Intervenciones Basadas en La Psicologia Positiva
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Carmelo Vazquez
Gonzalo Hervas
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Resumen
Las intervenciones clnicas basadas en la psicologa positiva estn ya apareciendo en la literatura cientfica. En esta revisin, defendemos que tanto por razones tericas como prcticas es necesario tener en cuenta los aspectos negativos
y positivos del funcionamiento humano para comprender mejor los aspectos clnicos. Se discutirn tres modelos complementarios y relevantes en relacin a sus
implicaciones directas para las intervenciones psicoteraputicas: El modelo de las
tres vas hacia la felicidad de Seligman (2002), el modelo multidimensional del
bienestar psicolgico de Ryff (1995) y el modelo motivacional de Deci y Ryan
(2000). Las intervenciones positivas en el rea clnica deberan estar slidamente
guiadas por los datos empricos guiados por la ya abundante investigacin sobre
felicidad y bienestar psicolgico. Adems, las novedosas y prometedoras intervenciones y programas destinadas a aumentar el bienestar de las personas, algunas de
las cuales son descritas en esta revisin, deben ser evaluadas con los diseos ms
estrictos (ensayos clnicos aleatorizados, preferiblemente) para probar su eficacia.
Finalmente, tambin discutimos las implicaciones de las intervenciones positivas
para abordar importantes problemas clnicos (e.g. recadas y recurrencias) y presentamos algunos desafos que la investigacin futura en este campo emergente
necesita abordar.
PALABRAS CLAVE: Intervenciones positivas, psicologa positiva, bienestar, felicidad,
emociones positivas.
Abstract
Clinical interventions based on positive psychology are increasingly the subject
of scientific literature. In this review we argue that, both for theoretical and
practical reasons, it is necessary to take into account negative and positive aspects
of human functioning for a better understanding of clinical issues. Three relevant
Correspondencia: Carmelo Vzquez, Facultad de Psicologa, Universidad Complutense de Madrid,
Campus de Somosaguas, 28223 Madrid (Espaa). E-mail: [email protected]
Nota: Este trabajo ha sido posible, en parte, a una financiacin del Ministerio de Ciencia y Tecnologa
(BSO2003-07516) y de la Fundacin Lafourcade-Colegio Oficial de Psiclogos.
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modo incidental, este tipo de sesgos inesperados en las muestras control normales abra un nuevo reto a las intervenciones psicolgicas pues parecen indicar que
las diferencias cognitivas entre la anormalidad y la patologa son an mayores de
lo que tradicionalmente se ha supuesto (Vzquez, 2006b). Adems, es probable
que estos sesgos cognitivos tan extendidos (por ejemplo, recordar mejor las cosas
buenas que las malas, hacer predicciones positivas sobre el futuro, etc.) estn en la
base de por qu la mayor parte de las personas se sienten satisfechas con sus vidas
(Cummins y Nistico, 2002).
En el caso concreto de la Psicologa Clnica, su modo de habitual de hacer y,
sobre todo, de pensar, se ha mostrado hasta cierto punto insuficiente para abordar
nuevos retos. Un buen ejemplo de estas limitaciones son los modelos de vulnerabilidad que, de una forma innegablemente fructfera, han establecido un modo
estndar de pensamiento en la psicologa clnica en mbitos como la depresin
(Ingram, Miranda y Segal, 1998), las psicosis (Bentall, 2002), o los trastornos de
ansiedad (Barlow, 2001). El planteamiento bsico de los modelos de vulnerabilidad
consiste en encontrar factores de riesgo, es decir, factores que incrementen de
algn modo la probabilidad de desarrollar un trastorno dado. Este tipo de pensamiento, derivado de la investigacin epidemiolgica, ha tenido un enorme impacto
en la investigacin en Psicologa. Sin embargo, este nfasis puede que haya tenido
un cierto coste. Al resaltar los aspectos de vulnerabilidad, se ha marginado un
tanto la investigacin de los factores de proteccin (Keyes y Lpez, 2002). Por
ejemplo, en el caso de la esquizofrenia, es bien sabido que el riesgo de padecer un
problema de esta naturaleza se incrementa por 10 si el padre o la madre presentan
este trastorno (Gottesman y Shields, 1982). Pero an as, la tasa de prevalencia de
esquizofrenia en estas muestras de alto riesgo es slo del 10%, frente al 1% o
menos de la poblacin general. Aun siendo importante este incremento de riesgo
y la investigacin con muestras de alto riesgo tiene una importancia sustancial en
Psicologa Clnica, se olvida que el 90% de las personas con un elevado riesgo a
Tabla 1
Mapa de resultados en el estudio de factores de vulnerabilidad. La mayor parte
de los estudios analizan los resultados confirmatorios de las teoras etiolgicas,
ignorando los casos de resistencia (casilla c), que indica un resultado de resistencia
PROBLEMAS
DETECTADOS
FACTORES DE VULNERABILIDAD
S
NO
a
Casos
conrmatorios de la teora
b
Casos debidos a otros factores
NO
c
VULNERABLES
SANOS
(Resilientes)
d
Sanos,
conrmatorios de la teora
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sin de cario por parte de los dems, sentimientos de solidaridad, etc.) predice
un mayor bienestar psicolgico al cabo de 12 meses (Stein, Folkman, Trabasso y
Richards, 1997). Igualmente, ser capaz de dar un significado positivo a la adversidad mejora la salud e incrementa el bienestar (Davis, Nolen-Hoeksema y Larson,
1998) y es posible que incluso permita mejorar y crecer psicolgicamente a pesar de
lo sucedido (Vzquez, Castilla y Hervs, 2007).
