GAFO - Sexualidad y Etica
GAFO - Sexualidad y Etica
GAFO - Sexualidad y Etica
SEXUALIDAD Y TICA
-Antologa de Javier Gafo SJ-
3
Prlogo
Contenido:
Primera Parte
Segunda Parte
Ni rigorismo ni banalidad
Biblia y sexualidad
Bibliografia
5
Primera Parte
que hubo que pagar para que se aprobase por la totalidad el texto.
De todos modos, tomando en consideracin la
recomendacin insistente de J. Gafo, distinguieron en aquella ocasin
los redactores de la carta entre la oposicin al "aborto como mtodo de
control de la natalidad" y la recomendacin de "hacer por aprender los
mtodos naturales". Quedaba ntida la separacin entre aborto y
contracepcin que, ms adelante precisara Juan Pablo II al decir que
"anticoncepcin y aborto, desde el punto de vista moral son
especficamente distintos" (Evangelium vitae n. 13; la primera vez que
aparece tan claramente esta afirmacin en una encclica).
Esta vez, en el 2000, la totalidad episcopal fue ms abierta y
se centr en lo esencial. Hay que notar tambin el cuidado en el uso de
los trminos: se habla de "regulacin de la gestacin", trmino positivo,
mejor que la expresin "control de natalidad" (que tendra el peligro de
incluir el aborto) o la expresin "contracepcin", de connotaciones
negativas. De todos modos, teniendo en cuenta la situacin eclesial
universal, no poda faltar una alusin a la recomendacin oficial que
hacen muchos documentos eclesisticos sobre los llamados "mtodos
naturales". Pero tambin aqu la sabidura prctica japonesa se ha
dejado sentir. El texto se limita a puntualizar que "cuando la iglesia
catlica ha recomendado estos mtodos, lo ha hecho preocupada por la
salud de la mujer y por evitar un enfoque centrado exclusivamente en el
varn" (PV, n.31). En cualquier caso, lo importante es que el criterio no
sea egoista y que no se incluya entre los mtodos de regular la gestacin
el recurso al aborto (id.).
Finalmente, otro ejemplo de preocupacin pastoral aparece
en el tratamiento de la banalizacin de la sexualidad. Sin caer en el
exceso de condenaciones y prohibiciones, tampoco se pasa el
documento al otro extremo de la condescendencia. Prefiere, ms bien,
centrar el tema en la comunicacin y relacin interpersonal autntica,
sin descender a enumeraciones de lo permitido y lo prohibido, ni caer
en una "tica del semforo", que dice "hasta aqu se puede y desde esta
lnea ya no se pasa" (cf. PV, n. 29). Prolonga as este texto la lnea de la
pastoral del 84, en la que el tema de las relaciones extramatrimoniales o
prematrimoniales se abord con la siguiente criteriologa.
Se encuadraba el tema en el marco de la educacin y, dentro
de sta, de la educacin en el crecimiento responsable de la persona,
que incluye su sexualidad. Deca as el texto: " Por lo que se refiere a
18
Segunda Parte
NI RIGORISMO, NI BANALIDAD
BIBLIA Y SEXUALIDAD
rabnica.
Al referirse a la indisolubilidad del matrimonio, Jess pone
en un mismo nivel al varn y a la mujer. La actitud misericordiosa del
Dios revelado por Jess, especialmente hacia el hijo prdigo que haba
vivido disolutamente y dilapidado su fortuna con malas mujeres, se
manifiesta con especial nfasis en los pecados sexuales: la samaritana,
la mujer pecadora pblica o la sorprendida en adulterio.
San Pablo expresa en la primera carta a los Corintios su
concepcin de que la sexualidad y los pecados sexuales no son
perifricos a la persona, sino que afectan al ser personal y subraya,
desde su conviccin de la inmediata segunda venida del Seor, su
marcada preferencia hacia la virginidad sobre el matrimonio. Pero la
Carta a los Efesios presenta la relacin varn-mujer en el matrimonio
como expresin y realizacin del amor de Cristo hacia su Iglesia
-recogiendo una tradicin veterotestamentaria que recurra a esa
relacin como imagen privilegiada para expresar el amor de Dios a su
pueblo-. Insiste tambin en el sentido de la Alianza, lnea que haba
seguido Jess al utilizar imgenes nupciales para expresar la llegada del
Reino de Dios.
44
Ms all de la procreacin
Densidad de la sexualidad
Bivalencia de la sexualidad
Ambigedad de la sexualidad
condicin sexual...
Estas personas tienen una gran afectividad, experimentan una
serie de vivencias de amor, de alegra, de confianza... que desean
manifestar y que quiz nicamente pueden hacerlo a travs del contacto
del cuerpo y de la ternura. Fcilmente, y tambin injustificadamente, se
tiende a dar una carga ertica a estas manifestaciones. ...
Todo lo anterior lleva a la afirmacin de su derecho a la
sexualidad. Dentro de los Derechos de las personas con deficiencia
mental (1968) no se habla especficamente del derecho a la sexualidad,
pero s hay afirmaciones que la incluyen implcitamente: "Tienen los
mismos derechos bsicos que los otros ciudadanos del mismo pas y de la
misma edad"...
