Derecho Penal Del Medio Ambiente PDF
Derecho Penal Del Medio Ambiente PDF
Derecho Penal Del Medio Ambiente PDF
9
CAPITULO PRIMERO
INTRODUCCION: LA CONCIENCIA
DE LOS PELIGROS AMBIENTALES
Y EL SISTEMA CHILENO DE PROTECCION
DEL MEDIO AMBIENTE
1
Ver al respecto las mltiples notas de prensa surgidas en relacin con la
contaminacin ambiental en el Gran Santiago, particularmente las referidas a las
alertas ambientales ocurridas en el pasado ao (por todos, El Mercurio, de 4 de mayo
de 2002, Cuerpo C). Pero tambin existen otros riesgos de contaminacin del aire
no siempre igual de destacados, pero a veces de mayor gravedad para la salud de
quienes los padecen, como la contaminacin por plomo y cobre sufrida por un
sector de la ciudad de Antofagasta (El Mercurio, 9 de noviembre de 2002, Cuerpo
C). Entre la bibliografa cientfica, pueden verse los textos de Hajek, Ernst / Es-
pinoza, Guillermo / Gross, Patricio: Percepcin de los problemas ambientales en las regio-
nes de Chile, Santiago, 1994; AA.VV.: Gestin Ambiental del Gobierno de Chile, CONAMA,
Santiago, 1997; y Guillermo Geisse G.: 10 aos de debate ambiental, Santiago, 1993.
2
Ver, al respecto, la noticia referida a las emergencias ambientales por derrames
mineros en el tranque Talabre (Calama) y en el Ro Elqui (El Mercurio, 9 de no-
viembre de 2002, Cuerpo C).
11
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
3
El ltimo ejemplo de lo cual es el grave suceso del hundimiento del buque
petrolero Prestige, y el posterior derrame de su cargamento en las costas gallegas
(Emol, internet, 30 de noviembre de 2002).
4
El ejemplo ms paradigmtico es el problema suscitado por el control de
los vertederos y el depsito de residuos slidos, reflejado en el editorial de La Ter-
cera, de 14 de febrero de 2002. Esta preocupacin tambin se ha reflejado a nivel
parlamentario en las mociones contenidas en el Boletn 150-11, donde se intent
legislar prohibiendo el ingreso al territorio nacional de desechos provenientes de
terceros pases; en el Boletn 2401-12, sobre un proyecto de ley que establece pe-
nalidades a los vertederos clandestinos; y en el Boletn 2721-12, que contena un
proyecto de ley que prohiba el traslado y posterior depsito de basuras y desper-
dicios generados en una regin en el territorio de otra.
5
Juan Claudio Godoy, alcalde de San Miguel y presidente de Emeres, infor-
m a la Comisin de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medio Ambiente
de la Cmara de Diputados (Sesin 35 de la 342 Legislatura, 5.09.2000) que en
ese ao a un vehculo que transportaba cloro al 8%, sin autorizacin ni medidas
de prevencin adecuadas, se le cay una bolsa en la Carretera del Sol, lo cual dio
como resultado que 8 funcionarios municipales y 4 bomberos fueran hospitaliza-
dos. Ver, adems, el estudio Riesgo y Costo Social del Transporte de Sustancias Peligro-
sas en la Minera, por Andrs Wrann, Marcelo Anda y Gustavo Lagos, del Centro
de Investigacin Minero-Metalrgico y Pontificia Universidad Catlica de Chile,
Informe de Avance, mayo 2000, en http://www.cipma.cl/hyperforum/chile1.doc.
12
INTRODUCCION: LA CONCIENCIA DE LOS PELIGROS AMBIENTALES...
13
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
6
Como la propia Contralora General de la Repblica ha reconocido en su
Dictamen N 8.988, de 14 de marzo de 2000, no existen sanciones en la Ley
N 19.300 para quienes infringen la obligacin en ella establecida de someter los
proyectos o actividades que se sealan en su art. 10 al Sistema de Evaluacin de
Impacto Ambiental (cfr. Juan Francisco Bascun Muoz: Jurisprudencia de la Con-
tralora General de la Repblica relativa al Sistema de Evaluacin de Impacto Ambiental:
1997-2000, Santiago, 2001.
7
En efecto, cuando se discuti el art. 77 de la Ley N 19.300, sobre Bases Ge-
nerales del Medio Ambiente, se acord en el Senado otorgar al Director Ejecuti-
vo de la CONAMA la faculta de crear Comits operativos, como comits consultivos
14
INTRODUCCION: LA CONCIENCIA DE LOS PELIGROS AMBIENTALES...
15
CAPITULO SEGUNDO
* Este captulo ha sido elaborado por los profesores Jean Pierre Matus A. y
Marcos Orellana Cruz, y se refiere exclusivamente a los tratados suscritos por Chile
hasta diciembre de 2002 y actualmente vigentes. Para una visin de los tratados
no suscritos por Chile, pero que han sido elaborados por los pases de nuestra r-
bita cultural, ver la Memoria de Grado dirigida por el profesor Jean Pierre Matus
A., Obligaciones internacionales de establecer delitos medioambientales, contempladas en los
tratados no suscritos por Chile, de la alumna Marcia Allendes, U. Talca, 2003.
1
Autores como Manuel Diez de Velasco, Instituciones de Derecho Internacional
Pblico, 11 ed., Madrid, 1997, p. 613, citan incluso precedentes provenientes de
las postrimeras del siglo XIX, tales como el Laudo en el asunto de las focas peleteras
del Pacfico, que decidi una controversia entre los Estados Unidos de Amrica y
el Reino Unido, laudo que servira de base para la celebracin posterior de trata-
dos destinados a la conservacin de dicha especie. Precisamente, la conservacin
de especies de la flora y fauna fue el objeto principal de los tratados celebrados
en la primera mitad del siglo XX.
2
Tribunal Internacional de Justicia, Dictamen de 8 de julio de 1996 sobre la
legalidad de la amenaza o el empleo de las armas nucleares (Dictamen A.G.N.U.),
Rec. 1996, p. 226. Adoptamos aqu un concepto utilizado por el Tribunal Inter-
nacional de Justicia, que parece apropiado para el enfoque del problema desde
el punto de vista del derecho internacional, aunque no sin reconocer que, como
seala Miguel Perales, Carlos: Derecho espaol del medio ambiente, Madrid, 2000, p. 24,
17
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
se trata de un concepto de difcil precisin respecto del cual hay opiniones para
todos los gustos (que el propio Miguel Perales cita).
3
Jimnez de Parga y Maseda, Patricia: El principio de prevencin en el Derecho
Internacional del Medio Ambiente, Madrid, 2001, p. 14.
4
Gonzlez Campos, Julio D. / Snchez Rodrguez, Luis I. / Senz de Santa
Mara, Paz Andrs: Curso de Derecho Internacional Pblico, Madrid, 1998, p. 792.
5
Kiss / Shelton., op. cit., p. 17.
6
Loibl, op. cit., p. 106.
7
No es claro el nmero total de tratados, convenciones, declaraciones, etc.,
que directa o indirectamente tienen relacin con el medio ambiente. Fuentes Oli-
vares, Flavio, en su Manual de Derecho Ambiental, Valparaso, 1999, pp. 119 y s., se-
ala que existiran ms de 4.000 instrumentos jurdicos en la materia, de los cuales,
de carcter estrictamente internacional, con pretensin de universalidad y glo-
balidad, hay alrededor de 152; en tanto que Gonzlez / Snchez / Senz, op. cit.,
18
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
8
Kiss, A. / Shelton D.: International Environmental Law, New York / London,
1991, pp. 14 y ss., cit. por Jimnez de Parga, op. cit., p. 15.
9
Fernndez Casadavante Roman, Carlos: La proteccin del Medio Ambiente en
Derecho Internacional, Derecho Comunitario Europeo y Derecho Espaol, Vitoria, 1991,
p. 103. Por su parte, segn sealan Birnie / Boyle, op. cit., p. 9, aunque tanto la
declaracin de Estocolmo como la de Ro no constituyen formalmente tratados
obligatorios, su adopcin con el consenso de 176 Estados [en el caso de la de-
claracin de Ro], despus de un prolongado proceso de negociacin, junto con
su carcter normativo, las convierten en un importante ejemplo de la utilizacin
de instrumentos del soft law en el proceso de codificacin y desarrollo del dere-
cho internacional. En esta materia debe tenerse presente lo sealado por Villa-
ry, Michael: El devenir del derecho internacional. Ensayos escritos al correr de los aos,
quien califica de engaosa la expresin soft law, apuntando que ya al trmino
de la Segunda Guerra Mundial (con los Tratados de Yalta) y durante la llamada
Guerra Fra, se multiplicaron los compromisos polticos sin compromisos jurdicos
precisos, pero que an careciendo del carcter de tratados, surtan efectos rea-
les (p. 162). Tambin este autor rechaza que las Recomendaciones de los orga-
nismos internacionales carezcan de valor jurdico, aunque slo tengan uno muy
poco delimitado, entendindolas como invitaciones a observar un comportamien-
19
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
10
Loibl, Gerhard: Dispute avoidance and dispute settlement in International Envi-
ronmental Law, some reflections on recent developments, en XXIV Curso de Derecho
Internacional del Comit Jurdico Interamericano (1997), Secretara General OEA,
Washington, 1998, pp. 101-126, pp. 105 y s.
11
Sin embargo, no cabe atribuir exclusivamente al derecho internacional
ambiental estas caractersticas y razones, pues la creciente frondosidad de fuentes
del derecho internacional tambin est asociada a la creacin de numerosas or-
ganizaciones internacionales, partiendo por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, y el resto de sus organismos dependientes (entre ellos, naturalmente, el
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), cuyas resoluciones,
declaraciones y recomendaciones aparecen engrosando el nmero de fuen-
tes que o bien se caracterizan como soft law, o se entienden como cristalizaciones
previas de un derecho consuetudinario de acelerada creacin (cfr. Barbosa, Ju-
lio: The Customary Rule: from Chrysalis to Butterflty, en Kluwer Law International: Li-
ber Amicorun In memoriam of Judge Jos Mara Ruda, The Hague / London / Boston
2000, pp. 1-14, pp. 9 y s.). Tampoco es aislado el fenmeno del creciente carcter
reglamentario del derecho internacional pblico y de su multilateralizacin, pues
por nombrar slo un ejemplo las convenciones cada vez ms detalladas sobre tr-
fico ilcito de estupefacientes as lo demuestran (cfr. al respecto la recopilacin
de tratados y convenciones contenida en el texto de Politoff / Matus / Ramrez /
Palma: Legislacin y reglamentacin complementaria del delito de trfico ilcito de estupe-
facientes, Santiago, 2000). El que, en ltima instancia, el derecho internacional
del medio ambiente slo es verdaderamente eficaz si se aplica por medio del dere-
cho interno de los Estados (Diez de Velasco, op. cit., p. 616) es una frase que, mu-
tatis mutandi, vale tanto para impedir la explotacin indiscriminada de los bosques
como para castigar el lavado de dinero o para lograr la vigencia efectiva de los
derechos humanos, o como en lo que actualmente se encuentra en el centro de
la discusin: la lucha contra el terrorismo (cfr. el Convenio Internacional para
la Represin de los Atentados Terroristas Cometidos por Bombas, y el Convenio
Internacional para la Represin de la Financiacin del Terrorismo, ambos adop-
tados en Nueva York en diciembre de 1997). Mucho menos particular puede ver-
se el carcter programtico de la mayor parte del derecho internacional ambiental,
20
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
12
Loibl, op. cit., pp. 112, 123.
21
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
13
Restringido al mbito europeo, s se han realizado esfuerzos precisos y de-
terminados con relacin a establecer normas comunes provenientes de tratados
multilaterales para la proteccin del medio ambiente por la va penal. As, res-
pecto a los pases que forman el Consejo de Europa, se ha abierto en Estrasburgo
el 4 de noviembre de 1998, para su firma y ratificacin, una Convencin para la
proteccin del ambiente a travs del derecho penal (ETS 172), la que sin embargo no
haba conseguido en diciembre de 2002 la ratificacin de tres de los suscriptores
para entrar en vigor. Por otra parte, la Comisin Europea ha propuesto reciente-
mente una Directiva relativa a la proteccin del medio ambiente por medio del derecho pe-
nal (COM (2001) 139 Final), la que todava se encuentra en discusin.
La Convencin establece: Artculo 2. Delitos dolosos. 1. Cada parte deber
adoptar las medidas necesarias para establecer como delitos en su derecho inter-
no, cuando se cometan intencionalmente:
a) la descarga, emisin, o introduccin de una cantidad de sustancias o de
iones radiactivos en el aire, suelo o agua que:
i) causen la muerte o graves lesiones a una persona, o
ii) creen un significativo riesgo de causar la muerte o graves lesiones a cual-
quier persona;
b) la descarga, emisin o introduccin no autorizados de una cantidad de
sustancias o de iones radiactivos en el aire, suelo o el agua que causen o puedan
causar su irreparable deterioro o la muerte o graves lesiones a cualquier persona
o un dao sustancial a monumentos y otras propiedades, objetos, animales o plan-
tas protegidos;
c) el depsito, tratamiento, almacenamiento, transporte, exportacin o im-
portacin no autorizados de residuos peligrosos que causen o puedan causar la
muerte o graves lesiones a cualquier persona o un dao sustancial a la calidad
del aire, suelo, agua, animales o plantas;
d) la explotacin no autorizada de un establecimiento en el cual se desarro-
llen actividades peligrosas que causen o puedan causar la muerte o graves lesio-
nes a cualquier persona o un dao sustancial a la calidad del aire, suelo, agua,
animales o plantas;
e) la fabricacin, tratamiento, almacenamiento, uso, transporte, exportacin
o importacin no autorizados de materiales nucleares u otras sustancias radiac-
tivas peligrosas que causen o puedan causar la muerte o graves lesiones a cual-
quier persona o un dao sustancial a la calidad del aire, suelo, agua, animales o
plantas...
Artculo 3. Delitos imprudentes. 1. Cada parte deber adoptar las medidas ne-
cesarias para establecer como delitos en su derecho interno, cuando se cometan
negligentemente, los hechos numerados en el art. 2, prrafo 1, letras a) a e).
Adems, el art. 4 de la Convencin deja a discrecin de los Estados el casti-
gar ya sea por la va del derecho penal o por la del derecho administrativo san-
cionador, aparte los siguientes hechos no comprendidos en los artculos anteriores:
a) la descarga, emisin o introduccin no autorizados de una cantidad de sus-
22
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
14
Loibl, op. cit., p. 111.
23
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
15
El problema del paso del soft law al hard law es analizado desde un punto
de vista general por Jimnez de Parga y Maseda, op. cit., pp. 21 y ss.
16
Virally, op. cit., pp. 190 y ss., y especialmente p. 218.
17
Informe de la Reunin del Grupo Especial de Expertos sobre las formas
ms eficaces de cooperacin internacional contra la delincuencia transnacional,
Viena, diciembre 1993 (E/CN.4/1994/4/Add.2,10).
24
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
18
Informe del Noveno Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevencin
del Delito y Tratamiento del Delincuente, El Cairo, 29 de abril a 8 de mayo de
1995 (A/CONF. 169/16, 352-361).
19
A/CONF.187/PM.1, 29.
20
De hecho, dicha Declaracin (A. CONF. 187/4/Rev. 3) fue adoptada como
la principal Resolucin del Congreso (Informe del Dcimo Congreso de las Na-
ciones Unidas sobre Prevencin del Delito y Tratamiento del Delincuente, Viena,
10 a 17 de abril de 2000, A/CONF.187/15, 1).
21
El Congreso se centr bsicamente en los problemas derivados de la emer-
gencia de los delitos graves de carcter mundial y de la necesidad de coopera-
cin para su prevencin y el control de la delincuencia organizada transnacional
(A. CONF.187/4/Rev. 3, Prembulo), materias que se distribuyeron en cuatro te-
mas: promocin del imperio de la ley y fortalecimiento del sistema de justicia pe-
25
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
22
Virally, op. cit., p. 151.
23
Fernndez de Casadevante, op. cit., p. 108.
24
La cuestin del lenguaje adoptado por los textos del derecho internacional
adquiri, en materia penal ambiental, inusitada importancia en la discusin de los
textos preliminares de algunos artculos del tratado sobre Responsabilidad de los
Estados, que se encuentra en elaboracin en el seno de la Comisin de Derecho
Internacional. En efecto, en sus primeras versiones, el texto que manejaba la Co-
misin introduca los conceptos de crmenes y delitos internacionales, cometidos por
26
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
los Estados. La conceptualizacin fue objeto de debate y fuerte oposicin por parte
de las principales potencias internacionales (Estados Unidos, Francia, Alemania,
etc.), como puede verse en el Primer Informe sobre responsabilidad de los Esta-
dos del Relator Especial, Sr. James Crawford (A/CN.4/490/Add.1, 52-60), y las
buenas razones dadas para no confundir el incumplimiento de obligaciones in-
ternacionales con la responsabilidad penal internacional hicieron tanta fuerza que
el propio Relator Especial termina por recomendar la supresin de las normas
vinculadas al concepto de crimen internacional y sus efectos, y particularmente del
art. 19 del Proyecto (que consideraba en su N 3, letra c) como crimen internacio-
nal del Estado una violacin grave de una obligacin internacional de importan-
cia esencial para la salvaguardia y la proteccin del medio humano, como las que
prohben la contaminacin masiva de la atmsfera o de los mares) (A/CN.4/
490/Add.1, 100). Esta recomendacin ha sido acogida por la Comisin de Dere-
cho Internacional, como puede verse en el Proyecto de Artculos aprobado pro-
visionalmente por el Comit de Redaccin en segunda lectura, de 11 de agosto
de 2000 (A/CN.4/L.600), donde ya no se hace referencia alguna a crmenes o delitos
internacionales cometidos por los Estados, e incluso se ha tenido el cuidado de no men-
cionar ninguna obligacin referida a materias especficas incluidas las medioam-
bientales, al establecerse especiales regulaciones para las Violaciones graves de
obligaciones para con la comunidad internacional en su conjunto (arts. 41 y ss.).
25
Fernndez de Casadevante, op. cit., p. 109.
26
Virally, Michel: La distinction entre textes internationaux de porte juridique et
textes internationaux dpourvus de porte juridique, en Annuaire I.D.I., vol. 60-I, 1985,
pp. 166-257, cit. por Fernndez de Casadevante, op. cit., pp. 109 y s.
27
Fernndez de Casadevante, op. cit., p. 110.
27
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
28
Virally, La distinction, cit. por Fernndez de Casadevante, op. cit., p. 110.
29
Loibl, op. cit., p. 124.
28
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
30
Montenegro / Herv / Durn, op. cit., passim.
31
Llanos, op. cit., passim.
32
Cfr. supra, p. 5.
33
Entre esta clase de instrumentos podemos mencionar los siguientes:
Como parte del denominado soft law, la Declaracin de Santiago, sobre Zona
29
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
30
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
i. Desde fuentes terrestres. ii. Desde la atmsfera o a travs de ella; y iii. Por verti-
miento; b) La contaminacin causada por buques, en particular aquellas para pre-
venir accidentes, hacer frente a emergencias, garantizar la seguridad de las
operaciones en el mar, prevenir descargas intencionales y reglamentar el diseo,
la construccin, el equipo, la explotacin y la dotacin de los buques de acuerdo
a las normas y reglas internacionales generalmente aceptadas, y c) La contamina-
cin proveniente de todos los otros dispositivos e instalaciones que funciones en
el medio marino, en particular aquellos para prevenir accidentes, hacer frente a
emergencias, garantizar la seguridad de las operaciones en el mar y reglamentar
el diseo, la construccin, el equipo y la dotacin de esas instalaciones o esos dis-
positivos.
Entre el derecho internacional convencional, referido a la energa nuclear,
el Convenio Acerca de la Responsabilidad Civil en Materia de Energa Nuclear,
Paris, 29 de julio de 1960, y su Convenio Complementario de 1963; la Conven-
cin sobre la Responsabilidad de los Explotadores de Buques Nucleares, Bruse-
las, 25 de mayo de 1962; la Convencin de Viena sobre Responsabilidad Civil por
Daos Nucleares, 21 de mayo de 1963; el Protocolo Comn de 1988 relativo a la
Aplicacin de la Convencin de Viena y del Convenio de Pars, Viena, 21 de sep-
tiembre de 1988; el Convenio Relativo a la Responsabilidad Civil en la Esfera del
Transporte Martimo de Materiales Nucleares, Bruselas, 17 de diciembre de 1971;
la Convencin sobre la Pronta Notificacin de Accidentes Nucleares, Viena, 26
de septiembre de 1986; la Convencin sobre Asistencia en Caso de Accidente Nu-
clear o Emergencia Radiolgica, Viena, 26 de septiembre de 1986; el Tratado so-
bre la No Proliferacin de Armas Nucleares; el Tratado para la Proscripcin de
las Armas Nucleares en la Amrica Latina, Mxico, 14 de febrero de 1967, sus
Protocolos y Enmiendas; el Convenio de Lima que establece la Organizacin La-
tinoamericana de Energa, de 1973, y el Tratado sobre Prohibicin de Armas Nu-
cleares y otras Armas de Destruccin en Masa en los Fondos Marinos y Ocenicos
y su Subsuelo.
34
Virally, op. cit., pp. 190 y ss., y especialmente p. 218.
31
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
35
Adems, se debe tener presente que, respecto al derecho penal propiamente
tal, en la propia Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y
Desarrollo, Ro de Janeiro, junio de 1992, Programa 21, Captulo 17, se afirma,
en su punto 17.21, que para prevenir la degradacin del medio marino sera ms
til una estrategia de precaucin y prevencin que de reaccin.
36
Posteriormente, los sucesivos protocolos de esta Convencin (particular-
mente el de Montreal de 1987) han ido especificando las obligaciones de las par-
tes, aunque sin hacer referencia directa al establecimiento de sanciones penales.
32
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
37
Art. 2 (2)... Cada Parte Contratante adoptar para sus nacionales y los bu-
ques bajo su bandera las leyes, reglamentos y otras medidas, incluso un sistema
de permisos segn sea apropiado, que puedan ser necesarios para la ejecucin
de esta Convencin. La Convencin establece cuotas de caza, tiempos de veda y
prohibiciones respecto del recurso foca antrtica.
38
Artculo V. 1. Los Gobiernos Contratantes convienen en adoptar o en re-
comendar a sus respectivos cuerpos legislativos competentes, la adopcin de le-
yes y reglamentos que aseguren la proteccin y conservacin de la flora y fauna
dentro de sus respectivos territorios y fuera de los parques y reservas nacionales,
monumentos naturales y de las reservas de regiones vrgenes mencionados en el
art. II. Dichas reglamentaciones contendrn disposiciones que permitan la caza o
recoleccin de ejemplares de fauna y flora para estudios e investigaciones cient-
ficas por individuos y organismos debidamente autorizados.
2. Los Gobiernos Contratantes convienen en adoptar el recomendar a sus
respectivos cuerpos legislativos la adopcin de leyes que aseguren la proteccin y
conservacin de los paisajes, las formaciones geolgicas extraordinarias, y las re-
giones y los objetos naturales de inters esttico o valor cientfico o histrico.
33
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
39
Art. 2. Los gobiernos signatarios prohben la caza y la comercializacin ile-
gales de la vicua, sus productos y derivados en el territorio de sus respectivos
pases.
Art. 4. Los Gobiernos signatarios prohben la exportacin de vicuas frtiles,
semen u otro material de reproduccin con excepcin de aquellas destinadas a al-
guno de los pases miembros para fines de investigacin y/o repoblamiento.
40
Artculo Tercero. Los Gobiernos de Chile y Argentina se comprometen a
prohibir, entre el 1 de noviembre y el 31 de marzo de cada ao, el uso del fuego
como medio de habilitar terrenos de cualquiera naturaleza en la zona que se de-
signa (franja de 15 kms. cuadrados a cada lado de la frontera, entre los paralelos
36 y 45 Latitud Sur, cuya calidad ser de terrenos forestales [artculo segundo]).
41
Artculo 4. Control del comercio con Estados que no sean Partes en el Protocolo.
1. Al 1 de enero de 1990, toda Parte prohibir la importacin de las sustan-
cias controladas que figuran en el Anexo A procedentes de cualquier estado que
no sea Parte en el presente Protocolo.
1 bis. En el plazo de un ao a contar de la entrada en vigor de las disposicio-
nes del presente prrafo, toda Parte prohibir la importacin de sustancias con-
troladas que figuran en el Anexo B procedente de cualquier Estado que no sea
Parte en el presente Protocolo.
2. A partir del 1 de enero de 1993, toda Parte prohibir la exportacin de
sustancias controladas que figuran en el anexo A a los Estados que no sean Par-
tes en el presente Protocolo.
2 bis. Transcurrido un ao a contar de la entrada en vigor de las disposicio-
nes del presente prrafo, toda Parte prohibir la exportacin de sustancias con-
troladas que figuran en el anexo A a los Estados que no sean Partes en el presente
Protocolo.
Las sustancias de los anexos referidos son clorofluorocarbonos y derivados
que se clasifican segn su potencialidad de agotamiento del ozono.
42
Artculo III. Obligaciones generales.
...Las Altas Partes Contratantes dictarn leyes y reglamentos para prevenir,
reducir y controlar la contaminacin del medio marino proveniente de fuentes
terrestres, incluso los ros, estuarios, tuberas y estructuras de desage, teniendo
en cuenta las reglas y estndares, as como las prcticas y procedimientos reco-
mendados que se hayan convenido internacionalmente (inc. 2).