Tener en cuenta los aspectos positivos, diferenciada e independientemente de
los negativos, va a ser una tarea importante para la Psicologa y, en an mayor
medida, para la Psicologa Clnica y de la Salud. Distinguir, aunque sea de modo
general, emociones positivas y negativas puede ayudar a comprender mejor el funcionamiento humano y sus problemas. Por ejemplo, Huppert y Whittington (2003)
comprobaron que los tems positivos incluidos en el Goldberg Health Questionnaire
(GHQ), un instrumento de screening de depresin y ansiedad ampliamente utilizado
en Europa, tenan un valor predictivo diferente a los tems de contenido negativo.
As, items relacionados con experimentar dicha o felicidad en las ltimas semanas
eran mejores predictores de mortalidad, al cabo de 7 aos, que los tems negativos
directamente relacionados con depresin o ansiedad.
El valor informativo y predictivo de lo positivo es diferente al de lo negativo y
esto empezamos a conocerlo ahora. Por ejemplo, en un estudio pionero bien conocido, Danner, Snowdon y Friesen (2001) analizaron retrospectivamente los escritos
efectuados por unas novicias explicando sus razones para entrar en una orden religiosa dcadas atrs. Lo que se observ es que aunque las emociones negativas contenidas en tales escritos no tenan ningn poder predictivo, el grupo de monjas que
expresaban un afecto ms jubiloso en su juventud moran 7,9 aos ms tarde que
el grupo que presentaba una menor positividad emocional. Esto demostraba por
primera vez el efecto de las emociones positivas sobre un parmetro fuerte de salud
como es la mortalidad (vase una revisin de estudios en Vzquez, Hernangmez
y Hervs, 2004). En un estudio, tambin pionero, Harker y Keltner (2001) codificaron las expresiones emocionales de un grupo de licenciadas en las fotos de orla de
fin de carrera y correlacionaron estos datos con informacin sobre su satisfaccin
marital y bienestar psicolgico 30 aos ms tarde. Quienes mostraban una mayor
expresividad positiva en las fotos de juventud mostraban mejores resultados en las
otras variables medidas cuando ya sobrepasaban los 50 aos de edad. Volviendo
al argumento inicial, estos estudios probablemente demuestran tambin que los
efectos de los estados positivos puede que sean menos inmediatos y menos visibles
que los de los estados negativos y quizs se demoren ms en el tiempo o sean ms
sutiles (Gable y Haidt, 2005) y de ah las dificultades que han tenido los cientficos
para detectarlos y analizarlos.
Modelos descriptivos del bienestar psicolgico
Los modelos de evaluacin y de conceptualizacin de las intervenciones pueden
encuadrarse en modelos tericos diferentes lo que, a su vez, puede tener diferentes
implicaciones sobre el modo de actuar y las estrategias a desarrollar. Comentaremos
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algunos de los ms relevantes y los que, en nuestra opinin, tienen una mejor
aproximacin al mbito clnico.
Modelo de Ryff
Cules son los dominios fundamentales del funcionamiento ptimo humano?
Dibujar el mapa de esas reas esenciales fue la tarea que Carol Ryff se propuso
hacer en los aos 90 para poder definir la Salud Mental Positiva (Ryff, 1989, 1995;
Ryff y Singer, 1998). Como es bien sabido, la salud se ha definido histricamente
ms por sus carencias (v.g., la ausencia enfermedad) que por los atributos positivos
que la podran definir y el esfuerzo de Ryff ha ido encaminado a hacer una propuesta en este sentido. Apoyndose en una revisin de las reas que autores como
Maslow, Rogers, Allport, Jung, Jahoda y otros han hecho desde hace dcadas, esta
autora ha realizado una propuesta sobre los aspectos que conformaran un estado
de salud mental ptimo. Uno de los motivos de la popularidad del modelo de Ryff
es que se disearon escalas de medida cuya estructura factorial apoya las dimensiones de bienestar propuestas (Ryff y Keyes, 1995).
Como exponemos brevemente en la tabla 3, el modelo de Ryff plantea seis
dimensiones bsicas que delimitaran el espacio de la salud mental, diferenciando a su vez lo que se entendera por un funcionamiento ptimo (algo tpicamente no delimitado en el trabajo clnico) frente a un funcionamiento deficitario.
