LERNER, Victoria. Historia de La Reforma Educativa, 1933-1945

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Historia de la reforma educativa: 1933-1945

Author(s): Victoria Lerner


Source: Historia Mexicana, Vol. 29, No. 1, Ensayos sobre la historia de la educacin en
Mxico II (Jul. - Sep., 1979), pp. 91-132
Published by: Colegio de Mexico
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/25135680
Accessed: 03-05-2016 09:55 UTC
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HISTORIA DE LA REFORMA
EDUCATIVA- 19 3 3-1945
Victoria Lerner
El Colegio de M?xico *
La historia de la educaci?n en M?xico tiene muchos vicios.
Uno de los m?s importantes es el hecho que se ha estudiado
de modo formal, sin intentar relacionarla con los sucesos eco

n?micos y sociales de la cual depende. Tambi?n se suelen


tomar al pie de la letra las metas que le han asignado los

pol?ticos, sin preguntarse qu? hay detr?s de ellas y si son via


bles. S?lo huyendo de estos enfoques se puede emprender una
historia cr?tica de la educaci?n. El principal objetivo del si
guiente ensayo es intentar este nuevo camino en un tramo
de este pasado reciente. Me propongo descubrir cu?les fueron
las circunstancias sociales y pol?ticas que originaron la educa
ci?n socialista, las fuerzas sociales que la apoyaron y comba
tieron, sus metas reales, y c?mo desapareci?.

El tema ha sido estudiado en repetidas ocasiones y se ha


prestado a diversas interpretaciones. Esto ?ltimo se debe a
que el fen?meno fue complicadp, pues alrededor de este in
tento educativo hubo mucha confusi?n ideol?gica ?un perio
dista anotaba por ejemplo que en la ?poca hab?a treinta y
tres'formas de entender la educaci?n socialista? y much?sima
demagogia.1 Y ello s?lo refleja la complicaci?n de la sociedad
* Agradezco la ayuda que me proporcionaron para la elaboraci?n de
este art?culo mis compa?eros del Seminario de Educaci?n de El Colegio
de M?xico, Silvia Bravo de la Universidad Nacional Aut?noma de M?
xico, y particularmente el doctor Guillermo de la Pe?a de El Colegio

de Michoac?n.

i La confusi?n ideol?gica puede documentarse ampliamente en Ler


ner, 1979, la. parte. La demagogia es denunciada en 1937 as?: "En vez
de orientaciones cient?ficas y racionales, existe una gran demagogia rea
lizada por elementos impreparados, en su mayor parte miembros del pe.

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mexicana de los treintas, ?poca en la cual se gest?, y particu


larmente la de la ?poca cardenista en que esta ense?anza se
implant?. En el fondo, s?lo cuando se descubran los funda
mentos sociales y econ?micos de este gobierno podr? arrojarse
luz sobre el sentido de la educaci?n socialista y de los sucesos
pol?ticos de la ?poca. En este campo hay mucho por hacer
porque hay visiones contradictorias de este r?gimen. La de
recha de entonces ?representada por algunos peri?dicos como
Omega y El Hombre Libre? lo calific? de comunista por las
reformas que llev? a cabo. Los polit?logos contempor?neos
han visto cr?ticamente esta versi?n, destacando los pasos que
dio C?rdenas para el impulso final del capitalismo en M?xico.
En este ?ltimo caso es necesario caracterizar con precisi?n
los rasgos de ese sistema en esa coyuntura especial (verbigracia

la inflaci?n galopante, o el monopolio ejercido por los ex

tranjeros) para entender las medidas cardenistas concretas: el


reparto ejidal, el cooperativismo, el est?mulo de la producci?n
artesanal e industrial en peque?a escala, etc.
S?lo cuando se aquilaten con profundidad las condiciones
de la econom?a y de los distintos grupos sociales al surgir

este gobierno podr? entenderse el sentido de la educaci?n

socialista en esa sociedad. Y por lo tanto el siguiente an?lisis


de esa reforma educativa es provisional. Sirve para resaltar
la necesidad de estudiar ?stas en un contexto mayor para com

prenderlas.
La d?cada 1934-1945 fue convulsiva y violenta porque, des
pu?s de muchos vericuetos, el pa?s se encamin? decididamente
a la industrializaci?n. En 1939 el cambio de ruta fue defini
tivo, pero su primeros indicios se dieron diez a?os antes. Como
Esto ha dado origen, por la misma divergencia existente entre elementos
de la CTM, a que unos maestros, apoyados por el Partido Comunista, rea
licen obra demag?gica, y otros, en la mayor?a de las organizaciones de
la CTM, pretendan colaborar con los trabajadores y con el gobierno".

"Memor?ndum acerca de la situaci?n de la educaci?n y el magisterio


de la profesora Dolores Angela Castillo" (12 mar. 1937), en AGNM, LC,
533.3/20. V?anse las explicaciones sobre siglas y referencias al final de este
art?culo.

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suele suceder, una cat?strofe internacional oblig? a los mexi


canos a virar de rumbo a fines de la d?cada de los veintes.
En 1929 exactamente, por sus dificultades econ?micas, los
pa?ses desarrollados dejaron de comprar plata y otros mine
rales a M?xico y de exportar sus art?culos manufacturados a
este pa?s. Este hecho trastorn? la econom?a interna por la
fuerte dependencia que ten?amos del exterior, pues oblig? a
los mexicanos a empezar a producir sus propios art?culos:
alimentos para los pobres y objetos de lujo para los riquillos.
Este proceso de industrializaci?n nacional fue sumamente len
to porque tropez? con muchas dificultades estructurales. Enu
meramos algunas:
1. La poblaci?n mexicana era sumamente pobre e inactiva.

Seg?n un c?lculo de 1934, s?lo 5165 803 -el 31.2% de los

habitantes del pa?s? participaban en el proceso de producci?n.

2. La agricultura, que ocupaba a la gran mayor?a de la


poblaci?n activa del pa?s (70.2%), estaba en una situaci?n

de gran atras? por la excesiva concentraci?n de los recursos,


la falta de comunicaciones, el uso de una tecnolog?a atrasada,
y escaso riego y maquinaria, todo lo cual explicaba la baj?
sima productividad, el bajo nivel de vida de los campesinos
y la preponderancia de una agricultura de subsistencia.2
3. En el campo mismo de la industrializaci?n hacia falta
cr?dito, los equipos de la industria de transformaci?n eran
anticuados, y el mercado interno existente estaba controlado
por los intermediarios, quienes sacaban m?s ganancias que los
productores de la venta de los productos.
4. El control de los extranjeros sobre la econom?a nacional
era enorme. Seg?n un c?lculo de los treintas, ten?an en sus

manos el 53% de la riqueza nacional, a pesar de que s?lo


sumaban el 1% de la poblaci?n del pa?s. A los diecis?is mi
llones de mexicanos les quedaba el 47% restante.8

a Falcon, 1976, p. 337.


3 "Programa de educaci?n p?blica del c. presidente de la rep?blica,

general de divisi?n L?zaro C?rdenas" (12 die. 1934), en AGNM, LC,


533.3/20, pp. 11-14.

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Los gobiernos de Abelardo Rodr?guez y, particularmente,

L?zaro C?rdenas trataron de cambiar esta situaci?n. En el


campo, por ejemplo, al lado de una parcela de tierra, otorga
ron cr?ditos e instrumentos de trabajo para elevar la produc
tividad. Al un?sono ayudaron a los peque?os industriales de
muchas formas: prest?ndoles dinero con un inter?s m?dico,
rebajando algunos costos (en 1934, por ejemplo, la energ?a
el?ctrica), haciendo la guerra a intermediarios y monopolistas
extranjeros, y construyendo carreteras para enlazar las ciu

dades con los pueblos del interior y sus productos. Y por

?ltimo, por medio de sindicatos, prestaciones sociales y algu


nos pesos m?s, hicieron posible que contaran con una mano
de obra controlable.4 Daban a cada quien lo que necesitaban
y supervisaban el proceso.
En este contexto socioecon?mico apareci? la idea de in
troducir una educaci?n socialista. En el primer plan sexenal
de diciembre de 1933 se hicieron planes para implementarla,
junto con otros objetivos que nacieron de las condiciones del
momento, por ejemplo, defender la industria naciente de la
competencia exterior, dar tierra a los campesinos, mejorar la
situaci?n del obrero pag?ndole un sueldo suficiente para poder
subsistir, y organizar sindicatos.5 Con lo primero se contenta

ba a los ricos y con lo segundo a los pobres, que en ese a?o


ocasionaron mucha agitaci?n por sus constantes huelgas y
protestas.
La nueva ense?anza era primero que todo un instrumento
para modernizar a M?xico. Por medio de ella ?como por otros
medios? se esperaba que los obreros y campesinos producie
ran m?s, que utilizaran t?cnicas avanzadas en sus respectivas
faenas, y que las hicieran con cari?o y af?n. Los programas
escolares y los libros de texto hac?an un llamado constante
al trabajo y a la industrializaci?n. Por ejemplo, en los desti

nados a las primarias rurales en 1935 (la famosa serie Si


miente) se aconsejaba a los campesinos que introdujeran
4 Lerner, 1976, pp. 187, 190, 205.
5 "Historia del partido" 1963.

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industrias lucrativas, como la del gusano de seda, la cr?a de
conejos, y la apicultura, y que utilizaran los implementos
modernos, como segadoras, tractores, arados, riego y abonos.6
La educaci?n, particularmente, era uno de los medios para
deshacerse de todas las taras de una sociedad tradicional y

arcaica. Una de ellas era la insalubridad, que se pensaba

erradicar introduciendo el agua, la higiene y la medicina en


la medida que las condiciones del pa?s lo permitieran.7 La
gravedad del problema se reflejaba en el hecho de que en
1934 la mortalidad infantil ascend?a a un 50% de los naci
mientos.8 Parte de la misma lucha era terminar con el alco
holismo, tan difundido en el M?xico rural y urbano, utili
zando medios extremos: se derramaba al alcohol en ceremo
nias, se romp?an botellas, etc.9 Tambi?n se combat?a el juego

clausurando muchos casinos, como el elegante De la Selva

en la veraniega Cuernavaca.10 Para sustituirlos se propagaba

6 Lucio, 1935a, pp. 42, 87, 88; 1935b, pp. 50, 53-54, 81; 1935c, pp. 25,

93-94; 1935d, p. 27. Tambi?n en estos libros se hac?a propaganda en

favor de las carreteras porque pod?an ayudar al desarrollo econ?mico del


pa?s. Vid. Lucio, 1935b, pp. 71-72.
7 En algunas partes de M?xico esto era imposible. Por ejemplo en

El Mexe, estado de Hidalgo, hab?a cerca de la poblaci?n un canal de


desag?e que constitu?a un foco de infecciones, particularmente de amibas.

Los profesores de la escuela normal rural del sitio aconsejaban a los


campesinos que no usaran esa agua para ba?arse, lavar su ropa o como
bebida. Pero no ten?an otra agua. Entrevista de la autora con Mar?a del

Carmen Vel?zquez (11 oct. 1978). En los libros de texto hay muchos

mensajes en favor de la limpieza. En uno se predica que el campesino


se debe ba?ar diariamente, beber agua hervida, etc. Lucio, 1935c, p. 81.
?Ser?a esto posible?
8 "Programa de educaci?n p?blica del c. presidente de la rep?blica,

general de divisi?n L?zaro C?rdenas" (12 die. 1934), en AGNM, LC,

533.3/20, p. 27.
? Acerca de la campa?a en contra, vid. El Nacional (6 feb. 1936) ;
Lucio, 1935c, p. 81; "Programa de educaci?n p?blica del c. presidente

de la rep?blica, general de divisi?n L?zaro C?rdenas" (12 die. 1934),


en AGNM, LC, 533.3/20, p. 27. Sobre el extremismo, entrevista de la
autora con Josefina V?zquez (19 oct. 1978).
10 La campa?a en contra, en Lucio, 1935c, pp. 95-97. El cierre del
casino y de otros, en El Nacional (5 die. 1934).

