Collar Negro, Collar Blanco - Oliver Bisset

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Collar negro, collar blanco

Oliver Bisset
Maquetacin: Ayla Adams
Diseo de cubierta: Oliver Bisset
Fotografa: Ayla Adams
En un mundo en el que la dominaci n y la sumisi n est n aceptadas como algo cotidiano los collares blanco rojo plata y negro se alan tu grado de
entrega
Cuando lex decidi ponerse el collar blanco que le identificaba como sumiso tan solo deseaba aclarar sus ideas y darle sentido a su vida No imaginaba
que ofrecerse a otros complicar a las cosas a n m s Por si sus propias dudas no fuesen suficientes la investigaci n de la desaparici n de su amigo Mark le
har descubrir una conspiraci n que pondr en peligro su propia vida Para salir adelante contar con la ayuda del inspector de polic a Peter Holden de
Nick due o del club nocturno Rojo Oscuro y de sus amigos de la universidad
I

El repentino balanceo del monorral despert a lex, que abri los ojos sobresaltado. Instintivamente estir la mano hacia su cuello, donde la presencia del collar se le
haca an extraa. Toc la lisa superficie de cuero con las yemas de sus dedos y suspir. Haca dos semanas que lo llevaba, dos semanas en las que a menudo se haba
planteado si haba hecho lo correcto, si sera capaz de someterse a alguien. Al menos el color blanco del collar le daba la ventaja de poder elegir cundo y con quin lo
hara. M ientras el tren se internaba entre los rascacielos del centro de la ciudad, un bosque de cristal y cemento que ocultaba el sol, ech un vistazo al vagn en el que se
encontraba. A pesar de que los collares eran algo comn hasta cierto punto, slo se top con otra persona que lo llevase, un chico que, al igual que l, tena una banda de
cuero blanco adornando su cuello.
La entrega y la sumisin eran una decisin personal, parte de una creencia, o mejor dicho una forma de vida, que se haba extendido por todo el pas en los ltimos
aos. Se haba escrito mucho acerca del tema y se haban hecho estudios de todo tipo, pero no se haba llegado a una conclusin de por qu haba surgido. Quiz la
propia situacin vital de la poblacin, perdida e indecisa ante un mundo que se tambaleaba, haba impulsado la bsqueda de mentores, llamados en este caso Amos.
Ellos proporcionaban gua, apoyo y proteccin en una poca en la que hacan falta referentes, figuras estables con las que poder contar. De una forma o de otra, lo que
haba empezado como una prctica privada y minoritaria se haba propagado con rapidez, llegando a introducirse en todos los niveles de la vida cotidiana. La gente
segua mirando de forma diferente a los sumisos, pero ya no resultaba algo excepcional. En algunas zonas del centro era comn ver Amos acompaados por uno o varios
de ellos.
A lex la prctica le haba llamado la atencin pero nunca le cruz por la mente la posibilidad de unirse a ella. En la universidad haba visto a varios estudiantes con
collar y lo haba comentado con sus amigos, por simple curiosidad. En Bellas Artes, su facultad, una chica llevaba un llamativo collar plateado, que indicaba que
perteneca a varios Amos. Se plante hablar con ella, pero por timidez, o quiz respeto, no lo hizo. Resolvi sus dudas a travs de internet y poco a poco la idea se fue
filtrando en su subconsciente.
Hasta aquella noche haca poco ms de quince das, en la que se haba encontrado mirando a la nada del techo de su estudio. Su telfono se iluminaba por los
mensajes sin responder y en la televisin la chchara insustancial era tan solo un murmullo. Fue entonces cuando se pregunt qu estaba haciendo. Se senta vaco,
desamparado. El hueco en su interior, ese que siempre trataba de ignorar, se haba ampliado tanto que ya no saba diferenciar el espacio vaco de s mismo. Cerr los
ojos y durmi, intranquilo. Al despertar haba tomado una decisin.
Las Casas de Sumisin eran establecimientos destinados a la venta de collares, a medio camino entre una tienda convencional y un pequeo santuario. Aunque ser
sumiso era algo privado que quedaba entre el Amo y el portador del collar, las Casas ofrecan consejos y apoyo, instruyendo sobre el mundo de la entrega y sus
costumbres tanto a los recin llegados como a los simples curiosos. El barrio de lex no era de los ms recomendables y tuvo que viajar hasta el centro para dar con una.
Al cruzar las puertas las piernas le temblaban.
Puedo ayudarte en algo? haba dicho la chica del mostrador. Llevaba el pelo recogido en un moo alto, como si quisiese lucir en todo su esplendor el collar
negro con remaches que rodeaba su cuello, demostrando que perteneca a un nico Amo. M s adelante descubrira que se llamaba Colette y que slo era unos pocos
aos mayor que l. Le observ con una sonrisa, a la espera.
Quiero quiero ponerme un collar logr articular l.
La muchacha haba asentido y le haba hecho una sea para que se acercase. Comenz a hacerle preguntas y el nerviosismo de lex se fue desvaneciendo. Se dio
cuenta de que no era casualidad. La pausada voz de la chica y su naturalidad le transmitan confianza. Al terminar de hablar con ella, tratando de explicarle cmo se
senta, haba aprendido ms de s mismo de lo que jams habra supuesto. Con una mirada cmplice, Colette haba dejado una caja sobre el mostrador y le haba
enseado el que sera su primer, y por ahora nico, collar.
Lo llevaba puesto ahora, captando las miradas de varios hombres y mujeres a su alrededor. Era consciente de la atraccin que tena para muchos de ellos, ms all
de la curiosidad o el reproche. Haba quien le estudiaba con avidez y deseo. Saban que una palabra suya poda suponer la entrega total, al menos durante un tiempo. Le
result paradjico poseer tal poder, siendo l un sumiso. Como Colette le haba dicho, la relacin funcionaba porque uno de los dos decida ofrecerse. Sin l nada
existira.
Ese pensamiento le caus una ligera desazn. En sus dos semanas llevando el collar, no se haba entregado a nadie. Proposiciones no le haban faltado, de hecho era
raro el da en que alguien no le pasase una tarjeta o le hiciese la pregunta de viva voz, ya fuese en el trayecto en monorral hacia su trabajo o de camino a la universidad.
Por ahora la respuesta era siempre la misma. Se lo agradeca y les deca que lo considerara. Y realmente lo haca, pero algo en su interior le detena, un poso amargo de
duda del que no lograba librarse. Estaba contento con haberse puesto el collar, le gustaba imaginarse a las rdenes de un Amo, aprendiendo, obedeciendo y entregndose.
Pero a quin? Y cundo? Esas dos preguntas le paralizaban da tras da.
El tren lleg a su destino y lex se uni a la marea de gente que sala apresuradamente de la estacin. La cafetera en la que trabajaba, el Caramel & Cream, quedaba
a un par de manzanas. An tena tiempo y recorri la distancia con la barbilla hundida en su bufanda, enterrndose en su abrigo para resguardarse del fro. Por un
instante, con el collar oculto, se sinti como el antiguo lex. Por instinto alz la cabeza, desafiante.
Disculpa, llevas un collar blanco? le pregunt en ese momento un hombre. Era alto y delgado, con el pelo largo peinado hacia atrs de forma cuidadosamente
desordenada. Por su aspecto y su abrigo caro pareca un ejecutivo de los muchos que trabajaban en el centro. El M ercedes que esperaba con la puerta abierta unos
metros ms all se lo confirm.
S, soy sumiso dijo lex paladeando las palabras y sintiendo un escalofro recorrer su columna al pronunciarlas en alto.
Nuevo, verdad? continu el desconocido, con una sonrisa.
Cmo lo sabe?
La experiencia respondi el hombre, tendindole una tarjeta, si te acercas hasta ah te lo contar.
Sin decir nada ms, su interlocutor se despidi con una leve inclinacin de cabeza, se meti en el coche y se fue. lex observ la tarjeta en su mano, esperando
encontrar su nombre y seas, como en tantas otras, pero en su lugar se top con una superficie de color granate con un intrincado dibujo sobre el que estaban escritas
las palabras Rojo Oscuro. Al dorso haba una direccin.

***

El chico estaba desnudo, hecho un ovillo en una esquina de la fra y hmeda habitacin. Por las gruesas losas del bajo techo abovedado se colaba un incesante goteo que
al principio le haba impedido dormir. Despus el cansancio haba podido con l y haba cerrado los ojos a las pesadillas. El dolor de los latigazos en su espalda se haba
filtrado en sus sueos, creando horribles escenas distorsionadas donde se mezclaban los sucesos de las ltimas semanas.
Ya no era capaz de calcular cunto tiempo haba pasado. No haba ventanas, en su existencia subterrnea el sol slo era un recuerdo. La nica constante eran la
tortura, el hambre y el fro. Saba que las horas transcurran porque de cuando en cuando se abra una rendija bajo la puerta y alguien pasaba una escudilla con unas
gachas o un trozo de pan duro. No se molestaban en darle agua, as que a pesar de sus reticencias haba tenido que lamer la de los charcos.
Aunque no saba los das que haba permanecido encerrado, conoca el motivo. Negarse a obedecer. Las sesiones de azotes y latigazos siempre terminaban con la
misma pregunta. Su respuesta era la misma cada vez. En la oscuridad, M ark alz su cabeza. Nunca cedera.
II

Al entrar en la cafetera lex todava tena en su mano la tarjeta, sin saber muy bien cul era su propsito ni a qu se referan aquellas dos palabras. En cualquier caso
resultaba difcil resistirse a un misterio as. Decidi intentar resolverlo ms tarde.
El Caramel & Cream era una cafetera de moda, situada en uno de los barrios ms exclusivos de la ciudad. Sus amplios ventanales daban a dos de las principales
avenidas y su clientela variaba desde los operadores de bolsa de la maana hasta los diseadores y jvenes de aspecto alternativo de bien entrada la tarde. Aunque no se
trataba de un local temtico, contaba con una zona de reservados destinada a aquellos Amos que decidan hacerse acompaar de sus sumisos. M s an, algunos de los
camareros llevaban collares blancos y se les permita acceder a las peticiones de los clientes, siempre y cuando fuesen discretos. lex se sonroj al darse cuenta de que
esa norma tambin se le aplicaba ahora a l.
Tras ponerse el delantal negro fue directo a la barra. Para su sorpresa, encontr all a una cara conocida.
Hola, Elise dijo lex, saludando a la joven, amiga y compaera de clase. Cmo ests? No esperaba verte aqu.
Bien bueno, nunca haba venido a verte al trabajo y hoy al fin me he decidido respondi ella acomodando su largo pelo liso tras la oreja con nerviosismo.
Espero que te guste el Caramel. Pide lo que quieras.
Seguro que s. La verdad es que todo tiene tan buena pinta qu me recomiendas?
Un capuchino moca, es una de nuestras especialidades dijo lex sin dudar, y la tarta de queso.
No ser demasiado? replic ella, riendo.
Si no puedes con todo, yo te ayudo dijo l, guindole un ojo.
La chica no respondi, sonriendo simplemente con una pizca de color en sus plidas mejillas. lex prepar el caf y cort un generoso trozo de tarta, colocando
dos tenedores en el plato. Al ver la porcin, ella abri mucho los ojos, haciendo el amago de negar con la cabeza.
No se lo digas a nadie dijo lex, tomando uno de los tenedores y pinchando un trozo. En realidad no haba ninguna norma que impidiese a los camareros
comer algo si lo deseaban.
Ser nuestro secreto respondi Elise con gesto cmplice. Prob un sorbo del caf e hizo un gesto apreciativo.
Te gusta?
Est muy bueno. Con esto ya tengo azcar para toda la semana dijo ella.
Un poco de dulce siempre viene bien.
Eso es cierto. lex, puedo hacerte una pregunta sobre? la mirada de Elise se dirigi a su collar.
Claro, lo que quieras.
Elise se acomod en el taburete, inclinndose hacia delante como buscando algo ms de intimidad. Habl en voz baja, mirando fijamente a lex.
Ya has? comenz. Quiero decir si ya ha habido alguien.
Si ya me he entregado a alguien? la ayud lex, en el mismo tono confidencial. La intimidad de la pregunta le cogi un poco por sorpresa, pero slo dur
unos segundos. Elise era una buena amiga y si haba alguien con quien pudiese sentirse cmodo para hablar de aquello, era ella.
S
No, an no.
Por qu?
Era una buena pregunta y lex tard en responderla. Por su cabeza desfilaron muchos de sus propios argumentos, repasados hasta la saciedad durante los ltimos
das. No haber encontrado a la persona adecuada, sentirse poco preparado todava, temor a decepcionar a su futuro Amo. M iedo e inseguridad, en definitiva.
No he conocido a nadie con quien me sienta cmodo resumi, sabiendo que era una verdad a medias, pero al menos una verdad.
Tras unos segundos de silencio, como tomando fuerzas para hacerle una pregunta an ms difcil, Elise continu.
Cuando la encuentres, a esa persona adecuada, ser para siempre?
No lo s dijo lex con aturdida sinceridad, he pensado en ello, pero no s si es lo que quiero. Tendra que ser alguien muy especial.
Sin importar si es hombre o mujer? dijo Elise, mirndole fijamente.
lex saba por qu lo preguntaba. Cuando un chico se haca sumiso era habitual que antes o despus acabase teniendo Amos masculinos y se especulase sobre su
sexualidad. El otro tema subyacente, que le sorprendi pero quiz algo menos, fue el evidente inters de Elise por l. Nunca se haba planteado nada con su amiga,
aunque la sumisin era un tipo de relacin muy diferente. Sera ella consciente de eso?
No tendra problema respondi lex sonriendo, la persona adecuada lo ser independientemente de su sexo.
Elise pareci a la vez aliviada y preocupada. Su respuesta no la descartaba pero tambin pona sobre la mesa la posibilidad de que lex estuviese abierto a
relaciones con hombres y por tanto a ms competencia. La joven frunci el ceo un segundo y luego pareci relajarse. Tom un sorbo de su caf, acunndolo entre sus
manos para calentarlas y despus persigui un pedazo de tarta con su tenedor. Continuaron con algo de charla insustancial hasta que finalmente ella se puso en pie
cogiendo su abrigo.
Debo irme ya dijo, cortando toda posibilidad de que lex indagase sobre el porqu de su curiosidad. El motivo quedaba as como un rumor de fondo que
ambos prefirieron ignorar.
Vuelve cuando quieras, me encantar tenerte por aqu dijo l.
La joven asinti e hizo un ltimo gesto de despedida antes de encaminarse hacia la puerta. Su visita haba hecho resurgir en lex cuestiones que hasta entonces
haba dejado a un lado. No solo a quin se entregara, sino si llegara un momento en el que sera definitivo y adoptara el collar negro, como el que llevaba Colette. El
collar que le marcara como propiedad de una sola persona. Por ahora ese pensamiento le resultaba demasiado lejano, casi abrumador. Primero tendra que hacer algo ms
sencillo y entregarse a alguien como sumiso de collar blanco, se dijo a s mismo.
M ientras limpiaba la barra de manera mecnica, observ a los otros camareros con collar. Antes que ellos haba habido otros y la tnica habitual cuando cambiaban
de color era que dejasen de trabajar all para comenzar nuevas vidas junto a sus Amos. Juntos para siempre. La idea le sedujo y le asust a partes iguales.
III

lex se detuvo frente a la puerta roja sin distintivos en medio del callejn. La tarjeta que le haba dado el hombre del M ercedes no dejaba lugar a dudas, aquella era la
direccin. Sin embargo no haba letreros que indicasen la presencia de ningn club y aquel pasadizo estrecho entre los altos edificios del centro no pareca el mejor sitio
para un local de moda. Se aproxim y crey escuchar el ligero rumor de la msica, tan lejano como si llegase desde el fondo del mar. Apoy la mano en la madera y en
ese momento se abri una mirilla circular, oculta hasta entonces.
Tiene invitacin? dijo una voz ronca.
Tras unos instantes de duda lex ense la tarjeta con timidez. El ojo le escrut, yendo de la cartulina granate hasta su rostro. Aunque su invisible interlocutor no
mostraba ningn detalle de sus facciones, pudo imaginarse la severidad de su cara en esos momentos.
Ensee su collar, por favor dijo la voz.
lex sinti una punzada de orgullo al apartar las solapas de su abrigo y mostrar la banda de cuero ceida a su cuello. Tras una nueva sesin de escrutinio, se
escucharon varios cerrojos rechinando y la puerta se abri. El retumbar de la msica se hizo ms patente. El hombre tras la puerta cumpla el prototipo de guardia de
seguridad, con sus hombros anchos, su pelo rapado y su auricular en el odo. Le hizo una sea para que pasase.
El interior estaba iluminado en rojo y tras unas cortinas lex pudo ver una escalera que descenda. Las paredes estaban decoradas con imgenes en blanco y negro
de personas en la pista de baile, en las mesas o en la barra. M uchas de ellas llevaban collares y su actitud iba desde la humilde seriedad hasta la total desinhibicin. Al
bajar el ltimo tramo de escalones termin en un espacio abarrotado tanto fsica como sonoramente. El volumen era tal que la msica resonaba por todo su cuerpo.
En el local se apiaban cientos de personas, movindose al ritmo que marcaba el DJ, aislado en una pecera en una esquina. En la barra los camareros trabajaban
frenticamente por atender todos los pedidos. Aquellos clientes que no bailaban estaban repartidos en los reservados distribuidos a lo largo del recinto, intentando
hacerse or sobre la meloda, bebiendo, riendo o entregados a actividades ms placenteras. No pareca haber ni una sombra de pudor en aquel lugar. Por algo se llamaba el
Rojo Oscuro, pens.
Una mujer se acerc a l con una copa en la mano.
Te has perdido, gatito? le dijo, colgndose de su brazo y mirndole con ojos brillantes, ya fuese por el alcohol o por algn estimulante ms potente. Te
vienes conmigo?
No, yo no comenz lex, turbado.
Venga, no te hagas el remoln insisti ella, pasando un dedo por la argolla de su collar y tirando de ella para arrastrarle hacia un grupo de chicas que
observaban divertidas la escena. S un gatito bueno y te daremos un premio.
De veras que no puedo, estoy buscando a un amigo la sensacin de ser controlado a travs del collar le provoc a lex un torrente de emociones, pero aun as
saba que no estaba interesado en convertirse en carne fresca para aquellas mujeres.
Jessica, no te aproveches de los nuevos dijo una voz tras ellos. Se trataba del hombre del M ercedes, el que le haba entregado la tarjeta.
No seas aguafiestas, Nick dijo la aludida con un mohn de disgusto, soltando su presa. Es de los tuyos?
Es mi invitado respondi el hombre, ponindose a su altura. Vesta con la misma elegancia que la primera vez. Se interpuso entre la mujer y lex, tomndole
del brazo para llevrselo de all.
Siempre te quedas con los mejores se quej ella en la distancia.
El hombre llamado Nick le condujo hasta una puerta custodiada por otro fornido guardia de seguridad, que les dej pasar sin pedirles ningn tipo de identificacin.
El espacio al otro lado era una versin reducida y ms tranquila del local donde acababan de estar. Aunque comparta rasgos como la pista de baile, la barra o los
reservados, el volumen de la msica era mucho menor, lo que facilitaba el ser escuchado. Nick le gui hasta un reservado e hizo una sea para que se sentase frente a l.
M e alegro de que te hayas decidido a venir dijo sonriendo. Qu te apetece tomar?
Un zumo de naranja dijo lex tras un titubeo. No beba, y se qued dudando sobre si aquello sera all un punto a su favor o en su contra.
Qu chico ms sano dijo su anfitrin, divertido. Eso est bien. Para m lo de siempre.
El camarero que se haba acercado discretamente parti con rapidez hacia la barra. Al cabo de un rato regres con una copa de una bebida transparente y un zumo
recin exprimido.
Lamento lo de antes. Algunas de nuestras invitadas son un poco agresivas, por decirlo as.
No tiene importancia. Es culpa ma, debe ser tan evidente que soy nuevo aqu
Un poco s, la verdad dijo Nick riendo. Pero no te preocupes, todos llegis con la misma cara de cervatillo asustado.
No s si eso me consuela replic lex, riendo a su vez y notando cmo se relajaba poco a poco.
No es algo de lo que avergonzarse. Lo nico que uno debe lamentar es no tener ganas de aprender.
Tambin hay quien llega as?
Por desgracia s Nick hizo una mueca de desencanto, como si la idea le resultase especialmente desagradable. ste es un camino fcil para algunos. Se ponen
el collar, eligen un mentor y viven de la forma ms fcil posible, sin preocuparse de lo que significa realmente la sumisin.
Colette le haba hablado de los mentores. De hecho le haba preguntado si deseaba tener uno. Un mentor era alguien que paga el collar del sumiso y le instrua en las
costumbres y las maneras de su posicin. Aunque no era obligatorio, se esperaba que a cambio el mentor fuese el primer Amo del sumiso. A menudo era tambin el
ltimo, ya que muchos decidan cambiar el collar blanco por el negro tras un tiempo en la relacin. lex haba declinado la oferta. Para l era importante poder elegir. No
deseaba sentirse atado o en deuda con otra persona, sobre todo cuando acababa de decidir dar un giro a su vida.
Eres el dueo de este club? pregunt lex, aunque lo que realmente rondaba su mente era si Nick sera un Amo. Era una suposicin lgica, viendo la pasin
con la que hablaba del tema.
Soy uno de los socios respondi. Qu te parece por ahora?
Es ruidoso. Siempre hay tantos sumisos?
El Rojo Oscuro es uno de los locales ms populares entre los que llevan collar dijo Nick, asintiendo. Tambin entre los Amos, por supuesto, o los que
aspiran a serlo.
T lo eres? se aventur a decir lex, incapaz de refrenar su curiosidad.
Estuve bastante activo hace tiempo. Ahora me mantengo en este mundo pero ya no ejerzo, salvo excepciones puntuales.
Por qu lo dejaste? a lex, que acababa de empezar en aquella prctica, le resultaba difcil imaginar un motivo para ello.
Digamos que es difcil dar con alguien con quien merezca la pena compartir esta forma de vida respondi Nick con un gesto repentinamente serio. Despus
de un tiempo dej de intentarlo.
Una ligera sensacin de decepcin recorri a lex. No se haba hecho ilusiones, saba que era casi imposible que el primer desconocido que se topase en la calle
fuese un Amo, uno que resultase tal y como l deseaba, pero an as su mente haba volado mucho desde su encuentro de esa maana. Quiz porque Nick pareca
agradable y educado, muy diferente de los pretendientes a veces bruscos, otras demasiado ansiosos, con los que se topaba de camino al trabajo.
Ahora slo me dedico a rescatar cervatillos de esas hienas brome Nick haciendo una sea con la cabeza hacia la zona donde haban quedado las mujeres.
Te lo agradezco, de verdad.
Es un placer. Adems es cierto que eres mi invitado Nick alz la copa.
Por qu me paraste en la calle? pregunt lex tras unirse al brindis y tomar un sorbo de la suya.
Como te dije, tengo cierto talento para descubrir a los nuevos respondi el hombre. Ya no ejerzo como Amo, pero me gusta hacer lo posible por encaminar
a los sumisos en la direccin correcta, responder a sus preguntas, en definitiva ayudarles en lo que pueda.
Hacer de mentor resumi lex.
No me interesa ese ttulo. Prefiero verme como un amigo, alguien con quien contar.
Resultaba difcil que alguien realizase esa labor sin obtener nada a cambio, pero tambin era evidente que Nick no necesitaba ninguna artimaa para tener sumisos a
su disposicin. Era un hombre rico, atractivo y con experiencia. Seguro que con solo desearlo podra haber tenido en el lugar de lex a un candidato ms predispuesto a
entregarse.
Amigos entonces dijo l al fin. Est bien.
Perfecto. Dime, qu tal tu experiencia como sumiso? Cunto tiempo llevas con el collar?
Dos semanas respondi lex.
Es cierto que eres un novato ri Nick. Has elegido bien el color, el blanco es el adecuado para empezar. Tienes algn Amo recurrente o por ahora vas
tanteando?
La verdad es que no me he entregado a nadie an dijo lex, azorado.
Y no tienes ganas? pregunt Nick, sin demostrar la sorpresa que lex esperaba ante su revelacin.
S, bastantes, pero me gustara esperar a la persona adecuada.
Nick asinti, pensativo, y despus habl mirndole a los ojos, como si le confiase un importante secreto.
Entiendo que la primera vez es difcil, pero debes pensar que ahora ests en una posicin privilegiada. Eres libre de experimentar, nadie te har reproches, as que
aprovchalo. No encontrars a nadie si no te abres al mundo y a todo lo que ofrece. En este juego no vale slo con conocer las reglas, hay que practicar.
Yo tengo miedo de no hacerlo bien se sincer lex, casi sin pretenderlo.
Deja que la responsabilidad de ensearte recaiga sobre ellos al principio. Al fin y al cabo esos Amos que se te ofrecen deben demostrar que lo son, no? Nick
le gui un ojo con complicidad.
Supongo que s. Lo har.
Por qu no ahora?
Ahora? lex dio un respingo, repentinamente atemorizado por la posibilidad.
S, ahora. El club est lleno de Amos, estoy seguro de que alguno te resultar interesante.
Pero yo no
M ira lex, si ests aqu es por algo los ojos de Nick relampaguearon. Deja a un lado el miedo y recuerda por qu decidiste ponerte el collar.
La autoritaria voz del hombre hizo que lex se irguiese en su sitio. Saba que tena razn y deseaba hacerle caso, pero las piernas le pesaban como si fuesen de
plomo. El corazn le lata acelerado. Ni siquiera saba cmo ponerse en marcha y llevar a la prctica aquella resolucin, si es que la haba tomado.
Levntate le orden Nick, cruza esa puerta y no regreses hasta que tengas algo que contarme. No te molestes en volver de vaco, no me interesar saber
nada de ti. No quiero ms decepciones. Lo has entendido?
lex asinti y se puso en pie como impulsado por un resorte. Camin hacia la puerta que separaba las dos zonas del club como si estuviese en un sueo. No
volvi la vista atrs, aunque supuso que Nick no estaba siguindole con la mirada. Ahora estaba solo. La incertidumbre y las dudas dieron paso a una sensacin extraa.
Cuando la msica de baile le golpe, se dio cuenta de que era la primera vez que obedeca a alguien. Era agradable y liberador. Tena un propsito y no fallara.
En el club la marea humana segua invadiendo la pista. Recorri con la mirada el laberinto de personas all congregadas, pero en la penumbra, con la nica ayuda de
los fogonazos de los haces de colores, era difcil distinguir unos cuerpos de otros. Si haba algn Amo, no lo vea. Varado junto a la barra, se pregunt si su misin haba
fracasado antes de empezar. En ese momento un hombre se puso junto a l. Rondara la treintena y vesta con unos vaqueros desgastados y una camisa blanca. Un
aspecto informal que pareca un poco fuera de lugar.
Hola, me llamo Franois. Disclpame si soy demasiado directo, eres sumiso? dijo sealando con una ligera inclinacin de cabeza al collar.
lex asinti pero no dijo nada, recordando las palabras de Nick y dejando que el hombre llevase la iniciativa.
Vers, yo nunca es decir, me gustara la frustracin se reflej en su rostro y frunci el ceo.
De repente, como presa de un sbito impulso, tom a lex de la mano y le arrastr entre la gente. Sorprendido, se dej llevar. Le costaba reconocerlo, pero aquel
arranque le resultaba ms excitante que cualquier presentacin. Saba que todo acabara si se negaba a seguir al desconocido, pero no tena intencin de hacerlo.
Franois le llev hasta el otro extremo del recinto, ms all de los reservados. Cruzaron una puerta negra y llegaron a una bifurcacin. Dos pasillos se internaban en
la oscuridad, los dibujos en la pared los identificaban como la entrada de los baos de hombres y de mujeres, respectivamente. El tercero, ms corto, pareca una zona
reservada a los empleados. El hombre entr con l en ese, doblando una esquina. Era un espacio pequeo que terminaba en un pequeo armario, quiz el de los tiles de
limpieza. lex alz la vista. La zona era ntima y resguardada de las cmaras.
De rodillas dijo el hombre con voz firme.
lex obedeci y en un primer momento sostuvo su mirada, hasta que record lo que le haba enseado Colette. No deba mirar a un Amo directamente a los ojos.
Junt las manos y baj la cabeza en seal de sumisin. El hombre pas su mano bajo su barbilla e hizo que la alzase de nuevo. Cuando sus ojos se encontraron, sonrea.
Ahora vas a ser un buen perrito y obedecerme en todo, verdad?
S, mi Amo respondi lex, disfrutando del sabor que dejaban aquellas dos ltimas palabras en su boca.
As me gusta. Entonces complceme, pero no dejes de mirarme mientras lo haces, entendido?
As lo har, mi Amo.
La mirada del hombre fue a un punto inequvoco entre sus piernas y lex supo lo que deseaba que hiciese. Sus manos subieron hacia la cremallera del pantaln. Le
habra gustado tener tiempo y un lugar mejor para hacer aquello. Se habra entretenido desnudndole y jugando con su lengua sobre su piel, pero tena la impresin de
que su Amo deseaba una satisfaccin ms rpida y directa. Baj la cremallera y antes de meter la mano por el agujero tante el evidente bulto en el interior del pantaln.
El hombre suspir y ese sonido incit a lex an ms. Desliz los dedos recorri toda la longitud del miembro, an cubierto por la ropa interior. Alz la vista y se
encontr con la mirada de aprobacin de su Amo.
lex tir del elstico del calzoncillo y liber el pene ya erecto, que se present ante l brillante y con las venas marcadas sobre su superficie. La cabeza ancha y de
un color rojo oscuro asomaba ligeramente de la tirante piel. Calibr el grosor del miembro colocando su mano alrededor del tronco mientras usaba la otra para liberar los
testculos y sopesarlos. Se sonroj de excitacin y not su propia ereccin presionando en sus pantalones. Descubri el glande y comenz a acariciar aquella extensin
pulsante y seductora.
Reprimi el impulso de llevarlo a su boca. Colette le haba enseado que era mejor prolongar el momento, no demasiado, pero s lo suficiente como para que su
Amo llegase a ese momento en el punto lgido de su deseo. Tambin le haba dicho lo importante que era mantener el contacto visual de cuando en cuando, no slo para
corroborar que estaba haciendo lo que l deseaba, sino porque a la mayora le resultaba tremendamente ertico.
Dej caer un hilo de saliva sobre la punta del pene y lo extendi por toda su longitud usando sus manos. La piel se volvi resbaladiza y an ms suave. El
movimiento provoc una respuesta inmediata en el hombre, que jade y la acompa ligeramente con su propio vaivn. De cuando en cuando lex pasaba la lengua por
la base del miembro o besaba los testculos, arrancando nuevos gemidos a su Amo.
Finalmente la espera fue demasiado y Franois sujet la cabeza de lex, guiando con rapidez su polla entre sus labios. Con una estocada firme y decidida, la
introdujo dentro de su caliente y hmeda abertura, primero hasta la mitad, y luego un centmetro tras otro. El muchacho se esforz por tomarla al completo y contener
los espasmos reflejos de su garganta. Dudaba de que pudiese tragarla toda, pero lo intent a pesar de todo. El ritmo se aceler y se prepar para recibir la descarga de
semen, pero sta no se produjo.
Su Amo, al menos por aquella noche, sac su pene brillante y cubierto de baba de la boca de lex y sonri mientras observaba su rostro sofocado.
Lo haces muy bien, perrito dijo.
Gracias, mi Amo respondi lex an tomando aire.
Ahora ponte de pie y date la vuelta. M ustrame ese culito tuyo.
Aquellas palabras le hicieron estremecerse, pero se incorpor y disimul lo mejor que pudo. Haba temido el momento de su primera vez, pero tambin haba
asumido que tendra que llegar antes o despus. Colette se haba redo de su aprensin, dndole algunos consejos, que bsicamente se resuman en que se entrenase por
su cuenta en casa y que usase sus artes para proporcionar una experiencia placentera a su Amo y lo menos dolorosa posible para l. Con aquello en mente, busc en
su bolsillo y sac un preservativo.
Su Amo no se inmut, algo que le alegr. Le habra decepcionado tener que usar su palabra de seguridad si se negaba a usar el condn. Abri el pequeo sobre
rasgando una esquina y comenz a acariciar de nuevo la polla del hombre. Su saliva la haba dejado manejable y el ltex se desliz sobre ella sin esfuerzo. Acompa los
movimientos con caricias que provocaron un nuevo gruido apreciativo de su acompaante. Antes de terminar sac otro pequeo sobre, casi del mismo aspecto y
tamao que el del preservativo, pero esta vez lleno de lubricante. Dej caer el lquido entre sus dedos y cubri el miembro con l de forma generosa, lanzando miradas
sugerentes mientras lo haca. No tena que fingir excitacin, era evidente que la senta y su pareja pareca encantada por ello.
Con gesto tmido, abri su pantaln y se volvi mientras lo bajaba ligeramente hasta revelar la curva de su espalda y el comienzo de sus nalgas. Su Amo
permaneci inmvil y l continu, descubriendo su culo duro y bien formado. M ir por encima de su hombro, mordindose el labio a modo de invitacin. Franois le
sujet por las caderas y se peg a l, sin penetrarle todava, nicamente sintiendo el joven cuerpo contra el suyo. Su miembro roz entre las piernas de lex y l
aprovech para bajar una mano y acariciarlo, impregnndose del lubricante. Llev sus dedos a su culo y lo esparci con cuidado, separando las piernas y movindose
arriba y abajo contra el hombre.
Franois pas sus dedos por su entrada, que lex se esforz por relajar. El contacto con el hombre haca que su propia ereccin latiese y casi resultase dolorosa.
Gimi al notar cmo su Amo sustitua sus dedos por la punta de su pene, trazando crculos y empujando levemente, como si le probase. M aniobr con el grueso glande
hasta que logr introducirlo casi en su totalidad. El culo de lex se dilat recibindolo y contuvo un pequeo grito. Rebasada esa primera barrera, el resto del pene entr
progresivamente, ayudado por las firmes manos que le atraan sin cesar. Se senta lleno por primera vez, ms lleno que nunca. Y eso era solo el principio.
Es tu primera vez? dijo Franois con cierta sorpresa.
S s jade lex ligeramente avergonzado.
No te preocupes, ser delicado.
Fiel a sus palabras, su Amo mantuvo un ritmo lento pero firme, dando tiempo a sus msculos a que se acostumbrasen. El pulso de aquel miembro en su interior
volva loco de deseo a lex, ms de lo que habra podido imaginar. Con un movimiento ms, la polla de Franois se enterr en l totalmente, hacindole araar la pared
de desesperacin y placer. Su reaccin pareci satisfacer al hombre, que comenz a sacarla, con lentitud y casi por completo, para repetir el proceso a continuacin. El
segundo envite fue ms rpido pero caus el mismo efecto en el chico. El ritmo fue acelerndose y la presa sobre su cuerpo se afianz.
Tras unos instantes lex recuper la compostura y se esforz por colaborar con Franois, levantando su culo y acompaando sus movimientos con su propia
cintura. Su Amo azot una de sus nalgas y despus le agarr posesivamente del pelo, haciendo que su espalda se arquease. Inclinndose sobre l, acall los suspiros de
lex con un beso profundo y hmedo. Su lengua imit el movimiento de su pene en su interior de una forma provocadora y lasciva.
En el reducido espacio slo se escuchaban los sonidos de sus cuerpos chocando y los ahogados gemidos que delataban su pasin. Con un gruido ronco Franois se
tens finalmente y lex not las contracciones de la polla de su Amo en su interior. Se abandon a la sensacin y ambos quedaron abrazados, apoyados contra la pared.
IV

