BALSECA Los Modernistas Portuarios
BALSECA Los Modernistas Portuarios
BALSECA Los Modernistas Portuarios
Fernando Balseca
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Introduccin
La obra literaria de Medardo ngel Silva, en las dos primeras dcadas del siglo
secundaria, hurfano de padre desde temprana edad, inmerso en el mundo del trabajo, y
que, sin embargo, es capaz de configurar uno de los universos literarios ms singulares
no solamente en lo que atae a su poesa sino, adems, en sus crncas en prosa. Por
la vida social que hicieron posible que Silva sostuviera su talento literario desde una
niez y juventud, del ambiente intelectual y las enseanzas que recibi de sus maestros
1
Prspero Salcedo McDowall, Un nio poeta: presentacin de Medardo ngel Silva,
en Abel Romeo Castillo, editor, Medardo ngel Silva juzgado por sus contemporneos,
Guayaquil, Casa de la Cultura, 1966, p.5.
aparicin de El Telgrafo Literario en 1913 y 1914, de las posiciones de ruptura que
otros literatos ya haban ganado para la cultura, y del impacto de revistas literarias y
debi suceder con Silva y podra ayudar a entender el carcter tan cosmopolita y tan
como joven intelectual, es tambin resultado del auge que vive la Costa ecuatoriana y
ha crecido el joven Medardo ngel es uno en eclosin; no slo se vive una intensa
consumo y servicios que en la poca dieron paso a lo que Isaac J. Barrera ha llamado
significativo impacto, a comienzos de siglo la luz elctrica fue una realidad en el puerto;
desde Durn hasta Las Peas; los primeros automviles y tranvas llegaron en 1910; la
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ciudad ya contaba con un peridico regular como El Telgrafo desde 1885; en 1912
los calcetines de seda, los juguetes mecnicos y de fantasa, los discos de msica, los
casimires ingleses, los trabajos de imprenta para uso social, las cajas registradoras, los
fongrafos, etc., estn al orden del da y dan cuenta de una sociedad que ha adscrito al
mercado como una prctica de estar en la ciudad y de darle sentido a un nuevo modo de
dcadas del siglo XX en Guayaquil, es la cultura del puerto gracias a una cada vez ms
importador de cultura de las dos primeras dcadas del siglo constituye la culminacin de
origina a mediados del siglo XIX a partir del modelo exportador de cacao, y el
direccin.
censales, se puede imaginar el nimo del florecimiento que debi sentir en carne propia
el nio Silva: en Guayaquil haba, en 1890, 44.772 habitantes (Silva naci en 1898), y,
en 1920, ya en el nuevo siglo, 89.771 habitantes. Esto es, si un siglo antes, en 1820,
haba tan slo 13.000 habitantes, Silva es testigo presencial de un auge indescriptible de
de la obra pblica ciertamente desordenada y a los ojos de hoy poco llamativa son
3
el paisaje cotidiano en el que el nio y el joven Silva tendrn que crecer en su ciudad
portuaria.
puerto de mayor riqueza del Pacfico en relacin a su tamao y una de las ciudades ms
del estudioso Andrs Guerrero, pondr las cosas de esta manera: Es aqu, en el Puerto
lo que habra que profundizar, pues ya se sabe que las expresiones artsticas no
entorno que se sucede alrededor de ese desarrollo. Guerrero, en esta direccin, muestra
el nivel del conflicto que se produce entre una clase terrateniente cacaotera, plenamente
constituida a la vuelta del siglo, aunque de perspectiva regional, frente a una burguesa
tensin de estos dos espacios de poder econmico, social y poltico debe situarse el
estudiamos.
Ya en la primera dcada del siglo XX, segn Guerrero, a base del estudio de la
acumulacin del capital, se observa un gran desarrollo logrado, con respecto a los
2
Report on Trade Conditions in Ecuador, Bureau of Manufacturing, Washington DC,
Department of Commerce, 1908. Citado por Andrs Guerrero, p 49.
