Gran Depresión en México 1929
Gran Depresión en México 1929
Gran Depresión en México 1929
The time is out of joint, el tiempo est desarticulado, descoyuntado, desencajado, dislocado, el tiempo est trastocado, acosado y transtornado,
desquiciado, a la vez desarreglado y loco. El tiempo est fuera de quicio,
el tiempo est deportado, fuera de s, desajustado.
Jacques Derrid, (Espectros de Marx, 1997)
s preciso revisar la idea de que la Gran Depresin no tuvo un impacto significativo sobre la economa y la sociedad mexicanas.1 Lo tuvo. Una muestra de ello
es la drstica reorientacin de la poltica econmica del gobierno mexicano en el
curso de los aos treinta, de una visin esencialmente pasiva de la responsabilidad
del Estado en la gestin econmica a una de compromiso directo con la promocin
del crecimiento. De la misma manera, en el curso de esa dcada, en buena medida
como producto de la Gran Depresin, se produjo una modificacin radical del pac1
La visin estndar de la historiografa mexicana est bien reflejada en las palabras de Lorenzo
Meyer: Dado el relativo atraso del sistema econmico mexicano, los grandes sectores rurales
casi no resintieron el impacto negativo de la economa mundial. Aparentemente los efectos
ms severos de la Gran Depresin se dejaron sentir sobre todo en una baja de las utilidades
del sector moderno de la economa (El primer tramo del camino, en: varios autores, Historia general de Mxico, vol. 2, El Colegio de Mxico, Mxico, 1981 [1976], p. 1199). Esta
interpretacin de un impacto moderado de la depresin en Mxico, especialmente en comparacin con los efectos en los pases industriales avanzados, donde se puede encontrar a
partir del mismo autor en: Lorenzo Meyer, El conflicto social y los gobiernos del maximato,
Historia de la Revolucin Mexicana, periodo 1928-1934, vol. 13, El Colegio de Mxico, Mxico,
1978, pp. 21 y ss. En uno de los libros de texto de historia de Mxico para secundaria, la
referencia al tema se reduce a un prrafo (Alfonso Rodrguez, Enrique vila y Carlos Andaluz,
Lecciones de Historia de Mxico, 3er. grado, Trillas, Mxico, 1994, p. 204).
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
to laboral implcito en el periodo previo a la crisis, entre el predominio de la negociacin individual, inclinada hacia el criterio del inversionista privado, as como la
negociacin colectiva y el compromiso estatal con el polo obrero de las relaciones
industriales, que caracteriz al Cardenismo. El impacto de la crisis econmica general puede rastrearse tambin en reas como la creacin artstica2 y la emergencia de
un nuevo grupo de intelectuales comprometidos con la gestin pblica;3 sin embargo, en esta investigacin se ha escogido concentrarse en los dos primeros aspectos:
el econmico y el laboral, utilizando uno de los sectores econmicos donde ello
resulta ms evidente: la minera.
Pero la minera no fue, con mucho, el nico sector afectado por la crisis econmica. A lo largo de este captulo se mostrar cmo la Gran Depresin tuvo efectos
duraderos en distintas reas clave de la economa nacional: la agricultura, particularmente en las regiones vinculadas a la produccin para exportacin; diversas ramas de la manufactura, especialmente la industria textil; la reordenacin de los
mercados laborales, principalmente en lo que toca al dislocamiento provocado por
el desempleo y los flujos migratorios, (sobre todo, el correspondiente a la repatriacin de mexicanos desde Estados Unidos, y su dolorosa contrapartida, la expulsin
de los ciudadanos mexicanos de origen chino), se encuentran entre los temas ms
relevantes que abordar este captulo.
Ello permitir mostrar, a lo largo del conjunto de la investigacin, que la minera
es una parte, si bien decisiva, del rompecabezas econmico y social complejo que
enfrent Mxico al inicio de los aos treinta. Tambin se sugiere que el argumento
sobre la conexin general entre Gran Depresin y Cardenismo se sostiene y puede
rastrearse tambin en otras investigaciones particulares por rama o regin. Se dar
paso a los testimonios de las heridas de la depresin en las distintas ramas y sectores.
La gestin estatal se considerar de manera indirecta, en la medida que influy (y
fue influida) por el resto de las actividades econmicas, mas no se estudiar en s
misma, por rebasar la intencin introductoria del captulo y general de este estudio.
Aqu se pretende mirar ms a los procesos econmicos y sociales, que a las instituciones.
2
Por ejemplo, el auge del muralismo mexicano, con sus tres grandes figuras, Diego Rivera, David
Alfaro Siqueiros y Jos Clemente Orozco, quienes desarrollaron algunas de sus obras ms caractersticas durante los aos de la depresin e inmediatamente posteriores. Las litografas El sueo, La noche de los pobres, El lder campesino, La maestra rural, El nio del taco, que se
encuentran entre las ms notables obras de Diego Rivera, fueron realizadas en 1932 y recogen la
imagen de un Mxico doliente pero esperanzado en un futuro colectivo. Otro caso notable son
los murales de inclinacin socialista pintados por Pablo OHiggings en el mercado Presidente
Abelardo L. Rodrguez, en el centro de la Ciudad de Mxico en esta misma poca.
Ver: Daniel Coso Villegas, Memorias..., Gonzalo N. Robles, Ensayos sobre el desarrollo de
Mxico, FCE/Banco de Mxico, 1982 (Bassols, Marte R. Gmez, JSH).
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
Lorenzo Meyer y Enrique Krauze, Historia de la Revolucin Mexicana, El Colegio de Mxico, coleccin multivolmen, nmeros 10 y 13, en su mayor parte son responsables de esta perspectiva,
aunque ninguno de ellos reivindica una inclinacin particular respecto de los estudios econmicos.
Otro evento importante, el cual la historiografa en el periodo posrevolucionario tradicionalmente ha abandonado fue la rebelin cristera. Hasta que los trabajos de Jean Mayer hicieron su
propia contribucin al respecto, quiz tambin con un grado de exageracin.
El relativo grado de autonoma podra ser acentuado (siguiendo la recomendacin de Nora
Hamilton en Mxico: Los lmites de la autonoma del Estado, ERA, Mxico, 1983, el cual es til, si
algo transmite al anlisis de la economa poltica posrevolucionaria, con nfasis en la relacin
Capital-Estado). Aqu se quiere acentuar la relativa autonoma de la conexin Trabajo-Estado.
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
Ver los ensayos de R. Thorp, (ed.) Latin America in the 1930s. the Role of the Periphery in World
Crisis, London, MacMillan, 1984.
El Pas, mayo 29, l926.
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
El producto nacional
Las mediciones sobre el producto nacional durante los aos treinta reflejan slo de
modo plido la situacin econmica imperante, ello derivado del hecho de que
una buena porcin de la actividad econmica no era contabilizada oficialmente,
por no atravesar por los canales comerciales, as como por que el pas careca de
mtodos estadsticos modernos.
