Oliverio Girondo Frente A La Nada y Lo Absoluto PDF
Oliverio Girondo Frente A La Nada y Lo Absoluto PDF
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Sevilla pasan perros con caderas de bailarn. Chulos con los pantalones lustrados al betn. Jamelgos que el domingo se arrancarn
las tripas en la plaza de toros. En Pars hay faroles enfermos de
ictericia, faroles con gorras de apache que fuman un cigarrillo en
las esquinas. Y para dar alguna visin completa de estas acuarelas
y croquis donde cada elemento se desliza como en un friso animado,
he aqu su Paisaje bretn:
Douarnenez,
en un golpe de cubilete,
empantana
entre sus casas como dados,
un pedazo de mar
con un olor a sexo que desmaya.
Barcas heridas en seco, con las alas plegadas!
Tabernas que cantan con una voz de orangutn!
Sobre los muelles,
mercurlzados por la pesca,
marineros que se agarran de los brazos
para aprender a caminar,
y van a estrellarse
con un envin de ola
en las paredes;
mujeres salobres,
enyodadas,
de oos acuticos, de cabelleras de alga,
que repasan las redes colgadas de los techos
como velos nupciales.
El campanario de la iglesia,
en un escamoteo de prestidigitacin,
saca de su campana
una bandada de palomas.
Mientras las viejecitas,
con sus gorritos de dormir,
entran a la nave
para emborracharse de oraciones,
y para que el silencio
deje de roer por un instante
las narices de piedra de los santos.
Despus de estos rotundos poemas para ser ledos en Jos tranvas de 1922, con un billete hasta el ltimo poema, y otros varios
de ida y de regreso, reservados sin dilacin por los entusiastas y
por los adversarios, porque no resultaron ciertamente indiferentes,
llegaron sus Calcomanas, impresas en 1925. En este libro de estampas espaolas, algo blasfematorias, algo escabrosas, tiernamente im229
pas, Girando reafirma esa capacidad de asombro y de natural incorporacin que ya ha proclamado en sus Veinte poemas, esa calidad
de latinoamericano, feliz poseedor del mejor estmago del mundo,
un estmago eclctico, librrimo, capaz de digerir, y de digerir bien,
tanto unos arenques septentrionales o un kouskous oriental, como
una becasina cocinada en la llama o uno de esos chorizos picos
de Castilla. Ello no quiere decir que los ingredientes que componen
el gran festn espaol, hecho de ostentoso recogimiento, de exacerbado fanatismo y de goyesca desmesura, no le produzcan cierto ardor
en el paladar, muchos retortijones que desembocan en la risa y no
pocos sobresaltos de pesadilla. Aqu, en estas coloridas y enlutadas
Calcomanas, la paradoja y la fantasmagora desopilante encuentran
en la enumeracin ese ritmo farsesco que caracteriza siempre a la
fusin de lo contradictorio o a la continuidad de lo sobrecargado.
Las escenas y las imgenes se suceden en un fastuoso ballet, y la
proximidad de elementos reidos y heterogneos da como resultado
un cuadro vivo inslito y descomunal, digno de la ms inaudita picaresca. En Toledo hay perros que se pasean de golilla con los ojos
pintados por el Greco. Posadas donde se hospedan todava los protagonistas del Lazarillo y del Buscn. Puertas que gruen y se cierran con las llaves que se le extraviaron a San Pedro; en la calle
de las Sierpes, Ceidos en sus capas, como toreros, los curas entran en las peluqueras a afeitarse en cuatrocientos espejos a la vez,
y cuando salen a la calle ya tienen la barba de tres das; en El Escorial se contienen las ganas de toser por temor a que el eco repita
nuestra tos hasta convencernos de que estamos tuberculosos; en
Madrid las cantaoras tienen los prpados como dos castauelas y
las pupilas como dos cajas de betn; y en la Alhambra los visitantes se estremecen al comprobar que las columnas tienen la blancura y el grosor de los brazos de la favorita, y en el departamento
de los baos se suenan la nariz con el intento de catar ese olor a
carne de odalisca, carne que tiene una consistencia y un sabor de
pastilla de goma. Pero lo que ms lo alcanza, lo que ms lo azuza
y lo distorsiona es la Espaa del fervor y la incongruencia. De ah
que este desfile centelleante y desordenado de sus Calcomanas culmine con aquella irrespetuosa e inolvidable procesin de Semana
Santa, cuando las puertas de la iglesia se abren como las de una
esclusa, y entre una doble fila de nazarenos que canaliza la multitud, una virgen avanza hasta las candilejas de su paso, constelada de
joyas, como una cupletista seguida por cristos ensangrentados
como caballos de picador; cirios que nunca terminan de llorar; con330
Tetun lo ven pasar con su aire insomne y sus vidos ojos de coleccionista de curiosidades vivas,
A veces rotundo,
a veces muy hondo,
se va por el mundo
girando, Girondo.
