Antonio García - Sociología de La Reforma Agraria en América Latina
Antonio García - Sociología de La Reforma Agraria en América Latina
Antonio García - Sociología de La Reforma Agraria en América Latina
SOLAPA
En la prolfica vida intelectual del colombiano Antonio Garca (ms de treinta libros
publicados desde 1934, director de importantes revistas, profesor de gran nmero
de universidades americanas, consultor de la CEPAL y de los gobiernos de Bolivia
Ecuador, Mxico, Chile, Per y la Repblica Dominicana) descuella un elemento
que atrae por igual a administradores y opositores: la tenacidad doctrinaria,
fortalecida por el estudio y la combativa prdica de un cuarto de siglo. Profesor en
su pas de Economa del Desarrollo, es un reconocido experto continental en reforma agraria.
El ncleo del problema de la reforma agraria en Amrica latina -nos dice en esta
obra- ha consistido en creer que la cuestin del cambio estructural poda
enfrentarse como si se tratase de una simple multiplicacin de propietarios -dar la
tierra a quien la trabaja-, presuponiendo que los problemas de las nuevas formas
de tenencia pueden desarticularse del funcionamiento del sistema de relaciones
internacionales de intercambio o del sistema capitalista de mercado, tal como
existe en un pas atrasado y dependiente.
La ideologa de la modernizacin como sustituto tecnocrtico de los cambios
estructurales inspir los tipos de reforma agraria proyectados de acuerdo con las
normas o fines de la Carta de Punta del Este o la Alianza para el Progreso. Dicha
modernizacin, iniciada luego de la Primera Guerra Mundial, introdujo cambios
significativos en los mtodos de comercializacin, agiliz el mercado rural de
trabajo, etc., pero no modific los elementos que definen toda la estructura
latifundista-minifundista: el monopolio selectivo sobre la tierra, la dominacin social
del campesinado, el control absoluto de los recursos nacionales de tecnologa y
financiamiento, la subocupacin o dilapidacin de la tierra y el agua, el creciente
desempleo de la fuerza de trabajo rural. El porcentaje de familias sin tierras o con
aguda escasez de ellas flucta en Amrica latina entre el 65 y el 80 %. Alrededor
de ocho dcimas partes de las familias rurales viven ancladas en formas
marginales de la llamada economa de subsistencia.
La modernizacin agrcola de Amrica latina revela los rasgos tpicos: de la
cultura de la dependencia: falta casi absoluta de capacidad creadora, prdida o
anquilosamiento de la iniciativa, imitacin servil de los modelos de investigacin
cientfica y tecnolgica consagrados en la nacin: netropolitana.
Esto se sintetiza diciendo que Amrica latina necesita un nuevo objetivo
estratgico, o sea, un propsito que la oriente, articule y motive, y: se objetivo solo
puede definirse en a medida en que se trace el proyecto de una nueva sociedad
latinoamericana.
Sociologa de la Reforma
Agraria en Amrica Latina
Antonio Garca
Tipologas econmicas
Una tipologa de las reformas agrarias en Amrica latina debe fundamentarse en
una caracterizacin de la naturaleza del proceso histrico de cambio, no solo
segn los tipos de estructura latifundista, sino tambin con relacin al contexto
nacional, a las fuerzas sociales, las ideologas y los objetivos estratgicos del
desarrollo. Desde esta perspectiva histrica, resultan notablemente insuficientes y
limitados los enfoques sectoriales de la reforma agraria, as como los anlisis de
carcter estrictamente tcnico o pragmtico. No obstante la importancia terica de
los estudios sectoriales sobre la reforma agraria en Amrica latina (desde un punto
de vista agrcola o industrial, econmico o sociolgico, cultural o poltico), ellos no
alcanzan a suministrar los elementos coherentes de juicio indispensables para la
justa comprensin de la naturaleza y dinmica del proceso de cambio. Sin
embargo, el hecho mismo de que cientficos sociales latinoamericanos hayan
emprendido la difcil tarea de la tipificacin expresa un estado de independencia
crtica y una autntica capacidad reflexiva y valorativa frente a la experiencia
histrica de Amrica latina. Esta nueva posicin crtica supone, tambin, un largo y
difcil proceso de desalienacin de la intelectualidad latinoamericana, tan sometida
al absolutismo de los patrones de racionalidad y de cultura caractersticos de los
pases industriales, capitalistas o socialistas.
Desde este ngulo, podran determinarse tres lneas de pensamiento cientfico
social sobre la cuestin agraria y los procesos de reforma agraria en Amrica
latina:
a. La representada por un nuevo pensamiento latinoamericano que encarna la
facultad crtica de teorizar sobre la propia experiencia histrica y de superar los
estados de alienacin caractersticos de los esquemas ideolgicos ritualizados.
b. La expresada por el pensamiento europeo o norteamericano sobre la cuestin
agraria que an no ha logrado superar la -actitud absolutista, intentando analizar
los procesos histricos latinoamericanos sometindolos a sus modelos
conceptuales de racionalidad y a sus posiciones ideolgicas.
c. La representada por un elenco de investigadores sociales no latinoamericanos
que han contribuido notablemente al conocimiento cientfico de ciertos procesos
de conflicto y de cambio, en especial con relacin a las reformas agrarias de
Mxico y de Cuba.
Dentro de este marco de pensamiento, se han enunciado diversas tipologas sobre
las reformas agrarias en Amrica latina, cuya mayor limitacin radica en su
carcter sectorial (econmicas, sociolgicas, antropolgicas, polticas), en la
evaluacin de los procesos de acuerdo con una escala personal de valores y en la
escasa o nula utilizacin de la experiencia histrica latinoamericana. Las ms
logradas tipologas econmicas sobre las reformas agrarias de Amrica latina han
sido enunciadas por los economistas agrcolas Edmundo Flores, Jacques
Chonchol y Ramn Fernndez y Fernndez. En las formulaciones de Flores y
5
Edmundo Flores, La economa de la reforma agraria y el desarrollo agrcola, Via del Mar: FAD,
VIII Congreso Latinoamericano Sobre la Agricultura y la Alimentacin, pg. 16.
2
lbid., pg. 13
El desarrollo de Amrica latina y la reforma agraria, Santiago de Chile: ICIRA, 1965. pg. 79.
Tipologas sociolgicas
4
Economa agrcola y reforma agraria, Mxico: CEMLA, 1962, pgs. 90-91, 100-01
Ibid., pg. 91.
6
Este prejuicio parece inspirar la definicin que hace el economista Fernndez (op. cit., pgs. 9697) de un modelo neutro de reforma: La reforma agraria a que se debe aspirar, ha de ser pacifica,
constructiva y progresiva. Consistir en la correccin de los defectos que se encuentren en la
vigente estructura de la tenencia de la tierra, pero sin tener un sentido demoledor, antes al
contrario, con preocupacin especial por conservar lo que se considere bueno, por ayudar a la
riqueza creada, por mover lo menos posible el catastro restableciendo cuanto antes un amplio
rgimen de tranquilidad y garantas. No ge trata de desencadenar una revolucin agraria, sino de
hacer una reforma agraria. Este raciocinio tecnocrtico est emparentado con la norma populista
que delimita el campo operacional de la reforma agraria, estableciendo que no hay que quitar la
riqueza a quien la tiene, sino crearla para darla a quien no la tiene (Haya de la Torre).
5
Oscar Delgado, Las lites de poder "versus" la reforma agraria, en Reformas agrarias en
Amrica latina, Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1965, pgs. 195-96.
8
Reforma agraria, conflicto y consenso. El caso latinoamericano. Estudio sociolgico sobre la
reforma agraria, Mxico: Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autnoma
de Mxico, 1965, pg. 185.
10
13
Con relacin a los procesos agrarios, podran mencionarse nombres significativos en las ciencias
sociales latinoamericanas, como Jess Silva Herzog, Pablo Gonzlez Casanova, Alonso Aguilar,
Ramn Fernndez y Fernndez, Jacques Chonchol, Celso Furtado, Henrique Cardoso, Florestn
Fernndez, Jos Matos Mar, Carlos Delgado, Anbal Quijano, Alejandro Marroqum, Gonzalo Aguirre
Beltrn, Rodolfo Stavenhagen, Theotonio Dos Santos, Salom6n Eckstein. Vase Hacia una teora
latinoamericana de las ciencias sociales del desarrollo, en Antonio Garca, Atraso y dependencia
en Amrica la- tina, Buenos Aires: El Ateneo, 1972.
11
De esta tendencia racionalista no se libran valores de tanta experiencia agraria en Asia y frica
como el economista francs Ren Dumont. Su examen de reformas agrarias en Amrica latina,
como la mexicana, no se inspira en un criterio comprensivo de evaluacin crtica (procesos,
conquistas, frustraciones, dentro de un cierto con texto hist6rico nacional), sino en la prerensi6n de
enjuiciar la realidad de acuerdo con los patrones de racionalidad europea. (Tierras vivas, Mxico:
Era, 1963, pg. 70.) Obviamente, desde este ngulo, todas las reformas agrarias de los pases
atrasados pueden parecer un fracaso o estar cerca de parecerlo. Despus de una lectura de las
observaciones de Dumont sobre la reforma agraria de Mxico, nadie podra explicarse el pujante
proceso de industrializacin, y menos el desarrollo agrcola, sin parang6n en la historia de Amrica
latina, con excepci6n de Cuba.
12
13
exclusiva entre sectores polticos de las propias clases dominantes, ya sea por
intermedio del sistema de partidos de la sociedad tradicional y en cuanto estos
ejercen pleno control hegemnico sobre los aparatos representativos y
operacionales del Estado, como en el caso de Colombia, o con la participacin de
los partidos populistas identificados ideolgicamente con la sociedad tradicional,
como en el caso del APRA peruano antes de 1968. La condicin fundamental de
este modelo de reforma agraria es la convergencia de las lneas de concentracin
del poder econmico y del poder poltico, la hegemona de los partidos que
expresan la estructura oligrquica de la economa y del Estado, la exclusin
poltica de las fuerzas populares, en particular de las articuladas con una posible
movilizacin campesina. Desde luego, el compromiso es arma de doble filo, ya
que por una parte intenta aplazar la explosin de las tensiones y de los conflictos
sociales -desviando la presin campesina sobre la tierra o parcelando los
latifundios marginales-, pero por otra demuestra su incapacidad para remover los
obstculos que impiden el desarrollo. Tarde o temprano -ms temprano que tarde-,
cuando la sociedad tradicional no puede satisfacer las expectativas desatadas por
cualquier proyecto de reforma agraria, se pone al descubierto su juego y el
campesinado descubre que la nica reforma verdadera es la que se hace con su
activa y decisiva 'participacin.16 Esta es, precisamente, la brecha por la cual las
reformas agrarias marginales han desembocado -como en el caso de Colombiaen la radicalizacin poltica de la movilizacin campesina. En esto consiste el
trasfondo dialctico de toda movilizacin de fuerzas sociales oprimidas, cualquiera
que sea el propsito finalista que la inspire.
La reforma agraria es un paso esencial para romper el crculo vicioso
caracterstico de toda constelacin latifundista, se trate de las formas arcaicas del
latifundismo seorial o de las formas modernas de las colonias de plantacin. En
estos casos, se efecta solo una remocin de los obstculos internos, originados
histricamente en la colonizacin espaola y portuguesa. En otros, la reforma
agraria supone una modificacin radical de las formas de existencia o de
funcionamiento de la estructura de dominacin extranjera, articulada con un
sistema de latifundios extensivos como en el Mxico prerrevolucionario, o con un
sistema colonial de plantaciones (plantations) y complejos industriales, como en la
Cuba prerrevolucionaria, en los valles regados y azucareros de la Costa peruana, en las islas antillanas o en Amrica Central.
16
15
Tratado de economa agrcola, Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1961, pg. 291.
18
Algunas de las llamadas reformas agrarias, diseadas con posterioridad a la Carta de Punta del
Este y a la Alianza para el Progreso tienden, en ltima instancia, a adecuar la estructura agraria de
algunos pases latinoamericanos a las necesidades de alimentos y materias primas (escasos o no
sustituibles) de Estados Unidos. Dentro de ese contexto, las reformas constituiran un mtodo de
incorporacin de esos pases en el cinturn colonial de abastecimiento del mercado metropolitano,
en el que, por 10 dems, se acenta tambin la tendencia de sustitucin industrial de ciertos
productos agropecuarios importados como el caf soluble, las fibras, los cueros, etctera.
16
17
21
Vase Amrica latina: una industrializacin sin revolucin industrial, en Antonio Garca, La
estructura del atraso en Amrica la- tina, Buenos Aires: Pleamar, 1969, pg. 266, e
Industrializacin y dependencia en Amrica latina, en Antonio Garca, Atraso y de- pendencia. . .,
op. cit., pg. 279.
18
19
d. Crean una nueva imagen nacional y orgnica del Estado, como estructura
bsica de la transformacin, la representacin, la integracin y el desarrollo.
e. Las ideologas que las inspiran no son producto del sistema institucionalizado
de partidos, sino creaciones originales del conflicto social y de la hegemona
poltica conquistada por las nuevas fuerzas protagnicas del cambio.
f. Exigen una enrgica movilizacin del ahorro interno en direccin hacia nuevas
formas de desarrollo y drsticas polticas de redistribucin social de los ingresos.
g. Las conquistas relacionadas con la abolicin de las formas arcaicas del
latifundio de colonato (sistema de propiedad, relaciones serviles, ideologa de
encomienda) son irreversibles.
h. No solo persiguen la demolicin de la estructura latifundista, sino tambin la
sustitucin por otra estructura de nivel superior.
Reformas agrarias convencionales
a. Constituyen una operacin negociada entre fuerzas sociales antagnicas de
antigua o reciente formacin.
b. Sus alcances y profundidad histricos dependen de las condiciones de la
confrontacin poltica de esas fuerzas antagnicas, por medio del sistema de
partidos conservadores, reformistas y revolucionarios dentro de los modelos
liberales populistas de democracia representativa.
c. Intentan modificar el monopolio latifundista sobre la tierra y sobre los recursos
tcnico-financieros de crecimiento agrcola, sin cambiar las normas institucionales
de la sociedad tradicional ni las pautas econmicas de sobrevaluacin comercial
de la tierra.22
d. Sus lneas ideolgicas corresponden al sistema de partidos institucionalizados
que negocian la reforma.
