Guia para El Uso de La Reestructuracion Cognitiva PDF

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Behavioral Psychology / Psicologa Conductual, Vol. 19, N 3, 2011, pp.

659-682

GUA PARA EL USO DE LA REESTRUCTURACIN COGNITIVA


COMO UN PROCEDIMIENTO DE MOLDEAMIENTO

Mara Xess Frojn-Parga y Ana Calero-Elvira


Universidad Autnoma de Madrid (Espaa)

Resumen
La modificacin de conducta surgi como una alternativa de evaluacin y
tratamiento asentada en una fuerte base terica y una slida fundamentacin
experimental. La llamada revolucin cognitiva supuso la introduccin de una serie
de variables mediacionales que contribuyeron al alejamiento progresivo de las tc-
nicas de estos principios. El objetivo de nuestra lnea de investigacin es retomar
el anlisis de los procesos de aprendizaje que supuestamente subyacen a la inter-
vencin, eligiendo para el trabajo que presentamos la tcnica de reestructuracin
cognitiva y, concretamente, el procedimiento de debate. Este estudio fue realizado
analizando la conducta verbal de terapeuta y cliente durante la interaccin clnica
en 65 fragmentos de reestructuracin correspondientes a siete casos clnicos. Los
resultados del anlisis secuencial confirman la hiptesis del moldeamiento segn la
cual el debate puede formularse como un proceso en el cual el psiclogo va refor-
zando las verbalizaciones del cliente segn se aproximen a la verbalizacin (racio-
nal/adaptativa) final, al tiempo que castiga y/o extingue aquellas que se alejan.
A partir de los resultados se sugieren algunas lneas de intervencin que podra
utilizar el terapeuta en su prctica clnica.
Palabras clave: reestructuracin cognitiva, debate, moldeamiento, interaccin cl-
nica.

Abstract
Behavior modification emerged as an alternative for assessment and treatment
founded on strong theoretical and experimental bases. The so-called cognitive
revolution marked the introduction of a series of mediational variables that

Parte de este trabajo ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovacin en el marco del
Plan Nacional de I+D+I 2004-2007 (Proyecto SEJ2007_66537_PSIC) y de I+D+I 2008-2011 (Proyecto
PSI2010-15908). Asimismo, durante el tiempo de realizacin de este estudio Ana Calero-Elvira disfrut
de una beca FPI otorgada por la Consejera de Educacin de la Comunidad de Madrid para el desarrollo
de su tesis doctoral.
Correspondencia: Mara Xess Frojn Parga, Universidad Autnoma de Madrid, Facultad de
Psicologa, Campus de Cantoblanco, 28049 Madrid (Espaa). E-mail: [email protected].
660 Frojn-Parga y Calero-Elvira

contributed to the progressive deviation of the techniques from these principles.


The aim of our line of research is to return to the analysis of the learning processes
that presumably underlie intervention, choosing for this work the cognitive
restructuring technique and, specifically, the Socratic Method. For this study we
analyzed the therapists and clients verbal behavior during the clinical interaction
in 65 fragments of cognitive restructuring from seven different clinical cases.
Results of sequential analysis support the shaping hypothesis whereby the Socratic
Method could be defined as a process in which the psychologist reinforces the
clients verbalizations as they come closer to the final verbalization (rational
/ adaptive); at the same time, the psychologist punishes and / or extinguishes
those verbalizations that move away from such verbalization. Some intervention
guidelines for the clinical practice of therapists are suggested based on these
results.
Key Words: cognitive restructuring, Socratic method, shaping, clinical interaction.

Introduccin

Desde la aparicin de la modificacin de conducta (MC) a finales de los aos


50, han sido muchos los cambios que han acompaado al desarrollo de esta tec-
nologa. El mpetu investigador y el rigor en los planteamientos tericos que carac-
terizaron sus orgenes de forma que se lleg a pensar que desbancara a todas las
dems psicoterapias se fueron perdiendo con el tiempo, por razones que sin duda
estn relacionadas con la gran eficacia teraputica demostrada que condujo a un
abandono de la reflexin terica y de la fundamentacin experimental: parece que,
con el paso del tiempo, ya no importaba tanto analizar por qu funcionaba una tc-
nica o si un procedimiento era congruente con una base conceptual determinada
siempre que se consiguiese un cambio clnico relevante. En este sentido, el prons-
tico de Reyna (Wolpe, Salter y Reyna, 1964), que consideraba que la evolucin de
la terapia de conducta y su capacidad de solucin de los problemas psicolgicos se
debera a la aplicacin ms rigurosa de los principios del aprendizaje, no se cumpli
en absoluto puesto que, a la vista de los datos histricos, la difusin y la expansin
de la MC fue paralela al alejamiento de dichos principios.
Uno de los puntos clave para entender este proceso de alejamiento de los prin-
cipios esenciales de la MC fue la revolucin cognitiva (Franks, 1991) o salto
cognitivo (Mahoney, 1974/1983), como se denomin a la inclusin de variables
cognitivas en esta disciplina. Tales variables se consideraron inicialmente intiles
para explicar y/o modificar la conducta (modelo operante y clsico), poco despus
se introdujeron en el esquema estmulo-respuesta variables mediacionales especfi-
cas del sujeto (modelo neoconductista); a continuacin se empezaron a considerar
los procesos simblicos en interaccin con las variables externas (modelo del apren-
dizaje social) y finalmente se dio la mxima relevancia a los procesos cognitivos
en el aprendizaje y modificacin de comportamientos (modelo cognitivo). Si bien
la secuencia descrita puede dar una idea de progresin o desarrollo lineal en los
modelos conductuales, en absoluto fue as: cada cambio no supuso una superacin
del modelo anterior ni una sustitucin del antiguo por el nuevo; todos los mode-
Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 661

