Biopolitica y Migracion. El Eslabon Perd
Biopolitica y Migracion. El Eslabon Perd
Biopolitica y Migracion. El Eslabon Perd
Y
MIGRACIN
EL
ESLABN
PERDIDO
DE LA
GLOBALIZACIN
COORDINADOR
BERNARDO BOLAOS GUERRA
2015
ISBN: 978-607-28-0566-8
Esta obra fue dictaminada positivamente por pares acadmicos mediante el sistema
doble ciego y evaluada para su publicacin por el Consejo Editorial de la Divisin
de Ciencias Sociales y Humanidades, UAM Unidad Cuajimalpa.
ISBN: 978-607-28-0566-8
ISBN: 978-607-28-0565-1 (Coleccin)
INTRODUCCIN
BERNARDO BOLAOS GUERRA 11
PRIMERA SECCIN
FILOSOFA POSTESTRUCTURALISTA
Y MIGRACIN
EL BIOPODER EN ACCIN:
EL CONCEPTO DE MIGRACIN
SOLANGE CHAVEL 29
SEGUNDA SECCIN
BIOPOLTICA Y NECROPOLTICA
EN AMRICA
INMIGRACIN Y NACIONALIDAD
EN LA REPBLICA DOMINICANA: MEDIOS
DE SOBERANA PARA FINES BIOPOLTICOS
TOBIAS SCHWARZ 87
TERCERA SECCIN
ALTERNATIVAS AL BIOPODER
MIGRANTES BUENOS Y MALOS: BIOPOLTICAS
DE SELECCIN DE TRABAJADORES EXTRANJEROS
EN AMRICA DEL NORTE
CAMELIA TIGAU 227
1. De acuerdo con Google Scholar Citations, hasta 2013 Foucault haba sido citado
323 856 veces en publicaciones acadmicas, mientras que su ms cercano com-
petidor, el socilogo Pierre Bourdieu, 272 050.
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SOLANGE CHAVEL
Universit de Poitiers
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9. Para los textos de referencia sobre este punto vase Giorgio Agamben, Homo
sacer, Pars, Seuil, 1998; y Antonio Negri y Michel Hardt, Empire, Pars, 10/18, 2004.
10. Por ello, no me centro en la distincin entre biopoder y biopoltica. De igual
manera, la relacin con el concepto de gubernamentalidad, contemporneo
de los anteriores en el pensamiento de Foucault, no ser abordada aun
cuando dio lugar a desarrollos sumamente interesantes sobre el estudio
de las movilidades. Sobre este ltimo punto, ver Jorgen Ole Baerenholdt,
Governmobilities: The Powers of Mobility, en Mobilities, vol. 8, nm. 1, 2013,
pp. 20-34.
11. Un pouvoir destin produire des forces, les faire crotre et les ordonner
plutt que vou les barrer, les faire plier ou les dtruire, Michel Foucault,
Histoire de la sexualit, vol. 1, La volont de savoir, op. cit., p. 179.
32
12. Esta modalidad toma como objeto el cuerpo como mquina: su adiestramiento,
la elevacin de sus aptitudes, la extorsin de sus fuerzas, paralelamente el
aumento de su utilidad y docilidad, su integracin a sistemas de control eficaces
y econmicos, ibid., p. 183.
13. El poder toma entonces como objeto el cuerpo-especie: la proliferacin, los
nacimientos, la mortalidad, el nivel de salud, idem.
14. Paul Rabinow y Nikolas Rose, Thoughts on the Concept of Biopower Today,
conferencia en Londres, London School of Economics and Political Science, 2003,
disponible en: <http://www.lse.ac.uk/sociology/pdf/rabinowandrosebiopower
today03.pdf>.
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17. At the same time, States retain power to designates zones of exception, even
when their legality is dubious the camp remains a grim reality from the wars
in the Balkans, though Guantanamo Bay to the detentions centers springing
up across Europe to incarcerate asylum seekers and others who trespass
on the spaces of bios but are not admitted. Do these all form part of a single
configuration of biopower? If so, we dont think we can use the making die
aspect of this field to encompass its other aspects letting die of course, but also
making live, Paul Rabinow y Nikolas Rose, op. cit., p. 14.
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20. Para un acercamiento literario referente a las condiciones, los rangos y las
pertenencias familiares en la Francia del siglo xviii, vase la novela inconclusa de
Marivaux, La Vie de Marianne.
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22. Para ejemplos muy variados de este enfoque que procede explcitamente, por
extensin crtica, de la propuesta de Rawls, referirse a Thomas Pogge, Realizing
Rawls, Ithaca, Cornell University Press, 1989; Charles Beitz, Political Theory and
International Relations, Princeton, Princeton University Press, 1979; Martha
Nussbaum, Frontiers of Justice. Disability, Nationality, Species Membership,
Cambridge, Belknap Press, 2007.
23. Un anlisis muy fino de este tipo de discusin se presenta en la recopilacin
dirigida por Antoine Pcoud y Paul de Guchteneire, Migration without Borders,
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CONCLUSIN
El concepto de biopoder aplicado al campo de las migraciones
presenta un doble inters. En primera instancia, atrae la atencin
sobre un conjunto de representaciones implcitas de lo que sera
una movilidad normal o, por el contrario, una movilidad pato-
lgica para un ser viviente o para un sistema de seres vivientes
(un colectivo poltico), representaciones que justifican las medidas
polticas de gestin de los flujos migratorios. Por otra parte, el con-
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8. Ibid., p. 320.
9. Idem.
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10. Giorgio Agamben, Homo sacer. O poder soberano e a vida nua I, Belo Horizonte,
Editora da Universidade Federal de Minas Gerais, 2004, p. 133.
11. Andr Duarte, De Michel Foucault a Giorgio Agamben: A trajetria do conceito
de biopoltica, en Ricardo Timm de Souza y Nythamar Fernandes Oliveira,
Fenomenologia hoje III, Biotica, Biotecnologia, Biopoltica, Porto Alegre,
Edipucrs, 2008, p. 84.
12. Giorgio Agamben, Homo sacer. O poder soberano e a vida nua I, op. cit., p. 135.
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19. Giorgio Agamben, O que resta de Auschwitz?, So Paulo, Boitempo, 2008, p. 76.
20. Guilherme Assis de Almeida, Direitos Humanos e no-violncia, So Paulo, Atlas,
2001, p. 10.
21. Agncia da onu para Refugiados, Doadores prometem US$ 550 milhes para
operaes do acnur em 2013, 2012, disponible en: <http://www.acnur.org/t3/
portugues/noticias/noticia/doadores-prometem-us-550-milhoes-para-operacoes-
do-acnur-em-2013> (visitado en agosto de 2013).
22. A finales de julio de 2013, Croacia se integr a la Unin Europea.
60
61
27. Agncia da onu para Refugiados, Tendncias Globais 2013, disponible en:
<http://www.acnur.org/t3/portugues/recurs os/estatisticas> (visitado el 6 de
mayo de 2013).
28. Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (acnur),
Tendencias globales 2012, Desplazamiento, el nuevo reto del siglo xxi, 2013,
p. 48, disponible en: <http://unhcr.org/globaltrendsjune2013/Tendencias_Gl
obales_2012_baja.pdf> (visitado el 26 de agosto de 2013).
29. Idem (visitado el 13 de agosto de 2013).
30. United Nations High Comissioner for Refugees, Nacionalidade e Apatridia:
Manual para parlamentares, nm. 11, 2005, p. 3, disponible en: <http://www.ipu.
org/PDF/publications/nationality_p.pdf> (visitado el 1 de mayo de 2013).
62
31. Norberto Bobbio, A era dos direitos, Ro de Janeiro, Campus, 1992, p. 24.
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Sin esa idea de hospitalidad pura [...] no tendramos siquiera la idea del
otro, la otredad del otro, o sea, de alguien que entra en nuestras vidas
sin ser invitado [...] la hospitalidad incondicional, que no es ni jurdica
ni poltica, es sin embargo condicin de lo poltico y lo jurdico. Justa-
mente por esas razones, no estoy seguro de que sea tica, en la medida
en que no llegue a depender de una decisin Pero qu sera la tica
sin hospitalidad?47
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CONCLUSIN
Toda la argumentacin expuesta no tiene la intencin de arrasar
con el procedimentalismo ni con la democracia liberal presente en
la mayora de los pases de Occidente. La crtica reconoce su rele-
vancia, pero denuncia su insuficiencia. La democracia por venir y la
ley de la hospitalidad, en sentido derridiano, reivindican el retorno
al fundamento de la democracia y se dan cuenta de que la demo-
cracia slo existe como voluntad de democracia, as como el asumir
una locura por aquello que me interroga en un espacio ms all del
espacio democrtico. Por un retorno a las bases pre-institucionales,
pre-polticas y pre-jurdicas.
