Coastworth 2012
Coastworth 2012
RESUMEN
En el presente ensayo se examinan tres enfoques histricos recientes sobre la economa poltica
del atraso econmico relativo de Amrica Latina. Los tres enfoques sitan el origen del subdesa-
rrollo contemporneo en instituciones coloniales defectuosas ligadas a la desigualdad. La visin
contrastante que se ofrece aqu reafirma la importancia de las limitaciones institucionales, pero
argumenta que estas no surgieron de las desigualdades coloniales, sino de la adaptacin de las
prcticas ibricas a las colonias americanas bajo condiciones de debilidad imperial. La desigual-
dad colonial variaba en las Amricas; no obstante, no estuvo correlacionada con el desempeo
econmico y fue significativa porque determin la extensin de la resistencia de las elites a la
modernizacin institucional de la Independencia. El comienzo del crecimiento econmico desde
la mitad y hasta fines del siglo XIX llev a las elites econmicas al poder poltico, pero al excluir
a las mayoras, a la par que la desigualdad se incrementaba, restringi las tasas de crecimiento
econmico de la regin durante el siglo XX e impidi la convergencia.
Palabras clave: economa poltica, instituciones coloniales, crecimiento econmico, desigualdad.
Clasificacin JEL: N36; N56; O15
ABSTRACT
This essay examines three recent historical approaches to the political economy of Latin Americas
relative economic backwardness. All three locate the origins of contemporary underdevelopment
in defective colonial institutions linked to inequality. The contrasting view offered here affirms the
significance of institutional constraints, but argues that they did not arise from colonial inequalities,
but from the adaptation of Iberian practices to the American colonies under conditions of imperial
weakness. Colonial inequality varied across the Americas; while it was not correlated with colonial
economic performance, it mattered because it determined the extent of elite resistance to institutional
modernization after independence. The onset of economic growth in the mid to late nineteenth
century brought economic elites to political power, but excluding majorities as inequality increased
restrained the regions twentieth-century growth rates and prevented convergence.
Keywords: political economy, colonial institutions, economic growth, wealth inequality.
* Este artculo fue originalmente presentado como una disertacin en memoria de John Brooks en el Institute
for the Study of the Americas, University of London, en diciembre de 2006. La traduccin al castellano fue
realizada por Jan-David Gelles a partir de la versin publicada en el Journal of Latin American Studies 40,
545-569. Londres: 2008.
** Profesor de la Universidad de Columbia.
John H. Coatsworth Desigualdad, instituciones y crecimiento econmico en Amrica Latina 205
El colapso de las dictaduras hacia fines del siglo XX sean estas proletarias, libertarias
o meramente personales produjo un escape masivo de las ideologas seculares en las
que se basaron para sus textos escolares y ceremonias. Los destinos variaron. Algunos
aterrizaron en el refugio moral de las certezas religiosas. El crecimiento econmico y el
bienestar material se volvieron nuevamente, despus del lapso de la mitad de un milenio,
preocupaciones perifricas ante los imperativos teolgicos y morales. Para otros, frecuen-
temente refugiados de experimentos fallidos y represiones exitosas, el escape termin en
el campo de los pragmticos, donde los escpticos rechazaron las utopas seculares del
pasado y fijaron su atencin en los temas a mano.
Sin una teora coherente para conectar estos temas, el pragmatismo degener pron-
tamente en una especie de religin para aquellos que optaron por creer que la historia
llega a su fin con la democracia y el capitalismo. Los historiadores son escpticos, con
razn, de tales utopas antihistricas, en parte porque nos amenazan con un desempleo
teleolgico. Ellos tambin hacen ms difcil ver el cambio poltico y econmico como
procesos histricos, y por lo tanto facilitan las disputas sin sentido para obtener objetivos
que solo se pueden ganar por otros mtodos.
