CASETTI

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CASETTI

Hiptesis: Saussure no toma el signo como una unidad cerrada (como


dicen otras interpretaciones).
Saussure:
Signo = significado + significante.
Lengua= cdigos sociales establecidos a nivel sincrnico; + a lo largo
de los aos el habla puede modificar parte de la lengua (el signo) a
nivel diacrnico.
Significacin:
Arbitraria: no hay ninguna relacin ni analgica ni causal entre
sgdo y sgteInmotivada: ningn sujeto puede modificar la relacin entre
sgdo y sgte. Tampoco hay una eleccin voluntaria del sujeto hablante
de modificar el signo.
Linealidad del significante: No se puede superponer en un
mismo nivel/momento 2 significantes. No puedo pronuncia 2 cosas al
mismo tiempo.
Casetti: Saussure nunca pens al signo de manera aislada, siempre lo
pens respecto a un sistema, la lengua.
En el texto de Saussure hay dos trminos que l utiliza que dan
cuenta de esto:
Representacin= volver a presentar. Vuelvo presente una ausencia,
algo que no est; vuelvo presente la unin que qued en mi cabeza
entre sgdo y sgte.
Desde este punto de vista, el signo si es una unidad cerrada porque
solo necesita la unin de estos dos para ser. Se vuelven presente el
concepto y la imagen acstica.
Saussure agrega que el signo debe ser parte de un sistema de
significacin. Esto es lo que le da valor al signo.
Valor: el signo solo es en la medida en que no es otra cosa. El signo
es dentro de un conjunto de signos; est abierto al sistema.
Casetti llama a eso: sistema de negatividad
Cuanto + nivel de diferenciacin, + nivel de especificidad del signo.
Signo para Peirce:
Las 2 tricotomas nombradas anteriormente. (Signo/Representamen +
objeto + interpretante) y (Smbolo, cono e ndice).
Las oposiciones que se suelen hacer entre Saussure y Peirce dicen
que
Saussure: el objeto es material, queda fuera del sistema, slo trabaja
con el sistema de la imagen acstica.
Peirce: considera la materialidad, el objeto.

Sin embargo, tampoco Peirce incluye al objeto material. Dice que son
cdigos culturales que se apropian de lo material. Existe una
mediacin interna del objeto antes que el signo mismo:
Objeto inmediato: est dentro de la semiosis. Aquel que ya ha sido
articulado y mediatizado por el interpretante y el signo. Lo primero
que aparece previo a que yo lo pueda interpretar.
Objeto dinmico: est fuera de la semiosis, fuera del signo. Objeto
realmente operante, pero no inmediatamente presente.
Siempre hablo del objeto inmediato ya que a travs de la cultura voy
a interpretar y llegar al objeto inmediato pasando casi a penas por el
objeto dinmico.
Es un smbolo, por todo lo que la Iglesia y la Cruz representan.
El signo aunque no tenga intencin de comunicar, comunica.

CASETTI
Casetti analiza al signo como una funcin semitica.
Se posiciona desde un pensamiento ms cercano a Peirce, alejndose
del concepto de significado y significante propuesto por Saussure.
El aporte de Peirce, segn Casetti, es el de retomar esta idea de los
estoicos de las tripartitas: Interpretamen, representamen y objeto.
El objeto a su vez, lo divide en dos categoras:
Objeto Inmediato: Objeto tal y como lo representa el signo
Objeto Dinmico: El objeto dinmico se advierte en el proceso
de la semiosis ilimitada. Lo que plantea Peirce es que el objeto
dinmico es producto de las representaciones; es tambin otro
efecto de las representaciones pasadas y futuras.
INTRODUCCIN A LA SEMITICA Francesco Casetti.
1. SEMITICA, SEMIOLOGA, SEMITICAS.
1. Generalidades.
Lejos estn de interesarnos los conceptos previamente
estructurados por otros semilogos. En 1 lugar porque los datos que
nos interesan ahora son los que muestran ciertas cuestiones
preliminares. Por ejemplo, un problema de terminologa: algunos
autores usan el trmino semitica, otros, en cambio, el de
semiologa. La distincin revelo una simple diferencia de mbitos:
por una parte se hace referencia a un uso desarrollado a partir de
Pierce especialmente en EEUU, por otra, a un uso ms europeo que se
remonta a Saussure. Actualmente, semitica ha sido asumida como
trmino de conjunto y neutro, y es en ese sentido en el que lo
usaremos nosotros.

