abult sin luda el mas piadoso que ilus
trado deseo de encontrar en todas partes Cristo y
su Madre Santsima, como sucede entre otros al
P. Canisio en su tratado de la bienaventurada Vir
gen Mara. Dcese , por ejemplo , por los gentiles
que Baco convirti el agua en vino : que triunf
subido en un asno: que fue hecho pedazos por
los Titanes; mas no se v que la primera espresion es metafrica , y que con ella se quiere
dar entender que Baco ense los hombres
hacer el vino del zumo de la uba, como larga
y estravagantemente lo canta Nono en sus dionisiacas? En memoria de esta invencion ciertos sa
cerdotes de Baco, ponan de noche en el templo
unos cntaros que llenaban de agua pblicamen(f) A Rom. 16. 25. adCol. 1. 26. ad Eph. 3?, 9?
Tomo II.
39

( 3o6 >
te y-alotro dia aparecian llenos de vino, no es mCr
laester decir como(i). Y qu tiene todo esto con
el milagro de las. bodas de Cana al que lo compara
Pupuis? Son necesarios ojos muy v izeos para en
contrar en lo uno el mas leve indicio de lo otro.
Baco. triunfa sobre un pollino cuando este ani
mal estaba en la primera estimacion, no habin
dose au,n domesticado para el uso comun los ca
ballos, all por los tiempos en que sali Typhon
huyendo' de Egipto en otro asno, segun dice Plu
tarco, cuando los jueces y prncipes de Israel
cabalgaban en asnos en dias de ceremonia (2).
Qu tiene esto que ver con la entrada de nues
tro Redentor en Jerusalen sobre un poljinito,
cuando los triunfadores entraban en sus capita
les en sobervios carros tirados de caballos de
esclavos?- Y qu Typhon descuartizando Osiris,
ni los Titanes Baco , y dividiendo su cuerpo en
catorce en treinta y dos pedazos, con la pasion
y muerte de nuestro Redentor, de quien estaba
anunciado, como se cumpli, os non comminuets
toe eo (3) ?
Por lo que hace Perseo y su concep
cion, como la de otros hroes fabulosos, dije ya
que todas fueron por obra de varon y obra infa
me y bestial : tan lejos estuvieron de haber sido
concebidos de Virgen. Sus madres fueron fecun
dadas por Jpiter, por Hrcules, por Apolo t
por otro de aquellos dioses genios de carne y
(i) Dup.T. 2? part.'tf p. 7i. (3) Joan. c. i9. v. 36.
(2) Judi.: 5? i o.
:
..<*. *. - 'v

t &7 V
hueso, que se Valieron de su poder y destreza'
para satisfacer los deseos de su desenfrenada las
civia y luego escusaban ellas su dcil asenso, ale
gando con fingido rubor que las habia sorpren
dido su amante trasformado en cisne, en toro,
en caballo en lluvia de oro. Unos nacen luego
por un hi jar, otros por la rodilla de Jpiter que
recogi el feto de Baco del seno de su madre.
Hay aqui en todo esto asomo de pureza ? Re
meda en algo aquella pura y delicada metfo
ra de que usa la Iglesia para significar la pureza
en la concepcion y la integridad de Mara en el
Nacimiento de Jesus: Orietur sicut Sol Sahator
miindi, et descendet in uterum Virginis sicut imber super gramen? Por eso cuando Celso introdu
ce un judo hablando con Jesucristo y burln
dose de su fingido nacimiento de una Virgen,
suponindolo copiado de lo que escribieron los
griegos en sus fbulas de Danae, Menalippe,
Auge y Antiope, desprecia Orgenes este argu
mento , como habladura de un charlatan inde
cente. Dicendum hcec verba congruere rabulce, non
ei tfi pollicita prcestare studeat (i).
Sabida cosa son las apoteosis de los antiguos
y que aun los mismos egipcios, segun vimos decia Plutarco, creyeron que las almas de sus h
roes habian subido al cielo y que residan en los
astros. Belerofonte sube caballo : Romulo pie.
Pero viene esto cuento con la ascension de
nuestro Redentor Jesucristo? No me parece mi
(i)

Contra Cehum.

( 3oS )
que tMwBM alucinarse con tan levsimas seme
janzas, porque esa inadvertencia tiene graves
inconvenientes. Si nos empenamos en probar qne
lo fabulistas gentiles fingieron la sbila de Belerofoote de Romulo al cielo, inspirados por el
demonio, para prevenir en sos dioses la ascen
sion de Jesucristo la diestra del Padre: ellos
nos dirn que nosotros hemos fingido estos mu
los de la gloria de sus divinidades. Esto es fals
simo: aquello me parece improbable y asi creo
que respetando la sabidura, la santidad y el celo
de aquellos antiguos Padres escritores eclesias
ticos, debemos separarnos de ellos en esta parte.
Justa y oportunamente reconvenan los genti
les, que se negaban creer los misterios de nues
tra sagrada Religion reputndolos como imposi
bles, con sus disparatadas fbulas mas chocantes
la razon ; pero p ira esto no hay necesidad de
decir que tos trabajos de Hrcules se tomaron de
las palabras Exultcuit iit gigas ad currendam
viarm: ni ninguna otra de aquellas de los miste
rios de nuestro Redentor Jesucristo, previstos an
ticipadamente por el demonio y sugeridos por l
los idlatras , para remedarles y profanarlos en
sus fbulas y en su culto sacrilego.

Xa Religin cristiana no ha recibido sus


dogmas de los sistemas de los filosofos.

En la primera parte de esta obra hemos visto


que no sqIo el dogma de la unidad de Dios, si
no el de su espiritualidad y demas atributos, el
de su providencia, la creacion del mundo, la
existencia de los ngeles buenos y malos y sus
combates, la espiritualidad inmortalidad de
nuestras almas, la corrupcion de nuestra natu
raleza ; y finalmente la creencia de una vida fu
tura en la que estan reservados premios para loa
buenos y castigos para los malos, son verdades
que hicieron la base y fueron el fundamento de
la teologa y religion de los pueblos mas anti
guos del universo, de los indios, de los egipcios,
de los chinos, de los persas, de los judos: que
estos dogmas y esta creencia se remontan sobre
los tiempos fabulosos, esto es, que se creyeron
y estaban admitidos por aquellas naciones antes
gue los egipcios y los griegos inventasen los fa.

(.3io):
hulosos personages de sus mitologas y sus estravagantes hazaas : que muchas de estas fbulas
no son mas que aquellos mismos dogmas desfi
gurados y mezclados con mil errores y preocu
paciones populares. Probamos que el origen co
mun de estas verdades , credas unnimemente
por el gnero humano en su misma infancia,
cuando aun no se habian desarrollado sus facul
tades intelectuales suficientemente para haberlas
podido descubrir por el raciocinio, haca ver que
tas haba recibido el hombre de una autoridad
superior , sin cuya enseanza no las habria po
dido alcanzar sino despues de muchos siglos, de
muchos errores y estravios, y costa de largos
y muy difciles raciocinios. Demostramos final
mente, que habia habido siempre en el mundo
familias, pueblos y naciones, en las que se ha
ba conservado puro el depsito de estas verda
des hasta la venida de Jesucristo que las esplic
con mas claridad , y las sancion con mas firme
za que hasta entonces habian tenido, hacindo
las perceptibles todos, y dndoles una estabili
dad eterna.
Despues de haber demostrado asi la divini
dad de nuestra sagrada Religion, es necio el em
peo con que se detiene Dupuis probar que el
dogma de la unidad de Dios no es propio y pecu
liar del cristianismo, porque se encuentra en pue
blos y filsofos anteriores l , y podemos decir
le lo que en las escuelas al que arguyendo se
estravia hasta este estremo: Pro me taboras. Sin
embargo, como este hombre no sabe ensuciar pa

( 3i.t )
j>el. sino con cavilaciones y soGsmas, con errores
y calumnias, esparce varias en este artculo, que
no se le deben dejar pasar. Nos pone la par
los cristianos con los idlatras asegurando qua
ellos y nosotros convenimos en el culto de un
solo Dios, porque si ellos reverenciaban al pare-*
cer muchos dioses, reconocan sin embargo J
piter como Dios supremo y superior todos; y
*i nosotros adoramos principalmente un solo
Dios, adoramos tambien con l los ngeles y
los santos como dioses subalternos, y esto lo
comprueba con su cita que apunta asi : Psahn. 4;
)8i. Pero esta es una objeccion muy usada desde
los primeros siglos del cristianismo; se ha refu
tado muchas veces y ha perdido toda su fuerza.
uSepaDupuis, como deca Fausto San Agus
tn , sepa -y aprendan los que gustan de su doc-?
trina , que nosotros no hemos recibido de los
gentiles la opinion de la monarqua de un solo Dios; antes bien los gentiles no la han perdi
do del todo, pesar de haberse prostituido has*
ta el estremo de tributar cultos dioses falsos:
Ni eso que dice que nosotros adoramos tambien
muchos dioses aunque subalternos es mas que
una calumnia. Porque si el pueblo cristiano ee
lebra con solemnidades religiosas los sepulcros
de los mrtires y otros santos, es solo para esci*
tarse imitarlos y asociarse sus mritos, y ayu>
darse con sus oraciones Asi que, reverenciamos
los mrtires con el mismo culto de amor y de
urbanidad con que acatamos los varones de Dios
de virtud escelente que viven entre nosotros, con

(3,2)
erndolos preparados para dar su vida por el
Evangelio: aunque aquellos les tenemos mas
fervorosa devocion , porque habiendo ya vencido
los combates , los celebramos con segura confian
za vencedores en vida mas feliz que estos que
aun luchan en la presente (i)."
**S, aade Dupuis, que los cristianos pre
tenden inferir de que el dogma de la unidad de
Dios no es privativo de ellos, sino que haca la
base de la teologa de todos los pueblos antiguos,
que los paganos tuvieron noticia de este dogma
por la revelacion. Pero ademas de que la revela
cion es un absurdo (y por qu? por qu Vd.
lo dice?) respondo que no es necesario recurrir
esta mquina (no es mquina la revelacion: es
cosa mas sencilla aun que el trato de un hombre
con otro hombre, porque el autor del hombre se
comunica l mas facilmente que el hombre
mismo). No es necesario , dice , acudir esta m
quina sobrenatural , cuando vemos la serie de
abstracciones filosficas que condujeron los an
tiguos reconocer la unidad de un primer prin
cipio."
Los cristianos confesamos con el autor del
libro de la Sabidura y con San Pablo, que el
hombre puede elevarse al conocimiento de una
primera causa de un solo Dios , solo con la luz
natural de la razon y aun sin necesidad de esa
serie de abstracciones filosficas , que Dupuis,
hombre sumamente olvidadizo, supone indispen(t)

Contra Fam. Lib. to. e. 19 et 11.

( 3i3 )
Stble par llegar aquel conocimiento; puesto
que. segun confiesa l mismo, "la unidad de accion
y la correspondencia de todas las partes del mun
do hcia un centro comun de movimiento y de
vida que es lo que sostiene la armona y con
cierto de todas ellas , condujo los hombres: : : : :
que miraron al universo como un grande efecto
admitir una causa nica de esta obra nica,
cuyas partes todas parece que conspiran la uni
dad, de suerte que la unidad de efecto hizo ima
ginar la unidad del diseo y la unidad de la
causa." Pues en este simple y obvio discurso dn
de est esa serie de abstracciones metafsicas que
Dupuis supone necesaria para elevarse al cono
cimiento de un solo Dios? Sin embargo, el hom
bre debi siempre conocer su autor, y no siem
pre se hall en estado de conocerlo por su razon
sola, porque no siempre pudo formar aquel dis
curso : obvio y sencillo para el hombre de juicio
sano y de razon ejercitada , pero que no est
los alcances ni del salvage que embrutecido ape
nas percibe en los objetos otras relaciones que
las que tienen con l : y se le hacen sensibles por
el placer por el dolor ; ni del idlatra que tie
ne su entendimiento viciado con mil errores de
educacion muy difciles de cstirpar, y su corazon
corrompido con brutales pasiones, como se ha
llaban los pueblos cuando el Senor dijo al suyo
por boca de su profeta Moises: Oye, Israel, tu
Dios es uno , dando asi esta verdad con su pa
labra una fuerza de conviccion y un peso de au
toridad , que la hizo perceptible todos los enTomo II.
4o

na)
tendimentos, aun los mas rudos, y subyug l
razon humana , reuniendo todos los que la oye
ron en una misma creencia : efectos que jams
consiguieron ninguno de los filsofos que la anun
ciaron despues.
Aunque como buen trapalon acumula mor
ralla , no obstante bien conoce Dupuis lo poco
que adelanta para su intento, con derivar la uni
dad de Dios de los discursos de los filsofos, y
asi' pasa otro argumento muy trillado tambien,
cual es el de convencernos de que hemos toma
do los cristianos de Platon y de los platnicos el
dogma principal de nuestra Religion, el de la
Trinidad. Para darle algun colorido de verosimi
litud esta absurda pretension, emplea veinte y
una fojas de su grueso volumen, en lasque ha
cina tal frrago de erudicion indigesta, de auto
res , de doctrinas y de sistemas , que trunca , fal
sifica y tuerze con la mayor violencia para ha
cerles decir lo que l quiere, que si lo hubiese
de seguir paso paso seria necesario emplear
doble trabajo y espacio para refutar cada uno de
sus dislates. Mas conveniente ser , analizando
aunque con harta dificultad todo aquel embro
llo, reducirlo orden y batir en brecha sus art
culos fundamentales, con lo que se desplomar
todo su ruinoso edificio. Pero antes despejemos
la cuestion separando de ella lo que no le inte
resa , para que quede mas fcil y espedita su so
lucion.
Uno de los ataques mas peligrosos que tuvo
que sufrir la Religion cristiana en los primeros

? 3i5 >
siglos, fue el diluvio de escritores y de obras ap
crifas con que sus enemigos y aun muchos de
sus hijos conspiraron afearla, desfigurarla, y
si posible les hubiera sido confundirla y ani
quilarla, mezclndola con mil errores y patraas.
Los hereges, los filsofos y algunos cristianos fa-;
nticos ignorantes, trabajaron con empeo in-r
creble en esta guerra del error contra la verdadi
Los gnsticos, los platnicos modernos y ciertos
cristianos, que llevados de un celo falso creyeron
serles lcitas las represalias de esta especie, inun
daron el mundo de obras que publicaban bajo
los nombres respetables de los apstoles y disc
pulos de Jesucristo, y de filsofos y personages
antiqusimos, para conciltarles autoridad y sedu
cir los simples nimiamente crdulos. Entonces
aparecieron versos de Orfeo y de Lino, versos de
oro de Pitgoras , orculos caldicos de Zoroas?
.tro, las profecas de las Sibilas y los dilogos Pjnander y Asclepio atribuidos al mismo Mercurio
Hermes, Esculapio Thaut , quien se crea
en Egipto inventor de los caracteres alfabticos y
<jue segun Baill, si existi, debi existir treinta
y tres siglos antes de Jesucristo (i). Oigamos en
prueba de esto al juicioso crtico Meiners que:
habla de esta manera : "Todas las obras falsas .
supuestas que se esparcieron en la Grecia antes,
del tercer siglo que precedi la venida de Je-
sucristo, son nada en comparacion de la enorme
multitud de las que se introdujeron entre aquel

,
i
(i) Jtttom antigua. T. i? p. 397.
^i-H
*

(3,M
siglo y el primero de nuestra Era por espacio de
cuatrocientos aos. Tres razones principales esti
mularon en este periodo la mayor parte de los
malos escritores dar sus obras luz, suponin
dolas producciones de hombres clebres en la
antigedad. La primera razon fue el cebo del in
teres prometindose vender aquellos pretendidos
monumentos de la antigedad muy buen pre
cio para las bibliotecas de Prgamo y de Alejan
dra. Asi es, que la hambre y la miseria puso se
gun Ammonio la pluma en la mano los auto
res de una infinidad de obras falsamente atri
buidas Aristteles , las que se compraron para
la biblioteca de Alejandra. Tales fueron tambien
probablemente las musas que inspiraron los
que atribuyeron obras falsas, casi todos los
oradores y filsofos antiguos, y entre otros Ptgoras y los Pitagricos.
La segunda causa razon de esta suposi
cion de obras en el periodo que hemos indicado,
fue el empso que tenian los brbaros, adopta
dos en la Grecia que habian estudiado en
aquel pais y establecdose en l , en proporcio
nar sus naciones la gloria de una antigedad
remotsima, y de haber sido maestras en todas las
ciencias de los griegos. Para conseguirlo no solo
se fingieron pretendidas historias antiguas y obras
cientficas, en las que se vean los conocimientos
griegos tqmados de las naciones estrangeras, sino
que tambien se atribuyeron los mas clebres
autores griegos libros en los que confesaban
hacan confesar sus maestros que eran deudo

fes ce sxt sabidura los sacerdotes y filsofos es-<


trangeros : asi la obra apcrifa atribuida Pitgoras titulada Palabra sagrada, distinta de los
libros que con el mismo ttulo citan Diodoro,
Digenes y Apolonio, se fingi probablemente pa
ra convencer los griegos por el testimonio mis*
mo de Pitgoras , que l habia adquirido sus co
nocimientos en los misterios de la Trcia y de
otras naciones.
En fin la tercera razon es, que despues de
Alejandro se introdujo y perpetu entre los grie
gos , y de ellos pas la Italia , el gusto la astrologa , las evocaciones y las demas partes
de la magia, enseada y ejercida primero por los
aventureros caldeos, persas y egipcios solamente
y mas tarde por los griegos mismos. Estos im
postores quisieron bacer recomendable la impor
tancia de sus pretendidas artes, hacindolas paar por una ciencia secreta de los pueblos mas
antiguos. Ciencia admirada por los hombres mas
clebres de la Grecia que se habian iniciado en
todos sus misterios , y que por medio de ella
eran capaces de ejecutar las mas estraordinarias
acciones. De ah tantas obras sobre la magia que
se atribuan, ya los caldeos, ya los judos,.
los persas y particularmente Zoroastro y Hostanes, como Orfeo, Pitgoras, Demcrito y
otros. En lo sucesivo se miraron estos libros co
mo autnticos y el mismo Plinio con frecuencia
los cita como tales.
.
Despues de la venida de Jesucristo se alle
garon- otras nuevas causas las que acabo de es

r 3t i
plcar, y el nmero de obras supuestas creci
tanto con el discurso del tiempo, que llegaron
ocupar el puesto de los mejores monumentos de
la antigedad. Suscitronse entre los cristianos
un enjambre de partidos y de sectas de las cua
les la mayor parte procur justificar sus errores
con obras de esta clase y con revelaciones falsas.
Los gnosticos fueron los mas imprudentes de to
dos, los cuales, como dice Porfirio en la vida de
su maestro, enseados en las escuales de la filoso
fa antigua habian abrazado la secta de Adelphio
y de Acilino. Estos bereges se babian hecho con
muchas obras de Alejandro de Libia, de Philocomo, de Demostrates, de Lido , y publicando
las revelaciones de Zoroastro, de Zostriano, de
Nicotheo, de Allogenes, de Messo y de otros personages de esta especie abusaban de la creduli
dad de la muchedumbre; por eso Plotino, des
pues de haberlos refutado de viva voz con argu
mentos , escribi contra ellos una obra titulada,
contra los Gnosticos. Los mismos ortodoxos, con
tina Meiners, imitaban con descaro las impos
turas de los hereges, y con el objeto de llevar
adelante proyectos y empresas que les inspiraba
su piedad, fingieron y esparcieron un sinnme
ro de obras falsas, que en siglos posteriores indugeron error sus amigos y sus enemigos.
Finalmente, si han de tocarse todas las causas
de este furor de fingir obras y libros, no debe
olvidarse el fanatismo de aquellos impostores que
.defendan la religion de Grecia y las demas re
ligiones antiguas. Estos ltimos atribuyeron ve-

( Si* J
rosimiTment Hermes, Orfeo, Zoroastro y
las Sibilas muchas obras, con el fin de pro
bar la divinidad y la armonia de la religion de
todas las naciones (i)."
La Iglesia columna y firmamento de la ver
dad, atraves aquellos dias de ignorancia y de
fanatismo, sin que se contaminase su doctrina
con ninguno de los errores que contenan aque
llos escritos apcrifos y conserv pura la verdad
de. sus libros cannicos, sin que se perdiese nin
guno de ellos , ni se mezclase en su contesto doc
trina estraa: como sucede al Sol cuando, ha
biendo atravesado el horizonte envuelto en ne
gras nubes, se descubre hcia su ocaso tan bri
llante como en su Oriente sin haberse empaado
su pura luz con los densos vapores de una atms
fera impura. Guiada por la crtica del cielo que
le enseaba el Espritu Santo que la asiste, supo
separar siempre el oro de la escoria , reproban
do las falsas doctrinas de los hereges, refutando
las calumnias de los filsofos y gentiles, y des
preciando como apcrifas y de ningun valor las
obras que le ofrecia el celo indiscreto ignoran
te de algunos de sus hijos, y aun castigando en
algunos la osadia de fingir novelas piadosas que
desacreditaban la Religion los ojos de sus ene
migos , como lo hizo con aquel presbitero del
Asia, que refiere Tertuliano, citado por San Ge
rnimo, el cual llevado de una indiscreta devo
cion al apstol San Pablo, se di escribir pa(i)

Meiners. Tom. 2? p. 285 y siguiente*.

{ 52b 1
parrochas y prodigios del Sanio pstoT; pero
convencido de sus fraudes piadosos por el evan
gelista San Juan, fue depuesto del ministerio sa
cerdotal en pena de su delito. Hijo y discpulo
de esta madre y maestra de la verdad recuso
desde luego cuantos testimonios y autoridades me
cite Dupuis, que no sean autnticos, ni admito
los dudosos. Esos no hacen fuerza contra la Re
gion, porque ni se sostiene por la autoridad de
los cuando la adulan, ni se debilita por sus tes
timonios cuando le contradicen.
Libres ya de tan futiles argumentos debemos
tener presente en segundo lugar , que en esa
misma poca, esto es, en los siglos primeros de
la Iglesia, y aun algunos tiempos antes de la
venida de Jesucristo, se suscitaron ciertas sectas
filosficas que podremos llamar eclcticas sincrtistas: eclcticas, porque sin adherirse ciega
mente la doctrina de ninguno de aquellos fi
lsofos, que hasta all se habian tenido por gefes de sus respectivas escuelas, iban tomando de
cada uno lo que les parccia mejor, y formaban
asi su sistema compuesto de dogmas filosficos
de todas las sectas. Tambien pueden llamarse
sincrticos sincrtistas porque trataban de aco
modar unos sistemas con otros, tomando de to
dos y forjando asi otro nuevo sistema, cuyos
miembros correspondan diferentes cuerpos de
doctrina. Ya Platon, que llamaron divino, habia
empezado A usar de esta libertad, mezclando en
sus dilogos la moral de Scrates con la fsica de
Pitgoras, de Herclito y de varios otros de sus

< 3,i )
antecesores. Sus discpulos y sucesores Arcesilao,
Carneades, Philon y Antioco, fundores de las que
se llamaron segunda, tercera, cuarta y quinta
academias , no juraron en las palabras de sus
maestros, sino que variaron enteramente su en
seanza (i). Sin detenernos ahora seguir paso
paso la marcha y los progresos de estas sectas,
es fuera de duda que florecan principalmente
en Alejandra en los primeros siglos de la Igle
sia. Prncipe y maestro de la escuela eclctica y
sincrtica de Alejandra fue un Ammonio Sacca,
el cual floreci unos doscientos aos despues de
Jesucristo, esto es, fines del siglo II y princi
pios del III. Estando al testimonio de Eusebio (2)
y al de San Gernimo (3), este Ammonio Sacca
no se separ jamas de la Iglesia , ni ense error
alguno contrario la fe por querer combinar los
dogmas cristianos con las opiniones filosficas.
Empero son tales los elogios que hacen de este
filsofo asi Porfirio como Hierocles , ambos genti
les y platnicos , llamndolo hombre inspirado de
Dios y reconocindolo por su maestro y primer
fundador del sistema platnico llamado moderno,
que esto hizo creer muchos, como Fabricio (4),
al doctor Lardner, y aun el mismo Balthus sos
pecha que hubo dos Ammonios, uno cristiano y
otro gentil al menos filsofo platnico.
*i . . -

. m^m*
(i) Vase al P. Balthus en su defensa de los PP. p.7t
() Eus. hist. lib. 6? c. i3.
. (3) De Scrip. Ecctesiast.
(4) Batth. Defens. p. 2i. .
Tomo II.
4t

( 322 )
Pero sea de esto lo que se quiera, debemos
convenir en que aquella filosofa tuvo discpulos
asi fuera como dentro de la Iglesia En la pri
mera clase debemos colocar los que se llama
ron platnicos modernos: en la segunda los
doctores cristianos de la escuela de Alejandra.
Hablemos de unos y de otros. A Ammonio Sacca
oy como discpulo Plotino y un Orgenes que
parece ser distinto del nuestro Adamantino. Esto
lo sabemos por Hierocles el cual aade en su s
timo discurso (i) que los verdaderos platnicos
que se habian dedicado seguir la doctrina de
Platon en toda su pureza habian sido Plotino,
Orgenes, distinto del cristiano, Porfirio, Yamblico y otros de esta sabia posteridad que le han
seguido hasta Plutarco el ateniense. Este dice
Hierocles que fue su maestro y tambien sabemos
lo fue de Proclo. Por donde se echa de ver que
esta familia secta de los platnicos modernos
empezando por Ammonio Sacca principios del
siglo III, continu sucedindole Plotino, Plotino Porfirio, Porfirio Yamblico, Yamblico
otros varios hasta Proclo, cuyos amigos y disc
pulos fueron Damascis , Isidoro de Gaza , Simpli
cio de Cicilia, Eulamio de Frigia, Prisciano de
Lidia, Hermias y Digenes de Fenicia que flo
recieron en los siglos siguientes.
Hemos fijado ya la era de la filosofa Neoplatnica, su duracion y la sucesion de sus prin
cipales doctores; hablemos ahora de su doctrina,
(i)

Apud Phot. c. 25i.

'.

( 323 )
valindonos del estracto que de ella hace, el eru
dito J. L. Mosheim en su historia eclesistica.
llHe aqui el sistema de Ammonio fundador de
esta secta , segun se colige de las obras que con
servamos de sus discpulos. Supona desde luego
que la verdadera filosofa traa su origen de los
orientales y que fue enseada los egipcios por
Hermes, y de Egipto fue llevada la Grecia;
pero que los griegos la oscurecieron con sutile
zas y con su prurito por la disputa ; mas sin
embargo Platon el mejor intrprete de Hermes
y de los otros sabios del Oriente, la conserv en
3U primitiva pureza. Sostena que todas las diver
sas religiones del mundo en su primitiva integri
dad eran conformes al espritu de esta antigua
filosofa ; mas que en lo sucesivo los sacerdotes
y los pueblos habian entendido la letra y en
un sentido errneo los smbolos y ficciones de
que usaban en su lenguage las naciones orienta
les para espresar sus ideas religiosas y morales,
de donde vino suceder, que de aquellos seres
invisibles, de aquellos demonios que el Ser su
premo ha colocado en las distintas partes de este
universo para que sean ministros de su provi
dencia, la supersticion form otros tantos diores
que adoraron los pueblos con aparato de vanas
ceremonias. Por tanto , quera Ammonio que se
restableciesen las religiones de todos los pueblos
en su primitiva pureza y se redujesen su an
tigua regla , saber , la filosofa oriental : deca
que esto era lo mas conforme las intenciones
de Jesucristo , cuyo nico fin viniendo este

. ( 3*4 )
mundo habia sido contener los progresos de la
supersticion, destruir los errores que se h;:bian
introducido en todas las religiones del mundo,
pero no la teologa antigua de la que habian di
manado todas estas religiones.
"Partiendo Ammonio de estos principios adop
taba las opiniones recibidas en Egipto, donde ha
bia nacido y habia sido educado, tocante al uni
verso y la Divinidad considerada como for
mando un gran todo, la eternidad del mundo,
la naturaleza de las almas, al imperio de la
providencia y al gobierno de la tierra confiado
los demonios. En efecto, es evidente que Am
monio habia fundado su sistema el platonis
mo nuevo sobre la filosofa egipcia cuyo autor
se crea haber sido Hermes, y el libro de Yamblico sobre los misterios de los egipcios no deja
duda alguna en este asunto. Enlazaba por con
siguiente las opiniones de los filsofos de su na
cion con las de Platon , lo cual no le era dificil
separando las espresiones de este filsofo de su
verdadero sentido , para obligarlas que signi
ficasen lo que l quera, y completaba este plan
de conciliacion, reduciendo fuerza de arte, de
imaginacion y de alegoras los sentimientos de
las demas sectas de filosofa y de religion una
cierta conformidad con los sistemas egipcios y
platnicos. ISi se cineron esto solo las ideas sin
gulares de Anunonio. He aqui lo que invent
fin de conciliar las religiones populares de dife
rentes paises, y particularmente la religion cris
tiana con su nuevo sistema. Interpret alegrica-

( 325 )
mente toda la historia de los dioses y defenda
que los seres que los sacerdotes y los pueblos
honraban con este nombre , no eran otra cosa
que ministros de Dios quienes se debia una es
pecie de culto, pero inferior al que estaba reser
vado al Ser supremo. Reconocia que Jesucristo
habia sido un hombre escelente, amigo de Dios,
admirable theurgo : pero negaba que su intento
hubiese sido abolir .del todo el culto de los de
monios y de los demas ministros de la providen
cia ; antes por el contrario sostena que solo se
habia propuesto purificar la antigua religion , y
que sus sectarios eran los que habian corrompi
do su doctrina divina (i)."
En la escuela filosfica de Ammonio el mis
mo de que acabamos de hablar otro, estudia
ron la filosofa y otras ciencias varios cristianos
que por sus grandes talentos , sus heroicas virtu
des, sus trabajos apostlicos y sus obras erudit
simas resplandecieron como astros brillantes en
las iglesias del Oriente. En ellos se cuenta Anatolio que segun el testimonio de Eusebio ense
en Alejandra las matemticas, la fisica, la dia
lctica y la retrica segun los principios de Aris
tteles, y fue promovido la silla episcopal de
Laodicea. Clemente, antecesor de Orgenes en la
escuela catequtica de Alejandra , fue varon muy
instruido en todas las ciencias profanas y versa-

(i)

Moshe. H. E. Siglo 2? , part. 2!, c. i?, Tom. i?,

( '^6 )
dsimo en la lectura de los autores profonos. Es
taba persuadido de que el estudio de la filosofa
era til al cristianismo, porque sirve cemo de
disposicion al nimo para l , y que asi como la
msica, la geometra, la gramtica y la retri
ca y demas ciencias auxiliares estan subordinadas
la filosofa que es como su reina y seora: de
ese mismo modo debe contemplarse la filosofa
con respecto la sabidura verdadera que es el
cristianismo. Pero entre todos los filsofos cristia
nos de Alejandra, descolla el grande Orgenes y
se aventaja todos por la sublimidad de su inge
nio, por la estension de sus conocimientos, por
su celo infatigable en la propagacion de la fe,
por sus admirables virtudes y por la multitud y
mrito de sus obras que pasman aun hoy los
que las conocen. Discpulo de Ammonio y eclc
tico como l ense en Alejandra la filosofa aun
los paganos con el objeto de atraerlos la ver
dadera Religion. El mismo confiesa que procur
instruirse en las opiniones de los filsofos y en
los dogmas de los hereges. "Tenia , dice, la
vista para hacerlo asi el ejemplo de Panteno an
tecesor mio , que por este medio se habia hecho
til muchos, encaminndolos al conocimiento
de la verdadera Religion, y se habia aventajado
en esta clase de doctrina. Tambien me estimula
ba ello el ejemplo del presbtero Heracleo que
actualmente ejerce su ministerio en Alejandra, el
cual habia estudiado la filosofa cinco aos con
Panteno, cuando empec yo oirlo con l, y des
de entonces tom el palio filosfico que aun He

( 327 )
va al presente continuando el estudio de los li
bros y ciencias del paganismo (i)."
Aunque como demostr el P. Balthus, nin
guno de estos padres y doctores cristianos fueron
platnicos de profesion, ni ciegamente siguieron
las opiniones de aquel filsofo , no puede negar
se que considerando su filosofa como la menos
repugnante al cristianismo, lo miraban con cierto
aprecio y lo preferan los demas filsofos de la
gentilidad. Y eso mismo sucedia los platnicos
modernos, de que hablamos primero, los cuales
aunque acomodaban mas bien las opiniones del
fundador de la Academia sus sistemas, en vez
de ajustar sus sistemas exactamente la doctri
na de Platon, se llamaban sin embargo discpu
los suyos, y se jactaban de pensar como l. De
aqui naci el empeo que pusieron los unos y
los otros en atraer Platon su partido, aun
que proponindose en ello distintos fines. Porque
los platnicos modernos mirando Platon como
al conservador de la antigua sabidura oriental y
de la religion primitiva, y Jesucristo como res
taurador de esa misma doctrina y creencia, de
fendan que este Seiior habia tomado de aquel
filsofo algunos de sus dogmas y de sus precep
tos, amalgamando asi unas religiones con otras,
;uas doctrinas de los
sabios de todas las naciones que era el objeto
principal de su secta. Empero los doctores cris-

(i)

Euseb. H. E. lib. 6?, c. i9.

( 3a8 )
nos ocupndose en descubrir ciertas semejan
zas entre los dichos y sentencias de Platon, con
la doctrina del Evangelio, suponian que aquel
filsofo por la lectura de los libros del testa
mento antiguo, por el trato con los doctores
judos habia adquirido ciertos conocimientos de
la religion verdadera que despues dej insinua
dos aunque oscuramente en sus libros, y esto con
el fin de atraer al cristianismo los filsofos que
acataban la autoridad de aquel maestro. Unos y
otros interpretaban Platon y al Evangelio: los
cristianos para acomodar aquel filsofo esta
doctrina celestial, los gentiles para combinarla y
adaptarla las opiniones de Platon: los unos
propendan hacer Platon cristiano, los otros
a hacer Jesucristo platnico. Veamos el resul
tado de ambos conatos.