4
mercantil. Los primeros sufren un desplazamiento, en cuanto a preponderancia
embargo, Silva, en 1919, abre su breve novela campesina Mara Jess con esta frase:
de la vida moderna. La tarea de los escritores debe ser entendida en un intersticio desde
el cual, al mismo tiempo que se hallan absortos ante la voluptuosidad de los bienes de la
vida moderna, resisten los embates del nuevo paisaje cultural que se despliega como
moderno. Esta posicin se sostiene en la idea de que el pasado queda atrs y que
nuestras urbes se pone al orden del da, al orden de los tiempos, siguiendo modelos
europeos y norteamericanos.
Varios historiadores del desarrollo urbano del puerto nos informan de los
inmensos esfuerzos que debieron hacerse para redecorar la ciudad segn la exigencia de
la nueva vida:
5
A raz del incendio la ciudad prontamente emprendi su proceso de
ciudad y fbrica de los nuevos edificios, que estableca la rectificacin de las calles
para que sean rectas y amplias y la desaparicin de los callejones a fin de evitar la
propagacin del fuego. (Compte 106). Todo esto procura la unificacin de la ciudad,
ordenada y planificada Ciudad Nueva. (Compte 106). Antes de que termine el siglo
XIX se haban terminado el Colegio San Luis Gonzaga, la Crcel Nueva, el edificio del
Banco del Ecuador, la Universidad, el Teatro Olmedo, el Colegio Nacional San Vicente,
que pone a Guayaquil como polo de desarrollo comercial a nivel nacional a base del
modelo agroexportador.
perodo en la ciudad, lo que hace notar la presencia de una mentalidad concreta que
perdidas por el incendio, que adoptaron los esquemas de composicin clasicista como
es, no cabe duda, resultado de que se vive una liberalizacin generalizada no slo en
6
El joven Silva debi recorrer las calles de su ciudad observando las nuevas
edificaciones que se erigan como expresin de una vida novedosa: la Crcel Municipal,
en cemento y ladrillo, construida entre 1886 y 1905; la Casona Universitaria que abre
tradicin que se ubicaba al par de las propuestas recin llegadas. Los recorridos del
edificaciones. Una ciudad est conformada, adems, por una atmsfera cultural que se
moderna est conformada desde un punto en que los smbolos culturales empiezan a
marcar y a determinar los modos de vivir y, por tanto, de pensar y de sentir. Esta
modificacin del cambio de siglo ha sido destacada por los historiadores de la vida
cotidiana:
7
El papel de los medios de comunicacin en un momento en que la prensa ya
formaba parte de la actividad cotidiana de las clases dirigentes del puerto y que la radio
en los pblicos lectores. Lo que se adquiere como bienes suntuarios determina sin duda
alguna modos diferentes de percibir el lugar en esta nueva vida moderna que llega al
pas.
pblicamente una intimidad que antes habra pasado secretamente. Tal es el caso
curioso de un par de anuncios que salen en El Telgrafo Literario; uno de ellos trata
temas de enamorados: PRINCESITA.Pasar todos los das de seis seis y cuarto por tu
casa Crees podremos vernos donde tu ta?Yo ir donde ella esta noche, si posible
112); otro trata acaso acerca de una amistad rota o de un amor en ciernes: POUPPNo
seas as, recuerda tu juramento pesar de todo lo sucedido con tu hermano yo siempre
Tuysimo PIO. (6, 96). Todo esto nos permite inferir que hasta las relaciones
interpersonales empiezan a verse afectadas por los nuevos modos de comerciar con la
realizaron algunos miembros de nuestras clases dirigentes a travs de los cuales varios
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de nuestros cuadros intelectuales y cientficos se prepararon en Europa en campos como
Europa y, por eso mismo, pronto se va a convertir en el lugar al que todos los
las costumbres, las influencias literarias, los gustos, las propuestas educacionales.