34
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
43
Artculo II. Las Altas Partes Contratantes acuerdan prohibir todo vertimien-
to de desechos radiactivos y otras sustancias radiactivas en el mar y/o en el lecho
de ste, dentro del mbito de aplicacin del presente Convenio. Igualmente, las
Altas Partes Contratantes acuerdan prohibir todo enterramiento de desechos ra-
diactivos u otras sustancias en el subsuelo del mar dentro del mbito de aplica-
cin del presente Convenio.
44
Artculo 2: Cada Parte se compromete a prohibir a sus nacionales y bar-
cos pesqueros registrados en virtud de sus leyes, el uso de redes de deriva dentro
del Area de la Convencin.
Art. 3. Medidas contra las actividades de pesca con redes de deriva. 1. Cada Parte
se compromete a:
b) adoptar medidas compatibles con el derecho internacional para restrin-
gir las actividades de pesca con redes de deriva dentro del Area de la Convencin
incluso, pero sin limitarse a: prohibir el uso de redes de deriva dentro de reas
que estn en su jurisdiccin pesquera, prohibir el trasbordo de capturas obteni-
das con redes de deriva dentro de las reas que estn dentro de su jurisdiccin.
Adems, facultativamente, el art. 3.2 seala otras medidas que podran adop-
tar las Partes: a) prohibir el desembarque de capturas obtenidas con redes de
deriva dentro de su territorio; b) prohibir el procesamiento de capturas obteni-
das con redes de deriva en instalaciones que estn dentro de su jurisdiccin;
c) prohibir la importacin de cualesquiera peces o productos pesqueros, ya sea
procesados o no, que hayan sido capturados utilizando una red de deriva; d) res-
tringir el acceso a puertos e instalaciones de servicio portuario a barcos dedica-
dos a la pesca con redes de deriva; y e) prohibir la posesin de redes de deriva a
bordo de cualquier barco pesquero dentro de las aguas bajo su jurisdiccin pes-
quera.
45
Loibl, op. y loc. cit., menciona la mayor parte de las normas internaciona-
les comprendidas en este grupo de casos entre las que permiten adoptar medi-
das propias del ordenamiento penal y administrativo sancionador, sin tomar claro
partido por una u otra opcin.
35
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
46
Entre las prohibiciones que contempla la Convencin, posibles de come-
ter por particulares, se encuentran el art. IX. 2.: ninguna gratificacin u otra re-
muneracin, calculada en relacin con los resultados de su trabajo, se pagar a
los caoneros y tripulaciones de los cazadores de ballenas, cuya captura est pro-
hibida por la presente Convencin; y en el Anexo, los siguientes numerales:
2. Queda prohibido coger o matar ballenas grises o ballenas francas, salvo cuan-
do la carne y los productos de tales ballenas deban ser usados exclusivamente para
el consumo local de los nativos; 3. Queda prohibido coger o matar ballenatos o
ballenas lactantes o ballenas hembras acompaadas por ballenatos o ballenas lac-
tantes; los nmeros 4, 5 y 6, donde se prohbe utilizar un buque-fbrica o un
barco cazador de ballenas dependiente de aqul con el fin de capturar o benefi-
ciar ballenas con barbas o jorobadas en las zonas que se designan; los nmeros 7
y 8, que prohben utilizar un buque-fbrica o un barco cazador de ballenas de-
pendiente de aqul con el fin de capturar o beneficiar ballenas con barbas du-
rante un perodo de veda (15 diciembre - 1 de abril) en las zonas que se designan,
y establecen una cuota mxima de captura en dichas zonas para los perodos sin
veda; el nmero 9, que prohbe capturar o matar cualquier ballena azul, de ale-
tas, boba, jorobada o cachalote de menos de las longitudes que se sealan; los
nmeros 10 a 14, donde se especifican algunas reglas sobre la forma de explota-
cin de los buques balleneros, tiempo de permanencia de ballenas muertas en el
agua, beneficio de los animales y remuneracin de las tripulaciones. La Comisin
Ballenera Internacional ha creado, adems, en su 46 Reunin, de 23 al 27 de
mayo de 1994, un Santuario para las Ballenas, ubicado entre los 40 y 60 de
Latitud Sur y entre los 130 Este y 130 Oeste, donde queda prohibida completa-
mente la captura comercial de toda clase de ballenas.
47
Los hechos que, segn el art. 7.1, deben considerarse delictivos por los Es-
tados Partes son los siguientes:
a) un acto que consista en recibir, poseer, usar, transferir, alterar, evacuar o
dispensar materiales nucleares sin autorizacin legal, si tal acto causa, o es proba-
ble que cause, la muerte o lesiones graves a una persona o daos materiales sus-
tanciales;
36
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
48
La Convencin tiene por objetivo la limitacin y el control racional de los
movimientos transfronterizos y el trfico ilcito de desechos peligrosos, entendien-
do por tales bsicamente los clnicos, farmacuticos y qumicos, que sean explosi-
vos, inflamables, corrosivos, txicos, etc. (Anexos I y III).
Por trfico ilcito de desechos peligrosos se entiende conforme al art. 9.1
de la Convencin, todo movimiento de desechos realizado:
a) sin notificacin a todos los Estados interesados conforme a las disposicio-
nes del presente Convenio; o
b) sin el consentimiento de un Estado interesado conforme a las disposicio-
nes del presente Convenio;
c) con consentimiento obtenido de los Estados interesados mediante falsifi-
cacin, falsas declaraciones o fraude; o
d) de manera que no corresponda a los documentos en un aspecto esencial; o
37
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
49
El Protocolo establece junto a un rgimen de principios medioambienta-
les (art. 3) regulado bajo el sistema de evaluacin de impacto ambiental (art. 8)
y medidas de cooperacin, informacin, y solucin de controversias, prohibicio-
nes especficas cuya infraccin podra dar origen a las medidas coercitivas de
que habla el art. 13.1. As, el art. 7 prohbe la actividad minera; el Anexo II pro-
hbe, con relacin a la proteccin de la fauna y la flora nativa, la toma o cual-
quier intromisin perjudicial, salvo que se cuente con una autorizacin (art. 3);
prohibiciones similares, para la proteccin del suelo, agua y el hielo antrtico con-
templa el art. 7 del Anexo III al Protocolo, que prohbe la introduccin en el
rea del Tratado Antrtico de difenilos policlorurados (PCB), tierra no estril, gr-
nulos o virutas de poliestireno u otras formas similares de embalaje, o pesticidas
(aparte de aquellos que sean necesarios para fines cientficos, mdicos o higini-
cos); en tanto que el Anexo IV, para la prevencin de la contaminacin mari-
na, prohbe cualquier descarga en el mar de hidrocarburos petrolferos o mezclas
petrolferas (art. 3.1), salvo los casos autorizados por el Anexo I del MARPOL
73/78, as como la descarga de cualquier sustancia nociva lquida, la de cual-
quier otra sustancia qumica o de otras sustancias, en cantidades o concentracio-
nes perjudiciales para el medio ambiente (art. 4), la eliminacin en el mar de
cualquier material plstico (art. 5.1) y de cualquier otro tipo de basura (art. 5.2),
salvo los restos de alimentos.
50
Artculo VIII. 1. Las Partes adoptarn las medidas apropiadas para velar
por el cumplimiento de sus disposiciones y para prohibir el comercio de espec-
menes en violacin de las mismas. Estas medidas incluirn:
sancionar el comercio o la posesin de tales especmenes, o ambos, y
prever la confiscacin o devolucin al Estado de exportacin de dichos es-
pecmenes.
38
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
51
Art. 31.1 Convencin de Viena.
52
Decisions of the Conference of the Parties to CITES in effect after the 11th
meeting, CITES Secretariat, CHTELAINE-Genve 2000, p. 7. Hay que hacer no-
tar, sin embargo, que la falsificacin y el uso de certificados o documentos pblicos u
oficiales falsos, es, en general, un delito reconocido por los Estados con indepen-
dencia del contenido de dicho certificado o documento (en Chile, arts. 193 y ss.,
Cdigo Penal).
53
Resolutions of the Conference of the Parties to CITES in effect after the
11th meeting, CITES Secretariat, CHTELAINE-Genve 2000, Res. 4.22, p. 8.
54
Resolutions of the Conference of the Parties to CITES in effect after the
11th meeting, CITES Secretariat, CHTELAINE-Genve 2000, Res. 11.3, p. 119.
55
Resolutions of the Conference of the Parties to CITES in effect after the
11th meeting, CITES Secretariat, CHTELAINE-Genve 2000, Res. 8.4, p. 21.
39
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
40
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
59
El art. IV del Convenio Internacional para Prevenir la Contaminacin del
Mar por Hidrocarburos, de 1954, reformado, al que sustituye MARPOL 1973/1978
(art. 9), estableca:
1) Toda contravencin a las disposiciones de los arts. III [descarga de hidro-
carburos a menos de 50 millas de tierra y en otras zonas prohibidas y por buques
no autorizados] y IX [infidelidades en el libro registro de hidrocarburos] constituye
una infraccin punible por la legislacin del territorio del cual depende el buque....
2) Las sanciones penales que un territorio de un Gobierno Contratante im-
pondr, segn su legislacin, por las descargas ilegales de hidrocarburos o mez-
clas de hidrocarburos fuera de su mar territorial debern ser lo suficientemente severas
como para desalentar tales descargas ilegales y no sern ms leves que las previstas para
las mismas infracciones cometidas en su mar territorial.
60
Y tomar, individual o conjuntamente segn proceda, todas las medidas com-
patibles con esta Convencin que sean necesarias para prevenir, reducir y contro-
lar la contaminacin del medio marino procedente de cualquier fuente, utilizando
a estos efectos los medios ms viables de que dispongan y en la medida de sus
posibilidades (art. 194.1).
61
Las obligaciones concretas de los Estados al respecto son las siguientes:
dictarn leyes y reglamentos para prevenir, reducir y controlar la contami-
nacin del medio marino procedente de fuentes terrestres, incluidos los ros, es-
tuarios, tuberas y estructuras de desage, teniendo en cuenta las reglas y
estndares, as como las prcticas y procedimientos recomendados, que se hayan
convenido internacionalmente (art. 207.1);
41
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
62
El art. 228 de la Convencin dispone: 1. Los procedimientos en virtud de
los cuales se puedan imponer sanciones respecto de cualquier infraccin de las
leyes y reglamentos aplicables o de las reglas y estndares internacionales para
prevenir, reducir y controlar la contaminacin causada por buques, cometida por
un buque extranjero fuera del mar territorial del Estado que inicie dichos proce-
dimientos, sern suspendidos si el Estado del pabelln inicia un procedimiento
en virtud del cual se puedan imponer sanciones con base en los cargos corres-
pondientes, dentro de los seis meses siguientes a la iniciacin del primer proce-
dimiento, a menos que ste se refiera a un caso de daos graves al Estado ribereo,
o que el Estado del pabelln de que se trate haya faltado reiteradamente a su obli-
gacin de hacer cumplir eficazmente las reglas y estndares internacionales apli-
cables respecto de las infracciones cometidas por sus buques. El Estado del
pabelln pondr oportunamente a disposicin del Estado que haya iniciado el
primer procedimiento un expediente completo del caso y las actas de los proce-
dimientos, en los casos en que el Estado del pabelln haya pedido la suspensin
del procedimiento de conformidad con este artculo. Cuando se haya puesto fin
al procedimiento iniciado por el Estado del pabelln, el procedimiento suspen-
dido quedar concluido. Previo pago de las costas procesales, el Estado ribereo
levantar cualquier fianza o garanta financiera constituida en relacin con el pro-
cedimiento suspendido.
2. No se iniciar procedimiento alguno en virtud del cual se puedan impo-
ner sanciones contra buques extranjeros cuando hayan transcurrido tres aos a
partir de la fecha de la infraccin, y ningn Estado iniciar una accin cuando
otro Estado haya iniciado un procedimiento con sujecin a las disposiciones del
prrafo 1.
3. Las disposiciones de este artculo se aplicarn sin perjuicio del derecho
del Estado del pabelln a tomar cualquier medida, incluida la iniciacin de pro-
cedimientos en virtud de los cuales se puedan imponer sanciones, de conformi-
dad con sus leyes independientemente de que otro Estado haya iniciado
anteriormente un procedimiento.
Ms adelante, y en el mismo sentido, el art. 230 dispone: 1. Las infracciones
a las leyes y reglamentos nacionales o de las reglas y estndares internacionales
aplicables para prevenir, reducir y controlar la contaminacin del medio marino,
42
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
cometidas por buques extranjeros fuera del mar territorial, slo darn lugar a la
imposicin de sanciones pecuniarias.
2. Las infracciones a las leyes y reglamentos nacionales o de las reglas y es-
tndares internacionales aplicables para prevenir, reducir y controlar la contami-
nacin del medio marino, cometidas por buques extranjeros en el mar territorial,
slo darn lugar a la imposicin de sanciones pecuniarias, salvo en el caso de un acto in-
tencional y grave de contaminacin del mar territorial.
3. En el curso de los procedimientos por infracciones cometidas por buques
extranjeros, que puedan dar lugar a la imposicin de sanciones, se respetarn los
derechos reconocidos de los acusados.
63
Este Convenio es complementario de MARPOL 1973/1978, en el sentido
de que mientras all se pretende prevenir la contaminacin durante la navega-
cin normal de los buques, aqu se pretende prevenir el vertimiento intencional, des-
de cualquier medio, de desechos y otras materias al mar, entendiendo por tal toda
evacuacin deliberada en el mar de desechos y otras materias efectuadas desde
buques, aeronaves, plataformas u otras construcciones en el mar, incluyendo el
hundimiento deliberado en el mar de buques, aeronaves, plataformas u otras
construcciones en el mar (art. III).
El Convenio dispone en su art. VII.2: Cada Parte tomar en su territorio las
medidas apropiadas para prevenir y castigar las conductas en contravencin con
las disposiciones del presente Convenio; agregando en su nmero 5: nada de
lo dispuesto en el presente Convenio afectar el derecho de cada Parte a adoptar
otras medidas, conforme a los principios del Derecho Internacional, para impe-
dir vertimientos en el mar. Este agregado es lo que da pie a especular acerca de
la naturaleza de esas otras medidas de prevencin, distintas al castigo a que
hace referencia el N 2, y permite suponer que dicho castigo no necesariamente
debe ser de carcter penal, sino que admitira pertenecer al orden administrativo
sancionador, dejando como otras medidas (facultativas y no obligatorias inter-
nacionalmente), las relativas al establecimiento de sanciones penales.
Las prohibiciones que contempla el Convenio se dividen en tres niveles, aten-
diendo la daosidad de las sustancias de que se trata y se contemplan en su art. IV,
segn el cual: 1. Conforme a las disposiciones del presente Convenio, las Partes
Contratantes prohibirn el vertimiento de cualesquiera desechos u otras mate-
rias en cualquier forma o condicin, excepto en los casos que se especifican a
continuacin: a. Se prohbe el vertimiento de desechos u otras materias enume-
rados en el Anexo I [compuestos orgnicos halogenados, mercurio, cadmio, pls-
ticos persistentes, petrleo, material de alto nivel radiactivo o producidos para
la guerra qumica]; b. Se requiere un permiso especial previo para el vertimien-
to de los desechos u otras materias enumeradas en el Anexo II [arsnico, plo-
mo, cobre, zinc, silicio, cianuros, fluoruros y otros qumicos y minerales]; c. Se
requiere un permiso general previo para el vertimiento de todos los dems de-
sechos o materias.
43
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
64
La Convencin se dirige principalmente a la actividad de los Estados en
esta materia, pero en su art. IV establece, adems, que Cada Estado Parte en la
presente Convencin adoptar, en conformidad con sus procedimientos consti-
tucionales, las medidas necesarias para prohibir y prevenir el desarrollo, la pro-
duccin, el almacenamiento, la adquisicin o la retencin de los agentes, toxinas,
armas, equipos y vectores.
65
Artculo I:
1. Cada una de las Partes firmantes del presente Tratado se compromete a
prohibir, impedir y a no realizar ninguna explosin de prueba de armas nuclea-
res ni ninguna otra explosin nuclear en lugar alguno que estuviere bajo su juris-
diccin o control:
en la atmsfera; ms all de sus lmites, incluyndose el espacio exterior; o
en el mar, incluyndose las aguas territoriales o la alta mar; o
en cualquier otro medio si tal explosin es causa de que aparezcan dese-
chos o restos radiactivos fuera de los lmites territoriales del Estado bajo cuya ju-
risdiccin o control se hubiere realizado tal explosin.
66
Benadava, Santiago: Derecho internacional pblico, 6 ed., Santiago, 1999, p. 49.
44
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
67
Brownlie, op. cit., p. 35.
68
Jean Combacau / Serge Sur: Droit international public, 3 ed., Pars, 1997,
p. 176. Lo que se aplica, salvo que se tratase de un tratado que contenga normas
self executing, categora bien discutible por lo dems.
69
Loibl, op. y loc. cit.
70
Cfr. Jean Pierre Matus Acua: La ley penal y su interpretacin, Santiago, 1994,
pp. 34 y ss.
71
Con la excepcin posible de considerar tales normas como complementarias
de una ley penal en blanco que se remitiese a ellas genrica o especficamente, como
sucedera en el mbito europeo, segn seala Ral Carnevali, Derecho penal y derecho
45
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
72
Como paradigmticamente sucede con los mecanismos de informacin de
CITES, v. notas al pie Nos 50 y ss. y el texto a que hacen referencia.
73
As, ya Andrs Bello en su Derecho Internacional sostena claramente que la
legislacin de un Estado no puede alterar el derecho de jentes, Obras Comple-
tas, t. X., Santiago, 1872, p. 21.
74
Un anlisis detallado del derecho penal ambiental vigente en Chile corres-
ponde a otro trabajo de esta misma investigacin (v. infra Captulo sexto), por lo
que aqu slo se sealarn las disposiciones que parecen responder a las obliga-
ciones internacionales de la Repblica.
46
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
75
Cfr. nota al pie N 46. A esta conclusin no se opone el que la Ley General
de Pesca parezca diferenciar las vedas de una prohibicin de captura tempo-
ral o permanente de especies protegidas por convenios internacionales de los cua-
les Chile es parte, segn sealan las letras a) y b) de su art. 3, pues la definicin
de veda del art. 2 N 48 consiste precisamente en la prohibicin de capturar
o extraer un recurso hidrobiolgico en un rea determinada por un espacio de
tiempo, que son precisamente las prohibiciones que contempla la Convencin In-
ternacional para la Regulacin de la Caza de Ballenas y su Anexo. Por otra parte, se
debe tener presente que las regulaciones de la Ley General de Pesca no se opo-
nen, sino que deben compatibilizarse con dicha Convencin, segn dispone ex-
presamente el inciso final del art. 1 de dicha ley, por lo que no habindose dictado
una regulacin especfica de orden administrativo acerca del cumplimiento de
las prohibiciones establecidas en la Convencin, parece que la ley entiende in-
corporadas a sus prohibiciones las de dicho Convenio, sin necesidad de un acto
administrativo particular, pues de otro modo las referencias que a dicha Conven-
cin (y a los instrumentos internacionales en general) la propia ley hace, carece-
ran de sentido.
76-77
Cfr. nota al pie N 46.
47
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
78
Cfr. nota al pie N 47.
79
Sesin 7 de la 347 legislatura ordinaria (13.06.2002). El archivado se acor-
d por la Cmara de Diputados en su tercer trmite constitucional, a sugerencia
de la Comisin de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medio Ambiente, donde
es esgrimi que dichas conductas ya se encontraban reguladas en el Convenio de
Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Pe-
ligrosos y su Eliminacin, lo que si bien es cierto en cuanto obligacin interna-
cional, no lo es si la Cmara crey que bastara con la aprobacin de dicha
convencin para modificar la ley nacional y establecer delitos y penas, pues no
son las convenciones internacionales fuentes del derecho penal interno, mucho
menos cuando en ellas se establece la obligacin de legislar, naturalmente, una
vez que se haya aprobado el Convenio que obliga en ese sentido.
48
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
80
Nuevo Segundo Informe de la Comisin de Medio Ambiente y Bienes Na-
cionales recado en el proyecto de ley, en segundo trmite constitucional, que pro-
hbe o regula, en su caso, el ingreso al territorio nacional de desechos o residuos
provenientes de terceros pases. BOLETIN N 150-11.
81
Cfr. nota al pie N 48.
82
Cfr. nota al pie N 49.
83
Cfr. nota al pie N 50.
49
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
84
Art. 143 D.L. 2.222. Aunque este artculo hace todava referencia al Conve-
nio Internacional para Prevenir la Contaminacin de las Aguas del Mar por Hidrocarbu-
ros de 1954, debe tomarse en cuenta lo dispuesto por el art. 9 MARPOL 1973/
1978, que impone la sustitucin de aqul por ste (cfr. nota al pie N 56). En cuan-
to a las obligaciones MARPOL y del Convenio sobre Prevencin de la Contaminacin
del Mar por Vertimientos de Desechos y otras Materias, cfr. notas al pie N 58 y N 59.
50
LAS OBLIGACIONES INTERNACIONALES DE ESTABLECER DELITOS MEDIOAMBIENTALES
85
Cfr. nota al pie N 58.
86
Cfr. notas al pie N 64 y N 65.
87
Cfr. nota al pie N 53.
51
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
52
CAPITULO TERCERO
3.1. INTRODUCCIN
* Este captulo ha sido elaborado por los profesores Jean Pierre Matus A.,
Mara Cecilia Ramrez G. y Marcelo Castillo S.
53
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
54
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
1
Cfr., por todos, Huerta Tocildo, Susana: Principios bsicos del derecho penal y
art. 325 del Cdigo Penal, en Revista Penal 8 (2001), 39-52, p. 41; Lizaur G. Marga-
llo, Helena: El delito ecolgico en Espaa, en Rev. Jurdica Univ. Interamericana de
Puerto Rico, vol. XXXV, N 1 (2000), 39-53, p. 43; Vercher Noguera: Reflexiones
sobre las emisiones y vertidos en los delitos contra el medio ambiente y algunos aspectos de-
terminantes en los mismos, en Revista Penal 7 (2001), 99-108, p. 106. Respecto de la
regulacin del delito ecolgico, conforme nicamente a lo dispuesto en el antiguo
art. 347 bis del Cdigo Penal de 1944, v., por todos, Vega Ruiz, Jos A.: El delito
ecolgico, 2 ed., Madrid, 1994, passim; Silva Snchez, Manuel Jos: Delito ecolgico o
medioambiental del art. 347 bis del Cdigo Penal. Tipo objetivo. Tipo bsico y subtipos agra-
vados, en Studia Jurdica N 4 (1993), 83-96.
55
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
2
Tiedemann, Klaus: Lecciones de derecho penal econmico (comunitario, espaol,
alemn), Barcelona, 1993, pp. 175 y s.
3
Fischer, Thomas, Comentario a los 324 y ss., Cdigo Penal alemn, en Trndle,
Herbert / Fischer, Thomas: Strafgesetzbuch und nebengesetze, 49 ed., Mnchen, 1999,
p. 1756.
56
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
4
No aplicable a los conductores de automviles, quienes se rigen slo por
las disposiciones de polica del trfico rodado (Fischer, op. cit., p. 1798).
5
Cramer, Peter: Comentarios a los arts. 324 y ss., del Cdigo Penal, en Schnke /
Schrder: Strafgesetzbuch Kommentar, 25 ed., Mnchen, 1997, p. 2247.
57
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
6
As, ya desde la regulacin del antiguo art. 347 bis, Rodrguez Devesa / Se-
rrano, op. y loc. cit., y Ruiz Vieytez, Eduardo: El derecho al ambiente como derecho de
participacin, Zarautz (Guipuzkoa), 1990, pp. 303 y s.
7
V. al respecto: Blanco Lozano, Carlos: El delito urbanstico, Madrid, 2001.
8
V. Snchez Gascn, Alonso: Delitos contra la flora y la fauna, Madrid, 1998, y
la reciente obra de Nieto Garrido, Eva: La proteccin de la fauna salvaje en el ordena-
miento jurdico espaol, Valladolid, 2001.
9
V. Madariago y Apellniz, Juan Ignacio: La proteccin del medio ambiente frente
al delito de incendios forestales, Logroo, 2001.
10
Rangier, Rudolf: Strafrecht, Besonderer Teil II, 2 ed., Mnchen, 1999, p. 306.
11
Que establece: 1) Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio am-
biente adecuado para el desarrollo de la persona, as como el deber de conser-
varlo. 2) Los poderes pblicos velarn por la utilizacin racional de todos los
recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender
58
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
12
As, sobre todo en la redaccin anterior al Cdigo Penal de 1995, donde el
art. 347 bis se encontraba en el mismo Captulo donde se trataban precisamente
los delitos contra la salud pblica (cfr., por todos, Muoz Conde, Francisco: Dere-
cho penal, parte especial, 10 ed., Valencia, 1995).
13
Bustos, Juan: Necesidad de la pena, funcin simblica y bien jurdico medio am-
biente, en Pena y Estado N 1 (1991), 101-109, pp. 103 y s., afirma que el ambiente
sera un bien jurdico colectivo, referido a las necesidades de todos y cada uno
de los miembros... del grupo social, jerrquicamente inferior y que est en ra-
zn de la proteccin del bien jurdico salud individual. Otra visin propiamente
antropocntrica del bien jurdico protegido es la de Rodrguez Devesa, quien vea
en la regulacin penal del medio ambiente una figura residual, afirmando que
pertenecen al medio ambiente, en el sentido de la ley, todos aquellos elementos
naturales cuya conservacin o restauracin es indispensable para la supervivencia del ser
humano, siempre y cuando no encuentren una tutela penal especfica en otros pre-
ceptos del propio Cdigo o de leyes penales especiales (Rodrguez Devesa, Jos
Mara / Serrano Gmez, Alfonso: Derecho penal espaol, parte especial, 17 ed., Ma-
drid, 1994). Este concepto es recogido tambin por Vega Ruiz, op. cit., p. 32.
