Crisis de La Educación en Chile - Osvaldo Cazanga
Crisis de La Educación en Chile - Osvaldo Cazanga
Crisis de La Educación en Chile - Osvaldo Cazanga
Para agravar ms an la situacin creada al profesorado debemos recordar, que por razones
ideolgicas-represivas los municipios haban dejado de ser autnomos y haban paso a
depender, para muchos efectos, del Ministerio del Interior
Todo esto ocurra ante la total impotencia o incondicionalidad de los directivos del Colegio
de Profesores, a que nos hemos referido en algunos prrafos anteriores.
Desde una apreciacin histrica, sin embargo, el significado de este conjunto de medidas
inconsultas, arbitrarias y cargadas de ideologismo, constituyeron otro de los errores
polticos de la Dictadura, que finalmente la expulsarn del poder.
En otro campo, en el de los instrumentos tcnico-pedaggicos la Directiva Presidencial
anunciaba la flexibilizacin de los planes y programas de la educacin bsica. Se
estimulaba una educacin de acuerdo a la realidad local. Esto se haca previendo las
dificultades financieras de los municipios de comunas pobres y marginales, y considerando
que la realidad econmica de sus pobladores sera un obstculo insalvable para la tarea de
formar a los buenos trabajadores, buenos ciudadanos y buenos compatriotas. El DFL
4002 autorizaba a los establecimientos educacionales para disminuir el nmero de horas
semanales de clases, en algunas materias, en caso de que as lo aconsejaran la realidad
econmica de la escuela o colegio, o el diagnstico que se obtuviera acerca de los
resultados del proceso de enseanza aprendizaje del alumnado.
Si se considera que la epistemologa del plan de estudios, se refiere a un modelo cultural
que se pretende para una sociedad, tendremos ante nuestros ojos toda la magnitud de la
medida tomada. No obstante, una vez ms, resulta totalmente congruente con la filosofa
que respalda el modelo econmico, cuyo sello distintivo es la marginacin y la
competencia sin equidad
A primera vista, los planteamientos de este DFL aparecieron como aperturistas a una
mayor consideracin de la capacidad profesional de los maestros y a la supuesta rigidez
que muchos suponan al currculo bsico hasta entonces vigente. Sin embargo hubo
sectores vinculados a la educacin y a los cuales la dictadura haba reconocido un cierto
derecho a la expresin, como la Iglesia Catlica, la Masonera y personalidades que
trabajaban al alero de ellas., que hicieron presente sus observaciones. y develaron las
verdaderas finalidades de esta legislacin dictatorial
La Iglesia hizo presente su posicin mediante una carta pastoral del Comit Permanente
del Episcopado, en la cual sin manifestarse directamente sobre las Directivas
Presidenciales, exponen el pensamiento de la Iglesia sobre educacin y los principios
conforme a los cuales, desde una perspectiva cristiana se puede juzgar lo adecuado o
sectores sociales de mayor capacidad econmica y que, por lo mismo, estn en condiciones
de valorar el significado de una buena educacin, o cuando menos de una educacin ms
inmediatamente ms til. La distribucin fsica de estos grupos de colegios est asociada
con el mapa de la pobreza y riqueza de nuestras regiones y ciudades, por lo cual, cuando se
publicitan los resultados de las mentadas pruebas Simce, resultan evidentes, sus
implicancias socio-econmicas.
Lo malo es que las familias de La Pintana o San Ramn que quisieran para sus hijos la
enseanza que entregan los colegios pagados, que se ubican en los sectores altos de nuestra
capital, no ganan lo suficiente para satisfacer sus aranceles de matrcula, amn de que estos
nios evidencian, por sus cuatro costados, que son portadores de una cultura inaceptable en
el barrio alto. Situacin esta ultima que una reforma pedaggica no puede superar, porque
esto equivale a cambiar las condiciones de existencia de las personas, y para eso hay que
hablar de revolucin, o por lo menos de reforma social, de lo cual la Concertacin no desea
ni hablar.
