4 - La Masacre Minera de Potosí de 1947 PDF
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EL ESTADO
Uno de los aspectos ms interesantes del oportunismo en poltica, consiste en olvidar el rol del Estado
con referencia a las clases. Despus de innumerables investigaciones, los fundadores del socialismo
cientfico llegaron a la conclusin de que el Estado era una consecuencia de la lucha irreconciliable de
las clases sociales, y partiendo de estas premisas, hicieron el anlisis, el balance de las experiencias
revolucionarias y sealaron de que los marxistas tomarn el poder y no se contentarn con ste sino que
lo destrozarn, o como dice Engels, en forma concreta, harn aicos el Estado burgus y lo sustituirn
con otro aparato estatal
Entre nosotros, esta idea ha sido echada por la borda y nuestros oportunistas, cuando han llegado por
la puerta trasera al Palacio de Gobierno, han proclamado a todos los vientos que nos encontrbamos
bajo el imperio de un gobierno socialista, sin analizar el carcter de clase del Estado. As ocurri en la
poca de Toro, en la de la Junta de Gobierno y durante el gobierno Hertzog, cuando imper el gabinete
de Unidad Nacional. (1)
Guillermo Lora
Este gobierno llamado socialista, durante la poca de la Junta de Gobierno y cuando se encontraban
de autoridades polticas de Potos; los seores Abel Villalpando, Prefecto; Gualberto Pedrazas, jefe de
Polica; Gualberto Moncayo, Jefe de la Oficina de Trnsito; todos ellos militantes del PIR., se efectu la
masacre ms siniestra que conoce la historia boliviana, una masacre monstruosamente ms enorme
que la propia de Catavi. Si nosotros hasta ahora hemos venido sealando con el dedo a un Ministro
de Gobierno de esa poca (Silvetti Arce), por haberse solidarizado con la actitud criminal asumida
por algunos jefes del Ejrcito, si hemos censurado acremente a ese Ministro de Gobierno que es de la
derecha y defiende los intereses de la derecha, yo creo que tambin estamos obligados a sealar con el
dedo y hablar en la forma ms ruda a elementos que desde una falsa posicin socialista han masacrado
a ms de 300 obreros en Potos.
LAS PRUEBAS
Cmo se ha realizado la masacre? Antes, es necesario que diga dos palabras sobre las pruebas que
vamos a presentar y las que utilizan los piristas. Traemos como pruebas declaraciones recibidas por jueces
competentes en Potos, de obreros heridos, de viudas y de obreros que intervinieron o no en los sucesos
de Potos. Nuestros adversarios traen un legajo con declaraciones de sus militantes, de componentes de
la logia masnica, de grandes potentados e incluso una declaracin de la Superiora de una organizacin
religiosa. Ellos fundamentan sus argumentos con declaraciones de las siguientes personas: Celestino
Castro, universitario y militante del PIR; Guillermo Ergusia, empleado y militante del PIR, Gil Romero,
minero y militante del PIR; Filomena v. de Garnica, pariente cercana de militantes del PIR; Arturo
Salguero, profesor y militante del PIR; Nstor Eguvar, pirista; Antonio Rollano Valverde, pirista; Gregorio
Lujn, pirista; una seora Venancia R. de Sanjins, que presumimos sea pariente del diputado Sanjins;
Victoriano Avils, del PIR; Ren Calvo y N. Bohrquez, hermano del diputado Bohrquez, profesores
militantes del PIR;, Hugo Garabito, un agente fiscal, pirista; Luis Dvalos, pirista; Manuel Vascon, del
PIR; Belisario Picolomini, profesor del PIR y su esposa, que tambin presta declaracin, del PIR; Floro
Espinoza, un dirigente sindical que estuvo al servicio de las autoridades de esa poca; Aurora Viaa, espo
sa de un poeta Viaa, conocido por su filiacin pirista; Valdivieso, pirista; Emilio Canedo del PIR.
Con estas declaraciones, ya invalidadas porque son declaraciones de parte, los culpables han querido
demostrarnos que ellos no masacraron a obreros y que ms bien fueron casi masacrados por los mineros,
que tenan la intencin de consumar un plan subversivo reaccionario para dar fin con la Junta de Gobierno.
A esas declaraciones de parte del PIR, se adhieren otras declaraciones de elementos reaccionarios, de
grandes comerciantes, de miembros de logias masnicas, de instituciones religiosas que tienen un odio
premeditado contra la clase trabajadora de Potos.
