El documento presenta el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND) de 2016. El Papa invita a todos los católicos a "salir" como discípulos misioneros para llevar el mensaje de la misericordia de Dios a todas las personas. La Iglesia debe ser testigo de la misericordia de Cristo en todo el mundo, especialmente a través del servicio y la caridad hacia los más vulnerables.
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El documento presenta el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND) de 2016. El Papa invita a todos los católicos a "salir" como discípulos misioneros para llevar el mensaje de la misericordia de Dios a todas las personas. La Iglesia debe ser testigo de la misericordia de Cristo en todo el mundo, especialmente a través del servicio y la caridad hacia los más vulnerables.
El documento presenta el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND) de 2016. El Papa invita a todos los católicos a "salir" como discípulos misioneros para llevar el mensaje de la misericordia de Dios a todas las personas. La Iglesia debe ser testigo de la misericordia de Cristo en todo el mundo, especialmente a través del servicio y la caridad hacia los más vulnerables.
El documento presenta el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND) de 2016. El Papa invita a todos los católicos a "salir" como discípulos misioneros para llevar el mensaje de la misericordia de Dios a todas las personas. La Iglesia debe ser testigo de la misericordia de Cristo en todo el mundo, especialmente a través del servicio y la caridad hacia los más vulnerables.
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30 T.
Ordinario
Domingo, 23 octubre 2016 DOMUND
1 lectura: Eclesistico 35,15b-17.20-22a
Los gritos del pobre atraviesas la nubes Salmo:
Si Si el afligido invoca al Seor, l lo escucha escucha
2 lectura: 2 Timoteo 4,6-8.16-18
Ahora me aguarda la corona merecida Evangelio: Lucas 18,9-14 El publicano baj a su casa justificado; el fariseo, no
En aquel tiempo, dijo Jess esta parbola a algunos que, tenindose
por justos, se sentan seguros de s mismos y despreciaban a los dems: Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba as en su interior: "Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los dems: ladrones, injustos, adlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo." El publicano, en cambio, se qued atrs y no se atreva ni a levantar los ojos al cielo; slo se golpeaba el pecho, diciendo: "Oh Dios!, ten compasin de este pecador." Os digo que ste baj a su casa justificado, y aqul no. Porque todo el que se enaltece ser humillado, y el que se humilla ser enaltecido. Reflexin Seor, ten compasin de nosotros, que muchas veces vamos de listillos, queremos ser maestros sin ser alumnos, y as nos pasa, que hablamos y hablamos, pero son palabras que no salen del corazn. T no quieres grandes palabras, nos quieres a nosotros; y nos amas como somos, con nuestras pequeeces, con nuestras limitaciones, con la humildad que brota de sentirnos hijos del Padre. Slo t y cada uno de nosotros sabemos lo que agrada, y no pides ms, a cada uno nos has dado el don de amarte en nuestra pequeez; pero siempre estamos fijndonos en el otro, en lugar de mirarte a ti en nosotros, en lugar de hacer hueco en el corazn para #hospedarte a ti.
