04 Salmo 3-4
04 Salmo 3-4
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SALMOS
Salmos 3 & 4
Nuestro estudio hoy nos lleva al Salmo 3. En nuestro programa anterior terminamos
el Salmo 2 y dedicamos bastante tiempo, tanto a éste como al Salmo 1. En el primer Salmo
vimos al hombre perfecto, mientras que en el segundo vimos al hombre en rebelión, la
rebelión de la humanidad contra el Dios Todopoderoso, y cómo todo llegará a su fin con el
retorno de Cristo a este mundo. Ahora, desde el Salmo 2 hasta el próximo Salmo
mesiánico que es el ocho, tenemos una verdadera escalera; y esta es la sección, como lo es el
resto de los Salmos, que revela que aquí hay una organización maravillosa. Es decir, que
la característica más destacable en cuanto a los Salmos es su arreglo sistemático. Usted
puede ver esto al leerlos en continuidad. Así es que, desde el Salmo 3, hasta el Salmo 8,
tenemos una especie de puente. Nos gusta pensar en esto como una escalera; uno
sencillamente sigue ascendiendo hasta encontrar la pausa siguiente que es el Salmo
Mesiánico, o sea el Salmo ocho.
Vimos en el Salmo 2, en forma profética por supuesto, el rechazo del Ungido de Dios y
el Mesías. Y nosotros sabemos algo de eso en la actualidad. Después de más de 2000
años, Él aún es rechazado por el mundo. En el Salmo 8 que es el siguiente Salmo
Mesiánico, vamos a ver la profecía de cuando Él, que es el Hijo del hombre, pondrá todas
las cosas debajo de Sus pies. Ahora, estos cinco Salmos que tenemos ante nosotros
proveen el ligamento que une a estos dos Salmos. Y los del medio describen
Vamos a ver aquí las pruebas, las aflicciones y los sufrimientos del remanente piadoso
de Israel. Encontramos también aquí que todos los santos de Dios comparten en este
mundo las mismas aflicciones, los mismos sufrimientos. Eso es algo común para con todas
las personas piadosas. Y no importa si son diferentes, dónde vivan o en qué período de la
historia han vivido; y el consuelo que se les da en estos Salmos es para todos los hijos de
Dios. Así es que permítanos decirlo de esta manera, amigo oyente, aquí en estos Salmos
tenemos en primer lugar la experiencia personal de David; veremos esto dentro de un
momento en el Salmo 3. Luego esa es la interpretación principal, por supuesto. Después
tenemos la aplicación, y creemos que es una aplicación directa a la nación de Israel, y al
remanente piadoso en la gran tribulación. Pero también tenemos una aplicación al pueblo
de Dios en todas partes, en cualquier época de la historia del mundo. Así es que cuando
nosotros observamos los salmos desde ese punto de vista, en realidad se convierten en algo
que tiene mucho mayor significado para nosotros.
Tenemos ahora ante nosotros el Salmo 3. Se le llama un Salmo de David, cuando huía
de delante de Absalón su hijo. Eso nos dice mucho acerca de este salmo. Esto es lo que
David pensaba cuando huía de la ciudad de Jerusalén de su hijo, este hijo se había rebelado
contra él y estos son los pensamientos del corazón de David. Por tanto, esto hace de este
Salmo algo muy real, porque es producto de la experiencia personal de este hombre. Así
Ahora, estamos seguros que usted recuerda lo que había dicho Natán a David, allá en el
Segundo libro de Samuel, capítulo 12, versículo 11: “Así ha dicho Jehová; He aquí yo haré
levantar el mal sobre ti de tu misma casa.” ¿Por qué? Porque David había pecado
grandemente. Así es que ahora Absalón está al frente de esta rebelión, y este hombre
David es en realidad odiado aquí sin ninguna causa. Pero Dios lo había perdonado a él
por medio de Su gracia, y lo había restaurado, pero él tiene que cosechar el fruto de su
pecado, y esto llega por medio de la rebelión de su propio hijo Absalón.