,
No se les ocultaron los padres antiguos es
tas estratagemas de los platnicos modernos pa
ra hacer que pareciese la Fieligion cristiana co
mo una emanacion de la academia griega, y por
eso los llama monos el sabio obispo Teodoreto y
los compara la corneja de Esopo. Y en su dis
curso sesto los griegos prueba que Plotino ha
bia estraido muchas cosas de los santos evange
lios, y en particular lo que dice en su libro de
la Providencia, saber: que el Verbo hizo todo
lo que existe. En seguida se detiene probar
prolijamente estos hurtos considerando de mucha
importancia este trabajo, fin de que no se sor
prendan los menos instruidos al hallar en el di
cho filsofo muchas cosas semejantes las ver

I 329 5
dades cristianas (i). Y San Cirilo Alejandrino, des
pues de haber probado el adorable misterio de
la Trinidad por las Santas Escrituras del anti
guo y nuevo testamento, y principalmente por el
principio del Evangelio de San Juan, aade es
tas palabras. "Por lo demas sabemos muy bien
que ciertos hombres llenos de fausto y del orgu
llo de la sabidura mundana han investigado cu
riosamente este misterio; pero se han estraviado
sobremanera porque no estaban iluminados con
la luz de la verdad. Puesto que como dice Jesu
cristo en cierto lugar : nadie conoce al Hijo sino
el Padre, ni al Padre sino el Hijo, y aquel
quien el Hijo se lo revelare. Y cmo habran po
dido comprender verdades tan sublimes y tan
ocultas sin la revelacion del Hijo de Dios? Sin
embargo, como establecen tambien tres hi posta
ses primitivas y aaden que la esencia divina se
estiende todas tres, y aun se sirven de la voz tri
nidad, se echa de ver que en esto siguen los sen
timientos de los cristianos. Nada les faltaria para
pensar como nosotros, si admitiesen la consubstancialidad en estas tres hi postases para inferir
que es una sola la esencia divina, no separada
por ninguna diversidad de naturalezas, y que
entre estas hipostases ninguna es inferior otra.
Pero ellos colocan en no se que lugir elevado su
primer principio y ensenan que al i permanece
estable, inmvil y enteramente oci >so. A este liaman el Bien. Aaden que el entendimiento pro
(i) Apud. Batthum, pg. 549.
Tomo II.

42

cede de l, y que este entendimiento se hce


perfecto contemplando aquel bien. Llaman es
te entendimiento segundo dios y autor inmedia
to del mundo. Le hacen inferior al dios prime
ro, y le asignan el segundo lugar. En fin, ponen
en tercer lugar al alma del mundo, y dicen que
no estrae de s misma lo que necesita para su
perfeccion, sino que se diviniza y se hace fecun
da para producir cuanto hay en el mundo, por
la relacion que tiene con el entendimiento que
es mejor que ella. Voy, contina el Santo, po
ner aqui las propias palabras de estos filsofos
fin de que resalte mas la exactitud del dogma
cristiano , y cuanto se han separado de esta exac
titud aquellos que los paganos admiran como sus
mas hbiles filsofos, y que se han adquirido
entre ellos mas encumbrada reputacion , por mas
que hayan querido y se hayan esforzado imi
tar nuestros dogmas." En seguida produce San
Cirilo las opiniones de Numenio , Porfirio y Po?
tino, sobre los tres principios, en lo que se echa
de ver, que por mas que se hubiesen aplicado
estos tres filsofos leer los libros de los cristia
nos y remedar sus dogmas, particularmente el
de la Trinidad, no pudieron evitar en la ejecu
cion de este designio quimrico el mezclar con
ellos una multitud de absurdos y necedades. Y
fsto hace decir San Cirilo, concluyendo la essicion que ha hecho de lo menos absurdo que
t
? dijeron copiando los cristianos. "Asi es co
mo ^stos filsofos abandonndose sus- ideas intro
en una diversidad de naturalezas en lo mis-

i 33i 5
mo que hace el objeto de su admiracion, y lue
go se glorian neciamente de sus opiniones pueriles y ridiculas (i)."
Resulta de lo dicho hasta aqui, primero: que
todas cuantas citas acumula Dupuis, tomadas de
los platnicos modernos para hacernos creer que
el dogma de la Trinidad es una opinion filos
fica esplicada por Plotino, por Yamblico, por
Proclo, indicada por otros, espuesta por Macro
bio, solo prueban que todos aquellos autores pro
curaron acomodar sus opiniones aquel dogma
que se crea por los cristianos, y era la base de
su religion doscientos aos antes de que existie
se la secta de los platnicos modernos. Dos si
glos eran pasados ya desde que Jesucristo habia
enviado sus apstoles ensear todas las gen-
tes, bautizndolas en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espritu Santo, cuando se estableci en
Alejandra la escuela eclctico-sincrtica de Ammonio Sacca , quien reconocen los platnicos
modernos por el primer fundador de su secta.
Picsulta lo segundo: que son justamente recusa
bles como importunos y de ningun valor al in
tento cuantos testimonios produce Dupuis, toma
dos de estos filsofos para probar que hemos re
cibido de ellos el dogma adorable de la Trinidad?
pues como hemos visto, ellos prueban por el
contrario que los tales platnicos tomaron de
nuestros libros santos ese precioso dogma, y que
rindolo entender con su razon y acomodarlo
(i)

Cirillus l. 8?, contra Julianum.

33* y
ciertas espresons platnicas," lo alteraron en su
substancia, lo desfiguraron y lo profanaron sa
crilegamente. "De la academia, acabar este pun
to con las bellas palabras de Tertuliano, de la
academia y de las obras de aquel filsofo anti
guo (i), estos modernos platnicos acadmicos
adulteraron el ropage celestial y el reciente ador
no de nuestra Religion sacrosanta , aderezndola
con sus opiniones aun mas recientes, para adaptar
la las sentencias filosficas mas antiguas, y de
una sola senda que es la de la verdad , abrieron
innumerables veredas cual mas tortuosa inex
tricable. Mas de dnde diremos que tomaron esos
filsofos tales doctrinas, las nuestras tan seme
jantes, sino de nuestros adorables arcanos? y si
de estos, luego son anteriores sus ficciones (2)."
En cuanto los padres y doctores eclesisti
cos que estudiaron la filosofa eclctica en las es
cuelas de Alejandra en el siglo III, su deseo de
atraer la fe cristiana los filsofos paganos,
hizo que algunos diesen alguna vez en uno de
estos estremos, en el de acomodar las opinio
nes de los filsofos los misterios de nuestra sa
grada Religion, dando sus palabras un sentido
cristiano , que en realidad no tienen , interpre
tando con benignidad nimia su nimia oscuridad,
en el de esplioar nuestros dogmas de tal modo
que apareciesen conformes las opiniones de los
filsofos, y en particular de Platon. En este l
timo toc Orgenes, al menos fue acusado de
(i)

Ptatn.

(2)

In Apolog.

l en sus das. Al primero me parece propende


Clemente Alejandrino en sus Stromas. Lo prime
ro solo prueba falta de crtica y buenos deseos:
lo segundo es incompatible con la pureza y sin
ceridad de la fe. Por eso vemos que apenas se
sospech de Orgenes que habia dado en este se
gundo estremo , cuando fue general el clamor
que se suscit contra tal abuso en todas las igle
sias del Oriente, y pesar de la gran veneracion
con que se miraba Orgenes, asi por su incom
parable sabidura , como por su eminente virtud,
aun los que continuaron respetando su persona
anatematizaron los errores que se hallaban en
algunas de sus obras, errores nacidos del deseo
inmoderado de hermanar las doctrinas filosficas
con los dogmas de la Religion, profanando es
tos con esplicaciones violentas. Y aun el sabio
papa Benedicto XIV separ del calendario romamo el nombre de Clemente de Alejandra , por
haberle este mismo deseo hecho incurrir en al
gunas aserciones y sentencias poco conformes
la pureza de la doctrina cristiana, como puede
verse en el prefacio que estamp aquel gran Pa
pa al frente de la edicion romana del Martiro
logio, dirigido al rey de Portugal. He dicho todo
esto para hacer ver que es distinto querer com
binar con la Religion cristiana las opiniones de
los filsofos, de querer deducir de los sistemas
de los filsofos los sagrados dogmas del cristia
nismo. Lo primero supone los dogmas preexis
tentes las opiniones de los filsofos ; lo segun
do supone por el contrario los sistemas nlosi

( 334 5
eos anteriores a los dogmas cristianos. Aquello lo
intentaron con mas menos moderacion y cr
tica los doctores cristianos de Alejandra, de que
hemos hablado, y despues Eusebio, Lactando y
otros ; lo segundo es propio de los platnicos que
llamamos modernos. Fueron estos por tanto ene
migos terribles de la Iglesia naciente, especial
mente Porfirio Hierocles que escribieron de in
tento contra la Religion cristiana , y fueron con
futados por varios doctores catlicos de su tiem1po. Y aun con respecto al beneficio que se per
suadan hacerle algunos de sus hijos, queriendo
demostrar la filiacion de muchas opiniones filo
sficas de las doctrinas reveladas en los sagrados
libros, fue tan cauta la Iglesia, que jams bizo
aprecio de semejantes conformidades mas apa
rentes que verdaderas : ni permiti ni aun en su
lenguage voz trmino alguno que remedase el
idioma propio de las escuelas filosficas de aque
llos siglos. Sobre lo cual es muy digna de leerse
la obra del jesuta Balthus, en que defiende
los antiguos padres y por consiguiente la Igle
sia de la nota de platonismo que le i m putan los
heterorlosos de nuestros tiempos, sealadamente
Clerc y Mosheim.
Luego ninguna fuerza hacen contra el ori
gen revelado del dogma de la beatsima Trini
dad , los pasages de algun otro doctor eclesisti
co, que lo suponga contenido en algunas espre
siones de Platon. Lo primero, porque como ve
remos poco, el tal Platon nada alcanz ni dijo
que se parezca propiamente nuestro misterio

I 33$ f
incomprensible ; lo segundo , porque esos doc
tores hablan siempre en el supuesto de que Pla
ton habia bebido aquellas doctrinas en los libros
hebreos del testamento anti gUO.
Y para cerrar de una vez la boca Dupuis
cuando nos ataca con semejantes testimonios, to
mados de escritores catlicos , aadiremos por
conclusion la sentencia de Phocio en caso igual
al nuestro. Da este autor noticia de una obra
annima dividida en quince libros que toda era
una coleccion de testimonios copiados de los au
tores gentiles, en la que su autor intentaba pro
bar que cuanto creemos los cristianos acerca de
la Trinidad beatsima , de la Encarnacion del
Verbo, de sus milagros, de su Cruz, de sus tor
mentos, de su sepultura, resurreccion y ascen
sion , y de la venida del Espritu Santo en len
guas de fuego, y demas dogmas de nuestra Re
ligion sacrosanta , se encontraba referido de an
temano en los escritos de los griegos, egipcios,
caldeos, persas y traces. Qu bello arsenal de
armas para Dupuis! Lstima que haya desapa
recido esta obra! Ya se queja l de eso y da por
supuesto que en todo llevaria razon. No obstante
Phocio que la ley, como no pueda negrsele
haber sido crtico muy fino y sagaz, disculpa en
primer lugar la buena intencion del autor, que,
segun de s habla, vivia en Constantinopla con
su familia poco despues del reinado de Heraclio;
mas en cuanto al mrito de la obra aade : "Por
tanto aun cuando ningun hombre de juicio deba
reprender con justicia el trabajo del autor y el

336 y
fin que se propuso, pero no asi la obra. Pues
ademas de que en muchos lugares se esfuerza
en acomodar nuestra fe divina dichos entera
mente contrarios ella , tambien refiere fbulas
y sueos dignos del desprecio y burla aun de
los mismos escritores que los refieren, si es que
tenian algun seso, y con todo se empea en aco
modarlos nuestra fe cristiana, afirmando que
le son conformes y conducentes, y para esto les
busca cavilosa y desatinadamente sentidos estravagantes esos sueos y fbulas, fin de atraer
los al sentido verdadero , piadoso y puro de los
divinos dogmas. De lo que en verdad ninguna
ventaja resulta la verdadera Religion ; antes
por el contrario da los cavilosos ocasion de
acusarla impugnarla. Puesto que de ah podrn
quiz los gentiles incrdulos que intenten pro
bar que nuestra Religion (que es la sola pura y
verdadera y no necesiH de pruebas estrafas) se
deriva y est copiada de esotras religiones falsas:
podrn, digo, traer en su favor el testimonio de
esta clase de apologistas importunos, que para
recomendar esta Religion santa se valieron de
autoridades y testimonios que no hacen al caso,
y que casi todos nada prueban favor de la mis
ma , como que no son menos diferentes de ella
que lo son las tinieblas de la luz. Asi que el in
tento era bueno, pero no debi para desempe
ar su obra usar de cosas dudosas increbles,
sino solo de las ciertas y averiguadas (i)."
(i)

Phot. Miriobyb. Cod. 170.

C 337 )
Debo prevenir en tercer lugar la importun
dad con que Dupuis acumula trinidades sobre
trinidades ndicas, pitagricas, esticas, herticas,
materiales, espirituales, queriendo hallar en to
das y en cada una de ellas el tipo de la Trini
dad cristiana. Es indecente para un seor filso
fo, que se jacta de serlo, semejante abuso de
voces, cuando las reglas mas sencillas de la lgi
ca bastan para despreciar como ridculos tales so
fismas. Tres son, podra tambien decirse, tres son
los principios de las cosas segun los peripatticos:
materia, forma y privacion: tres son las personas
de la Trinidad, Padre, Hijo y Espritu Santo;
luego Padre, Hijo y Espritu Santo son materia,
forma y privacion. Y he aqui la Trinidad cristia
na procedente del sistema peripattico.
Examinando entre tantas trinidades las que
pueden hacer al intento de Dupuis , es claro que
solo aquellas pueden entrar en cuestion , cuyo
or-igen es anterior la revelacion clara y mani
fiesta del misterio de la Trinidad , hecha los
hombres por Jesucristo. Las trinidades de los maniqueos, los eonas de los valentinanos y otros
gnsticos: todas las trinidades de los platnicos
modernos, citadas por Proclo, la de Harpocracion, de Attico, de Plotino, de Amelio, de Por
firio, de Yamblico, de Teodoro Agneo y de Lyriano, que es la que adopta el mismo Proclo, to
maron ya de la doctrina de nuestra Religion
aquello en que sus hipoteses se asemejan nuertro dogma. De qu Trinidad, pues, ira tomar
Jesucristo el modelo de la suya? de la que reTomo IL
43

( 338 )
vel los hombres? De la de Pitgoras debera
ser de la de Platon sin duda. Examinemos,
pues, si hay tales trinidades, y si hay en aque
llos filsofos cosa que pueda llamarse ni haber
sido ejemplar de la nuestra.
Esplica Dupuis muy bien la primera trini
dad, esto es, la pitagrica que podemos llamar
tambien estoica, cuando con la autoridad de Varron y de Ciceron dice : "Dos son las propiedades
del fuego etreo, como son dos las del alma del
mundo: una dar la vida, y otra dar la inteligen
cia : vivificar por el calor y comunicar la inteli
gencia por la luz. De suerte que la sustancia de
la Divinidad es ese mismo fuego etreo que cir
cula por torias fas partes de la materia y que tie
ne estas dos cualidades principales, calor vivifi
cante y luzv inteligente : aqul principio de la vi
da universal, y sta principio de la inteligencia
universal (i)." Es visto por lo dicho y el mismo
Dupuis lo confiesa, que el eter es un verdadero
cuerpo y el calor y la luz son dos cualidades cor
preas; pero como l mismo aade, "no tiene
dada que hi Religion cristiana no admite el ma
terialismo de esta teora ; esta Religion se eleva
una espiritualidad que aunque supone en las
facultades divinas las mismas divisiones que aca
bamos de establecer, pero las separa del Ser vi
sible , tangible y corpreo. Segun sus doctores el
Spritiis y el Verbum aunque espresados con pa
labras que en su primer sehtido dicen relacion
(i)

Tomo

i04.

( 339 )
la materia, son sin embargo absolutamente in
materiales y no pueden residir en el fuego et
reo, por muy sutil que se conciba este elemento
universal. Por tanto, no referimos los cristianos,
contina Dupuis, nuestra teologa la teora de
los materialistas, no la creemos hija de esta, sino
de la teora de los espiritualistas que se copi de
aquella y sali de ella como de su molde, por
que ella fue su ejemplar (i)." Con esto responde
por mi Dupuis y dice lo que yo pudiera decir
para demostrar que la Trinidad cristiana no se
deriva ni del fuego eter de los estoicos de Pilgoras, ni de sus cualidades, ni de ninguna otra
.trinidad pantestica.
Rstanos solo averiguar si pudo tomarse de
la Academia, si pudieron los dogmas de Platon
dar motivo para inventar la Trinidad cristiana
deducindola de ellos, al menos si por aquellos
dogmas se esplica este, como lo esplicaban los
apstoles y sus sucesores inmediatos los padres y
doctores de los primeros siglos. Oigamos el estracto de la doctrina de Platon tocante la Divi
nidad y al universo, que hace el Meiners con sa
gacidad admirable.
"El Ti meo de Platon, que es la obra en que
exprofeso trat de desenvolver sus ideas acerca
de aquellos objetos, es, dice Meiners, una obra
cubierta en la mayor parte de tinieblas impene
trables y envuelta en una nube oscursima , en
la que solo se descubren de trecho en trecho le(i)

Tomo 3? p. i09.

( 34o )
ves centellas de luz que mas bien deslumhran
que iluminan. Aun las investigaciones mas fci
les se presentan alli de un modo tan intrincado,
que hace sospechar que Platon trabaj cuanto
pudo para oscurecerlas: las verdades mas eviden
tes se encuentran mezcladas con suposiciones gra
tuitas y con enigmas que las hacen inciertas. To->
das las ideas de Platon sobre el estado primitivo
de la materia, sobre la naturaleza del Ser que la
dio el movimiento, sobre la creacion de los ele
mentos, del alma del mundo y del alma huma
na, son tan oscuras y tan incomprensibles que
solo unos hombres tales como los platnicos mo
dernos, cuya cabeza era aun mas tenebrosa que
los lugares mas oscuros del Timeo, pudieron jaclarse de comprenderlas y de explicarlas.
A-do quiera que volvamos los ojos en tor
no de nosotros mismos, dice Platon al principio
del Timeo, por todas partes vemos cosas com
puestas y mudables, sujetas muerte y destruc
cion : asi como tuvieron su principio , asi las ve
mos acabar por la disolucion de sus partes esen
ciales. Es imposible que todas estas naturalezas
variables sean eternas: es imposible que existan
sin una causa que las haya producido. Es nece
sario, pues, que exista una causa infinita in
mutable de todas ellas. Del mismo modo descu
brimos por todas partes diversas especies de mo
vimientos: un cuerpo choca con otro y ste re
cibe el movimiento de aquel, lo cual obliga
creer que hay una causa subsistente por s mis-^
ma que produce todos estos movimientos, y que

1 34 )
se muere s misma y todas las cosas que se
mueven en el mundo. Esta causa eterna de to
dos los movimientos y de todas las producciones
no puede ser ni la ciega casualidad, ni una na
turaleza irracional. Porque la belleza admirable
de los cuerpos celestes, el orden de sus movi
mientos, la succesion regular arreglada de las
estacionas, la distribucion, la colocacin armonio
sa de todas las cosas de la tierra con respecto al
fin que estan destinadas, demuestran la exis*tencia de un Autor inteligente del mndo. Mas
la verdad, es cosa muy dificil conocer al pa
dre y criador de este gran Todo, imposible
manifestarla generalmente anunciar su nom
bre todos los hombres. Atque illum quidern
tjnas parentem hujus unwerssitatis inrenre difficile; et cum jam imeneris , indicare in vulgus
nefas." Qu distante estaba Platon de pensar que
esa empresa que l llama difcil, imposible, la
habia de llevar cabo con admirable sencillez y
eficacia un joven educado en el taller de un car
pintero humilde en un lugar despreciable de la
Palestina , sin conocimientos adquiridos en las es
cuelas de los filsofos, y tenido por iliterato aun
entre los suyos! Y cmo podra haberla ejecu^tado si ese joven no hubiera sido la misma sa
bidura increada de Dios y su omnipotente virtud?
"Cri, pues, Dios el mundo, contina Platon,
mas bien lo produjo de la materia , que unas
veces supone haber sido eterna , y otras da en
tender que tuvo principio. En esta materia segun
Platon, resida era inherente su naturaleza un

I 342 1
alma irracional, origen de la discordia y confu
sion que reinaban en las partes de la materia de
la que resultan todas las desviaciones de las leyes
ordinarias de la naturaleza, todos los vicios, todas
las debilidades, todos los defectos y males de los
hombres y de los animales , y todos los crmenes
y desrdenes morales de la humana libertad. En
esta materia, y de ella misma form Dios el mun
do, conformndose los modelos eternos, ideas
imgenes que de antemano se habia propuesto, y
que residan en el entendimiento razon eterna
de Dios, segun demuestra Meiners (i). Form pri
mero los cuatro elementos en los que distribuy
toda la materia. Hizo el mundo de fjgura redon
da y dile un alma racional : para esto uni su
espritu con el alma irracional que habitaba en la
materia , y en ella y por ella la reuni al mundo
material. Pero oigamos como traduce Ciceron el
pasage del Ti meo , donde habla Platon de la for
macion del alma del: mundo. Deus aut'em et ortu,
et cirtute antiquiorem genuit ammum , eumque ut
dominum teme' irnperantem obedicnti prcefec.it
corpori, idque moltus tali quodam est modo. Ex
materia quee individua est, et quoe semper unius
modi, suique similis , et ex ea quee corporibus dividua gignitur , tertium materice genus ex duobus in medium admiscuit , quo esset ejusdem na
turce , et quod alterius ; idque interjecit inter ind'widuum , atque id quod dividuum esset in cor. (i) Tom. 5? pg. 348, nota i46. Donde esptica qu
eran tas ctebres ideas platnica.

( 343 )
pore. Ea cum tria sumpssiset unam in speclem
tcmperavit : naturamque Mam quam alterius discirnus vi cum cadcm conjunxit , fugicntem , et
ejus copulationis alienam. Permiscens autcrn cum
materia , cum ex tribus effccisset unum , idipsum
in ea, quce decuit mernbra partitus est. Jam par
tes singulas ex codern et ex altero, et ex mate
ria temperavit. Fuit autem talis illa partitio.
Unam principio partern detraxit ex toto: secumdam autem primee parts duplam, deinde tertiarn, quce. esset secunda: sexqui altera, prima:
tripla : deinde quartam, quce secundas dupla es
set : quintam inde qua: tertice tripla ; tum sextam
octuplam primee: postremo septimam quce septem
et viginti partihus antecederet primee, etc." He
puesto la letra este trozo del Ti meo en la tradiccion de Julio para que se vea cuan justamen
te lo critica el Meiners llamndolo oscuro in
inteligible, y con cuanta razon dijo San Germino : Obscurissimus Platonis Timcus ne Ciceronis
quidern aureo ore fit planior (i). Ahora conti
nuemos el empezado estracto.
"Pues hizo Dios de la materia ya animada el
Sol, la Luna y los astros, que son los dioses vi
sibles segun nuestros filsofos, cuyas revolucio
nes sealan los aos, los meses y los tiempos, y
luego se ocup en la formacion de los dioses in
visibles que segun l son todos aquellos hroes
quienes adoraban los griegos, cuyo origen re
fiere del mismo modo que lo habian cantado He(i)

la Amos Profet.

( 344 )
siodo y. Homero, y les conserva sus mismos nom
bres y genealogas." Pero oigamos esplicar esta
parte de su sistema al mismo Platon por boca de
Tul o. Reliquorum autem quos greci Daimonas
aj rilar. t , nostri (opinar) Lares , si modo hoc
recte cornersum tideri potest, et nosse, et nun rare ortum eorum mayus est , f/uam ut projtteri
scribere nos audeamus. Credendum nimirum est
veterbus et frisis , ut ajunt, ciris , (fui se progeniem Deorum esse dicebant. Itaque eorum vocabula nobis prodiderunt. Nosse autem generatores suos api inte poterant , ac difficile factu
est , a Hiis ortis Jidem non habere ; quanquam
nec argumentis nec rationibus certis eorum ratio
confirmatur , sed (piia de suis rebus, ac sibi notis
videntur loqui, ceteri legi , morit/ue parendum est.
Sic igitur, ut ab iis est traditum horum Deorum
ortus habeatur , atque dir tur : ut oceanum ja~
laciamtpie cceli satu , terrceque conceptu generatos , editosfp.it memoremus : ex bis Phorcym, Saturnum et Opem , deinde Jwem atque Junonem , etc.
"Rodeado, pues, el dios principal y acompa
ado de todo este cortejo de dioses visibles in
visibles , los reune y llama cabildo y en tono
dictatorio, afectando una piedad desdeosa , les
dice asi : = Mis hijos muy amados, aunque todo
cuanto ha sido producido no sea por su natura
leza inmutable ni indestructible, vosotros por un
efecto de mi voluntad gratuita no morireis }amas, porque seria injusto aniquilar unos seres
formados con tanta belleza y dispuestos con tal

IW1
armona. Empero debe haber ademas de vosotros
otras tres especies de naturalezas morales, sin
las que el mundo estada incompleto y no seria
digno de mi. Estas criaturas mortales no pueden
salir de mis manos, porque si yo las formase se
rian inmortales y semejantes vosotros mis ama
dos hijos. Pues para que esto no suceda , encar
gaos vosotros de la creacion de estos animales
imitad mi energa productora y mis obras. Mas
por lo que hace la afinidad que deben tener
con nuestra naturaleza, yo os voy preparar el
trabajo. Depues vosotros unireis las partes esen
ciales inmortales las partes perecederas que han
sido obra vuestra, de lo que resultarn los ani
males que alimentareis mientras vivan, y muer
tos volvern vuestro seno. Vos autem cul id
quod erit inmortale pariera atexiiote mortalern.
Jta orientur animantes , (uos ct vivos alaiis, et
consurnp/os sino. reri[rintis. = Dijo: y mezclando
de nuevo los asientos heces que haban queda
do en el vaso donde haba formado el alma del
mundo, y aadiendo una mayor dosis de partes
divisibles y desiguales disemin por los astros las
almas que resultaron de este bodrio, para que
de alli bajaran informar los cuerpos de los hom
bres y anduviesen de ceca en meca hasta volver
ellos."
He aqui la teologa y la cosmogona de Platon,
espuesta en su Timeo. Ahora bien : Quid ergo
Atlicnis et llierosolirnis ? Quid Academice et
Ec.dcsice? Qu hay de comun, que parecido en
tre esta doctrina y la de Moises,
Tomo IL
44

ap*r>rjt a *emeaia qwe a pJB los qve


dotro** de b Acarierr.a, ti Pr;rtjrr> o dd Lkeu
lo erMKWj no bemct frecuentado otra
m que el tnonie de Ganiea, k
JW
<Jesl doctrina : do hemos isit-tkio
otro L:t> qoe al C-crik> 0rxk.lt instituy Jesos
mm mtUero* y *e d^pdi de los soyas: n beconcurrido otro Pir;o que ai de Salo
mn donde lo apr*foks iluminados j por el
Espritu Santo ammcroa el
y de paz los hombre.
Esta e*po*ion de!
den la Drnidad y la
o, es ma que suficiente para desengifar todo
hombre de sano juicio, que se hubiese dejado
educir de la acusacion calumniosa que hacen
mucho heterodoxos incrdulos los cristianos;
de haber derivado el dogma de la Trinidad de
Ja doctrina de Platon. Mas como es respetable la
autoridad de muchos doctores catlicos, que cre
yeron ver en lo escritos de aquel filosolb vesti
gio indicios de aquel misterio, conviene exa
minar Im testimonios que citan de l para ese
intento. Eusebio reune en el captulo i0 del li
bro i i de su Preparacion Evanglica, los lugares
de Platon en los que crey ver insinuado el di-vino Verbo. El primero es tomado del dilogoEpinoms. En l dice Platon que el cielo, los pla
neta y la estrellas todas deben ser adoradas

igualmente, de suerte que no debemos esclusivamente consagrar unas el ao, otras un


mes, otras otro, y las que no quepan en esta
distribucion queden sin culto ni veneracion du
rante el periodo de tiempo que consumen en sus
revoluciones, conforme al orden establecido por
Dios mediante su palabra su verbo Logos, el
cual es la mas divina de todas las cosas. El se
gundo lugar est tomado de la carta de Platon
sus amigos Hermias, Erasto y Coriseo, quienes
encarga que bagan una especie de pacto entre
s, tomando por testigo al Dios que es el conduc
tor de las cosas presentes y futuras, y al Senor
que es el Padre de este conductor y de esta cau
sa. El tercero se halla en la carta Dionisio y es
asi. "Todo se halla colocado en torno del Rey de
todas las cosas y todo vive por l y para l. El
es la causa de todos los bienes. Las cosas del se
gundo orden estan en deredor del segundo, y
las del tercer orden en rededor del tercero." Pro
duce en seguida Eusebio las esplicaciones que
daban los platnicos modernos estos pasages de
su maestro. Plotino dice, despues de haber oscu
recido en vez de esplicar el ltimo pasa ge : "Co
noci, pues Platon, que del bu?n proceda el en
tendimiento y del entendimiento el alma." Por
firio discpulo de Plotino, esplica estos tres prin
cipios de Platon, llamando al primero segun lo
cita San Agustin : "Dios Padre y al segundo Dios
Hijo, este nombra en griego entendimiento del
Padre mente paterna. Del Espritu Santo nada

( 348 )
se s lo querra significar por aquel principio me*
dio. Porque si quiere dar entender por este
medio la sustancia del alma su naturaleza, co
mo Plotino la llama hablando de los tres prin
cipios, no lo Uamaria medio entre los otros dos,
esto es, entre el Padre y el Hijo, puesto que Plo
tino pone al alma despues del entendimiento
paterno ; mas este llamndola medio no la pospone sino que la interpone (i)."
"Estos son los lugares oscursimos y de incierto y dudoso sentido, dice Jacobo Grineo, ano
tando este captulo de la Preparacion Evanglica,
que cita Eusebio de Platon acerca de Dios y de los
primeros principios, de los cuales solo podemos
- inferir que Platon habl asi sin otras luces que
las de su razon : ni puede colegirse de ellos que
la doctrina de Platon acerca del Hijo de Dios, sea
lo que creemos en la Iglesia catlica. A Eusebio,
aade, debe tolerrsele esa comparacion que hace
entre los sagrados orculos y las opiniones filo
sficas ; mas no por eso debemos imitarlo, por
que es infinita la distancia que hay entre aque
llos y estas (2)." Y la verdad , si queremos sa
car en claro alguna cosa de tanta oscuridad y
confusion como se nota en los testimonios cita
dos, y otros que pudiera citar, asi de Platon
como de sus discpulos, vendremos colegir de
todos ellos lo que han deducido muchos histo
riadores de la filosofa , saber : que Platon esta(i)
(s)

De Civitate Dei i0. c. 93.


Gryneus in Eusebium.
' * .

I 349 5
blecia tres principios, Dios, las ideas y la mate
ria : que estas ideas eran los ejemplares eternos
de las cosas que habian de criarse : que la reu
nion de todos estos ejemplares ideas compona
representaba el inundo arque! y po: que este
mundo arquetypo era el entendimiento divino
la razon de Dios. A esta razon , este Logas unas
veces lo supone distinto de Dios y como un se
gundo Dios hijo del primero; otras lo identifica
con l como lo est nuestro entendimiento con
nosotros mismos: que la materia ordenada ya
formando el universo est animada por un alma
racional, que con el universo visible constituye
un tercer Dios, un tercer principio. Y quin
podr deducir de este sistema el misterio en que
creemos y confesamos los cristianos que Dios es
uno en su esencia y trino en personas, que el
Padre engendra al Hijo, que el Espritu Santo
procede del Padre y del Hijo, que estas tres per
sonas son iguales porque todas son una sola esen
cia y naturaleza divina? que no hay mas que
un entendimiento, una voluntad, un ser simplT
simo en todas tres personas? Aun cuando n es tu
viera tan manifiesta la diferencia, digamos mas
exactamente, la oposicion de estas ideas con las
de Platon, cmo por dnde pudo nuestro di
vino maestro , ni sus discpulos, pobres y rudsi
mos pescadores de la Juda, ir buscar Atenas
los que quiere decirse haber sido embriones de
su doctrina? Es indudable para todo el que no
quiera cerrar los ojos la luz del medio dia lo
que nos asegur Jesucristo: "Ninguno conoci al

i 35o 5
Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoci algano sino el Hijo, y aquel quien el Hijo quisie
re revelrselo drselo conocer (i)." Asi que,
no hubo conocimiento de este sublime misterio,
basta que nos fue revelado por Jesucristo.
Nos zahiere Dupuis con las espresiones, las
comparaciones y los smbolos de que nos valer
mos los cristianos cuando hablamos del misterio
de la Trinidad ; y de que estos estan tomados de
las cosas sensibles infiere que nuestra Trinidad
fue material, y que solo por un refinamiento de
una metafsica visionaria hemos venido hacer
de aquella una Trinidad invisible y abstracta.
Pero basta haber frecuentado las aulas de gra
mtica y de retrica, para saber que no habien
do en ningun idioma voces que en su sentido
propio y primitivo signifiquen los objetos espir
tualcs invisibles, y mucho menos la esencia y
propiedades divinas, han tenido que usar los
hombres de las mismas voces que en su sentido
propio significan cosas visibles y objetos sensibles
y corpreos, para significar aquellas en un sen
tido que llamamos metafrico. Por esa razon
usamos los cristianos de las palabras Padre, Ver
bo y Espritu, para denotar las tres personas : de
las voces luz increada , vida y otras muchas
este tenor, para dar entender la esencia y pro
piedades de la beatsima Trinidad. Al mismo in
tento se valieron los Padres de varias compara
ciones tomadas de las cosas sensibles y de las
(i)

Math. ii. v. 27.

X 3& 5
'Criaturas; pero advirtiendo siempre la distancia
infinita que hay de ellas las cosas divinas. Por
eso se simboliza al Espritu Santo con una palo
ma y descendi al Cenculo en lenguas de fuego,
porque venia producir en las almas de los
apstoles efectos anlogos aquellos smbolos.
V^erbs ut essent projlui,
Et charitate fervidi.
Y quin sino Dupuis pudo ofrece'rsele
decir que los siete dones del Espritu Santo, son
los siete pitos de la flauta del dios Tan, que re
presentan las siete esferas de los siete planetas?
Lstima que se le hayan quedado en el tintero
los doce frutos del misino Espritu para derivar
los de los doce signos del Zodaco. Si para im
pugnar la Religion la hubiese estudiado, sabra
que ademas de aquellos dones principales, de
que estuvo enriquecida con toda plenitud y per
feccion el alma de Cristo, ese mismo Espritu di
fundi en los hombres otros innumerables do
nes y gracias de los que habla San Pablo , como
son don de curaciones, don de lenguas, don de
milagros , don de profeca , don de discrecion y
penetracion de espritus etc. (i).
Mucho insiste Dupuis en probar , que los
cristianos suponen en su Trinidad las mismas
propiedades que los estoicos y demas pantheistas
suponen en el mundo material, saber: vida
inteligencia, y que del mismo modo que aque(i)

Ad Corinth. e. t2.