Constantino Prez Duarte, La crisis mundial y la depreciacin de la plata, en: Boletn Minero, t.
XXXIII, nm. 1, enero de l932, p. 1.
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
As, el producto interno tuvo cifras de crecimiento negativas durante tres aos
entre 1928 y 1939: -3.33 por ciento en 1929, -6.77 por ciento en 1930 y un sorprendente -16.22 por ciento en 1932.10 Tambin llama la atencin el que en 1931, uno de los
peores aos de la depresin, el PIB tuviese un comportamiento positivo (3.66%).
La explicacin es en realidad sencilla: se trata de la influencia preponderante de la
actividad agrcola sobre el conjunto del producto en aquellos aos. En 1931 el producto agrcola se increment 32 por ciento, debido a una muy buena cosecha, lo
que hizo que el producto general creciera. Entonces, adems de esta evaluacin
general del producto, es preciso considerar los cambios al interior de los principales
sectores econmicos de la poca.
Las estimaciones existentes permiten este tipo de aproximacin. Se presenta en
seguida una estimacin basada en cifras del Banco de Mxico, de seis de los sectores
principales (agricultura, ganadera, minera, petrleo y petroqumica, manufacturas y sector pblico). Se deja como residuo al comercio y otras actividades (como
construccin, comunicaciones y otras de menor peso especfico: pesca, industria
forestal).
1928
1929
1930
1931
1932
1933
1934
1935
1936
1937
1938
1939
Agricult.
13.8
11.3
10.3
13.1
13.7
13.6
11.3
11.1
11.2
10.5
10.7
11.3
Fuente: Banco de Mxico, Datos histricos sobre los diferentes agregados econmicos..., en:
E, Crdenas, La industrializacin..., (Apndice estadstico. p.195).
10
Las cifras estn tomadas de Daniel Daz Fuentes, Crisis y cambios..., Apndice estadstico,
cuadro A1., p. 293. Estos porcentajes estn calculados con cifras del INEGI y medidas en dlares
de 1970. Se ha realizado un clculo paralelo con pesos de 1960 y las tendencias se conservan en
lo fundamental.
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
Segn se desprende del cuadro anterior, alrededor de una quinta parte del
producto interno estaba compuesto de bienes agrcolas o ganaderos. Minera y petrleo, sumados, alcanzan cifras cercanas al 9 por ciento del producto, participacin
que se reduce a alrededor del 7 por ciento en los aos finales de la dcada; en tanto,
los sectores manufacturero y pblico incrementan significativamente su participacin dentro del conjunto de la actividad econmica, pasando del 11 al 15 por ciento
y del 5 al 7 por ciento, respectivamente, de su participacin en el producto nacional.
De ah el nfasis que se ha puesto tanto en el proceso de industrializacin inducida
por la Gran Depresin, como en la elevacin de la gravitacin de la influencia estatal sobre el conjunto de las actividades econmicas, aunque sta sea todava notoriamente limitada. Estas tendencias se pueden observar mejor grficamente:
Estos resultados, y el impacto general de la crisis sobre el pas, siguieron una cadena
de impactos que se origin a partir del sector externo, de ah que sea necesario
revisar en primer trmino lo ocurrido ah, como el ojo del huracn.
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
El sector externo
Respecto a la cada de las exportaciones, es suficiente decir que el volumen de stas
se contrajo 37 por ciento entre 1929 y 1932, el impacto de la cada aument por el
deterioro de los trminos de comercio (que es la relacin de las exportaciones con
los precios de importacin) en aproximadamente 12 por ciento, llegando a reducir
50 por ciento en la capacidad de compra de las exportaciones mexicanas durante la
peor crisis. Adems, dada la dependencia estructural de la poltica fiscal de los
impuestos a la exportacin, la cada del sector externo produjo una tremenda presin en los ingresos del gobierno, el cual cay de 322 millones de pesos en 1929 a
179 en 1932, a pesar de todos los esfuerzos hechos para incrementar los ingresos
internos. El impacto, de cualquier manera, no pudo ser remarcado. El Estado tuvo
una limitada capacidad econmica en el temprano Mxico posrevolucionario, todava depende en mucho de los gastos de la armada, para poder tener influencia,
sobre todo en los mecanismos al desarrollo econmico.
Agricultura
La mayora de los productos agrcolas fueron afectados por la crisis, aunque de
manera especial aqullos cuyo principal mercado era el externo, tales como el algodn, el henequn y el caf. En cuanto al maz, la evolucin de su producto estaba
vinculada esencialmente a factores internos. Entre stos, sin duda el aspecto ms
relevante era la inestabilidad poltica derivada de la inseguridad de la tenencia de la
tierra.11 El maz y el frijol, que se cultivaban en regiones de temporal, tenan fluctuaciones decisivas ligadas al clima. Nuestros lectores escriba la revista del Banco
Nacional en febrero de 1931 tienen conocimiento de las prdidas resentidas en los
aos de 1929 y 1930 por la agricultura. Un conjunto de fenmenos meteorolgicos
adversos redujo considerablemente la cosecha de los dos artculos de mayor consumo en el pas: el maz y el frijol. Esta deplorable circunstancia ha restado elementos
a los agricultores pobres....12 No obstante, ya el mes siguiente, aunque con algunas
vacilaciones, la revista recoga elementos de optimismo: la impresin general es
que las cosechas que se preparan sern ms abundantes que las del ao pasado.13
11
12
13
En junio de 1930, el general Plutarco Elas Calles hizo sus famosas declaraciones en contra del
agrarismo, al que calific de un fracaso. El reparto indiscriminado de tierras realizado a
diestra y siniestra habra fomentado la inseguridad del pequeo agricultor. (Examen de la
situacin econmica de Mxico, 1925-1976, Banamex, 1978, pp. 93-94). Pocos meses despus, el
presidente Ortiz Rubio apoyara francamente del palabras de Calles en favor de las inversiones
en el campo, para evitar la inquietud y la desconfianza (ibid., octubre-noviembre 1930, p. 95).
Examen de la situacin econmica de Mxico, en: ESEM, nm. 65, febrero 1931, p. 5.
ESEM, nm. 66, marzo de 1931, p. 9.
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
10
La previsin se confirma hacia el final del ao: 1931 sera un ao bueno desde el
punto de vista agrcola.14 A pesar de ello, el volumen incrementado de la produccin se vera afectado por dos circunstancias vinculadas a la crisis de dicho ao: la
cada de los precios y la escasez de crdito. En varios cultivos, la cada de los precios habra de nulificar la elevacin del volumen producido, como en el azcar,
cuyo precio era 42 por ciento inferior al del quinquenio 1925-1929, del caf (-12%),
del maz (-23%), o el trigo (-41%).15 Respecto del crdito, se encontraba sencillamente congelado. Mientras el tipo de inters bancario promedio era de 12 por ciento, el
privado, no bancario, alcanzaba ms del 60 por ciento.16 El agricultor medio no
poda contar con seguridad alguna.
