Vivir en Un Ambiente Sin Amor, Infancia - Salud Mental
Vivir en Un Ambiente Sin Amor, Infancia - Salud Mental
Vivir en Un Ambiente Sin Amor, Infancia - Salud Mental
Tesis Doctoral de D ~
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VS 6.
EL PTE. DZL.
IEUSUNAL
a
A mi familia.
AGRADECIMIENTOS
1.- INTRODUCCIN
1.1.- El maltrato infantil como un hecho
histrico y cultural
1.2.- El nio como sujeto de derechos
1.3.- La investigacin en el campo de los
malos tratos 23
identidad 224
5.2.5. La transmisin intergeneracional
7. MTODO 249
7.1. Hiptesis 249
7.2. Sujetos 254
7.3. Instrumentos 259
7.3.1. Evaluacin de la competencia
social en la infancia 259
7.3.1.1.- Descripcin y normas de
aplicacin 260
7.3.1.2. Normas de correccin 261
7.3.1.3.- Fiabilidad y validez 263
7.3.2. Evaluacin de la competencia
social en la adolescencia 266
7.3.2.1.- Descripcin y normas de
aplicacin 268
7.3.2.2.- Normas de correccin 268
7.3.2.3. Fiabilidad y validez 270
1.3.3. Evaluacin del autoconcepto 274
7.3.3.1. Descripcin y normas de
aplicacin 274
7.3.3.2. Normas de correccin . . . . 275
7.3.3.3. Dimensionalidad de la
escala 276
7.3.3.4. Fiabilidad y validez . . . . 280
7.3.4. Evaluacin de la empatia 284
7.3.4.1. Descripcin y normas de
aplicacin 285
1.3.4.2. Normas de correccin . . . . 286
7.3.4.3. Dimensionalidad de la
escala 287
7.3.4.4. Fiabilidad y validez . . . . 289
7.3.5. Evaluacin de los mediadores
cognitivos de la agresin 291
7.3.5.1. Descripcin y normas de
aplicacin 292
7.3.5.2.- Normas de correccin . . . . 293
7,3.5.3. Dimensionalidad de la
escala 294
7.3.5.4. Fiabilidad y validez . . . . 297
7.3.6.3. Dimensionalidad de la
escala 301
7.3.6.4. Fiabilidad y validez . . . . 305
7.3.7. Evaluacin del desarrollo
intelectual 309
7.4. procedimiento 310
8.- RESULTADOS 314
8.1. Diferencias entre sujetos maltratados
y no maltratados 314
8.1.1. Desarrollo intelectual 315
8.1.2. Autoconcepto 317
8.1.3. Empatia 326
8.1.4.- Mediadores cognitivos de la
conducta agresiva 332
8.1.5. Conocimiento de estrategias de
interaccin con los compaeros
(nios) 338
8.1.6.- Conocimiento de estrategias de
interaccin con los compaeros
(adolescentes> 344
8.1.7. Diferencias en los aspectos
comunes valoradas por las
distintas dimensiones 357
8.2.- Diferencias dentro del grupo de sujetos
que han sufrido malos tratos 370
8.2.1. Adaptacin segn el educador . . . . 372
8.2.2. Valor predictivo del desarrollo
intelectual, del tipo de maltrato
y su interaccin con el gnero . . . 378
8.2.2.1.- Variables que predicen el
desarrollo intelectual de
los sujetos 378
8.2.2.2. Variables que predicen la
adaptacin de los sujetos . . 381
8.2.2.3. Variables que predicen el
conocimiento de estrategias
de interaccin 387
8.2.2.4. Variables que predicen
las creencias sobre la
expresin de sentimientos . . 391
pag. 1
1. INTRODUCCIN.
pag. 2
El Cristianismo supuso una transformacin en el
trato hacia los nios, reforz la responsabilidad de
los padres. Los padres tienen el deber de alimentar y
educar a los hijos, no por ser sus propietarios sino
porque los han recibido de Dios, por lo cual no podan
disponer de ellos a su antojo.
pag. 3
la libertad del hijo slo puede ser momentnea,
mientras l lo requiera. La funcin del padre es
educarlo para convertir a este ser, momentneamente
frgil, en una persona autnoma igual a sus padres.
pag. 4
Al final del imperio romano, Constantino promulga
la primera ley contra el infanticidio.
pag. 5
Pero hay que esperar hasta la segunda mitad del
siglo pasado para que surjan las primeras asociaciones
que intentan evitar el maltrato intrafamiliar.
pag. 6
crecer bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo
caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y
material <principio sexto). El menor tiene derecho a
recibir educacin, en condiciones de igualdad de
oportunidades, para desarrollar sus aptitudes y su
juicio individual, su sentido de responsabilidad
individual y social. El inters del nio debe ser el
principio rector de quienes tienen la responsabilidad
de su educacin y orientacin (principio sptimo).
Art. 19
Art. 20
pag. 7
superior inters exija que no permanezcan en ese medio, tendrn derecho a la
proteccin y asistencia especiales del gstado.
2. tos Estados Parte garantizarn, de conformidad con sus leyes nacionales, otros
tipos de cuidados para esos nios.
<. .) los efectos a larga plazo de un ambiente familiar hostil son, la mayora de
las veces, desastrosos para el crecimiento, la capacidad de aprendizaje y expansin
del nio, as como para su comportamiento futuro como padre, y resultan, por tanto,
costosos para toda la sociedad.
La bsqueda de soluciones a este problema exige una doble estrategia, que supone
por una parte, medidas eficaces de intervencin inmediata y, por otra, una poltica
preventiva.
Deberla pedirse a los profesores <.4, que estn en contacto continuo con los
nios que, cuando detecten que una familia atraviesa un momento difcil lo pongan en
pag. 8
conocimiento de los servicias sociales (..
Art. 3~
3. Los padres deben prestar asistencia de todo arden a los hijos babidos dentro o
fuera del matrimonio, durante su minora de edad y en los dems casos en que
legalmente proceda.
pag. 9
Con respecto al Cdigo Civil, la Ley 21/1987, de
11 de diciembre <B.O.E. naln. 275, de 17 de noviembre),
por la que se modifica el Cdigo Civil y la Ley de
Enjuiciamiento Civil en materia de adopcin y otras
formas de proteccin de menores, propici la
transformacin de las estructuras administrativas y
sociales de proteccin a la infancia en nuestro pas.
pag. 10
su ejecucin crea la Comisin de Tutela del Menor
dependiente de la Direccin General de Bienestar
Social. Posteriormente, el Decreto 121/1988, de 23 de
noviembre (B.O.C.M. de 16 de diciembre) regula el
procedimiento de constitucin y el ejercicio de la
tutela y la guarda del menor. Para su elaboracin se
tuvo en cuenta, adems de todo el cuerpo legislativo
expuesto hasta ahora, las recomendaciones y
resoluciones del Consejo de Europa, especialmente la
Resolucin (77) 33 y la Recomendacin R (81) 3,
referidas a la colocacin y acogimiento de los menores.
pag. 11
Para finalizar con aquellos aspectos ms
relevantes del repertorio legislativo de la Comunidad
de Madrid en materia de atencin a la infancia, habra
que seffalar la Orden 175/1991, de 18 de zarzo (.B.O.C.M.
de 1 de abril de 1991) y la Orden 300/1991, de 15 de
abril (B.O.C.M. de 22 de abril de 1991>, por las que la
Consejeria de Integracin Social desarrolla el decreto
anterior en materia de promocin del acogimiento de
menores y la adopcin; as como el procedimiento para
la constitucin de la guarda de menores
respectivamente.
pag. 12
desamparo, tiene por ministerio de la Ley la tutela del listo y deber adoptar las
medidas de proteccin necesarias para su guarda, ponindolo en conocimiento del
Ministerio Fiscal y notificando en legal forma a los padres, tutores o guardadores
en un plazo de cuarenta y ocho horas. Siempre que sea posible, en el momento de la
notificacin se les informar de forma presencial y de modo claro y comprensible de
las causas que dieron lugar a la actuacin de la Administracin y de los posibles
efectos de la decisin adoptada.
2. Cuando los padres o tutores, por circunstancias graves, no pueden cuidar del
menor, podrn solicitar de la entidad pblica competente que sta asuma la guarda
durante el tiempo necesario.
pag. 13
personas que determine la entidad pblica. El acogimiento residencial se realizad
por el Director del centro donde sea acogido el menor.
pag. 14
justificar su separacin del ncleo familiar y la
intervencin consiste en eliminar los factores de
riesgo dentro de la propia familia. En las
situaciones de desamparo la gravedad de los hechos
conhieva la extraccin del menor de la familia, se
suspende la patria potestad o tutela ordinaria y
es la entidad pblica la que asume la tutela
familiar. (CapItulo 1, Art. 17 y Art. 18).
pag. 15
edad debe tender, cuando sea posible, a la
integracin del menor en la familia del tutor.
Adems se introduce como causa de remocin la
existencia de graves y reiterados problemas de
convivencia y se da en este procedimiento
audiencia al menor. (Capitulo U. Art. 23>.
pag. 16
distinciones respecto a las distintas
circunstancias en que se encontraba el menor,
dando siempre a la familia acogedora una autonoma
limitada en cuanto a su cuidado. Para dar
respuesta a la diversidad de situaciones de
desproteccin en las que se pueden encontrar los
menores, se flexibiliza la acogida familiar y se
adecua el marco de relaciones entre los acogedores
y el menor acogido en funcin de la estabilidad de
la acogida. Surgen as tres tipos de acogimiento.
Junto al acogimiento simple, que tendr carcter
transitorio, bien porque de la situacin del menor
se prevea la reinsercin en su propia familia o
bien en tanto se adopte una medida de proteccin
de carcter ms estable, se introduce la
posibilidad del acogimiento permanente. Este
tendr lugar cuando la edad u otras circunstancias
del menor y su familia as lo aconsejen y as lo
informen los servicios de atencin al menor. En
tal supuesto, la entidad pblica podr solicitar
del Juez que atribuya a los acogedores aquellas
facultades de la tutela que faciliten el desempeo
de sus responsabilidades, atendiendo en todo caso
al inters superior del menor. Por ltimo, se
recoge expresamente la modalidad del acogimiento
preadoptivo que en la Ley 21/1987 apareca
nicamente en la exposicin de motivos. Se prev
la posibilidad de establecer un periodo
preadoptivo, a travs de la formalizacin de un
acogimiento con esta finalidad, bien sea porque la
entidad pblica eleve la propuesta de adopcin de
un menor o cuando considere necesario establecer
un periodo de adaptacin del menor a la familia
antes de elevar al Juez dicha propuesta.
(Disposicin final sptima).
pag. 17
Con ello intentan subsanarse las
insuficiencias de las que adoleca el articulo
173.1 del Cdigo Civil diferenciando entre los
distintos tipos de acogimiento en funcin de que
la situacin de la familia pueda mejorar y que el
retorno del menor no implique riesgos para ste,
que las circunstancias aconsejen que se constituya
con carcter permanente, o que convenga
constituirlo con carcter preadoptivo.
pag. 18
El abuso sexual se encontraba recogido en diversas
manifestaciones en la Ley orgnica 3/1989 (Libro II,
Titulo II): violacin y agresiones sexuales (Capitulo
1, Arts. 429 y 430), estupro (Capitulo III, Arts. 434,
435 y 436>, exhibicionismo y provocacin sexual
(Capitulo II, Arta. 431 y 432), rapto (Capitulo IV,
Art. 440> y la promocin, favorecimiento o facilitacin
de la prostitucin o corrupcin de menores (Capitulo
VI, Arts. 452 bIs b), 452 bIs c), 452 bis e).
pag. 19
En cuanto a los delitos de exhibicionismo y
provocacin sexual, mientras que la Ley Orgnica 3/1989
contemplaba que se producan si alguien ejecutaba o
hacia ejecutar a otros actos obscenos o difunda
material pornogrfico ante menores de diecisis aos o
deficientes mentales, o si realizaba o hacia realizar
a otros actos obscenos ante mayores de diecisis aos
pero sin su consentimiento, el nuevo Cdigo Penal habla
nicamente de menores de edad y de personas incapaces
como victimas de estos delitos (Libro II, Titulo VIII,
Capitulo IV, Arts. .185, 186).
pag. 20
Ley Orgnica 31198g tipificaba la sustraccin de
menores (Libro II, Titulo III, Capitulo II, Arts. 484
y 485), la induccin al abandono del hogar (Libro II,
Titulo XII, Capitulo II, Art. 486) y los aspectos
relacionados con la omisin de cuidados y el abandono
(Libro II, Titulo XII, Capitulo III, Arts. 487 a 489),
introducindose un nuevo delito que hacia referencia a
la explotacin econmica de menores por medio de su
utilizacin para la prctica de La mendicidad.
pag. 21
definitiva de estos establecimientos (Libro II, Titulo
XII, Capitulo II, Art. 221>.
pag. 22
adherido o han ratificado su adhesin a la Convencin
de los Derechos del Nulo, que seftala en su Prembulo la
necesidad de tener en cuenta la importancia de las
tradiciones y los valores culturales de cada pueblo
para la proteccin y el desarrollo armonioso del nio.
pag. 23
En 1962, ICempe y sus colaboradores definen el
sndrome del nulo golpeado como: el USO de la fuerza
fsica en forma intencional, no accidental, dirigido a
herir, lesionar, destruir a un nUlo, ejercido por parte
de un padre u otra persona responsable del cuidado del
menor. Este trabajo que fue recogido por la prensa,
tuvo un gran impacto social y surgieron iniciativas
legislativas de tipo estatal y federal que obligaban a
denunciar cualquier sospecha de maltrato.
pag. 24
la complejidad del fenmeno. Los malos tratos a la
infancia se producen debido a la interaccin de
distintos factores de riesgo que operan a distintos
niveles.
pag. 25
4. La utilizacin de grupos de comparacin
adecuados que renan los criterios exigibles de
emparejamiento. Es necesario separar los posibles
secuelas producidas por los malos tratos de
aquellas atribuibles a la pobreza. Las
investigaciones sobre la incidencia de los malos
tratos encuentran un mayor nmero de casos
conocidos de maltrato y negligencia entre familias
de pocos recursos socioeconmicos que entre
familias de clase media o alta. Pelton (1978,
1981) seala que esto no se debe a un sesgo de las
investigaciones, sino que el estrs que acompaa
a la pobreza puede elevar el riesgo de que se
produzcan malos tratos. Por otra parte, las
familias de un nivel socioeconmico bajo en las
que se producen este tipo de problemas son ms
fcilmente detectadas por los servicios sociales,
que las de niveles medios y altos (Gelles, 1983).
Por todo ello hay que ser muy cuidadoso a la hora
de seleccionar los grupos de comparacin.
pag. 26
posibles problemas legales derivados de los
cambios de custodia de los hijos y la movilidad
dentro de estas familias.
pag. 27
desde el punto de vista del investigador interesado en
el estudio de las secuelas que puede producir el sufrir
estas experiencias, queda relativizado si se tiene en
cuenta que este es el contexto con el que interaccionan
y en el que construyen su propio desarrollo muchos
nios y adolescentes dentro de los servicios de
proteccin al menor.
pag. 28
mucho de los que se encontraron en sus investigaciones
Bowlby (1950), Spitz (1945) o Spitz y Wolf (1946>. A
partir de que el Comit de Ministros del Consejo de
Europa adoptara la Resolucin (77) 33 sobre la acogida
de nios, se ha producido un importante cambio en las
instituciones residenciales que atienden a nios en
dificultades sociofamiliares. Esta resolucin resalt
la necesidad de que se suprimieran progresivamente los
grandes establecimientos, se organizaran los existentes
en subunidades de tipo familiar, acogieran a nios de
todas las edades y gneros, dispongan de personal
mixto, puedan acoger juntos a los hermanos, faciliten
el contacto con los padres, dispongan de unidades
especiales para adolescentes y se mantengan abiertos al
mundo exterior. El cambio que se ha producido en estas
instituciones hace necesario que se desarrollen nuevas
investigaciones para conocer el posible efecto de la
institucionalizacin en el desarrollo de los nios y
adolescentes, ya que los contextos en los que
actualmente viven no son comparables con los que
existan cuando se realizaron las primeras
investigaciones sobre las consecuencias de la
institucionalizacin.
pag. 29
hubiese algn caso de maltrato o de negligencia. Entre
estos nios y adolescentes no existen casos registrados
por los servicios sociales, pero podran no haber sido
detectados. Para asegurarnos, consultamos a sus
profesores. Los datos de aquellos nios de los cuales
no tenan informacin suficiente para asegurar que, sin
duda alguna, no haban sufrido este tipo de
situaciones, no fueron utilizados en esta
investigacin.
pag. 30
En nuestra investigacin realizamos la evaluacin
cuando el maltrato y/o abandono ya se habla producido
con las limitaciones que supone el hecho de ser casos
identificados, de las que ya hemos hablado
anteriormente.
pag. 31
2. DEFINICIN DEL CONCEPTO DE
MALOS TRATOS.
pag. 32
puede recibir falta de atencin porque un cuadro
depresivo impide el cumplimiento adecuado del rol
parental>.
pag. 33
importantes aportaciones que realizar en relacin
a la definicin del concepto de malos tratos:
ofrecer informacin objetiva sobre los efectos del
maltrato y presentar una teora avalada
empricamente que ayude a definir el concepto de
malos tratos. La investigacin y la teora que de
ella se derivan, juegan un importante papel en la
exploracin del tipo de interacciones que podran
producir efectos dainos en el desarrollo, as
como ayudan a disear intervenciones eficaces en
funcin de las necesidades del nio.
pag. 34
formas, se presenta como un continuo donde un
comportamiento es considerado ms grave a medida
que se distancia ms de estos mnimos.
pag. 35
Las de menor amplitud incluyen nicamente el
maltrato fsico activo, intencional y severo. Estas
definiciones coinciden cronolgicamente con los
primeros intentos de abordar el fenmeno de los malos
tratos a la infancia. Posteriormente se ir ampliando
su rango para incluir otros aspectos.
pag. 36
como actos de omisin o comisin por parte de un padre
o cuidador que, en base a los valores de la comunidad
y del dictamen de los profesionales, son juzgados
inadecuados o daflinos. El maltrato es intrnsecamente
una etiqueta social. No es suficiente que los patrones
de conducta sean perjudiciales, sino que tambin deben
violar alguna norma sobre lo que se considera
apropiado. Cabria preguntarse qu criterio es ms
importante. Segn estos autores, la conducta debe
violar seriamente uno de ellos y, al menos,
moderadamente el otro para ser considerada maltrato.
Ningn criterio es suficiente por si mismo, ambos son
necesarios, aunque cuanto ms grave es la violacin de
uno de ellos, menos grave necesita ser la del segundo.
pag. 37
actuacin u omisin procedente de los poderes pblicos
o bien derivada de la actuacin individual del
profesional o funcionario de las mismas, que comporta
abuso, negligencia, detrimento de la salud, la
seguridad, el estado emocional, el bienestar fsico, la
correcta maduracin o que viole los derechos bsicos
del nilo/a y/o de la Infancia.
pag. 38
determinadas personas dirigen a un menor, describiendo
las posibles repercusiones sobre su desarrollo. Adems,
son suficientemente amplias como para incluir las
distintas tipologas de las que hablaremos
posteriormente.
pag. 39
comportamientos: maltrato fsico activo, maltrato
emocional activo, negligencia o abandono fsico,
negligencia o abandono emocional y abuso sexual.
pag. 40
al tratamiento de los distintos tipos de malos tratos
(Cicchetti y Rizley, 1981).
pag. 41
Abuso sexual: cualquier actividad sexual que
implica a un menor de edad mediante el uso de la
intimidacin, de la fuerza o de otro tipo de
manipulaciones y que viola los tabes sociales y/o
las normas legales.
pag. 42
del sujeto en cada momento del desarrollo. Su
superacin permitir la adaptacin y facilitar el
logro de otras tareas criticas del mismo o de un
periodo evolutivo posterior. Cualquier accin de los
cuidadores que comprometa la superacin de stas puede
ser considerada maltrato o negligencia.
pag. 43
malos tratos suelen coexistir y raramente se observan
de forma aislada. Por otra parte, los casos de abandono
(fsico o emocional> son ms frecuentes que los de
maltrato activo <fsico o emocional> y la mayora de
los casos que pertenecen a esta ltima categora,
tambin se incluyen en la primera <DiazAguado, Segura
y Royo, 1995; Russell y Trainor, 1984). Estos datos
sugieren la necesidad de descubrir qu relacin existe
entre los distintos tipos de malos tratos. Los
resultados obtenidos por DiazAguado et al. <en prensa)
permiten concluir que en muchas ocasiones las formas
ms graves de malos tratos, las que suponen un mayor
deterioro de las relaciones familiares, incluyen a las
menos graves. Estas autoras han realizado una
investigacin con 205 nios, entre 6 y 15 aos, en los
que se haban detectado distintos tipos de malos
tratos. Analizando la combinacin existente entre los
distintos tipos de malos tratos detectados y su
frecuencia, observan que el deterioro de las relaciones
familiares suele seguir la siguiente secuencia, de lo
menos grave y ms frecuente a lo ms grave y menos
frecuente:
pag. 44
De acuerdo con este modelo de deterioro
acumulativo, La probabilidad de sufrir o haber sufrido
otras modalidades de malos tratos adems de la(s)
detectada(s> depende de dnde se siten stas. Por
ejemplo, el riesgo de abuso sexual aumenta cuando se
han alcanzado niveles muy graves de maltrato emocional
activo y fsico activo. Por otra parte, las formas ms
graves implican a las anteriores, pero no al revs:
pag. 45
inoculacin de sustancias, la manipulacin de
excreciones o simplemente sugiriendo una sintomatologa
difcil de demostrar. A menudo estos hechos conllevan
numerosas exploraciones mdicas e ingresos
hospitalarios y los sntomas tienden a desaparecer
cuando se separa al nio del perpetrador. Los nios
suelen ser menores de nueve aos y pueden sufrir
importantes secuelas fsicas y psicolgicas. En muchos
casos los perpetradores presentan alteraciones
psicopatolgicas, han sido victimas de malos tratos y/o
presentan el sndrome de Mtlnchausen, es decir, simulan
sus propias enfermedades <Bools, et al., 1994; Feldman
et al., 1989; JoDes, 1994; Manthei et al.., 1988; Porter
et al., 1994; Rosenberg, 1987>.
pag. 46
se refieren a un mismo caso.
pag. 47
.
personalmente algn caso de un nio con daos fsicos
durante el ltimo ao y un 0,4% admitla haber
maltratado.
pag. 48
mil, Consideran que esta disminucin es debida a
cambios actitudinales y comportamentales, ms que a las
diferencias metodolgicas.
pag. 49
.
indicaran el nmero de adultos que sufrieron este tipo
de abuso durante su infancia.
pag. 50
mayores que sus victimas, aunque entre los nios eran
ms frecuentes que entre las nias los casos de abuso
realizados por adolescentes.
pag. 51
posibilidades de sufrir abusos en la infancia y
adolescencia.
pag. 52
varones no familiares, menos del 2% por los padres
biolgicos, alrededor del 6% por varones adultos en el
papel de padres y el 14% por otros varones de la
familia.
pag. 53
empleadas haga que este tipo de comparaciones no sea,
a veces, muy adecuada.
pag. 54
2.4.2.- INVESTIGACIONES SOBRE CASOS CONOCIDOS POR
PROFESIONALES EN CONTACTO CON LA INFARCIA.
pag. 55
1986 al utilizar la definicin revisada, es decir,
aumenta la incidencia en todos los tipos, aunque lo
hace en mayor grado y recoge, asimismo, un incremento
en los casos de negligencia emocional.
pag. 56
Paul, 1994; Ingls, 1991; Jimnez y colb. 1993> sitan
las tasas de malos tratos entre un 0,2% y un 1,4% en la
poblacin menor de dieciocho aos.
pag. 57
Los casos registrados por los Servicios de
Proteccin Infantil se distribuyen por tipologas de la
siguiente forma: 20,6% maltrato fsico activo, 4g,1%
negligencia fsica, 1.3% abuso sexual,
maltrato/abandono emocional 4,2%, 24,8% otros.
pag. 58
presentados a las agencias estadounidenses de
proteccin a la infancia con respecto a 1985. La mayor
parte fueron confirmados.
pag. 59
negligencia, 6,2 aos; maltrato psicolgico, 7,g aos;
muertes a consecuencia de malos tratos 2,8 aos.
pag. 60
3. LA ETIOLOGA DE LOS MALOS
TRATOS.
pag. 61
partir de entonces, los estudios empezaron a centrarse
en las caractersticas de la personalidad y en los
recursos psicolgicos, adems, de en la historia de
maltrato recibido por estas personas.
pag. 62
.
distingua a estas madres de las que cuidaban de forma
adecuada a sus hijos, era la estabilidad emocional. La
calidad percibida del ambiente del hogar tambin
contribua de manera relevante a discriminar a unas
madres de otras. El apoyo recibido, los acontecimientos
vitales estresantes, el CI y los estados de nimo
negativos aparecan como factores de segunda
importancia. Estos factores influiran en la aparicin
de los malos tratos en la medida en que contribuyen a
superar los recursos y las estrategias de afrontamiento
de la madre.
pag. 63
3.1.1.2. Percepciones y expectativas relacionadas con
los nios
pag. 64
.
tenan expectativas desproporcionadas con relacin a
sus hijos. sin embargo, la falta de correlacin entre
ambos tipos de instrumentos puede indicar que miden
constructos diferentes.
pag. 65
experiencia y el rol parental se organiza alrededor de
lo que el padre quiere o necesita. En el nivel 2,
orientacin convencional, el nio se concibe en funcin
de las definiciones y explicaciones dadas por terceros
(por la tradicin, la cultura, la autoridad) y el rol
parental se organiza alrededor de las nociones
socialmente establecidas sobre las responsabilidades y
las prcticas correctas. En el nivel 3, orIentacin
subjetivaindividualista, el nio es visto como un
individuo nico al que se comprende en la interaccin
padrehijo, ms que por definiciones de terceros sobre
lo que es un nio. El rol parental consiste en
identificar y satisfacer sus necesidades, ms que en
cumplimiento de unas obligaciones preestablecidas. En
el nivel 4, orientacin sistmica, el padre considera
que el nio es un sistema complejo en evolucin. La
relacin y el rol parental se construyen no slo para
satisfacer las necesidades del nio, se trata de lograr
un equilibrio entre las necesidades de ambos de forma
que sean cubiertas de una manera responsable.
pag. 66
muestra de informes sobre maltrato, ms que ninguna
otra variable. Aunque la mayora de los padres que
viven en condiciones socioeconmicas desfavorecidas no
maltratan ni abandonan a sus hijos, dichas condiciones
pueden suponer importantes factores de riesgo.
pag. 67
.
fcilmente detectables por los servicios de atencin a
la infancia. Segn esta perspectiva, los malos tratos
se produciran en todos los estratos sociales, pero las
familias acomodadas dispondran de ms recursos para
mantener su privacidad. Por otra parte, el estatus
socioeconmico bajo y la etnia parecen influir en las
decisiones de algunos profesionales, como los mdicos,
encargados de identificar y diagnosticar el maltrato
infantil (OToole et al., 1983>.
pag. 68
sociolgicos parecen confirmar que el maltrato fsico
activo y el abandono fsico se produce con ms
frecuencia en los estratos sociales ms desfavorecidos.