Aunque el modelo de Ryff descarta prcticamente los aspectos hednicos de
la experiencia humana as como los componentes psicosociales del bienestar
(p.ej.: sensacin de que uno contribuye al bienestar comunitario) ver Keyes,
2005 sus seis dimensiones de un modo sinttico reflejan elementos eudaimnicos de un gran inters para cualquier clnico (p.ej.: sensacin de control, relaciones positivas con los dems, o autonoma). Adems, el comportamiento de
ste y otros instrumentos de bienestar en muestras de pacientes con problemas
psicolgicos refleja, incidiendo en lo ya hemos discutido sobre las emociones
humanas, que la salud mental positiva es relativamente independiente de la
salud mental negativa (Keyes, 2005).
El modelo de las tres vas hacia la felicidad de Seligman
Martin Seligman (2003) ha propuesto un marco desde el cual pretende mostrar
de forma ordenada diversas vas que parecen conducir al bienestar y la felicidad.
Sin embargo, su propuesta no est dispuesta como una teora, ni siquiera como
un modelo, sino ms bien como una forma de estructurar inicialmente la investigacin realizada en este campo y de proyectarla hacia el futuro (Duckworth, Steen y
Seligman, 2005). Segn este autor, la investigacin ha mostrado que hay al menos
tres vas fundamentales por las cuales las personas se pueden acercar a la felicidad;
la vida placentera (pleasant life), que incluira aumentar las emociones positivas
sobre el pasado, el presente y el futuro; la vida comprometida (engaged life), que se
refiere a la puesta en prctica cotidiana de las fortalezas personales con el objetivo
Objetivos en la vida
Sensacin de llevar un rumbo
Sensacin de que el pasado y el presente
tienen sentido
Propsito en la vida
Autonoma
Autoaceptacin
Crecimiento personal
NIVEL PTIMO
Control ambiental
DIMENSIN
Perfeccionismo
Ms uso de criterios externos
Sensacin de no aprendizaje
Sensacin de no mejora
No transferir logros pasados al presente
Sentimientos de indefensin
Locus externo generalizado
Sensacin de descontrol
NIVEL DEFICITARIO
Tabla 3
Dimensiones propuestas en el modelo de bienestar de Carol Ryff. Se describen los modos ptimos y modos deficitarios en
cada rea
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de desarrollar un mayor nmero de experiencias ptimas (flow); y la vida significativa (meaningful life), que incluira el sentido vital y el desarrollo de objetivos que
van ms all de uno mismo.
Aunque se especifica que estas tres vas no tienen por qu ser ni exclusivas, ni
exhaustivas, s se realiza un nfasis importante en que el desarrollo de la vida comprometida y de la vida significativa pueden tener una mayor importancia para la
construccin del bienestar (Duckworth et al., 2005). Quiz lo ms relevante es que
este esquema est siendo usado experimentalmente por este equipo de investigacin para crear distintos ejercicios destinados a elevar el bienestar en cada una de
dichas reas. Por ejemplo, para aumentar las emociones positivas en el presente se
ha propuesto una tarea que consiste en anotar todos los das tres hechos positivos
que se han descubierto en ese da, as como las causas. Para aumentar el nivel de
flow, se propone un ejercicio que consiste en pensar cmo usar ms a menudo
en el da a da cotidiano sus fortalezas personales.
La teora de la autodeterminacin de Deci y Ryan
Esta teora de marcado carcter motivacional y con evidentes conexiones con
la psicologa humanista propone que el bienestar psicolgico es fundamentalmente la consecuencia de un funcionamiento psicolgico ptimo (Rogers, 1963).
Es decir, el bienestar psicolgico no estara necesariamente relacionado con experimentar situaciones placenteras o con satisfacer deseos, lo cual generara un afecto
positivo pasajero (Ryan y Deci, 2001), sino con un funcionamiento psicolgico sano
basado en: (a) una adecuada satisfaccin de las necesidades psicolgicas bsicas
(i.e., autonoma, vinculacin y competencia), y (b) un sistema de metas congruente
y coherente; es decir, las metas deben ser (b1) mejor intrnsecas que extrnsecas, (b2)
coherentes con los propios intereses y valores as como con las citadas necesidades
psicolgicas bsicas y (b3) coherentes entre s.
Uno de los elementos centrales es el concepto de necesidad bsica que, como
es bien sabido, tiene su origen en autores como Maslow (1943) o White (1959).
Segn esta teora, las necesidades bsicas son los nutrientes bsicos e innatos esenciales para el bienestar psicolgico (Deci y Ryan, 2000). Esto significa que un dficit
importante en alguna de estas reas tender a aparecer asociado a diversas consecuencias negativas, como un menor bienestar y un mayor nivel de afecto negativo
y de sintomatologa fsica y psicolgica. Es importante destacar que, de forma adicional, otros autores proponen la existencia de otras necesidades bsicas, como por
ejemplo, la seguridad (p.ej.: Andersen, Chen y Carter, 2000; Maslow, 1943) la
cual puede jugar un papel muy relevante en muchos problemas de ansiedad, o
el sentido vital (ej.: Baumeister, 1991; Frankl, 1946/2004), que tambin aparece a
menudo afectado en la poblacin clnica.
