Sociedad Civil y Ciudadanía

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Estado, Sociedad y Derecho

UNAM

Unidad 6
Actividad: Sociedad civil y ciudadanía.

Alumno: Zárate Flores Benjamin Ernesto


Profesor: Ruíz Alegría Carlos
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El Estado moderno se encuentra dentro de una ruta de cambio, se trata a grandes


rasgos de una nueva dimensión en cuanto a las responsabilidades y obligaciones;
así como de su colaboración con las nuevas configuraciones público-privadas como
son asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales y de la propia
sociedad civil.

Puede decirse que este cambio es un paso lógico hacía las democracias de la
época moderna, de los llamados “Estados Red”, donde la participación de toda la
sociedad es indispensable para su avance y en la forma en como se obtienen
resultados exitosos.

Sin embargo, ante este avance de la sociedad aún se mantienen distintos rezagos
en ámbitos como la pobreza o la desigualdad económica, siendo temas recurrentes
en los discursos políticos.

Para combatir estos problemas, es necesario el empoderar a estos sectores


vulnerables, darles una mayor proyección social, así como una dotarles de una
mayor participación que involucre la generación de propuestas para así erradicar el
problema considerando su experiencia y visión cercana dentro del propio problema.

Es necesario también el desarrollar políticas gubernamentales que logren


subsanar el problema, pues a través de las políticas públicas se puede atender de
manera eficaz los obstáculos con el uso de recursos económicos para su análisis e
investigación. También, considerar a los demás sectores de la sociedad como son
las asociaciones civiles, sector privado, organizaciones no gubernamentales y a la
propia comunidad; es como se podrán obtener mejores resultados de manera
diversificada.

Se trata pues de involucrar cada vez más a la sociedad con la toma de decisiones
por parte del gobierno, de generar una verdadera democracia participativa que
encuentre en la población no solo el propio problema, si no también la solución.
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Al generar propuestas, será necesario también el crear mecanismos de


seguimiento y control para constatar el cumplimiento de los compromisos
gubernamentales, pues al venir del propio Estado, se contrae una obligación que
debe ser cumplida a cabalidad hacía los contrayentes, que en este caso es la
sociedad civil.

Podemos decir que parte de estos compromisos ya se encuentran estipulados


dentro de la Constitución. Normas que deben regir el actuar del Estado hacía con
los ciudadanos, garantizando su bienestar, igualdad y felicidad como punto
primordial de su haber.

Debe considerarse que la Constitución no es un reflejo del panorama político ni


tampoco representa todos los factores que constituyen la influencia política de un
país, pues esta, por buena que sea o por los mejores preceptos que incluya, puede
no empalmar con la realidad social y muchas veces queda tan solo en las buenas
intenciones. Considérese que las buenas intenciones no rigen la vida de un Estado,
si no su correcta aplicación.

En si misma, la Constitución muestra una linea continua entre estabilidad y


permanencia por su carácter normativo, pero la realidad política puede ser
completamente diferente de acuerdo con diversos factores como son la
implementación, los grupos de poder y la ciudadanía.

Si en un Estado la Ley Fundamental no se adapta a una realidad, es quizá


necesario el reformarla, adecuándola a las necesidades que requiere el contexto;
pero debe ser un proceso cuidadoso y vigilado, pues se corre el riesgo de violarla si
los cambios contemplan los intereses particulares de los grupos que ostentan el
poder o que agrupan los colectivos dominantes.

Bajo la concepción del abogado y político Ferdinand Lasalle, la Constitución sea


cual sea forma física, no retiene un valor por si mismo. Su idea es que el papel no
guarda valor tangible y no es de mayor relevancia, si no su contenido en específico,
pues al reconocer su fragilidad como un simple objeto, no significa que se
desconozca su utilidad y sus efectos. Como tal, el valor que guarda un colectivo de
normas de esta importancia, se encuentra en su significado.
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Lasalle también consideró los significados que podría aportar un documento de
dicha naturaleza, planteó incluso que las constituciones podría interpretarse como
un mecanismo de control que ejercían los grupos poderosos para controlar a la
parte de la sociedad menos afortunada; engañando a los explotados y legitimando
dicha explotación.

Así, entra la teoría que bajo este argumento, una Constitución podría significar el
legitimar los peores deseos e intenciones de quienes elaboran dichos textos, pues
se corre un riesgo enorme de que sin vigilancia o control, estos puedan manipular
su contenido para sus intereses.