( 352 }
los daban por cierto que la vida del hombre y
su inteligencia eran porciones de la vida inte
ligencia del gran todo; asi los cristianos creemos,
que la razon del hombre su inteligencia y su
-vida es una participacion sustancial, una porcion
de la inteligencia divina del Verbo, lagos , y
del Espritu Santo, de la vida divina. Para
prueba de esto cita el clebre lugar de San Jus
tino, en que dice aquel Padre: "que todo lo que
los filsofos y los legisladores han sabido y dicho
de bueno, ha sido por haber participado de aque
lla razon que es Jesucristo, y lo han Ilegdo
descubrir costa de sus investigaciones y espe
culaciones, sin separarse de ella. Mas por cuan
to no tuvieron completo y claro conocimiento de
aquel Verbo, de ah es que se estraviaron con
tradiciendose los unos los otros (V*^
Pero la verdad es que el cristiano condena y
ha condenado siempre el error de los que supo
nen que la razon humana es una emanacion
substancial , una porcion de la razon divina del
Verbo, y que la vida del hombre es una porcion
del Espritu Santo, de la vida divina. Erroi4 tan
craso, cuanto que ni el Verbo, ni el Espritu
Santo son divisibles, ni mudables, ni espuestos
error, ni la muerte, como lo es la razon y
la vida del hombre. Cree que en la razon divi
na, en el Verbo se contienen todas las verdades,
asi como el Espritu Santo es con el Padre y el
Hijo aquel Ser, por cuya virtud y energa somos,
(i)

Aput. 2!, n? i0, Edicc. Maur.

( 353 5
vivimos y nos movemos, y existimos' en'el por su
inmensidad que todo lo abraza. Y los que fuer
za de raciocinio, conservando sana su razon na
tural, alcanzan el conocimiento de algunas de
aquellas verdades, que estan contenidas en el
Verbo de Dios, participan de la soberana razon,
la manera que si alguno , discurriendo por si
solo alcanzase algunas de las doctrinas de Platon
de Aristteles, diramos que participaba en al
guna parte de los sistemas de aquellos filsofos.
Ademas, para dar entender el efecto que bace
en nuestro entendimiento el Verbo divino y co-r
mo por l conocemos la verdad, usamos de la
metfora de la luz por medio de la cual se dis
tinguen y ven los objetos corpreos, y para de
notar los efectos que produce el Espritu Santo
en nuestras almas usamos de las metforas del
fuego del viento, agentes materiales de nues
tra vida corporal; y esto y no otra cosa es lo que
quiso darnos entender San Justino.
Colige Dupuis de las doctrinas de los filso
fos, que asi la vida como la inteligencia divina
se han considerado por ellos como puramente
espirituales y unidas la Divinidad , y tambien
como visibles y materiales en cuanto se han uni
do seres corpreos y residen en ellos distribui
das en partecitas, para ser en ellos entendimien
to y vida. "Lo que hemos dicho, aade, del Spritus que cambiando de naturaleza no han va
riado sus funciones, y que entre los espiritualis
tas guarda el mismo rango en la division gra
dual del Dios uno, y se halla en tercer lugar y
Tomo II.
45

( 354 )
desempena la misma funcion sea mediata, sea
inmediatamente, segun que est separado del
mundo mezclado y confundido con l : lo mis*
mo podemos decir del Logos de la inteligen
cia divina, ora resida en la substancia luminosa
del faego visible, ora constituya la luz invisible
del fuego intelectual que la metafsica ha creado
por analoga con el primero, para que sea de
este su quinta esencia. Asi el Logos va tener
dos naturalezas , una abstracta invisible , otra
risible y corporal : una eterna , otra mortal : en
la una Dios, hombre en la otra. Justino usa de
una comparacion para explicarnos este otro mis
terio, que es para nosotros la verdadera clave
de su inteligencia (i)." Si todas las claves que
tiene Dupuis son como esta, jamas entrar en el
conocimiento de la verdad. La comparacion que
cita como de San Justino se halla en la obra ti
tulada Expositio vera confessionis o fidei, pues
ta por los Padres Maurinos entre las espurias,
con tales razones, que no dejan la menor duda.
Pero supongamos que sea la comparacion y la
obra del Santo Mrtir, y vemos si es favorable
Dupuis.
No es fcil encontrar un talento como el de
este escritor tan fecundo en disparates, en con
tradicciones, en calumnias: pero ni tampoco un
corazon mas danado y maligno. Si nuestra teo
loga, oh t el mas osado sofista de todos! si
nuestra teologa es hija de esa filosofa que es(i)

Tom. 3? p. n2.

( 355 )
plicas tu modo, deberemos creer los cristianos
que asi como ha encarnado se ha hecho hom
bre el Lagos el Verbo ; del mismo modo ha en
carnado el Espritu Santo : como confesamos dos
naturalezas en Cristo, deberemos confesar otras
dos en el Espritu Santo. Esa es, segun dices, la
doctrina de tus filsofos ; pero es esa la de los
cristianos? Por qu no leste siquiera de paso
algun catecismo para saber lo que ibas impug
nar? Qu cosa es ese Logos tuyo material que
reside en la substancia luminosa del fuego visi
ble, y que constituye la luz invisible del fuego
intelectual , creado por la metafsica para que sea
la quinta esencia de aquel ? La metafsica no crea
crculos cuadrados, ni luz invisible, ni fuego in
telectual. El cristiano llama Luz al Verbo que
ilumina todo hombre que viene este mun
do, no porque el entendimiento, el alma de ca
da hombre sea una partcula de ese Verbo; sino
porque como la luz material es la que propor
ciona al ojo corpreo para que pueda ver los
objetos sensibles; asi el Verbo proporciona dis
pone al alma para que pueda conocer la verdad.
Llama fuego Dios al Espritu Santo, porque
como el fuego material calienta y enciende los
cuerpos, y los anima y vivifica, asi el Espritu
Santo infunde en nuestras almas el amor la
caridad , y les da la vida de la gracia y fuerzas
sobrenaturales para obrar el bien. Y esto se
reduce la comparacion del supuesto San Justino,
que considerando al Verbo bajo la metfora de
Luz, dice, que asi como podemos contemplar

( 356 )
esta dispersa y desparramada en el momento de
su creacion cuando, aunque alumbrase, no servia
para separar al dia de la noche, ni para sealar
las estaciones ni los aos, y despues la contem
plamos reunida la masa del Sol desempeando
estos ministerios : por semejante manera el Ver
bo eterno antes de encarnar de unirse nues
tra naturaleza iluminaba, s; pero no producia
con respecto nosotros los efectos admirables de
nuestra redencion. Pero vemos con que precau
cion y, si puede decirse asi, con que timidez en
tra valerse de esta linda comparacion. In prcescntla nihilorninus bona fide simpliciter agimus,
in medium produccntes pro modulo nobis concesso
cogniiionem nostram, et quoad ej'us facere possurnus ad manifestiorem veras, pietatis rationem
exemplurn propositum referre studemus. Y sigue
diciendo: consideret ergo mente sua ratio, originariam csse lucem , quam prima voce Deus creavit per Verbum ipsum , corpus autem Solis, corpus hnmanum cui inenarrabili ratione Verbum
sit unitum:::: Unum est igitur originarium lu
men, Sol autem corpus ipsi effectum est , in quo
lumen r.ontractum ubique prorsus locorum j'am inde ab irutio dijffusurn feratur:::: Atquc ad hurte
modum cum se lumen ad corpus Solis habeat,
aecuratius j'am deinceps vosmet harte ipsam ra
tionem inspicite: nam sicut post wtionern priinigenice lucs cum corpore solari haudquaquam
ea quis se irwicem secernat, neque hoc seorsurn
Solem, eque itlud separatim lucem vocet sed
unum Solem tucem ipsam vocet: ita in pera luce

(357 )
et sanctissimo corpore nemo post unionem singilatim hunc quidem Filum divinum videlicet Ver"
burn; hunc autem itidern Filium homincm nimirum
dicct , sed utrumque unum atque iderri inteliget.
Ita quemadmodum unum quidem lumen, et unus
Sol , naturas vero duce , altera luminis , et altera
corporis solaris, haud secas hic quoque unun qui
dern Filius, et Dominas , et Christus , et Unigenitus ; naturce vero dute , altera quce supra nos
est, altera riostra. Y despues de otras palabras,
concluye. Hujuscemodi nos exemplo divince istias
wiionis proposito tarnquam ad aliquam vera: pietatis notionem confugerimus ; ac si ad veritatem
ipsam non pertigirnus , similitudinem tamen pice
qucestioni satisfacientem collegimus (i). Asi esplicaba el misterio de la Encarnacion del Verbo el
autor de la obra citada. De esta suerte establecia
en Cristo la unidad de persona divina y las dos
naturalezas divina y humana. Avergonzarse de
bera, si pudiese, Dupuis al ver descubierta la
mala fe con que desfigur la comparacion, fin
de confundir su creencia con los absurdos siste
mas de los platnicos. Todava se atreve aa
dir que en el sistema cristiano la luz intelectual
es la que se une Ja luz corporal en el cuerpo
del Sol. Pero cmo es posible contener con ra
zones semejante necio ? Aun se atreve anadir
mas calumnias contra el autor de la obra mencio
nada, atribuyndole que dice, que tola la teora
de nuestro misterio de la Trinidad, se funda en
(i)

Exposit. fidei. pg. 384.

( 358 )
meras abstracciones , pues que la Deidad es la
esencia, y la Trinidad el modo de la existen
cia (i). Oye, Dupuis, al autor de la compara
cion, y demos de mano una discusion que tu
has hecho tan fastidiosa. Apud Ecclesice alumnos
non ad humanas rationes et cogitationes sunt dirigendce res divinoe ; sed ad sensum et voluntatem doctrince spiritus oratio interpretatioque accomodanda (2). Esta era la regla que segua, y
asi estuvo siempre muy distante de buscar espre
siones filosficas , ni las teoras que l habia es
tudiado en las escuelas para esplicar los miste
rios de nuestra sagrada Religion.
Es verdad que los Padres alguna vez hablan
do los filsofos los idlatras producan, para
convencerlos de sus errores y hacerles crebles
nuestros sagrados dogmas, testimonios y opinio
nes de sus mismos doctores algo parecidas aque
llos, como lo hace Tertuliano en su Apologtico.
^Dijimos, estas son sus palabras, dijimos antes
que Dios fabric este mundo, que abraza todas
las cosas, con su palabra, con su poder y con su
razon. Tambien se lee en vuestros sabios que el
Logos , esto es , la voz y la razon , parece haber
sido el arquitecto del universo. A este lo llama
Zenon operante que dispuso en orden todas las
cosas, y le llama Hado y Dios, y alma de Jpi
ter, y necesidad de todas las cosas. Esto mismo
atribuye Oleantes al espritu que segun l pene(i) Dup. Tom. 3? p. i14.
(2) Exposit. fidei. p. 375.

* 359 j
tra todas las cosas. Tambien nosotros atribuimos
al Verbo, la razon, al poder, por el cual Dios
cri todas las cosas , una substancia propia la
que pertenece y en la que reside esta Palabra^
que obra conforme esta razon, y cuyo es el po
der que lleva al cabo todas sus obras. Y hemos
aprendido que dimana de Dios, y que esta di
manacion es generacion , y por eso lo llamamos
Hijo de Dios, y Dios porque su esencia es una
y la misma de su Padre, espritu como l. Es
como una luz que se enciende de otra, quedan
do aquella entera y cabal." Pues he aqui que el
traer Tertuliano cuentas las opiniones de Zenon y de Oleantes, no es para probar con ellas
el dogma cristiano como si fuese un corolario
de las tales doctrinas ; sino para manifestar que
nuestros dogmas nada tienen de absurdo, puesto
que sus filsofos dijeron cosas en algo semejan
tes, pero muy distintas de los dogmas cristianos,
y por eso aade la diferencia esencial que hay
entre aquellas y estos (i).
En efecto, llevaron los Padres tal punto de
delicadeza este cuidado de separarse de las doc
trinas y espresiones de los filsofos, cuando esplicaban los dogmas cristianos, que ni aun de las
voces mas usuales querian valerse, si las halla
ban usadas por los filsofos, por no dar lugar
que de la identidad de las voces infiriese alguno
identidad en las ideas. San Agustin especialmen
te se muestra delicadsimo en esta materia, como
(i)

Apot. c. si.

( 36o )
se advierte en el esmero y escrupulosidad con
que en el libro de sus Retractaciones reprob va
rias voces de que habia usado sin malicia y por
inadvertencia , como lo voz Fortuna : "se arre
piente de haber dado por supuesta la existencia
de dos mundos, uno inteligible y otro sensible,
pues aunque puede decirse con verdad que Dios
con sus ngeles y bienaventurados componen una
sociedad que llamamos gloria y paraiso, y olra
los hombres en el universo visible ; pero nunca
hubiera usado de la voz mundo inteligible y
mundo sensible, si cuando dije esto hubiese es
tado mas instruido en las sagradas letras. Tso me
agradan las alabanzas que di Pitgoras, tales
que quien las lea se persuadir acaso que repu
taba yo su doctrina esenta de errores, cuando se
que los hay en ella y muy capitales. Me desa
grada haber dicho que los filsofos habian res
plandecido con alabanza de virtud , y en parti
cular los elogios que hice de Platon y de los aca
dmicos." Se retracta de haber usado de la voz
Ornen aunque en burlas : de haber llamado los
ngeles almas bienaventuradas, de haber dicho
que debia huirse de todas las cosas sensibles, no
se creyese que segua en esto la opinion falsa de
Porfirio, que dijo se debia huir de todo lo cor
preo y material. No se atreve llamar hroes
los mrtires, y finalmente comparando algunas
sentencias evanglicas con dichos de filsofos,
concluye. Venit Dominus Crisfus , sapientia Dei:
Ccelum tonat : ranee taceant. Quod dixit veritas
verum est. Ojal que en los siglos posteriores bu

n6t 5
biesen tenido todos los doctores eclesisticos tan-<
to esmero, como el que vernos tuvo San Agns*tin para no usar del lenguage, ni de los termi
nos de los filsofos , cuando se trata del dogma
y de su esplicacion. Sin embargo, si algun par
ticular ha tenido en esto descuido, se ha intro
ducido algun abuso, la Iglesia siempre detest y
conden ambos estrenios, el de querer deducir
sus dogmas de las doctrinas platnicas, y el de
acomodar ellos y combinar con ellos estas doo
trinas: ni quiso recibir nada de Platon, ni perder
un tilde de las palabras de su maestro divino.
En su doctrina es pura, inmaculada, sin escoria
de opiniones humanas: no transige, no se mez
cla , no se liga con ellas porque es toda celestial
y' divina.

Tomo II.

46

G a p ii ato

(Qi^T^^aSj^M

El culto cristiano no se deriva dez


mithriaco ni de algun otro usado
los idlatras.

Quienes hayan ledo la obra voluminosa de Dupuis (que no habrn sido muchos) habrn visto
que este hombre dirige todos sus conatos probar
que la Religion cristiana se deriva de la de los
persas, conocida ltimamente bajo el nombre de
Mithra culto mithriaco , porque entre todos los
cultos antiguos que se tributaban las falsas di
vinidades que adoraron los pueblos , no se en
cuentra uno tan semejante al cristiano como el
mithriaco. "Esta es, dice Dupuis, una verdad tan
clara, tan innegable, que no pudieron menos de
confesarla aun los mismos Padres de la Iglesia.
Desde el siglo II San Justino y Tertuliano, y des
pues San Gernimo, el Nacianceno y mas tarde
Julio Tirinico Materno, confiesan la conformidad
de nuestro culto con el de Mithra en los puntos
mas esenciales ; y como siendo este mas antiguo

{ 363 )
que aquel, debe ser el original y el cristiano su
copia. Para salvar esta consecuencia previenen
muchos de aquellos Padres, que el culto mithria
co fue una invencion del diablo: que el demo
nio enseando aquel culto traz en l un bos
quejo de lo que sabia que se habia de adoptar
en la Iglesia , para remedar de antemano sus au
gustos misterios y hacerlos despreciables de esa
manera , atribuyndose s mismo la gloria de s
invencion." Yo estoy muy distante de burlarme,
como hace Dupuis, de esta salida que suelen dar
los Padres la espresada dificultad , porque los
venero como mis maestros ; solo si pido se me
permita indicar brevemente algunas reflexione*
dirigidas manifestar Dupuis la falsedad del su
puesto, en que funda toda la aparente fuerza de
su sofisma. Todo l se reduce este silogismo.
El culto mithriaco es mas antiguo que el culto
cristiano. El cuito cristiano es en todo semejante
al culto mithriaco; luego el culto cristiano es co
pia del culto mithriaco. Pues yo voy probar
lo contrario, y toda mi prueba se reducir de
mostrar que el culto mithriaco es mas moderno
que el cristiano, especialmente en lo que tuvo
parecido. este, y que por consiguiente del cul
to cristiano y de las iglesias congregaciones de
los primeros fieles, llevaron las tenebrosas gru
tas de Mithra esas ceremonias los transfugas de
nuestra Religion sacrosanta.
Fijemos primero el valor de los trminos:
Qu hemos de entender por culto mithriaco? Du
puis entiende por culto initbriaco el que los per

( 364 5
sas daban al' Sol 'desde la mas remota antigoe^
dad , y lo supone desde entonces revestido de to
das las accesorias , de todas las ceremonias y ri
tualidades que nos refieren los que nos hablan
del culto mthriaco, tal como se comenz tri
butar Mithra en el Occidente desde el segundo
^iglo de la Era cristiana. He aqui la equivocacion:
procuremos desvanecerla. Consultando los anio
nes antiguos mas fidedignos, nos vemos obligados
distinguir tres pocas lo menos en la religion
de los persas, y en cada una un culto diferente.
La primera , cuyo origen no es posible determi
nar, acaba en la reforma de Zoroastro, en el
establecimiento de su nuevo sistema religioso. La
segunda, empieza en los tiempos en que la reli
gion zorostrica se estableci en la Persia por la
predicacion de Zoroastro , en el reinado de Daro
Histaspes y de sus sucesores : y la tercera desde
la combinacion de este sistema zorostrico con las
doctrinas de Pitgoras y de Platon poco antes de
la venida de Jesucristo , y hasta la estincion de
este culto por el celo de los emperadores cristia
nos. Examinemos cada una de estas pocas aun
que en su examen sea forzoso reproducir auto
ridades y razones que se han tocado antes de
ahora.
- " *, -
. .
Acerca de la primera poca y del culto reli
gioso que en ella tributaban los persas sus di
vinidades , no tenemos testimonio mas antiguo
que el de Herodoto, el cual hablando de aque
lla nacion dice : "Los persas no creen que les sea
permitido erigir estatuas, edificar templos ni al

X 365 )
luda porque no croen, como los griegos, que
los dioses hayan salido de entre los hombres. Su
uso es sacrificar Jpiter sobre la cima de las
montaas mas elevadas, llamando Jupiter toda
esa vasta redondez de Ios-cielos que nos rodea
del todo : ofrecen tambien vctimas al Sol , la
Luna y los cuatro elementos, y en lo antiguo
no sacrificaban otra divinidad." Esto dice fie la
mas antigua religion que tuvo l noticia hubiese habido en aquel imperio. A Herodoto se sigue
Xenofonte en tiempo mas moderno, pero igual
mente instruido y aun quiz mejor en la reli
gion de los persas. Este en su Cyropedia hablan
do del hroe dice : "que sintiendo este acercarse
el trmino de su vida, ofreci vctimas sobre las
montanas segun el uso de su nacion , primera
mente al dios supremo de la Persia, despues al
Sol y los otros dioses. Dios supremo , dijo, y
t, Sol, y vosotros dioses inmortales, recibid
estos sacrificios que os ofrezco." No vemos en es
tos dos autores, citados ni indicados los nombres
de Oromazes ni de Ahriman , ni nos describen
otro culto en la Persia que el mas antiguo y mas
sencillo que usaron los hombres, sacrificando so
bre los montes mas elevados la Divinidad: aun
que ya en la poca de que hablan habian mez
clado los persas el culto de los astros con el cul
to del verdadero Dios, quien Herodoto llama
Jpiter y Xenofonte dios patrio dios supremo
de la Persia.
No se opone la sencillez de este culto que

con el tiempo fuera agregndosele l de al


gunas oiras divinidades, ora fuese por voluntad
de algun monarca inclinado las supersticiones
estrangeras , por el comercio y trato de los
persas con naciones vecinas en la6 que hallaban
establecidos semejantes cultos. Asi es, que en tiem
po de Artaxerxes Mnemon se hizo pblico y so
lemne en la Persia el culto de Venus Urania. Plu
tarco dice, que este monarca levant un templo
en Echatanes esa diosa, y Clemente Alejandri
no asegura, que l fue quien oblig sus vasa
llos a adorar los dolos, especialmente Venus.
Aunque es muy verosimil que antes del reinado
de Mnemon, los persas seducidos por los asirios
por los rabes ya en algunas partes habian adop
tado el culto de Venus, segun indica Herodoto
en seguida de las palabras ya citadas, la cual
diosa , dice , llaman los asirios Milita , los rabes
A Uta y los persas Mithra En esto ltimo se equi
voc Herodoto, quien corrige Estrabon que des
pues de copiar en su obra el testimonio de He
rodoto , lo reforma aadiendo : que tambien re
conocen los persas por dios al Sol quien lla
man Mithra. A lo menos asi lo crey Estrabon.
En adelante veremos el verdadero significado de
aquella voz, y quienes y cuando usaron de ella
para significar el Sol.
La segunda poca de la religion de los per
sas, de que hemos hablado difusamente en otros
lugares, comenz en Zoroastro. De esta hablan
Plutarco y Teodoro Mopsuesteno. Aquel refiere
con bastante estension el sistema de Zoroastro,

< 367 )
y segun dice , no hace mas que estractar lo que
acerca de l habia escrito Teopompo. No repro
duciremos todo lo que dice Plutarco, porque que
da ya espuesto en su lugar; pero aade, "que
ademas de Oromazes y de Ahrimanes habia esta
blecido Zoroastro un tercer dios , quien llama
ba Mithra, medio medianero entre los dos, en
tre el bueno y el malo ; pero que solo ofrecian
sacrificios estos dos: al bueno Oromazes hostias
votivas y pacficas en accion de gracias : al malo
para ahuyentar los males hostias ttricas , y asi
dice que machacaban en un mortero una plan
ta (acaso venenosa) llamada Omomi, invocando
mientras PIuton,esto es, Ahriman y las ti
nieblas, y luego amasndola con sangre de lobo
tiraban el puche un lugar tenebroso (i)."
Comparando la esposicion que hace aqui Plu
tarco del sistema de Zoroastro con el testo de los
libros Zends, aparece que aquel filsofo, indu
cido por la autoridad de Teopompo, alter en
dos puntos muy sustanciales la doctrina del ma
go. Porque en primer lugar Plutarco asegura,
que los persas no solo sacrificaban al principio
bueno, sino al malo tambien: aquel por gra
titud, este por miedo. Mas en los libros Zends
dista tanto Zoroastro de prescribir sacrificios ni
tristes ni alegres en obsequio de Ahriman, que
casi en todas sus pginas descarga sobre l mil
imprecaciones y denuestos, y quiere sea tenido
en odio y execracion eterna. Hay mas: Plutarco
(i)

De Iside, p. 363.

( 368 5
supone que Zoroastro establece tres dioses, los
dos ya citados y otro intermedio, al que llama
Mithra, y en prueba de esto le busca la voz
Mithra una falsa etimologa , derivndola de la
palabra griega Mesites , que es tanto como me
dianero. Veamos ahora que es lo que dice Zo
roastro de Mithra r y para eso oigmos Anquetil, el interprete mas impuesto en la materia.
"Los antiguos creyeron, dice este, que Mithra en
tre los persas significaba el Sol; pero esta pala
bra Methre en el dialecto Zend es el nombre del
ngel que acompana al Sol en su carrera. Mi
thra con el ngel Havam preside tambien la
madrugada, la que por eso llaman Gah-havam.
Este mismo ngel Mitbra da su nombre al dia
diez y seis de cada mes, y al setimo mes del
ano (i)." Tenemos ademas en el dia conocido el
valor verdadero de la voz Mithra en la lengua
antigua de los persas, que, segun Ilyde , vale
tanto como amor, compasion, misericordia; o
compasivo, misericordioso. De lo que se infiere
que Plutarco alter en su narracion en dos pun
tos muy principales el sistema de Zoroastro, pues
como de una parte confundiesen los griegos
Ahriman con su Pluton, dios infernal, y este
le sacrificasen vctimas en la Grecia, crey tam
bien que aquella ceremonia de los persas, si es
que la usaban, era sacrificio que bacan Alirituan. Ademas, suponiendo que los percas lla
maban al Sol Mithra en el mismo sentido que
(i)

Memorias. Tom 56, pg. 300.

I 369 )'
- los griegos le llamaban Apolo, dando al cuerpo
solar el apellido de la inteligencia que lo condu
ca: suponiendo tambien que Oromazes habitaba
el alto firmamento, y que Ahriman vivia en lo
profundo del abismo, infiri que el Sol, que dis
taba igualmente de uno y otro estremo , ejercia
las funciones marcadas por el lugar en que se
hallaba colocado, cuales eran las de medianero,
tercer dios de enmedio, y para comprobarlo fue
buscar la interpretacion falsa de la voz Mithra
que vimos.
Por lo que hace Teodoro Mopsuesteno , este
escribi tres libros contra la magia de los persas,
que ley Phocio, y en el primero, "impugnaba
el dogma nefando de aquella gente, introducido
all por Sarades Zoroastro, que se reduca
establecer un principio de todas las cosas, al que
llama Zarvam y le dice Fortuna. Este habiendose propuesto engendrar Hormidas , engendr
con l Satanas (i)." Aunque sin duda Teodoro
habia leido la doctrina de Zoroastro en las obras
que bajo su nombre corrian por entonces en el
Oriente, da siempre por cierto como lo hace Plu
tarco, que Zoroastro fue el que introdujo en la
Persia el sistema de los dos principios, uno bue
no y otro malo, Oromazes y Ahriman. Pero en

(i)

Phot. Cod. 8i. En el Eulma-Eslan , libro persa , se

tlama el tiempo sin lmites ta eternidad, esto es, al Eter


no Zaman: Batteux te ltama Zarva: Phocio, Zarvnm; otros
Zarovam, que viene ser el. Aatiquus dierum de Daniet.
Tomo II.
47

( 37o )
el da no es necesario recurrir otra autoridad,
que la de los libros Zends traducidos por Anquetl , para convencerse de la variacion que in
trodujo Zoroastro en la religion de los persas.
Aunque ellos desde tiempos antiguos adorasen
un Dios eterno y prvido, al que llamaban Zarovam Zarvam, Zoroastro anadi este otros
dos subalternos y considerando Oromazes Ormusd como principio inmediato del bien, de tal
suerte comidi hcia el el culto de los persas,
que les hizo olvidar del todo el del Ser supremo
el de Zdrovam. Pero conserv los mismos sm
bolos de ta Divinidad bajo los cuales se la repre
sentaban y la adoraban de antemano los persas,
el fuego y el Sol; aunque circunscribi las fun
ciones del culto pblico los templos que llama-,
ron Preos, puesto que antes sacrificaban los per
sas campo raso.
El sistema religioso, inventado por Zoroastro
y propagado por l y por los magos discpulos
suyos en la Persia , se conserv all sin variacion
substancial , y aun podemos decir se conserva en
el dia, al menos entre aquellas familias que no
han tenido comercio con las naciones est rande
ras , que en varias pocas han ocupado aquel
pais, que, tenaces en conservar la creencia de
sus mayores, han preferido emigrar retirndose
los cantones mas separados del centro del Im
perio , sufren la infamia y humillaciones que
estan espuestos viviendo entre los mahometanos;
mas bien que renunciar al culto patrio, ni adop
tar ninguno estrangero. Son testimonios irrecu

( 37 >
sables de esta verdad las actas de los mrtires de
la Persia bajo el imperio de Sapor y de sus su
cesores : los libros persas escritos en varias po
cas , que son , estractos comentarios de los
Zends, de los que da noticia Anquetil, y final
mente el exmcn que han hecho de la actual re
ligion de los parsis y ghuebros muchos viageros,
acerca de lo cual puede verse lo que dicen Hyde
y Anquetil. Por eso cuando voy hablar de la
tercera poca de la religion de los persas ; debo
prevenir al lector que esta es absolutamente estraa la Persia: que tuvo su origen en el Egip
to y en otros paises orientales, y que en el Occi
dente no se hizo pblico y solemne este nuevo
culto, llamado entonces Mithriaco, hasta fines del
primer siglo principios del segundo de nues
tra Era.
Donde he hallado yo mas antiguas senales
del culto prsico fuera de la Persia es en Egip
to. Este pais fue conquistado varias veces por
distintos monarcas persas que lo conservaron por
largo tiempo bajo de su dominio. Cambises en
tro en Egipto el ao cuarto de su reinado, y en
menos de dos aos subyug todo aquel pais por
los aos de quinientos veinte y cinco antes de
Jesucristo. Xerxes, hijo de Daro, lo volvi con
quistar en el ao cuatrocientos ochenta y cuatro.
Ocho lo conquist poco por la tercera ver.; y
es verosmil que todos estos reyes, que trataron
tan mal al toro Apis, que se declararon enemi
gos de la monstruosa religion del Egipto, y que
persiguieron de muerte sus ministros , hasta

* 372 5
obligar espatriarse los que pudieron evitar
su sana, intentaron al mismo tiempo introducir
su religion en Egipto, y obligar profesarla
los naturales. Y si hien por no haber sido ni muy
duradera, ni muy tranquila su dominacion, no
lleg radicarse el culto prsico en las orillas
del Nilo, todava se ha hallado un morromenlo,
solo es verdad , pero decisivo , que demuestra ha
ber adorado los egipcios al Sol tributndole cul
to al estilo de los persas sus conquistadores. El
primero que vi este monumento fue el P. Bernat, jesuta, y lo dibuj y grab en su obra, de
donde lo copia el P. Montfaucon en el tomo i.
del Suplemento pg. i73. Se halla junto las
ruinas de la antigua ciudad de Babain en el alio
Egipto. Es una caberna que tiene unas dos varas
de profundidad y de quince veinte de ancho, y
otro tano de alto, abierta pico en la piedra, y
representa la figura de un nicho camarn muy
capaz. Eh el testero est cincelada la imagen del
Sol rodeado de muchos rayos que tendr quince
pies de dimetro. Dos sacerdotes de estatura na
tural con bonetes gorros prsicos levantan sus
manos al objeto de sus adoraciones, de tal suer
te, que sus dedos tocan las estremidades de los
rayos del Sol, no para sacar de l fuego que
abrasra la hostia, como se le figura Dupuis,
sin fundamento alguno. Dos muchachos vestidos
tambien la persiana acompaan los sacerdo
tes y les presentan sendas copas de licor en am
bas manos. Bajo del Sol se ven tres carneros de
gollados tendidos sobres tres haces de lea, com

i 373 )
.
puestos de diez palos cada uno; al pie de los ha
ces hay en el suelo siete jarroncitos. Al lad
opuesto se ven dos mugeres y dos nias de cuer
po entero decapitadas golpes. A espaldas de los
nios y nias se ven varios geroglficos egipcios,
y otros muchos estan repartidos por todo el tes
tero de la caberna. El P. Montfaucon opina que
este monumento representa un sacrificio de los
persas que se establecieron en Egipto despues de
haberlo conquistado; que tal vez los mismos
egipcios, tributarios ya de los persas, recibieron
de ellos el culto del Sol, y lo agregaron los mu
chos que se usaban en su pais, de lo cual son
pruebas indudables los caracteres geroglficos que
se ven esculpidos en el testero de la caberna.
Ello es cierto que los egipcios jamas adoraron al
Sol en los tiempos antiguos, sino en el clebre
smbolo del toro Apis en las estatuas de Osiris,
como se colige de todos los demas monumentos
egipcios que trae el Montfaucon. Pues la imagen
del Sol radiante es smbolo que usaron los per
sas, y la tenian grabada en muchos de sus P
reos. Esto y el trage prsico de los ministros no
deja duda alguna acerca del origen de este mo
numento, asi como los tres altares, los diez le
os , los siete jarroncitos y los geroglficos esculpi
dos en la piedra , demuestran la mistura del cuK
to prsico con el egipcio en aquella caberna;
puesto que los tres altares denotan los tres deca
nos, los diez leos los diez grados de cada deca
no del signo de Aries, en el que tal vez consi
deraban al Sol, como quiere Dupuis, en aquel

( 374 )
sacrificio, y' los siete jarros los siete planetas; ob
jetos todos que se respetaron en el Egipto como
sagrados, segun se ve en otros monumentos no
muy antiguos de aquel pas.'
Mas no parece que esta especie de culto mis
to tuviese mucho crdito ni duracion en el Egip
to, pais muy tenazmente adherido sus antiguas
supersticiones, porque hasta ahora no se ha des
cubierto otro ningun monumento de esta clase,
ni nos dicen una palabra de l los autores anti
guos que trataron de la religion del Egipto; y
por otra parte el haberse hallado este en el de
sierto, fuera de poblado y como escondido en
una caberna, indica que nunca lleg ser del to
do pblico, sino que se celebr clandestinamente,
de donde tal vez tom ocasion el filsofo Eubulo
para idear su antro-mithriaco.
Donde se admiti el culto prsico y se esta
bleci mas las claras, fue en algunas de las
provincias inmediatas la Persia. Porque sucede,
como facilmente puede observar cualquiera, que
las costumbres, la religion de los pueblos vara
por grados de uno otro, al modo que sucede
en la temperatura de la atmsfera y demas fe
nmenos naturales. Al pasar de un pais otro
inmediato las familias de plantas que son propias
del primer suelo, van escaseando paso paso, y
su vez empezamos descubrir individuo de
otras familias que son propias del nuevo suelo,
por el que vamos entrando. Por semejante for
ma las ideas religiosas de los persas se encontra
ban en los paises limtrofes de aquel imperio

< 375 )
que tenan con l comunicacion y comercio ; aun
que no ya puras, sino mezcladas con las propias
religiones y cultos de cada uno de aquellos pa
ses, como vimos en el Egipto de resultas de la
dominacion de los persas. "Asi, dice el Freret,
sucedia las naciones situadas al Occidente de la
Persia. Estaban estas acostumbradas una gro
sera idolatra, y asi al adoptar para s el culto
prsico, representaron al Sol, al que confundie
ron con Mithra que era la inteligencia que go
bernaba aquel astro en la teologa prsica , en un
dolo que reverenciaron como smbolo del fuego
y del mismo Sol. Por eso Estrabon que era na
tural de una de estas provincias de que vamos
hablando, de la Capndocia, dice que los persas
solamente adoraban Mithra, porque este era el
nico genio entre los muchos que acataban los
persas, cuyo culto habia penetrado hasta su pais.
El modo con que hablan asi Estrabon como T
cito de la religion de los judos, y Herodoto misroo de la de los persas, nos da bien entender
que aun los historiadores mas hbiles, asi grie
gos como romanos , no podan concebir que hu
biese una religion sin dolos y sin divinidades
sensibles, y asi su entender los judos adoraban
al aire y al cielo material y visible (i).w
Estos fueron los principios del culto mithriaco, reducido al principio representar al Sol,
bien bajo el smbolo de un semblante humano
resplandeciente, rodeado de rayos, como vimos
(i)

Metnor. Tom. *$ p. 253.

