Ruwen Ogien - Pensar La Pornografia PDF

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RUWENOGIEN

PENSAR
LA PORNOGRAFA
Ttulo original: Penser la pornographie .' . '
Publicado en francs, en 2003, por Presses Umversltalres de France, Pans

Traduccin de Manel Mart Viudes

Cubierta de Mario Eskenazi

Las personas con opiniones hechas dicen que esas


imgenes causan un considerable perjuicio a los dems,
pero ni una sola de aqullas quiere reconocer
que les han causado perjuicio a ellas.

BERTRAND RUSSELL 1

Vivimos en una sociedad demasiado permisiva. La


pornografa nunca se haba exhibido con tal impudor.
y encima, las imgenes estn desenfocadas'

WOODY ALLEN2
cultura Libre

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del


copyright, bajo las sanciones esta~lecidas.en las ley~, l~ reproduccin t?ta1
o parcial de esta obra por cualqUier medlO o procedunlento, comprendtdos la
reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella
mediante alquiler o prstamo pblicos.

2003 Presses Universitaires de France


2005 de la traduccin, Manel Mart Viudes
2005 de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paids Ibrica, S. A.,
Mariano Cub, 92 - 08021 Barcelona
http://\\'WW.paidos.com
1. Bertrand Russell, en referencia a las fotografas llamadas
ISBN: 84-493-1700-2 obscenas, Le mariage et la morale (1929), Pars. Gallimard.
Depsito legal: B. 5.42812005 1930, pg. 104 (trad. cast.: Matrimonio y moral, Madrid. Cte-
dra.2001).
Impreso en Hurope, S.L.
Lima, 3 - 08030 Barcelona 2. Woody A1len, Destins tordus (1975), Pars, Seuil, 1981,
pgs. 77 -78 (trad. cast.: Perfiles, Barcelona, Crculo de Lectores,
Impreso en Espaa - Printed in Spain 2003).
Sumario

Agradecimientos 11
Prefacio: Filsofos y porngrafos 15

1. Moral, moralismo y pornografa 29


2. Por qu resulta tan difcil definir
la pornografa? 47
3. La pornografa es una invencin moderna?.. 63
4. Cmo se plantea en la actualidad
el problema de la pornografa? .... .......... ........ 85
"
5 . L a ciencia es pomo'fila o pomo'fo b a ) . 115
6. La pornografa es una forma insidiosa
de discriminacin sexual? 145
7. La pornografa atenta contra
la dignidad humana? 165
8. La pornografa perjudica gravemente
a la juventud? 175
9. Qu molesta, en definitiva, de la pornografa? 199
Agradecimientos

Deseo expresar mi profundo agradecimiento a Mo-


nique Canto-Sperber por la confianza y la amistad que
me ha demostrado una vez ms al proponerme incluir
este libro en su coleccin, por su paciencia, su apoyo
constante y su generosidad intelectual para con las ideas
que defiendo, incluso las que no comparte.
Nunca me hubiera interesado (filosficamente ha-
blando) por la pornografa si Roger Rotman (a propsi-
to del frum El imperativo pornogrfico del Centro
Georges-Pompidou que deba haberse celebrado en
noviembre de 2001 y que finalmente no vio la luz) y
Sophie Dufau (con su excelente nmero Spcial x
de Les Inrockuptibles, julio de 2002, que probablemen-
te y por desgracia mis colegas filsofos no han ledo)
no me hubieran propuesto escribir sobre el tema. Les
agradezco que me hayan embarcado en esta aventura
(aun cuando siga sin saber hasta dnde habr de condu-
cirme) y que la hayan apoyado con amabilidad y pacien-
cia. A ello deseo aadir que Sophie Dufau ha tenido la
12 PENSAR LA PORNOGRAFA AGRADECIMIENTOS 13

generosidad de releer todo cuanto he escrito sobre el Ogien (cuya total falta de entusiasmo por este tema al
tema, largo o corto. Sus consejos, precisos, divertidos, final me ha resultado de gran ayuda). Los agradeci-
pertinentes, me han ayudado en todo momento. En par- mientas que les dedico son tambin una disculpa.
ticular, ambos han hecho posible que tirara a la pape- Asimismo, logr que leyeran una primera versin de
lera, sin arrepentirme, mis ensayos ms deficientes. C- este libro Speranta Dumitru, Sonia Kronlund, Sandra
mo podra agradecrselo? Lapointe, Vanessa Nurock, Daniel Barrillo, Bertrand
Pero la lista de agradecimientos dista an de con- Guillarme, Pierre Livet, Albert Ogien, Otto pfersmann,
cluir puesto que, para este libro en mayor medida que Dominique Terr, y Michela Marzano y Lubomira Ra-
para otros, me he permitido acosar intelectualmente a doilska leyeron algunos extractos. Todos sus comen-
todos aquellos a quienes poda acudir. Mis principales tarios me han sido de gran ayuda. Tambin les doy las
vctimas (espero que no me denuncien) han sido, a mi gracias por los nimos que me han dado.
entender, Patricia Allio (con quien estoy enormemente Por invitacin de Daniel Weinstock present algu-
en deuda por su disponibilidad, su perspicacia, su calu- nas partes de este libro en el Centro de Investigacio-
roso apoyo y su inteligencia en cuestiones de esttica), nes ticas de la Universidad de Montreal (CREUM).
DanieIe Siroux (que tuvo la gentileza de consagrarme Agradezco su generosa acogida y que se haya arriesga-
todo el tiempo necesario para intentar hacerme com- do a inaugurar, por as decirlo, el ciclo de conferencias
prender algunas cuestiones jurdicas, y de quien espero del centro con este controvertido tema. Mi agradeci-
que no tenga la impresin de que fue en vano), Christi- miento tambin para Ryoa Chung, Fabienne Pironet,
ne Tappolet (a quien, durante todo un mes, en Montreal, ]ean-Pierre Cometti, Christian Nadeau y Robert Na-
no ces de reclamar su atencin aun cuando me haba deau, que han animado (ardorosamente) la discusin.
propuesto no hacerlo, y que, pese a todo, tuvo la bon- Tambin he expuesto mis ideas en el seminario de ric
dad de ayudarme a clarificar algunos complicados te- Fassin, Michel Feher y Michel Tort del ENS. Les doy
mas de definicin), Alban Bouvier (que ha seguido y las gracias a ellos y a otros participantes en la discu-
comentado con constancia todo cuanto he escrito sobre sin. Asimismo, he podido aprovechar excelentes con-
el tema, con ese estilo preciso y custico que tanto apre- versaciones, libros y enseanzas con Pascale Breton,
cio), Frdric Nef (que acept generosamente, en nu- Chiara Merlo, Elina Brotherus, Olivier Loudin, Tarmo
merosas ocasiones, actuar como abogado del punto de Simola, as como la ayuda de Rgis Ponsard, al que tam-
vista que yo discuto), Stphane Lemaire (cuyas exigen- bin doy las gracias.
tes crticas siempre han ido acompaadas de reconfor- A menudo, durante la redaccin de este libro, he
tantes seales de apoyo),]acques Katuszewski (cuya li- pensado que podra hacer mencin de algunas intelec-
bertad de espritu siempre ha supuesto un estmulo, ya tuales por cuyas ideas me siento muy interesado (la afir-
quien probablemente le hubiera gustado que yo fuera macin contraria no siempre es cierta) y cuyas inter-
ms lejos en mi crtica de los pomfobos) y Myriam venciones en los debates sobre el feminismo me han
14 PENSAR LA PORNOGRAFA

impresionado en todo momento: Anneli Bulow, Marce-


la Iacub, Sandra Laugier, Patricia Paperman. Conviene
decir que el debate en tomo a la pornografa sigue sien-
do en su mayor parte propiedad intelectual de aquellas
Prefacio:
que estn comprometidas en estas luchas, y que ah si- Filsofos y porngrafos
go sintindome un intruso.
Para terminar, quisiera mostrar mi agradecimiento
a Kristiina Hauhtonen.

Qu distingue las imgenes llamadas pornogrfi-


cas de todas esas representaciones explcitas de rga-
nos o de actos sexuales que se encuentran en las guas
conyugales, los manuales para comadronas, los libros
de arte, los documentales cientficos o las enciclope-
dias mdicas? Existen razones vlidas para oponer
pornografa a erotismo? Es la pornografa nece-
sariamente obscena? Qu signifca exactamente
obsceno?
En general, a qu puede aplicarse el adjetivo por-
nogrfico? Un sueo puede resultar pornogrfico?
Pueden existir recuerdos pornogrficos? Las rela-
ciones sexuales, los accesorios sexuales, los rganos ge-
nitales pueden ser pornogrficos o slo debe reser-
varse el adjetivo pornogrfico a su representacin
escrita, filmada, fotografiada, dibujada, etc.?
Quin consume pornografa? Quin desaprueba
la pornografa? Los que la desaprueban son los mis-
mos que no la consumen? Cmo es posible que la por-
16 PENSAR LA PORNOGRAFA PREFACIO 17

nografa se desapruebe masivamente, incluso en aque- Existen razones vlidas para no aprobar la fijacin
llos pases en los que se consume masivamente? de imgenes o de textos considerados pornogrficos
La produccin de pornografa visual est necesa- en el espacio pblico (quioscos, emplazamientos publi-
riamente vinculada a relaciones de trabajo degradante, citarios, etc.), para no aprobar el consumo privado de
a condiciones de sobreexplotacin? Una produccin pornografa para adultos, para desaprobar la exposi-
que respete las normas ms progresistas en materia de cin de los ms jvenes a la pornografa? Resulta real-
relaciones y de condiciones de trabajo resulta verdadera- mente imposible hallar razones para promover la por-
mente inconcebible? Por qu la desaprobacin de las nografa?
condiciones de produccin de la pornografa desemboca Cmo puede acusarse a la pornografa de ser si-
la mayora de las veces en la condena de la pornografa multneamente peligrosa, repugnante y aburrida, es de-
y no en la reivindicacin de mejores condiciones labo- cir, insignificante y amenazadora a la vez?2
rales para los trabajadores y las trabajadoras de esta in- La pornografa plantea toda suerte de problemas
dustria? econmicos, sociolgicos, psicolgicos o jurdicos que
Cmo es posible que, en pases democrticos, la escapan, en principio, a la competencia de los filsofos,
mayora de edad sexual y la edad autorizada para ver las pero tambin algunos problemas conceptuales, episte-
pelculas llamadas pornogrficas no coincidan? C- molgicos o morales que aqullos podran contribuir a
mo es posible que en pases democrticos un menor de clarificar. Con todo, es necesario reconocer que nunca
13 aos se considere lo bastante mayor para ir a prisin han hecho gala de un gran entusiasmo por abordarlos
pero demasiado joven para ver las llamadas pelculas pblicamente. Dado el oprobio que, siempre y casi por
pornogrficas? doquier, mancilla a los porngrafos, ciertamente es me-
Cmo se concibe que cuantas menos prohibicio- jor no dejar que los dems crean que se forma parte de
nes relativas a los comportamientos sexuales hay (prc- la corporacin o, simplemente, que se siente inters por
ticamente no hay Estados democrticos donde la sodo- el tema. De un pas a otro existen, sin embargo, dife-
ma, la felacin, las relaciones con ms de una pareja, la rencias respecto al lugar que ocupa la pornografa co-
sexualidad precoz -homosexual o heterosexual- se mo tema digno de atencin filosfica. En Estados Uni-
prohban legalmente o se desaprueben moralmente),
ms problemas parece suscitar su representacin?l ciahnente reprobado mantener relaciones sexuales en pblico y
no est legalmente prohibido y socialmente reprobado mante-
nerlas en privado?
1. Linda Nead, The Female Nude. Art, Obscenityand Sexua- 2. Bernard Arcand, Le Jaguar et le Tamanoir Anthropologie
lity, Londres, Routledge, 1994, pgs. 105-106. Conviene distin- de la pornographie, Quebec, BorallSeuil, 1991, pgs. 163-164,
guir esta cuestin vinculada a la representacin de la actividad inspirndose en una nota de Murray S. Davis, Smut, Erotic Rea-
sexual de otra muy prxima, ligada exclusivamente a los com~ lity/Obscene Ideology, Chicago, Chicago University Press, 1983,
portamientos sexuales: por qu est legalmente prohibido y so- pg. 280.
18 PENSAR LA PORNOGRAFA PREFACIO 19

dos, y de forma ms general en los llamados pases an- En Francia, la influencia liberadora de Miche! Fou-
glosajones, discutir sobre la pornografa se ha conver- cault en todo aquello que concierne a la investigacin
tido en una industria, y el tema se ha situado en el or- de la sexualidad no ha bastado para hacer del tema algo
den del da de toda reflexin acerca de la diferencia filosficamente respetable, tal como lamenta e! autor
sexual realizada por las ms importantes intelectua- de la nica tesis en lengua francesa (hasta donde yo s)
les feministas.3 Ha resultado fatal que los filsofos que escrita sobre la cuestin. 6
al principio no estaban personalmente implicados en el No obstante, las cosas van evolucionando. Puesto
debate tambin hayan acabado interesndose por el te- que recientemente se ha otorgado a la pornografa e! du-
ma. Adems, el asunto ha beneficiado incluso a los fi- doso privilegio de ser un problema socia! con e! mis-
lsofos que no estn especializados en las disciplinas mo rango que e! alcoholismo, e! paro o la seguridad via-
de la sexualidad, el feminismo o la pornografa, ya que ria, algunos filsofos, que jams se haban interesado
personalidades tan unnimemente respetadas como seriamente por e! tema, han descubierto su vocacin en
Bernard Williams o Ronald Dworkin no han dudado a la discutir sobre ello (he de reconocer que se es mi caso).
hora de implicarse en la cuestin. El primero ha presi- A semejanza de lo que sucedi al otro lado de! Canal
dido una comisin gubernamental encargada de arrojar hace veinte aos, en Francia se ha confiado reciente-
luz sobre e! estado de la legislacin relativa a la obsce- mente a un miembro de la comunidad de filsofos la
nidad y la censura cinematogrfica en e! Reino Unido 4 presidencia de una comisin gubernamental con el co-
El segundo ha defendido pblicamente un punto de metido de evaluar los efectos de los programas te!evisi-
vista ms bien tolerante con respecto a la pornografa vos de carcter violento o pornogrfico.? Aunque e!
que no ha dejado indiferente a nadie, yeso es lo me- informe haya quedado sepultado inmediatamente des-
nos que puede decirse.' pus de presentarse (para gran satisfaccin de todos los
comanditarios y los miembros de la comisin, segn pa-
rece),8 nada indica que este tipo de experiencia no vaya
3. Drucilla Cornell, Feminism and Pornography, Oxford,
Oxford University Press, 2000.
4. Home Office, Report 01the Committee on Obseenity and 6. Norbert Campagna, La pornographie, l'thique, le droit,
Film Censorship, Londres, Her Majesty's Stationery Office, Pars, L'Hartnattan, 1998.
1979. 7. La violenee ala tlviszon, Infortne de Madame Blandine
5 . Vase, en particular, el intercambio de argumentos, as Kriege! a M.Jean-Jacques Allagon, ministro de Cultura y Co-
como de insultos, entre Cathasine MacKinnon y Ronald Dwor- municacin, 14 de noviembre de 2002. Publicado en PUF con e!
kin: Pornography: An Exchange, New York Review olBooks, mismo ttulo, col. Quadrige, 2003.
3 de marzo de 1994. Ronald Dworkin ha desarrollado sus ideas 8. Al menos eso se desprende de las primeras declaraciones
en: Existe-t-il un droit ala pornographie?, Une question de del ministro de Cultura y Comunicacin en el momento de la re-
principe (1985), Pars, PUF, 1996, pgs. 417-465; Libert et cepcin de! infortne, y de una encuesta sobre e! trabajo de la co-
pornographie, Esprit, n 10,1991, pgs. 97-107. misin a sus miembros, realizada por Le Monde (27 de dieiem-
20 PE~SAR LA PORNOGRAFA PREFACIO 21

a repetirse y que, de un modo ms general, los filsofos (feminstas que denuncian la imagen degradante
no sigan expresando sus opiniones sobre e! tema (pres- de las mujeres, asociaciones que denuncian e! ata-
tando, en lo sucesivo, un poco ms de atencin a lo que que a los valores cristianos), no hubo escndalo
dicen).9 Sea lo que sea la pornografa, los debates p- pblico, no hubo problema social. El ataque
blicos que suscita presentan dos rasgos bastante llama- no iba a causar impacto pblico ms que en e! mo-
tivos: mento en que se hiciera en nombre de la protec-
cin de la juventud, esto es, de una razn univer-
1. En Francia, los debates giran en torno al tema de la sal, que no es propia de una comunidad particular.
proteccin de la juventud. En Estados Unidos e! Sin embargo, resultara falso decir que en Estados
centro de! debate se sita en la degradacin de la Unidos una causa puede defenderse pblicamente
mujer. Algunos opinan que este contraste en rea- slo por razones categoriales. Como en cualquier
lidad opone dos tradiciones nacionales. 10 En Fran- otra parte, para tener posibilidades de ser recono-
cia, pas de la repblica laica una e indivisible, una cida como una causa moral o politica digna de tal
causa no puede tener justificacin pblica ms que nombre, es necesario que se comprenda como una
cuando se la defiende en nombre de razones uni- causa que todo e! mundo podra tener razones
versales. En Estados Unidos, pas de los lobbies y para aprobar. se es, evidentemente, e! caso de la
de las comunidades, una causa puede tener jus- degradacin de las mujeres. Aunque entre Fran-
tificacin pblica si se defiende en nombre de ra- cia y Estados Unidos puede haber diferencias en
zones categoriales. Este contraste permitira expli- cuanto al modo de abordar e! tema de la porno-
car por qu en Francia, mientras la pornografa se grafa y en cuanto a la resonancia pblica que tiene
atac en nombre de razones categoriales, es decir, dicho tema, no es e! clich de! contraste universa-
de razones propias de comunidades particulares lismo francs-comunitarismo americano lo que
permitir explicarlas. De hecho, ms o menos en
todas partes, los conservadores son quienes tradi-
bre). Desde entonces, las cosas parecen haber evolucionado fa-
vorablemente al Informe, bajo la presin, entre otros, de un gru- cionalmente explotan e! argumento de la protec-
po de diputados derechistas (Le Monde, 11 de enero de 2003). cin de la juventud, y los progresistas e! de la
Vase el capitulo 7. degradacin de la mujer. Todo cuanto puede
9. Los lectores ms indulgentes del Informe no han acabado decirse a propsito de! contraste entre Francia y
de comprender que una comisin delegada para la televisin Estados Unidos es que desde la primera campaa
acabara proponiendo medidas para el cine, sin haber consulta-
contra la pornografa en Francia Il ha sido, curio-
do a los expertos sobre esta ltima materia (Libration, 15 de no-
viembre de 2002). .
10. Vase la crtica de este punto de vista realizada por ric 11. Iniciada por la ministra socialista Sgolene Royal en 2001.
Fassin, Les Inrockuptibles, 7-13 de agosto de 2002. Continuada en la primavera de 2000 por Dominique Baudis, pre-
22 PENSAR LA PORNOGRAFA
PREFACIO 23

samente, la izquierda llamada progresista la que las mujeres de sus fogones envndolas a las alco-
se ha apoderado del tema de la proteccin de la bas. 12 Pero, para algunas feministas, la verdad es
juventud, por el que la opinin pblica se mues- justamente lo contrario. La difusin masiva de
tra manifiestamente ms sensible. Al no tener los pornografa favorece un clima de odio y de vio-
conservadores ninguna buena razn para abando- lencia hacia las mujeres, cuyo reaccionario objeti-
nar uno de sus temas ms populares, se ha instala- vo apenas oculto es <<volverlas a poner en su sitio,
do un clima de unanimidad bastante deprimente, castigarlas, de algn modo, por las liberrades que
y una de sus primeras vctimas ha sido, sin duda, la han adquirido. Es un instrumento prfido, insi-
reflexin crtica sobre esta cuestin. dioso, para mantener el orden familiar y social o,
2. Cuando el debate pblico se orienta en torno al ms exactamente, para volver a ese orden familiar
asunto de la degradacin de la mujer, se pro- y social tradicional en el que las mujeres son tra-
duce en un clima intelectual distinto, aunque no tadas como seres inferiores destinados a satis-
menos deprimente. Tal y como ya suele decirse, facer las necesidades de los hombres. u Esta vi-
empleando una metfora que, si bien se mira, re- sin catastrofista de las cosas se encuentra lejos
sulta bastante apropiada, existe una especie de de crear unanimidad entre las feministas. Algu-
guerra civil entre distintas corrientes feminis- nas continan creyendo que la intuicin de los
tas en relacin con la pornografa. Los conserva- conservadores era la buena: la pornografa es
dores piensan, por lo general, que la pornografa subversiva con relacin al orden sexual o familiar
es un veneno subversivo causante de la ruina del tradicional. sta ridiculiza la sexualidad conyu-
orden familiar y social tradicional, que arranca a gal, sentimental y procreadora secular; incita al
descubrimento de los deseos, valoriza el placer,
sidente del Consejo Superior del Audiovisual, de adscripcin de- el reconocimiento de prcticas sexuales minorita-
rechista. Mantenida por Christine Boutin, infatigable perseguidora rias, etc. 14 Entre ambos bandos, entre aquellos
del vicio, que presenta, a finales de julio de 2002, una proposicin
de ley encaminada a prohibir la difusin de las llamadas pelculas
pornogrficas en la televisin con el apoyo de un centenar de di- 12. Fred Berger, <<Pornography, Sex and Censorship, Social
putados de derechas. Siempre de aetualdad: una proposicin de Theory and Practice, vol. 4, n 2, 1977, pgs. 183-209; Walter
ley que aspira a proteger a los menores frente a los peligros de la Berns, Beyond the (Garbage) Pale, or Democracy, Censorship
violencia y de la pornografa, presentada por tres diputados de and the Arts, en Ray C. Rist, The Pomography Controversy, New
derechas algo ms moderados (en apariencia) que Christine Bou- Brunswick, NuevaJersey, Transaction Books, 1975, pgs. 40-63.
tin, se examin el 12 de diciembre de 2002, pero tras cuatro horas 13. Laura Lederer (comp.), [;envers de la nuit. Leslemmes
de debate segua sin estar lista para ser votada. Desde entonces si- contre la pornographie (1980), Quebec, ditions du Remue-M-
gue en la orden del dia un proyecto de decreto gubernamental pa- nage,1983.
ra cortar el paso a la iniciativa parlamentaria (Le Canard enchan, 14. Id., Wendy McEllroy, XXX, A Woman's Right to Prono-
8 de enero de 2003; Le Monde, 11 de enero de 2(03). graphy, Nueva York, Sto Martin's Press, 1995; Alan Sable, Por-
24 PENSAR LA PORNOGRAFA PREFACIO 25
que piensan que la pornografa esclaviza y los que ningn participante de este debate tan acalorado,
piensan que la pornografa subvierte, podran te- ya sea en pro o en contra de la pornografa, le ape-
nerse en cuenta algunos trminos medios. Habra, tece pensar que sta carece de toda importancia.
simplemente, mala pornografa (repetitiva, nor-
mativa, misgina, groseramente heterosexual, De hecho, este clima intelectual desfavorable (una-
etc.), y buena (creativa, no normativa, atenta al nimidad para la proteccin de la mujer, guerra civil
deseo de las mujeres, abierta a todo tipo de prc- para la degradacin de la mujer) no tiene nada de
ticas minoritarias, etc.). La primera contribui- excepcional. Se podra decir que todas las discusiones
ra a la perpetuacin de un determinado orden de tica aplicada se producen en un clima intelectual
sexual especialmente degradante para las muje- desfavorable (pinsese en la clonacin, en la adopcin de
res (y las minoras sexuales); la segunda, a cierta hijos por parejas homosexuales, en la prostitucin, etc.).
forma de liberacin o emancipacin con respecto Evidentemente, ello no debe impedirnos intentar anali-
a ese orden. 15 Tambin podra proponerse una zar estos temas. Eso es lo que me propongo hacer con la
posicin ms neutra, que restara al debate un pi- pornografa.
ce de su tono marcial o proftico. sta enunciara Analizar la pornografa no slo significa evaluar las
que no es necesario exagerar los poderes de la definiciones del trmino, es decir, tratar cuestiones pu-
pornografa, ni en lo malo ni en lo bueno. En rea- ramente conceptuales. Tambin implica examinar las
lidad, con relacin a todos los otros factores de so- distintas tomas de posicin polticas y morales en torno
metimiento o de liberacin de las mujeres, su pe- a este tema, esto es, tratar cuestiones normativas. Exa-
so es ridculo, y en el debate se sobrestima por minar estas cuestiones normativas no significa, por su-
completo. Pero no se puede decir que estos trmi- puesto, evitar discutirlas. Y discutirlas no significa, evi-
nos medios estn verdaderamente a la orden del dentemente, permanecer neutral.
da. Los enemigos de la pornografa simplemente Considero que la habitual distincin entre lo que se
excluyen la posibilidad de que pueda ser bue- da en llamar documento de carcter sexual, erotis-
na, til, emancipadora, etc. Segn ellos, si mo y pornografa posiblemente posee algunas bue-
algo (texto, filme, fotografa, etc.) puede juzgarse nas justificaciones estticas, jurdicas, polticas o socia-
como bueno, til, no degradante, no es les, pero ningn valor moral.
precisamente la pornografa. Y, por supuesto, a Para presentar mi idea de un modo sencillo, dir
que probablemente entre los llamados filmes erti-
nography, Sex and Feminism, Nueva York, Prometheus Books, cos, que excluyen los primeros planos de rganos se-
2002; Ovidie, Porno-Manifesto, Pars, Flammarion, 2002. xuales en ereccin y las penetraciones, y los llamados
15. Marie-Hlne Bourcier, Le droit de regard, Regards, filmes pornogrficos, que multiplican esas escenas
n 69, verano de 200 1. sin justificacin narrativa, existen todo tipo de diferen-
26 PENSAR LA PORNOGRAFA PREFACIO 27

cias de forma esttica y de aceptacin social en un de- Lo que quiero decir con que no hay diferencia mo-
terminado momento. 16 Pero en mi opinin resultara ral entre las representaciones sexuales que son crudas y
absurdo sostener que entre la representacin de un pe- explcitas y las que no lo son es que rechazo el modo
ne en reposo y la de un pene erecto, entre las escenas de de ver de esos filsofos.
carcter explcitamente sexual filmadas de cerca bajo la De hecho, estoy convencido de que las razones por
brutal luz de los focos y las escenas de carcter explci- las cuales pensamos que el erotismo no suscita un pro-
tamente sexual filmadas de lejos con un dbil halo de blema moral, si se analizaran (si se comprendieran me-
luz, existe una diferencia moral. jor), podran llevarnos a reconocer que la pornografa
Para situar mi punto de vista en el debate filsfico tampoco lo plantea en mayor medida. 18
presente, necesito, qu duda cabe, precisar un poco. En- A partir de esta intuicin, reforzada por la frecuen-
tre los filsofos que se interesan por la pornografa, nin- tacin, en ocasiones penosa, de una literatura bastante
guno, que yo sepa, es retrgrado, puritano o mojigato hipcrita contra la pornografa, he construido mi posi-
hasta el punto de estimar que deberan prohibirse abso- cin general.
lutamente todas las representaciones sexuales (incluidas En mi opinin, la pornografa no amenaza ninguno
las ilustraciones anatmicas y los desnudos artisticos). de los principios de eso que denomino tica mnima.
Pero algunos de esos filsofos proponen, en cambio, di- Considero, por tanto, que no hay ninguna razn moral,
ferenciar dichas representaciones segn criterios que yo en el sentido de la tica mnima, para desaprobar la
denomino morales. De stas, las ms crudas, las ms pornografa.
explcitas, las llamadas pornogrficas, son injustas, de- Pero qu es la tica mnima?
gradantes, etc. En consecuencia, plantean, segn dicen,
un problema moral. En contrapartida, las menos crudas,
las menos explcitas, las llamadas erticas, no plan- 18. Esta posicin estaba bastante extendida, segn parece,
entre los defensores naifs de las libertades sexuales de co-
tean ningn problema de esta naturaleza. 17
mienzos del siglo pasado. Vase, por ejemplo, Bertrand Russell,
16. La fOnTIa ms escueta (y probablemente la ms citada) de op. cit. Agradezco a Frdric Nef que llamara mi atencin sobre
caracterizar estas diferencias es la que emple, muy profesional- este texto, que personalmente nunca se me hubiera ocurrido
mente, una vieja estrella de este gnero, Gloria Leonard: La ni- consultar, a buen seguro debido a todo tipo de prejuicios con
ca diferencia eotre la pornografa y el erotismo es la iluminacin. respecto a la calidad de los juicios morales de Russell. De hecho,
17. Vase Hlene Longino, Pomographie, oppression, liber- el texto me ha parecido destacable. Incluso me he deprimido an-
t; en y regardant de plus pres ..., en Lederer (comp.), op. cit., te la actualidad y la audacia de sus conclusiones: Por ello, aun-
1983, pgs. 41-56. La exposicin ms clara de esta idea se en- que no espero contar con un amplio sufragio, estoy firmemente
cuentra en el ensayo de la escritora Gloria Steinem, Erotica convencido de que no se necesitan leyes sobre las publicaciones
and Pornography. A Clear and Present Difference, en Susan obscenas (pg. 105). Habr que vivir condenado a repetir in-
Dwyer (comp.), The Problem ofPornography, Belmont, Califor- defmidarnente los excelentes argumentos contenidos en este li-
nia, Wadswortb Publishing Company, 1994, pgs. 29-34. bro, sin la esperanza de que algn da sean aceptados?
CAPTULO
1
Moral, moralismo y pornografa

Segn el punto de vista que defiendo (a la zaga de


otros muchos),l pueden producirse desacuerdos per-
fectamente razonables respecto al tipo de vida que hay
que llevar, al tipo de persona que hay que ser. Ello re-
sulta particularmente evidente en el campo de la vida
sexual. Se puede escoger vivir en el matrimonio, en
concubinato, como pareja de hecho o sin ningn tipo
de compromiso por el estilo. Se puede escoger la hete-

1. Mencionara muy en particular a Charles Larmore, The


Moral Basics of Political Liberalism, en Journal ofPhilosophy,
diciembre de 1999, pgs. 599-625, del cual aqu retomo la idea
tan penetrante de desacuerdo razonable. Para los dems, des-
de John Rawls hasta Jrgen Habermas, pasando por Ronald
Dworkin y Thomas Nagel, vase Andr Berlen, Pablo da Silvei-
ra, Herv Pourtois (comps.), Libraux el communautariens, Pa-
rs, PUF, 1997; Alfredo Gmez-Muller, Libralisme et donto-
logisme contemporain, en thique, coexistence el sens, Pars,
Descle de Brouwer, 1999, pgs. 105-124; Charles Larmore, Mo-
dernil el morale, Pars, PUF, 1993.
30 PENSAR LA PORNOGRAFA MORAL. MRALI5MO y PORNOGRAFA 31

rosexualidad, la homosexualidad o ninguna de las dos. En mi razonamiento, esta distncin entre lo justo y
Se puede optar por multiplicar las relaciones sexuales, el bien resulta crucial. Con todo, mi finalidad en el pre-
por privilegiar una relacin o por no mantener ninguna sente ensayo de tica aplicada no es, evidenteme?te,
(lo cual evita bastantes disgustos). Cada una de estas explicar la histora y la crtica de tal distncin. Esta
elecciones puede considerarse como la expresin de plantea toda suerte de problemas que an se hallan muy
una especie de idea del bien personal, incluso la lti- lejos de su resolucin. 4 Me contentar con precisar el
ma 2 Sera absurdo establecer una jerarqua entre di- sentido especfico que le otorgar en adelante.
chas opciones. Resultara igualmente absurdo suponer La tica mnima, tal como la concibo, se asienta en
que un desacuerdo a este respecto podra zanjarse con tres principios:
un debate racional.
Dicho de otro modo, es uno de los aspectos ms ca- 1) neutralidad respecto a las concepciones sustan-
racterstcos de lo que llamo una tica mnima. Esta t- ciales del bien;
ca reposa en la dstincin entre lo justo y el bien, que, 2) principio negativo de evitar causar perjuicios al
segn parece, se remontara a Kant, y que John Ralws prjimo;
ha vuelto a adaptar al estilo actual. 3 3) principio positivo que nos exige conferir el mismo
valor a la opinin o a los intereses de cada cual.
2. Sin embargo deho precisar que, segn esta concepcin,
determinadas formas de vida no parecen poder concebirse o
Estos principios son heterogneos en el sentido de
presentarse a cualquiera como formas de bien personal acepta-
bles, en el sentido de que no puede darse un desacuerdo razona- que son prstamos de concepciones morales de distin-
ble al respecto. i Nadie piensa, por ejemplo, que una vida de psi- to tipo.5 El primer y el tercer principio son <<deontol-
cpata podra expresar una concepcin del bien personal a gicos por cuanto se derivan de ciertos derechos a la in-
propsito de la cual pudiera darse un desacuerdo razonable!
Probablemente esto es as porque cuesta suponer que este tipo
de vida pueda haber sido escogido 0, ms exactamente, escogido vase la introduccin a su obra de Andr Berten, Pablo da Sil-
como una forma de bien. Suponiendo, no obstante, que este tipo veira, Herv Pourtois (compsJ. Ellos piensan que ya exista, sin
de vida pudiera escogerse como una forma de bien personal, po- ser explcita, en Duos Scott, Ockham y Hobbes (pg. 27).
dra excluirse en virtud de otros principios, como aquel que nos 4. Charles Larmore, Le juste et le biem>, en op. cit., 1993,
exige no causar graves perjuicios al prjimo, o el que nos exige pgs. 45-69; Charles Taylor, Le juste et le bien, Revue de m-
igualmente tener en cuenta los intereses y las opiniones de cada taphysique et de morale, enero-marzo de 1998, pgs. 33-56; Mi-
uno. La neutralidad en relacin con las concepciones del bien chael Walzer, Thick and Thin: Moral Argument at Home and
no es el nico principio que defiendo, tal como muestra el desa- Abroad, Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press,
rrollo de este capitulo. 1994' introduccin a su obra de Andr Berten, Pablo da Silveira,
3. John Rawls, Thorie de la justice (1971), Pars, Seuil, He~ Pourtois (comps.), op. cit.; Alfredo Gmez-Muller, op. cit.
1987, pg. 57 (trad. cast.: Teoria de !ajusticia, Madrid, Fondo de 5. Charles Larmore, L'htrognit dans la morale, en
Cultura Econmica, 1999). Para una historia de esta divisin, op. cit., 1993, pgs. 95-119.
32 PENSAR LA PORNOGRAFA MORAL, MRALISM y PORNOGRAFA 33

dependencia moral (es decir, por ejemplo, a la liber- Estos tres principios caracterizan algunos de los lla-
tad de eleccin relativa al bien sexual o a otra) y a la mados enfoques liberales, pero no todos. Unos deplo-
autonoma personal. El segundo es consecuencialis- ran, por ejemplo, la neutralidad moral. 8 Otros conside-
ta en el sentido de que slo se preocupa de un deter- ran que el principio negativo de evitar causar perjuicios
minado tipo de efectos sobre las personas. Yo le confie- al prjimo es demasiado vago, demasiado elstico, y
ro un sentido estrecho. No concierne ms que a una permite justificar demasiadas intervenciones del poder
restringida clase de perjuicios: fsicos y psicolgicos, pblico. Adems, excluye del mbito de la tica los per-
que afectan a personas en concreto, cuando pueden juz- juicios que uno se causa a s mismo, lo cual contradice
garse razonablemente como evidentes e importantes. 6 nuestras intuiciones comunes. stos proponen reempla-
El prncipio negativo que nos exige que evitemos zar dicho principio por la nocin de dignidad huma-
causar dao al prjimo y el principio positivo de igual na (que, sin embargo, no es menos vaga ni elstica).9
consideracin acerca de la voz y los intereses de cada Por eso yo no dira que estos principios son liberales
cual tienen la vocacin de regir nuestras relaciones con sin otra calificacin. En realidad no quiero asociar mi
los dems evitando las formas de paternalismo ms adhesin a estos tres principios con una doctrina polti-
burdas7 y perjudicando lo menos posible a las partes ca en particular.
implicadas (o, en la versin optimista, procurando la Qu motivos tenemos para asumir estos princi-
mayor satisfaccin posible a las partes implicadas). En pios? Se pueden aceptar desde la creencia de que re-
este sentido ambos son principios de justicia. presentan el mejor conjunto de principios morales que
se desprenden de la confrontacin racional de las tres
6. Este principio negativo ha sido definido por J ohn Stuart teoras morales ms importantes: tica de las virtudes,
Mili (De la libert, Pars, Presses Pocket, 1990 [trad. cast.: Sobre de inspiracin aristotlica; tica deontolgica, de inspi-
la libertad, Madrid, Alianza, 1996]). Se conoce con el nombre de
Harm Principie. La expresin no es de Mili sino dejad Feinberg
(en Social Philosophy, Englewood Cliffs, Nueva Jersey, Prentice 8. George Sher, Beyond Neutrality. Perlectionism and Poli-
Hall, 1973 l. Vase Richard Vernon, John Stuart Mili and Por- tics, Camhridge, Cambrige University Press, 1997: John Sko-
nography: Beyond the Harnl Principie, Ethics, 106, pgs. 621- rupski, The Ethical Content of Liberal Law, en Ethical Explo-
632. La versin estrecha de este principio que asumo aqu rations, Oxford, Oxford University Press, 1999, pg. 213-233;
la defienden, entre otros, el propio Jod Feinberg en Harm to John Raz, The Morality 01 Freedom, Oxford, Clarendon Press,
Gthers, Nueva York, Oxford University Press, 1984. Vase a este 1986.
respecto AJan Wertheimer, Liberty, Coercion and the Limits of 9. Meir Dan-Cohen, Harmlul Thoughts, Princenton, Prin-
the State, en Robert L. Simon (comp.), Soezal and Politic Philo- centon University Press, 2002, pgs. 150-171. Para una crtica
sophy, Londres, Blackwell, pgs. 38-59. del uso abusivo de la nocin de dignidad humana, vase
7. El paternalismo es esa actitud consistente en querer hacer Daniele Lochak, Libert, valeurs el interdils, Les Liberts Pu-
el bien a los dems sin tener en cuenta su punto de vista: GeraId bliques, Pars, La Documentation fran<;aise, n 296, 2000, Y
Dworkin, Paternalism, The Monist, n 56, 1972, pgs. 64-84. cap. VIII.
34 PENSAR LA PORNOGRAFA MORAL, MRALISM y PORNOGRAFA 35

