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Hitler precursor de Kafka?
Respiracin artificial de Ricardo Piglia
Osvaldo de la Torre [email protected] Universidad de Notre Dame, Indiana, EEUU We had the experience but missed the meaning, an approach to the meaning restores the experience.
Los versos de T. S. Eliot arriba citados sirven como adecuado
prembulo a la novela de Ricardo Piglia. Re-lectura, re-interpretacin, re-descubrimiento de lo pasado. Es as como se da vida a lo que est por perecer, a lo que abandona el presente y se queda agazapado en el pretrito. Es por medio del re-encuentro, del re-examen cuidadoso, que se averigua el significado / los significados que pasaron desapercibidos en el instante de la experiencia original. Approach se traduce como acercamiento, aproximacin; Restore como reestablecer, restaurar. El acto de aproximacin equivale a la restauracin, si bien imperfecta, de las circunstancias originales. Piglia propone un modo de pensar, de leer, de escribir, en donde el pasado constituya los cimientos del presente, y en donde el presente redefina y valorice al pasado, resucitndolo de sus cenizas, mantenindolo a flote, evitando su hundimiento en el ocano de la indiferencia y el olvido. Un presente que ignora lo pasado es un presente hueco, sin historia, experiencia vaca, trivial. De all el ttulo de la novela, que resume lo que sus personajes, y lo que la novela misma, intentan hacer: una re-interpretacin de la literatura e historia argentinas. Re-interpretacin que saque a la luz los nombres y los espacios borrados, y que deje el camino abierto a acercamientos futuros. Respiracin artificial, como mtodo aplicado a un cuerpo moribundo, se define, segn el diccionario de la Real Academia Espaola, como el conjunto de maniobras que se practican en el cuerpo de una persona exnime por algn accidente, para reestablecer la respiracin. Lo exnime en esta novela es tanto la historia como la literatura argentinas, que han sido enterradas, plasmadas, petrificadas bajo un molde estril; ambas son cuerpos momificados, estriles, aguardando pacientemente el aliento de resurreccin que las impulse a ponerse en pie nuevamente. Menos por accidente que por estratagemas conscientes, estos cuerpos han cado en la parlisis simblica, han dejado de significar, de expresar. Las maniobras resucitadoras, que rescatan a la literatura y a la historia marginal del significado unvoco, son aquellos actos de re-aproximacin y re-lectura que tanto la novela como sus protagonistas emplean. Respiracin artificial encarna, as, una hermenutica textual y una crtica de la historia. Representa a un mismo tiempo el relato metaficticio y comprometido, el discurso conscientemente literario y a la vez social. El presente ensayo pretende elucidar el primero de estos dos sentidos: Respiracin artificial como estrategia de lectura.
En sus lcidos monlogos, los personajes de la novela proponen un
modo abierto de interpretacin literaria, que permite el descubrimiento de precursores inslitos, relacionar con un nuevo enfoque a escritores establecidos, subrayar aspectos ignorados del corpus literario, y abrir paso a perspectivas en apariencia incoherentes mas no improbables-todo lo cual significa la inyeccin de un respiro estimulante en lo que de otra forma sera un organismo rgido y moribundo. Utilizo la palabra corpus de manera literal y metafrica; literal en cuanto objetifica a la tradicin literaria con la imagen concreta del cuerpo; metafrica en cuanto este cuerpo es una figura que designa dicha tradicin. Esta imagen de la tradicin literaria como cuerpo, y de su (re)lectura como un modo de suministrar un aliento de vida en sus entraas, de recurrir al mtodo de respiracin artificial, queda implcita no slo en el ttulo de la novela, sino en las averiguaciones y propuestas intelectuales de sus personajes. Hay que destacar que ellos mismos dependen unos de otros para poder significar; es decir, sus discursos cobran vida a travs de la relectura e interpretacin de el otro. Como ya ha apuntando la crtica, el vnculo de los personajes no es directo, sino alusivo; nos hayamos frente a parientes, amigos, gente unida no por consanguinidad (aunque s por casamiento: por contrato social), sino por intereses afines, por condiciones comunes de exilio o marginalidad (Morello-Frosch 151). Enrique Ossorio, Marcelo Maggi, y Emilio Renzi, como sujetos pertenecientes a una cadena generacional, estn vinculados no por el contacto directo (jams se han conocido), sino a travs de la marginalidad y la escritura.