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el deporte, se organizaban campeonatos y se constru?an par

ques: el Venustiano Carranza, el 18 de Marzo y el Plan Se


xenal en la ciudad de M?xico.11
?stas eran las intenciones pr?cticas de la educaci?n socia

lista, aunque es necesario advertir que proven?an de 1917 por

lo menos.12 El gobierno del general L?zaro C?rdenas ?en

este sentido como en otros? s?lo tom? medidas radicales para


cumplirlas efectivamente.

Para poner al pa?s a tono con los tiempos modernos hab?a

en los a?os treinta otras metas m?s: ?) Incorporar a las

mujeres a todas las actividades: en la pol?tica por medio del

voto, en la educaci?n introduciendo la coeducaci?n, en la

econom?a ofreci?ndoles trabajo,13 y b) inculcar que primero


deb?a uno preocuparse por el aspecto pr?ctico, dejando para
despu?s las cuestiones del esp?ritu que siempre hab?an reina
do en la mente de los mexicanos.

Frente a esto, las pr?dicas marxistas que conten?a la edu


caci?n socialista parecen de segunda importancia. Primero,
porque se pregonaban las vulgaridades de esa doctrina ?mu
chas veces burdamente explicadas?, los males del capitalis
mo (la enajenaci?n del obrero por ejemplo), y la necesidad
de llegar a una sociedad sin clases, sin propiedad individual

y en que el proletariado tomara las riendas del poder. Se

asimilaban tambi?n las manifestaciones exteriores de la expe


riencia rusa: la Internacional y el saludo bolchevique.14 Se
gundo, porque M?xico estaba en 1933 en v?as del capitalis
mo, y de ninguna manera estaba listo para una revoluci?n
socalista. Como planteaba Ernesto Soto Reyes en junio de

1936:

il La campa?a a favor, en Lucio, 1935c. Sobre los parques, vid. Re


vista de Revistas (22 ene. 1950) .
12 por ejemplo, ya exist?an en la ?poca de Calles y el Maximato.
Vid. Arce, 1979.
13 El Universal (29 ago. 1935) .
14 Entrevista de la autora con Mario Ojeda (15 nov. 1978) ; Monz?n,
1936; "Informe bimestral (ene.-feb. 1935) del profesor Tom?s Cuervo,
director de educaci?n federal de Guanajuato", en AGNM, LC, 606.3/25,

pp. 1-2.

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.. .para ir hacia la dictadura del proletariado necesitamos tener


primero que nada industrias en grande, tener organismos capi
talistas en grande, para no s?lo apoderarse de una tienda en
donde se venden medias y en la cual solamente est? al frente
de ella un extranjero pernicioso al que debe aplicarse el art?culo
33 de la constituci?n... sobre todo cuando existen problemas
de m?s urgente resoluci?n... como los de las mujeres de nues
tros campesinos, que van con el itacate al hombro siguiendo a
su marido a trav?s del surco abierto por su esfuerzo, cuando
van detr?s del arado para llevarle la tortilla dura y el poco de
agua que vaya a mitigar el enorme calor que arrojan sobre sus
espaldas los rayos candentes del sol. ?Qu? significa para M?xico
y para el mundo entero transformar su econom?a incipiente,
como es la que est? a grandes pasos encauzando, para transfor
marla en una dictadura del proletariado, cuando esa industria
no existe en M?xico?.15

Desde luego hay pa?ses que hab?an podido hacerlas sin un


gran desarrollo econ?mico anterior porque hab?a detr?s las
condiciones para el cambio, verbigracia la labor de un partido
comunista clandestino. Y porque se hab?an conjurado una
serie de circunstancias excepcionales: en 1917, en la Uni?n
Sovi?tica, la debilidad de los partidos de los ricos, una fuerte
conmoci?n popular dirigida por mencheviques y bolcheviques,

y la presencia de un ej?rcito en la frontera oeste del pa?s...


Entonces los soviets tomaron el poder en un golpe decisivo
en la capital y otros puntos estrat?gicos del territorio. Nin
g?n parecido con el M?xico de los treintas, donde no exist?a
siquiera un partido comunista con la audacia suficiente para
dirigir la maniobra, pues apenas ten?a veinte mil miembros.16

Tampoco la situaci?n internacional invitaba a esos extremos.


En realidad los mexicanos m?s rojillos de esos a?os no quer?an
llegar al comunismo derramando sangre, sino introduci?ndolo

lentamente en las escuelas a los infantes. Hay que entender


sus mensajes socialistoides como un desplante oral. Se trataba
de un marxismo te?rico que en toda Hispanoam?rica se ha
15 El Nacional (14 jun. 1936).

16 Gonzalez, 1979.

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b?a puesto de moda a ra?z de la crisis capitalista en 1929

y del progreso contrastante de la revoluci?n rusa. En esos

a?os circulaban libros que la daban a conocer, junto con

manuales de marxismo y socialismo ?las obras de Karl Marx,


Federico Engels, Kautsky, Bujarin, etc. El melange ideol?gico
se prueba con la presencia de muchas obras de otras corrien
tes: novelas europeas de la segunda mitad del siglo xrx (Stend
hal, V?ctor Hugo, Dostoyevski) y de la posguerra, por ejem
plo, de Erich Mar?a Remarque y Le?n Tolstoi.17 Suced?a lo
mismo en las escuelas: los ni?os entonaban la Internacional

junto con la Marsellesa, el Ave Mar?a y el Canto de la Am?


rica inmortal, entre muchos m?s.1*
Los mensajes rojillos de 1933 y 1934, revueltos con otros,
no ocasionaron ning?n levantamiento armado; s?lo desperta
ron dudas e inquietudes por tres o cuatro a?os. Los maestros
?sobre todo los de nivel inferior? no sab?an qu? deb?an en
se?ar.19 Los padres de familia estaban preocupados por las
ense?anzas que recibir?an sus hijos, pues entre ellos corr?a el
rumor que la educaci?n socialista era comunista, atea y se

xual.20 Sus asociaciones (la Uni?n Nacional de Padres de


Familia, y el Frente ?nico Nacional de Padres de Familia),
aconsejadas por el clero, los asustaron con la idea de que sus

17 ?*A C?rdenas se le remite lista de libros existentes en la librer?a

Pedro Robredo" (20 ago. 1935), en AGNM, LC, 531.2/146.


18 Entrevista de la autora con Josefina V?zquez (19 oct. 1978) .
i* Profesora Dolores Pastrana a L?zaro C?rdenas (18 sep. 1936), en

AGNM, LC, 533.3/20. La carta dice textualmente: "... al maestro no


se le ha dado orientaci?n precisa de lo que debe hacer. Necesita nor

mas, programas de trabajo, orientaci?n clara y objetiva. Las organizaciones


en pugna nunca se preocuparon por la preparaci?n de sus elementos.
No tienen una revista pedag?gica, no tienen peri?dico de evoluci?n...
los maestros humildes de base no tienen ning?n est?mulo; todo se vuelve
pol?tica y traspapeleo de iniciativas".

20 Memor?ndum de la Uni?n Nacional de Padres de Familia de


Salvatierra, Guanajuato (die. 1934), en AGNM, LC, 533.3/82. Seg?n

otro testimonio, la educaci?n sexual fue anterior, de la ?poca de Narciso


B assois, y no fue apoyada por los convencionistas de Quer?taro. Vid.
carta de Jos? A. Ram?rez (28 ago. 1934), en AGNM, LC, 533.3/48.

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hijos se echar?an a perder porque se les inculcar?a el amor
libre y otros excesos. En hojas volantes, panfletos y peri?dicos

de derecho se emprendi? esta campa?a amarillista contra la


nueva educaci?n y el r?gimen de C?rdenas en 1934 y 1935,
Pongamos un ejemplo:
Si os arrebatasen a vuestros hijos para condenarlos a trabajos

perpetuos, los defender?as a?n a costa de vuestra sangre. Pues


bien, quieren hacer de vuestros hijos esclavos del dominio, es
clavos de sus pasiones, esclavos de un poder extranjero: el oso
moscovita que pretende ahogarlos entre sus garras.21

Todas ?stas eran versiones de las fuerzas de la derecha


acerca de lo que era la educaci?n socialista. Pero los ni?os
no fueron pervertidos por esa escuela, sino que se sembraron
en ellos ciertas inquietudes sociales. Algunas veces no enten
dieron los nuevos conceptos. Una exalumna de la escuela so
cialista recuerda su dudas acerca de lo que quer?an significar
dos t?rminos: "proletariado" y "yunque", demasiado abstrac
tos para la mentalidad infantil.22
Haciendo a un lado esta moda marxistoide hay que desta
car los mensajes ideol?gicos de la educaci?n socialista, nacidos
de las circunstancias que atravesaba el pa?s. Debido al proceso
de industrializaci?n por que ?ste avanzaba, se hac?a propagan
da para que los patrones y las clases populares se organizaran
en asociaciones, sindicatos y comit?s agrarios, pues mediante
ello ambos grupos pod?an defender sus derechos e intereses
y llegar a ciertos acuerdos. La escuela ser?a una continuaci?n
de esas medidas, poniendo el ejemplo o formando cooperati

vas escolares. Esta necesidad de unificaci?n se promovi? a


trav?s de todos los medios: mensajes y discursos de los pol?
ticos,28 libros de texto, algunos medios de difusi?n ?radio,
cine y las artes pl?sticas (teatro, pintura, etc.).
21 "Memorial de la Uni?n Nacional de Padres de Familia" (ago.

1935), en AGNM, LC, 533.3/20.


22 Entrevista de la autora con Josefina V?zquez (19 oct. 1978).

23 "Programa de educaci?n p?blica del c. presidente de la rep?

blica, general de divisi?n L?zaro C?rdenas" (12 die. 1934), en AGNM,

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Particularmente, se enfatizaba la necesidad de despertar


la conciencia de las clases pobres acerca de su situaci?n, por
lo cual el agrarismo y el sindicalismo se convirtieron en los
grandes temas de la sociedad cardenista. En el primero, se
insist?a en que "la tierra es para los hombres que la culti
van". Aquellos que no la ten?an deb?an luchar por conseguir
la, y los poseedores efectivos deb?an defenderla. En un verso
del libro de texto Simiente, que circulaba en el campo en
1935, se proclamaba: "Tendr? un caballo, mi carabina, para
que el fruto de mis fatigas no me lo roben, no me lo pidan,
estos audaces latifundistas".24

Era significativo el tipo de sistema agrario que se favo


rec?a: el cooperativismo. En los libros de texto se analizaban
sus ventajas. Con ?l los campesinos pod?an comprar maquina
ria en com?n, desaparec?an intermediarios (comerciantes y
acaparadores), y se otorgaban pr?stamos para los miembros de

la comunidad. Estas ventajas no exist?an en el r?gimen de


peque?a propiedad, aunque ?ste fuera conveniente en algu
nas partes del pa?s. Los obreros por su parte, tendr?an que
luchar por conseguir otras reivindicaciones a trav?s de sindi
catos: salarios m?s equitativos, jornadas menores, seguros mu
tualistas, y hasta un hogar sano. Las injusticias del pasado
deb?an borrarse: verbigracia, el injusto despido del trabajo.25
En la Inglaterra de la segunda mitad del siglo xrx tam
bi?n se hab?a luchado por estas miras al afianzarse el proceso
de industrializaci?n. Aqu? como all? podr?a decirse que hab?a
un intento de mejorar, a trav?s de estos m?todos, la situaci?n
del obrero y del campesino y de disminuir la desigualdad
econ?mica. Sin embargo, el fin ?ltimo era lograr un equili
brio entre las diferentes clases sociales para hacer viable el
desarrollo. Todo ello estaba muy lejos del comunismo, por
LC, 533.3/20, p. 2; "Informe bimestral (ene.-feb. 1935) del profesor To
m?s Cuervo, director de educaci?n federal de Guanajuato", en AGNM,
LC, 606.3/25, pp. 2-3.
2M Lucio, 1935a, p. 59.
25 En favor del cooperativismo, Lucio, 1935b, pp. 56-58; reivindica
ciones obreras, en Lucio, 1935d, pp. 16-18.

