Pastoral Sociocaritativa

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Alberto Jess Gonzlez Herrera

Pastoral Hodegtica
17-05-17
La pastoral socio-caritativa en la construccin del Reino

"La Doctrina Social es de la Iglesia porque la Iglesia es el sujeto que la elabora, la difunde y la
ensea. No es una prerrogativa de un componente del cuerpo eclesial, sino de toda la comunidad:
es expresin de la manera en que la Iglesia comprende la sociedad y se relaciona con sus
estructuras y cambios. Toda la comunidad eclesial sacerdotes, religiosos y laicos contribuye a
constituir la doctrina social, segn la diversidad de sus tareas, carismas y ministerios en su seno.
Las mltiples y multiformes contribuciones son expresiones del sobrenatural sentido de la fe de
todo el Pueblo son asumidas, interpretadas y unificadas por el Magisterio, que promulga la
enseanza social como doctrina de la Iglesia". (Cfr. Compendio Doctrina Social de la Iglesia No.
79).

La Doctrina Social Catlica se enfrenta seriamente con las realidades y estructuras existentes, y
los desafos de la humanidad para buscar soluciones a las situaciones sociales, polticas y
econmicas, que atentan en contra de la dignidad humana, de manera que se cree un sano grado
de tensin entre las realidades temporales que encontramos y el ideal del Evangelio.

La Doctrina Social Catlica pertenece al marco de la teologa y especialmente de la teologa moral.


Segn las palabras del magisterio, es la formulacin exacta de los resultados de la cuidadosa
meditacin de las complejas realidades de la existencia humana en sociedad, y en un contexto
internacional, a la luz de la fe y de la tradicin viva de la Iglesia. Es un conjunto de principios,
criterios y directrices de accin, con el objeto de interpretar las realidades sociales, culturales,
econmicas y polticas, determinando su conformidad o inconformidad con las enseanzas del
Evangelio sobre la persona humana y su vocacin terrenal y trascendente. La Doctrina Social
Catlica no es una utopa, en el sentido de un proyecto social imposible de alcanzar.

"Con su enseanza social, la Iglesia quiere anunciar y actualizar el Evangelio en la compleja red
de las relaciones sociales. No se trata simplemente de alcanzar al hombre en la sociedad el
hombre como destinatario del anuncio evanglico, sino de fecundar y fermentar la sociedad
misma con el Evangelio. La sociedad, y con ella la poltica, la economa, el trabajo, el derecho, la
cultura no constituyen un mbito meramente secular y mundano, y por ello marginal y extrao al
mensaje y a la economa de la salvacin. La sociedad, en efecto, con todo lo que en ella se realiza,
atae al hombre. Es esa la sociedad de los hombres, que son el camino primero y fundamental de
la Iglesia". (Compendio Doctrina Social de la Iglesia No. 62)

El contenido de la doctrina social se expresa en tres niveles:

a).- Principios y valores fundamentales. La Doctrina Social de la Iglesia adquiere


sus principios bsicos de la teologa y la filosofa, con ayuda de las ciencias humanas y
sociales que la complementan. Estos principios incluyen la dignidad de la persona
humana, el bien comn, la solidaridad, la participacin, la propiedad privada, y el
destino universal de los bienes. Los valores fundamentales incluyen la verdad, la
libertad, la justicia, la caridad y la paz.

b).- Criterios de juicio: para valorar los sistemas econmicos, instituciones,


organizaciones, etc., utilizando para ello el anlisis de la realidad. Ejemplos: valoracin
de la Iglesia acerca del liberalismo, el racismo, la globalizacin, los salarios justos, etc

c).- Lneas de accin: brinda opiniones contingentes sobre acontecimientos


histricos. Esto no es una deduccin lgica y necesaria que surja de los principios, sino
el resultado de la experiencia pastoral de la Iglesia y de la percepcin de la realidad; la
opcin preferencial por el pobre, la defensa de la vida humana, el dilogo, y el respeto
por la autonoma legtima de las realidades polticas, econmicas y sociales.

El primer fundamento de la enseanza social catlica es el mandamiento proclamado por Jess de


amar: Ama a Dios sobre todas las cosas y ama a tu prjimo como te amas a ti mismo. ste es el
fundamento de toda la moral cristiana y, por lo mismo, de la doctrina social de la Iglesia que es
parte de esta moral. Jess deca que el doble mandamiento del amor no es slo el primero y ms
importante de todos los mandamientos, sino tambin el resumen o compendio de todas las leyes
de Dios y del mensaje de los profetas. La doctrina social de la Iglesia proporciona por tanto una
respuesta a la pregunta: Cmo debo amar a Dios y a mi prjimo dentro de mi contexto poltico,
econmico y social? Debe impregnar nuestra vida entera y conformar nuestras acciones y nuestro
ambiente segn el Evangelio. ste es un principio muy importante para superar la tendencia a ver
la economa y la poltica como algo totalmente separado de la moral, cuando de hecho es
precisamente all donde un cristiano hace que su fe influya en los asuntos temporales. El
Mandamiento del amor es por lo tanto, el fundamento general de la doctrina social de la Iglesia.

