Las Bacantes PDF
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LAS BACANTES
En esta traduccin se ha procurado conservar algo del ritmo del original. El lector no
debe perder de vista que la tragedia era un espectculo musical, y para recordarle esto
continuamente, se han impreso las partes cantadas en letra cursiva. Las que van en
negrita eran declamadas en recitativo con acompaamiento de flauta.
CORO: encabeza la intervencin cantada del coro entero.
CORIFEO: slo del corifeo hablando o recitando en representacin de todos los coreutas.
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PERSONAJES
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DIONISO
4
CORO
5
se arroja hacia el llano, de pellejo de corzo llevando
el sagrado vestido a cazar
la sangre del macho cabro muerto, para devorarle crudo
con ansia en los montes de Frigia o de Lidia.
Y Bromio el guiador grita evoh!,
y el suelo mana leche, mana vino, mana de abejas
nctar como humo de incienso de Siria.
Y Baco, llevando
la llama roja de la tea
en su vara, se lanza
a la carrera y con sus coros irrita a los viajeros
y los sacude con sus gritos,
suelta al viento su cabellera ornada.
Y con sus cantos hace tronar
esto: Id, bacantes,
id, bacantes,
y con la gala del Tmolo de doradas fuentes
adulad a Dioniso,
con los panderos de grave son,
al dios del evoh! festejadle con evoh!,
con voces y gritos frigios,
cuando la sagrada flauta de buen sonido,
canciones sagradas
haga sonar, invitando a las posesas
al monte, al monte. Y con placer,
como un potro que pace junto a su madre,
bacante, mueve tu pierna con rpido pie en las danzas.
TIRESIAS
CADMO
TIRESIAS
6
TIRESIAS
CADMO
TIRESIAS
CADMO
TIRESIAS
CADMO
TIRESIAS
CADMO
TIRESIAS
CADMO
PENTEO
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que nuestras mujeres han dejado las casas
con fingidas danzas, para en los espesos
montes entregarse al vrtigo, y al recin llegado dios,
ese Dioniso que no s quin es, celebrar con danzas.
En medio de sus grupos llenas estn
las crteras, y cada una por un sitio, en soledad
acuden a gozar del concbito de un hombre,
con el pretexto de ser Mnades rituales,
pero en ms tienen a Afrodita que a Baco.
Cuantas he podido sorprender, atadas las manos
las guardan mis servidores en los edificios pblicos.
Y las que faltan las cazar en los montes,
Ino y Agave, la que me dio a luz de Equin,
y la madre de Acten. Autnoe digo.
Las encerrar en redes de hierro
y las har dejar en seguida este criminal rito.
Dicen que ha llegado un extranjero,
un mozo encantador de la tierra de Lidia,
que se gloria de sus perfumados rizos rubios,
rosado, en los ojos llevando las gracias de Afrodita,
que los das y las noches se pasa
organizando fiestas bquicas con las jvenes.
Si le llego a tener dentro de esta casa
le har que deje de blandir el tirso y de sacudir
la cabellera, pues le separar el cuello del tronco.
Me dicen que es el dios Dioniso,
ese que estuvo antao cosido en el muslo de Zeus,
el que fue fulminado por el relmpago
con su madre porque ella minti una boda con Zeus.
No merece todo esto terrible horca,
estos excesos, sea quien sea el extranjero?
Mas, otra cosa extraa: el adivino
Tiresias veo con pintadas pieles de corzo
y al padre de mi madre, gran ridculo!,
danzando y con el tirso: os saludo,
cuando veo vuestra vejez sin cabeza ninguna!
No te sacudirs la yedra, no soltar
su mano el tirso, padre de mi madre?
T le has persuadido, Tiresias: y quieres
trayendo esta nueva divinidad a los hombres
observar las aves y ganarte el salario de los sacrificios.
Si no te salvara la canosa vejez,
en medio de las bacantes estaras atado,
por introducir misterios perversos: porque a las mujeres
donde se les pone buena cara comiendo uvas,
no tengo nada bueno que decir de las orgas.