racin kantiana; tica consecuencialista, que es un de- El problema de las relaciones entre moral y leyes
sarrollo y una superacin del utilitarismo clsico. Pero bastante complicado. Aquello que es moral puede re-
para justificar esa neutralidad con respecto a las con- sultar ilegal, y aquello que es inmoral puede resultar
cepciones sustanciales del bien (sexual o de otro tipo) y legal. El rechazo a aplicar determinadas medidas dis-
la focalizacin en los problemas de lo justo, quiz no criminatorias contra los negros de la Sudfrica racista
haga falta ir demasiado lejos. Podra considerarse que era moral, pero ilegal: la aplicacin de dichas medidas era
estos tres principios son simplemente los de una tica inmoral, pero legal. Lo que s puedo decir es que cuan-
que goza, en principio, de los favores de las sociedades do la ley promueve cierta concepcin sustancial de! bien
democrticas contemporneas, que habran renunciado, sexual sancionando las desviaciones con respecto a
por razones puramente pragmticas (imperativos de la dicha concepcin, entra en contradiccin con la tica
paz civil, del modus vivendi, de la estabilidad mnima. Aqulla es demasiado moralista, o no es lo
social, etc.), a las guerras morales (por cuanto se refiere suficientemente minimalista.l1
a la moral sexual en particular), tras haber renunciado a Implica m posicin que existe un derecho a la por-
las guerras de religin. 10 nografa? Algunos filsofos han intentado establecer
Personalmente, yo tendera ms a asumir la slida que tal derecho podra derivarse de derechos a la liber-
tesis segn la cual estos tres principios son los que de- tad de expresin personal, a la informacin (sexual, entre
beran adoptarse como conclusin de la confrontacin otras), y de derechos a satisfacer preferencias personales
racional de las grandes teoras morales presentes. Pero que no causen ningn dao al prjimo, incluso aquellas
por el momento prefiero dejar la cuestin abierta. cuyo valor educativo o esttico resulte dudoso. 12
En suma, el <<ffioralismo, esto es, la creencia en la su- Me contentar con defender la idea de que la censu-
perioridad de una concepcin sustancial del bien (sexual ra de la pornografa en sus formas ms corrientes (inclui-
o de otra naturaleza) ya no debera ser una opcin ra- das aquellas que los expertos consideran desprovis-
zonable en las sociedades democrticas caracterizadas tas de valor intelectual o artstico) finalmente podra
por la tica mnima. Sin embargo, ese moralismo con- amenazar dos libertades a las que yo no soy e! nico que
tina impregnando e! pensamiento en el mbito de la confiere mucha importancia:
pornografa y en otros temas vinculados a la sexualidad.
Cuando menos, eso es lo que intentar demostrar. 1. La libertad de expresin artstica, ya que uno de
Suponiendo que, tal como sostengo, no exista nin- los efectos ms conocidos de la censura de la por-
guna razn moral (en el sentido de la tica mnima) pa-
11. Sobre este tema y esta forma de abordarlo, vase H. L.
ra desaprobar la pornografa, en qu condiciones sta
A. Hart, Low, Liberty and Morality, Stanford, Stanford Univer-
podra, con todo, ser objeto de sanciones legales? sity Press, 1963.
12. Dworkin, op. ci!.; vase el anlisis de Campagna, op. cit.,
10. Larmore, Modernit el mora/e, op. cit. pg. 243-307.
36 PENSAR LA PORNOGRAFA
MORAL, MORALISMO y PORNOGRAFA 37
nografa es que los artistas inconformistas sue- tes, incluso en la fabricacin de juguetes para nios, lo
len acabar convirtindose en sus vctimas (desde cual, digmoslo de pasada, jams ha conducido a que se
Joyce a Maplethorpe, pasando por Guyotat o Bus- solicite la prohibicin de los juguetes. En realidad, la
tamante) incluso cuando sus obras no son directa nica cuestin relativa a la produccin que podra plan-
.
o exc1USlvamente sexu al es. 13 tearse, desde la perspectiva en que me sito, es la de sa-
2. Los derechos de las mujeres y las minoras sexua- ber por qu la denuncia de las condiciones de produc-
les, puesto que uno de los efectos ms conocidos cin de la pornografa desemboca, la mayora de las
de la censura de la pornografa es que las mujeres y veces, en la condena de la pornografa y no en la reivin-
las minoras sexuales siempre acaban siendo sus dicacin de mejores condiciones de trabajo para los tra-
vctimas, aun cuando son ellas mismas quienes, co- bajadores y trabajadoras de esa industria. Desde esta
mo en e! caso de las feministas en Estados Unidos, ptica, puede establecerse un interesante paralelismo
han lanzado las campaas contra la pornografa. 14 con la prostitucin, aunque ste sobrepasara e! marco
de problemas que me he propuesto exammar. . 16
Probablemente, en e! estado actual de su produc- A buen seguro no soy e! primero que defiende este
cin y de su difusin, la pornografa presenta algunos tipo de tesis. Algunos pornfobos militantes dicen que
aspectos socialmente repugnantes: sobreexplotacin, en realidad todos los individuos de sexo masculino tie-
misoginia militante, cinismo absoluto de los fabricantes nen tendencia a aprobarlas, sin perjuicio de pisotear al-
y distribuidores, dispuestos a todo con tal de aumentar gunos de sus principios morales, porque lo que quie-
sus beneficios. 15 Pero no se trata de patologas sociales ren, ante todo, es justificar su insaciable necesidad de
especficas, ya que pueden encontrarse por todas par- pornografa. 17 Resulta difcil ser original en estas con-
didones.
13. Edward Lucie-Smith, Ars Erotica, Nueva York, Rizzoli, Mi nica contribucin personal, o as lo creo, aun
1997 (trad. cast.: Ars ertica, Madrid, Centralibros Hispania
sin estar seguro de ello, consiste en intentar mostrar
Edicin y Distribucin); Jean -J acques Pauvert, Nouveaux (et
moins nouveaux) visages de la censure, Pars, Les Belles Lettres, que todos los aspectos de! debate filosfico en torno a la
1994; Marjorie Heins, Not in lront 01the Children. lndecency,
Censorship and the Innocence 01 Youth, Nueva York, Hill & 16. De todos modos, Christian Bier (Cen.rure-moi. Histoire
Wang, 2001. du classement X en France, Pars, L'Esprit frappeur, 2000) y
14. Vase el captulo 4. O'Toole (op. cit.) han dicho todo cuanto yo hubiera podido
15. Sin embargo, las encuestas sobre las condiciones de querer decir desde el punto de vista descriptivo y normativo.
produccin estn muy lejos de ofrecer resultados horripilan- No existe razn alguna para que la desaprobacin de las pre-
tes cuando sus autores no estn cargados de prejuicios contra sentes condiciones de produccin de la pornografa conduzca
la pornografa: McEllroy, op. cit.; Ovidie, op. cit.; Lawrence a la condena general de la pornografa sin un argumento su-
O'Toole, Pornocopia, Porn, Sex, Technology and Desire, nueva plementario.
edicin actualizada, Londres, Serpent's Tail, 1999. 17. Catharine MacKinuon y RonaId Dworkin, op. cit, 1994.
38 PENSAR LA PORNOGRAFA MORAL, MORALISMQ y PORNOGRAFA 39

pornografa se esdarecen si se examinan a la luz de la pecficas, el consumo privado del llamado material er-
distincin entre lo que es justo y lo que est bien. tico es moralmente tolerable (o induso recomenda-
Comienzo intentando describir el contexto histri- ble), mientras que en esas mismas condiciones el con-
co particular en que se ha planteado el tema de la defi- sumo del llamado material pornogrfico se considera
nicin de la pornografa, es decir, en suma, de la distin- moralmente intolerable.
cin entre documento de carcter sexua!, erotismo De un modo ms general, me interesan los liberales
y pornografa. A continuacin, trato de explicar por pornfobos, si es que puedo permitirme llamarlos as.
qu la cuestin que me he planteado escapa, en mi opi- A partir de los principios de la tica mnima que de-
nin, a esos problemas histricos. No trato de respon- fiendo, aqullos llegan a condusiones diametralmente
der a la pregunta de qu es la pornografa, de si exis- opuestas a las mas. Intento aportar argumentos para
te una esencia eterna de la pornografa o se trata de rechazar su punto de vista. ste es uno de los aspectos
una invencin moderna. Slo me pregunto si los ar- centrales del presente libro.
gumentos de los adversarios presentes de la pornografa En realidad, los liberales pornfobos son mis blan-
son plausibles o coherentes en los trminos que ellos cos, en mayor medida que los conservadores pornfo-
mismos plantean, es decir, segn sus propias definicio- bos tradicionales. Qu representan exactamente estos
nes y conceptos. dos grupos?
En este contexto tampoco intento hacer moral-fic- Hasta no hace mucho tiempo, los pocos filsofos
cim>, planteando, por ejemplo, el tema de saber si ha- que se interesaban por la pornografa se dividan en dos
bra razones para aceptar que se proyectaran filmes da- bandos bastante fciles de identificar.
sificados x en los parvularios, o para exhibir carteles
de gran formato representando felaciones o penetra- 1. Los <<liberales, que recomiendan la tolerancia con
ciones en los arcenes de las autopistas o en las calles, in- determinadas restricciones menores, en nombre,
duso cerca de las iglesias, de las mezquitas o de las si- principalmente, del derecho a la vida privada o a
nagogas (un asunto que por lo dems resulta bastante la libertad de expresin. 19
interesante y que ha sido sutilmente tratado por el arte 2. Los conservadores, que red aman la prohibi-
contemporneo).18 Slo me pregunto si no resulta in- cin, o restricciones muy importantes, en nombre
coherente juzgar que, en determinadas condiciones es- de una determinada concepcin del bien sexual,
que exduye toda desviacin importante con res-
pecto a cierta norma que valora las relaciones he-
18. Vanse, por ejemplo, los fotomontajes realizados con
terosexuales en un marco estable, sostenidas por
ordenador por Geoffroy de Boismenu, que se deslizan insidio-
samente haca el pomo en las ciudades (serie publicada en el n-
mero Forbidden de WAD, hasta 2001; extractos de Les Inro- 19. El representante ms clebre de esta corriente es Ronald
ckuptibles, Especial X. 24 de julio de 2002). Dworkin, op. cit.
40 PENSAR LA PORNOGRAFA MORAL, MORALISMO y PORNOGRAFA 41

sentimientos de amor reciproco. Para ellos la por- grafa en nombre de los principios liberales resulta ms
nografa es una representacin perversa de la inslito.
sexualidad que tambin puede contribuir a per- No obstante, no se trata de un programa del todo
vertir las relaciones sexuales reales. Ello es mo- incoherente. Para aportar una justificacin de esa natu-
tivo ms que suficiente para desaprobarla en todas raleza bastara con demostrar que la produccin, la di-
sus formas. 20 fusin, el consumo de pornografa, segn ciertas defi-
niciones, o en determinadas formas, entran en conflicto
En la actualidad, la situacin se ha vuelto mucho ms con los principios bsicos liberales: la neutralidad con
complicada por el hecho, entre otros, de que algunos fi- respecto a las concepciones sustanciales del bien sexual
lsofos se esfuerzan en justificar la crtica moral o polti- yel rechazo del paternalismo, entre otras.
ca de determinadas formas de pornografa en nombre de El problema radica en que, hasta la fecha, ningn fi-
principios que ellos denominan liberales.21 lsofo liberal ha logrado establecerlo, por motivos que
A primera vista, estas tentativas resultan ms bien no tienen nada de accidental. En realidad, los liberales
curiosas. Que los principios conservadores puedan ser- pdrifobos lo tienen difcil para justificar su posicin sin
vir para justificar la crtica moral o poltica de la porno- ir ms all de lo que sus principios autorizan, es decir,
grafa no tiene, claro est, nada de sorprendente. Pero sin recurrir a concepciones sustanciales del bien sexual
intentar justificar la crtica moral o poltica de la porno- y sin ceder al paternalismo. Fatalmente, se deducen al-
gunas contradicciones que pueden resultar tanto diver-
tidas como desoladoras. stas son las que examinar.
20. Para una exposicin de las posiciones conservadoras:
Bems, op. cit.; Berger, op. cit.: David Linton, Why is Pomo-
graphy Offensive?, The Journal olValue Inquiry, n 13, 1979, l. Los filsofos que se denominan <<liberales, com-
pgs. 57 -62. prometidos con la idea de neutralidad respecto a
21. Vanse, entre otros: Rae Langton, Whose Right? Ronald las concepciones sustanciales del bien sexual, re-
Dworkin, Women and Pornographers, Philosophy & Public Al
chazan la pornografa porque sta separa sexuali-
lairs, vol. 19, n 4, 1990, pgs. 311-359, y Speech Acts and Uns-
peakable Acts. Philosophy & Publie Allairs, vol. 22, n 4,1993,
dad y amor o deseo, cuando la exigencia de una
pgs. 293-330: David Dyzenhaus, <9ohn Stuart MilI and the Hartn relacin constante entre todos esos elementos no
of Pornography, Ethies, n 102, 1992, pgs. 534-551; Robert es otra cosa que la expresin de una determinada
Skipper, MilI and Pornography, Eth;s, nO 103, 1993, pgs. 726- concepcin sustancial del bien sexual.22
730: Vernon, op. cit.; Danny Scoccia, Can Liberals support aBan 2. Los filsofos que se denominan liberales y pa-
ofViolent Pornography?, Ethies, n" 106, 1996, pgs. 776-799;
san su tiempo burlndose de las ciencias huma-
loe! Feinberg, Harm to Others, Nueva York, Oxford University
Press, 1984; Melinda Vadas, A First Look at the Pornography nas y sociales, que juzgan absurdamente deter-
Civil Rights Ordinance: Could Pornography be the Subordina-
tion ofWomen?, TheJournalolPhilosophy, 1987, pgs. 487 -511. 22. Captulos 7 y 9.
42 PENSAR LA PORNOGRAFA MORAL, MORALlSM y PORNOGRAFA 43

ministas, behavioristas, incompatibles con la 5. Los filsofos que se denominan liberales y ha-
idea que ellos se han formado de la libertad o de cen de la claridad de los razonamientos morales
la autonomia humana, de golpe creen que esas un artculo de fe confunden permanentemente
ciencias son especialmente cientficas en e! mo- violencia y pornografa (cuando se trata, por ejem-
mento en que se supone que demuestran, con la plo' de calificaciones jurdicas distintas), peligros
ayuda de algunas ancdotas que ms bien provie- psicolgicos e ideolgicos (por cuanto se refiere a
nen de! periodismo popular, que e! consumo de los supuestos efectos de la pornografa), y pa-
pornografa es una verdadera causa de desestruc- recen incapaces de darse cuenta de que al reclamar
turacin psquica de los jvenes, de actitudes agre- e! control y la represin de la pornografa tambin
sivas o misginas, de violaciones individuales y criminalizan o transforman en patologa una rei-
colectivas, o de violencia.23 vindicacin de las minoras sexuales y una deman-
3. Los filsofos que se denominan liberales y con- da de los ms jvenes. 26
sideran que personalmente son capaces de consu-
mir pornografa sin que sus ideales liberales se Estoy por pensar que esas incoherencias no son s-
modifiquen sostienen que no todas las personas lo producto de la dificultad de respetar ciertos princi-
son capaces de hacer lo mismo (los ms pobres, pios libera/les en el mbito especfico de la pornogra-
las mujeres, los nios, etc.), dando muestras de fa. Puede que provengan a su vez de una especie de
un e!itismo o de un paternalismo opuesto a sus pnico moral ms generalizado, bastante extendido
principios. 24 en nuestros das, que tambin ha acabado por afectar,
4. Los filsofos que se denominan liberales y que segn parece, a los filsofos liberales. 27 Este pnico
defienden que ciertos derechos fundamentales (a
la informacin, a la innovacin cultural, etc.) se 26. Captulos 4 y 8.
extiendan a los nios patologizan e! despertar 27. Lo que entiendo por pnico en pnico mora! es-
t, por consiguiente, bastante alejado del sentido ordinario,
de la curiosidad sexual de los ms jvenes y acep-
que remite a esas formas de comportamientos colectivos de
tan la paradoja de una prohibicin total de! con- las que habla (muy bien) Jean-Perre Dupuy, en La Panique,
sumo de pornografa a los menores de 18 aos, Pars, Les Empcheurs de penser en rond, 2' ed., 2003. M dea
cuando en la actualidad la mayora de edad sexual de que el pnico moral constituye un dficit del pensamiento
para ambos sexos es ms baja en los pases demo- o de las actitudes podra conducirme a convertir en un caso
crticos (15 aos en Francia, por e! momento) 25 particular eso que en la literatura especializada llaman la de-
bilidad de la voluntad terica o la incontinencia doxstica
(vase, por ejemplo, J aakko Hntikka, Le logcen nconl-
23. Captulo 5. nent, en M.-A. Sinaceur (comp.), Aristote aujourd'hui, Pars,
24. Captulo 3. Eres, 1988, pg. 101. Pero no es m intencn, claro est, desa-
25. Captulo 8. rrollar aqu este punto.
44 PENSAR LA PORNOGRAFA MORAL, MRALI5MO y PORNOGRAFA 45
moral se expresa a travs de los cuatro rasgos que se 4. Tendencia a no tener en cuenta el punto de vista y
mencionan a continuacin, que o bien apuntan a las la autonoma de aquellas y aquellos cuyo bienestar
actitudes, o bien al pensamiento. 2s se pretende defender. La pornografa es uno de los
mbitos en los que el pnico moral se hace ms pa-
1. Rechazo a llegar hasta el final de nuestros razo- tente. En mi anlisis intento evitar ese pnico, en la
namientos morales, cuando nos obligan a asumir medida de lo posible.
conclusiones incompatibles con nuestros pre-
JUICIOS.
2. Rechazo a pagar el coste intelectual de nuestro
compromiso con determinados derechos (a la
proteccin de la vida privada, a la libertad de ex-
presin, a los procesos equitativos, a la igualdad
de proteccin en las leyes, etc.).
3. Tendencia a pensar lo peor de personas sobre las
cuales se dice, por otro lado, que son sagradas,
que merecen el mayor respeto, que son aut-
nomas, dotadas de una eminente dignidad,
que nunca deberan ser instrumentalizadas, etc.

28. Podra hacer ms evidente la distincin entre estos cua-


tro puntos insistiendo en el hecho de que 1 y 4 apuntan sobre
todo al pensamiento, y 3 Y5 a las actitudes. Tampoco resulta
imposible ilustrarlo cuando menos de forma sumaria. As, las
reacciones frente a la clonacin reproductiva expresan el pnico
moral bajo las formas 1 y 3: temor de ir hasta el final de los razo-
namientos morales (que no contienen ningn argumento decisi-
vo en contra de esta tcnica de reproduccin) y tendencia a pen-
sar lo peor. Las reacciones frente a las reivindicaciones de las
prostitutas o a la difusin masiva de pornografa expresan el p-
nico moral bajo las otras dos formas: rechazo a pagar el precio
de ciertos derechos (a disponer libremente del propio cuerpo, a
la libertad de expresin, a la vida privada, etc.) y tendencia a no
tener en cuenta la opinin de los principales interesados (prosti-
tuidas o prostituidos, actrices, actores, consumidoras, .consumi-
dores de pornografa!.
,
CAPITULO
2
Por qu resulta tan difcil
definir la pornografa?

Qu es la pornografa? No existe ninguna respues-


ta clara y universalmente aceptada a esta pregunta.! Sin
embargo, la etimologa griega de la palabra pornogra-
fa resulta incontestable. Es un compuesto de! sustan-
tivo porne, que designa a las prostitutas, y de! verbo
graphein, que significa e! acto de escribir o de represen-
tar. 2 Adems, no puede decirse que no se haya hecho
nada por intentar precisar e! sentido de este trmino. El
juez norteamericano Potter Stewart deca ms o menos
lo siguiente: No s definir la pornografa, pero la s re-
conocer.3 Probablemente es e! nico, entre quenes se
interesan por e! tema, que ha osado expresar la inutili-

1. Campagna, op. cit., pgs. 23-81.


2. lb/d., pgs. 39-41.
3. ]acobell VS. Ob/o, 1964,378 US, 184. Vase el apndice
relativo a la evolucin legal del tratamiento de la pornografa en
Canad y Estados Unidos: 18211992, en Susan Dwyer (comp.),
op. cit., pgs. 233247.
48 PENSAR LA PORNOGRAFA POR QU RESULTA TAN DIFCIL DEFINIR [. .. ]? 49

dad de intentar definir la pornografa. 4 Casi todos los de- co, se dan todo tipo de definiciones de la pornografa.
ms, ya sean juristas, filsofos o socilogos, no han resis- Ninguna ha sido objeto de un minimo acuerdo.
tido la tentacin de proponer una definicin personal o, Sin embargo, existe una frmula de la que a menu-
cuando menos, una lista de criterios distintivos entre la do se ha dicho que podra hacer posible tal acuerdoJ
pornografa y otras nociones prximas como erotismo,
obscenidad, etc. Es bastante natural. Cuando la ley as lo Toda representacin pblica (rexro, imagen, erc.) de
decide, una obra de arte sospechosa de pertenecer al g- actividad sexual explcira no es pornogrfica; pero toda
nero pornogrfico puede acabar arrinconada en los representacin pornogrfica conriene acrividades sexua-
stanos de los museos, en los avernos de las bibliotecas, les explciras.
o clasificada X, prohibindose su difusin en los Cines.
En Francia, la propagacin de un mensaje clasificado Dicho de otro modo, es necesario que una represen-
de carcter pornogrfico y susceptible de ser visto o tacin pblica sea explcitamente sexual para ser por-
percibido por un menor puede penarse con tres aos nogrfica, pero no suficiente.
de crcel y 75.000 euros de multa. 5 En este tipo de con- A primera vista, la idea de que no basta con que una
texto, cabe esperar de los representantes de la ley que representacin pblica sea explcitamente sexual para
sean capaces de decir en virtud de qu un determinado ser pornogrfica parece no suscitar controversias. Exis-
mensaje se tilda de pornogrfico, aunque ello resulte ten todo tipo de textos y de imgenes explcitamente
un tanto arbitrario. Cuando menos, e! ciudadano tenta-
fa en adelante en la evaluacin del "Minitel Rose". Lo cierto es
do de contravenir la ley sabr a qu atenerse. Aunque, de
que, en ausencia de una definicin por parte de la legislacin) co-
hecho, ni siquiera en esas condiciones existe unanimi- mo si, a semejanza de las buenas costumbres, la pornografa fuera
dad. La definicin precisa de pornografa se deja a la algo evidente [1a cursiva es mia], el Consejo de Estado se ha vis-
jurisprudencia, que flucta bastante. 6 En e! mercado li- to forzado, ante el recurso contra la clasificacin X de algunas
bre de las ideas, quiero decir, fuera de! mbito jurdi- peliculas, a ofrecer su propia definicin del "filme de carcter
pornogrfico" y a precisar el vnculo de esta nocin con la
sexualidad (Danile Lochak, Le droit al' preuve des bonnes
4. Negndose a definir la pornografia, el juez Stewart no rnceurs. Puissance et impuissance de la norme juridique, en
perdi nada. Ms bien gan cierta notoriedad. No hay, que yo Centre universitaire de recherches administratives et politiques
sepa, una sola obra de investigacin sobre la pornografa en la de Picardie, Les bonnes meeurs, Pars, PUF, 1994, pgs. 39-40).
que no se haga referencia a su frmula. 7. Campagna, op. cit., pg. 51; Donald van de Veer, Porno-
5. Nouveau Code Penal, arto 227-24. graphy>', en Lawrence C. Becker y Charlotte B. Becker (comps.),
6. Danile Lochak deja bien clara esta vaguedad legal: En Encyclopedia 01 Ethies, Nueva York, Garland Publishing Ine.,
algunos casos las nociones empleadas [para definir" contrario a 1992, y Pornographie, en Monique Canto-Sperber, Dietionnai-
las buenas costumbres", la precisin es ma] sin lugar a dudas re- re d'thique et de philosophie morale, Pars, PUF, 3' ed., 2001; Su-
miten a prcticas sexuales. As sucede con la nocin de porno- san Easton, Pornography, en Ruth Chadwick <Comp.), Encyclo-
grafa que interviene en la clasificacin de los filmes X, y de aho- pedza 01Applied Ethies, Nueva York, Academic Press, 1998.
50 PENSAR LA PORNOGRAFA POR QU RESULTA TAN DIFCIL DEFINIR L .. P 51

sexuales que, en apariencia, no merecen ser considera- Las definiciones filosficas de la pornografia ms
das pornogrficas; descripciones, fotos, croquis en discutidas son las subjetivas, en el sentido que acabo
los manuales de comadronas, encclopedias mdicas, de precisar8 Son las que examinar principalmente en
obras de educacin sexual, guas conyugales, docu- este captulo. Por diferentes motivos que explicar a
mentos etnogrficos, etc. Por consiguiente, para que continuacin, las definiciones llamadas objetivas han
una representacin pblica sexuaImente explcita pue- sido enunciadas por escritores, juristas y filsofas femi-
da juzgarse pornogrfica es necesario, segn parece, nistas. Las examinar ms adelante. Intentar demos-
aadir alguna cosa. Pero exactamente qu? trar por qu stas no funcionan mejor que las definicio-
Los filsofos proponen los siguientes criterios. nes que denomino subjetivas.9
En la entrada Pornography de la Encyclopedia 01
1. Intencin del autor de estimular sexualmente al Etbics, Donald van de Veer recomienda evitar, en la
consumidor. medida de lo posible, la intervencin de nociones eva-
2. Reacciones afectivas o cognitivas del consumidor luativas del bien y del mal en relacin con esas repre-
(positivas, como la aprobacin, la atraccin, la sentaciones sexuales explcitas yesos estados subje-
excitacin sexual, el placer, la admiracin, o ne- tivos. 1O Rechaza la idea de que las representaciones
garivas, como la desaprobacin, la repulsin, la explcitamente sexuales cuya intencin es prov?car
irritacin, el asco, el tedio). reacciones emocionales de excitacin o de placer sIem-
3. Reacciones afectivas o cognitivas del no-consumi- pre hayan sido o hayan de ser desaprobadas moral o
dor (en principio, slo negativas). socialmente. l considera que la desaprobacin de dI-
4. Rasgos estilisticos como la representacin de ac- chas representaciones es un rasgo independiente. Ms
tividad sexual no simulada, repeticin de escenas exactamente, dice que ciertas definiciones de la por-
de penetracin, multiplicacin de primeros pIa- nografa nos prohben plantearnos a priori todas las
nos de los rganos sexuales, lenguaje directo, etc. cuestiones pertinentes acerca de su valor moral, lo cual
5. Rasgos narrativos como la degradacin, la ob- es un inconveniente. A primera vista, no todo es perju-
jetificacin, la reificacin, la deshumaniza- dicial. Si pornografa significa por definicin aque-
cin de los personajes. llo que es inmora!, habra que ser idiota para plan-
tear la cuestin de si la pornografa es moral o no. En
Los criterios 1,2 y 3 pueden considerarse subjeti- pocas palabras, Van de Veer sostiene que es preciso
vos, por cuanto se refieren a estados mentales o afec-
tivos del autor, del consumidor o del no consumidor. 8. Son las que rec~en, entre otros, Campagna, op. at., Van
Los criterios 4 y 5 pueden considerarse objetivos, de Veer, op. cit., 1992 Y2001, Easton, op. cit.
porque slo aluden a la forma y al contenido de las re- 9. Captulos 4 y 7.
presentaciones. 10. Van de Veer, op. cit., 1992.
52 PENSAR LA PORNOGRAFA POR QLT RESULTA TAN DIFCIL DEFINIR [. .. ]? 53

distinguir entre la tarea de identzficar la pornografa y equivalentes contemporneos: las imgenes pornogr-
la de juzgarla moralmente. Contentmonos, dice, con ficas difundidas masivamente en la actualidad. 12 Se va-
una descripcin moralmente neutra de la pornografa, len, por supuesto, del poder que tienen esas imgenes
susceptible de aportar cierta coherencia a un conjunto para impactar o excitar sexualmente al pblico, pero
de usos corrientes. Sin embargo, lo que propone est le- su intencin no es excitar sexualmente al pblico, tal
jos de garantizar ese resultado. La primera parte de su como no cesan de recordarnos cada vez que se presen-
definicin dice: ta la ocasin. Algunos crticos han tildado esas fotos de
pornogrficas.u Pero ninguno de ellos ha destaca-
Una representacin sexual directa o explcita es por- do por medio de esta palabra que dichos artistas tuvie-
nogrfica si la intencin del autor es estimular o excitar ran la intencin de excirar sexualmente a los visitantes
sexualmente al consumidor. de sus exposiciones! Simplemente han querido poner de
manifiesto, sin por lo dems denigrarlos, los rasgos ob-
Pero hay razones para considerar que determinadas jetivos estilsticos de esas fotos: el modo, fro, descar-
representaciones sexuales explcitas son pornogrfi- nado, directo, clnico, desprovisto de toda sentimenta-
cas, aun cuando la intencin de los autores de estimu- lidad, algunas veces totalmente irrisorio, de representar
lar sexualmente al consumidor est lejos de resultar evi- la sexualidad. 14
dente. Pensemos en las fotografas de Andrs Serrano o . A la inversa, ciertamente existen representaciones
en las obras de Jeff Koons. Estos artistas contempor- sexuales explcitas que no pueden juzgarse ms o me-
neos explotan en sus obras fragmentos de arte popular nos razonablemente como pornogrficas, y en las
o de imgenes tan difundidas que se han convertido en que la intencin de sus autores de excitar sexualmente
una especie de iconos de nuestro tiempo.ll Dan a esas es evidente. Pensemos en los grabados de finales del si-
imgenes una forma acadmica (al reproducirlas en glo XVIII. Muchos de esos grabados se produjeron con
gran formato, al encuadrarlas, etc.). Las presentan en ga-
leras y museos. Y a continuacin los crticos han de es-
12. [bId.
trujarse los sesos para responder a una pregunta que 13. Ibid., pgs. 43-5l.
ya es un clsico: Qu hace que una cosa se convierta en 14. En la literatura pueden encontrarse los ejemplos ms
arte? Pero mientras que sus predecesores de la dcada contundentes de representaciones consideradas pornogrficas,
de 1960 extraan su material del cmic, la publicidad aun cuando stas no han sido creadas con la intencin de esti-
o la actualidad poltica vista por los media, los de aho- millar sexualmente a11eclOr: Pierrat, op. cit., pgs. 169-179; Pau-
vert, op. cit. Los dos ejemplos ms recientes en Francia son los
ra reciclan, por as decirlo, aquello que consideran sus
del libro de Nicolas Jones-Codin, Rose bonbon (Cal1imard),
bajo amenaza de prohibicin en 2002, Na novela de Louis Sko-
11. Dominique Bagu, Mauvais gen res, Pars, ditions du recki, Il entrerait dans la lgende, por cuya publicacin condena-
Regard,2002. ron al editor Lo Scheer en 2003 (Le Monde, 4 de abril de 2003).
54 PENSAR LA PORNOGRAFA POR QU RESULTA TAN DIFCIL DEFINIR L .. l? 55

la estricta y explcita intencin de excitar sexualmente dicho material deja de ser progresivamente pornogr-
a sus compradores. 15 Los seguimos viendo como obras fico? Si se fuera el caso, tambin podria decirse que
pornogrficas? Eso no es tan evidente. Podria decir- toda imagen o texto deja de ser pornogrfico inme-
se que su valor documental se ha hecho ms grande que diatamente despus de que los consumidores se han
su valor de uso sexual. masturbado?
En suma, resulta dudoso que sea necesario que una En cuanto se adopta el punto de vista de las proba-
representacin sexual explcita vaya acompaada de bles reacciones del consumidor, el problema ms difcil
la intencin de excitar al consumidor para poder lla- acaba siendo el siguiente: qu ha de sentir exactamen-
marla pornogrfica (como en el caso de la fotografa te el consumidor? Que se divierta o se aburra prueba
contempornea); y tambin resulta dudoso que sea su- que lo que mira o lee es pornogrfico? Si una obra
ficiente que el autor de una representacin sexual ex- llamada pornogrfica no excita sexualmente aunque
plcita haya tenido la intencin de estimular al consu- s lo haya hecho con anterioridad, deja de ser porno-
midor para poder llamarla pornogrfica (como en el grfica? En consecuencia, el criterio de las probables
caso de los grabados del pasado). reacciones emocionales de los consumidores no parece
Por tanto, la idea generalizada segn la cual la pre- funcionar mejor que el criterio de las intenciones del
sencia de la intencin de excitar o de estimular al espec- autor. En tales condiciones, una solucin idealizada po-
tador es necesaria o suficiente para que una representa- dra parecer ms atractiva. sta consistira en insistir
cin sexual explcita pueda considerarse pornogrfica en el hecho de que esas reacciones emocionales que
es por completo rebatible. Seguramente por eso Van definen la pornografa son las que debera experimentar
de Veer aade una segunda parte a su definicin, a fin de una especie de sujeto ideal ante determinadas condi-
darle mayor solidez: ciones. Pero qu es un consumidor ideal de porno-
grafa? Aquel que acaba de ver su primera pelcula X?
Una representacin sexual explcita es pornogrfi- Aquel que pasa todo su tiempo libre en las sex-shops?
ca si resulta razonable suponer que su finalidad es esti- El clebre y misterioso consumidor medio?
mular sexualmente al consumidor. Al comienzo de mi anlisis, admit que no era del
todo inconcebible una definicin moralmente neutra
Este segundo criterio es tan rebatible como el pri- de la pornografia, que respetara los usos comunes eli-
mero en razn, cuando menos, del fenmeno de la ha- minando las contradicciones ms flagrantes. Al pare-
bituacin. Si la excitacin del consumidor disminuye cer, finalmente tambin convendr matizar mucho ms
a metlida que consume tal o cual material llamado por- sobre este punto. Tomemos, por ejemplo, la primera
nogrfico, hemos de extraer la conclusin de que parte de la definicin del ED (Oxford English Dic-
tionary). Encontramos lo siguiente en la entrada Por-
15. Hunt, op. cit. nography: Descripcin de la vida y costumbres de las
56 PENSAR LA PORNOGRAFA POR QU RESULTA n.. DIFCIL DEFINIR r... ]? 57

prostitutas y de sus clientes, del gtiego porne ("pros- o pornogrficas si es otr' quien lo hace. En realidad,
tituta") y graphein ("escribit">. Probablemente no la diferencia entre ertiro y pornogrfico no es
sea posible hacerlo ms neutro desde el punto de vista descriptiva (los dos trminos se refieren a la misma co-
evaluativo. De hecho, si examinamos el ED, porno- sa) sino evaluativa o norrnltiva. Ertico es positivo;
grafa podra alinearse con otros trminos emparenta- pornogrfico, negativo o peyorativo.
dos con l etimolgicamente como etnografa o geo- En cualquier caso, en las definiciones habituales in-
grafa. La pornografa sera una especie de ciencia que terviene, tarde o temprano. el elemento subjetivo de las
tendra por objeto algo menos noble y cuyos mtodos reacciones afectivas o cogrutivas de repulsin o de desa-
seran ms difusos que los de las otras disciplinas, pero, probacin de los consumicores o de los no consumido-
con todo, presentara los mismos rasgos tpicos. Eso es res, es decir, en definitiva un elemento evaluativo. El
algo que podra causar regocijo a los filsofos que reco- mismo ED completa asli definicin: Por extensin,
miendan neutralidad evaluativa en las definiciones de la la expresin o la sugestir de temas obscenos o lbri-
pornografa. cos en literatura o en arte'. As introduce un elemento
Sin embargo, cuando se le dice a un artista que su evaluativo, la obscenidad definida por reacciones afec-
obra es pornogrfica, por lo general no es para ha- tivas o cognitivas de repulsn o desaprobacin. Puede
cerle un cumplido. Existe, en el uso presente del tr- considerarse moral este elemento evaluativo? Es una
mino pornografa, un evidente aspecto peyorativo, pregunta complicada a la que no intentar responder. 17
mientras que no sucede as en el caso de etnografa o Sin embargo, cuando menos me permitir concluir di-
geografa (conflictos profesionales aparte: segn pa- ciendo que, en la medida en que se opta por respetar
rece, los que se llaman a s mismos etnlogos consi- los usos habituales presentes, aunque sea para recons-
deran etngrafo como un verdadero insulto). Por truirlos, resulta difcil eliminar el elemento evaluativo de
eso, a mi entender, Robbe-Grillet pudo permitirse pro- pornografa. As pues, hdefinicin de la enciclopedia
poner esta ocurrencia: La pornografa es el erotismo filosfica, que se quiere ala vez neutra desde el punto
de los otros. 16 Entiendo esta frmula en los siguientes de vista evaluarivo y resperuosa con los usos corrientes,
trminos (un tanto complicados, lo reconozco, pero resulta ms bien incoherente.
que habran sido del agrado de Robbe-Grillet). Las re- Ya que la definicin de pornografa que propone la
presentaciones sexuales explcitas equivalentes desde el enciclopedia filosfica es insatisfactoria, por qu no
punto de vista descriptivo (el mismo gnero de textos,
de fotos, de filmes, queremos decir) pueden ser distin- 17. Para tenerlo un poco ms claro, vanse Jllstin O'Arros y
Daniel Jacobson, The Moralstic Fallacy: On the "Appropria-
tas desde el punto de vista evaluativo: placenteras o teness" o the Emotions, Phi'JSophy and Phenomeno!ogica! Re-
erticas si soy yo quien las consume, repugnantes search, LXI, 1, julio de 2000, pgs. 65-90, y Christine Tappolet,
Emotions and Values: Neo-sentimentalism's Prospects, 2002,
16. Pauvert, op. cit., pg. 59. manuscrito no publicado.
58 PENSAR LA PORNOGRAFA POR QU RESULTA TAN DIFCIL DEFINIR L .. P 59

buscarla simplemente en Le Petit Robert? Su respuesta de ellos es necesario, ni siquiera la representacin sexual
plantea otros tantos problemas. Qu dice Le Petif Ro- explcita. En efecto, Le Petit Robert defina pornogra-
bert? En Pornografa, leemos: fa como lo que es obsceno, y obsceno como lo que
ofende deliberadamente el pudor al suscitar una repre-
Representacin (por medio de escritos, dibujos, pin- sentacin de orden sexual. Luego, una cosa es decir
turas, fotos) de cosas obscenas destinadas a ser comuni- que la pornografa es algo que contiene una representa-
cadas al pblico. cin sexual explcita, y otra que la pornografa es algo
que suscita una representacin sexual. Si la pornografa
Yen Obsceno: no es ms que algo que suscita una representacin de
orden sexual, cualquier representacin podr ser lla-
Lo que ofende deliberadamente el pudor suscitando mada pornogrfica, incluso aquellas que no tengan
representaciones de orden sexual. nada explcitamente sexual. Incluso el mapa de la Unin
Europea, que no tiene nada de explcitamente sexual,
La definicin de Le Petit Robert se distingue de la puede suscitar representaciones de orden sexual y con-
definicin de la enciclopedia filosfica por e! hecho de siderarse pornogrfico, segn Le Petif Robert.
que su principal criterio no es e! estado mental o afec- Evidentemente, de todo ello podra concluirse que la
tivo del consumidor, sino el del no consumidor (ms definicin de Le Petif Robert no es muy buena y que ya
exactamente, de aquel que no querra consumir o pien- va siendo hora de pensar en mejorarla. Pero me man-
sa que no debera consumir, consuma o no). Evidente- tendr en la siguiente constante, mucho ms modesta.
mente, es su pudor e! que ha sido ofendido, y no e! de! He partido de una proposicin que, segn la opinin
consumidor impenitente. Con todo, al igual que la de ms o menos general, podra ser objeto de un mnimo
la enciclopedia filosfica, esta definicin es subjetiva, acuerdo: Cualquier representacin pblica de activi-
puesto que hace referencia a estados mentales o afecti- dad sexual explcita (texto, imagen, etc.) no es porno-
vos: e! pudor ofendido por la percepcin de algo como grfica, pero cualquier representacin pornogrfica
fenmeno sexual. Por tanto, queda abierta al mismo contiene actividades sexuales explcitas. Suponiendo
tipo de objeciones que cualquier otra definicin subje- que la pornografa slo es aquello que suscita una re-
tiva. Probablemente habr cosas que juzgaremos por- presentacin de orden sexual de algn tipo (que ofen-
nogrficas aun cuando stas no ofendan nuestro pu- de e! pudor), la definicin de Le Petif Robert demuestra
dor, y otras que no juzgaremos pornogrficas aunque que, incluso sobre esta proposicin, no existe un verda-
ofendan nuestro pudor. dero acuerdo.
Por otro lado, si se sigue estrictamente esta defini- Por supuesto, tales problemas de definicin no son
cin, hay que admitir que, entre los rasgos que habi- especficos de la palabra pornografa. Resulta muy di-
tualmente sirven para definir la pornografa, ninguno fcil proponer definiciones de palabras de la lengua na-
60 PENSAR LA PORNOGRAFA (POR QU RESULTA TAN DIFCIL DEFINIR [ ... ]? 61

tural en trminos de condiciones necesarias y suficien- ms bien arbitrarios. Por qu 10, 12, 16 aos y no 6, 9,
tes. Incluso soltero plantea problemas, aun cuando su 14 aos, etc.? Por qu no utilizar dos sealizaciones
definicin siempre es utilizada como baza ganadora por sobre la pantalla: una sociopsicolgica: 10, 12, 16 aos,
los optimistas que creen que no es imposible definir cla- y la otra politicorreligiosa: 7 aos (edad del juicio), 13
ramente determinadas palabras, cuando menos, de una aos (comunin, bar mitsvah, etc.), 15 aos (mayora de
lengua natural. Problemas de derecho aparte, puede edad sexual)? Por qu clasificar slo X .v no xx ,
considerarse que cualquier persona que ha llegado a la XXX y as sucesivamente? (La cadena especializada
edad de casarse y no se casa inmediatamente es solte- XXL acaso no haya hecho ms que anticiparse a una
ra, o habr que esperar un poco? clasificacin futura.) Pero por lo visto estas cuestiones
Los filsofos (algunos, por lo menos) saben que de definicin o de clasificacin de las representacio-
existe todo tipo de buenas razones para estar en contra nes sexuales no siempre se plantean del mismo modo ni
de la&1efiniciones de la mayora de los trminos del con la misma agudeza.
lenguaje natural o, ms bien, en contra de las definicio-
nes clsicas de estilo aristotlico en cuanto gnero pro-
pio y diferencia especfica o, en contra de definiciones
ms modernas, en trminos de condiciones necesarias
y suficientes (estas restricciones no se aplican del mis-
mo modo a los trminos tericos de los lenguajes cien-
tficos).18
sta es una idea que, aparentemente, no se ha he-
cho muy popular en el mbito que me preocupa. La vo-
luntad de definir (<<obscenidad, erotismo, porno-
grafa, etc.) y de clasificar por gneros (clasificada
X, porno-hard, porno-soft, ertica, <<de des-
tape, etc.) o por edades <para todos los pblicos,
menores de 10 aos, menores de 12 aos, meno-
res de 18 aos, etc.) se est haciendo, segn parece,
prcticamente obsesiva, pese a que sus resultados son

18. Hilary Putnam, La smantique est-elle possible?


(975), en Centre d'tudes du exigue, La d/inilion, Pars, La-
rousse, 1990, pgs. 292-304; Franc;ois Reeanat, Le sens des
mots, Crit"lue, nO' 464-465, pgs. 128-149.
CAPTULO
3
La pornografa es una invencin
moderna?