El inspector Holden camin hacia su mesa con un grueso fajo de informes bajo el brazo. El trabajo se le acumulaba. Entr en su oficina, dej los documentos sobre una
pila ya enorme de papeles y dio un par de bocados rpidos a un sndwich que yaca abandonado junto a su ordenador desde primera hora de la maana. Hasta que no se
sent y se encar con su ordenador no se dio cuenta de que estaba acompaado. El muchacho, que rondara la veintena, le observaba con curiosidad. Los ojos del
inspector se fueron inmediatamente al collar de cuero blanco que adornaba su cuello. As que era uno de esos.
En qu puedo ayudarle? dijo forzando una sonrisa. Estaba demasiado ocupado como para atender a nadie. El muchacho deba haber sido muy persuasivo
para que le dejasen llegar hasta all.
M e han dicho que hable con usted. Lleva el caso de la desaparicin de un amigo, M ark Renton.
Llevo muchos casos y tengo poco tiempo dijo tratando de cortar de raz la conversacin. El recin llegado no pareci amilanarse.
Tiene dieciocho aos, trabajaba conmigo en Caramel & Cream, la cafetera de la calle Quinta. Le vieron por ltima vez saliendo de all con un hombre mayor
repiti metdicamente el chico del collar.
Perdn, puede decirme su nombre? pregunt Holden, vindose derrotado y abocado a una conversacin con el muchacho.
lex Valmer dijo con formalidad.
No ha venido ningn pariente del desaparecido con usted?
M ark no mantena contacto con sus padres, que yo sepa. Viven en algn lugar del interior. Sus amigos somos su nica familia el gesto del chico se volvi an
ms serio.
A Holden le dio la sensacin de que se trataba de un muchacho centrado y con los pies en la tierra, muy diferente de los portadores de collar haba conocido hasta
entonces. En la comisara los llamaban despectivamente los perritos, aunque l prefera no utilizar ese nombre. Tampoco crea en el estereotipo de que eran chicos
aburridos que haban decidido pasar el tiempo convirtindose en juguetes sexuales de hombres y mujeres ricos. No alcanzaba a comprender cul poda ser el motivo para
que se entregasen a juegos de dominacin y sumisin, pero respetaba su decisin.
M uy bien, seor Valmer, soy el inspector Holden.
Puede llamarme lex.
Seor Valmer continu Holden evitando la familiaridad, las investigaciones de desapariciones siguen un procedimiento laborioso, a veces se tardan das o
semanas antes de obtener resultados. Y a veces, aunque sea duro decirlo, no dan ninguno y hay que cerrar el caso.
Pero ya ha pasado casi un mes insisti el chico con un matiz de ansiedad en su voz e ignorando la peor de las opciones. No hay ninguna pista?
El inspector frunci el ceo. Tena muchos casos pendientes pero le resultaba extrao no haber dedicado al menos un par de das a aquel. Saba que si se trataba de
otro chico con collar, lo recordara. Encendi su ordenador y tecle en busca del informe. Efectivamente, la ficha haba llegado a su mesa. Sin embargo, en los registros se
indicaba que haba bajado de prioridad por falta de pruebas, pasando a considerarse un caso fro. Por propia experiencia Holden saba que con esa etiqueta sera raro
que el dossier volviese a sus manos o a las de cualquier otro. Como mucho se entregara a final de ao a algn novato del archivo para que ocupase su tiempo cotejando
y poniendo al da los datos de la denuncia. Lo que ms le extraaba era que l no haba dado la orden de enfriarlo. Quin haba decidido en su nombre?
Se puso en pie y rebusc en los archivadores de metal a su espalda, una reliquia que muchos de los nuevos inspectores se negaban a usar. La informatizacin era la
excusa perfecta para dedicarle menos atencin al papeleo y achacar la prdida de cualquier documento a las mquinas en general. Por suerte l era de la vieja escuela y
quienquiera que hubiese estado en su despacho no se haba atrevido a destruir o manipular la copia impresa. Al cabo de un rato localiz la carpeta. La firma que
autorizaba el descenso de categora era la de su inmediato superior, el capitn Hammond.
Seor Valmer, hay algunas discrepancias en el informe sobre la desaparicin de su amigo que debo consultar con mis superiores dijo Holden de forma
diplomtica, sentndose de nuevo en su silla. Deme algo de tiempo para aclararlo.
M e hara el favor de mantenerme informado si hay algn progreso? dijo el chico, mirndole fijamente. Estoy preocupado por M ark. Todos lo estamos.
Est bien, lo har, aunque no le prometo nada respondi Holden tras un titubeo, saltndose sin saber muy bien por qu una de sus normas bsicas, la de evitar
al mximo el trato con familiares o amigos de las vctimas. Deme su telfono.
El muchacho anot los nmeros en un papel y se lo entreg, levantndose despus de la silla para marcharse. Su rostro segua marcado por la preocupacin pero
una leve esperanza asom a sus labios al despedirse.
Se lo agradezco mucho dijo con una leve sonrisa, s que har todo lo posible.
Holden tan solo asinti con la cabeza. Por algn motivo le resultaba difcil ignorar a ese muchacho. Quiz la novedad de hallar a alguien que demostraba que le
importaba de verdad otra persona, o el hecho de que no haba dedicado a aquel caso toda la atencin debida. Aunque no hubiese sido culpa suya, era su responsabilidad.
Observ al chico del collar mientras sala de las oficinas, provocando enarcamientos de cejas y miradas curiosas a su paso. La sumisin era un tema en boca de todos,
pero todava resultaba chocante encontrarse cara a cara con alguien que la hubiese adoptado como forma de vida.
Tras leer el informe de la desaparicin de M ark Renton, se puso en pie y se dirigi hacia el piso superior, donde se encontraba el despacho del capitn Hammond.
Tras tocar en el cristal esmerilado con su nombre, una voz profunda le invit a pasar. Su superior, un hombre entrado en carnes, canoso y con bigote, le observ.
En qu puedo ayudarle? dijo Hammond tras echar un vistazo al dossier que llevaba en la mano.
M e gustara hacerle una consulta sobre un caso que usted orden bajar de categora.
Un caso fro? Por qu pierde el tiempo con uno de esos? No tiene suficientes casos recientes, inspector?
Holden, seor respondi l. Un pariente ha venido a interesarse por el avance de las pesquisas y no he podido darle ninguna respuesta porque la
investigacin ya estaba archivada.
Djeme ver dijo el capitn alargando su mano de dedos rechonchos. Holden le tendi la carpeta.
Hammond pas las pginas con rapidez, detenindose en la que llevaba su firma y en la que describa escuetamente al desaparecido. Despus cerr el dossier y se
lo devolvi.
Ha visto usted que el sujeto es uno de esos portadores de collar? dijo clavando en l sus pequeos ojos redondos.
S, seor.
Lo ms probable es que la desaparicin se deba a algo relacionado con esa aficin. No pierda el tiempo con casos de este tipo.
Pero, seor intent argumentar Holden.
Ya me ha odo le cort el capitn de forma autoritaria. Tenemos suficiente trabajo sin tener que preocuparnos tambin con las costumbres de los fetichistas.
Si est fingiendo ser un perrito en una jaula en casa de alguien, no nos interesa. Si tiene tiempo ms adelante vuelva a ese caso, si no, ocpese de otros ms recientes. Es
todo.
Como ordene, seor respondi Holden, asintiendo levemente.
Tras salir del despacho el inspector estudi las pginas en las que el capitn se haba detenido. No vio nada extrao en la de la biografa de la supuesta vctima, pero
al mirar con atencin la que llevaba la firma, crey percibir algo extrao. Conoca la letra del capitn Hammond por haberla visto en docenas de documentos y aquella,
por extrao que pareciese, tena algo diferente. Se pregunt quin tendra tanto inters en poner en fro un caso corriente de desaparicin como para falsificar su firma
y, por otra parte, por qu el capitn seguira el juego al encubridor.
Demasiadas incgnitas. A pesar de que intua que slo le traera problemas, decidi poner aquel caso en su lista de prioridades.
V

M ientras caminaba hacia la universidad, lex sigui pensando en la desaparicin de M ark. No era propio de l, a pesar de ser su carcter impulsivo, marcharse sin decir
nada. Los primeros das haba confiado en que se tratase de otro de sus viajes a la playa o de una escapada con alguna nueva conquista. Sin embargo a medida que
pasaban las semanas, resultaba difcil imaginar nada positivo. Al menos el polica que llevaba el caso, el inspector Holden, pareca tomrselo en serio. Haba visto la
reaccin de sus compaeros en la comisara, tanto al ver su collar como al leer en el informe que el desaparecido tambin era sumiso. Para muchos era sinnimo de chicos
y chicas jvenes con demasiado tiempo libre y moral dudosa. Que uno de ellos desapareciese no les preocupaba demasiado. Asuman que alguno de sus amantes se
habra vuelto demasiado posesivo o que se haban fugado con alguien a otra ciudad. Holden por el contrario le haba mirado como a una persona, y lo que era ms
importante, tambin a M ark. Confiaba en que descubriese algo pronto.
La facultad de Bellas Artes, con su silueta estilizada, apareci ante l. Era una construccin moderna de cristal incrustada como una gema en una arboleda. En
verano algunos profesores llevaban a los alumnos por sus senderos para que practicasen dibujando plantas y animales de la zona.
Aquel era ya su tercer curso. El primero haba llegado a la carrera con entusiasmo, convencido de que su vocacin como pintor, sumada a las enseanzas que
recibira en la universidad, le ayudara a llenar ese espacio vaco que senta en su interior. Sin embargo la mayora de las clases haban resultado fras y aspticas, muchas
de ellas incluso tediosas, impartidas por viejas glorias fallidas que queran cubrir el expediente ms que formar a verdaderos artistas. En ocasiones se palpaba la envidia
hacia los jvenes que poblaban las aulas, como si fuesen pruebas vivas de aquello que los docentes no haban podido llegar a ser.
Sin una mejora particular en la tcnica ni en la teora, lo nico que lex haba sacado en claro de la facultad haban sido buenos amigos. Al menos eran personas tan
apasionadas como l, verdaderos creadores que se rebelaban contra los dogmas y se negaban a trabajar encorsetados por lo que decan los libros. Aunque nunca se haba
sentido del todo parte de ningn grupo, haba llegado a establecer un crculo ntimo en el que poder confiar. Esa cercana haba quedado patente el da despus de que se
pusiese el collar.
Cuando nos contaste que ibas a hacerlo pensaba que estabas bromeando haba dicho su amigo Eric, el primero del grupo al que haba conocido, al verle llegar
con la banda de cuero blanca en torno a su cuello. Era hijo de una familia acomodada de la ciudad que toleraba su vocacin artstica como una excentricidad de juventud.
Yo tampoco pens que fueses capaz haba intervenido Bastian con una sonrisa divertida y meneando la cabeza. Era el bromista oficial, aunque en aquella
ocasin las chanzas parecieron quedar en un segundo plano, reemplazadas por una genuina sorpresa. Qu locura!
La nica chica del grupo, Elise, haba permanecido en silencio, con su mirada yendo de su cara al collar, como tratando de apreciar algn cambio en su amigo que
revelase su nueva condicin como sumiso. Hasta su conversacin en la cafetera nunca haba vuelto a sacar el tema, tratndole como siempre, aunque con una tensin
subyacente que resultaba difcil de ignorar. Ahora entenda el motivo.
Entr en la cafetera. Sus tres amigos estaban en el sitio de siempre, los dos chicos lanzndose pullas el uno al otro y rindose en voz demasiado alta, molestando a
los que intentaban estudiar en las mesas cercanas. lex les reprendi llevando un dedo a sus labios en seal de silencio. Cuando se callaron, acatando su peticin, Elise
alz la vista del libro en el que estaba enfrascada y mir a lex, sonrojndose al instante.
Hola, Elise dijo lex sonriendo abiertamente a su amiga. Quera dejar claro que nada haba cambiado entre ellos. Lo ltimo que deseara era que se sintiesen
mutuamente incmodos.
Hola, lex respondi ella, sin aadir nada ms y sonriendo a su vez, lo que provoc un intercambio de miradas entre sus amigos.
Y a nosotros nada? pregunt Bastian. Que tambin estamos aqu!
lex ri y Elise le hizo un sitio a su lado. Sus amigos se dedicaron entonces a su pasatiempo preferido desde que se haba puesto el collar, interrogarle con todos
los detalles posibles sobre sus supuestas conquistas y opinar sobre aquellos que solicitaban ser sus Amos.
Alguna novedad? Tuviste xito el fin de semana? comenz Bastian, ignorando las miradas de reproche de sus amigos por su brusquedad.
Algo as respondi lex riendo y provocando que todos se incorporasen y le prestasen atencin. Conoc a alguien interesante.
Por interesante quieres decir que tante Eric, dejando la frase en el aire.
Hice un amigo, sin ms. No me somet, si es lo que quieres decir a l no.
Las expresiones de sorpresa se sucedieron y Bastian se frot las manos, ganndose un codazo de Eric. Por su parte Elise frunci el ceo y apret los labios. A
pesar de ello sigui escuchndole con atencin.
Entonces, a quin? Y qu tal fue? Te ests planteando cambiar de color el collar? pregunt por fin Bastian como una ametralladora.
No vayas tan rpido dijo lex sonriendo. Fue bien, slo eso. Agradable, ms o menos como esperaba.
Y qu tal con l? Volvers a verle? pregunt Elise sin poder disimular su inters.
No creo, fue un impulso del momento. Algo que tena que pasar antes o despus, para eso me puse el collar respondi lex. Pero fue puntual, ocurri y
ya est.
l piensa lo mismo? intervino Eric.
M e propuso seguir en contacto pero no me interesa dijo llanamente lex, recordando su despedida de Franois.
Qu golfo eres dijo Bastian riendo y guindole un ojo. As me gusta, no te ates a nadie y aprovecha todo lo que puedas.
Un consejo muy propio de ti le dijo Eric meneando la cabeza y suspirando.
Qu? Es lo que yo hara
Pues ya sabes, slo tienes que ponerte un collar.
Todos rieron, en parte ante la imagen de su amigo como sumiso pero tambin por su gesto de desagrado ante la sugerencia. Discutieron la posibilidad durante unos
minutos ms antes de ponerse en pie y encaminarse hacia el edificio de la facultad. lex se alegr de dejar de ser el centro de atencin. No le importaba compartir sus
experiencias con sus amigos, pero algunas comenzaban a ser demasiado ntimas, sobre todo en lo emocional.
Entraron en el aula y se sentaron en la parte de atrs, como de costumbre. La clase de Historia del Arte era una de sus favoritas. El profesor Ganter era uno de los
pocos que seguan manteniendo un espritu juvenil y se esforzaba por transmitir a sus alumnos su admiracin por las maravillas que el ser humano haba creado a lo
largo de los siglos. A travs de sus palabras uno poda imaginarse retrocediendo dcadas o siglos enteros para visitar a todos aquellos genios en sus talleres.
El profesor entr con su habitual paso elstico y aire desenfadado, intercambiando saludos con los alumnos de las primeras filas. Dej su maletn sobre la mesa y
se quit el abrigo mientras echaba una mirada hacia los asistentes. Al llegar a lex y los dems, se detuvo. No realiz ningn comentario en ese momento, sino que
esper hasta que todos estuvieron sentados y se hizo el silencio.
La clase de hoy trataba sobre el arte en la antigua Roma, pero hay una novedad que me gustara comentar comenz. Se refiere a la normativa de la
universidad sobre los collares. Seor Valmer lleva usted uno?
S, seor respondi lex, sorprendido por la pregunta.
Entonces esto le atae. Por azares del destino dijo entonces, dirigindose al resto de la clase tenemos entre nosotros un ejemplo de lo que algunos ven como
una nueva forma de relacionarse, otros como una expresin artstica, algo similar a una performance, o incluso una nueva religin. Cmo lo considera usted, Seor
Valmer?
Una eleccin personal contest lex tras unos segundos.
De verdad es algo serio para usted? Todo el concepto de entrega y sumisin... Reconozca que es difcil de aceptar, parece ms un juego fetichista dijo el
profesor Ganter, sonriendo pero con un matiz de desafo en su voz.
Yo no lo veo as replic lex de forma seca, deseando acabar con aquella conversacin.
Va a llevarlo usted puesto en mi clase? dijo el profesor tras una pausa tensa.
S.
No puedo obligarle a quitrselo, pero piense que quiz alguno de sus compaeros se sienta incmodo al verle con l, por lo que significa remarc estas ltimas
palabras como queriendo dejar clara su postura sobre el tema. El nuevo reglamento de la universidad establece que si algn alumno realiza una queja formal, deber
usted solicitar permiso al rectorado para llevar el collar. Se considera una cuestin de libre albedro, pero por sus connotaciones queremos evitar que alguien se sienta
ofendido.
Es una decisin de lex entregarse o no a otra persona intervino entonces Eric, acallando el murmullo que haba comenzado a extenderse. Yo no lo
considero ofensivo en absoluto y a m personalmente no me importa que lleve el collar.
A m tampoco se sum Bastian.
Pronto un coro de voces se alz dando su apoyo a lex. Se sinti ligeramente abrumado por la reaccin de todos y por ser, de repente y ms que nunca, el centro
de atencin.
M uy bien, si esa es la opinin mayoritaria, no hay ms que hablar, al menos en lo que respecta a esta clase dijo finalmente el profesor Ganter con forzada
indiferencia, lanzando una mirada en direccin a lex. Aun as, seor Valmer, me gustara que viniese a mi despacho despus de clase, si tiene un momento.
S, seor respondi l.
La clase continu de forma relativamente normal, aunque la tensin, sobre todo por parte de Ganter, enrareci la atmsfera hasta el final.
Al salir, sus amigos hicieron ademn de acompaarle, pero lex les asegur que todo ira bien. No crea que el profesor Ganter fuese a reprocharle nada de lo
ocurrido en su clase. Le tena en alta estima y crea que el sentimiento era recproco. Siempre le haba demostrado que era una persona de mente abierta y poco dada a
los prejuicios o los convencionalismos. Quiz por eso le haba sorprendido un poco su interrogatorio, pero para l no haba nada que no se pudiese solucionar hablando.
Al llegar a la puerta del despacho del profesor la encontr entreabierta. Ganter todava estaba ordenando los libros y los trabajos que le haban entregado en la
ltima clase. Al verle en el umbral, le hizo una sea para que pasase. lex eligi la butaca libre, ya que la otra estaba ocupada por una montaa de papeles, y esper a
que el hombre terminase.
Perdona por el desorden, ya sabes cmo es esto dijo el profesor con una ligera sonrisa, sentndose tras su mesa.
No se preocupe.
Ante todo quiero disculparme si mi actitud en clase te ha parecido demasiado agresiva Ganter pareca sinceramente arrepentido. Dej que mis prejuicios
personales enturbiasen un poco la cuestin. Debera haberme limitado a comunicarte la decisin del rector, no enfrentarte con tus compaeros.
Por suerte parece que a ellos no les importa que lleve el collar respondi lex, aliviado ante el giro de la conversacin.
Y a m tampoco, creme. Aunque no comparta o no entienda los motivos por los que lo llevas, no debera cambiar mi forma de comportarme contigo. Si te soy
sincero no me haba planteado cmo reaccionara cuando tuviese un alumno con collar dijo el profesor.
A usted le resulta incmodo? Es cierto lo que dijo en clase? Lo ve como un capricho o un pasatiempo? pregunt lex.
Quiz ms como lo segundo tienes que reconocer que todo el juego de roles que se establece entre dominantes y sumisos es un poco artificial dijo Ganter
con una mueca.
Yo no lo creo. Para m es algo natural la voz de lex son con una firmeza y conviccin que habra deseado poseer realmente.
El profesor se puso en pie y se sent frente a l en la mesa, cruzando los brazos. El tono de su voz baj imperceptiblemente, como si de manera inconsciente
prefiriese que lo que iba a decir quedase entre ellos.
M e ests diciendo que si yo fuese dominante y te ordenase hacer algo ahora, t obedeceras sin rechistar?
Llevo el collar blanco, as que sera decisin ma si entregarme o no respondi lex, algo incmodo con la situacin que le planteaba el profesor. Pero si lo
hiciese, desde luego que obedecera sus rdenes.
Ah, es cierto, los colores Ganter volvi a su silla. Por ese tipo de cosas no termino de creerme la sumisin. Si realmente te sientes as por qu existen todos
esos lmites? No deberas estar contento siendo la posesin de un dominante y obedecindole sin ms?
Algunos lo hacen contest lex, pero aun as creo que las normas son necesarias.
Por supuesto el profesor se qued unos instantes en silencio, observndole. En fin, slo quera disculparme. Por mi parte sers bienvenido en clase, con o
sin collar. M e ocupar de que el resto de profesores sepan que tus compaeros estn de acuerdo. Si tienes algn problema al respecto no dudes en decrmelo.
Lo har, muchas gracias.
Ganter le acompa hasta la puerta y se despidi con una ligera inclinacin de cabeza y una mirada difcil de descifrar. M ientras caminaba por el pasillo lex sinti
que haba mucho ms tras las palabras del profesor de lo que pareca a simple vista. Por un segundo tuvo la sensacin de que todava le observaba desde el umbral de su
despacho pero se neg a volverse para comprobarlo.
VI

El inspector Holden juguete por ensima vez con la cucharilla de su caf. Comparado con el agua sucia que beban en la comisara, aquel era una obra maestra. Al
reconocerle como polica, el camarero tras la barra le haba dicho que estaba invitado, as que nunca sabra el desorbitado precio de aquella taza. Revis sus notas y traz
un crculo sobre los datos de la ficha de M ark Renton que no le cuadraban. Su ltima direccin de contacto perteneca a un complejo de apartamentos demasiado caros
para alguien que trabajaba a media jornada sirviendo infusiones, aunque fuese a ejecutivos ricos. El nmero de telfono nunca haba pertenecido a ningn abonado, lo que
le haca pensar en un error al transcribir los datos o en una manipulacin deliberada. Ahora ya no estaba seguro de nada.
En ese momento el chico con el collar, lex, entr en la cafetera. Holden no tuvo necesidad de ponerse en pie para llamar su atencin ya que uno de sus
compaeros seal en su direccin.
Buenas tardes inspector, sabe ya algo de M ark? pregunt el muchacho tras acercarse a paso vivo hasta su mesa.
M e temo que no, lex respondi Holden, tratndole con familiaridad sin pretenderlo. He venido porque necesito que me confirmes unos datos. Tambin
me gustara que me acompaases a un sitio, si es posible.
Creo que podr arreglarlo con mi jefe. A dnde?
Al piso de M ark. Es cierto que viva en las Torres Heyland? Has estado alguna vez all?
Un par de veces, por qu? pregunt lex sentndose frente a l.
No me entiendas mal, pero no es el nivel de vida que cabra esperar de un chico de dieciocho aos que trabaja en una cafetera.
A m tambin me parecieron algo caras la primera vez que M ark me lo dijo, pero supuse que pagara el alquiler con sus ahorros, o que sera el nico capricho que
se permita lex se encogi de hombros.
Si no tienes inconveniente me gustara que nos acercsemos hasta all y echases un vistazo. Si detectas cualquier cosa fuera de lugar, algo que falte, lo que sea,
podra sernos de utilidad.
Lo har, aunque ya le digo que slo he estado all dos veces, como mucho tres.
Pensaba que erais amigos ntimos.
Y lo somos, pero l iba lo justo a su piso. Le gustaba mucho salir, creo que nadie en la ciudad habr visto tantos amaneceres como l el chico sonri
ligeramente al decirlo.
Una cosa ms, puedes darme su telfono? Creo que alguien lo apunt mal en la denuncia Holden se guard sus sospechas para no preocupar ms al
muchacho. l mismo prefera aparcar de momento la idea de que alguien dentro del departamento estuviese obstaculizando el caso. Primero seguira los cauces normales,
despus vera en quin poda confiar y en quin no.
Claro lex sac su terminal y le mostr el nmero. Pero siempre sale como apagado o fuera de cobertura, lo he intentado cientos de veces.
No te preocupes, lo consultar con la compaa Holden anot el nmero, que se diferenciaba en los dos ltimos dgitos del que apareca en el informe. Quiz
un polica muy torpe lo haba transcrito as, pero l no era amigo de las casualidades y en este caso haba demasiadas.
El encargado accedi sin titubear a que lex acompaase al polica, sobre todo al saber que se trataba de la investigacin por la desaparicin de su compaero. Ya
en la calle y a una distancia prudencial del Caramel & Cream, Holden se volvi hacia el chico.
M ark se llevaba bien con todos en el trabajo? Nunca tuvo ningn roce con nadie?
No era problemtico, si es lo que quiere decir. Discuta por las propinas, los turnos o cualquier cosa que le pareciese injusta no negar que tena carcter, pero
todos le queramos respondi lex.
Recuerdas si tuvo problemas con algn cliente o algn antiguo compaero? Alguien extrao que la tuviese tomada con l o le acosase? continu Holden
mientras caminaban hacia su coche. Clientes encaprichados que siempre pidiesen que atendiese sus mesas, por ejemplo?
No que yo recuerde, y esas cosas solemos hablarlas entre nosotros para advertirnos dijo lex meneando la cabeza. Lo he repasado mil veces, no recuerdo a
nadie que preguntase por l ms de lo habitual.
Holden puso en marcha el coche y mientras maniobraba en direccin al barrio de Renton, observ a lex por el rabillo del ojo. El muchacho se sentaba con las
piernas juntas y las manos apoyadas sobre ellas, de una forma extraamente formal e infantil. Por lo que saba de su amigo, deban ser totalmente opuestos.
He hablado con tus compaeros. T no viste al hombre con el que se fue M ark, verdad? le pregunt.
No respondi con lex con la voz ligeramente quebrada.
No te culpes. Aunque hubieses estado all no habra cambiado nada dijo Holden, adivinando lo que pasaba por la mente del chico.
Pero quiz podra haberle visto mejor y seramos capaces de encontrarle la tristeza o quiz la frustracin eran evidentes en sus palabras.
Eso es slo especular le interrumpi el polica, nadie saba cundo o con quin iba a desaparecer. Esto lo he vivido mil veces. La gente piensa en todo lo que
podra haber hecho, en las alternativas a las decisiones que tomaron. Si hubiese llegado antes a casa, si hubiese tomado otro camino es inevitable. Pero lo que ha
ocurrido ya no se puede cambiar. Quiz habras estado all y todo habra sido igual.
Al menos no me sentira tan mal.
Eso no lo sabes. Lo importante es que no te has rendido y no has dejado de buscarle.
Y no dejar de hacerlo dijo lex con una repentina expresin de resuelta conviccin que contrast con su actitud anterior.
No pudo evitar sonrer. Quiz lo que le haca falta a aquel caso era una energa as, inagotable. A pesar de que conoca las estadsticas, Holden dese que esta vez se
equivocasen y encontrasen a Renton por muchos das que hubiesen pasado.
Condujo en silencio hasta que las Torres Heyland aparecieron entre otros edificios de reciente construccin. Holden conoca la zona y saba que aunque no se
poda considerar acomodada, era tranquila y bien situada. Como ya le haba comentado a lex, quiz demasiado cara para un camarero.
El conserje, un hombre huesudo y de trato seco, contest a sus preguntas a regaadientes al ver su placa. Slo conoca a Renton de vista, no tena trato personal
con l porque los pagos del alquiler se realizaban por transferencia. Haba comenzado a retirar su correo al ver que el buzn se llenaba, pero la mayora era publicidad. A
peticin de Holden les entreg las cartas, adems de darle el nombre de la empresa propietaria del inmueble. Tras insistir unos minutos ms, lograron que se levantase de
su butaca y les acompaase para abrir el apartamento del desaparecido.
Holden entr en primer lugar, haciendo una sea al hombre para que se marchase. No quera curiosos alrededor mientras trabajaba. Adems en aquel punto de la
investigacin cualquiera poda resultar un sospechoso o un cmplice.
Si hay algo fuera de lugar, dmelo le indic a lex, que no se haba movido de la entrada.
Lo intentar, aunque como le dije, hace tiempo que estuve aqu.
Los posters en las paredes, la consola en el suelo frente al televisor de pantalla plana y la pila de cacharros en el fregadero apuntaban a alguien joven, aunque la
calidad de los muebles y el gusto con el que estaba decorado el piso sealaban a una persona de ms edad. Haba mucho dinero invertido en el lugar.
El frigorfico estaba bien provisto y los armarios llenos. No faltaba ropa y bajo la cama haba dos maletas vacas. Si no hubiese sabido de la desaparicin, Holden
habra dicho que el inquilino poda regresar en un momento a otro. En los cajones encontr algunos documentos de Renton y en una caja de metal abollada bastante
dinero en metlico. O la huida haba sido muy precipitada o el muchacho nunca haba tenido intencin de irse. Sin embargo no haba seales de violencia, tan solo
desorden en general. Tampoco pareca que otra persona hubiese registrado las pertenencias del chico antes que l.
No haba seales de que Renton tuviese ordenador. Localiz el cargador de su mvil, otra prueba de que como mnimo su marcha no haba sido planeada. Anot
mentalmente pedir permiso para rastrear sus ltimas llamadas. Sin autorizacin de arriba ni signos de delito iba a resultar complicado obtenerlo, pero su instinto le deca
que algo extrao le haba ocurrido a aquel muchacho.
Sobre la mesa de la entrada encontr monedas, recibos y tickets arrugados. Pareca como si el muchacho hubiese vaciado sus bolsillos all tras una noche de fiesta.
Tambin haba tarjetas e invitaciones de clubes. Tras unos segundos mirndolas lex seal una de ellas, un rectngulo granate.
No conozco los otros sitios, pero he estado en ste dijo, el Rojo Oscuro.
Es un local de ambiente? pregunt Holden haciendo un gesto hacia el collar.
S, pero no saba que M ark haba pasado por all lex se pregunt qu otras cosas no le haba contado su amigo.
Tendr que ir a interrogar a los camareros, conoces a alguien que pueda haberle visto?
Tengo un amigo que podra ayudarnos. Se lo preguntar.

