Libro de Luis Veres

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Luis Veres ha sido profesor invitado en ms de quince

pases de Europa y Amrica Latina. En la actualidad es profesor del


Departamento de Teora de los Lenguajes de la Universidad de
Valencia. Es autor de las novelas El hombre que tuvo una ciudad, El
cielo de cemento y La casa del fin del mundo, as como de los
ensayos, La narrativa del indio en la revista Amauta, (2001),
Periodismo y literatura de vanguardia en Amrica Latina (2003), La
retrica del terror (2006), Los reyes y el laberinto (2007) y El sentido
de la metaficcin: de Woody Allen a Roberto Bolao (2015). Ha
coordinado los volmenes Literatura e imaginarios sociales (2003),
Estrategias de la desinformacin (2004) y Entre la Cruz y la Media
Luna. (2007). Ha ganado el premio de novela Vicente Blasco
Ibez (1999) y el Juan Gil-Albert de ensayo (2002).

Cine documental y criminalizacin indgena

Luis Veres

Cine documental y
criminalizacin indgena
Terrorismo, cine documental y mundo mapuche

Luis Veres

La historia del indigenismo es una historia de opresin en donde


diferentes actores y naciones se han ido sucediendo en el expolio
sistemtico del territorio. Problemas de comunicacin y lenguaje
acentuaron estos conflictos a lo largo del tiempo, pero fue el rdito
econmico el que incentiv el conflicto desde los espaoles al aterrizaje
de las multinacionales. El caso de Chile supone hablar del conflicto
mapuche y del silencio que los medios de comunicacin propician de
manera intencionada. Slo el cine documental y unas pocas cabeceras
de peridico han rescatado la voz de este pueblo tan injustamente
tratado, un conflicto que el cine trata de explicar desde los aos setenta
hasta la actualidad con desigual fortuna. Este libro es un recorrido por
las voces y las imgenes de las vctimas y de los verdugos de la historia
ms vergonzosa y menos conocida de la historia reciente de Chile a
travs del gnero documental.

EDICIONES
UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA

Cine documental y criminalizacin indgena.


Terrorismo, cine documental y mundo mapuche.

Cine documental y
criminalizacin indgena

Terrorismo, cine documental y mundo mapuche

Luis Veres

Ediciones Universidad de La Frontera


Temuco, Chile, 2015

Ttulo CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA


TERRORISMO, CINE DOCUMENTAL Y MUNDO
MAPUCHE

Autor LUIS VERES


N. inscripcin 254.353
ISBN 978-956-236-283-2
Publicado por EDICIONES UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA
FACULTAD DE EDUCACIN, CIENCIAS SOCIALES Y
HUMANIDADES
Avda. Francisco Salazar 01145,
Casilla 54-D
Temuco, Chile
Coleccin ESPIRAL SOCIAL
Primera edicin JUNIO DE 2015
Comit cientfico DR. FERNANDO LEIVA Univer. del Estado de Nueva
York en Albany (SUNY-Albany), Estados Unidos.
internacional
DR. FRANCISCO SIERRA CABALLERO Univer. de
Sevilla, Espaa/CIESPAL, Ecuador.

DR. MIGUEL VZQUEZ LIAN Univer. de Sevilla,


Espaa.

DRA. FLORENCIA SAINTOUT Univer. Nacional de La


Plata, Argentina.

DR. EVANDRO VIEIRA OURIQUES Univer. Federal de


Ro de Janeiro, Brasil.

Diagramacin y RUBEN SNCHEZ SABAT


diseo de portada
Imagen de portada MUJER MAPUCHE
Fotografa de GUSTAVO MILET RAMIREZ PROPIEDAD DEL
ARCHIVO ICONOGRFICO DE LA ARAUCANA
Impreso por IMPRENTA UFRO
Temuco, Chile - Fono: 56-45-2325411

Agradecimientos

Este libro guarda muchas deudas que, seguramente quedarn


impagadas. En primer lugar me gustara agradecer a todas aquellas
personas que me recibieron en Chile con los brazos abiertos a pesar
de no conocerme de nada. En primer lugar a ese uruguayo hijo de la
globalizacin llamado Vctor Silva, que me dijo que exista un pas
llamado Chile. A mis amigos Rodrigo Brawne-Sartori por invitarme
dos veces a la Universidad Austral de Chile en el ao 2013. A la
profesora Norma Huerta Andrade y su marido, el inimitable Carlos
Oyarzn, por su hospitalidad y por una forma de ser que me
acompaar siempre. A los profesores Arturo Figueroa y Vctor
Hugo que hicieron ms llevadero mis malos momentos porque
algunas cosas me ensearon sobre la electricidad. A Germn Llorca,
que me acompa en mi primera visita. Al profesor Carlos del Valle,
que incentiv con mucho nimo mi inters por el pueblo mapuche,
por su hospitalidad en la Universidad de la Frontera donde obtuve
valioso material para este libro que ve la luz gracias a l. A Rubn
Snchez que vigil su maquetacin con esmero. A Jorge Pinto, que
me inspir con sus libros. A Guido Brevis, por sus pelculas y por
solucionarme muchas dudas. A Ximena Navarro que me consigui
varios documentales que nunca hubiera conseguido en Espaa. A
Luis, chfer de la Universidad de la Frontera, que me llev por las
tierras de Villarrica ensendome el paisaje de la primavera austral y
me inform sobre otros puntos de vista del problema mapuche. A la
Asociacin Universitaria Iberoamericana de Postgrado y a la
Universidad de Valencia, que financiaron mis dos visitas a Chile y, sin
las cuales, nunca habra salido este libro. Y, cmo no, a Joan del
Alczar que, con una seriedad inimitable, revis el libro y me escribi
las palabras que lo prologan. Y como siempre, a Pilar y a Luis, que
soportaron la distancia y mi ausencia y que nunca pudieron ver una
cabaa en el ro Cruces frente a los pelcanos y los cisnes de cuello
negro ms all de las fotografas.

NDICE

Agradecimientos

Prlogo

11

1-

Los mapuches: historia de un proceso

21

2-

Las consecuencias de la Guerra del Pacfico

31

3-

El S.XX y la perpetuacin de la criminalizacin

39

4-

La dictadura y la pinochetizacin del indgena

51

5-

Los aos noventa: el despojo multinacional

57

6-

De aquellos barros estos lodos: el racismo

61

7-

De la invisibilidad al conflicto

73

8-

Y aqu lleg el documental

89

9-

Y lleg el documental a Chile

99

10 - Los mapuches en el cine documental de los sesenta y setenta

111

11- Los mapuches y el cine de la dictadura

123

12- Y lleg el documental a la democracia

135

13- Los documentales del S. XXI

143

14- Los mapuches y la criminalizacin de la protesta

201

Bibliografa

209

Prlogo

Siempre es un placer y un honor que un colega te pida un


prlogo para su ltimo libro, as que esta ocasin que se me ha
brindado no hace sino reforzar esos sentimientos. Cuando, adems,
ese libro conecta con las inquietudes y las lneas de trabajo de uno,
esas dos reacciones se potencian. Eso es lo que me ha ocurrido tras la
peticin de unas palabras para abrir este libro por parte del colega y
amigo Luis Veres.
Ambos somos profesores de la misma institucin, la Universidad
de Valencia, y ambos compartimos un mismo inters por Chile como
objeto de estudio; afectos y querencias varias, aparte. Debo
apresurarme a aadir un tercer elemento que constituye la clave de
bveda de esos protagonismos compartidos: a ambos nos interesa la
imagen, nos convocan los documentos en formato audiovisual; y
como en este libro se hace evidente, la pasin del profesor Veres por
el gnero documental tambin nos acerca.
Como deca, el autor de este libro y quien firma estas lneas
impartimos docencia e investigamos en la misma Universidad, la de
Valencia, pero en distintos departamentos: l en el de Teora de los
Lenguajes y yo en el de Historia Contempornea. l es un experto en
comunicacin, mientras que yo me dedico a la investigacin histrica,
especialmente a la de Amrica Latina en general y a la de Chile en
particular. No obstante, la proximidad acadmica y el inters por
Chile, que no es demasiado frecuente en nuestro mbito universitario,
ha hecho que redactar estas lneas introductorias sea adems un
motivo de satisfaccin profesional que debo reconocer.
El autor de las pginas que el lector encontrar a continuacin de
las mas es un hombre de acreditada carrera acadmica, con un
brillante currculum docente e investigador. Sorprende que, pese a su
relativa juventud, la nmina de sus publicaciones sea tan extensa, de
la misma manera que llama la atencin la diversidad de registros que
presenta. Por si eso fuera poco, ms all de la investigacin acadmica,

12

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Luis Veres es un novelista con mucha obra publicada, lo que


indudablemente beneficia su capacidad para narrar, para contar lo que
en estas pginas es expuesto con crudeza, y esa disertacin ademsviene embastada en un amplio abanico de lo que en su da denomin
Documentos en Soporte de Vdeo.
He escrito en reiteradas ocasiones sobre la importancia de este
tipo de documentacin, sensible tanto para el historiador como para
otros analistas sociales. Ya hace tiempo que la sociedad actual es
dependiente de las imgenes, ya sean las del cine de ficcin, con
mayor o menor calidad artstica; ya sean las del documental, que
tambin es creacin pero no debe contener ficcin. Y si la sociedad no
se puede permitir vivir sin imgenes, menos an aquellos que
hacemos anlisis interpretativos de los antecedentes histricos de ella.
En estos momentos que vivimos, las imgenes constituyen un tipo de
fuente documental imprescindible, una fuente que est en un formato
que no es el del documento archivstico o hemerogrfico tradicional
de los historiadores, sino que la encontramos en soporte de vdeo.
Vivimos inmersos en un mundo de imgenes en el que la palabra,
la transmisin oral del conocimiento, parece haber perdido fuerza si
no la acompaamos de imgenes. No son solo los informativos de
televisin los que han de ser respaldados por las imgenes; son las
conferencias acadmicas, incluso las clases clsicas de nuestras
facultades, las llamadas con demasiada ligereza magistrales, las que se
han de reforzar con diapositivas de textos, mapas, cuadros,
fotografas, incluso filmaciones en vdeo. Y ello responde no slo a
una moda ms o menos caprichosa, sino que obedece a una lgica
incontestable: nuestro mundo es un mundo de palabras e imgenes y,
por tanto, al apoyarnos en unas y otras damos a nuestro discurso
solidez y, adems, lo hacemos ms inteligible, ms didctico.
William Hughes, quien ha subrayado las ventajas de la imagen
filmada como trascripcin de la realidad bruta, ha afirmado,
acertadamente a nuestro juicio, que la verdad del cineasta se parece
ms a la verdad del novelista que a la verdad del historiador, y ello
porque la verdad del novelista y la del cineasta estn sustentadas en
opiniones, mientras que la del historiador se basa, por principios
deontolgicos del oficio, en hechos. No obstante, esta consideracin
no mengua nuestro inters por el cine como documento, antes al

PRLOGO

13

contrario, ya que las pelculas siguen siendo testimonios histricos de


primer nivel. Como dice Shlomo Sand, habida cuenta del
extraordinario consumo del gran pblico, que obvia lo que no se
adapta a sus gustos, las pelculas de ficcin son un indicador
importante de las inclinaciones populares y de los gustos colectivos,
cuyo descubrimiento permitir escribir la historia de los tiempos
modernos. Adems, y precisamente gracias al carcter popular y
accesible para todo el mundo, el cine de ficcin podr ser un activo
privilegiado a la hora de revelar los cdigos culturales y las
contradicciones ideolgicas que operan en la conciencia social de una
poca determinada, los mitos que alimentan las creencias colectivas,
las maneras de pensar y las normas morales dominantes.
Luis Veres no ha trabajado sobre cine de ficcin, sino sobre
documentales, que es un gnero particular dentro de los DSV, aunque
entendemos que eso no invalida nuestro razonamiento. Y lo ha hecho
con documentales que tienen un protagonista muy bien definido,
como es el pueblo mapuche. Un objeto de estudio, si se me permite la
expresin cientfica, muy alejado de los intereses acadmicos
dominantes. Parece evidente que los descendientes de los pobladores
originarios americanos solo aparecen en el escenario, al menos en
primer plano, cuando aparecen envueltos en problemas, ya sea
sociales, polticos o simplemente en la crnica negra de los sucesos.
El Subcomandante Marcos, siete aos despus de su grito
insurgente al frente del EZLN chiapaneco deca, en 2001, que tanto la
sociedad mexicana como la sociedad internacional estn convencidas
de que la situacin actual de los pueblos indgenas es insostenible y
que se debe de poner remedio. Es cierto, sin duda, pero no estoy tan
seguro del convencimiento internacional al que alude el lder
guerrillero. En la misma entrevista, Marcos reiteraba la idea ms
subversiva de todo el repertorio zapatista: Entiendo que la mexicana
es una nacin formada por diferentes pueblos contrariamente a lo que
han afirmado todos los gobiernos federales desde Jurez ac, a saber,
que es una nacin fundamentalmente mestiza. No. Es una nacin
formada por diferentes pueblos. El Sub, ciertamente, se cargaba as el
mito indiscutido del Mxico mestizo. Con todo, Marcos no rompa la
baraja ya que aunque los indgenas sean los ms olvidados, el EZLN
se levant en armas para reclamar democracia, libertad y justicia para

14

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

todos los mexicanos, y no tan solo para los indgenas. No queremos la


independencia, queremos ser parte de
Mxico, ser indgenas
mexicanos.
Jorge Castaeda que, contrariamente a lo que piensa Marcos, s
cree que Mxico es un pas mestizo, que glorifica y exalta su pasado
indgena, acepta sin embargo que el EZLN haba puesto el Estado
contra las cuerdas porque la sublevacin chiapaneca haba evidenciado
que no se puede exaltar al mismo tiempo lo que se excluye y se
margina. La aparicin de una insurgencia armada, pobremente
armada, al sur del pas, junto a la frontera con Guatemala, provoc,
pues, una conmocin en Mxico. La denuncia de la pervivencia de la
ancestral marginacin indgena, junto a las noticias y las imgenes de
enfrentamientos armados entre bandos groseramente desiguales, y la
coincidencia de las demandas de democratizacin de los insurgentes
con los deseos de buena parte de la opinin pblica mexicana, le
gener a los guerrilleros la simpata y la proteccin de sta. La alianza
implcita entre los alzados y la opinin pblica hizo posible la propia
supervivencia del EZLN, que de otra forma habra sido aplastado por
el Ejrcito mexicano sin ninguna contemplacin. Paralelamente, la
democratizacin mexicana dio un gran paso, dado que el eterno PRI
perdi en 2000 el poder que haba mantenido durante ms de setenta
aos. El problema, sin embargo, quedaba encima la mesa y los aos
pasan pero no hay solucin a la vista: qu hacer con los indgenas?
O no es tan solo un problema con los indgenas?
La agria polmica entre intelectuales prestigiosos que se produjo
en 1994 quiz todava es vigente. Los primeros firmantes de cada
bando fueron Octavio Paz y Carlos Fuentes; a fin de cuentas, se
discuta si el problema de Chiapas era Chiapas o era Mxico. Es decir,
si el levantamiento del EZLN era el resultado de la manipulacin
poltica izquierdista sobre los indgenas chiapanecos (Paz) o,
contrariamente, era un efecto de la pobreza y la falta de democracia
que afectaba una buena parte de los mexicanos, indgenas y no
indgenas (Fuentes), en la Selva Lacandona y en el resto de la
Repblica.
En cualquier caso, se generaliz la conviccin de que se haba
encendido una alarma importante para la sociedad mexicana. El
indigenismo que haba caracterizado el discurso revolucionario clsico

PRLOGO

15

desde 1910 sufra una importante va de agua. EL EZLN, como


ejrcito indgena, mexicano pero indgena, sintonizaba con las
corrientes ideolgicas ms avanzadas en la primera mitad de los aos
noventa.
Cul es la realidad del Chile actual a propsito de los ciudadanos
de etnia mapuche? Luis Veres cita a voces muchsimo ms autorizadas
que la ma para tratar este tema. Jos Bengoa, Jos Marimn, Jorge
Pinto quienes han escrito pginas que nuestro autor ha ledo y
analizado. Queda claro para m que el problema es complejo, pero
debo apuntar dos cosas que considero de inters: una, que el problema
no es en absoluto un problema solo de los mapuches, sino que es un
problema de Chile [y me alineo con Carlos Fuentes en su disputa con
Octavio Paz]; y dos, no es de ninguna manera un problema
exclusivamente chileno, es un problema latinoamericano.
En los primeros setenta, Alejandro Marroqun haba definido el
indigenismo como la poltica que realizan los estados americanos
para atender y resolver los problemas que confrontan las poblaciones
indgenas, con el objetivo de integrarlas en la nacionalidad
correspondiente. Dos dcadas despus, el concepto de indianismo
empez a utilizarse para aludir a la ideologa reivindicativa de los
pobladores originarios en su enfrentamiento con el colonialismo
interno, y como contraposicin con el indigenismo, -incluido el
aparentemente ms bienintencionado, el llamado indigenismo de
participacin-, el cual pas a ser visto como el paternalismo
interesado de los no indios hacia los indios.
Otro concepto que arranca de la dcada de los setenta y que
triunfar igualmente en la de los noventa es el de etnodesarrollo, que
fue definido en la Declaracin de San Jos (Costa Rica, 1981) como:
La ampliacin y consolidacin de los mbitos de la cultura propia,
mediante el fortalecimiento de la capacidad de decisin de una
sociedad culturalmente diferenciada para que guen su propio
desarrollo y el ejercicio de la autodeterminacin, sea el que sea el nivel
que considere, e implica una organizacin equitativa y propia del
poder. Eso significa que el grupo tnico es la unidad polticoadministrativa con autoridad sobre su propio territorio y capacidad
de decisin en los mbitos que constituyen su proyecto de desarrollo
dentro de un proceso de creciente autonoma y autogestin.

16

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Como dice Jos M. Fernndez, lo aprobado en Costa Rica fue que


ya no se trataba solo de tomar en consideracin la opinin y las
aspiraciones de los descendientes de los pobladores originarios, sino
que se afirm que deben ser ellos, y nicamente ellos, los que deben
tomar en sus manos las riendas de su propio destino histrico. Esta
concepcin, que se consolidara en la reunin de Managua en 1994,
era el resultado de una ecuacin con variables tales como la quiebra
del modelo modernizador tradicional, la transformacin del papel del
Estado, la propia emergencia de los pueblos originarios, y el
desarrollo cientfico y tecnolgico. Y todo eso en un contexto de
globalizacin econmica y financiera. La conclusin ms evidente,
entonces, es sencilla de enunciar: los pueblos originarios expresaban
su derecho a hacer compatibles el desarrollo y la modernidad con su
identidad tnica, sus tradiciones y su continuidad histrica.
El Subcomandante Marcos, con su pasamontaas, su pipa y su
cordial y simptico cosmopolitismo, al frente de su ejrcito
menesteroso pareca haber abierto una nueva era para los
descendientes de los pobladores originarios de la Amrica hispana. Sin
embargo, han pasado ms de dos dcadas y los resultados son bastante
magros, incluso para los mismos zapatistas.
Mucho ms exitosa fue, como sabemos, la experiencia boliviana
que llev a un indgena aymara a la presidencia de la Repblica. Evo
Morales Ayma, un hombre sin ms formacin que aquella obtenida
en la Universidad de la vida segn sus palabras, obtuvo el 53,7 por
ciento de los votos en las elecciones presidenciales de 2005 y se
convirti en presidente de la Repblica de Bolivia, al frente del
Movimiento al Socialismo (MAS). Ha ampliado y renovado esa
mayora en las elecciones de 2009 y 2014.
Evo Morales pronunci su primer discurso de toma de posesin
el 22 de enero de 2006, y su alocucin se desarroll en un doble
plano: el primero, el dedicado a enaltecer las anclas originarias y a
comprometerse con los principios bsicos de la ley de los antepasados;
y el segundo, dedicado a anunciar los objetivos centrales de su
gobierno: una segunda independencia de Bolivia mediante un nuevo
pacto social.

PRLOGO

17

Morales empez su discurso de toma de posesin por pedir un


minuto de silencio por los Mrtires por la Liberacin (indgena),
millones, que han cado en toda Amrica, citando por su nombre a
los ms reconocidos hroes de la mitologa india, desde Tupac
Amaru, Tupaj Katari o Bartolina Sisa, a otros ms recientes y
universales como el Che Guevara, el socialista boliviano Marcelo
Quiroga y el jesuita cataln Luis Espinal, asesinados estos ltimos en
Bolivia durante el golpe militar de Garca Meza en 1980. El discurso
acab con una deferencia hacia el lder chiapaneco: Cumplir con mi
compromiso, como dice el Subcomandante Marcos, mandar
obedeciendo en el pueblo, mandar [en] Bolivia obedeciendo a su
pueblo.
Y el pueblo del presidente Morales dijo en aquel discurso
inaugural- es mayoritariamente descendiente de los pobladores
originarios, y son muchos los agravios que ha sufrido: Los pueblos
indgenas [de Bolivia] son aymaras, quechuas, mojeos, chipayas,
mulatos, guaranes. Estos pueblos, histricamente hemos estado
marginados, humillados, odiados, menospreciados, condenados a la
extincin. Esa es nuestra historia; a estos pueblos nunca los
reconocieron como seres humanos, siendo que estos pueblos son los
amos absolutos de esta noble tierra, de sus recursos naturales.
Y es por eso que las cosas han empezado a cambiar, sostuvo
Morales: sta maana, esta madrugada, con mucha alegra he visto
algunos hermanos y hermanas cantando en la plaza histrica de
Murillo, la Plaza Murillo como tambin la Plaza San Francisco,
cuando hace 40, 50 aos no tenamos derecho a entrar en la Plaza San
Francisco, en la Plaza Murillo. Hace 40, 50 aos no tenan nuestros
antepasados el derecho de caminar por las aceras. Esta es nuestra
historia, esta nuestra vivencia. El nuevo presidente aprovech para
denunciar el apartheid en versin criolla en el que ha vivido la
mayora de los bolivianos: Bolivia parece Surfrica. Amenazados,
condenados al exterminio estamos aqu, estamos presentes. Quiero
decirles que an hay regustos de esa gente que es enemiga de los
pueblos indgenas, queremos vivir en igualdad de condiciones con
ellos, y por eso estamos aqu para cambiar nuestra historia, este
movimiento indgena originario no es concesin de nadie; nadie nos
lo ha regalado, es la conciencia de mi pueblo, de nuestro pueblo.

18

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

No ser fcil, dijo Morales a su discurso: Cmo buscar


mecanismos que permitan reparar los daos de 500 aos de saqueo a
nuestros recursos naturales? Ser otra tarea que implementaremos en
nuestro gobierno. Un gobierno que har una revolucin
democrtica, con votos y no con balas. Un gobierno que ya no se
dejar engaar por los opresores de siempre, por los que han
engaado y expoliado sistemticamente Bolivia: Debemos tener
toneladas de acuerdos firmados en papeles, que nunca han resuelto
nuestros problemas, nunca han podido entendernos, y decimos: hay
que pasar de las protestas a las propuestas. Nosotros mismos nos
gobernaremos como mayora nacional.
De mayora nacional hablaba Evo Morales en 2006 y la evolucin
del pas bajo su gobierno es cosa que ahora no nos compete. Sin
embargo, si podemos afirmar que la realidad chilena es muy distinta a
la boliviana. No obstante, algunos puntos de contacto debieran ser
tenidos en cuenta: uno, quiz de los ms importantes, es el de la
invisibilidad de los mapuches en ese Chile que se percibe a s mismo
como pas exitoso, no sin algunas razones por cierto. Como deca
antes, nicamente aparecen en lugar central del escenario, los focos
informativos solo les atienden, cuando ocurre alguna desgracia,
habitualmente hechos violentos, lo que genera una cierta corriente de
criminalizacin por aquello de tomar la parte por el todo. Luis Veres
afirma en este libro que en situaciones como stas el discurso flmico
juega un papel fundamental en la medida que lleva a primer plano
los detalles de esta problemtica que los medios oficiales, prensa y
televisin, apenas se interesan en mostrar.
Una segunda idea a tener en consideracin a la hora de abundar
en los asuntos relativos a esta minora tnica es la que nos sita en el
plano del desarrollo econmico que, como sabemos, no debe ser
confundido con el crecimiento econmico. El desarrollo ha de ser
sostenible y, adems, y por lo que a las minoras tnicas respecta, no
debemos dejar caer en saco roto aquel concepto de etnodesarrollo del
que hemos hablado ms arriba, aprobado en Costa Rica hace ya ms
de tres dcadas.
Luis Veres nos presenta en este texto lo que podramos
denominar una brevsima historia del documentalismo chileno,
iniciando su repaso en aquella poca en la que el protagonista solo

PRLOGO

19

estaba formado por una parte de Chile y una parte de los chilenos,
ya que era el Chile occidental, aristocrtico y europeizante. Hasta
1972, con Moiss Huentalaf, no aparecern los mapuches como
protagonistas en la pantalla, y habr que esperar hasta la dcada de los
noventa para que el problema mapuche salte a la actualidad como
consecuencia de las protestas en contra de la celebracin del V
Centenario.
Es cierto que el indgena fue utilizado por la dictadura, siempre
como dice Veres- como emblema del pasado victorioso y heroico de
la lucha por la Independencia, pero ese ser un fenmeno
generalizado en toda Amrica Latina, como hemos visto antes al
referirnos a Mxico. Es una muestra de ese paternalismo, en el mejor
de los casos, que en Espaa decimos de aoranza del rstico y
alabanza de aldea. El mapuche sometido al exotismo sera la
correspondencia chilena, aquella que como se puede leer en este
volumen se conecta con un imaginario nacional de un indgena
mtico, genuino, ms relacionado con el mito recordado del buen
salvaje que con el indio real.
La tesis central del autor de este libro, y ello se plasma en el
mismo ttulo de portada, es que con respecto al pueblo mapuche se ha
producido una criminalizacin de sus protestas. Luis Veres no es un
historiador, ni pretende serlo, pero s evidencia una mirada aguda que
desliza sobre los documentos audiovisuales cuyos protagonistas son
estos hombres y mujeres. Adems, entiende que el gnero documental
es, o puede ser, un nuevo canal de comunicacin para reconducir las
reivindicaciones del pueblo mapuche.
Nuestro autor considera, con una buena dosis de optimismo, que
el gnero documental da voz a los que no tienen voz mediante sus
presencia directa, y eso significa la visualizacin del conflicto.
Aceptar que, efectivamente, existe un conflicto no resuelto en
Chile es un paso imprescindible para poder avanzar en la resolucin
del mismo. Abordarlo y hacerlo desde parmetros democrticos y
participativos, como no podra ser de otra forma, no har sino elevar
la calidad de la democracia chilena y, desde luego, potenciar un
proceso de desarrollo para el pueblo mapuche dentro de un proceso
de creciente autonoma y autogestin, tal y como decamos pginas
arriba a propsito de la Declaracin de San Jos de Costa Rica.

20

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Un libro, pues, el que Luis Veres nos presenta, que resultar de


inters, estoy seguro, en ambas orillas del mar Atlntico. Creo que al
lector chileno le interesar conocer la mirada del otro, del viajero que
viene de allende la Cordillera y de allende el ocano. Como estoy
convencido que al lector, al autor y a m nos es ms prximo
aprender mucho sobre un tema que no ha generado la literatura que
merece, y todava es mucha menos la que ha llegado a nuestras
libreras y a nuestras bibliotecas. Una aportacin, pues, muy relevante
la que el lector tiene entre manos.

Joan del Alczar

1
Los mapuches: historia de un proceso

A la llegada de los espaoles a Chile, el paraso se abri ante sus


ojos. Un pas, entre el ocano y la cordillera andina, se llenaba de
frtiles valles y caudalosos ros y lagos en donde la vida reverdeca por
todos lados. La imagen de la posibilidad de que otro mundo era
posible debi pasarse por su imaginacin. El territorio estaba
habitado, segn datos imprecisos, por un milln de habitantes que
implicaba una organizacin social y poltica (Bengoa, 1987: 15-16).
Eso conduce a pensar que el pueblo mapuche gozaba de un alto nivel
de civilizacin y que ste implicaba un alto grado de convivencia y de
organizacin entre los distintos estratos sociales que lo constituan. La
riqueza de las tierras, y los recursos, era lo que facilitaba la presencia
humana en esos territorios desde el desierto de Atacama hasta pasada
la isla de Chilo. La proximidad del mar facilitaba a los mapuche la
extraccin de recursos pesqueros, y la cercana de la cordillera andina
les proporcionaba su principal alimento: el pin. Estas circunstancia
propiciaban la existencia de un pueblo pacfico con potencial humano
para hacer frente a los incas, pero cuya mayor virtud era el pacifismo
y la bsqueda de la armona con el entorno natural, virtud que
caracteriza a los mapuche hasta el da de hoy. No es que no hubiese
conflictos entre las mismas comunidades mapuche, pero el hecho de
que la propiedad fuera comunal reduca notablemente el nmero de
disputas en el interior del territorio.
Desde el punto de vista de la organizacin social, los mapuche
gozaban de un alto nivel de desarrollo. Exista una especie de molde
fabricado segn receta ideolgica, cuyo destino era dar forma a la
sociedad, crear el orden, proteger la libertad, fomentar la riqueza y
hacer felices a los ciudadanos (Encina, 1954: 600). Segn una visin
un tanto idealizadora de la situacin, un rgimen de mayor

22

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

hermandad entre sus miembros los distanciaba de los espaoles y de


cualquier grupo humano occidental, aunque los humanos siempre son
humanos.
El potencial militar y humano de esta civilizacin facilit que
durante 260 aos el pueblo mapuche se mantuviera independiente de
la empresa colonizadora espaola (Bengoa, 1987, 37). Los espaoles
saban que tenan un frreo contrincante e hicieron esfuerzos por
mantener una tranquilidad que fuera favorable a los indgenas (Torres
Romero, 2009: 43). Como seala Jorge Pinto, dentro de ese espacio
fronterizo el mayor inters de los gobiernos de esos aos se orient a
contener los focos de resistencia contra la independencia () y a
establecer con los mapuche acuerdos que aseguraran la tranquilidad de
la zona (1996: 35). Se trataba del grupo tnico con mayor territorio
en Amrica Latina a lo largo de toda su historia, ya que en los S.XVII
y XVIII el territorio mapuche se extendera haca ms all de la
cordillera andina en el lado argentino, de donde traeran a Chile
grandes grupos de ganado. Esta circunstancia es lo que hace que, a la
llegada de los espaoles, el pueblo mapuche fuera un pueblo estable,
basado en el cacicazgo, un pueblo que evolucionaba hacia una
economa basada en el pequeo comercio, la agricultura y la ganadera
en un constante equilibrio con el medio natural de donde le provena
su riqueza y en donde sus enemigos eran escasos por el tamao del
territorio. Incluso, tras la llegada de los espaoles, la frontera se
estableci al sur del ro Bo-Bo, frontera que fue ms o menos
tolerada con sus sobresaltos desde el S.XVII (Cerd-Hergel, 1997). Y
esa frontera se mantuvo durante el fin de la Colonia y los inicios de la
nueva repblica. Se trataba, pues, una vez dominado el territorio, de
valorar al mapuche e incluirlo en la nacin que se estaba fundando
para construir con l y sus territorios el nuevo pas que surga de las
ruinas del mundo colonial (Pinto, 1998: 29).
Sin embargo, la campaa espaola suscit la idea de un indgena
brbaro que deba ser sometido a la civilizacin por medio de la
razn, la ciencia, la religin y la tcnica. Fue la historia de un
desencuentro. Mientras que los espaoles negaban la condicin
humana del indio, los indgenas consideraban o bien que stos eran
dioses o bien que eran sus iguales. En una ocasin en que los
mapuches enviaron a una mujer al fuerte de los espaoles, sta relat

LOS MAPUCHES: HISTORIA DE UN PROCESO

23

a su regreso: son igual a ustedes, comen, beben, y con sarcasmo,


seguramente les agreg, hacen el amor como ustedes, resuellan como
ustedes (Bengoa, 2006: 103). Aunque los espaoles no se portaron
en Amrica de manera distinta, ni peor, a como lo hicieron otros
colonizadores en los territorios de Amrica del Norte, ni tampoco de
manera distinta a como se comportaban con negros, moros o judos,
su conducta no fue la acertada, y ese fue el primer episodio de un
proceso de criminalizacin que contina hasta el presente. Tambin
hay que plantearse si exista otra posibilidad en esta barbarie que es la
historia de la humanidad, si era posible mirar a otro lado y no dejarse
llevar por la codicia, la ambicin y las ansias de conocer y apropiarse
de lo conocido.
La empresa espaola se fundament en la misin y el parlamento
(Len, 1994) como medio de avanzar su conquista. Estos dos
mecanismos tenan la funcin de vigilar y civilizar a los indgenas a
travs de la inculcacin de la verdadera cultura y religin, as como
de la implementacin de una norma jurdica comn (Boccara, 1996;
Boccara y Seguel, 1999). El debate entre Gins de Seplveda y Fray
Bartolom de Las Casas apuntaba a la negacin del alma y la
condicin humana del indio (Hanke, 1988: 33 y ss.). El indgena iba a
ser acusado de manera interesada de ser vago, brbaro, mentiroso,
sucio y malo, y el tpico iba a perdurar en todos los sistemas de
representacin junto a su contrario, el del buen salvaje (Veres, 2003:
25 y ss). Este tpico, que supona apartar al otro del orden humano,
significaba crear un nuevo sentido muy apartado del referente real,
pero que inclua significaciones y prejuicios de tipo ideolgico y
poltico del viejo mundo (Todorov, 1987: 28) que andaban acordes
con un inters claramente de corte econmico. Los indgenas fueron
trasladados a la corte de Castilla por Coln como animales exticos y
fueron conducidos ante la presencia de los Reyes Catlicos. Y en esa
exhibicin se les negaba su naturaleza humana, ya que se reconoca
que no saban hablar. Pero ya antes, en Amsterdam, en 1403 se haba
pescado a una mujer salvaje que sera exhibida como una atraccin.
Hasta 1880 los indgenas mapuche eran mostrados como atracciones
de feria en Pars, igual que antes haban sido exhibidos algunos
ciudadanos lapones y algunos animales, como hipoptamos o renos,
en exposiciones antropolgicas que mostraban las maravillas y los

24

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

elementos exticos de ultramar (Bez y Mason, 2006: 17). En 1896 los


hermanos Lumire filmaron la pelcula Bao de negros en el Jardin
dAclimatation de Paris, en el que un grupo de indgenas africanos se
baa en un lago artificial como parte de un espectculo que los
parisinos pagaban por contemplar dentro de una Exposicin
Etnogrfica. El empresario Karl Hagenbeck, importador de animales
alemn, se especializ en importar indgenas africanos para
espectculos en ferias y circos, y se hizo rico con ese negocio. A los
antroplogos les bast ver a indgenas africanos, asiticos y
americanos tras las rejas de una celda para colocarlos en el escalafn
ms bajo de la especie humana. Estos zoolgicos humanos sirvieron
de propaganda legitimadora de las colonizaciones europeas del S.XIX.
Y hasta 1914 se realizaron exposiciones de grupos de indgenas de
todos los continentes con afn de lucro en las que los aborgenes
representaban batallas y combates guerreros. Hay quien seala que
estos zoolgicos humanos perduraron hasta 1932 (Gonzlez, 2005:
200). No es casual que un ao despus Hitler subiera al poder y que,
tras siete aos de jefe supremo en Alemania, hubiera dominado a
media Europa. En Estados Unidos, entre 1875 y 1915 se realizaron
exposiciones de indgenas para recordarles a los indios de
Norteamrica y a los negros del pas cul era su rango social. Pero esa
exhibicin del otro, como algo diferente, ms prximo al mundo de
lo animal que al universo humano, se haba producido desde antiguo.
Los mismos aztecas exhiban personas deformes, enanos, albinos y
jorobados con intenciones de suscitar cierto espectculo (Bez y
Mason, 2006: 19). Esta animalizacin del otro llega hasta hoy. En el
Museo de Ciencias Naturales de La Plata, en Argentina, se recogen en
cuartos polvorientos unas diez mil piezas humanas con que el
museo cuenta entre su patrimonio. El inventario confeccionado en
1910 llega a un numero de 5581 piezas que incluyen crneos,
esqueletos, cueros cabelludos, huesos sueltos y cadveres disecados. Su
origen en gran parte es de colecciones privadas que contribuyeron a la
fundacin del museo y cuyos propietarios haban conservado dichos
restos como trofeos de guerra (Badenes, 2013: 154-156). En el museo
Darder del pueblo cataln de Banyoles fue exhibido desde 1916 a 1997
la momia de un hombre bosquimano que fue devuelto, finalmente, y
tras una gran polmica, a Bostwana, con el fin de que fuera sepultado

LOS MAPUCHES: HISTORIA DE UN PROCESO

25

en su tierra de origen. Como consecuencia del espritu positivista


imperante en el S. XIX, los hombres de ciencia saquearon
cementerios, hospitales y campos de batalla con el fin de hacerse con
muestras para sus colecciones antropolgicas y biolgicas, con las
cuales hacer evolucionar el conocimiento. Seguramente, los indgenas
de entonces y los de ahora vern estos hechos de manera diferente. Y
la posicin, respecto a la visin sobre los indgenas, siempre ha
basculado entre dos polos opuestos. Para el presidente argentino
Roca, los salvajes eran los brbaros, mientras que, para el libertador
San Martn, se trataba de nuestros paisanos los indios.
Como seala Roger Bartra, antes de ser descubierto, el salvaje
tuvo que ser inventado (1996: 23), igual que lo fue el propio
continente (OGorman, 1984: 152), ya que el salvaje supona el fin de
la civilizacin y la frontera en donde el orden imperante se
difuminaba en favor del caos, universo que iba a ser iluminado a
partir del descubrimiento espaol. Lo cierto es que este apartamiento
del otro, esta asignacin del otro como diferente o esta
deshumanizacin del que no era como los espaoles, es algo frecuente
que la antropologa ha estudiado. Levi Strauss constataba que las
tribus primitivas se consideraban los nicos humanos y vean a los
dems hombres como semihumanos, algo parecido a animales para
marcar la diferencia con la propia identidad (Levi Straus, 1994). La
relevancia de estos hechos es grande, siempre que acabe estableciendo
relaciones de poder, de sumisin poltica, ideolgica y econmica, que
fue lo que se dio con la Conquista y la mayor parte de los procesos de
colonizacin.
Esta idea del otro como el contrario supona una afirmacin de la
propia identidad y de sus presupuestos ideolgicos y polticos. Jorge
Pinto ha explicado muy inteligentemente que lo mapuche forma
parte de una especie de zona gris de la nacionalidad o como dice
Foerster con las cuales se puede emblematizar lo que no se quiere ser
o lo que se debe rechazar (el indio que llevamos adentro), el mal, el
caos (la barbarie en el pasado y hoy el terrorismo). (Foerster, 2003:
16). El mapuche se ha convertido en un conflicto, en un tema siempre
pendiente, en quizs una pgina negra que ha sido mal resuelta en la
historia de Chile, quizs su pgina ms irresoluta:

26

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Aqu, en la vieja frontera araucana, en la antigua tierra


mapuche, donde el estado nacional se propuso cerrar el crculo
de su propia creacin, se mantiene una herida que ha impedido
lograr lo que tanto aoraron los grupos dirigentes del S. XIX:
la unidad nacional. Tanto es as, que crculos militares
empiezan a hablar hoy en da del conflicto mapuche y de su
impacto en la seguridad nacional, llamando la atencin del
peligro de que otros grupos se sumen a las movilizaciones
indgenas, poniendo en peligro nuestra integridad. En el fondo,
esos crculos perciben los peligros de un Estado cuestionado y
amenazado a pesar de las fortalezas que pudiera tener despus
de 150 aos de su creacin.
Esta es quizs la paradoja ms sorprendente de una historia
llena de paradojas, muchas de las cuales aparecen como
fantasmas en un pas cuyo principal conflicto es querer ser lo
que no es. (Pinto, 2003: 229-230).

Barros Arana ser el historiador que a lo largo del S. XIX se


encargara de repetir estos prejuicios hasta convertirlos en una verdad
creda por todos. El indio, as pues, ser juzgado con los patrones del
positivismo decimonnico, dentro de los cuales no encajan los valores
y virtudes del indgena. Dentro de ese molde slo habr cabida para
los vicios que la civilizacin occidental ha introducido en esa
sociedad:
Reservados y sombros por naturaleza, los indios chilenos
casi desconocan la conversacin franca y familiar del hogar;
slo tenan algunas horas de expansin en sus borracheras; aun
entonces, en lugar de dar libre vuelo a los sentimientos
amistosos, dejaban con preferencia estallar sus odios y
convertan la fiesta en una ria sangrienta. Esta reserva natural
los haca desconfiados, los obligaba a vivir con las armas en la
mano, casi viendo en cada hombre un enemigo. La guerra
estimulaba tambin su actividad. Su inercia habitual
desapareca cuando era necesario marchar sobre el enemigo.
Estas grandes dotes guerreras han hecho olvidar en cierto
modo su ignorancia y sus vicios, les han conquistado una
brillante pgina en la historia y los han convertido en hroes
de una epopeya. (Barros Arana, 1884: 33)

LOS MAPUCHES: HISTORIA DE UN PROCESO

27

La idea se arrastr hasta la contemporaneidad apoyndose a veces


en hechos reales, pero, en muchas ocasiones, absorbiendo los
prejuicios raciales, socioeconmicos y personales de cada uno. Parece
que el Chile profundo y de color indgena queda al margen de las
grandes decisiones, del destino del pas y de su planificacin, aunque
ese otro pas sea mayoritario. Se le recuerda en los grandes discursos y
en las grandes ceremonias electorales, aunque sin ser un tema esencial,
uno de los grandes temas de debate. Jos Bengoa recuerda que ese
pueblo es el gran olvidado: No le llega generalmente la
modernizacin, salvo en sus peores consecuencias (Bengoa, 2005: 1718). Como seala Jorge Pinto, el Estado intent unir la nacin
poltica y la nacin cultural en una amalgama no siempre fructfera,
como demuestra la situacin actual:
Con toda propiedad, podramos afirmar que cuando el
pas se propuso consolidar el Estado y la identidad nacional en
la segunda mitad del siglo XIX, renunci a su herencia
indgena, presentando al indio como expresin de una raza
inferior que nada tena que ver con el chileno. Al momento de
pensar en una identidad, nuestros intelectuales y los grupos
dirigentes de la poca utilizaron al indgena como un referente
para insistir, precisamente, en lo que no se quera ser. (Pinto,
2003: 132-133)

Al igual que hiciera Enrique Lpez Albujar en el Per con sus


Cuentos andinos para hablar de los indios del altiplano, el mapuche
que pasaba por los juzgados pasaba a ser la categora general del indio
en Chile, su imagen estereotipada. Al igual que un borracho en la
calle no poda representar a toda la humanidad como una clase ebria,
los mapuches que se emborrachaban en la ciudad no podan
caracterizar a todo un pueblo. Se trataba de un signo de
criminalizacin: el hecho particular pasaba a ser una regla general
propia de lo arquetpico. Pero la regla se cumpla, y la imagen del
mapuche se trastocaba en eso:
Los mapuches son gente de natural pacfico. No as,
empero, cuando se embriagan cosa que ocurre cuando bajan al
pueblo a comprar sus vveres. Es normal ver a los morenos

28

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

hombres del campo regresar en la tarde ebrios, orondos,


dueos de s mismos despus de haber hecho sus compras de
alimentos en la ciudad. Van en sus carretas chanchas, formadas
por una plataforma horizontal a la que han sido fijados palos
de madera verticales, acompaados de su fiel perro, rumbo al
campo. Ocasiones hay en que la embriaguez es tal que el
mapuche no es capaz de guiar sus bueyes. No hace falta,
tampoco. Los bueyes saben lo que tienen que hacer
maravillosa sabidura animal-, caminan sin el acicate de la
picana garrocha de colige-, conocen el camino. Y llegan con
el dueo a la hijuela, sin tropiezos. Las rias entre mapuches
embriagados ocurren en las fiestas campesinas- son muy
violentas. Se atacan con gran energa, usando los puntales de
sus carretas para golpearse. No usan el cuchillo. No son las
suyas pendencias sangrientas. Lo son de inmisericorde apaleo,
del que a veces resulta la muerte de un partcipe. (Garca
Villegas, 1990: 29).

Estas ideas acerca del indgena mapuche apuntaban a la


peligrosidad como una de sus caractersticas esenciales. El mismo
himno de Chile, en su primera versin, recoge versos acerca del valor
de los mapuche y su espritu guerrero, visto esta vez como virtud de
la nacionalidad en contra del conquistador:
Del silencio profundo en que habitan
esos Manes ilustres, od
que os reclamen venganza, chilenos,
y en venganza a la guerra acudid.
De Lautaro, Colo-Colo y Rengo
reanimad el nativo valor
y empead el coraje en las fieras
que la Espaa a extinguirnos mand.
En 1641 se produce el parlamento de Quiln que establece una
paz ms o menos duradera y que marca como frontera el territorio al
sur del ro Bo-Bo. Los mapuches se comprometen a ser aliados del
rey espaol, acuerdo que les obligar a luchar contra los criollos en la
guerra de la Independencia, la llamada guerra a muerte. A pesar del
acuerdo y de que durante 260 aos los mapuches fueron

LOS MAPUCHES: HISTORIA DE UN PROCESO

29

independientes de los espaoles (Bengoa, 1988: 37), las fronteras


establecidas sern vulneradas a lo largo del S.XVII y durante todas las
guerras internas que se produzcan a lo largo de los siglos siguientes.
De este modo, el problema territorial, tnico y poltico del pueblo
mapuche se fue arrastrando hasta el presente, agravndose en la
segunda mitad del S.XIX como consecuencia del espritu positivista
que va a sobrevolar la accin poltica y econmica de todo el
continente. El indio se convierte en signo de atraso para la nacin,
mientras que el modelo de la modernidad exterior se convierte en el
referente al cual deben encaminarse las jvenes repblicas
latinoamericanas. A pesar de ello, en 1825, en la localidad de Tapihue
se produce el parlamento entre el ejrcito chileno y una
representacin mapuche, y all se les reconoce a los mapuche los
mismos derechos que al resto de ciudadanos chilenos, al llegar a un
acuerdo de reconocimiento mutuo y de tregua total. Pero, a partir de
1848 se produjeron numerosos cambios en la sociedad surea de la
Frontera. Surgieron numerosos latifundios y diversas sociedades de
accionistas en la regin del Bo Bo, lo cual supona un primer paso
para lo que despus sera la colonizacin de la Araucana. A su vez, se
inici la explotacin carbonfera de la Costa, lo cual supuso la
penetracin del gran comercio en zonas tradicionalmente indgenas
dominadas por otro tipo de economa. La conquista y colonizacin de
este territorio iba a comenzar a configurarse como una de las
prioridades del Estado.
Ya en 1819 Bernardo OHiggins haba dictado un decreto segn
el cual se reconoca a los mapuche como ciudadanos de pleno
derecho. Sin embargo, a pesar de estas buenas intenciones legislativas,
la historia chilena bascular entre dos polos que van desde la
admiracin por un pasado mtico del indgena que se solapa sobre la
sangre del pas y los inicios de la nacionalidad, a un repudio
pragmtico basado en la consideracin del indio como brbaro y
como signo de lo que no quiere ser el pas:
La historia chilena contempornea est marcada, en
cuanto al problema indgena por estos dos modelos
antinmicos: el heroico araucano y la guerra a muerte. La
constitucin de la nacionalidad chilena requiere de

30

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

antecedentes de historia, de pasado ideolgico. All est la


sangre araucana derramada en defensa de la libertad, cuyo
color se expone en la ladera patria. La primera experiencia del
encuentro con los heroicos antepasados es traumtica; estn en
el bando contrario, y se comportan salvajemente, para la
mirada chilena criolla. Surge el estereotipo: son brbaros, son
salvajes, sus costumbres son degradantes, son borrachos y no
les gusta el trabajo. Para la guerra no son tan valientes como
crueles. (Bengoa, 1987: 148)

2
Las consecuencias de la Guerra del Pacfico

La historia ir ms all en este conflicto que supera lo simblico y


se adentra en lo material, porque la relacin del estado chileno con el
pueblo mapuche es la historia de una relacin de intolerancia. Slo
interes el rdito econmico. Ya en 1859, meses antes del inicio de la
pacificacin de la Araucana el peridico El Mercurio sealaba su
posicin frente a cualquier reaccin mapuche: en caso de
resistencia, no ser gran cosa darles una leccin bien merecida y
hacerles sentir la superioridad de la raza blanca. (Foerster, 2016: 16).
No es que en el resto de Amrica Latina las cosas se fueran a dar de
otra manera. En Per, en Argentina o en Mxico, las guerras contra
los indios malones supusieron una constante a lo largo de todo el
S.XIX. El indio desde los escritos de Sarmiento a los de Riva-Agero
resultaba un elemento extico que supona un impedimento para los
intentos de modernizacin en las nuevas repblicas americanas:
En la segunda mitad del S.XIX, las repblicas
latinoamericanas fueron implacables con los indgenas. Todo el
peso de los estados nacionales se dej caer, sin
contemplaciones, sobre las comunidades nativas que an
sobrevivan. Si los hombres de los siglos XVI y del siglo XVII
haban dado muestras de incomprensin e intolerancia, los del
S.XIX fueron todava ms lejos. Su etnocentrismo y posturas, a
veces abiertamente genocidas, alcanzaron niveles hasta
entonces desconocidos.
El progreso pareca incompatible con el mundo indgena.
Ms bien se present a los indios como una barrera que
impedan alcanzarlo. Por lo tanto, se deba eliminarlos o
reducirlos a espacios en los cuales dejaran de ser un peligro o
pudieran transformarse en campesinos dispuestos a integrarse a
la sociedad global que los quiere hacer desaparecer. La

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

exclusin pasa, as, a ser la tnica dominante en la poltica


indgena de casi todos los pases de nuestro continente (Pinto,
2003: 151)

En 1883, con el final de la Guerra del Pacfico contra Per y


Bolivia, Chile se encontraba, tras la victoria de ese conflicto, con un
ejrcito preparado y moderno que se encamin hacia la llamada
Guerra de Pacificacin, guerra destinada a arrinconar a los indgenas
hasta un territorio mnimo. El conflicto se haba iniciado por
pequeos problemas con los colonos que avanzaban desde Europa en
busca de tierras frtiles en donde cultivar y criar ganado en busca de
un nuevo futuro. Fue entonces cuando en Santiago y Concepcin se
comenz a pensar en la ocupacin de la Araucana. Se trataba de una
guerra de codicia por las riquezas materiales del territorio en donde el
espritu positivista impulsaba, de la mano de la razn, el exterminio
de todo aquello que se opusiera al progreso. En esa direccin se
dirigi la legislacin: la ley de 1887 vino a trastocar la original
provincia de Arauco. Se establecan dos nuevas provincias y se
aumentaba el nmero de subdivisiones administrativas y el de
autoridades polticas. Se consegua dividir el poder y proporcionar un
nuevo orden a la provincia araucana. Se produjo un expansionismo
jurdico con el fin de ejercer el control legtimo sobre esas tierras.
De ese modo se pretenda la extensin del estado-nacin a los nuevos
territorios, y la legislacin extendi un tipo de leyes que funcionaban
en el resto del Estado para unas gentes que no conocan dicho
derecho. Al mismo tiempo, se invalidaba la legislacin indgena
basada en la tradicin y la costumbre (Torres Romero, 2009, 49 y ss).
Hay que tener en cuenta que estos hechos forjaban la cultura de
un pueblo colonizador, pero tambin la obra del capitalismo
depredador que se cerna sobre Chile y otras partes del mundo. Chile
era un territorio en donde las vastas extensiones de terreno se vean
como una fuente inacabable de riqueza, un espacio en donde podan
pastar las reses y en donde los cultivos podan llegar hasta el
horizonte, un lugar en donde la madera no se acaba nunca y en donde
la fogata del progreso pareca inacabable. Aquel mundo se vio como
un yacimiento sin lmites en donde la caza, la madera y los frutos de
la tierra podan ser ilimitados. Vicente Prez Rosales relataba, en sus

LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA DEL PACFICO

33

Recuerdos del pasado, que los colonos quemaron el bosque y


provocaron incendios que se observaban desde Isla Teja, en Valdivia,
y que cubran el horizonte hacia Osorno, incendios que duraban
varias jornadas y que era un medio para asentarse en aquel nuevo
mundo.
En ese nuevo mundo, la guerra se inici en 1867 al mando del
coronel Saavedra y dur hasta 1881, saldndose con la prdida de los
territorios independientes mapuche. Esa nueva poca dio periodos de
bandidaje en el que grupos de vagabundos erraban sin mucho sentido
en torno a las ciudades. En el otro frente se formaban grupos,
armados por los terratenientes, que imponan su ley de horca y
cuchillo, en un mundo en donde la ley de la capital se vea muy lejana
y en donde los problemas del indio se contemplaban con ese mismo
distanciamiento que aportaba insignificancia al conflicto. La
Araucana se convirti en tierra de criminales. De 1851 a 1859 se da la
presencia del autoproclamado rey de la Araucana, Orli Antoine de
Tounens, que hacia 1861 foment la llegada de criminales y fugitivos
a un lugar como Arauco que resultaba propicio para sus fechoras a
causa de la debilidad y la falta de presencia de la administracin. Un
comandante de finales del S. XIX denunciaba esta situacin:
Los robos son aqu escandalosos, tanto a espaoles como
a indios, i tanto por indios como por espaoles, siendo muchos
los robos que van para el interior. Este lugar est plagado de
ladrones y se est haciendo un comercio infame. En el interior
hay espaoles como nunca i a cual ms ladrn: yo he conocido
a muchos que vienen a comercio. Sobre esto es necesario tomar
alguna medida, por lo menos restablecer los pasaportes que
deben darse aqu para el comandante del fuerte que soi yo,
esijiendo fuerzas de responsabilidad a los que sean buenos
antecedentes. Los pobres indios duermen con sus animales casi
amarrados a los pies i as se los roba. (Len, 2001: 140)

Los robos tambin se dirigan contra mapuches. En 1870 el jefe


del fuerte de Toltn , Orosimbo Barbosa, relataba:
En busca de justicia acuden a m como subdelegado de
esta plaza. Los indios comprendidos entre esa reduccin, la de

34

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Imperial y Boroa, sometiendo a mi decisin sus pleitos,


rencillas y malones. Mi fallo lo aceptan con voluntad, porque
han llegado a comprender el inters con que se les atiende y lo
ventajoso que es para ello nuestro sistema. Segn el suyo y sus
costumbres, el fallo de sus caciques est sujeto a la mayor paga
de animales o prendas de plata que les obsequien los
contendientes. (Contreras, 1991: 47)

Resulta llamativo que, a lo largo del S.XIX, las leyes liberales


otorgaran carta de ciudadana a los indgenas, ya que dicho derecho
no pudo ser ejercido en ningn momento al sur del Bo-Bo por los,
aparentemente designados, ciudadanos chilenos de etnia mapuche. En
dicho territorio la ciudadana no se ejerci. Los mapuches fueron
independientes del Estado casi todo el S.XIX, pero en 1813 haban
sido reconocidos como tales, es ms, se arremeti contra ellos durante
la llamada pacificacin de la Araucana, y desde entonces, la
sociedad chilena ha mantenido una distancia hacia el mundo
mapuche, una distancia fruto de la incomprensin de una sociedad
que quizs nunca interes conocer, ya que era ms fcil arremeter en
direccin al rumbo que impona el mal llamado progreso:
La historiografa no ha tomado en serio el asunto. Dice,
por una parte, que se declar a todos los indgenas ciudadanos;
pero, al llegar a las guerras del sur, cae en una suerte de
ambigedad, puesto que esos mismos indgenas ciudadanos no
aparecen como miembros de la poblacin del pas, sino como
una imprecisa otra nacionalidad. Ciertamente, la historiografa
oficial considera a esos indgenas brbaros, por lo tanto, no
plenamente personas, en absoluto ciudadanos, y mucho menos
civiles: imposible, entonces, hablar de guerra civil. Las palabras
como se ve, son engaosas en la historia. (Bengoa, 1999: 29).