En cuanto al primer elemento relacional, recordemos que los tres
personajes sufren de un comn sentimiento de alienacin, ya sea real o metafrico, que se origina, como bien seala Anna Lpez San Miguel, alrededor de la misma edad:
Los tres sujetos principales adolecen de una trayectoria vital
paralela, en la que su deseo de comunicacin sufre un importante revs cuando rondan la edad de los treinta. De este modo, Enrique Ossorio escapa de su pas en 1842 a los 32 aos, Maggi huye con la prostituta Coca y es apresado y encarcelado en 1943 a los 33 aos, y Renzi escribe su primera obra fracasada a los 33. (326)
En los dos primeros casos, la alienacin es fsica: destierro y
encarcelamiento, respectivamente. En el caso de Renzi, la alienacin es metafrica: su obra es rechazada por la crtica y el pblico. En todos, la incomunicacin surge como problema, y esta ser mitigada por medio del dilogo indirecto que evolucionar entre ellos. Cada uno se convertir en el lector principal de su precursor, y as, evocndose y releyndose, se sustentarn y recrearn simblicamente unos a otros. El mtodo de respiracin artificial que aqu se aplica consiste en el rescate e exploracin de la palabra escrita, tarea que, de no ser emprendida, significara, sino lo prdida total, s la marginacin o desaparicin temporal del mensaje emitido por el antecesor. De all el inters sagaz de los personajes por elaborar un texto infalible a la censura (Ossorio), por descifrar ese texto y construir la biografa de su autor (Maggi), y por reconstruir la vida y comprender la razn de ausencia del frustrado bigrafo (Renzi).
Si bien la marginalidad constituye un punto de convergencia para
estos tres personajes, de mayor importancia resulta el hecho de que tanto Ossorio, como Maggi y Renzi, se ven ligados a travs de la escritura, la cual, si bien en ocasiones de manera infructfera, todos practican. Nuevamente, la crtica Lpez San Miguel:
El objeto comn de los tres sujetos es la comunicacin escrita:
Enrique suea con publicar una novela, pero su prematura muerte se lo impide; Maggi desea hacer pblica la vida de Enrique, pero su desaparicin frustra el intento; y Renzi, por fin, escribe la novela que tenemos entre manos, en la que ana los intentos de sus dos antepasados y propone una nueva versin de la vida de Maggi. (324)
El que los personajes principales adopten la escritura como mtodo
de expresin, y el que ellos mismos sean sus ms ardientes lectores, resulta significante. La cadena de lectura que se establece entre ellos puede interpretarse como una metfora del proceso de transmisin y re-interpretacin literaria a travs del tiempo, y que toma lugar, que se apropia, que se distribuye, no de manera directa, sino oblicuamente, desde un espacio marginal y reprobado. El hecho de que la escritura surja y sea a su vez recibida desde un sitio marginal sugiere que la literatura no avanza en lnea recta, sobre una trayectoria fija e invariable, haciendo escalas precisas, sino que traza una curva desajustada, fluctuante e imprevisible. El imaginar a la tradicin literaria de este modo permite reajustar el canon, re- interpretar a autores consagrados desde perspectivas originales, abrir los mrgenes de la definicin de la literatura para que sta incorpore realidades y procesos contemporneos antes ignorados, como lo es el proceso de la historia, que se confunde aqu con la ficcin hasta el punto en que ambas borran sus fronteras y cuajan una materia hbrida. Es lo que le permite a Renzi y a Tardewski practicar una tcnica de lectura que adopte conscientemente el anacronismo deliberado y las atribuciones errneas (130). La funcin de estos anacronismos, de estos errores, al ir en contra de la lectura convencional, de la glosa tmida y condicionada, al romper los moldes de la crtica tradicional, producen un efecto redentor y portentoso: erigen al cuerpo textual de su tumba, le prestan un nuevo aliento, lo resucitan.
