Vacío Existencial
Vacío Existencial
Vacío Existencial
Vacío es un concepto que procede del vocablo latino vacīvus. El término hace referencia a aquello que carece de contenido.
Existencial, por su parte, es un adjetivo vinculado a la acción de existir (estar, poseer vida, pertenecer a la realidad).
La noción de vacío existencial se emplea para nombrar a una sensación que tienen las personas en determinados contextos.
Para los filósofos, esta idea forma parte de la condición humana ya que es inherente a la experiencia vital de las personas.
Un ser humano experimenta un vacío existencial cuando no le encuentra sentido a su vida. De este modo, se siente
alienado. El vacío existencial puede derivar en el desarrollo de depresión y de otros trastornos psicológicos.
La persona con vacío existencial se aburre con frecuencia, es pesimista y padece de apatía. No encuentra nada que le genera
entusiasmo o que le provoque alegría: por el contrario, siente que no hay ningún objetivo que valga la pena.
Es importante tener en cuenta que, en determinadas situaciones, es normal que un sujeto sienta un vacío. Eso sucede, por
ejemplo, cuando se muda o cuando sufre la muerte de un familiar. Si dicha sensación de vacío se extiende en el tiempo, puede
hablarse de un vacío existencial debido a que la persona no logró “llenar” ese espacio con otra motivación o emoción.
Se considera que el citado vacío existencial se ha convertido en un “mal contemporáneo” pues son muchas las personas que lo
sufren. Y es que vivimos en una sociedad donde hay numerosas situaciones que pueden provocarlo como son el ritmo
estresante de vida que se lleva a cabo en las ciudades, los altos niveles de delincuencia, el que la sociedad apueste porque la
única felicidad es ser alguien de éxito y respetado con una gran cuenta bancaria, que no se tiene tiempo para disfrutar de los
seres queridos y de los hobbies….
Para poder conseguir dejar de lado esa sensación de vacío existencial se puede recurrir a un sinfín de herramientas y a
acometer numerosas acciones, entre las que podemos destacar las siguientes:
-Marcarse nuevos objetivos en la vida, pues eso despertará las energías y la ilusión, las ganas de seguir adelante.
-Saber aceptar la realidad que existe.
-Encontrar más tiempo para poder realizar todo aquello que apetece y que gusta.
-Reflexionar acerca de todo lo bueno y positivo que se tiene en la vida.
-Intentar encontrar la causa del problema para poder darle una solución o, al menos, para poder asimilarla de la forma correcta.
-Dejar de compararse con otras personas.
-Establecer las propias normas y no dejarse presionar por las normas que imponga la sociedad.
-Pedir ayuda si se considera necesario.
Otra manera de dejar atrás ese vacío puede ser confiar en el conocido método del filósofo sueco Peter Wessel, que se da en
llamar “El último Mesías” y que se sustenta en eliminar cualquier pensamiento negativo, distraerse, realizar actividades
creativas…
Otro aspecto a considerar es que el vacío no se interpreta de la misma forma en la cultura occidental y en la cultura oriental.
Mientras que, para el mundo occidental, el vacío se vincula a la depresión, para los orientales puede asociarse a un estado
superior donde el ser humano se siente realizado: no hay nada que lo perturbe.
REFERENCIAS
Autores: Julián Pérez Porto y María Merino. Publicado: 2015. Actualizado: 2016.
EL VACÍO EXISTENCIAL
Carlos Castro. Licenciado en Sociología. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas, Venezuela
EL SENTIDO DE LA VIDA
La vida lleva consigo un conjunto de vivencias, aprendizajes, luchas, éxitos, fracasos, dentro de un espacio y en un tiempo
determinado, donde se comparte el día a día junto a otras personas: familiares, amigos y allegados, pasando por el
desconocido que se acerca en medio de la calle o el que viaja en el asiento de junto de un transporte público.
La vida cotidiana de cada persona es lo común, habitual o esperado y nutre de respuestas a las dudas planteadas, "se presenta
como una realidad interpretada que tiene significado subjetivo de un mundo coherente"[1]. El mundo en donde vivimos se
caracteriza por la presencia de relaciones cara-a-cara afectivas. Este 'mundo circundante' (Umwelt) ofrece seguridad existencial
al individuo y garantiza el desarrollo de un sentido de vida, por ser el mundo al cual estamos habituados a vivir en forma estable
y rutinaria, fuera de posibles situaciones de riesgos, duda o incertidumbre.
El sentido de la vida surge por la necesidad de dar solución a los problemas que tenga una colectividad o un individuo en
particular. Constituye la respuesta ofrecida a las preguntas o problemas que implica la vida: ¿por qué vivir? ¿Para qué vivir?
¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde voy? ¿Qué hacer con mi vida? ¿Qué camino seguir? ¿Qué hacer para sobrevivir?
Entre otras tantas 'cuestiones existenciales'[2]. El sentido de la vida es un "esquema que reúne modelos de actos de las líneas
más diversas y los acomoda en una proyección de un sentido que se extiende desde el nacimiento hasta la muerte"[3].
La construcción de un sentido de vida se inicia en la socialización primaria (familia), la cual posibilita una base ontológica sólida
que ofrezca seguridad y certidumbre existencial, como punto de arranque para la definición de la identidad del yo y sentido de
vida. Esta proceso continua a lo largo de la vida en una relación dialéctica entre lo subjetivo y lo intersubjetivo (medio social), en
la vida cotidiana hasta el momento de la muerte.
Ante el papel de la familia en la formación del sentido de vida, es importante considerar la influencia familiar en las personas
dentro de la sociedad venezolana, al considerar la hipótesis de Mikel de Viana con respecto al "familismo amoral de los
venezolanos"[4]. El carácter 'familista' de una sociedad fue propuesto por Edward Banfield[5] en donde estableció en su estudio
realizado en una población al sur de Italia que las personas actúan como sí buscaran: "maximizar las ventajas materiales y a
corto plazo de la familia nuclear y asumir que los demás harán los mismo".
Dicho familismo tiene como rasgo principal la predominancia del ámbito familiar frente al ámbito público el cual se constituye
como un espacio para el predominio, satisfacción y disputa de los intereses privados por encima del colectivo. Si el núcleo
familiar constituye la pauta de acción de los miembros de una sociedad 'familista' ¿Hasta qué punto su influencia puede
ocasionar vacío existencial?
EL VACÍO EXISTENCIAL
El desarrollo de un sentido de la vida puede verse frustrado en la medida en que las metas, anhelos o expectativas de vida no
sean realizados o nuestros parámetros de vida de seguridad y certidumbre sean afectados por situaciones de 'crisis' donde no
se cuenta con las herramientas adecuadas para afrontarlos.
En tales situaciones, la presencia de un conjunto de sensaciones y cambios en nuestro día a día, surgen como 'síntomas' de un
estado de frustración existencial que afecta nuestro sentido de vida que ha sido denominado por Viktor Frankl fundador de
Logoterapia como un 'vacío existencial': "la pérdida del sentimiento de que la vida es significativa",[6] las personas presentan "el
sentimiento de que sus vidas carecen total y definitivamente de un sentido. Se ven acosados por la experiencia de su vaciedad
íntima, del desierto que albergan dentro de sí".[7] "Un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida, una incapacidad
para sentir las cosas y los seres".[8] Se siente que la vida no tiene sentido? y que 'no vale la pena vivirla'.