8. La transformacin agraria se enfoca como una cuestin en s, relacionada
exclusivamente con la tierra y separada de la problemtica nacional de los
cambios estructurales (econmicos, sociales, culturales y polticos).
f. Exigen una transferencia del ahorro interno desde el Estado y las masas
campesinas hacia los grandes propietarios de la tierra, desviando el giro de los
recursos financieros e impidiendo el indispensable desdoblamiento de la reforma
agraria en una revolucin agrcola y social.
g. No se formula la exigencia de una transformacin estructural y poltica del
Estado, sino una apertura de sus rganos asistenciales y de sus mecanismos de
distribucin social del ingreso agrcola.
Reformas agrarias marginales
o contrarreformas agrarias
22
Sobre la tendencia a la sobrevaluacin comercial de la tierra en Amrica latina --como efecto del
monopolio latifundista sobre las mejores tierras y el mejor acervo de recursos fsicos-, vase
Antonio Garca, Reforma agraria y economa empresarial, Santiago de Chile: Editorial Universitaria,
1967.
20
21
22
23
24
26
Acerca de la confrontacin de estas dos grandes concepciones del desarrollo, vase Hacia una
teora latinoamericana. . ., en Antonio Garca, Atraso y dependencia. . ., op. cit.
25
Ni aun en el caso de Cuba, analistas polticos tradicionales como Jorge Maach <La revolucin
cubana y sus perspectivas, Pars, Revista Cuadernos, 1959, pg. 5) velan la revolucin social que
se desencadenaba en el trasfondo de la revolucin poltica. La revolucin ha sido poltica y no
social -afirmaba-. La inconformidad cubana ha sido sobre todo poltica. Pero poltica en el ms
amplio sentido de la palabra: aquel en que lo poltico es lindero de lo moral. Empezando por una
reaccin de ira contra la usurpacin de derechos pblicos y la supresin de las libertades, esa
inconformidad no tard en intensificarse, evolucionando hacia una especie de furor colectivo contra
una general perversin de las normas ticas en que ha de descansar toda comunidad poltica leal y
tollo orden civilizado.
26
27
y 1960), Y en la que las capas minifundistas y el peonaje sin tierra constituyen las
nuevas formas de la marginalidad campesina.
2. El modelo boliviano de reforma agraria de tipo campesino, fundamentado en la
destruccin de la hacienda de pegujaleros en el altiplano y en los valles
interandinos, en la poltica de redistribucin de las tierras asociadas al rgimen de
colonato, en la incorporacin de las comunidades indgenas a la economa de
mercado y en la apertura de un nuevo polo de crecimiento agrcola -dentro del
marco de la economa latifundista de plantacin- en los llanos tropicales del
Oriente. Los pegujaleros dotados de tierra en las regiones tradicionales del
altiplano y los valles interandinos pasan a constituir una capa de minifundistas
marginales, en el nivel de la agricultura de subsistencia.
3. Los modelos cubanos que tipifican las dos reformas agrarias:
a. La primera, en que se destruyen la estructura de dominacin extranjera en la
economa del azcar y el tipo ms arcaico de latifundio extensivo (transfiriendo a
cooperativas de produccin los complejos agroindustriales y las haciendas
ganaderos), se fractura el proceso de concentracin latifundista-pulverizacin
minifundista de la propiedad agraria, se extinguen las diversas formas de
explotacin indirecta (arrendamientos, aparceras o formas de operacin por la va
de las sociedades annimas u otro tipo de sociedad de capital), se transforma la
capa de productores minifundistas en un nuevo elenco de pequeos empresarios
agrcolas, se organiza una estructura agraria de tres sectores (privado,
cooperativo y estatal) y se crea -para abordar el proceso en su totalidad- un
organismo central, el INRA, responsable de las acciones de reforma agraria y
desarrollo agrcola. Dentro de este modelo, no se fraccionan las grandes unidades
de explotacin, se atacan simultneamente los dos polos de la estructura
latifundista-minifundista y se pone el mayor acento ce la poltica agraria en la
cooperativizacin de las grandes unidades agroindustriales y ganaderas, as como
en la organizacin econmica del pequeo empresariado campesino.
b. La segunda reforma agraria, en la cual se eliminan todas las especies de
estructura latifundista-minifundista y las complejas formas de la estructura de
dominacin extranjera, se organiza una economa agraria de dos sectores (el estatal -con el 70 % de la tierra agrcola- y el privado, de pequeos empresarios
asociados en cooperativas de servicio), se define y articula la estatizacin de los
procesos de comercializacin interna y externa (financiamiento agrcola, centros
de acopio, fijacin de normas y precios, control del sistema internacional de
relaciones de intercambio) y, por medio de las Agrupaciones Bsicas de
Produccin Agropecuaria, se emprende la radical modificacin del antiguo
esquema de uso de los recursos fsicos, humanos, tecnolgicos, financieros
institucionales. Dentro de este modelo, la reforma agraria se apoya en las normas
de la organizacin socialista de la agricultura -definidas en la nueva ideologa del
Estado nacional-, poniendo el mayor acento de la poltica agraria en la
configuracin de un sistema planificado de hacienda o granjas estatales y en la
aceleracin del proceso condicionante de la revolucin agrcola (investigacin,
organizacin de los mecanismos de transferencia de modernas tecnologas,
mecanizacin en gran escala de las faenas agropecuarias, particularmente en las
lneas del corte y alza de la caa de azcar, etc.).
28
29
David Alaluf, Emilio Robles, Ana Mara L6pez, Cambios ocurridos en la agricultura chilena en el
periodo comprendido entre lo! censos agropecuarios 1955 y 1965, Santiago de Chile: ICIRA,
1969, pgs. 96-98 (mimeogr.).
Los datos de los censos de 1955 y 1965 no son enteramente comparables -en trminos
absolutos--, en razn de que en e1 censo de 1965 las tierras trabajadas por las subtenencias se
consideraron explotaciones independientes. Sin embargo, estas cifras demuestran, a grandes
rasgos, que el proceso de concentracin-pulverizacin no haba sido modificado.
30
31
Francois Bourricaud, Notas sobre la oligarqua peruana, en Jos Matos Mar, ed., La oligarqua
en el Per, Buenos Aires: Instituto de Estudios Peruanos - Amorrortu editores, 1972, pgs. 27-29;
Henri Fabre, El desarrollo y las formas del poder oligrquico en el Pero, en Jos Matos Mar, ed.,
op. cit., pg. 71 y sigs. La diversidad de actividades e inversiones -as como la articulacin con la
estructura de dominacin extranjera- ha hecho pensar a Jorge Bravo Bresani que no existe una
oligarqua sino un conjunto de intermediarios (una masa sin poder propio) (...) heterognea,
variable y solamente capaz de negociar las "condiciones", a veces casi impuestas y otras veces
casi mendigadas, que permitirn cumplir las decisiones extranjeras, en forma de manufacturas
totalmente "confeccionadas" o de productos semiterminados. Jorge Bravo Bresani, Mito y
realidad de la oligarqua peruana, en Jos Matos Mar, ed., op. cit., pg. 68. En realidad, las
observaciones de Bravo Bresani no demuestran la inexistencia de la oligarqua en el Per, sino la
carencia de un poder efectivo, decisorio y autnomo de los tipos de oligarqua caractersticos de
los pases dependientes.
32
Un modelo de este tipo de construccin piramidal ha sido ex- puesto por Ricardo Lagos, en La
concentracin del poder econmico en Chile, Santiago de Chile: Pacfico, 1960.
33
Durante el gobierno del Frente Popular (radicales, socialistas comunistas), uno de las
presupuestos de la alianza fue la renuncia a promover la sindicalizacin campesina. Ms tarde, en
el gobierno de Jorge Alessandri, se constituy el Frente Democrtico con radicales, liberales y
conservadores.
33
34
36
Antonio Garca, en Dialctica de la democracia, Bogot: Edic. Cruz del Sur, 1971.
37
38
En Colombia esas parcelaciones fueron producto de las invasiones de tierras que acompaaron
o siguieron al proceso de la violencia poltica, como en el caso de las fincas cafetaleras
expropiadas en 1962 en la regin de Cunday (Tolima). Cf. Albert O. Hirschman, Estudios sobre
poltica econ6mica en Amrica latina, Madrid: Aguilar, 1964, pg. 174.
42
La presin nacional sobre la tierra comprende y articula una serie de variables, como el
crecimiento demogrfico, las demandas del proceso de industrializacin, las presiones desatadas
por la concentracin demogrfica en las grandes ciudades metropolitanas, la expansin orgnica o
burocrtica del Estado o la creciente importacin de alimentos y materias primas para cubrir el
dficit de la inflexible produccin interna. Vase Antonio Garca, Sobre las nociones de presin
campesina y presin nacional sobre la tierra, Reforma agraria y economa empresarial en
Amrica latina, Santiago e Chile: Editorial Universitaria, 1967, pg. 29 y sigs.
39
La agricultura chilena -dice Solon Barraclough con relacin este perodo histrico-- vena
retrasndose desde la dcada del veinte, cuando se hundi el mercado del nitrato o salitre
natural. :1 aumento de la poblacin vena sobrepasando al de la produccin e alimentos desde
1945. Las importaciones de productos agrcolas haban duplicado, a pesar de existir tierras
abundantes y condiciones climticas favorables. El ingreso agrcola per cpita representaba menos
de la mitad del promedio nacional. La desocupacin prevaleca en los campos chilenos,
estimndose que no tena empleo productivo un tercio de la mano de obra campesina. Este milln
y cuarto de poblacin campesina ms pobre consuma muy pocos, productos industriales. Ms de
las tres cuartas partes de la tierra cultivable permaneca en forma de grandes haciendas o
latifundios, que empleaban ms de 12 trabajadores como inquilinos o medieros fuchos de los
trabajadores permanentes reciban la mayor parte de 11 salario en especie y, principalmente, en el
derecho de usar una pequea parcela o goce. Los sindicatos estaban casi totalmente prohibidos y
la participacin poltica campesina era mnima.
La creciente poblacin urbana forz a los sucesivos gobiernos tanto como > radicales como
conservadores- a mantener bajos los precios de: sus alimentos y a favorecer las inversiones
urbanas. Entre 1955 y 965 el nmero de inquilinos y trabajadores fijos y con vivienda: disminuy a
la mitad, aumentando en cambio la superficie dada n medias y subiendo verticalmente el nmero
de pequeos propietarios y de trabajadores sin tierra. Cf. Reforma agraria: historia
perspectivas, Cuadernos de la Realidad Nacional, Santiago de: Chile: Universidad Catlica,
marzo de 1971, pg.4.
La absoluta inadecuacin entre los tipos de reforma agraria marginal (1962) y convencional (1964)
y la magnitud del problema estructural desde una perspectiva de desarrollo se expresan en dos
fundamentales variables: el crecimiento del producto agrcola por debajo del ritmo del crecimiento
poblacional (cf. Gonzalo Arroyo Sergio Gmez, La agricultura chilena y el subdesarrollo. Una
etapa conflictiva en la reforma agraria, Mensaje, Santiago de Chile, 1969, nOS. 183-84, pg. 11) y
la transformaci6n de Chile en un importador neto de productos agropecuarios, a partir de 1940. En
1958 ascendieron esas importaciones a 80 millones de dlares, en 1964 a 160 millones, y para
1972 se estiman en ms de 300 millones de dlares (particularmente en trigo, carne y leche), cifra
que representa cerca de una cuarta parte del ingreso ordinario de di- visas de Chile. Cf. Presidente
Salvador Allende, Perspectivas de la reforma agraria, Santiago de Chile: INDAP, 1972, pg. 9.
40
Algunos de los fundos parcelados, como el de Siles de Pirque, se vendieron a los campesinos a
un promedio aproximado de 1.000 dlares la hectrea. Las cooperativas organizadas en esas
zonas de reforma (Siles de Pirque o Pataguas) no se orientaron esencialmente hacia la promoci6n
del desarrollo de la comunidad campesina, sino que propugnaron el pago solidario de las deudas a
las instituciones eclesisticas.
45
Gamaliel Carrasco, Jacques Kozub, Arthur Domike, Movilizacin de los recursos financieros y
econmicos para la reforma agraria pe- ruana, Washington: Unin Panamericana, 1969, pg. 17.
46
Informe ante el Consejo de Ministros del general Jorge Barandiaran, ministro de Agricultura del
Per, Lima, 2 de octubre de 1969.
47
41
Porcentaje de la
poblacin rural
Emigracin
(miles
personas)
Argentina
8.6
24.9
1466
Brasil
12.1
19
6301
Colombia
11.9
16.6
1345
Chile
11.9
29
685
neta
de
Vase, del autor, Acerca de la nocin estructural del atraso>, en La estructura del atraso en
Amrica latina, Buenos Aires: Pleamar,
2
Solon Barraclough, Problemas relativos a la ocupaci6n que afectan el desarrollo agrcola
latinoamericano, Boletn Mensual de Economa y Estadstica Agrcolas, Roma 1969, nOS. 7-8,
pg. 3.
43
Ecuador
12.2
17
390
Guatemala
2.7
3.6
75
Per
8.3
13.6
64.9
Vase, del autor, El problema agrario y los medios de comunicacin colectiva, Quito: CIESPAL,
1967, pg. 176; Dominacin y reforma agraria en Amrica latina, Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1970.
44
En Per se vendieron al Estado -durante el gobierno de Accin Popular- las haciendas ganaderas
de la Sierra Central que haban sido invadidas por las comunidades campesinas, y en Ecuador las
haciendas que eran incapaces de responder a sus obligaciones laborales con los huasipungueros,
allegados, aparceros y peones. En la Costa guayaquilea, se vendi al Instituto Ecuatoriano de
Colonizacin y Reforma Agraria la hacienda Tenguel (33.000 hectreas), cuando la plantacin
bananera estaba gravemente deteriorada por la introduccin del mal de Panam y no le resultaba
rentable a la compaa norteamericana efectuar inversiones de saneamiento o de sustitucin del
cultivo. En Colombia, los terratenientes con mayor capacidad de presin comercial y poltica
vendieron al Instituto de Reforma Agraria latifundios en zonas boscosas que haban sido abiertas al
cultivo por colonos-precaristas, o tierras localizadas en los polgonos de la lucha guerrillera.