14
As, ya desde la anterior regulacin del art. 347 bis Cdigo Penal de 1944,
Boix Reig: Delitos de riesgo en general, en Cobo del Rosal et al., Derecho penal, parte
especial, 3 ed., Valencia, 1990; y actualmente Surez Gonzlez, Carlos: Comentarios
al Tt. XVI del Libro II del Cdigo Penal, en Rodrguez Mourullo (Dir.): Comentarios
al Cdigo Penal, Madrid, 1997, 911-947, p. 924.
59
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
15
Cfr. Serrano Gmez, Alfonso: Derecho penal, parte especial, Madrid, 1999,
p. 579.
16
Las dificultades al respecto las destaca tambin Carlos Blanco Lozan: La
tutela del agua a travs del derecho penal, Barcelona, 2000, p. 490, al calificar esta ex-
presin de un concepto amplio como pocos, de una abstraccin, vaguedad y mul-
tidimensionalidad extremas.
17
Bacigalupo, Enrique: La instrumentalizacin tcnico-legislativa de la proteccin
penal del medio ambiente, del mismo: Estudios sobre la parte especial del derecho penal,
Madrid, 1991, 198-210, p. 203. Asumen este planteamiento, Muoz Conde, Fran-
cisco: Derecho penal, parte especial, 13 ed., Valencia, 2001, p. 553; Boix, op. cit., p. 381,
Martn Mateo, Ramn: Tratado de derecho ambiental, vol. 1, Madrid, 1991, p. 220.
No obstante, asumiendo que respecto de la actual redaccin del art. 325 CP espa-
ol, la proteccin penal se dirige al equilibrio de los sistemas naturales, Huerta
Tocildo, op. cit., pp. 40 y s., ha criticado con vehemencia no slo el carcter ms o
menos difuso o complejo, o como quiere, difundido, de este bien jurdico (el sentido
de que no se trata de un bien jurdico de carcter plenamente individual, sino
supraindividual, de titularidad ampliamente difundida ), sino tambin que dicha re-
ferencia poco o nada aporta a la concrecin del bien jurdico protegido (y conse-
cuentemente a la verificacin de un dao o peligro a su respecto), calificando tal
remisin de evanescente y, por lo mismo, de insuficiente frente a la exigencia
de taxatividad de los tipos penales por su falta de definicin y limitacin, y dif-
cilmente compatible con la idea de que slo pueden amenazarse con pena aque-
llas conductas que representen graves ataques contra bienes jurdicos necesarios
de todo punto para la pacfica convivencia social.
60
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
18
Fischer, op. cit., p. 1758.
19
Rengier, op. cit., p. 307.
20
Cramer, cit., p. 2180.
21
Triffterer, Otto: Unweltstrafrecht, 1980, 33 y ss., 70 y s.
22
Rengier, op. y loc. cit..
23
Ibdem.
61
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
3.2.3. Tipicidad
24
Cho, Byung-Sun: El Surgimiento de un Derecho Penal Internacional del Medio
Ambiente?, en Revista Penal N 8 (2001), 3-23, p. 9.
25
Ibdem.
26
Bacigalupo, op. cit., p. 204.
27
Mateos Rodrguez-Arias, Antonio: Los delitos relativos a la proteccin del medio
ambiente, Madrid, 1998, p. 72.
62
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
28
Cfr. Huerta Tocildo, op. cit., p. 43; Serrano, op. cit., p. 580; De la Mata Ba-
rranco, Norberto: Derecho comunitario y derecho estatal en la tutela penal del medio am-
biente, en Rev. Electrnica de Ciencia Penal y Criminologa, 02-04 (2000), p. 26.
29
Boix Reig / Jareo Leal: Comentario al art. 325 CP, en Vives (Dir.): Comenta-
rios al Cdigo Penal de 1995, vol. II, Valencia, 1996, p. 1598; Blanco Lozano: La pro-
teccin del medio ambiente en el derecho penal espaol y comparado, Granada, 1997, p. 225.
30
Muoz Conde: Derecho Penal, Parte Especial, 13 ed., cit., p. 555. De all que,
segn Surez Gonzlez, op. cit., p. 928, se exigira prueba tanto de a) el riesgo de
perjuicio del comportamiento; como de b) su gravedad; prueba que se reconoce
que en muchas ocasiones no resultar fcil.
31
Esta tensin entre la afirmacin del delito como de peligro abstracto y la exi-
gencia de una prueba de ese peligro, parece deberse, fundamentalmente, a que el
antiguo art. 347 bis CP 1944 no contemplaba la expresin puedan perjudicar gra-
vemente el equilibrio de los sistemas naturales, sino la de pongan en peligro
grave la salud de las personas, interpretada en general como una frmula de pe-
ligro abstracto (cfr., por todos, Muoz Conde, 13 ed., cit., p. 547, y Boix, op. cit.,
pp. 385 y s.). Un claro ejemplo de esta tensin entre el peligro concreto y el peligro
abstracto, se observa en las Sentencias del Tribunal Supremo citadas por Lande-
cho Velasco, Carlos Mara / Molina Blsquez, Concepcin: Derecho penal espaol,
parte especial, 2 ed., Madrid, 1996, p. 310, aunque basadas en el antiguo art. 347
bis, el fondo de su doctrina parece todava aplicable, se seala que ha de darse
un peligro grave para las condiciones de vida animal (STS 5.07.1990), que no
es tpico el vertido de materias inocuas, como el polvo de mrmol (STS
3.04.1995), y que para la lesin del bien jurdico no basta la emisin por un da
o por una semana de humos contaminantes, sino la persistente y continuada de-
cisin de quien tiene la postura de garante (STS 30.11.1990).
32
Huerta Tocildo, op. cit., p. 49, seala, entre otras razones, que la sola posi-
bilidad de discusin acerca de la naturaleza abstracta o concreta del peligro cuya
realizacin se sanciona penalmente, es bastante prueba de la inseguridad e in-
determinacin de la previsin legislativa, que de este modo contravendra el man-
dato constitucional de determinacin del mbito de lo punible.
33
De la Mata, op. cit., p. 26. En el mismo sentido, Serrano, op. y loc. cit., aun-
que no discute el carcter de peligro abstracto de esta figura, exige de todos modos
la prueba del riesgo, bastando el abstracto, afirmando que si no se da tal riesgo, la
infraccin ser slo administrativa.
63
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
34
Rengier, op. cit., p. 306.
35
Tiedemann, op. cit., p. 182.
36
Fischer, op. cit., p. 1774.
37
Cramer, op. cit., p. 2181.
64
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
38
Tiedemann, op. cit., p. 177.
39
Bacigalupo, op. cit., p. 205.
40
BVerfGE 75, 329, con relacin precisamente a la figura medioambiental
del 327 II Nr. 1, cit., por Cramer, op. cit., p. 2179.
41
Huerta Tocildo, op. cit., p. 47. Desde otro punto de vista, Concepcin Tra-
bado Alvarez: Proteccin penal del medio ambiente, Oviedo, 2001, p. 84, critica tam-
65
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
42
Cramer, op. cit., p. 2179.
43
De la Mata, op. cit., pp. 15 y ss. En el mismo sentido, Jess Urraza Abad,
Delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente, Madrid, 2001, p. 135. Segn
De la Mata, quien seala adoptar lo expuesto por Heine (Heine, Gnther: Acce-
soriedad administrativa en el derecho penal del medio ambiente (trad. de Paz M. de la
Cuesta Aguado), en Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, 993, 289-315, pp. 292
y ss.), existiran tres modelos de vinculacin entre el derecho administrativo y
el derecho penal: autonoma absoluta del derecho penal frente a la regulacin ad-
ministrativa; accesoriedad absoluta del derecho penal a la regulacin administrati-
va; y accesoriedad relativa del primero a la segunda. En el primer modelo, las
disposiciones penales regulan la materia ambiental, fijando valores lmites de con-
taminacin, sin relacin alguna con el desarrollo reglamentario de conceptos ad-
ministrativos. Sera el caso, segn De la Mata, de los ordenamientos alemn, dans,
holands, polaco y portugus. Las objeciones que plantea De la Mata a este mo-
delo son, entre otras, las siguientes: a) que debe darse un margen a la adminis-
tracin para regular un bien jurdico caracterizado por su relatividad y
disponibilidad, dada la necesidad de su utilizacin (en el mismo sentido, Gonz-
lez Guitn, Luis: Sobre la accesoriedad del derecho penal en la regulacin del
medio ambiente, en Estudios penales y criminolgicos, t. XIV, 1991, 109-135, p. 116);
b) que se trata de una realidad compleja que no admite una regulacin penal
original y autnoma, so pena de condenarse a la ineficacia que derivara de su
inaplicacin o, de seguir tendencias excesivamente criminalizadoras (en este sen-
tido, tambin antes Rodrguez Ramos, Luis: Presente y futuro de la proteccin
penal del medio ambiente en Espaa, en Estudios penales y criminolgicos, t. V
(1982), 279-316, p. 304); y c) que la garanta de la no contradiccin del orden
jurdico requiere que el derecho penal en determinada medida respete los pre-
ceptos administrativos. Critica tambin De la Mata el segundo modelo propues-
to, de accesoriedad absoluta del derecho penal al administrativo, donde el derecho
penal actuara para sancionar infracciones de carcter administrativo (y seala que
tal ocurrira en Bgica, Canad, Estados Unidos, Francia e Inglaterra), afirman-
do que en su utilizacin el bien jurdicamente protegido sera no el ambiente
en s mismo considerado, sino la capacidad de control de la Administracin p-
blica en esta materia. En definitiva, segn De la Mata, el derecho espaol habra
66
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
44
De la Mata, op. cit., pp. 20 y s.
45
Huerta Tocildo, op. cit., p. 47.
46
Tiedemann, op. cit., p. 178.
47
Sentencia BHG de 13.03.1975, cit. por Tiedemann, op. cit., p. 178.
48
Sentencia OLG Bayern, en JR 1983, 120 y s., cit. por Tiedemann, op. cit.,
p. 179.
67
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
49
Cramer, op. cit., p. 2181. Excepcionalmente, adems, el 326 VI, establece
una causal objetiva de exclusin de la pena, en que se excluyen las penas por la
produccin y tratamiento indebidos de residuos, cuando los efectos daosos para
el ambiente... estn abiertamente excluidos a causa de la escasa cantidad de resi-
duos de que se trate. Tiedemann, op. cit., p. 183, llega a similar resultado me-
diante la exclusin de la tipicidad de los hechos que considera de bagatela.
50
Schall, Hero: Umweltschutz durch Strafrecht: Anspruch und Wirklichkeit, en NJW
1990, pp. 1263 y ss.
51
Op. cit., p. 308.
52
Tiedemann, op. cit., p. 186.
68
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
Conductas realizadas sin autorizacin, pero que cumplen con los re-
quisitos para ser autorizadas: aqu, tanto si la autorizacin no se
extiende previamente como si se otorga tardamente o como si
no se cumple con las formalidades (en caso de existir un con-
sentimiento tcito o simple tolerancia de la Administracin), la
doctrina mayoritaria tiende a considerar el hecho punible;53
Conductas realizadas contra un acto administrativo eficaz, aunque
contrario a derecho, que imponga una carga, prohibicin u obligacin:
La doctrina mayoritaria estima aqu que, por razones de seguri-
dad jurdica, aunque el acto administrativo sea ilegal pero eficaz
en el sentido del derecho administrativo, en tanto esa ilegalidad
no se subsane, el particular se encuentra obligado a cumplirlo y
si, contravinindolo, realiza alguna conducta penada por la ley,
debe responder criminalmente de ella.54 Sin embargo, esta posi-
cin no es pacfica y existe un muy importante sector doctrinal
que estima que la denegacin antijurdica de una autorizacin
puede ser cuestin decisiva para la vida de una industria, en-
contrando por lo mismo inadecuado castigar al emitente si, a
pesar de todo, produce la emisin o explota la instalacin sin
autorizacin, cuando esa negativa es antijurdica (anulable) y
as se declara posteriormente;55 y
Conductas realizadas conforme a un acto administrativo eficaz, aun-
que contrario a derecho, que otorgue una autorizacin o permiso espe-
cial: La doctrina dominante en Alemania distingue aqu si la
autorizacin ha sido concedida por un simple error de la Ad-
ministracin o si lo ha sido mediante engao o cohecho (abuso
del derecho). En el primer caso, se entiende que el autor se en-
cuentra justificado o que su conducta es atpica sin ms, aun-
53
Cramer, op. cit., p. 2185. Tiedemann, op. cit., p. 180, cita al respecto la sen-
tencia del OLG Hanau, de 12.09.1987, recada contra los administradores de una
instalacin de energa nuclear (caso ALKEM), que contaba con el consentimien-
to informal del Ministerio de Energa, no previsto en la ley y, por tanto, antijur-
dico: el tribunal consider un abuso de derecho (y por tanto, punible), el servirse
de esa autorizacin viciada, con conocimiento de su antijuridicidad.
54
Fischer, op. cit., p. 1760.
55
Tiedemann, op. cit., pp. 188 y s. Una postura ms extrema estima que la
valoracin acerca de la antijuridicidad de la negativa debe hacerla directamente
el juez del crimen, sin atencin a las decisiones de la Administracin (Schne-
mann, cit. por Cramer, op. cit., p. 2182).
69
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
56
Cramer, op. cit., p. 2182. Tambin aqu la opinin minoritaria tiende a atri-
buir al juez del crimen la facultad de decidir acerca del efecto que esta autoriza-
cin tendra sobre un acto materialmente viciado, cuando tal autorizacin fuese
parte de la tipicidad del delito, como afirma Tiedemann, op. cit., p. 188.
57
Fischer, op. cit., p. 1761.
58
Surez Gonzlez, op. cit., p. 929. Sin embargo, no se admite que la autori-
zacin pueda extenderse como causal de justificacin para causar daos a otros
bienes jurdicos, particularmente de carcter personal (salud, vida), como lo ade-
lantara Bacigalupo, op. cit., p. 206.
59
Prats Canut, Josep Miquel / Marqus i Banqu, Mara: Comentario al art. 325
CP espaol, en Gonzalo Quintero Olivares (Dir.): Comentarios al Nuevo Cdigo Pe-
nal, 2 ed., Pamplona, 2001, p. 1583.
60
Cfr. Carlos Lesmes Serrano y otros: Derecho penal administrativo, Granada,
1997, pp. 347. Por otra parte, no debe perderse de vista la larga tradicin de la
jurisprudencia espaola en materia urbanstica en orden a no reconocer como
lcita en caso alguno las actuaciones sin autorizacin o con autorizacin tcita,
en los casos que la ley exige una autorizacin expresa (cfr. Jos Luis Laso Mart-
nez: Urbanismo medio ambiente en el nuevo Cdigo Penal, Madrid, 1997, pp. 96 y ss.).
70
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
i) La cuestin de la causalidad
La cuestin de la causalidad en los delitos medioambientales se
encuentra estrechamente vinculada a su caracterizacin como
delitos de peligro abstracto, concreto o de resultado. As, entendido
como un delito de peligro abstracto, con remisin al ordenamiento
administrativo, el delito del art. 325 CP espaol estara, en prin-
cipio tal como se afirma en Alemania respecto del delito del
327 (instalacin no autorizada de establecimientos de energa
nuclear),63 liberado de la prueba acerca de la potencialidad del
peligro que para el medio ambiente significara la conducta con-
taminadora contraria a las normas generales reguladoras del
61
De la Mata Barranco, Norberto: Proteccin penal del ambiente y accesoriedad
administrativa, Barcelona, 1996, pp. 243 y s.
62
La cuestin que se debate es el alcance de la remisin del art. 325, en el
sentido si abarca o no disposiciones generales autonmicas y municipales
(como opuestas a estatales, en el sistema poltico espaol), a los actos adminis-
trativos derivados de stas, e incluso a las disposiciones de la Comunidad Euro-
pea, tanto legales como reglamentarias (cfr. especialmente Martn Mateo, op. cit.,
pp. 231 y s., Carlos Miguel Perales: Derecho espaol del medio ambiente, Madrid, 2000,
pp. 270 y s., Vicente Martnez, Rosario: Derecho penal del medio ambiente, en Alonso
Garca, Consuelo y otros: Lecciones de Derecho del Medio Ambiente, 2 ed., Valladolid,
2000, pp. 469 y s. Con detalle, acerca de las disposiciones de la Comunidad Euro-
pea, Mateos, op. cit., pp. 45 y ss., y Prats Canut, Josep Miquel / Marqus i Ban-
qu, Mara, op. cit., pp. 1560 y ss.).
63
Tiedemann, op. cit., p. 183.
71
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
64
De este modo, se supone una mayor practicabilidad del derecho penal
del medio ambiente, al contrario de lo que sucede con los tipos de lesin o peli-
gro concreto, que obligan a plantear el problema de la causalidad de los com-
portamientos... en el marco de la prueba (Bacigalupo, op. cit., pp. 206 y s.).
65
Misol Snchez, Esther: Delito ecolgico: relaciones administrativo-penales, en Rev.
de la Facultad de Derecho de la Univ. Complutense N 75 (1990), 585-596, p. 588.
66
De la Mata, Derecho comunitario..., loc. cit.
67
Cfr. supra 2. Ultimamente Paz M. de la Cuesta Aguado (Causalidad de los
delitos contra el medio ambiente, 2 ed., Valencia, 1999) plantea que no habr que
probar la existencia de un nexo causal (en sentido fsico) entre accin y resulta-
do, porque tal nexo causal no existe... El juez lo nico que habr de valorar es
si la conducta fue idnea [segn pronstico normativo] para crear un peligro de
lesin para el bien jurdico, sin que tal peligro debiera materializarse siquiera en
una situacin concreta.
Slo en trabajos aislados, como los de Vercher [Vercher Noguera, Antonio: Re-
flexiones sobre las emisiones y vertidos en los delitos contra el medio ambiente y algunos aspec-
tos determinantes en los mismos, en Revista Penal 7 (2001), 99-108; y del mismo: Aspectos
procesales de la proteccin penal del medio ambiente: las tomas de muestras, en Revista Penal
4 (1999), 84 y ss.], se analizan con detalle mayor los problemas de causalidad (asu-
miendo que deben probarse), en particular a la hora de determinar la posibilidad
de cometer o no un delito de esta clase, tratndose de la emisin o vertido sobre
cauces de agua previamente contaminados, situacin en que un par de sentencias
de juzgados catalanes, han absuelto a los acusados con el argumento de que sus
emisiones o vertidos no pueden causar mayor dao a cursos fluviales muertos, y
por tanto, su peligrosidad respecto del medio sera inexistente.
Las sentencias que cita Vercher, Apuntes... cit., pp. 105 y s., son una de 21 de
julio de 1995, del Juzgado en lo Penal N 2 de Sabadell, y otra de la Audiencia
Provincial de Barcelona, de 23 de marzo de 1999. El autor tambin cita la senten-
cia del Tribunal Constitucional de 22 de marzo de 1999, en que se modifica la
primera de las sentencias citadas, aduciendo que la investigacin debe recaer en
el peligro potencial del vertido y no en el real (pues un ro calificable en un de-
terminado momento como muerto... puede calificarse en ese mismo momento
como regenerable, es decir, como capaz de devenir un ro con vida animal o ve-
getal en el futuro y, en consecuencia, un ro en el que los vertidos de ciertas sus-
tancias puedan perjudicar gravemente el desarrollo de las condiciones de vida
animal. A pesar del diferente resultado a que se llega, lo cierto es que como Ver-
cher seala, de nuevo un tribunal hace depender la peligrosidad de la dilucin
72
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
del vertido, esto es, de un peligro concreto. Por el contrario, la propuesta de Ver-
cher, de tomar en consideracin exclusivamente el vertido en s mismo, y al mar-
gen del cauce al que ste se efecte, parece adecuarse ms a una concepcin de
prueba estadstica e incluso de consideraciones de puro peligro abstracto, donde
los efectos reales o potenciales de la emisin en un cauce determinado no jue-
gan rol alguno a la hora de establecer los elementos del tipo penal.
68
Cfr. con reproduccin de sentencias, Josep M Prat Garca / Pedro Soler
Matutes: El delito ecolgico, Barcelona, 2000, pp. 40 y ss.
69
As, la STS 5.10.1993, donde aunque se reconoce que la consumacin
del delito ecolgico, se produce por la creacin del riesgo, acepta como bastan-
te para tenerlo por acreditado la prueba del vertido contaminador, cit. por De
la Cuesta Aguado, Paz M.: La prueba en el delito ecolgico, Madrid, 1995, p. 17.
70
Tiedemann, op. cit., p. 183.
71
De la Cuesta, Causalidad..., cit., pp. 96 y ss. La propuesta de esta autora es
la siguiente: si existe una ley natural que permita afirmar la causalidad de mane-
ra general, debe recurrirse a ella; si la ley natural es imperfecta, puede recurrirse
a ella siempre que no se oponga a la lgica o a otra ley natural perfecta; si no hay
forma de explicar por estas vas el acontecimiento, puede entonces recurrirse a
una formulacin estadstica, que no represente una relacin de necesidad, sino
slo de probabilidad.
73
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
72
Byung-Sun Cho: Cuestiones de causalidad y autora en el derecho penal del medio
ambiente coreano y japons, desde la perspectiva del derecho comparado, en Revista Penal
4 (1999), 42-53, pp. 42 y ss. Segn este autor, sobre la base de esta clase de crite-
rios, las legislaciones coreana y japonesa han establecido presunciones de causali-
dad aplicables a los delitos ambientales comunes y aun a delitos de lesiones clsicos,
provenientes de actos de contaminacin.
73
Tiedemann, op. y loc. cit.
74
Surez Gonzlez, op. cit., p. 325.
75
Ibdem.
74
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
76
Fischer, op. cit., p. 1770.
77
Sobre las particularidades de esta disposicin, cfr. Schnke / Schrder / Stree,
StGB Koomentar, 25 ed., Mnchen, 1997, pp. 190 y ss.
78
Fischer, op. y loc. cit.
79
De hecho, la escasa jurisprudencia espaola sobre la materia hace re-
caer en esa clase de personas la autora en estos delitos, como puede verse en
SSTS 5.10.1993 y 26.9.1994, reproducidas ntegramente en Vizcano, op. cit.,
pp. 469 y ss.
80
Jakobs, Gnther: Strafrecht, Allgemaiener Teil, 2 ed., Berlin, 1993, pp. 599 y
ss. En este sentido, tambin Tiedemann, op cit., p. 184, quien no obstante hace
ver que la jurisprudencia alemana ha sido reacia a admitir en la prctica esta pro-
posicin, aunque Cho, Autora, cit., p. 53, informa de un cambio en la tradicional
postura de la jurisprudencia alemana, que al parecer ha terminado por admitir
un sistema de responsabilidad social-funcional que encuentra como autores, en pri-
mera lnea, a los directivos de la empresa afectada y a los subordinados slo en
casos excepcionales.
75
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
3.2.4. Antijuridicidad
81
Desde otro punto de vista, y con razn, ha puesto de relieve Blanco Loza-
no, La proteccin..., cit., p. 167, que aun sin las referencias explcitas del legislador,
la existencia de la causal de justificacin referida al ejercicio legtimo de un derecho
operara de todos modos con una remisin a otras instancias normativas, pues
es en ellas en las que se va a configurar tal derecho a ejercitar.
82
Cramer, op. cit., p. 2182.
83
Triffterer, op. cit., pp. 94 y ss.
76
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
84
Fischer, op. cit., pp. 1768 y 1778 y s.
85
Cfr., por todos, Gmez Rivero, Mara Carmen: El rgimen de autorizaciones en
los delitos relativos a la proteccin del medio ambiente y ordenacin del territorio, Valencia,
2000, p. 50. Sin embargo, debe destacarse que aun entre quienes consideran la refe-
rencia en cuestin como elemento normativo del tipo, hay quienes, como Prats Canut,
Josep Miquel / Marqus i Banqu, Mara, op. cit., p. 1583, que entienden que el error
que sobre dicho elemento recaiga ha de tratarse como error de prohibicin.
86
El art. 14. CP espaol dispone: 1. El error invencible sobre un hecho cons-
titutivo de la infraccin penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error, aten-
didas las circunstancias del hecho y las personales del autor, fuera vencible, la
infraccin ser castigada, en su caso, como imprudente... 2. El error invencible
sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infraccin penal excluye la responsa-
bilidad criminal. Si el error fuera vencible, se aplicar la pena inferior en uno o
dos grados. Una discusin acerca de la naturaleza y alcance del art. 14, en cuan-
to regulacin del error de tipo y del error de prohibicin, puede verse en Rodr-
guez Mourullo, Gonzalo: Comentario al art. 14 CP, del mismo (Dir.): Comentarios al
Cdigo Penal, Madrid, 1997.
87
En palabras de Bacigalupo, op. cit., p. 205: En la mayora de los casos la
referencia a la infraccin de las normas administrativas constituye slo una espe-
cial indicacin de la falta de autorizacin, es decir, del concepto general de anti-
juridicidad.
77
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
88
Rodrguez Devesa / Serrano, op. cit., p. 1107.
89
Tiedemann, op. cit., p. 161.
90
Rodrguez Ramos, op. cit., p. 304.