La masacre de Potos tuvo lugar el 28 y 29 de enero de 1947, en las siguientes circunstancias: a las seis
de la tarde, as dice el informe del jefe de Polica de Potos que ha ledo el seor Ministro de Gobierno,
-otros aseveran que fue a las 7 u 8 de la noche- aproximadamente treinta trabajadores mineros bajaron
de los campamentos del Cerro Rico hacia la Polica para reclamar por la libertad de dirigentes sindicales
apresados. Es de advertir de que no haban elementos sindicales presos, pero determinada categora de
elementos se encargaron de propagar la especie de que haban sido apresados dirigentes sindicales por
orden de la Junta de Gobierno. Cuando llegan a la Polica, estos 30 mineros acaso 50 o 100 -los datos
guardan relacin directa con el miedo y la buena o mala fe de los informantes-, solicitaron entrevistarse
con el Jefe de Polica, seor Gualberto Pedrazas, un empleado subalterno responde que slo podan
ingresar los cabecillas o los jefes, y la masa replica: nosotros no tenemos jefes y deseamos entrevistar al
Jefe de Policas; el Jefe de Policas comunica que no ser posible que los reciba. Exasperados los obreros
amenazan ingresar a la oficina del jefe, actitud que es respondida con el cierre de las puertas. En este
momento, parece que los obreros, en su intento de ingresar al local, empujaron o acaso agredieron al
centinela; el Jefe de Polica, Gualberto Pedrazas, que observaba desde la ventana, sac un revlver y
dispar, ordenando al mismo tiempo a sus soldados que disparen. Una descarga de fusilera, determin
que los trabajadores huyesen asustados por la actitud inesperada del Jefe de Policas; ellos, dicen las
declaraciones, no esperaban ser baleados; esperaban la libertad de sus dirigentes que los suponan
presos.
Guillermo Lora
PROVOCACIN
En este primer episodio salta a la vista el siguiente hecho: el Jefe de Policas no quiso atender el reclamo
de los trabajadores, justo o injusto; l saba, por la fuente de informacin que tena en el Cerro, de
haberse ordenado hacer correr la noticia de que se encontraban detenidos dirigentes sindicales. Hubiera
sido suficiente para evitar las sangrientas consecuencias que Pedrazas demostrase objetivamente que
no haban dirigentes sindicales presos. Pero el rumor parti de la propia Polica y formaba parte de un
amplio plan de provocacin. Cuando fueron a reclamar, el jefe de Policas les contest con un disparo
de pistola. Indudablemente, estamos obligados a concluir que el jefe de Policas provoc a la masa,
exacerb el nimo de los trabajadores en forma deliberada, esta afirmacin no importa prejuzgar al
enemigo; no podemos confiar que se debi al ofuscamiento de la autoridad por las circunstancias que
rodearon al hecho. Subrayamos el hecho de que la autoridad provoc la reaccin de los trabajadores.
Cuando ellos huan de los disparos, en la calle Oruro ya haban cado dos trabajadores mineros heridos
por las descargas de la Polica; no se trata solamente de descargas al aire, se dio orden expresa de dar
en el blanco. Violentados los trabajadores, gritan esto:
Dinamiteros vamos a armarnos con dinamita, como una reaccin irreflexiva a la provocacin que
haba hecho la Polica. Efectivamente, fueron hacia Pailaviri. Cerca de Pailaviri hay un retn policiario;
en esta tenencia los soldados disparaban contra los trabajadores, y los obreros, reaccionando contra
este ataque, toman la tenencia de polica, llegan al cerro, se renen con ms gente y se apoderan de
cajones de dinamita, que no alcanzaban como algunos afirman, a 80 mil libras. Armados en esta forma
y reuniendo ms gente (tal vez alcanzaban a medio millar) vuelven a la ciudad, aproximadamente a las
once de la noche; mientras tanto, el Jefe de Policas y otras autoridades han reunido a militantes del PIR
Guillermo Lora
y les han provisto de armamentos y de municin. Poseemos un documento que echa bastante luz sobre
esta cuestin; es la nmina de quienes recibieron armamentos; todos estos elementos son militantes
del PIR.
La actividad de los jerarcas piristas no se redujo solamente a arrear a sus partidarios, propalaron
insistentemente el rumor de que los mineros arrasaran la ciudad con dinamitazos y volaran las represas
de las lagunas. Tal propaganda tena como objetivo movilizar a todo el pueblo de Potos contra los
mineros. Se consigui lo que se buscaba: predisponer a un pueblo contra los obreros para ejecutar con
cinismo increble un monstruoso crimen. El PIR premeditadamente buscaba mediante una movilizacin
popular, hacer recaer sus actos criminosos sobre todo un pueblo. Los Villalpando, los Sanjins, los
Arratia, en su vano intento de aparecer vctimas y no asesinos, han dicho en todos los tonos que fue toda
la poblacin potosina la que castig la osada de los mineros. Otra impostura convertida en argumento
de defensa? Es cierto que como consecuencia de la propaganda pirista pidi armas para defender sus
hogares que los crean amenazados, pero hay que recalcar que esas solicitudes no encontraron eco en
las autoridades, que estaban interesadas en armar a sus partidarios en forma exclusiva. Los militantes
piristas, armados y organizados en milicias de antemano, fueron los que masacraron a los trabajadores
mineros, ante el pueblo que desorientado y horrorizado se concretaba a espectar. El PIR quiere rehuir
responsabilidades histricas con el estpido argumento de que hablar de la masacre de Potos es insultar
a todo el pueblo potosino.