El primero de estos, Renzi, asegura que Borges es un escritor del
siglo XIX, aun ms, es el mejor escritor de ese siglo. Asegura, asimismo que con la muerte de Roberto Arlt muere la literatura moderna en Argentina. Renzi entiende el proyecto de Borges como un intento consciente de concluir con la literatura argentina del siglo XIX. Cerrar e integrar las dos lneas bsicas que definen la escritura literaria en el XIX (131). Esas dos lneas bsicas a las que Renzi se refiere, y que segn l resumen la literatura argentina decimonnica, son la erudicin ostentosa y el anti-europesmo literario. Apoyndose en una cita en francs mal atribuida por Sarmiento (es decir, una cita equivocada, apcrifa, presuntuosa), e incorporada como epgrafe del Facundo, Renzi sostiene que la literatura argentina, inaugurada por esa obra, arranca as con un gesto de arrogancia falsa; esta erudicin enciclopdica, bilinge y a la vez fraudulenta, se propaga en la literatura Argentina posterior a Sarmiento. Borges retoma esta veta, pero lo hace de forma tan irnica y crtica que destruye la tcnica y la da por concluida. Los textos de Borges son eso: textos que son cadenas de citas fraguadas, apcrifas, falsas, desviadas; exhibicin exasperada y pardica de una cultura de segunda mano, invadida toda ella por una pedantera pattica (132). [D]e eso se re Borges, dice Renzi. Sus cuentos son una burla deleitada y mordaz en contra de ese intelectualismo artificioso, que Exaspera[n] y lleva[n] al lmite, clausura[n] por medio de la parodia la lnea de la erudicin cosmopolita y fraudulenta que define y domina gran parte de la literatura argentina del XIX. La segunda veta encarnada por la obra borgiana es aquella que se muestra antagnica al europesmo (133), y que principia no con el Facundo, sino con el Martn Fierro. Renzi explica la obra de Borges como una continuacin del gran poema de Jos Hernndez; incorpora en su propia obra al gaucho, a los cuchilleros, y le agrega, con El fin, un final. Pero Borges no solamente adopta al gaucho como figura protagonista, tambin se apropia de su voz, de su discurso; Borges entiende
que el fundamento literario de la gauchesca es la transcripcin
de la voz, del habla popular. No hace gauchesca en lengua culta como Giraldes. Lo que hace Borges, dice Renzi, es escribir el primer texto de la literatura argentina posterior al Martn Fierro que est escrito desde un narrador que usa las flexiones, los ritmos, el lxico de la lengua oral: escribe Hombre de la esquina rosada. (133)
La una inaugurada por Sarmiento, la otra por Hernndez, la una
admiracin por lo europeo, la otra su rechazo, Borges adopta y clausura las dos corrientes principales de la literatura argentina del XIX, dos corrientes que, paradjicamente, se juzgan contrarias. Esto permite a Renzi desarraigar a Borges temporalmente y transplantarlo a un siglo anterior al de su existencia; le permite, adems, afirmar que la literatura argentina moderna concluye con la muerte de Arlt, frente al cual se alarga un pramo sombro (131). Renzi abandona as su estudio sobre Borges para abordar la escritura perversa del autor de Los Siete Locos. Marconi, haciendo eco a las crticas negativas contra Arlt, asegura que este escriba como el culo, escriba como si quisiera arruinarse la vida, desprestigiarse a s mismo (135). Exacto, consiente Renzi, pero la mala escritura de Arlt es mala en un sentido moral, es perversa, es criminal, y responde a cambios sociales concretos. El estilo de Arlt va en contra de los valores estticos establecidos (escribir pulcro, prolijito, sin gerundios . . . sin palabras repetidas) porque intenta incorporar lo reprimido de la literatura argentina, es decir, adopta el discurso / los discursos de aquellos grupos marginados por la cultura dominante: los inmigrantes, los pobres, los criminales, los rabaleros. Las estructuras nacionales sufren un grave impacto a consecuencia de la inmigracin, la cual destruye nuestra identidad, nuestros valores tradicionales . . . corrompe la lengua nacional (136). La literatura, desde ese momento, pasa a tener una funcin, digamos, especfica (nfasis del autor), que consiste en preservar y defender la pureza de la lengua nacional frente a la mezcla, el entrevero, la disgregacin producida por los inmigrantes (137). La literatura consigue su autonoma, se enfatiza la nocin de estilo, y esta comienza a