91
Una visin crtica de este conflicto, generalmente resuelto a favor del de-
sarrollo econmico, puede verse en Paul, Wolf: Megacriminalidad ecolgica y derecho
ambiental simblico, en Pena y Estado N 1 (1991), 111-122, quien llega a afirmar
que, mediante el rgimen de autorizaciones todas las reas terrestres, marti-
mas, fluviales y espaciales devienen esferas y medios disponibles para la elimina-
cin de desechos.
92
Cfr. Gmez Rivero, op. cit., p. 52, quien recoge los planteamientos de Tie-
demann.
78
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
93
Tiedemann, op. cit., pp. 189 y ss.
94
Sobre el significado de esta disposicin, v. Rodrguez Mourullo, Gonzalo:
Comentario al art. 12 CP, del mismo (dir.): Comentarios... cit., pp. 59 y ss. Impruden-
cia grave, segn Rodrguez Mourullo, viene a ser lo mismo que imprudencia temera-
ria, definida por la jurisprudencia del Tribunal Supremo espaol como la
flagrante representacin de la probabilidad del riesgo de ese evento daoso, aun
para sujetos no escrupulosamente previsores, como la ausencia de toda cautela,
aun de la mnima exigible a cualquier adulto normal (STS 1.12.89).
79
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
95
Serrano, op. cit., p. 585.
96
Mateos Rodrguez-Arias, op. cit., p. 120.
97
Fischer, op. cit., pp. 1770, 1773, 1778, etc. Segn el 15 del Cdigo ale-
mn, slo son punibles los hechos no dolosos, cuando la ley los amenaza expre-
samente con una pena. Cfr. Jakobs, op. cit., p. 316.
98
Serrano, op. y loc. cit.
99
Reproducida ntegramente en Vizcano, op. cit., p. 469.
100
Que para los simples delitos (vergehen) establece la necesidad de una dis-
posicin expresa para su castigo a ttulo de tentativa. Cfr. Jakobs, op. cit., p. 735.
101
Fischer, op. cit., 1770, 1773, 1778.
80
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
102
Cramer, op. cit., p. 2248, quien seala que por esta va los delitos de peli-
gro medioambientales restan como de muy escasa significacin prctica.
103
Art. 31 CP espaol. Una disposicin similar se contempla en el 14 II.2
del Cdigo Penal alemn. Acerca del alcance de estas disposiciones, cfr. Silva Sn-
chez, Jess-Mara: Comentario al art. 31 Cdigo Penal, en Cobo del Rosal, Manuel
(Eds.): Comentarios al Cdigo Penal, t. III, Madrid, 2000, pp. 369 y ss.
104
Que alguna doctrina insiste en afirmar que no son penas ni medidas de
seguridad, cfr. Barreiro, Agustn: Comentario al Libro I, Tt. VI CP espaol, en Ro-
drguez Mourullo, Comentarios..., cit., p. 364, aunque tambin hay quienes reco-
nocen tmidamente que estas medidas tienden a procurar establecer penas
especiales para las personas morales, como Peris Riera, Jaime / Pl Navarro, Cris-
tina, Comentario al art. 129 del Cdigo Penal, en Cobo del Rosal (Dir.), Comentarios,
cit., t. IV, p. 1010. Para hacerse una idea de otras formas de responsabilizacin
penal de las personas jurdicas en el mbito del derecho ambiental comparado,
cfr. Cho, Problemas..., cit., pp. 51 y s., y El surgimiento..., cit., pp. 12 y ss.
81
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
105
Muoz Conde, Francisco / Garca Arn, Mercedes: Derecho penal, parte ge-
neral, 4 ed., Valencia 2000, p. 689. De discutible califica Barreiro, op. y loc. cit.,
esta forma de (no) regular la materia por el art. 129.
106
Cramer, op. cit., p. 427. La cuestin es, sin embargo, discutida, cfr. Jakobs,
op. cit., pp. 149 y s.
107
Cho, Problemas..., cit., p. 52.
82
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
108
Cfr. Domnguez, Jos / Farr, Esteban / Sospedra, Fco. / Hernndez, Ja-
vier / Grinda, Jos / Herreros, Mximo / Hervas, Jos: Delitos relativos a la ordena-
cin del territorio y proteccin del patrimonio histrico, medio ambiente y contra la seguridad
colectiva (delitos de riesgo catastrfico e incendios), Barcelona, 1999, p. 190.
109
Nez Castao, Elena: Responsabilidad penal en la empresa, Valencia, 2000,
p. 173.
110
Silva Snchez, Jess Mara: Responsabilidad penal de las empresas y sus rganos
en el derecho espaol, en Fundamentos de un sistema europeo del derecho penal, Libro Ho-
menaje a Roxin, Barcelona, 1995.
111
Cramer, op. cit., p. 432. Un panorama completo al respecto, en castella-
no, puede consultarse en Politoff, Sergio: El autor detrs del autor. De la autora
funcional a la responsabilidad penal de las personas jurdicas, en Politoff / Matus: Gran
criminalidad organizada y trfico ilcito de estupefacientes, Santiago, 2000, 333-414,
pp. 346 y ss.
83
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
112
Cho, op. y loc. cit.
113
Sin embargo, Serrano, op. cit., p. 584, recuerda que todava sera posible
establecer algn tipo de responsabilidad penal respecto del funcionario que, no
encontrndose en los casos previstos en este artculo, incumpla su deber y permi-
ta la contaminacin.
114
A. Caldern Cerezo / J. A. Chocln Montalvo: Derecho penal, t. II, parte espe-
cial, 2 ed., Barcelona, 2001, p. 387.
115
Gmez Rivero, op. cit., pp. 69 y ss.
84
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
116
Por el contrario, Surez Gonzlez, op. cit., p. 936, afirma que el art. 329
impedira hacer valer la responsabilidad penal del funcionario pblico por otra
va.
117
Kindhuser, Urs: Elementos fundamentales del derecho medioambiental alemn,
en Revista de Ciencias Penales (Espaa), vol. 1 N 2 (1998), 497-514, pp. 512 y s.
118
Rengier, op. cit., p. 313.
85
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
119
Por todos, cfr. Vega Ruiz, op. cit., p. 33.
120
Muoz Conde, 13 ed., cit., p. 557. En contra, Mateos Rodrguez-Arias, op.
cit., p. 116.
121
Bacigalupo, op. cit., p. 206. Sin embargo, respecto de la participacin de
funcionarios pblicos, se entiende que la figura del art. 329 no concurre sino apa-
rentemente con el delito de prevaricacin comn del art. 404 CP (Landecho /
Molina, op. cit., p. 313).
122
Cramer, op cit., p. 2197, 2200, 2206.
123
Herv Espejo, Dominique y Plumer Bodin, Marie Claude: La proteccin del
medio ambiente y las relaciones comerciales internacionales, una perspectiva desde Chile,
en Revista de Derecho Universidad Catlica de Temuco, N 1, ao 200, pp. 45 a 73.
124
Un primer antecedente del MERCOSUR se produjo con la celebracin
del Tratado de Montevideo de 1960, a travs del cual se cre la ALALC. Luego se
firm en 1980 un nuevo tratado de Montevideo que constituy la Asociacin La-
tinoamericana de Integracin, ALADI, cuyo objeto era la creacin de un merca-
do comn propendiendo a la integracin armnica de la regin. El origen
86
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
125
DEVIA, Leila: La poltica ambiental en el marco del Tratado de Asuncin, en
Mercosur y Medioambiente, Buenos Aires, 1996, p. 28. Es el nico prrafo del Trata-
do donde se hace una mencin expresa al medio ambiente.
126
El GMC es el rgano ejecutivo, adopta resoluciones del MERCOSUR. Su
coordinacin est a cargo de los Ministerios de Relaciones Exteriores y se integra
por 4 miembros titulares y 4 miembros alternos por pas.
127
Resolucin del MERCOSUR/GMC/38/95. Su objetivo ha sido establecer
directrices y formular estrategias que aseguren la proteccin del medio ambiente
de los Estados miembros en el marco de libre comercio. Dentro de las tareas prio-
ritarias cabe destacar: analizar restricciones y medidas no arancelarias que ten-
gan incidencia medioambiental, establecer condiciones de competitividad en esta
materia, elaborar un proyecto de instrumento legal de medio ambiente, disear
sistemas de informacin ambiental y el sello verde MERCOSUR.
87
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
128
Cfr. El Medio Ambiente en el MERCOSUR, en Bases para la armonizacin de exi-
gencias ambientales en el MERCOSUR. Grupo Iguaz. Estudio Analtico N 4-1995
en http:/www.farn.org.ar/docs/p03/publicaciones 3-2.html.
129
Devia Leila, La poltica..., ob. cit., p. 29.
130
A partir del 1 de enero de 1995 tiene plena vigencia en el MERCOSUR
un sistema institucional de negociacin, de toma de decisiones, de resolucin
88
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
131
Ver Mauricio Libster: Delitos Ecolgicos, Depalma, 1991 (2 edicin),
pp. 154-155.
89
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
132
El veto presentado por el Presidente al Senado brasileo respecto del pro-
yectado art. 1 de la Ley N 9.605/1998, explicita la subsistencia de esta dualidad
normativa. En efecto, all se seala lo siguiente: A proposta original do Poder
Executivo objetivava dispor sobre a criaao e a aplicaao de multas, de confor-
midade com a Lei n 4.771, de 15 de setembro de 1965, com a nova redaao da
Lei n 7.803, de 15 de julho de 1989, e a Lei n 5.197, de 3 de janeiro de 1967,
para sistematizar as penalidades e unificar valores de multas a serem impostas
aos infratores da flora e da fauna (Exposiao de Motivos n 42, de 22 de abril de
1991, do Senhor Secretario do Meio Ambiente)... No Congresso Nacional, a pro-
positura foi amplamente debatida, o que culminou na ampliaao do seu objetivo
inicial, de modo a consolidar a legislaao relativa ao meio ambiente, no que tan-
ge a materia penal... Nao obstante a intenao do legislador, o projeto nao alcan-
cou a abrangencia que se lhe pretendeu imprimir, pois nao incluiu todas as
condutas que sao hoje punidas por nocivas ao meio ambiente. Como exemplo,
cite-se: o crime de difusao de doenca ou praga, contido no art. 259 do Codigo
Penal; a proibiao da pesca de cetaceos (baleias, golfinhos, etc....) nas aguas ju-
risdicionais brasileiras, nos termos do art. 2 da Lei n 7.643, de 18 de dezembro
de 1987, ou a contravenao prevista na alinea m do art. 26 da Lei n 4.771/65
(soltar animais ou nao tomar precauoes para que o animal de sua propriedade
nao penetre em florestas sujeitas a regime especial)... Se mantido o art. 1, condu-
90
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
tas como estas nao mais poderiam ser coibidas. Com o veto, permanecem em vi-
gor as atuais proibioes, mesmo que nao incluidas nesta Lei.
133
El Cdigo Penal de Brasil, que data de 1940, al igual que otros cdigos de
Amrica Latina de factura clsica, no dedica un prrafo, ttulo o captulo, a los
delitos o crmenes ambientales. Esto se explica porque a la fecha de su publica-
cin el bien jurdico medio ambiente o la ecologa, en general, no era una ma-
teria de especial preocupacin del legislador y de la sociedad brasilea en
particular. Por tanto, la tarda aparicin de la temtica ambiental releg la tipifi-
cacin de los delitos ambientales a diversas y sucesivas leyes especiales que se
fueron dictando a travs del tiempo. No obstante lo anterior, en varias figuras de-
lictivas y tipos penales se observa una proteccin penal refleja o indirecta del
medio ambiente, como la denominan algunos autores. Ello por cuanto no tenien-
do como objeto principal y directo la proteccin del bien jurdico medio am-
biente, el legislador al criminalizar ciertas conductas lesivas de bienes jurdicos
estrechamente vinculados con ste, como la vida o la salud de las personas, ter-
mina protegindolo por va indirecta. As, por ejemplo, tempranamente, el Cdi-
go Penal de 1890 tipificaba como delito envenenar fuentes pblicas y privadas,
tanques o viveros de peces y alimentos destinados al consumo. Esta norma fue
recogida, en parte, por el art. 271 del Cdigo Penal de 1940, que mantiene la mis-
ma redaccin hasta el da de hoy, calificando como delito sancionado con pena
de reclusin de dos a cinco aos: corromper o contaminar el agua potable, de
uso comn o privado, volvindola impropia para el consumo o nociva para la sa-
lud [esta disposicin estara, en todo caso, derogada por el art. 54 de la Ley
N 9.605, segn Machado, Paolo A.L.: Da poluio e de outros crime ambientais
na lei 9.605/98, en http://femperj.org.br/artigos/meiamb/apostila.htm]. Adems,
el Cdigo Penal, en su Parte Especial, consagra varias figuras delictivas en los tr-
minos que sealamos, especficamente en su Tt. I, De los Crmenes contra la
Persona, y en su Tt. VIII, De los Crmenes contra la Salud Pblica. As, en el
art. 129 castiga el dao a la integridad corporal o salud de otro, con pena de
detencin de tres meses a un ao. El tipo contiene una figura simple y una figura
agravada en los 1 y 2, aplicndose esta ltima si como resultado de las lesio-
nes se producen daos mayores o permanentes en el afectado, en sus miembros,
salud o incapacidad laboral, etc. La descripcin de la conducta tpica es tan am-
plia, que permite encuadrar, eventualmente, la comisin del delito por medios
tales como la exposicin deliberada a la vctima por contaminacin generada por
el agresor. Por su parte, el art. 131 castiga el practicar, con o sin fin de transmitir
a otro molestia grave de que est contaminado, acto capaz de producir contagio,
con pena de reclusin de uno a cuatro aos y multa; y el 132 sanciona el expo-
ner la vida o salud de otro a un peligro directo e inminente, con pena de deten-
cin de tres meses a un ao, si el hecho no constituye un crimen ms grave. Desde
91
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
el punto de vista de la salud pblica, el art. 267 sanciona el causar epidemia me-
diante la propagacin de grmenes patgenos, con la pena de reclusin de cin-
co a quince aos; el 270, el envenenar el agua potable, de uso comn o particular,
volvindola impropia para el consumo o nociva para la salud, con la pena de
reclusin de cinco a quince aos; y el 271, el corromper o contaminar el agua
potable, de uso comn o particular, volvindola impropia para el consumo o no-
civa a la salud, con pena de reclusin de dos a cinco aos.
134
Entre las ms importantes de estas leyes, podemos citar las siguientes:
El Cdigo Forestal (Ley N 4.771, de 15 de septiembre de 1965) seala en su
art. 1 que las florestas existentes en el territorio nacional y las dems formas de
vegetacin reconocidas de utilidad a las tierras que revisten, son bienes de inte-
rs comn a todos los habitantes del pas, ejercindose los derechos de propie-
dad, con las limitaciones que la legislacin en general y especialmente esta ley
establecen. Las acciones u omisiones contrarias a las disposiciones de este Cdi-
go en la utilizacin y exploracin de las florestas son consideradas uso nocivo de
la propiedad (art. 302, XI b, del Cdigo de Procedimiento Civil). Complemen-
tando lo anterior, el art. 26 de esta ley describe varias conductas tpicas sanciona-
das con pena de tres meses a un ao de prisin simple, o multa de una a cien
veces el salario mnimo del lugar donde se cometi la infraccin, pudiendo ser
aplicadas ambas penas acumulativamente. Entre las conductas que se castigan est,
por ejemplo: a) destruir o daar la flora de preservacin permanente; b) cortar
rboles en bosques de conservacin permanente, sin permiso de la autoridad com-
petente; c) penetrar en la floresta de preservacin permanente conduciendo ar-
mas, substancias o instrumentos propios para caza prohibida o para exploracin
de productos o subproductos forestales, sin estar premunido de licencia de la au-
toridad competente; d) causar daos a los Parques Nacionales, Estatales o Muni-
cipales, as como a las reservas biolgicas; e) hacer fuego, por cualquier medio,
en bosques y dems formas de vegetacin, sin tomar las precauciones adecuadas;
f) fabricar, vender, transportar soltar cosas que puedan provocar incendios en las
florestas y dems formas de vegetacin; g) impedir o dificultar la regeneracin
natural de las florestas y dems formas de vegetacin; h) recibir madera, lea,
carbn y otros productos procedentes de florestas, sin exigir la exhibicin de la
licencia del vendedor, otorgada por la autoridad competente y sin premunirse de
la gua que deber acompaar el producto, hasta el final del beneficio; i) trans-
portar o guardar maderas, lea, carbn y otros productos procedentes de las flo-
restas, sin licencia vlida para todo el tiempo del viaje o del almacenamiento,
otorgada por la autoridad competente; (...) j) dejar de restituir a la autoridad li-
cencias extinguidas por el transcurso del plazo o por la entrega de los productos
procedentes de las florestas; l) entregar, como combustible, productos forestales,
sin uso del dispositivo que impida la difusin de chispas, susceptibles de provo-
car incendios en las florestas; m) soltar animales o no tomar las precauciones ne-
cesarias para que el animal de su propiedad no penetre en bosques sujetos a un
rgimen especial; n) matar, lesionar o maltratar, por cualquier medio, plantas de
ornamentacin de lugares pblicos o en propiedad privada ajena (...); o) extraer
de los bosques de dominio pblico o considerados de preservacin permanente,
sin previa autorizacin: piedras, arena, cal, o cualquiera especie de minerales; y
92
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
93
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
94
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
95
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
137
Modelo seguido en Mxico, segn Ral Braes (Manual de Derecho Ambien-
tal Mexicano, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 2000, pp. 274 y siguientes),
con la reforma del ao 1996, se trasladaron numerosos tipos penales desde la Ley
General del Equilibrio Ecolgico y Proteccin del Ambiente, comprendidos en
los arts. 183 a 187, a un nuevo Ttulo que se adicion con la reforma de un cap-
tulo nico al Cdigo Penal para el Distrito Federal en materia de fuero comn y
para la Repblica en materia de fuero federal, aunque tambin se propuso all la
incorporacin de otros tipos de delitos previstos en la Ley Forestal y en la Ley
Federal de Caza y se facultara a los jueces para imponer algunas medidas adicio-
nales de suma importancia.
96
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
138
Las disposiciones ms relevantes de esta seccin son las siguientes:
Art 29. Matar, perseguir, caar, apanhar, utilizar espcimes da fauna silves-
tre, nativos ou em rota migratria, sem a devida permisso, licena ou autorizao
da autoridade competente, ou em desacordo com a obtida...
1 Incorre nas mesmas penas: I - quem impede a procriao da fauna, sem
licena, autorizao ou em desacordo com a obtida; II - quem modifica, danifica
ou destri ninho, abrigo ou criadouro natural; III - quem vende, expe venda,
exporta ou adquire, guarda, tem em cativeiro ou depsito, utiliza ou transporta ovos,
larvas ou espcimes da fauna silvestre, nativa ou em rota migratria, bem como pro-
dutos e objetos dela oriundos, provenientes de criadouros no autorizadas ou sem
a devida permisso, licena ou autorizao da autoridade competente.
4 A pena aumentada de metade, se o crime praticado: I - contra esp-
cie rara ou considerada ameaada de extino, ainda que somente no local da
infrao; II - em perodo proibido caa; III - durante a noite; IV - com abuso de
licena; V - em unidade de conservao; VI - com emprego de mtodos ou instru-
mentos capazes de provocar destruio em massa.
Art 30. Exportar para o exterior peles e couros de anfbios e rpteis em bru-
to, sem a autorizao da autoridade ambiental competente...
Art 31. Introduzir espcime animal no Pas, sem parecer tcnico oficial favo-
rvel e licena expedida por autoridade competente...
Art 32. Praticar ato de abuso, maus-tratos, ferir ou mutilar animais silvestres,
domsticos ou domesticados, nativos ou exticos...
1 Incorre nas mesmas penas quem realiza experincia dolorosa ou cruel
em animal vivo, ainda que para fins didticos ou cientficos, quando existirem re-
cursos alternativos.
2 A pena aumentada de um sexto a um tero, se ocorre morte do ani-
mal...
Art 33. Provocar, pela emisso de efluentes ou carreamento de materiais, o
perecimento de espcimes da fauna aqutica existentes em rios, lagos, audes, la-
goas, baas ou guas jurisdicionais brasileiras...
Pargrafo nico. Incorre nas mesmas penas: I - quem causa degradao em
viveiros, audes ou estaes de aqicultura de domnio pblico; II - quem explo-
ra campos naturais de invertebrados aquticos e algas, sem licena, permisso ou
autorizao da autoridade competente; III - quem fundeia embarcaes ou lana
detritos de qualquer natureza sobre bancos de moluscos ou corais, devidamente
demarcados em carta nutica...
Art 34. Pescar em perodo no qual a pesca seja proibida ou em lugares inter
ditados por rgo competente...
Pargrafo nico. Incorre nas mesmas penas quem: I - pesca espcies que de-
vam ser preservadas ou espcimes com tamanhos inferiores aos permitidos; II - pes-
97
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
139
Las disposiciones penales ms relevantes de esta Seccin son las siguientes:
Art 38. Destruir ou danificar floresta considerada de preservao perma-
nente, mesmo que em formao, ou utiliz-la com infringncia das normas de
proteo...
Pargrafo nico. Se o crime for culposo, a pena ser reduzida metade...
Art 39. Cortar rvores em floresta considerada de preservao permanente,
sem permisso da autoridade competente...
Art 40. Causar dano direto ou indireto s Unidades de Conservao e s reas
de que trata o art. 27 do Decreto N 99.274, de 6 de junho de 1990, independen-
temente de sua localizao...
2 A ocorrncia de dano afetando espcies ameaadas de extino no in-
terior das Unidades de Conservao ser considerada circunstncia agravante para
a fixao da pena.
3 Se o crime for culposo, a pena ser reduzida metade.
Art 41. Provocar incndio em mata ou floresta...
Pargrafo nico. Se o crime culposo, a pena de deteno de seis meses a
um ano, e multa.
Art 42. Fabricar, vender, transportar ou soltar bales que possam provocar
incndios nas florestas e demais formas de vegetao, em reas urbanas ou qual-
quer tipo de assentamento humano...
Art 44. Extrair de florestas de domnio pblico ou consideradas de preser-
vao permanente, sem prvia autorizao, pedra, areia, cal ou qualquer espcie
de minerais...
Art 45. Cortar ou transformar em carvo madeira de lei, assim classificada
por ato do Poder Pblico, para fins industriais, energticos ou para qualquer outra
explorao, econmica ou no, em desacordo com as determinaes legais...
Art 46. Receber ou adquirir, para fins comerciais ou industriais, madeira, len-
ha, carvo e outros produtos de origem vegetal, sem exigir a exibio de licena
do vendedor, outorgada pela autoridade competente, e sem munir-se da via que
dever acompanhar o produto at final beneficiamento...
98
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
Pargrafo nico. Incorre nas mesmas penas quem vende, expe venda, tem
em depsito, transporta ou guarda madeira, lenha, carvo e outros produtos de
origem vegetal, sem licena vlida para todo o tempo da viagem ou do armazena-
mento, outorgada pela autoridade competente...
Art 48. Impedir ou dificultar a regenerao natural de florestas e demais for-
mas de vegetao...
Art 49. Destruir, danificar, lesar ou maltratar, por qualquer modo ou meio, plan-
tas de ornamentao de logradouros pblicos ou em propriedade privada alheia...
Pargrafo nico. No crime culposo, a pena de um a seis meses, ou multa...
Art 50. Destruir ou danificar florestas nativas ou plantadas ou vegetao fixa-
dora de dunas protetora de mangues, objeto de especial preservao...
Art 51. Comercializar motosserra ou utiliz-la em florestas e nas demais for-
mas de vegetao, sem licena ou registro da autoridade competente...
Art 52. Penetrar em Unidades de Conservao conduzindo substncias ou
instrumentos prprios para caa ou para explorao de produtos ou subprodu-
tos florestais, sem licena da autoridade competente...
Segn el Art. 53 de la ley, los delitos antes mencionados se agravan: I - do
fato resulta a diminuio de guas naturais, a eroso do solo ou a modificao do
regime climtico;
II - o crime cometido: a) no perodo de queda das sementes; b) no pero-
do de formao de vegetaes; c) contra espcies raras ou ameaadas de extino,
ainda que a ameaa ocorra somente no local da infrao; d) em poca de seca
ou inundao; e) durante a noite, em domingo ou feriado.
140
Los otros delitos ambientales que comprende esta Seccin, diferentes al
de contaminacin que se ver arriba en el texto, son:
Art 55. Executar pesquisa, lavra ou extrao de recursos minerais sem a com-
petente autorizao, permisso, concesso ou licena, ou em desacordo com a
obtida...
Pargrafo nico. Nas mesmas penas incorre quem deixa de recuperar a rea
pesquisada ou explorada, nos termos da autorizao, permisso, licena, conces-
so ou determinao do rgo competente...
Art 61. Disseminar doena ou praga ou espcies que possam causar dano
agricultura, pecuria, fauna, flora ou aos ecossistemas:
Pena - recluso, de um a quatro anos, e multa.
141
Los delitos de esta Seccin son los siguientes:
Art 62. Destruir, inutilizar ou deteriorar: I - bem especialmente protegido
por lei, ato administrativo ou deciso judicial; II - arquivo, registro, museu, biblio-
teca, pinacoteca, instalao cientfica ou similar protegido por lei, ato adminis-
trativo ou deciso judicial...
Pargrafo nico. Se o crime for culposo, a pena de seis meses a um ano de
deteno, sem prejuzo da multa.