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que se planteaba una lucha legal, dirigida por el estado bur


gu?s, cuya intenci?n final no era modificar de cabo a rabo
la sociedad, sino mejorar la distribuci?n de la riqueza por
muchos medios, por ejemplo, las cooperativas. Si acaso, se
puede hablar de afanes socialistas; de ning?n modo comu
nistas.26
Estas metas progresistas se completaban con el deseo de
liberar a M?xico de una econom?a semicolonial fortaleciendo
la industria nacional, compuesta en su mayor?a por artesanos
y patrones medianos. Se enfilaba el ataque contra los mono
polistas extranjeros, los cuales hab?an desplazado a los prime
ros por sus m?quinas, lo que les permit?a la producci?n en
serie.27 Estos mensajes estaban acompa?ados de una pol?tica
de medidas proteccionistas y nacionalizaciones (el petr?leo,
los ferrocarriles).
El nacionalismo tambi?n se manifestaba en las ?reas de la
cultura, pues se trataba de exaltar las costumbres mexicanas
(ind?genas y mestizas) y la historia del pa?s ?particular
mente la revoluci?n de 1910. En el cine, por ejemplo, predo
minaban las pel?culas de charros (All? en el rancho grande y
sus malas imitaciones), y de temas locales y revolucionarios.
Entonces se film? Vamonos con Pancho Villa.28 Roberto Soto
mont? en teatro revistas mexicanistas. Tambi?n en la m?sica

algunos compositores, como Silvestre Revueltas, Pablo Mon


cayo y Blas Galindo, parodiaron los mariachis o los instru
mentos abor?genes.29
26 Jes?s Contreras, jefe de la tenencia La Palma, Michoac?n, a
L?zaro C?rdenas (30 ene. 1935), en AGNM, LC, 533.3/65. Un ensayo
escrito por el general Rafael S?nchez Tapia, secretario de la Econom?a

Nacional (nov. 1936), hace las siguientes aclaraciones: ".. .la constitu
ci?n pol?tica vigente de inspiraci?n socialista y no comunista marca
el camino a seguir, al igual que el se?or presidente". AGNM, LC, 704/29,

cap. n, p. 24.

27 Lerdo de Tejada, 1936, pp. 1-24.


28 Garc?a Riera, 1969, pp. 107-109.

29 El Universal (18 jun. 1935). Hubo muchos autores que compo

n?an m?sica mexicanista. Vid. La Prensa (20 oct. 1934), El Nacional (5

feb. 1935), El Universal (19 abr. 1935).

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102

VICTORIA LERNER

La raz?n final para desconfiar de la congruencia de la edu


caci?n socialista era que sus defensores no estaban en s?tanos
obscuros luchando en contra del r?gimen existente, sino que
eran los pol?ticos que entrar?an a gobernar en 1934, particu
larmente el grupo cardenista. Sospechosamente, en 1933 el
presidente saliente, Abelardo Rodr?guez, se opuso a ella. Y
en las mismas fechas uno de los candidatos presidenciales, el
revolucionario Antonio Villarreal, declar? que M?xico ten?a
problemas educativos apremiantes frente a los cuales era un
asunto menor si se daba o no una orientaci?n laica y socia
lista a la educaci?n.80 En cambio, el michoacano L?zaro C?r
denas defendi? desde un principio la nueva bandera. Signi
ficativamente, toda su campa?a presidencial coincidi? con la

agitaci?n alrededor de ella. Una vez declarado presidente


electo en octubre de 1934, la c?mara se avoc? a legislar e

implantar la reforma, y tres meses despu?s C?rdenas entr?


a gobernar con el decreto ya aprobado. Y, en esta defensa de

una nueva orientaci?n educativa, C?rdenas no estaba s?lo.


Nada menos lo respaldaba el jefe m?ximo de la revoluci?n,
don Plutarco Elias Calles. En el verano de 1934, en el famoso

"grito" de Guadalajara, todos hab?an o?do su aprobaci?n a

la reforma del art?culo tercero, aunque ?l ?nicamente recalc?


que era necesario arrebatar a la ni?ez de la influencia clerical
y meterla en la f?rula del estado. Pocos minutos despu?s se
nadores, diputados y gobernadores se aprestaron a introducir
la nueva educaci?n, suponemos que para congraciarse con el
verdadero capit?n del equipo.
Por alguna raz?n, la educaci?n fue un asunto discutid?si
mo entre los pol?ticos en 1934. V?anse por ejemplo los debates
de la c?mara en ese a?o.31 Incluso hab?a diferentes posiciones
entre ellos por ese motivo. Algunos eran radicales porque
quer?an orientar la educaci?n hacia el socialismo cient?fico, el
peor de todos, el marxista, y a largo plazo emprender una
30 El Hombre Libre (15 abr. 1935).
81 DDD, legislatura xxvi, a?o i, vol. 1:17 (1934); DDS, legislatura
xxvi, a?o i, vol. 1:14 (1934).

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA

103?

revoluci?n social en M?xico, lo cual corroborar?a nuestra hi


p?tesis de que eran socialistas, no comunistas. Dos Antonios,
Bremauntz y Coria, encabezaban esta posici?n. Otros congre
sistas sostuvieron una posici?n menos revolucionaria: quisie
ron simplemente mantener la educaci?n anterior, la raciona
lista, con sus principios de solidaridad entre las clases socia
les, el triunfo de la raz?n sobre la fe, etc. Finalmente ?stos
ganaron porque en el art?culo tercero que se sancion? en di
ciembre de 1934 no se plante? acabar con la burgues?a o tirar
el estado, sino simplemente ".. .excluir toda doctrina religio
sa, combatir el fanatismo y los prejuicios..." y crear en la
juventud "un concepto racional y exacto del universo y de la
vida social".82
Poco tiempo despu?s estas autoridades federales fueron las
principales interesadas en promover la educaci?n socialista a
lo largo de todo el pa?s. En sus escuelas se fomentaron las
campa?as en favor del colectivismo y la limpieza, mientras
que en las locales ?que en 1934 representaban el 56-50% de
las del pa?s?83 se segu?an otorgando las ense?anzas rutina
rias.84 Adem?s, los maestros federales fueron frecuentemente

los propagandistas m?s entusiastas de la reforma educativa,


tal vez porque sol?an tener m?s estudios que los lugare?os,35
o debido a que recib?an con puntualidad mejores sueldos de
la federaci?n.36 En este sentido la educaci?n fue uno de los?
82 Mayo, 1964, pp. 41-42.
33 Las federales, representaban un 38.84%, y las particulares un*

14.5%. "Programa de educaci?n p?blica del c. presidente de la rep?

blica, general de divisi?n L?zaro C?rdenas" (12 die. 1934), en AGNM,


LC, 533.3/20, p. 7. En algunos estados hab?a m?s escuelas federales que
estatales; en Chiapas, en 1934, 448 y 40 respectivamente. Vid. "Informe
del inspector general comisionado Rafael Betancourt al c. gral. L?zaro*
C?rdenas acerca de actividades y observaciones relacionadas con el pro

blema educacional en los estados de Chiapas, Tabasco y Yucat?n" (1$

mar. 1934), en AGNM, LC, 533.3/20, p. 3.

34 Ibid.

35 Ibid., p. 9; Jes?s Guti?rrez Cazares, gobernador de Sonora, a L?


zaro C?rdenas (8 sep. 1936), en AGNM, LC. 534.6/179.
36 Lerner, 1979, 2* parte, cap. 1q

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104

VICTORIA LERNER

instrumentos del centro para lograr la unificaci?n del pa?s.

Choc? con la pasividad y a veces con la resistencia activa


de algunas autoridades regionales ?jefes municipales, caciques
y gobernadores? porque ?stos estaban en connivencia con los
contrarios a la educaci?n socialista ?terratenientes y curas?
y porque se pon?an en peligro sus intereses materiales. Por
ejemplo, en 1934 en Campeche, seg?n un informe, los presi
dentes municipales eran se?ores de horca y cuchillo, posee
dores de los monopolios de la riqueza de la jurisdicci?n, que
se molestaron con una misi?n federal de maestros porque or
ganiz? una cooperativa de producci?n y consumo de carnes
y realiz? una campa?a para abaratar la vida en general, orien

tar socialmente a las masas y combatir ciertos vicios. Los

problemas pasaron a mayores porque encarcelaron a sus miem

bros.87

El hecho sociol?gico que merece destacarse aqu? es que las


reformas educativas suelen ser promovidas por las m?ximas
autoridades del pa?s. Esto sucedi? con la de 1934 y con las
posteriores, de 1964 y 1970. En la primera fecha el gobierno
adopt? la educaci?n socialista como ideolog?a oficial por la
coyuntura internacional ?la oleada prorroja que azotaba mu

chos pa?ses por la crisis econ?mica de 1929? y sobre todo


por la interna, que era cr?tica. Se enfrentaban con furia gru

pos pol?ticos de izquierda y derecha y cund?a la agitaci?n


entre las distintas clases sociales; hab?a huelgas obreras, pro
testas de los campesinos y descontento entr? los patrones por

motivos econ?micos. Parad?jicamente, frente a las nuevas


ideas ?de ?ndole revolucionaria?, se proyectaba pacificar el
37 "Informe del inspector general comisionado Rafael Betancourt al
c. gral. L?zaro C?rdenas acerca de actividades y observaciones relacionadas

con el problema educacional en los estados de Chiapas, Tabasco y Yu


cat?n (13 mar. 1934) p. 11, en AGNM, LC, 533.3/20; "Informe bimes
tral (ene.-feb. 1935) del profesor Tom?s Cuervo, director de educaci?n
federal de Guanajuato", en AGNM, LC, 606.3/25, p. 13; "Mensaje del
director de la escuela oficial mixta "Hermanos Ray?n" en Tlalpujahua,
Michoac?n" (jun- 1936), en AGNM, LC, 534.6/9.
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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA 105


pa?s y continuar dando al estado la funci?n de arbitro inter
clasista.88

Por la estructura del estado mexicano postrevolucionario


?alianza con campesinos, obreros y peque?a burgues?a a trav?s
de sindicatos y asociaciones?, la reforma educativa fue apoya

da por ellos. En 1934 alborotadas juventudes socialistas y

revolucionarias gritaron en favor de ella y de la distribuci?n


de la riqueza y la colectivizaci?n de la econom?a. Sospechosa
mente la "Magna convenci?n estudiantil pro-C?rdenas" junt?
un congreso con estas banderolas.39 Tambi?n se contagiaron
del virus socialista intelectuales cercanos al gobierno. M?s
importante a?n fue que diferentes ligas magisteriales, tanto
regionales como nacionales, estuvieran a favor de la nueva
educaci?n porque sus miembros ser?an los encargados de im
partirla. El mejor ejemplo fue la Confederaci?n Mexicana de
Maestros, que agrupaba a maestros rurales de todo el territo
rio.40 Sus agremiados la defend?an por diferentes razones. Unos

cuantos porque simpatizaban con los campesinos con quienes


conviv?an y estaban prestos a ayudarles en su lucha por un

pedazo de tierra, sindicatos y una educaci?n mejor. Otros


eran francamente anticlericales y comunistas, aunque variaba
38 Sobre el mensaje de los libros de texto, vid. Lucio, 1935c, pp. 56-57.