El piso pareca un callejn sin salida. Holden se sent mientras ordenaba el correo de Renton. La mayora era propaganda, haba algunas facturas y entre ellas unos
panfletos arrugados de colores brillantes. En ellos se vea el dibujo de un collar tachado por una gran equis roja. Bajo l se lea Sumisin es Abuso. No a la esclavitud.
Desprograme y libere a sus familiares y amigos. El pasqun estaba firmado por la Asociacin Pro-Libre Albedro e inclua varios nmeros de telfono, una pgina web
y un email como medios de contacto.
Te suena? le pregunt a lex mientras le tenda uno de ellos.
Saba que existan organizaciones as, pero es la primera vez que oigo hablar de sta respondi el chico, frunciendo el ceo.
Habis tenido problemas con gente de este tipo?
Yo personalmente no. Pero una amiga, Colette, tiene una Casa de Sumisin y a veces le pintan el escaparate o le rompen los cristales. Hay quien no acepta que
llevemos este tipo de vida.
Crees que M ark pudo meterse en un lo con ellos? Te dijo si le haban molestado?
No, nunca habl del tema y creo que me lo habra contado el rostro del chico se ensombreci de preocupacin. Cree que pudieron hacerle dao?
No lo s pero descuida, lo investigar.
Salieron del edificio y regresaron al coche. Holden tom notas en su cuaderno, colocando la tarjeta del Rojo Oscuro junto con el folleto de la asociacin anti-collares
y las dems entre las pginas. Hizo una lista con las personas a las que deba llamar y los siguientes pasos a dar. lex le observaba trabajar con silenciosa fascinacin. Su
rostro reflejaba una tenue esperanza, quiz espoleada por ver al fin a alguien tratando de verdad de localizar a su amigo. A pesar de lo poco que haban obtenido de
aquella visita, Holden se sinti en la obligacin de compartir con el chico lo que su instinto le deca de aquel caso.
La mayora de las desapariciones no son al azar le explic mientras cerraba su libreta, si alguien se ha llevado a M ark es probable que le conociese. Si es as
tirar de todos los hilos posibles para descubrirlo. Tambin preguntar en ese local. Si tu amigo puede ayudarnos, sera perfecto.
Hablar con l dijo lex.
Pero hazlo discretamente y avsame si tienes cualquier sospecha aadi el polica mirndole fijamente y hablando con tono firme. No quiero que te
expongas, no sabemos con quin estamos tratando.
El chico asinti, ligeramente sonrojado. El coche se intern en el trfico, una serpiente brillante luces rojas. En la ruta de regreso al Caramel no se dijeron nada ms.
lex miraba por la ventana mientras Holden repasaba mentalmente lo que saba hasta ese momento de lo ocurrido. Aunque no le gustaba admitirlo, ya le haba picado el
gusanillo del caso. Ahora le perseguira all donde fuese hasta que lograse resolverlo. En esta ocasin adems el aliciente era poder rescatar a un muchacho con vida.
Tras bajarse, lex se inclin hacia la ventanilla.
Gracias por todo lo que est haciendo, inspector Holden dijo.
Puedes llamarme Peter respondi l. Es mi obligacin, cualquiera lo hara.
Usted sabe que no es as replic el muchacho con una dbil sonrisa, por eso se lo agradezco an ms.
Tras una ltima inclinacin de cabeza a modo de despedida, que l correspondi, se alej. Su delgada silueta se desdibuj tras las cristaleras del local. Holden
permaneci inmvil unos segundos y despus arranc, prometindose que, pasase lo que pasase, hara todo lo posible por no decepcionar a aquel chico.
VII

El Rojo Oscuro mostraba su cara menos misteriosa aquella tarde. Con las luces encendidas y la msica apagada el local se converta en un stano ms, casi anodino. Los
camareros se esforzaban por ordenar las bebidas y limpiar la sala, que en un par de horas volvera a convertirse en el centro de la actividad de dominantes y sumisos de
la ciudad. El portero haba dejado pasar a lex sin hacerle ninguna pregunta. Nick le haba citado all despus de que l le preguntase acerca de M ark y cualquiera que
hubiese podido relacionarse con l en los das previos a su desaparicin.
El despacho de Nick estaba al otro extremo de la pista de baile, pasando una puerta camuflada y subiendo unas estrechas escaleras de caracol. Al llegar arriba pudo
ver todo el lugar, gracias a una serie de ventanas que desde el otro lado simulaban ser espejos. Una forma inteligente de tener controlados tanto a los clientes como a sus
empleados. Su amigo se encontraba al otro extremo de la habitacin, revisando documentos sobre un escritorio de cristal. A juzgar por la decoracin, que inclua una
barra de bar, sillones y varias mesas bajas, el lugar deba destinarse ms a fiestas privadas que al trabajo de oficina. Al sentir su presencia, Nick alz la vista y le hizo
una sea para que se acercase.
Disculpa el desorden dijo sealando la pila de papeles a su alrededor e indicndole que se sentase.
No te preocupes. Si prefieres que venga en otro momento
En absoluto. Revisar facturas es algo que no me apasiona, me agarrar a cualquier excusa para posponerlo respondi Nick riendo. Queras hablarme de tu
amigo, verdad?
S, te recuerdas de l?
Por aqu pasa mucha gente, pero creo que un chico que concuerda con la foto que me mandaste estuvo hace un tiempo. Puedes hablar con los camareros, les dir
que te ayuden en todo lo que necesites.
M uchas gracias, tambin quera preguntarte por estos locales lex sac su mvil y le mostr las fotos que haba sacado a escondidas a las tarjetas en el piso
de M ark. No saba por qu se lo haba ocultado al inspector Holden, pero si su amigo estaba metido en algn asunto turbio, prefera que la polica fuese la ltima en
enterarse.
Nick tom el telfono y ampli las imgenes. Frunci el ceo, fue pasando una tras otra y repiti la operacin. Despus devolvi el terminal a lex e hizo una
pausa antes de responder.
Esos sitios no son muy recomendables, da igual si eres un portador de collar o una persona de la calle dijo con gesto serio. Se mueve gente peligrosa por ah.
Crees que tu amigo rondaba por ellos?
Las invitaciones estaban en su casa, pero no s si lleg a usarlas o simplemente se las dieron en la calle respondi lex encogindose de hombros.
No hagas ninguna tontera. Si piensas en visitar uno de esos locales avsame para que vaya contigo.
Lo har dijo lex y asinti sin saber si estaba siendo sincero. La primera punzada de desconfianza haba surgido al encontrar la tarjeta del Rojo Oscuro en el
piso de M ark. No es que desconfiase de Nick, pero su instinto le impulsaba a contarle lo menos posible.
Si quieres hablar con los camareros, ahora es un buen momento dijo su amigo sealando a travs de la cristalera a los empleados que se afanaban en el piso de
abajo. Luego ya sabes cmo se pone esto. Yo estar aqu por si me necesitas.
El barman no result de mucha ayuda y tampoco la mayora de los trabajadores. Alguno mir la foto y confirm que M ark haba estado all, pero no supieron
decirle ms. El portero fue ms preciso. Segn l, el chico haba empezado a visitar el Rojo Oscuro el mes anterior. Al principio solo, despus acompaado por un
hombre mayor. Solan desaparecer juntos cuando avanzaba la noche y en una de las ocasiones, mientras echaba a un cliente molesto, les haba visto entrar en un coche
lujoso al final de la calle. No era mucho pero por fin haba salido del punto muerto en el que estaba. Le describi al portero el hombre que haba sido visto con M ark la
tarde de su desaparicin. Alto, de pelo canoso y bien vestido. No lo asegurara, pero tras meditarlo, el fornido hombretn asinti. Poda ser l.
Siguiendo una sbita inspiracin, lex volvi con los camareros y les mostr las invitaciones de los locales. Les pidi que eligiesen el que ellos consideraran el
mejor para seguir la fiesta, despus de salir de all. Varios coincidieron en el mismo: el Aracne.
Pero slo si quieres emociones fuertes le dijo de forma confidencial el barman.
Echando un vistazo a su reloj, lex sali del Rojo Oscuro y tom un taxi. Si se daba prisa quiz podra hacer unas preguntas a los empleados del Aracne antes de
que abriesen. Si estaba vaco no habra ningn peligro no? Saba que deba avisar a Nick o al inspector Holden, pero acall las alarmas de su conciencia y le dio la
direccin al taxista, que hizo una mueca y arranc.
El barrio no era muy diferente del suyo. Almacenes abandonados mezclados con otros reconvertidos en estudios de diseo, viviendas o como en este caso, locales
de fama dudosa. El Aracne ocupaba la ltima planta de una nave industrial de ladrillo ensuciado por el tiempo. El dibujo de una araa negra y roja en la fachada era el
nico indicativo de su presencia, aunque el resplandor de las luces en las ventanas y el sonido de la msica le guiaron como una brjula siniestra hacia l. Su plan de
investigar antes de que abriesen haba fracasado totalmente.
No haba portero en la entrada al edificio, en parte porque pareca abandonado. Los niveles primero y segundo tambin estaban clausurados, aunque adivin las
siluetas de varias parejas, a veces tros, que aprovechaban las sombras ms all de las escaleras para sus actividades ntimas. En la ltima planta una puerta corredera de
madera bloqueaba el acceso y junto a ella haba dos hombres y una mujer.
El ms alto, asitico y musculoso, con el pelo cortado en una estrecha franja, estaba apoyado en la pared y observaba a la mujer. Ella, enfundada en un escueto
mono de cuero que dejaba ver la mayor parte de su figura y con una fusta en la mano, paseaba alrededor del otro hombre, sentado en un pupitre escolar. El infortunado,
que como nico atuendo llevaba unos vaqueros gastados y una capucha de cuero con la boca cerrada con una cremallera, tena las manos atadas a la mesa con las palmas
vueltas hacia arriba.
Has estado mirando a tu maestra, chico malo? dijo ella, acariciando los hombros del hombre con la fusta.
El interpelado neg con la cabeza vehementemente.
No? Por qu? No te gusto? pregunt la mujer, inclinndose hacia l y haciendo un mohn de disgusto. La postura revel ms de sus formas y el hombre de
la mscara apart ligeramente la vista.
La fusta recorri las palmas de las manos, los antebrazos y baj hasta las piernas en un trayecto sinuoso.
Dime la verdad, has estado mirndome con deseo? insisti con tono meloso su duea. Si eres sincero y lo confiesas no me enfadar.
Tras un titubeo, el encapuchado asinti, bajando la mirada de nuevo.
As que es cierto! estall la mujer. Qu chico ms malo, observndome lascivamente y teniendo pensamientos sucios no me dejas ms alternativa que
castigarte.
La fusta cort el aire y golpe con un chasquido las palmas desnudas del hombre, que gimi de dolor tras la cremallera. El movimiento se repiti media docena de
veces y cuando como acto reflejo las manos se cerraron, la sdica adiestradora no dud en continuar golpeando los nudillos.
En ese momento el tro se percat de la presencia de lex y el castigo ces. La mujer camin hacia l, dio una vuelta a su alrededor evalundole y le agarr por la
argolla de su collar, llevndole frente al asitico.
Parece que tenemos uno nuevo, M asaru dijo, soltndole frente al enorme individuo.
Tienes invitacin? pregunt con voz gutural.
No, en realidad slo quera preguntarles por un amigo
Sin invitacin no se puede pasar le interrumpi el hombre.
No seas tan poco hospitalario con el nio dijo la mujer, adems ha venido a buscar a alguien. Djale entrar, quiz se lo pase bien. Pero antes tienes que
responder a una pregunta.
De acuerdo respondi lex, sin poder evitar mirar al hombre encapuchado, que apretaba sus manos doloridas.
Veo que eres nuevo dijo ella tocando su collar ligeramente con su fusta, as que te lo voy a poner fcil. Si tu Amo te hiciese dao, qu haras?
lex trat de pensar con rapidez, pero la situacin desbordaba su mente. Con la lengua seca e incapaz de buscar una rplica ingeniosa, opt por la sinceridad y dijo
lo primero que le vino a la cabeza.
Aguantara todo lo posible y cuando no lo resistiese ms dira la palabra de seguridad.
Bien respondido, pequen dijo la mujer tras observarle con la misma sonrisa que tendra un gato mirando a un pjaro. Te dejaremos pasar por ahora.
El asitico tir de la puerta corredera y el sonido sacudi a lex con fuerza. En comparacin con el Rojo Oscuro, el interior del Aracne pareca el vientre de una
bestia infernal. La oscuridad era casi total y cientos de cuerpos se movan al ritmo frentico de la msica. Distribuidas por el recinto sobre tarimas elevadas haba jaulas
en las que parejas de hombres y mujeres enfundados en cuero, y algn tro ocasional, se dedicaban a azotarse, atarse o directamente a mantener relaciones sexuales.
El espacio era tan escaso que tuvo problemas para abrirse paso hacia la barra. En el camino recibi multitud de propuestas al odo, sumadas a una cantidad casi
infinita de manos que recorrieron su cuerpo por todas partes. Incapaz de rechazar aquellas atenciones, se esforz por alejarse lo ms rpido que pudo. En cuanto
terminase su misin podra escapar de all.
Cuando por fin estuvo en la barra, comprimido por la marea humana a su espalda, intent preguntar a los brmanes por su amigo, sin xito. Al ver la foto de su
mvil negaban con la cabeza y sealaban hacia el fondo de la sala. Cuando por fin logr entenderles, descubri que estaban envindole a ver a una persona, supuso que al
dueo o como mnimo al encargado del local.
Suspirando, se arm de valor y comenz el recorrido entre los cuerpos sudorosos. Evit el centro de la pista de baile y se desvi a un lateral, donde la gente se
relajaba sobre alargados sillones de cuero negro. En el Aracne no haba reservados pero no pareca importarle a nadie. En ese momento se dio cuenta de que all l era la
excepcin: la mayora de los collares que vea eran plateados y rojos. Los portadores de estos ltimos reciban todo tipo de atenciones, como era de esperar. Se pregunt
si incluso en aquel ambiente se respetaran el protocolo y las palabras de seguridad.
Con esfuerzo y sin saber cuntas veces haba dicho ya que no a todo tipo de ofrecimientos, lex lleg junto a la tarima del DJ. Sin saber muy bien a quin buscaba,
se acerc a uno de los agentes de seguridad, reconocibles por el audfono en su oreja y su prominente musculatura. Ante su pregunta, le seal a un hombre con el pelo
de color rubio platino, cortado a cepillo, que hablaba con varios camareros.
Disculpe, es usted el encargado? le pregunt lex cuando termin la charla.
S, hay algn problema?
Estoy buscando a un amigo
M ira chico, no me importa si tu colega se ha perdido o te ha dejado tirado. Ya ves cmo es esto, si tienes miedo de quedarte solo es mejor que te vayas a casita
le cort el hombre bruscamente.
No se trata de eso, ha desaparecido lex sac el mvil y le ense la foto antes de que pudiese replicar.
No me suena de nada dijo el rubio tras un vistazo rpido. Aqu no somos nieras, si no aparece vete a la polica. Otra cosa, no quiero que molestes a mis
empleados con tus preguntas entendido?
Hans, no seas tan duro con el muchacho dijo entonces un hombre vestido con un traje y corbata negros. Acababa de salir de una puerta al fondo de la sala y
lex le haba visto por el rabillo del ojo escuchando la conversacin. Con su larga melena recogida hacia atrs y su barba puntiaguda tena un aspecto desasosegante, que
se acentuaba a causa de su amplia sonrisa, de un blanco antinatural.
Disculpe, seor dijo el encargado, est haciendo preguntas sobre un chaval desaparecido y no quiero que moleste a nuestra gente.
No lo har, verdad que no? dijo el recin llegado volvindose hacia lex. M e llamo Nathan Long, soy el dueo del Aracne. Acompame para que
podamos hablar con ms tranquilidad.
lex sigui al hombre por la puerta por la que acababa de aparecer y tras recorrer un tramo de escaleras descubri que conduca a la azotea. El espacio haba sido
acondicionado con sillones similares a los del piso inferior, dispuestos en crculo en torno a una tarima elevada que haca las veces de escenario. Sobre ella un hombre
con una mscara de cuero estaba colocando anillas en los pezones de una chica, bajo la atenta mirada de un individuo de traje blanco. De su mano parta una cadena que
terminaba en un collar negro en torno al cuello de la chica.
La escena le result extraamente cautivadora. La muchacha se esforzaba por no gritar a pesar del evidente dolor que senta. Ante cada queja contenida, el hombre
del traje la recompensaba con un leve asentimiento, como si le confirmase que lo estaba haciendo bien.
Su anfitrin le llev hasta la barra y pidi dos ccteles. Las copas no eran muy grandes pero el lquido de aspecto rojizo no inspir demasiada confianza a lex,
que dio un sorbo por cortesa.
Hblame de tu amigo dijo Long.
Hace un mes que no s de l comenz lex. Creo que pudo frecuentar este club, aunque no estoy seguro. Tena sus invitaciones.
Ya veo. Ensame esa foto.
Long tom el mvil y lo estudi con detenimiento.
Podra haber estado aqu dijo finalmente. No lo repetira ante la polica, pero puede que viniese con un hombre mayor.
Sabe quin es?
No, pero no es la primera vez que viene, a menudo acompaado por chicos jvenes.
Si no quiere ayudar en la investigacin policial por qu me lo cuenta? dijo lex con frustracin. Saba lo difcil que sera convencer a Holden o a cualquiera del
departamento con una pista tan vaga y sin siquiera un testigo.
No me gusta la gente que usa a los sumisos y se deshace de ellos, sin ms Long digo un trago rpido a su copa e hizo ademn de marcharse. Es todo lo que
te voy a decir. Ahora es mejor que te vayas. Siempre sers bien recibido si vienes a pasar un buen rato, pero no quiero que hagas ms preguntas.
El hombre hizo una sea y otro matn con auricular se acerc, haciendo un gesto a lex para que fuera tras l. Impotente, le sigui mientras le conduca por una
escalera lateral hasta la planta baja. Cuando por fin estuvo a solas en la calle, apret los puos y dio una patada a una lata con frustracin. Long saba algo ms, o quiz
sus empleados, pero no poda hacer nada para arrancarles la verdad.
Eh, t dijo un hombre saliendo de un coche. Las puertas se abrieron y otros tres individuos se unieron al primero.
Qu? pregunt lex, a la defensiva.
Qu es eso que llevas al cuello?
Es asunto mo respondi l, caminando para alejarse de los hombres.
No te vayas, estamos hablando contigo dijo otro, ms delgado y con el pelo rapado, cortndole el paso.
Dejadme en paz, no tengo nada que deciros lex trat de escabullirse pero el hombre delgado maniobr con rapidez y le bloque. Los dems se pusieron en
crculo en torno a l.
Es uno de esos collares no? dijo el primer hombre. Tantas ganas tienes de que un montn de viejos te den por el culo? Te han lavado el cerebro? O es
que te pagan para que seas su putita?
Tendramos que darle una leccin para que se le quiten las ganas intervino otro de los individuos, al que lex no poda ver.
Dejadme tranquilo! estall lex empujando con todas sus fuerzas al hombre delgado. Pillado por sorpresa, su oponente se tambale y cay hacia atrs sobre
la acera. El golpe slo le hiri en su orgullo.
Pervertido hijo de puta, te vas a enterar dijo ponindose en pie y metiendo la mano en su bolsillo.
Antes de que lex descubriese si tendra que enfrentarse a una navaja o algo peor, un coche deportivo lleg a toda velocidad, derrapando con un chirrido de frenos
junto a ellos. Los faros les deslumbraron y un claxon son repetidas veces. Sus agresores miraron en todas direcciones como si temiesen que el sonido pudiese alertar a
la polica y se dispersaron con rapidez. Antes de irse, el que pareca el lder escupi a lex.
El coche de sus atacantes sali quemando ruedas y l se qued all, con su silueta recortada contra la pared por los faros. La puerta del deportivo se abri y Nick
apareci tras ella.
M ira que eres imbcil dijo su amigo sin disimular su disgusto. Sube de una vez.
VIII

lex se incorpor sobresaltado entre el nudo de sbanas en el que se haba convertido su cama. El sol ya dibujaba una lnea brillante sobre los tejados y no haba
conseguido descansar ms que unas horas sueltas. El incidente a la salida del Aracne le haba dejado alterado. A decir verdad, toda la noche haba sido extraa, un
carrusel de emociones que haba acabado con un tenso viaje en coche con Nick. El hombre haba conducido en silencio hasta su calle, sin darle oportunidad de explicarse.
Tampoco haba mucho que decir, salvo pedir disculpas por haber ignorado su consejo yendo a investigar por su cuenta.
No soy quin para decirte cmo debes vivir tu vida dijo su amigo despus de aparcar frente a su calle pero lo que has hecho hoy ha sido una estupidez. Te
has puesto en peligro y que te den una paliza no va a ayudar en nada a tu amigo.
Lo s dijo lex con un nudo en la garganta, pero no poda quedarme quieto sin hacer nada.
No se trata de eso le cort Nick. Piensa antes de actuar. Confa en m y deja que te ayude. Sobre todo no te lances de cabeza detrs de lo primero que te
diga alguien en un bar. Hay gente muy peligrosa ah fuera. M ucho ms que unos matones borrachos.
Pero creo que en ese sitio saben algo
lex! Es que nunca escuchas? En el Aracne se comen con huesos y todo a los que son como t la voz de su amigo reflejaba su enfado y frustracin. Si
saben algo deja que sea yo el que lo averige.
Lo siento.
Si lo sientes de verdad, demustralo hacindome caso. Ahora vete y descansa la ltima frase son menos dura que las anteriores.
lex se limit a asentir y baj del coche cabizbajo.
Ven maana por la noche al club y hablaremos de acuerdo?
S y gracias por todo.
Calla y vete a casa. Te veo maana.
Despus de eso haba intentado dormir pero su mente se rebelaba. Nick pareca deseoso de ayudarle y era la nica persona que conoca aquel mundo lo suficiente.
Le mortificaba pensar lo torpe que haba sido metindose en la boca del lobo y quiz alertando a quien se hubiese llevado a M ark. A cambio slo haba obtenido la vaga
descripcin de un hombre canoso que se haca acompaar de sumisos jvenes. Poda tratarse de una pista falsa, un millonario de mediana edad, con tiempo y dinero
suficiente para entretenerse con un muchacho nuevo cada semana.
Tratando de ahogar su sensacin de fracaso se dio una ducha y se prepar para la universidad. Las clases eran lo ltimo en lo que pensaba en esos momentos, pero
descuidar sus estudios habra sido otro error ms en una cadena que ya pareca interminable. Se consol pensando que al menos estar con sus amigos le distraera.
A medio camino de la facultad, mientras la msica sonaba distante en sus odos a travs de los auriculares, alguien le abraz por detrs.
T siempre tan serio dijo Bastian pasando su brazo por encima de su hombro y sonrindole.
Hola, Bastian y los dems?
A Eric a veces le llevan en coche. Slo viene conmigo cuando consigue escabullirse su amigo hizo una mueca. Cosas de su padre. Y Elise siempre va por su
cuenta. Ella tambin vive en un barrio rico, pero no le gusta que se lo diga.
La verdad es que sabes ms que nadie de los dems dijo lex sonriendo.
M e aburro demasiado. De ti s que saliste ayer Bastian le gui un ojo. Fuiste a ver a tu ligue? O es tu dueo? Cmo va eso?
Cmo sabes que sal?
Tengo mis medios y tambin un amigo trabajando en el Aracne. Cmo es que fuiste a ese sitio? Es de lo peor.
Qu te ha dicho tu amigo? Cmo saba quin era yo?
Es de la facultad de Econmicas. Se paga la carrera trabajando en ese sitio Bastian adopt un tono confidencial y habl a su odo. Cuando est all se pone
collar, pero no es sumiso.
Eso no me parece bien dijo lex frunciendo el ceo. La falta de respeto al collar super por un instante a la sorpresa de haber sido reconocido durante su
escapada nocturna.
M e lo imaginaba, pero hay que ganarse el pan. Al parecer es ms fcil trabajar all si creen que eres sumiso su amigo se encogi de hombros.
Qu ms te cont?
Nada, me mand un mensaje esta maana diciendo que te haba visto, slo eso. Por qu lo preguntas? Bastian le mir de manera traviesa. Has hecho algo
que no quieres que nos cuente?
Estoy buscando a un amigo y s que le vieron en el Aracne. Quiz pueda ayudarme a localizarle.
Por lo que me cuenta se pasa la mayor parte del tiempo detrs de la barra poniendo copas, pero se lo preguntar dijo su amigo.
Apoyado en una de las columnas de la entrada de su facultad estaba Eric, que pareci extraado de verles llegar a la vez.
Hoy vens juntos? dijo cuando llegaron a su altura.
Nos hemos encontrado por el camino respondi Bastian. T no has conseguido esquivar al chofer, por lo que veo.
M i padre se empea, por todo el rollo de la seguridad.
Pobre nio rico ri Bastian.
Eric agarr a Bastian por el cuello y fingi estrangularle, mientras se rea de la broma de su amigo. Sin embargo su sonrisa muri con rapidez y lex pens que
aquella situacin le afectaba ms de lo que quera admitir. Su familia nunca le haba apoyado en su carrera artstica y a menudo complicaban su vida ms de lo necesario.
As que saliste ayer dijo su amigo despus de soltar a Bastian.
Es que se ha enterado todo el mundo? pregunt lex con frustracin.
Culpa ma, le mand un mensaje contndoselo, no lo pude evitar respondi Bastian.
No me gusta que mi vida privada sea vuestro tema de conversacin. Se lo has dicho a alguien ms?
Slo a Elise. Perdona, es la ltima vez que lo hago.
Conocindote resulta difcil de creer suspir lex. En fin, si slo habis sido vosotros no me importa, ya tema que lo supiese toda la facultad.
Por quin me tomas? dijo Bastian con fingido gesto de indignacin. Si fuese algo realmente jugoso, como las fotos de un profesor borracho en una fiesta
No lo digas muy alto le interrumpi Eric. Aquella haba sido una de las hazaas ms sonadas de Bastian y el rectorado todava no haba dado con el
responsable.
lex ri ante la ocurrencia y la tensin se disip un poco. Al menos siempre podra contar con aquello, las locuras y la camaradera de sus amigos. Por mucho que
metiese la pata siempre estaran all para devolverle a su vida cotidiana con sus bromas y sus problemas triviales.
Al cruzar la puerta principal vieron a Elise sentada en uno de los bancos frente a las cristaleras. Alz la mirada de sus apuntes y recogi sus cosas para unirse a
ellos. Su mirada se fue rpidamente a lex y se apart con un gesto que no supo si calificar de enfado o decepcin. Se dio cuenta de que recibir la noticia de su escapada
quiz no le haba sentado demasiado bien. Disgustar a su amiga era lo ltimo que deseaba, pero tambin saba que de una forma o de otra tendra que aceptar la realidad
de la vida de lex ahora.
Hola, chicos dijo ella alzando la mano a modo de saludo y colocndose junto a Bastian al momento.
Preparada para otro aburrido da de clases? le dijo el chico, haciendo muecas supuestamente terrorficas.
M ientras ellos avanzaban por el pasillo en direccin al aula, Eric se puso a la altura de lex y le habl en voz baja.
Ha pasado algo con Elise? Parece un poco tensa contigo.
No, nada. Bueno, el otro da vino a verme al trabajo y me hizo unas preguntas sobre el collar lex se interrumpi, sin saber si estara siendo demasiado
indiscreto. El dao ya estaba hecho.
Entiendo. Quera saber si vas en serio con eso o?
Era ms bien a quin considerara adecuado para entregarme, cmo tendra que ser esa persona, esas cosas.
Ya veo Eric pareci pensativo unos instantes. Bueno, nosotros siempre hemos sabido que ella tiene inters en ti. No te lo hemos dicho nunca pero creo que
ahora ya resulta obvio.
S, fue lo primero que pens, aunque me sorprendi un poco.
En ti no me extraa ri Eric. No sueles enterarte de nada.
El primer impulso de lex fue molestarse por el comentario, pero saba que era cierto. Normalmente pasaba tanto tiempo perdido en su mundo que desconectaba
de lo que pasaba a su alrededor. M s an si se trataba de las relaciones con los dems. No se consideraba una persona poco emptica, pero en ocasiones pasaba por alto
las seales de inters ms evidentes.
Entonces qu le dijiste? Te plantearas una relacin con ella? continu su amigo.
Como sumiso? Se me hara muy raro respondi lex. Y de otro tipo, me temo que no. Creo que ella tambin es consciente de ello.
No ests tan seguro. Por cmo ha reaccionado hoy no parece que se haya dado por vencida dijo Eric con una mueca.
M e sabe mal desilusionarla, pero no quiero darle falsas esperanzas respondi lex meneando la cabeza. Si llega el caso de que me proponga que me someta
a ella, tendr que pensrmelo mucho.
Pero no lo descartas dijo Eric con un sbito brillo en sus ojos.
Si me he puesto el collar es para entregarme y sera hipcrita por mi parte rechazar a todo el mundo sin siquiera darles el beneficio de la duda lex hizo una
pausa. Quiero aprender lo que es ser sumiso antes de encontrarme con esa persona que sea la definitiva.
Con la que te pongas el collar negro aadi su amigo.
Eso es. Hasta entonces tengo que estar abierto a todas las propuestas. El collar blanco me da cierta libertad de eleccin pero no quiero que sea simplemente un
adorno.
Entiendo dijo Eric y una sonrisa asom levemente a sus labios. Nos lo contars si te lo propone? Y si decides entregarte a ella, claro.
Por supuesto que no! estall l, riendo.
Las risas de ambos atrajeron la atencin de sus amigos, que se volvieron hacia ellos. Bastian, el ms curioso, se acerc deseando ser partcipe de la broma.
Qu me he perdido? dijo colocndose entre sus amigos y colgndose de sus cuellos.
Nada importante, lex me comentaba cmo le gustara que decidieses ponerte un collar. Seras un sumiso digno de ver minti Eric.
Juguete sexual de seoras ricas! dijo su amigo. Por m encantado.
Bastian! le reprendi Elise mirando a lex como si temiese que el comentario le hubiese molestado.
No pasa nada dijo l, adems apuesto a que tendra ms xito entre hombres ricos.
Creo que me quedo con las cincuentonas ociosas replic Bastian, poniendo una cmica mueca.
M ientras entraban en su clase, todava riendo a carcajadas, lex se reafirm en su idea. Por muy difciles que se pusiesen las cosas, aquella sera siempre su tabla
salvavidas.
IX

El inspector Holden hizo tiempo repasando sus notas en la pulcra sala de espera. Haba imaginado un lugar ms srdido, ms propio de un grupo de fanticos, pero el
local de la Asociacin Pro-Libre Albedro era moderno y estaba bien decorado. Palpando la piel de los sillones, dira que incluso mejor de lo que debera. Haba mucho
dinero invertido all, empezando por el que deban pagar de alquiler, nada barato en aquella zona. Los Pro-Libres tenan un aspecto a caballo entre telepredicadores bien
financiados y abogados de los caros. Cualquiera de las dos cosas le pona los pelos de punta.
La puerta se abri finalmente y una secretaria diferente a la que le haba atendido en la entrada, pero con el mismo aspecto elegante y profesional, le hizo una sea
para que la acompaase. Le hizo pasar a un despacho donde un hombre de pelo blanco con gafas redondas y un traje gris claro de corte impecable avanz para estrechar
su mano.
Bienvenido, inspector dijo con aparente tranquilidad, aunque las arrugas de su entrecejo parecan contradecir esto. M i nombre es Klaus Olbart, soy el
director de esta delegacin de la asociacin. En qu puedo ayudarle?
Necesito que responda a unas preguntas, si tiene un momento. Estoy investigando un caso en el que quiz alguien de su organizacin o un simpatizante podra
estar implicado respondi Holden sentndose y sacando su libreta. Prefera jugar sus cartas directamente y ver la reaccin de Olbart.
Por supuesto, de qu se trata? Olbart sonri y juguete con la pluma sobre su mesa.
Podra decirme a qu se dedica su asociacin?
Supongo que est al tanto de esa peligrosa moda de los collares y la sumisin. La Asociacin Pro-Libre Albedro ayuda a familias cuyos miembros han sido
engaados para unirse a esa doctrina y trata de lograr que se renan de nuevo.
Engaados? pregunt Holden, recordando a lex en ese momento.
Como comprender, nadie se entregara voluntariamente a otro, y menos en las condiciones que establecen los collares respondi Olbart con una sonrisa
sardnica. La doctrina de la sumisin funciona como una secta, los que caen en ella son seducidos con falsas promesas. Nosotros les hacemos recuperar su libertad.
Entiendo, y de qu forma lo logran?
Con encuentros entre los afectados y sus familias, sobre todo. Les hacemos saber que se les echa de menos y que desean que vuelvan con ellos.
Tal y como lo describe uno pensara que alguien les retiene o que les han lavado el cerebro no obran por propia voluntad los afectados? Si estn coaccionados
o amenazados de alguna forma sera un delito denunciable Holden puso nfasis en la ltima frase.
Los instigadores suelen ser muy sutiles en sus maniobras el tono de Olbart se endureci. Aquel que se pone el collar piensa que lo hace por decisin propia
pero en realidad hace mucho que no es dueo de sus actos. Slo hay que hacrselo ver.
Secuestrndolos para desprogramarlos? Es esa la manera? Holden lanz la frase y clav la mirada en Olbart para ver el efecto que causaba.
Se nos acusa de ese tipo de prcticas pero puedo asegurarle que siempre actuamos conforme a la legalidad y con autorizacin de la familia replic el hombre de
pelo blanco como si recitase una leccin que le hubiesen enseado sus abogados.
Por supuesto, estoy seguro de ello dijo Holden sonriendo con una mueca irnica que dejaba a las claras su incredulidad.
Si hemos terminado
An no. Conoce a un joven llamado M ark Renton?
M e temo que no respondi casi al instante Olbart. El leve acentuamiento de las arrugas en sus ojos le dijo ms a Holden que la propia respuesta. El director
no haba reconocido el nombre. Eso o era un gran actor.
No tengo ms preguntas por ahora. Gracias por su ayuda.
Al sentarse en su coche se detuvo un momento a reflexionar. Los Pro-Libres sin duda estaban metidos en asuntos sucios, pero dudaba que estuviesen involucrados
en la desaparicin de Renton. Al menos no por orden del director Olbart, aunque no poda descartar que algn seguidor con exceso de celo hubiese decidido dar una
leccin al muchacho por su cuenta. Tendra que seguir investigando. De lo que estaba seguro era que la organizacin en general le daba escalofros.
X