En 2 lugar porque las citas previamente formuladas se refieren


a una cuestin de inters o de campo. Parece fcil deducir que la
semitica se ocupa de signos, de sistemas sgnicos, de procesos
comunicativos, etc.; un abanico de fenmenos que, sin embargo
parecen bastante identificables. Podramos tambin resumir este
campo de maniobra de la semitica diciendo que coincide con el
lenguaje.
El 3 problema emerge de la variedad de direcciones de
investigacin. Si hoy la semitica presenta un solo rostro, es el de la
dispersin de mtodos, de zonas a explorar, de las propias
observaciones, y la dispersin en cuanto que la semitica aparece
cada vez ms como una ciencia aficionada a las situaciones
fronterizas (toca reservas que corresponden a otras ciencias). De ah
la impresin de que la semitica no tiene una vertiente propia
natural. La dispersin, en resumen, es un fenmeno muy enraizado.
La dispersin es un dato real y, sin embargo, es la contrapartida
de otro dato real que es el de la institucionalizacin actual de la
semitica. Institucionalizacin en el sentido propio de la palabra, pero
tambin en el sentido restringido: la semitica es hoy un discurso que
posee referencias precisas, objetos de anlisis, una problemtica
definida, etc. Es aqu donde se pueden ver y deben emerger los
paradigmas y las reglas que la semitica se ha dado y se da. En las
pginas siguientes, se probarn sus diferentes puntos de impacto.
Hablaremos en primer lugar de la presemiticas, es decir, aquel basto
terreno que aunque se ha institucionalizado de diversa manera, ha
hospedado toda una serie de temas que hoy parecen legtimamente a
nuestra ciencia; despus del proyecto saussuriano, es decir, uno de
los primeros paradigmas que la semitica se ha dado
conscientemente. La finalidad es hacer ver la existencia de un campo
de reflexin que est suficientemente definido, pero que aparece
como pertinente a la semitica slo despus de que la emergencia de
un paradigma ha permitido una lectura retrospectiva y reformulada;
y, al mismo tiempo, hacer ver cmo surge un paradigma cientfico.
2. La presemitica: propuesta de algunas temticas.
Tanto en la reflexin de Pierce, como en la de Saussure hasta en
sus puntos ms cruciales se retoman mltiples experiencias
precedentes. El hecho de reconocer un campo precedente de la
semitica lleva a ensanchar la mirada, retornar a una problemtica
que ha tenido en otros lugares sus puntos fuertes y sus espacios de
debate. Esta amplia propuesta de temas comprende ciertamente
tambin textos insospechables y toca mbitos de elaboracin de gran
diversidad entre ellos. El objetivo que se quiere alcanzar es solo
retomar el estatuto de la semitica y sus paradigmas. Es la identidad
de la semitica lo que nos interesa.
Quizs el punto de partida para esta resea sea la reflexin
sobre el signo lingstico desarrollada por los griegos. El signo parece
ser definible como aquellos que remite a otra cosa natural o
convencionalmente (Platn). Los temas que interesan a la semitica
son, por lo tanto, pulsados en la espesura de problemas que revisten

a la relacin entre el nombre y la realidad o el pensamiento. En esta


perspectiva, el lenguaje, por ser espejo de lo real, vendra a tener una
verdadera funcin cognoscitiva ms que una funcin indicativa
(Erclito). O, por el contrario, como la palabra es impuesta al hombre
por convencin con el fin de nombrar una realidad ya de por s solo
aparente, el lenguaje se revela como una aplicacin de etiquetas a las
cosas ilusorias (Parmnides).
He aqu la oposicin que podramos llamar inaugurar. Los
sofistas advierten perfectamente el sentido del proceso poltico en el
que viven y se dedican a entregar a quien lo requiera los
instrumentos ms aptos para sobresalir en esta sociedad basada ms
que ninguna otra en la palabra. El lenguaje se revela en la prctica
como un instrumento indispensable para la afirmacin personal. El
medio por el cual nos expresamos es la palabra, y la palabra no es el
objeto. De ah que se declare la imposibilidad del lenguaje como
medio para expresar lo real.
Con Platn y sobre todo Aristteles entra en juego un tercer
elemento: el concepto. La estructura del signo mismo viene a ser
reformulada. Se halla una idea de signo como relacin que
comprende 3 elementos, los smbolos grficos o fnicos, los
afectos del alma y las cosas. A pesar de algunas implicaciones que
este concepto conlleva, el tratamiento que Aristteles hace del signo
permite salir de las arenas de un convencionalismo sin fundamento
como el de los sofistas (los smbolos son diferentes en cada lengua,
pero no por esto inmotivados) y al mismo tiempo otorgan al lenguaje
una valencia muy general. Aristteles autoriza el proyecto de una
gramtica vlida universalmente que refleje en las leyes lingsticas
el orden del pensamiento y el orden de la realidad. Sin embargo su
posicin no implica ni ambigedad ni polisemia en el signo: existe una
relacin unvoca, determinada entre la palabra y la cosa; hablar
significaba nombrar cosas precisas en la constitucin de un sentido
que no puede ser diferente de s mismo.
El signo del cual se ha hablado hasta ahora es prcticamente
solo el signo lingstico: son los estoicos los que introducen una cierta
generalizacin que los lleva a explotar territorios todava
inexplorados. Su formacin se orienta al hecho de que cualquier signo
est constituido por un reenvo: es aquello que es indicativo de una
cosa oscura (no directamente perceptible o manifiesta). Lo
importante es hacer ver algunos motivos que acompaan definicin y
que afectan a algunos temas ms actuales de la semitica (ej.: signos
recordatorios, signos indicativos).
Sealemos la entrada en juego de 3 nuevas determinaciones: la
sociabilidad, la intencionalidad y el rol del canal fsico. San Agustn
distingue entre los signos y las cosas afirmando que los primeros son
objetos usados para significar a otro, mientras que los segundos son
objetos que no sirven para este fin; con esta distincin moviliza la
categora del uso, que aade una valencia directa pragmtica a una
justificacin social (debe ser estable y reconocido como tal) y una
dimensin intencional (el uso depende de un querer expresarse). Esto
los vemos tambin en su clasificacin de los signos naturales y

