Daniel Innerarity El Poder Cooperativo Otra Forma de Gobernar
Daniel Innerarity El Poder Cooperativo Otra Forma de Gobernar
Daniel Innerarity El Poder Cooperativo Otra Forma de Gobernar
EL PODER
COOPERATIVO:
OTRA FORMA DE
GOBERNAR
Daniel Innerarity
Sesin acadmica
ESADE Barcelona
2 de Febrero de 2006
Vivimos en una poca en que el poder poltico -los estados y los gobiernosse encuentra en apuros, ante unas dicultades no menos graves que las
que acompaaron, en los orgenes de la era moderna, su proceso de constitucin. La poltica se ha vuelto dbil frente a la poderosa competencia de
los ujos nancieros y los poderes mediticos; su espacio propio se pierde
en los formatos inditos de la globalizacin y frente a las exigencias particulares que plantean los procesos de individualizacin. Al mismo tiempo,
buena parte de los problemas que se plantean al estado contemporneo
tienen que ver con el hecho de que no esperamos de l tanto el aseguramiento de derechos como el cumplimiento de determinadas prestaciones. El estado topa con especiales dicultades siempre que se trata de
controlar, movilizar, cohesionar, organizar, implementar o asegurar. Todas
estas tareas forman parte de las funciones que tenemos derecho a exigir
de quien ejerce el poder poltico y que este, en las actuales circunstancias,
no puede satisfacer con los medios tradicionales.
Un rasgo comn a diversos procesos sociales es que, de manera creciente, se sobrepasan los lmites polticos, tanto los territoriales como
los funcionales o sectoriales: las acciones locales tienen cada vez ms
efectos externos en otras comunidades; la poltica local queda trabada
con la exterior; los procesos de globalizacin conguran nuevos espacios
regionales. Todo ello conduce a que las tareas pblicas ya no se puedan
realizar dentro de los lmites institucionales. Los gobiernos y las administraciones tienen que colaborar con los agentes econmicos; los mercados
ya no funcionan sin cierta regulacin estatal ni sistemas de negociacin
institucionalizados y, en general, las instituciones estn cada vez ms
comprometidas con sistemas de coordinacin. En una sociedad donde aumentan las interdependencias entre territorios y niveles, crece tambin la
necesidad de coordinacin. El gobierno de estas relaciones complejas y la
gestin de tales interdependencias exigen formas de cooperacin, adems
de los tradicionales procedimientos, como la legislacin o la asignacin de
recursos nancieros.
Se tratara, por tanto, de salvar al poder hacindolo cooperativo; de
transformar la poltica de manera que pueda cumplir las funciones que le
asignamos. Precisamente, la idea de gobernanza se ha ido introduciendo
en los ltimos aos para designar una nueva manera de gobernar, un
nuevo tipo de estructuras y procesos para llevar a cabo la accin poltica
en sociedades donde hace tiempo que se han disuelto los lmites del estado
tanto frente a la sociedad como en relacin con el escenario internacional. Encontramos esa forma de gobernar en mbitos muy diversos: en las
organizaciones, en los equilibrios institucionales de la Unin Europea,
en el orden internacional incipiente Son formas de cooperacin entre
diferentes actores, de integracin, conanza y legitimacin, que aparecen
como una oportunidad de conquistar nuevos espacios de juego para la
conguracin poltica, all donde antes no se vean ms que obstculos
para desarrollar una poltica orientada al inters general. En tanto que
modo de gobernar, la gobernanza cuestiona la idea y los instrumentos
tradicionales de la actuacin poltica, lo que afecta de manera especial a
la administracin pblica, a la que corresponde la funcin de identicar y
llevar a cabo las polticas pblicas. En este sentido, la gobernanza resulta
un concepto clave para la reforma de las administraciones.