Quizs, otros tipos de malos tratos se den por igual en
todos los estratos sociales o con ms frecuencia en los
ms acomodados (De Pal, 1988>
pag. 69
.
tratos reflejan que entre los padres biolgicos son ms
frecuentes el abandono y el maltrato emocional activo
y menos frecuentes el maltrato fsico activo y el abuso
sexual (Russell y Trainor, 1984; Wolfe, 1988>; mientras
que el riesgo de que stos se produzcan aumenta en las
familias en las que la madre y los hijos conviven con
un varn que no es el padre biolgico (Finkelhor, 1984;
Margolin, 1992>. Las explicaciones pueden ser muy
variadas. Una de ellas es el estrs que se producira
en el sistema familiar debido a la competencia entre
los dos subsistemas <madre/hijos, madre/compaero>.
Otro tipo de explicaciones se han aportado desde la
perspectiva sociobiolgica de la que hablaremos ms
adelante.
pag. 70
.
Salzinger et al. (1983) encuentran que las madres que
maltrataban activamente o abandonaban a sus hijos no
slo se relacionaban con menos gente y menos
frecuentemente, sino que sus relaciones se
caracterizaban por la insularidad, es decir, existe
menos interconexin entre las personas que forman parte
de su red de relaciones sociales. Por otra parte, el
escaso contacto social que tenan se centraba en su
familia. Esta situacin favorece la continuidad en los
malos tratos. Las escasas relaciones sociales y la
insularidad haran menos probable que estas madres
recibieran informaciones discrepantes con sus propios
valores, que, por otra parte, probablemente comparten
con su familia (en la que se centran sus contactos>.
Tampoco dispondran de modelos adecuados del rol
parental. Adems, careceran de una fuente importante
de apoyo emocional y material en situaciones de estrs.
pag. 71
tasas de maltrato tenan una actitud negativa hacia su
vecindario. Consideraban que no era un lugar adecuado
para criar y educar a sus hijos. Adems, la comunidad
con altas tasas de maltrato poda definirse como una
comunidad socialmente empobrecida en la que haba menos
recursos comunitarios para cuidar a los nios de madres
trabajadoras y en los que exista una falta general de
ayuda mutua entre los vecinos, redes sociales de
vecinos que realizan tareas dirigidas a reducir el
estrs econmico y las cargas personales.
pag. 72
.
creencia de que los nios son propiedad del padre y que
puede manejarlos como considere que es ms adecuado,
tambin seria un caldo de cultivo para los malos tratos
(Garbarino, 1977; Gelles, 1g73, Gil, 1976>.
pag. 73
.
adolescencia <Farber y Joseph, 1985; Garbarino, 1989;
Garbarino et al., 1984>. Con la edad aumentan las
capacidades fsicas y cognitivas, sin embargo, otros
factores relacionados con la edad, como el deseo de
cierta independencia de los adolescentes, pueden
contribuir a la aparicin o mantenimiento del maltrato
en familias disfuncionales.
pag. 74
sobrerrepresentados en las muestras de nios
maltratados (Ammerman, 1990b, 1990c). Las discrepancias
entre los diversos estudios estn relacionadas con los
diferentes criterios sobre lo que se considera
discapacidad. A veces, se incluyen nios con anomalas
fsicas mnimas y en otras ocasiones nios con
problemas sensoriales y ortopdicos. Adems, puede
resultar difcil distinguir las secuelas debidas a los
malos tratos de las que han sido producidas por la
propia deficiencia.
pag. 75
los malos tratos. Algunos datos sealan que los nios
que han sufrido maltrato fsico activo muestran ms
conductas disruptivas que los nios de familias no
maltratadoras (Bousha y Twentyman, 1984; Trickett y
Kuczynski, 1986; Wolfe, 1985>. Sin embargo, otros
estudios no han observado que los maltratados
fsicamente se comporten de manera diferente a los no
maltratados al interactuar con sus cuidadores (Burgess
y Conger, 1978>, ni que los abandonados emitan ms
conductas aversivas <Wolfe, 1985).
pag. 76
3.1.3.2. Caractersticas de la interaccin paterno
filial
pag. 77
.
Las investigaciones que utilizan tcnicas de
anlisis secuencial han mostrado la naturaleza
interactiva de los conflictos adultonio en los que se
produce una escalada mutua del conflicto y la
violencia. Oldershaw et al. (1986) compararon la
interaccin de 10 parejas madrenio en las que se
haba producido maltrato fsico activo con la de otras
10 parejas no maltratadoras. Los resultados demostraron
que las madres maltratadoras utilizan ms a menudo
estrategias de control coercitivas (amenazas, criticas,
exigencias negativas), en lugar de aproximaciones
positivas <razonamiento, aprobacin, cooperacin>
cuando se las compara con las madres no maltratadoras.
Por otra parte, los nios maltratados son ms
desobedientes que los no maltratados. Los anlisis
secuenciales muestran la tendencia de las madres
maltratadoras a responder con estrategias de control
negativas ante las transgresiones del nio, empeorando
el conflicto.
pag. 78
intentos por terminar con las confrontaciones con sus
hijos, mientras que los maltratadores en el 35%. En
concreto, las madres maltratadoras mostraban
dificultades para terminar con las interacciones
aversivas el 53% de]. tiempo que interactuaban con l.
pag. 79
humano y el anlisis del desarrollo ontogentico
propuesto por Tinbergen (1951>. El resultado de esta
integracin es un modelo conceptual que permite
ordenar, en cuatro niveles de anlisis, los factores y
procesos explicativos que se ha considerado que
contribuyen a los malos tratos. Estos niveles son:
pag. 80
3.El erosistema. Representa las estructuras
sociales formales e informales (el mundo del
trabajo, el vecindario, las redes de relaciones
sociales, el acceso a recursos comunitarios.. .>
que no contienen en si misma a la persona en
desarrollo, aunque rodean y afectan al contexto
inmediato en que se encuentra y, por lo tanto,
influyen en lo que all ocurre. En este nivel se
situaran factores como la clase social, las
caractersticas del vecindario y la comunidad
(falta de apoyo social, aislamiento, falta de
recursos comunitarios...> y la situacin laboral
(desempleo, insatisfaccin.. .).
A1 tiempo que los padres que maltratan a sus hijos entran en el aicroaist urna familiar
con una historia evolutiva que puede prediaponerles a tratar a ni hijos de forma abusiva o
negligente <desarrollo ontogenhtlco), fuerzas generadoram de estrs, tanto en el entorno
inmediato de la familia <ulcrosistema>, como ala all de esta <exosisteua>, incruenta la
posibilidad da que tenga lugar un conffeto entre padre e hijo. ti hecho de que la empleita
de un padre al conflicto y estrs tome la forma da maltrato infantil ea urna consecuencia da
la experiencia de los padres en s infancia (desarrollo ontogentico> y de los valores y
prcticas de crianza infantil que caracterizan la sociedad o subeultura en la que el
Individuo, la falla ja comunidad estn inersost (Belsky, 1980, q. 330>.
pag. 81
Modelo Transaccional. Sealan que un modelo que
conceptualice los factores de riesgo asociados a la
etiologa de los malos tratos debe incluir tanto los
factores potenciadores <que incrementan la probabilidad
de que ocurran>, como los factores compensadores (que
disminuyen esta probabilidad). Tanto unos como otros
pueden ordenarse siguiendo el esquema propuesto por
Belsky (1980).
pag. 82
en la infancia, habilidades para la resolucin de
problemas, elevado CI, etc. Los factores de
amortiguacin (buffers) incluyen condiciones de
duracin relativa que pueden proteger a la familia
frente al estrs y de esta forma, reducen la
probabilidad del maltrato. Incluyen situaciones de
desahogo econmico, un buen trabajo, un sistema de
apoyo social...
pag. 83
estadios que reflejan un aumento progresivo en la
probabilidad de que la violencia se dirija contra el
nio. Los tres estadios son:
pag. 84
3.1.5.- LA PERSPECTIVA SOCIOBIOLGICA SOBRE LOS MALOS
TRATOS.
pag. 85
2. el abuso y la negligencia infantiles pueden
aumentar la oportunidad reproductiva, o al menos, lo
haran en el medio de la adaptacin evolutiva.;
3.- esto ocurre en mayor grado cuando las condiciones
contextuales acentan el conflicto de intereses
biolgicos entre el padre y el hijo.
pag. 86
se aparea y reproduce bajo condiciones de inestabilidad
ecolgica.
pag. 87
3.28- MODELOS CENTRADOS EN LOS PROCESOS.
pag. 88
decidido situarlo en el apartado anterior.
pag. 89
.
fsico, se convertira en una agresin irritable ms
prolongada y severa de lo que incluso el agresor
hubiese pretendido. Lo que comenz como un acto de
disciplina fsica se convierte en un acto de violencia
interpersonal. El factor responsable de este paso de la
agresin instrumental a la agresin irritable seria el
nivel de activacin del agresor, que aumenta la
intensidad del castigo administrado y que interfiere
los procesos cognitivos que podran impedir el
maltrato.
pag. g~
As, el intento de controlar la conducta del nio se
convierte en un episodio de maltrato.
pag. 91
.
responsabilizan al nio de los fracasos, se sentirn
ms provocados por la conducta del nio. Estos efectos
atribucionales sern mayores en contextos ambiguos o
confusos.
pag. 92
interacciones anteriores con sus hijos, el autor
propone que muchos de ellos se adquieren en la familia
de origen <como el valor del castigo fsico en la
crianza del nio) y a travs de las normas culturales
(como la legitimidad de usar la fuerza en las
relaciones personales).
pag. 93
informacin situacional sobre la conducta de los nios.
Esta falta de integracin permite que el padre
maltratador mantenga explicaciones sobre el
comportamiento de su hijo consistentes con sus
distorsiones y sesgos. Cuanto mayor sea el malestar,
menor es la probabilidad de que el padre maltratador
utilice informacin que justifique el comportamiento
del nio. Finalmente, el proceso de seleccin de la
respuesta est condicionado por el nmero y tipo de
respuestas disponibles. La falta de habilidades
parentales limitar la eleccin de respuestas.
pag. 94
El procesamiento automtico es el resultado de un
sobreaprendizaje, requiere poca atencin, una vez
iniciado suele continuar hasta su finalizacin y
difcilmente puede ser modificado o suprimido. Con el
uso repetido de este tipo de procesamiento van
reducindose las latencias de respuesta, lo que podra
explicar las reacciones explosivas que a veces se
observan en los adultos maltratadores. Por el
contrario, el procesamiento controlado es consciente,
demanda atencin y es fcilmente modificable. Es til
en situaciones nuevas o ambiguas.
pag. 95
informacin Crittenden (1993) ha estudiado los procesos
que subyacen a la negligencia. Segn esta autora, el
estilo de procesamiento de la informacin podra
contribuir a la capacidad para percibir aspectos
esenciales de los diferentes estados de los nios,
interpretar adecuadamente el significado de esas
percepciones, seleccionar las respuestas adaptativas y
responder de forma que se satisfagan las necesidades de
los nios. Los padres negligentes percibiran
sesgadamente las seales indicativas de las necesidades
de atencin y cuidados del nio. Al interpretar las
seales del nio, les atribuiran significados que
justifican el ignorarlas y la conducta de evitacin. En
el momento de seleccionar la respuesta, tenderan a
pensar que no pueden controlar la situacin y que
ninguna respuesta ser eficaz. Cuando tienen que
responder a las seales del nio, tenderan a favorecer
otra prioridades (como sus propias necesidades) en
lugar de las necesidades del nio.
pag. 96
.
etiologa. Por otra parte, su modelo seria aplicable no
slo al maltrato fsico activo, sino tambin a los
casos de negligencia.
pag. 97
respuestas emocionales de miedo, culpa, ansiedad,
clera, tristeza, envidia, disgusto, celos, etc. Si se
juzga como un reto es probable que se produzcan
respuestas emocionales de entusiasmo, esperanza y
excitacin.
pag. 98
recursos, etc.>, con el nio (por ejemplo,
discapacidades) y con caractersticas ecolgicas (por
ejemplo, desempleo u otra dificultades
socioeconmicas>. La naturaleza estresante o no de
estas condiciones la determinan las valoraciones
primarias que de ellas realizan los sujetos. Los
factores que preceden al maltrato y a la negligencia no
pueden ser clasificados rgidamente como potenciadores
o compensadores, ya que dependen de las valoraciones
personales que de ellos realizan los sujetos. Si como
consecuencia de estas valoraciones primarias se
consideran estresantes, el sujeto utiliza las
valoraciones secundarias para evaluar los recursos
internos y externos disponibles para enfrentarse a los
estresores.
pag. 99
sino que dependen de tendencias disposicionales).
pag. 100
valoracin secundaria que posee los recursos necesarios
para enfrentarse a un estresor, un valoracin primaria
de amenaza puede ser sustituida por otra en la que el
estresor es considerado como un reto. Si, por el
contrario, los recursos habituales resultan ineficaces,
las condiciones que haban sido consideradas benignas
se pueden convertir en abrumadoras. Del mismo modo, las
estrategias de afrontamiento disfuncionales pueden
convertirse en estresores.
pag. 101
3.2.2.- UN MODELO SOBRE LA ETIOLOGA DEL ABUSO SEXUAL.
pag. 102
emocional interpersonal, en este caso con nios.
pag. 103
4. LAS SECUELAS PRODUCIDAS POR
LOS MALOS TRATOS.
pag. 104
3. La evidencia clnica y emprica indican que un
porcentaje considerable de adultos maltratadores
habran sufrido malos tratos en su infancia.
Conocer los efectos que los malos tratos producen
en el desarrollo del nio podra ayudarnos a
comprender el proceso por el cual se produce esta
transmisin intergeneracional (Burgess y
Youngblade, 1988; Egeland, Jacobvitz y Papola,
1~87~ Kaufman y Zigler, 198v>.
1,- Aunque a lo largo de este capitulo y de los siguientes hableios sobre las consecuencias,
los afectos o las secuelas de los malos tratos, los diseBos utilizados en las investigaciones
que analizamos no permiten establecer estrictamente relaciones causales
pag. 105
abuso sexual, vamos a sealar algunos hechos que
parecen repetirse en muchas investigaciones:
pag. 106
e) Es muy difcil separar las consecuencias
asociadas al abuso sexual de aquellas relacionadas
con la disfuncionalidad de las familias.
pag. 107
Johnson, 1988, 1989; KendallTackett et al., 1993;
<olico y Moser, 1988; Koverola et al., 1993; Macconflark
et al., 1986; Martnez y fle Pal, 1993; Rimsza et al.,
1988; Ryan et al., 1987; Seng, 1989; Tong et al., 1987;
Wozencraft et al., 1991). Existen datos que muestran
que el abuso sexual no tiene porgu asociarse a
retrasos cognitivos a corto o a largo plazo, a no ser
que se produzca en combinacin con otros tipos de malos
tratos, especialmente con negligencia fsica o
emocional <Eckenrode et al., 1993; Prez y Widom,
1994>.
pag. 108
Para Beitchman et al. <199i> las conductas
sexualizadas que muestran los nios durante la edad
preescolar, permaneceran sumergidas durante el periodo
escolar y volveran a aparecer en la adolescencia en
forma de agresiones sexuales, prostitucin y
promiscuidad. Sin embargo, los datos presentados por
otros autores <Johnson, 1988, 1989; Ryan et al., 1987)
no apoyan estas conclusiones. Las conductas sexuales
desviadas aparecen a cualquier edad y entre ellas se
incluye la agresin sexual a otros nios. Johnson
<1988, 1989) ha estudiado el tipo de agresin sexual
cometido por nios y nias entre 4 y 13 aos y las
caractersticas de stos. En el caso de los nios, la
mitad haban sido, asimismo, victimas de abusos
sexuales y el 19% de maltrato fsico activo. En el caso
de las nias, el 100% habla sufrido abusos sexuales (el
85% de miembros de su familia) y el 19% maltrato fsico
activo.
pag. 109
perodos evolutivos posteriores, cuando el estatus de
vctima tenga ms significado para el nio o conlleve
ms consecuencias. Una ltima explicacin es que estos
nios hayan sido menos perjudicados por los abusos
sexuales porque las condiciones en las que se
produjeron (duracin, frecuencia, empleo de violencia,
identidad del agresor...) hayan sido menos dainas o
porque sus recursos psicolgicos, sociales o
teraputicos les hayan permitido enfrentarse con xito
a su propia experiencia.
pag. 110
Cahil et al., 1991; Finkelhor, 1987a, 1993; Finkelhor
y Browne, 1988; Harter et al., 1988; Hartman y Burgess,
1989; Martnez y De Pal, 19g3~ Mey, 1988).
pag. 111
4.2.4.- FACTORES MEDIADORES ENTRE EL ABUSO SEXUAL Y SUS
POSIBLES CONSECUENCIAS.
pag. 112
cantidad de sntomas y otras negativamente o no se
encuentra relacin. Los resultados de las
investigaciones tampoco permiten concluir que el
comienzo del abuso a una determinada edad sea
especialmente pernicioso o que las secuelas sean
mayores si se evalan en una perodo determinado. La
edad en la que comenzaron los abusos podra estar ms
relacionada con otras variables <como la identidad del
perpetrador) que con el nmero y la severidad de los
sntomas. Algunos autores (Hazzard et al., 1995)
piensan que las consecuencias pueden ser peores en
nios pequeos debido a su egocentrismo y dificultad
cognitiva para entender las manipulaciones del agresor.
sin embargo, podra argumentarse que a medida que las
victimas crecen son ms capaces de comprender el grado
en que han sido manipuladas, el significado sexual de
sus conductas y la estigmatizacin social que puede
suponer el haber sufrido abusos sexuales (Berliner y
Conte, 1990>, lo que empobrecera su autoestima y
dificultarla las relaciones interpersonales.
pag. 113
que se emplease ms violencia).
pag. 114
depresin y menor autoconcepto que las del grupo de
comparacin, mientras que entre los nios no habla
diferencias. A pesar de estos resultados, la mayora de
las investigaciones no encuentran diferencias entre
gneros <Jumper, 1995; KendallTackett et al., 1993).
pag. 115
consecuencias producidas por los malos tratos, nos
referimos ms extensamente a l en el siguiente
capitulo.
pag. 116
ninguna de estas circunstancias que procedan de
familias de escasos recursos econmicos, cuando tenan
8 aos. Todos ellos mostraban problemas en el
desarrollo, que segn el autor eran explicados por el
nivel socioeconmico de las familias. A pesar de las
criticas metodolgicas que se han hecho a esta
investigacin <Cicchetti et al., 1987), puso de relieve
la importancia de tener en cuenta algunos factores que
muchas veces acompaan a los malos tratos, en este caso
la pertenencia a clases sociales desfavorecidas, y que
en interaccin con otros determinan sus consecuencias
(Giblin et al., 1984; Scheneider-Rosen y Cicchetti,
1991>. Sin embargo, son muchas las investigaciones que
han encontrado alteraciones en diversos dominios del
desarrollo asociados a los malos tratos (Augoustinos,
1987), que no se detectan en los sujetos de los grupos
de comparacin que proceden de familias con un estatus
socioeconmico semejante al de las familias
maltratadoras. Por otra parte, el ambiente familiar
asociado a los malos tratos difiere significativamente
del de los nios no maltratados, pero estas diferencias
no son idnticas en todos los casos, ni podemos
establecer tipologas de situaciones familiares que se
correspondan con los diferentes tipos de malos tratos.
Adems, estas diferencias tampoco son exclusivas de las
familias maltratantes, sino que aparecen en otras
consideradas de alto riesgo. Wolfe y Mosk <1983)
encontraron que nios y adolescentes (de 6 a 16 aos)
maltratados fsicamente presentaban ms problemas de
conducta y una menor competencia social que los de un
grupo de comparacin procedentes de familias no
problemticas, pero, sin embargo, no encontraron
diferencias con un segundo grupo de comparacin que
proceda de familias de alto riesgo, Segn los autores,
los patrones conductuales de los nios maltratados son
similares al amplio rango de problemas conductuales de
pag. 117
los nios de familias de alto riesgo. Herrenkobl et al.
<1995), han sealado que el pertenecer a familias con
escasos recursos econmicos era un mejor predictor del
desarrollo de los nios <entre dos y diez aos de edad)
que el haber sufrido maltrato activo (fsico o
emocional) o negligencia (fsica o emocional). La
calidad de la relacin entre madre e hijo
<especialmente el grado de rechazo, hostilidad y
control) era la segunda variable en importancia para
predecir el desarrollo, seguida del CI del nio, de la
salud fsica del nio y de la presencia de una figura
paterna en el hogar. Creemos que estos resultados no se
contradicen con lo expuesto hasta ahora porque la
pobreza, adems de influir sobre el desarrollo, es un
factor de riesgo que incrementa la probabilidad de que
se produzcan malos tratos. En este sentido es muy
relevante que la segunda variable en importancia sea la
calidad de la relacin madrehijo, ya que es la que
refleja el tipo de trato que recibe el nio
cotidianamente y que puede ser ms relevante que los
acontecimientos puntuales considerados como maltrato
activo o negligencia.
pag. 118
1987; Cicchetti y Braundwald, 1984; Cicchetti et al.,
1987; Coster et al. 1989; SchneiderRosen y Cicchetti,
,
pag. 119
escolar. Los nios y adolescentes maltratados
activamente y/o abandonados tienen un rendimiento
acadmico ms pobre que los de los grupos de
comparacin (reflejado en sus calificaciones, en el
nmero de cursos que repiten, en las valoraciones de
los profesores...). Una vez ms, la negligencia fsica
o emocional <aisladamente o en combinacin con maltrato
fsico y/o emocional activos) se relaciona con los
mayores dficits acadmicos <De Pal y Arruabarrena,
1995; Eckenrode et al., 1993; Egeland y Sroufe, 1981b;
Erickson el al., 1989).
pag. 120
4.3.3. CONSECUENCIAS EN EL DESARROLLO LINGtJISTICO Y
COMUNICATIVO -
pag. 121
realizaron George y Main (1979), las edades oscilaban
entre 1 y 3 aos. Encontraron diferencias
significativas entre los maltratados y los no
maltratados. Los primeros agredan ms frecuentemente
a sus compaeros, hostigaban verbalmente o por otros
medios a sus profesores y eran los nicos que les
atacaban o amenazaban con hacerlo. Aunque no se
diferenciaban en el nmero de aproximaciones que ellos
mismos dirigan a otros nios o a los adultos, tendan
a evitar las iniciativas amistosas de sus compaeros y
profesores o respondan con una mezcla de movimientos
de aproximacin y evitacin.
pag. 122
interacciones de sus compaeros, pero es menos probable
que stos respondan recprocamente a las interacciones
iniciadas por los maltratados. Segn los autores, esta
falta de respuesta podra producir un descenso en sus
intentos de interactuar, lo que aumentara el
aislamiento social de los maltratados y/o el desarrollo
de formas ms coercitivas de llamar la atencin.
Adems, esta falta de respuesta se mantiene a lo largo
del tiempo. Mientras que la reciprocidad en las
interacciones aumenta con la edad en los nios no
maltratados, en los maltratados no.
pag. 123
El haber sufrido malos tratos se relaciona con la
obtencin de un estatus sociomtrico bajo, con ser
citado por los compaeros en categoras que tienen que
ver con conductas disruptivas y antisociales y no serlo
en aquellas que se refieren a comportamientos
prosociales <Diaz-Aguado y Martnez Arias, 1995c;
Downey y Walker, 1989; Haskett y Kistner, 1991; Kaufman
y Cicchetti, 1989; Salzinger et al., 1993>.
pag. 124
de algunas investigaciones no apoyan la tendencia
general a relacionar el maltrato fsico activo con las
conductas agresivas y el abandono fsico con el
aislamiento. De Pal y Arruabarrena (1995) encuentran
datos que apoyaran la tesis contraria, es decir, que
el maltrato fsico activo est asociado a un mayor
aislamiento y la negligencia fsica al desarrollo de
conductas agresivas en nios de 5 a 11 aos. Camras y
Rappaport <1993) observan que tanto los nios
maltratados fsicamente como los abandonados (entre 3
y 7 aos) muestran ms conductas de retraimiento o
aislamiento, pero no ms conductas agresivas. Straker
y Jacobson <1981>, Jacobson y Straker <1982> tampoco
encuentran ms conductas agresivas en nios (entre 5 y
ta aos) maltratados fsicamente que entre los que no
lo hablan sido. Hay que tener en cuenta que Straker y
Jacobson no evaluaron agresin conductual, sino
imaginaria y como ellos mismos sealan, podra ser
que estos nios no se diferenciasen en sus niveles de
agresin esttica pero que su umbral de activacin
fuera menor o que sus mecanismos inhibidores de la
agresin fueran mucho ms dbiles. Para Kaufman y
Cicchetti <1989> algunos nios maltratados fsicamente
mostraran una tendencia mayor al aislamiento, otros a
desarrollar conductas agresivas y en otros casos se
combinaran ambas tendencias.
pag. 125
variables situacionales nos ayudara a comprender mejor
la conducta de los sujetos maltratados, ya que bajo
ciertas circunstancias pueden mostrar un nivel
razonable de competencia social <Bradley et al., lgB6a,
1986b; Fantuzzo et al., 1988>. Howes y Espinosa <1985)
compararon la complejidad del juego y la expresin de
emociones positivas de tres grupos de nios (maltrato
fsico activo, negligencia fsica y no maltratados> de
edades comprendidas entre los 2 y 5 aos. Los nios que
no haban sufrido maltrato ni abandono se mostraban
igualmente competentes interactuando en grupos en los
que conocan al resto de sus compaeros, que cuando lo
hacan con desconocidos. Los maltratados fsicamente no
se diferenciaban de ellos al interaccionar con un grupo
de nios conocidos, pero se mostraban menos competentes
con los desconocidos. Los abandonados mostraban la
misma falta de competencia en ambas situaciones. Howes
y Elredge (1985> informan que los nios maltratados
fis icamente muestran ms conductas agresivas en
situaciones de juego estructurado que en situaciones de
juego libre en las que pueden abandonar la interaccin.
pag. 126
Los comportamientos agresivos asociados a los
malos tratos podran ser un indicador de ciertos
dficits en la competencia social de los sujetos que
recurren a ellas porque carecen de las estrategias
adecuadas para resolver problemas interpersonales y/o
procesan incorrectamente la informacin en estas
situaciones. En esta lnea, Downey y Walker (1989)
estudiaron el papel mediador de la capacidad de
resolver problemas interpersonales y de los sesgos
atribucionales entre los malos tratos y las conductas
agresivas y el rechazo de los compaeros. Utilizaron
una muestra de edades comprendidas entre los 7 y 14
aos que procedan en su mayora de familias
negligentes <no especifica el tipo de negligencia) en
las que tambin se sospechaba que se haba producido
maltrato fsico activo <aunque slo el 15% eran casos
confirmados). Los resultados de este trabajo indican
que los malos tratos correlacionaban positivamente con
las conductas agresivas y el rechazo de los compaeros,
que la competencia para resolver problemas
interpersonales correlacionaba negativamente con las
conductas agresivas y el rechazo, y que los sesgos
atribucionales correlacionaban positivamente con el
rechazo entre los 8 y 14 aos. Sin embargo, no
encontraron relacin entre malos tratos, la competencia
para resolver problemas interpersonales y los sesgos
atribucionales. Los autores consideran que estas dos
variables no mediaran entre los malos tratos y la
inadaptacin, sino que ms bien, tendran un papel
compensador. Los sujetos que tuviesen los recursos
suficientes para resolver los problemas interpersonales
y que no procesaran sesgadamente la informacin no
desarrollaran conductas agresivas, ni serian
rechazados por sus compaeros, a pesar de haber sufrido
abandono y/o maltrato fsico activo.
pag. 127
Pero otros estudios no apoyan los resultados de
Downey y Walker. flodge et al. <1992) encuentran, en
nios de 2 a 3 aos, que el castigo fsico (considerado
como una variable continua que ira desde el castigo
leve hasta el maltrato fsico severo) pueden producir
dos consecuencias: una mayor agresividad y un estilo
deficiente de procesar informacin social (prestar poca
atencin a claves sociales relevantes, sesgos
atribucionales hostiles, tendencia a generar respuestas
agresivas ante problemas hipotticos y a evaluar
positivamente las consecuencias de las agresiones) que
se relaciona con el desarrollo de conductas agresivas.