CORO
TIRESIAS
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y en tus palabras no hay razones.
Hombre audaz y que sabe hablar,
ciudadano malo es cuando no es sensato.
Este demonio nuevo del que t haces burla
no podra decir yo a qu grandeza
llegar en Grecia. Porque, oye, joven, dos cosas son
lo primero para los hombres: la diosa Demter,
que es Tierra, llmala como quieras,
la que cra en seco a los mortales,
y el que vino para lo contrario, el hijo de Smele,
que invent la hmeda bebida del racimo y la trajo
a los hombres, el que libra a los mseros mortales de pena cuando se llenan de jugo de la
via, y el sueo y el olvido de los males cotidianos da, y no hay otro remedio de los
males. l escancia para los dioses y es un dios, que por l tienen los hombres los bienes.
Y te burlas de l porque estuvo cosido de Zeus en el muslo? Yo te explicar cmo esto
es as. Despus que le arrebat de entre el fuego del rayo Zeus, llev a la criatura al
Olimpo, y al dios quera Hera arrojar del cielo:
mas Zeus la contest con una treta digna de un dios. Rasg una parte del ter que rodea
la tierra, y form una prenda () dada a la enemistad de Hera, y con el tiempo, de
l dicen los mortales que fue criado en el muslo () de Zeus,
alterando el nombre, porque l, siendo dios, de la diosa Hera fue prenda (), y
componiendo una leyenda. Profeta es este demonio, porque lo bquico y lo delirante
tienen mucha fuerza adivinatoria: as, cuando el dios entra en abundancia en el cuerpo,
decir el futuro a los embriagados hace. De Ares ha tomado participacin, y a un ejrcito
armado y en filas el terror le domina antes que lanza le alcance: esta locura tambin
viene de Dioniso. Tambin ser visto en las rocas de Delfos saltando con pinos en la
cumbre de doble cima, y blandiendo y sacudiendo el ramo bquico, grande en toda
Grecia. Penteo: hazme, pues, caso a m. No te envanezcas de que la fuerza da autoridad
a los hombres, ni si lo crees con creencia insensata,
te fes de tu cordura: recibe al dios en el pas y brinda y danza y corona tu cabeza.
Dioniso no obligar a las mujeres a ser sensatas en el amor, mas en la naturaleza incide
el ser por siempre cuerdo. Esto hay que mirar; tambin en las fiestas bquicas, la que es
prudente no se corromper. Mira, t disfrutas cuando a las puertas de tus murallas estn
muchos, y en el nombre de Penteo se magnifica la ciudad:
tambin l me parece que goza cuando le honran.
Por eso yo y Cadmo, del que te res,
con yedra nos coronaremos, y danzaremos,
pareja canosa, pero, sin embargo, hemos de bailar,
y no luchar contra un dios por hacer caso de tus palabras.
Ests loco lastimosamente, y no hay remedios
que puedan curarte, y no por falta de ellos deliras.
CORO
Anciano, t no ultrajas tampoco a Febo con tus palabras, y honrando a Dioniso eres
prudente con un gran dios.
CADMO
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Mira la suerte desgraciada de Acten,
al que las mismas perras rabiosas que l haba criado
destrozaron, a l, que mejor en la caza con jaura
que rtemis se haba jactado de ser.
Que no te suceda esto, ven aqu que corone tu cabeza
con yedra: rinde conmigo honores al dios.
PENTEO
TIRESIAS
CORO
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la copa envuelve en sueo a los mortales.
De las bocas sin freno,
de la insensatez sin norma
el fin es la desgracia:
la vida
de tranquilidad y la prudencia
conserva inconmovible
y guarda las casas, porque aunque lejos,
desde el ter ven
a los mortales los celestes.
No es sabio en sabiduras
y en cosas no mortales meterse a pensar.