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TOBIAS SCHWARZ
Universitt zu Kln
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DE LA ANATOMOPOLTICA A LA BIOPOLTICA
EN LA HISTORIA DE LOS REGMENES MIGRATORIOS
LATINOAMERICANOS
LA PERSPECTIVA DE FOUCAULT
ACERCA DEL PODER SOBERANO Y DEL BIOPODER
Foucault desarroll la distincin entre dos diferentes cualidades del
Estado moderno que nos permiten ubicar conjuntos de tcnicas
de poder: las anatomopolticas y las biopolticas. l vio las primeras
como implicaciones de la gobernanza soberana clsica y las segun-
das relacionadas con el concepto emergente de biopoder.5 El primer
conjunto de tecnologas o mtodos de poder se caracteriza por tratar
de controlar y disciplinar individuos. Ante todo, la anatomopoltica
manipula el comportamiento individual y forja cuerpos individuales.
Los hace visibles, busca su separacin o su alineamiento en relacin
con objetos u otros individuos. El comportamiento individual es exa-
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12. Acerca de la evolucin del control migratorio, vase Andreas Fahrmeir et al.
(eds.), Migration Control in the North Atlantic World: The Evolution of State
Practices in Europe and the United States from the French Revolution to the Inter-
War Period, Nueva York, Berghahn Books, 2003.
13. Michel Foucault, Genealoga del racismo, op. cit., p. 200.
14. Un trabajo general acerca de la disciplina y la plantacin es Terrence W. Epperson,
Race and the Disciplines of the Plantation, en Historical Archaeology, vol. 24,
nm. 4, 1990, pp. 29-36; como un anlisis emprico de los arreglos espaciales
en las plantaciones, vase Lisa B. Randle, Applying the Panopticon Model
to Historic Plantation Landscapes through Viewshed Analysis, en Historical
Geography, nm. 39, 2011, pp. 105-127.
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23. Al instalar este poder discrecional en sus constituciones durante la ltima dca-
da del siglo, muchos pases mostraron el gran valor que atribuyen al poder
soberano del Estado es decir, en estos casos: el Ejecutivo para regular la
admisin y expulsin de extranjeros (vase en la constitucin de Nicaragua de
1893 el artculo 17; en la de Venezuela, 1893, artculo 78; de Honduras, 1894,
artculo 17; de Mxico, 1917, artculo 33).
24. Aunque se trataba de una intervencin masiva de las autoridades contra un grupo
especfico de la poblacin ms de 12 000 espaoles se vieron afectados por las
leyes de expulsin entre 1827 y 1829 (Harold D. Sims, The Expulsion of Mexicos
Spaniards, 1821-1936, University of Pittsburgh Press, 1990, pp. 37-130) interpreto
esto ms como una cuestin de disciplina que como una empresa biopoltica,
ya que las expulsiones estaban destinadas a entregar el poder de los recursos
nacionales (como la minera, el comercio, etctera) a los propietarios y las
instituciones mexicanas. Por lo tanto, esta poltica de expulsin trat de proteger
al pas de la influencia de un poder extranjero. Ciertamente no se preocupaba por
fortalecer el pas, como sera el caso desde el punto de biopoltico.
25. Jordana Dym, Citizen of Which Republic? Foreigners and the Construction
of National Citizenship in Central America, 1823-1845: The Americas, en The
Americas, vol. 64, nm. 4, 2008, pp. 477-511.
96
26. Desde luego, muchos de ellos fracasaron y slo Argentina y Brasil llegaron a
ser casos conocidos de intentos tempranos exitosos de colonizar el pas; vase
Jorge Durand y Douglas S. Massey, Nuevo orden mundial: continuidades y
cambios en la migracin latinoamericana, en Katharine M. Donato et al. (eds.),
Salvando fronteras: migracin internacional en Amrica Latina y el Caribe,
Mxico, Porra, 2010, p. 21.
27. Blanco y Negro son clasificaciones sociales, no descripciones del color objetivo
de la piel. Para subrayar el carcter temporal especfico de categorizaciones
raciales, se utilizan maysculas en este captulo.
97
28. Charles A. Hale, Political and Social Ideas in Latin America, 1870-1930, en Leslie
Bethell (ed.), The Cambridge History of Latin America, volume 4, c. 1870 to 1930,
1986, pp. 367-442; Peter Wade, Race in Latin America, en Deborah A. Poole
(ed.), A Companion to Latin American Anthropology, Malden, Blackwell (Blackwell
Companions to Anthropology, 6), 2008, p. 180.
29. Francisco Jos de Lacerda e Almeida, O decreto N. 1 641 de 7 de janeiro de 1907
sobre expulso de extrangeiros do territorio nacional, ligeiramente commentado
e precedido de alguns capitulos doutrinarios sobre o fundamento juridico e
applicao practica do direito de expulso e com referencias aos autores nacionaes
e jurisprudencia patria, Ro de Janeiro, 1907, p. 9.
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32. Vase el trabajo exhaustivo de Nancy L. Stepan, The Hour of Eugenics: Race,
Gender, and Nation in Latin America, Ithaca, Cornell University Press, 1996.
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39. Ley de Migracin, artculo 1, 7 de mayo de 1912, en Gaceta Oficial, nm. 2 295,
11 de mayo de 1912.
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47. Fuente: Ley nm, 279, artculo 1, 19 de enero de 1932, en Gaceta Oficial, nm.
4 435, 3 de febrero de 1932.
48. Michiel Baud, Constitutionally White: The Forging of a National Identity in the
Dominican Republic, en Gert J. Oostindie y Harry Hoetink (eds.), Ethnicity in
the Caribbean: Essays in Honor of Harry Hoetink, Londres, Macmillan Caribbean
(Warwick University Caribbean Studies), 1996, p. 126.
108
49. Ernesto Sags, Race and Politics in the Dominican Republic, Gainesville, University
Press of Florida, 2000, p. 51.
50. Ibid., p. 63.
51. Vase Howard, op. cit., p. 29. Estimaciones de los asesinados en las masacres
de 1937 varan entre 1 000 y 35 000 (Bernardo Vega, Trujillo y Hait: volumen I
[1930-1937], Santo Domingo, Fundacin Cultural Dominicana, 1988, p. 386).
Los clculos ms recientes de Vega ponen en 6 000 asesinatos la cifra ms
exacta, pues aparentemente ms de los que se haba credo pudieron escapar a
Hait a travs de la frontera (vase Bridget Wooding y Richard Moseley-Williams,
Inmigrantes haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana en la Repblica
Dominicana, Santo Domingo, 2004, p. 20).
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68. Human Rights Watch (hrw), op. cit., p. 17; Groupe dAppui aux Refugies et Repa-
tries (garr), Rapport annuel sur la situation des droits humains des hatiens/nes
dans la migration et a la frontiere hatiano-dominicaine en 2008, Puerto Prncipe,
2009, p. 28.
69. Frank Moya Pons, Evolucin de la poblacin dominicana, 1500-2010, en Frank
Moya Pons (ed.), Historia de la Repblica Dominicana, Madrid, csic (Historia de
las Antillas, 2), 2010, p. 46.
70. James Ferguson, Migration in the Caribbean: Haiti, the Dominican Republic and
Beyond, Minority Rights Group, 2003.
71. Idem; Jos del Castillo, La migracin haitiana en la Repblica Dominicana:
nuevas dimensiones de un viejo problema, en Revista Dominicana de Poltica
Exterior, vol. 1, nm. 1, 2005, p. 19.
