TENTI FANFANI Problemas Sociales Del Nuevo Capitalismo
TENTI FANFANI Problemas Sociales Del Nuevo Capitalismo
TENTI FANFANI Problemas Sociales Del Nuevo Capitalismo
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cadenas de interdependencia de los hombres son procesos que se manifestaron
en la conformacin de un nuevo modo de produccin caracterizado por el paso
de la economa de subsistencia a una economa monetaria "de mercado". Estas
transformaciones, a su vez, son contemporneas con el desarrollo del Estado
nacional como resultado de un proceso de concentracin de poder en un centro
(Pars, Roma o Buenos Aires) que permiti "pacificar" territorios antes ocupados
por unidades de poder menor cuyas relaciones a menudo se caracterizaban por
la rivalidad y el conflicto armado.
El monopolio de la violencia fsica legtima permiti la circulacin libre de las
mercancas, los hombres y la cultura en espacios territoriales ms amplios que el
de las viejas ciudades-Estado, por ejemplo. Pero el Estado tambin reivindic con
xito el monopolio del ejercicio de otro tipo de violencia legtima, el que tiene
que ver con su capacidad de imponer determinados significados. El Estado
impone una lengua nacional, una historia comn y un conjunto de smbolos que
identifican a los ciudadanos de un pas como parte de una unidad que los
trasciende. Posee la capacidad de oficializar relaciones sociales tan relevantes
como las que tienen que ver con la reproduccin biolgica y social de la
poblacin, y las relaciones de propiedad. Slo el Estado otorga una identidad
oficial (acta de nacimiento y documento de identidad, acta de matrimonio,
divorcio, defuncin, etc.). El Estado da (o "legaliza") ttulos oficiales, sean stos
de propiedad o de bienes materiales o simblicos tan estratgicos como el
conocimiento (ttulos escolares).
Este Estado es una construccin social que se desarroll en el tiempo y fue
objeto de lucha y conflicto social entre intereses y proyectos contrapuestos. Es
imposible pensar el mercado y la produccin capitalista, en su forma
contempornea, independientemente de estas transformaciones en el plano de
la poltica y el derecho que se manifiestan en instituciones sociales novedosas.
Por ltimo, economa y poltica existen en una sociedad determinada,
conformada por agentes dotados de ciertas caractersticas objetivas y subjetivas,
tales como condiciones de vida, propiedad, cultura, valores y dems. El
capitalismo tiene y necesita de un "espritu", es decir, produce subjetividades y
comportamientos diferentes.
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1.4. El trabajo se convierte en empleo
El primer capitalismo, luego de un largo proceso de lucha y negociacin,
transform el trabajo humano en empleo, es decir, en una actividad humana
regulada socialmente, estructurada mediante un sistema legal sancionado y
administrado por el Estado. La relacin de trabajo entre el asalariado y el
capitalista no se define exclusivamente en funcin del poder y la capacidad de
presin de las partes tomadas de manera aislada. Los protagonistas de esta
relacin contratan en el contexto de un marco legal que define derechos y
deberes especficos que los contratantes deben respetar (Castel, 1996). El
Estado capitalista no slo fue desplegando una serie de leyes y reglamentos,
sino que tambin mont un conjunto de dispositivos institucionales con recursos
y competencias como para garantizar el cumplimiento de la legislacin y
eventualmente sancionar a los infractores fortuitos (departamentos de trabajo,
tribunales laborales, etc.). Tambin en este caso, la lgica del mercado y del
inters privado (de los contratantes) se complementa con un marco regulatorio y
las instituciones especializadas que, entre otras cosas, se asientan en ese
recurso tpico del Estado que es la fuerza pblica. El inters privado (de
capitalistas y asalariados) y el poder del Estado se complementan para
garantizar las condiciones bsicas del funcionamiento regular de la produccin
capitalista.
El mercado de trabajo es el lugar donde se realiza la distribucin primaria de la
riqueza producida. Sin embargo, el Estado, a travs de sus polticas, opera una
segunda distribucin, llamada por esta razn "secundaria", que en principio tiene
como objetivo, entre otras cosas, corregir las desigualdades producidas por la
distribucin primaria. Este modelo hizo que se considerara verosmil y posible la
realizacin del derecho de ciudadana social que garantiza a todos los individuos
un grado de satisfaccin determinado ("una vida digna") de sus necesidades
bsicas, independientemente de su insercin en el mercado de trabajo.
Detrs de este modelo de organizacin social que se dio en denominar "welfare
state' existieron condiciones objetivas de desarrollo (capitalismo nacional, Estado
interventor con polticas anti cclicas de cuo keynesiano, etc.) y actores
colectivos, con sus intereses, relaciones de fuerza, estrategias, conflictos y
dems, cuya historia todava no se conoce en forma exhaustiva.