Segn algunos historiadores y un antroplogo, ms


o menos influidos por Miche! Foucault, la pornografa
es una invencin moderna, es decir, una especie de
hecho social indito, aparecido en las sociedades occi-
dentales a partir de! siglo XVIII, y que nunca antes haba
existido en otra sociedad.!
A primera vista, es una teora poco plausible. No ha-
ce falta ser un historiador profesional para saber que en
todo tipo de sociedades no modernas (desde los gru-
pos de cazadores-recolectores de la prehistoria hasta las
sociedades de la India medieval, pasando por la Roma y
la Grecia antiguas) ha habido representaciones pblicas

1. Steven Mareus, The Other Victorians; A Study o/Sexuality


and Pornography in the Mid-Nineteenth Century, Londres, Wei-
denfeld & Nieolson, 1967; Walter Kendrik, The Seeret Museum;
Pornography in Modern Culture, Nueva York, Penguin, 1987;
Lynn Hunt (comp.), The Invention o/ Pornography. Obscenity
and the Origins o/the Modernity, 1500-1800, Nueva York, Zone
Books, 1996; Areand, op. cil.
64 PENSAR LA PORNOGRAFA ~LA PORNOGRAFA ES UNA I:":VENCIC)N MODER:\A) 65

directas, explcitas de cuerpos desnudos, rganos sexua- Con todo, y desde luego, los historiadores que ha-
les, y de actividades sexuales de lo ms variado (homo- blan de <<invencin moderna a propsito de la por-
sexuales, heterosexuales, de bestialismo, anales, geni- nografa no niegan la existencia de esos hechos, docu-
tales, bucogenitales, etc.) en forma de gra/fiti, frescos, mentados por una abundante iconografa. Que yo sepa,
dibujos, pinturas, estatuas, bajorrelieves, etc., represen- no existe negacionismo institucional en el campo de
taciones que sera bastante difcil distinguir con nitidez la historia de las representaciones sexuales explcitas.
de lo que en la actualidad llamamos pornografa.2 Sin embargo, segn parece s existi en el siglo XIX
Tambin saben que, aunque las palabras parnogra- cuando, por ejemplo, los escabrosos resultados de
phy o pornographie no entraron en los grandes diccio- las excavaciones de Herculanum y de Pompeya fue-
narios ingleses o franceses hasta el siglo XIX (algo que ron encerrados precipitadamente en el silencio de un
en ocasiones presentan como un argumento a favor de "museo secreto" (el Museo Borbnico de Npoles)
la idea de la invencin moderna de la pornografa),J cuyo acceso se prohibi inmediatamente a las mujeres,
esas palabras provienen del griego antiguo y que el pri- a los nios y a los pobres de ambos sexos y de todas las
mer pornographos <porngrafo) conocido fue un fil- edades5
sofo griego, Ateneo (lo cual parece contradecir las tesis Lo que quieren decir es que a finales del siglo XVIll
de la invencin moderna al tiempo que nos brinda una o comienzos del XIX (a grandes rasgos, tras la Revolu-
idea interesante sobre el papel que los filsofos podran cin francesa) las representaciones explcitas de acti-
desempear en este mbito) 4 vidades sexuales dejaron de tener una funcin poltica
(por ejemplo, ridiculizar a los nobles o a los curas, mos-
2. Lucie Smith, op. cit. trndolos con los calzones de seda bajados o la sotana
3. Hunt, op. cit., pg. 13; Kendrick Arcand, op. cit., pg. 179. alzada fornicando) o religiosa (exaltar la fecundi-
Los autores de los que hablo han adquirido la costumbre de des- dad, mostrando toda suerte de acoplamientos felices y
tacar, en referencia al Trsor de la langue fran~aise (y con un pe- vigorosos en los frontones de los templos de la India
queo toque de irona), que, por supuesto, los franceses han si-
medieval, etc.l, A partir de esa poca, la nica funcin
do ms precoces que los dems en este campo, pues Restif de la
Bretonne public en 1769 una obra titulada Le pornographe, que
social reconocida de dichas representaciones visuales
propona discutir un programa de control social y de regula- o escritas (al principio en forma de grabados, despus
cin estatal de la prostitucin (ya entonces!) (Arcand, pg. en fotografas y postales, pelculas, vdeos, imgenes
178). Sin embargo, Lynn Hunt precisa por su parte que, segn el digitales, etc.) sera la mera estimulacin sexual de los
Trsor de la langue /ran~aise, las palabras pornografa, por- consumidores (iY los beneficios de los productores!)6
ngrafo, pornogrfico, en el sentido de escritos obscenos,
La pornografia no sera ms que la autonomizacin
slo datan de 1830-1840, y recuerda ese otro dato tan significa-
tivo para ella: la creacin de la Collection de l'enfer en la Bi-
bliorheque nationale, por la misma poca (op. cit., pg. 13). 5. Ibid., pg. 166, segn Kendrick, op. cit.
4. Arcand, op. cit., pg. 178. 6. Arcand, op. cit., pg. 177.
66 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA INVENCIr-.; MODERNA? 67

de las representaciones sexuales explcitas con respec- ese momento tales representaciones se habran juzgado
to a sus funciones religiosas o polticas y su reduccin indecentes, licenciosas, susceptibles de depra-
a una funcin de estmulo sexual. van>, de corromper las costumbres, de incitar alli-
Sin embargo, los historiadores que defienden esta bertinaje, de despertar los ms bajos instintos huma-
versin de la teora de la invencin de la pornografa nos <lascivia, lujuria, concupiscencia, etc.), de
admiten que resulta bastante difcil de probar por d he- obstaculizar e! completo desarrollo de los ms jvenes,
cho, entre otros, de que, sin ir ms lejos, nada excluye la etc. De hecho, la calificacin de obscenidad, bajo cu-
posibilidad de que intdectuales o polticos contempo- yo cargo comenzaron a administrarse todo tipo de san-
rneos hayan atribuido restrospectivamente las llama- ciones en aquella poca, engloba la totalidad de estos
das funciones religiosas a las representaciones de los juicios morales negativos.
templos hindes, para hacerlas ms honorables, menos La primera ley federal que reprime la obscenidad
atentatorias contra la reputacin de su pas (al pare- en Estados Unidos se remonta a 1842. 9 Pero es un poco
cer, ciertas autoridades polticas concibieron d proyec-
to de cubrirlas con escayola, pues crean que la tesis de 9. Cronologa en Dwyer, op. cit., pgs. 238-247. Para esta
su pretendida funcin rdigiosa sera considerada ri- (muy breve y'-~uficientemente prudente, espero) exposicin del
dcula).7 Por otro lado, la funcin de stira poltica de desarrollo de la legislacin en Canad y Estados Unidos, he re-
la pornografa en realidad nunca ha desaparecido (slo currido esencialmente a Wesley Cragg, Censure el pornographie,
recientemente, y quiz de forma provisional, los nota- Montteal, MacGraw-HiIl, 1990; Dwyer, op. cit.; Campagna, op.
cit.; Susan Easton, op. cit.; Lederer (comp.), op. cit.; Armand Ha-
rios, los prefectos, los generales, los jueces, los curas,
ge, Censure et liberts aux tats-Units, Pars, Ellipses, 2001; Nadi-
han dejado de ser los personajes favoritos de los direc- ne Strossen, Delending Pornography, Nueva York, Scribner, 1995;
tores de filmes porno).s McEllroy, op. cit.; Marjorie Heins, Not in /ron! 01 the Children.
Otra versin, un poco ms plausible, de la tesis de la dndecency, Censorshtp and the Innocence olYouth, Nueva York,
invencin moderna de la pornografa mantiene que HiIl & Wang, 2001. Para Gran Bretaa, Francia y otros pases eu-
ropeos, vase el informe Williams, op. cit., n. 5; Bertrand Rus-
slo a partir dd siglo XIX, y nicamente en e! mundo
sell, Le mariage et la moral, op. cit., pgs. 99-107; Jean-Fran,ois
occidenta!, la justificacin pblica de! control y de la Thry, Pour en finir une bonneois avec la censure, Pars, Le Cerf,
represin de la produccin, difusin y consumo de re- 1990; Pauvert, op. cit.; Bier, op. cit.; Enunanuel Pierrat, Le sexe et
presentaciones sexuales explcitas habra dejado de la loi, Pars, La Musardine, 2002; Claude-Jean Bertrand y Annie
expresarse en trminos religiosos o polticos para em- Baro-Carvais, Introduction ala pornographie. Panorama Critique,
pezar a formularse en trminos morales. Slo a partir de Pars, La lvlusardine, 2001; Prostitution et proxntisme en Euro-
pe, estudio de Anne Cazals, Ministre de l'Interieur et de l'Am-
nagement du territoire, La Documentation fran)'aise, 1995. Y so-
7. Ibid., pgs. 282 y 289. bre todo, Danile Lochak, op. cit. Bsicamente hago referencia a
8. O'Toole, op. cit., pgs. 3-5; Jacques Zimmer (comp.), Le la evolucin legal en Estados Unidos y Canad por la participa-
cinma X, Pars, La Musardine, 2002. cin que las reivindicaciones feministas han tenido en sta.
68 PE~SAR LA POR:-JOGRAFA ~LA PORl\OGRAFA ES Ul':A INVENCIN ;\fODER:--JA? 69

ms tarde, en 1868, en Gran Bretaa, a propsito del Unidos, durante aproximadamente un siglo en Canad
llamado asunto Hicklin, cuando el juez Cockburn y ms tiempo an en Gran Bretaa. Pero lo que acab
propone un criterio para juzgar si un material determi- por desacreditar dicha ley fue que tomaba como criterio
nado es obsceno. Para ser calificada de obscena (y de lo que est bien y lo que est mallas reacciones de
arrojada a las llamas o a las mazmorras), una publica- ciudadanos irrazonables (<<vulnerables a las influencias
cin tena que mostrar una tendencia a corromper a inmorales o susceptibles dt ser depravados), y no las
las personas cuyo espritu es <<VUlnerable a las influencias de ciudadanos razonables. La jurisprudencia norte-
morales y presentar el riesgo de caer en sus manos. 10 americana la abandon en 1933, tras un proceso relativo
Segn este criterio, un texto (o una imagen) no sera al Ulises de James Joyce,u El libro de Joyce no fue juz-
obsceno ms que cuando fuera visto o fuera suscep- gado obsceno, en razn de sus mritos literarios y
tible de ser visto por un depravado potencial. Dejara porque no poda ejercer una influencia nefasta en un
de ser obsceno sbitamente cuando fuera visto o fue- hombre razonable. A partir de aquel momento, los
ra susceptible de ser visto por personas impermeables jueces norteamericanos habran de tener en cuenta, al
a las influencias inmorales'( por ejemplo, las que fre- valorar la obscenidad de una publicacin, las inten-
cuentan la Collection de l'enfer en la Bibliotheque ciones del autor, los mritos literarios de la obra y su in-
nationale o el Private Case de la British Library, tras fluencia en el hombre medio o razonable, y no su
la verificacin de su identidad y su justificacin cien- influencia en el ms dbil de espritu, el ms <<vulnera-
tfica? )I1 ble, el ms susceptible de ser corrompido, como exi-
Para comprender la naturaleza extremadamente pa- ga el test Hick1im>. Ms tarde, la prueba de la ausencia
ternalista de este criterio, imaginemos cmo sera la se- de valor de las representaciones sexuales se fue volvien-
alizacin televisiva o la clasificacin cinematogrfica si do cada vez ms difcil de aportar. Tras el caso Ulises,
an estuviera en vigor hoy en da. En lugar de Apta para obtener la condena de una representacin sexual
para todos los pblicos, Prohibida a los menores de explcita por obscenidad, bastaba, en principio, con
10 aos, habra smbolos de Prohibida a los inmora- convencer al tribunal de que aqulla estaba desprovista
les o Apta para todos los pblicos, moral e inmora!! de mrito literario. A partir de 1964, la ausencia de
Se suele decir que dicho criterio siempre fue severa- mrito literario se convirti en un criterio insuficien-
mente criticado por su carcter subjetivo y su aplica- te para sostener una acusacin de obscenidad14 La acu-
cin arbitraria.12 Lo cual, sin embargo, no ha impedido
que se le saque partido durante medio siglo en Estados
13. US v. One Book Called U/ysses, 5 F.. Supo 182 (S.D.N.Y..
19331; vase Dwyer, op. cit., pg. 238.
lO. Cragg, op. cit., pg. 2. 14. Jacobelli.< v. Oho, 378 US 84; vase Dwyer, op. cit., pg.
11. Hunl, op. cit.. pg. 9. 240 (el juez Poner Stewart pronunci su famosa mxima refi-
12. Cragg, op. cit., pg. 2. rindose a este asunto: vase n. 3, pg. 47l.
70 PENSAR LA POR!'\OGRAFiA LA PORNOGRAFA ES UNA INVENCIN MODER!'\A~ 71

sacin deba probar que la representacin sexual expl- den salvarse. Nada impide que sus autores pretendan
cita no slo estaba desprovista de mrito literario, si- que a pesar de todo stas poseen un <<valor social de res-
no completamente o absolutamente desprovista cate. El alivio sexual que una revista pornogrfica pue-
del menor valor social de rescate o del menor <<valor de proporcionar a los feos, a los tmidos, a los impedi-
social redentor <utterly .without redeeming social dos, etc., no supone una especie de contribucin al
importance). Despus del caso Miller v. California, en bienestar pblico? Este argumento fue tenido en cuen-
1973,15 el Tribunal Supremo volvi a afirmar que la obs- ta en 1988, en el caso The People v. Larry FlintP
cenidad no estaba amparada por la primera enmienda Con todo, ya pesar de esos cambios en las leyes so-
de la Constitucin norteamericana, que protege la liber- bre la obscenidad, la presuncin de inmoralidad que pe-
tad de expresin, y declar que una obra era obscena sa sobre todo el material sexual explcito sigue estando
1) si era juzgada como tal en la localidad por una perso- a la orden del da, tal como atestigua el vocabulario de
na razonable; 2) si era manifiesramente repugnante se- las decisiones judiciales cuando sugiere que para que
gn la ley del Estado; y 3) si en su conjunto estaba des- un material sexual resulte aceptable se necesita una es-
provista de valor literario, artstico, cientfico o poltico. pecie de compensacin social o moral (un valor de
Si una publicacin de contenido sexual no se juzgaba rescate).18
obscena segn esos criterios, no poda prohibirse. 16 De modo que, en otros tiempos o en otras socieda-
Asi, el criterio universal del hombre medio o razo- des, las representaciones sexuales explcitas podan con-
nable, en aplicacin de las normas del momento, fue trolarse o prohibirse por el hecho de ser blasfematorias
reemplazado por el criterio social o colectivo de la co- (justificacin religiosa) o subversivas (justificacin po-
munidad donde se juzgaba el material, esto es, el de los ltica)' Slo en nuestras sociedades modernas habran
limites de la tolerancia social local (el resultado fue que empezado a serlo por resultar obscenas (justificacin
lo que era considerado obsceno en una comunidad, moral).
no lo era necesariamente en otra, y ello acab por desa- Para aportar una imagen algo ms precisa de la idea
creditar el criterio colectivo). Sin embargo, el criterio de invencin moderna de la pornografa, basada en
del <<valor social de rescate qued confirmado. Pero,
segn dicho criterio, las producciones ms increble- 17.1988. Vase Bertrand y Baron-Carvais, op. cit., pg. 149
mente mediocres desde el punto de vista artstico pue- (no hay referencia completa). Harry Flint es el editor de la revis-
ta de entretenimiento sexual Hustler. Este finalmente poco
glorioso episodio de la batalla contra las leyes norteamericanas
15. Miller v. California, 413 US 15; vase Dwyer. op. cit., sobre la obscenidad inspir la controvertida pelcula The People
pg. 242. No se trata del clebre escritor Henry Miller, sino de v. Larry Flint, de Milos Forman. Sobre la pelClila, vase Louis
un distribuidor de pornografa que mand por correo un mate- Menand, ,<It's a Wonderful Ufe, New York Review of Books, 6
rial que no le haban encargado (Lederer, op. cit., pg. 286). de febrero de 1997.
16. Hage, op. cit. 18. Arcand, op. cit., pgs. 38-39.
72 PENSAR LA PORNOGRAFA
~LA PORNOGRAFA ES UNA 1l\'VENCIN MDER.'iA? 73
la justificacin exclusivamente moral de su represin, nicas de reproduccin y de difusin masiva (fotografa,
conviene aadir que aqulla insiste en e! nexo entre re- cine, peridicos y sistemas de comunicacin modernos,
presin moral y democratizacin. por as decirlo), cuando e! consumo de representaciones
En efecto, segn esta versin, e! consumo de textos sexuales explcitas se convirti en un problema social,
o de imgenes de actividades sexuales explcitas no se con la consiguiente aparicin de las calificaciones mora-
someti a represin moral hasta bastante tarde, a partir les de pornografa y, sobre todo, de obscenidad21
de mediados de! siglo XIX. Mientras la circulacin de En resumen, mientras es la lite quien consume
esos textos e imgenes no excedi los lmites de un pe- las representaciones explicitas de actividades sexuales,
queo crculo de personas ricas y cultivadas no plante, mientras slo son las personas distinguidas quienes
segn parece, ningn problema de los llamados mo- se deleitan con stas en sus salones privados, la por-
rales. Asi, Memorias de Fanny Hill, de ]ohn Cle!and, nografa no existe. Las cosas comienzan a torcerse a
inaugura, en opinin de algunos crticos, un gnero partir de! momento en que, gracias a los medios de di-
completamente nuevo, que ensalza a una mujer activa, fusin modernos, tales representaciones comienzan a
independiente, que se vale de sus encantos sin pudor y circular fuera de ese pequeo crculo, y los ms pobres
por motivos meramente instrumentales. Hoy en da si- tambin pueden disfrutarlas. Entonces nace la idea de
. 19
gue considerndose una obra pornogr flca tlplca. que hay que controlar o prohibir urgentemente la difu-
Apareci en 1748-1749, pero, segn algunas fuentes, no sin de esas representaciones, so pretexto de que son
fue prohibida por el gobierno britnico hasta un siglo repugnantes, peligrosas, inmorales. Se ha inventado la
ms tarde. 20 En realidad, mientras se supuso que sus lec- pornografa !
tores pertenecan a una especie de lite, e! libro no En definitiva, la idea de que la justificacin de! con-
pareci plantear ningn problema de sociedad. En trola la prohibicin de la produccin, difusin y consu-
cuanto una masa de personas pobres, supuestamente mo de dichas representaciones probablemente haya
peligrosas, dbiles de espritu (mujeres, nios, obreros, cambiado no resulta muy dificil de aceptar, aun cuando
etc.l pudo tener acceso a ese libro (y a otros de! mismo es posible rebatir la explicacin que algunos historia-
gnero) se concibieron las medidas de prohibicin. De dores y socilogos proponen para este hecho; e! pater-
forma ms general, no fue hasta e! desarrollo de las tc- nalismo burgus o la voluntad de controlar a las clases
peligrosas, ponindolas a salvo de las ideas perniciosas
19. John Cleland (174817491, Mmoires de Fanny Hil!,
que vehicula la pornografa (no slo existe e! trabajo, la
emme de plaisir, Pars, Lar du temps, Rgine Desforges, 1969.
Primera traduccin francesa, 1751 (trad. cast.: lvfemona5 de Fanny
familia y la patria, sino tambin las pequeas y las gran-
Hil!, Madrid, gata, 1998); Arcand, ,b,d., pg. 156; Hunt, op. cit. des alegras de! sexo) 22 As, segn esta explicacin;
pg. 21.
20. Y as se mantuvo ms de cien aos, segn Arcand, op. 21. bid, pg. 167.
cil, pg. 70. 22. Arcand, op. cit., pgs. 200204.
74 PENSAR LA PORNOGRAFA ,:LA PORNOGRAFA ES UNA INVENCIN MODERNA? 75

1. Los burgueses pretenden controlar la difusin surdo suponer que aqulla tiene uno o ms inventores
masiva de pornografa, pues temen su potencial titulares y una o ms fechas precisas de invencin. Por
subversivo. otro lado, aunque existan buenas razones para pensar
que la justificacin del controlo de la prohibicin de la
Aunque tambin es posible lo contrario: produccin, de la difusin, del consumo de representa-
ciones explcitas de actvidades sexuales no se ha con-
2. Los burgueses no tienen nada en contra de la di- vertido en mora! hasta hace relativamente poco, me
fusin masiva de pornografa, pues piensan que parece que an hace menos tiempo que ha comenzado
es un nuevo opio tan eficaz para adormecer al a plantearse el problema de la definicin exacta de la
pueblo como la lotera, las apuestas o la cerveza palabra pornografa.
de alta graduacin (y tambin produce abundan- Antes de nada conviene destacar que, en numerosos
tes beneficios).23 mbitos (en el derecho, en las ciencias humanas y socia-
les, etc.), ya hace mucho tiempo que, a la hora de em-
Una tesis algo menos poltica, menos paranoica (y plear el trmino pornografa, considerado demasiado
menos directamente amenazada por otra que dice lo <<vago o peyorativo, ya existan, y siguen existiendo,
contrario) sugerira que la democratizacin no planifi- reticencias 24 En general, hasta que no se instaur una
cada del consumo de representaciones sexuales explci- tolerancia bastante grande con respecto a las represen-
tas viene acompaada de una reaccin de distincin taciones explcitas de actividades sexuales, la definicin
social bastante banal, en suma. En cuanto el pueblo co- precisa de la pornografa, de su diferencia con las otras
mienza a disfrutar de las cosas que aprecia la lite, s- representaciones explcitas de actividades sexuales, no
tas se vuelven <<vulgares, desprovistas de valor moral cobr la importancia que tiene en la actualidad.
o esttico, peligrosas, degradantes, etc. (esto vale A mediados del siglo XIX, en Estados Unidos, Antho-
igualmente para el consumo de salmn, el bronceado, ny Comstock poda considerar la aprobacin de una ley
el esqu o las vacaciones a la orilla del mar). que prohibiera la venta, exhibicin o distribucin por
Sea cual sea, no estoy seguro de que este conjunto correo de cualquier representacin que tuviera una re-
de hechos (si es que en realidad se trata de hechos) lacin cercana o lejana con la sexualidad, en trminos
baste para justificar la idea de que la pornografa es una de obscenidad .25 La distincin entre material sexual
invencin del msmo rango, digamos, que el telfono explcito de carcter cientfico, ertico o porno-
mvil o la lavadora, smplemente porque resultara ab-
24. Susan Easton precisa, por ejemplo, que en los pases an-
23. Por lo que parece, actualmente la tesis del nuevo opio glosajones, normalmente es la palabra obsceno y no porno-
del pueblo est bastante de moda. Vase, entre otros, Xavier De- grfico la que se emplea en derecho: Pornography, op. cit.
leu, Le consensus pornographique, Pars, Mango Document, 2002. 25. Arcand. op. at., pg. 71.
76 PENSAR LA PORNOGRAFA (LA PORNOGRAFA ES UNA INVENCIN MODER~A? 77

grfico no era pertinente. Durante dcadas, las obras tculo ha supuesto una fuente de inspiracin para mu-
feministas sobre e! control de natalidad, las guas con- chas feministas, es muy clara a este respecto:
yugales, los clsicos como e! Decamern fueron incau-
tados y destruidos por aduaneros o funcionarios de co- La representacin de un encuentro sexual entre adul-
rreos rigurosos (en contrapartida, la Biblia nunca fue tos caracterizada por e! respeto mutuo no tiene nada de
reprensible en cuanto hemos disociado la sexualidad
incautada pese a sus abundantes pasajes escabrosos! ).26
de la moralidad [... J. Incluso las producciones erticas
Un siglo ms tarde, tras los procesos que ya he men-
que exceden las nonnas de! pudor de ciertas personas, no
cionado, las cosas haban cambiado mucho. Ya era leg-
por ello son inmorales.lO
timo considerar que las representaciones sexuales ex-
plcitas no eran necesariamente obscenas. Slo podan Por otra parte, como todas las filsofas y juristas fe-
denominarse obscenas aquellas que estaban despro- ministas opuestas a la pornografa, Hlene Longino re-
vistas, segn la clebre frmula, de todo valor social chaza e! criterio de obscenidad para distinguir las
redentor. Toda la cuestin se redujo a saber distinguir, buenas y 1as ma1as representacIOnes. e
exp 1"ICltas. 28 amo
de! conjunto de representaciones sexuales explcitas, he intentado demostrar, la definicin de! trmino obs-
cules eran obscenas y cules no, cules eran buenas ceno se fue precisando a lo largo de la historia recien-
o legtimas y cules no. En e! contexto de esa intensa ac- te sobre todo en Estados Unidos, en un sentido cada
tividad clasificadora (una tendencia natural de! espritu v:z ms relativo o colectivo, es decir, dependiendo ca-
humano que se expresa de forma especialmente mani- da vez ms de la opinin de! ciudadano razonable de
fiesta en este caso), con un trasfondo de tolerancia hacia la localidad.
las representaciones explcitas de actividades sexuales, ste es e! criterio que las feministas norteamericanas
se organizaron los primeros ataques pblicos sistemti- comenzaron a rebatir. Dado que, segn ellas, e! ciuda-
cos de las feministas contra la pornografa. En efecto, dano razonable de la localidad no es otro que, en su
las feministas siempre se han esforzado en insistir en opinin, e! cerdo macho blanco sexista (sobre todo
e! hecho de que aquello que las distingue en primera ins- en ciertas localidades), ste se inclinar por no juzgar
tancia de los conservadores obsesivos es que ellas no con- obscenas y por permitir la circulacin de unas publi-
denan tOMs las representaciones explcitas de actividades caciones que en realidad perjudican considerablemente
sexuales. La filsofa Hlene Longino, cuyo breve ar- a las mujeres. Por otro lado, el criterio de la obsceni-
dad es puramente moralista 29 Descansa en la idea de
26. Algunos crticos citan el Gnesis, donde dos hijas sedu-
cen a su padre; o Josu, donde se salva a una prostituta; Samuel, 27. Longino, op. cit.. pg. 44.
donde David comete adulterio con Betsab y donde e! hijo de 28. Ibid, n. 2, pg. 9.
David viola a su hermanastra. Vase Armand Hage, Censures el 29. Catharine MacKinnon, Not a Moral Issue, en Cornell
liberts aux tats-Unir, pg. 96. (comp.), op. cit., pgs. 169-197.
78 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA INVENCIN MODERNA;> 79

que hay algo intrnsecamente censurable en la intencin ciones explcitas de actividades sexuales no simuladas,
de despertar e! inters lbrico de! pblico y en la re- como las que se difunden en video o Internet, ya estn
presentacin pblica de ciertas formas de sexualidad, o ofreciendo subgneros cada vez ms provocadores, lla-
algo intrinsecamente admirable en la expresin artstica mados extremos, o, segn e! trmino que emplean los
(que siempre tendra un valor redentor). Pero, en rea- propios profesionales, eraJes (incesto, escatologa, in-
lidad, lo que no funciona en la pornografa no es que troduccin de objetos de talla monstruosa, concursos
despierte la concupiscencia, que est desprovista de de penetraciones, zoofilia, violaciones, etc.).J!
mrito artstico o que presente sin criticarla (es lo me- Para algunos, pornografa se aplica a todas las re-
nos que puede decirse) una forma de sexualidad no ro- presentaciones explcitas de actividades sexuales, desde
mntica entre mltiples parejas. Lo que hace que la por- e! momento en que stas obedecen a determinados crite-
nografa sea inadmisible es que degrada a las mujeres. rios estticos (relaciones sexuales no snouladas, prime-
En suma, la crtica feminista ha contribuido (entre ros planos de los rganos sexuales, repetidas escenas de
otras cosas) al rechazo de! criterio de la obscenidad y penetracin, minimo guin, etc.), as como a aquellas
a la introduccin en e! debate de un conjunto de nocio- que no son violentas o extremas. Para otros, la apari-
nes supuestamente menos moralistas: pornografa, cin de esos subgneros debera obligarnos a revisar
realismo moral (es decir, presentacin crtica de las la calificacin de pornogrfica en referencia a esa par-
violencias sexuales), etc. Por tanto, ha participado, in- te violenta, llamada extrema o eraJe, intencionada-
tencionadamente o no, en ese movimiento de diferen- mente vulgar, explcitamente misgina, y adoptar otro
ciacin entre gneros y subgneros de! conjunto de nombre para la produccin corriente, o bien incluir la
representaciones sexuales explcitas y, de lleno, en la pornografa en e! erotismo cuando sta no es extre-
aparicin de la pornografa como gnero distinto que ma. Por lo dems, es lo que algunas feministas tienden
conviene definir cada vez con mayor precisin. La ilus- a hacer cada vez en mayor medida. En realidad, cada
tracin ms espectacular de esta especie de locura renovacin de! gnero suaviza la actitud general con res-
definitoria es, sin duda, e! clebre proyecto de orde- pecto a las producciones precedentes, lo cual permite
nacin redactado por Andrea Dworkin y eatharine que algunos digan irnicamente que la pornografa
MacKinnon, que contiene una definicin de porno- de hoy no es ms que e! erotismo de maana. Este ti-
grafa tan larga que desalienta a la crtica (lo cual quiz po de deslizamento progresivo puede afectar a toda
les conviene a las redactoras).3 Pero e! movimiento de una forma esttica. Tal como Oviclie y otros muchos han
diferenciacin no se detiene ah. Los estudios ms re- observado, la literatura ms explcitamente sexual ha
cientes sobre e! estado de produccin de las llamadas perdido una parte de su poder de atraccin y de estnou-
imgenes pornogrficas indican que las representa- lacin desde que las representaciones vsuales de actos

30. Vanse el captulo 4 y Nadine Sttrossen, op. cit., pg. 75. 31. Zirnmer, op. cit.
80 PENSAR LA POR:\'OGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA INVENCIN MODERNA? 81

sexuales no simulados (solt o hard) se han vuelto accesi- aparte de algunos mojigatos incurables?). Aquello que
bles a todos gracias a las imgenes televisivas, de video era ertico puede convertirse en simple documento
o de Internet.32 Por ello, podra llegar un da en que la de carcter sexual (pinsese en los grabados del XVIII:
literatura de carcter sexual, sea cual sea su contenido, quin los sigue considerando erticos, aparte de al-
dejara de percibirse socialmente como pornogrfica. 33 gunos coleccionistas fetichistas?)' Pero la percepcin de
Con todo, tambin podra suceder que las modalidades esas diferencias tambin cambia a lo largo de la historia
de cibersexualidad, incluidas las estimulaciones di- individual a causa, entre otras cosas, de la sensibilidad
rectas de tipo tctil, convirtieran estas representaciones personal y de los fenmenos de habituacin emociona-
meramente visuales en algo desprovisto por completo les. Un lego en la materia, o una persona especialmente
de inters sexual, incapaz de estimular. Las representa- puritana, puede considerar casi todo el material sexual
ciones meramente visuales, por muy duras que sean, explicito como pornogrfico. El consumidor vetera-
un da podran, como sucede hoy con la literatura, dejar no o especialmente desinhibido, probablemente consi-
de percibirse socialmente como pornogrficas y con- dere que la mayor parte de ese material es ertico o
vertirse en una especie de documentos de poca busca- meramente documenta!.
dos slo por coleccionistas muy especializados. Ya he insistido en la dificultad general de definir la
pornografa, esto es, de distinguirla del erotismo o de
La percepcin de las diferencias entre <<documento los documentos de carcter sexual. Tambin he hecho
de carcter sexua!, erotismo y pornografa sufre hincapi en las incontestables variaciones histricas,
manifiestas modificaciones colectivas, histricas y so- colectivas o personales, de la percepcin de esas dife-
ciales. Lo que ha sido considerado pornogrfico por rencias. Habra que concluir como el autor del artcu-
la mayor parte de los consumidores en un momento y en lo Pornografa de la Encyclopa:dia Universalis, que
un lugar determinados a continuacin puede conver- dicha acepcin es un saco sin fondo donde cada cual
tirse en simplemente ertico (pinsese en el destino amontona lo que quiere?34 O, como algunos histo-
de la mayora de las fotografas de pin-up de la dcada de riadores, que su sentido cambia en funcin de la pocas
1950: quin las sigue considerando pornogrficas, y los contextos?35 Ese relativismo total es precisamente
lo que quisiera evitar. Aunque hay que reconocer que,
32. Ovidie, La pornographie saos obscene, e'es! triste, en en el caso de la pornografa, no es fcil.
L'obscene, acte ou image?, La voix du rgard. Rvue litteraire Personalmente, creo que tal vez sera ms fcil en-
sur/es arts de l'image, n" 15, otoo de 2002, pg. 78. contrar algunos puntos fijos, empezando por propo-
33. Los recientes casos Rose bonhon y Lo Scheer (vase
ner una lista de cosas a las que se pudiera aplicar el ad-
n. 14, pg. 53) parecen dar fe de lo contrario. Aunque, a decir
verdad. tanto en uno como en otro caso ningn lector de buena
fe pensara que esas novelas pudieran tener la funcin de esti- 34. Entrada redactada por Gilles Lapouge.
mular sexualmente a sus posibles lectores. 35. Hunt, op. cit.
82 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA INVENCIN MODERNA? 83

jetivo pornogrfico, que una definicin del sustan- decimos que determinadas concepciones de la porno-
tivo pornografa. La ventaja de esta estrategia, que, grafa son demasiado amplias y otras demasiado res-
desde luego, est lejos de resolver los problemas de trictivas, cuando rechazamos algunos criterios subjeti-
definicin, es que adems permite descubrir un cam- vos tales como la intencin del autor, no lo hacemos
po que podra llamarse, en caso de que nos gusten las porque creamos que es posible decir cualquier cosa so-
frmulas pomposas, ontologa de la pornografa. bre la pornografa, o porque creamos que lo que deci-
En efecto, plantearse el siguiente interrogante: A qu mos slo puede justificarse mediante las normas de per-
se puede llamar "pornografa"?, conduce a la pregun- cepcin o de categorizacin en vigor dentro de una
ta: Qu tipo de objeto puede llamarse "pornogr- comunidad dada en un momento dado.
fico"?. Esta tarea ontolgica consistira, a grandes De hecho, en toda discusin sostenida sobre la defi-
rasgos, en examinar y enmendar eventualmente nuestra nicin de la pornografa, hay aspectos que no son rela-
clasificacin comn. Por lo que parece, en dicha clasifi- tivistas. Permanentemente se hace referencia a concep-
cacin, pornogrfico se aplica a las representaciones ciones generales del arte (sobre el papel de la intencin
pblicas, escritas o audiovisuales (dibujos, fotografas, del autor en la determinacin de los caracteres de la
pelculas, vdeos, imgenes digitales, libros, revistas, obra, sobre la naturaleza necesariamente global de toda
canciones, programas radiofnicos, mensajes a travs apreciacin razonable de una obra de arte, etc.), a con-
del mvil, telefnicos, por correo electrnico, etc.), pe- cepciones morales (la deshumanizacin, la objetifica-
ro no a las representaciones mentales internas (creen- cin, etc.), a reacciones emocionales (de placer, de asco,
cias, sueos, recuerdos, etc.).36 Los casos difciles son de excitacin sexual, etc.), a teoras psicolgicas (catar-
los objetos fsicos (la lencera, los consoladores, etc.), sis, imitacin, habituacin, etc.), y todas ellas poseen un
las actuaciones (striptease, exhibicin pblica de activi- valor universal. Precisamente, el anlisis conceptual de
dad sexual, determinados tipos de comportamientos la pornografa se distingue del anlisis histrico o so-
sexuales en privado que parecen directamente inspira- ciolgico porque aqul insiste sobre todo en estos as-
dos en el cine X) y los objetos abstractos (sociedades, pectos universales.
culturas, etc.). Por cuanto se refiere al contenido de esas En cualquier caso, para estar en condiciones de dis-
representaciones pblicas, de ninguna manera creo que cutir la cuestin normativa que me interesa, no es nece-
estemos condenados al relativismo absoluto. Cuando sario haber resuelto previamente los problemas de
definicin de la pornografa. No busco responder al
tema de saber qu es la pornografa, si existe una
36. Tal como sugiere Jean Roubaud, Un recuerdo puede
esencia eterna de la pornografa o si sta es una in-
ser pornogrfico? Se necesitara una pornografa que no fuese p-
blica, sin terceros, porque un recuerdo no se escribe, no se mues- vencin del XVIII, del XIX o del xx. Slo me pregunto si
tra, no se dice, una pornografa que pudiera existir sin voyeurs los argumentos de los actuales adversarios de la porno-
(Que/que chose noir, Pars, Gallimard, 1986). grafa son plausibles o coherentes en los trminos que
84 PEKSAR LA PORNOGRAFA

,
ellos mismos exponen, esto es, segn sus propias defi-
niciones y concepciones.
CAPITULO
Por ello, sin ir ms lejos, no tratar ms que de pa-
sada el tema del control de la difusin de imgenes 4
pornogrficas en el espacio pblico (quioscos, emplaza-
mientos publicitarios, etc.). Las teoras que examino Cmo se plantea en la actualidad
con prioridad son aquellas que exigen, entre otras co- el problema de la pornografa?
sas, el controlo la prohibicin de la difusin y el con-
sumo de imgenes pornogrficas en casa, en el espacio
privado (vdeo, Internet, etc.). Ya no hay nadie, eviden-
temente, que est en contra del consumo domstico y a
favor de la exhibicin pblica de imgenes pornogrfi-
cas en los quioscos y en las vallas publicitarias mejor si-
tuadas (tales teoras quiz sean incoherentes, pero no
hasta ese punto). El 24 de julio de 2002, en una entrevista concedida a
la prensa, Dominique Baudis, presidente del Conseil
Suprieur de I'Audiovisuel (CSA), expresaba enrgica-
mente la postura de la institucin, de la que era mximo
responsable en relacin con el tema de la pornografa en
la televisin: En la actualidad, la ley francesa no se re-
fiere explcitamente a la pornografa. Bastara con aa-
dir que los programas que incluyen pornografa o vio-
lencia gratuita deberan dejar de difundirse. No es una
cuestin de orden moral, de rigor o de puritanismo, si-
no de proteccin de los ms dbiles, que por inadver-
tencia pueden ir a dar con una pelcula pornogrfica.!
En virtud de una resolucin adoptada e12 de julio, el
CSA haba exigido a algunas cadenas que abandonaran
la difusin de pelculas pornogrficas 2 Al mismo tiem-