los sectores dirigentes, y luego en las capas medias, cumpli una institucin educativa
El colegio no era nuevo cuando Silva acudi a sus aulas. La institucin ya estaba
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agricultura, medicina y jurisprudencia, que comprende el derecho pblico, civil y
cannico3.
pblica, a fin de garantizar la instruccin de sus hijos los padres de familia y los
del plantel. Las primeras rentas del colegio provenan del 2 % del derecho que en
papeles pagaban los frutos al tiempo de su exportacin. Esto es, los exportadores fueron
los primeros interesados en sostener una actividad educativa de primer nivel, y para ello
decidieron contribuir con sus propios recursos. Este caso de autogestin, que sin duda
hoy en el siglo XXI asombrara, se explica bsicamente por esa necesidad de ilustracin
ilustracin catlica que por siglos haba marcado los rumbos de estos territorios. De otra
parte, este auspicio econmico da cuenta de los alcances que ellos vean en el aspecto
educativo, pues estamos ante sectores dirigentes que consideran, sin duda alguna, la
del plantel, se encuentran nombres como los de Vicente Rocafuerte (de quien se dice
que es probable que l mismo trazara el primer plan de estudios del colegio), Juan Jos
Flores (ante quien negocian los comerciantes el pago del 2 % para mantener el colegio),
terminar el siglo XIX se arreglan las finanzas del colegio: a partir de las rentas anuales
del Estado y del pago de 4 centavos por cada carga de cacao embarcada para el exterior
por el puerto de Guayaquil y de 2 centavos por la exportacin de cada suela. Esto es, las
3
Ver Revista del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte 1 (Guayaquil), Librera e Imp.
de Elicio A. Usctegui (diciembre 1919).
10
condiciones favorables de la economa de los exportadores de cacao hicieron posible
tambin mejorar el nivel de educacin de sus hijos. Estamos ante un sector burgus que
empiezan a entregarse becas para que los hijos de las familias pobres de la ciudad y de
Manab puedan instruirse en el colegio y, as, conviven con pensionistas hijos de las
educativas fue contar con profesores aptos para trasmitir lo ms actual del
de maestros que estudian los insectos de varias regiones del Ecuador y que solicitan
institucin; de profesores que escriben sus propios manuales de manejo del lenguaje en
la perspectiva del espaol americanos. Personalidades de las letras como Jos Luis
del colegio. Cuando el colegio estuvo bajo la direccin de los padres jesuitas, de 1863 a
memoria y las justas poticas que, desde entonces, se convierten en una tradicin del
colegio.
que vive el joven Silva en los aos en que asiste al colegio y participa de los certmenes
escolares literarios y las veladas literario musicales que all se organizan. Silva se educa,
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entonces, en un ambiente ciertamente determinado por una educacin de utilidad
(cuando l asiste al colegio se ha creado una Escuela de Comercio que ensea idiomas,
Esto nos permite afirmar que Silva no viene de la nada ni de una genialidad
resultado de una generacin espontnea. Medardo ngel Silva es expresin del esfuerzo
sostenido de una clase dirigente guayaquilea que apuesta como medida de valor por
una educacin que quiere poner al estudiante en contacto con la profesin y que, como
consecuencia, genera una clase media ilustrada que se encargar de sostener la cultura
guayaquilea de las dos primeras dcadas del siglo XX. Si el papel de Guayaquil en la
generacin de modernidad literaria ha sido visto como una actividad central para la
cultura en el perodo, podemos aadir que esto se debe a este inters desde las
Otro suceso que determin los estilos de hacer literatura en el joven Silva fue la
4
Ver Revista del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte 3 (Guayaquil) (marzo 1921).
