El Aparato Respiratorio

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Alumno: Daniel Apolos Zamora Vasquez

Código: 20130107

Grupo: Z*

Aula: A-1

Curso: Oratoria

Profesor: Walter Zambrano Villanueva

INFORME N°1:

Anatomía y fisiología del aparato o sistema respiratorio:

El aparato o sistema respiratorio en los seres humanos puede dividirse en dos


partes: la parte conductora y la parte de intercambio de gases. La parte
conductora consiste en una serie de pasadizos que transportan el aire hacia
dentro y fuera de la parte en la que se realiza el intercambio de gases, donde
éstos son intercambiados con la sangre en sacos diminutos dentro de los
pulmones llamados alveolos. El propósito principal de la respiración es
suministrar oxígeno a las células del cuerpo y remover el dióxido de carbono
producido por las actividades celulares.

La parte conductora del sistema respiratorio:

Esta se encarga del transporte de aire a los pulmones y contiene el aparato


que hace posible el habla. El aire entra a través de la nariz o la boca, pasa por
la cavidad nasal (fosas nasales) o la bucal a una cámara llamada faringe (la
cual es compartida por el tubo digestivo) y luego viaja a través de la laringe o
“caja de voz” donde se producen los sonidos. La abertura hacia la laringe
está protegida por la epiglotis, estructura sostenida por cartílago. Durante la
respiración normal la epiglotis se inclina hacia arriba, permitiendo de esta
manera que el aire fluya con libertad a la laringe. Al deglutir (paso del bolo
alimenticio de la boca al esófago) la epiglotis se dobla hacia abajo y cubre la
laringe, de tal manera que las sustancias se dirijan hacia el esófago.

Dentro de la laringe se encuentran las cuerdas vocales, que son bandas de


tejido elástico controladas por los músculos. Las contracciones musculares
pueden hacer que las cuerdas vocales obstruyan en forma parcial la entrada
de aire a los pulmones. El aire exhalado (expulsado de los pulmones) hace
que las cuerdas vocales vibren, produciendo diversos tonos al hablar o cantar.
El estiramiento de las cuerdas cambia la inflexión de los tonos, lo que permite
articular palabras mediante los movimientos de la lengua y los labios.
El aire inhalado (entrante por la cavidad nasal o bucal) viaja más allá de la
laringe hasta la tráquea, un tubo flexible cuyas paredes se encuentran
reforzadas con bandas semicirculares de cartílago duro. En el interior del
pecho, la tráquea se divide en dos ramificaciones grandes conocidas como
bronquios, cada uno de los cuales desemboca en un pulmón. Dentro del
pulmón, cada bronquio se ramifica de manera repetida en tubos aún más
pequeños. Por último, éstos se dividen en bronquiolos que miden sólo
alrededor de un milímetro de diámetro. Las paredes de los bronquios y
bronquiolos se encuentran recubiertas por músculo liso, que regula su
diámetro. Durante las actividades que requieren oxígeno adicional, como el
ejercicio, el músculo liso se relaja, permitiendo la entrada del aire. Los
bronquiolos llegan a los alveolos microscópicos, sacos diminutos donde
ocurre el intercambio de gases.

Durante el paso a través del sistema conductor, el aire se calienta y


humedece. Gran parte del polvo y las bacterias que transporta quedan
atrapados en el moco secretado por las células que revisten las entradas
respiratorias. El moco, junto con los desechos que atrapó, es barrido en forma
continua hacia arriba en dirección a la laringe por los cilios que recubren los
bronquiolos, los bronquios y la tráquea. Al llegar a la faringe, el moco sale
por medio de la tos o es deglutido. El tabaquismo interfiere en este proceso de
limpieza paralizando los cilios.
La parte de intercambio de gases (aquí se realiza la respiración externa,
pulmonar o hematosis):

El pulmón proporciona una enorme superficie húmeda para el intercambio de


gases. El sistema de ramificaciones (denso como un árbol) de los bronquiolos
conduce aire a los alveolos, que se agrupan alrededor del extremo de cada
bronquiolo como si fueran un racimo de uvas. En un adulto promedio, los dos
pulmones combinados tienen alrededor de 300 millones de alveolos. Estas
cámaras microscópicas (0.2 milímetros de diámetro) dan al tejido pulmonar
amplificado la apariencia de una esponja de color rosado.

