The Cuban Team
The Cuban Team
Antología
© Soleida Ríos
© Reina María Rodríguez
© Juan Carlos Flores
© Carlos Augusto Alfonso
© Omar Pérez
© José Ramón Sánchez
© Oscar Cruz
© Jamila Medina
© Javier Luis Mora
© Legna Rodríguez
© Marcelo Morales
Hypermedia Ediciones
Tel: +34 91 220 3472
www.editorialhypermedia.com
[email protected]
Infanta Mercedes 27, 28020, Madrid
ISBN: 978-1523640270
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legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o
cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los
titulares del copyright.
SOLEIDA RÍOS
OMAR PÉREZ
MARCELO MORALES
OSCAR CRUZ
JAVIER L. MORA
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La maldita circunstancia de los bodrios por todas partes
Para nadie que haya estado al tanto del mundillo editorial cubano en los
últimos años, es un secreto la proliferación de selecciones y antologías que
bajo un pretexto, por lo general de índole temática, dan rienda suelta a las
más terribles de las maquinaciones y ponen a circular tomos tras tomos
de mazamba, que van desde la bandera cubana a la Virgen de la Caridad
del Cobre, y de esta a la hoja tersa del tabaco, pasando por fetiches como el
agua, los peces de colores o los nacidos después del 70, el 80 y más allá. No
queda ante el llamado de estas intenciones «muñeco con cabeza». Todos sin
excepción entramos allí, en un juego tenaz convertido en modus vivendi
por unos cuantos bienamados de la Terna. La mayoría de estos engendros
adolece de lo mismo: no presentan un aparato crítico que haga factible su
existencia, la calidad de los textos deja mucho que desear, pues no es eso lo
que concierne y no tienen otro fin que convertirse, en un período brevísi-
mo de tiempo, en papel moneda, en algo que conocemos como «más de lo
mismo». De ahí que hubiera rondado mi cabeza desde hacía algunos años,
la idea de poner a circular una selección que apartara los ojos del tórrido
barullo. Fue entonces que tramamos J. R. Sánchez y yo (finales de 2010), a
partir del trabajo realizado desde la noria, armar La Invasión, una falange
que reuniera cuando más a 10 autores de la mal llamada «Generación 0»,
y que mostrara cómo esta estaba impactando el entramado nacional. Pero
este proyecto se varó, se detuvo en el tiempo por razones de agua y tierra.
Para ese momento, yo había reafirmado «La Purga», un proceso que inició
en febrero/marzo de 2009 y que vio culminación en el verano de ese año.
La Purga
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melaza. De aquellas «maravillas» me quedé con «cuatro gatos», los otros
con el fuego se expiaron.
La Selección
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nante para sus proyectos creativos. Carlos Augusto Alfonso, ha firmado
libros como Cabeza abajo y Cerval, con una perspectiva épica que hace que
sus textos se desplacen como máquinas de guerra entre lo culto y lo po-
pular, entre la Historia y las microhistorias cotidianas (escenas callejeras).
Un poeta cuyas búsquedas formales han devenido en un hermetismo tal,
que algunos críticos y/o poetas lo han considerado como un «neobarroco».
Su antología personal Protestante, publicada recientemente por Ediciones
Unión, lo emparentan en calidad, con autores como Ángel Escobar y Raúl
Hernández Novás. Omar Pérez, escribió Algo de lo sagrado, poesía mar-
cadamente civil, cuestionadora de las deformaciones político-sociales, que
trata de rescatar para el poema una musicalidad que le había sido negada
por la retórica insular y baldía que reinó en Cuba durante los últimos años.
Su trabajo como traductor de varias lenguas ha potenciado en su escritura
un territorio de constante experimentación formal y sintáctica, que puede
verificarse en volúmenes como Lingua franca y Crítica de la razón puta.
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emergentes. Sus libros Marabú y El Derrumbe, nos sumergen en una exca-
vación antropológica que pasa la cuchilla a ras de la podredumbre cívica,
política y moral que moviliza la materia del poema. La galería de persona-
jes variopintos, casi todos corruptos, corrompidos, personajes-mierda, le
impregnan al discurso una dosis importante de cinismo y humor tan ne-
cesarios a la poesía cubana de hoy. Ha trabajado en proyectos de libros aún
inéditos donde destaca Gitmo, extenso volumen de poemas sobre la Base
Naval de Guantánamo, donde se radicaliza su trabajo formal con el len-
guaje y se incorporan soportes documentales que amplían los significantes
del texto. Marcelo Morales, habanero, formó parte de una avanzadilla de
autores que hacia finales de los noventa y comienzos del 2000, perpetró sus
primeras escaramuzas líricas (véase: Javier Marimón, Aymara Aymerich,
et. al.). Ha mostrado una transición, un corrimiento desde sus primeros
sondeos (El mundo como objeto y El círculo mágico), donde se observaba
un planteamiento autorreflexivo, a ratos filosófico, de tono calmo, con una
mirada casi objetivista sobre el mundo y la condición jodida de la existen-
cia, hacia una mirada más radical en lo social y lo político (El mundo como
ser), convirtiendo su laboreo poético en un ejercicio de marcada civilidad.