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ecuatorianas. Esto se llev a cabo no slo gracias al uso constante de las palabras
propiciar un corte en la esttica de las letras ecuatorianas a fin de formar parte de una
corriente que no se agotaba en lo local sino que tena grandes implicaciones a nivel
nacional y latinoamericano. Por esto la tarea de los tres redactores del semanario
Miguel ngel Granado y Guarnizo, Jos Aurelio Falcon Villagmez y Manuel Eduardo
estticas del perodo, aunque no todos los nmeros siguen el mismo esquema; ms bien,
hay ligeros cambios que dejan percibir la hechura de un programa cultural en el formato
de la revista. Una de las partes que pronto desaparece es la seccin editorial, firmada en
En esos editoriales se percibe ya la claridad con que los tres redactores principales del
5
La primera cifra alude al nmero de la revista, y la segunda a la pgina que se cita; as
1, 1 significa primer nmero, pgina 1. En adelante usaremos este sistema para citar los
textos que provienen de El Telgrafo Literario. Transcribimos la ortografa y la
puntuacin original que traen los textos en la revista.
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El Telgrafo Literario surge al calor de un entusiasmo juvenil. Sus
redactores, jvenes que han sentido relampaguear en sus cerebros los chispazos
de la Idea, vibrante, fuerte; y fuerza de vibrante y fuerte por lo mismo que es
burilada a martillazos, la devuelven dentro sus columnas con toda la serenidad
de sus almas francas. A veces, sern ingenuos, no temern desnudarse dentro el
risueo jardn del Arte, pero lejos siempre del cercado ajeno, y entonces ha de
ser cuando se los mire ms francos; porque sern sinceros!
Lo repetimos, los que hacen El Telgrafo Literario podrn, ser si se
quiere llamarlos as; inexpertos, pero eso es natural. A los diez y ocho aos no se
hacen cosas magnficas: los que las esperen, se engaarn, pero tampoco quiere
decir con esto, que dentro l todos sean principiantes. Uno, dos, de ellos han
sentido ya la inmensa fruicin de ser ledos por el pblico y ese pblico ha
tenido para ellos manifestaciones de simpata, gestos de aprobacin, tanto mejor.
Se les agradece. (1, 1)
modo juntar el gesto moderno de ruptura con una tradicin ya existente en el mbito
sus redactores por encontrar padres y madres literarios que les permitan sostener lo que
en ese momento es visto como una ruptura riesgosamente juvenil. En los nmeros
ecuatorianas.
autorizacin frente al pblico lector y, seguramente, ante los otros escritores con
por el virus del Egoismo, ni por el Mal, tenemos una como serena visin en el xito y
uno como miraje claro en el Porvenir. (1, 1). Inmediatamente, frente a la pregunta
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Que ideales nos proponemos llenar?, la voz colectiva del editorial responde
dramticamente: Enormes! Tenemos la frente cargada de ellos. Bajo que estandarte nos
Tanto mejor. (1,1). La tarea, segn lo antes citado, se impone adems gracias a la
audacia. El Arte con maysculas surge como el norte absoluto sin calificativas que
determinacin del discurso literario. La idea de juventud se presenta ante los lectores
contemporneos como el sitio desde el cual se impulsa una gesta nueva y diferente, un
confrontacin total que se avecina, y para no hablar desde la orfandad, los redactores
tenan un espacio ganado en la escena local. Por eso, a partir del nmero 3, justo cuando
cesa de salir la seccin editorial, se resaltarn las obras y las figuras de autores tan
dispares como Modesto Chvez Franco (a quien el entrevistador Miguel ngel Granado
Falcon (elogiado a secas como modernista, en 4, 50), Emilio Gallegos del Campo
(proclamado poeta y cien veces poeta, en 5, 68), Nicols Augusto Gonzlez (sealado
como un grande hijo de la joven Amrica y del Ecuador Moderno, en 6, 82), Alfredo
100), Remigio Crespo Toral (cuya originalidad lrica es el principal rasgo que de l se
poesa indgena, en 9, 130), Zoila Ugarte de Landvar (de quien se subraya que hace arte
15
sagrado recinto del arte por su lrica sentimental, en 11, 162), Miguel ngel Corral
(quien triunfa como novelista nada menos que en Pars, en 14, 212), Francisco Falquez
sin ms como un poeta moderno, en 16, 242). Lo que, a juicio de los redactores, tiende
moderna
una especie de tema central del nmero, ya que una gran fotografa del escritor o de la
escritora homenajeados copa toda la portada a partir del nmero 3, una suerte de
interview con uno de los redactores, Miguel ngel Granado y Guarnizo, quien no
que es el arte. De modo permanente, Granado y Guarnizo desliza una serie de posturas
estticas que son el lente que aplica a sus entrevistados (slo en una ocasin, cuando se
exalta la figura de Mara Piedad Castillo, la silueta es realizada por Jos Aurelio Falcon
Villagmez).
