Cuentos Cabalisticos
Cuentos Cabalisticos
Cuentos Cabalisticos
Selección de cuentos
Tomo 1
2010 – 2011
Contenido
1. Sobre la Cabalá
2. El duende y el mago
3. Todo fue por causa de una pequeña mariposa.
4. ¡Me has pinchado con tus púas!
5. Cómo la luciérnaga aprendió a brillar
6. La casa abandonada
7. Un milagro para siempre
8. Un regalo para conejito
9. Velocín
10. La mejor flor en el jardín
11. María en el país de los colores
12. Cuento sobre un cuadro
13. Un cuento sobre un arroyo
14. El país El opuesto
15. La importancia de la amistad
16. El pequeño hipopótamo
17. Lo más importante en la vida
18. El lazo invisible
SOBRE LA CABALÁ
Por Rav. Dr. Michael Laitman
1) ¿Qué es la Cabalá?
"Pienso que uno tiene que tener un talento para eso..." argumentó el
Tacto.
5) Israel
7) El deseo
8) El cuerpo
9) La espiritualidad
En este balde azul vivía un pequeño duende. Sí, sí. La luz le regalo al
duende una bicicleta, un helado, un televisor, una pelota para jugar
fútbol y muchas otras cosas, todo lo que el duende quería. El duende
era muy feliz.
Desde estos tiempos y hasta el día de hoy, el balde azul está siempre
lleno de luz. El duende y el mago viven en paz y armonía porque cada
uno vive para hacer feliz al otro. El duende, cada vez que recibe un
regalo y se alegra por eso, otorga felicidad al mago.
Un día camino al claro del bosque para oler las flores, la mariposa descubrió
para su horror, que no había flores. Sintió espanto y también un poco de
decepción, entonces ella agitó con fuerza las alas y provocó una cadena de
acontecimientos que sacó a la naturaleza de su absoluto reposo. ¿Y el hombre
percibió todo esto de la misma manera?
La mariposa quería viajar. Cada día ella visitaba alguna flor o un nuevo árbol.
“¿Será útil para mí volar hoy?”, -meditaba la mariposa. “¡Ya recuerdo! Ayer he
visto algunas flores lindas en el claro del bosque. Quiero volar y visitarlas”.
La mariposa se quedó asombrada y sorprendida del acto del hombre. Para ella
no era normal que una criatura no considerara a las otras criaturas.
Conmocionada ella empezó a agitar sus pequeñas alas tan rápidamente que
ellas provocaron al viento que dormía entre las ramas de los árboles.
“¿Quién me mueve?” -preguntó la piedra y cayó sobre una piedra grande que
empezó a rodar inmediatamente por una pendiente.
La tierra se secó y aparecieron unas grietas grandes. Por causa de las grietas
grandes la madre tierra sintió fuertes contracciones en el estómago. Incluso
bajo el océano se sentían sus contracciones.
“El Tsunami llega a la playa”, advirtieron las gaviotas a las aves que reposaban
sobre el mar.
“¡Váyanse!” -advirtieron las aves a los animales que estaban en tierra. Las
ranas, las serpientes, los zorros, los lobos, los insectos y los mosquitos
dejaron sus pequeñas casas y huyeron de prisa. Todos sabían sobre la ola
que estaba a punto de llegar a la playa.
“Que bueno es volver a casa”, -dijo el río y volvió a su rumbo normal porque la
ola Tsunami movió las piedras que bloqueaban el río.
“Gracias a ti, río!” –se alegró la tierra regada otra vez con el agua. También las
plantas y los animales se calmaron y la vida volvió a su ciclo normal.
Nadie sufrió a causa de la ola Tsunami pero todos estaban asustados y más
que nadie, el hombre.
“Solo una mariposa… Quién podría pensar…” -se dijo a sí mismo el hombre.