El famoso Corrido del agrarista empezaba as?:

Marchemos agraristas a los campos


a sembrar la semilla del progreso
Marchemos, siempre unidos, sin tropiezo
laborando por la paz de la naci?n.
No queremos ya m?s luchas entre hermanos
Olvidemos los rencores, compa?eros
que se llenen de trigo los graneros
y que surja la ansiada redenci?n".
3? Mayo, 1964, pp. 58-63.
40 Mayo, 1964, pp. 53-56. Para ligas regionales, vid. "Manifiesto de
los maestros revolucionarios de Aguascalientes", en El Nacional (15 feb.

1935).

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106

VICTORIA LERNER

la profundidad con la que entend?an sus doctrinas.41 En cam


bio, un maestro de un pueblo michoacano (San Jos? de Gra
cia) trataba de conciliar las creencias cat?licas con la nueva
educaci?n, predicando en la plaza un 15 de septiembre que
"Jesucristo era socialista", y "las sagradas escrituras (particu

larmente san Jer?nimo) recomiendan que la tierra es de

todos".42

La adhesi?n de las clases populares a la reforma parece

haber sido menos espont?nea y genuina. Sus asociaciones res


paldaron al gobierno cardenista en esto, como en su batalla
contra Calles, en 1934 y 1935. Entre los obreros hubo decla
raciones en su favor y m?tines del Sindicato de Ferrocarrile

ros de la Rep?blica Mexicana, la C?mara del Trabajo del

Distrito Federal, la Confederaci?n General de Trabajadores


y muchas m?s.43 Esto era de menor importancia porque los
obreros ten?an preocupaciones econ?micas m?s urgentes: un
-sueldo mis?rrimo que no les alcanzaba para alimentar a sus
numerosos hijos, malas condiciones de trabajo y l?os inter
sindicales. La educaci?n era un asunto pol?tico secundario
y en el que estaban de acuerdo con el gobierno.

Las comunidades agrarias de algunas zonas del pa?s se

unieron a este coro en pro de la educaci?n socialista proba


blemente ajetreados por maestros y comisarios ejidales. En
alguna ocasi?n llegaron a extremos: por ejemplo, en 1935
invadieron el templo de un pueblo perdido y le dieron las
llaves al director de educaci?n para que lo transformara en
escuela socialista.44 Pero en general no pod?an darse el lujo
-de inquietarse por la orientaci?n de la ense?anza, demasiado
41 Hab?a maestros que hab?an comprendido los principios esenciales
del materialismo dial?ctico; otros s?lo hab?an incorporado a su vocabu
lario frases revolucionarias. D?az C?rdenas, 1938, p. 154.
42 Entrevista de la autora con Luis Gonz?lez (15 oct. 1978).
43 La Prensa (21, 24, 26 sep., 6 oct. 1939).
44 Sucedi? en Tarjero, Michoac?n. Jefe de esa tenencia al presidente

municipal de Zacapu (7 oct. 1935), en AGNM, LC, 541.3/85. Fue en


-?poca de Calles cuando se empez? a usar el templo como escuela. Vid.
JVGNM, LC, 404.1/801.

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA 107


ocupados como estaban en conseguir simplemente maestros y
escuelas. Al gobierno del centro le ped?an locales, libros y
materiales escolares.45 Pero no esperaban sentados la ayuda
federal, sino que muchas veces sacaban de sus propios bolsi
llos dinero para construir aulas con el fin de impartir las
primeras letras, los primeros dos o tres grados de la prima

ria.46 Los hacendados de la regi?n no contribu?an; al con


trario, tomaban todo tipo de medidas para huir de la obli
gaci?n de construir escuelas ?las llamadas "art?culo 123"? en
sus propiedades.47
La moda educativa llegaba a los pueblos en algunos casos
con los emisarios del centro: misiones culturales y maestros.

45 Ampl?simo material en AGNM, LC. Un ejemplo, del pueblo de


Tlacotepec, Guerrero, al secretario de la Defensa Nacional (25 feb. 1940),

en AGNM, LC, 562.4/428. Otros casos m?s, en "Informe de Ignacio


Garr?a T?llez de su gira por Guerrero" (mayo 1935), en AGNM, LC,
135.23/18; "Informe del inspector de escuela federal de la zona de
Coalcoman, Mich." (feb. 1937), en AGNM, LC, 534.6/9; "Informe de la
oficial?a mayor de Educaci?n P?blica al ejecutivo, de asuntos y observa
ciones de car?cter educativo, hechos durante la jira de estudio e investi
gaci?n realizada por el poder ejecutivo en varias entidades" (mar. 1935),
en AGNM, LC, 533/16.
46 En muchos pueblos de M?xico s?lo exist?a hasta tercero o cuarto
a?o, por lo cual algunos alumnos emigraban a ciudades cercanas para
completar la primaria: por ejemplo de Opodepe a Hermosillo, Sonora.

Entrevista de la autora con Armida de la Vara (27 sep. 1978). Otros

compraban un certificado de primaria para ingresar a la secundaria


salt?ndose la primaria superior. Entrevista de la autora con Luis Gon
z?lez (15 oct. 1978).
47 Para no cumplir con la ley, los de la hacienda de Tepetzingo,
municipio de Tenancingo, estado de M?xico, trataban de correr a los
campesinos de all?, exigi?ndoles que compraran los terrenos. Silvano
Barba Gonz?lez al gobernador1 del estado de ?M?xico (26 jun. 1935), en
AGNM, LC, 534.4/40; Cf. AGNM, LC, 534.3/425. Varios otros casos de
resistencia de hacendados y compa??as industriales a mantener adecuada
mente estas escuelas ?y de la alianza que lograron con las autoridades
locales? pueden documentarse ampliamente en "Informe de la oficial?a
mayor de Educaci?n P?blica al ejecutivo, de asuntos y observaciones de
car?cter educativo, hechos durante la jira de estudios e investigaci?n
realizada por el poder ejecutivo en varias entidades" (mar. 1935), en
AGNM, LC, 533/16.

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108

VICTORIA LERNER

En las ciudades algunos pol?ticos cardenistas convencieron a


algunas gentes de la bondad del socialismo educativo. Tal
labor hizo, por ejemplo, Ignacio Garc?a T?llez y varios mi
choacanos entre los estudiantes, C?sar Mar tino y Carlos M.
Peralta entre los profesores, y Antonio Pina Soria entre los
trabajadores. Vicente Lombardo Toledano y otros l?deres re
part?an consejos y bendiciones a estos colorados. En realidad

era una avalancha ?medio improvisada? para quitarle su


car?cter de maniobra pol?tica. Eran las muletas oficiales para
sostener el cambio.

Los enemigos de la nueva educaci?n eran adversarios ge


nerales del cardenismo. En 1934 el alto clero y algunos curas

de pueblo segu?an en pleito con ?l porque restring?an el

n?mero de sacerdotes que deb?a oficiar en cada estado y ce


rraba templos al por mayor. En las escuelas se continuaban
estas pr?cticas antirreligiosas del callismo. En las oficiales ?en
el a?o de 1935? se prohib?a mencionar la religi?n o cantar
himnos religiosos, e incluso se abr?an durante los d?as de
semana santa "porque primero es la obligaci?n y despu?s la
devoci?n".48 Estos excesos se deb?an a maestros radicales y
a pol?ticos extremistas. Los m?s centrados, como Emilio Por
tes Gil, quer?an ?nicamente substituir las creencias religiosas
por los conocimientos cient?ficos y combatir el fanatismo.

El clero sin embargo se sinti? fuertemente amenazado por


estas actitudes, y sin reparar en las consecuencias contest?
con igual furia. Algunos sacerdotes abandonaron sus pobla
dos, remont?ndose a las sierras,49 pero la mayor?a se qued?
y luch? en contra de la nueva educaci?n con discursos, pan
fletos, cartas, etc. Las organizaciones religiosas, compuestas
48 La religiosidad segu?a imperando en casa de estos ni?os. Por

ejemplo en Jalapa, alrededor de 1934, gente cercana a un importante

cardenista mandaba a sus hijos a recibir la primera comuni?n a un


lugar especial, pues las iglesias del lugar estaban cerradas. Entrevista de

la autora con Mario Ojeda (27 sep. 1978).

4? Entrevista de la autora con Armida de la Vara (27 sep. 1978).

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA 109


por una mayor?a de feligreses, encabezaron esta campa?a para
desprestigiar y calumniar la nueva ense?anza.60
El clero influy? particularmente en varios grupos sociales
para que rechazara el socialismo educativo. Primero que todo

hizo esta labor en el medio campesino, en donde ten?a un


poder comparable al de los caciques. Con pl?ticas y discursos
logr? que algunos sabotearan la nueva ense?anza y defendieran

su religi?n, no permitiendo, por ejemplo, que sus templos


fueran convertidos en escuelas.51 En algunas regiones, ep?
gonos del movimiento cristero hicieron esta lucha m?s vio
lenta castigando a los profesores socialistas y atemorizando
a la poblaci?n.52 En todo el pa?s la educaci?n socialista cho
caba con la religiosidad del pueblo mexicano, la cual a veces
rayaba en el fanatismo. Una profesora describ?a el problema
en los alrededores del Distrito Federal (Meyehualco, Iztapa

lapa) :

Se?or presidente: Comprender? usted cu?l ser? mi situa


ci?n encontr?ndome en zona completamente dominada por el
fanatismo, no siendo yo romanista.
Es que a manos de los campesinos han llegado unos impre
sos que contienen no otra cosa que un resumen del comunismo.
Las juntas de los padres de familia han acordado que si alg?n

profesor ense?a jota de estas cosas que han le?do, tiene que
morir... Como una parte de los indios son azuzados por causa
de la religi?n y por otra son tercos de suyo, no entienden en
razones aunque se les dan todas las buenas noticias que publica
la prensa sobre el particular. Yo no soy comunista, soy una mu
jer cristiana liberal por herencia. Yo deseo la desfanatizaci?n
de las masas, pero eso se tiene que hacer con mucha prudencia
pues as? como vamos la ense?anza socialista es una arma de
?o Keixy, 1975, pp. 221-223.
51 Sucedi? en Cacalotenango, estado de Guerrero. Inspector escolar

Manuel S. Hidalgo a L?zaro C?rdenas (13 mayo 1935), en AGNM, LC,


541.4/126.
52 Kelly, 1975, p. 272; director del internado ind?gena huichol-cora
en Mezquitic, Jalisco, a L?zaro C?rdenas (6, 12 die. 1935), en AGNM,

LC. 533.3/20.

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110

VICTORIA LERNER

dos filos muy eficaz para exterminar por diversos medios el


mayor n?mero de liberales.58

Jesu?tas y otros cl?rigos se infiltraron tambi?n entre los


padres de familia para advertirles de los peligros de la nueva
educaci?n. Las decisiones de los padres eran vitales para la
reforma porque ellos, al fin, decid?an a qu? escuela mandar
a sus hijos, o la retirada en caso necesario. En 1934, como en
otros momentos, se opusieron al cambio clamando su derecho
a educar a sus hijos como se les viniera en gana y a invertir
su dinero y tiempo libremente. Algunos partidos de diestra se

les unieron.54 Por ejemplo, un partido democr?tico social de


Iz?car de Matamoros ?compuesto por intelectuales y clero
en 1936? quer?a regresar a la libertad de ense?anza, concien
cia e imprenta.55
Tambi?n por sus ideas religiosas algunos maestros comba
tieron la educaci?n socialista. Los m?s congruentes, en algunos

pueblecitos, abandonaron por esta raz?n sus c?tedras y emi


graron. Los menos, se quedaron impartiendo las misma ense
?anza que antes y hasta la primera comuni?n.56 En ciudades
importantes (M?xico, Guadalajara, Aguascalientes), algunos
maestros siguieron otra t?ctica: declararon una huelga esco
lar.57 Aqu? tambi?n su actitud se debi? a otros factores; su
53 Juana Torres a L?zaro C?rdenas (11 die. 1935), en AGNM, LC,
533.3/20; maestro rural no. 20 en Dehool, Campeche, a L?zaro C?rdenas
(11 ene. 1935), en AGNM, LC, 534/15; director de la escuela primaria
rudimentaria en Pu t?a, Oaxaca, a L?zaro C?rdenas (29 ago. 1935), en
AGNM, LC, 533.3/20.
64 Habr?a que averiguar la actitud de los callistas en 1934 y 1935
hacia la nueva educaci?n. Se les acus?, por ejemplo, de haber colocado
una bomba de dinamita en el colegio normal rural de Apan, Hidalgo.