El problema de esta ciudadana de mala calidad se arrastra hasta


hoy, ya que estos ciudadanos se mantienen al margen del ritmo de la
nacin, y el Estado no los considera en la prctica como miembros de
una nacin que se reconoce como intercultural y que rinde culto al
pasado indgena como parte de la nacionalidad. Algo que es muy
frecuente en Amrica Latina cuando en la mayora de los pases, por
no decir todos, estamos hablando de un panorama intercultural:

LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA DEL PACFICO

35

En el instante que hemos comprendido que las nuestras


son sociedades pluriculturales, tenemos que pensar en cmo y
a travs de qu procesos de confrontacin y de negociacin, se
construyen y se fundamentan los discursos y las propuestas
particulares en el espacio intercultural, social y poltico. En
Este sentido, si bien muchas de las constituciones polticas de
los pases de la regin andina, se ha incluido el principio
fundamental de que los estados son plurinacionales, esta
conquista resultar insuficiente o se congelar en una simple
declaracin de principios, si no es acompaada por una
prctica poltica que tenga en cuenta reflexiones sobre el
complejo problema que suscita el pasar de la pluriculturalidad
a la interculturalidad. (Cerbino, 2003: 6)

Pero lo cierto es que la poblacin siente desafeccin hacia sus


gobiernos cuando les posee la idea de que no son tenidos en cuenta.
Hannah Arendt haca referencia a algo parecido. Esa sensacin de
abandono marca la prdida de conciencia del sentido colectivo de la
vida y un desasosiego profundo sobre el interrogante de lo que un
sujeto hace en este mundo. Algo parecido le sucedi al pueblo
mapuche. Nadie lo tuvo en cuenta cuando la colonia estaba ya
asentada. Durante el S. XIX se gest la idea, imaginaria, de que las
tierras del sur estaban despobladas, sin productividad, en
consecuencia, a causa de que el pueblo mapuche se hallaba en
decadencia y al borde de la extincin. Haba triunfado en el
imaginario nacional la idea de la decadencia mapuche a favor de la
idea del progreso positivista de la sociedad occidental. Y en parte
colaboraron a ello muchos caciques que desde finales del S.XVIII
haban comenzado a enajenar tierras en beneficio propio en territorio
de Arauco. Pero, esas ventas se hacan por parte de gentes que no
tenan conocimientos mercantiles acerca del precio de los terrenos, las
escrituras de propiedad y la significacin de dicha enajenacin, lo cual
conduca a situaciones de engao y de infravaloracin de las tierras
muchas veces con el beneplcito de las autoridades legales. stas
desoan, a menudo, la voz de la autoridad capitalina, limitndose a, en
apariencia, prohibir en adelante toda enajenacin de terrenos a favor
de particulares, hacindose el Estado el nico comprador y
vendedor. Estas circunstancias propiciaron que la figura del mapuche

36

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

se trasformara en un ente de escasa importancia en el imaginario


nacional, es ms en un elemento molesto que impeda llevar a cabo
parte de la modernizacin del territorio. A mitad del S.XIX se realiz
un censo en donde slo se contabilizaron treinta mil personas, una
cifra muy pequea para dicho territorio, lo cual hizo suscitar la idea
de que aquella tierra era tierra de nadie (Bengoa, 1999: 40). Alrededor
de 1850 llegan los primeros colonos alemanes a Valdivia, Puerto
Octay y Puerto Montt. Las noticias que llegaban sobre el territorio
mapuche eran esperanzadoras para dichos colonos, ya que hablaban
de una tierra de promisin que estaba deshabitada y que slo esperaba
su llegada para crear riqueza. El comercio, la pequea industria y
luego la siderurgia facilit la fabricacin de barcos que abrieron las
vas de comunicacin hacia el sur. Los chilenos cultos vieron en el sur
una tierra desocupada, con gran potencial agrcola y ganadero, y se
lanzaron a dicha aventura. Como seala Jos Bengoa, nadie vio otra
cosa, otra alternativa, otro camino, (1999: 41), pero es cierto que no se
podan ver muchas ms cosas. Se impuso el capitalismo, el deseo de la
industria, que iba de acuerdo con los rumbos que la revolucin
industrial impona desde Europa y Estados Unidos, el derrotero de la
civilizacin occidental. Se impuso esa voluntad sobre el humanismo
igual que lo ha hecho siempre a lo largo de la historia. Y ello signific
que durante la segunda mitad del S. XIX los colonos chilenos se
dedicaran a perseguir mapuches, puesto que stos eran un
impedimento para su empresa. Se producan robos y allanamientos
por parte de los mapuches en fundos de alemanes y suizos con la
misma ferocidad que los colonos habanse metido en su territorio sin
que nadie los invitase. En 1859 la mayor parte de las ciudades del sur
del ro Bo-Bo fueron atacadas por grupos mapuche, lo cual condujo
a un alzamiento general. El Estado pas a ser propietario de todas las
tierras y era l el encargado de adelantar las tropas con el fin de,
posteriormente, repartir las tierras entre los nuevos colonos
provenientes de Europa. La guerra supuso la perpetuacin de una
barbarie continuada por parte de los dos bandos: se quemaron
poblados y haciendas, y se mat a mujeres y nios sin signo alguno de
piedad. Peridicos como El Ferrocarril de Santiago se vieron obligados
a aminorar los horrores de la guerra para evitar lo que luego
suscitaban en el imaginario nacional. Otros peridicos, como El

LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA DEL PACFICO

37

Mercurio, de Valparaso, alentaban el desarrollo de esta imagen del


indio como creador de la ms cruenta de las barbaries. La campaa del
coronel Jos Manuel Pinto se convirti en una guerra de pillaje en la
que se arrasaba todo lo que se encontraba al paso de las tropas. El
conflicto ya se haba estancado y ello iba a marcar una constante que
se iba a prolongar en los siglos siguientes: la consideracin del
mapuche como una entidad cuyo nico signo relevante era su
oposicin al progreso y al cambio de vida, sin que se le aadiese
ninguna condicin ni marca accesoria que sirviese de atenuante,
ningn signo de comprensin. Todos los intentos del Estado por
repartir tierras condujeron a un debilitamiento de las comunidades
mapuches. Como seala Bengoa, fue una poltica maquiavlica;
dividir para reinar (Bengoa, 1999: 55), segn la cual desde los ttulos
de merced a las usurpaciones, la cuenta de la vieja saldaba a la
comunidad mapuche con una gran prdida de territorio a favor de
ciudadanos chilenos que se fueron convirtiendo en grandes
propietarios. A ello se sumaban los intentos pacficos por parte de las
comunidades mapuche de acercarse al Estado chileno con
manifestaciones en las calles de Santiago, encuentros con polticos y
organizaciones legales y pacficas. Y el resultado ha sido escasamente
fructuoso.
Se han encontrado, por lo general, con la sonrisa
bobalicona de los polticos, que los miran con paternalismo y
cara de simpticos, Han visto una y otra vez que el candidato
se pone el poncho de cacique, un poco incmodo, sintindose
un poco ridculo, pero pensando en los votos, sonre para la
foto y hasta agarra una ramita de canelo y da unos pasos
absurdos de baile alrededor del Rehue. La sociedad chilena, y
en especial la sociedad poltica, no ha tomado en serio a los
mapuches y sus intentos de integracin respetuosa. (Bengoa,
1999: 121-122)

Tras la Guerra del Pacfico se produjo una poca de desbandada y


podredumbre entre las comunidades mapuches. Muchos se vieron
obligados a abandonar sus territorios por las presiones de los
combates. Alrededor de los fuertes era habitual ver a mapuches
vagando en busca de alimento. La hambruna se extendi por el

38

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

territorio y, entre 1881 y 1907, murieron a causa del hambre y las


pestes entre veinte y treinta mil indgenas. Con el final de la guerra, el
Estado chileno impuso su voluntad y dividi el territorio en tres mil
comunidades con adscripcin de tierras. La radicacin, segn la cual
los grupos mapuche fueron repartidos por el territorio y adscritos a
determinadas porciones de tierra que les adjudicaba el Estado,
signific un golpe letal basado en la divisin para vencer y que se
fundamentaba en el modelo norteamericano de las reservas indgenas.
La radicacin en la prctica signific el arrinconamiento de los
mapuches hacia las zonas ms prximas a la cordillera, alejados del
ferrocarril y las carreteras y de la posibilidad de hacer ricos esos
territorios que se convertan en una empresa ms compleja. Adems
la radicacin no afect a todos los mapuches. Segn Bengoa, unos
40000 mapuches quedaron sin ser adjudicados a ningn territorio
(Bengoa, 1987: 357), por lo que eran hombres sin raigambre y sin
tierras para ganarse la vida. La radicacin supuso no slo el trauma de
cambiar de domicilio y territorio para la mayora de las comunidades,
sino que se les recort espacio de produccin, y los mapuches se
vieron obligados a trasformar sus hbitos alimenticios, sus sistemas
productivos, pasando a mantener una agricultura y ganadera de
subsistencia que los ha mantenido en una campesinizacin forzosa de
pequeo calado hasta el da de hoy. (Bengoa, 1987: 330). Junto a eso se
desarroll una sociedad blanca en la regin ya que las tierras fueron
entregadas a colonos para su explotacin. Y ello condujo al desarrollo
de pudientes fortunas como la del industrial Jos Bunster. El pas
gracias a las rentas salitreras se abra hacia el sur esperando crear una
nueva California. Los mapuches pasaron a ser la minora tnica de la
regin que fue todava ms castigada a causa de la presin de los
terratenientes por hacerse con pequeas propiedades, cuestin que la
ley prohiba, pero que se lograba esquivar con argucias de todo tipo.
Y el futuro todava estaba por escribir.

3
El S.XX y la perpetuacin de la
criminalizacin

A principios del S.XX los conflictos se perpetuaban, ya que los


mapuches se haban convertido en un inconveniente para los grandes
propietarios del sur, en la zona de Cautn:
En el verano de 1928, la poblacin indgena de la zona de
Galvarino y Chol-Chol especialmente, se alz en contra de las
resoluciones judiciales que haban empezado a ser cumplidas
con la fuerza pblica para satisfacer algunos crditos. Este
movimiento subversivo adquiri caracteres alarmantes,
llegando a producirse verdaderas batallas campales en la que,
como ocurri en cierta ocasin, se cortaron algunos puentes
para impedir la retirada de las tropas de carabineros. Vindose
stos expuestos a perder la vida. Para solucionar este conflicto
de carcter social, el Supremo Gobierno envi al sur una
Comisin () Se pudo as constatar que la causa del conflicto
se deba a que las firmas de la regin que trabajaban con los
indios, en provisin de mercaderas, semillas, aperos, siembras
a medias, prestamos de dinero, etc., y que haban comenzado a
hacer efectivos sus crditos ya estaban cancelados o en otros
casos, se haban abultado con intereses y multas usuarias, etc.
(Elorrieta, 1941: 60).

Durante los aos veinte la violencia entre mapuches y


latifundistas constituy un tipo de violencia corriente y habitual que
form parte de la vida diaria en el sur de Chile. Los conflictos
adoptaron una intensidad inusitada como sealan Foerster y
Montecino:

40

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Una agitacin recorrer este periodo fuera de la violencia


institucionalizada via lanzamientos, desalojos, usurpacin,
tramitacin e injusticia en los juzgados de indgenas, otra
violencia se deslizaba subterrnea pero constantemente. El
huinca la denomin cuatrerismo y a veces sublevacin: se trat
de los robos y acciones delictuales y del enfrentamiento de
algunos mapuche con carabineros. Algunos indgenas
correspondieron anmicamente a la situacin de precariedad
vivida. Esto llev a que muchas veces las autoridades policiales,
imputando a cualquier mapuche el nombre de cuatrero
cometieran abusos y salvajismos ultimando a vctimas
inocentes. (Foerster y Montecino, 1986: 188).

Por ello, ya a principios del S.XX, se extendi en zonas de La


Frontera el caos y la anarqua. Los campos del sur se convirtieron en
un Far-West por la accin de los bandoleros chilenos y grupos
mapuche que se resistan a la penetracin de colonos. La autoridad
chilena recurri a un oficial del ejrcito llamado Hernn Triziano que
sera el creador de un Cuerpo de Polica Rural conocido como Los
Triziano, una suerte de mercenarios formada por colonos, militares,
agricultores y voluntarios a sueldo. El grupo asol durante quince
aos las tierras de La Araucana dejando tras de s un reguero
importante de muertos. La razn esgrimida para tanta barbarie ya era
la existencia de grupos que ponan en prctica el terrorismo:
Estamos dispuestos a empezar una represalia contra los
seores indgenas, en defensa de los agricultores, las empresas
hidroelctricas En vista de que el gobierno no ha hecho
absolutamente nada para detener a los violentistas ni ha
garantizado la seguridad de los agricultores, el movimiento va a
intervenir en los prximos das para contrarrestar las acciones
terroristas indgenas. (Cayuqueo, 2013: 79).

El grupo de Los Triziano se comprometa en su anuncio a


comunicar a los peridicos la autora de cada una de sus acciones
actuando como un verdadero grupo terrorista cuyo eco se alcanzaba
en los medios de comunicacin con el fin de aterrorizar a cualquier
opositor mapuche. Lo mismo que se dara cien aos despus con

EL S.XX Y LA PERPETUACIN DE LA CRIMINALIZACIN

41

grupos paramilitares que asolaron el sur del pas, como el llamado


Los cuchillos del sur.
Sin embargo, desde el Estado, a pesar de esta situacin de
confrontacin, hubo intentos en estos aos de extender la ciudadana
a los sectores populares. Como dice Bengoa, fue el intento de crear
una comunidad de iguales. Pero todo se vino abajo como
consecuencia de los intereses y presiones de las clases altas, la alta
burguesa y las grandes empresas. Se clausuraron los derechos de los
pobres y se les convirti en objeto de compasin, de la asistencia y la
caridad (Bengoa, 2005: 49). La justicia social se trasform en el
antiguo favor del patrn de la hacienda hacia sus trabajadores en
condiciones de semiesclavitud. El estado chileno actu segn las
pautas de un estado patrimonialista en donde los regidores hacan
gestos de piedad y misericordia como reflejo de una humanidad
inoperante.
Lejos de rendirse, la sociedad mapuche hizo un refuerzo tnico
mediante el surgimiento de una cultura de resistencia que tuvo
consecuencias en la prctica potica, en la revitalizacin de los
rituales, la estructuracin familiar, la relevancia poltica de los lonkos
y las machis (Morales, 2009: 25 y ss; Moulian, 2009: 57 y ss). Los
mapuches comenzaron a acceder a la educacin de los chilenos, pero
conservando sus rasgos culturales. Accedieron al servicio militar y las
misiones religiosas contribuyeron a su integracin. Entre los
mapuches, haba quienes rechazaban tal integracin y quienes
observaban a Chile como algo posible siempre que pudiesen
conservar sus costumbres. Pero, en general, se produjo un proceso de
refuerzo de su identidad dentro de la misma sociedad mapuche, ya
que ello supona un estmulo a la supervivencia de su propia cultura.
Se trataba de un intento de alcanzar cierta seguridad, de apuntalar
aquello que se crea en peligro y que sufra ataques desde haca siglos.
Algunas organizaciones redefinieron el discurso mapuche en
busca del mantenimiento de su identidad y en busca de una
integracin. El Partido Democrata acogi parte de sus
reivindicaciones, al igual que las de los pequeos artesanos y
trabajadores. En 1910 se funda en Temuco la Sociedad Caupolicn
defensora de la Araucana que tendr una duracin de cincuenta aos
en defensa de los derechos indgenas. La primera escuela primaria en

42

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Temuco ser fundada por el hijo del cacique Neculmn. Pero, a pesar
de estas aproximaciones la radicacin provoc la trasformacin de la
sociedad mapuche en una sociedad de campesinos pobres (Bengoa,
1987: 366). El sistema ganadero fue destruido y, de ese sistema se pas
a un sistema agrcola de subsistencia. Las mujeres pasaron a vender sus
joyas y el mapuche pas a ser un hombre asilvestrado, un ignorante
de pueblo. Y de ah lo que hay hoy, una sociedad pobre.
Esas agresiones exteriores a lo largo de la historia manifestaban
que el mapuche era considerado por la sociedad chilena como un
estorbo para el progreso y por ello haba que pauperizar su imagen
pblica: convertirlo en un criminal, un individuo que era flojo, que
beba y que robaba reses hasta dejarlas secas. Un hombre que conoc
en Chilo, cerca de Ancud, me confes que en su hacienda haban
entrado mapuches y le haban robado una vaca. Haba encontrado
slo la cabeza. El resto haba sido fragmentado para llevarlo a trozos.
Obviamente eran ladrones de carne, un hurto encaminado a saciar el
hambre. Al levantarse por la maana encontr solamente la cabeza de
la res. Y cmo saba que el robo lo haban cometido mapuches?, le
pregunt. Eran ellos, lo s. Este testimonio pone de relieve el
asentamiento que tiene la idea del mapuche como criminal en el
imaginario nacional. El estereotipo del indio ladrn se extendi como
la plvora por todo el pas. Y la idea no es balad, porque, en la
actualidad, se ha convertido en un marco de referencia a partir del
cual se interpreta cualquier discurso referente a ese mundo. Afecta a la
intencin con que se juzga a las personas, se dictan testimonios en
juicios, se crean leyes, o se dejan de hacer, y se sentencia el destino de
personas que pertenecen a dicha etnia. Es ms, esta idea del indio
criminal propici una poltica o un vnculo con el indgena
fundamentado en la violencia. Desde los cortes de orejas de indios que
se coleccionaban, a las persecuciones en la zona de Valdivia en donde
los hombres se jactaban de matar cuatreros, la relacin del estado
chileno con el mapuche ha sido una relacin fundamentada en la
violencia.
Son muchas las personas que hay en Valdivia, sindicadas
de haber asesinado indios; casi me atrevo a asegurar que nunca
se ha levantado un sumario para esclarecer la verdad, pero s,

EL S.XX Y LA PERPETUACIN DE LA CRIMINALIZACIN

43

aseguro que stos son ricos propietarios, dueos de


considerables extensiones de terrenos que antes ocupaban los
indios. Los abusos no han concluido an: adjunto a usted un
paquete que incluye los reclamos que han dispuesto los indios
ante la oficina (del defensor de indgenas); en ellos se ver que
el incendio es todava poderosa arma contra ellos, lo mismo
que los azotes y dems vejmenes de que son vctimas
(Larran, 1901).

Parece que en el S.XX los ataques a la sociedad mapuche slo se


hayan producido durante la dictadura de Pinochet y durante el
gobierno de la Concertacin. Pero nada ms lejos de la realidad. Esos
ataques han tenido a lo largo del siglo pocas pausas. En 1934, en la
pequea poblacin de Mullehue, en el Alto Bo-Bo se produjo una
matanza que hizo que muchas personas huyeran hacia la cordillera.
Ms de cien carabineros, armados y bebidos, haban reunido a
quinientos pehuenche. Das antes se haba producido una breve
insurreccin de un centenar de campesinos que haban sido
expulsados de sus tierras. Con la promesa de ser radicados en otro
lugar, haban sido arrojados al camino durante el fro invierno. La
decepcin hizo surgir el desnimo, la clera y la violencia. Se haba
producido la muerte de siete civiles y se haba asaltado la comisara de
Guallal. Los carabineros, en represalia, anduvieron semanas
quemando rucas y realizando detenciones. La historia se sald con
477 muertos, segn el historiador de Caete Reinaldo Morales
(Opaso, 2012: 11-18).
Estos ataques, nada insignificantes, suscitarn en la sociedad
mapuche un refuerzo de la identidad, un volverse hacia ellos mismos
para revalorizar los asuntos y costumbres propias. Esa identidad
siempre se siente como necesaria a partir de un principio de amenaza
que puede ser desde una sensacin generalizada de temor frente al
sinsentido de la sociedad, o simplemente, una amenaza fctica que
pone en peligro la existencia, o que se visualiza como tal. (Bengoa,
2006: 93). El nacionalismo de todos los frentes siempre se ha visto
reforzado por la presencia de una amenaza exterior, lo cual provoca
un fuerte deseo de reconstruir la memoria de acuerdo a esa nueva
situacin opresiva, lo cual supone un nuevo plan de accin y de
resistencia. De ese plan surgi el refuerzo selectivo de determinados

44

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

elementos de la tradicin, justamente aquellos que los hacan


diferentes del resto de los chilenos: desde las machis a los vnculos
familiares, la indumentaria, el idioma o los rituales (Moulian, 2012). Y
esa identidad se vio implementada por los cambios acaecidos en la
sociedad chilena: de un estado, en donde la movilidad social y el
cambio de clase era posible, se ha pasado a un estado caracterizado
por un neoliberalismo voraz, cada vez ms clasista, en donde las
fronteras y los lmites sociales son ms visibles conforme avanza el
tiempo. La agresin que ha supuesto la bestial apertura de los
mercados globales, en una sociedad en donde el consumo masivo es
fuente de riqueza y el expolio del medio ambiente es considerado algo
inevitable, ha supuesto, de nuevo, una amenaza frente a sociedades
como la mapuche, en donde el peso de la tradicin y las costumbres
ancestrales juegan un papel integrador entre los individuos que la
componen. Esa evolucin social ha supuesto que los mapuches
queden en la base de la pirmide, en una situacin muy lejana
respecto al vrtice. Y ese distanciamiento ha supuesto una amenaza,
ya que la pobreza y la miseria siempre es un peligro que normalmente
la historia nos ensea que acaba en la radicalizacin del
posicionamiento poltico y el refuerzo de los valores identitarios.
Porque es cierto que la identidad se siente como un valor de poder. A
su vez, esa identidad se vio reforzada por medio de la presencia de
imgenes de represin, signos de imposicin de un Estado
cuestionado en la sociedad mapuche, que corroboraban el despojo del
territorio bajo falsas etiquetas como asimilacin o integracin. Y eso
ocurri durante la dictadura y durante la democracia, ya que supona
la justificacin de la expansin econmica:
La exclusin del mapuche resolva, adems, el problema
de la ocupacin de tierras, fundamentales para distribuirlas
entre los colonos que estaban enviando desde el Valle Central
y Europa. Por ltimo, todo el aparato burocrtico que el
Estado instala en la vieja frontera y la presencia del ejrcito
slo confirman su afn de intervenir en la regin y su
propsito de hacer valer la norma jurdica establecida para el
resto del territorio. El discurso antiindigenista que est detrs
de estas acciones slo constituye la justifiaccin ideolgica de
un proceso de despojo y agresin al mapuche que abri las

EL S.XX Y LA PERPETUACIN DE LA CRIMINALIZACIN

45

heridas a que se refera el diputado Huenchumilla en enero de


1999. (Pinto, 2003: 24-25).

La llegada de Allende al poder en 1970 de la mano de la Unidad


Popular supuso un momento de esperanza para la poblacin
mapuche. Salvador Allende estaba firmemente convencido de que el
conflicto mapuche parta de una situacin de injusticia y de mal
reparto de la riqueza, lo cual no diferenciaba mucho a los mapuche
del resto de campesinos, y esta concienciacin le indujo a realizar la
reforma agraria que supuso que el Estado comprara un buen nmero
de tierras destinadas a repartir entre los mapuche del sur del pas.
A propsito de esta materia, quiero decir claramente al
pueblo que me escucha, que ayer estuve en la provincia de
Cautn, en donde hay un clima muy tenso, artificialmente
creado, en parte, y teniendo nota de la raz econmica y social
en que viven, sobre todo, los mapuches. Estuve all, y dije
pblicamente que no iba a desterrar el hacha de la guerra,
smbolo de los mapuches, y que no llevaba tampoco
hipcritamente una blanca y tibia paloma de la paz. Llevaba la
palabra responsable de un gobernante del pueblo, para decirles
a los trabajadores de la tierra, para decirles a los mapuches que
reconociendo la justicia de su anhelo y su ansia de tierra, yo les
exiga que no participaran ms en tomas de fundos ni corrieran
las cercas, que ello permita la explotacin y la campaa
intencionada que se hace para decir que este gobierno ha sido
sobrepasado Quiero decirle al pueblo de Chile lo que ayer
aprend en Cautn, mientras se realizaba el Segundo Congreso
de los Mapuches. Quiero decirles a ustedes, que la raza que
defendi con herosmo al rengln inicial de nuestra historia ha
ido perdiendo sus tierras, ha ido siendo postergada; Y quiero
decir que las condiciones de vida de esa gente son
dramticamente trgicas. Quiero decirles que es una obligacin
nacional, es un imperativo de nuestra conciencia, no olvidar lo
que Chile le debe al pueblo y a la raza araucana, origen y base
de lo que somos. Por lo tanto, el Gobierno popular ir con
responsabilidad a encarar esta situacin. (Moyano, 2013: 206).

El gobierno de Allende se propuso con firmeza restituir las tierras


a los mapuche. Realiz una nueva Ley Indgena que se aprob el 15

46

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

de septiembre de 1972
e intent promover un sistema de
cooperativas para promover su desarrollo integral. Se cre el Instituto
de Desarrollo Indgena para fomentar la educacin, la cultura y la
economa indgena sin atentar contra sus costumbres. Durante el
gobierno de Allende, que tan slo dur tres aos, el pueblo mapuche
recuper ms tierras que en los ltimos veinte aos del gobierno de la
Concertacin.
La dictadura intent restablecer, mediante una violencia con
pocos parangones, un sistema de rgidas clases en una sociedad que se
hallaba en un momento de apertura. La conciliacin nacional, que se
poda haber planteado como una posibilidad, qued aniquilada para
suscitar en las dcadas siguientes una cadena de rencores totalmente
justificados, que permitan una amplia brecha entre unas clases y
otras. La dictadura impuso un sistema de horror por medio de las
torturas, las violaciones, los asesinatos y las desapariciones como
pocos ejemplos existen en la historia de la humanidad. Para dominar
la subversin interna en el sur del pas, el rgimen de Pinochet cre,
en 1979, un cuerpo de lite que actu como complemento de las
tareas policiales en la zona de Ercilla, el llamado GOPE. Diversos
miembros del GOPE estuvieron implicados en tareas de terrorismo
de Estado durante la dcada de 1980. Por el asesinato de Cecilia Magni
y Ral Pellegrn, miembros de la Direccin Nacional del FPMR,
fueron inculpados de homicidio calificado 12 ex agentes del GOPE [].
La resolucin judicial seala que los frentistas fueron golpeados en sus
zonas vitales por funcionarios policiales encargados de su custodia e
interrogacin, mientras estaban reducidos y completamente
indefensos, lo que les caus la muerte. Luego, los efectivos procesados
Julio Acosta Chvez y Carlos Bezmalinovic Hidalgo arrojaron sus
cuerpos agonizantes al ro Tinguiririca, para completar el propsito
homicida y simular una muerte por inmersin []. Los acusados de
dicho crimen fueron exonerados de sus cargos, ya que las pericias
aclararon, finalmente, la causa de muerte definitiva de las "victimas"
que cayeron al ro Cachapoal.
En esta situacin no es de extraar que los grupos de izquierda
se aproximasen al pueblo mapuche. Los grupos izquierdistas que no
pertenecan a la Unidad Popular de Allende vieron en los mapuches
un caldo de cultivo para realizar la revolucin, un mundo en donde

EL S.XX Y LA PERPETUACIN DE LA CRIMINALIZACIN

47

sus ideas de restauracin de la propiedad colectiva podan encontrar


resolucin de la noche a la maana. Los militantes del PCR, Partido
Comunista Revolucionario, o los miembros del MIR, Movimiento
Izquierda Revolucionaria se trasladaron a los fundos del sur con el fin
de realizar fases de adoctrinamiento y propaganda as como acciones
de ocupacin de fundos.
el primer y ms explosivo desarrollo del MIR se dio
primero entre los estudiantes y muy pronto entre los
pobladores que tomaban sitios y entre los campesinos que
buscaban apurar la reforma agraria y en especialmente al entre
los mapuches que corran cercos para recuperar territorios
usurpados por los huincas. La mayor dificultad y el sector que
en cierto modo tom ms tiempo para que el MIR influyera
fue la clase obrera, el sujeto revolucionario por excelencia,
como proclamaba el marxismo clsico.
El desarrollo histrico del MIR, especialmente durante la
Unidad Popular, slo se puede entender en ese contexto de
aceleracin y expansin en las luchas populares, que,
ciertamente, el triunfo de Allende de 1970, alent, estimul y
multiplic a lo largo y ancho de Chile. No sera exagerado
afirmar, en este sentido, que el propio MIR se vio sorprendido
por su propio incremento y los santiaguinos se enteraron de
golpe del crecimiento de este grupo, cuando miles de
estudiantes, pobladores, obreros, campesinos y mapuches
desfilaron por las calles de Santiago el 16 de agosto de 1971, en
unas circunstancias trgicas, en los funerales de Luciano Cruz,
uno de los ejemplares dirigentes del mirismo. En esos mismos
das se estrenaba en los cines de Santiago la pelcula
Voto+Fusil. (Naranjo et al., 2004: 11).

El MIR se aproxim a la poblacin mapuche de las zonas de


Arauco y Malleco con el fin de lograr militantes que se uniesen a su
proyecto de revolucin popular. En esa estrategia la violencia contra
los sectores burgueses era una herramienta esencial:
El proyecto del MIR consider un rumbo para la poltica
nacional, al pas se le propuso el socialismo, y a este proyecto
se le configuran vas y formas que el partido dise. En este
panorama, la violencia ocupaba un espacio considerado

48

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

necesario y final, apareca como una condicin sine qua non


para alcanzar el socialismo. La violencia, en este sentido, era
una herramienta al servicio de ideas superiores, revestidas de
una tica de lo bueno y superior. (Silva, 2011:28)

Ya en 1971 el clima de violencia se extenda en las regiones del sur


y la proximidad de grupos como el MIR o el MCR era bien evidente:
varios fundos de la Provincia de Cautn () estn
actualmente en poder de mapuche y se encuentran ubicados
en el camino que une Lautaro con Curacautn. El ritual de
recepcin no se detiene all: el primer paso dado por los
intrusos en los terrenos cercanos a los predios ocupados desata
todo un ceremonial. Una trutruca deja escapar sus sonidos y
esto se trasforma en una alerta general. De inmediato aparecen
hombres, mujeres y nios mapuche que acuden a los portones
para proteger la seguridad del grupo. Los hombres,
comandados por un lder, se alinean frente a los visitantes.
Luego, el silencio. Es un momento difcil; es necesario tener la
suficiente prudencia para no herir las susceptibilidades de los
mapuche. Se recomienda en estos casos y en esta pocasaludar a gritos (). A unos pocos kilmetros de distancia el
vehculo () se detiene y provoca un nuevo estallido de la
trutuca. Nuevamente se observan decenas de mapuche
corriendo y acercndose, poco amistosamente, a los portones
() las exclamaciones y consignas se repiten () El tercer
fundo ocupado se llama La Pea. En teora all deba
encontrarse el grupo ms amistoso () Sin embargo en la
entrada () no haba nadie, slo el sonido de la trutruca y el
consiguiente movimiento de los mapuche que acudan a la
alarma. La distancia entre los ocupantes y los intrusos era de
200 metros. Los mapuche no se movieron y no hicieron el
menor amago de salir a saludar () Catorce mapuche, dirigidos
por un muchacho con brazaletes y las siglas de MCR se
enfrentaron a los visitantes. Las consignas avanzaron.
() Los mapuche y tambin los campesinos chilenos estn
instruidos por dirigentes y miembros del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR) o del Movimiento Campesino
Revolucionario (MCR) () Fruto de esta instruccin es la
aparente cohesin del grupo ocupante para enfrentar a los
visitantes. En primera instancia no parecen poseer otras armas
que bastones () NO es un misterio que disponen de armas de

EL S.XX Y LA PERPETUACIN DE LA CRIMINALIZACIN

fuego, pero las mantienen ocultas. Se presentan amenazadores,


tratan de amedrentar a los extraos, gritan en su lengua y
algunos de sus movimientos llevan la intencin de rodear a los
intrusos. Son desconfiados y no abandonan los fundos
tomados; temen en la prctica sin razn- que algunos de sus
dirigentes sean encarcelados. Se sostiene, en Cautn, que la
agitacin indgena comenz con los primeros trabajos de
verano organizados por los estudiantes universitarios. Estn,
en principio, a no salir de los predios salvo primero que los
maten () La leyenda, no lo dicen las historias, plantea que en
el siglo pasado y comienzos del actual se pagaban a precio de
oro las orejas de mapuche muertos; otras dicen que algunos
hornos para fabricar ladrillos se usaron para quemarlos vivos.
Pero en este momento hay otra realidad: cerca de un centenar
de fundos ocupados, una produccin agraria disminuyendo en
opinin de los propietarios- y un clima de tranquilidad que
slo existe de los fundos para afuera. De los fundos para
adentro reina el caos, acusan los desalojados expropietarios.
(lvarez, 1971: 21-22)

49

4
La dictadura y la pinochetizacin del indgena

Con el golpe de estado de 1973 la situacin que se traslada a las


regiones del sur fue la de un escenario de guerra con amplios
despliegues de militares ante una oposicin irregular que se
emboscaba en las zonas montaosas de la Costa y los Nades. Las
detenciones en zonas de Villarrica, Pucn o Panguipulli y las
desapariciones fueron frecuentes. En esas zonas la prctica represiva
tuvo la finalidad de disminuir la resistencia a la imposicin del
rgimen militar y cont con colaboracin de terratenientes y de los
medios de comunicacin privados. Ello tambin dio lugar a un
fortalecimiento de la identidad mapuche como defensa de la opresin
sufrida que desemboc en un fortalecimiento de las relaciones
familiares, rituales y polticas dentro de la comunidad.
Este tipo de obscura expresin poltica en la sociedad
mapuche es particularmente evidente durante los momentos de
crisis de la comunidad. La preocupacin respecto de la crisis es
polticamente activada a travs de ceremonias y rituales. Tales
ceremonias precisan, imponen la persistencia societal y ellas
mismas persisten porque se hallan en un estado de constante
respuesta a las crisis de vida, especialmente en vista de los tipos
de cambios econmicos y sociales ocurridos en la sociedad
mapuche desde el periodo del establecimiento de las
reducciones. Sin embargo, estas crisis no son esencialmente
individuales o regionales, sino que ataen a la sociedad. Esta es
una razn de por qu la sociedad mapuche es an altamente
ritual. (Dilehay, 1985: 148).

A principios de 1978 el MIR se extendi por varias regiones del


sur del pas y prepar el retorno de militantes del exilio segn una
estrategia encaminada a reconducir esa violencia hacia sus objetivos

52

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

polticos. Basndose en la idea de George Sorel de la utilidad de la


violencia en los procesos revolucionarios y a la sombra del pensadores
como Maritegui o Valcrcel que tanta repercusin haban tenido a lo
largo del siglo XX en la zona andina peruana y en un clima en donde
el nacimiento de Sendero Lumninoso estaba en ciernes, el MIR,
influido por el mito de Ernesto Guevara, y la sombra de otro mito,
Miguel Enrquez, pretendi crear una red de instruccin paramilitar
que intentara reclutar nuevos militantes, tambin entre la poblacin
mapuche, y construir un entramado de lazos con las guerrillas
centroamericanas que haban nacido en los aos sesenta, as como con
sectores visibles de la revolucin cubana. Esta infraestructura
pretenda establecer la resistencia en las ciudades y una red de
guerrillas en las zonas rurales y campesinas. La zona de Neltiume fue
la elegida para iniciar dicha estrategia (Silva, 2011: 49), ya que desde
1969 el MIR tena presencia en la zona con intentos de insercin
poltica de campesinos y trabajadores, cuestiones que estarn
presentes en el film de Guillermo Cahn No nos trancarn el paso.
Acciones como el asalto a camiones de intendencia y el reparto de
alimentos entre la poblacin rural convirtieron al MIR en una especie
de Robin Hood en el territorio del sur, lo cual constituy una
estrategia de sabotaje efectiva entre la poblacin campesina que vea
en aquellos actos un remedio a sus carencias y una poltica de
resistencia a la dictadura. Se extendieron las huelgas, la realizacin de
ollas comunales, para paliar el hambre, y las tomas de fundos, las
llamadas corridas de cercos que muchas veces quedaban ms en
acciones simblicas y festivas que en otra cosa ms pragmtica. El
propsito de esta milicia rural fue crear un clima de inseguridad en el
pas, que pona de relieve la resistencia de la poblacin a acatar el
rgimen de Pinochet. Fueron relevantes los cortes de luz que hacan
visible la presencia del MIR en ciudades y pueblos, el uso de bombas
falsas, la toma de microbuses y la destruccin de seales de trfico. Al
mismo tiempo la recoleccin de armas de fuego requisadas a
carabineros y militares supuso la creacin de un importante arsenal
en manos del MIR que permita la creacin de esta guerrilla.
La cercana a sectores mapuches suscit que el MIR trasfiriera su
aura de criminalidad a los indgenas, que desde la capital o desde
Concepcin eran vistos como un resquicio del pasado, algo

LA DICTADURA Y LA PINOCHETIZACIN DEL INDGENA

53

innecesario ahora que el pas se encaminaba hacia una guerra de


exterminio de lo que Pinochet consideraba el comunismo incipiente
que la Unidad Popular haba establecido en Chile y que no era otra
cosa que un aplicacin, en trminos seudomarxistas, de los derechos
humanos. Un signo ms de criminalizacin se cerna sobre el pueblo
mapuche, a pesar de que el MIR no tuviera un amplio acceso a la
mayor parte de comunidades indgenas. Pero, al igual que intentara
hacer Sendero Luminoso en Per o las FARC en Colombia, el frente
campesino era una batalla fundamental en la lucha contra la dictadura
y en el objetivo revolucionario.
Estas acciones a veces implicaron la prdida de vidas humanas. A
partir de ah cierto halo de revolucin se pos sobre la estela de la
etnia mapuche. De hecho los propietarios de latifundios pensaban que
aquellas ocupaciones o corridas de cercos eran verdaderas
usurpaciones contrarias a sus intereses, lo cual en zonas como Nueva
Imperial o Temuco signific que los latifundistas armaran a sus
trabajadores con el fin de acabar con las ocupaciones. Como seala
Bengoa:
Unos y otros creyeron ver lo que no eran. Los jvenes
de Lautaro jugaron a ser guerreros y los latifundistas creyeron
que haba en efecto guerreros, guerrilleros como en Sierra
Maestra, soviets armados como en Petrogrado el ao diecisiete.
Los jvenes no mapuches que presuman con boinas y trajes
verde oliva agregaban su cuota de confusin a las imgenes
estereotipadas que se venan construyendo. Lamentablemente
para todos, los fantasmas llenaron las mentes. Hay que decirlo
una y otra vez. Las imgenes nublaron la vista de las personas,
de los grupos. Cada cual asumi su papel en la tragedia.
(Bengoa, 1999: 152)

Esta siatuacin condujo a una criminalizacin fcilmente


perceptible que supona un error: ni todo alemn de 1945 era nazi, ni
todo el que vivi la Francia de Vichy era colaborador, ni todo vasco
de 1990 era etarra, ni todo afgano o iraqu es terrorista miembro de
Al Qaeda. Pero la identificacin de los mapuches con el delito se
defini en los aos sesenta igual que se le haba deshumanizado
durante la Conquista. Y la etiqueta se ha utilizado con extremada

54

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

facilidad y con poca sutileza. Como se dice del protagonista de la


pelcula La frontera (1991), de Ricardo Larran, al designar a un
hombre que ha sido condenado a permanecer desterrado en un
pequeo pueblo del sur por firmar unos panfletos de protesta, se trata
de un delincuente terrorista, pero no es tan grave. Es ms fcil
justificar el exterminio de aquellos que no son considerados como
iguales a nosotros. Ello ha sido un recurso recurrente desde el
nacimiento de la modernidad. El nazismo intervino activamente en
este tipo de operaciones de sentido. En mi libro La retrica del terror
habl de cmo los alemanes del nacional socialismo designaron a los
polacos de Galitzia con nombres ridculos para despersonalizarlos.
Goebbels en sus diarios habla de piezas para designar a seres humanos.
Los ejrcitos hablan de efectivos para designar a soldados que van a
morir en el frente, y los salvajes y terroristas de ETA hablaban de
objetivos cuando acababan con la vida de un hombre. La
despersonalizacin es necesaria para justificar los crmenes propios en
el entorno social y ante la propia conciencia.
En el caso chileno, la ruptura de la comunidad, el aniquilamiento
de una convivencia solidaria como consecuencia del aislamiento de la
vida en condominios y urbanizaciones cerradas que han marcado el
clasismo, junto a grandes intereses ideolgicos y econmicos, han
propiciado un miedo que es motivo del olvido y a veces de la
criminalizacin del otro. Delumeau ya hablaba de que el miedo era
uno de los grandes agentes de occidente (2002):
Porque el temor ha jugado un temor fundamental en la
disolucin de las antiguas solidaridades, en la ruptura de lo que
los chilenos consideramos la comunidad nacional. Ha sido el
miedo que cada cual ha tenido, pero sobre todo la vergenza de
haberlo sentido. De haber callado en un momento que la
propia conciencia moral impela hablar, de haber apoyado y
credo en personajes que posteriormente se revelaron
realizando procedimientos abominables, de haber dicho no
saba, no escuch; miedo, finalmente, de que la mayor parte de
las cosas hayan sido dichas a media voz, en cdigos que nadie
quiere desentraar, en riquezas de las que se quiere ignorar su
origen, en honras que no tienen demasiado sustento. Este es el
gran secreto de familia de la sociedad chilena actual. Aquello
que todos saben, pero de loq eu no se habla, e incluso, que se

LA DICTADURA Y LA PINOCHETIZACIN DEL INDGENA

55

considera de mal gusto hablarlo frente a extraos. (Bengoa,


2005: 59)

Esa criminalizacin es algo que, a partir del 11 de septiembre en


Estados Unidos ha otorgado carta blanca a muchos estados para
criminalizar cualquier tipo de protesta. Y esto que digo no significa
en ningn momento justificar actos de terrorismo que llevo ya
muchos aos condenando. Pero, cada cosa en su sitio. El 11 de
septiembre sirvi a muchos estados para legitimar una violencia que
en el pasado no se atrevieron a imponer con carta de naturaleza legal.
Y de ah se pas a criminalizar con facilidad cualquier protesta en
contra del estatus quo.
En esa criminalizacin se vio involucrada la politizacin de los
mapuche alrededor de los aos sesenta. En esas fechas los indgenas
tomaron posicin poltica y conciencia de clase. Y en el caso
mapuche, esa criminalizacin condujo a detenciones masivas, que, por
las cifras, debieron ser injustificadas. Entre 1976 y 1977 hubo cada ao
casi un milln de detenidos de la etnia mapuche en Chile (Bengoa,
1999: 162). Los detenidos por sospecha significaban un veinte por
ciento de la poblacin rural del sur, lo cual supuso la instauracin de
un clima de terror en el que el mapuche siempre era considerado un
criminal. Y esas cifras conducen a pensar que el crimen estaba en
manos de los que ejecutaban las detenciones y no en las acciones de
los detenidos. El currculum del rgimen de Pinochet habla por s
mismo.

5
Los aos noventa: el despojo multinacional

Teniendo en cuenta los desmanes de todo este proceso, en la


actualidad, el pueblo Mapuche constituye una minora tnica que
habita una ancha franja en el Sur de Chile, desde el sur del ro Bo-Bo
hasta la ciudad de Osorno. A lo largo del siglo XIX, este territorio se
ha visto reducido por la presin de las oligarquas. En el S.XX y XXI,
por las grandes empresas del sector de la madera y de la electricidad.
Actuaciones como la construccin de la central elctrica Ralco, a
cargo de la multinacional Endesa, o la presencia de madereras
importantes pertenecientes a relevantes familias de la alta burguesa
chilena, como los Figueroa, los Matte, los Angelini o los Luksi, han
ido reduciendo las propiedades mapuche y estableciendo como
crnica una situacin de conflicto y de lucha por la tierra. Desde el
principio esos proyectos empresariales han contado con la oposicin
de la poblacin mapuche. Algunos de ellos han cobrado especial
significacin. Por ejemplo, la multinacional Benetton compr en
Argentina un territorio de un milln de hectreas de la Patagonia,
algo as como cuarenta veces el rea de la ciudad de Buenos Aires, y le
niega 625 hectreas de la comunidad mapuche de Santa Rosa de
Leleque, territorio en el que han estado viviendo desde siempre
(Bayer, 2013: 19).
Durante el gobierno de Allende se realiz una reforma agraria
que inici la compra de tierras con el fin de devolverlas a los
ciudadanos mapuche y reducir el latifundismo, pero dicha reforma
fue echada para atrs con la llegada de la dictadura de Pinochet.
Durante los gobiernos de Allende y de Pinochet miembros del MIR
(Movimiento de Izquierda Revolucionaria) colaboraron con los
mapuches en la ocupacin de tierras (Bastias, 2009) hecho que ha

58

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

facilitado su adscripcin imaginaria a un sentido radical o


revolucionario de su protesta.
La dcada de los 90 fue especialmente trascendente para el futuro
de la etnia mapuche en Chile. La celebracin del V Centenario del
Descubrimiento marc la dcada e inici el resurgir de una
reivindicacin histrica, al renacer viejos rencores en un clima de
exaltacin nacionalista ante la exaltacin celebratoria de la
Hispanidad y la Conquista. La mayora de los gobiernos se sumaron a
la celebracin mientras la sociedad mapuche vea en aquellos actos la
conmemoracin de las usurpaciones de tierras y el despojo de sus
riquezas. Estos hechos coincidieron con la expansin de diversas
empresas multinacionales como Endesa, y filiales como Ralco, las
cuales requeran de amplias extensiones de terreno para la
construccin de presas y plantas elctricas. La consecuencia fue la
expropiacin de terrenos en zonas mapuches en donde se situaban
cementerios histricos, santuarios, zonas de cultivo y territorios
poblados. Pero, la ley del capitalismo avanzado se impuso, y se dej a
un lado el humanitarismo nuevamente. Lo mismo sucedi en 1996
con la construccin de la carretera Saavedra-Toltn, cuyo trazado,
segn un estudio de la UFRO, atravesaba por 69 lugares sagrados,
sitios de significancia cultural indgena: lugares arqueolgicos,
ceremoniales o cementerios (Prez Guerra, 2013: 115).
Algunas de esas obras se realizaron en condiciones altamente
contradictorias. El 10 de diciembre de 1992 el presidente Patricio
Aylwin recibi en el Palacio de La Moneda a los principales lonkos
del Alto Bo-Bo. Aylwin se pronunci con claridad respecto a un
importante proyecto de Endesa:
El proyecto de Endesa contempla varios embalses Yo
personalmente tengo una opinin muy categrica en cuanto a
que este proyecto completo es inadmisible Y yo
personalmente, en la medida de que mi gobierno dependa, no
autorizar la construccin de una serie de embalses Tengo,
sin embargo, dudas respecto al primer embalse, el embalse
Pangue (Opaso, 2012: 35).