Las luces del Rojo Oscuro parpadeaban de una manera que ya se haba vuelto casi familiar para lex. Haba acudido a la cita con Nick pero su amigo tardaba en
aparecer. Supuso que sus obligaciones como socio del local le mantenan retenido en su despacho o en la zona reservada, si es que estaba all. Aun as se senta
ligeramente desamparado sin siquiera una llamada para avisarle de que se retrasara. Apur otra bebida, un cctel de escasa graduacin alcohlica, y dej que su mirada
se perdiese entre la gente.
Los habituales del club haban aprendido que lex no estaba interesado en sus avances y reducan sus acercamientos a meros saludos de reconocimiento cuando
bajaba las escaleras y cruzaba la pista de baile hacia la barra. En cierta forma ya se senta cmodo all. Slo los aspirantes a Amos o los curiosos que pensaban que los
portadores de collar eran carne fcil le importunaban de cuando en cuando. Con el aplomo que le daba la experiencia haba aprendido a sacrselos de encima con un
discreto movimiento negativo de su cabeza.
M ir por ensima vez la puerta que separaba ambas zonas. Si la impaciencia se le hubiese hecho insoportable podra haber insistido hasta que el portero le dejase
pasar, apelando al nombre de su amigo, pero no le apeteca abusar de su confianza de esa forma. Todava no estaba muy seguro de cmo calificar su relacin, pero en
cualquier caso prefera dejar que l llevase la iniciativa. No poda evitar ver a Nick como un posible Amo y quiz por eso la frustracin de la espera era mayor.
Hola, lex dijo una voz familiar a su espalda. Al volverse descubri que se trataba del inspector Holden, vestido con la misma sobriedad pero de una manera
ms informal que en sus anteriores encuentros, lo que le hizo pensar que no estaba de servicio. O como mnimo que trataba de pasar desapercibido.
Hola, no esperaba verle aqu respondi l repentinamente cohibido.
M e temo que no es una visita de placer dijo el inspector sentndose en el taburete junto a l y haciendo una sea al barman. Cuando no me llevo el trabajo a
casa, l me sigue a todas partes.
Sigue sin saberse nada de M ark?
Recuerdas las invitaciones que encontramos en su casa? dijo Holden despus de negar con la cabeza. He estado haciendo preguntas para averiguar si
alguien le vio en la fecha de su desaparicin.
Ha estado en los clubs?
S, pero sin suerte. En este crculo tuyo son todos muy reservados dijo esbozando una sonrisa. No tienen ninguna simpata por la polica ni por nadie que
interfiera en sus asuntos. Para empeorar las cosas, creo que en varios de esos sitios se trapichea con drogas o algo peor, as que todo el mundo mantiene la boca cerrada.
ste es el ltimo que me queda.
Yo estuve investigando por mi cuenta dijo titubeando lex. Intua que el polica acabara enterndose de todas formas.
Ah s? Y qu has descubierto?
Vieron a M ark con un hombre mayor, canoso. Les segu la pista hasta el Aracne, un local de
S cul es le interrumpi Holden con el ceo fruncido. lex, agradezco lo que haces, pero sabes lo peligrosos que son algunos de esos sitios? No me digas
que fuiste all solo.
Un amigo vino conmigo era una mentira a medias que esperaba calmase el enfado del polica. Le sorprendi lo mucho que pareca molestarle su escapada. A
fuerza de encontrarse con personas que le reprochaban su inconsciencia, empez a preguntarse si no tendran parte de razn.
Algo es algo suspir Holden. Averiguaste alguna cosa ms?
Creo que all saben algo pero no quieren decirlo continu lex en tono ms bajo. No s si protegen a alguien, aunque creo que no. Simplemente no les gusta
la gente que hace preguntas. El hombre mayor ya estuvo en otras ocasiones all con ms chicos.
Es un buen punto de partida, lo investigar. Pero por favor, la prxima vez que te enteres de algo as, llmame. No quiero que t seas el prximo en la lista de
desaparecidos dijo el inspector con vehemencia.
Asinti conmovido por la genuina preocupacin del hombre. Ya se haba convencido de que haba hecho una estupidez. No volvera a preocuparles as, ni a Nick ni
a l.
Estuve en la Asociacin Pro-Libre Albedro dijo Holden tras unos instantes de silencio. Sospechaba que podran haberse llevado a tu amigo para
desprogramarle en una de sus granjas, pero el responsable pareca tan sorprendido como cualquiera. Si lo ha hecho algn radical de su organizacin, ha tenido que ser por
su cuenta.
Y si le han hecho dao? Pudieron cogerle para darle un escarmiento y que algo saliese mal...
Es intil alarmarse, an no sabemos qu pudo pasar. No te pongas en lo peor dijo Holden con una sonrisa que intentaba ser reconfortante.
Lo intentar pero es difcil. Se me pasan demasiada cosas por la cabeza y la mayora no son buenas suspir y se dio cuenta de que saber que el inspector
Holden mantena la esperanza y segua adelante le ayudada de alguna manera.
Ten confianza, le encontraremos.
lex se fij en que Holden nunca bajaba la guardia, ni siquiera en la penumbra protectora del local. Sus ojos recorran los rincones como si memorizase cada rostro
entre los fogonazos estroboscpicos. Sonri ligeramente. Era como un detective de novela, duro y centrado en su trabajo. Se pregunt si el resto de tpicos tambin se
cumpliran y sera un bebedor solitario divorciado con muchos fantasmas en su pasado. Resultaba algo injusto por su parte imaginarle as pero aada una dimensin
pica al trabajo que el polica realizaba. Era un caballero, un hombre de palabra en un mundo en el que a nadie importaban ya esas cosas. Saba que muchos otros en su
lugar habran dado carpetazo al asunto en cuanto hubiesen ledo los detalles del caso, en especial al saber que la supuesta vctima era un portador de collar.
Los ojos grises de Holden se cruzaron con los suyos.
Algo interesante? pregunt Holden a ver que le estaba observando. Su sonrisa se ampli, puede que como reflejo de la del muchacho.
Pensaba que tengo mucho que agradecerle. Se est tomando tantas molestias
No te preocupes, es mi deber respondi el inspector meneando la cabeza y tomando un sorbo de su copa.
Suele investigar todos sus casos hasta estas horas?
Los que lo requieren, s no hubo duda en la rplica, pero la expresin del rostro del hombre reflejaba que le haba pillado, aunque no pareca molesto por ello.
Deje que le invite al menos.
No es necesario. Adems debo irme ya. Tienes quien te lleve a casa? dijo Holden mientras se pona en pie.
M e quedar un poco ms y volver dando un paseo, descuide.
Ests seguro? Es bastante tarde y tu barrio no es de los mejores precisamente insisti el inspector. Ven conmigo.
Las dos ltimas palabras actuaron como un resorte en la mente de lex, que se puso en pie y sigui a Holden fuera del club. M ientras suba por las escaleras, se
sonroj ligeramente al darse cuenta de lo cautivador que le haba parecido el tono autoritario del polica. Se alegr de que la oscuridad lo ocultase y el fro del exterior le
proporcionase una excusa para el rubor de sus mejillas. Ya en la acera record su cita con Nick. Puede que su juicio lo dominasen ahora a medias el alcohol y la
frustracin por la espera, pero no le import. Si su amigo quera verle tendra que ponerse a la cola.
Estabas esperando a alguien? pregunt Holden cuando el coche se hubo puesto en marcha.
A un conocido, pero parece que hoy ha decidido no aparecer.
Vienes mucho al Rojo Oscuro?
De vez en cuando a lex le intrig el inters del polica en sus movimientos.
Hemos tenido que intervenir en alguna ocasin en l, no es un lugar muy aconsejable dijo Holden con la vista fija en la carretera. Aunque antes era mucho
peor. Prostitucin, drogas, altercados
Le agradezco que se preocupe, pero no he tenido problemas hasta ahora.
No me gustara que te pasase nada, es slo eso el inspector se volvi a mirarle un segundo y de nuevo su inters por que estuviese a salvo pareca genuino.
Al llegar a su calle, Holden condujo lentamente hasta aparcar frente a su nmero. lex se demor unos segundos antes de salir del coche.
Gracias por traerme logr decir, nervioso.
No hay de qu respondi Holden sonriendo. Si descubro algo ms sobre tu amigo te lo har saber. Y t prometes que te mantendrs al margen?
Lo har respondi lex, aunque en su mente M ark ocupaba un lugar secundario en esos momentos.
Tras unos instantes en los que qued claro que no iba a ocurrir nada ms, lex tiro de la manilla y abri la puerta. Al notar el aire fro de la calle suspir, confiando
en que la mordedura del frescor nocturno le ayudase a despejarse y pensar con claridad.
Cudate, lex dijo el inspector, inclinndose para poder verle despedirse.
Usted tambin respondi l, agachndose a su vez. Por un instante crey percibir un brillo en los ojos grises del polica, pero lo achac a su imaginacin, que
se hallaba muy lejos en esos momentos. Le gustara subir a tomar algo?
Te lo agradezco pero no puedo, maana trabajo respondi Holden tras unos segundos. En otra ocasin.
De acuerdo, hasta otra.
Cuando lex entr en el edificio su cara arda y tena un nudo en el estmago.
XI

El blanco nveo del cuero de su collar reflejado en el espejo le hiri los ojos al salir de la ducha a la maana siguiente. Por un segundo apret los dientes, recordando lo
que haba ocurrido la noche anterior. Segua sin saber por qu le atormentaba. Estaba seguro de que el inspector no le dara la menor importancia, de hecho era probable
que ni siquiera hubiese considerado su invitacin como un intento de acercamiento. Peter. El inspector Holden. Para su sorpresa, el trato formal y ligeramente distante le
resultaba ms natural con l. Era un hombre serio y centrado, con un frreo sentido de lo bueno y lo malo, de lo que era blanco y lo que era negro. M uy diferente de
Nick, que por su posicin pareca situado en un territorio plagado de grises.
Pensar en ambos a la vez le caus de nuevo esa extraa sensacin en la boca del estmago. Qu es lo que le ocurra?
Cuando se puso el collar tena claro que no quera una pareja fija ni pertenecer a nadie en exclusiva. No eran sentimientos romnticos lo que buscaba, en absoluto.
Para l entregarse tena otra dimensin. Obedecer era aprender, descubrir algo ms de s mismo, liberarse, aunque resultase paradjico. El collar le dejara en manos de
alguien, un mentor o varios y seran ellos los que le moldearan y le ayudaran a avanzar. Por eso lo ocurrido con el inspector Holden le pareca tan fuera de lugar.
Esas emociones pertenecan al pasado, cuando se permita el lujo de fijarse en alguien y en fantasear con l. No deseaba ser as. Ahora no.
Agradeci tener slo un par de clases ese da. Las pas adormilado y al terminar mir horrorizado sus apuntes, escritos con una letra que le resultaba difcil
descifrar incluso a l mismo. Elise espi por encima de su hombro y suspir.
Puedes copiar los mos si quieres dijo su amiga.
Gracias, no s qu hara sin ti.
Probablemente suspenderamos todos dijo Eric acercndose con Bastian a remolque.
Hablad por vosotros, yo lo tengo controlado dijo este ltimo. Tengo un sistema infalible para adivinar las preguntas de los exmenes.
Ese sistema infalible tiene nombre de chica y trabaja en la secretara del rectorado? dijo Elise haciendo una mueca.
Podra ser, no confirmo ni desmiento nada.
Sus compaeros rieron ante la ocurrencia, aunque Elise mene la cabeza con desaprobacin. Todos saban que no era partidaria de atajos a la hora de estudiar, y
menos si con ellos se corra el riesgo de una sancin o una expulsin.
Pasemos a cosas ms agradables, vas a venir a la fiesta? dijo Bastian sentndose junto a lex. ltimamente casi no te vemos.
Qu fiesta?
Ves a qu me refiero? Walter Conroy, el chico pelirrojo de clase de escultura, da una fiesta en su casa hoy. Ha invitado a todo el mundo, habr alcohol, msica,
chicas, ms alcohol a m me parece el plan perfecto.
Vosotros vais? pregunt lex dirigindose a Eric y Elise.
Yo s respondi Eric, nuestra Sor Elise quera quedarse en casa estudiando pero la apartar de los libros aunque sea lo ltimo que haga.
Ir, pero slo para que se queden contentos volver pronto corrobor ella.
lex sopes sus opciones. No le apeteca pasar otra noche en el Rojo Oscuro. No tena noticias de Nick y no quera estar esperndole de nuevo para nada.
Tampoco tena intencin de embarcarse en otra investigacin de momento. Hara caso al inspector Holden y dejara que l se ocupase del caso. La fiesta poda ser una
buena manera de relajarse y tratar de llevar una vida normal, si es que algo as exista.
Est bien, me apunto dijo finalmente.
Paso a recogerte a ti tambin? dijo Eric. Alguna vez tengo que aprovecharme de tener chofer.
Vale, pero creo que me ir pronto, como Elise dijo con poca conviccin.
Eso ya lo veremos
Por fortuna el turno de esa tarde en la cafetera fue bastante ligero y aunque tema no verse con ganas, a ltima hora la fiesta segua parecindole un plan aceptable.
El camino de regreso a su piso fue tranquilo y al llegar emple la mayor parte del tiempo que le quedaba en darse una ducha y buscar algo de ropa que no hiciese
destacar demasiado el collar. No se avergonzaba de l en absoluto, pero no quera pasar toda la noche explicando a desconocidos el porqu de su decisin de ponrselo.
Cerca de las once, su telfono son. Eran sus amigos anuncindole que estaban abajo. Con una ltima mirada al espejo y un suspiro, lex sali para reunirse con
ellos.
Por fin, la reina del baile dijo Bastian abriendo la puerta del coche, ya visiblemente achispado, o princesa, o prncipe. Nos hace los honores de subir a
nuestra calabaza?
Le habis dejado beber tan pronto? pregunt lex a sus amigos, acomodndose en el asiento.
Como si alguien pudiese impedrselo dijo Eric con gesto de resignacin.
Todos se haban arreglado, as que lex no se sinti fuera de lugar. Eric llevaba un estilo desenfadado cuidadosamente estudiado, al igual que su pelo revuelto y las
mangas ligeramente recogidas de su camisa. Elise por su parte llevaba un vestido negro con escote en uve que mostraba ms de lo que era habitual en ella. Al ver la
direccin de la mirada de lex no apart la vista con su timidez de siempre sino que sonri.
Te gusta? le dijo, volvindose ligeramente para que admirase el vestido en todo su esplendor. Su espalda quedaba al aire y en conjunto resaltaba su belleza
natural. Incluso Bastian, concentrado en el alcohol, se detena de vez en cuando para admirarla como si fuese la primera vez que la vea.
Ests preciosa respondi lex.
Ya se lo hemos dicho pero slo le interesaba tu opinin les interrumpi Bastian, provocando un silencio incmodo en el coche.
Bueno, vamos a una fiesta, no? Psame una copa dijo Eric acudiendo al rescate.
El recorrido continu entre bromas por parte de Bastian y a su costa, charla insustancial y apuestas sobre cmo sera la fiesta de Conroy. Eric, el nico que era
asiduo, les describi una sucesin de excesos y locuras, el clsico derroche de un nio rico con poco sentido comn y mucho dinero en la tarjeta proporcionada por sus
padres.
La casa, si es que se poda calificar as, era una construccin moderna de acero y cristal situada en uno de los mejores barrios de la ciudad. Para llegar a ella haba
que atravesar un control de seguridad y recorrer una amplia extensin de terreno ajardinado. Los coches aparcados de los invitados ya llegaban casi hasta la entrada. lex
y los dems decidieron ascender a pie el camino de gravilla.
Los focos y la msica les anunciaron que la fiesta estaba en su apogeo mucho antes de ver a la multitud que se haba congregado tanto en el interior como alrededor
de la piscina. Varios camareros se acercaron a ellos para ofrecerles comida y bebida, demostrando una vez ms que aquella no era una juerga universitaria corriente.
Eric se dirigi a saludar a su anfitrin mientras Bastian trataba de localizar la barra. lex y Elise se quedaron junto a la piscina, observando al resto de los invitados.
Cuando result evidente que corran el riesgo de que les empujasen y acabar empapados, buscaron un lugar ms tranquilo. Terminaron eligiendo uno de los sillones
blancos que haba distribuidos por el jardn.
lex, yo quera saber si comenz Elise, pero se detuvo.
Contina la anim lex, a pesar de intuir dnde quera llevar su amiga la conversacin.
M e gustara saber si puedo ser tu Ama dijo ella, aclarndose la voz y tratando de reunir serenidad suficiente.
Elise, yo
He estado leyendo sobre ello y creo que puedo hacerlo. Dame una oportunidad.
M e sentira muy extrao y t tambin. Ya lo sabes respondi l, sosteniendo su mirada. Adems, no quiero que lo hagas por las razones equivocadas.
No s a qu te refieresdijo ella, desviando la vista.
Elise s lo que sientes y me siento muy halagado, de veras, pero no puedo corresponderte. Lo lamento mucho.
Su amiga trag saliva con la vista perdida en la lejana y cuando se volvi a mirarle sus ojos estaban hmedos, pero no lloraba. Una leve sonrisa asom a sus labios.
Qu tonta me siento dijo al fin. Pensaba que si compartamos eso quiz veras algo en m.
Ya veo muchas cosas replic lex, rodendola con su brazo, eres una chica excepcional. Es slo que no sentimos lo mismo y no quiero darte falsas
esperanzas. Si accediese a someterme a ti, slo nos haramos dao los dos. M e importas demasiado como para arriesgarme a eso.
Lo entiendo dijo Elise mirando al suelo y asintiendo lentamente. Supongo que siempre lo he sabido pero no quera reconocerlo. No les digas a los dems
nada de esto, vale? M e dara mucha vergenza que se enterasen de que te he pedido que seas mi sumiso.
No te preocupes, quedar entre nosotros.
Gracias, lex, eres muy bueno la sonrisa de la muchacha se ampli y dirigi la vista hacia su collar. No s qu es lo que buscas pero espero que lo
encuentres. Te lo mereces.
Igual que t.
Una figura con una copa en cada mano apareci de repente asomndose entre ellos. Era Bastian.
Qu hacis tan lejos, tortolitos? dijo su amigo, aparentemente ajeno a su conversacin anterior.
Bastian, cunto has bebido ya? pregunt Elise.
La pregunta es, cunto me queda por beber? Bastian dio un trago a una de las copas para subrayar su pregunta. Y lo ms importante hay suficiente
alcohol en la fiesta?
Espero que s, aunque puedo llamar para pedir que traigan ms dijo un hombre joven, acercndose acompaado por Eric.
Chicos, ste es Walter le present su amigo.
El primognito de los Conroy era un hombre delgado y atltico, moreno y de ojos azules, que no consegua deshacerse de su aire juvenil a pesar de la barba
pulcramente recortada que adornaba su rostro. Vesta en el mismo estilo informal que Eric, aunque lex saba que con sus vaqueros gastados probablemente podra
pagar un mes de alquiler de su piso.
Encantado dijo Walter inclinndose para besar en la mejilla a Elise.
Una buena fiesta dijo lex estrechando la mano que le tenda.
Por lo que me cuenta Eric, no la habis disfrutado demasiado. A vosotros os van ms los planes tranquilos, no?
Algo as respondi su amiga sonrojndose.
Queris que os ensee el interior? Hay otra piscina en el stano, y una sala de cine, si os apetece. Esa zona est cerrada, as que estaramos a solas.
Yo prefiero quedarme, una chica ha prometido compartir una botella de tequila conmigo y no puedo faltar dijo Bastian incorporndose.
Tengo curiosidad por la sala de cine dijo lex.
M e apunto aadi Eric vienes, Elise?
Claro.
Siguieron a Walter al interior de la casa, sorteando a los invitados que bailaban apiados junto a la piscina y en el saln. Su anfitrin abri una puerta en un pasillo
lateral y descendieron por unas escaleras. Al encender las luces pudieron ver otra piscina, casi tan grande como la exterior.
De vez en cuando me gusta bajar aqu y hacer unos largos. Es ms relajado dijo Walter mientras caminaba junto al borde.
Les hizo una sea y abri dos puertas laterales. Una de ellas conduca a una biblioteca, con butacones y una mesa de billar en el centro. La otra descenda de nuevo
hacia la oscuridad, en direccin al inconfundible rectngulo blanquecino de una pantalla de cine. Eric fue el nico que no demostr sorpresa ante aquel despliegue de lujo.
Por lo que lex saba, su familia deba ser tanto o ms rica que la de Conroy.
Queris tomar algo? dijo Walter entrando en la biblioteca y abriendo las puertas ocultas de un minibar.
Un whisky estara bien dijo Eric, acomodndose en una de las butacas.
Yo estoy bien respondi lex.
Yo tambin dijo Elise.
Venga, no seis muermos insisti Walter, sonriendo. Os preparar algo suave.
Antes de que pudiesen negarse tenan una copa de lquido dorado en sus manos. lex dio un sorbo. Era fuerte, pero no abrasaba la garganta como las bebidas que
sola haber en aquellas fiestas. Elise le imit e hizo un gesto de aprobacin.
El cine es impresionante dijo lex despus de un par de sorbos ms, qu envidia poder venir y ver una pelcula en pantalla grande cuando quieras.
No creas, con el tiempo te acabas aburriendo replic Walter. Aunque hay algunas de las que conservo muy buen recuerdo. M i abuelo se empe en
coleccionarlas en celuloide y tenemos una buena seleccin. Recuerdo ver muchos ttulos de Disney con l cuando era pequeo. Si quieres puedo ensertelas, tenemos
una copia original de Ciudadano Kane, una de Blancanieves
M e encantara verlas, tiene que ser como tener en casa un fragmento de la historia del cine.
Acompaadme.
Walter les gui hasta la sala contigua y entraron la cabina de proyeccin. Toda la instalacin era de ltima generacin, pero en el centro conservaban un antiguo
proyector, protegido por una vitrina. Su anfitrin abri una puerta protegida por cdigo y les mostr una habitacin climatizada con una interminable sucesin de
hileras de latas de pelculas. lex camin por los pasillos leyendo los ttulos. La mayora eran joyas del cine y si las fechas eran correctas, aquella coleccin deba costar
una fortuna. Escuch a sus amigos comentando algunos de sus hallazgos, algo ms lejos.
Hay alguna que te guste especialmente? dijo Walter, caminando hasta ponerse a su lado.
No podra elegir una, pero siempre me impresion el Drcula de 1931. La vi en televisin cuando era pequeo y los ojos de Lugosi me persiguieron en mis
pesadillas durante das.
Si quieres luego podemos ponerla.
Tambin la tienes? La verdad es que esto es el paraso para un aficionado.
M e alegro de que te guste, siempre es agradable ver a alguien entusiasmado con la coleccin. Nosotros no le prestamos la atencin que deberamos su anfitrin
pas el dedo por varias de las etiquetas, con aire nostlgico.
Imagino que incluso lo especial se vuelve cotidiano a la larga.
Pero no debera ser as. Las cosas especiales hay que atesorarlas Walter se volvi a mirarle. He visto que llevas collar eres sumiso?
S, lo soy dijo lex sonrojndose. Se haba olvidado totalmente del collar y de sus temores de ser reconocido y sentirse incmodo.
Pones alguna condicin para aceptar un nuevo Amo? las palabras, dichas en un susurro, fueron acompaadas con un movimiento de su cuerpo. La mano de
su anfitrin se desliz por su cintura, sin sujetarle todava pero anunciando su presencia.
No, ninguna respondi lex, repentinamente aturdido. Pero mis amigos...
Ah, te da reparo que nos vean juntos. Eres un encanto, normalmente los que llevan collar no suelen ser tan tmidos. M e gusta Walter sonri. Quieres que
se lo explique yo o nos vamos directamente?
La tentacin era muy fuerte, pero en su interior lex saba que todava no estaba preparado. Haba ido a la fiesta con la intencin de separarse por unos momentos
de su otra vida y aclarar sus ideas. Someterse a su anfitrin, por muy agradable que pareciese, saba que slo le traera dolores de cabeza. Se imaginaba despertndose al
da siguiente, igual de confuso y con un nombre ms que aadir a la lista que no paraba de zumbar en su cerebro, atormentndole.
M e temo que no es buen momento. Hoy no me siento preparado dijo finalmente. Lo siento.
Qu lstima dijo Walter con la decepcin marcada en su rostro. M e permites que te d un consejo? Tendras que plantearte si llevar el collar es lo que
quieres hacer realmente.
Por qu lo dices?
No nos conocemos demasiado pero he tratado con otros sumisos y estaban ms predispuestos, por as decirlo. Los que se ponen el collar tienen vocacin de
entrega, a mi modo de ver no es algo que dependa de tener un da bueno o uno malo.
Cada uno lo vive a su manera lex frunci el ceo. Era una de las primeras cosas que le haba enseado Colette, la sumisin no se defina por etiquetas.
Tambin le haba advertido que se encontrara con muchos prejuicios.
Desde luego, pero algunas son ms correctas que otras, slo digo eso. Si tienes dudas ahora, no s si llegars a ponerte el collar negro algn da.
La sonrisa irnica con la que Walter puntualiz esta ltima afirmacin fue lo que ms molest a lex. No le gustaba que nadie, por muy Amo que se considerase,
pusiese en duda su compromiso. l no saba lo mucho que deseaba ser un buen sumiso y encontrar a alguien adecuado a quien entregarse. Conteniendo un bufido, dio la
espalda a su anfitrin y se fue en busca de sus amigos.
Te pasa algo, lex? pregunt Elise al verle llegar.
Estoy bien, no te preocupes. Voy a salir a tomar el aire, creo que me ir ya a casa.
Ests seguro? Quieres que llame al coche? pregunt Eric.
No hace falta, ir dando una vuelta para despejarme, despus tomar un taxi. Pasadlo bien.
Sin esperar a escuchar su despedida, lex se encamin hacia la salida. Cruz la sala del proyector. El lujo y la opulencia que tanto le haban impresionado antes
ahora le asqueaban. Quin se crea Conroy para tratarle as? Subi las escaleras y cruz la multitud de invitados chocando con varios en su recorrido. Se sinti aliviado
al notar el frescor nocturno y el crujido de la gravilla del camino bajo sus pies. Aquel no era su sitio.
lex, espera! era la voz de Elise. Se volvi, quera estar solo pero era incapaz de enfadarse con su amiga.
Vuelve a la fiesta le dijo cuando lleg hasta l.
Conroy te ha dicho algo no? Ha sido por el collar?
Quera algo de m y no me apetece drselo, nada ms. Ahora prefiero irme, no estoy cmodo aqu.
Deja que te acompae dijo ella envolvindose en su chal y avanzando por el camino. No hace falta que me cuentes nada si no quieres.
Vas a venir aunque te diga que no, verdad?
Su amiga sonri. lex pens lo diferente que pareca de la chica tmida que siempre prefera permanecer en segundo plano. Siempre se poda contar con ella, no
caba duda. Suspir y asinti, enlazando su brazo con el suyo.
Seremos los vagabundos mejor vestidos de esta noche brome lex, con un deje de tristeza.
Contigo no me importa.
A pesar de todo lo que te he dicho antes, todava tienes ganas de pasar el rato conmigo?
Ese es precisamente el motivo. Has sido sincero y un buen amigo, slo quiero devolvrtelo respondi ella apretndose contra l.
Caminaron junto a los deportivos hasta pasar la verja de entrada. Los guardias de seguridad les miraron con escaso inters tras sus gafas oscuras. Las calles de la
urbanizacin estaban vacas. Los tacones de Elise hacan eco en la distancia. Despus de unos minutos, lex se sinti con fuerzas para hablar.
Sabes? Lo peor es que imaginaba que cuando encontrase a alguien sera algo as. Por casualidad, en una fiesta. Alguien interesante y con quien poder hablar.
Ahora que ha ocurrido, tengo la impresin de haberlo estropeado todo.
No seas tonto y confa en tu instinto de verdad sientes eso?
No, la verdad es que no dijo lex tras meditarlo un momento. Creo que he hecho lo correcto marchndome. Pero aun as las cosas no deberan ser tan
complicadas.
Eso pienso yo todos los das, lex. No s, hasta ahora me he aferrado a la idea de que debo pelear por lo que quiero su amiga suspir. Quiz no resulte
pero al menos me siento bien porque he hecho todo lo posible. Qu es lo que quieres t?
Quiero aprender, encontrar mi sitio. Quiero entregarme. Supongo que al final espero que sea a alguien adecuado.
Entonces haz lo que sea necesario para conseguirlo.
lex observ a su amiga y la apret afectuosamente contra l. Al menos algunos de sus deseos ya se haban cumplido. No estaba tan solo como pensaba, haba
gente que se preocupaba por l. Era un comienzo.
Continuaron en silencio hasta una de las avenidas principales y all pararon un taxi. Hablaron de banalidades mientras las farolas trazaban estelas brillantes contra
los cristales de las ventanillas. Al llegar frente a la casa de Elise, situada en un bloque de viviendas acristalado y de aspecto moderno, su amiga se volvi hacia l.
Hagas lo que hagas, deja que sea tu corazn el que hable dijo, dndole un beso y saliendo del coche despus.
Antes de que pudiese responder, la muchacha ya haba cruzado la acera y entrado en el edificio. Tras unos segundos, lex cogi su mvil e hizo una llamada.
Despus le dio una direccin al taxista.
El interior de la Casa de Sumisin estaba oscuro y silencioso, tan solo su silueta y la de Colette se recortaban bajo la nica luz encendida en el recinto.
Ests seguro de que quieres hacerlo? dijo la joven poniendo una caja forrada en cuero sobre el mostrador. Era muy similar a la que haba comprado haca unos
meses. Tan solo variaba un detalle de su contenido.
Creo que s respondi lex, con toda la firmeza que pudo. Levant la tapa lentamente para revelar un collar semejante al que llevaba puesto, salvo por su
color rojo.
Ya sabes lo que significa. No podrs negarte ante nadie que solicite someterte.
Lo s respondi l, alzando sus manos para retirar el collar blanco. Pero hay algo que quiero demostrarme a m mismo.
La muchacha le observ con atencin. lex supuso que no era la primera vez que vea a alguien ponerse el collar rojo, pero aun as pareca causarle una profunda
impresin. Cuando finalmente tir de la correa para ajustarla, esboz una sonrisa.
Espero que sea lo que buscas dijo.
Yo tambin respondi lex. El ligero temblor en sus rodillas fue desvanecindose poco a poco.
XII

lex se sent en la cafetera mientras sus amigos le observaban boquiabiertos. Para todo aquel con un mnimo conocimiento en la cultura de la dominacin, el significado
del color rojo era evidente. De hecho era uno de los ms comentados, ya que supona que cualquiera, Amo o no, poda solicitar someter al portador. Cualquiera con un
collar de ese tipo se volva al instante un objetivo apetecible para todo tipo de pretendientes.
To, no puedo creer que te hayas puesto ese collar dijo Bastian finalmente, te van a acosar como locos!
Supongo que s respondi lex, aunque de momento no he tenido ningn problema.
Ocult el hecho de que haba procurado no llamar la atencin en su camino hacia la universidad, levantando el cuello de su abrigo y evitando hacer ostentacin de su
collar. Si alguien se haba dado cuenta de su color, no lo haba dicho.
lex, no es un poco peligroso? dijo Elise. No quiero ni imaginar la cantidad de obsesos sexuales que te harn proposiciones ahora.
No te preocupes, estoy obligado a aceptar pero an puedo usar la palabra de seguridad si lo que me ordenan hacer no me gusta le respondi l.
Aun as es bastante irresponsable intervino Eric con el ceo fruncido. No s qu esperas conseguir con eso. No tenas bastante con el collar blanco?
Necesito demostrarme a m mismo que puedo ser un buen sumiso respondi lex, sorprendido por la seriedad del tono de su amigo.
Eres libre de hacer lo que quieras, pero sinceramente, creo que ahora ests cometiendo una estupidez continu el rubio, levantndose bruscamente y
marchndose.
lex le observ alejarse. Aunque haba anticipado algunos reproches por parte de sus amigos, no imaginaba que precisamente Eric fue a tomrselo as. Elise cogi
su mano al darse cuenta de la direccin de su mirada.
Djale, se le pasar. Es slo que se preocupa por ti, como todos dijo su amiga.
Lo entiendo, pero estar bien, en serio replic lex. No es como si fuese a aceptar cualquier cosa a ciegas.
Bueno, ya sabes lo que se dice de los que llevan ese collar intervino Bastian haciendo un gesto ligeramente obsceno con sus manos.
Si los collares ya eran sinnimo de promiscuidad y libertinaje para muchos, el rojo en concreto era considerado el peor. Aquellos que lo llevaban eran tachados de
fciles, depravados o viciosos. Incluso entre los dems sumisos no estaban especialmente bien vistos. Para la mayora esa vida era un camino de una nica direccin
hasta encontrar a un Amo en concreto y servirle slo a l. El hecho de estar disponible para muchos Amos, sin criterio alguno, significaba todo lo contrario y se
menospreciaba. No era as para todos, por supuesto. Un buen nmero de sumisos adoptaban el collar rojo por los mismos motivos que lex: demostrarse a s mismos
que eran capaces de la mayor entrega posible, sin estar coartados por sus gustos o preferencias personales.
No me preocupa lo que piensen. Lo llevar mientras me sienta cmodo con l y cuando ya no sea as lo cambiar. No es un contrato de por vida respondi.
Promete que tendrs cuidado y no hars locuras dijo Elise acaricindole el rostro.
Tranquila dijo lex sonriendo a su amiga.
Despus de eso los tres se levantaron y siguieron a Eric en direccin a su primera clase. A pesar de su aparente calma, lex continu dando vueltas a las palabras
de su amigo.
Varias horas mas tarde, se encontr sentado en la incmoda silla del despacho del inspector Holden. El hombre observaba su collar con silenciosa concentracin,
golpeando los papeles sobre su mesa con su bolgrafo. Haba pensado que estara bien acercarse a la comisara para preguntar por los avances en la investigacin sobre
M ark.
Eso es lo que yo creo? dijo el inspector sealando hacia el collar.
S, he decidido cambiar de color respondi lex.
Se puede hacer sin ms, hay una ceremonia o?
Slo hay que ir a la Casa de Sumisin y pedirlo. No hay un protocolo estricto para ello.
Comprendo. Por lo que he estado leyendo, el rojo significa que ests disponible para cualquiera que te lo pida y t no puedes negarte.
Eso es.
El inspector pareci sopesar la informacin y cogi una voluminosa carpeta de una de las bandejas. lex la reconoci. Era la del caso de M ark, mucho ms abultada
que lo que recordaba por su primera visita. Al parecer el polica haba sido fiel a su promesa y haba estado trabajando intensamente en el caso.
Tengo que reconocer que el mundo de los sumisos me supera un poco dijo Holden con una mueca. De qu color era el collar de tu amigo M ark?
Blanco, que yo sepa.
Te habl sobre cambirselo? No me refiero a rojo, sino a alguno de los otros colores. El metlico significa que pertenece a dos o tres Amos fijos y el negro a uno
solo, verdad?
S, pero no me coment nada. La ltima vez que le vi llevaba el blanco.
M uy bien, slo quera confirmarlo el inspector cerr la carpeta. No te voy a negar que los collares son un problema aadido en este caso.
A qu se refiere? pregunt lex, confuso.
Normalmente es suficiente con hablar con la familia y los amigos de la vctima. Disculpa que le llame as, es la costumbre. El culpable de un crimen de este
tipo suele ser una persona cercana, un novio, un amante celoso. Es triste pero corremos ms peligro con los que nos rodean que con desconocidos.
Comprendo.
Una persona con collar, sin embargo, se relaciona con mucha ms gente, y de forma muy ntima el inspector hizo una pausa y mir a lex fijamente. No me
estoy refiriendo a algo simplemente sexual, eso sera ms fcil de descartar. El tipo de relaciones que tenis los sumisos con los Amos son muy intensas. Incluso con
el collar blanco, me topo con un montn de posibles sospechosos a los que no puedo poner nombre y cara. Gente que se relacion con l y pudo sentirse despechada,
celosa
Quiere decir que esto le ha pasado por llevar el collar? dijo lex estremecindose.
No me entiendas mal, M ark no es culpable de nada no haba ningn reproche en el tono del polica, Holden no le estaba juzgando, ni a su amigo ni a l. El
nico culpable es el que lo haya secuestrado. Pero los crculos en los que se mova me complican mucho las cosas.
Entiendo, lamento que sea as.
No te preocupes, no es algo que podamos cambiar ahora dijo el inspector con una sonrisa comprensiva. De todas formas, tambin son los mismos crculos
por los que te mueves t y no me gustara que te pasase nada.
Soy consciente de que si voy por los mismos sitios que M ark puedo cruzarme con el secuestrador, pero tendr cuidado. Siempre lo tengo respondi lex,
ligeramente incmodo por la penetrante mirada de aquellos ojos grises.
M e alegra orlo. Confo en poder tener alguna novedad pronto. Hasta entonces s precavido dijo Holden.
Yo tambin espero que haya buenas noticias. Y tendr cuidado por segunda vez aquel da, lex se sorprendi de lo mucho que se preocupaban por l otras
personas.