Al mismo tiempo vio la mariposa las flores sobre cabeza de la mujer. El ramo
era de las flores bonitas que la mariposa quería visitar en el claro del bosque.
“¡Qué flores tan bonitas!” -dijo la mariposa en voz alta volando hacia el ramo de
flores.
Erase una vez dos puercoespines que vivían en un verde bosque. Cada uno de
ellos vivía en un árbol, uno al lado del otro. Eran vecinos. Por las tardes solían
ir a buscar setas y bayas, y después, descansaban sobre la hierba bajo los
cálidos rayos del sol. Por la noche, cada uno se refugiaba bajo su árbol.
Las noches eran frías y húmedas en el bosque. Una espesa niebla,
como un manto blanco, solía cubrir la hierba y los árboles. Los
puercoespines utilizaban hojas y hierba para resguardarse del frío,
pero esto no servía de mucho y los puercoespines se pasaban toda la
noche tiritando. Y cada mañana, les encantaba sentir los cálidos
rayos de sol sobre sus rostros.
"¡Lo único que teníamos que hacer era bajar nuestras púas!" dijeron
a la vez.
Las noticias sobre los dos puercoespines que vivían como amigos,
juntos y felices, llegó a todos los rincones del bosque. Y otros
puercoespines que habían vivido solos hasta entonces quisieron ir a
vivir con ellos. Los amigos puercoespines les enseñaron a bajar sus
púas y así la familia se hizo aún mayor.
Los puercoespines cavaron un gran agujero en un árbol mucho mayor
para que todos los nuevos amigos pudieran unirse a ellos. Por las
mañanas recolectaban setas y bayas, y por las noches dormían
sintiendo el calor y el cariño de los demás.
"No" contestó el otro. "¿Es algo apetitoso? Nunca volaría hasta allí de
noche - es demasiado aterrador. ¡Pero por el día me encantaría
probarlo! Siempre tengo mucho apetito de buena mañana".
"No te lo vas a creer, pero allí, en la orilla, crece una hierba mágica
que se llama Lumina, y todo aquel que la prueba puede brillar en la
oscuridad".
"Y ¿hay alguien que coma esa hierba?" preguntó uno de los cuervos.
"No. Ni los lobos, ni los osos... ningún animal del bosque quiere brillar
en la oscuridad. Imagínate, no podrían esconderse de los grandes
depredadores que acechan para comérselos".
"Me gustaría probar esa hierba llamada Lumina" dijo Alón. "Pero el
Pantano Negro es el sitio más aterrador de todo el bosque".
Ya era muy de noche, así que Alón se fue a dormir soñando con esa
hierba prodigiosa.
"Nos veremos pronto, pero ahora te quedas sólo. Procura ser valiente
mientras yo no estoy" dijo Aline envolviéndose en un suave y sedoso
capullo.
Imágenes: E. Strokina
LA CASA ABANDONADA
Ludmila Zolotareva
Pero a diferencia de las otras casas del pueblo, ésta era fría y
desagradable. Sus ventanas estaban fuertemente encajadas, las
puertas cerradas a cal y canto, y hacía ya mucho tiempo desde la
última vez que alguien había puesto un pie en ella. Todas las otras
casas del pueblo estaban llenas de familias felices, pero en esta casa
no vivía nadie. Se encontraba completamente vacía.
Todos los días, cuando las gentes del pueblo pasaban por delante de
ella, solían pararse a mirarla y decían en un susurro: "¡Qué extraña
es esta casa! Es tan grande... ¡pero qué solitaria y vacía!"
Un día la mesa del comedor intentó animar a los platos y les dijo:
"Vamos chicos, colocaos en una fila"
Todo era tan aburrido y deprimente en aquella casa, que lo único que
se podía hacer era pelear y reñir. Así que las cucharas empezaron a
discutir con los tenedores para ver quién era más importante. La
escalera crujió enfadada a la alfombra por estar tan polvorienta. El
lavabo se enfureció con el grifo porque no echaba agua. Incluso la
pequeña lamparita del escritorio se atrevió a llamar "vieja basura" a
la majestuosa lámpara del comedor.