Endesa siempre se defendi mediante la elaboracin de informes


que se comenzaron a realizar en la Universidad de Concepcin. Estos

LOS AOS NOVENTA: EL DESPOJO MULTINACIONAL

59

estudios comenzaron a ser encargados por la misma Endesa hasta que


fueron marcando todos los aspectos desfavorables respecto al posible
impacto ambiental. Los cientficos del EULA Centro de Estudios
Ambientales Eula de la Universidad de Concepcin- plantearon desde
el principio serios cuestionamientos de la seguridad del proyecto
desde 1987 a 1992:
La evaluacin precisa del riesgo que significa construir
una represa en las faldas de un volcn activo, el Collaqui,
considerado por Onemi como de alto riesgo de explosin
Segn ONEMI (1984) y Marangunic (1981), existe un alto
riesgo de actividad volcnica procedente del Collaqui, cerca de
la presa Pangue. Aunque no puede ser exactamente evaluado,
este riesgo puede involucrar la cada de piroclatos y fluidos
lvicos y lahricos, los que seran principalmente canalizados
por los valles Ralco-Malla y Epu-Ro pangue. Como los dos
primeros valles sealados drenan directamente al embalse, ste
puede verse amenazado por un fuerte aumento de los niveles
del embalse.
El riesgo se debe a al presencia de 32 glaciares sobre el
volcn Callaqui, los que corresponden a un casquete de hielo
de 1107 hectreas Si la explosin fuese de tipo peleana, el
volumen de lahares podra alcanzar a 900 millones de m 3, los
que superan ampliamente la capacidad del embalse de 175
millones de m3. (Opaso, 2012: 61).

En una
carta del presidente del Banco Mundial, James
Wolfensohn al Ministro de Industria, Eduardo Aninat, se le adverta
de los peligros de la instalacin de la central elctrica en los territorios
elegidos:
Siento informarle que ENDESA no parece haber tomado
una actitud muy constructiva en relacin a sus obligaciones
ambientales y sociales, en particular en relacin a no haberse
completado satisfactoriamente una evaluacin acumulativa de
impactos ambientales del proyecto Ralco y, por lo tanto, est
en una situacin de inminente mora bajo los acuerdos de
financiamiento de la CFI (Opaso, 2012: 104).

60

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

A pesar de estos informes, la presa se construy. De nada


sirvieron las alegaciones de las comunidades mapuche acerca de la
existencia de cementerios, sagrados para los mapuches como para
cualquier otra sociedad. Pero Endesa aleg su pervivencia en
conservacin bajo tierra, eufemismo que lograba enmascarar la
realidad a ojos de la opinin pblica con un cinismo que pocas veces
he observado. Es cierto que funcionarios del Estado alegaron varias
veces la preponderancia de la Ley Indgena de 1993 sobre la Ley
Elctrica de 1981, pero el proyecto sigui adelante como un signo ms
del progreso en Chile.
Ms recientemente la hidroelctrica Pilmaiqun pretende
construir un embalse de 18 kilmetros en Osorno, en el ro
Pilmaiqun, en la regin de Los Ros. En el estudio de impacto
ambiental se dice que en la zona no existen comunidades indgenas,
cuando este proyecto afectara las comunidades mapuche williche
aledaas: Mahiue, el Roble-Carimalln y Lumaco, como tambin las
de Mantilhue. Sobre el ro Pilmaiqun se pretenden construir tres
centrales hidroelctricas, empresa que dara al traste con la
supervivencia de las comunidades de la zona.

6
De aquellos barros estos lodos: el racismo

En la actualidad los mapuche se ven cercados por la presin de las


multinacionales, el enriquecimiento de grandes latifundistas y la
presin del estado que, en un contexto de capitalismo voraz,
impulsado por el nuevo neoliberalismo, levanta la bandera del
progreso, en contra de la conservacin de un pueblo que significa el
pasado y lo atvico, en perjuicio de la modernidad y del mal llamado
progreso. Walter Benjamin sealaba que el ngel del progreso no
dejaba a su paso ms que signos de ruinas y destruccin. As se
construa la historia y as se ha construido la historia de los mapuches,
como los principales sacrificados a la hora de imponer la modernidad.
Pero, junto a esta ambicin propia del capitalismo neoliberal se sita
un profundo racismo que acecha a la sociedad chilena.
Como seala Van Dijk el racismo es una estrategia compleja que
se perpeta en las sociedades:
el racismo no se mueve nicamente por las calles ni es
prerrogativa de una reaccin de la poblacin blanca comn
dentro de una coyuntura social o econmica determinada.
Gran parte del desarrollo que he descrito someramente se
define en algunas ocasiones de forma sutil e indirecta mediante
la actuacin o el discurso de grupos de lite. El racismo de las
lites polticas, por ejemplo, tiene una larga tradicin y, a pesar
de sus apologas rutinarias y de sus llamadas oficiales a la
tolerancia, sigue en la actualidad gozando de muy buena
salud. (2003a: 20)

La adscripcin de la delincuencia a una determinada raza, la


generalizacin de los casos particulares a toda una clase o raza, el
rechazo a la inmigracin de miembros de otras razas constituyen

62

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

manifestaciones solapadas e implcitas que se presentan en todo el


discurso social en situaciones de racismo. El racismo, como
manifestacin ideolgica, es un mecanismo de exclusin y por tanto
una manifestacin del poder de la lite hacia el otro. Siempre se dirige
hacia otro grupo de manera colectiva, no de manera individual. Ese
racismo se manifiesta implcitamente en el discurso cotidiano con el
fin de crear consenso (Van Dijk, 2003a: 14). Todo el discurso que se
realiza sobre los mapuches desde el Estado se basa en implicaciones: lo
que se dice se retroalimenta de otros enunciados y conocimientos
conocidos a priori (Van Dijk 2003b: 34). Y esos conocimientos,
prejuicios y prefiguraciones confluyen en una imagen del mapuche en
la que priman aquellos significados asociados a la posible criminalidad
de algunos de los miembros de esa etnia:
El conocimiento, las actitudes e indirectamente las
ideologas, aunque aparecen por separado en la representacin
social general, pueden afectar a las estructuras y contenidos de
los modelos mentales que construimos a partir de
acontecimientos concretos; esto indica que somos capaces de
traducir ideologas generales en experiencias especficas que
forman parte de los modelos mentales. Si Nosotros nos
oponemos a la inmigracin de ms africanos lo cual forma
parte de una actitud antiinmigracin controlada por una
ideologa racista-, el modelo mental que Yo, como miembro
del grupo, tengo ante la llegada creciente de inmigrantes
caracterizar opiniones ms especficas (en funcin de la
situacin) derivadas de la ideologa general. (Van Dijk, 2003c:
33).

Esas manifestaciones discursivas suelen trascender a otro tipo de


prcticas ms evidentes como la discriminacin laboral, en el
alojamiento, en la sanidad, en la educacin o la economa. Y esa es la
situacin del pueblo mapuche, a pesar de que el Estado chileno
continuamente intente enmascarar el conflicto de problema poltico,
que tambin lo es, para justificar cada una de sus decisiones y el
mantenimiento de una situacin enquistada. Es curioso que las
Fuerzas de Seguridad del Estado combatan con ms eficiencia el
terrorismo que el racismo, aunque sea un delito catalogado en
muchos pases.

DE AQUELLOS BARROS ESTOS LODOS: EL RACISMO

63

Ese racismo ha constituido una constante en la historia de Chile.


Es ms, la historia de los mapuches y su situacin actual es la gran
deuda pendiente de la sociedad chilena o, como ha sealado Jos
Bengoa, al comenzar su libro Historia de un conflicto: el estado y los
mapuches en el S.XX:
La sociedad chilena no ha resuelto su relacin con la
sociedad mapuche. El pueblo originario de Chile sigue siendo
el grupo social ms discriminado, pobre y marginalizado. Al
finalizar el siglo, el estado y la sociedad se encuentran en una
encrucijada, o continuar con la poltica de despojo y conflicto
o encaminarse por la va del dilogo, del respeto mutuo, de la
reparacin del dao histrico cometido.
El Estado chileno ha sido el principal actor y responsable
de las polticas que se han desarrollado en torno a la sociedad
mapuche. La poltica de colonizacin y reparto de tierras que
el Estado aplic a fines del siglo pasado una vez que ocup la
Araucana, es el origen de la situacin actual. Los mapuches
han tratado de obtener un espacio en la sociedad, se han
opuesto a los intentos reiterados de asimilacin que han guiado
permanentemente al Estado. (Bengoa, 1999: 13).

Resulta curioso que, en esta situacin y, a pesar de la violencia


recientemente manifestada en algunos sectores, el trato con los
indgenas chilenos ha sido desigual. A lo largo de la historia se les
poda despreciar, discriminar, aprovechar de ellos, explotar, insultar y
gritar indio de mierda, o mirar con brava mirada occidental y decir y
lanzar un bromista y discriminador parecs un indio (Bengoa, 1999,
23) , pero como seala el mencionado Bengoa, no hay elaboraciones
culturales antiindigenas (1999: 23). Y por produccin cultural
queremos entender que no hay textos en contra, fuera de
declaraciones institucionales: no existen novelas, poemas, pelculas
que lancen un discurso insultante contra los mapuche. Se puede decir
que las manifestaciones textuales contra los mapuche, fuera de los
improperios desaforados, propios de la esquizofrenia ms que de la
razn, lanzados por la doctora Cordero, son escasas. S que existe
contra las vctimas de Pinochet y sus secuaces y a favor de su rgimen
de terror: I Love Pinochet es un ejemplo execrable. Para el indgena
slo desprecios, abusos e insultos, junto a gestos de incomprensin,

64

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

pero poco texto. Y frente a ello hay un no siempre entendido deseo


de integracin, con importantes rupturas y elementos contrarios a esa
integracin, que van desde la vinculacin de algunos mapuches con
miembros del MIR, o grupos de terrorismo anarquista de baja
intensidad, como los causantes del atentado de Zaragoza, a actos de
violencia comn, que han supuesto la criminalizacin de una etnia ya
de por si discriminada y maltratada a lo largo de la historia. Esas
tensiones en la sociedad chilena conviven con evidentes muestras de
racismo y de criminalizacin. En la actualidad de la prensa chilena
salen mensajes como que los indgenas son una amenaza y unos
extremistas subversivos, que sus acciones son irracionales, que los
indgenas no saben gestionar sus tierras, que son flojos, vagos,
borrachos, que se les debe educar porque no tienen educacin, que se
les debe integrar en el modo de produccin nacional identificado con
el neoliberalismo despiadado que rige el momento actual, que el
problema de los indgenas no es de falta de tierra, sino de carencias
culturales y educativas, de falta de carcter civilizado. Y de ah a la
criminalizacin no hay ms que un paso para rechazar al otro.
La dictadura del omnipotente Augusto Pinochet tuvo una gran
responsabilidad en este trabajo de designar a los mapuches bajo la
etiqueta de terrorista. El dictador y su gobierno se propusieron
colocar bajo la denominacin de terrorista a todo aquel que poda
covertirse en un posible opositor. El asesinato en Buenos Aires el 30
de septiembre de 1974 del general Carlos Prats, fiel al gobierno de
Allende, o la muerte de Orlando Lettelier y Ronni Moffit a manos de
sicarios de la DINA en 1976 en Washington, ponen de manifiesto el
deseo de la dictadura de eliminar cualquier mnimo resquicio de
oposicin a su proyecto dictatorial. Esta estrategia no dejaba de ser
una operacin de exageracin semntica dirigida a justificar su
permanencia en el poder y fomentar la exigencia moral del pas para
acabar con el terrorismo, no siempre real, ya que no todos los
chilenos eran miembros del MIR, ni mucho menos. Pero el rgimen
se sirvi de esta estrategia inclusiva al tratar de introducir a toda
posible oposicin en el mismo saco, lo cual constitua un deliberado
intento de criminalizacin:

DE AQUELLOS BARROS ESTOS LODOS: EL RACISMO

65

Entre los meses de agosto y septiembre (de 1977), los


agentes chilenos llevaron a cabo, a instancias de Contreras,
todo un rosario de atentados con bombas, robos, secuestros y
asesinatos que la CNI atribua a grupos extremistas. En
realidad, tal como informaron de inmediato los servicios de
inteligencia estadounidenses, los militares chilenos estaban
tratando de organizar un clima de caos y terrorismo para
exagerar la amenaza izquierdista. En el transcurso de una
operacin coordinada, la polica secreta hizo volar por los aires
dos pisos francos y achac a los izquierdistas la responsabilidad
de explosiones que se saldaron con varias muertes. Los arrestos
y las persecuciones pueden llevar varios meses refiri un
funcionario chileno al agregado militar estadounidense- en
tanto que una bomba im parte justicia de un modo mucho ms
rpido. (Kornblugh, 2013: 135).

Las movilizaciones mapuche cobraron una especial relevancia a


partir del ao 1992 con motivo de la celebracin del V Centenario de
la Conquista espaola. La coincidencia con el inicio de la transicin
poltica desde la dictadura a la democracia permiti manifestaciones
despus de diecisiete aos de gobierno militar. El conflicto mapuche
se sum al conflicto pehuenche en torno a la construccin de presas
hidroelctricas en Alto Bo-Bo, pero pocas cosas cambiaron.
A partir del ao 2001, se inici la Operacin Paciencia,
encabezada por el entonces General de la IX zona, Jos Alejandro
Bernales. Bernales, quin haba sido Director de la DIPOLCAR,
concluy sobre el tema Mapuche con la constancia de que no exista
informacin suficiente sobre su activismo. Dicho general desarroll
una profunda campaa de obtencin de informacin sobre las
regiones de Arauco y Malleco, cuando fue ascendido dentro del
cuerpo de Carabineros. Para detener la protesta Mapuche, Bernales,
dise un plan que consisti en retenes mviles en los predios con
mayor conflictividad o la zona roja. Todo ello era, adems,
complementando con allanamientos, que, a diferencia de los
realizados hasta principios del ao 2000, dieron un salto cualitativo,
acrecentndose la violencia coercitiva que pas de bombas
lacrimgenas a balines de goma y balines metlicos. Se produjo una
militarizacin de la regin, lo que las comunidades llamaron
militarizacin del territorio Mapuche.

66

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

El movimiento Mapuche ese mismo ao, continu con la


reocupacin de tierras, pero las complement con actos de violencia
poltica. Y uno de los pasos dramticamente trascendentales, se
produjo cuando esa violencia se expande y pasa a ejercerse contra los
agricultores de La Araucana. Resulta sorprendente que, durante el
gobierno de Ricardo Lagos, la violencia fue escalando por parte de
todos los actores implicados en el conflicto: Mapuche, agricultores,
forestales y Estado. Y nadie parece que hizo nada por detener los
heridos, las detenciones, los encarcelamientos, juicios sin pruebas
como el de Pascual Pichn, las decisiones judiciales bajo sospecha y,
tampoco, los asesinatos y las imprudencias por ambas partes. Los
trgicos hechos que se producen, en el Alto Bio-Bo y Ercilla, en julio
y noviembre de 2002, eran predecibles desde finales del ao 2000. Jos
Huenchunao sealaba que dependiendo de quin muriera la
situacin sera ventajosa o desventajosa, si era un Mapuche, creo
que la gente se levantara con mayor fuerza. Un agricultor de
Collipulli, a principios del 2001, reconoca que disparaban a los
Mapuche cuando ocupaban sus tierras, slo de milagro no ha muerto
uno, segn l, porque saba ocupar bien las armas. Jos Miguel
Insulza, Ministro del Interior, deca: Qu pensara, Dios no lo
quiera si ocurre algn hecho de sangre!. Para subrayar que todos los
das trabajaba para que no hubiera muertos, algo que obviamente no
consigui. Incluso la poltica adoptada, la poltica represiva y
coercitiva de la polica acrecent la violencia hasta niveles alarmantes,
cuando murieron horrendamente calcinados a principios de 2013 una
pareja de agricultores en Vilcn.
Pero la historia viene de antiguo. La primera dcada del S.XXI
est salpicada de muertes de mapuches que siempre aparecen rodeadas
de un halo de falta de explicaciones y sin que sus actos justifiquen
consecuencias de tan fatdico desenlace. En 2002 Juan Surez
Marihuan, hermano del lonko de Malla Malla y miembro del Consejo
de Lonkos del Alto Bo-Bo, de 27 aos, muri en la zona cordillerana
del Cajn de Queuco. El cuerpo apareci dos semanas despus en la
ribera del ro Queuco. La causa de la muerte fue, segn el informe
forense, lesiones provocadas por terceros (Cayuqueo, 2013: 233).
Segn algunas fuentes, el joven fue asesinado por dos hombres que
fueron contratados para realizar dicho asesinato en represalia por

DE AQUELLOS BARROS ESTOS LODOS: EL RACISMO

67

haber participado en ocupaciones de fundos y en acciones contra


empresas energticas en el Alto Bo-Bo.
El 13 de noviembre de 2003 muri el joven de 17 aos Alex
Lemn Saavedra tras participar en la ocupacin del fundo Santa Elisa,
propiedad de Forestal Mininco en las cercanas de Ercilla. El joven
recibi un disparo en la cabeza cuando fuerzas de Carabineros
intentaban repeler la ocupacin del fundo por parte de familias
mapuche. Marco Aurelio Treuer fue responsabilizado de los disparos.
El caso se encuentra bajo investigacin por parte de la Comisin
Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.
En 2006, muere en Nueva Imperial, el lonko Juan Lorenzo
Collihuin Catril. Tras entrar en su casa para investigar un robo de
ganado, el lonko, de 71 aos, recibi varios tiros que supusieron su
muerte. Dos de sus hijos tambin resultaron heridos. El sargento Juan
Marimn Levio fue responsabilizado de dicha muerte. La justicia le
liber de toda responsabilidad en el caso. Marimn haba participado
en 1987 en acciones de represin de la dictadura contra la misma
familia del lonko y fue denunciado ms tarde como torturador. Al
entierro del lonko acudieron ms de tres mil personas que iban con el
rostro descubierto. El Mercurio inform de que iban encapuchados.
En la comunidad de Requem Pillan, a veinte kilmetros de
Collipulli, tras varios intentos de recuperacin administrativa de las
tierras, algunos jvenes mapuche realizaron el 12 de agosto de 2009 la
toma del fundo San Sebastin. En ese acto muri Jaime Mendoza
Collio. Un funcionario del GOPE, Patricio Jara Muoz dispar,
segn fuentes de Carabineros, para no ser acribillado por el joven
mapuche. Pero, el resultado de la autopsia devel que el disparo haba
sido realizado por la espalda, y el informe de balstica demostr que
Mendoza no haba disparado ningn arma. Ambos peritajes tiraban
por tierra la versin de Carabineros.
La violencia poltica ha sido un instrumento que ha hecho
visualizar el conflicto y la reivindicacin de autodeterminacin, pero
su carcter ritual y cotidiano ha llevado a un estancamiento la
situacin en la que vive el movimiento Mapuche, cuando el contexto
poltico hoy es muy diferente al de mediados de los 90, entre otras
razones por la mala prensa que han generado asesinatos como los del
matrimonio Luchsinger o los de varios carabineros. Entre 2001 y

68

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

2002 la violencia ejercida por ambas partes ha conducido a una


radicalizacin de los actores polticos y al encumbramiento de un
mensaje fundamentado en la prdida de la importancia de las vidas
humanas. Ya en 1999 Aucan Huilcaman seal que la posibilidad de
una vctima Mapuche se ve peligrosamente cercana, si esto sucede, se
producira un proceso de desvalorizacin de la vida que puede llevar a
situaciones verdaderamente extremas e imprevisibles. Y en esa
situacin estamos. La Operacin Paciencia logr enviar a la
clandestinidad a uno de los sectores claves para toda negociacin, la
Coordinadora Arauco Malleco. Vctor Ancalaf, Patricia Troncoso y
los Lonko Aniceto Norin y Pascual Pichn, estaban siendo
procesados para terminar prisioneros bajo la temible Ley
Antiterrorista, marcando un cierre de la historia del movimiento de
autodeterminacin. A pesar de todas las investigaciones realizadas
sobre la CAM durante los aos 2001 y 2002, no se pudo demostrar
fehacientemente el delito de asociacin ilcita.
Tambin a finales de la dcada de 1990 se crearon en el
departamento de Angol algunos grupos de autodefensa de tendencia
ultraderechista que tomaban como referentes grupos del pasado como
la Brigada Rolando Matus, de la zona de Pucn, o Patria y Libertad:
Todo parece indicar que a los agricultores de la provincia de Malleco
se les acab la paciencia, estn decididos a armarse para evitar ser
atacados por comunidades mapuche aledaas a sus predios,
editorializ El Austral (Cayuqueo, 2013: 81). Victor Ancalaf,
fundador de la Coordinadora Arauco Malleco, acusa al Frente
Comn de Defensa de Tierras, formado por agricultores y guardas
forestales, de disparar contra su casa. Como consecuencia de estos
hechos el 26 de julio de 2001 la Corte de Apelaciones de Temuco
admiti un recurso de amparo a favor de la proteccin de Ancalaf y
su familia.
Algunas empresas forestales han sido acusadas de provocar
desordenes y ataques contra la poblacin mapuche. En 1999 la
Forestal Bosques Arauco fue denunciada y acusada de planificar
atentados en el interior del fundo Cuyinco, fundo que era
reivindicado desde haca aos por miembros de la comunidad Pablo
Quintriqueo, activos militantes de CAM. Los ataques tendran la
funcin evidente a todas luces de criminalizar y responsabilizar a

DE AQUELLOS BARROS ESTOS LODOS: EL RACISMO

69

miembros de la poblacin mapuche. Pero esas acciones no parecen ser


las nicas. El peridico Azquintuwe, de la mano de su director, ha
realizado diversas denuncias al respecto:
Entre los muchos delitos en que reconocieron su
participacin los exguardias de Bosques Arauco, figuraba
adems la golpiza propinada al profesor del Liceo politcnico
de Lebu, Bernardo Ramos, una fra noche de octubre de 1999.
Regresaba yo a mi casa por la noche cuando recib por detrs un
fuerte golpe en la cabeza. Inmediatamente se me tiraron encima
como cuatro tipos encapuchados, golpendome por todos lados
mientras me decan: Esto es por ayudar a los mapuches! En
minutos perda el conocimiento y los doctores dijeron que
debieron pegarme con un laque o algo as, recuerda el profesor,
quien debi de permanecer ms de una semana hospitalizado
producto de un TEC cerrado y contusiones mltiples. Al otro
da de la golpiza, el malogrado profesor deba presentarse ante
la justicia como testigo a favor del dirigente de Cam, Jos
Huenchunao, quien se encontraba encarcelado en Lebu
acusado de cometer un atentado contra la forestal,
precisamente en el Fundo Cuyinco.
Un ao antes, el 13 de octubre de 1998, guardias de
OSEPAR haban quemado las casas que los comuneros haban
levantado en el fundo para explotar el bosque de pinos. Como
resultado de ataque hubo al menos siete heridos graves, dos de
los cuales tuvieron que ser trasladados a hospitales del rea.
Carlos Domnguez sufri una fractura de crneo y Maria del
Carmen Fren, una fractura de clavcula. El mismo da, otro
grupo de guardias embosc a la lamgen Mara Ercilia Vsquez
cuando intentaba recuperar vacas que deambulaban por el
predio forestal. Trece guardias de la maderera le propinaron
una golpiza a palos que la mantuvo varios das en cama y con
el rostro hinchado de golpes. Los enfrentamientos continuaron
en los das siguientes, con un saldo de nuevos comuneros
lesionados. Tal fue el caso del dirigente mapuche Fernando
Fren, quien sufri contusiones mltiples y heridas en la cabeza,
debiendo ser trasladado de urgencia al Hospital de
Concepcin. (Cayuqueo, 2013: 87).

A estos ataques desde organizaciones privadas habra que sumar la


guerra sucia ejercida desde el Estado. En las zonas rurales se han

70

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

producido interrogatorios extrajudiciales, secuestros, seguimientos a


dirigentes mapuches, etc. La Universidad de La Frontera denunci en
el ao 2002 desde el Programa de Derechos Indgenas la presencia de
grupos armados dependientes seguramente de organismos de
inteligencia estatal. El secuestro de Daniela ancupuil, hija de un
lonko vinculado a CAM, puso de relieve los interrogatorios en
situacin de secuestro a cargo de este tipo de grupos en la zona de
Chol-Chol. El vehculo de su abogado fue incendiado meses despus,
tras haber denunciado a funcionarios policiales. Hasta la fecha la
justicia ha sido incapaz de detener a los responsables de estos hechos.
El conflicto de la poblacin mapuche tambin se extiende a un
frente constituido por empresas mineras. El primer enfrentamiento
entre ciudadanos mapuche y empresas mineras se produjo en 2001,
cuando los habitantes de la comunidad de Huisca Antieco, a 50 km de
Esquel, denunciaron a la empresa canadiense Meridian Gold que
realizaba trabajos en su territorio sin autorizacin de la comunidad,
tal como prescribe la Constitucin y el Convenio 169 de la
Organizacin Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indgenas. La
justicia desoy el recurso de amparo interpuesto, pero ante las
amenazas mapuches la Meridian Gold desisti en su empreo de
extraccin (Scandizo, 2013: 91).
Empresas multinacionales como Repsol tambin suponen una
amenaza para determinadas comunidades mapuche. En Argentina,
Repsol IPF ha mantenido una alianza estratgica con la provincia de
Neuqun. Cualquier amenaza a los intereses de la multinacional se ha
traducido en algunos asuntos oscuros. El peridico Azkintuwe seala
que un periodista del canal Todo Noticias fue golpeado por efectivos
de la polica por cubrir los disturbios que se daban en Loma de Lata
como consecuencia de la contaminacin que supone la extraccin
petrolfera:. Nahuel, miembro de la Coordinadora de Organizaciones
Mapuche, describe la contaminacin de la zona: La gente all no
toma agua, porque abre la canilla y sale algo que parece agua pero en
realidad es otra cosa, agua no es porque tiras un fsforo y se prende.
(Gavald, 2013: 118). Pino Solanas, en su documental Memoria del
saqueo reproduce una escena en la que el agua de una comunidad se
inflama del mismo modo y denuncia la presencia de 30 metales
pesados. Un documental local titulado Curru Co (Agua Negra) recoge

DE AQUELLOS BARROS ESTOS LODOS: EL RACISMO

71

testimonios de lonkos mapuches que murireron enfermos como


consecuencia de la contaminacin de metales pesados. Lo cierto es que
las denuncias sobre la contaminacin de Repsol se han sucedido y se
han elevado a la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, lo
cual desencaden que Repsol fuera obligada a suministrar agua
potable a los pobladores de Kaxipayi y Paynemil, en Argentina.
Otras petroleras, como la Alberta Energy Company S.A., tambin
han sido acusadas de contaminacin dentro de comunidades mapuche,
como Gelay Ko, a treinta kilmetros de Zapala, lo cual sigue siendo
denunciado por las comunidades, sin que los distintos gobiernos
realicen intervencin alguna:
Las petroleras dan vuelta el territorio, no hay agua, no
hay vivienda, no hay salud, no hay educacin. Hacen piletas a
cielo abierto, derraman el petrleo y a su vez los animales se
contaminan. La gente est teniendo mucho plomo en la sangre,
hay mucho riesgo de contraer cncer. Se ha quebrado el
equilibrio natural, se ha atentado contra nuestra cultura. Y
qu es lo que queremos nosotros? No queremos que nos
entreguen tierras, queremos que nos devuelvan nuestro
territorio. Queremos educacin para nuestros hijos, queremos
atencin. Si bien no podemos correr la cultura occidental, ya
somos parte de ella, pero a travs de todo esto tambin
queremos mantener nuestra cultura. (Scandizo, 2013b: 140)

7
De la invisibilidad al conflicto

Desde principios de los noventa el conflicto mapuche se ha ido


acrecentando. La legislacin ha ido negando progresivamente los
derechos de autodeterminacin y las exigencias de mayor autonoma.
Es ms, las aspiraciones indgenas de ser considerados pueblos con
autodeterminacin, han provocado un profundo rechazo en el medio
jurdico chileno por el temor a futuros procesos de separatismo. En
1992 el congreso rechaz el reconocimiento constitucional de los
pueblos indgenas y la aprobacin del convenio 169 de la OIT (1988),
el cual plantea, a grandes rasgos, que los pueblos indgenas y tribales
son pueblos con derecho a la autodeterminacin (Raurich y Silva,
2011: 67).
Este periplo ha conducido en la actualidad a una situacin en que
grupos de resistencia y oposicin al Estado realizan cortes de
carretera, ataques a intereses y maquinaria de las empresas madereras
y elctricas que van salpicando los ltimos aos en la regin de
Araucana y Malleco. La situacin se ha visto agravada por un caso
reciente, como es el asesinato del empresario Jorge Luchsinger y su
esposa. En la madrugada del 4 de enero de 2013, un grupo de personas
entr en sus tierras e incendi la casa en donde dorma el matrimonio.
El crimen fue calificado de delito terrorista.

74

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Los hechos constituyen un asesinato en venganza de la muerte del


joven Matas Catrileo, alumno de Agronoma de la Universidad de La
Frontera y simpatizante de la Coordinadora Arauco-Malleco. El
joven haba entrado en sus tierras de noche con aparente nimo
violento el 3 de enero de 2008 y fue asesinado de un disparo. La
coincidencia de fechas pone en relacin los dos crmenes. La versin
oficial defiende que Catrileo entr en el fundo Santa Margarita
acompaado de treinta personas con el fin de protestar contra el
gobierno, pero, en esa incursin, los allanadores dispararon varios
tiros contra los carabineros, que los haban sorprendido, al ser
alertados por la familia Luchsinger. Esta accin sera repelida por los

DE LA INVISIBILIDAD AL CONFLICTO

75

carabineros con la obtencin del fatdico resultado. Esta versin sera


desmentida por fuentes mapuches que sealan que en ningn
momento los mapuches realizaron disparos. Las nicas balas que se
encontraron en el lugar pertenecen a la subametralladora UZI del
Cabo Segundo de Carabineros Walter Ramrez Espinoza. El dispar
se realiz por la espalda y perfor el pulmn del joven Matas
Catrileo.
La calificacin de terrorista para cualquier acto violento o ilegal
que tenga relacin con el pueblo mapuche viene de antiguo y, en
realidad, esta estrategia no deja de ser un mecanismo muy propio de la
propaganda de guerra. La Conquista le neg la naturaleza humana al
indgena, igual que la Iglesia calificaba de hereje a todo aquel que le
rebata su doctrina. Zares y monarcas calificaban a sus enemigos de
liberales, nihilistas o terroristas en la Europa del siglo XIX. Los
Estados Unidos calificaron a su enemigo Sadam Hussein como el
nuevo Hitler, el Hitler de los aos noventa, el carnicero de
Bagdad (Pizarroso, 2005: 129). El estado cubano denomina gusanos
a los cubanos colaboradores con Estados Unidos, mientras palestinos
e israeles adoctrinan en las escuelas infantiles sobre todos los males
que supone la existencia de su enemigo (Pizarroso, 2005: 263). De este
modo, Pinochet realiz una ley antiterrorista cuyos trminos siguen
vigentes en la actualidad, sobre todo cuando tienen que aplicarse a
hechos de este tipo relacionado con las comunidades mapuche.
La calificacin de terrorista para todo aquel activismo contrario al
poder se ha producido en numerosos estados autoritarios, desde
Napolen a Pinochet. Ya en el siglo XIX los gobiernos europeos
calificaban de terrorista a todo aquel que fuera simpatizante de ideas
antiabsolutistas. De hecho, como sealaba Laqueur, al terrorismo se
le ha justificado siempre como medio de oponerse al despotismo y
desde ese punto de vista sus orgenes han de buscarse necesariamente
en la Antigedad (Laqueur, 1980: 47). Quizs, a partir de los aos
setenta, ante la presencia de fenmenos mediticos, como el secuestro
y asesinato de los atletas de la delegacin olmpica israel, en Munich,
en 1972, o como el secuestro de un avin de la TWA en 1981, Estados
Unidos y las potencias occidentales comenzaron a hablar de la
frmula terrorismo internacional para designar grupos como
Septiembre Negro o las distintas facciones derivadas de la OLP.

76

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Posteriormente, se acusara, no sin fundamento, al gobierno libio de


sustentar estas causas a partir del atentado de Lokerville en 1988,
cuando un avin de la Pan Am explot en el aire como consecuencia
de la colocacin de una bomba mientras viajaba de Londres a Nueva
York. A partir de la primera guerra del Golfo, iniciada por la
invasin de Kuwait por Irak, que propici la intervencin de Estados
Unidos, respaldada por una coalicin de pases pertenecientes a la
OTAN, el concepto de terrorismo se trastroc intencionadamente,
fruto de una cuidadosa operacin de propaganda, cuyos autores
procedan de los centros de poder ms elevados del gobierno
norteamericano. Los distintos Donald Runsfeld, Dyck Cheney, Colin
Powell o Condolezza Rice, partiendo de las ideas de Leo Strauss,
desde la Universidad de Chicago, sentenciaban sobre un mundo en
donde los hombres ms hbiles se constituiran en la lite de los
gobernantes, la cual a causa de su especial vala se hallaban legitimados
para gobernar segn las pautas maquiavlicas de que el fin justifica los
medios y de que la mentira poltica y el secreto de estado son
respetables desde cualquier punto de vista a la hora del buen gobierno
(Cataln, 2004: 110). En estas circunstancias se abra la guerra contra
el terror favorecida por el 11 de Septiembre de Nueva York y
Washington a partir del cual se liberaba una guerra, enmascarada de
campaa antiterrorista con santuario en la crcel de Guantnamo,
contra todo aquel que supusiera una oposicin o un impedimento a
los intereses econmicos de Estados Unidos en Oriente Medio, guerra
que se llen de errores y equivocaciones en el terreno de la
informacin y la defensa (Clarke, 2005). Ello supuso un cambio
global en el terreno de la comunicacin:
Llegamos a una histeria masiva incitada por los medios de
comunicacin, que explotaban la crisis para incrementar sus
ratings y de paso promover los planes blicos de algunos
sectores del gobierno. Como nunca antes en la historia, gracias
a los avances tecnolgicos y a una especie de impunidad
otorgada por los ataques, los medios se valieron de todos los
canales disponibles para promover el miedo, el odio a lo otro y
la violencia () colaborando, al difundir propaganda, a
moldear las percepciones y afiliaciones del pblico (Yehya,
2003: 27) .

DE LA INVISIBILIDAD AL CONFLICTO

77

Una guerra retrica acompa la operacin de propaganda que


nace tras los atentados de 2001 en suelo norteamericano. A partir de
entonces las palabras y los cdigos de la imagen poltica empezaron a
tener nuevos significados acordes con las nuevas ambiciones
norteamericanas. Se cre un nuevo marco para la percepcin de
muchos mensajes que resulta determinante en la percepcin del
mensaje persuasivo (Adam y Bonhome, 1997: 31 y ss.). Los
informativos de todo el mundo se acompaaban de imgenes de
periodistas, que pasaron a denominarse empotrados entre las
trincheras de la CNN estadounidense y las tropas de incursin
norteamericanas, nico lugar posible para adentrarse en los puntos
lgidos de la lucha. As pues, la operacin Tormenta del Desierto se
convirti, durante la segunda intervencin en Irak, en la operacin
Libertad Duradera, tras pasar por la eufemstica guerra contra el
terror. El simulacro meditico iba a corroborar lo que Baudrillard
iba anunciando desde los aos setenta (Baudrillard, 1978): el hecho de
que las guerras no existan ms que en el simulacro meditico y este
simulacro haba suplantado al conflicto real.
Como seala S. Widlak (1968: 1042) el hecho de que las palabras
puedan adquirir nuevas acepciones sin perder su significado originario
constituye una de las fuentes ms importantes de la creacin
eufemstica. Y esta circunstancia es la que se dio en trminos como
ocupacin o guerra preventiva en lugar de invasin; fuerzas aliadas en
lugar de fuerzas de ocupacin; misin humanitaria en lugar de misin
blica o de combate; daos colaterales en lugar de vctimas inocentes en
bombardeos deliberados; bajas en lugar de muertos; conflicto en lugar de
guerra; objetivos en lugar de edificios y barrios arrasados; enemigos o
terroristas, en lugar de insurgentes. Todo cambiaba y se inverta el
sentido cuando no se saba a qu casilla adscribir el designatum. As,
hasta los errores propios fueron vctimas de fuego amigo, e incluso las
bombas tuvieron un nombre positivo como bombas margaritas que
suenan ms a jardn que a guillotina; bombas racimo que suena ms a
viedo de La Rioja que a explosiones; bombas lapa que suenan ms a
crustceo del Mediterrneo que a muertos. En fin, bombas que debido
a su poder destructor y su complejidad eran bombas inteligentes. De
hecho, el lenguaje de la guerra se convirti en una de las grandes

78

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

razones de renovacin del lenguaje periodstico de la seccin de


Internacional y de hecho estas expresiones se incluyeron rpidamente
en el Diccionario (Guerrero Ramos & Prez Lagos, 2003: 345). En
estos casos, la microestructura de cada palabra estaba formada por un
ncleo smico (Giraud 1960: 28-34) que facilitaba su relacin con los
dems elementos de su campo y que por razones contextuales o
pragmticas le hacan entrar en contacto con otros trminos de
sistemas lxicos prximos o lejanos al suyo (Casas 1986: 103), de
modo que estos trminos se desligaban en parte de su significado
original para adquirir nuevas acepciones sujetas a los propsitos de la
fuente del mensaje, propsitos en cierta medida de tipo
propagandstico (Veres, 2010: 58-66).
Las imgenes sometidas a censura militar plagaron las parrillas
informativas constituyendo un signo ms del simulacro meditico.
Las filtraciones sobre cadveres en atades cargados en un avin o las
fotos sobre torturas en la crcel de Abu Grhaib desataron tormentas
polticas acerca de la exigencia del secreto y la desinformacin ante el
rechazo de la opinin pblica occidental y sus repercusiones en el
mundo rabe durante los conflictos de Irak y Afganistan.
De este modo, el lenguaje eufemstico se convirti en un
instrumento de dominacin, como sealaba Gustav Landauer. ste
autor defenda la posibilidad del sometimiento de las personas a travs
del lenguaje (Kovacsics, 2007: 19-20), lo cual era una frmula tan
antigua como los sofistas que enseaban la antigua retrica para
progresar en la sociedad mediante la poltica. Y, siglos despus,
Goebbels lo puso en prctica. En su Discurso ante el Congreso de
Nuremberg del 6 de septiembre de 1934 sealaba: quizs sea bueno
poseer el poder que reposa sobre la fuerza de las armas. Pero es mejor
y ms duradero ganarse el corazn de un pueblo y conservarlo (Veres, 2006: 60). Obviamente crea que el lenguaje era un sistema de dominacin del alma ajena. Las ltimas guerras propiciadas por EEUU
han puesto de manifiesto este proceso. El presidente George Bush
hizo referencia al eje del mal para denominar a sus enemigos en Oriente Medio. Habl de guerra al terrorismo para hacer referencia a una
guerra como otra cualquiera. Estas manipulaciones del sentido condujeron al convencimiento de la opinin pblica, es ms, igual que se
hizo con las matanzas de indios en Amrica del Norte, los EEUU

DE LA INVISIBILIDAD AL CONFLICTO

79

pretenden con este lenguaje limpiar de crmenes su propia historia.


Como dice Noam Chomsky, terroristas son los otros. Lo que hacen
los nuestros es defender la democracia. (Chomsky, 1993:70)
Todos estos trminos configuran un conjunto de palabras clave
que salpican los textos periodsticos de elementos con especial poder
de sugerencia y que actan a la manera de los iconos gastronmicos,
sealados por Eco en el texto publicitario (1975: 299) y que determinan la significacin global del mensaje. Dicha significacin global reduce por supuesto la carga negativa de todo aquello que es muerte y
destruccin, o incluso la puede potenciar cuando se trata de suscitar el
miedo. As, los bombardeos se presentan en trminos abstractos,
como objetivos desde determinadas posiciones, de modo que los
muertos se convierten en simples datos de una fra y asptica estadstica de guerra que no produce ningn dolor. Sin embargo, el ntrax,
resumen de todos los males que le podan caer a los EEUU, cumpli
con este papel de palabra gastronmica, potenciando el carcter malvado de un enemigo tan invisible como Bin Laden y sus seguidores. Y
lo mismo sucedi con el trmino yihad o el trmino cruzada, intensificadores de la significacin que se pretenda trasladar y que justificaban
la accin: el terror para fabricar el consentimiento. Se trataba de simples construcciones disfmicas atribuidas al enemigo:
El ntrax como arma de destruccin masiva extiende este
discurso al lmite absoluto, es decir que si el ntrax es un
arma, entonces todas y cada una de las intervenciones del gobierno son, no slo vlidas, sino absolutamente necesarias para
la seguridad nacional. Esto, en efecto, hace que el bombardeo
continuado de Afganistn parezca necesario y el siguiente objetivo potencial, Irak, prudente. Estamos siendo bombardeados,
estamos siendo atacados, el cuerpo estadounidense corre peligro a causa de un arma de destruccin masiva; por lo tanto debemos fortalecer nuestro sistema inmune: debemos responder
a los atentados. Debemos protegernos mediante cualquier medio necesario. (Egan, 2004: 33-34)

A su vez, el reduccionismo informativo implica que los ataques se


conviertan en exitosos o simplemente dejen de existir para la parrilla
informativa, lugar adonde la derrota nunca se traslada, sino que la in-

80

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

formacin va de las instancias militares a los periodistas, y de stos, a


la opinin pblica. Ello se suma a la gran cantidad de nominaciones
que se atribuyen al enemigo, atribuciones disfmicas. Igual que los
soldados japoneses eran denominados monos amarillos, igual que los
disidentes de Castro, en Cuba, son llamados gusanos, igual que los nazis designaban a sus vctimas con el calificativo de subhombres, la guerra moderna, emprendida en las ltimas dcadas por EEUU, habla del
enemigo como narcoterrorismo, terroristas, talibanes, estados canallas o
eje del mal. Y ese mismo papel lo juegan, al mismo tiempo, las denominaciones que reciben las operaciones de guerra, denominaciones
que parecen ms propias de una produccin de Hollywood que de
una operacin militar: Tormenta del Desierto, Libertad Duradera, etc.
La elaboracin de esta neolengua, a la manera de Orwell, en su
novela 1984, supone un nuevo control de los flujos de informacin.
Las potencias dominantes, en la actualidad EEUU y el eje de la
OTAN, propician, y en ese sentido van encaminadas sus acciones,
que el mundo hable su lengua, que disfrute de su mismo sistema de
valores, de sus costumbres y de su moneda, para as abrir paso a su
sistema econmico. El lenguaje, tanto verbal como icnico, no es ms
que una parte ms de ese modo de vida americano que se impone en
todos los usos lingsticos, televisivos o cinematogrficos, desde la
publicidad al marketing, al mundo de la moda, los juguetes o la
alimentacin. El modo de vida americano impone as una visin
dualista de la realidad, en donde su propio sistema es el nico vlido
para imponer el orden internacional correcto, y ese modo de vida se
ha trasladado a los medios de comunicacin desde el western
tradicional a pelculas recientes como Caza al terrorista (2004) de
Daniel Sackheim o La sombra del reino (2007) de Peter Berg,
encaminadas a la confeccin de una masa acrtica sometida fcilmente
a la credulidad ante los mensajes del Estado.
Todo este universo tpico de la cultura de masas
norteamericana se mantiene como filn comercial desde
mediados del S.XX, explotando el infantilismo ideolgico y
creando poco a poco el icono de un superpoder
norteamericano en la sombra, cuya misin estriba ni ms ni
menos que en salvar al mundo. (Fernndez Serrato, 2004: 200)

DE LA INVISIBILIDAD AL CONFLICTO

81

Tambin la guerra, como sistema de dominacin, participa de ese


cdigo artificial, creado deliberadamente y al servicio del poder: el
lenguaje de la guerra. Y ello es lo que se dio con la guerra de las
palabras iniciada en la primera Guerra del Golfo, momento en que
surgieron palabras con todo su poder de evocacin y con toda una
capacidad de suscitar imgenes en aquel que las escucha (Pizarroso,
1991: 162).
Algo similar se da en una especie de neolengua confeccionada por
el Estado para referirse al conflicto mapuche. Se denomin desierto al
territorio ajeno, excavacin cientfica a las profanaciones de tumbas,
campaa a los sucesivos genocidios que se desarrollaron en Argentina
entre 1878 y 1885, y la Pacificacin de La Araucana no fue sino un
expolio continuado, cuya finalidad era hacerse con las tierras de las
comunidades indgenas.
Y los mapuche se han convertido a ojos del Estado y de algunos
medios como El Mercurio o La Tercera en terroristas, porque algunos
miembros de las comunidades han cometido delitos como asesinatos o
allanamientos de morada. A pesar de que la propia ONU se ha
pronunciado recientemente acerca de este tipo de delitos,
calificndolos de delincuencia comn, la ley antiterrorista sigue
vigente y la mayora de los medios de comunicacin repiten imgenes
y palabras que conducen a valoraciones peyorativas sobre cualquier
tipo de protesta mapuche. Hay que tener en cuenta que la mayora de
los medios de comunicacin en Chile estn en manos conservadoras,
con el peridico El Mercurio, propiedad de la familia Edwars, a la
cabeza, medios que forman parte de las grandes corporaciones con
intereses, tanto en la industria maderera como en la industria
elctrica. Por ello, es cierto que ms de del 90% de la prensa chilena
est manos conservadoras, dentro de un crculo muy reducido: El
Mercurio y sus veintin peridicos satlites junto a Copesa con La
Tercera y sus cinco cabeceras afines (Marimn, 2013: 13). Y hay que
recordar el pasado siniestro de un peridico como El Mercurio, diario
que durante toda la dcada de 1960 estuvo recibiendo dinero de la
CIA con el fin de desestabilizar el gobierno de la Unidad Popular y
distorsionar la figura de Salvador Allende. La CIA coloc a
reporteros y editores en nomina, escribi artculos y columnas y

82

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

suministr fondos para gastos operativos (Kornbluh, 2013: 83). El


propietario del peridico, Agustn Edwards viaj a Washington en
septiembre de 1970 para instar a Nixon con el fin de que actuara
contra el gobierno de la Unidad Popular. En septiembre de 1971
solicito un milln de dlares y recibi, finalmente, 700000 dlares
para estos fines (Korbluh, 2013: 85). Y este grupo meditico es el que
pretende dar lecciones de democracia en Chile en la actualidad, sobre
todo en relacin con el problema mapuche. La informacin, por
tanto, de estos grupos, va en detrimento de las libertades y a favor de
las empresas. Estos grupos mediticos han colaborado crecientemente
en el proceso de criminalizacin mapuche. La publicacin de titulares
como MIR habra infiltrado y organizado mapuches supone elevar
la conjetura y la opinin a una certeza noticiable, lo cual en otros
trminos se puede entender como una flagrante mentira, adems de
algo tan prohibido en periodismo como el uso del condicional de
rumor cuando no se est seguro de los datos de los que se informa.
Esta enunciacin de la conjetura supone que cualquier lector al ojear
un peridico se queda con la idea vaga del enunciado, es decir, que el
MIR y los mapuches son casi lo mismo, afirmacin que supone,
adems de una barbaridad histrica, un desconocimiento supino del
problema y un alejamiento esquizofrnico de la realidad. Berta San
Martn, en su tesis doctoral, que no he podido consultar
directamente, seala que la prensa chilena presenta a los mapuches
como un grupo irracional, formado por irresponsables, radicales,
violentos, , delincuentes, atrasados y opuestos al progreso, lo cual es
mucho generalizar (Van Dijk, 2005: 148).
Algunas voces, especialmente, han contribuido a esta
criminalizacin. Personajes como la Doctora Cordero, cuya
credibilidad, inexplicablemente, es alta dentro de Chile, para las
audiencias aficionadas a los programas proclives a la fcil
espectacularizacin, mantienen juicios radicales, sin fundamento
alguno y que, basndose en generalizaciones, califican a la poblacin
mapuche en general como un grupo de vagos, delincuentes y
terroristas organizados, en todo caso, calificaciones despectivas:
En la poca de don Pino que en paz descanse nunca
pasaron estos excesos, nunca hubo reivindicacin de tierras, y

DE LA INVISIBILIDAD AL CONFLICTO

83

don Pinochet fue elegido lonko de una comunidad mapuche.


Qu me quieren decir los mapuche? Qu ellos se cagan en la
democracia? Que necesitan una dictadura para respetar las
leyes? () La lealtad y la trasparencia no es una caracterstica
de la raza mapuche. () Hay una parte de mapuches que son
trabajadores y dignos, que no son esa panda de desgraciados
que estn en la Araucana.() El perfil psicopatolgico de estos
desgraciados malparidos es ese: borrachos, drogadictos y
cheleros que salen a entretenerse quemando camiones. () Si
tuvieran una teora que los llevara a alguna parte, qumate un
camioncito de vez en cuando, pero no tienen nada, son unos
oportunistas, borrachos y unos drogadictos reventados que
vienen del aburrimiento de Europa que est sin vida y viene a
joder aqu.1

Solamente dos peridicos de peso, ms algunas pequeas


cabeceras, distorsionan la linealidad de este discurso prximo al
oficialismo gubernamental del expresidente Piera y de la sociedad
bienpensante de Chile. Esos peridicos son Azquintuwe y Mapuche
Times, los cuales desde 2003 uno y desde 2011 el otro, se posicionan
como las nicas voces disonantes en el panorama informativo de la
prensa escrita en Chile en relacin con el conflicto que mantiene el
Estado con la poblacin mapuche. Y a ello hay que aadir su menor
difusin, dada su publicacin mensual, a pesar de que ambos
peridicos han logrando sobrevivir con cierto prestigio al conseguir
incluir las voces de escritores e intelectuales crticos comprometidos
con el problema.
Las comunidades mapuche, por su parte, se han defendido
repetidamente de este intento de criminalizacin:
Ningn mapuche es terrorista, estamos solo pidiendo
cosas nuestras. A la autoridad le cuesta comprender, ponen
todo al revs, mienten. Mi hijo Jos no ha cado por asesino, ni
que por el derecho a defender lo nuestro. Estbamos muy mal
en esta comunidad y no se aguant la necesidad, el hambre, no
se poda criar un solo animalito, no tenamos nada. Haba
gente que no tena ni un metro de tierra y tenan que vivir de
1

Declaraciones hechas en el programa de televisin Sganme los buenos el 8 de


octubre de 2013.

84

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

allegados, con sus familias, porque un particular primero y


despus las forestales haban privatizado todo. No daban nada,
ni una colilla de pino, ni agua, nada. Abusaron harto, hasta
calabozo tenan los particulares. (Buenda, 2013b: 104).