Los alveolos ofrecen una gran área superficial, un total de casi 145 metros
cuadrados; aproximadamente 80 veces el área superficial de la piel de un ser
humano adulto, para la difusión gaseosa. Una red capilar (vasos sanguíneos)
cubre la mayor parte de la superficie alveolar. Las paredes de los alveolos
consisten en una sola capa de células epiteliales. La membrana respiratoria,
a través de la cual se extienden los gases, consta de células epiteliales de los
alveolos y células endoteliales que forman la pared de cada capilar, unidas
por fibras proteicas que secretan estas células. Como las paredes alveolares
y las paredes de los capilares adyacentes sólo tienen una célula de grosor,
los gases deben recorrer una distancia muy corta para moverse entre el aire y
la sangre. Los alveolos están revestidos con una capa delgada de líquido que
contiene surfactante o tensoactivo (una sustancia parecida al detergente,
compuesta de proteínas y lípidos), la cual evita que las paredes alveolares se
peguen entre sí y se colapsen al exhalar el aire. Al pasar los gases se
disuelven en este líquido para entrar o salir del aire alveolar.
La respiración ocurre en dos etapas:

-Inhalación: Cuando el aire entra en los pulmones. El límite inferior de la


cavidad torácica está formado por una lámina muscular: el diafragma, que
tiene forma de domo hacia arriba cuando está relajado. Durante la inhalación,
entonces, el diafragma se contrae, jalándolo hacia abajo. Los músculos de las
costillas (intercostales) también se contraen durante la inhalación, levantando
las costillas hacia arriba y hacia fuera. Estos dos movimientos musculares
agrandan la cavidad torácica y cuando esto ocurre, los pulmones se inflan en
su interior, porque un espacio sin aire con una capa de líquido los sella
herméticamente contra la pared interior del pecho. Conforme los pulmones se
expanden durante la inhalación, su mayor volumen crea un vacío parcial que
succiona aire hacia ellos.

-Exhalación: Aunque el aire puede exhalarse de manera forzada, por lo


general la exhalación ocurre en forma espontánea al relajarse los músculos
que la causan. Cuando el diafragma se relaja, forma un domo hacia arriba; al
mismo tiempo, las costillas bajan y se mueven hacia dentro. Ambos
movimientos reducen el tamaño de la cavidad torácica y hacen que el aire
salga de los pulmones. Es posible hacer que salga más aire provocando la
contracción de los músculos abdominales. Después de la exhalación, los
pulmones contienen todavía algo de aire, lo que evita que los delgados
alveolos se colapsen y llena los espacios en el interior de la parte conductora
del sistema respiratorio. Una respiración típica mueve alrededor de 500 mL de
aire “nuevo” hacia el sistema respiratorio. De éstos, sólo alrededor de 350 mL
llegan a los alveolos donde ocurre el intercambio de gases. Durante el
ejercicio, una respiración más profunda puede mover más veces más aire.

Más específicamente y entre otros músculos que participan en la respiración


tenemos a los intercostales internos y externos, los esternocleidomastoideos,
los escalenos, pectorales mayores y menores, diafragma y músculos de la
prensa abdominal.

Bibliografía:

Audesirk Gerald, Audesirk Teresa y Byers Bruce E. Biología: La vida en la


tierra con fisiología. Novena edición 2012. Editorial Pearson Educación de
México (México D.F.), S.A. de C.V.

Instituto de ciencias y humanidades. Anatomía y fisiología humanas. Segunda


edición, tercera reimpresión 2010. Asociación fondo de investigadores y
editores. Lumbreras Editores, Lima - Perú.

Imágenes de:

www.google.com

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