Hace mucho tiempo, en un lejano bosque encantado, existía una escuela para
jóvenes magos. Como en todas las escuelas, había estudiantes y maestros,
deberes y vacaciones.
Pero esta escuela era distinta del resto en una cosa: a final de curso
se celebraba un gran espectáculo de magia para que los alumnos
pudieran demostrar lo que habían aprendido.
Uno de los estudiantes de primer año era un niño llamado Juan. Tenía
un gran sentido del humor y le encantaba hacer reír a todos sus
amigos.
Las niñas dejaron escapar una risita y los niños estallaron en una
gran risotada. Ni siquiera la profesora pudo evitar sonreír. Pero al
cabo de un minuto, la magia se acabó. Leo volvió a su tamaño
normal y sus ropas volvieron a sentarle bien.
La siguiente en pisar la alfombra fue
Yasmina. Dio dos saltos y pronunció las palabras mágicas "¡Clik-
Clak!" Pero de pronto se quedó paralizada - había tantos deseos
rondándole la cabeza que no sabía cuál elegir. "¡Una muñeca! No...
¡Mejor una tableta de chocolate!... ¿O quizá un coche de juguete?...
No, eso es para los niños. ¡Un vestido nuevo!... No, de todos modos
mamá me va a comprar uno, y éste desaparecerá en un minuto.
¿Qué elijo entonces?"
Arturo pasó largo rato pensando en ello. Era un milagro. ¿Por qué la
magia no había desaparecido transcurrido un minuto? Él había
inventado la alfombra y era alumno de primer curso, así que la magia
no debería haber durado más allá de un minuto... Como Juan no
encontraba la respuesta, decidió ir a preguntar a un sabio profesor
que conocía todos los secretos de la magia. El sabio maestro escuchó
muy atentamente la historia que Juan le relató y no pudo evitar reír
con todas sus fuerzas. Después, pasó tiernamente su mano por los
cabellos del niño y pronunció unas palabras que quedarían grabadas
en su corazón:
"Recuerda esto, mi pequeño amigo: la magia
que hacemos para los demás, nunca desaparece. Permanece PARA
SIEMPRE"
"Pero ¿ella qué sabe? ¡No tengo ni idea de quién te hizo un regalo!
Cuando abrió la caja, encontró una cesta, una bomba de aire y unas
gafas de sol.
"Monita, aquí tienes una bomba de aire. Con ella podrás hinchar la
rueda y seguir con tu paseo en bici", dijo el
conejito.
"Sí, ¡todo va muy bien! Te he traído estas gafas de sol para puedas
verme a mí y también todo lo que hay a tu alrededor", contestó el
conejito muy alegre mientras colocaba las gafas sobre la nariz del
búho.
La historia que narra cómo el autobús Velocín aprendió a ser feliz y fuerte
ayudando a los demás. La vida en la gran ciudad estaba llena de actividad. Las
personas se arremolinaban en las aceras y los automóviles fluían como ríos por
las calles. Los taxis, autobuses y trenes iban y venían desde muy temprana
hora hasta bien entrada la noche.
Transportaban a los pasajeros a su destino e intentaban que ninguno
llegara tarde. Sólo un joven autobús que se llamaba Velocín siempre
viajaba vacío. Velocín era un autobús inquieto y muy egocéntrico. Por
las mañanas, cuando las personas iban presurosas a su lugar de
trabajo, sin ningún cuidado corría por las calles, volando los
sombreros de los transeúntes y haciendo sonar el claxon en las
intersecciones.
-Vi a unos niños que iban en una salida escolar a ver una película,
contestaba Velocín
Cierto día, Velocín se encontró en una calle angosta. Era la hora pico
y él tenía prisa para rebasar la inmensa fila de automóviles que
ocupaba varias cuadras.