convencionales. El rol del canal fsico emerge de otra tipologa: Entre


los signos de que se sirven los hombres para comunicar entre ellos o
que sientes algunos dependen de la vista, la mayor parte del odo, y
muy pocos de los otros sentidos. San Agustn esboza tambin,
paralelamente a un modelo y a tipologas de signo, un esquema de
proceso de produccin sgnica: el pensamiento formado por la cosa
que conocemos es una palabra que no es griega ni de otra lengua.
Pero como es necesario trasmitirla, se adopta un signo a travs del
cual aquel viene significado.
Occam retoma la definicin aristotlica precisando los aspectos
que se relacionan con la naturaleza y el estatuto del concepto: es el
signo de la cosa, medio para representarla sin mediacin alguna; al
contrario del signo lingstico, que es un elemento puramente
convencional, usado en relacin a exigencias concretamente
comunicativas. De esto surge otra diferencia consistente en que el
significado de un trmino hablado o escrito puede ser cambiado
libremente; el trmino mental al contrario, no cambia su significado
bajo ningn arbitrio.
A modo de conclusin, una indicacin de los 2 aportes que
aparecen por 1 vez en sentido estricto del trmino hoy
institucionalizado. Empezando por Locke, tambin para el las palabras
son ante todo un reflejo arbitrario de las ideas. Podemos concebir
como las palabras vinieron a ser empleadas por los hombres como
signos de sus ideas; y no debido a algn vnculo natural que haya
entre particulares sonidos articulados a ciertas ideas, sino por la
imposicin voluntaria, mediante la cual cada una de las palabras es
tomada arbitrariamente como contrasea de tal idea. Locke disea
una amplia visin de las ciencias, previendo 3 especies, la ltima de
las cuales se ocupa especialmente de los signos: semiotike: su tarea
es considerar la naturaleza de los signos de que hace uso el espritu
para el entendimiento de las cosas, o para trasmitir a otros su
conocimiento.
La segunda indicacin se refiere a Lambert, quien da un trmino
explcito de semitica: no se limita a los signos verbales, sino que
insiste al mismo tiempo en la importancia de la gestualidad o de las
figuras y diseos, etc. Reconoce una graduacin del mecanismo
icnico.
A continuacin se estudiar solo una de las caractersticas que
parecen haber marcado el xito de la leccin saussuriana sobre sus
predecesores: la definicin de un objeto terico en oposicin a la de
un campo emprico.
3. Pierce y Saussure: un objeto para la semitica.
Cundo empieza a delinearse esta ciencia en el modo en que
la practicamos hoy? Comencemos por recordar que existen 2
lecciones que funcionan como comienzo: la de Pierce y la de
Saussure.
La indagacin de Pierce se inicia a partir de un postulado
metodolgico muy general, centrndose en un rechazo del
intuicionismo a favor de la inferencia (o abduccin). Esta opcin

metodolgica juega un rol crucial, en el sentido en que constituye el


anillo entre su crtica de la doctrina de la institucin, su nocin de la
investigacin cientfica y su teora de los signos del pensamiento, y
por lo tanto, en el sentido en que constituye un cuadro preparatorio
para el anlisis de los procesos de la semiosis, ya no como objetos de
investigacin en s, sino puestos como centro de una estrategia de
aproximacin, construidos como objetos de anlisis.
Saussure se muestra muy atento a las propias determinaciones
y a los problemas de estatuto de la ciencia misma. El lugar de la
semiologa parece determinado de antemano, porque desde el
comienzo se ha determinado el objeto: el signo. Es necesario atender
al contexto en que aparece el proyecto, ver en qu modo este haya
penetrado el interior de la lingstica y cules son sus consecuencias.
En ambos pasajes resaltan 2 cuestiones: la primera tiene que
ver con la relacin entre semiologa y lingstica. Comparando la
lengua con otros sistemas, vemos que su importancia puede
traducirse en el hecho de una comprensin total, dado que ella, en
cuanto sistema de signos que expresan ideas, no excluye ningn
sentido. Esta cuestin oculta una segunda: la sumisin consiguiente
del signo a la lengua, es decir, al objeto especfico de la lingstica, en
general es la sumisin del signo al sistema. Este objeto tiene 2
caractersticas inmediatas: es producido y es delimitado (en relacin a
su campo emprico, al lenguaje). Mientras que el lenguaje es
heterclito, la lengua es de una naturaleza homognea: es un sistema
de signos en el que solo es esencial la unin del sentido y de la
imagen acstica, y donde las 2 partes del signo son igualmente
psquicas. Llegamos al tercero de los trminos que polarizan nuestro
camino: habiendo individualizado en el signo un objeto solo aparente
de la semitica hemos sealado la ejemplaridad de la lengua como
objeto especifico de la lingstica, y ahora caracterizamos la lengua
como sistema. Se puede decir que la naturaleza semntica de la
lengua depende del hecho de que el conocimiento de los elementos
lingsticos no es un dato inmediato o espontaneo; al contrario, las
operaciones necesarias para determinar una unidad presuponen que
esta unidad sea puesta en relacin con las otras, en un modo tal que
venga identificada en si misma solo en el interior de un orden de
clasificaciones o de un organismo en el cual todo est atado. En
suma, el signo es enteramente s mismo (unidad identidad
identificable y fijada) slo en cuanto elemento de un sistema.
Cada especializacin de la semitica, en contacto con un
diverso campo emprico, ha desarrollado la propia problemtica, ha
diseado un propio camino, ha reconocido un propio objeto legtimo,
ha operado la propia institucionalizacin. Siempre se marcha de la
interrogacin sobre la propia investigacin en cuanto en propio
objeto, al problema de la aplicacin o de la formacin autnoma de
categoras y modelos semiticos.
El proyecto saussuriano juega un rol crucial por su preocupacin
de definir desde el comienzo cual ser el lugar de la nueva ciencia en
la geografa global de la investigacin, y al mismo tiempo de
establecer con claridad su objeto especifico. Un gesto similar sirve