Desde una perspectiva evolutiva, estos autores proponen que experiencias de
privacin en una o varias de estas reas bsicas puede generar la aparicin de necesidades substitutivas o motivos compensatorios con el objetivo de reducir la sensacin de insatisfaccin (Deci y Ryan, 2000), como la valoracin excesiva de la imagen
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fsica, la admiracin por parte de los dems, o la dominacin social1. Las consecuencias de la creacin de estos motivos compensatorios pueden ser muy negativas a
largo plazo ya que la persona adulta puede seguir valorando en exceso las metas
compensatorias (p.ej.: deseo de admiracin, xito econmico) y obviar ciertas necesidades bsicas lo cual mantendra su sensacin de insatisfaccin, aumentando
en consecuencia an ms la intensidad de dichas motivaciones compensatorias,
generndose un crculo vicioso. En el mbito clnico, se pueden observar algunas de
estas motivaciones compensatorias en ciertos trastornos de personalidad, como por
ejemplo en los trastornos narcisistas (i.e. deseo de grandiosidad) e histrinicos (i.e.
deseo de atencin); ms en general, tambin se puede observar a menudo la falta
de insight de muchos pacientes para reconocer sus necesidades bsicas y trabajar
por ellas (p.ej.: Cloninger, 2006).
Sin duda, lo ms importante es que a lo largo de la ltima dcada un intenso
programa de investigacin ha validado numerosas hiptesis derivadas de esta teora
(ver revisin en Deci y Ryan, 2000). Por ejemplo, se ha observado que las personas que muestran una mayor satisfaccin percibida en dichas necesidades bsicas
presentan mayores niveles de bienestar cotidianos (Sheldon, Ryan y Reis, 1996;
Reis et al., 2000). Adems, se ha comprobado que incluso controlando el nivel de
satisfaccin de necesidades de partida, las fluctuaciones diarias en la satisfaccin de
dichas necesidades se asocian a fluctuaciones en el bienestar experimentado da a
da (Sheldon et al., 1996; Reis et al., 2000). Por otra parte, recientemente tambin
se ha observado que, en la prediccin del bienestar, es ms importante la existencia
de un equilibrio en la satisfaccin de las necesidades que un alto nivel de satisfaccin en alguna de ellas (Sheldon y Niemiec, 2006). De igual forma, varios estudios
han mostrado que presentan mayores niveles de bienestar aquellas personas que
presentan metas coherentes con sus intereses, valores y necesidades (Kasser y Ryan,
1996, Brunstein, Schultheiss y Grassman, 1998; Sheldon y Elliot, 1999; Sheldon y
Kasser, 1995) y adems internamente congruentes entre s (Emmons y King, 1988;
Sheldon y Kasser, 1995). Aunque escasean los estudios aplicados en el mbito
clnico desde este marco, los slidos resultados encontrados en estudios con poblacin general podran indicar la importancia de estos factores para el mbito clnico
al menos en lo concerniente a la potenciacin del bienestar.
En todo caso, de esta teora se pueden obtener importantes implicaciones clnicas. Por ejemplo, aunque muchas personas, an sin explicitar de forma consciente sus necesidades bsicas, mantienen de forma intuitiva un sano equilibrio
en la satisfaccin de stas, es posible que otras personas puedan ignorar o relegar a un segundo plano dichas necesidades sufriendo como consecuencia una
mayor desorientacin, frustracin, agresividad, e incluso sintomatologa depresiva.
Tras discutir en el entorno teraputico el papel de las distintas necesidades en el
bienestar, e incluso tras comprobarlo a travs de experimentos conductuales, estas
personas podran regular mejor sus actividades, sus decisiones y sus metas en el
1
Desde la perspectiva cognitiva, se podra aadir adems que dichas experiencias de privacin
favorecen la aparicin de esquemas disfuncionales.
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futuro. Tambin es posible que ciertas creencias del individuo puedan obstaculizar
una adecuada satisfaccin de sus necesidades, por lo que su modificacin podra
eliminar una fuente de insatisfaccin crnica en ciertos individuos (Vzquez, Nieto,
Hernangmez y Hervs, 2005). Por ejemplo, la creencia de que uno debe ser totalmente autnomo y eso implica no depender afectivamente de nadie, pone en
oposicin dos necesidades bsicas minimizando una de ellas lo cual dificulta enormemente el equilibrio global en la satisfaccin de necesidades.
Estas aplicaciones pueden ser relevantes en el marco de la prevencin de recadas as como en la psicoeducacin o en la restructuracin cognitiva y puede ser
de aplicacin en trastornos como el depresivo, ansiedad generalizada, obsesiones,
adicciones, etc. y quiz especialmente cuando aparecen con un trastorno de personalidad comrbido.