los descritos coexistan dentro de la MC en una situacin equilibrada de tensin-


diversidad (como la calificaron Mayor y Labrador en 1984). Estos mismos autores
y otros muchos, como Bas (1981), consideraron en ese momento que se poda
explicar la inclusin de las variables cognitivas en la MC por dos razones principa-
les: primera, la insatisfaccin con ciertos aspectos metodolgicos del conductismo,
especialmente con la bsqueda de leyes generales a partir de la investigacin ani-
mal; segunda, el reconocimiento de que los factores cognitivos tienen la suficiente
importancia en la explicacin de diversos fenmenos relacionados con la percep-
cin, el lenguaje, la memoria y el pensamiento. Otros factores tambin empujaron
a investigar el papel de las variables cognitivas en la explicacin de los problemas
psicolgicos, como los hallazgos relativos al papel que juega el conocimiento de las
contingencias en el nivel de ejecucin o los experimentos sobre condicionamiento
semntico que plantearon que el condicionamiento se produca ms en funcin del
significado de las palabras que de su similitud fontica.
La caracterstica principal de la MC cognitiva es la importancia que le da a los
procesos cognitivos en el desarrollo, mantenimiento y modificacin de la conducta
problemtica. No slo es que incluyan variables mediacionales, como el enfoque
neoconductista, sino que consideran que stas tienen un papel causal del compor-
tamiento. Segn este planteamiento, a menudo la explicacin de la conducta reside
ms en la percepcin que un individuo tiene de los sucesos ambientales que en los
propios sucesos: el hombre filtra, transforma y construye las experiencias que
constituyen su realidad (Bas, 1981; Craighead, Kazdin y Mahoney, 1981; Prez,
1984). Skinner, entre otros autores, considera que los procesos cognitivos, sim-
blicos y privados siguen las mismas leyes que las conductas manifiestas (Skinner,
1938/1975, 1950). Ya Homme (1965) planteaba la idea de que los eventos encu-
biertos (coverantes u operantes encubiertas) pueden considerarse como respues-
tas (que son observables para el propio individuo, quien puede informar de sus
observaciones) e incluso sugiri tcnicas para cambiarlas. Sin embargo, Mahoney
(1984) no estaba totalmente de acuerdo en que hubiese una continuidad entre los
principios de aprendizaje explcito y encubierto. Este autor desarroll un modelo
cognitivo del aprendizaje resultante de la integracin del modelo cognitivo con la
teora del aprendizaje tradicional y de la conjuncin de un gran nmero de trabajos
anteriores (Bandura, 1969/1983; Estes, 1971; Kanfer y Karoly, 1972; Mischel, 1973;
Staats, 1972). Segn ste, el aprendizaje es inducido por la experiencia de relacio-
nes sistemticas en el tiempo y en el espacio, regularidades que pueden ser experi-
mentadas de forma directa, vicaria o a travs de procesos simblicos. La condicin
bsica para el cambio teraputico es el conocimiento del sujeto acerca de los princi-
pios de su propio funcionamiento psicolgico. El inters de la MC cognitiva estara,
por tanto, en cambiar la conducta problemtica a partir de la modificacin de pro-
cesos del pensamiento. Para que el cambio fuera estable, es decir, independiente de
la situacin, la alteracin cognitiva habra de afectar a las estructuras cognitivas ms
que a los pensamientos especficos; en definitiva, se tratara de cambiar la forma
de pensar y no slo las verbalizaciones encubiertas especficas. En el contexto del
cambio teraputico, el componente bsico para la incorporacin de ganancias en
estructuras cognitivas es la interpretacin del cliente acerca de las modificaciones
662 Frojn-Parga y Calero-Elvira

que viene experimentando, en el sentido de que la atribucin de la mejora a un


cambio en la propia persona como consecuencia de la ayuda de la terapia influye
favorablemente en el mantenimiento del logro. En este contexto surgieron las dos
propuestas originales de la reestructuracin cognitiva, la terapia cognitiva de Beck
(Beck, 1967; Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979/1983) y la terapia racional emotiva
(TRE) de Ellis (Ellis, 1962/1970; Ellis y Grieger, 1977/1989). Esta tcnica, cuyo obje-
tivo es identificar y modificar las cogniciones desadaptativas del cliente por medio
de distintos procedimientos, sigue siendo hoy en da una de las ms utilizadas por
los clnicos (American Psychological Association Practice Directorate, 2003; Carey y
Mullan, 2004) y su eficacia se ha demostrado empricamente. Se puede ver un reco-
rrido histrico de los modelos cognitivos y de los tratamientos en esta lnea para el
caso concreto de la depresin en Vzquez, Hervs, Hernangmez y Romero (2010).
Las crticas que se le han hecho a este enfoque se relacionan con la ausencia
de clarificacin precisa de las relaciones (especialmente las causales) entre cogni-
ciones, respuestas emocionales y conducta motora (Salzinger, 1992) y la utilizacin
de constructos mal operativizados (creencias irracionales, esquemas cognitivos),
para los cuales se terminan utilizando modelos de causacin circular. Por otra parte,
tambin se critica la vertiente teraputica del modelo, aduciendo que las tcnicas
cognitivas finalmente acaban funcionando gracias a sus componentes conductua-
les: la prueba de realidad de la TRE, las tareas y prcticas conductuales de Beck,
o el componente de activacin conductual. Con respecto a este ltimo punto se
han realizado estudios recientes para tratar de obtener conclusiones en torno a los
componentes activos del tratamiento cognitivo en una muestra de personas con
depresin mayor, aunque los resultados no han aportado conclusiones claras, espe-
cialmente en el seguimiento a largo plazo (Dimidjian et al., 2006; Dobson et al.,
2008). Con la reflexin previa en ningn momento estamos poniendo en cuestin
la utilidad de las tcnicas cognitivas, especialmente las propuestas por Beck y Ellis;
ambas han mostrado en mltiples estudios su valor teraputico, pero lamentable-
mente apenas hay datos acerca de los procesos que explican el cambio clnico. Es
decir, sabemos que funcionan pero no sabemos por qu.
Cuando en la dcada de 1990 resurge el inters por el estudio de los procesos
que pueden explicar el cambio durante la intervencin teraputica, se empiezan a
revisar las tcnicas de tratamiento clsicas para ver por qu funcionan y se intentan
sistematizar aspectos inespecficos de la terapia, como la relacin cliente-terapeuta,
a la cual se le empez a dar importancia en la dcada anterior. La lnea de trabajo
ms potente se desarrolla a partir de la revisin de los procesos de condicionamiento
verbal y la consideracin del lenguaje como una conducta clnicamente relevante.
Desde el momento en que la terapia conductual es eminentemente hablada
(al menos en lo que a la situacin clnica se refiere), los estudios sobre conducta
verbal suscitaron un enorme inters, hasta el punto de que el enfoque contextual
lo consider (y considera) la clave teraputica y uno de los procedimientos ms
poderosos para controlar y cambiar la conducta humana. Las investigaciones sobre
conducta verbal, sobre todo desde la perspectiva del condicionamiento operante,
representan hoy en da una de las lneas ms fructferas en MC (Kohlenberg y Tsai,
1991; Hayes 2004; Ribes, 1996). Prez (1996) afirma, siguiendo a Skinner, que el
Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 663