para fijar el estatuto de la semitica, en el sentido en que le confa


una problemtica propia y contemporneamente la depura de
intereses externos: la reflexin sobre los signos tendr una propia
zona de desarrollo. Sirve tambin para fijar un comienzo a la
semitica.
He aqu por qu se insiste con el proyecto saussuriano: las
cuestiones de un estatuto y de un comienzo encuentran en el
problema de la determinacin de un objeto preciso del anlisis una
primera ilustracin.
4. El campo semitico.
Conviene recordar que no basta un objeto cientfico para
construir o definir la identidad de un paradigma: si la determinacin
de un objeto parece ser aqu ejemplar y crucial, se debe a que el
sentido del proyecto saussuriano parece incorporarse justamente en
su ptica. En segundo lugar, debemos recordar que los objetos no son
definidos una vez por todas, los esfuerzos de recambio, precisin, son
numerosos a lo largo de la historia. Con esto volvemos a la
articulacin de un campo global en reas independientes pero
tambin mutuamente vinculadas.
En 1 lugar hay que tomar en cuenta algunos grandes centros
de inters. Adems de los sealados son particularmente relevantes
las contribuciones que afrontan directamente esta ciencia en cuanto
tal, que examinan su forma de teora, que discuten sus condiciones
de existencia.
En 2 lugar deben considerarse algunos grandes puntos que
unen la semitica con otras disciplinas: contribuciones que buscan
una confrontacin entre los problemas de nuestra ciencia con los de
las ciencias hermanas, o que, tratan de incorporar algunas
interrogaciones emergentes al tronco de las tradiciones ya
consolidadas.
En 3 lugar, deben considerarse diversos campos de aplicacin
de la semitica. Y aqu encontraremos la subdivisin de un vasto
archipilago de numerosas islas, cada una con su propia
configuracin. La amplificacin de intereses es tpica por muchos
sectores de otras modalidades y ciencias. Una importancia particular
tambin han asumido algunas ramas internas de la semitica que
operan como ciencias entre s.
2. COMUNICACIN, SIGNIFICACIN, PRODUCCIN.
1. Una topologa.
Con frecuencia emergen en el campo de la semitica una
subdivisin relacionada con el uso de los trminos comunicacin,
significacin y produccin. Lo que lleva a dar participacin a 3
diversos objetos de anlisis: el 1, afluyendo sobre la comunicacin,
se ocupa del acto concreto en que se intercambia y se reparte una
informacin a travs de una seal- entre un emisor y un receptor; el
2, centrndose en la significacin, se ocupa del modo en que se
estructura un signo, o, del por qu un signo dice lo que dice; el 3,

