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La Coleccin Posgrado rene, desde 1987, los textos que como tesis de maestra y doctorado presentan, para obtener el grado, los egresados de los programas del Sistema Universitario de Posgrado de la UNAM.
El conjunto de obras seleccionadas, adems de su originalidad, ofrecen
al lector el tratamiento de temas y problemas de gran relevancia, contribuyendo a la comprensin de los mismos y a la difusin del pensamiento universitario.
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Presentacin
Introduccin
Antecedentes, contextos y motivaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Los problemas y la perspectiva terica y metodolgica . . . . . . . . . . . 21
Los contenidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Captulo 1. Los problemas tericos en juego
Cambio y estabilidad cultural y ambiental:
un binomio inseparable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Persistencia tnica: las bases de la distincin . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
La reproduccin social campesina como problema cultural . . . . . . . 42
La sostenibilidad ambiental en regiones tnicas y mestizas . . . . . . . 50
Captulo 2. Haciendo antropoecologa: una propuesta de modelo
Cultura y ecosistemas: la epistemologa de la complejidad . . . . . . . . 65
La cultura etnoagroecolgica como sistema complejo y abierto . . . . 78
Los componentes internos y las fuerzas exgenas . . . . . . . . . . . 81
La dinmica de la investigacin sistmica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Las estrategias metodolgicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Captulo 3. Paisaje, territorio y sociedades agrcolas
La construccin pluridimensional de la regin . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Tetzcoco y Calpulalpan: la unidad de dos hemirregiones . . . . . . . . 113
La regin cultural y los pueblos de la muestra etnogrfica . . . . . 116
Los ecosistemas y el aprovechamiento campesino de los recursos 120
La regin cultural y las huellas histricas de su conformacin . . . 130
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y creencias, y que tienden a persistir en la poca actual porque se activan, adaptan y comparten.
Pero si bien es posible hablar de adaptaciones creativas, como lo
hace Nancy Farris, tambin es adecuado recordar aquellas ideas de
Guillermo Bonfil sobre la capacidad que tiene un grupo social de apropiarse de elementos ajenos y volverlos propios para mantener el control cultural y la autonoma de su civilizacin. Ms an, es necesaria
tambin la referencia al concepto de transfiguracin cultural empleado por Miguel Alberto Bartolom, concerniente a la reformulacin contempornea de una tradicin cultural. De la misma forma, es
importante referirse a la expresin de estrategias adaptativas como
un concepto desarrollado por este mismo autor para dar cuenta de la
forma en que las sociedades subordinadas generan habilidades culturales, sociales, econmicas e ideolgicas que les permiten sobrevivir,
aunque con ellas se vaya desdibujando su propio perfil cultural.
Con estas preocupaciones en mente, Francisco Castro Prez construy su propia propuesta terica para dar cuenta de los cambios y
permanencias de dos tipos de sociedades campesinas. De tal forma,
se propuso realizar un estudio comparativo de las sociedades del Altiplano Central Mexicano; indgenas unos, mestizos los otros. Y, no
obstante la complejidad de estos temas y el reto que es para un investigador solitario hacer un estudio comparativo regional, el autor decidi aadir una variable ms a su investigacin: la sostenibilidad
ambiental. En este sentido, la concepcin, conocimiento y formas de
aprovechamiento agroecosistmico se volvieron los hilos conductores
de su obra, mismos que, junto a los de la persistencia tnica y la reproduccin social campesina, le permitieron bordar fino sobre la existencia de una gradiente relacionada con la solidez de la identidad
tnica y con la continuidad o no de la agricultura campesina.
Armado con el saber que da la experiencia del trabajo de campo, utiliz el mtodo etnogrfico, realiz entrevistas a profundidad y
recopil los testimonios orales de los campesinos mestizos de las comunidades de Actipac, Cuaula y Mazapa, localizadas en el municipio
de Calpulalpan y Tlaxcala, y de los campesinos indgenas de las comunidades de Tecuanulco, Tepetlixpa, Amanalco y Apipilhuasco en
los municipios de Tetzcoco y Tepetlaostoc en el Estado de Mxico.
Pueblos localizados en el Altiplano Central Mexicano, en la provin-
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cia fisiogrfica de Lagos y Volcanes del Anhuac y cuya notable biodiversidad y pasado histrico compartido fueron razones justificadas
para emprender su estudio a travs de un modelo terico inspirado
en el pensamiento complejo, la teora de los sistemas, los conceptos
de ecosistema, agroecosistema y cultura etnoagroecolgica.
Francisco Castro Prez, alumno destacado del doctorado en antropologa, nos brinda en este texto no una visin ms sobre el cambio
y la persistencia cultural, sino una elaborada propuesta que parti de
su inters por los fenmenos socioambientales que, de acuerdo con
el autor, son resultado de procesos histricos, factores contextuales,
dinmicas locales y tensiones sociales latentes. Si la estrategia metodolgica que nos brinda puede parecer heterodoxa, la complejidad
del tema y su intento por recuperar el enfoque holstico de la antropologa lo justifica plenamente.
Ana Bella Prez Castro*
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Para comparar la cosmovisin, el conocimiento ambiental, la racionalidad econmica y el manejo tecnolgico de los agroecosistemas
por parte de los campesinos indgenas y mestizos de una regin biogeogrfica, histrica y culturalmente integrada; para evaluar sus impactos sobre las posibilidades de persistencia tnica, reproduccin
social campesina y el equilibrio dinmico de los ecosistemas, elabor, en efecto, un modelo terico inspirado en el pensamiento complejo y la teora de sistemas que se interesa por las interacciones de los
subsistemas y las relaciones de stos con agentes externos al sistema
general.
La construccin de esta propuesta analtica que tiene adems
un carcter comparativo, regional y se interesa por el estudio de los
fenmenos socioambientales vistos como el resultado de procesos histricos, factores contextuales, dinmicas locales y tensiones sociales
latentes exigi, en consecuencia, generar una estrategia metodolgica heterodoxa, donde fue necesario combinar el enfoque predominantemente cualitativo, con algunos mtodos y tcnicas de carcter
cuantitativo. De este modo, a los recorridos de campo, los periodos de
estancia, la observacin etnogrfica, las entrevistas semiestructuradas
y algn ejercicio de evaluacin participativa, se integraron las encuestas, la consulta de fuentes estadsticas, censales y la informacin
geogrfica y biolgica que aportaron los datos duros de la investigacin.
Me parece que no poda ser de otra manera; la propuesta terica,
al incluir variables e indicadores de orden subjetivo cosmovisin,
mito, ritual, conocimiento ambiental y variables e indicadores de
carcter objetivo racionalidad econmica, produccin, rendimiento, tecnologa agrcola demand la utilizacin de mtodos y tcnicas de investigacin cualitativas y cuantitativas, as como el uso de
diferentes instrumentos para el registro visual, oral o escrito de la informacin: diario de campo, grabadora, cmara fotogrfica.
En el balance final, puedo considerar que la investigacin se realiz utilizando el mtodo tradicional de la antropologa: el mtodo
etnogrfico, y que la estructura del documento, sus testimonios e ilustraciones intentan convencer al lector de que estuve ah, y apoyado en informacin terica y emprica construyo una interpretacin
que aspira a ser explicacin de los fenmenos socioambientales
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que acontecen en el rea de estudio, a partir de la cual se pueden delinear escenarios y generar sugerencias.
Considero entonces que la propuesta epistemolgica, terica y
metodolgica que gui esta investigacin, representa una opcin ms
no necesariamente mejor, pero s diferente, para el acercamiento antropolgico a las complejas interacciones que establecen histricamente y de manera objetiva y subjetiva, las sociedades humanas
y la naturaleza, representados en este caso por los campesinos indgenas de tres poblaciones administrativamente pertenecientes al
municipio de Tetzcoco, una al municipio de Tepetlaostoc, Estado de
Mxico, y tres comunidades de campesinos mestizos localizados en
el municipio de Calpulalpan, en Tlaxcala.
Los contenidos
Con estos objetivos presento, de manera inicial, un anlisis terico
sobre los binomios continuidad y cambio social, estabilidad y transformacin ecosistmica, a partir de los cuales planteo mi visin acerca
de los tres grandes problemas tericos en juego: la persistencia tnica, la reproduccin social campesina y la sostenibilidad ambiental en
territorios tnicos y mestizos.
En seguida, expongo una propuesta de modelo antropoecolgico para el anlisis de los tres problemas tericos planteados. Es un
modelo construido a partir del pensamiento complejo y la teora de
sistemas, que se esfuerza por precisar los subsistemas, las interrelaciones, los lmites, la dinmica, el intercambio de los factores externos
e internos, as como por definir una categora principal que gue el
anlisis antropolgico, un concepto ordenador compuesto por variables e indicadores claramente identificables.
Me refiero a la categora analtica denominada cultura etnoagroecolgica (CEAE), conformada por la cosmovisin campesina, el
conocimiento agroecosistmico, la racionalidad econmica campesina y la tecnologa agrcola tradicional-moderna, presente entre los
campesinos indgenas de Tetzcoco y Tepetlaostoc, Estado de Mxico,
y los campesinos mestizos del municipio de Calpulalpan, Tlaxcala,
habitantes ambos de una regin cultural conocida en el pasado prehispnico como el Acolhuacan Septentrional.
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En este captulo se describen tambin las estrategia metodolgicas que fue necesario disear para poder trabajar etnogrficamente
fenmenos socioambientales tan diversos como la cosmovisin, el
conocimiento, la racionalidad econmica y la tecnologa agrcola,
para crear indicadores que permitieran circunscribir subjetividades,
y para utilizar instrumentos que permitieran registrar a veces cualitativa, a veces cuantitativamente, la informacin obtenida en campo.
A continuacin, me dedico a reconstruir el carcter pluridimensional de esta regin, inserta en un rea biogeogrfica comn, que
form parte de una unidad cultural en los tiempos prehispnicos, y ha
compartido procesos histricos relativamente similares. En este mismo apartado se describe el uso diversificado de los recursos naturales
disponibles por parte de los campesinos indgenas llamados tecuanes o huetetes por los mestizos de los pueblos de Tecuanulco,
Tepetlixpa y Amanalco municipio de Tetzcoco, Apipilhuasco
municipio de Tepetllaostoc y los campesinos mestizos llamados gente civilizada por los indgenas de los pueblos de Actipan,
Cuaula y Mazapa municipio de Calpulalpan.
En el cuarto captulo formulo algunas reflexiones tericas en relacin con las cuatro variables que eleg para conformar la categora
analtica central de la investigacin: la cultura etnoagroecolgica, y
describo etnogrficamente sus manifestaciones entre los campesinos
indgenas y mestizos de la regin Tetzcoco-Calpulalpan.
De esta manera, abordo la cosmovisin campesina y sus races
culturales mesoamericanas, analizando algunos mitos y rituales agrcolas de la regin; en especial aquellos que se celebran en los cerros
y manantiales para propiciar o agradecer las lluvias.
Describo tambin algunos aspectos relevantes de su conocimiento
geogrfico y biolgico, analizo la lgica de la agricultura campesina,
su racionalidad y estrategias econmicas orientadas al autoconsumo y/o al mercado, y doy cuenta de las transformaciones tecnolgicas asociadas a los cultivos de maz, maguey, cebada maltera y flores
de ornato en ambas subregiones, durante dos fases temporales histricamente significativas: 1920-1960 y 1960-2000.
En el ltimo captulo se analizan los efectos diferenciados de cada
componente de la CEAE entre los campesinos de los pueblos indgenas
y los pueblos mestizos de la regin, as como sobre las posibilidades
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habra sido posible sin la intervencin y apoyo de diversas instituciones: el Instituto de Investigaciones Antropolgicas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, que cobij la investigacin; el
Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnologa, que me bec; la
Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, que dio libertades para concluirlo; y el Programa para el Mejoramiento del Profesorado
(Promep) que apoy tambin la investigacin.
De igual manera, y con similar importancia, hay que reconocer
ampliamente la asesora, observaciones y contribuciones de una serie
de acadmicos e investigadores, entre los que puedo citar a Ana Bella
Prez Castro, Eckart Boege Schmidt, Magali Daltabuit Godas, Luisa Par Outlet, Alfredo Lpez Austin, Johanna Broda, Nestor Estrella Chuln, Leticia Durand Smith, Andrs Medina. A todos ellos y
a un sinnmero de personas de Actipan, Amanalco, Apipilhuasco,
Cuaula, Mazapa, Santa Catarina y Tecuanulco, con los que viv extraordinarios momentos y de los que aprend ms, mi sincero y eterno agradecimiento.
En la grata hora de que esta investigacin es publicada por la
UNAM, en su Coleccin Posgrado, no me resta ms que agradecer
tambin, con la mayor sinceridad, a los dictaminadores, al consejo
editorial y a las autoridades de la mxima casa de estudios de nuestro
pas. Espero que la obra sea til a sus potenciales lectores: a los estudiantes de posgrado que podrn tener en ella un referente con planteamientos y acciones valiosas, pero tambin con los desaciertos e
insuficiencias inherentes a una investigacin tan compleja; a los acadmicos que encontrarn en este trabajo una propuesta terica interesante donde se vinculan la antropologa y la ecologa, donde se
analizan las interacciones entre sociedad, naturaleza y cultura; y a
los ciudadanos en general que estn interesados en los problemas socioambientales contemporneos que se viven en Mxico.
NOTAS
1
Francisco Castro Prez, Ya no vienen las golondrinas! Cambio cultural y transformacin ambiental en una regin agrcola de Tlaxcala, Mxico, Escuela Nacional de
Antropologa e Historia, 1996. Esta tesis fue publicada en el 2004 con el auspicio
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Tlaxcalteca de Cultura, el H. Ayuntamiento de Calpulalpan, y el Consejo Ciudadano Municipal
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para la Cultura y las Artes de Calpulalpan, con el ttulo Ya no vienen las golondrinas! Cambio cultural y transformacin ambiental en el municipio de Calpulalpan,
Tlaxcala (1930-1990). Las mltiples referencias que hago a esa fuente en este libro,
aluden al documento primario, con la intencin de ilustrar las continuidades y
cambios socioambientales transcurridas en ese municipio en el lapso 1995-2005;
dcada en la cual se culminaron las investigaciones que dieron origen a la publicacin del 2004, y a la presente obra.
E. Boege, El desarrollo sustentable y la produccin campesina e indgena: una
aproximacin agroecolgica", en H. Carton de Grammont y H. Tejeda Gaona
(coords.), La sociedad rural mexicana frente al nuevo milenio, vol. III, Mxico Instituto Nacional de Antropologa e Historia/Universidad Autnoma Metropolitana/Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1996, pp. 231-260. E. Boege,
Produccin y recursos naturales en territorios tnicos: una reflexin metodolgica, en A. Warman y A. Argueta (coords.), Nuevos enfoques para las etnias indgenas en Mxico, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1991,
pp. 91-120. E. Leff, y J. Carabias (comps.), Cultura y manejo sustentable de recursos
naturales, Mxico, Porrua/Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 1993. Figueroa Valenzuela, A. Los yaquis, tradicin cultural y ecologa, en L. Par y M.J. Snchez, El ropaje de la tierra. Naturaleza y cultura en cinco
zonas rurales, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico/Plaza y Valds, 1996, pp. 17-28. Silvia del Amo, Cuatro estudios sobre sistemas tradicionales,
Mxico, Instituto Nacional Indigenista, 1988.
Vid., Enseanzas de la ecologa indgena: entrevista de L. Herrasti y P. Albretch
a Vctor Manuel Toledo, en Mxico Indgena, nm. 24, ao IV, 2a. poca, septiembre-octubre de 1988, pp. 3-10. Tambin Ecologa e indianidad en V.M.
Toledo, Naturaleza, produccin, cultura. Ensayos de ecologa poltica, Mxico, Universidad Veracruzana, 1989, pp. 93-107.
Eckart Boege, Los mazatecos ante la nacin, Mxico, Siglo Veintiuno, 1988.
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CAPTULO 1
Los problemas
tericos en juego
Decir que las sociedades cambian es
una mera constatacin fctica e, incluso,
una obviedad; entender la naturaleza
de estos cambios, y hasta qu punto
conducen hacia la conformacin de
nuevos sistemas sociales, supone poner en
juego instrumentos tericos y empricos
de primera magnitud. La antropologa
social tiene instrumentos analticos para
la comprensin de la lgica del
movimiento de las sociedades, as como
de su funcionamiento y reproduccin.
El mtodo etnogrfico posibilita, adems,
mostrar las variaciones locales y la
heterogeneidad de unos procesos que a
menudo se consideran universales y
homogeneizadores.
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dad como una larga cadena de momentos de quietud relativa y de alteracin parcial generadas al interior de cada sociedad, o propiciadas
por su obligado contacto con otras.
En consecuencia, el estudio de estos fenmenos requiere definir,
precisar, los elementos que caracterizan a un grupo social determinado en un momento histrico particular, para poder evaluar su transformacin en otra fase temporal. Dicho en otras palabras, para entender
la dinmica de la transformacin cultural de una sociedad, es necesario compararla en dos momentos diferentes estableciendo previamente con claridad los componentes que constituan su singularidad en
un momento inicial (a), y los cambios experimentados en un momento posterior (b).
Hacer esto es como observar dos fotografas instantneas, pero
no para analizarlas separadamente como si no existiera un tiempo
entre ellas que funcion como puente, testigo y escenario del cambio, sino para poder interpretar el fenmeno en su dimensin dinmica, como una pelcula dotada de movimiento y accin.
Sin embargo, trabajar con esta perspectiva procesual y comparativa no es suficiente para dar cuenta cabal de los fenmenos de persistencia y transformacin cultural. La explicacin de estos procesos
exige analizar las condiciones y los factores que los propiciaron, la correlacin de fuerzas entre los agentes del cambio y los adictos a la
continuidad, entre los agentes de la modernidad y los defensores de
la tradicin.
Estoy hablando de la disputa que establecen actores sociales concretos, a lo que Guillermo Bonfil llam el control cultural,3 donde
los agentes de la innovacin ejercida generalmente en condiciones
de dominacin econmica, poltica o religiosa, se enfrentan con la resistencia de quienes les interesa conservar y reproducir su organizacin
social y su cultura. La fusin de elementos emergentes y elementos
residuales,4 resultante de estos procesos de contacto o choque intercultural, es difcil, compleja, y frecuentemente incompleta dando lugar
a interesantes fenmenos de hibridacin,5 reelaboracin o reinterpretacin,6 reformulacin7 o sincretismo cultural.8
El cambio o la continuidad, la transformacin o la persistencia,
el deceso o la reproduccin social y cultural tienen entonces, de manera intrnseca, un contenido poltico que no es posible omitir o des-
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dear. Expresan la lucha de clases al interior de una sociedad determinada, o la correlacin de fuerzas entre sociedades dbiles y sociedades ajenas de mayor fortaleza, que intentan impulsar o imponer
sus modelos econmicos, polticos o religiosos.
Podramos decir adems, como corolario de esta breve discusin
sobre el problema del cambio cultural, que la dicotoma cambio/continuidad es til solamente para efectos analticos, pero que, en la
prctica, ambos extremos estn indisolublemente unidos; hay quien
cambia para permanecer, lo moderno se torna arcaico y se incorpora
a veces a la tradicin un instante despus de su presentacin, y la existencia de propuestas de transformacin es imprescindible como referente de lo que debe persistir.
Escribir estas aclaraciones iniciales es fundamental para despejar
cualquier duda a los lectores sobre la intencin, esencia y contenido de la presente investigacin: persistencia tnica, reproduccin
social campesina y sostenibilidad ambiental. El uso de estos tres
conceptos puede dar la impresin de que se ha elegido uno de los dos
polos el de la continuidad, el de lo tradicional relegando u olvidando su complemento dialctico el de la transformacin, el de la
modernizacin.
Enfticamente puedo decir que no es as. La investigacin realizada comparando la concepcin, conocimiento y manejo agroecosistmico de tres pueblos habitados por campesinos mestizos del estado
de Tlaxcala, con los de otros cuatro pueblos habitados por campesinos indgenas del Estado de Mxico, pretende dar cuenta de los procesos de cambio sociocultural y de transformacin agroecosistmica,
rastreando etnogrficamente las persistencias y continuidades histricamente construidas, que les permiten, en ambos casos, y de manera
diferencial, interactuar como lo hacen con el ambiente y los recursos
naturales a su alcance.
Para decirlo de otra manera, la intencin de observar las diferencias de concepcin, conocimiento y manejo agroecosistmico de los
agricultores de los pueblos de los municipios de Calpulalpan y de
Tetzcoco, incluidos en la investigacin, me llev a buscar la presencia
de ciertos elementos culturales, cuya persistencia o ausencia relativas, contribuye a explicar su comportamiento agroambiental.
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El primero de enero de 1994, cuando el gobierno mexicano, encabezado por el presidente Carlos Salinas de Gortari, festejaba la firma del
Tratado de Libre Comercio TLC o NAFTA por sus siglas en ingls,
que agregaba al pas a uno de los principales bloques econmicos del
mundo, estall en diferentes puntos del estado de Chiapas una insurreccin cuyo componente social fundamental era indgena, y cuya
demanda central giraba en torno al reconocimiento pleno de su existencia y al reclamo de sus derechos.
Tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, aglutinados en torno a
un carismtico dirigente no indgena nombrado subcomandante
Marcos y al obispo de San Cristbal de las Casas, Samuel Ruiz, iniciaban una revuelta que rpidamente rebas los lmites locales y regionales, adquiriendo un carcter nacional primero, e internacional
despus. Esto fue posible porque sus demandas fueron compartidas
por el resto de los pueblos indios, o grupos tnicos del pas; reconocimiento jurdico de su existencia y sus derechos, respeto a la cultura
propia, supresin de las condiciones de marginacin y pobreza extrema, y porque plantearon la necesidad de construir un proyecto de
nacin alternativo, que no profundice la explotacin humana y la
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henequeneras, cerealeras o pulqueras, provocando insurrecciones famosas tanto en el sureste, como en el noroeste mexicano.17
A principios del siglo XX estall en Mxico una revolucin multifactica que tena, para algunos de sus actores, un carcter esencialmente poltico terminar con la tirana porfirista e implantar la
eleccin popular, pero que para otros protagonistas tena un carcter fundamentalmente agrario y de justicia social expresado en la
consigna zapatista tierra y libertad.
Al final de esta cruenta lucha civil, el pasado indgena fue reconocido y retomado por los gobiernos emanados de la Revolucin,
fortalecindose la creacin de instituciones destinadas a rescatar y
preservar los restos materiales de ese glorioso y mtico tiempo. Para los
descendientes de los indios, se crearon tambin instituciones de
corte paternalista, destinadas a resolver el problema indgena, a integrarlos o incorporarlos al desarrollo de una nacin en proceso
de crecimiento e industrializacin.
Disear esta poltica implic reconocer que el pas tena una conformacin mltiple, donde al lado de una creciente poblacin mestiza se encontraban grupos tnicos autctonos que, en condiciones
de minora numrica, habitaban distintas regiones de casi todo el territorio nacional, o lo que haba quedado de l despus de las cesiones
y ventas hechas en el siglo XIX por Antonio Lpez de Santa Anna
a Estados Unidos de Amrica.
De esta manera, desde mediados del siglo XX se encarga al Instituto Nacional Indigenista (INI) la atencin integral de la poblacin
indgena del pas. Tomando como base la lengua nativa y la autoadscripcin asumirse como parte de un grupo tnico especfico, el
INI elabor una poltica indigenista que, con sus debidas variantes,
ha intentado en trminos generales guiar el desarrollo de los indgenas hacia una sola direccin posible, sin acabar de reconocer ni aceptar, en la prctica, su potencialidad de autodeterminacin.
Lo equivocado de esta intencin, la posible ineficiencia de las
mltiples acciones del INI, la resistencia de los supuestos beneficiarios, o el desfavorable contexto general de la nacin provocaron que,
cinco dcadas despus, los miembros de los grupos tnicos no hayan
sido asimilados, integrados o incorporados en condiciones de igualdad jurdica, econmica y cultural, al desarrollo del pas, y sigan
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cir que an es vlida en lo general: la reproduccin biolgica endgama, practicada entre los pobladores de diferentes comunidades tnicamente idnticas, garantiza a los miembros de esa etnia mayores
probabilidades de continuar la reproduccin cultural que los autodefine; existe un contenido concreto de formas de organizacin social,
valores, normas, visin del mundo que los distingue de los otros;
una lengua propia que permite la comunicacin entre iguales y marca la diferencia con los extraos, y una clara percepcin de ser diferentes a los ajenos.
Autores como Alberto Bartolom y Eckart Boege han puntualizado que, en efecto, la identidad de un grupo tnico se expresa con
diferentes variantes en distintas comunidades cuyos miembros se autoadscriben como parte de l; las diferentes combinaciones de los elementos culturales que conforman la identidad de ese grupo tnico,
constituyen identidades residenciales,23 o identidades parciales
segn Eckart Boege.24
Coinciden tambin en que la identidad tnica es autoadscriptiva; la gente de costumbre retomando a Bartolom se autodefine as en oposicin a la gente de razn la poblacin mestiza,
que los identifica como diferentes indios o miembros de un grupo tnico especfico. La identidad tnica se manifiesta, entonces, como un fenmeno relacional, de inclusin/exclusin, interactivo.
Sin embargo, los elementos culturales que dan contenido a la
identidad tnica, no son inmutables. Su permanencia o modificacin est histricamente vinculada con contextos polticos y econmicos especficos, lo cual origina que los miembros de una etnia
reelaboren constantemente su propia imagen construyendo representaciones colectivas dinmicas de sus vivencias y experiencias en
espacios y tiempos especficos, en territorios determinados y en momentos pretritos, actuales y futuros.25
Por lo tanto, no hay que buscar identidades esenciales, matrices
culturales intocadas, petrificadas en el tiempo. Tampoco se puede hablar de pureza racial, de endogamia tnica o comunitaria absoluta, o
de pureza lingstica; las comunidades y grupos tnicos absolutamente aislados, insulares en la llamada aldea global de principios del siglo
XXI de la era cristiana, son prcticamente inexistentes.
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Sin duda, los campesinos han sido uno de los actores sociales que mayor inters cientfico han suscitado para las ciencias econmica, sociolgica, antropolgica, agronmica y poltica. Wolf los consider
como un sujeto social transhistrico ubicado en un estadio intermedio
de desarrollo entre la tribu primitiva y la sociedad industrial,33 Shanin los adjetiv como una clase incmoda,34 y Armando Bartra los
ha redefinido como la clase esquiva35 que ha perdido presencia y
visibilidad social en Mxico en la ltima dcada, debido tanto a la
reactivacin del conflicto tnico-nacional, catalizado por la emer-
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gencia beligerante del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional desde 1994, como al decreto gubernamental de su muerte, expresado
en el fin del reparto y del rezago agrario, las crticas salinistas a la eficiencia productiva del ejido, y las modificaciones al artculo 27 constitucional y la Ley Agraria encaminadas a propiciar las condiciones
jurdicas para insertar las tierras ejidales y comunales en el mercado
de tierras, as como el retiro de apoyos y subsidios que les brindaba
el Estado benefactor en tanto hijos predilectos del rgimen revolucionario.36
A fines del siglo XX e inicios del XXI, alrededor de tres millones y
medio de ejidatarios unos 27 millones de campesinos han sido
arrojados al mercado de tierras, productos y hombres, en condiciones de gran desventaja competitiva. En la dcada de los noventa, la
nueva poltica agropecuaria fundi a la agricultura campesina, pues
de manera simultnea al congelamiento de programas para el desarrollo rural, al retiro de los precios de garanta, a los sistemas de seguros
y crditos agrcolas, y a las instituciones oficiales de comercializacin,
el gobierno impuls una frentica apertura comercial permitiendo la
importacin de grandes volmenes de granos bsicos, ganado y fruta,
con aranceles mnimos. Adicionalmente, el costo de los insumos para la produccin diesel, fertilizantes, herbicidas, semilla hbrida,
refacciones de maquinaria agrcola se increment progresivamente.
Los impactos de esta poltica de insercin forzada de las economas locales campesinas en el contexto de la globalizacin econmica,
y el retiro simultneo del apoyo estatal han sido mltiples y enormes: depauperacin econmica, menor acceso a los servicios de educacin y salud, incremento de la migracin, abandono, renta o venta
de las parcelas lo cual provoca nuevos procesos de concentracin de
la tierra, y un agravamiento de la dependencia alimentaria para la
nacin.
El modelo favorecido por las administraciones federales en esta
ltima dcada ha sido el de la agricultura empresarial o agroindustrial, cuya produccin de hortalizas, flores y frutas respaldada
en condiciones de infraestructura muy superiores a las de los campesinos temporaleros dedicados a la produccin de granos y alimentos bsicos, se destin bsicamente a la exportacin generando ganancias
individuales, mas no desarrollo social comunitario o regional.
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sus casas, los espacios donde estn enterrados sus ancestros, los bienes
y el modo de vida que quieren dejar a sus hijos; la resistencia de los
campesinos de la regin de Tepeaca y Tecamachalco, en Puebla, al
Proyecto Puebla-Panam, y la lucha de los campesinos de seis ejidos
del municipio de Tetzcoco en el Estado de Mxico, contra la expropiacin de sus tierras para la construccin de un nuevo aeropuerto internacional aun cuando estuvieron contaminados por intereses
polticos y econmicos ajenos a los de los actores rurales afectados
ejemplificaron durante los das en que se desarrollaba esta investigacin, tal decisin de persistencia. Si no hubiera tal, los campesinos
habran cedido ya a las ofertas de mayores montos de indemnizacin,
o a las presiones que cotidianamente se ejercen sobre ellos para vender sus tierras.39
Esta conviccin nos lleva a la pregunta: por qu lo hacen? Si
la economa campesina est fundida, si los productores de caa de
azcar, maz, caf, pia o leche estn en bancarrota, qu poderosas
razones motivan esta decisin de persistir? Es cierto que su actitud
es en parte una respuesta lgica a la prepotencia con la que son tratados, a que no son consultados ni se espera su aceptacin, sino que
nicamente se les avisa que por motivos de inters pblico, o en
nombre del desarrollo y la modernidad, van a ser o han sido expropiados. Es cierto tambin que, al perder la tierra, sus bases materiales
de reproduccin econmica son literalmente dinamitadas, puesto que,
para los campesinos, no tener suelo donde sembrar es como si un pescador no tuviera lago, ro, o mar donde desarrollar su actividad productiva.
Sin embargo, los campesinos as afectados podran sentirse atrados y a gusto con el cambio de uso de suelo, con la eleccin de sus
territorios para la implantacin de proyectos de desarrollo generadores de empleo para los pobladores locales, y que introduciran servicios urbanos, costumbres de la gente civilizada, abandonando
as su rstica y montona cotidianidad.
Esta terca voluntad de reproducirse socialmente, nos lleva entonces a indagar las bases culturales de tal insistencia, a tratar de precisar cules son esas bases culturales de la identidad campesina, y cules
son los lmites, las fronteras a partir de las cuales un tipo ideal de cam-
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agotamiento de la tierra, su capacidad de carga no arrojando desechos slidos o aguas residuales en volmenes que exceden la resiliencia del ecosistema.
Alcanzar la sostenibilidad econmica implica, a su vez, una adecuada explotacin de los recursos, con tecnologas blandas o limpias que no contaminen o deterioren los medios naturales, pero que
garanticen a la vez una produccin de alta calidad y rendimientos
ptimos que generen ingresos importantes para los productores. Alcanzar la sustentabilidad social requiere incorporar la opinin, aceptacin y conocimiento de la gente, en el diseo y operacin de los
programas de desarrollo, exige una distribucin igualitaria de recursos financieros, equidad en la distribucin de los medios de produccin y de los ingresos econmicos.
Por todo esto, como lo seala Muller,51 en la prctica es muy difcil alcanzar las tres dimensiones de un modelo de desarrollo sostenible en la agricultura. Durante su ejecucin, las tres dimensiones
son alcanzadas en proporciones y tiempos diferentes, de tal modo que
si se utilizan tcnicas y procedimientos amigables con el medio natural, se reduce su degradacin, a costa de obtener, inicialmente, menores rendimientos y beneficios econmicos tambin menores.
Luego entonces, el desarrollo sostenible paradigma cientfico,
econmico y poltico de moda an est lejos de ser alcanzado aunque se le reconozcan algunas bondades, y se contemple como un paradigma para reorientar un esquema de concepcin y manejo de la
naturaleza ecocida porque destruye los equilibrios ecosistmicos
y etnocida porque explota la fuerza de trabajo de la gente, e impone un estilo de vida omnmodo, y soterra a la vez, los conocimientos,
saberes y visiones de aquellos a quienes somete.
De cualquier forma, en el marco de esta toma de conciencia mundial respecto a la crisis del modelo de desarrollo capitalista, y en el
proceso de construccin del paradigma alternativo el desarrollo
sostenible la elite econmica y poltica, al volver el rostro hacia
las zonas de alta biodiversidad, se encontr con una gran sorpresa:
en ellas residen a veces indios, etnias, minoras subordinadas, con
sistemas de produccin tradicionales, con tecnologa arcaica, produccin en pequea escala y formas de organizacin social comunitarias que establecen una relacin diferente con la naturaleza y sus
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cin capitalista y reivindicaba la estrategia campesina del uso mltiple de los recursos, como una va para hacer compatibles el medio
ambiente natural (MAN) y el medio ambiente transformado (MAT).