1. Entrevista con Dominique Baudis, Tlerama, 24 de julio


de 2002.
2. Le Monde, 10 de julio de 2002.
86 PENSAR LA PORNOGRAFA COMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD l. .. ]? 87

po, la institucin haba aprovechado los poderes pbli- rios de las medidas represoras de la pornografia, sean
cos para que transpusieran integralmente en la ley fran- cuales sean, por lo dems, sus propios gustos personales
cesa la directiva Televisin sin fronteras, que haba o sus comportamientos efectivos como consumidores.
entrado en vigor en 1989, en el seno de la Unin Euro- Por lo visto, la definicin de pornografa conteni-
pea. Esta directiva prohbe la difusin de programas da implcitamente en el CSA se refera, por un lado, a
susceptibles de perjudicar gravemente a los menores, una especie de pliego de condiciones que se imponen
en especial aquellos programas que contengan escenas voluntariamente las distintas cadenas y, por el otro, a
de pornografa. Aun cuando se basaron en una inter- una larga experiencia administrativa en relacin con el
pretacin discutible (que no exclua la difusin de pro- cine, el nico espectculo que nunca ha dejado de ser
gramas codificados en determinadas franjas horarias), objeto de una suerte de censura previa. En efecto, en
las recomendaciones del CSA se mantuvieron ms o Francia el estreno de una pelcula en una sala est suje-
menos en los lmites de sus competencias. No decan to a la obtencin de un permiso de explotacin. Una
nada, por ejemplo, de la difusin de mensajes con ca- comisin llamada de clasificacin entrega un informe
rcter pornogrfico sobre otros soportes distintos de la sobre las pelculas al Ministerio de Cultura, que conce-
televisn (Internet, libros, cmics, videos, cine, etc.). de el permiso de explotacin 4 La proyeccin de una
Lo cual, por otra parte, las expona a la acusacin de ser
meramente polticas o meditieas. En efecto, en la 4. La composicin de esta comisin fue sancionada por el de-
medida en que los menores podan mantener un ac- creto n 61-62 del 18 de enero de 1961, ligeramente modificado en
1990. Consta de veinticinco miembros: cinco representantes de los
ceso a la pornografa a travs de Internet o por medio de ministerios, ocho profesionales del cine, cuatro jvenes de 18,,3
los vdeos, en la medida en que no se haba propuesto 25 aos y ocho expertos (socilogos, psiclogos, etc.), ademas
nada al respecto para controlar de forma inequvoca la de un presidente y un vicepresidente. Delibera dos veces a la se-
difusin televisiva en masa de imgenes publicitarias o mana sobre pelculas problemticas que son propuestas por las
de videoclips sexualizados, o de emisiones de carcter diez subcomisiones encargadas de visionar el conjunto de la pro-
duccin. Slo tiene carcter consultivo: es el ministro de Cultura
insidiosamente sexual destinadas al gran pblico
quien zanja la cuestin (Thry, op. cit., que contiene a mod de
(pseudorreportajes sobre turismo sexual o prostitucin, anexo todos los textos legales tiles para consultar; Le Canard en-
entrevistas osadas con estrellas del cine pomo, etc.),! chain, 8 de enero de 2003; Ber, op. cit.). Curiosamente, los profe-
de qu servan, decan los detractores del CSA, tales sionales son minoritarios en la comisin. Adems, una buena par-
gestos? Caba suponer, sin exagerar, que slo buscaban te del trabajo se realiza en subcomisiones cuya composicin no se
hacer mritos ante unos electores siempre dispuestos, precisa en ningn texto, lo que puede hacer dudar del carcter de-
mocrtico de todo el procedimiento (Bier, ibid.). Sdas manlobras
segn parece, a afirmar en un sondeo que son partida-
emprendidas en enero de 2003, a iniciativa de un grupo de dipu-
tados de derechas, por el ministro de Familia y segn los deseos
3. Schneiderman, Le Monde, 2 de octubre, suplemento de del Informe Kriegel encargado por el ministro de Cultura, llegan a
radio-televisin. buen tnnino, se modificar una vez ms la composicin y el fun-
88 PENSAR LA PORNOGRAFA CMO SE PLA~TEA EN LA ACTCALlDAD (. .. j) 89

obra cinemarogrfica en ausencia de permiso o provista cin del filme a los menores de 18 aos, y de hecho im-
de una autorizacin distinta de la que concede el Mi- pide la distribucin en las salas a causa de las medidas
nisterio de Cultura es constitutiva de una infraccin de penalizacin financiera adoptadas en 1975 UVA del
susceptible de sanciones penales. Desde 1990 y hasta 33 % en lugar del 18,6 %, entre otras).5 Adems, segn
hace muy poco, la comisin poda adoptar una de las el artculo 227 -24 del nuevo Cdigo Penal, la difusin
cinco medidas siguientes: de esas pelculas, por cuanto son susceptibles de ser
vistas o percibidas por menores, constituye un delito
a) Permiso que autoriza para todos los pblicos la re- sujeto a sanciones penales (tres aos de prisin y 75.000
presentacin de la obra cinematogrfica. euros de multa). Las sanciones penales estn previstas
b) Permiso que implica la prohibicin de la repre- para los responsables de la seguridad de la sala o los que
sentacin a los menores de 12 aos. controlan su acceso, en caso de que permitan entrar en
c) Permiso que implica la prohibicin de la repre- una sala donde se proyecta una obra prohibida a los me-
sentacin a los menores de 16 aos. nores de 12, 16, 18 aos, a personas que no tengan la
d) Inscripcin de la obra cinematogrfica en las listas edad exigida. Son igualmente susceptibles de sanciones
previstas a ese efecto en razn de su llamado carc- penales quienes acompaen al menor y lo hagan entrar
ter violento o pornogrfico (clasificacin X). en la sala. En suma, se est muy lejos del pretendido <<la-
e) Prohibicin total de la obra cinematogrfica. xismo que denuncian de forma obsesiva las asociacio-
nes familiares {cabra preguntarse, por otro lado, hasta
Por lo general, los especialistas sealan que la ltima dnde habra que llegar para que esas asociaciones con-
medida, llamada de prohibicin total, apenas se utili- sideren que la sociedad o la ley no son <<laxistas).6
za. Para algunos, la clasificacin X entraa la prohibi- Tras el caso Baise-moi,* se ha modificado la clasifi-
cacin, dndole la razn a una denuncia presentada por
cionamiento de la comisin mediante decreto, en un sentido an
ms desfavorable para los profesionales. Dos de los cuatro repre-
sentantes ministeriales y cuatro de los ocho expertos sern desig- 5. Dispositivo instituido por la ley del31 de diciembre de
nados por el Ministerio de la Familia y el de Sanidad, en lugar de 1975, Ymantenido por la ley de finanzas de 1976, para autorizar
los Muustenos de Educacin Nacional, de la Juventud y de Justi- los filmes de carcter pornogrfico o de incitacin a la violen-
Cla (<<Todo un smbolo ... , dice acertadamente Le Canard enchai- cia, ms comnmente llamados filmes x (Lochak, op. dI.,
n,op. dl.), Las decisiones de prohibicin a los menores de una ti 1994, pg. 30).
otra edad se tomarn por mayora simple y no por ms de los dos 6. El dispositivo legal parece contener absolutamenre todo
tercios. La voluntad de control estatal, bajo la influencia de las aso- cuanto cualquier conservador, aun siendo fundamentalista, po-
c~aciones f~iliares, que inspira este decreto disgusta a los profe- dra soar con conseguir en esta materia. La cuestin de por qu
SIOnales del eme y hasta cierto punto tambin pareca contrariar al motivo reclaman an ms sigue estando abierta.
ministro de Cultura, pero, por lo visto, las cosas tambin han cam- * Pelcula dirigida por CoraJie y Vitginie Despentes, 2000,
biado para l (Le Monde. II de enero de 2003 J. estrenada en Espaa, en 200 1, con el ttulo Fllame. (N del t.)
90 PENSAR LA PORNOGRAFA CMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD [o .. ]? 91

la asociacin de defensa de los valores judeacristianos los menores de 18 aos tienen oficialmente prohibido
y de la familia, Promovoir (que ya habia demostrado acceder a la pornografia. Por tanto, la cuestin radica
su amplitud de espritu cuando intent reabrir la causa en saber por qu hay que reconocer una mayora de
contra la ampliacin de los descuentos de pareja de la edad sexual a los que tienen ms de 15 aos y prohibir-
SNCF* a los homosexuales, entre otros). El Consejo les el acceso a la pornografa9
de Estado haba reconocido un exceso de poder en la Para curarse en salud, e! CSA tambin ha propulsa-
simple prohibicin de ver Baise-moi a los menores de do, desde 1996, amplios programas de clasificacin y
16 aos. Sometida a deliberacin e! 23 de junio de 2000, sealizacin de las obras difundidas en televisin. Este
ste anul e! permiso de explotacin e! 30 de junio de! dispositivo es, con todo, menos apremiante que el des-
mismo ao (en un proceso de una rapidez casi sin pre- plegado para el cine (10 cual resulta razonable: no puede
cedentes!).7 Dado que la prohibicin a los menores de controlarse pblicamente e! acceso a la sala de! televi-
18 aos no existe, e! filme habra sido sometido a la cla- sor, pero s el acceso a las salas de espectculos, al me-
sificacin X y a la exclusin del circuito de salas de nos por el momento). Slo se pretende aportar a los
no ser por la presin de los profesionales en e! Ministe- telespectadores, en especial a los padres, una informa-
rio de Cultura y la consiguiente modificacin de la ley. cin clara y de fcil acceso.
Esta ltima restableci la prohibicin a los menores de Entre los criterios que justifican todas estas medi-
18 aos, que permite, en principio, la salida a las salas das, algunos apuntan al contenido de las imgenes, por
de algunas pelculas que en el anterior estado de la le- cuanto tienen de violento o pornogrfico. Respec-
gislacin habran sido clasificadas X y desviadas al to a la pornografa, el pliego de cargos al que antes
circuito de vdeo. aluda distingue cuatro gneros: Charme, Erotismo,
Sin embargo, e! conjunto del razonamiento jurdico .. "Hard" . 10 Las diferenc\' as es-
Carre rose"~ yuverslon
parece adolecer de una incoherencia fundamental. Por tn ms o menos precisadas con claridad. En el gnero
un lado, un joven de 15 aos es mayor sexualmente,
pues los adultos slo tienen prohibido mantener re!a-
fij dicha mayora en los 11 aos! El rgimen de Vichy lo fij en
ciones sexuales con menores de 15 aos. 8 Por otro lado, 18 aos, pero slo para las relaciones entre individuos del mis-
mo sexo. Curiosamente la mayora de edad homosexual difera,
* Socit Nationale des Chemins de fer Fran<;ais, la compa- pues, de la mayora heterosexual.
a estatal de los ferrocarriles franceses. (N. del t.) 9. Bier, op. cit., pg. 151.
7. Bier, op. cit., pg. 146. * Channe (literalmente, seduccin, encanto) y <<Ca-
8. Pierrat, op. cit., pg. 114, quien precisa: Con todo, para rr rose (<<cuadrado rosa) son tnnnos empleados, entre otroS,
que las infracciones sean ms efectivas, la ley hace referencia ex- por la televisin francesa para clasificar las pelculas de conteni-
presa a la condicin de menor de 15 aos de la vctima. En efec- do ertico. (N. del t.)
to, en Francia sa es la edad de la "mayora sexual". A este res- 10. Le Monde, suplemento Radio-televisin, 21 de septiem-
pecto, conviene recordar que el primer Cdigo Penal de 1808 bre de 2002.
92 PENSAR LA POR:\'OGRAFfA CMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD [o .. ]? 93

Charme no estn autorizados los sexos masculinos dOr.!! El concepto de intencin desempea un papel
en reposo o en ereccin, las penetraciones ni las mas- bastante importante. Si puede establecerse que es arts-
turbaciones. Normalmente estas indicaciones son bas- tica (lo cual nunca es de! todo imposible, ya que, a fin
tante fciles de seguir, aunque su justificacin, si es de cuentas, se trata de pelculas con actores, tcnicos,
que hay alguna, no muestra una gran coherencia (en realizadores, guin, por increblemente mediocres que
particular, la diferencia de trato en la exhibicin de resulten), la pelcula puede escapar a la clasificacin
sexos masculinos, aun en reposo, y femeninos). Ade- X y salvarse de ser relegada a las sex-shops o a los pro-
ms, en e! pliego de cargos tambin se exige que se des- gramas televisivos codificados. !2
taque e! aspecto glamouroso o sexy. Pero qu Esta definicin tambin plantea algunos problemas.
es e! glamour? Qu es lo sexy? Qu distingue es- Por qu seis escenas y no cinco o siete? Las relaciones
tas propiedades? Aun siendo distintas, son a su vez sexuales mostradas sin equvocos, sobre todo en los
compatibles? En el gnero Ertico slo estn per- dibujos o en las imgenes de sntesis, son o no son si-
mitidos los planos generales: se excluyen las fe!aciones muladas? Pertenecen al gnero Charme, al Ertico
y los cunnilingus. Pero exactamente a partir de cun- o al Hard? Cmo evaluar la intencin de excitar
do un plano deja de ser general? Estn permitidas de los autores? Si stos afirman que slo tenan inten-
las felaciones simuladas? Los gneros Carr rose y cin de entretener o de divertir al espectador sin bus-
Hard se definen por contraste. Permiten todo aque- car excitarlo sexualmente, su pelcula ha de dejar de
llo que los gneros Charme y Ertico prohben: considerarse un filme Hard o Carr rose? Cabe
primeros planos, representaciones explcitas de rela- clasificarlo como Charme? Sea como sea, cuando el
ciones sexuales no simuladas mostradas sin equ- CSA recomienda prohibir la pornografa en televisin,
vocos, lo cual significa, al menos en ciertos casos, se refiere a los llamados gneros Hard, Carr rose
imgenes de sexos de hombres en ereccin y de pene- o X.
traciones. Sin embargo, los documentales mdicos o No obstante, sea cual sea el gnero, los responsa-
educativos, que representan relaciones sexuales no si- bles de las cadenas televisivas han de tener en cuenta
muladas mostradas sin equvocos, evidentemente determinadas obligaciones legales, al tiempo que se
nunca se clasifican como Hard o Carr rose. De
hecho, parece como si, en este pliego de cargos, se res- 11. lbid.
petase una jurisprudencia del Tribunal de Casacin 12. Vase tambin Danile Lochack, op. cit., pg. 39-40, que
relativa a los llamados filmes X. Segn sta, para po- menciona el caso de una pelcula que explica la historia de un
burdel en el que vemos en accin a distintos personajes (el pre-
der clasificarla como X, una pelcula ha de contener
fecto, el notario, el mdico, el anarquista, el cura) y que fue con-
al menos seis escenas de sexo en primer plano, con siderada por el Consejo de Estado no exenta de humor o de
una progresin ad libitum del nmero de parejas y crtica sociah>, de decorados y realizacin esmerados y, por
acoplamientos con la finalidad de excitar al especta- consiguiente, no pornogrfica.
94 PENSAR LA PORNOGRAFA CMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD [. .. ]? 95

imponen otras que no poseen valor jurdico pero que Algunos programas destinados al gran pblico (las
sirven nicamente, segn parece, para proteger cierta exhibiciones de vida privada del tipo Es mi eleccin
imagen moral.lJ Los programas llamados Carr o Vivo mi vida, por citar algunos) suelen ser menos
rose o Hard slo se difunden pasada la mediano- respetuosos con las convenciones, menos normati-
che en cadenas por cable, y uno de ellos est-codificado vos, como se dice, que un filme X emitido de madru-
(o doblemente codificado desde ahora), lo cual les gada por Canal+, debido a las reglas de autocensura
evita, cuando menos, ser juzgados a priori como sus- que los profesionales se han impuesto y que excluyen la
ceptibles de ser vistos o percibidos por menores, y, a puesta en escena de actividades sexuales minorita-
los responsables de su difusin, como susceptibles de rias, inmorales o que impliquen a representantes de
recibir sanciones penales previstas para el caso. Ade- autoridades oficiales: militares, policas, profesores, ra-
ms, el contenido de algo que es representado y some- binos, imanes, curas, etc.
tido a reglas de autocensura, cuya lgica resulta bas- En resumen, cuando el CSA recomienda prohibir
tante difcil de comprender a primera vista, parece la pornografa en televisin, no hay que olvidar que
combinar la mxima prudencia respecto a leyes rela- desde luego no se trata de pelculas que parezcan lec-
tivas al racismo, al sexismo, a la incitacin a la violen- ciones de catecismo, pero son relativamente modera-
cia, con el respeto a una supuesta vaga moral ms o das, prudentes, mucho menos chocantes para la mo-
menos compartida, y las posibles susceptibilidades de ral pblica de lo que este tipo de filmes puede llegar a
clientes potenciales. ser. Adems, la difusin de estas pelculas est muy
Nada de escenas de violencia o sumisin. Nada de controlada. Slo las televisiones por cable o satlite di-
actos agresivos o sadomasoquistas. Nada de escenas funden filmes X. No se puede acceder a ninguno de
de zoofilia o de andinismo. Nada de actores con aspec- ellos sin abono o un equipo especial. Estos filmes casi
to de menor, ni alusiones verbales al incesto y a la pedofi- siempre se emiten en franjas horarias tardas (cuando,
lia. Nada de incitar a la violacin. Nada de actos sexuales en principio, los nios se han ido a la cama). La di-
abiertamente retribuidos, slo se permiten las alusiones fusin es ms continua en algunas cadenas ultraespe-
al dinero. Los uniformes militares o policiales han de cializadas. Pero debe pagarse por cada pelcula <a la
ser de fantasa, sin insignia nacional ni oficial. Nada carta), y por ello an resultan ms inaccesibles a los
de penetraciones con objetos, aunque se trate de jugue- ms jvenes. De modo que estas pelculas son mucho
tes sexuales, j a menos que sean lo suficientemente pe- menos susceptibles de ser vistas o percibidas por me-
queos para pensar que favorecen el placer y que no nores que, por ejemplo, los anuncios o los programas
causan sufrimientos! Los smbolos religiosos (el velo, de variedades sexualmente excitantes de las grandes
entre otros) quedan excluidos. cadenas. La cuestin de saber lo que los menores ven
efectivamente es de otra naturaleza. No es una cuestin
13. Bertrand y BaronCarvais, Op. cit., pg. 141. de derecho.
96 PEt'-,'SAR LA POR:"JOGRAFA CMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD r..,]? 97

Entre los grupos y las personas que han prestado vencin. 15 stas nunca se someten a test sistemticos.
su apoyo a la exigencia de modificar la ley, por estimar No se evala ninguna hiptesis rival. La conclusin
que la actual legislacin y los cdigos de buena con- del informe es, por supuesto, catastrofista: Los asis-
ducta profesional eran insuficientes, uno de los ms tentes sociales dan fe de que las perturbaciones indu-
nombrados es la Union Nacionale des Associations de cidas por el visionado de este tipo de programas por
Famille (UNAF). Esta asociacin es coautora de un parte de los nios podran ocasionar trastornos ps-
informe encargado por la ex ministra delegada de Fa- quicos y alteraciones del comportamiento anlogas a
milia, Sgolene Royal, sobre el entorno meditico de las de un abuso sexual. Las desestructuraciones ps-
los nios de O a 18 aos, que destaca las repercusio- quicas de esa naturaleza deberan poder reconocerse
nes psicolgicas de las imgenes violentas, entre ellas como una forma de maltrato: el maltrato audiovisual.
la pornografa, en los nios. 14 En realidad, al parecer Su impacto en los adolescentes, aunque considerable,
este informe es ms citado que ledo. Es lo menos que sin duda es distinto. Los adolescentes tienden a uti-
cabe esperar, pues, si se es el caso, se puede conser. lizar esos programas como manuales de sexualidad.
var la esperanza de que aquellos que lo defienden sin O bien esos programas presentan una sexualidad in-
haberlo ledo dejarn de hacerlo en cuanto lo hayan tercambiable, disociable de todo sentimiento, de toda
consultado. Los especialistas en ciencias humanas y afectividad, que reduce a la pareja femenina a unos
sociales saben que estas disciplinas tienen dificultades orificios. Para los jvenes, la dificultad de ese "modelo"
para satisfacer los criterios de cientificidad imperan- plantea un problema de democracia. La negacin sis-
tes en las llamadas ciencias duras. Sin embargo, ad- temtica de la igualdad entre los hombres y las muje-
miten la existencia de criterios que permiten distinguir, res en el reparto de los roles sexllilles, el desprecio al
en el conjunto de estudios sociolgicos o psicolgicos, ser humano, van en contra del principio republicano
aquellos que son inteligentes o razonables. La encues- de la igualdad.16
ta del CIEM no satisfizo ninguno de esos criterios. Todo se confunde en el razonamiento: los peligros
Todas las pruebas que rene se resumen en vagas opi- psicolgicos (las pretendidas desestructuraciones ps-
niones de algunos profesionales, asistentes sociales y quicas cuya forma jams se precisa) y los peligros mo-
psiquiatras que tienen todo el inters en presentar las rales o ideolgicos (la idea de que esos programas pre-
cosas de forma dramtica, a fin de justificar su inter- sentan una sexualidad intercambiable, disociada de
todo sentimiento, de toda afectividad, que podra ser-
14. Colleetif Interassociatif Enfance Mdias (CIEM), L'envi- vir de modelo). Por otro lado, la encuesta no nos di-
ronnement mdiatique des jeunes de Oa18 ans: que transmetons-
ce nada de las posibles variaciones de la exposicin a
naus d nos enfants?, informe en respuesta al estudio encargado
por Sgolene Royal, ministra delegada de Familia, la Infancia y
Personas Discapacitadas al Collectif Interassociatif Enfance M- 15. [bid.
dias (CIEM), mayo de 2002. 16. [bid.
98 PENSAR LA PORNOGRAFA CMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD [.,.p 99

dichos programas segn el origen social, la educacin, non aceptaron esa oferta, aun cuando proceda de per-
el pasado afectivo de esos jvenes. No resulta sorpren- sonas que en general se hallaban lejos de compartir sus
dente. Por definicin, los asistentes sociales y los exper- opiniones politicas, como si la urgencia y la importan-
tos psiquiatras tienen acceso a una poblacin homog- cia del combate contra la pornografa pudiera justificar
nea y, lamentablemente, desfavorecida desde muchos cualquier alianza. Redactaron un proyecto de ordenan-
puntos de vista. Cul es el efecto de esos programas za que converta la pornografa en un atentado contra
en aquellos que han tenido la suerte de no pasar por los derechos civiles (ms exactamente: una violacin
las manos de los asistentes sociales y los psiquiatras, y de los derechos a la no discriminacin sexual y a la igual-
que son, por fortuna, la mayoria? Evidentemente, este dad en la proteccin de las leyes, etc.) y brindaba a
tipo de investigacin basada en los testimonios de quienes se considerasen vctimas de perjuicios vncula-
los asistentes sociales y de los psiquiatras no nos lo dos a la produccin o a la difusin de material denomi-
puede decir. nado pornogrfico de cualquier tipo (pelculas, libros,
En definitiva, la campaa contra la difusin de por- peridicos, revistas, espectculos, etc.) la posibilidad
nografa en la televisin, llevada a cabo en Francia a de instruir diligencias a fin de obtener compensaciones.
partir del verano de 2002 en nombre de la proteccin Con esa intencin, la pornografa se defini as (cito
de la juventud, ha conocido cierto xito poltico (que libremente): La esclavitud sexual de las mujeres por
ha dado origen, entre otras cosas, a un incalculable n- parte de imgenes o de palabras que las representan co-
mero de posicionamientos apocalpticos en los media) mo objetos de placer para ser humilladas, vencidas, vio-
aun cuando, finalmente, la ley preconizada por el CSA ladas, degradadas, envilecidas, torturadas, reducidas a
no se haya votado. Pero su valor moral e intelectual meras partes de sus cuerpos, colocadas en posturas ser-
resulta dudoso. viles de sumisin o de exhibicin18 Esta definicin
Veinte aos antes, en Estados Unidos, los conserva- tambin se aplica a los hombres presentados en los mis-
dores electos de la ciudad de Minneapolis recurrieron mos trminos. Para sus promotoras, tal definicin no es
maliciosamente a dos clebres defensoras de la causa ni arbitraria ni restrictiva: simplemente se deriva de la
feminista, la escritora Andrea Dworkin y la jurista Cama- etimologa de pornografa (retratos o descripciones
rine MacKinnon, con la esperanza de hallar argumen- de prostitutas) 19 Se distingue de todas las que se utili-
tos para el cierre de sex-shops que funcionaran mejor zan habitualmente al menos por dos motivos:
que los suyos Y Andrea Dworkin y Catharine McKin-
18. Para el texto completo y su anlisis juridico: Strossen,
op. cit., especialmente las pgs. 73-81: Vase tambin McEll-
17. Las tentativas de explotar las leyes con vistas a imponer roy, op. cit., pgs. 46-47; vase tambin Elisabeth Badmter, Faus-
restricciones al uso del espacio pblico para la difusin de pu- se route, Pars, Odile Jacab, 2003, pg. 27 {trad. cas!.: Por mal
blicaciones obscenas se habian encallado: McEllroy, op. cit., camino, Madrid, Alianza, 2004).
pgs. 91-93. 19. McEllroy, op. at., pg. 42.
100 PEi\SAR LA PORNOGRAFA :C,MO SE PLA,\:TEA EN LA ACTUALIDAD l P 101

1. La definicin no admite ninguna excepcin para ese gnero, el de las representaciones que contribuyen
las obras literarias o artsticas. Toda representa- a la esclavitud o a la desigualdad. Su diferencia espec-
cin humillante o degradante de mujeres debe fica, si se quiere, es que contribuira a esa esclavitud
ser excluida. La cuestin del valor artstico de es- convirtiendo la desigualdad entre los hombres y las mu-
te tipo de obras ni siquiera puede plantearse jeres en algo sexualmente excitante. Desde este punto
(como tampoco, si he comprendido bien, debera de vista, las representaciones pornogrficas corrientes,
plantearse respecto a los filmes ostentosamente que no son especialmente brutales o violentas, seran
racistas o antisemitas por muy brillantes que fue- ms perniciosas que las representaciones ultraviolentas,
ran en su formal. en las cuales no existe consentimiento. Segn estas de-
2. La definicin se focaliza en aquello que se repre- finiciones, es la representacin del placer y del consen-
senta y no en las intenciones de los autores de esas timiento a la sumisin lo que convierte en deseable la
representaciones o en las reacciones de placer o de esclavitud o la desigualdad.
excitacin de los consumidores. Quiero decir con Se han hecho todo tipo de objeciones al modo en
eso que, segn esta definicin, el hecho de que el que estformulada la definicin. stas inciden en el ca-
autor haya tenido o no la intencin de humillar a rcter no definido o mal definido de sus rrminos prin-
las mujeres no cuenta. Lo que cuenta es que la re- cipales: consentimiento, humillacin, objetos,
presentacin sea la de una humillacin consentida. esclavitud, as como el propio trmino sexualmente
Por otra parte, segn esta definicin, el hecho de excitante, etc. 20 Pero no creo que sean muy importan-
que el consumidor pueda excitarse y obtener pla- tes en este contexto. Aquello que caracteriza funda-
cer de esas representaciones no cuenta. Lo que mentalmente esta definicin es su funcin: obtener la
cuenta es que las mujeres sean representadas como condena de la pornografa en nombre del dao causado
si obtuvieran placer de esas humillaciones. a las mujeres, un motivo que nunca se haba tenido en
cuenta hasta entonces.
En suma, aquello que segn esta definicin hace El alcalde demcrata de Minneapolis opuso su veto,
que las representaciones sean pornografa no slo es su lo cual dio un carcter provisorio al curso del proyecto
carcter explcitamente sexual; tampoco lo es la inten- de Andrea Dworkin y Catharine MacKinnon. Sin em-
cin de excitar al lector o I espectador con unas posi- bargo, para su gran satisfaccin, dicho proyecto fue
bilidades razonables de xito: lo que excita sexualmente aprobado algo ms tarde por el Consejo Municipal de
es el retrato de la sumisin de mujeres (o de hombres). la ciudad de Indianpolis y por su alcalde republicano
Existen representaciones religiosas que sacralizan la conservador, William Hudnut, que declar ver en aqul
esclavitud o la desigualdad; existen representaciones un modelo de ley que debera aplicarse en todo Esta-
literarias que hacen pensar que la esclavitud o la desi-
gualdad son naturales. La pornografa pertenecera a 20. Strossen. op. cit.: McEllroy, op. cit. pgs. 46-47.
102 PENSAR LA PORNOGRAFA (CMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD [.,.1" 103

dos Unidos. Finalmente, tras la presentacin de una de- nombre de los perjuicios causados a las mujeres. 24 Las
manda por parte de un colectivo de libreros, editores y feministas acogieron la decisin como un acontecimien-
escritores, un tribunal federal de distrito declar anti- to sin precedentes que representaba e! triunfo de su
constitucional la ordenanza en nombre de la proteccin causa. El problema estriba en que las feministas fueron
de! derecho a la libertad de expresin. Un tribunal de las principales vctimas de la nueva reglamentacin, as
apelacin confirm la decisin y e! Tribunal Supremo como todas las minoras sexuales, gay, lesbiana, etc. Las
de Estados Unidos rechaz la revisin de! proceso. 21 libreras y otros comercios especializados en temas gay,
Con todo, ese texto acab superando todas las eta- lsbicos, feministas, etc., sufrieron acoso; e! material
pas de! reconocimiento legal, pero en Canad. En 1992, que vendan era verificado peridicamente. Un ao des-
como colofn de! caso Butler v. The Queen, e! Tribunal pus de la resolucin Butler, la revista canadiense Femi-
Supremo canadiense declar constitucionales unas dis- nist Bookstore News constataba que aqulla slo haba
posiciones que imponian restricciones a la importacin, servido para embargar e! material gay, lsbico y femi-
produccin, venta o distribucin de material pornogr- nista. Dos aos y medio ms tarde, a ms de la mitad de
fico, en nombre de los perjuicios causados a las muje- las libreras feministas canadienses les haban confisca-
res. 2 2aLeC!SlOn
d'"
se tomo tras una deliberacin duran- do material o se lo haban embargado en las aduanas.
te la cual la seccin 15 de la Carta canadiense sobre Incluso las asociaciones feministas que haban defen-
derechos y libertades, que garantizaba la igualdad, se dido con mayor energa la resolucin, como la LEAF
cotej con la seccin 2b, que garantizaba la libertad de (Legal Education Action Fund, de la que Catharine
expresin. Gan la garantia de igualdad. 23 Por primera MacKinnon era cofundadora), comenzaron a pregun-
vez se tomaron medidas legales contra la pornografa en tarse si haban cometido un error garrafal. Para colmo
de la irona, una obra de una de las promotoras de la ley
21. American Booksellers v. Hudnut (1985, 771 F 2d. 7th antipornografa, Andrea Dworkin, fue embargada por
Cid confirmado por American Booksellers v. Hudnut (1986,106 pornogrfica. Para colmo de la estupidez, una trein-
S.c., 1172); extractos del comentario del juez Easterbrook en tena de ejemplares de El hombre sentado en el pasillo,
]ohn Arthur (comp.), Morality and Moral controverses, 5' ed.,
de Marguerite Duras, fue retenida en las fronteras en
Nueva]ersey, Prentice Hall, 1999, pgs. 386-388; anlisis en Eas-
ton, op. czt.; Dworkin, op. cit., 1991; Strossen, op. at., pgs. 73-81. aplicacin de la ley, esto es, porque se consider que la
22. Butler v. The Queen, 89 D.L.R. (4th) 449,1992; anlisis prosa de Duras poda ser perniciosa para las mujeres. 25
en Strossen, op. cit., pgs. 229-239; Easton, Pornography, op. Me parece que la comparacin entre las dos situa-
cit.; Thelma McCormack, dfPornography is the Theory, is Ine- ciones que acabo de mencionar permite poner de mani-
quality the Practice?, Philosophy 01 the SOCIal Sciences, vol. 23,
n 3,1993, pgs. 289-326.
fiesto una serie de cuestiones que son precisamente las
23. Texto de la Carta en Pierre Blackbum, L'thique. Fonde-
ments,et problmatiques contemporaines, Saint-Laurent (Que- 24. McCormack, op. cit.
bed, Editions du Renouveau pdagogique, 1996, pgs. 320-324. 25. Strossen, op. cit., pg. 238.
104 PE1'\SAR LA POR.:\'OGRAFA
,:C()MO SE PLA;""TEA EN LA ACTUALIDAD l ... P 105
que vaya discutir ahora. Entre ambas situaciones hay
juicios y exigen reparaciones a los productores,
diferencias y semejanzas. En mi opinin, las semeJan-
fabricantes o difusores de pornografa 26 Por con-
zas son ms importantes. Pero empecemos por las dife-
siguiente, se trata de censura a posteriori, si es que
rencias.
en este caso puede hablarse de censura. Segn
Norbert Campagna, no es la falta de entusiasmo
1. Un primer contraste est vinculado a la definicin
por la censura lo que ha guiado a las redactoras
de pornografa. En e! primer caso, se supone que
sino, ms bien, la perspectiva de obtenerla ms
la intencin de excitar sexualmente es una carac-
fcilmente. Los procedimientos civiles son menos
terstica necesaria de la pornografa. En e! segun-
apremiantes en materia de pruebas. Por otra par-
do caso, la intencin de excitar no es necesaria.
te, los individuos y asociaciones que actan en su
Por otra parte, dado que, de hecho, la difusin de
nombre pueden intentar una accin civil. En una
pornografa en la televisin francesa est someti-
accin penal decide e! procurador. En suma, e!
da a un pliego de cargos que excluye las escenas
recurso civil debera garantizar mejores posibili-
de violencia o de sumisin, los actos agresivos o
dades de xito que e! recurso penai27
sadomasoquistas, la incitacin a la violacin, la
retribucin por los actos sexuales, las feministas
Aun siendo importantes, estas diferencias no son
norteamericanas no tendran ningn motivo para
tan decisivas como las semejanzas. En ambos casos, e!
desaprobarla si se atuvieran estrictamente a su
razonamiento antipornografa excluye los argumentos
definicin.
moralistas. El presidente de! CSA se esfuerza en pre-
2. El segundo contraste est vinculado a las justifi-
cisarlo: No es una cuestin de orden moral, de rigor o
caciones de la desaprobacin. En e! primer caso,
de puritanismo, sino de proteccin de los ms dbiles,
es en nombre de la proteccin de los menores.
que pueden ir a dar con una pe!cula pornogrfica
En e! segundo, en nombre de la degradacin de
por inadvertencia. Con e! mismo espritu, Catharine
las mujeres.
MacKinnon insiste en e! hecho de que su argumento es
3. El tercer contraste est vinculado a las medidas
politico y no morai28 Lo que quiere poner de mani-
legales previstas. En e! primer caso se trata de
fiesto no son los peligros con que la pornografa acecha
procedimientos penales que han de ser puestos
a la moral pblica o a determinadas instituciones co-
en prctica por los poderes pblicos, y finalmen-
te se reducen a una especie de censura preVIa o a
priori. En e! segundo caso se trata de procedi- 26. Martha Nussbaum, Rage and Reason, en Sex and ]usti-
mientos civiles que pueden ser llevados a la prc- ce, Oxford, Oxford University Press, 1999, pgs. 240-252; Stros-
tica por individuos o asociaciones que actan en sen, op. cit., pgs. 63-69.
27. Campagna, op. cit., pg. 206.
su nombre, que consideran que han sufrido per-
28. MacKinnon, op. cit., 2000.
106 PENSAR LA PORNOGRAFA
CMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD [. .. ]? 107

mo la familia (ella afirma que, en realidad, la pornogra- radicales apoyan, en principio, las crticas estndar
fa reconforta esa moral y esas instituciones particular- de las concepciones metafsicas y polticas de corte li-
mente injustas con las mujeres). Su razonamiento apun- beral. 29 Pero es que, en realdad, todos sus argumentos
ta a alinear la pornografa con las expresiones verbales especficos en contra de la pornografa dependen de esta
y no verbales de racismo, de antisemitismo, de homofo- tica minima asumida por una gran cantidad de libera-
bia. En su opinin, lo que hace que la pornografa sea les. Ninguno habla de! bien de la familia o de la sociedad.
especialmente detestable es, por una parte, que contri- Ninguno procede, oficialmente cuando menos, de una
buye a atenuar la sensibilidad ante e! sufrimiento de las concepcin particular de lo que es una vida sexual bue-
mujeres, facilitando e! paso al acto violento (la violacin na, atinada, conveniente, moral, etc. Puede con~
en particular) y, por otra, que degrada e! estatus de las siderarse, por supuesto, que esa eleccin es puramente
mujeres al atentar contra e! sentimiento de que ellas tie- tctica: dado que las feministas radicales piensan que se
nen cosas que decir. Esas agresiones verbales y no ver- dirigen a los liberales, intentan demostrar que estos
bales debilitan su posicin de ciudadanas en la medida ltimos deberan condenar la pornografa en nombre
en que su voz parece tener menos importancia que la de sus propios principios, aun cuando ellas mismas no
de los otros: en particular, que la de los machos adul- los asuman.
tos blancos, trabajadores en activo, padres de familia En cualquier caso, creo que vale la pena insistir en
heterosexuales. lo que constituye, si no lo he entendido mal, un cambio
Por tanto, en ambos casos, e! razonamiento anti- de orientacin en las justificaciones de las medidas de
pornogrfico recurre a argumentos de proteccin fren- intervencin de los poderes pblicos en los Estados
te a daos precisos (o que as lo parecen: violacin, democrticos por cuanto concierne a la neutralidad
violencia, abusos, etc.) causados a individuos caracte- moral.
rizados por una propiedad social fcil de identificar Este cambio en e! derecho puede observarse en Fran-
(o que as lo parece: mujer o menor). En ambos casos cia, por ejemplo, donde desaparece la incriminacin
e! razonamiento antipornogrfico recurre a argumen: por ultraje a las buenas costumbres que figuraba, en-
tos de proteccin de los derechos de las personas o de tre otros, en e! artculo 283 de! antiguo Cdigo Penal,
los derechos civiles (pleno desarrollo en los menores' en un delito consagrado a los crmenes y delitos con-
ig~aldad en las mujeres), es decir, argumentos de jus: tra la paz pblica y que sancionaba todos aquellos
tlCla. ResumIendo, en ambos casos e! razonamiento impresos, escritos, dibujos, carteles, grabados, pinturas,
antipornogrfico se apoya en los principios de la tica fotografas, pelculas o clichs, matrices o reproduccio-
mnima. nes pornogrficas, emblemas, objetos o imgenes con-
Se suele decir que las feministas radicales norte-
americanas han atacado la pornografa en nombre de 29. Martha Nussbaum, The Feminist Critique of Libera-
una crtica de! liberalismo. Es cierto que las feministas lism, en op. cit., 1999, pgs. 55-80.
108 PE\!S.-\R LA PORNOGRAFA CMO SE PLAN"TEA EN LA ACTUALIDAD [ ... ]? 109