As, el regreso de la teorizacin en gran escala y de la reconstruccin de narrativas
metahistricas generales es un desarrollo bienvenido y potencialmente importante. Para
las Amricas, y para Amrica Latina en particular, esta tendencia ya ha producido nuevo
conocimiento sobre las causas y consecuencias del atraso econmico, e incluso nuevas
ideas sobre posibles soluciones. Muchos de los nuevos trabajos, al igual que los escritos
de varios marxistas, de la Escuela de la Dependencia y de los tericos de la moderniza-
cin de las dcadas de 1960 y 1970, se toman la historia en serio no solamente como una
fuente de ancdotas coloridas, sino como un laboratorio de lo que Charles Tilly (1984)
llam grandes estructuras, largos procesos y enormes comparaciones sobre largos perio-
dos de tiempo. Al igual que los movimientos que lo precedieron, los nuevos trabajos
estn animados por un espritu cientfico: la interaccin de la investigacin emprica
para descubrir nuevos datos e informacin, innovacin terica, pruebas explcitas de las
hiptesis, y mtodos tanto cualitativos como cuantitativos para el anlisis, todos ligados
a las luchas actuales contra el subdesarrollo.
Lo que estamos encontrando cuestiona completamente lo que creamos conocer
hasta hace un cuarto de siglo. Los marxistas han descubierto que el capitalismo puede
generar un crecimiento econmico sostenido y mejoras en los niveles de vida. Los
estudiosos de la dependencia fueron los que ofrecieron los datos que muestran que
el crecimiento econmico sostenido puede estar positivamente, y no negativamente,
correlacionado con el crecimiento del comercio externo y la inversin extranjera. Los
tericos de la modernizacin han descubierto el significado que tienen la desigualdad y
la exclusin, y las instituciones que las sostienen, como obstculos para el crecimiento
econmico.
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Qu se necesita explicar?
1
Ntese que la mayor parte de los vastos territorios reclamados por Espaa y Portugal permanecieron en
realidad fuera de su control y aislados del contacto directo con los europeos o sus mercados.
2
Hasta 1776 el Virreinato del Per incluy al Alto Per, la Bolivia de hoy, la que luego pas a convertirse
en parte del Virreinato de La Plata, con su capital en Buenos Aires.
Cuadro 1. PBI per cpita, 1500-2001 (en dlares internacionales Geary-Kbamis de 1990)
Amrica Europa
Ao/ Reino frica
EUA Espaa Latina Argentina Brasil Chile Colombia Cuba Mxico Per del Este Japn China
Pas Unido (3)
(1) (2)
1500 400 661 550 400 550 714 414
1600 400 853 703 755 974 422
1700 527 853 675 755 1250 421
1800 1171 703 1194 422 539 395 1312 755 480
1820 1257 1008 713 646 566 1706 683 669 600 420
1850 1806 1079 704 1409 592 2330 869 600
1870 2445 1207 749 1311 713 3190 937 737 530 500
1900 4091 1789 1200 2756 678 1949 973 1157 817 4492 1438 1180 545
1930 6213 2620 1914 4080 1048 3143 1474 1505 1618 1417 5441 1942 (4) 1850 567
1950 9561 2189 2700 4987 1672 3821 2153 2046 2365 2263 6939 2111 1921 439 894
1980 18577 9203 5886 8206 5198 5738 4265 2664 6289 4205 12931 5786 13428 1067 1536
2001 27948 15659 6327 8137 5570 10001 5087 2477 7089 3630 20127 6027 20683 3583 1489
Fuentes: Madisson, The World Economy, ob. cit., excepto para Mxico, en John Coatsworth, Mexicoen Joel Mokyr (ed.), The Oxford Encyclopedia of Economic History (New York,
2003), pp. 501-507.
Sobre Colombia para 1800, tomado de Salomon Kalmanovitz, El PIB de la Nueva Granada en 1800: El auge colonial, estancamiento republicano, Revista de Economa Institucional,
vol. 8, no. 15 (2006), pp. 161-83.
Otros 1800 tomado de John Coatsworth, Economic and Institutional Trajectories in Nineteenth-Century Latin America en John H. Coatsworth y Alan Taylor (eds.), Latin America
and the World Economy Since 1800 (Cambridge MA, 1998), pp. 23-54.