46
Antonio Garca, Reforma agraria y economa empresarial en Am- rica latina, Santiago de Chile:
Editorial Universitaria, 1967, pg. 141. Se llama poblado de frontera al que se articula con el
sistema de comercializacin del latifundio, sea porque sustituye las funciones tradicionales de la
tienda de raya mexicana, del tambo al peruano o de la pulpera de fundo chilena, sea porque su
poblacin activa depende del acceso a los recursos fsicos de aquellas, por medio de la aparcera,
el arrendamiento de tierras o el peonaje. Vase Antonio Garca Estructura de una hacienda
seorial en la tierra ecuatoriana: hacienda, huasipungo, poblado, Revista de Ciencias Polticas "
47
48
49
50
Se llama salariado marginal al que funciona en las zonas de latifundio arcaico de colonato y que
no se define de acuerdo con las normas de un sistema capitalista de mercado. Of. Antonio Garca,
Dinmica de las reformas agrarias..., op. cit.
9
51
52
53
El sistema cubano de caas en administracin sirvi para disfrazar u ocultar el grado extremo
de concentracin de la tenencia latifundista en el mbito de la plantation.
54
11
Se entiende por sistema nacional de mercado aquel que se regula por las normas racionales de
una economa capitalista de intercambio (patrones monetarios, clasificaci6n comercial de
productos, unidades de cuenta y medida, sistema de precios, etc.) y se fundamenta en la
integracin de las regiones, las clases y los sectores de la economa, a un nivel nacional, dentro de
las limitaciones caractersticas del capitalismo dependiente. En consecuencia, no se identifica este
concepto con el de mercado de las ciudades metropolitanas (gran- des y pequeas) o con el de
economa de mercado. Una expresin bsica de las estructuras latifundistas es la estratificacin de
los mercados y la naturaleza cerrada y arcaizante del mercado local.
13
Se usa esta expresin para designar la suma de exigencias simultneas y vitales originadas en
los procesos del crecimiento demogrfico, de la urbanizacin y metropolizacin, de la
industrializacin sustitutiva y de la expansin orgnica y funcional del Estado (alimentos, materias
primas, recursos de financiamiento del presupuesto pblico). Pero se entiende que esa suma de
exigencias representa una potencia mayor que la agregacin aritmtica de las partes, por la
incidencia recproca de los mecanismos de aceleracin. Vase Reforma agraria y economa
empresarial..., op. cit., pg. 29.
55
14
En los pases con, economas mineras o de plantacin, como Brasil o Colombia, se conserva
durante mucho tiempo la esclavitud negra con posterioridad a los movimientos de Independencia,
fundndose el Estado en el principio del respeto al derecho adquirido con justo ttulo. En casi
todos los pases latinoamericanos, la esclavitud no se extingui por un acto de anulacin
revolucionaria de un derecho inicuo (como ocurri6 durante las Guerras Libertadoras o en la Guerra
de Secesin en Estados Unidos), sino por aplicacin de las normas tradicionales de manumisin y
mediante el pago de indemnizacin previa y justa a los propietarios de esclavos (fondos pblicos
destinados a la compra de esclavos para su manumisin).
56
Debe enfatizarse la importancia conceptual de este enfoque del latifundio como constelacin
social, en cuanto recoge la experiencia de modernizacin tecnolgica y empresarial en Amrica
latina. Lo que caracteriza al latifundio -aun en sus formas ms puras y arcaicas, como la hacienda
ecuatoriana de huasipungueria o la hacienda peruana de feudatarios y arrendires- no es que
carezca en absoluto de posibilidades de innovacin o de formas de crecimiento. No existe un tipo
de hacienda caracterizado por la absoluta impermeabilidad cultural'. El problema con la estructura
latifundista consiste en que se mueve dentro de su propia rbita, en que no responde a las
exigencias del desarrollo nacional y en que genera un tipo regionalizado o localista de crecimiento.
57
La denominacin de salariado marginal la he empleado, desde 1948, para designar ese tipo
peculiar de salariado que subsiste en las regiones de latifundio seorial, que no se fundamenta en
un juego de mercado rural de trabajo, ni se ajusta a patrones racionales de remuneracin (formas
monetarias de pago, perodos de cuenta, duracin de la jornada de trabajo, etc.) , ni supone cierta
equiparacin en la capacidad de regateo de las partes que contratan las condiciones laborales. La
rigidez de esta estructura se explica por las modalidades del arraigo dentro de la hacienda de
colonato o en las zonas minifundistas que asedian la frontera de'!' latifundio. Este tipo arcaico de
salariado tiene cierto parentesco con las formas precapitalistas de la mita. Cf. Regmenes
indgenas de salariado. El salariado natural y el salariado capitalista en la historia de Amrica,
Amrica Indgena, Mxico: Instituto Indigenista Interamericano, n 4.
18
La marginalidad campesina es un concepto bsico en la sociologa del atraso rural, que
comprende una serie de situaciones y nociones diversas: desde las formas particulares y extremas
de la inmersin en las haciendas arcaicas de colonato, hasta las formas generales de la no
participacin en el desarrollo (propiedad sobre la tierra y los medios productivos, gestin
econmica, distribucin de bienes y recursos) o la falta de participacin en la integracin y
conduccin de la sociedad. Sobre estos diversos enfoques de la marginalidad campesina (como
una de las expresiones ms agudas de la marginalidad social en los pases atrasados y
dependientes), pueden consultarse Armand Mattelart y Manuel Garret6n, Integra- ci6n nacional y
marginalidad, Santiago de Chile: Pacfico, 1965, pgs.. 13-16; Joseph Kahl, Sociedad plural y
desarrollo. El caso de Mxico, en La industrializaci6n de Amrica latina, Mxico: Fondo de Cultura
Econmica, 1965, pgs. 262-73; Anbal Quijano, Notas sobre el concepto de margina1idad
social, CEPAL, 1966, pgs. 11-13 (borrador) ; Antonio Garca, El problema agrario en Amrica
latina y los medios de informacin colectiva, en La estructura de la inmersin campesina, Quito:
CIESPAL, 1966, pg. 176.
58
Vase la nota 6
59
60
61
En Reforma agraria y economa empresarial... (op. cit.) he intentado tanto una tipificacin social
del minifundio latinoamericano, como una diferenciacin estricta de tres conceptos, con frecuencia
asociados: el de pulverizacin (que se relaciona con la insuficiente magnitud total de la tierra en el
minifundio), el de fragmentacin (que se relaciona con la fractura de la unidad de explotacin en
varios lotes geogrficamente discontinuos) y el de desfibramiento (que se refiere a la configuracin
fsica que toman las parcelas en regiones con insuficientes sistemas de regado y que dificultan
an ms la explotacin de las unidades minifundistas) .
62
Las relaciones agrarias y la lucha por la reforma agraria en los pases de Amrica latina, en La
cuestin agraria .Y el movimiento de liberaci6n nacional, Praga: Edit. Paz y Socialismo, 1964, pg.
500.
23
Grandes propiedades extensivas, subproductividad, feudalismo agrario, codicia de corta visin,
retraso tcnico, es decir, retraso social, es el diagnstico que hace Dumont del latifundio chileno
(cf. Tierras vivas, Mxico: Era, 1963, pg. 52), subestimando los procesos de modernizacin
capitalista en los fundas de inquilinaje. En cuanto a Venezuela, el problema de la concentracin no
se enfoca dentro del marco de la estructura latifundista en un pas cuyas antiguas clases
terratenientes vieron desarticulado su poder durante las guerras federales en el siglo XIX.
63
La actitud tradicional -dice Jos Luis de Imaz- es una "vivencia" de los propietarios
tradicionales, pero &e convierte en una "actitud adquirida" de los propietarios recientemente
ascendidos. Cf. El poder de las lites terratenientes. El caso argentino, en Reformas agrarias
en Amrica latina, Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1965, pg. m.
25
64
Antonio Garca, Reforma agraria y desarrollo social de Bolivia, en Reforma agraria en Amrica
latina, op. cit., pg. 408.
27
Jacques Chonchot, Cuba. El primer bienio de reforma agraria, 1959-1961, Reformas agrarias
en Amrica latina, op. cit., pg. 470.
28
Solon Barraclough y Arthur Domike, La estructura agraria en siete pases de Amrica latina
(Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guatemala, Per), Santiago de Chile: ICIRA, 1967,
pg. 5.
65
Expresin de la intelectualidad tecnocrtica han sido las formulaciones hechas por grupos
desarrollistas -como el de Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio- sobre un cambio agrario inducido]>,
como efecto espontneo de la industrializacin y de la apertura nacional a las nuevas formas
culturales del desarrollo. Al antiguo esquema distribucionista de la izquierda oficial]> --de la
reforma agraria hacia la industrializacin]>- Frigerio ha opuesto la lnea de la industrializacin
hacia la reforma agraria]>. Vase Arturo Frondizi, Horacio Giberti, Rodolfo Carrera y Rogelio
Frigerio, El problema agrario argentino, Buenos Aires: Desarrollo, 1965.. En la Argentina -dice
Frondizi (op. cit., pg. 11)- el problema agrario es un problema de incremento de la productividad.
All se encuentra el sentido de cualquier postulacin de reforma agraria]>.
30
Cuarto informacin del Fondo Fiduciario de progreso social, Wash- ington: BID, 1965, pg. 155.
31
CIDA, Evolucin y reforma de la estructura agraria en, Amrica latina, Santiago de Chile: ICIRA,
1965, pg. 14.
66
CEPAL-FAO, Una poltica para acelerar el desarrollo econmico de Amrica latina, estudio sobre
veinticuatro productos, CEPAL- FAO, 1961. En el perodo estudiado, el aumento de la produccin
fue del 60%, correspondiendo 38 % al aumento de la superficie de cultivo y 16% a la elevacin de
la productividad.
34
Solon Barraclough, Problemas relativos a la ocupacin que afectan al desarrollo agrcola
latinoamericano, Boletn FAD, . 7-8, 1969, pg. 2.
35
Estudio econmico de Amrica latina, 1966, Santiago de Chile, 1967.36
Anlisis de la evolucin econmica y social de Amrica latina desde comienzos de la Alianza
para el Progreso, Washington: OEA, VII reunin del CIES, 1971, pg. 10; Clyde Mitchell y Jacobo
Schatan, op. cit., pg. 53.
67
Ral Prebisch, Nueva poltica comercial para el desarrollo, Mxico: Fondo de Cultura Econmica,
1964, pg. 65. El hecho de que la productividad de la agricultura crezca a tasas ms acelera- das
que la productividad de la industria manufacturera revela el carcter reciente de la revoluci6n
agrcola en los pases capitalistas desarrollados -como Estados Unidos- y el papel desempeado
por las investigaciones cientficas y tecnol6gicas promovidas y financiadas por el Estado.
68
Vase la pg. 77 de esta obra; cf. tambin Salan Barraclough y Arthur Domike, op. cit., pg. 14.
44
70
71
2 Antonio Garca, El problema agrario y los medios de comunicacin colectiva, op. cit., pg. _177.
72
53
73
74
75
Ese modelo de estructura de presin y representacin del sector rural, liderado por las lites
latifundistas, ha logrado generalizarse en Amrica latina, integrndose por medio de las
Asociaciones Agro- pecuarias Americanas Amigas (AAAA). La Sociedad Colombiana de
Agricultores est constituida por 9.500 afiliados -bajo el liderazgo de grandes terratenientesrepresentando al sector rural en el Banco Central, la Caja de Crdito Agrario, el Instituto
Colombiano de Reforma Agraria, las Juntas de Control de Cambios Internacionales y de Precios y,
en fin, en los organismos estatales de conduccin econmica. O sea que el 0,1 % de la poblacin
activa rural de cerca de 5 millones de personas asume la representacin, por derecho propio, de
toda aquella poblacin. En la Argentina, la Sociedad Rural tena en 1936 cerca de 2.000 socios, y
en 1961 superaba los 9.000. A lo largo de un cuarto de siglo, se amplia la base de la organizacin
corporativa, pero en el sistema de conduccin, las familias tradicionales (38 sobre 97 dirigentes)
constituyen el elenco estable. Los grandes propietarios bonaerenses representan el grupo
hegemnico dentro del cuadro directivo de la Sociedad Rural (12 sobre 18 en 1936, 14 sobre 19 en
1961). En estas circunstancias -dice el socilogo Jos Luis de Imaz-, la Sociedad Rural asume
hoy la representacin de un sector: el de los grandes propietarios, nica y exclusivamente. En los
cuadros no tienen cabida los medianos y pequeos propietarios locales, ni los chacareros an
subsistentes, ni los arrendatarios ni los colonos de las grandes propiedades. Esta representacin
es la que la entidad asume como funcin manifiesta. Cf. op. cit., pgs. 270-75.
Este mismo esquema de representatividad y de poder inspira a la Sociedad Nacional de Agricultura
de Chile o a la Sociedad Nacional Agraria del Per, disuelta en mayo de 1972 por el Gobierno
Militar Revolucionario.
76
60
77
62
Las familias de insuficientes ingresos (minifundistas y campesinos sin tierra) que podran
comprenderse dentro del amplio espectro de la marginalidad campesina ascienden al 57 % del
total de familias agrcolas en Brasil, al 67 % en Colombia y flucta entre 80 y 90% en Ecuador, El
Salvador y Guatemala. Cf. Thomas F. Carrol, Reflexiones sobre la distribuci6n del ingreso y la
inversin agrcola, Temas del BID, Washington, n" 2, 1964, pg. 28.
63
Cf. CEPAL, El desarrollo social de Amrica latina .en la post guerra, Buenos Aires: SolarHachette, 1963, pg. 38. Se ha estimado en Brasil un ingreso medio anual de sectores agrcolas de
110 dlares, pero en la regin del Nordeste solo ha llegado a 84 dlares, y a 33 dlares para los
obreros azucareros. Una encuesta efectuada en 1956 en Cuba (pas presentado tradicionalmente
como modelo de elevado ingreso por habitante) revel que el promedio campesino fue slo de 92
dlares por ao. En Ecuador \ 1959), el 67 % de la poblacin huasipunguera obtuvo un ingreso
medio diario inferior a 0,20 dlar.
En Chile, el 3 % de las familias rurales (grandes productores) particip en cerca de las cuatro
dcimas partes del ingreso agrcola (el 37 %), mientras el 71% de las familias (trabajadores y
minifundistas) apenas obtuvo menos de una tercera parte (el 33 % de ese ingreso, en 1960).
Chile: Tenencia de la tierra.. ., op. cit.