ser juzgada a partir de valores especficos, de valores . . . puramente literarios y no, como suceda en el XIX, por sus valores polticos o sociales (136). El hecho de que al lenguaje se le impongan y sea evaluado a travs de patrones concretos y estructuras ntidas slo quiere decir una cosa: que ya no hay patrones concretos ni estructuras ntidas. La lengua se ha convertido en una mquina polifactica, descontrolada, y la nueva tarea del intelectual consiste en interrumpir su marcha demoledora. El escritor, as, pasa a ser el custodio de la pureza del lenguaje, aqul quien luchar por evitar la desmembracin del cuerpo lingstico. El ejemplo ideal de este tipo de escritor es Leopoldo Lugones, quien cumple un valor decisivo en la definicin del estilo literario en la Argentina. Para Renzi, como para Borges, Lugones escribe con diccionario en mano, dedicndose a borrar ese impacto de los lenguajes extranjeros sobre el lenguaje nacional. Lucha por mantener la nitidez, la claridad, la elegancia y el orden del discurso oficial. Arlt, por el contrario, no entiende el lenguaje como una unidad, como algo coherente y liso, sino como un conglomerado, una marea de jergas y de voces. Las clases dominantes intentan inyectar dentro del lenguaje la claridad y la pureza, y al hacer esto lo aprisionan dentro de un molde asfixiante, lo sumergen, lo ahorcan, lo amordazan, le imponen un silencio que no quiere aceptar. Arlt es de los pocos que se apartan de esta tendencia tirnica y paranoica; por el contrario, acepta la naciente multiplicidad discursiva, se deja llevar por ese carrusel polifnico, rechaza el buen gusto, la coquetera, los buenos modales literarios. Su literatura est hecha de traducciones, de conglomerados, de restos. El lenguaje monstruoso de Arlt salta al lector porque en su caso la literatura equivale al lenguaje, son lo mismo,[e]l estilo de Arlt es su ficcin. Y la ficcin de Arlt es su estilo: no hay una cosa sin la otra (139). La literatura Argentina posterior a Lugones se divide en dos trayectorias, una muy transitada, la otra casi desierta: aquella por donde se pasean los seguidores de Lugones porque escribir como Lugones equivale a escribir bien, y aquella donde un desprestigiado Arlt camina haciendo trozos al lenguaje oficial, mas reemplazando estos trozos con pedazos de voces inmigrantes y exticas. Borges sigue la trayectoria de Lugones; nadie puede dudar que sus cuentos fueron compuestos con un intenso rigor sobre la claridad y la forma del lenguaje: son breves destellos de concisin lingstica, pequeas joyas transparentes y exactas. Esto no quiere decir que Borges no pudo admirar la obra de Arlt. Al contrario, Renzi asegura que Borges ley, e incluso homenaje, a Arlt. Mir, dice a Marconi, vos te debs acordar, estoy seguro, de ese cuento de El informe de Brodie que se llama El indigno. Relelo, hac el favor y vas a ver. Es El juguete rabioso. Quiero decir, dijo Renzi, una transposicin tpicamente borgeana, esto es, una miniatura del tema de El juguete rabioso (140). Si el tema (la fascinacin por el mundo del crimen) es una influencia de la novela de Arlt, el tmido homenaje lo descubre en el nombre de uno de los personajes del cuento: un polica llamado Alt. Considerando el significado que tienen los nombres en los textos de Borges, no cabe duda, asegura Renzi, que se trata de una sutil alusin a Arlt, alusin que es a su vez un homenaje, un saludo, un gesto de aprecio hacia su obra. Los anlisis literarios de Renzi adoptan, as, posiciones poco ortodoxas mas no destructoras; por el contrario, su modo de lectura es uno atento a los pequeos detalles, a los vnculos disfrazados de coincidencias, a las alusiones veladas, a los murmullos de la literatura; es, por tanto, un modo de lectura que rejuvenece a la tradicin literaria y a su crtica, pues nos permite adoptar aproximaciones originales e idiosincrsicas, nos permiteleer a Borges desde Arlt, es decir, relacionar a dos figuras aparentemente incompatibles. El examen literario de Renzi es una ddiva efectiva y certera, que nos exige observar a la literatura desde un sitio inesperado, a releer, a re-interpretar el canon, a agudizar nuestros sentidos, en palabras de Octavio Paz (refirindose a Borges), Renzi trastorna todos los puntos de vista tradicionales y nos obliga a ver de otra manera las cosas que vemos y los libros que leemos (220).