99
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
100
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
143
El carcter obligatorio de estas disposiciones constitucionales deviene del
hecho de que tanto como deberes contemplan verdaderos derechos ampara-
dos constitucionalmente, cuya estructura bsica, como seala el profesor Anto-
nio Manuel Pea Freire, La Garanta en el Estado Constitucional de Derecho, Madrid,
1997, pp. 155 y s., viene determinada por la existencia de una serie de deberes del Estado
de realizar actos positivos que determinarn la efectividad del derecho reconocido. Son as
derechos que tienen como correlativo un deber del Estado, a los que denominaremos derecho
a o derechos sociales por oposicin a los liberales... De este modo, la necesidad de accin
pblica es mucho mayor en el caso de los derechos sociales que en los liberales, con lo que
podemos admitir y vale como criterio diferenciador de ambas categoras de derechos que
los derechos sociales o derechos a prestacin se realizan slo mediante la declaracin y ejecu-
cin de determinados deberes pblicos de hacer y quedan absolutamente inefectivos y vulne-
rados si no se realiza ningn acto pblico especfico. En el art. 225 de la Constitucin
Federal de Brasil se sealan varios de estos deberes del Poder Pblico, definiendo
una serie de obligaciones, propias de la Poltica Ambiental, y estableciendo los
instrumentos para materializarla. En algunos casos, como en el 1 I, II y V, se
impone un mandato que persigue un objetivo ambiental preciso y concreto; en
otros, se establecen reservas legales para la utilizacin, alteracin, degradacin,
etc., del medio ambiente, o estudios previos de impacto ambiental, como en el
101
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
144
As lo entiende claramente Edson Pereira Ramos, Crimes contra o meio am-
biente, en Revista Electrnica Jus Navegandi, N 43.
102
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
3.4.2. Tipicidad
a) Tcnica legal
145
Cho, El surgimiento..., cit., p. 10.
103
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
3.4.3. Antijuridicidad
146
Sin embargo, la Seccin III de la Ley sobre Delitos Ambientales de Brasil
contempla tambin una figura tpicamente de peligro abstracto, basada simplemente
en la infraccin administrativa, como es el de investigacin, explotacin y extrac-
cin de recursos minerales sin la competente autorizacin o contraviniendo las dis-
posiciones legales (art. 55). La otra figura de la Seccin, que aqu no se considera
como propiamente ambiental, la diseminacin de enfermedades, plagas o especies
que puedan causar dao a la agricultura, a la actividad pecuaria, a la flora, fauna o a
los ecosistemas, es tambin un delito de peligro, pero en este caso, concreto.
147
Machado, Da poluao..., op. y loc. cit.
104
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
3.4.4. Culpabilidad
148
Reale Junior, Miguel: A lei hedionda dos crimes ambientais, en Flha de Sao
Paulo, 6 abr. 1998, p. 3, cit. por Ana Raquel Cardoso de Oliveira / Marcos Paulo
de Souza Miranda / Srgio Lopes Loures: Consideraciones acerca da nova lei de Crimes
Ambientais, en Revista Electrnica Jus Navegandi, N 27.
105
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
149
Cardoso et al., op. y loc. cit.
150
Luiz Regis Prado: Curso de direito penal brasileiro, Volumne 1, Parte Geral,
2 ed., Sao Paulo, 2001, p. 318.
151
Cfr. al respecto Politoff, Sergio: El autor detrs del autor. De la autora funcional
a la responsabilidad penal de las personas jurdicas, en Sergio Politoff / Jean Pierre
Matus: Gran Criminalidad Organizada y Trfico Ilcito de Estupefacientes, Santiago, 2000,
pp. 393 y ss.
152
Renato de Lima Castro: Responsabilidade penal da pessoa jurdica na lei am-
biental brasileira, en Revista Electrnica Jus Navegandi, N 32.
106
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
153
Art. 225. 3: As condutas e atividades consideradas lesivas ao meio am-
biente sujeitarao os infratores, pessoas fsicas o jurdicas, a sanoes penais e admi-
nistrativas, independentemente da obrigaao de reparar os danos causados.
154
Jos Henrique Pierangeli, Penas atribuidas s pessoas jurdicas pela lei ambien-
tal, en Revista Electrnica Jus Navegandi, N 39.
155
Prado, Luiz Regis, Crime ambiental: responsabilidade pena da pessoa jurdica?, en
Boletim do Instituto Brasileiro de Cincias Criminais, Ed. Especial, 1998, N 65, pp. 2-3.
156
Castro, op. y loc. cit.
107
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
157
Prado, Curso, cit., p. 181.
158
Hungra, Nlson, Comentrios ao Cdigo Penal, Ro de Janeiro, 1958, v. I,
p. 553.
108
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
159
Cfr. al respecto: Matus, Jean Pierre: Concurso (aparente) de leyes y concurso
entre especies de un mismo gnero en el nuevo Cdigo Penal espaol de 1995, Tesis Docto-
ral, U. Autnoma de Barcelona, 1996, pp. 208 y ss.
160
Ari Madeira Costa, Conflicto aparente entre os delitos ambientais e os crimes
patrimoniais, en Revista Electrnica Jus Navegandi, N 45.
109
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
161
Una sntesis de la regulacin ambiental en las constituciones provinciales
se puede ver en DEVIA, Leila: Legislacin ambiental de la Repblica Argentina
en Mercosur y Medioambiente, Buenos Aires, 1996, pp. 81-107. Las constitucio-
nes provinciales regularon, en su mayora, tempranamente el tema medio ambien-
te, aun antes que la Constitucin Nacional, v. gr. San Juan, La Rioja, Crdoba.
Con respecto a la incorporacin de esta materia en las constituciones compara-
das ver CASAUX, Gastn, Derecho ambiental, mecanismos preventivos y punitivos a la
luz de las reformas a la Constitucin introducidas en 1996, en Revista de la Fac. de Dere-
cho U. R. O. U., N 12, 1997, pp. 83 a 93.
162
Sobre los problemas de legitimacin activa ver Meli, Yael y Poleri, Ana La
legitimacin activa en el derecho penal ambiental, en http://www.derecho
penalonline.com/ensayos/ambiental.htm, pp, 1 a 24.
110
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
163
Ttulo VII de los delitos contra la seguridad pblica, captulo IV. Tambin
Dalla Via, Alberto, Derecho Penal en Argentina: Reforma Constitucional de 1994 y el Medio
Ambiente, pp. 286 y 287, en Ruiz-Rico Ruiz, Gerardo, Derecho comparado del medio
ambiente y de los aspectos naturales protegidos, Granada, 2000.
164
O. o. Corbatta, Jos Carlos, quien enumera como integrante del derecho
penal ambiental argentino la totalidad de los tipos del ttulo en comentario (des-
de el art. 200 al art. 208, ambos inclusive). En Derecho Penal Ambiental, 7 de marzo
de 2001, en http://www.analitica.com/va/ambiente/opinion/4229084.aspmime
text/htmlhvrs data.
165
Sergio Praus Garca, Marco conceptual para el diseo de la legislacin ambiental
penal de Panam: una propuesta de ANAM. Anexo Delitos contra el medio ambiente en el
derecho comparado, en http:/www.anam.gob.pa/documentos/leydelitoecologico/
marcoconce.../marco-conceptual.htm.
166
Soler, Sebastin: Derecho Penal Argentino, Buenos Aires, 1992, p. 649.
111
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
167
Bacigalupo, op. cit., pp. 198 a 210.
168
Bacigalupo, op. cit., p. 203.
112
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
yor que en las otras figuras sealadas. Este sera nuestro punto
de partida para elaborar el catastro de la legislacin ambiental
argentina.
En sntesis, no existe el denominado delito ecolgico o de
contaminacin en el texto punitivo. Slo encontramos en el ttu-
lo de los delitos contra la salud pblica figuras relacionadas tan-
gencialmente, cuyo principal bien jurdico de proteccin como
seala Soler es la seguridad. El autor en comentario vincula es-
trechamente la idea de seguridad a la de peligro comn, si la
conducta lesiona o pone en peligro un bien individual no pue-
de hablarse de atentado contra la seguridad. Existe lesin a sta
en la medida que se cree un peligro comn o que la lesin in-
ferida contenga como en potencia los ms variados peligros ul-
teriores, o bien en la medida en que la lesin descubre los
peligros preexistentes para otros bienes y que permanecan la-
tentes hasta el momento en que la lesin lo revel.169 Sin estos
aspectos las conductas no podran entrar en la categora de este
ttulo. Por otra parte, la nocin de peligro permite diferenciar
las conductas contra la vida y la integridad corporal de un suje-
to individual de los atentados contra la salud pblica.
En cuanto a las descripciones tpicas, no existe consenso en-
tre los autores sobre la naturaleza de las mismas. Tal es la situa-
cin del art. 200 del CP: el que envenenare, contaminare o
adulterare de un modo peligroso para la salud, aguas potables
o sustancias alimenticias..., destinadas al uso pblico o al consu-
mo de una colectividad de personas. Si el hecho es seguido de
la muerte de alguna persona, la pena se aumenta. Para Soler170
constituye un delito de peligro concreto, en tanto que para
Nez es de peligro abstracto.171
169
Soler, ob. cit., p. 649.
170
Soler, ob. cit., p. 652.
171
Nez, ob. cit., p. 306. En el tema de medio ambiente estuvo en boga la
opinin que consideraba a los delitos de peligro abstracto como la tcnica legis-
lativa ms adecuada. Bacigalupo, ob. cit., p. 204. Sin embargo, la evolucin hist-
rica ha variado hacia la tipificacin de estos delitos como de peligro concreto y
hacia el modelo de la seria contaminacin ambiental. En este ltimo la protec-
cin a los bienes jurdicos ecolgicos se realiza en tanto la vida o salud humana
estn en peligro (aun cuando se haya contado con la licencia administrativa res-
pectiva). Cfr. Byung-Sun Cho, Surgimiento..., cit., pp. 3-23.
113
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
172
Bacigalupo, ob. cit., p. 205.
173
El criterio de vinculacin sealado fue practicado por el proyecto alterna-
tivo alemn en sus pargrafos 52 y siguientes.
174
Se discuti mucho en Argentina si esta disposicin era aplicable o no al
contagio venreo, cuestin que qued zanjada al promulgarse la Ley N 12.331,
que hace aplicable la pena del art. 202 del CP a quien sabindose afectado por
una enfermedad venrea transmisible, la contagia a otra persona.
175
Nez, ob. cit., p. 316.
176
Soler, ob. cit., p. 660.
177
Nez, ob. cit., p. 346.
178
Soler, ob. cit., p. 683.
179
Este artculo proviene del proyecto de 1905. La Ley N 17.567 modific su
texto introduciendo una referencia a la plaga vegetal. Posteriormente fue dero-
gado por la Ley N 20.509. Luego se reimplant al tenor del texto original eli-
minndose la mencin a plaga vegetal por la Ley N 21.338, modificndose la
pena de multa.
114
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
180
Mestre Delgado, Esteban: Lmites constitucionales a las remisiones normativas
en materia penal, en ADCP, 1988, pp. 503-527.
181
Politoff, Sergio, Derecho penal, tomo I, Santiago, 1997, p. 102.
182
En el mismo sentido: De Vicente Martnez, Rosario, en Responsabilidad del
funcionario por delitos contra el medio ambiente, Madrid, 1993, p. 115. Tambin De la
Cuesta Aguado, quien seala que el derecho penal no debe limitarse a incrimi-
nar la desobediencia al orden administrativo (Respuesta penal al peligro nuclear, Bar-
celona, 1994, p. 58).
115
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
183
Rengier, op. cit., p. 307.
184
Soler, ob. cit., p. 665.
185
Cfr. Soler, p. 682.
186
Cfr. Pigretti, ob. cit., Blanco Lozano Carlos, La Proteccin del Medio Ambien-
te en el Derecho Penal Espaol y Comparado, Editorial Comares, Granada, 1997, p. 64.
116
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
187
Sobre la regulacin ambiental y las competencias entre Estado Federal y
Provincias, ver Dalla Via, ob. cit., pp. 289-306.
117
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
peligro para este caso, siguiendo lo que parece ser la ltima ten-
dencia doctrinaria. Si el hecho se comete de modo organizado,
se considera agravante, pues estas organizaciones representan
un mayor peligro para la fauna. La ley nada dice si se acta a
travs de una persona jurdica.
Una figura autnoma la representa la caza de animales con
armas, artes u objetos prohibidos por la autoridad jurisdiccio-
nal de aplicacin. Nuevamente estamos frente a un precepto
penal en blanco, tcnica empleada con anterioridad.
Adems, el cuerpo legal en comentario contiene una dispo-
sicin que sanciona al que a sabiendas transporte, ponga en el
comercio de cualquier modo piezas que provengan de la caza
furtiva o depredatoria.
Segn lo que seala Pigretti,188 corresponde a las jurisdiccio-
nes locales de las provincias establecer modalidades de tiempo
y zona de veda y el conjunto de reglamentacin al respecto de
la caza de fauna silvestre. Inmediatamente nos enfrentamos con
uno de los problemas de la tcnica de la remisin penal, el error
sobre dicha regulacin. El legislador no regula expresamente
esta situacin.
No se contemplan especiales causas de justificacin basadas
en la necesidad de incrementar el desarrollo econmico. Nos
parece natural que as sea, pues es muy difcil justificar la caza
de estas especies en funcin del crecimiento econmico.
188
Pigretti, ob. cit., p. 168.
189
El art. 2 de la Ley N 24.051 define lo que son los residuos peligrosos como
Ser considerado como peligroso para los efectos de esta ley todo residuo que
pueda causar dao, directa o indirectamente a seres vivos o contaminar el suelo,
el agua, la atmsfera o el ambiente en general.
En particular sern considerados peligrosos los residuos indicados en el anexo I
o que posean algunas de las caractersticas enumeradas en el anexo II de esta ley.
118
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
190
Nez, ob. cit., p. 310.
191
Creus, Carlos: Derecho Penal, Buenos Aires, 1997.
192
Byung-Sun Cho, ob. cit., p. 10.
119
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
120
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
193
Cfr. Pigretti, ob. cit., O. 76.
194
En este mismo sentido, cfr. Carvalho, Ivn Lira de: Direito penal mnimo,
eximentes e dirimentes nos crimes ambientais, en Enfoque Jurdico, JAN/FEV 97, pp. 16
y s., cit. por Ramos, op. y loc. cit.
121
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
195
Huerta Tocildo, op. cit., p. 51.
196
Ms radical, al otro lado del Atlntico, Prado, Curso..., cit., p. 186, consi-
dera la ley brasilea sobre Delitos Ambientales como una opcin criminalizado-
ra, de cuo eminentemente defensista... [que] privilegia poltico-criminalmente
el fin sobre los medios... inadmisible en un derecho penal de perfil liberal y de-
mocrtico, que tenga al ser humano como centro de todo derecho.
197
Sin embargo, hay quienes, atribuyendo similar ineficacia al derecho admi-
nistrativo protector del ambiente, no ven en esta crtica algo que se oponga seria-
mente a la unnime opinin que considera imprescindible una proteccin penal
del medio ambiente ms extensa y eficaz (Vega Ruiz, Jos Augusto: Delitos contra
el medio ambiente, ordenacin del territorio, patrimonio histrico, flora y fauna en el Cdi-
go Penal de 1995, Madrid, 1996).
198
En particular, sobre el delito ecolgico, De la Mata, Proteccin..., pp. 237 y ss.
Ms resignadamente, y reconociendo la aparente ineficacia del delito ambien-
tal, Martn Mateo, op. cit., pp. 232 y s., y 236, se contenta con el efecto disuaso-
rio de la amenaza penal, aunque reconoce que se trata de un efecto de
problemtica patentizacin.
199
Lizaur, op. cit., p. 46. La estadstica que seala la autora es indesmentible:
slo 20 sentencias condenatorias y 4 del Tribunal Supremo en 13 aos de aplica-
cin de la normativa primitiva del art. 347 bis CP espaol 1944. La situacin no
ha mejorado con la entrada en vigencia del CP 1995: en su Cdigo Penal, doctrina
y jurisprudencia, actualizacin 1999, Cndido Conde-Pumpido Ferreiro slo puede
citar tres sentencias producidas en el Tribunal Supremo con posterioridad a 1995,
y menos de 10 de Audiencias Provinciales.
200
Rodrguez Devesa / Serrano, op. cit., p. 1109.
122
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
201
Cramer, op. cit., p. 2178.
202
Rangier, op. cit., p. 306.
203
Cho, El surgimiento..., cit., p. 9.
123
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
204
Huerta Tocildo, op. cit., p. 52.
205
Cramer, op. cit., p. 2178.
206
Cho, El surgimiento..., cit., p. 10.
207
Martn Mateo, op. cit., p. 234.
208
Tambin en este sentido, en la presentacin de la citada Propuesta al Par-
lamento Europeo de Directiva relativa a la proteccin del medio ambiente por medio del
derecho penal (COM (2001) 139. Final), la Comisin hace especial nfasis en cu-
brir nicamente las actividades contaminantes que generalmente causan o pue-
den causar deterioro significativo o dao sustancial del medio ambiente (p. 4.),
aunque el articulado propuesto no es tan enftico en este sentido como el texto
que lo justifica, pues la mayor parte de las conductas que se proponen incrimi-
nar, estn basadas en la falta de autorizacin. El articulado es el siguiente:
Art. 3. Delitos. Los Estados miembros se asegurarn de que las siguientes ac-
tividades sean delitos, cuando se cometan intencionadamente o por negligencia
grave, en cuanto violen el Derecho comunitario que protege el medio ambiente
o las normas adoptadas por Estados miembros para cumplir con tal Derecho co-
munitario:
el vertido de hidrocarburos, aceites usados o lodos de aguas residuales;
el vertido, emisin o introduccin no autorizados de una cantidad de ma-
teriales en el aire, el suelo o el agua y el tratamiento, vertido, almacenamiento,
transporte, exportacin o importacin no autorizados de residuos peligrosos;
el vertido no autorizado de residuos en o dentro de la tierra o en el agua,
incluida la explotacin no autorizada de un vertedero;
la posesin, apropiacin, dao, matanza no autorizados o el comercio de
especies protegidas de fauna y flora silvestres o de partes de las mismas;
el deterioro significativo de un hbitat protegido;
124
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
209
Este es propiamente el modelo que adopta la Convencin para la proteccin
del ambiente a travs del derecho penal (ETS 172), abierta a la firma de los Estados
Miembros del Consejo de Europa en Estrasburgo el 4 de noviembre de 1998, la
que sin embargo no ha conseguido la ratificacin de tres de los suscriptores para
entrar en vigor. Conforme su texto, las obligaciones que contraeran los Estados
seran las siguientes:
Art. 2. Delitos dolosos. 1. Cada parte deber adoptar las medidas necesarias
para establecer como delitos en su derecho interno, cuando se cometan inten-
cionalmente:
a) la descarga, emisin, o introduccin de una cantidad de sustancias o de
iones radiactivos en el aire, suelo o agua que:
i) causen la muerte o graves lesiones a una persona, o
ii) creen un significativo riesgo de causar la muerte o graves lesiones a cual-
quier persona;
b) la descarga, emisin o introduccin no autorizados de una cantidad de
sustancias o de iones radiactivos en el aire, suelo o el agua que causen o puedan
causar su irreparable deterioro o la muerte o graves lesiones a cualquier persona
o un dao sustancial a monumentos y otras propiedades, objetos, animales o plan-
tas protegidos;
c) el depsito, tratamiento, almacenamiento, transporte, exportacin o im-
portacin no autorizados de residuos peligrosos que causen o puedan causar la
muerte o graves lesiones a cualquier persona o un dao sustancial a la calidad
del aire, suelo, agua, animales o plantas;
d) la explotacin no autorizada de un establecimiento en el cual se desarro-
llen actividades peligrosas que causen o puedan causar la muerte o graves lesio-
nes a cualquier persona o un dao sustancial a la calidad del aire, suelo, agua,
animales o plantas;
e) la fabricacin, tratamiento, almacenamiento, uso, transporte, exportacin
o importacin no autorizadas de materiales nucleares u otras sustancias radiacti-
vas peligrosas que causen o puedan causar la muerte o graves lesiones a cualquier
125
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
persona o un dao sustancial a la calidad del aire, suelo, agua, animales o plan-
tas.
Artculo 3. Delitos imprudentes. 1. Cada parte deber adoptar las medidas ne-
cesarias para establecer como delitos en su derecho interno, cuando se cometan
negligentemente, los hechos numerados en el art. 2, prrafo 1, letras a) a e).
Adems, el art. 4 de la Convencin deja a discrecin de los Estados el casti-
gar ya sea por la va del derecho penal o por la del derecho administrativo san-
cionador, aparte los siguientes hechos no comprendidos en los artculos anteriores:
a) la descarga, emisin o introduccin no autorizados de una cantidad de sus-
tancias o de iones radiactivos en el aire, suelo o el agua; b) la emisin no auto-
rizada de ruido; c) el depsito, tratamiento, almacenamiento, transporte,
exportacin o importacin no autorizados de basuras; d) la explotacin no au-
torizada de una fbrica; e) la fabricacin, tratamiento, almacenamiento, uso,
transporte, exportacin o importacin no autorizadas de materiales nucleares u
otras sustancias radiactivas o qumicas peligrosas; f) la realizacin de alteracio-
nes no autorizadas en detrimento de los componentes naturales de un parque
nacional, una reserva natural, un rea de conservacin acutica u otras reas pro-
tegidas; y g) la posesin, captura, dao, muerte o comercio no autorizados de
especies protegidas de flora o fauna silvestre.
126
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN EL DERECHO COMPARADO...
210
En Europa, sta es hoy todava la situacin del Cdigo Penal italiano, se-
gn se seala en Antolisei, Francesco / Conti, Luigi: Manuale di Diritto penale, Leggi
Complementari. Vol. 2, Milano, 1995, 430, lo que se complementa con una plura-
lidad de normas penales y de sanciones administrativas pecuniarias... disemina-
das en leyes especiales relativas a varias modalidades y especies de contaminacin,
en las que parece que no se protege tanto aquel complejo de elementos natura-
les, biolgicos y estticos en los cuales debe desarrollarse la vida humana, como
mantener una esfera de licitud convencional de comportamientos de por s ofen-
sivos, pero consentidos, con lo que la punicin no se refiere a lo que es nocivo,
sino a lo que est ms all de ciertos parmetros determinados (p. 437). Una vi-
sin sobre el estado actual del derecho penal ambiental en Italia y sus perspecti-
vas futuras, con referencias bibliogrficas, puede verse en Palazo, Francesco:
Principios fundamentales y opciones poltico-criminales en la tutela penal del ambiente en
Italia, en Revista Penal 4 (1999), 68-83.
211
Herzog, Flix: Algunos riesgos del derecho penal del riesgo, en Revista Penal 4
(1999), 54-57, pp. 56 y s. Los riesgos del derecho penal del riesgo los resume
Herzog en el siguiente dilema de la sociedad actual: El legislador percibe cada
vez ms necesidades de regulacin jurdica respecto de mbitos sociales de pro-
blemas cada vez ms distantes, y en esa tarea se pierde y pierde la referencia res-
pecto de las posibilidades sociales de regulacin. Aunque con la intervencin
jurdico penal no se cambie realmente nada, se sucumbe a la imaginaria percep-
127
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
cin de que el problema est en la dosis: ms leyes, leyes ms severas y una ejecu-
cin implacable enderezarn las cosas. Los ciudadanos se creen esto durante al-
gn tiempo, se alejan de las responsabilidades sociales y, de esta forma, aparecen
mbitos que escapan al consenso social sobre las normas, renunciando a la auto-
rregulacin. La parte parafraseada es la crtica con que concluye su artculo Her-
zog: El derecho penal del riesgo no crea paz social alguna. Tan slo alimenta
ilusiones sobre las funciones sociales de orden del derecho penal. Adems, borra
las fronteras entre el derecho penal y el derecho de polica. Tiene igualmente
una tendencia al totalitarismo. Pero el control social total mediante el derecho
penal no se puede implantar y afecta a la autointegracin social. Los riesgos del
derecho penal del riesgo para la funcin de garanta del derecho penal son inmen-
sos. Una visin ms matizada de los problemas del estado actual de lo que se ha
llamado derecho penal del riesgo, puede verse en Blanca Mendoza Buergo: El
derecho penal en la sociedad del riesgo, Madrid, 2001, especialmente en sus pginas 181
y ss. La discusin acerca de este nuevo derecho penal del riesgo ha sido tambin
introducida en Chile a travs del trabajo de Ral Carnevalli: Es adecuada la actual
poltica criminal estatal?, publicado en Gaceta Jurdica N 242 (2000), 7-12.
128
CAPITULO CUARTO
129
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
2
Bolea Bardn, C., Autora mediata en derecho penal, Valencia, 2000, p. 158.
3
Roxin, C., Autora, cit., p. 274.
4
Con la expresin criminalidad de empresa, cuyo contenido fue determi-
nado por Schnemann, B., Cuestiones bsicas de dogmtica jurdico-penal y de poltica
criminal acerca de la criminalidad de empresa, en ADPCP 1988, pp. 529 y ss., me refie-
ro a los delitos que se perpetran a travs de una actuacin que se desarrolla en
inters de una empresa, que plantean cuestiones dogmticas, poltico-criminales
y criminolgicas especficas, muy distintas de las que se suscitan en relacin con
los delitos clsicos. En este trabajo podremos comprobar las dificultades dogm-
ticas que surgen a la hora de determinar la autora. Tngase en cuenta, por tan-
to, que no voy a hacer referencia a los supuestos de criminalidad en la empresa,
esto es, a los delitos que se llevan a cabo por los trabajadores o directivos de una
empresa contra la propia empresa o contra los dems trabajadores o directivos,
los cuales pueden reconducirse sin demasiadas dificultades a las reglas generales
que disciplinan la autora y la participacin en los delitos clsicos. Sobre estas dis-
tinciones y su relacin con la categora de los delitos socioeconmicos, vid. am-
pliamente Martnez-Bujn Prez, C., Derecho penal econmico. Parte general, Valencia,
1998, pp. 67 ss.
