El Personal Docente en Búsqueda de Nuevas Perspectivas
El Personal Docente en Búsqueda de Nuevas Perspectivas
El Personal Docente en Búsqueda de Nuevas Perspectivas
La competencia, el profesionalismo y la dedicación que se exige a los docentes hacen que recaiga
en ellos una ardua responsabilidad. Es mucho lo que se les pide, y las necesidades que han de satisfacer
parecen casi ilimitadas. En numerosos países la expansión cuantitativa de la enseñanza se traduce
frecuentemente en escasez de personal docente y aulas sobrecargadas, con las consiguientes presiones
para el sistema educativo. Las políticas de estabilización, a las que por eufemismo se llama de «ajuste
estructural», han tenido repercusiones directas en muchos países en desarrollo en lo tocante a los
presupuestos de educación y, por consiguiente, a la remuneración del personal docente. -
La profesión docente es una de las más fuertemente organizadas del mundo, y sus organizaciones
pueden desempeñar -y desempeñan- un papel muy influyente en diversos ámbitos. La mayoría de los 50
millones, aproximadamente, de profesores y maestros que existen en el mundo están sindicados o se
consideran representados por sindicatos. Estas organizaciones, cuya acción apunta a mejorar las
condiciones de trabajo de los afiliados, tienen gran peso en la distribución de los créditos asignados a la
educación y en muchos casos poseen un conocimiento y una experiencia profunda de los diferentes
aspectos del proceso educativo y de la formación del personal docente. En buen número de países son
asociados con los cuales hay que contar para el diálogo entre la escuela y la sociedad. Es deseable
mejorar el diálogo entre las organizaciones del personal docente y las autoridades responsables de la
educación y, aparte de las cuestiones salariales y de condiciones de trabajo, ampliar el debate al
problema del papel clave que deben desempeñar los profesores y maestros en la concepción y ejecución
de las reformas. las organizaciones del personal docente pueden contribuir de manera decisiva a
instaurar en la profesión un clima de confianza y una actitud positiva ante las innovaciones educativas.
En todos los sistemas educativos ofrecen una vía de concertación con los que ejercen la enseñanza en
todos los niveles. La concepción y aplicación de las reformas deberían servir de ocasión para tratar de
lograr un consenso sobre los objetivos y los medios. Ninguna reforma de la educación ha tenido nunca
éxito contra el profesorado o sin su concurso.
La fuerte relación que se establece entre el docente y el alumno es la esencia del proceso
pedagógico. Claro está que el saber puede adquirirse de diferentes maneras y tanto la enseñanza a
distancia como la utilización de las nuevas tecnologías en el contexto escolar han dado buenos
resultados. Pero para casi todos los alumnos, sobre todo los que todavía no dominan los procesos de
reflexión y de aprendizaje, el maestro sigue siendo insustituible. Proseguir el desarrollo individual supone
una capacidad de aprendizaje y de investigación autónomos, pero esa capacidad sólo se adquiere al
cabo de cierto tiempo de aprendizaje con uno o varios docentes. ¿Quién no conserva el recuerdo de un
profesor que sabía hacer pensar y que infundía el deseo de estudiar un poco más para profundizar algún
tema? ¿Quién, al tomar decisiones importantes en el curso de su existencia, no se ha guiado al menos
en parte por lo que había aprendido bajo la dirección de un maestro?
El trabajo del docente no consiste tan sólo en transmitir información ni siquiera conocimientos, sino
en presentarlos en forma de problemática, situándolos en un contexto y poniendo los problemas en
perspectiva, de manera que el alumno pueda establecer el nexo entre su solución y otros interrogantes
de mayor alcance. La relación pedagógica trata de lograr el pleno desarrollo de la personalidad del
alumno respetando su autonomía; desde este punto de vista, la autoridad de que están investidos los do-
centes tiene siempre un carácter paradójico, puesto que no se funda en una afirmación del poder de
éstos sino en el libre reconocimiento de la legitimidad del saber. Esta noción de autoridad va a
evolucionar seguramente, pero sigue siendo esencial porque de ella proceden las respuestas a las
preguntas que se hace el alumno acerca del mundo y es la que condiciona el éxito del proceso
pedagógico. Además, la necesidad de que el maestro contribuya a la formación del juicio y del sentido
de responsabilidad individual es cada vez más indiscutible en las sociedades modernas, si se quiere que
más tarde los alumnos sean capaces de prever a los cambios y adaptarse a ellos, sin dejar de seguir
aprendiendo durante toda la vida. Son el trabajo y el diálogo con el docente lo que contribuye a
desarrollar el sentido crítico del alumno.
La gran fuerza de los docentes es la del ejemplo que dan al manifestar su curiosidad y su apertura
de espíritu y al mostrarse dispuestos a someter a la prueba de los hechos sus hipótesis e incluso a
reconocer sus errores. Su cometido es ante todo el de transmitir la afición al estudio. La Comisión estima
que la formación del personal docente tiene que ser revisada para cultivar en los futuros maestros y
profesores precisamente las cualidades humanas e intelectuales adecuadas para propiciar un nuevo en-
foque de la enseñanza en la dirección propuesta por este informe.
La escuela y la colectividad
La administración escolar
Es conveniente aumentar la movilidad de los docentes, tanto dentro de la profesión docente como
entre ésta y otras profesiones, a fin de ampliar su experiencia.
Para poder realizar un buen trabajo, el profesorado no sólo debe ser competente, sino también
contar con suficientes apoyos. Además de las condiciones materiales y los medios de enseñanza
adecuados, esto supone que exista un sistema de evaluación y control que permita diagnosticar y
superar las dificultades y en el que la inspección sirva de instrumento para distinguir la enseñanza de
calidad y estimularla. Ello entraña, además, que cada colectividad o cada administración local examinen
cómo pueden aprovecharse los talentos y las capacidades presentes en la sociedad circundante para
mejorar la educación: colaboración aportada a la enseñanza escolar o a experiencias educativas ex-
traescolares por especialistas externos; participación de los padres, según modalidades apropiadas, en la
administración de los establecimientos o en la movilización de recursos adicionales; conexión con
asociaciones para organizar contactos con el mundo laboral, excursiones, actividades culturales o
deportivas u otras actividades educativas sin relación directa con la actividad escolar, etc.
Mejorar la calidad del personal docente, del proceso pedagógico y del contenido de la enseñanza no
deja de plantear, claro está, diversos problemas cuya solución no es fácil. El personal docente reclama
con razón unas condiciones de empleo y una situación social que demuestren fe de que se reconoce su
esfuerzo. Hay que facilitar a profesores y maestros los instrumentos que necesitan para poder
desempeñar mejor sus diferentes funciones. Como contrapartida, los alumnos y la sociedad en su
conjunto tienen derecho a esperar de ellos que cumplan abnegadamente su misión y con un gran sentido
de sus responsabilidades.
Pistas y recomendaciones