El gobierno cooperativo
El gobierno cooperativo
El gobierno cooperativo
La administracin pblica:
de la gestin
a la gobernanza
La administracin pblica
La segunda mitad del siglo XX fue testigo de una serie de procesos que implicaron cambios muy radicales en lo que respecta a la concepcin de la poltica,
del estado y del gobierno. El desafo democratizador
de los aos cincuenta planteaba un conjunto de objetivos cuyo cumplimiento caba esperar de los instrumentos tradicionales del derecho y el estado. El
estado activo de los aos sesenta responda a unos
problemas bien distintos de los que deba afrontar el
estado mnimo de los setenta, lo que aconsejaba tambin la adopcin de medidas diferentes. Finalmente,
desde nales de los noventa parece exigirse una nueva forma de gobernar, una vez que el problema ya no
es ni la falta de mercado ni el exceso de burocracia,
sino el dcit de integracin, la fragmentacin del es-
Estado activo
(aos 60)
Estado mnimo
(nales de los 70)
Estado activador
(nales de los 90)
Palabras clave
Estado de derecho
Democracia
Planicacin
Management
Desburocratizacin
Gobernanza
Sociedad civil
Problemas
Democracia fallida
Mercado fallido
Burocracia fallida
Exceso de regulacin
Comunidad fallida
Fragmentacin
Objetivos
Estado de derecho
Democracia
Efectividad
Simplicacin
administrativa
Desburocratizacin
Inclusin
Participacin
Responsabilidad
hacia el bien comn
Teoras
Parlamentarismo
Pluralismo
Macroeconoma
Microeconoma
Public choice
Nueva Gestin
Pblica
Neoinstitucionalismo
Comunitarismo
Capital social
Soluciones
Derecho
administrativo
Reforma de la
administracin
Outsourcing
Privatizacin
Estado garante
Reparto de
responsabilidades
Gobierno estatal
Jerarqua
Reglas
Derecho
Infraestructura
Informacin
Competencia
Incentivos
Dinero
Combinacin
de mercado
jerarqua
y comunidad
conanza
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La administracin pblica
A la gobernanza
Transferencia de responsabilidades
Reparto de responsabilidades
Adjudicacin de prestaciones
Activacin de prestaciones
Privatizacin (outsourcing)
Autorresponsabilidad
Optimizacin vertical
Integracin horizontal
Orientacin al cliente
Compromiso ciudadano
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La administracin pblica
La gobernanza sita la raz del problema en la sociedad misma y no en el desarrollo de una defectuosa tcnica administrativa, de manera que no es
tanto un defecto de gestin como un fallo social. Si
el problema reside en la sociedad, tambin en ella
se encuentra la solucin. Por esta razn, mientras
que la Nueva Gestin Pblica conaba en la privatizacin para hacer frente a ese problema, la gobernanza considera que su solucin no pasa por una
eciente administracin, sino por la cooperacin
con los sectores sociales afectados. As pues, se
tratara de implicar a los actores sociales en la solucin de los problemas, de motivarlos y activarlos,
para no convertirlos en ciudadanos dependientes
o en clientes irresponsables. De ah su insistencia
en la idea de integracin social y su lucha contra
la exclusin, tanto en el extremo inferior de la escala social como entre los ms privilegiados, que
se protegen en gated communities y se sustraen de
sus responsabilidades sociales. En consecuencia,
los nuevos objetivos del gobierno, adems de la eciencia, son el fortalecimiento de la cohesin social
y poltica, la participacin, la cooperacin y el compromiso. Desde esta perspectiva, no es extrao que
los resultados sociales de largo alcance sean ms
importantes que los resultados a corto plazo.
Lo especco de la idea de gobernanza es la colaboracin entre el estado y la sociedad civil con vistas
a la regulacin de los asuntos colectivos con criterios de inters pblico. La colaboracin no signica nicamente cooperacin directa entre el estado
y los actores sociales, sino tambin superposicin
de regulaciones. El principio jerrquico se quiebra
por las dependencias que se establecen entre instancias que no se encuentran en una cadena nica
de mando y que son actores realmente autnomos,
que van desde la coordinacin interministerial a
los procedimientos de deliberacin de tipo federal,
los acuerdos entre actores pblicos y privados o la
compatibilidad entre diversos sistemas sociales.