Intervenciones positivas
Una base crucial para poder comprender y desarrollar intervenciones desde esta
perspectiva son los estudios sobre bienestar subjetivo. Los datos sobre las condiciones psicolgicas que mantienen el bienestar son ya muy numerosos y han demostrado consistentemente algunas cuestiones que hay que tener en cuenta desde la
Psicologa en general y la Psicologa clnica en particular. Algunos de los ms relevantes son, a nuestro entender, los siguientes:
a. La mayor parte de la gente, en la mayor parte del mundo, se encuentra
por encima del punto medio de las escalas en medidas de satisfaccin vital
(Diener y Diener, 1996).
b. El paisaje emocional habitual de los seres humanos es positivo. La frecuencia
e intensidad de las emociones positivas es mayor que la de las negativas en
cualquier edad (Charles et al., 2001).
c. Los factores como sexo, ingresos econmicos, inteligencia, la salud, etc. tienen un peso muy pequeo en la explicacin del BPS (Myers, 2002; Argyle,
1999; Diener y Seligman, 2004). Los procesos psicolgicos y las variables
motivacionales y de personalidad (i.e. Extraversin) juegan un papel ms
significativo en el BPS (Avia, 1997; Avia y Vzquez, 1998).
d. Aunque la emocionalidad positiva est ligada a factores genticos, hay una
parte importante que depende de circunstancias vitales y, sobre todo, de
factores controlables intencionalmente (Lyubomirsky et al., 2005).
e. Otras variables psicolgicas como el optimismo, la inteligencia emocional,
o una baja tendencia a la comparacin social, aparecen habitualmente
ligados a un mayor bienestar subjetivo (Avia y Vzquez, 1998; Extremera y
Fernndez-Berrocal, 2005; Lyubomirsky, 2001).
f. El nmero y calidad de las relaciones sociales es un factor muy importante en
la prediccin del bienestar subjetivo (Diener et al., 1999). De hecho, es una
caracterstica necesaria aunque no suficiente de las personas ms felices
(Diener y Seligman, 2002).
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stos son algunos de los hechos que, en relacin con la satisfaccin con la vida
y con las condiciones que la propician, deberamos tener en cuenta y sobre algunos
de ellos volveremos ms adelante. Creemos, como punto de partida, que resulta
difcil poder hacer intervenciones slidas sobre el bienestar humano si no estn
dirigidas y vertebradas por lo que la investigacin va consistente y progresivamente
descubriendo sobre los factores y condiciones ligados a la felicidad de los seres
humanos (Gilbert, 2006; Kahneman et al., 1999; Seligman, 2003; Peterson, 2006;
Huppert et al., 2005; Haidt, 2006; Layard, 2005; Gilham, 2000; Snyder y Lpez,
2002).
Es importante tener en cuenta que el trabajo de aspectos positivos aparece
desde el momento de la evaluacin. Situar el marco teraputico de forma que se
incluyen tambin las fortalezas del individuo y sus experiencias positivas, pueden
tener un importante efecto en el paciente ya que no slo se ponen de manifiesto
sus debilidades sino tambin sus fortalezas. Como hemos apuntado, salvo excepciones, es muy poco frecuente usar instrumentos que evalen aspectos positivos del
funcionamiento en el mbito clnico2.
Los lmites de las intervenciones en el bienestar psicolgico
Incrementar y sostener la felicidad de los seres humanos parece una empresa
loable y deseable. Sin embargo, uno de los problemas con cualquier intervencin
es considerar si los cambios en el bienestar pueden ser efectivamente sostenibles y
duraderos, lo que constituye un asunto de un gran alcance emprico pero tambin
terico.
Aunque la mayora de la gente cree que la felicidad o el bienestar personal se
puede incrementar de un modo sostenido y casi ilimitado (Sheldon y Houser-Marko,
2001) existen lmites (Lyubomirsky, Sheldon y Schkade, 2005). En primer lugar, los
estudios sobre gemelos han demostrado que el bienestar tiene un componente
de heredabilidad gentica que establece lmites o rangos de cambio. Aunque la
heredabilidad se ha situado en el 80% por los autores de los estudios originales
(Lyken y Tellegen, 1996), algunas correcciones de esos datos pueden situarla en un
50% (Diener, Suh, Lucas y Smith, 1999). Pero, en cualquier caso, la capacidad de
disfrute, las emocionalidad positiva y otros elementos relacionados con el afecto
positivo pueden estar limitados por elementos difcilmente cambiables.
En segundo lugar, algunos de los rasgos de personalidad tpicamente ligados al
BPS, como la Extraversin o el Neuroticismo son sorprendentemente estables a lo
largo del tiempo (McCrae y Costa, 1990) lo que, en cierto modo, permite concluir
que el bienestar psicolgico es igualmente estable (Diener y Lucas, 1999).