nico problema que ha de resolver una ciencia de la conducta por lo que respecta
al subjetivismo, se encuentra en el campo verbal. Desde la perspectiva operante,
se recurre al anlisis de la conducta verbal para explicar los acontecimientos priva-
dos (Catania, 1968/1974; Kazdin, 1991; Luciano, 1993, 1999). Cuando un sujeto
verbaliza emociones o pensamientos, no hay que utilizar tales verbalizaciones para
explorar un presunto mundo interior sino estudiarlas como conductas en s mismas,
especificando las condiciones que las hacen posibles y las funciones que tienen
(Skinner, 1957/1981).
Este planteamiento llev a un cuestionamiento de las bases que sustentan las
tcnicas cognitivas en general y la tcnica de reestructuracin en particular, cuya
eficacia est fuera de toda duda, pero que se asientan sobre unos principios poco
coherentes (conceptual y metodolgicamente) con aquellos ms generales en los
que se enmarcaron inicialmente. A pesar de que han pasado ms de 40 aos desde
la introduccin de las tcnicas cognitivas, poco o nada se ha avanzado en cuanto
a la clarificacin de estos aspectos. Overholser ha sido uno de los autores que ha
escrito ms extensamente sobre los componentes de la reestructuracin cognitiva,
dedicando una serie de seis artculos al tema (Overholser, 1993a, 1993b, 1994,
1995, 1996, 1999). Por otra parte, se han realizado algunos estudios sobre los pro-
cesos responsables del cambio en reestructuracin cognitiva, fundamentalmente:
estudios sobre los componentes activos del tratamiento (Arnkoff, 1986; Bennett-
Levy, 2003; Dimidjian et al., 2006; Dobson et al., 2008; Jacobson et al., 1996;
Jarrett y Nelson, 1987; Zettle y Hayes, 1987) y estudios sobre los mediadores del
cambio (Bhar et al., 2008; Haubert y Dobson, 2007; Jarret, Vittengl, Doyle y Clark,
2007; Muran et al., 1995; Oei, Bullbeck y Campbell, 2006; Szentagotai, David,
Lupu y Cosman, 2008; Tang y DeRubeis, 1999). En la mayora de estos estudios no
se han aportado conclusiones claras y, es ms, muchos de ellos no son metodol-
gicamente apropiados para el estudio de los mecanismos de cambio. Ello resulta
paradjico dado el amplio uso que se ha hecho y se sigue haciendo de esta tcnica
dentro y fuera de la MC.
Y es en esta lnea de clarificacin en la que se encuadra la investigacin que
presentamos en este trabajo. Se intenta estudiar con rigor el papel que desempea
el terapeuta como instigador de los cambios comportamentales que conducen a
la eliminacin del problema. Algunos autores han puesto de manifiesto que en el
desarrollo de la psicologa clnica el anlisis de los procesos de cambio ha sido olvi-
dado en pro de la investigacin sobre los resultados de las intervenciones (Goldfried
y Castonguay, 1993). Aunque en las ltimas dcadas se estn realizando numero-
sas aportaciones al campo de la investigacin de procesos, todava queda mucho
camino por avanzar en la identificacin de los mecanismos responsables del cambio
clnico. Es por ello que nosotros proponemos un estudio de procesos, puesto que
entender por qu funciona una tcnica concreta (o un tratamiento concreto), ms
all de saber que realmente funciona, ayudar posiblemente a aumentar la eficacia
y la eficiencia de los tratamientos psicolgicos (Kazdin, 2008). La pregunta que nos
hacemos es la siguiente: qu es lo que realmente funciona cuando se aplica la
reestructuracin cognitiva?, hay algo cualitativa y/o cuantitativamente diferente
de los procesos responsables del xito de otras tcnicas? Y partimos del siguiente
664 Frojn-Parga y Calero-Elvira

supuesto: puesto que la reestructuracin cognitiva utiliza un soporte verbal para


su aplicacin, es de suponer que trabajando sobre la conducta verbal consigamos
los mismos cambios que cuando hacemos reestructuracin de pensamientos y
esquemas cognitivos sobre todo teniendo en cuenta que, finalmente, los cambios
en las cogniciones (ya sea a un nivel superficial, pensamientos automticos, o a
un nivel ms profundo, esquemas mentales) hemos de medirlos por cambios en
las verbalizaciones.
El planteamiento general de la lnea de investigacin que desarrollamos desde
hace algunos aos ha estado dirigido a intentar comprobar la hiptesis de que la
reestructuracin y, especficamente, el debate es un procedimiento verbal que se
desarrolla para conseguir el cambio en la forma de pensar de una persona y en
esos esquemas o creencias fuertemente arraigadas que supuestamente estn en la
base de las distorsiones cognitivas (Frojn-Parga, Calero-Elvira y Montao-Fidalgo,
2006, 2009, 2011). Lo dicho hasta el momento es igualmente vlido aqu: cualquier
cambio en los supuestos subyacentes al comportamiento manifiesto slo puede ser
inferido a travs de cambios en ste. No existe ninguna otra manera de comprobar
que alguien ha cambiado su forma de pensar si no es a travs del cambio en su
actuacin o en su verbalizacin. Podemos adornar este proceso de cambio con
todos los elementos y procesos internos que queramos pero, en definitiva, lo que
estaremos haciendo es analizar el comportamiento manifiesto a nivel motor y cog-
nitivo/verbal, de manera que todo lo dems que infiramos a partir de ste puede
resultar gratuito.
En lo que respecta al propio proceso de reestructuracin, lo comentado hasta
ahora redunda en la idea de que, en cuanto al mbito clnico se refiere, no hay
otra forma de modificar los pensamientos que a travs del cambio en las verbali-
zaciones. Un clnico puede saber lo que piensa su cliente a travs de lo que dice o
de lo que hace, no existe ninguna otra manera de evaluarlo (y cabra preguntarse
si esto slo es vlido para el clnico o para cualquiera, pero ste no es el lugar
adecuado para entablar un debate acerca de qu es lo cognitivo en general). Y si
esto es as, si podemos identificar respuestas cognitivas con respuestas verbales,
por qu hemos de considerar que tales respuestas se rigen por procedimientos de
aprendizaje y cambio distintos al resto de las respuestas humanas? Entonces, si la
conducta verbal se rige por las mismas reglas que la conducta manifiesta, por qu
no utilizar nuestros conocimientos de condicionamiento para aplicarlos al mbito
cognitivo/verbal? Segn nuestro planteamiento, la tcnica de reestructuracin cog-
nitiva podra analizarse como un proceso de condicionamiento verbal en el cual la
conducta verbal del terapeuta en sesin tiene una determinada funcin (discrimina-
tiva, reforzante, de castigo, motivadora, etc.) y va moldeando el comportamiento
del cliente. Considerar de esta manera el proceso de reestructuracin permite, en
primer lugar, un anlisis experimental de los procesos que lo sustentan; en segundo
lugar, aumentar la eficacia teraputica, ya que un terapeuta conocedor de las leyes
de aprendizaje asociativo que explican tales procesos podra manejar voluntaria-
mente las distintas funciones que su conducta puede desempear en sesin. El mol-
deamiento de la conducta verbal es una potente tcnica de cambio de la conducta
(Kohlenberg, Tsai y Dougher, 1993): primero, en las situaciones clnicas es ms fcil
Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 665

moldear lo que se dice que lo que se hace. Segundo, la conducta verbal moldeada
puede corresponderse mejor con el comportamiento a que se refiere que la con-
ducta instruida o informada. Este planteamiento respecto a la conducta verbal es
el que siguen todas las terapias desarrolladas en el marco del enfoque contextual;
stas conciben el proceso teraputico como un proceso dialctico (Luciano, 1999),
en el que la marcha del mismo es una funcin de las contingencias habidas en cada
momento en un marco de actuacin abierto que permite que ciertas formas de
comportamiento del cliente queden seleccionadas por las contingencias generadas
por el terapeuta. De acuerdo con Catania, Matthews y Shimoff (1990), moldear
lo que la gente dice acerca de lo que hace parece ser una forma ms eficaz de
cambiar su conducta que, incluso, si se moldea la conducta directamente y, desde
luego, que si se dan las instrucciones para que se haga.
El trabajo que presentamos aqu es una pequea muestra que destaca los aspec-
tos aplicados de la investigacin que desde hace aos desarrolla nuestro grupo de
investigacin y que en diversas publicaciones ha descrito los aspectos conceptuales,
tericos y metodolgicos de la lnea de trabajo seguida (Frojn-Parga, Montao-
Fidalgo y Calero-Elvira, 2006, 2007; Frojn-Parga, Calero-Elvira y Montao-Fidalgo,
2006; Frojn-Parga et al., 2008). Las hiptesis especficas de este estudio se pre-
sentan en el apartado de Mtodo a continuacin de la descripcin de las variables,
ya que hemos considerado que de esta manera se comprenderan mejor aquellas.