Pero esta etiqueta de terrorista en muchos casos no se debe a


delitos que han cometido los propios mapuche. Las mismas empresas
cometen determinados crmenes simulados para que parezcan
realizados por miembros de la comunidad mapuche. Los actos de
criminalizacin responden a una campaa premeditada que conduce
en la opinin pblica una imagen del todo peyorativa de la totalidad
de los mapuche. El caso de Jos Nain Curamil, lder de la comunidad
de Temucuicui es acusado por un incendi en el fundo Alaska en
1999, delito que l ha negado repetidamente acusando a la forestal
Mininco de mantener guardias encargados de realizar estos actos
(Buenda, 2013b: 105).
Esta situacin ha conducido a una invisibilizacin del conflicto
(Del Valle, 2006), sobre el cual slo se da una visin de los hechos,
procedente de una parte de la poblacin chilena y que normalmente
oculta muchos de los hechos noticiables que se presentan en torno al
problema. A ello se une el hecho de que slo hay un peridico que
acoja el punto de vista mapuche: el diario Azkintuwe, promovido por
los periodistas de la comunidad mapuche y que informa acerca de las
detenciones, los procesos judiciales y las actividades de las
multinacionales sobre territorio mapuche. De este modo, el problema
mapuche parece descartado de los cauces de los medios de
comunicacin habituales. En esta situacin, el discurso flmico juega
un papel fundamental, ya que saca a la palestra los detalles de esta
problemtica que los medios oficiales, prensa y televisin, apenas se
interesan en mostrar. Ese silencio informativo se puede considerar
como una de las razones de que la causa mapuche se haya inclinado en
los ltimos aos por estrategias violentas, consistentes en cortes de
carretera y corte de lneas elctricas, estrategias que grupos como
Sendero Luminoso, en Per, desarrollaron en la dcada de los
ochenta. Como ya seal, el silencio puede conducir al incremento de
la violencia simblica o real de algunos conflictos con el fin de
aparecer en los medios (Veres, 2006). Como ha sealado Susan Sontag

DE LA INVISIBILIDAD AL CONFLICTO

85

ser espectador de calamidades que tienen lugar en otro pas es una experiencia intrnseca de la modernidad, la ofrenda acumulativa de ms
de siglo y medio de esos turistas especializados y profesionales llamados periodistas. (Sontag, 2004: 35). Las guerras se han llenado de miles de fotografas en las que se mostraba el dolor de los pobres, de
aquellos que moran lejos de nuestro pas y ese era el medio de visualizar los conflictos. Su silencio conduce a una espiral de violencia para
ganarse un espacio en el universo meditico que, unido a una situacin de injusta opresin, forma una mala frmula para manchar una
de las pginas negras de la historia de Chile. Cuando un conflicto queda escondido, es fcil el recurso a la violencia con el fin de convertirse
en una noticia imposible de esconder. El asesinato del almirante Luis
Carrero Blanco, segundo de Franco en la lnea de gobierno, a manos
de ETA, en la Espaa de 1973, supona una respuesta a la negacin,
por parte de la dictadura de Francisco Franco, de ocultar y negar la
existencia del terrorismo en Espaa. El 11 de septiembre en Washington y Nueva York signific una respuesta a la invisibilizacin del problema palestino y de los distintos conflictos de Oriente Medio.
Indudablemente, si los lderes de cualquier grupo terrorista acudieran a mtodos ms civilizados para darse a conocer
una campaa de propaganda mediante anuncios o entrevistas
pactadas- seguramente la indiferencia sera el mayor resultado
obtenido. Al Qaeda no consigui el mayor seguimiento meditico de la Historia con buenas palabras y campaas publicitarias edulcoradas, sino que lo consigui mediante el genocidio
ms rpido de nuestra memoria. (Veres, 2006: 124).

Y algo similar se da en el conflicto mapuche desde antiguo. Una


novela indigenista de Blest Gana, Un drama en el campo. Marulin,
apuntaba al hecho de que a los dbiles se les oprime, mientras que a
los fuertes se les respeta para pactar con ellos.
Uds. no me han comprendido ni me comprenden, dice
Marilun a un oficial amigo convertido en su prisionero.
Creen acaso que ponindome a la cabeza de los araucanos he
tenido la loca pretensin de conquistar Chile? Uds. conocen
mi corazn; se figuran que encend la guerra por ver matarse
hermanos con hermanos? Y, sin embargo, la explicacin de mi

86

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

conducta es muy sencilla. Soy araucano, y no puedo mirar


indiferente lo que sufren los araucanos: poner fin a esos
sufrimientos, colocando a los indios en situacin de hacerse
or por el gobierno, he aqu mi ambicin. Mas, no podrn
obtener la reparacin y la justicia que merecen si no se
muestran fuertes y terribles. Con el fuerte se trata y al dbil se
le oprime. Yo he querido salvarlo de esa opresin y que se les
mire como hermanos y no como un pueblo enemigo del cual
se pueden sacar esclavos, despojndole de sus tierras Pues
bien, quiero pelear por la felicidad de los que son mis
hermanos! (Blest Gana, 232-233)

Lo mismo sucedi con las huelgas de la siderurgia en la Espaa de


los ochenta, las ms violentas y las que mayor cobertura por parte de
los medios han recibido. O lo mismo se dio en las manifestaciones estudiantiles en Espaa en 1987 cuando un punk llamado el Cojo Mantecas comenz a romper farolas en la Gran Va de Madrid con sus
muletas y esa imagen fue retrasmitida en directo por la televisin. De
ah, que se pueda deducir la necesidad de recurrir a la violencia para
garantizar la visibilidad de todo conflicto social (Gil Calvo, 2003:
246).
La concentracin de los medios para gobernar el imperium tecnocrtico, la enorme presin de los vehculos de propaganda (televisin, radio, cadenas de prensa) detentados por
algunos potentados del dinero o la poltica, conducen a las minoras a darse cuenta de que cada vez estn ms desarmadas. Al
limitarse a publicar peridicos de poca difusin o modestos folletos, ledos slo por algunos centenares de adeptos (siempre
los mismos), los separatistas canadienses estaban condenados a
una total indiferencia. Al efectuar incursiones contra bancos o
almacenes de armas han logrado que su causa acapare la atencin del mundo entero, y unos cuantos petardos han conseguido lo mismo para los separatista del Jura... Y por una singular
vicisitud el poderoso mecanismo de la informacin conformista que sofoca la difusin de ideas que se consideran subversivas,
contribuye en cambio a multiplicar la importancia y el alcance
de los actos. (Gaucher, 1967: 388)

DE LA INVISIBILIDAD AL CONFLICTO

87

El silencio informativo suele tener repercusiones desfavorables


para quien lo impone. En Chile existe la experiencia acaecida durante
los primeros aos de dictadura, cuando el rgimen de Pinochet silenciaba las acciones del MIR. Este silencio fue produciendo paulatinamente una escalada del nmero e intensidad de los atentados hasta hacer parecer a la opinin pblica que el ejrcito del rgimen militar era
vulnerable. El asesinato del Teniente Coronel Roger Vergara Campos, emboscado en la comuna de Providencia, cerca de Santiago,
cuando su vehculo pasaba por la Avenida Manuel Montt, puso de
manifiesto la capacidad del MIR para atentar contra altos dirigentes
del rgimen, ya que Vergara Campos era director de la escuela de Inteligencia del Ejrcito. El atentado era consecuencia del silenciamiento
informativo y las sucesivas negaciones del rgimen sobre la existencia
del terrorismo en Chile. La mayora de las acciones del MIR eran presentadas por la prensa como simples actos de delincuencia comn (Silva, 2011: 143). Por ello, el MIR intent superar esta poltica informativa que supona el silencio de sus atentados. El asalto a un camin del
Banco de Concepcin o el robo en el Hotel Santa Luca de Santiago
iban encaminados a obligar al rgimen a sacar a la luz la realidad poltica en Chile: la confirmacin de que amplios sectores no apoyaban el
rgimen militar. Y este tipo de situaciones est interfiriendo en la imagen del indgena mapuche de manera ms o menos directa y guardan
una paradigmtica semejanza con gran parte de la violencia poltica
actual en Chile y con el conflicto mapuche.

8
Y aqu lleg el documental

La invisibilizacin de un conflicto que afecta a 600.000 mapuches,


sobre todo en Santiago y Temuco, ha propiciado que un gnero
amoldable a lo largo de su historia como el documental se convierta
en uno de los medios de canalizacin para informar sobre dicho
conflicto. El documental suele servir de medio alternativo que se sale
de los canales de comercializacin habituales (Nichols, 1997). Es un
gnero relativamente econmico que se mantiene en los mrgenes de
la comercializacin. El documental mapuche supone una
aproximacin antropolgica a ese mundo, pero curiosamente, a
diferencia de la mayora de los discursos indigenistas muchas veces
procede del interior de ese mundo. A veces se trata de un caso en que
el cine hace de mediador tal como es frecuente en la comunicacin
con los mapuches en la que se establece una comunicacin mediada
(Carrasco, 2005). Cornejo Polar habl de literaturas heterogneas
para designar aquellos discursos sobre el indio cuyo emisor no era
indgena en un cdigo que no era la lengua del indgena y destinado a
unos lectores que no eran indgenas y que lean sobre una realidad
ajena tanto al emisor como al receptor de ese discurso (Cornejo Polar,
1979 y 1980). El discurso indigenista imaginaba al indio e imaginaba
defenderlo. Pero, el documental mapuche procede de ese mundo en
su mayora y, a diferencia de la mayor parte de discursos indigenistas,
no plantea el tema de la venganza ni de un mesianismo utpico
(Vargas Llosa, 1998; Veres, 2001: 36). Se trata de un discurso
reivindicativo, pero no vengativo. Adems, la trasparencia de la
imagen manifiesta la existencia de ese mundo que a ojos de los medios
resulta invisible, por lo que el documental se convierte en el medio
fundamental de visibilizacin de un conflicto silenciado por los

90

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

medios de comunicacin ms importantes, como televisin, radio y


prensa.
Hay que tener en cuenta que el documental en Chile es un gnero
de larga y fructfera tradicin. Ms que un gnero, es el gnero de la
cinematografa chilena, al menos en lo que respecta en su repercusin
internacional. El documental ha hecho pasar a la cinematografa
chilena de ser un cine con muchas limitaciones tanto en cantidad
como en calidad a ser un cine en que el mundo puso sus ojos como
respuesta y constancia crtica a los horrores de la dictadura de
Augusto Pinochet. El cine de Patricio Guzman, Ral Ruiz, Ricardo
Larran o Santiago lvarez, por sealar unos pocos de manera injusta,
cre el contexto necesario para suscitar el asentamiento de una decena
de directores y pelculas en las cuales los documentalistas se vieron
reflejados. Gracias a ese clima creativo hoy en Chile destacan carreras
incipientes como las de Elena Varela, Dauno Ttoro o Guido Brevis,
con una capacidad crtica muy estimable que augura una slida
trayectoria por construir. Esa trayectoria del gnero documental
cumple con el paradigma de la cinematografa chilena en donde
siempre ha primado la crtica, la observacin y la racionalidad:
Comparada con otras cinematografas de Amrica Latina,
la de Chile ha tenido la singularidad de la racionalidad. No ha
tenido la astucia dramatrgica de Argentina, ni la vivacidad
creativa de Brasil, ni las bsquedas empticas de Mxico. No
siempre ha sido flmicamente inteligente (y por eso muchas
veces no se han reunido las intenciones declaradas con los
productos terminados), pero se ha mostrado sistemticamente
reflexiva, aguda, observadora, y con mucha frecuencia se ha
sentido cumpliendo una funcin privilegiada de conciencia
crtica. Ha habido en ella ms intelectuales que artistas, si esta
distincin tiene todava alguna importancia. (Cavallo y otros,
2007: 280).

Esa conciencia crtica resucit en los aos 90 llena de pesimismo


al observar que el dictador todava manejaba los hilos del Estado
desde la sombra y al observar el pasado como un horror que afectaba
a todos con efectos incurables: la metfora de la marca y de la ruptura
se presentarn siempre en el cine chileno desde 1973 como una

Y AQU LLEG EL DOCUMENTAL

91

constante (Piper, 2005). La Transicin pareca breve, ya que Patricio


Aylwin la daba por concluida en 1992, pero nada ms lejos de la
realidad. Y el pesimismo era una muestra de que ese proceso resultaba
inconcluso. Ese pesimismo parte de la conciencia de un inevitable
conflicto con la autoridad. Y por ello, el cineasta siempre se situar al
otro lado de esa autoridad, al constatar que Chile es vctima de su
pasado, pero tambin de su presente, un presente fundamentado en el
asentamiento de un neoliberalismo, inmisericorde con los pobres y
los humildes, y un inmovilismo social que no reconoce la realidad del
pas y que mira, a travs de una clase privilegiada, por cuna y por
fortuna, hacia otro lugar. Y el documental ha sido un testigo
incansable de las injusticias e incoherencias que han acechado a Chile
desde la llegada de Pinochet al poder hasta los desmanes de la
actualidad.
En Amrica Latina, como en casi todas partes, el documental
sigue siendo el pariente pobre del cine cuando se trata de un gnero de
los ms expresivos y presentes en todas las cinematografas del
continente, pero esa marginalidad le ha otorgado la posibilidad de
tocar temas que han permanecido ausentes en el cine de ficcin. Se
puede hablar de una escuela documental latinoamericana que
solamente est reconocida por la historiografa britnica especializada,
pero que guarda consistencia. Las primeras muestras cinematogrficas
en Amrica Latina son documentales, como en Europa. Gabriel
Veyre un empleado de los hermanos Lumire filma en 1896 las
primeras imgenes en movimiento. En la actualidad se conservan
algunas imgenes de Guadalajara y la ciudad de Mxico en las que ya
se observa esa obsesin por captar el movimiento, distancindose de
la simple fotografa y buscando la accin, como en Desayuno de indios
o Bao de caballos de Gabriel Veyre. En esos aos ni siquiera es
pertinente plantear la oposicin entre Melies y Lumiere, entre cine de
ficcin y cine de lo real. Muchos de estos primeros filmes presentan
ya una planificacin, como en el cine de ficcin (Paranagu, 2003: 19).
Danzas de Valparaso (1903) es un encargo de una panadera La
Victoria cuyo nombre se para y repasa ante la cmara como uno de
los motivos importantes del film.
Al igual que en Europa, el documental fue la muestra dominante
del cine inicial en Latinoamrica, siendo la ficcin una excepcin,

92

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

sobre todo en el periodo mudo. El documental era la estrella de los


pases, y algunos cines especializados en documentales se mantuvieron
vigentes durante dos dcadas. La Revolucin mexicana estimul
notablemente la exhibicin y produccin de documentales. El mismo
Eisenstein rueda un documental sobre Mxico y la revolucin que
abre el ciclo de la edad de oro del cine mexicano: Viva Mxico. La
principal innovacin de los documentalistas de la revolucin fue la
obsesin por representar lo real de manera objetiva mediante la
representacin de los distintos puntos de vista y la construccin
dramtica basada en el montaje. Los cineastas encontrarn sus propias
frmulas adaptadas a los noticieros revolucionarios. Sobre este cine se
realizarn notables documentales en los aos cincuenta y sesenta:
Memorias de un mexicano, de Carmen Toscano (1950) y Epopeyas de la
revolucin mexicana de Gustavo Carrero (1963).
El esquema del documental sobre la revolucin mexicana se repite
en las revoluciones latinoamericanas de la segunda mitad del siglo
XX: la revolucin boliviana de 1952 y la revolucin cubana de 1959.
La revolucin sandinista, por su parte, se produce en un contexto en
el que la televisin ya ha destronado al cine y el documental ejerce en
este caso un papel secundario. En ambos pases la revolucin estimul
la realizacin de documentales que ocuparon el grueso de la
produccin. Las autoridades crearon institutos cinematogrficos
destinados a impulsar la produccin documental y didctica con el fin
de promover noticieros sobre las reformas iniciadas por los nuevos
gobiernos. Y el documental se convirti en un asunto patrocinado
por el Estado. Estos documentales estarn financiados por las
autoridades, al igual que ocurriera con los documentales de Grierson
o Ivens, los cuales buscaron financiacin en empresas y gobiernos. En
Cuba destaca la productora estatal Sono Films en la que colaboran
escritores e intelectuales como Alejo Carpentier, Juan Marinello o
Nicols Guilln y en la que se distribuyen noticieros soviticos. Pases
como Argentina, Colombia o Brasil tambin crearon sus noticiarios
como Actualidades, Noticiero Nacional, Filme Jornal, etc. El cine de
sinfonas de ciudades suscit inters en Brasil durante la explosin del
movimiento modernista de vanguardia: Rodolfo Rex y Adalberto
Kemeny realizan Sao Paulo, a synfonia da metropole (1929) en la lnea
de las pelculas europeas de Vertov, Vigo o Ruttmann.

Y AQU LLEG EL DOCUMENTAL

93

El cine documental en Amrica Latina tuvo hasta finales de los


aos sesenta un carcter claramente antropolgico o publicitario al
servicio de las autoridades, la ciencia o el turismo. Por ello destacan
muestras de cine antropolgico, especialmente el de las expediciones a
la selva de Mato Grosso y la Amazona a Cargo del Mariscal Cndido
Mariano da Silva o Luiz Tomas Reis (de 1916 a 1930). En ellos se
pretenda mostrar el interior de las selvas brasileas. Las cmaras de
ambos expedicionarios comparten la fascinacin por el exotismo del
trpico, la atraccin hacia la nueva frontera del mundo. Ambos
comparten la vocacin del documental de proporcionar un viaje al
espectador sin salir de la butaca. Hay que tener en cuenta que en estos
aos el cine todava no tena valor cientfico, aunque fuera
considerado un instrumento vlido para trasmitir pruebas de modos
de vida. El documental buscaba su identidad en el cenculo acadmico
y ello implic una aproximacin a la antropologa (Piault, 2002).
Este carcter ms cientfico se adquiere por medio del Instituto
Nacional do Cinema Educativo. El INCE fue concebido a la manera
del instituto LUCE, en Italia, o la UFA, en Alemania, con el fin de
crear noticiarios. El cine documental latinoamericano siempre se va a
mover con el apoyo estatal ya que las productoras privadas no van a
estar interesadas en l. Su tendencia va a radicar en el estudio del
hombre latinoamericano, en el humanismo, en la explicacin de sus
circunstancias sociales. Por ello el cine latinoamericano tendr un
fuerte componente social.
Humberto Mauro es el nico cineasta que consigui sobrevivir a
las penurias cinematogrficas del documental durante los aos
cuarenta y cincuenta. La serie Brasilianas es un ejemplo de la
idealizacin del mundo rural. Se pretende retratar el paisaje nacional
con autenticidad y dignidad contrastando con la instrumentalizacin
de los noticieros. Destaca O descubrimento do Brasil (1937) y O Canto
a Saudade (1950) de Mauro. Tambin destacan en los aos cincuenta
autores menos autodidactas y ms intelectuales, como el venezolano
Margot Benecerraf que rueda Reveron (1952) y Araya (1992), el mejor
documental latinoamericano anterior al sonido directo. Todos ellos
son intentos de bsqueda de una identidad nacional que es necesario
descubrir muy acorde con los modernos nacionalismos identitarios.

94

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

La Primera Guerra Mundial y el cine sonoro bloquearon en cierta


medida las particularidades del cine latinoamericano, al convertirse en
una esfera ms dependiente de los gobiernos y del cine de Hollywood.
Durante los aos treinta y cuarenta se desarrollan notablemente los
noticiarios a instancias del gobierno. Mxico, Argentina, Colombia,
Brasil tienen noticiarios de mbito local. Algunos se exportan al
extranjero. Y stos compiten con los noticiarios europeos y
americanos. Pero en 1940 los Estados Unidos crean la Oficina de
Coordinacin de Asuntos Interamericanos bajo la direccin de
Nelson Rockfeller y con la doctrina Monroe como estandarte, la cual
pretende defender a cualquier precio los intereses norteamericanos en
Amrica Latina. Esta oficina trabaja en colaboracin con las grandes:
Paramount, Fox, Warner, Universal News y Hearst International. Su
funcin ser la de distribuir en forma de noticiario noticias positivas
de Amrica, lo mismo que har el NODO, en el caso espaol, que
crea noticias para Amrica. En general, todos los pases
latinoamericanos importan estos noticiarios que cumplen el papel de
los informativos. Esta dependencia hace peligrar a muchas empresas
locales y supone un mayor sometimiento a la gran industria. Ante
esta situacin las cmaras en Latinoamrica se vuelven sumisas y no
inciden en cuestiones problemticas, por lo que el documental se
convierte en el anticine, un cine edulcorante de la realidad y muy
lejos del llamado gnero de lo real.
Pero, a partir de los aos sesenta, se empieza a conocer a los
grandes maestros del documental de Europa y Estados Unidos, como
Flaherty o Grierson. Tambin se conoce el neorrealismo italiano por
medio de Cesare Zavattini o los documentales financiados por
empresas, al estilo Joris Ivens. En esta lnea destaca el papel que
desempaa el brasileo Alberto Cavalcanti que haba colaborado con
Grierson y que crea la Companhia Cinematogrfica de Veracruz en
Sao Paulo. En estos aos destacan las colaboraciones de John
Grierson en Uruguay con Pupila al viento (1949), el documental del
gallego Carlos Velo, Torero (1950), en Mxico. De la presencia de
Zavatini deriva la formacin de cineastas como Julio Garca Espinosa
y Tomas Gutirrez Alea. La influencia del neorrealismo refuerza la
corriente documental de realidad, mientras que el cine de Grierson lo
llenar de argumento. Esta tendencia, unida a las circunstancias

Y AQU LLEG EL DOCUMENTAL

95

sociales y polticas de un continente asolado por la pobreza y las


dictaduras, se concreta en el carcter social y fuertemente politizado
del documental latinoamericano.
Un hecho singular en la evolucin del documental
latinoamericano fue el triunfo de la revolucin de Cuba y el apoyo
estratgico del rgimen de Fidel Castro al cine. En Cuba el
documental surge a la sombra del ICAIC (1959). Se le asigna una
funcin de educacin popular y propaganda en defensa del gobierno
revolucionario. La vertiente antropolgica se desgasta ante la
vertiente social o poltica. En este clima se inserta la obras de los
cubanos Toms Gutirrez Alea y Julio Garca Espinosa, del argentino
Fernando Birri y del peruano Francisco Lombardi. A mediados de los
sesenta se presentan las primeras pelculas de Santiago lvarez: Cicln
(1963), El brbaro del ritmo (1963), Now (1965). En 1979 se estrena del
mismo autor 79 Primaveras y Hanoi, martes 13. Tambin destacan
otros cinenastas como Sara Gmez o Nicolasito Guilln, discpulos
de Gutirrez Alea.
Posiblemente, el director que ms espacio ha recibido en la
historia de esos aos sea Toms Gutirrez Alea con su pelcula
Memorias del subdesarrollo (1958). Este film pone en cuestin la
divisin entre cine de ficcin y cine documental o cine de lo real. La
pelcula recorre la vida cotidiana de un cineasta cubano, que se
identifica con el propio Gutirrez Alea. Sin enfrentarse al rgimen,
cuestiona muchos rasgos de la cultura y el carcter cubano. El
funcionamiento del pas queda constatado bajo el prisma de la cmara
y queda listo para ser enjuiciado por el espectador. Al igual que en La
sal de la tierra los lmites entre lo documental y la ficcionalizacin se
deshacan, algo que se pondr en prctica en los aos cincuenta y
sesenta con otros documentales como Torero (1950) del gallego Carlos
Velo y La frmula secreta de Rubn Gmez (1965).
En 1969 se produce un hecho determinante en la evolucin del
documental latinoamericano. Octavio Getino y Pino Solanas lanzan
el manifiesto Hacia un tercer cine, en el que se apostaba por un cine
comprometido, de carcter documental y poltico, que se centrase en
la realidad latinoamericana y que apostara por una ruptura formal.
Dentro de este espritu y concepcin del cine se haba realizado el ao
anterior su pelcula La hora de los hornos, que junto a La batalla de

96

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Chile (1972-1973) de Patricio Guzmn marcar el cine documental de


las dcadas siguientes.
El documental latinoamericano comienza a cobrar prestigio en la
dcada del 50 y 60 con festivales reconocidos como el de Montevideo,
Mar del Plata, Cartagena o Mrida. Tambin el Tutto e verdade de Sao
Paulo marcar ese nuevo inters documental. Ese prestigio se ve
acrecentado a partir del hecho de que el documental como la novela
del boom se convierte en el medio de denunciar las injusticias en un
continente en constante riesgo de dictaduras militares. El punto
culminante de esta tendencia es La hora de los hornos y La batalla de
Chile, verdaderos hitos, no slo del documental en Amrica Latina,
sino verdaderas obras maestras de resonancia universal.
A ellos se une la explosin de la corriente Cinema Novo en
Brasil, movimiento latinoamericano que es una rplica del free cinema
de Jean Rouch, cine cuya explosin coincide con la utilizacin del
sonido directo. As Leo Hirzsman realiza documentales sociales como
Cinco vezes favela e Imagens do inconsciente sobre el tratamiento
siquitrico a travs de las artes.
Tambin surge el cine de liberacin, un cine antiimperialista, de
marcado contenido poltico. El documental se convierte en una
alternativa ante el discurso dominante. Es contrainformacin y
concienciacin social. En Argentina el cine liberacin propone
modelos de discusin. Se pone la pelcula y se interrumpe para
discutir determinadas escenas o asuntos en plan asambleario lo cual
supone nuevos modos de exhibicin y una nueva funcionalidad de la
pelcula documental. Ejemplo es La hora de los hornos que junto a La
batalla de Chile (1975-1979), sobre los ltimos aos de Allende, se
convierten en documentales de anlisis de la realidad silenciada por el
discurso oficial. Las dos pelculas son clsicos del cine documental
latinoamericano. Se trata de dos obras maestras que intentaron poner
en cuestin el modelo de representacin hollywoodiense que se
establece en los aos 30 y que est emparentado con el desarrollo del
capitalismo.
En Mxico destaca Memorias de un mexicano (1950) de Carmen
Toscano basada en los crmenes de la Revolucin; El grito (1968) de
Leobardo Lpez Areche, sobre la matanza de Txatelolco en la Plaza

Y AQU LLEG EL DOCUMENTAL

97

de la Tres Culturas; y el uruguayo Mario Handler con Me gustan los


estudiantes y Aparte muestra esa oposicin a las dictaduras del
continente y se centra en una realidad de su pas que los medios de
comunicacin masivos esconden o no se atreven a entresacar de las
sombras. En la Repblica Dominicana destaca Ren Fortunato con El
poder del jefe (1991-1996) prolongada en La herencia del tirano (1998) y
que fueron fuente de inspiracin de La fiesta del Chivo, la magnfica
novela de Mario Vargas Llosa sobre el dictador Lenidas Trujillo.
En Amrica Latina todos los dictadores desde Porfirio Daz a
Fidel Castro utilizaron las imgenes documentales para destacar sus
apariciones pblicas. Fidel Castro bati todos los records de
produccin: El gran recuento (1959), Gesta inmortal (1959), Viva la
repblica y los noticieros del ICAIC se pusieron al servicio de
glorificar su imagen como respuesta al impulso institucional cubano y
al espritu de la poca que ensalzaba los logros de la revolucin
castrista.
Una caracterstica reciente del documental, no slo el
latinoamericano, es el de distinguirse del documental televisivo,
querindose diferenciar como documental flmico. Ello ha dado lugar
dentro del parmetro televisivo a un especial gnero de documental de
investigacin que, en cierta medida, sigue las huellas de La hora de los
hornos y La batalla de Chile. Destacan Hospital Borda: un llamado a la
razn (1987), de Mrcelo Cspedes y Carmen Guarini, sobre las
instituciones siquitricas en Argentina; Por esos ojos (1997) de Gonzalo
Arijn y Cristina Martnez, sobre la adopcin de nios robados
durante la dictadura uruguaya; Omnibus 174 (2002), La guerra de un
solo hombre de Edgardo Kozarinsky, sobre el secuestro de un autobs
y su simbolismo social. Tambin destaca el cine piquetero de protesta,
por la crisis a partir de 2002 con Compaero piquetero (2002), de
Indymedia Argentina y la colaboracin de los estudiantes de la
Escuela Nacional de Experimentacin y Realizacin Cinematogrfica
(ENERC), y montado a partir de las imgenes tomadas por el
integrante de un grupo piquetero que participa en una ocupacin de
tierras.
Este periplo va a marcar el cine latinoamericano y el gnero
documental en el S.XX y en el incipiente nuevo siglo, ese cine va a
estar marcado por una oposicin a los medios tradicionales,

98

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

colaboradores en el silencio de muchos aspectos de la realidad. Ese


silenciamiento va a convertir al documental en un gnero mediador
con la realidad que se va a convertir en un autentico portavoz social
en la denuncia de las injusticias de tipo poltico, econmico y tnico.

9
Y lleg el documental a Chile

La Plaza Anibal Pinto de Valparaso fue la protagonista de la que


se consider la primera emisin de cine en Chile el 26 de mayo de
1902 con una pelcula titulada Un ejercicio general de bombas
(Mouesca, 2005: 40), a pesar de que desde 1895 se haba
experimentado con el kinetoscopio de Edison en ciudades como
Santiago o Valparaso. Incluso desde fechas anteriores a 1902, se iban
exponiendo diversas vistas sobre paisajes y sucesos nacionales. En
1897, en Iquique, se pasaron tres pelculas, a cargo del fotgrafo Luis
Odd Osorio, que son la primera manifestacin cinematogrfica en
Chile: El desfile en honor del Brasil, Una cuenca en cavancha y La
llegada del tren de pasajeros a la estacin del tren (Eliana, 2002). En 1903
en el Teatro Victoria de Valparaso tambin se pasaron diversas vistas
sobre la llegada del acorazado argentino San Martn a la ciudad y este
tipo de vistas se mantuvo vigente durante una dcada, gnero que se
acompa de las actualidades. Aos ms tarde, en 1926, surgieron los
primeros noticiarios. Bajo el nombre de Heraldo Films surge el
noticiario del peridico El Mercurio y, al ao siguiente, con el sello de
Andes Films La Nacin saca su propio noticiario. En 1930 ya tenan
sus noticiarios los peridicos de Valparaso El Diario ilustrado y La
Unin.
El documental en Chile se inici como en todos los pases por
medio de estos noticiarios y actualidades. Algunos de estos
documentales alcanzaron con el tiempo una significacin especial, al
igual que ocurri con los documentales por encargo de Flaherty,
Grierson o Ivens en los que o bien la autoridad o bien un empresario
encargaba la confeccin de un documental elogioso acerca de sus
actividades sociales o econmicas. Hubo documentales especialmente
relevantes, sobre todo aquellos relacionados con las dictaduras del

100

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

continente, que nacieron como un instrumento de apoyo al rgimen


y, pasados los aos, se convirtieron en un documento histrico con
carcter acusatorio que pona de relieve las actividades autoritarias del
rgimen en cuestin, de las cuales los propios dictadores se jactaban
sonoramente. Algunos noticiarios adquirieron relevancia exterior: el
noticiario chileno Emelco realizaba un documental de sucesos para el
interior del pas y uno para distribuir en Amrica Latina. Lo mismo
suceda en Argentina o en Mxico. Pero la mayora de estas pelculas
iniciales, al igual que en Europa, versaron sobre temas institucionales
y solan tener como protagonistas a gobernantes y adinerados, en
todo caso, a personajes de las clases pudientes, que vieron en el cine
un atractivo y un medio de publicidad para s mismos.
Por esta razn, es fcilmente explicable que los problemas sociales
y un tono comprometido estuvieran totalmente ausentes en este cine
primigenio. Los pobres nunca aparecieron en los inicios del cine
chileno con papel protagnico. Lo que va a primar en el cine chileno
son los temas nacionales. Como seala Ral Ruiz, Chile es el
personaje de todas las pelculas chilenas (Cavallo y otros, 2007: 288),
pero, en este cine de los principios, el protagonista slo estaba
formado por una parte de Chile y una parte de los chilenos. Ese Chile
era el Chile occidental, aristocrtico y europeizante que significaba,
del mismo modo que el cinematgrafo, la modernidad y el progreso.
Por ello, los pobres solamente aparecan en el cine cuando eran objeto
de obras de beneficencia, como signos subordinados a las clases altas,
en escenas en las que reciban comida y caridad de las clases rectoras
de la nacin. No hay registro de huelgas o incidentes pblicos ni de
problemas sociales como el hambre o el paro obrero en las ciudades,
situaciones muy habituales, sin embargo, en esos aos (Mouesca,
2005: 46). Algunas pelculas caseras, como las encontradas por el
profesor Arturo Figueroa sobre la familia Kustmann, en Valdivia,
ponen de relieve este signo aristocrtico y elitista del cine chileno en
sus inicios. En esas pelculas no hay pobres y, al mismo tiempo, que
nunca llueve en una ciudad tan lluviosa como Valdivia, todo es
felicidad, armona y concordia (Figueroa, 2011: 455-468).
Esta es una razn para pensar en un nacimiento del documental
social algo tardo. Y es cierto. El primer documental, propiamente
dicho, que se conserva es Recuerdos del mineral El Teniente, filmado

Y LLEG EL DOCUMENTAL A CHILE

101

en 1919 por el argentino Salvador Giambastiani, fundador de Estudios


Giambastiani Films, en Santiago. La pelcula fue restaurada en 1959
por Patricio Kaulen y Andrs Martorell que salvaron doce minutos de
la versin original. Giambastiani haba rodado anteriormente
actualidades y noticiarios, pero esas pelculas se perdieron al igual que
otros documentales que se debieron rodar con anterioridad al rodaje
de Recuerdos, pero que no se conservan. Se tienen noticias de La
caza de la ballena, realizado por Arnulfo y Bruno Walk y otros ttulos
como El Sur de chile, El terremoto de Villarrica o Viaje a Mendoza
(Mouesca, 2005: 44). Mucho de este cine era descriptivo, muy
prximo a los documentales antropolgicos, pero sin pretensin
cientfica. Se trataban temas de inters turstico como La Suiza chilena
(1936) de Ren Bertheln o Chile, sus bellezas, sus paisajes (1936) de
Egidio Heiss; y temas institucionales, como La vida del carabinero
(1938) y La apertura del Congreso y el mensaje del nuevo Gobierno
(1939) y La gira del presidente Pedro Aguirre Cerda al Norte (1939).
Todo este cine pas inadvertido fuera del territorio chileno, ya que ni
era de inters en el exterior ni tena posibilidades de distribucin en
un mundo de distribucin precaria. En 1939 tambin se rueda un
conjunto de imgenes documentales sobre el terremoto de Chilln
bajo el ttulo El terremoto de 1939.
Durante los aos cuarenta y cincuenta el documental en Chile
sufrir un pequeo auge gracias al apoyo de empresas e instituciones
que intentaban mostrar a los ciudadanos los signos de progreso en el
pas como en Cien aos de carbn de Lota (1953) en la que se muestra
los detalles de la extraccin del carbn o Tierra de tradicin y Agua,
fuerza de motor de Chile (1948) del maestro Patricio Kaulen. Tambin
el documental de finales de los cincuenta recoge la realidad de las
nuevas generaciones de colonos que se instalan en el sur de Chile.
Vinicio Valdivia calca esta realidad en La promesa de la Tierra (1957) y
Fernando Balmceda presenta Colonizacin en Chile y Bienvenidos a
Chile sobre la historia y destino de los inmigrantes europeos.
Pero, hay un hecho destacable en todos estos documentales. Ms
que lo que cuentan, su inters radica en la ausencia, en lo que no se
muestra, porque los mapuches y todos los habitantes originarios de
Chile estuvieron ausentes en la mayor parte de estos documentales.
Prcticamente como si nunca hubiesen existido y hubiesen sido

102

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

borrados de la faz de la tierra sin pena ni gloria. Hay noticias de


documentales sobre tema mapuche desde antiguo. Nos referimos a
pelculas como La Agona de Arauco de Bussenius y Giambastiani,
(1917) o Nobleza Araucana de Idiaquez de la Fuente (1925), pero no
son documentales de denuncia. Se trata de pelculas de ficcin. La
primera es una aventura sentimental, donde el paisaje y el pueblo
mapuche sirven de pretexto para justificar una metfora sobre la
extensin de la raza araucana. La prdida del hijo y marido de la
protagonista constituyen el nudo argumental del filme. Nobleza
Araucana, por su parte, trata del despojo de tierras a los mapuches. El
poder est simbolizado en un individuo sin escrpulos que se salva de
la crcel gracias al cacique Panguilef, quien para no perturbar la paz
de la hermana del huinca le perdona los atropellos y ultrajes.
Las primeras muestras de documental de protesta y denuncia ante
la opresin al pueblo mapuche surgen en los aos setenta durante el
gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. Exista un
conato de cine poltico de carcter documental que se inicia en Ahora
le toca al pueblo (1958) de Sergio Bravo, cineasta de gran valor, quien
en 1970 rueda Banderas al pueblo reconocido como el primer
documental poltico por Mouesca y Chaskel (Salinas y Stange, 2008:
132-133). Sergio Bravo habase iniciado en el documental con Mimbre,
trabajo de inspiracin flahertyana en el que muestra de modo muy
potico el trabajo en el campo de los campesinos con ramas de
mimbre. Se trata de una aproximacin etnogrfica al mundo del
campesinado, pero en ella prima la poesa por encima de las
cuestiones sociales con lo que se logra un efecto esttico muy intenso.
En la misma lnea se sita Trilla y Da de organillos, aunque ste
ltimo se adentra en mostrar las miserias de la ciudad de Valparaso,
sus rincones y pauprrimos habitantes. En 1959 realiza Casamiento de
negros, pelcula que nunca se estren a causa de la prdida de los
negativos. A ella le sigue, en 1962, Lminas de Almahue, que se
adentra en la realidad del campesino chileno poniendo de relieve las
mejores virtudes de su cine: la unin de realismo y poesa. Tambin
en 1962 rueda Ahora le toca al pueblo en el que filma la campaa
electoral del Partido Comunista, organizacin en la que Sergio Bravo
militaba. En esos aos trabaja en varias pelculas como La respuesta, de
Leopoldo Castedo, documental sobre el terremoto de Valdivia de

Y LLEG EL DOCUMENTAL A CHILE

103

1960, y tambin colabora en el mtico trabajo de Joris Ivens A


Valparaso. En 1964, Sergio Bravo filma la huelga de los trabajadores
del carbn durante tres meses que dar lugar a uno de sus ms
afamados documentales, Banderas del pueblo. Sorprendentemente,
durante el gobierno de la Unidad Popular, Sergio Bravo no hizo cine,
ya que se dedic a la arquitectura para despus exiliarse a Francia.
Sergi Bravo fue un magnfico impulsor del gnero documental.
Desde el Centro de Cine Experimental, dependiente de ese gran
valedor cultural que siempre ha sido la Universidad de Chile, se
promovi la confeccin de un tipo de cine experimental, un cine de
carcter social y comprometido con la realidad que pretenda sacar a
la luz un nuevo realismo, aquellos aspectos de la realidad que haban
estado ausentes en el cine anterior. Bajo la direccin de Sergio Bravo,
aunque, en la fundacin, colabor con l Pedro Chaskel, el Centro de
Cine Experimental apost por una tcnica trasparente que apuntara a
un realismo depurado. Influenciados por el neorrealismo italiano y
los maestros documentalistas europeos, apostaron por un montaje
seco, de corte brusco y limpio, y por una audacia narrativa que les
condujese a extraer la realidad escondida del pas, el otro lado de
Chile.
El final de los aos sesenta recoger las semillas de toda la dcada.
Ya en 1969 se haba rodado Herminda de la Victoria de Douglas
Hbner, importante testimonio de la violencia policial contra los
pobladores de la toma de terrenos en dicha poblacin y sus duras
condiciones de vida. La pelcula se recrea en un extenso poblado de
chabolas a las afueras de Santiago, Barrancas, en donde el
hacinamiento de familias en casas de veinte metros supone notables
contradicciones con el sostenimiento de la dignidad humana. La
miseria absoluta se manifiesta a travs de las imgenes y los
testimonios: una limpieza ms humana, reclamar una madre para
sus seis hijos: Porque en algn lugar tenemos que vivir, dir. Los
planos sobre grietas en las paredes de casas en ruina y los agujeros en
los techos se repiten para intensificar esta denuncia. La pelcula
manifiesta la influencia del realismo impenitente de Buuel y su
pelcula de 1932 Las Hurdes. Tierra sin pan. As pues, se presenta a
mujeres lavando en un riachuelo infecto, mientras el testimonio de
una de ellas habla del problema de una fosa sptica que se desborda

104

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

con las lluvias, palabras que se acompaan con una msica que facilita
la desazn del espectador. La segunda parte de la pelcula abunda en el
desalojo por parte de los carabineros. Las escenas de violencia, a travs
de fotografa y el trveling se suceden y se alternan con testimonios de
obreros que pierden el trabajo por no poder salir de all a causa del
cerco policial. La voz de un carabinero dir: tomen a la gente si no
quieren. La pelcula presenta la exigencia de un lugar digno para
vivir, aunque los testimonios slo reclaman un terreno sobre el cual
levantar una vivienda para su familia. El film finaliza con el alegato de
un lder obrero que reclama no cesar en esa resistencia que se ha
iniciado con el desalojo.
Tambin en 1969 se rueda Casa o Mierda, de Guillermo Cahn y
Carlos Flores sobre las ocupaciones de terrenos y las corridas de
cercos. Casa o mierda incluye imgenes de ese Chile que resultaba
totalmente desconocido para una parte del pas y que inclua la
miseria de construcciones perifricas de la ciudad y de las zonas
rurales, en donde los campesinos vivan en condiciones infrahumanas.
Tambin en 1970 se estrena Venceremos de Pedro Chaskel y
Hctor Ros, documental de contrastes entre las imgenes de la
pobreza del pueblo campesino y la riqueza ostentosa la alta burguesa
santiaguina. Venceremos es una pelcula que no ha perdido su validez
con el tiempo, ya que muchas de sus imgenes recuerdan el Chile de
las ltimas dcadas y alcanzan hasta el presente con un Chile de
desigualdades extremas en donde los polos sociales resultan
verdaderamente contradictorios:
El documental se basa fundamentalmente en la tcnica
del contraste de sus imgenes para significar la disparidad social
y econmica de los chilenos. () Automovilistas, carretoneros,
amplias autovas, calles enlodadas: el contrapunto con que
comienza el documental sigue como estructura dominante,
exhibiendo, por un lado, fotos de barrios de extrema pobreza y
escenas de tiendas de moda y productos de consumo ocioso,
confiteras, perfumeras; nios desnutridos y jvenes de
derecha difundiendo la publicacin Fiducia, de un grupo
conservador izquierdista () Sin embargo, Venceremos no fue
un documento social, sino poltico. De ah que hacia la mitad
de su metraje aparezcan escenas callejeras de represin policial.

Y LLEG EL DOCUMENTAL A CHILE

105

Los carabineros agresivamente atacando, golpeando y


deteniendo a manifestantes (y selectivamente, a los jvenes),
llena varios momentos en que el documental quiere mostrar lo
que fue la reaccin de los gobiernos derechistas ante los
reclamos populares, en este caso de estudiantes. ()
Venceremos se acerca en esas secuencias a su presente, que ante
la perspectiva de un cambio de ideolgico y de rgimen
(Allende y la Unidad Popular), modificaba totalmente el
nimo histrico. Los rostros de los manifestantes ya no son
temerosos, sino sonrientes y esperanzados. Lo mismo, la
cancin de fondo de ngel Parra refuerza su significacin
poltica. () Por eso la pelcula se cierra sobre dos o tres
mensajes colectivos y annimos escritos en los muros. Y en
especial sobre el que dice intentando augurar: Hacia el
nacimiento del hombre nuevo (Rufinelli, 2007)

Venceremos es una pelcula de denuncia que retrata las


condiciones de miseria en las que habita una parte de la poblacin y se
detiene, a su vez, en la carga de violencia implcita que supone la
pobreza. Pero, a diferencia de otros documentales de la poca, como
Casa o mierda, Herminda de la Victoria o Testimonio, ese mundo de
sombras, lgubre y ttrico, procedente del neorrealismo de Alemania
ao cero y el resto del cine de Rosselini, desaparece a favor de
imgenes ms luminosas que conducen a un mensaje ms optimista.
Ese mensaje culmina con el clamor en las calles ante la victoria de
Salvador Allende y la Unidad Popular en las urnas en 1970.
Venceremos es un tipo de documental que lucha contra el cine
argumental imperante en esos aos, un cine que vive de espaldas a la
realidad, al igual que lo hace el documental publicitario financiado
por empresas e instituciones. El cine de Chaskel, al igual que el de
Sergio Bravo, manifiesta las inquietudes de una generacin, una
generacin que se distancia mucho de los intereses de la generacin de
sus padres. Tanto Venceremos, como el documental del ao anterior
Testimonio (1969) forman parte de este proceso de reaccin
generacional. Testimonio es un documental de denuncia que muestra
las condiciones de vida de los enfermos psiquitricos del Hospital de
Iquique. Chaskel declar sobre este documental: Creo que la
filmacin fue una especie de mecanismo de defensa para poder
distanciarnos de la impresin que nos caus lo que vimos (Mouesca,

106

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

2005: 66). Por ello, Chaskel defenda la imposicin de la realidad


sobre los deseos del realizador: No eleg el tema, fue la realidad la
que se me impuso (Mouesca, 2005: 66). La cmara se recrea
pacientemente en un edificio ruinoso en donde los escombros se
acumulan en el patio: muebles rotos, colchones viejos y veintinueve
enfermos y veintitrs enfermas que conviven encerrados en una
construccin sin agua, sin ventilacin, sin duchas y sin luz elctrica. A
ello se une la falta de personal, ya que tres personas gestionan el da a
da de la institucin. La cmara realiza un trveling a travs de las
habitaciones mugrientas y los espacios en donde los enfermos
coinciden en unas condiciones infrahumanas. El servicio de
psiquiatra qued apartado de los presupuestos de reforma del
hospital general, se dice en algn momento. Con un planteamiento
documental muy similar al de Frederick Wiseman y su magnfico film
Titticut Follies, realizada tan slo dos aos antes, Testimonio incide en
las condiciones de encerramiento y apartamiento social de los
enfermos. En tan slo siete minutos se toman planos de puertas, rejas
y elementos de clausura para esos seres que la sociedad ha repudiado
definitivamente. Los primeros planos de los enfermos insisten en el
carcter humano de esos seres que son tratados en su encierro como
una vergenza social, ms cerca de los animales que de las personas.
Tambin en 1971 se rueda No es hora de llorar de Pedro Chaskel y
el brasileo Luis Alberto Sanz. Se trata de un documental encuesta
sobre los brasileos exiliados en Chile a causa de la dictadura de su
pas. En l aparece el testimonio de tres guerrilleros torturados que
recrean, con extremo realismo, las barbaries cometidas contra ellos en
las salas de tortura. Se trata de un documental premonitorio de lo que
iba a suceder pocos aos despus en Chile, a pesar de la intencin de
sus autores, que para nada presentan ese futuro desalentador:
El documental es producto de la indignacin y es una
forma de denuncia y protesta y tambin de admiracin ante
quienes haban logrado resistir la tortura. Podra pensarse que
hay algo de proftico en el tema, sin embargo, recuerdo
nuestro total convencimiento de que situaciones como las
relatadas seran imposibles en un pas como el nuestro.
(Salinas y Stange, 2008: 133)

Y LLEG EL DOCUMENTAL A CHILE

107

La pelcula denuncia los desequilibrios econmicos: un elenco de


anuncios y llamadas al consumo contrasta, al principio del film, con
datos como el de que un nio muere por hambre cada minuto en la
principal economa latinoamericana. Todo ello acompaado de un
68% de analfabetismo y 18 millones de parados y tres mil presos
polticos. Gobernado por militares desde 1964, Brasil se presenta en la
pelcula como el pas de los escuadrones de la muerte, de la tortura,
los asesinatos y los secuestros. Tras la introduccin, el grueso del film
es una sucesin de testimonios de bustos parlantes de detenidos en
Brasil por fuerzas policiales con los que se ilustran las denuncias de
torturas, torturas que son acompaadas de recreaciones
representativas de esas escenas de torturas: cargas elctricas,
colgaduras en posiciones fetales, golpes, cortes en la piel, violaciones,
etc.
En el ao 1971 en la zona precordillerana de Panguipulli se
realiz el cortometraje documental No nos trancarn el paso, rodada
en 16 mm, en blanco y negro, dirigida por Guillermo Cahn, con
fotografa de Hctor Ros, sonido de Jorge Muller y cmara de
Leonardo Koking. La pelcula describe las luchas desarrolladas por los
trabajadores madereros en medio de la situacin politizada que vive
Chile en esos aos. El film se centra en la lucha de un grupo de
campesinos para arrebatar a sus dueos legales los territorios de
Neltume y crear un complejo maderero explotado por ellos. Los
personajes son los trabajadores y sus familias, protagonistas de las
acciones reivindicativas. Algunas imgenes de esta pelcula se
utilizarn en el documental francs La guerra preventiva (1996) de la
francesa Agnes Denis y el chileno Paco Pea, magnfico documental
que incluir en los noventa el problema mapuche. Se puede decir que
No nos trancarn el paso es una pelcula maldita. Varios miembros del
equipo de realizacin de la pelcula vieron sus destinos truncados: la
pelcula se hizo con el miembro del MIR Jos Liendo Comandante
Pepe y Fernando Krause, los dos alumnos de la UACH. Dos aos
despus de la realizacin de este documental Jos Liendo y Fernando
Krause fueron detenidos en las montaas de Neltume y fusilados en
Valdivia. Jorge Muller fue asesinado en Santiago sin saberse an hoy
los motivos de su muerte. Su productor Ruben Gonzlez fue
expulsado de su trabajo en la UACH. La pelcula muestra un

108

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

problema de campesinos y no se cita el problema mapuche. De hecho


pocos signos de mapuches aparecen en la pelcula, pero es una
primera muestra de la representacin de los problemas de los
campesinos con la industria maderera, tema que ser central en los
documentales sobre los mapuche en dcadas posteriores.
En esos aos se ruedan interesantes documentales de tema
campesino y tono reivindicativo acerca de los problemas del
proletariado urbano: Brigada Ramona Parra (1970), de lvaro
Ramrez y Claudio Sapiain relata la presencia de jvenes en los
aparatos de propaganda del partido Comunista de Chile mediante la
pintada de vallas y muros. De corte muy diferente es Entre ponerle y
no ponerle (1972) de Hctor Ros, documental que trata con extrema
crudeza los problemas del alcoholismo y sus vctimas en la ciudad de
Valparaso. Es un documental de denuncia ante el abandono del
problema por parte de las autoridades, pero tambin se realiza con
voluntad de constatar la realidad de esa otra parte del pas que
permanece oculta en la verdad oficial. Por su parte, Pintando con el
pueblo (1972), de Leonardo Cspedes es una pelcula en la que se
exalta el arte popular vinculado al gobierno de Allende como una
muestra de la participacin ciudadana en la vida poltica del Chile de
los aos setenta. En 1973 aparece Descomedidos y chascones, retrato de
la juventud de 1970. La pelcula es fruto de una ruptura generacional
y muestra las desigualdades sociales y de pensamiento que dividen a
los chilenos y, sobre todo, a los jvenes de izquierda de los
representantes de la sociedad patriarcal que dirige los rumbos del pas.
Documental prximo a los que en 1961 Edgar Morin y Jean Rouch
filmaran con Cronique dun t, supone la visin urbana de un
malestar social que se incubaba en el seno de la sociedad chilena
contra lo que se supona que era la vida ordenada del pas.
Se trata en todos los casos de pelculas hechas rpidamente, pero
de factura aceptable con cmaras de 35 mm y 16 mm confeccionadas
con mtodos muy precarios y carencia de materiales. Todas ellas se
aproximan a un cine amateur con muy pocos medios que tena
aspiraciones de convertirse en cine serio. En muchas de ellas la autora
era colectiva y el hecho de que figurara un director como Cahn o
Koking era algo ms sujeto al azar del rodaje que a un verdadero
concepto de autora individual.