Ao
1927
1928
1929
1930
1931
1932
1933
1934
1935
1936
1937
1938
1939
C. de Azcar
2 997
2 947
3 029
3 293
3 694
3 405
2 778
2 774
3 573
4 341
4 057
4 132
4 556
Los cinco productos agrcolas anteriores tuvieron una evolucin heterognea entre
1928 y 1939. La caa de azcar, por ejemplo, que haba sufrido una importante
cada de su capacidad productora durante la Revolucin (tanto por el ataque rebelde a los ingenios en Morelos como por la afectacin de los caminos de acceso en
Veracruz, en especial alrededor del ingenio de San Cristbal), logr sortear mejor
14
ESEM,
15
Ibid.
16
ESEM,
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
11
las condiciones impuestas por la crisis de los aos treinta, que algunos de los otros
cultivos.17 En casos como el del henequn, se combinaron factores de ndole estructural, que determinaron la cada sostenida de la demanda internacional de este
producto, al ser sustituido por otro tipo de fibras, las sintticas, lo que determin su
declinacin en el largo plazo. En cambio, el algodn, que fue uno de los productos
ms gravemente afectados por la crisis, pudo recuperarse hacia el final de la dcada. Ambos fenmenos pueden apreciarse en la siguiente grfica:
17
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
12
Algodn
Caf
Henequn
Tomate
Subtotal (A)
Total (B)
A/B (%)
1933
0.68
26.8
15.75
4.27
47.5
80.75
0.59
Fuente: Clculos propios con base en: Moiss T. de la Pea, El problema agrcola nacional,
Secretara de Agricultura y Fomento, Mxico, 1936, p.77.
Como puede observarse, apenas cuatro productos (algodn, caf, henequn y tomate) representaron alrededor del 60 por ciento del valor total de las exportaciones
agrcolas entre 1925 y 1933. En casos como el del henequn, la inmensa mayora de
la cosecha (94.9% en el quinquenio 1925-1929), se destinaba al mercado exterior,
reflejando el caso tpico de monocultivo exportador de la regin, ya que el henequn represent en dicho quinquenio 91 por ciento del valor de la produccin en
todo el estado de Yucatn.18 Como refiere De la Pea, estas cifras representaban una
extremada monocultura sumamente peligrosa para la estabilidad econmica del
Estado.19 En el ao de 1912, que registr el pico de la produccin de la fibra, Yucatn
produjo casi 150 mil toneladas de henequn, mientras en 1930 y 1931 las cifras de
volumen exportado fueron de 60.5 y 67.3 mil toneladas, generando un importante
excedente invendible.20 En 1933 se elev la exportacin a ms de 100 mil toneladas,
por efecto de la recuperacin del precio de la fibra medido en pesos (tras la devaluacin del peso entre 1931 y 1933).21 La economa basada en el henequn sufri
con mayor fuerza, de entonces hacia adelante, una importante competencia internacional desde las islas de Java, Hawai y desde el frica Oriental, lo que contribuy
a su declinacin en el largo plazo.
Los casos del caf y el tomate son semejantes en cuanto al importante peso de las
exportaciones dentro de la cosecha total (65 y 54.6% en el quinquenio 1925-1929,
respectivamente). En cambio, el algodn mantena una relacin de demanda ms
18
19
20
21
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
13
estable con el mercado interior, pues abasteca a una de las principales industrias
del pas, la industria textil del algodn. No obstante, la cada de la demanda de telas
y ropa, producto de la declinacin de la demanda de consumo general, crearon
una situacin muy grave para esta materia prima. A lo largo del los aos veinte, los
productores de algodn exportaron alrededor de 17.5 mil toneladas anuales, lo que
representaba 38 por ciento de la produccin promedio.22 Este dato indica una autosuficiencia holgada en la produccin de algodn. El pico de la produccin de esta
materia prima fue en 1926, cuando alcanz las 78 mil toneladas, mientras la cifra
para 1930 fue de 38.4 mil toneladas. Las exportaciones para estos dos aos fueron
de 28.7 mil toneladas en 1926 y 12.7 mil en 1931. En 1932 las exportaciones se redujeron otro 50 por ciento, a 5.5 mil toneladas, y en 1932 se lleg al fondo de la crisis,
con 2.6 mil toneladas exportadas.23 En este ltimo ao slo se export 4.6 por ciento
de la ya disminuida cosecha.24
La inestabilidad poltica derivada de la crisis en varias regiones agrcolas era un
hecho de importancia innegable. Incluso en regiones que se consideraban relativamente al margen del conflicto agrario, como Guanajuato,25 la amenaza de violencia
no dej de manifestarse. En junio de 1932, en una propiedad vecina a Len, productora de trigo, el dueo tuvo que abandonar la opcin de levantar la disminuida
cosecha con la maquinaria que posea para el efecto, ya que unos 200 jornaleros sin
trabajo le presionaron para que les diese trabajo. En Jaral del Progreso, la cosecha
est siendo trabajada con maquinaria, pero slo por el da, las mquinas las tiene
un guardia y por la noche las guarda de ser quemadas. En general, campesinos y
jornaleros armados, reporta el cnsul estadounidense Shaw desde San Luis Potos,
obligaban a los granjeros a entregarles trigo para poder, primero venderlo, y despus
comprar maz y as poder sembrar al ao siguiente. Los agraristas, todos armados,
ltimamente la mayora han estado tomando las cosas en sus propias manos.26
Este estado de nimo de rebelda generalizada, agudizado por la crisis, como se
ha mencionado, facilitara la implementacin del programa de reforma agraria radical
del Cardenismo. Es verdad que la demanda por tierras tena su antecedente fundamental durante la revolucin armada, pero es un hecho que la derrota poltica y
militar de los caudillos campesinos ms importantes (Zapata y Villa) haba introducido un impasse a la reforma. Con la Gran Depresin y esto fundamentalmente en
22
23
24
25
26
Clculo con base en: Moiss T. de la Pea, La industria textil en Mxico. El problema obrero y los
problemas econmicos, SEN, Mxico, 1934, p. 108.
Ibid., p.109.
Moiss T. de la Pea, El problema agrcola..., p. 76 (Cuadro 19).
El hecho de que el agrarismo no sea tan vehemente en Guanajuato como en otras partes, lo
atribuye nuestra sucursal (del Banco Nacional) a que los jornaleros no padecen all las miserias
que en otros lugares, lo que ha contribuido a que los campesinos no acepten las doctrinas que
han tratado de imbuirles... (ESEM, 1925-1976, septiembre de 1925, p. 35).
Ibid., p. 5.