Por la mañana, Velocín se paró frente las puertas del hospital con la
máquina de su corazón brincando cada vez más fuerte. De pronto el
niño salió corriendo hacia él gritando alegremente. Trató a Velocín
como a un amigo a quien hace mucho tiempo que no saludamos.
Todas las flores discutían cuál de todas era la mejor. Pero cuando la
gente venía a visitar el jardín, no discutían más. Cada flor permanecía
quieta y muy orgullosa para que las personas opinaran que ella era la
mejor.
Un día el jardinero vino al jardín. Las rosas rojas abrieron sus pétalos
para brillar. Las margaritas blancas se estiraron para resplandecer.
Los crisantemos amarillos, a su vez, se inclinaron hacia la luz del sol
para lucir más. Cada flor estaba segura que el jardinero diría que ella
era la mejor. Pero el jardinero sólo se sonrió y dijo: "Todas mis flores
son tan bonitas".
De pronto, las flores se dieron cuenta que cada una de ellas era la
mejor. Pero sólo cuando el jardinero hizo el ramillete de flores, se
convirtieron en algo muy especial. Finalmente, todas las flores fueron
felices.
MARÍA EN EL PAÍS DE LOS COLORES
Nadya Rafaeli
Una tarde, María sintió que tenía mucho sueño. Había empezado a
dibujar cuando notó que sus ojos se cerraban y no conseguía abrirlos.
Por eso, los trozos superiores platicaron los pensamientos del pintor a
los otros trozos. Pero algunos trozos peleaban y discutían en el
basurero. Cada trozo clamaba que él era la parte principal del cuadro
y por ello merecía un trato especial y el mejor lugar en el basurero.
Los trozos empujaban a sus compañeros y los cortaban, sin entender
que esto los alejaba de la perfección pasada.
Los trozos no entendían cómo formar de nuevo el cuadro completo.
No es fácil volver a la galería del pintor y es aún más difícil "revivir"
su trabajo y sentir la perfección que él puso en el cuadro.
Los trozos sólo deben engancharse uno con otro y salir del basurero.
A esta salida todos están invitados: independientemente del color, de
la forma y del tamaño. El trozo más pequeño y el más grande son
igualmente importantes; lo principal es que cada trozo cumpla su
función. Todos siguen adelante.
Algunos caen de nuevo pero hay muchos trozos que desean salir.
Todo está preparado en el basurero para el empujón definitivo. Lo
principal es comenzar. De este modo, aquellos trozos que están abajo
también verán el cielo.
UN CUENTO SOBRE UN ARROYO
"¡Ja, ja, ja!" rió el lago. "¿Por qué iría yo a darle agua a los demás? Si
lo hiciera me volvería yo también muy pequeño."
"Ve a buscar agua a otra parte", replicó el lago muy molesto. "Y no
me toques con tus pezuñas lodosas."
La cabrita se puso muy triste, pero ¿qué podía hacer? Estaba a punto
de partir cuando de pronto escuchó una vocecita, "Cabriiiita, ven para
acá. Soy un arroyito que nadie nota, pero tengo agua suficiente para
ti. Bebe toda la que quieras."
"Lago, estamos agotadas y aún nos queda un viaje muy largo por
delante. Por favor, permítenos beber."
"¡Si, claro!", replicó el lago furioso. "Tienen las plumas llenas de polvo
y no soporto el polvo. ¡Váyanse lejos de aquí!"
"¡Mamá Montaña!"
"Hay nieve en tu cima. Se está derritiendo bajo los rayos del sol,
convirtiéndose en agua. Dame un poco de esa agua y podré ayudar al
conejo."
"A pesar de ser tan pequeño, tienes un gran deseo por ayudar a los
demás. Haré lo que me pides", replicó la montaña.