Adems, cuanto ms severo es el castigo fsico, peores
son las consecuencias. Este resultado se mantiene al
controlar el efecto de variables como el nivel
socioeconmico, el temperamento del nio y la violencia
entre los progenitores. El trabajo de DiazAguado y
Martnez Arias <1995c) tambin descubre que la
competencia social de nios y adolescentes (6 a 16
aos> que haban sufrido diferentes combinaciones de
malos tratos es menor que la de sus compaeros. En el
caso de los nios <6 a 11. aos) los resultados muestran
que conocen estrategias sociales menos elaboradas y de
peores consecuencias para la relacin. Este dficit se
observa sobre todo al plantearles situaciones de cierta
ambigedad que pueden activar sesgos perceptivos y
emocionales negativos. Los adolescentes tienden a
responder ante situaciones hipotticas con cierta
indefensin, no buscan informacin que seria relevante,
las consecuencias de las acciones que se les ocurren
son bastante negativas y tienen dificultades para
evaluar sus efectos. Las autoras sealan que aunque los
nios maltratados presentaban ms conductas disruptivas
y antisociales <segn la evaluacin hecha por sus
profesores) y emiten y reciben ms criticas y rechazo
de sus compaeros <segn se desprende de la observacin
pag. 128
de su conducta) que los no maltratados, no justifican
la violencia en mayor medida que stos. Puede que estos
nios hayan aprendido que los comportamientos
antisociales no son adecuados pero que recurran a ellos
porque carecen de estrategias ms adecuadas para
conseguir lo que quieren, definen inadecuadamente las
situaciones sociales en las que los emiten o no son
capaces de controlarlos.
pag. 129
conocen a penas datos sobre las consecuencia de los
malos tratos en el desarrollo de la empatia en
adolescentes, aunque algunos resultados no han
encontrado diferencias significativas entre los
adolescentes maltratados y no maltratados (Diaz-Aguado
y Martnez Arias, 1995c).
pag. 130
1989; Hoffman, 1975). Las diferencias entre los grupos,
aunque mantienen la tendencia esperada, se vuelven no
significativas al controlar la influencia del CX
(Barahal et al.,, 1981>.
pag. 131
razonamiento, cuando buscan una obediencia inmediata y
el razonamiento cuando quieren conseguir un efecto a
largo plazo en la conducta de los nios. Por ello, si
los padres maltratadores tienden a utilizar el castigo
ante las transgresiones de las normas morales y de las
normas sociales, puede que estn favoreciendo en sus
hijos la heteronomia en lugar de la autonoma moral
(Piaget, 1932>. Barahal et al. (1981) no encontraron
diferencias en el tipo de juicios morales que
realizaban una muestra de nios (de 6 a 8 aos> que
haban sufrido maltrato fsico activo <y alguno de
ellos tambin abusos sexuales> y los que realizaban los
no maltratados. Aproximadamente la mitad de ambos
grupos basaba sus juicios en las recompensas y castigos
en lugar de en la intencionalidad. Quizs, los
resultados hubieran sido otros si este estudio se
hubiera realizado con nios mayores, ya que es de
esperar que a esta edad cualquier nio <maltratado o
no> haga este tipo de juicios.
pag. 132
4.3.7.- CONSECUENCIAS EN EL DESARROLLO DE LA IDENTIDAD.
pag. 133
es de esperar que as lo sea si no existen problemas
familiares, sino que los maltratados opinen lo mismo,
lo que no parece muy coherente con el tipo de
atribuciones que hacen. Esta tendencia a justificar o
a culpabilizarse del trato recibido aparece en otros
estudios <GarcaCalvo, 1994; Dean et al., 1986> y
parece depender del tipo y gravedad de los malos
tratos. Ney et al., (1986> evaluaron la severidad, la
duracin y la frecuencia del maltrato fsico activo,
del maltrato verbal, de la negligencia fsica, de la
negligencia emocional y del abuso sexual sufridos por
una muestra de sujetos de 5 a 12 aos para valorar cmo
influan estos factores en la autoculpabilizacin.
Encontraron que los maltratados fsicamente se
culpabilizaban si el maltrato era poco frecuente, pero
no si era muy frecuente o muy severo. La relacin entre
maltrato verbal y autoculpabilizacin tena forma de
U, es decir, el sujeto se autoculpabiliza cuando el
maltrato es leve o, sobre todo, cuando es muy severo,
pero no lo hacia cuando era moderado <culpan a otros>.
Una curva similar se obtena con el abuso sexual,
aunque estos nios se culpabilizan siempre a ellos
mismos <nunca culpan a otros, aunque la
autoculpabilizacin sea menor si el abuso es moderado
que si es leve o muy grave). Los casos de negligencia
fsica o emocional eran menos claros, pero es ms
probable que el nio se responsabilice a si mismo en
lugar de culpar a otros.
pag. 134
inconformismo. En el caso de los adolescentes los
resultados no son tan claros. En algunas
investigaciones en las que las muestras incluyen
adolescentes junto con nios de menor edad, no se
suelen analizar los resultados en funcin de los
distintos niveles evolutivos, sino de una manera
global. En ellas se concluye que todos los sujetos que
han sufrido malos tratos obtienen peores puntuaciones
en autoestima y en autoconcepto (Kazdin et al., 1985;
Qates et al., 1985), que sus expectativas sobre el
presente y el futuro son muy negativas <no son felices,
no esperan tener un futuro prometedor, creen que
tendrn pocas oportunidades de disfrutar de un
matrimonio feliz, creen que no llegarn a ser viejos y
que no conseguirn convertirse en la persona que les
gustara ser> y que aspiran a ocupaciones laborales de
menor estatus social que los sujetos del grupo de
comparacin <Ney et al., 1994; Oates et al., 1985>. Sin
embargo, algunos estudios que han analizado nicamente
o por separado a los adolescentes, encuentran que no
existen diferencias significativas entre los
maltratados y los no maltratados (Hibbard et al.,
1992>.
pag. 135
otros estudios (Harter, 1982; Marsh, 1989; Piers y
Harris, 1964; Rosenberg, 1985> y habra que considerar
por qu se invierte esta tendencia evolutiva en los
adolescentes maltratados. Las autoras consideran dos
posibles explicaciones. La primera de ellas supondra
la activacin de un mecanismo protector de la
autoestima que llevara a distorsionar la percepcin
de uno mismo en aquellas dimensiones del autoconcepto
en las que se tienen problemas graves. La segunda hace
referencia a la interaccin entre el contexto en el que
los individuos se desarrollan y las nuevas capacidades
cognitivas que aparecen con la edad. En el caso de los
no maltratados los cambios sociales y cognitivos que se
producen en la adolescencia favoreceran la
autocrtica, el cuestionamiento de la identidad
convencional para construir la propia identidad. En el
caso de los maltratados, debido al contexto en que se
han desarrollado durante la infancia, no necesitaran
cuestionar su identidad previa, sino que sus
necesidades se orientaran de otra manera.
pag. 136
constructos estn relacionados, no son idnticos. La
autoestima seria una dimensin del autoconcepto, que es
un constructo ms amplio y podran producirse
diferencias en el curso evolutivo de las distintas
dimensiones que lo forman.
pag. 137
atribuyen a causas internas y estables. Con relacin a
los acontecimientos positivos, tambin encontraron
diferencias entre los grupos, aunque menos
significativas. Los no maltratados los atribuyen ms a
menudo a causas globales e internas que los maltratados
(en esta dimensin las diferencias fueron marginalmente
significativas).
pag. 138
La sintomatologa depresiva tambin aparece como
una consecuencia a medio y a largo plazo de los malos
tratos en las investigaciones realizadas con adultos
maltratados en su infancia (Briere y Runtz, 1988; Gross
y Celler, 1992), junto con los intentos de suicidio que
estn muy asociados a los trastornos depresgenos,
aunque no de manera exclusiva <Briere y Runtz, 1988;
Deykin et al., 1985).
pag. 139
retrospectivos encuentran porcentajes sorprendentemente
altos de delincuentes que haban sufrido malos tratos.
pag. 140
se muestran desapegadas, no interactan con sus hijos
ms all de lo estrictamente necesario y no parecen
disfrutar al hacerlo) y abuso sexual (este grupo fue
detectado a los cinco aos de edad).
pag. 141
Entre los cinco y seis aos el grupo que mostraba
los problemas ms variados y severos era el de los
nios que haban sufrido negligencia fsica <slo o en
combinacin con maltrato fsico activo>. Su rendimiento
intelectual era ms pobre que el del grupo de
comparacin, que el de los nios con abuso sexual y que
el de los nios con madres psicolgicamente
inaccesibles. En el colegio mostraban ansiedad, falta
de atencin e iniciativa, no comprendan el trabajo
escolar, eran muy dependientes de sus profesores y poco
cooperativos. En la interaccin con sus compaeros
exhiban tanto conductas agresivas como de aislamiento,
falta de empatia y de afecto positivo.
pag. 142
incompetencia de los nios que han sufrido negligencia
fsica...).
pag. 143
5. TEORIAS EXPLICATIVAS SOBRE
LAS CONSECUENCIAS DE LOS
MALOS TRATOS.
pag. 144
acomodacin. Ante la situacin de abuso el nio se
convierte as mismo en chivo expiatorio, ya que ante
la eleccin de si l es el malo o lo es su padre, elige
la primera opcin. Es necesario mantener la imagen del
buen padre y acceder a sus expectativas. Adems, no
debe descubrir el abuso o se producira la ruptura
familiar. La vctima carga sobre si la responsabilidad
de mantener unida a la familia y el poder de
destruirla, de forma que moviliza su altruismo y
autocontrol para asegurar la supervivencia de los
dems. Sufre una inversin de normas morales, si dice
la verdad y desvela el secreto est haciendo algo malo,
si sigue callado y accede a las relaciones sexuales
acta correctamente. Las alteraciones psicolgicas se
explican a travs de este sndrome de acomodacin que
resulta adaptativo para sobrevivir a las situaciones de
abuso sexual, pero que impide una integracin
psicolgica efectiva durante la edad adulta.
pag. 145
sentimientos sbitos que aparecen como si el
agente traumtico operara de nuevo <sensacin de
revivir la experiencia, alucinaciones y episodios
disociativos, incluso cuando ocurren al despertar
o como consecuencia de alguna intoxicacin por
drogas); 4. malestar psicolgico intenso al
exponerse a acontecimientos que simbolizan o
recuerdan algn aspecto del acontecimiento
traumtico.
pag. 146
acontecimiento traumtico.
pag. 147
concepciones errneas sobre la sexualidad. Un segundo
problema que se le plantea a este modelo es que muchas
victimas no presentan los sntomas recogidos en el
PTSD. Wolfe et al. <1994) en una investigacin con
sujetos de ambos gneros que haban sufrido abusos
sexuales y de edades comprendidas entre 6 y 16 aos,
encontraron que el PTSD era ms frecuente entre las
chicas de ms edad que haban sufrido abusos en los que
se utilizaron amenazas o violencia. Pero muchas
situaciones de abuso no ocurren bajo condiciones de
peligro, amenaza y violencia y el trauma se produce, a
menudo, por lo que el acto en si significa ms que por
el riesgo fsico. La ltima deficiencia de este modelo
es que se trata de una descripcin de sntomas y no
explica cmo se desarrollan.
pag. 148
aspectos del abuso sexual contribuyen a este
proceso:
pag. 149
Este sentimiento de traicin puede dirigirse,
adems de al agresor, a miembros de su familia que
no han sido capaces de protegerlo, que no le han
credo o han cambiado su actitud hacia l tras
descubrirse el abuso. Adems, la traicin es mayor
cuando el agresor es un familiar u otra persona de
confianza, que cuando es un desconocido.
pag. 150
Cada una de ellas incidira de manera
preponderante <aunque no unvoca) sobre determinados
aspectos psicolgicos y producira determinadas
manifestaciones conductuales. La sexuacin traumtica
incrementara el inters por los temas sexuales,
producira confusin en la identidad y normas sexuales
y entre sexo y cuidados paternos. Sus manifestaciones
conductuales serian: conductas sexuales compulsivas,
una actividad sexual precoz, conductas sexuales
agresivas, promiscuidad, prostitucin, problemas en las
relaciones sexuales y una inapropiada sexualizacin del
rol parental. La traicin se asocia con depresin,
dependencia extrema, desconfianza y hostilidad. Algunas
de sus manifestaciones conductuales serian:
revictimizacin, permitir que los propios hijos sufran
malos tratos, aislamiento, problemas en el matrimonio,
conductas agresivas y delincuencia. La indefensin
producira miedo, ansiedad, sentimientos de ineficacia,
percepcin de uno mismo como vctima y algunas veces,
identificacin con el agresor en un intento de generar
cierta sensacin de poder. Sus manifestaciones
conductuales incluiran: pesadillas, dolencias fsicas,
depresin, disociacin, fobias, huidas, problemas
escolares o laborales, revictimizacin, conductas
agresivas, delincuencia y convertirse en agresor. La
estigmatizacin producirla consecuencias a ms largo
plazo como sentimientos de culpa y de vergenza,
sentirse diferente y una pobre autoestima. Sus
manifestaciones conductuales serian: aislamiento, abuso
de drogas, intentos de suicidio, autolesiones e
implicacin en delitos.
pag. 151
determinadas secuelas asociadas a los abusos sexuales.
Lo que se echa en falta es que no incluye ciertos
factores que pueden mitigar los efectos negativos del
abuso sexual.
pag. 152
antisocial o las fugas.
pag. 153
encontr que el apego inseguro durante la infancia
estaba relacionado con el abuso sexual en sujetos de 4
a 6 aos de edad, pero considerar que la calidad del
apego explicara las secuelas asociadas al abuso sexual
plantea varias cuestiones. Primero, si el apego
inseguro a menudo precede al abuso sexual, habra que
determinar si ste produce alguna secuela que vaya ms
all de aquellas debidas al tipo de apego establecido.
Segundo, este modelo no podra aplicarse a los casos en
que el abuso sexual es cometido por otras personas que
no son los padres (familiares o no). Con relacin a
este ltimo aspecto, Alexander <1992) indica que en
estos casos, sobre todo si el agresor no es un
familiar, la relacin entre apego y abusos sexuales se
invertira, es decir, el abuso en si o las reacciones
ante su descubrimiento provocaran una rpida erosin
en nios que haban establecido una relacin de apego
seguro. Sin embargo, es cuestionable que si el abuso es
extrafamiliar se erosione la relacin de apego con los
padres y an cuando as ocurriese <porque la vctima
les recrimine el no haber sido capaces de protegerla o
porque cambien su actitud hacia ella cuando se descubre
el abuso), existen otros aspectos de la situacin como
la sexuacin traumtica, la impotencia y la
estigmatizacin <Finkelhor, 1987b, Finkelhor y Browne,
1988), que no son tenidos en cuenta en este modelo que
podramos considerar que slo hace referencia al
sentimiento de traicin.
pag. 154
5.1.4. - MODELO TRANSACCIONAL DE LAS CONSECUENCIAS DEL
ABUSO SEXUAL.
pag. 155
- El ahuso en si: su severidad, duracin, si
se emplea o no la violencia, si se refuerza o no
a la vctima, el secretismo, la identidad del
agresor, el grado de traicin que supone, etc.
pag. 156
violencia por parte del agresor y el sufrir abusos
severos <penetracin).
pag. 157
abuso, que la intervencin de la Justicia no sea
adecuada.
pag. 158
la sumisin pasiva podra ser igualmente eficaz.
Cualquiera de estas dos estrategias est
relacionada con una menor sintomatologa, lo que
sugiere que son ms efectivas que la negacin o la
ausencia de estrategias.
pag. 159
la reestructuracin cognitiva puede ser un proceso
ms complejo e interactivo en el que gradualmente
la persona va accediendo a recuerdos dolorosos y
comprende los significados problemticos que se
asocian a esas experiencias. Las investigaciones
que han trabajado con mujeres adultas que haban
sufrido abusos sexuales, consideran esta
estrategia de gran utilidad. Tambin los estudios
retrospectivos con este tipo de sujetos han
encontrado que aquellas que haban tenido xito en
su intento de comprender el abuso mostraban un
mejor funcionamiento social, mayor autoestima y
menor sintomatologa. La situacin puede ser
distinta si se trata de nios o adolescentes. Por
una parte la experiencia es ms reciente y las
defensas todava no se han consolidado, lo que
puede hacerlos ms vulnerables a sentimientos
incontrolables, aunque tambin sea mayor el
beneficio potencial del procesamiento cognitivo.
Sin embargo, Spacarrelli <1994> muestra los
resultados de algunas investigaciones en las que
los nios con un mayor nivel intelectual y mejor
rendimiento acadmico eran los que presentaban ms
trastornos emocionales. Podra producirse una
asociacin a corto plazo entre la utilizacin por
parte del nio de recursos cognitivos para
comprender el abuso y sntomas como los
pensamientos recurrentes o intrusivos. Tambin
podra especularse que determinadas
caractersticas psicolgicas que normalmente
suponen un beneficio para el sujeto <la
inteligencia y el procesar lo ocurrido)
incrementan los trastornos emocionales
inmediatamente despus del abuso, mientras que a
largo plazo permiten encontrar un sentido
coherente a lo sucedido y disminuir los problemas
pag. 160
emocionales.
pag. 161
ambiente, incluyendo la presencia de estresores
relacionados con el abuso. Por ejemplo, un nio
que comienza a sufrir abusos sexuales leves
(caricias> y decide no decirselo a nadie, podra
comenzar a sufrir abusos ms graves. Otro ejemplo
podra ser un adolescente que tras el abuso decide
que no se puede confiar en los dems y como
resultado, aumenta el estrs que sufre debido a su
aislamiento social.
pag. 162
5.2.- LA PSICOPATOLOGA EVOLUTIVA Y EL
ESTUDIO DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS
MALOS TRATOS.
pag. 163
malos tratos. Adems, esta aproximacin organizacional
ha servido de gua a las investigaciones de la
psicopatologa evolutiva.
pag. 164
Para la psicopatologa evolutiva es fundamental el
estudio de la organizacin de estos sistemas
comportamentales en el desarrollo normal y la falta de
organizacin que se observa en el desarrollo
patolgico. Tienen especial relevancia los avances y
lagunas que se pueden producir en uno de estos sistemas
comportamentales con respecto a otros, porque la
competencia en uno de ellos puede ser una condicin
necesaria para la competencia en otro. Entre ellos se
producen efectos compensatorios negativos, el fallo en
ej. funcionamiento de un sistema puede hacer que el
sujeto sea ms vulnerable a posibles alteraciones en
otro sistema. Tambin se producen compensaciones
positivas, la competencia en un sistema comportamental
puede convertirse en un factor protector frente a
disfunciones posteriores.
pag. 165
El desarrollo normal se define en trminos de
competencias cognitivas, emocionales y sociales
interrelacionadas <Waters y Sroufe, 1983). La
competencia en un determinado momento evolutivo permite
la adaptacin al ambiente y prepara el camino para
competencias posteriores. Al mismo tiempo, se produce
la integracin de competencias anteriores en modos de
funcionamiento posteriores, as, las adaptaciones
tempranas promueven la integracin y la adaptacin
futura.
pag. 166
5.2.1.1. La resolucin de tareas evolutivas criticas
xi sus consecuencias en el desarrollo
pag. 167
.
el deterioro que se produce en el logro de las tareas
y competencias criticas de cada momento evolutivo,
destacndose tres mecanismos bsicos que comienzan en
edades muy tempranas y pueden verse afectados por los
malos tratos <Cicchetti, 1g87, 1989; Cicchetti y
SchneiderRosen, 1986):
pag. 168
La sensibilidad de Los adultos, su tolerancia
frente a los esfuerzos del nio para lograr la
autonoma y la capacidad para establecer limites
apropiados a su edad, son necesarios para que el
nio resuelva con xito esta tarea evolutiva. De
no hacerlo, es muy probable que aparezcan
problemas en el desarrollo, como ocurre con los
nios maltratados.
pag. 169
evolutivas en formas mas complejas de funcionamiento.
pag. 170
(Cicchetti y Rizley, 1981>.
pag. 171
que denominan fracasa adaptativo que puede explicar la
relacin entre experiencias tempranas negativas y el
desarrollo de problemas en el ajuste psicosocial. Segn
estos autores, los mtodos que utiliza el nio para
adaptarse a las demandas de su entorno en un momento
determinado de su desarrollo <por ejemplo, rehuir a un
cuidador abusivo) pueden comprometer su habilidad
posterior para relacionarse con otros o la flexibilidad
de su estilo de adaptacin. Por lo tanto, el nio
maltratado desarrolla desrdenes psicolgicos o
problemas de adaptacin con ms facilidad que otros
nios debido a la influencia de sus experiencias
tempranas que determinan en gran medida su fracaso
adaptativo (Wolf e y Pierre, 1993>.
5.2.2. EL APEGO.
pag. 172
.
sistema de seales (expresiones emocionales, llanto,
sonrisa) y de conductas <presin, aferramiento, succin
no nutritiva...) cuya neta es conseguir y mantener la
proximidad, el contacto y la interaccin con las
personas que los cuidan. Estos, a su vez, muestran una
tendencia generalizada a responder de forma adecuada al
repertorio de conductas del nio: tienden a establecer
un contacto piel a piel, contextualizan la
satisfaccin de necesidades biolgicas primarias en un
intercambio ms global y ldico, muestran una conducta
visual especial (colarse a una distancia perceptiva
ptima, mirar a los ojos del nio o a los objetos que
atraen su atencin a la vez que hacen comentarios sobre
ellos...>, rompen el espacio interpersonal habitual
entre los adultos y buscan la posicin de frente,
confieren significado a las conductas y seales del
nio, adaptan su lenguaje verbal <lenguaje simple,
repetitivo y cargado de afecto)... <Lpez, 1981a,
1986).
pag. 173
Hacia los cuatro meses el do adulto-nio se
amplia y los objetos pasan a formar parte de sus
interacciones que se hacen cada vez ms complejas.
pag. 174
interna, estructural (Ainswortb y Bel, 1970) y no es
lo mismo que las conductas de apego. Estas se
manifiestan en relacin con otros sistemas de conducta
(como el que controla la conducta exploratoria) y
dependen de variables situacionales, de forma que
aunque en un momento dado no se produzcan, no quiere
decir que no exista apego. Por ejemplo, ante una
ausencia prolongada del objeto de apego y aunque las
conductas de apego disminuyan o desaparezcan, el
vinculo afectivo no necesariamente disminuye y las
conductas pueden volver a aparecer, incluso con mayor
intensidad, al volverse a encontrar con el objeto de
apego. Por lo tanto, se puede considerar el apego como
una organizacin de sistemas comportamentales que
poseen una parte interna, estructural, que permanece
durante los perodos en los que no ha sido activado
ninguno de los componentes de su conducta.
pag. 175
proximidad. A medida que desaparecen estas
circunstancias, el nio se siente seguro y puede
alejarse de su figura de apego a la que utiliza como
una base segura desde la cual explorar el ambiente
animado e inanimado.
pag. 176
.
En la segunda mitad del primer alio de vida aparece
una preferencia clara por las figuras de apego, a la
vez que se rechaza a los desconocidos. Esta reaccin
ante los extraos fue interpretada como angustia ante
la separacin de la madre <Spitz y Cobliner, 1965).
Segn esta interpretacin, el rechazo se produce porque
el extrao no es la madre esperada y el nio, ansioso
por encontrarse con ella, se angustia ante la aparicin
de ste y rechaza sus cuidados. Sin embargo, como puso
de manifiesto Bowlby <1969>, este miedo a los
desconocidos puede manifestarse estando presente la
madre. Adems, la angustia ante la separacin
cronolgicamente es anterior al miedo a los extraos.
pag. 177
mientras que los desconocidos adquieren un significado
especial para l, pueden provocar inters, recelo,
miedo o indiferencia. Quizs esta es la fase en la que
se puede decir que el apego se ha establecido. A partir
de este periodo cuatro sistemas interactan entre si y
mediatizan las relaciones del nio con el entorno: la
exploracin, el apego, la afiliacin (tendencia a
interesarse y a establecer relaciones con otras
personas) y el miedo a los extraos. La figura de apego
sirve de base segura desde la cual explorar el ambiente
fsico y social, la afiliacin y el miedo a los
extraos hacen que el nio est interesado en
establecer relaciones con los dems y que se alarme si
stas no tienen lugar en situaciones adecuadas <Lpez,
l9gOb). El no contar con una figura de apego produce
alteraciones en la conducta exploratoria y en la
reaccin ante los extraos, como se ha comprobado en
los estudios sobre nios institucionalizados <Lpez,
1982).
pag. 178
de tiempo que pasan con el nio y en el tipo de
actividades que desarrollan. Las madres pasan ms
tiempo con el nio, son responsables de todo lo que
tiene que ver con sus cuidados y cuando juegan con l,
lo hacen de una forma tranquila, verbal, utilizando
juguetes o juegos convencionales. La interaccin con el
padre se caracteriza por pasar ms tiempo jugando y se
trata de un juego con ms implicacin fsica, ms
idiosincrsico y con ms activacin emocional. Esto ha
llevado a algunos autores a sugerir que aunque los
padres pueden servir como figuras de apego secundarias
<la primaria seria la madre) durante la primera
infancia, su principal funcin seria afiliativa. En las
familias tradicionales, el papel de la madre seria
ocuparse de los cuidados del nio y el del padre seria
el de socializador. El juego fsico, especialmente
con el padre, jugara un importante papel en el
aprendizaje de los aspectos sociales del afecto. El
nio aprendera a interpretar las seales afectivas de
su padre y cmo sus propias seales influyen en el
comportamiento de ste. Esta habilidad para interpretar
correctamente los patrones interactivos de conductas
afectivas y para influir en los dems por medio de
seales emocionales es una de las bases de la
competencia social <Bridges, Connel y Belsky, 1988).
pag. 179
el tiempo y en el espacio y que se mueve de una forma
ms o menos predecible en el continuo espaciotemporal.