Economa y trabajo
en la
minera mexicana
14
El azcar
El caso de la produccin azucarera merece atencin particular. Horacio Crespo ha
demostrado cmo la crisis favoreci en este sector la tendencia hacia la centralizacin de la produccin en un puado de ingenios, mismos que concentraron tierra y
poder. Los nombres de los ingenios de Los Mochis, El Dorado, San Cristbal,
Atencingo y El Potrero, controlaban aproximadamente un tercio de la produccin
27
28
Este punto es resaltado por Hans Tobler en Los campesinos y la formacin del Estado revolucionario, 1910-1940... op. cit., Esta nueva poltica (la cardenista), se vio favorecida por las consecuencias de la depresin mundial... que tambin afectaba a los sectores hasta ahora sacrosantos de la agricultura comercial... (p. 171).
Cuadro elaborado a partir de: Dana Markiewiks, Ejido Organization in Mexico, 1934-1976,
UCLA, Los ngeles, 1980; reproducido en Enrique Crdenas (comp.), Historia econmica de
Mxico, Lecturas nm. 64, vol. 5, FCE, Mxico, 1994, p. 152.
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15
30
31
32
33
Herminio Govea, La industria azucarera en 1933, en: Revista de Economa y Estadstica, julio
1933, pp.16-17.
Horacio Crespo, La industria azucarera mexicana, 1920-1940..., p. 78 (Las cifras son de UNPASA,
El desarrollo de la industria azucarera en Mxico durante la primera mitad del siglo XX, Mxico,
1950).
El prototipo de este trnsito de revolucionario a empresario, Aarn Senz. Como se sabe,
una de las causas de la renuncia de Manuel Gmez Morn a la junta directiva del Banco de
Mxico, fue un prstamo dudoso de esta institucin al ingenio de El Mante, propiedad
de elementos callistas.
Horacio Crespo, et al., Historia del azcar..., vol. I, p. 297.
Horacio Crespo, et al., Historia del azcar..., vol. II, pp. 855-864.
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en la
minera mexicana
16
Las manufacturas
La crisis tambin se expres en el sector manufacturero, a partir del canal previsible:
la disminucin de la demanda interna. Prcticamente la totalidad de los productos
manufactureros mexicanos se consuma en el interior, a finales de los veinte. El peso
de las manufacturas en las exportaciones era prcticamente nulo, de ah que los
vaivenes del proteccionismo internacional durante la Gran Depresin no tuvieran
un efecto directo sobre la industria mexicana. Una de las peculiaridades de la crisis
en el sector manufacturero fue el mayor impacto recibido por el sector dedicado a
la produccin de artculos de consumo final, respecto de la porcin de la produccin
orientada a los bienes intermedios, especialmente el cemento y el acero, mismos
que lograron conservar niveles de produccin aceptables a partir del apoyo estatal a
travs de las obras pblicas.34 El sector manufacturero era sumamente heterogneo,
coexistiendo una gran concentracin y modernizacin en algunas plantas industriales, al tiempo que la mayor ocupacin la ofrecan establecimientos semi-artesanales.
La estructura interna de las manufacturas mexicanas hacia 1930, considerada a
partir del nmero de establecimientos, se concentraba en una tercera parte en negocios ligados a la industria de la alimentacin (unos 15 mil establecimientos); una
cuarta parte a la industria textil y del vestido (10 700 establecimientos); 18 por ciento corresponda a la industria extractiva y sus productos (electricidad, cemento, cal,
arena, etctera, con 8 mil establecimientos); alrededor de 13 por ciento para las
industrias del cuero, hule y papel (6 mil establecimientos). Las industrias ms complejas (maquinaria, herramienta, qumica, entre las principales), no superaban los
3 mil establecimientos. En total, la industria mexicana contaba con apenas 44 216
establecimientos, pero la gran mayora de muy baja productividad (casi 4 mil molinos de nixtamal; 3 400 panaderas; 4 mil expendios de piloncillo y aguardiente de
caa; 2 600 herreras; 2 500 alfareras, 3 800 productores de tejidos de palma y tule,
2 400 talleres de confeccin, 3 100 zapateras y 1 500 curtiduras, 1 900 talleres
mecnicos y joyeras, etctera).35 Esta dispersin dificulta un anlisis pormenorizado del impacto de la crisis a un nivel desagregado, y constituye la contrapartida de
la tendencia hacia la concentracin industrial propia del tipo de crecimiento econmico de Mxico desde el Porfiriato.36 Del total de establecimientos industriales
censados en 1930, 42 917, al cambiar el criterio para su clasificacin como tales en
trminos del personal ocupado y capital, en 1935 se redujeron a 7 198.37 En una
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La industria textil
La textil era la industria manufacturera ms antigua de Mxico. Sus orgenes durante
el Virreinato, en los llamados obrajes, respondieron en mucho a la necesidad de satisfacer la demanda de tela y ropa de los centros mineros y haciendas apartadas. Durante
el siglo XIX, la pugna alrededor del proteccionismo y el libre cambio, entre liberales y
conservadores, sac a la luz tanto las limitaciones del desarrollo tecnolgico de las
fbricas textiles, como la voluntad de modernizacin de un sector de los empresarios
nacionales. En general, este debate ha recorrido la historia del sector, caracterizado
desde mediados del siglo anterior por una gran polarizacin entre pequeos establecimientos semi-artesanales y las grandes fbricas que fueron introducidas durante el
Porfiriato.42 El retraso tecnolgico se fue agravando a lo largo de las primeras dcadas
del siglo, al grado de que el secretario de Hacienda lleg a reclamarles a los empresarios siempre urgidos de medidas proteccionistas que: El nico pecado de la Revolucin es no haber destruido las fbricas de hilados y tejidos para obligar a sus propietarios a adquirir maquinaria moderna y producir as mejores telas a un costo menor.43
Estando siempre a la zaga respecto de la eficiencia de la industria en los pases
industriales, la industria textil atendi preferentemente al mercado interno. Desde
este punto de vista, el impacto de la Gran Depresin no se expres de manera directa
por la cada de los precios internacionales de las materias primas (aunque el algodn redujo su precio bruscamente entre 1929 y 1932),44 como en los sectores
exportadores. En la industria textil se vivi una especie de rodeo, a partir de la cada
de la demanda de tela y ropa como resultado de la reduccin de los ingresos de los
sectores medios y populares. Segn Moiss T. de la Pea, en su estudio clsico sobre
las condiciones de la industria textil en este periodo, el consumo per cpita en pesos
de todos los gneros de tela (seda, lana, artisela, lino y algodn), pas de 12.34
pesos/hab. en 1920, a 9.11 en 1929 y 6.24 en 1932, esto es, una mitad y una tercera
parte menos que en los aos apuntados de 1920 y 1929.45 Esta cada en la demanda,
que en el caso de la industria textil del algodn pas de 140.9 millones de pesos en
ventas a 86.9 millones en 1931, se recoge en la siguiente grfica. Fibras finas, como
la seda y el lino, redujeron su consumo per cpita an ms, aunque su peso en
relacin con el conjunto de las ventas no alcanzaba 2 por ciento del total.46
42
43
44
45
46
Ver Stephen Haber, La industrializacin de Mxico: Historiografa y anlisis, en: Historia Mexicana, vol. XLII, nm. 3, enero-marzo 1993, pp.658 y ss.