bajo
contempor-
contemporneos
que apare-
completas
de Girando:
A una gran distanciacomo libertad de espritu, magia y riqueza conceptua'de la produccin lrica de su tiempo en el pas,
con Espantapjaros se instala en nuestras letras una gran obra de
poesa en prosa, que desdea el verso y se sostiene slo por su
propia naturaleza potica. En Espantapjaros, los protagonistas ya
no son las cosas, sino los mecanismos psquicos, los instintos,
las situaciones de omnipotencia, de agresividad, de sublimacin,
puestas en accin en textos de un lenguaje expresionista, en un
clima del ms riguroso humor potico. Aunque est objetivada en
situaciones concretas, expresada en imgenes significativas, la
temtica parecera querer ejemplarizar, por lo definido, algunos
ds os movimientos fundamentales de ese fondo oscuro y turbulento del yo. Por supuesto, no hay ningn designio en ello, son
slo contenidos latentes, pero que se imponen bajo su tejido de
parbolas del absurdo, de esa especie de pequeos mitos que
componen el libro.
234
propios
Espanta-
pjaros
incomprensibles de la existencia,
es el t e s t i m o n i o exuberante de un esencial
disconformismo
imaginar
que pueda hacerse el amor ms que volando) hasta la de transformarse en otras sustancias y en otras especies (Qu delicia la de
metamorfosearse
Qu voluptuosidad la de ser tierra, la de sentirse penetrado de tubrculos, de races, de una vida latente que nos fecunda y nos hace
cosquillas!).
Disconformismo que se manifiesta en una asuncin extraordinaria de poderes, capaz de cambiar las costumbres, como en este fragmento:
En el acto de entregar su tarjeta, los visitantes se sacaban
los pantalones, y antes de ser introducidos en el saln se suban
hasta el ombligo los faldones de la camisa. A! ir a saludar a la
duea de casa, una fuerza irresistible los obligaba a sonarse las
narices con los visillos, y al querer preguntarle por el marido, le
preguntaban por sus dientes postizos. A pesar de un enorme esfuerzo de vo'untad, nadie llegaba a dominar la tentacin de repetir:
"Cuernos de vaca", si alguien se refera a las seoritas de la casa,
y cuando stas ofrecan una taza de t, los invitados se colgaban de
las araas, para reprimir el deseo de morderles las pantorrillas.
Disconformismo
extre-
Si por casualidad, cuando me acuesto, dejo de atarme a los barrotes de la cama, a los quince minutos me despierto, indefectiblemente, sobre e! techo de mi ropero... Mi digestin inventa una
cantidad de crustceos que se entretienen en perforarme el intestino... Todava, cuando llovizna, me duele la pierna que me amputaron hace tres aos... Soy polglota y tartamudo... Hasta las ideas
ms optimistas toman un coche fnebre para pasearse por mi cerebro... En estas condiciones, creo sinceramente que lo mejor es
tragarse una cpsula de dinamita y encender, con toda tranquilidad,
un cigarrillo.
D i s c o n f o r m i s m o tan exacerbado que llega a expresarse, paradjicamente, a travs de un acatamiento por la s u b l i m i d a d :
Un tranva me susurr al pasar: "En la vida hay que sublimarlo
iodo; no hay que dejar nada sin sublimar." Desde entonces 'a vida
tiene un significado distinto para m. Lo que hasta ese momento
me produca hasto o repugnancia, ahora me precipita en un colapso
de felicidad que me hace encontrar sublime lo que sea: de los
escarbadientes a los giros postales, del adulterio al escorbuto.
Pensar que antes de sublimarlo todo senta mpetus de suicidarme
ante cualquier espejo y que me ha bastado encarar !as cosas en
sublime, para reconocerme dueo de millares de seoras etreas
que revolotean y se posan sobre cualquier cornisa, con el propsito
de darme docenas y docenas de hijos, de catorce metros de estatura; grandes bebs machos y rubicundos con una cantidad de
costillas mucho mayor que la reglamentaria...! Que otros practiquensi les divierteidiosincrasias d felpudo. Que otros tengan
para las cosas una sonrisa de serrucho, una mirada de charol. Yo
he optado, definitivamente, por lo sublime...
instancia,
sea llorar:
Llorar a 'grima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestin. Llorar el sueo. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta, inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto. Asistir a los cursos de antropologa, llorando. Festejar los cumpleaos familiares, llorando.
Atravesar el frica, llorando. Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuies y ios cocodrilos no dejan
nunca de llorar. Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la
nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por lo boca. L'orar
de amor, de hasto, de alegra. Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria. Llorar todo el insomnio y todo
el da!
>.;!)
El libro comienza con un tema casi constante en su obra: el vuelo. La obsesin por abarcar otros mbitos lo deshabita, lo metamorfosea, lo disuelve.
cielorrasos;
Me oprima lo fluido,
la limpidez maciza,
el vaco escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
pero segua volando,
desesperadamente.