Encontramos aquí que sus enemigos habían aumentado en gran manera porque los
corazones de los hombres de Israel seguían a Absalón. En realidad eso es lo que dice la
Escritura, que los corazones de los hombres iban detrás de Absalón. Él era un hombre
joven, y por supuesto era un político bueno e inteligente, y era capaz de prometer a la gente
muchas cosas que no podría cumplir. Y había muchos que se levantaron contra David.
1
¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí. (Sal. 3:1)
Este clamor sale del corazón de David. El deja a Jerusalén y dice entonces en el versículo 2:
2
Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios. (Sal. 3:2)
O sea que, Dios lo ha desamparado. Pero no es así, amigo oyente . Y gracias a Dios,
amigo oyente, que hoy cuando alguien dice: “yo no puedo comprender cómo Dios pudo aguantar
a un hombre como David” – siempre es bueno contestar a esa persona: “muy bien, si Dios
soportó a David de tal manera, eso quiere decir que Él puede aguantarnos a usted y a mí”.
Gracias a Dios que tenemos un Dios como Él. Él nos soporta a personas como nosotros, y nos
perdona cuando nos acercamos a Él. Pero eso no quiere decir que David no tuvo que pagar por
su pecado. ¡Por cierto que pagó! Luego dice en el versículo 2 otra vez:
2
Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios. (Sal. 3:2)
Y luego tenemos la palabra “Selah.” ¿Qué quiere decir esa palabra? Bueno, ha habido
mucha discusión acerca del significado de la palabra “Selah.” Se menciona 71 veces en los
salmos. Creemos que los Salmos tenían un acompañamiento musical, que podía ser interpretado
por una orquesta y cantado por grandes coros. Sin duda que Jerusalén llegó a ser famosa por
David expresa aquí su profunda confianza en Dios. Él sabía que a pesar de las
circunstancias, a pesar del peligro que le asechaba, Dios estaba alrededor de él, cuidándole y
protegiéndole como un escudo. Y dice entonces, en el versículo 4:
4
Con mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde su monte santo. (Selah) (Sal. 3:4)
Una vez más, David expresa aquí la certeza que Dios le ha respondido, que Dios está atento a
su clamor. Él ha clamado y ha recibido respuesta de Dios, y por eso dice: Con mi voz clamé a
Jehová, y Él me respondió desde Su monte santo. Y una vez más tenemos esta palabra Selah
que marca probablemente el fin de la segunda estrofa. Y David continúa diciendo en el
versículo 5:
5
Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me sustentaba. (Sal. 3:5)
6
No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí. (Sal. 3:6)
Aun si todo el mundo estuviera contra él, David decía, “él no temería”. Alguien preguntó en
cierta ocasión a Cromwell, quien era considerado el hombre mas valiente que vivió, le
preguntaron: ¿Cómo explica usted su gran valentía?” Y Cromwell contestó: “Pues bien, no hay
ninguna valentía en mi conducta, porque yo temo a Dios y es por eso que no le temo al hombre”.
Martín Lutero también tomaba la misma posición. Si hubiera más temor a Dios en la
actualidad, amigo oyente, habría menos personas con sus lenguas negras de lamer las botas de
los demás. Hay muchos que pasan su tiempo haciendo eso, ¿por qué? Porque no hay temor de
Dios en ellos. Lo que le da valentía a uno, amigo oyente, es el temor a Dios. Entonces usted no
temerá al hombre. Es por eso que David podía decir, “No temeré a diez millares de gente, que
pusieren sitio contra mí.” No les temo. Escuche lo que dice ahora en el versículo 7, en su
primera parte,
7
Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; (Sal. 3:7a)
8
La salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición. (Sal. 3:8)
Esta es una gran Escritura, amigo oyente. Lo que quiere decir aquí es que el Señor es el
autor de la salvación. David nunca pensó que la salvación era como una moneda que uno podía
poner en su bolsillo y luego perderla. El nunca pensó que era algo que él tenía que trabajar para
obtenerla. La salvación era un don, un regalo de Dios. “La salvación es de Jehová – dice
David – sobre tu pueblo sea tu bendición”. Y luego esa maravillosa palabra nuevamente,
“Selah.” Y usted puede notar que en este Salmo hemos visto algunas cosas maravillosas acerca
de Dios. En realidad en el versículo 3 dijo, “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí.”