Breve es la vida, y en ella
el que busca lo ms
acaso ni lo cercano alcanza.
De locos son estos modos
y de hombres insensatos, me parece.
Ojal llegase yo a Chipre,
la isla de Afrodita,
donde de dulces pensamientos
los amores se reparten a los mortales,
y a la tierra que con cien bocas
las corrientes de un ro brbaro
la hacen frtil sin lluvia.
Dnde est la hermosa
Pieria, sede de las musas,
augusta ladera del Olimpo?
Llvame all, Bromio, Bromio,
guame, demonio Evio.
All las Gracias, all el Deseo,
all tienen las bacantes que hacer sus orgas.
El demonio hijo de Zeus
goza en las fiestas,
ama la Paz,
dadora de venturas, diosa que cra a los muchachos.
Igualmente al feliz
y al pobre le concedi
el goce sin pena del vino.
Odia al que no estima,
a la luz y, por las noches amables,
pasar una vida feliz
y apartar prudentemente el corazn y el pensamiento
de los hombres excesivos.
Lo que la plebe ms vulgar
estima y usa, esto es lo que yo acepto.
SERVIDOR
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Y yo le dije por respeto: Extranjero, no por mi gusto
te conduzco, que me mandaron con orden de Penteo.
Pero las bacantes que t encerraste, recogiste
y ataste en la crcel del edificio pblico,
han huido y se han escapado hacia sus orgas
y retozan invocando a Bromio dios;
por s solas desligronse sus cadenas
y los cerrojos abrieron las puertas sin mano mortal.
De muchas maravillas llega este hombre lleno
a Tebas. T habrs de pensar lo que hay que hacer despus.
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
PENTEO
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DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
PENTEO
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DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
En la crcel te guardaremos.
14
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
Soy Penteo, hijo de Agave, y mi padre es Equin.
DIONISO
PENTEO
Vete. Encerradle cerca de los pesebres de mis caballos para que a oscuras vea las
tinieblas. All, danza. Y a las que has trado contigo, colaboradoras de tu maldad, las
vender por esclavas o su mano de este comps y de golpear el pandero apartar y las
har mis esclavas al telar.
DIONISO
Voy. Lo que no se debe, en verdad no se debe aguantar. Mas el desquite de estos abusos
Dioniso te lo mandar, que dices que no existe: pues cuando contra m faltas, a l llevas
preso.
CORO
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...................................................................................................
hija del Aqueloo,
augusta, virginal Dirce,
pues t antao en tus fuentes
la cra de Zeus recibiste,
cuando en su muslo, desde el fuego
inmortal, Zeus su genitor le
sac, gritando as:
-Ea, Ditirambo, en esta mi
varonil matriz entra!
Te hago presente, oh Baco!,
que esto te llaman en Tebas.
Y t a m, bienaventurada Dirce,
me impulsas,
que tengo fiestas de Baco coronadas en ti.
Por qu te niegas a m? Por qu me huyes?
Por la gracia
de los racimos de Dioniso, de la via
de Bromio habrs de cuidar.
En qu ira
descubre la subterrnea
estirpe del dragn de que ha nacido
Penteo, al que Equin
engendr, hijo de la tierra,
como un monstruo feroz, que no
hombre mortal, como un gigante asesino,
antagonista de los dioses,
que a m con ligaduras, a m que soy
de Bromio, me sujetar en seguida,
y dentro de la casa
tiene ya a mi corifeo,
oculto en crcel tenebrosa.
Ves esto, hijo de Zeus,
Dioniso, a tus profetas
en los lazos de la violencia?
Ven, agitando el ureo
tirso, oh rey!, por el Olimpo,
y conten los excesos de un hombre criminal.
Dnde, de Nisa la que cra
fieras, guas con el tirso
tus comitivas, oh Dioniso!,
o en las cumbres del Corleo?
Acaso en los recintos
arbolados del Olimpo, donde
antao Orfeo con la ctara
juntaba los rboles con su arte,
juntaba las fieras salvajes.