Aun en los pases ms grandes de Amrica latina, et 60 % de las familias dedicadas a la agricultura
ha recibido ingresos de 210 dlares o menos al ao, y el ingreso medio por familia en este grupo
ha sido de 1175 dlares. De 2 a 4 dlares por persona y por mes, Cf. F AO-BID, La agricultura en
Amrica latina. Perspectivas para su desarrollo, Washington: FAO-BID, 1967, pg. 20.
64
CEPAL, op. cit., pg. 37
78
Apndice captulo 2
79
80
81
82
Per
Tipo 1: Ciclo de la estructura hispano-colonial. Hacienda seorial, comunidad
indgena, minifundio, poblado de frontera, ciudad seorial en la Sierra.
Tipo II: Ciclo de la estructura capitalista de la agricultura costea, a partir de las
postrimeras del siglo XIX: Cultura de oasis, regados y haciendas de plantacin
(caa de azcar, algodn, etc.) con influencia social de las haciendas tradicionales
serranas (enganches, yanaconaje).
Tipo III: Ciclo de la reciente colonizacin de la caja de montaa y valles
templados, sobre la base de una estructura tras- plantada de la Sierra del Sur
(arrendires, en el sistema agrario cuzqueo).
3. Reforma agraria y cambio estructural
La reforma agraria como problema latinoamericano
La experiencia latinoamericana de reforma agraria plantea la necesidad y la
posibilidad de una inmediata transformacin o decantacin de esa experiencia
histrica en la teora cientfica social. Resulta notable el hecho de que, pese a la
rica y compleja experiencia de Amrica latina, en medio siglo de historia no se
hayan definido los lineamientos esenciales de esa teora o apenas se est
iniciando el proceso de reflexin crtica y elaboracin primaria de las ciencias
sociales latinoamericanas.1 Se contina operando con esquemas o estereotipos
europeos y norteamericanos de reforma agraria, fundamentados en nociones
tecnocrticas del cambio o en ideologas que proyectan y racionalizan los
intereses, las aspiraciones y el sistema de valores de la nacin metropolitana. Este
fenmeno es particularmente notable en los casos de reformas agrarias de tipo
convencional, en cuanto proyectan las ideologas conflictivas y contradictorias del
sistema institucionalizado de partidos y expresan su alienacin a los modelos de
cambio propagados por los grandes centros mundiales de influencia o de poder:
Estados Unidos o la Unin Sovitica, Inglaterra o China, Francia o Yugoslavia.
Casi todos los esquemas ritualizados se basan en supuestos histricos como el de
que ha sido superado el ciclo de la sociedad colonial y de las relaciones
seoriales, y el de que la estructura latifundista clsica ha sido reemplazada por
una estructura capitalista abierta, coherente, integrada y de grandes espacios. La
preocupacin de los tericos europeos o norteamericanos por asignar al pago de
indemnizaciones el carcter de ncleo esencial de la reforma agraria presupone
varias cosas: la necesaria preservacin del sistema de valores de la sociedad
liberal y burguesa; la desaparicin del escenario latinoamericano de las antiguas
formas del monopolio seorial sobre la propiedad de la tierra, el agua y los
bosques; el funcionamiento real de un mercado capitalista de tierras como
mecanismo re distribuidor de los recursos fsicos de un mercado de trabajo rural o
como mecanismo redistribuidor de los ingresos agrcolas. Por otra parte, los
enfoques tecnocrticos se orientan a disear tipos perfeccionistas de reformas
1
Vase, del autor, Atraso y dependencia en Amrica latina, Buenos Aires: El Ateneo, 1972.
83
agrarias integrales (en las que, al decir de una economista inglesa, parece darse
todo a los campesinos menos la tierra) o a sustituir la reforma agraria por polticas
keynesianas o funcionales de desarrollo agrcola, expresadas en estmulos
fiscales a la inversin, mejoramiento de las tecnologas, manejo de mecanismos
tributarios, subvencin pblica a los propsitos innovadores de la productividad
rural o construccin estatal de una infraestructura fsica.
En el otro extremo de esta lnea de posiciones se encuentra una antigua
formulacin de la intelectualidad latinoamericana ms proclive a los procesos de
radicalizacin formal (socialistas blanquistas del siglo XIX, anarcosindicalistas,
agraristas libertarios y comunistas escolsticos), que atribuye a la reforma agraria
un sentido de reivindicacin campesina de la tierra 2 o un contenido ideolgico de
igualdad social. La lite revolucionaria que acometi, en el curso del siglo XIX o
principios del XX (Mxico, Guatemala, Colombia, Ecuador) las reformas liberales
de desamortizacin de bienes de manos muertas, intent una primera y
parcializada ruptura del monopolio seorial sobre la tierra <desvinculacin de la
propiedad en el lenguaje de la poca), pero fue literal- mente arrollada por los
principios normativos de la sociedad tradicional. Primero, porque se limit a
plantear la nacionalizacin de las tierras vinculadas a las haciendas eclesisticas, 3
segundo, porque afect a las tierras de comunidad indgena, como efecto de una
supersticin individualista y anticomunal; tercero, porque cambi a los propietarios
pero no la estructura latifundista, transfiriendo el enorme patrimonio de tierras
desamortizadas de la Iglesia y las comunidades indgenas a la naciente burguesa
y a la lite intelectual de las clases medias, y cuarto, porque defini como tierras
de manos muertas exclusivamente aquellas que no eran movilizables por medio
de la economa capitalista de mercado.
La elaboracin de una teora cientfica social -partiendo de la propia experiencia
histrica de la sociedad latinoamericana- es, en consecuencia, uno de los puntos
fundamentales de un nuevo enfoque: el que define el contenido, la direccin y los
alcances de la reforma agraria, entendida como operacin estratgica de
2
En el caso de los partidos comunistas ortodoxos, las lneas ideolgicas se han bifurcado,
histricamente, en una direccin agrarista- campesina (derivada de la aplicacin literal del principio
la tierra para quien la trabaja) y en una direccin burguesa, articulada con la doctrina ortodoxa
de la revolucin democrtico-burguesa. Solo excepcionalmente los comunistas latinoamericanos
han planteado la nacionalizacin de la tierra, ms como transcripcin de estereotipos polticos
que como respuestas a cierta problemtica del desarrollo.
3
84
85
86
Luis Cardoza y Arag6n, La revoluci6n guatemalteca, Mxico: Cuadernos Americanos, 1955, pg.
141.
6
Este ciclo se extendi desde 1953 hasta 1956, al producirse la ruptura del cogobierno y lanzarse
a la oposicin la Central Obrera Boliviana (COB) , cuyo ms agresivo poder encarnaba la
Confederacin Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia. El gobierno consisti en el control
sindical: de ministerios claves (Minas y Petrleos, Trabajo y Previsin Social, Asuntos
Campesinos), en la participacin decisiva en el poderoso sistema de seguridad social y en el
control obrero con derecho a veto en la Corporaci6n Minera Boliviana (administracin de la minera
nacionalizada). Vase Antonio Garca, Estructura social y desarrollo latinoamericano. Los
sindicatos en el esquema de revolucin nacional, Santiago de Chile: ICIRA, 1969, pg. 89.
87
88
Este concepto ha sido explicado, en profundidad, por Gonzalo Aguirre Beltrn, Las regiones de
refugio, Mxico: Instituto Indigenista Interamericano, 1967.
89
90
Una de las formas superiores del cooperativismo ha sido la cooperativa de participacin estatal,
como la que asocia a Estado, ejidatarios y obreros en el ingenio azucarero de Zacatepec. La
transformacin en el sistema poltico de conduccin del Estado trajo como consecuencia un cambio
de actitud frente al problema de la participacin democrtica del campesinado en la administracin
de este tipo de empresa agroindustrial. Ren Dumont no ha encontrado diferencias entre esta
cooperativa y una empresa nacionalizada. Cf. Antonio Garca, Las cooperativas en las reformas
agrarias de Amrica latina, Lima: Instituto de Solidaridad Internacional, 1969, pg. 70.
91
12
En sentido amplio, lo que caracteriza las revoluciones de Mxico, Bolivia y Cuba es que expresan
las aspiraciones nacionales de las fuerzas sociales integradas en el movimiento popular. Lo que se
define en cada uno de estos pases es el esfuerzo de movilizaci6n hacia una nueva imagen de la
sociedad nacional, burguesa ortodoxa, populista o socialista.
13
Un examen formal de las clases sociales en Amrica latina conduce con frecuencia a una
equivocada imagen de las fuerzas interesadas en la reforma agraria y en los cambios profundos. Si
se considera, por ejemplo (como lo hace el economista sovitico Danile- vich), que en el
proletariado de Amrica latina predominan los obreros agrcolas (constituyendo el 57 %), que en
los pases de economa de plantaci6n -Honduras, Hait, Repblica Dominicana, Nicaragua, Costa
Rica- esa proporcin se eleva del 75 al 90 %, y que la inmensa mayora de esa masa laboral se
concentra en gran- des plantaciones, se llega fcilmente a la conclusin de que son muy grandes
las fuerzas de presin por la reforma agraria. Cf. Danile- vich, Las relaciones agrarias y la lucha
por la reforma agraria en los pases de Amrica latina, en La cuesti6n agraria y el movimiento de
liberaci6n nacional, Praga: Edic. Paz y Socialismo, 1964, pg. 494. Sin embargo, la experiencia del
sindicalismo agrario en las economas de plantacin (especialmente en reas dominadas por el
enclave colonial) demuestra que sus presiones se orientan con un sentido pragmtico salarialista o
de simple mejoramiento del mercado de trabajo.
92
Se hace referencia al tipo de reforma agraria anterior al definido en el ciclo 1965-1970 y que
comprende tres 'perodos: uno de colonizacin de tierras fiscales baldas (1928-1958); otro de
redistribucin de fundos fiscales (1960-1962), 'y un tercero orientado hacia la redistribucin de
latifundios mal explotados o con cabidas superiores a 80 hectreas de riego bsicas, utilizando el
mecanismo temporal de los asentamientos campesinos.
15
Joaqun Leiva, Proceso de colonizacin y reforma agraria, Santiago de Chile: ICIRA, 1964, pg.
16
En las pginas 65-66 se examin la importancia de esta estratificacin social tpica de las
haciendas de colonato. En Chile, esa estratificacin se fundamenta en la siguiente escala de
93
19
Desde el punto de vista de este anlisis, se define el peonaje como la categora marginal de
asalariados rurales que se mueven por fuera de los marcos de un verdadero mercado capitalista de
trabajo y por fuera del circuito de aplicacin del derecho social. En este sentido, su status difiere
sustancialmente del que corresponde al obrero agrcola.
94
Esta tendencia es caracterstica de los pases con democracia parlamentaria y sistema pluralista
de partidos. En Chile, por ejemplo, se expresa en la constitucin del Frente Revolucionario de
Accin Popular y, despus, del Frente de Unidad Popular, o en la integracin de los partidos Liberal
y Conservador en el Partido Nacional. El grado de polarizacin de los partidos y fuerzas sociales y
polticas depende del grado de aceleracin y profundizacin del proceso de cambio.
21
La trascendencia de ese movimiento popular de estructura aprista consisti en que introdujo las
primeras formas de integracin nacional de masas urbanas y rurales, comprendiendo tanto a
colonos, peones feudatarios y yanaconas de hacienda como a proletariado, clases medias e
intelectualidad revolucionaria. Paulatinamente el APRA fue perdiendo su dinmica social y poltica,
en la medida en que se desgajaron y disociaron las fuerzas componentes, en que se atrofia- ron
sus estructuras de base y en que adopt la fisonoma de los movimientos populistas.
95
En la Argentina, las lites populistas de clases medias han hecho suya la formulacin
tecnocrtica de que la modernizacin agrcola es un proceso enteramente disociado de la cuestin
de la propiedad sobre la tierra y de la naturaleza de la estructura latifundista. En Chile, la oposicin
al proyecto de reforma agraria convencional de la Democracia Cristiana fue encabezada por el
elenco latifundista del Partido Nacional (liberales y conservadores), pero tambin por los nuevos
terratenientes del Partido Radical, el ms caracterizado de los mecanismos polticos de las clases
medias. A principios de la dcada del sesenta, el Partido Radical integr un Frente Democrtico
con los Partidos Liberal y Conservador, en el que se asocian las fuerzas ms conservadoras de la
sociedad chilena.
23
As como Haya de la Torre fue el caudillo e idelogo del ciclo revolucionario del APRA
--enunciando un programa antiimperialista y de abolicin radical del latifundio, en la dcada del
veinte-, tambin lo ha sido en el actual ciclo populista. Su filosofa conformista se resume en el
principio de que no hay que quitar la riqueza a quien la tiene, sino crearla para darla a quien no la
tiene. Dentro de este marco ideolgico, la reforma agraria no es una operacin de enfrentamiento
con el latifundio, sino de colonizacin de tierras fiscales no explotadas, siguiendo las mismas lneas
de orientacin de las antiguas y nuevas clases terratenientes (marcha a la selva y a las periferias
baldas). En suma, al concepto de redistribucin de las tierras con un sentido global y estructural,
se opone el de re-localizacin de tal gente en las tierras baldas.
96
97
26
98
Se entiende por ideologa -desde el punto de vista de este anlisis- el repertorio de creencias,
aspiraciones y valores que en un determinado proceso histrico expresan la actitud de una clase,
agregado social o generacin, frente a la problemtica que afecta decisivamente el curso de su
vida. Desde este punto de vista, la ideologa es una forma de la conciencia social que, si bien no
alcanza los ni- veles de la conciencia terica, proyecta la versin del universo desde una
perspectiva de clase, de agregado o de generacin, en cuanto grupos instalados dentro de una
cierta constelacin social de problemas. Este enfoque dialctico no solo precisa las diferencias
esenciales entre ideologa social y teora cientfica social, sino que tiende a evitar dos actitudes
negativas y sectarias: la que entiende la ideologa como tergiversacin del mundo real, y la que,
partiendo de una equivocada imagen del pragmatismo, concibe la existencia de clases o grupos
sociales sin ideologa. Es de suponer que la actitud de las clases, grupos sociales o generaciones
se define con mayor claridad, histricamente, cuando se agudiza el conflicto de intereses y sale a
flote la conciencia social de las clases o grupos antagnicos. Esta nocin supone la clara
diferenciacin entre ideologa social -que no tiene necesariamente una coherencia lgica, un
sistema- y teora cientfica social, que se inspira en principios de conocimiento racional y
sistemtico de la sociedad, con el objeto de descubrir su fisonoma, su estructura y sus leyes
normativas. Vase Relaciones entre la teora cientfica y la ideologa en las ciencias sociales, en
Antonio Garca, Atraso 'Y dependencia..., op. cit., pg. 7.