5
Cfr. Schnemann, B., Unternehmenskriminalitt und Strafrecht, Kln-Berlin-
Bonn-Mnchen, 1979, pp. 30 y ss.
6
Weber, M., Qu es la burocracia?, Buenos Aires, s/f, p. 50.
130
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
7
Vid. entre otras las sentencias de la Sala Segunda del Tribunal Supremo Fe-
deral de 6 junio 1997 (NStZ 1997, p. 544) y de la Sala Cuarta de 11 de diciembre
de 1997 (Wistra 1998, p. 148), duramente criticadas por Roxin, C., Autora, cit.,
pp. 661-662, que les reprocha que casi da la impresin de que ha de hacerse res-
ponder como autor mediato al empresario por todo lo que ocurre en su empresa
aun cuando ello slo est abarcado por su saber y voluntad de una forma muy
genrica, y que slo pretendan resolver problemas probatorios.
8
Vid. entre otros, Ambos, K., Tatherrschaft durch Willensherrschaft kraft organi-
satorischer Machtapparate, en GA 1998, pp. 156-157; Bottke, W., Responsabilidad por
la no evitacin de hechos punibles de subordinados en la empresa econmica, en Mir Puig,
S. / Luzn Pea, D.-M. (coords.), Responsabilidad penal de las empresas y sus rganos
y responsabilidad por el producto, Barcelona, 1996; Heine, G., Von individueller zu ko-
llektiver Verantwortlichkeit. Einige Grundfragen der aktuellen Kriminalpolitik, en Arnold,
J. y otros (Hrsg.), Beitrge fr Albin Eser, Freiburg i. Br., 1996, p. 63; Schmid, N.,
Einige Aspekte der strafrechtlichen Verantwortlichkeit von Gesellschaftsorganen, en ZStrR
1988, p. 170. En Espaa, entre otros, Martnez-Bujn Prez, C., Parte general, cit.,
p. 200; Prez Cepeda, A. I., La responsabilidad de los administradores, cit., p. 412; dem,
Criminalidad de empresa: problemas de autora y participacin, en Revista Penal N 9,
enero 2002, p. 118, donde opta por la induccin; Silva Snchez, J. M., Criterios de
asignacin de responsabilidad en estructuras jerrquicas, en Bacigalupo Zapater, E.
(dir.), Empresa y delito en el nuevo Cdigo Penal, Madrid, 1997, pp. 9 ss. Vid. tambin
en contra en la doctrina portuguesa, Serra, T., A autoria mediata atravs do dom-
nio de um aparelho organizado de poder, en Revista Portuguesa de Cincia Criminal N os 3
y 4, 1995, p. 303.
A favor, Kuhlen, A., Die Abgrenzung von Tterschaft und Teilnahme, insbesondere
bei den sogenannten Betriebsbeauftragten, en Amelung, K. (Hrsg.), Individuelle Verant-
wortung, cit., pp. 82 y ss.; Lackner, K. / Kuhl, K., Strafgesetzbuch mit Erluterungen,
23. Aufl., 1999, 25 Rn.2; Ransiek, A., Unternehmensstrafrecht. Strafrecht, Verfassungs-
recht, Regelungsalternativen, Heidelberg, 1996, pp. 46 y ss. En Espaa, por todos, Bola
Bardn, C., Autora mediata, cit., pp. 397-401, quien efecta algunas puntualizacio-
nes pero acaba admitiendo la autora mediata en este mbito en algunos casos;
Linares Estrella, A., Un problema de la parte general del derecho penal econmico. El ac-
tuar en nombre de otro. Anlisis del derecho penal espaol y cubano, Granada, 2002,
pp. 145 y ss.; Lpez Barja de Quiroga, J., Derecho Penal. Parte General. III. Los fun-
damentos de extensin de la tipicidad, Madrid, 2001, pp. 332-333, con una fundamen-
tacin confusa y sin descartar la coautora. En la doctrina americana, tambin a
favor siempre que se trate de organizaciones econmicas de gran magnitud, Brue-
ra, M., Autora y dominio de la voluntad a travs de los aparatos organizados de poder,
en AA.VV., Nuevas formulaciones en las ciencias penales. Homenaje a Claus Roxin, Cr-
doba, 2002, p. 264.
131
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
9
Como apunta Feijo Snchez, B. J., Sanciones para empresas por delitos contra
el medio ambiente. Presupuestos dogmticos y criterios de imputacin para la intervencin
del derecho penal contra las empresas, Madrid, 2002, p. 41, los estudios sobre crimi-
nalidad de empresa demuestran tambin que normalmente resulta difcil recon-
ducir la lesin o puesta en peligro del bien jurdico a una decisin individual.
Ms bien suele ser fruto de un proceso de acumulacin de un management defec-
tuoso o de una determinada actitud, cultura, tica o filosofa empresarial. Sobre
esta cuestin, vid. en la doctrina alemana, entre otros, Lampe, E.-J., Systemunrecht
und Unrechtssysteme, en ZStW, 1994, pp. 715-716 y 732-733; Schnemann, B.,
Unternehmenskriminalitt, cit., pp. 22 y ss. En Espaa, por todos, Gndara Vallejo,
en Bacigalupo Zapater, E. (Dir.), Curso de Derecho Penal Econmico, Madrid-Barce-
lona, 1998, pp. 55-56; Ziga Rodrguez, L., Criminalidad de empresa, criminalidad
organizada y modelos de imputacin penal, en Ferr Oliv, J. C. / Anarte Borrallo, E.
(eds.), Delincuencia organizada, cit., p. 228.
132
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
10
Figueiredo Das, J. de, Autora y participacin, cit., p. 106. En este sentido,
vid. tambin Ambos, K., Dominio del hecho, cit., p. 157; Prez Cepeda, A. I., Crimi-
nalidad de empresa, cit., p. 115. Muoz Conde, F., Cmo imputar a ttulo de autores?,
cit., p. 525, pone de relieve que no siempre se trata de un annimo ejecutor inter-
cambiable arbitrariamente, y en la p. 527 considera decisivo este argumento para
rechazar el dominio de la organizacin. En el mismo sentido Nez Castao, E.,
Responsabilidad penal en la empresa, cit., pp. 184-186.
11
Ziga Rodrguez, L., Bases para un modelo de imputacin de responsabilidad
penal a las personas jurdicas, Pamplona, 2000, p. 165, tambin p. 177 nota N 47,
donde aade que la empresa es una organizacin funcional, donde las personas
juegan un rol funcional, lo importante son las funciones no las personas; stas pue-
den sucederse en el tiempo, siendo natural el recambio de personas fsicas por
meras cuestiones fisiolgicas y se mantiene la continuidad de la organizacin.
12
Como hacen, entre otros, Arnguez Snchez, C., El delito de blanqueo de ca-
pitales, Madrid-Barcelona, 2000, p. 352; Muoz Conde, F., Problemas de autora y par-
ticipacin en el derecho penal econmico, o cmo imputar a ttulo de autores a las personas
que sin realizar acciones ejecutivas, deciden la realizacin de un delito en el mbito de la
delincuencia econmica?, en Revista Penal N 9, enero 2002, p. 80.
133
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
13
As, por ej. Heine, G., Die strafrechtliche Verantwortlichkeit von Unternehmen,
Baden-Baden, 1995, p. 104; Rotsch, T., Individuelle Haftung in Grounternehmen.
Pldoyer fr den Rckzug des Umweltstrafrechts, Baden-Baden, 1998, p. 146.
14
Cfr. Rudolphi, H.-J., Strafrechtliche Verantwortlichkeit der Bediensteten von Be-
trieben fr Gewsserverunreinigungen und ihre Begrenzung durch den Einleitungsbescheid,
en AA.VV., Festschrift fr Karl Lackner zum 70. Geburtstag, Berlin-New York, 1987,
p. 868.
15
Apunta Weber, M., Qu es la burocracia?, cit., p. 51, que la burocratizacin
implica en particular la posibilidad ptima de poner en prctica el principio de
especializacin de las funciones administrativas conforme a regulaciones estricta-
mente objetivas, confiando las actividades concretas a funcionarios especializados
que, con la prctica, van aprendiendo cada vez ms.
16
Cfr. Weber, M., Qu es la burocracia?, cit., p. 51.
17
Figueiredo Das, J. de, Autora y participacin, cit., p. 106. En Portugal, vid.
tambin Serra, T., A autoria mediata, cit., p. 303. Ponen de relieve en nuestra doc-
trina este hecho Muoz Conde, F., Cmo imputar a ttulo de autores...?, cit., p. 525;
dem, Problemas de autora, cit., p. 79; Prez Cepeda, A. I., Criminalidad de empresa,
cit., p. 115, que destaca que en la estructura de una empresa la relacin con el
subordinado se basa en la distribucin o divisin del trabajo, no en la sumisin
ni en la obediencia. A mi juicio eso poco importa, ya que en la tesis de Roxin la
autora mediata del hombre de atrs no se basa en la sumisin del subordinado,
adems de que s existe deber de obediencia del trabajador frente al empresario,
como veremos a continuacin. En Alemania aluden a esta objecin, entre otros,
Ambos, K., Tatherrschaft durch Willensherrschaft, cit., pp. 239-240; dem, Dominio del
hecho, cit., p. 157; Langneff, K., Die Beteiligtenstrafbarkeit, cit., pp. 110 y ss.; Rotsch, T.,
134
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
Individuelle Haftung in Grounternehmen, cit., p. 146, para quien se trata de una ob-
jecin decisiva.
18
Cfr. Queralt Jimnez, J. J., La obediencia debida en el Cdigo Penal. Anlisis de
una causa de justificacin (art. 8, 12 CPe), Barcelona, 1986, pp. 38-39.
135
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
19
En este sentido Queralt Jimnez, J. J., La obediencia debida, cit., pp. 57-59.
Existe cierto apoyo jurisprudencial. Vid. la STSe 05.03.1988. Por el contrario, ad-
mite que cualquier relacin jerrquica motivadora de un deber de obediencia,
puede... originar la estimacin de la circunstancia, Crdoba Roda en Crdoba
Roda, J. / Rodrguez Mourullo, G., Comentarios al Cdigo Penal. I, Barcelona, 1972,
p. 400; le sigue Morillas Cueva, L., La obediencia debida. Aspectos legales y poltico-cri-
minales, Madrid, 1984, p. 55. Tambin esta posicin ha encontrado apoyo en la
jurisprudencia. Vid. la STSe 10.04.1992 (Ar. 2962).
20
Como hacen, entre otros, Rogall, K., Dogmatische und Kriminalpolitische Pro-
bleme der Aufsichtspflichtverletzung in Betrieben und Unternehmen ( 130 OWiG), en ZStW
1986, pp. 616-617. Frente a ello, Schnemann, B., Unternehmenskriminalitt, cit.,
p. 23, subraya la dependencia del trabajador respecto de su puesto de trabajo.
21
Por ej., en las organizaciones mafiosas. A veces esta posibilidad est muy
limitada o es inexistente, sea por razones fcticas (la amenaza de muerte en caso
de separacin del grupo en una organizacin mafiosa) o jurdicas (de tipo con-
tractual, o por tratarse de una obligacin pblica, como el servicio militar obliga-
torio donde todava existe).
136
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
22
As Muoz Conde, F., Problemas de autora..., cit., p. 80. Por lo dems, resul-
ta curioso que otros autores que niegan toda posibilidad de aplicar el dominio
de la organizacin en el marco de la criminalidad econmica y organizada se plan-
teen su utilidad para resolver precisamente los casos del instrumento doloso sin
intencin y del instrumento doloso no cualificado. As, Bottke, W., Criminalidad
econmica..., cit., p. 27.
23
Cfr. Roxin, C., Autora, cit., pp. 378-380.
24
Esto es lo que hace el art. 318 CPe en el marco de los delitos contra los
derechos de los trabajadores, por ejemplo.
137
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
25
Tngase en cuenta que algunos autores, partiendo de que una interpreta-
cin puramente formal del art. 31 CPe lleva a consecuencias indeseables, como
es la exclusin de los representantes meramente fcticos o de los que no actan
como tales sino en inters propio, proponen acudir a criterios materiales que per-
mitan determinar, en primer lugar, la razn por la cual en los delitos especiales
se delimita el crculo de posibles autores, para en un segundo momento averi-
guar si esa razn se da o no en quienes actan como representantes. Cfr. Gracia
Martn, L., Instrumentos de imputacin jurdico penal en la criminalidad de empresa y
reforma penal, en AP 1993-1, p. 228. De acuerdo con estos criterios materiales, el
mbito de responsabilidad penal del representante est delimitado por los ele-
mentos especiales de la autora que expresan un dominio sobre el resultado pro-
ducido equivalente al dominio que posee el garante en la omisin impropia, de
forma que se debe extender la condicin de autor del delito especial a quien al
ejecutar la accin tpica acta en lugar del sujeto descrito por la ley habiendo asu-
mido fcticamente, en virtud de una relacin de dominio, sus actividades. Cfr.
Martnez-Bujn Prez, C., Parte general..., cit., pp. 220-222.
26
Cfr. Muoz Conde, F., Problemas de autora..., cit., pp. 90-92 y 95.
138
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
27
Cfr. Figueiredo Das, J. de, Autora y participacin, cit., p. 106. En igual senti-
do Lascano, C. J., Teora de los aparatos organizados de poder y delitos empresariales, en
AA.VV., Nuevas formulaciones en las ciencias penales. Homenaje a Claus Roxin, Crdo-
ba, 2002, p. 379; Prez Cepeda, A. I., Criminalidad de empresa..., cit., p. 115. En Ale-
mania, por todos, Rotsch, T., Individuelle Haftung in Grounternehmen, cit., p. 147.
28
Roxin, C., Anmerkung, en JZ 1995, p. 51. Se adhiere expresamente a este
argumento para negar la autora mediata en el mbito empresarial, Prez Cepe-
da, A. I., La responsabilidad de los administradores de sociedades: criterios de atribucin,
Barcelona, 1997, pp. 412-413.
29
Cfr. WEBER, M., Qu es la burocracia?, cit., pp. 80-81.
139
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
30
Cfr. Ambos, K., Dominio del hecho, cit., p. 157; Lampe, E.-J., Systemunrecht und
Unrechtssysteme, cit., p. 707; Langneff, K., Die Beteilitenstrafbarkeit, cit., pp. 109-110.
Esta propuesta se adecua perfectamente a la tipificacin de las asociaciones cri-
minales en el par. 129 StGB, cuyo prrafo segundo seala que no se aplicar el
prrafo primero (donde se sanciona a quien funde una asociacin cuyos fines o
actividad se dirijan a cometer delitos, o quien participe en una asociacin de este
tipo como miembro, le d publicidad o la apoye)... 2. cuando la comisin de de-
litos slo tenga una finalidad o sea una actividad de importancia inferior.
31
As, Schild, crtico en cuanto a la limitacin del dominio por organizacin a
los casos de aparatos de poder que operan por completo al margen de la ley, pro-
pone extender la construccin a otros aparatos sociales de poder, como fbricas o
grandes empresas, que funcionan de manera previsible y casi automtica. La im-
portancia que concede a la posicin social de poder en la organizacin y la signifi-
cacin que otorga al trmino subordinado le permiten extender la autora mediata
en organizaciones que no operan al margen del ordenamiento jurdico. Cfr. Schild,
W., Tterschaft als Tatherrschaft, Berlin-New York, 1994, pp. 22-23. Coincide con l Ran-
siek, A., Unternehmensstrafrecht. Strafrecht, Verfassungsrecht, Regelungsalternativen, Heidel-
berg, 1996, pp. 48-49, quien considera que lo relevante a estos efectos es que, debido
a la divisin social del poder en el seno de la organizacin, la conducta del subor-
dinado se imputa a la persona que decide, es tambin su conducta, porque quien
da la orden comete el hecho a travs de los miembros de la organizacin y lo deci-
sivo es la pertenencia a la organizacin. El hecho de que la pertenencia a la organi-
zacin deba determinarse desde una perspectiva social y no jurdica permite, a juicio
de este autor, que esta forma de autora mediata no se limite a las organizaciones
injustas, pudiendo encontrar aplicacin en las empresas lcitas, pues no supone nada
ms que el reconocimiento de la realidad social de una organizacin. Sin embar-
go, cabe sealar frente a esta posicin que ambos autores se han limitado a recor-
tar las caractersticas que segn Roxin debe reunir el aparato de poder sin ofrecer
ninguna fundamentacin nueva, pues no hacen ms que resaltar la importancia de
la posicin fctica de superioridad del hombre de atrs.
32
Los otros dos son los sistemas organizados criminalmente (por ej., asocia-
ciones criminales) y los sistemas pervertidos criminalmente (por ej., entes estata-
les de injusto).
140
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
33
Lampe especifica que debe tratarse de delitos propios de la empresa, no
de cualquier delito del Cdigo Penal.
34
Cfr. Lampe, E.-J., Systemunrecht und Unrechtssysteme, cit., p. 731.
35
OWiG: Gesetz ber Ordnungswidrigkeiten, Ley de Contravenciones de Ale-
mania.
36
Cfr. Lampe, E.-J., Systemunrecht und Unrechtssysteme, cit., p. 732.
141
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
37
Cfr. Lampe, E.-J., Systemunrecht und Unrechtssysteme, cit., p. 733.
38
Cfr. Lampe, E.-J., Systemunrecht und Unrechtssysteme, cit., pp. 708-709.
142
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
39
Lampe, E.-J., Systemunrecht und Unrechtssysteme, cit., p. 709.
143
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
40
En este sentido, vid. Langneff, K., Die Beteiligstenstrafbarkeit, cit., pp. 110 y
ss., especialmente pp. 115-116.
41
Cfr. Ambos, K., Tatherrschaft durch Willensherrschaft, cit., p. 245; del mismo au-
tor, Dominio del hecho, cit., p. 165. Vid. una crtica a las contradicciones en que incu-
rre este autor en Figueiredo Das, J. de, Autora y participacin..., cit., pp. 104-105; y
144
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
Muoz Conde, F., Problemas de autora, cit., pp. 78-79. Tambin a favor de la re-
nuncia al requisito de la desvinculacin del derecho Nez Castao, E., Responsa-
bilidad penal en la empresa, cit., pp. 182-184, que sin embargo acaba negando la
aplicacin de esta forma de autora mediata a la empresa por entender que estn
ausentes los otros elementos que caracterizan los aparatos organizados de poder.
42
Cfr. Figueiredo Das, J. de, Autora y participacin..., cit., p. 105.
43
Ambos, K., Tatherrschaft durch Willensherrschaft, cit., p. 242; del mismo autor,
Dominio del hecho, cit., p. 161.
145
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
El ncleo del tipo del art. 325 CPe y su diferenciacin con res-
pecto a la infraccin administrativa es la puesta en peligro: un
criterio material jurdico-penal. Es preciso que a los vertidos, las
emisiones, los aterramientos realizados por el agente e infrin-
giendo las normas protectoras del medio ambiente puedan atri-
burseles la capacidad de perjudicar gravemente el equilibrio de
los sistemas naturales o, en su caso, la salud de las personas.
El delito ecolgico responde a una estructura tpica en la que
resultan adelantadas las barreras de proteccin penal a una fase
anterior a que se produzca u ocasione la lesin material o dao
al medio ambiente. Se trata de un delito de peligro. Sin embar-
go, respecto a la naturaleza del peligro (delito) en cuestin, la
doctrina se haya totalmente dividida desde la redaccin del
art. 347 bis del Cdigo Penal anterior.44 La cuestin es si el deli-
to contra el medio ambiente se considera como un delito de pe-
ligro concreto o abstracto. Dicho de otro modo, unos pretenden
limitar la exigencia de un peligro a un peligro estadstico gene-
* Esta seccin est extractada del trabajo presentado por Inma Valeije Alva-
rez, doctora en derecho, profesora titular de derecho penal, Universidad de Vigo.
Este trabajo es tambin parte del Proyecto de Investigacin Aspectos dogmti-
cos y criminolgicos de las nuevas formas de fraude y corrupcin en las socieda-
des complejas (XUGA- PGIDTOIPX139701PR) y del que es investigador principal
el profesor Dr. Javier de Vicente Remesal, catedrtico de derecho penal de la Uni-
versidad de Vigo.
44
Sobre la polmica cfr. De La Cuesta Arzamendi, J. L., Cuestiones dogmticas
relativas al delito de contaminacin ambiental, en Revista Penal, num. 4, julio, 1999,
pp. 32 y 33.
146
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
147
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
45
De la Cuesta Aguado, P. M., Causalidad..., cit., pp. 114 y ss.
148
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
46
Vid. Martnez-Bujn Prez., C., Derecho penal econmico. Parte general, Valen-
cia, 1998, pp. 109 y 110.
149
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
47
Cuesta Aguado, P.M., Causalidad de los delitos contra el medio ambiente, 2 ed.,
Valencia, 1999, p. 235.
150
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
48
Igualmente, adoptan el mismo pronunciamiento las Ss Audiencia Provin-
cial de Barcelona de 22 de febrero de 2000 y de 22 de enero de 2001, entre
otras.
151
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
49
Las consecuencias prcticas derivadas de catalogar el art. 325 CPe como
delito de peligro concreto o de hipottico aunque el Alto Tribunal emplea en
sus fundamentos el trmino abstracto aparecen reflejadas, en mi opinin, en la
STSe de 14 de febrero del 2002, en que se conoce de una provocacin de verti-
dos de aguas residuales de una empresa a un cauce pblico. La audiencia de ins-
tancia absolvi a los acusados por un delito continuado contra el medio ambiente
y el Ministerio Fiscal recurre en casacin denunciando infraccin por inaplica-
cin del art. 347 bis CPe. Funda el motivo de su recurso en que la Sala sentencia-
dora ha incurrido en un error al considerar que en las acciones enjuiciadas no
concurre la exigencia tpica de gravedad del peligro o perjuicio para los bienes
jurdicos protegidos representado por los vertidos de que se trata. Ello se debe
argumenta el recurrente a que la Audiencia al atender al grado de la dilucin
de las sustancias contaminantes por comparacin entre el caudal del vertido y el
del curso fluvial en el que el mismo se produjo, transforma la naturaleza de la
infraccin penal, que es de riesgo o peligro potencial, en delito de efecto o de
resultado, al optar el tribunal de instancia por el criterio de dilucin correla-
cin entre el caudal del vertido y el del cauce receptor de ste para evaluar la
peligrosidad potencial de la incorporacin de factores contaminantes a un curso
fluvial concreto. Para el Ministerio Fiscal constituye un error que se haya acudido
a la posibilidad de mayor o menor disolucin de los componentes txicos del ver-
tido en el medio natural receptor, porque dada la naturaleza de los disolventes
halogenados el peligro es pura y simplemente consustancial al producto txico
vertido. El TSe confirma la sentencia de instancia afirmando que se trata de un
delito de peligro concreto que equivale a la relevante posibilidad de que llegue a
producirse el efecto temido, cuya concurrencia debe determinarse en concreto
mediante la prueba.
152
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
50
En este sentido la S Audiencia Provincial de Len de 17 de febrero de 1997,
que en su Fundamento Jurdico quinto declara: Por ello en contra de lo sostenido
por el apelante entendemos acreditado en el caso de autos la generacin de un delito de peli-
gro concreto que, adems de merecer la calificacin de grave, elemento valorativo que es exa-
minado por el juzgador a quo ponderando las circunstancias concurrentes, atendiendo al
parmetro medio de gravedad a que alude la STS de 11 de marzo del 1992 y estableciendo
incluso un juicio comparativo con otros supuestos de vertidos, que han dado lugar a sen-
tencias condenatorias por parte del Tribunal Supremo (as la de 11 de marzo de 1992 y 5
de octubre de 1993) en que el riesgo, que fue calificado de grave era incluso de menor enti-
dad y gravedad que el generado en el caso de autos.
153
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
* Esta seccin est extractada del trabajo presentado por Jos Angel Branda-
riz Garca, profesor de derecho penal, Universidad de La Corua, Espaa, el da
9 de octubre de 2002.
51
Para un anlisis en profundidad sobre el principio ne bis in idem vid. Nieto Gar-
ca, A., Derecho administrativo sancionador, Madrid, 1993, pp. 345 y ss.; Prez Manzano,
M., La prohibicin constitucional de incurrir en bis in idem, Valencia, 2002, passim.
52
Vid., entre otras, las SsTCe 2/1981, de 30 de enero; 77/1983, de 3 de octu-
bre; 94/1986, de 8 de julio; 154/1990, de 15 de octubre; 150/1991, de 4 de julio;
234/1991, de 10 de diciembre.
154
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
53
Como es bien conocido, la doctrina del TCe permite la imposicin de una
duplicidad de consecuencias jurdicas en los casos en que el supuesto se d en el
marco de una relacin de sujecin especial, categora discutida en la actualidad.
Sobre esta categora, vid., entre otras, las SsTCe 2/1987, de 21 de enero; 42/1987,
de 7 de abril; 61/1990, de 29 de marzo. Esta doctrina podra permitir, como opor-
tunamente recuerda Urraza Abad, J., Delitos contra los recursos naturales y el medio
ambiente, Madrid, 2001, p. 120, N 212, aplicar una duplicidad de sanciones al fun-
cionario que cometiese un delito medioambiental (art. 329 CPe).
54
Vid. las SsTCe 77/1983, de 3 de octubre; 159/1987, de 26 de octubre.