Y LLEG EL DOCUMENTAL A CHILE

109

En todo este proceso resulta de vital importancia el impulso que


supone la creacin en 1967 del Festival del Nuevo Cine
Latinoamericano que se realiza en Via del Mar y que dirige el
cineasta Aldo Gracia. En Via del Mar se harn coincidir los ideales
estticos con la pasin poltica. La denuncia se une a la bsqueda de
libertad y el cine chileno se abre a nuevas perspectivas y nuevos
rumbos en contacto con otras cinematografas del continente,
especialmente Cuba y Argentina. Como seala Mouesca, las dos
primeras ediciones del festival significaron la entrada de un nuevo
espritu en los rumbos del cine experimental chileno:
En ambos torneos se presentarn diversas corrientes
estticas, reunidas, sin embargo, en torno a un denominador
comn: la conciencia de que se lucha por la dignidad
continental. Sus acuerdos tienen una fuerte connotacin
poltica: confirman un conjunto de ideas formuladas como
compromisos esenciales, en los que lo esencial es la
contribucin al desarrollo de las culturas nacionales
enfrentando la penetracin imperialista y cualquier otra
manifestacin de colonialismo cultural. En suma, el rescate de
la identidad cultural latinoamericana y un cuerpo de principios
en torno a la teora y la prctica del cine documental. (2005:
69).

El festival respaldar la obra de los iniciados en esa dcada.


Realizadores como Miguel Littn, Sergio Bravo, Pedro Chaskel o el
mismo Patricio Guzmn, junto a Helvio Soto con su Yo tena un
camarada (1964), Jorge di Lauro con Andacollo (1969), o Diego
Bonacina con Reportaje a Lota (1969), vern sus cintas exhibidas en
Via del Mar. Este ltimo realizador fue autor de este ttulo junto a
Jos Romn y en ella aparece ya una tmida denuncia del expolio a los
mapuches, aunque se centra en el problema obrero urbano
fundamentalmente.
Pero, a pesar de este impulso que supuso Via del Mar, el cine
chileno segua mostrando los signos de un cine del subdesarrollo y ese
subdesarrollo vendra reforzado por la fractura que supone el golpe de
estado del general Pinochet en 1973. Llama la atencin que el cine
documental hasta los aos setenta apenas muestra los problemas de la

110

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

poblacin mapuche. Incluso pelculas de slido contenido social,


como El chacal de Nahueltoro (1969), de Miguel Littn, se centra en
seres que no pertenecen al mundo mapuche, ya que su problemtica
no era visualizada en esos momentos. La razn fundamental reside en
el carcter urbano de este cine, hecho desde las ciudades, con
preocupaciones provenientes de ese universo. Los mapuches apenas
tienen presencia en el cine de Patricio Guzmn o Miguel Littn, en el
de Santiago lvarez o el de Ral Ruiz, cine que antepuso
preocupaciones ms apremiantes a sus ojos, preocupaciones urbanas y
de evidente urgencia anteriores a la inmigracin de mapuches a las
grandes ciudades. La dictadura fue un barrido de la memoria, una de
las maquinarias de horror ms sistemticas de la historia sobre el
olvido y, entre las vctimas de ese horror, tambin estuvo el cine. Era
lgico que el problema mapuche pasara a un plano secundario y as
fue, cuando la dictadura pos sus ojos sobre las vctimas, con torturas,
asesinatos y violaciones y con todos los signos de la barbarie que tuvo
en su mano.

10
Los mapuches en el cine documental de los
sesenta y setenta

Todo este cine supona la consecuencia de la radicalizacin


poltica que viva la izquierda en Chile a desde principios de los 60. La
ruptura entre dos generaciones se manifest con fuerza en los aos
sesenta en Chile, al igual que lo hiciera en los pases europeos. Y esa
ruptura, que separaba el pasado tradicional y oligarca de un presente
representado por la juventud de izquierdas, supona los polos de dos
bandos radicalmente enfrentados que veran sus destinos marcados
por la ruptura que supondra el golpe de estado de 1973 y la
defenestracin de Salvador Allende como presidente del pas y el
apartamiento forzoso del poder de la Unidad Popular. La oposicin
contra esa sociedad de rgidas clases, que formaba parte de la
infraestructura social chilena, se realizar en todos los frentes: desde la
poltica a la universidad, desde la calle a la prensa, desde la msica a la
literatura. Tambin desde el cine. De ah su denominacin de
experimental, ya que era una propuesta totalmente nueva en Chile
que iba a renovar sustancialmente las bases del cine del pas.
Algo curioso en todas estas pelculas es que, a pesar de ser
pelculas de apoyo popular, pelculas de denuncia de la pobreza y de
la situacin en el campo, sus protagonistas jams eran indgenas. Los
mapuches son algo totalmente ajeno en este cine. Destaca, pues, la
escasa presencia mapuche entre el campesinado y su inexistente
adscripcin en el film como pertenecientes a esa etnia. Ese cine
experimental fue fundamentalmente un fenmeno urbano propiciado
desde la Universidad de Chile en Santiago. Un buen ejemplo es la
pelcula de Miguel Littn Por la tierra ajena (1965), pelcula de alto
compromiso social. En ella se muestra a varios mendigos en una
ciudad que parece Santiago. Aparecen primeros planos de los

112

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

indigentes y la imagen de una madre pidiendo limosna a la puerta de


una iglesia se combina con planos que muestran el trabajo de los
basureros recogiendo con una escoba los desechos que se acumulan en
los rincones de las calles. Mediante el montaje asociativo se establece
un paralelismo semntico entre la basura y el residuo social formado
por los pobres de la ciudad. El paso de las tanquetas con sus
mangueras de agua y la huida de los indigentes aterrorizados pone de
manifiesto esta condicin de basura social y de situacin violenta que
la pobreza implica.
Frente a este tipo de cine surgir una dubitativa corriente de cine
de denuncia cuyos protagonistas sern gente del campo de la etnia
mapuche. En esa lnea se presenta el primer documental sobre
mapuches Ntuayin Mapu. Recuperemos nuestra tierra, de 1969, a cargo
de Carlos Flores del Pino, cineasta perteneciente al MIR y que
mantiene las preocupaciones de periodos anteriores acerca de la
propiedad de la tierra y el latifundismo:
Se aprecia una continuidad en cuanto a un cine ligado a la
realidad, a un cine bien dicho- militante con la causa popular.
Y es un cine que comienza a luchar contra s mismo,
intentando separar en algunos casos, lamentablemente, no
siempre con buenos resultados, un cine militante de un cine
no-estatal. Y a mi juicio, la novedad ms dramtica se produce
despus del triunfo de Allende (). Sergio Castilla y otros se
declaraban independientes pero pertenecan al MIR () Luis
Cornejo, lvaro Ramrez, Luis Mora, ah haba una misma
lnea (simpatizantes del PC) () Chaskel se declaraba
independiente, pero para nosotros era del MIR. (Salinas y
Stange, 2008: 138).

Felipe Maturana ha destacado la novedad que implicaba la


pelcula de Carlos Flores, Ntuayin Mapu, frente al cine en donde se
haba colocado al mapuche hasta entonces: un elemento extico,
decorativo, sacado de la novela histrica del S. XIX, residuos de
Caupolican y Lautaro. Podemos decir que el cine de Flores supone el
salto que se da de un cine indianista a un cine indigenista, tal como se
dio en la novela latinoamericana:

LOS MAPUCHES EN EL CINE DOCUMENTAL DE LOS SESENTA Y SETENTA

113

De esta manera, la obra experimental de Flores et al. se


convierte en un hito dentro de la cinematografa chilena pues
por un lado es la primera pelcula que aborda la temtica
mapuche desde un punto de vista documental, rompiendo con
la representacin estereotipada de los largometrajes mudos
donde el mapuche apareca como parte de un paisaje extico y
salvaje dentro del cual se desarrollaba una rentable historia de
amor (Maturana, 2014)

Desde el punto de vista visual destaca el uso de grabados que


recrean lo irrepresentable de sacar del pasado al indgena, lo cual se
combina con la pelcula en blanco y negro, contrastando
continuamente esas dos temporalidades y la figura de un indgena
pretrito y uno perteneciente al presente que se corresponde con la
sencillez de un hombre pacfico, en armona con la naturaleza,
mensaje que va a ser insistente en este tipo de documental
reivindicativo:
Mapu. Recuperaremos nuestra tierra utiliza un discurso
reivindicativo y proletarizante que busca denunciar los abusos
y la discriminacin sufrida por el pueblo mapuche de parte de
la sociedad chilena, a travs de un lenguaje directo y gil,
rupturista para su poca, que no teme utilizar ilustraciones,
puesta en escena, cmara en mano, primeros planos, entrevistas
magnetofnicas,
y
banda
sonora
para
acentuar,
dramticamente, su discurso. Una especie de docudrama
socialmente comprometido. Sin embargo, como toda obra
cultural, esta pelcula reprodujo prcticas sociales de su poca
como la proletarizacin del mundo indgena, el cual fue
despojado de sus atributos identitarios ms caractersticos
como son el lenguaje y la vestimenta tradicional. Pues tal como
lo observamos en esta obra audiovisual, que a pesar de
plantearse desde un mundo indgena interior (recuperaremos
nuestra tierra), los discursos reivindicativos de los mapuche
son en espaol y sus vestimentas poco dejan insinuar su larga
tradicin textil y representacional. (Maturana, 2014)

La pelcula se inicia con una clara denuncia hacia la Conquista


espaola y la posterior colonia y repblica:

114

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Antes de la Conquista, los mapuches cultivaban la tierra


y las cosechas eran de ellos, pero llegaron los huincas.
Mataron, robaron, quemaron pueblos y se apoderaron de la
tierra. Los mapuches se enfrentaron a los espaoles y ganaron
la guerra. Perdieron en la paz.

Mediante un trveling sobre un texto escrito en papel, la cmara


recoge esta sentencia que pretende responsabilizar a los distintos
gobiernos de la historia de Chile como responsables de una paulatina
derrota, en la que el mapuche slo ha puesto como armas su
pacifismo y, de ah, su vencimiento en pocas de paz, ya que el pueblo
mapuche no ha puesto una frrea resistencia a las sucesivas
usurpaciones de las que ha sido vctima. Este documental registra una
toma de terrenos de una comunidad mapuche en la zona de Lautaro.
El documental sigue la tesis de la legitimacin de la corrida de cercos,
como una accin de recuperacin de derechos y tierras, fruto de un
despojo injusto por parte de los huincas.
La recreacin mediante la filmacin de fragmentos de grabados,
sobre el tema de la guerra iniciada por los espaoles, pone de relieve
la persecucin y aniquilamiento histrico de los mapuches a lo largo
del tiempo. Imgenes de Lautaro colocan el contrapunto a ese
mensaje de abusos perpetuos. Ruido de caballos y el estruendo de la
lucha pone el sonido de fondo a esta sucesin de combates en los que
el indio acaba siendo derrotado, mientras distintas denuncias aparecen
en letras de crdito en un margen del plano. Apellidos europeos como
Feuerhake o Figueroa son responsabilizados de muertes de
ciudadanos mapuche; Juan Huenchucao muerto por hambre, se
indica en un letrero, mientras se muestra la escena de hombres de la
hacienda que se presentan en la ruka de un mapuche. Se suceden datos
sobre hectreas usurpadas a ciudadanos mapuche, y varios planos
reproducen una persecucin recreada por actores de un mapuche
acorralado por colonos. La accin se interrumpe para dar de frente,
con un brusco zoom, en el cartel del Juzgado de indios. La voz en off
seala: Si no hay justicia, nada, nada, nada, frase a la que le sigue el
testimonio de un mapuche que denuncia el caso de su hermano: el
que le dio el balazo se va diciendo Los indios terroristas se mataron
solos. El mensaje de que en Chile no hay justicia para los mapuche

LOS MAPUCHES EN EL CINE DOCUMENTAL DE LOS SESENTA Y SETENTA

115

queda patente mediante esta unin de planos que denuncian su


situacin. Un primer plano de los pasos de una ristra de hombres
armados con bastones se dirige hacia un fundo para realizar el
corrimiento del cerco. Este singular ejrcito de hombres armados con
palos y palas sigue el ritmo de un ritual hacia el fundo. La llamada del
kull kull inicia una ceremonia de protesta ante la opresin ancestral
que se manifiesta mediante primersimos planos de los postes y el
espino de los alambres. Con dificultad, las imgenes ensean cmo
algunos campesinos fuerzan los postes y consiguen arrancar de la
tierra el cercado, mientras el estruendo del nguillatn y el sonido del
kulll kull imperan en la banda sonora a modo de seal ritual y
reivindicativa. En la pelcula se suceden diversos planos con pancartas
y carteles como protagonistas que apuntan a mensajes de clase: Los
ricos a la mierda o Tierra o muerte, venceremos, mensajes que sirven
de cabecera al hecho de que el cerco se coloca en un nuevo lmite, y
una voz en off, perteneciente al lder de los campesinos, denuncia la
responsabilidad de la usurpacin, personalizada en un huinca llamado
Seplveda. Esa voz denuncia que l mismo fue expulsado del fundo
por reclamar sus tierras, a partir de lo cual fue acusado de comunista.
El mensaje antiburgus, muy acorde con el pensamiento de Chile a
finales de los sesenta, se presenta con la mxima hicieron la ley
porque son ricos. Y se plantea la exigencia, mientras la cmara va
interponiendo planos de mapuches sentados en la tierra, hombres que
comen carne y beben caldo sencillo. Un hombre seala por qu los
mapuches no podemos hacer ley tambin cuando tenemos nosotros la
obligacin de hacer leyes aqu en la tierra? porque nosotros somos
verdaderos chilenos, criados y nacidos en Chile. A continuacin la
repeticin de varios planos, en los que los hombres entran en el fundo
y atraviesan la puerta de la propiedad, da lugar al final del relato en un
ambiente de legitimidad ritual y de justicia conseguida. El desenlace se
manifiesta como una solucin posible al problema de la tenencia de la
tierra.
Este documental se nutre del lenguaje neorrealista de la poca con
cortes secos, elipsis narrativas y efectos de cmara en mano, voces
naturales en off con mala pronunciacin castellana, presencia de
actores no profesionales, improvisacin y elementos casuales, pero su
importancia radica, adems de su carcter inicitico, en esta

116

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

reivindicacin flmica, en la instauracin de un lenguaje de la protesta


del cual van a beber todos los documentales que se hagan aos ms
tarde, hasta llegar a la actualidad. Muchos hechos se ficcionalizan
mediante la recreacin de los hechos denunciados, al no ser posible
tomarlos de primera mano, pero la brillantez y la sinceridad del
mensaje supera cualquier reparo que se le pudiese achacar a un
documental que resulta verdaderamente verosmil y que marca el
inicio de un tipo de documental de carcter performativo que va a ser
caracterstico de las dcadas siguientes. Tambin hay que sealar que
estos primeros documentales no abordaron la temtica indgena del
norte (aymara, quechua, atacamea) ni del sur (kaweskar, selk'nam y
yagn), fijaron su atencin en lo inmediato, lo mapuche, y olvidaron
el resto de las etnias. Se impuso la mayora tnica como signo visible
de un problema de mal reparto de la riqueza y de conflicto entre
formas de entender el mundo.
Quizs de mayor inters sea la pelcula Amuelai-mi (1972),
dirigida por Mara Luisa Mallet y producida por Chile Films en
colaboracin con el Ministerio de Cultura y el instituto de
Cinematografa Educativa. El nombre significa en espaol Ya no te
irs. Se trata de un documental que muestra la insercin del pueblo
mapuche en asentamientos urbanos, como Santiago, y el ttulo alude a
las soluciones que implica la llegada de la Unidad Popular con el fin
de evitar las migraciones de mapuches desde su hogar, en el campo, a
la ciudad. Tambin se muestra a los miembros de las comunidades en
sus territorios cercanos a Temuco. La pelcula es fiel al propsito de
su produccin y, por ello, a pesar de su inters, cae en los excesos
propagandsticos de la poca a causa de su inquebrantable apoyo al
presidente Salvador Allende, que se presenta en el film como un
redentor y como la nica solucin a los problemas de los mapuches,
idea que era muy real en aquellos aos. Amuelai-mi denuncia
duramente las dificultades y los malos tratos que sufren los mapuches
a manos del huinca. Tambin el documental muestra la proximidad
con los mapuche del gobierno de Salvador Allende a la hora de
establecer con las comunidades una especie de pacto para lograr la
mejora de su situacin de penuria histrica.
La pelcula se inicia con el rostro de un cuadro de Botero: un
hombre gordo, identificado con la burguesa, es el rostro de una voz

LOS MAPUCHES EN EL CINE DOCUMENTAL DE LOS SESENTA Y SETENTA

117

en off que se presenta como vicepresidente del Partido Nacional. La


representacin de la burguesa se corresponde, de este modo, con el
estereotipo fijado en los cuadros de George Grosz, Diego Rivera o en
pelculas de Eisenstein como La huelga: obeso, interesado, repulsivo y
avaro. Esa voz apunta a que el descontento mapuche es propiciado
por las ideas marxistas del MIR y de la Unidad Popular. Esa voz
seala que antes de su llegada a Chile, el pueblo mapuche era un
grupo de gentes apacible, trabajador y tranquilo, pero la
contaminacin con el marxismo produjo cierto envenenamiento
ideolgico. Para ese enunciador las razones de esta situacin, que l
identifica tcitamente con la justicia y la imagen deseable del pas, se
basa en que hay juzgado de indios, hay ley de indios, prisin de
indios, y muchos gobiernos los han ayudado de forma particular y
muy beneficiosa para ellos. Pero los prejuicios ideolgicos de clase y
de raza se manifiestan con rotundidad y sin reparos:
Respecto al mapuche tiene todo el terreno necesario
para trabajar. Hay que recorrer los campos que estn
completamente abandonados porque el mapuche es flojo, no
trabaja. Todos los gobiernos los han ayudado. Yo estimo
mucho a los mapuches honrados, a los mapuches trabajadores,
pero desgraciadamente la mitad de los mapuches no son
honrados y no son trabajadores.

Frente a este discurso del Chile oficialista identificado con el chile


de la burguesa capitalina, el documental presenta el testimonio de un
mapuche que resume el problema en un problema econmico: el
problema es poca tierra. Y un letrero indica que en Cautn un
mapuche tiene dos hectreas de tierra, terreno insuficiente para
lograr el sustento de una economa familiar. Pese a eso, se muestran
imgenes de mapuches trabajando el campo con el fin de desmentir el
testimonio inicial del subsecretario. Es ms, un testimonio en off
seala aqu se trabaja, por escasez de terrenos todos un poco. Por
ello, se pasan imgenes de una nia sacando hilo del algodn mediante
una rueca que pone en movimiento con el pedal que acompasa su pie.
Las imgenes se suceden con un nuevo cartel que aporta un
argumento contundente:

118

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Con la fundacin Temuco se dieron:


5 hectreas a cada familia mapuche,
600 hectreas a cada familia extranjera.

Las imgenes van a ir matizando las condiciones de pobreza que


ahondan en las causas de la escasa rentabilidad de la tierra. As pues,
los mapuches aran la tierra con los bueyes y visten un calzado
artesanal andrajoso que pone de manifiesto sus condiciones de
pobreza; una mujer cra unas pocas gallinas con escaso grano. Un
letrero dice que hay una cama para cada 1000 habitantes y la voz en
off seala que los nios no han ido nunca al hospital. El discurso en
off prosigue: un nio no puede ir al colegio hasta los 14 o 15 aos,
porque tiene que recorrer 15 kilmetros para llegar a la escuela. Los
carteles se suceden con un dato estremecedor: Cautn, 25% de
analfabetismo, el mayor del pas.
Mientras las imgenes escenifican el duro trabajo de una hilandera
y el arado en el campo de un campesino, un testimonio en off detalla
los alimentos que toma a diario y que denotan una falta tremenda de
protenas, y una dieta en donde la carne es desconocida: papa, arroz,
caf y caldo sencillo. Este mensaje, que pone en evidencia la situacin
de miseria del pueblo mapuche en Cautn, se refuerza con la presencia
de un campesino que camina sin zapatos y un cartel que le sigue a
continuacin:
Cautn: la nica provincia que no ha aumentado su
poblacin.
Causas: emigracin y alta mortandad

Diversos planos muestran el paso de mapuches por la ciudad con


presencia de los carros de su propiedad para vender productos de la
tierra, pero se muestran personajes desubicados que parecen vagar sin
sentido a causa de las pocas oportunidades que encuentran para
colocar sus mercancas. Frente a esta situacin se coloca nuevamente
el cartel del juzgado de letras de indios, que sirve de transicin para
denunciar la situacin de los mapuches ante la justicia: denuncian la
falta de entendimiento a causa de que no hay funcionarios que hablen
mapudungn con aquellos mapuches que apenas saben hablar

LOS MAPUCHES EN EL CINE DOCUMENTAL DE LOS SESENTA Y SETENTA

119

castellano, lo cual supone el rechazo del recurso en una situacin de


penuria que no permite el pago de abogados. Diversos planos de una
estacin de autobuses vuelven a servir de transicin para poner de
relieve el trnsito de los mapuches del campo a la ciudad; viejos que
esperan en los andenes, primeros planos de una anciana llorando,
hombres con un fardo y hatillos en donde guardan sus pequeas
pertenencias, se combinan con la escena de unos trenes que inician la
partida a la ciudad en un viaje desconocido y fatal. Las escenas de la
estacin se confrontan con una secuencia formada por tomas de la
vida de la gente en la ciudad en un da de fin de semana: paseos en
canoa por el estanque de un parque de la ciudad, mapuches que tocan
con sus guitarras en una esquina, mapuches pidiendo limosna o
esperando sentados sin sentido en un medio de un parque ajardinado
en donde todos disfrutan y ellos presagian que no es su lugar. Una
clase aparte en un lugar que no es el suyo. Un cartel sirve de
conclusin:
De cada 100 mapuches que emigran a la ciudad:
30 se cambian nombre y apellidos para evitar la
discriminacin racial.
70 trabajan como mozos, empleadas domsticas y en
panaderas.

La dureza de la vida urbana se expresa mediante el trabajo en los


hornos de pan, de madrugada, cargando cestas de panecillos. La voz
en off detalla el escueto salario que cobran y un horario que oscila
entre las ocho y las catorce horas: a veces duermen en la panadera,
se denuncia. Se muestran imgenes de camastros arrinconados en una
esquina del horno. La voz en off detalla que a los empresarios les
interesa la mano de obra barata, y prosigue detallando la dureza del
trabajo de hornero, las altas temperaturas, las enfermedades que se
adquieren en ese medio, como la pulmona. Las enfermedades
suponen el despido sin indemnizacin, lo cual conduce a la
conclusin de que se trabaja en una situacin de semiesclavitud. Un
llamado a la organizacin por parte de la voz en off solicita que los
obreros pierdan el miedo y se enfrenten a los patrones, mientras las
imgenes de un trabajo tenaz e imparable en la panadera conceden la
impresin de una labor que nunca cesa.

120

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Una marcha reivindicativa de trabajadores interrumpe la escena


para dar paso a una toma en donde unos obreros construyen una casa.
Planos de crteles pegados en la pared aluden a la llegada de la Unidad
Popular, las expropiaciones de tierras y la construccin masiva de
casas. Recurdese
que Allende introdujo en su gestin el
problema de la vivienda como una de las prioridades de su gobierno,
al igual que la ayuda crediticia a bajo inters. El registro sonoro
cambia y una msica muy rtmica denota el cambio de los tiempos.
Noticias del peridico La Nacin anuncian el trabajo de la Unidad
Popular: inversiones en agricultura. Las imgenes se compaginan con
marchas reivindicativas de mapuches y planos americanos de mujeres
mapuches que trabajan tenazmente. Una pancarta anuncia que la
lucha da la tierra, mientras escenas del duro trabajo en el campo se
combinan con planos de Allende hablndole a la multitud. El plano
contraplano construye un sistema de correspondencias. Allende
significa la solucin y el ambiente se trasforma. Ahora no tenemos
esclavos, tenemos obreros que escuchan atentamente las palabras del
lder y un futuro de esperanza parece abrirse en el horizonte: escenas
de trabajo se combinan con el rostro de satisfaccin de una madre que
sostiene a sus hijos y con las manos de un campesino que recoge el
fruto de su trabajo, el trigo que ser semilla para un maana se
convierte en seal de progreso general. Las consecuencias se hacen ver
rpidamente: un campesino que sonre mientras descansa, un nio
que come y la vista de un tren en cuyos flancos se sita la proclama
Allende el pueblo te defiende. El trabajo se convierte en
satisfaccin, no en castigo ni explotacin.
En 1972 se rueda Moises Huentelaf, de Leonardo Kocking, en 16
mm, en blanco y negro. La pelcula ya se centra en el problema
mapuche, pues desvela las reacciones polticas y sociales ante la
muerte del dirigente campesino mapuche Moises Huentelaf asesinado
por guardias blancas en Cautn tras una ocupacin de tierras el
viernes 26 de octubre de 1971. (Gonzlez, 1996: 18). La muerte de
Huentalaf suscit un clido discurso de homenaje por parte de Miguel
Enrquez, dirigente del MIR. Moises Huentalaf contaba con
veinticuatro aos y tena una mujer y dos hijos. Desde haca tres era
militante del MIR. Desgraciadamente, no se conoce que se haya
conservado copia del cortometraje. La pelcula fue exhibida en el

LOS MAPUCHES EN EL CINE DOCUMENTAL DE LOS SESENTA Y SETENTA

121

cineclub de la UACH en los tiempos anteriores al golpe de Estado de


Pinochet, pero all no se conserva tal como pude comprobar en
diciembre de 2013. Sin embargo, a priori, la pelcula parece de un
inters indudable a causa de que es el primer documental que
denuncia un asesinato sobre un ciudadano mapuche a causa del
conflicto que enfrenta a los mapuche con el Estado. Adems, pone de
relieve que la situacin ha cambiado en muy pocas cosas desde los
aos setenta hasta el momento actual.
Llama la atencin que este cine denominado experimental un
tanto de manera casual no incluyera en mayor nmero de ttulos los
problemas propiamente mapuches o que tuviesen exclusivamente a
los mapuches como protagonistas. Como vemos, apenas tres pelculas
trataron el tema dentro del cine social de los aos sesenta y setenta.
Realmente, este cine en el que los mapuches son protagonistas no
surgir hasta la dcada de los noventa, cuando el problema se agrave y
surja cierta conciencia del conflicto que haga aflorar la necesidad de
hacerlo visible. Ser el momento en que el problema mapuche salte a
la actualidad como consecuencia de las protestas en contra de la
celebracin del V Centenario del Descubrimiento de Amrica,
cuando esa celebracin sea observada como la conmemoracin de una
injusta conquista que inicia el periodo del despojo de sus tierras.

11
Los mapuches y el cine de la dictadura

Con la llegada de la dictadura de Pinochet a partir del fatdico 11


de septiembre de 1973 se produjo una dura represin en tierras
mapuches. La vinculacin de algunos sectores del MIR con
organizaciones y campesinos mapuches dio lugar nuevamente a que
todo se viera como lo mismo. Para los responsables de aquella
maquinaria de represin no eran tiempos para hacer distinciones
polticas entre cualquiera de los que se opusiera a la dictadura. Todos
eran enemigos de la patria para ese rgimen de barbarie. Pinochet y
los suyos consideraron que todo aquel que se opona a su plan de
erradicacin del comunismo era un terrorista adoctrinado por Cuba y
Mosc. En las regiones el poder pas a los altos oficiales de las
Fuerzas Armadas y Carabineros, Polica Civil y Polica de
Investigaciones. Todos estos cuerpos en solitario y, otras veces, en
colaboracin, realizaron numerosas detenciones, acompaadas de
allanamientos de domicilios, de centros de trabajo y de colegios y
universidades. Se instaur una verdadera cultura del terror, en la que
el fin justificaba los medios. En los pequeos pueblos y ciudades las
detenciones se realizaron de manera sencilla ya que las autoridades
locales conocan las inclinaciones polticas de sus ciudadanos y su
domicilio. Por lo general, detener a alguien en estos pequeos ncleos
urbanos del sur era una tarea bastante simple. Roberto Morales recoge
con nombres y apellidos numerosos casos de asesinatos, torturas,
desapariciones y registros policiales en domicilios particulares en
condiciones de abuso y represin (Morales, 1999). Esas detenciones a
veces se realizaban por motivos polticos y a veces sin causa alguna o
bajo una motivacin muy dbil.
Hubo numerosos huidos a las montaas cercanas y la represin
tambin se extendi hacia dichas zonas. La erradicacin del

124

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

comunismo justificaba cruentas barbaries como la operacin Cndor,


en la que, en colaboracin con gobiernos como el de Argentina,
Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, se pretenda exterminar a todos
los opositores, criminalizados bajo la etiqueta de los comuinistas,
mediante el intercambio de informacin y la colaboracin entre las
distintas policas de los diferentes pases que vean amenazado su
futuro por la presencia de movimientos polticos de izquierda. Esta
persecucin tambin afect, obviamente, a la sociedad mapuche, en
donde la dictadura vea un fiel colaborador del MIR y en donde se
observaba un lastre para la nacionalidad o la imagen de la nacin que
defenda el rgimen de Pinochet, una imagen basada en referentes
europeos, norteamericanos y criollos, pero nunca fundamentada en
asociaciones de ningn tipo con el pasado indgena de la nacin. Las
imgenes de la represin afectaron a la lgica del comportamiento en
relacin a los Mapuche, que pasaron a verse como guerreros,
indmitos, izquierdistas (Morales, 1999: 83). Se impuso el retrato, en
el imaginario de la burguesa pinochetista, del mapuche como el
guerrillero peligroso, salido de Sierra Maestra, capaz de entablar un
duro combate con el ejrcito y llevar al traste la empresa iniciada por
Pinochet:
Sierra Maestra? A pesar de la tranquilidad, los jefes de las
FFAA de la anteriormente conflictiva zona
no estn
confiados. Es un secreto a voces que los extremistas utilizaban
como campos de entrenamientos los cerros de la cordillera de
la costa, llamada por los lugareos Nahuelbuta. Es un cordn
montaoso que se extiende caprichosamente entre las
provincias de Arauco y Malleco. Una nueva Sierra Maestra?
Mejores condiciones que en Nahuelbuta demasiado cercana a
centros poblados, lejos de la frontera- existen en la cordillera de
los Andes entre las provincias de Cautn y Osorno. All s que
la montaa es en sectores impenetrable. Bajo sus rboles
pueden ocultarse un campamento, vehculos, hombres, armas
sin que puedan ser vistos desde el aire. Por los antecedentes
disponibles, los terrenos adquiridos por la Corporacin de
Fomento en la zona precordillerana de Valdivia para instalar el
complejo maderero de Panguipulli (provincia de Valdivia) son
ideales para las pretensiones guerrilleras. (Morales, 1999: 85)

LOS MAPUCHES Y EL CINE DE LA DICTADURA

125

Pero, al mismo tiempo, se jug y se utiliz, con fines


propagandsticos, la idea del mapuche como sinnimo del rebelde
ante el conquistador espaol. La misma dictadura se aprovech de esa
imagen y la asumi segn el doble discurso del pasado nacional que se
tomaba en relacin con los ancestros mapuche como un signo
enaltecedor de la valenta, valor y dignidad del pas en trminos
patrioteros y de imagen aparente del pas.
Cuando en la alborada de un 11 de septiembre comenz a
escribirse una historia de rectificaciones en un Chile sometido,
renaci en los espritus de los descendientes de caciques y
espaoles, la esperanza. Aquella que embarc a los chilenos
verdaderos en un compromiso: retomar la senda libertaria
trazada por nuestros antecesores. (Fuerzas Armadas y
Carabineros, 1973).

Los mapuches fueron utilizados, durante la dictadura, como


emblema del pasado victorioso y heroico de la lucha por la
Independencia con ejemplos de La Araucana de Alonso de Ercilla:
Acostumbrados los espaoles a vencer invariablemente
los indios () eran impotentes para dominar el herosmo y la
capacidad guerrera de los indios chilenos (). Fue un duelo a
muerte entre invasores y aborgenes (). La Conquista que en
otros pases slo dur unos cuantos aos o meses, en Chile
nunca fue terminada. Este solo antecedente dice del valer
militar del soldado araucano () Ese soldado araucano, que no
saba construir ni su propia ruca y que viva en la Edad de
Piedra, despert la mayor admiracin Es bueno recordar, al
evocar las glorias del ejrcito, a este pueblo viril y altivo, que
consum tal hazaa, demostrando una y mil veces su amor
inmenso por esta tierra, que seal al mundo a travs de los
versos inmortales, de sus virtudes raciales que renacan en cada
encuentro () La continuidad histrica de nuestro Ejrcito
brota vigorosa desde el fondo de los tiempos, fecundamente
enraizada en el corazn de Arauco. En esta lucha cruenta se
confundieron sus sangres y as naci nuestra raza () Del indio
siempre altivo y siempre indmito, que supo vencer o morir
ante el llamado de sus toquis, y luego ceder paso a la
civilizacin (). En estos das en que la patria canta su himno

126

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

predilecto y cuyas notas sublimes se dilatan en hondas


emociones y heroicas acciones humanas, detengmonos un
momento en la perpetuacin del recuerdo de sus hroes en un
grito de combate:
Con su sangre el altivo araucano
Nos leg por herencia el valor,
Y no tiembla la espada en la mano
Defendiendo de Chile el honor. ( Armadas y
Carabineros, 1973: 70-72)

En el ambiente autoritario del horror del rgimen de Pinochet era


difcil que cuajara la protesta dentro del pas. Filmar en Chile deba
ser bastante difcil, una actividad clandestina a todas luces. La
represin afect a todos los campos de la cultura, y el cine no fue
distinto. El mismo 11 de septiembre de 1973 se asaltan los estudios de
Chile Films y los miembros del ejrcito secuestran centenares de
pelculas: noticiarios, documentales, cine nacional y extranjero, etc.
Las pelculas fueron agolpadas en el patio interior del edificio para
construir una pira que ardi en unos pocos minutos. Todo el cine era
signo de subversin y, a ojos del rgimen, el sptimo arte era un
testigo infiel de lo que haba pasado y de lo que iba a pasar. Desde
luego, nadie puede adivinar el futuro, pero el ejrcito chileno
comandado por Pinochet, sin duda alguna, acert sin saber, o ms
bien temiendo, que un da se exhibiran por todo el mundo pelculas
como La espiral de Armand Mattelart o La batalla de Chile de Patricio
Guzmn, por poner slo los ejemplos ms conocidos. Se produjo una
criminalizacin de todo el celuloide, filmado o virgen. Se cerraron
todos los establecimientos dedicados al cine: Escuelas de Arte
dedicadas a la comunicacin, universidades, etc., y se derrog toda la
legislacin confeccionada por el gobierno de Frei que intentaba
proteger las actividades de creacin cinematogrfica. Si estos hechos se
suman al exilio masivo al que se vieron abocados muchos
profesionales del cine, el paso por las crceles y los centros de tortura
de la DINA, el sistema de produccin y realizacin cinematogrfica
en Chile se hallaba totalmente desmantelado. Todo ello sin tener en
cuenta la estricta censura que se impondra a partir del golpe de estado
(Hurtado, 1985). La dictadura tuvo verdadero pavor a que el cine
fuera testigo de la barbarie militar. Hasta mediados de los ochenta, de

LOS MAPUCHES Y EL CINE DE LA DICTADURA

127

la mano del vdeo y la publicidad, la industria del cine no se


recuperara de esta ruptura. Algunos colectivos de mbito reducido,
como el Area de Comunicacin de la Vicara de la Pastoral Obrera, el
Colectivo Valdivia, el Taller de Comunicaciones Maipu, Cine
QuaNon o el Proyecto Teleanlisis liderado por Augusto Gngora y
Fernando Paulsen, elaboraron noticiarios y documentales breves de
carcter alternativo sobre temas como derechos humanos, educacin
y poltica. En ese contexto, que el cine se centrara en un problema
considerado para muchos marginal, como es la causa mapuche, era
una quimera ms cerca de la utopa que de la realidad.
Por ello, no es de extraar que hubiera pocas pelculas que
recogieran las reivindicaciones del pueblo mapuche o que intentaran
retratar el conflicto. Un conflicto bajo el que se escondan exigencias
de autonoma y autodeterminacin suponan una notable
contradiccin con las ideas de grandeza nacional que proclamaba y
sustentaba el patriotismo pinochetista. La dictadura no dio pie a la
existencia de ninguna oposicin, y el asunto mapuche era un conflicto
asociado a la actividad del MIR en la mente de los miembros del
gobierno de Augusto Pinochet. Pero, adems, la realidad del horror
pinochetista se impuso sobre otros problemas en el cine documental.
Sin duda era imposible mirar hacia otro lado, ms all del profundo
cambio que acechaba al pas y los peligros que se cernan sobre l. Los
documentalistas, procedentes en su mayora de los centros urbanos,
miraron el horror que se cerna sobre ellos de manera inmediata y eso
significaba centrar su atencin en la defenestracin de la Unidad
Popular y sus causas y en los horrores del rgimen dictatorial
posterior: desaparecidos, torturados, asesinados y el mundo de todos
aquellos que partieron al exilio. La realidad se impuso, como ha
explicado Patricio Guzmn:
Trato de hacer varios guiones de ficcin que traa
preconcebidos desde Espaa. Tambin trato de escribir otros,
pero me doy cuenta de que estn completamente desbordados
por lo que ocurre. Llego a mi casa, yo viva en una casa muy
cntrica de Santiago, a siete cuadras de La Moneda, y all,
cuando t ves pasar una marcha de trabajadores de izquierda
por la calle y t ests escribiendo un guin, sales fuera a
mirar Eso me ocurra constantemente. Estabas en un caf en

128

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

el centro y de repente pasaba un piquete de trabajadores con


banderas rojas Cmo entonces no ponerse a filmar todo
aquello? Por qu ausentarse de la realidad? (Guzmn y
Sempere, 1977: 54).

Sin embargo, en los aos ochenta, hubo valientes intentos de


anlisis del conflicto. Durante esta primera poca, el indgena
mapuche fue representado como vctima de la discriminacin y de la
usurpacin de tierras que poco a poco fueron constituyendo la
llamada deuda histrica. Adems, el indgena mapuche fue
representado de manera muy similar al campesino y a las
reivindicaciones de la clase obrera, perdiendo su particularidad
cultural, que se retomar en los aos venideros.
En 1981 aparece el primer documental de la documentalista
Tatiana Gaviola con el ttulo de Nguillatn. Para Mouesca es un
homenaje al pueblo mapuche en el aniversario de una de sus ltimas
rebeliones (2001: 76). El documental se centra en la fiesta del
nguillatn en la cual los mapuches, para reforzar su sentimiento de
comunidad, se renen durante tres das para comer, beber y bailar en
un mbito festivo y religioso de carcter ritual, experiencia que se ha
visto reforzada en las ltimas dcadas como refuerzo a la identidad del
pueblo mapuche y como signo de unin. El documental, de gran
validez esttica, no deja de mantenerse dentro del molde
antropolgico. Este documental antropolgico se desarrollar en la
dcada de los noventa: We tripantu en Cerro Navia Una Etnografia
Audiovisual es un documental de 1997 que explora sobre la identidad
mapuche y la aculturacin que supone el traslado a las grandes
ciudades. En una lnea parecida, con intencin reivindicativa, se sita
Newen Domo Fuerza de mujer (2001), de Sandra Hoffman, acerca de la
situacin de las mujeres que han sufrido la discriminacin en
Santiago.
Con la intencin de posicionarse contra la ley antitrerrorista
surgi el documental Mapuches. Gente de la tierra de Mario Agreda,
documental de carcter antropolgico que muestra la vida comunal de
los mapuches filmado el ao 1982 en las comunidades de Huayquillan
y Currumil. La pelcula tambin intenta huir del tpico del mapuche
terrorista, lo cual pone de manifiesto las repetidas acusaciones de

LOS MAPUCHES Y EL CINE DE LA DICTADURA

129

terrorismo que recayeron sobre los mapuches durante la dictadura de


Pinochet.
Como se ve, el documental intenta trasmitir el punto de vista de
las comunidades mapuches plasmando sus reivindicaciones y los
motivos que las causan, pero no va ms all, algo que va a ser
frecuente en muchos de estos documentales de carcter performativo,
documentales que pretenden influir notablemente en el estado de
opinin de los espectadores y concienciar al pblico de la realidad de
los mapuches y su problemtica. El documental, por esta razn,
bascula hacia uno de los bandos, no digo que sin razn, y se posiciona
en la parte de los ms dbiles, pero ello no es bice para que este tipo
de documentales introdujera otras cuestiones, como los excesos de
violencia por parte de los mapuches o la parte positiva y beneficiosa
que supone la pertenencia al estado chileno, sin descartar el principio
de todos los males que aquejan a la poblacin de las comunidades.
En 1983 aparece un documental de denuncia importante realizado
por el documentalista suizo Georg Fietz: Mapuche: El grito de la tierra.
Su importancia radica en la fortaleza de su denuncia en plena
dictadura, justificada en parte, ya que Fietz se poda permitir enjuiciar
con libertad esa realidad al residir fuera de Chile y estar libre de los
brazos de la DINA y el rgimen de Augusto Pinochet. El documental
plantea inicialmente en forma de crditos una introduccin histrica
al conflicto mapuche desde su oposicin a los incas hasta los aos
ochenta, pasando por sus guerras con los espaoles, las reducciones de
1883 y la campesinizacin contempornea en situacin de pobreza. Su
estructura se va a basar en una serie de bustos parlantes en forma de
testimonios tomados frontalmente que van a plantear una constante
serie de oposiciones fundamentadas en un montaje contrastivo: frente
al testimonio del Ministro de Educacin de la Araucana alabando las
bonanzas de una falsa educacin igualitaria para todos los ciudadanos
chilenos, se muestra el testimonio de unos agricultores mapuches que
denuncian su pobreza y que trabajan igual que un animal. Las
imgenes se combinan con tomas de bueyes que establecen
significados asociados a la animalidad del trabajo. El documental trata
de explicar, mediante la presencia de una voz en off, el proceso de
trasvase de tierras por medios ilegtimos, basados en el favor de las
autoridades y el poder del dinero, y que afect a las comunidades

130

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

mapuches en el S.XIX. De manera muy arriesgada, el documental de


Fietz pone ejemplos con nombres y apellidos como el caso del
entonces alcalde de Temuco, latifundista de xito, Germn Becker, y
se intenta explicar el proceso de pauperizacin que sufri la poblacin
mapuche, al pasar de una vida fundamentada en la explotacin
ganadera a una economa basada en la agricultura de subsistencia en
condiciones de pobreza.
El documental presenta algunas cuestiones poco explotadas en el
resto de pelculas del gnero, asuntos como la vida de los mapuches de
la costa, abocados a vivir de una pesca de baja intensidad y sin
posibilidad de llevar su produccin en buenas condiciones a las
ciudades, a causa de la carencia de medios de trasporte. Tambin
muestra imgenes del mercado de Temuco en los aos ochenta en
donde los agricultores se ven obligados a vender sus productos en un
mundo que no est hecho para ellos, sujetos a la manipulacin de los
precios y cercados por una la legislacin que vela por el beneficio del
poderoso. Pero, adems, Mapuche. El grito de la tierra ofrece otras
novedades: es el primer documental que se adentra en una ruka en
una comunidad mapuche y entrevista a una machi que habla en
mapudungn, y todo ello con cierta intencin antropolgica para
intentar comprender a ese pueblo que es desconocido en Europa. Por
ello, se intenta explicar el proceso de desmapuchizacin que sufre esta
poblacin a causa del traslado a las ciudades y la prdida de su idioma,
el cual comienza a ser desconocido por las nuevas generaciones del
momento. Imgenes de un perro famlico o de una piedra llena de
moscas junto a surcos secos, que se trabajan con dificultad con un
endeble arado, son las imgenes que contribuyen a ahondar en esa
situacin de miseria que constituye el basural en donde habita una
familia de mapuches. En una entrevista se denuncia el abandono de
las autoridades, y el entrevistado manifiesta su inters de introducir
maquinaria en la agricultura, algo que escasamente se ha mostrado en
documentales posteriores, al apostar por una imagen ms romntica
del mapuche. El indgena se muestra como un elemento que quiere
incorporarse a la modernidad. No obstante, el documental sostiene
un gran inters al ofrecer datos poco explotados sobre la situacin de
los mapuches en los aos ochenta: el abandono sanitario, al tener que
ser conducido un enfermo en camilla con la ayuda de cuatro personas

LOS MAPUCHES Y EL CINE DE LA DICTADURA

131

durante varios kilmetros de caminata, o las penurias educativas al


haber pocas escuelas y situadas a grandes distancias de algunas
poblaciones. Respecto a la convivencia con otras etnias en la ciudad,
se dice si tienes plata te atienden bien, mientras se critica
duramente a las autoridades del rgimen de Pinochet: La autoridad
est malsima, no hace justicia.
Con sutileza el documental plantea el problema de la
criminalizacin de los mapuches en cualquier tipo de reclamacin:
Si uno reclama, le dicen que uno es comunista, que es de
uno u otro partido. Hay que estar calladito, no ms. ()
Nosotros los chilenos estamos en una cosa como una
dictadura. No hay libertad como antes. () Vamos para atrs.
La gente vive atemorizada. No hay confianza en el otro.

El testimonio del Obispo de Temuco, Monseor Contreras,


ejemplifica el papel de la Iglesia Catlica en oposicin a la dictadura,
al hablar del injusto sistema de subsidios, del empleo mnimo que
condena a la marginacin a una parte de la poblacin. El documental
tambin plantea el problema del hambre, el inconveniente de una
alimentacin deficiente que conduce a la poblacin a vivir en
condiciones de miseria en barrios marginales. Esta marginacin, como
denuncia uno de los testimonios, afecta a todos los indgenas, a pesar
de que el araucano es considerado un elemento genuino del pas,
mientras que el resto de indgenas son considerados pobres
extranjeros.
Con una esttica muy propia de la poca, basada en entrevistas
con micrfono en mano y un montaje que nunca elude las preguntas,
el documental concluye con el testimonio de la activista mapuche
Isolde Reuque, la cual seala que el futuro mapuche pasa por la
concienciacin de los mapuches sobre su problemtica para pasar a
reivindicar sus derechos, lo cual requiere la liberacin previa del
pueblo chileno de la dictadura de Pinochet y un cambio democrtico
en el pas. Como se puede observar, el documental se convierte en un
testimonio esencial para ver cmo, en los ochenta, la poblacin
mapuche no exiga autodeterminacin, sino que confiaba todava en
el Estado chileno para incorporarse al ritmo del resto del pas. Este

132

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

sentimiento de pertenencia ir diluyndose en dcadas posteriores con


la liquidacin de la esperanza en un cambio, a pesar de la llegada de la
democracia y la implantacin de los gobiernos de La Concertacin.
El documental de los ochenta presentaba unas caractersticas
formales diferentes al actual, un montaje ms sencillo, condiciones de
realizacin ms austeras, una retrica ms perifrstica, menor nmero
de elipsis, menor nmero de contrastes. A mediados de 1980 se
constituy un segundo hito representacional, caracterizado por la
masiva produccin de documentales tanto mapuche como aymara y
atacameo. En esta poca, apareci el indgena ataviado de elementos
culturales, cargado de ritualidad y en una estrecha vinculacin con la
naturaleza, cuestiones que sern asumidas por documentales
posteriores para sealar el carcter diferencial del pueblo mapuche en
aras de una mayor autonoma poltica
Pero, en este indgena ataviado de tradicin, hay que tener en
cuenta que hay mucho de construccin simblica y mucho de
representacin, con el fin de suscitar cierto poder simblico
consistente en la concienciacin de la opinin pblica. Y dichas
imgenes, confeccionadas en muchos casos por realizadores que poco
tienen que ver con el mundo mapuche, responden a un modelo de
representacin ms acorde con sus postulados culturales e imaginarios
que con el de aquellos que son los protagonistas del film:
dichas imgenes se revela una ideologa que tiene ms que
ver con quienes construyen el relato audiovisual que a quienes
se intenta representar. Esto se debe principalmente al hecho de
que el cine es una construccin, una manifestacin artificial
que se desenvuelve en el reino de los imaginarios y, por
consiguiente, es un producto simblico que expresa la cultura
de sus realizadores, la colectividad a la que pertenecen, el
contexto histrico en que se despliegan y las ideologas que se
inscriben en el discurso audiovisual. (Raurich y Silva, 2011:
66).

Esa manifestacin del punto de vista del realizador se observa


fcilmente en aquellos valores que se intentan destacar y en esa visin
de un indio antiguo, perteneciente a la genuinidad de otro tiempo:

LOS MAPUCHES Y EL CINE DE LA DICTADURA

133

El eje paradigmtico o estructural en estas pelculas se


dispone sobre la oposicin primitivo/civilizado que, a
diferencia de la versin decimonnica que coloca estos
trminos en una escala de progreso, ahora aparece organizada
en una escala de moralidad, donde se oponen valores como:
el bien y el mal, lo justo y lo injusto, el equilibrio y el
desequilibrio (Gallardo, 2006: 84).

De este modo, se va a crear un estndar de la representacin del


indgena mapuche sometido al exotismo, al envejecimiento,
relacionado con un imaginario nacional de un indgena mtico,
genuino, ms relacionado con el mito recordado del buen salvaje que
con el indio real. Ante las contradicciones y pesadumbres del
presente, la realizacin flmica busca la bondad de otros tiempos
reflejados en el presente indgena.