Bienaventurada Pieria,
te estima Evio, y vendr
danzando en sus fiestas,
y despus de cruzar
el rpido Axio y el Lidias,
traer las Mnades que giran,
y al dador
de la felicidad a los mortales,
al padre, al que o
que la tierra de hermosos caballos fertiliza
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con fuentes hermossimas.
DIONISO
Ih!
Od, od mi voz.
Ih bacantes, ih bacantes.
CORO
DIONISO
CORO
Ih, ih, seor, seor, ven ahora a nuestro coro, oh Bromio, Bromio!
DIONISO
CORIFEO
Ah, oh!
Pronto los techos
de Penteo se sacudirn en derrumbamientos. Dioniso est en el palacio, veneradle.
CORO
Le veneramos, oh!
CORIFEO
DIONISO
CORIFEO
Ah, oh!
No ves fuego, no brilla
junto a la tumba sagrada de Smele, que
el rayo dej encendido; con el trueno de Zeus?
Tirad al suelo, tirad vuestros cuerpos
temblorosos, Mnades, que el rey hijo de Zeus llega,
derribndolo todo, a esta casa.
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DIONISO
CORIFEO
DIONISO
CORIFEO
DIONISO
CORIFEO
DIONISO
PENTEO
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Cosas horribles me han sucedido: se me ha escapado el extranjero
que hace un momento estaba sujeto con ligaduras. Eh, eh!
ste es el hombre, qu es esto? Cmo a mi vista apareces delante de mi casa, fuera?
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
........................................................................................
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
Para lo que ms necesito, para esto soy yo sabio. Mas escucha primero las palabras de
ste y aprende, de ste que viene del monte a contarte algo. Yo te espero, que no me
escapar.
MENSAJERO
Penteo, que reinas en la tierra tebana, vengo desde el Citern, donde nunca faltan los
frgiles copos de la blanca nieve.
PENTEO
19
MENSAJERO
PENTEO
Di, para que de m ests libre de castigo del todo: y cuanto ms horribles cosas digas de
las bacantes, tanto ms al que ha inventado estas artes para las mujeres, a ste, le
aplicar castigo.
MENSAJERO
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Agave a pasar saltando junto a m, y yo me precipit como queriendo sujetarla, dejando
el escondite donde estaba oculto; mas ella grit: Perras mas corredoras, nos quieren
cazar estos hombres, seguidme, seguidme, armadas de los tirsos en vuestra mano. Y
nosotros huyendo nos libramos de ser descuartizados por las bacantes, y ellas hacia las
terneras que pacan al verde volvieron con su mano sin hierro.
Y veras a alguna una ternera
mugiente llevando en sus brazos,
otras desgarraban a tirones novillos.
Se poda ver un costillar o una pata de doble pezua
lanzada arriba y abajo, y colgada
goteando de los abetos manchada de sangre.
Los toros, atrevidos y orgullosos de sus cuernos
antes, resbalaban al suelo
empujados por infinitas manos de muchachas,
y las vsceras corran de mano en mano ms de prisa
de lo que tus reales ojos podran seguirlas.
Corren como aves que levantan el vuelo
hacia la llanura que junto a la corriente del Asopo
produce a los tebanos frtiles espigas,
hacia Hisias y ritras, que la ladera del Citern
pueblan all abajo, y como enemigos
invasores todo lo revuelven y
alteran; robaban de las casas los nios,
y lo que ponan en sus hombros, no lo ataban,
mas no caa a la tierra negra
vasija de bronce ni hierro. Sobre sus cabelleras
fuego arda, sin quemar. Ellos con ira
acudan a las armas y perseguan a las bacantes,
en lo que se poda ver un espectculo horrible, rey.
Cuando ellos echaban un venablo no hacan sangre,
y ellas levantaban con sus brazos los tirsos
y heran y obligaban, mujeres a hombres, a huir
volviendo la espalda, con la ayuda de algn dios.