Mtodo

Participantes

Se analizaron 65 fragmentos de grabaciones de sesiones clnicas en los que


se aplicaba el procedimiento teraputico de debate por parte de una misma psi-
cloga de orientacin conductual con una experiencia profesional de 16 aos
y que desarrollaba su labor clnica en el Instituto Teraputico de Madrid. Estos
fragmentos de debate formaban parte del desarrollo de 39 sesiones de siete casos
clnicos diferentes. Los fragmentos correspondan a las sesiones de tratamiento en
las cuales, una vez realizado el anlisis funcional y diseado el procedimiento de
intervencin acorde con las tcnicas que tal anlisis sugera, de entre las diversas
tcnicas utilizadas una de ellas era la reestructuracin cognitiva y, concretamente,
el procedimiento de debate; se define este procedimiento como un debate entre
el terapeuta y el cliente en el que el primero trata de hacer al cliente reflexionar
sobre lo apropiado de sus pensamientos y entonces cambiar aqullos disfuncio-
nales, principalmente a travs de preguntas y de otras estrategias de disputa. En
todos los casos las personas demandantes de ayuda psicolgica eran adultos y
recibieron terapia individual. Se pueden consultar algunos datos bsicos de la
muestra en la tabla 1.
En todos los casos se obtuvo el consentimiento informado de los clientes para
proceder a la grabacin y posterior observacin y anlisis de las sesiones y se intent
666 Frojn-Parga y Calero-Elvira

Tabla 1
Caractersticas de la muestra

Caractersticas de los fragmentos Caractersticas de los clientes


Nmero de fragmentos
Caso Sexo Edad Problemtica
(duracin total)
1 13 (1h 31 30) Mujer 29 Bajo estado de nimo
2 3 (1h 17 09) Mujer 30 Problemas con la pareja
3 11 (0h 32 30) Mujer 32 Problemas con la pareja
4 27 (2h 19 22) Mujer 34 Bajo estado de nimo
5 9 (0h 30 11) Mujer 30 Problemas con la pareja
6 1 (0h 01 23) Varn 33 Bajo estado de nimo
7 1 (0h 02 00) Mujer 29 Problemas con la pareja

garantizar al mximo el derecho a la confidencialidad de los clientes, dirigiendo las


cmaras exclusivamente al psiclogo.

Instrumentos

Los fragmentos de debate fueron observados, registrados y codificados uti-


lizando el programa informtico The Observer XT de Noldus Information
Technology en su versin 6.0, a partir del cual se obtuvieron los datos secuenciales
de las categoras registradas, as como sus frecuencias totales.
A continuacin se describen con detalle las variables consideradas y los instru-
mentos utilizados para medirlas (las cuestiones metodolgicas del desarrollo de los
instrumentos y la comprobacin de su fiabilidad se pueden consultar en Calero-
Elvira, 2009; Calero-Elvira et al., 2009; Frojn-Parga et al., 2008; Frojn-Parga,
Calero-Elvira et al., en prensa).
1. Conducta verbal del psiclogo y del cliente durante la aplicacin de la rees-
tructuracin. Se codific con el Sistema de categorizacin para el estudio
de la interaccin terapeuta-cliente (SISC-INTER) que permite el anlisis del
comportamiento del terapeuta y del cliente que tiene lugar al aplicar la tc-
nica. Este sistema de categorizacin est compuesto por dos subsistemas: el
Subsistema de categorizacin de la conducta verbal del terapeuta para el
estudio de la interaccin (SISC-CVT-I), desarrollado a partir del Sistema de
categorizacin de la conducta verbal del terapeuta (SISC-CVT; Frojn-Parga
et al., 2008; Montao-Fidalgo, 2008); y el Subsistema de categorizacin de
la conducta verbal del cliente para el estudio de la interaccin (SISC-CVC-I).
El SISC-INTER considera la conducta verbal del psiclogo y del cliente como
variables nominales de las que el observador seleccionar en cada momento
cul de los posibles niveles tiene lugar. Los niveles de ambas variables y sus
definiciones se pueden consultar en las tablas 2 y 3 respectivamente. Es
Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 667

Tabla 2
Definicin de las categoras del subsistema SISC-CVT-Ia

Categoras Definicin
Verbalizacin del terapeuta que evoca una conducta del cliente
Funcin discriminativa
(verbal o no).
Verbalizacin del terapeuta que da lugar a una respuesta
emocional manifiesta en el cliente acompaada de verbalizacin
Funcin evocadora
o bien a la verbalizacin de una respuesta emocional que est
teniendo lugar.
Verbalizacin del terapeuta que muestra aprobacin, acuerdo
Funcin de refuerzo
y/o aceptacin de la conducta emitida por el cliente.
Verbalizacin del terapeuta que muestra desaprobacin,
Funcin de castigo
rechazo y/o no aceptacin de la conducta emitida por el cliente.
Verbalizacin del terapeuta que, proporcionando informacin
o motivando al cambio, facilita la emisin de una determinada
Funcin de preparacin
respuesta por parte del cliente, aunque no la evoca
directamente.
Verbalizacin del terapeuta que propone al cliente la realizacin
de una tarea teraputica fuera o dentro del contexto clnico.
Funcin instruccional No se han de mencionar las consecuencias explcitamente pero
s han de describirse los pasos de la actuacin que se trata de
favorecer.
Cualquier verbalizacin del terapeuta que no se pueda incluir
Otras
dentro de las categoras anteriores.

Notas: SISC-CVT-I= subsistema de categorizacin de la conducta verbal del terapeuta para el estudio de
la interaccin.
a
Se incluyen aqu las definiciones de las categoras supraordenadas, que son las que se presentan en este
estudio. En este subsistema se consideran tambin distintas variantes de las categoras, que se pueden
consultar en Calero-Elvira (2009) y Calero-Elvira et al. (2009).

importante destacar que para categorizar la conducta verbal del psiclogo


se utilizan trminos funcionales (funcin de refuerzo, funcin de castigo,
funcin discriminativa), pero esto se hace teniendo en cuenta que los utiliza-
mos sin haber demostrado que estas funciones ocurran y, por tanto, de una
manera hipottica. En esta fase de la investigacin estos trminos se refieren
a determinadas topografas (ver su definicin) y no a funciones propiamente
dichas.
2. Verbalizaciones del cliente acerca del cumplimiento de los objetivos tera-
puticos, categorizadas segn el Sistema de categorizacin de la conducta
verbal del cliente en funcin del cumplimiento de objetivos teraputicos
(SISC-COT). Este instrumento pretende codificar cada una de las verbaliza-
ciones del cliente emitidas por ste durante el procedimiento teraputico del
debate en funcin de su grado de aproximacin a los objetivos teraputicos
668 Frojn-Parga y Calero-Elvira

Tabla 3
Definicin de las categoras del subsistema SISC-CVC-I

Categoras Definicin

Verbalizacin a travs de la cual el cliente trata de proporcionar


Proporcionar informacin al terapeuta informacin relevante para la evaluacin y/o el
tratamiento.

Pregunta, comentario y/o peticin de informacin por parte


Solicitar informacin
del cliente hacia el terapeuta.

Verbalizacin del cliente que muestra acuerdo, aceptacin y/o


Mostrar aceptacin
admiracin ante las verbalizaciones emitidas por el terapeuta.

Verbalizacin del cliente que indica desacuerdo, desaprobacin


Mostrar desacuerdo
y/o rechazo ante las verbalizaciones emitidas por el terapeuta.

Expresin de emociones negativas, en forma de queja, que


hace referencia al padecimiento del cliente debido a sus
Verbalizacin de
conductas problema. Tambin verbalizaciones que indican una
emociones negativas
resistencia a las tareas propuestas por el terapeuta a causa del
padecimiento que las mismas le supondran.