De inmediato, toda el agua que antes bajaba
desde la cima de la montaña hasta el lago, empezó a fluir en
dirección al arroyo. Y antes que el lago pudiera decir palabra, se
había convertido en un pantano seco. Entretanto, el arroyo se
convertía en un ancho río. Rápidamente llegó hasta el conejo, sació
su sed, lavó sus heridas y siguió bajando hasta el mar, ofreciendo a
todos agua fresca y cristalina.
"¿Puedes ver ese gran cuerpo de agua?" decían los animales. "Alguna
vez fue un arroyito, pero el deseo de ayudar a los demás lo convirtió
en ese caudaloso río que fluye hasta el mar."
EL PAÍS EL OPUESTO
"Sí, tenemos un poco de hambre, pero aún nos sobra fuerza para
trabajar. ¿Te gustaría que excaváramos otro pozo de agua en tu
casa?" preguntaron los trabajadores
Hasta que un día un hombre muy sabio llegó a este país. Lo único
que sabía hacer era sentarse a pensar.
Sólo hay una diferencia entre el país de "El Opuesto" y los demás
países. En el país de "El Opuesto" todas las personas tratan de tomar
lo menos posible para sí mismos y dan lo más posible a los demás. Es
porque en este país de "El Opuesto" todos se aman entre sí y en
consecuencia son muy felices.
LA IMPORTANCIA DE LA AMISTAD
Una historia sobre un bebé, sus ojos, sus manos y sus pies. Había una vez un
niño pequeñito. Aún era un bebé y no sabía decir nada excepto "mamá" y
"papá". Pero los ojitos, las manitas y piecitos del bebé ya sabían hablar. Y una
noche, cuando el niño estaba acostado en su cuna, empezaron a discutir sobre
quién era más importante.
"Nosotros somos los más importantes," afirmaban los ojos. "Sin
nosotros, los pies no sabrían por donde ir y las manos no sabrían qué
tomar."
"¡Que tontuelos son todos ustedes!" les dijo. "¿No se dan cuenta que
ustedes por sí mismos son inútiles?" Pero, todos unidos forman un
organismo, ágil y fuerte. Y sólo son importantes si trabajan juntos
para que el niño pueda correr, jugar y descubrir el mundo. A ustedes
se les encomendó una tarea muy importante: proteger a este
pequeño y ayudarle en todo lo que puedan. ¡Y aquí están todos
ustedes discutiendo entre ustedes!"
Cuando las manitas, los piecitos y los ojos escucharon las palabras
del duende, se avergonzaron mucho. Se dieron cuenta que TODOS
eran muy importantes para el niño y eso los hizo muy felices. Nunca
más volvieron a discutir, sino que fueron amigos y trabajaron juntos.
Y el bebé creció y fue un niño grande y alegre. Porque en donde hay
armonía y amistad, todos están felices y contentos.
EL PEQUEÑO HIPOPÓTAMO
Una historia sobre un pequeño hipopótamo que fue feliz al encontrar un amigo.
"¿Conocen ustedes a nuestro pequeño hipopótamo?" "Espera un momento...
¿hablas de un pequeño hipopótamo?"
"Aguarden, les contaré desde el principio cómo fue que el pequeño
hipopótamo se convirtió en el más feliz del mundo. ¿Qué cómo
ocurrió, preguntan ustedes? Escuchemos la historia...
"Yo sé por qué estás tan aburrido. Te encuentras muy solo. Eso no
está bien, ¡necesitas un amigo!"
"No estoy seguro, pero lo dudo. ¿Vamos a echar un vistazo, tal vez
alguien no haya querido un amigo y lo abandonó por ahí? ¿O, alguno
ande perdido?"
"Lo sabía," dijo el hipopótamo cada vez más triste. ¡Siempre estaré
solo! ¡Nunca tendré amigos!"