***

De vuelta a la rutina de su trabajo en el Caramel & Cream, lex descubri que la cafetera estaba inusualmente concurrida aquella tarde. Sus compaeros le contaron algo
sobre un congreso tecnolgico que haba tenido lugar en las cercanas. Daba la impresin de que cientos o quiz miles de asistentes se haban desperdigado por el centro
en busca de una taza de caf. Eran fciles de reconocer gracias a las acreditaciones que muchos no se haban molestado en quitarse del cuello.
M ientras se pona el delantal y se preparaba para el cambio de turno, lex catalog a los nuevos visitantes. La mayora eran jvenes e iban desde tcnicos con
gafas de pasta que tecleaban absortos en sus porttiles, hasta directivos que alardeaban de sus nuevos modelos de mviles o de los millones de beneficios que generaban
sus empresas. Estos ltimos se deshacan de sus acreditaciones con rapidez, como si llevar aquel trozo de plstico en torno al cuello les relacionase con la plebe. Los
camareros se rifaban a estos ltimos, ya que las propinas eran mucho ms generosas.
En algn punto intermedio estaba otro grupo ms discreto, quiz el de los ejecutivos de cuentas, diseadores y publicistas. No resultaban tan indiferentes como los
tcnicos ni tan intratables como los directivos. lex decidi tomar alguna de las mesas en las que se encontraban, dejando a las presas ms jugosas para sus compaeros.
Ese da en concreto no le apeteca lidiar con trajeados arrogantes.
Han decidido qu van a tomar? pregunt con una de sus mejores sonrisas al acercarse a una mesa con dos clientes.
M i amigo sigue mirando la carta, pero si esperamos por l, nunca terminaremos. Qu nos recomiendas? respondi sonriendo el ms alto y aparentemente el
mayor de los dos. Era moreno, con barba de unos das y gafas rectangulares.
Tenemos una seleccin de cafs de Java, y si les apetece algo para acompaarlos, la tarta de tres chocolates la hacemos aqu mismo.
Dos cafs de Java y una porcin de tarta entonces. Una cosa ms te importa que te haga una pregunta? M i amigo no se atrevera a decirte nada, pero hemos
visto que llevas un collar rojo. Eres un sumiso?
As es respondi ligeramente sorprendido pero manteniendo la compostura.
El rojo indica que aceptars cualquier proposicin que se te haga, verdad? intervino entonces el otro hombre. Tena el pelo corto y los ojos color azul oscuro.
A diferencia de su compaero, que slo le haba dedicado miradas de curiosidad, los de ste brillaban con vido inters.
Es correcto dijo lex asintiendo, ligeramente nervioso por el cariz que tomaba aquella conversacin.
Nos gustara que te sometieses a nosotros, aqu y ahora. Si resulta un inconveniente por tu trabajo, lo entendemos dijo el mayor de los dos, ante la mirada
sorprendida de su amigo. M i nombre es Johan, l se llama Lewis.
lex titube antes de volver a hablar. Aquello era lo que haba estado pidiendo al ponerse el collar rojo no?
Tenemos reservados, si lo desean. Ser un placer atenderles all dijo, con una tmida sonrisa.
Desde luego dijo el mayor, ponindose en pie.
Al fondo, a la derecha. Vern las puertas a su izquierda, acomdense donde deseen. Vuelvo en un momento.
Los dos hombres se encaminaron en aquella direccin y lex regres a la barra a buscar su pedido. Hizo una sea al encargado y le dijo una frase que no habra
esperado pronunciar unos pocos meses atrs.
Dos clientes han solicitado que les atienda en privado en los reservados.
M uy bien, pasar el aviso para que cubran tus mesas. Sabes cunto tiempo estars con ellos? dijo el encargado, con aire profesional.
La verdad es que no.
M ientras lex llevaba la bandeja con los cafs humeantes, se dio cuenta de que no slo no saba cunto tiempo le tendran ocupado sino que no conoca sus
intenciones. Confi en su palabra de seguridad y aviv el paso. Asumir ese tipo de cosas con confianza y ser capaz de improvisar ante cualquier requerimiento eran
responsabilidades de un sumiso.
Sus Amos para lo que quedaba de la tarde estaban sentados en el reservado ms grande, el mejor equipado. Haba otros que eran unos simples cubculos apartados
de las miradas de curiosos, pero ste consista en una habitacin rectangular con sillones dispuestos a lo largo de las paredes. En su centro haba una mesa de cristal y en
la pared del fondo, un soporte con una pequea coleccin de fustas y juguetes sexuales. A cierta altura haba una polea de la que colgaba una argolla con unas esposas.
El mecanismo permita regular la altura a la que quedaban. No era una mala seleccin, sobre todo para un local no temtico como el Caramel.
Cunta experiencia tienes en sumisin? dijo el mayor de los dos, hacindole un gesto para que se sentase a su lado.
No he servido a muchos Amos todava reconoci lex, ocultando el hecho de que slo haba llegado a estar con uno y no saba si se poda considerar como
una sesin.
M i amigo ha ejercido como Amo en alguna ocasin. Yo se puede decir que soy un amateur me gusta que todos se sometan a m, lleven collar o no continu
el hombre. Su mano acarici el pelo de lex.
Har lo que deseen, Amos dijo lex bajando la mirada.
Perfecto. Pero primero probemos el caf antes de que se enfre.
lex se qued inmvil mientras ambos tomaban sus tazas. Entonces not una mano en su nuca, empujndole hacia abajo. Captando la orden, se inclin sobre el
pantaln del hombre y abri los botones uno a uno. Los dos amigos no parecan prestarle atencin, algo que le excit an ms.
Un caf magnfico, verdad Lewis? dijo el mayor.
Realmente bueno respondi el otro. Por el rabillo del ojo lex crey ver cmo le observaba sin perder detalle.
El miembro del hombre salt hacia l al ser liberado del pantaln. No llevaba ropa interior. En su cabeza comenz a construir la imagen de aquel hombre, de sonrisa
irnica y seguro de s mismo, aficionado al sexo espontneo en cafeteras. Su actitud autoritaria le resultaba extraamente cautivadora. Sujet su pene y pas su lengua
por el glande, trazando hmedos crculos a su alrededor. Su dueo no pareci inmutarse. Se esforz an ms en sus lametones pero la nica muestra de reconocimiento
que obtuvo fue un engrosamiento, que percibi a travs de su mano. Introdujo la mitad en su boca, succionando con fuerza. Para su alegra, un murmullo satisfecho
acompa sus movimientos.
La charla entre los dos hombres continu, saltando de temas de trabajo a las posibilidades de ocio de la ciudad, como si l no estuviese all.
No descuides a tu otro Amo dijo finalmente el mayor tras unos minutos de esmerado trabajo de su boca.
S, seor respondi lex, separndose de l y salvando la distancia entre ambos para arrodillarse frente al ms joven. Su impaciencia era evidente tanto en su
rostro como en lo abultado de su entrepierna.
Sus manos bajaron la cremallera de los vaqueros y no tuvieron que buscar demasiado para hallar una generosa y brillante polla entre los pliegues de ropa. Era
bastante ms ancha que la de su compaero y mientras lama su base, recorriendo con la lengua la distancia entre los huevos y la punta, lex se pregunt cmo hara
para acomodar aquello, si las cosas llegaban a mayores. Apartando ese pensamiento, sigui besando el tronco y llenado de saliva toda su extensin.
El mayor mientras tanto se puso en pie y camin hacia el soporte, sopesando algunas de las herramientas de placer all expuestas. Las fustas ocuparon la mayor
parte de su atencin.
Tratando de ignorarle para mitigar sus nervios, lex se concentr en Lewis. El hombre era mucho ms expresivo, jadeando ante cada movimiento de sus labios
sobre su polla. Alarg el momento de llevarla a su boca, subiendo y bajando por sus laterales, rozando los huevos con sus dientes y sometindola a una implacable
sesin de caricias con sus manos. De vez en cuando alzaba la vista con los ojos brillantes de excitacin, algo que no le supona ningn esfuerzo. Cuando consider que
era el momento, inclin su cabeza sobre el brillante glande y descendi poco a poco. Apret los labios para incrementar el placer en la entrada y coloc su lengua
estratgicamente para aumentar la sensacin. El gemido de su Amo fue perfectamente audible y le caus un tremendo regocijo. Saba que le sera imposible llevarla hasta
el final pero se esforz en engullir lo mximo posible de aquel miembro.
Sus movimientos provocaron ms y ms gemidos, hasta que aparentemente el hombre decidi tomar las riendas de la situacin. Sujetndole por el pelo y moviendo
hacia arriba sus caderas, hundi su polla en la boca de lex. Sus ojos se enrojecieron y trat de abrir su mandbula, mientras aquella tremenda herramienta se abra paso
hasta su garganta a empellones. La saliva goteaba creando un charco de baba que empapaba los abultados testculos. A pesar de sus dificultades para respirar, la
situacin le pareci tremendamente morbosa y su propio pene se endureci hasta tal punto que dola. Lewis sigui follando su boca unos instantes ms hasta que con
un grito, se derram directamente en su garganta. La sensacin del semen caliente y espeso fue mejor de lo que lex podra haber imaginado e hizo esfuerzos por
tragarlo, chorro a chorro. Algunos restos gotearon sobre el hombre y en cuanto ste le solt, procedi a limpiarlos con esmero.
Creo que hemos dado con una autntica joya dijo el mayor.
Y tanto corrobor su amigo, an recuperndose.
Johan se adelant y le sujet por la argolla de su collar, arrastrndole hasta la pared del fondo. lex le sigui dcilmente, todava con el sabor salado del semen en
sus labios. El hombre le empuj hasta situarle bajo cadena.
Levanta los brazos le dijo.
En cuanto lex lo hizo, Johan cerr las esposas, bajando despus sus pantalones de un tirn. La postura le permita al chico cierta movilidad, la justa para poder
obedecer cuando se lo ordenasen, cosa que su Amo aprovech inmediatamente.
Inclnate y levanta el culo le dijo el hombre, con voz ronca.
lex obedeci y not las manos de Johan sujetndole y su entrepierna presionando contra sus nalgas. Las caricias continuaron por su cuerpo hasta llegar a su
rostro. Un dedo se acerc a sus labios y l lo chup con avidez. El restallar de la fusta contra su nalga izquierda le inform de que no debera haberlo hecho. El dolor se
extendi como una oleada ardiente por su carne y contuvo como pudo un grito.
Quin te ha dicho que podas chuparme, esclavo?
Nadie, seor respondi l.
Voy a hacer que se grabe en tu mente, por si acaso dijo el hombre.
La fusta silb en el aire varias veces trazando ntidas lneas rojas en sus nalgas. El dolor le hizo saltar al principio, pero luego la sensacin se mezcl con el morbo
de la situacin y su propia excitacin hasta resultarle placentera. Los gritos ahogados se transformaron en gemidos y su Amo se dio cuenta del cambio.
Parece que eres ms vicioso de lo que pensaba esto slo te excita verdad?
No, Amo, me duele respondi lex recuperando el aliento.
Pero no lo bastante. Tendremos que cambiar el castigo entonces replic Johan.
Cambiando la fusta de mano, le sujet con fuerza por una nalga, que ardi ante el contacto. La fusta chasque de nuevo, pero en esta ocasin el objetivo del primer
golpe fue el pene de lex. El dolor fue como un relmpago blanco subiendo por su vientre. El miembro endurecido se balance de atrs hacia delante y su Amo repiti el
tratamiento. El muchacho cerr los ojos y mordi sus labios. En una enloquecedora combinacin de estmulos, el hombre comenz a estimular su culo a la vez,
tanteando su entrada primero con un dedo y luego con dos. Cuando notaba que el chico se mova instintivamente en su busca, no dudaba en hacer el castigo a su polla
ms severo. Su compaero observaba la escena divertido.
Creo que ya ha aprendido la leccin, Johan dijo finalmente.
Es eso cierto, esclavo? Vas a comportarte a partir de ahora?
S s, Amo dijo lex esforzndose en poner su tono ms humilde y desamparado.
Tendremos que comprobarlo
Colgando la fusta, el hombre mayor se coloc a su espalda. Antes de que lex pudiese prepararse not el glande del hombre presionando contra la entrada de su
culo y sus manos sujetndole para acomodarse. El grosor del miembro le hizo jadear y trat de relajarse para facilitar la penetracin. Centmetro a centmetro, fue
sintiendo cmo se abra camino en su interior.
M uy bien, abre ese culito as, perfecto dijo el hombre. Te gusta el regalo de tu Amo?
S, seor gimi el muchacho.
Da las gracias entonces continu Johan, empujando con ms fuerza.
Gracias, mi Amo.
Con su culo dilatado al mximo, y un torrente de sensaciones envolvindole, lex cerr los ojos. Los empujones se volvieron ms violentos y los gruidos de
satisfaccin del hombre aumentaron de volumen. Escuch un sonido metlico y not que la cadena que sujetaba sus muecas descenda hasta que su espalda qued
paralela al suelo y sus brazos estirados. Unas manos sujetaron entonces su pelo. Abri los ojos para descubrir a Lewis, que le observaba sonriendo con su pene frente a
su cara. Sin mediar palabra, lo introdujo de un golpe hasta su garganta.
Los dos hombres se sincronizaron, follndole sin compasin. Convertido en un juguete en sus manos, lex se olvid de su propio placer. Tras unos minutos, no
tardaron en acercarse al clmax. Primero percibi las contracciones en el miembro de Lewis, que de nuevo se hundi en su boca para derramarse al completo, un estallido
salado y caliente. Johan no tard en seguirle, con un sonoro grito que reson en la estancia. Una de sus manos le sujet por el cuello y se peg a su espalda para alcanzar
el orgasmo. Su semen se derram dentro de su ardiente interior y apret todo lo que pudo para retenerle dentro. Permanecieron as durante unos instantes.
Te has ganado una buena propina dijo el mayor con una sonrisa.

***

Al subir las escaleras en direccin al despacho de Nick, lex no pudo evitar tragar saliva, incapaz de prever la reaccin de su amigo. No se le haba pasado por la cabeza
consultarle su idea de ponerse el collar rojo, lo haba hecho y ya est. Nunca haban hablado de ese color y de su significado, pero algo le deca que verlo alrededor de su
cuello no le dejara indiferente.
Hola, lex dijo Nick en cuanto le vio acercarse. Hoy llegas ms tarde, un da duro en el trabajo?
Algo as respondi l, sbitamente ruborizado.
lex se sent en la butaca frente al escritorio de su amigo y esper a que terminase sus quehaceres. Como era habitual, la mesa estaba llena de papeles que
requeran su atencin como dueo del club. Pero Nick no tena los ojos puestos en ellos. Haba seguido con la mirada sus pasos hasta que se haba sentado, y ahora le
observaba detenidamente. El centro de su inters era, como caba esperar, el nuevo collar en torno a su cuello.
Ests seguro de eso, lex? dijo, dejando su pluma sobre el escritorio y entrelazando los dedos, mientras se recostaba en su silla.
S lo decid por impulso pero creo que es lo que debo hacer respondi l con aplomo.
Sabes que yo te apoyar en todo lo que hagas, pero no te voy a mentir, que lleves ese color no me gusta demasiado.
Por qu? pregunt l, conteniendo las ganas de decir que lo imaginaba y que lo senta.
No me entiendas mal, respeto a todos los sumisos, del tipo que sean Nick se inclin hacia delante. Siempre defender la libertad de todos ellos de estar con
quien deseen, cuando deseen hacerlo. Pero el rojo bueno, digamos que no me convence.
En qu sentido? No es otra forma ms de sumisin? dijo lex, deseando saber la opinin del hombre.
En esencia s, es cierto que te entregars a un Amo, y seguro que con el mismo compromiso que implicara cualquier otro color. Es slo que me parece un poco
arbitrario. Sabes que si ahora te topas con cualquiera en el club y te propone ser tu Amo, tendrs que obedecer verdad?
Lo s y lo asumo.
M uy bien. Es probable que hasta ahora no te hayan asediado demasiado porque en cierta forma, el rojo transmite desconfianza. No soy el nico que prefiere una
relacin ms personal con el sumiso, menos indiscriminada. M e gusta saber que est conmigo por decisin propia, no porque el protocolo le obligue a hacerlo.
Para m es una forma ms de entregarme, con menos lmites replic lex, sintiendo la necesidad de sincerarse. Necesito vivir la sumisin sin tener que dudar
con quin o pensar las cosas mil veces.
Pero eso a veces es necesario. Como te deca antes, muchos Amos, yo entre ellos, preferimos que el sumiso sea consciente del valor de lo que hace el gesto de
Nick era serio y cada palabra pareca estar medida al milmetro.
As que nunca te plantearas someter a un collar rojo? dijo lex, llegando al fin a la pregunta que haba estado rondando por su cabeza.
No. Adems, aparte de por lo que te he dicho antes, yo no comparto a mis sumisos.
Aquella revelacin no pill demasiado por sorpresa a lex.
Entonces slo aceptas collares negros? pregunt para corroborar sus sospechas.
Eso es. Aquellos que quieran estar conmigo me pertenecen en exclusividad.
Nick mir a lex fijamente, como si quisiese dejar que sus palabras calasen en el chico. l no dijo nada, sopesando las implicaciones de lo que acababa de escuchar.
Si alguna vez se haba planteado entregarse a Nick, ahora saba que de hacerlo debera ser para siempre. No haba trminos medios. Por su mente pasaron los chicos con
collar negro que haba visto a su lado. Haban sido muy pocos y no sabra decir si realmente pertenecan al hombre. Sera cierto que segua esperando a la persona
adecuada?
En cualquier caso, quiero que sepas que te apoyo en tu decisin dijo Nick interrumpiendo sus pensamientos. A veces los Amos, o los aspirantes a serlo, se
ponen algo pesados con los collares rojos. Si te ocurre en el club, hzmelo saber.
Descuida, lo har respondi lex, aunque aquello era lo que menos le preocupaba en esos momentos.
Tengo que terminar con esto y no s cunto me llevar. Puedes tomar algo en la barra, si me da tiempo bajar luego dijo su amigo.
Est bien, estar todava un rato por aqu.
Nadie prest atencin a lex mientras bajaba de la entreplanta. Quiz todos pensaban que se trataba de uno de los sumisos del jefe y preferan no arriesgarse
entablando conversacin con l. Pensativo, se sent en la barra e hizo una sea al barman. Todava no quera marcharse a casa y las palabras de Nick seguan
martilleando su mente. La entrega completa era algo que todava le pareca muy lejano. No es que su amigo no fuese atento y experto en el tema, de hecho pensaba que
sera un Amo excepcional. Sin embargo todava se vea muy inexperto para estar a su lado, si es que era eso lo que realmente quera. Resultaba frustrante que cada nuevo
paso que daba pareciese complicar las cosas an ms.
Hola, lex dijo alguien sentndose a su lado. Se sorprendi al descubrir que se trataba del profesor Ganter.
Hola, profesor respondi l, ligeramente cohibido. Nunca le haba visto por aqu.
Ahora no estamos en clase, no hacen falta los formalismos. Y es verdad, no suelo frecuentar estos sitios Reconozco que he venido buscndote.
A m? Por qu?
No es evidente? dijo Ganter. Te he visto en la universidad con ese collar. Hasta yo s lo que significa.
Quiere decir que
S, quiero que te sometas a m.
lex se qued mudo por la sorpresa. Segn las normas, deba aceptar la propuesta y obedecer por propia voluntad. En realidad nada le impeda ignorar al profesor
y marchase. Dudaba de que Ganter tuviese los contactos como para desprestigiarle en el mundillo de la sumisin, el tpico castigo que sufra alguien cuando se saltaba el
protocolo. En su imaginacin ya se haba levantado y haba salido por la puerta, muy lejos de aquel hombre, sin embargo algo en su fuero interno le haba dejado
plantado en su asiento. No se permitira tomar ningn atajo, tampoco en esta ocasin.
Lo har respondi apretando la mandbula y mostrando una leve sonrisa. Desea que sea en algn lugar en concreto, Amo?
Aceptas? la expresin de Ganter cambi ligeramente y un destello de admiracin apareci en sus ojos, como si casi hubiese esperado que lex huyese a la
primera oportunidad. M uy bien, entonces ser en mi casa. Acompame.
Sin pensarlo demasiado, lex sigui a Ganter fuera del club. Su primer pensamiento habra sido desear complacer al hombre, acabar rpido e irse. Sin embargo se
rebelaba contra la idea de ser un sumiso mediocre, incapaz de separar sus deseos de su obligacin. No se haba puesto el collar para eso y lo demostrara teniendo la
mejor actitud posible.
Su profesor le llev hasta un coche aparcado en una calle cercana, un todoterreno negro y brillante. En su cabeza haba imaginado un modelo antiguo y abollado,
con desconchones en la pintura. Por algn motivo asociaba a Ganter con la imagen de un erudito solitario, un bibliotecario obsesionado por su materia de estudio al que
le costaba llegar a fin de mes. M ientras se pona el cinturn se pregunt si el sueldo de la universidad realmente daba para tanto.
Condujeron en silencio hacia una zona residencial no muy lejos del centro. lex agradeci que Ganter no le pidiese nada todava. Le estaba costando hacerse a la
idea de entregarse a l. A lo largo del curso le haba parecido simptico y mucho mejor en su trabajo que el resto del cuerpo docente, pero aquello era sin duda diferente.
M e permite hacerle una pregunta, Amo? dijo lex, agachando la cabeza.
Adelante, hazla.
Soy su primer sumiso o ya ha tenido antes a otros?
Eres el primero respondi Ganter. En qu lo has notado?
Fue por nuestra conversacin en su despacho. M e dio la impresin de que no perteneca a este mundo.
Pues has acertado. No creo en el sistema artificial que habis creado, aunque ahora me est aprovechando de l. Supone un problema? una sonrisa asom a
los labios del profesor.
No, Seor. Ningn problema. Estoy aqu para servirle dijo lex, sin saber qu pensar de sus respuestas.
Tampoco hago esto por el sexo continu Ganter tras una pausa. Cubro, digamos, otra necesidad. Pero eso ya lo vers.
S, seor.
Una ltima cosa, si te ordeno que no cuentes a nadie lo que ocurra esta noche, lo cumplirs? Incluyendo cuando te quites el collar, si es que lo haces?
No dir nada, seor. Incluso despus de quitarme el collar lex no recordaba que Colette le hubiese dicho qu deba hacer en una situacin as, pero le pareci
una respuesta coherente con lo que se esperara de un sumiso. Serlo de espritu, ms all de las seas fsicas, como el collar.
El todoterreno se intern en un parking subterrneo. Perteneca a un elegante rascacielos donde lex saba que nunca podra permitirse un piso. Salieron del coche
y caminaron hacia el ascensor, an en silencio. Todo daba impresin de nuevo y brillante.
Si te ordeno que te pongas a cuatro patas ahora y me sigas, lo hars? dijo Ganter con malicia.
Obedecer en todo, mi Amo respondi lex, a pesar de su inicial reticencia a que le viesen as en un lugar pblico.
M uy bien, pues hazlo.
lex se arrodill primero, quedando a los pies del profesor. El ascensor continu subiendo y cuando se detuvo, ambos salieron, l caminando a cuatro patas sobre
el duro suelo. Rogando para que no apareciese ningn vecino, lex sigui al hombre. A pesar de la situacin senta un extrao placer al obedecer y exponerse de aquella
manera.
Al cruzar el umbral descubri que Ganter tena ms gustos caros aparte del coche. La estancia estaba decorada de manera moderna y con buen gusto, con muebles
de diseo y lo ltimo en aparatos de imagen y sonido. Salvo un par de habitaciones que supuso seran el bao y un estudio, no haba paredes. Las cristaleras recorran el
piso de un lado a otro, creando un espacio abierto y difano. Segua intrigado acerca de cmo poda un profesor de universidad pagarse todo aquello.
M e gano bien la vida vendiendo mis obras dijo Ganter como si adivinase sus pensamientos. Te dira que preferira ser un artista bohemio y atormentado
viviendo casi en la indigencia, pero mentira. No veo reidos el arte y el dinero.
Se abstuvo de hacer ningn comentario, paseando su vista por las pinturas expuestas en las paredes. Se perciba un estilo comn y supuso que todas seran de su
profesor. Tena verdadero talento. Le habra gustado acercarse para apreciarlas ms de cerca y echar un vistazo a otras tantas que se encontraban apiladas en una
esquina, pero permaneci en su actitud animal, sentado junto a los sofs.
Ganter se acerc hasta l y dej un cuenco en el suelo. Haba estado buscando algo en la cocina y ahora pudo ver de qu se trataba. Era una botella de vino tino. El
profesor se sirvi una copa y dej caer un poco en el recipiente frente a lex.
Bebe le orden.
El muchacho obedeci, inclinndose para dar lametones al lquido. Casi nunca probaba el vino pero saba diferenciar el malo del bueno. Aquel era del segundo tipo
y supuso que muy caro. Ganter se acomod en el sof e hizo una sea para que se acercase. lex se qued junto a sus piernas.
Te sientes cmodo en esa posicin? No me refiero a estar sentado en el suelo, sino a si te gusta ser una mascota.
M e gusta complacer a mi Amo. Si quiere que sea una mascota, lo ser respondi lex.
Entonces haces todo esto slo porque te gusta obedecer? Qu placer sacas de todo ello? el hombre se inclin para sujetarle por la barbilla y mirarle fijamente
. Es todo una mentira? Finges cuando ests ah como un perrito bueno?
No finjo, Amo. M e gusta de verdad lex se sonroj. Deca la verdad.
La situacin era ms extraa y tensa de lo habitual, pero no le desagradaba. Haba esperado que Ganter le usase como un juguete sexual, pero esas no parecan ser
sus intenciones, al menos de momento. El interrogatorio al que le estaba sometiendo resultaba incluso interesante. Quiz porque le haca pensar sobre su propio papel
como sumiso y sus motivaciones.
Pasaras la vida as? Con el collar puesto y haciendo de perro? dijo su profesor.
No me veo preparado todava para entregarme totalmente, Amo.
Pero lo has considerado? S sincero.
S... M e gusta la idea de tener un Amo fijo y llevar el collar negro, pero no s si sera capaz de vivir todos los das, a todas horas, como sumiso respondi lex
tras unos instantes.
Entiendo ordenarte que me sirvas indefinidamente ahora que llevas el collar rojo no servir, verdad? Ganter sonri.
M e temo que no, no funciona as lex no pudo evitar sonrer a su vez.
Cul sera el tiempo mximo que obedeceras a alguien, con este collar?
Creo que dos das, aunque nunca he pensado en un lmite reconoci lex.
No est mal y sera a una sola persona o podra compartirte con otros? la sonrisa del hombre se torn maliciosa de nuevo.
A una sola persona dijo lex al momento, aunque despus aadi, pero si fuese una ocasin especial, como una fiesta, aceptara servir a varios Amos.
Vaya, vaya. Es bueno saberlo.
Ganter apur su copa de vino e hizo un movimiento con su mano para que lex subiese con l al sof. Continuando en su papel de mascota, el chico se encaram a
cuatro patas y se qued observando a su Amo. ste le acarici la cabeza e hizo que descendiese para apoyarla sobre su regazo. Despus cogi el mando a distancia y
encendi el televisor. El profesor sintoniz un canal de noticias y se puso a verlo mientras sus dedos se deslizaban por el pelo de lex. La naturalidad del momento
confundi al chico, que poco a poco se fue relajando.
A las noticias le sigui una pelcula en blanco y negro. M ientras los ttulos de crdito desfilaban por la pantalla, Ganter se incorpor, apartndole delicadamente, y
se acerc a la cocina. Sac un par de platos del frigorfico, los introdujo en el microondas y esper. Cuando los puso sobre la mesa de cristal del saln, lex pudo ver
que no se trataba de la clsica comida preparada de estudiante, sino de un guiso casero de aspecto apetitoso. El profesor no haba llevado cubiertos para l.
Deberas comer en el suelo en un cuenco, pero por hoy voy a ser benvolo. Puedes comer conmigo, pero no usars cubiertos.
Entonces? lex se visualiz a s mismo teniendo que hundir su rostro en el plato y no le result agradable.
Con que uses las manos es suficiente. Quiero ver cmo lo haces dijo Ganter para alivio del muchacho.
S, mi Amo.
Lo cierto es que lex tena hambre y no le import mancharse. Devor los trozos de carne uno tras otro, dejando limpios los huesos y lamindose los dedos. De
alguna manera le excitaba sentirse observado y no pudo evitar lanzar miradas disimuladas a su Amo, que disfrutaba del espectculo. Haba algo primario y salvaje en
comportarse as, casi como un animal. Tuvo tentaciones de lamer el plato, pero decidi que sera demasiado. Sin embargo si l se lo pidiese
Con cierta sorpresa, lex se dio cuenta de que su inicial aprensin hacia Ganter haba sido sustituida por una morbosa fascinacin. A pesar de declarar
abiertamente no seguir las reglas de la sumisin, el hombre haba resultado un Amo ms intrigante y manipulador que los que haba tenido hasta entonces. Cualquiera
que fuese el juego que tuviese entre manos, no le importaba ser una pieza en l. De hecho, deseaba que continuase.
Cuando hubo terminado de cenar, Ganter recogi los platos y regres con una servilleta hmeda, que utiliz para limpiar cuidadosamente los labios y las manos de
lex. Aquello le cogi por sorpresa y no pudo evitar un ligero temblor ante su contacto. El hombre sonri al percibirlo pero no dijo nada.
Tiene mucha importancia para ti el sexo en la sumisin? dijo despus de regresar al sof y acomodarse, con otra copa de vino en la mano.
Para los Amos es el momento de mayor entrega...
Quiero conocer tu opinin le interrumpi Ganter, ya s que t accederas a lo que ellos te pidan. Dime cmo lo ves t.
No es algo indispensable, aunque es un momento importante lex se esforz por ponerlo en palabras. Para m la sumisin es un estado mental, no slo algo
que pueda hacer o no con mi cuerpo.
Es una buena respuesta. Por eso creo que no hacen falta tantas etiquetas ni normas como las que tenis, basta con que dos personas con gustos afines se
encuentren. Si alguien quiere entregarse a otro, no hace falta nada ms, no?
M e permite hacerle una pregunta, Amo?
Adelante.
Y qu pasa con la palabra de seguridad? No la considera necesaria? haba cierto temor tras sus palabras.
El profesor le observ divertido durante unos segundos, demorando la respuesta. lex no se senta amenazado por l, pero la palabra de seguridad era algo que
consideraba bsico a la hora de entregarse a alguien. Era consciente del poco apego al protocolo de Ganter, pero no saba cmo reaccionara si confesaba que no pensaba
hacerle caso si usaba la palabra clave para que se detuviese.
No te preocupes, no me gusta la sumisin organizada, pero entiendo por qu existen algunas normas dijo finalmente el hombre. La palabra de seguridad es
un recurso til, no le veo nada de malo.
M e alegra saberlo dijo lex, y al darse cuenta de su error de protocolo, aadi, Amo.
Ve al dormitorio y esprame fue la nica respuesta de Ganter.
El muchacho obedeci en silencio, sin saber si su pequea falta haba molestado a su Amo y aquella orden presagiaba un castigo. El dormitorio estaba situado en
una zona elevada, que no llegaba a ser otra planta completa pero que era lo suficientemente espaciosa como para albergar la habitacin y un estudio. Curioseando
mientras ascenda por la escalera, vio varias estanteras llenas de libros y una mesa de trabajo atestada. Junto a ella haba un caballete y una pila de hojas de bocetos
descartados en el suelo. Le habra gustado escarbar entre ellos, pero no quera arriesgarse a disgustar an ms a Ganter.
En el dormitorio, su primer impulso fue saltar a la cama, amplia y mullida, pero record las normas y se sent en el suelo de rodillas, de cara a la puerta. El
profesor lleg a los pocos minutos, con la botella de vino y una copa en una mano. Se descalz, se encaram a la cama y se tumb sobre ella. Despus se sirvi ms
vino. lex se haba vuelto para no darle nunca la espalda. No vea ningn instrumento de castigo en la habitacin, pero prefera no relajarse.
Desndate dijo el hombre mientras le observaba. Despacio.
lex se puso en pie, recordando los consejos que le haba dado Colette. Las clases para desnudarse haban sido de las primeras que haba recibido de su amiga.
Dominando su nerviosismo, desabroch los botones de su camisa con calma. El rubor subi a sus mejillas en cuanto su piel comenz a quedar al descubierto. Su Amo
no se perda detalle de sus movimientos. Usando su sonrojo como un arma de seduccin ms, mir con timidez a Ganter mientras se quitaba la ropa. No era un
movimiento que tuviese que planear demasiado, realmente se senta avergonzado por exhibirse de aquella manera ante su profesor, aunque se esforzase en no pensar en
l como tal.
Solt su cinturn con dedos torpes, abriendo su pantaln vaquero y dejndolo caer al suelo para apartarlo de una patada. Se despoj igualmente de la ropa interior,
subiendo a la cama a cuatro patas a una sea de su Amo. La excitacin ya era evidente en ambos.
La mano de Ganter se desliz por su pelo y le atrajo hacia s para besarle. Los labios del profesor saban a la vez dulces y amargos. Sus lenguas se encontraron
suavemente, como si titubeasen al rebasar esa nueva barrera de intimidad fsica. El cuerpo de lex se arque de manera provocativa presionando entre las piernas del
hombre. La copa de vino qued abandonada sobre la mesa y sus manos le recorrieron de arriba a abajo. Tena que reconocer que aquel trato le resultaba mucho ms
placentero que los castigos y el sexo duro que haba recibido hasta entonces. Gru de satisfaccin.
Ahora me toca a m dijo Ganter, desndame.
Las manos de lex se dirigieron a los botones de la camisa de su profesor. Dndose cuenta de que no haba recibido instrucciones concretas de cmo realizar la
tarea, se dej llevar y tir de la tela. Los botones saltaron en todas direcciones. El hombre sonri sorprendido y aparentemente encantado por su iniciativa. lex sac la
camisa a tirones y se dedic despus al pantaln. La cremallera no supuso ninguna traba para l y en pocos segundos estaba arrojando la prenda en una esquina. El
abultamiento en la ropa interior de Ganter le resultaba tentador y apetecible. Sujet los bordes de la tela y la baj despacio.
Cuando el miembro en ereccin salt fuera, el profesor esper hasta estar completamente desnudo y se inclin para tomarle por el collar. lex supuso que como en
el resto de sus encuentros, tambin l le guiara hasta su entrepierna para que comenzase a usar su boca como mejor saba. Sin embargo, se equivocaba. Ganter tir hasta
que su cuerpo qued tendido totalmente sobre l y sus rostros frente a frente. La sensacin del miembro del hombre rozando el suyo le hizo jadear de anticipacin.
Su Amo le bes de nuevo y mordi su labio inferior mientras sus manos bajaban acariciando sus costados hasta agarrar sus nalgas y apretarlas, presionando sus
cuerpos an ms uno contra otro. lex no pudo evitar dejar escapar un gemido contenido que hizo sonrer al hombre.
Veamos cmo de bien te sabes la leccin dijo. Complceme.
El chico qued a su libre albedro sobre el hombre, que se recost sobre los almohadones limitando su intervencin a ligeros roces con las yemas de sus dedos por
las piernas de lex. l por su parte, decidido a no defraudar a su Amo, comenz a moverse hacia delante y hacia atrs, presionando entre sus nalgas la polla ya de por si
gruesa y venosa. La suya propia asomaba a cada movimiento, brillante y hmeda. La situacin le resultaba tan sensual que le costaba retrasar el momento de guiar aquel
duro miembro hacia su destino inevitable.
Acarici con su mano el pene de Ganter y lo uni al suyo, masturbndolos a la vez. Le pareci perturbador y excitante saber que ambos sentan aquellas oleadas de
placer simultneamente. Aprovech para acariciar la entrada de su propio culo con sus dedos, mojados previamente en saliva. A estas alturas slo poda pensar en
cmo sera sentarse sobre el hombre y dejar que se deslizase poco a poco en su interior.
M uy bien, lex. Eres un sumiso muy aplicado jade el hombre, sonriendo. No te olvides de esto.
Ganter abri un cajn y el pequeo sobre plateado de un preservativo brill. lex gru y lo tir a un lado, dndose cuenta demasiado tarde de que estaba
contraviniendo una orden directa de su Amo. Sin importarle, se coloc a horcajadas sobre l y us su propio peso para ayudar en la penetracin. Gimiendo de placer,
not el glande superando la entrada y pronto el resto del pene le acompa lentamente pero con seguridad. Haciendo pequeos crculos con su cintura y caderas para
acomodarla dentro, fue conduciendo aquella polla ardiente hasta que not los testculos del hombre rozando su culo.
Subiendo y bajando con cuidado, lex esper hasta que su culo se abri y pudo moverse con facilidad. Entonces aceler el ritmo, apoyndose en el profesor, que
durante todo el proceso le haba dejado hacer sin intervenir. Su cara, sin embargo, reflejaba un placer intenso y sus ojos le miraban con una lujuria que encenda ms que
cualquier otra cosa el rojo de las mejillas del chico. Alternando la velocidad y moviendo su cintura en crculos, logr que el hombre tuviese que agarrarse a las sbanas y
cerrase los ojos emitiendo un ronco sonido de satisfaccin.
Deseoso de llevarle hasta el lmite, lex se incorpor sacando la polla de su Amo casi hasta el glande y luego baj de una vez. La tercera vez que repiti la
maniobra, sinti las manos de Ganter en su culo, empujndole y clavndole su miembro sin dejar que se retirase. Una rpida sucesin de embestidas culminaron en un
copioso orgasmo que sinti como una descarga elctrica por todo su cuerpo. Se desplomaron uno junto al otro, sin siquiera separarse.
M e creeras si te digo que es la primera vez que lo hago con un chico? dijo despus de un rato su profesor, abrazado a l.
Y le ha gustado? logr decir lex en cuanto se recuper de su asombro. La confesin del hombre le sorprenda y le haca sentir de manera extraa a partes
iguales.
Tanto como para repetir en cuanto sea capaz...