Francisco Gudi?o a L?zaro C?rdenas (6 ene. 1935), en AGNM, LC,

404.1/801.
55 Alberto J. Ort?z a L?zaro C?rdenas (20 ago. 1935), en AGNM,
LC, 533.3/20.
56 Entrevista de la autora con Armida de la Vara (27 sep. 1978).
57 La oposici?n de maestros urbanos puede verse en "Informe del
inspector general comisionado Rafael Betancourt al c. gral. L?zaro C?r
denas acerca de actividades y observaciones relacionadas con el problema

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA 111


extracci?n social por ejemplo, pues eran hijos de la clase me
dia, de profesionistas, abogados, etc., que no necesitaban del
sueldo para sobrevivir,58 y que naturalmente no se identifia
caban con los intereses de las clases proletarias. La orienta
ci?n m?s tradicional ?eminentemente individualista y con un
sesgo de escolasticismo? de las normales urbanas donde se
hab?an preparado tambi?n explica el hecho.
Algunos estudiantes universitarios se unieron a estas fuer

zas porque quer?an conservar la libertad de c?tedra en su


instituci?n y, de ser posible, en todas las escuelas del pa?s.
En 1934 todos lucharon juntos para evitar que se aprobase
la nueva ense?anza. En la capital de la rep?blica ricacho

nes, damas cat?licas y adolescentes organizaron manifestacio


nes para atacarla y defender de paso la religi?n y el orden.
Y en pueblitos del interior los curas desde el pulpito diser
taron en favor de la ense?anza cat?lica y de la propiedad
privada.59 En el fondo todas estas fuerzas derechistas se le
vantaron para conservar sus bienes.
Algunos se enfrentaron al nuevo sistema educativo porque
no estaban de acuerdo en que una sola doctrina dominase
la ense?anza. Quer?an que en ella se discutieran todos los
puntos de vista: el cat?lico, el marxista, etc. Varios profe
educacional en los estados de Chiapas, Tabasco y Yucat?n" (13 mar.

1934), en AGNM, LC, 533.3/20. Sobre la huelga en Aguascalientes, vid.


"Informe de la oficial?a mayor de Educaci?n P?blica al ejecutivo" (mar.
1935), en AGNM, LC, 533/16, pp. 1-2.
58 Entrevistas de la autora con Josefina V?zquez (19 oct. 1978) y
con Mar?a del Carmen Vel?zquez (11 oct. 1978) . Seg?n Alberto Morales
Jim?nez las alumnas de la Escuela Nacional de Maestros se opusieron
a la educaci?n socialista por su procedencia social: 25% pertenec?an a
la burgues?a y 50% a las clases medias. El Nacional (20 feb. 1935).
5? Gonz?lez, 1968, pp. 225-226; la comunidad agraria de Coyotepec,

estado de M?xico, a L?zaro C?rdenas (18 oct. 1935), en AGNM, LC,

533.3/90. Los padres de familia tambi?n defendieron la propiedad y acu


saron a la nueva escuela de incitar al despojo. Vid. comit? regional de

Tamaulipas del Frente ?nico Nacional de Padres de Familia a L?zaro


C?rdenas (21 ago. 1935), en AGNM, LC, 533.3/20. Incluso circulaban
volantes y cartas con este argumento. Un ejemplo: de Guadalupe S.
Shavoy (9 nov. 1935), en AGNM, LC, 533.3/20.
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VICTORIA LERNER

sores enarbolaron este liberalismo en la Universidad, como


Pablo Gonz?lez Casanova (padre del soci?logo actual), Eduar
do Garc?a M?ynez y otros m?s.60 En realidad, desde 1933
Antonio Caso se hab?a enfrentado con estos argumentos a Vi

cente Lombardo Toledano. En su caso, como en el de Ma

nuel G?mez Mor?n, su simpat?a por el catolicismo originaba


probablemente esta posici?n.
La animadversi?n de la derecha por una educaci?n socia
lista era natural. En cambio, resulta en principio sorpresivo

que la izquierda ?el Partido Comunista o alguno de sus hi

jastros? la atacasen en 1934 por dos razones. Primero, porque


era una maniobra pol?tica para distraer a las masas de sus
problemas econ?micos y laborales. Segundo, porque no era
posible implantarla en un r?gimen burgu?s como el mexica
no. Tambi?n la derecha hab?a esgrimido este argumento, bas
tante certero por cierto. Como en otras muchas ocasiones,
ambas alas se unieron para hacer la guerra al r?gimen pro
gresista de L?zaro C?rdenas, y esto a pesar de que sus moti
vaciones eran muy distintas, pues a los conservadores les
molestaba el radicalismo de C?rdenas y a los rojillos su alian
za con Calles, la burgues?a y el imperalismo.61
Esta agitaci?n social por la reforma de 1934 fue bastante
pronunciada. Desde luego, no hay que exagerar, pues a al
gunos rincones del pa?s no lleg? la reforma ni hubo borlotes.62

Y en las ciudades, algunos tomaron con calma la cuesti?n.


Una joven de aquellos a?os recuerda que iba a las manifes

taciones (en pro o en contra) porque hab?a que ir, pues "eran
cosas de relajo".63

A pesar de estos dimes y diretes, en diciembre de 1934 fue


aprobada la modificaci?n del art?culo tercero, con lo cual sus
contrincantes cambiaron sus t?cticas de lucha. El clero, los
60 Vid. Gonz?lez Casanova, 1935; Garc?a M?ynez, 1935.
?i La Prensa (6 oct. 1934) .
?2 Entrevista de la autora con Armida de la Vara (27 sep. 1978).
68 Entrevista de la autora con Mar?a del Carmen Vel?zquez (11 oct.

1978).

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA 113


cristeros y las asociaciones de padres de familia ordenaron a
?stos no mandar a sus hijos a las escuelas del gobierno, ame
naz?ndolos con la excomuni?n y otros castigos por hacerlo.
El extremismo de la campa?a se vislumbraba en una circular

aprobada por el episcopado mexicano el a?o de 1935, en la


que se exig?a que los ni?os no deb?an ir a ning?n tipo de
escuela ?a las particulares tampoco? "aunque en ellas no se
ense?e el socialismo".*4

Para averiguar los efectos de estas medidas draconianas


hay que distinguir entre las escuelas oficiales y las privadas,
porque ten?an alumnos distintos por extracci?n social e ideo
log?a. Probablemente lo mismo suced?a con los maestros.65 En

las primeras ?particularmente en las citadinas? concurr?an


los hijos de simpatizantes del gobierno y los de empleados y
pol?ticos de primera y segunda categor?a sin ning?n reparo,
pues ?stos apoyaron la reforma. Tambi?n asist?an a ellas mu
chos pobres que iban descalzos y sin desayunar,66 los cuales
se conformaban con recibir las primeras letras sin preocu
parse por la orientaci?n de la escuela. Adem?s, no ten?an
dinero para la de paga. En ciertas escuelas, como la "Benito
Ju?rez'*, situada en la colonia Roma, hab?a este tipo de alum
nos en los turnos de las tardes; en otras, se mezclaban en la

ma?ana con ni?os y ni?as que llegaban en autom?viles ne


gros de siete asientos.67 Gracias a este membres?a, la deserci?n

escolar en las primarias federales del Distrito Federal no fue


64 "Campa?a espiritual por la ni?ez mexicana" (oct. 1935), en

AGNM, LC, 533.3/20.


65 Los maestros de las escuelas privadas eran los que hab?an sido
despedidos de las oficiales en algunas ocasiones.

06 Entrevistas de la autora con Lilia D?az (12 die. 1978) y con


Josefina V?zquez (19 oct. 1978). C?rdenas inst? a los gobernadores

estatales a la fundaci?n de desayunos escolares. En algunas escuelas y


entidades se hicieron efectivos. Vid. L?zaro C?rdenas a los gobernado
res (13 mayo 1937), y contestaci?n de Ram?n Rodr?guez Familiar al
mismo (16 jun. 1937), en AGNM, LC, 533.3/20.

?7 Entrevistas de la autora con Lilia D?az (12 die. 1978) y con


Mar?a del Carmen Vel?zquez (11 oct. 1978).
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VICTORIA LERNER

muy grave en 1935, el a?o de mayor oposici?n a la escuela


socialista: 7%.68
En el campo el problema se planteaba en otros t?rminos,
porque all? muchas veces s?lo exist?a la escuela oficial ?esta
tal o federal? en el pueblo principal. Los ni?os del mismo
y de las rancher?as circundantes ten?an que acudir all? for
zosamente para aprender a leer y escribir, y estudiaban con
las ni?as porque no hab?a salones y profesores suficientes para

hacer la separaci?n de sexos que se acostumbraba entonces en


las escuelas capitalinas.*9 A pesar de estas carencias, en algu
nas tenencias y pueblos el clero logr? que muchos padres de
familia retiraran a sus hijos de la escuela rural.70 Tal parece
que la situaci?n vari? por estados; en los del Centro (Aguas
calientes, Guanajuato y Colima) hubo en 1935 m?s deserci?n,
por la religiosidad de sus habitantes; en otros (Veracruz, Ta
basco y Yucat?n) fue menor porque desde a?os antes se ha
b?a implantado una educaci?n innovadora, la racionalista. Y,
finalmente, en otros m?s (Oaxaca, Michoac?n y Baja Califor

nia) aument? en ese a?o el n?mero de ni?os por escuela.71


En cambio el sabotaje a la educaci?n socialista era inmi
nente en las escuelas particulares, porque all? iban hijos de
?8 "Informe del c. jefe del Departamento de Estad?stica, E. Escanti
lla" (feb. 1935), en AGNM, LC, 522.2. Seg?n Kelly (1975, p. 290) , no
baj? en mayor proporci?n la asistencia escolar por falta de organizaci?n
de la iglesia y dem?s grupos de oposici?n y porque las gentes ten?an
miedo de perder su trabajo y sus bienes materiales por sabotear la edu
caci?n socialista.
?9 Entrevistas de la autora con Luis Gonz?lez (15 oct. 1978) y con

Armida de la Vara (27 sep. 1978).

70 Temascaltepec, estado de M?xico: Rafael Paz, director de la es

cuela rural federal de San Lucas del Pulque, a L?zaro C?rdenas (22
ene. 1936) en AGNM, LC, 533.3/90). San Sebasti?n del Progreso, Oaxaca:
Juan H. Hern?ndez, presidente del comisariado ejidal, a L?zaro C?rdenas
(11 mayo 1938), en AGNM, LC, 534.3/1084. Tenencia de Emiliano Za

pata, Jiquilpan, Michoac?n: R. L?pez, jefe de la tenencia, a L?zaro

C?rdenas 26 ago. 1935), en AGNM, LC, 534/97.


71 "Informe del c. jefe del Departamento de Estad?stica, E. Escanti
lla" (feb. 1935), en AGNM, LC, 5225.