Frente al modelo atomista del management (Flinders, 2002), se busca trazar un holistic mapping
(Wolf, 2000) que asegure la coherencia de la actuacin pblica. La activacin del espacio pblico, su
integracin y coherencia, son ms importantes que
la optimizacin fragmentada.
La idea de gobernanza proporciona una nueva
orientacin de la administracin pblica cuyas caractersticas podran sintetizarse como sigue: 1) ya
no tiene sentido una escala jerrquica clara y una
delimitacin incontestable de los mbitos de poder;
2) gobernar es una combinacin de procedimientos
en la que, adems de decisiones unilaterales, hay
conanza, cooperacin y mercado; 3) los procesos
estn por encima de las estructuras (Rosenau y
Czempiel, 1992; Rosenau, 2000), de manera que es
la lgica de los asuntos que estn en juego la que
establece el modo como se articulan las diversas
instancias que intervienen.
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El principio
de cooperacin
El principio de cooperacin
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La coordinacin es difcil porque exige que los participantes desarrollen capacidades de reexin y estrategia, propiedades contradictorias con su lgica
autorreferencial. Al tratarse de lgicas divergentes,
la coordinacin no acontece espontneamente, sino
que requiere un esfuerzo decidido, adems de preparacin. Un impulso para la implcita autolimitacin es la expectativa del benecio comn que se seguira de las acciones integradas. En contraste con
el carcter de juego de suma cero -lo que uno gana,
otro lo pierde: la suma de ganancias y prdidas es
cero-, propio del enfrentamiento entre sistemas
estructurados jerrquicamente, la coordinacin
ofrece la posibilidad de juegos de suma positiva. La
cooperacin, precisamente, trata de congurar las
relaciones entre los elementos de tal modo que de
esa conguracin resulte una ganancia combinatoria ptima.
Para dar lugar a un juego de suma positiva es necesario que los actores desarrollen estrategias ms
all del mero regateo coyuntural. Por eso, estas formas de colaboracin no son frecuentes. El control
autoritario y la autoarmacin narcisista son ms
simples; de ah que sean lo habitual. Por supuesto,
El principio de cooperacin
los procesos cooperativos no son evidentes, ni tampoco lo habitual; al contrario, son ms bien inverosmiles y exigen que se den unas condiciones que
no suelen ser lo general. Para asuntos como este, es
apropiado el principio metodolgico que formulaba
Luhmann como la inverosimilitud de lo normal
(1984: 162). Hay cosas que no suelen darse, porque
son difciles, pero a las que tenemos que aspirar,
porque deberan ser normales. Su inverosimilitud
no les resta valor, ni el hecho de que sean algo especialmente deseable les resta dicultad. Sin embargo, al mismo tiempo, hay buenos motivos egostas
para la cooperacin, motivos que son ms poderosos cuanto ms costes implique la incapacidad de
cooperar. Entre los factores que Robert Axelrod
menciona como especialmente importantes para
desarrollar ese rgimen de coordinacin gura la
capacidad para dirigir la propia accin de acuerdo
con proyectos de constelaciones futuras. La capacidad de reexin implica estar en condiciones de
esperar, de graticacin diferida, de egosmo ilustrado; permite operar con futuros imaginados, gobernar la accin presente haciendo clculos en las
sombras del futuro (Axelrod, 1984: 174).
La necesidad de cooperacin se hace evidente al
comprobar que las peculiaridades de una estructura jerrquica -rivalidades internas, egosmos
organizados, competencia improductiva- no son
producidas bsicamente por los actores, sino por
las distorsiones comunicativas que genera la jerarqua misma. Con una estructura distinta, las especicidades de cada uno de los elementos no necesitan ser defendidas contra una direccin que era
percibida como esencialmente controladora; ms
bien pueden esperar apoyo, consejo o mediacin,
es decir, ayuda para ejercer la propia responsabilidad. De este modo, crece la verosimilitud de que la
actuacin descentralizada y reticular proporciona
al mismo tiempo ventajas para las partes y para el
sistema en general.