trarias a las buenas costumbres.JO De hecho, en e! nue- excluye la posibilidad de que los jueces continen ca-
vo Cdigo Penal este artculo ha sido reemplazado por racterizando la pornografia segn la jurisprudencia re-
e! artculo 227 -24, que se refiere especficamente a un lativa a las buenas costumbres.J)
supuesto perjuicio, susceptible de ser causado a perso- Conducir este cambio de orientacin a ms liber-
nas con unas caractersticas especficas: los menores. JI tades o a una regresin desde e! punto de vista de las li-
En efecto, sanciona todo mensaje de carcter violento bertades? Es difcil predecirlo. El carcter vago y re!a-
o pornogrfico o de tal naturaleza que pueda atentar tivo de! argumento de las buenas costumbres que
gravemente contra la dignidad humana cuando dicho tena en cuenta e! estado de nimo de una sociedad en
mensaje es susceptible de ser visto o percibido por un un momento dado dejaba abierta la posibilidad a inter-
menor. Segn algunas interpretaciones, no es e! men- pretaciones liberales en pocas menos represivas. El
saje en s mismo lo que se sanciona en razn de su pro- argumento de la proteccin de los menores ofrece
pia naturaleza contraria a las buenas costumbres, co- menos libertad. J4 Adems, dado que, en una sociedad
mo en e! antiguo Cdigo Penal, sino la violencia que en que los media son omnipresentes, y en que final-
su contenido puede implicar para un menor.32 mente todo es susceptible de ser visto o percibido por
Debemos tomarnos en serio estos cambios de vo- menores, existen buenas razones para preguntarse
cabulario? No est muy claro. Despus de todo, e! ul- hasta dnde amenaza con llegar e! control de imgenes
traje a las buenas costumbres desaparece, es cierto, y de escritos en nombre de la proteccin de los me-
del nuevo Cdigo Penal, pero ste sanciona la difu- nores.35
sin de mensajes de carcter pornogrfico. Ahora Por otra parte, algunos juristas parecen pensar que
bien, e! nuevo Cdigo Penal no contiene una defini- sera muy ingenuo creer que esas modificaciones son
cin precisa de pornografa. Nada, desde entonces, los signos de un movimiento de liberalizacin. De he-
cho, con esa nueva terminologa lo que se expresa es un
30. Para las otras vicisitudes del trmino y su carcter vago y cambio de los objetos de represin y de los mecanismos
fluctuante en el derecho en general, vase Lochak. op. cit., 1994.
de censura. Por un lado, la nocin de buenas costum-
31. El proyecto de Cdigo Penal de 1992 haba hecho desa-
parecer simple y llanamente el delito de ultraje a las buenas cos- bres sin duda experimenta una regresin o cae en de-
tumbres. Se introdujeron dos enmiendas de ltima hora que suso, pero, por el otro, e! trmino sexual aparece en
permanecen fieles al espritu de la vieja infraccin del ultraje a
las buenas costumbres, pero sin referencias explcitas a dicha 33. [bzd..
nocin. Por consiguiente, ya no aparece en el nuevo Cdigo Pe- 34. Bier, Pauvert.
nal, que entr en vigor en 1993. Vanse Pierrat, op. cit., pgs. 35. Vanse los recelos de Jean-Jacques Pauvert, bien expre-
172-173; Locbak, op. cit., 1994; Agns Tricoire, La censure en sados en op. ci!., que se han materializado en la reciente condena
toute legalit, HommeJ & Liberts, n" 121, enero-marzo de 2003, de Lo Scheer v el Caso Rose bonbom>; vase la n. 14, pg. 53.
pg. 27. Para una apro~imacin igual de pesimista, argumentada desde
32. Tricoire, ibid., pg. 27. la perspectiva jurdica: Tricoire, op. cit., pgs. 27 -28.
110 PENSAR LA PORNOGRAFA CMO SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD L .. ]? 111

la terminologa (agresin sexua1, ofensa sexual, fa- do similar e! alcoholismo, como una intoxicacin que
vores de naturaleza sexual, etc.). Este cambio podra necesita de un trabajo espiritual sobre uno mismo en
hacer pensar que, en lo sucesivo, e! objeto de la repre- compaa de otros, segn e! mtodo de alcohlicos
sin ya no ser la moral en general, sino la sexual- annimos.
dad en particular, lo cual no supone necesariamente La sexualdad ha sido planificada para ser una ac-
una liberalizacin. 36 Por cuanto concierne a los meca- tividad relacional, entre dos personas. La pornografa
nismos de la censura, stos se transforman, ciertamen- es una relacin entre uno mismo y una persona imagi-
te, sustituyendo la tasacin por la prohibicin (en los naria' una imagen de persona sobre papel o pantalla ca-
llamados filmes <<1C, por ejemplo) y convirtindola en tdica. Se pasa de la realidad al fantasma, de! altruismo
privada o contractual (as, e! contrato de un proveedor a un egocentrismo donde e! amor cede e! paso a la sa-
de servicios con France Telcom puede suspenderse tisfaccin de sus pulsiones. La pornografa deshumani-
si no se respetan las reglas deontolgicas a las que za e! sexo al tiempo que "sexualiza" las relaciones, e!
aqul est sujeto, y que excluyen la comunicacin de sexo se converte en un deporte con sus trofeos, una ca-
mensajes Violentos, sexistas, pornogrficos, etc.). za con sus presas, una droga con sus grados de depen-
Pero este cambio no significa necesariamente que haya dencia, una religin con sus divnidades. Ocasiona ten-
menos censura. 37 siones familiares y contribuye a no pocos divorcios,
Sean de! orden que sean, tales cambios de vocabu- pues e! inters del porngrafo por su familia se desmo-
lario indican, cuando menos, la aparicin de cierta for- rona, cuando no la utiliza para saciar sus pasiones, para
ma de conciencia de! hecho de que en nuestras socie- distintas sevcias sexuales y para e! incesto. Se sojuzga
dades, los argumentos relativos a concepciones morales antes a los pueblos con la pornografa que con torres de
particulares han perdido su valor en cuanto justifica- vgilancia, ha dicho Alexandr Solzhenitsin. Paradji-
cin de una decisin pblica. Se trata de una concesin camente, al prometer la libertad sexual, la sociedad mo-
bastante importante a la tica minima. derna se esclaviza: El hombre que se abandona a ella
Cmo sera, en cambio, un argumento moralis- se cree libre, pero se ha convertido en esclavo de un
ta de! mbito de la tica mnima? No puedo hacer na- poder que ha triunfado sobre l y lo destruye insidio-
da mejor a este respecto que citar e! razonamiento de samente por dentro.J8 En este razonamiento, la conde-
una asociacin que se ha embarcado en una cruzada na moral de la pornografa se justifica mediante la re-
contra la pornografa, y que propone tratarla de un mo- ferencia a cierto modelo de familia y de sexualidad,
con relacin al cual no se tolera ninguna desviacin
(o con respecto al cual toda desvacin se concibe como
36. Lochak, op. cit., 1994, pgs. 47-53; Marcda Iacub, Le
crime tait presque sexuel el autres essois casuistique juridique, una patologa, una droga, una intoxicacin), y a
Pars, Flamrnarion, Champs, 2003 ; Badinter, op. cit.
37. lbld. 38. <www.croisens.net/sexe/pomographie.htrnl>.
112 PENSAR LA PORNOGRAFA (CMO SE PLANTEA E~ LA ACTLTALIDAD [ ... P 113

un plan (probablemente divino) que justificara di- Intentar justificar mi desacuerdo empezando por
cho modelo <La sexualidad ha sido planificada para examinar el argumento de los perjuicios y, a continua-
ser una actividad relacional, entre dos personas). cin, el argumento de los derechos (<<libertad de expre-
Evidentemente, no se trata de argumentos que pue- sin, igualdad ante la proteccin de las leyes) cuando
dan servir como razones para justificar decisiones p- se aplican a los adultos. Seguidamente examinar am-
blicas en las democracias modernas que no reconocen bos argumentos cuando se aplican al problema del con-
ms que la tica mnima. jBaste con pensar cules hu- sumo de pornografa por parte de la juventud.
bieran sido las reacciones en Francia si el CSA, basn- Tal como aqu la enfoco, la cuestin de los perjui-
dose en esa clase de motivos, hubiera tomado a ttulo cios es puramente emprica. En principio corresponde
oficial la decisin de proponer la prohibicin de la por- a los especialistas de las ciencias sociales y humanas
nografa en televisin! (socilogos, psiclogos) responder de ella. Cul pue-
No digo, claro est, que tales razones no sean las de ser la contribucin del filsofo a esta discusin, sin
que orienten a algunos miembros, cuando menos, del ir demasiado ms all de sus competencias? Puede in-
CSA. Slo sugiero que ya no pueden servir de justifica- tentar evaluar esas investigaciones a la luz de principios
cin pblica en una democracia que no reconoce ms epistemolgicos generales y de su posible contribucin
que la tica mnima. a la reflexin moral. De hecho, esos estudios empricos
Al fina!, desde el punto de vista de la tica mnima, slo tienen importancia moral en el contexto de teoras
el problema de la pornografa es, por consiguiente, muy que, como la que defiendo aqu, aportan cierto valor
simple: la difusin de las formas ms representativas moral a! bienestar material de las personas.
de pornografa perjudica gravemente al prjimo o aten-
ta contra determinados derechos fundamentales?
Quienes critican la pornografa en nombre de lo
justo (o de aquello que yo llamo tica minima) y no en
nombre del bien, consideran que la pornografa atenta
contra los derechos fundamentales (a la libertad de
expresin, a que las leyes nos protejan a todos por igua!)
y que causa perjuicios objetivos a las mujeres y a los ms
jvenes (violaciones, violencia, traumas psquicos). Con-
sideran, en consecuencia, que la tica mnima justifi-
cara las medidas de intervencin de los poderes p-
blicos para prohibir la difusin de determinadas formas
de pornografa en determinadas condiciones. No es-
toy de acuerdo con ello.
CAPTULO
5
La ciencia es pornfila
o pornfoba?

En su excelente antropologa de la pornografa, Ber-


nard Arcand no es muy suave con sus colegas de cien-
cias sociales: Cabe esperar que la hstoria de las ciencias
sociales no guarde nicamente el recuerdo de su con-
tribucin a la pornografa. Hallara demasiada materia
de escndalo en la inutilidad de algunas investigacio-
nes de una simplicidad en ocasiones pavorosa y de una
concepcin infant1. Pretender fundar una poltca so-
cial sobre'esta clase de ciencia bastara para hacernos
echar de menos los tiempos de los alquimistas.!
No podra decirse mejor2 En estos treinta ltmos
aos, se han llevado a cabo en distintos pases centena-
res de investgaciones psicolgicas y sociolgicas sobre

1. Arcand, op, cit" pg. 85,


2. Vanse, para otras opiniones tan poco indulgentes con
respecto a estas investigaciones, McCormack, op. cit.; Pauline B.
Bart y Margaret Jisza, Des vres obscenes, des films obscenes
et des tudes obscenes, en Lederer,op, cit., pgs. 231-147.
116 PENSAR LA PORNOGRAFiA LA CIE:'\CIA ES PORNFlLA O pORNrOBA~ 117

los efectos de la exposicin a la pornografa 3 Algunas do de catarsis, que puede adoptar muchas formas
estn dedicadas a los adultos, otras a los nios 4 De distintas: el consumidor de pornografa alivia su
entre esos estudios, al menos dos han tenido una gran tensin sexual indirectamente al vivir relaciones
importancia poltica a causa de sus comanditarios de sexuales por procuracin, o directamente por
los medios desplegados y de sus resultados absol~ta masturbacin; el consumidor de pornografa su-
mente contradictorios: el informe encargado por el pre- fre un fenmeno de habituacin que lo conduce
sidente Johnson en Estados Unidos en 1967, que fue a desinteresarse de la pornografa y tambin, al-
concluido bajo la presidencia de Nixon; y el Informe gunas veces, de la sexualidad, puesto que, como
Meese encargado por la administracin Reagan en 1984. es bien sabido, Demasiado porno mata al por-
En ambas investigaciones se evaluaron las mismas hi- no!, etc.l.
ptesis:
A grandes rasgos, el infonne de la Comisin J ohnson
1. Efecto negativo: la exposicin a la pornografa ha confirmado las dos ltimas hiptesis: ninguna rela-
aumenta la tendencia a la violacin y a otras agre- cin causal significativa entre la exposicin a la porno-
siones sexuales. El consumidor de pornografa grafia y la tendencia a la violacin y otras agresiones
aprende roles sexuales agresivos, que pone en sexuales o efecto catarsis.5 Digo a grandes rasgos
prctica en cuanto se presenta la oportunidad porque, a pesar de todo, el informe se public con las
(la relacin obedecera al principio <<la pornogra- reservas de tres miembros. Sin embargo, el currculum
fa es la teora y la violacin la prctica o al me- de dos de sus miembros no hablaba en favor de su obje-
canismo de imitacin denominado monkey see _ tividad. El primero era un sacerdote catlico, fundador
monkey do). de Moral in the Media; el segundo era presidente de
2. Efecto cero: ninguna relacin significativa entre Citoyens pour une littrature dcente. Era el nico
exposicin a la pornografa y agresiones sexuales. miembro nombrado por Nixon. Este ltimo se haba
3. Efecto positivo: la exposicin a la pornografa dis- encargado de precisar que, mientras estuviera en la Ca-
minuye la tendencia a la violacin y a otras agre- sa Blanca no habra relajacin en el esfuerzo por con-
siones sexuales (en virtud del mecanismo Hama- trolar y eliminar esas porqueras, y que si el informe
resultaba indulgente sera rechazad0 6 Entre las averi-
guaciones incluidas en los informes, las ms significati-
3. Christopher D. Hunter, The Dangers olPornography? A
Revlew 01 /he Ellec/s' Litera/ure, University o Pennsylvania,
marzo de 2000, <www.asc.upenn.edu/usr/chunter>. 5. Sobre los trabajos de esta comisin: Irene Diamond, La
4, Mucho menos numerosas y menos sistemticas, desde pomographe et la rpression: de gu et de quai parle-t-on? , en
luego, pues estn bajo control legal: se supone que un menor no Lederer (comp.), op. cit., pgs. 211-229.
puede ser expuesto a la pornografa. 6. Le Monde, 25 de octubre de 1970.
118 PENSAR LA PORNOGRAFA
LA CIENCIA ES PORN6FILA O PORNFOBA? 119
vas fueron las siguientes. Segn Goldstein y Kant, en el
nografa. Los testimonios eran seleccionados en funcin
perfil medio de los violadores no apareca el consumo
de los prejuicios de la mayora de los miembros de la
de pornografa. Lo que los caracteriza son los padres
Comisin. Incluso en esas condiciones, la Comisin se
violentos y represivos y las actitudes sexuales puritanas
vio forzada a reconocer que su conclusin general no
(en particular, la firme desaprobacin de la libertad
se sustentaba realmente en las investigaciones empri-
sexual de las mujeres).7
cas que ella misma haba ordenado realizar. Dicha con-
Segn Kutchinsky, existe una relacin positiva en-
clusin dependa ms del sentido comn y de las
tre la legislacin de la pornografa en Dinamarca y la
intuiciones personales que de los hechos cientficos. 11
disminucin de las agresiones sexuales. 8 Segn Mosher,
En realidad, los principales estudios sobre la exis-
la actitud de los consumidores de pornografa hacia las
. respe t uosa. 9 tencia de un vnculo entre la exposicin a la pornografa
mUjeres es mas
yel aumento del nivel de agresividad hacia las mujeres o
La Comisin Meese, que lleva el nombre del minis-
la disminucin de la sensibilidad a la violencia contra las
tro de Justicia del presidente Reagan, establecida en
mujeres se han orientado a travs de dos teoras total-
1984, no lleg a las mismas tranquilizadoras conclusio-
mente contradictorias: catarsis e <<imitacin.
nes en su informe de 1986, yeso es lo menos que pue-
Como suele suceder en las ciencias humanas, la teo-
de decirse. La conclusin general pareca confirmar la
ra simplifica enormemente conceptos filosficos com-
primera hiptesis: efecto negativo de la pornografa,
plicados a fin de poder explotarlos en investigaciones
que favorece los llamados comportamientos antiso-
empricas. No es necesario esperar encontrar precisa-
ciales. Sin embargo, el anlisis sociolgico del funcio-
mente a Platn en la teora de la imitacin, o a Aristte-
namiento de esta comisin ha demostrado hasta qu
les en la de la catarsis, aunque se llamen as en alusin a
punto fueron tergiversados sus trabajos. 10 Seis de los
estos ilustres filsofos. 12 De hecho, ambas se resumen
once miembros eran adversarios declarados de la por-
en estas dos hiptesis bastante pobres. Segn la teora
de la catarsis, cuanta ms pornografa se consume, me-
7. MichaeIJ. Goldstein y Harold Sandford Kant con]ohn nos se pasa a la accin. Segn la teora de la imitacin,
Hartman, Pomography and Sexual Deviance, University of Cali- cuanta ms pornografa se consume, ms se pasa a la ac-
fornia Press, 1973. cin. lJ Esta clase de eslganes no precisan de qu actos
8. Berl Kutchinsky, Kapport sur les crimes sexuels et id por-
en concreto se trata, pero dejan entender que no son
nographie au Danemark (1970), Pars, UGE, col. 10-18, 1972.
9. Donald Mosher, Sex Callousness toward Womem>, en precisamente el tipo de actos que la gente acostumbra a
Technical Keports 01 the Commsion on Obscenity and Pomo- aprobar. Por otra parte, como es bastante habitual en
graphy, vol. 8, Washingron, D.C., Governmenr Printing Office,
1971; Y<<Psychological Reacrions ro Pornographic Films , en.lbid.
11. Heins, op. cit., pg. 110.
10. McCormak, op. cit.; Heins, op. cit., pgs. 110-111 y
12. Ibid., pgs. 228-229_
304-305.
13. Lederer (comp.), op. cit., pg. 233.
120 PL\'SAR LA PORNOGRAFA LA CIENCIA ES PORN6FlLA O POR~FOBA" 121

las ciencias humanas, la teora asumida condiciona con- pornografa exclusivamente sobre la base de estudios
siderablemente los resultados. La primera comisin empricos. Pero empezar por sealar algunos proble-
norteamericana se orient por la teora de la catarsis. mas normativos y epistemolgicos que plantean todos
La segunda por la teora de la imitacin. Y, como caba estos estudios, en dos grados distintos.
esperar, sus resultados se contradicen espectacular-
mente. En la primera comisin, los amigos de la catar-
sis han logrado demostrar que las personas expuestas PROBLEMAS NORMATIVOS

a la pornografa finalmente son menos agresivas con


las mujeres. Han rechazado por completo el eslogan 1. Qu importancia ha de concederse a las investi-
La pornografa es la teora; la violacin, la prctica, gaciones empricas, sociolgicas y psicolgicas,
y la teora de la imitacin que subyace en ste. Estos re- en la evaluacin moral de la pornografa? Eso de-
sultados han sido confirmados por aquellos que com- pende de nuestras orientaciones morales genera-
parten la teora subyacente. 14 En la segunda comisin, les. Para un deontologista absolutista de tipo
los amIgos de la teora de la imitacin han logrado hallar kantiano, esas investigaciones no tienen verdade-
algunos datos alarmistas a su favor. Estos resultados ra importancia. El absolutista piensa que se han
han sido confirmados por aquellos que comparten la de respetar determinados valores, sean cuales
teora subyacente. 15 sean sus consecuencias empricas. Su tesis puede
Por supuesto, mi intencin en este captulo no es ilustrarse con la magnfica novela de Kleist, Mi-
proponer un anlisis tcnico detallado de todas esas in- chael Kohlhaas. Indignado a causa de la injusticia
vestigaciones. Slo intentar explicar por qu la hip- cometida por unos prncipes que han dejado en-
tesIS de una relacin causal directa, positva o negativa, fermar a unos caballos que les haba confiado, Mi-
entre consumo de pornografa y violencia sexual se ha chael Kohlhaas, un simple campesino, se rebela,
ido abandonando progresivamente. En la actualidad, se recluta un ejrcito, provoca sangrientas batallas y
trata en mayor medida de causalidad compleja o in- lo pierde todo: sus bienes, su familia y su vida en
directa, lo cual es, a mi entender, una forma encubier- nombre del siguiente lema: Que se haga justicia
ta de reconocer que se ha renunciado a la idea de que es aunque el mundo haya de desaparecen>. Resul-
pOSIble sostener una posicin en pro o en contra de la tar difcil encontrar filsofos, por muy absolu-
tistas que sean, que osen aplicar esta frmula a
1~. Alain Giami, La vie sexuelle des amateurs de porno- la pornografa, diciendo, aunque sea a modo de
graphte, Revue europenne de sexologie mdica/e, vol. VI, n 22, provocacin: Que se haga pornografa aunque
1997, pgs. 40-47.
el mundo haya de desaparecen>. En contraparti-
15. Agrandes rasgos, los que han participado en el volumen
da, algunos filsofos liberales podran considerar
de N. M. Malamuth y E. Donnerstein (compsJ, Pornograpby
and Sexual AgreHlOn. Londres, Academic Press. 1984. que la pornografa est protegida por dos dere-
122 PENSAR LA PORNOGRAFA LA CIENCIA ES PORNFILA O PORNFOBA? 123

chos fundamentales a la libertad de expresin y a llegramos a la conclusin de que deben respetar-


la vida privada, que han de respetarse sean cuales se ciertos derechos (la libertad de expresin, etc.)
sean sus consecuencias empricas (sociolgicas y aunque sea al precio de algunos inconvenientes
psicolgicas) 16 La concepcin que defiendo tie- psicolgicos o sociales. Dicho de otro modo, su-
ne en cuenta los derechos, y tambin sus conse- 'poniendo que estuviese ms o menos probado
cuencias empricas. Por tanto, no es absolutista. que en algunos casos el consumo de pornografa
Considero que nuestros derechos tienen cierto tuviese un efecto crimingeno, seguira abierta
coste en trminos de consecuencias empricas, y la cuestin de saber qu conclusiones polticas o
que podemos tener motivos para juzgar que no morales podran extraerse de ello. Deben prohi-
siempre vale la pena pagar ese precio. Pienso en birse las representaciones sospechosas de ser cri-
el ejemplo del exorbitante precio emprico de los mingenas? No est claro. Supongamos que la
conflictos de derechos sobre una tierra sagra- lectura de la Biblia, del Corn, de Crimen y casft-
da: ese precio emprico podra contraponerse a go tiene efectos crimingenos <infieles masa-
la reivindicacin obstinada de tales derechos. Con crados, porteros asesinados, etc.). Sera sta una
todo, no excluyo por completo que, en determi- razn para concluir que se ha de prohibir o con-
nados casos, tengamos poderosas razones para trolar la lectura de la Biblia, del Corn o de Dos-
pagar el precio de nuestros derechos aun cuando toievski?17
resulte muy elevado desde el punto de vista de 2. En estos estudios se observa una evidente ten-
sus consecuencias empricas. Apreciamos la li- dencia a confundir representacin de la violencia
bertad de expresin y de circulacin, los proce- con pornografa. Tal confusin se ha denunciado
sos justos, y rechazamos la tortura. Suponiendo frecuentemente por sus pretendidos inconve-
que estos compromisos jurdicos y morales nos nientes empricos. 18 Con menor frecuencia se ha
impulsaran a actuar del modo ms eficaz en con- hecho observar que sta planteaba inconvenien-
tra de las personas decididas a cometer atentados tes normativos. Entre la representacin de la vio-
suicidas, por ejemplo, sera una razn suficiente lencia y la pornografa (en el sentido ingenuo de
para renunciar a hacerlo? Algunas personas (que representacin pblica sexual explcita) exis.te
no son especialmente ingenuas ni angelicales) pa- una diferencia importante desde el punto de ViS-
recen dispuestas a pagar el precio de esos dere- ta normativo. La violencia real siempre es ilegti-
chos fundamentales, esto es, a tener un poco me- ma cuando toma la forma de tortura. Las otras
nos de seguridad. En mi opinin, podra decirse formas de violencia real no son legtimas ms que
lo mismo de la pornografa. Podra suceder que
17. Dworkin, op. cit., 1996, pg. 442.
16. Campagna, op. cit.. pgs. 243-307. 18. Diamond, op. cit.
124 PENSAR LA PORNOGRAFA LA CIENCIA ES PORNFILA O POR,\JFOBA- 125

en determinadas condiciones estrictamente espe- tono indignado que la exposicin a la pornogra-


cficas (en aras de un bien manifiestamente su- fa ofrece una representacin falsa de la sexua-
perior, diran los consecuencialistas; en nombre lidad y nos conduce progresivamente a aceptar la
de ciertos derechos absolutos, a la legtima de- separacin entre sexualidad y amor. Tales cambios
fensa, por ejemplo, diran los deontologistasJ. de creencias y de actitudes son presentados como
La representacin de la violencia en imgenes, perjuicios psicolgicos causados por la exposicin
textos, etc., plantea los mismos problemas que la a la pornografa. Es una conclusin que se apoya
representacin de todo aquello que se juzga in- en una confusin. En la actualidad ya nadie pien-
moral o ilegtimo en general: racismo, xenofobia, sa que quienes separan la sexualidad y la procrea-
etc. Para algunos, este tipo de representaciones cin son enfermos mentales o que esa actitud es la
slo son aceptables en la medida en que no inci- expresin de una deficiencia psicolgica profun-
tan a la imitacin. En el caso de la pornografa, da. Se admite que tienen determinada concepcin
la situacin es completamente distinta. Los actos de la vida sexual, manifiestamente distinta de la de
representados no son, en la mayora de los casos, algunos tradicionalistas que rechazan separar sexo
ni ilegales ni inmorales (en el sentido de la tica m- y procreacin, pero igual de honorable que sta.
nima). En consecuencia, el argumento de la imita- Por qu habra de ser diferente para la separa-
cin no puede tener el mismo valor que en el ca- cin de la sexualidad y el amor? Por qu no con-
so de la violencia. Si las investigaciones empricas siderar que se trata de una concepcin de la sexua-
demuestran de forma decisiva que los consumi- lidad que merece ser discutida en el mismo plano
dores de representaciones de violencia imitan que otras y no de una deficiencia psicolgica? 19
la violencia representada, la conclusin normati- Luego, suponiendo que la exposicin a la porno-
va ha de ser que no es bueno exponer a los con- grafa conduzca a separar la sexualidad y el amor
sumidores a la representacin de la violencia. Pe- (algo que a fin de cuentas est lejos de poder pro-
ro si las investigaciones empricas demuestran de
forma decisiva que los consumidores de porno- 19. Por lo dems, a' primera vista, la actitud de algunos tra-
grafa imitan lo que ven, la conclusin norma- dicionalistas resulta bastante paradjica. Hoy por hoy, parecen
tiva no puede ser idntica. Por qu sera malo ser los primeros en denunciar la decadencia moral a que con-
imitar o hacer aquello que se les muestra si lo mos- duce la separacin de sexo y amor. Por otro lado, podra afir-
marse que antao tambin fueron los primeros en separar sexo y
trado no es ilegtimo? La observacin que sigue amor, pues la sexualidad con fines exclusivamente procreativos
va en el mismo sentido. en el marco conyugal, la nica tolerable segn su opinin, po-
3. En las investigaciones empricas se tienden a con- dra muy bien considerarse como un deber que no tendra por
fundir los efectos ps{;o!gicos ylos efectos ldeo!gi- qu ir acompaado del sentimiento del amor. Vase Igor Pome-
coso Algunas de estas investigaciones concluyen en ratz, Eth:s and Sex, Londres, Routledge, 1999, pgs. 9-33.
126 PENSAR LA PORNOGRAFA LA CIENCIA ES PORN6FILA O PORNFOBA? 127

barse), sera mejor hablar de efecto ideolgico riesgo en un estudio experimental, lo cual les im-
que de perjuicio psicolgico. Conviene, a mi en- pedira confirmar su hiptesis.
tender, insistir en el hecho de que cuando un in- 2. Los estudios en el llamado medio natural se es-
vestigador deplora la separacin del sexo y del fuerzan por establecer una correlacin entre el
amor en las creencias y las actitudes de los sujetos consumo de pornografa y las violaciones u otras
que estudia no est constatando un perjuicio psi- violencias de carcter sexual a partir de datos
colgico: expresa una queja moralista. estadsticos. Pero todos los investigadores, hasta
4. Recurriendo a una especie de principio de pre- los menos veteranos, saben que resulta difcil in-
caucin, el pornfobo recomienda prohibir o re- terpretar esas estadsticas. La progresin o la ds-
glamentar severamente la pornografa mientras no minucin estadstica del nmero de violaciones
se presenten las pruebas de su carcter absoluta- no se corresponden ms que con las del nmero
mente inofensivo. Recurriendo a una especie de de violaciones o de violencias declaradas, registra-
principio de presuncin de inocencia, el pornfilo das, descubiertas. Por tanto, no reflejan necesaria-
recomienda cuando menos tolerar la pornografa, mente la progresin o la dsminucin reales de
cuando ms promoverla, mientras no se presenten esas violaciones o violencias sino, por ejemplo,
pruebas incontestables de su carcter crimin- una mayor propensin a denunciar por parte de
geno. Entre las dos opciones, la del pornfobo las vctimas o a dar a conocer el caso por parte
y la del pornfilo, cmo escoger? No se puede de los testigos, vinculada, entre otras cosas, a la
buscar el apoyo de los estudios empricos, ya que actividad de algunas instituciones especializadas
la existencia de esas dos opciones se deriva del (asociaciones dedicadas a recoger denuncias, ser-
hecho de que ninguna de ellas ha aportado, has- vicios telefnicos de atencin, etc.). La progresin
ta la fecha, una prueba definitiva. La decisin tambin puede estar relacionada con cambios de
no puede ser ms que normativa. En este caso de- criterio en la definicin oficial de la violacin o
pende de las razones que tengamos para estar de las violencias, o con la modificacin de las ins-
del lado de la precaucin o para no estarlo. trucciones dadas a la polica, al aumento de efec-
tivos de esta ltima, etc.
3. Segn algunos investigadores, el principal defec-
PROBLEMAS EPISTEMOLGICOS to de los estudios sobre la pornografa radica en
que no distinguen entre material sexual explci-
1. Los pornfobos mantienen la tesis de que la por- to, producciones erticas y pornografa.20
nografa causa daos considerables. Por tanto, no Es una crtica ms bien injusta. Los autores im-
deberan, en principio, recomendar exponer a los
nios o a los sujetos inocentes en general a ese 20. Diamond, op. cit.
128 PENSAR LA PORNOGRAFA
LA CIENCIA ES POR:-\FILA O PORNFOBA? 129
plicados en dichos estudios no emplean necesa- 5. La teora de la imitacin tiene curiosas implica-
riamente e! trmino pornografa en los proto- ciones que deberan hacernos dudar de su plausi-
colos de experiencias, los cuestionarios o las en- bilidad de conjunto. Algunas personas acusadas
trevistas (i aunque siempre lo usan en e! titulo, de violacin han empleado ante los tribunales una
para atraer a los lectores!) porque lo consideran versin ingenua de la teora de la imitacin. En su
peyorativo y susceptible de tergiversar las res- defensa, han derivado la responsabilidad de la
puestas o las reacciones, pero realizan todas las violacin a la industria pornogrfica. Antes de
discriminaciones tiles con relacin al material cometer su crimen eran consumidores asiduos
expuesto a los sujetos de! experimento. Quiz lo de pornografa. En el momento de cometerlo es-
que aqu resulta ms llamativo es e! exceso de cla- taban bajo la influencia de imgenes pornogrfi-
sificacin. A veces, la exposicin de las premisas cas y carecan de libre albedro. En consecuencia,
de algunos estudios parece el inventario de una para ellos los verdaderos responsables seran los
sex-shop.21 filmes pornogrficos 23 Pero esta defensa, que
4. Una de las tendencias ms importantes de las evidentemente nadie se ha tomado en serio, es
ciencias humanas y sociales, tal como stas se han tan convincente como la de un alcohlico que,
desarrollado en los ltimos cincuenta aos, es e! tras romperle la nariz y las costillas a su esposa,
rechazo ms o menos generalizado de! behavio- dijera que toda la culpa es de! distribuidor Ni-
rismo. Los investigadores se resisten cada vez cols que haba organizado la promocin de un
ms a pensar que una estimulacin procedente whisky. Sin embargo, burlarse de un acusado que
de! mundo exterior (imagen, sonido, etc.) puede alude a este tipo de argumentos para negar su res-
actuar directamente sobre e! espritu, es decir, sin ponsabilidad ante un tribunal no elimina el pro-
ser interpretada en funcin de determinados pre- blema causal. Desde este punto de vista se puede,
juicios sociales o de otro tipo. Por qu los por- cuando menos, definir aquello que parece quedar
nfobos que explotan la teora de la imitacin excluido. Sea cual sea la teora que se desee de-
han suspendido ese escepticismo general y legti- fender, ha de reconocerse que la exposicin a la
mo hacia el behaviorismo?22 pornografa es un factor que no resulta ni necesa-
rio ni suficiente para agredir sexualmente o para
violar. Evidentemente, la exposicin a la porno-
21. se es el caso de la ms clebre, realizada por Dol Zill-
man y Jennings Bryant, que examinar un poco ms adelante:
grafa no es necesaria para agredir sexualmente o
EHects o Massive Exposure to Pornography, en N. M. Mala- para violar. Pinsese en todos esos casos de viola-
muth y E. Donnerstein, Pornography and Sexual Agression, Lon- ciones o de brutalidades sexuales referidos en la
dres, Academic Press, 1984, pgs. 115-137.
22. McCormack, op. cit. 23. Strossen, op. ci!.
130 PENSAR LA PORNOGRAFA LA CIENCIA ES PORNFILA O PORNFOBA? 131

Biblia. 24 Dnde estaban los filmes x en aque- plo del hecho de que la exposicin a la pornogra-
lla poca? Pero no hace falta remontarse tanto en fa resulta insuficiente para transformar a alguien
el tiempo para destacar tal evidencia. En Pakis- en violador es el de las mujeres. A nadie se le ha
tn, recientemente, por orden de un jurado tri- ocurrido jams que la exposicin a la pornografa
bal, cuatro individuos violaron a una adolescente haya podido provocar en ellas el deseo de violar
para castigar a su hermano, que haba sdo visto (y la motivacin de pasar a la accin en determ-
en compaa de una joven perteneciente a una nadas circunstancias).
casta superior. 25 A buen seguro no necesitaron ver
una cinta pornogrfica para estar en condicio- Ahora voy a examinar algunos problemas tericos
nes de ejecutar la sentencia. Por supuesto, la ex- y empricos ms precisos, intentando, en la medida
posicin a la pornografa no es suficiente para que de lo posible, tener en cuenta estas observaciones de
alguien se convierta en un salvaje (ni siquiera orden general.
para tener los deseos de un salvaje). Si para con- Uno de los estudios que an hoy en da se cita con
vertirse en un violador potencial o de acto basta- mayor frecuencia para apoyar las tesis pornfobas se re-
ra con ser expuesto sistemticamente a la porno- monta en realidad a ms de veinte aos. Es el de Dolf
grafa, los individuos ms peligrosos seran los Zillmann y Jennings Bryant. 26 Dicho estudio parece de-
miembros de las comisiones de clasificacin de mostrar la tesis del efecto negativo por imitacin: la ex-
pelculas que pasan su tiempo visionando los lla- posicin a la pornografa aumenta la tendencia a la vio-
mados filmes porno. Pero, hasta el momento lacin y otras' agresiones sexuales, pues el consumidor
presente, rara vez se ha odo hablar de un comi- aprende a comportarse como los hroes masculinos de
sario que se haya abalanzado sobre un hombre o esas pelculas, tratando a las mujeres como si slo sir-
una mujer para violarlo o violarla tras haber incu- vieran para satisfacer sus necesidades sexuales yestu-
bado una considerable dosis de vdeos porno, vieran vidas de hacerlo.
aun cuando puedan existir algunos casos excep- Sin embargo, este estudio lo ha tenido muy compli-
cionales de este gnero a los que se ha preferido cado para convencer a los amigos de la catarsis, que
no dar publicidad. En definitiva, el mejor ejem- estaban dispuestos a expli~ar los mismos hechos de
forma ms convincente. Segn la teora de la catarsis,
24. Violacin de Dima a manos de Sichem en el Gnesis. la agresividad de los sujetos expuestos prolongadamente
Tambin en el Gnesis, la historia de los dos ngeles que los so- a la pornografa no se explica por la imitacin, sino por
domitas quieren violar y que Lar logra salvar. En los Juicios, un
relato similar que acaba peor, los habitantes de Gibea violan co-
lectivamente a la concubina de un levita que estaba de paso; a s- 26. Dol Zillmann y Jennings Bryant, "Fornography, Sexual
tos pueden aadirse los casos mencionados en la nota 26, pg. 76. Callousness and the Trivialization o Rape,>, ]ouma! 01Commu-
25. Le Monde, 5 de julio de 2002. nzeation, vol. 32. n 4.1982, pgs. 10-21.
132 PE~SAR LA POR!\OGRAFA
LA CIENCIA ES PORNFILA O PORNFOBA? 133
la habituacin. El consumidor se excita cada vez menos. sobre las diferencias de evaluacin esttica de deter-
Por ese motivo siente tedio y frustracin, de ah su agre- minadas pelculas. Se supone, segn parece, que a
sividad. 27 grandes rasgos forman parte del mismo medio social y
Zillmann y Btyant montaron una experiencia incre- que comparten las mismas creencias con respecto a las
blemente complicada (que aqu no puedo ms que des- prcticas sexuales y las mismas actitudes hacia las mu-
cribir a grandes rasgos) para probar que tenan razn a jeres, puesto que tienen la misma edad (todos estn
pesar de todo, si bien en esa ocasin su retrica fue ms cursando la licenciatura) y pertenecen a la misma uni-
prudente 28 versidad.
La finalidad general de la experiencia es examinar Se forman cuatro grupos al azar. Un grupo es expues-
las reacciones fisiolgicas afectivas, cognitivas y compor- to exclusivamente a los llamados filmes pornogrfi-
tamentales de personas de ambos sexos ante la exposi- cos. Otro, a los llamados filmes pornogrficos y a
cin masiva de los llamados filmes pornogrficos. otras pelculas no pornogrficas. El tercero, exclusi-
La finalidad ms especfica es confirmar la hiptesis de vamente a los llamados filmes no pornogrficos. El
un efecto negativo de la pornografa en las creencias y cuarto es el indispensable grupo testigo, al que no se
las actitudes hacia las mujeres, vinculado a un efecto le expone nada en absoluto (el ms afortunado, en cier-
de imitacin de lo que se ha visto o se ha percibido. to sentido). Hemos de precisar que el trmino porno-
Ciento sesenta voluntarios (todos ellos estudiantes grafa se emplea en el informe y en el ttulo (por su-
universitarios, ochenta varones y ochenta mujeres) se puesto), pero no as en el protocolo de la experiencia y
comprometen a asistir durante seis semanas seguidas a en su presentacin a los voluntarios. Tambin cabe aa-
sesiones de fin de semana de proyecciones de pelculas dir que ello no impide a los autores hacer toda suerte de
de unos cincuenta minutos de duracin, y a continua- sutiles distinciones entre las variantes de pornogra-
cin a acudir al laboratorio en las semanas que siguen fa. En el informe, los llamados filmes pornogrfi-
a ese perodo denominado de impregnacin para cos se clasifican bajo las siguientes etiquetas: 1) su-
someterse a distintos test que tienen por objeto veri- gestivos: relacin muy avanzada (tocamientos en todo
ficar el carcter duradero de los efectos de la expo- el cuerpo, actividades precoitales segn el protoco-
sicin a esos filmes. Los voluntarios no conocen el ob- lo); 2) explcitos: sodomas, felaciones, cunnilingus,
jetivo real de la experiencia. Slo se les dice que trata penetraciones heterosexuales, en pareja y en grupo, etc.;
3) inusuales: relaciones sadomasoquistas (un hombre
27.]. L. Howard. C. B. Reif]er y M. B. Liptzin, Effeets of azotado por una mujer mientras l se excita sexualmen-
Exposure to Pornographp" en Technical Reports 01 the Com- te) o bestiales (una mujer practica:ldo una felacin
minian on Obscenity and Pornography, vol. 8, Washington De, a un perro antes de la penetracin, etc.). No puede de-
Government Printing Offiee, 1971. cirse que estas clasificaciones sean imprecisas! Todos
28. Zillmann y Jennings, op.cit., 1984. los grupos, incluido el grupo testigo, se someten a los
134 PENSAR LA PORNOGRAFA
LA CIENCIA ES PORNFILA O PORNFOBA? 135

mismos test, dando por supuesto que servirn para regis- de unos cuatro aos, y las mujeres, de unos siete aos.
trar eventuales modificaciones en los factores analizados. Los hombres que han sido expuestos a esas pelculas en
El grado de excitacin sexual y el estado emocional menor grado recomiendan penas de unos ocho aos, y
(placer, asco, agresividad, etc.) se miden regularmente las mujeres, de unos diez aos.
durante seis semanas, por medio de test respiratorios, Zillmann y Bryant concluyen que, en el caso de los
cardacos, de medicin de la ereccin o de la excitacin, sujetos expuestos masivamente a los filmes pornogrfi-
etc. Tambin se evalan mediante distintos cuestiona- cos, la sensibilidad hacia el sufrimiento de las mujeres
rios las creencias relativas a la difusin de ciertas prc- disminuye, y aumenta la trivializacin de la violacin,
ticas sexuales inusuales y las actitudes hacia las muje- sea cual sea el sexo de esos sujetos (los autores insisten
res. A las tres semanas de haber finalizado esta especie en este punto).
de perodo de <<incubacin, todos los voluntarios vuel- Explican este fenmeno no por una agresividad acre-
ven al laboratorio para someterse a una suerte de inte- centada hacia las mujeres como resultado de la frustra-
rrogatorio destinado a evaluar, entre otras cosas, los cin causada por la disipacin de la excitacin sexual
cambios duraderos de creencias y de actitudes hacia las inicial (versin de la teora de la catarsis que incide
mujeres. Se les presenta un artculo periodstico que en el fenmeno de la habituacin), sino por el aprendi-
describe un proceso por violacin en que se relatan to- zaje de roles sexistas durante la exposicin (la teora co-
dos los detalles del caso. En el artculo queda claro que nocida como de la imitacin).
se ha establecido con certeza la culpabilidad del sospe- Que la conclusin no resulta evidente es lo menos
choso de violacin, pero que los jueces an no han dic- que puede decirse. El hecho de manifestar reticencias
tado sentencia. Se pide a los sujetos que definan la du- a llevar a la crcel a alguien durante diez aos es necesa-
racin exacta de la pena de prisin que debera cumplir riamente una prueba de la prdida de sensibilidad pa-
el violador. Se supone que la duracin de la pena indi- ra con los sufrimientos de la mujeres? Si l~s sujetos
ca el grado de sensibilidad con respecto al sufrimiento hubieran propuesto descuartizar al violador selos consi-
de las mujeres: cuanto ms elevada, ms sensible se derara an ms sensibles al sufrimiento de las mujeres?
considera que es el sujeto a ese sufrimiento. Es la parte Se tiende a considerar que el movimiento de relajacin
ms clebre de este experimento {tambin se les pide a de las costumbres que nos ha inducido a renunciar a
los voluntarios que digan lo que piensan acerca de la condenas ms largas o demasiado crueles {trabajos for-
pornografa, del movimiento de liberacin de las muje- zados, torturas, pena de muerte, perpetuidad, etc.) es un
res, etc., pero esas respuestas no cuentan en el debate signo particularmente evidente de humanizacin o
entre pornfilos y pornfobos). de civilizacin. Por qu, en este caso en concreto,
Segn el informe del experimento, los hombres que la mayor severidad se considera implcitamente como
han sido expuestos en mayor medida a los filmes ex- un signo de mayor humanidad y la indulgencia como un
plcitos e inusuales recomiendan penas de prisin signo de depravacin?
136 PENSAR LA POR:-"OGRAFIA (LA CIEr-;CIA ES PORNFILA O PORNFOBA~ 137