Sus poemas han devenido formas breves, con una musicalidad y dinamis-
mo singulares. Jamila Medina Ríos, holguinera, residente en La Habana,
espíritu díscolo y juguetón. Su labor: tensionar el cuerpo y el lenguaje. Es-
critura púbica/pública —como ella la nombra—, plena de referencias mito-
lógicas, científicas, culturales. Escritura-río, fragmentaria, que hereda los
aportes de las vanguardias y del neobarroco latinoamericano. Su incursión
en el ensayo contemporáneo ha ensanchado de manera gradual sus posi-
bilidades expresivas, dotando su discurso poético (marcadamente lírico)
de una mayor contundencia y objetividad. Tiene publicados los poemarios
Huecos de araña, Anémona y Del corazón de la col y otras mentiras. Javier
L. Mora, bayamés recalado en Santiago. Ocupado en el estudio y deglución
de las vanguardias, entregó un libelo de franco planteamiento experimen-
tal: Examen de los institutos civiles. El aspecto anticonvencional de sus poe-
mas no arraiga en un premeditado o metodológico automatismo psíquico.
Es, así me parece, una mecánica de asalto que parte de la tradición, y va
contra toda jerarquía de las formas. Modos discursivos (diálogos, notas al
pie de página, enumeraciones, narración, escenas épicas) que se imbrican
agresivamente, haciendo menos notables sus diferencias. Apoyándose en la
distorsión de ciertos modelos imitados (clásicos o no), lo heterogéneo de su
discurso se manifiesta en las cerradas unidades de los textos, cuyas parti-
cularidades aseguran un dispositivo paródico que incide de forma efectiva
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en la fluencia dinámica de estos. Desarrolla una importante labor como
traductor de poesía italiana contemporánea. Cierra esta muestra Legna
Rodríguez Iglesias, escritora incendiaria. Ha incursionado en varios gé-
neros literarios. Dueña de un herraje singular que ha marcado a fuego a
varias bestias literarias a lo largo del país. Su discurso insolente, cuestiona-
dor y atravesado por altas dosis de sarcasmo, suele exasperar a mundele. Se
mueve con facilidad desde un registro más personal a uno más exterior y
mordaz con lo social, revelando su ingenio y poder asociativo. Emigró de
Camagüey hacia La Habana, huyendo del conservadurismo y la ganadería
local. Algunos años después, salió de la capital hacia Miami, —huyendo
de qué—, no sabría decirlo sino en verso (verso libre), y dejando en la rada
libros que registran su calidad como poeta: Tregua fecunda, El momento
perfecto y La gran arquitecta.
O.C.
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SOLEIDA RÍOS
Soleida Ríos (Santiago de Cuba, 1950). Poeta. Ha publicado entre otros, los poemarios El
libro roto (Ed. Unión, 1994) y (Ed. La Palma, Madrid, 2002), Escritos al revés (Ed. Letras
Cubanas, 2009 y 2011), Estrías (Ed. Letras Cubanas, 2013); las antologías Fuga (Eds. Unión,
2004) y Aquí pongamos un silencio (Eds. San Librario, Colombia, 2010), así como Poesía
infiel, selección de jóvenes poetas cubanas (Ed. Letras Cubanas, 1989). Cuentan entre sus
libros transgenéricos con El texto sucio, Libro cero, Secadero, dos tomos de sueños (modo
propio de intervención social) y El retrato ovalado (experimental, con otras 30 autoras)
(Thesaurus Editora, Brasilia, 2012).
UN SOPLO DISPERSA LOS LÍMITES DEL HOGAR
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la casa simula ser la casa y la lluvia simula
y lo que moja el falso techo no es más que fango diluido
pero el cuerpo también —en sus dos aguas— simula ser
el cuerpo era mentira
no hubo padre ni madre sino un cielo prestado
adonde fuiste a colgar unas palabras auxilio
el columpio se mece el planeta se vira de revés
compréndelo
la luz se invierte simula ser la luz
no es el tiempo el que dicta la corrosión de las palabras
allá en el tiempo de los asesinos
un niño terriblemente alucinado glorificó su edad
era mentira
(1987-89)
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REINA MARÍA RODRÍGUEZ
Reina María Rodríguez (La Habana, 1952). Poeta, narradora, ensayista. Ha publicado entre
otros, los poemarios Violet Island y otros poemas, antología personal, traducida al inglés
por Kristin Dykstra, (Ed. Green Interger, EE.UU., 2004), El libro de las clientas, (Ed. Letras
Cubanas, 2005), Catch and release, (Ed. Letras Cubanas, 2006), y Bosque negro, antología
personal, (Eds. Unión, 2014). Fundó y coordina el proyecto editorial Torre de Letras. Ostenta
la Orden de Artes y Letras de Francia con grado de Caballero desde 1999. Recibió en 2013
el Premio Nacional de Literatura.