155
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
55
Cfr. Corcoy Bidasolo, M. / Gallego Soler, I., Infraccin administrativa e in-
fraccin penal en el mbito del delito medioambiental: ne bis in idem material y procesal
(Comentario a la STCe 177/1999, de 11 de octubre), en AP, 2000, vol. 1, p. 165; Prez
Manzano, M., La prohibicin constitucional de incurrir en bis in idem, Valencia, 2002,
pp. 101 y s.; Prats Canut, J. M. / Marqus i Banqu, M. / Morn Mora, C., Derecho
Penal Ambiental y Derecho Comunitario. La Directiva IP, Pamplona, 2002, p. 102.
56
Mantienen una interpretacin ciertamente heterodoxa de la identidad de
hechos Prat Garca, J. M. / Soler Matutes, P., El delito ecolgico, Barcelona, 2000,
pp. 85 y s.
57
Prats Canut, J. M. / Marqus i Banqu, M. / Morn Mora, C., Derecho...,
cit., p. 102, no ven, empero, mayores dificultades en la acreditacin de la identi-
dad subjetiva.
58
Vid., en concreto, el art. 130 Ley N 30/1992, de 26 de noviembre, de R-
gimen Jurdico de las Administraciones Pblicas y del Procedimiento Administra-
tivo Comn.
156
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
59
En este sentido se pronuncia Silva Snchez, J. M., Delitos..., cit., p. 71, as
como el voto particular a la STCe 177/1999, de 11 de octubre. Corcoy Bidasolo,
M. / Gallego Soler, I., Infraccin..., cit., pp. 164 y s., por su parte, puntualizan que
en supuestos de entidades menores una interpretacin material de la identidad
subjetiva debe llevar a apreciarla, dada la coincidencia en la prctica de empresa
y sujeto individual responsable.
Por otra parte, la posibilidad de imponer consecuencias accesorias a la perso-
na jurdica en relacin con algunos delitos medioambientales, prevista en el art. 327
CPe, obligar tambin a una reconsideracin de esta reflexin en los casos en que
efectivamente esas medidas sean aplicadas, como advierten igualmente Prez Man-
zano, M., La prohibicin..., cit., p. 131; Silva Snchez, J. M., Delitos..., cit., p. 72.
60
Cfr., sobre ello, Prez Manzano, M., La prohibicin..., cit., pp. 116 y ss.; Prats
Canut, J. M. / Marqus i Banqu, M. / Morn Mora, C., Derecho..., cit., p. 102, as
como la STCe 234/1991, de 10 de diciembre.
Corcoy Bidasolo, M. / Gallego Soler, I., Infraccin..., cit., p. 166, apuntan que
la lectura del art. 45.3 de la Constitucin espaola llevara a entender que ambos
gneros de infracciones coinciden en la proteccin del inters medioambiental;
sin embargo, se trata, como resaltan estos autores, de una interpretacin excesi-
vamente formalista.
61
Cfr., sobre ello, Prats Canut, J. M. / Marqus i Banqu, M. / Morn Mora,
C., Derecho..., cit., pp. 103 y 106. En esta misma lnea se enmarca el voto particular
formulado por los magistrados Cruz Villaln y Casas Baamonde a la STCe 177/
1999, de 11 de octubre.
157
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
62
Cfr. Prats Canut, J. M. / Marqus i Banqu, M. / Morn Mora, C., Dere-
cho..., cit., pp. 107 y s.
63
A la misma conclusin llegan, si bien con una argumentacin parcialmen-
te distinta, que enfatiza la ausencia de identidad de fundamento, debida a la ne-
cesaria diferenciacin cualitativa entre el ilcito administrativo y el penal, derivado
de los principios fundamentadores del ius puniendi, Corcoy Bidasolo, M. / Galle-
go Soler, I., Infraccin..., cit., pp. 170 y 173, Nos 59, y 175 y s. Cfr. asimismo Prat
Garca, J. M. / Soler Matutes, P., El delito ecolgico, Barcelona, 2000, p. 83.
64
Sobre esta cuestin, vid., en particular, la STCe 177/1999, de 11 de octubre.
158
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
65
Lo que se explica tanto por las mayores facilidades que a efectos sanciona-
dores aporta el procedimiento administrativo, cuanto por la deficiente concien-
cia de la Administracin sobre el carcter verdaderamente delictivo de
determinados comportamientos de agresin medioambiental.
66
Este gnero de disposiciones se reitera en la normativa sectorial especfica,
por ejemplo en los arts. 94.3 Ley N 22/1988, de 28 de julio, de Proteccin, Utili-
zacin y Polica de Costas, 120 Real Decreto Legislativo 1/2001, de 20 de julio,
que aprueba el texto refundido de la Ley de Aguas, 40 L. 4/1989, de 27 de mar-
zo, que establece normas de proteccin, conservacin, restauracin y mejora de
los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, aparte de una pluralidad
de normas de rango inferior o de mbito autonmico.
67
Trabado Alvarez, C., Proteccin penal del medio ambiente. Derecho Penal y nor-
mativa extrapenal sobre medio ambiente, Oviedo, 2001, p. 50, considera que la preva-
lencia de la jurisdiccin penal es imprescindible para respetar los arts. 117.3 de
la Constitucin espaola, 102 de la Ley Orgnica del Poder Judicial, 114 de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim).
68
En esta lnea, cfr. Corcoy Bidasolo, M. / Gallego Soler, I., Infraccin..., cit.,
pp. 174 y ss.; Prats Canut, J. M. / Marqus i Banqu, M. / Morn Mora, C., Derecho...,
cit., pp. 106 y s.; Silva Snchez, J. M., Delitos..., cit., p. 70.; Trabado Alvarez, C., Protec-
cin..., cit., pp. 50 y ss., y 63 y s., as como el voto particular formulado a la STCe
177/1999, de 11 de octubre. Ante esta cuestin, los autores reclaman que se bus-
quen vas que permitan compaginar el respeto a las garantas inherentes al princi-
pio ne bis in idem con el relevante postulado de la prevalencia de la jurisdiccin penal,
reiterado en toda la jurisprudencia constitucional referente al principio estudiado.
Se distancian de la opinin manifestada en el texto Prat Garca, J. M. / Soler
Matutes, P., El delito..., cit., pp. 83 y ss., y la propia STCe 177/1999, de 11 de octu-
bre. En la misma lnea, llega a cuestionar el postulado de la prevalencia del en-
juiciamiento penal Calvo Charro, M., Sanciones medioambientales, Madrid, 1999,
pp. 100 y ss.
159
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
69
Enfatizan particularmente este hecho Prat Garca, J. M. / Soler Matutes,
P., El delito..., cit., pp. 83 y s., que tambin es considerado en la STCe 177/1999,
de 11 de octubre.
70
Cfr., sobre ello, Corcoy Bidasolo, M. / Gallego Soler, I., Infraccin..., cit.,
p. 174 quienes entienden que esta solucin supondra tambin una vulneracin
de la divisin de poderes. Prats Canut, J. M. / Marqus i Banqu, M. / Morn
Mora, C., Derecho..., cit., p. 101.
No obstante, Gmez Rivero, M.C., El rgimen de autorizaciones en los delitos rela-
tivos a la proteccin del medio ambiente y ordenacin del territorio, Valencia, 2000, p. 20,
N 12, parece defender esta opcin, planteando que la falta de abstencin consti-
tuye una causa de nulidad del acto administrativo, conforme al art. 62.2 L. 30/
1992. En el mismo sentido se pronuncia Trabado Alvarez, C., Proteccin..., cit., p. 63,
destacando que dicha nulidad puede ser declarada por el tribunal penal si es ins-
tada, en virtud del art. 3 LECrim, o por los tribunales de la jurisdiccin conten-
cioso-administrativa. En el mismo sentido se pronuncia, no sin ciertas matizaciones
(en el sentido de apuntar que en caso de duda el juez puede plantear una cues-
tin prejudicial), Vercher Noguera, A., Las autorizaciones administrativas y los deli-
tos contra el medio ambiente, en AP, 1995-2., p. 911.
160
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
71
Cfr. Corcoy Bidasolo, M. / Gallego Soler, I., Infraccin..., cit., pp. 174 y 176,
as como la STCe 177/1999.
72
Cfr. Prats Canut, J. M. / Marqus i Banqu, M. / Morn Mora, C., Derecho...,
cit., pp. 101 y s.
73
Esta solucin ha sido defendida expresamente por Prats Canut, J. M. / Mar-
qus i Banqu, M. / Morn Mora, C., Derecho..., cit., pp. 108 y s.; Silva Snchez, J.
M., Delitos..., cit., p. 70.
74
Cfr. Corcoy Bidasolo, M. / Gallego Soler, I., Infraccin..., cit., pp. 176 y ss.
161
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
* Este trabajo fue presentado por Luz Mara Puente Aba, doctora en dere-
cho. Becaria postdoctoral, Universidad de La Corua, Espaa, el da 9 de octu-
bre de 2002.
75
Cfr. Quintero Olivares, G., Manual de Derecho Penal. Parte general, 2002, 684
y 681-682; el mismo autor, en La responsabilidad civil ex delicto (Quintero Oliva-
res, G. / Cavanillas Mgica, S. / De Llera Surez-Brcena, E.), 2002, p. 128. La
actividad de reparacin tambin es prevista como circunstancia atenuadora de la
sancin en las infracciones administrativas; vid. por ejemplo el art. 97.3 de la Ley
N 22/1988, de 28 de julio, de costas.
162
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
76
Cfr. Silva Snchez, Delitos contra el medio ambiente, cit., p. 181; Boix Reig, en
Vives Antn, T.S. y otros, Derecho penal. Parte especial, Valencia, 1999, p. 653.
163
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
77
Vid. al respecto Queralt Jimnez, J. J., Derecho penal espaol. Parte especial,
Barcelona, 1996, pp. 738; de acuerdo Faraldo Cabana, P., Las causas de levantamiento
de la pena, Valencia, 2000, pp. 278-279. Manifiesta tambin Terradillos Basoco, J.,
Delitos relativos a la proteccin del patrimonio histrico y del medio ambiente, cit., p. 57,
que el trmino reparacin debe interpretarse en sentido amplio, abarcando tan-
to la reparacin del perjuicio causado como la neutralizacin del peligro desen-
cadenado.
78
Cfr. Silva Snchez, Delitos contra el medio ambiente, cit., p. 178; Faraldo Caba-
na, Las causas de levantamiento de la pena, cit., p. 281; Carmona Salgado, Curso de
derecho penal espaol, cit., p. 90. Tambin interpreta as el texto legal, si bien consi-
164
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
derando que tal lmite temporal es excesivo, De la Cuesta Arzamendi, J. L., Delitos
contra los recursos naturales y el medio ambiente: Captulo III, Tt. XVI, Libro II del Nue-
vo Cdigo Penal de 1995, en AP 1998-1, marg. 305.
79
Cfr. Quintero Olivares, en La responsabilidad civil ex delicto (Quintero /
Cavanillas / De Llera), cit., pp. 128-129; Prats Canut / Marqus i Banqu, Comen-
tarios al nuevo Cdigo Penal, cit., p. 1627.
80
As lo manifiestan Conde-Pumpido Tourn, C., en Cdigo Penal. Doctrina y
jurisprudencia (Conde-Pumpido Ferreiro, C., dir.), tomo II, Madrid, 1997, p. 3299;
Silva Snchez, Delitos contra el medio ambiente, cit., p. 181.
165
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
81
Cfr. Faraldo Cabana, Las causas de levantamiento de la pena, cit., p. 279; De
Vega Ruiz, J. A., Delitos contra el medio ambiente, la ordenacin del territorio, el patrimo-
nio histrico y la flora y fauna en el Cdigo Penal de 1995, Madrid, 1996, p. 145. Vid.
sobre la suficiencia de la reparacin parcial para proceder a la aplicacin de la
atenuante 5 del art. 21, por ejemplo, Borja Jimnez, E., Las circunstancias atenuantes
en el ordenamiento jurdico espaol, Valencia, 2002, pp. 186-187; y Orts Berenguer,
E., en Comentarios al Cdigo Penal de 1995 (Vives Antn, T. S., coord.), vol. I, Va-
lencia, 1996, pp. 210-211. Vid. sobre la exigencia del esfuerzo del responsable en
la medida de su propia capacidad, Mir Puig, S., Derecho penal. Parte general, Barce-
lona, 2002, p. 606; Valle Muiz, J. M., en Comentarios al Nuevo Cdigo Penal, cit.,
p. 218; Tamarit Sumalla, J. M., La reparacin a la vctima en el derecho penal (Estudio
y crtica de las nuevas tendencias poltico-criminales), Barcelona, 1994, p. 64.
82
Cfr. Silva Snchez, Delitos contra el medio ambiente, cit., p. 178. Carmona Sal-
gado, en Curso de derecho penal espaol. Parte especial II (Cobo del Rosal, M., dir.),
Madrid, 1997, p. 90, manifiesta por su parte que para aplicar el art. 340 CPe no
es necesaria una reparacin efectiva, sino que bastara con que el sujeto dirigiese
sus esfuerzos a tal fin pero sin llegar a conseguirlo.
166
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
167
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
83
Cfr. Llorca Ortega, J., Manual de determinacin de la pena conforme al Cdigo
Penal de 1995, Valencia, 1999, pp. 88-89; Gonzlez Cussac, J. L., Teora general de
las circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, Valencia, 1988, pp. 225-
226. Vid. tambin Salinero Alonso, C., Teora general de las circunstancias modificati-
vas de la responsabilidad criminal y art. 66 del Cdigo Penal, Granada, 2000, p. 177,
nota 225.
168
EXCURSO: OTRAS CUESTIONES DOGMATICAS...
169
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
84
Resaltan precisamente la necesidad de dar un enfoque preventivo al dere-
cho ambiental Blanco Lozano, El delito ecolgico. Manual operativo, cit., pp. 127 y ss.;
Quintero Olivares, en Comentarios al Nuevo Cdigo Penal, cit., pp. 1579-1580.
170
CAPITULO QUINTO
171
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
172
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
1
Entrevista al profesor Malcom Grant, Department of Land Economy, Uni-
versity of Cambridge, UK, mayo, 2001.
173
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
174
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
2
Water Resources Act, 1991, Section 8(1), Offenses of Polluting Controlled
Waters (traduccin no oficial).
175
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
b) Determinacin de la pena
176
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
3
Ver infra.
4
Alphacell Ltd. v. Woodward [1972] 2 All ER 475.
177
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
5
R. v. Milford Haven Port Authority [2000] Env LR 632.
178
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
6
Ver supra.
179
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
180
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
7
7 U.S.C. 136-136y.
8
15 U.S.C. 2601-2629.
9
Ver C. Schroeder, Cool Analysis Versus Moral Outrage in the Development of Fede-
ral Environmental Criminal Law, 35 Wm. & Mary L. Rev. 251, 1993.
10
Entrevista a Steve Herman, EPA Head of Enforcement, julio 2001.
11
R. Lazarus, Assimilating Environmental Protection into Legal Rules and the Pro-
blem with Environmental Crime, 27 Loy. Los Angeles Law Rev. 867, (1994).
181
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
12
PEER, Public Employees for Environmental Responsibility, Press Release
10 January 2002, http://www.peeer.org-press-203.html.
13
J. Starr, Turbulent Times at Justice and EPA: The Origins of Environmental Criminal
Prosecutions and the Work that Remains, 59 Geo. Wash. L. Rev. 900 (1991); J. Strock,
Environmental Criminal Enforcement Priorities for the 1990s, 59 Geo. Wash. L. Rev. 916
(1991).
182
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
14
Entrevista S. Herman.
183
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
nales, sino que adems surge a partir de las sucesivas reformas que
se han introducido a estas leyes especiales. En los EE.UU., las prin-
cipales leyes ambientales que han incluido delitos ambientales son
el Clean Air Act (CAA),15 el Clean Water Act (FWPCA).16 Luego se
promulgaron el Resource Conservation and Recovery Act (RCRA)17 para
tratar el problema del manejo de los desechos peligrosos, desde
la cuna hasta la tumba, seguido del Comprehensive Environmental
Response, Conservation and Liability Act (CERCLA),18 el cual estable-
ci mecanismos para la limpieza de los sitios contaminados con
desechos peligrosos. Finalmente, el Federal Insecticide, Fungicide
and Rodenticide Act (FIFRA)19 y la Toxic Substances Control Act
(TSCA) 20 tambin introducen delitos ambientales en el mbito
de las sustancias qumicas.
15
Clean Air Act, 33 U.S.C. 7413.
16
Clean Water Act, 33 U.S.C. 1319.
17
Resource Conservation and Recovery Act, 42 U.S.C. 6928.
18
Comprehensive Environmental Response, Compensation, and Liability Act, 42 U.S.C.
9603.
19
7 U.S.C. 136-136 y.
20
15 U.S.C. 2601-2629.
21
J. Cooney et al., Environmental Crimes Deskbook, Environmental Law Institu-
te, 1996, p. 24.
184
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
ciales, ofrece una resea sobre las categoras gruesas del sistema
de proteccin penal ambiental. Es as como se distinguen ciertos
delitos con un mayor contenido administrativo, de aquellos deli-
tos que afectan al medio ambiente de manera ms directa. Por
ltimo, tambin se toca brevemente la reciente introduccin de
delitos de peligro.
185
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
22
K. Brickey, Environmental Crime at the Crossroads: The Intersection of Environ-
mental and Criminal Law Theory, 71Tul. L. Rev. 487, 1996.
186
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
23
874 F.2d 740, 19 ELR 21061 (10th Cir. 1989).
24
977 F.wd 27, 23 ELR 20102 (1st Cir. 1992).
187
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
25
784 F. Supp. 6, 22 ELR 21027.
26
Entrevista al profesor R. Lazarus, Georgetown University Law School, julio
2001.
27
Ver W. Thomas, et. al., Crafting Superior Environmental Enforcement Solutions,
ELI-ELR, 2000; M. Mazza, The New Evidentiary Privilege For Environmental Audit Re-
ports: Making The Worst Of A Bad Situation, 23 Ecology L.Q. 79, 1996; C. Murnane,
Criminal Sanctions For Deterrence Are A Needed Weapon, But Self-Initiated Auditing Is
Even Better: Keeping The Environment Clean And Responsible Corporate Officers Out Of
Jail, 55 Ohio St. L.J. 1181, 1994.
28
Ver D. Buente y K. Thomson, The Changing Face of Federal Environmental Cri-
minal Law: Trends and Developments-1999-2001, 31 ELR 11340, nov. 2001.
29
Ver H. Maher, Attempting To Legislate Attempted Environmental Crimes, 15 Pace
Envtl. L. Rev. 735, 1998; C. Boyden, R. Marzulla, J. Shanahan, Attempted Environ-
mental Crimes: A Flawed Concept, Journal of Law and Politics, 1998.
30
S. Humphreys, An Enemy Of The People: Prosecuting The Corporate Polluter As
A Common Law Criminal, 39 Am. U. L. Rev. 311, 1990; M. Benson, Investigating Cor-
porate Crime: Local Responses To Fraud And Environmental Offenses 28 W. St. U. L. Rev.
87, 2000-2001; E. Jessup, Environmental Crimes And Corporate Liability: The Evolution
Of The Prosecution Of Green Crimes By Corporate Entities, 33 New Eng. L. Rev. 721,
1999.
188
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
31
J. Lemkin, Deterring Environmental Crime Through Flexible Sentencing: A Propo-
sal For The New Organizational Environmental Sentencing Guidelines, 84 Calif. L. Rev.
307, 1996; L. Lundin, Sentencing Trends In Environmental Law: An Informed Public
Response, 5 Fordham Envtl. L. J. 43, 1993.
32
D. Riesel, Environmental Enforcement: Civil and Criminal, Law Journal Press,
1999, ss. 6.01-7.04.
33
R. Lazarus, Meeting the Demands of Integration in the Evolution of Environmen-
tal Law: Reforming Environmental Criminal Law, 83 Geo. L.J. 2407 (1995).
189
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
b) Mens rea
34
R. Lazarus, Fairness in Environmental Law, Northwestern School of Law of Lewis
and Clark College, Environmental Law, Vol. 27, Number 3, 1997, pp. 732-738.
35
C. Crawford, Criminal Penalties For Creating A Toxic Environment: Means Rea,
Environmental Criminal Liability Standard And The Neurotoxicity Hypothesis, 27 B.C.
Envtl. Aff. L. Rev. 341, 2000; A. Turner, Mens Rea in Environmental Crime Prosecutions:
Ignorantia Juris and the White Collar Criminal, Columbia Journal of Environmental
Law, 23:137, pp. 217-236; R. Lazarus, Mens Rea In Environmental Criminal Law: Rea-
ding Supreme Court Tea Leaves, 7 Fordham Envtl. L. J. 861, 1996; S. Calcote, Crimi-
nal Intent In Federal Environmental Statutes: What Corporate Officers And Employees Should
190
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
36
342 U.S. 246 (1952).
37
Ver Staples v. United States, 511 U.S. 600 (1994); United States v. Freed, 401
U.S. 601 (1972).
38
402 U.S. 558 (1971) en 565.
191
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
39
176 F.3d 1116 (9th Cir. 1999), cert. denied, 528 U.S. 1102 (2000).
40
165 F. 3d 755 (10th Cir. 1999).
41
J. Cooney et al., Environmental Crimes Deskbook, Environmental Law Institu-
te, 1996, p. 24.
42
United States v. Frezzo Bros, United States v. Hayes International Corp., United States
v. Hoflin, United States v. Dee, United States v. Buckley, United States v. Baytank (Houston)
Inc., United States v. Dean, United States v. Goldsmith.
192
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
43
741 F.2d 662, 14 ELR 20634 (3d Cir. 1984), cert. denied sub nom. Angel v.
United States, 469 U.S. 1208 (1985).
44
968 F.2d 795f, 22 ELR 21498 (9 th Cir. 1992).
45
10 F.3d 961, 24 ELR 20221 (2d Cir. 1993), cert. denied sub nom. Goldman v.
United States, 114 S. Ct. 1649 (1994).
46
29 F.3d 264, 24 ELR 21353 (9th Cir. 1994).
193
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
47
35 F.3d en 1283-4, 24 ELR en 21506.
48
101 F.3d 386 (5th Cir. 1996).
194
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
49
Ver United States v. Sinskey, 119 F.3d 712 (8th Cir. 1997) y United States v. Wil-
son, 1997 WL 785530 (4th Cir. 1997).
50
167 F.3d 1176 (7th Cir. 1999).
51
Ver S. Wolf, Journal of Land Use & Environmental Law Fall, 1993; Finding
An Environmental Felon Under The Corporate Veil: The Responsible Corporate Officer Doc-
trine And RCRA, 9 J. Land Use & Envtl. L. 1, 1993; B. Hartman y C. De Monaco,
The Present Use Of The Responsible Corporate Officer Doctrine In The Criminal Enforce-
ment Of Environmental Laws, 23 ELR 10145, 1993.
52
21 U.S.C. 301-392.
53
320 U.S. 277 (1943).
195
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
54
421 U.S. 658 (1975).
196
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
mar las decisiones que permitan cumplir con las normas ambien-
tales.
Las Cortes han establecido ciertos lmites a la aplicacin de
la doctrina del ejecutivo responsable a travs de sucesivos fallos.
Entre estos se encuentra United States v. Brittain,55 en el cual el
acusado era director de servicios pblicos de una ciudad, con
responsabilidad sobre la operacin de la planta de tratamientos
de residuos. La evidencia indicaba que el personal le haba in-
formado al director que ciertos contaminantes estaban siendo
derramados en un estero del lugar, en violacin a los permisos.
La evidencia tambin indicaba que el director personalmente
haba observado las descargas, pero haba instruido al supervi-
sor de la planta no informar a la EPA, en violacin al permiso.
El Dcimo Circuito sostuvo que:
Pensamos que el Congreso consider que este objetivo [el
de restaurar la integridad de las aguas de la nacin] es ms im-
portante que las dificultades que pueden sufrir los ejecutivos res-
ponsables condenados a pesar de su falta de conciencia de la
ilicitud. Bajo esta interpretacin, un ejecutivo responsable no
necesariamente debe causar, a sabiendas o por negligencia, la
violacin del permiso. Ms bien, la voluntariedad o negligencia
del agente se le imputa en virtud de su posicin de responsabi-
lidad.56
Otro caso importante es el de United States v. MacDonald &
Watson Waste Oil Co.,57 en el cual una empresa y su presidente fue-
ron condenados por transportar residuos peligrosos a una planta
que no tena permiso. La evidencia indicaba que el presidente
haba participado en la administracin del da-a-da, y que haba
sido informado acerca de envos ilegales previos de desechos pe-
ligrosos. Con todo, no exista evidencia directa sobre el conoci-
miento del presidente en el caso especfico en juicio. En este caso,
el Primer Circuito revoc la condena del tribunal a quo por ha-
ber instruido al jurado de manera incorrecta. El Primer Circuito
sostuvo que la doctrina del ejecutivo responsable no poda ser usa-
55
931 F.2d 1413, 21 ELR 21092 (10 th Cir. 1991).
56
Id. en 1419.
57
933 F.2d 35 (1st Cir. 1991).
197
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
58
766 F. Supp. 873 (E.D. Wash. 1991).
59
934 F.2d 599 (5th Cir. 1991).
60
Para crtica al gobierno ver K. Onsdorff y J. Mesnard, The Responsible Corpo-
rate Officer Doctrine in RCRA Criminal Enforcement: What You Know Cant Hurt You,
22 ELR 10099.
61
162 F.3d 1015 (9th Cir. 1998).
62
N 99-11638 (11th Cir. Oct. 1, 1999).