72. Segn los datos del censo de poblacin de 2012, 458 233 de quienes viven
en la Repblica Dominicana nacieron en Hait; 209 912 personas adicionales
nacieron en la Repblica Dominicana y son los descendientes directos de ellos;
Oficina Nacional de Estadstica (one), Primera encuesta nacional de inmigrantes
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80. Idem.
81. Movimiento de Mujeres-Dominico-Haitianas, El nombre y la nacionalidad como
simbologa de la existencia, Santo Domingo, 2000; Human Rights Watch (hrw),
op. cit., pp. 22-26; Bridget Wooding y Richard Moseley-Williams, op. cit., p. 83.
82. Bridget Wooding, op. cit., p. 369.
83. Centro Bon, Boletn Observatorio Derechos Humanos, nm. 9, abril-julio de
2011, p. 6, disponible en: <http://issuu.com/comunicacionbono/docs/oddhh9>
(visitado el 17 de marzo de 2013).
119
84. Sentencia de la Suprema Corte de Justicia, en Boletn Judicial, nm. 1 141, 2005,
disponible en: <http://www.suprema.gov.do/consultas/consultas_sentencias/det
alle_info_sentencias.aspx?ID=114110009> (visitado el 27 de marzo de 2013).
85. Circular nm. 17, Junta Central Electoral, 29 de marzo de 2007.
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CONCLUSIN: DE LA EXCLUSIN
DISCIPLINARIA A LA EXCLUSIN BIOPOLTICA
Al examinar la historia de la discriminacin legal de trabajadores in-
migrantes, este ensayo ha mostrado que la poltica dominicana de
pertenencia nacional entrelaza dos dimensiones del poder: la exclu-
sin mediante control y la exclusin mediante biopoltica. Durante el
auge de la economa dominicana basada en las plantaciones y bajo
el rgimen autoritario del gobierno de Trujillo, los trabajadores mi-
grantes fueron contratados a travs de la frontera en Hait; sin em-
bargo, las restricciones legales descritas no buscaban originalmente
un control biopoltico sobre la poblacin nacional. Esta exclusin
anatomopoltica procuraba, de hecho, disciplinar a los trabajadores
migrantes y hacerlos productivos y explotables. De manera impor-
tante, esto ocurri tambin cuando el racismo estatalmente fomenta-
do floreca y el blanqueamiento de la nacin era una directriz oficial.
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92. Fuente: Circular nm. 17, Junta Central Electoral, 29 de marzo de 2007, op. cit.
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Constitucin Poltica de la Repblica de Nicaragua, 10 de diciembre de
1893, disponible en: <http://legislacion.asamblea.gob.ni/Norm
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Per
Decreto del 17 de octubre de 1821 declarando que los extranjeros residen-
tes en el pas tienen los mismos derechos y obligaciones que los
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Repblica Dominicana
Acuerdo sobre la contratacin en Hait y la entrada en la Repblica Dominica-
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Gaceta Oficial, nm. 4 108, 25 de junio de 1929.
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Venezuela
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ARIADNA ESTVEZ
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
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BIOPOLTICA Y NECROPOLTICA:
FENMENOS COMPLEMENTARIOS
Michel Foucault no hizo una teora del poder pero s aventur una
filosofa analtica del poder que no intenta definirlo, sino esta-
blecer cmo funciona y cmo somete a los sujetos.9 Este trabajo
analtico repara en los sistemas de diferenciacin, las modalidades
141
10. Idem.
11. Michel Foucault, Power, Nueva York, The New Press, 2000; The Birth of Biopolitics,
Nueva York, Picador/Palgrave Macmillan, 2004; Defender la sociedad, Mxico,
Fondo de Cultura Econmica, 2006.
12. Edgardo Castro, op. cit.; Michel Foucault, Power, op. cit.
142
13. Edgardo Castro, op. cit.; Michel Foucault, The Birth of Biopolitics, op. cit.;
Defender la sociedad, op. cit.; Seguridad, territorio, poblacin, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 2006.
14. Michel Foucault, Defender la sociedad, op. cit.
15. Michel Foucault, Seguridad, territorio, poblacin, op. cit. Es evidente que la
discusin sobre la biopoltica, y sobre todo sus complejas conexiones con
el desarrollo del capitalismo a travs de la implantacin del liberalismo y
sus dispositivos, es sumamente amplia y sofisticada, por lo que rebasa los
objetivos de este artculo. El lector interesado en la biopoltica puede acudir a
fuentes ms extensas y especficas, tales como: Edgardo Castro, op. cit.; Michel
Foucault, The Use of Pleasure. The History of Sexuality, Middlesex, Viking Penguin
Books, 1985; The Care of the Self. The History of Sexuality, Londres, Allen Lane/
The Penguin Press, 1988; Ethics: Subjectivity and Truth, Nueva York, The New
Press, 1997; Aesthetics, Method, and Epistemology, Nueva York, The New Press,
1998; The Will to Knowledge. The History of Sexuality, Londres, Penguin, 1998;
Power, op. cit.; The Archeology of Knowledge (and the Discourse on Language),
Londres, Routledge, 2002; The Birth of Biopolitics, op. cit.; Defender la sociedad,
op. cit.; Seguridad, territorio, poblacin, op. cit.; Thomas Lemke, The Birth of
Bio-Politics: Michel Foucaults Lecture at the Collge de France on Neo-Liberal
Governmentality, en Economy and Society, vol. 30, nm. 2, 2010, pp. 190-207.
16. Edgardo Castro, op. cit., pp. 130-131.
143
17. Ibid.
18. Marina Grini, op. cit.; Sayak Valencia, op. cit.; Achille Mbembe, op. cit.
144
145
146
147
148
149
2012, pp. 11-44. Aqu, el autor explica que: en el caso mexicano, un aspecto
crucial para comprender la falla de aspectos clave del Estado ha sido la captura
de circuitos y reas institucionales por intereses delictivos, auspiciados con
frecuencia por los propios servidores pblicos encargados de velar por el
inters colectivo. La implantacin de estos intereses en las instituciones ha
obstruido sus funciones y generado graves desviaciones respecto a lo que en
principio se espera de ellas. Este proceso de captura del Estado es visto a
partir del concepto de reconfiguracin cooptada del Estado [] en el que un
grupo de actores pblicos y no pblicos, con intereses compartidos de ndole
ilcita, se valen de diversas estrategias para utilizar en su favor los recursos
del Estado, determinando u obstaculizando el diseo y funcionamiento
institucional (Carlos Antonio Flores Prez, op. cit., pp. 12-13). El argumento
de este artculo refiere a esta literatura y a los testimonios de viva voz y de
documentos legales donde hay referencias a la imposibilidad de determinar
con claridad estos vnculos.
150
151
31. Idem.
32. La idea de la incorporacin del cuerpo al consumo es un tema ampliamente
debatido ms all del capitalismo gore. Por ejemplo, Badiou dice que estamos
en el umbral de un nuevo tipo de esclavitud, la esclavitud moderna, la cual
consiste en reducir el cuerpo a un consumidor o a un cuerpo sufriente. De
un lado el cuerpo rico que consume, y, del otro, el cuerpo pobre que sufre, un
cuerpo separado de sus ideas, separado de todo proyecto universal, separado
152
153
CARACTERIZANDO EL FENMENO
DEL ASILO MEXICANO EN ESTADOS UNIDOS
El biopoder utiliza diversas tcnicas dentro de su dispositivo de re-
gulacin de la migracin para evitar inmigrantes indeseables, tales
como pasaportes y visados, clasificacin legal de migrantes (traba-
jadores temporales, invitados, ilegales, cerebros y otros trabajado-
res cualificados), e impuestos a las tarifas del transporte. Todas estas
tcnicas son regularmente introducidas por medio de progresivas
reformas de migracin y asilo. En Estados Unidos, los dispositi-
vos biopolticos destinados a controlar la migracin mexicana han
sido implantados gradualmente desde 1929, pero con mayor ace-
154
35. Luego de que se rechazara la propuesta de reforma federal, cada uno de los 50
estados de la Unin Americana se enfocaron en hacer propuestas de reforma
locales, y en 2007 hubo un total de 1 059 propuestas de reforma migratoria,
pero solamente 167 se convirtieron en ley. Vase Ariadna Estvez, Human Rights
and Free Trade in Mexico: A Discursive and Sociopolitical Perspective, Nueva
York, Palgrave Macmillan, 2008.