LUZ ACUOSA
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monas— que colorean estos suburbios, las azoteas, los entrepisos arenosos o
metálicos del sentir (radicalmente ha cambiado la temperatura y un viento
helado y fuerte hace mecer las bisagras). hemos comido remolacha hirvien-
do. aquí y allá, suben amorfos los pedazos de zinc, los veo volar, me sobre-
cogen. la casa un barco en medio de las entrañas (varado), hiperplasia de
endometrio —ha dicho. habrá mucha sangre, profundas marejadas. yo uso
los rellenos de algunos animales de Elis, o muñeca de trapo, también lana.
todo sirve aquí para aumentar —si es posible esa distinción de cantidad— la
angustia. siempre mis amigos fueron, primero unos, alrededor de los vein-
te, después otros, a través de los cuarenta años, cavando de la vagina hacia
el corazón. se aproxima aún más la nube gris. tanta ansiedad por construir
una amistad y después parten (repetiré, volverán, seguro vuelven profanados
para convivir). mientras más me acerco, voy sintiendo los días como páginas
(lugar común) y el cuerpo de la obra, apurándose por consumir su tiempo
blanco. a medida que paso las páginas, convoco algún tono, cierto color, para
que parezca algo diferente. un azul francés, otro azul ultramar, algún áureo.
(los ojos que me gustan son color azul acero, aunque acepto las variantes).
los días, repito, más allá de un tono (truco), un movimiento oblicuo de color,
o la detención por instantes de una nube, como hoy, son idénticos (la sensa-
ción de la página que se llena con signos de hastío para detener la muerte, o
cambiar). y este ruido que conozco como un malestar, un zumbido que pica
la oreja manchándose por una mala prenda (no es oro todavía, siempre que
es mal vidrio). escribo aquellas páginas que me dan los días con sus diferen-
tes crepúsculos contemplados desde la hamaca (ahí mi lujo, mi obsesión de
preferir mirar la extensión que hace distinto un fin). estaba tan distraída, tan
entretenida, que nunca aceptaba la realidad (mi lujo) a la hora del mediodía,
con el intenso calor, abrir las piernas y dejar que esa lengua delgada ande otra
vez hurgando allí una vía de entrar a la ciudad, de conocer su ruido, saber si
yo era cierta a través de una capa de olores puros, o ácidos, mezclados (olores
que sobrepasan cualquier ph, tierra, virilidad, feminidad; olores que un per-
fumista esencial decidió combinar con tonos de rojos, fresa, claro, púrpura)
yo pesando qué estaría descubriendo allí bajo el vértigo, qué fórmula se haría
se haría de verdad de su saliva conmigo. una página pasa en el acto de abrir
y cerrar las piernas, y yo no sé qué estoy haciendo. cuántos sabores iguales,
únicos y distintos que tienes que reabsorber para elegir. pero la ciudad, que
ha ensanchado sus paredes rajadas (morfología de la célula) no se deja pene-
trar fácilmente. me subo el jeans. la vecina gritaba porque vio un paracaídas
con su paracaidista caer desde el fondo azulado, justo sobre su azotea —«un
mercenario», gritó—, y era solo un aerostato desviado por el viento (cuando
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te abrazo hay una reconciliación muy humana del mal, totalmente cálida,
cuya emanación —diría— da cuerpo a una presencia indispensable para es-
tar así, tan salvados en el miedo). mi barco sigue anclado de esta manera
de imaginarse: sucede un día tras otro y todos juntos parten a cambiar su
libro vivido, un libro que se cierra por otro nuevo, liso, sin marcas, aún no
ajado que enciende un deseo aún más poderoso que el anterior. (yo soy como
un libro con exceso de marcas, subrayados, algunos con plumón azafrán).
necesidad de describir la voz del útero: una voz blanda, matinal, grave, que
te adormece por ser atendida, muellemente amada dentro de sí, drenando.
nadie te acaricia por dentro. tu mamá va a hacer un dulce exquisito, una cosa
especial. la remolacha de hoy ya está hirviendo. al fin, somos mujeres. cuando
convido, los que convido no están allí. los otros son los que vienen. (Clarisse
con su vestido verde cosiendo un doblez tras otro que le permite recordar a
cada puntada, a cada paso, un poco de pasado) «el cordero blanco que fue
degollado desde la fundación del mundo…», Plantagenet con sus ladrillos
refractarios empalizando su obsesión; o Stephen Dedalus convertido en el
nombre de un gato arrabalero, mis personajes también se fueron. y Virginia
y Dinesen y los demás? todos muertos o prófugos. paren este juego infernal!
