BAYLOS-Huelga y Democracia
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BAYLOS-Huelga y Democracia
Antonio Baylos*
Catedrtico de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Centro Europeo y para el Dilogo
Social, Universidad de Castilla La Mancha (UCLM), Espaa.
Titularidad y Ejercicio
delconcepto
Derecho
de Huelga
en Espaa:
El uso del
territorio
en la Constitucin
y en
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la los
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Tambin resulta ilustrativo contemplar a partir del rgimen instaurado por la LOLS la definicin de la titularidad y el ejercicio como posiciones individuales y colectivas de los sujetos del derecho. Desde la
construccin clsica que recogi la STC 11/1981, con precedentes italianos y franceses, la huelga se define como un derecho de titularidad
individual y de ejercicio colectivo. La citada Sentencia recuerda que
caracteriza al derecho de huelga ser un derecho atribuido a los trabajadores uti singuli, aunque tenga que ser ejercido colectivamente mediante acuerdo o concierto entre ellos. Esta frmula tiene como inmediata consecuencia evitar cualquier intento de monopolizacin de las
facultades de convocatoria o de llamada por parte de las organizaciones sindicales en exclusiva. Se rechaza as una cierta concepcin orgnica de la titularidad del derecho de huelga, con la consecuencia de
que pueden convocar la huelga otro tipo de organismos de representacin de los trabajadores tanto de creacin legal, como los comits de
empresa y delegados de personal, como informal, o el conjunto de los
trabajadores reunidos en asamblea9.
Lo anterior no implica que se olvide que en todo caso el sujeto colectivo representante de los trabajadores por excelencia es el sindicato, y que el art. 2.2 d) LOLS reconoce este derecho a cualquier sindicato, con independencia de su representatividad, dentro o fuera de la
empresa. Pero con estas afirmaciones no se llega a solventar el problema de la titularidad del derecho de huelga en su posible confrontacin
de los dos polos o aspectos que la integran, el individual y el colectivo.
Esta tensin es muy patente en el tema de las clusulas de paz,10 o en el
de la vinculacin a sindicatos no firmantes de acuerdos de regulacin
del ejercicio del derecho, 11 pero se proyecta igualmente sobre las consecuencias de una convocatoria irregular o la eleccin de la modalidad
de huelga por un sindicato, sin que por el momento este tipo de problemas hayan encontrado una elaboracin segura por parte de la jurisprudencia.
9
Conclusin ya sealada desde los primeros estudios dogmticos sobre el tema. As, GARCA
Blasco, Juan. El derecho de huelga en Espaa: calificacin y efectos jurdicos. Barcelona,
Bosch, 1983, pp. 32-35.
10
RAMOS Quintana, Margarita Isabel. El deber de paz laboral (su regulacin en la Ley y en
el Convenio colectivo). Madrid, Civitas, 1993.
11
Cfr. MONEREO Prez, Jos Luis (coord.). Derecho de huelga y conflictos colectivos.
Estudio crtico de la doctrina jurdica. Granada, Comares, 2002, pp. 203-242.
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del acuerdo a aquellos procedimientos 16 , lo que no ha sido considerado satisfactorio por un sector doctrinal, que ha elaborado la nocin de
eficacia general colectiva para lograr que este tipo de pactos obliguen
tambin a los sujetos colectivos que acten en el mbito del convenio,
hayan o no firmado el acuerdo 17 . Sin embargo este debate fundamentalmente doctrinal- se centra en las facultades de accin colectiva y su
alcance, pero no aborda la repercusin que sobre los trabajadores individuales tiene esta construccin.