ARMAMENTO
Los piristas, debidamente armados, formaron grupos de 15 personas, con un comandante. Antes de que
la manifestacin llegase a la plaza Potos, fue recibida con rfagas de ametralladoras ubicadas en forma
estratgica en la Prefectura, la Polica y el cuartel (fs. 24). En esas circunstancias se inicia una cacera
realmente indescriptible de trabajadores mineros; se los persegua con saa; era suficiente que una
persona mostrase la vestimenta peculiar de minera para que fuera baleada.
DINAMITEROS
Se insiste mucho de que los trabajadores mineros fueron vctimas de las propias cargas de dinamita
que portaban. El argumento es infantil. No se puede atribuir la muerte de los mineros a la impericia en
el manejo de la dinamita, si se considera que a diario manipulan cargas de nitroglicerina en sus tareas
de explotacin. Es evidente repetimos- que se incautaron 80 cajones de dinamita en los depsitos del
Cerro Rico, y les sirvi de arma cuando volvieron a bajar a la ciudad; pero es admirable constatar que
no hicieron daos de importancia en los edificios, arrojaban por el centro de las calles porciones de
dinamita introducidas en recipientes de hojalata; se trataba de cachorros lanzados con el objetivo de
intimidar a la Polica, que ya se haba lanzado al ataque. Si hubiera sido cierto que llevaron los mineros
80.000 libras de dinamita y las arrojaron contra Potos, tendramos que convenir que esa ciudad hubiera
desaparecido. Se ha mistificado a la opinin pblica al sostener que los mineros se autoeliminaron con
las cargas de dinamita, tenemos documentos para demostrar este hecho. La declaracin de Eloy Chalar,
en la pgina 20 del legajo de pruebas dice: en las proximidades de la iglesia de San Pedro (donde vive
la familia Mendivil) dos carabineros encontraron a 4 mineros muertos y les prendieron fsforos a las
dinamitas que llevaban en la cintura. Otra declaracin, la del soldado-carabinero Pedro Garca Velasco
(fs. 25) demuestra que se haba ordenado prender fuego a la dinamita que portaban los obreros para
dar la impresin de que no fueron muertos por bala. A fs. 45 leemos la siguiente declaracin realmente
sensacional, es la de Isidoro Martnez Fernndez: Fui ferozmente golpeado y se me quiso encajar un
cartucho de dinamita en la boca, pero tuve la suerte de poder rechazar.
Las autoridades, que al mismo tiempo eran dirigentes del PIR, ordenaron a carabineros y militantes
piristas que a los mineros asesinados se los destruya con dinamita. As lo hicieron toda vez que les fue
posible, todo esto viene a demostrar que la masacre fue debidamente planeada.
Por propios documentos elevados por Pedrazas al Ministerio de Gobierno se constata que casi todos los
heridos y muertos se deben a disparos de fusil, y slo excepcionalmente a otras causas, entre ellas a
descargas de dinamita.
Guillermo Lora
Entre desperfectos de edificios los masacradores han exhibido las fotografas, una mostrando desperfectos
en el techo de una casa y otra de un ligero desmoronamiento en un muro de piedra, muro en el que
parece que no se utiliz cal ni cemento. Estas pruebas ponen en ridculo la leyenda pirista de que los
mineros se lanzaron a la destruccin de la ciudad. No puede ser calificada de temeraria la hiptesis de
que los desperfectos que hemos sealado se deban a los propios piristas, para justificar as la matanza
de obreros.
EN EL CAMPAMENTO
La carnicera dur toda la noche. Los trabajadores que haban bajado por segunda vez en manifestacin,
huyeron despavoridos por los caminos que conducen a Cinti y otras regiones. Algo ms, agarraron sus
camas y abandonaron los campamentos, huyendo de la persecusin. Pero las huestes armadas de la
ciudad, los perseguidores de los mineros, fueron a actuar a pleno campamento y all se cometieron
los mayores atropellos. Los piquetes de civiles que llevaban gorras de soldados, en su mayor parte
universitarios, asesinaron a todo trabajador que transitaba por el campamento y se introducan a todas
las casas cometiendo toda clase de excesos con las mujeres, los nios y con algunos obreros que se
encontraban en el campamento.
En el campamento minero de Pailaviri los piristas encabezados por Vctor Sanjins que portaba una
pistola ametralladora Schneizer asesinaron a obreros mineros y mujeres. En su desesperacin los
trabajadores levantaban banderas blancas, pero los piristas ingresaban a las habitaciones y victimaban
incluso a quienes de rodillas imploraban clemencia. Se lleg al extremo de violar a mujeres aterrorizadas.
Los extremos que sostenemos encuentran confirmacin en innumerables declaraciones hechas ante Juez
competente.
DECLARACIN DE JOSEFA
CORONADO
El da 29 a las 9 de la maana, los piristas llegaron al campamento de Pailaviri, donde todos cerraron
sus casas, que fueron abiertas por culatazos y amenaza de muerte. Luego nos encerraron hasta las 17
en la habitacin del, sereno bajo soeces increpaciones.
Nos saquearon todos los vveres que tenamos en la habitaciones.
En el cerro del campamento se consum una matanza horrible de mineros. Los nios andaban de rodillas
pidiendo clemencia y los criminales se rean a carcajadas de sus crmenes. Los seores Julio Ramrez y N.