Expresin de emociones positivas que hace referencia a logros


Verbalizacin de teraputicos o a la situacin que el cliente est viviendo
emociones positivas o prev que llegar en el futuro como fruto de sus logros
teraputicos o debido a cualquier otra circunstancia.

Conducta verbal del cliente que implica un seguimiento total


Seguir instrucciones o parcial de las instrucciones presentadas inmediatamente
antes por el terapeuta.

Cualquier verbalizacin del cliente que no se pueda incluir


Otras
dentro de las categoras anteriores.

Nota: SISC-CVT-I= subsistema de categorizacin de la conducta verbal del terapeuta para el estudio de
la interaccin.

perseguidos por el psiclogo. Los niveles de esta variable coinciden con las
categoras del sistema SISC-COT (tabla 4).
3. Eficacia del debate, evaluada segn la Escala de valoracin de la eficacia del
debate en la reestructuracin cognitiva (EVED-RC), que permite asignar a
cada fragmento de debate una categora en funcin del nivel de eficacia del
mismo. Los niveles de esta variable son: fracaso, xito parcial y xito total.
Es importante aclarar que la eficacia del debate se refiere en este estudio al
cumplimiento de los objetivos teraputicos en relacin al cambio en las ver-
balizaciones del cliente en cada aplicacin del debate y no a otros cambios
clnicos globales que se consigan al final de la sesin, entre sesiones o al final
del tratamiento.
Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 669

Tabla 4
Definicin de las categoras del sistema SISC-COT

Categoras Definicin

VAT Verbalizaciones de aproximacin al objetivo teraputico del debate.

VOT Verbalizaciones opuestas al objetivo teraputico del debate.

Verbalizaciones intermedias con respecto al objetivo teraputico del


VIT
debate.

Verbalizaciones no categorizables en cuanto a si se aproximan o no a


No categorizable
los objetivos perseguidos por el terapeuta durante el debate.

Nota: SISC-COT= sistema de categorizacin de la conducta verbal del cliente en funcin del cumpli-
miento de objetivos teraputicos; VAT= verbalizaciones de aproximacin al objetivo teraputico del
debate; VOT= verbalizaciones opuestas al objetivo teraputico del debate; VIT= verbalizaciones interme-
dias con respecto al objetivo teraputico del debate.

Hiptesis

La hiptesis principal fue la que sealamos en la introduccin de este trabajo: la


reestructuracin cognitiva y, en concreto, el debate, se desarrolla como un proceso
de moldeamiento de las verbalizaciones del cliente, mediante el cual el terapeuta va
reforzando las aproximaciones sucesivas a la verbalizacin final (adaptativa/racional)
al tiempo que extingue o castiga las verbalizaciones previas o cualquier otra que
considere desadaptativa/irracional (esto es, alejada de la verbalizacin meta). De
esta forma, ser posible distinguir secuencias verbales distintas en la interaccin
terapeuta-cliente durante la reestructuracin cognitiva en funcin del xito o fra-
caso del debate que tiene lugar en la misma, de forma que en los debates exitosos:
1) Las verbalizaciones del cliente que se aproximan al objetivo teraputico (VAT)
irn seguidas de verbalizaciones del terapeuta con funcin de refuerzo.
2) Las verbalizaciones del cliente opuestas al objetivo teraputico (VOT) irn
seguidas por verbalizaciones del terapeuta con funcin de castigo.
3) Ocurrirn en estos debates las secuencias de tres trminos siguientes:
a) Verbalizaciones del terapeuta con funcin discriminativa seguidas de una
VAT del cliente y a continuacin una verbalizacin del terapeuta categori-
zada con funcin de refuerzo.
b) Verbalizaciones del terapeuta con funcin discriminativa seguidas de una
VOT del cliente y a continuacin una verbalizacin del terapeuta con fun-
cin de castigo.
c) Verbalizaciones del terapeuta con funcin discriminativa seguidas de una
VIT del cliente y a continuacin una verbalizacin del terapeuta con fun-
cin de refuerzo o de castigo.
4) Las verbalizaciones del terapeuta con funcin discriminativa irn precedidas
de verbalizaciones del mismo con funcin de preparacin.
670 Frojn-Parga y Calero-Elvira

Procedimiento

Una vez seleccionada la muestra, un observador experto en terapia de conducta


y entrenado en el uso de los diferentes instrumentos de medida observ, registr y
codific en primer lugar la conducta verbal del terapeuta y del cliente en todos los
fragmentos de debate segn el sistema SISC-INTER. Partiendo de la base de estos
registros volvi a observar las sesiones, identificando el objetivo teraputico perse-
guido por el psiclogo en cada momento del debate y en funcin de ello asignando
a cada verbalizacin del cliente una categora segn el sistema SISC-COT. A partir
de los datos resultantes de estos registros en los que se combinan las categoras del
sistema SISC-INTER para el terapeuta y las del sistema SISC-COT para el cliente, se
realizaron los anlisis que se mostrarn ms adelante. Por ltimo, el mismo obser-
vador, basndose en la codificacin segn el sistema SISC-COT del conjunto de
conductas del cliente para cada debate, asign una categora de valoracin de la
eficacia del mismo segn la escala EVED-RC.
Para garantizar la fiabilidad de los registros, se calcul de forma peridica la con-
cordancia inter e intrajuez. Los ndices de concordancia en el sistema de categoras
para la conducta verbal del terapeuta, SISC-CVT-I, oscilaron entre valores de Kappa
de 0,62 y 0,77 (68%-82% de porcentaje de acuerdo) para las comparaciones inter-
jueces y 0,61 y 0,90 (68%-92% de porcentaje de acuerdo) para las comparaciones
intra-juez. En el sistema de categoras SISC-COT se obtuvieron unos valores de
Kappa que oscilaron entre 0,51 y 0,79 inter-jueces (63%-86% de porcentaje de
acuerdos) y 0,62 y 1,00 intra-juez (74%-100% de porcentaje de acuerdos). En el
caso del sistema de categoras para la conducta verbal del cliente, SISC-CVC-I, los
valores de Kappa variaron entre 0,54 y 0,73 (69%-85% de porcentaje de acuerdo)
en las comparaciones inter-jueces y entre 0,54 y 1,00 (73%-100% de porcen-
taje de acuerdo) en las comparaciones intra-juez. Atendiendo a las clasificaciones
usualmente consideradas (Bakeman, 2000; Landis y Koch, 1977), se puede afirmar
que los valores del ndice Kappa en las distintas comparaciones realizadas fueron
siempre como mnimo razonables y, en general, buenos e incluso excelentes. En
cuanto a la escala de apreciacin EVED-RC, se obtuvo un coeficiente de correlacin
interclase de 0,95 para las comparaciones inter-juez y de 1,00 en el caso de la con-
cordancia intra-juez.