( 376 )
en la caberna del Egipto, bien en figura it
un personage al que llamaban Mithra , como en
la Capadocia : culto sencillo en su origen, sin mis
terios ni alguna otra de las ceremonias de qne
lo revistieron despues los filsofos : pero culto del
cual ni aun en este estado de sencillez se encuen
tra vestigio alguno en la antigua Persia- Aili ja
mas se di culto Mithra como una divinidad,
egun puede verse en los libros Zcnds. Se crea
prncipe de los Izeds espritus de segundo or
den. Los de primer orden son los siete Arroanschans, de los cuales Ormusd es el primero. Estos
son los gefes superiores del universo. A estos di
rigan principalmente sus preces, sus Izeschnes,
y despues de estos Mithra como prncipe de
los Izeds. "Yo hago, decan, Izeschn al Sol que
no muere, brillante con su propia luz,' corredor
vigoroso; y Mithra ( quien suponan acom
paando y dirigiendo aquel astro) hago Izeschn
que hace frtiles las tierras incultas, que dice la
verdad en la asamblea de los Izeds , que tiene
mil ojos activos penetrantes, mil odos agudos,
vgilantsimo , fuerte, que no duerme, siempre
atento y dispierto. Yo hago Izeschn Mitbra,
gefe de todas las provincias, aquel quien Or
musd hizo mayor y mas brillante que todos los
Izeds del cielo. Venga mi socorro Mithra , rey
escelso (i)." A esto se reducia todo el culto de
Mithra en la Persia , pero ni tuvo jams imge
nes, ni templo all, ni culto especial. El mismo
(i) Jetchts. Sades Tom. 2? p. i0.

-Montfauco asegura que jamas vio figura de Mithras venida de Persia, ni dibujo de alguna que
hubiese habido en aquel pais, y en ninguno de
-los monumentos que copia en el captulo 7 del
libro 4- tomo 2 , se ve cosa alguna que haga
alusion Mithra. En ninguno de ellos se sim
boliza al Sol, ni al fuego bajo figura humana,
aunque copiados por el Chardin entre las ruinas
de la antigua Persepolis. Las naciones sojuzga
das por los persas como el Egipto, vecinas
Persia como la Capadocia , acomodaron la idea
que los persas tenan de Mithra , sus supersti
ciones y al culto que daban sus antiguos dio
ses, y asi comenz corromperse la religion de
ios- persas, no en la Persia ni por ningun persa,
sino fuera de ella y por otras naciones. Esto es
cuanto puede decirse en orden este culto mithriaco en el Oriente antes de la venida de Je
sucristo
En el Occidente y fines del siglo I prin
cipios del II de nuestra Era se ve aparecer el
culto mithriacor no solo corrompido cual lo vi
mos en el Egipto y en otras provincias del Orien
te, y mezclado con las supersticiones de aquellos
pases, sino revestido de mil accesorias raras y
estravagantes : de bajos relieves, cuales describi
mos en la disertacion sobre el Zodaco, de cabernas templos subterrneos, de una gerarqua de
ministros, de iniciaciones y misterios, de prue
bas y combates veces sangrientos ; las pruebas
que se hacan con los aspirantes catecmenos
eran rigurossimas : ayunaban por espacio de cinTomo IL
48

( 378 )
cuenta dias, sufran crueles fustigaciones, sole
dad espantosa , banos de nieve , y en fin hasta
ochenta trabajossimas y peligrossimas pruebas
ejercicios se hacan con aquellos infelices emb acados, segun nos dicen Elias de Creta y el
obispo Vicetas en sus escolios al Nacianceno. Al
c bo entraban la iniciacion y en ella habia corar
bates terribles que sostener, luchaban los iniciandos armados de mscaras de varios animales, de
leones, leopardos, guilas, gavilanes y cuervos
combates que llegaron ser peligrosos y cruentos,
y que por tanto llamaron la atencion del gobierno
y fueron prohibidos aunque sin fruto en Roma.
Si creemos Celso, la iniciacion se reducia re
presentar los iniciandos el movimiento de losasiros, el de las estrellas fijas y el de los planetas,
asi como tambien el paso de las almas por los
cuerpos celestes. Para marcar las propiedades de
los planetas formaban una escala en la cual po
nan siete puertas y una octava en todo lo alto.
La primera de plomo, indicaba Saturno : la se
gunda de estao, Venus: la tercera de cobrei
Jpiter: la cuarta de hierro, Mercurio: la
quinta de vrios metales , Marte : la sesta de
plata, la Luna; y la stima de oro, al Sol. De
los dichos de los antiguos colige Dupuis , que los
iniciandos pasaban por siete grados. A lo menos
es cierto, que entre las fiestas mitbriacas unas se
llamaban lenticas, otras heliacas, corcicas, ptricas. En cada uno de los grados en cada una
de estas fiestas se vea una clase de ministros,
presididos por uno principal en su clase, y el

( 379 )
grado supremo era el de los padres al que pre
sidia el que ellos llamaban Pater Patratus.
Pero lo mas particular que se encuentra en
los misterios mithriacos del Occidente, es una
multitud de ceremonias en todo semejantes al
culto cristiano. En ellos habia su tiempo de prue
bas su catecumenado, como entonces se usaba
en la Iglesia , al fin del cual , dice Tertuliano,
que les ofrecan los iniciandos una corona cla
vada en la punta de una espada, y se la ponian
sobre la cabeza , pero l la apartaba dejndosela
caer sobre el hombro y decia : Mithra es mi co
rona; y desde entonces no admita otra alguna.
El mismo Tertuliano nos dice , que en aquellos
misterios se remedaba nuestro bautismo. Tmguit
et ipse quosdarn utijue crecientes: expiationcm
dehctorum de lavacro repromitit: : : : signa t illic
in frontibus milites suos. En este signo creen ver
algunos un remedo de nuestra confirmacion, co
mo de la penitencia en la espiacion de los deli
tos que all se conceda los iniciados. Final
mente, San Justino asegura que en los sacrificios
de Mithra, cuando se celebraban sus misterios y
se admita los iniciados, se ofreca pan y agua
consagrndolos con ciertas palabras, imitando eft
esto el misterio y sacrificio de nuestros altares.
Quod quidem etiam in misteriis atque initiis Mi
thrce fieri. docuerunt per imitationern pravi dasmones. En una palabra, los mithriacos usaban de
los mismos signos sensibles de que usamos los
cristianos, para significar la operacion interior
del Espritu Santo en nuestras almas : tenan casi'

( 38o )
los mismos sacramentos y los administraban coa
los mismos ritos que estableci nuestro Redentor
Jesucristo y sus apstoles en la Iglesia.
Ahora bien : de dnde novedades tan inau
ditas? De dnde tan feroces misterios? De dn
de un culto tan melanclico y tan oscuro? Esta
es la cuestion que nos queda que resolver.
Si tuviramos una historia filosfica de los
misterios religiosos de la antigedad pagana, en
ella sin duda se demostrara la data reciente de
los mithriacos y que su origen fue filosfico. Por
que en esta materia, como en todas, los prime
ros ensayos han sido sencillos, y despues con el
tiempo han ido complicndose y se han ido agre
gando ceremonias ceremonias de tal suerte, que
apenas puede conocerse por lo presente lo que
fue en su principio. El fanatismo religioso y la
supersticion crdula iba cargando de nuevas ac
cesorias esta parte, la principal del culto, para
hacerlo cada dia mas suntuoso, mas grave, mas
imponente. "Los cretenses, dice Dupuis citando
Diodoro Sculo, se jactaban de ser ellos los au
tores del ritual de las ceremonias sagradas, y
principalmente de las iniciaciones y los misterios;
y daban por prueba que la doctrina que entre
los griegos y en Samothrcia y Trcia era secre
ta, en su isla era doctrina pblica : que ella ha
ca el fondo de su religion primitiva y de la mo
ral sagrada que se enseaba entre ellos pblica
mente. De este testimonio se infiere, contina
Dupuis, que los sabios cretenses obraban como
los cristianos, que no querian que su doctrina

{3Si)
religiosa y sn moral fuesen doctrinas reservadas
una fracmasoneria asociacion particular y se
creta , sino religion y moral pblica , de lo que
resulta que el secreto no se adopt en lo sucesi
vo, sino por una especie de charlatanismo con el
objeto de aumentar el nmero de los adeptos
escitando su curiosidad (i)." No obstante, ni en
el Egipto, ni en la Grecia fueron tan rigurosas,
tan largas, tan complicadas las pruebas y demas
ceremonias que sufran y practicaban los adeptos,
como en los misterios de Mithra. En Eleusis se
disponian por medio de las purificaciones y ba
os que tomaban en el Iliso : luego eran admi
tidos los misterios menores de Proserpina , y
hasta la poca mas menos distante en que habian de iniciarse en los grandes misterios de Ceres, permanecian en el estado de mistos ocul
tos, que era como el noviciado catecumenado,
durante el cual cada uno acudia sus negocios
hasta que volvan Eleusis. Si se les obligaba
la continencia era por muy pocos das, y la abs
tinencia que se les prescribia era tambien suave.
Todo lo cual demuestra que estos misterios mas
sencillos son anteriores los mitbriacos, compli
cadsimos como hemos visto y aun veremos en
adelante. Asi es, que el mismo Dupuis confiesa
que el rigorismo filosfico, hijo del fanatismo pla
tnico, fue el que llev al estremo ya dicho las
pruebas de los pretendientes la iniciacion 'mitriaca , que llamaba el Nacianceno suplicios ms(i)

Tomo 2? pg. 37. de la a! parte.

( 382 )
ticos, cuando se aplicaron la doctrina de lo
misterios los refinamientos de la filosofa pitag
rica y platnica, obrando la filosofa y la mistagogia en un mismo sentido, caminando hacia un
mismo fin y valindose de unos mismos medios.
Veamos ahora como y cuando sucedi esto.
Examinemos primero si pudo suceder en la Persia, acerca de lo cual dejemos hablar al Freret,
voto de primer orden en la materia. "Examinan
do, dice, de cerca las circunstancias del culto de
Mithra entre los romanos, no encuentro en l
semejanza alguna con la doctrina y prcticas de
la religion de la Persia, contenida en los libros
de Zoroastro. En la religion de los magos, fun
dada sobre principios de dulzura y humanidad,
y que toda conspira fomentar las ventajas de
la sociedad, todos los preceptos morales se redu
cen al uso moderado de las pasiones, cuyo ger
men puso la naturaleza en todos los hombres, las
cuales contempla esta religion como que son el
fundamento de la sociedad , mientras que estan
subordinadas la razon. Condnanse en ella to
dos los escesos opuestos la razon y la natu
raleza, capaces de turbar el orden de la sociedad,
de hacer infelices los que ellos se entre
gan. Estan prohibidos los ayunos y abstinencias
escesivas, asi como la intemperancia y la embria
guez. Si el adulterio y la disoluta lascivia se mi
raban como crmenes gravsimos, el celibato y
la virginidad se miraban como un estado opues
to las miras del Ser supremo, que ha coloca
do los hombres sobre la tierra para poblarla.

% 3 83 ^
Con respecto k esa especie de desorden, que los
persas, por confesion del mismo Herodoto, no ha*
bian conocido, sino despues de haber tratado con
los griegos, su religion se lo hace mirar con el
mayor horror : la mancha de los culpables de
aquella soez inmundicia era legalmente contagio
sa y se comunicaba cuantos conversaban con
el impuro. (Sin embargo en algunos de los ba
jos relieves mithriacos se ven figuras cometiendo
ese desorden con la mas asquerosa indecencia:::^)
Los principios de la religion de los magos eran
absolutamente opuestos los ayunos y todas
esas pruebas penosas, dolorosas y mortales ve
ces, con las que se preparaban los iniciados la
participacion de los misterios de Mithra. Tertu
liano nos ensea que la religion de los mithria
cos tenia personas de uno y otro sexo , que se
consagraban al celibato y la virginidad. Mithra
habet et virgines , habet et continentes. Entre los
magos la virginidad y el celibato se miran como
un estado de reprobacion : se casa los jvenes
muy temprano, y si muere alguno sin haberse
casado, se suple esta falta del modo que nos re
fiere Hyde. Todo el que muera sin dejar suce
sion , dice el Sadder, por grandes que sean sus
mritos en todo lo demas, ser escluido del Pa
raso (i)." Si estas razones del Freret fuese ne
cesario aadir aun otras, las hallaramos en lo
que refiere Anquetil de la religion de los persas,
y cada paso en el testo mismo del Zend-avesta,
(i)

Mentor. Tom. 25. pgs. 27i y 268.

38t 1
pero yo me abstengo por no cansar en val de i
mis lectores, de apuntarlas aqui, remitiendo al
curioso aquellos lugares.
Sin embargo, conviene observar con el mis
mo Freret en confirmacion de lo dicho , que el
tiempo de la celebracion de las mithriacas no
conviene con el que los persas celebraban sus
fiestas Mithra, llamadas Mirhagan. Estas se ce
lebraban en Persia algunos dias despues del sols
ticio de Invierno, cuando el Sol empezaba acer
carse nosotros, empero los misterios de Mitbra
se celebraban en Roma , como aparece en las
datas -fechas de las inscripciones ya referidas,
muchos dias despues del equinoccio de Prima
vera, y no era sin causa el haber elegido esta
estacion, porque Porfirio asegura que las figuras
representadas en el antro-sagrado de Mithra, de
las que vemos una imagen en los bajos relieves
antiguos, tenian una relacion necesaria con el
trnsito del Sol de la constelacion de Aries la
de Tauro.
Despues de haber demostrado el Freret que
los misterios mithriacos del Occidente no traen
su origen de la Persia, conjetura que pudieron
provenir de la Caldea, y que fueron establecidos
para celebrar la exaltacion del Sol en el signo de
Tauro. He aqui las razones en que funda sus
conjeturas. "Los magos de la Caldea y Asira re
feran su religion al culto de los planetas y de
las estrellas: toda ella era astronmica y ella
se refieren casi todas las ideas de su astrologa
judiciariu. Los sabs cristianos de San Juan han

C 385 )
conservado muchos dogmas particulares y pro
pios de aquella religion, que han acomodado del
mejor modo posible con el judaismo y el cristia
nismo::::: Las cinco fiestas principales de los sabs eran las de la exaltacion de cinco planetas
su llegada cierto grado de un signo determina
do, y segun las fechas de las inscripciones mithriacas convienen, con la poca en que celebra
ban los sabis la exaltacion del Sol en el grado
diez y nueve del signo de Aries/'
Para darle esta conjetura todo el mrito y
alor que ella se merece, es forzoso dar una r
pida ojeada la historia literaria de los caldeos.
Son muy escasas las noticias que tenemos de la
antigua religion y del estado de las ciencias en
la Caldea durante el imperio de los as'ios. Sa
bemos solamente que en los tiempos mas remo
tos adoraron Dios Supremo quien llamaban
Baal ; mas despues tributaron sus cultos los as
tros que distinguan , segun Diodoro Sculo , en
benficos y malficos. Son ademas clebres los
antiguos caldeos por sus observaciones astron
micas, puesto que doscientos anos despues de la
ruina de aquel imperio por Ciro, habiendo pe
netrado Alejandro basta Babilonia , hall all ca
tlogos de observaciones astronmicas, que remi
ti su maestro Aristteles por medio del fil
sofo Calistenes, de las cuales se aprovecharon
-despues los astrnomos de Alejandra y en par
ticular Ptolomeo. Estas observaciones ascendan
hasta los tiempos inmediatos la confusion de
las lenguas en las llanuras de Senaar, y se las
Tomo II.
49

( 386 )
snpone de mil novecientos anos de antigedad.
A ios conocimientos astronmicos asociaron desde
tiempos antiguos los sueos y cavilaciones de la
astrologa judiciaria. Y esto es todo lo que pue
de decirse con certidumbre. Mas por floreciente
que fuera su religion y sus ciencias, mientras lo
fue su dominacion, es cierto que destruido aquel
imperio por Ciro, trasladada la corte Susa, des
truida la antigua Babilonia por Daro , allanados
sus clebres muros y pasados al filo de la espa
da la parte mas escogida de sus habitan tes, se
eclips del todo la gloria de la Caldea, y los mo
narcas asirios, que habian sido el espanto y ter
ror de todas las naciones, quedaron sepultados
en eterno olvido Su religion corri la misma
suerte, porque refundida, como digimos antes, en
la de Zoroastro, vino ser parte de la nueva doc
trina religiosa que desde entonces adoptaron los
persas, y si todava quedaron algunos de los an
tiguos magos caldeos , estos ya no formaron un
cuerpo asociacion separada de la de los magos
persas, los cuales todos estaban sujetos un arquimago, como lo era Hostanes en tiempo de
Xerxes. De resultas de haberse confundido asi
por Zoroastro la religion caldica con la prsica,
han creido muchos que hubo tambien en la Cal
dea otro Zoroastro distinto del persa medo, y
aun suponen obra de aquel la que corre con el
ttulo de Orculos Caldicos. Pero aun el Foucher,
que defiende la existencia de dos Zoroastros, no
duda que fueron ambos persas, y todos los au
tores griegos, latinos y rabes convienen en que.

I 387 5
Zbroastro fus natural de la Persia , y legisladory profeta de aquella nacion.
De aqui se sigue que los misterios mithriacos no han podido ser invencion de los caldeos
antiguos ; pues dado caso que lo hubiesen sido,
habrian pasado los siglos siguientes por el con
ducto de los persas, y especialmente de Zoroastro
que los habra modificado para adaptarlos su
nuevo sistema religioso. Empero hemos visto y
el seor Freret ha demostrado que los tales mis
terios lejos de acomodarse este sistema , pugnan
abiertamente con l ; luego si no son hijos del
culto prsico, menos podrn ser nietos del de los
antiguos caldeos. El nombre solo de Mithra di
vinidad que es el objeto de este culto, basta pa
ra hacer ver que no naci en la antigua Caldea,
en cuyo idioma no se encuentra vestigio ni aun
el mas remoto de esta palabra.
La Caldea conquista primero de los persas y
despues de los griegos por Alejandro , lejos de
recobrar en los siglos siguientes su primitivo es
plendor y grandeza, fue decayendo cada dia mas
y mas, por manera, que vino dar en un esta
do de abatimiento incompatible con la cultura de
las ciencias y sujeta seguir la religion y los
cultos de sus conquistadores. Quedaran tal vez
dispersos y embrutecidos alli algunos sucesores
de aquellas familias que conservaban, segun el
testimonio de Diodoro Sculo, el depsito de la
religion y de las ciencias, los cuales, semejantes
nuestros gitanos que todava nos dicen la bue
na ventura, ganaran su vida haciendo pronsti

( 388 )
eos tan infundados y necios, como podemos fi
gurarnos de tales charlatanes : tiempo que obli
gados salir de Alejandra muchos de los filso
fos que all vivan por la cruel tirana de Ptolomeo el Barrigon , se dispersaron por varias pro
vincias del Oriente , y llevaron el gusto de las
ciencias y de las bellas artes al Asia menor
islas adyacentes, por los aos de ciento y veinte
antes de Jesucristo. Yo me reservo para otro lu
gar decir lo que ensearon estos filsofos en va
rias provincias orientales, porque siguiendo aho
ra al Freret, debo examinar qu sabs son esos
de los que l deriva el origen del culto mithriaco.
Los mas de los autores, y aun casi los nicos
que nos hablan de estos sabes, son los rabes de
los siglos VIII y siguientes de nuestra Era. Con
funden estos los antiguos sabeos con estos sabs
modernos cristianos de San Juan , suponiendo
una perfecta identidad de opiniones y de doctrina
en aquellos y estos, lo cual es falso absolutamen
te. Por sabeo se entiende debe entenderse el
adorador de los astros y no de dolos , y por sabeismo el culto del Sol y demas estrellas, asi
errantes como fijas, que se llaman en la Escri
tura la milicia del cielo. Esta religion este cul
to, como vimos en la primera parte, es antiqu
simo, como que fue el primer grado de depra
vacion de la religion primitiva , y por espacio de
muchos siglos fue general y estuvo estendido en
todas Ias naciones escepcion de la hebrea. De
este sabeismo pudieron conservarse algunas reli
quias en alguna otra nacion remota de los focos

( 389 )
principales d la idolatra , cuales eran el Egipto
y la Grecia. Pero no es de estos sabeos, de quie
nes conjetura el Freret que pudo derivarse el cul
to mithriaco, sino de los modernos llamados tam
bien cristianos de San Juan. Y cules fueron
estos? Para que pueda atriburseles sin contra
diccion la gallarda invencion del culto mithriaco,
es necesario convenir, en que los tales sabs fue
ron en su principio una de las sectas escuelas
formadas por alguno de aquellos filsofos emi
grados de Alejandra. Pero en lo sucesivo no hu
bo doctrina, no hubo religion, no hubo culto
que no entrase en el absurdo sistema de estos
fanticos platnicos , sabeos , judos , cristianos,
hereges y al fin musulmanes; de todo esto tu
vieron estos sabes , si hemos de estar lo que
de ellos nos dicen los autores rabes, y resulta de
los libros simblicos de esa secta , que en sentir
de Tourmont y del abate Renaudot, todos son
apcrifos y obra de escritores modernos, poste
riores la Era cristiana. Ellos tienen un libro
que llaman Sidra La-adam revelacion hecha
Adan , tienen obras de Seth , de Abrahan y
otras de este jaez, en las que se encuentran doc
trinas astrolgicas, llamadas caldicas atribui
das los caldeos antiguos, doctrinas maniquas,
cristianas, judicas, kabalsticas y mahometanas.
Asi es, que en los tiempos inmediatos la predi
cacion de Mahoma, habia en aquellas regiones,
adonde florecan los sabis, cristianos como Juan
Mesva, mdico y maestro del califa Alrnamon:
habia judos como Jacob Alkindi , clebre astr-i

f H3
logo del mismo tiempo : habia finalmente rabes
como Abulmasar el clebre, de qne hablamos
antes de ahora , que fue discpulo de Jacob Alkindi despues de haberlo querido asesinar (i).
Estos sabs se conservaron por muchos siglos for
mando una tribu nacion aparte separada de
ks demas, la cual tuvo, como decannos, sus li
bros simblicos, su religion compuesta de tiras y
arapiezos de todas, su culto, sus sacrificios, y
mas que todo sus teoras astrolgicas tan estravagantes como viraos en las esferas ndica y pr
sica de Escaligero, obras sin duda de estos sabes
modernos.
Mas qu tuvo, ni ha tenido, ni tiene el cai
to de esto.; sabes de p.irecido al de Mithra? Una
sola cosa : la celebridad de la exaltacion del Sol
principios de Primavera; pero ni los mithriacos celebraban como los sabies las exaltaciones
de los otros planetas; ni los sabes usaron jamas
del nombre de Mithra : estos celebraban la exal
tacion del Sol en el grado diez y tlueve de Aries;
aquellos se sospecha que la celebraban al entrar
en el signo de Tauro. Finalmente, ningun sab,
ningun mithriaco, hnn hecho hasta ahora mri
to de esta filiacion: aquellos se han estado en su
Oriente y estos en su Occidente, sin tener los
unos con los otros la mas leve comunicacion. A
vista de todo lo dicho, same lcito no aceder
la conjetura del seor Freret , que me parece
(i) Baill. Hist. de ta Astron. moderna, tom. i? tib. 5?
de sus ilustraciones.

falta de fundamento. Solamente la admitire si se


reduce decir que aquellos primeros sabs fun
dadores del sabeismo moderno , que supongo fue
ron filsofos espulsos de Alejandra , como voy
hacer ver, contribuyeron fomentar el culto de
Mithra en aquellas provincias, en que lo adora
ban en una estatua dolo, que lo representaba,
como sucedia en la Capadocia , y le empezaron
. dar este culto el caracter oscuro mstico con
que se present despues en el Occidente.
,
Para dar con los verdaderos inventores del
culto que se trihut Mithra en el Occidente, es
necesario buscar unos hombres que reuniesen en
. su sistema religioso un sabeismo mstico, un pla
tonismo refinado, un desfigurado y corrompido
cristianismo, porque todas tres cosas se hallan
reunidas en aquel culto ; y tales fueron los fil
sofos que se llamaron gnsticos. El sabeismo ms
tico fue efecto de la aplicacion de las ideas pla
tnicas las doctrinas de Zoroastro y de los ma
gos persas; el platonismo que llamo refinado son
esas mismas ideas platnicas, llevadas mayor
punto de oscuridad que aquel en que las presen
t el gefe de la Academia, y el cristianismo de
los gnsticos estaba corrompido porque quisieron
amalgamarlo con los sistemas de Platon y de Zoroastro. Dieron la primera mano esta obra y
echaron los cimientos de esta religion mithriaca
los filsofos griegos que nabiendo oido Hostanes el de Xerxes, y otro Hostanes que de la
JPersia trajo tambien consigo Alejandro, apren
dieron de ellos la ciencia sagrada de los magos,

y para revestirla la griega le ajustaron trages


pitagricos y platnicos , resultando de aqui el sis
tema que llamaron muchos sabios zorostrico-pitagrico-platnico. En su formacion se ocuparon
varios filsofos de la Grecia y despues en Alejan
dra Hermippo que escribi una obra que cons
taba de dos millones de. versos (i), (ser yerro
de imprenta? asi opinan muchos) en la cual esponia todo el sistema de Zoroastro. Eubulo que
segun Porfirio escribi varios libros esplicando el
mismo sistema. Teopompo, citado por Plutarco,
y otros que dieron luz varias obras bajo el nom
bre del mismo Zoroastro , como fue el Octatenco
que cita Eusebio en su Preparacion Evanglica,
Veremos el resultado de sus trabajos y bases prin
cipales de la alianza y combinacion de las doc
trinas orientales con la filosofa griega.
Ocurri despues la emigracion de los filsofos
alejandrinos , que separados de aquel centro de
la sabidura y dispersos por el Egipto, la Persia,
la Siria y la Caldea , y aun por la Palestina , es
parcieron por todas partes semillas del saber aun
que muy viciadas. Como por donde quiera no en
contraban sino tinieblas ignorancia, y los pue
blos los acataban por la novedad de su charla
tanismo , se engrieron sobre manera , creye'ndose
s mismo como restauradores del verdadero
conocimiento de Dios# entre aquellas naciones.
Emancipados de las escuelas alejandrinas, donde
se habian criado, y libres de la emulacion que
(i)

Plinto histor. lib. 30, c, i?

I 393 )
descubra nlli los defectos y reduca el mrito de
cada uno su justo valor, dieron libre curso
su orgullo, se petaban de jina inteligencia estraordinaria en las cosas divinas j y se daban por
inspirados. A fin de conciliarse mas fcilmente el
concepto y estima de los pueblos , vendian su
doctrina por doctrina de los mas antiguos filso
fos legisladores de las naciones, donde se esta
blecan: en Egipto de Herines, de Trimegisto y
Esculapio: en Persia de Zoroastro: en la Caldea
de sus antiguos magos. Adoptaban el culto de
los dioses patrios, pero engalanndolo su ma
nera: en Epigto adoraban Isis, en Persia Mithra, en la Caldea los astros. Dbanse s mis
mos el nombre de sabios, y se llamaban gnsticos,
que significa eso mismo. Como obraban indepen
dientes unos de otros, cada uno quiso formar su
secta y aun entre sus discpulos hubo muchos
que las formaron distintas de las de sus maes
tros, resultando de aqui tal bodrio de doctrinas,
que pone en confusion al que quiera deslindar
las unas de las otras, para dar cada una lo
suyo. Lleg finalmente su orgullo basta el estremo de desconocer y aun despreciar sus maes
tros, y especialmente al mismo Platon, de quien
decian que no habia penetrado lo mas secreto y
profundo de la naturaleza divina. De donde to
m acaso pretesto el erudito J. L. Mosheim (i),
para decir, "que si bien los doctores antiguos de
la Iglesia, tanto griegos como latinos, que refuta.
,
(i) Hist. Ecctet. Tom. i? pg. 92.
Tomo II.
5o

( 394 )
ron las varas sectas de gnsticos ' las hnbian con
siderado como ramas de la filosofa de Platon,
se engaaron en eso. Una aparente conformidad
entre algunos artculos de la filosofa oriental y
ciertas opiniones de Platon sedujo la sencillez de
aquellos hombres, que ni conocan la primera y
sabian muy poco de estas ltimas (i)" Asercion
la verdad temeraria , falsa y desmentida por
los mismos platnicos que conocan mejor los
gnsticos, pues vivan entre ellos. Plotino indig
nado de la arrogancia insolente de ellos , los re
conviene con vehemencia dicndoles : "Os haceis
un mrito de lo que es motivo de acusacion con
tra vosotros mismos. Os teneis por mas sabios
porque aadiendo vuestras estravagancias las
cosas sensatas que habeis tomado de nosotros' to
do lo habeis echado perder (2)." Porfirio ha
bla de los gnsticos en el mismo sentido , y di
ce : "que profesaban una doctrina emanada de
la antigua filosofa marchando bajo la direccin
de Adelphio y Aquilino. Desprecian Platon y
solo hablan de Zoroastro -t de Zostrian , de Nicotheo, de Melo, y se tienen por restauradores He la
filosofa oriental (3)." Esto confesaban los mis
mos platnicos que indignados de tal proceder no
se unieron jamas ellos. Por lo demas no se co
mo un sabio tn sagaz como Mosheim en esta
materia pudo desconocer la mezcla del platonis(i)
()
(3)

Hist. Eccles. Tom. i? pg. 9i.


Plot. Enneade 2! Ub. 9. c. 6?
Porph. in vita Ptotini.

xno con* tos sistemas orientales en todas las sectas


da los gnsticos, cosa que con Diderot confiesan
cuantos han hablado de estas sectas, asi antiguos
como modernos (i). Aun hubo gnsticos que com
binaron una y otra filosofa oriental y platnica
con la ley de Moises: asi es, que muchas sectas
de gnsticos fueron fundadas por judos ^omo di
ce Mosheim (2). Muchos gnsticos hubo tambien
despues de la venida de Jesucristo, que viendo los
milagros tan frecuentes, tan pblicos y tan deci
sivos, que se obraban por los cristianos, y la
pureza y santidad de la moral evanglica, llenos
de admiracion abrazaron el cristianismo, pero
sin renunciar sus monstruosos sistemas. Se de
dicaron conciliar sus ideas con los dogmas cris
tianos , y de estas mezcolanzas result aquel en
jambre de hereges conocidos en la primitiva Igle
sia bajo el' nombre de gnsticos Estos corrom
pieron la sencillez del Evangelio con las absurdas
doctrinas que de antemano habian abrazado.
Para demostrar esta procedencia del culto mithriaco conviene compararlo con doctrinas de es
tos filsofos. El objeto de este culto^era Mitlira:
el nombre es prsico, pero la idea platnica. Sa
bemos que los persas entendan por Mithra la
inteligencia que residia en el Sol y lo goberna
ba. Eubulo dice que Mithra es el autor y padre
de todas las cosas: y Teopompo, citado por Plu
tarco, que es un dios intermediario entre Oioma(t)
(2)

Enciclop. fihsf. artcttlo Gnsticos.


Hist. Eccles. Tum. i? pg. 225.
*

( 5s5)
es t AhHrnn, ideas ambas que no se nen?tran en las obras de ZomasJro, ni en los rituales
persas, y que se deriban de las op-ioiones plat
nicas de los filsofos aleandrinos. Supocbn estes
que el Dios supremo no se haba tomado el tra
bajo de sacar este mondo del caos, sino que ha
ba coriiiio este negocio una segunda inteogench , que haba producido de su sustancia pro
pia. En el Zarovam tiempo sin limites de Zoroastro entendan estar significado su Dios supre
mo: en el Oromazes, primera prodacion ema
nacion de aquel , sa segunda inteligencia el De
miourgos. Pues en Oromazes Demiourgos dist'mguian los platonicos, de que Tamos hablando,
dos cosas : primera , una lua suprema , la emana
cion primera del Dios supremo, emanacion inac
cesible los ojos corpreos ; y ra segunda , la
xuisuia sustancia del Sol el cuerpo solar de que
se habia revestido aquella primera emanaciot
lu/ninosa para hacerse sensible : un Sol inteligi
ble y un Sol visible, como lo esplica el mismo
Dupus con autoridades, de muchos platnicos. Y
como quiera que los persas adorasen al Sol come
smbolo de la Divinidad, bien sea de Zarovam
del Dios primitivo, bien de Oromazes en tiempos
posteriores, como la mas pura emanacion de
aquel, consideraron estos platnicos ese mismo
Sol como residencia del Demiourgos ' cuerpo
suyo, y le llamaron Mithxa, y por eso Eubulo
llama Mithra padre y autor de todas las cosas.
Por lo que hace al dicho de Teopompo , expli
cando Plethon el lugar en que lo refiere Pintar

co , dice : "qae Zoroastro dividi el mundo n


tres partes : asign la mas elevada Oromazes,
que es el mismo quien llaman los orculos el
padre : la ltima a Ahriman y la de enmedio
Mithra , al que apellidan los mismos orculos
la otra mente inteligencia::::: lo cual conviene
con aquella sentencia de Platon. Todas las cosas
estan al rededor del rey del universo, y para l
existen y l es causa de todos los bienes. El se
gundo se ocupa en el gobierno'de las de segun
do orden, y el tercero en la administracion de
las del tercer orden. Y las tres partes los tres
rdenes, en que Zoroastro y Platon distribuyeron
todas las cosas son estos : en el primero pusieron
las eternas : en el segundo las que han tenido
.principio pero son inmortales, y en el tercero
las corruptibles (i)." Aqui vemos al genio n
gel Mithra acomodado al sistema de Platon,
convertido en segunda inteligencia y por consi
guiente objeto acreedor segun estas ideas , un
culto y veneracion principal y superior la qup
tributasen otras divinidades.
Para comprobar mas bien haber sido los pla>
tnicos de Alejandra, quienes organizaron all
en sus celebros este numen zorostrico-platnico,
aorostrico en el nombre, platnico en la idea,
allegar lo dicho la autoridad de los dos co
mentadores de los orculos, que se llamaron caldicos y que se atribuan Zoroastro, pero que
son ciertamente obra de alguno de los filsofos
-*-''-> >
- - -----,
.
(i)

Plethon al fin de su cent, los Orac. calcidicos. -.