36. Timothy Dunn, Border Militarizarion Via Drug and Immigration Enforcement:
Human Rights Implications, en Social Justice, vol. 28, nm. 2, 2001, pp. 7-30;
Migracin, derechos humanos, ciudadana y soberana nacional, en Ana
Mara Aragons (ed.), Anlisis y perspectivas de la globalizacin. Un debate
terico, Mxico, Facultad de Estudios Superiores Acatln, Universidad Nacional
Autnoma de Mxico (unam)/Plaza y Valds, 2005, pp. 155-176; Operaciones
anti-inmigrantes en la frontera eeuu-Mxico: Ciudadana y soberana nacional
versus derechos humanos, Mxico, Instituto de Investigaciones Econmicas,
Universidad Nacional Autnoma de Mxico, (unam), 2009; Blockading the
Border and Human Rights: The El Paso Operation that Remade Immigration
Enforcement, Austin, University of Texas Press, 2009.
155
37. Jeffrey Passel et al., Net Migration from Mexico Falls to Zeroand Perhaps
Less, Pew Hispanic Center, 2012, disponible en: <http://www.pewhispanic.org/
2012/04/23/net-migration-from-mexico-falls-to-zero-and-perhaps-less>.
38. Segn Carlos Spector, quien ha llevado casos de asilo de mexicanos desde
principios de los noventa, aun cuando ya ha habido persecucin poltica en
Mxico especialmente en la dcada de los noventa, por diversas razones
polticas pocos haban usado el asilo o escogido Estados Unidos como su
destino, debido a que los perseguidos marxistas y opositores al sistema de
partido casi nico vean a Estados Unidos como cmplice de los gobiernos
156
157
41. United Nations High Commissioner for Refugees (unhcr), Asylum Levels
and Trends in Industrialized Countries, 2007. Statistical Overview of Asylum
Applications Lodged in Europe and Selected Non-European Countries, Gnova,
Organizacin de las Naciones Unidas, 2007.
42. Idem; United Nations High Commissioner for Refugees (unhcr), 2008 Global
Trends: Refugees, Asylum-seekers, Returnees, Internally Displaced and State-
less Persons, Gnova, Organizacin de las Naciones Unidas, 2008, disponible
en: <http://www.unhcr.org/4a375c426.html>; 2009 Global Trends: Refugees,
Asylum-seekers, Returnees, Internally Displaced and Stateless Persons, Gnova,
Organizacin de las Naciones Unidas, 2008, disponible en: <http://www.unh-
cr.org/4c11f0be9.html>; Asylum Levels and Trends in Industrialized Countries,
2010. Statistical Overview of Asylum Applications Lodged in Europe and Selected
Non-European Countries, Gnova, Organizacin de las Naciones Unidas, 2010. El
14 de julio de 2009, el gobierno canadiense anunci la imposicin de visa a los
mexicanos que visitan Canad, contraviniendo la reciprocidad que guardaba con
Mxico, que no pide visa a los canadienses. El gobierno canadiense argument
que la mayora de las solicitudes de mexicanos eran falsas y que los mexicanos uti-
lizaban esta va para migrar por causas econmicas. En 2010 declar que el caso
mexicano lo haba alertado a reconocer que su sistema de asilo estaba roto y
que necesitaba una enmienda urgente para evitar que solicitudes presuntamente
falsas o inconsistentes como las de los mexicanos lo taparan; Citizenship and
Immigration Canada, Balanced Refugee Reform, Government of Canada, 2010,
disponible en: <http://www.cic.gc.ca/english/refugees/reform.asp>.
43. The United States Department of Justice, Asylum Statistics by Nationality, The
United States Department of Justice, 2011, disponible en: <http://www.justice.
gov/eoir/efoia/foiafreq.htm>.
158
159
160
los crteles estn actuando como agentes del Estado, y las vctimas, as
como las autoridades de asilo, estn conscientes de ello, pero no van
a conceder el asilo a los mexicanos porque significara abrir una Caja
de Pandora, no porque el desplazamiento forzado tenga las mismas di-
mensiones que la migracin indocumentada, sino porque se maneja la
inmigracin de mexicanos como un riesgo interno. [Por eso] cuando
vamos a la corte con un caso mexicano ponen dos o tres de los mejores
abogados que tienen, si son de cualesquiera otro pas del mundo te
ponen un novato. Cuando pedimos asilo poltico con la oficina de asilo
que son los buenos de la pelcula se manda cada caso a Washington an-
tes de la decisin [...] Ellos me lo han dicho varias veces, y no lo tratan
de ocultar, despus de que tenemos la entrevista dicen: como es caso
mexicano tenemos que mandarlo a Washington.
LA DISLOCACIN NECROPOLTICA
DE LA LEY DE ASILO Y SU USO BIOPOLTICO
Para Foucault, un dispositivo es el conjunto de relaciones que se
construyen en torno a un discurso: instituciones, leyes, polticas
pblicas, disciplinas, enunciados cientficos y filosficos, conceptos,
proposiciones morales, etctera.53 Como tctica de poder en el dis-
161
54. Idem.
55. Michel Foucault, Defender la sociedad, op. cit.
56. Edgardo Castro, op. cit., p. 219.
57. Idem.
162
58. Por razones de espacio no profundizar en estas opciones, pero dado que los
abogados de los mexicanos las consideran en sus solicitudes s las describir
brevemente. En primer lugar, bajo la suspensin de la expulsin/deportacin
[Immigraiton and Nationality Act, en adelante ina, artculo 241, prrafo (b), inciso
(3), Subinciso (B)]. Una persona que no califica para el asilo en Estados Unidos de-
bido a las restricciones mencionadas en el cuerpo del texto no puede ser devuel-
ta a un pas donde su vida pueda verse amenazada, pero puede ser transferida
a un tercer pas. Los cinco motivos protegidos (vase la definicin de refugiado)
siguen existiendo y la carga de la prueba es mayor en esta opcin ya que el recla-
mante debe demostrar que es ms probable que s a que no vaya a ser objeto
de persecucin, es decir, que haya por lo menos 51% de probabilidad de perse-
cucin. Sin embargo, si la persona se las arregla para probar persecucin, no hay
discrecionalidad aqu, el juez de inmigracin tendr que otorgar la proteccin, es
obligatorio. A una persona se le puede negar la suspensin de la expulsin si parti-
cip de alguna manera en la persecucin de cualquier persona en razn de alguna
de las categoras protegidas, si es responsable de un delito particularmente gra-
ve y constituye un peligro para la sociedad estadounidense, si cometi un delito
grave no poltico fuera de Estados Unidos y podra ser considerado como un
peligro para la seguridad del pas. Una persona a la que se le concede la suspen-
sin de la expulsin puede obtener un permiso de trabajo, pero no puede tener
la oportunidad de solicitar la residencia permanente. En segundo lugar, la pro-
teccin bajo la Convencin contra la Tortura [ina artculo 208, prrafos 16 al 18].
163
164
165
166
61. Ernesto Laclau, New Reflections on the Revolution of Our Time, Londres, Verso,
1990; Emancipation(s), Londres, Verso, 1996.
167
168
64. Matthew E. Price, Persecution Complex: Justifying Asylum Laws Preference for
Persecuted People, en Harvard International Law Journal, nm. 47, 2006, p. 454.
65. Sergio Garca, Asylum for Former Mexican Police Officers Persecuted by the
Narcos, en Boston College Third World Law Journal, vol. 31, nm. 2, 2011,
pp. 245-267; Sharon Pickering, Crimes of the State: The Persecution and
Protection of Refugees, en Critical Criminology, nm. 13, 2005, pp. 141-163.
66. Roland H. Bruin, Working Party on Non-State Agents of Persecution: 2002 Report,
en International Association of Refugee Law Judges Conference, 2002.
67. Las abogadas entrevistadas, Anna Jessica Cabot, Nancy Oretskin, Iliana Holguin,
as como Carlos Spector, coincidieron en que los jueces del Quinto Circuito son
prejuiciosos en contra de los mexicanos o que actan desde la perspectiva del
gobierno porque antes de ser jueces fueron fiscales, por lo que en el margen
para la subjetividad que da el sistema de refugio estadounidense pueden
endurecer an ms las categoras jurdicas del asilo.