Bolaos son a los que pude reconocer, llevaban una cruz roja en el brazo. Cuando los mineros levantaron
la bandera blanca, los piristas sin hacer caso los mataban. Tambin s que un seor Castro, Secretario de
Pedrazas mataba mineros desde la ventana de su casa, quien a un minero que peda perdn de rodillas
lo mat de un tiro. Violaron mujeres y nias ms abajo del campamento todos los civiles. (fs. 30)
DECLARACIN DE NAZARIO
FUENTES
En el parque minero el 29 de enero a las 7 de la maana, cuando regresaba de casa de una seorita
Felicia y cuando llegaba cerca a mi casa fui sorprendido or un soldado que desde el techo de una casa
me dispar un tiro en la mueca derecha y otro tiro recib de raspetn en el ojo derecho, que ocasion
la prdida de ste. En el Sanatorio del Campamento me dijeron que deba ser herida de dinamita, pero
luego se convencieron que era de bala. No he intervenido en la manifestacin minera de los indicados
das. (fs. 33)
Guillermo Lora
DECLARACIONES DE ISIDRO
MARTNEZ
A las 9:30 del 29 de enero, en el campamento he sido herido en el hombro derecho por el soldado
Enrique Taca. Este quera asesinarme a boca y jarro, finalmente me infiri una multitud de puntapis,
golpes en la cara y todo el cuerpo y una seria avera en mi ceja izquierda. Despus se me present el
agente C. Castro, quien me quiso encajar en la boca una dinamita cargada y preparada. Me oblig que
llevara sobre mis hombros a un herido minero que le haban vaciado todos los intestinos, si no lo cargaba
hasta el hospital me matara a puntapis. El agente qued en l luchando con los obreros. (fs. 33).
DECLARACIONES DE PABLO
MARTNEZ
El da 29 de enero como a las 10, cuando se dispona a subir a su trabajo en San Pedro Nolasco, mi
hermanito menor de 17 aos Toms Montes fue muerto por una bala de fusil, que le atraves la tetilla
matndolo instantneamente. No tuvo intervencin en la manifestacin minera. Era un muchacho pobre
inocente. Todos los testigos presenciales manifiestan que los soldados de la Polica de Seguridad de esta
ciudad, fueron los que cazaban a los mineros indefensos, siendo responsables directos de estos hechos
los del PIR (fs. 36).
DECLARACIONES DE GERARDO
ACEBEY
El da 29 de enero me despert mi madre a las 7 de la maana avisndome que el campamento estaba
rodeado por la polica. Sal del pabelln 21 y baj a la ciudad. En la regin del Parque Minero me vi
rodeado de soldados que hacan puntera en mi cuerpo. Me guarec detrs de un muro de adobes y me
tend en el suelo. Las balas cruzaban por mi alrededor, pero el momento menos pensado los soldados
me arrojaron un cartucho de dinamita, inmediatamente retuve el cartucho con mi mano, pero ya no
haba salvacin, porque la gua era muy corta y corra rpidamente, explotando en mi mano. Despus fui
perseguido a bala. En el hospital me coloroformolizaron y me amputaron la mano, sin embargo de que
apenas tena heridos los dedos meique y anular. -Soy minero, preparo los taladros para cargar dinamitas
y dispararlas. De esta manera soy diestro en el manejo y jams poda hacerme volar la mano-. A muchos
mineros ya muertos les han puesto dinamita para hacerles volar el cuerpo, con la siniestra intencin de
disfrazar el hecho criminoso de la masacre minera. Esta accin consta y pesa en la conciencia de los
piristas masacradores (fs. 37).
DECLARACIONES DE ATANASIO
MAMANI
El da 29 de enero cuando me encontraba a una cuadra del campamento a donde fui por una necesidad
corporal, fui sorprendido por proyectiles de bala, de fusil con direccin hacia mi, habindoseme herido en
el pie izquierdo. Hago constar que los masacradores eran soldados de la Polica de Seguridad. Estudiantes
extraos sin hacer conocer sus nombres se presentaron en la noche del 28 para instigar a concurrir a
una manifestacin. El indicado da en que ca herido, tambin cay mi compaero Luis Rojas Cruz, ms
o menos a las siete de la maana y fue recogido por los carabineros que le haban disparado. Mi esposa
Natalia Chambi de Mamani me dijo que haban visto el cadver de Rojas desnudo en el camposanto y que
no pareca muerto con dinamita, al contrario presentaba heridas de bayoneta en el cuello y el abdomen
(fs.38).
ORGA DE SANGRE EN
PAILAVIRI
Potos. 14 (Corresponsal). En forma espontnea la seora N. (cuyo nombre guardamos en reserva),
como testigo ocular de los sucesos del 28-29 de enero nos ha hecho un minucioso relato cuyas partes
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mdico forense, casi todos ellos han sido victimarios por proyectiles de guerra. Los obreros no tenan un
slo fusil ni ametralladora en su poder. La tenencia de Pailaviri fue abandonada sin dejar un solo fusil;
los soldados corrieron despus de hacer disparos, llevndose sus armas de fuego. Luego la tenencia
fue abandonada por inservible. Existen solamente dos o tres casos de muertos por efecto de explosin
de dinamita. Ya hemos encontrado que una vez que caa algn obrero herido o muerto, si llevaba un
cartucho de dinamita se le incendiaba, para ocasionar la explosin; se lo destrozaba con dinamita.