En una ltima fase, que difcilmente ocurrira antes de
cumplir los dos aos y que para muchos nios es
probable que est cerca de los tres aos o ms,
mediante la observacin se pueden inferir los objetivos
de la madre y los planes que adopta para realizarlos.
El nio est adquiriendo una comprensin de los
sentimientos y motivaciones de ella. Cuando esto
ocurre, se ha establecido la base para que la pareja
desarrolle una relacin mucho ms compleja entre si,
relacin que denomina asociacin <partnership).
pag. 180
vez ms gratil icantes y la madre pierde su posicin
como el nico objeto afectivo de maduracin de la cra,
las relaciones con compaeros van predominando sobre
las relaciones con ella.
pag. 181
Adems, comienzan a establecerse relaciones en las
que el propio sujeto se convierte en figura de apego,
entre las que se pueden encontrar las relaciones de
cuidado y proteccin de los propios hijos que son
cualitativamente distintas a las dems <Crittenden y
Ainsworth, 1989).
pag. 182
.
un constructo organizacional y tiene que ser
considerado en funcin de su poder integrador. No se
trata de un conjunto de comportamientos que estn
continuamente activados con una probabilidad fija de
ocurrencia, ni es reducible a la interaccin entre el
nio y su cuidador <aunque sea el resultado de esa
interaccin, influida por las caractersticas de la
especie, el desarrollo cognitivo y los rasgos concretos
del nio y del cuidador). Se refiere al vinculo
establecido y a un sistema comportamental que opera de
forma flexible en funcin de sus metas y en interaccin
con otros sistemas comportamentales.
pag. 183
comportamientos de esta clase en ese mismo contexto.
Por otra parte, debido tambin a la equivalencia
funcional, determinar si un comportamiento pertenece a
una categora, requiere considerar el contexto
comportamental y situacional y las relaciones entre
sistemas comportamentales, ya que en un momento puede
actuar como miembro de la clase X y en otro de otra
clase distinta <Sroufe y Waters, 1977).
pag. 184
.
por lo que es de esperar que diferentes patrones de
interaccin produzcan resultados distintos en el
desarrollo del sistema comportamental del apego.
pag. 185
Situacin Extratia (Ainsworth y Bel, 1970; Ainsworth
et al., 1978). Este procedimiento implica la
participacin de un adulto desconocido para el nio y
dos separaciones y reencuentros con la figura de apego.
Permite observar la reaccin del nio ante estas
situaciones, la capacidad de la figura de apego para
tranquilizar al nio y si ste la utiliza como una base
segura para la exploracin y la interaccin con
desconocidos. A partir de este procedimiento se han
distinguido tres patrones de interaccin entre nios de
doce a dieciocho meses <y ocho subtipos Al, A2, B, B2,
B3, B4, Cl, C2>:
pag. 186
c)- Apego inseguro de resistencia o ambivalencia
(tipo C). Para los nios clasificados en este
grupo (el 12%, que no pertenecen a muestras
clnicas> la figura de apego no constituye una
base segura para la exploracin, explorando poco
en su presencia. Se muestran muy molestos en los
episodios de separacin y al volverse a encontrar
manifiestan un actitud ambigua, ya que si por una
parte parecen buscar la proximidad del adulto, por
otra se resisten activamente al contacto y a la
interaccin. La figura de apego no parece
consolar los.
pag. 187
casos en los que se produca una cambio desde un apego
inseguro a otro seguro, las madres de estos nios
haban experimentado una disminucin de acontecimientos
estresantes en sus vidas significativamente mayor que
las madres de los nios que pasaron de un apego seguro
a otro inseguro.
pag. 188
de edad que se caracteriza por un mayor entusiasmo y
persistencia, por mostrar ms afecto positivo, pedir
ms ayuda al adulto y manifestar menos oposicin (Matas
et al., 1978); 3. descripciones de los profesores de
nios de tres aos y medio como lderes entre sus
compaeros, curiosos y activamente implicados con su
medio; 4. un autocontrol flexible frente al
sobrecontrol de los nios con un apego de evitacin
o al infracontrol de los nios con un apego
resistente a los cinco aos (Sroufe, 1979); 5. una
interaccin recproca y sin conductas violentas en
nios de dos y tres aos (Lieberman, 1977>; 6.
realizar ms ofertas de interaccin <igual que los
nios con apego de evitacin) y volver al juego despus
de la disputa por un objeto, mientras que el apego
ambivalente se relaciona con un mayor rechazo de las
aproximaciones de los compaeros en nios de 20 a 23
meses (Pastor, 1981); 7. la adaptacin al estilo de
interaccin del compaero de juego (Jacobson y WilJ.e,
1986); 8. un estilo de interaccin con los amigos ms
armonioso, menos controlador, ms atento a las seales
del compaero y ms gratificante a los cuatro aos
<Park y Waters, 1989>; etc.
pag. 189
pueden sesgar los resultados, favoreciendo el que
se encuentren diferencias. Adems, aunque a menudo
se han utilizado muchas medidas, slo se presta
atencin a aquellas que revelan diferencias entre
grupos. Generalmente no se atiende al gran nmero
de medidas en las que no se han encontrado
diferencias, a las inconsistencias entre los
resultados significativos y no significativos, o
a los fracasos a la hora de explicarlos.
pag. 190
encontrarn en el funcionamiento posterior a favor
de los nios del Grupo E frente a los de los otros
dos grupos, pero no se han identificado secuelas
especificas. Seria importante considerar tanto la
validez discriminante como la convergente. De esta
forma es probable que no slo se encuentre una
evidencia ms clara sobre las posibles diferencias
posteriores entre los nios del Grupo E y los que
no pertenecen a l, si no que tambin seria
posible identificar las posibles secuelas de
pertenecer al Grupo A y al Grupo O.
pag. 191
5.2.2.5. El origen de los diferentes patrones de
interaccin
pag. 192
.
Los casos de apego ambivalente o resistente pueden
producirse porque los intentos del nio para lograr
proximidad y contacto tienden a ser frustrados, la
conducta de apego persiste y tiende a intensificarse
mezclndose con cierta irritacin. Cuando la figura de
apego responde a las seales del nio, ste se comporta
de una forma ambivalente y es difcil tranquilizarlo.
Adems, como el nio no puede confiar en la
accesibilidad de la figura de apego, est atento a
cualquier indicio de una disminucin de la proximidad
y muestra gran ansiedad ante las separaciones
cotidianas o ante su posibilidad.
pag. 193
como situaciones ante las que buscar el contacto
fsico. Evita tanto la bsqueda de contacto como el
malestar que probablemente provocara el rechazo.
pag. 194
Entre las razones que podran explicar la forma de
actuar de las figuras de apego, se ha sealado el tipo
de apego que establecieron durante la infancia. Si no
desarrollaron una relacin de apego seguro con nadie,
es ms difcil que interacten de forma que lo
promuevan (Bowlby, 1973). Si desarrollaron un apego
inseguro pueden sentirse desbordadas ante las demandas
del nio <aunque sean las normales> y la interaccin
entre ellos ser cada vez ms estresante.
pag. 195
.
valioso e indigno de amor.
pag. 196
su propio bien y con las mejores intenciones, es
probable que forme un modelo de ella como el de una
persona maravillosa y de si como el de alguien malo e
indigno de amor. Adems, este tipo de modelos es ms
accesible a la consciencia que otros modelos en los que
su madre aparezca como alguien rechazante y poco
sensible a sus necesidades y l como alguien que busca
cario y est resentido por recibir un trato injusto.
Por medio de la exclusin defensiva el sujeto evita
procesar conscientemente ciertas informaciones aunque
se basen en episodios reales de la experiencia.
pag. 197
a medida que pasa el tiempo los modelos se van
definiendo mejor, se hacen ms elaborados y los cambios
son cada vez menos probables.
pag. 198
5.2.3.- APEGO Y MALOS TRATOS.
pag. 199
.
<negligencia fsica o emocional) interactan menos con
sus hijos, se distancian fsicamente de ellos,
intercalan pausas prolongadas entre iniciativas
verbales, muestran poca implicacin afectiva y un menor
contacto visual (Crittenden, 1981). Esta falta de
respuesta de las madres negligentes es la causa
principal de la mayora de los casos de retrasos del
crecimiento debidos a causas no orgnicas (Schmitt y
Mauro, 1989). Otros estudias (Drotar et al., 1990> han
encontrado que las madres de estos nios presentan
deficiencias generalizadas en diversas dimensiones
cualitativas de la interaccin que son relevantes para
el desarrollo afectivo y el establecimiento de un apego
seguro (disfrutan menas de la interaccin y reflejan
menos afecto positivo>, adems de mostrar problemas
especficos en las conductas de alimentacin.
pag. 200
establecida es de esperar que el maltrato activo y la
negligencia estn relacionados con un patrn de apego
inseguro y as lo confirman la mayora de las
investigaciones (Carson et al., 1989a, 1989b;
Cicchetti y Braundwald, 1984; Cicchetti et al., 1987;
crittenden, 1985a, 1992; Egeland y Sroufe, 1981a; Lamb
et al., 1985; LyonsRuth et al., 1987, 1989; Youngblade
y Belsky, 1989, 1990; etc.) en las que se demuestra que
es ms probable que los nios que han sufrido cualquier
tipo de malos tratos sean clasificados en Las
categoras de apego inseguro que nios de su misma
procedencia social que no los han sufrido.
pag. 201
investigaciones se encontraban grupas de nios que no
eran clasificables en ninguna de las categoras, tanto
en poblaciones de un nivel socioeconmico medio y alto
sin historias de malos tratos (Main y Weston, 1981>,
como en nios que si los hablan sufrido (Egeland y
Sroufe, 1981a; Gaensbauer y Harmon, 1982). Todo ello
llev a varios autores a revisar sus trabajos
anteriores en los que haban forzado la clasificacin
de algunos sujetos y se crearon nuevas categoras:
pag. 202
subtipos A/O1 y A/C2 que se basa en la diferencia
entre resistencia activa y pasividad descrita por
Ainsworth et al. <1978).
pag. 203
desorganizado <Tipo U), frente al 19% de los nios
del grupo de comparacin, diferencia no atribuible
a variables sociodemogrficas. Aunque los mismos
autores sealan que este porcentaje supera al
encontrado en otras estudios, creen que existe una
relacin fiable entre malos tratos y un apego
desorganizado/desorientado que se desarrollara en
situaciones en las que el miedo se alterna con
experiencias de trato adecuado. El miedo es una
experiencia comn entre los nios maltratados
fsica o emocionalmente de forma activa y los que
han sufrido negligencia fsica o emocional. Al
activarse simultneamente los sistemas
comportamentales del apego y del miedo/cautela el
nio experimentara un conflicto entre la
necesidad de proteccin que le lleva a aproximarse
a su cuidador y el alejarse de l. por seguridad.
La bsqueda de proximidad mezclada con evitacin
reflejara el intento de equilibrar estas
tendencias conflictivas. La inmovilidad y la
pasividad pueden deberse a la inhibicin mutua que
resulta cuando se activan al mismo tiempo y con
igual intensidad el deseo de aproximacin y el de
evitacin <Carson et al.> 1989a, 1989b).
pag. 204
explicar en funcin del. desarrollo de una relacin
de apego desorganizado. Main et al. <1985>
encontraron este intercambio de papeles en nios
de seis aos que fueron clasificados en el Tipo U
a los doce meses de edad.
pag. 205
.
Por otra parte, a medida que el nio crece
aumentan su experiencia y sus habilidades fsicas y
cognitivas, por lo que es de esperar que las
estrategias que utiliza varien y reflejen una mayor
competencia.
pag. 206
conflicto de aproximacin/evitacin. Mientras que
algunos mantienen una actitud defensiva de evitacin,
a otros la ansiedad que sienten les lleva a buscar la
proximidad de su madre, pero el malestar ante las
expectativas de que sus necesidades no van a ser
satisfechas se refleja en la combinacin de evitacin
y resistencia (Crittenden, 1985b). Aunque el primer
grupo de nios puede beneficiarse de la exploracin,
los del segundo estn ms preocupados por su seguridad
y no exploran (Orittenden y Dilalla, 1988). Los nios
maltratados fisicamente desarrollaran modelos
representacionales basados en ideas de poder y
coercin. Debido a que pocas veces controlaran la
interaccin con sus cuidadores, la imagen de si mismo
seria la de alguien incompetente e indigno, acompaada
de un sentimiento de clera.
pag. 207
adaptativa a corto plazo porque reduce la probabilidad
de ser maltratado, sin embargo, puede comprometer
adaptaciones posteriores o en otros contextos, ya que
supone: 1.- una actitud hipervigilante y el riesgo de
malinterpretar el comportamiento social de otras
personas; 2. una sumisin superficial en situaciones
en las que los otros parecen amenazantes o peligrosos,
con el riesgo de no poner a prueba posibles
malinterpretaciones de la hostilidad de los dems;
3. una fuerte inhibicin emocional que podra
dificultar la percepcin de algunas emociones.
pag. 208
a aislarse de los dems.
pag. 209
hostiles, inaccesibles, impredecibles y ellos mismos
como indefensos e ineficaces, junto con sentimientos de
clera y depresin.
pag. 210
Aunque las estrategias utilizadas por todos los
nios varian en funcin de las caractersticas
situacionales <no es lo mismo interactuar con un adulto
que con un hermano, ya que la asimetra de las
relaciones es muy diferente>, es posible encontrar
cierta coherencia transituacional (Wasserman et al.,
1987) que segn la teora del apego se explicara en
funcin de los modelos representacionales y que desde
otras perspectivas tericas, como la teora del
aprendizaje, se explicarla por procesos de
generalizacin. Existen muchos datos que indican que
los nios pequeos y los preescolares que han sufrido
algn tipo de malos tratos presentan relaciones
disfuncionales con otros adulto <por ejemplo, sus
profesores) y con sus iguales <Youngblade y Belsky,
1989, ~o>.
pag. 211
conocimiento social y norias interiorizadas, etc.. Estas consecuencial se elpjoan, por
tanta, en gran medida, porque carecen de las condiciones sociales que le permiten sentirse
seguro (querido y protegido por personas buenas) y que le permiten aprender las habilidades
propias de la competencia social. <Lpez. 1995, pag. 52>.
pag. 212
.
estresantes, as como la formacin de nuevas relaciones
sociales. Por todo ello es predecible que los nios que
han sufrido malos tratos a una edad temprana
manifiesten ms cautela y dependencia al relacionarse
con los adultos, menos motivacin de logro, un
rendimiento intelectual ms pobre y niveles ms altos
de problemas emocionales y de conducta (Aber y Alen,
1987) durante la infancia y, al menos, los primeros
aos de la niez, que otros nios pertenecientes a su
mismo nivel socioeconmico pero sin historias de malos
tratos. Tambin es de esperar que tengan dificultades
para adaptarse a otros contextos del desarrollo como el
grupo de iguales y la escuela porque carecen de las
habilidades necesarias para hacer frente a estas nuevas
situaciones <un menor control de impulsos, dficits
atencionales, no comprenden que es lo que se espera de
ellos, carecen de estrategias sociales adecuadas para
relacionarse con los profesores y compaeros...) y/a se
comportan de tal manera que perpetan el rechazo o la
falta de atencin que experimentaron en sus hogares
(mediante conductas agresivas, disruptivas,
dependientes, tendentes al aislamiento...). De esta
forma, estos nios reforzaran las expectativas
negativas que sobre si mismos y sobre los dems crearon
al interactuar con sus cuidadores.
pag. 213
.
control cognitivo. La hipervigilancia y la rpida
asimilacin de estmulos agresivos inicialmente
pudieron desarrollarse como una estrategia para
enfrentarse al ambiente maltratador, alertando al nio
ante seales de peligro inminente y evitando que las
emociones alcanzasen un nivel de activacin que
dificultase la adaptacin. Una eficiente asimilacin de
los estmulos agresivos ayudarla al nio a identificar
elementos especficos de la situacin en un esfuerzo
para determinar la conducta adaptativa <Rieder y
Oicchetti, 1989). Pero si el nio generaliza estas
expectativas negativas a otros contextos de
interaccin, como las relaciones con otros nios o con
adultos no maltratadores, los patrones conductuales
asociados a ellas dejan de ser adaptativos. En este
sentido interpretan George y Main <1979) los
movimientos de aproximacin y evitacin que muestran
los nios maltratados fsicamente ante las seales
amistosas de sus compaeros y profesores. Debido a su
experiencia en interacciones violentas con sus
cuidadores, estas seales resultan desorganizadoras
para los nios maltratados, ya que activan en ellos
emociones como el miedo y la irritacin. La combinacin
de movimientos de aproximacin y evitacin les
permitira controlar su nivel de activacin limitando
el grado de atencin mutua, al mismo tiempo que reduce
la probabilidad de buida y/o la expresin de emociones
negativas. Aunque esta estrategia les permita mantener
su organizacin conductual, puede hacerlo a expensas de
comprometer su desarrollo social (Mueller y Silverman,
1989>.
pag. 214
habilidades fsicas y cognitivas. Los estudios de
Orittenden <1992> y de Orittenden y Dilalla (1988)
encuentran una inhibicin de la conducta agresiva en la
interaccin con sus madres y la correspondiente
sustitucin por una conducta sumisa o cooperativa. Por
otra parte, nios que inicialmente eran sumisos al
interactuar con sus cuidadores, pueden desarrollar una
conducta muy activa. Estas tendencias evolutivas quizs
expliquen el que algunas investigaciones encuentren que
el maltrato fsico activo se relaciona con la conducta
agresiva y la negligencia fsica con el aislamiento,
mientras que otras no. Adems podra ser errneo
esperar que todos los nios maltratados activamente o
abandonados desarrollasen una nica estrategia para
hacer frente a su medio. Kaufman y Cicchetti <1989)
informan que algunos nios maltratados muestran una
tendencia mayor al aislamiento, otros a la agresin y
otros ambas tendencias conductuales. Este punto de
vista recibira apoyo de los estudios que encuentran
que tanto los nios maltratados como los abandonados
presentan problemas de tipo internalizado y
externalizado (Erickson et al., 1989; Jacobson y
Stralcer, 1982; Kaufman y Oicchetti, 1989; Wolfe y Mosk,
1983).
pag. 215
1. Si la figura de apego es una base segura desde
la cual explorar el medio fsico y social, el nio
puede adquirir experiencias y habilidades que le
permitirn interactuar de forma competente y
formar relaciones con sus iguales.
pag. 216
Para explicar las consecuencias de los malos
tratos en las interacciones sociales es muy til
considerar las aportaciones realizadas desde otros
mbitos tericos distintos a la teora del apego.
Algunos autores (Herrenkohl y Herrenkohl, 1981;
HoffmanPlotkin y Twentyman, 1984) interpretan los
resultados de sus investigaciones como un reflejo del
proceso de modelado y del aprendizaje social. Otra
alternativa terica es considerar que entre las
relaciones cuidador-nio y nionio existe una
relativa independencia <Lewis y Schaeffer, 1981).
Aunque las primeras pueden influir en las segundas, no
las determinan en un sentido epigentico. No es
necesario que el nio haya establecido un vinculo con
sus cuidadores antes de ser capaz de establecerlo con
sus iguales. Tampoco el tipo de apego determinar estas
relaciones. La influencia de las relaciones con los
cuidadores en las relaciones con otros nios se
producirla por dos vas:
pag. 217
explicacin. Adems, estas aproximaciones tericas no
son incompatibles con la teora del apego y pueden ser
tiles para explicar distintos aspectos de un mismo
fenmeno. En este sentido, puede existir relacin entre
el aislamiento de los padres maltratadores y las
dificultades de sus hijos para interactuar con otros
nios. Los padres maltratadores tienden a aislarse de
los recursos comunitarios y de las redes de apoyo
informal <Parke y Colmer, 1975). Este aislamiento
podra extenderse a sus hijos porque se restrinja
activamente el contacto con otros nios o porque
simplemente estn menos disponibles. Por otra parte,
hay evidencia de que las madres con un apego seguro
facilitan a sus hijos el contacto con otros nios
(Lieberman, 1977). Otro ejemplo de la compatibilidad de
distintos tipos de explicaciones la encontramos a la
hora de considerar por qu los nios maltratados
reaccionan agresivamente ante el malestar de otros.
Desde la perspectiva de las teoras del aprendizaje se
seala que estos nios no han dispuesto de modelos
empticos en sus familias, lo que no es incompatible
con otras explicaciones que consideran la influencia de
variables mediadoras, como la que ofrecen Mueller y
Silverman <1989> desde la teora del apego. Segn estos
autores los nios maltratados han podido desarrollar
modelos representacionales que recogen tanto el papel
de maltratado como el de maltratador. Las conductas
agresivas del nio recrearan experiencias anteriores,
pero con una diferencia, ahora ocupa el papel del
agresor en lugar del de agredido. Adoptando este papel
el nio contraa la situacin y las interacciones son
predecibles aunque no sean placenteras. Las conductas
agresivas funcionan como una defensa tambin en otro
sentido. El nio intenta desarrollar modelos
representacionales positivos de si mismo y de los
dems, pero debido a su experiencia cuenta con modelos
pag. 218
negativos que intenta disociar defensivamente (Bowlby,
1973, 1980) para evitar el malestar que producen porque
estn asociados al rechazo y al maltrato. Cuando otro
nio muestra dolor o fuertes conductas de apego, el
nio maltratado experimenta un grado de ansiedad
intolerable porque asocia esta situacin con otras
vividas por l y en las que su malestar o necesidad de
apego fueron rechazados o ignorados. Le evocan aspectos
de si mismo y de la relacin con sus cuidadores que
trata de reprimir y necesita con urgencia que la
situacin termine, por eso responde agresivamente.
pag. 219
.
de participacin emocional resonante en la experiencia
afectiva de otros <Thompson, 1992). La sincrona
afectiva experimentada en la interaccin entre el nio
y su cuidador es otro precursor de la empatia. En la
segunda mitad del primer ao de vida los nios empiezan
a interpretar las expresiones faciales como claves
emocionales y ante situaciones ambiguas observan las
reacciones emocionales de sus madres para tener una
referencia que les permita valorar la situacin <Gunnar
y Stone, 1984; Klinnert et al., 1983; Sorce et al.,
1985>. Esta referenciacin social demuestra que poco
despus de que los nios hayan atribuido sentido
emocional a las expresiones faciales, stas desempean
un papel importante en la regulacin del
comportamiento. Probablemente se produce en el nio la
activacin de una reaccin emocional resonante, que si
es negativa inhibe la conducta y si es positiva
facilita el acercamiento y la exploracin. Aunque la
referenciacin no sea genuinamente emptica, porque el
nio evala sus propias circunstancias ms que las del
otro, seala la importancia de las claves emocionales
de los otros como claves informativas y fuentes de
activacin conductual.
pag. 220
enunciados emocionalmente asertivos que expliquen el
malestar que se puede producir a otros (Zahn- Waxler et
al., 1979).
pag. 221
el desarrollo de la empatia a travs de sus efectos en
el desarrollo cognitivo. La mayora de los autores
considera que la empatia comprende factores cognitivos
y afectivos (Strayer, 1992). Feshbach (1975, 1989)
propone un modelo en el que son necesarios dos
requisitos cognitivos: el reconocimiento de las
emociones y la adopcin de rol. Para Hoffman (1975>
existiran distintas modalidades de mediadores, algunos
precognitivos y otros cognitivos, como el contagio
emocional, la mmica motora, el condicionamiento
clsico, el recuerdo simblico, la adopcin de
perspectivas... Si como demuestran algunas
investigaciones algunos de estos mediadores cognitivos,
como la discriminacin y la identificacin de emociones
o la adopcin de perspectivas, dependen del desarrollo
intelectual del nio <Barahal et al., 1981; Frod y
Smetana, 1984), los dficits en el desarrollo cognitivo
e intelectual asociados a los malos tratos podran
condicionar el desarrollo de la empatia mediante su
influencia en dichos mediadores.
pag. 222
simpatti.cas <por medio de autoinf armes o informes de
otros). Tambin parece que cuando las caractersticas
de la demanda son elevadas y los sujetos tienen un
control consciente sobre las respuestas <autoinformes
e informes de otros), los resultados confirman los
estereotipos prevalentes del rol de gnero. Sin
embargo, cuando las caractersticas de la demanda son
ms sutiles (indicadores fisiolgicos y somticos), no
se obtienen diferencias de gnero.
pag. 223
individuales estables y tipificadas en la intensidad,
complejidad y modalidad de las respuestas empticas de
nios de 1 y 2 aos que continuaban a los 7 aos.
Adems, encontraron que los componentes afectivos y
cognitivos pueden tener distinta relevancia en
diferentes nios. Mientras que las respuestas de
algunos parecen intensamente emocionales, otros tienden
a responder de una manera ms analtica (por ejemplo,
explorando, haciendo preguntas...), de una manera
agresiva (por ejemplo, pegando a La persona que caus
el malestar al otro nio), o con cierta ansiedad <por
ejemplo, volvindose y marchndose).
pag. 224
.
circunstancias es muy probable que se produzcan
alteraciones en la concepcin y valoracin que de si
mismos desarrollan los nios y adolescentes que han
sufrido malos tratos.
pag. 225
Tambin en este periodo (dos o tres primeros meses
de vida> el cuidador juega un papel fundamental
ayudando al nio a conseguir modular su nivel de
activacin. Es la fase que Koop <1982) denomin
modulacin neurofisiolgica en el proceso de
adquisicin de la autoregulacin conductual. La fuente
de control reside en mecanismos neurofisiolgicos y
operaciones reflejas. Aportando rutinas estables y
respondiendo adecuadamente a las necesidades de los
nios, los cuidadores les ayudan a modular la tensin
fisiolgica. Estructuran su mundo y les ofrecen un
apoyo seguro para que desarrollen el control interno.