Material Domund: Sal de tu tierra1
Lema y cartel del Domund 2016: Sal de tu tierra Sal... Es la invitacin que nos hace el papa Francisco a salir de nosotros mismos, de nuestras fronteras y de la propia comodidad, para, como discpulos misioneros, poner al servicio de los dems los propios talentos y nuestra creatividad, sabidura y experiencia. Es una salida que implica un envo y un destino. ... de tu tierra La expresin resulta evocadora del origen del que parte el misionero que es enviado a la misin, y tambin del destino al que llega. La misin ad gentes es universal y no tiene fronteras. Solo quedan excluidos aquellos mbitos que rechazan al misionero. Aun as, tambin en ellos se hace presente con su espritu y su fuerza. El conjunto. Sobre un fondo blanco, el cartel muestra un primer y nico mensaje: DOMUND, el da en que tiene lugar la Jornada Mundial de las Misiones. El resto de las informaciones son complementarias, para contextualizar la celebracin tanto en el tiempo, como en el espacio virtual. Las huellas. Son expresin del lema Sal de tu tierra. Los tonos empleados para las huellas del caminante y para el fondo son familiares a quienes desde hace muchos aos han identificado los cinco continentes con colores distintos. El mandato de Yaveh Dios a Abrahn, para que saliera de su tierra y fuera a la tierra prometida, est permanentemente actualizado por los discpulos misioneros, que han hecho propia la repetida expresin del papa Francisco: una Iglesia en salida. Las cruces. Es un detalle que podra pasar inadvertido, pero que permite distinguir esas pisadas de las de otras personas que salen de su tierra por otros motivos diversos. Las cruces que discretamente aparecen en la marca de esas huellas recuerdan la cruz que cada misionero o misionera recibe el da de su envo por parte de la Iglesia; cruz que es el distintivo de su misin de amor y misericordia, continuadora de la de Cristo. 1
Ms informacin en http://www.domund.org/
Mensaje del Papa Francisco para la jornada mundial de las misiones
(DOMUND). Iglesia misionera, testigo de misericordia Queridos hermanos y hermanas: 1. El Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que la Iglesia est celebrando, ilumina tambin de modo especial la Jornada Mundial de las Misiones 2016: nos invita a ver la misin ad gentes como una grande e inmensa obra de misericordia tanto espiritual como material. En efecto, en esta Jornada Mundial de las Misiones, todos estamos invitados a salir, como discpulos misioneros, ofreciendo cada uno sus propios talentos, su creatividad, su sabidura y experiencia en llevar el mensaje de la ternura y de la compasin de Dios a toda la familia humana. En virtud del mandato misionero, la Iglesia se interesa por los que no conocen el Evangelio, porque quiere que todos se salven y experimenten el amor del Seor. Ella tiene la misin de anunciar la misericordia de Dios, corazn palpitante del Evangelio (bula Misericordiae vultus, 12), y de proclamarla por todo el mundo, hasta que llegue a toda mujer, hombre, anciano, joven y nio. 2. La misericordia hace que el corazn del Padre sienta una profunda alegra cada vez que encuentra a una criatura humana; desde el principio, l se dirige tambin con amor a las ms frgiles, porque su grandeza y su poder se ponen de manifiesto precisamente en su capacidad de identificarse con los pequeos, los descartados, los oprimidos (cf. Dt 4,31; Sal 86,15; 103,8; 111,4). l es el Dios bondadoso, atento, fiel; se acerca a quien pasa necesidad para estar cerca de todos, especialmente de los pobres; se implica con ternura en la realidad humana del mismo modo que lo hara un padre y una madre con sus hijos (cf. Jer 31,20). El trmino usado por la Biblia para referirse a la misericordia remite al seno materno: es decir, al amor de una madre a sus hijos, esos hijos que siempre amar, en cualquier circunstancia y pase lo que pase, porque son el fruto de su vientre. Este es tambin un aspecto esencial del amor que Dios tiene a todos sus hijos, especialmente a los miembros del pueblo que ha engendrado y que quiere criar y educar: en sus entraas, se conmueve y se estremece de compasin ante su fragilidad e infidelidad (cf. Os 11,8). Y, sin embargo, l es misericordioso con todos, ama a todos los pueblos y es carioso con todas las criaturas (cf. Sal 144,8-9).