***

La luz del amanecer converta en gemas brillantes los rascacielos. lex camin con la cabeza hundida en su bufanda para esquivar el fro aire matutino. Haba dejado el
apartamento de Ganter antes de que despuntase el alba, vistindose en silencio y sin siquiera darse una ducha. La mezcla de aromas de sus dos sudores le resultaba
extraamente reconfortante. Prefera no enfrentarse a las preguntas del profesor, no porque se sintiese incmodo con l, sino porque no estaba seguro de qu
responderle si le propona verse de nuevo. No saba si el hombre estaba despierto cuando l sali o haba fingido dormir para hacerle las cosas ms fciles, pero si era as
se lo agradeca.
El cuerpo todava le dola, un recordatorio vvido de las consecuencias que tena que asumir por ponerse el collar rojo. No se arrepenta, pero estaba resultando ms
duro de lo que esperaba, en lo fsico y en lo psicolgico. La reaccin de Nick no le haba extraado, al fin y al cabo era un Amo y no le gustaba compartir a sus sumisos.
Entenda que la visin del collar rojo no le entusiasmase. La sensacin que le haba dado era que, aunque no le reprochaba nada, consideraba su actitud como poco
madura, y eso le dola.
El inspector Holden por el contrario haba sido comprensivo y protector, ms de lo que esperaba, hasta hacerle sentir algo molesto y confuso. En su interior saba
que le habra gustado ver una chispa de celos en l. No siquiera consideraba que el polica le sometiese, saba que era imposible que se plantease algo as. Sin embargo le
haba respondido con una preocupacin ms propia de un amigo o de un hermano mayor y resultaba frustrante. Tema por la seguridad de lex con aquel collar que no
era slo un smbolo sino tambin una invitacin. Por las miradas codiciosas que algunos le haban lanzado en el Rojo Oscuro, puede que tuviese razn. Ahora ya no era
simplemente un miembro ms de la comunidad, se haba identificado a s mismo como disponible y dispuesto. Una invitacin para todos menos para Holden, al parecer.
Lo que haba ocurrido con Ganter era algo diferente. No le desagradaba recordarlo, ms bien le volva algo inseguro, porque aunque le costase reconocerlo y en
contra de todas sus expectativas, haba disfrutado. Lo haba disfrutado mucho. La noche haba transcurrido ms como la velada de una pareja convencional que como
una sesin entre Amo y sumiso. Quiz era lo que deseara en algn momento del futuro, pero no ahora, y mucho menos con un profesor con el que tendra que tratar a
lo largo de todo el curso. Se ruboriz slo de pensarlo. No saba si volvera a verle en aquella situacin, pero confiaba en que tras aquel encuentro su inters se hubiese
desvanecido. Le pona demasiado nervioso ceder a la tentacin y renunciar a la sumisin, a la verdadera, por una vaga promesa de cario y atenciones.
Su calle estaba tan vaca como siempre, con las viejas farolas proyectando una luz dorada sobre asfalto agrietado. La misma hilera de coches viejos y abandonados
se apiaba junto a la acera. M ientras buscaba sus llaves en su bandolera, escuch una puerta abrirse a sus espaldas. Antes de que tuviese oportunidad de girarse, unas
manos sujetaron sus brazos y algo cubri su cabeza. Forceje, pero la presa era demasiado fuerte. Una mano de gran tamao apret algo contra su rostro y todo se
volvi negro.
XIII

Cuando le quitaron la capucha, lo primero que vio fueron los paneles de madera grabada de un espacioso ascensor. Todo en su interior transmita sensacin de lujo,
desde los detalles dorados de metal hasta el suelo de mrmol. No saba dnde se encontraba, lo nico que poda decir con seguridad era que ascendan con rapidez. Le
dolan las muecas, atadas de manera experta con una cuerda fina que se clavaba en su carne a cada movimiento.
Cuando las puertas se abrieron, su captor, al que lex haba apodado Boris por su acento de Europa del Este, le empuj para que no se demorase. Se encontr en
una estancia con varias puertas cerradas y lo que pareca el domo de cristal negro de una cmara de vigilancia en el techo. El hombre le llev hasta la puerta a su
izquierda, mir hacia arriba en direccin al invisible ojo electrnico y al instante se escuch un chasquido. La puerta se abri revelando un pasillo lateral. Otro hombre,
ste vestido con atuendo de sirviente y una mscara negra de conejo tapndole el rostro, les esperaba al final.
Llegis tarde le dijo a su captor.
Preprale, hay orden de subirle a la fiesta inmediatamente dijo Boris, ignorando el reproche y regresando por donde haba venido.
El sirviente con cara de conejo buf y le sujet del collar para hacerle pasar a otra habitacin. La sala no era muy grande y estaba sobriamente amueblada con un
par de butacas, un espejo de cuerpo entero y un perchero del que colgaban varias prendas de ropa. La mayora estaban tan escasas de tela que no mereceran ese
nombre. Haba vaqueros rotos, correajes, ropa interior de cuero. Cosas que lex no se pondra por su propia voluntad, aunque supona que en esa ocasin su opinin
no pintara demasiado.
Sin mediar palabra, el hombre conejo se dirigi hacia l con un pequeo cuchillo en la mano. Ante la expresin de pnico de lex, el desconocido inclin la cabeza a
un lado de una forma curiosamente animalesca y habl.
No te pongas nervioso y todo ir bien. Date la vuelta, voy a soltarte hizo un gesto en crculo con el cuchillo para ilustrar su orden. No se te ocurra huir, no
llegaras muy lejos. El edificio est vigilado. Adems no tienen mucha paciencia con los revoltosos, no les des una excusa para deshacerse de ti.
lex asinti y se volvi, temblando ligeramente. Not un tirn y escuch cmo las cuerdas se rasgaban. Aliviado, estir los brazos.
Desndate. Hazlo rpido, no tengo toda la noche dijo el sirviente.
Con cierta reticencia comenz a abrir su camisa. Despus dej caer sus pantalones. El hombre hizo una significativa seal con la cabeza en direccin a su ropa
interior. Con un suspiro, lex se la quit. Su anfitrin no pareci dar importancia a su desnudez, como si ya hubiese pasado por aquello en multitud de ocasiones.
No hizo ningn comentario sobre su collar. La idea de tener que quitrselo preocupaba ms a lex que el hecho de haber sido secuestrado y estar en un lugar
extrao, desnudo y en presencia de un desconocido.
Despus de observarle durante unos instantes, lo que provoc que las mejillas de lex se encendieran de nuevo, el hombre conejo procedi a elegir un atuendo para
l. Tras rebuscar en el perchero le entreg una camisa negra y un pantaln del mismo color. Agradeci que se decantase por algunas de las prendas ms discretas. Esper
unos instantes por la ropa interior hasta que comprendi que no la llevara.
La ropa era de su talla, aunque ms ceida que la que l sola usar, y haca resaltar su cuerpo fibroso. El sirviente pareci complacido.
Ahora te subir al saln principal dijo despacio y con claridad, como si quisiese que lex captase a la perfeccin el mensaje. Se est celebrando una fiesta.
Es tradicin que los nuevos sean expuestos y finalmente subastados. Aquel que te compre cortar tu collar y te pondr el suyo. Entonces pasars a ser de su propiedad.
Cmo que de su propiedad? la confusin se adue de lex. Por qu hacis esto?
Trata a todo el mundo de usted y no hagas ninguna escena el hombre conejo baj la voz y adopt una actitud confidencial. Es mejor ser un esclavo que estar
muerto.
Bajando el cuello de su camisa unos centmetros, el hombre dej al descubierto su propio collar, rgido y de metal, sin cierres visibles.
No puede ayudarme a escapar? No se lo contar a nadie. Por favor murmur lex a la desesperada.
Creme, otros lo han intentado antes que t. No digas nada ms el sirviente hizo una discreta sea apuntando con el dedo hacia arriba, como si un vigilante
invisible pudiese estar escuchando sus palabras.
M oviendo la cabeza en una ltima seal de negativa, el hombre conejo le tom del brazo y le llev hacia las puertas dobles. Al abrirlas a lex le lleg un sutil olor a
comida y el tintineo de cubiertos. Un pasillo se abra a la derecha, conduciendo a lo que podra ser una cocina. Sin embargo ellos siguieron adelante, hasta un ascensor de
servicio. Su acompaante puls el botn de llamada y esperaron. Las piernas de lex amenazaron con empezar a temblar.
El pequeo ascensor, que deba utilizarse tambin para subir los platos preparados en la planta baja hasta el comedor, se detuvo. Las puertas se abrieron
mostrando un pasillo discretamente disimulado tras unas escaleras. Los ruidos de la fiesta ya eran evidentes. El hombre conejo le condujo hasta un vestbulo donde dos
hombres fornidos vestidos de traje, cada uno con una mscara de tigre negra, custodiaban unas enormes puertas de doble hoja. Al verles llegar uno de ellos habl unos
segundos por un comunicador oculto en su mueca y les hizo una sea para que esperasen.
Haz todo lo que te digan y te ir bien le susurr el que haba sido su gua hasta entonces. S fuerte.
Gracias musit lex, convencido de que su tono de preocupacin era genuino.
El sirviente con mscara de conejo se alej, dejndole de pie frente a los dos guardias. Un par de minutos despus las puertas se abrieron lo suficiente para que
saliese una mujer. Camin con seguridad hacia l. Con su largo pelo negro y un vestido de tubo azul oscuro, tuvo que reconocer que tena un aspecto seductor. Al igual
que los dems, llevaba una mscara, en este caso de zorro.
No har falta que te repita por qu ests aqu, verdad? dijo caminando a su alrededor.
No, seora se apresur a responder lex, poniendo en su tono toda la humildad posible.
Confo en que no dars problemas. Eso me disgustara mucho al pronunciar estas ltimas palabras, la mujer se detuvo frente a l y sus ojos negros se clavaron
en los suyos.
Har lo que me digan, seora.
Los obedientes siempre son bien recibidos dijo ella con una leve sonrisa.
Despus se volvi y empuj ambas puertas. La msica, la luz y el ruido de la gente aturdieron a lex unos segundos. A juzgar por lo poco que poda entrever por
las ventanas, se encontraban en la ltima planta de algn rascacielos del centro. La mujer de mscara de zorro le invit a pasar con un gesto de su mano. Al cruzar el
dintel muchos ojos se fijaron en l, pero el bullicio no decay en absoluto. A pesar de la multitud all reunida, el camino hacia el fondo de la sala estaba despejado.
La mujer se puso a su lado invitndole a avanzar. A cada paso ms y ms ojos le recorran de arriba a abajo. Se sorprendi al ver que los invitados no llevaban la
cara cubierta, slo los camareros, ataviados con las mismas mscaras de conejo que el primer sirviente con el que haba tratado, y ms guardias con cara de tigre,
apostados en las puertas.
Al final del recorrido un par de escalones conducan a una tarima elevada. En ella ya se encontraban media docena de chicos ms. Todos estaban de rodillas,
mirando al suelo con la cabeza gacha. Se volvi hacia la mujer zorro, que asinti a su muda pregunta. Diligentemente se agach hasta quedar en la misma posicin que
sus iguales. Antes de bajar los ojos pudo ver que haba algo en comn entre sus compaeros de infortunio y l: todos llevaban collares de diferentes colores.
Los invitados aplaudieron esta ltima incorporacin, volviendo a sus conversaciones y dirigindoles miradas calculadoras de vez en cuando, que lex slo pudo
captar por el rabillo del ojo. La fiesta continu. Si no fuera por su presencia y la de sus compaeros, cualquier habra dicho que se trataba de una reunin convencional
de la alta sociedad. Al cabo de un tiempo que no supo calcular, embriagado por el ambiente, el rumor de conversaciones y el suave olor de perfume que invada la
estancia, la mujer zorro reapareci.
Ascendiendo a la tarima y situndose tras ellos, la enmascarada anfitriona esper a que los invitados se percatasen de su presencia y el murmullo cesase.
Bienvenidos. Ha llegado el momento que todos esperaban, la subasta un dbil rumor de aplausos se elev. Procederemos de izquierda a derecha.
Ilustrando sus palabras, se coloc detrs del primer chico, apoyando sus manos ligeramente en sus hombros. Con un leve toque bajo su barbilla le indic que se
pusiese en pie. Se escucharon algunos comentarios apagados, por su tono lex supuso que de aprobacin. El chico era joven y bien formado, con un fsico de msculos
perfilados sin llegar a la exageracin.
Una mano se elev entre los congregados, portando una ficha negra de forma rectangular. La mujer zorro asinti, reconociendo al pujador, y sus ojos sobrevolaron
el saln. Un instante ms tarde otra mano se alz, en esta ocasin de una mujer ataviada con un elegante vestido negro largo, mostrando tres fichas. El procedimiento se
repiti una docena de veces ms, hasta que ninguna mano ms subi para reclamar la propiedad del chico. El ltimo en hacer su oferta haba sido un hombre que rondara
la cincuentena, de escaso pelo gris peinado hacia atrs y vestido con chaqu. La mujer zorro esper a que se aproximase a la tarima y le entregase el nmero convenido
de fichas. Entonces le dio una correa, que el hombre enganch a la argolla del collar del muchacho y us para tirar de l delicadamente hasta bajarlo del estrado,
desapareciendo entre la multitud, que celebr la adquisicin con un aplauso.
La atencin pas entonces al siguiente chico arrodillado, que no poda ocultar un ligero temblor. Su expresin era compungida. De nuevo las manos con fichas se
alzaron y el nuevo vencedor, un hombre alto de aire seorial y gestos delicados, lleg para hacerse cargo del muchacho. La misma ceremonia tuvo lugar con los cuatro
sumisos restantes, que fueron entregados a otros tantos hombres y mujeres entre ovaciones.
La mujer zorro se coloc tras lex y le hizo alzar la cabeza. Los cuchicheos se extendieron y varias manos se elevaron casi al unsono. La mirada certera de su
anfitriona identific a los pujadores y la subasta continu. Dos manos se alzaron insistentemente, la de un hombre joven de pelo corto cercano a las primeras filas, que
le observaba con mucha atencin, y una mano de dedos largos de cuyo dueo solo se vea el brazo enfundado en un traje gris perla. lex saba que haba algo familiar en
ella.
Cada ficha que ofreca el joven era contestada al momento por otras dos del hombre del traje gris, hasta que finalmente el primero, falto de fondos, tuvo que
rendirse. Cuando el vencedor surgi de entre la gente para reclamarle, su manera de caminar y sus ademanes le revelaron la verdad antes siquiera de ver su rostro: era
Eric.
XIV

La habitacin a la que le llevaron era un amplio dormitorio decorado con el mismo gusto recargado que el resto del piso. Los guardias le colocaron un grillete en la
mueca izquierda, unido a una cadena de poco ms de un metro que quedaba enganchada a una argolla de la pared, junto al cabecero de la cama. Se sent sobre ella, a la
espera de que su amigo apareciese. Haba preferido estar a solas para hablar con l. Todava tena la esperanza de que todo fuese una maniobra suya para ayudarle a
escapar de aquel lugar. Quiz Eric estaba all por casualidad y comprarle haba sido la forma ms fcil de liberarle. Su mente rechazaba la posibilidad de que su amigo
formase parte voluntariamente de aquella aberrante y extraa conspiracin.
La puerta se abri y Eric apareci en el umbral. Le observ durante unos segundos y despus cerr tras de s, dando una vuelta a la llave. Sus ojos se cruzaron
mientras se aproximaba.
Eric qu est pasando? dijo lex.
Creo que est claro respondi su amigo, con una sonrisa irnica. Siento que tenga que ser as, pero no me has dejado otra alternativa.
M e dices en serio que t ests con esta gente? Que compris y vendis personas? Por qu?
Y t me lo preguntas? M rate a ti mismo. Lo que hacemos es coger a chicos y chicas perdidos y darles una vida mejor. M uchos nos lo agradecen, con el tiempo.
La compraventa es un aadido para sufragar ciertos gastos.
Pero eso es una locura! lex se tens, tirando de la cadena. Eric, somos amigos!
Por eso te tratar mejor que al resto. Te llevar a una de nuestras mansiones en el campo, tendrs tu propia habitacin y podrs estudiar, si lo deseas los ojos
de Eric relampaguearon. Pero ten clara una cosa, ahora eres una posesin y tendrs que comportarte como tal. Tu vida puede ser mucho peor si no colaboras.
Todava no entiendo por qu lo haces dijo lex con impotencia.
Por qu? T te has visto este ltimo ao? estall su amigo. Sin rumbo, dando tumbos en clase, desperdiciando tu talento. Trabajando por una miseria y
malviviendo en tu apartamento, la mitad del tiempo deprimido y la otra mitad sin que parezca que te importe nada. Y ahora para rematarlo te pones el collar rojo. No
me dejaste otra opcin.
No saba que te importaba tanto dijo lex tras unos instantes de silencio.
No te equivoques replic su amigo, si he pedido que te traigan y te he comprado ha sido porque he visto tu potencial, nada ms.
El brillo tras los ojos de Eric le hizo pensar que esa no era toda la verdad, pero lex prefiri dejarlo eso de lado de momento.
T eres el que decide a quin secuestran? le pregunt.
No soy el nico. Los socios sugieren nombres, pueden ser aceptados o no. Cuando os traen aqu, cualquiera puede pujar en la subasta.
Y mi amigo M ark? Fuiste t?
No, yo no le conoca, aunque le recuerdo. Fue subastado hace tiempo, alcanz un buen precio dijo Eric con aquella media sonrisa de nuevo en su rostro.
Ya no s qu es verdad y qu no lo es dijo lex. As que todo este tiempo en la universidad, Elise, Bastian qu hay de cierto en todo eso?
La mayor parte. No soy un monstruo, lex. Tengo amigos y me gusta pasar un buen rato con ellos como a cualquiera. Reconozco que a veces me costaba no
poneros en vuestro sitio al estpido de Bastian o a ti, pero uno llega a acostumbrarse.
El rubio se acerc a la mesita y dej un sobre cuadrado de plstico transparente encima. Dentro haba un collar de acero de dos piezas, pulido y brillante. A juzgar
por los tornillos, deba colocarse en su lugar y slo poda retirarse con las herramientas adecuadas. Eric se acerc a una de las cmodas de la entrada y busc en uno de
sus cajones. Al volver llevaba unas tenazas en su mano.
Qu vas a hacer? pregunt lex con aprensin.
Cambiarte de collar. Desde ahora llevars el mo respondi Eric. Date la vuelta.
Ni lo suees dijo l, llevando las manos a su cuello. La idea de que le pusiese aquel collar metlico no le pareca tan terrible como que cortase el suyo de cuero,
el smbolo de su entrega.
No hagas las cosas ms difciles de lo necesario su amigo sigui aproximndose.
Si crees que voy a
Una fuerte bofetada interrumpi su frase. El golpe le cogi desprevenido y fue tan violento que not el sabor de la sangre en su boca. El dolor en su odo y la
confusin le dejaron indefenso unos segundos, suficientes como para que Eric le empujase boca abajo sobre la cama y se colocase sobre l a horcajadas. Not el fro del
metal contra su nuca y un chasquido. La familiar presin del collar se afloj al instante.
Su captor arranc la pieza de cuero de un tirn y la lanz a una esquina de la habitacin. Despus se estir para coger el sobre que contena el collar de metal. En
ese momento lex us todas sus fuerzas para inclinarse a un lado, haciendo que Eric perdiese el equilibrio y cayese a un lado de la cama. Antes de que pudiese intentar
golpearle, el rubio ya se haba puesto en pie, con el rostro rojo de furia. lex se qued erguido sobre el colchn, listo para defenderse a pesar de la escasa movilidad que
le permita la cadena. Eric sonri.
Imaginaba que contigo no iba a ser tan sencillo dijo.
Acertaste respondi lex y le escupi para ensuciar su pulcra camisa blanca.
Eric dio una vuelta a su alrededor estudiando la longitud de movimientos que le permita la cadena. M ientras regresaba frente a l, se quit la chaqueta, que dej
apoyada sobre una silla, y se arremang la camisa pulcramente. Justo despus de terminar esta operacin, lanz un puetazo en direccin a lex. l lo esquiv como
pudo antes de darse cuenta de que se trataba de una trampa. El verdadero golpe lleg a sus costillas desde otra direccin, tan demoledor como si se lo hubiesen
propinado con un martillo. M ientras se doblaba, el puo contrario choc contra su cara.
A pesar del dolor y de sentir que se quedaba sin aire, gir sobre s mismo y trat de patear a Eric. Su puntapi golpe en la rodilla adelantada del rubio, que gru,
resintindose y vindose obligado a retroceder. Regresaron a sus posiciones iniciales, lex jadeando y con el costado magullado y puntos brillantes flotando en su
visin. Su oponente cojeaba visiblemente, algo que le produjo cierta satisfaccin.
M e imaginaba algo as de ti dijo Eric. Pero esto slo lo hace ms interesante.
Si esperas que me quede quiero para que me pongas ese collar, olvdate respondi lex.
El rubio se ech sobre l con un repentino arranque de furia, tratando de derribarle de nuevo sobre la cama. Rode su cuello con su brazo mientras desviaba los
golpes de lex con el otro. Ambos cayeron sobre el edredn, forcejeando. El grillete que sujetaba la mueca del chico hiri su piel a causa de los tirones. Aun as no dej
de debatirse y tratar de apartarle. Eric era ms fuerte y pesado pero aun as necesit de sus dos brazos para mantener aquella situacin en tablas. Las rodillas del
muchacho se alzaban para impactar en sus costillas. Result evidente que sera incapaz de ponerle el nuevo collar.
No dejar de resistirme! Y si me pones el collar a la fuerza, har todo lo posible por romperlo, cortarlo o arrancarlo dijo lex con sus ojos clavados en los de
su antiguo amigo.
Eric se apart de l y le observ durante unos instantes mientras se limpiaba la camisa y devolva su pelo a su sitio.
Podra hacer que te sujetasen los guardias y ponrtelo ahora mismo dijo.
Hazlo, eso no cambiar nada le respondi lex con firmeza.
Va a ser una gran satisfaccin romper ese orgullo tuyo dijo Eric sonriendo. Luego sers t mismo el que me pidas que pare y te ponga el collar. Te har
suplicar por ello.
Intntalo y vers lo que consigues.
El rubio recogi su chaqueta y se encamin hacia la puerta. Desde el umbral le lanz una ltima mirada. lex se haba incorporado, sin perder su gesto desafiante.
Cuando termine la cena seguiremos donde lo hemos dejado dijo Eric, y no ser tan amable.
XV