Regresaron donde haban salido,
a las mismas fuentes que para ellas hizo brotar un dios.
Se lavaron la sangre, y las salpicaduras de sus mejillas
laman serpientes y les pulan la piel.
A este demonio, pues, sea quien sea, oh seor!,
recbelo en esta ciudad, porque por muchas razones es
grande y dicen de l, segn he odo, que dio a los mortales
la via consoladora.
Y donde no hay vino no hay amor
ni ningn otro goce para los humanos.
CORIFEO
PENTEO
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a los infantes ligeros y a los que con su mano del arco
pulsan los nervios: vayamos contra
las bacantes, porque ya es excesivo
que de mujeres aguantemos lo que nos sucede.
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
Todos seris puestos en fuga, y cosa vergonzosa los escudos de bronce volver ante los
tirsos de las bacantes.
PENTEO
Me ver enredado sin salida por este extranjero que ni obrando ni aguantando se callar.
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
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PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
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PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
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PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
CORO
En danzas nocturnas pondr mi blanco pie, bacante, mis pieles al cielo lleno de roco
lanzando, como una corza que en los verdes placeres del prado retoza, cuando ha
escapado la terrible caza, fuera del alcance de las redes bien tejidas, y saltando ante los
cazadores delante de la carrera de los perros, De la fatiga de la carrera y los torbellinos,
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salta al llano junto al ro, y goza en la soledad sin mortales y en los retoos de la selva
umbra.
Qu prudencia, qu hermosura hay,
fuera de honrar a los dioses, para los mortales?,
o qu cosa mejor que la mano
tener sobre la cabeza de los enemigos?
Lo bueno siempre querido es.
Apenas muvese, mas seguro es el poder de los dioses: corrige a los mortales que la
insensatez honran y no magnifican a los dioses en su mente insensata. Ocultan con mil
artes largo tiempo su paso y sorprenden de improviso. Porque no se debe nada mejor
que las reglas reconocer y practicar. Poco cuesta creer y tener esto firmemente, lo que
es divino y lo que desde largo tiempo siempre ha estado ordenado y as es.
Qu prudencia, qu hermosura hay, fuera de honrar a los dioses, para los mortales?, o
qu cosa mejor que la mano tener sobre la cabeza de los enemigos? Lo bueno siempre
querido es.
Feliz el que del mar
ha evitado la tormenta y lleg a puerto.
Feliz el que por encima de fatigas
ha quedado: cada uno en una cosa
su felicidad y fuerza tiene.
Infinitos, infinitas
esperanzas tienen: unas
se les cumplen en felicidad
a los mortales, otras se desvanecen.
Al que al da la vida
feliz tiene, le felicito.
DIONISO
PENTEO
Me parece que veo dos soles y dos Tebas, dos ciudades de siete puertas. Y parece que
me guas en forma de toro y te han salido cuernos en la cabeza. Has sido animal alguna
vez? Porque eres completamente un toro.
DIONISO
El dios va con nosotros, que antes no estaba propicio, y es nuestro aliado. Ahora ves lo
que debes ver.
PENTEO
DIONISO
Me parece que las estoy viendo cuando a ti te veo. Pero esta trenza se ha movido de su
sitio, no est como yo te la dispuse bajo tu gorro.
PENTEO
26
Ah dentro movindose atrs y adelante y danzando la mov de su sitio.
DIONISO
PENTEO
DIONISO
PENTEO
A m me parece que ms abajo en el pie derecho, por esta parte sienta bien el peplo
junto al taln.
DIONISO
Me tendrs t por el primero de tus amigos cuando veas, contra lo que cuentan,
prudentes a las bacantes?
PENTEO
Cmo me parecer ms a una bacante, cogiendo el tirso con la mano derecha o con
sta?
DIONISO
Con la mano derecha y a la vez con el pie derecho hay que levantarlo. Te ensalzo porque
has mudado de parecer.