12
Y lleg el documental a la democracia

La llegada de la democracia a Chile supuso una situacin


contradictoria, ya que la poblacin segua asistiendo a la vigilancia del
dictador desde su puesto de Comandante en Jefe del Ejrcito y
Senador Vitalicio. En 1988, Pinochet haba perdido el plebiscito, al
cual se haba visto abocado por la presin internacional y a causa de la
repercusin en el extranjero de las noticias de crmenes horrendos
cometidos en Chile. Segn este plebiscito, se deban convocar unas
elecciones democrticas, que fueron ganadas por el socialdemcrata
Ricardo Lagos, nombrado presidente en 1990.
El gnero documental sufri una trasformacin previsible al
abrirse el pas a un rgimen de libertades. Se comenz a hablar de
cosas prohibidas en los aos anteriores, de todo aquello de lo que no
se haba podido hablar, aunque con muchas restricciones. Y el cine se
centr en la realidad del pas que la dictadura haba negado durante
casi dos dcadas. El documental, sin duda, ser un gnero abierto a ese
nuevo clima de libertad, aunque con muchas cautelas ante esa
democracia vigilada y recelosa con los ojos de la dictadura fijados en
ella. Pero, sobre todo, el documental ser un gnero permeable al
nuevo marco econmico, caracterizado por la presencia en Chile de
las grandes multinacionales y de la bandera neoliberal que impondrn
su ley y sus ideas en el escenario chileno y, sobre todo, en el universo
mapuche que se ver seriamente afectado por la construccin de
centrales elctricas o plataformas petrolferas. El documental se
mostrara como el referente de esta denuncia y como la voz de una
alternativa econmica y poltica ante la imposicin de un capitalismo
de una voracidad salvaje que da lugar a un nuevo expolio histrico.
Para este perodo destacan producciones como Nube de lluvia
(1989) de Patricia Mora, documental realizado en Iquique y en el

136

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

altiplano de la primera regin de Chile, que muestra aspectos del


pueblo aymara, como el fenmeno de la urbanidad, la discriminacin
y su ritualidad ancestral, a travs de un montaje paralelo. Nube de
lluvia se caracteriza por un primer montaje de carcter directo,
propio de un mundo urbano y secular, y un segundo montaje ms
evocativo, propio de un mundo sobrenatural vinculado con la
ritualidad y la cosmovisin pantesta del indgena. El primero incluye
entrevistas e imgenes de la ciudad, mientras el segundo incluye
imgenes de naturaleza, animacin mediante la banda sonora, y un
narrador en mapudungn, cuyas palabras aparecen subtituladas en
espaol.
En esta lnea destaca Sueos del cultrn (1990) de Pablo
Rosemblatt. Narrado completamente en mapudungn, se trata de un
documental grabado en Hueico y Loncollen (IX Regin), donde se
narra la vida y el difcil proceso de aprendizaje de una machi, quien
relata su vida y sus experiencias. El documental se estructura a partir
de una entrevista en profundidad a una machi, entrevista yuxtapuesta
a imgenes de nios en la vida rural, y escenas de un machitn o
ceremonia de sanacin. La pelcula implica un trabajo cercano y
prolongado de parte de los realizadores con las comunidades
indgenas, muy propio del mundo de las ONGs, como el Centro El
Canelo de Nos.
De parecida factura es Machi Eugenia (1994). Estos documentales
son una muestra de que algo cambiaba en la la representacin del
indgena en el documental chileno. Aparecan nuevos intereses,
nuevos cuestionamientos, quizs un reforzamiento de la etnicidad que
profundizaba en las costumbres y los rituales indgenas. Surgieron
nuevas formas de representacin a cargo de realizadores indgenas, as
como tambin de antroplogos visuales.
Algunos documentales han explotado en mayor medida el tema
del medio ambiente y la riqueza natural en relacin con el pueblo
mapuche, uno de los rasgos que los caracteriza en el imaginario visual,
gracias entre otras cosas al gnero documental. Destaca Punalka, el
alto Bo-Bo. Narrado totalmente en mapudungn, se trata de un
documental en vdeo filmado en el alto Bo Bo, sur de Chile, zona
habitada por los Pehuenches. Mediante el uso de cuentos, relatos y
poemas de Leonel Lienlaf, se va narrando la vida de este pueblo, sus

Y LLEG EL DOCUMENTAL A LA DEMOCRACIA

137

costumbres, creencias y tradiciones. El video fue realizado por una


joven Mapuche, Jeannette Pailln, y denuncia el impacto negativo que
tendr la construccin de las represas proyectadas en la zona y que
afectar al sistema cultural de quienes han vivido all desde siempre.
La cmara se detiene con tiento en paisajes y parajes que despiertan la
simpata por el pueblo mapuche y que rescatan la belleza del mundo
rural y genuino del Chile mapuche. Todo responde a un intento de
empatizar con el indgena y despertar la comprensin del espectador.
Las imgenes ambientan los relatos y las leyendas, pero sirven de
molde para sustentar la protesta sobre la injusticia de la explotacin
de una naturaleza arcdica por parte de las empresas multinacionales.
Un dolorido cntico mapuche recorre algunas escenas en donde la
letra resume la reclamacin indgena:
Esta es mi tierra, pues en esta tierra estn mis hermanos
llorando porque les estn quitando sus tierras. Por eso
debemos sacar buenas palabras, estn diciendo los malos
huincas. La otra sangre con que llegaron a nuestra tierra.
Pangue se llamar donde robarn nuestras aguas y expulsarn a
mis hermanos. Dnde quedarn, a qu tierras irn a parar, qu
tierras trabajarn?, porque a otras tierras no podrn ir. Y los
hijos y el lugar del nguillatn, donde sale el sol, donde haba
aguas hermosas? En una sola palabra, nos uniremos, se
juntarn mis hermanos.

El canto se acompaa de la imagen de un cartel de Endesa que


marca la propiedad del terreno y, a continuacin, un plano de una
madre con un nio a caballo pone de manifiesto la ruptura y
destruccin de ese pasado idlico que el documental representa como
presente en peligro. Escenas de indgenas trabajando se confrontan
con el trabajo de los ingenieros y topgrafos en las labores de la
construccin de una represa. A continuacin, mediante un plano de
hombres descansando en el bosque, la voz en off lanza el mensaje
ecologista, frecuente en el documental sobre el pueblo mapuche y
consistente en una armona entre el hombre y el espacio natural, as
como la preocupacin de los mapuches por la herencia que dejan a sus
hijos en ese entorno ecolgico. Una secuencia nos ensea el modo
como los mapuches realizan la recoleccin del pin, fundamento de

138

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

su alimentacin y agricultura, en peligro a causa de la construccin de


la presa. Varios planos recuerdan el camino dificultoso que siguen los
mapuches para vender los piones en la ciudad y que les sirven para
cambiar por trigo, verduras, tomate o azcar. Varios planos de
mapuches caminando por el mercado sealan la dependencia que los
mapuches mantienen con los huincas a causa del debilitamiento y
reduccin de su medio natural y que queda en la denuncia de la voz
en off: Antes no era as, dir.
La construccin de la presa se va mostrando paulatinamente
como una accin progresiva que va haciendo avanzar el documental.
Algunos planos muestran el forjado que los obreros van levantando
con hierros y hormign, mientras otra secuencia que se alterna
muestra el inicio de un nguillatn. El contraste entre las dos imgenes
manifiesta la idea de un mundo que fenece y que se acaba frente al
ritmo despiadado del progreso. El paso de camiones y la tala de
rboles se constituyen en indicios de ese ngel de la historia que
parece destruir el universo mapuche y cuya presencia establece una
denuncia implacable hacia ese despiadado modo de vida que la
civilizacin occidental impone.
En 1992 se estrena la pelcula Nwen gneam wule. La fuerza del
maana, documental de Magaly Meneses. El documental narra la
situacin en la que viven los mapuche en la ciudad de Santiago y
muestra cmo la mayor parte de los mapuches emigrados a la ciudad
sufren el racismo y la discriminacin, y cmo sufren un proceso de
aculturacin con el fin de mimetizarse en el nuevo medio y evitar los
estragos que causa el sentirse diferente. La pelcula incide en esa idea
del mapuche rescatado de la premodernidad y que se identifica con el
prestigio que impone la imagen arcaica del pueblo indgena.
Al ao siguiente la misma autora comienza a filmar una pelcula
que se ha hecho clebre: Wichan El juicio. Se trata de una adaptacin
de las memorias de Pascual Coa tituladas Testimonio de un cacique
mapuche (1927). Cine de ficcin en blanco y negro con una esttica
neorrealista, El juicio nos cuenta la historia de cmo los mapuches,
gracias a su sentido comunal, celebraban justicia mediante el comn
acuerdo de los lonkos. La pelcula no deja de mantener ese carcter
idealizante en el cine sobre los mapuches que se manifiesta en las
imgenes ralentizadas de un pasado que siempre fue mejor al

Y LLEG EL DOCUMENTAL A LA DEMOCRACIA

139

espantoso presente en el que se muestran jinetes cabalgando en el


medio natural. Toda la pelcula se basa en un flashback con el que, a
partir de la pregunta de una nia a su abuelo, se reconstruye la forma
antigua de hacer justicia por parte de los mapuche. Al producirse un
robo, se acusa a un mapuche de la comunidad de Pascual Coa. El
joven niega lo sucedido, pero, tras la intervencin del lonko Coa,
ste reconoce su delito y acuerdan el pago de una indemnizacin.
Todo acaba con una comida comunal en la que la vieja disputa se ha
disuelto a favor de la justeza de las decisiones de los lonkos. La
conclusin de la pelcula es, mediante esta historia que sirve de
parbola, que los mapuches han olvidado las viejas costumbres a las
que es necesario regresar para recuperar la grandeza pretrita. La
pelcula se sita as en una perspectiva nostlgica acerca de la grandeza
del pasado.
En 1996 se rueda otro documental importante: La guerra
preventiva de Agnes Denis, rodado en el ro Toltn, cerca de
Villarrica. Entre esta ciudad y Valdivia, el ejrcito chileno asesin a
cuarenta personas de etnia mapuche tras el golpe de estado de 1973,
entre ellos Jos Gregorio Liendo, el legendario Comandante Pepe. Su
viuda narra las condiciones de su entierro el 3 de octubre de 1973,
apenas veinte das despus del golpe, aunque l haba sido detenido el
18 de septiembre, lo cual pone de relieve la prisa que se dio el rgimen
en iniciar la eliminacin de cualquier oposicin. La pelcula narra la
historia del complejo maderero de Panguipulli y las tcnicas de
contrainsurgencia empleadas por el ejrcito en el periodo del rgimen
de Augusto Pinochet. Sus protagonistas son vctimas de dichas
acciones. Tambin aparecen exmilitantes de la agitada realidad poltica
de esos aos, as como un exsoldado participante en esas acciones de
contrainsurgencia. El testimonio de Pedro Cardyn, colaborador de
Jorge Liendo y miembro del MIR, es especialmente importante ya
que vivi aquellos aos de cerca. Cardyn describe las psimas
condiciones de vida de los mapuches que vean cmo obreros muy
mal pagados trabajaban para las madereras que les haban logrado
arrebatar las tierras tras las expropiaciones de Pinochet y la
derrogacin de la reforma agraria de Allende. Con fragmentos de No
nos trancarn el paso, pelcula en la que colabor el propio
Comandante Pepe, se relata la historia de las expropiaciones en la

140

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

zona de Valdivia y la creacin del gigante complejo maderero


Panguipulli. El testimonio de Pedro Ojeda sirve para describir los
beneficios de esta explotacin durante el gobierno de la Unidad
Popular mediante la participacin de los trabajadores en la gestin de
la maderera. La voz en off describe el compromiso de Allende con el
complejo, su presencia durante tres das en Valdivia y los rumores de
que el MIR va a ser quien gobierne la colectivizacin de la madera en
la ciudad y en toda la regin de Los Ros. Pedro Cardyn relata, a su
vez, la participacin ideolgica del MIR en el proceso, mediante el
adoctrinamiento ideolgico y la organizacin poltica del sector y de
los trabajadores. Imgenes de Santiago durante el 11 de septiembre de
1973 dan paso a las ltimas palabras de Allende dirigidas al pueblo
con la funcin de contextualizar los cambios que se avienen a partir
de ese momento: pagar con mi vida la confianza del pueblo, alega
el presidente en una leccin ejemplar de dignidad poltica. Por su
parte, el Comandante Pepe, en Neltume, decide atacar el retn de
carabineros, como muestra de resistencia al golpe de estado, pero los
carabineros rechazan el ataque y el comandante Pepe se ve obligado a
refugiarse en la montaa. La represin se va a desatar a partir de ese
momento en toda la zona de Valdivia. El testimonio de Heriberto
Villegas asegura que la bsqueda de armamentos en los allanamientos
realizados fue intil. El 18 de septiembre de 1973 el Comandante
Pepe es rodeado por un centenar de soldados que acaban
detenindolo. El 2 de octubre es condenado a muerte, junto a 11
militantes del MIR, en una sentencia refrendada en persona por el
general Pinochet y que se hace efectiva el da 3 y 4 de ese mismo mes.
La voz en off relata que dos regimientos se negaron a disparar contra
el Comandante Pepe y los otros miembros del MIR.
Valdivia se convierte, segn el documental, en un objetivo a batir
a causa de la fuerte presencia del MIR en la zona: el coronel
Gernimo Pantoja ser el encargado de supervisar la represin. Una
fotografa suya ilustra el relato acompandose de imgenes del
momento del ro Cruces. En la zona de Futrono se comienzan a
realizar detenciones, muchas de ellas de miembros de la comunidad
evanglica, mientras los terratenientes sacrifican animales para dar de
comer al ejrcito. El testimonio de Juan Coicentro detalla cmo los
prisioneros eran maltratados y conducidos a golpes. Una viuda relata

Y LLEG EL DOCUMENTAL A LA DEMOCRACIA

141

cmo los detenidos eran conducidos al bosque donde eran fusilados.


El historiador Roberto Arroyo otorga a las imgenes criterio de
autoridad y refuerza el testimonio de los testigos presenciales: la
accin fue brutal y eso tiene un sello, la orden de que as fuera () las
ordenes de Pantoja eran muy claras. La voz en off relata que los
cuerpos de los fusilados haban quedado semienterrados y, desde
Valdivia, se enva una patrulla con el fin de borrar toda huella. El
documental se erige, as pues, en una manifestacin contra el olvido y
el autoritarismo de la dictadura y su voluntad de anular el recuerdo.
Los testimonios actan en este intento de recuperar la verdad del
olvido.

13
Los documentales del S. XXI

La entrada en el S.XXI va a venir marcada por un proceso de


concienciacin de la poblacin mapuche que se va a ver reflejada en el
gnero documental, el cual va a servir de revulsivo a esa
concienciacin. Este proceso se caracteriza por una etnificacin del
conflicto. Este problema va a ser visto por los mapuches como un
problema econmico y un problema racial que va a desembocar en un
tipo de documental caracterizado por una denuncia ms radical
contra el Estado chileno y las injusticias ejercidas y toleradas por l,
entendidas ests como un ataque a su etnia. En estos documentales
van a estar muy presentes las escenas de violencia de los carabineros
hacia la poblacin civil mapuche y una desasistencia continua de la
parte ms dbil del enfrentamiento, que va a ser acusada con
frecuencia de pertenecer a un entramado terrorista con el fin de
suscitar una evidente criminalizacin. Esta idea de la criminalizacin
se ver reforzada por los cambios introducidos por los atentados del
11 de septiembre en Nueva York y Washington y la consecuente
campaa de desinformacin poltica ejercida desde Estados Unidos y
que se manifest en las distintas campaas blicas en Irak y
Afganistn y la llamada Guerra contra el Terror. La reclamacin
territorial va a estar presente con mucha frecuencia y va a constituir
una de las reivindicaciones histricas de los mapuche que se va a ver
como una de las posibles soluciones del conflicto.
El S. XXI se abre con un documental de denuncia titulado
Wallmapu (2001) de Jeannette Pailln, documental que inici esta
corriente flmica en el nuevo siglo. Discurso de carcter histrico,
aborda la temtica territorial mapuche en Chile, su lucha por la
autodeterminacin y su resistencia a la represin y la invasin de los
estados chileno y argentino. Aparecen testimonios, dentro de la

144

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

modalidad expositiva, de autoridades tradicionales, lderes de las


comunidades, as como de historiadores e investigadores. En el
documental se muestran antecedentes que buscan narrar el tema de la
perdida territorial Mapuche o del llamado "conflicto Mapuche". Y
son frecuentes las imgenes de ataques a madereras y protestas en
Santiago, imgenes de hombres con ondas enfrentndose a los
carabineros y al paso de camiones de las empresas madereras. Todo
ello va a inaugurar un lenguaje de la denuncia y de la protesta
documental caracterizado por el combate desigual.
Tambin, a partir del ao 2001 se incorporaron a las obras
documentales las distintas etnias fueguinas, a travs de las pelculas La
ltima huella (2001) de Paola Castillo. El documental que aborda la
cultura yagn a partir de rsula y Cristina Caldern, sus dos ltimas
descendientes. Esta pelcula, en trminos narrativos, tiene un
desarrollo progresivo con transgresiones evocativas que nos permiten
ir construyendo una historia fragmentada, llena de reminiscencias.
Destaca la utilizacin de imgenes en blanco y negro al final de cada
secuencia, que reafirman una visualidad indgena vinculada al pasado
y a las representaciones fotogrficas de fines del siglo XIX y
comienzos del XX a partir de la Expedicin Cientfica al Cabo de
Hornos (1882-83), la de Martn Gusinde (1918-24), y la de Alberto de
Agostini (1910-30). Todo esto permite a la realizadora crear una
conexin entre lo presente y lo ausente, que sin duda es la dicotoma
estructural de esta pelcula documental fueguina. Un domingo, al
revisar el diario, la realizadora Paola Castillo vio una fotografa de
rsula Caldern, una de las dos ltimas descendientes del pueblo
yagn o ymana, etnia que habit las fras costas de los archipilagos
australes. Este descubrimiento hizo que se desvaneciera en ella la
creencia de que se trataba de una mtica cultura extinta y sembr en la
realizadora la inquietud por seguir averiguando en torno a las
condiciones y legado yagn, que en lengua nativa significa humano.
La directora guard el recorte y se puso en contacto con la Fundacin
Andes para conseguir fondos y comenzar la investigacin de un
documental. Paola Castillo viaj a Villa Ukika, a dos kilmetros de
Puerto Williams, donde viva rsula. All conoci tambin a su
hermana Cristina. En su niez, ambas navegaron a remo en canoas
hechas de corteza por los canales costeros junto a sus familias;

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

145

vistieron pieles de foca y se alimentaron segn la dieta fundamental,


compuesta por carne de lobos marinos, mariscos y frutos silvestres, y
escucharon de los mayores sus normas, leyendas y creencias.
Todo el documental sigue la estela de esos recuerdos en un tono
mtico, intentando rescatar esa imagen del indgena anterior a la
modernidad. La documentalista film a las nicas testigos y herederas
de la lengua, la historia y las tradiciones de esta etnia con un resultado
esttico verdaderamente logrado.
En 2002 aparece Yikwa ni Selk'nam (Nosotros somos los Selk'nam)
(2002). Su particularidad radica en ocupar un lenguaje flmico
altamente evocativo. La pelcula construye una mirada subjetiva sobre
esa realidad de indgenas extinguidos e incluye documentos de
archivos como fragmentos de la pelcula Tierras magallnicas
(1930/60'), del misionero salesiano Alberto de Agostini, y fotografas
fueguinas del siglo XIX y XX. De esta manera, el denominado
documental fueguino rompi con las convenciones clsicas del
documental, caracterizado por el registro directo de la realidad, y
explor en los gneros audiovisuales de la representacin subjetiva de
un indgena ausente, distinto y pretrito.
Pero, el documental sobre los mapuches se ha desarrollado sobre
todo en su modalidad performativa con un considerable afn de
denuncia, como creo que no poda ser de otra manera, dada la
situacin. En el ao 2003 surge uno de los grandes documentales
sobre esta temtica en el S. XXI. Se trata de El despojo Uxuf Xipay
(2003), uno de los documentales ms renombrados. Su autor es
Dauno Ttoro y en l se recogen las denuncias habituales en el
conflicto, con testimonios valorativos sobre el problema, apuntando a
las probabilidades de derrota de los ms dbiles: La historia no est a
favor de los mapuches, est a favor de los huincas, dir uno de los
testimonios.
El documental recoge el problema de la aculturacin de mapuches
que se trasladan a Santiago, e intenta destacar el carcter pacfico de su
lucha, as como la criminalizacin que sufren los mapuches que
quedan en las zonas rurales, a los cuales se les intenta pasar por
terroristas y violentos. El documental muestra el contrate entre el
testimonio del malogrado Jorge Luchsinger, que defiende la presencia

146

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

de su familia en esas tierras desde hace cien aos y el de lderes


indgenas que sealan:
Esto es una colonizacin a la fuerza y no me gustara que
me quitaran mi tierra, me quitaran mi cultura, mi religin, mi
lenguaje, me mataran a mis hijos, me esclavizaran,
alcoholizaran a mi familia para obtener lo que no es de ellos
() El gobierno ha entregado las tierras a extranjeros que nos
discriminan.

La pelcula acaba con la tesis de un cuestionamiento sobre lo que


se considera progreso y plantea una comparacin entre lo que fue la
Conquista contra los mapuches y lo que es la actual ocupacin de
tierras y las imgenes de los carabineros golpeando en las
manifestaciones. En este sentido se plantea cierto reduccionismo del
problema a favor de la tesis documental y la construccin de
argumentos a favor de esa tesis. El paralelismo entre la colonizacin
espaola del siglo XVI y la colonizacin multinacional de las
empresas actuales es estticamente vlida, pero no tiene refrendo en la
realidad, ms all del mvil econmico que mueve a estos agentes. Por
ello, el documental El despojo no deja de idealizar a ese indio
premoderno que muchas veces est alejado de la realidad, pero que
resulta de gran validez esttica y sirve de mvil para denunciar
legtimamente la gran injusticia que sufre el pueblo mapuche. Esta
idealizacin se observa en el uso de imgenes en blanco y negro de
hombres a caballo galopando por una llanura junto al bosque,
imgenes del paisaje que remiten a un pasado arcdico. De ese modo,
resulta gratamente idealizada la naturaleza, el sonido del bosque por
medio de ecos y un viento que susurra y que se mezcla con fundidos
en los que transcurren las estaciones del ao con el fin de intensificar
ese vnculo del mapuche con el medio natural. La transgresin de ese
vnculo supone un crimen y la destruccin de un pueblo, idea que se
presenta a lo largo de todo el documental.
Los elementos mticos van a combinarse con elementos que
introducen al indio en la modernidad, estableciendo un juego de
oposiciones que ahonda en la contradiccin de un mundo confuso y
acelerado. Ese indio premoderno contrasta con algunos elementos del

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

147

documental que pretenden acercarlo al mundo contemporneo con el


fin de actualizar el tema y llamar la atencin sobre el espectador: la
msica de hip-hop y la letra que alude a la bondad de los elementos de
la naturaleza, la idea del crimen que significa atacar ese rgimen
natural cuya vinculacin es tan estrecha con el mapuche. Frente a
estos signos, se sitan las imgenes de un anciano que relata una
historia del origen de los mapuches, una historia tan antigua como el
fundo en donde viven, y que profundiza en ese juego de contrastes:
Dios los hizo y los dejo. De ah vienen los mapuches. La cita
recupera el peso de la sabidura ancestral, que otorga criterio de
autoridad al documental, mientras se suceden imgenes de los Andes
nevados con el fin de vincular la antigedad de las montaas a la
presencia de los mapuches en Chile. Y esta presencia se reconvierte en
una legitimidad para reclamar los derechos sobre la tierra, que se van
a reivindicar en la tesis del documental. Al mismo tiempo, se recoge
de la tradicin el mito del fiero guerrero mapuche notablemente
exagerado, mito extrado de la historia de Lautaro, el mapuche que se
rebela contra los espaoles: Hasta cuatro huincas atrapaba con su
lanza se zafaba como un toro. Esta mitificacin viene acompaada
a continuacin de una parodia en el uso del rifle de los espaoles
respecto a la onda de los mapuche y de imgenes sobre la destreza de
los herreros en la colocacin de herraduras a los caballos.
El montaje va a establecer oposiciones y significados basados en el
choque de las imgenes. Frente a ese pasado glorioso y genuino del
indio guerrero en su entorno natural, se sitan los mapuches de hoy,
nios cantando el himno nacional de Chile bajo la bandera nacional,
estableciendo el mensaje de una contradiccin social e histrica, al
intentar introducir al mapuche dentro del estado de Chile. As se dice
que la educacin est pensada para que el mapuche deje de ser
mapuche. La afirmacin se ve reforzada por el testimonio de
Fernando Gimeno, que seala algunos datos que hacen hincapi en el
proceso de aculturacin y la problemtica intercultural:
que hay ms de 2700 personas en el Registro Civil
esperando cambiar de apellido y de nombre mapuche, porque
esa autoestima y esa imagen negativa es fruto de la educacin:

148

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Eso quiere decir que el conocimiento que se entregaba a


nuestras gentes no era pertinente culturalmente.

Pero el montaje sita ante la mirada del espectador otro


testimonio contrario al anterior y que pone en evidencia los
prejuicios que recaen todava sobre la poblacin chilena al
menospreciar la cultura mapuche. Un empresario forestal, Fernando
Lniz, afirma:
La educacin en bilinge perjudica porque impide aprender
otras cosas () Eso que se lo ensee la abuela en la casa. En el
colegio que le enseen ingls, que eso es lo que le va a servir en
el mundo de hoy.

Otra vuelta de tuerca del montaje sita de nuevo el problema en


la cuestin de los inmigrantes a las ciudades y el consecuente
problema de la aculturacin al abandonar su nombre y sus apellidos
junto a su pasado indgena y su tradicin: As Jos Paillal indica:
En Santiago hay muchos mapuches, generaciones enteras
que han nacido ac. Para no ser discriminados intentaron pasar
desapercibidos para de esa manera no ser molestados. Y cuando
tuvieron hijos, hicieron eso con sus nios: ensear a hablar
buen castellano para que no se rieran de ellos. Nosotros
mismos nos dividimos: nosotros somos mapuches urbanos y
los otros son mapuches rurales. De ello se aprovecha el
gobierno que considera que los mapuches malos son los que
estn en las comunidades ya que reclaman sus derechos. Se
trata de hacerlos pasar por terroristas violentos.

El documental presenta la idea de un Estado desintegrador que


genera divisin dentro de la sociedad mapuche con el fin de vencer y
con el fin de encaminarse nicamente por la vertiente del indiscutible
neoliberalismo. La asimilacin se convierte en un agente violento que
produce desarraigo en las ciudades a favor de una mezcla que el
documental muestra como un signo de perdicin de la sociedad
mapuche, como una seal de su declive que es aprovechada por el
Estado. Este testimonio vuelve a oponerse al de Patricio Aylwin,
expresidente de Chile, de carcter conservador, el cual constata los

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

149

inconvenientes que ha planteado una asimilacin irregular. El Estado


ha sido incapaz de completar esa fusin cultural que ha dado lugar a
un conflicto intercultural:
Se pensaba que estos pueblos mapuches iban a
desaparecer asimilados por la sociedad, porque de algn modo
eran pueblos inferiores y no iban a mantener su dignidad en
una sociedad en trminos del S. XIX y el siglo XX.

Signos de esa desaparicin son las imgenes de fusilamientos y de


la creacin de la Comisin Radicadora de Indgenas, la cual cambi de
ubicacin a numerosas comunidades mapuche produciendo la
descontextualizacin y desarraigo del indgena, un signo poco
integrador, tal como establecen los buenos propsitos de los
estadistas. Imgenes de principios del S. XX contextualizan las
denuncias de la voz en off: abogados que se vendan, juicios sin fin,
gente que no quiere hablar del problema en Temuco, etc. El
testimonio de Fernando Leniz es concluyente y establece una crtica
histrica sobre el amargo pasado de Chile: Estoy de acuerdo en que
se cometieron muchas injusticias, las injusticias que se cometen
siempre por un pueblo que es avasallado por un invasor () son
inaceptables. Pero eso pas. Y un ciudadano mapuche, en el centro
de Temuco, critica ese pasado confeccionado con los frutos de la
barbarie:
Esto fue una colonizacin a la fuerza. Y no me gustara
que me quitaran mi tierra, que me quitaran mi cultura, mi
religin, mi lenguaje, me maltrataran a mis hijos, me
esclavizaran, alcoholizaran a mi familia para obtener lo que no
es de ellos (). El gobierno ha entregado las tierras a
extranjeros que nos discriminan.

Los enemigos del mapuche se presentan como el poder de las


empresas y el dinero. El testimonio de Ricardo Meliis es
determinante en este sentido, ya que la historia no est a favor de los
mapuches. Est a favor de los huincas, lo cual conduce a una
eliminacin del elemento ms importante y ms antiguo de ese
mundo, el mapuche: Lo ms importante no est porque no les

150

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

conviene. El equilibrio con el entorno natural se convierte en


argumento para apoyar la reclamacin territorial: Cuando nosotros
estamos en la naturaleza, con nada bajo los pinos, nos sentimos
orgullosos y protegidos dentro de ese paisaje. El indgena mapuche es
inseparable de ese entorno y para reforzar el vnculo, el documental
proporciona imgenes y datos propios del documental antropolgico
que sirven para reivindicar ese modelo de vida consustancial al
mapuche: la recogida de piones o los paseos a caballo como signos de
la identidad reclamada: Nosotros estamos rescatando nuestra cultura,
nuestra identidad, valoramos lo que es nuestro y lo que dejaron los
antepasados. El respeto por la naturaleza implica un mensaje y una
forma flmica basada en transiciones lentas, largos planos, escenas de
la nieve cayendo sobre los cerros, imgenes que conducen a una
meditacin pausada sobre el problema, a una interiorizacin del
conflicto y a reflexionar sobre la imposibilidad de separar al mapuche
de ese mundo, porque el mapuche ha sido el genuino ocupante de esas
tierras desde siempre, como reconoce una machi: Los huincas nunca
estuvieron aqu. Nosotros, los verdaderos mapuches, estuvimos aqu.
Tengo casi cien aos y los huincas nunca estuvieron aqu. Ms tarde
los testimonios presentados conducen a una confrontacin de
argumentos que, de manera premeditada, pretende conducir al debate
de las distintas verdades. El documental presenta, tambin, de este
modo, el punto de vista de los terratenientes. El fallecido Jorge
Luschinger, presentado como un hombre de campo que viste poncho
y camina apoyado en un cayado, sealar que su familia lleva all ms
de cien aos y que, cuando llegaron all, no haba nada. Tuvieron que
trabajar muy duro para sacar la hacienda adelante para hacer
evolucionar esos terrenos hasta la empresa rentable que son hoy. Las
distintas posturas apuntan, as pues, a un conflicto sin resolver, cuya
raigambre es profunda y compleja.
El documental construye de esta manera interrogantes acerca de
la realidad del sur de Chile y no los resuelve. El despojo concluye con
un hondo cuestionamiento acerca de qu es el verdadero progreso: la
explotacin sin fin de un pueblo? su exterminio? el agotamiento y
expolio de los recursos naturales? el despojo de la herencia de las
futuras generaciones? Todo ello viene acompaado de imgenes de los
carabineros entrando a la fuerza en las comunidades, planos sobre

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

151

enfrentamientos urbanos, imgenes de Allende hablando


mapudungn y declaraciones del gobierno sealando que la agitacin
es artificial. Una enumeracin catica de hechos e imgenes que
sirven para indicar la confusin y hondura de un conflicto muy largo
y cuya solucin parece estancada. Y todo apunta a que el conflicto va
para largo.
Del ao 2004 es un documental bastante clebre por servir de
homenaje a su protagonista: Berta Quintremn, importante activista
de la causa mapuche. El velo de Berta (2004) de Esteban Larran, es
uno de los documentales ms premiados de estos aos. Galardonado
en Holanda, Espaa, Estados Unidos, Francia y otros pases, est
financiado por la Fundacin Jan Vrijman y la Fundacin Ford. Relata
la historia en tono de denuncia de Berta y Nicolasa Quintremn,
mujeres que se negaron a vender sus tierras a la empresa ENDESA
para construir la presa de RALCO. La pelcula se inicia con el
testimonio de Berta, que se pronuncia rotundamente a la hora de
mostrar su voluntad de no cesar en su lucha de defensa de la causa
mapuche y la defensa de los derechos de los pueblos originarios. La
denuncia es radical desde los inicios: Los chilenos no vienen aqu no
ms a usurpar la tierra y a engaar a las personas como niitos chicos,
pero a m no me engaarn jams. Un letrero focaliza desde el
principio toda la informacin del documental sobre la construccin
de la presa de RALCO, cerca de Argentina, en territorio del sur de
Chile, promovida por ENDESA. Esa construccin signific en 1990
la desubicacin de dicho territorio de cerca de cien familias, y la
empresa cont con la oposicin de Berta y Nicolasa Quintremn. A
pesar de su negativa para abandonar sus tierras, en 2001, ENDESA
haba conseguido hacerse con las tierras de la mayora de las familias
mapuches de la zona. En el ao 2002 la Corte Interamericana de
Derechos Humanos oblig a mediar en el conflicto al Estado chileno,
que hasta entonces haba considerado el problema como un choque
de intereses entre particulares. Desgraciadamente, pocos das despus
de esta decisin, Nicolasa se vio obligada a vender sus tierras, a causa
de la grave enfermedad de su hijo, dejando a Berta como defensora de
la causa de defensa de los derechos de los mapuches. Con 84 aos,
Berta Quintremn, viuda y con un hijo, se coloc a la cabeza de la
defensa de los derechos indgenas en Chile.

152

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

La vista de un plano areo nos va a mostrar la perspectiva del


proyecto RALCO en medio del cauce del ro Bo-Bo mientras una
melanclica meloda nos insina el desgraciado desenlace del
conflicto. Bajo frmulas observacionales, el documental obtiene las
imgenes de Rilda Riquelme, representante de la familia opositora al
proyecto RALCO en una conversacin telefnica en la que exige la
mediacin del gobierno, ya que los mapuche se niegan a establecer
una negociacin directamente con ENDESA. Ese testimonio se
complementa con el de Berta Quintremn que denuncia el abuso de
los huincas, ya que stos utilizan su sendero y penetran sin permiso
en sus terrenos. El testimonio exige humildemente respeto: Si
sabemos respetar llegamos al cielo, si no sabemos respetar, nos
quedamos a mitad camino. La quietud del paisaje queda
interrumpida por planos que muestran la circulacin de excavadoras y
camiones trabajando en la presa. Planos de amaneceres, que sealan el
pausado transito de las nubes sobre el estruendo de las aguas del BoBo, se combinan con la presencia silenciosa del muro de cemento de
la presa. Varias secuencias describen la vida solitaria de Berta,
comiendo en silencio junto al fuego en medio de la noche y cosiendo
junto a la luz de la hoguera. Luego, se muestran las ofrendas a los
muertos cerca de la casa, en la oscuridad. Un cordero es sacrificado al
llegar el da.
Un letrero relata el acuerdo al que en 2003 se lleg, segn el cual
ENDESA y el Estado se comprometan a asegurar el bienestar de las
cinco familias opositoras al proyecto RALCO y de las comunidades
desplazadas junto a la mejora de la vida futura de las comunidades
implicadas. Una secuencia muestra las conversaciones de los abogados
con los mapuches y el cmputo de las indemnizaciones que oscilan
entre 1200 y 10000 millones de pesos. La voz en off de Berta
Quintreman hablando mapudungn se monta en la banda sonora
sobre la conversacin de los abogados, efecto que proporciona la
sensacin de superioridad en la negociacin del conflicto. Sus palabras
manifiestan sus deseos de resistirse a abandonar sus tierras porque
all estoy bien asentada, dir. El transito del tiempo desde esa
decisin de permanencia se marca con un fundido desde negro tras el
cual se presentan varios planos de la lluvia recorriendo el bosque y
posndose sobre los rboles. Un plano de las montaas restituye la

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

153

belleza del paisaje, solemnidad que queda rota al mostrarse, en otro


plano, la construccin de la presa, imagen que rompe definitivamente
ese vnculo idlico con la naturaleza. Cascadas, nieblas y hojarasca
junto al lecho del ro rodean la construccin de la presa que queda
como una isla de destruccin en medio del paraso.
La accin se traslada al interior de la casa de Berta en donde se
juntan las dos hermanas. Hace fro y el plano encuadra la estufa de
lea en una habitacin sencilla y diminuta. La mujer dice que no hay
comida, solo verduras y papas. La escena sirve para contextualizar las
condiciones de vida de los mapuches en una situacin de fro invernal:
condiciones humildes que se consideran habituales. Esa escena sirve
de contraste a la secuencia siguiente: Berta y Nicolasa viajan a
Santiago en compaa de su abogado y entran en el palacio de La
Moneda. Un primer plano de Nicolasa muestra su curiosidad acerca
del ministro general del gobierno de Ricardo Lagos con el que van a
conversar. No habla mapudungn, a pesar de ser mapuche, y
Nicolasa manifiesta su asombro. Un plano los muestra a los dos
conversando. Ella quiere que Lagos sepa que los hombres de RALCO
la molestan con su trabajo. Berta dice que el presidente no puede
mentir porque es el padre de todos ellos. Las imgenes ponen de
relieve la humildad y sencillez con la que intenta defenderse Berta, es
ms, manifiesta el gesto de la gente inocente que no cree en la maldad
humana: Tengo ochenta y seis abriles y tienen que respetarme ellos:
Porque ese caballero tiene que respetar su palabra.
A pesar de sus declaraciones y las buenas palabras
gubernamentales, un plano de la presa muestra la obra casi terminada.
El testimonio de Julio Delco, director del proyecto RALCO, muestra
los trabajos casi terminados frente a las cmaras. Sus palabras ofrecen
datos numricos acerca de la capacidad y el tamao de la presa. Frente
a este proyecto, que tiene un diseo pensado para una duracin
indefinida, se colocan las palabras en off de Berta Quintreman
mientras habla a sus ascendientes muertos, enterrados en las cercanas
de su casa. Despus, detalla sus intenciones de permanecer all, en la
proximidad del entorno natural, que se presenta en una serie de
planos sobre el cauce del ro. Quintremn seala que su fuerza
proviene de aquel lugar, del entorno natural. Con esa idea en mente,
se dirige a la obra de la presa y all se queja ante los ingenieros acerca

154

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

del ruido e interferencia en sus vidas que supone la construccin de


semejante proyecto. La situacin enfrenta dos percepciones del
mundo, ya que los ingenieros no entienden para nada las quejas de
Berta Quintreman, mientras que ella les recrimina la deformacin de
la tierra que estn realizando: nosotros no sacamos nada de esto, les
dice.
La secuencia siguiente descubre el lugar en donde se ha reubicado
al resto de familias de la comunidad. Las casas aparecen en una
explanada, en una llanura lejos del bosque, terrenos de menor valor,
en casas sin personalidad. Algunas muestran los cristales de las
ventanas rotos. Una serie de planos estticos revela la inclemencia del
invierno sobre las casas alejadas absolutamente de todo. El interior de
la casa de Berta sirve para demostrar las condiciones de dureza en las
que las comunidades pasan el invierno, entretenida en las tareas
domsticas, el tueste del pin o la fabricacin de harina. A
continuacin se muestra a su hijo recogiendo lea en el bosque
nevado. Lleva una gorra de los Niks de Nueva York y varios
primeros planos sirven de comparacin entre el mapuche
modernizado que es su hijo y la imagen de su madre, que se ha
mostrado como el mapuche premoderno y sujeto a la tradicin hasta
entonces. El 15 de diciembre de 2003 una tierna secuencia presenta al
nieto de Berta en brazos de su padre, signo de futuro con un destino
incierto. Y ese destino viene dado por la presencia de una excavadora
que trabaja en medio de la oscuridad de la noche del plano siguiente.
Varios fundidos a negro representan el paso sigiloso del tiempo ante
el que la construccin no cede: planos de camiones y excavadoras que
recorren el camino en medio de la noche, al amanecer, de da. En
casa, Berta prepara el pan a primera hora, al alba: enciende el fuego e
introduce la masa fermentada. Despus cuenta los minutos mientras
aprieta un pao entre las manos y detalla el ritmo del tiempo con sus
dedos y sus labios. Y las imgenes representan dos temporalidades
distintas: la de la modernidad y un ritmo acelerado que manifiesta un
aparente progreso, y el de la lentitud placida de ese desliz del tiempo
por el que transcurre la vida de Berta Quintreman.
En noviembre de 2003, Berta Quintreman recibe la visita de
Rodolfo Estabenhagen, representante de Naciones Unidas, Relator
para los Derechos y Libertades Fundamentales de los Pueblos

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

155

Indgenas, que viene a interesarse por la situacin de los mapuches en


Chile. A la pregunta de si el proyecto RALCO es un atentado contra
los derechos humanos de los indgenas. Estabenhagen seala que, al
no haberlos tenido en cuenta, el proyecto va en contra de los
derechos humanos. La entrevista finaliza en un gesto testimonial,
declaraciones formales a la prensa y una fotografa en donde posan
todos juntos.
En el verano de 2004, las ltimas cinco familias pehuenche, entre
las que se encuentra la de Berta Quintreman, deciden abandonar sus
tierras y ceder a la presin, a pesar de que haban sido favorecidas por
un fallo de la Corte Superior de Justicia. RALCO estaba ya terminada
y se comenzaban a producir inundaciones debido a las crecidas del ro
Bo-Bo. Planos de talas masivas ponen de relieve la limpieza de los
mrgenes del Bo-Bo. Una retrocesin en el tiempo reproduce la
entrevista de los abogados de ENDESA con Berta y su familia para
firmar un acuerdo. Berta toma la palabra y reivindica el respeto a la
tierra en el acuerdo, basndose en las creencias de los pehuenches
mapuches. Esta mujer est sufriendo por su ro, dir. Me estn
destruyendo la tierra. La escena va reproduciendo la firma de las
cinco familias ante la mirada antojadiza de los abogados de ENDESA.
La msica reproduce la tensin del momento, sus dudas y el
advenimiento de un instante triste que da final a la presencia de los
mapuches en esas tierras desde muchas generaciones anteriores a la
llegada de los espaoles. Primeros planos del rostro de los abogados
ponen de manifiesto la avidez por que finalice ese instante y por que
todo quede zanjado tras la firma de la cesin de la propiedad. Es el
momento de la rendicin al avasallamiento empresarial. La escena se
traslada a un encuentro con Ricardo Lagos, que pone de relieve la
falta de utilidad de todas sus promesas. La transicin se produce hacia
planos de las casas de las cinco familias, pasado ya el tiempo,
construcciones de madera en ruinas, signos de una derrota presagiada
y seales de un tiempo que fenece definitivamente.
Imgenes aceleradas muestran el anegamiento de las tierras
ocupadas por la presa, en tanto que se intercalan planos durante un
nguillatn y fotografas de Berta en su juventud, imgenes de Berta
caminando con sus pertenencias a las espaldas para cambiar de casa,
imgenes de manifestaciones en la ciudad. Donde haba una poblacin

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

ahora hay una cultura sumergida bajo las aguas. La pelcula se desliza
hacia su final con una sensacin de fracaso y de derrota ante la
insistencia del mal llamado progreso y sus adalides: Berta camina por
un terreno baldo en donde los rboles han sido talados y la tierra,
que antes era respetada, es el terreno herido por la fuerza de las
mquinas. La informacin de un letrero anuncia la inauguracin de la
presa el 27 de septiembre de 2004, la cual aporta al pas el 7% de la
electricidad consumida. Tambin se seala la indemnizacin de
250.000 dlares para las familias, cantidad pequea a todas luces, y 280
hectreas en tierras para reubicar a las familias. Esta reubicacin
afect a 150 familias pehuenches e inund cinco mil hectreas de su
territorio. Berta, finalmente, vive, con 88 aos a sus espaldas, cerca
del ro, en un terreno que la presa no lleg a inundar. Esta
informacin final pone de relieve el conflicto entre mapuches y
chilenos que representa una oposicin ms difcil, que es la que opone
modernidad a tradicin, el mal llamado progreso con la pervivencia
de una cultura ancestral en un mundo que no respeta ya nada ni a
nadie.
Otro documental, tristemente reconocido por las circunstancias
que retrata, es Lemn renace Wio Choyu Tru Lemun (2004). La
pelcula es obra de un colectivo que precisamente se conform a
partir de la contingencia del asesinato de este joven mapuche. Ellos
son "Ka Kie Producciones" (en espaol es algo como: "una vez ms",
"otra vez"). La pelcula inaugura un subgnero que recoge la temtica
acerca de las muertes de activistas mapuches a manos de miembros de
los Carabineros de Chile. La pelcula es una historia de
clandestinidad. En 2002 la cinta que recoga el funeral del mapuche
Alex Lemn fue incautada para ejercer como prueba en un proceso
contra ciudadanos mapuche por asociacin ilcita, en la causa de
asociacin ilcita terrorista contra los presos polticos de Angol. En
2006 la causa fue archivada y el material audiovisual fue recuperado
para la confeccin de este documental. La pelcula es un recorrido de
imgenes del funeral del joven Alex Lemn, joven Weichafe de
dicisiete aos, que fallece el 12 de Noviembre de 2002, tras cinco das
de agona despus de ser baleado por un agente del grupo GOPE de
Carabineros durante el desalojo de una recuperacin de tierras dentro
del fundo Santa Elisa, en la comuna de Ercilla.

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

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Se trata de un documental combativo, realizado con muy pocos


medios. La cmara recoge fotografas de peridico con cmara en
mano sobre las noticias publicadas acerca de la muerte del joven
mapuche, as como de allanamientos policiales en la zona de Ercilla.
Pginas de El Austral llaman a la aplicacin de la ley antiterrorista:
Ante la toma de fundos, la ley antiterrorista. Las imgenes del
funeral muestran a jvenes encapuchados que cargan el atad de Alex
Lemn. La voz en off, perteneciente al preso Jaime Marileo Saravia,
acompaa las imgenes con un relato de la toma del fundo y la
muerte del joven abatido por herida de bala. Con exquisita delicadeza
se muestran las palabras de dolor de los presentes sobre una muerte
tan desgraciada. Los discursos se llenan de carga poltica y de la
exigencia de responsabilidades en las industrias madereras y en los
Carabineros. Se realiza, as, un llamado a la movilizacin de los
jvenes y de los estudiantes. La pelcula incluye testimonios de
activistas, como Patricia Troncoso o de su abogado, Pablo Ortega,
que detallan aspectos de la causa y de la personalidad de Alex Lemn.
El documental presenta la frescura del documento de primera
mano. Se muestran duras denuncias de allanamientos y tiroteos en
que los carabineros disparan con armamento pesado y que repiten un
mensaje tristemente recurrente, el de la violencia y su extremada
frecuencia en el problema mapuche. El documental, por ello, apunta a
la validez del documento incautado, su paso por la clandestinidad y el
mrito de, finalmente, conseguir salir a la opinin pblica, con el fin
de denunciar los excesos del Estado chileno en este conflicto.
Algunos documentalistas del extranjero, como hiciera Georg
Fietz, se han interesado por el problema. Destaca, por la implicacin
de empresas espaolas en el conflicto, la obra de Manuel Mayol
Apaga y vmonos (2005), produccin espaola que versa sobre la
construccin de una central elctrica de la compaa RALCO en la
frontera del Bo-Bo y muestra el testimonio de numerosas personas
engaadas en la compra de sus tierras por la compaa ENDESA. El
documental sostiene denuncias como que el 67% del agua en Chile es
propiedad de ENDESA, mientras que la compaa se niega a hacer
declaraciones en su defensa. Se trata, por tanto, de un documental con
afn integrador que, finalmente, no llega a esa integracin, a causa de
la carencia de los testimonios de una de las partes. Pero, ese silencio

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

dice mucho de sus autores al apuntar a la falta de iniciativa para


argumentar razones de peso, ticamente vlidas ante la opinin
pblica: nadie intenta salir a defender lo que no se puede defender.
Una de las denuncias ms ponderadas en los documentales sobre
el conflicto mapuche parten de un singular director de especial vala:
Guido Brevis. Afincado en Temuco, Guido Brevis filma tres
documentales y uno ms est en marcha sobre esta problemtica. En
2007 filma Territorios de Frontera. Se trata de un documental que va a
iniciar un conjunto de producciones de denuncia sobre la situacin de
los mapuches en Chile. La pelcula se inicia con un texto de Pablo
Neruda, entresacado de su autobiografa Confieso que he vivido:
Contra los indios todas las armas se utilizaron con
generosidad: el disparo de carabina, el incendio de sus chozas, y
luego, en forma ms paternal, se emple la ley y el alcohol.
El abogado se hizo tambin especialista en el despojo de
sus campos, el juez los conden cuando protestaron.

La referencia enmarca de forma paratextual todo lo que se va a


enunciar con imgenes a continuacin. La denuncia de Neruda, no
por tpica, menos verdadera, se plantea de manera general y en
trminos similares en todos los indigenismos del rea hispnica
(Veres, 2003), lo cual es una prueba de su contundencia y su apego a la
realidad. La voz en off de una mujer va a constatar lo que un montaje,
por medio de grabados antiguos, de escenas de la conquista va a
relatar: la historia de los mapuches, guerreros enfrentados a los incas
y luego a los espaoles, resistindose a perder su independencia.
Imgenes de Lautaro, de Caupolicn o de Arturo Prats ilustran una
sucesin de conflictos desde el S. XVI al S. XIX. El documental va a
partir de una estructura muy recurrente en el gnero aplicado a esta
temtica, partiendo de un recorrido histrico de los distintos ataques
sufridos por la sociedad mapuche. Los testimonios de Jorge Pinto y
de Sergio Caniuqueo explican los intentos del Estado chileno por
ocupar los territorios del sur a partir de 1855, como consecuencia de
una crisis econmica que lleva al Estado a buscar su remedio en las
tierras de los mapuches con el fin de hacer crecer la produccin. El
Estado se olvid de todos los acuerdos anteriores y desarroll un

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

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ejrcito para ocupar esas tierras. Como consecuencia de esos hechos,


el pueblo mapuche perdi su sustento material, lo cual afect a su
control del territorio bajo duras condiciones de represin. Fotografas
animadas por el zoom de aproximacin ilustran la situacin de los
mapuches retenidos con cepos junto a retratos fotogrficos en los que
se muestra a hombres maduros con arrugas en el rostro. La funcin
de estas fotografas es destacar el carcter antiguo y genuino de ese
indio premoderno que el documental trata de rescatar con frecuencia
y que fue objeto entonces de injusticias. Las imgenes se
complementan con una secuencia, perteneciente al documental
Lemn renace, en la que se muestra el entierro del joven Alex Lemn,
asesinado por la espalda por una bala de carabineros. La conclusin
que se plantea a partir de ese cruce de imgenes es que las injusticias
de ayer se mantienen en el presente sin que nada haya cambiado. Y
ello se ve reforzado con las imgenes de televisin que relatan la
huelga de hambre de Patricia Troncoso durante sesenta das y las
protestas de ciudadanos mapuche por la aplicacin de la ley
antiterrorista. La pelcula hace un resumen del allanamiento del
Fundo Figueroa y el proceso a Pascual Pichn, Aniceto Norn y
Patricia Troncoso, as como la aplicacin en segunda instancia de la
ley antiterrorista. Diversos testimonios cuestionan la legalidad de
dicha ley. Rodolfo Stavenhagen, representante de la ONU, se plantea
ese cuestionamiento como ley que nace en el rgimen de Pinochet: A
la gente se le condena por lo que es, por ser mapuche, con la
aplicacin de la ley antiterrorista que implica en todos los casos una
duplicacin de la pena. El comentario se complementa con el
testimonio de Lorenza Saravia, madre de algunos de los huelguistas,
que detalla su brutal detencin por agentes del cuerpo de carabineros.
Este documental juega con saltos temporales, lo cual aviva el
ofrecimiento de datos del S. XIX y la evolucin histrica del
problema, al no limitarse a un relato lineal de la historia. Ese discurso
se ve interrumpido con imgenes de manifestaciones recientes en las
calles de Temuco e imgenes de allanamientos de los Carabineros. El
procedimiento logra cierta intensificacin semntica que concluye en
el testimonio del senador Alejandro Navarro: Esto no se resuelve
con ms carabineros seala, al apuntar la necesidad de una solucin
negociada. Imgenes de cmara en mano muestran enfrentamientos

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

verbales y fsicos entre mapuches y carabineros. El testimonio de


Jorge Pinto intenta poner algo de luz en el problema al sealar que el
inconveniente reside en la confrontacin que supone que esos dos
pueblos convivan bajo el techo de un mismo Estado. Guillermo
Williamson responsabiliza de parte del problema a esa especie de
subordinacin indeseable de los mapuches respecto al Estado, pero
tambin respecto a la sociedad civil, una situacin que les condena a la
inferioridad social. Lo mismo apunta Rodolfo Stavenhagen, al sealar
que, en algunos casos, los mapuches an sufren algunos abusos y
que se criminaliza su legtima protesta. Esa criminalizacin les
facilita la explotacin del territorio y la escusa para deslegitimar la
protesta reconocida como legtima. Se priman as los derechos
corporativos de las grandes madereras pertenecientes a grandes
fortunas como Angelini o Matte sobre los derechos colectivos del
pueblo mapuche. Rodolfo Stavenhagen pone en cuestin la legalidad
de la construccin de presas en el Alto Bo-Bo o la explotacin
forestal, ya que prima esa individualidad jurdica sobre la voluntad de
la colectividad. Pero, del mismo modo, se constata el hecho de que
Chile es italiano, alemn, o suizo, fundamentalmente, y los indios no
cuentan ms que en el papel histrico, a modo de ancdota que se
relata al turista. Su exterminio est ah, latente en los proyectos
polticos de Chile, en lugar de intentar convivir en la diferencia. El
documental se convierte en cuerpo de la denuncia, en molde para
entresacar la injusticia histrica que afecta al pueblo mapuche.
La ltima parte del documental se dedica a los condenados. Una
enumeracin de fotografas recoge las protestas y la represin policial
en las cercanas de la Universidad Catlica de Temuco. De ah se pasa
a sealar el fracaso que supone la falta de negociacin tras las huelgas
de hambre de presos mapuche. A las puertas del S. XXI se les
considera terroristas en trminos legales. Y todo tras el 11 de
septiembre, que ha servido para dar cobertura legal a la eliminacin
de cualquier oposicin al capitalismo impuesto segn el rgimen
imperante en el nuevo orden mundial. La imagen del lonko Pascual
Pichn, con aspecto envejecido tras su estancia en la crcel, resume la
visin del conflicto por parte del Estado chileno: una actitud de
desgaste hasta que la protesta se debilite por medio de la
criminalizacin continuada. Lo mismo se da con el testimonio de

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

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Aniceto Norn, smbolo de la protesta y smbolo de la


criminalizacin y de la represin sufrida por el pueblo mapuche.
El eplogo de la pelcula recoge las reclamaciones de los
mapuches: desde el respeto al medio ambiente, la devolucin del
territorio y una mnima autonoma, mientras se pasan imgenes del
nuevo parlamento de Koz Koz en 2007 y escenas de alborozo e
intercambios comunicativos entre los asistentes al encuentro de
lonkos. Esa secuencia del documental se opondr a la secuencia en
donde el ejrcito hace acto de presencia para hacer bajar de un
helicptero al dirigente mapuche Jos Huenchunao, fundador de
CAM, detenido y esposado. Y esa imagen sirve para trasladar el
mensaje de que, para los mapuches, no ha habido cambios desde la
dictadura, ya que siguen sufriendo la misma represin que entonces.
Imgenes de detenciones a machis en una manifestacin ejemplifican
el problema, y ejemplos de brutalidad policial en detenciones de
ancianas y mujeres con nios en los brazos se suceden como un flujo
de imgenes que no tiene fin en esta historia. Imgenes de protestas y
manifestaciones pacficas se intercalan con el testimonio de Jorge
Pinto o Rodolfo Estavenhagen, los cuales apuestan por la convivencia
intercultural, siguiendo el modelo espaol, en donde conviven
diversas identidades, aunque no sin discordias. Pero, a pesar de esas
apuestas, la realidad se significa con las fotografas finales en las que
aparecen presos polticos personificados en sus rostros ms relevantes
Patricia Troncoso, Juan Carlos Huenulao y Jaime y Patricio Marileo.
Es as como se puede observar que el mensaje de oposicin a la
ley antiterrorista ha sido una constante en la historia del documental
en Chile desde los aos ochenta. Contra la ley antiterrorista se haba
rodado en 1982 el documental La gente de la tierra de Diego Martn,
documental filmado el ao 1982 en las comunidades de Huayquillan y
Currumil. La pelcula tambin intenta huir del tpico del mapuche
terrorista. As, se define al mapuche como un pueblo que basa su
lucha en el dilogo y la palabra. Y en la misma lnea se encuentra
Aniceto, razn de estado (2012) de Guido Brevis. En ella se relata la
historia de Aniceto Norn, acusado de incendio y de delito
terrorista en el mismo proceso que Pascual Pichn por la quema del
fundo de la familia Figueroa. El documental incluye testimonios de
intelectuales chilenos como Ral Zurita, Toms Moulian o Ral Shor

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

que califican de desproporcionada la aplicacin de la ley


antiterrorista.
El estado presume de que no hay terrorismo, pero en el
plano interno se aplica la ley antiterrorista. Que se aplica slo a
los mapuches. Si un mapuche quema un autobs, se le aplica la
ley antiterrorista. Es una aplicacin racista de esta legislacin.