169
170
69. Vase Charles Bowden, op. cit.; Charles Bowden y Molly Molloy, op. cit.; Diego
Enrique Osorno, La guerra de Los Zetas. Viaje por la frontera de la necropoltica,
Mexico, Grijalbo, 2012.
171
172
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175
176
OPININ POLTICA
La opinin poltica se refiere a los juicios sobre cualquier asunto
que involucre al aparato del Estado, el gobierno y las polticas p-
blicas. Incluso si el solicitante no ha expresado an sus opiniones,
la fuerza de sus convicciones hace suponer que eventualmente las
expresar y entrar en conflicto con las autoridades.71 Para apro-
vechar esta posibilidad, Spector ha creado la asociacin poltica
Mexicanos en el Exilio, la cual tiene el objetivo de denunciar la
impunidad y exigir justicia en los asesinatos o desapariciones de
familiares en Mxico. Teniendo en cuenta que el proceso de asilo
defensivo puede tardar hasta cinco aos, si el solicitante comprueba
participacin poltica en Mexicanos en el Exilio podra argumentar
exitosamente persecucin futura.
No obstante, hasta ahora las personas que han logrado demos-
trar temor bien fundado de persecucin por motivos de opinin
poltica son nicamente los que expresan una opinin en los tr-
minos ms claros y clsicos de la ina y la Convencin de las Na-
177
178
179
180
La otra cosa sobre el grupo social es que, para prevenir una lgica cir-
cular en la Corte, no puede ser definido por la persecucin que sufre.
Por ejemplo, las mujeres que sufren violencia domstica no puede ser
un grupo social, ya que la violencia domstica es la persecucin. As
que los ciudadanos mexicanos que estn siendo blanco de los crteles
no puede ser un grupo social porque que est siendo definido por la
persecucin. Eso nos evita usar lo que podra ser el grupo social ms
evidente, una cosa bastante visible. Eso es un problema.
181
77. Miss Bala es una pelcula mexicana sobre una mujer que es privada de su libertad
por agentes de la polica vinculados a una banda criminal luego de atestiguar una
masacre en un bar en el que laboraba. Llamo Miss Bala a esta mujer por el parecido
de la pelcula con su caso y su peticin explcita de no revelar su identidad.
182
CONCLUSIN
Aunque el marco biopoltico es til para analizar la migracin, fe-
nmenos relacionados como el desplazamiento forzado y el asilo re-
quieren una lectura complementaria que d el contexto especfico
del control de la muerte en la sociedad expulsora de refugiados, y
cmo sta se inserta en la regulacin biopoltica migratoria en el pri-
mer mundo a travs del discurso de asilo. La necropoltica es un mar-
co conceptual ideal para entender por qu las personas huyen de sus
pueblos y cmo complementan el rol biopoltico de la Ley de Asilo.
Los datos indican que si bien la migracin de mexicanos in-
documentados a Estados Unidos disminuy, tambin apareci una
nueva tendencia migratoria: el asilo. Miles de personas abandonaron
sus hogares y se reubicaron dentro de Mxico, pero todos aque-
llos que no son protegidos por el Estado mexicano ya sea por su
incapacidad o falta de voluntad se encuentran pidiendo asilo en
Estados Unidos. No es que los desplazados forzados hayan rempla-
zado a los migrantes indocumentados, sino que se abri una nueva
tendencia migratoria en la relacin Mxico-Estados Unidos que se
est administrando a travs del uso estratgico de la Ley de Asilo y
su dislocacin necropoltica.
El temor bien fundado de ser perseguido por la falta de vo-
luntad o la incapacidad del gobierno para proteger a la vctima de
sus perseguidores, as como la persecucin motivada por opinin
poltica o pertenencia a un grupo social determinado se utilizan
como conceptos de exclusin gracias a la dislocacin necropoltica
que hace que el endriago y la poltica de la muerte reduzcan an
ms las posibilidades jurdicas de ser considerados refugiados. De
esta forma vemos que la biopoltica se nutre de la necropoltica para
funcionar como un regulador de quienes merecen vivir o morir.
183
BIBLIOGRAFA
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4. Ibid., p. 187.
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Estados Unidos, en Revista Electrnica de Geografa y Ciencias Sociales, nm. 76,
2000, disponible en: <http://www.ub.edu/geocrit/sn-76.htm>.
193
7. Fuller, 1939, pp. 45-46, cit. en Vctor Ziga y Rubn Hernndez-Len, El nuevo
mapa de la migracin mexicana en Estados Unidos: el paradigma de la Escuela
de Chicago y los dilemas contemporneos en la sociedad estadounidense, en
Estudios Sociolgicos, vol. 24, nm. 70, 2006, p. 149.
194
8. Lee Rainwater y William Yancey (eds.), The Moynihan Report and the Politics of
Controversy. A Transaction Social Science and Public Policy report. Including the
Full Text of The Negro Family: the Case for National action by Daniel Patrick
Moynihan, Cambridge, mit Press, 1967.
9. Joan Vilagrasa Ibarz, op. cit.
195
196
MEXICANOS IGNORANTES
Lo mismo que el progresista Moynihan atribua a los afroamericanos
como criterio para explicar su fracaso, aos despus ha escamoteado a
los mexicanos para reconocer sus virtudes como minora: los valores
familiares. Ello muestra que la discriminacin cvica no usa criterios
homogneos, ni tiene palabra de honor, pues en cada caso busca nue-
vos pretextos para estigmatizar. En nuestros das, los informes estads-
ticos en Estados Unidos y la opinin pblica de ese pas coinciden en
estigmatizar a los mexicanos segn nuevos criterios objetivos: son
ignorantes, en gran proporcin traficantes de drogas y poco dispues-
tos a invertir en la educacin propia y de sus hijos.
En un informe de 2008 al Congreso estadounidense, Kandel
seala:
197
13. William A. Kandel, The U.S. Foreign-Born Population: Trends and Selected
Characteristics, Congressional Research Service, 18 de enero de 2011, p. 19,
disponible en: <http://www.fas.org/sgp/crs/misc/R41592.pdf> (visitado el 15
de abril de 2012).
14. Liliana Meza Gonzlez y Carla Pederzini Villarreal, Migracin internacional y
escolaridad como medios alternativos de movilidad social: el caso de Mxico,
en Estudios Econmicos, Extra, nm. 1, 2009, pp. 163-206.
198
199
16. Samuel Huntington, Who Are We?: The Challenges to Americas National Identity,
Nueva York, Simon & Schuster, 2004.
17. bbva Research/Fundacin bbva Bancomer, Revista Situacin Migracin Mxico,
Fundacin bbva Bancomer, noviembre de 2012, p. 2.
18. Idem.
200
19. Otro detalle metodolgico que pone en cuestin los resultados mencionados es
que cuando describen las diferencias salariales, los economistas de bbva Research
no distinguen entre posgrado y licenciatura, sino que los suman en un solo bloque.
Pero podra ocurrir que los migrantes no mexicanos posean en mayor proporcin
estudios de posgrado.
20. Luciana Gandini y Fernando Lozano Ascencio, La migracin mexicana calificada
en perspectiva comparada: el caso de los profesionistas con posgrado en Estados
Unidos, 2001-2010, en Telsforo Ramrez Garca y Manuel ngel Castillo (coords.),
El estado de la migracin. Mxico ante los recientes desafos de la migracin
internacional, Mxico, Conapo, 2012, pp. 87-126.
201
21. Klaus Schwab (ed.), The Global Competitiveness Report 2010-2011, Ginebra,
World Economic Forum, 2010, p. 107, disponible en: <http://www3.weforum.
org/do cs/WEF_GlobalCompetitivenessReport_2010-11.pdf>.
22. Ibid., p. 239.
202
23. Matthew Hall et al., Legal Status and Wage Disparities for Mexican Immigrants,
en Social Forces, vol. 89, nm. 2, 2010, pp. 491-513.
24. Ibid., p. 494.
25. Robert F. Schoeni, New Evidence on the Economic Progress of Foreign-Born
Men in the 1970s and 1980s, en Journal of Human Resources, vol. 32, nm. 4,
1997, pp. 683-740.