De hecho cuando la STC 189/1993, de 14 de junio se enfrenta al
tema de las primas antihuelga, entiende justamente que la pactacin
en convenio colectivo de un complemento salarial cuya percepcin se
liga directamente a la renuncia (individual) al ejercicio del derecho de
huelga, es claramente incompatible con el art. 28.2 CE, aunque sin
embargo esta inconstitucionalidad no se puede predicar de otras clusulas que ligan indirectamente el abono de una cantidad a otros comportamientos que coinciden con la huelga en producir la ausencia del
trabajo, porque estos casos slo producen un incentivo que trata de
recompensar la autolimitacin a participar en la huelga, y la sentencia explica esta afirmacin sobre la base de la capacidad que nuestro
ordenamiento ofrece a los sindicatos y a los rganos de representacin
de los trabajadores de regular colectivamente el ejercicio del derecho de huelga a travs del convenio colectivo.18 A parecidas conclusiones se llega en otros pronunciamientos mas recientes del Tribunal Supremo que podran haber dado origen a una reflexin mas rica sobre el
tema. As, la STS (4) de 1 de marzo de 2001 contempla el supuesto de
un pacto extraestatutario de fin de huelga abierto a la adhesin individual de los trabajadores, en el que se acuerda que la adhesin al pacto
lleve aparejada la renuncia al derecho de huelga durante la vigencia
16
En general sobre el tema, RAMOS Quintana, Margarita Isabel. El deber de paz laboral
cit.
17
As, en la interpretacin de los efectos del ASEC, PIQUERAS Piqueras, M.C. El Acuerdo
sobre solucin extrajudicial de conflictos. Una reflexin sobre su naturaleza y eficacia.
Ibdem, Madrid, 1998.
18
Una crtica a esta Sentencia por ignorar la vertiente de indisponibilidad del derecho individual
de huelga, en LAHERA Forteza, Jess. La titularidad de los derechos colectivos de los trabajadores y de los funcionarios. Madrid, CES, p. 207. Por lo dems, es de destacar que la STC
189/1993 s entiende que no cabe disponibilidad colectiva del derecho de participacin poltica
en la misma clusula que sin embargo estima compatible con el ejercicio del derecho de huelga.
17
del mismo. La sentencia elude plantear el problema de la disponibilidad del derecho para los trabajadores que se adhieren individualmente al pacto, y se detiene simplemente en justificar la capacidad de los
pactos extraestatutarios para a su travs incorporar clusulas que regulen la paz laboral, sealando la eficacia limitada a las partes firmantes del acuerdo segn el art. 1257 CC, y por tanto sin distinguir entre
los sujetos firmantes colectivos y las adhesiones individuales al mismo
en orden a un tratamiento diferente del derecho.19
Sin embargo resulta claro que la norma establece determinadas
obligaciones que hace gravitar exclusivamente sobre los sujetos colectivos. Son deberes de origen legal que se asientan exclusivamente
sobre las facultades colectivas del derecho de huelga. As sucede tpicamente respecto de la convocatoria de huelga y los requisitos formales que debe reunir, la determinacin de los objetivos y finalidades que
la huelga pretende y, en fin, la modalidad de cesacin de servicios por
la que se opta y la duracin de la misma. Es en esta esfera colectiva en
donde el acto de convocatoria y sus contenidos se perfecciona por s
mismo, sin necesidad de actos posteriores que lo condicionen. En
consecuencia la correccin o no de este acto, su legalidad o ilicitud
se valora en s mismo, sin que los actos individuales de adhesin de los
trabajadores puedan modificar el juicio de adecuacin de esta medida
al marco legal reconocido. O, lo que es lo mismo, una huelga puede ser
legal o ilegal desde su convocatoria con independencia de que sea secundada por la totalidad de los trabajadores convocados, por una mayora de stos, por un escaso nmero o por ninguno. Lo que quiere
decir que los posibles incumplimientos legales de los sujetos convocantes no pueden traducirse en incumplimientos contractuales del huelguista como trabajador individual.20 Esta es la lnea interpretativa que
Se trata de una impugnacin del acuerdo de fin de huelga en RENFE, de carcter extraestatutario,
entre la direccin de la empresa y el sindicato UGT, al que con posterioridad se adhiri CC.OO.
El mecanismo al que acude el citado pacto es el que se suele emplear para lograr otorgar en la
prctica aplicacin generalizada a un acuerdo extraestatutario: combinar la eficacia personal
limitada que se entabla entre los representados por los sujetos firmantes del acuerdo de eficacia
contractual y la generalizacin del mismo a travs de las adhesiones individuales en masa. La
novedad de este acuerdo estriba en la clusula segn la cual la adhesin a las condiciones pactadas
implica, para todos los firmantes, la renuncia individual por tanto al ejercicio del derecho de
huelga durante el tiempo de vigencia de dicho acuerdo.