Por otro lado, al final de la experiencia todos los vo- Puede decirse que este resultado es, cuando me-
luntarios son informados de! objetivo real de sta. Se nos, slido? En absoluto. En las llamadas condiciones
pregunta a los voluntarios si se sienten perturbados naturales, la agresividad puede desaparecer simple-
personalmente por esa exposicin masiva a la pornogra- mente por la renuncia al consumo. Pero lo que caracte-
fa y si desean recibir apoyo psicolgico. Todos recha- riza estos estudios experimentales es que los volunta-
zan e! ofrecimiento. Todos declaran que la experiencia rios se comprometen a ir hasta e! final. Se les obliga a
no los ha perturbado personalmente en absoluto, con- consumir pornografa aunque ya no puedan ms, aun-
firmando as la irnica observacin de Bertrand Russell que se mueran de aburrimiento. sa es una buena ra-
que he utilizado como exergo: Las personas con opi- zn para ponerse un tanto nervioso, algo que afortuna-
niones hechas dicen que esas imgenes causan un con- damente no sucede en condiciones normales, en las
siderable perjuicio a los dems, pero ni una sola de s- que, habitualmente, no se est obligado a seguir consu-
tas quiere reconocer que les han causado perjuicio a miendo. En realidad, la principal objecin a los estu-
ellas.29 dios experimentales radica en que, sean cuales sean sus
En suma, la cuestin epistemolgica principal, la de conclusiones, stas no pueden transferirse a lo que suce-
la explicacin, queda sin respuesta definitiva. Segn la de en el llamado medio natura],>. Aquellos que la con-
teora denominada de la catarsis, la pornografa, ex- sideran decisiva prefieren apoyar sus argumentos en el
plcita o inusual, administrada en altas dosis, acaba, por medio de los estudios estadsticos, basados en entrevis-
habituacin, hastiando en e! mejor de los casos, asquean- tas o sin ellas.
do en e! peor de ellos. Los sujetos de! experimento se ven Uno de los ms rigurosos y menos controvertidos
en la obligacin, por as decirlo, de seguir sufriendo un desde el punto de vista metodolgico trata de la inciden-
espectculo penoso, se vuelven agresivos con todo e! cia de la liberalizacin de la difusin y el consumo de
mundo. Por tanto, no resulta sorprendente que tambin material pornogrfico en Japn (vdeos, pero tambin
lo sean con las mujeres, aunque se sea su propio sexo. Internet, revistas de fotografas, manga, dibujos anima-
Segn la teora denominada de la imitaciTI, la por- dos, telfono ertico, sex-shops, salones de masaje,
nografa, explcita o inusual, administrada en altas do- ltfe shows, etc.) sobre los crmenes sexuales tal como
sis, modifica las actitudes y las creencias en e! sentido estn tipificados legalmente (voyeurismo, exhibicionis-
de una mayor agresividad hacia las mujeres por parte de mo, tentativas de corrupciTI, agresiones sexuales o
los representantes de ambos sexos. Entre estas dos ex- tentativas de agresin, violacin o tentativas de viola-
plicaciones rivales no existe posibilidad de resolucin. cin).30
Sin embargo, ambas admiten que la exposicin prolon-
gada a la pornografa aumenta la agresividad. 30. Milton Diamon y ManoaJohn A. Buros, "Pomography,
Rape and Sex Crimes in Japao, International Journal o/ Law
29. Russell. op. el!.. pg. 104. and Psychiatry, vol. 22, nO 1, 1999, pgs. 1-22.
138 PENSAR LA PORNOGRAFA
LA CIENCIA ES PORN6FILA O PORI\:FOBA? 139
Se trata de un estudio estadstico que analiza dicha de Internet, estadisticas de la polica o de la Justicia,
relacin a partir de un perodo de casi veinticinco aos etc.) son indicadores fiables de las variables (en este caso:
(1972-1995). Durante ese tiempo de liberalizacin, la consumo efectivo de pornografia, <<violaciones y vio-
cantidad de los denominados crmenes sexuales no lencias de carcter sexual) a propsito de las cuales se
habra aumentado (incluso habra disminuido en trmi- examinan las relaciones de causa-efecto? La existencia
nos relativos, si se tiene en cuenta, entre otros, el creci- de una correlacin entre las variables prueba la existen-
miento de la poblacin y la mayor propensin de las vc- cia de un nexo causal? No resulta fcil dar respuestas
timas a presentar denuncia). Resultados similares se satisfactorias a todas esas preguntas. Tommoslas por
han obtenido en Alemania, Dinamarca, Suecia y Estados orden.
Unidos, durante perodos similares. 31 Por tanto, segn
estos estudios, no puede explicarse la ausencia de inci- 1. El aumento de ventas de cintas de vdeo en las
dencia de la pornografa sobre los crimenes sexuales sex-shops, en los distribuidores automticos, en
por las caractersticas especficas de una pretendida cul- los videoclubs, por Internet, de revstas especiali-
tura japonesa. Sin embargo, tales estudios realizados zadas, de vsitas a los sitios de Internet, de conexio-
en el llamado medio natural, por muy acordes que es- nes al telfono ertico, de suscripciones a cade-
tn con los cnones de la encuesta y por muy costosos nas por cable especializadas atestiguan un aumento
que resulten, en definitiva slo responden exclusivamen- del consumo efectivo de pornografa? Probable-
te a datos estadsticos comparativos. Por lo general, re- mente, s. Habra que ser casi enfermizamente es-
sulta difcil interpretar este tipo de datos. Acaso los cptico para pretender negarlo. Pero conviene no
indicadores escogidos (en este caso: venta de cintas de v- olvidar que el volumen de negocio o los beneficios
deo o revistas denominadas porno, visitas a los sitios astronmicos anunciados por los productores y
distribuidores de pornografa probablemente es-
tn muy sobrevalorados, con la intencin, apenas
31. Heins, op. CIt., pg. 203. Hace algn tiempo, en la prensa
se habl mucho de que en Francia se haba producido una proli- disimulada, de demostrar que su actividad, siem-
feracin de casos de violaciones colectivas o por tumo (obser- pre ms o menos amenazada por los gestos de los
vemos de pasada que ahora ya se habla mucho menos de ello). Lo politicos y las acciones de las asociaciones familia-
que se escriba pareca acreditar la existencia de un vnculo causal res y religiosas, es <<legtima, puesto que est, por
entre la exposicin de los jvenes a la pornografa y la comisin de
as decirlo, plebiscitada por el pblico.32
esos crmenes. Sin embargo, existen motivos para mostrarnos
escpticos respecto a esta explicacin, ya que puede observarse, 32. Desde este punto de vista, las declaraciones al Journal de
como ha sealado un lector de Le Monde, que en Alemania, por Dimanche (20 de octubre de 2002) de algunos productores y
ejemplo, el fenmeno del turno no existe, aun cuando los lla- distribuidores franceses de fllmes X resultan tpicas. Amenazados
mados filmes porno resultan mucho ms fcilmente accesi- por la prohibicin de emitir sus pelculas en televisin, y por una
bles que en Francia (Le Monde, 29 de octubre de 2002). terrible sobretasa (90 % de los beneficios totales), replican anun-
140 PENSAR LA PRJ'.:OGRAFA LA CIE~CIA ES PORN)FILA O PORNlFOBA) 141

2. Los datos estadsticos telativos a las agresiones vos puedan tergiversarse por completo. Sin em-
sexuales presentados por los archivos de la poli- bargo, no se trata de lo mismo cuando se supone
ca o de la Justicia son indicadores fiables de su que el consumo de pornografa conduce al exhi-
aumento o de su disminucin? Se llevan a cabo bcionismo o a la violacin. La progresin o
todas las discriminaciones necesarias a prop- disminucin estadstica de los llamados casos de
sito de la categora, vaga y maleable, de crimen violaciones o de violencias quiz no reflejen,
sexual, que incluye actos que no tienen mucho ya lo he sealado antes, ms que la propensin de
que ver entre s desde el punto de vista de sus po- las vctimas a presentar denuncia, o a informar
sibles incidencias sobre las vctimas (<<voyeu- por parte de los testigos, los cambios en las ins-
rismo, exhibicionismo, tentativas de corrup- trucciones dadas a la polica, los cambios de cri-
cin, agresiones sexuales o tentativas de agresin, terio en la definicin oficial de violacin o de vio-
violacin o tentativas de violacin)? Resulta muy lencia, el aumento o disminucin de los efectivos
difcil dar una respuesta no controvertida a estas policiales, etc. Esta dificultad es tan grande que
preguntas. Las estadsticas siempre se clasifican resulta prcticamente imposible responder al ter-
por modalidad de crmenes, lo cual conduce a cer tipo de preguntas, las ms importantes para
que las conclusiones de los estudios comparati- los autores de esos estudios.
3. Una simple correlacin entre el aumento del con-
sumo de pornografa y el aumento de los llama-
dando un volumen de negocio susceptible de impresionar <200
millones de euros, sin otra precisin ni comparacin con activi- dos casos de agresiones sexuales bastara para
dades comerciales similares) y, sobre todo, insistiendo en el hecho probar que el primero es causa del segundo? Una
de que apenas el 15 % de ese volumen de negocio proviene de la simple correlacin entre el aumento del consumo
televisin. Sus actividades ms florecientes seran el alquiler de de pornografa y la disminucin de los llamados
cintas de vdeo en los videoclubs, los distribuidores automticos
casos de agresiones sexuales bastara para pro-
y las sex-shops (el25 % de los alquileres en los videoclubs y el
50 % de los distribuidores automticos corresponderan a los
bar que el primero es causa de la segunda? No, en
filmes pomo!), las ventas de las cintas de vdeo que promocionan razn del problema denominado de la causa co-
las revistas especializadas (se distribuiran unas 250 revistas en mn En qu consiste este problema? Suponga-
los quioscos jcon una venta real de un mnimo de 50.000 ejem- mos que existe una correlacin entre la duracin
pIares!), las ventas de cintas y las visitas a sitios de Internet (<<el fu- del matrimonio y la disminucin del consumo de
turo, en opinin de todos). Su intencin manifiesta es demostrar
bombones. Podra concluirse que la duracin
que su actividad est legitimada por la eleccin del gran pblico,
y q~e la justificacin de la prohibicin televisiva, salvar a los ni- del matrimonio ejerce una especie de influencia
os del vicio, resulta poco convincente en la medida en que, de causal sobre la cantidad de bombones consumi-
todos modos, los jvenes continuarn teniendo acceso al pomo a dos? No, puesto que podra existir una causa
travs de las cintas de vdeo o a travs de Internet. comn a los dos factores que los hiciera variar
LA CIENCIA ES PORNFILA O PORNFOBA? 143
142 PENSAR LA PORNOGRAFA

juntos de forma sistemtica sin una influencia di- que probasen la existencia de una relacin causal direc-
recta del primero sobre el segundo. Podra tra- ta entre el aumento del consumo de pornografa y el de
tarse de la edad, simplemente. Cuanto ms viejo las violencias sexuales. Prefieren hablar de efectos in-
se es, ms probabilidades hay de que la duracin directos o causalidad compleja J3 Dicen: es verdad, la di-
del matrimonio sea elevada y el consumo de bom- fusin masiva de pornografa no tiene incidencia causal
bones menor. De hecho, la existencia de una me- directa en los crmenes sexuales, pero contamina la
ra correlacin entre la progresin de la difusin atmsfera moral, infecta la sociedad al instaurar un cli-
de pornografa y la de los llamados crmenes se- ma de ausencia de respeto a los otros, de destruccin de
xuales no bastara, ciertamente, para establecer las relaciones humanas significantes, de degradacin
la existencia de una relacin causal entre ambas. de las mujeres y los hombres, de valorizacin de la bes-
Se podran considerar toda clase de causas co- tialidad.
munes. Por ejemplo: un debilitamiento del con- La cuestin normativa de saber si conviene seguir
trol social de la vida sexual podra ser la causa al pornfobo que exige que se prohba la pornografa
comn que favorece a la vez una difusin ms mientras no se aporten pruebas absolutas de su carcter
amplia de la pornografa y una menor incomodi- inofensivo, o al pornfilo que recomienda cuando me-
dad a la hora de informar sobre casos de agresio- nos tolerar la pornografa y cuando ms promoverla
nes denominadas sexuales, etc. mientras no se aporten pruebas veraces de su carcter
crimingeno, de hecho ha quedado zanjada. Y es que,
A causa de estas dificultades, el escepticismo con en realidad, el nuevo argumento de los pornfobos
respecto a la existencia de una relacin causal directa vuelve a denunciar la pornografa en nombre de amena-
entre consumo de pornografa y violencias sexuales de zas que hace recaer en los derechos fundamentales y no
cualquier orden, positivo o negativo, se ha convertido en razn de los perjuicios fsicos o psquicos evidentes y
ms o menos en la norma de todas las representaciones graves que se supone que podra causar. Es cierto que la
de resultados de encuestas lo suficientemente honradas pornografa constituye ese tipo de amenaza?
(es decir, en la mayora de ellas, de hecho).
Aparentemente, los pornfobos se ven ms afecta-
dos por este escepticismo que los pornfilos, puesto
que al final incluso los ms obstinados han dejado prc-
ticamente de recurrir a los estudios sociopsicolgicos
experimentales o a los realizados en el medio natural
para hacer prevalecer su punto de vista represivo. Han
renunciado (desde los ms a los menos informados) a 33. Diana Russell, Pomography and Rape. A Causal Mo-
de],>, en Comell, op. cit., pgs. 48-93.
basar su punto de vista en investigaciones empricas
,
CAPITULO
6
La pornografa es una forma
insidiosa de discriminacin sexual?

Incluso en los pases donde la libertad de expresin


(de prensa, poltica, artstica, etc.) est protegida por la
ley se reconoce, con todo, que aqulla admite excepcio-
nes. La libertad de expresin no contempla el derecho
a gritar Fuego! en una sala abarrotada para gastar
una broma. Tampoco contempla en ningn momento
propagar informaciones comerciales falsas, calumniar
o difamar. 1 En Estados Unidos, pas donde, segn di-
cen, la libertad de expresin es objeto de verdadero cul-
to, tales restricciones son, a primera vista, las nicas que
se admiten. La primera enmienda de la Constitucin
prohbe cualquier restriccin estatal de la libertad de
expresin (pero no as las restricciones de instituciones
privadas, que pueden prohibir lo que les plazca: las ins-
tituciones escolares religiosas tienen derecho a prohibr
la difusin de opiniones darwinistas en sus recintos).2

1. Lederer. op. cit.


2. Vase Hage, op. cit.
146 PENSAR LA POR:--.IOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA FORMA INSIDIOSA [ .. )? 147

En algunos pases (por ejemplo Alemania, Francia o Kinnon, que la pornografia difunde un mensaje de des~
Gran Bretaa) se reconocen excepciones ms numero- gualdad, entonces sta ha de inclui~se entre las OPI-
sas. Se han votado leyes para prohibir la expresin de niones y por esa razn estar protegida por h ptlmera
opiniones racistas o antisemitas o para prohibir la difu- enmienda, ya que una opinin no puede prohlb~rse por
sin de ideas negacionistas. Existiendo como existe ese su contenido, aunque ste sea repugnante. ASI, por e!
culto a la libertad norteamericano, podramos sor- hecho de que la pornografa transmita un mensaje ~e
prendernos razonablemente de! hecho de que las lla- desigualdad, e! juez concluy, en contra de la pe~lC1on
madas publicaciones obscenas nunca hayan estado de Dworkin y MacKinnon, que, al igual que los dlscur-
protegidas por la primera enmienda de la Constitucin sos racistas o de odio, no deba prohibirse sino que po-
de Estados Unidos. A primera vista, e! motivo oficial de da estar bajo e! amparo de la primera enmienda. Por
esta extraa situacin era que las publicaciones obsce- tanto, en esa ocasin h pornografa fue considerada
nas no expresaban ninguna opinin.) El argumento ha susceptible de estar protegida por e! derecho a ~a.hber
adquirido numerosas formas y ha recibido numerosas tad de expresin, lo cual resultaba ms bien lllsohto. El
justificaciones distintas. Se ha dicho, entre otras cosas, contraataque de Dworkin y MacKinnon se mantuvo en
que las representaciones pornogrficas no expresan e! terreno de la libertad de expresin, pero tal como
ninguna opinin claramente argumentada, ninguna in- puede interpretarse a la luz de la decimocuarta enmien-
tencin artstica, aunque sea increblemente mediocre. da, que afirma la igual proteccin de las71~ye,s.6 Es:~
Son meras estimulaciones sensoriales de tipo sublimi- estrategia no siempre se ha comprendido. cCom?yu
nal sin intermediario cognitivo. No suscitan ni refle- de atentar la pornografa contra la igual pro~e.cclOn de
xiones, ni emociones, sino erecciones. 4 las leyes? Cmo puede contribuir a descaliflc~r a las
La idea de que la pornografa poda transmitir un mujeres en cuanto ciudadanas, esto es, a obstaculizar su
mensaje poltico de desigualdad hacia las mujeres fue participacin en e! proceso poltico? En pO,cas pala;
admitida por primera vez, en 1983, por e! juez Easter- bras, cmo puede contribuir a la dtscrtmmaezon sexual.
brook. En una famosa y paradjica decisin, afirm e!
carcter anticonstitucional de la ordenanza contra la 6. Michel Fromont, Grands systmes de droit tranger, Par:,
pornografa redactada por Andrea Dworkin y Cathatine Dalloz, 3' ed., 1998, pg. 94; Catharine MacKinnon, FranclS
MacKinnon. 5 Si es cierto, como afirman Dworkin y Mac- Biddle's Sister: Pomography, Civil Rights and Speech>~, en Feml-
nism Unmodified: Discourses on Lije and Law, Cambndge, Mas-
sachusetts, Harvard University Press, 1987. Retomado,en Dwyer,
3. Ibid.; Dworkin, op. cit., 1991; para un anlisis en profun- op. cit., pgs. 53-66. Vase en particular la ~ola 23, pags. 65-66.
didad de esta excepdn,}oCl Feinberg, Olfense to Otben, Ox- 7. Ronald Dworkin parece haber temdo problemas para
ford, Oxford University Press, 1985, pgs. 165-189. captarla si hemos de creer a MacKinnon (aunque, ~or supue~
4. Scoccia, op. cit. t Ronald Dworkin no comparta su opinin) en su mterCamblo
5. Vase el captulo 4, pg. 102. ;: cartas en el New York Review ofBooks, op. cit., 1994.
148 PE:-.JSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA fORMA INSIDIOSA [, .. }? 149

Principalmente, descalificando la palabra de las muje- As que, de un modo bastante irnico, e! argumento
res, es decir, privndolas, de hecho, de un derecho re- de la libertad de expresin interviene en e! debate para
conocido para todos: e! derecho a la libre expresin. Se- sostener una propuesta de censura (aunque sea a pos-
gn e! razonamiento de Dworkin y MacKinnon (ms terion') de la pornografa. Pero se trata de un intento de
exactamente, segn uno de sus razonamientos), com- censurar la pornografa slo en la medida en que denie-
batir la pornografa no es, en su opinin, promover una ga injustamente a determinadas personas un derecho
censura cultural, sino liberarnos de una especie de cen- reconocido para todos (en este caso el derecho a la liber-
sura poltica. Puesto que, a su entender, la pornografa tad de expresin, sea cual sea su amplitud). La peticin
simplemente es un ataque a la posicin de las mujeres de censura de la pornografa se acaba formulando en
como ciudadanas, una forma de censura poltica indi- nombre de la justicia o de la igualdad.
recta; la censura de la voz de las mujeres. La escritora Insistamos una vez ms en este aspecto tcnico: a
Britt Nini propone una versin jocosa e imaginativa de pesar de que hace intervenir la nocin de libertad de
esta tesis, que no puedo dejar de citar. Ella se pregunta expresin, esta tentativa de justificar la censura de la
por qu, en un filme pornogrfico comn en nuestros pornografa no se formula en nombre de la primera
das, las escenas de fe!acin ocupan un espacio tan des- enmienda de la Constitucin, que protege explcita-
proporcionado, si se me permite expresarlo as. He mente esa libertad, sino en nombre de la decimocuar-
aqu su respuesta: Porque la mamada hace callar a la ta, que afirma la igual proteccin de las leyes9 En
mujer (carece de banda sonora); opino que la fe!acin trminos menos tcnicos, es un intento de justificar la
puede considerarse, ms all de! porno, como la expre- censura de la pornografia porque sta es injusta (de-
sin ms "afinada" (en e! sentido musical de! trmino) niega un derecho a la libertad de expresin recono-
de lo que sucede realmente entre un hombre y una mu- cido a todos) y no porque menoscabe ciertas concep-
jer.8 Desde luego, cabe objetar que en este tipo de fil- ciones sustanciales del bien sexual o porque permita
mes tambin puede suceder que los hombres sean re- limitar razonablemente e! derecho a la libertad de ex-
ducidos al silencio por motivos similares, sin negar a la presin.
co?c!usin de que por lo general se censura su palabra; A mi entender, se trata de un cambio profundo e
ySI se prosigue e! razonamiento, podra decirse que las importante en las tentativas de justificar la censura de
pIzzas son formas de censura porque nos impiden ha- la pornografa.
blar cuando las comemos. Pero supongo que tambin Si e! razonamiento que sustenta este cambio estu-
existirn argumentos para rebatir este tipo de objecio- viera fundado, habra que reconocer que la pornografia
nes triviales.
no pasa uno de los test que podran hacerla aceptable
desde e! punto de vista de la tica mnima. Si la porno-
8. Britt Nini, loge de la fellation l' crao, Art Press, fe-
brero de 1984, pg. 10.
9. bid.; MacKinnon, op. cit., 1994.
150 PE:\'SAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA FORMA INSIDIOSA (. .. l? 151

grafa es injusta, habr, en este sentido, una gran pre- puede declarar una sesin abierta. Si yo digo a dos per-
suncin en su Contra. sonas que se encuentran a mi derecha por casualidad:
Pero me parece que este razonamiento no est fun- Os declaro unidos en matrimonio, mi declaracin es
dado. Descansa en la dea de que es posible volver inteli- nula, o eso espero por su bien, porque no soy una per-
gible por completo una tesis segn la cual la pornografa sona autorizada, porque ellos no me han pedido nada,
no constituye una causa, entre otras, de la subordina- porque quiz ya estn casados (con lo cual se converti-
cin de las mujeres, sino que es una forma de subordi- ran en bgamos), y as sucesivamente. Mi declaracin
nacin de las mujeres, no es una causa de injusticia, se frustra en el sentido que Austin confiere a ese tr-
SI~O que es una injusticia. La intencin subyacente, se- mino. Podra afirmase que ms adelante Austin ha in-
gun parece, es demostrar que la pornografa es injusta tentado generalizar los resultados de sus anlisis de los
por el mero hecho de existir e independientemente actos institucionales a todos los actos de habla: advertir,
de sus efectos, sobre los que cas todo el mundo est de prometer, aconsejar, aseverar, etc. lJ
acuerdo en que no son fciles de evaluar. 10 Se le ha objetado que la mayora de actos del len-
Se supone que esta idea, que algunos filsofos reco- guaje corriente no estn expuestos al fracaso como su-
nocen que les resulta difcil de comprender,H est to- cede con los actos institucionales. 14 No es necesario ca-
talmente justificada por las teoras de los actos de habla recer de una autoridad especial para no ser capaz de
12
de Austn. Creo que se trata de un error. Por qu? advertir, prometer, aconsejar, aseverar. El xto o el fra-
Las primeras investigaciones de Austin trataban so- caso de esos actos no dependen de su comprensin por
bre un tipo muy reducido de actos de habla que slo parte del destinatario. Si la persona a la que he adverti-
funcionan cuando los realizan personas autorizadas en do ha comprendido que la adverta, mi acto de habla
determinadas circunstancias definidas con antelacin: ha tenido xito: es una advertencia (aun cuando esa per-
bautizar, declarar abierta una sesin, unir mediante los sona se burle por completo de mis consejos o de mis
lazos del matrimonio. Tales actos pueden considerarse advertencias). En cambio, no lo lograr con la misma
institucionales. Poseen condiciones de felicidad muy facilidad si he bautizar o casar. Aunque los esposos
claras. Cuando stas no se satisfacen, el acto de habla se potenciales hayan comprendido el enunciado Yo os
frustra. Slo un alcalde, un prroco, un rabino y otros
de Igual condicin pueden casar o bautizar en determi- 13. J. L. Austin, Performatif-constatif, en La pbilosopbie
nados lugares y bajo ciertas condiciones de consenti- analytique, Pars, Minuit, 1962, pgs. 271-304; Quand dire, c'est
miento, por ejemplo. Slo el presidente de una sesin faire (1962), Pars, Le Seuil, 1970 (trad. cast.: Cmo bacer cosas
con palabras, Barcelona, Pads, 1998).
14. Peter F. Strawson, Intention et convention dans les
10. [bid. actes de angage, en tudes de logique et de Iinguistique (1971),
11. Vadas, op. cit. Pars, Le Seuil, 1977, pgs. 173-194 (trad. cast.: Ensayos lgico-lin-
12. Langton, op. cit., 1993. gsticos, Madrid, Temos, 1983).
152 PENSAR LA POR!\'OGRAFA LA PORNOGRAFA ES l~SA FORMA INSIDIOSA f. .. P 153

declaro unidos por los lazos de! matrimonio, mi acto De ello se deduce que slo los actos institucionales tie-
se habr frustrado si no soy alcalde o prroco, etc. En nen vocacin de crear tpSO lacto una realidad social.
realidad, habra dos clases de actos de habla: institucio- Cuando un prroco ha consumado e! acto institucional
nales y no institucionales. de casar, la nueva realidad es que dos personas que no
El argumento segn e! cual la pornografa es una estaban casadas lo estarn en lo sucesivo por e! mero
subordnacn de las mujeres est construido sobre la hecho de que el acto institucional se ha efectuado en las
idea de que los mensajes pornogrficos son actos de condiciones adecuadas. Esas personas estn casadas,
habla institucional como e! acto de casar o de bautizar. aunque inmediatamente despus decidan divorciarse
Como e! acto de casar o de bautizar, tendran la virtud porque se arrepienten de su decisin. Resultara absur-
de construir una realidad social por e! mero hecho de do dedicarse a verificar empricamente si se ha creado
que los realizan personas autorizadasP una nueva realidad social realizando una investigacin
Los mensajes pornogrficos construyen una reali- sociolgica sobre la vida de pareja. Por su lado, si los
dad social que descalifica a las mujeres por e! hecho de mensajes pornogrficos crearan una realidad social, en
que los emiten personas autorizadas (los hombres) y los el caso de que pudieran crearla, no podra ser ms que
dirgen a otras personas que reconocen esa autoridad indirectamente, por su influencia en las creencias o pre-
(otros hombres). Pero hablar de personas autoriza- ferencias de determinados individuos. La cuestin de
das en referencia a los productores y directores de las saber si seran capaces de crear esa realidad social es
llamadas pelculas porno resulta ms bien absurdo. causal , abierta a la investigacin emprica. .
Decir que los consumidores de pornografia reconocen De modo que e! plan de explotar la referenCia a
esa autoridad no lo es menos.1 6 Por lo general, no exis- Austin con la finalidad de demostrar que la pornografa
ten verdaderas buenas razones para alinear los mensa- es injusta por e! mero hecho de que existe, y adems in-
jes pornogrficos en los actos de habla nstitucionales. dependientemente de sus efectos, se va al traste por-
que, a m entender, los mensajes pornogrficos no pue-
den alinearse en los actos de habla institucionales.
15. Langton. op. cit., 1993, pgs. 303-305, propone utilizar a Otra tentativa de explotar la teora de Austin con la
Austin para fundar sobre bases ms slidas las tesis que Cathari-
ne MacKinnon defiende en Ollly Words, Harvard, Harvard Uni-
intencin de demostrar que la pornografa subordina
versity Press, 1993, Yop. cit., 1994,2000, Yobserva, irnicamen- a las mujeres, y que me parece ms atinada, se basa en
te (pg. 297), que, en su ensayo, MacKinnon aparece como una una versin posterior de la misma. 17 En lugar de una
prima cercana, pero bastante inesperada, de Austin. teora limitada a los actos de habla institucionales, Aus-
16. Se pueden tener, cuando menos, buenas razones para
dudar de ello, como sucede con los autores de la entrevista a
Rae Langton: Feminsm and Pornography, entrevista con Rae 17. Tambin se debe a Rae Langton este intento, de una na-
Langton en J. Baggini y J. Stangroom. New Brilh Philosophy, turaleza algo distinta, de justificar las tesis de MacKinnon me-
Londres, Routledge, 2002, pgs. 95-111. diante la teora de Austin (Langton, op. cit., 1993).
154 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA FORMA INSIDIOSA L .. ]? 155

tin propone una especie de teora general de los actos menos digna de ser escuchada, sta contribuye asimismo
de habla. Cada uno de esos actos, institucionales o no, a la desigualdad poltica. Pero cmo probar todo eso?
estara formado por estos tres componentes: Una cosa es decir que la pornografa contribuye a toda
suerte de injusticias y otra muy distinta demostrarlo.
1) locucionario (el llamado componente semnti- La primera objecin que viene a la mente es que, en
co: lo que significa el enunciado segn su senti- las pelculas pornogrficas del tipo que Andrea Dworkin
do y su referencia ms o menos determinados)' y Catharine MacKinnon quisieran prohibir, los hom-
2) ilocucionario (el llamado componente pragmti~ bres no son menos ridculos que las mujeres. En reali-
co: a grandes rasgos, el modo en que se efecta dad, la pornografa no sera misgina sino misntropa.
la enunciacin -aseveracin, consejo, adverten- Est claro que este argumento no juega a favor de la
cia, predicacin, etc.-); tolerancia o de la promocin de la pornografa en ge-
3) perlocucionario (el llamado componente cau- neral. 18 Pero tiende a reducir la fuerza del argumento
sa1: el efecto cognitivo o emocional de la enun- que sostiene que la pornografa es una forma de discri-
ciacin en el oyente). minacin sexual, o de injusticia exclusivamente en con-
tra de las mujeres. Sin embargo, convendra apoyar
El raz~namiento que pretende demostrar que la este argumento en un anlisis del contenido de las pel-
pornografla menoscaba el derecho a la igualdad de ex- culas y de su interpretacin en uno u otro contexto, en
presin se basa en la distincin entre locucionario e ilo- uno u otro tipo de espectadores, que hasta el momento
cucionari? La pornografa no menoscaba la capacidad he preferido evitar. Con todo, me permitira sugerir que
de las mUjeres para expresar opniones: nadie niega que dicho anlisis no aportara necesariamente razonamien-
ellas sean capaces de realizar actos locucionarios. Lo tos a favor de la tesis que sostiene que la pornografa in-
que la pornografa menoscaba es la capacidad que tie- fluye directamente en las actitudes y las creencias de los
nen las mujeres de realizar dichos actos con la fuerza hombres en un sentido sexista, al presentar a las mu-
ilocucionaria de una afirmacin seria. Para los consu- jeres humilladas y contentas de serlo. En efecto, puede
mid?res de pornografa, las palabras de las mujeres son muy bien darse el caso de que lo que interese a los hom-
castillos en el alre, proposiciones sin valor. Cuando ellas bres en la pornografa visual no tenga nada que ver con
dicen no, es s. En trminos austinianos su no
locucionario est dicho con la fuerza ilocuci~naria de 18. Salvo para los realistas como Alan Soble, el ms cono-
un s>:. Cmo tomarlas en serio? De ese modo la por- cido de los filsofos del sexo de tendencia analtica, que dice
?ografla menoscabara un principio de justicia, el de la apreciar la pornografa precisamente por su misantropa, por-
que sta ofrece una imagen sin complacencia de la mediocridad
Igualdad en la consideracin de la voz de cada uno.
humana: Deshumanizatan, Objectification, Il1usion, en Por-
. Si e~ cierto que la pornografa ridiculiza a las mujeres, nography, Sex and Feminism, Nueva York, Prometheus Books,
SI contnbuye a que su voz sea considerada menos seria, 2002, pgs. 49-89.
156 PENSAR LA POR!\'OGRAFA ~LA PORL\'OGRAFA ES lT]\'A FORMA I:\SIDIOSA [ ... ]? 157

lo que hacen las mujeres o lo que les llega desde la pan- caso) son mucho ms complejos que los que proponen
9
talla. 1 Susan Barrowclough cree que <da mayor parte del los promotores de leyes pornfobas en nombre de los
placer que experimenta el espectador es ms homoerti- perjuicios causados a las mujeres.
ca que heterosexual, aunque ste lo niegue acto seguido. Sin embargo, el argumento contra ese tipo de leyes
La pornografa permite esta ambigedad20 No anda que me parece ms convincente no es del todo relativo
equivocada, a primera vista. Segn parece, en las pro- a la imagen de los hombres en la pornografa, sino a la
ducciones habituales de hoy en da existen como mni- de las mujeres. No se basa, en absoluto, en las supues-
mo dos figuras impuestas: la relacin anal y la eyacula- tas reacciones de los hombres ante la pornografa, sino
" e . l 21 P
Clan laCia. or tanto, se supone que el consumidor en las de las mujeres. En la actualidad existe una co-
medio se excita y, en los casos que as lo permiten, se rriente liberal que no se contenta con tolerar la porno-
masturba ante el espectculo de penes en completa erec- grafa sino que pretende promoverla en nombre de
cin y relaciones anales. Puestos a buscar representacio- principios de justicia. Dicho de otro modo, existe una
nes heterosexuales, podramos encontrar algo ms versin del argumento de justicia que, partiendo de las
convincente. De hecho, lo que parece estar en el origen mismas premisas, llega a la conclusin de que es nece-
de la estimulacin sexual de los hombres no es la repre- sario promover la pornografa. El hecho de que las fi-
sentacin de mujeres ni de relaciones claramente hete- guras principales de esta corriente sean mujeres es im-
rosexuales, sino la de sexos de hombre y de relaciones portante para la idea que deseo defender, ya que sta se
que habitualmente se denominan homosexuales. 'Qu basa en el rechazo del paternalismo. 2J Qu dicen ellas?
diran algunos machos homfobos si tuvieran conci~ncia La difusin libre y masiva de la pornografa, aunque
del hecho de que al consumir pornografa heterosexual, sta se halle desprovista de inters artstico, aunque con-
solos o en gmpo, de hecho estn experimentando cierto tenga algunos aspectos repugnantes, no silencia a las
tipo de atraccin hacia los miembros de su propio mujeres ni a las minoras sexuales. En realidad sucede
sexo (SI es que puedo decirlo as)?22 Probablemente lo todo lo contrario.
negaran. tal como sugiere Susan Barrowclough, pero
sm convencer a nadie (al menos a m no'). L Permite tomar conciencia de la existencia de todo
Sea como sea, puede suponerse que los mecanismos tipo de prcticas o deseos. Este movimiento contri-
que hacen que la exposicin a la pornografa conduzca buye a una toma de conciencia por parte de cada
a los hombres a despreciar a las mujeres (si se di~ra el uno de sus propios deseos y puede ayudar a devol-
ver cierta dignidad a determinadas prcticas sexua-
19. [bid. pgs. 30-3!. les ridiculizadas, desvalorizadas o despreciadas (en
20. Susan Barrowclough, 5creen, n' 5, 1983, pg. 36. especial, las de las minorias gays entre otras).
21. Zlrnrner, op. cit.
22. Barrowclough, op. t. 23. Strossen, op. t.; McEllroy, op. i.
158 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA FORMA INSIDIOSA [ ... ]? 159