apuntando a la produccin, se ocupa del proceso a travs del cual se


construye un objeto significante y del rol que esta fabricacin juega
sobre el producto final. Estos son los 3 puntos que aparecen con un
mayor inters en la semitica. Las unidades o entidades en las que se
focalizan son: para la comunicacin, la estructura general de un acto
de habla; para la significacin, es el signo en sus relaciones
privilegiadas con un sistema; para la produccin, es el discurso
tomado en su materialidad, como un construido especfico.
Tenemos, entonces, una topologa: una localizacin de los
diversos problemas que se refieren al lenguaje y a lo simblico, y al
mismo tiempo, una definicin de las zonas que son distintas.
2. Semitica y comunicacin.
Se parte de Saussure, que esquematiza en el circuito de las
palabras la actividad concreta de un sujeto hablante. Emerge una
verdadera semitica de la comunicacin. Ms all de las diferencias,
existen instancias que vuelven a encontrarse frecuentemente: por
una parte una acentuacin constante de una serie de factores con
respecto a otros, por otra, una tarea que ya parece fijada de
antemano y que acta de catalizador, tarea de definir el hecho
comunicativo dndole una representacin adecuada, haciendo un
inventario de los diversos elementos en juego, atribuyendo a cada
factor su funcin, etc.
Buyssens identifica inmediatamente la semitica y el estudio de
los procesos comunicativos: el objeto de la primera no ser el
lenguaje, sino el sema, es decir, todo procedimiento convencional
cuya realizacin concreta, llamada acto smico, permite
comunicacin concreta. El punto de partida es fijado en el mbito de
un intercambio comunicativo.
Martinet parte del vnculo estrecho entre semitica y
comunicacin. Como puente entre los 2 elementos funciona el
principio de pertinencia, al que debe obedecer toda descripcin que
quisiera ser cientfica: cualquier descripcin ser aceptable solo si es
coherente (son pertinentes solo los elementos de una cadena hablada
cuya presencia no est implicada automticamente por el contexto en
que ellos aparecen, lo cual les confiere una funcin de informacin).
Pertinencia y funcin, por consiguiente, es la pareja que legitimiza la
atencin a los fenmenos comunicativos y su importancia en el marco
de la investigacin.
Jakobson analiza tambin la comunicacin a travs del modelo o
esquema. Se siente ms bien atrado por la posibilidad de retomar el
tema de las funciones del lenguaje para aplicarlo a la situacin
comunicativa en su globalidad. En cada acto comunicativo hay
siempre una funcin dominante que nace del enfatizar uno u otro de
los elementos constitutivos.
Prieto es quizs el mayor representante de esta lnea de
investigacin. Parte de una situacin muy amplia, de un mecanismo
general: una asociacin que no es ni causal ni episdica, sino que
est fundada en la pertinencia de los elementos que conectan a
clases o conjuntos ms amplios. Un indicio constituye lo que se llama

una seal. El empleo de seales es lo que define la comunicacin: se


est frente a un acto de comunicacin o acto smico cada vez que un
emisor trata de suministrar una indicacin a un receptor.
Los principales trminos en juego en la teora de la
comunicacin son:
- EMISOR: es el acto social que presenta se como sujeto de un
intercambio comunicativo
- RECEPTOR: es el actor social que constituye el trmino del acto de
comunicacin. No se debe considerar que el receptor ejecuta un rol
nicamente pasivo: no se limita a tomar acto de lo que el mensaje le
dice, sino que en el momento en que trata de reconstruir la intencin
comunicativa del emisor la filtra a travs de un sistema propio de
expectativas.
- MENSAJE: es el objetivo lingstico que en el acto de comunicacin
pasa del emisor al receptor. En l se pueden distinguir 2 planos, uno
es la seal y otro el sentido. La significacin se ocupar de las
relaciones entre seal y sentido en la unidad del signo.
- CANAL: es el medio que permite el contacto entre el emisor y el
receptor. Puede ser caracterizado tambin como el soporte material a
travs del cual corre el mensaje.
- CONTEXTO: es la situacin en que se realiza el acto de
comunicacin. Logra determinar el xito o el fracaso del acto
semitico, facilitando o retardando la interpretacin correcta del
mensaje del receptor.
- CDIGO: es definible en primera instancia como el terreno comn en
que se sitan emisor y receptor para encontrar en su ejercicio
lingstico aquel mnimo de homogeneidad que es necesario para el
intercambio comunicativo. El cdigo se define tambin como el
conjunto de reglas para la formacin de un mensaje. Es lo que define
la forma del sentido y la seal.
- ESQUEMA DE LA COMUNICACIN: el proceso comunicativo
elemental est constituido por los siguientes trminos: una fuente (F)
produce un mensaje (M) que es convertido por un transmisor (TR) en
seal (S), que es transmitido por un canal (C) hasta un receptor (R)
que lo convierte en mensaje (M) y lo hace llegar a un destinatario (D).
El cdigo vincula al transmisor y al receptor para que los dos obren en
paralelo:
---CDIGO-----F-M-TR-S-C-S-R-M-D
- FUNCIN: es aquello que define las tareas de un acto de
comunicacin y, al mismo tiempo, recala su instrumentalidad. Su
capacidad de dar informaciones.
- INFORMACIN: es una magnitud fsica que pertenece a la
transmisin del mensaje. Est dotado de informaciones todo aquello
que tiene por efecto la reduccin de la incertidumbre, gracias a
opciones que indican ciertas posibilidades y eliminan ciertas otras.
3. Semitica y significacin.
La paternidad sera atribuible a Barthes, responsable de haber
extralimitado los confines de la disciplina. La semitica tiene por

