Una Profecía de Nuestro Tiempo Octavio Paz para Imprimir
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Octavio Paz
Los diablos de Dostoievski poseen una veracidad nica en la literatura moderna. Desde
el siglo XVIII los fantasmas de nuestros poemas y novelas son poco convincentes. Son
personajes de comedia y la afectacin de su lenguaje y de sus actitudes es, a un tiempo,
pomposa e insoportable. Los de Goethe y Valry son plausibles por su mismo carcter
extremadamente intelectual y simblico; tambin son aceptables los que de manera
deliberada e irnica se presentan como ficciones fantsticas: el diablo de La Mano
encantada de Nerval o el delicioso Diablo enamorado de Cazotte. Pero los diablos
modernos hacen todo lo posible por hacernos saber que vienen de all, del mundo
subterrneo. Son los parvenus de lo sobrenatural. Aunque los diablos de Dostoievski
tambin son modernos y no se parecen a los antiguos demonios medievales y barrocos
-lascivos, astutos y un poco estpidos-, no son literarios. Tienen una realidad clnica por
decirlo as. En esto reside, quiz, su gran descubrimiento: vio el parentesco oculto entre
el mal y la enfermedad, entre la posesin y la reflexin. Son diablos que razonan y que,
como si fuesen psicoanalistas, se empean en probar su inexistencia, su naturaleza
imaginaria. Triunfan gracias a esos razonamientos irrefutables: lvn y Stavrogin, dos
intelectuales, no tienen ms remedio que creerles: son verdaderamente el diablo pues
solamente el diablo puede razonar as. Pero tambin estaran posedos por el diablo si se
aferrasen a la creencia de que se trata de meras alucinaciones de una mente enferma. En
uno y otro caso, los dos estn posedos por la negacin, esencia del demonio. As se
cumple el pensamiento que aterra a Ivn: para creer en el diablo no es necesario creer en
Dios. (...)
Texto extrado de "El Correo de la Unesco", julio 1980.