Resultados

A partir de la valoracin de la eficacia de cada fragmento de sesin observado


segn la escala EVED-RC, se encontraron 39 debates clasificados como xito total,
21 como xito parcial y 5 como fracaso. Para comprobar si se daban las secuencias
de interaccin verbal hipotetizadas en cada uno de estos grupos, se llev a cabo un
anlisis secuencial segn el enfoque log-linear (vase Bakeman, Adamson y Strisik,
1995; Bakeman y Gottman, 1986/1989, 1997; Quera, 1993). La representacin
grfica y simplificada de estos resultados se puede encontrar en las figuras 1, 2
y 3 en forma de diagramas de transicin, en los que las cruces sobre las flechas
Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 671

indican que esas asociaciones no fueron significativas teniendo en cuenta el retardo


indicado, mientras que la ausencia de cruces seala significacin estadstica. En las
tablas 5, 6 y 7 se presentan los datos acerca de la significacin estadstica de las
secuencias.
Como se puede observar en la figura 1 (datos correspondientes en tabla 5), en
el conjunto de los debates valorados como xito total y parcial el psiclogo despus
de una conducta del cliente que se aproxima a los objetivos teraputicos emite
verbalizaciones con funcin de refuerzo y es menos probable de lo esperado por
azar que emita una funcin de castigo. En el caso de los debates valorados como
fracaso no hay ni ms ni menos probabilidad de la esperada de que se d una fun-
cin de castigo despus de este tipo de conductas del cliente y, al igual que ocurra
en los otros dos grupos, tambin es ms probable que, en su lugar, el psiclogo
muestre su aprobacin con lo que el cliente dijo. Despus de una verbalizacin
opuesta al objetivo del debate se encontr que en todos los grupos se dieron ver-
balizaciones del terapeuta con funcin de castigo, mientras no se daban ni con ms
ni con menos probabilidad de la esperada por azar verbalizaciones con funcin de
refuerzo. La diferencia ms destacable entre los tres grupos fue el comportamiento
del terapeuta que sigue a las verbalizaciones intermedias con respecto al objetivo
teraputico: en el caso del xito total encontramos que eran ms probables las
categoras funcin de refuerzo y de castigo, en el xito parcial slo la funcin de
refuerzo y ninguna de ellas se daba de manera significativa en los debates valorados
como fracaso.
Figura 1.
Figura
Diagramas de transicin de las relaciones entre 1
VAT/VOT/VIT y las funciones de refuerzo y castigo en cada
Diagramas de transicin de las relaciones grupo deentre
eficaciaVAT/VOT/VIT y las funciones de
refuerzo y castigo en cada grupo de eficacia

XITO TOTALXITO PARCIALFRACASO


+1 +1 +1
VAT REF. VAT REF. VAT REF.

VOT +1 +1 +1
CAST. VOT CAST. VOT CAST.

+1 REF. +1 REF. +1 REF.


VIT VIT VIT
+1 +1 +1
CAST. CAST. CAST.

Nota: VAT= verbalizaciones de aproximacin al objetivo teraputico del debate; VOT= verbalizaciones
Nota: VAT=
opuestas verbalizaciones
al objetivo dedel
teraputico aproximacin
debate; VIT=alverbalizaciones
objetivo teraputico del debate;
intermedias VOT=alverbalizaciones
con respecto objetivo
opuestas al del
teraputico objetivo
debate;teraputico del de
REF.= funcin debate; VIT=
refuerzo; verbalizaciones
CAST.= intermedias con respecto al objetivo
funcin de castigo.
teraputico del debate; REF.= funcin de refuerzo; CAST.= funcin de castigo.
Figura 2
Figura 2
Diagramas de transicin de las cadenas de tres trminos estudiadas en cada grupo de eficacia
672

Diagramas de transicin de las cadenas de tres trminos estudiadas en cada grupo de eficacia

XITO TOTAL XITO PARCIAL FRACASO

+1 +1 +1 +1 +1 +1
DISC. VAT REF. DISC. VAT REF. DISC. VAT REF.

+2 +2 +2

+1 +1 +1 +1 +1 +1
DISC. VOT CAST. DISC. VOT CAST. DISC. VOT CAST.

+2 +2 +2

+1
Frojn-Parga y Calero-Elvira

DISC. VIT +1 +1 +1 +1
REF. DISC. +1 VIT REF. DISC. VIT REF.

+2 +2 +2

+1 +1 +1 +1 +1 +1
DISC. VIT CAST. DISC. VIT CAST. DISC. VIT CAST.

+2 +2 +2

DISC.= funcin discriminativa; REF.= funcin de refuerzo; CAST.= funcin de castigo.

29
Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 673

Tabla 5
Relacin entre VAT/VOT/VIT y las funciones de refuerzo y castigo

Conductas dadas/
condicionadas xito total xito parcial Fracaso
(retardo)
VAT/Refuerzo (19,57, p = 0,0000+)** (5,86, p = 0,0000+) ** (2,80, p = 0,0051+)**
(+1) [Q = 0,83] [Q = 0,66] [Q = 0,91]
VAT/Castigo (-4,05, p = 0,0001-)** (-2,23, p = 0,0255-)* (-0,19, p = 0,8460)
(+1) [Q = -0,82] [Q = -1,00] [Q = -1.00]
VOT/Refuerzo (-0,49, p = 0,6213) (1,96, p = 0,0509) (0,46, p = 0,6486)
(+1) [Q = -0,051] [Q = 0,28] [Q = 0,20]
VOT/Castigo (15,98, p = 0,0000+)** (9,33, p = 0,0000+)** (2,44, p = 0,0146+)*
(+1) [Q = 0,89] [Q = 0,91] [Q = 1,00]
VIT/Refuerzo (3,52, p = 0,0004+)** (5,38, p = 0,0000+)** (-0,49, p = 0,6246)
(+1) [Q = 0,44] [Q = 0,80] [Q = -1,00]
VIT/Castigo (5,56, p = 0,0000+)** (0,13, p = 0,8985) (-0,28, p = 0,7816)
(+1) [Q = 0,68] [Q = 0,07] [Q = -1,00]

Notas: VAT= verbalizaciones de aproximacin al objetivo teraputico del debate; VOT= verbalizaciones
opuestas al objetivo teraputico del debate; VIT= verbalizaciones intermedias con respecto al objetivo
teraputico del debate.
* Significativo tomando en consideracin = 0,05; ** Significativo tomando en consideracin = 0,01.
Valores en cada celda: (Residuos ajustados, p) El valor de p se acompaa de un signo +/- cuando es sig-
nificativo para indicar el sentido de la relacin / [Q de Yule].

Tabla 6
Secuencias conductuales de dos trminos para completar secuencias de tres

Conductas dadas/
condicionadas xito total xito parcial Fracaso
(retardo)
Disc./VAT (14,34, p = 0,0000+)** (1,99, p = 0,0467+)* (2,55, p = 0,0107+)*
(+1) [Q = 0,67] [Q = 0,33] [Q = 0,89]
Disc./VOT (5,94, p = 0,0001+)** (4,96, p = 0,0000+)** (1,99, p = 0,0467+)*
(+1) [Q = 0,39] [Q = 0,58] [Q = 0,63]
Disc./VIT (10,06, p = 0,0001+)** (1,12, p = 0,2635) (1,56, p = 0,1198)
(+1) [Q = 0,76] [Q = 0,34] [Q = 0,69]
Disc./Refuerzo (11,36, p = 0,0000+)** (0,98, p = 0,3253) (-0,67, p = 0,5002)
(+2) [Q = 0,64] [Q = 0,21] [Q = -1,00]
Disc./Castigo (5,15, p = 0,0000+)** (3,99, p = 0,0001+)** (-0,38, p = 0,7027)
(+2) [Q = 0,51] [Q = 0,64] [Q = -1,00]