Notas:
(1) Mxico solo en 1500 y 1600. 1700 es el promedio ponderado de Cuba y Mxico. 1800 incluye Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Mxico y Per; posteriormente Argentina,
Brasil, Chile, Mxico, Per, Uruguay y Venezuela.
(2) Incluye Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungra, Polonia, Rumania, Yugoslavia.
(3) 57 pases.
(4) 1929.
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3
Esto no quiere decir, por supuesto, que neguemos el inmenso costo humano, ni tampoco que excluya-
mos la posibilidad de un xito comparable por parte de las sociedades indgenas avanzadas si los europeos
no hubiesen llegado y conquistado.
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4
Los esfuerzos imperiales para modernizar la organizacin econmica a fines del siglo XVIII puede haber
aumentado el crecimiento econmico, pero sirvi principalmente para redistribuir las cargas del dominio
colonial. El subsidio al mercurio de la Corona ayud a la minera de plata del siglo XVIII en Mxico
(Dobado y Marrero, 2006). Tambin se ha argumentado de manera persuasiva que otras polticas coloniales
contribuyeron al modesto crecimiento mexicano, incluso si unas polticas diferentes podran haber contri-
buido mucho ms vase Prados de la Escosura (2006, pp. 463-504).
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5
Leandro Prados de la Escosura, entre otros, no considera que esta sea una comparacin til: vase su
artculo, The Economic Consequences of Independence. Si se compara a Amrica Latina con Europa
Occidental como un todo (en vez de compararla con Gran Bretaa, la economa lder europea hasta fines
del siglo XIX), el desempeo de las economas de Amrica Latina se muestra relativamente menos anmico.
Prados argumenta que se debe tomar el promedio europeo como una mejor medida del potencial de creci-
miento de las economas latinoamericanas en el siglo XIX, pero l no ofrece ninguna evidencia ms all de
la propia comparacin para justificar ese supuesto. Dado que tanto las economas de Amrica Latina como
las economas ms atrasadas de Europa Occidental lograron eventualmente alcanzar tasas de crecimiento
comparables a la de Estados Unidos, parece ms razonable utilizar a Estados Unidos como medida de com-
paracin del potencial de crecimiento de ambos.
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ms abundante y rentable en islas. Existieron pocas vas acuticas navegables para que
se vuelva factible la explotacin de la mayor parte de los recursos naturales de Amrica
Latina hasta la aparicin de nuevas tecnologas de transporte, principalmente el tren y
los vapores, en el siglo XIX. En ese sentido, las dotaciones de recursos naturales fueron
realmente cruciales para el crecimiento o la falta del mismo en las colonias.
Segundo, las sociedades coloniales espaolas y portuguesas fueron menos desiguales
y las jerarquas sociales ms cuestionadas, por tanto las elites de colonizadores fueron
bastante menos poderosas de lo que se sugiere en los nuevos trabajos y en mucho de la
vieja historiografa. En las colonias amerindias de Amrica Central y en los Andes, por
ejemplo, la elite colonizadora criolla no controlaba el acceso de los agricultores indgenas
a la tierra. Los funcionarios y magistrados coloniales fueron explcita y repetidamente
instruidos a emitir ttulos de tierras a los pueblos indgenas y a defender sus tierras contra
la usurpacin y la invasin. En contraste con Gran Bretaa y el continente europeo, la
mayor parte de la tierra arable en las colonias espaolas predominantemente indgenas
perteneca a los agricultores indgenas y a sus comunidades hasta mucho despus de la
Independencia. En los Andes, adems, la mayor parte de los campos de pastoreo con sus
inmensos rebaos de llamas se mantuvieron bajo la propiedad y control indgena a lo
largo de la era colonial (Jacobsen, 1993). Incluso en las plantaciones de esclavos de Brasil
y el Caribe, la rebelin y la resistencia fueron endmicas.