Pro-Patria, peridico de la CROM, 12 mayo de 1938, citado en: Manuel Reyna Muoz, La CROM y
la CSUM en la industria textil, 1928-1932, UAM, Mxico, 1988, p. 56.
La cotizacin promedio en la Ciudad de Mxico pas de un peso/kilo a 0.66 pesos/kilo. Moiss
T. de la Pea, La industria textil en Mxico. El problema obrero y los problemas econmicos, SEN,
Mxico, 1934, p.112.
Moiss T. de la Pea, La industria textil en Mxico, p. 171.
Ibid.
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19
La paulatina declinacin del empleo y los ingresos, sobre todo del sector exportador,
repercuti en una menor demanda para la industria textil en general. Sus reservas y
bodegas comenzaron a saturarse hasta el lmite. De la Pea refiere que una sola
negociacin en Veracruz (presumiblemente la Compaa Industrial de Orizaba,
CIDOSA), lleg a almacenar 45 millones de metros de telas, mientras que otra compaa alegaba tener en existencia el equivalente a la produccin regular de nueve
meses.47 De hecho, se puede afirmar que el impacto social de la desocupacin y la
crisis hubiese sido ms grave, de no mediar la intervencin estatal para tratar de
impedir los cierres de fbricas. As, la cada en el empleo del sector fue de alrededor
del 15 por ciento entre 1929 y 1932 y la reduccin en las ventas fue de cerca del 25
por ciento cifras relativamente moderadas, mientras casi la totalidad de las grandes fbricas se mantuvo en operacin (139 en 1929, 137 en 1932).48 Los recortes se
aplicaron especialmente en el nmero de horas trabajadas y en una reduccin marginal de los salarios. Desde 1928, a raz de la amenaza de cierre de varias negociaciones textiles de parte del llamado Centro Industrial Mexicano, con base en Puebla
y Tlaxcala, se emiti un laudo presidencial, el 20 de octubre de ese ao, que planteaba la reduccin de la jornada semanal a 24 horas (en vez de las 48 habituales) en
cada uno de los tres turnos de las fbricas del Centro.49 Los siguientes aos se
caracterizaron por una combinacin de soluciones defensivas de esa naturaleza.
47
48
49
Ibid., p. 178, tambin: Manuel Reyna Muoz, La CROM y la CSUM en la industria textil, 1928-1932,
pp.58 y ss.
Moiss T. de la Pea, La industria textil en Mxico, p. 125.
Ibid., pp. 75-77.
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20
Los ferrocarriles
Resultado lgico del retraimiento del sector exportador, de la minera en particular y
el comercio de materias primas en general, fue la reduccin del volumen de carga
transportada por el ferrocarril. La carga de productos minerales representaba una
tercera parte del total movido por este medio hacia 1929-1930, cuando empieza a
reflejarse el decaimiento de la actividad.52 El resto de la carga se divida aproximadamente as: 25-27 por ciento para productos agrcolas, 9-10 por ciento productos forestales, 7 por ciento productos de la industria de la transformacin y el resto (20-23%) en
otros productos inorgnicos (petrleo, asfalto, cal, cemento, sal, etctera).53 La reduccin general en la comercializacin de todos estos bienes durante la depresin tena
que reflejarse en el movimiento del ferrocarril. Tanto la gravedad de la crisis, como su
relativa brevedad, se recogen en la evolucin del ndice de carga y pasaje de la empresa.
Este mismo panorama es el que emerge del anlisis del movimiento general de
carga y pasaje del resto de las principales compaas ferrocarrileras del pas (El Mexicano, el Sur-Pacfico, los Ferrocarriles Unidos de Yucatn). Sumados, puede decirse en
sntesis que de 14.3 millones de toneladas transportadas en 1929, stas se redujeron a
9.2 millones en 1932; asimismo, de 21.1 millones de pasajeros transportados en 1929,
pasaron a 15.2 millones en 1932, un 28 por ciento.54 La estimacin de pasajeros-kilmetro, en este ltimo caso cay 43 por ciento, es decir, los carros corrieron en muchos
casos semivacos, y el ingreso medio por pasajero se redujo 20 por ciento.55
50
51
52
53
54
55
Stephen Haber, Industria y subdesarrollo, pp. 196-197; Arnaldo Crdova, En una poca de crisis, p. 84.
Miguel A, Quintana y Fernando Pruneda, La industria textil, en: mimeo, STPS, Mxico, 1943, p. 37.
Mxico Econmico 1928-1930... , p. 37.
Ibid., pp.175-176.
Sergio Ortiz Hernn, Los ferrocarriles de Mxico. Una visin social y econmica. II. La rueda
rumorosa, Ferronales, Mxico, l988 [1970], pp.166-167.
Ibid., p.166.
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60
61
62
63
64
Jess Silva Herzog, Los salarios y la empresa de los Ferrocarriles Nacionales de Mxico, Oficina
de Estudios Econmicos, Ferronales, Mxico, 1931; Sergio Ortiz Hernn, Los ferrocarriles...,
p.162; Moiss T. de la Pea, La Administracin obrera de los Ferrocarriles Nacionales de Mxico, en: Revista de Economa, sept.-dic. 1938, pp. 683-702, artculo reproducido en Felipe
Becerra, Antologa del pensamiento econmico de la Facultad de Economa, vol. I, UNAM, Mxico,
1989, pp. 307-326.
Sergio Ortiz Hernn, Los ferrocarriles..., p.165.
Moiss T. de la Pea, La Administracin obrera de los Ferrocarriles..., p. 314 y Mxico Econmico 1928-1930, p.121.
Elas Barrios, El escuadrn..., pp. 115, 164.
Moiss T. de la Pea, El problema agrcola..., p. 71.
Ibid., clculos propios.
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23
El petrleo
Otro sector importante de la economa mexicana, en el que se manifest la declinacin inducida por la Gran Depresin a escala internacional, fue el de la industria
petrolera. La joven produccin petrolera mexicana, construida prcticamente en su
totalidad por y para el capital extranjero estadounidense e ingls durante el Porfiriato
(aunque sin duda produjo un efecto de impulso a las economas locales, como ha
mostrado Sandra Kuntz), haba vivido ya una etapa de auge espectacular y otra de
fuerte cada en su corta existencia.65 La etapa clmax coincidi con la multiplicacin
del precio del petrleo de menos de un dlar por barril a ms de tres dlares entre
1915 y mediados de 1920.66 De este punto reinici una lenta cada hasta alrededor
de 1.15 dlares por barril entre 1928 y 1930.67 Durante los treinta el precio del petrleo
creci lentamente, hasta experimentar un nuevo auge entre 1946 y 1948.68
Como ocurre en el caso de la introduccin de una nueva rama industrial de carcter tecnolgicamente ms avanzado, el reducido nmero de pases productores al
inicio de la primera dcada del siglo XX disfrut por poco tiempo su situacin privilegiada. Mxico comenz a competir, desde esa poca, con la produccin estadounidense, y ms adelante, durante los aos veinte, con la pujante industria petrolera
de Venezuela, debido a la decisin de las grandes compaas multinacionales de
origen estadounidense (especialmente la Standard Oil), de reorientar el flujo de sus
inversiones hacia la Baha de Maracaibo. Por diversas razones, entre las que se encontraba la riqueza de los yacimientos, la mano de obra barata y el tratamiento
fiscal privilegiado, en aras del fomento a la inversin extranjera, que caracteriz al
rgimen de Juan Vicente Gmez, Venezuela ampli su participacin en el comercio
internacional de crudo a costa de Mxico.69 Estos cambios explican lo que puede
considerarse la declinacin estructural de la produccin petrolera en Mxico a lo
largo de los aos veinte. La Gran Depresin vino a reforzar una tendencia en curso.