Tony Anatrella[10] considera que uno de los problemas de la sociedad actual, denominada por él una 'sociedad depresiva', se
encuentra en la constante búsqueda de satisfacer el 'ego'. La presencia del individualismo y el narcisismo como formas de
conductas se han generalizado en la sociedad donde predominan acciones egoístas que limitan la capacidad de trascendencia
personal e inhiben la consolidación de un óptimo sentido de vida.
Razones Filosóficas:
La reflexión sobre el sentido de la vida y el vacío existencial gira en torno sobre la concepción del absurdo de la vida. Según
Albert Camus: "la vida no tiene sentido y no vale la pena vivirla"[11]. Esta certeza del absurdo de la vida conlleva a la reflexión
de la vida misma en términos de que cada uno de nosotros es responsable y él único capaz de dotarla de sentido. Tal como
diría Sartre: "la vida, a priori, no tiene sentido. Antes que ustedes vivan, la vida no es nada; les corresponde a ustedes darle un
sentido"[12].
La concepción de Heidegeer del ser-en-el-mundo (Dasein), un ser que vive en el mundo (natural y social), que se enfrenta al
día a día en un proceso de realización hacia la muerte. La certeza de la finitud del hombre apunta a la búsqueda de una vida
plena de sentido y abocada a la trascendencia. En tal sentido, Octavio Paz opina que una vida plena de sentido no es posible
sin una muerte con el sentido, ya que como el mismo señala: "la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza en la
muerte [porque en definitiva] ¿qué me importa la muerte si no me importa la vida?"[13].
La realización de un sentido de vida se inicia cuando la persona busque actuar y realizarse en su día a día, en pro de cumplir
las cosas anheladas. El vacío existencial ocurre cuando el individuo no trascienda su vida cotidiana desechando la ideación de
su proyecto de vida ocasionando la inexistencia de una muerte dotada de sentido que nutre de razón de ser a su vida y
viceversa.
Razones Culturales:
"Son los períodos de transición los que engendran el vacío existencial". En estas palabras de Frankl se puede resumir la causa.
A juicio de los autores ya mencionados, la dinámica cultural de la sociedad occidental contemporánea posibilita la falta de
sentido de la vida por ser una cultura profana, secular, caracterizada por el predominio del 'aquí y el ahora' en pro de la
búsqueda y satisfacción de los intereses particulares en corto plazo.
Esta forma cultural, denominada bajo el nombre de posmodernidad implica un enfrentamiento a los parámetros, principios,
ideales y proyectos que habían regido la sociedad desde los orígenes de la modernidad. Esta forma de ver la vida y del que
hacer diaria, de la mano con el proceso de 'psicologización de lo social' tal como lo ha denominado Lipovetsky, en donde el
rasgo que lo evidencia es el narcisismo.
La búsqueda del disfrute inmediato y la definición de la vida en función del momento, se mezcla con el predominio de la
'saturación del yo' tal como destaca Kenneth Gergen, en donde la posibilidad de definir un yo y el desarrollo de una identidad se
ve mermada ante la sobre estimulación del individuo frente a diversos estilos de vida, gustos, criterios, parámetros normativos
y/o valorativos, que no ofrecen un ideal claro sobre el sentido de la vida. Tal como dirían Berger y Luckmann, nos encontramos
ante una sociedad donde predomina la 'pluralidad de sentidos' y no existe un único criterio rector.
Tal situación no secular y ante la pluralidad de explicaciones sobre la vida, ha traído como consecuencia el resurgir del
escepticismo como una forma de respuesta y postura ante la vida. En tal sentido, tal como postula Giddens, la ruptura de los
parámetros de certidumbre y certeza dejan al individuo sin un asidero cultural bajo el cual dar respuesta a los 'dilemas
existenciales'.
El predominio de una vida cotidiana en constante reflexión y redefinición, ante la pluralidad de criterios, se convierte en fuente
de frustraciones existenciales y de factor desencadenante del vacío existencial. Una cultura en que no ofrece una pauta
normativa y valorativa a la cual seguir como explicación de la vida y de la muerte, ocasiona puntos de desenclave entre el
individuo y la sociedad que acarrean crisis existenciales y acciones egoísta-narcisista que limitan la capacidad de trascender y
realizar un proyecto de vida pleno con sentido.
Razones Sociales:
La conformación de un sentido de vida pleno va de la mano con el sentido de pertenencia que tenga el individuo con las
actividades que realice en su día a día y con los grupos sociales en los cuales la realiza y/o pertenezca a ellos. Ante una
realidad cultural plural, no sólo ocasiona falta de claridad en el norte o proyecto social al cual seguir, sino que ocasiona a su vez
desvinculación entre los individuos ante el predominio de posturas ante la vida individualista más que de consenso.
Una sociedad que se evidencia como 'depresiva', individualista y alienada en donde cada uno niega la existencia del otro al
predominar su 'yo' en el sentido que orientan sus acciones. La dinámica social se vuelve impersonal, objetiva y 'cosificante' al
perderse el vínculo cara-a-cara que nutre y da significación a la vida cotidiana. El origen del vacío existencial remite a una
desvinculación del individuo del medio social, tal como el mismo Durkheim comentó: "[cuando el individuo] se individualiza más
allá de cierto punto, si se separa demasiado radicalmente de los demás seres, hombres o cosas, se encuentra incomunicada
con las fuentes mismas de las que normalmente debería alimentarse, ya no tiene nada a que poder aplicarse. Al hacer el vacío
a su alrededor, ha hecho el vacío dentro de sí misma y no le queda nada más para reflexionar más que su propia miseria. Ya
no tiene como objeto de meditación otra cosa que la nada que está en ella y la tristeza que es su consecuencia".[14] Una vida
sin sentido implica una vida sin arraigo social.
[1] BERGER, Peter y Luckmann, T. (1979). Página 36.
[2] GIDDENS, Anthony. (1995) concepto tomado del glosario de términos: "interrogantes sobre los aspectos básicos de la existencia, tanto acerca de la vida
humana como del mundo natural; todos los seres humanos le dan respuesta en las circunstancias de su conducta diaria".
[3] BERGER, Peter y Luckmann, T. (1997) Página 39.
[4] DE VIANA, Mikel. (1991). Páginas 65-76.
[5] BANFIELD, Edward. (1958). Capítulo V
[6] FRANKL, Viktor. (1996) Página 106.
[7] Ibíd., Página 105.
[8] LIPOVETSKY, Gilles. (1995). Página 76.
[9] Idem
[10] ANATRELLA, Tony. (1994)
[11] CAMUS, Albert. (1996). Página 20.
[12] SARTRE, Jean-Paul. (1985). Página 41.
[13] PAZ, Octavio. (1992). Página 51.