Desde los tres hasta los nueve o doce meses de vida,
modulacin sensoriomotora, el nio es capaz de
implicarse en conductas motoras voluntarias y de
cambiar el curso de su actividad en respuesta a los
acontecimientos que se producen. Esta modulacin no
implica consciencia, ni intencionalidad, ni una
comprensi6n de las situaciones. Est muy ligada a las
propiedades perceptivas y motivacionales de los
estmulos. En esta fase los nios dirigen su atencin
hacia su medio social, se vuelven ms activos en la
interaccin con sus cuidadores y ms sensibles a las
conductas que elicitan las respuestas de stos. La
expresin de las emociones se vuelve ms refinada a
medida que empiezan a regular y a adaptar su conducta
a la de sus cuidadores. La expresin del afecto no slo
depende de las necesidades fisiolgicas, sino que
tambin son reguladas por la comprensin y valoracin
del ambiente. Si los cuidadores son sensibles a los
estados de activacin de los nios, pueden ayudarles a
tolerar o a enfrentarse con niveles ms elevados de
tensin. Promueven el desarrollo de la auto-regulacin
psicolgica y su continua adaptacin al mundo. Entre
los doce y los dieciocho o veinticuatro meses, fase de
control, el nio alcanza cierto control sobre su
pag. 226
conducta gracias a las interacciones reciprocas con sus
cuidadores, a los cambios que se han producido en sus
habilidades locomotoras, a las nuevas habilidades
cognitivas (intencionalidad, conducta dirigida a metas,
coordinacin mediosfines...) y a una creciente
conciencia del yo frente a los dems y a los objetos.
Este control se caracteriza por la obediencia y la
autoinhibicin de conductas previamente prohibidas.
Implica intencionalidad, una valoracin de los rasgos
ambientales y un conocimiento elemental de las
conductas que sus cuidadores consideran aceptables o
inaceptables. Sin embargo depende en gran medida de
seales ambientales que ayuden al nio a reconstruir el
comportamiento adecuado, ya que tiene ciertas
limitaciones en su capacidad de recuerdo. Por otra
parte, su capacidad cognitiva todava no le permite
comprender las razones por las cuales un comportamiento
es ms adecuado que otro en una situacin determinada.
En esta fase el nio ha empezado a internalizar la
historia de interacciones con sus cuidadores y la
matriz de cuidados se convierte en parte de un ncleo
de organizacin interna emergente. La aparicin de los
modelos representacionales tendra lugar hacia el final
del primer ao de vida. Los nios responden a las
situaciones nuevas basndose en la experiencia anterior
con sus cuidadores. Aproximadamente a los dieciocho
meses el nio es consciente de su identidad como ser
independiente y su organizacin se crea a partir del
modelo representacional derivado de la relacin de
apego. Entre los veinticuatro y los treinta y seis
meses, fase de autocontrol, el nio es cada vez ms
capaz de demorar su conducta cuando se le pide que lo
haga y es capaz de comportarse conforme a las
expectativas sociales en ausencia de control externo.
El auto-control, a diferencia del control, se beneficia
de la aparicin del pensamiento representacional y de
pag. 227
la capacidad de recuerdo mediante la que evoca y
mantiene la imagen de un objeto ausente. Estos dos
mecanismos cognitivos tambin le permiten comprender la
continuidad e independencia de su propia identidad y
asociar sus comportamientos con los dictados de sus
cuidadores sobre lo que es aceptable o no. A partir de
los treinta y seis meses, fase de autoregulacin, el
nio muestra una mayor capacidad para adaptar su
conducta a las variaciones situacionales y para
demorara que en la fase anterior. En consecuencia, el
nio empieza a reflejar en su comportamiento un
conocimiento sobre las reglas sociales y sobre las
caractersticas que demanda una determinada situacin.
Adems, el autocontrol implica que el nio puede
modificar su conducta en funcin de la informacin
recordada y de una mayor internalizacin de las fuentes
de control conductual.
pag. 228
desarrollo de la propia identidad. La interaccin con
un cuidador accesible, en el que se puede confiar y que
ofrece apoyo emocional permite al nio construir un
modelo representacional positivo de las figura de apego
y recprocamente de si mismo. Por el contrario, la
falta de accesibilidad psicolgica de los cuidadores
durante perodos de tiempo prolongados crea
expectativas de falta de accesibilidad de las figuras
de apego y de uno mismo como indigno de cario. A
medida que el nio crece y aumenta su experiencia
desarrolla modelos ms complejos y diferenciados de si
mismo, de los dems y de las relaciones. Pero a medida
que pasa el tiempo y los modelos estn ms definidos y
son ms elaborados, son ms difciles de cambiar. El
proceso de exclusin defensiva (Bowlby, 1980) impide
que el nio cree modelos representacionales acordes con
la realidad que vive (por ejemplo el maltrato activo
y/o el abandono) y adems, si las nuevas experiencia
son muy discrepantes con los esquemas existentes, la
informacin no es asimilada y es selectivamente
excluida (Egeland et al., 1987> con lo que se reducen
las oportunidades para que el nio transforme la imagen
de si mismo y de los dems. Por otra parte, Bowlby
<1973) seala que los padres presionan a sus hijos no
slo para que les obedezcan, sino tambin para que les
vean de una manera positiva. Reconocer los malos tratos
puede contradecir este deseo de los padres, con lo cual
los nios pueden tender a autoculpabilizarse del trato
recibido y desarrollaran modelos sobre las relaciones
padrehijo distintos a los de los nios que no han
sufrido malos tratos. flean et al. (1986> sealan que
mientras que las relaciones con los iguales se
caracterizan por la simetra y la reciprocidad, las
relaciones nioadulto se caracterizaran por la
asimetra y la complementariedad. Adems, el progenitor
tiene un conocimiento mayor sobre el mundo y adopta los
pag. 229
roles de cuidador y de figura de autoridad. En las
familias maltratadoras no siempre se dan estas
condiciones. Los padres que maltratan de forma activa
a sus hijos pueden desarrollar expectativas poco
realistas sobre su conducta, incluido el deseo de ser
cuidados y de que satisfagan sus necesidades, por lo
que los nios pueden dirigir todos sus esfuerzos a
agradarles. En las familias negligentes los padres
renuncian a su papel de cuidadores y de figuras de
autoridad y muchos nios asumen la responsabilidad de
su propio bienestar, el de sus hermanos e incluso, el
de sus padres. De esta forma, en ambos tipos de
familias las demandas de una madurez precoz en sus
hijos y de la adopcin por estos del papel de
cuidadores <que aparece asociado a un apego del Tipo D>
pueden interferir en la asimetra y complementariedad
de las relaciones. Por otra parte, el adulto es un
modelo que sirve de guja sobre las expectativas y
convenciones sociales. Los padres dirigen, y si es
necesario, castigan a sus hijos cuando no obedecen o
les recompensan si lo hacen. A travs de la regularidad
inherente a estas relaciones los nios alcanzan un
sentido de justicia. La inconsistencia en el trato
recibida por los nios que han sufrido malos tratos
puede alterar el concepto de justicia en las relaciones
padre-hijo, estimulando un modelo representacional en
el que los nios siempre son culpables del trato
recibido.
pag. 230
anterior de malos tratos, atenuando el proceso de
exclusin defensiva y facilitando la asimilacin de
informaciones discrepantes con sus modelos
representacionales. Adems, la existencia de estos
modelos podra dejar de ser adaptativa a medida que
aumenta la edad y la supervivencia del sujeto depende
cada vez menos de la relacin con sus cuidadores. Sin
embargo, nuestro conocimiento sobre el autoconcepto y
la autoestima en adolescentes maltratados es muy
limitado. Como sealamos en el capitulo anterior se han
observado diferencias en el curso evolutivo asociadas
a los malos tratos que, quizs, podran estar
relacionadas con esta modificacin de los modelos
representacionales, lo que explicara el incremento en
las puntuaciones de autoconcepto de los adolescentes
maltratados. Pero no todos los sujetos los
reconsideraran ni tendran acceso a experiencias
discrepantes con aquellas que forman sus modelos, lo
que aumentarla el riesgo de que se produzca la
transmisin intergeneracional de los malos tratos
(Egeland et al., 1987).
pag. 231
5.2.5 - - LA TRANSMISIN NTERORNERACIONAL DE LOS
MALOS TRATOS.
pag. 232
aproximacin y evitacin a las seales amistosas de sus
compaeros y profesores, las reacciones atipicas ante
el malestar de otros nios, el aislamiento o el que
maltraten a sus hermanos (George y Main, 1979; Oreen,
1984; Howes y Elredge, 1985; KlinesDougan y Kistner,
1990; Main y George, 1985; etc.> recuerdan algunas
caractersticas de sus cuidadores. Estos muestran una
dificultad general para controlar la conductas
agresivas que se extiende ms all de los episodios de
abuso, tienden a aislarse de los recursos comunitarios
y de las redes de apoyo informal (Belsky, 1993; Gracia
y Musitu, 1993; Parke y Colmer, 1975; Voradra, 1990) y
a reaccionar de forma inapropiada ante el llanto de los
nios <Frod y Lamb, 1980>. Las conductas sexuales de
los adultos tambin tienen su reflejo en los nios a
edades muy tempranas como lo demuestran los estudios de
Johnson (1988, 1989). Este autor descubri que en una
muestra de nios y en otra de nias (entre 4 y 13 aos)
que hablan agredido sexualmente a otros, el 100% de las
nias y el 49% de los nios hablan sufrido abusos
sexuales. En el 92% de las familias de las nias, uno
o los dos padres o abuelos hablan sufrido abusos
sexuales <se encontr el mismo porcentaje de casos de
maltrato fsico activo en los padres o abuelos). En el
caso de los nios, en el 67% de las familias uno o los
dos padres o abuelos hablan sido victimas de abusos
sexuales (y el 64% de maltrato fsico activo). Estos
porcentajes serian quizs ms reducidos si no se
tratase de un estudio retrospectivo.
pag. 233
que se encontraban padres biolgicos con la custodia
del nio, sin la custodia, padres adoptivos y parejas
de la madre que no eran padres de la vctima) que
hablan cometido abusos sexuales de menores, el 40%
habla sufrido este tipo de abusos en su infancia, pero,
adems, casi la mitad de las madres tambin los hablan
sufrido.
pag. 234
Igualmente relevante para comprender cmo se
produce la transmisin intergeneracional de los malos
tratos es conocer las circunstancias gue rodean a los
casos de primera generacin, es decir cuando el
maltratador no ha sido maltratado. Tanto estos casos
como aquellos en los que no se produce la transmisin
intergeneracional representan cortes en la continuidad
del trato recibido que permiten poner a prueba
distintas hiptesis con relacin a la etiologa y
transmisin de los malos tratos.
pag. 235
madres que hablan sido fuertemente rechazadas en su
infancia por sus propias madres tenan dificultades
para recordar el tipo de cuidados recibidos,
idealizaban a sus madres y ofrecan descripciones poco
coherentes sobre su experiencia y las relaciones de
apego. Pareca que estas mujeres distorsionaran la
informacin, la desorganizaran y dificultasen su
recuerdo. Por otra parte, mostraban ms rechazo hacia
sus hijos en la Situacin Extraa, que a su vez las
evitaban. Por el contrario, era improbable que los
hijos de las madres que recordaban coherentemente el
rechazo y los sentimientos que lo acompaaban mostrasen
evitacin. As, la evitacin del nio guarda una
relacin sistemtica con los esfuerzos de la madre para
describir las experiencias de su infancia y ms
concretamente, con la aparente distorsin en los
procesos cognitivos.
pag. 236
medida a sus cuidadores, lo que explicara la tendencia
a la revictimizacin. Algunos autores (Briere, 1984;
Browne y Finkelhor, 1986b; Courtois, 1979> sealan que
las mujeres que sufrieron abusos sexuales podran
establecer relaciones con hombres que no les hacen
demandas sexuales porque realmente se sienten atrados
por los nios, por lo que sin ser conscientes de ello,
podran colocar a sus hijos en una situacin de riesgo.
Adems, los modelos representacionales creados a partir
de una relacin maltratante pueden incluir tanto el
papel de agresor como el de vctima <Pianta et al.,
1989; Mueller y Silverman, 1989> que repetirn en
relaciones posteriores <Rosenbaum y OLeary, 1981>.
pag. 237
tiene lugar como una respuesta disciplinaria ante una
accin del nio.
pag. 238
2~- Parte: INVESTIGACIN.
pag. 239
6. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIN.
pag. 240
se producen diferencias cuantitativas y cualitativas
en la imagen que de si mismos tienen los sujetos. En
este sentido, frente a las autodescripciones basadas
en caractersticas y acciones concretas propias de
la niez, los adolescentes se caracterizan por
emplear rasgos de personalidad y conceptos sociales
que se integran en una totalidad ms organizada,
estable y coherente (Damon y Hart, 1982; Selman,
1980>. No todas las investigaciones apoyan la
tendencia evolutiva propuesta por Damon y Hart
(1982) segn la cual las autorepresentaciones de
los nios se basaran sucesivamente en las acciones,
en las caractersticas fsicas, en aspectos sociales
y en rasgos psicolgicos. Otros autores <Garca
Torres, 1984, 1990) no han podido demostrar que la
autorepresentacin social sea una representacin
intermedia entre la fsica y la psicolgica. Con
relacin a las diferencias cuantitativas, algunas
investigaciones (Harter, 1982; Marsh, 1989; Piers y
Harris, 1964; Rosenberg, 1985) encuentran un
descenso en el autoconcepto de los adolescentes con
relacin al de los nios, mientras que otras
encuentran que la autoestima aumenta en la
adolescencia (Mccarthy y Hoge, 1982; OMalley y
Bachman, 1983). En el capitulo IV sealamos que
estas diferencias en los resultados podran estar
relacionadas con la falta de precisin a la hora de
delimitar los constructos autoconcepto y autoestima
y que es posible que las distintas dimensiones del
autoconcepto presenten distintos cursos evolutivos.
pag. 241
adaptacin y la superacin de otras tareas criticas.
Un funcionamiento ptimo requiere que no se
infravalore ni sobrevalore la propia competencia,
sino que se perciba con precisin (Bandura, 1986> y
que la persona mantenga un nivel suficiente de
autoestima, ya que pocas experiencias generan tanto
estrs como rechazarse a uno mismo (Albee, 1982>.
pag. 242
riesgo mayor de sufrir graves alteraciones <Garmezy,
1974; Kohlberg et al., 1972; Rolf y Garmezy, 1974>.
Sin embargo, el xito en las relaciones con los
iguales puede ser un factor protector frente a
circunstancias desfavorables. Por todo esto, el
estudio de la habilidad para establecer relaciones
interpersonales con los iguales es fundamental para
buscar los antecedentes de la competencia social,
las habilidades de afrontamiento y la adaptacin.
pag. 243
y Maylone <1985> que los nios son ms agresivos y
las nias ms retradas. Por ello esperamos que el
conocimiento social de los varones maltratados est
menos desarrollado que el de las mujeres y que
muestren ms dificultades para relacionarse.
pag. 244
de los malos tratos varian segn el gnero de los
sujetos. En nuestro estudio pretendemos profundizar
en todas estas cuestiones, por la relevancia que la
respuesta emptica puede tener en el establecimiento
de relaciones interpersonales y en el riesgo de que
aumente la probabilidad de que se produzca la
transmisin intergeneracional de los malos tratos
<Feshbach, 1989>.
pag. 245
Con relacin a los componentes afectivos, es de
esperar que se produzca una evolucin desde ciertos
precursores de la respuesta emptica, como el
contagio emocional, hasta la respuesta emocional
vicaria. Sin embargo, la experiencia de los malos
tratos podra alterar dicha evolucin.
pag. 246
casos. Por ello es muy difcil hacer predicciones
sobre las diferencias en el grado de adaptacin
entre los nios y adolescentes maltratados.
pag. 247
en el desarrollo cognitivo e intelectual detectables
a partir de los dos aos, que se extienden hasta la
adolescencia. Si como seala la perspectiva
organizacional <Cicchetti, 1987, 1989, 1991;
Cicchetti y Rizley, 1981; Sroufe y Rutter, 1984;
Sroufe y Waters, 1977>, la competencia en un
determinado dominio del desarrollo puede ser una
condicin necesaria para la competencia en otros,
los retrasos cognitivos asociados a los malos tratos
podran condicionar el logro de tareas evolutivas
criticas (como la autonoma y el desarrollo del yo
o la capacidad para establecer relaciones con los
iguales) y por lo tanto, su adaptacin.
pag. 248
7. MTODO.
7.1.- HIPTESIS.
pag. 249
interaccin social que conocen los nios
maltratados son menos elaboradas, menos eficaces
y de peores consecuencias para la relacin que las
conocidas por los nios no maltratados.
pag. 250
Orientan las situaciones interpersonales de una
manera menos prctica, no reconocen su carcter
social, las definen de una manera ms hostil, no
buscan informacin que seria relevante, sugieren
estrategias de peores consecuencias y tienen ms
dificultades para anticipar dichas consecuencias.
pag. 251
en mayor medida que los adolescentes no
maltratados, mientras que entre los adolescentes
y los nios maltratados no se producen
diferencias.
pag. 252
educadores>, la competencia social <evaluada a
travs del conocimiento de estrategias de relacin
con los compaeros> y las creencias sobre la
expresin de sentimientos de los nios y
adolescentes.
pag. 253
7.2.- SUJETOS.
7afios 3 3 6
Baos 1 2 3
9a1os 3 3 6
lOaflos 9 5 14
llaflos 3 3 6
l2aos 9 6 15
l3aos 3 5 8
14a1os 8 6 14
15 aos 6 11 17
l6afios 0 1 1
Total 45 45 90
pag. 254
Todos los sujetos del grupo de riesgo haban
sufrido maltrato y/o abandono y eran casos registrados
por los servicios de proteccin a la infancia. Para
clasificarlos en las distintas tipologas la autora de
esta tesis se entrevist con los trabajadores sociales
y psiclogos de las residencias, a los que expuso las
definiciones que aparecen en el Capitulo 2. De acuerdo
con esos datos nos encontramos con la siguiente
distribucin:
pag. 255
activo, abandono fsico, abandono emocional y
abuso sexual: 1 nio y 7 adolescentes.
pag. 256
Hg. 1. Tiempo de estancia en la residencia medido en
meses.
eses 1 3
2r
4 2
6 3
81
9 _______________ 1
10 ______________________ 4
113
12 3
16f1
201
21f1
22 3
25r
26f1
27 ____________________________________________ 8
291
301
31
r
351
36 3
38 2
392
41 2
45
46 2
52
55 2
59
66
67 2
76
79
1
91 ______________________ 4
103
104
107
169
120 el
144 3
0 2
ID de ejetos
pag. 257
Las residencias estn organizadas en subunidades
por edades, que son atendidas por un grupo fijo de
educadores segn turnos de da y de noche. Se busca que
la vida en ellas sea lo ms normalizada posible, por lo
que los nios y los adolescentes estudian fuera de la
residencia y acuden a otros tipos de actividades <por
ejemplo, catequesis) en el barrio en el que viven. El
contacto con sus padres se mantiene por medio de las
visitas de stos al centro o de las salidas de los
nios a sus casas durante los fines de semana o en
vacaciones, aunque la situacin de algunos de ellos no
permite estas salidas.
pag. 258
Tabla 4. Grupo de comparacin.
laos 3 3 6
Baos 1 2 3
9aflos 3 3 6
baos 9 5 14
haZas 3 3 6
l2aos 9 6 15
l3aflos 5 3 8
l4affos 8 5 13
15 alias 6 11 18
Total 47 41 89
7.3.- INSTRUMENTOS.
pag. 259
7.3.1.1. Descripcin y normas de aplicacin
pag. 260
.
3Q.- Qu consecuencias cree que tendr para
el protagonista, para el otro nio, para la
relacin entre ambos.
pag. 261
.
(negociar el estatus entre compaeros, resolver la
situacin por medio del juego...>.
pag. 262
Cada estrategia mencionada por el nio recibe
cuatro puntuaciones, de 1 a 5, segn el nivel que le
corresponda en cada dimensin. Para calcular las
puntuaciones en conocimiento de estrategias sociales se
procede de la siguiente manera:
pag. 263
.
intradimensin <que oscila de .4287 a .5340>, lo que
segn las autoras recuerda el carcter contextual del
conocimiento social.
AUlA:. 5117
pag. 264
Garca <1995> encuentran correlaciones muy
significativas entre la competencia social evaluada a
travs de este instrumento y otros indicadores de
competencia social como la conducta observada al
interactuar con otros nios. Estas correlaciones
reflejan que las tres dimensiones consideradas
adaptativas <elaboracin, eficacia y consecuencias) se
relacionan con el comportamiento dirigido a los
compaeros en la direccin prevista por el constructo.
En esta misma lnea, las diferencias en la competencia
social de los sujetos de alto y bajo estatus
sociomtrico indican que los nios ms aceptados por
sus compaeros conocen mejores estrategias de
interaccin que los rechazados. El origen cognitivo del
rechazo social parece estar basado, principalmente, en
un conocimiento insuficiente de estrategias elaboradas,
eficaces y, sobre todo, positivas para la relacin; as
como en el desconocimiento de estrategias que impliquen
un grado de asertividad moderado. Por otra parte, las
dimensiones del conocimiento social tienen un carcter
evolutivo. Con la edad los nios adquieren estrategias
ms elaboradas, ms eficaces, de mejores consecuencias
para la relacin y de un grado de asertividad
intermedio (Royo Garca, 1g92>.
pag. 265
sugieren los nios maltratados y los no maltratados
<DiazAguado y Martnez Arias, 19g5c>. Los primeros
parecen conocer estrategias de consecuencias ms
negativas para la relacin. Se observa tambin una
tendencia marginalmente significativa a sugerir
estrategias menos elaboradas. No se observan
diferencias en las dimensiones eficacia y asertivi dad.
pag. 266
La prueba descrita en el apartado anterior es
vlida para evaluar la competencia social desde los 6
a los 10 aos y el hecho de que a partir de esta edad
no se observen diferencias evolutivas significativas en
las dimensiones ms relevantes <Royo, 1992), podra
indicar la necesidad de estructurar la evaluacin de la
competencia social de una manera distinta.
pag. 267
7.3.2.1.- Descripcin y normas de aplicacin
pag. 268
.
ajustan o no al polo positivo de cada dimensin.
La puntuacin global de la definicin del problema
se obtiene sumando las tres puntuaciones
parciales.
pag. 269
estrategias propuestas. Se evala al preguntar
cules son las consecuencias de cada una de esas
soluciones?
7.3.2.3.-Fiabilidad y validez
pag. 270
.
travs de esta entrevista y otros indicadores de
competencia socioemocional (DiazAguado y Royo Garca,
1995).
pag. 271
maltratados y no maltratados.
pag. 272
hostilidad en la definicin de]. problema, correlacionan
de forma positiva con el desarrollo intelectual de los
sujetos, lo que subraya la importancia que adquiere en
la adolescencia la forma de procesar la informacin
social a la hora de evaluar la competencia social. Del
mismo modo, todas las dimensiones, menos la bsqueda de
informacin, correlacionan negativamente con el grado
en que el sujeto justifica la agresin y tres de ellas
<orientacin prctica, puntuacin global y
consecuencias) con la autoeficacia percibida para la
agresin. El disponer de los recursos suficientes para
enfrentarse a las situaciones sociales puede hacer
innecesarios el uso y justificacin de la agresin, al
menos en el tipo de situaciones que se les plantean a
los sujetos en este instrumento. Tambin hemos
encontrado una correlacin positiva entre la bsqueda
de informacin y las creencias sobre la expresin de
los sentimientos. Esta correlacin destacara el papel
que desempea en la competencia social el mostrar una
actitud positiva ante las seales emocionales de los
dems, a travs de las cuales se puede obtener
informacin social relevante.
pag. 273
7.3.3. EVALUACIN DEL AIJTOCONCEPTO.
pag. 274
.
Por ltimo, conviene remarcar el carcter
confidencial de la informacin.
pag. 275
.
Tabla 7. Respuestas que reflejan un buen autoconcepto.
1 lO 21 St 41 SI 61 NO
2 St 22 110 42 SI 62 NO
3 NO 23 SI 43 0 63 SI
4 NO 24 SI 44 SI 64 NO
5 SI 25 NO 45 NO 65 NO
6 NO 26 NO 46 1W 66 0
7 NO 27 51 47 NO 67 SI
8 NO 28 NO 48 110 68 *0
9 SI 29 SI 49 31 69 SI
10 NO 30 5! 50 NO 70 SI
11 NO 31 NO 51 SI 71 SI
12 St 32 1W 52 3! 72 SI
13 0 33 SI 53 NO 73 SI
14 NO 34 NO 54 SI 74 NO
15 St 35 SI 55 St 75 NO
16 SI 36 51 56 NO 76 SI
17 SI 37 NO 57 SI 77 NO
18 KO 38 NO 58 0 78 KO
19 SI 39 SI 59 NO 79 NO
20 0 40 NO 60 SI 80 St
3. Fsico: 8, 15, 27, 29, 41, 49, 54, 55, 57, 60,
63, 73.
pag. 276
.
5. Popularidad: 1, 3, 11, 33, 40, 46, 49, 51, 57,
58, 69, 77.
FACTOR 1:
pag. 277
13. Cuando algo va mal suele ser por culpa ma.
14. Creo problemas a mi familia.
38. Mis padres me exigen demasiado.
39. Me gusta ser como soy.
40. Me siento un poco rechazado.
43. Me gustara ser distinto de como soy.
44. Duermo bien por la noche.
46. Me eligen de los ltimos para jugar.
47. Estoy enfermo frecuentemente.
48. A menudo soy antiptico con los dems.
50. Soy desgraciado.
51. Tengo muchos amigos.
52. Soy alegre.
53. Soy torpe para la mayora de las cosas.
57. Caigo bien a los chicos.
58. La gente se aprovecha de mi.
5g. Mi familia est desilusionada conmigo.
61. Cuando trato de hacer algo, todo parece salir mal.
62. En mi casa se aprovechan de mi.
64. Soy patoso.
65. En juegos y deportes miro pero no participo.
67. Me llevo bien con la gente.
69. Caigo bien a las chicas.
71. Me gusta ms trabajar solo que en grupo.
77. Soy una persona rara.
FACTOR 2:
5. Soy listo.
9. Cuando sea mayor voy a ser una persona importante.
15. Soy fuerte.
2.6. Tengo buenas ideas.
17. Soy un miembro importante de mi familia.
19. Tengo habilidad con las manos.
23. Dibujo bien.
24. Soy bueno para la msica.
pag. 278
27. Soy un miembro importante de mi clase.
29. Tengo los ojos bonitos.
30. Dentro de clase puedo dar una buena impresin.
33. A mis amigos les gustan mis ideas.
36. Tengo suerte.
41. Tengo el pelo bonito.
42. A menudo salgo voluntario en clase.
49. Mis compaeros de clase piensan que tengo buenas
ideas.
