Voces de Ciudad - Jitrik
Voces de Ciudad - Jitrik
Voces de Ciudad - Jitrik
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Noe ~itrik*
l Extraigo esas designaciones -hay mas- de los trabajos incluidos en el volumen colectivo
Grandes metropolis en America Latina, Sao Paulo, F.C.E., 1993.
La lectura mas habitual de Barrleby suele ser freudiana, registra lo siniestro, la negacion.
Se puede percibir, ademas, lo que es la nueva ciudad de las oficinas y de las profesiones, de
las reglas laborales y las pulsiones productivas. La cronica de Marti sobre la inauguracion del
puente de Brooklyn (1883) y, en general, sobre la vida neoyorkina (ver Jose Marti, Cronicas.
Antologia cdica, prologo, notas y seleccion de Susana Rotker, Madrid, Alianza Editorial,
1993) dan idea de una ciudad moderna, que habian entrevisto Melville y Hawthorne.
El mero titulo de una novela prestigiosa, La gran aldea (1882) sugiere el retraso de Buenos
Aires respecto de un discurso mas moderno que, en efecto, se puede leer en La Bolsa (1890).
Pero habria que considerar todo lo que le sirve de contexto, en especial la literatura
socioli~gica.Engenio Cambaceres, a su vez y un poco antes, presenta dos ciudades en Sin
rumbo (1885) y en Silbidos de un vago (1887); la primera reproduce la imagen parisina, la
segunda ya parece un Buenos Aires alterado por los cambios, lo que es decir, tambien, los
vagidos de la industria, la inmigracion y el anarquismo. Ver David Vinas, De Sarmiento a
Cortaz,zr, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1974. Ver tambien Jose Luis Romero, Latinoamerica:
las ciudades y lar ideas, Mexico, Siglo m, 1977.
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A partir, quizas, con mas claridad para mi mismo, de Las contradicciones del modernismo,
Mexico, El Colegio de Mexico, 1978y, especificamente, en los trabajos sobre "escritura". Lo
esencial se encuentra en los articulos de 1992-1993titulados "Del orden de laescritura", "Un
primer despliegue de nociones sobre escritura", *La escritura y el hueco", "La operacion de
la er;critnra", ineditos.
He hecho algunas precisiones sobre el papel de las preposiciones en Ilaeconomiaverhal, en
"Lenguaje e ideologia", El balcon barnoco, Mexico, UN.A.M., 1988, pag. 161 y sig. Enrique
Mari, a partir de distinciones hechas por Florence Dupont en Leplaisir et L loi, establece la
diferencia entre "historia sobre el amor" (historia del Eros alpinista) e "historia del amor"
(orden esencial y eterno del amor). Ver "El banquete de Platon. Su ley y elementos estrnctu-
ranies. El vino, la palabra, el eros" eci Papeles de filosofia, Buenos Aires, Biblos, 1993. Es
interesante la coincidenciaexterior; a .mi, como esta dicho, me interesa mas el juego prepo-
sicional y su capacidad discursiva
.9 El discurso, como hecho nuevo, altera lo existente, asi como ocurre con toda escritura Ver
M. IBlanchot, "L'ecriture et le droit ?t1.amort", en Lapart du feu, Paris, Gallimard, 1948.
ciudad, por consecuencia, esta ahi fuera y el que dice lo que ve o
entiende en ella se ubica, establece relaciones espaciales que per-
miten hablar de "lugar". En el discurso de, por el contrario, seria
como si el enunciador hubiera desaparecido y la ciudad por si misma
se dijera, como si tuviera boca para hablar y mano para escribir y si
eso que dijera y escribiera fuera su producto mas autentico; por
empezar, un discurso semejante excluiria toda narracion en favor de
un decirse sin estructura precisa y predeterminada y, en la medida
en que su enunciador se confunde con el objeto, estableceria si no
la existencia al menos el pensamiento de un "no lugar", un pensa-
miento dificil de pensar. eso, multivoco, impreciso, lo que
entendieron como "voz de la ciudad7', equivalente a "discurso de'',
anonima y plural, emanada de su forma misma, los cronistas colo-
niales cuando registraron los pregones que podian escucharse en el
aire, de noche de dia, y los describieron como la respiracion misma
de la ciudad? 18 tambien en ese registro -como discurso de-
el universo de los "graffiti", como un analogo de la "voz de la
ciudad", escritura espontanea y anonima, sensible a lo que la ciudad
da y quita en cada momento de su desarrollo?
Grave dificultad: la ciudad no habla y menos escribe sino los
seres que estan en ella. que modo entender su propia voz? Por
empezar, para algunos toda ciudad esta habitada por un espiritu de
existencia facil de verificar en la diferencia que hay entre todas y
cada una y las peculiaridades que se les puede atribuir; por metafo-
ra, ese espiritu, si bien no tiene voz ni mano, hace hablar y escribir
a las ciudades que habita o, dicho de otro modo, en alguna parte, en
la palabra de algunos de esos seres, encuentra los adecuados traduc-
tores de su voz, por lo general poetas o ensayistas, digamos los
Fernandez Moreno, los Manzi y, mas sofisticados, los Fernando
Guibert o los Martinez Estrada, Eduardo Mallea o Calos Monsivais,
pero tambien novelistas, los Galvez, los Mann, los Dos Passos, los
Queneau, los Onetti, o los Arlt. Es posible, incluso, que haya quie-
nes deseen de manera deliberada capturar ese espiritu, como si se
hubiera salido, para meterlo de nuevo en la lampara, pero ni el
efecto de traduccion ni el de deliberacion autorizan a permanecer
'O Ver el trabajo de Elena Poniatowska, El ultimoguajolote, Mexico, Martin Casillas Editor
(Col. "Memoriay olvido"), 1983. Los pregones ahi evocados constituyen el canto final de una
ciudad que ya los ha olvidado. En cada ciudad de America Latina debe existir una historia
semejante.
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l2 Este problema de la relacion entre cosas y signos, que sale polemicamente de Saussure,
motiva algunas reflexiones en mi trabajo citado, "La escritura y el buew", que es parte de
tina investigacion mayor sobre la "escritura".Postulo alli que las cosas buscan los signos que
las designan y, a l a inversa, los signos buscan las cosas que han de designar. Teoria del deseo
que tambien puede entenderse en la relacion significante/significado:buscarse para generar
los signos, no simplemente reconocer que un signo es una reunion arbitraria de significante
y significado.
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l4 Ver en Juan Luis Guerrero, "Tres temas de filosofia argentina en las entranas del Facundo"
Buenos Aires, Elevacion, 1945. Hay en ese trabajo una descripcion del surgimiento del
concepto de "nacion" en Rousseau y su perfilamiento en algunos seguidores argentinos, en
especial Alberdi.
l5 Los tres "estados": realeza, nobleza, iglesia. Las armas van imponiendose como "estado"
a partir, creo, de la nobleza, no lo constituian inicialmente.
l6 El urbanismo es seguramente la menos inocente de las disciplinas, aunque busque hacer
mas vhribles las ciudades; las ideas de mejora que concibe descansan sobre intereses de clase
que, ciertamente, van cambiando en lo que producen intelectualmente, no en lo que persi-
guen y que, suponen, garantiza su permanencia o subsistencia.
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