[14] DURKHEIM (1971). Página 225.
BIBLIOGRAFÍA
ANATRELLA, Tony, Contra la Sociedad Depresiva, Editorial Sal Terrae, Bilbao España 1994.
BRAND RAMÍREZ, Margarita, Investigación del Sentido de la Vida, según Viktor E. Frankl, en Estudiantes de la Universidad Iberoamericana, Tesis de doctorado en
Psicología de la Universidad Iberoamericana de México 1991.
BANFIELD, Edward, The Moral Basic of a Backward Society, New York 1958.
BERGER, Peter y Luckmann, T, La construcción social de la realidad,Amorrortu editores, Buenos Aires 1979.
__, Modernidad, Pluralismo y Crisis de Sentido, La orientación del hombre moderno, Ediciones Paidos, Barcelona 1997.
CAMUS, Albert, El mito de Sísifo, Alianza Editorial, Madrid 1996.
DE VIANA, Mikel, "Ethos y valores en el proceso histórico político de Venezuela", Fermentum 2 (1991).
DURKHEIM, Emil, El Suicidio, Shapire Editor, Buenos Aires 1971.
GIDDENS, Anthony, Modernidad e Identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea, Ediciones Península, Barcelona 1995.
FRANKL, Viktor, Ante el vacío existencial. Hacia una humanización de la psicoterapia, Editorial Herder, Barcelona 1994.
___, El hombre en busca de sentido, Editorial Herder, Barcelona 1996.
GERGEN, Kenneth, El yo saturado. Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo, Ediciones Paidos, Barcelona 1991.
LIPOVETSKY, Gilles, La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Editorial Anagrama, Barcelona 1995.
LUKAS, Elisabeth, Logo-test. Test para la medición de la 'realización interior de sentido' y de la 'frustración existencial'. Fundamentos, instrucciones y
evaluación, Editorial Almagesto, Buenos Aires 1996.
PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, F.C.E, México 1992.
SARTRE, Jean-Paul, El existencialismo es un humanismo, Ediciones del 80 Buenos Aires 1985.
ZAPATA, Roberto, Valores del Venezolano, Ediciones Conciencia 21, Caracas 1996.
# 9 COR - El sentido de la vida - Categoría: Dar o captar
(The Meaning of life - Assessing)
4 COMMENTS:
Anónimo said...
Vacío existencial, básicamente es importante crear una prioridad en nuestras vidas desde lo que más nos interesa y amamos
hasta lo menos importante, obviamnte con todo lo que en cuanto a valores y compromisos reales implica cada uno, ya que es
necesario vivirlos
La vida en mis prioridades si, que tiene sentido, y la disfruto increíblemente, la vida es bella, aun cuando en momentos difíciles
parece ser imposible seguir adelante.
Es difícil ignorar que los índices delictivos en México y el mundo presentan cifras ascendentes, que la depresión va ganando
terreno en personas de todas las edades y que distintos tipos de adicciones se vuelven más comunes en nuestro espacio vital.
Las ciudades parecen más peligrosas y asfixiantes que nunca, despertando en muchos de sus habitantes un sentimiento
trágico que por momentos parece incontrolable.
A decir de Marco Eduardo Murueta Reyes, presidente de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología (Amapsi),
"elvacío existencial es la sensación de falta de sentido en la vida, de tedio, de no saber para qué se vive, lo cual lleva al
aislamiento y deterioro de la relación con la familia y la sociedad". Un concepto similar fue creado por el filósofo alemán Martin
Heidegger (1889-1976), quien habló del 'anonadamiento' para describir que una persona 'siente la nada' y percibe la
'inhospitabilidad del mundo".
El vacío de la existencia, asegura el especialista en Psicología y Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), se relaciona con crisis emocionales desencadenadas por sufrir frustraciones en forma continua, incapacidad para
concretar propósitos individuales y realización de actividades rutinarias que dejan poco espacio a la creatividad pero se debe,
sobre todo, a la falta de afecto y de relaciones sociales enriquecedoras.
Asimismo, llama la atención el hecho de que el paciente con este problema experimenta habitualmente estados de angustia, es
decir, "momentos de alteración, tensión o ansiedad sin que haya algo que los provoque; la persona siente que le preocupa todo,
pero a la vez nada en específico. Ha perdido la motivación y el interés por lo que ocurre, y ello hace que crea que vivir es lo
peor que le puede pasar; cabe suponer que cuando dicha situación se prolonga y es muy intensa, llega a desencadenar el
suicidio".
Más aún, "es notable que en fechas recientes se haya elevado la sensación de agobio en personas con 25 años o menos y
que las tasas de problemas psicológicos y suicidio en este sector poblacional se hayan incrementando en todos los países, al
parecer porque la globalización genera la sensación de encontrarse ante una maquinaria social de la cual ni siquiera se siente
parte, la cual ha sido impuesta. A diferencia de sus similares de los años 1950 a 1970, que eran emocionalmente más fuertes y
creían que podían cambiar al mundo, los jóvenes de 1980 a la fecha dan la impresión de experimentar una sensación de
depresión generalizada y de impotencia que se acentúa poco a poco", comenta el experto.
Existen varias razones que explican la agudización del desencanto hacia la vida, siendo sobresaliente "el fenómeno
de despersonalización que genera la sociedad industrial. La técnica ha arrollado a las manifestaciones culturales, que son
referentes importantes de identidad y pertenencia a un grupo, en tanto que las calles, los centros de trabajo y medios de
transporte como el Metro ofrecen un ambiente en el que las personas viven rodeadas de gente, aparentemente acompañadas,
pero solitarias en la parte emocional".
En opinión del especialista, este fenómeno fue observado desde sus orígenes (siglo XIX) por el filósofo danés Sören Kirkegaard
y ha sido descrito por numerosos escritores, como el ruso León Tolstoi, el colombiano Gabriel García Márquez o el mexicano
Octavio Paz. Sin embargo, la pérdida de esperanzase ha acelerado en las últimas décadas por hechos como la caída del
bloque socialista, que para muchos representaba una alternativa de cambio que ha desaparecido.
Otro tanto hay que decir de las relaciones familiares, en las que es común observar abandono afectivo y falta de comunicación.
Describe el psicólogo que aunque en los hogares exista la presencia física de uno o ambos padres, éstos se encuentren
emocionalmente ausentes, o bien, las necesidades orillan a los tutores a pasar mucho tiempo fuera de casa.
Todo este panorama ha favorecido el distanciamiento de las relaciones humanas y afectivas, a la vez que ha generado
incredulidad respecto a la idea de que las personas pueden actuar de manera honesta o auténtica. "La pérdida de confianza
en los demás por sufrir abandono, decepciones, traiciones y actos de violencia -sostiene el psicólogo- se convierte en una
pérdida de identidad y de confianza en uno mismo, pues un individuo sin relaciones satisfactorias con sus semejantes no tiene
referentes claros con los cuales comprenderse, produciendo de esta forma una sensación de vacío".