Leer a Kafka desde Hitler. Esta pareciera ser la propuesta de
Tardewski. Como Renzi, su mtodo de lectura es perspicaz y agudo, inesperado y sagaz. No hay ficcin ni historia invariables, sino ficcin histrica, historia ficticia. El encuentro entre Kafka y Hitler puede ser una mentira de la imaginacin, pero esta mentira es tan fascinante, tan monstruosa, que nos convence sin remedio. Al igual que el lector, Jos Emilio Pacheco se pregunta si el encuentro entre estas dos figuras realmente ocurri. Al final de cuentas, opina, la veracidad es lo de menos, lo que importa es la sugerencia. La ciencia historiogrfica, al contrario de la literatura, basa su rigor en la esclavitud del documento. Un dato comprobado, para esta ciencia, es por definicin un dato documentado. La literatura no es tan exigente; si el texto que ha de comprobar al hecho no existe, este se inventa, se fabrica. Y lo que Tardewski (Piglia) inventa para corroborar las conversaciones entre Hitler y Kafka es lo siguiente:
el Times Literary Supplement no aparece los domingos (da en
que sale The Sunday Times con sus propias reseas) sino los jueves. Por lo dems, claro est, Brod no dice una palabra acerca de Adolf. En ninguno de los volmenes de Cartas consultados existen las que cita Piglia. En cambio en los Diarios 1910-1923 s figura la inquietante anotacin: Su gravedad me mata. . . (147)
Una fecha de publicacin mal atribuida, una frase truncada y
misteriosa, cartas apcrifas; es por medio de estos artificios literarios que Tardewski (Piglia) expone su gran descubrimiento con una coherencia y lucidez tan detallada, que no podemos sino asentir a esa ficcin y aceptarla como verdad. La literatura se ve transfigurada, as, en substancia histrica, y la historia se cristaliza en gema literaria. Cmo entonces no leer a Kafka desde Hitler? Este ltimo, reunidos en el caf Arcos, en Praga, refiere sus proyectos fanticos, sus sueos gangosos, desmesurados, en los que [Kafka] entrev su transformacin en el Fhrer, el jefe, el amo absoluto de millones de hombres, sirvientes, esclavos, insectos sometidos a su dominio. . . (208). Kafka escucha en Hitler la voz abominable de la historia, piensa que si las palabras pueden ser habladas pueden tambin ser efectuadas:
Piensa que es posible que los proyectos imposibles y atroces
de ese hombrecito ridculo y famlico lleguen a cumplirse y que el mundo se transforme en eso que las palabra estaban construyendo: El Castillo de la Orden y la Cruz gamada, la maquina del mal que graba su mensaje en la carne de sus vctimas. (Piglia 208)
La literatura de Kafka es una transcripcin, una anticipacin en
palabras, de ese proyecto asesino, de esa mquina tirnica descrita y anhelada por Hitler. Dibuja un mundo en el que toda persona es acusada de improviso, en el que el Estado pasa a tomar posesin de la existencia y del destino de sus ciudadanos. Kafka es el que sabe escuchar, el que sabe presentir el sentido oculto y criminal de las palabras. Muchos aos antes de que el Tercer Reich concretara estas premoniciones, Kafka describe a seres humanos transformados en insectos, seres arrestados, aplastados, muertos como insectos, incapaces de ayudarse a s mismos, de ayudar a nadie, incapaces de luchar contra el Castillo. Leemos, entonces, a Kafka desde Hitler, es decir, leemos a Hitler como precursor de Kafka, aun si esto representa una aberracin interpretativa. La historia se confunde con la literatura, no hay fronteras entre ellas. Lo que Tardewski realiza no es slo un descubrimiento, es una renovacin de la literatura, una relativizacin de la historia.
Tardewski define su hallazgo como la inesperada asociacin de
dos hechos aislados, de dos ideas que, al unirse, producen algo nuevo (203). El modo de lectura que vivifica, que resucita a la literatura y a la historia de sus cenizas es encarnado por el poder asociativo en los anlisis literarios de los personajes de Respiracin artificial, en particular los de Tardewski y Renzi. La cadena generacional constituida por Enrique Ossorio, Marcelo Maggi y Emilio Renzi se ve ayudada por dos personajes que de alguna forma tambin pertenecen a ella: el senador Luciano Ossorio y el polaco Vladimir Tardewski. Ambos funcionan como figuras intermediarias: Luciano Ossorio provee a Maggi las cartas de su abuelo Enrique Ossorio; Tardewski guarda y confiere estas mismas cartas a Renzi. Todos los personajes forman, as, parte de una ntima tradicin literaria, oblicua, clandestina, marginal, constituida por figuras precursoras y descendientes. Como metfora del proceso de re- interpretacin literaria, esta cadena personifica un modo de lectura cuya tarea predominante es rescribir la historia, re-explicar la literatura. Tan pronto se abandona este mtodo de interpretacin, el cuerpo textual perece. Entonces es necesario resucitarlo por medio de la respiracin artificial. Obras Citadas
Morello-Frosch. Significacin e historia en Respiracin artificial
Espculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
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