La lgica de la cooperacin es tan abierta que da
lugar a mltiples combinaciones. A propsito de
la heterarqua de los sistemas sociales comple-
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y garante de la cooperacin. Lo que viene llamndose estado garantizador (Schuppert, 1999) es una
transformacin que parte del reconocimiento de que
el estado no es el que decide y produce, sino ms
bien el que activa y modera los desarrollos sociales
que ni puede ni debe determinar en exclusiva.
Las estructuras jerrquicas de gobierno ya no estn a la altura de la racionalidad social congurada
una vez que sistemas sociales como la economa,
los medios, la tcnica, la ciencia o la educacin se
han emancipado del estado como totalidad omniabarcante. Las nuevas libertades que permite
esta autonomizacin de los sistemas sociales vienen acompaadas del riesgo de que esos sistemas
solo vean sus particulares identidades funcionales
y pierdan de vista su articulacin en el seno de una
totalidad. Cada uno tiende a considerar la realidad
desde el punto de vista que le resulta ms familiar
(como algo rentable, oportuno, bueno, sano, etc.),
de manera que le cuesta entender que entren en
juego otros criterios: que la economa tenga deudas sociales, que la poltica deba tener en cuenta
principios ticos, que la bondad moral tiene mucho
que ver con la pericia profesional, que la sanidad no
puede ser econmicamente ruinosa La diferenciacin funcional lleva a que los sistemas, cada vez
ms especializados, tengan una alta sensibilidad
por los propios asuntos y una creciente indiferencia
frente a todos los dems (Grimm, 1990: 14). Existe
en los sistemas sociales algo que se podra denominar falta de lealtad social, pues buena parte
de su ecacia se debe a una totalidad que no son
capaces de percibir. Es precisamente en este punto
donde se concentra la nueva funcin de la poltica:
una mediacin social cuyo contenido es confrontar
los sistemas sociales autnomos con sus condiciones de posibilidad y composibilidad. Desde esta
perspectiva, la poltica se constituye como instancia de reexin social: el gobierno respetuoso con
la diferenciacin social ha de apuntar en la lnea
de sensibilizar a cada una de las esferas sociales
acerca de los costes sistmicos que se siguen de un
cierre operativo, as como fortalecer la capacidad
de autoobservacin y reexin.
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Contrapesar la dinmica centrfuga de los sistemas diferenciados constituye el verdadero problema de la poltica en una sociedad compleja.
La tarea fundamental de la poltica y el estado
en la sociedad del conocimiento es la coordinacin y mediacin de los sistemas sociales, tan
complejos, expertos y dinmicos que excluyen un
control estatal autoritario. El gobierno, entendido como una coordinacin multilateral para
una conguracin de la sociedad orientada al
bien comn (Fritz, 1988: 63), no es ms sencillo,
sino que se ha vuelto una tarea especialmente
exigente. La poltica se convierte en especialista
de una prestacin que resulta extremadamente
precaria en las sociedades complejas: moderar
el conjunto, la compatibilidad de los sistemas
funcionales autnomos.
El gobierno cooperativo es tanto ms importante
cuanto ms heterognea es una sociedad y ms
contradictorios son los intereses en ella representados, cuanto ms pluralista es la determinacin de su bien comn. Por eso cabe sostener
que la solucin neoliberal es insuciente incluso
en orden a sus propios objetivos de permitir el
autogobierno de la sociedad. En una sociedad
donde los actores privados, tanto los individuos
como las organizaciones, no solamente desean
perseguir sus intereses particulares, sino que
tienen derecho a ello, resulta necesaria una instancia que asuma una responsabilidad respecto
del todo, una especie de responsabilidad por el
sistema. La poltica y el estado encuentran su
justicacin en la necesidad de hacer frente a
las dicultades especcas que resultan de un
gobierno cooperativo: los procesos de decisin
son ms complicados cuando los destinatarios
forman parte del proceso en el que han de adoptarse; hay agentes que disponen de la capacidad
de bloquear una decisin, lo que debe estar previsto en procedimientos que al menos lo diculten; existe tambin el peligro de que el acuerdo
se logre a costa de un tercero que est ausente,
lo que disminuye la conictividad de las negociaciones, pero tiene otros efectos negativos, como
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Debate con
Daniel Innerarity
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Hay dos o tres factores clave en los que no haba reparado nunca. Uno de ellos es que la jerarqua choca
con el incremento de la cualicacin de los grados
inferiores. A mi jefe, por ejemplo, para reconocerle el
papel de jefe, le pido mucho ms que el mero hecho
de que me encomiende determinadas tareas. En este
sentido, el sistema descrito hace una aportacin muy
interesante: el jefe es el motor de todo, pero al nal
las decisiones deben ser tomadas por las partes que
mejor saben qu puntos hay que valorar y a qu se
debe conceder ms peso. Su exposicin me ha gustado, pero no la tomo como un absoluto. Sus palabras tienen importancia para la cosa pblica, pero,
profesionalmente, la tienen, sobre todo, en cuanto a
gestin de sistemas, para lo cual puede convertirse
en un modelo muy vlido.