PENTEO
Podra llevar los escondrijos del Cicern con las mismas bacantes en mis hombros?
DIONISO
Podras si quisieras. Tu parecer de antes no era sano, ahora piensas como debes.
PENTEO
Llevaremos palancas o arrancar con mis manos empujando las cumbres con mi
hombro o mi brazo?
DIONISO
PENTEO
Dices bien. No hay que vencer con la fuerza a las mujeres; me ocultar entre los abetos.
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DIONISO
Tendrs el escondrijo en que debes esconderte cuando vas como espa de las Mnades.
PENTEO
Pienso que deben como pjaros tener plumn en sus camas, en recintos que les son
queridos.
DIONISO
PENTEO
DIONISO
Slo t sufres por esta ciudad, slo; a ti en verdad te esperan los combates que eran
necesarios. Sgueme: yo te guiar en la procesin como gua seguro y de all otro te
traer.
PENTEO
Mi madre ciertamente.
DIONISO
PENTEO
A eso voy.
DIONISO
Trado volvers...
PENTEO
DIONISO
PENTEO
DIONISO
28
Con tales comodidades.
PENTEO
DIONISO
CORO
MENSAJERO
CORIFEO
29
MENSAJERO
CORO
MENSAJERO
Qu dices? Por qu dices eso? En el mal que les sucede a mis seores te alegras,
mujer?
CORO
Grito evoh! en honor del extranjero con brbaras canciones porque ya no temblar por
miedo a la prisin.
MENSAJERO
CORO
MENSAJERO
CORO
MENSAJERO
Despus que los techos de esta tierra de Tebas dejamos, y hubimos pasado la corriente
del Asopo, pisbamos la ladera de Citern
Penteo y yo porque yo segua a mi seor y el extranjero que era el gua en nuestra
peregrinacin. Primero llegamos a un valle herboso, sin hacer ruido con nuestros pasos y
silencio con nuestra lengua guardando, para poder ver sin ser vistos.
Era un rincn cerrado por peascos, hmedo de fontanas, umbro de pinos, donde las
Mnades estaban sentadas con las manos ocupadas en dulces labores. Unas su tirso, que
haba perdido la yedra, volvan a coronar con ella, otras, como si fueran potros
desenganchados del yugo de colores,
cantaban alternando y se hacan eco con canciones bquicas.
El desgraciado Penteo, que no vio la turba femenil, dijo as: Extranjero, desde donde
estamos no alcanzo a ver a las Mnades como deseo; subido en una cuesta o en un
abeto de alto entronque vera mejor la ocupacin nefanda de las Mnades. Y a partir de
aqu ya todo lo del extranjero lo vi milagroso: cogi del abeto la rama ms alta, all en el
cielo, y la trajo, abajo, hasta la negra tierra, y la dobl como un arco o una curvada
rueda, cuyo crculo ha sido trazado por el comps en redondo: as el rbol de la montaa
el extranjero lo atrajo con sus manos y lo dobl hacia el suelo, de un modo
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sobrehumano. Coloc a Penteo en las ramas del abeto, y con sus manos fue soltando
hacia arriba el tronco recto poco a poco, con cuidado para que no le despidiera. Y
derecho qued hacia el alto cielo llevando en su altura sentado a mi seor. Ms bien fue
visto que vio a las Mnades; apenas pudo distingursele sentado arriba, cuando ya el
extranjero no era visible, y desde el cielo una voz, segn puede creerse, Dioniso, grit:
Muchachas, os traigo al que de nosotros, de m y de mis orgas se re; mas castigadle
. Y segn deca esto, en el cielo y en la tierra se fij la luz de un fuego sagrado. Qued
en silencio el cielo, y el silencio domin las praderas del valle y el follaje, y de los
animales no se oa ni un grito.
Ellas, que en sus odos la voz no haban percibido con claridad, se pusieron en pie y
buscaban con los ojos.