El advenimiento del Estado benefactor en la Europa de la posguerra y su
despliegue en otros continentes adoptando formas ms o menos anlogas en
varios pases de Amrica Latina marc el punto ms alto de lo que podramos
denominar "capitalismo integrador" (Isuani y Tenti Fanfani, 1989b).
El trabajo asalariado pas de ser un indicador de opresin y oprobio a una
condicin estamental dotada de un estatuto legal que la estabiliza y le garantiza
una serie de contraprestaciones no slo monetarias, sino tambin sociales
(estabilidad en el trabajo, salario mnimo garantizado, vacaciones pagadas,
cobertura de riesgos de accidentes, salud, desempleo y vejez, vivienda,
formacin profesional). En su momento de esplendor, a mediados de la dcada
de los setenta, los asalariados constituyen cerca del 80% de la poblacin
econmicamente activa de la Europa continental. En esos "treinta gloriosos
aos" (como dicen los franceses) que van de 1945 a 1975, siempre existi un
porcentaje de personas que no encontraban empleo. Pero se trataba de un
desempleo funcional y, en la mayora de los casos, temporal, al que la sociedad
haca frente mediante el seguro de desempleo. Para las situaciones extremas y
minoritarias de exclusin social, el Estado desplegaba una estrategia asistencial
de emergencia.
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El capitalismo desarrollado fue capaz de hacer crecer en forma relativamente
continua (con sus crisis cclicas, controladas por medidas de poltica econmica
de cuo keynesiano) el volumen de los productos y servicios producidos,
conseguir una distribucin ms equitativa de stos, lograr una situacin cercana
al pleno empleo y desarrollar una estructura social donde la gran mayora de los
individuos alcanzaba un nivel digno de satisfaccin de sus necesidades bsicas.
La lucha de clases se fue volviendo lucha individual por las "clasificaciones", es
decir, por escalar posiciones en esa estructura que apareca bien diferenciada,
pero potencial- mente abierta para todos.
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desarrollo demogrfico o el cientfico-tecnolgico) y de factores subjetivos que
tienen que ver con actores colectivos, intereses, estrategias y equilibrios de
poder. En parte, las transformaciones econmicas, polticas y culturales fueron
objeto de una poltica y un proyecto que operaron dentro de un contexto objetivo
determinado.
Las polticas pblicas del denominado "consejo de Washington" o del
"neoliberalismo" fueron posibles en virtud de una modificacin significativa en
los equilibrios de poder. Un dato salta a la vista: la tendencia a la fragmentacin
y el debilitamiento de los actores colectivos clsicos; en especial, la
fragmentacin de los actores sociales y polticos representativos de los
asalariados, como resultado de las modificaciones introducidas en la produccin
capitalista. Hoy asistimos al fin de las grandes unidades de produccin tpicas del
primer capitalismo, la desconcentracin de la produccin en unidades pequeas,
la fragmentacin, particularizacin y diferenciacin de la fuerza de trabajo en
relacin con la incorporacin de conocimiento cientfico y tecnolgico, y la
aparicin de nuevas y ms complejas formas de divisin del trabajo.
De ms est decir que, mientras los asalariados disminuyen en cantidad y
calidad (se diferencian por sector, calificacin, funcin, tamao de la empresa,
localizacin geogrfica), y se debilitan sus organizaciones representativas
(sindicatos, partidos obreros, etc.), el capitalismo (en sus diferentes
manifestaciones) tiende a la concentracin y aumenta su capacidad relativa de
determinar polticas pblicas definiendo reglas y orientando recursos en funcin
de sus intereses y proyectos. Estos cambios en las relaciones de fuerza estn en
la base de la instrumentacin ms o menos exitosa de muchas polticas
neoliberales, tanto en los pases centrales como en los perifricos, en un
contexto de democracia poltica.
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como es el caso de los pases capitalistas avanzados y las sociedades
latinoamericanas de mediano desarrollo. Junto con el fenmeno del
desempleo abierto se manifiestan otras modalidades de insercin incompleta,
tales como el subempleo (individuos que trabajan menos tiempo del que
quisieran trabajar) y el desempleo oculto constituido por aquellos que, aun
cuando necesitaran trabajar, se autoexcluyen de la bsqueda de empleo,
desestimulados por la escasa o nula probabilidad de acceder a aqul.
b) El empleo tiende a la informalizacin, es decir, a convertirse cada vez ms en
una relacin social de hecho. En consecuencia, la relacin laboral est cada
vez ms determinada por la fuerza propia de los agentes directos (en el lmite,
la fuerza del asalariado y el empleador particular). De ms est decir que esta
desregulacin produce una modificacin del equilibrio de poder entre
capitalistas y asalariados en beneficio de los primeros. Y por lo general, la
experiencia ensea que la fuerza del derecho laboral tuvo un importante
efecto igualador (el Estado de derecho se asienta en la igualdad de todos ante
la ley).