D. I.: Esta pregunta entronca con un tema apasionante: cmo dirigir un sistema complejo. Existe un
paralelismo evidente entre el gobierno poltico y la
direccin empresarial, entre la complejidad de la
sociedad y la complejidad de las organizaciones. En
uno y otro mbito se pone de maniesto que gobernar consiste en promover la cooperacin, organizar
el desorden y gestionar adecuadamente el conocimiento. Hoy nos encontramos precisamente ante un
agotamiento de la jerarqua como principio ordenador de las sociedades.
Constituye un inters reexivo de toda organizacin
evitar la sobrecarga que se seguira de su competencia total. A pesar de lo que a primera vista pueda
parecer, la direccin no pierde con ello peso en las
organizaciones. Lo que ha cambiado son sus funciones y tareas. Lo decisivo es que la direccin ya
no puede llevar a cabo esa funcin segn el rgimen
convencional de un gobierno directo y autoritario,
sino mediante el arte de un gobierno indirecto. Con
ello desaparece tambin la denicin autoritaria, jerrquicamente simplicada, de bien comn o inters
corporativo. Los sistemas complejos no pueden ser
gobernados desde un vrtice jerrquico, pues esto
supondra una simplicacin que no se corresponde
con la riqueza, iniciativa y pericia de sus elementos.
A mi juicio, la tarea fundamental de la direccin en
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D. I.: Sigo pensando, pese a todo, que los polticos hacen mal algo que nadie puede hacer mejor que ellos.
El problema ante el que nos encontramos es que no
se trata de defectos de las personas o de incompetencias singulares, sino de un dcit sistmico de la poltica: su escasa inteligencia colectiva en comparacin
con el vitalismo de otros mbitos sociales. Las tareas
de la poltica se han transformado profundamente;
de ah la necesidad de volver a denir su sentido, el
alcance de la representacin, la articulacin entre lo
pblico y lo privado, etc. Sin embargo, no acierto a
imaginarme una sociedad donde no haya un tipo de
actividad del estilo de lo que hemos llamado tradicionalmente poltica. Las candidaturas a reemplazar
la poltica (el derecho, la tcnica, el periodismo, la
sociedad civil, los movimientos sociales) no han
pasado hasta ahora la prueba, y creo que as va a
seguir ocurriendo.
Jaume Urgell: En sus reexiones he echado un poco
en falta algn comentario sobre el papel de los medios de comunicacin, que en las democracias occidentales justamente ayudan al resto de los agentes
a conocer sus entornos y ofrecen a cada uno de ellos
informacin sobre las prioridades de los dems.
Tambin me gustara que nos comentara un poco la
aplicacin de las teoras y los cuadros que nos ha entregado, as como la de la teora democrtica actual,
en las sociedades occidentales democrticas. Qu
ocurre en el resto de las zonas del mundo? Hablamos de globalizacin, del incremento de la movilidad
de los ciudadanos y del mundo como un solo mundo,
pero la poltica, los modelos de gestin pblica, de
gobierno y de gobernanza adoptan una determinada
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