Ricardo Reis sigue riéndose desde el espejo, a la sombra de una horca donde
encuentro a Nerval, o el cristalito roto de la ventana donde, cuando abría las
piernas —y los ojos— veía a Santa Teresa, mirándome. es dulce de remola-
cha. esta ciudad que hemos construido lentamente con materia divina, con
muertos y sustancia de útero (angustia por sobrepasar un estado de angustia,
ego, y un pene tremendo, ya para mí, solo es literatura). claro, la vecina que
vio al mercenario caer no pensará lo mismo, ahí está la diferencia, ella espera
verdades. un pene es rosado? es sangre, resina de dragón? es sepia? tal vez
siena tostada (este libro del color me ha hecho comprender que apenas diviso
los matices, sus dolores). a veces me entretengo recordándolos. tú decías mi
nombre otra vez, como un lamento, como un fin y entonces, tu cara quedó
atrapada allí para siempre, en la ventana barco, junto a la cortina —que an-
tes fue una saya blanca— mi bandera de paz. tragué ese semen con miedo
a envenenarme (no era distinto, pero igual, era único). te poseías en mí. la
oreja manchándose con la lata color de desierto. hay aquí un misterio muy
singular. qué degradación debí sufrir a cambio? acaba de pasar la tempestad
y al fondo de los edificios mojados, leve ilusión de armonía, éxtasis, (intensi-
ficación o reducción de intensidad; los colores fríos y cálidos yuxtapuestos se
intensifican mutuamente). lo perfecto es el cuerpo y la sangre en sus altares.
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JUAN CARLOS FLORES
Juan Carlos Flores (La Habana, 1962). Poeta. Ha publicado Los pájaros escritos (Ed. Letras
Cubanas,1991), Distintos modos de cavar un túnel (Eds. Unión, 2003), la antología personal
Un hombre de la clase muerta (Proyecto editorial Torre de Letras, 2008) y El contragolpe
(y otros poemas horizontales) (Ed. Letras Cubanas, 2009). Ha experimentado con otras
formas de creación que incluyen fotografía, pintura, video arte, discos, happening, lecturas
performáticas y ha trabajado con grupos que mezclan diferentes formas de creación artística.
TÓTEM
B-u-e-y
En el centro del poema ⁄ comidos los bordes del poema ⁄ con ojos de buey
mira la realidad ⁄ desde el centro del poema.
«—Doctor, las huellas de sus patas por los surcos eran el poema, donde caía
el agua de su nariz abrían sus dedos, sus cabezas las flores quemantes del
poema—».
B-u-e-y
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CARLOS AUGUSTO ALFONSO
Carlos Augusto Alfonso (La Habana, 1963). Poeta. Ha publicado El Segundo Aire (Eds.
Unión, 1987), Población Flotante (Ed. Letras Cubanas, 1994), La Oración de Letrán (Ed.
Letras Cubanas, 1996), Fast Delivery (Casa Editora Abril, 1996), Cabeza Abajo (Eds. Unión,
1997), Cerval (Ed. Letras Cubanas, 2004), El Rey Sastre (Ed. Letras Cubanas, 2010) y la
antología personal Protestante (Eds. Unión, 2014). Tiene inéditos los libros Los pescados del
muro y El ladrón de Licario (Beca Dador, 1997). Es co-compilador de la antología de jóvenes
poetas Retrato de Grupo (Ed. Letras Cubanas, 1989).
JORDÁN
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esto que deformé en los controles
(para pasar controles)
con miles de pechares y de extras.
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los niños duerman solos,
se equivoquen de pasto, espadas de azadones,
con miles de pechares y de extras,
se le eche la culpa a la aridez del canto,
años que perdimos —en lo árido— luchando por el pase
en la oportunidad que «desmañane».
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OMAR PÉREZ
Omar Pérez (La Habana, 1964). Poeta y traductor. Ha publicado, entre otros, los poemarios
Algo de lo sagrado (Eds. Unión, 1996), ¿Oíste hablar del gato de pelea? (Ed. Letras Cubanas,
2009), Canciones y letanías (Ed. Letras Cubanas, 2002), Lingua Franca (Eds. Unión, 2008),
Crítica de la razón puta (Ed. Letras Cubanas, 2010). Ha realizado importantes traducciones
de los poetas clásicos ingleses, italianos y franceses, así como de poetas contemporáneos
norteamericanos y holandeses.
LOS RESPONSABLES NO SOMOS NOSOTROS
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no somos nosotros
el custodio conversa con el custodio en el idioma d los custodios
el delincuente conversa con el delincuente en el idioma d los políticos
el creyente conversa con el ateo en el idioma d los siquiatras
los responsables no somos nosotros
en la televisión se tratan d maestro a maestro
en la calle se tratan d ignorante a ignorante
en la escuela se tratan d víctima a víctima
los responsables no somos nosotros
hay miles q gritan viva viva viva
hay millones q callan callan callan
los responsables no somos nosotros
con las lápidas se hacen mesas para las cafeterías
con las bisagras se hacen tarjas para los dignatarios
con los testimonios se hacen telenovelas
los responsables no somos nosotros
en un páramo se perdieron 7000 vacas
en un estadio se perdieron 7000 toros
hay un martillo d aplastar testículos a la puerta del mercado
los responsables no somos nosotros
122
JOSÉ RAMÓN SÁNCHEZ LEYVA
José Ramón Sánchez Leyva (Guantánamo, 1972). Ha publicado Aislada noche (Ed. Letras
Cubanas, 2012), Marabú (Ed. Torre de Letras, 2012) y El derrumbe (Ed. Letras Cubanas,
2012). Es coeditor de la revista literaria La noria.