Notables consecuencias
En medio de avenidas y del ir y venir de automóviles resulta difícil establecer cuándo una persona experimenta falta de interés
por la vida, sobre todo porque así es imposible conocer los sentimientos de la gente y el estado de sus relaciones afectivas y
familiares. Sin embargo, basta con analizar un poco las escenas que se presentan a diario para entender que lasensación de
agobio es mucho más notable y común de lo que parece a simple vista.
En primer lugar, describe el Dr. Murueta, es evidente que una de las principales consecuencias directas de este problema es
la depresión, pero se debe considerar que "las personas con este padecimiento tienden a ser bipolares o maniacodepresivos,
es decir, luego de pasar por un periodo de crisis entran en una fase eufórica o maniaca en la que intentarán experimentar
sensaciones que les hagan olvidar elvacío existencial, por lo menos durante un momento".
Así, la historia personal de cada persona determinará la manera en que se trata de superar o evadir la angustia. "Por ejemplo,
un joven que siente vacío existencial en forma significativa puede aceptar la invitación que le hacen para consumir enervantes,
convirtiéndose en drogadicto. Pero así como ocurre esto podemos hablar de una mujer con cierta capacidad económica que
adquiere satisfactores materiales para sentirse mejor y que se transforma en compradora compulsiva, o bien, de aquellas
personas que integran pandillas para cometer asaltos o violaciones, de modo que su patología (enfermedad) puede ser la
violencia social".
Sobre este último punto, el Dr. Murueta explica que "los secuestradores y asesinos pasan necesariamente por una serie de
crisis emocionales, y entre más violentos sean sus actos demuestran que son más insensibles hacia los demás y hacia ellos
mismos. Basta recordar el caso del secuestrador Daniel Arizmendi: cuando lo capturaron y le preguntaron qué castigo le daría a
quien hiciera lo mismo que él, contestó con la mayor frialdad que merecería la pena de muerte. Estaba consciente, pero no le
importaba nada, ni él mismo; a través del crimen trataba de llenar su vacío existencial y sentir que pasaba algo en su vida,
como lo hace mucha gente a través del dinero, agresividad, exceso de trabajo y consumo de estimulantes".
Otra forma de enfrentar el malestar interior, comenta el especialista, se presenta cuando la persona afectada literalmente se
bloquea. Dicho problema se llama ansiedad disminuida, y en ella el paciente deja de sentir; "no experimenta la angustia ni la
vida, y aunque cae en alguna crisis cuenta con una especie de mecanismo mental que le permite evadirlo un rato; por lo
general son aquellos individuos que se muestran siempre indiferentes y apáticos".
Una manifestación más consiste en mantener relaciones sexuales ocasionales. Al principio, entrar en contacto íntimo con
distintas parejas puede despertar muchas emociones en la persona, dar la impresión de que algo ocurre y de que se recupera
la vitalidad, pero conforme pasa el tiempo y se mantiene la misma situación es casi inevitable que vuelva la depresión con
mayor severidad, pues el paciente comienza a comprender que "no es importante para nadie y nadie es importante para él",
dando origen a fuerte sentimiento de soledad.
Así, queda claro que el desencanto por la vida está presente en muchas personas, aunque no lo muestren directamente, pero
a pesar de ello muchas campañas publicitarias tratan de aprovechar su existencia. "La sociedad de consumo se vale de este
problema comercialmente, y si la gente siente vacío tratará de llenarlo, o al menos intentará dar la impresión de hacerlo. De ahí
la moda o la creación de slogans como el que dice: 'un psicólogo nunca entenderá el valor de un vestido nuevo'; la verdad es
que sí lo entendemos, pero sabemos que la felicidad que genera sólo dura 2 o 3 días".
Asimismo, refiere que en la agrupación que preside, la Amapsi, "hemos generando algunas estrategias en las que se da
atención a las necesidades de las personas, por lo que si comprendemos que el vacío existencial se origina por los problemas
emocionales que hemos descrito, sabemos que lo que el paciente necesita es aprender a producir afecto". Al menos sobre este
punto, los Beatles estaban en lo cierto cuando decían que "todo lo que necesitas es amor".
El psicólogo y su grupo de trabajo han desarrollado una propuesta llamada "tecnología del amor", que consta de nueve
factores que ayudan a que las personas tomen el poder de su vida, establezcan relaciones sólidas y sean capaces de generar
cambios reales. En resumen, dichos puntos son:
Conocer y saber expresar los aspectos que agradan de uno mismo y de otras personas.
Compartir momentos de esparcimiento con familiares y personas cercanas mediante actividades como el juego, fiestas o
asistir al cine, teatro u otros espectáculos recreativos.
Generar experiencias agradables y únicas con las personas cercanas; ello se logra dando mayor atención a los detalles,
sorpresas, regalos, fantasías y buen humor.
Mejorar el contacto físico para profundizar las relaciones de amistad y de amor. Este aspecto incluye la manera en que se
saluda de mano a los semejantes y los abrazos, besos y palmadas en el hombro que se intercambian con amigos y familiares,
sin olvidar la importancia de las relaciones sexuales con la pareja.
Cooperar voluntariamente en la realización de actividades con un fin común, contemplando para ello desde mover un mueble
entre dos o más personas hasta organizar juegos o trabajos en equipo.
Compartir una actividad creativa con los seres cercanos; por ejemplo, el decorado de la casa, escribir un poema, planear unas
vacaciones o la creación de pequeña empresa.
Disfrutar del éxito obtenido a través del trabajo en grupo, dando su justa dimensión al logro de metas importantes mediante el
esfuerzo combinado con otras personas.
Conversar sobre las vivencias cotidianas, anécdotas o recuerdos, así como aprender a escuchar con atención los relatos
sobre lo que le ha ocurrido a otros.
Dar lugar a la sana competencia, entendida como el deseo constructivo de tratar de ser un poco mejor cada día.
Lo que buscamos con esto -sugiere el especialista- es ayudar a generar chispas motivacionales, es decir, que los pacientes
logren crear proyectos de vida interesantes por cuenta propia y que los compartan con sus semejantes. No debemos olvidar
que muchas veces la gente con vacío emocional prefiere dejar de reír y no enterarse de lo que pasa en su comunidad para
evitar ser víctima de chismes o asaltos, y se aísla en una burbuja cuando lo que debe hacer es reforzar sus relaciones
humanas".
A pesar de los buenos resultados obtenidos, el Dr. Marco Eduardo Murueta opina que un cambio duradero necesita de la
realización de otras medidas que involucren a la sociedad en su conjunto. Por ejemplo, habla de crear una nueva cultura laboral
en la que se contemple al trabajador como un ser humano con emociones que necesita convivir más con su familia, sin olvidar
el valor que tendría ayudar a que las personas aprendan a establecer relaciones enriquecedoras y respetuosas, así como a
hacer uso inteligente de sus emociones.