Unidos a este primer fundamento existen los cuatro principios especficos sobre los que se apoya
el edificio entero de la Doctrina Social de la Iglesia: la dignidad de la persona humana, el bien
comn, la subsidiariedad y la solidaridad.

1).- La dignidad de la persona humana: El primer principio especifico es el de la dignidad de


la persona humana, que proporciona el fundamento para los derechos humanos. Para pensar
correctamente sobre la sociedad, la poltica, la economa y la cultura uno debe primero entender
qu es el ser humano y cul es su verdadero bien. Cada persona, creada a imagen y semejanza de
Dios, tiene una dignidad inalienable y, por tanto, debe ser tratada siempre como un fin y no slo
como un medio. Cuando Jess, usando la imagen del buen pastor, hablaba de la oveja perdida, nos
enseaba lo que Dios piensa del valor de la persona humana individual. El pastor deja a las 99 en
el aprisco para buscar a la perdida. Dios no piensa en los seres humanos en masa, o en
porcentajes, sino como individuos. Cada uno es precioso para l, irreemplazable.

En su carta encclica Centessimus Annus, el Papa Juan Pablo II subrayaba la centralidad de este
principio: "... toda la doctrina social de la Iglesia, es la correcta concepcin de la persona humana
y de su valor nico, porque el hombre en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por s
misma. En l ha impreso su imagen y semejanza, confirindole una dignidad incomparable"
( Centessimus Annus, No. 11 ).

De ah que la Iglesia no piense primero en trminos de naciones, partidos polticos, tribus o grupos
tnicos, sino ms bien en la persona individual. La Iglesia, como Cristo, defiende la dignidad de
cada individuo. Comprende la importancia del estado y de la sociedad en trminos de servicio a
las personas y a las familias, en vez de en sentido contrario. El estado, en particular, tiene el deber
de proteger los derechos de las personas, derechos que no son concedidos por el estado mismo
sino por el Creador.

2).- El bien comn. El segundo principio especfico de la doctrina social de la Iglesia es el


principio del bien comn. El Concilio Vaticano II lo define como "el conjunto de condiciones de la
vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro ms pleno
y ms fcil de la propia perfeccin" ( Gaudium et Spes 26 y 74; y el Catecismo de la Iglesia
Catlica, 1906 ).

El hombre, creado a imagen de Dios que es comunin trinitaria de Personas, alcanza su perfeccin
no en el aislamiento de los dems, sino dentro de comunidades y a travs del don de s mismo
que hace posible la comunin. El egosmo que nos impulsa a buscar nuestro propio bien en
detrimento de los dems se supera por un compromiso con el bien comn.

El bien comn no es exclusivamente mo o tuyo, y no es la suma de los bienes de los individuos,


sino que crea ms bien un nuevo sujeto "nosotros" en el que cada uno descubre su propio bien en
comunin con los dems. Por ello, el bien comn no pertenece a una entidad abstracta como el
estado, sino a las personas como individuos llamados a la comunin.

3).- Principio de Subsidiariedad. El tercer principio especfico de la Doctrina Social es el


principio de subsidiariedad. Fue formulado por primera vez bajo este nombre por el Papa Po XI en
su carta encclica de 1931 "Quadragesimo Anno". Este principio nos ensea que las decisiones de
la sociedad se deben tomar en el nivel ms bajo posible, por tanto al nivel ms cercano a los
afectados por la decisin. Este principio se formul cuando el mundo estaba amenazado por los
sistemas totalitarios con sus doctrinas basadas en la subordinacin del individuo a la colectividad.
Nos invita a buscar soluciones para los problemas sociales en el sector privado antes que pedir al
estado que interfiera. Incluso antes de la encclica de Po XI, el Papa Len XIII mismo insista
"sobre los necesarios lmites de la intervencin del Estado y sobre su carcter instrumental, ya
que el individuo, la familia y la sociedad son anteriores a l y el Estado mismo existe para tutelar
los derechos de aqul y de stas, y no para sofocarlos" (Centessimus Annus, 11).

4).- Principio de Solidaridad: el cuarto principio especifico en que fundamenta la Doctrina


Social de la Iglesia fue formulado recientemente por Juan Pablo II en su carta encclica "Sollicitudo
Rei Socialis" (1987). Este principio es el llamado principio de la solidaridad. Al hacer frente a la
globalizacin, a la creciente interdependencia de las personas y los pueblos, debemos tener en
mente que la familia humana es una. La solidaridad nos invita a incrementar nuestra sensibilidad
hacia los dems, especialmente hacia quienes sufren.

Pero el Santo Padre aade que la solidaridad no es simplemente un sentimiento, sino una virtud
real, que nos permite asumir nuestras responsabilidades de unos con otros: "no es un sentimiento
superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas, al contrario, es la determinacin
firme y perseverante de empearse por el bien comn; es decir, por el bien de todos y cada uno,
para que todos seamos verdaderamente responsables de todos". (Sollicitudo Rei Socialis 38).

