Sindicato PDF
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La etapa II del sindicalismo culmin, por un lado, con el establecimiento del Socialismo de
Estado en la periferia capitalista (los sindicatos revolucionarios parecieron cumplir un
papel en este sentido), por otro lado con los Estado interventores en la economa y
benefactores en los pases desarrollados y sus versiones subdesarrolladas. Los sindicatos en
esta segunda versin fueron actores centrales en los recin constituidos Sistemas de
Relaciones Industriales que les dieron legitimidad, institucionalidad y capacidad de
negociar con las empresas y los gobiernos (Flanders, 1968). Aunque en el mundo hubo de
las tres corrientes sindicales internacionales y sus objetivos parecieron diversos, muchos
tuvieron que entrar finalmente a la negociacin colectiva institucionalizada con las
empresas y en algunos pases a pactos corporativos al nivel del Estado.
En esta etapa se produce una consolidacin en las empresas grandes del taylorismo
fordismo con sus consecuencias en intensificacin del trabajo y alienacin (Blauner, 1968),
se trata de la extensin del trabajador taylorizado, sin calificacin o bien especialista
rutinario y estandarizado en una mquina (Braverman, 1972). Las fbricas crecen en
volumen y se burocratizan, formalizndose y complejizndose organizacionalmente. La
abundancia de reglas formales de como trabajar va en consonancia con las reglas
contractuales negociadas por los sindicatos. Los sindicatos se especializan en la
contratacin colectiva, aunque en algunos pases no se abandon el terreno poltico
institucional de alianzas con los partidos (Hyman, 1975). Como dijimos, en trminos de
doctrina subsistieron las diferencias entre sindicatos de oposicin, de integracin y de
negociacin, pero muchos de ellos tuvieron que entrar a la negociacin en Sistemas de
Relaciones Industriales cada vez mas regulados. Este perodo corresponde con una
expansin larga del capitalismo que dur desde el fin de la segunda guerra mundial hasta
principios de los setenta, que junto con el aumento de la negociacin sindical y las polticas
keynesianas llevaron a una elevacin de los niveles de vida en el mundo desarrollado y a
una influencia importante de los sindicatos en las polticas econmicas y sociales de los
Estado. Es decir, el sindicalismo tendi a ser un Sindicato de la Circulacin, centrado en la
compraventa de la fuerza de trabajo, pero a diferencia del primer perodo reseado,
caminando sobre espacios institucionales de negociacin (Baglioni y Crouch, 1990). En los
pases en los que se constituyeron pactos corporativos o bien predomin el sindicalismo
revolucionario combinaron la accin en la circulacin con la accin poltica con el Estado o
contra el Estado. En los pases del socialismo real, los sindicatos fueron integrados al orden
estatal en forma subordinada, aunque formalmente tenan capacidades de negociacin
colectiva esta se subsuma en el plan econmico central, de tal forma que derivaron su
campo de accin hacia servicios en el espacio de la reproduccin social (clnicas, hoteles,
lugares de descanso) que ofrecan a sus agremiados como complemento de los servicios
sociales del Estado (De la Garza, 1991). En los pases subdesarrollados se dieron dos
situaciones, aquellos en los que se establecieron pactos corporativos, que aunque no
tuvieron la profundidad ni la extensin de los desarrollados implicaron a los sindicatos en
el mantenimiento del orden social con algunas ganancias para las dirigencias y sus
agremiados. En este caso los sistemas de relaciones industriales fueron imperfectos, muy
dependientes de las relaciones polticas, a pesar de estar formalmente regulados. La otra
situacin fue la de aquellos pases en los que los sindicatos subsistieron en condiciones de
represin abierta y que se adhirieron a corrientes revolucionarias parecidas a las de las
primeras pocas del sindicalismo y que en ocasiones lograron coadyuvar al triunfo de
revoluciones socialistas o anticoloniales.
En sntesis, dependiendo del contexto y su historia, el sindicalismo en este perodo
signific por un lado contratacin colectiva, en ocasiones combinado como fuerza poltica
pero actuando en general institucionalmente. Slo en la periferia subsisti como
sindicalismo de oposicin consecuente cuya tarea era contribuir a hacer la revolucin. En
los Estados socialistas reales deriv hacia un nuevo tipo sociedad de apoyo mutuo frente
a las rigideces e ineficiencias del sistema.
En dos momentos importantes el sindicalismo fue cuestionado en forma enrgica en lo
terico y en lo prctico en cuanto a no representar los intereses de los trabajadores sino los
de los partidos o del Estado, por haberse asimilado a las reglas capitalistas, por no saber
como resolver la contradiccin entre institucionalizacin y revolucin. El primero fue el
consejismo de los aos veinte (Mandel, 1978), el segundo entre 1968 y 1974 (Trenttin,
1978), principal mas no nicamente en Europa. Adems, del problema de la
burocratizacin de los sindicatos y de los problemas de representatividad y democracia, se
cuestion que estos redujeran su acampo de accin a la circulacin de la fuerza de trabajo
(compra venta) y hayan olvidado lo que en sus orgenes todava fue importante, el control
sobre el trabajo. Es decir, si el conflicto estructurado(Edwards, 1979) nace del trabajo y
no del reparto de la ganancia, es en este terreno en el que debera centrase la accin obrera.
As, el espacio de la produccin podra convertirse en espacio poltico de lucha por el
poder. En lo sesenta estas crticas relacionaron las ideas anteriores con aquella de que la
reestructuraciones productivas implican cambio de poder en los procesos de trabajo por sus
efectos en las calificaciones y las recomposiciones que alteran la composicin tcnica de la
clase obrera (Panzieri, 1978). La solucin se plante por la transformacin del terreno de
accin de los sindicatos de la circulacin a la produccin - sindicatos de la produccin - y
la creacin de sus instituciones en los lugares de trabajo, los consejos o comits de empresa
(Batstone, 1977). Estos seran de democracia directa, arraigadas en los lugares de trabajo y
su espacio principal el del control del proceso productivo. El obrerismo se agot en los
setenta, sin embargo dej detrs la consolidacin de comits de fbrica en Europa que han
resultado mas resistentes a su decadencia que las organizaciones sindicales tradicionales en
las nuevas condiciones de reestructuracin productiva.
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