( 398 )
alejandrinos. Pues Plethon el primer comentador
afirma , "que los tales orculos han sido confir
mados por muchos esclarecidos varones, que se
guan opiniones semejantes las de" aquel mago
Zoroastro, pero principalmente por los pitagricos
y platnicos." Y Pselo acaba sus escolios estos mis
mos orculos con estas palabras. "Platn y Aris
tteles recibieron muchas de las opiniones conte
nidas en estos orculos." Esto lo dice por que los
supona anterioras estos filsofos; y prosigue
"Mas Plotino y Yamblico, Porfirio y Proclo, y to
dos sus discpulos las aprobaron todas , y las ad
mitieron sin exmen ni excepcion alguna, como
orculos y voces del mismo Dios (i)." De lo cual
se colige evidentemente la mezcla que se, hizo
del sistema prsico de Zoroastro con los de Pitgoras y de Platon , hasta venir resultar de esta
mezcla un nuevo sistema, que ni aquel ni estos
lo reconoceran por suyo, ni lo entendieron los
mismos que lo forjaron , ni menos se ha com
prendido despues.
Hemos visto que el objeto del culto mithriaco es obra de los platnicos de Alejandra, y esto
mismo voy hacer ver raspeeto al local en que se
tributaban estos cultos. Eran estos grutas cabernas subterrneas. Eubulo ya mencionado, que flo
reci en Alejandra en tiempo de los Ptolomcos
citado por Porfirio, es el autor que yo sepa mas
antiguo que haya hablado del antro caberna
(i) Estas palabras de Ptethon y Pselo son las ltima
de sus comentarios.

( 399 )
de Mithra construida por Zoroastro. Cuenta aquel,
"que Zoroastro, habiendo encontrado en los mon
tes inmediatos la Persia, una caberna formada
por la naturaleza, cuya entrada estaba cubierta
de flores y regada por cristalinos arroyos, la con
sagr Mithra, padre y autor de todas las cosas,
porque le pareci que aquella caberna ofrecia
una imagen sensible de esta especie de caberna
que llamamos mundo, que ha sido formado por
Mithra." Pero si vamos buscar la Persia y
en sus inmediaciones esta caberna, no se encuen
tra de ella el mas leve vestigio, ni alguno de
los que hablan de Zoroastro citan esta caberna,
ni dicen cosa de que pueda inferirse esa consa
gracion que Eubulo solo cuenta. "Segun los li
bros persas, dice Anquetit (i), Zoroastro consul
t Ormusd sobre las montaas, y en tiempo
de Dion Crisstomo se aseguraba que este legis
lador, llevado de su amor la sabidura y la jus
ticia , se habia separado de los hombres y habia
vivido solo en un monte." Pues dnde fue
buscar Eubulo el tipo de esta caberna zorostricomithriaca? INo es difcil adivinarlo. En el Egipto
vimos un nicho gruta abierta en piedra viva,
en donde estaban esculpidos sacrificios pertene
cientes un culto que podemos llamar prsicoegipciaco : tal vez habria en aquel pais otros mo
numentos de esta clase que ha devastado el tiem
po que todo lo consume. El hallarse aquel mo

( 4oo )
numento en un desierto, y acaso otros como es
te socavados en los peascos en grutas la fal
da de las montaas , pudo dar motivo Eubulo
para creer que semejante local era de esencia de
aquel culto, y atribuy Zoroastro la que acaso
era efecto de la clandestinidad con que se prac
tic en Egipto. Mas cuando no se quiera aceder
esta conjetura, ah tenemos aquella clebre caberna por cuya descripcion empieza Platon el
stimo libro de su repblica, la cual es una fi
gura copia en lo posible del mundo, como Eu
bulo asegura lo era la zorostrica : ah tenemos
otra caberna adonde baj aquel Ero armenio,
quien sin fundamento alguno llam Zoroastro,
Clemente de Alejandra, de la cual habla Platn
al fin de su repblica ; ni faltaban en la Grecia
y en otros paises cabernas consagradas ciertas
divinidades del pais que se miraban con cierto
respeto y veneracion, de las cuales pudo tomar
tambien Eubulo fundamento para forjar su ca
berna mithriaca. En la Persia jamas hubo grutas
ni cabernas de esta clase ; solo hubo altas cum
bres como el Albordy y magnficos pireos: en
aquellas sacrificaban los persas antiguos, en estos
se conservaba el fuego sacro desde el tiempo de
Zoroastro.
'
Mas aunque primero en la Grecia y despues
en Alejandra se hubiese trabajado por los fil
sofos en combinar la religion de Zoroastro con
la filosofa de Platon, no sabemos que empezase
el culto de Mithra- en aquellos paises antes de
la venida de Jesucristo. Puede decirse que sot

I 4o >
se ocuparon en la parte terica del nuevo siste
ma, sin deducir de l las consecuencias prcti
cas, en las que consiste la moral y el culto reli
gioso : bien sea porque las circunstancias no les
favorecan para llevar cabo esta empresa ,
porque no gozaban de la opinion y valimiento
necesario para acometerla, porque su caracter
filosfico les haca mirar con indiferencia todo lo
perteneciente al culto esterno, finalmente por
un efecto de la lentitud natural del espritu hu
mano , que despues de algunos siglos de haber
descubierto ciertos principios, todava no ha vis
to en ellos las consecuencias que al fin conoce
contenidas en ellos. La verdad es que no hay ni
testimonio de escritor, ni monumento pblico ni
privado que d indicios de este culto mithriaco
en tiempos anteriores nuestra Era, ni de l se
halla vestigio alguno en todo el Oriente. Plutar
co es quien en la vida de Pompeyo dice, que
los piratas, vencidos y derrotados por aquel ge
neral, dieron conocer los romanos el culto
de Mithra. "Pero estos piratas , como reflexiona
con mucho juicio el Freret, eran unas gavillas
de bandidos y aventureros de distintas naciones,
quienes la esperanza de enriquecerse en sus
pirateras habia reunido , como hernos visto su
ceder en otras ocasiones ; mas es absolutamente
improbable que en esta canalla hubiese persa,
partos, ni asirios, ni sugetos capaces de introdu
cir un nuevo culto en aquella repblica. Estos
piratas eran de la Pisidia, de la Cilicia, cipriotas
y sirios, pueblos y naciones martimas, acostumTomo II.
5i

( 4o5 )
bracos la navegacion , en los cnales no estaba
establecido el culto He Mithra. Asi, lo que dice
Plutarco debe mirarse como una congetura to
talmente infundada."
Los monumentos mas antiguos que se han
descubierto hasta ahora relativos al culto mithriaco no suban del siglo II de nuestra Era. El Freret dice, que la primera inscripcion en que se
habla de Mithra es la dedicacion de un altar eri
gido al Sol bajo el nombre de Mithra, en el ao
ciento y tino de Cristo ; y en otra que no trae
fecha se llama Mithra socio y compaero del
Sol : Dl'O.:::: MithrcE et Sol/ socio; donde se ve
aun conservada la distincion que hacan los per
sas del Sol y de su ngel conductor Mithra:
por lo que me parece que estos monumentos
hallados en Roma, son los que menos distan de
la poca en que este culto se tom de las nacio
nes inmediatas la Persia de la Persia misma,
pero vicindolo con imgenes dolos que no se
admitieron jamas en aquel imperio.
.Por mucha antigedad que se le quiera dar
este nuevo culto de Mithra, nunca podr subir
de la poca que hemos indicado, y todas las ra
zones que hemos espuesto conspiran hacernos
creer, que sus inventores fueron los gnsticos.
Dejamos probado que asi la deidad , objeto de es
te culto , como el local en que se le tributaba,
fueron invenciones de los zorost rico- platnicos.
El sistema de estos era un cuerpo de doctrina
en que se ven combinadas las ideas de Zoroastro
con las de Platon. Versbanse estas sobre las cau

ss y principios del universo, sobre la naturaleza


del hombre y especialmente la de su alma, so
bre el origen de esta, y sobre su destino sepa
rada del cuerpo : en una palabra , componan un
sistema teolgico, cual se ve contenido en los
orculos caldicos ya citados, esplicados la pla
tnica por Plethon y Pselo, del cual sistema se
derivaba una religion , un culto , en que debian
igualmente' combinarse las ideas del legislador
persa con las del filsofo griego. Y asi como al
combinar aquellos dos sistemas de doctrina te
rica , se habian atribuido al primero los funda
mentos principales las bases del nuevo siste
ma , combinado para darle el peso de autori
dad que concilia estas cosas su origen remoto
y distante mucho en tiempos y lugares descono
cidos, casi por esta misma razon se supuso al
mismo Zoroastro autor del nuevo culto, en el
que sin embargo no pens l jamas. Considera
ban, como digimos, estos filsofos en su nuevo
Mithra un objeto sensible del culto material, que
era este Sol que vemos, en el cual adoraban
la segunda inteligencia su Bemiourgos incor
porado en aquel astro , objeto invisible de un
culto espiritual: el vulgo tributaba sus cultos al
primero, los sabios al segundo : el culto de aque
llos era grosero, el de estos simblico mstico.
De aqui la necesidad de establecer misterios en
el culto de Mithra y dos doctrinas, una piblica
y otra secreta que jamas conocieron los persas:
poro misterios y doctrinas del todo platnicas,
como vamos ver examinando las pruebas que

Uo4 5
se hacan en estos misterios para llegar la ini
ciacion , y la doctrina que en esta se enseaba
los iniciados. Y cmo no habia de ser asi, sien
do todo invencion de aquellos filsofos vagamun
dos, criados en las escuelas de Alejandra, cuan
do en ellas no se enseaba otra cosa que esta fi
losofa mista greco -oriental , si se nos permite
Humarla de esta manera?
La razon de celebrarse los misterios mithriacos en cabernas, es mstica segun Porfirio, sa
ber: que representando estos antros el mundo,
y siendo este una prision, un calabozo segun los
platnicos, adonde ha bajado el alma del hom
bre vivir en tinieblas unida la' materia gro
sera de su cuerpo; era natural escoger las caber
nas oscuras y profundas para representar aque
llas fantasmagoras platnicas, en las que se ha
can ver los iniciandos el descenso de las almas
la tierra y su ascenso regreso los cielos. El
local , pues , de los misterios mithriaeos est di
ciendo que su origen la eleccion que se hizo
de l, fue invencion de los nuevos platnicos.
Otro tanto puede y debe decirse de las prue
bas brbaras que se exigan en aquellos miste
rios de los iniciandos. En los comentarios de Hierocles los versos dorados de Pitgoras, versos
muy semejantes los orculos caldicos y que
son posteriores al tiempo de Platon, segun prue
ba el Meiners, leemos lo que segun aquellos fi
lsofos es necesario para purificar nuestras almas
y hacerlas capaces de recibir las doctrinas msti
cas. Los pitagrico- platnicos suponian que la rea

I 4o5 >
teria del cuerpo era el principio de todas las pa
siones que turban la razon , distraen la mente y
manchan la pureza del alma: y de aqui inferan
que el hombre debe debilitar la accion de la ma
teria sobre el alma, mediante los ayunos y otras
taceraciones corporales. Es necesario huir de to
do loque es cuerpo, decia Porfirio, fin de que
pueda el alma reunirse Dios y vivir feliz con
l y bienaventurada. Este era un axioma dedu
cido de los principios de la filosofa platnica,
enseada en el Phedon, y en el libro 7.0 de la
repblica, dice Dupuis , donde este filsofo di
serta estensamente sobre la bajada del alma al
antro-subterrneo, y sobre su cautividad en la
oscura prision del cuerpo, cuyos afectos son para
ella un obstculo gravsimo que le impide con
templar la verdad. De lo que deducia Platon,
que era necesario libertar al alma del imperio
de los sentidos, y preservarla del comercio nti
mo con este su enemigo domstico. Asi, el fin
principal de la filosofa platnica era llevar ca
bo este famoso divorcio, al que Platon y despues
Plotino llamaron muerte filosfica. Este objeto
moral que se proponia la filosofa para llegar
comprender las verdades abstractas, procuraban
conseguirlo los gnsticos mithriacos por medio
de su culto en fuerza de sus operaciones thergicas por las pruebas que precedan la ini
ciacion.
Para facilitar al alma esta elevacion la Di
vinidad trataban de aplicar .al cuerpo los reme
dios de la continencia, de \ps ayunos, y de la

( 4o6 )
abstinencia de ciertos alimentos, ponindolo en
tal rgimen que aminorase todo lo posible su in
flujo sobre el alma. Hierocles en los comentarios
citados nos da por estenso las teoras de estas pu
rificaciones. Siguiendo la doctrina platnica nos
dice que el hombre se compone de cuerpo y
alma , y de una sustancia media entre aquellas
dos llamada vehculo del. alma ochema. Debe,
pues , purificarse el cuerpo : debe purificarse el
ochema: debe purificarse el alma misma. Esta
por el conocimiento de la pura verdad : el oche
ma por el desprendimiento de las cosas terre
nas: el cuerpo por el uso de alimentos ligeros
y sencillos: asi va el hombre acostumbrndose
salir de este lugar destinado las generaciones
y ' la muerte, y marchar y trasladarse los
campos Eliseos. Para purificar asi los iniciandos
obraban de comun la filosofa y la religion en el
nuevo culto. Una y otra conspiraban libertar
al hombre del influjo de !a materia para redu
cirlo una especie de apata religiosa.
ISo me detengo en averiguar la significacion
de los combates mmicos simulados que debian
sostener los iniciandos, enmascarados con cartu
las de diversos animales: pudieron idearse para
inspirarles valor y nimo, y avezarlos la lucha
que su alma debia sostener con las pasiones y
afectos desordenados de su cuerpo, y esto seria
invencion de los platnicos. Podan significar tam
bien la guerra de los espritus buenos contra los
malos , y esto respira doctrinas orientales. Mas
sea de esto lo que e quiera, la doctrina misma

1 407 )
de la iniciacion mithriaca segun nos la indican
Dion Crisstomo y Celso, es platnica sin duda
alguna. A'juel en su oracion treinta y seis Boristnica , que toda respira platonismo segun ya
lo advirti la sagaz crtica de Phocio , dice: "No
hay. cosa mas admirable que los cnticos de los
magos en sus misterios secretos. Celebran estos
las alabanzas del Ser supremo como primero y
mas sabio conductor de la carroza mas hermosa
(esto es del universo) porque dicen que la carro
za del Sol por muy brillante que sea, es inferior
la de Jpiter, pues que es mas moderna que
la de este, y no tan sublime como ella, supuesto
que el Sol es visible los ojos del cuerpo y to
dos le ven girar por el cielo. Ni Homero, ni Hesiodo cantaron tan dignamente la carroza de J
piter. Esta gloria estaba reservada Zoroastro y
sus discpulos. Saben estos esplicar la condueta
de esta providencia igualmente sabia y fuerte,
que antes del origen del mundo prepar los re
sortes mas propios para poner en movimiento
este Todo, y conservarlo en accion ordenada y
continua. El vulgo ignora este movimiento ar
monioso que anima todas las partes del univer
so, y solo ve por sus ojos la carrera del Sol y de
la Luna que gobiernan una sola parte del mun
do (i)." Vemos aqui bien marcadas las dos doc
trinas, el culto grosero del vulgo al Sol visible, y
el mstico de los iniciados la segunda inteli
gencia que en el reside y que llama Jpiter.
(i)

Orat. 36 Borystnica.

( 4o8 ^
Celso en so impugnacion del cristianismo ase
gura que en los misterios mithracos se vean sm
bolos de los movimientos de los astros , y del
trnsito de las almas por los planetas. Consista
el smbolo de este viage de las almas en una es
cala altsima, subiendo por la cual se atravesa
ban ocho puertas hechas de varios metales, que
en sus cualidades remedaban alguna propiedad
de cada uno de los planetas. Es de advertir, que
Orgenes al proponerse este pasage no contesta
el directamente y duda de la existencia de los ta
les misterios mithracos, y llama esta secta
culto oscursimo, lo cual en un sabio tan erudi
to como Orgenes prueba, dice el Freret, que
no exislian tales misterios en el Egipto, al me
nos eran mas secretos que entre nosotros las ini
ciaciones masnicas.
Mas dado que aquellos smbolos fuesen efec
tivamente una parte de la iniciacion mithriaca;
ellos son tambien, como los combates de los en
mascarados , vestigios de la filosofa oriental adop
tados por los platnicos y despues por los gns
ticos, y atemperados las ideas platnicas. En el
Oupnek-hat, se dice, que al salir de este mun
do por la muerte hallan los hombres dos cami
nos, los buenos hianis, los iluminados que han
contemplado Bracma, pasan conducidos por el
Mokel prefecto de la luz, el cual lo presenta
al Mokel del dia, este al de la luna creciente, es
te al del Sol de Primavera y Verano, esto es, al
que habita en el camino que hace el Sol en seis
meses por el hemisferio boreal , y el Sol lo pre

Ho9)
lenta al Motel del rayo, el cual lo introduce
el celo mundo de Bracma del criador en
donde vive feliz eternamente. Por el contrario, los
malos los akanies ignorantes, que vivieron ape
gados las cosas de la tierra , despues de su
muerte toman otro camino. Recbelos el Mokel
del humo ; este los entrega al Mokel de la no
che ; este al de Luna menguante , y ese los po
ne en poder del Mokel que dirige la marcha me
ridional del Sol en los seis meses de Otoo In
vierno. Este los conduce al Mokel encargado de
las almas de los padres, y este los coloca en la
Luna. Alli sirven de criados los ngeles con lo
cual reciben el premio correspondiente las po
cas obras buenas que hicieron. Entonces atravie
san la atmsfera, vuelven la tierra, y en cas
tigo de sus malas obras caen en el infierno que
hay para ellos en este mundo, y consiste en vi
vir en figura de gusanillos, de mariposas, per
ros, culebras, alacranes y otros vichos de este
jaez. Estas son las dos vias una del Paraiso y otra
del infierno.
El Guines, versadsimo en lenguas y antige
dades orientales, en el extracto que bace en su
memoria sobre los samanos , de una obra india
na titulada Anbertkcud , copia ciertas frmulas
que presencia de ciertas figuras deben pronun
ciarse dirigindose los siete planetas por cuyo
influjo recibe el alma ciertas cualidades. La figu
ra dedicada Saturno le inspira inteligencia , la
dedicada Marte la libra de enemigos. Jpiter
nos hace zahories y nos preserva de hechizerias,
Tomo II.
52

el "Sol nos hace' grandes , nobles' y venerados


tu i i- Venus, felices en los amoros. Mercurio en
va sos genios que nos instruyan y defiendan, y
la Luna preserva los mortales del nial caduco
y de las picaduras de animales ponzoosos.
Estos son mi parecer los embriones miste
riosos del sistema mstico-astrolgico respeto los
caminos de las almas y los influjos que en ellas
ejercen los planetas, de los que adquirieron noti
cia pudieron adquirirla los filsofos de la Gre
cia de resultas de la espedicion de Alejandro la
India , asi como la tuvieron del sistema de Zoroastro por los dos magos llamados ambos Bosto
nes, el que trajo Xerxes consigo, y el que vino
de la Persia con el mismo Alejandro. Veamos
ahora estos mismos embriones fecundados en las
fantasias platnicas, y dados luz revestidos de
mil primores y nuevas perfecciones.
"Empujadas las almas, dice Macrobio, desde
el Zodaco, y precipitadas de la via lactea hasta
las esferas inferiores de los planetas, al pasar por
ellas van revistindose de aquellos ropages lumi
nosos de aquel vehculo que digimos llamaban
los platnicos Ochema, y van adquiriendo las cua
lidades de que han de estar adornadas en la tier
ra. En Saturno, reciben la inteligencia : en Jpiter,
la fuerza para obrar: en Marte, el valor osado:
en el Sol , la sensibilidad imaginacion : los de
seos en Venus : la elocuencia en Mercurio , y la
potencia generativa en la Luna. Esto es al bajar
del cielo la tierra : pero como en esta vida con
traen resabios viciosos de que deben estar depu

Un)
radas para volver al cielo; cuando suben l, van
dejndose en esas mismas esferas los vicios y ma
los hbitos que contrajeron en su vida mortal. En
la Luna, la lascivia: en Mercurio, los fraudes y
maquinaciones malignas: en Venus, el amor a los
placeres: en el Sol, la ambicion insaciable: en
Marte, la temeridad : en Jpiter, la codicia : en Sa
turno , las mentiras y engaos. Y entonces pene
tran los cielos desnudas de todo movimiento des
ordenado para alabar eternamente Dios." Pue
de estar mas claro el origen y valor de las ocho
puertas de la caberna mithrjaca correspondientes
los siete planetas y al encumbrado Empreo, y
los siete grados de la iniciacion Mithraca que
admite Dupuis, en cada uno de los cuales iba el
iniciando depurndose de los vicios de que cada
planeta curaba al alma por su especial virtud?
Pero en los misterios mithriacos se encuen
tran ademas de las ideas platnico-orientales, ce
remonias y ritos muy parecidos los del cristia
nismo. Para acertar de donde pudo venir esta
me7xla , recordemos lo que deciarnos antes: que
muchos gnsticos abrazaron el cristianismo y ha
biendo luego separdose de la Iglesia , introduje
ron en sus concilibulos y en su culto varias co
sas de las que habian visto en el culto cristiano.
Esta es una verdad que confiesan todos los eru
ditos investigadores de las opiniones y sectas fi
losficas y religiosas de aquella edad, y compro
bada por infinidad de monumentos, que conser
vados hasta el dia, no dejan duda alguna acerca
de los introductores de los ritos cristianos en los

misterios de Mithra. Pues desde el primer siglo


de la Iglesia y casi desde el nacimiento del cris
tianismo, se acercaron movidos de curiosidad
muchos de estos filsofos gnsticos, y simulando
pedir de buena fe el bautismo, como lo hizo
aquel Simon mago quien pone San Ireneo por
el primer gnstico, que habiendo abrazado la Re
ligion cristiana se separ de la Iglesia para fun
dar una nueva secta ; pretendieron combinar las
doctrinas del gnosismo con los dogmas del Evan
gelio. Este Simon tuvo por discpulo Menandro:
este se sigui Saturnino , Basilidcs , Carpocrates,
Valentino y otros muchos fundadores de nuevas
sectas heregas, adiccionadores de las de sus
maestros, los cuales se les di en la Iglesia la
comun denominacion de gnsticos, para indicar
su verdadero origen y procedencia.
Estos hombres arrojados de la Iglesia y aun
de la sinagoga, mal avenidos con las divinidades
adoradas entonces por los griegos y los romanos,
sin disposicion ni espritu para arrostrar el mar
tirio por no sacrificar los dolos ; tomaron el
recurso para salvar la vida sin abandonar su
doctrina , de conformarse con el culto pblico,
pero dndole un giro, una significacion, un sen
tido mstico acomodado sus ideas en orden
la Divinidad y sus doctrinas filosficas. Asi tri
butaban sus cultos las divinidades patrias del
pas , pero tasformadas en las que ellos recono
can. Dejaban subsistir los nombres: pero la his
toria de la Divinidad era nueva y nuevas las ce
remonias de su culto. Asi como los griegos al

( 4i3 1
adoptar el culto de Isis egipcia la convirtieron,
segun Dupuis , en su Ceres griega ; asi los gns
ticos de Egipto apstatas del cristianismo, simu
laban el culto de Isis aplicndole esta divini
dad muchas cosas de la Virgen Mara. Los grie
gos habian convertido en Baco griego al Osiris
egipcio. Los gnsticos mismos convirtieron Serapis en su Demiourgos, al que aplicaban tam
bien algunas cosas propias de Jesucristo. Mithra
era una deidad adorada por algunas provincias
contiguas la Persia, segun digimos, y en su cul
to se habian introducido ya acaso ciertas cere
monias se habian establecido misterios propios
de las doctrinas tericas que se habian combinado
con la idea original que de aquel Mithra se tuvo
al principio : pues de estos gnsticos mismos, los
que vivan en estos pases donde estaba en boga
este nuevo culto, despues de separados de la Igle
sia, continuaban tributndoselo Mithra , y don
de pudieron agregaron las ceremonias estable
cidas otras nuevas tomadas del cristianismo, con
lo cual seducan muchos incautos y los hacan
cmplices de su apostasa, y daban aquellos
misterios cierto aire de novedad que atraa
ellos mayor nmero de pretendientes y de iniciandos. Aun despues en la India, bien fuesen
los precursores de Manes, Manes mismo, 6
quiz sus discpulos, usaron de este mismo ardid
como not el Guines y prueba largamente el
eruditsimo Georgi en su alfabeto tibetano.
San Ireneo y San Epifanio, hacen mencion
de muchas de estas ceremonias cristianas, que

( 44 )
consejaron los gnsticos apstatas y las estahlecieron en sus misterios gentlicos. Ellos bautiza
ban pronunciando frmulas brbaras las que
daban interpretaciones msticas. Ungan con opob Isa ido sus clientes, diciendo que aquella un
cion era seal de cierta suavidad suprema. Ma
chos de ellos condenaban el matrimonio y exi
gan el celibato, al menos en los que componan
la clase superior de su secta. Condenaban oros
el uso del vino, y queriendo conservar en sus
concilibulos un simulacro de nuestra Eucarista,
sustituyeron el agua, que con el pan ofrecan
con falsa consagracion en sus oblaciones. Coa
aquello de la corona que ponian sobre la ca
beza del recluta mithriaco, quisieron tal vez re
medar alguna de las ceremonias usadas en li
Iglesia con los catecmenos. A las purificaciones
platnicas de que hablbamos antes , usadas en
los misterios de Mithra anadieron ellos algunas
otras prcticas de la Iglesia con respeto los pe
nitentes.
Tal es el origen de todas las ceremonias y
ritos cristianos que se encontraban en los tem
plos de Isis y de Ssrapis en Egipto, despues de
la venida de nuestro Redentor y en algunas cabernas mithriacas. De la Iglesia los llevaron
aquellos lugares los falsos cristianos quernose
iniciaron en la doctrina del Evangelio ni reci
bieron los sacramentos de la Iglesia sino con la
danada intencion de abusar despues de ellos pro
fanndolos sacrilegamente, si los recibieron de
buena fe, apstatas despues de su religion por

Ui5)
no atreveTse ser vctimas de ella, por otros
motivos detestables, entregaron puercos in
mundos las preciosas margaritas de la Iglesia, y
el pan de los hijos los perros rabiosos. Estos
fueron los ladrones, los plagiarios sacrilegos. La
Iglesia rica con su culto sencillo, espiritual y di
vino, no mendig jamas ni admiti la mas leve
ceremonia de las que se le imputan haber co
piado de los gentiles, que haya podido amanci
llar su pureza y su santidad. Y con esto basta
cualquiera iinparcial para desvanecer toda esa
baraunda de cosas que el Dupuis acina como es
pesa metralla contra nuestra sagrada Religion,
estando yo seguro de que todo el que se tome
el trabajo de profundizar en esta materia, halla
r mayores motivos y mas fuertes razones en
que afianzar mas y mas su convencimiento.
Mas como no todos podrn dedicarse este
estudio, aadir lo que llevo espuesto varios
hechos que nos ofrece la historia, y algunos mo
numentos tan irrecusables, cuales no se encuen
tran en mayor nmero ni mas evidentes para
comprobar ningun hecho histrico de la antige
dad. Sin ellos todava se haria dificil de creer
que hubiese podido adoptarse por hombres que
habian profesado la Religion cristiana , aquella
portentosa religion del Egipto de la que tanas
veces hemos hablado, y que estos hubieran sido
capaces de mezclar las monstruosidades de esta
religion estravagane con los sagrados misterios
del cristianismo. Pues esto es sin embargo lo que
hicieron desde el segundo siglo de la Iglesia los

U<6 5
gnsticos baslidianos y valentnianos. De lo que"
presentar una otra prueba.
Uno de los argumentos con que Dupuis in
tenta probar que la Virgen Mara es copia de la
diosa Isis, est tomado de una ceremonia muy
antigua en Egipto, donde suponiendo que Isis
habia dado luz Harpocrates hcia el solsticio
de Invierno, celebraban en ese dia su parto, esto
es, el veinte y uno de diciembre, y este dia sa
caban los sacerdotes de lo interior del templo al
Harpocrates recien -nacido, esponindolo la ve
neracion del pueblo. Ut parvulus z'idcatw , dice
Macrobio, hiemmali solstitio qualem Rgiptii proferur ex ad/'to dia certa : quod tune brerissrnus
dies veluti parculus et injans videatur. Costum
bre que cita San Doroteo en la vida de los profelas, y que refiere como testigo ocular el autor
del Cronicon Alejandrino, al menos dice que se
conservaba en su tiempo.
Si admitisemos como cierto el origen que
asignan aquel y este la ceremonia citada, el
argumento que deduce de ella Dupus se convertia contra l mismo, perda por lo menos
toda su fuerza. Doroteo dice en su Sinopsis de la
vida de los profetas bablando de Jeremas. "Este
anunci los sacerdotes egipcios que algun da
serian derribados y desechos sus dolos por un
Salvador nio, que naceria de una Virgen y se
ria reclinado en un pesebre." Por lo cual aun el
dia de boy ponen la imagen de una virgen en
un lecho y al infante en un pesebre y lo ado
ran. Y habindoles preguntado el rey Ptolomeo

I r7 )
porque hacan aquello, respondieren que aquella
ceremonia encerraba un misterio que ellos por
tradicion habian aprendido de sus mayores,
quienes se lo habia enseado el santo profeta
Jeremas. El autor del Cronicon Alejandrino que
descubri en Sicilia nuestro Gernimo Zurita , co
pia al pie de la letra lo que dice el Doroteo , y
ambos tomaron alguna parte de lo que dicen
de San Epifanio, que en la vida de* Jeremas so
lamente dice que aquel profeta anunci los sa
cerdotes egipcios , que llegara tiempo en que
caerian todos sus simulacros y serian derrocados
todos sus dolos, cuando entrase en Egipto con
su liijo infante una virgen y madre semejante
Dios. Ubi .Egiptum ascendet cum suo infante
Jfirgo ennixa Deo similis.
Pero es el caso que los ilos primeros autores
pitados no merecen fe alguna en cuanto dicen
acerca del origen de esta ceremonia , y aun lo de
la profeca de Jeremas los sacerdotes egipcios
que cita San Epifanio, tiene en mi corto enten
der, graves diiicultades. Porque suponiendo que
aquel Santo se gui en muchas cosas, como l
mismo confiesa, por lo que oy decir muchos,
de los cuales unos diran verdad y otros no : c
mo es posible que el Santo Profeta profetizase
asi en el Egipto, y que su profeca hubiesen
dado asenso los sacerdotes del pais, cuando el
mismo San Epifanio conviene en que fue perse
guido alli aun por los mismos julios, los cuales
aborrecindole por que les reprenda sus vicios
y les anunciaba castigos del ciclo, lo despreciaban
Tomo 1L
53

como S un misantropo, un fantico, hasta qm


tarle la vida apedrendolo , en cuyo torment
muri martir de la verdad ? Tal vez los que su
girieron esta especie San Epifanio, se equivo
caban confundiendo Isaas con Jeremas, y en
tendiendo en diverso sentido del inmediato y li
teral lo que aquel habia escrito en su captulo 19.
Ecce Dominas ascendet super nubem lecem , et
ingredieur JE g/'ptum. et commovebuntur simula
cro Egipti facie eus. Pero sea de esto lo que
fuere, acerca de lo que no me atrevo yo resolver,
lo que me parece absolutamente falso es el enla
ce que hacen Doroteo y el cronista de Alejandra
de aquella profeca con la ceremonia de que va
mos hablando. No hay autor eclesistico de al
guna crtica que no desprecie al Pseudo-doroteo
y su Sinopsis, mirndola como un tegidode estravagantes fbulas. Para convencerse de esto no
hay mas que leer dicha Sinopsis, dice el Belarmino: Consulat lector f/uas iste auctor scribit::::
in vita Jercmice: : : et in summa sciat ab istomimerari inter "i discpulos Christi omnes (ut ab
Apostolo Paulo nominantur , etiam s Ethnicifueri/it vel fcininee , et illos omnes non solum disc
pulos Domini. , sed etiam Epscopos facere ().
Pues al autor de esta obra que probablemente se
escribi mediados del siglo V, y casi por los
tiempos de Macrobio, copi fielmente el Croni
con de Alejandra, no menos fecundo en papar
ruchas que aquel. Asi que, no merecen crdito
(i)

De Scrip. Eecles.

( 49 )
ano ni otro en lo que dicen acerca de la profe
ca de Jeremas, ni de la pregunta del Rey Ptolomeo y respuesta de los sacerdotes. Mas por lo
que hace la ceremonia usada en Egipto en el
nacimiento de Harpocrates, como el autor del Cro
nicon dice que se conservaba en su tiempo, y
Macrobio habla tambien de ella, no me atrevo
negar su esistencia. Conviene empero indagar su
antigedad para saber cual pudo ser su origen.
Describe Plutarco en su tratado de Isis y Osiris menudamente todas las festividades que se ce
lebraban en el Egipto en honor de aquellas di
vinidades, y las ceremonias de cada una: y aun-?
que cita la opinion de algunos sacerdotes que de-i
can que Isis habia dado luz Harpocrates*
hcia el solsticio de Invierno; empero aade que
no por eso se celebraba el parto de Isis en aque
lla estacion, sino en el equinoccio de Primavera,
y refuta como ridicula semejante opinion: y ana.de, que en el dicho solsticio solo se ofrecan la
deidad unos cogollitos verdes de habas como pri
micias de la nueva vegetacion. Eodern pacto <./gares quo/ue et modestas sententias refellemus
eorum qui::: dicunt Isim;:: peperisse Harpocratem sub solstitiurn Hybermim. imperfvxtum ac r&centem qaod tune prcevii flores et germina prima
enascuntur ; ideoque ei fabarum nascentium primitias offerunt. Dies autcm puerperii eius post
aquinotium vernum solemnes agunt ( i ). Y tratan
do de las fiestas del mes de diciembre solo habla
(i)

De Iside, pg. 377.