Quin lo va a hacer o lo est haciendo? A nivel de acciones de
gobierno, en los ltimos diez aos se han creado instituciones como
la Secretara del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
y la Procuradura Federal del Proteccin al Ambiente (Profepa), encargadas de disear las polticas pblicas en materia de cuidado ambiental y desarrollo sostenible, y se actualizaron disposiciones jurdicas
de la Ley General del Equilibrio Ecolgico y Proteccin al Ambiente
(LGEEPA). La Semarnat ha impulsado un nmero importante de Proyectos de Desarrollo Regional Sustentable (Proders) en regiones tnicas con alta biodiversidad, los bosques y el agua han sido considerados
como prioridad nacional tanto en el sexenio del presidente Zedillo, como en el actual periodo de Vicente Fox. El Instituto Nacional Indigenista (INI) y el Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e
Informtica (INEGI) ya incorporan la dimensin ambiental en sus estadsticas.
Por otro lado, ambientalistas, organizaciones no gubernamentales
y acadmicos estn generando propuestas interesantes para la conservacin ecosistmica, el rescate y fomento a la cultura india, y la
revaloracin de la agricultura campesina de base mesoamericana.58
Esta eclosin de la defensa de la cultura india, los ecosistemas
y la agricultura campesina es, sin embargo, reciente, navega a contracorriente y con escasos recursos. En el campo de la investigacin
antropolgica, pienso que el estudio etnogrfico de estas temticas
entrelazadas e interdependientes es un vasto y fructfero espacio al
que todava no nos acercamos, ni cubrimos suficientemente. La antropologa ecolgica, antropologa ambiental o antropologa de la naturaleza no aparece generalmente en la currcula de las licenciaturas
en antropologa social o etnologa, y eventualmente es considerada en
los posgrados ofrecidos por las instituciones de educacin superior,
universidades pblicas y privadas ms importantes del pas: Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM), Escuela Nacional
de Antropologa e Historia (ENAH), Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social (CIESAS), Universidad Iberoamericana (UIA) y Universidad Autnoma Metropolitana (UAM).
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sarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad
de que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades: en Our
Common Future World (o Informe Bruntland), documento preparado por The
World Commissin on Environment and Development. En esta tesis he preferido utilizar el trmino sostenible de raz latina en sustitucin del adjetivo
anglfono sustentable.
Entre los autores que anteceden, con sus planteamientos, la visin del desarrollo sustentable, estn Ren Dumont (1991) quien formula una aguda crtica al
liberalismo econmico y sus efectos ambientales pero no adopta la posicin de
un conservacionista a ultranza; e Ignacy Sachs (1982) quien desde una dcada
antes propuso la tesis del ecodesarrollo, consistente en aprovechar los recursos
pero evitando su destruccin. Esta postura contrasta con la perspectiva filosfica
y poltica de la ecologa profunda interesada en impulsar un proceso civilizatorio que redefina las relaciones entre sociedad y naturaleza.
Esta frase del subcomandante zapatista expresa el deseo de que la nacin mexicana sea, en la prctica, una nacin plural. Reconocida constitucionalmente en
1994, tal pluralidad ha sido obstaculizada por la negativa gubernamental a aceptar los Acuerdos de San Andrs, impulsando en su lugar una Reforma Constitucional a los Derechos y Cultura Indgena aprobada por el poder legislativo de
la Repblica en agosto de 2001, y conocida popularmente con el nombre de Ley
Indgena.
El trmino fue acuado por el expresidente de Mxico, Ernesto Zedillo Ponce de
Len, para referirse, a finales de 1999, a las multitudes de inconformes que manifestaron su oposicin, en diferentes puntos del globo donde se realizaban las
reuniones de la Organizacin Mundial de Comercio (OMC), al modelo neoliberal
de libre mercado que contina dividiendo a la poblacin del mundo en un pequeo puado de multimillonarios, y un inmenso conglomerado de miserables.
Fernando Tudela (1989) acu el concepto de la modernizacin forzada en
el trpico mexicano para ilustrar de qu manera la poltica gubernamental
define el destino productivo de las regiones econmicas. Ral Garca Barrios, por
su parte, demostr de qu manera la modernizacin tecnolgica en el campo no
es ambientalmente inocua, sino que, por el contrario, puede llevar al deterioro
de los recursos.
M.A. Bartolom, Gente de costumbre, gente de razn. Las identidades tnicas de Mxico, Mxico, Siglo Veintiuno/Instituto Nacional Indigenista, 1997, pp. 188-189.
Clebre concepto elaborado por Guillermo Bonfil Batalla para referirse a los sectores y grupos sociales subalternos de Mxico, cuya raz y fuerza cultural le imprimen un sello particular a una nacin que es imaginada de otro modo por las
elites polticas y econmicas que la dirigen. (G. Bonfil, 1991).
Tambin debemos a Guillermo Bonfil la idea de que el concepto del indio es
una invencin de los conquistadores europeos: El concepto de indio en Amrica; una categora de la situacin colonial, en Anales de Antropologa, vol. IX,
Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1972.
Me refiero a los levantamientos mayas de la dcada de los cuarenta, y a la resistencia yaqui de la segunda mitad del siglo XIX.
El trmino de pueblos indios aparece en el Convenio 169 de la Organizacin
Internacional del Trabajo (OIT), y ha sido retomado tanto por el EZLN, como por
los investigadores de la cuestin indgena, que parecen encontrar en l una con-
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notacin ms justa para denominar a los descendientes de los pueblos prehispnicos autctonos, que la de grupos o minoras tnicas.
Estoy hablando de tres reuniones del Grupo de Barbados, celebradas en la dcada
de los setenta y principios de la de los noventa, donde se considera que la civilizacin india es una civilizacin negada, y que la lucha indgena en el continente
persigue como fin ltimo implantar un nuevo modelo civilizatorio fundado en
la cultura india. Vase al respecto el texto Indianidad y descolonizacin en Amrica Latina. Documentos de la Segunda Reunin de Barbados, Mxico, Nueva Imagen,
1979; y tambin a Guillermo Bonfil, Utopa y revolucin. El pensamiento poltico
de los indios en Amrica Latina, Mxico, Nueva Imagen, 1981.
Miguel A. Bartolom, La construccin de la indianidad, en Estado del desarrollo econmico y social de los pueblos indgenas de Mxico, t. I, Mxico, Instituto
Naciona Indigenista, 2000, pp. 27-30.
Floriberto Daz Gmez, Conceptos fundamentales para la defensa de los derechos de los pueblos indgenas, en Estado del desarrollo econmico y social de los pueblos indgenas de Mxico, t.I, Mxico, Instituto Naciona Indigenista, 2000 , p. 424.
Vase el texto de Fredrik Barth, Los grupos tnicos y sus fronteras. La organizacin
social de las diferencias culturales, resultado de un simposio celebrado por antroplogos escandinavos, y publicado en espaol por Nueva Imagen en 1969.
Miguel A. Bartolom, op. cit., 1997, p. 25.
Boege, Los mazatecos ante la nacin. Contradicciones de la identida tica en Mxico
actual, Mxico, Siglo Veintiuno, 1988, p. 21.
bid, p. 22.
Alberto Bartolom, op. cit., 1997.
Lpez Austin, en un reciente trabajo sobre el ncleo duro de la tradicin religiosa mesoamericana (2001: 60), ratifica que ste tuvo un fundamento agrcola, que la cosmovisin indgena se mantuvo ligada a los dioses de la lluvia y el
xito de sus cosechas.
Johanna Broda, de modo anlogo a Lpez Austin, sostiene tambin que la cosmovisin indgena es campesina cuya continuidad se explica por la continuidad de
sus condiciones materiales de existencia, porque su vida ritual est ntimamente
relacionada con los ciclos agrcolas y los ciclos naturales. Broda, 1991, p. 404;
J. Broda y F. Bez-Jorge, 2001, pp. 23-24.
Vase a H. Nutini, Los pueblos de habla nhuatl en la regin de Tlaxcala y Puebla,
Mxico, Instituto Naciona Indigenista/Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes, 1974.
Vase el artculo de Alejandro Figueroa sobre La tradicin cultural y la ecologa
de los yaquis, en Luisa Par y Martha Snchez, El ropaje de la tierra, Mxico,
Universidad Nacional Autnoma de Mxico/Plaza y Valds, 1996, pp. 17-28.
Guillermo Bonfil, en sus planteamientos sobre el Mxico profundo (1990) y El
problema del control cultural (1991), plantea cmo el pensamiento y la vida prctica de la poblacin indgena contempornea tiene una raz, una matriz mesoamericana que soporta una identidad dinmica en permanente conflicto con el
pensamiento occidental.
V. Bretn Solo de Zaldvar, Reforma agraria, revolucin verde y crisis de la
sociedad en Mxico contemporneo, en A. Viola, Antropologa del desarrollo,
Barcelona, Paids, 2000, p. 345.
Wolf, Los campesinos, Barcelona, Labor, 1982, p. 5.
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Enrique Leff, en La insoportable levedad de la globalizacin y las estrategias fatales de la sustentabilidad, formula interesantes comentarios crticos respecto al
concepto del desarrollo sustentable; en F. Aragn. Los escenarios paradjicos del
desarrollo, Mxico, Universidad Iberoamericana, 1999 pp. 17-36.
J. Riechman y F. Fernndez, Redes que dan libertad, Barcelona, Paids, 1994,
p. 247.
La utopa realizndose. El desarrollo sustentable de comunidades y ejidos, en
Hojarasca (supl.), nm. 4, La Jornada, agosto de 1997.
Altieri, Agroecologa y desarrollo rural en Amrica Latina, (video), Centro
Latinoamericano de Desarrollo Sustentable, 1992; y Agroecologa, conocimiento tradicional y desarrollo sustentable, en E. Leff y J. Carabias, Cutura y manejo
de recursos naturales, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico/Porra, 1993.
Khan, Economic development, poverty alleviation and governance, USA, Queensland University, 1996, p. 18.
S. Muller, Cmo medir la sostenibilidad? Una propuesta para el rea de la agricultura
y los recursos naturales, Costa Rica, Inter-American Institute for Cooperation on
Agriculture, 1992.
Su inclinacin cientfica hacia la defensa de la agricultura campesina y sus practicantes, as como sus dudas hacia los procedimientos tcnicos de la modernizacin
agrcola inspirada en la revolucin verde, estn condensados en diferentes artculos articulados en la obra Xolocotzia, Mxico, Universidad Autnoma de Chapingo, 1985.
T. Rojas Rabiela, La agricultura en tierras mesoamericanas desde sus orgenes hasta
nuestros das, Mxico, Grijalbo, 1990.
Vanse los artculos compilados por Hubert Cartn de Grammont y Hctor Tejera Gaona en La sociedad rural mexicana ante el nuevo milenio, 4 vols., Universidad
Autnoma Metropolitana/Universidad Nacional Autnoma de Mxico/Instituto
Nacional de Atropologa e Historia/Plaza y Valds, 1996, as como el texto de
L. Par y Martha Snchez, op. cit.; y tambin Alba Gonzlez Jcome y Silvia del
Amo (comps.), Agricultura y sociedad en Mxico, Mxico, Plaza y Valdez/Universidad Iberoamericana, 1999.
Vase el captulo Medio ambiente y regiones indgenas: perspectivas para el desarrollo sustentable, en Estado actual del desarrollo econmico y social de los pueblos
indgenas de Mxico, Mxico, Instituto Nacional Indigenista, 2001, pp. 150-162.
Marco del Pont y colaboradores sealan que de las 326 reas Naturales Protegidas (ANP) de Mxico, 51 estn localizadas en territorios tnicos, y de las 10 regiones registradas en la Red Internacional de Reservas de la Biosfera, en 6 de ellas
estn presentes algunas de las etnias ms numerosas y representativas del pas.
Vctor Manuel Toledo, La ecologa del modo campesino de produccin, en
Antropologa y marxismo, nm 3, Mxico, Escuela Nacional de Antropologa e
Historia, abril-septiembre de 1980, pp. 35-55.
El punto relativo a la autonoma en el manejo de los recursos naturales, ha sido
uno de los ms controvertidos en la Reforma Constitucional en materia de
Derechos y Cultura Indgenas aprobada por el Congreso de la Unin, ya que
solamente se les concede un derecho preferente de aprovechamiento.
Dos textos recientes que ilustran estos esfuerzos son el de Jutta Blavert y Simn
Zadeck, Mediacin para la sustentabilidad: construyendo polticas desde las bases,
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CAPTULO 2
Haciendo antropoecologa:
una propuesta de modelo
El mtodo [...] es un proceso de bsqueda
de estrategias viables para un pensar
complejo fsico-bioantropolgico, desde
una perspectiva cientfico-filosficoliteraria que permita una praxis tica en
el campo tanto del conocimiento
acadmico, como de la praxis social.
Edgar Morn1
ocas disciplinas tienen un carcter tan integrador, holstico o sistmico como la antropologa y la ecologa. El objeto de estudio
de ambas es sumamente complejo: la cultura y los ecosistemas.
Los dos estn constituidos por elementos numerosos y con interacciones mltiples, sujetos a procesos endgenos de cambio, as como
a presiones extrasistmicas constantes que inhiben o limitan los
momentos de estabilidad o continuidad.
El reconocimiento de su complejidad, dinmica y diversidad, ha
obligado a repensar constantemente su naturaleza epistemolgica; si
la una pertenece al terreno de las ciencias sociales, si la otra corresponde al mundo de las ciencias naturales, o si esta separacin cientfica es en extremo arbitraria e injustificada.
A partir del enfoque elegido, los antroplogos y los eclogos, trabajando generalmente por su lado, han construido mltiples modelos tericos, categoras de anlisis, mtodos, tcnicas e instrumentos
de investigacin para desenmaraar los problemas de la cultura o para
entender las interacciones entre los componentes de los ecosistemas.
En otros casos, los investigadores de alguno de los dos campos disciplinarios incursionan en el otro antroplogos que se interesan
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en los ecosistemas, eclogos que se interesan por la cultura, generando interesantes estudios bidisciplinarios, pero que al ser realizados
por un solo individuo, culminan fuertemente impregnados con el olor
de una de las disciplinas.
Si se quisieran estudiar las relaciones entre la cultura y los ecosistemas, entre la sociedad y el ambiente, mediante la concurrencia
de antroplogos y eclogos, habra que contar con la disposicin al
trabajo interdisciplinario, que presupone, a su vez, haber abolido en
el pensamiento la separacin que tradicionalmente hemos hecho de
la sociosfera y la ecosfera, de la humanidad y la naturaleza.
Veamos, brevemente, cules han sido las visiones que han tenido
los antroplogos sobre la cultura como objeto de estudio que define la
naturaleza social de la disciplina; y sobre la naturaleza como universo fsico y bitico, la mayor parte de las veces ajeno a la esencia cultural de la humanidad.
Para la antropologa, el objeto de estudio central ha sido, en efecto, la cultura entendida como una elaboracin exclusivamente humana: No existe virtualmente antroplogo cultural alguno que no
tenga establecido que el concepto central y bsico de su disciplina,
es el concepto de cultura, deca Leslie White.2
Desde los antroplogos britnicos pioneros hasta los antroplogos
etadounidenses creadores de la corriente simblica, el concepto de
cultura ha estado presente como la categora de anlisis fundamental de la disciplina. La diversidad cultural de nuestra especie ha fascinado al antroplogo en tanto cientfico social necesitado de explicar
la alteridad u otredad, para poder entender la identidad propia, para
defender el derecho a la pluriculturalidad, o para intentar comprender
como lo deseaban los antroplogos evolucionistas britnicos la
manera en que se comportaba el hombre en sus estadios primarios
de evolucin social y biolgica.
As, en la definicin clsica de Edward Tylor, la cultura es aquel
todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la
moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hbitos adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad.3 sta es una
definicin holstica que destaca el carcter social de la cultura y no
hace referencia explcita a la naturaleza.
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Bronislaw Malinowski, por su parte, consideraba a la cultura como una realidad instrumental que ha aparecido para satisfacer las
necesidades del hombre que sobrepasan la adaptacin al medio ambiente.4 Muy en el estilo del autor, esta definicin materialista
coloca a la cultura en un plano superior al de la satisfaccin de las
necesidades biolgicas vitales, acaso la satisfaccin de algunas de
stas, como la alimentacin o la bsqueda de abrigo, no son elaboraciones culturales?
Para Radcliffe Brown, la cultura es una caracterstica de un sistema social, en especial de las instituciones de las sociedades primitivas a las que debera estudiar la antropologa social: si se estudia la
cultura siempre se estn estudiando los actos del comportamiento de
un conjunto especfico de personas que estn vinculadas en una estructura social.
Entre los antroplogos culturalistas estadounidenses, me parecen
particularmente interesantes las ideas de cultura aportadas por Leslie
White y Alfred Kroeber. White consideraba que la conducta de los
individuos responda a la cultura de la sociedad de donde provena:
Si una persona habla chino o evita la madre de su mujer, abomina la leche, observa residencia matrilocal [...] es porque ha nacido, o al menos ha sido criado
en un determinado contexto extrasomtico, que contiene todos estos elementos que nosotros denominamos cultura.5
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sta es una definicin que incluye, como parte sustancial de la cultura humana, el comportamiento social de los individuos con su entorno. Como es sabido, Boas cambi paulatinamente su determinismo
geogrfico por un creciente reconocimiento de la importancia que
tiene la formacin cultural en la conducta de las personas, pero mantuvo vigente en su visin la interaccin inevitable entre el ambiente
y la sociedad.
Levi-Strauss, a su vez, elabora una propuesta estructuralista de la
cultura donde todo es smbolo y signo para permitir la comunicacin
de los hombres entre s,8 donde la naturaleza es humanizada y el hombre es naturalizado sistemas de representaciones totmicas binarias, donde el conocimiento y clasificacin de la naturaleza y sus
elementos responden a una lgica del pensamiento humano que se
esfuerza por dotar de sentido y significado segn la sociedad especfica de que se trate a ciertos animales, plantas, minerales, cuerpos
celestes y fenmenos naturales especficos.9
En el pensamiento y la obra de este personaje de la antropologa,
la naturaleza estuvo presente de manera notable en el estudio de los
mitos, ritos, tabes, clasificaciones totmicas de sociedades y culturas muy diversas.
En tiempos recientes, la definicin de Clifford Geertz predomin en el mbito antropolgico:
La cultura consiste en estructuras de significado socialmente establecidas a travs de cuyas formas la gente hace cosas tales como emitir seales de complicidad y darles su asentimiento o percibir insultos y contestarlos.10
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tropologa ambiental16 o a la que bien podra denominarse antropologa de la naturaleza o antropoecologa como prefiero llamarle.
No es mi intencin hacer un resumen exhaustivo al respecto, ni confrontar los aportes exitosos o las probables insuficiencias de cada uno
de ellos. nicamente se trata de dejar anotados los antecedentes tericos, ms significativos, que han marcado el desarrollo de los estudios
antropolgicos sobre las complejas, contradictorias y dinmicas relaciones que establecen las distintas sociedades humanas con los ecosistemas en los que, por cierto, estamos insertos los seres humanos.
La primera escuela de pensamiento antropolgico que logr sistematizar una propuesta terica consistente sobre las relaciones especficas de las distintas sociedades humanas y su ambiente especfico
fue, sin duda, el enfoque de la ecologa cultural representada fundamentalmente por Julian Steward y Leslie White.
En su principal obra, Theory of Cultural Change,17 Steward plante su intento de relacionar los cambios tecnolgicos, econmicos y
de organizacin social, con el medio ambiente de reas geogrficas
especficas. Otorgando un papel central a la tecnologa, Steward logr articular los procesos de produccin con las caractersticas del
entorno fsico y sus recursos. ngel Palerm, en Mxico, sigui sus pasos realizando brillantes estudios sobre el manejo hidralico de las sociedades del Altiplano Central Mexicano, a las que hago referencia
en otra parte de este texto.
White, por su parte, escribe en 1949 The Sciencie of Culture, donde enfatiza la importancia del manejo humano de la energa para la
evolucin social y la evolucin de la cultura. Shalins, Service y Adams
darn continuidad a este enfoque.18
Hasta ese momento, los antroplogos seguan hablando de ambiente, no manejaban todava el concepto de ecosistema, y no incluan, por lo tanto, a la nica especie productora de cultura el
homo sapiens dentro de esta unidad bio-fsico-qumica. Sin embargo, en los aos siguientes, distintos antroplogos como Clifford Geertz,
Andrew Wayda y Roy Rappaport incorporaron en sus marcos explicativos algunos conceptos medulares de la biologa y la ecologa: ecosistema, adaptacin, nicho ecolgico, capacidad de sustentacin.
Se atribuye a Clifford Geertz, por ejemplo, usar por primera vez el
concepto de ecosistema en antropologa, cuando escribe, en 1963,
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el libro titulado Agricultural Involution. The Process of Ecological Change in Indonesia. Rappaport, a su vez, analiz la importancia de los rituales como mecanismos culturales para manejar la energa, preservar
el equilibrio de los ecosistemas y regular la nutricin de los tsembaga
maring, entre otras cosas.
La adopcin de la terminologa ecolgica, y la construccin de
modelos explicativos que dieran cuenta de las particularidades de adaptacin cultural a los ecosistemas naturales, llev a generar otra gran
lnea de este subcampo disciplinario: la ecologa humana o ecologa
de sistemas, amplia y brillantemente desarrollada por autores como
Bernard Campbell y Emilio Morn.19
Simultneamente, a fines de los aos cincuenta e inicios de la
dcada de los aos sesenta, surge un novedoso enfoque antropolgico
interesado en destacar el conocimiento nativo, las percepciones que
ellos tienen sobre su ambiente, la flora y la fauna as como la capacidad que poseen para describirlos y clasificarlos. Este enfoque fue
denominado etnoecologa y entre los trabajos pioneros se cuentan
los de Harold Conklin, Brent Berlin y C. Friedberg.20
Esta perspectiva terica ha resultado muy fructfera, permitiendo
estudios sobre el conocimiento folk de la flora etnobotnica, fauna etnozoologa, suelo etnoedafologa, y la concurrencia
de diferentes especialistas entre los que podemos contar a antroplogos, eclogos y agrnomos.
A grandes rasgos, estos tres enfoques la ecologa cultural, la
ecologa humana y la etnoecologa constituyen los modelos tericos principales de los estudios antropolgicos interesados en analizar
las relaciones culturales de las sociedades humanas y su ambiente.21
Su relevancia cientfica est fuera de cualquier discusin puesto que
abrieron la senda de la transdisciplinaridad, permitieron el acercamiento de dos campos del conocimiento que el pensamiento occidental moderno haba separado.
Sin embargo, como cualquier paradigma, habra que evaluar su
pertinencia actual tanto en trminos cientficos como en trminos
polticos y pragmticos. En el aspecto disciplinario, es necesario rescatar la centralidad de la cultura como objeto de estudio de este
subcampo antropolgico ya que si hacemos una revisin de los principales enfoques tericos generados en l, encontramos que concep-
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manejo de los recursos naturales, para fincar responsabilidades y entender que el fenmeno se enmarca dentro de la lucha de clases y de
la lgica de explotacin y consumo insaciable del modo de produccin capitalista.23
Incorpora a la historia como una dimensin central para entender el deterioro de los recursos vinculada a la apropiacin desigual de
la naturaleza, interroga sobre la factibilidad del desarrollo sustentable
dentro del capitalismo y analiza la perspectiva de los movimientos
ambientalistas que al asumir posiciones polticas de izquierda, se tornan verdes-rojos y marcan la senda hacia un socialismo ecolgico.24
En el caso de Mxico, los estudios antropolgicos sobre la relacin sociedad y ambiente tienen carta de paternidad en las personas
de ngel Palerm y Eric Wolf, quienes realizan estudios pioneros sobre
la agricultura de riego practicada en una regin del Altiplano Central Mexicano que ellos denominan el Acolhuacan Septentrional,
durante el reinado de Netzahualcyotl.25 Para estos autores, la creacin de una tecnologa de manejo hidrulico, y las formas de organizacin poltica predominantemente autoritaria, fueron los factores
que regularon la relacin del pueblo acolhua con el ambiente de sus
asentamientos.
Haciendo abstraccin de las investigaciones arqueolgicas que
tomaron en cuenta la importancia de la dimensin ambiental y la tecnologa utilizada para el aprovechamiento humano de los recursos,26
en las investigaciones etnogrficas de la antropologa mexicana se
mantuvo el enfoque de la ecologa cultural hasta mediados de la dcada de los sesenta cuando, segn Cinthia Hewitt, la irrupcin del
marxismo y el materialismo histrico en Mxico incidieron negativamente en el desarrollo de la ecologa cultural.
Segn Hewitt, el inters de los estudios marxistas por analizar
histricamente las relaciones de los hombres con la naturaleza, a travs de las relaciones de produccin y reproduccin social enmarcadas
en la lucha de clases, releg a un segundo plano el estudio de las estrategias de manejo ambiental practicado por las sociedades prehispnicas. La economa poltica sustituy a la ecologa cultural.27
A fines de la dcada de los setenta, el inters antropolgico por
la relacin sociedad-naturaleza se reaviva, nos dice la misma autora,
en los estudios desarrollados sobre el campesinado y los grupos tni-
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dad con las condiciones ambientales del planeta, y que lo une con las
mltiples especies de vida que lo pueblan.
Me parece, y en esto discrepo con Milton Kay31 para quien no
hay naturaleza objetiva, que aunque existe un mundo culturalmente
construido el hombre crea paisajes, desva ros, clona genes, tambin existen realidades materiales ecosistemas, fenmenos climticos independientes de la interpretacin simblica humana y an
fuera de su control. En este sentido, es evidente que no podemos desaparecer o disolver la naturaleza el ambiente en la cultura,
como tampoco podemos entender sta sin la existencia de aqulla.
Si aceptamos esta premisa, comprenderemos que la cultura como
elaboracin humana es, en gran parte, una cultura ambiental, y que
la naturaleza, en buena medida, es una naturaleza culturalmente construida. Es necesario, sin embargo, que precisemos cmo se establece
esta interaccin inevitable, a veces armnica y agradable, otras veces
daina o mortal para grupos humanos o para biomas especficos.
En el caso de las sociedades agrcolas, el contacto se establece
bsicamente por medio de las actividades productivas y extractivas:
agricultura, ganadera, tala, caza, pesca, recoleccin y minera son
ejemplos claros de esta interrelacin donde, en algunos casos, los hombres invierten energa, trabajo, tiempo, dinero, conservan las condiciones de produccin e incluso las regeneran, pero donde, en otros
casos, nicamente se explotan y consumen los recursos modificando
los ecosistemas y su equilibrio dinmico.
La tasa de explotacin y aprovechamiento del suelo, flora, fauna
y minerales depende de la racionalidad econmica autoconsumo,
o intercambio comercial y de la tecnologa utilizada, pero tambin
de las presiones demogrficas y de cuestiones ms subjetivas, pero
no menos importantes, como el conocimiento de los usos sociales de
los recursos, la importancia simblica que stos condensan para los individuos y los grupos y su sistema de valores imperante.
Se podra decir, en principio, que el contacto sociedad-naturaleza en las sociedades agrcolas es un contacto entre dos sistemas: el
sistema social y el ecosistema, que conforman un tercer sistema: el sistema agrcola. En la realidad, los ecosistemas naturales en el medio
rural campesino son ms bien agroecosistemas, como lo planteara
acertadamente Hernndez Xolocotzi,32 y los sistemas sociales campe-
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y la resistencia, dando cuenta tambin de la lucha de clases motivada por intereses econmicos, polticos o ideolgicos encontrados.
Debe ser un parmetro fundamental para definir las identidades
primordiales de los hombres hacia su grupo social y hacia su territorio, para definir la identidad tnica.
Debe ser, igualmente, un parmetro medular para evaluar las
condiciones objetivas y subjetivas de la reproduccin social
campesina.
Debe contribuir a explicar las causas de la degradacin ecosistmica de origen antropognico, y sopesar las posibilidades de
restauracin y conservacin agroecosistmica sostenible.
Es el resultado de la combinacin de las decisiones autnomas
de los individuos, familias, unidades domsticas, comunidades, y presiones macroestructurales provenientes de las polticas gubernamentales en materia agropecuaria y ambiental,
de la lgica del modelo econmico en boga, la influencia de la
religin dominante, la innovacin tecnolgica y de los factores
climticos fuera del control humano.
La categora analtica propuesta debe estar constituida por un conjunto de variables claramente definidas, pues de lo contrario sera nula
su utilidad para las investigaciones etnogrficas concretas. Por ello, en
este trabajo sobre persistencia tnica, reproduccin social campesina
y sustentabilidad ambiental, eleg cuatro variables para poder construir y deconstruir el concepto de cultura etnoagroecosistmica, las
cuales se tratarn en el siguiente apartado.
Los componentes internos y las fuerzas exgenas
Cosmovisin: representacin colectiva y sistematizada que construye cada sociedad para entender el orden csmico sui gneris, estructura y finalidad y para guiar su vida cotidiana
con sus congneres y con los ecosistemas.
Conocimiento: me refiero al sistema campesino de saberes sobre
la flora y fauna silvestre, los suelos de cultivo, y los fenmenos
climticos.
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Racionalidad: con este concepto aludo a la intencionalidad econmica de la produccin campesina y su transformacin en la
economa de mercado.
Tecnologa: contemplo el uso de instrumentos de labranza, y de
manejo general de los elementos biticos y abiticos de los
ecosistemas, por parte de las sociedades campesinas.
Si he elegido acertadamente las variables ms importantes para un
concepto tan holstico como el de cultura etnoagroecosistmica,
su aplicacin en campo debe permitir observar, registrar y entender
la concepcin y el manejo agroecosistmico de sociedades campesinas
especficas; concepcin y manejo orientados hacia la conservacin
o hacia el deterioro en funcin del peso especfico de sus necesidades
econmicas, la fortaleza de su cosmovisin y sistema de creencias, o
el conocimiento emprico sobre las caractersticas agroecosistmicas.
Adems de la construccin de esta categora analtica central,
la cultura etnoagroecolgica, fue necesario disear un modelo con el
cual trato de ilustrar grficamente la estructura y funcionamiento de
un sistema cuyos componentes establecen relaciones dinmicas multidireccionales entre s, y con fuerzas o factores externos que influyen en su comportamiento (vase figura 1).
Como se puede apreciar, es un modelo de sistema complejo y
abierto, integrado por subsistemas: las sociedades campesinas, los
agroecosistemas, y la cultura etnoagroecolgica; la persistencia tnica, la reproduccin social campesina y la sostenibilidad ambiental.
A su vez, la cultura etnoagroecolgica categora analtica fundamental de esta investigacin siendo un subsistema del sistema
total, puede ser entendida como un sistema en s mismo, si concebimos las variables que la integran cosmovisin, conocimiento,
racionalidad y tecnologa como subsistemas que establecen relaciones multidireccionales cuyo comportamiento mantiene estable o
modifica sus caractersticas.
Un modelo as permite, en primera instancia, analizar el funcionamiento de los subsistemas en s mismos, pero tambin observar las
interacciones que establecen entre ellos, y exige el anlisis de los mecanismos o causas que provocan el cambio del funcionamiento y las
relaciones intersubsistmicas que perturban el equilibrio dinmico
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Estado*
Sociedad:
campesinos
indios/mestizos
Naturaleza:
agroecosistemas
Cultura etnoagroecolgica:
Mercado*
in
ovis
cosm
con
ocim
ient
o
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olog
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Ciencia*
Efectos socioculturales
y agroecosistmicos
Pers
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Reproduccin social
campesina
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Para Cajka, el surgimiento de la antropologa ecolgica en Estados Unidos de Amrica se soport, terica y metodolgicamente, en
la teora general de sistemas. Este enfoque permite abordar las relaciones de la sociedad con la naturaleza desde una perspectiva totalizante,
holstica, sistmica y, a su parecer, ofrece, entre otras ventajas, la de
analizar los fenmenos socioambientales de manera global, permite
estudiar las interacciones entre los componentes del sistema subsistemas y las relaciones de ste con las condiciones externas o de
contorno al sistema. Tanta relevancia concede Cajka al enfoque de sistemas utilizado por la antropologa ecolgica, que incluso propone
que esta especialidad disciplinaria bien podra denominarse antropologa de sistemas.37
Emilio Morn, por su parte, enfatiza la conveniencia del uso del
concepto ecosistema en antropologa, pero trat de prevenir sobre
algunos problemas: realizar estudios de pequeas comunidades rurales tratndolas como sistemas cerrados, obsesionarse por los intercambios energticos, perder de vista el rol de los individuos, ignorar el
peso de los factores histricos, delimitar inadecuadamente los lmites del ecosistema, as como extrapolar los alcances de los resultados
a niveles y escalas mayores de las que permite un estudio fsicamente
delimitado.