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As, se proclama en literatura una libertad formal siempre y cuando sta se acoja
al modelo que propone el Arte, ejerciendo una firme postura de defensa de las formas
artsticas. Con este anuncio los redactores de El Telgrafo Literario estn colocando los
criterios estticos antes que cualquier otro. No es gratuito, por consiguiente, que en el
editorial del nmero 2, despus de cuestionar lo poco desarrollada que est entre
nosotros la aficin la literatura, se juzguen, una vez ms, Adoradores del Arte (2,
17).
entrevistados afirman o se les hace decir una serie de sentencias que les permite
escritor se codeaba en Pars con Gmez Carrillo, Apeles Mestres y Vargas Vila, el
literaria llamada Modernismo. [/] Y por eso, l es tambin un modernista. (4, 50),
atribuido a los del El Telgrafo Literario, con escritores anteriores a su generacin. Esto
devela una suerte de angustia por tener una filiacin ampliamente compartida. La
empresa que realizan estos tres redactores es tan ambiciosa que se requiere encontrar
17
Un poema decisivo de los alcances de esta esttica que dice adorar al arte tal vez
sea el del propio Modesto Chvez Franco que aparece junto a su silueta. Se trata del
tesis que explican su posicin artstica: Los burgueses no brindan por nosotros los
del sentimiento, Los aristcratas no escancian por los del pensamiento, Las
medianas elevadas no brindan por nosotros (4, 51). El poema introduce de modo
novedoso, ante una esttica local marcada por el romanticismo, un desenfado que a
veces lo acerca a la prosa, y se convierte, as, en una denuncia de las dificultades que el
escritor del perodo tiene para conseguir una plena insercin y una justa valoracin
local. Este tono antiburgus aparecer tambin en las crnicas que Medardo ngel Silva
razones. La primera tiene que ver con esa marca tpicamente moderna de concebir al
poeta como un sujeto que est ms all de lo humano, en tanto su alma es superior. Es
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verdad que a lo largo de las revistas los redactores dejan ver de modo permanente un
fastidio a la idea del gusto del vulgo. Pero esta declaracin de Granado no es solamente
un ataque a lo poco profundo que es el vulgo; aqu hay adems un esfuerzo por
posicionar al poeta en un lugar que le era negado en el nuevo mercado creado por la
esttica a favor del poeta sino, especialmente, el reclamo de los artistas por habitar un
refinacin del poeta, de su rareza y de su ms all constituyen el plus que los artistas
Este enfrentamiento del que hablamos entre el poeta y el ambiente forjado por el
por sostener un punto de vista que valore el trabajo cotidiano de otro modo, opuesto al
rgimen del capital. Aquellos que an no han gozado de los favores de la imaginacin,
de las ideas y del pensamiento son vistos como una pura materialidad en lucha con la
letras, Granado se permite teorizar de esta manera: La finalidad esencial, que todo
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escritor debe tener presente, al describir el polgono moral de un sr, culto no, es:
sorprender el feliz momento en que su cerebro reflexiona con mayor energa volitiva, y
(7, 98). As se construye desde las pginas de este semanario cultural una verdadera
teora de los procesos de creacin. Nos interesa destacar esto, de pasada por ahora, para
sealar que hay un proyecto colectivo que se desenvuelve desde la redaccin de los
ellos quieren ejercer tiene una direccin clara a fin de marcar los procesos literarios
subsiguientes. Y Medardo ngel Silva se dej seducir por esta apuesta a favor de la
Nuestra generacin naci al arte entre los aos 1912 y 14. [] Cuando M.