{ 420 5
de Va que llamaban indagacion, y busca de Osris del Sol considerndolo sumergido en lo mas
profundo de su carrera por el hemisferio austral.
Hacia el solsticio de Invierno, dice, llevan una
baca y la hacen dar siete vueltas al templo, y lla
man esta ceremonia busca de Osiris vueltas
del Sol, indicando en ella los deseos de Isis de
las lluvias humedad del Invierno, aquamhyeme desiderante dea , y las vueltas que dan son
siete para significar que al stimo mes se volve
r ver el Sol encumbrado en el mas alto pun
to que puede subir en el hemisferio boreal en
el solsticio de Verano que es cuando celebraban
en Egipto, segun el mismo Plutarco, las fiestas
natalicias de los ojos de Horo, el Sol y la Luna.
Ultima die rnensis Epiphi Sole et Luna in eadem
linea coeuntibus ferias agunt, natalitias oculorum Ori: quippe non Lunam modo, sed et Solem
oculum , Lumcnque Ori censentcs (1).
Este silencio de Plutarco respecto la cere
monia Egipcia que refiere Macrobio es para mi
de tanta fuerza en atencion la proligidad de
aquel y su exactitud en una obra en que ex pro
feso trata el asunto y debi tocar dicha ceremo
nia ; y refiriendo otras que se celebraban en los
dias que se asignan aquella ; que me hace creer
que todo aquello de 'la diosa, de parto y del in
fante que los sacerdotes sacaban de lo mas secre
to del templo para esponerlo la veneracion del
pueblo fue cosa introducida despues de la edad
(i)

De Iside , pg. 372.

de Plutarco que sabemos floreci principios del


siglo II de la Iglesia : bien que estuviese ya en
uso en tiempo de Macrobio que vivi en los tltimos aos del siglo IV en tiempo de Teodosio
el grande en cuya corte obtuvo un empleo. De
biendo , pues , fijarse la introduccion de esta cere
monia los fines del siglo II cuando mas, qui
nes pudieron ser sus inventores sino los gnsti
cos del Egipto?
Los doctores orientales salieron de la oscuri
dad en que habian estado hasta entonces en el
reinado de Adriano, y reunidos formaron, dice
el Mosheim (i), en muchas provincias asam
bleas considerables. La historia antigua nos ha
bla de muchas de estas sectas semicristianas de
las que apenas conocemos los nombres por los
que solamente se diferenciaban acaso: no obstan
te, hay una division general que puede* tenerse
como real y efectiva, y comprende las dos ramas
principales que hicieron mas ruido entre la mul
titud de sectas casi infinitas que brotaron de un
mismo origen. La primera de estas dos ramas
pareci en el Asia::: La segunda que tuvo por
fundador Basilides, se form en Egipto: y era
una mezcla estra vagante de las doctrinas orien
tales con la religion de aquel pais llena de su
persticiones y estra vagancias. "De estos gnsticos
dice San Epifanio , que habian escrito varios evan
gelios y otras obras apcrifas en las que mezcla
ban las verdades de la religion y los hechos cier(i)

Hist. Ecctes. Tom. i? pg. 224.

( 422 )
tos referidos por los apstoles con un frrago
abominable de disparatadas fbulas, y cita entre
oros el evangelio de la perfecion , las profecas
de Adan y de Setb, el evangelio de San Felipe,
las interrogaciones y la genealoga de la Virgen
Mara, Stirps Mar/ce, en la que cuentan cosas
horrendas y perniciossimas. Y es de creer que
aqui en otra parte mezclasen con lo que los
egipcios referan de Isis lo que refieren de Mara
Santsima nuestros evangelistas. Y como se crea
por algunos sacerdotes de Isis que esta diosa habia dado luz Harpocrates nio tierno y d
bil en el solsticio de Invierno; estos gnsticos bas lidanos sustituyeron en sus concilibulos la
ceremonia de la investigacion de Osiris, que se
celebraba en aquel dia en tiempo de Plutarco, la
del Nacimiento de Jesucristo de la Virgen Mara
en los trminos que la pintan Macrobio y el Cro
nicon Alejandrino, hacindoles creer los idla
tras que celebraban el nacimiento de Harpocra
tes hijo de Isis en aquel dia.
Puede citarse tambien en prueba de esta ver
dad que vamos demostrando, una carta del em
perador Adriano al consul Serviano, que nos ha
conservado Flavio Vopisco en la vida del tirano
Saturnino, cuyo tenor.es el siguiente. "Adriano
augusto Serviano consul salud. Aquel Egipto
que tanto me alababas, Serviano carsimo, lo he
hallado ligero, voluble y que se" va y se viene
con cualquier rumor nuevo de fama popular.
Los que adoran Serapis son cristianos, y se
consagran al culto de este dios los que se apelli

I 4^1
dan obispos de Cristo. No hay all ningun archisinagogo de los judos, ningun samaritano, nin
gun presbitero de los cristianos, ningun matem
tico, ni adivino, ni bautizados. Aun el mismo
patriarca cuando viniere Egipto se ver obliga
do por unos adorar Serapis , por otros tri
butar sus cultos Cristo. Es en una palabra una
nacion sediciossima, vansima, insolente, etc/'
Toma Dupuis ocasion de esta epstola para,
decir, que el emperador Adriano daba en cara
los cristianos con que adoraban al Sol bajo el
nombre de Serapis. Pero las reflexiones que bace
sobre ella el P. Montfaucon bastan para desvane
cer esta objecion de Dupuis, y demostrar por su
contesto la abominable mistura que empezaban
hacer los gnsticos del culto cristiano con la
religion del Egipto. Cmo puede entenderse, di
ce aquel sabio, refutandola opinion de Casaubon
y Salmasio, que creyeron que hablaba Adriano
de algun patriarca cristiano? cmo puede enten
derse que fuera necesario violentar ningun pa
triarca cristiano para que adorase Cristo? Es,
pues, claro que el emperador habla del patriarca
de los judos. Pues en aquel tiempo los judos
tenan sus patriarcas como se deduce de los tes
timonios de San Epifanio, de Orgenes y de otros
autores. Mas entre los cristianos no hubo patriar
cas hasta algunos siglos despues. Lo que dice el
emperador, que se consagraban Serapis los que
se llamaban obispos de Cristo, es absolutamente
improbable increble. Algunos entre los hereges se apellidaran obispos se atribuiran esta

dignidad, tal vez alguno algunos obispos


.cristianos habran caido en tan miserable apos
tara. Ello es que el cristianismo de Egipto por
los aos de Adriano est tan oscuro, que solo
adivinando podemos hablar de l. Con mas fun
damento puede decirse que el emperador solo
adquiri noticias muy superficiales y vagas de
aquel culto, como se ve por lo que aade que
tio habia sacerdotes de Cristo en el Egipto. Como
quiera que ello sea, la mezcla del culto de Cristo
con el de, Serapis se asegura tan claramente eu
el principio de la epstola, que no admite duda
haberlo sabido el emperador con certeza (i).
Pues lo que evidencia esta mezcla de la Re
ligion cristiana con el culto no solo de Serapis
sino de las demas divinidades egipcias, con el de
Mithra y con casi todas las que se adoraban por
los idlatras de los principales pueblos del mun
do , son aquellas piedrezuelas llamadas Abraias,
porque esta es la voz qe se halla esculpida en
ellas con mas frecuencia, al paso que nos descu
bren los inventores de estas combinaciones sa
crilegas. "Apenas hay un muso en Europa, dice
el P. Montfaucon (2), donde no se conserven in
numerables piedras, en las cuales con los nom
bres sagrados de Jao , que es el mismo de Jehova,
Sab.iot, Adonai, y mas menudo con el de Abraxas, se ven esculpidas varias figuras, gallos, per
ros, leones, monos, sphinges. Vnse igualmente

(O
(2)

Antig. explic. Tom. 2? ib. 3? c. 1? pg. 354Ibid.pg. 353.


. ..

.
n*5 j
en ellas Isis, Osiris, Serapis, Harpocrates,
Canope, escarabajos, y en una palabra, cuantos
avechuchos adoraron por dioses los egipcios. Hay
Abraxas que llevan un leon con una abeja en la
boca. Con el leon significaban Mitbra, y en la
abeja indicaban el hecho de Sanson. Hay Abraxas
con figuras de dioses griegos y romanos: en otros
se ven escritos los nombres de Mchael, Satoviel,
Gabriel, Barrabas, Jesucristo, Ananas. Los hay
con un hombre montado en un toro como Mithras, y otros con el sacrificio de Abrahan, todos
los cuales pueden verse perfectamente grabados
en el Montfaucon. Todos estos Abraxas eran otros
tantos talismanes, amuletos medallas que re
partan aquellos hereges los infelices que te
nan embaucados con sus errores , asegurndoles
mil bienes que les resultarian de llevarlos consi
go, y que se preservaran de varias enfermedades.
Ahora oigamos los testimonios de los Padres
que nos digeron cuales habian sido los autores
de estas supercherias. San Ireneo nos dice ha
blando de los discpulos de Basilides, que estos
distribuan los lugares respectivos que ocupaban
sus trescientos sesenta y cinco cielos , por el mis
mo orden que les asignaban los matemticos;
porque tomando de estos sus teoremas los tras
ladaron su sistema, acomodndolos l y vis
tindolos del caracter propio de su doctrina : fi
nalmente decian que el prncipe de todos esos
cielos era el Abraxas, y que por eso encerraba
en s el nmero trescientos sesenta y cinco. Y
Tertuliano en su tratado de Prescripciones cuenTomo II.
54

( 4=6 )
ta que Basilides llamaba al Dios supremo Abraxas por quien habia sido criada la mente in
teligencia llamada l*soun. De esta habia emana
do la palabra, de esta la procidencia, de la pro
videncia la virtud y la sabidura , de estas los
principados, las potestades y los demas ngeles
los cuales eran casi infinitos , y que estos nge
les habian formado los trescientos sesenta y cin
co cielos. Pues entre los ngeles mas bajos de los
que criaron el mundo, coloca al Dios de los ju
dos, esto es, al Dios de la ley y de los profetas,
que niega fuese Dios sino ngel. San Gernimo
hace varias veces mencion del Abrasas de los ba-
si lidanos, y en su comentario sobre el profeta
Amos pone estas palabras: "Basilides da al Dios
supremo el nombre estravagante de Abrasas y
dice que est colocado y circunscripto en la r
bita del Sol, por cuanto las letras de aquel nom
bre comprenden el nmero de dias que gasta el
Sol en su carrera anua. A este Dios le llaman
Mithra los gentiles, voz que abraza el mismo
nmero que Abraxas." Lo que esplica San Agus
tn diciendo, que la voz Abraxas jra muy sagra
da para Basilides y sus discpulos, por cuanto sus
letras griegas consideradas como notas numera
les y dndoles cada una el valor que tienen en
aquella lengua , componen el nmero trescientos
sesenta y cinco; y lo particular es que escrita la
voz Mithras como se ve en muchos monumentos
del tiempo de los basilidianos asi , Meitras , sus
letras suman tambien en griego los mismos tres
cientos sesenta y cinco. Por donde se echa de ver,

( "4*7 )
contina el P. Montfaucon , como cosa cierta , que
aquellos pseudo-cristianos adoraban al Sol bajo
los nombres de Abraxas y de Mithras, y aun pen
saron que Jesucristo verdadero Sol de justicia
era ese mismo Sol material que vemos , de lo
cual hacen fe muchas de esas piedrecitas que es
tamparemos mas adelante. En seguida cita el
Montfaucon San Justino y Tertuliano, que
de las semenjanzas que dimos ya entre los mis
terios mithriacos y el culto cristiano, inferian los
robos sacrilegos que habian hecho la Iglesia de
sus ceremonias las mas sagradas los gnsticos se
ducidos por el demonio.
Habia opuesto Celso las ceremonias cristia
nas el culto y los misterios de Mithras : decia
que en aquellas habia tambien las siete puertas
que se vean en estos, infera de aqu que los
cristianos ramos unos ridculos remedadores del
culto, que llama l, prsico. Orgenes le contesta
lo que ya vimos, y anade: "Como quiera que an
tes de ahora no se desde, Celso, de citar los
hereges y heregas que habia conocido : aqui en
este caso cuando debia hacerlo mas bien , pues
sabia cual era la herega de que iba tomar la
descripcion de los misterios cristianos, lo call
muy reservadamente , mas en su narracion echo
yo de ver, dice Orgenes, que fue tomar esta
descripcion de los misterios cristianos de la secta
oscursima de los ophitas. Nosotros hemos dado
con ella, y hallamos all figmentos humanos como
dice San Pablo. Tienen estos hereges un diagramma en el cual estn pintados diez crculos unos

( 4=8 )
dentro de otros.- Al mas excntrico llaman Le.viatan el alma universal , al mas interior Behemoth. Una^ lnea negra que significa el infier
no atraviesa todos estos crculos. Dicen tambien
estos hereges, que hay siete ngeles que acom
panan las almas al salir de sus cuerpos: adoran
la serpiente que enga Eva , porque dicen
que ella fue la que ense nuestros primeros
padres la ciencia del bien y del mal : aborrecen
Jesucristo y no admiten en su secta ninguno
sin que antes lo haya execrado y renegado de l.
El autor de esta secta fue un Eufrates. Viniendo
despues hablar de los siete espritus principa
les qe los cristianos no nombramos siquiera,
los enumera por el mismo orden con (pie se en
cuentran en los diagrammas phicos. El prime
ro tiene figura de leon, y le llaman Miguel: el
segundo de toro, y en el diagramma he visto
que es llamado Suriel : el tercero de dragon anfi
bio serpiente , al que llaman Rafael : el cuarto
de guila, y es llamado Gabriel: el quinto de
oso, y es Thaut-habaoth : el sesto de perro, yes
Erataoth : el stimo de Asno y es llamado Onoek
Oigamos ahora lo que segun ellos debe decir el
iniciado despues de haber salido de la morada
de los vicios y haber atravesado las puertas de
Jos prncipes. Saludo al rey de una sola costum
bre : vinculo de la ceguedad : olvido incircunspscto : saludo al primer poder, conservado por d
espritu de providencia y por la sabidura, del
que se desprende et rayo de. luz, det Hijo y del
Padre. La gracia sea conmigo: asi sea padre:

I 4*9 }
sea conmigo : y con esto dicen que estan ya entre los principados de la Ogdoade. Repiten salu
taciones no menos estravagantes al llegar la re
gion de cada uno de los otros ngeles, seme
janza de la que se lee en algunos Abraxas. Dame
la gracia y la victoria porque he pronunciado
tu nombre oculto inefable (i)."
El glorioso mrtir y obispo de Leon San Ireneo, que estudi fondo los delirios de los gns
ticos para refutarlos con el debido conocimiento,
va sealando en el captulo i9 de su libro 2.0
las cenagosas fuentes de donde bebieron sus er
rores, y concluye diciendo. "Estos hombres no
solo son miserables plagiarios de los cmicos grie
gos publicando como suyas las sentencias y di
chos de aquellos, sino que han reunido todo lo
que encontraron en los autores que no conocie
ron el verdadero Dios, y llamamos filsofos, y
de sus doctrinas y varios sistemas formaron un
tejido compuesto de inmundos paizuelos, dn
dole con fementida agudeza de estilo un colori
do nuevo, no teniendo en s mas novedad que
el arte con que supieron zurcir aquellos viejos
retazos de sentencias perniciosas impas (2)."
Concluyamos tambien nosotros una discusion
en la que nos hemos estendido algo mas, por
considerarla muy importante para rebatir con
solidez nuestro adversario, y concluyamos re(i) Orig. Contra Cetsum. Lib. 6?
(2) Irene, adv. hceres. Lib. 2? c. i9. vase San Epifauio , haresi 31.

( 43o )
duciendo todo lo dicho pocas y sencillas pro
posiciones, que abrazen toda la discusion y pre
senten sus resultados segun el orden natural que
les corresponde.
i. "
Los griegos adquirieron noticia de la doc
trina de Zoroastro por aquel archimago Hostans que trajo consigo Xerxes la Grecia (i): y
despues de resultas de las espediciones de Ale
jandro la Persia y la India, tomaron conoci
miento de la religion y ciencias de los bracmanes y de los magos, y desde entonces empezaron
apropirselas esplicndolas conforme los sis
temas que habian estudiado en sus escuelas, es
pecialmente los de Pitgoras y Platon.
2. a
Esta combinacion de doctrinas ensayada
en la misma Grecia se hizo con mas libertad en
Alejandra, luego que de Atenas pasaron aque
lla ciudad los filsofos griegos, convidados por
la proteccion que dispens los sabios Ptolonieo
Filadelfo. Separados alK de sus escuelas pudieron
con mas desembarazo desfigurar los dogmas de
la filosofa griega, y estudiando mas fondo los
sistemas orientales, hacer de aquellos y de estos
una combinacion mas ntima, de la que resulto
un sistema mas homogneo que podemos llamar
griego-oriental platnico-zorostrico.
3C*
Para acreditar este nuevo sistema lo es
tendieron y publicaron en varias obras que atri
buan los antiguos sabios asi griegos como
(3)
PUnio.

Has* el cap. i? del tib. 30 de ta Histo. nat. de

U35
orientales, por ejemplo, los dilogos titulados Pimander y Asclepio, los versos de oro, los or
culos caldicos, y en otros muchos escritos que
ya no existen de Hermippo, Eubulo, Teopompo, etc.
4.a
Lanzados de Alejandra estos filsofos por
Ptolomeo Psicon Barrigon, se diseminaron por
todo el Oriente, penetraron hasta la Caldea, la
Persia , la Siria , la Fenicia , la Palestina , y en
todas estas regiones dndose por sabios ilumina
dos se apropiaron el nombre de gnsticos.
. 5.a
Estos gnsticos para conciliarse la estima
cion y aplauso de las provincias en que fij ca
da uno su residencia, adoptaron sus dioses, su
religion respectiva y sus supersticiones : trabaja-1
ron en darle aquellos cultos idoltricos que ha
llaron establecidos, un aire de misticismo, espiritual izndolos, digmoslo asi, y enseando las dos
doctrinas pblica y secreta , comunicaban esta
los iniciados en los misterios que al intento esta
blecieron en varios pases, y entonces comenza
ron los misterios de Mithra.
6.a.
No solo hubo gnsticos que establecidos
en la Palestina quisieron amalgamar la religion
judaica con su filosofa , sino que comenzndose
propagar la Religion cristiana, muchos de ellos
se acercaron examinarla de mala fe ; y despues
querindose atraer la muchedumbre de prosli
tos que se entraban en la Iglesia , fundaron sec
tas y establecieron misterios gentlicos en la rea
lidad como lo eran los de Mithra Isis*, pero
adornados con ciertas ceremonias y ritos cristia

I 432 3
nos con que seducan los simples incautos, y
este es el origen de las ceremonias cristianas que
se vean en aquellos misterios en algunas parles.
7.*
Asi como los alejandrinos y los primeros
gnsticos habian procurado acreditar sus nuevos
sistemas y misterios religiosos, publicando obras
bajo el nombre de los sabios antiguos: del mis
mo modo estos gnsticos pseudo-cristianos cuida
ron de captarse autoridad para con sus discpu
los, especialmente con los cristianos apstatas,
publicando aquel frrago infinito de obras espu
rias citadas por los santos Ireneo y Epifanio, con
denadas por SanGelasio, de las que por desgra
cia aun quedan algunas no tan generalmente
desacreditadas como debian estarlo.

c 433 5

iice_v.

Verdadero origen de las principales


ceremonias del culto cristiano.

Si queremos indagar la naturaleza esencia del


culto esterno en general sin contraemos al de al
guna especial religion, veremos que es un lenguage en parte de accion y en parte de sonidos
articulados con el cual significamos espresamos
los sentimientos de que est penetrado nuestro
corazon respecto al objeto que nos dirigimos,
que es Dios. El temor, la esperanza llevan los
hombres al pie de los aliares, para rogar Dios
los libre de los males que temen , para pedirle
los bienes que desean y esperan recibir de l. Es
tos ruegos y splicas suponen en el espritu de los
que las hacen la idea de un Ser sabio, bueno, li
bre y omnipotente al que se dirigen; y esta idea
produce en ellos necesariamente afectos de respe-i
to y veneracion hcia l : para conciliarse su bene
volencia, para auyentar de s los males que temen,
Tomo II.
55

1 434 )
procnran hacerselo propicio con dones que le ofrfr
cen , y tributarle aquellos homenages que creen
le sern gratos. Si se consideran ellos mismos cul
pables de algun crimen que pueda atraerles el
castigo de la Divinidad, cuidan de espiarlo por
los medios que juzgan propsito para desagra
viarla , y procuran presentarse ante sus aras lim
pios y puros de toda mancha de pecado que pue
da hacerlos indignos de los beneficios de su Dios.
Si consiguen los bienes que le han pedido, se
libran de los males que les amenazaban por un
efecto de la divina proteccion, entonces natural
mente conciben sentimientos de gratitud en los
que van envueltos afectos de amor, de confianza
y aun fe. Porque es natural al hombre creer po
deroso, sabio y bueno aquel que asi nos ha
favorecido, y confiar en su bondad por las garan
tas que de ella nos ofrece en los bienes que nos
ha concedido, y finalmente amarlo como nues
tro bienhechor generoso.
Pues asi como estos sentimientos son unos
mismos en torios los hombres que tributan culto
la Divinidad; asi las acciones y palabras es
presiones con que naturalmente los manifiestan
deben ser muy semejantes, porque son signos, no
de convencion, sino naturales de aquellos afeelos
que todos los hombres espresan de un mismo
modo naturalmente y sin estudio alguno. For tan
to, cuando vemos estos signos naturales en va
rias religiones, no debemos decir que los han to
mado las unas de las otras; sino que en todas los
ha encontrado el hombre en s mismo. Porque

( 4^5 )
siendo uno mismo el modo de sentir, y una mis
ma la organizacion en todos , todos son afectados
de un mismo modo por los mismos objetos en
casos iguales: en todos resultan unos mismos sen
timientos en circunstancias idnticas, y todos los
espresan con unas mismas acciones gestos y con
semejantes voces, sin otras diferencias que las
que nacen del clima, temperamento, educacion,
ideas y lenguage, que son distintos en los distin
tos punfos del globo en cada nacion , en cada so
ciedad y aun en cada individuo. Asi que, no tiene
que venir Dupuis argimos de plagiarios los
cristianos en nuestro culto, si ve en l acciones
y palabras que se hallan en los cultos paganos
usados antes de la venida de Jesucristo. Dbese
esta semejanza la misma naturaleza del culto,
no convencion alguna ni imitacion que haya
habido de unos otros.
Y aun es mas todava : en muchas de las
prcticas y ceremonias que suponemos de mera
convencion en el culto, puede haber cierta seme
janza, sin ser por eso las unas copia de las otras;
porque los hombres puestos en unas mismas
circunstancias discurren de un mismo modo, sino
hay causa secreta que produzca alguna anoma
la : y asi , no es estrao que ponindose con
sultar sobre un mismo punto sean conformes las
decisiones, aunque no se hayan comunicado entre
s. Los antiguos filsofos idlatras tuvieron, como
confiesa Dupuis, varios motivos y razones muy
poderosas para no publicar indistintamente sus
dogmas y misterios. El temor de incurrir en la

( '436 )
nota de incrdulos y de atraerse la indignacion
de un pueblo cruel y supersticioso, cuyos funes
tos efectos sufrieron algunos : el deseo de conser
var sus doctrinas cierto aire de magestad sa-.
grada , y cierto respeto y veneracion los san
tuarios, que si se abrian todos se hacan vulga
res y se esponian al menosprecio: el fin de ex
citar la curiosidad de los adeptos y de formar de
ellos una clase mas ilustrada y respetable que el
vulgo : estas y otras razones los moviern en
sear dos doctrinas, una pblica y otra secreta,
y establecer dos cultos, uno pblico en los tem
plos que estaban abiertos para toda clase de gen
tes, y otro reservado en los misterios que se ce
lebraban en lo mas recndito de los santuarios.
Pues de aqui resultaba como necesaria conse
cuencia, que no todos eran admitidos oir la
doctrina secreta ni la iniciacion oculta : los que
se admitian debian estar adornados de ciertas
cualidades que no se hallaban en todos : resulta
ba la necesidad de examinar los que preten
dan entrar la participacion de aquellas doctri
nas iniciaciones, para asegurarse de que posean
las cualidades requeridas para hacerlos partici
pantes de ellas, no admitirlos si carecan de
aquellos requisitos. Este examen consista en cier
tas pruebas y ejercicios que debian sufrir los
pretendientes , como ya vimos : pruebas que al
principio fueron sencillas, mas con el tiempo se
hicieron mas complicadas, mas prolijas, mas pe
nosas , hasta degenerar en las brbaras y crueles
de que usaban los mithriacos.

En la Religion cristiana jamas hubo esta ts-'


tincion de doctrinas ni esta duplicidad de culto. Su
autor habl siempre en pblico y nada habl en
secreto. Sus apstoles siguieron su ejemplo y los
sigui la Iglesia. Nada oculta sus hijos : todo
cristiano tiene la entrada franca en el santuario de
la nueva alianza : todos son discpulos de un mis
mo maestro que todos les ensea una misma
doctrina : todos participan de unos mismos sacra
mentos : todos unidos tributan Dios un mismo
culto. Mas cuando esta Religion comenzaba
anunciarse las naciones entregadas la mas
grosera idolatra, haba peligro en anunciarles de
una vez y de un golpe sin orden todo el subli
me sistema de sus dogmas y culto, y exiga la
prudencia que se guardase cierto mtodo en la
enseanza, comenzando, como lo hizo San Pablo
en Atenas, por aquellas verdades que confesaban
aun los mismos idlatras, por la autoridad de
las Escrituras del antiguo testamento cuando ha
blaba con los judos en sus sinagogas; y pro
porcion de la docilidad que el Seor les inspira
ba para oir y creer su palabra los oyentes ; iban
desplegando los apstoles todo el lleno de la doc
trina de Jesucristo. Y como por otra parte esta
ba prohibido en aquellos tiempos el ejercicio da
la Religion cristiana, no podan tributar Dios
su culto en pblico sino en secreto; y he aqui
la diferencia entre los misterios de los paganos y
el culto cristiano: aquellos y estos se celebraban
en secreto, es verdad ; pero en aquellos no se ad
mita la mayor parte de los que profesaban la

U38 )
misma religion, sino solo los electos iniciandos. A los misterios de la Iglesia eran admitidos
todos los que habian abrazado una misma creen
cia : los misterios paganos eran esclusivos, los
cristianos comunes , unos y otros ocultos ; hasta
que permitido el culto cristiano todo est mani
fiesto en la Iglesia, nada se oculta ni aun al mas
pequeo ni al mas despreciable al parecer de sus
miembros.
Es verdad que las frecuentes apostasas efec
to de la debilidad humana tentada con el temor
del martirio, obligaron en tiempos posteriores al
de los apstoles, aunque no muy distantes, obli
garon, digo, los pastores usar de cierta cir
cunspeccion para admitir proslitos : es verdad
que se estableci un examen de los que deban
ser admitidos; que se sujetaron ciertas prue
bas, y se Ies detuvo en el estado de catecmenos
mas menos tiempo segun lo exigieron las cir
cunstancias antes de admitirlos la Iglesia en su
seno y hacerlos participantes de los sagrados mis
terios: mas esto se haca con los estraos no con
los propios : en vez de que los idlatras de los
mismos propios admitan unos la iniciacion y
desechaban otros. Ni movi los pastores es
tablecer el catecumenado el temor de las perse
cuciones las que muchas veces se esponian de
grado, y nunca negaban su Religion ni simula
ban como los gnsticos la agena (i). Tampoco la
(i) Vase S. Ireneo, lib. i? c. i? y S. Epifana ha
btando de tos vatentinianos.

f'439-J
vanidad ni el orgullo, porque admitan aun a los
mas pobres, rudos y despreciables segun el mun
do , con tal que creyesen y obrasen segun el
Evangelio: ni el designio de escitar la curiosidad
de los hombres con dolo y ridiculas arteras;
porque todo su ministerio era de humildad y de
sinceridad. Establecieron aquellas pruebas solo
por obedecer el precepto de su maestro, que les
habia prevenido no echasen margaritas puer
cos, ni repartiesen el pan los perros: esto es,
que no ensenasen su celestial doctrina ni admit
tiesen la participacion de los santos misterios
los que solo movidos de una vana curiosidad
llenos de malicia , venan buscarlos para abu
sar despues de ellos y profanarlos. Este fue el
origen, esta la causa de la institucion del catecu*
menado. Pero cuan distinto del de los mithriacos! Abusara yo aqui de la paciencia de mis lec
tores si me detuviese describir el tiempo , los
ejercicios y domas circunstancias del catccun.enado cristiano esplicadas perfectamente por el I)uguet (i). Baste decir, que se les trataba los ca
tecmenos con toda dulzura y amable caridad:
que pasaban por tres gradas, oyentes, postrados
y competentes: que los primeros lean las santas
Escrituras y se las esp'ic; ban sus pastores en los
trminos que previene San Agustin en su aureo
tratado del mtodo de catequizar los rudos , y
asistan la Iglesia hasta que se acababa la ins
truccion : recibian la sal bendita que era smbo(i)

Conferencias Eccles. Tom. i? Disert. i8.

lo ftr la divina sabidura que iban aprendiendo


en aquellos dias: los postrados se detenan algo
mas en la Iglesia, hasta que postrados delante
del obispo pronunciaba este sobre ellos ciertas
oraciones y les daba su bendicion: los compe
tentes daban su nombre se hacan inscribir en
los cuadernos eclesisticos, comprometindose
recibir el Bautismo que se les administraba
los cuarenta dias. Durante esta cuaresma ayuna
ban como los demas fieles, y eran exorcizados,
guardaban continencia abstenindose aun del uso
del matrimonio. Nada habia en la Iglesia que se
pareciese la ceremonia mithriaca de la corona
de que hablaba Tertuliano: en vez de aquella
fanfarronada , cuando se acercaba el dia del Bau
tismo, en los de la semana Santa, salian los com
petentes de la sacrista cabizbajos, descalzos, cu
biertos de un saco cilicio, y presencia de los
fieles hacan sus votos promesas solemnemente,
y el obispo pronunciaba sobre ellos nuevos exor
cismos con los cuales se lanzaba de ellos al ene
migo, que hasta entonces los habia tenido cauti\os, y asi eran en seguida admitidos al santo
Bautismo.
Este sacramento es otra de las ceremonias
que quiere Dupuis la hayamos recibido los cris
tianos de los idlatras, y en especial de los mithriacos. Pero no es asi : recordemos el princi
pio antes establecido, saber, que pueden ser co
munes religiones distintas ciertas ceremonias
y signos arbitrarios de institucion humana ad
mitidos para significar las cosas imisibles que

son objeto -de la religion y quieren espresarse en


el culto de un modo sensible. Tal es el Bautismo.
Lava el agua al cuerpo y lo limpia de toda man
cha, de toda suciedad inmundicia : aspiraban
presentarse puros y limpios los hombres de to*
das las naciones sus deidades, y para significar
la pureza de nimo con que deseaban llegar
las ras , lavaban antes sus cuerpos , significando
con esta ablucion esterior la interior que procu
raban adquirir con el arrepentimiento de lo pa
sado y la detestacion de sus crmenes. Y esta
ablucion llamaron muchos bautismo. "Las nacio
nes estraas , dice el mismo Tertuliano (i), y
agenas de la inteligencia de las cosas espiritua
les, atribuyen sus dolos el poder de limpiar
el alma por medio del bautismo con la misma
eficacia que lo hace el nuestro: pero su agua
es estril, la nuestra fecunda. Y asi en mu
chos cultos gentlicos se usa del bautismo como .
en los de Isis y de Mithra , y aun acostumbra
ban bautizar sus mismos dioses, sin duda
para limpiarlos y purificarlos del humo y pol
vo que se pegaba sus estatuas. Bautizan y la
van las ciudades, las casas, los templos, rocian
do con agua todas las calles, especialmente en
los juegos que llaman Apolinares y Pelusios, y
con esto creen espiar sus crmenes y regenerar
se para una nueva vida. Entre los antiguos el
que habia. cometido un homicidio se espiaba con
el agua lustral." Esto dice Tertuliano y de es^
(i) De Baptismo. c. 5?
Tomo II.

56

( 442 5
ta supersticion se burlaba Ovidio cuando deciat
Ah nimum fciles , qui tristra crimina, ecedis,
Tolli Jlumima possc putatis aquat
y aun era proverbio entre los griegos, que el
agua limpiaba los pecados y defectos de todos los
mortales.
Sabemos tambien que desde la mas remota
antigedad, fue costumbre de casi todas las na
ciones lavar con agua los reciennacidos. Naios
ad Jlumina primurn dcferimus, dice Virgilio ha
blando de ciertos pueblos de Italia, que acostum
braban llevar los nios al punto que nacian y
banarlos en el rio mas cercano : lo mismo hacan
los gaulos en tiempo aun de San -Gernimo , y
aun hoy dia , bien que de distinto modo , se ha
ce entre nosotros. Pues semejanza de estos bau
tismos baaban los judos en tiempo de nuestro
Redentor los proslitos llamados de, justicia
para agregarlos al pueblo de Israel , 6 bien por
que considerndolos antes inmundos, estimasen
necesaria y eficaz esta purificacion esterior y le
gal, bien aludiendo su nuevo nacimiento es
piritual y la vida nueva que iban principiar,
pasando del culto de los dolos al del Dios ver
dadero. De donde dice Seldeno(i), "que despues
de este Bautismo * signo de aquella renovacion
interior, se les consideraba como reengendrados
y renovados y se les llamaba criaturas nuevas,
hombres nuevos, y aquel Bautismo regenera(i)

Setd. De Synedrio.

