Frank Duff Visto Por Mi
Frank Duff Visto Por Mi
Frank Duff Visto Por Mi
Thomas O'Flynn
a Mara
y
a sus legionarios
Prlogo
En este pequeo libro, apenas algo ms que
un folleto, pongo por escrito brevemente
mis impresiones sobre Frank Duff, que ha
sido llamado el catlico ms distinguido del
siglo.
Ha sido difcil para m encontrar un ttulo
adecuado, pues no es una vida breve, ni
tampoco una historia sucinta de la Legin.
Se trata sencillamente de una serie de
impresiones recogidas durante el transcurso
de treinta aos. He superado la dificultad
titulndolo simplemente "Frank Duff, visto
por m".
Mi gratitud a Sheila Coughlan, que realiz la
trascripcin mecanogrfica, y a la Sra.
Jessop, John Murray, John Gavin, Enda
Dunleavy y Sam Hughes por sus valiosas
sugerencias.
Introduccin
Frank Duff debe ser reconocido como uno de
los catlicos ms grandes de este siglo. Su
grandeza est confirmada por el hecho de
que la Legin de Mara, la organizacin
seglar que l fundara, se halla hoy
funcionando activamente en la mayora de
las dicesis del mundo. Los legionarios han
mostrado fe, coraje y perseverancia al
acometer los trabajos apostlicos ms
comprometidos, algunas veces en medio de
considerables hostilidades. Se inspiran en el
ejemplo de su fundador y reflejan su espritu
en su devocin a Jess y a Mara, y en su
amor a la Iglesia.
Ha supuesto un honor para m, como
arzobispo de Dubln y como irlands,
presidir,
en
asambleas
de
carcter
internacional, homenajes a Frank Duff y a la
Legin de Mara de todas las partes del
mundo. Por ejemplo, en el ltimo Snodo,
donde muchos obispos expresaron su
gratitud por la maravillosa labor que los
legionarios llevan a cabo en sus dicesis.
Muchos,
que
le
haban
conocido
personalmente, me preguntaban por Frank
Duff. Al asegurarles yo que se encontraba
bien, no saba que en plazo muy breve iba a
ser llamado a la casa del Padre. Que el
Seor premie sus trabajos.
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Breve encuentro
Mi primer encuentro con Frank Duff tuvo
lugar al principio de los aos cuarenta, no
mucho
despus
de
mi
ordenacin
sacerdotal. Estaba yo entonces en el colegio
de Castleknock. Una tarde en la que visitaba
nuestra casa en Phibsboro, el padre
Meagher, superior de la misma, me
pregunt si podra dirigir la novena de la
Medalla Milagrosa en la capilla de Regina
Coeli. Regina Coeli es una residencia sita en
la calle North Brunswick, en la que
legionarias de Mara cuidan de mujeres sin
hogar y de madres solteras con sus nios.
Est muy prxima a Phibsboro.
Una vez rezada la novena y dada la
bendicin, una hermana legionaria me invit
a cenar en una sala, prxima a la capilla.
Apenas haba comenzado la degustacin de
un bien colmado plato de jamn con
ensalada, he aqu que se abre la puerta y
entra rpido un hombre pequeo, de
complexin media, apuesto y que usaba
unos quevedos. Era el seor Duff. Por aquel
entonces poda tener unos cincuenta aos.
Siendo un alto oficial del Departamento de
Finanzas, se haba retirado en 1933 para
dedicar su vida a la Legin. En aquel
momento estaba algo nervioso y preguntaba
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Voluntario a la fuerza
Yo fui reclutado para la Legin de la
siguiente manera. Mi hermana Maurlene
haba ido a la escuela en el convento de
Drishane, condado de Cork. Las buenas
hermanas de Drishane haban fundado la
Legin en su colegio. Cuando mi hermana y
una amiga, Dianah Coveney, se vinieron a
Dubln, all por los aos cuarenta, para
estudiar economa domstica, ingresaron
pronto en la Legin. El praesidium al que se
incorporaron era el de Nuestra Seora de
Monte Carmelo, que por aquel entonces
careca de director espiritual.
Mi hermana me pregunt varias veces si yo
aceptara ser el director espiritual que ellos
necesitaban. En un principio le prest muy
poca atencin. La verdad era que no saba
nada acerca de la Legin. Haba odo, o crea
haber odo, algo en sentido crtico y
negativo. De cualquier forma, yo estaba
suficientemente ocupado con mi trabajo en
Castleknock.
