Colin Lewis
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Colin Lewis
Neoliberalismo y neoestructuralismo.
Retrospectivamente, se pueden distinguir estas dos respuestas diferenciadas al
agotamiento de la fase de desarrollo más fácil de la industrialización sustitutiva de las
importaciones y a la consiguiente inestabilidad política y económica. La distinción entre
ambas solo se hizo patente en 1970. A lo largo de estos y gran parte de los 80, los enfoques
estratégicos aplicados en las economías de América latina podrían catalogarse de manera
simplistas en estas dos categorías.
Entre estos se dieron analogías sustanciales. La primera característica en común fue
el neoautoritarismo. Los regímenes militares tecnocráticos que se hicieron con el poder en
muchos países parecían suscribir el viejo adagio del porfiriato mexicano: más
administración y menos política.
La segunda característica común fue la reducción de los salarios y la tercera, la
reinserción internacional, se plasmó claramente en las grandes proporciones que alcanzó la
deuda externa, y en menor medida, en el crecimiento de las exportaciones. La violencia
estatal y las tácticas de choque económico redijeron la eficacia de la acción de los
trabajadores. La compresión de los salarios contribuyó a la acumulación y disminuyó los
costos de producción. Así mismo, al reducir estos costos y la demanda en el plano nacional,
esa compresión contribuyó a la reinserción en la economía mundial por partida doble:
incrementando la competitividad a nivel internación y aumentando la disponibilidad de las
exportaciones.
A diferencia de las soluciones neoliberales, las medidas neoestructuralista se
aplicaron en marcos políticos algo menos violentos. Las administraciones que aplicaron
soluciones neoestructuralista trataron de lograr bastante pronto un nuevo conceso político
en pro de la reforma. No hicieron del crecimiento económico su única fuente de legitimidad
sino que se refirieron explícitamente a la política social y a la promoción de una “oposición
responsable” (milagro brasileño).
Aunque ambos enfoques se habían concebido para suprimir las distorsiones, los
partidarios de neoliberalismo ensalzaron las virtudes de la terapia de choque como medio
para cambiar estructuras y expectativas. Las medidas neoliberales se centraron en la
microeconomía y depositaron sus esperanzas en el mecanismo de mercado. Hacia la década
de 1980, los neoestructuralista (especialmente en México) esgrimieron el argumento de que
las inversiones deberían proceder a la apertura internacional. El neoliberalismo considero
que el progreso social se derivaría de los efectos de filtración del crecimiento económico y
admitió que un alto índice de pobreza absoluta restringía el crecimiento del mercado y
suponía una ineficiencia sistemática.
Se consideró que las medidas de choque, eran los recursos más eficaces para tratar
las expectativas inflacionarias incrustadas en el sistema. Sin embargo, en vez de una
reducción de la deuda, lo que obtuvo delos organismos internacionales fue una
permisividad y tolerancia en el cumplimiento de los objetivos fiscales. El resultado fue un
aumento de la deuda externa y de la demanda de crédito interno.
Del triunfo inicial y el fracaso final de la estabilización heterodoxa se podrían sacar
dos lecciones. En primer lugar, tal como ocurrió con la estabilización de los años 40, el
retorno a la confianza no provoco un aumento del ahorro como habían pronosticado los
encargados de la elaboración de política, sino un consumo desenfrenado que ejerció una
presión excesiva sobre la capacidad de producción y la situación de las reservas.
Los reformados de los años 90, cobraron conciencia, por consiguiente, de la
necesidad de fortalecer la situación de las reservas antes de proceder a la estabilización. La
segunda lección que los encargados de la elaboración de políticas aprendieron de los
fracasos de la década de 1980, fue la necesidad de actuar con rapidez a resolver el problema
de déficit fiscal.
Los regímenes que aplicaron políticas heterodoxas en los años 80 se mostraron más
preocupados por las deficiencias en el plano político y social que por la situación fiscal y
trataron de aumentar las inversiones sociales y económicas.