20
No es por tanto asumible la tesis sostenida por LAHERA Forteza, Jess. La titularidad de
los derechos colectivos...cit., p. 199, que entiende que ese es el panorama derivado del DLRT
19
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en Espaa y su integracin social, fue el fruto de un importante consenso poltico en las postrimeras del gobierno del PP sin mayora parlamentaria, y constituy una norma progresista que manteniendo el principio de control de los flujos de mano de obra extranjera, se caracterizaba por garantizar la aplicacin del principio de igualdad en cualquiera de los terrenos que conforman esta disciplina y en particular en
el entorno laboral. 22
El eje central en materia de derechos es que los extranjeros gozarn
en Espaa, en igualdad de condiciones de los espaoles, los derechos
reconocidos en el Ttulo I de la CE. En este sentido, el art. 11 de la Ley
aborda los derechos de libertad sindical y de huelga, estableciendo
que los extranjeros que estn en Espaa tendrn el derecho a sindicarse libremente en las mismas condiciones que los trabajadores espaoles y a ejercitar el derecho de huelga.
Se dira que la Ley 4/2000 estableca un principio de realidad segn el cual el hecho de trabajar no admita diferencias en razn de la
nacionalidad, porque de la materialidad del trabajo realizado se deduce el goce de todos los derechos derivados del trabajo, entre ellos,
desde luego, los derechos colectivos. Desde este punto de vista, adems, no se concibe como se podra pensar de otra manera la funcionalidad de estos derechos de libre sindicacin y de derecho de huelga,
que precisamente estn concebidos, entre otras cosas, para la tutela
en concreto de las condiciones de trabajo y de vida. La Ley extiende a
quienes no son nacionales ni por tanto ciudadanos de este pas el goce
de unos derechos los recogidos en el art. 28 CE que se otorgan en
razn de trabajar efectiva y realmente, sin atender por tanto a una
condicin poltica como la ciudadana o a una nocin como la de residencia autorizada.
22
MENDOZA Navas, Natividad. Evolucin de los derechos sociales en las leyes de extranjera. En: SERRANO Garca, Juana Ma. y MENDOZA Navas, Natividad, (Coords). Estudios
sobre extranjera. Albacete, Bomarzo, 2005, p. 70. De manera menos entusiasta, RAMOS
Quintana, Margarita Isabel. El trabajo de los inmigrantes extracomunitarios: situaciones
administrativas y posicin jurdica. En: AEDTSS, Derechos y Libertades de los Extranjeros en
Espaa. Tomo I, Comunidad de Cantabria, Madrid, MTAS, 2003, p. 496, explica que se trat de
una ley que conform un amplio marco de derechos para los extranjeros desde las posibilidades
de desarrollo que ofrece el art. 13.1 CE, sobrepasando la doctrina constitucional sobre el
particular, pero exteriorizando siempre (...) una evidente lnea de separacin entre extranjeros legales e ilegales.
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trictiva una diferenciacin entre la titularidad y el ejercicio de los derechos de libertad sindical y de huelga. Los extranjeros son titulares
del derecho de libertad sindical y del derecho de huelga, pero slo
podrn ejercitarlos y en condiciones de igualdad con los trabajadores espaoles cuando obtengan autorizacin de estancia o de residencia en Espaa en el caso del derecho de libre sindicacin o cuando estn autorizados para trabajar en el caso del derecho de huelga.