El azar, o lo que sea, hizo que cierta tarde
en la que otra vez me hallaba en nuestra
casa de San Pedro, en Phibsboro, me
encontrase con el ya desaparecido padre
Andrew Moynihan, C.M. El padre Moynihan
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Un amigo en apuros
En 1959 fui nombrado superior del colegio
de San Pablo, en Raheny. El colegio haba
sido fundado en 1950. Mi predecesor, el
padre Moran, haba construido un nuevo
edificio, de atractivo diseo y lograda
capacidad de utilizacin, junto al antiguo y
hermoso inmueble que se levantaba sobre
un amplio terreno. El trabajo de la
administracin me dejaba muy poco tiempo
libre para poder dedicarlo a la Legin.
Mi primer objetivo, como superior de San
Pablo, fue la formacin espiritual de los
estudiantes. Para m la educacin ha sido
siempre, en primer lugar, un trabajo
pastoral. La formacin de los jvenes iba en
lnea con el ideal de nuestra Congregacin.
Nuestro primer objetivo como Congregacin
es el de ser misioneros; sin embargo, no se
puede olvidar que las misiones no pueden
existir sin sacerdotes. Creo que los colegios
donde los estudiantes son educados en un
clima acadmico de fe, son una fuente
natural e indefectible de vocaciones. La
verdad es que hoy ms de la mitad de los
sacerdotes de la Congregacin de la
provincia anglo- irlandesa han sido formados
en Castleknock.
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Una amistosa llamada
En 1965 fui nombrado director espiritual del
colegio de San Patricio en Maynooth.
Previamente haba sido director espiritual de
un praesidium por algn tiempo, en Myra
House, cuna de la Legin, cuyo presidente
era Norman Molloy. De este modo, si no
estuve en la cresta de la ola de la actividad
de la Legin, s, al menos, arrim el
hombro.
De nuevo mis obligaciones en Maynooth me
impedan toda actividad legionaria fuera. En
la primavera de 1966 recib una carta de
Frank Duff en la que me rogaba le hiciese
una resea de una nueva "vida" de san Luis
Mara de Montfort, cuyo centenario se
estaba conmemorando por aquellas fechas.
Acced gustosamente y el artculo apareci
publicado en 'Maria Legionis'. Llevaba una
nota de presentacin en la que se deca que
tanto el artculo "como mi posicin en la
Legin eran de primera clase". La nota, por
supuesto, era de Frank Duff. El pequeo
incidente tuvo la importancia a la luz de lo
que sigue. De hecho, se me estaba
presentando, pienso que con alguna
intencin, a una ms amplia audiencia de
legionarios.
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un 25 de marzo, festividad de la
Anunciacin, fiesta patronal de la Devocin
de De Montfort y de la Legin. Estbamos
sumidos en una profunda discusin y
completamente olvidados del paso del
tiempo. Al medioda son el toque del
ngelus. La campana pareca estar en la
sala o en algn lugar muy prximo. Todos
nos levantamos automticamente y rezamos
las preces. Entonces alguien pregunt:
"Quin ha tocado la campana para el
ngelus?". No hubo respuesta. Adems, el
sonido que se haba odo era totalmente
diferente al sonido de cualquier campana de
las oficinas. La perplejidad se revelaba a
travs del silencio. Entonces Frank Duff lo
rompi, comentando con alguna aspereza
sobre los peligros de dejarse engaar por
aparentes manifestaciones sobrenaturales, y
aadi que si creyera que la campana no
haba sido tocada por mano humana huira
rpidamente
de
aquel
lugar.
Crea
firmemente en la existencia y en el poder
del maligno. La reunin continu como si
nada hubiese ocurrido.