99
Contrasta esta lnea de comportamiento social con la ideologa liberal y tradicionalista del
presidente Francisco l. Madero, quien no comprenda los alcances de una reforma agraria en la
transformacin social y poltica de Mxico, y aspiraba a un tipo de distribucin de la tierra bajo las
normas institucionales de la estructura latifundista.
100
Esta poltica de afectacin de la mediana o pequea propiedad granjera, trabajada por colonos
-independientemente de sus niveles empresarios- se inspir en la doctrina de algunos agraristas
mexicanos que han diferenciado tres tipos de latifundio (natural, econmico y social), definiendo el
latifundio social como aquella unidad, de cualquier tamao, que utilizase las relaciones de trabajo
de las haciendas de colonato. Semejante criterio desconoca la naturaleza de una estructura
latifundista, ya que, en situaciones como la de Bolivia, las relaciones seoriales de las empresas
latifundistas se propagaron a todas las explotaciones campesinas, incluyendo los minifundios y las
comunidades indgenas. Una aplicacin irrestricta del principio habra conducido a la afectacin de
las comunidades indgenas como latifundios, ya que trabajaron en ella no solo comuneros
(originarios y agregados) sino tambin aparceros y hutahuahuas.
101
Ms adelante se examinar la estructura del ejido (vanse pgs. 155-57), pero ahora es
indispensable definir algunas nociones. Una es la de que el ejido mexicano difiere esencialmente
del ejido hispano colonial; otra, la de que existe diversidad de formas ejidales, dentro de la
clasificacin general de ejidos individuales y ejidos colectivos; la tercera, de que todo ejido (excepto
el de economa comercial de plantacin en tierra de riego) se asienta sobre tres elementos: el
102
103
35
Al parecer, esta lnea fue una insercin ideolgica de la lite marxista, siguiendo el esquema de
Lenin sobre el llamado camino prusiano (transformacin de las antiguas explotaciones feudales de
tipo bunker en empresas capitalistas). La expresin insurreccin campesina se emplea en el
sentido de estado insurreccional, ya que si bien el campesinado no particip directamente en la
lucha armada del 9 de abril de 1952, sus organizaciones paramilitares constituyeron una de las
ms decisivas fuerzas de apoyo del proceso revolucionario en su fase histrica de ascenso.
104
Segn el censo de 1950, existan 3.779 comunidades indgenas, con 7 millones de hectreas y
un promedio de superficie por comunidad de 1.899 hectreas. La mayor densidad comunitaria se
registr en el altiplano, localizndose nueve dcimas partes de las comunidades indgenas en 10s
departamentos de La Paz, Oruro y Potos (94 % de las tierras comunales). Mientras las grandes
haciendas seoriales (con promedios cercanos a las 5.000 hectreas) apenas explotaban el 0,8 %
de sus tierras, las comunidades altiplnicas del Titicaca cultivaban el 42 % de su patrimonio
territorial. En 1950, ms de la cuarta parte de la superficie cultivada en Bolivia corresponda a
comunidades indgenas. En 1960, el 63 % de la poblacin nacional era indgena (1,2 millones de
quechuas en los valles y 868.000 ayrnaras en el altiplano), ms o menos como en 1950. Si bien
toda la poblacin indgena no ha vivido en el campo ni ha estado integrada en comunidades, estos
datos revelan la importancia de1 problema de la comunidad indgena en el cuadro de la reforma
agraria. Cf. Antonio Garca, La reforma agraria y el desarrollo social de Bolivia, El Trimestre
Econmico, Mxico, n9 123, 1964, pg. 361. Segn el profesor Arturo Urquidi, en un examen de 40
Autos de Vista del Consejo Nacional de Reforma Agraria sobre demandas de restitucin de
tierras, la totalidad se refera a ex-comunidades, esto es, a tierras ex-vinculadas, y ninguno a las
comunidades actualmente constituidas. Cf. El feudalismo en Amrica y la reforma agraria boliviana,
Cochabamba: Imp. Universitaria, 1966, pg. 211.
37
Desde el punto de vista social, la comunidad indgena fue des- garrada, internamente, por tres
influencias: la clasificacin de las familias en originarias y agregadas (segn sus relaciones con el
ayllu o la marca); la concentracin de parcelas en manos de grupos dominantes, y la existencia de
una poblacin miserable no asimilada por la comunidad y carente de derechos sobre la tierra (los
hutahuahuas).
105
106
107
108
41
Posteriormente se alude a la doctrina que identifica la propiedad del Estado con la propiedad de
todo el pueblo y se considera la pro- piedad cooperativa como una forma limitada de propiedad de
una parte del pueblo. Dentro de este esquema -propagado en la Uni6n Sovitica con anterioridad al
proceso de descentralizaci6n y reforzamiento de la estructura cooperativo-koljosiana-, se supone la
plena identificaci6n entre pueblo y Estado y la desaparici6n de cualquier residuo de propiedad
privada. Sobre este cambio ideolgico, vase Carlos Rafael Rodrguez, La segunda reforma
agraria cubana: causas y derivaciones, en Reformas agrarias en Amrica latina, Mxico: Fondo
de Cultura Econ6mica, 1965, pg. 541. La segunda reforma agraria cubana: causas y
derivaciones, en Reformas agrarias en Amrica latina, Mxico: Fondo de Cultura Econmica,
1965, pg. 541.
109
la conduccin poltica) y, asimismo, del papel que se asigna a las fuerzas sociales
movilizadas en el proceso de cambio.
En todas estas experiencias latinoamericanas de reforma agraria estructural es
posible descubrir, desde el punto de vista ideolgico:
a. Que las ideologas que se insertan en la prctica de las reformas agrarias se
han conformado de acuerdo no tanto con las aspiraciones campesinas como con
las lneas globales de orientacin de las fuerzas sociales promotoras y
conductoras de los procesos de cambio.
b. Que la intensidad y celeridad de las reformas agrarias se han relacionado
estrechamente con los ciclos de integracin poltica -a nivel nacional- de las
fuerzas de cambio y con la adopcin de lneas ideolgicas salidas de adentro y de
abajo.
c. Que ninguna reforma agraria se ha mantenido, histricamente, dentro de los
marcos de una sola y monoltica lnea ideolgica. Los propios cambios originados
en los procesos de industrializacin, nacionalizacin y reforma agraria han
modificado la estructura, naturaleza y composicin de las fuerzas sociales y se
han proyectado en la constante y conflictiva mutacin de las ideologas.
d. Que an no ha podido superarse la tendencia ideolgica hacia la adopcin de
esquemas ortodoxos y orientados radicalmente en una sola direccin (1a de la
finca privada capitalista en Mxico y Bolivia, o la de la empresa estatal en Cuba),
desestimndose la contribucin de diversas estructuras y fuerzas de cambio
social, Las grandes reformas agrarias en el mundo han demostrado que la
pluralidad de estructuras de cambio han sido el producto de la capacidad de
asimilar y racionalizar la propia experiencia histrica y de salvar la limitacin de los
esquemas ideolgicos ritualizados. e. Que en los ciclos de hegemona burguesa y
pequeo burguesa en el sistema poltico de conduccin del Estado, en Mxico y
en Bolivia, se !han alterado los objetivos estratgicos de la reforma agraria,
limitndola progresivamente a un proceso de modernizacin capitalista de los tipos
de estructura latifundista ms atrasados o anacrnicos. En consecuencia, las
lneas ideolgicas expresivas de ese proceso de contrarreforma han amparado la
metamorfosis del latifundio, la formacin de nuevas clases latifundistas y la
expansin de las capas marginales del campesinado.
sistema tradicional de poder. Causa, por cuanto sin los cambios operados en la
estructura de las fuerzas sociales, en las ideologas, en las reglas institucionales y
en la constitucin poltica del Estado no se habra desencadenado y conformado la
trama de una revolucin social. Carece de objetividad y de perspectiva histricas
el concepto de que en Mxico no se ha efectuado una revolucin social -por el
hecho de que en las ltimas dcadas tom una direccin capitalista y burguesa- y
de que, en consecuencia, los problemas de su estructura agraria seran
equiparables a los de los pases --como Brasil y Ecuador- donde coexisten
estructuras latifundistas arcaicas y modernizadas, esto es, las que se apoyan en
la' hacienda de colonato o en el latifundio de plantacin.
En los procesos revolucionarios de Mxico y Bolivia qued abolido el poder de la
aristocracia latifundista -as como las formas serviles del colonato, la aparcera y el
peonaje- y emergieron en el escenario rural un proletariado, clases medias y
burguesa totalmente desconocidos en el antiguo cuadro de la sociedad
tradicional. En Mxico, el sector intermedio de propietarios medianos y familiares
comprendi el 4,5 % de la poblacin activa agrcola en 1950, y el 6,2 % en 1960,
representando el 17 % y el 30 % de las propiedades privadas, respectivamente,
con el 26 % y el 28 % de la tierra de labor, en esos mismos aos. En el proceso
revolucionario de Cuba, el sector de pequeos propietarios o tenedores
minifundistas adquiri el rango de clase media granjera, y desaparecieron
radicalmente tanto los diversos tipos de clases latifundistas como las diversas
modalidades de latifundio.
Esta diferenciacin induce a pensar que no solo en Cuba se ha efectuado una
revolucin social, sino que han ido definindose -de acuerdo con los caracteres
variables de los pases- diversos tipos de revolucin social, conforme a su
naturaleza y a sus perspectivas. En este hecho radica la clave histrica de que las
conquistas fundamentales de las reformas agrarias en Mxico y Bolivia tengan
carcter irreversible. Ahora bien: es necesario resaltar el hecho de que los
procesos de cambio -en Mxico, Bolivia y Cuba- no se inicia- ron con la naturaleza
explosiva y totalizante de una revolucin social, sino en la forma restringida de una
revolucin poltica contra una estructura desptica de fuerza (dictadura pretoriana,
cesarismo presidencial), que obstrua radicalmente los mecanismos de la
representacin popular e impeda el funcionamiento de reglas de institucionalidad
democrtica. La revolucin poltica fue el mtodo de movilizacin inicial de las
fuerzas sociales ms oprimidas y del establecimiento de nuevas reglas de juego,
desmontando por la fuerza el aparato de fuerza.
Resulta bastante sorprendente que -en los tres pases, pese a sus notables
diferencias- la revolucin poltica se desdoblara en una revolucin social, no como
efecto de las ideologas revolucionarias convencionales, sino como resultado de la
participacin insurreccional de las masas campesinas.43
43
111
112
Jorge Dandler H., Edic. Instituto Indigenista Interamericano, Mxico, 1969, pg. 2,
113
Ejido colectivo, ejido de explotaciones individuales, ejido mixto, uniones locales de crdito,
colectivas de crdito. En 1922, la Comisin Nacional Agraria expidi una circular normativa en la
que se sealaba la cooperativa como la forma de organizacin econmica de la poblacin
campesina, comprobando la necesidad de organizar cooperativas en todos los pueblos,
congregaciones y rancheros con tendencia, naturalmente, a constituir organismos superiores,
con el objeto de acabar con el divorcio existente entre la organizacin de las fuerzas productoras
que tienden a ser colectivas y el rgimen de propiedad individual totalmente anticuado). C.
Salomn Eckstein, El ejido colectivo en, la reforma agraria de Mxico, Mxico: Fondo de Cultura
Econmica, 1966, pgs. 448-55; Antonio Garca, Las reformas agrarias en Amrica latina. La
experiencia de Mxico, Lima: Instituto de Solidaridad Internacional', 1969, pg. 67.
114
Los investigadores y analistas sociales de este ciclo coincidieron en sealar al ejido como la
nica salida para Mxico. En este sentido se pronunciaron tambin los cientficos sociales
extranjeros F. Tannembaum, E. Sympson, Whetten, McBride, Chevalier, etc. Es comprensible que
en el ciclo posterior a la apertura burguesa se hablase con frecuencia del ejido como de un
callejn sin vida.
47
No podra hablarse, estrictamente, de una formacin marxista del sistema de liderazgo del
movimiento obrero en la CTM, sino de la adopcin de ese repertorio absolutista de dogmas
caracterstico de las formas escolsticas del marxismo. Los modelos vigentes, en toda Amrica
latina fueron los de la revolucin democrtica burguesa, considerndose' la revolucin nacional
como una expresin no solo hertica sino cargada de connotaciones totalitarias.
115
48
116
La CTM encabez en Mxico (y en Amrica latina) durante la Segunda Guerra Mundial la lnea
ideolgica de la capitulaci6n en las luchas sociales, propiciando la formaci6n de frentes polticos
entre los trabajadores y las clases patronales. El 6rgano para el desarrollo de esta lnea poltica fue
la Confederacin de Trabajadores de Amrica Latina (CTAL).
51
Con la expresin de nueva burguesa se designa el amplio espectro social que va de sectores de
clases medias enriquecidas en la actividad poltica profesional es, generales, polticos,
funcionarios- a los banqueros e industriales, articulados con el proceso revolucionario. Este
carcter complejo dificulta la caracterizaci6n social de la burguesa mexicana, de la que tambin
forman parte algunos residuos de las antiguas clases opulentas. Pero lo que ms importa sealar,
desde el punto de vista de este anlisis, es ese tipo enrgico y audaz de nueva burguesa -el
empresario capitalista-, posible- mente el que ms se aproxima, en Amrica latina, a la idealizada
imagen de una burguesa nacional.
52
Este cambio fundamental, operado en el ciclo de apertura burguesa -sustituyndose el esquema
nacional revolucionario por un modelo burgus de desarrollo capitalista-, se define por su contenido
histrico y social, y de ninguna manera tiene sentido peyorativo. En consecuencia, este cambio
ideol6gico no puede ser explicado simplemente como resultado de la heterodoxia econmica de la
reforma agraria mexicana, tal como lo hace un analista tan estricto como Edmundo Flores: La
primera explicaci6n a que se acudira -dice con respecto a los presidentes mexicanos de la poca
poscardenista- sera tacharlos de insinceridad y reaccionismo. Sin embargo, suponer que la
mayora de los presidentes mexicanos han abrigado en el subconsciente una ideologa burguesa, o
pretender que han conquistado el poder bajo una bandera en la que no crean, para
desenmascararse ms adelante, no pasa de ser un ingenuo argumento ad hominem. Para hallar la
verdadera razn hay que calar ms hondo.