63
242 F.3d 528 (4th Cir. 2001).
198
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
64
Ver Montana v. United States, 440 U.S. 147, 153 (1979); D. Buente et al., The
Civil Implications of Environmental Crimes, en A.L.I.-A.B.A., Criminal Enforcement
of Environmental Laws 395 (1994).
199
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
65
26 U.S.C. 162(a), (f); Treas. Reg. 1.162-21(b)(1)(i).
66
905 F.2d 667 (2d Cir. 1990) en 673.
200
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
67
991 F.2d. 292 (6th Cir. 1993) en 298-9.
68
63 T.C.M. (CCH) 2672 (1992), affd, 54 F.3d 767 (3d Cir. 1995).
69
Equivalente a la Superintendencia de Valores.
70
17 C.F.R. 229.101.
71
Id. en 229.103.
72
985 F.2d 1190 (2d Cir. 1993).
201
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
a) Desafos institucionales
b) Desafos sociales
202
EL DERECHO PENAL AMBIENTAL EN LA TRADICION DEL COMMON LAW
c) Desafos normativos
203
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
204
CAPITULO SEXTO
* Captulo preparado por los profesores Jean Pierre Matus Acua, Marcos
Orellana Cruz, Marcelo Castillo Snchez, y Mara Cecilia Ramrez Guzmn.
1
Ver Infra, 6.3.
2
Cfr. Libster, Mauricio H.: Delitos ecolgicos, 2 ed., Buenos Aires, 2000.
205
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
3
Para este apartado se ha extractado el contenido de la tesis de grado dirigi-
da por el profesor Jean Pierre Matus Acua, titulada Anlisis de los delitos ambien-
tales contenidos en el Cdigo Penal y las leyes especiales chilenas, de los alumnos Rodrigo
Troncoso y Scarlet Quiroga, Universidad de Talca, 2002. Al respecto, puede con-
sultarse, adems, Fernndez Bitterlich, op. cit., pp. 130 y s., y Fuentes Olivares,
op. cit., pp. 622 y ss.; Silva Silva, Hernn: Delito ecolgico, en Revista de Derecho U.C.
Stsa. Concepcin, vol. IV N 4 (1995), pp. 73 y ss.; Knsemller, Carlos: Proteccin
legal del medio ambiente: qu ensear, qu investigar, en Gaceta Jurdica, ao XIII, N 85
(1987), pp. 6 y ss.; y especialmente, Castillo, Marcelo: Rgimen Jurdico de Proteccin
del Medio Ambiente, Aspectos Generales y Penales, Santiago, 1994, pp. 195 y ss.
206
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
207
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
208
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
209
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
210
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
211
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
212
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
4
Actualmente se han dictado slo las siguientes normas de emisin:
a) Respecto de contaminantes en el aire, por fuentes mviles: D.S. N 104 de 2000
(Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones), Norma de emisin para mo-
tocicletas; Decreto N 130 de 2002 (Ministerio de Transportes y Telecomunicacio-
nes, Subsecretara de Transportes), Normas de emisin de Co, Hct, Hcnm, Ch4,
Nox y material particulado para motores de buses de locomocin colectiva de la
ciudad de Santiago; Decreto N 103 de 2000 (Ministerio de Transportes y Teleco-
municaciones y Comisin Nacional del Medio Ambiente), Norma la emisin de
hidrocarburos no metnicos para vehculos livianos y medianos; D.S. N 4 de 1994
(Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones), Normas de emisin de conta-
minantes aplicables a los vehculos motorizados;
b) Respecto de la contaminacin del aire por otras fuentes: D.S. N 167 de 1999
(Ministerio Secretara General de la Presidencia), Norma de emisin para olo-
res molestos; D.S. N 165 de 1999 (Ministerio Secretara General de la Presiden-
cia), Norma de emisin para la regulacin del contaminante arsnico emitido
al aire.
c) Respecto de la emisin de contaminantes en las aguas: D.S. N 90 de 2000 (Mi-
nisterio Secretara General de la Presidencia), Norma de emisin para la regula-
cin de contaminantes asociados a las descargas de residuos lquidos a aguas
marinas y continentales superficiales; y D.S. N 46 de 2002 (Ministerio Secretara
General de la Presidencia), Norma de emisin de residuos lquidos a aguas sub-
terrneas.
d) Respecto de la emisin de contaminacin lumnica en la II, III y IV Regin: D.S.
N 686 de 1998 (Ministerio de Economa, Fomento y Reconstruccin), Norma de
emisin para la regulacin de la contaminacin lumnica.
e) Respecto de la contaminacin por ruidos molestos: D.S. N 146 de 1997 (Minis-
terio Secretara General de la Presidencia), Norma de emisin de ruidos moles-
tos generados por fuentes fijas.
213
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
5
Ver al respecto: art. 29 DL 1.305/1976, que reestructura y regionaliza el Mi-
nisterio de la Vivienda y Urbanismo; art. 17 DL 1.939/1977; art. 1 Ley N 18.270,
Establece Normas para el Otorgamiento de Ttulos Gratuitos de Dominio sobre
Tierras Fiscales Rurales en la XI Regin; arts. 11 inc. 4 y 18 inc. 3 Ley N 18.883,
Aprueba Estatuto Administrativo de los Funcionarios Municipales; arts. 12 inc. 4
y 17 inc. 3. Ley N 18.834, Estatuto Administrativo; art. 6 Ley N 19.360; art. 18
Ley N 18.603, Ley Orgnica Constitucional de Partidos Polticos; art. 16 DL 539/
1974, Establece Normas sobre Reajustabilidad y Pago de Dividendos de Deudas
Habitacionales.
6
Ver al respecto: art. 70 Ley N 16.741, Establece Normas para Saneamiento
de los Ttulos de Dominio y Urbanizacin de Poblaciones en Situacin Irregular;
art. 1 Ley N 19.083, Establece Normas sobre Reprogramacin de Deudas del Cr-
214
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
dito Fiscal Universitario; art. 6 Ley N 19.287, Modifica Ley N 18.591 y Estable-
ce Normas sobre Fondos Solidarios de Crdito Universitario; art. 50 Ley N 19.162,
Establece Sistema Obligatorio de Clasificacin de Ganado; art. 37, inc. 2 Ley
N 18.168, General de Telecomunicaciones; art. 50 Ley N 18.933, Crea la Super-
intendencia de Instituciones de Salud Previsional; art. 49 DFL 251/1931, sobre
Compaas de Seguros, Sociedades Annimas y Bolsas de Comercio; art. 59, le-
tras a) y f) Ley N 18.045, sobre Mercado de Valores; art. 49 Ley N 18.876, Esta-
blece el Marco Legal para la Constitucin y Operacin de Entidades Privadas de
Depsito y Custodia de Valores; art. 59 Ley N 18.840 Orgnica Constitucional del
Banco Central de Chile; art. 19 bis Ley N 18.902, Crea Superintendencia de Ser-
vicios Sanitarios; 158 DFL 3/1997 (Hacienda), Ley General de Bancos; art. 8
DFL 15/1991 (Vivienda), Establece Normas sobre Deudores Habitacionales Ley
N 19.003; art. 3 Ley N 19.353, Condona deudas que indica derivadas del pro-
ceso de Reforma Agraria.
7
Materia que por su gravedad ha concitado la atencin de los Honorables
Srs. Diputados patrocinantes de las mociones sobre el proyecto de ley que esta-
blece penalidades a los vertederos clandestinos (Boletn 2401-12) y sobre el que
prohbe el traslado y posterior depsito de basuras y desperdicios generados en
una regin, en el territorio de otra (Boletn 2721-12).
215
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
8
Ver al respecto: art. 3 DL 3.631/1981, Fija Normas sobre Universidades;
art. 25 D.L. 3.500/1980, establece Sistema de Pensiones; art. 60 letras a), b) y c)
Ley N 18.045, sobre Mercado de Valores; art. 46 DFL 251/1931 sobre Compaas
de Seguros, Sociedades Annimas y Bolsas de Comercio; art. 48 DFL 251/1931 so-
bre Compaas de Seguros, Sociedades Annimas y Bolsas de Comercio; art. 51 DFL
251/1931 sobre Compaas de Seguros, Sociedades Annimas y Bolsas de Comer-
cio; art. 39 DFL 3/1997 (Hacienda), Ley General de Bancos; art. 23, incs. 1 a 3
Ley N 18.933, Crea la Superintendencia de Instituciones de Salud Previsional; art. 38
Ley N 19.220, Regula Establecimientos de Bolsas de Productos Agropecuarios;
art. 8 inc. 1 Ley N 19.491, Regula Funcionamiento de Administradoras de Re-
cursos Financieros de Terceros destinados a la Adquisicin de Bienes; art. 76 Ley
N 19.518, Fija Nuevo Estatuto de Capacitacin y Empleo; art. 30, incs. 5 a 7 Ley
N 19.728, Establece un Seguro de Desempleo; art. 36 B, letra a), Ley N 18.168
General de Telecomunicaciones; art. 63 Ley N 18.045, sobre Mercado de Valo-
res; art. 205 Ley N 18.290; art. 23, incs. 1 y 2, Ley N 18.118 Legisla sobre el ejer-
cicio de la Actividad de Martillero Pblico; y art. 495 N 9 CP.
9
Lamentablemente, en la sesin 7 de la 347 Legislatura ordinaria
(13.06.2002) la importante, aunque insuficiente, mocin sobre un proyecto de
ley que prohiba el ingreso al territorio nacional de desechos provenientes de ter-
ceros pases (boletn N 150-11), fue archivada por la Cmara de Diputados en su
tercer trmite constitucional, a sugerencia de la Comisin de Recursos Naturales,
Bienes Nacionales y Medio Ambiente, donde se esgrimi que dichas conductas
ya se encontraban reguladas en el Convenio de Basilea sobre el Control de los
Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminacin, lo que
si bien es cierto en cuanto obligacin internacional (ver supra II), no lo es si la C-
mara crey que bastara con la aprobacin de dicha Convencin para modificar
216
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
la ley nacional y establecer delitos y penas, pues no son las convenciones interna-
cionales fuentes del derecho penal interno, mucho menos cuando en ellas se es-
tablece la obligacin de legislar, naturalmente, una vez que se haya aprobado el
Convenio que obliga en ese sentido.
10
Adems de las mociones citadas arriba en el texto, con especial incidencia
en la penalizacin de conductas que afectan al medio ambiente, se encuentran
en tramitacin las mociones sobre el Proyecto que prohbe el traslado y posterior
depsito de basuras y desperdicios generados en una regin, en el territorio de
otra (Boletn 2721-12), y un nmero importante de mociones sobre proteccin
del medio ambiente desde diferentes puntos de vista (Boletines 2725-12, 2992-
12, 2238-12, 2703-12, entre otros).
11
Mocin agregada a la cuenta de la Sesin 2 de la Legislatura 338, de 3 de
junio de 1998.
217
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
12
Artculo 1. El que contraviniendo gravemente las normas primarias de cali-
dad ambiental que establecen los valores de las concentraciones y perodos mxi-
mos o mnimos permisibles de elementos, compuestos, sustancias, derivados
qumicos o biolgicos, energas, radiaciones, vibraciones, ruidos o combinacin de
ellos, cuya presencia o carencia en el ambiente pueda constituir un riesgo para la
vida o la salud de la poblacin, ser sancionado con la pena de presidio menor en
su grado medio a mximo. Si la contravencin de las normas constituye un riesgo
para la proteccin o la conservacin del medio ambiente, o la preservacin de la
naturaleza, la pena ser de presidio menor en su grado mnimo a medio.
Si dichas violaciones se producen por negligencia grave, la pena se rebajar
en un grado.
En caso de reincidencia, las penas anteriormente sealadas se aumentarn
en un grado.
En los casos previstos en este artculo podr acordarse la clausura temporal
o definitiva del establecimiento, pudiendo adems el tribunal disponer la inter-
vencin de la empresa, para resguardar los derechos de los trabajadores.
13
Artculo 2. Si como consecuencia de las conductas penales descritas en el
artculo anterior, se produjera, por imprudencia grave, la muerte de una persona
o una afeccin irreversible en su salud, la pena aplicable ser la de presidio me-
nor en su grado mximo a presidio mayor en su grado mnimo.
Artculo 3. Si como consecuencia de la contravencin de las normas de ca-
lidad ambiental, la destruccin del medio ambiente es irrecuperable, la pena pres-
crita en el art. 1 ser de presidio menor en su grado medio a mximo.
218
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
14
Artculo 4. Las penas contempladas en la presente ley se impondrn sin
perjuicio de otras sanciones y reparaciones que contemple la legislacin vigente
para las conductas descritas en los artculos anteriores.
15
En este sentido se pronunciaron los Srs. Alvaro Sapag (Director Jurdico
de CONAMA), Marcelo Castillo (experto invitado), y Claudio Osorio (Abogado
del Instituto de Libertad y Desarrollo), segn consta en el Borrador del Informe
de la Comisin, que no ha sido ingresado todava a la cuenta de la Cmara.
219
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
16
En este sentido se pronunciaron los Srs. Alvaro Sapag (Director Jurdico
de CONAMA) y el diputado Sr. Juan Bustos.
17
En este sentido se pronunci el Sr. Marcelo Castillo.
18
Ver nota N 12.
19
En este sentido se pronunciaron los Srs. Castillo y Osorio.
20
En este sentido se pronunciaron el Sr. Osorio y el diputado Sr. Bustos.
220
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
21
En el Informe de la Comisin se citan, en este mismo sentido, adems, las
opiniones de Marcel Zsant, docente de la Universidad Catlica de Valparaso.
22
En el Informe de la Comisin, concordando con lo sealado en la mocin,
se agrega la siguiente informacin que avala lo dicho arriba en el texto: De acuer-
do con informacin publicada por el diario El Mercurio, de fecha 25 de junio,
el valor por camionada de residuos alcanza la suma de $ 4.000. Es decir, por me-
nos de $ 30.000 una persona resuelve su problema de residuos slidos. En cam-
bio, si las mismas 10 toneladas son depositadas en un vertedero autorizado, la suma
se eleva a $ 46.600, slo por dejarlos. La estimacin publicada considera que la
tonelada entregada a un depsito ilegal tiene un valor de entre $ 1.800 y $ 2.000,
lo que explicara la proliferacin de los vertederos ilegales. Adems, segn la in-
formacin entregada a la Comisin por Juan Claudio Godoy, entonces presiden-
te de Emeres, en 1994, la Regin Metropolitana contaba con 101 vertidos
indiscriminados de residuos slidos en lugares no autorizados, de los cuales 78 se
situaban en el rea urbana y 23 en zonas rurales, con una superficie afectada de
713 hectreas, ocupando los residuos 10 millones de metros cbicos. Por su par-
te, el doctor Jos Concha, Director del Servicio Metropolitano del Ambiente, in-
form que aunque la prensa ha contabilizado 101 vertederos, en la prctica el
catastro que tiene Sesma y los que han sido objeto de sumarios, alcanzan a dieci-
nueve, y que las multas que al respecto establece el Cdigo Sanitario pueden
aumentarse o duplicarse hasta el infinito, pero en la prctica no se cumplen, aun
cuando tambin se puede decretar la clausura.
221
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
23
El proyecto qued como sigue, despus de su discusin en la Comisin:
Artculo Unico. Interclase un nuevo art. 319 al Cdigo Penal.
Artculo 319. El que mantuviere, administrare, operare o explotare vertede-
ros, depsitos de basura o rellenos sanitarios ilegales, ser sancionado con presi-
dio menor en sus grados mnimo a medio.
En la misma sancin incurrir el que transporte, manipule, conduzca, trasla-
de o deposite basuras, desechos o residuos en dichos lugares.
Si las basuras, residuos o desechos fueren txicos, peligrosos, infecciosos, co-
rrosivos, combustibles, inflamables o pusieren en grave riesgo la salud de la po-
blacin o el medio ambiente, la pena podr elevarse en uno o dos grados.
24
En un sentido similar se manifest ante la Comisin el Sr. Eduardo Co-
rrea, representante de Conama Regin Metropolitana, pues aunque rechaz en
particular el texto del proyecto, pues entiende ms eficaces otras vas de protec-
222
LAS INSUFICIENCIAS DEL ESTADO ACTUAL DEL DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO...
cin diferentes a la penal, afirm que si se segua esta ltima, sera preferible pen-
sar en la creacin de otras figuras penales, como pudieran ser la contaminacin
de aguas, vertimiento de contaminantes atmosfricos o incluso la creacin de un
delito ecolgico. Tambin opin en contra del Proyecto el Dr. Concha, Director
del Sesma Metropolitano, a pesar de reconocer la ineficacia de las sanciones ad-
ministrativas que muchas veces no pueden siquiera notificarse o se dirigen a per-
sonas distintas de los operadores de los vertederos clandestinos. Sin embargo, es
importante destacar el apoyo de los representantes de Hidronor, Sres. Pierre Ser-
vanti y Jos Javier Irureta, a la idea de imponer sanciones ejemplificadoras en esta
materia, como un mecanismo de proteccin de las cuantiosas inversiones que rea-
lizan los operadores de vertederos legales.
25
El parecer de la Sala se refleja en la opinin expresada por el diputado
Vctor Prez, quien, solicitando se estudie ms detenidamente la materia, funda-
menta esta peticin con la pregunta acerca de si el proyecto en discusin resuel-
ve el problema [de los basurales clandestinos], pues, en consonancia con la
opinin del diputado Navarro, afirma que aqu estamos atacando slo una parte
me temo que muy pequea de las dificultades ocasionadas por los basurales
clandestinos, mediante el establecimiento de una figura penal: a quien tenga un
vertedero o traslade basura se le aplicar una determinada sancin. Aade que
la figura propuesta, por una parte, deja fuera situaciones como la autorizacin
indebida de los mismos (cita el ejemplo del basural en la comuna de Cabrero,
autorizado por el Servicio de Salud de esa provincia, pero no por la Comisin
Regional del Medio Ambiente); y por otra, como seal tambin el diputado Exe-
quiel Silva, la figura penal afecta del mismo modo al propietario del predio en el
que se deposita basura, a los dueos de los camiones que transportan residuos
en forma ilegal, y a las personas naturales que depositan una bolsa, un cajn o
cualquier desecho en un vertedero ilegal, por lo que al no existir una gradua-
cin, es decir, al no haber distintas penas, ocurrir lo que siempre sucede en nues-
tros tribunales de justicia: los jueces evitarn aplicar sanciones, porque stas
pueden resultar desproporcionadas; y adems, no seala una autoridad encar-
gada de la accin penal en estos casos, pues se sabe que cuando todos pueden
iniciar una accin penal, al final nadie lo hace, porque no entregamos a una au-
toridad la facultad de representar a la comunidad.
223
CAPITULO SEPTIMO
* Captulo preparado por los profesores Jean Pierre Matus Acua, Marcos
Orellana Cruz, Marcelo Castillo Snchez y Mara Cecilia Ramrez Guzmn.
1
Cfr. al respecto, Lizaur, op. cit., pp. 41 y ss., quien resea adems los condi-
cionamientos propios del sistema de la Unin Europea, que hacen inevitable esta
clase de regulacin. Un buen ejemplo de estos condicionamientos de derecho in-
ternacional lo constituye la iniciativa de la Comisin Europea, que, siguiendo las
indicaciones del Consejo Europeo de Tampere de 15 y 16 de octubre de 1999, ha
propuesto el 13 de marzo de 2001 al Parlamento Europeo la dictacin de una
directiva relativa a la proteccin del medio ambiente por medio del derecho penal (COM
(2001) 139. Final), con la justificacin, entre otras, de que la experiencia ha mos-
trado que las sanciones establecidas actualmente por los Estados miembros no son
suficientes para hacer cumplir en su totalidad el derecho comunitario, que exi-
ge garantizar un nivel de proteccin elevado del medio ambiente (art. 174.2 CE).
225
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
2
Ver nota N 1.
3
En este mismo sentido, cfr. Carvalho, Ivn Lira de: Direito penal mnimo, exi-
mentes e dirimentes nos crimes ambientais, en Enfoque Jurdico, JAN/FEV 97, pp. 16 y s.
En Chile, el reclamo doctrinal en este sentido lo podemos encontrar ya desde el
ao 1993, en el artculo de Peter Sharp V., La necesidad de un derecho penal ecolgi-
co, en Revista de Derecho, Universidad de Concepcin, julio-diciembre de 1993,
pp. 86 y ss.
226
CONCLUSIONES Y PROPUESTA PARA UN NUEVO DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO
227
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
4
Crtica que muy claramente expres, en la discusin en el seno de la Comi-
sin de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medio Ambiente, sobre el pro-
yecto de ley que tipifica el delito ambiental, el representante del Instituto Libertad
y Desarrollo, abogado Claudio Osorio (Boletn 2177-12).
5
Al respecto, es ilustrativa la ineficacia del SESMA en el control de los verte-
deros clandestinos, tal como su propio Director, Dr. Concha, lo reconoce, segn
recoge el Informe de la Comisin de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Me-
dio Ambiente (Sesin 35 de la 342 Legislatura, 6.09.2000).
6
Vega Ruiz, Jos Augusto: Delitos contra el medio ambiente, ordenacin del territo-
rio, patrimonio histrico, flora y fauna en el Cdigo Penal de 1995, Madrid, 1996.
7
En palabras de Rodrguez Devesa, refirindose al anterior art. 347 bis: No
se hubiera hecho mejor si, deliberadamente, se hubiese buscado la ms absoluta
ineficacia (Rodrguez Devesa / Serrano: Derecho penal espaol, parte especial, 17 ed.,
Madrid, 1994, p. 1109).
228
CONCLUSIONES Y PROPUESTA PARA UN NUEVO DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO
8
Cramer, op. cit., p. 2178.
9
Rangier, Rudolf: Strafrecht, Besonderer Teil II, 2 ed., Mnchen, 1999, p. 306.
229
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
230
CONCLUSIONES Y PROPUESTA PARA UN NUEVO DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO
231
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
Los delitos que establece el proyecto de ley son por regla gene-
ral dolosos, permitiendo tanto la imputacin a ttulo de dolo
directo como de dolo eventual, evitando utilizar expresiones como
maliciosamente o con conocimiento de causa u otras similares
que podran llevar a interpretar la exclusin del castigo a ttulo de
dolo eventual. Slo respecto del delito de grave contaminacin
se establece el correspondiente delito culposo, atendido que es
posible apreciar un resultado materialmente constatable, y que
en tales casos es precisamente la culpa por negligencia o infrac-
cin de reglamentos la que produce los accidentes ambienta-
les de mayor magnitud (art. 2 del Proyecto).
232
CONCLUSIONES Y PROPUESTA PARA UN NUEVO DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO
233
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
j) Vacancia legal
234
CONCLUSIONES Y PROPUESTA PARA UN NUEVO DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO
Ttulo I
DE LOS DELITOS DE GRAVE CONTAMINACION AMBIENTAL
235
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
Ttulo II
DE LOS DELITOS QUE AFECTAN EL CORRECTO FUNCIONAMIENTO
DEL SISTEMA DE EVALUACION DE IMPACTO AMBIENTAL
236
CONCLUSIONES Y PROPUESTA PARA UN NUEVO DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO
Artculo 6. Ser castigado como autor del delito del art. 228 del
Cdigo Penal, el empleado pblico que debiendo o pudiendo
conceder un permiso o pronunciarse respecto de proyectos o
actividades sometidos al Sistema de Evaluacin de Impacto Am-
biental, concediere dicho permiso en los casos que la ley o los
reglamentos respectivos no lo permitieren, o emitiere favorable-
mente el pronunciamiento solicitado, cuando ello no fuere le-
gal o reglamentariamente procedente.
Con la misma pena se castigar a los funcionarios o miem-
bros de la Comisin Nacional o Regional del Medio Ambiente,
segn corresponda, que, debiendo rechazar conforme a la ley
o a los reglamentos el Estudio o Declaracin de Impacto Am-
biental de un proyecto o actividad, no lo hagan, ya sea otorgn-
dole su aprobacin directamente o dando lugar a su aprobacin
por el mero transcurso de los plazos a que se refieren los arts. 17
y 18 de la Ley N 19.300.
La pena sealada en los incisos anteriores se aplicar, aumen-
tada en un grado, a los empleados pblicos que otorguen las
autorizaciones o permisos correspondientes a un proyecto o ac-
tividad cuya Declaracin o Estudio de Impacto Ambiental ha-
yan sido rechazados por la Comisin Nacional o Regional del
Medio Ambiente, en su caso.
Artculo 7. Ser castigado con las penas del art. 210 del Cdigo
Penal, el que presentare un Estudio de Impacto Ambiental con-
teniendo datos falsos u omitiendo informacin relevante acer-
ca de la prediccin y evaluacin del impacto ambiental del
proyecto o actividad, incluidas las eventuales situaciones de ries-
go, las medidas que se adoptarn para eliminar o minimizar los
efectos adversos del proyecto o actividad y las acciones de repa-
racin que se realizarn, cuando ello sea procedente, el plan de
seguimiento de las variables ambientales relevantes que dan ori-
gen al Estudio de Impacto Ambiental, y el plan de cumplimien-
to de la legislacin ambiental aplicable.
Con la misma pena se castigar al que presentare una De-
claracin de Impacto Ambiental conteniendo datos falsos u omi-
237
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
Ttulo III
DISPOSICIONES VARIAS
238
CONCLUSIONES Y PROPUESTA PARA UN NUEVO DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO
239
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
240
CONCLUSIONES Y PROPUESTA PARA UN NUEVO DERECHO PENAL AMBIENTAL CHILENO
241
DERECHO PENAL DEL MEDIO AMBIENTE
DISPOSICIN TRANSITORIA
242