objeto todos los sistemas de signos, cualquiera que fuere la sustancia


y los lmites de estos sistemas. Por significacin debe entenderse el
acto que une significado y significante, acto cuyo producto es el
signo. Aqu se implica un doble movimiento, por un lado una
semantizacin (por el solo hecho de que hay sociedad, cualquier uso
se convierte en signo de este uso), por otro una refuncionalizacin (se
hablar de vestido de piel como si sirviera nicamente para proteger
del fro).
Levi Strauss insiste en la posibilidad de establecer paralelismos
entre lingstica y antropologa.
Eco recoge y relanza una propuesta similar a la de Barthes: para
l, la semitica estudia todos los fenmenos culturales como si fueran
sistemas de signos, tiene un campo de intervencin amplsimo.
Estas indagaciones son suficientes para reconocer la existencia
de dos itinerarios diferentes, presentes ambos en la leccin
saussuriana, aunque desarrollados despus de modo independiente
entre s. El 1 ofrece una va desde abajo, donde se sube de un
signo concreto, de una concreta unin de seal y sentido, a un nivel
abstracto: se lleva a cabo, en otros trminos, una operacin de
clasificacin, por la que se toman seales y sentidos concretos,
cualquiera sea su modo de manifestarse, se privilegian los rasgos de
equivalencia y se hacen entrar gracias a estos rasgos las seales y los
sentidos juntamente homogneos. Se constituyen, as, tipos ideales,
frente a los cuales las diferentes realizaciones pueden encontrar su
propia identidad; es decir, pueden ser reconocidas como idnticas y al
mismo tiempo ser identificadas por lo que son.
El segundo itinerario muestra una direccin opuesta, el camino
se hace desde arriba, ya que se desciende del nivel de la virtualidad a
la realizacin concreta. En esta ptica, lo que constituye al smbolo
como tal no es el acto de la palabra, sino aquella actividad que
Saussure llama articulacin: para ello se toman entidades continuas
con posibilidades ilimitadas, se incorporan ests aras indistintas
obteniendo estados diversos, bien delimitados y homogneos, se
unen a uno los recortes del plano sensorial y se estabilizan los
recortes y las uniones por medio de una institucionalizacin.
4. Semitica y produccin.
La semitica se ha interesado por la produccin (de signos,
mensajes, discursos, etc.) desde hace relativamente poco tiempo.
Para entender esto, se debe pensar en el marco general del debate:
por una parte, como nexo externo, una relacin con algunos de los
textos que han marcado la cultura de nuestra poca, Marx con la
nocin de trabajo, Freud con el anlisis del trabajo onrico, etc.; por
otra, como gesto interno, una reaccin a una de las exclusiones
operadas por Saussure (el modo de produccin de un signo es
totalmente indiferente). El resultado ser, entonces, la tentativa de
evidenciar el proceso de fabricacin de un signo y analizar
conjuntamente, sobre la base de una analoga entre circulacin de las
mercancas y circulacin de los signos.

Rossi-Landi, en su investigacin, la nocin de produccin


lingstica es central. A travs de esta nocin, abre a la semitica un
campo de reflexin que puede resultar indito; de este modo la
acerca a algunos sectores del discurso que parecen entrar en el
campo de lo econmico. Siguiendo a Hegel y Marx, el trabajo al que
se refieren en la praxis social es modelista, es decir, construccin
terica de modelos aptos para hacernos comprender e interpretar la
misma praxis.
La problemtica de la produccin se ha desarrollado tambin en
el terreno francs. De una manera unnime siempre se ha acentuado
(de Aristteles a Martinet) el valor de cambio de los signos, su funcin
en el proceso de circulacin. Pero nosotros diremos que el signo tiene
tambin un valor de uso. La equivalencia entre mercanca y signo
viene, por tanto, afirmada resueltamente: incluso la respectiva
estructura lo confirma. La oposicin entre significado y significante no
es ms que esta escisin.
Julia Kristeva parte de la particularidad de la semitica respecto
a la modelizacin: siempre hay implcita una teora en los modelos de
cada ciencia. Pero la semitica manifiesta esta teora. En cada
momento en que se produce, la semitica piensa su objeto, su
instrumento y su relacin, por lo tanto se piensa, y se convierte, en
ese giro sobre s misma, la teora de la ciencia que es. Este ensayo de
Kristeva sugiere acertadamente el tipo de desplazamiento de ptica
que comporta en el campo de la semiologa el ingreso de la
problemtica de la produccin y de la nocin de trabajo.
Jacques Derrida parte de una valorizacin de la escritura: lejos
de ser algo que sobreviene del lenguaje desde el exterior y por
casualidad, marca la condicin y posibilidad de su ejercicio. Esta
valorizacin marca el deseo de reconocer una prioridad del
significante sobre el significado. Lo que sobresale de su reflexin es el
gesto de rechazo para resolver slo positivamente las cuestiones de
la produccin de sentido; la palabra ha sido siempre considerada
como un suplemento.
Eco representa otro tipo de enfoque: quiere indagar en el
campo emprico en que el sujeto hablante emite un enunciado o se
empea en una enunciacin, ms que en el fondo donde el signo
tiene origen. Es decir, el esfuerzo fsico y psquico requerido para
manejar la seal.
Nos parece oportuno realizar un breve reconocimiento en el
terreno del cine y el teatro, observando el rol que ha jugado la nocin
de produccin cuando ha competido en un dominio especfico. Nos
referimos a Bettetini y al doble concepto que pone en juego: el de la
produccin de sentido y de puesta en escena. Tambin lo vincula con
el cuadro comunicativo del texto.
Revelndose como un concepto no ciertamente simple y a cuyo
alrededor se incorporan instancias muy diversas, la produccin nos
recuerda, en sntesis, que las grandes regiones semiticas
(comunicacin, significacin, produccin) determinan los puntos
principales de una articulacin del campo mucho ms densa y
multidireccional.