La reforma agraria de Mxico tuvo que ser un movimiento enteramente heterodoxo desde el punto
de vista econ6mico. Antes de ella no existan ni precedentes ni trabajos de orden te6rico que
pudieran servirle de gua. Nadie, entre los economistas, haba formulado una teora positiva de la
117
Dentro de este nuevo marco poltico-social, la reforma agraria a partir del gobierno
del general Avila Camacho, fue una operacin enteramente contraria a la que
inspir la ideologa del perodo cardenista, orientndose la distribucin de tierras
conforme a los patrones capitalistas de propiedad privada y empresa individual, y
propicindose, desde el gobierno, la sistemtica destruccin del sistema ejidal
cooperativo.53 La poltica de reorientacin agraria se expres en estos
lineamientos principales: la parcelacin territorial de los ejidos, la asfixia
econmica originada en la concentracin de recursos tcnico-financieros en el
sector capitalista privado, y la utilizacin de las organizaciones cooperativas y
sindicales como vehculo de control poltico de las masas campesinas, desde
afuera y desde arriba. A travs del sistema de conduccin del partido nico, la
nueva burguesa y las clases medias transformaron la naturaleza y la funcin de
las estructuras sociales de cambio, eliminando su capacidad de presin, su
autonoma de movimiento y su espontnea democracia interna. Se explica as el
marchitamiento y la existencia puramente formal de sindicatos y cooperativas en
dcadas posteriores a la del cuarenta, el desmoronamiento del sector ejidal y la
amenazadora expansin de las capas marginales del campesinado. 54
El proceso de expansin de las zonas de marginalidad campesina no solo fue
producto del cambio esencial en los objetivos estratgicos de la reforma agraria,
reforma agraria.
Por consiguiente, la reforma agraria debi de ser juzgada sobre todo como una plataforma y un
problema de orden poltico. Como tal, nadie dudaba de su justicia y todos los revolucionarios
mexicanos se pronunciaban en su favor. El problema surga cuando el revolucionario llegaba al
poder y se haca gobernante. Entonces, al hallarse sin normas y sin la autoridad terica de esos
escribas a quienes Keynes, en su famosa frase, atribuye "ms poder que a los generales", es decir,
los economistas, el compromiso poltico de distribuir tierras tena que contraponerse, en la mente
del gobernante, al temor de dislocar la economa y de hundir al pas en el "caos". Cf. Edmundo
Flores, Tratado de economa agrcola, Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1961, pgs. 311-13.
53
Se adopta esta expresi6n por identificar, ms objetivamente, la naturaleza del ejido como
sistema. La denominaci6n de ejido co- lectivo es un tanto fragmentaria y equvoca, ya que por una
parte solo comprende una forma empresaria de la estructura ejidal y, por otra, no alude a la
carencia del contexto propio de una economa colectivista.
54
118
Los minifundistas con propiedad privada ascienden a 900.000, representando una poblacin de
4:,5 millones de personas y promedios de 1,5 hectreas de tierras de labor, en 1960. Entre los
ejidatarios, se exceptan los instalados en tierras de riego.
57
A la inversa de 10 que ocurre en pases sin reforma agraria, en los que la concentracin de la
propiedad es mayor que la concentracin de la tenencia de la tierra, en Mxico es mayor esta
ltima, por cuanto comprende las diversas formas de acaparamiento de la tierra en ejidos
localizados en los Distritos de Riego.
58
La agricultura mexicana, op. cit., pg. 50
119
120
Para los efectos de este anlisis, se definen como objetivos estratgicos de la reforma agraria en
Mxico los siguientes: formacin de un moderno sistema de empresa y de empresariado,
asociacin del campesinado en un tipo de comunidad integrada y solidaria, definicin de una
estructura de representacin y de participacin democrticas, creacin de mecanismos de
comunicacin y de enlace con el Estado y con la sociedad nacional.
121
desde arriba y desde afuera, y la transformacin del aparato asistencial del Estado
en un mecanismo de conduccin paternalista de los diversos tipos de organizacin
campesina.
Estos son los datos esenciales del nuevo problema agrario en Mxico. Ellos se
relacionan, no solo con la frustracin de las ms importantes estructuras de
participacin democrtica, de integracin social y de activacin del proceso de
cambio, sino con el debilitamiento -o estrangulamiento-- de las fuerzas sociales
capaces de reactualizar y reactivar una estrategia de reforma agraria dentro del
marco de las modernas condiciones de industrializacin y crecimiento urbano. La
reforma agraria fue la puerta de entrada a la concentracin demogrfica en
grandes ciudades y el primer ciclo de la industrializacin mexicana, pero las
nuevas formas de industrializacin bsica y los nuevos procesos de
metropolizacin no han sido una puerta de entrada semejante que condujera a un
estadio superior de la reforma agraria 62 y hacia una reformulacin del esquema de
desarrollo que se halle en consonancia con los objetivos estratgicos originarios
de la revolucin nacional.
La experiencia boliviana
Bolivia no tena antecedentes de organizacin campesina, con excepcin del
perodo de movilizacin aluvional de las masas indgenas promovida por la lite
militar-nacionalista salida de la Guerra del Chaco, cuya actividad se orient en el
sentido de quebrar el sistema tradicional de poder agrario y minero con el objeto
de crear una nueva imagen de la nacin boliviana. 63 Sin embargo, la carencia de
este tipo de mecanismos institucionales de presin y de negociacin no debe
interpretarse como un estado de absoluto inmovilismo de la comunidad
campesina, inmersa en la constelacin latifundista.
La contrapartida de la inmersin social es la subversin social, puesto que la
confrontacin violenta es el sustituto de la negociacin entre clases antagnicas
por medio de reglas y mecanismos institucionales. Entre 1861 y 1940 hubo en
Bolivia cerca de dos mil levantamientos indgenas, todos ellos centrados en el
problema de la recuperacin de las tierras usurpadas a las comunidades y
articulados con las luchas contra la servidumbre seorial. 64
62
Se considera como estadio superior de la reforma agraria mexicana aquel en que se efecte la
articulacin del sector ejidal comunitario y del sector privado capitalista en una sola estructura
flexible y pluralista, de modo que ambos respondan, adecuadamente, a las mltiples exigencias del
crecimiento demogrfico explosivo, la elevada concentracin urbana, la acelerada industrializacin,
la rpida expansin del Estado y la incorporacin de las masas campesinas en los patrones
nacionales de bienestar, de cultura, de seguridad social, de trabajo y de vida.
63
En esta direccin apuntaron las grandes reformas de los gobiernos militares de Toro, Bush y
Villarroel, como las de nacionalizacin del petrleo, control estatal de las exportaciones mineras y
abolicin del pongueaje (forma de trabajo servil en las haciendas arcaicas). Por supuesto, estas
reformas carecan de base de sustentacin, ya que no tenan carcter de estructurales. Nada poda
significar la abolicin legal del pongueaje sin la abolicin de la estructura latifundista con que
estaba articulada.
122
Luis Antezana, El movimiento obrero boliviano, La Paz, 1966, pg. 16. Almino Affonso, Papel de
los campesinos en la ejecucin de la reforma agraria, Chiclayo: Seminario Latinoamericano de
Reforma Agraria, 1971, pg. 8.
65
Se adopta esta denominacin para referirse a ciertas formas de operacin de las autoridades de
reforma agraria, consistentes en expedir ttulos legales sobre las tierras ya asignadas y ocupadas
desde el primer ciclo de la reforma, sin tomar en cuenta ni las tierras disponibles en los latifundios,
ni la poblacin campesina total con exigencias de tierra, ni las necesidades globales y estratgicas
del desarrollo econmico y social.
123
Este tipo de cooperativa no pudo operar como una estructura de desarrollo de comunidades
atrasadas, por cuanto la reforma agraria no se enfrent a los problemas de estructura minifundista
de esas comunidades, al rgimen de distribucin de las tierras comunales o a la adopcin de
ciertos patrones laborales de tipo latifundista. El hutahuahua (mediero o pen vinculado a la
parcela del comunero), por ejemplo, subsisti en las comunidades indgenas despus de haber
124
125
En el informe de Victor paz Estenssoro como jefe del MNR, se da la cifra global de 5,37 millones
de hectreas distribuidas, de las cuales el 16% eran cultivables, 31% de pastoreo y 53%
incultivables; se incluyen las formas de dotacin, restitucin, adjudicacin de tierras fiscales baldas
y consolidacin de propiedades privadas. IX Convencin Nacional, La Paz, La Nuin, 18 de enero
de 1964.
71
Se entiende por campesinado raso al que estuvo directamente vinculado al laboreo de la tierra y
que -dentro o fuera de las constelaciones latifundistas- careci de organizacin social y poltica, as
como de adiestramiento ideolgico, concentrando un elevado potencial subversivo.
126
y de enlace con el Estado) y el privado residual (antiguas fincas con menos de 400
hectreas).
Si bien no se definieron los tipos de estructura cooperativa destinados a articular
los cambios, a capacitar a los obreros y campesinos en las tareas de la gestin
democrtica y a crear las formas adecuadas de la planificacin social, la ideologa
dominante consisti en sustituir el latifundio por la cooperativa de produccin, 72
atribuyendo un carcter secundario a las fincas de Estado y proyectando la
organizacin social y econmica de los pequeos empresarios agrcolas en
cooperativas de servicios. Dentro de este esquema estratgico, era evidente que
se le asignaba a la cooperativa el papel de ncleo dinmico del proceso de
cambio, y al sindicato un papel secundario o marginal, ya que el grueso de los
obreros agrcolas qued incorporado a las cooperativas caeras.
Sin embargo, este slo era un cuadro formal. No hallndose capacitados los
obreros para la conduccin democrtica de un sistema de plantaciones e ingenios
azucareros (incluyendo los proyectos de diversificacin e intensificacin agrcolas),
no poda diferenciarse la cooperativa caera de una finca de Estado o de una
cooperativa de participacin estatal y conduccin centralizada.
La segunda reforma agraria no solo se orient en un sentido de total abolicin de
las estructuras latifundistas, sino de rpida transferencia del centro dinmico del
proceso, de la cooperativa de produccin en gran escala a la empresa estatal
(Granja del Pueblo). La nueva estructura se fundament en el control estatal sobre
siete dcimas partes de la tierra agrcola, en el monopolio del Estado sobre el
aparato de comercializacin y financiamiento -en su doble dimensin, externa e
interna- y en la organizacin del pequeo empresariado (menos de 5 caballeras)
en un doble sistema de estructura: uno de carcter representativo y de enlace
poltico con el Estado (Asociacin Nacional de Pequeos Agricultores), y otro
cooperativo, de integracin econmica con el aparato estatal de comercializacin y
financiamiento o de prestacin de servicios caractersticos de las explotaciones
granjeras, como los relacionados con la obtencin de insumos industriales o con la
mecanizacin sustitutiva de trabajo. Lo esencial de este cambio consisti no solo
en la adopcin de un modelo de desarrollo agrcola por medio de un sistema de
empresas colectivas estatales y de la planificacin regional y por productos, sino
tambin en la eliminacin de la cooperativa como sistema o como estructura con
autonoma sectorial y empresaria. El cooperativismo agrcola limit sus funciones
a las de complementacin del sistema de pequeas empresas privadas en la
operacin de servicios de mecanizacin o a las de integracin al sistema
comercial financiero del Estado y a los mecanismos de planificacin agropecuaria
(poltica de acopios, de precios, de crdito y de asistencia tcnica).
La nica forma remanente de cooperativa de produccin (propiedad, explotacin,
gestin econmica) ha sido la Sociedad Agropecuaria, caracterizada por su
pequea dimensin territorial (no ms de 150 hectreas, frente a las Granjas del
Pueblo de tamao gigante, con 8, 10 o 20.000 hectrea.,) y su falta de gravitacin
dentro de la estructura agraria de dos sectores, ya que apenas representara el 0,3
72
En la Ley de Reforma Agraria de 1959 se estableca, con carcter de norma constitucional, que
la produccin latifundista, extensiva y antieconmica, debe ser sustituida, preferentemente, por la
produccin cooperativa, tcnica e intensiva, que lleva consigo las ventajas de la produccin en
gran escala.
127
Carlos Rafael Rodrguez, op. cit., pg. 544, Y La revolucin cubana y el campesinado, Nuestra
Epoca, Santiago de Chile, nq 10, 1965, pg. 33; Jacques Chonchol, El primer bienio de reforma
agraria (1959-61) , en Reformas agrarias en Amrica latina, op. cit., pg. 469.
74
Panorama econmico latinoamericano, La Habana: Prensa Latina, vol. IV, 1965, pg. 286.
Solo a partir del cuatrienio 1962-65 se inicia el proceso de formacin de un modelo cubano de
planificacin econmica socialista. Cf. Alban Lataste, Cuba: hacia una nueva economa poltica del
socialismo, Santiago de Chile: Edit. Universitaria, 1968, pg. 24.
75
128
Vase, del autor, Dinmica de las reformas agrarias en Amrica latina, Santiago de Chile: ICIRA,
1968. Una tipologa dialctica de las reformas agrarias
130
Con respecto a las referencias a Chile, debe tenerse presente que este volumen entr en prensa
antes del derrocamiento del presidente Allende. (N. del E.)
131
132
Tanto este como los dems modelos de reforma agraria son estudiados en la obra del autor, La
cooperacin agraria en el desarrollo de Chile, Santiago de Chile: ICIRA, 1972.
3
CIT, Algunos aspectos de la reforma agraria en Amrica latina. Condiciones de vida .Y de trabajo,
Lima: CIT, 1970, pg. 21.