2
En estos ltimos aos, se ha producido un nfasis por ejemplo en la medida de lo positivo,
y un ejemplo es la pgina www.psicologiapositiva.org (derivada de la original en ingls www.authentichappiness.org) en donde se encuentran disponibles una gran variedad de escalas y cuestionarios sobre
aspectos positivos para su aplicacin y correccin on-line.
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En tercer lugar, un elemento de gran importancia es el de la denominada adaptacin hednica (Diener y Lucas, 2006). Segn esta idea, las ganancias o prdidas en
felicidad son casi siempre temporales pues el sujeto tienden a volver, tarde o temprano, a su punto de anclaje o referencia (el denominado set-point). Un conocido
ejemplo del funcionamiento de estos mecanismos homeostticos (ver Cummins y
Nistico, 2002), es que los ganadores de lotera tienen el mismo nivel de felicidad
que la muestra control 1 ao despus de haber ganado los premios (Brickman
et al., 1978). No obstante, estudios recientes longitudinales demuestran que este
punto de anclaje no es totalmente estable. Determinados hechos (como enviudar,
o el divorcio) tienen un impacto tal que el individuo no vuelve, al menos en los
aos inmediatamente posteriores al suceso, al mismo punto de satisfaccin en el
que estaba en los aos previos al suceso mientras que para otros sucesos, como el
contraer matrimonio, los cambios positivos son transitorios y se vuelve en unos aos
al punto de satisfaccin que se gozaba en los aos previos a casarse (Diener, Lucas
y Scollon, 2006) ver Figura 1. Adems, estudios longitudinales recientes tambin
muestran que aunque la estabilidad es la norma, quizs para un 25% o ms de personas hay cambios sustanciales en el transcurso del tiempo en cuanto a su punto
de anclaje de bienestar (Fujita y Diener, 2005). Sin duda la investigacin sobre qu
Figura 1
Cambios en satisfaccin con la vida en los aos anteriores y posteriores a vivir
diferentes sucesos positivos y negativos (Diener et al., 2006)
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VZQUEZ, HERVS Y HO
1999; Diener et al., 1999; Diener y Seligman, 2004; Kahneman et al., 2006), as
como el papel de elementos relacionados con el set-point o punto de anclaje del
individuo sea ms o menos estable, como hemos discutido dado que este
punto parece ms ligado a elementos genticos (extraversin, temperamento, nivel
de activacin o arousal, etc.) Ashby et al., 1999; Depue y Collins, 1999. Sin
embargo, an en el peor de los casos, como se observa en la Figura 2, al menos un
40% de la varianza del bienestar parece deberse a elementos modificables como,
por ejemplo, actitudes, actividades intencionales y hbitos cotidianos que contribuyen a mejorar consistentemente el estado emocional (Lyubomirsky et al., 2005;
Lyubomirsky, King y Diener 2005), siempre que se pueda dar significado personal a
dichos elementos (Deci y Ryan, 2000).
Intervenciones para aumentar la felicidad
Fue un psiclogo norteamericano, Michael Fordyce (1977, 1983) quien efectu
los intentos pioneros para probar en diseos experimentales controlados la eficacia
de intervenciones dirigidas a mejorar la felicidad de los participantes (estudiantes
universitarios). Aunque los resultados demostraban que la felicidad es educable
(Fordyce, 1997), dados los ingredientes multicomponentes del programa psicoeducativo de Fordyce (vase Tabla 4), resulta difcil cules son los elementos eficaces
Tabla 4
Las 14 Reglas fundamentales del programa cognitivo-conductual de mejora de
la felicidad diseado por Fordyce (1977, 1983)
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
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caso, slo los del subgrupo de una vez por semana mostraron un incremento en
felicidad; de hecho, los de la condicin de 3 veces por semana mostraron un ligero
decremento en su nivel de felicidad. Estos resultados, en su conjunto, sugieren que
ciertos ejercicios, basados en la puesta en marcha de aspectos positivos no tenidos
en cuenta en la clnica hasta ahora, pueden servir para aumentar el bienestar de
los individuos. Adems, ponen de relieve la importancia del diseo y la forma de
aplicacin de las intervenciones puesto que los resultados parecen estar mediados
por las dosis de la intervencin o, en otras palabras, la frecuencia y periodicidad de
los ejercicios.
Recientemente, un estudio similar realizado por Seligman et al. (2005) evalu la
eficacia de 5 ejercicios positivos diferentes con el objetivo de incrementar niveles de
bienestar y reducir la sintomatologa depresiva. En este caso, a diferencia del estudio anterior, se realizaron diversos seguimientos hasta seis meses, y se incluy
una intervencin placebo que consista en anotar todas las noches algunas memorias de la infancia. Los 5 ejercicios positivos incluan:
(a) escribir una carta de agradecimiento a una persona importante en la vida del
participante y compartirla con l;
(b) escribir una vez al da durante una semana tres cosas positivas dignas de
agradecer y sus causas;
(c) escribir recuerdos sobre una poca en la que el participante mostrara sus
mejores caractersticas y leerla cada noche durante una semana con el objetivo de
reflexionar sobre las fortalezas presentes;
(d) realizar un cuestionario sobre fortalezas para as poder identificar las ms
salientes;
(e) realizar ese mismo cuestionario de fortalezas y reflexionar sobre nuevas formas de usar en la vida cotidiana las fortalezas principales de la persona.