Esto queda de manifiesto claramente a partir del anlisis del volumen global del
crudo producido entre 1925 y 1940, cuyo nivel baj en ms de 50 por ciento entre
65
66
67
68
69
Ver: Jonathan C. Brown, Oil and revolution in Mexico, University of California Press, Berkeley,
1993, p.122.
Ibid., p. 34.
Mxico Econmico, 1928-1930, op. cit., p.75.
American Petroleum Institute, Petroleum Facts and Figures, Nueva York, 1951, p. 170, citado en
Jonathan C. Brown y Peter S. Linder, Trabajadores en el petrleo extranjero: Mxico y Venezuela,
1920-1948, en: Carlos Marichal (coord.), Las inversiones extranjeras en Amrica Latina, 18501930. Nuevos debates y problemas en historia econmica comparada, FCE, Mxico, 1995, p. 247.
Ver: Jonathan C. Brown, Why Foreign oil companies shifted their production from Mexico to
Venezuela during the 1920s?, en: American Historical Review, nm. 90, 1985, pp. 362-385.
Tambin: Brown & Linder, Trabajadores en el petrleo extranjero....
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1925 y 1928 y 20 por ciento adicional en los tres aos que van de 1928 a 1930.70 El
resto de la dcada de los treinta la produccin creci ligeramente.
71
72
73
Mxico Econmico, 1928-1930, op. cit., p. 67. Ver tambin Enrique Padilla Aragn, Ciclos
econmicos y poltica de estabilizacin, Siglo XXI editores, Mxico, 1992 (1967), pp. 63 y ss.
J. Vzquez Schiaffino, Mxico, Petroleum, 7, nm. 4, agosto 1919, p. 104, citado en: Jonathan
C. Brown, Oil and revolution..., p. 125.
Boletn del petrleo, junio de los aos 1929-1932, citado en: Lourdes Celis Salgado (coord.), La
industria petrolera en Mxico. Una Crnica, Pemex, Mxico, 1988, p. 232.
Lourdes Celis Salgado (coord.), La industria..., p. 235.
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25
tambin a la baja, en porcentajes cercanos al 16 por ciento para las refineras y 24 por
ciento para los campos petroleros.74 Datos ilustrativos del proceso de desocupacin
de la industria de refinacin en estos aos se presentan enseguida.
75
76
Ibid., p. 234. Debe recordarse que estas tendencias fueron al menos parcialmente compensadas
por la declinacin de los precios, como se discute en el Captulo 4.
Comisin Pericial sobre el Petrleo en el Archivo Histrico de Hacienda del AGN, caja 1866-157,
f. 44, citado por Jonathan C. Brown, Los trabajadores y el capital forneo en la industria petrolera mexicana, en: Secuencia, nm. 34, enero-abril 1996, Mxico, p. 98. Existe una versin
previa en ingls de este ensayo: Labor and State in the Mexican oil expropiation, Texas Papers
on Mexico, nm. 90-10, Austin, 1990.
Pemex e INEGI, Estadsticas Histricas de Mxico, t. I, Mxico, 1994, p. 573.
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82
83
Eduardo Surez, Poltica Monetaria (1946), en: Felipe Becerra Maldonado (comp.) Antologa
del pensamiento econmico de la Facultad de Economa, 1929-1989, vol. II, 1989, p. 351.
Ibid.
La Prensa, 12 de mayo de l932.
Exclsior, 12 de mayo de l932 (nfasis agregado por el autor) Salvador Daz Mirn fue un
polmico poeta veracruzano que en su vida activa oscil entre la defensa de principios republicanos contra la dictadura de Porfirio Daz y el sostenimiento del rgimen de Victoriano
Huerta. El poema al que hace referencia la nota periodstica se titula A Gloria, y data de
1880. Ah, Daz Mirn usa la metfora del plumaje de la patria que no se mancha pese a las
traiciones o bajezas de sus hijos.
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28
La desocupacin y la minera
Una mirada al fenmeno de la desocupacin en Mxico no deja lugar a dudas sobre
la gravedad de la crisis en su punto ms lgido, esto es, hacia finales de l932. Las
84
85
86
Ibid.
G. Cabral, Cosas de la crisis, caricaturas de Exclsior, pgina editorial, 16 de marzo de l933.
Ibid, p. 2.
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Veracruz
Yucatn
Zacatecas
Total
0
0
1 482
10 097
20 260
5 169
15 483
287 205
20 260
5 169
15 483
335 313
0.00
0.00
9.57
3.01
Estas cifras sobre desocupacin requieren ser tomadas con cuidado por las razones
arriba apuntadas; sin embargo, si consideramos que son una estimacin ms bien
conservadora, no pesimista, sobre el fenmeno, constituyen un punto de partida
para una investigacin ms detallada. El monto promedio de desocupacin mensual
que ofrece el cuadro durante l93l, de 287 mil desempleados, fundamentalmente
urbanos,87 no es despreciable, si tomamos en cuenta que la poblacin total de Mxico en l930 era de16 millones 526 mil personas, de las cuales nicamente 5 millones
352 mil se encontraban ocupadas, y apenas 692 mil lo estaban en la industria.88
A pesar de sus limitaciones, la estimacin oficial de desempleados permite aproximarse al fenmeno regional de la crisis. Conviene sealar que la desocupacin en
esta poca se presentaba como una catstrofe sin paliativos para sus vctimas, ya
que no existan seguros contra la cesanta, ni algn otro paliativo. La masa de mano
de obra vacante reporta el Banco Nacional pesa toda entera sobre los salarios de
los ocupados, rebajando el nivel de vida de la clase trabajadora. Los obreros de las
minas contina el boletn se ofrecen para las labores del campo a un precio menor al que estaban ganando los labriegos. Este ha sido un hecho comprobado durante las cosechas de trigo que se llevaron a cabo el mes de julio ltimo.89
A este efecto, es conveniente analizar al grupo reconocido de mineros sin trabajo.
ste alcanza un poco ms de 10 mil trabajadores (de alrededor de 33 mil ocupados
directamente en las minas en l932),90 representa casi una tercera parte de la ocupacin en la rama. Si se compara este total con el de los desocupados a escala nacional, el porcentaje desciende al 3 por ciento; pero la gravitacin real del fenmeno
87
88
89
90
La muestra de la Secretara de la Economa Nacional se preocupaba por preguntar la ocupacin de los sin trabajo, tal como carpinteros, choferes, electricistas, empleados, mineros, etctera. El grupo de agricultores y jornaleros del campo representaba aproximadamente una tercera parte del total ofrecido en el cuadro. La estimacin correspondiente a enero, segn la
misma fuente, era de 244 mil desocupados (ESEM, nm. 68, junio 1931, p.12).