133
134
significativos propuestos son los del complejo forestal (integrado a una industria
primaria y secundaria de transformacin), la empresa ganadero-industrial en Tierra
del Fuego, con 560.000 hectreas, y los casos de planteles reproductores o
centros piloto integrados a cooperativas regionales o empresas campesinas
cooperativas o de autogestin.5
Lo fundamental en este modelo de empresas agrcolas del Estado consiste en la
funcin que se le asigna en la conformacin de la nueva estructura agraria: una
funcin absolutamente bsica y predominante en el esquema cubano (en el que el
Estado ha asumido el control directo sobre la distribucin del ingreso nacional,
sobre la asignacin de recursos y sobre el aparato de comercializacin y
financiamiento) o una funcin estratgica pero no absolutamente predominante en
el esquema chileno.6 El papel asignado a las empresas del Estado se precisa al
caracterizar el esquema cubano como el conformado por una economa de dos
sectores, el estatal y el de pequeos empresarios organizados en cooperativas de
servicios (mecanizacin, abastecimiento de insumos, captacin de recursos
estatales de tecnologa y financiamiento), el esquema chileno de reforma agraria y
desarrollo como el apoyado en una economa de tres sectores: el estatal, el
cooperativo y el privado. Desde luego, en la actual etapa de desarrollo de Chile, el
sector privado ha de estar integrado por dos estratos muy diferenciados: el de los
pequeos propietarios organizados en cooperativas de servicios y el de las medianas unidades de explotacin con promedios de 20 a 80 hectreas de riego
bsico, una vez expropiadas las superficies excedentes a las 80 hectreas de
riego o la totalidad de ciertos fundos con tierras regadas. 7
En razn de que en el Mxico prerrevolucionario se conform una estructura
latifundista clsicamente seorial (no solo desde el punto de vista de la extrema
concentracin de la propiedad sobre la tierra, sino en lo que se refiere a la
inmersin campesina, las relaciones paternalistas y las estructuras de dominacin
social), se aplic irrestrictamente la frmula de absolutismo poltico y liberalismo
econmico, no pudiendo surgir un sistema de empresas del Estado. 8 Ni siquiera
durante la segunda reforma agraria se proyect la hacienda estatal como parte
integrante de la nueva estructura, y en los modernos proyectos de cooperativa de
participacin estatal (complejo agroindustrial azucarero) el Estado no aparece
directamente vinculado a la explotacin agrcola.
En el caso de Mxico, la importancia histrica o el peso institucional de las formas
de tenencia de la tierra han ido variando, de acuerdo con el contexto poltico del
proceso de cambio: durante la primera reforma agraria, esta se limit a la
redistribucin de tierras excedentes en las haciendas y al asentamiento de los
peones acasillados en pegujales minifundistas, segn la concepcin de la parcela
5
Exposicin del ministro de: Agricultura Jacques Chonchol sobre poltica agraria, Seminario de:
PLANDES, Santiago de Chile, 17 de mayo de 1971, pg. 6 (mimeogr.).
6
Mientras en Cuba desempea el azcar el papel de eje en la estrategia de financiamiento del
desarrollo, en Chile se asigna al cobre esa funcin estratgica. .
7
En 1971 este sector de medianos productores ascenda a 37.000, aproximadamente, y dispona
del 33 % del total de la superficie de riego. Esta masa significativa de medianos productores
constituira el ncleo del nuevo sector de empresarios privados, en el primer ciclo operacional del
esquema socialista de desarrollo. Vase Jacques Chonchol, op. cit., pg. 7.
8
Hacia 1910, la participacin del Estado en la inversin total interna no pas del 5 %, mientras la
inversin extranjera lleg a representar, aproximadamente, el 55%
136
ejidal como simple complemento del jornal agrcola; durante la segunda reforma
agraria (casi limitada al ciclo histrico del cardenismo, en el decenio del treinta) la
forma bsica de tenencia fue la ejidal-cooperativa, en cuanto no solo se constituy
como una forma de propiedad comunal sobre tierras, aguas y montes, sino como
una propiedad cooperativa sobre los medios de produccin y los recursos de
desarrollo transferidos desde el Estado; y durante la tercera reforma agraria (a
partir de la apertura industrialista y liberal en la dcada del cuarenta) el primer
rango lo ocup la pequea propiedad privada, de- finida como aquella que flucta
-de acuerdo con ciertas formas de uso de la tierra clasificadas legalmente en
trminos de tipos de cultivo-- entre 100 y 300 hectreas de riego. Esta forma de
tenencia es la que ha correspondido a la concepcin burguesa de la economa
granjera, fundamentada en la propiedad privada y en la orientacin capitalista del
modelo de empresa. En el ciclo cardenista, pareci identificarse la forma
cooperativa de tenencia de la tierra con la comunal indgena, por la tendencia
poltica a incorporar al proceso de reforma agraria a las comunidades tradicionales
por medio de la moderna concepci6n de la estructura ejidal (ejido colectivo, ejido
mixto y ejido de propiedad colectiva sobre la tierra pero de explotaci6n en forma
de tenencias individuales).
En relacin con la forma comunal de tenencia agraria y no obstante el enorme
peso de las comunidades indgenas en la configuraci6n de los antiguos tipos
hispano-coloniales de estructura latifundista (constelacin latifundio-minifundiocomunidad indgena) en Mxico, Bolivia, Per, Ecuador y Guatemala, an no ha
logrado definirse una nueva lnea de transformacin o reestructuracin agraria. La
poltica de restitucin de tierras a la comunidad indgena -definida en el ciclo
cardenista de Mxico y utilizada tericamente en la reforma agraria de Bolivia- no
ha llegado a constituir la base de una correcta aplicaci6n de la reforma agraria en
el mbito de este tipo de comunidades tradicionales. La reestructuracin territorial
de la comunidad andina (Colombia, Ecuador, Per, Bolivia y Chile) supondra y
exigira una ruptura de la constelacin latifundista en el sentido de transferir sus
tierras y recursos a la comunidad extirpando las races de su actual condicin de
comunidad cautiva o de comunidad satelizada. Desde luego, solo estn
contemplndose los aspectos relacionados con la tenencia agraria y no los
vinculados con la reestructuracin social de este tipo singular de comunidad
campesina o con sus formas de organizaci6n econmica como empresa
cooperativa o autogestionaria. El problema de aplicacin de la reforma agraria en
el mbito de la comunidad indgena (independientemente de su situaci6n legal)
debe examinarse sin supersticiones antropolgicas, ya que se parte de un hecho
social: este tipo de comunidad ha sido incorporado violentamente a la hacienda
tradicional, ya sea apropindose de sus recursos humanos, culturales y fsicos, o
integrndola a la constelacin social del latifundio. En el nuevo esquema de
reforma agraria en Chile, la dotacin a la comunidad mapuche parece adoptar la
forma de una propiedad comunal-cooperativa. En la medida en que se ample la
aplicacin del esquema, la forma bsica de tenencia agraria ser la cooperativa, al
lograr la integracin -dentro de los marcos de una empresa campesina regionalde diversas comunidades indgenas.
137
Jacques Chonchol, op. cit., pg. 7, y Reforma a la reforma agraria, Santiago de Chile: CORA,
1970, pg. 5. Consltese tambin Exposicin del jefe de la delegacin de Chile a la Segunda
Sesin de la Comisin General de la VI Conferencia Interamericana de Agricultura, Lima, 1971,
pgs. 6-9.
10
FAO, Informe de la Misin de la FAO para evaluar los requerimientos de asistencia tcnica para
la Reforma Agraria Peruana. Santiago de Chile: FAO, 1970, pgs. 33-34 (mimeogr.).
11
CmA, Tenencia de la tierra y desarrollo socio-econmico del sector agrcola,Washington: CmA,
1966; Am, E. Vigus Roig, La reforma agraria como instrumento para el desarrollo econmico de la
Sierra Central del Per, Lima: Am, Universidad de Iowa, 1967.
138
139
como efecto -en Colombia, Venezuela o Chile-- que las propias clases
terratenientes hayan tomado la iniciativa de vender al Estado tierras que, en otras
condiciones, no encontraran poder de compra. En el tipo de reforma agraria
convencional vigente en Chile hasta julio de 1967, los acuerdos de expropiacin
se refirieron, preferentemente, a las causales de abandono o de mala explotacin
(segn los niveles regionales), por inspirarse la reforma en una ideologa de
modernizacin tecnolgica.14 Con posterioridad a 1967, las cuatro dcimas partes
de los predios afecta- dos por la agencia de reforma agraria fueron ofrecidos por
sus dueos.15 Este tipo de reformas agrarias plantea el problema de si, por este
mtodo, no se est provocando una notable transferencia de recursos financieros
hacia el sector de latifundistas ms presionado por los desgarramientos y
conflictos sociales. En este contexto, la reforma agraria es una poltica equvoca
de obstruccin del cambio estructural y de refinanciamiento de la propia estructura
latifundista.
2. La segunda situacin es la correspondiente a las reformas agrarias
convencionales, en las que la expropiacin intenta realmente operar como un
mecanismo de redistribucin de la propiedad sobre la tierra, al introducirse
causales como la de exceso de superficie, al establecerse normas para el pago
diferido de la tierra expropiada, al cuestionar la validez de los mtodos de
indemnizacin fundamentados en la sobrevaluacin comercial y al fijar
procedimientos para hacer posible la inmediata toma de posesin de los predios
incorporados al proceso. Casi la mitad de los predios expropiados en aplicacin
del esquema de reforma agraria convencional en Chile (1967-1969) lo fueron por
la nueva causal de exceso de superficie (80 hectreas de riego bsicas) y slo el
20,6 % por mala explotacin.16 Dentro de este esquema, el sentido finalista
consiste en lograr la modernizacin global de la estructura agraria, por medio de la
redistribucin de tierras en las zonas ms atrasadas y de la utilizacin de los
recursos estatales en el financiamiento preferente de las operaciones de cambio
tecnolgico.
3. La tercera situacin es la que corresponde a las reformas agrarias estructurales,
esto es, aquellas que se orientan en el sentido de sustituir, total o parcialmente, las
estructuras latifundistas-minifundistas, dentro de los marcos de un proceso
nacional de cambios sociales, econmicos, culturales y polticos. Es esta
dimensin global la que expresa la participacin poltica de las diversas fuerzas
sociales promotoras e impulsadoras del cambio y la que define los rasgos de la
estrategia de desarrollo. El sentido finalista del proceso de cambio en la tenencia
agraria no se determina como un simple y limitado problema de crecimiento rural,
sino como parte de un proceso general de transformaciones en la economa, en la
organizacin social, en la cultura y en el Estado. De all que, pese a las normas
sobre expropiacin e indemnizacin consagradas en Mxico, Bolivia y Cuba, sus
reformas agrarias han tenido carcter realmente confiscatorio, lo que explica que
se hayan podido efectuar drstica, rpida y masivamente. Aun reformas liberales
14
141
Slo un reducido grupo de comunidades indgenas (particularmente en el Altiplano del sur, casi
por completo dedicado a una rudimentaria ganadera de ovejas, llamas y alpacas) conserv un
status de independencia. La mayor parte fueron incorporadas, violentamente, a las haciendas;
otras conservaron solo una independencia formal, funcionando como formas satelizadas de los
latifundios. Estas comunidades indgenas --como ha ocurrido con las ecuatorianas de la Sierra
central y de los pramos del Caar, o con las chilenas de las regiones mapuches- han estado
obligadas a entrar en relaci6n de dependencia con los latifundios (aparceras tradicionales
144
poltica proteccionista del Estado ha sido que las comunidades indgenas que han
conservado cierto status de independencia y las zonas tradicionales de minifundio
(dos formas satelizadas y ancestralmente insertas en la constelacin latifundista)
se han constituido en zonas absolutamente marginales e incapaces de participar
en un proceso de cambio. Este mismo problema se ha planteado en las reformas
agrarias de Guatemala, Per y Ecuador, limitndose la poltica del Estado a
preservar las formas tradicionales y ya socialmente estratificadas de la comunidad
indgena. El desconocimiento de la forma de funcionar la estructura latifundista
como una constelacin social ha impedido conocer o comprender los problemas
de la estratificacin interna de la comunidad indgena ( originarios, agregados y
hutahuahuas en el altiplano peruboliviano) as como la penetracin en ella de las
instituciones laborales del latifundio; aun despus de haber desaparecido el
hutahuahua de las haciendas de pegujaleros en el altiplano y los valles
interandinos de Bolivia, se conserv dentro de algunas comunidades indgenas.
En los tipos de reforma agraria marginal o convencional, las causales de
afectacin tienden a dislocar y retardar el proceso, centrando el problema de la
expropiacin en la definicin legal o institucional de las tierras mal explotadas,
ineficientemente explotadas o abandonadas. Conforme a las nociones jurdicas
eminentemente formales imperantes en algunos pases, ha sido casi imposible
declarar abandonado o mal explotado un latifundio, ya que la tala de bosques o la
instalacin de cercos o el simple mejoramiento de la pradera natural se consider
como actividad econmica. De acuerdo con las normas de la reforma agraria
liberal de 1936 en Colombia, no revirti al Estado -por no explotacin- ni una sola
hectrea de tierra balda adjudicada a no cultivadores, no obstante que con
posterioridad a la aplicacin del tipo de reforma agraria marginal de 1962 la mayor
parte de las tierras adjudicadas por la agencia de reforma agraria no haban
perdido la condicin econmica de baldas.
En los pases donde, como en Chile, se han efectuado cambios ms rpidos en
los esquemas de reforma agraria -como efecto de la incorporacin de nuevas
fuerzas sociales en los mecanismos de representacin democrtica del Estado, en
los ltimos decenios- ha sido notable el papel asignado a las causales de
afectacin o expropiacin; en el tipo de reforma agraria marginal, se ha dado la
mayor importancia a la calificacin de abandono y mala explotacin; en el tipo de
reforma agraria convencional, a la negociacin voluntaria (oferta de los
propietarios) y a la fijacin de un tope de 80 hectreas de riego bsico pero
consagrando el derecho de reserva de los propietarios latifundistas y
estableciendo las normas de un proceso lento, disperso y sin coherencia regional
o nacional. Solo dentro del nuevo modelo de reforma agraria estructural la poltica
del Estado se orienta hacia la afectacin total del latifundio, expropiando todos los
agrcolas y pecuarias, arrendamientos, peonaje, etc.), como nico medio de tener acceso a los
recursos fsicos de tierras de cultivo, monte y pastoreo. El sistema de satelizaci6n conllev la
reproduccin ---en el seno de las comunidades o en las parcelas de los colonos de hacienda, como
los huasipungueros ecuatorianos o los pegujaleros de Bolivia- del espectro laboral del latifundio.
145
Se tratar de terminar con el latifundio en un perodo de dos aos a dos aos y medio,
entendindose por latifundio todos aquellos predios que tienen ms de 80 hectreas de riego
bsico. Aqu no va a haber diferencias segn que un predio est bien, malo regularmente
trabajado. Gf. Jacques Ghonchol, Exposicin del ministro de Agricultura... , op. cit., pg. 2.