2. No parece impedir en absoluto la denuncia ante la algunas mujeres no dudan en decir que la pornografa
justicia de las brutalidades sexuales que sufren los contribuye a la igualdad poltica, econmica o social y a
hombres y las mujeres. Es ms bien en los pases su desarrollo personal. Lo que importa, en e! fondo, no
permisivos con la pornografa donde la denuncia es que se establezca su argumento, sino que ste no pa-
de las brutalidades sexuales parece menos limi- rezca totalmente absurdo. En e! caso de! racismo o de!
tada por la vergenza o e! temor a represalias. antisemitismo, no tiene ningn sentido discutir la idea.
3. Conlleva un movimiento de legitimacin de! tra- Es estpida. Una de las obras ms llamativas de la co-
bajo sexual remunerado, empezando por e! de las rriente feminista pornfila, de Wendy McEllroy, lleva
estrellas de los filmes pornogrficos. Este movi- por ttulo Le droit des femmes la pornographie. 24 A na-
miento podra extenderse a los prostitutos y pros- die le parece ridculo o chocante. Pero que diramos
titutas, que siempre son victimas de un desprecio de El derecho de los judos al antisemitismo o El derecho
profundo e injusto. de los negros al racismo?
4. Ofrece a las mujeres la posibilidad de innovar, Quienes detesten la pornografa probablemente re-
de proponer obras de este gnero que les satis- chazarn mi razonamiento. Dirn que las mujeres que
fagan ms y de modificar eventualmente los gus- defienden la pornografia simplemente estn alienadas,
tos sexistas de! pblico, con mayor seguridad manipuladas, <<vendidas a sus opresores. Son posibili-
que en una situacin de mercado clandestino. dades que no podemos excluir. Nuestras preferencias y
nuestras creencias pueden ser deformadas por intereses
Por todos esos motivos, la difusin libre y masiva de particulares e incluso manipuladas por todo tipo de pre-
la pornografa contribuye a atenuar injusticias polticas siones exteriores. Pero por qu habra de ser as en el
y sociales. Desde luego, estos motivos para la promo- caso de las mujeres que defienden la pornografa?
cin de la pornografa son tan discutibles como los moti-. No basta con afirmar que las mujeres que promueven
vos contra la pornografa o los motivos para la simple la pornografa estn alienadas, manipuladas. Hay que
tolerancia. Pero demuestran de forma clara por qu la probarlo. La nica prueba que se presenta lo es a prIOri.
pornografa no puede equipararse con e! racismo, e! an- Dice lo siguiente: si las mujeres que defienden la por-
tisemitismo o la homofobia. Ciertamente, hay judos o nografa no estuvieran alienadas o manipuladas, no de-
negros que detestan su comunidad de pertenencia, que fenderan la pornografa. Evidentemente, si e! hecho
rechazan que les identifiquen con ella, que asumen los de defender la pornografa es un criterio suficiente de
peores estereotipos racistas o antisemitas. Pero creo alienacin, el argumento de justicia para la pornografa
que nadie sera capaz de decir que el racismo o e! anti- ni siquiera ser escuchado. Pero qu razones tenemos
semitismo son buenos para los negros o los judos, que para pensar que es un criterio suficiente o incluso pertl-
contribuyen a su desarrollo personal, que favorecen la
igualdad poltica, econmica o social. Similarmente, 24. McEllroy, op. cit.
160 PE0:SAR LA POR:--':OGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA FORMA INSIDIOSA l. .. ]? 161

nente de alienacin? Puede admitirse que e! hecho de cin incoherente de los actos ilocucionarios de las mu-
trabajar en la industria pornogrfica puede deformar en jeres. Para ellos, cuando una mujer dice no, es no.
un sentido favorable o desfavorable las opiniones acerca Pero cuando dice s, no es s.25
de la pornografa. Tambin puede admitirse que las mu- Existe un argumento formal que podra, a primera
jeres aterrorizadas por un marido porngrafo duden a la vista, refutar la tesis antipaternalista que acabo de defen-
hora de decir que piensan mal de su aficin. Pero en e! der. El argumento sera e! siguiente: e! razonamiento an-
caso de los juristas y de los filsofos pornfilos, resulta di- tipaternalista se basa prncipalmente en las preferencias
fcil identificar factores de manipulacin o de alienacin de las mujeres pornfilas (o no pornfobas). Luego esas
que no sean fantasiosos. Por otro lado, a aquellas yaque- preferencias tienen e! defecto de que <<valen por dos.
llos que consideran que e! hecho de defender la porno- Por tanto, son injustas. Qu quiere decir exactamente?
grafa es un signo de alienacin, se les puede replicar que El argumento de la doble cuenta se debe a Ronald
lo que s lo es es e! hecho de atacarla sistemticamente. Dworkin. Lo emplea para defender un derecho indivi-
Mientras que las fuentes de la desigualdad entre hombres dual a la pornografa, basado en la idea de que se trata de
y mujeres son tan numerosas y difusas, mientras que al- un inters personal que no causa ningn perjuicio al pr-
gunas de esas fuentes son asimismo ms importantes que jimo. Un derecho de ese tipo es una baza ganadora
la pornografa, e! hecho de emprenderla de forma tan (trump) en e! caso de que las preferencias de la mayora o
monomanaca con la pornografa como causa de desi- la toma en consideracin de! mayor bienestar de la mayo-
gualdad muestra claramente que aquellas y aquellos que ra vayan en e! sentido de prohibir la pornografia. As, se
militan en contra de la pornografa son mojigatos obse- trata en gran parte de un argumento antiutilitarista, por-
sivos, patolgicamente atemorizados por la sexualidad. que vuelve a rechazar e! criterio de! mayor bienestar de la
En suma, cabe concluir que e! argumento de la mani- mayora en la justificacin de nuestras decisiones pbli-
pulacin o de la alienacin de las mujeres que militan a cas, como si se tratara de una expresin de la peligrosa
favor de la pornografia no es slido. Por tanto, cuando se tirana de la mayora. Est inspirado en una slida con-
utiliza, probablemente constituye la expresin de una cepcin deontolgica que da prioridad a los derechos in-
forma de paternalismo. Viene a decir: Yo s lo s, pero t dividuales con respecto a las consecuencias, aunque sean
no sabes lo que es bueno para ti. Y no necesito pedir tu positivas en trminos de bienestar para la mayora.26
opinin para saberlo. A mi entender, la principal inco- Ronald Dworkin parte de una distincin entre las
berencia de! argumento de justicia contra la pornografa preferencias estrictamente personales y las que tratan
se sita exactamente en este punto. Es paternalista quien
va al encuentro del argumento de justicia, e! cual est in-
25. Para saber ms acerca de esta curiosa asimetra, vase
trnsecamente vinculado al principio de autonoma. Marcela acub, Qu'avez-vousfait de la libration sexuelle?, Pars,
As pues, aquellos que militan en contra de la por- Flarnmarion, 2002.
nografa en nombre de la justicia poseen una concep- 26. Dworkin, op. cit., 1996.
162 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ES UNA FORMA INSIDIOSA [ ... J? 163

sobre d modo en que los dems han de conducirse.27 Pero dd argumento formal 1 podra extraerse fcil-
Un racista puede, por ejemplo, desear intensamente mente la conclusin opuesta.
que se instale una piscina pblica en su barrio y tam-
bin que los negros o los judos no tengan derecho a 2 bis. Las preferencias de los pornfilos (hombres o
frecuentarla. De ese modo no slo expresa una prefe- mujeres) cuentan d doble, porque contienen pre-
rencia personal (una piscina en d barrio), sino tambin ferencias hacia d modo en que los dems han de
una preferencia por d modo en que los dems (en este conducirse (aceptar un mundo donde la porno-
caso los negros y los judos) deberan conducirse (no grafa sea libre). Por tanto, no es necesario tener-
frecuentando la piscina). Si se respeta esta preferencia, las en cuenta.
contar d doble, por as decirlo. El racista habr ex-
presado sus preferencias como si fuera dos personas a Si las preferencias dd pornfobo (o dd racista, dd
la vez, como si su voz valiera una vez por l y una vez xenfobo, etc.) han de eliminarse porque cuentan d do-
por los dems. Tal distincin permite matar dos pjaros ble, las dd pornfilo (j sea o no sea mujer!) tambin, por
de un tiro: criticar d utilitarismo (mostrando sus con- paridad de razonamiento. As, d argumento de la doble
tradcciones internas) y la pornografa. cuenta podra refutar mi objecin antipaternalista a la
tesis radical, que excluye la posibilidad de que mujeres
1. En d clculo utilitarista, nadie, en principio, cuen- sanas de espritu, no manipuladas, sean pornfilas.
ta por uno y slo por uno. Pero si se respetan mis Mi razonamiento antipaternalista se basa principal-
preferencias hacia d modo en que los dems han mente en las preferencias de las mujeres pornfilas.
de conducirse, se producirn injusticias por d sim- Luego esas preferencias son injustas, porque cuentan d
ple hecho de que contar por dos. Puesto que d doble.28
clculo utilitarista clsico no parece estar en con-
diciones de excluir ese tipo de preferencias que 28. Rae Langton tambin ha contemplado la posibilidad de
volver el argumento de la doble cuenta en contra de las opi-
cuentan d doble, puede resultar profundamente
niones liberales de Dworkin en materia de pornografa, en
injusto y entrar en contradiccin con sus propios Whose Right? Ronald Dworkin, Women and Pornographers,
principios (nadie cuenta por uno y slo por uno). Philosophy & Public Alfairs, n 19, 1990, pgs. 311-359. Pero ella
2. Las preferencias de los pornfobos (hombres o da un sentido distinto a este argumento, lo cual resulta bastante
mujeres) cuentan d doble, porque contienen pre- natural, ya que existen dos versiones del mismo. La primera es la
ferencias hacia d modo en que los dems han de que Dworkin defiende en Quels droits avons-nous?, pgs.
381-396, y La discrimination rebours, pg. 327-347, en Pren-
conducirse (dejar de consumir esas porqueras,
dre les droits au srieux, 4" ed., Pars, PUF, 1984 (rad. cast.: Los
etc.). Por tanto, no es necesario tenerlas en cuenta. derechos en serio, Barcelona, Ariel, 1997). En ella dice que las
preferencias tergiversadas por prejuicios inaceptables (racistas,
27. bid, pg. 456. xenfobos, sexistas, etc,) no deberan contar. Es esta versin del
164 PENSAR LA PORl\;OGRAFA
,
Pero, en realidad, todo lo que puede sacarse de la CAPITULO
discusin de! argumento formal contra la doble cuen-
ta es que resulta insuficiente para que nos decantemos
por los pornfilos o por los pornfobos (algo que e!
7
propio Dworkin nunca ha tenido problema en recono-
La pornografa atenta contra
cer).29 La cuestin no es saber si, al mirar una pe!cula
porno, e! consumidor expresa una preferencia que cuen- la dignidad humana?
ta e! doble, una vez por su propio bien sexual y otra por
lo que las mujeres deben ser o hacer. Simplemente se
trata de saber si esa preferencia lo es en detrimento de
las mujeres, si les impide estar protegidas como iguales
por las leyes o participar como iguales en e! proceso po-
ltico en su condicin de ciudadanas.
Esta discusin un tanto complicada, que quiz yo
hubiera debido de recomendar saltarse al lector ya con- He examinado, para rechazarla finalmente, la tesis
vencido por mi argumento antipaternalista (probable- segn la cual la produccin, la difusin, e! consumo de
mente lo haya hecho de todos modos), al menos me pornografa menoscaba la cualidad de ciudadanas de las
permite precisar un aspecto de dicho argumento. Lo mujeres, al obstaculizar su participacin en e! proceso
que aqu cuenta no es que las principales interesadas poltico y garantizar formas de discriminacin sexual.
(las mujeres) no estn necesariamente en contra de la Existe una tesis prxima en apariencia, pero que de
pornografa. Es que no hay nnguna razn decisiva pa- hecho se distingue profundamente de la primera. Se
ra rechazar su punto de vista cuando no es pornfobo. trata de una tesis de tipo metafsico que sostiene que la
produccin, la difusin, e! consumo de pornografa
atenta contra nuestra cualidad de seres humanos, o con-
tra nuestra dignidad humana, al presentarnos a to-
argumento la que Rae Langton intenta explotar contra Dworkin. dos, hombres, mujeres, nios, etc., como objetos. Es
Segn ella, las preferencias del pomfilo estn tan tergiversadas una tesis que va bastante ms all de las que un amigo
como las del racista. Pero, desde luego, todo el tema consiste en de la tica mnima debera examinar, en la medida en
saber qu justifica tal paralelismo. Ronald Dworkn ha defendido que ste tiene motivos para mantenerse neutral frente a
la segunda versin del argumento, al que yo llamo "formal y que
las concepciones metafsicas de la pe120na, tal como ha-
discuto en este libro, en Existe-t -il un droit ala pornographie?,
op. cit., 1996. Rae Langton la menciona para decir que no la dis- ce con las concepciones sustanciales de! bien sexual.
cutir (pg. 317, n. 9). No pretende resolver, en e! contexto de sus discusiones
29. En su polmica con Hart, op. cit, 1996, pgs. 457-465. morales, e! problema de saber si cada uno de nosotros
166 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ATENTA CONTRA [, .. ]? 167

es un cuerpo que posee un alma o un alma que posee fundir con la tesis de la devaluacin de las mujeres en
un cuerpo, o si, despus de todo, no tenemos ni alma ni cuanto ciudadanas por parte de la pornografa, me pa-
cuerpo (lo cual no es imposible). rece que no estara de ms decir algunas palabras sobre
En las sociedades democrticas laicas, las decisio- dicha teora (que no sern aprobadoras).)
nes pblicas deberan, en principio, seguir las reglas de La tesis de la objetificacin a travs de la porno-
neutralidad de la tica mnima. Tras haber renunciado grafa parte de una distincin muy acentuada entre
a las guerras religiosas, nuestras sociedades han renun- pornografa y erotismo. 4 Aspira a dar una definicin
ciado, en principio, a las guerras metafsicas y morales. puramente objetiva de la pornografa, independien-
Slo en principio, pues el moralismo y la metafsica te de las intenciones del autor y de las reacciones de
de la persona, oficialmente desterrados de la justificacin los consumidores o de los no consumidores (esos a
moral o poltica, siguen muy presentes (incluso omni- quienes he dejado deliberadamente de lado en el exa-
presentes en estos ltimos tiempos) en el debate pblico men de las definiciones filosficas y no filosficas de
sobre el sesgo del concepto de dignidad humana. 1 la pornografa) utilizando exclusivamente rasgos esti-
En Francia, en el mbito del derecho, las palabras lsticos objetivos comparados del erotismo y de la por-
menoscabo de la dignidad humana han tomado el re- nografa.
levo a ultraje a las buenas costumbres o alteraciones El principio estilistico del erotismo sera sugerir:
del orden pblico, consideradas obsoletas, para venir sombras, mscaras, curvaturas, murmullos, efectos de
a decir exactamente lo mismo. 2 En algunos debates halo romntico, planos distantes, lenguaje contenido
pblicos (sobre la clonacin, por ejemplo) las palabras e indirecto (nunca directo, explcito, <<VU1gar, etc.),
menoscabo de la dignidad humana reemplazan a situaciones sutiles (encuentros en lugares sublimes,
persona sagrada, consideradas demasiado metafsi- presencia de un maestro en voluptuosidades, etc.).
cas o religiosas, para venir a decir lo mismo. En el erotismo tambin habra una especie de intencin
La tesis de la objetificacin da a entender que la platnica, que se expresara mediante la tendencia a
pornografa atentara contra la dignidad humana, en
el sentido de que no respetara el carcter sagrado
3. Se trata de una confusin que se da a menudo con res-
del ser humano y de su imagen. Por tanto, no debera pecto a las tesis de eatharine MacKinnon y Andrea Dworkin.
examinarla en el contexto de una evaluacin de la por- Vase AJan Soble, por ejemplo, que les atribuye exclusivamente
nografa segn los criterios de la tica mnima. la tesis de la objetifcan sin discutir su argumento de justicia,
Sin embargo, dado que la tesis de la objetificacin en Sexual Investigations, Nueva York, New York University
del ser humano por parte de la pornografa se suele con- Press, 1996, pgs. 214-287. Es cierto que en ocasiones ambas se
confunden en su razonamiento.
4. Longino, op. cit.: Baqu, op. cit.; vase tambin el anlisis
1. Soble, op. cit., pgs. 55-63. de AJan Soble, en Desbumanization, Objectification, Il1usion,
2. Lochak, op. cit., 2000. en op. cit., 2002, pgs. 47-49.
168 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ATENTA CONTRA l .. ,P 169

presentar primeros planos de los rostros. Su finalidad cosas reemplazables, carentes de nombre o de iden-
sera mostrar e! alma (no demasiado, con todo) a travs tidad.'
de! cuerpo (al que se da preponderancia, pues convie- Esas definiciones de erotismo no son de! todo cohe-
ne, al fin y al cabo, estimular un poco al espectador). rentes. Por un lado, los personajes, algunos cuando
Por lo general, aspira a suscitar e! placer suave y dura- menos, se supone que son velados, misteriosos, en oca-
dero de! consumidor, y a interesarlo lo bastante como siones aparecen enmascarados, resultan difciles de
para que tenga ganas de llegar hasta e! final. 5 identificar. Por e! otro, se da por supuesto que siempre
As como e! principio estilstico de! erotismo es su- se los nombra claramente, se los identifica. Esta in-
gerir y mostrar aunque sea un poco de alma, en la coherencia no resulta muy sorprendente. En realidad,
pornografa sucede todo lo contrario. Luces duras, pri-
meros planos de rganos genitales, habla directa, vul- 7. Vase Alan Sable, op. cit., 2002, pgs. 72-78, que exami-
gar, sin maneras, ttulos grotescos, situaciones esca- na, en este contexto, el debate filosfico un tanto extrao en tOf-
brosas (engaos, trampas, etc.). En lneas generales no a las ventajas morales que comportara dar nombres propios
a los rganos genitales, al modo de Oliver Mellors, el amante de
pretende suscitar satisfacciones breves y ms bien vio-
Lady Chatterley, que llama a su sexo <<.John Thomas, y, ms
lentas en e! consumidor, que rara vez llega al final (en adelante, en un momento de vanidad, Sir John, y da el nom-
cualquier caso, un final apresurado e increblemente bre de Lady Jane al de su amante: D. H. Lawrence, El amante
bienpensante en numerosas pelculas, al decir de los va- de Lady Chal/erley. Debo esta sugerencia a Martha Nussbaum
lientes que han tenido la curiosidad de examinarlos).6 <Objectification, en op. cit., pgs. 230-231). La cuestin que
Finalmente, e! consumidor de pornografa no tendr ella se plantea es saber si dar nombres a los rganos genitales se-
ra un buen medio para evitar la objetificacin inherente a la
ms que un acceso limitado al alma de los persona-
sexualidad, para humanizarla, de algn modo. Por una vez, es-
jes, que por lo dems no es muy bella, a juzgar por la tara completamente de acuerdo con Sable, que no se toma del
cara que ponen los actores en e! momento culminante, todo en serio tal sugerencia. Evidentemente, no tengo nada en
e! de la eyaculacin facial. contra de ese tipo de fantasas (aunque, en mi caso particular,
Para oponer erotismo y pornografa tambin se sta creara ms ocasiones de hacer desaparecer por completo
emplea e! criterio de la personificacim>. En el ero- el deseo sexual que de humanizarlo), Pero la idea de evitar la
objetificacin pretendidamente inherente a la sexualidad, de
tismo los personajes estn enteros, no descuartizados. humanizarla, de realzarla moralmente en cierta medida (co~
Tienen un nombre, una personalidad, una identidad. mo si sta tuviera alguna necesidad de ello) dando nombres pro-
En la pornografa es como en una carnicera: los cuer- pios a los rganos genitales me parece ms bien ridcula. Dar
pos son annimos, despiezados, recortados, trunca- nombre a los rganos genitales es una vieja costumbre masculi-
dos, reificados, objetificados, reducidos al estado de na que no tiene sentido glorificar y que, segn algunos, contri-
buye ms bien a una forma de autoobjetificacin (Sable, ihid.,
pgs. 74~75). Adems, si se extiende a otros casos cercanos, la
5. Baqu, op. cit., pg. 44. idea se vuelve absurda: por qu no dar un nombre propio a cada
6. Les Inrockuptibles, op. cit., 24 de julio de 2002. uno de nuestros pelos para humanizarlos?
170 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA ATENTA CONTRA L.]? 171

la funcin de esas definiciones no es presentar un cua- 1. Es cierto que la pornografia reifica, objeti-
dro satisfactorio del erotismo, sino trazar, por contras- fica?
te, un cuadro repugnante de la pornografa. sta sera 2. Qu hay de malo en la objetificacin o en la
reificadora, deshumanizadora, sin que, por supues- reificacin?
to, esos trminos tengan un sentido apreciativo cuando
salen de la pluma de aquellos que los emplean en este Martha Nussbaum tiene razn, a mi entender, cuan-
debate. Lo que yo discuto son estas conclusiones nor- do distingue ms sentidos en objetificar o reficar.s
mativas. En su opinin, la idea de objeto puede contener una
La idea subyacente en esta oposicin es que, para o varias de estas siete nociones distintas: 1) instrumen-
ser pornogrfica, una representacin ha de satisfa- talidad (el objeto es un medio); 2) ausencia de autono-
cer determinados criterios estilsticos objetivos (pri- ma (el objeto decide, no escoge); 3) inercia (el objeto
meros planos de la actividad sexual, multiplicacin de no es un agente capaz de moverse por s mismo); 4) fun-
escenas de penetraciones y de eyaculaciones, focaliza- gibilidad (el objeto es intercambiable con otros objetos
cin en los sexos y su funcionamiento ms que en los del mismo tipo o con objetos de otros tipos); 5) violabi-
rostros y sus expresiones, etc.) y que sta resulta de- lidad (el objeto no posee barreras protectoras. Se pue-
gradante ipso lacto porque es, a causa de sus mismos de penetrar, romper, destruir); 6) posesin (el objeto
rasgos, reificadora, objetificadora, deshumani- puede ser posedo por otro distinto de s mismo. Puede
zadora. ser comprado, vendido, etc.); 7) ausencia de subjetivi-
Esta hiptesis plantea numerosos problemas. A dad (el objeto no tiene experiencias, sensaciones, emo-
quin se degrada, se reifica, se transforma en objeto? ciones, sensibilidad en general).
A los actores? A los espectadores? A los persona- Si para ser un objeto se han de satisfacer todos esos
jes de la pantalla? A qu personajes? A los que se criterios, slo los objetos fsicos tridimensionales corrien-
comportan de forma brutal? A sus supuestas vcti- tes son objetos. Un vaso de vino blanco es un medio
mas? A toda la tipologa de personas a la que perte- que no decide ni escoge nada. No se mueve por s mis-
necen los personajes o los espectadores? A una de- mo. Se puede reemplazar, romper, poseer. No tiene sen-
terminada idea del hombre o de la sexualidad? Para sibilidad.
la tica mnima, esas posibilidades no son equivalen- En la mayora de los casos en que se habla de obje-
tes. Parece que slo las primeras podran justificar to a propsito de un ser vivo, se hace de un modo ms
una firme desaprobacin. Por otra parte, antes de bien metafrico, ya que ningn ser vivo puede satisfa-
cualquier conclusin melodramtica, quiz habra cer todos esos criterios: nunca se trata literalmente a un
que contestar a estas dos preguntas, una de hecho y la humano como un objeto, puesto que, en ese caso, nos
otra de derecho.
8. Nussbaum, Objectificatiom>, en op. cit., pgs. 213-239.
172 PENSAR LA PORNOGRAFA ~LA PORNOGRAFA ATENTA CONTRA [ ... ]? 173

sorprenderamos al ver que es capaz de andar. En e! uso Se mire como se mire, los hechos parecen desmen-
metafrico no es necesario tratar a un individuo como tir la tesis segn la cual la pornografia reifica u ob-
un objeto a todos los efectos para sentirse autorizado a jetifica en toda la amplitud de! trmino. En las pel-
decir que es un objeto. culas recientes de Lars von Trier, Catherine Breillat,
Sin embargo, surgen todo tipo de complejos pro- Bertrand Bonillo, Bruce La Bruce, Bruno Dumont, la
blemas. Parece evidente que no es lo mismo negar la actividad sexual de los personajes centrales es repre-
sensibilidad de alguien que su autonoma. Para un uti- sentada explcitamente. Tal representacin cumple con
litarista, e! tratamiento de objeto puede resultar acep- los criterios estilsticos de la pornografa. Lo cual no
table mientras la sensibilidad (e! placer o e! dolor) no se impide que los personajes aparezcan como personas
niegue. Para un kantiano, e! tratamiento de objeto perfectamente identificadas. Para que no pudieran apa-
puede resultar aceptable mientras la autonoma (o e! recer as, sera necesario no ver ms que su sexo desde
consentimiento) no se niegue. e! principio al fin (10 cual, por lo dems, resultara bas-
Resultara absurdo decir que en las formas de por- tante divertido). Ni siquiera la pelcula pornogrfica
nografa ms corrientes los personajes no se mueven con e! guin ms pobre llegara a ese extremo. De he-
(no hacen otra cosa!). Luego no son objetos desde e! cho, slo en los documentales de informacin o de edu-
punto de vista de la inercia. Tambin resultara absurdo cacin sexual, difundidos por cadenas familiares como
decir que en las formas de pornografa ms corrientes <<Planete o National Geographic, pueden verse sexos
los personajes no dan muestra alguna de placer o de (de personas o de animales) en actividad incesante sin
dolor. Se pasan e! tiempo gritando, gimiendo, incluso que se sepa a quin pertenecen.
lanzando estertores, aunque no hagan ms que fingir. Suponiendo, con todo, que la pornografa objetifi-
Luego no son objetos desde e! punto de vista de la au cara en toda la amplitud de! trmino, se tratara ne-
sencia de sensibilidad. Puede decirse lo mismo de la cesariamente de un perjuicio, de una razn suficiente
autonoma, la posesin, la violabilidad. para desaprobarla?
En suma, los personajes no son objetos ms que No se trata ms bien de una cualidad que le permi-
en e! sentido de la instrumentalidad (son medios de pla- te inscribirse en un importante movimiento intelectual
cer) y de la fungibilidad (son intercambiables). Acaso o artstico contemporneo? En realidad, si se hubiera
basta con eso para afirmar que estn reificados, ob- de condenar cualquier tratamiento fro, objetivo, des-
jetificados en toda la amplitud de! trmino? Desde
luego que no. 9
tion);John P Sullivan (<<Women as Sex Objects); Ann Garry
<Sex and [other] Objects), en Alan Soble (comp.), Sex, Love
9. Vase la discusin del ensayo de Linda LeMonchek, and Friendship. Sludies 01 Ihe Sociely lor Ihe Philosophy 01
What is Wrong with Trating Women as Sex Objects?, a car- Sex and Love, 1977-1992, Amsterdam-Atlanta, Rodopi, 1997,
go de Richard C. Richards <Objections to Sex Objectifica- pgs. 137-167.
174 PENSAR LA PORNOGRAFA

humanizado de la persona, tambin habra que recha- CAPTULO


zar las ciencias de la vida y las ciencias del hombre, y
una buena parte de las artes plsticas, de la fotografa
y del cine de hoylO que se mostrara en disposicin de
8
asumir dicho planteamiento?
La pornografa perjudica
gravemente a la juventud?

Entre las medidas propuestas por el informe de


Kriegel para reforzar el control de la pornografa en la
televisin, el doble encriptado es la que menos objecio-
nes ha suscitado (fue puesto en prctica por las cadenas
antes de cualquier intervencin gubernamental, por ley
o decreto), 1 Sin entrar en juicios sobre esta recomenda-

1. Informe Kriegel, op. cit. El informe recomendaba, entre


otras cosas, una medida bastante anodina, el doble encriptado
de algunos programas denominados violentos o pornogrfi~
cos, y dos medidas que no lo eran tanto: el aumento de los me-
dios de sancin por parte del organismo de control de la televi-
sin (Consejo Superior del Audiovisual) y una modificacin de
la composicin y del funcionamiento de la Comisin de Clasifi-
cacin de Pelculas, destinada explcitamente a hacerla tan seve-
ra, al menos, como la de algunos pases vecinos (curiosamente,
el modelo es Inglaterra, donde se prohbe Am/ie a los menores
de 15 aos, mientras que dicha obra fue muy apreciada y reco-
lO. Susan Sontag, The Pomographic Imagination (1967), mendada a todos por el actual presidente de la Repblica). Esta
A Susan Sontag Reader, Londres, Penguin Books, 1983, pgs. 205- ltima propuesta responda a los deseos del ministro de Familia
232; Baqu, op. cit. (y a los de aquellas asociaciones familiares o ligas en pro de la
176 PENSAR LA PORKOGRAFA LA PORNOGRAFA PERJUDICA GRAVEMEl\'TE A [ .. ,]? 177

cin bastante poco espectacular y de dudosa efica'cia, se pasan e! tiempo intentando burlar la vigilancia de los
me gustara llamar la atencin sobre e! hecho de que padres o de los adultos en general. Nadie, desde luego,
cuando se recomienda una difusin con doble encrip- puede suponer seriamente que son los padres quienes
tado, no slo se est estigmatizando a los padres o al fuerzan a sus hijos a ver porno, o quienes no hacen na-
Estado por su <<laxismo o su permisividad. Tambin da en absoluto para impedir que lo vean (a excepcin
se est haciendo lo mismo, sin que nunca se diga expl- de algunos casos grotescos). Pero si la pornografia in-
citamente, con e! comportamiento de los jvenes que es teresa tanto a la juventud, quizs habra que intentar
objeto de denuncia. 2 Y es que se supone que los jvenes comprender por qu, antes de perder la cabeza y adop-
tar medidas preventivas o punitivas. Por qu los jve-
virtud de las cuales el ministro era, en cierto sentido, su porta- nes parecen dispuestos a desafiar un buen nmero de
voz), que consideraba la comisin demasiado laxista. Lo me- prohibiciones para mirar Garganta Profunda 5 antes
nos que puede decirse es que fue mal acogida por los profesio- que Campus o Culturas y dependenezas? Es porque es-
nales (Le Monde, 15 de noviembre de 2002). En el momento
tn podridos precozmente? Porque pertenecen a
de escribir estas lneas, el gobierno prepara, segn parece, un de-
ereto inspirado en las recomendaciones de la comisin (Le Mon-
una generacin violenta, inculta, sin referencias, sin
de, 11 de enero de 2003). Por prudencia, ste evitar un debate valores?
en la Asamblea que podra resultar tan agitado como el anterior, En cuanto a los jvenes, me parece que sera mejor
de diciembre de 2002, en el que la faccin ms conservadora de enfocar e! problema de forma menos agresiva, a la luz de
la derecha, alentada por Christine Boutin, marc la tnica, y gra- algunos principios que no son otros que los de la tica
cias al cual la izquierda redescubri su vocacin, un tanto olvi-
mnima. Se trata de los principios de la libertad de in-
dada desde la legislatura precedente, de denunciar el retorno al
orden mora! (Le Monde, 14 de diciembre de 2002). formarse, de la educacin desde la autonoma, del re-
2. Desde este punto de vista, podra establecerse un intere- chazo de! tradicionalismo, todo ello en los lmites de al-
sante paralelismo con otros problemas denominados de socie- gunos errores graves y evidentes. Cmo aplicarlos en
dad. Parece que, en algunos casos, lo que se denuncia explci- e! caso de la actitud de los jvenes ante la pornografa?
tamente es el laxismo del Estado o la permisividad de los
Probablemente, los ms pequeos no se interesan de
padres (por el consumo de drogas, la exposicin a la pornogra-
fa, etc.); en otros, da la impresin de que ms bien se critican las
forma espontnea por la pornografa. Antes de los 5 o 6
preferencias de los jvenes (por los raves, la dependencia de aos, qu nio rebuscara en la videoteca de sus padres
los videojuegos, y, un poco ms tarde, por la conducta peligrosa,
etc.). En este pequeo libro prefiero no formular hiptesis que cia ambiental: por el otro, no se duda en presentarlos como en-
podran explicar esta diferencia de trato (o verificar si realmente tusiastas emprendedores. Es el caso del trfico de videos X du-
existe). Todo cuanto puedo decir respecto al consumo de por- raote los recreos, de la aficin de los jve~es por las pginas
nografa por parte de los jvenes es que hay manifiestas contra- pornogrficas de Internet, paraso de la depravacin discreta,
dicciones entre las campaas de algunos peridicos (sensaciona- como si se tratara de una demanda masiva, no manipulada, una
listas o no) que he consultado. Por un lado, parece darse por preferencia espontnea de los jvenes (Le Nouvel Observa-
supuesto que los jvenes son vctimas pasivas de la pornocra- teur, 25-31 de julio de 2002).
178 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA PERJUDICA GRAVEMENTE A [ .. _Ji' 179

para pasarse una pelcula pomo en cuanto stos se die- Creo que el modo ms razonable de plantearse e! te-
ran la vuelta? Es ms probable que intente ver tranqUi- ma de la exposicin de los jvenes a la pornografa es
lamente El Rey Len u otros dibujos animados, si sabe partiendo de esta bifurcacin entre las preferencias de
cmo conseguirlo. Es ms probable que gaste su dine- algunos jvenes por la pornografa y la repugnancia
ro, si ya lo tiene, en una pastelera que en una sex-shop. de los adultos a dejarles expresar libremente sus prefe-
-De qu servira prohibir la pornografia a los ms pe- rencias. El caso de encuentros accidentales (no deseados,
_ . b
queos si es un espectaculo que no les mteresa en a so- no escogidos) de imgenes denominadas pomo duran-
luto? Resultara tan absurdo o superfluo como prohi- te un zapping desafortunado en una cadena por cable o
birles que se pasaran ininterrumpidamente los vdeos encriptada, o una visita no acompaada a una librera
de los mejores discursos del ex primer ministro Ray- o al quiosco de! barrio suele ser destacado por los por-
mond Barre. La cosa cambia por completo con los pre- nfobos, que lo denuncian de forma histrica exac-
adolescentes o los adolescentes, en particular con aque- tamente con el mismo tono y con los eslganes que em-
llos que se interesan por las representaciones sexuales plean los xenfobos para la inmigracin: <<N os invade;
bajo cualquier forma: revistas, pelculas, libros, obras Est en todas partes; No se puede abrir e! ordenador
de arte en los museos, etc. (hay motivos para pensar que sin que nos caiga encima; Habra que prohibir esa por-
todos estn interesados). Ahi puede surgir un conflicto quera. Pero esas reacciones pertenecen a adultos perso-
educativo si, como sucede la mayora de las veces, los nalmente molestos o turbados. No se trata de conclu-
adultos no quieren que esos preadolescentes y adoles- siones de un estudio atento de las preferencias de los
centes tengan libre acceso a dichos documentos por to- jvenes o de los efectos en los jvenes (que probable-
do tipo de razones (sociales, psicolgicas, religiosas, etc.). mente ni se interesan por e! tema hasta determinada
Por tanto, segn parece, hasta cierta edad se da una edad o que tal vez se interesan ms que los adultos, pero
especie de conformidad entre las preferencias de los ni- de otro modo cuando se hacen mayores). La extrema
os y las de los padres (salvo casos excepcionales, q~e sensibilidad de algunas personas al encontrarse acciden-
responden a distintos hechos, en que los padres qUlSle- t~ente (sin desearlo, sin haberlo escogido) con imge-
ran forzar a los ms jvenes a mirar las llamadas pelculas nes pornogrficas plantea un problema de ordenacin
porno), y no se produce ningn conflicto educativo, de! espacio pblico bastante complejo que no tratar di-
en principio, a este respecto. A partir de cierto momen- rectamente en este ensayo. 4 Slo dir, sin profundizar en
to sucede como si se produjera una bifurcacin entre las
p:eferencias de los jvenes y las de los adultos con res-
J decir con bifurcacin de las preferencias adultos-jvenes con
pecto al consumo de pornografa por parte de aqullos.
relacin a la pornografa: Un adolescente tiene mil y una mane-
ras de acceder al porno. Un repaso de las opciones abiertas a los
3. El subttulo del artculo titulado Permis au mineur, en contraventores y de las soluciones propuestas a sus padres.
Le Nouvel Observateur, op. cit., resume muy bien lo que quiero 4. Sobre esta difcil cuestin, vase Dworkin, op. cit., 1996.
180 PENSAR LA PORNOGRAFA ~LA PORNOGRAFA PERJUDIC1\ GRAVEME:-.iTE A r.. F 181

e! argumento, que, en mi opinin, para juzgar este tema La creacin en las ciudades de zonas reservadas
no hay que dejarse guiar por las reacciones emocionales donde est autorizada la difusin de material pornogr-
de las personas que se molestan, se turban o se asquean fico en ocasiones se considera una solucin razonable
con mayor facilidad. Aquellos que an son ms sensi- para e! problema de la exhibicin pblica de imgenes
bIes podran llegar a exigir que se prohibiera la exhibi- que algunos consideran particularmente repugnantes.
cin pblica de toda la prensa femenina, cuyos titulares Pero la cuestin radica en saber si al crear reservas de
sobre temas sexuales son cada vez ms llamativos. La ese tipo no se corre e! riesgo de estigmatizar gravemen-
prensa diaria denominada basura, con sus titulares es- te a aquellos que las visiten, lo cual constituira una san-
candalosos, vulgares, racistas, est presente en todos los cin injusta desde e! punto de vista de la tica mnima. 6
quioscos de Inglaterra. Si se hubieran de tener en cuenta No dir nada ms sobre este complejo asunto, pues
las reacciones de aquellos a los que esta prensa asquea en creo que la cuestin principal por cuanto concierne a la
mayor medida y que no pueden evitar que les caiga pornografa es sin duda la de las preferencias de los j-
encima (cmo podra lograrse algo as en Londres, por venes. Si pudiramos ver con mayor claridad a este res-
ejemplo?), hara mucho tiempo que habra sido retirada pecto, me parece que tambin podramos comenzar a
de los quioscos. Creo que las razones argumentadas para construir una concepcin meditada, argumentada, so-
rechazar e! test Hick1in sobre obscenidad, basado en bre la ordenacin de! espacio pblico, sin dejarnos im-
las reacciones de los ms dbiles o de los ms sensi- presionar por imprecaciones del tipo no se puede
bIes, pueden aplicarse tambin a este caso. No debemos aguantan>, estn por todas partes, ya no existe el
construir nuestras actitudes respecto a la ordenacin de! hogar, etc. Si ningn joven tuviera preferencias por la
espacio pblico en funcin de esas reacciones. Pero pornografa, no existira problema mora!. Aquellos
tampoco debemos construirlas en funcin de las reac- que quisieran imponerles ese espectculo se comporta-
ciones emocionales de la mayora, pues una poltica que ran de forma abusiva en la mayora de contextos con-
estuviera sometida a las reacciones emocionales de una cebibles actualmente. El problema mora! surge des-
mayora y no tuviera ninguna consideracin hacia las de de e! momento en que no resulta inconcebible que los
las minoras no estara verdaderamente conforme con jvenes puedan tener preferencias por la pornografa.
los principios de una sociedad que se considera liberal Cmo evaluarlas desde e! punto de vista tico? Dis-
o tolerante o pluralista (tales nociones no se corres- ponemos, en e! contexto de la tica mnima. de un con-
ponden exactamente entre s, desde luego). Tambin ca- junto de principios que nos pueda ayudar?
bra preguntarse si esas reacciones no son ms que ex- Antes de intentar responder a estas preguntas, no
presiones de moralismo.5 Si se fuera el caso, estaran vendra mal hacer tres precisiones, en un tema que se
justificadas desde e! punto de vista de la tica mnima. presta especialmente a todo tipo de malentendidos.

5. lbld. pg. 453. 6. lbid.