I "443 )
ion." Espresones que con la prctica del Buy
tismo han pasado nuestra Religion.
Porque al establecer nuestro Redentor Jesu
cristo su Iglesia, queriendo usar de signos sensi
bles que manifestasen significasen los efectos
interiores de la gracia, que por virtud divina
producian en las almas de los fieles ; adopt y
consagr en su nueva ley el Bautismo como sig
no de regeneracion y purificacion , hizo que no
fuese solamente signo esterior de aquellos efectos
espirituales , sino causa instrumental moral,
como se esplican los telogos , de la pureza
inocencia que adquira el alma por la ablucion
esterior del cuerpo en el agua. En lo cual est
la diferencia esencial entre los bautismos asi gen
tlicos como judaicos, y nuestro Bautismo, que
aquellos significaban la pureza que no podan
dar al alma; pero el feliz sacramento de nuestra
agua causa y produce eficazmente en el alma
eso mismo que significa : no por virtud mgica
que los cristianos atribuyamos al agua, sino. por
la invocacion de la Beatsima,Trinidad y prome
sa indefectible de nuestro Redentor Jesucristo (i).
Al elemento del agua se allegan en nuestro
Bautismo otras cosas sensibles, como smbolos de
los efectos que produce la gracia en nosotros y
de las cualidades con que adorna nuestras almas:
tales son la sal y el aceite. Los paganos y aun
los judos rociaban con sal molida el feto apenas
salia luz, para preservar sus cuerpecitos de
(i)

Du-Fert. Tom. 2? p. 407.

I 444 )
toda corrupcion y mal olor, dar consistencia al
cutis tierno, y soldar la cicatriz del cordon um
bilical, como dicen Galeno y Avicena, y se coli
ge del dicho de Ezequiel ncc sale slita. Tam
bien tomaban unos granos de sal despues de ha
berse obligado alguna cosa con juramento, en
prueba de que serian fieles en cumplirla su
prncipe, y por eso se llamaban aquellos pactos
pacturn sals (i). Pues este rito, dice el P. Martene, recibido de los gentiles y los judos, lo ob
servan los cristianos cuando daban sal los ca
tecmenos y se les da los bautizados : sirvien
do entre nosotros para significar la sabidura y
prudencia celestial que les comunica la gracia,
ilustrando sus entendimientos con las verdades
de la fe, y tambien como los preserva de la cor
rupcion del pecado, y es finalmente smbolo de
la fidelidad con que se obliga el cristiano cum
plir las promesas que all hace su Dios. Para
lo cual santifica la Iglesia con sus oraciones aque
lla misma sal de que usa , y al aplicarla al ca
tecmeno espresa con preciosas frmulas los altos
misterios y ocultos efectos que simboliza aquella
ceremonia.
El ungir con aceite los reciennacidos no
era menos usado que el lavarlos con agua ba
arlos como se colige de aquel misino lugar de
Ezequiel. Donde dice el Seor su pueblo: "Te
lav con agua , y te limpi y purifiqu de la
sangre en que estabas envuelto, y te ung con
(i)

Numeror. c. i8 v. i9.

1 445 )
leo (i)." Y Teofilo Antioqueno supone esta mis
ma costumbre cuando pregunta: Quin es el
hombre que al nacer no es ungido con leo (2)?
Galeno habla de ella y aun est en uso entre
nosotros. No solo los reciennacidos sino los adul
tos se ungan con leo antes de baarse.
. . . :

Ungor olivo

As ubi me fessum sol acrior ir lavatum.


Admonuit. '

Hablando de esta costumbre, dice el erudit


simo Scaccho hermitao agustino, que las dos
acciones del bao y uncion iban juntas ; pero de
modo que el bao precedia y seguia la un
cion ; y la uncion su vez precedia y seguia al
bao , pues que no se ungian sin haberse antes
baado, asi como tambien era costumbre baar
se de nuevo despues de haberse ungido hacin
dose frotar con aceite por todo el cuerpo. El ba
o templado abriendo los poros dispona y pre
paraba el culis para recibir la uncion, y el acei
te penetrando los poros impeda que el bao
alterase la mquina ; y por eso en los baos p
blicos junto al sitio del bao habia otro aposen
to destinado frotarse en l con aceite y aro
mas. Entre los judos era general esta costumbre
como se colige de varios lugares del antiguo tes
tamento ; porque como despues de baarse se
reseca la piel y se vuelve spera , se untaban
con aceite y aun con blsamo para suavizarla, y
(i)

Ezeq. i6. 9.

(2)

Ad Autol. lib. i?

( 446 )
con varios aromas para mayor aseo y fragancia.
Lavare et wigere le deca Nocmi su nuera
Ruth, y de David se dice: lotus wictusque est.
Juditli larit corpus suum, et unxit se myrho opti
mo. Susana despues del bao mand sus don
cellas que le llevasen olaim et smigmata. De
Santiago el menor y de los Esenos se dice por
cosa estraordinaria , que no se baaban
ungan.
Usaban tambien de la uncion de aceite los atle
tas para disponerse al combate, a fin de adquirir
mas soltura y agilidad en sus miembos para lucbar mejor con el enemigo. He aqui, pues, el
origen de ungir con aceite bendito los bautiza-;
dos, ceremonia que significa la agilidad y soltura
que despues de aquel bao misterioso comunica
la gracia de la regeneracion al nefito , para
obrar bien y luchar con los enemigos espiritua
les que la combaten.
El uso del aceite y del blsamo es tambien
muy antiguo para ungir con el uno el otro
con ambos juntos, aquellas cosas, ya animadas,
ya inanimadas que se consagraban Dios, se desti
naban especialmente su culto, y aun los mis
mos reyes considerndolos como personas sagra
das. Pues ese es el origen de nuestro crisma con
que se nos unge en el Bautismo, y mas especial
mente en la Confirmacion, para denotar lo mismo
que antiguamente se queria dar entender con
esta ceremonia, que el cristiano es consagrado
Dios de un modo especial , y lleva en su alma
un caracter indeleble que lo ennoblece y distin
gue asocindolo al real sacerdocio de Jesucristo.

( 447 )
Habiendo, pues, querido nuestro Redentor
Jesucristo significar la regeneracion espiritual del
cristiano por el Bautismo, no separ de l la
Iglesia, aquellas unciones que en sus baos y en
sus bautismos usaban, asi los reciennacidos como
los adultos entre los hebreos, y dispuso que el
catecmeno fuese ungido con el leo, no ya co
mo una disposicion fsica que solo se diriga
preparar el cuerpo para la ablucion que iba
recibir, fin de que le fuese mas cmoda y sa
ludable; sino como una disposicion la lucha que
iba sostener contra los enemigos de su alma,
quienes declaraba la guerra separndose de sus
banderas: y para significar con ellas la agilidad
y desenvoltura que para esta lucha se le comu
nicaba por medio de la gracia. Conserv tambien
la uncion con el crisma para significar con ella
la dignidad real y sacerdotal que recibia el hom
bre en el Bautismo y Confirmacion, y que que
daba ya consagrado su Dios de un modo espe
cial. En una palabra, Cristo Seor nuestro, adop
t para que fuesen signos sensibles de las gracias
que comunicaba las almas de los que crean en
l, aquellas mismas cosas elementos que se usa
ban de tiempo inmemorial en el pueblo judico,
acompandolas con palabras que demostrasen
esas mismas gracias que se conferian los fieles
por la eficacia que el Seor habia dado eslos
mismos signos, llamados en la Iglesia Sacramen
tos: el bao Bautismo con la invocacion de la
Trinidad para significar la regeracion dfcl cristia
no : las unciones de leo y de blsamo en los sa

448 y
cramentos del Bautismo y Confirmacion, en U
Estremauncion y en el Orden, como tambien lo
usaban los hebreos con sus enfermos y con sus
sacerdotes. La imposicion de las manos para con
firmarlo en la fe y marcarlo por soldado de Cris
to, para absolverlo de sus pecados en la Confe
sion, para aliviar sus dolencias corporales y espi
rituales en la Estremauncion , para consagrar al
ministerio eclesistico los obispos , presbiteros
y diconos , ceremonia que en casos semejantes se
practicaba de antes en la sinagoga (i). Este es el
origen sencillo y natural de nuestras principales
ceremonias y ritos: ellas nacieron en el pueblo
judico : muchas de ellas habian sido ordenadas
por el mismo Dios: otras las usaba Ja sinago
ga y las conservaba por tradicion muy antigua,
y Ciisto Seor nuestro no hizo mas que darle
estos signos sensibles una nueva eficacia que no
tenan en la antigua alianza. Quien quiera aca
bar de convencerse de esta verdad , puede ver la
copiosa y selecta erudicion con que la demuestra
el benedictino Claudio Du-Vert, en su esplicacion simple, literal histrica de las ceremonias
eclesisticas.

Pero los judos no usaban de la oblacion del


pan y del vino, ni en los rituales judaicos se en
cuentra cosa parecida nuestros misterios. Se
habrn desivado estos por ventura del culto de los
persas? Asi lo da por supuesto Dupuis. Oigamos
sus razones: l cita Tertuliano y San JusU(i)

.
Du-Vert , Tom. ?, pg. i40 y siguientes.

< 349 1
no que hablan de una oblacion de pan y de agua
que en sus misterios acostumbraban ofrecer los
adoradores de Mithra : y no se diga que esta cos
tumbre se introdujo en los antros mithriacos por
los gnsticos separados de la Iglesia, como antes
he probado, pues San Justino marca espresamente de donde la tomaron aquellos idlatras atri
buyndola la mala inteligencia que dieron aun
antes de la venida de Jesucristo aquellas pala
bras de Isaas que cita asi al intento. Hic hahitabit
in excelso specu petrce fortis. Panis dabitur ei,
ct agua eius Jidelis. Regem cum gloria videbitis (i). En estas palabras opina el Santo doctor
que hallaron los mithriacos sus antros caberras, el pan y agua de sus oblaciones, y la espe
cie de resurreccion que simulaban en sus miste
rios , asegurando que el demonio cuid de pro
pagar entre los gentiles ciertos remedos y seme
janzas de las verdades contenidas en los libros sa
grados (2).
.
Pues acordndome yo de aquello de Horacio,
'Nec Deus ntersit, nisi digrnis vindice nodus in~
ciderit , me parece que no nos hallamos en tan
to apuro que sea necesario recurrir al diablo pa
ra senalar el origen de esa oblacion mithriaca:
lo uno porque sin inspiracion ni obra de aquel
enemigo pudieron leer los mithriacos sus pre
cursores los filsofos alejandrinos aquellas pala
bras de Isaas en la version griega de los Seten(i) Isaia c. 33, v. i7.
(2) Dial, cum Triph. pg. 294.
Tomo II.
57

'('45o)
ta intrpretes; y lo segundo, porque si de ellas
se deriv aquella ceremonia, es tal la disonancia
que hay entre aquellas y esta , y el significado
que se les supone es tan distinto de lo que los
espositores todos entienden en ellas ; que me se
ria mas creible que unos hombres fanticos co
mo aquellos filsofos hubiesen dado tan estravagante sentido aquel pasage, que atribuirle al
diablo una esposicion tan agena de l. Pero ni
este ni aquellos creo yo que hayan tomado de
las palabras de Isaas cosa alguna para sus mis
terios. Vimos ya cual fue el origen de celebrarse
estos en grutas subterrneas. Isaas dice del jus
to que habitar en los riscos mas elevados y fuer
tes adonde estar libre y seguro de los asaltos de
sus enemigos : por de contado habla en metfo
ras : pero no advierto como pueda entenderse de
cuebas lo que la Vulgata traduce por la voz mummenta pctrarum. Dice Isaas que alli cuidar
Dios del justo , y que no le- faltar el pan ni el
agua en lo que se comprenden las cosas necesa
rias para su subsistencia: cunto va de este sen
tido las oblaciones de los mithriacos! ^No dice
que ofrecer pan y agua, sino que se le dar lo
uno y lo otro, que es todo lo contrario. Final
mente, dice que guarecido en' tan sublime y se
gura mansion de las asechanzas de los enemigos,
distante de Ios fracasos y turbacion de las cosas
terrenas, y entregado la contemplacion de las
celestiales con la serenidad de espritu que ins
pira la soledad, ver al Rey en toda su belleza.
Regcm in decore suo videbunt oculi eius , esto es

U5. )
S su Dios. Cmo deducir de aqui la farsa mithriaca de la subida al cielo atravesando las ocho
puertas que dice Celso? Ni qu tiene de comun
aquella vision con la iniciacion mithriaca?
A qu, pues, recurrir tan incierto origen
cuando aquella oblacion lo tiene conocido? El mis
mo Dupuis lo insina citando Beausobre. Los
encratitas, dice este, los maniquos y otros secta
rios cristianos, es decir, otros hereges, emplea
ban el agua pura en lugar del vino en la consa
gracion ; y aunque los encratitas son hereges pos
teriores San Justino , que habla de esta obla
cion de pan y agua ; estos pudieron tomarla de
los precursores de Manes y de otros gnsticos que
florecieron antes de San Justino , los cuales sepa
rados de la Iglesia dexle el siglo I. se unieron
los mithriacos y llevaron los antros de Mithra
varias ceremonias de los sacramentos cristianos.
Tal pudo ser Scithiano, precursor de Manes, Cerdon, Marcion, Bardesanes, Basilides, que vivan
principios del siglo II. Aquel Basilides que ha
ba reunido en su sistema muchos dogmas pla
tnicos con varias opiniones de los magos: aquel
Basilides que adoraba Abraxas que es el mis
mo Mithra segun el valor numrico de entram
bas voces, segun ya vimos: aquel Basilides que
no estaba por dejarse matar por causa de Beligion, y que por consiguiente no escrupulizaba en
sacrificar los dolos en caso necesario iniciar
se en los misterios de los gentiles: aquel Basilides
que reunia en sus talismanes la imagen del Sol
la palabra Abraxas , y en otros grababa un hom*

Ere subido en un toro como Mithira con esta ins


cripcion. "Haced que entre en su lugar la ma
triz de esta muger , vos que dirigs la carrera del
Sol (i)." Pues de este Basilides, de Marcion dis
cpulo de Cerdon y de Saturnino, tomaron su
doctrina los encratitas continentes que conde
naban el matrimonio y reprobaban el uso del vi
no, y de aqui los clibes y vrgenes de Mithra,
y el agua sustituida al vino en sus oblaciones (2).
Dupuis habla de la solemnidad que celebran
los persas principios de ao por el equinoccio
de Primavera, que llaman No-rouz, la cual
dura seis dias. El rey da los principales de su
pueblo un banquete el ltimo dia, en el que se
sirvan la mesa las primicias de los nuevos fru
tos; se reparte de ellas los labradores, y se tegocija el monarca con sus vasallos despojndose
para ello de las insignias de la rnagestad y tra
tndolos con franca llaneza. Pues a este convite,
que como se ve es puramente civil , agrega Du
puis ciertas accesorias sacadas de su cabeza, pues
de ellas no hace mencion ninguno de los auto
res ni viageros que nos han descrito aquella
fiesta ; tales como que el rey bendice un pan
compuesto de todas semillas, lo parte y lo dis
tribuye los convidados. "Parceme que veo
Cristo, dice en seguida, en medio de los doce
que formaban su corte, tomar el pan, bendecir
lo, comer l mismo y distribuirlo sus discpu() Vanse las Abraxcis del P. Montfaucon.
(2) S. Ireneo ib. i? c. 30.

C 453 J
los y presentarles el vino dicie'ndoles : veis ah la
sangre del nuevo testamento." ; Habr diablo de
hombre lo que ve! Pero aun pudiera ver mas si
abriese los ojos, porque asi -entre las naciones
idlatras como en el pueblo de Dios, una de las
partes principales de sus solemnidades tanto ci
viles como religiosas, eran los banquetes y con
vites que e celebraban en los campos otros
parages pblicos inmediatos los templos, en los
cuales reinaba la franqueza , la alegra , la igual
dad y abundancia. Uno de estos era la cena del
cordero que celebr Jesus con sus apstoles en
el cenculo. La cual concluida instituy la Euca
rista, cena y convite dulcsimo con el que quiso
regalar los suyos hasta la consumacion de los
siglos: los signos sensibles de que entonces us*
el manjar y bebida que reparti los suyos, no
fue imitado de persas ni griegos, sino de aquel
antiguo rey de Salem que ofreci al Seor igua
les dones, y los distribuy Abrahan y su tro
pa cuando volva triunfante de su espedicion
contra los reyes de la Pentpolis, muchos siglos
antes de que se instituyesen las Orgias de Baco,
las Pamilias de Osiris, el No-rouz de los persas,
ni algun otro de esos convites que quiere Dupuis que hayan sido tipos del convite de Jesu
cristo, sacerdote eterno segun el orden de Melchisedech. Este rey y sacerdote, sin padre, sin
madre , sin genealoga , porque no sabemos cua
les fueron sus ascendientes, de quien no se nos
dice su nacimiento ni muerte, semejante en esto
al Hijo de Dios, cuya generacion es inenarrable:

( 454 >
eterno y consustancial sa Padre Dios y Dios
como l : rey de jos! icia y rey de paz : este Melchisedech fue el tipo figura de nuestro gran
sacerdote Jesus ; la oblacion de aquel, smbolo de
la nuestra: aquel sacrificio sombra del nuestro,
y es en vano buscar en otra parte cosa que tenga
con l alguna semejanza (i).
"Pero al menos hay algunas ceremonias usa
das en la Iglesia en ciertos dias del ao cayo
origen es muy sospechoso. Todas las del s
bado Santo, y sobre todo la del fuego nuevo y
la del famoso cirio pascual, fueron instituidas
en honor del triunfo del dios luz sobre las tinie
blas , cuando en el equinoccio el fuego etreo
parecia descender del cielo para vivificar la na
turaleza."
Aqui habla Dupuis con su acostumbrada
seguridad , mas no ofrece prueba ninguna de
su dicho. No hall l en los cultos gentlicos
antiguos ceremonias parecidas las nuestras del
sbado Santo ; si las hubiera hallado las citaria
como tipos de las cristianas. Y en estas, qne
es lo que encuentra que se parezca al culto del
Sol? El fuego nuevo y el cirio pascual. Mas por
lo que hace al fuego nuevo que se enciende y
bendice el sbado Santo, ha de saber el seor
Dupuis, que esa no fue en la Iglesia al principio
ceremonia peculiar de aquel dia : pues que era
cosa que se haca diariamente al menos en to
das las vsperas de ios dias festivos. En estas vs(i)

Ad Heb. c. 7,

( "455 5
peras concurran el clero y el pueblo cristiano
en los templos para celebrar los oficios divinos
al ponerse el Sol , y la oscuridad del lugar sagra
do exigia se encendiese luz para ver y leer las
santas Escrituras. Pues regularmente acabadas lau
des al nacer el Sol se habian apagado todas las
luces en las iglesias, considerndolas como in
tiles en el curso del dia ; de lo que ha quedado
la costumbre de no encenderlas por lo comun
pararezar las horas diurnas, prima, tercia, sesta
y nona ; sino solo para los oficios nocturnos como
maitines, y los de los crepsculos como laudes y
vsperas, y en cuaresma para la Misa porque se
decia despues de nona y duraba algunas veces
hasta entrada la noche. De aqu la necesidad de
encender fuego y luz para principiar la Misa en
cuaresma , y las vsperas en los que no eran das
de ayuno. El encender el fuego la luz se haca
en las iglesias principales con cierta solemnidad,
y esta accion se acompaaba con ciertas oraciones
y se cantaba entre tanto un himno que se lla
maba por eso lucernario ad incensum lucernce.
Esto que antes se practicaba todos los dias se re
dujo despues los tres ltimos de la semana
Santa , porque en ellos se apagan efectivamente
todas las luces de la Iglesia despues de laudes,
y por ltimo el dia de hoy segun el uso mas
comun, solo se practica la ceremonia de encen
der fuego y luz el sbado Santo (i). He aqui el
origen de una ceremonia que practicndose en
(i)

DuVtrt. Exp. lit. de tas cerem. Tom. 2? pdg. 384.

I ^ )
la iglesia por todo el ao, nada tvo que ver ni
despues ni en su origen con la estacion de la Pri
mavera , ni pudo establecerse para significar los
,efectos del Sol en aquel equinoccio.
Ni es menos infundada que la antecedente
objecion de Dupuis, la burla que hace de esta
misma ceremonia , segun que se practica en el
templo del Santo Sepulcro en Jerusalen. Al oir
Dupuis es una farsa cmica y ridicula, porque
all finge el preste que aquel fuego baja mila
grosamente del cielo, con lo cual embauca al
populacho supersticioso. Pero el relato que cita
de Chardin y de Pedro del Valle en prueba de
su dicho, desmiente tan necia calumnia. Porque
Chardin dice espresamente, que el obispo de Je
rusalen echa pblicamente las yescas, bat k briquet, y asi enciende las velas ; y Pedro del Valle
dice, que se ve subir la luz de los cirios hasta
el techo y las ventanas del templo. Luego el pue
blo v y sabe que el obispo enciende lumbre del
modo que se enciende en la casa de cada parti
cular, ve que la llama de las hachas y cirios su
be no baja del cielo: asi que, las palabras del
obispo no pueden desmentir lo que el pueblo
toca por sus sentidos , y solo podrn en un sen
tido mstico dar entender que desciende del
cielo aquel fuego, esto es, que de alli nos viene
la luz interior que nos comunica Jesucristo ver
dadero Sol de justicia, como se puede ver leyen
do las oraciones que se usan en la Iglesia en
aquella ceremonia en el dia de hoy.
En cuanto al cirio pascual es digno de leerse

(45?)
lo que dice el citado Du-Vert, el cual esplica
perfectamente las espresiones del Exultet que
antes eran oscuras. En toda aquella bellsima y
muy devota composicion destinada para la ben
dicion del cirio, nada hay que se refiera al Sol,
nada la Primavera, como puede verlo todo el
que la lea y entienda. La solemnidad de aquella
noche y los grandes concursos que en ella se reunian en las iglesias , y el hallarse las calles tan
frecuentadas como de dia por los cristianos y ca
tecmenos , que llenos de jbilo celebraban la
resurreccion del Seor y la ceremonia de su Bau
tismo, hizo que Constantino convertido la fe
mandase iluminar las calles de Constantinopla,
segun refiere Eusebio, y los templos con hachas
de cera de hechura y tamao de columnas, y he
aqui el origen tan verdadero como sencillo del
que llamamos cirio pascual. Porque los cristianos
procuraron imitar en todas partes la piedad del
emperador iluminando aquella noche sus templos
con grandes hachas, que fueron reducindose
menor nmero basta quedar en un solo cirio,
que despues los autores piadosos digeron que sig
nificaba en sentido mstico la columna de fuego
que guiaba los israelitas en el Desierto, y aun
al mismo Jesucristo que saliendo resucitado del
sepulcro iluminaba al mundo, redimido ya con
su preciossima sangre.
Concluymos esta materia, diciendo una pala
bra del santo madero de la Cruz. Es por cierto
admirable y de mucha edificacion la piedad con
que hablan los primeros mas antiguos Padres
Tomo IL
58

458 5
de la Iglesia de este santo madero. Tertuliano en
su apologa responde la acusacion que tos gen
tiles hacan los cristianos de que eran adora
dores de la Cruz, convirtiendo contra ellos ese
mismo argumento. **Vosotros, les dice, sois tam
bien adoradores de los maderos, porque aunque
la forma sea distinta, la sustancia de vuestros
dolos es la misma que la de nuestra Cruz. Y
aun dolos teneis vosotros, y los adorais, muy
parecidos esta seal adorable de nuestra reden
cion. Tal es la imagen de la Palas tica, la de
Ceres farrea que casi no son mas que un simple
madero. Hastiles de cruces son esos lenos que le
vantais en los campos para que sirvan de linde
ros vuestras heredades. Vuestros dioses se tor
nean por el alfarero sobre una especie de cruz
que forma la base de sus ruedas. Vuestras ban
deras militares: vuestros trofeos, los si pasos es
tandartes con sus banda letes y estolas son cruces.
Vosotros las adorais vestidas, nosotros desnudas."
Y San Justino aade aquellos smbolos se
mejanzas de la Cruz que se encontraban aun en
tre los gentiles otras muchas. Moises orando con
los brazos abiertos sobre aquel monte: la figura
del unicornio rinoceronte: la de la serpiente
puesta en el Desierto sobre un madero : el asador
en que se preparaba el cordero cabrito pas
cual : el mastil de los navios : las teleras y reja
de los arados: las azadas espiochas, martillos y
otros varios instrumentos de las artes : el cuerpo
humano todo entero y especialmente las narizes
con las cejas forman una semejanza de Cruz. Mas

n*9i
no por eso dir ningun hombre de sano juicio
que los cristianos hayamos tomado de aquellas
cosas la imagen de nuestra Cruz, ni la costum
bre de adorarla. Solo pudieron ser algunas de
ellas smbolos profticos anuncios del santo le
o en que se obr nuestra redencion, y tal lo
fue por cierto la serpiente levantada de orden
de Dios por Moises en el Desierto sobre un alto
madero.
Dupuis cita el pasage muy sabido del histo
riador Scrates, en el que refiere , que cuando se
demoli por orden del gran Teodosio el templo
suntuossimo que habia en Alejandra consagra
do al dios Serapis, se encontraron grabadas en
varias piedras del edificio letras geroglficas que
formaban figura de cruces. Los cristianos y los
gentiles, aade, ignorantes unos y otros, las apro
piaban cada uno su religion. Los cristianos las
tuvieron por cruces verdaderas, signos de la pa
sion de nuestro Redentor. Los gentiles decian
que eran signos comunes de Jesucristo y de Se
rapis, confundiendo en un solo personage Se
rapis y Jesucristo, y suponiendo que en el do
lo adoraban unos (estos seran aquellos gnsticos
de que hablaba el emperador Adriano) Jesu
cristo, y otros ( saber los gentiles egipcios) al
dios que ellos llamaban Serapis. Esto ocasion
disputas entre los cristianos y los gentiles inter
pretando cada uno la cosa su. modo. Decian los
gentiles nefitos recien-convertidos al cristianis
mo, que se preciaban de entender el sentido de
los geroglficos, que los que formaban figura de

{ 46o J
cruz significaban la Tida venidera y eterna. Los
cristianos advirtiendo que les favoreca esta in
terpretacion, la adoptaron sin dificultad, y de ah
se di en decir por los egipcios cristianos, que
segun ciertas letras que se habian encontrado
escritas de mocha antigedad y tambien geroglficas. estaba anunciado en ellas que aquel tem
plo caeria por tierra cuando apareciesen cruces
en l , de lo que result convertirse muchos de
los gentiles nuestra Religion (i).
Pero mi parecer unos y otros se equivo
caban. No acertaban los cristianos creyendo ser
aquellas cruces signos imgenes de la Cruz de
nuestro Redentor. No acertaban los gentiles in-.
lerpretando aquel geroglfico como signos de la
\ida futura. No acierta Dupuis creyendo que era
smbolo de la seccion del ecuador formada por
la eclptica , pues esta se figurara as 7"S en for
ma de X, y no de esta suerte T T que era la
forma de las clebres cruces de Serapis que imi
taban el Tau de los griegos.
Para indagar cul pudiese ser la verdadera
significacion de este signo, advierte al abate Plucbe, que los egipcios espresaban las crecientes
del Nilo en una columna atravesada por una,
dos tres barras en forma de cruz y coronada
por un circulo globo smbolo de la Divinidad,
denotando con esto la Providencia que diriga
este fenmeno el mas interesante para ellos. Co(i)

Scrates , histor. Ui.

s. \j.

i 46 i 5
locaban estas columnas en ciertos pozos abiertos"
al intento, para observar en- ellos la subida de
las aguas del Nilo. En su escritura para signifi
car estas mismas crecientes ponian una J, que
era la columna coronada con una sola barra
atravesada por dos semejanza de nuestras cru
ces de Caravaca ^ y para abreviar, se contenta
ban con poner una sola f una crucecita + . Es
ta seal colocada sobre un vaso en otra parte,
podra significar una creciente ordinaria. Y cuan
do se formaban dos ^ significaba una inundacion
mas copiosa.
No solo tuvo en Egipto esta significacion el
signo de que hablamos, sino que unido una
presilla eslaboncito circular de este modo "fV que
equivale al globo con que se coronaban las co
lumnas de que hablbamos antes, y puesto en
la mano de Osiris, de Horo, en las uas
pico del gabilan, como se ve en los monumen
tos que copia el Montfaucon , significaba de un
modo muy sencillo las crecientes del Nilo arre
gladas y dirigidas por el Sol, fortificadas y auxi
liadas por los vientos, y sujetas ciertas leyes
que les habia sealado la Providencia, y obedien
tes la destreza del labrador.
Pero en adelante vino tener otro significa
do muy diferente. Porque esta cruz que en la
escritura vulgar de los egipcios usada all en
tiempos posteriores, asi como en la escritura n

( 46a )
tigua de los hebreos que hoy llamamos caracte
res samaritanos , y en la griega y en la latina era
semejante la letra Tau, era esta misma le
tra; era tambien la primera del nombre Typhon
escrito en letra cursiva. De suerte, que esta figu
ra asida al eslaboncillo crculo y pendiente de
una cadenilla, les pareci smbolo propio para
denotar Typhon encadenado desarmado.
Que la Cruz la X colgando de un anillo
cadenilla, se haya considerado en Egipto como
smbolo de Typhon amarrado y preso, que fue
se para los egipcios smbolo de preservacion de
todo mal que viene ser lo mismo, lo declaran
varias prcticas y usos de aquel pais. Estos son
ciertamente los intrpretes mas seguros del ver
dadero significado de aquel smbolo. En efecto,
los egipcios acostumbraban colgar al cuello de
los nios y aun de los enfermos con una hebillita
cadenita estos typhones presos: los cosan las
fajas perfumadas con que envolvian sus momias,
donde se encuentran aun hoy dia. Y qu puede
significar atendido el modo de pensar de ellos
el Tau colgando de la cadenilla , y puesto sobre
aquellos quienes deseaban la salud y la vida,
sino la preservacion de la enfermedad y de la
muerte que esperaban obtener por esta prctica
supersticiosa, de la que aun quedan vestigios en
tre nosotros? Es, pues, de creer que este T fe*
pareci ser el principio y la abreviatura del nom
bre de su enemigo, y en la mano de que penda
en la cadenilla de que estaba asido vieron sig
nificado el poder benfico por el que esperaban

( 463 )
preservarse del mal. Por donde se echa de ver
el uso tan absurdo que vinieron hacer de estas
figuras, que en su origen se referan al Nilo y sus
crecientes, cosa enteramente distinta de este sen
tido que se le di en tiempos posteriores (i). .
Cualquiera que sea el valor que se le quiera
dar estas conjeturas. del Pluche, es cierta la cos
tumbre egipcia de sealar en un liston de made
ra dividido en varios grados rayas que forma
ban escala, por medio de otro listoncito que ve
nia corriendo de abajo arriba y abrazaba ajusta
do el primero los grados de incremento que iba
tomando el Nilo en sus crecientes; al cual ins
trumento llamaban Godo en griego Pechis. Con
cluida la creciente de aquel ao lo llevaban los
templos y lo dejaban all colgado para memoria
de la altura que habia subido el Nilo, y como
signo de gratitud y voto eucarstico consagrado
Dios , por cuya Providencia habian recibido
aquel beneficio. Por tanto, no es estrafio que el
templo de Serapis abundase de aquellos amule
tos y de estas tablillas, ni que ese signo aunque
desfigurado, esto es, alterada su forma con res
pecto la que se le daba en los ltimos tiempos,
se hallase grabado en varias piedras del edificio;
como signo de Typhon preso y sujet al. poder
del dios Serapis, quien se daba alli culto. De
lo que result la varia inteligencia que le daban
los cristianos idlatras, porque ya entonces se
habia perdido la noticia de su antiguo significa(i)

Hitara del cielo Tom. i? pgs. 57 y 38.

I 4641
do, al menos en el vulgo ignorante de las su
persticiones de sus antepasados. Luego nada tie
nen que ver las cruces egipcias con el madero
sacrosanto de nuestra Cruz, patbulo afrentossi
mo, hasta que muriendo en l lo ennobleci
nuestro Redentor Jesucristo.
Para satisfacer por ltimo alguna otra obje
cion que pudiese hacernos Dupuis alguno de
sus sectarios tocante al origen de las ceremonias
de la Iglesia, debo advertir en este lugar, que en
los primeros siglos del cristianismo, como ya in
sinuamos antes, toleraron los pastores en los ne
fitos algunos resabios, algunas prcticas del culto
gentlico, contentndose con espurgarlas de lo que
tenan de vicioso entre los idlatras, y darlas una
direccion sana y conforme al espritu de nuestra
Religion; hasta tanto que robustecida la fe de los
pueblos, declinando en aquel uso la supers
ticion de que se derivaba, lo abolieron del todo
como sucedi con la prctica de orar vueltos ha
cia el Oriente. Sozomeno refiere, que continuan
do en Egipto la costumbre de formar en las casas
aquellos codos en que sealaban los grados de las
crecientes del Nilo, mand el emperador Cons
tantino que en vez de llevarlas despues al tem
plo de Serapis, las ofreciesen y colocasen en los
templos del Dios verdadero (i). De estas ceremo
nias se conservan aun muchas en la Iglesia, que
aunque sean de origen gentlico, se han recti
ficado adaptndolas nuestro culto, y espurgan-

(i)

Hist. tib. i? c. 8?.