"Para que el árbol crezca, necesito dar agua a las raíces," le contesté
Un cuento sobre el malvado rey que aprendió a amar a todos. Hace mucho
tiempo había un rey muy malvado. Con mucha frecuencia lastimaba a los niños
y a los adultos. ¡Era un tirano ruin y perverso que odiaba a todo el mundo!
Un día de verano el rey se asomó por la ventana y afuera vio a un
forastero de pié frente a su castillo. Toda la muchedumbre se reunía
alrededor de él. El forastero conversaba y todas las personas reían. El
malvado rey odiaba la risa y la alegría. Así que ordenó a sus guardias
tomar como prisionero a ese hombre y echarlo al calabozo. Y así se
hizo.
"No, no estoy allí", dijo el extraño con una sonrisa divertida, "yo no
soy una persona como cualquier otra. Soy un mago. Y, tu y yo vamos
a partir en un viaje juntos."
"Es la conexión que hay entre todo lo que existe en el planeta. Todas
las personas dependen una de otra, y todas las plantas y las animales
a su vez dependen de ellas. Todos son parte de un solo organismo.
Estos hilitos son la energía del amor y la bondad que les permite a
todos vivir felices y alegres. Si las personas rompieran estos hilitos de
amor con el odio, la hostilidad, el engaño, la avaricia, caería sobre
ellos el sufrimiento y la tristeza. Lastimar aunque sea a una sola
persona, provocaría destrucción y desgracia para muchas personas.
Podrían destruir a los animales, las plantas y la vida."
¡Todo esto significa que todos vivieron muy felices por siempre en
armonía, alegría paz y felicidad!
CABALÁ PARA NIÑOS
SELECCIÓN DE CUENTOS
TOMO 2
2010 – 2011
Contenido
1. Sobre la Cabalá
2. El elefantito desobediente
3. El pequeño barco
7. Princesa Maya
9. El niño invisible
SOBRE LA CABALÁ
Por Rav. Dr. Michael Laitman
1) ¿Qué es la Cabalá?
"Pienso que uno tiene que tener un talento para eso..." argumentó el
Tacto.
5) Israel
7) El deseo
8) El cuerpo
9) La espiritualidad
Tal vez todos ustedes saben que en África viven elefantes. Son los
animales más grandes en la tierra. Y además ellos son conocidos no
sólo por ser los más grandes, sino también porque sus cachorros son
los más educados y obedientes en la Sabana.
"¿Y qué?", preguntó el elefantito. "El puerco espín pinchó con sus
agujas largas y agudas mis dos patas delanteras y ahora no puedo
caminar y regresar a casa".
"Sube a esa colina. Hace poco hemos oído de allá voces de elefantes.
Tal vez te llamaban".
El barquito sabía que esto era gracias a que todos los que navegaban
en él trabajaban juntos. El ancla, la vela, las redes, y el timón - todos
querían que el barco tuviera éxito - así que cooperaban juntos, cada
uno realizando la tarea que mejor sabía hacer.
El ancla sabía cómo anclarse en el fondo del mar para que el barco
pudiera parar de manera segura. La vela sabía cómo atrapar el viento
para que el barco se deslizara rápidamente entre las olas. La red
sabía cómo desplegarse en el agua para que el barco pudiera pescar
cuantos más peces. Y el timón sabía cuándo tenía que virar a la
derecha o a la izquierda para que el barco no se extraviara o chocara
contra un iceberg.
Pero un día en el que el viento fue especialmente travieso, llegaron
los problemas.
"Un momento" dijo la Vela. "¿Por qué tengo que subir yo siempre
hasta el mástil y dejar que el viento me agite? ¿No puedo nadar como
la Red aunque sólo sea por una vez? Ella salta y salpica en el agua
todos los días"
"¿Has oído eso? ¡Ja, ja, ja!" Pirata no pudo evitar reír."¡La vela quiere
ir al agua! Red, ¿tú qué opinas?"