54. Soy guapo.
60. Tengo una cara agradable.
63. Soy uno de los mejores en juegos y deportes.
73. Tengo buen tipo.
80. Soy una buena persona.
FACTOR 3:
6. Soy tmido.
7. Me pongo nervioso cuando me pregunta el profesor.
10. Me preocupo mucho cuando tenemos examen en el
colegio.
28. Soy nervioso.
37. Me preocupo mucho por las cosas.
74. Suelo tener miedo.
79. Lloro fcilmente.
FACTOR 4:
pag. 279
34. Me meto en los a menudo.
35. Soy obediente en casa.
45. Odio el colegio.
55. Cuando tengo que hacer algo, lo hago con muchas
ganas.
56. Me peleo mucho.
66. Se me olvida lo que aprendo.
68. Me enfado fcilmente.
70. Leo bien.
72. Me llevo bien con mis hermanos.
75. Siempre estoy rompiendo cosas.
76. Se puede confiar en mi.
78. Pienso en cosas malas.
pag. 280
.
En nuestra investigacin utilizaremos las
dimensiones encontradas por Maz-Aguado y Martnez
Arias (sin publicar). En la tabla 8 aparecen los
coeficientes de fiabilidad que hemos encontrado y en la
tabla 4 del ANEXO exponemos los resultados del anlisis
de los elementos de la escala.
(1:171)
Autoestila .821 1
- Confianza en si isio .8492
Falta de ansiedad .5809
- Autoconf lanza en la ejecuci6n .8070
Total .8904
pag. 281
para relacionarse, los problemas emocionales, sexuales
y conductas autodestructivas percibidos por el profesor
en los nios, as como con los problemas sexuales
percibidos en los adolescentes. Asimismo, en los nios
se encuentran correlaciones positivas entre esta
dimensin y el nmero de elecciones y atributos
positivos recibidos de sus compaeros en el colegio y
negativa con el nmero de rechazos y el ranking. La
popularidad, tanto en nios como en adolescentes,
correlaciona de forma negativa con las dificultades
para relacionarse y los problemas emocionales
percibidos por el profesor, as como con el estatus
sociomtrico de los nios. La dimensin felicidad
correlaciona positivamente con el nmero de elecciones
y los atributos positivos recibidos por los nios y
negativamente con el nmero de rechazos y el ranking.
De igual manera, se encuentran relaciones negativas de
esta dimensin con las dificultades de aprendizaje, las
conductas disruptivas, las dificultades para
relacionarse, los problemas emocionales, sexuales y
conductas autodestructivas que los profesores perciben
en los nios. En los adolescentes correlaciona de forma
negativa con los problemas para relacionarse, los
trastornos emocionales, sexuales y conductas
autodestructivas que perciben los profesores. El
autoconcepto canductual correlaciona negativamente con
el ranking, el nmero de rechazos de los compaeros
del colegio, con las dificultades de aprendizaje y las
conductas disruptivas percibidas por el profesor en los
nios y positivamente, con los atributos positivos que
reciben de sus compaeros de colegio. En los
adolescentes esta dimensin correlaciona de forma
negativa con los problemas sexuales y las conductas
autodestructivas evaluados por el profesor. El
autoconcepto global correlaciona de forma positiva con
el nmero de atributos positivos de los nios y
pag. 282
negativa con el nmero de rechazos y el ranking. En
los adolescentes obtiene correlaciones negativas con
las dificultades para relacionarse, los problemas
emocionales, sexuales y las conductas autodestructivas
percibidos por el profesor.
pag. 283
p=.01>, con la puntuacin global en la definicin del
problema <rz .3156, p=.OOl>, con las consecuencias
sociales de las estrategias <r=.2362, p=.01), con la
justificacin de la agresin <r=. 2520, p=.O1) y con la
falta de eficacia percibida por el sujeto para
controlar la agresin <r=.2256, p=.01).
pag. 284
items estn pensados para evaluar la empatia del propio
gnero frente al gnero contrario y su desarrollo.
pag. 285
.
respondan con sinceridad, ya que no existen respuestas
correctas o incorrectas, si no que lo que interesa es
saber cmo se sienten y qu piensan.
pag. 286
.
7.3.4.3.- Dimensionalidad de la escala
UCTOI 1 lACTO! 2
1 .63676 .14755
2 .02819 .5 1887
3 .04864 .52834
5 .5 7689 .05435
6 .59492 .02854
8 .60932 .69638
9 .01492 .61 282
10 .46848 .11510
12 .63035 .11624
13 .56854 .04413
14 .64380 .66063
16 .00769 .50158
17 .01215 .5357 5
la .05664 .5 3838
19 .66655 .24664
20 .14936 .45996
21 .21778 .47736
pag. 287
.
FACTOR 1:
FACTOR 2:
pag. 288
adopcin de roles> se ha definido (Staub, 1992) como la
emocin vicaria que producen en la persona los
sentimientos o la condicin de otra persona o de un
grupo. Puede ser de dos tipos: paralela o reactiva. La
paralela supone la reproduccin de los sentimientos del
otro y evolutivamente seria anterior a la reactiva, que
exige una percepcin del estado del otro <empatia
cognitiva) y una preocupacin respecto a la necesidad
del otro.
pag. 289
.
es el nico que correlaciona de forma negativa con los
dems y los coeficientes de fiabilidad de la primera
dimensin y de la escala total aumentan al eliminarlo.
(:179)
pag. 290
la activacin emocional que reflejan ambos factores. La
segunda dimensin, creencias sobre la expresin de los
sentimientos, correlaciona positivamente con el
desarrollo intelectual de los nios <r=.3461, p=.01> y
de los adolescentes (r=.4083, p=.0O1), posiblemente
debido a su carcter ms cognitivo. Por otra parte, en
ambos grupos esta dimensin correlaciona de forma
negativa con el grado en que los sujetos justifican la
agresin <en nios, r= .3769, p=.01; en adolescentes,
r=. 3089, p=.OOl> y positiva con la bsqueda de
informacin de los adolescentes ante problemas sociales
<r=.2375, p=.01>. Estos resultados concuerdan con los
obtenidos por otras investigaciones que encuentran que
la empatia de los nios se relaciona positivamente con
la conducta prosocial y negativamente con la agresin
<Bryant, 1982). Tambin apoyan la hiptesis de Hoffman
<1981) sobre el papel de la empatia en el desarrollo de
la competencia social.
1.- En el Anuo se encuentra un modelo de este instrumento. Las autoras realizaron los
anlisis de validacin de forma separada para los nijos y para los adolescentes. En esta
investigacin los hemos realizado conjuntamente,
pag. 291
7.3.5.1. Descripcin y normas de aplicacin
pag. 292
.
que los sujetos saben utilizar la escala de siete
grados y que la cifra elegida refleja el grado en que
la frase concuerda con su forma de pensar. Una vez que
ha comprobado que todos los sujetos han comprendido
como contestar, debe leer uno a uno todos los items a
un ritmo adecuado para que todos puedan contestar, pero
sin dejar tiempo para que cambien sus respuestas en la
direccin socialmente aceptada. Al llegar a la segunda
subescala, el examinador explica como contestar y lee
cada uno de los elementos y las posibles respuestas.
pag. 293
.
7.3.5.3. Dimensionalidad de la escala
lAflOI 1
1 .56815
2 .55943
4 .63893
5 .48021
5 .47624
8 .59992
9 .70880
11 .60416
tI .47685
15 .66459
17 .62920
18 .65374
20 40107
21 .55097
23 .48403
-.
pag. 294
.
Tabla 12. Matriz de saturaciones factoriales de la
segunda subescala.
(1:178)
FAC?Ol 2 flC?OI 3
1 67994 .01210
2 .53531 .18204
3 .52561 .30685
4 .12880 .18285
5 .71901 .17576
6 .01703 .62987
7 .14113 .67047
-.02990 .67675
10 .32892 .58337
FACTOR 1
pag. 295
15. Cuando alguien te f ala debes fastidiarle para que
se entere de lo que te ha hecho.
17. Conviene saltarse algunas normas para demostrar mi
valenta ante el castigo.
18. Es correcto amenazar a algunas personas para que te
hagan caso.
20. Si no devuelves los golpes que recibes los dems
pensarn que eres un cobarde.
21. Se debe producir miedo en algunas personas para que
te respeten.
23. Conviene que los nios pequeos te tengan miedo
para poder influir en ellos.
FACTOR 2:
FACTOR 3:
pag. 296
pero decides no hacerlo. Aguantarte es para ti...
7. Pides ayuda a un compaero para un trabajo que te
resulta difcil y te dice que no. Te gustara gritarle
pero decides no hacerlo. No insultarle es para ti4..
8. Un compaero va corriendo por el pasillo y se choca
contigo cayendo al suelo. Se levanta furioso y te da
una torta. Te gustara pegarle pero decides no hacerlo.
No pegarle es para ti...
10. En una pelea recibes un golpe de un chico menor que
t. Tienes ganas de devolverlo pero decides no hacerlo.
No pegarle es para ti...
pag. 297
encontrarse el anlisis de los elementos de esta
escala.
<:178)
---
la agresin .5569
En los la justificacin de la
adolescentes
agresin correlaciona negativamente con: desarrollo
intelectual <r=.2773, p=.01>, autoconfianza en la
ejecucin <r~ .2520, p=.Ol), orientacin prctica de
los problemas sociales <p=.2932, p=.01>, puntuacin
global en la definicin del problema <r=. 3134,
p=.001), falta de hostilidad <r=.2215, p=.01>,
consecuencias sociales de las estrategias <r=.3373,
p=.001>, anticipacin de las consecuencias de las
pag. 298
estrategias <r=. 2753, p=.01> y creencias sobre la
expresin de los sentimientos (r=.3089, p=.OOl).
pag. 299
tambin percibiran que son capaces de controlar las
agresiones.
pag. 300
.
7.3.6.2. Normas de correccin
pag. 301
.
FACTOR 1:
FACTOR 2:
pag. 302
44. Se salta las normas de la clase <*).
45. Insulta a sus compaeros.
47. Hace el payaso.
49. Respeta las instrucciones y normas para la
realizacin de las tareas.
50. Interrumpe a los dems cuando estn hablando.
55. Se queja de estar en el colegio (*).
56. Se burla de otras personas.
57. Tiene cambios repentinos de humor sin motivo
aparente.
62. Se junta con los que se meten en problemas.
FACTOR 3:
6. Tiene amigos.
pag. 303
FACTOR 4:
FACTOR 5:
pag. 304
86. Se arranca el pelo.
pag. 305
.
los tres primeros factores y la escala total se
muestran muy consistentes. Los coeficientes de las
dimensiones 4 y 5 son inferiores, pero se mantienen en
unos niveles aceptables.
(:90>
pag. 306
de aprendizaje percibidas por el profesor correlacionan
de forma positiva con la conducta de recurrir al
adulto, la actividad individual y la obstaculizacin de
la actividad del otro; lo que reflejarla la dificultad
de los nios para comprender las tareas y/o para seguir
las instrucciones del profesor. El comportamiento
disruptivo y antisocial correlaciona positivamente con
la conducta de agresin hacia los compaeros y la falta
de respuesta recibida y negativamente, con las
conductas recibidas de aceptacin. Los problemas de
relacin con los compaeros correlacionan de forma
positiva con la actividad individual y negativamente
con las conductas positivas y negativas recibidas de
los compaeros. Estos resultados sugieren que los
problemas de relacin que componen este factor se
refieren ms al aislamiento que al rechazo de los
compaeros. Los problemas emocionales correlacionan
positivamente con la pasividad.
pag. 307
Autoconcepto de PiersHarris (Piers y Harris, 1969). De
ellas hemos hablado en el apartado dedicado a la
evaluacin del autoconcepto.
pag. 308
este factor y la falta de ansiedad (r.3078, p=.01)
podra deberse a que los adolescentes maltratados,
sobre todo los de ms edad, no se muestran muy
preocupados por las tareas escolares. Las conductas
di sruptivas y antisociales percibidas por los
educadores correlacionan de forma negativa con la
autoconfianza en la ejecucin <r=. 3381, p=.O1> y con
la bsqueda de informacin (r=.3468, p=.O1>; lo que
remarca la importancia que la falta de confianza en la
propia actuacin y los dficits en el procesamiento de
la informacin social asociados a los malos tratos
tienen en la conducta de los adolescentes.
pag. 309
y se supone que tal tipo de inteligencia est
genticamente determinado, los resultados encontrados
por Feuerstein et al. (1979, 1980) sugieren que no es
as. La ejecucin del sujeto en estas pruebas puede ser
deficiente porque carezca de una serie de funciones
elementales susceptibles de aprendizaje: si la conducta
exploratoria es inadecuada, si no compara los elementos
que se le presentan, si la conducta sumativa est
ausente y si no utiliza espontnea y sistemticamente
dos fuentes de informacin.
7.4.-PROCEDIMIENTO.
pag. 310
educadores, a los que solicitamos su colaboracin.
pag. 311
La evaluacin de los sujetos de 6 a 9 aos se hizo
de forma individualizada en todas las pruebas. La de
los de 10 o ms aos se hizo de manera colectiva,
excepto la entrevista sobre Conocimiento de
Estrategias de Interaccin con los Compaeros para
Adolescentes <C.E.I.C.A.> que se pas de forma
individualizada.
pag. 312
calculamos a travs del coeficiente Kappa. En la tablas
8 y 9 del ANEXO aparecen los resultados de estos
anlisis. En el C.E.I.C los coeficientes oscilan entre
.75493 y .91563; la dimensin asertivdad es La que
obtienen un menor acuerdo entre los evaluadores. En el
C.E.I.C.A. oscilan entre .77228 y .90435.
pag. 313
8. RESULTADOS.
pag. 314
8.1.1.- DESARROLLO INTELECTUAL.
pag. 315
Tabla 16. Diferencias en el desarrollo intelectual en
funcin de la edad, el gnero y el grupo al que
pertenecen los sujetos.
(:179>
pag. 316
maltratados> a favor de stos ltimos (t=2.95,
50
40 -4
so
20
10
0
adolescentes
oompalacifl 24.76 41.9
ringo 24.9 36.72
Grupos
comparacin --e- riesgo
8.1.2.- AUTOCONCEPTO.
AUTOES27MA:
pag. 317
diferencias significativas debidas a la edad (F=9.762,
g.l.=1, 111; p=.002), al grupo al que pertenecen los
sujetos (F=9.391, g.l.~1, 171; p=.003) y a la
interaccin de estas dos variables (F=4.209, g.l.=1,
171; p=.042>. No se producen diferencias debidas al
gnero ni a la interaccin entre esta variable y las
dems, ni efectos de segundo orden.
pag. 318
Tabla 18. Diferencias en autoestima en funcin de la
edad, el gnero, el grupo al que pertenecen los
sujetos -
(:179)
Fuentes de SCA India Y Significacin
variacin cuadrtica ql cuadrtica Y
ETIC?. hICE. 420.006 3 140.002 6.990 .oao
Grupo 188.093 1 188.093 9.391 .003
Edad 195.595 1 195.595 9.762 .002
Gnero 41.518 1 41.518 2.073 .152
pag. 319
significativas entre los nios y los adolescentes del
grupo de comparacin <t=3.93, g.l.=34.03, p=.000>, a
favor de los segundos, que no se producen entre los
nios y adolescentes maltratados <t.66, g.l.=77.18,
p=.5l3).
26- 4
20
15-
10-
5-
o
niEles adolssoentes
ocmparaoIfi 23.83 27.8
riesgo 23.76 24.46
Grupos
comparacin ---- riesgo
CONFIANZA EN SI MISMO:
pag. 320
Tabla 19. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en confianza en s. mismo.
(:179>
pag. 321
FALTA DE ANSIEDAD:
pag. 322
Tabla 22. Diferencias en la ~falta de ansiedad en
funcin de la edad, el gnero y el grupo al que
pertenecen los sujetos.
(:179)
AUTOCONFIANZA EN LA EJECUCIN:
pag. 323
Tabla 23. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en autoconfianza en la ejecucin.
pag. 324
AUTOCONCEPTO GLOBAL:
pag. 325
Tabla 26. Diferencias en autoconcepto global en
funcin de la edad, el gnero y el grupo al que
pertenecen los sujetos.
8.1.3. EMPATIA.
EMPATIA AFECTIVA:
pag. 326
Tabla 27. Medas y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en enapatia afectiva.
pag. 327
La interaccin entre los tres factores da lugar a
un efecto significativo de segundo orden (F=3.670,
g.l.=1, 170; p=.057). En la fig.4 y en la fig.5 se
representan los efectos de esta interaccin y en la
tabla 14 del ANEXO los resultados de la prueba t de
Student que hemos llevado a cabo para saber entre qu
grupos se producen las diferencias.
49-
42- _____________________
36-
28-
21-
14-
7-
o-
nios adoincentes
compuraol.t 30.88 31.86
rtesgo 39.44 32.62
Grupos
oOmparaoIfl -- riesgo
pag. 328
p=.048), ni entre nios no maltratados y adolescentes
no maltratados <t~1.97, g.l.=45, p=.054). Tampoco
aparecen diferencias significativas entre nios
maltratados y nios no maltratados (t=.71, g.l.=30,
p=.481>, ni entre adolescentes maltratados y
adolescentes no maltratados (t.40, g.l.=58, p=..6 91).
36
2B
21
14
y
o.
nios adolescentes
cOmpatSCifi 48.81 30.81
ringo 38.23 42.40
Grupos
comparacin -~-- ringo
pag. 329
maltratadas y adolescentes maltratadas <t=1.1O,
g.l.=14.97, p=.288>, nias no maltratadas y
adolescentes no maltratadas (t=1.77, g.l.=40, p~.085>.
Ni entre nias maltratadas y nias no maltratadas
<t=1.71, g.l.=24, p=.100) o adolescentes maltratadas y
no maltratadas <t=1.25, g.l.=45.88, p=.2l?>.
1,- Las diferencias dejan de ser significativas porque al aplicar la correccin de Bonferroni
el nivel de significacin es .0017
pag. 330
Tabla 29. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en creencias expresin de sentimientos.
pag. 331
8.1.4.- MEDIADORES COGNITIVOS DE LA CONDUCTA AGRESIVA.
JUSTIFICACIN DE LA AGRESIN:
pag. 332
Tabla 32. Diferencias en justificacin de la agresin
en funcin de la edad, el gnero y el grupo al que
pertenecen los sujetos.
<:17!)
fuentes de Sna M~d1 Y Significacin
variacin cuadrtica ql cuadrtica 1
EFEC?. PIIICI. 2983.767 3 994.589 2.989 033
Grupo 346.619 1 346.319 1.042 .309
dad 2452.856 1 2452.856 7.372 .007
Gnero 132.191 1 132.197 .397 .529
pag. 333
Tabla 33. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en percepc. falta efica. inhibir agre..
pag. 334
PERCEPCIN DE AUTOEFICACIA PARA LA AGRESIN:
Muestra U Media
pag. 335
Tabla 36. Diferencias en percepc. autoefic. agresin
en funcin de la edad, el gnero y el grupo al que
pertenecen los sujetos.
<:178)
12-
8-
4-
o
nUlos adolescentes
oompuaol.i 13.60 15.29
riesgo 15.61 14.07
Grupos
comparacIn ~-- riesgo
pag. 336
Aunque en el grupo de los varones parece que los
nios del grupo de riesgo se consideran ms eficaces
para la agresin que los nios del grupo de comparacin
(tendencia que no se produce en los adolescentes>, no
hemos encontrado diferencias significativas entre nios
y adolescentes maltratados (t=.14, g.l.=43, p=.462),
nios y adolescentes no maltratados (t=1.37,
g.l.=20.18, p=.l85>, nios maltratados y no maltratados
(t=1.54, g.l.=30, p=.133>, adolescentes maltratados y
no maltratados (t=.39, g.l.=58, pz.69g>.
Grupos
ocmpuracin ---- riesgo
pag. 337
diferencias significativas entre nias maltratadas y no
maltratadas (t=.06, g.l.=24, p=.g56>, adolescentes
maltratadas y no maltratadas <ti.~g, g.l.=58,
p=.052), nias y adolescentes maltratadas (t=. 17,
g.l.=42, p.864>, nias y adolescentes no maltratadas
1.- Las diferencias dejan de ser significativas porque al aplicar la correccin de Eonferroni
el nivel de significacin es igual a .3017
pag. 338
Como muestran las tablas 37 a 46, no hemos
encontrado ninguna diferencia significativa entre los
nios del grupo de comparacin y del grupo de riesgo.
ELABORACIN:
pag. 33~
EFICACIA:
(:58)
pag. 340
CONSECUENCIAS POSITIVAS PARA LA RELACIN:
pag. 341
ASERTIVIDAD:
pag. 342
MINERO TOTAL DE ESTRATEGIAS SUGERIDAS:
pag. 343
8.1.6.- CONOCIMIENTO DE ESTRATEGIAS DE INTERACCIN CON
LOS COMPAEROS <ADOLESCENTES>.
pag. 344
Tabla 48. Diferencias en orientacin prctica del
problema en funcin del gnero y el grupo al que
pertenecen Los sujetos.
(5:118>
pag. 345
maltratados, respectivamente. No aparecen efectos de
primer arden.
BUSQUEDA DE INFORMACIN:
pag. 346
diferencias significativas en esta dimensin. Los
adolescentes no maltratados y las mujeres tienden a
buscar informacin relevante en mayor medida que los
adolescentes maltratados y que los varones,
respectivamente. La interaccin de ambos factores no
produce efectos significativos.
DEFINICIN NO HOSTIL:
pag. 347
(F=880.56, g.l.=1, p=.OOO; F=946.29, g.l.=1, p~.OOO).
pag. 348
que en el grupo de comparacin las mujeres manifiestan
menos hostilidad que los varones, en el grupo de riesgo
no. Sin embargo, no hemos encontrado diferencias
significativas entre varones y mujeres no maltratados
(t=2.52, g.l.= 47.49, p=.015), varones y mujeres
maltratados (t=.67, g.l.=56, p=.5O2), varones
maltratados yno maltratados (t=1.30, g.l.=57, p=.198).
Donde aparecen claramente estas diferencias es entre
las mujeres maltratadas y no maltratadas <t=4.89,
g.l.=43.32, p=.OOO), las segundas manifiestan menos
hostilidad que las primeras. (En la tabla 1.7 del ANEXO
aparecen los resultados de estos anlisis).
2-
o.
vamna majare
oomparaolhi 3.39 3.83
riesgo 3.07 2.9
Grupos
comparacin -~ riego
1.- Las diferencias dejan de ser significativas porque al aplicar la correccin de Bonferron
el nivel de siqnifcacidn ea igul a .006.
pag. 349
DEFINICIN GLOBAL DEL PROBLEMA:
pag. 350
En la tabla 18 del ANEXO aparecen los resultados
del anlisis de los efectos principales simples. El
factor grupo ejerce efectos significativos bajo los dos
niveles del factor gnero <F=416.14, g.l.=1, p=.OOO;
F=596.85, g.l.=1, p~.OOO>.
Grupa
comparacin riesgo
pag. 351
producen entre varones maltratados y no maltratados
<t=2.66, g.l.=57, p=.01O) porque al aplicar la
correccin de Bonferron el nivel de significacin es
.008. Tampoco hemos encontrado diferencias
significativas entre varones y mujeres del grupo de
riesgo (t=.63, g.l.=56, p=.531), pero si entre varones
y mujeres del grupo de comparacin (t=-3.55, g.l.=58,
p.001), a favor de las mujeres.
pag. 352
Tabla 58. Diferencias en consecuencias sociales de las
estrategias en funcin del gnero y el grupo al que
pertenecen los sujetos.
------
pag. 353
Flg.1O. Interaccin gnero-grupo
en consecuencIas soc. estrat. (total>.
mdia
19-
17-
15-
13-
+ 4
a-.
7-
6-
3-
1-
varones mujeres
comparacin 11.26 13.03
ringo 10.18 10.27
Grupos
comparacIn --4-- rIesgo
pag. ~354
Tabla 59. I4edias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en anticipacin de las consecuencias de
las estrategias.
pag. 355
Tabla 61. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en el nmero total de estrategias
sugeridas.
pag. 356
8.1.7.- DIFERENCIAS EN LOS ASPECTOS COMUNES VALORADOS
POR LAS DISTINTAS DIMENSIONES.
NIOS:
pag. 357
falta de ansiedad, autoconfianza en la ejecucin,
creencias sobre la expresin de los sentimientos) y
negativamente, dos dimensiones que indicaran falta de
adaptacin (justificacin de la agresin y percepcin
de falta de eficacia para inhibir la agresin), por lo
que lo hemos denominado Inteligencia general y
adaptacin autopercibida. En el tercer factor satura de
forma negativa la dimensin empa ta afectiva y de
manera positiva la asertividad (la menos adaptativa de
las dimensiones del conocimiento de estrategias de
interaccin, que est relacionada con el estatus que el
nio se otorga a si mismo como protagonista de la
accin y con la seguridad que manifiesta en ella), la
percepcin de autoeficacia para la agresin y la
confianza en si mismo. Lo hemos denominado Seguridad y
consideracin unilateral de las relaciones
interpersonales.
pag. 358
Tabla 64. Diferencias en conocimiento relevante para
las relaciones interpersanales en funcin del gnero
y el grupo al que pertenecen los sujetos.
(:58>
pag. 359
Tabla 66. Diferencias en inteligencia general y
adaptacin autopercibida en funcin del gnero y el
grupo al que pertenecen los sujetos -
----------------- ----------
(:5 8>
Puentes de Suma Media Y Significacin
variacin cuadrtica ql cuadrtica Y
----------
ZINC?. RIEl. 42.957 2 21.478 .060 .942
pag. 360
Tabla 68. Diferencias en seguridad y consideracin
unilateral de las relaciones interpersonales en
funcin del gnero y el grupo al que pertenecen los
sujetos.
(1:58)
Puentes de Sea Heda 1 Significacin
variacin cuadrtica ql cuadrtica Y
o.
vamnes mujeres
compaTacin 76.66 87.44
riesgo 83 79.18
Grupos
comparacin -- riesgo
pag. 361
La figAl representa el efecto de la interaccin.
Al analizar entre qu grupos se producen diferencias
significativas (tabla 24 del ANEXO) encontramos que no
se producen en ninguna de las comparaciones: entre los
varones maltratados y no maltratados (t1.55, g.l.=30,
p=.131), entre las mujeres maltratadas y no maltratadas
<t=1.76, g.l.=24, p=.090), entre varones y mujeres no
maltratados (t=2.66, g.l.=27, p=.013), ni entre
varones y mujeres maltratados (t=.81, g.l.=27, p.423).