Tomando las precauciones y medidas al respecto, Morn dej claro su convencimiento de que los estudios antropolgicos de las interacciones sociedad-ambiente deberan realizarse en el futuro con
un enfoque sistmico donde el hombre y su cultura son incluidos
en los ecosistemas, de manera interdisciplinaria, buscando que
los resultados de las investigaciones tengan una utilidad prctica.38
En los aos recientes, la teora general de sistemas ha sido replanteada para su aplicacin en las ciencias sociales por Nikklas Luhman, y fructferamente aprovechada por varios cientficos sociales,
entre los cuales podemos citar a Rolando Garca, quien se ha encargado de definir los sistemas complejos como totalidades estructuradas,
dentro de cuyos lmites fijados por el investigador se localizan
unidades complejas denominadas subsistemas que mantienen una
interaccin constante entre s y con las fuerzas o fenmenos externos al sistema condiciones de contorno que modifican su estabilidad dinmica. En este sentido los sistemas, ms que entidades
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Enrique Leff, por su parte, ha manifestado a lo largo de su produccin la necesidad de analizar las interacciones complejas que establecen las sociedades humanas con el ambiente, especialmente en
el contexto del capitalismo finisecular, desde una perspectiva multi e
interdisciplinaria que permita explicar los fenmenos a que da lugar
esta relacin asimtrica, y proponer opciones encaminadas a preservar
la diversidad biolgica, la heterogeneidad cultural, la pluralidad poltica, buscando un desarrollo ecolgico y socialmente sustentable.44
En el campo antropolgico, Eckart Boege ha desarrollado una
lnea de investigacin sobre la produccin agrcola y el manejo de
recursos en territorios tnicos, que privilegia el trabajo interdisciplinario y se apoya en el enfoque sistmico.45
Finalmente, para cerrar esta breve resea de algunos de los autores que han recurrido al enfoque de sistemas, es ineludible mencionar
a Vctor Manuel Toledo; bilogo y poeta interesado por las consecuencias econmicas y culturales de actividades productivas incompatibles con los delicados equilibrios ecosistmicos. Su vasta obra
incluye estudios etnoecolgicos, sistmicos, as como anlisis polticos de la problemtica ambiental.46
Como se puede ver, los estudios de la relacin sociedad/naturaleza, cultura/ambiente o cultura/agroecosistemas, son relativamente
abundantes en los ltimos 20 aos, y se han generado de manera separada en los campos disciplinarios de la biologa, la ecologa, las
ciencias agrcolas, y las ciencias sociales incluida la antropologa,
pero tambin se han producido mediante esfuerzos colectivos de profesionales provenientes de stos y otros campos disciplinarios como
la geografa.
Aunque no se ha logrado alcanzar plenamente la anhelada interdisciplinaridad, es de destacarse los esfuerzos, la voluntad por sumar
o coordinar saberes en las investigaciones socioambientales, y la conviccin de que la adopcin del pensamiento complejo, como enfatiza
Edgar Morn, y del pensamiento de sistemas, como plantea Checkland,47 constituye la mejor perspectiva epistemolgica y terica
para abordar problemas tambin complejos y sistmicos como los que
se desprenden de la relacin dinmica y conflictiva de las sociedades
humanas con los ecosistemas en los que est biolgica y culturalmente inserto.
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Por todo esto, el modelo que elabor para esta investigacin sobre persistencia tnica, reproduccin social campesina y sustentabilidad ambiental es, en el fondo, un sistema al que se puede
definir como una unidad estructurada u organizada altamente compleja, a la cual se le han fijado ciertos lmites para establecer la correlacin del propio sistema con las condiciones de contorno, as como
la definicin de sus subsistemas, y una escala espacial y temporal que
se explicar ms adelante.
Se puede entender al sistema como una construccin conceptual que posee una estructura, un funcionamiento y una dinmica.
Es un todo organizado cuya estabilidad est sujeta a perturbaciones
endgenas o internas desequilibrios entre los componentes o subsistemas que lo integran, y a factores exgenos, o externos, que propician procesos de desestructuracin y reestructuracin.
La estabilidad o inestabilidad, el grado de vulnerabilidad o fragilidad de los sistemas complejos y abiertos, es tan variable como su
capacidad de reorganizacin, y est en funcin directa con su grado
de cohesin y fortaleza interna, as como con la intensidad de las presiones internas o externas que propician su transformacin o impiden su reconstruccin.
Por esta situacin, se dice que la alteracin de un componente
del sistema modifica al sistema en su conjunto, y que cuando el sistema se reorganiza no es igual al original, sino que, por el contrario,
es un sistema nuevo y diferente, lo cual rebate las ideas, a la vez doctrinarias y utpicas, de la conservacin ecosistmica, o de continuidad cultural ilimitada y permanente. Ni la naturaleza, ni la sociedad
son estticas. Ambos, permanentemente interpenetrados, estn sujetos a procesos cotidianos e inevitables de cambio.
La dinmica de la investigacin sistmica
La representacin esquemtica de esta dinmica se puede observar
en la prxima pgina.
En esta ilustracin podemos notar que la dinmica de los procesos de cambio sociocultural y agroambiental constituyen un fenmeno dual e interdependiente que experimenta, en determinados
momentos, perturbaciones de origen antropognico o natural geo-
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Agroecosistema
y cultura
etnoagroecolgica
T1
Agroecosistema
y cultura
etnoagroecolgica
II
T2
P = Momento de perturbacin
T1, T2 = Tiempo 1, tiempo 2
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Agroecosistemas de la
sierra de Tetzcoco
Agroecosistemas de la sierra
y llanos de Calpulalpan
Pueblos de campesinos
indios
Pueblos de campesinos
mestizos
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Agroecosistemas y
campesinos indios de la
sierra de Tetzcoco
A)
Agroecosistemas y
campesinos indios de la
sierra de Tetzcoco
B)
Agroecosistemas y
campesinos mestizos de
la sierra y llanos de
Calpulalpan
1930
1960
Agroecosistemas y
campesinos mestizos de la
sierra y llanos de
Calpulalpan
1990
2000
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riables puedan ser instrumentos eficaces para interpretar la complejidad de los fenmenos socioambientales estudiados. Corresponde al
lector opinar sobre la certeza de mis afirmaciones.
Al llegar a este punto, antes de hablar sobre el escenario geogrfico y los criterios utilizados para seleccionar las comunidades que
integran el universo regional de este estudio etnogrfico, es conveniente recordar la hiptesis central de la investigacin, los objetivos
principales de la misma y comentar las estrategias metodolgicas utilizadas en ella.
Part de la hiptesis de que las sociedades de campesinos indgenas, debido a la persistencia de races culturales de matriz mesoamericana expresadas en su cosmovisin y sistema de conocimientos
agroambientales sincretizadas y refuncionalizadas en la vida cotidiana contempornea, as como a la lgica de su racionalidad econmica y el nivel de su desarrollo tecnolgico, tienden a establecer
una relacin ms respetuosa y armnica con los agroecosistemas respecto a las sociedades campesinas culturalmente menos indias o
ms mestizas. Estas races, facilitaran, adems, la continuidad identitaria y la reproduccin social campesina.
Los objetivos centrales de la investigacin fueron:
Comparar la sostenibilidad de la cultura etnoagroecolgica de
estos sujetos sociales y evaluar sus efectos diferenciados sobre
las posibilidades de continuidad o transformacin tnica, campesina y ambiental.
Construir una propuesta terico-metodolgica que permita entender y explicar fenmenos socioambientales complejos de
las sociedades campesinas en territorios tnicos, contribuyendo a renovar la discusin sobre los enfoques de la antropoecologa.
Las estrategias metodolgicas
Segn Clifford Geertz, el antroplogo no estudia aldeas, trabaja en aldeas, y parte de su tarea es demostrar que estuvo ah.50 Esta necesidad
pareci resuelta durante mucho tiempo por un mtodo de investigacin que se volvi distintivo de la antropologa a partir de Malinows-
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Kay Milton, Environmentalism an Culture Theory. Exploring the Role of Anthropology in Environmental Discourse, London y New York, Routledge, 1997.
Efraim Hernndez Xolocotzi acu el concepto de agroecosistema para referirse
a los ecosistemas transformados por las actividades agropecuarias, silvcolas y extractivas de los campesinos, a quienes guard siempre una profunda admiracin
por el manejo integrado de los recursos, por las tecnologas de bajo impacto y por
su capacidad para guardar y transmitir conocimientos agrcolas ancestrales. Sus
artculos acerca de los agroecosistemas se encuentran en la obra Xolocotzia editada por la Universidad Autnoma de Chapingo.
Margalef, Perspective in Ecological Theory, Chicago, University of Chicago, 1968.
G. Conway, Agroecosystem Analisis, en Agricultural Administration, nm. 20,
Gran Bretaa, 1985, pp. 31-55; E. Hernndez, Reflexiones sobre el concepto
de agroecosistemas, en Xolocotzia, t. 2, Mxico, Universidad Autnoma de Chapingo, 1985, pp. 531-538; R. Hart, Marco conceptual para la investigacin con sistemas agrcolas, Turrialba, Costa Rica, Centro Agronmico Tropical en Investigacin
y Enseanza, 1979.
Frank Cajka, Antropologa ecolgica; una manera de ver el mundo, en Antropologa y marxismo, Mxico, Taller Abierto, nm. 3, abril-septiembre de 1980.
Emilio Morn, 1990, op. cit.
F. Cajka, op. cit., pp. 105-106. Es interesante sealar que, para Cajka, la corriente
de pensamiento que se gener en Estados Unidos en la dcada de los sesenta,
retomando algunos conceptos de las ciencias biolgicas, especialmente el de
ecosistemas, es por definicin la antropologa ecolgica y podra llamarse antropologa de sistemas. Yo creo que la ecologa cultural y la etnoecologa son otras
variantes importantes de la antropologa ecolgica, y lo que en realidad inici
la escuela estadounidense de los aos sesenta fue la ecologa humana.
E. Morn, 1990, op. cit., pp. 3-40.
Rolando Garca, Conceptos bsicos para el estudio de sistemas complejos, en
E. Leff (comp.), Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo, Mxico, Siglo Veintiuno, 1986.
Rolando Garca, Modernizacin en el agro. Ventajas comparativas para quin? El
caso de los cultivos comerciales del Bajo, Mxico, Centro de Investigaciones y de
Estudios Avanzados/IFIAS/Universidad Nacional Autnoma de Mxico/UNRISD,
1988.
Rolando Garca, Deterioro ambiental y pobreza en la abundancia productiva. El caso de la Comarca Lagunera, Mxico, Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados, Instituto Politcino Nacional, 1988.
Ral Garca Barrios, Lagunas. Deterioro ambiental y tecnolgico en el campo semiproletarizado, Mxico, El Colegio de Mxico, 1991.
F. Tudela, La modernizacin forzada del trpico. El caso de Tabasco, Mxico, El Colegio de Mxico, 1989.
La obra de Leff, encaminada a promover la pertinencia de los enfoques multidisciplinarios para abordar los problemas ambientales y sociales derivados del
modelo de desarrollo capitalista, es ya muy abundante y se registra con puntualidad en la bibliografa general de este documento. Basta recordar aqu las siguientes obras: Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del desarrollo;
Medio ambiente y desarrollo en Mxico; Ecologa y capital: racionalidad ambiental,
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CAPTULO 3
Paisaje, territorio
y sociedades agrcolas
...une certaine portion despace, le
rsultant de la combinaison dynamique,
donc inestable, dlments physiques,
biologiques et anthropiques qui, en
ragissant dialectiquement les uns sur les
autres, font du paysage un ensemble
unique et indissociable
G. Bertrand1
l tiempo y el espacio son, sin duda, dos dimensiones fundamentales para la existencia humana, aunque sean percibidos de manera tan plural, como lo hacen las diversas culturas del mundo.
De esta manera, para algunos, el tiempo es lineal, tiene un punto de
partida y un punto de llegada, perceptible, por ejemplo en el nacimiento y la muerte; para otros, el tiempo es circular y es posible retornar para empezar un nuevo ciclo vital.
La comprensin del tiempo ha sido una preocupacin tanto para las ciencias exactas la fsica, como para las humansticas la
filosofa y las sociales la historia y la antropologa. La otra dimensin en que nos movemos, el espacio, ha merecido tambin el inters
cientfico de las ciencias naturales, como la geografa, pero quiz ha
llamado menos la atencin de las ciencias sociales y las humanidades,
que hacen alusin a l tan slo para situar el lugar donde se desarrolla o desenvuelve la existencia de determinadas sociedades humanas;
es una suerte de geografa humana, o geografa cultural, que la antropologa ha enriquecido con sus investigaciones sobre la sacralidad y
la importancia simblica que encierran algunos sitios para sus habitantes.
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especies de vegetacin y fauna. Desde esta perspectiva, ellos construyeron las regiones naturales, constituidas por la asociacin de
elementos biticos y abiticos: por los ecosistemas.
Esta manera de percibir al medio fsico y sus elementos vivos se
modific en la medida en que se reconoci la influencia decisiva que
ejerce la presencia humana en la transformacin de los ecosistemas.
Sin embargo, las denominaciones y delimitaciones geogrficas y ecolgicas son, en nuestros das, abstracciones, elaboraciones conceptuales,
que no han desaparecido, y constituyen referentes obligados para la
ciencia contempornea; ste es el caso de las reas naturales protegidas, las reservas de la biosfera, o los parques nacionales entendidos
como unidades ecogeogrficas de importancia nacional por los servicios ambientales que proporcionan y por la biodiversidad que alojan
sus ecosistemas.
Otra manera de segmentar el espacio ha sido la geoeconmica,
interesada en establecer la delimitacin de las regiones econmicas
de las naciones, teniendo como parmetros los tipos y volmenes de
produccin. Se habla entonces de regiones pesqueras, industrializadas, de agricultura de exportacin, o de agricultura de subsistencia.
Es en esta perspectiva donde se entiende a la regin como una malla
que encierra una red constituida por puntos que intercambian productos, donde se habla de lugares centrales y secundarios y se gesta
la planeacin del desarrollo regional.
Cabe mencionar aqu que, en la actualidad, los fenmenos de
globalizacin econmica ejercen fuertes presiones sobre las economas locales de los pases del llamado tercer mundo, redefiniendo as
las configuraciones regionales en los continentes y al interior de cada
pas, abatiendo la produccin que caracterizaba una regin determinada, e implantando nuevas actividades econmicas que transforman una regin rural en urbana, o una regin agrcola en una regin
fabril.
La regionalizacin agrcola, por su parte, ha sido considerada como una forma descriptiva de regionalizacin econmica, que atiende
a la distribucin de los cultivos, a la importancia de la produccin
agrcola y ganadera. As, se habla de regiones tabacaleras, azucareras, cerealeras, ganaderas, etctera.
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inmensa y que parecera capaz de avasallar los micromundos y las culturas locales.
No obstante, frente a este cosmopolitismo posmoderno, se erige
un sentimiento de pertenencia autctona al territorio:
En la ltima dcada se ha observado la irrupcin de formas de neolocalismo que
revalorizan el entorno natural, la naturaleza salvaje, las pequeas localidades
y las comunidades vecinales urbanas, invocando temas ecolgicos, de calidad
de vida y de salubridad ambiental.5
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gran biodiversidad pero que, a finales del siglo XX, por el contrario,
y como resultado de la sobreexplotacin a la que han sido sometidos,
presentan un evidente deterioro.
Esta regin de contacto entre los municipios de Calpulalpan y
Texcoco aunque tambin comprende pequeas porciones de los
municipios de Tepetlaostoc y Tepeapulco, entre los estados de
Tlaxcala, Mxico e Hidalgo es, en apariencia, una regin poco relevante, por lo menos en tres aspectos:
1. No est considerada como una zona de alta biodiversidad que
merezca ser declarada como rea natural protegida excepto
el Parque Nacional Zoquiapan localizado 40 km al sur de Texcoco, y una minscula superficie de la ex hacienda Molino de
Flores situada a poca distancia de la cabecera municipal.
2. Tampoco es reconocida como una regin de alta diversidad cultural; segn el Instituto Nacional Indigenista (INI) ya no hay
indios en ninguno de los dos municipios o su presencia es
mnima,16 y la actividad del Instituto Nacional de Antropologa
e Historia (INAH) es muy discreta en relacin con la riqueza
arqueolgica de ambos municipios.17
3. Las condiciones de produccin agrcola, predominantemente
dependientes de las lluvias de temporal, especialmente en Calpulalpan, donde la implantacin del monocultivo cebadero ha
incrementado la fragilidad de los ecosistemas, as como los bajos rendimientos asociados a una tecnologa incompleta y a
fenmenos climticos desfavorables en los valles serranos, hacen que esta actividad primaria posea poca importancia econmica en el contexto estatal y nacional.
Ante este panorama, es vlido preguntar: por qu realizar aqu una
investigacin de antropologa ecolgica?
En primer lugar, es cientficamente atractivo poner a prueba, o
corroborar, las tres presunciones anteriores que nos presentan un panorama negativo de pobreza biolgica, cultural y econmica.
En segundo lugar, suponiendo que estas apreciaciones fueran correctas, sera igualmente interesante saber la percepcin que tiene la
gente, saber cules son sus perspectivas y proponer, desde la antro-
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Al llegar a este punto, es necesario aclarar al lector que el rea geogrfica de este estudio no abarca la amplia zona que habra recorrido el eventual viajero de nuestro anterior apartado. No se trata de
analizar la cultura agroecolgica la concepcin, conocimiento y
manejo de los agroecosistemas de los campesinos indgenas y no indgenas de los municipios de Calpulalpan y Tetzcoco en su totalidad.
Una tarea de esta envergadura slo sera posible mediante un
trabajo interdisciplinario en equipo, y con vastos recursos tcnicos y
financieros. Este estudio, al contrario, es una investigacin individual, bsicamente etnogrfica, que al asumir un enfoque comparativo,
procesual y sistmico, tuvo que realizarse en un rea geogrfica y cultural especfica.
Por estas razones, se hizo un recorte espacial histrica y culturalmente justificable, que borra las lneas divisorias municipales y
estatales vigentes entre los dos municipios y sus pueblos, para reconstruir, analticamente, un rea de simbiosis econmica, cultural y
ecosistmica, que se forj desde los tiempos del rey Nezahualcyotl,
y se cerr en el ltimo tercio del siglo XIX, cuando Calpulalpan, en
1874, fue anexada al estado de Tlaxcala, rompiendo las relaciones administrativas que haba sostenido primero con Tetzcoco cuando
esta ciudad fue la capital del estado de Mxico y luego con Toluca.
Esta decisin poltica modific los vnculos histricos, culturales
y comerciales que tuvo Calpulalpan con Teotihuacan entre los siglos
IV y IX a.C., con el Seoro de Tetzcoco del siglo XV al XVI d.C., y con
esta misma ciudad, erigida en capital del estado mexiquense, hasta
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el siglo XIX. Dcadas despus, en la poca del reparto agrario, los campesinos calpulalpenses recibieron tierras de cultivo localizadas en
Hidalgo y Estado de Mxico, y pueblos como Santo Toms Apipilhuasco tuvieron acceso a recursos forestales situados en territorio
tanto tlaxcalteca como mexiquense; situacin ambigua que complica los trmites agrarios, los apoyos para la produccin, o que limita
las posibilidades de conservacin de los recursos naturales dada la
disposicin y capacidad diferencial de cada uno de estos estados para atender los problemas agrarios, silvcolas o pecuarios.
Sin embargo, a pesar de los impactos negativos de estas decisiones polticas y de la creacin de fronteras geogrficas artificiales
verdaderas cicatrices histricas que dan cuenta de los procesos sociales y sus contradicciones, las mltiples relaciones que enlazaron
a varios pueblos del municipio de Tetzcoco con algunos pueblos del
de Calpulalpan no se rompieron tan fcil y tan rpido como cabra
suponer.
Sesenta o setenta aos despus de la anexin a Tlaxcala, los serranos de Amanalco, Tecuanulco o Apipilhuasco, caminaban cerca
de 50 km 25 de ida y 25 de vuelta para intercambiar productos
agrcolas y del monte, artesanas o pan, con los campesinos de las
llanuras calpulalpenses Zacacalco, Cuaula, Sultepec, Guaquilpan,
Actipan, seguan visitando parientes y amigos, o incluso se quedaban a radicar en estos pueblos.
Actualmente, los tlachiqueros de Apipilhuasco recorren ahora
en vehculos motorizados aquella distancia para comprar maguey
pulquero a los ejidatarios de Calpulalpan, y en las fiestas patronales
de los pueblos calpulalpenses los organizadores suelen contratar bandas de msica de los pueblos serranos, manteniendo as los vnculos
histricos con los pueblos del Monte Grande, como denominan
los campesinos calpulalpenses a la Sierra Nevada.
En cambio, los contactos con los pueblos del Estado de Mxico,
situados detrs de la Sierra de Malpas: Xaltepec, Nopaltepec, Ahuatepec, Otumba, han perdido su vigencia y ha quedado solamente en
el recuerdo la llegada de migrantes que vinieron a radicar en algn
pueblo del municipio calpulalpense a principios del siglo XIX, o de
peones libres que arribaron a este territorio municipal, buscando
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llamaron el Acolhuacan Septentrional,18 y tres pueblos del municipio de Calpulalpan: San Mateo Actipan, Santiago Cuaula y San
Antonio Mazapa localizados en las llanuras y las estribaciones de
la Sierra Nevada y de la Sierra de Malpas.
La eleccin de los tres primeros se debi al hecho de que ha sido
de ah, de donde procedan los comerciantes y migrantes que visitaban los pueblos de Calpulalpan o se quedaban a vivir en ellos. Aqu
es necesario puntualizar que en el transcurso de la investigacin ca en
la cuenta de que Apipilhuasco, aunque es un pueblo que pertenece
administrativamente al municipio de Tepetlaostoc, est geogrficamente situado en un punto estratgico: es el pueblo limtrofe entre
los municipios de Tetzcoco y Calpulalpan, entre Tlaxcala y el Estado
de Mxico, y mantiene conexiones regulares con los pueblos serranos de Tetzcoco y tambin con los pueblos del municipio de Calpulalpan localizados apenas a 10 km de distancia.
Por esta razn fue necesario visitarlo y realizar ah algunas actividades de recoleccin de informacin que permiten complementar
la imagen del paisaje regional, y sta, a su vez, contribuye a entender la dinmica sociocultural del rea de estudio.
En el caso de los pueblos de la municipalidad de Calpulalpan
ya no hubo necesidad de elegirlos; recordemos que fue a partir de una
investigacin etnogrfica, desarrollada en ellos entre 1992 y 1995
cuando surgi la pregunta que motiv la presente investigacin: los
campesinos indios, con base en su tradicin cultural agrcola de
matriz mesoamericana, son capaces de conservar mejor los delicados
equilibrios agroecosistmicos, que los campesinos no indios, o tnicamente mestizos?
Comparar la concepcin, conocimientos y manejo agroecosistmico de ambos result sugerente y pertinente, tomando en cuenta la
similitud tnica y cultural de sus orgenes, y las diferencias ecosistmicas y agrosilvopecuarias de la actualidad.
Los pueblos de la franja serrana del Acolhuacan Septentrional
dejaron de cultivar trigo y flores hace 20 aos, para dedicarse al comercio de flores adquiridas en la Ciudad de Mxico, producidas en
algunos viveros o en los mesholales de las comunidades, o para prestar sus servicios como msicos en la propia capital de la Repblica
o en otras entidades. En parcelas anexas a sus casas, cultivan apenas
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Mapa 1
Localizacin geogrfica del rea de estudio: regin Tetxcoco-Calpulalpan
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Mapa 2
La regin Tetxcoco-Calpulalpan: los pueblos de la muestra etnogrfica y haciendas
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Las mltiples combinaciones de estos factores son las que permiten la biodiversidad gentica de especies y ecosistemas. Por lo tanto,
la descripcin ecogeogrfica de una regin, debiera ser una descripcin ecosistmica.
Sin embargo, si tratamos de ser congruentes con la perspectiva
multidimensional de regin, no ayudara mucho definir una regin
solamente por sus ecosistemas, dado que este enfoque nos acercara
mucho al planteamiento de la regin natural, y este razonamiento
ya ha sido rebasado en el campo cientfico contemporneo al demostrarse que los ecosistemas prstinos, no perturbados por las actividades extractivas o productivas de la humanidad, son escasos si no es
que inexistentes.
El homo sapiens es una especie que forma parte de los ecosistemas,
que est sujeto a las leyes de la termodinmica, que est inserto en
las cadenas y pirmides alimenticias y, en funcin de sus necesidades
vitales, de acuerdo con su concepcin del mundo, al conocimiento
que tiene del entorno, los recursos que valoriza como satisfactores, y
al grado de desarrollo tecnolgico, los aprovecha equilibradamente
o los sobreexplota, reproduciendo as las condiciones materiales bsicas para su propia existencia, o propiciando, con su intervencin,
el efecto contrario.
En el caso de las sociedades agrcolas, es claro que su vida gira en
torno al tipo de apropiacin de los recursos disponibles socialmente
valorados: suelo, fauna, flora. Sus actividades extractivas recoleccin, cacera y tala o productivas cultivos han modificado las
condiciones naturales u originales de los ecosistemas por lo menos
las condiciones en las que les ha tocado interactuar, ya que los ecosistemas son unidades dinmicas, en cambio constante, tanto por
factores antrpicos como por fenmenos climticos o geolgicos.
Por todo esto, es evidente que ms que hablar de ecosistemas
por lo menos en el rea geogrfica de este estudio conviene hablar de agroecosistemas, es decir, de ecosistemas modificados por
la agricultura, pero tambin alterados por la pesca, el aprovechamiento de los recursos forestales, la caza, la recoleccin, la explotacin de
minas, el aprovechamiento de pastos para el ganado, la ocupacin del
suelo para los asentamientos humanos, etctera.
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Lzaro Crdenas y la laguna que en algn tiempo existi en los alrededores de la ciudad de Apan.
A la luz de esta somera comparacin, es posible apreciar a la municipalidad de Tetzcoco como una regin ms abrupta, donde predomina la serrana, con un clima ms hmedo y fro, con montaas ms
altas y recursos hidrolgicos mayores que los de Calpulalpan.
stas son las diferencias complementarias que articulan y hacen
posible la existencia de la regin ecogeogrfica de este estudio. Diferencias que marcarn sin caer en determinismos geogrficos trasnochados las caractersticas del aprovechamiento ecosistmico,
las tcnicas de cultivo, la racionalidad productiva de los campesinos
de ambos municipios. Echemos un vistazo.
Si obviamos las diferencias antes sealadas y hacemos caso de
generalizaciones como las que hizo en su momento Vctor Manuel
Toledo22 cuando intenta definir las zonas ecolgicas de Mxico,
combinando las caractersticas climticas con la vegetacin predominante y el tipo de produccin agrcola, encontramos que nuestra
rea de investigacin, localizada en el Eje Neovolcnico, estara considerada segn este autor como una zona templada subhmeda, con
predominancia de los bosques de pino y encino, y de ella se podra
obtener madera, resinas, trigo, avena, maz, frijol, productos del maguey, y sera adecuada para la ganadera.23
Toledo seala que, en estas zonas, la presencia de masas boscosas
en las partes altas y escarpadas permite su aprovechamiento forestal,
pero admiten tambin la explotacin agrcola y la ganadera en las
partes bajas, planas y cercanas a los cuerpos de agua. Es cierto, de la
montaa los hombres obtienen madera, pero tambin alimento y medicinas de origen vegetal y animal mediante la caza y la recoleccin.
Adems, la montaa es proveedora de recursos hdricos, capta agua
y regula los microclimas. Esto qued fuera del anlisis de este autor
en aquellos aos.
Por otro lado, en las laderas de los cerros, los agricultores del Altiplano han aprendido a preservar el uso de las terrazas, los bordos y
cercas de piedra, maguey o rboles para contener la erosin. En esta
superficie artificial y en las zonas planas de las llanuras, los campesinos han sembrado tradicionalmente maz (Zea maz), frijol (Phaseolus vulgaris), calabaza (Cucurbita pepo), amaranto (Amaranthus hi-
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El ecosistema de montaa tambin est amenazado. La tala clandestina y los incendios en el Monte Grande, en la Sierra Nevada,
son enemigos formidables. El cuidado de cada pueblo que tiene el
usufructo o la posesin de una parte de los bosques es diferenciado,
como lo veremos en captulos posteriores, por ahora basta decir que
hay ejidos de ambos municipios, cuyos habitantes acuden presurosos
a apagar los incendios,26 y otros que venden la madera a la menor
provocacin.
El Monte de Malpas, situado al oeste de Calpulalpan, soporta
fuertes presiones de sobrepastoreo, no ha sido beneficiado con programas de reforestacin y se contina roturando para satisfacer la
demanda de tierra de los campesinos jvenes de Actipan, Cuaula, y
Guaquilpan.
En los llanos y las planicies de este municipio es posible observar
tambin el arranque sistemtico de la planta de maguey, as como la
destruccin de los sistemas de bordos y zanjas que serva para retener agua y evitar la erosin. Esta prctica responde a una racionalidad productiva que se analiza en otro captulo y que, al margen de
algunas bondades econmicas, contribuye a destruir el hbitat de muchas especies y aumenta la fragilidad ecosistmica local.
Finalmente, las terrazas de los cerros y pequeos valles de los pueblos serranos del municipio de Tetzcoco estn sedientas. El riego se
ha ido retirando a medida que crece la poblacin y su demanda de
agua para la satisfaccin de sus necesidades vitales, tambin en la
medida en que la agricultura se ha convirtido en una actividad econmica secundaria.
Este panorama no es precisamente halagador. Indica que los
agroecosistemas de la regin Tetzcoco-Calpulalpan donde residen pueblos de campesinos indios y mestizos, cultural y tnicamente
hablando, agrupados en torno a la Sierra Nevada, sus valles y sus lagos estn fuertemente perturbados por las actividades extractivas
y productivas que se generaron en la regin durante el periodo colonial, cuando los hatos ganaderos erosionaron el sotomonte de la
Sierra Nevada en la etapa de hegemona de las haciendas cerealeras
y pulqueras, cuando se explotaron los bosques para satisfacer las demandas de las propias haciendas y de las ciudades; y luego el desarrollo del ferrocarril; ms recientemente, por los propios agricultores en
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Fisiografa
Eje
Neovolcnico
Eje
Neovolcnico
Municipio
(orgenes
culturales)
Calpulalpan
(nahuaacolhua)
Tetzcoco
(nahuaacolhua)
Bosque de
abies, y
bosque de
pino encino
600-700 mm
12/16C
600-700 mm
12/16C
Precipitacin
y temperatura
Alta montaa,
somontano,
llanuras, lago
Alta montaa
monte bajo,
llanuras
Pisos
altitudinales
Maz, frijol,
calabaza,
cebada, haba,
papa, maguey
frutas, alfalfa
flores
Maz, frijol,
calabaza,
trigo, haba,
maguey, papa
Produccin
agrcola
Hierbas
silvestres,
hongos, lea,
caza, pesca,
ahuauhtli,
agua
Recoleccin
de arvenses,
ruderales,
lea, hongos,
caza, agua
Actividad
extractiva
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Templado
subhmedo
(Cw1)
Bosque de
pino encino,
matorral
xerfilo
Vegetacin
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Templado
subhmedo
(Cw1)
Clima
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Bovinos sueltos
Pueblo
Flores, milpa (riego)
Mesholal
Pesca
anahuatli
Pueblo
Cebada, milpa (temporal)
Pesca
anahuatli
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Al final del documento, los autores lamentan no poder realizar exploraciones ms detenidas en el rea, especialmente en la Sierra de
Malpas el mal pas, donde encuentran evidencias de macrociudades importantes como Palo Hueco y Amantla cuyos vestigios
muestran alta densidad poblacional y carcter urbano, reafirmando
con esto la necesidad de incrementar y profundizar los estudios arqueolgicos en la regin.
Es de llamar la atencin el seguimiento histrico que hacen Garca Cook y Merino Carrin, a la relacin Teotihuacan-CalpulapanApan del 100 d.C. al 1 519 d.C., encontrando una clara influencia
teotihuacana entre el 100 d.C. y el 650 d.C., un periodo perdido, de
probable despoblamiento y con escasas evidencias arqueolgicas, del
650 d.C. al 1 100 d.C. coincidente con la cada de la gran metrpoli y llegada de los toltecas al territorio del actual estado de Hidalgo,
y un tercer periodo de repoblamiento del rea y de redefinicin de
relaciones sociopolticas y econmicas, ahora con la cultura mexica,
del ao 1 100 d.C. hasta la conquista espaola iniciada en 1519.