Pero los muertos en Potos no son 23, pasan de 300. La mayor parte fueron trasladados en carros
basureros y han sido sepultados en forma clandestina, sus nombres figuran ahora como desaparecidos.
Las viudas que an viven en el campamento de la Unificada, sostienen que las autoridades les han dicho
que sus esposos han desaparecido. Se comprender fcilmente que esa desaparicin de centenares de
hombres es inexplicable como simple evasin de la ciudad. La nmina de algunas personas desaparecidas
es numerosa. Las viudas han enviado al Bloque Minero una nota, indicando que sus esposos y sus hijos
no pueden ser hallados despus de los sucesos del 28 y 29 de enero.
La mayor parte de los desaparecidos pertenecen a la clase indgena; indudablemente no todos los deudos
han enviado nminas, reclamaciones, ni oficios para hacer constar su situacin: pero quien se traslad
a Potos, podr constatar que fuera de los datos proporcionados por las autoridades un enorme nmero
de obreros, quienes repito- han sido trasladados en carros basureros, han sido sepultados en forma
ilegal. El nmero exacto no tiene importancia para nosotros; lo importante, lo capital es el hecho de que
se masacr a trabajadores mineros, aunque slo fuesen 5 o 6. Lo cierto es que el nmero de muertos
alcanza y supera al nmero de 300.
CASO GOYTIA
En Catavi se ha observado la misma actitud durante la masacre; se ha hecho desaparecer a los cadveres;
all se dijo que slo haban muerto 20. La masacre de Potos sirvi no solamente para destrozar una
fuerza sindical; no faltaron personas que se aprovecharon de la oportunidad para cobrar venganzas en
asuntos personales, tal es el caso del asesinato de Goytia.
La prensa ha sostenido que Ricardo Goytia haba sido muerto por los mineros a dinamitazos o, en el mejor
de los casos, que l se autoelimin con un cartucho de dinamita. La viuda de Ricardo Goytia, manifiesta
que el seor Gualberto Moncayo, Jefe de Trnsito, era su enemigo porque sustentaba un pleito sobre una
mina, una bocamina llamada Colquechaca en el Cerro Rico; ella afirma, as como otros documentos, de
que Ricardo Goytia fue asesinado por Moncayo por venganza personal.
La Noche de fecha 8 de febrero de 1947, transcribe el relato de un testigo presencial de la autopsia
legal practicada en el cadver de Ricardo Goytia, quien presentaba una herida de bala en la cabeza,
deducindose que se trataba de un crimen de carcter personal. (2)
Lucha Obrera de 15 de febrero de 1947, dice: El agente Celestino Castro que haba asesinado a un
sombrerero en la plazuela del Minero, mat el 29 a hs. 16 a 17 a una mujer y a un nio que pasaban
por su casa. Al ver sto los mineros asaltaron la casa del agente de Polica y arrojaron un cartucho de
dinamita que casi no hizo ningn dao. Es el nico caso de saqueo.
El seor Castro se haba dedicado a cazar mineros desde los, balcones de su domicilio y a arrojarles
dinamita; cuando a este seor se le concluy la municin, los obreros como una reaccin lgica por tales
desmanes, asaltaron su domicilio; parece que llegaron a saquear y a llevarse algunos objetos.
Es importante hacer constar que el 28 de enero era lo que se llama en Potos un da de medicin. Los
trabajadores calculaban el trabajo de la semana y por costumbre llevaban copas de licor. A la hora en
que baj la primera manifestacin, es de suponer que muchos trabajadores se encontraban embriaga
dos y otros suficientemente excitados por el alcohol; en estas circunstancias, los obreros confiesan que
se presentaron elementos ajenos a los trabajadores -ellos creen que eran seguramente polticos, y por
la vestimenta suponen que seguramente eran universitarios; otro afirma que eran empleados de la
Municipalidad. Qu decan estos seores? Indicaban que haban sido apresados dirigentes del Sindicato
de Metalrgicos de Potos- este hecho era falso, adems sealaban que en La Paz haba sido colgado el
dirigente minero Juan Lechn; llegaron al extremo de sostener que algunos dirigentes se encontraban
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presos en la polica (elementos de filiacin movimientista haban sido apresados por orden de la Junta
de Gobierno) y agregaban ellos: conjuntamente con otros dirigentes noristas sern fusilados hasta
el amanecer; es urgente ir a rescatarlos. Incitados por propaganda de esta naturaleza, los obreros
bajaron... y bien se sabe que decan en la calle, qu manifestaciones tenan; daban glorias a Villarroel,
Muera el PIR!, Viva a Hertzog! y segn el informe del seor Jefe de Policas, decan tambien:,iViva el
POR!