¿Notó eso amigo oyente? Y luego sigue: “Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.” Como un
escudo Él cubre a aquellos que le pertenecen. Se nos dice que como creyentes debemos tomar
el escudo de la fe, y David sabía algo de lo que podía hacer un escudo. El lo usaba. Luego
menciona: “la gloria.” Y esa es su creencia en la presencia de Dios. Porque usted recordará
que la nube de gloria cubría a Israel. Era una señal visible de la presencia de Dios en medio de
ellos. Hoy nosotros andamos por la fe y la gloria de Dios está con nosotros, amigo oyente. Él
se hace real a aquellos que le aman. Y David también lo llama: “y el que levanta mi cabeza.”
Ahora, ¿Cómo puede ser eso?
Él le había prometido a David una casa, Él le dio a él una bendición y gloria y un reino, y
David dice aquí: “el que levanta mi cabeza.” Y hoy, amigo oyente, quizá estemos caídos, pero
Él nos puede levantar. Este es un salmo maravilloso, ¿no le parece?
Tenemos ahora el siguiente salmo, el Salmo 4, y continúa con la misma idea. También le
hemos dado un título a este Salmo. El Salmo 3 era el “hombre perfecto rechazado”, y ahora
aquí tenemos el “conflicto entre la mujer y la serpiente”. Eso es lo que está ocurriendo en el
mundo en la actualidad. Este también es llamado un Salmo vespertino, ya veremos por qué.
1
Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración. (Sal. 4:1)
Esta angustia aquí quiere decir las presiones que sufrimos en esta vida y que son bastante
grandes. ¿Qué es lo que necesitamos hoy? Necesitamos el aliento, el estímulo que
encontramos en la palabra de Dios. Y tenemos la seguridad que se nos da en el Salmo 145,
versículo 18, donde leemos: “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le
invocan de veras.” Tenemos también una maravillosa promesa de Dios allá en el Salmo 50,
versículo 15, donde dice: “E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.”
E Isaías dice en el capítulo 65, versículo 24: “Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún
hablan, yo habré oído.”
Y luego el Salmo 18, versículo 6, es algo bastante personal. También tenemos algo en el
Salmo 55, versículo 16, donde dice: “En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará.”
Así mismo podemos leer en el Salmo 86, versículo 7: “En el día de mi angustia te llamaré,
porque tú me respondes.” Luego también dice: “Me invocará, y yo le responderé; con él estaré
2
Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? (Selah)
3
Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí;
Jehová oirá cuando yo a él clamare. (Sal. 4: 2-3)
¡Esto es maravilloso! Dios oirá nuestra oración. Luego en este salmo tenemos la
corrección que se da, y es una clase de advertencia. En el versículo 4, de este Salmo 4, leemos:
4
Temblad, y no pequéis;
Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. (Sal. 4:4)
5
Ofreced sacrificios de justicia,
Y confiad en Jehová. (Sal. 4:5)
¡Qué maravilloso es todo esto, amigo oyente! “Airaos pero no pequéis,” fue la forma en
que Pablo lo tradujo cuando mencionó esto allá en su epístola a los Efesios. Ahora llega a la
confianza, la seguridad de la fe. El dice en la primera parte del versículo 6:
6
Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? (Sal. 4:6)
Muchas personas están diciendo ahora: “Pues bien, las cosas van de mal en peor. Nada sale
6b
Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro. (Sal 4:6b)
7
Tú diste alegría a mi corazón
Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto. (Sal. 4:7)
8
En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado. (Sal. 4:8)
De paso digamos que esto es mucho mejor que una tableta para dormir en la noche, ¿ha
probado usted alguna vez este Salmo 4? Es mucho mejor que cualquier droga que pueda
comprar en la farmacia. Es mucho mejor que las aspirinas. Qué maravillosos son estos Salmos
para todos nosotros en la actualidad, amigo oyente. Y qué significación tienen para el pueblo de
Dios en el día de la aflicción. Si alguna noche, amigo oyente, usted no puede dormir porque
está afligido, agobiado por algún problema, levántese y lea este Salmo 4; medite en él. De
cualquier manera, usted no puede dormir, mejor es que medite en estas palabras y se dará cuenta
que no hay mejor medicina que ésta.