Y l repiti la orden, y cuando conocieron claramente la orden de Baco las hijas de
Cadmo, se precipitaron no menos ligeras que palomas, en carreras acordes con sus pies,
su madre Agave con sus hermanas y todas las bacantes, y por la torrentera del valle y
los precipicios saltaban, enloquecidas con la inspiracin del dios.
Cuando vieron a mi seor subido en el abeto, primero piedras violentamente le
arrojaban, subidas a una roca como una torre, y le disparaban sus varas de abeto; otras
le echaban los tirsos por el aire a Penteo, blanco desgraciado, mas no le llegaban.
Situado en mayor altura que la del deseo de ellas estaba el desgraciado, lleno de apuro.
Por fin, manejando ramas de encina arrancaban las races con palancas sin hierro. Mas
como no llegaban al fin de sus esfuerzos, dijo Agave: Ea, puestas en crculo coged este
arbolito. Mnades, para que alcancemos a la fiera que ha trepado y no pueda publicar las
danzas secretas del dios. Y ellas infinitas manos aplicaron al abeto y lo arrancaron de la
tierra. Salt desde arriba y desde arriba hacia el suelo cae dando infinitos alaridos
Penteo, porque ya cerca de su desgracia se dio cuenta. Su madre la primera comenz
como una sacerdotisa el sacrificio, y cay sobre l.
l el gorro de su cabellera arranc para que le conociese y no le matase, al infeliz, Agave,
y dice, la mejilla tocndola: Yo, madre ma, soy tu hijo Penteo, el que pariste en la
casa de Equin; compadceme, madre, y por mis faltas no mates a tu hijo. Ella,
echando espuma y estrbicas sus iris girando, sin cuidar lo que deba cuidar, dominada
por su Baco, no le hizo caso. Agarr con sus brazos la mano izquierda, y poniendo el pie
en el costado del infeliz, le arranc el hombro, no por su fuerza,
sino por facultad que el dios concedi a sus manos.
Ino por otra parte consigui desgarrar sus carnes, y Autnoe y toda la turba de las
bacantes se ech encima, y todo con gritero,
l gimiendo mientras pudo tener aliento, ellas gritando victoria. Y una se llevaba un
brazo, otra un pie con la misma bota, y fueron desnudados
sus costados a tirones, y todas tenan ensangrentadas
las manos, y jugaban a la pelota con la carne de Penteo.
El cuerpo yace esparcido, parte al pie de las speras
rocas, parte entre el follaje leoso de la selva, no es fcil de buscar. Y la infeliz cabeza
precisamente su madre en las manos,
clavada en el extremo del tirso, como de un len montas, la lleva a travs del Citern,
despus de dejar a sus hermanas en los coros de Mnades.
Camina orgullosa de su malaventurada presa hacia esta ciudad, invocando a Baco su
compaero de caza, su colaborador en el triunfo que la reportar lgrimas.
Yo, lejos de esta desgracia me voy, antes de que Agave llegue a esta casa.
Ser prudente y respetar las cosas divinas es lo mejor; creo es la ms prudente cosa de
que se pueden servir los mortales.
CORO
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del buen tirso recibi,
y tuvo un toro como iniciador de su desgracia.
Bacantes tebanas,
al vencedor glorioso redujisteis
a lamentos, a lgrimas.
Buen combate, goteando de sangre
del hijo sacar la mano.
CORIFEO
Mas veo que hacia el palacio corre; Agave, la madre de Penteo, con los ojos estrbicos;
recibid la comitiva del dios Evio!
AGAVE
Bacantes de Asia!
CORO
Para qu me gritas?
AGAVE
CORO
AGAVE
CORO
En qu desierto?
AGAVE
El Citern...
CORO
Cmo el Citern?
AGAVE
CORO
32
Quin le acert la primera?
AGAVE
Yo tengo este orgullo. Feliz Agave ser invocada en los himnos de Baco.
CORO
Y quin la segunda?
AGAVE
De Cadmo...
