Miedo y Ansiedad

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

Miedo y Ansiedad - Fobos y Deimos

La mitología griega nos cuenta que Ares, el dios de la guerra, tiene dos hijos: Fobos que
representa al miedo y Deimos al terror. Ambos lo acompañaban a la guerra para esparcir sus
emociones homónimas.

Quizás la principal emoción humana sea el miedo; la conocemos en sus múltiples facetas
como terror, pánico, susto, pavor, temor, etc. Al proyectarlo en el futuro creamos a su
hermana: la ansiedad. Es una emoción con privilegio, a diferencia de otras emociones no la
podemos posponer.

Convenimos en que el miedo es imprescindible para sobrevivir, nos permite vivir en


sociedades organizadas con castigo para quienes no cumplen sus reglas. Sin embargo, por otro
lado, se convierte en una fuente de sufrimiento constante. Si razonamos que el miedo es el
hermano de la ansiedad, resultaría entonces ser el padre de los traumas psicológicos, por lo
que lo podemos considerar la principal génesis del sufrimiento humano.

El miedo existe como un mecanismo de defensa aún en animales muy primitivos,


encontrándose especialmente desarrollado en los mamíferos.
En las ratas el miedo es un mecanismo que provoca que estas se “congelen”. Los
mecanismos básicos del miedo en las ratas son similares a los humanos, gran parte de lo que
sabemos sobre el miedo lo hemos investigado con estos animales.

En el caso de los humanos lo que nos distingue es el sentimiento del miedo que se produce
cuando somos conscientes del mismo. Nos es difícil saber si los animales tienen sentimientos
similares ya que es difícil que nos transmitan lo que sienten. Dado el desarrollo de la
consciencia humana me animaría a decir que sufrimos más que ningún otro ser vivo esta
emoción.

Debemos diferenciar la sensación consciente de la misma de los mecanismos de defensa


como el congelamiento. Los circuitos cerebrales difieren entre ambos pero dado que se
producen en forma simultánea solemos pensar que son la misma cosa. Que los circuitos
interactúen entre sí no significan que no podamos diferenciarlos. Se nos hace imposible sentir
miedo y no tener alguna reacción orgánica del mismo. Tal como se preguntaba el psicólogo y
filósofo estadounidense, William James: ¿Corremos porque sentimos miedo o sentimos miedo
porque corremos?

La palabra ansiedad deriva etimológicamente de la palabra latina anxietas que a su vez


viene del griego angh que significaba tener una complicación o llevar una carga. De esta raíz
deriva la palabra angustia que sería sinónimo de ansiedad.

En el siglo XIX, Søren Kierkegaard, filósofo y teólogo danés, asigna la ansiedad como algo
intrínseco de la naturaleza humana. Su obra “El concepto de ansiedad”, publicado en 1844,
mucho antes de que Freud naciera, ya hace la distinción entre miedo y ansiedad. El primero se
refiere a una reacción respecto a un objeto específico, en cambio la ansiedad se presenta
cuando el miedo se da frente a algo que pueda ocurrir en el futuro. Este miedo puede ser a
algo concreto o inespecífico, dándose el caso que se llegue a tener miedo al miedo mismo,
dando la sensación que se genera por la misma “nada”.

Kierkegaard entendía que la ansiedad era esencial para obtener logros en la vida. Hoy
sabemos que es beneficioso poseer un poco de ansiedad, aunque en demasía es perjudicial. En
la práctica, que la ansiedad logre ser benéfica o dañina, depende de la intensidad de la misma
pero también de como uno la canalice; se puede utilizar esa energía psíquica para lograr
grandes progresos personales o, por el contrario, quedar bloqueados por el exceso de ella y
también enfermarnos.

Aunque probablemente Freud no haya leído la obra de Kierkegaard ya que ella se hizo
conocida posteriormente por los existencialistas, le presta especial atención a este estado
afectivo y consideraba que la ansiedad se podía convertir en una condición patológica.

O sea, si uno pasea por un bosque y se encuentra con un tigre que lo amenaza eso es
miedo, si en cambio uno pasea por el bosque pensando que en algún momento un tigre puede
aparecer aun siendo muy baja la probabilidad que suceda, es ansiedad. En cambio, si uno ve
un tigre en un zoológico donde no existe ninguna posibilidad de amenaza respecto a él y
todavía así siente miedo, es una fobia.

En la práctica muchas veces es difícil diferenciar el miedo de la ansiedad, ambas son


respuestas hacia algún peligro. Aunque el miedo se refiere a una amenaza presente, es muy
difícil no pensar en las consecuencias futuras del mismo. Decimos que la ansiedad es algo
típicamente humano dado que se necesita una noción del tiempo, capacidad de la cual no
existen evidencias de que la posean los animales.

Tanto el miedo como la ansiedad han sido importantes para nuestra supervivencia como
especie por eso se han conservado con tanta fuerza. El problema es que las condiciones para
las cuales fueron creadas, cambiaron en la actualidad. Ya no aparecen predadores en nuestra
vida diaria, sino autos fuera de control, jefes autoritarios, parejas enojadas, etc.

Lo más parecido a un predador podría ser un ladrón, que es poco probable que suceda,
pero aun así nuestro mecanismo para huir o pelear no sería el más conveniente en esa
circunstancia. El contexto en el que vivimos ha cambiado completamente pero no nuestra
biología, que no está adaptada por lo que causa más inconvenientes que soluciones.