Muy probablemente lo que haba sonado era
la campana de la procatedral, que toca el
ngelus al medioda y por la tarde a travs
de Radio Irlanda. Nosotros no tenamos
ningn transistor, que yo supiera. Pero uno
de los hermanos de Morning Star, que le
gustaba gastar bromas, pudo haber enviado
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P. Miguel Toher
A Frank Duff le disgustaban los fenmenos
de aquella ndole, debido en parte a una
experiencia que haba tenido en los primeros
das de la Legin. Ciertas cosas muy
extraas ocurrieron en la iglesia de Leixlip,
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El crisol
S muy poco sobre quines pudieron haber
sido los directores espirituales del fundador
de la Legin de Mara. Recuerdo que en una
ocasin me habl de haber recibido, en los
primeros aos, una gran ayuda del padre
Browne, de la Compaa de Jess. Mi
opinin es la de que encontr toda la
direccin necesaria en las enseanzas de la
Iglesia y en la obediencia a toda autoridad
eclesistica. Su confianza en la providencia
era inamovible, y se mostr sensible hasta
la delicadeza en el seguimiento de los
designios divinos sobre l. As escriba a un
amigo:
"Cuando hablo de direccin... me refiero a
las circunstancias de la vida. Estas han
dictado mi andadura de tal forma que creo
que apenas ha existido la posibilidad de la
opcin. En relacin a mi estado de vida y el
modo de realizarlo, estos principios siempre
han estado presentes y ellos son los que me
han impulsado. Ni siquiera hubo de darse el
caso de llegar a una bifurcacin en el
camino y quedar mi ruta determinada por
un poste indicador. Fue ms bien el no
encontrar bifurcacin alguna, tener toda la
carretera por delante para caminar".
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ultramarino,
en
Glasgow.
Pronto
comenzaron a florecer los praesidia en
Inglaterra, Amrica y la India. Hoy da, la
Legin est establecida en la mayora de las
dicesis de la Iglesia Catlica y tiene incluso
autorizacin de la Santa Sede para fundar
praesidia entre los miembros de la Iglesia
Ortodoxa.
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Examen microscpico
Pero estamos escribiendo de Frank Duff.
Con la proteccin del Seor y de Mara, la
Legin se desarroll con l y bajo su
direccin. Acaso sea ste el momento de
realizar un examen microscpico de su
carcter y de su espiritualidad.
Frank Duff fue producto de un determinado
medio ambiente y form parte de su poca
y de la Iglesia de su tiempo. Sin embargo,
aport algo realmente singular a la Iglesia
del siglo XX.
Fue un radical, en el mejor sentido de la
palabra. Jams sinti temor a la hora de
aplicar el hacha a la raz del rbol
infructuoso. El rbol era, en este caso, todo
aquello que limitase u obstaculizase la
difusin del evangelio. Toda su vida fue una
lucha contra la pasividad en orden a la
evangelizacin. Sostuvo, eso s, una guerra
civilizada, pacfica y paciente. El hombre que
en 1922 se puso a trabajar con afn en el
barrio chino de la calle Montgomery y sus
alrededores era ciertamente un intrpido
innovador del apostolado seglar.
La calle Montgomery, al norte de Dubln,
era, durante las primeras dcadas de este
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Contina el examen microscpico
En el captulo anterior nos propusimos
realizar un examen microscpico del
carcter y de la espiritualidad de Frank Duff.
Un crtico podra decir con cierta justicia:
"Todo lo que usted ha hecho es
presentarnos a un hombre devorado por la
actividad en favor del reino de Dios; no
podra usted, por lo menos, echar una
ojeada por el interior de ese autmata
apostlico?". Lo intentar.
Recuerdo haberle odo decir que la cualidad
bsica que Dios busca en un apstol es el
deseo de ser usado. Este pensamiento
encierra una profunda verdad. Es un deber
para el apstol estar abierto a la accin del
Espritu Santo. Mas los apstoles, como los
doctores, se diferencian unos de otros. Los
hombres poseen carismas diferentes en
orden al apostolado. Cada uno da solamente
en la medida que ha recibido. Frank Duff era
un hombre de variados talentos. Pero
primero, y por encima de todo, era un
hombre de accin, un organizador, un
administrador. No era un contemplativo tal
como
nosotros
lo
entendemos
ordinariamente. Por su natural, estaba
inclinado a ver las cosas realizadas. Si los
campos blanqueaban y estaban listos para la
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consagracin
"consiste
en
darnos
enteramente a la Virgen Santsima en
calidad de esclavos a fin de pertenecer
completamente a Jesucristo y, como paso
siguiente, en hacer todas nuestras acciones
con Mara, en Mara, por Mara y para Mara,
a fin de hacerlas ms perfectamente con
Jess, en Jess, por Jess y para Jess,
nuestro ltimo fin". El sacrificio no puede ser
ms completo. Ninguna orden religiosa
exigira tanto. Si nos maravilla que la
entrega de legionarios como Edel Quinn y
Alfie Lambe y Frank Duff casi rebas los
lmites de la capacidad humana, los que
conocen El secreto de Mara saben cul fue
la razn.