Por último, el filósofo y psicólogo concluye que sería de gran utilidad para toda la sociedad crear "alternativas viables y
edificantes que alcancen también a la esfera política, en donde los debates se reducen a buscar 'quién es el peor'. Considero
que en vez de esto es posible empezar a generar propuestas como la creación de 'escuelas para padres', en donde se enseñe
a los progenitores cómo enfrentar sus problemas, así como desarrollar nuevos modelos educativos que hagan que los chicos
sean más participativos en su comunidad, o gracias a los cuales aprendamos a ser mejor pareja y a trabajar en equipo en
nuestros centros laborales. Sí hay posibilidad de lograr un cambio, y aunque no es fácil, al menos podemos intentarlo".
Existe por otro lado consenso respecto a que en la actualidad y en las sociedades de
la opulencia están apareciendo nuevos e inquietantes modos de violencia, que
suelen calificarse de “violencia sin sentido, sin objeto o gratuita”.
Deseo introducir esta reflexión destacando uno de los factores de riesgo que suele ser citado por los expertos pero al que,
según creo, no se le ha otorgado suficiente importancia ni en el campo de la psicología ni, sobre todo, en el de la educación.
Creo además que este factor guarda una íntima relación con ese tipo de violencia desconcertante e irracional, que parece darse
cada vez más sobre todo entre las poblaciones más jóvenes. El factor de riesgo al que me refiero es el “vacío existencial” o
“sinsentido de la vida”.
He seleccionado algunos comentarios de dos autores eminentes: uno Vicente Garrido, consagrado al estudio de la violencia y
su prevención. El segundo Victor Frankl creador es el de la logoterapia, o terapia a través de la voluntad de sentido.
En su libro “Contra la violencia. Las semillas del bien y del mal”, Vicente Garrido intentando ofrecer respuesta al tipo de
violencia gratuita y reconoce que “las teorías, en efecto deben saber atender al espíritu de su época. Es por ello que en la
actualidad en Europa haya que buscar una respuesta a esa violencia gratuita y estúpida que practican muchos de nuestros
jóvenes… esos jóvenes, en una sociedad rica, no protestan contra la miseria, sino contra el descubrimiento de su inutilidad.
Nadie quiere nada de ellos” (Garrido 2002).
Continúa Garrido, tras describir el asesinato de Carlos Javier Robledo a manos de un grupo de jóvenes que buscan divertirse,
que “todo esto es muy patético, pero revela una gangrena de nuestro tiempo: muchos adolescentes y jóvenes adultos de la
sociedad opulenta de occidente se aburren, y debido a su indigencia moral, recurren a la tortura y al asesinato para
divertirse…cuando los muchachos participan en estos actos homicidas para divertirse, es hora de preocuparse de veras”
(Garrido 2002, 75-80)
En la misma línea Frankl dice que “Cada época tiene su neurosis y cada tiempo su psicoterapia”, para advertir de que hoy la
psicología ofrece remedios semejantes a los que ofreció en otras épocas para males radicalmente diferentes. Él cree que hoy
no nos enfrentamos ya, como en los tiempos de Freud, con una frustración sexual, sino con una frustración existencial. El
paciente típico de nuestro tiempo no sufre tanto, como en los tiempos de Adler, bajo un complejo de inferioridad, sino bajo un
abismal complejo de falta de sentido, acompañado de un sentimiento de vacío”( Frankl, 1997, 9)
La resiliencia es la capacidad de resistencia frente a experiencias traumáticas como haber sido objeto de un abuso o haber
vivido en medio de una guerra. (Garrido 2002, 324-325). Podemos diferenciar dos elementos básicos como componentes de la
resiliencia: por un lado la resistencia frente a factores destructivos o la capacidad de protegerse y de autosostén en momentos
de crisis severas. El otro elemento es la capacidad de construir, incluso de regenerar o de transformar positivamente la propia
vida pese a las dificultades. Las crisis entonces pueden entenderse como oportunidades capaces de dinamizar potencialidades
del ser humano.
El concepto de resiliencia, por tanto, aboga por el principio de asumir la libertad y responsabilidad ante la propia vida. Es la
persona humana la que decide llevar las riendas de su vida y no los fenómenos externos o las circunstancias que la envuelven,
sean estos beneficiosas o adversos. Como Jaspers afirma, las situaciones límite son un acicate para el hombre a través del
cual, él decide en qué tipo de persona habrá de convertirse.
¿Por qué ante traumatismos semejantes, unas personas son vencidas y otras personas logran recuperarse o, incluso, salen
positivamente transformadas y fortalecidas?
Todos conocemos ejemplos de personas que han sabido superar y enriquecer su vida y la de otros tras una crisis severa.
Deseamos volver a Victor Frankl y proponerlo como un ejemplo paradigmático de “persona resiliente”.
El creador de la logoterapia fue en su juventud discípulo de Freud, cuya teoría posteriormente criticaría duramente por su
reduccionismo antropológico y psicológico. De origen judío Victor Frankl estuvo dos años y medio en el campo de
concentración de Auschwitz, donde solo su postura ante la vida, su respuesta ante las adversidades que le tocaron vivir, hizo
que esa experiencia traumática se convierta en una ocasión de aprendizaje y de crecimiento como persona y como profesional.
En su biografía podemos encontrar numerosos ejemplos de su potencial humano y su musculatura moral. Como botón de
muestra podemos decir que durante la segunda guerra mundial él tuvo la posibilidad de huir a Estados Unidos, sin embargo
una noche soñó con una muchedumbre de deportados necesitados de sus cuidados. Tras un largo rato de oración en la
catedral de Viena consideró que su puesto era aquél y no los Estados Unidos.
Su principal aporte a la psicología proviene sin duda de su propia experiencia en el campo de concentración que fue un
laboratorio genuino de su teoría. En su libro “El hombre en busca de sentido” describe con crudeza, pero al tiempo con gran
esperanza y optimismo existencial su experiencia humana y profesional durante sus años de cautiverio.
La hipótesis fundamental de Frankl es que la búsqueda de sentido, y no el placer o el poder, es el motivo radical y universal de
la existencia humana. Este sentido no se construye sino que se descubre y cuando esto sucede la persona encuentra en sí
misma un enorme depósito para ayudar a otros y para crecer ella misma. La felicidad no es la meta sino la consecuencia de
encontrar un sentido personal a la propia vida y a todo lo que la rodea. Frankl defiende que el órgano que ejerce la búsqueda
del sentido o sede que lo contiene es la conciencia humana.
Comparado con el psicoanálisis, la logoterapia es un método menos retrospectivo y menos introspectivo, porque por un lado
mira más hacia el futuro que hacia el pasado y atiende más a las posibilidades y capacidades internas que a los traumas y
heridas sufridos en el pasado. Por eso Frankl afirma que el hombre es hijo de su pasado pero no esclavo de su pasado y es
padre de su porvenir.
En la teoría de Frankl logos significa espíritu y también sentido. Es decir la existencia humana tiende siempre más allá de sí
misma, a la búsqueda del cumplimiento de un sentido. Es la “dimensión noológica” la que explica y permite la realización del
sentido existencial. La conciencia, núcleo de la dimensión noética, es parte de la realidad humana como lo son el cuerpo o la
psique. El nous no se identifica con lo religioso, esta dimensión existe en todo hombre, incluso en el no religioso. El nous no
sería otra cosa que el núcleo más interno del hombre, su sí mismo, de hecho en Victor Frankl la palabra “espiritual” indica sobre
todo la dimensión antropológica, sin alusión necesaria a lo religioso.