El inspector Holden esper dentro de su coche. El aparcamiento estaba bien iluminado y probablemente vigilado por cmaras, pero confiaba en que su silueta no llamase
la atencin de quien estuviese tras ellas. Haba sopesado varias maneras de colarse en el tico pero ninguna visita inesperada pasara el control de los guardias. Tampoco
haba acceso desde las escaleras contra incendios, as que slo le quedaba cruzar los dedos para que la gula de los ricos y famosos hiciese su trabajo. Al cabo de una hora,
su paciencia dio sus frutos. Una furgoneta con el logotipo de un servicio de catering descendi por la rampa principal y aparc cerca del ascensor. Dos hombres bajaron
y abrieron las puertas traseras.
Holden sali de su coche con rapidez y camin agachado y pegado a la pared. Al llegar a la altura de la furgoneta, sac su pistola y aguard hasta que uno de los
hombres regres. M ostrndole su placa y hacindole una seal para que guardase silencio, se introdujo junto a l en el vehculo. Cuando su compaero lleg tras l, le
encaon con su arma y le indic por seas que entrase.
Al cabo de un rato el inspector sali, en esta ocasin vestido con el mismo uniforme que ellos. Era una suerte que no le hubiesen pedido ninguna orden ni
acreditacin aparte de su placa, porque no la tena. Con una serie de indicios tan dbiles y un testigo que prefera el anonimato un camarero del Aracne, compaero de
universidad de lex ningn juez habra firmado la entrada en un tico de lujo del centro. Desde el primer momento haba sabido que si quera rescatar al chico, tendra
que hacerlo por su cuenta.
El empleado del catering que le acompaaba estaba visiblemente nervioso. Sus rdenes eran llevar varias cajas de marisco hasta la cocina y marcharse. Los planes
de Holden eran acompaarle y una vez all encontrar un sitio tranquilo para cambiarse y registrar el lugar. La nica baza a su favor era que haba estudiado los planos del
tico y tena una idea bastante clara de dnde podan tener retenido al muchacho. Si consegua llegar hasta all sin toparse con los guardias de seguridad o los invitados,
quiz tuviese una oportunidad. Cmo salir ya sera otro tema. Decidi pensarlo cuando llegase el momento.
El ascensor lleg a su destino y salieron con fingida confianza de l. Pasaron la siguiente puerta sin incidentes. Por lo que le haba contado el hombre del catering,
sus entregas eran tan habituales que los guardias ya no les acompaaban por los pasillos, aunque s que les supervisaban por el circuito cerrado de televisin. La cocina,
que era a donde se dirigan, slo tena una cmara en el techo y era poco probable que le prestasen atencin. Haba demasiado ajetreo como para que se tomasen la
molestia de controlar a los cocineros y a los camareros que entraban y salan.
En efecto, al abrir las puertas dobles de las cocinas se encontraron con el bullicio que cabra esperar en un restaurante de lujo. Hombres vestidos de negro atendan
fogones y decoraban platos, que despus colocaban en pulcras hileras. De vez en cuando un camarero vestido tambin de negro y llevando una mscara de animal se
asomaba por otra puerta, como si controlase sus evoluciones. Holden supuso que haba llegado en medio de la cena.
Sin necesidad de que les indicasen el camino, su acompaante y l siguieron hasta la cmara frigorfica situada en uno de los extremos. Tras depositar las cajas de
marisco, le indic que poda marcharse, recordndole que si le delataba estara poniendo en peligro una importante operacin policial encubierta. El inspector rez para
que su engao se sostuviese lo suficiente como para encontrar a lex y salir de all. Despus intua que nadie pedira explicaciones.
Esper a que el empleado del catering se hubiese marchado mientras l finga que ordenaba el pedido. Despus le sigui, saliendo por donde haban entrado. Haba
visto otras puertas de camino y su plan era sencillo, buscar a uno de aquellos camareros enmascarados y repetir su maniobra de polica de incgnito. Si no acceda por
las buenas, le convencera a punta de pistola. Despus saldra con su nuevo disfraz. En el caso de que le descubriesen antes de lograrlo, alegara que era nuevo y se haba
perdido.
Camin por el pasillo probando las manillas de las puertas. Varias se resistieron. Una revel un pequeo cuarto de servicio con productos de limpieza. Otra lo que
pareca un dormitorio en desuso, quiz destinado a los empleados adicionales contratados para eventos especiales. La ltima puerta le condujo a una pequea sala con
una televisin, una cafetera y sillones. Haba una mscara de conejo sobre la mesa y la luz de lo que pareca el bao estaba encendida. Sac su arma.
No se mueva. Polica dijo en voz baja al hombre que se lavaba las manos.
Pero Usted no puede logr articular el individuo con la confusin pintada en su rostro.
Silencio. Ahora va a responderme a unas preguntas. Ha visto a este hombre? dijo Holden mostrndole la foto de lex en su telfono.
No lo s, hoy hay muchos invitados y docenas de muchachos jvenes. Adems, usted no puede estar aqu.
No me diga. Qutese la ropa la sea con el arma hizo reaccionar al hombre con ms rapidez que la visin de su placa. El chico no es un invitado. No te hagas
el loco, dnde les tienen?
El gesto del camarero cambi a una sbita comprensin y palideci. Como Holden supona, era difcil que los empleados no estuviesen al tanto de lo que all
pasaba. Hasta entonces el dinero y el poder de su jefe les haba hecho creer que las leyes no se aplicaban a ellos, sofocando cualquier duda moral que tuviesen. Sin
embargo ahora un polica se haba presentado en la casa y no precisamente para hacer amigos.
Ver, yo no saba nada balbuce el hombre, ellos los traan y los llevaban
Ya me contars eso luego en comisara dijo Holden aumentando el farol. Dnde les tienen?
La subasta ya ha terminado, as que cada uno estar en su habitacin. Los compradores pasarn a recogerles despus de la cena.
Entiendo, porque no hay nada que abra ms el apetito que comprar y vender gente replic el inspector sintiendo la ira crecer en su interior. Dime en qu
parte estn las habitaciones planta de arriba? Izquierda, derecha?
Planta de arriba, en el extremo norte. Pasando el gran saln hay una puerta doble y un pasillo, es all dijo el hombre de forma servicial.
Perfecto, ahora vas a hacerme otro favor dijo Holden sacando sus esposas.
M ientras cerraba la puerta de la habitacin tras de s, supuso que el camarero habra empezado a sospechar que aquella no era una operacin policial normal cuando
le amordaz y le encerr en uno de los armarios. De nuevo, confi en que la amenaza de presentar cargos por obstruccin le mantuviese callado al menos un rato.
El gran saln estaba vaco salvo por algunos sirvientes que barran el suelo. A su derecha haba una enorme puerta doble, cerrada. Por el rumor de las
conversaciones y el tintineo de las copas supuso que se tratara del comedor. Agradeci no tener que probar la calidad de su disfraz atravesndolo. Con paso firme lleg
hasta el otro extremo de la sala desierta y abri la puerta. Como le haba dicho su reacio confidente, all estaba el pasillo. Si los planos que haba memorizado eran
correctos, haba ocho habitaciones. La estadstica no estaba de su parte.
La primera puerta le mostr un dormitorio lujosamente decorado, con una enorme cama doble. De rodillas frente a ella estaba un muchacho joven vestido con un
pantaln negro. No era lex. El chico alz la mirada con timidez pero al ver su mscara de animal se relaj. Estaba acostumbrado a ver a los sirvientes con ella.
Holden cerr la puerta sintindose mal por tener que abandonar all a aquel chaval desconocido. Se esforz por grabarse su rostro en la mente para compararlo con
las fichas de personas desaparecidas cuando volviese a la comisara. Se dio cuenta de que era optimista. Todava tena que salir. Repiti el proceso con otras puertas. En
todas encontr lo mismo: chicos jvenes y asustados que le observaron con los ojos muy abiertos, como animales sorprendidos por los faros de un coche. Algunos se
recomponan con rapidez y presentaban un gesto desafiante, pero la mayora permanecan donde estaban, sin atreverse siquiera a dar un paso. En alguna ocasin el
chico no estaba libre por la habitacin, sino que se encontraba sujeto al cabecero de la cama por una cadena que iba hasta su mueca.
As fue como encontr a lex. Al abrir la puerta no le reconoci. Estaba de espaldas a l, en el otro extremo de la cama. Tuvo que acercarse unos metros para verle
mejor. Dud si decir su nombre pero prefiri guardar silencio y no delatarse an. Al llegar a su altura vio que estaba cabizbajo, con el rostro hundido entre sus manos.
En ese momento el muchacho se revolvi y salt sobre l, tratando de alcanzarle. Slo la cadena que le sujetaba impidi que cerrase su presa sobre su cuello. En su
cara slo haba furia y desesperacin.
lex! exclam, sin alzar demasiado la voz. Soy yo!
Record la mscara de animal sobre su rostro y se la quit. El chico se qued inmvil al instante, aunque tard unos segundos en hablar.
Qu? Inspector Holden? Peter!
Soy yo, lex dijo l, abrazndole, voy a sacarte de aqu.
Sinti el fibroso cuerpo del chico pegado al suyo como un naufrago a su nica tabla de salvacin. Le apret contra s y al separarse, le observ de arriba a abajo.
Tena seales recientes de haber sido golpeado, el labio partido y moratones en varios lugares. A pesar del castigo recibido, la mirada de lex segua siendo decidida. No
era casualidad que hubiese intentado estrangularle antes, lo ms probable era que la trampa fuese destinada a su captor, fuera quien fuese.
Tu ropa est por aqu? le pregunt.
No, me la quitaron en la planta baja. No s si en esta habitacin habr algo respondi lex, pero primero tendra que quitarme esto.
Tir del grillete con frustracin. El inspector tom su mueca y estudi la cerradura. Por suerte pareca destinada a detener a muchachos y no a delincuentes
profesionales. Sac una de sus ganzas de la cartera y comenz a maniobrar con ellas. Al poco tiempo el pestillo se abri con un sonoro chasquido. lex sonri y frot
su piel, enrojecida y magullada. Deba haber estado forcejeando un buen rato para intentar soltarse.
Juntos revisaron los armarios tan deprisa como pudieron. Haba varios pantalones negros y camisas, quiz destinados a reponer la ropa rasgada o manchada en los
juegos que tenan lugar en aquellas habitaciones. lex se puso una de las camisas y se adecent como pudo frente al espejo del bao. Limpi la sangre de su labio y tap
el resto de sus marcas lo mejor que pudo. Aun as segua siendo un muchacho joven con apariencia desvalida, bastante fuera de lugar en aquel sitio. No pasara por un
invitado ni tampoco por un sirviente. Slo podan confiar en su suerte a la hora de recorrer aquellos pasillos. Si se cruzaban con un guardia de seguridad, todo podra
acabar en unos segundos.
Yo ir primero dijo el inspector, cuando me veas en la esquina, si te hago una sea, significar que est despejado. Entonces avanzas tan rpido como
puedas hasta all. Si no, esperas hasta que te avise.
Y el resto? pregunt lex. Vendieron a otros antes que a m.
Estn en las habitaciones contiguas. Ahora no podemos hacer nada por ellos.
Pero se los llevarn, como a M ark! Y despus nadie volver a saber de ellos! No podemos dejarles aqu.
Si nos cogen a todos tampoco servir de nada, ni a ellos ni a tu amigo respondi Holden. Le costaba tanto como a lex dejar a su suerte a aquellos muchachos,
pero no haba alternativa.
Holden tom aire y sali al pasillo. Recorri mentalmente la ruta hasta la salida. La parte ms difcil sera el ascensor, pero se preocupara de eso ms tarde. Hizo
un gesto a lex para que se quedase atrs y avanz hasta la puerta doble que daba al gran saln. Un sirviente segua limpiando el suelo diligentemente. No poda esperar
a que terminase, as que hizo la seal a lex. Sin esperar a ver si le segua, avanz en direccin al criado. Antes de llegar a l ech la vista atrs y apremi a lex para que
cruzase el saln.
Necesitas ayuda? le dijo al hombre, que llevaba una mscara de conejo como la suya. Se posicion para interponerse en su campo de visin.
No, esto ya casi est respondi el otro ligeramente confuso. Eres de los nuevos?
S, me han contratado para la fiesta.
Entonces ser mejor que bajes a las cocinas, all es donde tendrn ms que hacer continu, aparentemente conforme con su escueta explicacin.
Holden asinti y se dirigi a la puerta del saln. Vio la cabeza de lex asomndose y su gesto de alivio al verle aproximarse. Le dirigi hacia la siguiente puerta.
Slo un pasillo ms y estaran fuera. Tampoco haba nadie all. Vio la puerta del ascensor y se acerc a ella tratando de aparentar normalidad. Al pulsar en el botn de
llamada, nada ocurri.
Hay algn problema? se escuch una voz metlica proveniente de punto sobre l. Era una cmara de seguridad.
Los del catering van a traer una caja ms de langosta. Tengo que bajar a por ella improvis el inspector mirando directamente a la lente. Su mscara de conejo
le volva igual a otros tantos camareros de la fiesta. lex permaneca oculto fuera de plano.
Est bien dijo la voz tras un titubeo.
El ascensor cobr vida y el indicador de la planta comenz a subir. lex y Holden lo miraron esperanzados. De repente escucharon pasos apresurados en la
distancia y los nmeros se detuvieron.
Qu ocurre? pregunt Holden a la cmara.
Un momento, por favor. Estamos haciendo una comprobacin.
Al polica no le gust cmo sonaba aquello. Sac su arma y golpe la lente de la cmara hasta reducirla a aicos. Despus trat de separar las puertas del ascensor
con todas sus fuerzas. lex corri a buscar un macetero de metal y us una de sus patas para hacer palanca. Con un sonido de aire que escapaba vencieron la resistencia
y abrieron el acceso al foso. El ascensor estaba parado varias plantas ms abajo. Los pasos sonaban ms cerca, ahora acompaados de voces alteradas.
Por la escalera de servicio dijo Holden, bajaremos al siguiente piso y llamaremos desde all.
Y si lo bloquean?
Entonces por las escaleras de incendios vamos!
lex se estir hasta la escalera encastrada en el hormign y descendi tan rpido como pudo. El inspector le sigui, dando una patada a la maceta para que la puerta
se cerrase tras l. Al poco tiempo escuch a alguien forcejear con ella tal y como ellos haban hecho.
Desde el interior del foso estaban en mala posicin para pelear y ms an para abrir la puerta bajo ellos a la fuerza. Agarrados precariamente al marco, buscaron
una forma de forzarla.
Rompe el mecanismo de tu lado! dijo lex.
Sacaron las ruedas de sus guas a patadas y la puerta se desencaj. Hicieron que las hojas se deslizasen por los rieles y saltaron hasta la planta inferior. Se
escucharon voces dndoles el alto y varias sombras se recortaron un piso ms arriba. Holden apunt su arma hacia abajo y dispar, con la esperanza de que el ruido
desalentase a sus perseguidores, al menos momentneamente. Tal y como haba supuesto, el estampido hizo que los guardias se replegasen y se ocultasen.
Ascensor o escaleras? le dijo lex.
Escaleras, corre respondi Holden mientras sacaba su telfono.
Hizo una llamada breve y corri siguiendo al chico escaleras abajo. Tras ellos los guardias no tardaron en reanudar su persecucin. Si activaban de nuevo el ascensor
no importara lo mucho que corriesen, les cortaran el paso tanto en el vestbulo como en el aparcamiento.
A medio camino toc en el hombro a lex y le indic que se detuviese.
Ahora qu? dijo el chico. Aqu no hay cmaras, pero no tardarn en buscarnos planta por planta.
Slo tenemos que despistarles unos minutos respondi Holden tirando a un lado la mscara de conejo que an llevaba colgando del cuello.
Las voces de sus perseguidores se escucharon ms cerca, pero haba demasiados pisos que registrar. El inspector consult su reloj una y otra vez hasta que una
sirena en la distancia revel lo que haba estado esperando. Volviendo a sacar su mvil, hizo una nueva llamada.
Soy el inspector Holden, nmero de placa 23572. Respondiendo al aviso de disparos en la Torre Almond. M e encuentro en la planta 65, procedo a salir con un
detenido, avise a las patrullas.
Despus de colgar, Holden cogi a lex del brazo, le ech por encima su chaqueta para cubrir su rostro y baj con tranquilidad por las escaleras. Como haba
supuesto, los guardias de seguridad se retiraron al escuchar las sirenas de polica. El aviso a la central era un seguro de vida: ahora saban que estaba all y cualquiera que
estuviese escuchando la frecuencia policial sabra que intentar algo contra l hara caer sobre su atacante toda la ira del departamento. Imaginaba que aquello le traera
problemas por la maana, pero prefiri afrontarlo en su momento.
Tras una sucesin interminable de escaleras se toparon con un agente de uniforme que les identific y avis por radio. Unos minutos ms tarde salan por la puerta
principal. La mirada de los empleados de la torre tras el mostrador no dejaba lugar a dudas. Si hubiesen podido le habran pegado un tiro all mismo. Tendran que
esperar otro da.
Con la cara tapada, lex entr en uno de los coches de polica. Holden inform brevemente al agente de mayor rango, omitiendo todos los detalles sobre su
presencia all. Oficialmente haba escuchado el aviso sobre el tiroteo cuando estaba por la zona. Al llegar se haba encontrado con el sospechoso tratando de acceder a los
pisos superiores, primero por las escaleras contra incendios y despus por el hueco del ascensor. Tras darle caza, haba procedido a detenerle. No haba encontrado
ningn arma en su poder, as que sospechaba que poda tener un cmplice todava en el interior. El mvil lo desconoca, pero sospechaba de un intento de robo.
El agente al mando no encontr motivos para dudar de su palabra y obvi hacer ningn comentario sobre su indumentaria. Los policas uniformados registraran el
edificio planta por planta en busca del supuesto cmplice. Le remitieron a la comisara ms cercana para que realizase su informe.
El inspector subi al mismo coche en el que estaba lex y le observ a travs de la mampara de separacin.
Van a detenerme?
Por ahora s, aunque dudo de que nadie en la torre vaya a poner una denuncia. Eso supondra tener a la polica husmeando y pidiendo registrar todo el lugar.
Tranquilo, no estars mucho entre rejas respondi Holden. M i consejo es que digas que seguiste a un amigo al edificio sin saber que pretenda robar en l. Al
negarte os peleasteis y l dispar.
Se lo creern?
Sin denuncia ni objetos robados en tu poder, hasta el abogado de oficio ms torpe lograr que se desestime el caso. Los jueces no quieren perder el tiempo con
estas cosas.
lex asinti y por primera vez desde que Holden le haba encontrado pareci relajarse ligeramente. Su cuerpo, hasta entonces tenso como una cuerda de piano, se
relaj sobre el asiento. Las sombras en torno a sus ojos delataban su agotamiento y la falta de sueo acumulada.
Dime, quin te hizo eso? pregunt Holden, sealando al labio partido y los moratones de su cuerpo.
Prefiero no decirlo lo va a investigar? dijo lex con preocupacin.
Por qu no? el inspector le mir fijamente. No quieres pillar a ese cabrn?
No puedo es complicado respondi el chico.
Le conocas? aventur Holden, leyendo en sus expresiones. Es alguien del club? Ese tal Nick?
No, no ha sido l respondi apresuradamente lex. Es cierto que conoca de antes a la persona que me ha hecho esto, pero tengo que solucionarlo por mi
cuenta.
Las cosas no son tan fciles, lex. Esa gente es peligrosa y ahora t eres la nica persona que ha visto lo que hacen y ha escapado. No dudarn en acabar
contigo. Djame que te ayude la voz del inspector era calmada. No le preocupaba tanto resolver el caso como proteger a lex y esperaba que l lo entendiese.
Gracias, de veras respondi el chico, pero primero tengo que intentar hacerlo a mi manera.
Holden asinti. Saba que los agentes no encontraran nada en el rascacielos. Si les dejaban entrar en el tico, cosa que dudaba, los invitados hara ya tiempo que se
habran marchado, junto con los chicos secuestrados. No quedara ninguna prueba de que all hubiese ocurrido nada ms que una fiesta entre amigos. Un grupo de
invitados sin nombre que jams se identificara y que negaran haber escuchado disparo alguno. Quiz era mejor as. Si tenan miedo de llamar la atencin, dejaran en paz
al muchacho. Con suerte puede que incluso abandonasen los secuestros, al menos por un tiempo.
Un agente les llev de vuelta a la comisara. Ficharon y tomaron declaracin a lex, que a pesar de los nimos del inspector, no lograba evitar un ligero temblor en
sus rodillas. Tuvo que pasar la noche en un calabozo, por suerte para l aislado y lejos de las masificadas celdas de los presos comunes. Tal y como Holden haba
predicho, a la maana siguiente el juez desestim los cargos y le dejaron en libertad.
XVI

Al salir de la comisara a la maana siguiente, lex se encontr solo. El inspector Holden le haba dicho que era peligroso que les viesen juntos de momento, ya que la
investigacin del incidente de la torre segua en marcha. Obviamente no se haba encontrado a ningn sospechoso pero el supuesto tiroteo haba tenido lugar en un barrio
rico y las altas esferas queran dejar claro que hacan todo lo posible para evitar que volviese a suceder. lex slo haba tenido que repetir el nombre que le haba
indicado Holden, identificndolo como su cmplice y el cerebro que haba ideado el robo. Se trataba de un traficante de poca monta del que no se tenan noticias desde
haca algn tiempo, un cabeza de turco perfecto. A ojos del juez, su colaboracin y el hecho de que no se llegase a robar nada eran suficientes como para eximirle de
culpa. Las probabilidades de que localizasen al delincuente o recuperasen la bala que el inspector haba disparado en el hueco del ascensor eran remotas. Aun as
esperaba que Holden no tuviese problemas por su culpa. Le haba salvado y nunca podra agradecrselo lo bastante.
M ientras segua absorto en sus pensamientos una figura se le acerc subiendo por las escaleras. Domin su reaccin instintiva de huir lo suficiente como para ver
que se trataba de Nick. Su rostro reflejaba preocupacin y en cuanto se acerc a l, le estrech en un abrazo.
lex, qu ha pasado? He venido en cuanto lo he sabido.
Cmo te has enterado?
M e ha llamado un inspector de polica dicindome que habas estado implicado en un incidente y que te liberaran esta maana. No me ha explicado mucho ms
dijo Nick mientras le cubra con su abrigo y se pona a su lado. Estaba tan absorto que no se haba dado cuenta de lo poco adecuado de su atuendo para el fro de
aquella poca del ao.
Un incidente repiti lex sonriendo. El inspector Holden era un maestro del eufemismo. Llvame a mi casa, por favor. Te lo explicar por el camino.
Cuando llegaron hasta la puerta de su edificio, lo familiar de aquella situacin le result extraa a lex. A pesar del poco tiempo que haba permanecido
secuestrado, la intensidad de las emociones que haba vivido haban vuelto su vida cotidiana opaca y lejana. Suspir deseando que todo pasase como un mal sueo. Por
desgracia saba que haba cosas que ya nunca podran dar marcha atrs.
No puedo creerlo dijo Nick, haba odo rumores de grupos que abusaban de los sumisos, pero nunca nada a esa escala. Crees que a tu amigo tambin se lo
llevaron ellos?
Eso me temo. Slo espero que quien fuera que le comprase le est tratando bien respondi lex. Quiero pensar que les tienen como esclavos en algn lugar,
en sus mansiones o en sus casas de las afueras. No tendra sentido pagar tanto si su intencin era usarnos y desecharnos.
Entonces vas a seguir buscndole
Tengo que hacerlo, ahora ms que nunca respondi l, con conviccin.
Puedes contar conmigo, te ayudar en todo lo que pueda dijo su amigo apoyando su mano sobre su hombro, lo que provoc un escalofro involuntario.
Gracias, Nick una dbil sonrisa asom a los labios de lex.
Tras despedirse prometiendo llamarle en cuanto consiguiese un telfono, lex subi a su piso. Un instante de duda le asalt al abrir la puerta, pero todo segua tal
y como lo haba dejado. Nick le haba ofrecido su casa, pero haba declinado amablemente. No quera vivir su vida con miedo, prefera arriesgarse y enfrentarse a lo que
tuviese que venir. Por suerte all slo haba silencio y soledad. Descorri las cortinas. El sol de la maana le hizo pensar que las cosas podan ser normales an. Al
menos por su parte intentara que as fuese.
Al mirarse en el espejo, antes de tirarse en la cama para intentar recuperar algo de sueo, vio su cuello desnudo. Pas sus dedos por la piel, libre por primera vez
desde haca muchas semanas. Sinti la irresistible necesidad de volver a ponerse el collar. Aunque conservaba el blanco, el primero que haba llevado, contuvo el impulso
de ir a buscarlo. Tena que pensar.
Con un remolino de dudas y emociones enturbindolo todo en su cabeza, se dej caer sobre su edredn. Ni siquiera hizo el intento de abrir la cama. El agotamiento
le venci y cerr los ojos.
Unos golpes en la puerta le despertaron. La luz del exterior estaba baja y las persianas dibujaban sombras alargadas sobre las superficies de la habitacin. Aunque
le haba parecido un segundo, deba haber dormido todo el da. Se levant y se dirigi hacia la entrada. Los golpes se repitieron, no muy fuertes pero s insistentes.
Al abrir la puerta se encontr a Elise, que le mir con ojos asustados y le abraz.
lex, dios mo! M e han contado lo que te ha pasado, menos mal que ests bien dijo su amiga estrechndole con fuerza. La calidez de su cuerpo, la primera
que senta desde haca tiempo, le reconfort.
Estoy bien, no te preocupes dijo l acariciando la cabeza de la muchacha. Gracias por venir.
Pero qu ha pasado? Bastian no saba nada y Eric tampoco ha venido hoy a clase.
No ha ido? Quin te ha avisado? Y qu te han dicho?
Un inspector de polica muy amable. M e dijo que te haban secuestrado pero que no hablase de ello, que slo me lo haba contado a m y a otra persona por si
necesitabas nuestra ayuda.
Creo que ya s quin es dijo lex, sonriendo ante la manera sutil de Peter de ocuparse de l. No te explic nada ms?
No qu ha pasado? Te han hecho dao?
Ser mejor que pases. Te lo contar todo.
Elise asinti y le sigui al interior, sentndose con las piernas juntas en el sof. Era la primera vez que entraba en el piso y sus ojos saltaron de un detalle a otro con
curiosidad. lex encendi las luces para ahuyentar a las sombras y prepar un caf sin preguntar a su amiga. A ambos les vendra bien, sobre todo con lo que estaba por
llegar.
Fue Eric dijo lex, sin poder contenerse, mientras colocaba una taza humeante delante de Elise y se sentaba a su lado. l lo organiz todo.
Pero lex, no lo entiendo qu quieres decir con que fue Eric?
Recuerdas que estaba investigando la desaparicin de mi amigo M ark? Hay un grupo de personas que se dedica a buscar a nuevos sumisos. Saben que la polica
no investigar sus desapariciones, quiz porque hay gente importante involucrada, y se los llevan. Los compran y los venden como esclavos. Eric estaba all. Y me
compr.
Pero eso es horrible, por qu hara algo as? l es nuestro amigo! el rostro de su amiga estaba desencajado por la sorpresa y la incredulidad.
No lo s, pareca tan diferente cuando habl con l no s si siempre nos enga, o pas algo en las ltimas semanas. Creo que verme con el collar pudo
desencadenarlo todo.
Fue tambin l quien que se llev a tu amigo?
No lo creo. Supongo que le cogieron como a m y le vendieron en una de sus fiestas. Confo en que est bien respondi lex meneando la cabeza.
Y qu vas a hacer ahora? Vas a denunciarle?
No lo he pensado mucho esta noche. No le he dicho nada a nadie sobre l, slo a ti. Creo que esperaba poder verle una ltima vez y pedirle que me explicase
el porqu de todo esto. Pero ya me has dicho que no ha ido a la universidad hoy. Tendra que haberlo imaginado.
Tampoco responde a las llamadas ni a los mensajes.
Supongo que ya se habr marchado del pas, o al menos muy lejos de aqu. No tengo ninguna prueba en su contra pero querr cubrirse las espaldas. Si no ha
huido por su cuenta, habr sido su padre el que le ha enviado fuera dijo lex con evidente frustracin.
Yo no s qu decir. Supongo que le odiars ahora dijo Elise apoyando una mano sobre su hombro.
Lo peor es que no es as dijo l con una mueca en sus labios. Si las cosas hubiesen sido de otra manera, podra haber llegado a funcionar. Se lo dije. Llevaba
el collar y estaba dispuesto, no haca falta nada de aquello. Pero l no quera compartirme, no quera que me entregase a l. Slo deseaba poseerme, sin que yo tuviese
ninguna opcin.
Crees que estaba enamorado de ti? Elise se sonroj, consciente quiz de que aquello se asemejaba mucho a su propia situacin.
Alguien enamorado no hace esas cosas respondi lex de forma cortante. Eric estaba obsesionado, para l yo era algo que tener, un capricho, un trofeo.
Elise se abraz a l de nuevo al notar como su voz se quebraba y lex inclin su cabeza hasta tocar la suya. Ella no poda saber por lo que haba pasado, pero
intua el dao que le haban hecho. No era tanto la privacin de libertad o el hecho de ser vendido como ganado. Lo peor era sentir la traicin de alguien a quien
consideraba uno de sus mejores amigos. Aquella mentira le haca dudar de todo, le hera y le volva inseguro. En quin podra confiar ahora? Dnde podra refugiarse?
Tom aire para serenarse y rode a la muchacha con sus brazos. En los momentos ms difciles segua teniendo a alguien. Se dio cuenta de que los haba tenido en
todo momento. Elise, Peter, Nick. No le haban pedido nada, slo haban estado all para l.
Ahora ya ha pasado le susurr lex a su amiga, estrechndola un poco ms contra l. No voy a pensar ms en ello.
Seguro que ests bien? pregunt ella, titubeando al ver su tmida sonrisa.
Lo estar.
Puedes contar conmigo para lo que necesites, lo sabes verdad?
lex asinti y se separaron ligeramente. La mirada de Elise descendi hasta su cuello y sus ojos se abrieron como si se diese cuenta por primera vez de la diferencia
en l.
Tu collar
Eric lo cort. Era parte del trato, comprarme le daba derecho a eso y a ponerme otro. Pero me resist y bueno, no se lo tom bien volvi involuntariamente
la cabeza, como si sintiese un repentino pudor por las marcas de golpes.
Fue l quien te peg? la furia encendi el rostro de su amiga, que apret los puos estrujando la tela de su pantaln. Es un
Da igual, en serio la interrumpi lex, sujetando sus manos para que se relajase. No digas palabrotas, no te va nada.
Est bien lentamente Elise se relaj. Volvers a ponrtelo? Seguirs con el rojo?
No lo he decidido an. Quiero llevarlo, de eso estoy seguro, pero tengo que aclarar mis ideas respondi l, con la mirada ligeramente perdida. Aquel era su
mayor dilema, mucho mayor que el de denunciar o no a Eric.
Tmate el tiempo que necesites. No hay prisa su amiga se detuvo un instante, o es que hay alguien con quien?
No, todava no.
Aparentemente satisfecha con esa respuesta, Elise no insisti y cambi de tema, hablndole de lo poco que se haba perdido en la universidad. Senta como si
hubiese estado dormido una dcada. Preguntarle por trivialidades le produjo un raro alivio. No era alguien extrao, no era una vctima, no arrastraba una extraa historia
de secuestros y traiciones tras de s. Tan solo un estudiante con trabajos por hacer y notas mediocres. Sonaba tan convencional que durante unos minutos fantase con
ser esa persona. Un chico corriente.
Para cuando se dieron cuenta ya era muy tarde. Le ofreci su cama a su amiga y le propuso cocinar algo para cenar. Ella accedi. Tuvo la sospecha de que no le
habra dejado a solas aunque se lo hubiese pedido. Pero de verdad le haca falta. Tenerla all le centraba. Enzarzados en una batalla con los platos y las sartenes, rindose
y aparentando una vida normal, se pregunt si al da siguiente tendra el valor para hablarle del inspector Holden, de Nick y de lo mucho que deseaba que alguien le
guiase, le ensease, le protegiese. Si alguna vez lo haba necesitado, era ahora.
XVII

El inspector Holden ya haba perdido la cuenta de las veces que haba tenido que esperar a lo largo de aquella investigacin. El vestbulo de la mansin en la que se
encontraba era con diferencia el lugar ms lujoso en el que lo haba hecho. El mayordomo que le haba recibido le haba tratado de manera exquisita, ofrecindole un t o
un caf. l haba declinado, pero aun as despus de un rato una sirvienta vestida con traje negro y cofia, al estilo ms clsico, haba aparecido para dejar una jarra con
agua con limn en un aparador. Las personas ricas tenan muebles especficos para las cosas ms absurdas, pens.
El hombre al que quera ver apareci por una puerta lateral y se acerc a estrechar su mano. De mediana edad y con el pelo canoso, su apretn todava era firme y
seguro. Clav sus ojos negros en Holden y a pesar de su aparente cordialidad, la arruga de su entrecejo delat la tensin subyacente.
M e han dicho que deseaba verme, inspector. Soy Henry Beaumont. En qu puedo ayudarle?
Seor Beaumont, vengo por un asunto relacionado con su hijo Eric dijo Holden, poco predispuesto a suavizar las cosas, y mucho menos en aquella situacin.
Lamento decirle que mi hijo no se encuentra aqu. Ha decidido continuar sus estudios en el extranjero le dijo el hombre, con la fluidez propia de un discurso
ensayado.
Algo as tena entendido. Sin embargo pens que podra hablar con usted y resolver un tema que ha dejado pendiente.
No me inmiscuyo en las actividades de mi hijo, as que dudo mucho que pueda ayudarle
Es un asunto concerniente a un compaero de clase suyo. Creo que asistieron juntos a una fiesta recientemente, con la diferencia de que este chico, que por
cierto es amigo mo, fue invitado de manera un tanto irregular el tono del polica se fue endureciendo a medida que hablaba.
Lamento no saber a qu se refiere replic Beaumont de manera cortante. Si me disculpa, inspector, soy un hombre ocupado y como le deca no estoy al
tanto de los asuntos de mi hijo. Tendr que tratarlo directamente con l cuando regrese.
El hombre hizo un gesto para conducir a Holden a la salida, pero el inspector permaneci clavado en el sitio, indiferente ante su movimiento. Ambos se observaron
durante un instante, con las mandbulas apretadas. Los ojos grises del polica brillaban inexorables.
Usted y yo sabemos que Eric no va a volver, de momento dijo Holden. M s adelante, cuando las cosas se hayan calmado y sus abogados le aseguren que ya
no hay peligro, se plantear regresar como si nada hubiese ocurrido me equivoco?
No permitir que levante falsas acusaciones en mi casa, inspector. No dude de que sus superiores tendrn conocimiento de esto.
M e parece bien, podemos reunirnos todos. Yo llevar a mi testigo, un chico que declarar por escrito que fue secuestrado y torturado por su hijo las palabras
del polica resonaron como latigazos en el silencioso vestbulo. Quiz ningn juez acepte el caso, pero a la prensa le encantar tener una transcripcin de su
testimonio, acompaada, por supuesto, por una bonita coleccin de fotografas de las lesiones que su querido Eric le provoc.
Si cree que voy a caer con una amenaza tan burda
Ah, por supuesto que caer le interrumpi Holden, con aire calmado a pesar de la furia que bulla en su interior. Sobre todo porque no puede saber si su
nio mimado cometi algn error y dej una pista que le incrimine claramente. Quiz alguien le hizo una foto en aquella fiesta? O el anillo de su mano derecha dej una
marca imposible de falsificar en el pmulo del pobre muchacho al que dio una paliza? Nunca podr estar seguro. Quiere arriesgarse a hundir su reputacin para
siempre?
La ltima frase golpe a Beaumont como un mazo. Su arrogancia desapareci en un instante y mir a Holden con la desesperacin del que se sabe atrapado.
Qu es lo que quiere? Dinero?
Quiero la verdad. Estaba al tanto de lo que haca su hijo?
S por desgracia. M e enter demasiado tarde, si no le habra sacado de esa locura mucho antes dijo el hombre con resignacin.
Sabe quines estn implicados?
Conozco algunos nombres pero aunque se los diga no tiene pruebas contra ellos. Son gente importante, mucho ms que usted y yo. Nos aplastaran antes de que
pudisemos acusarles de nada.
No me interesa acusarles dijo Holden sacudiendo la cabeza, s que no llegara a ninguna parte. Quiero que use sus contactos y encuentre a una persona.
A quin? Beaumont le mir intrigado.
M ark Renton, un chico que fue vendido en una de esas fiestas a las que asista Eric. No s a quin, por eso recurro a usted. Es un cro, como muchos otros
subastados all Holden saba que apelar a la conciencia del hombre no era una gran estrategia, pero no poda dejar de intentar encontrar un atisbo de humanidad en l
. Imagine que fuese su hijo. Slo quiero sacarle de donde est y que regrese sano y salvo.
M e pide algo casi imposible.
Ya sabe lo que se juega el tono del polica se endureci de nuevo. Recurra a sus influencias, mueva hilos. Si tiene favores por cobrar, ste es el mejor
momento para hacerlo.
Si localizo a ese tal Renton, qu quiere que haga?
Haga saber a la persona que le retiene que conozco toda la trama. Puede llevarme meses o aos, pero llegar hasta l y le har pagar. No importa lo alto que est
o lo importante que se crea, caer. Si quiere evitarlo, slo tiene que dejar en libertad a M ark.
Con eso ser suficiente?
Por mi parte el caso quedar cerrado y no habr ms preguntas. Le doy mi palabra.
Beaumont asinti, con el gesto descompuesto. Sin esperar a que se recuperase, Holden le dio la espalda y sali de la mansin. M ucho de lo que haba dicho era un
farol pero confiaba en que no hubiese resultado demasiado evidente. Lo nico totalmente cierto era su conviccin y su decisin de llegar hasta el final. Si no le
entregaban a M ark removera hasta la ltima piedra para dar con el responsable. A pesar de todo tena esperanzas de que su estrategia funcionase. Una desventaja de las
sociedades secretas, adems de la paranoia inherente a sus miembros, era su precario manejo de la informacin. Les sera imposible comprobar cunto haba descubierto
y era probable que prefiriesen sacrificar un humilde esclavo antes que arriesgarse a una investigacin oficial. Con eso contaba.
M ientras avanzaba por el camino de gravilla en direccin a su coche, pens en lex. Esperara antes de decirle nada. Despus de lo que haba vivido no quera darle
falsas esperanzas. La imagen del chico tal y como le haba visto en la fiesta bail en su mente. Defendindose hasta el ltimo aliento pero a la vez expuesto y
desamparado. Quiz parte de esa sensacin de vulnerabilidad se la haba transmitido su cuello, que haba visto desnudo por primera vez. M ene la cabeza. El collar y su
promesa de cuidado y proteccin no servan de mucho si no haba nadie all para cumplir su parte del acuerdo.
XVIII