c) La crisis de la idea de contrato colectivo de trabajo. La relacin laboral tiende
a reproducir las formas originales de un contrato individual entre asalariado y
empleador. El primero suele perder el valor agregado de la negociacin
colectiva, por rama o por sector. En el lmite, el capital prefiere discutir y
definir las condiciones de trabajo en forma individual con cada uno de los
agentes. El debilitamiento de las organizaciones representativas del trabajo
est detrs de la decadencia de la idea y la prctica de la negociacin y el
contrato colectivo.
d) La mayora de los nuevos empleos que generan las economas actuales son
precarios, con duracin predeterminada, y tambin inestables. El puesto de
trabajo en la economa formal haba adquirido un carcter de estabilidad que
estructuraba buena parte de la vida de los asalariados y sus familias
ofrecindoles un horizonte largo que permita planificar proyectos, as como
calcular recursos e inversiones del ms diverso tipo (compra de bienes
materiales, inversiones educativas, estrategias reproductivas familiares,
etctera).
e) Los empleos se crean preferentemente en el sector de la produccin de
servicios personales, la mayora de ellos muy particularizados y en pequeas
unidades productivas. La tercerizacin de la economa planea una serie de
desafos a los sistemas de formacin de la fuerza de trabajo, en especial la
educacin formal. Las competencias que se requieren para desempear estas
tareas son una mezcla de conocimiento tcnico (muchas veces de carcter
complejo) y de actitudes, capacidades y valores relacinales y
comunicacionales que requieren un tiempo y recursos adecuados para su
aprendizaje.
f) Por ltimo, el mercado de trabajo tiende a privilegiar el trabajo autnomo
sobre el trabajo asalariado. La autonoma supone una capacidad, por parte del
trabajador, para crear su propio puesto de trabajo y garantizar
cotidianamente las condiciones sociales de su reproduccin. Y esto no se
realiza sin poner en prctica una serie de conocimientos y orientaciones
(creatividad, capacidad de iniciativa, de clculo, de relacin, negociacin)
cuya apropiacin supone un laborioso y costoso proceso de aprendizaje.
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marginales de las grandes urbes de Occidente no rige la fuerza de la ley que slo
el Estado puede garantizar.
Por otra parte, el Estado social tiende a ser progresivamente reemplazado por el
Estado penal. La proliferacin de viejas y nuevas formas de delincuencia y
conductas anmicas se manifiesta en el desarrollo de las instituciones
claramente represivas: polica, justicia y crceles. En los ltimos veinte aos, en
los Estados Unidos la poblacin carcelaria tuvo un crecimiento espectacular, ya
que pasa de 379.593 presos (1975) a 1.585.401 (1995). En este ltimo la tasa de
encarcelamiento (nmero de presos cada 100.000 habitantes) llega a 600
(Western, B.; Beckett, K. y Harding, D., 1998, p. 28). Cabe sealar que el mundo
de la crcel es un ejemplo perfecto de heterocoaccin, ya que all la autonoma
de los individuos se reduce a su mnima expresin.
El aumento de la tasa de encarcelamiento (nmero de personas en las prisiones
por 100.000 habitantes) es un fenmeno generalizado en los pases capitalistas
desarrollados, ya que durante el ltimo decenio pasa de 90 a 125 en Portugal, de
60 a 105 en Espaa, de 90 a 100 en Gran Bretaa (incluido el Pas de Gales), de
75 a 95 en Francia, de 76 a 90 en Italia, de 65 a 75 en Blgica, de 35 y 50,
respectivamente, a 65 en Holanda y Suecia, y de 35 a 55 en Grecia en el perodo
1985-1995 (Wacquant, 1998, p. 5).
En los pases de mayor desarrollo relativo de Amrica Latina, aunque no se
disponen de cifras confiables, todo parece indicar la existencia de un
recrudecimiento de las conductas delictivas, en especial en las grandes
concentraciones urbanas. Es bien sabido que la violencia genera actitudes y
comportamientos violentos no slo en forma directa y mecnica, sino mediante
la conformacin de hbitos psquicos desestructurados, agresivos, etc. Se
establece de esta manera otro crculo vicioso que algunos creen poder
contrarrestar exclusivamente empleando las clsicas medidas represivas.
Las formas de la exclusin y precarizacin laboral aportan su contribucin en la
generacin de personalidades y comportamientos desintegrados y
desintegradores. La experiencia del desempleo prolongado, la sensacin de
inestabilidad, la ausencia de futuro asegurado generan una sensacin de
impotencia y una "destruccin de las defensas psicolgicas" asociada a una
desorganizacin generalizada de la conducta y de la subjetividad. Los excluidos
tienden a tener conductas desordenadas, incoherentes e incapaces de
proyectarse en una estrategia con objetivos a mediano y largo plazo.