El principio de dimensión noética ayuda al hombre a comprenderse y a superarse, el médico debe intentar penetrar en esa
dimensión humana porque en ella reside la esencia de su humanidad y, según la logoterapia, es la única parte del paciente que
jamás puede enfermar. El cuerpo y la mente pueden enfermar, no así su nous. Esta es la razón por la que él propone sustituir la
expresión de que la persona “es enferma” por la de que “tiene una enfermedad”. Si la enfermedad se atribuye a la persona
corremos el peligro de despojarla de su humanidad (Frankl, 2002, 133). La logoterapia reafirma pues “el poder del espíritu
humano” que le permite al hombre oponerse a las fuerzas del instinto y del medio y elevarse por encima de todo
condicionamiento.
Otro concepto fundamental en la obra de Frankl es la “voluntad de sentido”. La “voluntad de sentido” se refiere a la radical
tendencia humana a buscar un sentido a la vida. Es el acto que define de modo esencial la condición humana. El acto
existencial propiamente humano consiste en elevarse por encima de la propia condición psicofísica hacia la espiritualidad.
Como un aeroplano no demostrará serlo hasta elevarse hacia lo alto, así puede decirse del hombre, el hombre muestra su
humanidad sólo emergiendo hacia la dimensión noológica, o trascendiéndose a sí mismo (Frankl 2001, 140-141).
En definitiva frente a una psicología profunda propone una psicología elevada. Lo que el hombre busca realmente o, al menos,
originariamente, es el cumplimiento del sentido y la realización de valores, en una palabra su plenitud existencial.
Garrido, por su parte, considera como factor esencial de resiliencia o protección el altruismo y describe cuales son los
fundamentos del bien y los rasgos que acompañan a las personas altruistas: coraje, compromiso con valores morales,
humildad, perseverancia, yo extensivo y una personalidad positiva caracterizada por: disfrute de la vida, esperanza y
optimismo, extraer lo mejor de cada situación, capacidad de personar preocupación por los demás, sentir gratitud por su
dedicación, tener un proyecto de vida útil (Garrido 2002, 275).
Como puede observarse existe una profunda correspondencia entre los principios que inspiran la logoterapia y las condiciones
propias de la resiliencia. Destacamos entre ellos el último “tener un proyecto de vida útil” que debe basarse, según entiende
Garrido en valores morales “Este proyecto puede consistir en seguir una inspiración, una llamada religiosa, o bien aceptar el
desafío de vivir una vida ética, profundizando en los valores en los que uno cree. En ocasiones, el sentido de propósito puede
provenir de la participación en un movimiento social o en una organización…Pero este foco positivo no busca la mejora
personal de modo prioritario; se centra en seguir unos valores; la mejora personal es la consecuencia antes que el antecedente
de la acción” (Garrido 2002, 276).
Sin duda un objetivo prioritario de la logoterapia compartido con el concepto de resiliencia es contemplar la intervención
terapéutica o educativa como un despertador de conciencias con vistas a proponer una manera auténtica de vivir.
Pero para vivir de un modo auténtico y positivo las relaciones con los demás y con la sociedad, previamente es necesario vivir
de un modo auténtico y no alienado la relación con uno mismo. Consideramos que un fundamento para ello sino el fundamento
esencial es sin duda descubrir el sentido de la vida el por qué y el para qué existir.
El órgano del sentido en consecuencia impele al hombre a interrogar, escrutar, meditar, sobre causas relaciones, fines, de las
cosas, la vida, las personas etc. A esta dinámica de funcionamiento prerracional e intuitiva que sólo posteriormente se convierte
en consciente y racional se sujetan en realidad los aspectos fundamentales de la existencia humana y las grandes decisiones
de la vida: el amor, la autorrealización, la ética, lo espiritual, los ideales, el proyecto de vida.
La educación no puede renunciar entonces a lo que es más genuino y esencial de condición humana, una dimensión que
encierra además un enorme potencial regenerador, protector y de crecimiento.
Posiblemente una sino la preocupación más urgente de la educación actual sea el desafío de conjugar la exigencia de una
convivencia pacífica con el respeto a los valores o identidades particulares. Parece que la Pedagogía actual no ha encontrado
una respuesta satisfactoria.
Es más numerosos ejemplos indican, como se ha dicho, que la violencia no sólo aumenta cuantitativamente, sino que aparecen
nuevas formas de violencia, que generan el desconcierto incluso entre los expertos. Hemos intentado defender en esta reflexión
que la causa principal de esta violencia es el sinsentido. Por otro lado este vacío existencial es precisamente cada vez más un
rasgo típico de nuestra sociedad contemporánea.
Sin duda aumentar la capacidad de resiliencia debe ser un objetivo de una educación que desea combatir la violencia, y utilizar
los recursos que contribuyan a ello es una responsabilidad para pedagogos y educadores. Defendemos en esta reflexión que lo
que hemos denominado Pedagogía del Sentido es un ámbito y recurso que los pedagogos debemos utilizar para afrontar los
problemas de violencia con los que hoy nos enfrentamos. Es en definitiva una pedagogía que debe fomentar aquellas actitudes
relacionadas con reconocer las capacidades que la persona tiene, en vez de detenerse en todo aquello que no puede hacer.
Este cambio de época exige cambios en la pedagogía. Son necesarios, creemos, modelos alternativos de educación e
investigación que incluyan la dimensión trascendente del ser humano.
Bibliografía
FRANKL, V., 1997, Ante el vacío existencial. Hacia una humanización de la psicoterapia, Barcelona, Herder . Biblioteca de Psicología. Textos Universitarios
FRANKL, V., 1999 (20ª ed), El hombre en busca de sentido. Barcelona, Herder.
FRANKL, V., 2001, Psicoterapia y existencialismo. Barcelona, Herder.
FRANKL, V., 2002, En el principio era el sentido. Reflexiones en torno al ser humano. Barcelona, Paidós.
GARRIDO, V., 2002, Contra la violencia. Las semillas del bien y del mal. Algar
Vacío existencial
5 consejos para saber qué hacer con tu vida
Hay personas que sufren por encontrarse perdidas en la vida. Encontrar una salida no es sencillo.
La vida mental no puede entenderse solamente con las reacciones químicas que ocurren en nuestro cerebro, pues sentimos
emociones, tenemos sentimientos y percibimos el mundo en base a nuestra experiencia y nuestras creencias. De hecho, todos
buscamos sentido a nuestra vida...
El sentido de la vida ha captado el interés de diferentes corrientes filosóficas y psicológicas como el existencialismo o el
humanismo, y se centra en la existencia, la conciencia y la felicidad, afectando a muchas otras cuestiones como la ontología, el
propósito vital, la ética y el libre albedrío, etc.
Pero, ¿qué ocurre cuando alguien no encuentra el sentido a su vida? Entonces hablamos de vacío existencial o crisis
existencial. Hoy entraremos en detalle con este tema.