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA

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familias cat?licas, con recursos o de la clase media.72 Incluso

pol?ticos, marxistas por sus declaraciones y en la realidad


creyentes y burgueses, mandaban a su prole a ellas, aunque
en otra ciudad, para evitar el "qu? dir?n". Por ejemplo, los
descendientes de Villa Michel se encontraban en una escuela

de esta clase en la ciudad de Guadalajara.73


Ante la obligaci?n de plegarse a la educaci?n socialista,

algunos padres retiraron a su hijos de las escuelas particula


res, ocasionando que cerraran sus puertas. En 1935 muchas
escuelas particulares de Jalisco, Quer?taro, Colima, Hidalgo,
Zacatecas y Sonora corrieron tal suerte.74 En el mismo a?o el
fen?meno adquiri? proporciones muy serias en el Distrito
Federal. En 1934 hab?a 165 escuelas particulares con 19 892
alumnos, y en 1935 sumaban s?lo 43, con 4 513 alumnos.75
El destino de los alumnos variaba seg?n sus recursos eco
n?micos. Los que ten?an m?s optaban por salir a estudiar a
El Paso, Texas, o a las entidades que se opon?an abiertamen
te a la educaci?n socialista, como San Luis Potos?. Los hijos
de familias m?s modestas se quedaban en la misma ciudad
y acud?an a escuelas clandestinas que se improvisaban en ca
sas y vetustos edificios.76 En Guadalajara, por ejemplo, la
72 Entrevistas de la autora con Mois?s Gonz?lez Navarro (5 oct.
1978) y con Josefina V?zquez (19 oct. 1978).

78 Entrevista de la autora con Luis Gonz?lez (15 oct. 1978) . Tam


bi?n, seg?n Kelly (1975, p. 245), hijos de pol?ticos iban a escuelas je
su?tas.

74 Mayo, 1964, p. 358; El Nacional (4 oct. 1935) .


75 "Informe del c. jefe del Departamento de Estad?stica, E. Escarn?
11a" (feb. 1935), en AGNM, LC, 522.2. C?rdenas preve?a en 1934 que
las escuelas urbanas presentar?an mayor resistencia a la implantaci?n de
la escuela socialista porque la influencia conservadora era mayor all?
debido a los defectos de la vieja escuela te?rica, individualista y esco
l?stica, que se acentuaban en este tipo de planteles, y por la propor
ci?n considerable de escuelas particulares en relaci?n con las oficiales.
"Programa de educaci?n p?blica del c. presidente de la rep?blica, general
de divisi?n L?zaro C?rdenas" (12 die. 1934), en AGNM, LC, 533.3/20,

pp. 8-10.

76 El gobierno decret? la nacionalizaci?n de los locales en que se

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VICTORIA LERNER

escuela laica "Alcalde" cerr? en 1935 su plantel, que se loca


lizaba en el centro de la ciudad, y anduvo por un tiempo

"de la ceca a la meca", de casa en casa, aunque con un

n?mero reducido de estudiantes.77

Como suele suceder, los enemigos de la nueva escuela y


del gobierno cardenista optaron tambi?n por la simulaci?n.
Muchas escuelas particulares aceptaron la reforma de labios
para afuera, pues siguieron dando la orientaci?n antigua a
la ense?anza y s?lo cuando iba el inspector guardaban en el
retrete im?genes religiosas y libros de texto elaborados por
jesuitas. En particular, las escuelas abiertamente religiosas
de ciertas ?rdenes mon?sticas optaron por el subterfugio. Tra
taron de pasar por escuelas laicas, conect?ndose con civiles. El
Colegio Vallar?a de la ciudad de M?xico, por ejemplo, fue
as? presentado ante la Secretar?a de Educaci?n P?blica por
do?a Adela, t?a de Luis Echeverr?a.78 Y los colegios salesianos
aparecieron como regenteados por una empresa extranjera,
la Columbia Holding Corporation, y s?lo hasta 1940 se des
cubri? que era interp?sita persona del clero cat?lico.79 En
realidad en esta ?poca, como en toda la posrevolucionaria,
la distinci?n entre colegios particulares laicos y religiosos era
enga?osa, pues en los primeros, aunque el profesorado no era
gente de sotana, los libros y las orientaciones s? eran reli
giosos.80
La actitud del gobierno cardenista ante la ense?anza par
ticular fue tan contradictoria como en otras ?reas en donde se

enfrent? a los ricos; la econom?a por ejemplo. Por una parte


le declar? la guerra: mand? cerrar algunas de estas escuelas
impartiese a m?s de nueve ni?os una educaci?n que no fuese socialista.
Omega, Peri?dico Pol?tico (28 mayo 1936).

77 Entrevista de la autora con Mois?s Gonz?lez Navarro (5 oct.

1978). Para el caso de las escuelas maristas, vid. Kelly, 1975, p. 257.
78 Entrevista de la autora con Mois?s Gonz?lez Navarro (5 oct. 1978).
7? "Memor?ndum sobre unas casas. D. F." (30 oct. 1940), en AGNM,
LC, 534.2/25.
so Circulaba, por ejemplo, el rumor de que los libros de una escuela
particular eran elaborados por jesu?tas. Entrevista de la autora con Moi
s?s Gonz?lez Navarro (5 oct. 1978).

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA

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por violaciones al reglamento oficial y nacionaliz? edificios


donde se impart?a clandestinamente la ense?anza no socialis
ta. Por otra, trat? de controlarla, al elegir la secretar?a del
ramo sus profesores y directores e imponer sus programas y
libros de texto.81 Esta pol?tica de intervencionismo se repiti?

en otras instancias educativas (hacia la Universidad por ejem


plo) y socioecon?micas. Pero finalmente tuvo que claudicar
en su esfuerzo porque no ten?a los recursos suficientes (dinero,

escuelas y maestros) para substituir estos planteles. Y nece


sitaba de ellos para resolver el problema del analfabetismo y
baja escolaridad que azotaba al pa?s.82
En el ?lgido a?o de 1935 C?rdenas se enfrent? a civiles y
sacerdotes en escuelas, industrias y templos. Tambi?n luch?
en contra de callistas y estudiantes. Pero a partir de 1936
las cosas se calmaron porque descart? a los callistas del esce
nario pol?tico y firm? las paces con los altos jerarcas de la
iglesia. Se empezaron a reabrir escuelas particulares,83 y los
padres se decidieron a mandar a su hijos a las escuelas.84 Esto
se debi? a que para entonces se ve?a ya que la reforma no
tra?a un cambio sustancial en los m?todos de ense?anza, ni
conten?a mensajes subversivos, sino medidas muy moderadas:

las cooperativas escolares, las parcelas infantiles, mejoras en


el ejido (huertas, comit?s agrarios) y en la comunidad. Y esto
en caso que se implementase la reforma, pues muchos maes
tros segu?an ense?ando lo mismo de siempre por convicciones

personales o por desconocimiento del socialismo. Particular


mente los pueblerinos "eran formidables para aprender a leer
y a escribir, pero de all? no pasaban".85
El r?gimen nacionalista y anti-monopolista de L?zaro C?rde
nas despert? desde un principio la oposici?n de varios secto
81 Tenemos el caso del Colegio Italiano de Guadalajara en diciem
bre de 1934. Se pidi? t?tulo a los maestros para poder ejercer, con lo
cual fueron descartados por carecer de ?l. Vid. AGNM, LC, 534/3.

82 El Nacional (5 jun. 1935) .


83 D?AZ CARDENAS, 1940.

84 Lerner, 1979, la. parte, cap. 3.


85 Entrevista de la autora con Armida de la Vara (27 sep. 1978).

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VICTORIA LERNER

res sociales: hacendados, empresarios, etc. Como suele suce


der este movimiento lleg? a su climax a los tres a?os del
gobierno, y empez? a retroceder a partir de 1937 y 1938
en todos los aspectos. Los maestros y pol?ticos radicales se
moderaron en sus peroratas y aceptaron que la demagogia
comunista y anticlerical era perjudicial para el pa?s, ya que
despertaba la oposici?n de la derecha.86 El Partido Comunista

y organizaciones obreras se atemperaron tambi?n, e incluso en


traron en crisis. Por el contrario, la derecha creci? con todos

aquellos descontentos con los pasos reformistas que hab?a em


prendido el gobierno cardenista. Surgi? entonces, verbigracia,

el Partido Sinarquista, el cual aglutin? campesinos resentidos


y clase media citadina.87 En la pol?tica se reflej? esta situa
ci?n, pues se suspendieron algunas medidas progresistas; en
1938 la reforma agraria, por ejemplo. En el subsuelo hab?a
una crisis econ?mica por diferentes factores. Con los nuevos
ejidos y parcelas baj? la producci?n de ma?z y de otros pro
ductos b?sicos. Adem?s, por razones pol?ticas, Estados Unidos
disminuy? las compras de plata en 1937 y 1938, creando un
d?ficit en la balanza comercial. La situaci?n se agrav? por
otros motivos, entre los cuales se cuentan la fuga de capi
tales, que ven?a de tiempo atr?s y empeor? con la expropia
ci?n petrolera, y las huelgas obreras por el alza de los precios
internos.88 En realidad, quedan por entenderse las circuns
tancias que propiciaron el viraje del gobierno cardenista.
Tal vez la situaci?n internacional influy? tambi?n en el
cambio: el fortalecimiento de la derecha, particularmente el
fascismo en varios pa?ses europeos. De cualquier forma M?

xico acab? por cambiar de rumbo con la segunda guerra

mundial, adentr?ndose en el capitalismo por diferentes ra


zones. Por una parte, la alianza ruso-alemana de 1939 quit?
los ?nimos comunistas a muchos maestros miembros del par
tido, y en gran medida puso en crisis a los rojos de todo el
mundo. Por otra, los preparativos b?licos y la guerra hicieron
86 Portes Gil, 1936. pp. 36-37; De la Rosa. 1937.

87 Kelly, 1975, pp. 281-287.


88 Lerner, 1976. pp. 207-208.

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historia de la reforma educativa

119

que el gobierno cambiara su pol?tica econ?mica. El cese bru

tal de la exportaci?n de manufacturas a M?xico y a toda

Hispanoam?rica impuls? el proceso de substituci?n de impor


taciones y la industrializaci?n interna. El gobierno de C?r

denas lo auspici? dando todo tipo de franquicias a los capi


talistas, tanto nacionales como extranjeros. Por ejemplo, en
noviembre de 1939, para atraer dinero de afuera, suprimi?

el gravamen de exportaci?n de utilidades.89 Al mismo tiempo


la demanda de productos agr?colas mexicanos (y otras mate
rias primas) de los pa?ses en guerra hizo que se concertara
en forma definitiva la paz con los hacendados y patrones.

Ambos ten?an que aumentar su producci?n con fines de

exportaci?n.
El descontento social y el nuevo rumbo se encauzaron en
la lucha presidencial de 1939. Las organizaciones de derecha,
formadas por empresarios cat?licos, intelectuales destacados y
padres de familia, defendieron las metas de 39: libertad, de
mocracia, peque?a propiedad, industrializaci?n t?cnica del
pa?s por medio de concesiones a la iniciativa privada. Para
lelamente ped?an que ?sta tuviera m?s libertad para manejar
escuelas; incluso algunos propusieron derogar de plano el ar
t?culo tercero, regresando a la libertad de ense?anza. Sin
disfraces atacaron las metas reformistas y socializantes del
cardenismo: la reforma agraria, la uni?n sindical, el coopera
tivismo, la educaci?n socialista y la intervenci?n del estado
en la econom?a.90 Eran abiertamente anticomunistas, con fuer
tes inclinaciones fascistas. Su movimiento contrarrevoluciona

rio apoy? al candidato Juan Andrew Almaz?n en la campa?a

de 1939. Y ante esta situaci?n el grupo pol?tico que hab?a

tomado las riendas del pa?s en 1934 rectific? el camino, mo


der?ndose. Empez? por descartar como candidatos suyos en
la lucha electoral a los elementos radicales: al general Fran

cisco M?gica y al socialista Adalberto Tejeda. Escogi? al

poblano Manuel ?vila Camacho, conocido por su tibieza. ?ste


acentu? esta t?nica en su campa?a presidencial, predicando?
89 Excelsior (11 nov. 1939).
so Ralsky y Lerner, 1976, pp. 147-150.