Una consecuencia clara de todo ello es, sin duda, la necesidad
de educacin sexual. Hay que afirmar claramente que al deficiente mental
se le debe dar una educacin sexual, de la misma manera que todos
estamos convencidos que la persona sin deficiencia mental debe recibirla.
Esto exige evidentemente madurez sexual por parte de los formadores y
de los padres. Es claro que la persona que tiene mal integrada la
sexualidad no puede ser nunca educador sexual.
Cuanto hemos dicho muestra la necesidad de la formacin de
relaciones afectivas para el progreso de su realizacin personal, que no
puede realizarse, adems y en no pocos casos, en otros mbitos de su vida.
La dimensin afectiva juega un papel bsico en las personas con
deficiencia mental, por lo que debe huirse de actitudes represivas que
bloqueen estas manifestaciones y que no harn sino agudizar su ya difcil
situacin...
La ponderacin de esta situacin no es nada fcil. Vivimos en
una sociedad que tiende a identificar, como deca antes, sexualidad con
genitalidad y que fcilmente da a las manifestaciones de afecto de estas
personas un significado genital, que frecuentemente no tienen. Deben
superarse esos mitos, absolutamente injustificados, que se han dado
respecto de las personas con deficiencia mental y que ha llevado a
calificarlas injustificadamente de hipersexuales o de homosexuales...
Por ello, pedira a la moral catlica, en la que estoy implicado,
la necesidad de hacerse consciente de que en este campo hay muchas
personas afectadas, hay angustias, hay sufrimientos y existen pocos
cauces de orientacin para los que se dedican a este trabajo. La opcin por
los pobres, hacia la que son hoy muy sensibles amplios sectores de la
53
sobre todo, la existencia de una tensin continua entre la ley del amor y
1a ley del pecado. presentes en el corazn del hombre marcado
intrnseca y existencialmente por el pecado del mundo en que nace. En
ambos planteamientos. lo dominante es la tensin y la lucha interna del
hombre emplazado entre el bien y el mal, entre una ley interior marcada
por el amor y la entrega, y otra ley interior grabada por el pecado y el
egosmo. Esta tensin interna, que penetra todo el ser del hombre, tiene
tambin su repercusin en el campo de la sexualidad humana.
No se trata de una ambigedad exclusiva de esta dimensin
humana, sino que esa contradiccin penetra todo el ser del hombre,
aunque pueda revestir especiales caractersticas al nivel de la
sexualidad...
A travs de la sexualidad humana, se han escrito pginas
sublimes de amor humano, pero tambin se ha llegado a la
autodestruccin de la propia persona y a extraordinarios abusos en la
manipulacin de los dems..
los Obispos, Juan Pablo II pronunciaba unas palabras que suscitaron una
intensa polmica. Explicando la radicalidad de la exigencia de Jess en el
tema del adulterio, el Papa afirmaba: Tal adulterio 'en el corazn' puede
cometerlo el hombre, incluso respecto a su propia mujer, si la trata
solamente como objeto de satisfaccin del instinto. (Audiencia del 8 de
octubre de 1980, Ecclesia, 18. Octubre.1980).
El Papa subraya que el texto de Mt no indica que el adulterio
del corazn se limite a la mujer del otro o la mujer que no es la propia
mujer, sino que dice genricamente la mujerY tambin afirma en la
misma Audiencia del 8 de octubre" ya que el 'adulterio del corazn'
depende, sobre todo, de la misma dignidad personal del hombre y la
mujer, esto es vlido tanto para los que no estn unidos en matrimonio
-y acaso todava ms- para los que son marido y mujer.
Estas afirmaciones resultan adems sorprendentes, ya que el
Papa Wojtyla haba dicho anteriormente que semejante mirada de
deseo hacia la mujer propia no es adulterio en el corazn, justamente
porque el correspondiente acto interior del hombre se refiere a la mujer
que es su esposa, respecto de la cual el adu1terio no puede realizarse...
Cmo pueden armonizarse estos textos que parecen
contradictorios? Para ello se hace necesario profundizar en uno de los
puntos de ms difcil interpretacin del pensamiento de Juan Pablo II:
cmo hay que entender el trmino "deseo", que el Papa utiliza con
frecuencia en sus reflexiones.
Juan Pablo II afirma varias veces, al hablar del "deseo", que
da a este trmino un significado no slo psicolgico, sino sobre todo
teolgico... El deseo que condena el Papa es aquel que suprime el
significado esponsal del cuerpo, el que mutila el significado profundo
inherente al cuerpo y a la sexualidad humana...
Para el Papa Wojtyla, hay deseo cuando el otro cnyuge deja
de existir como sujeto de la eterna atraccin y comienza slo a ser
objeto de concupiscencia carnal o de necesidad sexual... el deseo
que critica Juan Pablo II es la tendencia a reducir la sexualidad a sus
aspectos biolgicos, a la mera satisfaccin de un instinto, ms en
concreto, el convertir a la persona en un mero objeto de satisfaccin
sexual, difuminando toda la riqueza de significados que conlleva el ser
humano... el Papa condena la relacin sexual matrimonial en la que la
mujer se convierte para el hombre -o viceversa- en objeto de
satisfaccin sexual, donde queda mutilado el significado de la entrega
62
BIBLIOGRAFIA