E. Castillo y Castillo, J. A. Falcon Villagmez y M. A. Granado Guarnizo
fundaron El Telgrafo Literario, con un arrogante gesto de sembradores de
ideas, los que empezbamos a incursionar por los dominios apolneos,
encontramos al fin concretadas nuestras aspiraciones, un molde para nuestros
sueos y una direccin para nuestro continuo anhelar. (Silva 2004, 617)
actitud nueva de los escritores de El Telgrafo Literario: al menos para Silva, ellos
ngel Silva debe ser entendida como parte de este aprendizaje y de este dilogo con sus
hermanos mayores de generacin. Silva vino tambin de esta actitud intelectual de esta
clase media ilustrada que en Guayaquil pugnaba por sostener un lugar distinto a favor
del arte, a pesar de contar con un paisaje material adverso para ello.
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y de formas (8, 114), que estos guayaquileos reclamaban para las letras nacionales.
Hoy, podramos aadir, tambin crisis de representacin intelectual. Para superar este
paraguas para cobijar a aquellos literatos que se esforzaban por ser consistentes con la
tambin esta tensin con el pasado y con la tradicin intelectual que se vena gestando
en el Ecuador. Ser modernos fue animar una idea de futuro que, junto a otros, fue
artculos de crtica literaria que completan la obra del autor. Silva, ms conocido por
algunos de sus versos y por la forma trgica de su muerte, sin embargo es un escritor
crnicas. Qu se quiere ensayar con esta afirmacin? Aunque esto ser materia de otra
especulacin por venir, quiero sugerir que al revisar los diversos tipos de lrica que
semanario fue sin duda un espacio seero para su aprendizaje esttico sorprende el
hecho de que varios de los poetas que all publicaron ya estaban haciendo una poesa
Tal vez el poeta que mayormente se adscriba a esta lnea fue J. A. Falcon
21
el nmero 1 (1,8), fechado en 1912, es muy interesante porque est hecho casi en un
modernista: durante un baile de saln una mujer flirtea por sport animada por la
orquesta y el champn; el marido de ella registra este gesto de ella y agrede al galn
que nos lleva Falcon nos habla de una lrica distinta a la reconocida como modernista.
vanguardia, en la que la tensin del suceso est puesto en las evocaciones de lo que se
silencia.
Tal vez uno de los textos clave de este anuncio de vanguardia sea El poema de
[]
22
mejor que no comprendan los otros,Es mi lema! (14, 216)
de un posible trabajo futuro, de una lnea que est por aflorar: est ya en germen la
sugestivo de todos nuestras poetas modernos (2, 17) , sea sin rival el ejemplo vivo de
la gran poesa actual. Entonces, si hay anuncios claros de textos que pugnan por salirse
de la lrica modernista, por qu Medardo ngel Silva no vio esos intentos y, ms bien,
se sujet a las formas duras del poetizar modernista?, por qu Silva, en definitiva,
sentir la entrada del mar, el fluir de ros de mercancas y, al mismo tiempo, no poder
distribuyen los recursos y la riqueza. (Paredes 223). La eleccin por una lrica de claro
corte modernista, en Medardo ngel Silva, puede ser entendida como resultado de una
prestigio de los bienes importados lo llev a dar un paso adelante en sus crnicas y a
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