EL DERRUMBE
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Yo no soy una puta. Tómate la leche.
No me quiero venir.
Le voy a pasar la cuenta.
No es fácil no es fácil no es fácil.
¿Adónde tú vas? ¡So perra!
Nunca me he enamorado.
Quisiera enamorarme.
La culpa no es de nadie.
Yo soy el papi de las niñas. ¡No jodas!
La leche tumba los dientes. Fulano
no me comprende. Yo no le veo nada.
¿Adónde tú vas? Yo tengo quien me acompañe.
Vengo a tumbar a fulana. Tremenda puta.
Papi déjate la barba. Negro y pelado el tronco.
Senkiu. ¿Qué tú crees de la pornografía?
Yo lo amo. Lo que tú quieras. ¡No mires!
La segunda vuelta. No es fulano.
¿Cómo tú te llamas? Prueba con eso.
En los ojos no. ¿De verdad que tú quieres?
¡Cállate! Tú estabas a mano. ¡Sigue!
Es automático. ¡Métele!
152
Tú no puedes entrar por ahí.
Su mejor amigo. Tú eres mi maestro.
¡Qué rico! Tú no sabes nada.
Ahí es donde yo te decía.
Pasarte la lengua por el surco.
Desde hacía cinco meses.
Soñé que te habías ido con un hombre.
La misma habitación. ¡No me toques!
¿Qué tú quieres?
Hicimos el amor toda la noche.
¡Qué linda! Buena falta que me hacía.
¡Cojone! El papi de las niñas.
¿Tú crees que yo soy boba?
¡Guarda eso! Algunos conocimientos
de historia local. No es fulano.
No hizo falta decir nada. ¡Soy una mujer libre!
Tú estás flojo. Yo no voy a dejar a mis amigos.
No me busques. ¿De verdad que tú quieres?
Yo soy un hombre de la noche.
Son dignos de lástima.
Tuve que taparle la boca.
Senkiu.
153
(Viene un hombre a caballo).
154
No la voy a coger en la boca.
La mirada a través de un cristal.
La mentira. La búsqueda.
El miedo de encontrar
y el deseo de encontrar.
El deseo insaciable
y el arrepentimiento
no menos insaciable.
El odio. La venganza.
El hastío.
155
Melogena • Harry Chulo • Godo
Franki • Babosa • Wanderley
Ricitos • Makaró • Marcelular
Puercoespín • Picapiedra
Clare Quilty (suda y llora
se afemina y habla
de sus continuos viajes)
La Diva • el Profesor Cheetah
(académica voz de emitir vaciedades)
Cuenterito Canoso • Feto Irresponsable
Momia Pornográfica • Boquita de Rana
y el tres veces horrible Monstruo de Gila
acompañado de sus dos marionetas mestizas.
El funcionario que manda escritores
a cuidar vacas a un municipio cercano.
La funcionaria que grita: ¡No te voy
a dar un sueldo por escribir
en tu casa! El funcionario lascivo
que habla hasta de su madre.
El funcionario que dice Bastante he dado.
La Yegua Pecosa. El gigante
de ojos turbios y traje Power Rangers.
La Madre Superiora
con una mano en el cinto
y la otra acariciando a Peluche.
La homosexual borracha
diciendo que un hombre
la pondrá en su centro.
La homosexual furtiva
que le mira el culo a otras mujeres.
La gorda que le dio al invitado
el menor de los platos de comida.
La gorda que arrebata regalos.
(Esa familia tiene sus valores).
156
El perfecto padre de familia.
El que escribe.
El oficial de bigotes
(¿habrá ido a Angola?)
que le roba el salario a un recluta
y mata a un perro de un tiro en la cabeza.
El crítico que halla poesía en todas partes.
El Monstruo de Gila con un tarro en medio de la cara.
El Monstruo de Gila montado a un tren
quejándose de frío para que lo aprieten.
La Marioneta número 1 disertando
con nubes de pestífero aliento.
La Marioneta número 1 engordando
sin mejorar el aliento.
El calvo que tiene piedras en la lengua.
El viejo actor maquillado
que da piñazos en la frente.
La histeria homosexual.
Los jóvenes músicos que quieren meter
a Japón en una maleta.
El bailarín ansioso que habla sin parar.
El que escribe en el aire una prosa
de puro brete y malicia sofocante.
La que pone la mano en el hombro
después de haber masticado lengua.
La que pone la mano en el muslo
después de haber masticado glande.
El que tiene conocimientos de historia local.
La que admira esos conocimientos
y dice que le conviene.
¡Aguanta tu perro que no muerda mi canilla!
A la gente hay que comprenderla.
Esa familia tiene sus valores.
¡Bruta!
157
La madre y las hermanas.
No la voy a coger en la boca.