La referencia eclesial de la Pastoral Socio - Caritativa ha de ser su realizacin en la Iglesia


diocesana. Es en cada Dicesis, en comunin con el obispo y pastor, donde Pastoral Socio -
Caritativa encuentra su lugar dentro de la Iglesia, actuando como un elemento dinmico e
integrador en la pastoral de conjunto.

Por ello, la Pastoral Socio - Caritativa no es en la Dicesis una organizacin carismtica optativa
que, desde fuera, se pone a su servicio; ni una sucursal de una organizacin supradiocesana. Es,
ms bien, un ministerio pastoral con el cual, el obispo promueve y garantiza autorizadamente la
responsabilidad de su Iglesia diocesana en la promocin, armonizacin y actualizacin de una
dimensin irrenunciable de la Iglesia que preside: la Accin Socio - caritativa, como parte esencial
de la accin evangelizadora junto al Ministerio de la Palabra - la Catequesis y la Accin Litrgica.

La Iglesia existe para evangelizar y la evangelizacin define su misin e identidad ms profunda.


La evangelizacin es, a un tiempo, contenido del Evangelio y motivo de credibilidad y testimonio,
en tanto en cuanto configura el modo de vida del testigo.
El amor a los mas necesitados a los que son menos, es ante todo, mensaje y contenido esencial
del Evangelio. Antes y ms que imperativo moral es Evangelio, buena noticia, motivo de alegra;
porque es el anuncio del amor que abraza, acoge y libera. Despus y slo por eso, es exigencia.
Jess anunci y realiz este Evangelio.

La accin socio caritativa de la Iglesia expresa con sus hechos los signos del Reino de Dios: el
trabajo por la justicia, la solidaridad con los ltimos, la acogida incondicional. A travs de este
testimonio, a veces sin palabras ni textos escritos constituye ya de por s una proclamacin
silenciosa, pero muy clara y eficaz, de la Buena Nueva .

El testimonio que reclama la evangelizacin, cuando se confronta con la situacin de nuestro


mundo, es la opcin preferencial por los pobres, que ha quedado consagrada plenamente en las
palabras del mismo Juan Pablo II: "La Iglesia en todo el mundo... quiere ser la Iglesia de los
pobres... quiere extraer toda la verdad contenida en las Bienaventuranzas de Cristo y sobre todo
en esta primera: "Bienaventurados los pobres de espritu..." Quiere ensear la verdad y quiere
ponerla en prctica, igual que Jess vino a hacer y a ensear... los pobres merecen una atencin
preferencial, cualquiera que sea la situacin moral o personal en que se encuentren. Hechos a
imagen y semejanza de Dios para ser sus hijos, esta imagen est ensombrecida y an
escarnecida. Por eso, Dios toma su defensa y los ama. Es as como los pobres son los primeros
destinatarios de la misin y su evangelizacin es por excelencia seal y prueba de la misin de
Jess". (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 60)

De la misma forma que la inculturacin del Evangelio exige renovarse en el ardor y la manera de
anunciar a Jesucristo a los hombres de nuestro tiempo, as debemos adoptar los caminos y
mtodos ms apropiados para hacer presente el amor de Dios en el panorama actual de la
pobreza y de los pobres. Es la hora de una nueva 'imaginacin de la caridad', que promueva no
tanto y no slo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y
solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante,
sino como un compartir fraterno. (Juan Pablo II. Novo millennio ineunte No.50). Individualmente, y
desde nuestras comunidades parroquiales e instituciones, estamos llamados a desarrollar la
"diakona", como ayuda, solidaridad, compartir fraterno, comunin. La imaginacin de la caridad
supone ver a los pobres en la luz del misterio de Cristo y de su misin.

"Con su doctrina social la Iglesia se propone ayudar al hombre en el camino de la salvacin: se


trata de su fin primordial y nico. Esta misin configura el derecho y el deber de la Iglesia a
elaborar una doctrina social propia y a renovar con ella la sociedad y sus estructuras, mediante
las responsabilidades y las tareas que esta doctrina suscita.

Al don de la salvacin, el hombre debe corresponder no slo con una adhesin parcial, abstracta o
de palabra, sino con toda su vida, segn todas las relaciones que la connotan, en modo de no
abandonar nada a un mbito profano y mundano, irrelevante o extrao a la salvacin.

Por esto la doctrina social no es para la Iglesia un privilegio, una digresin, una ventaja o una
injerencia: es su derecho a evangelizar el mbito social, es decir, a hacer resonar la palabra
liberadora del Evangelio en el complejo mundo de la produccin, del trabajo, de la empresa, de las
finanzas, del comercio, de la poltica, de la jurisprudencia, de la cultura, de las comunicaciones
sociales, en el que el hombre vive.(Compendio Doctrina Social de la Iglesia No. 69 y 70)

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