Pensando en un sentido más positivista, Lasalle consideró también que vale en la


medida que le asigne la propia sociedad, pues de no existir quienes la apliquen o la
obedezcan, pasaría a ser simple letra muerta, palabras escritas en una simple hoja
de papel.

Por tanto, es indispensable considerar el documento supremo del Estado no solo


como simple repositorio normativo, si no como una guía jurídica y fundamental para
el buen desarrollo de la vida pública, de convivencia y de la lucha social histórica
que debe ser protegida ante factores internos o externos; pues su significado es
susceptible de averías o daños severos.

Ahora, consideremos la realidad política en la cual se ven inmersos los Estados


contemporáneos, se trata de los sistemas de partidos que juegan un papel
democrático esencial en la formación de la vida no sólo política, si no también
pública del propio Estado.
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Existen pues, distintas formas de organización política y gubernamental, así como


en la forma en como son constituidas dichas organizaciones; específicamente a
través de sistemas electorales.

Los sistemas partidistas garantizan una organización política democrática y plural


que se consolidan como un medio de comunicación entre el gobierno y
gobernados, conformándose como una representación política de la sociedad
dentro de la política gubernamental.

Así, los partidos representan diferentes opiniones o exigencias ciudadanas que


dan voz a la sociedad como una figura legislativa para obtener y ejercer el
gobierno. Es entonces cuando se consideran los sistemas de partidos como son los
de partido dominante, los bipartidistas, los de pluralismo moderado y los de
pluralismo polarizado.

El de partido dominante como su nombre lo indica, es aquel donde el poder lo


ejerce un solo partido dentro de un proceso electoral libre y de apariencia
democrática.

El de características bipartidistas es aquel donde sobresalen dos partidos, los


cuales presentan en su mayoría las iniciativas legislativas y que de estos, alternan
el poder de vez en vez; tal es el caso de Estados Unidos donde coexisten los
partidos republicano y demócrata.

Los de pluralismo moderado se conforman principalmente mediante alianzas o


coaliciones partidistas que garanticen una victoria bajo dicha figura. Mientras que
los de pluralismo polarizado son aquellos que por el contrario, no logran coaliciones
o métodos de unión que garanticen el éxito en las contiendas electorales o en el
proceso legislativo al cerrar su agenda política.

Actualmente podemos tomar como ejemplo los sistemas electorales mayoritarios,


que son aquellos que son elegidos bajo una mayoría simple que tiende a aplicarse
normalmente en regiones o distritos uninominales; tomando en cuenta que este tipo
de sistema electoral puede crear condiciones adversas hacía los grupos políticos
minoritarios u opositores, generando una notable desproporcionalidad.
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También consideramos los sistemas de representación proporcional, el cual


contempla un sistema contrario al mayoritario y que asigna representantes a las
distintas fuerzas políticas mediante un acuerdo proporcional a su fuerza y
capacidad electoral.

Por último, se contemplan los sistemas electorales mixtos que contemplan los dos
ejemplos anteriores, conjugando mecanismos de mayoría relativa y representación
proporcional que por lo regular, se basan en una estructura de mayoría simple en
distritos uninominales y que son complementados por escaños adicionales
distribuidos equitativamente.

Se determina entonces un camino de las sociedades actuales que se dirigen


hacia la apertura ciudadana, una evolución rápida hacía la integración de los
diferentes sectores para la administración y dirección del Estado a través de su
configuración gubernamental, con los partidos políticos en su tarea legislativa y
de la sociedad en general.
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Bibliografía:

- Canto Chac, Manuel. (coord.) “Nuevos enfoques, nuevos actores del desarrollo
social”. México, CONACYT

- Castellanos, Goût, Milton, Emilio. (2004) “Del Estado de derecho al Estado de


justicia” México, Porrúa y Universidad Autónoma de Baja California, México

- Lasalle, Ferdinand (1975) “¿Qué es una Constitución? “ México, Siglo Veinte.

- Bobbio, Norberto y Lijphart, Arend. (2000) “Modelos de democracia ”, en El futuro


de la democracia. México, FCE

- Lijphart, Arend. (1999) “El modelo Wetsminister de democracia ”, en Modelos de


democracia. Barcelona, Ariel.

- Valdés, Leonardo. (2016). "Sistemas electorales y de partidos". México DF: Instituto


Nacional Electoral.

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