182 PENSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA PERJUDICA GRAVEMENTE A [ ... ]? 183

1. Insistir en la posibilidad de una bifurcacin entre 3. Suponiendo que la pornografa pudiera ser un es-
las preferencias de los jvenes y las de los padres pectculo especialmente chocante para los jve-
y los adulros en general con respecto a la porno- nes (algo que est lejos de poder comprobarse,
grafa no implica justificar incondicionalmente como intentar demostrar), el tema ms bien ra-
las preferencias de los jvenes. Nadie, ni siquiera dicara en saber si es absolutamente necesario
los utilitaristas ortodoxos, piensa que todas las escatimarles dicho espectculo o s convendra en-
preferencias estn justificadas. Muchas preferen- searles a soportarlo (1a misma cuestin surge
cias pueden ser injustas, repugnantes (racistas, con la muerte, la violencia, etc.). Por otro lado es
xenfobas, crueles para con los ms dbiles, etc.). un punto sobre el que insistir, suponiendo ~ue
No estn ms justificadas por el hecho de que las la pornografa pudiera ser un espectculo espe-
expresen los jvenes. cialmente chocante para los jvenes, el tema ms
2. Conviene distinguir entre la curiosidad sexual en bien radicara en saber qu precio estamos dis-
general y las preferencias por la pornografa. Evi- puestos a pagar, en trminos de libertades pbli-
dentemente' la pornografa no es ms que un me- cas, por protegerlos.
dio entre otros de satisfacer esa curiosidad. En
una sociedad democrtica y pluralista, neutral
con respecto a las concepciones sustanciales del EL TEMA DE LOS DERECHOS DEL NIO

bien sexual, no existe ninguna razn pblica para


promover o privilegiar un determinado medio de La idea de que los jvenes tienen derecho a ciertas
satisfacer esa curiosidad. Independientemente libertades (de pensamiento, de religin, de conciencia,
de la cuestin emprica de saber si la exposicin a d~ asociacin y de reunin pacfica, de expresar opi-
la pornografa puede causar perjuicios psicol- manes, de recibir o difundir informaciones, de protec-
gicos a los jvenes, podran existir razones nor- cin a la vida privada, de ser escuchados en cuanto con-
mativas para defender la idea de que la pornogra- cierne, por ejemplo, a su custodia tras la separacin de
fa no ha de detentar el monopolio de los medios los padres, etc.) ha recibido una aprobacin cada vez
para satisfacer su curiosidad sexuaP Pero tam- ms amplia. 8 sta incluso hall una forma institucional
bin habra razones del mismo tipo para no pro- a partir de 1989, en una Convencin Internacional d~
hibirla por completo a los jvenes. los Derechos del Nio (artculos 12 a 17).9 Segn la
Convencin, por no se entiende todo ser humano

7. Debo esta idea a Monique Canto-Sperber. De becho, de-


bera decir que es una especie de conclusin personal de nume- 8. Dominique Youf, Penser les drotis de ten/an!, Pars PUF
2001. ' ,
rosas buenas discusiones sobre el tema, que evidentemente no lo
compromete. 9. [bid., Annexe, Extraits de la Convention, pgs. 144-145.
184 PE\:SAR LA POR:\OGRAFA
LA POR);"OGRAfA PERJUDICA GRAVEME:-':TE \ __ o> 185
con una edad de menos de 18 aos, salvo cuando la ma-
yora de edad se establece antes, en virtud de la legisla- necesariamente su corolario lgico: la posibilidad de
cin que se le aplique.lo Dicho de otro modo, en la que los nios sean tratados con igual dureza que los
Convencin, nio se toma en el sentido de alguien adultos (prisin, ejecuciones, etc.) en las circunstancias
con una edad de menos de 18 aos <menor de 18 desfavorables. En consecuencia, se enfrentan a un dile-
aos en la terminologa oficia!) y no en el sentido ha- ma. Reclamar ms libertades para los nios conduce
bitual de muy joven. Desde ahora hablar en este l- lgicamente a renunciar a todo trato de favor (centro
timo sentido. Con todo, no propongo un anlisis jurdi- educativo abierto antes que prisin, por ejemplo) para
co (que ira ms all de mis competencias) y emplear aquellos que sean declarados delincuentes. Si los ni-
los trminos joven y muy jovem>, salvo cuando me os son considerados responsables, con el mismo ran-
refiera directamente a la Convencin. go que los adultos, tambin debern serlo de sus faltas
En sta sali a la luz un problema que, al parecer, y pagar del mismo modo que los adultos.
no se percibi claramente en el momento de su redac- De hecho, este dilema es exactamente inverso al que
cin. J 1 Si la opinin de un nio de 10 aos ya puede los conservadores conocan hasta hoy. Poco deseosos
contar en todo procedimiento judicial y administrativo de conceder derechos a los nios, se vieron en la nece-
que le interese. segn el artculo 12 de la Convencin, sidad lgica de renunciar a castigar a aquellos que eran
si puede acceder progresivamente a llevar a cabo de- declarados delincuentes con la severidad que hubie-
terminadas acciones, como apelar al juez de asuntos fa- ran deseado (centros educativos cerrados, prisin, etc.).
miliares en caso de que desee cambiar de residencia, En efecto, si los nios son irresponsables jurdicamente
por ejemplo (posibilidad que prev la existencia de un y deben someterse a la tutela de sus padres (tal como
representante especia!>', no parental, en algunos ca- piensan los conservadores), no se los puede considerar
sos, etc.), 12 por qu ha de ser sometido a un rgimen responsables de sus actos con el mismo rango que los
de responsabilidad distinto del de los adultos cuando adultos cuando cometen faltas.
comete un crimen o un delito? Los progresistas que, co- En suma, los progresistas que se inclinan por tratar
mo mnimo, aprueban con entusiasmo la liberacin a los ms jvenes como personas responsables, como
de los nios o los derechos de los nios no aprecian cuasiadultos, sin embargo, desearan que se les con-
cediera un trato de favor cuando son declarados <<delin-
10. Ibid.. pg. 139. cuentes. Por su lado, los conservadores se inclinan por
11. YauE, op. cit.; Alaio Renaut, La libration des eufarIls. no tratar a los ms jvenes como personas responsa-
COlltrihution philosophique d une htoire de l'en/ance, Pars, Ba- bles, pero sin embargo quisieran tratarlos como adultos
yard, 2002; Quellibration des enfantsh>, en Le Dhat, n 12L cuando son declarados delincuentes. Personalmente
2002. pgs. 139-175,
12. Dominque YouL Le droit et l'intrt Je l'entant, Res
prefiero (con mucho) la generosidad de los progresistas,
publica, n" 31, noviembre de 2002. pg. 27. aunque sta adolezca, tambin, de cierta falta de cohe-
rencia (lo cual, debo decirlo, resulta duro de reconocer).
LA PORNOGRAFA PERJUDICA GRAVEMENTE A [.]? 187
186 PENSAR LA PORNOGRAFA

No creo que las dificultades que acabo de mencio-


Ahora bien, la postura de los progresistas es, a pesar de nar, y que aparecen cada vez que alguien quiere utilizar
todo, menos incoherente que la de los conservadores,
el mbito del derecho de los nios para examinar el
ya que, a fin de cuentas, no se trata ms que de conce-
problema de la exposicin a la pornografa, aporten
der a los ms jvenes una cuasirresponsabilidad (por
sufiCIentes razones para abandonar dicho mbito. As
el momento stos no forman parte de los procedimien-
pues, continuar mi anlisis desde el interior de ese m-
tos, slo sus padres o un representante especial pue- biro, que concierne, como ya he precisado, a los me-
den hacer valer su derecho a ser escuchados, etc.), lo
nores en general y no slo a los ms jvenes. Es posi-
cual deja un amplio margen de apreciacin con respec-
ble que se me reproche no tener en cuenta importantes
to a la cuestin de saber hasta qu punto deben ser discriminaciones psicolgicas de edad en el seno de es-
tratados efectivamente como adultos en los casos des- ta vasta categora. Pero tal objecin no puede resultar
favorables. Al ser cuasirresponsables slo pueden ser
decisiva, en la medida en que slo intento examinar al-
casi tratados como los adultos (pero no real o com- gunos principios generales que en mi opinin tienen
pletamente). igual valor, independientemente del estado de las ac-
Sea como sea, volvemos a encontrar estas dificul-
tuales concepciones de los psiclogos relativas a las
tades en el caso de la exposicin de los pequeos y de etapas presumibles de desarrollo afectivo e intelec-
los jvenes a la pornografa, sobre todo en el lado con- tual de los jvenes.
servador (yen Francia, me apresuro a precisar, tam-
Marjorie Heins ha propuesto una defensa del dere-
bin entre un buen nmero de gente de izquierdas, cho de los jvenes a la informacin, que podra incluir
desgraciadamente). As, los diputados tramitan una el de no ser estigmatizados en caso de sentir curiosidad
ley que autoriza la encarcelacin de los jvenes sospe- por la pornografa. 14 La apruebo en trminos genera-
chosos de un delito a partir de los 13 aos, como si a les. Los lmites que se podran plantear respecto a este
esa edad ya fueran tan responsables como los adul- derecho podran ser de tipo consecuencialista, e inci-
tos.u Esos mismos polticos (o, cuando menos, algu- diran en los perjuicios psicolgicos o fsicos (pero no
nos de ellos) exigen la prohibicin de las pelculas ideolgicos) que podra causar la exposicin a la por-
pornogrficas en la televisin amparndose en la fra- nografa. Vaya examinar estos dos aspectos del pro-
gilidad de los menores que corren el riesgo de ser ex- blema de la exposicin de los jvenes a la pornografa
puestos a aqullas, como si a dicha edad los ms jve-
como ya he hecho con los adultos, empezando por los
nes no fueran tan responsables como los adultos. A perjuicios.
los 13 aos, no se es lo bastante responsable para
ver pelculas porno, pero s para ir a prisin.

13. La llamada ley Perben, vase Le Monde, 6 de julio de 14. Heins, op. cit.
2002.
188 PE:"JSAR LA POR ....... OGRAFA LA PORNOGRAFA PERJUDICA GRAVEME~TE A [ .. _P 189

QU PELIGROS COMPORTA PARA LA JUVENTUD? jvenes se formaran cierta concepcin de la sexualidad


que no sera del agrado de todo el mundo: separaran,
En el momento actual, el eslogan La pornografa entre otras cosas, amor y sexualidad). Qu puede de-
es la teora, la violacin es la prctica no puede tratar- cirse de tales peligros? Creo que exisre una tendencia
se como una hiptesis confirmada. Este eslogan afir- general a confundir peligro psicolgico con peligro ideo-
ma que la pornografa es un peligro no para quien lgico. Por otro lado, existe una tendencia (evidente
la consume, sino para las mujeres, que en general no la en los media) a confundir lo ilegal con lo psicolgica-
consumen, o que cuando lo hacen no se convierten en mente traumtico. Empecemos por este ltimo punto.
peligros pblicos. Decir que la pornografa no supone Es ilegal no pagar los impuestos. Pero no a causa de
un peligro para el consumidor adulto, sino slo para sus que el perceptor corra el riesgo de traumatizase psico-
vctimas, quiz no est muy acorde con lo que solemos lgicamente. El exhibicionismo sexual es ilegal y, en de-
pensar. De hecho, si el eslogan La pornografa es la teo- terminadas condiciones, severamente castigado por la
ra, la violacin es la prctica pudiera confirmarse, ha- ley (un ao de crcel y 15.000 euros de multa).15 Pero
bra que extraer la conclusin de que la pornografa no nada indica que sus vctimas sufran un trauma durade-
slo es peligrosa para las vctimas potenciales del con- ro, aunque sean adolescentes. A la inversa, las rupturas
sumidor, sino para el consumidor mismo, puesto que amorosas de parejas no son ilegales, pero quin es ca-
convertirse en un psicpata a fuerza de ver filmes X no paz de afirmar que no podran dejar dolorosas secuelas
es una perspectiva especialmente alentadora. psicolgicas?IG Actualmente, en Francia es ilegal difun-
Cuando alguien se interesa por los efectos de la por- dir un mensaje de carcter pornogrfico susceptible
nografa en los menores, es en el sentido de peligro pa- de ser visto o percibido por un menor. Pero no puede
ra el consumidor y, de forma secundaria, en el de concluirse que ello se debe a que el legislador ha reco-
peligro para sus vctimas potenciales. Aqu surge la pilado datos que prueban, ms all de toda duda razo-
cuestin de saber cules son exactamente esos peligros nable, que todo consumidor de pornografa, por deba-
para el consumidor. De qu orden son?, fsico?, psi jo de cierta edad, sean cuales sean su medio de origen,
colgico?, ideolgico? su nivel de educacin y su entorno familiar, sean cuales
Puede excluirse el peligro fsico personal para el sean la cantidad o la forma de las imgenes que haya
consumidor de pornografa. Ningn joven, supongo, visto, sufrir un trauma psicolgico importante. Acaso
ha ido a parar a urgencias rras haber visto una pelcula simplemente se deba a que el legislador sigue la opi-
o un libro pornogrfico (i a menos que haya intentado
tragrselo! ).
15. Pierrat. op. cit.. pg. 141.
Quedan los peligros psicolgicos personales (tras- 16. Sobre este tema. vase Judith Levine. Harmful to Mi-
tornos de identidad, dificultad para distinguir entre non. The Perils of Protecting Children from Sex, Minneapolis,
realidad y ficcin, etc.); los peligros ideolgicos (los Minnesota University Press, 2002.
190 PENSAR LA PORNOGRAFA
LA PORNOGRAFA PERJUDICA GRAVEMENTE A [ .. ,]? 191

nin pblica o el estado de las costumbres, lo cual que en veinticinco aos de prctica clnica con nios y
es algo muy distinto a los resultados de los estudios psi- adolescentes jams se haba enfrentado a problemas
colgicos. psicolgicos derivados de la exposicin a la pornogra-
Qu nos ensean estos ltimos? Nadie niega, por fa. 19 Fue un testimonio que tuvo el mrito de no ce-
supuesto, que la exposicin a la pornografa provoca der al pnico que sobreviene a los mejores espritus
ciertos efectos emocionales inmediatos (excitacin, as- cuando se trata de peligros para la juventud. Pero
co, diversin, aburrimiento, etc.). Pero nadie, hasta el no se basaba en investigaciones sistemticas. Estas l-
presente, ha establecido, ms all de toda duda razo- timas no ofrecen resultados muy distintos de los que
nable, que la exposicin a la pornografa en las condi- encontramos en los estudios sobre adultos. 2o Pero es-
ciones habituales, es decir, bastante fugaces en defini- tn expuestas exactamente a las mismas objeciones.
tiva, pueda provocar efectos psicolgicos traumticos, Estudios experimentales poco convincentes a causa
por ejemplo, trastornos prolongados de la identidad. 17 de sus lmites legales, de la dificultad para interpretar
Evidentemente, no se trata de investigaciones experi- los resultados y de transponerlos a situaciones reales;
mentales, que estaran prohibidas en el estado actual resultados de estudios en el medio natural difciles de
de la legislacin (el investigador se arriesgara mucho si interpretar.
mostrara intencionalmente pelculas hard a menores Algunos estudios otorgan una importancia conside-
para estudiar tranquilamente sus efectos). Incluso los rable a las caractersticas sociales y psicolgicas de los
estudios realizados en el medio natura! rara vez con- jvenes expuestos de forma repetida a la pornografa.
tienen datos sobre la muestra de pornografa a meno- Segn aqullos, los jvenes que han sido vctimas de
res por los motivos que acabamos de comentar. A me- brutalidad en su primera infancia, que han vivido en
nudo, las conclusiones sobre la pornografa se extraen una atmsfera misgina y para quienes la huida de la
de una analoga con la violencia. IS Se trata de un sesgo realidad es una estrategia de supervivencia, probable-
muy importante que en mi opinin no se tiene suficien- mente no se transformarn en feministas militantes si
temente en cuenta. No obstante, se han llevado a cabo ven pelculas porno. La exposicin a la pornografa en-
algunos intentos de estudiar el tema de los efectos de la traa el riesgo de reforzar sus creencias y sus actitudes
pornografa por s misma, sin hacer constante alusin a misginas previas. Por otro lado, aquellos que han teni-
los de la violencia. En 1986, un psiclogo especializado do ms suerte y que no son especialmente misginos no
en el desarrollo psicosexual afirm en su testimonio se volvern as porque hayan visto Gatas en celo apro-
(que no fue tenido en cuenta) ante la Comisin Meese vechando un descuido de sus padres. Probablemente,
la exposicin a la pornografa no afectar a sus creen-
17. Para un balance de las investigaciones actuales, vase
Marjorie Heins, op. cit. 19. bid.
18. bid., pg. 191. 20. bid. pgs. 207,211 Y248.
192 PE!':SAR LA POR:-JOGRAFA LA POR:-.JOGRAFA PERJUDICA GRAVEME1\'TE A [ ... P 193

cias y a sus actitudes no misginas previas. 21 La ventaja movimiento de sociedad profundo que quiz deba acep-
de estos estudios radica en que no son tontamente be- tarse? Los jvenes de antes que, segn dicen, no sepa-
havoristas. Adems, personalmente, por eso los encuen- raban estas cosas, al hacerse adultos han tenido una vi-
tro ms atractivos, aunque reconozco que ello es as por da sexual y amorosa ms afortunada, ms plena? Los
razones tericas y no a causa de su valor emprico in- hombres y las mujeres eran ms felices? Las mujeres
contestablemente superior. ms respetadas? Su sexualidad era ms satisfactoria?
Sea como sea, quisiera insistir especialmente en el De hecho, son sobre todo los adultos quienes se
hecho de que junto a esta tendencia a confundir lo ile- sienten amenazados por esos peligros ideolgicos y
gal con lo psicolgico y a exagerar, de forma correlati- no los jvenes, que no tienen ningn motivo a priori pa-
va, los efectos puramente psicolgicos de la exposicin ra no estar abiertos a estos temas. 23
a la pornografa, tambin existe una tendencia, en mi
opinin an ms desastrosa, a confundir lo psicolgico simple, habra que recordar que algunos tradicionalistas podran
estar perfectamente en contra de la disociacin sexo-procreacin
con lo ideolgico.
y ser indiferentes a la disociacin sexo-amor. Vase el captulo 5,
Los que han partido a la guerra contra la pornogra- n. 18, pg. 123.
fa afirman que las peliculas X ofrecen a los jvenes una 23. En cualquier caso, conviene decir y repetir que estas
representacin falsa de la sexualidad y arruinan su afirmaciones relativas a las modificaciones de las creencias y de
psiquismo al inducirlos a disociar sentinentos y sexua- las actitudes de los jvenes frente al amor y la sexualidad no tie-
lidad. Pero stos no son argumentos psicolgicos autn- nen, hasta la fecha, ninguna confirmacin sociolgica o psicol-
gica sistemtica. Suelen extraerse de encuestas de tipo periods-
ticos. Se trata simplemente de una defensa ideolgica
tico de carcter anecdtico. Por cada encuesta de esta naturaleza
de determinada concepcin digamos convencional de que prueba que la idea que los jvenes tienen de las relaciones
la sexualidad. entre amor y sexualidad cambia bajo la influencia de la porno-
Por cuanto concierne a esos peligros ideolgicos, grafa se encuentra fcilmente otra que demuestra exactamente
habra que aportar razones para pensar que realmente lo contrario, a veces en el mismo peridico. As, en mayo de
2002, Libration public un artculo catastrofista sobre los es-
se trata de peligros. Se impone una reflexin moral so-
tragos mentales de la exposicin a la pornografa. Unos seis me-
bre este tema. Tan dramtico es separar la sexualidad ses ms tarde, uno se entera en el mismo peridico de que la
del amor, ms o menos del mismo modo en que se ha edad de la primera relacin sexual no ha cambiado en treinta
separado de la procreacin?22 Acaso no se trata de un aos (<<17 aos y pico), que la primera vez siempre es una mez-
cla de excitacin y de inquietud, que a los adolescentes de hoy
en da, al igual que a los de antao, les cuesta decir te quiero,
21. Home Offiee Researeh, Ellee!s 01 Video Violenee on lo cual no les impide, evidentemente, tener sentimientos, etc.
Young Ollenders, 1998. <bbfc.co.ub. (Libra!lon, sbado 11 y domingo 12 de enero de 2003). Por su-
22. No para todo el mundo, por supuesto: algunos tradicio- puesto, para mantener el tono alarmista de la poca, el artculo
nalistas continan rechazando la disociacin sexo-procreacin. insiste en la persistencia de terribles estereotipos sexuales (sobre
Por otra parte, a fin de precisar un poco este cuadro demasiado todo en los barrios del extrarradio, naturalmente). Pero la
194 PENSAR LA PORNOGRAFA
LA PORNOGRAFA PERJUDICA GRAVEMENTE A [ ... ]? 195

Por otro lado, el uso hipcrita o meramente instru- no les gusta, incluidas, entre otras, las exposiciones de
mental del susodicho argumento de la proteccin de arte ultraconceptual, que a ningn joven se le ocurrira
los menores se pone de manifiesto sobre todo en aque- visitar. Me permito dudar de la sinceridad de estas aso-
llos que recurren a l de forma ms sistemtica: quiero ciaciones, puesto que su obsesin por el bienestar de
hablar de las asociaciones familiares y de las ligas de los jvenes es muy relava. Su poca diligencia para po-
virtud religiosas. No resulta muy difcil comprender nerse de parte de los nios cuando son vctimas de las
por qu en Francia estas asociaciones insisten tanto artimaas de algunos sacerdotes (accidentes en el mar, *
en la situacin de peligro de los menores sin tener en hostigamiento sexual, etc.) demuestra, a mi entender,
cuenta los resultados de las investigaciones psicolgi- que la proteccin de los menores no es su principal
cas o sociolgicas. El nuevo Cdigo Penal limita la po- preocupacin salvo cuando se trata de combatir la bes-
sibilidad de sancionar a los autores o difusores de los tia moderna o progresista.
llamados mensajes de carcter pornogrfico exclu- En suma, aquellos que se preocupan sinceramente
sivamente a los casos en que dichos mensajes repre- por los peligros que amenazan a la juventud en su rela-
senten a un menor o sean suscepbles de ser vistos o cin con la sexualidad enen todo el inters , as lo creo ,
percibidos por un menor. La antigua infraccin de en concentrar su atencin en los medios y en los peli-
ultraje a las buenas costumbres se ha de retocar a fin gros reales, que son la falta de educacin o de informa-
de poder caber en este nuevo traje, mucho ms cmo- cin, las enfermedades, la exposicin a la ignorancia, la
do para los censores de toda catadura. Esas asociacio- estupidez, la violencia, la codicia, la crueldad de algu-
nes explotan el motivo de la situacin de peligro de nos adultos, etc., y en no perder su empo con los peli-
los jvenes provocada por los mensajes de carcter gros dudosos o imaginarios de la exposicin ms o me-
pornogrfico para intentar censurar todo aquello que nos fugaz a la pornografa. Suponiendo, con todo, que
la exposicin a la pornografa tenga efectos puramente
psicolgicos demostrados y negavos sobre cualquier
conclusin que el lector podra extraer es que desde ese punto joven (algo que ninguna invesgacin sistemtica ha
de vista nada ha camhiado en realidad: en e! peor de los casos, la podido probar todava, conviene precisarlo), qu con-
pornografa no ha hecho ms que reforzar los prejuicios tradi-
clusiones podramos extraer?
cionales y las tan conocidas angustias de los jvenes que descu-
bren la vida sexual. En relacin con este tipo de incoherencias,
puede leerse provechosamente un breve artculo de Mike Ma-
les, investigador de! Justice Policy Institute (EE.UU.), A Cold
Shower for the "Teen Sex" Bea!, Extra', The Magazine of * Se refiere al accidente en el que perecieron ahogados cua-
FAIR. The Media Watch Group, agosto de 2002, cuyo subttulo tro boy-scouts durante unos campamentos de verano en la costa
expresa claramente lo que quiero decir: Sexual revolution in ju-
de Bretaa, en julio de 1998. El responsable de! grupo era un sa-
nior high is large!y a media fantas)' [la revolucin sexual en los cerdote catlico, el abate Cottard. En Francia, este suceso desat
institutos es, en buena medida, un invento de los media], una agra polmica entre progresistas y ultracatlicos. (N. de! t.J
196 PE:-.JSAR LA PORNOGRAFA LA PORNOGRAFA PERJUDICA GRAVEMEi\TE A [. P 197

LA JUVENTUD TIENE DERECHO A LA PORNOGRAFA? tas razones, todo aquello que podra chocarles o con-
trariar su sensibilidad (desde las informaciones de los
De hecho, cada vez que se concede una libertad su- telediarios hasta Harry Potter), todo aquello que podra
plementaria a los adultos, es posible que tambin los no corresponderse exactamente con las voces de los
jvenes acccdan a ella, aunque sea dc forma limitada. adultos en materia de diversin (en especiallos video-
Esta extcnsin puede ser de derecho o de hccho. As, la juegos) no se les prohbe sistemticamente.
primcra enmienda de la Constitucin norteamericana, Por qu habra de ser de otro modo cuando se trata
que protege la libertad de expresin, no contiene nin- de sexualidad? Por qu patologizan> o criminali-
guna restriccin relativa a la edad. En opinin de Mar- zar su curiosidad? Conviene decir que la patologiza-
jorie Heins, no es porque est claro que aqulla slo cin y la criminalizacin de los gustos y los compor-
concierne a los adultos. Scgn la autora, csa cnmienda tamientos de los preadolescentes y adolescentes no se
est justificada por la importancia, en relacin con el limita (ni se ha limitado nunca) a la pornografa. Baste
desarrollo personal y el de la sociedad, de una informa- con pensar en cul fue aos atrs la actitud de los pa-
cin libre, por penosa quc a veces pueda resultar. Esto dres y de los poderes pblicos respecto al cmic o al
puede aplicarse a los jvenes: Los jvenes nccesitan rock, y cul es la de hoy en dia hacia los videojuegos o
tener acceso a las ideas y a la informacin y no ser adoc- los raves. 25 Las leyes y reglas parentales, creadas oficial-
trinados o ignorar las controversias, precisamente por- mente para proteger a la juventud, a menudo parecen
que ellos estn en proceso de formar su identidad y de servir, en realidad, para proteger a los adultos de la ju-
convertirse en adultos que participarn en la vida demo- ventud. Se presenta a los jvenes como vctimas, cuando
crtica. Tal como ha precisado el Tribunal Supremo, a de hecho se los trata como culpables.
los jvenes les resultar difcil conseguirlo si se lcs ocul- Junto a estas razones de derecho para ampliar las li-
tan todas las ideas peligrosas o desagradables hasta quc bertades (como la libertad de expresin) a los ms jve-
tengan 18 aos. La confrontacin directa con las "ideas nes, tambin hay razones de hecho. Todo el mundo sabe
peligrosas", a las que dc todos modos tendrn que en- que los jvenes no pueden tener acceso cero a la por-
frentarse inevitablemente, ser una vacuna ms eficaz nografa cuando los adultos tienen libre acceso. En con-
que las prohibiciones, cuyo efecto podra provocar que secuencia, para impedir por completo que los jvenes
aqullas se volvieran ms atractivas.24 accedieran a la pornografa (suave o violenta) habra que
En parte por estas razones, en una sociedad demo- prohibirla a los adultos. Hay que prohibir la pornogra-
crtica no tradicionalista, la bsqueda de informacin fa en televisin a todo el mundo, incluidos los adultos,
personal y las innovaciones intelectuales de los ms j- para salvar la frgil alma de los jvenes en particular?
vcnes se respetan en un sentido global. Tambin por es- Eso sera un tanto exagerado. Por qu no prohibir di-

24. Heins, op. cit., pg. 258. 25. Ibid


198 PENSAR LA PORNOGRAFA

rectamente la televisin? Nadie piensa en prohibir la


venta de cerveza o de pastis con el pretexto de que los CAPTULO
nios corren el riesgo de abrir una botella cuando sus
padres estn trabajando o comprando en el supermer-
cado. Por qu habra de ser distinto con la pornogra-
9
fa? Para un menor de 18 aos es ms peligroso el con- Qu molesta, en definitiva,
sumo de pornografa que el de cerveza o pastis?
Por lo general, es necesario renunciar a una liber-
de la pornografa?
tad con el pretexto de que amenaza con causar determi-
nados perjuicios a los ms jvenes? No resulta evidente
en absoluto. De hecho, este tipo de elecciones depende
de nuestros principios morales explcitos. Si tenemos Cuando el casttgo es muy severo, mientras que el
tendencias consecuencialistas probablemente pensare- mal causado por el crimen es tan dbil, incluso dudoso,
mos que son las consecuencias sociales y psicolgicas no se puede sino sospechar que los motivos determinantes
no son los que se han reconocido. 1
las que deberan guiar nuestra conducta. Si profesamos
una especie de respeto casi sagrado, o casi kantiano, JEREMY BENTHAM
por determinados derechos, diremos que se han de res-
petar esos derechos sean cuales sean las consecuencias.
y si, como en mi caso, nos adherimos a una especie de
tica mnima que tiene en cuenta esos dos factores, ne- Finalizo con una hiptesis. Aunque en realidad la
cesitaremos hallar un equilibrio general satisfactorio pornografa no amenace ningn derecho fundament~
entre derechos y consecuencias, lo cual no resulta fcil. y no sea, ms all de toda duda razona~I~, I~ causa dI-
Pero est claro que la reflexin moral, al menos como recta de ningn perjuicio psicolgico o fSICO ImP.~rtan
yo la concibo, no tiene por finalidad ponernos las cosas te, puede, sin embargo, suscitar la desaprobaclOn de
fciles. algunos por el hecho de que parece ir en contra de de-
terminadas concepciones sustanciales del bien sexual.
En condiciones normales, esas concepciones no debe-
ran pesar en los juicios morales de quienes ~o admiten
ms que una tica mnima. Con todo, y a mi entender,
cuando desaprueban la pornografa lo hacen porque
no respetan los principios de la tica mnima y perma-

1. Jererny Bentharn, Essai sur la pdrastie (1785), Pars,


Questions de genre / GKC, 2002, pg. 67.
;QU MOLESTA, E:\ DEFI:'>JITIVA, DE LA POR:\'OGRAFA" 201
200 PE:'<SAR LA POR.\;OGRAFL\
1. Los respectivos miembros de la pareja aceptan
necen bajo la influencia, cada veZ mayor, cabe supo~ dejarse embargar por su propio deseo, es decir,
ner, de sus concepciones sustanciales del bien sexual. de un modo ms metafrico, aceptan encarnarse
Puede tratarse de personas cuyas concepciones del o percibirse como cuerpo.
bien sexual estn influidas por convicciones religiosas 2. Ese deseo no slo es el deseo del cuerpo del otro
o polticas. Se las puede encontrat tanto en el bando de sino tambin el deseo de su deseo.
los conservadores, que temen que la pornografia ame~ 3. Cada uno de esos deseos est ocasionado por el
nace los valores de la familia, como en el de los progre~ deseo del otro. El proceso del despertar mutuo
sistas, que rechazan la visin de las relaciones humanas del deseo sexual es completo cuando el senti-
meramente instrumental, hedonista, insignificante, de~ miento de la encarnacin o la percepcin de uno
sencantada, que presenta, a grandes rasgos, la porno~ mismo como un cuerpo, o el sentimiento de estar
grafa. Pero tambin puede tratarse de personas que embargado por el deseo, es despertado por el de-
permanecen de forma banal bajo la influencia de una seo del otro y el propio deseo despierta en el otro
concepcin corriente u ordinaria de la sexualidad cuya su sentimiento de encarnacin.
mejor descripcin se debe, en mi opinin, a Thomas
NageJ.2 Pero, como suele decirse, la verdad es una, y el error
La crtica que propongo para definir esta concep~ mltiple. De suerte que este proceso puede resultar in-
cin de la sexualidad ordinaria a la que Nagel llama completo de distintas maneras. Uno de los miembros
completa3 pretende sealar el hecho de que la adhe~ de la pareja se puede negar a dejarse embargar por su
sin a sus principios no es tan evidente, y de que su de- propio deseo o a encarnarse o a percibir el deseo d,e1
fensa irreflexiva, cerrada a toda revisin, pone de mani- otro o su encarnacin, etc. Segn Nagel, una perverslOn
fiesto que sta surge de lo que yo llamara, a falta de no es ms que una de esas formas de incompletud. Las
algo mejor, y consciente de los inconvenientes del tr- prcticas narcisistas (supongo que Nagel se refiere a la
mino, una ideologa. Entonces, en qu consiste esta masturbacin, entre otras) y las relaciones con ammales
concepcin completa de la sexualidad sobre la cual se reducen por completo a la toma de conciencia de la
la pornografa hace pesar una amenaza ideolgica? propia encarnacin sexual. El exhibicionista expone
Segn Nagel, una relacin sexual es completa si: su propio deseo sin sentir la necesidad de ser deseado .a
cambio. El voyeur no exige el reconocimiento de su exCl-
tacin por parte de su objeto. El sadismo es una perver~
2. Thomas Nagel, La perversin sexuelle (19791. en Ques- sin por el hecho de que el sdico rechaza desear a su
fans mor/elles, Pars, PUF, 1983, pgs. 54-86.
pareja deliberadamente. Ese rechazo le impide tomar
3. De hecho, para respetar la terminologa de Nagel, habra
que escribir no incompleta. Pero la comprensin general de conciencia de s mismo como sujeto corporal en el sen-
su tesis an resultara ms difcil (y ya lo es bastante). Op. cit., tido requerido. El masoquista impone a su pareja el
pgs. 64-65.
202 PENSAR LA PORNOGRAFA
QU MOLESTA. EN DEFINITIVA, DE LA PO RNOGRAFA'. 203
mismo rechazo a desearlo que el sdico se impone a
s mismo. Slo le ofrece la posibilidad de controlarlo, justifica la condena moral de la pornograf~ es la refe-
y as sucesivamente. rencia a un determinado modelo de sexualidad com-
N agel considera que esta forma de clasificar y de pleta respecto del cual no se tolera ninguna desviacin
caracterizar las perversiones no tiene nada de original. (o respecto del cual toda desviacin se constdera una
Segn l, simplemente se trata de una exposicin siste- . . " ). e.y qu
patologa, una droga, una tntoxtCaCIOn
mtica de las ideas liberales ms corrientes sobre el dice Nagel? Toda desviacin con respecto a su modelo
tema. El fetichismo, la zoofilia, el narcisismo, el voyeu- de sexualidad completa debe concebirse como una
rismo, el exhibicionismo son a todas luces perversio- perversin. Por otra parte, hay algo patol~gico en
nes. Las relaciones heterosexuales mutuamente con- esas perversiones, ya que no puede tratarse mas que ~e
sentidas entre adultos que proporcionan placer sexual un bloqueo con relacin a una especie de tendenCia
(incluidos el contacto oral-genital y la sodoma) pue- de desarrollo natura]7 Dnde est la diferencia? De
den no serlo potencialmente: segn Nagel, son posi- hecho, Nagel precisa que en su razonamiento no hay
bles vehculos para el sistema de toma de conciencia absolutamente nada parecido a una condena moral
interpersona!.4 Los casos ms difciles son el sadismo de la perversin, lo cual le distingue finalmente de los
y el masoquismo. 5 conservadores. 8
Con todo, a primera vista, esta tesis se parece ms Sin embargo, la cuestin radica en saber si existen
bien a las de los conservadores que ya he comentado en motivos para asumir su modelo de sexu~dad ~<c~~
varias ocasiones. Qu dicen, en realidad, los conserva- pleta, que contiene la idea de que cualqUIer desVl~clOn
dores? La sexualidad se ha planificado para ser una es una perversin en el sentido patolgico. En su tnter-
actividad relacional, entre dos personas. La pornogra- pretacin ms concienzuda, este modelo re.sulta.ext-
fa es una relacin entre yo y una persona imaginaria, gente en extremo. Dice: toda ruptura de reclprocl~~d
una imagen de persona sobre papel o pantalla catdica. proyecta una relacin sexual tendente a la p~rverslOn.
Se pasa de la realidad al fantasma, del altruismo al ego- Sin embargo, Nagel admite que en la mayona de rela-
centrismo donde el amor cede el paso a la satisfaccin ciones sexuales, esta ruptura se produce por el hecho
de sus pulsiones.6 En este razonamiento aquello que de que existen/antasmas privados. En lug~r de ~~nclUlr
que toda relacin sexual es perversa, aftrma~l~n que
conducira a abandonar el concepto de perverslOn, pre-
4. Nagel, op. cit., pg. 65. fiere, lo cual resulta bastante natural, debilitar su es-
5. lbld., pg. 66. Nagel tambin considera la posibilidad de
incluir la homosexualidad en esta categora pero renuncia a ello
por motivos que me parecen oscuros y que me resultara difcil 7. Nagel, op. cit., pg. 65. . . r-
exponer. 8. l admite que para un hedomsta, por ejemplo, la pe
6. Vase el captulo 4. " p ti ede ser un bien si le proporcIOna placer (op. CIt.,
verslon
pgs. 67-68).
204 PEt\SAR LA POR\OGRAf'A QU MOLESTA. EN DEFINITIVA, DE LA. PORNOGRAFA? 205

quema. Luego, ese esquema debilitado todava permi- una mujer poda.llamarse autnticamente sexual. Como
te distinguir entre una sexualidad cmpleta y otra esa solucin le pareca idiota, decidi cambiar de crite-
que no lo es? Resulta dudoso. Por otro lado, Nagel se rios. De repente, tuvo que revisar sus anteriores.listas
ve obligado a reconocer que una mera dicotoma entre por entero. Al aplicar criterios ms flexibles o ms in-
sexualidad perversa y no perversa es demasiado burda clusivos, apareci una multitud de posibilidades. Acaso
para organizar el fenmeno de forma adecuada 9 Ade- el simple hecho de estar excitada sexualmente, de expe-
ms, decir que todos los elementos de la lista estn- rimentar una emocin sexual con una persona no es un
dar de perversiones (fetichismo, zoofilia, narcisismo, criterio suficiente para decir que se ha mantenido una
voyeurismo, exhibicionismo, sadismo, masoquismo) son relacin sexual? Pero, en ese caso, tendr que anotar
perversiones sexuales ms que prdicas no sexuales plan- en su lista el incalculable nmero de hombres con quie-
tea un problema lgico. Vaya intentar ilustrarlo me- nes ha bailado, flirteado superficialmente, a los que ha
diante un divertido e inteligente relato de la escritora cogido de la mano, etc. Como encuentra la idea poco
Greta Christina. lO atractiva, se pregunta si en cambio no debera establecer
Greta Christina explica que le encanta pasarse un una restriccin sobre lo que puede llamarse relacin
rato calculando el nmero de amantes que ha tenido, sexual excluyendo toda relacin que no fuera reciproca.
porque le parece que eso puede permitirle extraer con- Reciproca? Pero desde qu punto de vista? Basta
clusiones sobre el tipo de persona que es: libertina, diso- simplemente con que las parejas hayan consentido?
luta, normal, etc. Este punto de partida, que se parece Pero consentido cmo y a qu exactamente? Es ne-
un poco a un cuestionario propuesto por la revista Elle cesario que hayan sentido o dado placer juntas? Si hu-
o por 20 ans, en adelante la conducir a conclusiones de biera que decir que toda relacin sexual que no condu-
un inters bastante ms considerable. Greta Christina ce al placer recproco no es sexual, quiz no quedara
nos dice que sus clculos no le supusieron ningn pro- mucho a 10 que poder llamar de esa forma. Es necesa-
blema hasta que un da comenz a mantener relaciones rio que al menos uno de los miembros de la pareja haya
con mujeres. Hasta entonces su criterio era simple: po- logrado sentir placer? Pero, en ese caso, la violacin se-
na en su lista a aquellos y slo a aquellos con quienes ra una relacin sexual que habra de contar como las
haba practicado por los menos una penetracin geni- dems. Naturalmente, Greta Christina considera que la
tal. Con las mujeres todo se volva ms complicado. Se- idea es repugnante, pero se pregunta si realmente es ne-
gn su criterio habitual, ninguna de sus relaciones con cesario que exista deseo hacia una persona determi-
nada y consentimiento para que sta sea un buen can-
didato a figurar en su lista. An se siente confundida, ya
9. [hid., pg. 64.
que si esas condiciones son necesarias, se ver obligada
la. Greta Christina, Are We Having Sex ar \X'har?. AJan
Sahle (comp.), Tbc Phi/osophy o/Sex, Oxfard, Rawan & Litre-
a decir que, hablando con propiedad, en las relaciones
eficId Publishers, 1997, pgs. 3-8. sexuales de grupo en las que ha participado no ha habi-
206 PENSAR LA PORNOGRAFA QU MOLESTA, EN DEFINITIVA, DE LA PORNOGRAPIA? 207

do sexualidad, Antes de finalizar, plantea algunas pre- capaces de contribuir a la estimulacin sexual) o una
guntas esenciales, En qu momento se convierte en pareja imaginaria en el acto individual. El dilema de
sexual un encuentro con otra persona? Si esa relacin Greta deja abiertas estas tres posibilidades:
se convierte en sexual, significa eso que lo era desde
el principio? Es posible concebir una situacin en la 1. La sexualidad con pornografa es una forma par-
que una relacin es sexual para uno de los miembros de ticular de sexualidad, tan respetable como las
la pareja y no lo es para el otro? Se puede mantener dems,
una relacin sexual con una persona dormida? Greta 2. La sexualidad con pornografa es perversa.
Christina concluye con esta ancdota que plantea con 3. Lo que se hace en el medio de la pornografa es
gran claridad el problema lgico que me preocupa. Pro- algo que no tiene nada que ver con la sexualidad.
pone a una de sus conquistas que organice una sesin
de tipo sadomasoquista, Su pareja acepta confesndole Los que desaprueban la pornografa asumen el pun-
que no tiene ningunas ganas de mantener relaciones t02.
sexuales esa noche, Para ella, las puestas en escena sa- Personalmente considero que hay miles de razones
domasoquistas no son perversiones sexuales, no es para estar de acuerdo con los puntos 1 y 3, y que la adhe-
sexo en absoluto, Precisamente por ese motivo ella sin estricta a 2 es moralista, carente de valor en e!
acepta librarse a los juegos que le propone Greta, contexto de la tica mnima.
Por tanto, e! problema lgico es el siguiente, Res-
pecto a cualquier desviacin aparente en relacin con
un esquema de relacin sexual completa de! tipo que
propone N agel, puede decirse que o bien se trata de
una perversin sexual, o bien que no se trata de sexo en
absoluto,
Puede decirse, por ejemplo, que la puesta en escena
sadomasoquista o e! fetichismo del calzado o bien son
perversiones sexuales, o bien no son actividades sexua-
les en e! sentido estricto. Llamaremos a ese problema e!
dilema de Greta,
Segn aquellos que la desaprueban en nombre de
una concepcin sustancial de la sexualidad, la porno-
grafa interviene en la sexualidad introduciendo, si pue-
do decirlo as, un intermediario entre quienes partici-
pan en una relacin sexual (la imagen de unos terceros

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