Aniceto, razn de estado es un documental que parte de hechos


particulares para ejemplificar el problema de todos los mapuches y su
conflicto con el Estado. De modo que esa situacin sirve para
observar cmo ese Estado democrtico se comporta de manera injusta
con las comunidades y cmo ese mismo Estado se pone al servicio de
una reducida lite que sustenta el mximo poder econmico en el
pas. Por ello, el documental pasa revista a los orgenes de la
propiedad de los Figueroa, fortuna que se inicia a partir la
pacificacin de la Araucana, cuando el Estado otorga tierras a los
colonos que deciden asentarse en los territorios de Arauco. Esa
situacin de injusticia desvirta por s misma los hechos acaecidos
posteriormente: la injusticia se construye sobre injusticias anteriores,
asegura la tesis del documental. A partir de ah, como consecuencia de
las protestas, el Estado chileno decide imponer su poder a travs de
una ley desmedida como es la ley Antiterrorista. Los testimonios se
van a suceder para enjuiciar esa ley que va a ser la que se aplique al
lonko Pascual Pichn. De este modo, Toms Moulian seala que se
trata de una ley para sancionar movilizaciones, desproporcionada.
En el caso mapuche doblemente desproporcionada. Esa
generalizacin del problema se focaliza en el caso concreto de Pascual
Pichn y su juicio. El documental va a pasar a tratar de mostrar
primeros planos del protagonista con el fin de humanizar el asunto
tratado y su persona. Los testimonios van a abundar sobre el
atropello cometido en ese juicio. Por ello, el socilogo Ral Sohr
seala que la amenaza terrorista fue aberrante. Lo que ocurri fue
vergonzoso, ya que al delito de amenaza terrorista se le sum la pena
de asesinato consumado. El mismo Ral Sohr afirma con rotundidad:

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

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El Estado presume de que no hay terrorismo, pero en el


plano interno se aplica la ley antiterrorista, que se aplica slo a
los mapuches. Si un mapuche quema un autobs, se le aplica la
ley antiterrorista. Es una aplicacin racista de esta legislacin.

La injusticia es representada a travs de la percepcin de los nios


mapuches. Algunos planos muestras dibujos infantiles realizados por
nios que reproducen detenciones y allanamientos de los carabineros.
Estos planos se conjugan con imgenes de los mismos carabineros
tapando con escudos la filmacin de las cmaras con el fin de ocultar
la realidad. El documental incluye imgenes de carabineros que
resultan inculpados como representantes de la maquinaria represiva
del Estado, as como escenas en donde se muestra la incomprensin
de parte de la poblacin chilena ante la interrupcin de una carrera
ciclista por medio de una manifestacin junto a cargas policiales que
son habituales en estas pelculas. El film responsabiliza al
pinochetismo de haber provocado esta situacin y de hacerla
perdurar. Ral Zurita dir:
Es tan absurdo este asunto que de nuevo vemos al pueblo
disparando al pueblo. Porque quines son esos carabineros?
De dnde son? Son de ah mismo. Son tan mestizos como
cualquiera de nosotros.

Los intereses empresariales estn presentes. En una junta de


accionistas de Endesa, a la que asisten varios mapuches, que compran
un pequeo nmero de acciones para poder asistir a la misma y poder
plantear sus reclamaciones, se les abuchea y se les silencia. Se muestra
a mapuches que hablan mal castellano y que no pueden explicarse
bien. Y a ello se unen las habituales imgenes de represin de los
carabineros junto a comentarios e informaciones grandilocuentes en
televisin que resultan favorables a las multinacionales como
ENDESA. Planos de grandes edificios se contraponen a indios
iletrados e indefensos, y una banda sonora compuesta por msica
electrnica connota una amenaza desde fuera de la digesis. Los
testimonios de Pedro Cayuqueo, director de Azkintuwe completan la
escena.

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

El grueso del documental reproduce secuencias del juicio que le


da ttulo. Aparecen las declaraciones del terrateniente Juan Augusto
Figueroa y el presidente de ENDESA Rodolfo Martn Villa, quien
defiende a los jueces y el estado de derecho en Chile.

Estas opiniones por parte de quien vemos en el centro de la


fotografa cuando formaba parte del gobierno de la dictadura
franquista, antes de reconvertirse en demcrata, contrastan con las de
familiares del encausado, con comentarios que rebaten esa
consideracin de pas justo para Chile en el que existe el estado de
derecho para los mapuches. Por su parte, el terrateniente Juan
Augusto Figueroa seala que Esto del terrorismo, el terrorismo es
una cosa extica en nuestra tradicin. Al ser presidente de la
Fundacin Pablo Neruda, el documental pasa revista al pasado del
poeta y su relacin con los mapuches, la presencia de los mapuches en
su libro Canto General (1950) y la paradoja que supone que ese
hombre, amigo personal de la familia Neruda, sea quien denuncie y
sostenga una guerra contra un ciudadano mapuche. Un proceso de

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desmitificacin se da al contemplar las imgenes del icono histrico


que es la imagen de Pablo Neruda y la de su propio amigo, Augusto
Figueroa, en el presente. Se produce as, una desmitificacin del
pasado y de la mentira histrica basada en la injusticia a travs de esa
reactualizacin de los discursos y la significacin de las imgenes.
Pasado y presente plantean una recomposicin de los signos y de su
significado, de los rostros convertidos en seales del presente
provenientes del error del pasado. Las denuncias hacia Figueroa y
hacia Endesa se van a ir intercalando mediante un montaje alternado
que intensifica el valor de los testimonios. As, a Endesa se le hace
responsable de que los animales no puedan pastar libremente,
mediante la imagen de una vaca atrapada en un cerco; se le hace
responsable del enterramiento de un cementerio, por la desviacin de
aguas de una presa; se le hace responsable de haberse apropiado del
67% de las aguas de Chile. Y ante esos hechos, ENDESA guarda
silencio y no negocia con las comunidades. Incluso uno de los
gerentes de ENDESA, Hctor Lpez, en trminos de mala educacin,
apunta de modo despectivo a ese rechazo de cualquier negociacin:
Yo no me presto a cualquier necociete. Frente a su testimonio, a
travs del montaje, se colocan declaraciones de familias que se sienten
engaadas en los tratos con la empresa, familias que poco saban de
documentos, de negocios, de compras y ventas, de precios de
mercado, de especulacin, de contratos y donaciones; personas que
cambiaron sus tierras por una casa que se encuentra ya en estado de
deterioro.
El documental muestra a travs de un montaje muy elaborado las
contradicciones de la situacin de los mapuche en Chile. El caso de
Pascual Pichn y las irregularidades de su proceso judicial, que van
desde el testimonio de poderosos a revisiones del juicio y el uso de
testigos protegidos, cuya identidad sigue siendo secreta, ponen de
relieve la injusticia imperante en todo el conflicto mapuche.
La obra de Brevis se adentra nuevamente en la temtica del
problema mapuche en 2010. Guido Brevis realiza en 2010
Tukulpazugn Memoria mapuche. La pelcula se iniciaba con una
reconstruccin que intentaba remontar la trama a una escena de 1907
cuando el reportero del peridico El Ilustrado, Aurelio Daz Mesa, era
enviado a la Araucana para interesarse por la situacin de los indios.

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Su misin inclua asistir al Parlamento de Coz Coz, en donde los


lonkos pretendan intercambiar en Panguipulli los atropellos que
sufran sus comunidades y comentar lo que quedaba de su tierra, antes
libre. La reconstruccin se establece mediante la imagen del periodista
escribiendo a mquina y la colocacin de fotografas de la poca
acerca de los mapuches sentados alrededor de un fuego durante el
parlamento.
El documental se centra en el paraje de Monteverde, espacio de
importante relevancia natural y lugar sagrado para los mapuches.
Varios testimonios, como el de la antroploga Ximena Navarro o el
gelogo Mario Pino, apuntan a la antigedad de 12000 aos del lugar.
El documental va a realizar un recorrido sobre el origen de los
mapuches y su extensin, desde Chilo al otro lado de la frontera
andina. Esa lnea argumental se va a ir alternando con el relato del
periodista Aurelio Daz que detalla la creacin de una escuela por
parte de los capuchinos, escuela a la que asisten indgenas, incluyendo
los hijos del lonko local. Numerosas fotografas de la misin
capuchina ilustran el relato que se llena de dinamismo mediante el uso
del zoom de aproximacin, procedimiento que trasforma en emotiva
la escena. El historiador Sergio Cantukeo explica el papel de la
Conquista de los espaoles y el contacto con los mapuches mediante
la va violenta y, sin embargo, tambin, mediante los parlamentos. La
existencia de acuerdos garantiz una paz duradera que supona el
reconocimiento territorial y poltico de los mapuches. El documental
denuncia las injusticias y crmenes ejercidos por los chilenos desde la
Independencia. El testimonio de Aurelio Daz sirve para detallar el
relato histrico de este despojo progresivo que se alterna con la de
historiadores mapuches o la de periodistas como Pedro Cayuqueo,
director de Azkuintuwe. Precisamente, es Pedro Cayuqueo el
encargado de enlazar el relato de Aurelio Daz sobre los parlamentos
y el gran nmero de testimonios contemporneos que relatan la
historia de stos. Distintas fotografas del parlamento de Koz Koz
reproducen los actos de esos das, mientras la voz en off relata el
testimonio de Aurelio Daz y de los lonkos presentes que denuncian
el abandono del Estado, el cual permite que se les arrebaten las tierras
a los mapuches, a pesar de que ellos estuvieron dispuestos a ayudar en
la guerra entre Chile y Argentina. El parlamento supuso numerosos

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

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acuerdos entre los lonkos: se propusieron el acceso a la educacin


para conocer los cdigos del otro, a pesar de la prdida cultural de lo
propio que ello supona. Se propusieron, al mismo tiempo, crear
cierta base econmica para poder frenar el acceso de los huincas a su
territorio y, finalmente, intentaron crear canales de participacin
poltica. Todo condujo a un intento de convivencia pacfica basado en
sociedades como la Sociedad Caupolicn. Y ese clima de negociacin
convivi con las injusticias. Con la llegada de Allende se produce un
cambio, pero los distanciamientos de fondo se mantienen. Fotos del
golpe de estado de 1973, dinamizadas con el zoom de alejamiento,
representan el fin del gobierno de la Unidad Popular. Se denuncia la
desaparicin de cientos de mapuches mientras la cmara capta un
listado de apellidos mapuche del Informe de la Comisin de Verdad y
Reconciliacin. Fotos del golpe sirven de soporte a una reproduccin
del dilogo entre militares a travs de la radio: por cada atentado, los
miembros de las FFAA fusilaran a cinco de los detenidos que estn en
su poder. El testimonio de un historiador asegura que el rgimen de
Pinochet da el golpe definitivo a la posibilidad de reconocimiento de
un estado propio. Imgenes de lonkos y mapuches denunciando la
necesidad de poseer tierra, cultura y libertad complementa la
exigencia de mayor autonoma. La denuncia hacia el neoliberalismo
como fuente de los abusos al pueblo mapuche sirve para conectar con
la existencia de muertos a manos de los carabineros. La muerte del
comunero Jaime Mendoza se denuncia a travs de la voz de Radio
Bo-Bo. Las fotos de Alex Lemn, Matas Catrileo y Jaime Mendoza
ilustran con sus rostros una explicacin en off de las circunstancias de
su muerte, que consistieron simplemente en asesinatos realizados por
la espalda. Nuevas imgenes de allanamientos y de una anciana herida
de bala sirven de fondo a la voz de Antonio Viera, Ministro
Secretario de la Presidencia en 2009, el cual detalla que el problema de
eleccin de tierras concretas por parte de los mapuches, hace que suba
su precio desorbitadamente. La voz de Pedro Cayuqueo se monta
sobre imgenes de noticias de El Austral que destacan la relacin de
los mapuches con las FARC. Cayuqueo, con esas imgenes, denuncia
la presencia de una nica voz en el conflicto, y esa voz es la de los
intereses empresariales. El documental concluye con la presencia del
relato del periodista de El Ilustrado, el cual confa en que algn da el

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Gobierno se preste a negociar para proteger a los ciudadanos


araucanos. La referencia del periodista pone de relieve la constancia de
que los problemas de entonces son muy similares a la problemtica
actual y que pocas cosas han cambiado desde aquellos aos, gracias
entre otras causas al dominio meditico y empresarial en manos
conservadoras.
Dentro del documental mapuche de la ltima dcada, tiene
bastante importancia la presencia de imgenes sobre juicios a
activistas y manifestantes. Algunos nombres han marcado la historia
judicial de acoso a las comunidades mapuche: Patricia Troncoso,
Pascual Pichn o Aniceto Norn son los ms famosos. Destaca, en
este sentido, documentales como El juicio de Pascual Pichn (2007) de
M Teresa Larrn, documental inicitico de este tema, ya que en l se
narra el proceso de Pascual Pichn, mapuche acusado de delito
terrorista por quemar un fundo de la familia Figueroa. En este
proceso, Pascual Pichn, junto a Patricia Troncoso y Aniceto Norn,
fue acusado de delito terrorista. En primera instancia los acusados
fueron declarados no culpables, pero a causa del recurso de la familia
Figueroa fueron nuevamente juzgados por la Corte de Santiago y
declarados culpables con larga pena de prisin. El documental pasa
lista a las irregularidades del proceso, un proceso bajo sospecha a
causa de las vinculaciones de los propietarios del fundo Santa
Margarita con las instancias judiciales. Hay que tener en cuenta que
Juan Agustn Figueroa fue Ministro de Agricultura, miembro del
Tribunal Constitucional y, paradjicamente, Presidente de la
Fundacin Pablo Neruda. En el proceso la Corte Suprema de
Santiago entr a calificar las pruebas sealando textualmente que era
evidente que un anlisis pormenorizado de la prueba rendida deber
conducir a una sentencia totalmente diferente (Buenda, 2013: 24).
Por otra parte, el fundamento de la acusacin se bas en el testimonio
de un testigo protegido, cuyo rostro aparece escondido bajo una caja
de cartn que slo deja ver sus ojos. El testimonio de este sujeto
seala que vio a unos encapuchados a cuatro metros, a los cuales supo
reconocer, a pesar de confesar que slo es capaz de ver a dos metros y
a pesar de que stos llevaban el rostro oculto.
El peridico Azkintuwe denunci repetidamente las
contradicciones de este juicio:

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

Adems de las contradicciones e inconsistencias


sealadas. El observatorio de Derechos de los Pueblos
Indgenas ha presentado querellas por el falso testimonio
contra varios testigos. Uno de ellos es el guardia forestal y Jefe
de la Brigada patrimonial de la empresa Forestal Mininco,
Gustavo Aranela Salazar quien en el juicio anterior donde
todos los comuneros fueron absueltos declar reconocer a
Jorge Huaquin Antinao uno de los acusados- en un video
presentado como prueba por la Fiscala. Aranela identific a
Huaquin y precis lugar y fecha donde ocurrieron incidentes y
donde, supuestamente, se encontraba Huaquin, sin embargo,
en esos momentos, Jorge Huaquin se hallaba preso en la crcel
de Imperial.
En esta oportunidad, sin duda alertado por la presentacin
de una querella en su contra por delito de falso testimonio,
Aranela declaro que no vi en hechos concretos, no a Jos Llanca
ni a Jorge Huaqun, pero mantuvo su actitud hostil y arrogante
ante el tribunal, negndose a contestar preguntas de la
Defensora Pblica. Cabe sealar que los guardias forestales y
las empresas de seguridad contratadas por la empresa del rubro,
han sido reiteradamente acusados por los mapuches de
constituir organizaciones paramilitares destinadas a reprimir al
pueblo mapuche y han realizado golpizas y secuestros de
comuneros, incluidos nios y ancianas.
De suma gravedad es, tambin, el uso de testigos secretos o
sin rostro que desempean un rol clave en la condena de los
imputados, dichos testigos protegidos, indica Martnez, son
contrarios a un estado de derecho, por lo dems su justificacin en
doctrina es tambin bastante cuestionada. Es solo
excepcionalmente legitimada en caso de riesgo serio, manifiesto y
comprobado de un ataque en contra de la vida o integridad
personal del testigo. Esto no existe aqu. Ni siquiera en redaccin
original de ley antiterrorista se contemplaba, de hecho, se
facultaba a personal de la CNI para detener a sospechosos de
conductas terroristas sin autorizacin judicial, pero nunca se priv
a la defensa de conocer el nombre de los testigos.
Adems, a los testigos se les paga, pero, aun as, en esta
oportunidad el testigo protegido N26, un guardabosques en el
rea de Chol-Chol desde 1998 cubierto por un biombo para
preservar su identidad- fue incapaz de declarar nada que no
fueran generalidades en relacin a la Coordinadora Arauco-

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CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Malleco o algunos de los acusados, afirmando que gente del


sector me contaba que llegaba gente extraa, gente de afuera que
perteneca a la Coordinadora, pero yo nunca vi a una persona de
afuera.
A pesar de que nadie parece haber visto nada y que
los acusados: los lonkos Pascual Pichn y Aniceto Norn, y los
comuneros Jorge Huaquin, Marcelo Quintrileo, Jorge Llanca y
Patricia Troncoso no tienen participacin alguna en los delitos
que se les atribuye, la percepcin generalizada siempre fue que
igualmente se les condenara por asociacin ilcita terrorista,
pues, como expresa Audiel Millapi, dirigente de la
Coordinacin de Identidades Territoriales, este es un juicio
poltico y no jurdico, el gobierno no ha querido entender la
demanda del pueblo mapuche, los problemas con las forestales que
invaden nuestro territorio y cambian el ecosistema, matan los
rboles, montaas, humedales. Es que, histricamente, seguimos
siendo invadidos, es una invasin ideolgica, cultural y econmica
que se relaciona con un racismo extremo por parte del estado
chileno y los latifundistas y empresarios forestales tambin.
Racismo que llev al empresario de origen suizo, Jorge
Luchsinger, propietario del fundo Santa Margarita y testigo de
la fiscala, a aseverar que el mapuche es depredador, torcido,
desleal y abusador. (Buenda, 2013c: 146-147).

Quizs este documental sea el que mejor trate la cuestin de la


criminalizacin, ya que presenta imgenes de nios en el banquillo de
los acusados frente a imgenes del fiscal sealando que el incendio de
cuatrocientos fundos es terrorismo. El documental reproduce los
prejuicios contra el indgena y se destaca su apego a la tierra, derecho
que se les reconoce a los terratenientes y a los mapuches se les niega.
El documental apunta a un juicio tnico contra todo un pueblo, as
como la manipulacin del proceso con la presencia de un testigo
protegido cuyo rostro se esconde y cuya identidad es secreta. Su
protagonista, ante las acusaciones, dir: dao no he hecho a nadie
porque soy mapuche. Ser por el color de mi piel. A todas luces la
tesis del documental apunta a la irregularidad de la justicia chilena a la
hora de enjuiciar a ciudadanos mapuche. Como seal el mismo
Pascual Pichn, la sentencia ya estaba escrita de antemano:

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

171

da lo mismo lo que digamos o hagamos, ellos ya


decidieron condenarnos, esto no es jurdico, sino poltico. Ya
fuimos absueltos y despus tuvimos otro juicio, fuimos a
mostrar la cara, porque somos inocentes. Cremos en la justicia
y nos equivocamos. De hecho, el segundo juicio fue peor que
el primero, porque buscaron una manera de condenarnos,
tena que haber culpables y nos culparon a nosotros; era lo ms
fcil para ellos. Por eso digo que esto no es jurdico sino
poltico. (Buenda, 2013: 24).

El documental cuestiona el fundamento de los delitos al sealar


las contradicciones que supone la existencia de la ley antiterrorista. La
ley antiterrorista es una ley que permite perseguir delitos, pero
tambin restringe los derechos de los procesados. Por ello, solamente
debe utilizarse en casos de extrema gravedad y, cuando la situacin,
no permite perseguir dichos delitos por los cauces legales habituales.
Casos como los del IRA e Irlanda, ETA y Espaa o la Italia de las
Brigadas Rojas nos podran servir de ejemplo. Pero, en el caso
mapuche, la situacin escapa a todas las definiciones de terrorismo.
Las acciones terroristas no coinciden en ningn momento con las
acciones reivindicativas de los mapuche, muy pocas de las cuales, por
cierto, desembocan en actos violentos. Las recuperaciones de tierras
se pueden calificar de allanamientos de morada y la autodefensa de la
agresin policial de los carabineros se puede tildar de agresin y
resistencia a la polica, pero de ah al terrorismo hay una gran
distancia jurdica y moral. Como seala el mismo Aniceto Norn la
injusticia la sustentan los huincas:
nos han colocado muchos nombres: terroristas,
delincuentes, extremistas, pero aqu ni siquiera hay conflicto,
slo reivindicacin del territorio que nos corresponde, lo que
nos robaron. Los huinca lo nombran conflicto, pero es slo
reivindicacin. Los terroristas son ellos, allanan las
comunidades, llegan golpeando, pegndoles a nios y mujeres,
echan las casas abajo. Las armas nuestras siempre son las
boleadoras, las piedras para defendernos y ellos llegan armados
con tanquetas, helicpteros, escopetas. (Buenda, 2013: 29).

172

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Roberto Garretn, Alto Comisionado para los Derechos


Humanos de Naciones Unidas, seala que la Ley Antiterrorista pone
al mismo nivel a Pascual Pichn y a Bin Laden (Buenda, 2013: 30).
El documental, en este sentido, pone de relieve el hecho de que, por
encima de los derechos mapuche sobre la tierra, estn los intereses
econmicos de empresas forestales como Mininco, intereses que se
sobreponen a la supervivencia del medio ambiente o el
aniquilamiento de una cultura ancestral. El documental personaliza
estos intereses en la figura de Juan Agustn Figueroa, de modo que el
sistema capitalista, al cual se responsabiliza del problema, queda
reflejado en los mismos trminos, como reconoci el hijo de Pascual
Pichn:
Es el sistema capitalista antihumano que nos estn
imponiendo lo que tenemos que denunciar y contra lo que
tenemos que luchar, hoy los ricos son ms ricos y los pobres
ms pobres. Y Juan Agustn Figueroa es parte de este sistema,
dueo de fundo y parte del poder, l se ha trasformado en
perseguidor del pueblo mapuche y se ha embarcado en una
lucha personal contra la familia Pichn Collonao y quiere por
todos los medios acabar con nosotros. Hoy tenemos a nuestro
padre en la crcel, dos hermanos clandestinos y a m me han
procesado varias veces. Ac nos han allanado muchas veces y
los nios han estado presentes, tambin las mujeres y
ancianos. (Buenda, 2013: 31).

Dentro del documental sobre el conflicto mapuche, algunas obras


inciden en los problemas ecolgicos que implica la actitud empresarial
del capitalismo depredador en pases como Chile y Argentina y las
repercusiones que su actividad tiene en la vida de los ciudadanos
mapuche. Una slida denuncia se plantea en Pueblo Mapuche, represin
en Corcovado (Grupo Alavio-2009), documental sobre el silencio de
las autoridades argentinas sobre desaparecidos mapuche en esa ciudad:
violaciones, malos tratos, detenciones y desaparecidos en el S.XXI.
Pero, quizs, una denuncia ms radical se presente en el film de
2010 En el nombre del progreso (2010) de Danko Marimn. Este
documental arranca desde donde concluye el documental El despojo:
Qu es el progreso y adnde conduce? Una voz en off relata que la

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

173

idea de progreso vigente es eurocntrica, occidental y fragmentaria,


porque divide pueblos y culturas. Esas afirmaciones se acompaan de
imgenes de grandes almacenes y de cadenas de conocidas
hamburgueseras de capital norteamericano. El texto acota la
significacin de la imagen para remarcar ese progreso vinculado a un
progreso material basado en el rdito de las grandes empresas y
corporaciones contra las cuales arremetern los documentales de la
ltima dcada. Qu es progreso? Quin o quines definen la nocin
de progreso? Quines son las victimas y cules son las consecuencias
de esta nocin de progreso? Progreso para quin? sas son las
preguntas que dan vida a este trabajo. Desde ah, se define la nocin
imperante de progreso que tiene que ver con una concepcin material
de desarrollo. Y esa concepcin es la avalada por el Estado chileno a
travs de los medios de comunicacin, aliados con las grandes
corporaciones. En este documental se ven las consecuencias socioculturales, econmicas y ambientales del "progreso" en cuatro
territorios mapuche: Boyeko, con la presencia del vertedero; Mewin,
con el ducto al mar de la empresa Celulosa CELCO; LikankoRofuwe, con la carretera cinco sur; y Kepe-Pelal, con la instalacin
del nuevo aeropuerto internacional de la Araucana. Cuatro
megaproyectos concebidos para hacer visible el progreso en Chile.
El documental se estructura en torno a testimonios de autoridad
sobre esas cuatro construcciones que se consideran signos de un falso
progreso al servicio de unos pocos. De este modo, el historiador
Hctor Nahuelpn, profesor de la Universidad de la Frontera, en
Temuco, argumenta que el progreso ha sido la razn esgrimida para
organizar distintos procesos de colonizacin que han supuesto el
expolio del territorio mapuche. La Pacificacin de la Araucana y la
Guerra del Desierto no seran sino fases de ese proceso de
colonizacin en el interior del pueblo mapuche, sucesos
fundamentados en el asesinato, el robo y los expolios. Todo ello
apoyado por intelectuales, polticos y medios de comunicacin. Otros
testimonios nos advierten de ese expolio y del apoyo de la prensa,
fundamentalmente EL Mercurio y COPESA, y un cartel en negro nos
reproduce el contenido de un artculo de peridico El Mercurio
publicado el 24 de mayo de 1859:

174

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Los hombres no nacieron para vivir intilmente y como


los animales selvticos, sin provecho del gnero humano; y una
asociacin de brbaros como los pampas o como los araucanos,
que es urgente encadenar o destruir en el inters de la
humanidad y en el bien de la civilizacin.

Estos cuatro proyectos se realizan en territorio mapuche sin


consideracin hacia los mapuches y son manifestaciones que
provocan un grave perjuicio en el medio ambiente. El basurero,
cercano a Temuco, crea contaminacin, envenena las aguas y produce
el asilvestramiento de los animales. Las personas recogen comida
caducada del vertedero, la consumen y tambin la venden. Los
comentarios se ilustran con imgenes del basural animado nicamente
por aves y perros junto a la accin de una excavadora. Algunas
personas se renen en torno a un fuego en medio de la basura. La
arqueloga Jimena Navarro asegura que llegan al vertedero desechos
hospitalarios que son peligrosos ya que pueden trasmitir
enfermedades. El mismo testimonio alude a la inconsciencia en la que
viven los ciudadanos de Temuco cuando cierran una bolsa de basura
que luego es llevada a un vertedero que hace dao a otros grupos
humanos, los mapuches.
Javier Nahuelpn, presidente del Comit de Defensa del Mar,
introduce el segundo bloque de este documental. Versa sobre la
construccin de una planta de celulosa en Mewin, en las
inmediaciones de Valdivia. Mientras se escucha su testimonio, un
traveling muestra las riberas del ro Cruces y la multitud de aves que
lo habitan. Nahuelpan denuncia la construccin de un ducto al mar,
mientras se alternan imgenes poticas de una mujer tocando el
kultrn frente a las aguas del ocano, que marca un ritmo vital, como
el del corazn humano. Contra esa imagen se contrapone el plano de
la fbrica de celulosa de la empresa CELCO. Se muestran
antecedentes de otros casos de contaminacin, cuyos responsables son
la misma empresa, acompaados de imgenes de peces muertos en el
margen del ro, mapas que muestran la ubicacin del ducto y un
trveling sobre los vagones de un tren cargado de troncos. A partir de
ah, se oponen las declaraciones de los responsables de la empresa con
imgenes de contaminacin: ms peces muertos y manchas en la

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

175

superficie de las aguas del ro. La denuncia del historiador Hctor


Nahuelpn vuelve a aparecer y se centra en el significado econmico
que toman el mar y la tierra para las empresas, mientras que para los
mapuches tiene un significado vital. El peligro de estas diferencias de
sistemas ideolgicos radica en que unas ideas son un peligro para la
vida de otros grupos humanos, como los mapuche y los habitantes de
la zona, y a la vez es un conflicto en el que las condiciones de defensa
del adversario son desiguales, ya que el marco legal siempre est de
parte de las empresas. Las imgenes del cerco de los pescadores de las
playas de las cercanas de Valdivia, junto a los disparos de los
guardacostas desde el mar, ilustran la realidad de esta desigualdad.
Un tercer bloque cuestiona la construccin de la autopista
Likanko-Rofugue explotado por una concesionaria espaola, Centra
Espaa. Lo interesante de este bloque reside en la presencia del lonko
Domingo Jineo, del lof Jos Jineo anko. La importancia de este
testimonio radica en el aspecto de su emisor. El lonko posee una
apariencia totalmente de hombre moderno, vestido a la occidental
como cualquier chileno, aspecto que rompe con la semblanza que
suelen mostrar los mapuches en el gnero documental. Se trata de un
mapuche de la actualidad y no del mapuche perteneciente al
imaginario premoderno que suele explotar este tipo de documentales.
Jineo es el encargado de rememorar las distintas carreteras construidas
en los alrededores, sobre terrenos pertenecientes a mapuches que
fueron expropiados durante la dictadura, sin que se recibiese ningn
tipo de compensacin. Las distintas fases llegan hasta 2005, momento
en que se construye el by-pass de Temuco. La existencia de la carretera
supone un peligro cultural, al afectar a algunos lugares sagrados en
donde se celebra el nguillatn. La denuncia se acompaa de imgenes
bastante pobres, planos de la carretera y de la desviacin del valle en
un ambiente rido que se acompaa de msica de rap de denuncia un
tanto montona y que acrecienta la sensacin de abandono. El
documental peca de algunos defectos: no se entrevista a ninguna
autoridad regional que manifieste un punto de vista diferente al de los
testimonios ofrecidos. Tambin el exceso de datos tcnicos, de cifras
sobre sonidos y ruidos, junto a entrevistas excesivamente
prolongadas, hacen de este documental expositivo una narracin
dilatada y algo lenta.

176

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

La ltima parte del documental se abre con un texto


perteneciente a unas declaraciones de Michel Bachelet, presidenta de
Chile y lder del gobierno de La Concertacin:
El indicador de progreso de un pas son los avances en
infraestructura. Son un buen indicador tambin de las
perspectivas de progreso de un pas. Y Chile ya hace tiempo
que viene renovando su infraestructura. Las carreteras, los
embalses, puertos y aeropuertos dan cuenta de la capacidad de
nuestra economa para realizar las grandes inversiones que estas
obras requieren, son todas de altsimo coste y permiten ir
elevando la competitividad, que es el terreno en que se juega el
futuro. Hoy al ver estas obras terminadas, se de la satisfaccin
de la comunidad y de los usuarios por estos nuevos servicios y
el impacto positivo que ha trado para el desarrollo turstico, y
otros desarrollos.

La cita va a dar pie a una serie de paradojas visuales ya que las


imgenes van a mostrar lo contrario de lo que se dice en el texto de la
presidenta de manera un tanto irnica. Ya el primer plano que
aparece es la puerta de una iglesia en cuya fachada hay pintadas
recordatorias del asesinato de Matas Catrileo. Imgenes de Hctor
Nahualpn se combinan con planos de Michel Bachelet en su coche
oficial. El historiador denuncia la actitud del Estado que pretende
eliminar al mapuche al considerarlo parte de la barbarie, un elemento
contrario al progreso. A continuacin, aparecen discursos de
denuncias de ciudadanos mapuche y, mientras el registro sonoro se
monta sobre el plano siguiente, aparecen escenas de allanamientos por
parte de carabineros que disparan contra la poblacin en un choque
en el campo. Diversos titulares de prensa relatan la situacin de
crispacin y enfrentamiento entre el Estado y las Comunidades,
mientras se apela a una negociacin civilizada, siempre que se
rechacen algunos proyectos y se comprendan las razones de los
mapuches: el reconocimiento de su territorio, su nacin y su lengua.
El antroplogo Rosamel Millamn concluye que el conflicto se debe a
distintas concepciones del progreso: Occidente busca el
enriquecimiento personal, mientras que los mapuches piensan en
compartir lo conseguido en la vida, de ah el nguillatn, una

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

177

celebracin para compartir lo obtenido en beneficio de la comunidad.


El ltimo plano de la pelcula recuerda el asesinato de Matas Catrileo
y el de Jaime Mendoza Kollio en un cartel en negro en donde tambin
se mencionan los diecinueve aos de gobiernos de la democracia y la
celebracin por parte del Estado del Bicentenario de la Conquista
espaola. Quizs En el nombre del progreso sea uno de los
documentales ms convencionales de estos aos, basado en un
mensaje que se va a repetir incesantemente a lo largo de la dcada
acerca del destino y de adnde conduce ese mal llamado progreso.
Quizs de ms calado para nuestro tema sea Nuxam. Conversacin
con Jos Wemche, en el que se da voz a un activista que llega a
plantearse la lucha armada y en el que se producen denuncias sobre
maltratos policiales y detenciones brutales. Se trata de un documental
auspiciado por la Coordinadora Arauco Malleco y es una defensa de
un preso mapuche. El documental es una declaracin de Jos Wenche,
junto su esposa, que desde un estrado denuncian el trato recibido en
sus visitas a la crcel. El testimonio de Adela Quiileo resulta de
especial dramatismo. En este testimonio se relata la expulsin de sus
tierras y las torturas que sufri su padre: Los huincas escriben
mentiras. As el huinca no me ha dado nada. Me han quitado mucho.
Nos quemaron la casa.
Se trata de un documental dirigido exclusivamente a mapuches,
un documental de concienciacin y denuncia, pero cuyo tratamiento
radical del asunto no minimiza algunos detalles que se reducen en la
mayora de documentales, dirigidos stos a un pblico ms amplio. El
documental muestra un testimonio directo de una de las partes y no
hay contraste de fuentes. La confrontacin de testimonios, prctica
habitual del documental, es totalmente inexistente, lo cual lo
convierte en un documental completamente parcial y que no adquiere
ninguna credibilidad. El documental se aproxima ms al panfleto que
a un gnero de investigacin y profundizacin del problema tal como
suele ser el documental. Esta estrategia supone un grave error de
comunicacin dentro de la comunidad mapuche, ya que muestra la
vertiente radical de los implicados en el conflicto. Las posibles
soluciones a su problemtica deben llegar de la presin internacional,
ya que el estado chileno ha hecho caso omiso a las posibles soluciones
al conflicto desde el final de la dictadura, y no desde una apuesta por

178

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

la lucha armada, como se propone en la pelcula, una estrategia que es


del todo equivocada y condenada al desastre.
Quizs el documental ms famoso y polmico sobre esta temtica
sea Newen Mapuche (2010) de Elena Varela, cineasta que fue detenida
durante un ao al entrar en contacto con confidentes acusados de
terrorismo y que aparecen con su testimonio en el documental. Estas
personas aparecen con el rostro oculto a la cmara y, en ningn
momento, la pelcula ofrece datos que los identifiquen. Varela fue
acusada de colaboracin con terroristas y, finalmente, fue declarada
inocente. Gracias a su puesta en libertad pudo acabar el documental.
La pelcula arranca de la muerte a manos de carabineros de Alex
Lemn, joven que desgraciadamente ya fue protagonista de otros
documentales. Su muerte se produce en la Araucana el 12 de
noviembre de 2002. El documental recurre a la recreacin de hechos
histricos, que se complementa con imgenes de represin de los
carabineros. Se trata de un documental reflexivo en su primera parte
que adquiere un formato performativo y expositivo ms tarde, y
explica cmo se ha ido construyendo el propio proceso documental
para relatar la detencin de Elena Varela al igual que la de toda la
cpula del movimiento de oposicin mapuche aglutinados en torno a
la Coordinadora Arauco Malleco. Todas estas circunstancias ocupan
una primera parte del documental mediante el monlogo de Elena
Varela, cuya imagen ilustra sus palabras realizando tareas de
documentacin y de bsqueda de materiales para confeccionar su
pelcula.
A todo ello se suman testimonios de personas que han vendido
sus tierras bajo amenazas en Valdivia, para la instalacin de una planta
de celulosa. La pelcula apunta como responsables a los distintos
gobiernos y al cuerpo de carabineros, y apuesta por la ocupacin de
fundos, al sealar que se han recuperado 47000 m 2 de tierra para los
mapuches mediante este sistema, recuperacin que en Chile se
considera terrorismo. Algunas tomas recogen declaraciones sobre la
intervencin positiva de los carabineros. Esa tarea se contradice con la
realidad. Las imgenes van a intentar deshacer la verdad oficial
mediante la exposicin de imgenes y ponen en evidencia las
injusticias que el Estado comete contra los mapuches. Mientras se est
tolerando que las barcazas disparen a los mapuche en las costas

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

179

prximas a Valdivia, un carabinero afirma: Ustedes no son pas


aparte. Esto es Chile y aqu manda el derecho. Imagen y texto tratan
de tejer un conjunto de paradojas en las que se fundamenta el abuso
del Estado sobre la poblacin.
Posiblemente, los propsitos de su directora se trasformaron al
ser detenida por los carabineros y acusada de terrorismo por
mantener contactos con miembros de organizaciones mapuche que
eran buscados por el Estado. Estas circunstancias, seguramente,
radicalizaron algunos puntos de vista de Elena Varela que quedan
explicados en el film a partir de las circunstancias de su detencin.
Elena Varela explica cmo ha ido evolucionando la elaboracin de su
pelcula constituyndose un proceso en construccin, del cual ella
misma es parte protagonista a partir de su detencin y acusacin de
colaborar con grupos terroristas. Diversos titulares ilustran su relato:
imgenes que rezan Delito Terrorista sirven para confeccionar una
reflexin sobre las acusaciones de terrorismo a los grupos mapuche y,
del mismo modo, para establecer una comparacin entre la injusticia
cometida contra la directora del documental y el cmulo de
injusticias, a partir de detenciones, que se cometen contra ciudadanos
mapuche. Esta constancia queda evidenciada con la afirmacin de que
toda la cpula de la CAM est detenida. Varela se entrevista con un
mapuche, que en ningn momento muestra su rostro, a causa de estar
buscado por los carabineros. Este hombre, que se mantiene en el
anonimato, es el encargado de relatarle a Varela los detalles de las
injusticias que sufre su pueblo: el acoso al medio natural que supone
la eliminacin de lugares sagrados, de bosques medicinales y la
restriccin del territorio de las comunidades. Y ese testimonio sirve
de justificacin tcita para entablar una lucha de resistencia que en
ningn momento rechaza el uso de la fuerza. No se explicita tal uso,
pero queda justificado como algo lgico ante la opresin del estado:
No aceptamos que nos encarcelen por algo que no es
justo. Yo ahora ando escondido, lejos de mi familia. ()
Nosotros luchamos contra la injusticia y lo que hacemos no es
de ahora como dicen los medios de comunicacin, como los
huinca, como el propio Estado que vienen de afuera.

180

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

La pelcula denuncia las detenciones brutales. Para ello se sirve de


imgenes de escenas de combates con carabineros que suben al cerro
en busca de personas escondidas. Se muestra una lucha desigual entre
hombres con ondas y piedras y carabineros con fusiles de asalto. Se
denuncia la Operacin Paciencia, puesta en marcha por el Estado para
erradicar los ncleos de resistencia mapuche, y, tambin, la violencia
indiscriminada de los carabineros en allanamientos y asaltos de casas
particulares. Las imgenes de un estudio de radio en la emisora Radio
Bo-Bo sirven para poner en duda la legalidad de la ley antiterrorista.
Las imgenes muestran con dureza la detencin de una mujer de 90
aos, que parece ser un gran peligro a ojos de los carabineros, en vista
de la violencia utilizada.
El documental se apoya en contrastes, en transiciones que marcan
fuertes oposiciones con los testimonios y con las maneras de ver el
problema. La parte contraria a los intereses mapuches, la parte
empresarial, est representada por el empresario Eleodoro Holding,
mano derecha de Anacleto Angelini, la fortuna nmero 137 del
mundo. Se menciona a grupos como Luksi, Angelini y Matte que
ocupan un milln de hectreas, testimonios que se apoyan en el
argumento del inters nacional. Las empresas crean riqueza segn el
dictado del neoliberalismo y la globalizacin. Pero para quin crean
esa riqueza? Y estas afirmaciones se oponen a los testimonios de los
mapuches que defienden su apego a la tierra y denuncian
constantemente, desde hace siglos, la injusticia de la usurpacin
territorial que sufren de manera centenaria.
El documental plantea una serie de reparos. Desde el principio,
pesa el hecho de que su directora, Elena Varela, es parte interesada en
el asunto a partir de su desgraciada e injusta detencin, aspecto que
otorga una gran veracidad y dramatismo al relato, pero al mismo
tiempo la denuncia es a todas luces plasmada con total rotundidad y la
tendenciosidad del relato puede verse afectada por estas
circunstancias. Se echa de menos un mayor nmero de fuentes y un
mayor nmero de testimonios que contradigan, que debatan la
cuestin, tal como es propio en el gnero documental. No obstante, el
dramatismo de los hechos otorga al documental la grandeza de la
denuncia de primera mano y la autoridad que concede una realizacin
de extraordinaria factura. Newen Mapuche se convierte as en un

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

181

documental legendario, en un documental de referencia que va a


marcar la dcada siguiente y en uno de los ms duros, al acusar al
Estado chileno como responsable del expolio mapuche y del uso
indiscriminado de la violencia contra dicha poblacin.
Con voluntad de hacer visible el conflicto surge otro documental,
Los Olvidados. El Pueblo Mapuche, una historia de resistencia (2010) que
narra la situacin histrica y actual del pueblo Mapuche. Ha sido
elaborado por la productora de programas del Principado de Asturias,
Espaa, en colaboracin con Agencia Asturiana de Cooperacin al
Desarrollo y responde al inters desde el extranjero por el conflicto, a
partir de los testimonios de extranjeros y mapuches que relatan su
visin del problema en tono de denuncia.
Ese mismo ao, con mayor afn de denuncia encontramos
Nacin mapuche: donde se cultiva la palabra profunda de Salvador Daz
(2010) en donde explica el sentido ecologista del ideario mapuche, su
apego a la tierra, as como el carcter pacfico de un pueblo que ha
sufrido humillaciones y, a pesar de ello, ha logrado sobrevivir en
medio de su etiqueta de terroristas, de una acusacin a todas luces
arbitraria y carente de rigor.
Se trata de un documental que plantea un modo de realizacin
diferente a la mayora. La pelcula incide en el pacifismo del pueblo
mapuche y en aquellos elementos que lo convierten en una
comunidad genuina y sujeta a una visin muy potica de la existencia.
Por ello, los referentes del entorno y de la naturaleza del pueblo
mapuche tienen una intensa presencia que se refleja en pastizales
vrgenes, bosques que parecen susurrar palabras antiguas bajo la niebla
del invierno y hombres que habitan en la armona con el universo. La
pelcula explota una especie de pantesmo, que vincula
a los
mapuche con la naturaleza, y, tambin, destaca la importancia que
tiene el conocimiento ancestral en la conservacin de ese mundo
natural. Un mapuche reconoce:
nosotros somos de aqu, no hemos venido de ninguna
parte. () Hubo un momento en el tiempo en que surgieron
las razas por todas partes y nosotros aqu estamos y aqu
continuamos nuestra vida, nuestras creencias, nuestros
conocimientos, nuestra lengua..

182

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Ese posicionamiento enfrenta a los mapuches contra la lgica


capitalista y todo lo que se asocia a ella: desde el cristianismo a los
proyectos empresariales. Y esa reaccin adquiere una perspectiva
histrica. Desde la Conquista espaola, la ambicin capitalista se
instala en Chile en contra del pueblo mapuche. Diversos insertos
rescatan esa visin premoderna del mapuche revestido de historia y
poesa: imgenes de bailes y cultos al rbol, imgenes del ro para
hacer pasar el tiempo de manera muy lenta. Y a esa lentitud que
contribuye notablemente a la plasticidad de las imgenes se une la voz
en off que explota palabras de especial belleza:
Mientras el da abre sus labios de pescador y su aureola de
laureles y alegoras deja escapar letanas, nombrando los
hombres, de cuyos vientres fluye el vuelo del cndor, el aleteo
de la mariposa, el cauce de los ros y el canto del zorzal.

Esa esttica de lo apacible se rompe mediante la irrupcin


musical. Un teloncillo de crditos anuncia Pero la Cruz y la Espada
llegaron montadas en las ancas de la codicia y de la barbarie. La
Conquista espaola se representa con grabados en los que aparecen
mapuches esclavizados a los que la cmara se acerca e intensifica la
accin mediante el zoom, mientras los hechos se explican con un
lenguaje muy potico: Al paso inicial el hacha y el cndor vieron su
aliento libertario. Las imgenes de un grabado de Lautaro y diversos
retratos de rebeliones mapuches apuntan al inicio de un conflicto.
La pelcula recorre la historia de los mapuches desde 1641, fecha
en la que se llega a un tratado con los espaoles, a partir del cual se
disfruta de 240 aos de independencia. Las diversas guerras del S.XIX
desembocan en un lamento que desarrolla la voz en off, nuevamente
con la tonalidad potica que caracteriza el film:
Y si me preguntan qu ha sido de m durante el degello
del cordero, la profanacin de mi cuerpo y la ocupacin de mi
territorio, les dir que mi vida ha sido el simulacro de un
renacuajo que cambia de piel. El indio que gravita en este
escorbadero de murcilagos, humilladero de sombras,
desfiladero de almas, que mi vida ha sido la hijastra de la

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

183

maldad y que sta no ha podido mellar el filo de mi palabra, ni


apagar el fuego vivo que aviva a mi memoria, ni sojuzgar el
camino profundo de mis antepasados.

La pelcula hace un repaso de los principales hitos de expolio del


territorio mapuche, aunque manifiesta una apuesta por la convivencia
pacfica representada por algunos planos del arco iris. Se muestra el
mensaje de la conciliacin con la modernidad mediante la presencia de
imgenes de planos y puentes que no alejan al mapuche del mundo
contemporneo, es ms, se insiste en el problema de la necesidad de
integracin en ese mundo. Sin embargo, la protesta se atiene a la falta
de respeto por el medio ambiente, lo cual supone la destruccin del
hombre en general, y del mapuche en concreto:
Pero esas leyes del ser humano un da no van a valer y ese
ser humano ambicioso, ese ser humano que tiene valores
basados en el principio del peso, en el valor monetario, algn
da va a sucumbir. Cuando llegue ese tiempo, los mapuches
van a ser ese pueblo que siempre fuimos.

Los mensajes de corte poltico se dirigen hacia la explotacin


desmedida de los bosques, la contaminacin de los ros y la
destruccin de especies y semillas autctonas que sirven al mapuche
para la elaboracin de medicamentos artesanales y de remedios
naturales que sus ancestros utilizaron. La protesta se dirige tanto a los
espaoles como a los chilenos: Los espaoles nunca nos
conquistaron y los chilenos hasta ahora tampoco nos han conquistado
y nunca nos van a conquistar, porque nosotros somos los guardianes
de la naturaleza, de la esencia de las leyes naturales. Esos mensajes,
que se revelan por medio del testimonio de un lonko, se conjugan con
pasajes de extrema belleza en donde las imgenes del bosque y los
humedales bajo la niebla se ensombrecen con las palabras de la voz en
off que rellena la linealidad de la tesis del documental:
Si me preguntan qu ha sido de m durante este malatacantra
de zupilotes en vuelo, les dir que mi vida ha sido el canto vivo
de mi raza de agua, neblina y barro, de mi ropaje de luna, trigo
y lengua, de mi estirpe invencible que acopia cordilleras y
bosques y llega al punto de encuentro de mar y tierra. Y la

184

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

ternura del guikitrampu y busca tenaz del nexo con lo perdido


y con la nueva primavera que vendr revoloteando auroras
para deshollinar canallas con la piel del conige y la sabia de
los canelos. Para colgar sus pieles de verdugo en los zarzales de
sus propias infamias.