Cabe mencionar que Garca Cook haba coordinado tambin el
Proyecto arqueolgico Puebla-Tlaxcala (1972-1975) en el que no incluy a Calpulalpan, reconociendo su pertenencia fisiogrfica, geomorfolgica, hidrogrfica, y cultural, a la Cuenca de Mxico y sus
civilizaciones prehispnicas y que Merino Carrin, aos despus,
realiz una investigacin sobre la cultura tlaxco que considera
diferente a Tlaxcala donde reitera su convencimiento de que la
regin de Calpulalpan corresponde a un desarrollo y tradicin cultural distinta a la del Bloque Tlaxcala.31
Otros autores que abordaron la relacin cultural y econmica de
esta vasta regin del Altiplano Central fueron W. Sanders y B. Price,
quienes, a finales de la dcada de los sesenta del siglo XX, plantearon
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la interdependencia econmica de las poblaciones y unidades de produccin situadas en las riberas norte y oriente del lago de Tetzcoco,
con las poblaciones de la regin Calpulalpan-Apan, constituyendo una regin simbitica donde se intercambiaban obsidiana, cal,
sal, productos del maguey, productos forestales, cereales, cermica y
pieles.32
En 1978, Fernando Corts de Brasdefer obtiene la licenciatura
en antropologa especialidad en arqueologa con una tesis sobre el Patrn de asentamientos humanos en Calpulalpan, Tlaxcala. En
este trabajo, el autor, nacido en la propia ciudad de Calpulalpan, relata los amplios recorridos que hace por la regin visitando las cimas
de los cerros Tlloc, Huilotepetl, Yahualica; cerro al que define este
autor como cerro redondo,33 Tlamacas, El Cuello (Cueyatl), transitando las rutas comerciales propuestas por Charlton, Garca Cook
y Merino Carrin en 1976, y la localizacin de sitios arqueolgicos
como Tecoaque, Tequixtla, Los Cerritos, Tortolitas, Iglesia Vieja,
el palacio de Nezahualcyotl Acomiztli localizado en la cima del cerro
Yahualica, y los vestigios de la presencia de este soberano texcocano
en la cima del cerro Huilotepec.
Su investigacin ratifica la afirmacin de Garca Cook respecto
a los vnculos comerciales de los pueblos y aldeas de Calpulalpan con
la urbe teotihuacana hasta el siglo VII de nuestra era. En los siglos
posteriores el rea es desalojada, posiblemente por los efectos de una
gran sequa cuya existencia supone el autor por la presencia de restos de cermica encontrados en las cimas del cerro Yahualica, e incluso del Tlloc, que formaban parte de ofrendas a la deidad de la
lluvia y cuyo fechamiento corresponde a aquellas pocas. Despus:
...se inicia el xodo total y aparece un espacio temporal muerto, vuelve a quedar el rea deshabitada durante seiscientos aos hasta nuevos asentamientos
producidos en el Postclsico Tardo, poco antes del ao 1 400.34
En este periodo confuso segn la historia tolteca chichimeca algunos toltecas pasan o se establecen en Cuaula, Tequixtla y Calpulalpan, de tal manera que cuando Nezahualcyotl Acomiztli busca
refugio en el Huilotepetl se establece en el Yahualica y prepara en
Zacacalco la batalla para recuperar su trono en manos del usurpador
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En cuanto a las investigaciones de corte etnogrfico en los ltimos diez aos, la regin solamente ha despertado el inters de tres
personas: Ral Castro Meza tesis de licenciatura en la Universidad Autnoma de Puebla, sobre los sistemas agrcolas en San Marcos Guaquilpan; Roco Fuentes Valdevieso tesis de maestra en
la Universidad Iberoamericana, sobre la maquila textil en la poblacin de Cuaula; y Francisco Castro Prez tesis de maestra en
la Escuela Nacional de Antropologa e Historia, sobre la transformacin ambiental y el cambio cultural en San Mateo Actipan, Santiago
Cuaula y San Antonio Mazapa.38
Tetzcoco, en cambio, por su cercana a Tenochtitlan, por la legendaria vida de Nezahualcyotl unida en gran medida a la vida
de Calpulalpan y por el excelente manejo agrcola de las laderas
montaosas y los sistemas hidralicos ha sido una zona ms estudiada por las ciencias antropolgicas.
Edward B. Tylor visit Mxico en 1856 y, como producto de sus
observaciones en la zona arqueolgica del Tetzcutzingo, public en
1861 Anahuac or Mxico, and the Mexicans, Ancient and Modern, inaugurando, sin saberlo, la lista de investigaciones etnogrficas en la regin. Desde 1950 hasta 1970 destacados antroplogos, como ngel
Palerm, Eric Wolf, Pedro Armillas, B. McAffe, R. Barlow, William
Sanders y Jeffrey Parsons, trabajan la regin aportando valiosas reflexiones sobre los sistemas de irrigacin en el Acolhuacan y en Teotihuacan, los derechos de uso de agua y tierras en el Tetzcutzingo, el
intercambio de productos en la Cuenca de Mxico y los patrones de
asentamiento prehispnico en la regin de Tetzcoco.39
En la dcada de los setenta del siglo XX, la Universidad Iberoamericana, con el impulso de ngel Palerm y Carmen Viqueira Landa
de Palerm, desarrolla un ambicioso programa de investigaciones etnogrficas en la regin, cuyos principales resultados son las monografas de numerosos pueblos serranos, del somontano y de la llanura,
agrupadas en la Coleccin Tepetlaostoc. Entre ellos, se pueden mencionar, por ser de inters particular de este estudio, los trabajos realizados en la franja ecolgica serrana por Marisol Prez Lizaur, Poblacin
y sociedad: cuatro comunidades del Acolhuacan;40 Jan Sokolovsky, San
Jernimo Amanalco, un pueblo en transicin;41 Jos Gonzlez Rodrigo,
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Durante la Colonia, los nexos entre Tetzcoco y Calpulalpan se mantuvieron vigentes, tanto por la accin de los evangelizadores de la
orden franciscana que dirigieron la construccin de los conventos
de ambas ciudades con la mano de obra indgena,53 como por la va de
instituciones como la encomienda; Gibson seala que durante gran
parte del periodo colonial, Calpulalpan estuvo sujeta a la encomienda de Texcoco54 y el corregimiento: Para 1570 el Corregimiento de
Texcoco no slo abarcaba su provincia sino que, por el oriente, llegaba hasta Calpulalpan.55
Una vez que el pas alcanz su independencia de la Corona espaola, Tetzcoco fue elegido como capital del Estado de Mxico,
siendo reemplazado posteriormente por Toluca. Este cambio propici, en gran medida, que Calpulalpan aceptara su anexin al estado
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Mapa 3
La regin Tetxcoco-Calpulalpan: fronteras culturales
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G. Bertrand, Paysage et gographie phisique globale. Esquisse mthodologique, en Blanc Pomard, Rescension des diverses approches ecologiques des systemes
geographiques et des societes, Paris, Maison de Sciences de lHomme, 1977.
Hiernaux, Espacio, temporalidad y las regiones, en Ciudades, nm. 34, Mxico, RNIU, abril-junio, 1997, p. 10-15.
Palacios, El concepto de regin: la dimensin espacial de los procesos sociales,
en Revista Interamericana de Planificacin, vol. XVII, nm. 66, Mxico, junio de
1983, p. 118.
Gilberto Gimnez, Territorio y cultura, en Estudios sobre las culturas contemporneas, poca II, vol. II, nm 4, Mxico, diciembre, 1996.
bid., p. 25.
G. Gimnez, op. cit., p. 20.
Luis Gonzlez, Patriotismo y matriotismo, cara y cruz de de Mxico, en C.
Noriega (ed.), El nacionalismo mexicano, Mxico, El Colegio de Michoacn 1992,
p. 477.
Gilberto Gimnez, op. cit., pp. 24-25.
Una excelente sntesis de los estudios regionales practicados por antroplogos mexicanos, es la realizada por Guillermo de la Pea, Los estudios regionales y la
antropologa social en Mxico, en P. Prez Herrero (comp.), Regin e historia en
Mxico (1700-1850), Mxico, Instituto Mora/Universidad Autnoma Metropolitana, 1991, pp. 123-162.
G. Bonfil et al., La regionalizacin cultural en Mxico: problemas y criterios,
ponencia al Seminario sobre Regiones y Desarrollo en Mxico, Mxico, Instituto Mora/Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1973.
N. Barrera Bassols y S. Eckart Boege, Notas sobre la produccin y los recursos
naturales en territorios tnicos: una reflexin metodolgica, en Rosa Rojas
(coord.), En busca del equilibrio perdido. El uso de los recursos naturales en Mxico,
Mxico, Universidad de Guadalajara, 1990, pp. 119-155.
Alba Gonzlez Jcome, S. Del Amo, Agricultura y sociedad en Mxico, Mxico,
Plaza y Valds/Universidad Iberoamericana, 1999.
Calpulalpan; de calli (casa) o calpulli (barrio): lugar de casas o barrios diseminados.
Texcoco, de las races nhuas tlacotl (jarilla) y texcalli (peasco o risco): lugar de
las jarillas en los riscos, ha tenido otras denominaciones como Tezcuco lugar
de detencin o Tetzcoco toponmico que alude a un cerro llamado Tetzcotl
en cuya cercana se habran asentado los primeros chichimecas que arribaron a
este sitio. Por esto, en el texto cito indistintamente los nombres que mencionen
los autores y las fuentes, pero doy preferencia al nombre de Tetzcoco.
En 1995, el municipio de Calpulalpan tena una poblacin de 34 779 habitantes
con 25.5% de poblacin rural, de los cuales 25 903 vivan en la cabecera;
mientras que el municipio de Tetzcoco albergaba, en el mismo ao, a 173 106
habitantes con 7.1% de poblacin rural, de los cuales 89 524 residan en la
cabecera.
Para que el INI instale un centro coordinador, o considere como beneficiarios de
sus programas asistenciales a determinadas poblaciones, es necesario que en stas
exista un porcentaje mnimo de 30% de individuos, mayores de 5 aos, hablantes de la lengua indgena materna. En el municipio de Tetzcoco solamente hay
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bid., p. 114.
Gibson, Los aztecas bajo el dominio espaol (1519-1810), Mxico, Siglo Veintiuno,
1996, p. 27.
Corts de Brasdefer, Asentamientos humanos, un anlisis del patrn en el rea de
Calpulalpan, Tlaxcala, tesis, Mxico, Escuela Nacional de Antropolga e Historia, 1978, p. 198.
Gibson, op. cit., p. 110.
bid., p. 110.
Pulido Acua, Texcoco. Monografa municipal, Mxico, Gobierno del Estado de
Mxico/Instituto Mexiquense de Cultura, 1998, p. 104.
Prez Lizaur, op. cit..
Alejandro Martnez, Lo que v, lo que le y lo que me contaron de Calpulalpan,
Mxico, Ayuntamiento del Municipio de Calpulalpan, 1985, 1988 (3a ed.).
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CAPTULO 4
La cultura etnoagroecolgica
en la regin Tetzcoco-Calpulalpan:
una visin comparativa
Muchas investigaciones pecan, por una
parte, de un enfoque que desliga los
fenmenos religiosos de su contexto
social y natural y, por otra, existen
estudios que ponen nfasis sobre lo
meramente ecolgico y econmico,
haciendo caso omiso de la exuberante
realidad simblica.
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CEAE
Naturaleza
(Agroecosistemas)
a) India (Tetzcoco)
b) Mestiza (Calpulalpan)
Persistencia tnica/
Reproduccin social campesina
Sostenibilidad ambiental
Cosmovisin
Conocimiento
Racionalidad
econmica
Tecnologa
La cultura etnoagroecolgica como vnculo y sntesis de las relaciones objetivas y subjetivas establecidas entre las sociedades campesinas indgenas y mestizas y los agroecosistemas. Efectos recprocos sobre la persistencia tnica, la reproduccin social y
campesina y la sostenibilidad ambiental.
Acuada en el seno de la filosofa alemana del siglo XIX, especialmente por Wilhelm Dilthey, la weltanschaung o cosmovisin, es una
dimensin central para el anlisis de la diversidad y la identidad cultural. Como lo ha planteado recientemente Andrs Medina,4 la
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Aun con estas precisiones, el asunto de la cosmovisin sigue enfrentando la crtica de un pensamiento occidental objetivista y etnocntrico, que la considera como una construccin ideolgica ilusoria,
basada en creencias incomprobables, transmitidas mediante relatos
frecuentemente diferentes de individuos cuyo origen tnico,
condicin socioeconmica y nivel de ilustracin, los descalificara,
a su juicio, para ser tomados en serio. En esta perspectiva, asumida
por los sectores no indios de la poblacin, la cosmovisin mesoamericana perceptible fundamentalmente a travs de los mitos y los rituales
queda reducida al mbito de las leyendas, los cuentos, el folklore.
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de siglos los formaron como pueblo y les impusieron una manera de vivir y
comprender el mundo. Su concepcin del cosmos, al igual que la de sus antepasados, es una concepcin campesina del mundo, fundada en la creacin maravillosa de las plantas cultivadas y el origen del maz.26
En trminos generales, coincido con los autores citados. La cosmovisin mesoamericana tuvo, desde sus orgenes, un fuerte contenido
agrcola en tanto que los pueblos sedentarios de las primeras aldeas y
ciudades dependan para su supervivencia de una cacera, pesca y/o
recoleccin abundante, pero tambin de buenas cosechas, dependientes a su vez de las veleidades climticas y la voluntad de los dioses.
Durante la etapa virreinal y los siglos posteriores, los pueblos campesinos alejados de los centros urbanos, en contacto directo y cotidiano con las serranas y los montes, tuvieron el marco ideal para seguir
observando la naturaleza, para transmitir oralmente la historia y la
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Para este autor, el mito es un hecho histrico, un producto del pensamiento social inmerso en procesos de larga duracin que, lejos de
expresar creencias pretritas, se vive y reconstruye intensamente en
la vida cotidiana, en las prcticas sociales:
Est en ellas como elemento generador de sentido, como comunicador de congruencia. La creencia mtica est diseminada, presente, en los actos rituales,
en el poder, en la ingestin de alimentos, en el trabajo, en la cpula, en la integracin de la familia.33
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Junto a los mitos, entendidos tambin como construcciones antropocntricas basadas en la oralidad,35 est presente la otra gran va que
tiene el etngrafo para poder percibir la cosmovisin de los pueblos
indgenas contemporneos: el rito entendido como la representacin
dramtica de los momentos y actos ms trascendentes para la vida de
sus integrantes.36 Digamos que en los mitos se condensan las formas
de entender y explicar el orden csmico, la creacin del mundo y
del hombre, las especies, la vida y la muerte, mientras que los rituales constituyen formas especficas a travs de las cuales los hombres
tratan de influir sobre las fuerzas de la naturaleza buscando restablecer, de manera simblica, los desequilibrios sociedad-naturaleza.37
El mito, retomando la distincin que propone Rodrigo Daz,38
representa el legomenon las palabras, en tanto que los ritos representan el dromenon las acciones. Ambos estn presentes en la
vida cotidiana de todos los hombres, pero mientras unos los consideran como creencias verdaderas y actos culturalmente significativos, socialmente valorados e histricamente construidos, para otros
los que no pertenecen a determinado grupo social son creencias
falsas y actos exticos.
El ritual ha sido un fenmeno social de amplio inters para las
diferentes escuelas de pensamiento antropolgico y sus interpretaciones funcionalistas, estructuralistas, simblicas han sido, por
lo tanto, divergentes: Durkheim concibi a las acciones rituales como
representaciones colectivas socialmente construidas; Marcel Mauss
encontr en ellos una expresin del intercambio simblico; Gluckman se interes por vincular los procesos rituales con las relaciones
de poder; Malinowski los interpret como actos religiosos o mgicos
que se gestan en sociedades con bajo desarrollo tecnolgico cuya fun-
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cin es la de satisfacer psicolgicamente deseos, necesidades o temores; Tylor los etiquet como intentos primitivos para ejercer control
sobre las fuerzas de la naturaleza basados en creencias falsas; Turner
y Van Gennep han enfatizado el sentido dramtico de las representaciones rituales colectivas, y los espacios y momentos del proceso
ritual profano, liminal, sagrado, y separacin, marginalidad, agregacin, Leach analiz la importancia comunicativa de los smbolos
que intervienen en el ritual; y Mary Douglas incorpor al estudio del
ritual los conceptos de contaminacin y tab.
Esta incompleta lista de autores, nos muestra la pluridimensionalidad social, poltica, simblica del fenmeno ritual:
La antropologa le ha asignado suntuosos propsitos: locus privilegiado de la
costumbre o tradicin, asiento de las prcticas sagradas y los procesos simblicos formales, pantalla en la que se proyectan de un modo ms o menos transparente las formas de pensamiento de los pueblos, representacin solemne de
la estructura social, expresin de la cohesin, integracin y unidad de las colectividades, ndice indubitable de una continuidad cultural y de una reproduccin
social similares a s mismas; teatro benvolo de los poderes y cargos polticos,
exteriorizacin, en fin, de los textos sagrados y sus interpretaciones oficiales
[...] ante todo, una forma donde se vierten contenidos.39
La complejidad terica del mito y el ritual exigira un anlisis de mucha mayor precisin y profundidad, que no poda intentar desarrollar
en esta oportunidad, pues requerira de un conocimiento especializado como el de los colegas que ha hecho de estos campos de investigacin los ejes medulares de su vida profesional, y porque el intento
desbordara ampliamente los objetivos de este estudio.
En este sentido, mis consideraciones en torno al mito y el ritual
se restringen a destacar su importancia etnogrfica para aproximarse
a la cosmovisin de los campesinos indgenas descendientes de los
acolhuas localizados en la regin Tetzcoco-Calpulalpan, manifestando nuestra adhesin a la perspectiva histrica, social y poltica que,
coincidentemente, tienen al respecto Lpez Austin y Broda.
Por otro lado, siendo la cosmovisin un fenmeno cultural tan
vasto, manifestado en las formas de organizacin social, en las prcticas productivas, en la representacin cultural del espacio, en la concepcin del tiempo, en las expectativas ante la vida y la muerte, en
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Barranca de Mashala
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renciado. Porque el universo se distribuye en cuatro grandes cuadrantes, o rumbos, que se abren en el ombligo de la tierra y se prolongan hasta donde las aguas
que rodean al mundo se juntan con el cielo y reciben el nombre de agua celeste (Ilhuica-atl) [...].Tal era el aspecto horizontal de la imagen nhuatl del universo. Verticalmente, arriba y debajo de este mundo o cem-a-nhuac, haba 13
cielos y 9 infiernos.49
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Huilotepetl (3 500m)
Yahualica (3 040m)
Lago de Tochac
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Sin embargo, la celebracin ritual del Huey Tozoztli aparece encubierta por la festividad a la Santa Cruz del tres de mayo, cuando la gente
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Interpretada de esta manera, la fiesta del Huey Tozoztli y la celebracin de la Santa Cruz en las montaas conforman una sntesis de la
cosmovisin mesoamericana y el pensamiento religioso cristiano, y su
vigencia entre los pueblos indios contemporneos est siendo ilustrada por un nmero creciente de investigaciones, a las cuales se suma
este estudio.
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nubes y vientos
L
A
L
Chalchiutlicue
T
I
Tonacatepetl
Tepeyollotl
Tlloc
P
A
Chicomecatl
Manantial... (ahuaques)
Cueva
Tlalocan
cultivos: milpa
lago
Cemanahuac
Inframundo (Chicnaumictln)
Ilhucatl
Fuente: Cartas topogrficas E14B21 (Texcoco), E14B31 (Chalco), E14B32 (San Martn Texmelucan), esc. 1:50,000
Carta topogrfica Cd. de Mxico E14-2 Esc. 1:250,000. Elaboracin del autor.
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Cuerpos de agua
* Lago Tetzcoco
** Lago de Tochac
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Manantiales sagrados
I San Francisco
II Ahuizotla
III Atlmeya
IV Cepayahco
V Atzompa
Montaas sagradas
1 Cueitl o Cueyetl
2 Chametl
3 Tlamacas
4 Yahualican
5 Huilotepec
6 Tlloc
Simbologa
Mapa 4
La regin Tetzcoco-Calpulalpan: geografa simblica
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Para empezar, es necesario decir que unos y otros comparten el estar acompaados por cerros y montaas: Tlamacas y Apipilhuasco,
el Chame y Cuaula, el Tlapahuetzia y Tepetlixpa, Yahualica y Mazapa, el Cuello Cueyatl y Actipan, conforman un paisaje donde
los cerros son elementos fundamentales, como se ejemplifica en el
mapa y las figuras siguientes.
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Cuacoxco
Hueycolostitla
Con este antecedente, rastrear la celebracin a la Santa Cruz resultaba claramente pertinente, aunque notoriamente difcil dada la imposibilidad de asistir a esta festividad el mismo da en los diferentes
pueblos del rea estudiada. Afortunadamente para m, la ida a los cerros principales no es siempre el tres de mayo, lo que me permiti
acudir en 2000 a Santa Mara Tecuanulco y Santa Catarina del Monte,74 estar en Cuaula y Apipilhuasco en 2001, y visitar Mazapa en
2002.
El tres de mayo, en Tecuanulco, los acolcos me permitieron subir
al cerro Cuaucoxhco, donde un sacerdote catlico ofici misa y el
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Figura 13. San Mateo Actipan. Trazo reticular de las casas, separadas de
los campos de labor y con los cerros desacralizados al fondo
Cuello (Cueyatl)
Cuacoxco
Mirador
Tierra Blanca
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La gran importancia ritual y astronmica del monte Tlloc, y el culto a la estatua del dios del mismo nombre desde finales del periodo
Clsico por teotihuacanos y toltecas sus posibles creadores ha
sido ya reportada por Rubn Morante,75 quien apoyndose en datos
recabados por Ch. Wicke y F. Horcasitas, as como por Robert Barlow, describe de qu manera, la gente de los pueblos circunvecinos,
hasta finales del siglo XIX, segua practicando sacrificios de infantes,
y hacia mediados del siglo XX continuaba llevando ofrendas a este
cerro en el mes de mayo.76
En la actualidad, pese a la ausencia de la escultura de Tlloc en
la cima de la gran montaa del mismo nombre, y a la expropiacin
de otra representacin de la misma deidad que corresponde realmente a Chalchiutlicue en Coatlinchan, los serranos continan
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Contextualizado en esta cosmovisin, el uso del agua de los manantiales dio a los agricultores de los pueblos serranos, desde hace siglos,
la posibilidad de regar sus pequeas parcelas mesholales, adjuntas siempre a la casa familiar, cada 20 das!, estableciendo un sistema
social de rotacin del recurso fundamentado en una medicin solar
del tiempo, claramente alusiva a la tradicin cultural mesoamericana.
Vinculados tambin con las creencias y los cultos en las montaas, los manantiales y las cuevas de la zona septentrional de la Sierra
Nevada, estn los teciuteros, trmino con el que los serranos de Tetzcoco denominan a los tlaciuhqui o teciuhtlazqui; personajes de enorme
importancia local, pues adems de tener poderes para curar enfermedades como el mal aire o el mal de ojo causados por espritus
o personas dotados de tal capacidad, poseen la facultad de contener o
desviar vboras de agua cargadas con granizo, de alejar trombas de
agua, o de atraer las lluvias.
Nombrados de distintas maneras en diferentes regiones del pas,
claclasquis o ahuaques en Morelos, quiclasquis o ahuizotes en el Valle
de Toluca, tlamatines en Veracruz, tiemperos en la regin poblana de
los volcanes Iztac Cihuatl y Popocatepetl, los graniceros fueron
una institucin social de gran relevancia en el Mxico prehispnico,
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Respetados e incluso temidos en sus comunidades, los graniceros establecen contacto con los dueos del agua preferentemente en las
cuevas,80 y reciben instrucciones y mensajes durante el sueo:
La comunicacin de los graniceros con su sobremundo se establece fundamentalmente a travs del sueo. El discpulo aprende sus artes no slo por imitacin
y observacin, sino, primordialmente, por revelacin; y sta ocurre durante el
sueo [...]. Nadie pone en duda la veracidad de lo as revelado, ni discute la
necesidad de poner en prctica todas las medidas que se derivan de esta revelacin.81
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Para otro vecino de Apipilhuasco, la costumbre de ir el tres de mayo al Tlamacas, de unos diez aos a la fecha, no fue bien vista por
toda la poblacin, especialmente por algunos hombres mayores:
...mi suegro no quera que se pusiera una cruz en la punta del cerro, que subiera all el padrecito [sacerdote catlico], deca que se iban a enojar los espritus del Tlamacas, y ya no iba a llover (Vicente, Apipilhuasco, 30 aos).
Como se puede notar, las versiones respecto a la conveniencia de colocar una cruz en la cima del cerro son encontradas; en un caso, la ins-
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to patrono: la Santa Cruz, a diferencia de los dems pueblos del municipio donde la fiesta patronal corresponde al santo catlico cuyo
nombre fue antepuesto al toponmico prehispnico: San Antonio
Calpulalpan, San Marcos Guaquilpan, San Felipe Sultepec, San Mateo Actipan, San Cristbal Zacacalco.
El pueblo de Mazapa, aunque precedido tambin por el nombre
de San Antonio, no reconoce en este santo a su divinidad protectora, y la ereccin de una modesta capilla, ubicada en una de las calles principales del pueblo, fue hecha a mediados del siglo XX para
venerar ah a una gran cruz de madera que originalmente estaba en
el templo de la hacienda de San Antonio Mazapa, misma que debi
ser recortada, dadas sus enormes dimensiones, para poderla alojar en
el nuevo y definitivo recinto.
Mazapa, en efecto, tiene la particularidad de no tener una iglesia centenaria como Cuaula, Actipan, Sultepec, Guaquilpan y Calpulalpan. Aunque es un asentamiento prehispnico adyacente al cerro
Yahualica donde Nezahualcyotl residi por algn tiempo aqu
no fue construida ninguna iglesia catlica y el culto cristiano se desarroll en los siglos posteriores en el interior de la hacienda de San
Antonio Mazapa.
La Revolucin mexicana, de comienzos del siglo XX, termin por
restituir la tierra acaparada por los dueos de la hacienda a los descendientes de los pobladores originales, y les concedi parcelas en
usufructo ejidal a hombres que aunque no haban nacido ah, llegaron
a trabajar como peones en la hacienda mencionada. Despus del reparto agrario, una vez que la hacienda cambi de manos, hubo algunos intentos por edificar una gran iglesia en su interior, en el lugar
donde estaba la capilla original, utilizando para ello recursos provenientes de la explotacin del bosque.
La empresa no fue concluida por problemas financieros y por diferencias con los particulares que adquirieron el casco de la ex hacienda; ante tal situacin, los lugareos emprendieron la construccin de
la capilla actual. Posteriormente, otro particular inici la edificacin
de una tercera iglesia, mucho ms grande, que tampoco se ha concluido, antes bien se ha abandonado.
De esta manera, el culto popular a la Santa Cruz se sigue realizando, modesta pero fervorosamente, en la capilla erigida por los la-
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Este legendario cerro incluido recientemente en un proyecto arqueolgico de excavacin y restauracin por el INAH est sujeto a
permanentes saqueos clandestinos por parte de individuos codiciosos que cavan en sus entraas pretendiendo encontrar dinero u objetos arqueolgicos, y que no temen la condicin hierofnica que se
atribuye a este cerro:
En ciertos das del ao, el cerro se abre, tiene puertas para que la gente pase.
Yo s de un amigo que al pasar por el cerro, como ya vena muy cansado de
trabajar y traa sed mir una tienda que no conoca pero, an dudando, entr
y pidi una cerveza. l sinti que solamente estuvo poquito rato, unos minutos, pero cuando sali ya haba pasado un ao! Y su familia haba andado re
preocupada pensando qu le haba pasado, nde se haba ido (Don Camilo,
Mazapa, 70 aos).
En este contexto, el primero de mayo, la poblacin de Mazapa, acompaada por un nmero considerable de vecinos de los pueblos que
se benefician con el agua del manantial Atzompa Nanacamilpa,
Sanctorum, Tepuente, Moxolahua, entre otros, llevan a cabo un
recorrido ritual cuya finalidad es llegar hasta el manantial para co-
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locar ah una cruz, rezar para que no falte el agua, y celebrar, con una
comida comunitaria, que siguen contando con el preciado lquido.89
Sin embargo, hay notables diferencias entre las celebraciones a
la Santa Cruz en la regin de Tetzcoco y en Mazapa. Aqu, la presencia del sacerdote catlico es imprescindible; ste acompaa a los
fieles hasta el manantial ubicado a unos 15 km de Mazapa para
celebrar la misa correspondiente donde se agradece al dios cristiano
por el agua recibida.
Aqu la gente se transporta en camionetas, contrata grupos musicales tros, mariachis, bandas y, en lugar de mayordomos, se
nombran comisiones que recolectan dinero entre los vecinos para adquirir los alimentos que se consumirn junto al manantial carne
de cerdo, pollo, arroz, mixiotes, frijoles, tortillas, refrescos, cervezas,
pulque.
En contraste con la peregrinacin ritual de los campesinos de
Santa Catarina del Monte al Cepayahco, los agricultores de Mazapa
no pueden ofrecer cansancio, msica propia, alimentos elaborados
por ellos mismos; necesitan del oficiante catlico y han modificado
sustancialmente el sistema de cargos religiosos, construyendo una organizacin ms dispersa e informal.
Los habitantes de Mazapa, sin embargo, dicen que no siempre
fue as, que en tiempos de la hacienda y antes que cavaran los primeros pozos profundos en la regin en la dcada de los aos sesenta
del siglo XX: se le cantaba al agua que corra por los apantles, se
le arrojaban flores, y estaba prohibido acompaar la celebracin
haciendo estallar cohetes para no espantarla (Don Guillermo E.,
Mazapa, 60 aos, 2002).
Despus, la costumbre decay para reiniciarse con nuevos bros
a comienzos de la dcada de los noventa, impulsada por los comits
de agua potable. El carcter oficial que adquiere la colocacin de la
Santa Cruz el primero de mayo en el manantial Atzompa qued fehacientemente ilustrado en 2002, cuando la visita a este manantial
tuvo como objetivo principal bendecir una bomba hidralica de mayor potencia y las instalaciones correspondientes. Al evento acudieron
los presidentes municipales de Nanacamilpa, Sanctorum, Calpulalpan, y las autoridades auxiliares de los pueblos, entre ellos Mazapa.
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La dbil resistencia de los lobos de Cuaula, como coloquialmente les llaman la gente de los pueblos vecinos, habla de una cosmovisin prehispnica fragmentaria, desgastada, y fuertemente penetrada
por la ideologa de la religin dominante en Mxico. En Cuaula no
se habla de ahuaques, ni de teciuteros, tan solo se mantiene la creencia
en los naguales, las brujas y las apariciones sobrenaturales de la llorona o el muerto.
Los cerros, como el Chame en el caso de Cuaula, o el Cuello en
el caso de Actipan, no son concebidos como cerros de agua o depsitos de las almas de los seres vivos o del principio germinal de las
semillas, sino como lugares peligrosos donde moran espritus malignos y nocturnos de los que debe cuidarse el humano apoyndose en
su fe catlica.
En Actipan, por ejemplo, se habla de un contratista que hacia
mediados del siglo XX tal enormes superficies de bosque en el Monte
Grande y tambin en el Monte de Malpas, que se enriqueci haciendo un pacto con el diablo. Cuando muri, no pudo ser enterrado,
pues la tierra lo rechazaba, de tal suerte que montaron la caja a lomo de mula y lo llevaron a la cima del Cuello, abandonando el animal y su carga en una profunda caada. De esta manera, el cerro fue
considerado como el nico espacio que podra aceptar, en tanto reino del diablo, al cuerpo de un sbdito.
Tambin en el Monte de Malpas, una zona pedregosa conocida
como Tierra Blanca que fue un rea prehispnica poblada quiz
desde finales del periodo teotihuacano y durante el periodo de contacto con los acolhuas, infunde temor por la abundante presencia
del teutle el maligno, una variedad de serpiente de cascabel cuya mordedura es mortal y en torno a la cual se tejen mitos como el
siguiente:
Dice la gente grande que el teutle no es una vbora cualquiera, es un animal especial que noms hay aqu, quin sabe porqu, pero que cuando se vuelve viejo,
le salen alas y se va volando al mar, hacia donde sale el sol (Antonio R., Cuaula, 23 aos).
Estas percepciones denuncian nuevamente el entrecruzamiento longevo de dos visiones religiosas: la mesoamericana y la que se implan-
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Campesinos mestizos de
Calpulalpan.
Lengua
nhuatl.
Conocimiento y manejo de un
nmero considerable de
pobladores. Enseanza
escolarizada en Amanalco.
Opuestos
complementarios.
Vigentes en la organizacin
social de Tecuanulco,
Amanalco y Tepetlixpan.
Vigentes en la separacin
pueblo-monte/campo como
espacios humano y de
produccin.
Niveles celeste,
terrestre e
inframundo (eje
vertical del
universo).
Visin ms cercana a la
mesoamericana: Omeyocan,
Tlalticpan, Tlalocan.
Visin ms cercana al
cristianismo: cielo, tierra,
infierno.
Plano horizontal
del universo: los
cuatro rumbos.
Vigente en la parcela y la
ubicacin de la comunidad.
Relacin
casa/parcela.
Conocimiento y
uso de las
unidades de
tiempo
prehispnicas.
Mitos
prehispnicos.
Creencia en los
tlaloques
(ahuaques y el
ahuzotl).
Creencia en
nahuales y
tetzahites.
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Ninguna, su existencia se
registra hace medio siglo.
Culto a los
cerros y
manantiales.
Fundamental e intensa.
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Thompson, Ideology and Modern Culture. Critical Social Theory in the Era of Mass
Comunication, California, Stanford University Press, 1990, p. 98.