Notas: VAT= verbalizaciones de aproximacin al objetivo teraputico del debate; VOT= verbalizaciones
opuestas al objetivo teraputico del debate; VIT= verbalizaciones intermedias con respecto al objetivo
teraputico del debate.
* Significativo tomando en consideracin = 0,05;** Significativo tomando en consideracin = 0,01.
Valores en cada celda: (Residuos ajustados, p) El valor de p se acompaa de un signo +/- cuando es sig-
nificativo para indicar el sentido de la relacin / [Q de Yule].
674 Frojn-Parga y Calero-Elvira

Para analizar si las secuencias previas de dos trminos forman parte de deter-
minadas cadenas conductuales ms amplias de tres trminos, se utiliz el mtodo
secuencial de retardos, estudiando cada una de las parejas implicadas de dos tr-
minos por separado en lugar de estudiar probabilidades de transicin de orden
2 porque este tipo de anlisis exigira una cantidad de datos con los que no se
cuenta para los dos grupos ms pequeos de fracaso y xito parcial. Las cadenas
conductuales que queremos identificar se corresponden con las hipotetizadas en el
apartado correspondiente (hiptesis 3); los resultados indican que en el grupo de
xito total se encontraron con una probabilidad superior a la esperada por azar los
cuatro tipos de cadenas de tres trminos, mientras que en el grupo de xito parcial
slo se encontr de forma completa la segunda de las cadenas y en el caso del fra-
caso no se dio ninguna de las cuatro, tal como se representa en la figura 2 (datos
correspondientes en tabla 6).
Por lo que respecta a las relaciones conductuales de dos trminos con retardo -1
entre la categora del terapeuta funcin discriminativa y la funcin de preparacin,
stos se presentan en la figura 3 y en la tabla 7. Como se puede comprobar, slo en
el grupo de xito total ocurra que las conductas del terapeuta categorizadas como
funcin discriminativa fueran precedidas por conductas del mismo categorizadas
como funcin de preparacin. En los otros dos grupos, xito parcial y fracaso, tales
secuencias no resultaron estadsticamente significativas.
Figura 3
Diagramas de transicin de las secuencias conductuales de dos trminos entre la funcin de preparacin y la
Figura 3
funcin discriminativa
Diagramas de transicin de las secuencias conductuales de dos trminos entre la
funcin de preparacin y la funcin discriminativa

XITO TOTALXITO PARCIALFRACASO


-1 -1 -1
PREP DISC PREP. DISC PREP. DISC

PREP= funcin de preparacin; DISC= funcin discriminativa.

Tabla 7
Secuencias conductuales de dos trminos para estudiar la relacin entre la funcin
de preparacin y la funcin discriminativa

Conductas dadas/
condicionadas xito total xito parcial Fracaso
(retardo)
Disc./ (2,25, p = 0,0247+)* (-0,62, p = 0,5330) (0,32, p = 0,7508)
Prep. [Q = 0,16] [Q = -0.12] [Q = 0,14]
(-1)

Nota: Significativo tomando en consideracin = 0,05.


Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 675

Discusin

A la vista de los resultados obtenidos podemos afirmar que es plausible consi-


derar la reestructuracin cognitiva como un proceso de moldeamiento verbal. En la
figura 1 se observa que cuando la verbalizacin del cliente est claramente orien-
tada o alejada de los objetivos teraputicos, el psiclogo refuerza y castiga, respec-
tivamente, las distintas verbalizaciones que emite ste; y esto ocurre tanto cuando
el debate tiene xito como cuando fracasa. Cabra preguntarse entonces qu es lo
que diferencia los distintos tipos de debate; en este sentido, podemos fijarnos en lo
que ocurre ante las VIT para comprobar que dicha diferencia radica en el compor-
tamiento verbal del psiclogo cuando las verbalizaciones del cliente no son claras,
esto es, en algn sentido se acercan al objetivo teraputico y en otro se alejan de
ste. En los debates exitosos, el psiclogo parece tanto reforzar como castigar este
tipo de verbalizaciones; en los debates con xito parcial, no hay castigo; en los
debates fracasados, el psiclogo ni refuerza ni castiga las verbalizaciones interme-
dias. Es decir, en los casos de menos xito, cuando la conducta verbal del cliente
es confusa, el terapeuta no marca con sus verbalizaciones el camino a seguir; muy
probablemente y, si el terapeuta conoce lo que se indica en los manuales acerca
del procedimiento de reestructuracin cognitiva, plantear otra pregunta con el
objetivo de conseguir que el cliente d con la respuesta adecuada que entonces
s pueda reforzar; o, por el contrario, lo que diga sea tan alejado al objetivo tera-
putico que decida atajar esa lnea con una verbalizacin con funcin de castigo.
Pero si el cliente persiste en sus verbalizaciones confusas (es decir, no encuentra la
verbalizacin adecuada que el terapeuta espera y ste sigue sin manifestarse ante
ello), el debate se ir alargando y debilitando hasta su fracaso final.
En la figura 2 podemos apreciar con claridad algo ms acerca de qu est
pasando en los distintos tipos de debate: los debates con xito total siguen estric-
tamente las reglas del moldeamiento, es decir, secuencias de verbalizaciones del
terapeuta con funcin discriminativa seguidas de verbalizaciones del cliente, que
sern a su vez seguidas de otra verbalizacin del terapeuta con funcin de refuerzo
o de castigo segn aquellas se acerquen o se alejen del objetivo teraputico; en los
debates con xito parcial, el moldeamiento no est tan claro, puesto que las verba-
lizaciones del cliente no siempre van precedidas de un discriminativo por parte del
psiclogo (esto es, no responden a una pregunta que marque la direccin deseada)
y, sobre todo, como ya hemos visto antes, las verbalizaciones del terapeuta no
moldean las verbalizaciones intermedias del cliente; por ltimo, en los debates que
fracasan, la ausencia del moldeamiento es todava ms clara por la ausencia de las
cadenas completas de tres trminos y porque el psiclogo no aprovecha las verba-
lizaciones intermedias para orientarlas en la direccin deseada que las acerquen a
la verbalizacin final.
La figura 3 muestra otro resultado a tener en cuenta: cuando el terapeuta pre-
para la pregunta haciendo que sta sea precedida por una verbalizacin que con-
tiene informacin o motiva para el cambio (esto es, emite una verbalizacin con
funcin de preparacin y a continuacin una verbalizacin con funcin discrimi-
nativa), el debate tiene ms xito que cuando no lo hace. Es decir, el hecho de
676 Frojn-Parga y Calero-Elvira