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Por otra parte, todo obrero que falte una vez a su trabajo, pierde el racionamiento de pulpera del da.
El PIR no hace sino pagar con creces la migajas que le arroja el capitalismo y se convierte en capataz de
obreros y fiel servidor de la burguesa.)
En sntesis, la masacre de Potos fue una cobarde revancha de un partido poltico por haberse colocado
los trabajadores mineros en una posicin poltica contraria a sus intereses bastardos. Indudablemente fue
una idea infantil: con masacrar a diez, quince o trescientos obreros no se ha de eliminar la aversin que
sienten los explotados por los traficantes del socialismo, ese no es el mtodo recomendable para conseguir
que los sobrevivientes ingresen a las filas del partido. El PIR en su conducta criminal ha ahondado el
abismo que le separa de la clase obrera. Odio irreconciliable en Potos sienten los trabajadores mineros
contra los masacradores del 28 de enero.
FALSIFICACIN
Las autoridades policiales, en su vano intento de borrar su culpabilidad, han obtenido mediante la violencia
unas veces, y otras mediante la coima, declaraciones de propios dirigentes obreros que confirman la tesis
de que ellos se concretaban a defender la ciudad de una amenaza de destruccin y al gobierno de un
movimiento subversivo contrarrevolucionario. Rompiendo el temor que imperaba en Potos despus de
la masacre del 28-29 de enero, se ha logrado entrevistar a los trabajadores -casi todos se encontraban
hospitalizados- quienes se manera uniforme han manifestado que en la Polica bajo amenaza de muerte
se los ha hecho firmar declaraciones fraguadas. Se ha llegado al extremo de obtener declaraciones de
propia condenacin mediante la amenaza de muerte. El obrero Zelaya a fs. 16 vuelve a manifestar que
ignora el contenido de la declaracin que se le oblig a firmar. Ren Valencia (fs. 17, v.) dice textualmente
me obligaron a declarar contra varios dirigentes sindicales. A fs. 18 v. nos enteramos que el Jefe de
Policas consigui hacer declarar contra Eloy Chalar, a su vez ste es obligado a acusar a los militantes
del M.N.R. (fs. 21).
Se constituy en el Hospital Bracamonte el agente Barrios para hacer firmar con obreros heridos, se supone
que mediante la violencia, o la promesa de recompensa, declaraciones, que haban sido previamente
faccionarias en la Jefatura de Policas. Cinismo y relajamiento moral caracteriza en la obtencin de
pruebas a los piristas. Se nos exigir mayores pruebas para demostrar la vil falsificacin de los hechos
por los masacradores de Potos?
Las fotografas que la prensa de derecha ha publicado sobre los sucesos de Potos, muestran hechos
adulterados por el PIR.
Se trata de verdaderos chantajes. Las fotografas... han sido preparadas por el PIR, como en el caso
Goytia, de las represas,etc. Los trabajadores del Ingenio Velarde pueden certificar que en las calles
Bustillo y Oruro a un cadver le pusieron un cartucho de dinamita para fotografiarlo. (Lucha Obrera,
N 1)
En forma apresurada los piristas organizan un Congreso de la apcrifa CSTB, para demostrar a la opinin
pblica que los autnticos asalariados (su dirigente Flores Lironda tiene una empresa de transportes)
aplauden el coraje de Pedrazas y Villalpando al haber destrozado a los mineros nazi-fascistas que tenan
el deseo de hacer volar a Potos. Se produce el comunicado de rigor y lleva la firma de delegados mineros
del propio teatro de la masacre. El Ministerio no tiene mayores complicaciones. El Jefe de Policas ha
elegido a los delegados, les ha dado pasajes y viticos y les ha obligado a representar a sus compaeros
mediante la violencia. Esto no decimos nosotros, lo sostienen los trabajadores organizados.
La masacre de Potos, en la que no ha intervenido ninguna fraccin del ejrcito, en la que no ha capitaneado
el asesinato ningn comandante de la armada boliviana y slo s elementos del Partido de la Izquierda
Revolucionaria y se han consumado los peores atentados, es el ms monstruoso crimen que conoce
la historia boliviana. Nunca en ninguna masacre ha habido tanta saa para ultrajar a los trabajadores
mineros, ni en Unca ni en Catavi, ni en la masacres de indios, si se excepta las cometidas por los
propios piristas Nunca se ha alentado el odio, la saa poltica tanto como en Potos el 28 de enero. Sin
embargo, de esta monstruosidad, de estos asesinatos a sangre fra (estoy seguro ninguna fuerza llamada
de izquierda del mundo ha perpetrado, ningn izquierdista se ha atrevido hasta ahora a agarrar una
pistola ametralladora y barrer a nios, mujeres y mineros), sin embargo de tan horroroso asesinato, un
simple Decreto Supremo (de fecha 8 de noviembre de 1947) ha sido suficiente para archivar el proceso
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criminal y dar certificado de buena conducta a las autoridades que intervinieron en los luctuosos sucesos.