158
Este derrumbe no avanza
con lindas figuras retóricas.
Lo impulsa la inercia de la cloaca.
Mentira. Pretende salvarse.
Hundirse y de paso enseñar
la ridícula historia.
Continuemos.
La rubia y la mulata.
¿O son una las dos?
Flores de un mismo tallo:
pétalos blancos pétalos malvas.
Pezones rosados y carmelitas.
Un día caminó hacia mí
moviendo las nalgas.
El impulso de tocarla fue tan grande
que no pude contenerme.
Otro día me enseñó los senos
y varias veces el blúmer.
(Yo también tengo ganas).
Le toqué las estrías del vientre
le mordí una mano y le besé
los lunares de la nuca.
(Ha sido mi Gerty MacDowell
con una leve inclinación de espalda).
No soy un santo:
busco matarme en las palabras.
Mentira. Todo está por decir.
Las palabras se agotan en sí mismas.
Todo está por decir.
159
imposible que construyen.
Abajo la vida que no permite la libertad.
160
Pero es que somos demasiado idiotas.
Continuemos.
161
No ese mundo imposible que usted dice
sino motivos para cambiar la vida.
¿Y la Isla?
Ya sabemos:
la Isla no existe.
El muerto es una isla.
El Cosmos está muerto y nosotros
lloramos en su funeral.
Un funeral muy largo.
Lleno de interrupciones
porque dicen que el funeral
se expande infinitamente.
Como una flor carnívora
que se abre para coger su presa.
[…]
Lo vamos a coger.
Que siga el llanto
que lo vamos a coger.
Esta flor no se detendrá.
Va a seguir el derrumbe.
¿Hasta cuándo?
Hasta que la pinga del espíritu se me caiga.
162
¿Hasta cuándo matemático de las palabras?
Háblanos mejor de mujeres.
La mujer es un ser cobarde y dañino
que le vuelve un infierno la vida a cualquiera.
La mujer es un ser sensible y hermoso
que justifica la vida de cualquiera.
163
Mañana volveremos a empezar.
Nada culmina. Lo vamos a coger.
Sí.
La rubia y la mulata
se intercambian flexibles.
Juegan entre sí y conmigo.
Se confunden y brotan transparentes
una de la otra. Ríen.
Nada tiene importancia.
Lo vamos a coger.
164
Los ojos claros. Los ojos
que no se dejan engañar de retórica.
Ojos que pronuncian la pérdida.
Yo debí ser un par de garras
en el fondo de tus ojos sin retórica.
Ojos que pronuncian la pérdida.
165
Carlos Manuel • La Avenida
San Lino • La Avenida • Carlos Manuel
Ahogados • Pedro A. Pérez
El Güiral • Yacabo • El Níspero
La Comunal • Trinidad entre
San Pío y Rastro • Tulipán y Loma
17 Norte y 4 Oeste.
166
Danza: cuerpos que se devoran.
Quiero tu hendidura.
No la odio: ya la odié.
Tu hendidura que yo quería romper
y pasar del otro lado de ti misma.
Más allá de ti. A la otra realidad.
Abre bien las piernas. ¡Oye!
(y tu voz era cariñosa)
ya tú no puedes entrar por ahí.
Baja un poco. Dale.
No vayas a gritar.
Ya terminé.
167
su hedor acumulado
como un autorretrato de fuego.
168
MARCELO MORALES
Marcelo Morales (La Habana, 1977). Tiene publicado, entre otros, los libros de poesía
Cinema (Ed. Letras Cubanas, 1997); El mundo como objeto (Isla Negra Editores, 2006); El
Círculo mágico (Ed. Letras Cubanas, 2007) y Materia (Eds. Unión, 2009).
¿Qué estás pensando?
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Yo pienso en todo ese humo contra los mosquitos, en todas esas cadenas de
oro falso, en mi esqueleto en una caja allá en La Habana, en todas esas rayas
que dividen la calzada y pienso en el destino y en las moscas que tropiezan
contra el vidrio y en todos esos bancos de hospitales bajo el alma y en mis
padres que envejecen y en mis padres juntos y pienso en el amor, sobre
todo, siempre pienso en el amor, más que nada, pienso en el amor, más allá
de todo, siempre pienso en el amor y pienso en gente llevando flores a los
muertos y pienso en las flores y en los muertos y en lagartos que se tragan
a mosquitos y en mosquitos y pienso el Big Bang como acto de violencia y
en el mundo como acto de violencia y en los collares de la cobra como un
acto de violencia y pienso en las almas gemelas, en estados que nos llevan
hacia el miedo y pienso en el miedo y el poder, sobre todo siempre pienso
en el poder, el punto azul de la bomba, el punto crítico. Y en el amor, sobre
todo, siempre pienso en el amor.
