Mitos - Mauricio Bacarisse
Mitos - Mauricio Bacarisse
Mitos - Mauricio Bacarisse
MAURICIO BACARISSE
MITOS
(1930)
Dedicatoria
Pero dieciocho aos no saben arredrarse. La puerta se abri. Don Ramn est en
la hora. Las once de la maana. Volver, respondi el mozo, con ansia de huir para
siempre. Apareci una dama rubia, y dijo: No. Espere. l entreg una tarjeta. Senta
miedo, como si fuera a examinarse. La maana, de fin de invierno, fina y plida, jugaba
sus mejores bazas con los naipes grises o cremosos de los planos de las paredes. Usted,
don Ramn, quiz no recuerde la visita; pero recordar, sin duda, que por aquella
viene? Cuntas veces habr de volver?. Oy una voz que deca: Haga el favor de
Sobre los linos del lecho apareca una cabeza rapada, un perfil proftico de
amplias y oscuras barbas. El escritor, con su mano nica, le indic un asiento junto a
palabras, a los conceptos, a la pompa significativa del verbo. Tena el profeta una
jabn. Mand sacar unas carteras. Ley varios trozos de lo que fue despus La lmpara
pronunciacin, y la msica oral alcanzaba ese lmite semntico que los trminos
adquieren cuando van aleados al calor de la pasin y de la vida de una voz, aunque
cruzada por san Bernardo. Al terminar, dijo, sencillamente: Escoja usted de estos
Despus, el incendio ideal cundi, vido, por el espritu del escritor, y con amplio
fsica del Timeo y la metafsica del Parmnides con la fsica y la metafsica estagiritas.
respondi. Y usted le advirti: No tenga demasiada prisa. En las letras no hay nios
nunca el da de hoy.
Aquel joven, casi nio, que tanto se asemejaba al monacillo del Entierro del conde
de Orgaz, desde aquella maana de invierno, casi de primavera, ha aprovechado poco
intiles. Apenas tiene en su haber espiritual otros mritos que los que encierren los
Desde aquel da, si nuestro trato no ha sido muy asiduo, nuestra amistad ha sido
aspiro con este libro a ganar una de las credenciales literarias que tanto se apetecen en
Ahora, unas palabras sobre los propsitos estticos de esta coleccin. Creo que la
imagen, tomo potico para la literatura joven, no puede ni debe considerarse como
imagen como anillo de boda de dos ideas o de dos diseos; pero ella es al mito lo que el
anillo de boda es al amor de los esposos. Y yo prefiero divagar sobre ese amor a contar
poesa episdica que condenaron sin saber por qu los arrieros, sacristanes y horteras
Ah va, pues, seor y amigo, este manojo de versos hacia su nica mano, ofrecida a
24 de noviembre, 1929