203
204
28. Frank Bean et al., Unauthorized Migration and Its Implications for Mexican
American Educational Incorporation, en Briant Jensen y Adam Sawyer,
Regarding Educacin, Mexican-American Schooling, Immigration and Binational
Improvement, Nueva York, Teachers College Press, 2013, pp. 43-65.
29. Ibid., p. 49.
30. Ibid., p. 54.
31. Idem.
205
32. John Logan y Richard Turner, Hispanics in the United States: Not Only Mexicans.
us2010 Project, Providence, Brown University, 2013, p. 12.
33. Ibid., pp. 12-13.
34. Matthew Hall et al., op. cit.; Douglas S. Massey, Do Undocumented Migrants
Earn Lower Wages than Legal Immigrants? New Evidence from Mexico, en
International Migration Review, nm. 2, 1987, pp. 236-274; Douglas S. Massey,
Jorge Durand y Nolan J. Malone, Beyond Smoke and Mirrors: Mexican Immigration
in an Era of Economic Integration, Nueva York, Russell Sage Foundation, 2002.
35. Matthew Hall et al., op. cit., p. 495.
206
207
MEXICANOS NARCOS
Desde principios de los noventa, los nuevos estudios sobre la pobreza
entre hispanos antes concentrados en la poblacin afroamericana
han probado la existencia de una alta proporcin de indocumen-
tados en el mercado informal de Estados Unidos. Ms relevante es
la supuesta participacin de tales trabajadores en un subsector de la
informalidad: el narcotrfico.40 Apenas el 18 de abril de 2013, el ex
zar antidrogas Barry McCaffrey present un supuesto diagnstico
al Comit de Seguridad Nacional de la Cmara de Representantes
en el que afirma que los crteles de la droga mexicanos operan en
ms de mil ciudades estadounidenses, clculo tomado de un informe
oficial previo que haba sido difundido por el gobierno americano
en 2011.41 En efecto, en 2011, el National Threat Assessment estim
supuestamente que el narco mexicano estara operando en ms de
mil ciudades de la Unin Americana. El verbo operar es vago e
incluye a los estadounidenses que compran la droga en Mxico, aun-
que no estn subordinados a las organizaciones criminales mexicanas.
Adems, dicho informe era deliberadamente ambiguo, pues el cua-
208
42. Fuente: U.S. Department of Justice and National Drug Intelligence Center, op. cit.
209
43. Barry McCaffrey, Statement for the Record Submitted by General Barry McCa-
ffrey, 18 de abril de 2013, disponible en: <http://www.michaelyon-online.com/
images/pdf/testimony -border-security-hearing-may-2013.pdf> (visitado el 20
de diciembre de 2013)
44. Vctor Ziga y Rubn Hernndez-Len, op. cit., p. 139.
210
211
47. Jeffrey Passel y DVera Cohn, A Portrait of the Unauthorized Immigrants in the
United States, Washington, Pew Hispanic Center, 4 de abril de 2009, disponible
en: <http://pewhispanic.org/files/reports/107.pdf> (visitado el 26 de abril).
48. Alejandro Hope, Los crteles no hablan ingls, en Animal Poltico, 23 de
diciembre de 2011, disponible en: <http://www.animalpolitico.com>.
49. Eric Sevigny y Jonathan Caulkins, Kingpins or Mules? An Analysis of Drug
Offenders Incarcerated in Federal and State Prisons, en Criminology and Public
Policy, vol. 3, nm. 3, 2004, pp. 401-434.
212
213
CONCLUSIN
Se ha analizado cmo los informes oficiales o financiados por el
gobierno estadounidense suelen emplear la supuesta objetividad
de las cifras para acentuar premisas ideolgicas que no son neutras.
As como durante el siglo xx el modelo matriarcal de las familias
afroamericanas fue acusado de causar su pobreza, en la actualidad se
seala la supuesta falta de inters de las familias de origen mexicano
en la educacin de los hijos y se les asocia con el crimen organi-
214
215
216
217
NOTA FINAL
Al momento de leer las pruebas de este captulo, tengo en mis manos
el nmero 2 025 de la revista Proceso, del 23 de agosto de 2015, con la
llamativa portada: El narco mexicano invade Estados Unidos. No
se trata de un verdadero reportaje, aunque lo firme el reportero
Jess Esquivel, sino de la reproduccin de las afirmaciones generales
y sin pruebas, de la dea, acerca de una supuesta consolidacin de
los crteles mexicanos en aquel pas. Se repite la manera tradicional
en que esa agencia antidrogas busca financiamiento en el Congreso,
sin importar la estigmatizacin que esto provoca contra los residen-
tes de origen mexicano y sin reaccin por parte de la diplomacia
mexicana. Lo ms triste es que la prensa de este lado del Ro Bravo,
tanto la crtica como la oficialista, retome y amplifique acrticamen-
te esos informes biopolticos.
218
219
220
221
222
225
CAMELIA TIGAU
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
Centro de Investigaciones sobre Amrica del Norte
INTRODUCCIN
Cmo emplear la migracin para estimular el desarrollo, tanto na-
cional como individual? Es posible disear polticas que no dife-
rencien a ciertos tipos de capital humano (con cualidades) de otros
(poco o no calificados)? Cmo evitar esta discriminacin a travs
de habilidades?
El Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (en
adelante, tlcan), firmado en 1994, establece el uso de visas espe-
ciales para empresarios, investigadores, profesionistas y expertos en
tecnologas de informacin y comunicacin. Mientras que Esta-
dos Unidos ha creado visas tn para facilitar la incorporacin de
profesionistas mexicanos y canadienses, Canad conserva el sistema
de puntos anterior al tlcan. Mxico, por su parte, simplemente
aprovecha las nuevas condiciones de emigracin.
El presidente en turno cuando se firm el tlcan, Carlos Salinas
de Gortari, expres que el acuerdo le permitira al pas exportar
227
228
229
230
6. Ayelet Shachar, The Race for Talent: Highly Skilled Migrants and Competitive
Immigration Regimes, en New York University Law Review, nm. 81, Universidad
de Toronto (Legal Studies Research Paper, 883 739), 2006.
7. Stuart Tannock, Points of Prejudice: Education-Based Discrimination in Canadas
Immigration System, en Antipode, vol. 43, nm. 4, 2011, pp. 1330-1356.
8. Ibid., p. 1330.
231
ESTADOS UNIDOS
232
11. Pia Orrenius y Daniel Streitfeld, tn Visas: A Stepping Stone Toward a nafta
Labor Market, en Southwest Economy, Dallas, noviembre-diciembre de 2006,
pp. 10-13.
12. Andrs Solimano, op. cit.
233
13. Michael Fix et al., Migration and the Global Recession, informe encargado por el
Servicio Mundial de la bbc, Instituto de Poltica Migratoria, 2009, p. 131.
14. Ibid., p. 134.
15. Rodolfo Cruz-Pieiro y Wilfrido Ruz-Ochoa, Migracin calificada de mexicanos
a Estados Unidos mediante visado preferencial, en Papeles de Poblacin, vol. 16,
nm. 66, octubre-diciembre de 2010, pp. 103-135.
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16. Tim Green y Alan L. Winters, Economic Crises and Migration: Learning from the
Past and the Present, en The World Economy, vol. 33, nm. 9, septiembre de
2010, pp. 1053-1072.
17. Jonathon W. Moses, The Politics of Immigration: Introduction to a Special Issue
on US Immigration, en European Journal of American Studies, nmero especial,
Immigration, 2009.
18. Stephen Castles y Mark J. Miller, Migration and the Global Economic Crisis: One
Year On, Basingstoke, Palgrave-Macmillan, 2010, disponible en: <http://www.
age-of-migration.com/uk/financialcrisis/updates/migration_crisis_april2010.
pdf>, (visitado el 3 de mayo de 2012).
235
19. Idem.
20. Idem.
236
237
24. Philip Martin, There is Nothing more Permanent than Temporary Foreign Workers,
Centro de Estudios sobre Inmigracin, abril de 2001.
25. Organizacin para la Cooperacon y el Desarrollo Econmicos (ocde), Interna-
tional Migration Outlook, 2012.
26. Kristin Good, Municipalities and Multiculturalism: The Politics of Immigration
in Toronto and Vancouver, Divisin de Publicaciones Acadmicas, Universidad
de Toronto (Studies in Comparative Political Economy and Public Policy), 2009,
pp. 279-282.