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VICTORIA LERNER

?el respeto a los antiguos valores: la religi?n, la familia, la


patria, la propiedad privada, etc.
En estas circunstancias se reglament? el art?culo tercero
<jue establec?a la educaci?n socialista (diciembre de 1939).
Las fuerzas de derecha (patrones, clero, padres y hasta uni
versitarios) se volvieron a unir para impedirlo, arguyendo
que esta ense?anza no concordaba con la nueva pol?tica del
gobierno, ni con "el llamado a los capitalistas para que em
prendan nuevos negocios".91 Algunos grupos de izquierda, de
bilitados, lo defendieron superficialmente y sin tes?n.92 El

proyecto de la Secretar?a de Educaci?n P?blica reflej? de

cualquier forma la necesidad que todos sent?an de conciliar


los ?nimos. Por esto, no se insisti? en introducir el socialismo
o impulsar la lucha de clases, sino en unir a los mexicanos
y establecer una democracia. No se cedi? a las presiones de
la derecha de retirar el proyecto y derogar el art?culo terce
ro, pero s? se hicieron dos concesiones: a) Las universidades
de provincia dejaban de tener la obligaci?n de impartir la
educaci?n socialista, y b) la coeducaci?n, que asustaba a algu
nos padres de familia, s?lo se establecer?a cuando las condi
ciones higi?nicas de los planteles lo permitieran.93 La clau
dicaci?n se dio tambi?n en la realidad. Se retiraron los libros
de texto m?s radicales y se ces? a los funcionarios rojillos
de la Secretar?a de Educaci?n P?blica, como Rafael M?ndez
Aguirre, director de escuelas rurales y primarias for?neas en
los estados y territorios, a principios de 1940.94
?l Universitarios: Memor?ndum de Jes?s D?az Barriga al presiden
te (28 nov. 1939) ; padres y madres: Madres de Maravat?o, Michoac?n, a
L?zaro C?rdenas; padres de familia de Nuevo Laredo, Tamaulipas (18, 23
die. 1939), en AGNM, LC, 533.3/20. Clero: Lerner, 1979, 2a. parte, ?ltimo

cap?tulo. La frase textual, en "Declaraciones de la Confederaci?n de

C?maras de Comercio e Industria", en Novedades (6 nov. 1939) .

92 por ejemplo: "Liga Nacional de Cooperativas" (13 nov. 1939) ;

"Grupos religiosos Jalisco 1933" (2 ene. 1940) ; maestros veracruzanos (18

die. 1939) ; maestros particulares de Nuevo Le?n (3 nov. 1939), en


AGNM, LC, 533.3/20.
?3 Exc?lsior (13 nov. 1939).
94 Telegramas de apoyo al secretario de Educaci?n P?blica por me

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA

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, Sin embargo, el r?gimen saliente dej? al presidente ?vila


Camacho el paquete de quitar el art?culo tercero de la legis
laci?n y abrir m?s la puerta a la iniciativa particular. ?vila
Camacho no dio el paso repentinamente, para conservar su
prestigio de revolucionario. D?ndole vueltas al asunto lanz?
primero una ley reglametaria en enero de 1942, y s?lo de
salida, en 1945, reform? planes, programas y el mismo art?culo

tercero. Poco a poco los simpatizantes de la educaci?n co

munista, algunos pol?ticos cardenistas y algunos maestros, se


calmaron. Los primeros se fueron templando con el paso del
tiempo. Y a los segundos se los jal? a las filas derechistas.
Desde 1939, con la oleada contrarrevolucionaria que azot? ai
pa?s, bastantes se unieron al almazanismo o a otros partidos

de oposici?n.95 Y en 1940 la labor avanz? al crearse dos

grupos reaccionarios dentro del semi-izquierdista Sindicato de

Trabajadores de la Educaci?n: el Sindicato Nacional Aut?

nomo de Trabajadores de la Ense?anza, y el Frente Revolu


cionario de Maestros de M?xico. Bien dice el dicho popular,
divide y vencer?s. Naturalmente ambos apoyaron en 1942 la
nueva reglamentaci?n del art?culo tercero, e incluso quisieron
derogarlo.96
Pero para hacerlo hab?a que luchar en contra de ciertas
ideas socialistas que quedaban en el ambiente. Desde el car
denismo, para combatirlas, la reacci?n las tach? de antipatri?
ticas y ateas. Y en 1939 y 1940 el nacionalismo y el catoli
cismo fueron las banderas para cambiar el art?culo tercero.
Pero las circunstancias sociales y pol?ticas hab?an cambiado
tanto que los pol?ticos del partido oficial las bland?an. El
mismo presidente electo, Manuel ?vila Camacho, se declar?
en septiembre de 1940 "creyente y cat?lico por origen, por
sentimiento morar*.97 Dos a?os despu?s el segundo secretario
dida de protesta (mayo 1940), en AGNM, LC, 703.2/626. En el sexenio
hubo otros casos de maestros cesados por razones ideol?gicas. Una maestra

se quejaba en mayo de 1937 de que estaban quitando maestros para

"colocar pol?ticos". Vid. AGNM, LC, 703.2/626.


WS Raby, 1974.
&6 Medina, 1977, pp. 17-21; Taracena, 1976, p. 130.
ot Ralsky y Lerner, 1976, pp. 160-161.

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VICTORIA LERNER

de Educaci?n P?blica, Octaviano Vejar V?zquez, tom? esta


cruzada muy en serio.98 Por una parte proclam? que era

necesario salvar los valores mexicanos frente a la invasi?n


comunista, y que en vez de leer a Marx hab?a que adentrarse
?en la historia de M?xico. Por otra, inici? una campa?a anti
comunista, quemando libros con consignas socialistas, expul
sando de la Secretar?a de Educaci?n P?blica a l?deres comu
nistas, y combati?ndolos dentro de la Normal de Maestros.99
Su radicalismo acab? por ganarle la enemistad de diferentes
c?rculos oficiales, del partido, de la Confederaci?n de Traba
jadores Mexicanos y, particularmente, de los grupos magis

teriales.100 No fue el primero ni el ?ltimo secretario de

Educaci?n que cay? del trono aparentemente por diferencias


ideol?gicas con los maestros y en el fondo porque no supo
controlarlos y manejar otras fuerzas pol?ticas; conciliar, en
una palabra. Al retirarse, en 1943,101 se nombr? un ministro

de educaci?n muy distinto, un poeta l?cido, Jaime Torres


Bodet. Con ?l a la cabeza se empez? a luchar por ideales
m?s moderados, que en gran medida nac?an del final de la
segunda guerra mundial: la paz, la democracia, la convivencia
social humana y, sobre todo, un nacionalismo sin intoleran
cias.102 El cambio trajo tambi?n la unificaci?n final de los
maestros, que hab?a empezado con C?rdenas, en un organis

mo, el Sindicato de Trabajadores de la Educaci?n. Con este


logro qued? pavimentada en diciembre de 1943 la v?a para
reformar nuevamente el art?culo tercero.

98 El primer secretario de Educaci?n P?blica fue Luis S?nchez Pon


t?n. Sali? en 1941 por sus problemas con los maestros y por su filiaci?n
<2irdenista.

?o Ralsky y Lerner, 1976, p. 172; Taracena, 1976, pp. 129-149,

483-186.

loo Medina, 1977, pp. 29-41.


loi Novo, 1965, pp. 214-215.
102 Los presidentes, 1966, rv, p. 278. El presidente Manuel Avila
Camacho dijo textualmente en 1944 en su discurso anual: "Una nueva
etapa ha sido marcada por el anhelo de apresurar la redenci?n espiritual
de todos los mexicanos dentro de un prop?sito democr?tico de igualdad,
?de nacionalismo sin intolerancias y de respeto por las normas sociales
que son honra de la revoluci?n".

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA

123

En 1945 el presidente y el secretario se dicidieron a dar


el paso. Contaban con el apoyo de dos l?deres magisteriales,
Vicente Lombardo Toledano y Gaudencio Peraza. A fines de

ese a?o ?stos hicieron declaraciones en contra de una edu

caci?n demag?gica y extra?a al ser nacional. Y naturalmente


defendieron las otras metas del avilacamachismo: un M?xico

moderno, anti-imperialista y unido.103 La ley casi no se dis


cuti? en las c?maras; a los pol?ticos ya no les interes? mucho

el asunto. Como en 1934, la reforma se sancion? con el

apoy? de diferentes organizaciones "populares": la Confede


raci?n de Trabajadores de M?xico, la Confederaci?n Nacional

Campesina, la Federaci?n de Sindicatos de Trabajadores al


Servicio del Estado, y la nueva Confederaci?n Nacional de
Organizaciones Populares. ?stas defendieron ahora la familia,
la democracia, el nacionalismo y la industrializaci?n.104 Y
en ese a?o, junto con la educaci?n socialista, M?xico empez?
a guardar en el desv?n de los recuerdos otras consignas revo
lucionarias: el reparto de tierras a los campesinos m?s nece
sitados, la nacionalizaci?n de las materias primas, etc.

Para estas fechas M?xico era un pa?s que se hab?a deci

dido a ser burgu?s e industrial. Los primeros tanteos se dieron

con C?rdenas en los treintas, aunque con grandes obst?culos:


un mercado internacional que no compraba; uno interno ra
qu?tico, reducido a las ciudades por las malas carreteras, etc.
Con ?vila Camacho estas dificultades estaban ya superadas.
Adem?s, a diferencia de 1929, se favoreci? la industrializaci?n
basada en m?quinas modernas, energ?a el?ctrica, dinero ex
tranjero y t?cnicos norteamericanos.106 La unidad nacional

era un "sedante imposible", pues en la realidad se daban

concesiones m?nimas a obreros y campesinos y muchas facili


dades a capitalistas de dentro y fuera.106
Esta transformaci?n econ?mica origin? que el panorama
mexicano se modificara. Las ciudades de provincia se agran
we Medina, 1977, p. 57.
104 Medina, 1977, pp. 58-62.
105 Novo, 1965, pp. 188, 231; Marini, 1974, p. 87.
loe Novo, 1965, p. 202; Gonz?lez, 1979, p. 255.

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VICTORIA LERNER

daron por la creciente industrializaci?n: Torre?n, Guadalaja


ra, Monterrey, etc. Sobre todo la ciudad de M?xico creci? y
adquiri? gran vida econ?mica, pol?tica y social. Entre su mi
ll?n y pico de habitantes se sent?an cada a?o m?s los con
trastes sociales, las desigualdades. En la d?cada de 1940 exist?an

claras diferencias entre las colonias de los "popis" y la clase


media creciente (Narvarte, Anzures, Las Lomas ?que enton
ces surgi?? y Condesa) y los cinturones de miseria y colonias
populares donde abundaban canales de aguas negras y vende
dores ambulantes.107 Tambi?n en las diversiones se palpaba la
enorme brecha que exist?a entre ambas clases: la ?lite iba a
Acapulco en avi?n por fines de semana, asist?a con frecuencia
al teatro a ver la representaci?n de alguna comedia, revista u
opereta; en Bellas Artes se presentaban solistas y conjuntos
mexicanos y extranjeros ?en 1934, por ejemplo, Heifetz, An
sermet, Revueltas y Ch?vez? y en el Teatro Ideal comedias
espa?olas, puestas en escena por las hermanas Blanch, etc.108
Acud?a sobre todo a social parties en casas privadas o emba
jadas extranjeras y a los restaurantes de moda: el "Club de
Banqueros", el "Ciro's", el "Ambassadeurs", el "Lincoln", o
los estramb?ticos "Mosc?" y "La Vie Parisienne".109 En cam
bio, la baja clase media y los pobres no pod?an darse estos
lujos tan caros (una funci?n de gala en un teatro costaba

$1.50, igual que una habitaci?n decente)110 y emprend?a

paseos al aire libre, en parques (Chapultepec, por ejemplo),


ferias (la de Santa Anita, la Bas?lica, El Carmen, similares
entre s?) ,in y cuando estaba de fiesta iba a los toros, a las
alternativas de Calesero y Silverio o de Lorenzo Garza.112
El cine, espect?culo que anunciaba la sociedad de masas,
empez? a desplazar en los a?os treintas a las diversiones res
107 El Nacional (23 jun. 1936/10 sep. 1937).
108 La Prensa (7 oct., 30 nov. 1934) ; Revista de Revistas (22 ene.