Los individuos que se encuentran con un vacío existencial pueden llegar a llegar a torturarse psicológicamente buscando
una respuesta que no encuentran. Pero si no pasan a la acción, esta situación puede devenir en un círculo vicioso.
La única manera de escapar de este contexto se encuentra en el autoconocimiento y en descubrir los deseos que uno tiene
para poder descubrir los objetivos vitales y luchar por ellos. Por tanto, en el propio despertar está la solución. La respuesta
futura se encuentra en el presente, en saber quién soy, qué hago aquí, y hacia dónde voy.
En realidad, el vacío existencial es una crisis de identidad que tiene lugar cuando nuestra vida está fuera de control.
Entonces, nuestros esquemas mentales no son adaptativos y nuestra autoestima se resiente puesto que no tiene un base
sólida ni un marco de referencia que la guíe. ¿Qué hago yo aquí? o ¿cuál es el sentido de mi vida? Es algo que podemos llegar
a preguntarnos.
Descubrir quién somos y qué es lo que queremos para nuestra es clave para nuestro desarrollo personal y para vivir con un
estado de ánimo positivo. Es decir, la introspección nos va a ayudar a pisar con los pies en el suelo en el presente, para poder
caminar hacia el futuro que deseamos.
Desde que Salovey y Mayer (1990) introdujera el constructo, son muchas las investigaciones que han demostrado los
beneficios de la inteligencia emocional. Tal y como explicamos en nuestro artículo “Los 10 beneficios de la inteligencia
emocional”, favorece la toma de decisiones y el desarrollo personal, que tienen mucho que ver con el vacío existencial.
En realidad, los expertos en desarrollo personal, como los coachs, aportan herramientas de inteligencia emocional a los
coachees, pues un individuo no puede entenderse sin el correcto autoconocimiento y la gestión de las propias emociones.
La inteligencia emocional permite a una personaconocerse mejor y planificar objetivos realistas, que a son clave para salir
del vacío existencial y volver a engancharse a la vida. La inteligencia emocional ayuda a dejar de lado la crisis de identidad, y
permite vivir la vida con mayor claridad, tanto en el presente como en el futuro.
Los psicólogos tratan a diario con personas perdidas, que no disfrutan de su trabajo, ni de su vida oque están con una
pareja que en realidad no les hace ningún bien. Siguen ahí por miedo a salir de la zona de confort, por miedo a la
incertidumbre, por miedo a encontrarse con su verdadero ser... La felicidad se encuentra en uno mismo, en el desarrollo
personal y la autorrealización vital de cada uno.
El vacío existencial ha sido descrito como una enfermedad del alma, pues quien tiene esta valoración de la vida siente una
sensación de desamparo, de hastío y, en definitiva, vive con la convicción de que el hecho de estar vivo está asociado a la
desesperación y a la ausencia de fe.
- La idea de que Dios no existe, pues se trata de un concepto creado por el hombre. Al pensar que esto es así, el hombre se
siente solo y desamparado.
- La idea de que puede haber un Dios, pero su existencia no implica una finalidad de la vida humana y, en consecuencia, se
experimenta un vacío interior similar al que se tiene cuando se cree que Dios no existe.
- La idea de que la razón humana y la ciencia es el único instrumento válido para buscar la verdad. Esta consideración excluye
cualquier camino hacia la trascendencia o la espiritualidad, lo cual puede conducir al vacío interior.
- La idea de que el ser humano es pura existencia y no tiene ninguna esencia. Esta concepción hace que el hombre se perciba
a sí mismo sin una finalidad, pues ha venido a este mundo por una mera cuestión biológica.
- No encontrar una idea con respecto a preguntas como quiénes somos o qué hacemos en esta vida.
2) adoptar una posición escapista (el escape de la realidad puede desembocar en adicciones, en un materialismo, en un
sentimiento de frustración o de angustia vital) y
3) plantear la vida humana con una ausencia de valores supremos y, por lo tanto, actuar sin ideales.
Como conclusión, hay que recordar que algunos pensadores han descrito el vacío existencial como un desierto del alma
humana. Filosóficamente, el vacío existencial también ha sido equiparado al concepto de nada.
La angustia empieza a apoderarse de ti y notas un hueco en el estómago que te indica que algo no anda bien. Cuando el vacío
te inunda te encuentras desanimado, no te apetece hacer nada, los sueños e ilusiones parecen haberse ido de viaje y, sobre
todo, te sientes terriblemente solo.
“Desde que nací estoy lleno y vacío de mí mismo y así conozco que la verdad más inocente es un destino”
-Juan Gelman-
Uno de los principales motivos por los que te puedes sentir vacío es la inconformidad. Piensa que por tendencia queremos
abarcar muchas cosas, llegar muy lejos y, en cambio, dejamos de lado lo que tenemos.
Si te sientes identificado con algunas de las características de las personas vacías que te hemos presentado, quizás te
sientas vacío por dentro. Pero, no debemos dejar de pensar que esto no va a ser siempre así. Estamos en un momento de
nuestra vida que nos hace sentirnos así de vacíos, pero tarde o temprano esto se terminará. ¿Cómo? Cambiando tu forma de
ver las cosas.
“Hay un espacio vacío dentro de mi corazón donde las alas toman raíces”
-Thom Yorke-
Por eso, para empezar a llenar el vacío que tanto daño nos está haciendo, que nos está alejando de la gente que queremos,
debemos mirar las cosas desde otra perspectiva. Porque muchas veces es nuestra forma de ver las cosas la que causa ese
vacío existencial que no podemos evitar.
Para empezar debemos seguir algunas pequeñas pautas que nos ayudarán a reencontrarnos con nosotros mismos y, sobre
todo, buscarle un sentido a nuestra vida:
En definitiva, valórate, valora lo que tienes a tu alrededor y sobre todo vive la vida. Pues lo más importante es que sientas que
cada día ha valido la pena. Para ello, tómate cada día como una nueva oportunidad de ponerte a prueba, de conocer tus límites
de asumir riesgos que sin duda te harán sentir que ha valido la pena correrlos. La vida es una experiencia, aprovéchala al
máximo siempre que puedas.
“El mayor riesgo es no correr ningún riesgo. En un mundo que cambia muy rápido
la única estrategia que garantiza fallar es no correr riesgos”
-Mark Zuckerberg-
Sentirse vacío es normal, pero si te sientes así por un largo periodo de tiempo empieza a cambiar tu forma de ver las cosas.
Para ello se han armado una serie de consultas o reflexiones. Gracias a estas preguntas, podremos reflexionar de forma más
concreta sobre las razones por las cuales vivimos cada día.
En primer lugar, ¿Por qué o por quién estarías dispuesto a cualquier sufrimiento? Es decir, aquellas personas, cosas o ideales
por los cuales no te importaría sacrificarte. Y eso no significa morir (porque estamos buscando el sentido de la vida), sino
dejarlo todo, luchar de verdad, sin importar las consecuencias. Pueden ser tus hijos, tu familia, tu religión o tus ideologías.