Villoro acua el concepto de comunidades sapienciales que evalan los saberes colectivos, por analoga a las comunidades epistmicas que convalidan los
conocimientos de carcter cientfico.
Villoro, Creer, saber, conocer, Mxico, Siglo Veintiuno, 1982, p. 104.
Lpez Austin, 2001, op. cit., p. 60.
Farris, Maya society under Colonial Rule. The Collective Enterprise of Survival,
Princeton University Press 1984.
Gruzinski, El poder sin lmites: cuatro respuestas indgenas a la dominacin espaola,
Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, 1988.
Florescano, Memoria indgena, Mxico, Taurus, 1999, pp. 313-314.
J. Broda, 1991, op. cit., p. 404.
J. Broda, La etnografa de la fiesta de la Santa Cruz: una perspectiva histrica,
en J. Broda y F. Bez-Jorge, Cosmovisin, ritual e identidad de los pueblos indgenas
de Mxico, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Fondo de Cultura Econmica, 2001, pp. 23-24.
Boege, Los mazatecos ante la nacin. Contradicciones de la identidad tnica en
el Mxico actual, Mxico, Siglo Veintiuno, 1988.
J. Broda, La etnografa..., op. cit., 2001.
Medina, op. cit.
Lpez Austin, 2001, op. cit., p. 64.
Lpez Austin, Los mitos del tlacuache, 4a. ed.,Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1998, p. 110.
bid., p. 456.
Boege, ponencia al XIII Coloquio de Antropologa e Historia Regional: Sociedad y Medio Ambiente en Mxico, agosto de 1991, p. 10.
En sus mltiples investigaciones sobre los rituales agrcolas, Johanna Broda ha enfatizado el carcter social e histrico de los fenmenos rituales, asumindolos como representaciones simblicas de carcter colectivo que refuerzan los lazos
identitarios de los practicantes, mantenindose alejada de los anlisis estructuralistas y simblicos centrados en el anlisis de signos y smbolos codificables y
susceptibles de insertar en modelos formales; planteamiento que compartimos
cabalmente pues el fenmeno ritual no se produce en un vaco histrico y social,
sino que, por el contrario, es producto y reproductor de estos procesos.
Boege, op. cit., p. 15.
Rodrigo Daz, Archipielago de rituales. Teoras antropolgicas del ritual, Mxico,
Universidad Autnoma Metropolitana, 1998, p. 125.
Daz Cruz, op. cit., p. 13.
Lpez Austin, op. cit., p. 59.
J. Palerm, Santa Mara Tecuanulco. Floricultores y msicos, Mxico, Universidad
Iberoamericana, 1993, p. 65.
Gonzlez Rodrigo, Santa Catarina del Monte. Bosques y hongos, Mxico, Universidad iberoamericana, 1993.
Quezada, San Jernimo Amanalco, un pueblo nhuatl de la Sierra del Acolhuan,
Mxico, Universidad Autnoma de Quertaro, 2001.
Lpez Austin, 1996, op. cit., pp. 303-319.
Boege, 1988, op. cit., pp. 138-139.
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bid., p. 128.
Me refiero al documento denominado, Los que trabajan con el tiempo. Notas
etnogrficas sobre los graniceros de la Sierra Nevada, Mxico, en Anales de Antropologa, vol. V, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1968,
pp. 99-128.
Un excelente texto, que integra las referencias histricas con el trabajo etnogrfico, sobre los graniceros como especialistas del tiempo, terapeutas y nahuales,
fundamentales para la vida mgico-religiosa y productiva de los campesinos de
ascendencia indgena en varias regiones del Mxico contemporneo, es la obra
coordinada por Beatriz Albores y Johanna Broda, Graniceros: cosmovisin y meteorologa indgena en Mesoamrica, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de
Mxico y El Colegio Mexiquense en 1997.
Bonfil, 1968, op. cit., p. 102.
bid., p. 112.
bid., p. 123.
En B. Albores y J. Broda, op. cit., pp. 49-90.
Sergio Quezada Aldana, op. cit.; Jacinta Palerm, op. cit..
En estricto sentido, los que llaman la lluvia deberan ser llamados mixtlazqui, los
que mueven los vientos ehecatlazqui y los que vencen al granizo, teciuhpequi, pues
teciuhtlazqui, segn la etimologa nhuatl y la crnica de Sahagn (Historia general de las cosas de la Nueva Espaa, Mxico, Porra, 1985, p. 437), es aquel que
arroja el granizo etimologa ratificada por Lpez Austin, Cuarenta clases de
magos del mundo nhuatl, en Estudios de cultura nhuatl, vol. VIII, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, pp. 87-118. Actualmente, en el rea de
estudio se les llama genricamente teciuteros, haciendo referencia bsicamente
a sus relaciones con el granizo, aunque se conoce y reconoce su capacidad para
manejar los vientos y las nubes.
La etimologa de Apipilhuasco, es comentada as en la Monografa municipal de
Tepetlaostoc, editada por el Instituto Mexiquense de Cultura en 1999, donde el
autor, el cronista Mariano Cando Morales, hace referencia al Cdice Kingsborough
o Memorial de los indios de Tepetlaostoc.
Palerm y Wolf, op. cit..
Bez -Jorge, op. cit..
J. Broda, 2001, op. cit., p. 227.
Es conveniente destacar aqu que los recursos hidralicos del subsuelo del municipio de Calpulalpan, y reas circundantes, son consideradas como reservas de agua
potable para abastecer en el futuro a la Ciudad de Mxico. Por esta razn, la excavacin de pozos profundos para uso domstico y para riego agrcola es muy
limitada, lo que otorga mayor relevancia al agua que provee el manantial de Atzompa, que hasta la dcada de los sesenta del siglo pasado abasteci a la ciudad
de Calpulalpan.
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CAPTULO 5
Ecosistemas y conocimiento
ambiental campesino
a comparacin de algunos aspectos de la cosmovisin contempornea de los campesinos de Tetzcoco, Tepetlaostoc y Calpulalpan nos ha permitido apreciar cmo la perdurabilidad de un
pensamiento mtico y una praxis ritual fundamentados en la tradicin
cultural y religiosa de matriz mesoamericana histricamente transformada por el proceso de evangelizacin colonial no basta para
garantizar la conservacin ambiental y el equilibrio ecosistmico,
aunque siga contribuyendo ideolgicamente, eso s, a la persistencia
identitaria especialmente en los pueblos serranos, y favorezca la
continuidad de la vida campesina.
En este sentido, es oportuno preguntarse ahora cul es el papel del conocimiento campesino en la conservacin ambiental y
el equilibrio ecosistmico? y en qu medida contribuye a la persistencia tnica y a la reproduccin de la cultura campesina?
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Componentes
ecosistmicos
y ambientales
Unidades
ambientales
Actividades
productivas
Geogrfico
Astros, clima
y fenmenos
meteorolgicos
Monte, llanura
Agrcola, pecuaria
y forestal
Fsico
Suelos, recursos
hidrulicos, rocas
y minerales
Monte, llanura
Agrcola,
pecuaria, forestal
Biolgico
Flora, fauna
y hongos silvestres
Monte, llanura,
lago
Agrcola, pecuaria,
forestal y pisccola
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del quinto sol, o la misin que se haban echado a cuestas los aztecas
para lograr que reapareciera cada da en el horizonte y al inicio de
cada nuevo siglo.
La presencia del sol es sinnimo de vida, luz y calor. Su ausencia
significa fro, oscuridad y muerte. Su aparicin en el horizonte seala
el comienzo del da, estimula la vitalidad, la salida de casa, mientras
que su ocultamiento vespertino representa o represent durante
los siglos anteriores a la vida urbana y la invencin de la luz elctrica el fin de las actividades, la reclusin en la seguridad del hogar.
Divisado desde puntos estratgicos, su aparicin detrs de la cumbre de algunas montaas sabiamente elegidas, constitua, como lo proponen los estudiosos de la arqueoastronoma, una certera referencia
para determinar el inicio y fin de las estaciones, y su desplazamiento por la bveda celeste, meticulosamente relacionado con las sombras proyectadas sobre la superficie terrestre, permita a los individuos
conocer la hora de la maana o de la tarde sin tener que recurrir a
otros instrumentos de medicin del tiempo.
En la regin Tetzcoco-Calpulalpan se considera necesario destacar cuatro aspectos del conocimiento campesino con respecto al sol:
1. El primero de ellos, sobre el origen del sol, arroja algunas diferencias entre los tecuanes y los civilizados, puesto que,
aunque ambos lo explican como una creacin divina y nadie tiene referencias de las teoras cientficas sobre el origen y
evolucin del universo, los campesinos serranos, especialmente los ancianos, asocian vagamente la existencia de este
sol, el de nuestro tiempo, con un momento mtico de recreacin de la vida, arraigado en la cosmovisin mesoamericana.
Bueno, bueno, pos quin sabe, nuestros anteabuelos decan, sabe ust, que
aqu arriba estaba una piedra en la punta del cerro, de la barranca a este lado [...] quin sabe cuntos miles de aos, antes de que saliera el sol de este
tiempo, a dios lo venan correteando el pescado, el tecuani [...] ya noms me
platicaron [...] ah en la punta del cerro se vino a quedar el tecuani y el pescado se fue a quedar en el cerro de San Miguel Tlaixpan, en el lugar que
llaman Temichco. Los dos se quedaron hechos piedra cuando sali el sol, y
el dios se ju hasta Chalma [...] miles de aos, los abuelitos vieron ya noms las piedras, pero al mero dios ya no (Don Juan L., Tecuanulco, 100 aos).
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La luna: en oposicin al sol, la luna tuvo entre los pueblos mesoamericanos, una connotacin femenina, fra, nocturna, y una posicin
secundaria: su menor brillo se explicaba debido a que el dios Tecuciztcatl fue el segundo en arrojarse a la hoguera en Teotihuacan Nanahuatzin no titube y al arrojarse primero se transform en el sol
resplandeciente, y al conejo que los dioses arrojaron sobre su faz.
Sin embargo, su importancia cosmolgica fundamentada en el
pensamiento dual mesoamericano que la sita como contraparte
complementaria del sol y su influencia sobre la vida humana y los
fenmenos de la naturaleza ha estado siempre fuera de duda.
En la exploracin etnogrfica realizada se hallaron tres aspectos
dignos de comentarse.
1. Entre los campesinos de los dos municipios en estudio predomina la idea de que la figura que se observa sobre la superficie
de la luna es la de un conejo.
2. Las fases de la luna estn directamente relacionadas con la
buena cosecha, la duracin de la madera, o el buen desarrollo de los hijos; y aseguran que esto no es una creencia infundada, sino que la prctica habitual as se los ha demostrado:
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3. El perfil de la luna, en la fase de cuarto creciente, permite deducir si el mes en curso ser lluvioso o seco:
Mirando la luna a los primeros das de nacida, se puede saber si trae agua
porque viene canteada, como inclinada al norte. Ora que si viene derechita, entonces es difcil que llueva en ese mes (Don Florentino D., Tecuanulco, 70 aos).
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miento de las tierras de labor y el de que la precipitacin sea suficiente y oportuna para los cultivos; es una expectativa de equilibrio
y oportunidad que tiene como extremos las tempestades y la temible
sequa.
Adems, esta aleatoriedad es acompaada por el temor a otros
fenmenos meteorolgicos vinculados al clima de la regin: las vboras de agua, granizadas y heladas que se presentan inesperadamente a lo largo del ciclo lluvioso, y los fuertes remolinos que se abaten
sobre las llanuras resecas a finales del periodo de estiaje, en los meses del ao previos a la llegada de las lluvias.
La profunda dependencia campesina respecto a las veleidades
climatolgicas ha forjado, por una parte, un cmulo de conocimientos para la prediccin del clima, para determinar el momento oportuno de la siembra, para la seleccin de variedades resistentes y, por la
otra, ha obligado la creacin de diversas formas culturales para tratar de controlar los fenmenos meteorolgicos antes descritos.
Como en el caso del sol y la luna, en la prediccin del clima y
las formas de control de los fenmenos meteorolgicos, se encontr
tambin una gran coincidencia acompaada de sutiles pero significativas diferencias entre los tecuanes de la Sierra Nevada y la gente civilizada de Calpulalpan.
Para la prediccin del temporal, los campesinos de ambas hemirregiones coincidieron en:
La observacin de la procedencia de las nubes y los vientos.
El seguimiento de los signos dados por las cabauelas.
El seguimiento de los signos de la cancula.
La forma de la luna en la fase de cuarto creciente.
De esta manera, los agricultores calpulalpenses afirmaron que las nubes que traen lluvia proceden del noreste hacia donde est localizada la Sierra Madre Oriental y el Golfo de Mxico y los vientos
que las traen son buenos en el sentido de que no causan enfermedades y anuncian las lluvias, mientras que los vientos del suroeste hacia donde se localiza la Ciudad de Mxico son malos, pues traen
enfermedades para la gente y los animales domsticos.
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A su vez, los campesinos de la franja serrana del ex Acolhuacan Septentrional aseguraron que las lluvias con que benefician sus cultivos
proceden fundamentalmente del macizo montaoso de la Sierra Nevada, y en menor grado provienen tambin del noroeste. Para ellos,
esto es lgico, porque en estas montaas resida la imagen del dios
Tlloc, y como se resea ms adelante, a l se peda la llegada o el
cese de la lluvia.
Con respecto a las cabauelas, es un mtodo de prediccin del
tiempo anual presente an entre los campesinos de ambas hemirregiones. Este mtodo, de races eminentemente europeas,10 y que todo
parece indicar que lleg a Amrica con la Conquista espaola, adquiri carta de naturalizacin entre una poblacin de campesinos rsticos carentes ya de tlamatines y tonalpohuaques que pudieran ayudarlos
a conocer su destino o a leer en el cielo los signos de la fecundidad,
del desastre, o a pronosticar los fenmenos del clima.
De esta manera, las cabauelas se convirtieron en una forma de
prediccin popular del temporal anual, basada en la observacin cuidadosa de las variaciones que presenta el clima durante algunos das
del mes de enero o de algunos das de diciembre del ao saliente
y otros de enero del ao entrante.
En esta investigacin etnogrfica result vigente esta forma de
prediccin, tanto en los pueblos indgenas de la regin de Tetzcoco, como en los pueblos civilizados o mestizos de Calpulalpan, y
su prctica consiste bsicamente en:
Observar las variaciones del clima del 1 al 12 de enero, haciendo equivalentes cada uno de estos 12 das, a los 12 meses
del ao, en orden progresivo: de enero a diciembre.
Observar las variaciones del clima del 13 al 24 de enero, haciendo equivalentes cada uno de estos das a los 12 meses del
ao, pero ahora en orden regresivo, es decir, a la inversa: de diciembre a enero.
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za en el suelo, hacen humo, utilizan la palma bendita para persignar la nube, pero sus plegarias, hasta hace pocos aos, eran dirigidas
a Tlloc:
Nuestro seor Tlloc, a l le pedamos que nos diera agua cuando haca falta
para que se lograran las siembras, pero tambin le hacamos rogacin para que
detuviera los aguaceros. Seguido lo estbamos molestando: seor Tlloc, eche ust
el agua, seor Tlloc, cierre ust la llave (Doa Ignacia V., Tecuanulco, 86 aos).
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Junto a las tempestades, el granizo y las heladas, la sequa tiene tambin un lugar relevante. En la zona de estudio existe un consenso sobre una alternancia de un ao o dos buenos con lluvia oportuna
y suficiente por otro malo donde el agua llega con retraso, se interrumpe a mediados del ciclo productivo en la cancula, o escasea
al final del mismo, de tal manera que la sequa es un problema siempre presente en la vida de los agricultores.
Tanto en los pueblos de Calpulalpan, como en los de la sierra
de Tetzcoco, se dice que hacia mediados de siglo XX y todava hasta la
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Calpulalpan
Tetzcoco
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100
0
1962
1967
1972
1977
1982
1987
1992
1997
2001
aos
De acuerdo con los datos obtenidos, la precipitacin pluvial en el municipio de Calpulalpan parece haberse mantenido estable en un periodo de 40 aos, durante los cuales ha alcanzado un promedio de
594 mm3 que se incrementaron a principios de la dcada de los noventa al rebasar los 800 mm3, para iniciar un nuevo descenso hacia
2000, mientras que en la regin serrana del municipio de Tetzcoco,
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Esta concepcin y manejo de los fenmenos climticos, la explicacin y los intentos de control sobre las tempestades, el granizo, las
vboras de agua, entre los tecuanes de la franja serrana, presenta,
as, una enorme carga religiosa, demostrando que el conocimiento
meteorolgico de los campesinos indgenas est slidamente articulado a su cosmovisin.
En cambio, los campesinos del municipio de Calpulalpan tanto mayores de 70 aos, como menores de 25 aos consideran que
el fenmeno de la sequa est asociado a la desecacin de los cuerpos de agua, a la deforestacin:
Cmo no va a llover menos si el monte se est acabando? Las chambusquinas, los taladores [...] y luego que no se siembran nuevos rboles, o los que nacen se los come el ganado. Tambin los lagos y jageyes, ya son menos, se estn
secando o los hemos tapado. Pensamos que el agua de los pozos nunca va a faltar. Cuando haba monte y magueyales y jageyes, uno poda ver cmo suba el
vapor desde el suelo para subir al cielo y formar nuevas nubes, pero ahora, pos
de dnde va a haber humedad? Si ya hasta las calles estn encementando
(Don Eduardo C., Actipac, 73 aos).
Pues quin sabe, pero la verdad est lloviendo menos que antes. Eso veo yo y
eso me dice mi pap. Yo pienso que puede deberse a la falta de rboles. Los cerros se van quedando pelones, no hay forma de que se consuma la humedad,
ni hay transpiracin. Para que no hubiera sequas como la que estamos viviendo, se tendra que reforestar (Jos de la R., Mazapa, 25 aos).
Finalmente, tenemos el caso de los remolinos; intensos ventarrones que se presentan en las llanuras calpulalpenses aunque tambin en los pequeos valles serranos durante los meses de estiaje,
de febrero y marzo, levantado la tierra seca y suelta de las parcelas de
cultivo, desprovistas de cobertura vegetal y barreras rompevientos.
Aunque este fenmeno natural no representa mayor peligro para la
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co, muy dura, clcica, barrosos de color negro y fuerte compactacin, texcaluda y arenosos tierra suelta, brillante.
Lo que vara es la proporcin de estos tres grandes tipos de suelo
en las tierras ejidales y comunales, en las parcelas de los campesinos.
As, en los mesholales del somontano de Tecuanulco y Santa Catarina, los suelos tepetatosos cubren ms de 50% de la superficie, mientras que en Apipilhuasco, Actipac, Cuaula y Mazapa, no llega a 10%.
A su vez, la tierra barrosa, negra, con buena profundidad, buena composicin y capacidad para retener agua, predomina en las tierras ejidales y comunales de estas cuatro poblaciones, y en las tierras de
monte abiertas al cultivo de Tecuanulco y Santa Catarina.
Como se puede ver, los trminos tcnicos con los que se designan
estos suelos cambisoles, vertisoles, regosoles, estn fuera del dominio comn, del manejo cotidiano de los agricultores calpulalpenses
y tetzcocanos. Tanto los mestizos como los indios, los civilizados,
como los huetetes, mantienen un conocimiento y un manejo emprico del suelo, que les permite decidir el cultivo en cuestin, la necesidad de mejorar sus condiciones productivas, o no utilizarlo para
sembrar, dependiendo del color, la textura y la localizacin
sta es, desde luego, una manera simple y superficial de dar cuenta de la clasificacin campesina de los suelos de la regin. Un trabajo de investigacin etnoedafolgico profundo y de mayor precisin,
seguramente encontrara detalles de alta complejidad, que no abordamos nosotros en esta ocasin. Reconocemos que la aparente simplicidad del conocimiento edafolgico de los campesinos en la zona
es solo aparente y atribuible ms a la incapacidad del investigador,
que al complejo saber nativo en la materia.
Con respecto al conocimiento campesino de las rocas y minerales predominantes en la regin, se puede afirmar que ste, en trminos generales, es tambin muy genrico y atiende a la forma de la
piedra y su procedencia: piedra de monte, de cerro, piedra de ro, piedra bola, cacariza. Pero mientras en Tecuanulco, Santa Catarina,
Amanalco, y Apipilhuasco predominan las lajas y la piedra redonda
de ro, en los pueblos del municipio calpulalpense, se encuentran piedras de origen volcnico especialmente en los tlatellis del Monte de
Malpas, conocidas localmente con el nombre de tezontle pie-
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En efecto, para los pueblos tetzcocanos ubicados en la franja serrana del ex Acolhuacan Septentrional, la abundancia de manantiales localizados en la cadena montaosa circundante garantiz, hasta
hace 30 aos, la disponibilidad de agua permanente tanto para irrigar sus cultivos de maz, flores y frutales, como para satisfacer
sus necesidades domsticas cotidianas.
Esto los llev a desarrollar un conocimiento de manejo hidrulico nada despreciable, una suerte de ingeniera popular que les permiti conducir el agua, retenerla, administrarla, primero de manera
artesanal, por gravedad, para entubarla y bombearla despus, mediante la energa elctrica.
Desafortunadamente para ellos, los sedientos habitantes de los
pueblos del somontano, las planicies lacustres, y sobre todo la ciudad
de Tetzcoco, ejercieron fuertes presiones a comienzos de la dcada de
los setenta, hasta obtener un volumen considerable del agua nacida
en los manantiales de la franja serrana, especialmente los que se localizan en territorio de San Jernimo Amanalco.
Para los indgenas de la sierra tetzcocana el agua es la vida misma
y, por esta razn, consideraban que los pueblos de abajo le deban
la vida al santo patrn y a los manantiales de San Jernimo,14 y lamentaron que se la llevaran:
Rafael y yo juimos a ver cuando Tetzcoco se llev el agita. Ven, vamos a despedirla le dije. Ya se la estn llevando. Qu ser de nosotros y nuestras siembras?
Las mujeres que estaban lavando ropa en el apantle ya no tuvieron agua y se
soltaron llorando, pero de todos modos, nos la quitaron (Doa Ignacia V., Tecuanulco, 86 aos).
Ante este hecho inevitable, los campesinos serranos dejaron de sembrar flores de ornato, dedicndose a su compraventa y/o formaron
bandas de msica, transformando su actividad econmica, fundamentalmente campesina hasta entonces. Sin embargo, la reduccin en el
volumen de agua disponible no ha mermado su veneracin al vital
lquido, a las deidades que lo cuidan y lo proveen como ya hemos
visto en un apartado anterior, ni ha menguado tampoco el conocimiento local para su aprovechamiento.
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sinos, la valoracin social y los significados que le conceden, las especies en extincin, as como los factores de sta y los momentos
crticos se realizaron numerosos recorridos en campo, as como prolongadas y fructferas conversaciones con los campesinos mestizos de
Actipac, Cuaula, Mazapa, en el municipio de Calpulalpan, y los campesinos indgenas de Santa Catarina y Tecuanulco, municipio de
Tetzcoco.
Cabe aclarar que, aunque una buena parte del rea de estudio no
me era del todo desconocida tanto por ser originario de la misma,
como por haber realizado un estudio previo en el municipio de Calpulalpan, la extensin mucho mayor de la regin Tetzcoco-Calpulalpan, implic llevar a cabo amplios recorridos que me reservaban
grandes sorpresas, y me permitieron descubrir lugares ignorados, como las minas de obsidiana el ixtetal en el monte de Malpas, los
hornos prehispnicos de fabricacin de cermica y los vestigios de
construcciones piramidales en Tierra Blanca, la barranca del Tizar, los
manantiales de San Francisco, el cerro del Tecuani, el cerro del Temichco, el Cepayahco, la cima del Huilotepetl, los restos del palacio
de Nezahuacyotl en el cerro Yohualica, los acueductos del Tetzcutzingo.
Estos recorridos me permitieron tambin, disfrutar de hermosos
paisajes, abrigarme del sol bajo la sombra de aosos oyameles, ocotes y encinos, escuchar sonidos de insectos, acariciar camaleones,
observar el desplazamiento del teuhtli, saborear escamoles, aguamiel, hongos de monte, carne de conejo y ajolote; experiencias irrepetibles que solamente el trabajo etnogrfico, y en especial el de la
antropologa ecolgica, puede permitir.
Por otra parte, adems de los aspectos ldicos sealados, los recorridos por la zona me ayudaron a confirmar que si bien la similitud
fisiogrfica de la Sierra Nevada, sus estribaciones y las llanuras adyacentes sugieren la existencia de las mismas especies y brindaron
las condiciones ecogeogrficas suficientes para su vida, en el trayecto del siglo XX, las modalidades de intervencin humana y el grado
de perturbacin ecosistmica han generado modificaciones diferenciadas en las poblaciones y comunidades biticas de la sierra alta, el
monte bajo, las llanuras y las reas lacustres.
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Familia
Cactaceae
Cactaceae
Cactaceae
Cactaceae
Cactaceae
Maguey
Amarilidaceae
Biznagas
Cactaceae
2. Bosques de encino
Encino
Fagaceae
3. Bosques de conferas
Pinos.
Pinaceae
Oyamel
Cedro
Pinaceae
Pinaceae
Especie
Autor
Opuntia guerrena
Opuntia streptacantha
Opuntia ficus
Opuntia joconostle
Myrtillocactus
geometrizans
Marginatocereus
marginatus
Agave atrovirens
Mamillaria rodantha
Griff
Lem
Mill
Haage et Schmoll
Mart ex Pfeiff
Quercus rugosa
Quercus texcocana
Ne
Trl
Pinus teocote
Pinus moctezumae
Abies religiosa
Juniperus depeana
Schl. et Chaml
Lamb
Schl. et Chaml
Steud
Badb
Karw
Link & Otto
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4. Malezas
Jaltomate
Tlalayotl
Maravilla
Trbol
Jarilla
Girasol
Cempoaxchitl
Escobilla
Huihuiln
Xocoyol
Chicalote
Tlaxcapan
Ocoxchitl
Ruda
Estafiate
Ajenjo
rnica
Marrubio
Siempreviva
Huizcolote
Gordolobo
Epazote del
zorrillo
Santa Mara
Solanaceae
Asclepidaceae
Saracha jaltomata
Gonolobus erianthus
Gonolobus pectinatus
Nigtanginaceae Mirabilis jalapa
Leguminoseae
Trifolium repens
Compositae
Senecio salignus
Compositae
Helianthus annuus
Compositae
Tagetes erecta
Compositae
Aster pauciflora
Caprifoliaceae
Symphorocirpus
microphiillus
Oxalidaceae
Oxalis corniculata
Papaveraceae
Argemore mexicana
Convolvulaceae Ipomoea Stans
Rubiaceae
Didymeaa mexicana
Rutaceae
Ruta chalepensis
Compositae
Artemisia mexicana
Compositae
Artemisa laciniata
Compositae
Heterotheca inuloides
Labiatae
Marrubium vulgare
Crassulaceae
Sedum prealtum
Nigtaginaceae
Pisonia aculeata
Asteraceae
Gnaphalium Barlandieri
Chenopodiaceae Chenopodium
graveolens
Compositae
Chrisanthemus
partenium
Sterculinaceae
Waltheria americana
Labiatae
Agostache mexicana
Asteraceae
Matricaria recutita
Malvacea
Althea officinale
Compositae
Montanoa tomentosa
Quenopodiacea Chenopodium album
Amarantacea
Amaranthus hybridus
Compositae
Taraxacum officinale
Quenopodiacea Teloxys graveolens
Tapacola
Toronjil
Manzanilla
Malva
Cihuapatli
Quelite
Quiltonil
Diente de len
Epazote
del zorrillo
5. Vegetacin secundaria
Pirul
Anacardiaceae
Tepozn
Loganiaceae
Capuln
Rosaceae
Tejocote
Rosceae
Tesmol
Fagaceae
Schinus molle
Buddleja lanceolata
Prunus capuli
Crataegus mexicana
Quercus sp
Sch.
DC.
Brand
L.
L.
DC
L
Nutt
H.B.K.
L.
Var
Cav
Hook
L.
Willd
Willd
Cass
L.
DC.
L.
DC.
Willd
Sw.
L.
Lint et Epl.
Web
Wild
L.
L.
Cav
Moc. et Sess
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nevadas estacionales
Desiertos
Sabanas
tropicales
Bosques
tropicales
secos
caducifolios
Matorrales
Bosques
tropicales
hmedos
Precipitacin
anual (mm)
3 000
Xerfitas y xihult
Pastizales
templados
Pino-encino
Abies y teocote
4 000
2 000
1 000
3 000 2 500
Muy
Hmedo
hmedo
2 000 1 500
1 000
500
Subhmedo Semirido rido
0
Muy
rido
La clasificacin biolgica de la fauna silvestre. Las poblaciones y comunidades de la fauna silvestre en la regin, como ya se ha dicho, deben su diversidad a las condiciones geogrficas transicionales, a la
afortunada interseccin de los reinos holrtico y neotropical, que
establecen contacto en torno al Eje Neovolcnico Transversal.21 La
diversidad de la flora local, de los hbitats y ecosistemas generada por
esta circunstancia ha permitido la existencia de especies animales di-
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Orden:
Orden:
Orden:
Orden:
Orden:
Phyllum Chordata
Clase: Aves
Orden: falconiformes
Familia: Cathartidae
Cathartes aura (zopilote)
Familia: Falconidae
Falco sparverius (gaviln)
Familia: Butioninae
Buteo jamaicensis (aguilillas)
Orden Strigiformes
Familia: Stringidae
Bubo virginianus (bhos)
Familia: Tytonidae
Tyto alba (lechuzas)
Orden: Columbiformes
Familia: Columbidae
Columbina inca (palomas y trtolas)
Orden: Galliformes
Familia: Phaisanidae
Cyrtonyx montezumae (codorniz)
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Orden: Apodiformes
Familia: Trochilidae (colibr)
Orden: Cuculiformes
Familia Cuculidae
Geococcyx velox (correcaminos)
Orden: Paseriformes
Familia: Icterinae
Icterus sp (calandria)
Quiscalus mexicanus (urraca)
Familia: Mimidae
Mimus polyglottos (cenzontle)
Familia: Turdidae
Taxostoma curvirostre (cuitlacoche)
Familia: Fringilidae
Carduelis psaltria (dominicos)
Carpodacus mexicanus (gorrin)
Pheucticus melanocephalus (tigrillo)
Familia: Corvidae
Aphelocoma coerulescens (azulejo)
Familia: Troglodytidae (saltaparedes)
Familia: Hirundinidae
Hirundo rstica (golondrinas)
Orden: Piciformes
Familia: Picidae
Picoides scaleris (carpinteros)
Orden: Anseriformes
Familia: Anatidae (patos)
Orden: Cicuniformes
Familia: Ardeidae (garzas)
Nycticorax nycticorax (perro de agua)
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b) Venenosos: provocan intoxicaciones gastrointestinales especies de los gneros inocybe, ramaria, lactarius, agaricus o
destruccin celular en la sangre gnero helvella, o en el
hgado gnero amanita.
c) Alucingenos: poseen sustancias neurolgicamente txicas como la psilocibina (Psilocybe mexicana), cido ibotnico (Amanita muscaria) o disulfrn (Coprinus atramentarius).
La identificacin de las especies venenosas y alucingenas est determinada por el conocimiento que tiene el recolector del medio natural bosque de abies, pinus o quercus, pastizal, del sustrato en que
se desarrolla: tierra, madera, estircol; as como la forma, tamao,
textura, olor, color y sabor del cuerpo fructfero.
Durante la temporada de lluvias normalmente de mayo a octubre, los campesinos de la regin, especialmente los que viven en las
comunidades ms cercanas a los macizos boscosos, se internan en
ellos para recolectarlos con fines esencialmente alimenticios o comerciales. Al parecer, la ingestin para fines rituales de xtasis ha
perdido vigencia en la regin, y los campesinos que participan en la
colecta recogen los que son comestibles y desechan los que son venenosos; conocimiento tradicional y emprico que se sigue transmitiendo de generacin en generacin.
Entre las variedades locales, que los campesinos conocen y consumen, se encuentran las siguientes:26
Nombre comn
Llanero o sanjuanerito
Yema
Jcara
Pambazo
Duraznillo
Negrito
Corneta o trompeta
Nixtamal
Enchilado
Xolete
Mazorca
Escobeta
Nombre nahuatl
Menancatl
chicalnancatl
Tecmatl
Quetaspanancatl
Xochinancatl
tliltic
Ocochi
Nextamalnancatl
Oyamelchinancatl
texolete
Olonancatl
Xolhuascanancatl
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Fauna
Capulines, tejocotes,
apipizcos, tlalayotes,
jaltomates, nopales,
tunas, xoconostles,
aguamiel, quiltoniles,
verdolaga, quelites,
malvas, lengitas, hongos
silvestres.
Conejo, liebre,
armadillo, ratn de
campo o metoro,
venado, trtola,
codorniz, gusanos de
maguey, caracoles,
ranas, ajolotes, vboras,
escamoles, ahuauhtli
Hongos
Las variedades ya
descritas
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A esto se ha sumado una creciente disminucin de la fauna silvestre, lo que da como resultado un cambio drstico en los patrones
alimenticios de la poblacin campesina, cada vez ms dependiente
de los productos industrializados y con menos conocimiento de las especies que durante mucho tiempo fueron la base alimenticia de sus
ancestros.