"¡Ja, ja, ja! ¿Dónde se ha visto una red sin agujeros?" se reían los
peces mientras hacían cosquillas a la vela con sus aletas.
Pero como aquel día, todos habían intercambiado sus tareas, Pirata
voló hasta el puesto del Capitán para leer el mapa. Justo a su lado, la
boya salvavidas intentaba gobernar el barco como si ella fuera el
timón. Pirata intentó con todas sus fuerzas hacer cambiar de rumbo
al barco, pero no había manera.
"¡Viramos el timón a babor! Y ahora otra vez... hacia babor! ¡Un poco
más!" ordenó Pirata con su nariz pegada al mapa.
Todos suspiraron con alivio. ¡El barco tenía razón! Así que decidieron
volver a sus puestos lo antes posible. Pero, ¿dónde estaba el Capitán?
"Arriba esa vela, la red al agua. Pirata, sujeta el timón. ¡Allá vamos!"
ordenó el Capitán con alegría.
Desde ese día, todos trabajan juntos con alegría. Habían comprobado
que su propio bienestar no era tan importante como lograr trabajar
en equipo. ¡Y se habían dado cuenta de que eso era lo que realmente
les hacía felices!
Había una vez un niño llamado Marcos que parecía un niño como los
demás. Pero Marcos era un niño muy especial. No era que no le
gustara jugar o montar en bicicleta, como a todos sus amigos. Lo que
hacía a Marcos tan especial era que él sólo creía en las cosas que
podía ver, tocar o probar.
Mientras que sus amigos nunca dudaban de las cosas que aprendían,
Marcos era muy escéptico con todo lo que no podía comprobar. Tenía
serías dudas acerca de la electricidad, pues no podía verla. Incluso
dudaba de que la Tierra fuera redonda: todo lo que veía a su
alrededor no era más que suelo plano.
Pero hasta los mismos magos confiesan que cada truco no es más
que una ilusión. Con mucha práctica y manos ágiles, son capaces de
hacernos creer que sus trucos son reales... ¡pero no lo son! Y Marcos
lo sabía muy bien. "¡Qué tontería!" solía pensar,
"Los magos no existen, sólo existen en los cuentos de hadas".
"La magia sólo funciona si la gente recuerda que fui yo quien les
ayudó. Pero normalmente se olvidan de ello y todo se desvanece".
"Me parece que no lo entiendo..." confesó Marcos.
"Mi deseo debería ser para la abuela, ¡para que se recupere!" pensó
Marcos. "Pero si me olvido de que fue el mago quien la curó, volverá
a enfermar de nuevo... No, entonces mejor otro deseo. ¿Y una
bicicleta? Pero si cuando empiece a montar en ella me olvido de que
es mágica... la bicicleta desaparecerá".
Marcos bajó del autobús y fue hasta su casa caminando por la acera.
Su casa estaba exactamente igual que aquella mañana, cuando salió
de ella para ir a visitar a su abuela. Pero en el mismo instante que
abría la puerta, oyó que sonaba el teléfono: era su abuela.
Introducción
Para el niño sabio
¿Saben ustedes por qué los abuelos son los mejores contando
leyendas? ¡Porque las leyendas son la sabiduría misma de la Tierra!
Todo cambia en nuestro mundo, pero las verdaderas leyendas
permanecen.
Pensó para sus adentros: ¡Ya lo sé! Voy a hacer una piedra, pequeña,
pero muy bonita La tendré en mi mano, la acariciaré y siempre vivirá
a mi lado. Y, estaremos juntos, la piedra y yo, porque... es muy triste
estar solo.
El buen mago agitó su varita mágica una vez más y ¡Chac! Apareció
una flor justo al lado de su silla. Con sus pétalos rosados y sus
delicadas hojas, la flor era justo lo que él había imaginado.