La segunda pregunta que puedes responder para encontrarle el sentido a la vida es: ¿Cómo te imaginas dentro de cinco años?
Pensar en el futuro es una excelente manera de darnos cuenta de que vale la pena estar vivo. Además, solemos estar tan
sumergidos en nuestros problemas actuales que no nos damos cuenta de que el futuro está allí, esperándonos.
Recuerda que los hábitos que tienes hoy son los que decidirán tu mañana. Haz todo el esfuerzo posible e pregúntate qué será
de ti dentro de cinco años. ¿Estarás trabajando en el mismo sitio? ¿Tu familia será más grande? ¿Dónde vivirás? ¿Habrás
cumplido tus sueños? Si no sabes hacia donde te diriges, no llegarás nunca a destino.
De la mano de esa consulta es que surge la cuarta pregunta: ¿Qué harías si tuvieras la confianza de no fracasar? Muchas
personas no se animan a innovar o a emprender porque consideran que fallarán en su cometido. Ésto puede ser por el miedo,
pero también por los prejuicios que se tenemos como sociedad.
Por ejemplo, si nuestra familia no ve con buenos ojos que seamos actores o músicos, seguro no tendremos la confianza
suficiente como para triunfar y ser famosos. Si quieres realmente saber cuál es el sentido de la vida, entonces, es tiempo de
que elimines la palabra “fracaso” de tu vocabulario o de tu diccionario mental.
¿Sabías que la razón de vivir puede ser también el punto donde se une tu pasión y lo que el mundo necesita? De esta premisa
es que surge la quinta pregunta: ¿Cuáles son tus mayores talentos?
No es preciso ser médico o ir de voluntario a un pueblo a miles de kilómetros de tu casa, puedes hacer algo por tu barrio o tu
comunidad. Desde plantar un árbol a limpiar los parques los fines de semana. Si te gusta cantar, haz feliz a los niños de un
hospital; si el baile es lo tuyo, organiza un espectáculo para los ancianos que viven en un geriátrico.
Justamente en relación a ello, ¿Qué trabajo harías una y otra vez sin cansarte, aunque no recibieras una paga? Antes que
nada, ya sabemos que se necesita el dinero para pagar la comida, la renta o la hipoteca. Esta pregunta, aclaramos que esto se
refiere a las actividades que te encantan hacer y que no te importaría no ganar un sueldo al hacerlas. Por ejemplo, ayudar en
un comedor infantil. Quizás no lo hagas a diario, sino una vez por semana. Pero si aún así te sientes satisfecho, no es un
trabajo.
Si te llena de orgullo y te “completa” quiere decir que eres bueno en esta tarea. Tal vez sea tiempo de dejar de hacer horas
extras en la oficina para ganar un dinerillo extra y empezar a disfrutar de las cosas buenas que tiene la vida, como la sonrisa de
un niño o un “gracias” junto a un gran abrazo.
¡Empieza a vivir si quieres conocer el sentido de la vida! Y todas estas preguntas tendrán su respuesta.
Vacío existencial
Una de las metáforas favoritas de Viktor Frankl es el vacío existencial. Si el sentido es lo que buscamos, el sin sentido es un
agujero, un hueco en tu vida, y en los momentos en que lo sientes, necesitas salir corriendo a llenarlo. Frankl sugiere que uno
de los signos más conspicuos de vacío existencial en nuestra sociedad es el aburrimiento. Puntualiza en cómo las personas
con frecuencia, cuando al fin tienen tiempo de hacer lo que quieren, parecen ¡no querer hacer nada!. La gente entra en barrena
cuando se jubila; los estudiantes se emborrachan cada fin de semana; nos sumergimos en entretenimientos pasivos cada
noche; la neurosis del domingo, le llama.
De manera que intentamos llenar nuestros vacíos existenciales con "cosas" que aunque producen algo de satisfacción, también
esperamos que provean de una última gran satisfacción: podemos intentar llenar nuestras vidas con placer, comiendo más allá
de nuestras necesidades, teniendo sexo promiscuo, dándonos "la gran vida". O podemos llenar nuestras vidas con el trabajo,
con la conformidad, con la convencionalidad. También podemos llenar nuestras vidas con ciertos "círculos viciosos" neuróticos,
tales como obsesiones con gérmenes y limpieza o con una obsesión guiada por el miedo hacia un objeto fóbico. La cualidad
que define a estos círculos viciosos es que, no importa lo que hagamos, nunca será suficiente.
Entonces, ¿cómo hallamos nuestro sentido?. Frankl nos presenta tres grandes acercamientos: el primero es a través de los
valores experienciales, o vivenciar algo o alguien que valoramos. Aquí se podrían incluir las experiencias pico de Maslow y las
experiencias estéticas como ver una buena obra de arte o las maravillas naturales. Pero nuestro ejemplo más importante es el
de experimentar el valor de otra persona, v.g. a través del amor. A través de nuestro amor, podemos inducir a nuestro amado/a
a desarrollar un sentido, y así lograr nuestro propio sentido.
La segunda forma de hallar nuestro sentido es a través de valores creativos, es como "llevar a cabo un acto", como dice Frankl.
Esta sería la idea existencial tradicional de proveerse a sí mismo con sentido al llevar a cabo los propios proyectos, o mejor
dicho, a comprometerse con el proyecto de su propia vida. Incluye, evidentemente, la creatividad en el arte, música, escritura,
invención y demás. También incluye la generatividad de la que Erikson habló: el cuidado de las generaciones futuras.
La tercera vía de descubrir el sentido es aquella de la que pocas personas además de Frankl suscriben: los valores
actitudinales. Estos incluyen tales virtudes como la compasión, valentía y un buen sentido del humor, etc. Pero el ejemplo más
famoso de Frankl es el logro del sentido a través del sufrimiento. El autor nos brinda un ejemplo de uno de sus pacientes: un
doctor cuya esposa había muerto, se sentía muy triste y desolado. Frankl le preguntó, "¿Si usted hubiera muerto antes que ella,
cómo habría sido para ella?. El doctor contestó que hubiera sido extremadamente difícil para ella. Frankl puntualizó que al
haber muerto ella primero, se había evitado ese sufrimiento, pero ahora él tenía que pagar un precio por sobrevivirle y llorarle.
En otras palabras, la pena es el precio que pagamos por amor. Para este doctor, esto dio sentido a su muerte y su dolor, lo que
le permitió luego lidiar con ello. Su sufrimiento dio un paso adelante: con un sentido, el sufrimiento puede soportarse con la
dignidad.
Frank también señaló que de forma poco frecuente se les brinda la oportunidad de sufrir con valentía a las personas enfermas
gravemente, y así por tanto, mantener cierto grado de dignidad. ¡Anímate!, decimos, ¡Sé optimista!. Están hechos para sentirse
avergonzados de su dolor y su infelicidad.
No obstante, al final, estos valores actitudinales, experienciales y creativos son meras manifestaciones superficiales de algo
mucho más fundamental, el suprasentido.
Boeree George (2002) Teorías de la Personalidad. Capítulo sobre Víktor Frankl. Traducción de Gautier Rafael.