Por lo tanto, parece que de esta manera el legislador pretenda establecer una diferencia entre titularidad y ejercicio con la finalidad de
poder sortear la concepcin mas abierta, ligada a la nocin de persona
y no a la condicin de nacional o ciudadano que aparece en los Tratados Internacionales. Los inmigrantes, como personas, son titulares de
los derechos de libertad sindical y de huelga, pero para ejercitarlos
necesitan residir legalmente en Espaa o estar autorizados para trabajar. Resulta sin embargo difcil poder asumir esta escisin entre titularidad y ejercicio de un derecho fundamental como el de libre sindicacin o el derecho de huelga, y ms an poder entender compatible con
el reconocimiento constitucional de los mismos una titularidad sin ejercicio del derecho. La norma est por tanto impidiendo de hecho la
vertiente individual de ambos derechos para el emigrante no autorizado, y esa prohibicin afecta tambin a la vertiente colectiva del derecho fundamental y muy en concreto a la actuacin del sindicato, que
consecuentemente con el mandato legal, no slo debera rechazar la
afiliacin de inmigrantes sin autorizacin de trabajo, sino que tampoco podra convocar huelga ni realizar accin sindical alguna si afectaba
a trabajadores no regularizados, puesto que la participacin de stos
se encontraba prohibida por la ley. Tampoco parece concebible que
los tribunales, ante la convocatoria de una huelga o la realizacin de
acciones sindicales o la celebracin de asambleas, procedieran a convalidar sanciones o despidos a los inmigrantes irregulares que la hubieran secundado sobre la base de que la norma estatal imperativa les
haba privado del ejercicio de este derecho. 25 Por eso el resultado al
25
As RODRGUEZ Piero, Miguel. El Derecho del Trabajo y los inmigrantes extracomunitarios. En: AEDTSS, Derechos y libertades de los extranjeros en Espaa...cit. Tomo I, p.69 sobre la imposibilidad de una aplicacin desigual y selectiva de las sanciones por participacin en
huelga.
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que conduce la Ley era difcilmente aceptable en s mismo considerado, puesto que implicaba el mantenimiento de un discurso represivo 26 que exclua sin ms al emigrante irregular del ejercicio de
los derechos de libre sindicacin y del derecho de huelga, prescribiendo la privacin radical de estos derechos y no su limitacin ponderada.
El sistema legal unificaba por consiguiente el derecho de libre sindicacin y el derecho de huelga y presupona que mientras que no se
activara el sistema autorizatorio sobre el trabajo del extranjero, ambos derechos estaban en una situacin de stand by, que slo podan
tener lugar en cuanto el contrato de trabajo estuviera autorizado, a
travs pues de la obtencin del permiso de residencia. Era evidente la
contradiccin de este presupuesto legal con el art. 36.3 de la Ley, que
obliga a que se desplieguen todos los derechos derivados de una relacin material de trabajo entablado entre el extranjero y su empleador,
sin perjuicio de la sancin administrativa a ste por no utilizar el rgimen de permisos que establece la ley. 27 Desde el punto de vista de la
funcin de estos derechos, dirigidos a los objetivos del art. 9.2 CE, la
consecucin gradual de la igualdad sustancial, era evidente que resultaban mas necesarios en su ejercicio cuanto ms aguda sea la situacin
de desigualdad que se pretendiera remover, de manera que sindicacin y huelga resultaran sin duda alguna derechos que deberan ser
ejercitados por los trabajadores en cualquiera de las situaciones en las
que en el trabajo se presente una situacin de despotismo autoritario
que es incompatible con la nocin de democracia y de igualdad que
estn en la base del reconocimiento de estos derechos. Es en este sentido en el que la doctrina laboralista afirmaba desde hace tiempo la
desvinculacin de estos derechos del contrato entendido como puro
intercambio mercantil, al enraizarse estos derechos en la lgica democrtica e igualitaria que funda el pacto constituyente de la democracia.
26
RODRGUEZ Piero, Miguel. Los dilemas de la poltica de inmigracin, En: AA.VV.
Jornadas sobre la Ley de extranjera. Sus repercusiones en el mbito laboral, Granada, E.U. de
relaciones Laborales de la Universidad de Granada, 2001, p. 166.
27
CRUZ Villaln, Jess. Los derechos constitucionales.... cit., p. 190.
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tencia de inters es la STC 259/2007, de 19 de diciembre (BOE 22-12008) que aborda de manera especial el derecho de huelga, no impugnado en el recurso de inconstitucionalidad resuelto por la STC 236/
2007 del Parlamento de Navarra, cuyo ponente es el magistrado Vicente Conde Martin de Hijas, que sin embargo emite un voto particular
disidente al que se adhirieron los magistrados Rodrguez Zapata y
Garcia-Calvo.