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Conversador extraordinario
He resaltado ms de una vez en este escrito
la semejanza de carcter y de mtodos
entre Frank Duff y san Vicente de Pal. Una
de las grandes contribuciones de san
Vicente a la Iglesia fue la de la
comunicacin, la comunicacin de las
verdades de la fe. San Vicente entenda que
la clave de los terribles problemas que
afectaban a los clrigos y a los laicos de su
tiempo en Francia se resuma en una
palabra,
"formacin".
La
forma
de
predicacin en uso en aquel tiempo, avalada
por fieles obedientes a la moda, era retrica,
ampulosa y, a la postre, vaca. Para
contrarrestar este mal, l mismo us, y
ense a otros a usar, un tipo de
predicacin casi conversacional, tendiente a
la sencillez familiar. El "pequeo sistema"
abordaba el tratamiento de cualquier tema,
ordenndolo bajo el triple aspecto de
motivos, naturaleza y medios. Este nuevo
estilo de formacin simplificada revolucion
la predicacin en Francia.
Difcilmente se podr decir que Frank Duff
revolucionara la predicacin en Irlanda. Pero
posea una extraordinaria facultad para
comunicar las verdades de la fe. El y su
Legin dieron una visin de la fe a muchos
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Su senda hacia Dios
Aparte
de
la
singular
escuela
de
espiritualidad que l sigui, y su apostolado
"externo", pensaban acaso los que trataron
muy de cerca a Frank Duff que era un
hombre muy santo? Recuerdo haber
preguntado al padre Donnchadh O'Floinn
qu opinaba de su santidad. Su respuesta,
tras una ligera vacilacin, qued grabada en
mi mente. Con la precisin de un sabio, el
padre Donnchadh me respondi: "Posee
reservas espirituales extraordinarias". En
una ocasin posterior, present al propio
Frank Duff la misma cuestin, pero
refirindome a una tercera persona. Su
respuesta fue un encogerse de hombros, y
"qu se entiende por santo?". Ambos
hombres,
por
su
preparacin
y
conocimientos, no podan dar una respuesta
fcil. Sin duda la congregacin que
interviene en las canonizaciones habr de
plantearse esa misma pregunta con relativa
frecuencia. Porque al final de la jornada
cada hombre emprende su propia senda
hacia Dios.
De cualquier forma, yo creo que el pueblo
de Dios tiene una especie de "sexto sentido"
sobre la santidad. Cualquiera que haya
estado en Dubln durante la semana del 7 al
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Totus tuus
Volvamos a su santidad. Como he dicho, dio
toda clase de pruebas de ser lo que el
antiguo catecismo llamaba cristiano "fuerte".
La fortaleza, uno de los dones del Espritu
Santo, se prueba en el vencimiento del
miedo. Frank Duff conoci el miedo, como lo
demuestran sus palabras y sus escritos.
Algunos
eclesisticos,
indudablemente
santos y celosos, no miraban con muy
buenos ojos a la Legin en sus comienzos, y
crean tener sus buenas razones para
desconfiar. Frank Duff me dijo en una
ocasin que antes de que la Legin recibiera
la aprobacin oficial de la Iglesia viva bajo
la sombra del miedo. l defenda lo que
estaba convencido era un bien. Si esto
supona un doloroso dilema para un
cristiano, doblemente lo era para uno que
slo aspiraba en la vida a ser un miembro
fiel de la Iglesia, a la que se dispona a
servir hasta la ltima gota de su sangre.
Pero l venci su miedo, persisti en su
empeo y dio a la Iglesia la Legin de Mara.
Todo esto podra oscurecer un poco una ms
admirable
y
fundamental
virtud,
su
humildad. La mejor prueba que puedo
aportar sobre ella es una carta que escribi
a una monja carmelita que le haba escrito
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Recta final
Su Santidad Juan Pablo II envi un
telegrama de condolencia al presidente del
Concilium con motivo de la muerte de Frank
Duff, un mensaje que, incidentalmente,
supona la excepcional distincin de estar
firmado personalmente, en el que deca: "la
asociacin por l fundada ha despertado en
los
catlicos
seglares
la
necesidad
indispensable de la evangelizacin y
santificacin, y, a travs de esta asociacin,
los catlicos han aprendido a ser apstoles
efectivos y celosos".
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