Nafinsa y Presidencia de la Repblica, 50 aos de Revolucin mexicana en cifras, Mxico, l963, p. 29.
ESEM, nm.68, junio 1931, p. 11.
Esta cifra excluye a los trabajadores de la metalurgia (unos 9 mil ocupados en l932). Ambos
grupos, mineros y metalrgicos, alcanzaban 61 mil y 17 mil ocupados en l928, al inicio de la
crisis. (Ing. Manuel A. Hernndez, Costos de Produccin de la minera, en Revista de Economa y Estadstica, mayo de l933, p. 29).
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se concentra en los estados mineros. En San Luis Potos alcanza 13.4 por ciento, en
Durango, 11.45 por ciento; en Zacatecas e Hidalgo algo ms del 9 por ciento, al igual
que Baja California Sur (por el peso de la Compaa El Boleo en Nueva Rosita); y la
cifra ms alta la ofrece Aguascalientes, 16.61 por ciento, debido al cierre de la planta
refinadora de la ASARCO. Aun as, encontramos excepciones notables, como Chihuahua, donde no se reportan mineros sin trabajo pese al hecho de que la regin fue
duramente golpeada por la Gran Depresin. Al mismo tiempo, como se discutir en
detalle en el curso de la investigacin, la ramificacin del impacto de la crisis en el
sector minero es mayor de lo que dicta esta primera impresin ligada a la desocupacin directa, debido a los eslabonamientos econmicos hacia adelante y hacia atrs.
De hecho, en relacin con el propio sector de la minera, una ojeada ms cercana mostrara qu incluso los 10 mil desocupados oficiales minimizan el problema.
La declinacin del sector en trminos de empleo, gasto salarial global y salario por
da es la siguiente:
l928
1929
1930
1931
1932
Los ndices del cuadro anterior, en el caso del empleo, representan una prdida de
27 400 puestos de trabajo en la minera y otros 9 mil adicionales en las plantas metalrgicas, esto es, una prdida de cerca de cuatro veces ms empleos de los que se
reconocen en la muestra de desocupacin oficial, construida a partir de encuestas
aleatorias. Desde luego, eso no quiere decir que estos 36 mil trabajadores se hubieran
sentado a esperar una oportunidad a lo largo de los aos. Lo ms probable es que se
dedicaran a la actividad de mineros independientes o buscones, o bien que
hubiesen retornado a realizar labores agrcolas. El hecho permanece, es decir, la
rama minero metalrgica redujo su grado de ocupacin en cerca de la mitad de lo
que era antes de la crisis. Los ndices del cuadro tambin adelantan un fenmeno
que ser examinado ms adelante con mayor cuidado: la declinacin menos que
proporcional de los salarios diarios respecto del empleo. Mientras que el salario
slo se redujo 16.5 por ciento en trminos nominales, y debido a que los precios
cayeron a un ritmo superior (casi 30% en promedio a escala nacional, con grandes
variaciones regionales), puede afirmarse que los salarios por ocupacin conservaron
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33
744 170
74 445
120 030
44 200
0.26
Fuente: CEMH, Condumex, LMO, Carpeta 250, f.23280, Informe Especial nm. 62, Enrique A.
Gonzlez a la SRE, 31 diciembre 1931 (seleccin y clculos propios).
Del cuadro anterior es fcil inferir la tremenda inseguridad en el trabajo de los residentes mexicanos en Estados Unidos. Una estimacin conservadora, como la realizada por Gonzlez, ubica en 28 por ciento el promedio de residentes que, o bien ya
haban recurrido a la repatriacin o bien se encontraban sin trabajo y con mnimas
expectativas de conseguirlo. El informe de Gonzlez adquiere un tono montono al
evaluar las casi nulas opciones de trabajo, repetidas condado por condado. Por
ejemplo en Phoenix, Arizona, reporta: En ninguno de los lugares pertenecientes a
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34
este distrito existe la ms remota posibilidad de que los mexicanos encuentren trabajo. En este caso particular, las minas de cobre ubicadas en el condado continuaban restringiendo sus operaciones, y slo ofrecan empleo a trabajadores nativos.93
En Presidio, la nica esperanza era la posible reanudacin de trabajos en el mineral de Shafter, que produca plata, y por tanto estaba sujeto a la recuperacin del
precio de este metal.94 En los condados vecinos de Gila, Pinal y Yavapai, las minas
continan restringiendo sus operaciones, y las mismas slo proporcionan empleo
a trabajadores de este pas, es decir, a semejanza del conjunto de las ramas industriales, empleo perdido por un trabajador de origen mexicano (o de alguna otra
nacionalidad o raza no blanca), tenda a ser reclamado por otro trabajador estadounidense de raza blanca. En Douglas, Texas, un comit con el nombre de All American Protective Association, planteaba especficamente esta sustitucin como programa. En respuesta, los mexicanos residentes en la vecina Agua Prieta del lado
sur del Ro Bravo amenazaron con dejar de comprar en los establecimientos que
sustituyeran a los empleados mexicanos.95 Este tipo de amenazas poda surtir efectos positivos hacia los mexicanos y residentes del lado estadounidense en casos
especficos, como el referido, o en el de ciudades gemelas como Ciudad Jurez y El
Paso (donde la demanda de Jurez sostena muchos negocios en El Paso); no obstante, el proceso de desplazamiento sigui avanzando en la mayora de los centros
de trabajo del noreste, suroeste y sur de Estados Unidos.
En Galveston, tambin en Texas, los aspirantes a cubrir una vacante deban acreditar no nicamente su nacionalidad, sino tambin los recibos de pago de impuestos. Los criterios de seleccin para la obtencin de trabajo ponan nfasis tanto en el
pago de impuestos como en el lugar geogrfico del consumo. A finales de 1931, se
produjo en El Paso un discusin sobre el horario de apertura y cierre del puente
internacional a Ciudad Jurez. Un peridico local, The Record, culpaba de muchos
de los males de la ciudad a los commuters, que vivan del lado mexicano y laboraban en el lado estadounidense. Si estos trabajadores, argumentaba el diario, fueran
trabajadores norteamericanos, ...les pagaran renta a los dueos de las casas de El
Paso, les compraran mercancas a los comerciantes de El Paso, asistiran a los lugares
de diversin de El Paso, y les pagaran impuestos al estado, a la ciudad del condado.96 Los promotores de esta idea exigan que el horario del puente fuese de 10 de
la maana a seis de la tarde, y as facilitar la poltica proteccionista en la frontera.