27. Ibid., p. 7.
28. Statistics Canada, cit. en Kristin Good, op. cit.
29. Ibid.
238
PUNTOS Y MULTICULTURALISMO
Canad cuenta con una poltica de migracin basada en un sistema
de puntos para trabajadores calificados introducido en 1967 y refor-
mado en 1993 y 2002. Los puntos se calculan de acuerdo con el ni-
vel educativo, conocimiento de idiomas, la experiencia laboral, edad,
oferta de trabajo en Canad y adaptabilidad. Las personas que obtie-
nen ms de 67 puntos en una escala de 100 son elegibles para obtener
la residencia permanente. A pesar de que responde a las necesidades
de mercado, el sistema canadiense atrae a trabajadores menos califica-
dos que el de Estados Unidos.31
30. Idem.
31. Jeroen Doomernik et al., The Battle for the Brains. Why Immigration Policy is not
Enough to Attract the Highly Skilled, Washington, The German Marshall Fund of
the United States, 2009, disponible en: <http://dare.uva.nl/document/186515>
(visitado el 10 de junio de 2012).
239
32. Will Kymlicka, Finding Our Way: Rethinking Ethnocultural Relations in Canada,
Oxford, Oxford University Press, 1998, p. 40.
33. Will Kymlicka, Multiculturalism, Social Justice and the Welfare State, en Social
Justice and Public Policy: Seeking Fairness in Diverse Societies,Gary Craig, David
Gordon y Tania Burchardt, (eds.), Brstol, Policy Press, 2008, pp. 53-75.
240
LA CRISIS
La economa en Canad se vio menos afectada por la crisis que la
estadounidense. Canad es uno de los pocos pases en donde no se
impusieron restricciones en materia de migracin despus de 2008,
excepto si contamos la imposicin de visas a la creciente migracin
mexicana a partir de julio de 2009 y la moratoria a ciertos progra-
34. Ibid., p. 7.
35. Citizenship and Immigration Canada, Facts and Figures, 2002, disponible en:
<http://publications.gc.ca/collections/collection_2010/cic/MP43-333-2003-
eng.pdf>.
36. Statistics Canada, 2005, cit. en Kristin Good, op. cit., pp. 418-422.
37. Ibid., p. 12.
38. Florida establece una correlacin estadstica entre el rendimiento econmico
de una ciudad y su capacidad para atraer a trabajadores extranjeros calificados,
catalogados como la clase creativa (Richard Florida, The Flight of the Creative
Class: The New Global Competition for Talent, Nueva York, Harper Collins, 2005).
241
39. Bill Graveland, Immigration Minister Jason Kenney puts Moratorium on Skilled
Labour Program, en The Canadian Press, 28 de junio de 2012.
40. Michael Fix et al., op. cit., pp. 136-137.
41. Ibid., p. 138.
242
243
43. Delphine Nakache y Paula J. Kinoshita, The Canadian Temporary Foreign Worker
Program. Do Short-Term Economic Needs Prevail over Human Rights Concerns?,
en Estudio Institute for Resarch on Public Policy, (irpp), nm. 5, mayo de 2010.
244
MXICO
44. Idem.
45. Michael Fix et al., op. cit., p. 16.
46. Ibid., p. 39.
245
47. Ibid., p. 7.
48. Ibid., p. 22.
246
247
49. Sayak Valencia, Capitalismo gore, Barcelona, Melusina, 2010; Diego Osorno, La
guerra de Los Zetas. Viaje por la frontera de la necropoltica, Mxico, Grijalbo,
2012; Bernardo Bolaos Guerra, Esclavos, migrantes y narcos. Acontecimiento y
biopoltica en Amrica del Norte, Mxico, Universidad Autnoma Metropolitana
(uam)/Juan Pablos, 2013.
248
249
DISPORA MEXICANA
EN ESTADOS UNIDOS Y CANAD: AMOR Y ODIO
En entrevistas a profundidad con 50 profesionales mexicanos resi-
dentes en Estados Unidos y Canad de entre 29 y 47 aos de edad
realizadas en 2010 y 2011, se mostraron algunas caractersticas sobre
su situacin en los pases de adopcin. El grupo muestreado presen-
ta dos tendencias opuestas: a) desmitifican el lugar de destino, que-
jndose de condiciones precarias de vida y de la discriminacin, o
b) resaltan sus excelentes niveles de vida y la mala imagen de los mexi-
canos en Estados Unidos/Canad. Esta mala imagen, segn los entre-
vistados, parece perjudicar las oportunidades de desarrollo de todos
los mexicanos, incluidos los altamente calificados. As, para concluir
este ensayo es preciso preguntarse: el marco terico de la biopoltica
puede dar cuenta de fenmenos como la mala imagen que afecta
250
52. Frank Bean D. et al., Unauthorized Migration and Its Implications for Mexican
American Educational Incorporation, en Bryant Jensen y Adam Sawyer,
Regarding Education. Mexican-American Schooling, Immigration and Bi-national
Improvement, Nueva York, Teachers College Press, 2013, pp. 43-65.
53. Jefe de Estrategia Global, 36 aos, 12 aos en Estados Unidos.
54. Ingeniero de redes, 54 aos, 26 aos en Canad.
251
252
DISCUSIN FINAL
Las desigualdades y disparidades entre los tres sistemas econmi-
cos y los flujos de migracin en los pases del tlcan han llevado
a algunos autores a pensar en un contrato social sobre migra-
cin. La nocin misma de contrato social es bilateral y permite
superar algunas limitaciones del enfoque biopoltico que parece
demasiado concentrado en la gestin poltica de la vida y la ad-
ministracin unilateral de la poblacin por parte de economistas
polticos.
Solimano piensa que un contrato social sobre la migracin es
un deber internacional, no slo de carcter nacional.56 Pues sera la
nica forma de representar a todas las partes del juego migrantes,
gobierno, asociaciones patronales, sindicatos y organizaciones de la
sociedad civil de los pases de origen y destino.57 Segn Solimano,
algunos de los desafos para un rgimen de migracin internacional
ms humano y racional tanto para los pases de envo como para los
de recepcin son los siguientes:
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2. Si bien en este texto resulta ambicioso tejer un discurso analtico sobre la ciu-
dadana/biopoltica/anatomopoltica uno de mis quehaceres actuales y en
curso, es importante sealar que para el filsofo cameruns Achille Mbem-
be, si aplicramos rigurosamente una microfsica del poder al sistema mundo
contemporneo, el trmino biopoltica correspondera a una de las formas de
gubernamentalidad de las sociedades sobre todo centrales; a las perifricas
les correspondera una tecnologa de control ms bien necropoltica, la guber-
namentalidad de las poblaciones basada en la administracin de la muerte de
sujetos considerados cuerpos desechables adems de cuerpos mquina;
Achille Mbembe, Necropoltica, Barcelona, Melusina, 2011. La hiptesis de mi
trabajo actual es que los migrantes y sus condiciones de existencia en las me-
trpolis donde se instalan evidencian la cohabitacin de las gubernamentali-
dades bio y necropolticas.
262
3. Michel Foucault, El orden del discurso, Buenos Aires, Tusquets, 2004, pp. 10-11.
4. Una sociedad del discurso para Foucault son la suma de autores y sus voces
instituidas cuyo cometido es conservar o producir discursos, pero para hacerlos
circular en un espacio cerrado, distribuyndolos nada mas que segn reglas es-
trictas y sin que los detentadores sean desposedos de la funcin de distribucin
[de dicho discurso] (ibid., p. 24).
263
264
265
10. Michel Foucault, Las mallas del poder. Esttica, tica y hermenutica. Obras
esenciales. Vol. iii, Barcelona, Paids, 1999, p. 238.
266
267
14. Seyla Benhabib, Los derechos de los otros: extranjeros, residentes y ciudadanos,
Barcelona, Gedisa, 2005.