19
Adems de los factores sealados, Jorge Echenique analiza el efecto perturbador que la
presencia del antiguo patrn tiene en una nueva organizacin campesina, introduciendo
elementos de continuidad en el marco cultural de los campesinos que atentan contra la nueva
estructura a crear y los valores que esta requiere. Gf. op. cit., pg. 103.
20
No cabe la menor duda de que para hacer un proceso ms intenso, ms significativo, tendra
que operarse por zonas; esta facultad estaba contemplada curiosamente en la ley anterior, en la
15.020, pero en esos momentos no tena ninguna significacin, puesto: que no haba realmente la
decisin de aplicar esa facultad. Cf. Jacques Chonchol, Exposicin del ministro de
Agricultura.. .op. cit., pg. 2.
146
147
148
149
150
151
estratgicas del desarrollo, sino a elevar la tasa de utilidades netas de los grandes
propietarios y a reducir, drsticamente, la presin laboral del campesinado o del
proletariado agrcola. Esa presin ha sido efecto no solo de la aceleracin de las
tasas de incremento de la poblacin activa rural (pese a las emigraciones
torrenciales campesinas hacia las economas urbanas, en procura de empleo y de
escalas de ascenso social), sino tambin de la movilizacin del campesinado
-promovida, directa o indirectamente, por los esquemas populistas del Estado
representativo- y de la equiparacin jurdica de los salarios urbanos y rurales, por
lo menos en pases europeizados del cono sur como Argentina y Chile. A partir de
esta coyuntura histrica, se ha producido un importante cambio cualitativo en la
relacin poltica de fuerzas sociales, al promoverse la ruptura de la inmersin
campesina y del riguroso control latifundista sobre el mercado rural del trabajo
(colonato y aparceras tradicionales) y al estimularse un tipo de movilizacin del
campesinado que ha condicionado, en ltima instancia, las nuevas exigencias de
participacin econmica y poltica.
Este conjunto de fenmenos explica la orientacin de tres modelos de reforma
agraria estructural -Cuba, Chile y Per- en lo que se refiere a la concepcin de un
nuevo sistema de empresa -estatal, cooperativa, autogestionaria, etc.- que
instrumente las exigencias estratgicas del desarrollo, que se fundamente en la
participacin del campesinado en la propiedad social y en la gestin econmica,
que se ajuste a las condiciones del sistema de relaciones internacionales de
intercambio (nocin pluralista del mercado mundial) y que se apoye en una
metodologa de planificacin agrcola a nivel de sector, de regiones y de unidades
de base. Dentro de este esquema, lo fundamental es la concepcin estructural del
sistema de empresa -punto de partida de un nuevo esquema de uso de los
recursos fsicos y humanos-, sea que el papel fundamental se asigne a la empresa
de Estado, como en Cuba, a la empresa campesina regional, como en Chile, o a
las cooperativas de produccin que operan complejos agroindustriales, a las
empresas campesinas o a las estructuras cooperativas de segundo grado, como
en el esquema peruano.
Los sistemas de empresa y la instrumentacin del cambio agrcola
El problema de la constitucin de un nuevo sistema de empresa no se debe
analizar como una cuestin de sustitucin de unidades latifundistas aisladas -a
nivel local o microeconmico-- sino como uno de los temas centrales de la reforma
agraria o, ms exactamente, de una estrategia nacional de desarrollo.
La pretensin de llegar a sustituir la estructura latifundista-minifundista por una
constelacin de unidades reformadas que funcionan insularmente y que carecen
de la vertebracin necesaria para constituirse en un nuevo sistema de economa
empresarial revela el hecho fundamental de que aun en los pases que han
acometido reformas agrarias estructurales, no se ha llegado -como en Bolivia- o se
ha perdido -como en Mxico-- la concepcin estructural acerca del sistema de
empresa capaz de instrumentar el nuevo esquema de desarrollo agrcola.
Obviamente, ese nuevo esquema tiene que apoyarse en un objetivo de plena,
racional e intensiva utilizacin de los recursos disponibles -pero especialmente de
152
los recursos fsicos y humanos-- dentro de los marcos de una estrategia global de
desarrollo. Carece de validez histrica la nocin sobre la que descansan las
reformas agrarias marginales y convencionales: que es posible el cambio de
estructura como una operacin de pequeas adiciones, por medio de una
afectacin parsimoniosa predio por predio, en unidades geogrficamente
discontinuas y encerrando las nuevas unidades en los lmites fsicos de los
antiguos latifundios. En esto consiste la falla insalvable de experiencias tan
valiosas como los asentamientos campesinos, en Chile, o las empresas
comunitarias, en algunos pases de Amrica Central y del Caribe. El caso de los
asentamientos campesinos en Chile ha demostrado que no solo quedan
encerrados en los linderos de los antiguos latifundios -coexistiendo con ellos-- sino
que reproducen su imagen empresarial y patronal (ya que no conocen otro
universo visible) y deben operar en una estructura de comercializacin y
financiamiento que les es adversa y que permanece bajo el control, directo o
indirecto, de los grandes propietarios de la tierra. 28 La elevacin de ingresos en el
tipo de colonias agrcolas organizadas en aplicacin del esquema chileno de
reforma agraria marginal (gobiernos liberales y populistas de la dcada del
cincuenta) no fue consecuencia de su diseo (institucionalizacin del cuadro
caracterstico del fundo de inquilinaje en el Valle Central, fundamentado en
parceleros-huerteros-aparceros y peones afuerinos), sino efecto de la introduccin
de cultivos industriales de elevada productividad, estimulados por la instalacin de
una industria estatal de azcar de remolacha. Esta experiencia no solo revela la
importancia decisiva de la actividad econmica del Estado -en la industrializacin y
comercializacin de la produccin agropecuaria- sino la tendencia, en las zonas
reformadas, a reproducir los tipos tradicionales de empresa agrcola. Lo que se
pretende, en suma, dentro de este modelo, no es crear un nuevo sistema de
empresa de acuerdo con objetivos estratgicos de desarrollo, sino multiplicar y
modernizar el sistema tradicional de empresa agropecuaria. Con este objetivo
simplemente modernizante coinciden los modelos inspirados en la Alianza para el
Progreso. El resultado econmico de las polticas convencionales de reforma
agraria y de cambio agrcola ha sido, en Chile, que la estructura ha resultado cada
vez ms incapaz de responder a la presin nacional sobre la tierra: 29sin haber
aumentado la capacidad exportadora a ms de 30 millones de dlares, deben
importarse 300 millones de dlares en productos agropecuarios para asegurar el
abastecimiento del mercado interno. 30 El asentamiento campesino signific un
paso adelante en relacin a la colonia agrcola (desde el punto de vista del empleo
de recursos fsicos y humanos), pero qued, como todo el modelo de reforma
agraria, absolutamente al margen de los grandes problemas estructurales. La
experiencia de Mxico es, en este sentido, la ms extensa y valiosa, porque
demuestra que --en el ciclo de la apertura industrialista y burguesa iniciado en la
segunda posguerra-, si bien se cre una agricultura moderna apoyada en una
28
29
153
Salomn Eckstein, op. cit.; Solon Barraclough y Jacobo Schatan, op. cit., pg. 96.
154
Mxico: una hiptesis sobre evolucin del desempleo agrcola entre 1950 y 1960 por tipos de
predio; Salomn Eckstein, op. cit., Solon Barraclough y Jacobo Schatan, op. cit., pg. 98.
33
Carlos Tello, La tenencia de la tierra en Mxico, Mxico: Instituto de Investigaciones Sociales de
la UNAM, 1968.
34
Salomn Eckstein, El ejido colectivo la reforma agraria en Mxico, Mxico: Fondo de Cultura
Econmica, 1966, pg. 122.
155
156
En el caso de cultivos tropicales como el caf, las frutas, el tabaco, la caa de azcar, los
problemas tcnicos de la mecanizacin son de notable envergadura, especialmente en razn de
que sobre ellos no existe investigacin en los pases socialistas industrializados, cuyos modelos de
mecanizacin se han orientado preferentemente hacia la agricultura cerealera.
37
En 1969, se estim que solo un 10 15 % de la zafra de 1970 sera cortada por macheteros
profesionales, los que haban disminuido a menos de 100.000.
157
158
Antonio Garca, Per: Una reforma agraria radical, Comercio Exterior, Mxico, 1970. pg. 391.
Estas consideraciones se relacionan especialmente con dos tipos de cooperativas de
participacin estatal: el de Zacatepec, en Mxico, y el de CONAPROLE, en Uruguay.
42
Jacques Chonchol, Exposicin del ministro de Agricultura... , op. cit., pg. 2. La empresa
campesina regional es una denominacin genrica que comprende tanto el concepto de los
Consejos Comunales Campesinos como el de los Centros de Reforma Agraria, analizados
41
159
160
El ttulo que va a otorgarse corresponde a la propiedad familiar de la casa y del huerto y el resto
de las tierras de produccin, o bien se asignar en propiedad a la cooperativa, lo que va a ser la
cosa ms normal, o en ciertos casos, que se justifiquen, sern propiedad del Estado. Reforma a
la reforma agraria, entrevista concedida por el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol,
Santiago de Chile, VEA, 17 de diciembre de 1970.
46
Jorge Echenique, op. cit., pg. 104.
47
Por toda Amrica latina -dice Solon Barraclough- hay muchas haciendas anlogas muy
productivas, gracias a la importacin en bloque de tecnologas agrcolas modernas, que permiten
economizar mano de obra con el empleo intensivo de capital y que han tenido origen en los pases
industrializados. En Puerto Rico, la mano de obra disminuy de 214.000 a 124.000 personas entre
1950 y 1962, perodo durante el cual la produccin agrcola aument en un 27%. Estos cambios
son muy conocidos en Estados Unidos, donde el nmero de obreros agrcolas en el delta del
Mississippi disminuy desde 1940 hasta 1960 cerca del 90%, a la vez que se mantena constante
la produccin, pero las consecuencias son muy diferentes para Amrica latina, donde existen
escasas oportunidades de que los trabajadores desplazados encuentren ocupacin en las
ciudades. Gf. Problemas relativos a la ocupacin que afectan el desarrollo agrcola
latinoamericano, Boletn Mensual de Economa y Estadstica Agrcola, Roma: FAD, nOS. 7-8,
1969, pg. 2.
161
En realidad -dice Solon Barraclough- en 1960 menos del 2 % de la produccin agrcola total de
Estados Unidos provino de las granjas grandes, definidas como "multifamiliares", o sea, las que
emplean 10 o ms trabajadores permanentes. En Amrica latina, a menudo se han sacado
conclusiones econmicamente errneas del hecho de que las superficies promedio de las granjas
hubiera aumentado en Estados Unidos. Cf. Notas sobre la tenencia de la tierra, Santiago de Chile:
ICIRA, 1968, pg. 77.
2
En la Argentina -dice Arturo Frondizi-, el problema agrario es un problema de incremento de la
productividad. All se encuentra el sentido de cualquier postulacin de reforma agraria. Of. El
problema agrario argentino, Buenos Aires: Desarrollo, 1965, pg. 11.
164
Sobre los modelos polticos de desarrollo, vase Antonio Garca, Atraso y dependencia en
Amrica latina, Buenos Aires: El Ateneo, 1972.
4
En pases como Per, han operado fenmenos polticos como el de sustitucin de las
aristocracias latifundistas de la Sierra confinadas al mbito del poder local- por la moderna
oligarqua, cuyo poder se ejerce nacionalmente y se fundamenta tanto en la plantacin azucarera
como en una diversificada lnea de inversiones comerciales, industriales y financieras. Vase Henri
Favre, El desarrollo y las formas del poder oligrquico en el Per, en Jos Matos 'Mar, ed., La
oligarqua en el Per, Buenos Aires: Instituto de Estudios Peruanos-Amorrortu editores, 1972, pgs.
71-115.
5
165
Pases
Porcentaje de
tierra agrcola en
exportaciones
menores a 5 has
Porcentaje de
Porcentaje de
familias agrcolas, poblacin rural con
econmicamente
relacin al total
activas, sin tierra o
con menos de 5
has
Argentina
0.1
64.6
32.4
Brasil
0.5
74.9
63.4
Chile
0.3
73.4
34.4
Colombia
3.3
75
52.2
Ecuador
7.2
75.4
65.8
Per
0.9
Guatemala
9.0
84.7
69.2
El Salvador
12.4
89.9
65.4
Rep. Dominicana
13.7
78.9
71.5
59.3
167
Bienes de
capital
Materias
primas y
productos
intermedios
Total del
sector
agropecuario
Total de
importaciones
11
Desde luego, es tambin en las zonas de minifundio donde se registra la ms baja productividad
por hombre ocupado en la agricultura, como lo han demostrado las recientes investigaciones del
Comit Interamericano de Desarrollo Agrcola.
168
1960
17
21
38 (7%)
519
1965
11
19
454
1970*
11
12
23 (2.4%)
929
12
169
Colombia
Latif.
Minif.
45%
5%
4
58
Guatemala
Latif.
Minif.
40%
15%
7
68
15
31
21
30
Algunos hacendados -dice Ernest Feder-, introducen innovaciones a fin de hacer ms efectivas
sus empresas rurales y, por ende, aumentar sus ganancias netas; otras, intencionalmente, para
"resolver sus problemas laborales" reduciendo as la mano de obra empleada. Esto ltimo se hace
ms frecuentemente conforme las tensiones polticas en el campo se acentan. Cf. La crisis
170
Se estima que desde 1950 hasta 1965 la produccin industrial latinoamericana aument un 140
%, en tanto que el empleo solo se increment un 45%, con una relacin produccin/empleo de ms
de 3:1. Cf. CEPAL, Estudio Econmico de Amrica Latina, CEPAL, E/CN. 12/767, cuadros 1-13.
Entre 1950 y 1960, el empleo industrial en Brasil aument 2,6 % anual, mientras el producto
industrial aument a tasas del 9,8% y la mano de obra urbana lo hizo al 6 % anual. En el mismo
perodo, la produccin industrial de la Argentina aument un 4.4,%, mientras el empleo descendi
sensiblemente, y en Mxico el empleo permaneci constante mientras la produccin aument el
171
6,5% anual. Cf. Solon Barraclough, Problemas. . .~, op. cit., pg. 3. En Colombia, el ndice de la
capacidad ocupacional de la industria manufacturera apenas se ha incrementado de 100 en 1962 a
102,4 en 1969 (Departamento Nacional de Estadstica).
16
172
INDICE GENERAL
173
174
175
176