I 4cr> )
Jolas de cuanto pudiese oler la vana supersti
cion de la idolatra sobre lo cual puede verse al
citado Du-Vert.
Debemos advertir en segundo lugar, que hu
bo cristianos en aquellos primeros siglos que,
por ignorancia , de mala fe , pero con reserva,
conservaron prcticas enteramente opuestas al es
pritu del cristianismo, las cuales, jamas se apro
baron por los pastores , antes por el contrario
apnas las descubran cuando las condenaban in
sistiendo con constante celo en su persecucion has
ta lograr aboliras del todo : como es de ver en
la prctica supersticiosa conservada por algunos
cristianos convertidos quiz del gnosticismo, los
cuales llevaban aun despues de unidos la Igle
sia consigo ciertas medallas semejantes los abraxas de Basilides y de Marco, y en ellas grabada
la imagen busto de Alejandro, de las que ha
bla el P. Montfaucon; y espl cando una que ha
ba visto, dice: "Tal vez ser uno de estos amu
letos una medalla cuya descripcion me remitieron
de Italia en la que de una parte se ve la cabeza
de Alejandro Magno cubierta de piel de Leon,
como est en otras monedas con la inscripcion
D. N. IHUXPS DEI F1LIUS , Bominus noster Jesu Cristus Dei fillus. Y aade: la costumbre su
persticiosa de llevar consigo monedas medallas
de Alejandro Magno, como si tuviesen virtud pa
ra preservar de mal , y auxiliar al que' la llevaba,
era muy comun entre los cristianos de Antioqnia..
Contra ella declama vehementemente el Crisstomo en su oracion segunda al pueblo antioqueTomo II.
5g

"( 466 )
no. Y que diremps, dice, de aquellos que usa
de encantamientos y philtros, y prenden su ca
beza y pies monedas de Alejandro de Macedonia? Es esta nuestra esperanza? La colocaremos
en un rey de religion profana aun despues de
la muerte y la Cruz de nuestro Salvador (i)? De
rivse sin duda esta prctica supersticiosa de los
gnsticos y especialmente de los carpocracianos,
de quienes dice San Ireneo que acostumbraban
llevar consigo de estas medallas con el busto de
Jesucristo,- y por el reverso el de un filsofo, Pla
ton, Aristteles otro. Pues pesar del celo de
los obispos se conservaron de estas costumbres y
ceremonias entre algunos cristianos supersticiosos
que las usaban en secreto con cierto disimulo
casi hasta nuestros dias, si es que aun no que
dan algunas en el vulgo, especialmente en pue
blos groseros , sin que las cartas pastorales de
muchos sabios y virtuosos obispos, las escomun iones y demas medios aplicados para su total
esterminio hayan podido conseguirlo del todo. Ni
me atrever yo asegurar que eso sea posible
atendida la propension del hombre la supers*
ticion y su tenacidad en sostener las que ha re
cibido de sus mayores.
En tercer lugar debo advertir, que desde el
siglo III h ubo en las provincias mas remotas del
centro de la civilizacion del imperio ciertas Igle
sias que podernos llamar semicristianas , donde
refugiados algunos heresiarcas perseguidos pri-(i)

Antiq. expl. Tom. 2? pg. 378.

I 4C7 )'
mero por el celo de los obispos nas sabios, /
despues por la condenacion de sus errores, que se
anatematizaron en los concilios y los edictos de
los prncipes cristianos que los desterraron de sus
dominios, diseminaron sus beregas las desi-
guraron algun tanto para engaar los simples
poco instruidos en la ciencia y verdadero culto
de nuestra Pieligion. De estas iglesias fue aquella
-de que habla Niceforo Calisto en el libro i8, ca
ptulo 53 de su historia , "fundada por un tal
Jacobo, el cual form una secta en la que rcu-i
nia las heces de muchas beregas con los dogmas
cristianos, y la propag por la Armenia. Estos
armenios jacobitas llamados tambien Chazinza-i
rios y Stanrolatras , tenian ritos y ceremonias der
rivadas de los gentiles y de otros sectarios estravagantes. Celebraban los misterios de nuestro Re
dentor en distintos das que nosotros. Consagra
ban en pan cimo untado en aceite y en vino pu
ro sin mezcla de agua. En la Pascua observaban
el rito judico sacrificando bueyes y ovejas, y ti-Sendo con su sangre los umbrales de sus casas, y
-cenan el cordero asado.. Bautizan las cruces antes
de adorarlas, y usan con ellas de otras supersti
ciones. Pintan imgenes del Padre y del Espritu
Santo, y para saludar las imgenes de los santos
las tocan con el dedo y solo besan este , y se per
signan con un dedo no mas llevndolo de dere
cha izquierda la contra que los demas cris
tianos. Y entierran la Santa Cruz el viernes San
to dia de Parasceves, ponindola debajo de tier
ra, y alli la .tienen hasta el domingo de Pascua.
*

( 468 5
Entonces van con hachas buscndola por todas
partes hasta que ltimamente la descubren cele
brando su hallazgo." En lo que vemos una som
bra de los misterios paganos de las pesquisas de
Ojiris, de Adonis, de Atis, de Baco y Proserpina : asi como el modo de celebrar la Pascua era
tomado de los judos y otros ritos de varios hereges. Y podrn llamarse tales estravagancias ce
remonias de la Iglesia Catlica? Y deber respon
der de su valor y mrito como si las hubiese
adoptado jamas, cuando no ha hecho otra cosa
que detestar semejantes delirios y llorar tales estravios de sus hijos descarriados? De todas estas
ceremonias, y de aquellas supersticiones de que
habl en la segunda advertencia , puede y debe
decirse con San Agustin , "que la Iglesia de Dios
envuelta en este mundo entre mucha paja y mu
cha zizaa tolera muchas de estas cosas, mas sin
embargo, las que se oponen claramente la fe
las buenas costumbres, ni las aprueba, ni las
disimula, ni menos las hace (i)." Con lo que se
responde cuanto los incrdulos y los que se es
candalizan sin reflexion nos puedan objetar sor
bre esta materia.

{)

Epist. s?, ad Januarium. cap. i9.

tmmtmmtmtMmti

Satisfcese rJ algunas objeciones sueltas


DEL DUPUIS, Y CONCLUSION DE ESTA OBRA.

Dupuis semejante al frene'tco que al empuar la


espada para herir su enemigo se corta la mano
'con su mismo filo, produce testimonios de santos
Padres para batirnos, que son falsos truncados,
bien entendidos destruyen su ruinoso sistema.
Cita San Leon asegurando que el Santo dice,
que en su tiempo habia algunos doctores que
afirmaban que la solemnidad del Nacimiento de
nuestro Redentor, era mas venerable por cele
brarse en aquel dia el nuevo nacimiento del Sol
que la natividad de Cristo. Pero San Leon lo que
hace es prevenir los cristianos contra los erro
res de los maniquos, que confundiendo al Sol
material con Jesucristo, celebraban el uno y el
otro en el mismo dia. No porque negasen la exis
tencia de Jesucristo, como Dupuis la niega, sino
porque crean que el Sol material era el trono

I 47<o
y la residencia de aquel Seor despues qtie hubo
subido los cielos. Ne tentator kcec rpsa prerseniis diei gaudi'a suce fallacice arte corrumpat lludens simplicibus animis de (uoi uindarn persuasione pestfera non tam de Nathitate Christi quam
de nori, ut dicunt , SqIs ortu venerabilis vid$atur (i). Y he aqu una nueva prueba de la mez
cla del culto del Sol con el culto cristiano : mez
cla en la que los hereges habian tomado de este
varias ceremonias para usarlas en aquel profa
nndolas. Asi es, que los gentiles no celebraron
en Roma el nacimiento del Sol en el solsticio de
Invierno, hasta que se introdujo alli el culto de
Mithra y aun mucho despues, puesto que el mo
numento mas antiguo que cita Dupuis de esta
festividad asignada aquel dia, es un calendario
romano del tiempo del emperador Juliano. Y
pa?*a este tiempo se ve por lo que acabamos de
decir en el captulo i0 sobre el origen del culto
de Mithra , que ya habian llevado l los cris
tianos apstatas varios ritos de los que habian
aprendido en la Iglesia.
Despues de San Leon cita San Justino afir
mando que segun este Santo doctor, los sectarios
del culto de Mithra referan que habia nacido
en una gruta Como lo contaban los cristianos de
Jesucristo. Pero San Justino en el lugar (2) (jue
'cita, dice dos cosas : la primera , que los adorado
res de Mithra crean que habia nacido de una
(i) Serm. de Nathitate.
(s) Dilog. cwn Tryphone , pg. 296

I hft )
piedra , y esto significaba que el fuego represen
tado simbolizado por aquel dios, sale se pro*
duce por el pedernal herido con el acero del es
labon : lo segundo que dice es , que los siervos
de Mitlira y los que en el crean , se juntaban
en una caberna celebrar sus misterios como ya
hemos visto. No dice otra cosa mas acerca de
Mithra en el lugar citado.
Pasemos Tertuliano. Los Padres de la Igle
sia , dice Dupuis con su acostumbrado magiste-*
rio, reconocieron que de todas las opiniones que
habian formado los paganos de su religion', l
mas racional y verosimil era la que la asemejaba
la roligion de los persas. Tertuliano reune toa
dos los caracteres y notas de semejanza que habia entre las opiniones y las prcticas religiosas
de estas dos sectas, saber, la de Miibra y la
de Cristo. Ea , ya tenemos aqu el gran paralelo
y hecho nada menos que por el pincel de Ter
tuliano. Vemoslo. Habia este refutado la calum
nia de los gentiles que acusaban los cristianos
de adorar la cabeza de un asno , fundados en que
el cristianismo era una secta del judaismo, y que
los judos adoraban la cabeza de un asno segun
el dicho de Tcito , por haberlos guiado un asno
las fuentes en el Desierto cuando sedientos lo
atravesaron caminando del Egipto la Palestina;
Refuta, pues, esta calumnia, oponiendo Tcito
su mismo testimonio : porque refiriendo este au^
tor adelante la toma de Jerusalen por Cneo
Pompeyo, confiesa que este general al entrar en
el templo no vio en l simulacro alguno. Pues

si adoraban los judos, aade, alguna deidad ca


paz de ser representada en alguna imagen ma
terial y visible, en dnde deberan haberla colo
cado con mas razon que en su santuario, tanto
mas cuanto que un culto tan grosero no debia
esponerse al ludibrio justo de los estraos? Ah,
contina en seguida , humanius et i'erisimitius Solem credunt Deum nostrum. Examinemos el ver
dadero valor de los adverbios comparativos humatiius et verisimilius. Acababa de referir la opi
nion de los que decian que los cristianos adora
ban la cabeza de asno, y comparando con esta
la de los que opinaban que tributaban sus cultos
al Sol, llama esta mas humana y mas. veros
mil. Mas humana, no porque esta segunda lo sea,
sino porque la primera era absolutamente diso
nante la razon humana : mas verosmil , no
porque la primera lo fuese, sino porque la se
gunda tenia algunos visos de probabilidad de que
carecia aquella. Usanse estos adverbios veces
como adversativos, esto es, para significar que el
primer trmino de la comparacion carece entera
mente de las cualidades que tiene el segundo , no
para denotar que las tenga en grado mas remi
so. Y asi las palabras de Tertuliano hacen este
sentido. Otros piensan que los cristianos adora
mos al Sol , lo cual es menos chocante menos
repugnante ja razon humana, que los que de
cian que adorbamos la cabeza del asno, y no es
tan absurdo, porque al fin lo fundan en algo:
bien que ese algo no vale nada : son meras apa
riencias. Y cules son estas? Que los cristianos

1 473 5
oramos con el semblante vuelto al Orlente : pero
eso responde Tertuliano : Por eso se dir que
adoramos al Sol como los persas? De ningun mo
do : por tres razones : la primera , porque esa
misma costumbre la tienen muchos entre vosotros
que sin embargo no adoran al Sol, y solo lo ha*
cen por afectacion hipocresa , fastidiados del
culto de los simulacros fingen dirigirse mas
sublimes deidades: la segunda, porque no sabe
mos que los persas guardasen tal ceremonia : la
tercera, porque si los cristianos lo hicieron en
algun tiempo, no enseados por los apstoles,
como quiere el autor de las respuestas las cues
tiones de los ortodoxos , que corren entre las
obras de San Justino, fue, como l mismo dice,
porque esmerndose en destinar al Senor lo mas
precioso y aventajado en todas las cosas, y siendo
en la opinion de los hombres preferible el Orien
te entre los demas puntos del horizonte, se dirigian hacia l para orar; la manera que usaban
de la mano derecha para bendecir y signarse con
la seal de la Cruz; porque se cree que la dies
tra aventaja la siniestra no por naturaleza sino
por situacion. Mas luego que en lo sucesivo em
pez aquella costumbre degenerar en supersti
cion, se opuso ella el celo de los pastores has
ta derogarla : entre los cuales cita el mismo Dupuis al papa San Leon en el sermon stimo de
Natividad , en el que censura algunos cristianos
que crean obrar religiosamente volviendo el sem
blante al Oriente al subir las gradas del templo
de San Pedro c inclinando sus cabezas in honoTomo IL
60

un)
rem splendidi orbis, lo que atribuye el Santo
ignorancia resabio que conservaban de la
gentilidad , de lo cual se lamenta y duele , ana
diendo : Quin etsi qudam forte creatorem potius
pulcri luminis quam ipsum lumen, quod est creatura venerantur ; abstinendum tamen est ab huiusmodi specic officii.
En cuanto la costumbre ciertamente apos
tlica de consagrar al Seor el domingo dia
stimo, que se llamaba dia del Sol, no pudieron
tomarla los cristianos de los idlatras ni de algu
na de las naciones que adoraban al Sol , porque
para ninguna de estas eran festivos los dias sti
mos los domingos. De los judos, aade Tertu
liano , tenemos la costumbre de dedicar Dios
un dia cada semana, el cual era el sbado en la
sinagoga , y la Iglesia lo traslad al domingo en
memoria de la resurreccion del Seor, y por eso
se llam Dominica dia del Seor. yfSque. si
diem Solis letitice indulgemus , alia longe ratione
quam religione Solis. Secundo loco ab eis sumus
qui diem Saturni otio et victui decernunt, exor?
bitantes et ipsi judaico more quem ignorant (i).
Insiste finalmente Dupuis en la autoridad de
Julio Firmico Materno : dice , que este hizo un
paralelo exacto del culto de Mithra con el culto
cristiano; de la muerte, sepultura y resurreccion
de Mithra con la de Jesucristo, perfectamente se
mejantes la una la otra. Yo me he tomado el
trabajo de leer el tratado de aquel autor de los
,,

Apohg. i6.

I 4?s 5
errores de las religiones profanas, y no he ha
llado tal paralelo. A la verdad, Firmico no me ha
parecido autor de mucha ni de la mas fina crJ
tica : es por cierto digno de alabanza el celo con
que declama contra la idolatra espirante diri-"
giendo su voz los hijos de Constantino y soli
citando de ellos su esterminio total. Piefiere los
diversos cultos idoltricos usados en su tiempo,
cuando ya los mas de ellos se celebraban en se
creto y ocultamente por hallarse desacreditados
y aun perseguidos. De esta misma clandestinidad
resultaba hallarse desfigurados enteramente por*
la licencia que se tomaban los sacerdotes en aque
llos conventculos para variar los ritos y ceremo
nias antiguas ; y por imitar al culto cristiano que
era el dominante , remedando algunas de sus
ceremonias para sostener de ese modo los restos
del paganismo. Asi es, que casi todo lo que re
fiere Firmico de los misterios paganos de su tiem
po es nuevo, y no se encuentra en ninguno de
los autores anteriores la Era cristiana. De los
persas y magos dice, que considerando en Jpi
ter dos poderes hacen un dolo varon (i), y que
tienen otro dolo femenino con tres caras envuel
to en serpientes: no sabemos que los persas ha
yan adorado jamas tales dolos: algo parecidos
ellos los adoran los indios en sus pagodas. Em
pase ademas el buen Firmico en probar que
los egipcios adoraban al patriarca Jos hijo de
(i) A este, dice, le llaman Mithrat y to suponen bo
yero , domador conductor de bueyes.

( 476 )
Jacob en su dolo Serapis, interpretando esta vox
como si digramos Saras-apo hijo de Sara,
descendiente suyo: y que el calatho cesto que
poni.in sobre su cabeza, significaba el celemn con
que Jos media el trigo repartindolo los egip
cios en los siete anos de esterilidad. Y ya se ve
que nada de esto lleva camino. Se sabe que el
Serapis de los egipcios era deidad moderna en
aquel pis, introducida en tiempo de los Ptolomeos; y finalmente que era el mismo dios infer
nal Pluton de los griegos llamado Serapis Sa
ra pis en Egipto (i). Pues aquello que cuenta Firniico de las fiestas lgubres de Proserpina, en las
que se esculpia una imagen de aquella diosa en
un palo cortado propsito, la cual conducida
la ciudad se lloraba y se le haca el duelo por
cuarenta noches y en la ltima se quemaba; es
cosa inaudita hasta Firmico, ni se encuentra no
ticia de este ceremonial en autor ninguno. Ver
en el palo de que hacan la imagen de la diosa,
y en los que socababan guisa de artesas para
sepultar, como l dice, los dolos de Atis y de Osiris, unas figuras smbolos del santo madero de
la Cruz, es mucho ver, y perdneme Julio que no
lo vea: que eso va en ojos, unos son miopes y
otros son presbitos. Tambien tiene mucho aire
de cuento lo que refiere del joven Atis. En Fri
gia, dice, en la festividad de la madre Cibeles se
cortaba todos los aos un pino y se ataba l al
(i) Plutar. De Iside , pg. 361 y y el P. Monfaucoa
sobre Serapis.

C 477 )
pobre de Atis; y no es menester mas para que
Firmico vea en l un remedo sacrilego de nues
tro Redentor Jesucristo clavado en la Cruz, que
es cuanto podia desear nuestro Dupuis. Pero de
be tener presente este seor lo que dijo en otro
lugar hablando de las pasiones de los dioses de
la gentilidad, "que todas aquellas fbulas cuales
quiera que fuesen sus principios, venian parar
en mutilacion. Este era el grande objeto de las
representaciones trgicas de la pasion de Atis des
pojado de su virilidad comoOsiris, como Adonis
y Camilo el de Samotracia (i)." Asi es, que ni
Luciano en lo que habla del culto de Cibeles (2),
ni otro autor, cita esa' atadura de Atis al palo, que
.en sentir de Firmico < equivale crucifixin. El
pino era rbol dedieado Cibeles como smbolo
de la fecundidad de l tierra la que representaba
aquella diosa. En los monumentos publicados por
Montfaucon, se ve Atis echado de espaldas con
tra el tronco de un pino suelto y desembaraza
do, alegre y festivo tocando un pandero y acom
paando su diosa. En otros se ve Atis y de
tras de l alguna distancia un pino y su lado
.un carnero, y otro en la base y un toro bajo la
imagen de Cibeles en el reverso. El toro y el
carnero significan, dice Montfaucoh, los taurobolios y los criobolios, sacrificios usados en el culto
de la diosa Cibeles (3).
.
(i) Tottt. 2?p. 87. 1 ':. > i' II... ...-'!'
; .
. (2) Dilog. De Dea Syria.
......
(3) Autig. exp. Tota. i? p. 9.

i 478 5
- *En el captulo 23, sin tomar en Boca Firmico Mithra ni indicar siquiera que habla de sus
misterios, cuenta que cierta noche sin decir don
de , algunos idlatras ponen un dolo tendido
boca arriba en un feretro y le lloran como di
funto entonando himnos lgubres , mas luego
que se han cansado de llorar entran luz, porque
hasta all habian llorado oscuras. Entonces el
sacerdote unta las gargantas de los llorones todos
por si se han lastimado chillando. Tune a sacer
dote omnium /fui Jlebatit fauces Unguntur ; y Ies
dice callandico : Animo, mistos, alegraos ya: (fu
el Sol ha llegado y vuestro dios se ve tibre de
ta muerte. Por donde se echa de ver, dice Boulanger, que el cristianismo res mas antiguo de lo
que se cree (i). Estraa' consecuencia! "
O se trata de las fiestas lgubres y de las ale
gres que celebraban los idlatras en distintas esta
ciones del ao en distintos dias en celebridad
de sus dioses : < de esta ceremonia que se haca
en cierta noche en la que iba junto lo triste y lo
alegre, siguindose inmediatamente lo uno lo
otro. Aquellas eran reliquias del antiguo culto de
los astros y bajo diversas alegoras y -distintas fa
bulas denotaban el descenso del Sol al hemisfe
rio austral, y la esterilidad aparente de la tierra^
y el crudo frio y los cortos dias del Otoo In
vierno: estos significaban las lgubres que se ce
lebraban al principio de aquellas estaciones, y las
alegres que ocurran al entrar la Primavera, in(i)

Dup. Tom. 3? pg. 324, en las notas (n-aaa).

( 479 5
dicaban la fecundidad y el aumento de los das
mas largos, y el calor suave que creciendo ma
duraba los frutos: efectos unos y otros de los va
rios aspectos del Sol con respecto la tierra. Pues
estas fiestas que hemos demostrado, aun con el
testimonio de Plutarco, que se celebraban pri
mero en honor del verdadero Dios del autor
de la naturaleza, se celebraron despues en ho
nor del Sol , al que suponan principio de la fe
cundidad de la tierra, y para significar como la
fecundaba por medio de sus rayos que la ilumi
naban y calentaban ; se valieron primero del sm
bolo del Lingam en la India , de donde probable
mente tomaron los egipcios el Phalus que se sa
caba en procesion en las fiestas de Primavera, y
por eso tambien representaban al Sol en aquella
estacion en dolos imgenes humanas que ma
nifestaban indecentemente sus rganos viriles en
una disposicion estraordinaria. Luego que estos
fenmenos naturales se revistieron encubrieron
con las ficciones fabulosas , estas fueron tales que
descubran aun ojos no muy perspicaces^ al Iraves de la historia fingida, el verdadero significa
do fsico en que se debian entender. Por eso Osiris, Atis, Adonis, Camilo y otras varias deidades
que representaban al Sol, se suponian haber si
do castrados, y luego ellos otros personages
aparecian vivos y enteros en las fiestas alegres de
Primavera. Y aun los mismos nombres con que
se espresaban estos sucesos fabulosos en las so
lemnidades y misterios indicaban bien claro los
fenmenos solares que se referan. Que en unas

(48o)
parles se decan ocultacion y aparicion : en otras
prdida y hallazgo. Los phrigios, dice Plutarco,
opinando que su dios dorma en el Invierno y
velaba en el Verano, le tributan cultos en am
bas estaciones , con ciertos sueos en la primera,
y despiertos en orgias bachicas en la segunda. Y
los de Paphlagonia dicen que su dios est preso
y amortecido en el Invierno, y que en la Prima
vera est libre y gil (i). Todo esto, y aun la
reunion de estas dos clases de fiestas en una mis
ma estacion y en dias seguidos, es sin duda an
terior al origen del cristianismo que nada tiene
que ver con aquellos fenmenos.
Empero en los siglos primeros de la Iglesia
avergonzados los filsofos idlatras de los absur
dos del paganismo, y de su estravagente culto,
que cada dia se haca mas despreciable vista de
la pureza y santidad de nuestra Religion, traba
jaron mucho en depurarlo de sus mas groseros
errores, y espiritualizarlo, digmoslo asi, crean
do una mstica thergia su modo, para ha
cerlo menos disonante la razon: ni se detuvie
ron veces en adaptarlo en cuanto podian al cul
to cristiano que vean aplaudido y seguido por
todas partes, no para confundir el uno con el
otro , ni para derivarlos de un origen comun,
que eso no se atrevi ninguno; sino solo para
atraerse proslitos con mas facilidad aun de en
tre los cristianos mas ignorantes, como ya digimos. Y no tiene duda que ninguno trabaj mas
(i)

De Iside, pg. 378.

I "4 8 i )
en estoque el Emperador Juliano, en prueba de*
lo cual citar solo un pasage de su quinta ora
cion. "Como el Sol , dice alli , cuando llega al
punto equinoccial de la Primavera acercndose
nosotros aumenta la duracion de los dias, ha de
bido mirarse esta estacion como la mas prop
sito para celebrar estas fiestas. Porque prescindindonos de la razon que se da deducida de la
grande afinidad que hay entre la sustancia de la
luz, y la naturaleza de los dioses; pienso yo que
los rayos del Sol tienen una facultad atractiva
propia para atraer las almas hcia su origen y
favorable aquellos que se esfuerzan por des
prenderse de la materia generatriz de este mun
do inferior: : : : : Existiendo, pues, en los rayos del
dios Sol una fuerza anaggica, como se echa de
ver no solo por su energa manifiesta sino por
su fuerza invisible , se sigue que las almas son
atradas millares hcia la luz solar siguiendo el
impulso del mas brillante de nuestros sentidos y
mas parecido al mismo Sol."
De estas y otras nuevas teoras semejantes re
sultaron en el culto gentlico, y principalmente
en los secretos misterios del paganismo las inno
vaciones que vemos en el tratado de Julio Firmicozlas cuales, dado que quisiera alguno supo
nerlas parecidas en algo los ritos cristianos, no
prueban en manera alguna haber sido tipos ori
ginales de las ceremonias de nuestro culto, pues
to que son evidentemente mas modernas que es
te. Mas la verdad i qu se baca en la Iglesia
-en tiempo de Firmico en la semana mayor y Pas-?
Tomo II.
6i

eua que se pareciese la mogignga qne descri


be aquel en el citado captulo 23? Se le parece
y la remeda aquella farsa que segun Niceforo ha
can en aquellos dias los staurolatras que la ha
bran copiado de aquellos conventculos noctur
nos. Pero entre los cristianos, qu dolo se en
cerraba en el ataud? cundo se celebraron los
agapes oscuras? Oanse por ventura en las Igle
sias reuniones de los fieles esos descomunales
chillidos y llantos semejantes los de los sacer
dotes de Baal , que dejaban rendidos los lloro
nes, y lastimadas sus gargantas? cundo se un
gieron las de los cristianos con blsamo ? Todas
esas frmulas que pronunciaban los sacerdotes
modernos del Sol indicaban los fenmenos de es
te astro y no otra cosa, como se puede ver en
alguhos autores curiosos que han malgastado el
tiempo en descifrarlas. Por cierto, si el empera
dor Juliano enemigo el mas encarnizado de nues
tra Religion , hubiese columbrado siquiera la mas
leve semejanza entre nuestro culto y nuestras ce
remonias, que l asisti muchos aos, con el
culto y ceremonias gentlicas: si hubiese traslu
cido alguna afinidad aun remota entre el obje
to de nuestros cultos y el del culto de los idla
tras, -con cunta osada, con qu descaro no nos
habria insultado reconvinindonos como hipcri
tas fementidos, que celebrando bajo la fbula de
Cristo la misma divinidad que ellos adoraban nos
desdenbamos de concurrir con ellos sus mis
terios, y obstinados en nuestro disimulo nos en
tregbamos gustosos los tormentos y los mas

atroces suplicios solamente por" no ser ingenuos'


y sinceros? Mejor hubiera manejado este argu
mento: mas bien pudiera haber descubierto esta
superchera del culto cristiano, si en l la hubie
se habido, que nuestro Dupuis: pero estaba re-,
servada la invencion de tan atroz insensata ca
lumnia nuesti'o ciudadano menos escrupuloso'
y mas insolente que aquel apstata.
Y con esto demos fin su impugnacion. To
dava se quedan por responder mil ridiculas es
peciotas de su obra interminable : pero las omito y sus respuestas por tres razones: primera,
porque muchas de ellas se han satisfecho en otras
apologas de nuestra sagrada Religion, que pue
den consultarse, 6n aumentar esta ya harto vo^
luminosa : segunda , otras estan respondidas con;
los mismos principios y razones que hemos sen
tado respondiendo las espuestas en esta obra:
tercera , porque las restantes son tan ridiculas
que no merecen se haga caso de ellas. Tales son
las que apunta al fin sobre el origen de las fies
tas de algunos santos de nuestros calendarios, que
escitaron la risa y burlas de los que las oyerort
la vez primera en el instituto nacional de Pars;
como he leido en los peridicos de aquella poca.
Al concluir este trabajo no puedo menos de
desahogar mi corazon, manifestando francamen
te los que han tenido la paciencia de repasarlo;
cuan vivo dolor me causa la tenacidad de la ra
zon humana en conservar sus errores , su facili
dad para separarse de la verdad y su pereza
indiferencia para buscarla. Todo el Oriente vive

I W T
sumida en la mas absurda y estravagante idola
tra, tal coma la profesaron sus antepasados ha
ce quiz mas de tres mil aos. Otra gran parte
del Asia y toda el Africa respeta mil aos ha y
sigue ciegamente el sistema monstruoso del Alco
ran. La Rusia con sus vastos dominios en Asia
y en Europa marchan separados del centro de
la unidad catlica , los mas de ellos sin saber por
que. Las potencias del Norte de la Europa y la
Gran Bretaa suscriben unas sectas que varan
sus dogmas segun los varios caprichos de sus
doctores. Aun en la Alemania y en las naciones
del Mediodia muchsimos seducidos por la lec
tura de tanto libro como ha vomitado esa Fran
cia contra la Religion, han claudicado en ella, la
han abandonado la miran con la mas fria in
diferencia. Qu dolor! Pues qu, no merece exa
minarse con alguna atencion un asunto del que
depende nuestra eterna desgracia nuestra feli
cidad eterna? En qu consiste que las misiones
frecuentes, el roze y comercio con gentes de dis
tintas creencias, los progresos de las luces, del
saber, de la civilizacion, abran los ojosa tan po
cos entre los extraviados? Qu razon es esta del
hombre que tanto se celebra , y de que l se va
nagloria tanto?
Desde el origen casi de las sociedades polti
cas las naciones antiguas y modernas se precipi
tan de tiempo en tiempo desde los horrores de
la anarqua hasta las crueles cadenas del despo
tismo: sacudiendo unas veces el yugo pesado de
los tiranos para entregarse los desrdenes de

{ ?5 )
nna libertad desmedida, y otras oprimiendo aqu&
los con cetro de hierro los pueblos cansados
de buscar en vano sus derechos sin encontrar
quien se los conserve y proteja con equidad y
justicia : de los cuales vaivenes nos ofrecen un
cuadro casi no interrumpido Grecia la sabia, y la
varonil Roma. Mil aos estuvo la especie huma
na sumergida en la mas brutal ignorancia , desde
el tiempo de Teodosio el joven y la invasion de las
naciones brbaras del Norte, hasta el siglo XV (i).
Ni los bellos modelos que tenian la vista y que
destruan ferozmente, aquellos monumentos del
buen gusto en las nobles artes que les dejaron
Atenas y Roma : ni el amor lo bello que parece
ser natural instinto de algunas almas privilegia
das : ni la natural propension la comodidad y
regalo : ni las nobles ideas de sencillez y elegan
cia pudieron despertarlas de su letargo. Por qu
apenas aparecen en el Lacio los monumentos de
la sabidura griega conducidos por los transfugas
de Constantinopla , se apresuran los hombres
afearlos mezclndolos con las sutilezas y maraas
del escolasticismo sin aprovecharse casi nada de la
sencillez, claridad y exactitud de un Aristteles; y
oscureciendo Platon , bastante oscuro ya por s
mismo, con los comentarios inextricables de sus
discpulos ? Con qu rapidez pasaron los dias de
un Miguel Angel, de un Rafael, de un Petrarca,
de un Taso, para dar lugar la nueva corrupcion
del buen gusto en las bellas artes, que empez
(i) - Montfaucm. Antig. explic. Tom, i? en el prefacio.

manifestarse en eA siguiente siglo! Las ciencias se


ensean peor que cuando se empezaron ense
ar en Europa, sin haber cesado de declamar al
gunos genios sobresalientes contra los malos me
todos de enseanza : sin haber cesado de propo
ner nuevos mtodos, de los cuales algunos ofre
cen muy grandes y palpables ventajas. Vamos por
donde bamos sin embargo; no por donde cono
cemos que debiamos marchar; como decia mi
paisano Sneca : pergenies non qua eundum est;
sed qua tur. Parece que la razon humana seme
jante un pndulo, toca en el punto de la per
feccion y en el justo medio en que est la verdad
cuando llega al centro de sus oscilaciones: pero
sin detenerse en l, sube hacia un estremo otro
progresando rpidamente en la carrera del error
y de la depravacion : del libertinage la esclavi
tud : del fanatismo la incredulidad: de la barbrie al pirronismo : de la grosera la mole y
fementida delicadeza : de la falta de gusto su
corrupcion : de la ignorancia la sutileza ftil
que vicia y desfigura aun aquellas verdades que
ya habia descubierto. Y si esto sucede en estas co
sas de menor interes , y en cuya aplicacion la
prctica no halla el hombre tanta resistencia den
tro de s mismo, qu estrao es lo que estamos
viendo que sucede en materia de Religion ?
Por tanto, no me lisongeo del fruto de mi
trabajo : no me prometo desengaar con mis ar
gumentos y razones, aunque por si convincentes,
ninguno de los que desgraciadamente se ban
querido alucinar con los especiosos sofismas del

47 5
Dupuis; si la fuerza de raciocinio con que he
procurado impugnarlo, no acompaa la inspira
cion interior y oculta de la divina gracia que
ilumine la razon de los seducidos, y les haga co
nocer el error y detestarlo, y les manifieste pura
y brillante la verdad , y les conceda docilidad pa
ra amarla y abrazarla y seguirla. Dignaos, pues,
Dios y Seor mio, fecundar de este modo las
palabras y los discursos que Vos mismo habeis
puesto en mi alma, y que acabo de estampar en
este tratado, para que todo ceda en mayor honra
y gloria vuestra , en beneficio y provecho de las
almas de mis hermanos estraviados ; siendo asi
aceptables mis tareas vuestros divinos ojos, que
es la nica recompensa que me propuse sacar
desde el principio de ella hasta su conclusion. ...

FIN DE ESTA OBRA.

NOTA.
Para mas fcil inteligencia de lo que se dice en esta
obra sobre los orientes y ocasos de los astros, debemos ad
vertir que se dice que nacen helicamente cuando asoman
por el Oriente poco antes de apuntar el dia, como sucede
la Luna en los dltimos dias de su cuarto menguante. Nacen
csmicamente cuando yendo en conjuncion con el Sol, na
cen en el Oriente al mismo tiempo que l , como sucede
la Luna el dia primero 6 en la Neomenia Luna nueva.
Nacen acrmicamente cuando estando en oposicion con el
Sol salen al ponerse este, como la Luna el dia que llena.

PE DE ERRATAS DEL TOMO PRIMERO.


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antes J. C.
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IDEM DEL SEGUNDO.


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origina. . . . . originat
.
donde
. de donde. . .
puede. . . , , pueden
.
Cnrumodi. , .
Cuiiumo.ii
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s:nsible. . . . . alto
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To

Totto.
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profiera.. . . , profeta
.
Touctier. . . , Foucher
.
Los ministros .
Los misterios
.
Liug"i. . . .
Ltogan
.
tierra de uno
. , tierra uno. . .
d.sctibrirse.. .
descubriese
.
en su . . . .
su
.
des inadas. . .
detenidas
.

Tavardin. . . . Favardin

morrin
coraza. . . .
.
muer ....
muerte
mises ....
inieses
.
escuales. . .
.
escuelas
.
fondores. . .
rundadores
como to. . .
como ta

de Invierno
Satevis
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Titanoinaquia
que se ttama tambin
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