3. EL SIGNO.
1. El signo y su crisis.
Por mucho tiempo, en la semitica, el signo ha sido visto como
el objeto de anlisis ms inmediato y al mismo tiempo, como la sola
entidad capaz de enlazar entre ellos dominios comunes
aparentemente muy lejanos.
A continuacin, nos dedicaremos a 2 cosas: por una parte, nos
detendremos en algunos modelos que la semitica ha destacado; por
otra, una breve sntesis de cmo se ha desarrollado la crtica al
signo.
Son justamente los caracteres de naturaleza y de unidad los
que aparecen ms determinados que otros, tanto as que la crisis
del signo comienza por una interrogacin radical sobre estas 2
propiedades. He aqu como tambin la semitica adquiere una
caracterstica: la de la diferenciacin entre entidad terica (el signo
como modelo terico general) y entidad emprica (este o aquel
fenmeno, esta o aquella realizacin sgnica). Se comienza entonces
a trabajar con un desmontaje del signo en cuanto unidad: se
muestra que est constituido por elementos ms pequeos, pero
tambin, que es elemento constituyente de unidades ms grandes;
resulta envuelto en relaciones que lo desbordan y lo atraviesan y que
no respetan los confines.
La distincin entre entidad terica y entidad emprica y la
relativizacin del carcter de unidad son los 2 gestos que han
marcado ms las transformaciones de estatuto con las que se ha
encontrado la nocin de signo.
2. Saussure: signo, representacin y valor.
Lo que el signo lingstico une no es una cosa y un nombre,
sino un concepto y una imagen acstica. Saussure libera as la visin
del signo como relacin directa entre nombre y cosa: la lengua no es
una nomenclatura. La consecuencia inmediata es una reformulacin
de los elementos en juego: el signo no es algo de naturaleza
simplemente vocal, no es una voz que remite a una realidad; el
signo es la unidad de una imagen acstica y de un concepto. En
unidad que es inseparable. Inmediatamente, un cambio de
terminologa sanciona lo inadecuado de este nivel, donde puede
parecer que todava preocupe la realidad psicolgica del fenmeno:
en ligar de concepto y de imagen acstica se hablar de significado y
significante.
Saussure aade a esta, la estructura interna del signo, dos
caracteres que denomina primordiales. El 1 principio es el de la
arbitrariedad del signo: el lazo que une el significante y el significado
es arbitrario. En otras palabras, una cierta idea no est vinculada
mediante ninguna relacin interna con una secuencia correspondiente
de sonidos. 2 OBSERVACIONES ENTRAN AQU. La 1 se refiere a que
Saussure, adems del trmino de arbitrario, usa tambin el de
inmotivado: un signo determinado no aparece como el fruto de una

causalidad o de un capricho, sino un hecho impuesto por el orden de


la lengua; una vez que un signo entra en el sistema lingstico, viene
fijada aquella determinada relacin significativa/significado, y el
hablante la usa as como la ha recibido. La 2 observacin est ligada
a una especie de privilegio: los signos arbitrarios son los que mejor
realizan el ideal del procedimiento semiolgico. Aqu se anida un
problema relacionado a las lneas de indagacin que han de
proponerse y defender.
Junto con el principio de la arbitrariedad, Saussure reconoce
tambin una 2 propiedad, la de la linealidad del significante: el
significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el
tiempo nicamente y tiene los caracteres que toma del tiempo: a)
representa una extensin y b) esa extensin es mesurable en una
sola dimensin; es una lnea. Este principio es generalizable en la
medida en que aparece como una consecuencia de las relaciones
sintagmticas que garantizan el desarrollo a todo discurso, como el
resultado del proceso de concatenacin de los signos; y
paralelamente como la cara del hecho de que el significante es
discreto, segmentable en fragmentos discontinuos, cada uno de los
cuales es una unidad sustituible sobre la base de una relacin
paradigmtica con otras unidades. El principio de la linealidad, en
suma, es algo que se coloca en el juego del sintagma y del sistema;
es una propiedad que afecta a cada signo y a cada conjunto de
signos.
Saussure mismo pona las bases para una desconstruccin: el
signo no es el objeto 1 del anlisis, sino una entidad sometida al
sistema. Ello representa un punto de emergencia de una lgica
diferencial.
El signo, en la subordinacin a que le constrie la nocin de
sistema aparece como algo no material, ninguna de las 2 partes que
lo componen, ni si quiera el significante: la imagen acstica no es el
sonido material, sino su huella psquica, la representacin que l nos
da el testimonio de nuestros sentidos. Si nos detenemos sobre ese
trmino representacin, ligado a la naturaleza no fsica del
significante, observamos como esto se refera a todo el signo.
Los trminos empleados para hacer aparecer la palabra valor
son los mismos que motivan a la palabra representacin. Lo que las
diferencia es que el signo, en cuanto valor, no tiene consistencia por
parte de lo psquico, sino por parte de lo econmico: el valor de una
palabra est determinado por el mismo modo en que est fijado el
valor: a travs del intercambio con algo diverso y al mismo tiempo, a
travs de la confrontacin con un valor similar. El signo en cuanto
valor no es un elemento aislado, sino integrado en un sistema. El
sistema, por consiguiente, est constituido por valores de cambio,
detrs del cual acta el sentido de la circulacin de los signos.
La representacin es el suplemento de una presencia
momentneamente ausente, un sustituto. La representacin es,
entonces, una presencia que se acumula, una plenitud que se agrega
a otra plenitud, el colmo de la presencia. Pero el valor, en ltima
instancia, se abre sobre nada: delimitado simplemente por los otros