Una vez más, el mago se decía: ¿Es esta la forma de tratar a un buen
mago? ¿Por qué esta hermosa flor no me corresponde? ¿Tal vez
debería hacer más flores? ¿Quizá van a corresponder a mi amistad?
El mago estaba muy triste al ver que aquel cachorro tan precioso que
jugaba alegremente y lo seguía a todas partes no podía corresponder
a toda la bondad de su corazón que quería compartir.
Al igual que con la piedra y la flor, el mago hizo toda clase animales,
gatos, insectos, peces, serpientes, monos, pájaros y osos. Sin
embargo, ni un solo animal podía comprenderlo y ser el amigo que
buscaba.
Pero, para que sea como yo, tendrá que percibir y apreciar lo que le
doy. De esta manera, va a corresponder a mi amor y hacer por mi lo
que yo hago por él. Así ambos seremos felices.
Durante tres días y tres noches, el mago se sentó en su roca mágica
y reflexionó en su próxima creación. ¡Finalmente, tuvo una idea
brillante!
¿Por qué no hacer un hombre? ¡Si, qué gran idea! ¡Podría ser un
verdadero amigo! ¡Podrá ser como yo! Si lo hago tal como debe ser,
le va a gustar lo que a mi me gusta, y va a apreciar lo que yo le dé.
Va a necesitar un poco de ayuda y después seremos muy felices y
nunca más estaremos solos.
Pero, ¿por qué alguien que no conoce al mago, que tiene una
computadora, el fútbol y toda clase diversiones de pronto querría
descubrirlo? ¿Cómo podría alguien así conocerlo y amarlo? ¿Puede
este hombre ser el amigo verdadero del mago y decirle, ven mi buen
mago, ven junto a mí y seremos felices, pues yo sé cuán triste es
estar solo?
Para que el hombre fuera tan sabio como el mago, igual de poderoso
y con gran corazón, el mago tenía que enseñarle a realizar los
mismos prodigios que él. Pero un ¡Chac! no era suficiente. Era algo
que el hombre tenía que realizar por sí mismo.
Justo cuando sintió que no podía soportar estar solo un minuto más,
el portón de la torre se abrió. Y, sí, el gran mago, su amigo
bondadoso y de buen corazón vino a su encuentro y le dijo, Ven, ven
a mi lado, pues es tan triste estar solo.
A partir de ese día, han sido los mejores amigos, siempre juntos. No
hay felicidad mayor que la amistad.
FIN
LOS DOS COCINEROS
Igal Reznik
El pescado que Freidor había preparado tenía tan buena pinta, que
parecía brillar más que las sartenes metálicas en las que se había
cocinado. De hecho, su aspecto era tan apetitoso que Freidor ya no
quería añadirle la salsa de Hervidor.
"¡Camareros!" llamó.
En un país lejano, vivían un rey y una reina. Ellos tenían una hija
única, la princesa Maya, muy bonita, de ojos azules y pelo rojo.
Todos los ciudadanos del reino amaban a Maya por su buen carácter.
Un día, Pedro vio por la ventana a unos niños que jugaban fútbol.
- ¡Oigan! ¿Qué pasa? ¡Yo les hablo a ustedes! - gritó Pedro con rabia.
Sin embargo, ningún niño escuchó sus palabras.
"Algo está mal aquí" pensó Pedro. Intentó detener a uno de los niños
que corría en la cancha de fútbol pero... ¿qué es esto? La mano de
Pedro pasó a través del cuerpo del niño sin detenerse.
Pedro trató de detener a otros niños pero poco tiempo después se dio
cuenta que no podía hacerlo. Pasaba algo increíble: los niños pasaban
a través de él como a través del aire...
- Amigos, quiero jugar con ustedes, por favor - gritó Pedro con la voz
temblada de emoción. Los niños detuvieron el juego y, con una gran
sonrisa, miraron a Pedro.
- ¡Qué bueno! ¡Ya no soy más invisible! -gritó con alegría Pedro y
corrió al arco.