Yo pienso en los cristales de la nieve y en paisajes de un milímetro de
diámetro y en organismos de un milímetro de diámetro y en universos de
un milímetro de diámetro y pienso en cosas que han vivido sin ser vistas
y en la estructura de la célula y en las olas que se elevan sobre el muro y en
pancartas con consignas socialistas y en moléculas de ADN y en los close
up de las películas del oeste y en el peso de la luz y en la onda de la luz y en
la punta enrollada del helecho y en los días de mercurio y en las lágrimas
de las lámparas de araña y en nosotros convirtiéndonos en otros y en no-
sotros convirtiéndonos en otros y pienso en mitocondrias y electrones y el
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espacio y en colillas aplastadas contra el piso y en nosotros convirtiéndo-
nos en otros y en nosotros convirtiéndonos en otros y en estrellas que mi-
ramos en pasado, la cara de Jackie Chan descascarándose en un bolso y en
los tres mil de la luz en un segundo y en nosotros convirtiéndonos en otros
y en nosotros convirtiéndonos en otros y en nosotros convirtiéndonos en
otros y en nosotros convirtiéndonos en otros.
Yo pienso en el centro del sol y en el cable enrollado del teléfono y el
formol de las manos de Guevara y en las raíces de los bosques y en los
colores del lagarto y en tomografías de pulmón y en los dientes delanteros
de las ratas y en nosotros convirtiéndonos en nada y en nosotros convir-
tiéndonos en nada y en nosotros convirtiéndonos en nadas y pienso en las
rayas de la cebra y el boquear de los pescados en la tierra y en el bacilo de
koch y en el eureka y en nosotros convirtiéndonos en nada y en nosotros
convirtiéndonos en nada y nosotros convirtiéndonos en nadas y pienso en
el gas de Júpiter y en nosotros convirtiéndonos en otros y en nosotros con-
virtiéndonos en otros y pienso el quantum y el enredo y en la noche que se
extiende por los campos, el vacío que contiene la materia, el latido de mi
tía en la pantalla y pienso en el núcleo del sol y pienso el centro del sol y en
nosotros, convirtiéndonos, en otros.
Yo pienso en esos objetos en el suelo donde se trancan las varillas de las
puertas y en la mancha de Gorbachov y en el verde de los paños de hospital
y en el sentido de la lluvia y en la consciencia de la célula y en el azul de
Urano y en los anillos de Urano y en las playas que se esconden en las perlas
y en la electricidad de las neuronas, los relámpagos de nuestro cielo mental
y pienso en las alas prietas de las gallinas prietas y en los quilos y en el óxido
en la güira y pienso en Bosnia e Hiroshima y en Ruanda y en Bagdad y en
Nagasaki y en la electricidad de las neuronas y en las tormentas de nuestros
cielos mentales.
Y pienso en la UMAP y en la revolución de cuando era un niño y en
pioneros por el comunismo y en lo que ven los babalaos cuando empiezan
a morirse y en patria o muerte venceremos, la luz de Sachsenhausen sobre
hornos para infantes y pienso en arbeit macht frei y en las ondas de posi-
bilidad y en las partículas de experiencia y en el campo unificado y en la
liebre de los galgos y pienso en dios y en las carnadas. La coherencia entre
la pudrición y la peste, entre la muerte y la peste, entre la descomposición
y la muerte. Pienso en arbeit macht frei y en la muerte de Martí y en no me
pongan en lo oscuro y en la muerte de Fidel y en a morir como un traidor y
en la de Villena y Guiteras. Los ojos de Abel descansando sobre un plato y
pienso en meteoritos y en neones y en apellidos terminados en kovsqui y en
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las células muertas de cuando yo era un niño y en los ojos de Abel descan-
sando sobre un plato y en los ojos del Che tan abiertos en la muerte y pienso
en arbeit macht frei y en Guantánamo y en las papilas de la lengua y en el
sabor del hielo derritiéndose en la boca y en los átomos de hidrógeno y en
las cruces que se asoman en la vía. Yo Pienso en arbeit mach frei y en Va-
leriano. En la sonrisa de Bush y Berlusconi. Yo pienso en arbeit macht frei.
Yo pienso en los objetos artificiales de las ciudades del futuro y en el
calor de los iglúes y en la piel de las termitas y pienso en la claridad y en
el lóbulo frontal y en la red de las neuronas y en el pasillo del oncológico
cuando cae la noche y en la glándulas de la oncóloga cuando cae la noche y
en la soberbia de la oncóloga cuando cae la noche y en la perra de la oncó-
loga cuando cae la noche y pienso en la ambición y en la búsqueda y en mi
tía bajo la vía láctea y en marcelo bajo la vía láctea y en mi muerte bajo la
vía láctea y en nuestras muertes bajo la vía láctea y en esos mundos en los
que no voy a nacer, en los que no voy a morir, en los que nunca has nacido,
en los que nunca has muerto y en los palillos dentales y en los bosques
encerrados en los libros y en la madera de la páginas en blanco y en la fos-
forescencia de las rosas en la noche y en el amor de los perros y en las cosas
que no sé de mí y en las que voy a saber y en la voluntad del salmón y en el
mundo de los recién nacidos y en los ojos de los recién nacidos y en la lógica
del cardumen y en mi tía bajo la vía láctea y en mi muerte bajo la vía láctea
y en las especies extintas y el trabajo del bufón y la actitud de los bufones y
en los hombres bombas y en las bombas y en lo que ven los poetas cuando
empiezan a morirse y en lo que ven los poetas cuando empiezan a morir y
en lo que ven los poetas cuando empiezan a morirse y pienso en los cisnes
blancos de la nieve y en Praga y en la luna reflejada en dos mil charcos y en
lo que ven los poetas cuando empiezan a morirse, en lo que ven los poetas
cuando entran al círculo y en lo que ven las personas cuando empiezan a
morirse.