Si las autoridades crean en su inocencia, si tenan seguridad de no haber masacrado, de que no hubieron
muertos en Potos, y que slo se concretaron a defender el orden pblico amenazado por los mineros cali
ficados como nazis, esas autoridades tenan inters de levantar todos los cargos lanzados en su contra
y demostrar a la opinin pblica, mediante un proceso, que ella no haban masacrado, que no haban
asaltado, portando ametralladoras y fusiles, los campamentos mineros. Pero se acogieron al Decreto
Supremo y todo qued como si nada hubiese ocurrido en Potos, como si no hubieran cado 300 muertos,
y como si no quedaran viudas e invlidos, que siguen esperando el momento de ser escuchados. Una
prueba ms de la culpabilidad de las autoridades. El D.S. de amnista se ha dictado exclusivamente para
los trabajadores, as dice su texto, y no obstante su clara redaccin las autoridades se han apresurado a
acogerse a los beneficios de una disposicin que no les alcanza.
Es de conveniencia de las propias autoridades que intervinieron en estos hechos, el someterse a un
proceso que seale a los culpables, y al mismo tiempo es un deber del Estado, ya que representantes
del Poder Ejecutivo en Potos, masacraron a mineros. Adems es un deber del Estado el prestar ayuda
econmica a las viudas y a los hurfanos que han quedado en situacin lamentable, en la miseria como
consecuencia de la masacre de Potos.
Al tener noticia de esta masacre, todos nos resistimos a creer que hubiesen sido elementos de un partido
llamado de izquierda los que hubiesen encabezado la accin. No quisimos creer en ningn momento que
esos traficantes pudiesen mancharse con sangre en una actitud criminal. Pero ya sabemos la verdad. El
PIR no solamente ha asesinado a los mineros, sino que los ha incitado para que se hagan matar. Lo que
las autoridades piristas han hecho en Potos, es llevar a los mineros a una carnicera; subterrneamente,
ocultamente se los ha llevado a la masacre. Asesinos, mil veces asesinos, son los que han hecho correr
sangre proletaria en las calles y campamentos de Potos. Despus de esto ya nada hay que hablar.
Sangre obrera ha corrido y esa sangre obrera ha abierto el abismo que nunca podr ser salvado. Del PIR
nos separan los muertos de Potos. Aunque ellos sigan hablando de izquierda, an cuando ellos hagan
gala de piratera como legisladores, an cuando ellos se lancen a decir que son los nicos defensores de
los trabajadores, ser suficiente recordar que ellos son los primeros masacradores de obreros y que, por
lo tanto, en ellos ya no se puede creer, ni menos hablar.
No puede hablar de mejoramiento de la clase obrera el partido que busca destruir las filas de los
trabajadores a bala. Ese partido no tiene derecho ni moral para hablar de fascismo. Los fascistas son
aquellos que quieren convencer a los trabajadores de sus ideas con el proyectil, son aquellos que a golpe
de la fuerza bruta quieren convencer al enemigo de la justeza de sus posiciones. Y tener la evidencia que
a los trabajadores mineros se los asesin bajo el pretexto de que eran fascistas!. Ah est ese enorme
descubrimiento! Ahora sabemos que las masas tambin son fascistas. Hasta sabamos que las masas
podan estar engaadas por el fascismo, y que instintivamente esas masas se inclinaban al campo del
socialismo. El PIR est orgulloso de su obra, dice que es un positivo servicio al socialismo, ha eliminado
a bala a los fascistas de Potos. Es de desear que esta prctica no la emplee en todo el pas y en todos
los centros mineros, porque as van a desaparecer los trabajadores. Si a todos los llamados nazis van
a eliminar a bala, ya no habr quin labre la grandeza de los Estados Unidos, de Aramayo y Hoschild,
y esta sera la peor desgracia del PIR porque desapareceran los que hasta ahora los mantuvieron
econmicamente a travs de los llamados Frentes Democrticos Antifascistas.
Las lneas que preceden perpetuarn una verdad: desde hoy se sabr, en la historia mundial de las luchas
sociales, que en Bolivia, en 1947, un partido que se llama de izquierda y que asesin a 300 obreros. Esto
no tiene parangn en la historia de ningn pas.
Hemos dicho una verdad que quemaba nuestras gargantas y deliberadamente hemos olvidado el Consejo
de Cristo -que lo recuerdan los catlicos piristas- que nos hubiera obligado a callar definitivamente: No
lancis nunca vuestras palabras ante los puercos, os exponis a que las pisoteen y a que, volvindose
contra vosotros, os devoren.
La Paz, diciembre de 1948
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Guillermo Lora
TESTIMONIO OBRERO
El Cuarto Congreso Nacional de Trabajadores Mineros de Bolivia. Oda la informacin de los delegados de
los sindicatos mineros de Potos:
DECLARA culpables de la masacre del 28-29 de enero de 1947 al ex-Prefecto, Abelardo Villalpando, al exJefe de Policas Gualberto Pedrazas, al ex-Jefe de Trnsito Gualberto Moncayo y a Vctor Sanjins, todos
militantes del PIR. (Actas del Congreso de Colquiri).