Uh! [...] s, como no nos hemos de acordar, haba barbacoa, carnita de guajolote, la gallina era casera y, como le dbamos su maz, era limpia su carne y sus
huevos, las seoras salan al campo para juntar quintoniles, verdolagas, se coma gusano de maguey, algunos salan a cazar conejos, o comprbamos el
ahuauhtli que a veces venan a vender las gentes de por all, del Lago de Tetzcoco. Todo eso se ha ido acabando, las hierbitas ya traen qumico, y los animalitos ya son pocos (Don Luis R., Cuaula, 82 aos).
Fauna
Sangre de coyote
(reumatismo), cola de
tlacuache (oxitocico)
zorrillo (depurativo de la
sangre y til contra la
sfilis y la tuberculosis),
sangre caliente de
teshincoyotl (tos ferina),
ajolote (tos).
Hongos
Ninguna identificada
localmente.
Esta pequea muestra permite afirmar que el conocimiento campesino de la biota silvestre y su utilizacin para fines medicinales sigue
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Fauna
Hongos
Conejo, gusanos de
maguey, vbora de
cascabel, zorrillo,
tlacuache, coyote,
bhos, aguilillas, gaviln,
correcaminos,
chichicuilotes, tejones,
armadillos, centzontles,
huitlacoches, colibr.
Variedades comestibles.
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Fauna
Aves e insectos que
auguraban con su
presencia la proximidad
de las lluvias;
golondrinas, guixi o
aseseto, lucirnagas.
Hongos
No les conceden ninguna.
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uno camina y busca, todava puede encontrar las loberas que la gente haca
para agarrarlos (Don Marcial R., Cuaula, 60 aos).
Fauna
Camalen, zopilote,
aguililla.
Hongos
No les conceden
ninguna.
Hay un consenso ms o menos generalizado de que las nubes se forman en las cimas de las montaas ms altas, de que donde hay bosque hay humedad, de que ah llueve, y de que el aire en el campo es
ms puro que en las ciudades. Traduciendo estas convicciones a la terminologa cientfica, uno puede entender que estn hablando de los
servicios ambientales prestados por los bosques: captacin y retencin de agua, filtracin hasta los mantos acuferos, regulacin de la
temperatura, emisin de oxgeno y absorcin de bixido de carbono.
A su vez, el conocimiento de los animales silvestres, generado en
la convivencia cotidiana con ellos, les ha permitido captar algunas
fases de la cadena alimenticia, de las relaciones trficas que se dan
en el mundo animal: el control de las poblaciones de roedores por
parte de las aves de rapia aguililla, gaviln, la condicin del
camalen como enemigo mortal de las vboras, el papel ecolgico de
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Fauna
Tecolote, lechuza, pjaro
saltaparedes, colibr,
teuhtli, cencoate,
coyote, ahuzotl.
Hongos
No se identific ninguna
utilidad ritual ni el
conocimiento o consumo
de hongos alucingenos.
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Al chupamirto lo utilizbamos los peones de las haciendas, junto con una oracin, un listn y un poco de miel, les pedamos que nos ayudaran a segar ms
hilos y a terminar ms pronto la tarea (Don Catarino M., Mazapa, 93 aos).
Aqu arriba hay un manantial al que llamamos El Ahuizotla, porque ah vive
el ahuzotl. Si uno pasa en mala hora o lo molesta, lo agarra con una mano que
tiene en su cola, y lo jala pa dentro [...] se lleva la gente a donde vive Tlloc,
su seor (Martn G., Tecuanulco, 12 aos).
El coyote tiene una piedra preciosa en la cabeza, su vaho, y su mirada como
que paralizan a la gente. Una noche, bajando del monte con lea, se me apareci, los perros no pudieron ladrar, yo me qued mudo [...] nos dej pasar y ya
que estaba lejos, pude hablar. Entonces le dije hartas groseras (Don Juan P.,
Santa Catarina, 75 aos).
El tecolote y la lechuza? A pos esos son tesahites, cuando cantan cerca de la
casa, hay que prepararse porque algo malo va a pasar. Igual cuando un saltaparedes brinca de una pared a otra (Don Jos V., Cuaula, 74 aos).
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La presencia de este conocimiento biolgico campesino entre los pueblos de la regin hace manifiesta, adems, la dureza del ncleo cultural mesoamericano en el Altiplano Central, en la Cuenca de Mxico,
lo cual demuestra que la perspectiva etnoecolgica es una estrategia
confiable para rastrear continuidades y cambios culturales de larga
duracin, as como para evaluar la percepcin que tiene la gente del
deterioro ecosistmico.
Por otra parte, estas similitudes y diferencias del conocimiento
biolgico entre los campesinos indgenas y los campesinos mestizos
presentan particularidades de carcter generacional, como se muestra
en los siguientes cuadros:
Plantas
Animales
Hongos
Ancianos
38
60
Jvenes
16
30
Plantas
Animales
Hongos
Ancianos
40
65
11
Jvenes
14
36
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Nube: mixtli
Lluvia:
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Granizo: tecihuitl
Niebla: mesayahuitl
Remolino: yecamalacotl
Manantial: atlmeyatl
Helada: tlasenhuetzi
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Tlatzca (Pino: Pinus sp)
Ahuacuahuitl (Encino: Quercus sp)
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En Gonzlez Jcome y Silvia del Amo (comps.), Agricultura y sociedad en Mxico, Mxico, Plaza y Valds/Universidad Iberoamericana, 1999, p. 8.
Rupert Scheldrake ha planteado brillantemente el desarrollo histrico de este fenmeno de desacralizacin de la naturaleza, donde las comunidades cientficas
la han despojado de dioses y espritus, sujetndola cada vez ms a leyes universales, y enorgullecindose del dominio adquirido sobre ella, hasta constituir una
suerte de sacerdocio cientfico, una elite poseedora de la verdad (El renacimiento de la naturaleza, Barcelona, Paids, 1994).
Luis Villoro, en su clsica obra Creer, saber, conocer, realiza un lcido anlisis de
las implicaciones semnticas de estos tres conceptos, y rescata el saber de las comunidades sapienciales como un conocimiento tan cientficamente vlido, como
el conocimiento cientfico generado en las comunidades epistmicas.
Broda, Cosmovisin y observacin de la naturaleza, en Broda et al., Arqueoastronoma y etnoastronoma en Mesoamrica, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1991, p. 463.
Villoro, Creer, saber, conocer, Mxico, Siglo Veintiuno, 1982, p. 234.
Ver Toledo, El juego de la supervivencia. Un manual para la investigacin etnoecolgica en Latinoamrica, Mxico, Centro de Ecologa-Universidad Nacional Autnoma de Mxico/Centro Latinoamericano de Desarrollo Sustentable, 1991, p. 18.
Toledo, op. cit., p. 5.
bid., p. 33.
Poblacin esencialmente masculina donde se contrast, mediante la aplicacin
de entrevistas semiestructuradas en 2000, el conocimiento geogrfico y biolgico, de 14 agricultores de ms de 70 aos, con el conocimiento y opinin de un
nmero igual de campesinos menores de 25 aos, radicados en los pueblos de
Actipan, Cuaula, Mazapa, Apipilhuasco, Amanalco, Tecuanulco y Santa Catarina. Estos datos fueron integrados con los resultados de una serie de 12 entrevistas seis con campesinos ancianos y seis con campesinos jvenes sobre
conocimiento biolgico, realizadas en los pueblos del municipio de Calpulalpan,
en 1995. La suma total de sujetos entrevistados en ambos momentos arroja 20
campesinos septuagenarios y 20 campesinos menores de 25 aos que proporcio-
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Quezada Aldana, San Jernimo Amanalco, Un pueblo nhuatl de la sierra del Acolhuacan, Mxico, Universidad Autnoma de Quertaro, 2001, p. 6.
Toledo, op. cit., p. 24.
Remi Simen, Diccionario de la lengua nhuatl mexicana, 14a. ed., Mxico, Siglo
Veintiuno, 1997, p. 539.
J. Rzedowski, La vegetacin de Mxico, Mxico, Limusa, 1978, p. 23.
bid., p. 67.
En lo general, este listado de la flora silvestre de la regin Tetzcoco-Calpulalpan,
se apoya en los datos que proporcionan las obras de Maximino Martnez Catlogo de nombres vulgares y cientficos de las plantas mexicanas, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1991 y scar Snchez Herrera La flora del Valle de Mxico, Mxico, Herrero, 1980 y conserva la estructura de la clasificacin elaborada por el autor en una investigacin anterior, que culmin en la tesis de maestra
en antropologa, Ya no vienen las golondrinas! Cambio cultural y transformacin
agrcola en una regin agrcola de Tlaxcala, presentada en la Escuela Nacional de
Antropologa e Historia (Castro, 1996), publicada en 2004. Se han anexado
a este listado los nombres de las plantas que son valiosas para los campesinos de
la Sierra Nevada, algunos nombres en nhuatl con los que ellos las denominan,
y su respectivo significado en espaol.
Boege, Protegiendo lo nuestro, en Manual para la gestn ambiental comunitaria,
uso y conservacin de la biodiversidad de los campesinos indgenas de Amrica Latina,
nm 3, Instituto Nacional Indigenista/Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 2000, p. 27.
Cevallos Gonzlez y Galindo Leal, Mamiferos silvestres de la Cuenca de Mxico,
Mxico, Limusa, 1980, p. 36.
Nos referimos bsicamente a Marcelo Aranda, Rastros de mamferos silvestres mexicanos, Mxico, INIREB, 1981; J. Ramrez Pulido et al., Gua de los mamferos de
Mxico, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1983; Cevallos
Gonzles y Galindo Leal, op. cit.; A.S. Leopold, Fauna silvestre de Mxico, 2 ed.,
Mxico, IMERNAR-Pax, 1990. Como en el caso de la flora, la descripcin de la
fauna silvestre de la regin retoma datos de mi tesis de maestra en antropologa
social, (Castro, 1996), publicada en 2004.
J.B. Pomar, en Garca Icazbalceta (adevertencia preliminar y notas), Relacin de
Texcoco, Mxico, Biblioteca Enciclopdica del Estado de Mxico, 1975, p. 67.
T. Herrera y M. Ulloa, El reino de los hongos, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1990.
G. Guzmn, Identificacin de los hongos comestibles, venenosos, alucinantes y destructores de la madera, Mxico, Limusa 1977.
Este breve listado, fue elaborado con base en la informacin obtenida en campo
por estudiantes de la licenciatura en antropologa social del Colegio de Antropologa Social de la Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, en el otoo de
2000, y por el autor de esta investigacin. Se compar adems con los resultados
de la investigacin realizada en Santa Catarina del Monte por Jos Gonzlez Rodrigo en 1993 (apndice del texto, pp. 104-106).
Fray Bernardino de Sahagn, Historia general de las cosas de la Nueva Espaa, 6a.
ed., Mxico, Porra, 1985, pp. 615-617.
F. del Paso y Troncoso, en P. Mynez (introd.), La botnica entre los nahuas y otros
estudios, Mxico, Secretara de Educacin Pblica, 1988, p. 153.
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bid., p. 86.
Martnez Alfaro, Nota etnolingustica sobre el idioma nhuatl de la Sierra Norte
de Puebla. La nomenclatura florstica, en Revista Amerindia, nm. 10, Mxico,
1985, p. 73.
R. Martn del Campo, en A. Brcenas, La etnobotnica y los sistemas cognoscitivos
populares. Memorias del Simposio de Etnobotnica, Mxico, Instituto Nacional de
Antropologa e Historia, 1982, p. 60.
F. del Paso y Troncoso, op. cit., p. 96.
Ibdem, p. 124.
Ibdem, p. 166.
Sahagn, op. cit., p. 664.
bid., p. 661.
Martnez Alfaro, op. cit., 1985.
Pierre Becauge, Plantas medicinales indgenas de Cuetzalan, Mxico, Desarrollo Integral de la Familia/Programa de Integracin de la Mujer al Desarrollo, 1988.
Brent Berlin, Speculations on the Growth of Ethnobotanical Nomenclature,
en Lenguage in Society, 1972.
Becauge, op. cit., p. 84.
bid., p. 74.
Vase bibliografa: Carmen Aguilera, 1985; Guilhem Olivier, 1999; Alfredo Lpez Austin, 1998; y Ylotl Gonzlez Torres, 2001.
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Fray Alonso de Molina, Vocabulario en lengua castellana y mexicana, y mexicana y
castellana, 2a. ed., Mxico, Porra, 1977, p. 10.
Ibdem.
Sahagn, op. cit., pp. 629-631.
bid., p. 644.
bid., pp. 645-646.
bid., p. 648.
bid., p. 666.
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Brent Berlin, Folk Taxonomies and Biological Classification, en From Science,
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X. Lozoya y Carlos Zolla, La medicina invisible. Introduccin al estudio de la medicina tradicional en Mxico, Folios, 1984.
Sahagn, op. cit., pp. 267-278.
Lpez Austin, Los mitos del tlacuache, 4a. ed., Mxico, Universidad Nacional
Autnoma de Mxico, 1998.
Doris Heyden, Mitologa y simbolismo de la flora en el Mxico prehispnico, Mxico,
Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1985; Carmen Aguilera, Flora y
fauna mexicana. Mitologa y tradiciones, Mxico, Everest, 1985.
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CAPTULO 6
Racionalidad y estrategias
econmicas de la
produccin campesina
Uno de los argumentos a favor de la
apertura comercial con respecto a los
cultivos bsicos, e inclusive como
argumento que justifica la contrarreforma
agraria, es que el campesino ya no es tal,
ya no tiene capacidad ni siquiera para
cultivar sus propios alimentos, mucho
menos deriva su ingreso de la actividad
agropecuaria, es todo menos campesino,
pues es jornalero, albail, migrante
transnacional, comerciante ambulante,
etctera.
K. Appendini1
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Por ello, aunque los ltimos gobiernos del rgimen prista proclamaron la necesidad de acabar con el minifundio ejidal y abrieron la
puerta legal para la comercializacin y la compactacin de la tierra,
los campesinos se han mantenido aferrados a ese pejugal que, como reconoce Warman, sigue siendo culturalmente muy valioso, ya
que aunque:
...los ingresos complementarios pueden superar a los que se obtienen del predio minifundista [...] ste es el que organiza el trabajo y otorga permanencia,
coherencia y certeza a la unidad familiar, le da races e identidad.18
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Si bien es cierto que desde el siglo XVI los habitantes de la Nueva Espaa se vincularon comercialmente con Europa exportando
minerales preciosos y productos del campo, esto se da bajo una condicin colonial donde ms que intercambio haba explotacin y extraccin de riqueza. El Mxico republicano del siglo XX, en cambio,
podra imaginarse de una manera muy distinta, como un pas con un
proyecto propio, igualitario, justo, en el que sus dirigentes no debieran
comprometer la soberana alimentaria, ni destrozar sin escrpulos la
vida de una cuarta parte de sus hijos: los campesinos.
No deja de ser paradjico y lamentable que la clase social que puso el pecho en la sangrienta revolucin agraria de 1910, tras un breve lapso de gloria de 1925 a 1945 en que se erigi, merced a las
dotaciones de tierra, en campesinos relativamente libres, relativamente autnomos, y sobre la cual se edific el desarrollo industrial y
urbano del Mxico moderno en las cuatro dcadas siguientes, termine siendo acusada de ser un lastre para el pas por improductiva,
por ineficiente, por no ser capaz de superar su condicin de pobreza permanente y, en consecuencia, sea conducida al cadalso de un
tratado comercial francamente desigual con las potencias anglosajonas del norte del continente americano.
Al inicio de la dcada de los noventa, en el siglo XX, los hijos
predilectos del rgimen cayeron de la gracia del Estado benefactor, se
acus al ejido de ser una unidad productiva ineficiente y se decret el
fin del reparto agrario. Las modificaciones al artculo 27 constitucional y a la Ley Agraria crearon las condiciones para la libre circulacin
de la tierra ejidal antes intransferible, inembargable, imprescriptible y comunal, introduciendo la figura jurdica del derecho pleno.
El Estado desmantel su apoyo a los productores agrcolas; desaparecieron los subsidios, los crditos, los precios de garanta, el seguro agrcola, la asistencia tcnica, las industrias paraestatales y, en su
lugar, se crearon programas de certificacin de derechos parcelarios
(Procede), de compensacin econmica por la baja en los precios de
los productos agrcolas (Procampo), nuevos esquemas y programas de
financiamiento Empresas en Solidaridad, Crdito a la Palabra,
de apoyo a la comercializacin (Aserca), de adquisicin de bienes de
capital Alianza para el Campo, y se firm el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canad.
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En este sentido, la migracin obligada ha permitido a muchos campesinos generar estrategias que les permiten preservar su identidad
y mantener los vnculos con la comunidad de origen y su tierra de
labor: reinyectar recursos a la siembra de la parcela, sostener la familia, contribuir con la comunidad.
Pero otros, especialmente las nuevas generaciones, comienzan a
perder inters por cultivar la tierra y permanecer en el campo en un
contexto contemporneo marcadamente desfavorable, donde no existen las condiciones mnimas para su reproduccin social como agricultores y para intentar alcanzar un futuro econmica y socialmente
superior al nivel de la estricta supervivencia.
Es como si los campesinos, esos que sucedieron a los peones de las
haciendas en el primer tercio del siglo XX, sus hijos y nietos, que tuvieron la oportunidad de constituir temporalmente, por factores histricos y polticos coyunturales, la clase social campesina en Mxico,
permaneciendo en tal condicin durante 75 aos 1917-1992,
hasta el surgimiento de la reciente reforma agraria encabezada por el
gobierno de Carlos Salinas de Gortari, estuviesen llegando a un momento crucial de transicin, del cual debern emerger otros campesinos.
Ellos ven ahora cmo sus descendientes no se interesan por continuar trabajando una tierra desgastada cuya produccin implica onerosos gastos, mucho trabajo y redita magras e inciertas ganancias.
Los jvenes hijos de campesinos buscan y prefieren el trabajo asalariado que proporciona un ingreso fijo, el comercio o los servicios, lo
que ha generado un fenmeno de ruptura generacional cada vez ms
manifiesto.
As se queja amargamente Warman, los campesinos viejos
que se quedan en su campo rehyen el trabajo asociado, la condensacin de las parcelas y son reacios a la innovacin tecnolgica31
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mientras los jvenes emigran o se dedican a otras actividades; esto coloca al campo mexicano en una situacin de parlisis negativa que
se corresponde con la poltica agraria y agrcola ambigua del actual
rgimen, donde segn ste si bien no hay una situacin de desastre, tampoco hay una esperanza.32
Mientras, la situacin toma rumbo definitivo, los campesinos siguen sin optar por el rgimen de derecho pleno, cultivando maz en
su parcela de temporal, en el minifundio empobrecedor que ganaron sus ancestros en la revolucin agraria iniciada en 1910. A pesar
de la inviabilidad econmica y quiz ecolgica del ejido, estos campesinos siguen ah porque eso son, as nacieron y as quieren morir,
como campesinos. Es una cuestin cultural.
Como afirma Armando Bartra:
Gracias a la politopia de los que se van sin irse, y a la terca multifuncionalidad
de los que quedndose no se quedan del todo, los campesinos son an nuestros contemporneos. El olor a lea y mazorcas asadas todava es el aroma de
la patria. Habiendo modo, los mexicanos rasos del tercer milenio seguiremos
comulgando con tortillas y sal gorda. Acuclillados en torno a un ardiente y democrtico sol de barro.33
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nuar o renunciar, que le toca enfrentar, junto con sus padres e hijos,
la encrucijada que la historia depara al campo mexicano en el siglo XXI.
A los campesinos de estos antiguos pueblos la reforma agraria los
dot de una parcela, les concedi reas comunales donde pudieron
practicar el pastoreo al aire libre, les entreg superficies boscosas y magueyales; constituy los ejidos y preserv los derechos comunales, permitiendo la gestacin de una clase campesina. Siete dcadas despus,
estos campesinos y algunos de sus descendientes an son campesinos
dedicados a la agricultura, la ganadera y las actividades forestales,
pero cada da se hace ms necesario que los miembros de la unidad
domstica diversifiquen sus actividades econmicas incorporndose
al mundo del trabajo asalariado, al comercio o a la prestacin de servicios, o que emigren en busca de trabajo allende las fronteras nacionales.
La unidad domstica, relativamente autosuficiente, basada en una
agricultura de subsistencia, donde tenan lugar y espacio todos sus
miembros, cada vez es menos capaz de sostenerse en el marco de tremendas presiones econmica y polticas externas a la comunidad, y es
vctima tambin de sus propios procesos de crecimiento.
En el contexto actual, es posible afirmar que las familias mestizas
e indgenas campesinas ambas de los pueblos y ejidos de los dos
municipios estudiados, enfrentan problemas similares dada su condicin de agricultores, pero sus estrategias, sus formas de respuesta, han
sido diferentes como consecuencia de su insercin histrica en procesos socioeconmicos y polticos relativamente distintos.
Por ello, decid describir sintticamente, a continuacin las caractersticas de las dinmicas regionales que configuraron la estructura agraria del rea durante los ltimos tres cuartos del siglo XX, para
pasar a describir y analizar, enseguida, las actividades econmicas actuales de los campesinos, buscando entender as la lgica, la racionalidad y las estrategias econmicas de la vida campesina en los pueblos
indgenas de la franja serrana del municipio de Tetzcoco, y en los pueblos mestizos del municipio calpulalpense.
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Incluso, en el caso de Santa Mara Tecuanulco no se registra reparto agrario alguno por el escaso nmero de capacitados y porque no
aceptaron tierras de la hacienda La Blanca situada lejos del pueblo,
en las cercanas de la ciudad de Tetzcoco (Don Mateo Flores, Tecuanulco, 54 aos). Sin embargo, el gobierno federal reconoci y ratific en 1947 la posesin comunal de 1 874 hectreas superficie
compuesta por unas 400 hectreas de monte y cerca de 1 400 hectreas de tierra de labor a sus habitantes.
En las comunidades donde s hubo dotaciones, como es el caso
de San Jernimo y Santa Catarina, se produjo otro fenmeno interesante digno de mencionar, pues as como hubo comuneros que no
aceptaron la parcela ejidal, tambin hubo comuneros que s la aceptaron convirtindose en comuneros-ejidatarios; estos individuos han
conformado una capa social que amortigua las tensiones entre los grupos antagnicos de comuneros y ejidatarios.
En las dcadas siguientes, los campesinos indgenas de estos pueblos serranos solicitaron ampliaciones de tierra para resolver la demanda de los jvenes con derecho parcelario, obteniendo generalmente
respuestas negativas sustentadas en el argumento de que ya no haba
superficies expropiables.45
Durante el breve periodo 1920-1940 en el cual recuperaron
tierras y pudieron aprovechar los recursos usurpados por las haciendas, los campesinos se dedicaron a la produccin de los cultivos de
subsistencia tradicionales: maz, frijol y calabaza; sembraron cultivos
comerciales que tenan demanda local, como el trigo; pudieron explotar los productos del monte lea, carbn, tejamanil, tabla, morillo
e incluso incorporaron a sus actividades econmicas el pastoreo, as
como la cra de aves de corral y cerdos.
Muy pronto, el precario equilibrio de los pobladores con los recursos disponibles habra de cambiar, como cambi tambin la poltica agraria de los gobiernos revolucionarios. El fin del cardenismo
dio paso a una poltica de modernizacin de la agricultura mexicana
que favoreci a la agricultura empresarial con obras de riego, infraestructura y apoyos financieros, contra los cuales no podan competir
los agricultores minifundistas y temporaleros.
Los campesinos de los pueblos tetzcocanos, a pesar de poseer
superficies irrigadas por los manantiales de la Sierra Nevada, no pu-
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A esta crisis generacional, que modifica la percepcin y uso de la tierra y el vnculo histrico que sostenan los campesinos con el maz,
se suma la apertura comercial indiscriminada de nuestros das, que
plantea para ellos, en tanto productores de cultivos de subsistencia y
comerciantes de flores de ornato, nuevos retos y obstculos que po-
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Los pueblos circundantes recibieron efectivamente las tierras expropiadas a la haciendas de San Bartolom del Monte, San Antonio Mazapa, Malpas, San Cristbal Zacacalco, en dos grandes momentos:
1. En 1924 y 1925, durante el mandato de lvaro Obregn y Plutarco Elias Calles, recibieron la primera dotacin Actipan,
Cuaula, Guaquilpan y Sultepec.63
2. Entre 1936 y 1940, durante el mandato de Lzaro Crdenas,
reciben su dotacin los ejidos de Mazapa, La Soledad y Zacacalco, y una ampliacin los ejidos de San Antonio Calpulalpan,
Actipan, Cuaula, Guaquilpan y Sultepec.64
Las otrora poderosas haciendas son repartidas paso a paso pero de manera incontenible, y sus dueos se ven obligados a fraccionar entre
sus familiares y allegados lo que queda de ellas.65 El campesinado,
por su parte, queda agrupado en dos grandes bloques relacionados
con la modalidad de tenencia de la tierra: los ejidatarios y los pequeos propietarios.
Los ejidatarios, con parcelas que oscilan entre las dos y las ocho
hectreas, son evidentemente agricultores minifundistas sujetos a las
lluvias de temporal que usufructan una parcela inalienable, imprescriptible e invendible, que pueden transmitir a sus hijos. Tienen acceso y posesin de unas parcelas que son suyas mientras no las dejen
de trabajar y que pertenecen a su ncleo de poblacin, pero que son
a la vez de la nacin. Poseen una superficie laborable individual y
tienen acceso al disfrute de los pastos y recursos forestales o minerales
del ejido, las tierras consideradas comunitarias o comunales de agostadero, monte y cerril.
Como en el caso de los pueblos serranos del municipio de Tetzcoco, muchos de los potenciales beneficiarios con el reparto de tierra
teman pedirla y ms an recibirla, pues consideraban que no era suya,
cmo se las iba a regalar el amo?, y si despus se las quitaba? Qu
vergenza ver pasar al patrn y estar labrando sus tierras; decan:
...no, no quiero robarle al patrn. Pos cmo voy a recibir una tierra que no
compr? cmo la voy a trabajar noms porque se la quit el gobierno. Me dara harta vergenza que pasara y me viera trabajando sus tierras (Don Pedro
C., Mazapa, 75 aos).
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magueyal o tinacal, se contratan como yunteros, pastores, sembradores, segadores, pizcadores, con el afn de obtener el dinero que no
proporciona una parcela cuya produccin est destinada bsicamente
al consumo familiar y al mantenimiento de las bestias de trabajo.
El advenimiento, en los aos setenta, de la revolucin verde y
sus paquetes tecnolgicos, aparecer entonces como la gran alternativa esperada; es una modernizacin tarda de la agricultura tradicional67 que desplazar los cultivos asociados, el uso intensivo de la
fuerza de trabajo familiar, el aprovechamiento integral de los elementos ecosistmicos. Las mquinas, las semillas mejoradas, los fertilizantes qumicos y los pesticidas prometen aumentar los rendimientos,
mejorar la calidad de la produccin, incrementar la fertilidad del suelo y controlar las malezas y las plagas de los cultivos.
El gobierno acude con proyectos productivos, programas de crdito y apoyo tcnico. La Promotora del Maguey y el Nopal, y el Patronato del Maguey fundan en Calpulalpan una Cooperativa de
Produccin de Pulque y se instala un Tinacal Piloto cuyo objetivo
es captar el aguamiel, comercializar la produccin de pulque e industrializar sus derivados fomentando as el cultivo del maguey en la entidad.
Se instalan tambin bodegas de Conasupo encargadas de captar y
comercializar la produccin de maz, asegurando la comercializacin
a los productores y regulando el mercado de precios, el seguro agrcola se hace presente a travs de Anagsa, se notifica a los campesinos
que el Banrural est a la orden de quienes requieran crdito, y los tcnicos de la Secretara de Agricultura y Recursos Hidrulicos (SARH) se
declaran listos a orientar a los agricultores y ganaderos de la regin.
Mientras fracasa, por diversas razones, el proyecto del Tinacal
Piloto,68 los rendimientos del maz se elevan por encima de los 1 200
kg por hectrea, ayudados por los fertilizantes qumicos y por el abatimiento de la competencia de las malezas y los daos causados por
las plagas. A finales de la dcada de los setenta, se instala en la regin
Cebadas y Maltas, una empresa que promete captar la produccin local de cebada maltera. Los agricultores olvidarn de aqu en adelante
toda idea de produccin relacionada con el pulque y comienzan a derribar las magueyeras buscando ganar terreno para la siembra de la
gramnea.
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y la creacin de una nueva Ley Agraria durante el mandato presidencial de Carlos Salinas de Gortari, se dio por concluido el reparto
agrario.
En estas condiciones tan difciles, solamente se abrieron dos vas
para la subsistencia de los campesinos jvenes: el trabajo asalariado
en los talleres caseros de maquila textil, o la migracin a los pases del
norte del continente.72 Los talleres comenzaron a proliferar en localidades como Cuaula, Guaquilpan, Mazapa, y despus en Sultepec,
Actipan, y la propia ciudad de Calpulalpan.73
La migracin, hasta entonces bsicamente de carcter regional o
nacional, tiene ahora carcter internacional: braceros que han abandonado el mbito rural, el pueblo y la parcela emigran para buscar
en otro pas el dinero que no le pueden proporcionar las actividades
agropecuarias que, segn sus orgenes sociales, estaba destinado a
ejercer.
Esta situacin tan compleja, donde se mezclan las deficiencias y
sesgos de la poltica agraria del Estado mexicano, los problemas del
mercado y la comercializacin de productos agrcolas, el crecimiento
poblacional desmedido, la finitud de la tierra cultivable, las limitantes ambientales obliga a reflexionar, en suma, sobre el destino de los
campesinos mestizos que habitan los ejidos y pueblos del municipio
calpulalpense, sobre el futuro de los campesinos que heredaron la
parcela ejidal y los que la heredarn en un contexto de apertura comercial indiscriminada, donde para ser competitivos se requieren la reconversin productiva y la compactacin de la propiedad social, que
apuntan a la eliminacin del cultivo del maz y la desaparicin del minifundio ejidal: la parcela sobre la cual se funda an la economa de
subsistencia y la identidad campesina
Esta breve comparacin histrica y etnogrfica nos permite encontrar notables similitudes, pero tambin claras diferencias, en el
proceso de conformacin del campesinado en ambas hemirregiones.
Citemos algunas de ellas:
De principio, nos encontramos con dos medios fisiogrficamente parecidos montaa y llanura, pero a la vez distintos, en la medida que los indgenas serranos de Tetzcoco,
arrinconados cada vez ms en el monte, tuvieron que adaptar
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su agricultura a terrenos de fuerte pendiente por medio de terrazas y metepantles, y situados junto a sus casas, mientras que
los campesinos mestizos del municipio de Calpulalpan, con muchas ms superficies laborables localizadas en planicies separadas de su casa habitacin, se vieron liberados de este problema.
En cambio, los agricultores serranos tuvieron a su disposicin
escurrimientos de la montaa, manantiales con los que pudieron practicar una agricultura de riego en los mesholales anexos
a su casa habitacin, mientras que los campesinos calpulalpenses han dependido siempre de las precarias precipitaciones pluviales practicando una agricultura exclusivamente de temporal.
Se pudo apreciar tambin que la tenencia comunal de la tierra
logr ser mantenida entre los campesinos de la sierra tetzcocana, no as entre los campesinos de la llanura calpulalpense, de
tal manera que la Reforma Agraria emanada de la revolucin
campesina de principios del siglo XX conform en Calpulalpan
dos grupos sociales: los ejidatarios y los pequeos propietarios,
en tanto que en los pueblos serranos persistieron los comuneros acompaados por los ejidatarios recin constituidos.
En ambas hemiregiones los campesinos intentaron la restitucin de las tierras comunales amparados en los ttulos coloniales y en ambos casos fue negada la peticin por los gobernantes
en turno, ambos sufrieron los efectos de los cambios productivos de la agricultura colonial nuevos cultivos, introduccin
de la ganadera y de la imposicin de la encomienda y el repartimiento.
Compartieron igualmente de manera similar, los efectos de las
leyes de desamortizacin creadas por los gobiernos liberales,
contemplaron impotentes el proceso de concentracin de la
tierra, a manos de los encomenderos y la iglesia primero, y de
los modernos hacendados despus, y trabajaron para las haciendas como semaneros o peones acasillados.
Los hacendados que sustituyeron a los latifundistas aristcratas
hicieron de las haciendas empresas capitalistas que ejerceran
nueva presin sobre los bosques, al igual que la industria ferrocarrilera que afect en especial los bosques calpulalpenses.
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Ya en el siglo XX, los campesinos de ambas hemirregiones recibieron de los primeros gobiernos revolucionarios dotaciones
y en algunos casos ampliaciones de tierra expropiadas a las haciendas de la regin transformndose de peones en ejidatarios:
campesinos relativamente libres, relativamente autnomos, poseedores de tierra y recursos naturales.