Si nos detenemos a reflexionar acerca del profesorado de nuestras escuelas y colegios,
podemos encontrar algunas circunstancias que no siempre se explicitan en los documentos
oficiales ni en los comentarios periodsticos. Ya hemos sealado que, primariamente, la
educacin es concebida como una preparacin para la vida y una calificacin para la
participacin en la vida econmica de la sociedad. Sin embargo es indudable que la
educacin tiene, adems, otros propsitos. Si reconocemos que la educacin es una funcin
social, como la justicia o la salud, volveremos la vista al Estado, cada vez que critiquemos
a la educacin o a las escuelas o a los profesores y dems personal encargado de ella.
Aunque el Estado no sea docente, como en el caso de Chile, la educacin en cuanto a su
fundamentacin y a sus definiciones tericas-pedaggicas, es de su absoluta
responsabilidad.
Puede que el financiamiento, no sea de responsabilidad estatal, sino en pequea medida,
pero su organizacin bsica, sus objetivos generales y especficos, sus planes de estudio, la
formacin de los maestros y profesores, los textos de estudio, son definidos en diversas
instancias del poder estatal. En toda la estructura arquitectnica, terica-didctica,
organizacional y procedimental el Estado, es decir la sociedad organizada, establece el
ideal de persona y de sociedad que se desea construir para el futuro. Disear de este modo
el desarrollo de la sociedad es una tarea poltica de la mayor importancia, que, por
supuesto, en una democracia corresponde a todos y que est en la base del reclamo que
todos los sectores sociales y polticos de una nacin plantean al reclamar la participacin
democrtica de todas las instancias educacionales. Y esto la Concertacin no lo ha
considerado, sino como un problema comunicacional.
A partir de esta conclusin podemos reafirmar nuestro aserto en cuanto a afirmar que la
reforma pedaggica de la Concertacin debe ser considerada ms bien como un cambio
cosmtico de un modelo educacional diseado para servir de apoyo ideolgico al modelo
de desarrollo econmico neoliberal o de libre mercado, por los sectores que sirvieron de
sustentacin social a la Dictadura.
El Decreto 240 establece el plan de estudios que los distintos establecimientos, colegios y
escuelas deben ofrecen a sus estudiantes. Este Decreto dictado durante el gobierno de
Eduardo Frei Ruiz Tagle, en cumplimiento de una disposicin de la Ley Orgnica de
Educacin, promulgada a ltima hora por la Dictadura, establece un plan de estudios
mnimo obligatorio y deja a la decisin de las comunidades escolares, su
complementacin, de acuerdo a sus propias realidades, siempre que sus iniciativas renan
ciertos requisitos, como tener los recursos econmicos y financieros y los recursos
humanos calificados y necesarios.
Estas disposiciones son el punto de partida para la competencia desatada por los
sostenedores, corporaciones o individuos, por conquistar a las familias con mayor tradicin
educativa y mayores recursos econmicos, con el incentivo de propuestas curriculares ms
atractivas para sus propios proyectos de vida
En cuanto a las escuelas y colegios municipales de educacin general bsica y educacin
media, se ven, tambin tensionados por las disposiciones del Decreto 240. Sin embargo, el
sistema de subvencin que se les aplica [ pago segn la asistencia y no la matrcula] y la
imposibilidad de sus clientelas para pagar mayores aportes, los constrie a ofertas
curriculares limitadas al mnimo. De esta manera sus estudiantes conforman homogneos
grupos de nios y jvenes provenientes de hogares pobres, de familias sin tradicin
educativa ni cultural, con padres y familiares que desempean trabajos y funciones mal
remuneradas, muchas veces precarias, cuando no son cesantes o excluidos.
En estos grupos sus integrantes, nios y jvenes, desarrollan una sola visin de vida y de
mundo, que finalmente conforma lo que algunos socilogos y educadores han dado en
llamar la cultura de la pobreza, frente a la cual la sociedad reacciona con medidas
policiales y judiciales, que prolongan en el tiempo los sntomas de la dictadura, en una
sociedad que no logra superar el sndrome de la desconfianza y el temor.