ADOLESCENTES:
1.- Las diferencias dejan de ser significativas porque al aplicar la correccin de Bonferroni
el nivel de significacin es .008
pag. 362
sentimientos. En este factor tambin tiene un peso
importante la bsqueda de informacin. En el cuarto
factor nos encontramos que saturan de forma positiva
las dimensiones que evalan los Mediadores cognitivos
de la agresin <justificacin de la agresin,
percepcin de autoeficacia para la agresin, percepcin
de falta de eficacia para inhibir la agresin). En el
quinto factor la falta de ansiedad satura de forma
negativa y la empa ta afectiva de forma positiva, por
lo que parece medir Activacin emocional.
pag. 363
influencia de uno de los factores depende de los
valores que adopta el otro.
pag. 364
(tabla 28 del ANEXO) nos encontramos que stas se
producen entre los varones y las mujeres no maltratados
(t=3.55, g.l.=58, p=OO1) a favor de ellas, mientras
que no se producen entre los varones y mujeres
maltratados <t.87, g.l.=56, p=.38g). Tambin aparecen
diferencias significativas entre varones maltratados y
no maltratados (t=3.25, g.l.=57, p=.0O2) y entre
mujeres maltratadas y no maltratadas (t=5.55, g.l.=57,
p=.OOO), siempre a favor de los sujetos del grupo de
comparacin.
40-
36-
so - ______________________
26- +
20-
16-
lo ~
6-
o-
varones mujeres
comparacIn 31.29 36.83
riesgo 26.71 27.97
Grupos
comparacIn --- riesgo
pag. 365
Tabla 71. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en autoconcepto.
M
pag. 366
Tabla 73. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en componentes cognitivos que favorecen
la adaptacin.
pag. 367
Tabla 75. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en mediadores cognitivos de la agresin.
.---
pag. 368
Tabla 77. Medias y desviaciones tpicas de las
puntuaciones en activacin emocional.
pag. 369
8.2.- DIFERENCIAS DENTRO DEL GRUPO DE
SUJETOS QUE HAN SUFRIDO HALOS
TRATOS.
pag. 370
ello creamos un conjunto de variables dummy, que
adoptan los valores O 1 segn el sujeto haya sufrido
o no cada uno de los tipos de malos tratos (por
ejemplo, la variable malf vale O si el sujeto no ha
sufrido maltrato fsico activo y 1 cuando si lo ha
sufrido). Otro conjunto de variables dummy es el que
refleja la interaccin entre el tipo de maltrato y el
gnero y se crean por medio del producto de estas
variables <por ejemplo, gnmalfi= gnero * malfi).
Como el gnero tambin adopta los valores O 1 <0 para
los varones, 1 para las mujeres), estas variables de
interaccin tambin adoptan estos dos valores, 1 cuando
el gnero vale 1 y el tipo de maltrato tambin (es
decir, en el caso de las mujeres que han sufrido ese
tipo de maltrato> y O cuando cualquiera de las
variables vale O y por lo tanto su producto es O
<varones que hayan sufrido o no ese tipo de maltrato y
mujeres que no lo han sufrido).
1.- En el caso del abuso sexual no hemos creado variables que reflejen su interaccin con el
gnero, ya que en todas los casos, excepto en uno, las victimas son mujeres.
pag. 371
tipologas; por lo que hemos realizado un anlisis de
cluster con todos los datos de que disponemos sobre
ellos.
DIFICULTADES DE APRENDIZAJE:
pag. 372
orden.
pag. 373
Tabla 82. Diferencias en conductas disruptivas y
antisociales en funcin del gnero y la edad de los
sujetos -
(1:90>
pag. 374
Tabla 84. Diferencias en problemas en las relaciones
con los coapaiferos en funcin del gnero y la edad de
los sujetos.
(1:90>
PROBLEMAS EMOCIONALES:
pag. 375
Tabla 86. Diferencias en problemas emocionales en
funcin del gnero y la edad de los sujetos.
(:90)
pag. 376
Tabla 88. Diferencias en problemas sexuales y
conductas autodestructivas en funcin del gnero y la
edad de los sujetos.
(:90)
Fuentes de Suma India Y Significacin
ADAPTACIN GLOBAL:
pag. 377
Tabla 90. Diferencias en adaptacin global en funcin
del gnero y la edad de los sujetos.
(N:90>
NIOS:
pag. 378
.
ADOLESCENTES:
pag. 379
activo (Z=2.0407, p=.0413), entre las mujeres
maltratadas fsicamente y las que no lo han sido <Z-
2.0463, p=.0407) y entre los varones y las mujeres que
no han sufrido maltrato fsico activo <Z=2.0503,
p=.0403). Las mujeres maltratadas fsicamente obtienen
un desarrollo intelectual inferior al de las mujeres no
maltratadas fsicamente y al de los varones maltratados
fsicamente; en cambio, las mujeres que no han sufrido
este tipo de maltrato obtendran puntuaciones ms
elevadas que los varones que tampoco lo han sufrido.
pag. 380
Tabla 93. comparacin entre los grupos creados por la
interaccin gneromaltrato fsico activo en el
desarrollo intelectual.
Rango ( Correccin
Grupos comparados N medio (corregido> Signifi. Bonferron
NIOS:
pag. 381
.
Tabla 94. variables que predicen las dificultades de
aprendizaje de los nios.
ji;w E S
pag. 382
Tabla 96. variables que predicen los problemas para
relacionarse con los compaeros de los nios.
--
(:29>
pag. 383
su adaptacin.
ADOLESCENTES:
pag. 384
Tabla 100. Variables que predicen las conductas
disruptivas y antisociales de los adolescentes.
<N:61>
(1:61>
pag. 385
Tabla 102. Variables que predicen los problemas
emocionales de los adolescentes.
pag. 386
Tabla 104. Variables que predicen la adaptacin
global de los adolescentes.
-------
(4 1>
NIOS:
pag. 387
.
estrategias y conjuntamente explican el 29% de la
varianza. Los nios que han sufrido alguno de estos
tipos de malos tratos sugieren estrategias menos
eficaces.
(:29>
Error tpico Signif 1. ~ Error
Variables fi E Beta Y Y ajustado tpico
--- ----
MALYIA?. XMO. 2.168190 .688032 .507001 3.151 .0041 .29135 1.82203
pag. 388
regresin de la asertividad y del nmero total de
estrategias propuestas por el nio.
ADOLESCENTES:
pag. ~ag
informacin que es relevante en la situacin.
<1:61>
pag. 390
Tabla 111. variables que predicen las consecuencias
sociales de las estrategias de los adolescentes.
--------
NIOS:
pag. 391
ADOLESCENTES:
NIOS:
pag. 392
Tabla 114. variables que predicen la autoestima de
los nias.
<:29>
pag. 393
Tabla 115. Influencia de la interaccin ~gnero
abandono emocional en la autoestima de los nios.
S
ADOLESCENTES:
pag. ~394
8.2.3. TIPOLOGIAS.
NIOS:
(N:29>
Variables Cluster Cluster2
pag. ~395
dificultades de aprendizaje (F=25.0999, g.l.=1, 27;
p=.O00), conductas disrupt ivas y antisociales
(F=7 .8880, g.l.=1, 27; p=.OOg), problemas de relacin
con los compaeros <F=7.3599, g.l.=1, 27; p~.011) y
justificacin de la agresin <F=10.1735, g.l.=1, 27;
p=.004>.
El primer grupo,
que cuenta con 14 nios, se
diferencia del segundo (que cuenta con 15 nios) por
pag. 396
tener un menor desarrollo intelectual1 peor autoestima,
presentar ms dificultades de aprendizaje, ms
conductas disruptivas y antisociales, ms problemas de
relacin con los compaeros y justificar en mayor
medida la agresin. Podra decirse que se trata de los
casos ms problemticos.
ADOLESCENTES:
(1:57)
Variables Cluster Cluster2
pag. 397
Tabla 120. Anlisis de varianza.
(1:57)
pag. 3g8
(7=4.8096, g..l.~1, 55; p=.033) y nmero total de
estrategias <7=11.8186, g.l.=1, 55; p=.OO1).
pag. 399
9. CONCLUSIONES Y DISCUSIN.
pag. 400
(Prez y Widom, 1994). Basndonos en estos resultados
formulamos las hiptesis 1.1 y 2.1 que planteaban que
los nios y adolescentes maltratados presentan un menor
desarrollo intelectual que los nios y adolescentes no
maltratados. Nuestros resultados muestran que los
efectos de los malos tratos en el desarrollo
Intelectual dependen de la edad de los sujetos. No
hemos encontrado diferencias entre los nUlos, pero si
entre los adolescentes: el desarrollo intelectual de
los adolescentes que han sufrido malos tratos es
inferior al de los adolescentes del grupo de
comparacin.
pag. 401
la preadolescencia, ya que evolutivamente este seria un
momento critico en su desarrollo, mientras que los
posibles retrasos en otros aspectos del desarrollo
intelectual puedan ponerse de manifiesto a edades ms
tempranas.
pag. 402
y estructura los elementos de dichas experiencias,
modulando as su influencia sobre el nio. Este segundo
tipo de interaccin se denomina experiencia de
aprendizaje mediado. La accin del agente mediador
(seleccionando los estmulos ms apropiados para el
nio, canalizando su atencin sobre ciertos aspectos
del estimulo, etc.) determina los patrones de conducta
que adquiere el nio y su disposicin hacia el
aprendizaje. Cuanto antes y con ms frecuencia el nio
se vea sometido a la accin de los agentes mediadores,
mayor ser su capacidad para aprovechar y utilizar de
modo eficiente las experiencias proporcionadas por la
exposicin directa a los estmulos externos.
pag. 403
dificultara su progreso cognitivo.
pag. 404
tendencia detectada entre los nios, ya que desde la
perspectiva organizacional del desarrollo las
adaptaciones tempranas condicionan adaptaciones
posteriores y si no median factores que permitan al
adolescente reelaborar su experiencia (nuevas
relaciones, intervenciones teraputicas...), es ms
difcil que se produzca un cambio en la imagen que
tienen de si mismos (Main y Goldwyn, 1g84; Trickett and
Susman, 198g). Pero el hecho de que los nios y los
adolescentes maltratados obtengan puntuaciones
inferiores en las dimensiones del autoconcepto
evaluadas, no es incompatible con la posibilidad de que
se produzcan diferencias en el curso evolutivo de los
sujetos del grupo de comparacin y de riesgo. Partiendo
de las investigaciones que encuentran que en la
adolescencia aumenta la autoestima con relacin a la
infancia (Mccarthy y Hoge, 1982; OMalley y Bachman,
1983) y en la posibilidad de que los malos tratos se
asocien a alteraciones en el curso evolutivo de las
dimensiones del autoconcepto <Daz-Aguado y Martnez
Arias, 1995c), formulamos la hiptesis 3.3. En ella se
planteaba que los adolescentes no maltratados
obtendran puntuaciones ms elevadas que los nios no
maltratados en las dimensiones evaluadas, pero que los
adolescentes maltratados no obtendran puntuaciones ms
elevadas que los nios maltratados.
pag. 405
grupo de comparacin muestran una autoestima superior
a los maltratados.
pag. 406
Martnez Arias, 1995c; Kinard, 1980, 1982) han
utilizado tambin la Escala de Autoconcepto de Piera
Harris <Piera y Harria, 1969). Creemos que la
explicacin se encuentra en el tipo de muestras y en
las dimensiones de la escala utilizadas. ICinard (1980,
1982) incluye nios de edades comprendidas entre 5 y 12
aos, mientras que nuestra muestra de nios no supera
los 10 aos. Podra ocurrir que las diferencias
empezaran a hacerse significativas a partir de los 10
u 11 aflos, sujetos que hemos incluido en el grupo de
adolescentes. DiazAguado y Martnez Arias (1995c>
emplearon los factores originales de la escala,
mientras que en esta investigacin hemos elegido las
nuevas dimensiones que surgen con el modelo Noharm
(para variables dicotmicas) y rotacin Promaz. Adems,
su grupo de comparacin estaba compuesto por los
compaeros de colegio de los nios y adolescentes
maltratados y el nuestro por sujetos que provienen de
zonas de similares caractersticas sociodemogrficas
que los del grupo de riesgo, lo que puede reflejar la
influencia de la clase social en el autoconcepto de los
nios.
pag. 407
primero de ellos destacan los componentes afectivos
(frente a la denominada empatia cognitiva o adopcin de
roles). Es la emocin vicaria que produce en la persona
los sentimientos o la condicin de otras (Staub, 1992>.
Supone mecanismos minimamente cognitivos, por lo que se
tratara de una enipatia de tipo paralelo que
evolutivamente seria anterior a la de tipo reactivo que
supone mecanismos cognitivos ms complejos. Esta
dimensin correlaciona negativamente con la falta de
ansiedad de los nios y adolescentes, lo que apoyarla
su carcter emocional. A lo largo del desarrollo podra
producirse una evolucin desde respuestas que suponen
una participacin emocional resonante en la experiencia
del otro (como el contagio emocional), hasta ser
capaces de atribuir significado emocional a las
expresiones de los dems y responder a ellas de forma
vicaria (respuesta emptica). Por ello, esperbamos que
los nios mostrasen ms empatla afectiva que los
adolescentes, ya que esta dimensin parece medir un
aspecto de la empatia que evolucionara con la edad
para dar lugar a formas ms complejas. Pero el haber
carecido de una relacin de cuidados con un modelo
emptico podra producir deficiencias en el desarrollo
de esta respuesta emocional ante el malestar del otro.
Por otra parte, esta dimensin de la empatia se ve
favorecida por la utilizacin de autoiriformes en los
que los sujetos tienen un control consciente sobre las
respuestas y contestan conforme a los estereotipos
prevalentes del rol de gnero (Lennorx y Eisenberg,
gg2).
pag. 408
correlaciones que mantiene con el desarrollo
intelectual de los nios y adolescentes, por lo que
podra suponerse que evolucionara a medida que lo
hiciese la capacidad intelectual. Los retrasos
cognitivos asociados a los malos tratos podran
condicionar dicha evoluci6n.
pag. 409
significativas ligadas al gnero, de forma que las
mujeres puntan por encima de los varones. Slo se
producen diferencias significativas debidas a la
interaccin de la edad~. el gnero y los malos tratos en
esta dimensin de la empa ta (en las creencias sobre la
expresin de sentimientos las nicas diferencias
encontradas son las relacionadas con la edad). Las
adolescentes maltratadas manifiestan ms empa ta
afectiva que los adolescentes maltratados, diferencia
que no se produce entre las adolescentes y los
adolescentes del grupo de comparacin. Aunque no
podemos decir que las diferencias entre los grupos sean
significativas, si observamos las figs. 4 y 5 parece
que la tendencia evolutiva, tanto en los varones
(maltratados o no> como en las mujeres no maltratadas,
seria que en la adolescencia disminuyeran las
puntuaciones que aparecen en la niez. Esta tendencia
podra verse alterada en el caso de las adolescentes
que han sufrido malos tratos.
pag. 410
que proponan que los nios y .205 adolescentes
maltratados justificaban la agresin en mayor medida
que los ni/los y los adolescentes no maltratados. La
nica diferencia significativa que se produce en la
dimensin justificacin de la agresin se debe a la
edad de los sujetos, los nios obtienen puntuaciones
superiores a los adolescentes en ambos grupos.
pag. 411
maltratados en el conocimiento de estrategias de
interaccin con los compaeros, no hemos encontrado
apoyo emprico para la hiptesis 1.5. Los nios
nsJ tratados no sugieren estrategias menos elaboradas,
menos eficaces y de peores consecuencias para la
relacin que los no maltratados. Tampoco se producen
diferencias en la asertividad ni en el nmero de
estrategias propuestas, que segn Spivack et al. (1976)
es un indicador de competencia social en la infancia.
pag. 412
a la interaccin entre el gnero y el grupo de
pertenencia. En todas ellas las adolescentes no
maltratadas puntan por encima de los adolescentes no
maltratados (aunque las diferencias en la primera se
vuelven no significativas al aplicar la correccin de
Bonferroni) y de las adolescentes maltratadas.
Podramos considerar que la competencia social de las
chicas podra verse especialmente afectada por los
malos tratos, ya que entre los adolescentes maltratados
y los no maltratados no se producen diferencias en
cuanto a la hostilidad de las definiciones y aunque en
principio parece que se producen en la definicin
global del problema y en las consecuencias de las
estrategias, dejan de ser significativas al aplicar la
correccin de Bonferron. Adems, hay que recordar que
las adolescentes maltratadas muestran cierta tendencia
a considerarse ms eficaces para agredir que las no
maltratadas (aunque las diferencias desaparecen al
aplicar la correccin de Bonferroni). Las correlaciones
negativas que existen entre la percepcin de
autoeficacia para la agresin, la orientacin prctica
de las situaciones interpersonales, la definicin
global del problema y las consecuencias sociales de las
estrategias propuestas, podran indicar que en las
adolescentes maltratadas la falta de recursos y ciertos
dficits en el procesamiento de la informacin social
se asociaran a una mayor disponibilidad de las
conductas agresivas.
pag. 413
nios maltratados presentaran ms dificultades para
lograr una adecuada autonoma y desarrollo del yo y
para establecer relaciones con los iguales. Con
relacin a las dimensiones del autoconcepto evaluadas,
ya hemos sealado las razones por las que creemos que
nuestros resultados difieren de los encontrados por
otros autores que si encuentran diferencias entre nios
maltratados y no maltratados. Por otra parte, los
resultados obtenidos al comparar la empatia, la
justificacin de la agresin y la competencia social
(evaluada a travs del conocimiento de estrategias de
interaccin con los compaeros) de los nios
maltratados y no maltratados, no nos permiten afirmar
que los maltratados presenten ms dificultades para
establecer relaciones con sus compaeros. No muestran
niveles inferiores de empatia, no justifican en mayor
grado la agresin ni su competencia social est menos
desarrollada. Sin embargo, la evidencia mostrada por
las investigaciones realizadas es bastante contundente
a la hora de demostrar que los nios maltratados
manifiestan serias dificultades en la interaccin con
otros nios o con los adultos. Posiblemente stas
dificultades sean mejor detectadas mediante la
observacin o la evaluacin de otros <sus profesores o
compaeros), ya que aunque los nios maltratados no
justifiquen en mayor medida la agresin ni muestren
niveles inferiores de empatia al contestar a los
cuestionarios o sugieran estrategias de interaccin en
la entrevista comparables a las de los nios no
maltratados, otro tipo de factores (como el estrs
experimentado al contemplar el malestar exhibido por
otro nio o un umbral de tolerancia a la frustracin
particularmente bajo) pueden favorecer la aparicin de
conductas como la agresin.
pag. 414
encontrado un apoyo parcial a la hiptesis que
planteaba que presentaran ms dificultades para lograr
una adecuada autonoma y desarrollo del yo y para
establecer relaciones con los iguales. Sus puntuaciones
en autoestima son inferiores a las de los adolescentes
del grupo de comparacin y su competencia social
<evaluada a travs del conocimiento de estrategias de
interaccin con los compaeros) est menos
desarrollada. Pero, a pesar de que parecen mostrar
ciertos dficits en el procesamiento de informacin
social <definen de manera ms hostil las situaciones,
no buscan informacin relevante, no consideran el
carcter social de las situaciones y tienen ms
dificultades para anticipar las consecuencias de las
estrategias que proponen), no justifican en mayor
medida la agresin ni muestran creencias ms negativas
sobre la expresin de sentimientos. Las razones de esto
podran ser las mismas que en el caso de los nios y
seria interesante poder observar su conducta o contar
con la valoracin de sus compaeros y profesores.
pag. 415
que las adolescentes maltratadas manifiestan un nivel
de activacin que podra dificultar su adaptacin.
pag. 416
accin y la seguridad que manifiesta), la percepcin de
autoeficacia para la agresin y la confianza en si
mismo. Con estos nuevos factores realizamos distintos
anlisis de varianza pero no encontramos diferencias
significativas entre los nios maltratados y los no
maltratados. El nico efecto significativo que se
produjo aparece en el tercer factor y se debe a la
interaccin entre el gnero y el grupo al que
pertenecen los nios <comparacin o riesgo). Aunque al
aplicar la correccin de Bonferroni las diferencias se
vuelven no significativas, parece que en el grupo de
comparacin las nias tenderan a obtener puntuaciones
ms altas que los nios en el tercer factor. Esta
tendencia no se observa entre los nios y las nias
maltratados.
pag. 417
emocional.
pag. 418
ha producido ninguna diferencia significativa en los
mediadores cognitivos de la conducta agresiva. Por
ltimo, la activacin emocional es mayor en las mujeres
que en los varones.
pag. 41g
interaccin entre el maltrato y dicho contexto puede
producir diferentes consecuencias en el desarrollo.
Nuestros resultados serian generalizables a los nios
y adolescentes maltratados que se encuentran en este
tipo de instituciones, pero seria necesario conocer qu
ocurre con los que permanecen con sus familias, los que
se encuentran en situacin de adopcin o de
acogimiento...
pag. 420
planteamos la hiptesis 4.2. que planteaba que los
adolescentes presentaran ms problemas para
relacionarse que las adolescentes y que su competencia
social estara menos desarrollada. Los resultados
indican que los adolescentes maltratados presentan ms
problemas para relacionarse que las adolescentes
maltratadas (segn la valoracin de los educadores),
pero no podemos afirmar que su competencia social est
menos desarrollada.
pag. 421
sufrido malos tratos presentan retrasos en dicho
desarrollo (circunstancia que no se produca en los
nios), es lgico que sus dificultades de aprendizaje
sean mayores.
pag. 422
sugieren estrategias menos eficaces. El abandono fsico
permite predecir la elaboracin y las consecuencias de
las estrategias propuestas <en ambos casos explica el
22% de la varianza). Entre los tipos de malos tratos
sufridos por los nios este tipo de abandono seria el
menos perjudicial para estas dos dimensiones. Por
ltimo, tampoco permite predecir las creencias sobre la
expresin de los sentimiento de los nios. Esta vez el
abandono emocional (que explica el 28% de la varianza)
permite predecir las puntuaciones de los nios en esta
dimensin de la empatia. Los nios que han sufrido este
tipo de abandono manifiestan creencias ms negativas
sobre la expresin de sentimientos.
pag. 423
varianza), la bsqueda de informacin (explica el 11*
de la varianza), la falta de hostilidad en la
definicin (junto con la edad del sujeto explican el
17* de la varianza). En todos los casos los
adolescentes con un mayor desarrollo intelectual
presentan puntuaciones ms elevadas en estas
dimensiones de la competencia social. Tambin permite
predecir las creencias sobre la expresin de
sentimientos (explica el 12* de la varianza), los
adolescentes maltratados con un mayor desarrollo
intelectual manifiestan creencias ms positivas.
pag. 424
intelectual de los nios y adolescentes que los han
sufrido. Ni en los nios ni en los adolescente el
abandono fsico y/o emocional permite predecir el
desarrollo intelectual. En el caso de los nios ninguna
variable entr en la ecuacin de regresi6n, mientras
que en los adolescentes el tiempo que llevan viviendo
en la residencia y la interaccin entre el gnero y el
haber sufrido maltrato fsico activo explican el 13% de
la varianza. Los adolescentes que ms tiempo llevan en
la institucin obtienen mejores puntuaciones y las
mujeres maltratadas fsicamente mostraran un menor
desarrollo intelectual <en cuanto a la influencia de la
interaccin entre gnero y maltrato fsico activo, los
resultados son tentativos porque al aplicar la
correccin de Bonferron las diferencias se vuelven no
significativas).
pag. 425
intelectual, seria necesario contar con informaciones
de las que no disponemos como la edad en que comenz el
maltrato y si se trata de los casos ms graves <en los
que el maltrato ha sido ms frecuente y/o ms intenso>.
pag. 426
Aguado et al. <en prensa), las relaciones familiares
siguen una secuencia de lo menos grave y ms frecuente
a lo ms grave y menos frecuente, adems, las formas
ms graves de malos tratos implican a las anteriores,
pero no al revs. De esta forma, la negligencia <fsica
o emocional) produciran consecuencias menos dainas en
el desarrollo que el maltrato activo (fsico o
emocional) o que el abuso sexual. El que el abandono
fsico aparezca como el menos daino de los diferentes
tipos de malos tratos en dos de las dimensiones del
conocimiento de estrategias de interaccin de los
nios, concretamente en la elaboracin y en las
consecuencias para la relacin, podra deberse a que,
como afirma este modelo, sean los casos menos graves y
los que obtengan las mejores puntuaciones. En el grupo
de nios maltratados, de un total de 29, nos
encontramos con 1 nio que habla sufrido abandono
fsico y con 11 nios que haban sufrido negligencia
fsica y emocional, pero que no haban sido maltratados
de forma activa. Sin embargo, el maltrato emocional
activo y el abuso sexual, que segn el modelo de
deterioro acumulativo son dos de los tipos de malos
tratos ms graves <sobre todo el abuso sexual, que
generalmente implica a los dems tipos>, aparecen como
predictores de la eficacia de las estrategias
propuestas por los nios: los nios que han sufrido
estas formas de malos tratos sugieren estrategias menos
eficaces, posiblemente debido a la indefensin que
suponen.
pag. 427
permite predecir los problemas emocionales, sexuales y
las conductas autodestructivas que segn los educadores
muestran los ni/los. En los adolescentes si que permite
predecirlos. Los adolescentes con un menor desarrollo
intelectual y los que han sufrido abuso sexual
presentan ms problemas emocionales (estas dos
variables explican el 17% de la varianza). Los
adolescentes que han sido victimas de ste tipo de
abuso tambin manifiestan ms problemas sexuales y
conductas autodestructivas. Como ya hemos indicado
antes, el tiempo que llevan los nios en la residencia
es la nica variable que permite predecir los problemas
sexuales y las conductas autodestructivas, mientras que
ninguna variable predijo los problemas emocionales de
stos.
pag. 428
para ello creemos que se encuentra en el hecho de que
no hemos podido controlar la influencia de variables
como la severidad, la duracin o la frecuencia con la
que se han producido los distintos tipos de malos
tratos. Como sealan todas las investigaciones
realizadas sobre los factores que median en los efectos
producidos por el abuso sexual y como demostraron Ney
et al., <1986) al estudiar la tendencia de los sujetos
a autoculpabilzarse del trato recibido, estas variables
modulan los efectos de los distintos tipos de malos
tratos. Otra explicacin, que no es incompatible con la
anterior, es la que proponen DiazAguado y Martnez
Arias (1995c), la activacin de un mecanismo protector
de la autoestima que distorsionara la percepcin que
de si mismos tienen los nios en aquellos aspectos del
autoconcepto en los que presentan problemas graves.
pag. 429
tipos de malos tratos. La edad a la que comenzaron, su
frecuencia, intensidad o duracin son factores que
median entre el tipo de maltrato sufrido y sus posibles
consecuencias. Tambin es necesario conocer el tipo de
medio en el que se encuentran los sujetos a la hora de
hacer su evaluacin. En nuestra investigacin todos los
sujetos se encontraban viviendo en residencias
dependientes de la Comunidad de Madrid y este es el
medio con el que interaccionan y que puede mediar en su
desarrollo. Como muestran los resultados, el tiempo que
llevaban en estos centros ha permitido predecir los
problemas sexuales y las conductas autodestructivas que
segn los educadores manifiestan los nios y su
adaptacin global, el desarrollo intelectual de los
adolescentes y la medida en que tienen en cuenta el
carcter social de las situaciones interpersonales.