Ya no exista nada,
la nada estaba ausente;
ni oscuridad, ni lumbre,
ni unas manos celestesni vida, ni destino,
ni misterio, ni muerte;
pero segua volando,
desesperadamente.
\m
No estaba.
Estoy seguro!
No estaba.
Me he perdido.
MI LUMIA
Mi lu
mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan lu tan !u que me en'ucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la cruels los desalmes
con sus melimeleos
sus eropsicosedas sus decbitos lianas y dermferios limbos y gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubsnea
mi lu ms lar
ms lampo
mi pulpa lu de vrtigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lu
lumia
Estas series de combinaciones, de asociaciones y correspondencias que aparecen en En la masmdula como trofeos de una victoria
sobre la indigencia, la oposicin o la pasividad de los medios de
expresin, no constituyen, en absoluto, un juego gracioso, ni meramente onomatopyico, ni vanamente musical, sino que son un arma
de integracin mental, sonora y afectiva a la vez; especies de sntesis
instantneas para evitar fugas; unidad hecha de la variedad de territorios diferentes; encadenamientos de elementos hasta entonces distintos en la conciencia y en la realidad ordinaria.
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Estos abracadabras del lenguaje expresivo, nacidos de una desesperacin de conquista y de penetracin, abren las puertas a percepciones muy particulares y a visiones casi inexpresables, que producen
siempre una brusca luminacin.
La analoganica lgica del poetadesde Baudelaire, Mallarm,
Nerval, hasta Michaux, que se manifiesta por metforas, por imgenes, por las relaciones del todo y las partes, como en las catedrales
y las sinfonas, por la equivalencia de las sensaciones, por la correlacin del macrocosmos y del microcosmos, logra en las condensaciones y en las prolongaciones de Oliverio Girondo el grado de
inslita armona, de tenebrosa y profunda unidad, vasta como la
noche y como la claridad, de que nos habla Baudelaire en su Soneto
de las correspondencias.
Con sus palabras de poder, hechas de nuevos sonidos y de nuevas
representaciones, el poeta entra en la penumbra que debe atravesar
y, ahondando en los terrenos ocultos, combinando los vestigios del
erotismo, el asco, la ternura, la muerte y la fatiga, extrae materiales
totalmente nicos, inditos.
Y as busca ei poema:
TROPOS
Toco
toco poros
amarras
calas toco
teclas de nervios
muelles
tejidos que me tocan
cicatrices
cenizas
trpicos vientres toco
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solos solos
resacas
estertores
toco y mastoco
y nada
Prefiguras de ausencia
inconsistentes tropos
qu t
qu qu
qu quenas
qu hondonadas
qu mscaras
qu soledades huecas
qu s qu no
qu sino que me destempla el toque
qu reflejos
qu fondos
qu materiales brujos
qu llaves
qu ingredientes nocturnos
qu fallebas heladas que no abren
qu nada toco
en todo
335.5
ajeno que termina por sepultarlas, ha podido llegar a esas zonas que
estn fuera del mapa o en las que la poesa se aparta de toda ley
de gravedad para permanecer en un milagroso equilibrio de accin,
conseguido en el lugar de choque de dos o ms fuerzas contrarias,
como sucede con los planetas; lugar donde se vencen las antinomias:
la vida y la muerte, lo subjetivo y lo objetivo, el sueo y la vigilia, el
conocimiento y el ser, la imaginacin y el rigor.
Pero su obra, desde sus libros anteriores, fue recibida con silencios, con reticencias, con balbuceos inexplicables. Es que los poetas
que crean nuevas leyes para el juego, los que rompen las convenciones llevando el riesgo mucho ms lejos, han sido siempre mal mirados. Y Oliverio Girondo ha sido entre nosotros el arcngel negro
que irrumpe, avergonzado, en el momento de la msera reparticin
de premios; el gran pjaro que ahuyenta con su alta sombra la asamblea de los gorriones; el voluntario que lleva la bomba o acerca la
llama a la carga de dinamita; el que marchita con el fuego sagrado
los pobres ramilletes de los juegos florales; el que tiene la marca
sobre la frente; el que parece el embozado porque es el emisario de
otro mundo. De ah la sospecha y el silencio.
Muri el 24 de enero de 1967.
Quede, como ltimo resultado de su constante enfrentamiento con
la nada, de su lucha continua por lo absoluto, su gratitud hacia la
vida, que fue parte de su propia sustancia:
Gracias aroma
azul,
fogata
en celo.
Gracias pelo
caballo
mandarino.
Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
Gracias a los racimos,
a la tarde,
a la sed
al fervor
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a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla,
a la sangre
a los toros
a la siesta
Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de maana,
desazn
avidez
calma
alegra,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
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Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo
Muchas gracias.
Oliverio Girondo,
agradecido.
OLGA
Charcas, 3.962-7. A.
1.425-Buenos Aires.
ARGENTINA.
2S0
OROZCO