CORO
Cmo de Cadmo?
AGAVE
CORO
Bienaventurada caza.
AGAVE
CORO
AGAVE
Joven es el ternero,
acaba la barba bajo su cabellera suave
de florecerle.
CORO
AGAVE
CORO
AGAVE
33
Me alabas?
CORO
Por qu te he de alabar?
AGAVE
CORO
AGAVE
... ensalzarn.
CORO
AGAVE
CORO
Grande.
AGAVE
Grandsima.
CORO
Ests orgulloso?
AGAVE
Estoy alegre, mucho, mucho, por haberme hecho famosa con esta caza.
CORIFEO
Muestra ahora, oh infeliz!, tu victoriosa caza a los ciudadanos, la que has trado.
AGAVE
Oh, los de la tierra de Tebas, que una ciudadela de hermosas torres habitis, venid para
que veis esta pieza, esta fiera que las hijas de Cadmo hemos cobrado, no con los dardos
con aletas de los tesalios, ni con redes, sino con la fuerza de nuestros blancos brazos.
Despus de esto habr que
tener vanidad cuando se necesita adquirir los instrumentos del armero? Nosotras con la
propia mano matamos a ste y descuartizamos las coyunturas de la fiera. Dnde est
mi viejo padre? Que venga cerca. Dnde est mi hijo Penteo? Que levante junto a la
casa la armazn de una escala, para que clave en los triglifos esta cabeza de len que he
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cazado y traigo yo.
CADMO
AGAVE
Padre, orgulloso puedes estar de que has engendrado unas hijas las mejores con mucho
entre los mortales. De todas lo digo, mas sobre todo de m, que dej las lanzaderas junto
al telar y he llegado a mayor cosa, a cazar con mis manos. Traigo en mis brazos, como
ves, estas primicias que he ganado, para que delante de tu casa sean colgadas: tmalas,
padre, en tus manos. Orgulloso con mi pieza invita a tus amigos a un banquete, porque
eres bienaventurado, bienaventurado, de que nosotras hayamos hecho esto.
CADMO
AGAVE
CADMO
Ay, ay! Cuando comprendis lo que habis hecho sufriris con dolor horrible, y si por
siempre segus como estis ahora vuestra desgracia no parecer desgracia.
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AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
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AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
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AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
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AGAVE
CADMO
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a ti, pues le llegaba un castigo digno.
Ahora de la casa me echarn sin honor,
a m, el gran Cadmo, el que la raza de los tebanos
sembr y cosech hermosa siega,
Oh t, el ms querido de los hombres, aunque ya no existes,
te contar entre los ms queridos, hijo mo!
Ya nunca tocars con tu mano la barba
del padre de tu madre gritando abrazado, hijo mo,
y diciendo: Quin te falta, quin no te honra, abuelo?
Quin, el miserable, alborota tu corazn,
dime, para que castigue al que te falte, padre mo?
Ahora miserable soy yo, desgraciado t,
lamentable tu madre, desgraciados tus parientes.
Si hay alguien que desprecie a los demonios,
que mire la muerte de ste y los tenga por dioses.
CORIFEO
Compadezco tu suerte, Cadmo; tu nieto tiene castigo merecido, mas doloroso para ti.
AGAVE
DIONISO
AGAVE
DIONISO
AGAVE
DIONISO
CADMO
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La ira no deben los dioses tener igual que los mortales.
DIONISO
CADMO
DIONISO
CADMO
AGAVE
CADMO
Por qu me rodeas con tus brazos, oh hija infeliz!, como un moscn a un cisne blanco
de canas?
AGAVE
CADMO
AGAVE
CADMO
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Camina, oh hija, de Aristeo! (1).
AGAVE
Te pierdo, oh padre!
CADMO
AGAVE
DIONISO
Porque cosas horribles he sufrido de vosotros, que mi nombre no era honrado en Tebas.
AGAVE
CADMO
AGAVE
CORO
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