Aunque el cambio de horario no lleg a producirse, los commuters sufrieron dificultades crecientes para llevar a cabo su vida con un pie a cada lado de la frontera. Los
93
94
95
96
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35
99
100
Ibid., p.116.
Jos Jorge Gmez Izquierdo, El movimiento antichino en Mxico,1871-1934. Problemas del racismo y del nacionalismo durante la Revolucin Mexicana, INAH, Mxico, 1991.
Ibid., portada. (Tomado de Jos ngel Espinoza, El ejemplo de Sonora, 1932).
El Mundo, abril de 1935, en DSR, M1370, C.E. Macy to SOS, Tampico, 11 de abril 1935, 812.5041/204
(marcado como estrictamente confidencial).
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ra en esa poca. Tijuana tena apenas 8 mil habitantes en 1930, Nuevo Laredo 21
mil y Mexicali 14 mil, frente a los casi 40 mil de Jurez.108 En todos los casos, estas
ciudades fronterizas recibieron una avalancha de repatriados expulsados por la
depresin. Esta concentracin de desplazados, que abarcaba tanto a familias
enteras como a solteros jvenes o maduros, trajo consigo grandes demandas de
infraestructura y recursos para las que Mxico no estaba preparado.
La propaganda gubernamental de origen federal acerca de la bienvenida con los
brazos abiertos a los hermanos que habran escogido el camino del retorno, se
top sistemticamente con una realidad de rechazo de las comunidades afectadas.
No solamente en las ciudades fronterizas, sino incluso en centros de inmigracin
del interior, como Monterrey, en donde la oposicin local a los repatriados se hizo
pblica. En diciembre de 1932, El Porvenir, de Nuevo Len, adverta que fueron
dadas rdenes estrictas y definitivas de que ninguno de los repatriados estuvieran
por aqu [] a menos que pudiera demostrar que tena una familia (en la ciudad).109
Miles de estos repatriados haban formado campamentos en el centro de la ciudad,
escandalizando a las clases medias.
La descripcin de las penalidades del retorno asemeja la de un traslado de
soldados despus de una derrota militar, o de damnificados tras un desastre natural.
Impregnado por un espritu prctico, el informe de Enrique Gonzlez a la Secretara
de Relaciones ofrece sugerencias como la siguiente: Si nuestro gobierno tiene pensado llevar a cabo la repatriacin de los mexicanos que se encuentran en las peores
condiciones de indigencia, sera preferible comprar camiones de carga, los cuales
ms tarde podran pasar al servicio de nuestro ejrcito u otras dependencias del
gobierno.110 El informe explora tambin la opcin de rentar camiones para pasajeros de los muchos disponibles en Estados Unidos por la falta de corridas, la cuestin
de los descuentos por la va del ferrocarril, medio ampliamente utilizado en ambos
lados de la frontera y el otro medio silencioso y que represent acaso el volumen
ms significativo en este flujo constante y muchas veces no contabilizado de personas desplazadas: el automvil. Gonzlez, testigo del uso de este importante medio
de retorno, propona ofrecer pequeas ayudas para gasolina y aceite a las familias
que utilizaban su propio medio de transporte.
Hasta donde ha sido posible documentar este retorno masivo, el mismo culmin entre las familias de origen paterno o materno, y que tuvieron que compartir
recursos escasos para enfrentar la adversidad con sus familiares repatriados. La
mayor parte de los proyectos de colonias agrcolas en el interior del pas fueron un
108
109
110
Ibid., p. 213.
El Porvenir, 18 de diciembre de 1932, p. 4, citado en: Meynardo Vzquez Esquivel, ASARCO
Workers movement: Union Struggle and economic crisis in 1932, Universidad Autnoma de
Nuevo Len, ponencia presentada al International Mining History Congress, julio 1989, p. 6.
CEHM Condumex, Fondo LMO, Enrique A. Gonzlez a SRE, Informe..., p. 11.
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38
fracaso. Josiah McC. Heyman ha realizado un seguimiento mediante historias orales de siete familias que retornaron al norte de Sonora provenientes del suroeste
de Estados Unidos.111 En estos casos puede hablarse claramente de un retorno al
campo (en cinco de los siete casos). Adems, en prcticamente todos ellos, la
reincorporacin de los desplazados cre situaciones de tensin familiar intensa
entre los repatriados y los jefes de familia de quienes les recibieron. Mientras los
recin llegados tenan aspiraciones vinculadas a una cultura material que parta
de la lgica salarial (auto aunque sea desvencijado, radio, ropa, cine), los
receptores tenan sus esperanza cifradas en el trabajo de la tierra. Esta tensin
estara en el origen de las decisiones de retornar a la aventura de la emigracin
hacia el norte, que completa la historia familiar de la mayora de los mexicanoestadounidenses expulsados al inicio de la dcada de los treinta, y que decidieron
probar suerte de nueva cuenta con el auge del mercado laboral estadounidense
en el curso de la Segunda Guerra Mundial. Tal resultado es verificable en El Paso,
donde de una cifra estimada de 13 500 repatriados, se calcula que 7 900 regresaron ms tarde a la ciudad.112
Uno de los aspectos paradjicos del xodo masivo que ha recibido poca atencin,
fue la prdida de bienes races en Estados Unidos por parte de los repatriados. Al
cancelarse las posibilidades de trabajo, principalmente en suburbios de ciudades como
Los ngeles, o San Francisco, las familias que emprendieron el retorno tuvieron que
abandonar tambin terrenos y casas que haban representados grandes esfuerzos. Como
reporta Gonzlez:
Muchos han perdido sus casas y pequeos terrenos por serles imposible
pagar las contribuciones o hipotecas; otros se han visto obligados a venderlas a precios exageradamente bajos, y otros muchos an, se han visto
obligados a abandonarlas por la absoluta carencia de elementos de vida
y las pocas esperanzas de arreglo con sus vendedores, quienes se las
han arrebatado por la falta de algunos abonos [...] Es verdaderamente
incalculable el perjuicio sufrido por ese concepto.113
112
113
Josiah McC, Heyman, Life and labor in the border. Working people of Northern Sonora, Mexico,
1886-1986, University of Arizona Press (Tucson, 1991), pp. 110-133.
scar J. Martnez, Ciudad Jurez: El auge de una ciudad..., p. 126.
CEHM Condumex, Fondo LMO, Enrique A. Gonzlez a SRE, Informe..., p. 8.
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39
En resumen, una revisin as sea somera en torno del impacto econmico y social
de la Gran Depresin sobre Mxico, no puede dejar de reconocer su importancia decisiva sobre las opciones de desarrollo econmico y poltico, los nuevos
mrgenes de accin para las grupos y clases sociales, durante los aos treinta. Se
procede ahora a revisar con detalle el caso de la industria minera y sus trabajadores.
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