15. Hannah Arendt, Los orgenes del totalitarismo, Madrid, Alianza, 2006.
16. Ibid., p. 375.
268
17. La idea de la construccin legal de la ilegalidad hace referencia a que son las
leyes de extranjera, supeditadas a las dinmicas del capitalismo contempor-
neo, las que generan subjetividades tan vulnerables para la explotacin como el
mercado lo necesita a travs de figuras jurdicas como el illegal alien o migran-
te ilegal; Nicholas de Genova, La produccin legal de la ilegalidad migrante
mexicana, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, vol. 17, nm 52, Buenos
Aires, 2003, pp. 519-554.
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CIUDADANOS
Espaoles,
eurocomunitarios
y los Otros perpetuos
(naturalizados)
NO CIUDADANOS
Migrantes
residentes de larga
duracin
NO CIUDADANOS
Migrantes
regularizados
(con papeles)
NO CIUDADANOS
Migrantes
irregularizados
(sin papeles)
278
34. Elena Giner, Los colectivos de sin papeles en Francia: Agentes de redefinicin
identitaria y ejercicio de ciudadana local, en Liliana Surez et al. (eds.), Las
luchas de los sin papeles y la extensin de la ciudadana. Perspectivas crticas,
Madrid, Traficantes de Sueos, 2007, p. 90.
35. Su regulacin se efecta en la segunda parte del Tratado de la Comunidad
Europea, dedicada a la Ciudadana de la Unin, artculos 17 a 22 del Tratado
de la Unin Europea (tue), en los que se desarrolla esta figura y se precisan
los derechos reconocidos. Se trata de un estatus personal, no sustitutivo de la
ciudadana nacional, sino complementario y conferido a travs del derecho
convencional (Alejandra Morales, Hacia una nueva ciudadana, la ciudadana de
la Unin, op. cit., p. 190).
279
36. Enrique Linde, La libre circulacin de los trabajadores versus la libre circulacin
de personas. La ciudadana europea, en Revista de Derecho de la Unin Europea,
monogrfico La Europa social, la Europa de la solidaridad, nm. 5, 2003, p. 17.
37. Pero que adems hoy tambin est en crisis puesto que con los altos ndices de
desempleo en Espaa y otros pases del sur de Europa esta superciudadana est
evidenciando sus lmites al restringir otra vez el derecho a la libertad de instalacin
para los sudeuropeos que buscan asentarse en pases del norte del continente.
38. Enrique Santamara, La incgnita del extrao. Una aproximacin a la significacin
sociolgica de la inmigracin no comunitaria, Barcelona, Anthropos, 2002.
39. Verena Stolcke, Europa: nuevas fronteras, nuevas retricas de exclusin, en
Extranjeros en el paraso, Barcelona, Virus, 1994, pp. 11-26.
40. sta es una denominacin construida artificiosamente, en el sentido sociolgico
del trmino, pues, lejos de la evidencia y la aproblematicidad (la inexistencia de
280
planteamiento como problema) que puede sugerir, existe una importante disputa
poltico-simblica en relacin con las membresas polticas que conforman los
ciudadanos del Estado espaol. En este contexto, es interesante destacar cmo
los discursos alteritarios se han centrado en el binomio identidad-inmigracin y
an hay pocos estudios que se pregunten sobre los movimientos y sentimientos
nacionales en el interior del Reino de Espaa, la apropiacin de la identidad
eurocomunitaria y la migracin.
41. Verena Stolcke, op. cit., p. 236.
281
42. Vase el trabajo de Gerardo Pisarello y Xavier Pedrol (La constitucin Europea
y sus mitos: una crtica al tratado constitucional y argumentos para otra Europa,
Barcelona, Icaria, 2006) sobre la constitucin europea y sus mitos.
43. Marcelo Bonilla, La construccin poltico-jurdica del otro en la Espaa y la
Catalua de la globalizacin, Ecuador, Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (Flacso), 2006.
44. Vense dos interesantes balances. El de Carlota Sol y Sonia Parella (Ciudadana
e identidad europea desde una perspectiva transnacional, ponencia presentada
en el Simposium Nuevas identidades/alteridades en el espacio latino-euro-
americano, del 52 Congreso Internacional de Americanistas, Sevilla, 2006) y el
de Ariadna Estvez (Derechos humanos, migracin y conflicto: Hacia una justicia
global descolonizada, op. cit.).
45. Seyla Benhabib, op. cit.
46. Sad Bouamama, Laffaire du voile ou la production dun racisme respectable,
Pars, ditions du Geais Bleu, 2004.
282
Uf!, qu preguntas me haces! Ahora has dicho esa palabra y hasta la luz
se encendi. Uhm esa pregunta es complicada porque hay personas
que tienen muy teorizada la palabra ciudadana y tienen muy buenas
explicaciones de lo que es. Pero para m como que no quiere decir
muchas cosas.
Yo no digo nunca esa palabra [risas] sa es la que me parece la
ms difcil, porque no s ni lo que es la ciudadana.47
283
49. Idem.
50. Voces migrantes.
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53. Amarela Varela Huerta, Papeles?, para todos! Diez aos de movimiento de
migrantes sin papeles en Barcelona, en Liliana Surez et al. (comps.), Los sin
papeles y la extensin de la ciudadana, Madrid, Traficantes de Sueos, 2006, pp.
215-236.
54. Liliana Surez, Hacia una ciudadana postnacional. Fronteras interiores, inte-
gracin y normalizacin, en Actas del Congreso de Antropologa, vol. 1, 1999,
pp. 3-216.
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Tambin con los moros hay una influencia histrica, porque los moros,
hace no tantos das que fue la Guerra Civil aqu, los primeros que iban
con Franco eran batallones de gente que haban trado de Marruecos
y eran el miedo que tenan los pueblos, que venan los moros e iban a
cuchillazo haciendo barbaridades, la guardia mora de Franco.
Lo de llamarles moros tal vez viene de esa poca, bueno y de toda
la poca cuando vinieron los rabes para aqu y tal [] Entonces, yo
creo con los moros tenemos tambin un rollo histrico, pero a la gente
latina, los invadimos nosotros.61
61. Entrevista colectiva a jvenes del movimiento Okupa, Cornell. Al margen de las
cuestiones que nos ocupan, me parece interesante sealar que en el imaginario
social espaol estn presentes estas guardias moras ciertamente sanguinarias
y, sin embargo, no se recuerda el hecho de que el ejrcito espaol utiliz armas
qumicas contra los rifeos entre 1923 y 1927, que ya los historiadores Sebastin
Balfour (Abrazo mortal. De la Guerra Colonial a La Guerra Civil en Espaa y
Marruecos [1909-1939], Madrid, Pennsula, 2002) y Mara Rosa de Madariaga
(Que vienen los moros!: Imagen del moro en la memoria colectiva del pueblo
espaol y retorno del moro tras la Guerra Civil de 1936, en Historia 16, nm.
319, 2002, pp. 8-36) han explicado, o que, incluso, est ausente de esa figura
simblica de los moros la comprensin sobre el pasado y el presente colonial
de Espaa contra los territorios ahora marroques.
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71. Dipesh Chakrabarty, Una pequea historia de los estudios subalternos, op.
cit., p. 31.
72. Ibid, p. 47.
73. Michel Foucault, El orden del discurso, op. cit.
74. Ranajit Guha, Dominance without Hegemony, op. cit.
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A MODO DE CONCLUSIN
En este captulo he intentado esbozar las principales lneas argumen-
tativas sobre el debate contemporneo sobre ciudadana, pensada
como consecuencia de las migraciones hacia Espaa, que imaginan
estrategias concretas para combatir el racismo social e institucional
del que se sustenta el contrato social vigente en ese territorio cuando
se trata de Otros, migrantes no comunitarios, como concrecin de
la necropoltica con la que se gestiona el capitalismo contemporneo.
A lo largo de estas pginas qued dibujado cmo es que en lo
contemporneo tenemos ejemplos de pertenencias o membresas
polticas que entienden la ciudadana como un sistema de inclusin
(hacer vivir) al territorio donde los migrantes han conseguido lle-
gar y en donde han decidido quedarse, permanecer y pertenecer.
Al tiempo que prevalecen los discursos de consagrar a la ciudadana
como un sistema de exclusin (dejar morir) mediante el cual pue-
da asegurarse la explotacin y segregacin racista, sexista, machista,
clasista y eurocntrica de todos los sujetos desechables o aquellos
de los que el capitalismo se sostiene para existir.
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