Los resultados mostraron que curiosamente aquellos ejercicios que generaron
aumentos en bienestar significativos y superiores al placebo al final de la intervencin (carta de gratitud, recuerdo vital positivo, identificacin de fortalezas) no mostraron cambios significativos en el seguimiento. Por su parte, los ejercicios que no
parecan eficaces justo en el momento de terminar la intervencin (agradecer tres
hechos positivos al da, aplicar las fortalezas personales en otras reas) generaron
aumentos significativos en bienestar tras el periodo de seguimiento de 6 meses. El
patrn de resultados en cuanto a la reduccin de sintomatologa depresiva fue casi
idntico (Seligman et al., 2005).
En resumen, ambos estudios de Lyubomirsky et al. (2005) y de Seligman et
al. (2005), a pesar de ser an preliminares, tienen un extraordinario inters pues
demuestran que: 1) no todas las intervenciones diseadas como positivas tienen
los mismos efectos (incluso puede haber decrementos de bienestar en algunas), y 2)
la eficacia de las intervenciones parece depender, al menos en parte, de la frecuencia e intensidad de las estrategias utilizadas.
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Intervenciones clnicas
La aplicacin clnica de las investigaciones dentro del marco de la psicologa
positiva son, a pesar de las necesarias cautelas que debemos tener an, de gran
inters por distintas razones. En primer lugar, puede ayudar a aumentar la tasa de
remisin de los tratamientos psicolgicos. Un reciente meta-anlisis mostr por
ejemplo que la tasa de recuperacin para el tratamiento psicolgico de la depresin
es de un 46% (Casacalenda, Perry y Looper, 2002), lo cual nos indica que la mejora
de los tratamientos psicolgicos disponibles sigue siendo una tarea muy relevante.
La importancia de las emociones positivas, as como otras de las razones anteriormente comentadas, sugieren que nuevos elementos teraputicos positivos podran
completar los actuales tratamientos de forma que stos alcancen mayores cotas de
eficacia.
Por otra parte, incluir estrategias dirigidas a aumentar el bienestar podran tener
tambin un importante efecto como reductor de recadas. Aunque diversos estudios sugieren que los tratamientos psicolgicos previenen de forma ms eficaz las
recadas que los tratamientos farmacolgicos, las tasas observadas son an importantes en ambos casos. Por ejemplo, en diversos estudios con pacientes depresivos
se ha observado que, en un plazo de 12-24 meses, la tasa de recadas tras un tratamiento farmacolgico oscila entre un 50-78%, mientras que tras una intervencin
cognitiva, la tasa de recadas vara entre un 20-36% (Segal, Williams y Teasdale,
2002). Es decir, una persona de cada cuatro sufre una recada en los primeros dos
aos tras el tratamiento psicolgico. Esta tasa podra reducirse si adems de reducir
su sintomatologa, la intervencin psicolgica fuera capaz de devolver a la persona
a sus niveles previos de funcionamiento y bienestar.
La forma concreta de insertar elementos positivos en la intervencin teraputica
puede variar mucho, y va a depender en parte de los objetivos concretos de dicha
intervencin. Se puede introducir por ejemplo como un mdulo independiente tras
un programa de intervencin estndar para reducir as el riesgo de recadas. Otra
posibilidad es integrar intervenciones positivas junto con otras estrategias teraputicas de forma que la reduccin de sintomatologa, la potenciacin del bienestar e
incluso de otros elementos ms difciles de operativizar, como la autoconciencia y la
madurez emocional (Cloninger, 2006), se realicen simultneamente a lo largo del
tratamiento. Quiz la forma ms completa y avanzada sera aquella que integrara
aspectos relativos a la salud y el bienestar, junto con otros aspectos ms habituales,
desde el comienzo del proceso de evaluacin pasando por todas las fases de la intervencin, e incluyendo dichos aspectos en la propia formulacin del caso. Aunque a
da de hoy no existen estudios de eficacia con protocolos de este tipo, quiz en un
futuro prximo podamos tener datos con este tipo de filosofa de intervencin.
La terapia del bienestar (Well-being therapy)
La terapia del bienestar propuesta por Fava y cols. (1998) fue planteada inicialmente como una estrategia de prevencin de recadas en pacientes con trastor-
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ms eficaz que las otras dos modalidades (TPE y TPE + Med) en cuanto a la reduccin de sntomas depresivos as como en el resto de indicadores de resultado.