3. La manifestacin ms alta y consumada de la misericordia se
encuentra en el Verbo encarnado. l revela el rostro del Padre rico en misericordia, no solo habla de ella y la explica usando semejanzas y parbolas, sino que adems, y ante todo, l mismo la encarna y personifica (Juan Pablo II, encclica Dives in misericordia, 2). Con la accin del Espritu Santo, aceptando y siguiendo a Jess por medio del Evangelio y de los sacramentos, podemos llegar a ser misericordiosos como nuestro Padre celestial, aprendiendo a amar como l nos ama y haciendo que nuestra vida sea una ofrenda gratuita, un signo de su bondad (cf. bula Misericordiae vultus, 3). La Iglesia es, en medio de la humanidad, la primera comunidad que vive de la misericordia de Cristo: siempre se siente mirada y elegida por l con amor misericordioso, y se inspira en este amor para el estilo de su mandato, vive de l y lo da a conocer a la gente en un dilogo respetuoso con todas las culturas y convicciones religiosas. 4. Muchos hombres y mujeres de toda edad y condicin son testigos de este amor de misericordia, como al comienzo de la experiencia eclesial. La considerable y creciente presencia de la mujer en el mundo misionero, junto a la masculina, es un signo elocuente del amor materno de Dios. Las mujeres, laicas o religiosas, y en la actualidad tambin muchas familias, viven su vocacin misionera de diversas maneras: desde el anuncio directo del Evangelio al servicio de caridad. Junto a la labor evangelizadora y sacramental de los misioneros, las mujeres y las familias comprenden mejor a menudo los problemas de la gente y saben afrontarlos de una manera adecuada y a veces indita: en el cuidado de la vida, poniendo ms inters en las personas que en las estructuras y empleando todos los recursos humanos y espirituales para favorecer la armona, las relaciones, la paz, la solidaridad, el dilogo, la colaboracin y la fraternidad, ya sea en el mbito de las relaciones personales o en el ms grande de la vida social y cultural; y de modo especial en la atencin a los pobres. 5. En muchos lugares, la evangelizacin comienza con la actividad educativa, a la que el trabajo misionero le dedica esfuerzo y tiempo, como el viador misericordioso del Evangelio (cf. Lc 13,7-9; Jn 15,1), con la paciencia de esperar el fruto despus de aos de lenta formacin; se forman as personas capaces de evangelizar y de llevar el Evangelio a los lugares ms insospechados. La Iglesia puede ser definida madre, tambin por los que llegarn un da a la fe en Cristo. Espero, pues, que el pueblo santo de Dios realice el servicio materno de la misericordia, que tanto ayuda a que los pueblos que
todava no conocen al Seor lo encuentren y lo amen. En efecto, la fe
es un don de Dios y no fruto del proselitismo; crece gracias a la fe y a la caridad de los evangelizadores que son testigos de Cristo. A los discpulos de Jess, cuando van por los caminos del mundo, se les pide ese amor que no mide, sino que tiende ms bien a tratar a todos con la misma medida del Seor; anunciamos el don ms hermoso y ms grande que l nos ha dado: su vida y su amor. 6. Todos los pueblos y culturas tienen el derecho a recibir el mensaje de salvacin, que es don de Dios para todos. Esto es ms necesario todava si tenemos en cuenta la cantidad de injusticias, guerras, crisis humanitarias que esperan una solucin. Los misioneros saben por experiencia que el Evangelio del perdn y de la misericordia puede traer alegra y reconciliacin, justicia y paz. El mandato del Evangelio: Id, pues, y haced discpulos a todos los pueblos, bautizndolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo; ensendoles a guardar todo lo que os he mandado (Mt 28,19-20) no est agotado, es ms, nos compromete a todos, en los escenarios y desafos actuales, a sentirnos llamados a una nueva salida misionera, como he sealado tambin en la exhortacin apostlica Evangelii gaudium: Cada cristiano y cada comunidad discernir cul es el camino que el Seor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (n. 20). 7. En este Ao Jubilar se cumple precisamente el 90 aniversario de la Jornada Mundial de las Misiones, promovida por la Obra Pontificia de la Propagacin de la Fe y aprobada por el papa Po XI en 1926. Por lo tanto, considero oportuno volver a recordar la sabias indicaciones de mis predecesores, los cuales establecieron que fueran destinadas a esta Obra todas las ofertas que las dicesis, parroquias, comunidades religiosas, asociaciones y movimientos eclesiales de todo el mundo pudieran recibir para auxiliar a las comunidades cristianas necesitadas y para fortalecer el anuncio del Evangelio hasta los confines de la tierra. No dejemos de realizar tambin hoy este gesto de comunin eclesial misionera. No permitamos que nuestras preocupaciones particulares encojan nuestro corazn, sino que lo ensanchemos para que abarque a toda la humanidad.
8. Que Santa Mara, icono sublime de la humanidad redimida, modelo
misionero para la Iglesia, ensee a todos, hombres, mujeres y familias, a generar y custodiar la presencia viva y misteriosa del Seor Resucitado, que renueva y colma de gozosa misericordia las relaciones entre las personas, las culturas y los pueblos.