1950).

loo Novo, 1965.

no La Prensa (30 nov. 1934) .

m Entrevista de la autora con Josefina V?zquez (19 oct. 1978).


112 Revista de Revistas (22 ene. 1950) .

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA

125

tantes ?teatros de revista y carpas, e incluso a las novelas.113

Todos lo prefer?an, ya sea por la ma?ana, en las famosas

matin?es del cine Alameda, o por las tardes, en otras salas:

Regis, Balmori, Palacio, Lux o en cines de barriada del

Circuito Mundial.114 All?, entre pulgas y palomitas, disfruta


ban a los buenos actores de esa ?poca: Mar?a F?lix, Arturo
de C?rdova, Dolores del R?o y Flor Silvestre. Sobre todo, en
esos diez a?os surgieron varios ?dolos populares porque re

presentaban tipos de hombres que exist?an en la sociedad


mexicana de ese entonces. Jorge Negrete era la encarnaci?n

del macho mexicano, bigot?n y bragado. Una versi?n de


parodia del mismo era Chato Ort?n. La publicidad de una

de sus pel?culas lo presentaba as?: "Soy padre de m?s de cua


tro, se los digo y lo sostengo, y no vengo a ver si puedo, sino

porque puedo vengo".115 Tambi?n en esta d?cada Cantinflas


hizo sus primeras pel?culas (por ejemplo, All? est? el detalle),
y desde entonces su peculiar verborrea ejemplific? al peladito
mexicano de la ciudad, vago, trag?n, borracho y lujurioso,

tipo que expresaba la inmediatez de los deseos frente a la

represi?n e hipocres?a del catr?n. M?s tarde otro c?mico, Tin


Tan el pocho, reflej? otra coyuntura: en plena luna de miel
con los Estados Unidos se burlaba del yanqui para desquitarse
en alguna forma de la sumisi?n mexicana al capital extran

jero.

Estos diferentes espect?culos tambi?n serv?an para transmi


tir los mensajes ideol?gicos oficiales. En la ?poca cardenista se

utilizaron para propagar las campa?as y metas del gobierno;


en los cuarentas, al contrario, ?ste se esforzaba por desideolo
gizar a la sociedad. El cine del sexenio 1934-1940 reflejaba el
primer hecho, pues abundaban las pel?culas acerca de la revo
luci?n, nacionalistas y folkl?ricas. Una famosa, La noche de
los mayas, con Stella Inda, difund?a la corriente indigenista
118 El Nacional (29 ene. 1935).

114 Entrevista de la autora con Josefina V?zquez (19 oct. 1978) ;

Garc?a Riera, 1969.

lio Garc?a Riera, 1969, p. 171.

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VICTORIA LERNER

defendida por intelectuales y pol?ticos. A trav?s de un drama

pasional planteaba los males que el hombre blanco pod?a

crear en una comunidad ind?gena, y la futura rebeli?n de


los perjudicados. Al contrario, hab?a films que trataban de
evadir la convulsiva realidad de 1933-1938: los dirigidos a la
clase alta. Por ejemplo, En tiempos de don Porfirio rememo
raba nost?lgicamente esos tiempos y All? en el Rancho Gran
de, filmada en pleno reparto agrario (1936), evad?a el tema
y retrataba los problemas de honor y amor en una hacienda
dichosa.116 Tambi?n el radio era utilizado por el gobierno
del general michoacano para transmitir sus ideas. Particular
mente en una estaci?n del Partido Nacional Revolucionario se
radiaban, al lado de programas musicales, mensajes de pol?
ticos y consejos a maestros. Algunos medios de comunicaci?n
de la ?poca se escaparon sin embargo de ese control y, al
contrario, propagaban las ideas y valores tradicionales: las
estaciones comerciales de radio (xeq, xew, etc.) ,117 y los comics

e historietas (Pepin, Chamaco, etc.). En estos ?ltimos se feti


chizaba el machismo, el dinero, la lujuria y la sumisi?n fe
menina que la educaci?n socialista combat?a. Por su populari
dad, puede considerarse que fueron obst?culos para el triunfo
de la educaci?n formal.
Estos medios de comunicaci?n tuvieron gran arraigo en la
ciudad de M?xico, pero llegaron tambi?n a las capitales y a
los pueblos del interior. El radio de pilas exist?a en todo el
territorio;118 el cine tambi?n. Llegaron con otros aparatos de

la civilizaci?n moderna: tel?fonos, luz, estufas de gas, tinas,


lavabos, regaderas y, sobre todo, carreteras. Incluso por influjo

capitalino se transformaba la arquitectura de los lugares, y


algunos rancheros se hac?an empresarios burgueses que intro
duc?an maquinaria y t?cnicas modernas en sus granjas.119 Los
il? Garc?a Riera, 1969, pp. 128-132.

117 En realidad es necesario un estudio de indagaci?n de los medios


de comunicaci?n en ?poca de C?rdenas, el papel del gobierno frente a
ellos, y sus orientaciones. Revista de. Revistas (29 ene. 1950) .
118 Matesanz, 1978.

na Gonz?lez, 1969, p. 262.


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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA

127

campesinos m?s pobres y los jornaleros del campo estaban en


cambio cada vez m?s amolados. Ya no se repart?a buena tierra
ni se prestaba dinero con un inter?s m?dico. El campo mexi
cano iba siendo sacrificado a la ciudad y a la industria.

As?, las reformas educativas que se han hecho en M?xico


en el siglo xx han enfrentado muchos obst?culos reales para
implantarse, particularmente la estructura econ?mica-educa
tiva del pa?s: la falta de maestros, su escasa preparaci?n, el
reducido n?mero de escuelas, la falta de centralizaci?n po
l?tica, etc.120 En este art?culo saltan a la vista otro tipo de
problemas, y entre ellos la oposici?n sociopol?tica que puede
hac?rseles. Desde esta perspectiva m?ltiple se debe juzgar la
reforma de 1934 y las posteriores. Partiendo de este hecho
hemos elaborado las siguientes conclusiones:

A. Las reformas educativas coincidieron sospechosamente


con las campa?as presidenciales. As?, en 1934, la educaci?n
socialista fue una bandera del grupo cardenista que entonces
entr? a gobernar. Cinco a?os despu?s, en 1939, los grupos de
oposici?n la tomaron para desprestigiarla, y el r?gimen, por
una crisis econ?mica, retrocedi? y reglament? el art?culo
tercero con benevolencia y moderaci?n. La derogaci?n final
en 1945 tambi?n se dio en plena campa?a presidencial. El
r?gimen conciliador del presidente poblano ?vila Camacho
s?lo se atrevi? muy al final a quitar el rumboso precepto.
Incluso la sanci?n legal se dio en ?poca del nuevo presidente,
Miguel Alem?n. Por esto nos atrevemos a sugerir que las re
120 En cada entidad hubo problemas distintos que dificultaron la
implantaci?n de la educaci?n socialista. En el Sureste, por ejemplo, la
falta de comunicaciones con el Centro, su poblaci?n (compuesta por
comunidades ind?genas aisladas), la falta de cooperaci?n de los elemen
tos militares y las autoridades locales, la orientaci?n educativa ante
rior (en Tabasco la racionalista), etc. Vid. "Informe del Inspector ge
neral comisionado Rafael Molina Betancourt al c. gral. L?zaro C?rdenas
acerca de actividades y observaciones relacionadas con el problema edu
cacional en los estados de Chiapas, Tabasco y Yucat?n" (13 mar. 1934),
en AGNM, LC, 533.3/20.

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VICTORIA LERNER

formas educativas han obedecido a razones pol?tico-ideol?gicas

y no estrictamente a razones educativas. Casi cada seis a?os


el r?gimen entrante ha sentido la necesidad de modificar
la orientaci?n de la ense?anza como parte de su labor inno

vadora.

B. En los diferentes momentos de las reformas educativas,


las diferentes fuerzas sociales se han alineado en forma similar:

1. Siempre hubo algunas organizaciones de tinte oficialista


que sancionaron la reforma educativa: organizaciones de obre
ros, de campesinos, de trabajadores del estado y de maestros.
Fueron en el fondo aliadas del gobierno. A C?rdenas lo apo
yaron en su lucha contra Calles y en su postura internacional.

Significativamente tambi?n lo respaldaron al virar en 1939. Y

m?s tarde estuvieron con ?vila Camacho. En esto hay que


ver una caracter?stica del estado populista posrevolucionario:
el inter?s real de los distintos grupos sociales en estas cues
tiones debe averiguarse.121

2. Los contrincantes de la educaci?n progresista que se


implant? en 1934 y se derog? en 1945 fueron siempre los mis

mos: el clero, los padres de familia y algunos partidos de

derecha. ?stos lucharon siempre por regresar a la libertad de


ense?anza, lo cual implicaba retroceder al siglo xix, a 1857
exactamente.

3. En cambio vari? en este per?odo la actitud oficial (del


presidente, el partido y algunos diputados) ante la reforma
educativa. En 1934 se la tomaron muy a pecho, y en cambio
las reglamentaciones de 1939, 1942 y la derogaci?n de 1945
121 Por ejemplo, frente a la guerra civil espa?ola, apoyaron a C?r
denas en su pol?tica a favor de la rep?blica socialista varias organiza
ciones (la CTM, el Lear, el "Frente ?nico Pro-Derechos de la Mujer",
uniones magisteriales y juventudes socialistas). Vid. Matesanz, 1978.
Sin embargo, a nivel popular hab?a fuertes sentimientos antihispanistas,
e incluso se desat? una campa?a en contra de los refugiados. Entrevistas

de la autora con Josefina V?zquez (19 oct. 1978) y con Lilia D?az (12

die. 1978) .

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HISTORIA DE LA REFORMA EDUCATIVA 129


casi no se discutieron. Esto puede deberse a que en el primer
momento este tema fue importante y m?s tarde se convirti?

en una cuesti?n secundaria. Tambi?n se ve que todav?a en

1934 hab?a vida en las c?maras legislativas, pues los diputados


se enfrentaban tomando posturas independientes frente a las
del ejecutivo. Fue la ?ltima legislatura en que aconteci? esto,

pues de all? en adelante las iniciativas del presidente han

pasado sin grandes tropiezos.

C. Por todo lo anteriormente dicho sostenemos que la edu


caci?n, por lo menos desde la revoluci?n, fue una bandera
pol?tica. Esto significa que era un arma del gobierno para
obtener consenso y legitimaci?n. Como vio claramente el bri
llante intelectual Jorge Cuesta, la escuela se convirti?, desde
Vasconcelos por lo menos, en "matriz de la ideolog?a revo
lucionaria", en "iglesia del estado".

D. A ra?z de la revoluci?n social de 1910 el gobierno tom?


como banderas ideol?gicas la defensa de lo popular y lo na
cional. Sobrevivieron hasta 1940, aunque variaron los pasos
reales que se dieron para defender a los despose?dos y al pa?s.

Y a estas constantes ideol?gicas se a?adieron ciertas modas en


diferentes momentos. Probablemente por contagio del ambien
te mundial, en los a?os veinte tuvo gran arrastre el racionalis

mo y el cooperativismo, y en los treinta el socialismo.122


Dudamos que estas ideolog?as ocasionales hayan podido in
filtrarse en la sociedad mexicana.

122 Las semejanzas y diferencias entre estas corrientes educativas y


los antecedentes de la educaci?n socialista en la d?cada de 1920 y prin
cipios de 1930, deben verse en Lerner, 1979, la. parte, cap. lo.

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