Ambas sentencias concluyen la inconstitucionalidad de la Ley Orgnica 8/2000 en la regulacin que sta efecta de los derechos de
libertad sindical y derecho de huelga. Existe sin embargo una diferencia importante entre ambos derechos en atencin a cmo se encuentra
reconocido el derecho en el art. 11 LOE. mientras que para la libertad
sindical el fallo de la STC 236/2007 declara la inconstitucionalidad del
precepto, sin embargo no puede anular el mismo como consecuencia
naturalmente anudada a la declaracin de inconstitucionalidad, puesto que, de as hacerlo, se creara un vaco legal no conforme a la Constitucin pues conducira a la denegacin de este derecho a todos los
extranjeros en Espaa, con independencia de su situacin, por lo que
debe ser el legislador dentro de su libertad de configuracin normativa, derivada tanto de su posicin institucional como de su especfica
libertad democrtica quien establezca dentro de un plazo de tiempo
razonable las condiciones de ejercicio del derecho de sindicacin
por parte de los extranjeros en situacin irregular, condiciones de nuevo controlables por el propio TC31 . Por el contrario, en lo que se refiere
al derecho de huelga, la STC 259/2007 establece que la declaracin de
inconstitucionalidad debe ser acompaada de la de nulidad del inciso
cuando estn autorizados a trabajar del mencionado art. 11 LOE,
porque la exclusin total e ntegra del derecho de huelga a los trabajadores inmigrantes en situacin irregular es contrario al art. 28.2 CE
interpretado conforme a la normativa internacional sobre huelga en la
que no se permite este tipo de exceptuaciones 32 .
Para llegar a esta conclusin, la STC 236/2007 se apoya de manera
muy importante en la normativa internacional que regula en concreto
31
El tema es comentado in extenso por RAMOS Quintana, Margarita Isabel. Los derechos
laborales fundamentales de los extranjeros en Espaa. cit., p. 67 ss.
32
Cfr., de nuevo, RAMOS Quintana, Margarita Isabel. Los derechos laborales fundamentales
de los extranjeros en Espaa. cit., p.75.
25
el derecho de libre sindicacin como un derecho universal de la persona, desde la perspectiva personalista que ancla el reconocimiento de
stos en la dignidad humana. El TC sin embargo no asigna efectos directos a la dignidad sino a travs de su recepcin en la regulacin concreta
de determinados derechos fundamentales, como un canon interpretativo derivado del art. 10. 1 CE. El grado de conexin de un derecho
concreto con la dignidad debe determinarse a partir de su contenido y
naturaleza, los cuales permiten a su vez precisar en qu medida es
imprescindible para la dignidad de la persona concebida como un sujeto de derecho, siguiendo para ello la Declaracin universal de derechos humanos y los tratados y acuerdos internacionales a los que remite el art. 10.2 CE (FJ 3). Los tratados internacionales no son por s
mismos un elemento de medida de la validez de las normas desde la
perspectiva de los derechos fundamentales, pero s un canon interpretativo que ayuda a interpretar los derechos y libertades reconocidos
en la Constitucin.33
Este canon interpretativo le permite al Tribunal pasar revista a todos los textos internacionales PIDCP, PIDESC, CEDH y los Convenios
87 y 98 OIT que, desde una proyeccin universal subjetiva, no autorizan la exclusin del derecho de sindicacin en funcin de la nacionalidad del trabajador, ni desde luego de la propia configuracin del
art. 28.2 CE, en el que la referencia a la nocin de trabajador no se
circunscribe al concepto jurdico-formal del mismo que en todo caso
es una condicin que tambin asume el inmigrante irregular que presta trabajo sin autorizacin, tal como por otra parte se regula en el propio art. 36.3 LOE sino a una nocin material del mismo, determinada
por el mero hecho de prestar efectivamente un servicio retribuido en
condiciones de subordinacin a otra persona. Por lo dems, tambin
funcionalmente el derecho de libre sindicacin no puede estar limitado como prescribe la LO 8/2000, puesto que los extranjeros no autorizados pueden afiliarse a los sindicatos espaoles para la defensa de
33
Con todo, esta afirmacin prudente de la dignidad de la persona no es compartida por los
magistrados disidentes de la STC 236/2007 en su voto particular, en el que llegan a afirmar que
la apelacin a la dignidad humana cono fundamento del orden poltico y de la paz social, no
(nos) resulta consistente. La consistencia la debe dar el respeto a la ley ante el masivo
nmero de extranjeros en situacin de entrada y residencia ilegal en Espaa.
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