No haba nada que diferenciase aquella estacin de servicio de otras en medio de la nada. lex intent descubrir las luces de la ciudad en el horizonte nocturno, pero no
fue capaz. Camin nervioso junto a la carretera. Haban pasado dos semanas y la primera llamada que haba recibido del inspector Holden haba sido para pedirle que le
acompaase en un viaje de cientos de kilmetros, con un destino que no quiso revelar. Acept. Tras ms de una hora, haban salido de la autopista por un desvo mal
sealizado y ahora estaban all, entre el fro y la niebla.
Espera ah y no te muevas haban sido las nicas instrucciones del polica.
l obedeci. Poda verle sentado sobre el cap de su coche, sin perderle de vista. A pesar de lo extrao de la situacin, no senta ningn miedo a su lado. Frot sus
manos en un vano intento de calentarlas.
Unos minutos ms tarde vio una figura delgada que surga de la niebla y avanzaba tambalendose en su direccin. No pudo distinguir sus rasgos. Se volvi hacia
Holden, que se haba puesto en pie. La silueta se le hizo vagamente familiar. Al llegar al dbil crculo de luz de la primera farola, le reconoci. Era M ark.
lex corri hacia l. El muchacho levant las manos y se encogi con un gesto defensivo.
M ark! dijo lex, abrazndole con fuerza.
lex? la rigidez y aprensin del muchacho se desvaneci. De verdad eres t?
Los esculidos brazos de M ark se aferraron a l y el chico estall en llanto. Continuaron as durante unos minutos hasta que las lgrimas cesaron. Holden se acerc
a ellos y sin decir nada les gui de vuelta al coche.
En el camino de regreso, lex y el recin liberado, dormido por puro agotamiento, compartieron el asiento trasero. El inspector le cont la verdad. Una llamada
annima le haba avisado de dnde liberaran a M ark, un lugar sin cmaras, en una carretera secundaria al borde de la autopista. Por el bien de todos deba renunciar a
seguir la pista a sus captores. Haba accedido, obviamente.
lex supuso que haba mucho ms tras esa sencilla explicacin. Holden siempre evitaba hablar de sus logros, como si su todo su esfuerzo fuese lo que caba esperar
en su trabajo. Nunca estara lo bastante agradecido con l.
XIX

M ark no tard en ganar peso y volver a ser el de siempre. Se mud con lex hasta que se hubiese recuperado del todo. No quera hablar del tiempo que haba pasado
secuestrado, pero lo que le cont a su amigo confirm sus sospechas. Un hombre mayor de pelo canoso haba actuado como gancho, saliendo con l varias veces y
convencindole finalmente para que le acompaase a una fiesta. All le haban capturado y le haban subastado. Su comprador, alguien importante cuyo nombre no
conoca, le haba llevado a una mansin al norte del pas. Pretenda convertirle en su esclavo, uno de los muchos que posea. Ante la actitud rebelde de M ark, le haba
azotado con violencia y le haba encerrado en un stano. Slo le proporcionaban la comida justa para que se mantuviese con vida, con la intencin de debilitarle para
minar su voluntad. Los castigos fsicos tambin eran habituales, pero lo que ms agnico le resultaba era el hambre y la sed. Haba estado a punto de ceder pero por
suerte la orden de liberarle haba llegado antes.
Tras escuchar su narracin y a pesar de que la mencin de otros esclavos le haba puesto un nudo en la garganta, lex decidi no indagar ms. Confiaba en que el
inspector Holden encontrase la forma de rescatar tambin a aquellos chicos. No se haca ilusiones, saba que se enfrentara a personas demasiado poderosas, pero si lo
haba logrado con M ark, todo era posible.
Unas semanas ms tarde, encontr a M ark mirando la caja con su collar blanco, sin abrirla.
Ests pensando volver a ponrtelo? le pregunt lex.
Una parte de m quiere hacerlo respondi su amigo, devolviendo la caja a su sitio, me gustaba esa vida. Pero creo que no soy realmente un sumiso.
Disfrutaba de las atenciones de los Amos y me entregaba pero no lo senta, era ms un juego, un papel que yo acceda a interpretar.
No tienes por qu apresurarte. Si necesitas ms tiempo
Lo he pensado mucho. Pero no te preocupes, no lo siento como una prdida, ha sido una etapa ms en mi vida dijo M ark sonriendo.
lex asinti y revolvi el pelo del chico, hacindole rer. El ambiente se relaj.
Y t? Vas a ponrtelo otra vez? pregunt M ark a su vez, sentndose en uno de los taburetes de la cocina.
Lo estoy pensando. Cuando me cogieron llevaba el rojo y result toda una experiencia pero no creo que quiera repetir.
No me extraa, incluso yo no me atrevera.
As que las opciones seran volver al blanco o lex titube.
El plata? El negro? Hay alguien que te haya pedido ser tu Amo oficial? el chico no poda ocultar su curiosidad.
No con esas palabras.
Es el polica que me rescat?
Claro que no respondi lex con rapidez. l no est metido en esto.
Qu lstima, porque es guapo y parece que os llevis bien. Y es un buen to, eso se nota.
S, lo es.
Entonces cul es el problema? Si se lo dejas caer
l no es as. No le interesan estas cosas le cort lex.
Est bien, t le conoces mejor cedi M ark.
En quien realmente pensaba lex era en Nick. Haba estado all en un par de ocasiones desde la liberacin de M ark para interesarse por l. Tambin le haba
preguntado si iba a regresar por el Rojo Oscuro y sus ojos se haban ido a su cuello desnudo en ms de una ocasin. El hombre ya le haba dejado claro lo que quera,
aunque no explcitamente. Saba que si segua tratando con l, tarde o temprano acabara deseando que le sometiese. No era una mala perspectiva de futuro, pero
tambin conoca las condiciones: en exclusiva y para siempre.
XX

El dueo de la licorera gesticulaba sin cesar mientras Holden anotaba la declaracin en su libreta. Ya no escuchaba sus palabras, la ensima descripcin de cmo unos
chicos haban entrado en la tienda, le haban amenazado con una pistola, probablemente falsa, y haban salido corriendo tras coger unas cuentas botellas. Un delito sin
vctimas y con un importe mnimo. Podra haberlo cubierto cualquier agente de la calle si no fuese por sus circunstancias especiales.
Desde el incidente en casa de los Beaumont y el regreso de M ark Renton las cosas se haban puesto tensas en la comisara. De alguna forma se haba filtrado su
implicacin en el asunto y lo que haba comenzado como un rumor entre los detectives era ahora de dominio pblico para todos los agentes del cuerpo. Por supuesto no
le haban felicitado directamente. Cuando la noticia lleg al comisario las consecuencias no se hicieron esperar. No haba una queja ni una denuncia oficial, as que no
podan sancionarle directamente. Se limitaron a asignarle los casos ms insustanciales que encontraron. A Holden no le importaba. Su bandeja segua estando llena de
casos antiguos en los que trabajar.
Tranquiliz al tendero asegurndole que haran todo lo posible por atrapar a los ladrones y regres a su coche. Descubri la delgada figura de M ark apoyada en l.
Hola, inspector dijo el muchacho.
Hola, M ark qu haces aqu?
Quera hablar con usted, si tiene un momento.
Claro, no estoy haciendo nada importante respondi l con una sonrisa irnica.
Le apetece tomar algo?
Pidieron un par de cafs para llevar en una cafetera cercana y fueron caminando despacio hasta el parque. Cuando se hubieron sentado, Holden pregunt algo que
le intrigaba.
Cmo me has localizado? No me creo que en la comisara te hayan dicho dnde estaba.
Tengo mis mtodos respondi M ark riendo.
M e interesa conocerlos respondi sonriendo el inspector.
Hice muchos amigos mientras llevaba el collar. Tambin policas.
Entiendo sin duda el chico estaba lleno de recursos. De qu queras hablar?
Espero que no me considere indiscreto dijo M ark, en una demostracin de pudor poco habitual en l.
Creo que con lo que hemos pasado ya rebasamos ese punto hace mucho, no te preocupes.
No hace tanto que conoce a lex, verdad?
La verdad es que no Holden sinti curiosidad por lo que maquinara la mente del muchacho. Vino a m por tu caso, investigamos un poco juntos y el resto
ya lo sabes. No es mucho tiempo pero no se puede negar que ha sido intenso.
Qu opinin tiene de l?
Es un buen chico dijo el inspector tras unos instantes. Se preocupa por los dems, eso hoy en da es algo bastante excepcional.
Cuando le vea con el collar, qu pensaba? Le pareca bien?
Eso fue una decisin personal suya y yo la respeto se encogi de hombros. Para l era importante. T debes saber mejor que nadie lo que significa llevarlo.
Conocindole, s que no lo hizo a la ligera creo que realmente desea entregarse y servir a otra persona.
A usted le gusta lex? solt de repente M ark, con la mirada clavada en l.
Qu tipo de pregunta es esa?
S o no?
Holden guard silencio sosteniendo la mirada del chico. Saba que aquel encuentro no era cosa de lex. l nunca habra enviado a otra persona a preguntarle algo
as. Tampoco se lo habra dicho en persona, esa no era su forma de hacer las cosas. No tena por qu responder a M ark, pero en su fuero interno supo que demorarlo ya
era una respuesta en s mismo. Le gustaba lex, le intrigaba, le atraa. No era algo que hubiese surgido de repente, pero supuso que hasta entonces lo haba dejado a un
lado por el caso o por sus propias dudas. Quiz porque durante mucho tiempo la banda de cuero que llevaba al cuello le haba hecho creer que pertenecan a mundos
diferentes.
S, me gusta dijo finalmente, sorprendindose a s mismo.
Entonces por qu no hace nada?
l est buscando otra cosa respondi Holden. Yo no s nada de la sumisin, ni sobre ser Amo.
Usted mismo ha dicho que cree que l desea entregarse y servir a alguien cree que eso tiene que ver con un collar? Es algo que se lleva dentro.
Y eso qu cambia?
Olvdese del protocolo y de lo que haya odo. Piense en lo que usted siente. En lo que desea.
Las palabras de M ark fueron como mazazos en una cua que ya estaba ah, resquebrajando su indecisin. Haba fingido que evitaba a lex para darle espacio y
dejar que se recuperase de lo ocurrido, pero en realidad tema que le doliese apartarse de l. Peor an, verle con otra persona y saber lo cerca que haba estado de tenerle.
Esa era la cuestin poda tenerle?
XXI

La azotea estaba tan desierta como siempre, con los ocasionales signos de que alguien haba estado all en las paredes o el suelo. Las pandillas se colaban desde otros
edificios y se dedicaban a hacer grafitis o a beber, dejando las botellas tiradas en cualquier parte. lex ya no suba tan a menudo como antes, as que la basura se haba
acumulado. M ientras esperaba a Holden, se dedic a adecentar un poco el lugar. Recordaba la primera vez que haban subido all juntos, al comienzo de la investigacin.
Tan cerca, pero tan lejos en su mente que pareca otra vida.
Las luces del centro de la ciudad se proyectaban hacia el cielo como un rbol de navidad. Los enormes edificios contrastaban con el perfil ms modesto de las
afueras. En el horizonte, tras las ltimas urbanizaciones, todo era oscuridad. La ciudad era como una isla en un mar desolado. Se sent cerca del borde a contemplar su
barrio. El silencio slo era roto de cuando en cuando por un grito lejano o una sirena.
Se volvi al escuchar ruido de pasos. Era Holden, que por una vez no llevaba su pesado abrigo y su traje, sino una chaqueta de cuero y unos vaqueros. lex se dio
cuenta de que a pesar de haberle acompaado a muchos sitios, jams le haba visto fuera de servicio. El rostro del hombre tambin pareca ms relajado de lo habitual,
aunque sus ojos brillaban con la misma determinacin.
Llevas mucho esperando? pregunt el polica.
No, acabo de llegar. M e sorprendi su llamada dijo l. Holden le haba citado all sin ms explicaciones, supuso que para hablar de algn nuevo detalle del
caso.
Quera verte. La verdad es que desde lo de M ark no he pasado demasiado por aqu.
No se preocupe. l est bien, se ha recuperado casi del todo.
Lo s, le vi hace unos das.
Ah no me dijo nada respondi lex con extraeza, aunque no era atpico en el comportamiento del muchacho ir por su cuenta y no contarle sus planes.
Qu quera decirme? Ha descubierto algo sobre Eric?
M e temo que no. Supongo que seguir escondido en algn lugar de Europa. Aunque le localizsemos, no tenemos suficiente como para acusarle de nada.
Y los dems? lex pensaba en los chicos de los que haba hablado M ark y los que l mismo haba visto en la fiesta.
No nos hemos olvidado de ellos. Le dije al padre de Eric que yo no investigara ms al menos directamente Holden sonri. Le pas el informe completo a
todas las agencias nacionales e internacionales que pude, de forma annima, claro. Como mnimo debera servir para entorpecer sus actividades. Si surge alguna pista
sobre el paradero de los chicos me enterar. Con suerte si sienten suficiente presin los liberarn tal y como hicieron con M ark.
No intentarn deshacerse de ellos para no dejar pistas?
Un cargo de asesinato no es algo para tomarse a la ligera, mucho menos si es mltiple dijo el inspector. No se arriesgaran a hacerles dao si creen que
estamos cerca o tenemos testigos como M ark y t, que puedan identificar a los compradores. Preferirn enfrentarse como mucho a la acusacin de secuestro, llegado el
caso.
Espero que tenga razn lex no pudo evitar que su voz sonase compungida.
Holden apoy su mano en el hombro del chico y se quedaron en silencio unos minutos.
Quera quedar contigo por otro motivo continu el polica. Veo que todava no te has puesto el collar.
No respondi lex, sorprendido de que Holden sacase el tema, quera dejar pasar algo de tiempo hasta sentirme cmodo de nuevo. Al final se ha alargado
ms de lo que esperaba.
Pero quieres volver a hacerlo?
S, de eso estoy seguro. Pero bueno, todava no he decidido si volver a usar el collar blanco.
Ya no te planteas ponerte el rojo? Holden se acomod para mirar directamente al chico.
No, eso fue una buena experiencia pero creo que aprend todo lo que poda lex se sonroj levemente mientras lo deca, al sentir la mirada del hombre clavada
en l.
Entiendo. Yo nunca he estado metido en ese tema pero creo que es una buena decisin.
Lo s, no se preocupe. Ha sido comprensivo, que ya es ms de lo que hacen muchos el muchacho sonri.
Sabes, estuve ayer en la Casa de Sumisin y conoc a tu amiga, Colette dijo el polica clavando sus ojos grises en l.
Estuvo all? Por la investigacin?
No, quera hablar con ella de otro tema respondi Holden meneando la cabeza. M e aclar muchas dudas, es una buena chica.
S que lo es dijo lex, intrigado.
M e dijo que la dominacin y la sumisin no son cosas que se aprendan, sino que hay que sentirlas. Y que todo el mundo empieza de alguna manera. Slo hay
que desear hacerlo y tener claro lo que uno quiere el hombre meti la mano en su chaqueta de cuero y sac un fino collar de cuero negro. Y yo te quiero a ti.
lex contempl a Holden con los ojos muy abiertos, yendo de su rostro al collar que sujetaba, sin ofrecrselo an. Ambos se miraron antes de decir nada ms.
Quiero que seas mo, ahora y para siempre. No puedo ofrecerte aos de experiencia, porque no los tengo, pero s la promesa de que ser tu Amo es lo que ms
deseo. Ha ocurrido poco a poco, pero ahora lo s. No quiero a otros, slo a ti. Este collar es tuyo, si lo aceptas Holden hizo una pausa. Sers mi sumiso?
Un escalofro recorri el cuerpo de lex al escuchar aquellas palabras. Por su mente cruzaron imgenes del tiempo que haban vivido juntos, de su primer
encuentro, sus conversaciones en el coche, el rescate. La extraa sensacin de que el polica era la persona ms cercana a l, a pesar de ser la ms lejana y diferente. El
inspector Holden. Peter. Despus de unos interminables segundos, sus labios se despegaron.
S, Amo dijo inclinando su cabeza para dejar al descubierto su cuello.

***

Desnudo y sentado sobre sus talones en el centro de su piso, lex esper. Llevaba su nuevo collar en torno a su cuello y desde que su Amo se lo haba puesto haba
pasado sus dedos por l varias veces a escondidas. En cada ocasin la sensacin y el recuerdo del momento haban hecho que se sonrojase y un calor diferente le llenase
el pecho.
Tras escuchar el chasquido del cierre Holden le haba abrazado y le haba llevado abajo con rapidez, ordenndole que se desnudase y le esperase de rodillas. Ahora
lex estaba sobre el suelo de madera, asustado e impaciente a partes iguales.
El hombre apareci unos instantes despus. Se haba quitado la chaqueta y haba subido sus mangas por encima de los codos. En su mano derecha llevaba su
cinturn, plegado a la manera de fusta improvisada.
Ponte a cuatro patas dijo Holden, con voz firme.
S, Amo respondi l, obedecindole con celeridad.
Holden camin a su alrededor y a pesar de todas las ocasiones en las que haba estado desnudo antes, lex no pudo evitar que sus mejillas se encendiesen y sus
piernas temblasen perceptiblemente. Su excitacin tambin era evidente en su miembro, que se engrosaba por segundos.
Recuerdas cuando te dije que no debas ponerte en peligro, pero t lo hiciste a pesar de todo? dijo el hombre.
S, Amo. Lo recuerdo un estremecimiento recorri su espina dorsal.
Pues ahora vas a recibir el castigo que debera haberte dado entonces. As aprenders a hacerme caso y no repetirlo ms. M e has entendido?
S, Amo.
Reptelo.
Le har caso y no volver a ponerme en peligro, Amo.
M e ocupar de que as sea.
El brazo de Holden se alz por encima de su cabeza, listo para golpear
EPLOGO

lex contempl la fachada de la comisara de polica. Pareca increble que slo un ao antes hubiese atravesado sus puertas cargado de dudas e incertidumbre. Toc su
collar. Tambin recordaba la vergenza que sinti al entrar con el primero, el blanco. Ahora llevaba el negro y estaba orgulloso de que le viesen con l.
En la planta dedicada a homicidios, los detectives no se sorprendieron al verle. Era habitual que apareciese de cundo en cundo por all a visitar a Holden. Algunos
incluso le saludaron con una inclinacin de cabeza, que l correspondi con una sonrisa. El nuevo comisario era mucho ms tolerante que el anterior, que haba sido
forzado a dimitir a causa de su implicacin en ciertos asuntos que no haban salido a la luz pblica. lex saba que se trataba de algo relacionado con su secuestro, pero
la investigacin segua en marcha.
Holden estaba en su despacho, enterrado como siempre bajo una montaa de expedientes. Sonri al verle y le hizo una sea para que se acercase. Estir la mano y
sujet su collar por la argolla, haciendo que se inclinase para besarle. Como el primer da, lex sinti un escalofro de placer bajando por su cuerpo.
Sintate y espera un momento, no me queda mucho para terminar dijo su Amo.
S, Amo respondi lex acomodndose dcilmente sobre la silla, con las piernas encogidas. Holden sonri ante su movimiento casi felino.
Ya han aparecido ms de cincuenta sumisos dijo Holden sin mirarle, mientras segua rellenando un informe. El ritmo ha bajado pero cada mes llega alguno.
M e alegro. Se sabe algo de los responsables?
Casi nada. Pocos de los que han vuelto quieren hablar. Desde Europa me dicen que han visto a Eric en Inglaterra, Suiza, M naco... aunque tampoco podemos
hacer mucho con esa informacin.
No importa, para m es agua pasada dijo lex y sonri para transmitirle a Holden su conviccin. Ahora era feliz y Eric no le preocupaba en lo ms mnimo.
Pero para m no respondi su Amo con un brillo en sus ojos.
Otro estremecimiento surc el cuerpo del muchacho ante aquel tono de velada amenaza. Le gustaba escucharle as. Saba que Holden nunca perdonara a Eric por lo
que haba hecho. No slo se trataba de su sentido de la justicia, sino de que siempre tendra presente el recuerdo de lo que le haba hecho pasar a su sumiso. Eso para l
no tena disculpa.
Ya podemos irnos dijo Holden al cabo de un rato.
Al final no me has dicho a dnde... dijo lex mientras coga la chaqueta de su Amo y le ayudaba a ponrsela.
Ya lo vers. Es una sorpresa.
Sabiendo que no deba insistir ms, lex asinti. M ientras bajaban en el ascensor hacia el parking, Holden le atrajo hacia l y le bes, de manera ms intensa y
apasionada que en el despacho. Sus bocas se fundieron y la lengua del hombre juguete con la suya, saboreando cada instante. Nunca se cansara de esa sensacin. El
cuerpo del muchacho vibraba con el contacto, aferrado firmemente por la cintura. Cuando llegaron a la ltima planta, Holden se separ y su rostro se ilumin con una
sonrisa de genuina felicidad. Cada vez que lex la vea senta que se derreta por dentro.
Ya en el coche, Peter condujo en silencio mientras lanzaba ocasionales miradas a su sumiso. lex por su parte trataba de averiguar a dnde se dirigan. Al principio
reconoci los barrios, despus le fue imposible. Slo cuando dejaron la autopista fue capaz de ubicarse. Estaban en una de las salidas de la ciudad, una zona de
urbanizaciones y terrenos privados que rara vez haba visitado. Continuaron durante unos minutos ms por una carretera arbolada hasta llegar a un camino cerrado con
una verja. Al otro lado, a un centenar de metros, se vea la silueta de una casa.
Dnde estamos? pregunt lex al fin, incapaz de resistir ms la curiosidad.
En nuestro nuevo hogar dijo Holden, sonriendo.
El chico se qued boquiabierto. Aunque prcticamente viva en el piso de Holden desde haca meses, haban hablado en ms de una ocasin de buscar un lugar para
los dos, un sitio apartado, en el campo. Pensaba que se trataba slo de sueos a largo plazo, pero all estaba. Su casa.
Pero cmo vamos a pagarla? pregunt al fin el muchacho.
No me dices primero si te gusta? dijo Holden con un ligero tono de reproche.
M e encanta! Pero el precio
M e van a ascender, esa era la otra noticia que quera darte. El aumento de sueldo no ser gran cosa pero s lo suficiente como para dar una entrada de la casa.
Podemos mudarnos cuando queramos y empezar a arreglarla respondi el hombre.
Es genial! lex se ech en sus brazos y le bes, para salir despus del coche y correr hacia la verja.
Antes de que el polica pudiese decir nada, el muchacho ya la haba empujado, colndose por la pequea abertura. Subi por el camino empedrado hasta quedar
frente a la casa. Era de madera, de dos plantas, ms lo que pareca un pequeo tico. El sendero continuaba alrededor bordendola, as que lex supuso que habra ms
terreno en la parte trasera. Haba muebles viejos y botes de pintura en el porche, como si alguien hubiese estado haciendo reformas recientemente.
Has estado viniendo aqu? le pregunt lex a Holden cuando ste lleg a su altura.
Algunas tardes, despus del trabajo. Quera que estuviese mnimamente presentable cuando te la ensease.
M e encanta, de veras dijo el chico con una amplia sonrisa en sus labios.
M e alegra orlo. Vamos dentro.
El interior ola a pintura fresca. La luz del atardecer entraba por las ventanas en rayos dorados, dando a la casa un aspecto muy diferente de los edificios de
hormign y cristal a los que lex estaba acostumbrado. Aquel pareca un fragmento de otro mundo.
A la izquierda de la entrada, colgada de un gancho, haba una correa. Holden la tom y le mir, esperando. Reconociendo la orden, lex se arrodill y aguard,
mostrando su cuello. El hombre enganch entonces el mosquetn de la cadena en su argolla y comenz a caminar. El chico le sigui andando a cuatro patas, con la
soltura del que ha ensayado el movimiento muchas veces. Llegaron al final del pasillo y subieron por la escalera, que cruji bajo su peso.
Al llegar arriba lex pudo ver las puertas abiertas de las habitaciones de la segunda planta. Todas estaban vacas salvo la de la izquierda, en la que se adivinaban las
sombras de una cama. Sin embargo no se detuvieron all. Holden abri una puerta con una pequea llave y continuaron ascendiendo por otra escalera, sta ms angosta.
La zona tambin haba sido limpiada y pintada recientemente. Los estrechos peldaos desembocaron en un tico. La luz caa por las claraboyas, iluminando la zona
central, que haba sido acondicionada recientemente. Lo primero que llam su atencin fue una elegante butaca, dispuesta para observar un espacio sobre el que colgaban
varias cadenas con grilletes. Junto a ella, adems de una pequea mesa, tambin estaba all el bal en el que su Amo guardaba la mayora de los juguetes que usaba con
l en las sesiones. Un espejo cubierto por una tela negra era la ltima pieza de mobiliario.
Deseaba hacer mil preguntas pero saba que deba esperar.
Ponte ah de pie dijo su Amo, indicndole el centro y soltando la correa. Despus se dirigi hacia la butaca y se sent.
lex obedeci, an avergonzado por tener aquellos ojos grises clavados en l, un pudor que saba ridculo despus de un ao. Holden hizo un gesto con la mano
para que girase sobre s mismo y comenzase a desvestirse. Le gustaba observarle mientras se desnudaba, no de manera artificial y exagerada, sino con naturalidad. Se
sac la camiseta y la dej caer, seguida de sus vaqueros. Su piel brillaba bajo la luz de la tarde. El calzoncillo negro ceido marcaba la protuberancia de su miembro y se
demor unos segundos bajndolo. Cuando finalmente lo hizo su polla se irgui dura y brillante.
Despus de estudiarle con detenimiento, su Amo le indic que se acercase. lex lo hizo y Holden le sujet por el collar, haciendo que se sentase en su regazo. Una
vez all comenz a besarle mientras con su mano derecha acariciaba su pene desnudo. El chico no pudo evitar gemir ahogadamente ante el contacto. A las sensaciones
fsicas se una la excitacin de saberse totalmente desnudo e indefenso mientras su dueo segua vestido, usndole como si fuese un juguete. Se retorci de placer y por
la presin que comenzaba a notar bajo sus nalgas, supo que aquello incitaba al hombre an ms.
Las caricias cesaron y su Amo abri las piernas para dejar que se deslizase al suelo. No era la primera vez que jugaba a aquel juego con l y saba lo que le ms le
excitaba, as que ronrone como un gato y trat de subir de nuevo. Holden se lo impidi sonriendo y la lucha continu. El hombre fue cediendo terreno hasta que lex
estuvo con medio cuerpo sobre l. Tir de los botones de su camisa y fue abrindola, pasando una lengua traviesa por su torso. Al llegar a su cinturn, descendi y
frot su cabeza contra su entrepierna, empujndola como un animal curioso ante un nuevo descubrimiento. Despus tir de la cremallera para descubrir que Holden no
llevaba ropa interior. Su pene, grueso y nudoso, salt fuera al momento reclamando atencin.
Alz la mirada con una muda peticin de permiso y al recibirla, lex se entreg a devorar aquella polla que tanto adoraba. Dejando caer saliva sobre la punta, la
acarici con ambas manos mientras su boca se esmeraba en recorrerla, forzando su entrada hasta el lmite. Su Amo gru de placer y l le respondi con un gemido
deleitado y satisfecho. Aceler el ritmo, ansioso por complacerle. Recorri el glande, ancho y de color rojo brillante, con su lengua. De ah pas a los testculos, que
engull de una vez y acarici con sus labios. En todo momento mantuvo el ritmo de sus caricias, detenindose slo cuando la tensin en los msculos de su Amo le
indicaba que el orgasmo poda estar demasiado cerca. l le haba instruido para prolongar aquel momento y en lo posible, reservarlo para despus. La sola idea de
Holden descargando su copiosa carga en su interior le hizo gemir y provoc una punzada de excitacin en su miembro.
Como esperaba, su Amo no tard en tirar de su collar para hacer que se levantase. l mismo se puso en pie, para despus ir hasta el bal y sacar varias correas de
cuero. Le hizo un gesto para que se volviese y procedi a amarrar sus brazos con fuerza a su espalda. Saba que le gustaba verle indefenso de aquella manera. Cuando
tuvo sus brazos firmemente sujetos, y las correas unidas a su collar, volvi a sentarse.
Date la vuelta y baja poco a poco hasta que yo te diga dijo Holden.
S, Amo dijo lex en un jadeo, colocndose en posicin.
Dndole la espalda, se inclin y comenz a descender hasta que una palmada en sus nalgas le detuvo.
M uy bien, ahora no te muevas dijo su Amo.
Saba que tanto su culo como su pene quedaban expuestos de aquella manera, pero no le importaba, al contrario. Su propia vulnerabilidad le excitaba sobremanera.
Una mano fuerte sujet su polla y comenz a masturbarle, mientras la otra se demoraba haciendo algo que no poda ver. Al cabo de unos instantes, al notar el fro del
lubricante en la estrecha entrada de su culo, lo descubri. Primero fue un dedo, luego dos, los que entraron despacio pero a conciencia, buscando no slo dilatarle sino
tambin satisfacerle, explorando sus espacios ms ntimos. Jade al notar la presin contra su prstata y dese ser posedo ya por su amante.
Como si hubiese escuchado su muda peticin, Holden retir su mano y le sujet por las correas, hacindole descender lentamente. Cuando su dilatada abertura toc
el glande de su Amo, que ni siquiera se haba desnudado, exhal un gemido. El hombre tante la entrada, empapando su miembro de lubricante, y le tortur elevando sus
caderas y aumentando la presin progresivamente.
lex anhelaba suplicar que le penetrase totalmente y sin misericordia, pero an tuvo que esperar. Cuando Holden quedo satisfecho, o cuando intuy que l no
resistira mucho ms en aquella postura, le hizo bajar. Su propio peso fue el que condujo el grueso pene dentro de l, primero el glande y despus aquel tronco de venas
marcadas y pulsantes. Su cintura cobr vida propia y se movi para acomodarse mejor, a la vez que sus quejidos de placer iban elevndose de tono. Le habra gustado
mantener la compostura pero era imposible. Tras unos minutos estuvo al fin sentado en el regazo de su Amo y empalado en su miembro a la vez. l le sujet por el
cuello e hizo que se echase hacia atrs para besarle. Cada maniobra lanzaba descargas de placer a travs de sus dos cuerpos.
Comenzaron a moverse en sincrona, unidos estrechamente. Las caderas de Holden bombeaban hacia arriba mientras sujetaba las correas que unan los brazos de
lex, atrayndole con fuerza hacia s. Los gemidos de ambos llenaron la habitacin. El chico pens durante un instante que aquella era la primera vez que lo hacan en su
nueva casa. La primera de muchas.
El sonido de sus cuerpos chocando aument de ritmo y lex not la mano de su Amo pasando entre sus piernas para alcanzar su polla, que se balanceaba con cada
uno de sus empujones. Cuando la tuvo bien sujeta, susurr al odo de su sumiso.
Quiero que te corras conmigo dijo.
S, mi Amo respondi lex en un suspiro.
La fuerza de su orgasmo combinado, envolvindoles como una espiral creciente de placer, sorprendi al chico. No tard en sucumbir a las caricias de Peter,
manchando su mano con un chorro tras otro de su semen. El hombre mordi su hombro izquierdo mientras estallaba en su interior a su vez, una descarga imparable,
rabiosa e intensa. Colapsaron el uno sobre el otro, sofocados y fatigados, pero sonrientes.
Bienvenido a casa dijo Holden, inclinndose sobre l para besarle.
Ya estaba en ella respondi l, prendindose de sus labios una vez ms.
OLIVER BIS S ET, tiene treinta y dos aos y vive en M adrid con dos gatos que toleran a regaadientes su presencia. Escribir ha sido su gran pasin desde que
tiene memoria, seguida de leer todo lo que caa en sus manos. Sus gneros preferidos son los cuentos clsicos y los relatos de misterio. Cuando no est absorto en sus
historias le gusta pasear por la ciudad en busca de rincones tranquilos donde disfrutar de un buen caf y una buena conversacin. Su sueo eternamente pospuesto es
visitar Venecia y usarla como localizacin para una futura novela.

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