Colquirl 10 de junio de 1947
EL ROL DEL MINISTERIO DEL TRABAJO. No en vano se seal al Ministerio del Trabajo
como el organismo que tendra que constituirse en el eje del Gobierno socialista. Est, pues, cumpliendo
su deber y confirmando las previsiones, el buen augurio que rodearon su creacin. Sus proyectos
estn basados en lo que considera una certera interpretacin de la realidad boliviana y pone en ello,
sinceridad y estudio. Nada puede asegurarnos la infalibilidad con que la prensa reaccionaria caracteriza
su crtica, porque frente a tal pretensin tenemos la amplia fundamentacin con que venimos encarando
la organizacin sindical de la Repblica y tenemos tambin la circunstancia de que dicha prensa sirve
los intereses capitalistas, que estn frente a los intereses generales, frente a los intereses de las clases
trabajadoras. Finalmente, el Ministerio del Trabajo representa la opinin de las mayoras ciudadanas y
tiene el apoyo de las masas que le rodean de ese ambiente poltico por el que la prensa de la derecha
demuestra tanto celo.
DOS FINES TRASCENDENTALES DE LA ORGANIZACIN SINDICAL
La organizacin sindical proyectada no tiende a erigir ninguna dictadura, ni a colocar a ningn sector
por encima de los dems. Tiende a dar a cada factor de la produccin el lugar que le corresponde y
a concursar dentro de la armona colectiva con el prestigio a que tiene derecho en razn de la fuerza
econmica y social que representa.
La organizacin sindical proyectada tiende a conseguir que desaparezca la accin individualista, inorgnica
y desquiciadora que no tiene ninguna expresin social y cuyo esfuerzo se destruye y se pierde en la lucha
de la personas, sin trascender al campo colectivo.
Tal circunstancia ni permito una accin coordinada de los individuos an para sus propios intereses
personales, ni representa un signo de valor colectivo en servicio de la generalidad. Y como no siempre
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Guillermo Lora
son reconocidos estos dos extremos y los hombres se hacen frecuentemente la ilusin de vencer en sus
combates singulares, el Estado debe sealarles el camino de su propia prosperidad y obligarles a traducir
sus esfuerzos individuales en accin coordinada y conjunta que garantice la desaparicin de la anarqua
en la produccin, que evite determinados sectores sociales, hasta hoy preferidos del mecanismo total
del Estado y puestos al servicio de determinados y excluyentes intereses, continen en tal situacin de
inferioridad. A este concepto responde el artculo primero del proyecto que establece: todo poblador del
territorio boliviano, sea hombre o mujer, que de cualquier modo participe en la produccin, distribucin y
uso de la riqueza, est obligado a sindicalizarse con sujecin al procedimiento que determinar el Estado
Sindical.
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Guillermo Lora
(El Comercio,
Sbado, 4 de diciembre de 1948)
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Guillermo Lora
judiciales se hallaban incluidos, como acusados, entre otros, los siguientes: Primitivo Villalpando,
Sebastin Hidalgo, Vctor Zamora, Julio Lpez, Secundino Vilca, N. Patio, N. Loza, Pablo Quispe, Ruperto
Flores, Jos Arns, Luis Marquen, N. Echalar, N. Dinamarca, etc.
Respondiendo a la segunda pregunta sobre los castigos impuestos a los culpables dijo que el proceso no
pas de la estacin sumaria, en virtud del decreto de amnista que expidi el gobierno, archivndose los
obrados y siendo puestos en libertad los sindicados que se hallaban en detencin.
Ley al respecto un informe del actual Prefecto de Potos y del Fiscal del Distrito de ese departamento.
Sobre la nmina de muertos y heridos, ley los informes de las autoridades respectivas.
A solicitud del H. Lora ley el informe del entonces Jefe de Polica de Potos, seor Gualberto Pedrazas,
que relata la forma en que ocurrieron los lamentables hechos del 28 de enero de 1947.
Con respecto a la informacin del exprefecto seor Abelardo Villalpando, dijo el seor Ministro que no
existe un informe completo, sino ms bien telegramas circunstanciales, a los que hizo dar lectura por
secretaria.
COMENTARIO
Las anteriores crnicas aparecen publicadas por La Repblica, vocero del pursismo y del gobierno
Hertzog.
Los autores directos de la masacre de los mineros potosinos fueron los militantes piristas Abelardo
Villalpando y Gualberto Pedrazas, que por ser tales contaron con la proteccin del
gobierno presidido por Hertzog. Los protagonistas del genocidio no han sido castigados y el ministro
Mollinedo inform que se acogieron a la amnista decretada por el Poder Ejecutivo.
El PIR y los partidos republicanos de todos los matices son viejos compaeros de fechoras, por esto
mismo no hay que extraarse que el oficialismo se esmere hasta extremos insospechados en ocultar los
crmenes de Villalpando y Pedrazas.
Por otro lado, resulta explicable que la gran prensa y los portavoces del actual gobierno feudalburgus
pongan tanto empeo en hacer aparecer al trotskysmo como uno de los responsables de la masacre,
esto junto al MNR. Una y otra ver se dice que el POR no es ms que una criatura del movimientismo.
La Paz, diciembre de 1948
G. Lora
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