Las condiciones de vida de la exclusin hacen estragos en el proceso de
construccin de la subjetividad de los jvenes. Para muchos de ellos "se ha roto
el lazo entre el presente y el futuro", ya que "la ambicin de dominar
prcticamente el porvenir (y con mayor razn, el proyecto de pensar y perseguir
racionalmente aquello que la teora de las anticipaciones racionales llama la
subjective expected utility) de hecho es proporcional al poder efectivo que se
tiene para dominar ese porvenir, es decir, al poder que se tiene sobre el mismo
presente" (Bourdieu, 1997, p. 262).
Los desempleados, aquellos que sienten que "no tienen nada que hacer", que
han perdido una funcin social, que se han desprendido de esas cadenas de
interdependencia que nos relacionan con los dems y que proveen una identidad
y un sentido a lo que se es y se hace. Para ellos el tiempo libre es un tiempo
muerto, un tiempo intil, un tiempo sin sentido. Esta experiencia no puede dejar
de afectar la estructura psquica y emocional de los sujetos.
Excluidos del juego, estos hombres desposedos de la ilusin vital de tener una
funcin o una misin [...] para escapar al no- tiempo de una vida donde no pasa
nada y donde no hay nada
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3. Pedagoga e integracin social
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representantes y representados aumenta la probabilidad de la decepcin de la
ciudadana. Hoy la participacin supone el saber hablar, saber qu decir, cmo
decirlo, a quin y cundo decirlo, etc. El que no puede decir lo que siente, lo que
desea o no desea, no puede "hacer cosas con palabras" y, por lo tanto, est
condenado a delegar un poder a quien s tiene ese "don". Y este representante,
que es el que "habla en nombre de", demasiadas veces termina usando este
"capital" para satisfacer sus propios intereses. La consecuencia es la
malversacin de confianza, la traicin, la promesa incumplida, la corrupcin y
dems que degradan la democracia, y constituye el caldo de cultivo de los
autoritarismos ms diversos.
La primera educacin democrtica es la que desarrolla competencias expresivas
en la mayora de la poblacin: el lenguaje natural (la lengua en el sentido ms
amplio del trmino) y el lenguaje simblico (las matemticas). La vieja escuela
constituy a la formacin ciudadana en una materia del programa escolar, pero
no basta aprender las "reglas" y las normas de la vida republicana ("estudiar la
Constitucin") para formar a un ciudadano activo. La mejor pedagoga de la
democracia es una escuela efectivamente democrtica, donde los nios no slo
aprenden conceptos, sino que viven experiencias, es decir, votan, toman
decisiones en conjunto, se hacen responsables de las consecuencias de las
decisiones que toman, argumentan, debaten, evalan, controlan...
Cualquier lector advertido puede darse cuenta de que estas condiciones son
lgicas y al mismo tiempo difciles de reunir en el caso de la educacin bsica
nacional. En primer lugar, aqu y en cualquier parte del mundo, se considera que
existen ciertos objetivos y contenidos educativos que no pueden no estar
presentes en todas las instituciones que constituyen la oferta educativa. Por lo
general se trata de ese mnimo comn denominador hecho de conocimientos y
valores que es preciso desarrollar en los miembros de las nuevas generaciones y
que tienen que ver con la formacin de la ciudadana en una sociedad
democrtica. Aqu las "divergencias" no son pertinentes ni legtimas. Hay ciertas
cosas que no son materia de "eleccin". Por otra parte, quin es el que elige, la
familia o los nios? "Estos no son escribe Nadia Urbinati, una politloga italiana
que ensea en Princeton ni propiedad de las familias ni mucho menos
propiedad del Estado. La autonoma como conquista progresiva de los individuos
necesita de la proteccin del Estado". Ms que nada, tiene la obligacin de
"ofrecer a todos los instrumentos y las oportunidades para que se formen su
propia visin y vocacin, en el respeto de s mismos antes que de los valores y la
voluntad de la familia de origen".
Y qu decir de las otras condiciones puestas por Hirschman? En la Argentina no
existe una pluralidad de oferta, ni el servicio educativo es objeto de "compra
reiterada" como para permitir un aprendizaje que haga posible la eleccin
racional del proveedor ms conveniente. Adems, es obvio que no se cambia de
escuela tan fcilmente como se cambia la marca de las zapatillas...
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Hay que recordar que el conocimiento es un valor cuya distribucin no debera
estar determinada por el dinero, el poder poltico o la pertenencia a determinada
clase social, de gnero, tnica, etc. El criterio principal para la distribucin del
conocimiento debe ser el mrito. En la base est el derecho a que cada uno
tenga una oportunidad igual de expresar sus propios talentos y de formarse
como ciudadano. Ni el mercado ni la familia son suficientes para constituir al
ciudadano de las repblicas liberales y democrticas modernas.
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