que el psiclogo prepare aquello que va a preguntar y luego haga la pregunta,


facilita la obtencin de la respuesta adecuada y, por tanto, el xito del debate. En
trminos coloquiales, podramos decir que el psiclogo tiene ms xito cuando da
pistas a su cliente sobre qu respuestas obtendrn reforzador y que es una de las
mejores manera de aumentar la probabilidad de obtener ese xito, aunque esto
sea precisamente lo que los manuales dicen que no se debe hacer. Por el contrario,
intentar que el cliente encuentre por s solo el camino a seguir para que su con-
ducta sea reforzada es un procedimiento mucho ms lento e inseguro que el que
nosotros planteamos y que, a la vista de los resultados obtenidos, favorece el xito
del debate.
Precisamente ste es uno de los problemas de ceirse al procedimiento, lla-
mmosle tradicional, del debate socrtico, el cual insiste (sin base emprica que lo
justifique) en que no se debe guiar al cliente en su bsqueda de las verbalizaciones
alternativas que lo conducirn a la resolucin de sus problemas. A la vista de los
resultados encontrados, nuestro planteamiento es totalmente inverso: si lo que
queremos es que el cliente cambie lo que se dice para que dicho cambio le permita
cambiar lo que hace y/o lo que siente, ayudmoslo en la bsqueda de esas verbali-
zaciones alternativas con todos los conocimientos que nuestro bagaje tecnolgico
nos permite. Y ah es donde entra el moldeamiento: sabemos, y existe fundamen-
tacin experimental de sobra, que la mejor forma de conseguir una conducta final
es a travs del refuerzo de aproximaciones sucesivas. Y que este procedimiento se
desarrollar con mayor seguridad si se aplican una serie de principios operantes tan
conocidos como elementales: el uso de discriminativos claros, el refuerzo de pasos
intermedios que estn en el repertorio conductual del cliente, el castigo o la extin-
cin de los pasos previos ya conseguidos o de aquellos que vayan en una direccin
alejada de la conducta meta y la explicitacin de dicha conducta meta final. Si esta-
blecemos un paralelismo entre este procedimiento y la reestructuracin cognitiva
o, ms bien, si aplicamos lo que sabemos de moldeamiento a esta otra tcnica,
llegaramos a la conclusin de que la reestructuracin se optimizara si:
1. Hacemos preguntas claras y que incluyan o sean precedidas por informacin
y/o motivacin acerca de la respuesta correcta (verbalizaciones discriminati-
vas y verbalizaciones con funcin de preparacin).
2. Reforzamos claramente las respuestas que se acerquen a la meta (no slo
que sean la meta) y castigamos las que se alejen (verbalizaciones con funcin
de refuerzo y de castigo de pasos intermedios).
3. No extinguimos las respuestas confusas e intentamos ayudar al cliente a que
emita la verbalizacin que queremos que diga (moldeamos esas respuestas
confusas reforzando, castigando y emitiendo discriminativos claros)
4. Y, adems, le decimos claramente a dnde queremos llegar, cul es esa ver-
balizacin final que estamos esperando para reforzarla convenientemente e
intentar que se convierta en una nueva directriz de su vida.
Es verdad que estamos dirigiendo la conducta verbal del cliente, pero no
entendemos por qu no hemos de hacerlo si lo que queremos es que diga (o se
diga) determinadas cosas para que haga o sienta otras; por qu es necesario
perder el tiempo cuando el cliente no est muy acostumbrado a reflexionar sobre
Gua para reestructuracin cognitiva como moldeamiento 677

lo que hace o no utiliza el lenguaje con fluidez?; o cuando nos encontramos con
clientes con un bajo nivel cultural o intelectual a los que les resulta una tarea casi
imposible decirse otras cosas distintas a las que llevan aos acostumbrados?. Y el
cambio en lo que el cliente se dice es fundamental para cambiar lo que hace; en
este sentido, estamos de acuerdo con el planteamiento tradicional de las tcnicas
cognitivas, pero no lo estamos con la conceptualizacin de las cogniciones/verba-
lizaciones encubiertas. Consideramos que la conducta verbal (manifiesta o encu-
bierta) es conducta y como tal ha de ser analizada y tratada. Las conductas verbales
se pueden definir como clases funcionales operantes que pueden tener consecuen-
cias tanto verbales (una contestacin) como no verbales (acciones de otros a peti-
cin del hablante, emociones en otros o en el propio hablante). La clase funcional
se refiere a la naturaleza genrica de los conceptos de estmulo y respuesta, esto
es, diversos estmulos o respuestas que tienen la misma funcin. De acuerdo con
Catania, Matthews y Shimoff (1990), moldear lo que la gente dice acerca de lo que
hace parece ser una forma ms eficaz de cambiar su conducta que, incluso, si se
moldea la conducta directamente y, desde luego, que si se dan las instrucciones
para que se haga. El moldeamiento de la conducta verbal es una potente tcnica de
cambio de la conducta (Kohlenberg, Tsai y Dougher, 1993): primero, en las situa-
ciones clnicas es ms fcil moldear lo que se dice que lo que se hace; segundo, la
conducta verbal moldeada puede corresponderse mejor con el comportamiento a
que se refiere que la conducta instruida o informada. Este planteamiento respecto
a la conducta verbal es el que siguen todas las terapias desarrolladas en el marco
del enfoque contextual; stas conciben el proceso teraputico como un proceso
dialctico (Luciano, 1999), en el que la marcha del mismo es una funcin de las
contingencias habidas en cada momento en un marco de actuacin abierto que
permite que ciertas formas de comportamiento del cliente queden seleccionadas
por las contingencias generadas por el terapeuta en el propio contexto clnico.
A estas alturas de la discusin ya podemos proponer el cambio de nombre de la
reestructuracin cognitiva por otro ms apropiado como reestructuracin verbal o,
directamente, moldeamiento verbal. La cuestin de utilizar un trmino u otro no es
tan balad como a primera vista podra parecer. Si nuestro inters principal es desa-
rrollar la psicologa como ciencia (no hace falta aadir slida), la MC no puede ser la
excepcin. Es verdad que en la clnica psicolgica hay muchas cosas que funcionan
y se escapan a las posibilidades de experimentacin, pero ello no justifica que se
incorporen sin ms a los fundamentos tericos y tecnolgicos de la MC. Podremos
incorporarlas cuando podamos explicar por qu funcionan y repetir la experiencia
en situaciones similares con idntico resultado. Segn esto, la ciencia no es tan slo
un modo de hablar, es ms que una exigencia metodolgica al tipo de fenmenos
que pueden ser estudiados; de acuerdo con Pelechano (1979), la ciencia debe ope-
rar con el bloque de conocimientos cientficos contemporneos. Si se quiere seguir
utilizando el calificativo de cientfica para referirnos a la psicologa, la MC debera
seguir los siguientes criterios:
Definir los presupuestos y conceptos que maneja, desechando aqullos que
se muestren como meros constructos inoperantes.
678 Frojn-Parga y Calero-Elvira

Disear modelos que den explicacin y delimiten las funciones de las varia-
bles previamente definidas.
En coherencia con lo anterior, servirse de una metodologa y un lenguaje que
le sean propios como ciencia.
Sustituir el todo vale, basado en el ojo clnico y en el sentido comn, por
una adecuada fundamentacin experimental de la tecnologa utilizada.
El establecimiento individualizado de objetivos de cambio y la eleccin cohe-
rente de los mtodos idneos para alcanzarlos de entre todos los de probada
eficacia.
Esto se podr conseguir con una mayor dedicacin a la investigacin sobre las
intervenciones psicolgicas y la realizacin de estudios ms rigurosos y replicables.
Y, sin duda, el afianzamiento en una base terica slida es una de las claves para
la correcta evolucin. Hace casi 15 aos se afirmaba que si la terapia de conducta
estableciera de nuevo el vnculo con la psicologa experimental se producira un
renacimiento y que si siguiera con lo cognitivo se desvanecera (Vila, 1997). Esta
base experimental servira para asentar los cimientos de una investigacin apli-
cada slida, reconstruyendo el puente entre psicologa bsica y aplicada que se
derrumb hace aos, cuando haba constituido la caracterstica esencial de la MC y
su principal fortaleza.

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Recibido: 20 de diciembre de 2010


Aceptado: 8 de febrero de 2011

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