En las dcadas de los cuarenta y cincuenta los campesinos serranos son alcanzados por los efectos de un proceso de modernizacin que los obliga a sustituir la produccin de trigo por el
cultivo de flores de ornato. Los campesinos calpulalpenses, por
su parte, mantienen una agricultura de subsistencia que se ver
modificada en los aos prximos, por la llegada de la revolucin verde.
En los aos setenta y ochenta, la sustraccin oficial de importantes volmenes del agua de sus manantiales obliga a los campesinos a reducir los volmenes de produccin de las flores de
ornato, a transformarse en comerciantes de stas, y a ofrecer
sus servicios como arreglistas florales y msicos. En el municipio de Calpulalpan, mientras tanto, los campesinos abandonan
paulatinamente el cultivo del maguey a favor de la cebada
maltera, y la poblacin joven se proletariza en las fbricas de
la regin.
En la dcada de los noventa, los tecuanes de la sierra de Tetzcoco parecen estar dedicados bsicamente a sus actividades en
el sector secundario y terciario de la economa, mientras que
los campesinos civilizados del municipio de Calpulalpan han
comenzado a emigrar a Estados Unidos de Amrica, o son obreros de la industria maquiladora a domicilio.
En ambas hemirregiones sobreviven campesinos octagenarios
que, siendo los titulares de los derechos parcelarios, trabajan
su minifundio ejidal, comunal o privado, en compaa de algunos de sus hijos. Estos campesinos, que siguen produciendo
maz pero han reemplazado el maguey por la produccin cebadera en un caso, y la comercializacin de las flores de ornato
en el otro, enfrentan ahora el problema del abandono estatal
y de una apertura comercial que pone en riesgo sus posibilidades de continuidad.
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Este fenmeno de sustitucin del maz por la cebada maltera parece expresar una racionalidad econmica campesina de costo-beneficio
y responder a su necesidad de combinar un cultivo destinado bsicamente a la subsistencia el maz, con un cultivo de alto valor comercial la cebada promovido por una poltica agrcola estatal
que brindaba a los nacientes cebaderos la posibilidades ptimas de comercializacin al permitir la instalacin, en tierras calpulalpenses,
de la empresa Cebadas y Maltas.
Al indagar sobre los factores que tomaban en cuenta los agricultores para optar por el cultivo de la cebada maltera, se encontr que
43.4% de los campesinos entrevistados se decidan por este cultivo
debido a los bajos costos de produccin y el mayor margen de ganancia con respecto al maz.
El barbecho, rastreos, siembra, fertilizacin, aplicacin de herbicidas y trillado mecanizado requeran en 1994 una inversin de 700
a 900 pesos por hectrea. Puesto que los rendimientos promedio sealados por los productores oscilaban entre las dos y media y tres toneladas83 y cada tonelada era pagada oficialmente a 648 pesos, los
productores de cebada maltera podan aspirar a obtener entre 1 500 y
2 000 pesos por hectrea; un margen de ganancia superior al 100%,
que contrasta visiblemente con la magra ganancia generada por el
maz, y que solamente se poda ver afectada seriamente por la presencia de la roya lineal amarilla cuyo combate exiga la compra de
funguicidas de alto valor comercial.
Cabe anotar, que para 2003, la inversin por hectrea sembrada
de cebada maltera era de alrededor de 4 000 pesos, y que el precio por
tonelada se situaba en 1 900 pesos. Si un agricultor lograba un rendimiento de tres toneladas por hectrea, poda obtener unos 5 700
pesos; lo cual le daba una ganancia de 1 700 pesos por hectrea.
El segundo factor en importancia (32.1%), que decida la siembra
de la cebada maltera, era la comercializacin local asegurada del producto Cebadas y Maltas; en tercer lugar (22.6%) el ciclo corto de este cultivo cuatro meses, que permite disminuir los riesgos
de los siniestros naturales que amenazan las siembras en la regin: sequa, granizo, heladas; y en cuarto sitio (1.9%) se mencionaba el valor
forrajero de la paja que una vez empacada comenzaba a venderse cuando el nmero de animales de tiro en la zona comenz a disminuir.84
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La eliminacin del maguey aparece as, como resultado de fenmenos econmicos de costo-beneficio. Sale del mercado en el marco
de procesos de competencia comercial en los cuales pierde la batalla
con la cerveza y otras bebidas alcohlicas preferidas por los consumidores urbanos, y es derrotado por la cebada maltera que deja ganancias inmediatas y exige todo el espacio posible para su cultivo y las
maniobras de la maquinaria con la que es trillada.
Por su parte, la plaga humana de los mixioteros tiene implicaciones de orden legal. Los campesinos que se resistan a dejar la explotacin de sus magueyeras, o a derribar las cercas de sus terrenos, se vieron
forzados a hacerlo ante la imposibilidad de vigilar permanentemente
la parcela y de enfrentar a los grupos armados que se dedican a esta
actividad clandestina insuficiente o deficientemente normada y penalizada. En los ltimos diez aos no hubo iniciativas de ley ni acciones concretas que hayan disuadido a los mixioteros, cuya actividad en
la regin sirvi como el catalizador final para la eliminacin de la
planta.
La eliminacin del maguey pulquero de los campos calpulalpenses ha reducido la produccin agrcola a dos cultivos predominantes:
el maz y la cebada maltera. La siembra de ambos est determinada,
como ya se ha sealado, por una racionalidad econmica de costobeneficio que sugiere combinar un cultivo de subsistencia con un cultivo comercial, pero tambin por una tradicin cultural que demanda
preservar la siembra del maz, y por una racionalidad ambiental que
aconseja cultivar maz cuando el temporal lo permite, o sustituirlo
por la cebada cuando el tiempo se atrasa.
De esta manera, si no se presentan las precipitaciones durante
los meses de abril mayo y junio, los campesinos dan por sentado que
no ser posible sembrar maz pues, por su ciclo productivo de cinco o
seis meses, tiene altas probabilidades de ser alcanzado por las heladas
de noviembre o de que la lluvia sea insuficiente para su maduracin
total. La cebada maltera se yergue entonces como la opcin lgica
por su ciclo corto de cuatro meses que reduce considerablemente el
riesgo de los siniestros naturales y permite suponer un ingreso econmico ms o menos satisfactorio.
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Opcin B: cebada
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de sus animales y sus siembras. Ser dueo de un taller evita la migracin de sus poseedores, pagar renta, alimentacin y transporte, y genera un excedente que puede ser transferido a la agricultura.
Los trabajadores pueden acudir al domicilio del dueo, que es
donde normalmente se ubican los talleres, o trabajar en su propia casa. Frecuentemente los dueos de los talleres ocupan ambos tipos de
personal, quienes trabajan a destajo buscando ganar un dinero diario que la actividad agrcola no proporciona y que les da acceso al
consumo de productos que de otra manera no alcanzaran.
Pese a la falta de normatividad y la carencia de derechos sindicatos, prestaciones de ley, las familias campesinas han estado
dispuestas a realizar los trabajos que las fbricas textiles exigen a los
talleres, y es frecuente que algunos miembros de una familia estn
empleados en algn taller cubriendo jornadas de ms de ocho horas
durante seis das a la semana, mientras sus otros familiares ancianos, nios, mujeres embarazadas trabajan para ese mismo taller en
sus propios domicilios.
Lo que observ y nos describe Fuentes Valdevieso para el pueblo
de Santiago Cuaula no es privativo de esta comunidad; Guaquilpan,
Mazapa y Actipan comparten en mayor o menor proporcin la dinmica de este fenmeno social y econmico que requiere un estudio
ms amplio, profundo y detenido.
En tiempos de globalizacin econmica y de capitalismo salvaje,
no deja de sorprender la presencia de estas formas atrasadas de trabajo la industria a domicilio, pero resulta comprensible al mismo
tiempo, en contextos sociales y econmicos como los de los pueblos
del municipio calpulalpense: mano de obra abundante y barata, economa campesina destrozada, pobre industrializacin.
Partiendo de este conjunto de reflexiones, se est en condiciones de afirmar que:
1. Las unidades de produccin campesina en Calpulalpan, se
guan fundamentalmente por una racionalidad econmica de
costo-beneficio: la produccin de cebada maltera rinde mejores dividendos que el maz.
2. La persistencia del cultivo de maz se debe ms a cuestiones de
tipo cultural que de orden econmico.
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Para quienes ya no alcanzaron tierra, la maquila textil se ha convertido en la mejor alternativa a su alcance. Esta actividad, sin embargo,
aleja a los potenciales campesinos de la actividad agrcola puesto que
garantiza una mayor seguridad y un mayor monto en los ingresos.
En este contexto, en los primeros aos del tercer milenio de la
era cristiana, el campesinado calpulalpense parece estar segmentado
bsicamente en:
Aquellos sujetos que se definen como campesinos porque aqu
nacieron, en el campo, porque tienen tierra, la cultivan y le
dedican muchas horas de trabajo, aunque la produccin agrcola no sea su principal fuente de ingreso.
Aquellos otros que, aun habiendo nacido en este medio rural
y viviendo en estos pueblos, no tienen tierra, o no la siembran
ya, y dedican la mayor parte de su tiempo a otra actividad
econmica de la cual obtienen sus ingresos principales.
Los tecuanes de la sierra de Tetzcoco, por su parte, han cultivado desde
siempre y bsicamente para su consumo domstico, el maz, acompaado por trigo, maguey y, recientemente, por flores de ornato: margaritn (Chrysantemus leucanthemum), clavel (Dianthus caryophillus),
cempoaxchitl (Tagetes erecta), agapando (Agapanthus africanus),
jazmn (Jazminum officinale).
Como en el caso de Calpulalpan, aqu se aprecia tambin esta
combinacin de un cultivo de subsistencia: el maz, (Zea mays) con
uno o dos cultivos comerciales: el trigo (Triticum aestivum), el maguey
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No, don, no vendemos. Lo poquito que cosechamos, y que cosechaban nuestros abuelos y anteabuelos no alcanza para las necesidades de la casa, cuanti
menos pa vender. Nuestros mesholales son chiquitos, la tierra no ayuda y a veces tampoco el tiempo. Qu le vamos a hacer. Si por eso antes la gente iba a
Otumba, Tepetlaoxtoc, Tetzcoco, Calpulalpan, a vender lea, flores, fruta, tierra de monte, escobas, y a comprar con ese dinero un poco de maz, de frijol
(Don Mateo F., Tecuanulco, 54 aos).
Para decirlo en otras palabras, la produccin de maz ha sido tradicionalmente insuficiente para satisfacer las necesidades de consumo
domstico y para generar ingresos econmicos procedentes de su venta, pero adems est dejando de ser sembrado en las parcelas campe-
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interesada en preservar el bosque como un patrimonio para sus descendientes, y la visin liberal e individualista de los ejidatarios
dispuestos a explotar el recurso sin mayores escrpulos.91
Habra que hacer un estudio a profundidad de esta confrontacin
ideolgica para determinar quin ha ganado la batalla: los comuneros que han frenado la venta de los recursos forestales utilizndolos
casi exclusivamente para satisfacer sus necesidades domsticas, los ejidatarios que han logrado comercializar algunas porciones de bosque,
o los leadores avecindados que extraen cotidianamente, poco a poco, la madera del monte.
Por su parte, los ejidatarios o comuneros que no se dedican a talar
han complementado sus ingresos econmicos mediante la ganadera
de ganado ovino y bovino, y la crianza de ganado porcino, aves de
corral, mulas, caballos y asnos.
Salvo los animales de tiro y carga, los dems animales son internados en el monte alto, pastoreados en las tierras de pie de monte y
del pueblo, o cuidados en los corrales de las casas habitacin, con fines de consumo domstico, pero tambin para su comercializacin.
Tener carne, huevos o leche a la mano da tranquilidad alimenticia al
productor, y poder vender unos animales en caso de urgencia constituye una opcin invaluable para sujetos sociales ajenos a los sistemas
de seguridad social.
No digo nada nuevo al afirmar que las actividades pecuarias son
fundamentales para la economa campesina, pero siempre ser relevante constatar de manera emprica el lazo indisoluble que une a los
agricultores con los animales domesticados. Una familia campesina,
por lo menos en el rea de estudio, no se conceba sin la presencia de
la yunta, los burros, las ovejas, guajolotes y perros.
Sin embargo, no obstante el aprovechamiento mltiple de los recursos y la diversidad de actividades agropecuarias y forestales puestos
en prctica por las unidades econmicas campesinas, ha sido necesario
que algunos de sus miembros jvenes se incorporen a las actividades
asalariadas, que entren al mundo de la semiproletarizacin y la proletarizacin rural en actividades vestigiales cada vez mas escasas: leeros,
tlachiqueros, segadores, yunteros, pastores, al trabajo de los obreros
urbanos, o que busquen empleos en el sector del comercio y los servicios msicos, floristas.
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Opcin A: maz
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Opcin B: trigo
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los mayores volmenes de flores de ornato que comercializan los tecuanes, son adquiridos en la Central de Abastos de la Ciudad de Mxico,
desde donde son transportadas a distintos sitios del pas.
Tambin es frecuente la ausencia de los jefes de familia, porque
salieron a un evento, fueron contratados para elaborar los arreglos
florales de los hoteles y restaurantes de lujo de la capital, o estn elaborando los arreglos florales para una fiesta religiosa el da del
santo patrn o civil la visita de algn funcionario pblico.
La gente se identifica orgullosamente como florista y gusta de referir su participacin en esos eventos religiosos y polticos que les dan
oportunidad de conocer personalidades, y de ser reconocidos por la
calidad de su trabajo:
Le dicen a uno, t eres de los pueblos serranos, de Santa Catarina, de San
Jernimo o Santa Mara? Ah! Entonces el trabajo es tuyo. Ustedes son muy
buenos trabajando con las flores (Juan, Santa Catarina, 37 aos).
Sembrado fundamentalmente en los metepantles, que funcionaban como barreras vivas contra la erosin del suelo, o en las cercas con las
que se delimitaban los mesholales, el maguey pulquero dej de ser cultivado y fue paulatinamente sustituido por algunos rboles frutales
cuya produccin de segunda calidad permite a los campesinos
obtener algunos ingresos por su venta al menudeo en la regin.
Este breve resumen nos permite apreciar cmo los campesinos serranos, en su papel de agricultores, han combinado en los ltimos
80 aos, un cultivo de subsistencia que es por excelencia el maz
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La economa campesina en esta hemirregin, no ha podido sostenerse dependiendo nicamente de las actividades agrcolas, pecuarias y
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5. Esta racionalidad econmico-cultural y las estrategias productivas adoptadas tratan de minimizar tambin los riesgos ambientales, los siniestros naturales. Sin embargo, no se podra
decir que es una racionalidad econmico-cultural-ambiental,
porque no estn preocupados por la preservacin de los ecosistemas, sino por la seguridad de sus cosechas.
6. Con la adopcin de la floricultura y especialmente de la msica, la actividad agrcola se est tornando en una actividad
econmicamente complementaria, puesto que el ingreso principal proviene de aquellas y el mayor tiempo de trabajo de los
miembros de las unidades domsticas est dedicndose tambin a ellas.
En resumen, los campesinos indgenas de la sierra de Tetzcoco, una
vez que fue reconocido su estatus como ejidatarios y/o comuneros,
reforzaron su vida comunitaria en los pueblos, construyeron un modelo productivo particular basado en una racionalidad econmico-cultural y desarrollaron una serie de estrategias productivas encaminadas
a garantizar la subsistencia y a disminuir los riesgos ambientales y de
mercado.
Estas prcticas agropecuarias y de extraccin de los recursos del
bosque conformaron una agricultura tradicional sujeta a fenmenos de modernizacin productiva y tecnolgica que influyeron decisivamente en la reconfiguracin de su racionalidad y estrategias: el
cambio de cultivos flores de ornato por trigo, y el uso del paquete tecnolgico propuesto por la revolucin verde, son dos ejemplos
de este proceso actualmente agudizado por la apertura comercial indiscriminada que encierra graves riesgos para las economas campesinas basadas en la floricultura.
Para ellos, la msica ha sido la mejor alternativa econmica, pero
sta es una actividad que est alejando a los campesinos potenciales
de la agricultura, dada la desproporcin que existe entre ambas actividades en cuestin de trabajo invertido e ingresos obtenidos.
Como en el caso de la conformacin histrica del campesinado
en ambas hemirregiones, hay notables coincidencias pero tambin notorias diferencias que se resumen en la siguiente tabla:
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Calpulalpan
Tetzcoco
Racionalidad productiva.
Econmica (costo-beneficio)
y cultural.
Minimizacin del riesgo.
Econmica (costo-beneficio)
y cultural.
Minimizacin del riesgo.
Uso diversificado de la
flora y fauna.
Recoleccin, extraccin,
cacera.
Recoleccin, extraccin,
cacera.
Diversidad de
actividades productivas.
Agricultura, ganadera,
explotacin forestal:
carboneros, leeros.
Proletarizacin rural
(yunteros, pastores,
tlachiqueros, segadores,
pizcadores).
Proletarizacin industrial en
fbricas, complejos
industriales y talleres domiciliarios de maquila textil.
Agricultura, ganadera,
explotacin forestal:
carboneros, leeros.
Proletarizacin rural:
(yunteros, pastores,
tlachiqueros, segadores,
pizcadores).
Comercializacin de flores
de ornato.
Msicos.
Combinacin de cultivos
de subsistencia y
cultivos comerciales:
agricultura campesina
con rasgos empresariales.
Maz (consumo-venta),
maguey / cebada, calabaza.
Condiciones productivas.
Ms tierra laborable,
mayor rendimiento por
hectrea, ms tecnificacin,
lluvias de temporal, sequa
recurrente, granizadas y
heladas tempranas.
Factores de cambio.
La proletarizacin industrial
que absorbe tiempo aleja al
obrero de las actividades
agrcolas y se convierte en
la principal fuente de
ingreso.
La sustitucin de las
actividades agrcolas por la
comercializacin de flores
y la dedicacin a la msica:
actividades que exigen
mucho tiempo y de las
cuales proviene el ingreso
principal.
Esta comparacin permite ilustrar cmo el ncleo duro de la identidad campesina reside en una racionalidad econmico-cultural y de
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minimizacin del riesgo, donde son fundamentales el uso diversificado de los recursos, la diversidad de actividades productivas, la combinacin de cultivos comerciales y de subsistencia, haber nacido en
un pueblo campesino, tener tierra y trabajarla.
Sin embargo, el debilitamiento de estos patrones de comportamiento econmico en el marco de fenmenos macroestructurales y
polticos de magnitud nacional e internacional y sus condiciones de
articulacin subordinada han ido propiciando la proletarizacin, la
incorporacin a las actividades comerciales y de servicios que, de
ser complementarias, han pasado a transformarse en las actividades
econmicas principales poniendo en peligro la continuidad de las
condiciones que permitan la existencia de este tipo de racionalidad
campesina.
A ms de 70 aos de su creacin oficial, los campesinos ejidatarios, comuneros y pequeos propietarios, que reemplazaron a
los peones y los hacendados, tienen ante s un futuro sumamente incierto que tendr expresiones particulares para los tecuanes de los pueblos serranos y para los campesinos civilizados del municipio de
Calpulalpan.
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Foto 21. Acarreo de lea de los montes de Santa Catarina, Estado de Mxico.
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CAPTULO 7
Las transformaciones
tecnolgicas de la
agricultura tradicional
La visin dominante en Occidente
desde el iluminismo del siglo XVIII es que
la ciencia y la tecnologa, combinadas
con la propiedad privada y la economa
de mercado, generan dos tipos de
libertad: libertad de los destrozos
de una naturaleza desconocida e
incontrolable, y libertad para apropiarse
de ella y manipularla a fin de incrementar
la riqueza de las naciones. Se supone
que la tecnologa nos protege de la furia
de la naturaleza y al mismo tiempo nos
enriquece con sus tesoros.
J. OConnor1
onsiderada como sinnimo de progreso cientfico y dominio sobre la naturaleza, la tecnologa agrcola constituye una variable
fundamental para el estudio de las relaciones que establecen las
sociedades campesinas con su ambiente. Aunque los dioses enven la
lluvia y permitan que aparezca diariamente el sol tras el horizonte
para fertilizar los campos, nutrir las plantas y permitir la funcin cloroflica, la produccin agrcola sera imposible si los hombres no contribuyeran con su trabajo, diseando para ello, mtodos, tcnicas e
instrumentos especficos de acuerdo con las condiciones ecosistmicas particulares en las que se desenvuelve su existencia.
A partir de la revolucin neoltica, empujados por la necesidad de
satisfacer las necesidades alimenticias de poblaciones humanas sedentarias cuyo crecimiento solamente era atenuado por las enfermedades
y las guerras, los pueblos campesinos del mundo crearon y desarrollaron formas tecnolgicas sorprendentes para cultivar sus alimentos
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energa solar
hongos
suelo
fungicidas
fertilizantes
cultivos
energa fsil
flora
ganadera
fauna
herbicidas
insecticidas
pieles, carne
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Relieve
Calpulalpan
Llanura/
ladera
Irrigacin
Temporal
Cultivos
Cebada
maz/
calabaza
maguey
Aspectos tecnolgicos
Mecanizacin (tractores,
combinadas, camionetas),
agroqumicos (fertilizante
qumico, herbicidas, fungicidas),
semillas mejoradas.
Traccin animal, remolques y
carretas, abono orgnico,
semillas criollas.
Bordos, zanjas, cercas y
metepantles de maguey,
melgas, jageyes.
Siembra de temporal en
laderas y planicies.
Contina....
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Ladera/
llanura
Temporal/
riego
Flores de
ornato,
maz/haba,
trigo
maguey
Invernaderos, camionetas,
agroqumicos (fertilizantes,
pesticidas).
Traccin animal, carretas,
abono orgnico, semillas
criollas.
Metepantles (de maguey,
rboles frutales, flores),
apantles, terrazas, bancales.
Siembra de temporal
(xopaniztli) y de humedad
(tlasenhuetzi) en laderas y
planicies, y con riego en
bancales (mesholales).
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un monocultivo comercial que implica el uso de hbridos de alto rendimiento, agroqumicos y exige el uso de maquinaria movida por
energa fsil para su corte.
Ladera
Casero
Parcelas
Figura 21. Parcela o corte sembrada con cultivos asociados (maz, calabaza) en melgas delimitadas por metepantles de maguey en Calpulalpan
Parcela o corte
Metepantle
de maguey
Melga
Milpa
Bordo con
maguey
Zanja
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Parcela o corte
Monocultivo de
cebada maltera
Vereda limtrofe
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acolhuas del Postclsico y poblaciones que les antecedieron, a construir terrazas, bancales y metepantles.
Esta estrategia prehispnica para ganar tierra a la montaa, requiri del mtodo de tumba, roza y quema, y modific la topografa
natural, hasta crear un paisaje agroforestal artificial digno de alabar
por el esfuerzo y la inteligencia invertidos en su diseo y desarrollo.
Ms an si hasta estas superficies de cultivo se canalizaron las corrientes de agua provenientes de los numerosos manantiales entonces existentes, y se construyeron terrazas y barreras vivas para retener suelo.
Los campesinos serranos, descendientes de los acolhuas, heredaron estos sistemas agrcolas, pero en el transcurso de los siglos se produjeron cambios econmicos y ambientales como la introduccin
de ganado ovino durante la poca virreinal o la sustraccin de volmenes importantes de agua para abastecer a las ciudades de la llanura
tetzcocana que alteraron la salud de los agroecosistemas y empujaron a los campesinos contemporneos a modificar sus prcticas
productivas y a inventar nuevas estrategias econmicas.
El trigo primero, y las flores de ornato despus, son los dos cultivos comerciales que han acompaado la siembra del maz asociado
con haba o frijol, configurando una economa campesina orientada
al autoconsumo, pero combinada con la venta, de donde se obtiene
el dinero indispensable para la vida cotidiana.
La imposibilidad de competir con los productores de trigo del
norte del pas, los orill a producir flores de ornato hasta la dcada
de los setenta cuando el agua de sus manantiales fue entubada y
llevada a las ciudades de la llanura. Esto provoc que muchos campesinos dejaran de producir flores y se dedicaran bsicamente a la
comercializacin de las mismas, en tanto que otros, los que pudieron
hacerlo, modernizaron sus sistemas productivos instalando invernaderos, obteniendo una produccin de mayor calidad que exige el uso
de agroqumicos.
Durante un cuarto de siglo, la produccin de flores de ornato ha
podido coexistir, separadamente, con el cultivo del maz, planta mesoamericana que sembrada en los mesholales y los pequeos solares
adyacentes a las casas, exige trabajo humano, trabajo animal, y permite la conservacin de las semillas criollas, tlaolli iztac o maz blanco,
(tlaolli costic) o maz amarillo, y tlaolli tliltic o maz negro.
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Bancales y terrazas
Mesholal
Casa
Metepantle
Metepantle de rboles
frutales y maguey manso
Metepantle de flor de
agapando, maz o flores
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Mesholal
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Maz
Matapantle de maguey
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A pesar de este estigma, el maz, conservado por los campesinos indgenas y mestizos, se ha mantenido en la preferencia de los consumidores mexicanos, especialmente de la poblacin rural, que as establece
una diferencia ms con la poblacin urbana, consumidora de pan de
trigo.
Polifuncional, el maz es aprovechado por el pueblo mexicano en
cualquiera de sus mltiples presentaciones: tortillas, atole, tamales,
pinole, y las diversas partes de la planta hojas, caa y totomoxtle
tienen usos forrajeros. De esta manera, el maz es alimento humano,
pero contribuye tambin a la alimentacin de los animales domsticos que proporcionan a la familia campesina carne, leche, huevos, o
aportan su fuerza para las labores de carga o tiro.
Los campesinos de la regin de Calpulalpan, una vez que recibieron sus parcelas ejidales, continuaron sembrando maz, aunque lo limitado de sus recursos tcnicos y la escasa bondad climtica les
impidi obtener rendimientos superiores a los 700 kg por hectrea6
destinando la produccin al autoconsumo familiar.
La falta de aperos de labranza, animales y dinero, como ya se ha
comentado en otro captulo, disuadi a los campesinos para solicitar
y aceptar mayores superficies de tierra, y la discreta precipitacin pluvial del periodo primavera-verano 600-7 000 mm acompaada
a veces de sequas inesperadas, granizadas y heladas repentinas, constrieron severamente la produccin agrcola en aquellos aos, y slo
se resolvieron parcialmente mediante los cambios tecnolgicos consustanciales a la revolucin verde.
Esta agricultura de temporal que solamente permite obtener una
cosecha al ao sistema anual de secano, y que estaba basada en
la fuerza de trabajo humana y animal, fue modificada a finales de los
aos sesenta, por la introduccin de la maquinaria agrcola movida
por energa fsil, el uso de agroqumicos inorgnicos, y por las semillas genticamente mejoradas.
De este modo, aunque las variables climatolgicas se mantuvieron fuera del control campesino, los factores de la produccin agrcola pudieron ser manejados por los productores: el uso del tractor
alivi el inmenso esfuerzo fsico implcito en el trabajo con yunta,
los fertilizantes inorgnicos, basados en la frmula nitrgeno-fsforopotasio, desplazaron el uso de lo abonos de origen orgnico ceniza,
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Yunta
y
arado
Desgrane y
almacenaje
Trilla
nov/dic
Pizca
Acarreo
sept/oct
Tumba
Cajoneo
Siembra
Escardas
abril/mayo junio/julio
Abonado
Rastreo
Barbecho
ene/feb/mzo
Sembradora
Hoz
Pizcador
Tezontle y
Yunta
Pala
troje
y
estircol con yunta
rastra
ceniza
Yunta y
Remolque
Yunta
cultivadora
y yunta
B) 1960-2000
Tractor Tractor
Manual
Sembradora
con tractor
o yunta
Tractor o
yunta y
cultivadora
Desgrane y
almacenaje
Trilla
dic/ene
Pizca
Acarreo
oct/nov
Tumba
Cajoneo
Escardas
julio/agosto
Fertilizacin
Siembra
Rastreo
feb/mzo mayo/junio
Barbecho
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Remolque Pizcador
camioneta (manual)
y tractor
Empacadora
Hoz
Desgranadora
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El desplazamiento de la traccin animal, de las yuntas de bueyes, mulas o caballos, por el tractor.
La sustitucin del remolque o la carreta por las camionetas.
La sustitucin del abono orgnico estircol, ceniza por los
fertilizantes qumicos.
La sustitucin del proceso de trillado con yunta y arcinado manual,10 por el proceso de triturado y empaque mecnico.
La introduccin de la mquina desgranadora en vez del tezontle o piedra de desgranar
La permanencia de algunos instrumentos de trabajo tan simples como la pala, la hoz y el pizcador; las dos primeras de origen hispano que reemplazaron la coa o huauctli y las navajas
de obsidiana y el segundo de origen mesoamericano.
A principios del siglo XXI, la maquinizacin imperante ha modificado la cotidianidad de la vida campesina reduciendo la presencia y la
importancia de los animales de carga y tiro que, durante los siglos posteriores a la conquista espaola, se constituyeron en elementos inseparables del trabajo campesino.
La agricultura campesina tradicional en la primera mitad del siglo
XX se representaba con el campesino, la tierra y su yunta; el caballo
adems de medio de transporte era el compaero inseparable del
labrador. A lomos de mula o de asno se transportaban las cargas de
lea de monte encino, ocote, y las cargas de mesotes, metzontetes11
y el carbn vegetal que servan como combustible para satisfacer las
necesidades domsticas.
La preferencia por las mquinas, el derribe de los magueyales y la
introduccin del gas butano a la vida campesina han hecho prescindibles a los animales de tiro y carga apenas si se les necesita para
los trabajos de deshierbe y aproximacin de tierra a las plantas jvenes del maz, labores conocidas como escardas y cajoneo, lo cual, a
su vez, hace innecesario contar con los esquilmos arcinados que
ahora se empacan y se venden.
El tractor y las camionetas no se enferman ni necesitan alimento,
agua y cuidados cotidianos como los animales en cuestin, son capaces de barbechar superficies mayores, y reducen el esfuerzo fsico
de los agricultores; ventajas que han inclinado la balanza a su favor
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de muchos aos para producir unos diez aos y no generaba ingresos econmicos comparables con los que provenan de la comercializacin de la cebada. Los productores, decepcionados por la baja
rentabilidad econmica de la planta y la desproteccin oficial, procedieron a arrancarla masivamente modificando de manera radical,
en menos de 20 aos, un paisaje, un agroecosistema centenario.12
Proceso de trabajo, tecnologa y ciclo agrcola del cultivo de maguey manso
Aunque es una planta silvestre oriunda de Mxico, el maguey requiere de la intervencin humana para producir pulque y para obtener
una distribucin adecuada en la superficie de cultivo que evite la competencia por nutrientes y agua, con las plantas nuevas, mecuates
o magueyes gemelos, que nacen de sus races.
Cuando alcanzan una vara de altura 85 cm son trasplantados, se podan sistemticamente y cuando tienen entre ocho y diez
aos de vida, se les castra cortando el meyolotl corazn del maguey y se pica la planta. Cuatro o cinco meses despus se inicia la
raspa removiendo capas en el tejido de la cavidad formada artificialmente en su tronco hasta lograr que mane el aguamiel.
Una planta de buena calidad y en su momento de mayor produccin se raspa dos veces al da y puede producir entre seis y diez litros
a lo largo de cinco o seis meses. Llegado este momento el maguey es
ya una planta moribunda de la cual se pueden aprovechar todava las
pencas verdes, las hojas secas o mesotes metzontli y tiempo
despus, el tronco o mesontete metzontetl.
Trasplantar, podar, abonar, picar, cortar y raspar son actividades
propias de la explotacin del maguey y, para realizarlas, los productores y tlachiqueros del periodo 1920-1960, recurran a una serie de
instrumentos relativamente simples: barreta y pala para cavar la cepas
donde se trasplanta, tajadera para despencar, machete para cortar el
meyolotl, hoz para cortar los mesotes, raspador para remover la pulpa,
acocote (Lagenaria vulgaris) para aspirar el aguamiel, castaas de madera de 30 o 40 litros de capacidad, eslabn metlico para afilar el
machete, raspador y tajadera, angarillas para acarrear los mesotes y
el imprescindible asno que transportaba el aguamiel hasta el tinacal
y la lea hasta el hogar.
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1-2 aos
Arranque
y trasplante
Barreta y pala
2-8 aos
8 aos
8.5/9 aos
9-10 aos
Podas y
abonado
Capado
y picado
Raspa
Lea y
forraje
Machete y
pala, estircol
ceniza
Barreta,
tajadera,
machete
Raspador,
acocote,
castaas de
madera, asno
Hoz, barreta,
tajadera
angarilla,
asno
B) 1960-2000
0
1-2 aos
Arranque
y trasplante
Barreta y pala
2-8 aos
Podas y
abonado
Machete y
pala, fertilizante
qumico
8 aos
8.5/9 aos
9-10 aos
Capado
y picado
Raspa
Lea y
forraje
Barreta,
tajadera,
machete
Raspador,
acocote,
castaas de
fibra de vidrio,
bicicleta
Hoz, barreta,
tajadera
angarilla,
carreta
De los instrumentos de trabajo prehispnicos asociados a la explotacin del metl, qued muy poco al paso de los siglos tal vez solamente
el raspador y el acocote. Los dems instrumentos fueron introducidos
por los colonizadores europeos barreta, tajadera, hoz, machete, angarilla, fuste, asno, castaas.