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OSCAR CRUZ
Oscar Cruz (Santiago de Cuba, 1979). Ha publicado Los malos inquilinos (Eds. Unión,
2008), Las posesiones (Ed. Letras Cubanas, 2009), Balada del Buen Muñeco (Colección Sur,
2013), Esto es solo Lo Peor (Selección personal), (Ed. Casa de Poesía, Costa Rica, 2014) y La
Maestranza (Eds. Unión, 2013; Eds. Aguadulce, Puerto Rico, 2015). Tradujo El pequeño, de
Georges Bataille (Eds. Santiago, 2010). Es coeditor de la revista literaria La noria.
EL MAL Y LA MONTAÑA
la Montaña
y todo lo que ella
representa.
la Montaña
tal y como fue: sin vacas
sin Reginos ni rebeldes.
la Montaña
que yo sigo y que me sigue
y que extiendo tras de mí
al caminar.
203
una región cada vez más provinciana,
gobernada por equipos sucesivos
de incapaces.
204
demolida y puesta a funcionar en el poema
una y otra vez.
pero
como el tiempo ha consagrado a la Montaña,
como el pueblo no podría
vivir sin la Montaña,
sería peligroso suprimirla de una vez.
dejemos de momento intacta a la Montaña,
solo con pequeñas correcciones.
205
JAMILA MEDINA RÍOS
Jamila Medina Ríos (Holguín, 1981). Filóloga y editora. Ha publicado los poemarios
Huecos de araña (Eds. Unión, 2009; Colección Limón Partido, Proyecto Literal, México
2011), Del corazón de la col y otras mentiras (Colección Sur, 2013) y Anémona (Ed. Sed de
Belleza, 2013). Obtuvo la Beca de creación Prometeo de La Gaceta de Cuba por «País de la
siguaraya» (2012) y «Hachas de San Juan (Guía práctica para la educación del carácter de
las niñas)» (2015).
LANGUSTIA
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huye de las compuertas los poros el encaje
cuida retrato de ti
si continuas dejando que te bailen
esos textos textos sobre la cabeza
que no te acabas de cortar
de hacer una sangría para extraer lo otro
si dejas se te prendan
ataduras al cuello
hilos que te indican pasadizos afuera (out of out of)
carne haciafuerade ti
si dejas que se aten cada uno a tu mano al pie
la mejilla (ofrecida):
repicarás en cien pedazos disgregado
—carnero
partícipe—
ojos colgando carafuera
es lasfixia lo que debes construir
hacia ti has de inclinar tu frente tuya
desdoblarte hacia ese espejo que has dejado empañar
enlutado (harto de barro)
la boca abierta la mirada como lapa al cristal
—observante del otro—
ta(r)jas ta(r)jas ta(r)jas
taxidermia de ti
sembrarse un sitio y zambúllete en tu boca :
gargantabajo para siempre.
no quiero ver(te) burbujas
barbotear borbotear desde tu labio
desesperado hálito
nostálgico del otro
palabras sueltas que pretendan (ll)amar
—aludan—
referente reflejo
respiradentro
tala tala tala
ten el pulcro civismo de presentar al aire:
una cabeza (por fin) descoronada.
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JAVIER L. MORA
Javier L. Mora (Bayamo, 1983). Poeta y traductor. Ha publicado Examen de los institutos
civiles (Eds. Unión, 2012). Tradujo El portero suplente y otros poemas del italiano Matteo
Fantuzzi (Eds. Santiago, 2014). Obtuvo la Beca de creación Dador de Ensayo por «Escribir
como se cazan gorriones: la poética del grupo Diáspora(s) y la escritura del desastre», ICL
(2014). Aparece en Revista Diáspora(s). Edición facsímil (1997-2002). Literatura cubana (Ed.
Linkgua, Barcelona, 2013).
EL ELEMENTO ÓPTICO
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LEGNA RODRÍGUEZ IGLESIAS
Legna Rodríguez Iglesias (Camagüey, 1984). Ha publicado entre otros, los libros de poesía
Tregua Fecunda (Eds. Ediciones Unión; 2012), Chicle (Colección Limón Partido, Proyecto
Literal, México, 2013), Chupar la piedra (Casa Editora Abril, 2013), El momento perfecto (Ed.
Matanzas, 2012); Dos uno cero, selección personal de poesía y cuento (Thesaurus Editora,
Brasilia, 2012) y La Gran Arquitecta (Colección Sur, 2014).
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