Koyré PensarCiencia
Koyré PensarCiencia
Koyré PensarCiencia
Pensar la ciencia
Ediciones Paids
I.C.E. de la Universidad Autnoma de Barcelona
Barcelona - Buenos Aires - Mxico
tulo original: h d a d'histoire de la pense philosophique:
De l'infiuence des conceptions philosophiques sur l'evolu-
tion des thories scientifiques (pgs. 253-269)
Les philosophes et la machine (pgs. 305-339)
Du monde de 17"a-peu-prhs" A l'univers de la prcision
(pgs. 341 -362)
Publicado en francs por ditions Gallimard, Pars
Traduccin de Antonio Beltrn ~ a r ;
Cubierta de Mario Eskenazi
l."edicin, 1994
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del
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Pensar la ciencia
Vida de Koyr
29. <<Alexandre
Koyr: Between the History of Ideas and Socio-
logy of Disembodied Knowledge., History and Technology, 4 (1987):
115-148. Elkana sostiene que (a) Koyr hace depender la ciencia de
la epistemologa, que (b) las ideas sobre el conocimiento estn de-
terminadas socialmente, y que por tanto (c) Koyr es un sociologis-
ta. Pero no aporta el menor elemento de juicio para probar que Koy-
r sostuviese nunca (b).
36 PENSAR LA CIENCIA
CARLOSSOLSSANTOS
Universidad Nacional
de Educacin a Distancia
PENSAR LA CIENCIA
va, sino los v o q ~ alos que estn ligados por leyes cau-
salmente no explicadas o inexplicables. De hecho no son
los cuerpos de nuestra experiencia comn, sino los cuer-
pos abstractos, las partculas y los tomos del mundo
newtoniano los que son los relata o los fundamenta de
las relaciones matemticas establecidas por la ciencia.
b) La autointerpretacin y autorrestriccin positi-
vistas de la ciencia no son en absoluto un hecho mo-
derno. Como mostraron ya Schiaparelli, Duhem y otros,
son casi tan viejas como la ciencia misma y, como to-
das las cosas o casi todas, fueron inventadas por los
griegos. El fin de la ciencia astronmica, explicaban
los astrnomos alejandrinos, no es descubrir el meca-
nismo real de los movimientos planetarios que por los
dems no podemos conocer, sino slo salvar los fenme-
nos, o b v ~acpaivbp~vacombinando sobre la base em-
prica de las observaciones un sistema de crculos y de
movimientos imaginarios -un truco matemtico- que
nos permita calcular y predecir las posiciones de los
planetas de acuerdo con las observaciones futuras.
Por otra parte, Osiander (en 1543)recurre a esta epis-
temologa pragmatista y positivista para disimular con
ella el carcter revolucionario de la obra copernicana.
Y precisamente contra esta mala interpretacin positi-
vista protestan los grandes fundadores de la astrono-
ma moderna, Kepler, que pone AITIOLOGETOS en el
ttulo mismo de su gran obra sobre Martejaigual que
Galileo e incluso Newton que, a pesar de su clebre
hypotheses non fingo,9 en los Principios matemticos
5. En EE.UU. y en la U.R.S.S.
LOS FILOSOFOS Y LA MQUINA 75
na, en tanto que tal, no tiene nada que ver con todo esto:
en efecto, hay civilizaciones, grandes civilizaciones, ta-
les como la china y la hind que rechazaron la perso-
nalizacin sin haber conocido jams el maquinismo.
A mi parecer, el seor Schuhl tiene mucha razn al
poner el acento en la segunda revolucin industrial))
que cerr la edad de hierro e instaur la edad de la elec-
tricidad. Con ella, en efecto, la humanidad abandon
el periodo tcnico de su historia y entr en el periodo
tecnolgico, periodo que tiene sus propios caracteres,
muy a menudo opuestos a los de la poca precedente."
Por mi parte creo que.se podra ir ms lejos an y
pretender que, incluso en su fase inicial, los perjuicios
del maquinismo (salvo en el plano esttico) fueron mu-
cho menores de lo que se dice. Sin duda no puede uno
leer sin rebelarse las descripciones de la miseria atroz
de las clases obreras en la primera mitad del siglo XIX
que nos han recopilado, por ejemplo, Engels y Buret.
Y menos an puede leer, sin sentir repugnancia y ho-
rror, los productos de la propaganda capitalista defen-
diendo, en nombre de la libertad y del cristianismo, el
derecho de los patrones a hacer trabajar a los nios en
las minas y poner en la calle a los obreros enfermos o
viejos. (Es una lstima que el seor Schuhl no se haya
credo obligado a citar ejemplos de esta literatura.)l2
La historia de la acumulacin capitalista, tal como nos
16. Por eso las familias son numerosas en todas las partes en
que el nio no est protegido: en los pases agrcolas, donde no existe
escolaridad obligatoria, y en los pases industriales, donde no exis-
te legislacin del trabajo. Inversamente, la introduccin de la pro-
teccin de los nios y de la escolaridad obligatoria, lleva, en breve
trmino -dos o tres generaciones- a una cada de la natalidad.
Add. 1959: Un trastocamiento de la situacin demogrfica se pro-
duce en los pases muy ricos, como Estados Unidos, y en los que
-como Francia y Canad- toman a su cargo el sustento de los
nios.
LOS F I ~ ~ S O F OYSLA MAQUINA 85
21. Parece claro, en todo caso, que los carreteros nunca hicie-
ron esa coinparacin. Por mi parte me inclino a creer que el engan-
che del caballo nos lleg de Asia y que all no fue ms que una adap
tacin del arns del perro.
90 PENSAR LA CIENCIA
30. Del griego y del romano del periodo clsico. Sobre el tra-
bajo en Grecia, adems del libro harto conocido de G. Glotz, Le Tra-
vail dans la Gr2ce antique, Pars, 1920, vanse los destacables art-
culos del seor A. Aymard, aHirarquie du travail et autarcie
individuelle dan la G&ce archaique~en Revue d'histoire de la phi-
losophie et d'histoire gntrale de la civilisation, 1943, y aL'ide du
travail ans la Griice archaiquen en Journal de Psychologie, 1948. De
ah se desprende que el trabajo, en tanto que tal, no era en absolu-
to despreciado en la Grecia arcaica.
100 PENSAR LA CIENCIA
Le vrai sire
Chatelain
Laisse crire
Le vilain,
Sa main digne,
Lorqui'il signe
Egratigne
Le parchemin ...41
16. No se mira hasta que no se sabe que hay algo que ver, y
sobre todo en tanto que se sabe que no hay nada que ver. La inno-
vacin de Leeuwenhoek consiste principalmente en su decisin de
mirar.
17. El catalejo no es un telescopio: haber transformado el pri-
mero en el segundo es precisamente el mrito de Galileo.
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