Su persistencia centenaria, sin embargo, sigui dando a los campesinos mltiples beneficios ecolgicos, econmicos y sociales. Es una
lstima que los Llanos de Apan y Calpulalpan hayan sido desalojados por intereses agronmicos y econmicos de esta maravillosa
planta mesoamericana cuyo cultivo extensivo en la poca de las grandes haciendas, tuvo, a diferencia de otros monocultivos, consecuencias saludables para el ambiente y la cultura campesina.
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mayo
Barbecho
abono
y rastreo
junio/julio
Siembra
ytapa
Yunta, arado
Manual,
estircol
(al voleo)
y ceniza
semilla criolla
ago/sept
oct/nov
diciembre
Combate
a malezas
y plagas
Siega
Trilla y
almacenaje
Manual,
pala
Manual,
hoz
Yunta,
arnero,
troje
oct/nov
diciembre
Siega
y trilla
Venta
B) 1960-2000
enero
mayo
Barbecho
abono
y rastreo
Tractor,
fertilizantes
qumicos
junio/julio
Siembra
ytapa
ago/sept
Combate
a malezas
y plagas
Tapadora o
Fumigacin
sembradora con herbicidas,
mecnica,
insecticidas
hbridos
y funficidas
Trilladora
combinada
Camiones
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Yunta
y
arado
Desgrane y
almacenaje
nov/diciembre
Trilla
Pizca in situ
sept/oct
Tumba
Cajoneo
Escardas
abril/mayo junio/julio
Siembra
Abonado
Rastreo
Barbecho
ene/feb/mzo
Manual,
Yunta
Hoz
Yunta
Pala
Yunta
yunta y
y
y
estircol
Pizcador
rastra ceniza sembradora cultivadora
Yunta,
tezontle
Cuescomatl
B) 1960-2000
Yunta, yunta
Pala,
Yunta,
pizcador yunta
arado o
o
estircol o manual, cultivadora
(manual)
tractor tractor fertilizante yunta y
hoz (manual)
qumico sembradora
Desgrane
nov/diciembre
Trilla
Pizca in situ
sept/oct
Tumba
Cajoneo
Escardas
abril/mayo junio/julio
Siembra
Abonado
Rastreo
enero/febrero
Barbecho
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tezontle
sembrar, tumbar, pizcar, dicen que es muy cansado y no se saca casi nada. Con
lo que ganan en su trabajo se compran las tortillas y listo (Don Aniceto V.,
Santa Catarina, 64 aos).
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mayo/junio
Barbecho
abono
y rastreo
yunta, arado
abono orgnico
(en mesholal)
julio
agosto/sept octubre
noviembre
Siembra
ytapa
Combate
a malezas
y plagas
Siega
Trilla
manual,
(al voleo)
semilla criolla
manual,
pala
manual,
hoz
yunta,
arnero
B) 1960-2000
enero
mayo/junio
Barbecho
abono
y rastreo
julio
Siembra
ytapa
agosto/sept
Combate
a malezas
y plagas
Yunta, arado
manual,
Manual (pala)
o tractor,
(al voleo) o herbicidas e
estircol o semilla criolla insecticidas
fertilizantes
o hbridos
qumicos
octubre
Siega
manual
hoz,
arnero
noviembre
Trilla
yunta
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En el imaginario popular, la produccin de flores de ornato a cielo abierto fue posible por la conjuncin de varios factores no siempre
tomados en cuenta: los ciclos temporales bien definidos inicio y
fin del periodo de lluvias, principio de la poca de heladas, la disponibilidad de agua de riego, y la participacin intensiva de la fuerza
de trabajo familiar que permita atender las arduas labores de la floricultura siembra por tubrculos, esqueje o semilla, deshierbe, corte.
En los tiempos de antes, las flores se daban bien porque haba agua suficiente:
la que nos caa del cielo, y la que vena de los manantiales. El tiempo de lluvias y el de las heladas se anunciaba y se cumpla ao con ao, se quitaba la
hierba a mano [] pos como no, si los paps metan al trabajo a sus hijos, a su
familia (Benito E., Santa Catarina del Monte, 45 aos).
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Bieldo
Abono Manual,
orgnico (semilla,
esqueje,
bulbo)
nov
dic-mzo
Transportacin
y venta
Corte
Deshierbe
Irrigacin
Siembra
junio/sept
Fertilizacin
Preparacin
del terreno
abril
Manual Manual
Bestia de
carga
Agua
rodada
2a.
3a.
Compra/
venta
(comercio)
B) 1960-2000
nov
dic-mzo
Transportacin
y venta
Corte
Fumigacin
Deshierbe
Irrigacin
Siembra
junio/sept
Fertilizacin
abril
Preparacin
del terreno
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Bieldo Abono
Manual,
Manual
Camioneta
orgnico y (semilla,
Manual
Manual
fertilizante esqueje,
(bomba)
qumico
bulbo) (manguera)
1a. cosecha (produccin y comercio)
2a.
3a.
4a.
(Produccin y comercio)
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De igual modo, la presencia de tractores, mquinas trilladoras, empacadoras y desgranadoras, sumada a la eliminacin del maguey y las
crecientes dificultades para la ganadera extensiva derivadas de la insuficiencia de superficies de agostadero consecutiva a la apertura de
tierras de cultivo, ha provocado un creciente desempleo para quienes
an desean seguir siendo campesinos.
Ahora sale uno a la calle, al campo, camina uno sin saber qu hacer. Se encuentra uno con algn vecino. Nos saludamos y platicamos: cmo te va? en
qu la giras? Y aquel responde: pos que he de andar haciendo, nada. No hay
chamba. Nadie tiene trabajo de segar, ni de trillar o arcinar. Tampoco hay maguey para ir a despencar, trasplantar o capar. Ni siquiera dan trabajo de pastor.
Qu iremos a hacer? (Don Enrique C., Actipan, 52 aos).
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8
9
J. OConnor, Causas naturales. Ensayos de marxismo ecolgico, Mxico, Siglo Veintiuno, 2001, p. 238.
Hernndez Xolocotzi, Reflexiones sobre el concepto de agroecosistema, en
Xolocotzia, t. II, Mxico, Universidad Autnoma de Chapingo, 1985, pp. 531-538.
Robert Hart, Marco conceptual para la investigacin con sistemas agrcolas, Turrialba,
Costa Rica, Centro Agronmico Tropical de Investigacin y Enseanza, 1979,
pp. 15-16.
Recurdese que el nico manantial importante de la regin, el Atzompa, nace en
territorio poblano, y llega a varios municipios tlaxcaltecas entre ellos el de
Calpulalpan pero su aprovechamiento es exclusivamente domstico.
A. Warman, La historia de un bastardo: maz y capitalismo, Mxico, Fondo de Cultura Econmica/Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1988, p. 11.
Censo Agrcola y Ganadero de 1930, y Censo Agrcola, Ganadero y Ejidal de 1960.
VII Censo Ejidal del Estado de Tlaxcala, Mxico, Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica, 1993.
Estadsticas histricas de Mxico, 3 ed., t. I, Mxico, Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica, 1994, pp. 485-486.
En 1960, a nivel municipal, se cosecharon 4 523 hectreas de maz por 4 159 hectreas de cebada. En 1990 solamente se cosecharon 2 710 hectreas de maz, por
7 006 hectreas sembradas con cebada maltera. La proporcin de 1:1, cambi a
1:3. F. Castro Prez, Ya no vienen las golondrinas! Cambio cultural y transformacin
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J. Gonzlez Rodrigo, Santa Catarina del Monte. Bosques y hongos, Mxico, Universidad Iberoamericana, 1993, p. 71.
J. Sokolovsky, San Jernimo Amanalco, un pueblo en transicin, Mxico,
Universidad Iberoamericana, 1995, p. 71.
Junto a los floricultores de invernadero subsisten, de manera cada vez ms aislada, un nmero indeterminado y variable de campesinos que eventualmente siembran flores de ornato tradicionales en sus mesholales: agapando, cempoaxchitl,
margaritn, flor de bolita.
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CAPTULO 8
CEAE
CEAE
y sus interrelaciones
Campesinos mestizos
civilizados
de los llanos de Calpulalpan
cosmovisin
conocimiento ambiental
racionalidad
econmica
tecnologa
Al concluir la revisin, considero que las cuatro variables escogidas poseen una gran pertinencia terica, el suficiente poder explicativo para
poder adjetivar ese concepto tan ambiguo y resbaloso llamado cultura. Dos de ellas, la cosmovisin y el conocimiento, se pueden situar
en el terreno de lo simblico y lo cognitivo, de lo ideolgico o supraestructural, mientras que las otras dos racionalidad econmica
y tecnologa se pueden ubicar en el plano material-estructural.
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de las causas del cambio climtico: deforestacin, calentamiento global en Calpulalpan; secuestro institucional de Tlloc
en Tetzcoco
Con caractersticas topogrficas diferentes ladera y llanura, formas de tenencia de la tierra dismiles ejido, tierra
comunal y propiedad en Tetzcoco, ejido y propiedad privada
en Calpulalpan, y disponibilidad diferenciada de recursos
naturales bosques en la sierra de Tetzcoco, ausencia de ellos
en Calpulalpan, los agricultores de ambos municipios han
conformado una agricultura campesina con rasgos empresariales que intenta satisfacer sus necesidades de autoconsumo y sus
requerimientos de liquidez monetaria haciendo retroceder el
maz, desterrando el maguey, y dando preferencia a las flores
de ornato en un caso, y a la cebada maltera en el otro. Comparten tambin el desdn de los jvenes por las actividades
agrcolas, el drama de los campesinos viejos que ya no pueden
trabajar la tierra, y el progresivo desplazamiento de las actividades agropecuarias por el comercio y los servicios Tetzcoco y el trabajo asalariado la maquila textil domiciliaria en
Calpulalpan.
Las caractersticas del manejo tecnolgico de los recursos en general, y de los sistemas agrcolas en particular, se caracteriza por
la conjuncin sincrtica de mtodos y herramientas de origen
prehispnico terrazas, metepantles, riego, abono orgnico,
semilla criolla, pizcadores con mtodos y herramientas de
origen arbico-espaol arado, yunta, hoz, machete, carreta y la tecnologa de la revolucin industrial tractores,
combinadas, camionetas, pesticidas qumicos, fertilizantes inorgnicos. Sin embargo, siendo comn el fenmeno, tiene proporciones distintas en ambas zonas de estudio: en Tetzcoco se
observa una mayor persistencia de la tecnologa mesoamericana, mientras que en Calpulalpan predomina la tecnologa
generada durante la revolucin verde.
Las cuatro variables comparten, adems, tres rasgos que son dignos
de destacar:
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La continuidad y el cambio son un binomio inseparable que involucra factores entrpicos y exgenos, involucra fuerzas de resistencia y
dominacin que favorecen la permanencia inestable y fugaz, o la
transformacin a veces abrupta, a veces paulatina, del orden social,
de la identidad cultural, de la estabilidad ecosistmica. El binomio es,
as, en la prctica, una unidad caracterizada por la fugacidad de lo
permanente y la casi imperceptible quietud de las transformaciones
continuas: persistencia y cambio aparecen entonces como partes de
un mismo fenmeno, de un mismo proceso.
Sin embargo, los cambios abren a menudo periodos de estabilidad
dinmica claramente perceptibles que permiten comparar un antes,
el ahora y aqu, y un despus, como maneras humanas de comprender
los fenmenos. En cada momento transitorio existen elementos
que se destacan y confieren singularidad, elementos que se vuelven
medulares para la sociedad adquiriendo una enorme dureza y longevidad, y otros cuya relevancia es menor al ser sustituidos por otros generados al interior de la propia sociedad o procedentes del exterior.
As ha sido a lo largo de la historia de la humanidad.
Los elementos ms vigorosos que logran sobrevivir a los fenmenos de cambio, mezclados con los elementos nuevos, confieren identidad a las sociedades y su presencia puede variar entre unas y otras
a lo largo del tiempo. Cuando aquellos elementos primigenios desaparecen o se transforman sustancialmente, la identidad de los pueblos,
y de modo anlogo la tipificacin de los ecosistemas, experimentan
cambios de tal magnitud que dejan de ser lo que eran para constituirse en algo diferente, que tampoco es eterno, y algn da termina-
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La
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y la persistencia tnica
En su oportunidad, establec que los campesinos residentes en el territorio tnico del ex Acolhuacan Septentrional tuvieron antecedentes
de indianidad, o son vistos despectivamente, por los ajenos, como
indios, utilizando una categora colonial que como deca Guillermo Bonfil establece la condicin social de los vencidos a partir de
la conquista espaola.
Esta condicin cultural, econmica y poltica de indios o indgenas, se contrapone con la condicin social de los mestizos; gente que
en la regin se asume como no indio porque no habla la lengua prehispnica, e inclusive, con criterios racistas, considera que sus caractersticas fsicas son notoriamente diferentes y mejores a las de
los serranos, tecuanes o huetetes.
Pese a tener antecedentes culturales comunes haber formado
parte del Acolhuacan Septentrional en el periodo del Postclsico
mesoamericano y a pesar de compartir procesos histricos de sometimiento y explotacin ms o menos similares, los campesinos calpulalpenses no se asumen como indios definiendo como tales a los
habitantes de la sierra tetzcocana, y stos, a su vez, reconocen su
condicin de indianidad y atribuyen a sus homlogos calpulalpenses
el rango de gente civilizada porque viven en el llano, hablan bien el
castellano, tienen rasgos fsicos diferentes y han modernizado sus mtodos de cultivo.
Ambos parecen estar conscientes de que en su territorio municipal respectivo se asentaron pueblos prehispnicos influenciados por
centros de alta cultura, pero ni los unos ni los otros son conscientes
de tener un pasado comn, de habitar un territorio alguna vez compartido, y tampoco establecen sus similitudes y diferencias en trminos de su cosmovisin, conocimiento y manejo de recursos, o de las
persistencias de la tecnologa tradicional.
La asuncin de la identidad propia y la definicin de la otredad
en el territorio del ex Acolhuacan Septentrional aparece aqu fragmentada e inconexa, facilitando que ambos se perciban como diferentes, pese a tener antecedentes territoriales, histricos y lingsticos
comunes.
Adicionalmente, su percepcin identitaria aparece limitada a los
mbitos de la comunidad, el municipio, la entidad federativa y la
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mexicanos
mexiquenses
tlaxcaltecas
tetzcocanos
calpulalpenses
de Tecuanulco
(indios tecuanes)
de Mazapa
(mestizos civilizados)
Texcoco/Calpulalpan
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Campesinos indios
de Tetzcoco
Campesinos indios.
Tecuanes, serranos, huetetes.
Nhuatl y castellano.
Vagas ideas sobre el
Acolhuacan.
Conocimiento local
generalmente limitado al
respecto.
Campesinos mestizos
de Calpulalpan
Campesinos no indios.
Gente civilizada.
Castellano.
Conocimiento casi nulo al
respecto.
Conocimiento local
generalmente limitado al
respecto.
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Ritos.
Geometra.
Geografa sagrada.
Campesinos indgenas de la
sierra de Tetzcoco
Los orgenes del tiempo, la
petrificacin de los animales
(tecuani, temichin). Ahuaques,
o tlaloques, el ahuzotl.
Tesahites y nahuales.
Ritos agrcolas propiciatorios
de lluvia.
Teciuteros.
Opuestos complementarios
(las dos mitades de los pueblos).
Los cuatro rumbos.
Los niveles verticales del mundo
(versin mesoamericana).
Veneracin y culto a los cerros.
Campesinos mestizos de
los llanos de Calpulalpan
El teuhtli.
Los duendes.
Tesahites y nahuales.
Procesiones catlicas.
Ausencia.
Separacin pueblo-monte.
Los cuatro rumbos.
Los niveles verticales del
mundo (versin religiosa
cristiana).
Ausencia de veneracin y
culto.
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DEL
CONOCIMIENTO
CAMPESINOS
INDGENAS DE LA
SIERRA DE
TETZCOCO
Conocimiento geogrfico:
astronom. y meteorolgico
Prediccin del clima.
Nubes, viento, luna
canteada
El sol y el calendario
solar.
La luna.
Fauna.
Hongos.
CAMPESINOS
LOS LLANOS DE
MESTIZOS DE
CALPULALPAN
Mayor diversidad.
Nombres en nhuatl,
clasificacin nahua en
quhuitl, cuacuahtzin,
xhuitl, quilitl y nancatl.
Clasificacin por su uso
mltiple y su localizacin
ecosistmica.
Menor diversidad.
Nombres en castellano (o
en nhuatl pero sin
conocer el significado).
Clasificacin en rboles,
jehites y hongos.
Clasificacin por su uso
mltiple y localizacin
ecosistmica.
Menor diversidad.
Conocidos como animales
salvajes, se clasifican por el
medio fsico en que viven
y su uso mltiple.
Menor diversidad.
Conocidos con el nombre
de hongos son clasificados
en comestibles y
venenosos. No se conocen
los alucingenos.
Mayor diversidad.
Conocidos con el nombre
de yolcatl, se clasifican
por el medio fsico en que
viven y su uso mltiple.
Mayor diversidad.
Conocidos con el nombre
de nanacatl, son clasificados en comestibles y
venenosos. No se conocen
los alucingenos.
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Tenencia de la tierra.
Produccin de cultivos
para el autoconsumo y
cultivos comerciales.
Uso mltiple de recursos y
diversidad de actividades
productivas.
Campesinos indgenas de
la sierra de Tetzcoco
Econmica (costobeneficio) y cultural.
Minimizacin del riesgo.
No considera lo ambiental.
Comunal/ejidal. En
proceso de certificacin
ejidal y comunal.
De maz-trigo, a flores de
ornato-maz.
Agricultura.
Ganadera.
Aprovechamiento
domstico del bosque
combinado con explotacin
forestal discontinua.
Cacera aislada.
Recoleccin aislada.
Fruticultura.
Floricultura.
Proletarizacin rural
estacional y en descenso.
Comercializacin de flores
de ornato.
Condiciones productivas.
Msicos.
Montaa/ladera.
Riego y lluvias de temporal.
Superficies pequeas (1-2
hectreas), uso de
tecnologa simple,
rendimientos inferiores a
1 tonelada, alta incidencia
de granizadas, y heladas,
riesgo de sequa y
nevadas.
Campesinos mestizos de
los llanos de Calpulalpan
Econmica (costobeneficio) y cultural.
Minimizacin del riesgo.
No considera lo ambiental.
Ejidal/propiedad.
Certificadas por PROCEDE,
no han optado por el
rgimen de derecho
pleno.
De maz-maguey, a cebada
maltera-maz.
Agricultura.
Ganadera.
Aprovechamiento
domstico y explotacin
forestal minscula.
Cacera aislada y en
descenso.
Recoleccin aislada y en
descenso.
Ausente.
Ausente.
Proletarizacin rural
estacional y en descenso.
Proletarizacin industrial y
en los talleres domsticos
de maquila textil.
Llanura/ladera.
Lluvias de temporal.
Superficies medianas (6-8
hectreas), uso de
tecnologa moderna,
rendimientos cercanos o
superiores a 2 toneladas,
riesgo de sequa, heladas
y granizadas.
Contina...
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La floricultura y la msica
estn captando a las
nuevas generaciones de
campesinos. Los viejos no
tienen reemplazo.
La proletarizacin
industrial, la maquila textil
y la migracin estn
alejando a los campesinos
jvenes de las actividades
agropecuarias. Los viejos
no tienen reemplazo.
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Cultivos y
tecnologa de races
arbico-espaolas.
Tetzcoco
Maz criollo, cempoaxchitl,
maguey.*
Terrazas.
Metepantles.
Apantles y sistema de riego.
Abono orgnico.
Asociacin de cultivos.*
Rotacin de cultivos.*
Pizcador.
Tezontle.
Cuexcmatl.*
Trigo.
Frutas (pera, manzana,
durazno).
Yunta de bueyes.**
Yunta de acmilas.
Arado, hoz, arnero, pala,
angarilla*, machete,
acocote*, asno, castaas.*
Arcina.
Flores de ornato
Cultivos y
tecnologa modernos. (monocultivo).
Tractor.
Camionetas.
Calpulalpan
Maz criollo, maguey.*
Metepantles.*
Abono orgnico.
Asociacin de cultivos.*
Rotacin de cultivos.*
Pizcador.
Tezontle.*
Cencalli.**
Cebada forrajera.
Yunta de bueyes.**
Yunta de acmilas.*
Arado, hoz, arnero, pala,
angarilla*, machete,
acocote*, asno, castaas*,
carreta.
Arcina.
Troje.
Cebada maltera
(monocultivo).
Tractor.
Combinada.
Camionetas.
Desgranadora.
Empacadora.
Semillas mejoradas (cebada).
Fertilizantes qumicos.
Contina...
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Herbicidas.
Insecticidas.
Fungicidas.
**desaparecidos o sustituidos
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En diferentes apartados de este documento he planteado que los campesinos son una clase social de carcter rural inserta en la sociedad
mayor en condiciones de subordinacin econmica y poltica. Siguiendo la definicin de los propios productores, se concluye que su
condicin campesina proviene de la relacin que establecen con la
tierra, de saber sembrarla y cultivar maz en ella, de practicar un uso
mltiple de los recursos y tener una amplia gama de actividades
productivas que involucran la agricultura, la ganadera, el aprovechamiento forestal, la cacera, recoleccin e incluso el trabajo asalariado.
De la explotacin de la parcela deberan provenir los ingresos
principales de los campesinos y en ella deberan invertir la mayor parte
de su tiempo laboral. Etnogrficamente se ha constatado que entre
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y la sostenibilidad ambiental
Desde la fase de diseo del proyecto de investigacin, uno de los aspectos ms interesantes a trabajar era el de confirmar o refutar un
planteamiento generado en ocasiones desde la biologa y otras veces
desde la antropologa; el de que los territorios tnicos son ecosistemas de alta biodiversidad que se conservan as, en buena medida, por
el tipo de produccin en pequea escala orientada al consumo domstico y el uso de tecnologa simple de bajo impacto ambiental.
Esta agricultura campesina con tecnologa tradicional, inspirada
en saberes milenarios, respetuosa de la sacralidad de la naturaleza, debera ser la forma productiva ms sustentable en tanto que su ejercicio
garantiza la conservacin de la base material de produccin tierra
de cultivo, bosques, biodiversidad para las generaciones futuras.
En contraste, la agricultura mestiza, carente de la nocin de sacralidad, orientada ms al mercado y que requiere utilizar, en consecuencia, una tecnologa moderna ms agresiva para los ecosistemas,
aparecera como una forma productiva menos sustentable.
Mediante el trabajo etnogrfico puse a prueba estos planteamientos teniendo, dentro de una misma regin cultural el ex Acolhuacan Septentrional, un conjunto de pueblos indgenas Tecuanulco, Tepetlixpa y Amanalco cuya cabecera municipal es Tetzcoco,
una poblacin Apipilhuasco administrativamente dependiente
de Tepetlaostoc, y un conjunto de pueblos mestizos calpulalpenses
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Chametl y de la veneracin a los manantiales y al agua proveniente de ellos el Atzompa y las flores esparcidas en los apantles que
conducan el agua hasta los pueblos y la cabecera municipal.
En las ltimas dcadas, estas prcticas rituales se han modificado
en el marco de un proceso de creciente desacralizacin de la naturaleza, en el cual los tesahuites o aves de mal agero, los nahuales y la
fuerza maligna del chupamirto el colibr representativo de Huitzilopochtli, van perdiendo terreno da tras da en el imaginario de las
nuevas generaciones.
Para ellos, el bosque es una masa arbolada donde sobreviven un
nmero cada vez ms reducido de animales silvestres, la tierra es apreciada solamente por su capacidad productiva, la lluvia procede de
las nubes y cae como resultado de un fenmeno fsico. No hay entidades divinas que se molesten o a las que haya que pedirles permiso
para cortar lea, sembrar semillas, cazar animales o arrojar desperdicios.
En este sentido, los elementos vestigiales de la cosmovisin mesoamericana, an vigentes en la vida cotidiana de los campesinos
serranos, constituyen un factor que puede contribuir potencial y parcialmente a la conservacin ecosistmica, mientras que su progresiva
dilucin entre los campesinos mestizos puede propiciar un fenmeno inverso.
La cosmovisin se manifiesta, una vez ms en este estudio, como
un elemento regulador de las relaciones entre sociedad y naturaleza,
pero se revela adems como un poderoso elemento ideolgico y simblico para la conservacin del equilibrio ecosistmico y la sostenibilidad ambiental.
Conocimiento popular campesino y sustentabilidad ambiental
Las explicaciones sobre el cambio climtico fueron notablemente
diferentes: para los campesinos indgenas, la disminucin de las lluvias est directamente relacionada con la extraccin de las estatuas
de Tlloc en la cima del cerro del mismo nombre, y en la poblacin de
Coatlinchan, en tanto que para los campesinos mestizos, las manifestaciones locales de este fenmeno global obedecen a la sobreexplotacin y el descuido de que son objeto los montes.
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El amplio conocimiento biolgico de la flora, fauna y hongos silvestres fue cualitativa y cuantitativamente similar entre los campesinos
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ancianos y los campesinos en activo de ambas hemirregiones, mientras que entre los jvenes destac el desconocimiento bitico ocasionado tanto por el cambio de sus actividades productivas floristas,
msicos, obreros de la maquila textil, como por la creciente desaparicin fsica de algunos ejemplares vegetales y animales.
A partir de estas observaciones, se pudo constatar que el conocimiento popular de las interacciones ecolgicas entre las especies y su
hbitat, que el conocimiento popular de las cadenas trficas fuerte
y consistente entre los agricultores de edad avanzada y pobre y decreciente entre los campesinos jvenes no ha sido un factor que
incida de manera directa o determinante en la conservacin de los recursos biticos. De una u otra forma, los campesinos mestizos e indgenas entienden la importancia ecolgica de los bosques y la utilidad
mltiple de las especies animales y vegetales, lamentan su destruccin
y exterminio pero, a excepcin de los comuneros serranos, han sido
incapaces de organizarse para su conservacin.
Racionalidad econmica y sustentabilidad ambiental
Las actividades agropecuarias y forestales, como hemos visto, son
parte fundamental de la economa diversificada de los campesinos indgenas y mestizos de la regin Tetzcoco-Calpulalpan. Su impacto
sobre el medio fsico y las comunidades biticas, aunque es constante, ha tenido sus diferencias.
Las prcticas agrcolas de los tecuanes han tenido efectos discretos sobre los suelos, gracias a una racionalidad productiva orientada
al autoconsumo, a la siembra de cultivos asociados milpa, a la
conservacin de tcnicas ancestrales de cultivo, y a la dbil introduccin de maquinaria y equipo industrial.
La produccin de las flores de ornato, que exige otras modalidades tecnolgicas, se reduce a la ocupacin de los mesholes adjuntos a
las casas de un nmero reducido de productores, y muchas parcelas de
cultivo localizadas en los montes han sido abandonadas por sus titulares dedicados ahora a la comercializacin de flores de ornato o a la
msica de banda.
Una agricultura de bajo impacto ambiental, al ir decayendo, propicia la recuperacin de la vegetacin natural y el restablecimiento
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Aqu los hatos ganaderos son mayores y las superficies de agostadero cada vez ms pequeas, por el cambio de uso de suelo que en dcadas pasadas las destin al cultivo. Esta desproporcin propicia que
se est rebasando la capacidad de sustentacin de los medios naturales. Las reas de pastoreo estn sobrepobladas, el pasto crece menos
y el suelo adquiere una mayor compactacin, denunciando un proceso erosivo que, aunque es percibido por los ganaderos, no ha sido
ni parece que vaya a ser evitado.
Siendo indispensable para la salud de la economa campesina, parece que para los campesinos mestizos de Calpulalpan ha llegado la
hora de modificar las prcticas ganaderas, reduciendo los hatos ganaderos, rotando las superficies de pastoreo o iniciando la ganadera
estabulada.
Los bosques tambin requieren atencin especial y urgente, pues
aunque los ejidatarios desde hace varias dcadas no disponen de aprovechamientos significativos que puedan comercializar, no hay atencin fitosanitaria, la tala clandestina de rboles en crecimiento es bien
conocida, los incendios han sido frecuentes3 y no hay programas gubernamentales consistentes de reforestacin y conservacin.
A la hora de establecer una comparacin de los impactos ambientales generados por la racionalidad y las prcticas agropecuarias y forestales de los campesinos mestizos calpulalpenses y los campesinos
indgenas tetzcocanos, se encontr que si se frenara la tala clandestina y se controlaran los incendios, las posibilidades de conservacin
ecosistmica del Monte Grande, que corresponde a los pueblos serranos, sera alta, pues est aliviado de la presin agrcola y ganadera, y
los comuneros estn interesados en preservarlos.
Las estribaciones serranas y las llanuras en posesin de los ejidatarios calpulalpenses, en cambio, parecen tener un futuro menos optimista puesto que la agricultura est basada en monocultivos comerciales
que requieren mecanizacin e insumos qumicos deteriorantes, la ganadera extensiva es una actividad econmicamente importante que
se practica sin tomar en cuenta las consecuencias ambientales, y los
bosques abandonados por las autoridades federales, estatales y municipales no cuentan con la defensa organizada de los ejidatarios.
La vida silvestre, cada vez ms escasa en la regin, depende de la
conservacin de los ecosistemas, de los bosques y el suelo. Solamente
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los viejos ya no estn en posibilidades de trabajar el campo, las generaciones jvenes lo estn abandonando y los ingresos que obtienen
en la actividad comercial, los servicios o mediante el trabajo asalariado, no los reinvierten en la agricultura
La agricultura campesina se est extinguiendo rpidamente en un
caso mientras que, en el otro, sobrevive readecuando su lgica, adoptando una racionalidad comercial que le permite seguir siendo campesino, pero un campesino distinto.
En relacin con la cuarta variable de la cultura etnoagroecolgica la tecnologa, la investigacin etnogrfica nos permiti descubrir que la agricultura campesina recurre a una mezcla de mtodos e
instrumentos mesoamericanos, arbico-espaoles y modernos. La tecnologa agrcola tradicional de los campesinos mestizos e indgenas
es as una hibridacin histrica donde la presencia de unos u otros
elementos ha dependido de las condiciones topogrficas y ambientales en general, del tipo de cultivos, del grado de transfusin tecnolgica a que han sido expuestos unos y otros.
En el caso de los indgenas destaca la persistencia de elementos
prehispnicos cultivo en terrazas, uso de metepantles, manejo de
agua rodada, asociacin y rotacin de cultivos, aplicacin de abono
orgnico, uso intensivo de la fuerza de trabajo familiar, seleccin de
semilla criolla, la continuidad de elementos coloniales yunta,
arado, hoz y la presencia modesta de tecnologa moderna.
En el caso de los mestizos, por el contrario, destaca la sustitucin
de elementos prehispnicos y coloniales apenas queda la milpa, la
yunta y el arado por la tecnologa moderna: el paquete tecnolgico
implantado por la revolucin verde, consistente en el uso de maquinaria agrcola movida por energa fsil, el uso de agroqumicos
fertilizantes inorgnicos, herbicidas, fungicidas, las semillas seleccionadas hbrido y los monocultivos comerciales.
La agroecologa y la biotecnologa an no tienen presencia en ambos territorios campesinos.
A la luz de esta comparacin, podemos ver que los componentes
de la cultura etnoagroecolgica cosmovisin, conocimiento, racionalidad econmica y tecnologa no han conservado una mtica
pureza. En el marco de procesos histricos de larga duracin, de con-
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les pues, como en todo sistema, sus partes estn fuertemente enlazadas,
son interdependientes, y los cambios en una de ellas modifica, en alguna proporcin, a las dems.
Si representamos esquemticamente estas correlaciones, tenemos que:
Tezcoco
(indgenas)
Ms probabilidades de
cambio cultural, que de
persistencia tnica.
Cosmovisin.
Conocimiento.
Tecnologa agrcola.
Racionalidad
econmica campesina.
Reproduccin social
campesina.
Menores posibilidades de
reproduccin social
campesina.
Cosmovisin.
Conocimiento.
Racionalidad
econmica.
Tecnologa.
Mayores posibilidades de
contribuir a la sostenibilidad
ambiental.
Cosmovisin.
Conocimiento.
Racionalidad econmica.
Tecnologa.
Sostenibilidad
ambiental.
Valor positivo.
Valor negativo.
Calpulalpan
(mestizos)
Altas posibilidades de
reafirmacin de su cultura
mestiza (en vez de
recuperacin de su raz
india).
Cosmovisin.
Conocimiento.
Racionalidad econmica.
Tecnologa.
Mayores posibilidades de
reproduccin social
campesina.
Cosmovisin.
Conocimiento.
Racionalidad
econmica.
Tecnologa.
Menores posibilidades de
contribuir a la sostenibilidad
ambiental.
Cosmovisin.
Conocimiento.
Racionalidad econmica.
Tecnologa.
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