Para comprender los efectos de la institucionalizacin
es necesario evaluar las oportunidades que el medio
fsico y social de estos centros ofrecen para un
adecuado desarrollo <Lpez, 19811,>.
pag. 430
estrategias (que no parece ser un indice de mayor
competencia social).
pag. 431
10. ANEXO.
NOMBRE~ APELLIDOS~
CURSO EDAD COLEGIO
pag. 432
10.2.- ENTREVISTA SOBRE CONOCIMIENTO DE
ESTRATEGIAS DE INTERACCIN CON
LOS COMPAEROS PARA ADOLESCENTES
(C.E. 1 .C.A).
NOMBRE~ APELLIDOS-
CURSO EDAD COLEGIO
pag. 433
HISTORIA 2. Juan <Silvia) va caminando por el patio de
su instituto y sin darse cuenta se mete en un charco y
se salpica todo el pantaln. Un grupo de chicos y
chicas de su clase que le estaban mirando se echan a
rer y le gritan que es un(a) patoso<a).
pag. 434
HISTORIA 4. Luis (Pilar) ha quedado con su amigo(a)
<Miguel o Maria) para que le venga a buscar a su casa
para luego salir. Cuando Miguel (Maria) llega, le dice
que lo que le apetece es ver una pelcula que ponen en
la tele. Miguel (Maria) tiene muchas ganas de salir.
4.1. Cul es el problema en esta situacin? Por
qu?
4.2. Cul crees t que ser el principal objetivo
de Miguel (Maria) en esta situacin?
4.3. Debera saber algo ms para resolver esta
situacin?
4.4. Qu crees que es lo mejor que puede hacer?
(Preguntar por todas las soluciones posibles y
pedirle que las ordene segn le parezcan mejores
o peores y que expliquen las razones de su
jerarqua).
4.5. Cules sern las consecuencias de cada una
de estas soluciones?
NOMBRE: - APELLIDOS:..
CURSO... EDAD COLEGIO
pag. 435
13. Cuando algo va mal suele ser por
culpa ma SI NO
14. Creo problemas a mi familia SI NO
15. Soy fuerte SI NO
16. Tengo buenas ideas SI NO
17. Soy un miembro importante de mi familia SI NO
18. Generalmente quiero salirme con la ma SI NO
19. Tengo habilidad con las manos SI NO
20. Cuando las cosas son difciles las dejo sin
hacer SI NO
21. Hago bien mi trabajo del colegio SI NO
22. Hago muchas cosas malas SI NO
23. Dibujo bien SI NO
24. Soy bueno para la msica SI NO
25. Me porto mal en casa SI NO
26. Soy lento haciendo mi trabajo del
colegio SI NO
27. Soy un miembro importante de ini clase SI NO
28. Soy nervioso SI NO
29. Tengo los ojos bonitos SI NO
30. Dentro de clase puedo dar una buena
impresin SI NO
31. En clase suelo estar en las nubes SI NO
32. Fastidio a mis hermanos SI NO
33. A mis amigos les gustan mis ideas SI NO
34. Me meto en los a menudo SI NO
35. Soy obediente en casa SI NO
36. Tengo suerte SI NO
37. Me preocupo mucho por las cosas SI NO
38. Mis padres me exigen demasiado SI NO
39. Me gusta ser como soy SI NO
40. Me siento un poco rechazado SI NO
41. Tengo el pelo bonito SI NO
42. A menudo salgo voluntario en clase SI NO
43. Me gustara ser distinto de como soy SI NO
44. Duermo bien por la noche SI NO
45. Odio el colegio SI NO
46. Me eligen de los ltimos para jugar SI NO
47. Estoy enfermo frecuentemente SI NO
48. A menudo soy antiptico con los dems SI NO
49. Mis compaeros de clase piensan que tengo buenas
ideas SI NO
50. Soy desgraciado SI NO
51. Tengo muchos amigos SI NO
52. Soy alegre SI NO
53. Soy torpe para la mayora de las cosas SI NO
54. Soy guapo SI NO
55. Cuando tengo que hacer algo lo hago con muchas
ganas SI NO
56. Me peleo mucho SI NO
57. Caigo bien a los chicos SI NO
58. La gente se aprovecha de mi SI NO
59. Mi familia est desilusionada conmigo SI NO
pag. 436
60. Tengo una cara agradable SI NO
61. Cuando trato de hacer algo todo parece salir
mal SI NO
62. En mi casa se aprovechan de mi SI NO
63. Soy uno de los mejores en juegos y
deportes SI NO
64. Soy patoso SI NO
65. En juegos y deportes miro pero
no participo SI NO
66. Se me olvida lo que aprendo SI NO
67. Me llevo bien con la gente SI NO
68. Me enfado fcilmente SI NO
69. Caigo bien a las chicas SI NO
70. Leo bien SI NO
71. Me gusta ms trabajar solo
<que en grupo) SI NO
72. Me llevo bien con mis hermanos.. SI
... NO
73. Tengo buen tipo SI NO
74. Suelo tener miedo SI NO
75. Siempre estoy rompiendo cosas SI NO
76. Se puede confiar en mi.. .5I NONO
77. Soy una persona rara.... st
78. Pienso en cosas malas... .51- NO
79. Lloro fcilmente SI NO
80. Soy una buena persona... .SI NO
pag. 437
10.4.- ADAPTACIN DE LA ESCALA DE EMPATIA
DE BRYANT (1982).
NOMBRE: APELLIDOS:
CURSO EDAD COLEGIO
pag. 438
13. Algunas canciones me dan ganas
de llorar. 1234567
14. Me siento mal cuando veo a un
chico herido. 1234567
15. Algunas veces los nios pequeos
lloran sin motivos. 1 2 3 4 5 6 7
16. Es una tontera tratar a los
perros y a los gatos como si
sintieran igual que las personas. 1 2 3 4 5 6 7
pag. 439
10.5. ESCALA DE MEDIADORES COGNITIVOS DE
LA CONDUCTA AGRESIVA.
NOMBRE: APELLIDOS~
CURSO EDAD COLEGIO
pag. 440
7. A veces creo que la vida no vale
nada. 1234567
pag. 441
22. La gente quiere hacerme dao
a veces. 1234567
pag. 442
6. Ests en un bar con un grupo de Muy fcil
compaeros y uno de ellos invita a Algo fcil
a todos menos a ti. Te gustara Algo difcil
insultarle pero decides no hacerlo. Muy difcil
No insultarle es para ti.
7. Pides ayuda a un compaero para un Muy fcil
trabajo que te resulta difcil y te Algo fcil
dice que no. Te gustara insultarle Algo difcil
pero decides no hacerlo.No insultarle Muy difcil
es para ti.
8. Un compaero va corriendo por el Muy fcil
pasillo y se choca contigo cayendo al Algo fcil
suelo. Se levanta furioso y te da una Algo difcil
torta. Te gustara pegarle pero Muy difcil
decides no hacerlo. No pegarle es
para ti...
9. Ves en el suelo una moneda de Muy fcil
100 pts. y te agachas para cogerla, Algo fcil
pero viene otro chico y la coge Algo difcil
antes. Tienes ganas de quitrsela Muy difcil
pero decides no hacerlo. No
quitrsela es para ti...
10. En una pelea recibes un golpe de Muy fcil
un chico menor que t. Tienes ganas Algo fcil
de devolverlo pero decides no Algo difcil
hacerlo. No pegarle es para ti... Muy difcil
L
pag. 443
10.6.- ESCALA DE EVALUACIN DE
LA ADAPTACIN DEL NIO
Y DEL ADOLESCENTE POR
PARTE DEL EDUCADOR.
pag. 444
11. Llama la atencin constantemente. 1234567
12. Cae mal a sus compaeros. 1234567
13. Tiene miedo a relacionarse con el
otro sexo. 12 34 567
14. Est triste. 12 34 567
15. Hace amistades con facilidad. 12 34 567
16. Tiene dificultades para expresarse
verbalmente. 12345 67
17. Se siente culpable cuando algo
sale mal. 12 34 567
18. Sabe escuchar a sus compaeros. 12 34 567
ig. Olvida fcilmente lo que aprende. 12 34 567
20. Est excesivamente cansado. 12 34 567
21. Molesta a sus compaeros. 12 34 567
22. Tiene dificultades para aprender. 12 34 567
23. Recurre demasiado al educador en
situaciones conflictivas. 12 34 567
24. Tiene pocos amigos. 12 34 567
25. Termina las cosas que empieza. 12 34 567
26. Llora. 12 34 567
27. A veces es ignorado por sus
compaeros. 12 34 567
28. Le gusta la residencia. 12 34 567
29. Es tmido. 12 34 567
30. Participa activamente en los juegos 12 34 567
31. Comprende bien lo que lee. 12 34 567
32. Dice que nadie le quiere. 12 34 567
33. Rehuye a sus compaeros. 12 34 567
34. Su progreso es adecuado a su
capacidad. 12 34 567
35. Miente o engaa. 12 34 567
36. A veces pega a sus compaeros. 12 34 567
37. Busca frecuentemente la aprobacin
de]. adulto. 1234567
38. Es antiptico con sus compaeros. 1234567
39. Sus intervenciones suelen ser
oportunas. 1234567
40. Se mueve constantemente. 1234567
41. Conoce y respeta las reglas del
centro. 12345 67
42. Es quejica. 12345 67
43. Prefiere estar con nios ms
pequeos. 12 34 567
44. Se salta las normas del centro. 12 34 567
45. Insulta a sus compaeros. 12 34 567
46. Le cuesta seguir las explicaciones. 12 34 567
47. Hace el payaso. 12 34 567
48. Se relaciona normalmente con el
otro sexo. 12345 67
49. Respeta las instrucciones y normas
para la realizacin de las tareas. 12 345 67
50. Interrumpe a los dems cuando estn
hablando. 12345 67
pag. 445
67
51. Se le ve preocupado. 12345
52. Se distrae con facilidad. 12345 67
53. Suele relacionarse con todos los
compaeros 12345 67
54. Busca frecuentemente el apoyo afectivo
del educador. 12345 67
55. Se queja de estar en el centro. 12345 67
56. Se burla de otras personas. 12345 67
57. Tiene cambios de humor sin motivo
aparente. 1234567
58. Se muestra participativo en el
centro. 1234567
59. Quita cosas a sus compaeros. 1234567
60. Come o bebe cosas que no son comida
<papeles, tiza, goma). 1234567
61. Trabaja desorganizadamente. 1234567
62. Se junta con los que se meten en
problemas. 1234567
63. Tiene tics. 1234567
64. Frecuentemente necesita vigilancia
para realizar las tareas. 1 2 3 4 5 67
65. Tiene que ser obligado para integrarse
en el grupo. 12345 67
66. Comete errores al leer. 12345 67
67. Se hace dao. 12345 67
68. Consume txicos. 12345 67
69. Practica juegos o actividades sexuales
inusuales para su edad. 12345 67
70. Se lleva bien con los dems. 12345 67
71. Se muerde las uas. 12345 67
72. Realiza preguntas a los educadores
sobre cuestiones de aprendizaje. 1234567
73. Entabla conversacin con cualquier
persona fcilmente. 1 2 3 4 5 67
74. Est tenso y rgido. 1 2 3 4 5 67
75. Presenta indicios de problemas sexuales
con adultos. 1 2345 67
76. Le cuesta mucho concentrarse. 1 2345 67
77. Es cuidadoso con las cosas. 1 2345 67
78. Es nervioso. 1 2345 67
19. Recibe agresiones sexuales de sus
compaeros. 1 234567
80. Tiene dificultades para el
razonamiento. 1 2345 67
81. Se niega a cooperar. 1 2345 67
82. Se siente inseguro. 1 2345 61
83. Es reservado <se guarda las cosas
para si mismo). 1 234567
84. Es aptico. 1 234567
85. Manifiesta conocimientos sexuales
inusuales para su edad. 1 2345 67
86. Se arranca el pelo. 1 2345 67
87. Habla bien de si mismo. 1 2345 67
pag. 446
Si hacer
quiere alguna observacin a sus
respuestas, por favor coloque el nmero de la
afirmacin y comn tela en la lineas siguientes.
Nmero Observacin
<5:940>
pag. 447
23 .291 .529 .300 .121
24 .214 .278 .124 .089
25 -.070 .102 .027 693
26 .205 .060 .227 .216
27 .029 .580 .187 .029
28 .049 531 .169
29 .063 .754 .209 .135
30 .248 .567 .058 .0 46
31 .215 .137 .043 .645
32 .348 .132 .129 .537
32 .348 .132 .129 .337
33 .365 .457 .030 .060
34 .174 .254 .049 .643
35 .178 .285 .059 .545
36 .149 .463 .032 .050
37 .020 .163 .557 .285
38 .332 .205 .015 .196
39 .549 .339 .115 .003
40 .671 .046 .131 .046
41 .147 .784 .095 .188
42 .080 .324 .192 .026
43 .544 .037 .004 .076
44 .321 .064 .028 .030
45 .002 .633
46 .547 .30 .188 .105
7 .330 .290 .024 .061
48 .358 .200 .025 .338
49 .333 .506 035 .042
50 .655 .093 .10 7 .070
51 .620 .075 .105 .082
52 .589 .288 .310 .033
53 .519 .064 .192 .125
54 .020 .847 .023 .026
55 .016 .206 .026 .434
56 .113 .123 - .181 .595
57 .612 .281 .061 .265
58 .683 .143 .155 .037
59 .606 .177 .154 .247
60 .306 .620 .120 .011
61 .443 .039 .244 .253
62 396 .226 .002 .170
63 .003 .592 .333 .310
64 .318 .227 .281 .610
65 .496 .104 .025 .140
66 058 .046 .315 .480
67 .654 .092 .170 .013
68 .054 .351 .357
69 .351 139 .205 .084
70 .110 .276 .026 .315
71 .464 .133 .015
72 .095 .052 .035 .379
73 .081 .816 o 61 .025.
74 .257 .073 .567 .160
pag. 448
75 .317 004 .152 .535
75 .272 120 195 .505
77 .434 076 .183 012
78 .002 .076 .277 .435
9 .176 126 436 .124
80 .268 .412 .265 .303
(Irfl7>
pag. 449
Tabla 4. Anlisis de los elementos de la Escala de
Autoconcepto PiersHarris realizado con los nuevos
factores.
<1:179>
Correlacin temtotal Alpha eliminado el tem
AUOESTINA
tem 1 .3599 .8203
tem 2 .3066 .822 1
tem 3 .3736 .819 7
tem 4 .1836 .8285
tem 8 .3146 .82 19
tem 11 .4912 .8166
tem 13 .3884 .8195
tem 14 .3466 .8208
tem 38 .1575 .8280
tem 39 .4330 .8182
tem 40 .4145 .8181
tem 43 .3939 .8213
tem 44 .2969 .8224
tem 46 .3156 .8220
tem 47 .2710 .8236
tem 48 .2521 .824 1
tem 50 .456 1 .8179
tem 51 .4754 .8176
tem 52 .3932 .8203
tem 53 .4354 .8176
tem 57 .4501 .8179
tem 53 .4321 .817 7
tem 59 .2452 .8239
tem 61 .3 579 .8204
tem 62 .4048 .8194
tem 64 .4124 .8188
tem 65 .2021 .8264
tem 67 .3882 .826 7
tem 69 .1469 .8206
tem 71 .2512 .8254
tem 77 .3036 .8222
CONJUIZA El SI ISEO
pag. 450
tem 24 .1879 .8530
tem 27 .4433 .8420
tem 29 .5576 .837 5
tem 30 .3544 .845 5
tem 33 .4009 .8437
tem 36 .5461 .8375
tem 41 .5340 .8383
tem 42 .3189 .8474
tem 49 .4851 .8402
tem 54 .60 55 .8349
tem 60 .4537 .8415
tem 63 .4466 .8418
tem 73 .5714 .8363
tem 80 .1125 .85 12
FALTA DI 11811DM
AO?OCOIJIAJU II LA IJECIICIO
pag. 451
AD?OCOCIP?O TOTAL
pag. 452
tem 52 .3952 .8387
tem 53 .4649 .8877
tem 54 .3538 5885
tem 55 .1954 .5901
tem 56 .1103 .8909
tem 5? .4443 .5881
tem 58 .3115 .8890
tem 59 .1753 .8901
tem 60 .4778 .8872
tem 61 .3918 .8881
tem 62 .3115 .8891
tem 63 .2984 .889 1
tem 64 .4589 .8879
tem 65 .2142 .SSSS
tem 66 .4361 .88 76
tem 67 .400 5 .8888
tem 68 .2270 .8899
It. 69 .1192 .8905
tem 70 .3811 .8883
tem 71 .0611 .8918
tem 72 .3128 .8890
tem 73 .4154 .8878
tem 74 .4081 .8879
tem 7$ .3106 .8390
tem 76 .3378 .8891
tem 77 .2302 .8897
tem 78 .4150 .8819
tem 79 .3936 .8881
tem 80 .3 721 .8890
pag. 453
Tabla 5. Anlisis de los elementos de la escala de
empatia.
<1:179)
Correlacin temtotal Alpha eliminado el tem
EN?ATIA AFECTIVA
tem 1 .4429 .6095
tem 5 .4234 .6138
tem 6 .4041 .6188
tem 8 .448 7 .6061
tem 10 .3559 .763 1
tem 12 .4936 .6005
tem 13 .3805 .6234
tem 14 .4538 .6098
tem 19 .4566 .5068
MAL
pag. 454
Tabla 6. Anlisis de los elementos de la Escala de
Mediadores Cognitivos de la Conducta Agresiva.
<:119>
Correlacin temtotal Alpha eliminada el tem
J1JMIJXCACIOI DE LA
AGlESII
PERCEPCO1 DI AUIOEFICACIA
PAR LA GUStO!
PEIWCIOI DE FALTA DE
EFICACIA PAJA LUXE!!
LA AGIESIOU
pag. 455
Tabla 7. Anlisis de los elementos de la Escala de
Adaptacin del Nio y del Adolescente por parte del
Educador -
(:90>
Correlacin temtotal Alpha eliminado el tem
DIFICULTADES 1)1
AIIDDIEAJI.
CODUCTAS DISRUNIVAS
Y PEmIIADOW.
pag. 456
tem 62 5859 .8860
tem 77 .4258 .8917
tem 78 .3700 .8926
PNLKIAS UOCIOIALS.
tem 1 .3989 .649 6
tem 8 .2387 .663 7
tem 9 .2862 .6603
tem 14 .4516 .6425
tem 17 .3812 .6502
tem 23 .40 46 .6439
tem 26 .4040 .6453
tem 29 .2359 .7241
t 32 .4836 .6405
tem 37 .3284 .6568
tem 42 .3854 .5479
tem 43 .1404 .6770
tem 51 .37 13 .65 14
tem 54 .2892 .6606
tem 71 .0740 .7095
Ita 74 .3929 .6304
tem 82 .4261 .6450
PROELIIAS SEXIIALE
Y CONDUCTAS ADYOIIIST!DCTIYAS.
tem 4 .6173 .7 511
tem 60 .3 648 .7845
pag. 457
Item 57 .3 623 .7843
tem 68 .5668 .71 55
tem 69 .6220 .7511
Item 75 .4955 .7698
tem 19 .5166 1680
tem 65 .6664 .7443
tem 85 .5521 .7796
TOTAL
pag. 458
tem 44 .5619 .9443
It. 45 .5566 ..9443
tea 46 .5143 .9444
tel 47 .4592 .9446
tem 48 .4273 .9448
tem 49 .6138 .9441
tem 50 .2523 .945 5
tem 51 .1014 .9459
tem 52 .5706 9442
tem 53 .4663 .9446
tez 54 .0608 .9463
tem 55 .3014 .9453
tem 56 .43 63 .9447
Item 57 .4534 .9447
tem 58 .6111 .9441
tem 59 .4629 .9446
tem 60 .3327 .9452
tem 61 .5987 .9 440
tea 62 .5844 .9441
tem 63 .3185 .9451
tem 64 .6162 .9439
11am 65 .6014 .9441
Item 66 .4671 .9446
tem 67 .2963 .9452
tea 68 .3484 .9452
tem 69 .2383 .9454
tem 70 .6244 .9441
tem 71 .1391 .9461
Item 72 .4599 ,9447
tem 73 .185 5 .9456
Item 74 .3706 .9456
tem 75 .3130 .9452
tem 76 .67 54 .9438
tem 77 .5063 .9444
tem 78 .4028 .9449
tem 79 .2308 .9454
tem 80 .3428 .9451
tem 81 .5772 .9443
tem 82 .4450 .9447
tem 83 .1019 .9460
tem 84 .6098 .9440
tem 85 .3001 .9452
tem 86 .1615 .945 5
tem 87 .1305 .9458
pag. 459
Tabla 8. Acuerdo interjueces
en la valoracin de las
dimensiones del C.E..I.C.
HISTORIA 1
- Elaboracin .90653
EficacIa .88553
Consecuencias .88718
- Ameytiyidad .79910
ISTOEIA 2
- Elaboracin .89174
Eficacia .81655
Conseenucias .89 724
- Asertividad .88305
IISYOIIA 3
- Elaboracin .91563
Eficacia .87234
Consecuncias .86529
Asertividad .79542
USIOIXA 4
- Elaboracin .81802
- Eficacia .81642
Consecnenciam .89452
Asertiuidad .15493
pag. 460
Tabla 9. Acuerdo interjueces en las dimensiones del
C.E.I.C.A.
HISTORIA 1
tUTORA 4
pag. 461
Tabla 10. Diferencias producidas por el factor grupo
<comparacin, riesgo) en el desarrollo intelectual bajo
los niveles del factor edad (nios, adolescentes).
(5:179>
(1:171)
pag. 462
Tabla 13. Resultados de la prueba 1! de Student en
autoestima.
OS
ADOLUCIJUS
COMPAIACIOI
os doiescestn
1 MedIa Media ql t Signif1. Correccinlonferroni
nESGO
u Adoincestes
Media U Media ql t Signifi. Correccin Bonferroni
pag. 463
Tabla 14. Resultados de la prueba T de Student para
analizar el efecto de segundo orden (edad-gnero
sujeto) en empatia afectiva.
VARONES
MuJERES
OS
Varones riesgo lo leras riesgo
1 Media 1 Media ql t Signf. Correccin Eonferroni
pag. 464
,
>
16 39.4375 13 38.2308 27 .28 .785 .0017
ADOLESCENTES
VARONES
pag. 465
Mt!JEREZ
OS
ADULESCUTES
Varones riesgo hieres riesgo
Media MedIa ql t Slqnif1. CorreccIn Eenferroni
pag. 466
,
Tabla 16. Diferencias producidas por el factor grupo
<comparacin, riesgo) en definicin no hostil bajo
los niveles del factor gnero (varones, mujeres).
<1:118>
Mons
Co,Dhraci6n Riesgo
Media 1 Media ql t Slgnlf1. Correccin fionferroni
MUJERES
Co,paricin liesgo
E Media Media ql t Siqulf. Correccid Ieiiferroni
29 38276 30 2.9000 4.89 43.32 .000 .008
coumezs
Varones hieres
E Media E Media ql t Signifi. Correccin Beuferroni
RIESGO
Varones hieres
Media 1 Media ql t Signhf1. Correccin cal erroni
28 3.0714 30 2.9000 56 .67 .503 .008
pag. 467
Tabla 18. Diferencias producidas por el factor grupo
(comparacin, riesgo) en definicin global del
problema bajo los niveles del factor gnero (varones,
mujeres).
(:118>
IDUS
KOJEBE
Contracid Riesgo
Peda Media ql t Siquif i. Correccin Eonferroni
CODAPACION
ratones latires
Media Peda ql t Signifi. Correccin Soaferroil
111560
Varones hieres
1 Peda 5 Media ql t Siqnlf1. Correccin Bonferroni
pag. 468
.
Tabla 20. Diferencias producidas por el factor grupo
(comparacin, riesgo) en <consecuencias sociales de las
estrategias bajo los niveles del factor gnero
(varones, mujeres).
(:118)
VAl0135
Con~arci6n Riesgo
1 Media 1 Media ql t Siqnif 1. CorreccIn Bonferron
MUJERES
Conaracida Riesco
5 Media 1 Media ql t Signif. Correccin lonferroil
COIPAIACIOI
Varones leras
1 Media 1 Media ql t Siqnifi. Correccin Bonferroni
RIESGO
Varones uleles
1 Media Media ql t Signif. Correccin Eenferroni
pag. 469
Tabla 22. Matriz de saturaciones factoriales. Nios.
(1:58>
pag. 470
Tabla 23. Diferencias producidas por el factor grupo
(comparacin, riesgo) en seguridad y consideracin
unilateral de las relaciones interpersonales bajo los
niveles del factor gnero <varones, mujeres).
(:58>
VARONES
Conaracida Riesgo
1 Media 1 Media ql t Siqnif 1. Correccin Bonferroui
16 76.5525 16 83.0000 30 1.55 .131 008
MUJERES
Conrci Riesgo
5 Media Heda ql t Siqnif1. Correccin Bonferron
13 87.4615 13 79.1538 24 1.76 .090 .008
COIPAIAC ION
Varones hieres
N Media Media ql t Signil1. Correccin Eonferroni
E ESGO
Tiznes u eres
Media Media ql t Signifi. Correccin lonferron
16 83.0006 13 19.1538 27 .81 .423 008
pag. 471
,
Tabla 25. Matriz de saturaciones factoriales.
Adolescentes -
Wis
FACTORI IAC?012 ?ACYON3 IAC?014
pag. 472
Tabla 27. Diferencias producidas por el factor grupo
<comparacin, riesgo> en conocimiento de estrategias
de interaccin bajo los niveles del factor gnero
<varones, mujeres) -
VARONES
Cunrscid eno
1 Media 1 Media ql t SignlIi. Correccin Jcnfarroni
MUJERil
Coapracdn fieno
Media Media ql t Siqnif1. Ccrreccie amicircu
29 36.8276 30 27.9661 57 5.55 .000 .008
CON?ARACXOI
loeres
Varones
1 Meda N Meda ql t Bignf. Correccin Bonferroal
RIESGO
tun Eneres
1 Media 1 MedIa U t Slgnif1. Correccin onferron
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