Tampoco se puede decir que las elites de colonizadores dominaron la administracin
colonial, tuvieron control sobre la poltica o dieron forma a las instituciones a su entero
parecer. Rodeados de poblaciones indgenas con acceso independiente a medios de
subsistencia, o de esclavos que con frecuencia se rebelaban en las costas tropicales e islas,
las elites econmicas en las Amricas no tuvieron otra alternativa de buscar proteccin
a cambio de lealtad. Ese compromiso histrico entre las elites coloniales y el estado
imperial constituy una de las claves de la longevidad del dominio espaol y portugus
en las Amricas. Las elites coloniales tuvieron que soportar, en silencio las mayores de las
veces, un rgimen imperial que ocasionalmente expropiaba la riqueza cesando sus pagos
de la deuda pblica, que manipulaba el valor de la moneda y que impona prstamos
forzosos e impuestos predatorios, especialmente en tiempos de guerra. Tuvieron que
aceptar los monopolios de comercio coloniales que obligaban a que todos los bienes
pasasen por Espaa o Portugal. Tuvieron adems que pagar impuestos al consumo y
a las ventas, tolerar los estancos (monopolios reales), y adecuarse a una infinidad de
regulaciones para fines fiscales y otros, por lo que no tuvieron otra alternativa que aceptar
la existencia de un sistema legal que no defina claramente los derechos de propiedad y
de un sistema judicial que lo hiciese cumplir. Estas penurias impuestas sobre las elites
coloniales fueron cuando menos tan importantes para el desempeo econmico como
aquellas impuestas sobre las poblaciones coloniales que ganaban poco como para invertir
en el futuro econmico de sus sociedades.
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6
Sobre Mxico.
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7
Es una cuestin separada determinar si Amrica Latina pudo haber tenido xito haciendo un esfuerzo
para incrementar las exportaciones que Europa estaba demandando. Argentina lo hizo bien haciendo eso a
pesar (o debido a) la existencia de un gobierno dbil.
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8
Estos autores argumentan que las instituciones mercantilistas en las colonias, tales como los consulados
mercantiles, la falta de competencia en la industria minera en el Per, y el monopolio pblico en la produc-
cin ecuatoriana de algodn inhibi el desarrollo capitalista, incluso despus de que las reformas borbnicas
empezasen a abrir las economas coloniales desde la dcada de 1760. Sin embargo, en ninguno de estos casos
ni en otros que los autores citan, la productividad fue bloqueada por la falta de competencia en el mercado. El
comercio exterior creci despus que los decretos borbnicos de libre comercio permitieran la participacin
a los mercaderes y comerciantes que no eran miembros de los consulados (aunque la causa y efecto no es tan
fcil de probar como la simultaneidad); la industria minera peruana colaps no por causa de una competen-
cia excesiva sino porque la calidad del mineral baj y los fundidores se quedaron sin relaves que procesar; y
ocurri lo mismo con la produccin de algodn en muchas reas debido a que el algodn ingls importado
legalmente va Cdiz, en barcos bajo bandera espaola y gravado con impuestos, era ms barato y mejor.
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derechos propios. Heredaron muchas de las mltiples debilidades del estado colonial,
pero carecan del potencial disuasivo del imperio para contrarrestar las rebeliones. De ese
modo, a las cargas del colonialismo se aadieron ahora los costos de las guerras civiles e
internacionales. Fuera del Jardn, todo era arena movediza. No sorprenden por tanto
que tomase dcadas crear las condiciones requeridas para el crecimiento econmico.
Mientras que los acuerdos de Viena y la Pax Britnica permitieron medio siglo de paz en
el Atlntico Norte, Amrica Latina se hundi en una poca de caos y violencia poltica.