En Hong Kong, Samuel Ho y sus colegas (Ho, Tong y Lai, 2006) intentaron responder a esa misma pregunta (v.g., puede la psicoterapia positiva ser eficaz en la
reduccin de sntomas depresivos en pacientes clnicamente deprimidos?) aunque
desde un ngulo ligeramente diferente. Estos investigadores estaban ms interesados en comparar la eficacia de la psicoterapia positiva (TPP) en comparacin con
un tratamiento empricamente validada como es la terapia cognitiva-conductual
(CBT) y quizs el tratamiento ms conocido para la depresin (Barlow, 2004; Butler,
Chapman, Forman y Beck, 2006; Chambless et al., 1998). Para hacerlo, incorporaron adems en cada sesin de ambos tratamientos los elementos que suelen considerados esenciales en la terapia cognitivo-conductual: evaluar el estado de nimo
antes y despus de cada sesin, establecer una agenda, asignar y revisar las tareas
para casa, trabajar en los elementos de la agenda, resumir la sesin y solicitar feedback (DeRubeis y Feeley, 1990; Persons, Joan y Tompkins, 2001). La intervencin
positiva, basada en lo realizado por Rashid et al. (2005) pero con un mayor nfasis
en el trabajo sobre las fortalezas en la vida cotidiana y en el reconocimiento de los
aspectos positivos de uno mismo, estaba manualizada y constaba de 10 sesiones. El
manual de CBT fue adaptado del manual chino publicado previamente (Tong, Ho, Li
y Lee, 2004) que est basado en la propuesta de Beck (Beck, 1976; Beck, 1995). La
pregunta de investigacin fue: Estando todos los componentes bsicos controlados,
cmo funcionaron cada una de las dos modalidades una centrada en las fortalezas y en las experiencias positivas, y la otra centradas en los pensamientos negativos
y las distorsiones cognitivas en cuanto a la eficacia para reducir la sintomatologa
de los pacientes depresivos? Los participantes provenan de una clnica ambulatoria
del Departamento de Psiquiatra del United Christian Hospital, uno de los hospitales
ms grandes de Hong Kong. Todos los pacientes fueron diagnosticados con un trastorno depresivo por un psiquiatra o un psiclogo clnico en base a una entrevista clnica estructurada y el Inventario de Depresin de Beck (BDI-II, Beck y Steen, 1987).
Los pacientes fueron asignados de forma aleatoria a uno de los dos tratamientos,
y cada uno de ellos complet el BDI-II cinco veces durante el curso del tratamiento.
Los resultados preliminares para 8 pacientes (cuatro en el grupo de TPP y cuatro en
el grupo de CBT) muestran que los niveles de depresin de todos los pacientes en
ambas modalidades se redujeron hasta alcanzar el margen de normalidad del BDI-II
tras el tratamiento. El test de Friedman mostr que de media, se produjo un descenso significativo en el nivel de depresin entre los pacientes en el grupo de CBT
( (4) = 12; p = 0,017) siendo los resultados similares aunque slo marginalmente
significativos en el caso de la TPP ( (4) = 8,44, p = 0,077). Adems, usando los
mtodos propuestos por Jacobson y Traux (1991), la reduccin de sintomatologa
de todos los pacientes en el grupo de CBT fue clnicamente significativa, mientras
que todos los pacientes menos uno en el grupo de TPP lograron mejora clnicamente significativa. Por otra parte, los pacientes que recibieron el tratamiento
positivo parecieron tener un mayor cumplimiento teraputico as como una mejor
valoracin del tratamiento que aquellos que recibieron el tratamiento cognitivoconductual. Ho et al. (2006) concluyeron, a partir de estos resultados preliminares,
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de las intervenciones miden su eficacia slo por la reduccin de sntomas en escalas clnicas o psicopatolgicas, lo que supone una aproximacin muy restrictiva y
superficial a lo que significa la mejora clnica de un problema (Vzquez, 2006b).
No cabe duda de que uno de los grandes retos en Psicologa es el de encontrar
mtodos que permitan incrementar y/o sostener el bienestar psicolgico de los
seres humanos ms all de la disminucin de sntomas. Adems, la eficacia lograda
por los tratamientos psicolgicos en la reduccin de sntomas y la prevencin de
recadas no es an totalmente satisfactoria por lo que estas nuevas aproximaciones
podran ser tiles para ampliar y mejorar los tratamientos disponibles.
El futuro de la psicologa positiva consistir en comprender los factores que
sustentan y ayudan a construir las fortalezas humanas, los elementos que explican
la resiliencia humana ante la adversidad, y las intervenciones que desde el mbito
teraputico o preventivo podemos hacer para recuperar, incrementar o sostener
nuestro bienestar y nuestra salud, incluyendo en el trmino salud una serie de
aspectos positivos de funcionamiento psicolgico y social. El reto de la Psicologa
es por tanto an muy importante y, sea la Psicologa Positiva o, como muchos creemos, la Psicologa en s misma una vez absorbido y metabolizado el impulso de esto
que se ha denominado Psicologa Positiva (Linley, 2006; Vzquez, 2006a), estas
tareas han de ser abordadas como una empresa de envergadura en la conquista de
un espacio psicolgico y social mejor para todos.
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