Interacciones Medicamentosas de Los Relajantes Musculares
Interacciones Medicamentosas de Los Relajantes Musculares
Interacciones Medicamentosas de Los Relajantes Musculares
Las interacciones entre drogas resultan cuando la disposición o el efecto de una droga son
alterados por la administración de otra. La probabilidad de que la interacción ocurra
aumenta con el número de drogas recibidas por un paciente. Se ha calculado que con 6
drogas, la probabilidad de una interacción adversa es del 5%. Por lo tanto, el tema de las
interacciones es relevante debido a que los pacientes reciben un promedio de 10
medicamentos durante su estadía en un hospital.
En el entorno del acto anestésico, es frecuente documentar que cada paciente recibe
terapia medicamentosa con fármacos que se relacionan o no necesariamente con la cirugía
o el acto anestésico; por eso, las interacciones medicamentosas pueden alcanzar relevancia
clínica durante el período postoperatorio, tras el uso de los relajantes musculares. Esto es
de gran importancia debido a que, en presencia de cantidades residuales, el riesgo
resultante de una o más interacciones hacen indispensables las medidas de vigilancia
estricta al paciente.
A continuación se presenta una revisión sobre el tema de los bloqueadores
neuromusculares, con énfasis en el aspecto de interacciones medicamentosas, como un
factor relevante que contribuye a los riesgos inherentes al uso clínico de medicamentos en
el postoperatorio.
Interacciones
Las interacciones de las drogas se describen en dos categorías fundamentales: las
interacciones farmacocinéticas y las farmacodinámicas.
Los fármacos usados en anestesia general intravenosa tienen estructura química muy
diferente entre sí, y la interacción de los relajantes musculares con ellos no es la misma. El
tiopental sódico, los opiáceos y el propofol no manifiestan interacción con los relajantes no
despolarizantes o la succinilcolina, salvo condiciones especiales con esta última droga. Las
benzodiazepinas pueden prolongar el bloqueo neuromuscular por galamina y aumentar la
potencia del vecuronio (desvío de la curva dosis-respuesta a la izquierda), pero sin magnitud
importante de la interacción, mientras pueden disminuir ligeramente la magnitud de las
fasciculaciones musculares por succinilcolina. La ketamina puede prolongar tanto el
bloqueo despolarizante como no despolarizante, sin afectar el potencial de membrana,
aunque interfiere con las corrientes propias de los potenciales de acción de la sinapsis y
músculo. A dosis menores aumenta la fuerza muscular en forma directa. La procaína
administrada por infusión intravenosa es el fármaco de mayores interacciones con los
relajantes musculares. Prolonga la duración de la succinilcolina por competencia
enzimática, inhibe las fasciculaciones, no modifica los tiempos de presentación de la
taquifilaxia y el bloqueo Fase II y III, pero disminuye las dosis acumuladas del relajante
necesarias para dichos fenómenos. Su comportamiento en el bloqueo no despolarizante es
variable dependiendo de cual sea el relajante. Disminuye la DE50 de la d-tubocurarina.
Modifica las pendientes de las curvas dosis-respuesta a la d-tubocurarina y galamina
inclinándolas a la izquierda. Demora la fase inicial de recuperación (Duración Clínica) de la
galamina y pancuronio, así como su índice de Recuperación. También disminuye la actividad
de la butirilcolinestarasa, más con el pancuronio que con los demás, y no tiene interacción
alguna con el alcuronio. Las interacciones con los relajantes de duración intermedia o corta,
si se presentan, son de menor magnitud.