El procesamiento del miedo se da en forma inconsciente. Cuando se presentan estímulos


que generan miedo en forma subliminal se produce la activación de la amígdala, provocando
reacciones fisiológicas como aumento del ritmo cardíaco, cambios en la respiración, tamaño
de la pupila, etc. No es necesaria la conciencia para que el miedo actúe. La ansiedad, que es
como la hermana del miedo, puede darse sin conocer el origen dado que se procesa
conscientemente.

Anatomía del miedo

La amígdala juega un rol central en el mecanismo del miedo. El circuito amigdalino tiene una
doble función, por un lado tiene un rol directo en detectar inconscientemente estímulos
amenazantes y generar una respuesta automática conductual y fisiológica. Por otro, tiene un
rol indirecto donde están involucrados mecanismos cognitivos que generan la sensación
consciente del miedo y la interpretación de la misma. La amígdala recibe información sensorial
de todos los sentidos a través de una vía celerísima que reacciona ante una amenaza antes de
que llegue al córtex.

Otra área involucrada es el núcleo del lecho de la estría terminal (BNST por sus siglas en
inglés) que es parte de la amígdala extendida. Esta área estaría involucrada en la evaluación de
la incertidumbre. Dado que en ciertas situaciones no hay seguridad de que ocurra el evento
dañino, hay que lidiar con la incertidumbre. Esto es propio de la ansiedad que, a diferencia del
miedo en el cual la amenaza es algo presente y seguro, en la ansiedad el evento amenazante
es incierto y en el caso humano puede ocurrir en el futuro. Por eso se puede decir que el BNST
es el área relacionada con la ansiedad.

El BNST cumple funciones similares a la amígdala pero en situaciones de incertidumbre.


Está conectado con las mismas áreas que la amígdala, activando el sistema nervioso
autónomo, endócrino y áreas atencionales (Arousal). También conecta con el hipocampo y el
córtex PreFrontal Ventromedial (PFCvm). Estas similitudes explican porqué cuando se daña la
amígdala es el BNST el que toma parcialmente sus funciones. Por su lado el cortex
orbitofrontal (COF) y la PFCvm evalúan el valor amenazante del estímulo. Estas áreas junto
con el hipocampo están involucradas en distinguir los estímulos amenazantes de los seguros.
La conducta de evitación es esencial en los trastornos de ansiedad, el aumento de la actividad
del córtex prefrontal dorsal, involucrado en el control ejecutivo, disminuye la conducta de
evitación. El córtex cingular anterior que conecta con la mayoría de las áreas relacionadas con
la ansiedad tiene un rol fundamental en el control del comportamiento.

Conclusiones

Nuestra especie como cualquier otro animal está sujeto a diversas amenazas. Los
predadores han sido el principal peligro en la mayor parte de nuestra historia evolutiva. En el
caso de enfrentarse a un predador hay que decidir rápidamente si se va a pelear o huir. En los
últimos milenios se fueron modificando las amenazas, hoy nos enfrentamos por ejemplo al
desorden del tránsito, a delincuentes que podrían significar lo más parecido a los viejos
predadores, etc. Pero mayormente son internas, basadas en exigencias de la sociedad para la
cual la estrategia de pelear o huir no nos brinda ningún beneficio. Nuestro cerebro no se ha
modificado significativamente en los últimos 30,000 años por lo que se produce una mala
adaptación a un nuevo contexto dando origen a las neurosis.

Sufrimos el uso desadaptativo de las emociones, eso genera en más del 20% de la población
diversos trastornos de ansiedad.

Se necesitaría desarrollar técnicas que nos permitan un control inteligente de las


emociones. El gran desafío de las próximas décadas está en el desarrollo de las tecnologías que
posibiliten este control. Hemos tenido en los últimos tiempos un gran avance en el
conocimiento teórico de cómo funciona nuestro cerebro, próximamente tendremos
herramientas como la genética o técnica de imágenes que nos permitan monitorear en tiempo
real el funcionamiento del cerebro. Esto nos facultará a conocernos individualmente. En este
momento el análisis genético nos dice cuáles son nuestras predisposición al nacer, en el futuro
podremos saber cuál es la expresión genética en cada tejido, que no solo depende de nuestra
herencia sino de factores epigenéticos que surgen como consecuencia de la interacción con el
ambiente.

Las técnicas de imágenes funcionales, si bien ya existen, no tienen uso masivo dado su
costo. Al mejorar el costo como también la resolución temporal y espacial dará un instrumento
fundamental para conocer cómo funciona nuestro cerebro en tiempo real. Estas técnicas junto
con otras que surgirán, nos concederán diagnosticar trastornos en forma objetiva que será un
paso fundamental para el surgimiento de una tercera etapa que, con nuevos métodos y
tecnologías, nos permita modificar el funcionamiento de nuestro cerebro que producirá un
revolución de tal magnitud que dará surgimiento a lo que llamamos Humanidad 2.0.

Referencias bibliográficas

1- LeDoux, Joseph (2015). Anxious, the modern mind in the age of anxiety . London, One World
Publications

2- Adolphs, R. (2013). The biology of fear. Current biology 23:R79-93

www.danielpozzi.com.ar

También podría gustarte