valores, en una cadena infinita de remisores, el lugar que seala es el


de una ausencia total, un blanco y basta.
3. Pierce: signo, referente, interpretante.
Pierce representa el rol del anti-Saussure. El signo
saussuriano, desde el momento en que rechaza configurarse como
una etiqueta de objetos externos, se precisa como una entidad
perfectamente autnoma, aunque en el cuadro de un sistema. Pierce,
en cambio, parece considerar el objeto como una componente
necesaria del signo: el signo es algo que, para alguien, representa o
se refiere a algo en algn aspecto o carcter. La alusin a la realidad
externa parece evidente: a travs de una estructuracin tripolar del
signo se opone tambin a la leccin saussuriana, que mientras evita y
an excluye remitirse a lo real, comprime tambin la posibilidad de
jugar con los tres trminos dentro de una relacin que resulta
simplemente binaria.
Estas 2 diferencias, en realidad, parecen ms de lo que
realmente son. La realidad, para Pierce, no entra directamente en el
signo: existe cierta mediacin interna al objeto antes que el signo
mismo, que la mantiene lejana. En otras palabras, el objeto
inmediato, que puede asimilarse al campo de experiencias articuladas
por el signo, es lo que al mismo tiempo acta como filtro respecto al
objeto dinmico, el objeto fuera del signo.
Cul es el sentido de
una polaridad que dispone el juego de tres elementos en vez de dos?
Primeridad es el modo de ser de aquello que es tal como es, de
manera positiva y sin referencia a ninguna otra cosa. Segundidad es
el modo de ser de aquello que es tal como es, con respecto a una
segunda cosa. Terceridad es el modo de ser de aquello que es tal
como es, al relacionar una segunda y una tercera cosas entre s.
Primeridad es la cualidad, segundidad es lo existente y terceridad la
ley. Nos interesa sobre todo la Terceridad: es ella la que constituye el
signo en s: el signo es la relacin tradica que existe entre un signo,
su objeto y el pensamiento interpretante.
El interpretante no es, en realidad, algo que simplemente se
consume en la mente del hablante, ni algo que cubra solamente el
rea del significado: su rol es ms bien diferente. Nos confirma el
hecho de que es a su vez un signo; e incluso cuando no se presenta
como un signo se presenta siempre bajo la forma de disposicin de
alguna prctica que no es natural, sino que ya est enmarcada en
esquemas significativos. Se podra decir que el interpretante es
aquello que garantiza al signo su signicidad proporcionando al signo
la posibilidad de una relaciona otro signo y ponindose el mismo
como signo que puede remitir a otros signos, designa un dominio ms
vasto dentro del cual cada signo ya no es ms un signo aislado, sino
una trmino suspendido entre conexiones infinitas que por eso mismo
le aseguran un verdadero y propio universo de discurso es el
mecanismo de la semiosis ilimitada. El signo no es la simple
representacin de la realidad, sino que gracias a su interpretante es
tambin la posibilidad implcita de decir lo otro, en cuanto vinculado
efectivamente a otros signos y est integrado en un sistema
semitico de conjunto.

Sin embargo, tampoco el signo pierciano se constituye como


una entidad simple (no es una pura representacin de lo real), ni
como una entidad estable (no es una entidad delimitada una vez para
siempre). El hecho viene confirmado por las amplias categoras a las
que Pierce accede que den lugar a una cierta inestabilidad del
signo.
4. Problemas actuales del signo.
Las lecturas de Saussure y de Pierce realizadas, en la tentativa
de reconstruir los respectivos modelos de signo, pueden parecer
tendenciosas en algunos aspectos. En particular la acentuacin de la
diferencialidad en Saussure, y la mediacin del objeto gracias a la
semiosis ilimitada- en Pierce, pueden encontrarse con posiciones
contrarias. Se ha querido mostrar cmo, gracias a la mediacin del
objeto reforzada por el proceso de la semiosis ilimitada, ya en las
mismas coordenadas conceptuales de Saussure y Pierce la nocin de
signo se predispone hacia su propia crisis. Aunque til, el signo no es
una nocin fundante.
A esta precisin habra que aadirle una serie de conexiones
como pasajes retomados, actualizaciones, completamiento de
fuentes, etc. La discusin a propsito de la leccin pierciana y la
saussuriana es en muchos aspectos, una cosa actual, tiene relacin
con las investigaciones presentes ms que 1 pura reconstruccin
histrica.
Una tercera direccin de investigacin que habra que recodar
es la que se refiere a la constitucin de tipologas sgnica: actuando
sobre los caracteres individuales de un modelo, es posible delinear
toda una serie de submodelos particulares.
Recordemos que la crisis de la nocin de signo parece hoy
encaminarse hacia 2 salidas diversas. Por una parte, Eco propone al
signo como una relacin simple, y en este sentido es una entidad
segunda; por otra parte, se manifiesta claramente un inters no
tanto por el signo como por el discurso.

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