Las capacidades de los estados se redujeron, sobre todo en aquellos lugares donde los
conflictos armados se prolongaron. Las luchas para asegurar la Independencia o resistirla
requiri de movilizacin y personal, pero la Independencia no puso fin a las luchas. La
principal idea del modelo de Lange et al. (2006) es la insistencia, similar a la de Ace-
moglu et al. (2001), sobre la conexin entre instituciones coloniales y el momento e
intensidad de la modernizacin institucional en la era posterior a la Independencia. La
duracin y profundidad de los conflictos civiles posteriores a la Independencia depen-
dieron de la naturaleza de las condiciones sociales coloniales: los conflictos tendieron a
profundizarse y durar ms tiempo en lugares donde el poder y el estatus de las elites colo-
nizadoras no fue cuestionada desde abajo. La competencia internacional frecuentemente
exacerb los conflictos internos persistentes (Coatsworth, 1993).
Dado que los conflictos posteriores a la Independencia fueron tan costosos, estos
redujeron las opciones poltico-econmicas disponibles a los intereses y facciones en con-
tienda. Muchos elementos del legado institucional de la colonia se convirtieron, en el
lenguaje de la poltica del siglo XX, en inviables. Los sistemas de castas no pudieron ser
mantenidos, los monopolios estatales perecieron, los sistemas de esclavitud se debilitaron
y colapsaron, los derechos de propiedad arcaicos sobre la tierra desaparecieron, los fueros
especiales para oficiales militares y eclesisticos dejaron de existir, hubo separacin del
Estado y la Iglesia, y los impuestos internos directos (como el tributo indgena) tuvieron
que ser abandonados. Por lo sucedido, los gobiernos se apoyaron en la recaudacin de
aduanas e impuestos que gravaban actividades inmviles y de alto valor, como el consumo
urbano y la minera. Esta fase destructiva de la modernizacin institucional de Amrica
Latina en el siglo XIX se solap en algo con una segunda fase ms constructiva que coin-
cidi en la mayora de los casos con el inicio del crecimiento econmico. Las reformas
de segunda fase incluyeron modernas constituciones y cdigos legales, especialmente los
cdigos civiles y comerciales, seguidos usualmente de leyes de banco, seguros y minera
as como reformas fiscales, arancelarias y de la deuda pblica (vase el cuadro 4). Final-
mente, el crecimiento econmico hizo posible y facilit un considerable incremento en
las capacidades estatales, reflejado en unas inversiones sin precedentes en bienes pblicos,
incluyendo infraestructura, educacin y, eventualmente, salud pblica.
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Cuadro 4. Fechas de las primeras reformas de los cdigos civil, comercial y minero
econmicos), pero estas fueron justamente las reas donde el cambio de fortuna es ms
evidente hoy. Las instituciones coloniales hicieron posible la explotacin de personas y
recursos a lo largo del Nuevo Mundo ibrico (trayendo consigo niveles sin precedentes
de productividad en algunas de las islas de esclavos), pero ese mismo xito hizo difcil
modificarlas o abandonarlas cuando los imperios que les dieron vida y las defendieron se
desintegraron despus de 1808. De ese modo, tenemos una explicacin alternativa para
el xito de los dos modelos de Acemoglu et al. Dichos autores no identificaron la fuente
de las malas instituciones en la era colonial, pero s reconocieron el patrn de resistencia
a la modernizacin institucional en el siglo XIX.
en otras palabras, cometiendo los pecados que mucha de la nueva economa poltica
le atribuy errneamente a la era colonial: relativamente alta desigualdad econmica,
dominio del gobierno por parte de una pequea elite econmica, exclusin de intereses y
grupos de la influencia poltica, y malas instituciones que no protegan los derechos de
propiedad y los derechos humanos de las mayoras. Desafortunadamente para nuestros
tericos, y para la regin, la naturaleza de los pecados en Amrica Latina y el momento
en que se hicieron indican, claramente, que fue un proceso bueno, no malo, para el
crecimiento econmico. Las condiciones que Engerman y Sokoloff (1997) y Acemoglu,
Johnson y Robinson (2001, 2002) vieron como inconducentes al crecimiento econ-
mico fueron de hecho las condiciones que lo hicieron posible.
REFERENCIAS
9
Vase la crtica en la introduccin Collier (1979).
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