La palabra se monta sobre imgenes de cascadas y bosques, de olas


y ocanos, de roquedales en la costa que ponen de relieve la furia del
ocano. Belleza y fuerza se conjugan en un todo armnico, como
smbolo de los mapuche, de los hombres de la tierra, de esos hombres
que sufren la injusticia desde hace siglos. De ese espacio surge una
acusacin frente al usurpador: Los huincas destruyen la naturaleza, la
cultura occidental. El documental se convierte en texto de
persuasin, un texto de configuracin de la opinin pblica que tiene
la finalidad de ganarse al espectador en un mundo en donde la
simpata se impone hacia el ms dbil, y esa parte ms dbil, sin duda
alguna es el pueblo mapuche.
En el ao 2011 se estrena Negunn. El engao (2011) de Dauno
Ttoro. Se trata de uno de los documentales ms polmicos que se
han realizado sobre el conflicto mapuche, y quizs, uno de los
mejores. Sin duda, se trata de un documental que impone un grado
ms en la violencia mostrada y es una pelcula que no deja indiferente
al espectador. Adems de una confeccin elaborada, el documental
intenta aglutinar las diferentes visiones del problema que mantienen
las partes implicadas en el asunto. El engao parte de una realidad que
hasta entonces no se haba plasmado en el resto de documentales. Esa
realidad consiste en una situacin de desinformacin meditica acerca
del conflicto que enfrenta al Estado con las comunidades mapuche. La
tesis que mantiene el documental es que el Estado ha forjado una
frrea alianza con las grandes corporaciones del sector de la madera y
la energa y, para conseguir la legitimidad de los intereses de esas
empresas, ha sometido a la poblacin a una situacin de
desinformacin sobre los principales aspectos del conflicto. El acierto
del documental es poner en duda muchos de los testimonios que la
pelcula va a recoger. De este modo, el fiscal Mario Elgueta responde a
una visin interesada del conflicto, ya que fue alumno de un curso
antiterrorista en el FBI de Virginia. Teniendo en cuenta el pasado de

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

185

la historia chilena, la participacin de la CIA en el golpe de estado


contra Allende en defensa de los intereses econmicos
estadounidenses, el testimonio de quien asiste a cursos de
contrainsurgencia impartidos por el FBI resulta cuestionable. El fiscal
apunta a la gravedad creciente del problema: De las boleadoras y la
piedra hoy estamos con armamento largo y de grueso calibre. Y
destaca la categorizacin de terroristas por parte de otros gobiernos,
no solamente el de Sebastin Piera: El gobierno de Lagos y de
Bachelet los consideraron terroristas.
La primera parte del documental va a ahondar en el concepto de
desinformacin, relacionndolo estrechamente con la mentira poltica
que ha ejercido el estado chileno en lo referente al problema
mapuche: Se puede mentir siempre a un nmero limitado de
personas o algunas veces a todo el mundo. Lo que no se puede hacer
es mentir siempre a todo el mundo. El discurso de la voz en off se
ilustra con imgenes del lanzamiento de la bomba atmica. A ellas les
sigue un nuevo parlamento brillante en off:
La mentira y el engao son tan viejos como la guerra
misma. El objetivo de estas acciones de inteligencia
denominadas operaciones psicolgicas es destruir la moral del
enemigo y asegurar la aprobacin de la poblacin. Para ello se
utilizan dos modos diferentes de modo paralelo: el militar y el
poltico. El militar se ejecuta en el campo de batalla o en el
teatro de operaciones. El mtodo poltico se refiere a la
retaguardia del adversario, es decir, a la poblacin civil. Es all
donde se ejecutan las operaciones psicolgicas con todas sus
herramientas y variables: la propaganda, la desinformacin, la
manipulacin, la creacin de noticias, la omisin, la
descontextualizacin, todo aquello que permita el montaje,
pues, finalmente, convencer es vencer.

En paralelo con esta palabras pronunciadas en tono sentencioso se


muestran imgenes de George Bush, Sadam Husein, escenas de quema
de banderas norteamericanas, imgenes de la CNN sobre los
bombardeos de Estados Unidos en Bagdad, fabricacin de dlares en
la Reserva Federal y un plano de Donald Ransfield, Aaron Sharon y
Tony Blair haciendo declaraciones sobre la existencia de armas

186

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

qumicas en Irak y la invasin posterior de ese pas de Oriente Medio.


Palabra e imagen establecen un paralelismo entre la situacin actual
de desinformacin en Chile y acontecimientos anteriores que se han
manejado desde esa poltica desinformativa en la que las armas
qumicas resultaron ser una mera escusa para invadir un pas de
inters estratgico por sus pozos de petrleo. Las consecuencias de esa
desinformacin se muestran en planos cruentos: imgenes de nios
muertos en Irak, la ejecucin de Sadam Hussein, a las que siguen, con
el fin de establecer una inevitable comparacin, las imgenes de la
guerra de Vietnam, del asesinato de John F.Kennedy y de la detencin
de Lee Harvey Oswald. El montaje acelerado establece una nueva
comparacin de significados asociados entre el asesinato de Kennedy
y su negacin a que las tropas norteamericanas continuaran con su
presencia en Vietnam. Como conclusin, el montaje destila que todo
resulta mentira hacia la opinin pblica y todo se basa en la
desinformacin. Como se sabe, Oswald fue acusado de formar parte
de una conspiracin comunista, y las armas qumicas nunca
existieron, ni el ejrcito de Sadam Hussein era tan temible como se
hizo saber a los medios de comunicacin.
Las imgenes se suceden con planos de brokers en Wall Strett,
planos de Allende, del bombardeo de La Moneda, las detenciones en
la calle tras el golpe de Pinochet, imgenes de la Junta Militar, y
despus, una manifestacin mapuche, detenciones de mapuches,
allanamientos de carabineros y tanquetas tirando agua para disolver
una manifestacin pacfica. Esa enumeracin de imgenes desemboca
en el plano de un perro amordazado con bozal. Dinero, Estados
Unidos, dictadura, abusos a los derechos humanos, represin y el
problema mapuche se colocan en el mismo saco mediante ese montaje
que asocia y suscita nuevos significados.
El documental ofrece dentro de la modalidad performativa una
multitud de datos que pone de relieve el gran trabajo de
documentacin previo a su realizacin. Pero, lo ms destacable se
presenta en el ritmo al que se comunican los hechos, ya que
proporciona al film una aceleracin muy conseguida. Ese raudo
comps responde a una rigurosa organizacin del montaje, cadencia
intencionada que en un principio ofrece una sensacin de caos
voluntario. Esa aparente desorganizacin se va a clarificar,

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

187

posteriormente, mediante una reiteracin de los argumentos que


ofrecen nuevos datos y nueva informacin, de manera que el texto
flmico se va urdiendo como una espesa y elaborada maraa discursiva
en la que el montaje ir estableciendo una interesante serie de
correspondencias. As la imagen de Dick Cheney, Secretario de
Defensa del gabinete de George Bush, se presenta como principal
accionista de Hill Burton, empresa puntera en seguridad privada y
energa. Esas imgenes se vinculan a declaraciones sobre las
acusaciones a Irak de formar parte del Eje del Mal y las armas de
destruccin masiva, con la muerte de 1.200.000 civiles iraques,
quedan fusionadas con un dato determinante: Estados Unidos se hizo
con el 70% de las reservas mundiales de petrleo, que quedaron bajo
su control, al mismo tiempo que reforzaba su proteccin a Israel y a
las empresas de armamento, a las que se les facilit el ingreso de
mltiples beneficios, a pesar de que murieron miles de hombres,
mujeres y nios. La situacin se vuelve a vincular al asesinato de
Kennedy, la falsa conspiracin de Oswald y el frente comunista, la
implicacin de la CIA das antes de que el presidente Kennedy se
dispusiera a firmar la orden de retirada de las tropas norteamericanas
de Vietnam. Un collage de imgenes de manifestaciones en contra de
la guerra junto al rostro del presidente Nixon, responsable del
Watergate, ahondan en esa idea inicial de la trama desinformativa
forjada por los Estados Unidos como la columna vertebral de su
poltica exterior.
La presencia de un mapa de Chile traslada la situacin de
desinformacin al contexto austral. Las imgenes de Allende focalizan
el problema en la participacin de Estados Unidos y la CIA en el
golpe de estado de Pinochet. De nuevo el collage acelerado ofrece la
sensacin de confusin, de trama oscura: imgenes del peridico El
Mercurio anunciando un autogolpe por parte de la izquierda, imgenes
del MIR en prensa, la noticia de que Salvador Allende preparaba un
asesinato masivo de militares, dirigentes polticos y periodistas de la
oposicin. La secuencia hace referencia a las justificaciones que El
Mercurio ofreci del golpe de estado como algo inevitable para salvar
al pas. La construccin de una trama de la izquierda para derrumbar
el gobierno de Allende se denomin el Plan Z. Esas justificaciones se
detallaron en la ONU, es ms, se incluyeron en los libros de texto y

188

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

en el Manual de Historia de Chile de Francisco Fras Valenzuela. Haba


que convertir la mentira en verdad, y cualquier mtodo, por atrevido
que fuera, resultaba vlido para trasformar las mentiras en verdades
indiscutibles. El documental acumula testimonios de estas
justificaciones, desde Patricio Aylwin a Eduardo Frei, pasando por
periodistas e, incluso, fervientes admiradores de Pinochet que llegaron
a pagar altas sumas de dinero por aparecer como objetivos de la
conspiracin comunista con el fin de ganarse el favor del nuevo
rgimen.
A finales de 1973 se publica El libro blanco, cambio de gobierno en
Chile, en donde se detalla el llamado Plan Z, continuacin de esa
campaa justificativa y desinformativa dirigida a la poblacin por
parte de la Junta Militar. Sus autores son Gonzalo Vial Correa y
Patricio Carvajal, que lo supervis en profundidad. El primero fue
miembro del Consejo de Defensa del Estado y del de tica de los
Medios de Comunicacin Social, en otras palabras, asesor de Pinochet
en materia de desinformacin. Fue Presidente de la Comisin Verdad
y Reconciliacin. Patricio Carvajal, por su parte, como se sabe, fue
varias veces Ministro de Estado de su pas y uno de los principales
lderes del golpe militar de 1973. En ese libro se lee que los soldados
deben ser bestiales a la hora de realizar detenciones. Veinte aos
despus de la publicacin de ese libro, algunos periodistas
reconocieron que el Plan Z nunca existi. Algunos periodistas como
Mills o Santibez reconocieron que fue un error creer en el Plan
Z, pero medios y opinin pblica fueron vctimas de una campaa
de desinformacin. La explicacin del plan Z y los testimonios de los
periodistas se complementan con imgenes que ilustran los planes de
Estados Unidos en la creacin de la Organizacin Interamericana
contra el Terrorismo que buscaba la estabilidad en Amrica Latina y
Oriente Medio y la reduccin de cualquier amenaza contra intereses
norteamericanos. El documental a travs de la voz en off se interroga
sobre qu es lo que se considera una amenaza a ojos de los Estados
Unidos en ese momento y contesta sealando que se trata de derrotar
a fuerzas irregulares, entendindose por fuerzas irregulares u
Operations Against o Irregular Forces la guerrilla, los partisanos,
terrorismo, insurgencia, subversivos, resistentes, revolucionarios en

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

189

contra de la autoridad local. Todo el espectro semntico de la protesta


en contra del orden establecido es considerado irregular.
En esta lucha, segn atestigua el relator en off, existe un mtodo,
recogido en el Manual FM31-15 en donde se detallan las acciones que
se deben realizar para aislar al enemigo mediante el apoyo de la
poblacin con la intencin de reducir a los rebeldes y luego
eliminarlos. En este terreno son importantes las PSYOP u
Operaciones Psicolgicas, que deben lograr el apoyo de la poblacin
elegida. El Ciclo PSYOP es un soporte que acta como apoyo de la
operacin militar. Se trata de un mecanismo dinmico que implica un
trabajo continuo de concienciacin. No tiene fin, ya que cuando llega
a su final, debe reiniciarse de nuevo el procedimiento. Comienza y
acaba en el mismo punto. Se inicia con una secuencia de recoleccin
de datos de inteligencia, despus un anlisis de la audiencia a quien va
dirigida la campaa de desinformacin, despus un desarrollo de ese
producto que se va a lanzar, seleccin del medio de propaganda del
mensaje, perfeccin del producto, difusin del mismo, y despus,
vuelta a comenzar. Este ciclo viene reforzado por el hecho de que,
segn muestra el documental de Ttoro, el 24 de junio de 2010, el
Ministerio del Interior de Chile y el FBI firmaron un acuerdo de
intercambio de informacin en lnea, en donde comienza a
informarse del conflicto mapuche y de los sujetos implicados en l.
Ya el 30 de marzo de 2009 Estados Unidos haba anunciado la
participacin de las agencias chilenas en la lucha contra el terrorismo.
El FBI, por su parte, presta apoyo a la Polica de Investigaciones
(PDI) y a Carabineros de Chile en vigilancia de las actividades de la
CAM (Coordinadora Arauco Malleco). El FBI seala la vinculacin
entre grupos mapuche y grupos violentos de Amrica Latina y
Espaa. El documental El engao se inclina por la existencia de una
nueva conspiracin, basada en la desinformacin premeditada: Nada
mejor para ocultar la verdad que hacerla parecer fruto de la afiebrada
apstata de la conspiracin secreta, velada y comprobable.
Ngunn muestra un buen nmero de especulaciones de difcil
comprobacin basadas en una conspiracin que tendra como vnculo
de unin la fecha del 8 de noviembre, alrededor de la cual giraran
varios acontecimientos histricos del pasado. El 8 de noviembre se
produjo el nombramiento de Kennedy, de George Bush. Esa fecha

190

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

coincide con hechos dispares como la fundacin de las SS de Hitler o


la llegada al poder en 1868 del Coronel Cornelio Saavedra al fuerte
Tucapel para iniciar la Guerra de Pacificacin de la Araucana y
refundar la ciudad de Caete, incendiada en 1563. Un 8 de
noviembre, el de 2010, 17 comuneros mapuche son enjuiciados en
Caete. La coincidencia de fechas contribuye a ahondar en el misterio
y el tono conspirativo, pero difcilmente puede responder a la
realidad. Por ello, el mismo documental remite a los hechos ante la
imposibilidad de mantener su tesis conspirativa en estos trminos y
ofrece datos histricos sobre la compra y cambio de manos de
propiedades en la zona de Caete, tierra de mapuches, segn
identifica el documental. Una recreacin en dibujos da constancia de
ese cambio de propiedades desde 1875 hasta la actualidad. En esa fecha
un diputado, Francisco Javier Ovalle, compra la hacienda Tranaquete.
Ocho aos despus una familia alemana apellidada Norberger la
compra de nuevo. En 1970 la expropia la Unidad Popular con el fin
de entregrsela a la corporacin CORA, que debe devolverla a los
mapuche. CORA inicia la siembra de pino y eucalipto, rboles
forneos y destructivos en opinin de muchos ecologistas chilenos.
Con la llegada de la dictadura, en 1973, la hacienda es entregada a la
corporacin CORFO, dirigida por el yerno de Augusto Pinochet,
Julio Ponce Ler, que se la entrega a forestales privadas. Actualmente,
pertenece a la Forestal Volterra, de capital japons, y Mininco, de la
familia Matte, capital chileno.
El documental pasa revista a las reclamaciones mapuche sobre
estos territorios, una vez demostrado el origen oscuro de los cambios
de propiedad. El testimonio del historiador Martn Correa asegura
que Chile no reconoce, cuando se forma, distintos pueblos. Todo se
ilustra con fotos antiguas y el testimonio de la Machi Margarita
defendiendo la propiedad mapuche. Este aparente expolio se ve por
las imgenes de Hctor Llaitul Carrilanca mientras accede detenido en
una sala del juzgado. El montaje, nuevamente, muestra un resumen
del proceso. Mediante asociaciones las imgenes de los cambios de
propiedad, la machi, el testimonio de Martn Correa y las imgenes
del juzgado lanzan el significado implcito de que quien debera
sentarse en el banquillo es quien obtiene el rdito de todo este proceso
del cual siempre es culpable el mismo ente: el comunero mapuche.

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

191

Algunas imgenes de detenciones profundizan en la consecucin de


este sentido del film. El mismo fiscal Manuel Guerra seala que los
problemas del conflicto mapuche superan la justicia penal. Con
cmara en mano se muestran imgenes de detenciones brutales, no
mostradas en otros documentales, mientras el fiscal asegura si eso se
convierte en delito, nosotros tenemos que perseguirlo.
Un corte brusco muestra una foto de una pgina del manual de
inteligencia del FBI, el FM31-15, en donde se puede leer:
Los movimientos de resistencia se producen en
condiciones de insatisfaccin por individuos altamente
motivados que no pueden conducir su causa por medios
pacficos o legales. Bajo determinadas circunstancias la actitud
de estos individuos que estn dispuestos a arriesgar sus propias
vidas se contagia a otros miembros de su familia y vecinos.

Y para representar a esos movimientos de insurgencia Ttoro


coloca a continuacin tomas de un poblado mapuche en donde se
canta y se baila en un nguillatn. Despus, le siguen unos planos de
hombres a caballo, imgenes que suscitan la idea de libertad en
complacencia con el entorno natural, gente tranquila que vive
plcidamente respetando el medio ambiente. Y frente a eso, las
imgenes de rboles que caen tras la tala, mientras se dice la tierra es
lo ms importante para el mapuche. Una nueva fase de recuperacin
de datos seala que en 1875 se transmiten las tierras a otros
propietarios, llega la Unidad popular y realiza la reforma agraria y
luego, la dictadura en donde todo vuelve al principio. El testimonio
del fiscal culmina ese proceso: Son delitos contra la propiedad. No se
hace caso al enfrentamiento con el Estado. Y un nuevo testimonio,
esta vez de un abogado, retoma la oposicin y el contraste, lo cual da
cuenta de la complejidad del problema que desemboca en la
criminalizacin del mapuche y su consideracin como terrorista: El
derecho chileno reconoce el derecho de autodeterminacin de los
pueblos. No se puede hablar de terrorismo. Frente a las acusaciones,
la imagen muestra la entrada de los carabineros en una poblacin, sus
disparos de bolas de goma, gases lacrimgenos, nios presentes y
mujeres que sufren el acoso policial. El testimonio del fiscal seala
que el problema se da cuando hay guardias armados, en los robos de

192

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

madera, y un historiador relata la trasmisin fraudulenta de tierras al


llevar a un mapuche ante un notario, evidentemente un aliado de las
autoridades locales. El ritmo de las imgenes y los testimonios
imponen la sensacin de una maraa de acontecimientos en la que el
Estado es el fundamental responsable, un Estado que no atina a
asumir su responsabilidad, a causa de su confabulacin con las grandes
empresas, pero en detrimento de los mapuches. Por ello, es necesaria
la criminalizacin del adversario. En ese instante surgen imgenes de
las FARC. El fiscal seala que es un movimiento en ciernes y lo
diferencia de ETA y las FARC por no tener tanto poder, pero se trata
de un grupo similar, se intuye: La aplicacin de este tipo de
normativa es evitar que esto escale, seala. Las imgenes de
carabineros y boleadoras contrastan con las de una inconsciente
celebracin, en Santiago, en la Plaza de Armas, mientras suena el
himno nacional.
La parte final del documental reflexiona sobre el potencial
sobredimensionado del peligro mapuche. El mismo fiscal seala que
es imposible que las acciones mapuches sean tan sumamente
peligrosas para el Estado, en contra de lo que el Estado insina: El
estado es suficientemente fuerte para no verse amenazado por la
Coordinadora Arauco Malleco. Tras todo ello, la voz en off, que ha
ido enlazando los testimonios hasta el momento, interpela por
primera vez a los espectadores: Por qu tal nivel de represin?, Por
qu buscar condenas centenarias?: las preguntas se ilustran con
imgenes de la fundicin de una factora de cobre: texto y sonido
insinan mediante ese anclaje de la imagen la interferencia de los
intereses econmicos con la presencia de la principal industria del
pas. La voz en off insiste en que se pretende limpiar todo el
territorio de cualquier amenaza para las empresas privadas en
territorio mapuche. Y esa depuracin es un intent de criminalizar
al mapuche. Por ello, los testimonios siguientes ahondan en la
categorizacin como terrorista de los mapuche y el peligro que ese
juicio entraa. Se habla de terroristas en trminos norteamericanos,
tipos encerrados en buhardillas planificando desde la oscuridad
atentados, tipos que se han ganado el apoyo civil, mientras el fiscal
asegura que el apoyo civil se acaba en cuanto muera un civil. Si pone
CAM en una bomba se acaba el apoyo civil. Por ello, es til la

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

193

criminalizacin y, por esa misma razn, se insina que se les ha


vinculado con Al Qaeda o las FARC. Raul Sohr asegura que en el
caso mapuche vincular a Al Qaeda o las FARC es un acto de
absoluta mala fe, a causa de que se aleja mucho de la realidad.
Mediante dibujos de pizarra se explica que el terrorismo tiene la
funcin de crear terror, mientras que los delitos cometidos por
individuos o grupos mapuche guardan relacin con la delincuencia
comn, a pesar de los intentos del Estado por colocar toda protesta en
el mismo saco. Hay que tener en cuenta que en las ltimas elecciones
generales en Chile la candidata Evelyn Mattei pregonaba a bombo y
platillo su intencin de enjuiciar a cualquier encapuchado que
apareciese en una manifestacin estudiantil.
En el documental se suceden escenas en donde se explica el ataque
en Arauco al fiscal Elgueta, cuyo vehculo fue tiroteado, segn fuentes
del gobierno, cerca de las casas en donde fueron detenidos los
presuntos responsables. Un hombre testimonia algo que se cae por su
propio peso: A nadie al lado de la casa se le ocurre realizar un
atentado, mientras que Ral Sohr seala que un joven que lanza un
molotof en la puerta de la universidad no es un terrorista. Los
testimonios van incidiendo en esa tesis del documental consistente en
la teora de la conspiracin poltica y policial contra el pueblo
mapuche y, concretamente, contra los miembros de la CAM. Esta
tesis adquiere su mximo clmax con una rotunda prueba de ese
montaje: el atentado contra el fiscal Elgueta es un fracaso; varios
hombres disparan contra el fiscal y su chofer, y fallan todos. El
atentado se recrea con dibujos y entrevistas a los implicados en el
lugar de los hechos. Se explica que el atentado sirvi de escusa para
aplicar la represin posterior. La recreacin a lpiz muestra un
esquema en donde se vincula a la CAM con las FARC, y poco
despus, se muestran imgenes de detenciones, con la presencia de
nios, mientras que los carabineros denuncian la presencia de nios y
su uso como escudos humanos para evitar las detenciones. El fiscal
apunta a que no hay persecucin. Si la hubiera habra ms
detenciones. Los argumentos de la fiscala se deshacen cuando una
joven, portavoz de CAM habla en la puerta de una casa humilde y
seala: Esta es la casa a la que pertenece la asociacin ilcita, a la que
le viene toda la plata del extranjero. La conjugacin del testimonio

194

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

con el trasfondo de la imagen sita toda la versin del fiscal en el


terreno de lo irnico, desmantelando el cmulo de mentiras que
supone esa conspiracin. La joven aade: Es un bien chistoso el
cajero automtico, aludiendo a la miseria y el absurdo que supone
vivir en esa miserable casa para alguien que dirige una organizacin
criminal con gran cantidad de dinero.
El atentado a Elgueta se sald con duras condenas: Jos
Hueruche, 52 aos; Hctor Llaitul, 103 aos; y Luz Menares, 52 aos.
A ello se contrapone el hecho de que no hay registro en ningn
hospital de la atencin a las heridas del fiscal. Miembros de la CAM
reconocen el encuentro con el vehculo del fiscal, pero rechazan la
existencia del atentado. A estos testimonios se les aaden siempre las
imgenes de los allanamientos por parte de los carabineros, de manera
que imagen y testimonio ponen de relieve las continuas
contradicciones lgicas de la versin oficial de los hechos, con las
cuales se trasmite la conclusin de que alguien miente y que es muy
fcil convertir a la vctima en verdugo. De hecho el agresor siempre
resulta, a la luz de las imgenes, el cuerpo de Carabineros de Chile en
la regin, mientras que no se destaca ninguna de las acciones de
insurgencia, que existen, de parte de la poblacin mapuche.
Quizs Ngunn sea uno de los mejores documentales sobre el
conflicto mapuche que se han realizado hasta hoy en da, por no decir
el mejor. En la actualidad se trata de una referencia ineludible para los
jvenes realizadores comprometidos con la causa. El documental
tiene la virtud de aglutinar todos los problemas que rodean el
conflicto, y su lenguaje, basado en un estilo denso, acumulativo,
fundamentado en la sucesin de datos y testimonios e ilustrado con
imgenes de extrema violencia, sugiere toda la complejidad que reviste
esta temtica. Aunque el documental manifiesta su simpata por el
pueblo mapuche no poda ser de otra manera-, la idea de cierta
honestidad, que aspira a ofrecer una mirada objetiva del asunto, queda
plasmada con total evidencia.
Uno de los conflictos que ms disparidad de opiniones ha
suscitado en la construccin de obras pblicas en los ltimos aos ha
sido la construccin de una autopista de circunvalacin en la ciudad
de Temuco. Sobre estos hechos se rod el documental BY Pass
Temuco (2011) de Esteban Villarroel. Su temtica entraaba investigar

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

195

la construccin de carreteras en Chile como signo de la modernidad


ms aparente, acontecimiento que implica la expropiacin de tierras y
la reduccin del territorio en donde habitan muchos mapuche. El
documental trata de mostrar la oposicin de las comunidades a estas
empresas constructoras, el envenenamiento de aguas, la sequedad de
los humedales y la reduccin de los medios de vida de la comunidad
mapuche a partir de la construccin de la carretera. Tambin se
incluyen detalles y testimonios de engaos en la compra de tierras,
sobrepujas en las subastas y presencia de testaferros falsos con el fin de
esquivar la ley.
Documentales similares de corte televisivo son La voz del viento,
filmado contra la penetracin de las petroleras en Argentina y la
contaminacin subsiguiente. Tambin destaca Chile se moviliza
(2013), de Cote Correa y Carolina Trejo, que se posiciona contra la
instalacin de una planta de celulosa de la empresa Celco cerca de
Valdivia. Celco es propiedad del multimillonario chileno Anacleto
Angelini. Como consecuencia de la instalacin de la planta de
celulosa, el ecosistema del ro Cruces se vio fuertemente afectado. El
cisne negro, una especie endmica, se coloc en las listas de especies
en vas de extincin y a ella le siguieron numerosas especies de peces y
anfibios que comenzaron a aparecer flotando sobre sus aguas. Como
consecuencia del proyecto de implantacin de Celco, la poblacin de
pescadores de las poblaciones cercanas se moviliz como protesta en
contra de los daos que dicha empresa poda causar. Las autoridades
chilenas iniciaron una campaa de limpieza de imagen del proyecto
mediante la puesta en marcha de varios estudios de impacto ambiental
sobre la construccin de un ducto que conducira los desechos de
Celco en un punto mar adentro, frente a las costas de San Jos de la
Mariquina. Los pescadores de las poblaciones cercanas intentaron
bloquear la baha de San Jos con el fin de impedir el paso a los barcos
de Celco. La Armada de Chile prest todo su apoyo a Celco para
lograr el paso de los barcos. Los pescadores, por su parte, defendan
una distancia de cinco millas marinas que es la zona de donde extraen
su sustento diario. Esta situacin provoc los disparos de la Armada
hacia embarcaciones de los pescadores, aunque las fuentes oficiales
defienden que el inicio del tiroteo corri a cargo de los pescadores.

196

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Dentro de esa vertiente de denuncia en relacin con el problema


de la criminalizacin, se encuentra un joven cineasta residente en
Santiago: Vicente Montecinos con dos magnficos documentales El
funeral de un guerrero. Homenaje a Rodrigo Melinao (2013) y
Quintreman: crecer con sabidura (2014).
El primero se centra en la protesta de una comunidad en torno a
la muerte de un dirigente mapuche a manos de los carabineros. Se
trata de un testimonio de primera relevancia para hacer visible las
consecuencias del conflicto en donde las comunidades se manifiestan
de manera pacfica. El documental plantea la realidad de la imagen
mapuche, a pesar de los esfuerzos del gobierno y los medios de
comunicacin por incidir en el carcter terrorista de esta etnia. Por
tanto, el documental intenta trasladar a la opinin pblica este
mensaje de pacifismo y convivencia. Dolor y reivindicacin se
fusionan en un documental en el que la cmara se convierte en testigo
de un acto en donde los lonkos rinden tributo al pei Rodrigo
Melinao, asesinado en agosto de 2013, segn apunt el fiscal adjunto
de Collipulli Ricardo Traipe. El documental es una abierta denuncia a
la falta de investigaciones tras el asesinato, lo cual pone de manifiesto
el distinto rasero con que se enjuicia a los mapuches en Chile respecto
al resto de la poblacin. La justicia funciona a un ritmo diferente en el
pas andino dependiendo de quin sea el inculpado y de quin sea la
vctima. Y ello se manifiesta en la necesidad de que aparezcan en la
escena sujetos con el rostro tapado por un pasamontaas. El
documental asiste al funeral y la reunin de los lonkos y capta los
distintos testimonios en donde se proponen discursos de unidad y
defensa y en donde, en ningn momento, se llama a la venganza. La
cmara se mueve en mano a travs de las gentes e incluye planos
tomados desde detrs de los alambres de los cercados con el fin de
mostrar el encierro y la restriccin territorial que sufre el pueblo
mapuche. Ese acto se convierte en punto de arranque de la denuncia
del avasallamiento histrico del Gobierno contra los mapuche y,
del mismo modo, sirve de acusacin contra el Estado por minimizar
las muertes a manos policiales de los mapuches. Para los mapuches,
como muestra el documental, las trasformaciones han sido de escasa
incidencia en el cambio de la dictadura a la democracia: La dictadura

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

197

no termin para nosotros, sigui con los gobiernos democrticos,


afirmar uno de los testigos.
El documental recrimina al Estado y las empresas, en el tono
habitual de estos documentales, la destruccin forestal de miles de
hectreas. Se pronuncia una queja continua contra la forestal
Mininco, propiedad de la familia Matte, propietaria de un milln de
hectreas frente a las 700.000 que son propiedad de todo el pueblo
mapuche. A ello se suma el gran nmero de hectreas de la familia
Luschsinger. Todas estas tierras reciben subvenciones pblicas, segn
denuncia el documental.
La denuncia se destaca en las escenas finales, momento en que se
acumulan planos del cementerio. El plano final es una especie de
homenaje a Rodrigo Melinao y todos los cados por la represin del
Estado, al albergar a todos los asistentes ante su tumba.
La otra realizacin de Vicente Montecinos es Quintreman: crecer
con sabidura (2014). La pelcula arranca en el ao 1990, en el Alto
Bo-Bo. Una introduccin histrica ilustrada con imgenes de los
Andes y una msica desazonadora nos introduce en el tema de la
lucha mapuche en protesta contra el Estado chileno. Las imgenes de
detenciones, empresas constructoras, y protestas a partir de la
construccin de la presa de RALCO dan paso al testimonio
fragmentado de Berta Quintreman, testimonio que se interrumpe con
el de Rodolfo Martn Villa, Presidente de Endesa, palabras que
elogian las condiciones econmicas de Chile para los inversores
extranjeros. Mientras la pantalla se llena de imgenes de
enfrentamientos entre carabineros y mapuches o protestas en ruedas
de prensa, el sonido est formado por informaciones tcnicas sobre la
presa de RALCO. Esta combinacin de imagen y sonido de
divergentes fuentes produce un anclaje de sentido encaminado a
destacar el silenciamiento que sufre el problema mapuche ante los
deslumbramientos que motivan los signos de la modernidad,
representados por presas y autopistas. La tensin de las imgenes sufre
una intensificacin acompaada del sonido inquietante de la msica.
Una voz en off, perteneciente a un portavoz del Ministerio del
Interior, destaca que los mapuches no tienen leyes propias y se rigen
por las mismas leyes que los chilenos.

198

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

El documental abunda en imgenes presentes en otros


documentales realizados anteriormente por otros cineastas chilenos:
desde El despojo o El engao a El velo de Berta, dedicado a Berta
Quintreman, hermana de Nicolasa, que conforman esa introduccin a
la historia del problema RALCO. A partir de ah, el documental da
un salto hasta el ao 2013, en donde va a comparar la situacin actual
con la presentada en el ao 1900, a partir del anuncio de una tercera
central hidroelctrica en la regin. Imgenes de la construccin de la
central se combinan con la de manchas de sustancias qumicas en el
lecho del ro que ejemplifican el efecto de esta construccin sobre el
medio ambiente. Y otras imgenes de la laguna artificial, que se
realiz tras la presa RALCO, se complementan con el anuncio de la
noticia en televisin de la muerte ahogada de Nicolasa Quintremn,
tras caer al lago prximo a su casa. Luego sigue el entierro y las
escenas de dolor durante el velatorio mapuche. Distintos discursos
ponen de relieve el ejemplo de Nicolasa como luchadora en defensa
del territorio mapuche. Ese discurso se llena de apelaciones a la lucha,
armada, si llega a ser necesario, por parte del hermano de Nicolasa
Quintreman, que exige una lucha contra el capitalismo salvaje y
despiadado que sufren estos ciudadanos. La denuncia se llena de
imgenes de torres elctricas, mientras se recrimina la falta de
democracia existente en Chile para los mapuche, algunos de los cuales
sufren prisin. El duelo se llena de este tipo de protestas dirigidas al
Estado chileno: contaminacin, presos, falta de libertades,
discriminacin, etc. La protesta alcanza el arrinconamiento territorial
y el hundimiento de los cementerios en el fondo de las presas. Toda la
responsabilidad recae en la familia Matte, propietaria mayoritaria de
la empresa. La versin oficial de la muerte de Nicolasa se ve
contrarrestada por la acusacin al Estado de haber modificado la
naturaleza de la regin.
Quizs, el documental peca de cierto estatismo, testimonios
excesivamente prolongados que frenan el ritmo de la pelcula, aunque
su inters reside en la inmediatez y sinceridad de la denuncia, que lo
convierten en un documento excepcional, un homenaje indito acerca
de una vida y un compromiso honroso acerca de la existencia de un
ser de especial relevancia en la comunidad mapuche que se quedar en
el silencio de la historia.

LOS DOCUMENTALES DEL S. XXI

199

El ltimo documental que cierra este largo viaje es un estreno


reciente. Se trata de Katrileo (2014). Katrileo es el resultado de un
concurso. Con motivo del cumplimiento del trigsimo aniversario de
la recuperacin de la democracia en Chile, se invit a participar a
productores audiovisuales de todo el pas a presentar proyectos sobre
acontecimientos de estos treinta aos que consideraran relevantes
tanto a nivel nacional como regional o local. Sobre un total de 170
proyectos recibidos de 16 provincias, fueron elegidos 10 ganadores,
cuyos productores recibieron el financiamiento total para su
realizacin. Uno de ellos fue Katrileo. El documental muestra la
participacin del pueblo Mapuche en estos 30 aos de democracia.
Carlos Catrileo, corresponsal pueblos originarios de la Agencia
Telam, integrante de la CCAIA y conductor del documental,
expres: Entre charlas los y las entrevistadas van contando de qu
forma cada uno lucha y aporta para reconstruir nuestra historia y
nuestra identidad, su participacin poltica en la resistencia, la
articulacin de las polticas pblicas, y cul es su visin respecto al
momento histrico que estamos viviendo.
El ttulo Katrileo procede de los vocablos Katrn que
significa cortar, atajar y Leuf, ro. Ancestralmente, cortar el ro era
una tarea que daba oportunidad de que la gente pudiera atravesar a
uno y otro lado cuando esto ocurra. As podan intercambiar e
interrelacionarse, reencontrase con su gente a ambos lados de las
orillas del ro y seguir viaje hacia donde quisieran. Con la llegada de
las nuevas tecnologas la construccin de puentes reemplaz la labor
de quienes tenan la tarea ancestral de cortar los ros. Hoy ese papel se
le ha encargado a los medios de comunicacin: los y las
comunicadores indgenas somos como un puente entre diversas
realidades, seala Catrileo.
Las experiencias relatadas van desde la conformacin de
las Cooperativas Indgenas en Rio Negro, a fines de los 70;
pasando por la conformacin del CAI (entrevista a Chacho
Liempe); la recuperacin de territorios en Neuqun (entrevista
Fidel Colipan); la reafirmacin de nuestra identidad a travs de
la espiritualidad y rol de la mujer (entrevista a Mara Cual,
Luisa Quijada, Luciana Jaramillo, Christian Colhuan, entre
otros) y mostramos distintas lecturas sobre la actualidad

200

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

Y en ese plano se sita el documental, un signo de los tiempos,


pero tambin un espacio de dilogo y de confrontacin de pareceres
que debera conducir a la consecucin de la justicia, y de la paz, en un
mundo en donde priman demasiados intereses y en donde esos dos
conceptos parece que han perdido toda su importancia.

14
Los mapuches o la criminalizacin de la protesta

Albert Camus en alguno de sus Cahiers sealaba que era muy


sencillo trasformar a la vctima en verdugo. Y cada da, quizs porque
lo he vivido en carne propia, estoy ms convencido de la verdad que
encierran sus palabras. Vivimos un mundo en donde el peso y la
presin de un modelo ideolgico est aplastando cualquier posibilidad
de otra forma de vida, de otra forma de pensar. La implantacin del
neoliberalismo supone la aceptacin de ese modelo capitalista que con
la bandera del progreso alzada se ha querido presentar como el nico
modelo posible a raz de la crisis de las ideologas y la aceptacin de
una nica ideologa en el primer mundo: la ideologa del mercado.
Esa ideologa encierra un alto nivel de bienestar como pocas veces se
ha dado en la historia. Pero ese nivel de riqueza slo se presenta en el
plato de una pequea parte del planeta. Para el resto, ese modelo
ideolgico significa la aceptacin de las ruinas que el ngel del
progreso inventado por Benjamin dejaba a su paso bajo las sombras de
sus alas. En pases como Chile esas trasformaciones se asientan en el
fondo de un debate y una eleccin acerca del modelo econmico
aceptado y la resignacin de una parte de la poblacin a permanecer
dentro de las bolsas de pobreza, formadas por unas mayoras que se
mantenan silenciosas hasta ahora. Esa realidad ha sido silenciada
intencionadamente por la mayora de los medios de comunicacin de
aqu y de all. Y el silencio suele conducir al conflicto. La carencia de
una visualizacin de los problemas sociales suele encaminar la
disyuntiva de los distintos tropiezos histricos hacia una salida
fundamentada en la violencia. Chile no lo quiere ver as, pero el
inters econmico de una clase privilegiada, de una oligarqua no muy
diferente a la de los antiguos criollos, los gamonales del norte o los
hacendados del sur, junto al beneficio de las multinacionales en una

202

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

sociedad globalizada, apuntan a una encrucijada, en donde la condena


a una gran parte de la poblacin supone una de las tragedias ms
graves de su historia reciente y pasada. Esa tragedia se vincula con un
hecho global propiciado por las condiciones histricas que
proporcionaron los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y
Washington. La tragedia de esos crmenes abri la posibilidad de
criminalizar cualquier oposicin a los intereses de Estados Unidos y
del universo neoliberal. Porque el neoliberalismo ha predicado
libertad para las transacciones comerciales, pero ninguna libertad a la
hora de pensar y manifestar las ideas que se oponen al sistema. Todo
impedimento a la implantacin de la voluntad de las multinacionales
y del capitalismo global se ha visto revestido del velo de la
criminalizacin. Es imposible ya la protesta, porque la protesta se
convierte en delito. La protesta se ha convertido en un crimen. Y mi
pas, desgraciadamente, con la ley mordaza en ciernes, se est
aproximando a ese mundo en el que la protesta es crimen, ese mundo
ms propio de las dictaduras que de las modernas democracias.
Ese espacio de silencio, de criminalizacin, en donde el sujeto y la
mayora silenciosa se constituye en un elemento marginal y que a ojos
del sistema no merece existir, supone la necesidad de bsquedas
alternativas en las que se puede hacer sobrevivir ese discurso
antagnico, distinto, diferente, alternativo, que es necesario en
cualquier sociedad libre y democrtica asegurar a los cimientos ms
ferreros de nuestras sociedades. Seguramente que nociones como
libertad y democracia han perdido gran parte de su sentido, pero no
por ello se debe cesar en el intento de mejora y en la consecucin de
un mundo ms justo y equitativo.
Ese canal alternativo, si nos centramos en la situacin de los
mapuches en Chile, est constituido por el gnero documental. El
silenciamiento forzoso e interesado de su causa ha conducido a la
exigencia de un nuevo canal de comunicacin para reconducir las
reivindicaciones del pueblo mapuche. Y el nico eco que encuentra la
causa es el gnero documental, ya que pocas veces el cine ha sido
motivo de criminalizacin en la historia, a pesar de la caza de brujas o
la necesidad de sacar del pas en la clandestinidad una pelcula como
La batalla de Chile. El documental sobre el conflicto mapuche con el
Estado chileno se fundamenta en la criminalizacin de la protesta y la

LOS MAPUCHES O LA CRIMINALIZACIN DE LA PROTESTA

203

visibilidad de un tema mal resuelto en la construccin de la repblica


chilena. En Chile y en otros muchos pases, y en Espaa hay ejemplos
con los escraches recientes, se criminaliza cualquier tipo de protesta
bajo la etiqueta de terrorismo. El Estado neoliberal fagocita cada vez
ms la simple protesta y la queja. Al delito comn y al crimen se le
denomina terrorismo con el fin de rodearlo de una significacin ms
grave a la sombra del 11 de septiembre. Colocar al mismo nivel el
activismo mapuche que los crmenes de ETA, Brigadas Rojas, BaderMeinhof, Sendero Luminoso o Al Qaeda es un error evidente, que
responde a una estrategia de manipulacin semntica, cuya finalidad
es lograr una diferente percepcin del conflicto encaminada a la
criminalizacin del pueblo mapuche. Y forma parte de esa
criminalizacin la constitucin de un nuevo lenguaje en el que se
proscriben trminos como revolucin, libertad, soberana nacional,
pueblo, imperialismo o proletariado (Bordieu y Wacquant, 2000), lo
cual contribuye a un nuevo proceso de colonizacin empresarial
(Solano, 2012: 133). Vivimos un tiempo en que las revoluciones
parecen olvidadas y los niveles de libertad adquiridos en el presente,
cuya factura supuso millones de muertos, guerras mundiales,
monarcas asesinados, revoluciones y muchas huelgas, parecen haberse
perdido en la memoria de una mente perversa. Parece que los
derechos adquiridos en la modernidad estn ms en peligro que nunca
como defensa del baluarte neoliberal. Y todo ha suscitado una nueva
retrica con nuevos significantes y nuevos signos de barbarie que
conducen a la criminalizacin de toda idea o gesto que se distancie de
esa nica meta: el enriquecimiento del mundo poltico y el mundo
econmico.
Y de ese lenguaje no forma parte el hecho de que los indgenas del
S. XXI signifiquen valores como ecologa o respeto al otro ni el hecho
de que los indgenas sean los actores principales en la defensa del
medio ambiente (Bengoa, 2007: 83). Es ms, esa criminalizacin est
conduciendo a una radicalizacin de los jvenes mapuche ante el
desinters oficial que causan sus demandas (Marimn, 2012, 133 y ss).
Este proceso de ideologizacin del conflicto no es sino un medio de
justificacin de las malas artes que la expansin empresarial est
ejerciendo en muchos territorios del planeta, en donde Chile es un
buen ejemplo y una pequea parte, o como ha sealado Jorge Pinto y

204

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

ya seal, parte de una expansin y exclusin que se realiza desde hace


siglos:
la exclusin del mapuche resolva adems, el problema de
la ocupacin de sus tierras, fundamentales para distribuirlas
entre los colonos que se estaban enviando desde el Valle
Central y Europa. Por ltimo, todo el aparato burocrtico que
el Estado instala en la vieja frontera y la presencia del ejrcito
slo confirman su afn de intervenir en la regin y su
propsito de hacer valer la norma jurdica establecida para el
resto del territorio. El discurso antiindigenista que est detrs
de esas acciones slo constituye la justificacin ideolgica de
un proceso de despojo y agresin al mapuche que abri las
heridas (Pinto, 2003: 25).

Recientemente, el 30 de julio de 2013, la ONU, por medio de Ben


Emmerson, su representante de una comisin de estudio del
problema, ha declarado en un informativo de la CNN:
La ley se ha aplicado discriminatoria, sin racionalidad e
injustamente. Se ha convertido en parte del problema.
Impunidad de fuerzas especiales y carabineros. Exceso de
aplicacin de la ley antiterrorista y no aplicacin de las leyes
corrientes en reas mapuche. No se debe aplicar esta ley, la ley
ordinaria es capaz de garantizar la ley y el orden. En el caso
Luchsinger se ha aplicado la ley corriente.

Indudablemente, el documental, y ello es visible en los


documentales anteriores, supone un gnero interesado que desarrolla
el clmax y una determinada tesis, pero es el gnero que da voz a los
que no tienen voz, mediante su presencia directa, y eso significa la
visualizacin del conflicto. El documental se puede permitir realizar
este tipo de denuncias, puesto que su dependencia de intereses
econmicos y publicitarios es mucho menos que la que se mantiene
en la prensa escrita o en la televisin con grandes capitales necesarios
en la fase de produccin. Esta denuncia toma cuerpo por medio de
documentales performativos (Weinrichter, 2004: 49 y ss),
documentales que pretenden cambiar insistentemente el estado de
opinin de los espectadores acerca de la consideracin de los mapuche

LOS MAPUCHES O LA CRIMINALIZACIN DE LA PROTESTA

205

como terroristas, posicin que defienden los medios dominantes con


El Mercurio o La Tercera a la cabeza. Y hay que plantearse la
importancia de este cine. Primero, como medio de intentar
aproximarse a la verdad, y segundo, como molde que recoge la
memoria, el documento que atestigua que el crimen y la injusticia se
producen al acusar interesadamente a alguien que realiza una protesta
legtima o que toma medios inadecuados de protesta con la violencia
de antemano, de ser terrorista, con el fin de criminalizar cualquier
gesto de legtima rivalidad. Y en ese caso el cine, como la literatura,
son unos bienes necesarios: Qu habra sido de la guerra civil
espaola sin pelculas como Morir en Madrid o Sierra de Teruel (Veres,
2013)? Qu habra sido de la barbarie nazi sin Noche y neblina de
Alain Resnais?, Qu habra sido de la historia de los crmenes de la
dictadura chilena sin la pelcula de Patricio Guzmn La batalla de
Chile o la de Armand Mattelart La espiral? Nos habramos quedado
con las ideas que inspiraba Raza de Sez de Heredia o Franco, ese
hombre, del mismo director? Nos habramos quedado con esa parte
de la memoria que recogen documentales como El triunfo de la
voluntad u Olimpia de Leni Riefenstahl, con los informativos
televisivos de Pinochet como nica verdad?
La denuncia del crimen existe mientras dura su recuerdo, como
seal Horkeimer:
El crimen que cometo y el sufrimiento que causo a otro
sobreviven, una vez que han sido perpetrados, dentro de la
conciencia humana que los recuerda, y se extinguen con el
olvido. Entonces ya no tiene sentido decir que an son verdad.
Ya no son verdaderos: ambas cosas son lo mismo. A no ser que
sean conservados en Dios. puede admitirse esto y no obstante
llevar vida sin Dios? Tal es la pregunta de la filosofa.
(Horkeimer, 1976: 16)

El gnero documental es un molde ms de la memoria. Como la


literatura o el cine de ficcin recogen en imgenes un listado de
iconos que constituyen la memoria del mundo contemporneo. Y
hay memorias que intentan falsear la historia mediante la imposicin
deliberada de su imagen y el silenciamiento de la imagen ajena. sa es
la diferencia entre una posible verdad y una posible mentira. Estos

206

CINE DOCUMENTAL Y CRIMINALIZACIN INDGENA

documentales apuestan por su verdad, pero no intentan silenciar la


verdad ajena, y ah se sita su catadura moral. Joris Ivens, ese hombre
del cine, olvidado, cuyo recuerdo en Valparaso se mantiene en una
librera cerrada recientemente, sealaba que la cmara tena en su
imaginacin tres ojos o tres objetivos: El ojo ve la realidad a travs
del visor de la cmara. El otro mira abierto lo que hay alrededor. Y
un tercer ojo mira fijamente hacia el futuro. La verdad es que el
documental es un gnero que mediante la denuncia realiza una
propuesta vlida para permanecer en el futuro, un futuro que nos
pertenece a todos, a los de ahora y a las generaciones venideras, no
slo a una clase social o a un grupo de empresas. El cine documental
se ha convertido en un medio de representacin de la injusticia y la
barbarie, de su denuncia y de su conservacin frente al olvido de un
mundo con demasiadas ansias de indiferencia ante un pasado que
queda destronado de la memoria por los acontecimientos del
presente. Y ese papel de denuncia y de conservacin se le ha quedado
reservado al cine y a los archivos audiovisuales:
Efectivamente, una de las vas de la modernidad
cinematogrfica resuena en el concepto de escritura del desastre
que definiera Maurice Blanchot. Esto es el descubrimiento de
hechos histricos inconmensurables que exceden cualquier
asomo de familiaridad y figurabilidad, (los grandes
ceremoniales polticos y los campos de la muerte, el
insostenible descubrimiento de los hornos crematorios y las
cmaras de gas y las ruinas desoladoras de la derrota) y la
alienacin de una humanidad capaz de un crimen contra s
misma con el consiguiente fracaso del ideal moderno.
Reescritura de la Historia que en el caso del cine responda a la
inyeccin de memoria sobre el absoluto del horror, y la
dificultad de hacerlo en la medida que el cine somete la
potencia histrica a la moneda del imaginario colectivo a la
obscenidad del espectculo. (Domenec Font, 2005: 136).

Ese carcter libertario a la hora de moverse entre el juicio del


pasado y del futuro creo que concede al documental la posibilidad de
erigirse en el canal adecuado de la protesta futura. La anttesis, la
contradiccin, la oposicin, el contraste son rasgos de la libertad a la
hora de crear cualquier texto con un mnimo espritu crtico y ese

LOS MAPUCHES O LA CRIMINALIZACIN DE LA PROTESTA

207

espritu crtico creo que es la mayor virtud de estos documentales que


se constituyen en uno de los pocos baluartes de la libertad y la
protesta requerida para ejercitar dicha libertad. Ms o menos Patricio
Guzmn lo explic hace aos cuando sinti la necesidad de abandonar
un guin y descender a los infiernos de lo que suceda en las calles de
su ciudad:
La lucha de contrarios, la sucesin de imgenes o
secuencias que alternativamente se contradicen, que presentan
opiniones, personas, datos, hechos opuestos, como opuestos
son los planteamientos, objetivos y mtodos polticos de la
izquierda y de la derecha, en Chile y en todas partes, dan una
doble dimensin creadora: por una parte, la descripcin de los
procesos internos; por otra parte, una dimensin activa de la
participacin al espectador, que en la suprema objetividad de la
imagen adquiere elementos de juicio para adoptar los propios
juicios de valor y la toma de partido. (Guzmn y Sempere,
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